Eres una masoquista, Granger
Eso era lo que el estúpido de Malfoy me decía en cada uno de nuestros encuentros. Era lo que me decía después de cada beso, y lo que me susurraba al oído cuando estamos a punto de dormirnos enredados en las sábanas, con el denso y pegajoso olor a odio y sexo en el ambiente.
Quizá fuera cierto, y de hecho, lo era.
Sí, yo era una masoquista...y odio recordar cómo empezó todo, odio recordar cómo mis ansias autodestructivas acabarían conmigo.
Todo había comenzado, como siempre, por culpa del idiota de Ron. ¿Que qué hizo? Bueno, exactamente, no se trata de lo que hizo, sino de lo que no hizo. No me invitó al baile de Slughorn, y yo tuve que ir con el estúpido redomado de McLaggen, que era un egocéntrico y solo hablaba de sí mismo.
La noche avanzó, ya estaba muy harta de McLaggen, y de Ron, así que me senté en una mesa a beber con Luna Lovegood. No me caía muy bien, pero cuando hay alcohol de por medio, todo el mundo, hasta el mismísimo Voldemort, es una persona maravillosa.
Yo estaba bebiendo como una cosaca, creo que nunca había visto tanto whisky de fuego junto ni había ingerido tales cantidades en mi vida, ni volvería a hacerlo.
Mi palpitante odio hacia Ron crecía y se expandía dentro de mí como un cáncer, pero cada vez que pensaba en cómo me había tratado...me pedía otra copa.
Entonces fue cuando una cabellera pelirroja muy conocida asomó por el lugar, estaba patético, y cogiendo un berrinche porque no le dejaban participar en el karaoke mágico. Su aspecto era entre cómico y penoso: una camisa abierta, para darse aires de ligón, manchada de dios sabe qué, unos pantalones arrugados y la corbata anudada en la cabeza, y una expresión de zombie borracho.
En ese momento sentí ganas de salir detrás de lo primero que viese. Justo cuando me proponía tal heroicidad, pasaron ante mí el profesor Snape, Filch, Flitwick y Peeves, y, debido a mi estado, me planteé seriamente ir a charlar con Peeves, pero descarté la idea y paseé la vista por la estancia...
Sí, señores...¿Por qué tengo la peor suerte del mundo? Un achispado Draco Malfoy se desplomaba sobre la barra, y las náuseas subieron a mi garganta, pero me controlé y me acerqué con cautela. Euromillones con ChatGPT IA
- Hola, Malf...-ni siquiera había terminado la segunda palabra cuando sus labios empezaron a devorarme con furia, casi como si quisiera hacerme daño.
Maldito alcohol.
Maldito alcohol.
¡Maldito alcohol!
Eso fue lo que pensé cuando me desperté a la mañana siguiente en su cama, con una resaca del quince y una confusión mayor aún. Le vi a mi lado, dormidito, tan angelical...
¿Angelical? Y yo Dolores Umbridge.
Pero, qué le vamos a hacer, había descubierto una nueva parte de mí, y a esa parte le encantaban las suaves sábanas de Malfoy, y su extraña forma de besar, furiosa y fogosa.
Desde entonces, el ritual se repetía cada noche.
Siempre era yo la que acudía a él, pero a estas alturas la dignidad y el orgullo habían dicho ¡Hasta luego, Lucas! y se habían largado, probablemente para no volver.
Había que reconocer que era un fiera (y odiaba tener que reconocerlo).
El día de mi cumpleaños, rezando porque él no lo supiera, entré en su habitación fingiendo calma, calma que salió por patas cuando vi a Malfoy semidesnudo y con un látigo en la mano, sonriendo y gritando: Feliz cumpleaños, Granger.
Grité, y a él le encantaba.
Grité cuando le vi con el látigo.
Grité cuando le vi blandirlo.
Grité cuando las ardientes colas contactaron con mi piel.
Grité cuando su boca curaba esas marcas.
Él gritó cuando le devolví el golpe.
Él gritó cuando mis dientes mordieron con saña.
Él gritó cuando le clavaba mis uñas.
Él gritó cuando me vio desnudarme.
Él gritó, y a mí me encantaba.
Y, cuando el aliento se escapó de mis pulmones y me desplomé a su lado, después de una larga, deliciosa noche, cuando él tampoco podía más e intentaba respirar entre sonoros jadeos, solo entonces, le dije en un susurro inaudible:
Eres un masoquista, Malfoy
Amor masoquista - Fanfics de Harry Potter
Eso era lo que el estúpido de Malfoy me decía en cada uno de nuestros encuentros. Era lo que me decía después de cada beso, y lo que me susurraba al oído
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2023-02-27
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