Harry Potter y el Último Horcrux - Potterfics, tu versión de la historia

 

 

 

Lanoche era muy fría, incluso demasiado fría para ser a mediados de Julio. Nohabía un alma en las calles, y la neblina usual a esas horas engullía Londres. Salidosde la nada, se escucharon pasos que resonaron en la oscura calle de GrimmauldPlace. Una figura surgió fantasmalmente por entre la neblina. Su rostro estabaoculto por una capucha negra. Se detuvo unos segundos, balanceando el peso desu cuerpo de un pie a otro, haciendo que una farola que arrojaba una luz queprácticamente no podía penetrar la niebla, alumbrase nítidamente sus zapatos:Unas botas negras con estilo militar.

Lafigura miraba al suelo. Parecía esperar algo, o teniendo una lucha interna ensu cerebro. Comenzó con una débil carrerilla, después aumentó el paso parasalvar la calle, como si hubiese recordado algo repentinamente. Su jadeo quedóconvertido en un humillo banco, que escapaba rítmicamente de debajo de sucapucha negra. Patinó un poco al tratar de detenerse en seco, frente al espacioque había entre la casa número 11 y la 13.

 

Eracomo si hubiesen quitado una vivienda. Se quedó allí, jadeante, recuperándosede la carrera y miró hacia el espacio vacío entre las dos casas. Después alzóla cabeza hacia el cielo, pero era imposible mirar las estrellas, parecía quela neblina se las había tragado como por arte de magia.

Volvióa dirigir la mirada al espacio vacío, como si pudiese ver más allá del céspeddescuidado, y escuchar por encima del radio mal sintonizado que sonaba en lacasa vecina. Murmuró algo bajo su aliento, algo que sonó a: "Número 12, deGrimmauld Place".

Unchasquido llenó el aire. Y frente a la figura, surgió una puerta, luegoparedes, ventanas...

Frentea ella apareció, como inflada de la nada, una casa extra, una casa algo vieja,pero que sin duda alguna, era el número 12 de Grimmauld Place.

Ahora...murmuró una voz femenina por debajo de la capucha de la figura, solo me quedaver a Dumbledore.

Susintenciones de acercarse a la vivienda se troncharon al escuchar pasos. Alguienmás se acercaba por entre la neblina, caminando hacia ella. Lo podía sentir.Hubo un estallido, y donde antes estaba la figura, apareció un gato negro comola misma noche, de cola felpuda y extraordinarios ojos verdes. El gato se escabullóhacia los parterres del edificio vecino.

Enla calle se definió una segunda figura, con capa y túnica negra; Un hombre concapa. Observaba la casa que había salido de la nada. Sus finos labios securvaron en una mueca de frustración.

Yadebería haber llegado. musitó.

Elhombre giró sin encontrar nada más interesante y echó a caminar por la calle.Después de unos segundos, había sido tragado por la niebla.

Elgato permaneció entre los macizos de laurel, mirando hacia el lugar por donde sehabía ido el hombre. Se escabulló rápidamente por la calle, y se adentró en laneblina con un rumor de su cola felpuda.

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Elsol salió en Grimmauld Place, pero más bien parecía un día invernal, todaaquella neblina, que no era tan densa como la de la noche, seguía cubriendovagamente Londres. Unos arbustos se agitaron. De entre ellos surgió el gatonegro, y miró el espacio vacío que había observado esa misma madrugada. Trepópor algo parecido a una pared invisible, y luego desapareció.

Elvestíbulo del número 12 de Grimmauld Place estaba sumido en una oscuridadtotal. Pero eso era indiferente para el gato, cuyos ojos fluorescentesbrillaban sutilmente dentro de la habitación. Un estallido, y el gato se volvióhumano.

 

¡Lumos!

Unaluz iluminó nítidamente el vestíbulo. La intrusa avanzó por el pasillo, sindejar de observarlo todo. Sus ropas eran tan oscuras como las del hombre quetambién había decidido visitar la casa que existía y no existía. Alzó la varitapara iluminar unas cortinas negras, que se bamboleaban débilmente ante laesperanzadora brisa que se colaba por la ventana recién abierta. Sin pensarlo,las descorrió.

Enseguidaun cuadro grande saltó a la vista. En él había una señora mayor que estabadormida, o al menos lo estuvo hasta que se despertó por el resplandor de la luzque arrojaba la varita que había frente a ella.

¡INVADENMI CASA! chilló de repente blandió las manos como si quisiera destrozar la capuchanegra de la intrusa¡ESCORIA, ESCORIA! ¡LADRONES INMUNDOS! ¡NO MERECEN PISAR ELSUELO DE ESTA CASA...!

Lafigura abrió la mano contra la mujer del cuadro, como una orden silenciosa deque se callase. La señora dejó de gritar, su voz se perdió de repente, como sise la hubiesen arrancado de la garganta. Se agarró el cuello, sofocada,abriendo y cerrando la boca en maldiciones mudas.

Lafigura no prestó mayor atención al cuadro. Se dio vuelta y avanzó por elvestíbulo, mientras la señora del retrato seguía completamente sofocada,agarrando su garganta y presionándola, como un intento desesperado por recobrarsu voz. La intrusa se detuvo frente a un tapiz enorme y miró al encabezado.

LAMUY NOBLE Y ANTIGUA CASA BLACK

ÁRBOLGENEALÓGICO

Contemplóel tapiz por algunos minutos más, mas pareció invadida por algún impulso,porque corrió hacia el salón principal. Bajó escaleras y empujó unas puertascon fuerza. La vieja cocina estaba llena de telarañas. La mesa, estaba cubiertade polvo hasta en su más mínimo pedazo. No era necesario que deslizase un dedopara comprobar cuan densa era la capa de abandono.

Sefueron. murmuró en un tono inexpresivo. Y él no me avisó, no me dijo... peroencontrarlo no va a ser difícil...

Diomedia vuelta y subió de regreso. Cuando pasaba por el vestíbulo, se detuvo amirar el retrato de la mujer, quien continuaba en su agitación muda. Cuando vioa la figura, sus ojos por poco saltan fuera de órbita de furia.

Podríadejarla así para siempre. valoró la intrusa en voz alta. La anciana delretrato dejó de blandir las manos, atónita. Creo que le haría un favor almundo. Pero no debo dejar más rastro que viejas pisadas.

Pasóuna mano pálida como la luna por el aire, frente al retrato, y la ancianarecuperó el habla milagrosamente.

¡FUERA!¡FUERA DE AQUÍ ESCORIA
!

Corriólas cortinas para acallarla, y avanzó hacia la ventana que había abierto. Huboun estallido, y el gato negro salió por la ventana, agitando levemente la puntade su cola felpuda.

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HarryPotter ya casi terminaba su equipaje, se iría cuanto antes de Privet Drive. Aldía siguiente cumpliría la mayoría de edad: diecisiete. Pero él no era un chiconormal; era un mago. Se subió sus lentes redondos por la nariz, mientras susojos verdes buscaban ávidamente alguna que otra cosa regada por la habitación.Lanzó un par de túnicas a su baúl y se desgreñó un pelo negro que se alzaba entodas las direcciones posibles.

 

Sedetuvo en el centro de la estancia, mirando a todos lados con cuidado, comorepasando cada rincón de la habitación. La jaula de su lechuza blanca Hedwig yaestaba lista, mientras ella lo observaba con sus grandes ojos ambarinos, comoexpectante. Harry se inclinó para meterse bajo la cama, pero un grito ahogadoproveniente del primer piso hizo que se incorporase. Su corazón latía rápido ycuando se escuchó un chillido aterrorizado supo que había problemas. Sacó suvarita y se precipitó afuera de la habitación. Bajó corriendo las escaleras ylo vio.

Túnicay capucha negra ocultándole el rostro, parado frente a su tío Vernon y tía Petunia.La furia lo envolvió. Alzó la varita, olvidando que todavía faltaban al menos catorcehoras para que se le permitiese hacer magia en el mungo muggle.

¡Déjalosen paz, Snape, tus asuntos son conmigo! rugió terminando de saltar lasescaleras. ¡STUPEFY!

Elrayo rojo se disparó de su varita y cruzó la sala a una velocidad alarmanteproduciendo un escalofriante zumbido. Como un rayo, una varita surgió de entrelos pliegues de la túnica y el chorro de luz roja quedó desviado, como sihubiese chocado contra una barrera invisible. Harry se lanzó al suelo paraesquivar el rebote y rodó por instinto detrás de un butacón, mientras losalaridos de los Dursleys casi le reventaban los tímpanos.

Enseguidasupo que estaba en problemas.

Noesperaba una bienvenida así. Y no se quien es ese tal «Snape».

Harry,que no se había movido de su escondite, se sorprendió de que pudiese escuchar alextraño a través de todo el alboroto que hacían los Dursleys, quienescorreteaban por la sala como ratones asustados, hasta que atinaron a encerrarseen la cocina.

Tambiénestaba atontado; esperaba de un momento a otro escuchar la odiosa voz deSeverus Snape. Pero la voz era femenina. Vacía, sin emoción destacable, perofemenina. Aun así, se levantó para quedar al descubierto y alzó su varita,listo para enfrentar a la mortífaga o lo que fuese.

Novuelvas a hacer magia, o te verás en problemas con el Ministerio dijo laintrusa. Todavía no tienes diecisiete años. Si te apresan, todo será máscomplicado.

¿Quiéneres? preguntó Harry. A esa hora le valía un comino el Ministerio o lo quepudiesen hacerle. ¿Qué quieres?

¿EresHarry Potter?

¿Quiénpregunta? preguntó él en casi un gruñido. Logró esbozar una sonrisa socarrona.Y me responderás que eres una aliada y no una mortífaga. Muy inteligente

Nohagas nada estúpido le advirtió ella. A pesar de que aún no lograba detectarleemociones, Harry sintió un escalofrío. Quiero una respuesta directa. Apégate aeso. ¿Eres o no, Harry Potter?

Harrydudó unos segundos y llegó a la conclusión de que nada serviría mentirle. Ellapodía verle la cicatriz. Después de matarlo, por supuesto.

Si,soy Harry Potter.

Lafigura adoptó una pose más relajada. Al menos sus hombros dejaron de verse tanalzados. Se guardó la varita y extendió una mano pálida hacia él.

SoyLara Josthings.

Harryno supo qué hacer ni decir. Suponía que un mortífago, por más buenos modalesque tuviese, no le daría la mano. O podría ser una treta. Así lo aferraba parapoder clavarle algo en el pecho. A veces un cuchillo podía volverse másefectivo que una varita. Así que la dejó con la mano extendida. Que seestrujase ella misma los dedos si quería.

 

¿Podríasdescubrirte la cara? dijo él, aunque casi fue una orden.

Comosi hubiese esperado por ella, Lara se quitó la capucha. Harry la observó enbusca de algo retorcido, o incluso si era algún engendro de magia oscura, pero aprimera vista, era una muchacha normal. Tenía labios carnosos, su nariz nicurva, ni respingada. Tenía el cabello liso, castaño brillante y a suponer deHarry, le llegaba más allá de los hombros. Cuando la miró a los ojos, seintimidó un poco. Los iris de Lara eran verde esmeralda, pero fríos ycompletamente inexpresivos, como si fuese incapaz de expresar sentimientos.Pensó que al menos había sido un buen paso que no intentara apuñalarlo.

¿Eresuna Aurora del Ministerio? tanteó con recelo. No había relajado la expresión. ¿ElMinistro te envió?

Soymuy joven dijo Lara. No parpadeaba. Nací el mismo día y año que tú. No soyAurora del Ministerio. Soy enviada de Dumbledore.

Harrysintió un estremecimiento en su estómago al escuchar el nombre. Y casi se echaa reír, pensando en que si era una mortífaga con la cual estaba teniendo unacharla formal (lo único que faltaba era el té), al menos se le había acercadocon una idea original y no la típica de: «me envía un viejo amigo, ¡para matarte!».Había que darle mérito a eso.

¿Enviadade Dumbledore? repitió todo lo calmado que le fue posible. Excelente, porsupuesto, ¿cómo puedes probar eso sin que te mate ahora mismo?

Laraladeó la cabeza. Pudo haber parecido divertida si al menos sonriese. Sólo unpoco.

Poseouna carta suya. Servirá para que compruebes mis palabras, porque eres el únicoque puede abrirla, reconocer su letra y la magia que imbuyó en ella respondió.De entre los pliegues de la túnica extrajo un sobre lacrado. El sello era unfénix. Dumbledore me entrenó todos estos años. Mi único objetivo en miexistencia es ayudarte.

Nola cortó él en tono brusco. Tampoco recogió la carta. No necesito ningunaayuda. Puedes regresar por donde llegaste y llevarte esa carta contigo. No te necesitoaquí puntualizó con frialdad. He sido bastante amable al permitirte hablar,ahora, ¡vete! ¡O el duelo irá en serio! agregó con la varita de nuevo en alto.

¿Dóndese encuentra Dumbledore? terció ella con una neutralidad de espanto. Harrycomenzaba a preguntarse si era una persona de carne y hueso. Si las cosas seponían feas, al menos podría comprobar si tenía sangre en las venas. Podemosdiscutir esto con él.

Harrytragó el nudo en la garganta. Le costaba escuchar el nombre del mago y nosentirse miserable.

Dumbledoreestá... tomó aire y se serenó. ¿No sabes nada?

Radicoen Alemania. dijo Lara. No sé nada. Llegué ayer en la noche. Fui a GrimmauldPlace, como me ordenó Dumbledore en su última carta.

Harryechó un vistazo alrededor. Sus tíos estaban asomados por un resquicio de lapuerta de la cocina. Escuchaban la conversación atentamente. La toma de decisionesen aquellas condiciones no era fácil. Pero Harry pensó que si Lara no lo habíaintentado matar hasta ese minuto, era una pequeña buena señal. Tendría queconfiar en eso.

Venconmigo determinó él, haciéndole señas a Lara para que lo siguiera.

 

¡Unmomento chico! tronó tío Vernon desde su cocina amurallada. Harry pudo vercómo aplastaba a Dudley para asomar sus ojos por el borde de la puerta. ¿Adónde vas con ella? ¿Qué te has creído? ¡Esta no es tu casa
!

Harrylo desafió con la mirada antes de subir las escaleras con Lara pisándole lostalones. A Harry le entró de repente una oleada de vergüenza por el chiqueroque él llamaba habitación.

Perdonael desorden, pero estaba empacando. dijo él. Se apresuró en recoger doscalcetines de su silla frente al escritorio y reubicarlos debajo de la cama. Mevoy hoy mismo a de aquí.

Nodeberías.

Harrylevantó la vista de su baúl.

¿Porqué?

Dumbledoredijo que hasta que cumplieras los diecisiete años, debías permanecer aquí, enel número 4 de Privet Drive Harry todavía se atontaba cuando ella abría laboca. Era como escuchar una máquina grabadora. ¿Qué le sucedió a Dumbledore?

Fueasesinado soltó de golpe y sin mucho tacto. A fin de cuentas, tales atenuantesno existieron cuando lo vio morir. Por ese cobarde de Snape.

Larano pareció capaz de hablar por varios minutos. Sus pupilas se dilataronligeramente y volvieron a la normalidad cuando parecieron enfocar. Harryfinalmente veía algo de vida en ella. Pero su rostro permanecía velado. Comouna muñeca de cera.

¿Quiénes Snape? preguntó en el mismo tono de siempre.

Elhombre que lo asesinó dijo Harry, sin poder evitar el odio que empezaba ahervir dentro de él. Dumbledore siempre confió en él... pero ya ves la ironíade todo... al final Snape lo traicionó, lo asesinó...

Meconfundiste con él.

Losiento, es que se visten igual. Quiero decir... agregó Harry cuando Lara lomiró... que tú te vestiste igual a él, y como yo estaba en la escalera... note veía bien se aclaró la garganta. Ahora sí voy a querer esa carta.

Sídijo Lara y al instante, Harry tenía el sobre en sus manos. La recibí elsiete de Junio. Me ordenaba regresar a Inglaterra, Londres, dos días antes deltreinta y uno de Julio mientras Harry rasgaba la carta y sentía el pinchazo demagia de Dumbledore, le pareció que Lara le daba un parte militar. En elpergamino que sostenía, además de las exactas indicaciones que Lara leproporcionaba, estaba escrito: «El Cuartel General de la Orden del Fénix seencuentra en Londres, número 12 de Grimmauld Place». No tengo familia niatadura alguna. Recibí entrenamiento tanto mágico como de luchas muggles. Fui preparadapara cumplir órdenes y no preguntar. Sólo existo para servirte en batalla. Esteaño Dumbledore fue muchas veces a entrenarme personalmente. Me mantuvo al tantode los Horcruxes.

Antela confesión, Harry la miró con fijeza.

¿Tútambién viste las memorias?

Síconfirmó ella. Todas. Era necesario. Mi misión específica, es ayudarte aencontrar los Horcruxes restantes y derrotar a Lord Voldemort.

Harryno creyó que ella fuese tan efectiva como anunciaba. Pero decidió nosubestimarla.

¿Conquien vivías en Alemania? preguntó.

Aunquete respondiese, sería irrelevante que tuvieras ese conocimiento.

¿Tienesdonde quedarte? le preguntó Harry de repente.

No.Pero me las puedo arreglar.

Quédateaquí.

Laraladeó la cabeza.

Contodo el recelo que has demostrado hasta este minuto, ¿brindas tu casa a unaextraña? ¿Cómo sabes que digo la verdad? ¿Cómo sabes que no intento engañartepara cortar tu garganta mientras duermes?

 

Harryse llevó una mano al cuello y se sintió avergonzado. Tanto que habíadesconfiado en un inicio y ahora bajaba a guardia. Ella tenía razón.

Memostraste esto dijo él, agitando la carta de Dumbledore.

Esopareció salvar la situación. Las cejas de la muchacha se arquearon con ligereza.

Entoncesme quedo.

Harryasintió antes de salir de la estancia. Bajó a la cocina, para encontrarse a sutío Vernon visiblemente más calmado. En su mano regordeta se perdía una copitade Brandy. Tía Petunia frunció los labios cuando Harry entró y tuvo la osadíade plantarse frente a Vernon.

Tío,Lara se va a quedar esta noche en casa.

Lareacción fue alarmante. Tía Petunia dio un chillido y la copita de tío Vernonvoló por el aire, hasta romperse con un estrépito contra el suelo.

¿Quéacabas de decir? bramó tío Vernon acercándose a Harry en dos pasos, pero él noretrocedió. Se preguntó si alguna vez su tío había hablado en un tono de vozeducado. ¿Esa anormal como tú se va a quedar aquí? ¿En mi casa? ¡Ni lo sueñesmuchacho!

Ellase queda. ratificó Harry con firmeza.

TíoVernon tomó un color rosa.

Escúchamebien mocoso. dijo bruscamente. Ella
ese pequeño monstruo se va de aquí...¿Escuchaste? No te vas tú porque
porque

Harrylo miró bien. Estaba adoptando un color púrpura oscuro y eso no quería decirnada bueno.

Note preocupes Harry Potter el aludido se dio vuelta. Lara estaba en la puertade la cocina, casi en firme. Me iré. Ya encontraré dónde dormir.

Sindarle tiempo a nada, Lara se marchó. Harry abrió y cerró las manos en puños,con la placentera imagen de que estaba estrangulando a su tío.

Bien,asunto resuelto. masculló antes de salir de la cocina.

Pasóel día encerrado en su habitación, ni siquiera bajó a almorzar y tampoco hizoel intento. La llegada (y la partida) de aquella muchacha lo habíadesconcertado. Harry dejó que las horas simplemente pasaran, mirando al techode su habitación y a Hedwig enfurruñada, dormida en su jaula. Se sentía un pocosolo. Aunque Lupin le había escrito con frecuencia, Ron y Hermione, e inclusoGinny. Eso era lo único que lo alegraba. Y no había dormido bien; todos sussueños estaban plagados de cadáveres surgiendo de las aguas, medallones falsos,tumbas blancas.

Élpensaba que era un infierno dormir, pero se obligaba, tratando de llenarse devisiones despreocupadas en sus largos, pero furtivos paseos por Privet Drive.Pero nada de eso parecía surtir efecto. Y tampoco había olvidado que debíahacer sus pruebas de «Aparición» junto con Ron. Ya anhelaba estar en laMadriguera, con sus amigos.

Lanoche cayó como un manto negro sobre Privet Drive. Harry seguía allí. Sólo sehabía levantado para tomar agua y para ir al baño, y según pudo notar, en unade sus incursiones a la cocina, que tía Petunia lo miraba con una preocupaciónmuy leve. Pero Harry no prestaba atención a eso. Solamente se limitaba aexistir, si alguien en aquella casa lo pudiese notar.

Unmaullido sobresaltó a Harry como si hubiese sido un disparo de cañón en suoído. Se sentó en la cama de un salto y automáticamente sacó su varita. Perosolo había una silueta de un gato en el marco de la ventana. Dos ojos verdesbrillaban en medio de la penumbra. Harry lo vio saltar al suelo y luego a lacama. El gato era completamente negro. Harry alargó una mano y acarició lacabeza mullida del animal.

 

Esperadijo Harry levantándose y dándole la espalda al gato. Voy a ver si consigoalgo de comida para ti.

Noestaría mal.

Pegóel segundo brinco del día y giró en redondo. Allí sentada sobre la cama, estabaLara Josthings.

Harryestaba atónito. Lara seguía allí, mirándolo con fijeza, sentada con las piernascruzadas en su cama.

¿Tú...tú eres...? comenzó a balbucear.

Animagalo cortó ella.

Harryasintió y al instante, lo carcomió la duda.

¿Cómopuedes transformarte si...? Si bueno, ¿no tienes diecisiete años? preguntó él.Digo, el Ministerio... tiene registrada la magia en menores de edad.

Esoes información irrelevante le respondió.

Harryse enfadó por la actitud de la muchacha.

Losiento, para mí es relevante dijo con voz firme, ella apenas se inmutó. Vamosa intentarlo de nuevo, ¿cómo logras transformarte y no recibir amonestación porparte del Ministerio, Josthings?

Puedesllamarme Lara.

Bien,Lara, Josthings, alemana, o como mejor creas. dijo Harry bastante impaciente.Si vamos a trabajar juntos, es mejor que me digas todo acerca de ti, porqueestá claro que sabes mucho de mí. Exijo saber: eres menor de edad, y hasrealizado una transformación animaga, además, en la sala de mi casa, realizasteun hechizo para repeler el mío, y no has recibido ninguna amonestación delMinisterio de Magia...

PeroLara tensó las comisuras de los labios y Harry se percató tarde de queintentaba sonreír. Una sonrisa bastante fea. ¿Qué diantres le sucedía a esamuchacha?

Yate informé todo lo que necesitabas saber replicó ella. Y tú tambiénrealizaste un hechizo y no recibiste amonestación alguna.

Harryse enfurruñó.

Bueno,debe ser por eso de que Rufus Scrimgeour todavía tiene la esperanza de que sea «elchico de propaganda del Ministerio» barbotó. Y ya no me importa recibir unaamonestación. Aunque Hogwarts reabra, no iré.

Estu último año dijo Lara. No creo que sea prudente faltar.

Noiré repitió Harry con firmeza.

Sies tu elección, no voy a influir en eso. No está en mi entrenamiento.

Harrylevantó la vista. Lara lo había observado estrechamente.

Irépor algo de comida dijo el chico finalmente. Espera aquí, no te vayas.

Nome he movido dijo ella. He aceptado tu hospitalidad, aunque sea de formafurtiva.

Harrysalió de la habitación y comenzó a bajar las escaleras. Ahora que se dabacuenta, Lara evitaba con demasiada facilidad las preguntas que no le convenían.Al final, terminaron hablando de comida y de los planes de Harry para faltar aHogwarts, con el asunto de la realización de magia sin recibir amonestación porparte del Ministerio olvidado. ¿O podría ser que la ley de violación de magiaen menores de edad del Ministerio no se aplicaba a los extranjeros?

Aunasí, ella le ocultaba algo. Esperaba no descubrirlo cuando tuviese la bocallena de tierra y fuese coronado post mortem como el rey de los idiotas.

¿Estasson las horas para bajar a cenar muchacho? fue el recibimiento de tío Vernoncuando Harry puso un pie en la inmaculada cocina de los Dursley. Deberíadejarte sin cena por ser tan impuntual.

Harryle dedicó una mirada de indiferencia y se fue a sentar en su silla habitual,mientras que Dudley solo tenía ojos para su plato de comida y parecía que de unmomento a otro le propondría matrimonio a la cazuela de espaguetis.

 

Note sirvas mucho gruñó tío Vernon por la comisura de la boca. Dudley no haterminado.

PeroHarry, en contra de lo que dijo su tío, empezó a servirse bastante alimento, yaque le daba la impresión que si tardaba un minuto más, tendría que comerse la loza.

¿Haypastel? preguntó.

TíaPetunia frunció los labios, como si le enfadara que Harry le preguntase sihabía postre.

Sídijo secamente.

¿Puedocomer en mi habitación? preguntó Harry. Intentó que sonase tentador no tenerloa la vista en la mesa.

¿Paraque el chiquero que tienes allí aumente? chilló tía Petunia. Ni sueñes que tevoy a dejar cenar en tu habitación. Cenas aquí y punto.

Ahdijo Harry sin mayor rimbombancia. Tenía su plato por la mitad. Agarró lacuchara y empezó a servirse más. Entonces como no puedo subir, como más.

Dudleypareció prever que se iba a quedar sin comida si su primo seguía con aquelapetito insaciable. Eso no podía suceder, porque el único agujero negro de esacasa era él.

Mamá,Harry no me va a dejar nada.

Dejade servirte muchacho dijo tío Vernon en tono de advertencia.

¿Sino qué? lo desafió Harry.

Quete haría parar de servirte a golpes contestó tío Vernon casi amoratado.

Entoncesusaré magia probó la amenaza. No me gustan los golpes.

TíoVernon entrecerró sus ojos pequeños y mezquinos, observando a Harry como unbuldog a su enemigo más odiado. Tía Petunia pareció oler el peligro de ver suquerida e inmaculada cocina completamente destrozada, y enseguida actuó comoárbitro, para apaciguar ambos bandos.

Harry,ve arriba dijo de repente.

TantoHarry como tío Vernon la miraron. El primero con una cara de triunfo maldisimulada, y el segundo frustrado.

Tomaun pedazo de pastel y ve arriba dijo tía Petunia haciendo un ademán, como si estuvieseespantando una mosca. Pero después bajas y lavas la vajilla.

Siemprehe lavado la vajilla masculló Harry levantándose.

Abrióel refrigerador y se hizo con una buena porción de pastel, más grande de la quehabitualmente le correspondía. Se apresuró en salir de la cocina antes de quetía Petunia cambiase de opinión. Subió casi corriendo las escaleras y empujó lapuerta con el hombro. Cuando cerró y se volteó, frunció el ceño. Todo estabarecogido y su baúl estaba listo en una esquina. Lara estaba sentada frente alescritorio.

¿Que...?comenzó enfadado.

Disculpapor tomarme el atrevimiento de terminar tu equipaje lo cortó ella. Pero mepareció extremadamente necesario organizar esto. Además
se apartó paradescubrir un pedazo de la cama. Había dos lechuzas posadas allí. Esas lechuzasllegaron minutos después de tu bajar.

Harrydecidió que enfadarse sólo le haría daño a su corazón. Le pasó los platos decomida a Lara y se concentró en las lechuzas. Uno de los mensajes quepretendían entregarle, llevaba el sello del Ministerio. Lo abrió y lo alisópara leer.

Estimado SeñorPotter:

Usted ha violado eldecreto de restricción de magia en menores de edad al realizar un hechizoaturdidor en presencia de muggles...

Quenovedad comentó entre dientes. Leyó lo próximo:

 

... pero heintervenido para que le quiten la sanción propuesta por el Departamento del UsoIncorrecto de la Magia. Pido que no se vuelva a repetir, o no volveré a intercederpor usted. Y sigue en pie mi propuesta de enviarle a dos de mis mejores Aurorespara su mayor seguridad, espero su respuesta.

Atentamente:

Rufus Scrimgeour; Ministrode Magia

Ministeriode Magia

Harryalzó una ceja.

Quégran honor, señor Ministro, que se haya tomado la molestia de escribirmepersonalmente, y además ofrecerme a dos de sus mejores Aurores deguardaespaldas musitó con una buena carga de ironía. Creo que esto ameritauna buena respuesta

Disculpa,¿me hablabas?

Harryse sobresaltó. Casi había olvidado que no estaba solo en su habitación, como yaera habitual para él.

Soloreflexionaba en voz alta. dijo Harry y se acercó a su escritorio.

Esperóver a Lara con el cuello estirado con disimulo, para ver lo que decía elpergamino que acababa de apoyar en la mesa. Mas ella siguió en su ingesta dealimentos como si el papel fuese invisible. Harry buscó una pluma y decidiócontestar en el reverso.

ElMinistro de nuevo ofreciéndome ayuda dijo. Escribía tan aprisa que se manchabalas manos de tinta. Quiere enviarme guardaespaldas.

Esosería desafortunado comentó Lara. Atraerán la atención sobre ti y los Auroresserían los primeros en caer.

Harryla miró. Lara había cortado el pedazo de pastel por la mitad y comía una deellas.

Túvas a estar cerca de mí murmuró Harry.

Sonmis órdenes. Sí.

Entoncesregresa a Alemania.

Nolo haré dijo ella con su usual inexpresividad. Harry pensó que al menos seestremecería ante la perspectiva de morir, pero ni siquiera eso la conmovió.Mis órdenes son acompañarte en busca de los Horcruxes. Luchar a tu lado. QueDumbledore ya no esté físicamente, no las anula.

Noquiero más muertes por mi causa murmuró Harry doblando el pergamino. Fue hastauna de las lechuzas, se lo dio en el pico y el animal salió volando. Regresa.Puedo solo.

Dumbledoreme habló de tu terquedad, no de tus problemas auditivos, Harry Potter. Esto esuna guerra real. En ellas siempre hay bajas. Morirá quien debe morir, yprevalecerá quien esté mejor preparado. Dumbledore confiaba en que ese serástú. Por eso, se ha asegurado en conseguirte el mayor número de aliados. Nodeberías rechazar a ninguno. No ahora.

Harryabrió la boca y la volvió a cerrar. No podía decir nada. Se retiró a ver lasegunda lechuza.

Harry.

Elchico se volteó a medio camino de desatar el segundo mensaje de la pata de lalechuza. Lara extendió hacia él el plato con la mitad del pastel.

Teguardé esto.

BuenoHarry se alcanzó el pedazo de pastel con una mano mientras que en la otratenía el pergamino.

Harry

Recuerda que notienes la mayoría de edad todavía. No hagas magia. Sé que podrás hacerla dentrode unas horas, pero no por estos momentos. Aguanta un poco más, para que no teveas en aprietos con el Ministerio.

Atentamente

ArthurWeasley

Genial,y si era un mortífago que me parta un rayo masculló Harry irritado.

Seterminó el pastel en pocos segundos y miró a Lara, quien ahora estabaexaminando un cojín viejo, con medio relleno hacia fuera.

 

Voya bajar esto, regreso ahora anunció Harry recogiendo los dos platos.

Ellaasintió y Harry abandonó la habitación. Le agradó encontrar la cocina vacía. Asíno soportaba a sus «cándidos» familiares, inmersos en su concurso de ver quienlo hace sentir más miserable. Eso sí; el fregadero estaba lleno de forma tal,que no se podía deducir que profundidad tenía.

Frególo más rápido posible y salió de la cocina, tropezándose con Dudley en lasescaleras, quien lo miró con el entrecejo fruncido. Debió parecerle extraño. Suprimo nunca tenía tanta prisa por encerrarse. Harry entró en su habitación ysuspiró de alivio. Al menos ya tenía una puerta y cuatro paredes que loaislaban de sus familiares.

Bien,Lara, puedes dormir en mi cama dijo sin visualizar bien su entorno. Estaba másocupado pasando pestillos. Yo dormiré...

Recibiópor respuesta un maullido. El gato negro se ovillaba sobre el cojín mediodestartalado que una muy humana Lara había revisado minutos atrás. Emitió undébil maullido, como deseándole a Harry buenas noches. El muchacho cabeceó.

Buenasnoches Lara.

Retiróla sobrecama y se dejó caer en el mueble tras quitarse las gafas y dejarlasencima de la mesita de noche. No pasaron ni dos minutos cuando quedó profundamentedormido.

Nosupo cuánto tiempo pasó, pero hubo un golpetazo que hizo temblar la ventana yHarry se sentó como si fuese una especie de alarma.

Saltóde la cama produciendo un ruido seco al caer en el suelo y sacó su varita, perouna mano pálida le agarró el brazo y otra mano le tapó la boca.

Nuncareacciones tan ruidosamente susurró una voz en su oído. Tienes que serrápido, pero cauteloso y silencioso, espera, el momento va a llegar.

Harryse quedó quieto, con el corazón latiéndole violentamente en el pecho. Lara lomantuvo aferrado por unos minutos más y Harry logró verle el perfil al lado deél. Tenía los ojos entrecerrados, la mirada fija en la ventana, no movía ni unmúsculo. Hubo otro golpetazo y Lara lo soltó por fin.

Abrela ventana dijo. Sólo son lechuzas.

Harryparpadeó y miró el reloj despertador. La una de la mañana. Hacía una hora quehabía cumplido diecisiete años. Otro golpetazo lo hizo volver en sí. Abrió laventana y dentro de la habitación desfilaron varias lechuzas, una de las cualesera tan pequeña, que cabía en la palma de la mano y más bien parecía una Snitchcon plumas grises que una lechuza.

¡CalmaPig! exclamó Harry cuando la lechucita empezó a zumbar alrededor de él,llenándolo de plumitas grises. ¡Te tengo!

Laatrapó y le quitó la carta de su mejor amigo: Ron Weasley, un chico pelirrojo ylarguirucho. Soltó a Pig que voló descontroladamente hasta posarse en la jaulavacía de su lechuza Hedwig, que misteriosamente, estaba entre las lechuzas quehabían entrado, con un paquete atado a las patas.

Harry:

Espero que estésbien. ¡Felicidades amigo! ¡Ya cumpliste 17 años! ¡Puedes hacer magia! A mí almenos me ha servido para librarme de Fred y George cuando me molestan mucho,aunque te digo que es muy difícil espantarlos, ya sabes como son. ¿Por finvamos a hacer las pruebas de «Aparición» este verano? Solo espero que no tardesen venir a la Madriguera. ¡Practica la «Aparición»! Siempre y cuando no tetopes con un inspector, claro. Hermione está aquí y te hemos enviado un regalocon Hedwig.

 

¡Nos vemos amigo!

Ron

Harrysonrió y le quitó el paquete a Hedwig. Cuando lo abrió, la sonrisa se le amplióconsiderablemente. Era un surtido de sus cosas favoritas de chucherías en elMundo Mágico, y que agradeció muchísimo. Prefería quedarse en su habitacióncomiendo esas cosillas antes que bajar y soportar a los Dursleys. Las demáslechuzas eran de Hagrid, Ginny, los gemelos, Lupin, y hasta una de Bill, que lemandaba la invitación a su boda con Fleur.

Habíaotra lechuza, muy elegante. Esta la revisó de última, ya que el pergamino teníael sello del Ministerio. Harry lo abrió fastidiado, preguntándose que demonioshabía hecho ahora.

Estimado SeñorPotter:

Por haber alcanzadola mayoría de edad, se le hace llegar por este medio la notificación de quetiene permitido realizar magia fuera del Colegio Hogwarts de Magia y Hechiceríasin ser penado por el Ministerio de Magia.

Adjunto a estanotificación, se le hace saber que el próximo 4 de Agosto del presente año, serealizarán las pruebas de "Aparición" en el Ministerio de Magia. Esperamos suasistencia, o si no tendrá que realizar las pruebas el 23 de Octubre delpresente año.

Sinceramente:

Mafalda Hopkirk

Oficina de Uso Incorrecto de laMagia

Ministerio de Magia

Harrysoltó aire aliviado. Pronto lo invadió una alegría desbordante. Pegó con unpuño al aire, en señal de triunfo. ¡No más búhos descontrolados entrando por laventana de la cocina acusándolo de realizar hechizos levitatorios! ¡Era libre!¡Completamente libre! ¡Sin reglas ni leyes que violar! La lechuza, al ver queél había tomado el pergamino y alarmada por la alegría silenciosa de sudestinatario, salió volando por la ventana abierta.

FelicidadesHarry.

Elchico se dio vuelta. Lara estaba en una esquina, sumida en la oscuridad.

Ahorasí puedes hacer magia dijo neutralmente. ¿Te percatas de que todo eracuestión de tiempo?

Harryde pronto recordó algo.

Felicidadespara ti también dijo sonriendo. Tomó el paquete de dulces que le habían regaladoRon y Hermione y lo abrió. ¿Quieres uno?

No,gracias rechazó ella. Es tu cumpleaños.

Tambiénes el tuyo dijo Harry sacando una rana de chocolate. Naciste el mismo día queyo. Toma, celébralo.

Nuncahe celebrado, ni me han celebrado mi cumpleaños. No es algo relevante dijoLara haciendo un ademán.

Bueno...dijo Harry con un cabeceo. Se acercó a ella y le puso la rana de chocolate enlas manos. Pero una rana de chocolate no te va a hacer daño.

Laraasintió levemente, y empezó a sacar la rana. Se quedó estática, con el cromo delos Magos Famosos en las manos. Harry vio que ya no lucía tan decidida, tandura, tan inexpresiva. Un fino relámpago de tristeza llenó cada línea de sucara pálida.

Fueun gran mago murmuró ella de repente. No mereció ser asesinado.

Elestómago de Harry dio un vuelco. Ya sabía de quién era el cromo.

Realmenteno lo mereció dijo él, quitándole el cromo de las manos. Y menos a manosde... ese cobarde.

Laraestrujó con fuerza el envase vacío de la rana de chocolate. Se llevó ésta a laboca y le dio un mordisquito. Se recostó de nuevo a la pared, mientras Harrymiraba el cromo de Albus Dumbledore en su mano. El brujo de larga barbaplateada le sonreía bondadosamente, le guiñaba un ojo a la sombra de sus gafasde media luna, y lo saludaba con una mano, luciendo igual a como la primera vezque Harry lo vio en el cromo de los Magos Famosos, en el Expreso de Hogwarts,siete años atrás. Lo apartó de su vista con dolor.

 

Porla ventana entró una lechuza oscura. Harry se apartó precipitadamente delcamino del animal, que se posó en el respaldar de la silla del escritorio.Soltó el pergamino que tenía en el pico sobre el escritorio y fijó sus ojosambarinos en Lara. La muchacha enseguida captó el interés de la lechuza en ella.

Sinprevio aviso, la lechuza emprendió vuelo contra ella con las garras extendidas,como si la quisiera desgarrar. Sus alas se alargaron en forma de pliegues,hasta transformarse en una amplia tela negra. Lara extendió una mano abierta,como si diese una orden silenciosa de detenerse a la vestidura oscura quevolaba amenazadoramente hacia ella.

Harryse estremeció cuando una especie de onda fría que no tenía nada que ver con elambiente, se extendió en la habitación por unos segundos. Como si la telahubiese perdido la vida que la impulsaba, se quedó paralizada en el aire unossegundos, antes de caer lentamente en el suelo, estrujada e inmóvil, sin darmuestras de que antes había estado disfrazada de una lechuza viva. Lara seacercó a la tela en el suelo y la fue a tocar.

¡NoLara! dijo Harry apuntándole a la tela con su varita. ¡No la toques! Puedeestar maldecida.

Teaseguro que si lo estaba, ya no lo está replicó ella.

Sea levantar la tela del suelo.

Esuna capa negra dijo. La palpó con cuidado y comprobó la textura al frotarlaentre sus dedos. Sus materiales son de primera calidad.

Harryse acercó. Pasó una mano con temor por encima de la capa que Lara tenía entresus brazos. Era extraordinariamente suave. Lara se acercó al escritorio yrecogió la nota que era muy pequeña. Harry se asomó por encima de su hombro.

FeLiCIdAdES LaRa

Harryfrunció el entrecejo. El mensaje había sido compuesto por letras recortadas deldiario mágico "El Profeta". Miró a Lara, que también observaba con ceño elmensaje.

¿Quiénte lo envió, y cómo supo encontrarte? le preguntó él.

Notengo la menor idea.

Loque quedaba de noche no pudo transcurrir de forma más tensa. Ahora Harry habíatomado como una especie de posta de vigilancia el estar sentado al lado de laventana de la habitación.

Larase había probado la capa la cual le quedaba un poco grande, pero no era muchala diferencia. En esos momentos, lo único que se veía de ella en la habitaciónera el brillo de sus ojos. Estaba sentada encima del cojín en donde había dormidocomo gato parte de la noche. Harry salió de su incómoda posición cerca de lascuatro y media de la mañana.

Lara,si quieres puedes darte un baño antes de que los Dursley despierten.

Noquiero llamar la atención de tus parientes.

Sivas ahora ellos no lo van a saber.

Larase levantó y se acercó a la puerta de la habitación. Se quedó con una mano enel pomo de la puerta.

Notengo ropa dijo con voz queda.

Ah,eh... ¿No te importaría... usar ropa de chico? dijo Harry y se arrodillófrente a su baúl.

 

No,pero gracias. Puedo ir a buscar mi equipaje.

Yantes de que Harry abriese la boca, hubo un «crack» y Lara desapareció. No pasarondos minutos, y se escuchó otro «crack». Harry se dio vuelta a tiempo de ver aLara con una maleta muggle pequeña, algo desvencijada. La puso con cuidadoencima del escritorio y sacó unas ropas tan negras como las que llevabapuestas.

¿Dóndees el baño? le preguntó.

Harryabrió la puerta de la habitación con cautela. Confirmó que a ninguno de losDursley le diese por hacer una incursión nocturna al baño, entonces le señalóen silencio el baño a Lara. Rápida y sigilosa, la muchacha se deslizó por elpasillo y entró en la estancia indicada sin producir sonido alguno. Harry entróde regreso en su propia habitación. En la esquina donde Lara se agazapaba, viola capa. Dudó unos segundos antes de acercarse y tomarla.

Acaricióla tela por algunos minutos, no cabían dudas de que era muy valiosa. Ladesplegó y la miró de punta a cabo. ¿Quién podría haberle enviado semejantecosa a Lara? Y el segundo asunto, ¿cómo sabía que era su cumpleaños? Porqueindudablemente, la capa había sido un regalo.

Negra,completamente negra. Era obvio el interés de Lara por las prendas oscuras.¿Quién sabía de sus gustos? O... ¿Alguien más sabía que ella estaba ahí?

¿Quéhaces?

Harrypegó un brinco y empezó a doblar la capa apresuradamente. No había escuchado lapuerta abrirse y menos, a la muchacha entrar.

Yo...disculpa Lara... no quería... dijo atropelladamente. Yo... en realidad... sólo...

Noestoy enfadada lo tranquilizó la voz de ella a su espalda. Considero que esnormal que sientas curiosidad por algo que llegó a tu casa, pretendiendo ser loque no es.

Harryse dio vuelta despacio, como si temiese ofenderla si se movía con brusquedad.Lara se volteó a su vez después de guardar la ropa que había usado en sumaleta. Harry frunció el ceño. No la había visto con ropa muggle. Tenía puestauna camiseta, un short a la cadera y botas, todo de color negro. Su figura eragrácil, aunque con el busto un poco grande. Su pelo castaño era más largo de loque él se había imaginado. Lo tenía suelto, húmedo, y le llegaba por el iniciode los muslos. Le devolvió la capa y ella la guardó en su maleta.

Yoquería preguntarte... comenzó a decir Harry.

Adelantelo incitó ella a seguir.

¿Alguiensabe que estás aquí? Digo, ¿que estás en Londres? preguntó de golpe.

Laralo miró sin parpadear unos segundos antes de responder con voz lenta:

Elúnico que lo sabía, ahora descansa en paz.

Harrycarraspeó.

Bueno,y ¿las otras personas que te entrenaron? le preguntó. Le urgía encontrar alautor de la nota.

Mismovimientos bajo las órdenes de Dumbledore no concernían a nadie más que él, ya mí dijo Lara al recostarse de brazos cruzados en el escritorio. El deber deesos magos y muggles era entrenarme. Sin preguntas, sin comentarios, sin réplicas.

Harryvio a los principales sospechosos descartados.

¿Yno conoces a alguien más en Londres? preguntó desesperado.

Soloa ti dijo ella. Y creo que sería muy estúpido si me enviases una capadisfrazada de lechuza con una nota para asustarme.

Noharía eso masculló Harry, picado.

Caminóhacia su cama y se dejó caer en ella.

 

Y...¿Y si la noticia de que vendrías se filtró? Quiero decir... insistió, teníaque hallarle algún sentido a la nota... la lechuza de Dumbledore pudo serinterceptada.

Esono procede rebatió Lara sin abandonar su posición. Dumbledore me contactabapor medio de plumas de Fénix.

Harrycabeceó. Ya no tenía más sospechosos. Ya estaba cansado de inventar cosas en sucabeza acerca de la misteriosa nota compuesta por letras recortadas del diariomágico «El Profeta».

Voya dormir un poco murmuró más para sí mismo que para Lara. En cuanto amanezca,nos vamos a la Madriguera, la casa de mi amigo Ron.

Recibiópor respuesta un débil maullido. Cuando miró hacia el cojín, solo pudo ver ungato negro enroscado en él. Decidió seguir su ejemplo. Se acomodó y sinquitarse las gafas, se quedó dormido.

Eldespertador sonó su irritable alarma a las siete en punto de la mañana. Unacabeza desgreñada surgió de entre la sábana y alargó una mano, tanteandotorpemente encima de la mesita de noche, hasta alcanzar el despertador yapagarlo de un golpetazo. Harry bostezó y se levantó. Se estiró a sus anchas yluego miró a una esquina de la habitación, en donde dos ojos verdes con pupilasrasgadas se habían abierto y lo observaban por entre un pelaje negro brillante.

Buenosdías Lara saludó con ronquera.

Elgato maulló. Casi saltó de la cama y se alisó con torpeza las ropas con quehabía dormido e intentó no verse tan desaliñado. Se miró en el espejo e intentóaplastarse el pelo.

Prepáratele dijo al gato, que se desperezaba sobre el cojín. Nos vamos ahora mismo ala Madriguera.

¿Nole informarás a tu familia? preguntó la voz de Lara. Harry la vio de pie juntoa su baúl, con el equipaje en la mano.

Teaseguro que se alegrarán al ver que ya no estoy por aquí dijo Harry y bufó alver que era imposible hacerse un peinado decente. Claro, que sólo usaba losdedos y no un peine con toneladas de gel. No les importará. Agradecerán eldetalle que me vaya sin avisar.

Bien.Aguarda aquí unos minutos. Necesito comprobar los alrededores.

¿Comprobarlos
? Harry suspiró al ver que ella desaparecía de golpe. Esta será unaexperiencia memorable masculló no muy contento con el constante tono sombrío einexpresivo de Lara.

Seasomó por la ventana y vio que en el medio de la calle, había un gato negrosentado, mirando a ambos finales de Privet Drive por turnos. Parecía esperar asu amo. El gato terminó su escrutinio y desapareció entre los setos vecinos. Harryse dedicó a quitarle la pila a su reloj despertador, a agenciarse su escoba, asoltar a Hedwig y decirle que fuese a La Madriguera. A los pocos minutos, huboun «crack» y Lara apareció en medio de la habitación.

Tododespejado anunció ella. Podemos marcharnos. Tendrás que guiarme. Dumbledorenunca me reveló donde estaba La Madriguera.

Estábien. Veo que sabes Aparecerte, pero ¿ya hiciste las pruebas para obtener elpermiso?

No.

Puedesir con Ron y conmigo a hacerlas convidó Harry. Se inclinó a aferrar su baúl. Asíno te tendrías que aparecer de forma furtiva.

Laraladeó la cabeza, un gesto de curiosidad divertida aunque no expresase nada.

Estábien aceptó. Iré a hacerlas. Aunque nunca lo creí necesario.

Harryestaba cada vez más intrigado. Lara era una especie de fantasma para elMinisterio, como si no existiese o fuese una muggle. Aunque no era una fantasmapara quien le había mandado la capa.

 

¿Lista?preguntó Harry. Con un «plin», Lara se transformó en gata y Harry la pudocargar con el brazo de la varita. ¡Vamos a la Madriguera!

Miróal frente. Su destino: la cocina de la Madriguera. Avanzó con decisión. Unfuerte «crack» llenó la pequeña habitación y Harry Potter ya habíadesaparecido.

Elseñor Weasley, un delgado y calvo pelirrojo que llevaba gafas, saltóde su silla cuando hubo un fuerte «crack», y parpadeó un par de veces al ver aHarry frente a él, con su baúl, Saeta de Fuego y sosteniendo con algo dedificultad un gato negro.

Holaseñor Weasley saludó el muchacho. Dejó en el suelo el baúl y su escoba larecostó a una meseta. Al gato lo dejó encima de la mesa.

Elhombre observó al animal que le devolvió la mirada. El gato emitió un maullido,saltó lejos de la mesa y abandonó la cocina por la ventana.

Er...Harry... tu gato... que esto... saltó y que no sabía que tenías uno y... comenzóa decir el señor Weasley, pero alzó su varita de repente y le apuntó a Harry. ¡Note muevas!

Nome he movido dijo Harry alarmado. ¿Qué sucede?

Losiento Harry, pero... tenemos que seguir las medidas de seguridad dijo el señorWeasley a modo de disculpa. Y... lo siento de veras pero... ¡Identifícate!

Er...dijo Harry torpemente. ¿Qué se supone que deba decir?

Ah,vaya, no planeamos contigo ninguna pregunta de seguridad dijo el señor Weasley.Se veía bastante incómodo. ¡Espera, espera! ¡No des un paso! ¿Y eso que tienesen la mano es una pila muggle?

Arthur,¿cuál es el escándalo? preguntó la señora Weasley desde la entrada de lacocina. Era una mujer pequeña y rechoncha. Fijó sus ojos en Harry y sonrió. ¡HolaHarry cielo! ¡Por dios! Estás delgado, ¿es que esos muggles no te alimentan? ¿Desayunaste
?¿No? ¡Qué brutalidad!

¡No te acerques Molly! exclamó el señor Weasley. ¡Nosabemos si es un mortífago disfrazado!

Cadadía te pareces más a OjoLocorefunfuñó la señora Weasley. Deja esas tontas medidas Arthur. Ven cielo

¡Molly,querida! ¡Esas medidas no son tontas! ¡Las puso el Ministerio! ¡Y hay quecumplirlas a toda costa! dijo el Sr. Weasley exasperado. ¡Espera!¡REMUUUUUUUUUS!

Harryestaba divertido con toda la situación. La señora Weasley miraba a su maridocomo si le hubiesen salido cuernos azules, y golpeaba el suelo con un pie deforma impaciente. Se escucharon pasos que se acercaban a toda prisa y a lacocina entró un hombre de aspecto enfermo, con el pelo castaño muy veteado degris. Parecía exhausto, pero sus facciones y sus ojos, eran jóvenes.

¡Remus!¡Pregúntale algo que solo el verdadero Harry sabría! dijo el Sr. Weasley sindejarle de apuntar a Harry.

Lupinlució desconcertado unos segundos, antes de aclararse la garganta y decir:

Hazun Patronus, Harry.

Elchico sonrió y alzó su varita.

¡ExpectoPatronum!

Ungran ciervo plateado se materializó en la cocina de los Weasley, antes dedesaparecer en una voluta de humo. Lupin sonrió.

HolaHarry lo saludó el hombre. Debiste avisar que vendrías, así enviábamosescolta a tu casa. Aunque supuse que preferías hacerlo por tu cuenta. Hedwigestá aquí desde hace unos minutos. Me extrañó verla sin nada cuando la revisé,pensé que habías enviado una carta o algo.

 

Notuve mucho tiempo mintió Harry. Perfectamente pudo desayunar con los Dursleysy darles el regalo de despedida de que podía hacer magia. Dejar a Dudleycolgado de los pulgares, quizás. No me pasó por la cabeza escribir una nota.Aunque no dejo de reconocer que no fue correcto. Debí avisar que vendría.

Esono importa Harry, felicidades cielo dijo la señora Weasley y en dos pasos loespachurraba en un abrazo. Ya debes haber recibido la carta del Ministerio.

Si,la recibí en la noche.

Er...Harry inició el Sr. Weasley apenado. Se acercó al chico y le palmeó la espalda.Yo... siento la desconfianza, pero...

Estábien señor Weasley dijo Harry sonriente. Entiendo esas medidas. Debe cumplirlas.

Elseñor Weasley asintió levemente y fijó sus ojos en la pila que todavía sosteníaHarry.

¿Esoes una pila muggle? preguntó embargado de emoción. Cuando Harry asintió, lacara se le iluminó. ¿Me... me la puedo quedar?

Sí,claro señor Weasley. La traje para usted dijo Harry.

LaSra. Weasley frunció los labios cuando vio que su marido se comía la pila conlos ojos.

¡Curiosa,curiosa! exclamó el señor Weasley. No tenía ninguna de estas
¿cómofuncionará
?

Enel momento en que Harry sonreía, sucedieron varias cosas. Por la puerta de lacocina entró volando un Frisbee Colmilludo, mientras se escuchaba la risa delos gemelos de fondo y las farfullantes palabras de Ron acercándose. El Frisbeefue directo hacia Harry presto a mordisquearle las orejas. Sin embargo hubo un «crack».Lara apareció entre el Frisbee y Harry para alzar una mano con porte imperativohacia el trasto.

Enla cocina irrumpió Ron, seguido de Hermione y Ginny, y detrás de ellos riendo acarcajadas, venían los gemelos Weasley: Fred y George. Todos se quedaronparalizados al ver a la muchacha. El Frisbee se quedó unos segundos tieso enmedio del aire, y cayó al suelo produciendo un golpe seco.

Disculpapor tardar Harry dijo Lara. Bajó la mano y lo encaró para continuar en suusual tono de reporte militar. Los terrenos de la Madriguera son más grandesde lo que supuse.

Nohay problema, Lara dijo Harry dándose cuenta de que todos miraban a la chica.

No...no tenías por qué haber hecho eso barbotó Ron, cortado.

Laraobservó al pelirrojo con detenimiento, luego a Hermione, Ginny, Fred y George.Puso una mano en el aire, encima del Frisbee, y éste comenzó a elevarselentamente, como si lo alzasen con hilos invisibles. El Frisbee pareciórecobrar toda su energía y sus ganas de mordisquear orejas, pero fue dócilmentepor el aire hasta las manos de Ron.

Er...miren, ella es... Lara, Lara Josthings la presentó Harry con torpeza. Miró aLupin que era el que quedaba más cerca. Lara, él es Remus Lupin, un buen amigomío...

Laraextendió una mano hacia el brujo. Lupin se limitó a escudriñarla con muchodetenimiento y reserva, como si él fuese capaz de ver algo en ella que nadiemás veía. Sin decir palabra, salió de la cocina sin estrechar la pálida mano dela chica.

ArthurWeasley dijo el Sr. Weasley apresurándose en estrechar la mano de la chica. Harryagradeció su gesto de no dejarla plantada. Después recordó que él tampoco habíasido muy amable la primera vez que se vieron. Y ella es mi esposa, MollyWeasley.

 

Muchogusto señor Weasley dijo Lara. Miró a la Sra. Weasley. Señora...

Laaludida inclinó la cabeza con una sonrisa.

Y... él es Ron Weasley, Fred y George Weasley, GinnyWeasley y Hermione Granger terminó de presentar Harry.

Laraestrechó las manos de todos, sin expresar absolutamente nada, pero al menostodos habían reaccionado bien a ella. Aunque era extraño el comportamiento de Lupincon la muchacha, Harry decidió dejar ese asunto para después. En ese momento,estaba encantado de estar en La Madriguera.

Harryestaba feliz. Se sentía como si esa fuese su verdadera casa. Dormía en lahabitación de Ron, mientras Ginny y Hermione le habían hecho un lugar a Lara.Los gemelos casi nunca estaban en la vivienda, porque más bien se la pasaban enla tienda de bromas del Callejón Diagon.

Ala que no pareció agradarle mucho Lara, incluso menos que a Lupin, era a Fleur.La miraba como si Lara fuese un peligro potencial. Fleur pasaba el día pegadaal brazo de Bill, como si de un momento a otro pensara que Lara le pudiese caerencima a su novio y lo empezara a besuquear, porque a pesar de tener su carasurcada de cicatrices producidas por el hombre-lobo Greyback, Bill habíaconservado su carácter agradable, y siempre fue muy amable con Lara.

Fleurno dejaba de atacar a la muchacha, como sucedió en su segundo día de estanciajunto con Harry en la Madriguera, durante el desayuno.

¿Quieresmás chocolate, Lara? le preguntó Bill sonriendo.

Si,gracias aceptó la aludida.

Nodebegías tomag mucho chocolate, Laga, aguinagía tu figuga. Que ya está bastagtemaltgatada, pog ciegto dijo Fleur de repente. Y Bill, ella tiene manos, quese sigva el chocolate.

Élsolo se porta como un caballero, señorita Delacour. No debe reprenderlo por suamabilidad replicó Lara con elegancia.

Ytú no eges una estúpida, niña. Bien pudiste alcanzag el chocolate pog tuspgopios medios dijo Fleur. Agitó su cabello y a Ron un poco más y se le caíala baba.

Laratironeó de las comisuras de la boca. Para cualquiera, era casi una mueca. Harrysabía que ella intentaba sonreír.

Nosoy estúpida replicó con mucha calma. Pero usted va por buen camino, señoritaDelacour.

Ginnyse atragantó con los cereales y Fleur no le volvió a dirigir la palabra a Lara enlo que quedó de desayuno.

Lupincasi le huía a Lara. Era el único que lo hacía, aunque a veces la observaba confijeza, escudriñándola. Mas no le hablaba y las pocas palabras queintercambiaba con ella eran: «sí» o «está allí» y muy escasamente «buenos días».Harry no entendía para nada ese comportamiento extraño de Lupin. Así que se leacercó un día en la cocina y lo abordó.

Lupin,¿estás bien? había empezado.

Sí,sí contestó el hombre-lobo apresuradamente, mientras leía el diario mágico «ElProfeta».

Tequería preguntar algo... el hombre inclinó la cabeza. Le concedía la palabra.¿Tienes algo en contra de Lara? Casi ni le hablas. La evitas todo el tiempo
¿quécrees de ella?

Esuna muchacha confiable, si te demostró que la envió Dumbledore dijo Lupin,aunque la voz le había salido más ronca de lo normal.

Harryno quedó conforme con la respuesta.

Ellano te agrada mucho, ¿verdad? volvió a la carga.

Yono he dicho eso dijo Lupin bruscamente.

Eslo que parece el hombre volvió a sacudir la cabeza. ¿Y sobre lo que tecomenté? ¿Esas cosas extrañas que hace sin varita y sobre que podía hacer magiasiendo menor de edad?

 

Curioso,muy curioso, y también extraño. No puedo decir nada más.

Harrytampoco quedó satisfecho. Lupin se veía muy nervioso e... ¿Incómodo?

DimeLupin, sabes que ella va a buscar los Horcruxes conmigo. Dime tu opinión.¿Crees que sea de fiar?

Harry,siento dejar la conversación, pero debo ir a ver a Tonks.

YHarry se quedó con la palabra en la boca cuando Lupin se fue.

Despuésde ese encuentro, se había dedicado a observar a Lara todo el tiempo que le eraposible. Ella no realizaba demasiada vida social en la Madriguera, solo lanecesaria. Se levantaba primero que todos, incluso primero que la señoraWeasley. Bajaba a la cocina enfundada en un mono deportivo, allí adelantaba eldesayuno, luego, salía a correr por toda la bajada de la Madriguera hasta elpueblo y regresaba de igual forma, después de detenerse en un pequeñobosquecillo y pegarle puñetazos y patadas a un rústico saco de boxeo hecho contela de saco y rellenado con hierbas secas, al parecer, entrenando «a lo muggle».

Harryse tranquilizó y lo mismo hicieron sus amigos cuando se enteraron de lo quehacía Lara. Pero aún así, ella seguía igual de misteriosa e inexpresiva, comosi fuese un robot. A veces Harry la encontraba con su mirada esmeralda perdidaa lo lejos, como si ella fuese capaz de ver algo en el horizonte que nadie másveía.

Harryse acercó a ella al final del día antes de las pruebas de Aparición. Lara estabasentada cerca de una ventana, ensimismada en sus propios pensamientos.

¿Lara?preguntó con dudas.

Dimecontestó ella, tan presente como si no estuviese con la mirada perdida.

¿Quéhaces? dijo Harry y se sentó a su lado.

Nolo sé dijo Lara, en sus ojos verdes se reflejaban las nubes rosadas a causa dela caída de la tarde. Me gusta quedarme así.

Ahdijo Harry con simpleza. Encontraba un poco extraño ese gusto. Bueno, ¿quieresjugar Quidditch?

Antesde que ella pudiese contestar, la cabeza pelirroja de Ron apareció en dondeestaban ellos.

¡Harry!¡Llegó Charlie! exclamó muy emocionado.

Harryse levantó de un salto con una sonrisa.

VenLara, para que conozcas a otro de los hermanos Weasley la convidó.

Voydespués. Ahora creo que él querría saludar a su familia.

¡VamosHarry! Charlie dice que tiene deseos de verte lo apresuró Ron. Miró a lamuchacha. Lara, ven también. No tienes que esperar.

InsistoRon dijo ella. Sólo voy a tardar unos minutos más.

Roncabeceó.

BuenoHarry, vamos, ¡no te imaginas lo que trajo! dijo animadamente cuando salían dela habitación. Si Hagrid lo ve...

Nome digas que es... comenzó Harry con cautela.

¡Unhuevo de Dragón! exclamó Ron. Pero se lo tiene que volver a llevar agregó enun susurro. Solo lo trajo para cuidarlo. Se lo dejaron encargado y no puedeperderlo. ¡Y a qué no sabes de qué tipo de Dragón es! Harry se encogió dehombros. ¡De Colacuerno Húngaro!

Entrarona la cocina y Harry sonrió cuando un muchacho de igual constitución a la de losgemelos se acercó a estrecharle la mano.

HolaCharlie saludó él sin dejar de sonreír.

Charlieestaba casi igual a cómo Harry lo recordaba: con sus grandes manos llenas deampollas y callos, de piel curtida y lleno de pecas, además de que su cara nohabía perdido la expresión bonachona y sus brazos estaban más musculosos. Peroestaba más delgado y parecía cansado.

 

Siquieres, puedes echarle un vistazo a ese caldero dijo Charlie guiñándole unojo.

Perono hizo falta que Harry se moviese, Ron lo agarró por un brazo y casi loarrastró al recipiente.

Iguala los huevos de la primera prueba, ¿no, Harry? dijo Ron emocionado.

Harryasintió mientras contemplaba el huevo oscuro. Y enseguida le vino a la mente unenorme Colacuerno Húngaro con las fauces abiertas encima de una nidada, frentea todo Hogwarts, mientras él solo tenía como arma su varita. Pero tambiénsintió una punzada, al recordar, que Dumbledore había estado allí, como jurado.

¿YLara, Harry? preguntó Hermione por encima de su hombro.

Harryse incorporó y abrió la boca.

Estoyaquí, Hermione.

Desdela primera vez que flotó la voz de la chica, Charlie se dio vuelta bruscamentehacia ella.

VenLara la llamó Ron.

Lachica de inmediato se acercó.

Éles Charlie, otro de mis hermanos mayores presentó el pelirrojo efusivamente. Charlie,ella es Lara Josthings.

Charliese quedó unos segundos perdido en el rostro de la muchacha, y luego bajó lamirada hacia la mano que ella había extendido hacia él. Por unos segundos,pareció que Charlie iba a hacerle lo mismo que Lupin, pero él tomó su mano y larozó con los labios, como todo un caballero.

Muchogusto, señorita Josthings dijo Charlie levantando la vista para mirarla a losojos.

Muchogusto en conocerle, Sr. Weasley dijo Lara. Harry se percató de que ellatambién observaba al mago con interés. Era un cambio notable en su usualexpresión vacía.

Puedesdecirme Charlie dijo él sin soltarle aún la mano.

Entonces,puedes decirme Lara.

Diola impresión de que nada hacía más feliz a Charlie que ese dejo deformalidades. En cuanto le soltó la mano, corrió una silla para que ella sesentara.

Notenías que molestarte, Charlie dijo Lara, pero aceptó el asiento.

Paramí, es un placer dijo él, sonriente.

Creoque le gustas a mi hermano le susurró Ginny a Lara cuando se sentó al lado deella. Es guapo, ¿verdad?

Larahizo una leve inclinación de cabeza. Una concesión silenciosa.

¿Enqué trabaja? preguntó.

EnRumania, con Dragones contestó Ginny. Un trabajo muy rudo. ¿Viste susmúsculos?

Ellavolvió a asentir, comedida.

Huboun «crack» y Lupin apareció en la media abarrotada cocina.

¡Remus!exclamó Charlie. Gusto en volver a verte.

Lomismo digo. ¿Cuándo llegaste?

Haceunos minutos. Con un huevo de Colacuerno a cuestas. Ya sabes, de la Reserva.

¿Ypor qué tienes que cargar con ese huevo? preguntó Lupin con interés. Se sentóa la mesa después de Charlie. ¿No estarían mejor con sus madres?

Ohsi, de cierto modo dijo Charlie con una mueca. Pero los mortífagos hanatacado la Reserva. Solo dejaron unos pocos huevos, aparte de los que sellevaron.

¿Sellevaron huevos de Dragón? preguntó el Sr. Weasley de repente.

Sí.Ni idea para qué los quieren dijo Charlie ceñudo.

Puedeservir tener Dragones de aliados.

Lupin,el Sr. Weasley y Charlie miraron a Lara.

Aunqueson muy difíciles de domar prosiguió ella. Fijó los ojos en Charlie. Un solomago no podría controlar un animal así.

 

¿Tegustan los Dragones? preguntó Charlie con brillo en los ojos.

Sonfascinantes admitió Lara. Y peligrosos al mismo tiempo. Muy peligrosos. Peroeso lo debes saber Charlie, a juzgar por la quemadura que tienes en el hombro.

¿Cómosabes que tengo una...?

Sangras,te manchó la camisa.

¡Ah!exclamó Charlie al verse la pequeña mácula escarlata en el hombro de la camisa.¡Demonios!

Charlie,hijo, ¿qué es eso? preguntó la señora Weasley alarmada. Sacó la varita y seacercó.

Nadamamá dijo Charlie en un intento vago por cubrirse la marca delatora.

Esono es «nada mamá» si tienes sangre en el hombro resopló la Sra. Weasley. Quítatela camisa.

Noes nada grave dijo Charlie. Hizo un gesto despectivo para quitarle importancia.Es sólo la quemadura del Colacuerno al cual le quité el huevo.

¡Conmás razón debo verte eso! dijo la mujer exasperada. ¡Quítate la camisa! Noquieras que lo repita

Charliepuso los ojos en blanco y se quitó la prenda. Tenía una fea quemadura en elhombro izquierdo.

¿Dequé tamaño era el Dragón, Charlie? preguntó Ginny.

Bah,no era tan grande dijo Charlie mientras la señora Weasley lo curaba con suvarita.

Estápresumiendo susurró Ginny a Lara. Alzó la voz para dirigirse a su hermano.Pudiste con él, ¿cierto? ¿Cómo fue?

Sí,por supuesto que pude con él dijo Charlie. Movió el hombro libre, flexionó elbrazo, los músculos se tonificaron al instante. Si no, no tuviese el huevo enmis manos... la lucha fue bastante desigual pero

Harry,que charlaba con Ron al lado de las dos chicas, se dio cuenta que era verdad loque había susurrado Ginny; Charlie presumía. A juzgar por la forma en queagitaba el brazo sano, mostraba el pecho, y por cómo hablaba de formajactanciosa de su batalla contra el Colacuerno para quitarle el huevo. Lara loescuchaba con ligero interés, y Ginny se veía emocionada con la historia,mientras que Hermione trataba de atrapar a Crookshanks, que bufaba acechando alPygmy Puffs de Ginny.

Peroquizás quien mejor la pasaba era Lara. Harry la vio intentar mejorar su sonrisacuando Charlie la miraba o se dirigía a ella de forma directa.

Mientras,el pelirrojo no tenía que ensayar nada para lucir encantador y demostrar suinterés en ella.

Esemismo día, en la noche, los gemelos llegaron cargados de botellas de cerveza demantequilla para celebrar el regreso de Charlie. Fue una velada estupenda, yHarry se divirtió mucho con sus amigos. La Sra. Weasley se lució con unasuntuosa cena, y sacaron la mesa para comer afuera, bajo la brisa fresca de lanoche.

Hepracticado mucho la aparición dijo Ron. Se servía en su plato una buenaporción de patatas asadas. Pienso que ya es perfecta.

Sí,y solo has logrado dejar atrás cinco pelos de las cejas dijo Hermione. Elexaminador no se va a dar cuenta de que te «escindiste».

Hermione,cinco pelos no cuentan bufó Ron.

Esomismo dijiste cuando dejaste atrás la mitad de la ceja en la prueba enHogwarts, y suspendiste replicó ella.

Todosestos días me aparecí bien en la cocina farfulló Ron. Comenzaba a ponerserojo.

Sincontar la vez que aplastaste a Crookshanks dijo Ginny claramente divertida.

¿Quéiba a saber yo que el gato estaba en la silla en ese momento? exclamó Ron.Blandió un tenedor con una patata ensartada, como si se dirigiese a una CorteSuprema. Además, no le pasó nada. El condenado sigue por ahí, en busca degnomos y detrás de tu Pygmy, Ginny. Si no lo vigilas, un día amanecerás sinmascota.

 

Hermionefrunció la nariz.

Sabesque sí le pasó algo a Crookshanks dijo en tono desafiante.

Bueno
¡pero que se le haya partido la cola no es grave! rebatió Ron acaloradamente.

Parati no será grave intervino Lara. Pero para un gato es doloroso.

Eso,para un gato barbotó Ron. Pero que quede claro que no fue a propósito. YGinny, de nuevo te aconsejo que recojas a Arnold. El pobre Crookshanks estáintentando comérselo de nuevo, ¡y a nadie parece importarle si lo hace! agregóen casi un gruñido. Sólo importa lo que el desalmado de Ronald le hizo a lacola de Crookshanks.

Ledirigió a Hermione una mirada cargada de desafío, pero ella se excusó con ir aatrapar a su gato, mientras Ginny, ya fuera de la mesa, sostenía a Arnold lejosde las garras del felino. El resto de la cena transcurrió muy animada, sobretodo, muy animado para Charlie. No dejaba de observar a Lara por el rabillo delojo. Pero ahí no quedaba el asunto. Charlie también ponía todo su empeño en queLara le dedicase una palabra, y buscaba atraerla con el tema de su trabajo enRumania. A la muchacha parecía interesarle y era una oyente estupenda, lo cualredoblaba el interés de Charlie.

Harryse preguntaba como la chica podía estar todo el tiempo sin expresar nada. Susojos seguían vacíos, y sus palabras salían en un mismo tono, como si solofuera
un robot. Una muñeca de cera con una invariable expresión. Aun así, porsuerte, a la luz de los farolillos y lo animado del ambiente, se mostrabaatenta y educada con Charlie.

Fleurestaba muy altanera al lado de Bill, y encontraba muy divertida las cosas quehacían los gemelos (malabares con botellas de cerveza de mantequilla, trucos deilusionismo muggle
). Más bien, todos encontraban divertidas las cosas de losgemelos, menos la Sra. Weasley, que se mostraba algo reservada. Parecíadebatirse entre regañarlos o reírse.

Elprimero en abandonar la velada fue Lupin. Se excusó con elegancia y tras unafelicitación a la Sra. Weasley por sus atenciones, emprendió el camino deregreso a la cocina. A instante, Lara lo siguió.

Lupin,casi a punto de alcanzar la vivienda, perdió el equilibrio y unas manos pálidaslo sostuvieron.

¿Estábien, señor? le preguntó Lara.

Solouna herida sin importancia en la pierna respondió él después de estabilizarse.

Intentózafarse con delicadeza, pero ella no lo liberó, incluso lo miró a los ojos.

¿Quiereentrar a descansar? le ofreció.

Lupinquedó por unos instantes, perdido en las profundidades vacías de coloresmeralda. Recobró la lucidez y se zafó con brusquedad del agarre de lamuchacha.

Estoybien casi le espetó con voz gélida. Solo es una herida sin sentido.

Nole he hecho nada para que se muestre así conmigo.

Lupindesistió de alejarse, el suficiente tiempo para responder:

Losé.

Girósobre sus talones y avanzó a toda prisa hacia la casa de los Weasley. Lara loalcanzó al trote.

¿Ustedsabe algo de mí que le incomoda? le preguntó.

Lupinapenas la miró por encima del hombro.

Puedeser respondió, justo cuando se adentraba en la cocina.

¿Dumbledorele dijo de mí?

 

Nodijo Lupin. Ocupó una silla y sacó su varita. Miró a Lara. Pero pensé queestabas muerta. Si eres quien creo.

Larapareció perder firmeza. Despacio, se arrodilló a los pies de Lupin. Su rostroera una amalgama de emociones indescifrables, sin posibilidad de decir cuál eracuál. Hasta el mismo brujo pareció asombrado de descubrir que ella sí era capazde expresar algo, aunque fuese demasiado confuso para encajarlo en unadefinición específica.

Dígamequién cree que soy pidió ella en voz baja. Por favor. Dígame todo lo quepiense de mí.

Lupinsolo contestó con silencio, mientras se subía la pata del pantalón y seexaminaba la herida, que parecía una mordida.

Porfavor, dígame insistió Lara. En un gesto desesperado, aferró las manos delhombre. Necesito saber quién soy.

¿Nolo sabes? inquirió Lupin. Mas no hizo intento esa vez, de zafarse del agarre.

Silo supiese, no rogaría por sus conocimientos dijo ella. Para Dumbledore, paratodos, soy nadie. Una herramienta. Un arma. Para mí misma, no me conformo.Quiero saber quién soy, de dónde vengo, cuál es mi esencia. Necesito un origen.Necesito una vida, aunque me haya sido arrebatada. No quiero ser nadie. Quieroser alguien, y usted parece tener esa respuesta.

Elhombre frunció el ceño, luego suavizó la expresión. Tragó con dificultad y laobservó con algo parecido a la lástima.

¿Enqué te han convertido? murmuró más para sí que para él. Alzó la voz. Losiento Lara. Pero no tengo nada para decirte. Adiós, dile a la señora Weasleyque me marché.

Antesde que ella pudiese replicar, Lupin se liberó de su agarre con amabilidad y selevantó, para desaparecer con un sonoro «¡crack!»

Larase quedó sola en la cocina, con la vista clavada donde antes había estadoLupin. La puerta de la cocina se abrió y Ron y Harry entraron muertos de risa. Sequedaron en silencio al ver a Lara allí.

Emm,Lara, ¿y Lupin? preguntó Ron mirando alrededor, como si esperase que de unmomento a otro Lupin saliese del horno.

Seha marchado dijo ella. La inexpresividad había vuelto a sus facciones. . Medijo, Ron, que se lo comunicase a tus padres.

Ronintercambió una mirada de preocupación con Harry.

Lara,¿qué sucedió? preguntó Harry con cautela. ¿Lupin... te dijo algo?

Eslo que lamento. Su falta de palabras. Su único problema, era una herida en lapierna. No se veía grave dijo ella con voz monocorde. Estoy en la habitación.

Larasalió con paso firme de la cocina, con lo cual, Harry y Ron se quedaron solos.

Ellaes un poquito misteriosa, ¿verdad? dijo Ron después de que Lara se huboperdido de vista. Y rara. Me da escalofríos, ¿tendrá afectados los nervios dela cara? Es como mirar a una maldita muñeca, sólo que ella no sonríe.

Noniego eso dijo Harry con un respingo.

¿Creesque nos ayude... a encontrar los Horcruxes? preguntó el pelirrojo.

Esocreo contestó Harry al momento. Fue muy bien entrenada. Apuesto a que ellavale por tres de los mejores Aurores del Ministerio.

¿Tantoasí? dijo Ron incrédulo. Los mejores Aurores del Ministerio están muy bienpreparados.

Harryse encogió de hombros. No iba a imponerle su punto de vista a su mejor amigo.

Sóloespero que Hermione no se ponga insoportable al descubrir que Lara es mejor queella con los hechizos comentó Ron al poner los ojos en blanco.

 

Harryrió divertido.

Larale ha simpatizado a Hermione, a pesar de lo escalofriante que pueda ser. Unmilagro dijo él. Y parece caerle muy bien a Ginny.

Claro,cuando descubrió que ella no estaba interesada en ti dijo Ron con un guiño y dándoleun codazo leve a Harry. Y cuando puso a Fleur en su lugar. Fíjate que todavíaella no le habla a Lara.

Ycreo que a Charlie...

Holachicos, ¿no han visto a Lara?

Rony Harry miraron a Charlie, quien estaba en la puerta de la cocina que dabasalida al patio.

Dijoque iba a la habitación informó Ron, en el instante en que Ginny y Hermione entrabanentre charlas alegres.

Charliese mostró cohibido de continuar su pesquisa ante tantas personas. Sin decirotra palabra, giró sobre sus talones y abandonó la cocina.

Ginny intercambió una mirada con Hermione,soltaron una risita y también abandonaron la estancia. Ron emitió un bufido quesonó más o menos a: «¡chicas!». Harry y Ron decidieron subir después de variosminutos a ver que tramaban las chicas. Enseguida se acercaron a la puertaentrecerrada de la habitación donde todas se acomodaban y llamaron. Elcuchicheo se detuvo, y la voz de Hermione ordenó: «Pase». Entraron paraencontrar el ambiente muy relajado. Ginny y Hermione estaban sentadas en unacama, ya con sus batas de dormir, pero había alguien vestido de forma inusual.

Lara estaba con un ropón perlado, sentada en elmarco de la ventana, encima de la misma cama donde estaban las otras chicas.

¿Qué quieren? dijo Ginny casi con recelo de lahorda de machos que se atrevían a romper el ambiente.

Er... Hermione, ¿por fin vienes con nosotrosmañana? preguntó Ron, aunque sonó a una triste excusa.

Sí, ¿quién dice lo contrario? dijo Hermione conceño.

¿Vas a cuidar que Ron no se «escinda»? preguntóGinny mordaz.

Ron tomó el color de su pelo.

Bueno, Lara ¿vas a hacer la prueba? preguntóHarry para salvar la situación.

Por supuesto. Me vendría bien tener permiso de «Aparición»contestó la aludida. Se bajó de marco de la ventana con gracia. No podríahuir todo el tiempo de una estampida de inspectores.

Ginny y Hermione soltaron una risita. Tocaron ala puerta, Ron agitó su varita y ésta se abrió. Charlie escondió algo detrás deél a la velocidad de un rayo.

Hem, hem, ¿Lara está ahí? preguntó un pocoserio.

La aludida se acercó a él con elegancia.

¿Sí, Charlie?

Él le sonrió.

Luces radiante le dijo.

Ella ladeó la cabeza. Un rubor muy ligero cubriósus mejillas. Ginny y Hermione atisbaban con mucho interés por entre Harry yRon.

Esto... Charlie sacó lo que escondía. Resultóser un ramo de jazmines... es para ti.

Lara aceptó las flores. Cerró los ojos y oliódespacio para luego dedicarle a Charlie la mirada más suave que le vieron.

Gracias, Charlie.

Lara dudó unos segundos, se alzó en punta de piescon torpeza, se apoyó con una mano en el pecho del muchacho y le besó unamejilla.

Has sigo muy gentil dijo mientras retrocedíacon lentitud.

Charlie parecía estar en el paraíso.

Que duermas bien, Lara dijo él, embobado.

Le dedicó una última sonrisa y bajó las escaleras.Lara cerró la puerta con suavidad. Cuando se dio vuelta, se encontró cuatropares de ojos clavados en ellas.

 

No he hecho algo prohibido para que me observende esa forma dijo con su usual neutralidad, pero Harry le detectó unligerísimo matiz de reproche.

Lo sabemos, pero
¿eso es todo? dijo Ginnyansiosa. ¿Acaso mi hermano no es guapo?

Dentro del estándar de los hombres no esdesagradable aceptó Lara.

Harry miró, algo asombrado, como las mejillas dela muchacha se volvían más rojas. Lara se había ruborizado.

Entonces, Charlie te gusta picó Hermione cuandoLara hacía aparecer un florero pequeño.

No he dicho tal cosa dijo Lara, apuntó con su varitaal interior del florero. ¡Aguamenti!

De su varita surgió un fino chorro de agua quellenó un poco el florero, luego ella colocó los jazmines en él concuidado.

Me retiro a dormir dijo al terminar con suquehacer. Estoy exhausta. Me gustaría estar descansada para mañana. Buenasnoches a todos.

¡Pero si apenas son las nueve! exclamó Ron.

Creo que yo también voy a dormir dijo Ginny. Seestiró con pereza y saltó a su cama. Buenas noches.

Hermione también se acostó sin hablar.

¿A Fred y a George no se les habrá quedado unapelotita somnífera en la habitación? preguntó Ron cuando salían de la estancia.

Voy a dormir bostezó Harry.

¿Tú también? exclamó Ron. ¿Pero qué les pasa atodos en esta casa?

Se me olvidaba decirte... dijo Harry cuandoentraban a la habitación compartida
George puso un caramelo de café Expresscon trocitos de escarabajo en tu jugo.

Ron se puso verde y Harry cayó como un saco depatatas en su cama.

Cuando Harry se despertó a la mañana siguientepor el llamado de la señora Weasley, se encontró a Ron sentado en la cama comoun zombi, con cara de no haber podido pegar un ojo en toda la noche.

¡Los mato! mascullaba mientras bajaba con Harryque trataba de verse apenado por la situación de su amigo. Lo cierto era que nolo estaba logrando. ¡No pude dormir en toda la noche por culpa del malditocaramelo! ¡Les voy a retorcer el pescuezo a los dos! ¡Tampoco me dieron elantídoto! Harry, ¿cómo tengo los ojos?

Harry se detuvo para ver los ojos rojos ymarchitos de su amigo. Más bien parecía un sabueso en crisis que un chico quehabía dejado de dormir una noche entera.

Bastante bien mintió Harry con un esfuerzonotable para no reírse.

Ron se tranquilizó. Sólo un poco.

Cuando bajaron a la cocina, estaba tan abarrotadaque para avanzar, había que pedir permiso. Lupin parecía haber llegado muytemprano, en compañía de Tonks, quien lucía radiante enganchada del brazo delbrujo. Fleur, como siempre, parasitaba encima de Bill. Ginny y Hermione yaestaban despiertas y charlaban con los gemelos, que desayunaban apresuradamentepara irse a la tienda de bromas.

El señor Weasley andaba con dos alambritospelones, una bombillita que estaba en sus últimas, y la pila que le habíaregalado Harry. La señora Weasley lo miraba de reojo, como si temiese que elbrujo hiciera estallar la cocina. Pero había alguien que lucía muy nervioso.Charlie miraba por la ventana, luego revisaba la cocina con la vista y volvía amirar por la ventana. Al ver a Harry, se acercó en dos zancadas.

¿No has visto a Lara? le preguntó con recelo,como si acusara a Harry de tener a Lara escondida en su zapato.

Ella debe de haber salido a entrenar dijoHarry. Se encogió de hombros. Es lo que ha hecho desde que llegó.

 

¿A entrenar? repitió Charlie confundido.

La explosión de Ron llenó la cocina de repente:

¡Ustedes dos son los culpables de que no hayapodido dormir en toda la noche! gritaba en un ataque total de histeria.Apuntaba un dedo acusador hacia los gemelos y lo sacudía con intensidad. Sialguno de sus hermanos se acercaba otro milímetro, les sacaba un ojo. ¡Notienen consideración, no piensan, hoy tengo la prueba de Aparición, y estoy tancansado que no sé si la apruebe! ¡Y todo es culpa de ustedes
!

Ya Ronnie dijo Fred con voz aburrida. Registróen un bolsillo y le lanzó algo a Ron. ¿Contento?

Ron miró el galeón largo rato, como si no supiesequé era exactamente.

¿Cuándo pruebo otro caramelo extraño? preguntó yse guardó el galeón en un bolsillo.

Nosotros te avisamos dijo George. Hizo un gestode espantarlo. Ahora no des más lata.

En el umbral de la puerta apareció Lara, con suusual mono deportivo. Fue una aparición silenciosa, casi fantasmal. Al punto deRon atragantarse con su leche cuando ella avanzó hacia la mesa.

¡Ah, querida, ya estás de vuelta! exclamó la Sra.Weasley. Siéntate, come algo. Después podrás asearte para ir con los muchachosal Ministerio.

Charlie, sonriente, de inmediato le ofreció unasilla a Lara. Ella la aceptó con un amable: «gracias», y su mirada se cruzó brevementecon la de Lupin, sin embargo, el brujo la retiró antes de que ella pudieseabrir la boca y se concentró en leer «El Profeta».

Harry sentía mariposillas en el estómago y apenascomió. Se reprendió a sí mismo con que exageraba, no estaba tan nervioso. Sabíaque la Aparición le iba a salir bien, o al menos contaba con eso. Ron comía tanrápido que apenas se le veía la mano en el trayecto del plato a la boca y de laboca al plato. Hermione estaba en la cima del mundo, satisfecha por haberaprobado en su primera prueba, algo que irritaba a Ron.

Mamá, voy con Ron a las pruebas dijo Ginny derepente.

Tú no vas dijo la señora Weasley sin siquieramirarla.

Pero Hermione va...

Te quedas aquí dijo la mujer algo impaciente. Novas. Asunto cerrado.

La chica se enfurruñó y desistió de convencer asu madre de dejarla ir. Era como intentar hacer pesas con todos los megalitosde Stonehenge. No se podía. Después del desayuno, Ron no podía dejar de hablarde la prueba.

No creo que sea en el Ministerio decía mientrasse lavaban los dientes. En realidad, Harry se los cepillaba. Ron escupía pastadental. Bill me dijo que los sacaban a todos al mundo muggle, y te decían en cuálespuntos estaban tus examinadores, así que debes aparecerte allí. Pero se quedaun examinador atrás para ver si te «escindiste». Y luego tienes que regresar alprimer examinador para esperar a que todos regresen. Claro, que seríacatastrófico si te «escindes». Los muggles se aterrorizarían si ven una piernatirada en medio de la calle. De seguro llamarían a los «pardetenemédicos» y si ellosse llevan tu pierna ¿cómo te la pegan de regreso?... y entonces...

Harry escupió en el lavamanos, se enjuagó la bocae hizo un ademán exasperado.

Ron, ya capté todo. Relájate, ¿quieres? Vas a ponermenervioso a mí.

Ron miró su cepillo de dientes como si fuese lomás fascinante del mundo. Aunque el embeleso no le duró más de cinco segundos.

 

No pueden dejar que los pardetenemédicos selleven las piernas de los magos que se escinden, ¿verdad? Santo Merlín, me voya escindir y no será la ceja de nuevo, los gemelos dicen que nunca es la mismaparte del cuerpo. No sé qué prefiero dejar atrás, ¿piensas que duela muchoquedarte sin dedos? ¿Cómo crees que nos examinen? ¿Juntos o separados
?

Harry le pegó un puñetazo en la nariz.

Ron parecía mudo frente a la chimenea de laMadriguera. A ratos se frotaba la nariz roja y miraba con rencor a Harry, quienprefería ignorarlo. Lara estaba tan misteriosa como siempre: con un vaquero,sus ya usuales botas y una camiseta. Todo, por supuesto, de color negro.Hermione como ella, estaba calmada. Fue la primera en tomar un pellizco depolvos flu. Entró confiada a la chimenea, y arrojó los polvos soltando unpotente: «¡Ministerio de Magia!»

Después, uno a uno, Harry, Ron y Lara entraron enla chimenea para ser tragados por las llamas esmeraldas. Pronto todos estuvieronen el Ministerio de Magia y se dirigieron al vestíbulo. Se acercaron a «INFORMACIÓN»,en donde una bruja de prominente mandíbula, aguardaba a los despistadoslimándose sin mucho interés unas uñas que más bien eran garras.

Buenos días saludó Hermione.

Después de dos minutos o más, la mujer se dignó amirarlos.

Buenos días, ¿desea algo? preguntó irritada.

Sí dijo Hermione sin prestar atención a sutono. Queremos saber dónde se van a realizar las pruebas de «Aparición».

La mujer señaló con desgano hacia la derecha delvestíbulo. Allí había un grupo de muchachos que no parecían pasar de losdiecisiete años. Sin embargo, de repente se sentó de forma correcta en la sillay formuló una sonrisa tan grande, que Harry creyó que las comisuras de la bocase le engancharían en las orejas.

Los chicos se dieron vuelta. Detrás de ellos,vestido con una túnica azul marino, estaba Rufus Scrimgeour; Ministro de Magia.Detrás de él, venía Cornelius Fudge, un hombre corpulento que siempre llevabaun traje a rayas.

Buenos días señorita Kastleen saludó Scrimgeour.La mujer parpadeó y amplió más la sonrisa. Si eso era posible. El Ministro sacudióun poco su melena veteada de gris y fijó sus ojos en Harry. Hola Harry extendióuna mano hacia él y el chico la estrechó sin ceremonias. ¿Qué te trae por elMinisterio? Al no ser... que hayas aceptado...

No he aceptado su propuesta, señor Ministro.Pero gracias dijo Harry a secas. Retiró la mano sin lucir apresurado. Loquisiera o no, Scrimgeour era el Ministro de Magia y pisaba su territorio. Estoyaquí para hacer mis pruebas de «aparición».

Entiendo pronunció Scrimgeour como si saboreasecada letra. Pasó la mirada de Ron a Hermione. El señor Ronald Weasley y laseñorita Hermione Granger, si no me equivoco. ¿Y esta jovencita es...?

Lara Josthings. Una amiga presentó Harry. Lara,el señor Scrimgeour, Ministro de Magia.

Lara y Scrimgeour estrecharon manos. Sus miradaschocaron con brevedad, pero no hubo más acción. Después de varios segundos,Scrimgeour retiró sus ojos amarillentos de los esmeraldas de Lara y le soltó lamano.

A la prueba de aparición asistirán cuatro de mismejores Aurores. Cuestión de seguridad. Les indico para que no se alarmen explicóel Ministro a nadie en particular. Me gustaría quedarme a charlar un poco máspero soy un hombre ocupado. Con permiso.

 

Y Rufus Scrimgeour se fue, seguido de Fudge quehizo una leve inclinación de cabeza antes de seguir los pasos del hombre. Harrysoltó aire aliviado. Esperaba que Scrimgeour le soltase una arenga deconvencimiento para que estuviese de acuerdo en tener a dos Aurores a cada ladode él todo el tiempo, como si él fuese un inútil. Pero por suerte, no seprodujo.

Se unieron con los demás adolescentes, quehablaban emocionados e intercambiaban opiniones. Entre ellos estaba Neville Longbottom,un chico de cara redonda y era la persona que más se metía en problemas queHarry conocía, aunque había cambiado mucho desde la batalla contra losmortífagos en el Departamento de Misterios.

¡Hola Harry! saludó Neville al llegar a ellos.¡Ron, Hermione! ¿Vienen a hacer las pruebas?

Ya yo la hice dijo Hermione con superioridadmal disimulada. Y la aprobé. Vengo a acompañar a Harry, a Lara y a Ron.

Ron gruñó.

Neville, ella es Lara Josthings dijo Harryapresuradamente. Es una amiga. Lara, él es Neville Longbottom.

Estrecharon manos sin muchas ceremonias. Nevillepareció nervioso por unos instantes, hasta que Lara, de forma asombrosa, logróformular una leve sombra de sonrisa que tranquilizó al muchacho.

¡Bien chicos, su atención por favor!

Ay no, ¡él no! gimió Ron al descubrir a WilkieTwycross manotear como un pájaro asustado para obtener la atención de lospresentes.

Wilkie Twycross había sido el Instructor deAparición enviado a Hogwarts, con el objetivo de prepararlos para las pruebas.Pero Ron le había tomado algo de desagrado. Wilkie era pálido, con pestañastransparentes, pelo dedicado y un aire que lo hacía pasar desapercibido, comosi una ráfaga de aire lo pudiera desarmar de un momento a otro. Estabaacompañado por varias brujas y magos, que parecían ser los examinadores. Y paracomplementar, detrás de él se encontraban cuatro infranqueables Aurores. Parecíangorilas con túnicas de mago. Harry se preguntó de cuál zoológico se habríanescapado.

¿Me escuchan todos? preguntó Twycross en puntade pies.

Hubo murmullos de aprobación.

¡Silencio! ¡Silencio! amonestó el instructor. Escúchenmebien. Las pruebas van a realizarse en el mundo muggle...

Te lo dije susurró Ron a Harry.

... por parejas prosiguió el hombre por encimade los murmullos. Deben actuar como muggles para no despertar sospechas...

Díselo a los Aurores murmuró Ron.

Harry se dio cuenta de que todos los examinadoresestaban vestidos «a lo muggle». La nota discordante eran los Aurores, que llevabantúnicas.

... seremos parte de una excursión guiada, sialgún muggle les pregunta informó Twycross. Como primera prueba, ¡aparezcanen el mundo muggle en la dirección que la señora Dellakleyer les entrega eneste momento! Ya nuestros examinadores han asegurado el área y está libre demuggles.

Harry tomó el pedazo de pergamino que una mujerbajita y mayor le pasaba. Lo leyó unos instantes y avanzó con decisión.

En un callejón en medio de Londres hubo unconcierto de «cracks», y al menos una docena de adolescentes se materializaronde la nada. Ron se escudriñaba a sí mismo y se palpaba las cejas.

Ohoh, un paso de avance murmuró encantado.

Harry se miró. Había aparecido sin problemas.Hermione también y parecía dispuesta a hacer la prueba dos veces. Lara semostraba calmada en contraste con Neville, quien se veía un poco agitado.

 

¡Qué incómodo! comentó. Todavía no meacostumbro.

Todos pegaron un brinco cuando los examinadoresaparecieron alrededor de ellos con ruidosos «cracks».

¡Bien! aplaudió Twycross. ¡Muy bien todos!Aunque... señorita Heartletter, creo que esto es suyo. Más cuidado con laaparición la próxima vez.

Una chica trigueña de ojos cafés se ruborizó y seacercó a recoger una cola de caballo que parecía formar parte de su pelo de lasmanos de Twycross. Los examinadores después de ponerle el pelo a la chica en sulugar, los guiaron a las afueras del callejón, emergiendo todos en medio delbullicio de Londres. Los Aurores se mantenían vigilantes y no les parecíaimportar que los muggles los mirasen como si fuesen bichos raros.

Harry estaba muy confiado. Su «Aparición» no erapara nada mala, y estaba seguro de pasar las pruebas. Lo único que parecíamantener a Neville tranquilo, era su charla con Hermione. Lara se mostraba casitan cautelosa y atenta como los Aurores. Llegaron a una vieja Plaza y Harry pudover en algunas entrecalles, las cintas amarillas que se colgaban cuando sequería impedir el paso de los transeúntes.

Enseguida se dividieron por parejas. Hermione seretiró, aunque se veía ansiosa por hacer la prueba de nuevo. Harry y Ronenseguida quedaron juntos y dieron sus nombres a uno de los examinadores. ANeville le tocó con un chico muy nervioso y flacucho, mientras que a Lara lahabían puesto con la chica que había perdido su cola de caballo. CuandoTwycross sonó un silbato de plata, todos desaparecieron con ruidosos «cracks»,y los examinadores que se habían quedado corrieron a curiosear los alrededores enbusca de algo «escindido».

Al cabo de varios minutos, la plaza se llenónuevamente de «cracks» y todos volvieron a aparecer. Un grito retumbó en ellugar. El chico que se había aparecido junto a Neville había dejado al menostres dedos de su mano derecha. Neville lo miraba con aprehensión.

Pobre chico murmuró Hermione, mientras losexaminadores que faltaban se materializaban y corrían a unirle los dedos al infeliz.

No debe haber tenido «determinación» dijo Ron consuficiencia. Por supuesto, después de haberse examinado de punta a cabo. Yo latuve. Mucha de ella. Soy un chico determinado

Hermione rodó los ojos en señal de fastidio.

Yo lo hice lo mejor que pude dijo Neville. Esperohaber aprobado.

Lara estaba apartada del grupo, en plenaobservancia de lo que pudiese abarcar de la plaza. De repente, un niño de nomás de siete años apareció por una de las entrecalles y avanzó hacia el centrode la Plaza. Lara de inmediato lo observó con curiosidad. Era obvio que ellugar estaba hechizado con repelente anti-muggle. ¿Significaba eso que elintruso era mago? El niño la miró con detenimiento en la distancia y corrióhacia ella. Al llegar, le tendió un pedazo de pergamino con un resuello.

¡Hola, Lara! ¡Toma!

Lara recogió el pergamino para leerlo.

ES HoRA dE QuE ReGrEsES

VeTE dE aQuÍ

¿Quién te...?

Pero al alzar la vista, sólo vio alejarse laespalda del niño, quien corría hacia los edificios cercanos. Lara volvió amirar la nota. Estaba compuesta por letras recortadas del diario mágico «ElProfeta». El mismo diario que había visto leer a Lupin en la Madriguera esamañana. Pero pronto le halló sentido al mensaje que aparentaba ser una broma,al ver sombras humanas en los tejados y escuchar el débil susurro de capasdeslizándose por el lugar.

 


N/A: Estimados lectores/as, por favor, dejen sus comentarios acerca de la historia. Como expliqué en la portada, es una antigüa que estoy retocando con mi actual estilo de escritura, así que puede ser que se me escape algún que otro teclazo o me olvide de agregar/corregir algo. A veces, de tanto repasar el mismo texto, eres incapaz de ver los errores. Me gustaría que si encuentran alguna incongruencia me lo hagan saber.

También me gustaría saber (como a todo escritor), si la historia es de su agrado. Qué piensan de la trama, de los personajes, qué teorías les despierta, qué creen que suceda a continuación. Como también, si tienen comentarios negativos, son bienvenidos de postearlos. Los leeré y responderé como otro cualquiera.

Gracias por su tiempo, ¡y espero sus comentarios!

Atte: Priestess_Nahuel


Lara no perdió tiempo. Se guardó el pedazode pergamino en un bolsillo, dio media vuelta y corrió hacia el grupo de adolescentes,examinadores y Aurores.

¡Desaparezcan! les gritó. ¡Todos!

¿De qué hablas Lara? preguntó Harrydesconcertado.

Pronto comprendió. Hubo un zumbido quehelaba la sangre y alguien gritó. El chico que se había escindido cayó aturdidoen el suelo, o eso quería pensar Harry; que estaba aturdido. Harry sacó suvarita.

¡A un lado Harry!

El chico se fue a dar vuelta, pero alguienlo agarró y lo hizo caer. El chorro de luz roja le chamuscó los pelos al pasarpor encima de su cabeza. Lara se había echado al suelo también, pero ya seincorporaba.

¡Usa tus sentidos, Harry! le recordó. ¡Úsalos!

Cuando Harry se logró levantar, tuvo unaclara visión de la plaza vieja; magos vestidos de negro con máscaras llenabantodo su campo de visión, lanzaban hechizos contra los examinadores, quienes lespresentaban un buen combate, mientras los adolescentes se desperdigaban entrealaridos, presas del pánico. Muchos ya habían caído, inmóviles, tomados porsorpresa, y Harry prefería pensar que estaban aturdidos y no algo peor.

Buscó a Lara, pero ella se había esfumado,como tragada por la tierra. Tampoco podía distinguir a algún conocido en mediode todo aquel caos. Decidió moverse, o podría ser un blanco muy fácil paradoallí como un idiota. Se agachó ante haces de luz ciegos, y abatió por laspiernas a un par de mortífagos (o eso creyó al verlos con ropas oscuras) ysaltó por encima de sus cuerpos, en busca de sus amigos. Corría con la cabezabaja y no dejaba de abrirse camino con hechizos y repeler otros al mismotiempo. Mas de repente, algo lo embistió por un costado y trastabilló hacia unlado. Se las arregló para no caer al suelo y encaró a su atacante. Quedóboquiabierto. Ron le apuntaba con su varita de forma amenazante.

¿Ron? ¿Qué haces? jadeó Harry. Retrocedióde un salto cuando el pelirrojo le enviaba un hechizo aturdidor, su caracontorsionada de furia lo maldecía hasta con la mirada. ¡Estamos del mismobando! convocó una protección y esquivó el próximo haz de luz. ¡Deja de hacereso! ¡Para
Ron!

 

Desvió un ataque. Y otro más. Ron noparecía reconocerlo en absoluto y Harry no se atrevía a responderle loshechizos. Pero si no hacía algo pronto para detener al pelirrojo, ambos lo ibana lamentar. Ron alzó su varita una vez más y siseó el inicio de un hechizo queHarry jamás había escuchado.

Hubo un estallido y Lara apareció entreellos. Golpeó a Ron en el estómago, con lo cual éste se inclinó sin aire, luegoHarry pensó que lo había abofeteado, por lo rápido que pasó su mano abiertafrente a él. Pero después pudo ver el semblante confuso de Ron, aun doblado ysin aliento, pero su cara no presentaba ningún tipo de enrojecimiento. Cuandopudo reunir aire, balbuceó:

¿Qué sucedió? ¡Maldición, Lara, me hassacado las tripas! ¿De qué lado estás
?

Eso mismo te preguntaba minutos atrásmurmuró Harry, aturdido. Comprendió al instante. Te echaron la Imperio, Ron.

El muchacho sacudió la cabeza y pudoenderezarse. Lara volvió a pasar su mano de regreso por la cara de Ron, y este tuvoun estremecimiento.

¡No les den la espalda! les aconsejó.Casi era una orden. ¡No se separen!

¿Qué me hiciste? le gritó Ron.

Pero ella ya se alejaba de los dos chicos.Harry vio que en la mano que había pasado dos veces frente a Ron, tenía algoasí como una esfera muy pequeña de color dorado, la cual desapareció cuandoella cerró el puño. Harry enseguida aturdió a un mortífago que se acercaba,mientras Ron disparaba hechizos a diestra y siniestra a cuanto mortífago seacercase.

¿Y Hermione? preguntó Harry por encimade los zumbidos.

¡Está junto a Neville! ¡Al menos la dejéallí con él! informó Ron. ¡Stupefy! ¡Supongo que en ese momento un mortífagome echó la Imperius! ¡Impedimenta!

¡Únanse! gritó de repente la voz de Laramuy cerca. ¡Rápido! ¡No les den la espalda!

Hermione surgió de entre la confusiónjunto con Neville. Lara los juntó de tal forma que ninguno le daba la espaldaal vacío.

¡Debemos alcanzar los edificios! sugirióHermione y el grupo compacto que formaban, comenzó a moverse en busca de losbordes de la plaza. ¡Aquí hay demasiados!

¡Cuidado! exclamó Neville de repente eintentó apuntar por encima del hombro de Lara.

Pero si el muchacho lanzaba el hechizo ono, nunca lo supieron. Lara giró dando una patada a la velocidad de un rayo y noqueóa un mortífago.

¡Stupefy! gritó alguien en medio de laconfusión.

El rayo apareció de la nada y una manopálida lo atrapó como si fuese una pelota de béisbol. Lara cerró el puño y elhechizo, vuelto una pequeña esfera de luz, desapareció. Al instante apuntó lamano desnuda hacia el mortífago que intentó aturdirla. El hombre se estremecióbajo algún influjo invisible, pero se recuperó al instante y antes de quealguien pudiese hacer algo, le apuntó a Lara.

¡Avada Kedavra!

De la varita salió una bocanada de humoverde que se disipó al momento. El mortífago se quedó desconcertado y Laraaprovechó para abatirlo de un puñetazo que le aplastó la nariz con un«¡crash!».

Harry no entendía, ni tenía cabeza parapensar en esos momentos. Los mortífagos se movían muy rápido alrededor de ellos,les cortaban el paso hacia las entrecalles. Aturdió a un par de enemigos, perono pudo evitar que casi los ahogaran en una marea oscura. Ellos solos no dabanabasto. Lara se movía alrededor, ya fuese apoyándolos con hechizos, luchasmuggles, aquel extraño gesto que hacía antes de dejar a sus oponentes sin magia;pero incluso ella, tan bien entrenada, comenzaba a dar síntomas de fatiga.Harry sabía que era imposible desaparecer en ese caos; alguien podríaagarrarlos, alguien podría ver a dónde se dirigían. Así que debían romper elcírculo primero si querían escapar.

 

Cuando Lara ya jadeaba de forma ruidosa yle costaba seguir el ritmo del combate, una voz ronca y algo familiar gritó muycerca:

¡Váyanse de aquí!

Lara se dio vuelta. Remus Lupin acababa dellegar e intentaba romper el cerco. Lo acompañaban otros magos desconocidospara ella.

¡Desaparezcan! ¡Es hora de regresar!

Lara bajó los puños y no evitó recordar elmensaje que guardaba en un bolsillo, compuesto por letras del diario «ElProfeta».

ESHoRA dE QuE ReGrEsES

VeTEdE aQuÍ

Sintió que su mente quedaba en totalblanco. Lupin había logrado que Neville desapareciera, y luchaba con dosmortífagos a la vez para dar tiempo a que los demás se fueran.

Lara sintió el golpe contundente en uncostado y quedó desequilibrada. Cuando logró afianzar los pies, otro empujón laenvió al suelo. Alguien la agarró de la ropa y la arrastró lejos de la batalla.

¡Incarcerous! exclamó una voz fría.

Unas gruesas cuerdas salieron de la nada yse enroscaron con en todo el cuerpo de la muchacha. Se retorció de un lado aotro como un gusano, en un vano intento por zafarse. Aún tenía su varitaaferrada. Podía retomar el control. Sin embargo, el peso de otro cuerpo laaplastó contra el asfalto. Le aferraron la quijada y con brusquedad, levoltearon la cara hacia el sol, por lo cual quedó cegada. Sentía unarespiración jadeante sobre ella.

¡CRACK!

Justo después del sonido de desaparición, Larasintió como toda la presión que le procuraba el mortífago desaparecía.

¡Vamos, Lara! dijo una voz ronca. ¡Vamos!¡Diffindo!

Lara se sintió libre de nuevo. Alguien lapuso en pie en el instante de un parpadeo.

¡Aférrate a mí! le ordenó Lupin. ¡Rápido!

Lara obedeció al brujo. Una masa negra seabalanzaba sobre ellos en medio de una marabunta de hechizos. Hubo un «crack», desaparecieronde la Vieja Plaza, y dejaron a los mortífagos sin nadie a quien masacrar,porque todos habían logrado, por suerte, escapar.

En la cocina de la Madriguera hubo un «crack»y Lara y Lupin aparecieron de la nada.

¡Oh, por suerte ya están aquí! ¿Estásbien, Lara? ¿Estás herida? preguntó la señora Weasley con premura.

Estoy bien, señora Weasley dijo ella sinemoción destacable. Se dio vuelta hacia Lupin. Señor, necesito hablar conusted el mago arqueó una ceja. A solas.

Todos parecieron percibir aquel momento comotenso. Y llegaron a la unificada conclusión de que no era bueno interferir enla charla. Harry en lo particular, creía que Lupin le debía eso a la muchacha, debidoa su comportamiento extraño todo aquel tiempo. Fue el primero en salir aljardín. Lo siguieron Ron, Hermione y Ginny. La señora Weasley miró a Lupin conreservas, sin embargo éste asintió con levedad, así que ella abandonó lacocina.

Una vez la estancia vacía, salvo por losque debían quedarse, Lupin ocupó una silla. Lara permaneció de pie.

 

Ya estamos a solas dijo él. Dime quédeseas tratar conmigo. Habla rápido, no tengo mucho tiempo.

Lara puso el pedazo de pergamino sobre lamesa, frente a Lupin. El brujo pasó la mirada del papel a Lara, aparentemente,sin entender lo que ella intentaba decirle.

¿Puedes ser más explícita? preguntó él.Hizo un ademán hacia el pergamino, pero no lo recogió.

Quiero explicaciones acerca de esa nota dijoLara y fijó su mirada inexpresiva en el rostro calmado del hombre. ¿Por qué melas envía de forma anónima? ¿Qué le impulsa a no revelarse?

Lo siento, Lara. Creo que te confundesdijo Lupin. Se levantó con la clara intención de marcharse. No te he enviadoninguna nota. Si deseara decirte algo, lo haría directamente.

Ella se interpuso entre la chimenea y elmago, aunque eso no era problema para Lupin, ya que podría desaparecer. Peropor alguna razón, él no se arriesgó a hacerlo.

¿Cómo explica su aparición tan oportunaen la plaza? lo cuestionó ella.

Casualidad. No me acuses de algo de lo queno soy culpable, Lara dijo Lupin con seriedad. No te envié ese pergamino. Nosalertaron del ataque y acudimos a ayudarlos a escapar. Es todo.

Perdone mi falta de confianza. Usted meha esquivado todo el tiempo. Ha evadido mis preguntas. Usted sabe quién soy, yesta vez
la muchacha alzó la mano derecha y presentó la palma hacia el brujo.Su mirada era vacía, sin expresión alguna, voy a obtener esa información. Leaconsejo que me la ofrezca de buena fe. O ambos lamentaremos algo en lossegundos siguientes.

Lupin tuvo un estremecimiento involuntariocuando el ambiente de la cocina se enfriaba. Lara mantenía la posición y por sucara, no pensaba retractarse de cualquiera que fuese su acción para obligarlo ahablar.

Ni siquiera yo sé quién eres realmente
se apresuró en decir.

Sorpréndame pidió Lara. Comenzó a cerrarla mano y el brujo retrocedió contra la mesa, para alejarse de su alcance.Dígame quién cree que soy. Deje en mis manos el papel de juzgar si dice laverdad o no...

Tú tienes algunos datos, ¿cierto?preguntó el hombre y estrechó los ojos. Dime lo que sabes, despuéscorroboraremos con mi información.

Lara ladeó la cabeza con interés. Mas norelajó su postura amenazadora.

Dumbledore me dijo que era huérfana. Mispadres fallecieron en un accidente cuando era bebé. Crecí con esa idea, hastaque escuché la conversación.

Lupin se irguió de repente como alcanzadopor una descarga eléctrica.

¿Cuál conversación? preguntó con unligero temblor en la voz.

En mi doceavo cumpleaños. Dumbledore mevisitó en el orfanato donde radicaba. Durante nuestro informe acerca de cómoevolucionaba mi entrenamiento, nos interrumpió un mago. Estaba bien oculto bajosu capucha. Dumbledore me ordenó abandonar la habitación. Mas no le obedecí deltodo. Por primera y única vez, no acaté sus órdenes. Los maestros que él meprocuraba siempre se presentaban con el rostro descubierto, y él me permitíapresenciar los acuerdos. Pero este visitante inesperado no encajaba ese perfil.Debía tratarse de otra persona. Así que escuché tras la puerta.

¿Recuerdas
lo que conversaron? Lupinaspiró profundo, en un vano intento por parecer relajado. Se aferraba a la mesacon fuerza. No con exactitud, pero

El hombre exigía que le fuese devuelta.Nunca pertenecí a Dumbledore, nunca tuvo que apartarme de mi familia. Loescuché suplicar, hasta que Dumbledore lo obligó a retirarse, casi a punta devarita. Después, me cambió de orfanato Lara frunció los labios con brevedad.Sus ojos ardían casi febriles, lejos del vacío que los caracterizaba. Piensoque ese hombre era mi padre. Por consiguiente, Dumbledore mintió acerca de mi procedencia.En los siguientes años intenté obtener más información, pero Dumbledoremantenía su mente y secretos de mi existencia lejos de mi alcance. Hasta el díade hoy. Usted parece poseer lo que busco. Le he brindado lo que conozco, ahora,cumpla su parte. No quiero pensar que no es un hombre de palabra.

 

Lupin estaba pálido. Se pasó una mano porla barbilla sin afeitar, luego se secó la frente. No obstante, suporecomponerse en los siguientes segundos y se irguió.

Si eres quien pienso, tu madre muriódijo con simpleza

Lara observó a Lupin con detenimiento.

¿Es todo lo que tiene para intercambiar? ¿Quésabe acerca de mi padre? Si usted conoció a mi madre, lleva implícito quetambién

Lo siento. Debo irme.

Pero cuando Lara volvía a alzar la mano enactitud imperativa, Lupin desapareció con un ruidoso «¡CRACK!»

Ella no expresó enfado. Ni tristeza,sospecha, ira, melancolía, soledad, aunque por dentro se sintiese como unhuracán. Nunca aprendió a exteriorizarlo. La entrenaron para que no sintiera. Teníaprohibido sentir pena, ni lástima, ni angustia, ni alegría, ni tristeza. No debíapermitirse distracciones que la alejasen de las órdenes que recibía.

Pero era humana. Y por más duro que fueseel entrenamiento, por más reprimidas que tuviese sus propias emociones, en sunaturaleza estaba el ansia de saber de sus orígenes, de querer una vida deverdad y no una controlada por órdenes, sangre y batallas.

Odiaba ser el soldado perfecto por elsimple hecho, de no tener nada.


N/A: Estimados lectores/as... ¿alguien tiene la fórmula de la poción mágica que hace que dejen comentarios? No quiero pensar que la historia está tan horrible para que no den deseos ni de lanzarme un tomate podrido.

Lara no permaneció sola en la cocina pormucho tiempo. La puerta se abrió y entraron todos los muchachos. Lara sospechóque en algún momento habían atisbado por la ventana para saber si Lupin sehabía marchado. O con la esperanza de escuchar a hurtadillas. Se decantaba porlo último. De inmediato la rodearon, como una manada de lobos a un alce.

Lara, ¿qué me hiciste en la Plaza con tumano, que me quitó la maldición Imperius? preguntó Ron de golpe. Sentí
frío.Era algo muy extraño... ¿Qué era?

A mí también me gustaría saberlo dijoHarry. Se cruzó de brazos, impaciente. Ya no lo puedes ocultar más. Dilo.Sabes que tarde o temprano lo tendría que saber.

Lara los repasó a todos con la mirada. Nopodía luchar contra tantas voluntades.

Abolo magia dijo, monocorde. Unaexplicación más sencilla; quito y devuelvo la magia a voluntad. Nací con unaextraña habilidad. Por esa razón, el Ministerio nunca detectó cuando hice magiaal ser menor de edad. Ni aquí, ni en Alemania. Mis poderes mágicos sonindetectables.

Todos estaban con la boca abierta.

¿Tú... tú me... quitaste... mi poder...mágico? balbuceó Ron.

 

Sí. Mi intención era liberarte de laImperius. Tampoco puedo retener por siempre la magia. Funciona en los objetosembrujados. No tienen vida. No tienen voluntad. Han sido imbuidos en magia poruna voluntad ajena. En los seres vivos es diferente. Me favorece retener magia.Fortalece mi propio poder. Pero el poder mágico tiene la misma voluntad de quienlo posee. A los diez minutos aproximadamente, ese poder robado escapará de mí yencontrará a su amo.

Qué tortura, ¡diez minutos sin magia, enmedio de un combate! exclamó Ron con espanto.

Por eso «atrapas» los hechizos murmuróHarry.

Siempre que pueda permitírmelo, sí Laraarqueó ambas cejas, aunque aquel gesto no afectó en nada su inexpresividad. Perosi los hechizos me encuentran desprevenida, me golpean igual que a todos.

Hermione se removió incómoda, mas al finalse decidió a hacer la pregunta:

¿Nunca has detenido la maldición asesina?

Lara la observó con fijeza unos instantes,como si pretendiese conocer si había algo más detrás de la pregunta. Después delo que parecieron horas, respondió:

No. Tampoco me gustaría intentarlo. Consideroque es demasiado peligroso absorber el ansia de sangre del hechizo.

Harry se dio cuenta de que Dumbledore lehabía proporcionado una aliada muy valiosa: podía quitar magia. Eso dejaba indefensohasta al mismísimo Voldemort. Pero antes de que Harry se imaginase una escenaen que Voldemort estaba completamente desprovisto de poder mágico por diezminutos, lo que le vino a la mente fueron los Horcruxes.

Lara llamó de repente. Ella le prestóatención. Incluso se acercó, cuando él bajó la voz hasta volverla un susurro: despuésde la boda de Bill, me voy al Valle de Godric, con Ron y Hermione. Vamos abuscar los Horcruxes.

Me parece excelente aprobó ella. Estarépreparada.

Harry asintió, complacido con ladisposición de ella de seguir su liderazgo. Se le hizo extraño llevar siemprelas riendas de todo; no importaba. Dumbledore había confiado en él para llevara cabo la tarea. No le iba a fallar. La llegada de Charlie interrumpió la líneade pensamientos de Harry.

¡Hola chicos! saludó alegremente. Elintercambio con Lara fue más personalizado, hola, Lara. Escuché lo del ataquea la Plaza. Cuando me brindaba a ir, ya estaban todos de vuelta, fue una suerteque la Orden tuviese ese chivatazo
¿estás bien?

Y a mí que me parta un rayo masculló Ronpor lo bajo.

Lara esbozó una sonrisa de mejor aspecto.Harry casi le aplaude el logro.

Estoy bien, Charlie le respondió lamuchacha. Un poco turbada, pero bien.

Yo me preguntaba... si querías... comenzóa decir Charlie, con aspecto indeciso. Si querías ir a caminar conmigo. Serábueno para que olvides todo lo de la Plaza
¿aceptas?

Charlie se veía como si se pudiese lanzardel techo de la Madriguera si ella se negaba.

Sería un placer dijo Lara y el rostrodel joven se iluminó. En este instante, me parece bien disfrutar de unacompañía agradable.

Charlie le ofreció un brazo a la chica,como todo un caballero. Ella lo aceptó de inmediato y ambos abandonaron lacocina sin mayor rimbombancia.

Definitivamente mi hermano está muycolado por Lara dijo Ginny con animosidad. Hermione soltó una risita. Auguroque se volverán novios muy, muy pronto. Aunque no me extrañaría que regresaranenroscados.

 

No sé cómo puede gustarle Ron se frotólos brazos. ¡Lara no expresa nada! Es
es como hablar con una muñeca. Porsuerte, ya va agarrándole el truco a sonreír. Hasta yo me brindaría para darleun par de clases, ¡Merlín, siempre tiene esa cara de nada!

Harry asintió en solemne apoyo a Ron. Yahabía resuelto el misterio de su magia. Pero quedaba el por qué ella siempreestaba tan tiesa, como si le hubiesen cortado los nervios faciales. Además, delcómo Lupin la trataba. ¿Qué motivaría al brujo a comportarse de esa forma tanextraña? Lupin siempre era afable y paciente, pero cada vez que estaba en lamisma habitación que la muchacha, era como si otra persona vistiese la piel delhombre-lobo. Intentaron escuchar de qué hablaban (después de una discusión enel patio donde Hermione era la única opositora), pero cuando pegaron una orejaa la puerta, todo estaba en silencio. El brujo se había marchado. Lo peor, eraque como Lara nunca expresaba nada, no podían calificar el encuentro de bueno omalo. Hermione, Ron y Ginny se encontraban en un debate de por qué a Charlie legustaría una muchacha como Lara

¡Hola chicos! saludó la voz de Bill derepente y todos pegaron un brinco. El joven estaba en la puerta de la cocina. ¿Nohan visto a Charlie?

Salió a caminar con Lara dijo Ginny sinpoder ocultar la cara maliciosa.

Ah, ya entiendo Bill imitó la expresiónpícara de su hermana menor. No se preocupen, no era nada urgente. CuandoCharlie regrese, díganle que estoy en mi habitación.

Todos asintieron y Bill se fue.

Creo que yo también voy a la habitacióndijo Harry. Estoy un poco cansado
fue un día muy movido.

Como nadie protestó, Harry abandonó laestancia. Cuando llegó a la habitación que compartía con Ron, se acostó bocaarriba en la cama.

Era maravillosa la idea de tener unaaliada que quitaba magia a voluntad. Ahora si veía a Voldemort acabado. No leimportaba que fuese un combate desigual: Él con magia y Voldemort sin poderalguno. Y esos diez minutos iban a ser más que suficientes para acabar con él.Deseaba verlo muerto. Deseaba que pagase por todos sus crímenes. Lo haría porsus padres, por Cedric, por Sirius, por Dumbledore

Pero también deseaba que alguien cayese:Snape. Si se lo encontraba... no le iba a dar oportunidad. Snape tenía quepagar por lo que hizo, por ser el asesino de Dumbledore. Por quitarle a lapersona, después de Sirius, que él había considerado como algo más cercando queun amigo.

También iba a encontrar los Horcruxes deLord Voldemort y los iba a destruir, para luego destruir el séptimo pedazo:Lord Voldemort en persona. Pero, no tenía por dónde empezar. No tenía datos.Solo sabía que un Horcrux era una taza de Hufflepuff, otro debía ser algo deRavenclaw y por último, algo de Godric Gryffindor.

Pero Dumbledore le había dicho que laúnica posesión de Gryffindor estaba en Hogwarts. Era la espada que él mismohabía sacado del sombrero seleccionador en su segundo curso, y que le habíaayudado a vencer al Basilisco de Slytherin. Registró en un bolsillo de suvaquero para sacar un pesado medallón. Aquel era un Horcrux falso.

¿Qué tienes ahí?

El chico se sobresaltó y se sentó de golpeen la cama. Debió pasar demasiado tiempo sumido en sus pensamientos, porqueLara estaba de regreso y lo observaba desde el umbral de la puerta.

 

Es... esto bueno... es... un... balbuceóél.

¿Es un Horcrux? ayudó Lara.

Sí. Digo no. Es un Horcrux falso sedestrabó Harry por fin.

Lara se acercó y miró de cerca elmedallón. Alargó un dedo en la prenda y cerró los ojos unos instantes. Después,rompió el contacto.

No posee magia concluyó.

Alguien llegó a él primero que Dumbledorey yo. Dejó una nota, firmada con las iniciales R.A.B. ¿Te suenan?

Lara negó con la cabeza. Harry suspiró yvolvió a guardar el medallón en el bolsillo.

¿Cómo la pasaste en la caminata conCharlie? le preguntó él de repente.

Fue refrescante.

Entonces... ¿Charlie te gusta?

Es agradable. Tiene buenos modales, eseducado e inteligente. A cualquiera le gustaría.

Sí pero
como chica, ¿te gusta?

Como mujer me agrada. Eso es todo.

Harry desistió de sacarle más información.Quizás las chicas tuviesen más suerte que él. También estaba intrigado de quépodría encontrarle Charlie a Lara para encapricharse en ella de esa forma. Algonegro que entró por la ventana los puso en guardia a los dos. Pero la lechuzasólo dejó caer un pedazo de pergamino a los pies de Lara, antes de salir comoun rayo por donde mismo había llegado. Ella se agachó y recogió el nuevomensaje.

ObEDeCe

Lara registró en los bolsillos de suvaquero y sacó un pedazo de pergamino algo estrujado. Pasó la mirada desde elviejo al nuevo. Ambos mensajes compuestos por letras recortadas del Profeta.Ambos mensajes en un mismo tipo de pergamino. Y obviamente, ambos mensajesenviados por la misma persona.

Harry se acercó a leer.

¿Dos más de esos? preguntó él.

Sí contestó ella a secas.

Harry estaba tan intrigado como la mismaLara. ¿Quién le mandaría esos mensajes? ¿Que querría lograr con ellos? ¿El quese los mandaba era amigo, o enemigo? ¿Esa persona sabría de su misión y elpapel que ella jugaba?

Eran demasiadas interrogantes y ningunarespuesta. O al menos, no en el futuro inmediato.


N/A... .... ... ¿Hola? ¿Hay alguien ahí...? ¡Muéstrese! Esto... ¿Hooolaaaa? ¿Comentarios...? No muerdo, pero estoy vacunada... por si acaso.

Losresultados de las pruebas de «Aparición» llegaron dos días después. Harry, Laray Ron habían aprobado, aunque el segundo se dio cuenta de que había perdido la esquinade la ceja, pero se abstuvo de comentarios.

Lonormal era que fueran a recoger sus permisos al Ministerio, pero con losucedido en la Vieja Plaza, al parecer decidieron no complicar las cosas y lesenviaron sus permisos junto con las calificaciones. Harry estaba contento deque así fuera. Quería evitar un encuentro con Scrimgeour, porque estaba segurode que el hombre buscaría la forma de apartarlo de sus amigos y tener unacharla en privado.

Laestancia de Charlie se había prolongado demasiado en la Madriguera, pero nadielo cuestionó. Todos sabían el motivo; el joven parecía estar deslumbrado conLara. Siempre la convidaba a largos paseos por el pueblo, o charlaban en elpatio de la casa, o simplemente, antes de que ella se fuera a dormir, lellevaba flores. Lara parecía agradecer los detalles. Lo bueno del asunto, eraque al menos se ruborizaba, a veces sus ojos adquirían un brillo especial, y yasabía componer una media sonrisa sin espantar a los demás.

Ginny yHermione estaban muy entusiasmadas con el asunto. Siempre intentaban que Larapasase el mayor tiempo posible con Charlie, y más de una vez, Harry las viosometer a la muchacha a una especie de interrogatorio policial. Pero lainexpresividad de Lara y sus respuestas en código militar las desarmaban a lospocos minutos. Sin embargo, ellas no cejaban en su empeño por conocer losdetalles de cómo avanzaba su acercamiento a Charlie.

 

Lupincasi no iba a la Madriguera. Y cuando se dejaba caer, esquivaba por todos losmedios a Lara. Harry no acababa de entender el comportamiento de Lupin, porquealgunas veces, el hombre-lobo estudiaba a la muchacha. Observaba su forma dehablar, sus miradas, sus gestos, todo. ¿Cómo podía evitarla y a la vez,observarla con tal intensidad? Harry intentó hablar de nuevo con Lupin, perofue imposible sacarle algo. Manejó la conversación a su antojo y Harry terminóderrotado.

El díade la boda de Bill y Fleur se acercaba de forma alarmante, y todo estaba decabeza en la Madriguera. La tía abuela Muriel ya había ido de visita paraconocer a Fleur y como le había agradado, (a pesar de que Ginny se la pasó lamitad del almuerzo haciendo como que vomitaba en su plato cada vez que Fleurhablaba) le había prestado su famosa tiara.

Harry aprovechabatodo ese tiempo para estar junto a Ginny. Ron y Hermione lamentablemente, nomantenían una relación muy cordial. Discutían más de lo habitual, incluso por cualquiertontería, como sucedió dos días antes de la boda en el desayuno. Fue necesarioestablecer horarios, así que a partir de las ocho, era el turno de losadolescentes.

Hermione...no quiero eso dijo Ron irritado. Hizo un gesto de desagrado contra la tostadacon mermelada que le alcanzaba Hermione.

Pero yopensé... trató de replicar ella.

¡Nopienses! espetó Ron bruscamente. No quiero tostadas. Debiste preguntarmeantes.

Teahorro el trabajo, Ron replicó Hermione con ceño. Ibas a tomar una.

¿Y quiéndijo que la quería con mermelada? gruñó el pelirrojo. Yo no te la pedí. Asíque, o te la comes tú, o la echas a la basura.

Hermionese levantó sin volver a tocar su desayuno y salió con paso firme de la cocina.

Nodebiste hablarle así a Hermione le espetó Ginny a su hermano. ¿Qué te hizo?

No debemeterse en mi vida dijo Ron con indiferencia.

¿Sóloporque ayer ella sugirió que no te pusieras aquel sombrero ridículo porque nocombinaba con tu ropa? preguntó Ginny, enfadada. ¿Y porque se brindó a organizarteel armario?

Eso esmeterse en mi vida dijo Ron.

No Ron rebatióGinny. Eso es querer ser amable. Es querer enmendar las peleas que tuvieron entodos estos días. Deberías ir a pedirle disculpas, claro, en el lejano caso enque ella aún quiera hablarte. Eres desagradable cuando quieres, Ronald Weasley.

Estásirritable, amigo dijo Harry con cautela. Todo te enfada. ¿Qué diantres tienes?

Ron nodijo nada. Por la ventana de la cocina entró una lechuza parda, que parecía muyagitada, como si viniera de muy lejos. Se posó sobre la mesa con las plumaserizadas. Antes de que cualquiera pudiera hacer algo, Ron ya se habíaabalanzado sobre el animal. Le quitó el pergamino y poco le faltó para que learrancase la pata al ave. Le echó un vistazo y dejó el mensaje sobre la mesacon cara de asco.

Otravez «ese» murmuró con desprecio.

Y salióde la cocina sin decir otra palabra. Ginny rodó los ojos con fastidio y seapoderó de la carta.

 

¿Dequién es? preguntó Harry. Sin disimulo alguno, estiró el cuello para intentarver el remitente

Umm, esde Krum. ¡Ajá! Creo que mi hermanito está celoso. Por eso discute tanto conHermione.

¿Desde cuándoKrum le escribe a Hermione? preguntó Harry con interés.

Desdehace unos días dijo Ginny en un vano intento por alisar lo que su hermanohabía estrujado. Qué casualidad. La primera carta de Krum cayó en manos deRon. Fue cuando comenzaron las discusiones. Voy a llevarle esto a Hermione, ¿vienes,Lara?

La mencionada,que había terminado de comer en silencio en su esquina de la mesa, corrió lasilla para levantarse. Sin embargo, Charlie salió de la nada (Harry casi juraque estaba escondido detrás de la puerta), aferró el mueble y lo apartó para darlelibertad de movimiento a Lara.

Creoque después vienes concluyó Ginny con malicia.

¿Quieresdesgnomizar el jardín conmigo, Lara? preguntó Charlie.

Harry sepreguntaba como Charlie podía lograr que todas sus proposiciones a Lara sonasentan tentativas. Incluso una tan repugnante como lo era desgnomizar el jardín.Él le extendió una mano y vocalizó «¿por favor?».

No veoimpedimento alguno en ayudarte aceptó ella con su ya dominado amago de sonrisa.

No tepreocupes dijo Charlie mientras conducía a la muchacha hacia la puerta quedaba al patio. No voy a permitir que esas bestiecillas te hagan daño.

Ginny yHarry miraron irse a los dos chicos. La primera se apresuró en asomarse por laventana.

Esperoque Lara se decida a darle el «sí» a mi hermano dijo Ginny con entusiasmo. Tengodeseos de que terminen de novios. Hacen una linda pareja, ¿no crees, Harry?

Harryasintió, porque ir en contra de Ginny sería peor que recibir un coletazo de undragón en los testículos. Siguió a la pelirroja fuera de la cocina, ella con lacarta para Hermione y él dispuesto a darle psicoterapia a Ron.

Se percatóde inmediato, de lo cierto acerca de los celos de Ron. Muy celoso, a juzgar porla primera expresión que soltó al verlo:

¡Ese desgraciadode Viktor Krum no tiene que escribirle a Hermione! ¡Si él le vuelve a enviarotra lechuza, lo despellejo con mis propias manos y luego me hago una capa consu piel!

Harry nosupo qué decir, porque veía muy difícil que Ron le pusiese un solo dedo encimaa Krum. El amenazado estaba en Bulgaria, Ron en Inglaterra, el primero era unamáquina de músculos, el segundo, demasiado delgado para aguantar un solo golpe.Así que había soltado: «unjú», luego «anjá» cuando Ron amenazó hacerse una sopacon el corazón del jugador de Quidditch, y por último un «sí, claro»; para cerrarel discurso histérico de su amigo.

Sinembargo, aun después de desahogarse, Ron continuó gruñón e irritable. El díaantes de la boda, culpó a Harry de dejar la ventana abierta de par en par, pordonde se colaba el sol con todo su resplandor y lo había despertado.

¡Tú queríasfastidiarme! había exclamado el pelirrojo. ¡Pues, no lo lograste!

Y saliócomo un bólido de la habitación dejando a Harry paralizado. Llegó a laconclusión de si las cartas de Krum a Hermione era lo que tenían así a su amigo,se propuso quemar la próxima que cayese en sus manos.

Ese día elmovimiento en la casa era notable, debido a los últimos preparativos para laboda. Lupin y Tonks acordaron quedarse a ayudar. Pero el inicio fue aburrido.Era difícil concentrarse en algo tan importante como el desayuno, con elparloteo de Fleur acerca de su vestido de novia y de la ceremonia.

 

Gabriellellega hoy en la noche. Estagá muy contenta de veg a Aggy de nuevo decía Fleur.Movió la cabeza con elegancia y su cabello bamboleante paralizó a Ron, con loshuevos revueltos a medio llevar a la boca. Los vestidos de las madginas están.Ogo opaco, paga que Ginny no se vea hoggible. ¿Vegdad Billy?

Elaludido sonrió antes de asentir.

¿Y elsacegdote Bill? ¿Cuándo llegaba? preguntó Fleur de repente.

Mañanatemprano explicó el joven. Bebió un largo trago de chocolate y se alcanzó unastostadas.

Espegoque no tagde. Debe llegag unas dos hogas antes siguió Fleur. Y tengo quegecibig a mi hegmana hoy. Viene con mi madge.

Será ungusto conocerla sonrió la señora Weasley.

¡Le vaa encantag!

Mientrasno sea igual a Flema todo estará bien susurró Ginny al lado de Harry. Mamá nosoportaría ese «Flemerío» aquí. Esto no va a ser una casa, va a ser unconcentrado de catarro.

Harry seatragantó con su chocolate.

Tenemosque empezag a decogag la casa recordó Fleur a los presentes. Por quinta vez. Ala próxima, lo recitaban con ella.

Vamos ahacerlo por la tarde dijo la Sra. Weasley. Hermione, Ginny, Lara, si nospueden ayudar...

Yo noacudigía a Laga dijo Fleur con desdén. Ella es tan togpe que tigagía todo enun pagpadeo.

Charlie,muy serio, se irguió en su silla. Hubiese resultado imponente si no tuviese unbigote de chocolate. En cambio la agredida no tuvo la mínima reacción. Tampocorespondió. Harry pensó que habría pensado en algo muy feo para callar a Fleur,y no quería que la señora Weasley se escandalizara tan temprano. Lupin había alzadola vista de su desayuno, escudriñó a Lara por algunos segundos antes de dar unlargo trago de chocolate. Fleur, por suerte, llevó sus temas de conversaciónpor otros derroteros y se pudo terminar el desayuno sin derramamiento de sangre.

Harry abandonóla cocina después de que la mayoría ya se hubiesen retirado. Sólo quedaban Charlie,Ginny, Hermione, Lara y Ron que todavía se terminaba el chocolate. Al alcanzarla sala, vislumbró a Lupin que conversaba con Fleur. Sin embargo, lasposiciones de ambos daban a entender que no era un encuentro casual. Mordidopor la curiosidad, se parapetó tras una cortina y aguzó el oído:


asíque le estaría agradecido

SeñogLupin, vegá, no ataco a Laga, ¡ella me pgovoca
!

Sabeque es una excusa absurda. La muchacha apenas habla. Usted es quien la ofende.Repito, me gustaría que dejase de hacer eso. No pienso que desee decepcionarme justoantes de su boda.

Ellaboqueó como pez fuera del agua.

Tienegazón, señog Lupin accedió Fleur. No he sido amable con ella. Me compogtagué.

Gracias,señorita. Me calma ver que nos entendemos.

Sin más,Lupin dejó a Fleur plantada en la sala.

¿Harry?preguntó Ron detrás de él. ¿Estás bien?

Harryestaba paralizado. Lupin siempre le huía a Lara. Trataba de no hablar con ellapor todos los medios. ¿Y hora la defendía? ¿Le pedía a Fleur que la dejara demolestar? No entendía. Sabía que Lara había tenido varias conversaciones conLupin, pero nunca supo el tema, y por qué Lupin aun la esquivaba después deellas.

 

¿Harry?insistió Ron.

El chicocayó en la realidad.

Sí, sí,dime.

¿Estásbien, amigo? No pareces tener los pies en la tierra le dijo el otro,preocupado.

Sí, estoybien.

Elpelirrojo no pareció creerle, pero tampoco hizo hincapié en su sospecha.

¿Quieresver la túnica de gala que me pondré mañana? cambió de tema con falsoentusiasmo. Mamá me la compró ayer. Se me olvidó enseñártela. ¿Crees que mevea bien peinado de lado?

Harry cabeceóno muy seguro.

Depende,tendrías que probar. Vamos arriba.

Laschicas subieron después. Lara estaba ligeramente ruborizada y a Harry no lequedó la menor duda de que era por causa de Charlie. Pasaron una mañanatranquila, para después almorzar y ayudar a engalanar la casa para la boda.Fleur no paraba de dar órdenes y quejarse. Sin embargo, no le reprochaba nada aLara. Era algo muy extraño.

Ginny estabafastidiada. Su expresión era como un libro abierto. Al igual que Hermione.Fleur se ensañaba como nunca mientras ellas limpiaban el polvo.

Migaeso. Todavía tiene polvo Fleur pasó un dedo por encima de un aparador. Estáslenta, Hegmione. Y tú ni hablag, Ginny.

SeñoritaDelacour, si usted se adelanta a un área que ellas no han tocado, es imposibleque encuentre limpios esos objetos intervino Lara.

¡No tepedí tu opinión! exclamó Fleur con desprecio. ¡Niña inso...!

Fleur nodijo nada más. Lupin estaba allí y la miraba con severidad. A regañadientes, lajoven sacudió su melena y agitó las manos.

Sigansacudiendo, todo debe quedag pegfecto

Cuandolos arreglos se terminaron casi a la caída de la noche, Fleur y Bill fueron abuscar a Gabrielle y a su madre. La Sra. Weasley preparó para los exhaustosmuchachos una cena magnífica. Todos comieron con el evidente alivio de queFleur no estuviese en la cena, dándoles lata a todos acerca de su boda «perfecta».

Laschicas fueron las primeras en terminar y subieron a la habitación. Harry y Ron,para no quedarse atrás y enterarse de por qué tanto cuchicheo de las chicas,subieron tras ellas. Aunque no tan rápido como quisieron, porque la Sra.Weasley los atajó antes y les dijo que fregaran a vajilla. No les hizo muchagracia.

Cuandolograron subir, se acercaron a la puerta entreabierta de la habitación de ellascon cautela.

¡Eslindísima Hermione! exclamaba Ginny. ¿Vas a echarte poción alisadora?

Porsupuesto. Ya tengo preparada. ¿Y tú como vas? dijo Hermione a su vez conentusiasmo.

«De ogoopaco, sabes que soy una de las la madginas, además, no quiego vegme hoggible»dijo Ginny en una imitación fantástica de Fleur.

Hermionese rió.

Aunquecreo que me gustaría usar esa túnica azul marino que me compró mamá dijoGinny.

¿La quees parecida a la que voy a usar? preguntó Hermione.

Sí. Lamisma respondió Ginny. ¡Lara! ¿Qué túnica vas a usar en la boda?

Noasistiré a la boda dijo la voz de Lara.

¿Qué? exclamaronGinny y Hermione a un tiempo.

No mecorresponde presentarme en el evento. Además, no tengo túnicas de gala explicóLara en su usual tono vacío. Harry, Ron, ¿no creen que sea de mala educaciónescuchar detrás de la puerta?

Ellosintercambiaron una mirada con alarma. Después de unos segundos, se decidieron aentrar con caras de «atrapados en la escena del crimen».

 

¿Cómosabías que estábamos ahí? preguntó Ron.

La luzdel pasillo provocaba que la sombra de vuestros zapatos, fuese visible pordebajo de la puerta contestó. Estaba vestida con su bata perlada.

Harry y Ronintercambiaron miradas, hasta que el segundo carraspeó.

Eh... entonces
¿no vas a la boda porque no tienes una túnica de gala? . Dijo Ron, para romperla incomodidad.

Tepuedo prestar una se brindó Hermione.

Agradezcoel gesto. Pero no, muchas gracias.

Tocaronlevemente a la puerta y Ginny dijo: «pase». Charlie Weasley, radiante, hizo suentrada.

Hola,Lara saludó como si ella fuese la única en la estancia. Ella respondió con unadébil inclinación de cabeza. ¿Te gustaría salir conmigo al patio? Quisieramostrarte algo

Lara selevantó del borde de la cama y avanzó hacia el joven para aceptar su mano ypermitir que él la llevase fuera de la habitación. Llegaron al patio bajo uncielo estrellado. La noche estaba extrañamente despejada y soplaba una brisasuave que agitaba los arbustos.

¿Tienesfrío? preguntó Charlie de repente.

Ellaasintió y el joven, raudo, se quitó la cazadora que tenía puesta y se la pasó porlos hombros. Después le tomó una mano y la condujo hacia el límite del terreno,marcado por un macizo de setos mal podados. Hizo un gesto para pedir silencio yapartó las ramas, a razón de que pudiesen observar del otro lado. Ambos seasomaron para descubrir, que el campo estaba inundado de luciérnagas y losgnomos corrían detrás de ellas como niños pequeños, dando piruetas, saltosridículos y hasta dentelladas para intentar atraparlas.

¿Quiéndice que sólo son una plaga de jardín? comentó Charlie en un susurro. Laraobservaba con la cabeza ladeada y parpadeos ocasionales. Parece que les gustanlas cosas brillantes
y diseñé una nueva trampa para ellos. Así mi madre losmantiene a raya cuando no esté.

Meparece un gesto bonito, que te preocupes por facilitarle las cosas a tu madrecon el jardín
con todo dijo Lara.

¿Porqué eres así? preguntó él de repente.

Laragiró la cabeza para mirarlo a los ojos.

¿Cómo?

Charlieparecía temeroso de continuar.

Harryme dijo que fuiste entrenada por Dumbledore, un entrenamiento muy riguroso,porque debes ayudarlo en esta guerra se decidió en un susurro. Ella asintió.¿Por qué no sonríes, por qué no expresas nada? soltó, angustiado. Yo
estoyconfundido. Aceptas mis invitaciones, paso tiempo agradable contigo
pero nopuedo decir si tú haces lo mismo. No obtengo ninguna señal. No sé si lo hacespor compromiso, obligación, si te place jugar conmigo
la voz se le perdióante esa idea
o si sinceramente lo disfrutas tanto como yo. Eres un enigmapara mí, uno que soy incapaz de resolver, por más pistas que tenga
¿quién oqué eres, Lara? ¿Por qué siempre estás vacía?

Larabajó la mirada.

Soy unsoldado. Soy una herramienta. No soy nada. Y si soy «nada», no necesitosentimientos y por consiguiente, no necesito saber cómo expresarlos murmuró.

Charliela aferró de forma compulsiva y ella alzó la cabeza de golpe.

Eresuna persona le espetó. No importa lo duro que te hayan entrenado, cuánto tehayan suprimido, no pueden arrebatarte tu humanidad, no pueden prohibirtesentir.

 

Los MilitubusVerus no somos nadie.

¿Militu
qué? preguntó Charlie, confundido.

Militubus Verus es la denominación que se da a aquel mago entrenadoúnica y exclusivamente para el combate explicó Lara, monocorde. No tenemosidentidad. No podemos tener familia, ni amigos, ni crear lazos afectivos connadie. No necesitamos interferencias que nos alejen de la misión que se nosasigne.

Eso es porquería pura dijo Charlie conrepulsión, de repente la observó bajo una nueva luz, su gesto se torció enlástima. Santo Merlín, ¿en qué te convirtió Dumbledore
con qué derecho tearrebató todo?

Con el derecho de ser mi Maestro, aundespués de la muerte respondió Lara. Con

No pudo continuar. Charlie la besaba. La sostenía con sutileza por la cintura con un brazomusculoso, como si pensara que ella era una pieza de porcelana y podíaquebrarse. Con la otra mano se preocupaba en mantener la cabeza de la muchacha cercade la suya. Al simple contacto, Lara sintió inflamarse de una sensación quejamás había sentido. De forma inconsciente, buscó pegarse más al cuerpo febril deCharlie, mientras la lengua ajena divagaba en su boca, con cada toque, giro,profundización, nuevas oleadas de algo cálido y agradable la sacudían. ¿Eso eraun beso? ¿De lo que tanto había escuchado hablar a las muchachitas delorfanato? ¿Esa sensación tan maravillosa, era parte del beso, o algo más? Todoera
no podía explicarlo. O al menos, no como la mayoría de las personas. Eras suave,como el tacto de la tela de su capa, magnífico, como comer un chocolate, tibioy placentero, como una manta sobre los hombros en invierno.

Pero en sumente surgió algo que impedía que ella se entregara al beso. Se embargó de otrosentimiento extraño que jamás había sentido. Abandonó a la fuerza la calidez delos brazos de Charlie, con lo cual el joven quedó confundido.

No murmuróella. Sentía el corazón latirle desbocado. Todo se desequilibraba dentro deella. Los ojos se le humedecieron. Era algo que casi había olvidado, allá, ensu niñez, cuando al caerse se provocaba daño físico y no sabía cómo superarlo.¿Mas por qué regresaba ese deseo de llorar? Ella no estaba herida y tampoco erauna niña pequeña. No es correcto. Esto nunca debió ocurrir.

¿Qué...qué es
qué? balbuceó él.

Laragiró sobre sus talones y corrió hacia la casa. Lo escuchó llamarla, mas novolteó a mirar. Debía alejarse de él, de la sensación desconocida, delbienestar. Ella no era nadie, era un Militubus Verus y sólo debía obedecerórdenes, no debilitarse con sentimientos. Lara terminó su huida en una esquina oscurade la sala de la Madriguera. Se llevó una mano a la cara y observó sus dedoshumedecidos. Los espasmos causados por los sollozos habían terminado en elmismo instante en que cobró conciencia. ¿Por qué se sentía tan mal? Era comouna herida abierta, sangrante, por donde se le escapaba la vida.

Queríavolver con Charlie. Deseaba que le hablase más de cuan correcto era queaprendiese a sentir, ser humana, aceptase que podía ser ambas cosas: soldado ypersona. Que volviese a besarla. Se tocó los labios. Un débil cosquilleo leaceleró el corazón, pero sólo unos instantes. Apenas una fracción de segundo. Paraque su cuerpo volviese a encenderse, debía ser Charlie quien la tocase.

¿Lara,eres tú? preguntó la voz ronca de Lupin en el silencio de la sala.

 

Lara sesecó los ojos y salió de las penumbras para enfrentar a Lupin. Él se veíasereno.

¿Estátodo bien? le preguntó con suavidad, tono que hasta ese momento nunca habíausado con ella.

Sí.Ahora todo está bien contestó, otra vez estabilizada.

Lupin laescudriñó unos segundos.

Entonces,es mejor que vayas a dormir le aconsejó. Tomó aire cuando ella comenzaba acaminar. Siempre escucha a tu corazón, Lara. Haz lo que él te dicte.

Ella sedetuvo en seco. Miró atrás, pero ya estaba sola. Ladeó la cabeza. ¿Lupin lahabría espiado? Prefirió no pensar en ello y se fue a dormir.

***

VamosHarry cielo llamó la Sra. Weasley. Es hora de que te levantes.

El chicoarrugó la cara y abrió los ojos. Sintió como le ponían las gafas.

Vamos,vamos, ya falta poco. Son las nueve y media dijo la mujer y fue a la cama deRon. Ronnie, despierta Ronnie.

Elpelirrojo balbuceó algo sin sentido, pero abrió los ojos cuando su madre losacudió un poco.

¡Porfavor! ¡Ya las chicas están despiertas! se exasperó la Sra. Weasley.

¿Cuáles el apuro? gruñó Ron. Se sentó con todo el pelo de punta.

¡Hoy secasa Bill! ¡Tu hermano! le recordó la mujer enjugándose una lágrima¡No puedocreer que el pequeñito Bill se case hoy!

Ni quefuera tan diminuto refunfuñó Ron.

Harryaguantó la risa mientras la señora Weasley ponía las túnicas de gala en la camade Ron.

Vamos,vamos, ya llegó el sacerdote los apresuró con irritación.

Harry unavez vestido, fue a la habitación de las chicas para ver si Ginny estaba deremolona como él. Pero allí solo estaba Lara, tumbada en su cama con la miradaal techo. Estaba vestida con sencillez: short y camiseta. Harry se acercóindeciso a la cama, preguntándose si su presencia era inoportuna.

Hem,hem.

Lara sesentó en la cama y lo observó de arriba abajo. Harry se sintió en medio de unainspección militar.

Elverde botella te sienta bien comentó.

Graciasdijo Harry e intentó probar suerte. Otra vez. ¿Vienes?

Laranegó con la cabeza.

¿Porqué?

En elsupuesto de que sea bienvenida, ¿crees que esta ropa sea adecuada? él cabeceó.En realidad, era apropiada si quería pasear por la ciudad, no para asistir auna boda. Se te hace tarde. Es mejor que bajes o vas a perder la ceremonia.

Harryabrió la boca en un último intento de replicarle, mas una lechuza negra entrópor la ventana y dejó caer una cajita en las rodillas de Lara. La lechuza negragiró en su vuelo y se fue. Harry no se molestó en sacar la varita. Lara pasó unamano por encima de la cajita y luego blandió su varita contra ella.

¡Engorgio!

Enseguidael paquete creció hasta volverse una caja rectangular con una nota pegada en latapa. Lara la arrancó y Harry se acercó a leer.

ELla HUbIeSE QuERidO QuE Tú LO TUviEsES

Harryfrunció el ceño.

¿Quéquiere decir? preguntó. Es otro de esos. ¿Todavía no sabes quién los envía?

No. Aunno descubro a mi benefactor anónimo respondió ella. Puedo manejarlo. Bajaahora o te extrañarán.

El muchachoparpadeó confundido y salió de la habitación. No había visto la sala de laMadriguera desde ayer, así que las diferencias saltaron a la vista. Había unaltar dorado de fondo y una alfombra roja en el suelo. El sacerdote, un ancianomago de larga barba, vestido con una túnica blanca con ribetes dorados,charlaba con una mujer bellísima, de pelo rubio casi plateado y de porteelegante. Esa debía ser la madre de Fleur.

 

Laseñora Weasley arreglaba las túnicas de Fred y George entre sollozo y sollozo,mientras su esposo trataba de tranquilizarla. Lupin no se veía tan enfermo ydemacrado con una elegante túnica de gala color beige, mientras Tonks ibavestida de rosa en combinación con su pelo, estaba prendida del brazo delbrujo.

Billestaba muy elegante con una túnica negra, y lucía muy nervioso. Varios magos dela Orden lo rodeaban, entre ellos OjoLocoque le gruñía algo en esos momentos y casi tenía al novio contra la pared.

¡Harry!¿Dónde estabas metido? Hermione surgió a su lado, seguida de Ron.

Buscabaa Ginny se justificó. Pero no la encontré.

Sabesque ella es la madrina, junto con Gabrielle dijo Hermione. Ellas están conFleur.

¿YLara? preguntó Ron.

Diceque no baja. Pero le llegó otro mensaje de «esos», junto con un paquete...

¿Hanvisto a Lara?

Los tresamigos miraron al frente para chocar con Charlie, quien estaba muy elegante consu túnica beige.

Ella nova a venir informó Harry.

El jovense vio entre nervioso y desilusionado. Dejó caer los hombros y se mezcló conlos invitados.

Umm,anoche pasó algo dijo Hermione echándole un vistazo a Charlie. Lara llegó muycallada
no es que ella sea precisamente Miss Sociabilidad, pero la sentíextraña
¿él se le habrá declarado?

Lo másprobable es que lo haya rechazado opinó Ron. Mi hermano no estaba muycontento cuando lo vimos hoy por la mañana.

Harry seencogió de hombros.

¡Vienela novia! exclamó Fred de repente.

Todosgiraron las cabezas a un tiempo hacia la escalera.

Fleurbajaba radiante, con un hermoso vestido blanco. La flanqueaban Ginny y Gabrielle,vestidas de oro opaco. Ginny no parecía muy feliz con todo el asunto. Elsacerdote se colocó en el altar con porte solemne, mientras Bill esperaba a suprometida con una sonrisa. La señora Weasley estalló en llanto repentinamente,y el Sr. Weasley también tenía los ojos aguados.

Harrypresenció toda la ceremonia en silencio, roto únicamente por los sollozos de laseñora Weasley. Finalmente, después de al menos diez minutos de intercambio devotos, palabras de rigor y oficialización, el sacerdote dijo la frase de: «¡puedebesar a la novia!».

Harrycreyó que la casa se venía abajo cuandoBill besó a Fleur. No supo qué era más fuerte: si los gritos de júbilo, o elllanto emocionado de la señora Weasley. Todo se volvió movimiento y elsacerdote se precipitó en busca de una copita de vino como si de ellodependiese su vida.

Bill yFleur estaban radiantes, y Ginny malhumorada, se acercó a Harry, Ron yHermione.

¡Quélata me dio Flema! dijo nada más que llegó. Se puso a imitar a Fleur a laperfección: «Ginny, tgaime ese velo. Ginny, no seas vaga y limpia mis zapatos.Ginny esto, Ginny lo otgo...».

Ronaguantó la risa.

¿Te parecegracioso? espetó la pelirroja. ¡Para mí no lo es!

Ya,cálmate la apaciguó Hermione. El lado positivo es que nunca vas a volverte avestir de oro opaco

PeroGinny había fijado los ojos en la escalera, con la boca abierta.

 

Creoque Flema va a arder de envidia cuando vea quien se unió a la fiesta. murmuróde repente.

Harry,Ron y Hermione miraron a la escalera.

Lara acudíaal evento. Llevaba puesta una túnica de gala de un verde suave, con escote detriángulo. La prenda se ajustaba perfectamente a su cuerpo, como si hubiesesido cosida a la medida. Charlie, percatado de la conmoción de algunaspersonas, miró a la escalera y se quedó sin habla al verla. Ella se detuvo enel pie de la escalera y buscó algo con la mirada.

¿Charlie?llamó casi en un susurro, sin localizarlo.

El jovenpareció recuperar el movimiento del cuerpo. Se acercó a Lara en dos pasos y lacontempló.

Aquídijo en un resuello.

Lara leregaló una sonrisa decente y extendió una mano, la cual él tomó para ayudarla abajar. Por unos instantes, ella se encontró con la mirada de Lupin. El hombredio un leve asentimiento de aprobación, imperceptible. Sólo para ella. Pronto Charliey Lara se adentraron entre los invitados y desaparecieron de vista.

Harrynunca se había divertido tanto. Bailó con Ginny hasta que los pies se lehincharon, rió, comió pastel, echó chispas de varita sobre los novios, bromeó yolvidó la guerra que se desataba en el Mundo Mágico. Pero por quien más sealegraba era por Lara y la perseverancia de Charlie. Quizás, él lograse que lamuchacha recuperase su humanidad. O quizás no.


N/A: Uno, dos, tres, probando, probando, ¿se lee...? ¡¡¡¡DEJEN REVIEWS!!!! ¿Por favor...? No sé como está quedando la historia Monstruo Frankestein, ¡díganmelo! Eh, sí, de nuevo, ¿Por favor?

CuandoHarry abrió los ojos, todavía era de noche. Se puso las gafas y en silencio, sebajó de la cama. No tenía pijama, sino una muda de ropa muggle. Alcanzó lavarita y se acercó a la cama de Ron, donde éste dormía abrazado a la almohada.Lo pinchó hasta que su amigo farfulló una incongruencia y abrió los ojos. Harryle pidió silencio y él pareció totalmente despierto. Era el día. Iban a irse alValle de Godric y continuar la búsqueda de los Horcruxes desde allí. Pero nadiemás debía saberlo, por la seguridad de todos.

Elequipaje estaba listo desde hacía días. Hermione se encargó de ese menester. Sipor ellos fuera, sólo se llevaban sus varitas. Agarraron las maletas(escondidas de la Señora Weasley por polvos de invisibilidad) y abandonaron lahabitación. Toda la Madriguera estaba oscura, por lo que tuvieron que convocarluz de sus varitas. No fue una sorpresa que Hermione y Lara los esperasen en lasala, ambas vestidas con ropas muggles. Hermione sólo llevaba un bolso pequeño.Harry lo sintió injusto con todo lo que ellos debían cargar. Lara tampocoparecía llevar nada.

¿Todobien? susurró Hermione, los muchachos asintieron. Perfecto. Vamos a alejarnosde la casa antes de desaparecer. Salgamos por la cocina.

Sinembargo, en dicha estancia los esperaba alguien. Harry casi abate de un hechizoa Lupin, quien estaba sentado a la mesa con las manos entrecruzadas sobre lasuperficie.

Imaginéque harían esto susurró el hombre-lobo y se levantó. Vine a desearles buenasuerte.

En loprofundo, Harry se alegró de que el brujo se les adelantara y tuviese esegesto. Uno a uno, estrecharon manos con Lupin, se abrazaron e intercambiaronconsejos. Todos menos Lara, quien permaneció en silencio en una esquina, a laespera que terminasen esas despedidas. Harry de inmediato se sintió de más.

 

Vamosafuera susurró a Ron, porque Hermione recibía de Lupin unos frascos conpociones medicinales.

¿Porqué? preguntó, despistado.

Harryseñaló a Lara con la cabeza y Ron formó una perfecta «o» con los labios.

Hermione,es mejor que adelantemos dijo y tiró de la blusa de la muchacha.

Ron,¿acaso no ves que estoy ocupada? le espetó ella. Acomodaba los frascos depociones en el bolso, que no era tan pequeño como parecía.

Sí,pero eres rápida desocupándote le urgió él con disimulo.

Hermionealzó la vista con enfado, mas detectó a Lara, a Lupin, y abrió mucho los ojos.

Oh
sí,claro. Vamos a adelantarnos, Lara.

Lamencionada inclinó la cabeza, muestra de que los había escuchado. Los tres casiabandonaron en estampida la cocina. Lupin giró a enfrentar a Lara y por largosminutos, ninguno de los dos dijo nada.

Me alegraque te convencieras de asistir a la boda inició el brujo.

Ustedme envía las notas. Los regalos acusó Lara sin despegar la mirada del hombre,quien se la sostuvo con valentía. Usted es mi padre.

Elsilencio que cayó sobre la cocina fue tenso. Lupin movió los labios, sinformular palabra. Dejó escapar aire, despacio.

Síadmitió con firmeza.

Los ojosde la muchacha brillaron. Podía decirse que estaban acuosos. O simplemente,embargados de sentimientos que no podía expresar. La voz escapó de ella tanmonocorde como siempre:

¿Porqué me lo ocultó? ¿Por qué dudó tanto?

Teníamiedo de equivocarme. De que no fueses
tú Lupin se aclaró la garganta. Teníamiedo de que
hubieses heredado mi licantropía, entonces, me sentiríadoblemente culpable.

¿Meabandonó?

Lupin setomó varios minutos para contestar:

Cuandosupe que tu madre estaba embarazada, era tarde. Ella ya no estaba conmigo, y yono podía llegar a ti. Luego Dumbledore me dijo que también habías muerto. Penséque te había perdido
hizo una pausa larga con la mirada al suelo, hasta quevi los documentos de ese orfanato
Dumbledore los guardaba con mucho celo.Intenté recuperarte. Él me negó ese derecho. Dijo que ya estabas muy lejos demi alcance, que ya no tenías remedio.

¿Ustedestá de acuerdo en eso? ¿Ya no tengo remedio?

Lupinmovió la cabeza de un lado a otro, como un perro con agua en las orejas.

No losé. Creo que depende más de ti misma que de mí miró a la ventana. Podía verlas siluetas de Harry, Ron y Hermione esperar en los límites del jardín. Esmejor que te vayas. Así se marchan sin llamar la atención.

Lara sele acercó. Quedó a su alcance, sin dejar de mirarlo a los ojos.

Intentaréregresar viva
padre le dijo.

Lupinasintió y formuló una sonrisa quebrada.

Confíoen que así será.

Sin más,ella giró sobre sus talones y abandonó la Madriguera. No había dado dos pasoscuando hubo un «¡crack!» a su espalda, la aferraron por un brazo y ella sevolteó con un puño en alto. No lo descargó. Era Charlie, pálido y con cara desusto.

¿Quéhaces
a
a dónde van? preguntó.

Voy acumplir mis órdenes dijo ella de forma escueta. Bajó el puño. Puedessoltarme.

Charlieno le prestó atención. La terminó de voltear y posó las manos en sus hombros.No parecía importarle que Harry, Hermione y su propio hermano, estuviesen apunto de marcharse con rumbo desconocido.

 

Lara
quédate le suplicó. Deja este juego inútil de soldado
permíteme enseñarte,traerte de vuelta
permíteme amarte.

Seinclinó a besarla con calidez. Ella no retrocedió, al menos por unos instantes.Cuando lo hizo, él se vio dolido. Le presionó los hombros con sutileza.

Prométemeque al menos, vas a sobrevivir, vas a regresar dijo con voz temblorosa.

Acabode hacerle la misma promesa a otra persona Charlie la miró con curiosidad.Parecía intrigado de a quien más podría querer la muchacha. También puedohacértela a ti. Haré todo lo posible.

Charlieasintió y rebuscó en su camisa hasta quitarse un cordón negro con un colmilloromo en la punta. Se lo pasó a Lara por el cuello. Volvió a besarla, conímpetu, con ansias, con miedo. Ella de alguna forma podía percibirlo, aunquefuese incapaz de expresarlo por sí misma. Charlie la dejó libre en contra de suvoluntad y ella se reunió con los otros tres adolescentes. En el siguienteparpadeo, los cuatro habían desaparecido.

*************************

Harry lovio todo oscuro y de nuevo tuvo esa sensación de pasar por un tubo de cauchomuy apretado, que le comprimía cada parte del cuerpo, como si barras de hierroexprimiesen su cabeza. No podía respirar. Cuando ya no pensó que esa sensaciónse terminaría, aspiró una bocanada de aire fresco del amanecer.

Abriólos ojos. Estaba en un pueblito que parecía muy tranquilo. De casas pintadas decolores claros, con vallas pequeñas que rodeaban los patios frontales. Estabaen medio de la calle principal, la cual se extendía hasta perderse en elhorizonte dorado. Amanecía.

Así queeste... es el Valle de Godric murmuró Ron a su lado. Parece tranquilo
¿Harry?

Es...perfecto asintió Harry. Vamos.

Harry,sabes dónde está... esto... ¿la casa de tus padres? preguntó Hermione contimidez.

Harry sedetuvo. Nunca pensó en eso.

No veoa Lara dijo Ron estudiando sus alrededores. ¿Crees que se habrá equivocado alaparecer? Al menos no se «escindió» murmuró con una mano sobre el pedacito deceja que le faltaba. Lo más probable era que no le volviese a crecer. Antes dedesaparecer, no vi ningún pedazo de ella en el patio de casa.

Esperoque encuentre pronto el camino, en el caso en que esté perdida dijo Hermione.Parecía nerviosa por la forma en que miraba alrededor. Harry no la culpaba. Él tambiénse sentía vigilado. O quizás sólo era paranoia. Deberíamos esperar aquí.

No, mejornos movemos replicó Harry. Estoy seguro de que ella sabrá encontrarnos.

Los tresamigos echaron a caminar por la calle principal. Harry miró de repente hacia eltejado de una casa cercana. Estrechó los ojos. Le había parecido ver una sombradeslizarse por él.

Nopodemos seguir sin rumbo, Harry dijo Hermione. Tenemos que preguntar.

Oh si,una visita mañanera muy agradable para algún vecino dijo Ron con sorna. «Hola,buenos días, acabamos de aparecernos en la calle principal. Sí, literalmente aparecernos. Buscamos la vieja casa deLily y James Potter, eran magos, ¿sabe donde es?».

No seastonto, Ron. Jamás preguntaríamos así espetó Hermione. Vamos a tener mástacto.

Claro.Harry, dejemos que la «niña prodigio» de Hogwarts se encargue de la situacióndijo Ron, sarcástico.

 

Leharías un favor al mundo cerrando esa bocota, Ronald Weasley le aconsejóHermione con claros síntomas de estar en su límite.

¡Señor!¡Disculpe señor!

Ron yHermione dejaron a un lado su querella para seguir a Harry, quien trotaba haciaun soñoliento hombre que revisaba su buzón de correos. El vecino dedicó a losmuchachos una mirada confusa. Ningún adolescente en su sano juicio, selevantaba un domingo a las siete de la mañana. ¡Ni siquiera bajo tortura!

Buenosdías, señor dijo Harry en un intento por sonar cortés.

Buenosdías respondió el hombre con recelo. Recogió sus facturas y les echó un mejorvistazo. Ustedes no son del pueblo
¿qué buscan?

Escierto, señor, no somos de aquí, acabamos de llegar dijo Harry siguiéndole lacorriente. Lo mejor era no causar un revuelo. El chisme ya era imposible deevitar. Estamos desorientados
quizás usted pueda ayudarnos el hombrecabeceó, y él lo tomó por un «sí». Buscamos la casa que... donde vivían losPotter. ¿Sabe dónde está?

Elhombre lució perplejo.

La casade los Potter ha estado en ruinas desde hace dieciséis años aproximadamente dijodespacio. Dudó unos segundos y continuó: ¿qué buscan allí? No es un buen lugarpara curiosear. Está a punto de derrumbarse. Dicen que tiene algoescalofriante.

Misamigos y yo... comenzó Harry. Suplicó por inspiración, pero todo indicaba quesu musa estaba de viaje. Al Polo Norte, seguramente.

... nosgusta estudiar lo paranormal intervino Hermione.

Harry,Ron y el hombre se le quedaron mirando a la chica. Los dos primeros parecíanestar dispuestos a invocar un pedestal allí mismo, pero se contuvieron por elmuggle.

Nos handicho que allí hay fantasmas prosiguió ella con el mismo entusiasmo quepresentaba ante un libro nuevo. Harry casi le aplaude la actuación. Tratamosde demostrar que es mentira. Ya sabe, jugarretas que hace la mente cuando unoestá asustado, o bromas pesadas de tus amigos de hacerte creer que hay una niñadesgreñada en la cocina y sólo es un maniquí ella se rió con ganas. Vamos adestrozar unas cuantas teorías... tenemos una cámara y grabaremos. Si quiere,le mostramos el video cuando terminemos. Y no se preocupe, tendremos muchocuidado dentro de la casa.

Elhombre que por unos instantes pareció considerar locos de remate a los tresadolescentes, se relajó visiblemente.

Si essolo para eso... dijo finalmente. Señaló al horizonte. La casa está algoapartada del pueblo. Sigan la calle principal, y cuando lleguen al final, van aver unas direcciones en saetas de madera. Están casi borradas, pero tomen lasaeta que indica a la derecha. Sigan recto y no tan lejos, van a encontrar lacasa que buscan. Es la última que vean y la más deteriorada, a la derecha denuevo.

Graciasseñor dijo Harry con una sonrisa. No sabe cuánto se lo agradecemos. Vamoschicos.

Ron yHermione se despidieron del hombre con gestos animados y siguieron juntosdetrás de Harry. Éste agradeció que la pelea anterior quedase olvidada, o usabala «aparición» para dejarlos atrás y que se las arreglasen como pudieran. Se detuvieronfrente al último poste que tenía, en efecto, saetas de madera con direccionesdesgastadas. Torcieron por la derecha y se adentraron por una calle estrecha,franqueada por viviendas en distintos estados de deterioro.

 

Creoque hallamos el Valle de Godric Mágico murmuró Hermione. Observaba su entornocon curiosidad.

Estascasas parecen haber sido abandonadas hace años opinó Ron.

Harry nodijo nada. El corazón le latía muy rápido. Cada casa que veía disparaba suimaginación; veía el pueblo en todo su esplendor, con habitantes, magos ymuggles, en una pacífica convivencia. Por fin se detuvo y giró hacia laderecha, al final de la callejuela.

A variosmetros de él, había una valla de madera desvencijada, con restos de unaantiquísima pintura blanca, que ya era gris. La portezuela colgaba fuera de susgoznes. El patio pequeño estaba invadido por zarzas, pero aun así, desde elsuelo brotaban retoños verdes, como un intento desesperado por sobrevivir. Lacasa no estaba mejor. La puerta estaba destrozada. Varias ventanas colgabanllenas de polvo; el musgo y las enredaderas se habían apoderado de la fachada.Las paredes tenían descarnes aquí y allá. Harry creyó que si el viento soplasemás fuerte, la casa se iría abajo.

Avanzódespacio y abrió la portezuela de la valla. Ron y Hermione lo siguieron ensilencio, la única fuente de comunicación que tenían, era el intercambio demiradas. Harry sacó su varita al llegar a la puerta y entró con cuidado.

¡Lumos!

Unalucecita iluminó débilmente un suelo lleno de escombros y plantas. Harry avanzópor el recibidor, hasta llegar a la salita de la casa. Allí todo estabacompletamente destrozado: La mitad de un sofá viejo de cabeza en una esquina,dos butacones desgarrados, la alfombra hecha trizas, las cortinas vueltasjirones, el suelo cubierto de maleza, escombros, madera, y una vieja chimenea repletade hollín.

Ron yHermione llegaron detrás de Harry y observaron el entorno con gestodesalentador.

¿Harry?llamó Hermione. ¿Estás bien?

Sídijo él. Podremos arreglar esto un poco.

¿Nosvamos a quedar aquí? preguntó Ron con la nariz arrugada.

Harryfrunció el entrecejo.

Sí contestócon firmeza.

Elsonido de escombros revueltos los alertó. Hermione dio un chillido y Ronretrocedió con los ojos desorbitados. Harry comprendió de inmediato quésucedía.

Inferismurmuró.

Dospersonas habían surgido de la nada y se arrastraban hacia ellos, como si fuesenincapaces de andar erguidos. Dos hombres, pálidos como la leche, putrefactos,con los ojos en blanco. Estaban cubiertos de barro y les costaba moverse a rasdel suelo a causa de tantos escombros, pero se movían. El objetivo era claro:ellos.

¡Petrificustotalus! lanzó Ron de repente.

UnInferi retrocedió ante el impacto del hechizo, pero continuó su avance, imparable.

¡Stupefy!lanzó Hermione desesperada. ¡Stupefy, stupefy, stupefy!

Con cadahaz de luz que los impactaba, perdían una parte de sus carnes y ropas, peronada parecía funcionar con ellos.

¡SonInferis! les recordó Harry sin dejar de retroceder, hasta que la espalda lechocó contra una pared. ¡Los hechizos no les hacen daño!

Hermionetropezó y cayó al suelo. Los Inferis se volvieron hacia ella, como si pudiesenverla a través del blanco de sus ojos. Cambiaron de dirección y se arrastrarontras la muchacha, mientras Ron en vano, intentaba detenerlo con hechizos ycorría para ayudarla a levantarse. Ella gritó de terror cuando de la tierraemergió una mano blanca fangosa e intentó asirla por un pie, pero Ron logróapartarla con tanta fuerza que los dos cayeron contra un butacón deshecho. A laextremidad le siguió una cabeza, un torso, y otras manos se alzaron desde lasprofundidades de la tierra para atrapar a los intrusos y llevarlos a la tumba.

 

Cómo separaban, cómo se paraban... comenzó a murmurar Harry y se alejó de un saltode otro Inferi. Pateó los restos de algún mueble acertándole y al engendro sele partió el cuello por el impacto. Pero así, con la cabeza volteada, continuósu avance. ¡Lo tengo! ¡Fuego, Ron! ¡Haz fuego! ¡Incendio!

Unallamarada surgió de la varita de Harry e impregnó los restos de madera sobre lacriatura. El Inferi emitió un grito horrible mientras retrocedía convertido enuna llamarada. Harry saltó atrás cuando a su lado surgió otra mano fangosa y lotrató de agarrar por el tobillo.

¡Estánsaliendo más, Harry! gritó Ron prácticamente rodeado de brazos fangosos llenosde harapos. No parecía bastar que llenase de fuego todo cuanto se moviera. Y loque no, también, por las dudas. ¡Salgamos de aquí!

¡Incendientodo! aconsejó Harry. Hermione ya estaba en pie, esparcía madera, telas, ocualquier cosa que pudiese ser inflamable sobre los Inferi y les prendíafuego. ¡La casa, todo!

Lograronalcanzar la puerta y corrieron a la calle. Harry incluso arrancó hierbas secasy las lanzó al interior de la casa ardiente. Podían escuchar los gritosinhumanos de los engendros, oler la carne podrida quemarse, el terreno quedarlimpio.

Los trescontemplaban la vivienda cuando Lara apareció junto a ellos con un «¡crack!».Ellos se voltearon en actitud belicosa y casi la acribillan a hechizos si no lareconocen.

¡Abuena hora llegas! le espetó Ron. ¿Dónde estabas?

Comprobabaque los alrededores fuesen seguros explicó ella, monocorde.

Pues,no son los alrededores los que deben preocuparte agitó una mano conexasperación hacia el incendio. ¡Inferis! ¡Decenas de ellos, dentro de lacasa! Si hubieses estado aquí y hecho
hecho esa cosa de quitar magia

Aunqueestuviese aquí en el momento exacto, no podría neutralizar a tantos al mismotiempo replicó Lara. Hubiese estado en la misma situación que ustedes.

Hum
¿crees que puedas comprobar si queda alguno? preguntó Harry. ¿Detectar magiao
algo? Si el incendio se propaga, perderemos la casa.

Hermionefue a decir algo, pero al parecer, decidió guardárselo para sí misma. Laraavanzó hacia la puerta en llamas. Extendió las manos con las palmas al frente ycerró los ojos. Después de lo que parecieron horas (el fuego lamía el marco dela puerta), ella sacó su varita y convocó un hechizo de agua, el cual dirigióal interior de la vivienda. Los tres amigos se acercaron a imitarla, y prontohabían sofocado el incendio.

Harry sesintió mal al ver que las paredes, de por sí bastante maltratadas por elabandono, se habían puesto peor después del fuego. La parte positiva, era queal parecer, habían radicado a los Inferi. Los cuerpos que quedaron sincalcinarse los envolvieron en las pocas cortinas o sábanas que encontraron ylos llevaron al patio, donde limpiaron la maleza y los terminaron de quemar.

Harry nocambió de opinión sobre irse a otro lugar para montar la «base de operaciones».Con magia, podrían reparar un poco la casa, ponerla habitable. Claro, sería untrabajo arduo que llevaría días, pero él estaba determinado a permanecer allí. Comenzaronde inmediato; Hermione se dedicó a recitar hechizos de protección por todo elperímetro de la casa, mientras los demás se ocupaban de reforzar las paredes lomejor posible con ladrillos que rescataron en las partes que ya estaban derrumbadas,ocupándose de limpiar escombros y erradicando la hiedra y el musgo.

 

Amediodía, todos estaban exhaustos y hambrientos. Hermione extrajo de subolso-no-tan-pequeño pan, queso, y ese fue el almuerzo.

En micomprobación del perímetro, encontré el cementerio del pueblo anunció Lara.Todos le prestaron atención de inmediato. También localicé las tumbas de tuspadres, Harry. Puedo guiarte cuando estés listo.

Elmuchacho tardó unos instantes en asentir, embargado por una sensación extraña.Por un lado, quería ir a la tumba de sus padres y rendirles tributo. Por otro,no quería fijar en su memoria la idea de que sus huesos reposaban bajo tierra ylápidas. Sin embargo, cuando volvían a concentrarse en la reparación de lavivienda, decidió ir. Era algo que les debía desde hacía años, algo que sedebía a sí mismo. Así que con Lara como guía, los cuatro abandonaron la casa.

Ella loscondujo lejos del pueblo por un camino de tierra, hasta que llegaron a unallanura de pasto verde, con lápidas blancas alzándose por todas partes, y todoel perímetro encerrado en una verja de hierro. Lara los llevó a través de lastumbas, hasta detenerse junto a dos de ellas, muy juntas unas de otra. Harry nonecesitó que le dijese que allí estaban sus padres. Hincó una rodilla en elpasto y les limpió el epitafio. Ron, Hermione y Lara, se retiraron en silencio,así le daban espacio.

Harryestuvo cerca de diez minutos allí, sin poder hablar. Tenía muchas cosas en lamente, pero ninguna le parecía apropiada. Quería darles las gracias por lucharhasta el final, por salvarle la vida, pero también quería reprocharles el porqué lo dejaron solo. Quería rogarles que regresaran con él aunque fuese comofantasmas, y a la vez, pensar que al fin habían descansado en paz.

Selevantó aun sin palabras. Quizás después pudiese hablarles. Giró sobre sustalones, se reunió con sus amigos y los cuatro regresaron a la casa. En cuantollegaron, todos retomaron la tarea de hacerla habitable. Lara y Hermione seencargaron del piso superior, mientras que Harry y Ron limpiaban la plantabaja, que parecía ser la más destrozada. Repararon los dos butacones y Ron nosupo como dio con un conjuro que hizo aparecer la otra mitad del sofá. Aunquehubo que contar la pata, y la mitad del relleno de éste que salió volando desdeel recibidor y que casi le pega en la cabeza al pelirrojo.

Harrytodavía caminaba con mucho recelo. Habían pasado un buen susto con los Inferi.Pero al parecer los habían exterminado a todos. Hermione y Lara bajaron cuandoterminaron su parte y dijeron que ya habían escogido una de las doshabitaciones. Harry supo de antemano, que Ron y él dormirían en la peor. Locomprobaron cuando subieron a desempacar; los muelles de sus camas estaban malcontenidos por la tela que forraba el colchón. La de Ron emitía un crujidomisterioso si alguien se sentaba cerca de la cabecera, la de Harry rechinabacomo bisagra sin aceitar en cada movimiento. No replicaron en absoluto, porquesabían que las chicas los acusarían de quejicas.

 

Merendaronfrutas que consiguieron las chicas y por la tarde se dedicaron al jardín. Másbien, a la Selva Amazónica. Podaron zarzas hasta volverse alfileteros. En elinstante en que reparaban la puerta principal, una lechuza negra voló haciaLara y dejó caer a sus pies un pedazo de pergamino. Ella lo recogió para leerloy sin comentarios, se lo guardó en un bolsillo del vaquero.

La nochecayó y con ello, el estómago de Ron rugió furioso. Pero tuvo que conformarse conel pan con queso de Hermione, más peras y manzanas. Al día siguiente podrían ira comprar algo. Encendieron la chimenea cuando se dieron cuenta de la nieblafría que había caído sobre el Valle de Godric como un manto impenetrable. Porsuerte, las zarzas secas sirvieron para algo. Después de una velada breve, fuerona dormir temprano, agotados por tanta acción.

Harrycasi jura que Ron se quedó dormido antes de caer en la cama, pero él no podía pegarojo. Bajó al primer piso, donde la chimenea apagada lanzaba un humillo.

¡Lumos!

Harryalzó su varita para alumbrar mejor la casa. Allí había vivido con sus padres.Pero no se acordaba. Era muy pequeño. Caminó por la estancia y le llamó laatención una tenue luz azulada en las afueras. Con cautela, se asomó al jardín.Lara estaba sentada en la valla recién reparada. Alumbraba el camino con suvarita. Harry se le acercó en silencio, pero se decidió a hacer un poco deruido. No sabía qué tipo de bienvenida recibiría si le daba un susto. Ellaladeó la cabeza, muestra de que lo había escuchado y Harry terminó deacercársele.

¿Quéhaces aquí? le preguntó. Deberías estar dormida.

Vigilocontestó ella. Todavía pueden surgir visitas inesperadas. También espero aalguien.

¿A quién?

A mipadre.

Harry sequedó en shock. Abrió y cerró la boca sin producir sonido. Le costaba encajarlas ideas. Lara le había dicho que era huérfana. ¿Qué significaba eso?

¿Tu...tu padre? balbuceó.

Sí contestóLara. Esta vez, su sonrisa afloró más humana. Más natural. Lupin. Remus Lupines mi padre. Me lo dijo hoy antes de que partiésemos.

¿Lupin,tu padre? repitió Harry como un papagayo. Volvió a boquear. No sabía qué decirni cómo reaccionar. Decidió dejar la avalancha de preguntas para después,cuando pudiese organizarlas. No
no... sabía. Y
y qué
¿qué te hace pensarque vendrá?

Esto.

Harrytomó el pedazo de pergamino que le tendía Lara. Otra vez, compuesto con letrasde «El Profeta».

Sé DonDe eStÁs. vOy A VisItARtE

¿EraLupin? preguntó Harry. Miró el reverso del pergamino. El mismo tipo de losmensajes anteriores. ¿Era él quien te enviaba esos... mensajes?

Sí.

Vaya dijoHarry suavemente. Carraspeó. ¿Por
por qué tanto misterio? ¿Por qué te tratómal, por qué no te dijo desde un inicio por qué
?

Noestaba seguro de que era yo explicó Lara. Me creía muerta. Dumbledore le hizocreer que estaba muerta, para apropiarse de mí.

Harryfrunció el entrecejo.

Dumbledorejamás haría algo así lo defendió. No creo que sea como dices, o cómo Lupinpiensa
debe haber algo más, otra explicación
cabeceó al ver que ella no leprestaba atención, sino que miraba al camino. ¿Me puedo quedar aquí contigo? Almenos hasta que me regrese el sueño.

Lara volvióa mirarlo. Ladeó la cabeza. Su expresión volvía a estar vacía.

 

Porsupuesto.

Harry seacomodó al lado de Lara en la valla, con mil preguntas revoloteándole en lacabeza. Y también, desechando las más locas teorías que le habían surgido en lamente. ¿Sabría Dumbledore de la habilidad de Abolir Magia de Lara y por esemotivo se la negó a Lupin? Aun así la historia era cruel; no, Dumbledore no leencajaba en ese perfil. Lara debió ser secuestrada por otra persona. Eso. Losmortífagos de seguro asesinaron a su madre, se la arrebataron, intentaronmatarla pero de alguna forma quedó viva y otra persona se la llevó
¿pero porqué Dumbledore no se la entregó a Lupin al encontrarla? Le faltaba un pedazo,una pieza clave

Harrybostezó. Le dio las buenas noches a Lara y se retiró a la casa. Ron tenía unconcierto privado de ronquidos pero no le importó. Se quedó dormido en cuantoapoyó la cabeza sobre la almohada.

Despertómás descansado al amanecer. No por su voluntad. Por supuesto que no. UnaHermione-madre-despertador obligaba a Ron a sentarse con la orden de que debíabuscar algo para el desayuno, si no quería comer zarzas aliñadas con hollín. Harrysaltó de la cama antes de que la posesa Hermione lo bajara de una oreja. Todosse dirigieron a la cocina, donde encontraron a Lara, quien presentaba profundasojeras. Se marcaban muy oscuras contra su piel tan pálida.

No vinocomunicó a Harry en voz baja. Él tuvo que sentarse a su lado para escucharla.Quizás se le dificultó todo. O quizás venga hoy.

Harryasintió para darle ánimos, mientras Hermione le indicaba a Ron donde estaba elárbol de peras. Por la ventana entró una lechuza parda, que dejó caer a lospies de Hermione el Profeta de ese día.

Debemoscancelar la suscripción dijo Ron con severidad mientras Hermione, como sifuese lo más normal del mundo, desenrollaba el diario. Esas lechuzas nospueden delatar.... no pongas los ojos así Hermione, sabes que es...

LaMadriguera musitó ella de repente. La Madriguera, Ron...

Ron learrebató el diario a Hermione y miró atónito a la primera página.

No
dijoRon, sin aliento. No, no, ¡esto no puede suceder, no, no!

Harry seacercó a ellos y se le cortó el aliento al leer el encabezado:

LA CASA DE ARTHUR WEASLEY, FUNCIONARIO DELMINISTERIO DE MAGIA, ATACADA POR MORTIFAGOS

Debajohabía una fotografía en blanco y negro. Era la retorcida casa de Ron, y lacalavera con la serpiente saliendo de su boca flotaba en el cielo. Justo sobreella.

N/A: Eh... en serio... ¿no hay reviews...? No sean tacaños, no se cobra por escribir!

Harrysentía como en su interior empezaba a hervir el miedo. Su cerebro estaba tanparalizado como su cuerpo, le costaba procesar lo que leía. Ron emitió ungemido y se dejó caer en el sofá; su respiración estaba agitada, como si lefaltase el aire. Hermione se sentó al lado del pelirrojo, blanca como el papel,con el diario sobre sus rodillas.

Lara erala única que no expresaba nada. Harry se sintió insultado de su actitud. Nopodía creer que después de todo ese tiempo de convivencia, ella no mostrase lamínima reacción.

No mesigan dijo ella de repente.

Ronestaba tan abatido que no le prestó atención. Harry y Hermione sí la miraron.

¿Dóndevas? preguntó él, autoritario.

 

Acomprobar la Madriguera. Buscar información explicó. Giró sobre sus talones ysin dar tiempo a nada, abandonó la vivienda.

Harryfue quien reaccionó. Salió tras ella a la carrera y la alcanzó antes de quesaliese del jardín. La sostuvo por un brazo y la hizo girar de golpe.

¿Estásloca? Ir allí es peligroso, ¡puede ser una trampa!

Exacto.Una trampa para ti puntualizó Lara. No sería conveniente que cayeses en ella.

¿Quiéndijo que iba a correr a la Madriguera? farfulló Harry.

Estoysegura de que lo pensaste antes que yo. Ron no se opondría. Desea saber de sufamilia. Tú también querrías comprobar si todo está bien. Hermione los seguiríasin dudar. No, iré yo. Soy menos valiosa que ustedes.

Nodigas eso le espetó Harry. Si de verdad Dumbledore te entrenó para ayudarnosa combatir a Voldemort, eres valiosa. No te vuelvas a menospreciar de esaforma.

Tengoclaro mi posición. Soy un peón en este juego. ¿Qué pieza crees que seas tú?Harry abrió y cerró la boca, sin nada qué decir. Iré a la Madriguera acomprobar todo. Esperen aquí.

¡Si novuelves en una hora, iremos a buscarte! le juró Harry cuando ella salía a lacalle.

Laramiró atrás.

En doshoras negoció.

Sinesperar respuesta, desapareció con un «¡crack!».

**

En lasafueras de la Madriguera apareció una figura humana, pero en menos de unparpadeo, no estaba. En su lugar, había un gato. El animal corrió hacia laMadriguera, la cual tenía un aspecto desolado, pero al menos la fachada de lacasa se veía intacta. El felino trepó a la ventana de la cocina y examinó suentorno. Todo estaba destrozado. Olfateó el aire. No percibía ningún olorhumano. Bajó y en cuanto tocó el suelo, recuperó su humanidad con un estallido.

Lara sacósu varita.

¡Lumos!

Lalucecita iluminó mejor el desastre y pudo avanzar sin tropiezos, con todos sussentidos alertas. Estaba segura de que Lupin, su padre, se encontraba allí alproducirse el ataque. Obviamente, eso era lo que le había impedido visitarla enel Valle de Godric. Llegó a la sala de la Madriguera. Lucía como si se hubieselibrado una cruenta batalla allí. Extendió una mano y la pasó por el aire. Todoestaba impregnado de magia, casi exigua. Era imposible de decir que un díaatrás, allí había habido una boda. Una fiesta oculta ante los ojos deVoldemort.

Escuchóun crujido y se volteó con la varita en alto. Flexionó las rodillas, preparadapor si debía realizar una maniobra de escape. Volvió a olfatear el aire. Ya noposeía el sentido agudo de un gato, pero si se concentraba, podía detectaralgo. Nada. Un vago olor a humedad, hollín, restos de fuego sofocado. No serelajó. Allí había alguien más. Estaba segura. Retrocedió hacia los mueblesrotos, en busca de una posible trinchera.

Vaya,vaya, ¿qué tenemos aquí?

Lara sedio vuelta y apuntó directo al pecho de un hombre delgado de piel cetrina,nariz ganchuda, con el rostro enmarcado por cortinas de cabello negro,grasiento. Sus vestiduras eran tan oscuras como sus ojos. Sostenía una varitaal lado de su cuerpo. Pero Lara no bajó la suya. Era un mortífago. No debíaconfiarse. Olió hacia él. Había disfrazado su olor con alguna poción, ¿acaso élesperaba a alguien con el olfato agudo de una bestia, o sólo era alguien muyprecavido? Y en ese instante, de nada valía lamentarse por no usar supercepción de magia.

 

No teesperaba a ti musitó el hombre. Arqueó despacio ambas cejasPero no niego quete creo mejor premio. Si, definitivamente lo creo así.

¿Quiéneres? preguntó Lara en su usual voz monocorde.

Dependedijo y avanzó un paso.

No semueva advirtió Lara. Quédese donde está. Preferiría obtener su nombre antesde terminar su vida.

Comoquieras respondió el hombre sin volver a moverse. También me gustaría saberel tuyo. La cortesía nunca debe faltar en los duelos, siempre que se tengatiempo de charlar, por supuesto. Las damas primero.

Lara lovaloró con la mirada. Concluyó que a un hombre muerto se le podían hacerconfesiones.

LaraJosthings contestó.

Elhombre abrió la boca con ligereza; sus dientes amarillentos quedaron aldescubierto.

SeverusSnape.

Unchorro de luz roja se proyectó veloz contra Snape, más éste desapareció de inmediato,como si hubiese anticipado el movimiento. Lara se posicionó de inmediato traslos muebles rotos. Con otro chasquido, Snape se materializó cerca de la puertade salida.

Creoque mi nombre no te gustó.

Lara envióotro hechizo contra Snape y éste con agilidad lo desvió contra una pared.

¡Excelenteshechizos no verbales! exclamó Snape con aspecto de profesor. Lara rodó detrásde su trinchera cuando una lluvia de luz intentaba abatirla. ¡Hubieses sidouna delicia en mis clases! ¡Contigo no me hubiese esforzado por intentar queaprendieras algo útil!

Lara abandonósu refugio de un salto y le envió un haz de luz púrpura que Snape pudo evitar. Maschocó con la pared a su espalda y la explosión provocada envió al hombredespedido hacia el frente. Lara de repente lo tuvo a su alcance. Le pateó elestómago y él se dobló con un jadeo hueco. Ella giró sobre una pierna y su botagolpeó a Snape en la cara lanzándolo al suelo, aturdido. Casi a quemarropa,envió un hechizo aturdidor y el brujo logró rodar lejos. Se puso en pie condificultad, apoyado en una mesa desvencijada. Se escudó tras la madera cuandoahora era él quien se veía asediado.

Laraescuchó el chasquido de la desaparición, mas no se volteó a tiempo. Snape lepropinó un empujón repentino y trastrabilló al frente. Casi a punto de caersobre las astillas, logró apoyar ambas manos y dio una vuelta de campana. Serefugió tras un sofá desvencijado y resistió la siguiente ráfaga de hechizos. Escuchósus pasos acercarse y cuando juzgó que estaba lo bastante cerca, se recostósobre su espalda y pateó el sofá con todas sus fuerzas. Snape emitió un quejidocuando el mueble salió despedido y lo golpeó en las rodillas. Rauda, Lara sepuso en pie y lo pateó en el centro del pecho. El hombre emitió un gritoahogado y se derrumbó de espaldas.

Lara leaplastó la mano de la varita; él la soltó con una maldición. Intentóincorporarse, pero no se movió cuando ella le apuntaba.

¿Hicierondaño a la familia Weasley? le preguntó.

No sé.No me detuve a contar a cuántos pelirrojos derribé.

Lara sesentó a horcajadas sobre su pecho cortándole la respiración. Lo aferró por latúnica y le clavó la varita bajo el mentón.

¿Hicierondaño a la familia Weasley? repitió, impasible. Una respuesta como la anteriory te lleno la boca de tierra.

Noestoy seguro Snape apretó los labios en una línea tensa. Vi a dos en elsuelo. No creo que estuviesen muertos de todas formas.

 

¿A quiénbuscaban?

Losabes mejor que yo. Potter está contigo, ¿cierto? Igual que sus
amigosinseparables. El Señor Oscuro los quiere a todos. A Potter vivo, de ser posible

Laraignoró la segunda parte de la respuesta.

¿Regresastea preparar una trampa?

Snapeesbozó una sonrisa.

Dependede cómo lo tomes.

Séquién eres dijo Lara. Ladeó la cabeza. Eres el asesino de Dumbledore. Elasesino de mi Maestro... Será un placer eliminar a una alimaña cobarde como tú

Los ojososcuros de Snape se encendieron.

¡NO-ME-DIGAS-COBARDE!

Dealguna forma y en una rápida maniobra, el hombre se quitó la varita del mentóncon lo cual el haz de luz que pretendía abatirlo quedó desviado. Le pegó unpuñetazo a Lara que la lanzó atrás. Se desembarazó de ella, alcanzó su varita yantes de que ella pudiese Abolir su magia, el hombre desapareció con un«¡crack!». Lara se quedó agachada sobre los escombros, sin creer que se habíaconfiado tanto. Lo tenía bien aferrado, mas él había sacado una fuerzaincreíble a saber de dónde y la había apartado. Tomó nota mental de que en elpróximo encuentro, no permitirle tantas libertades y acabarlo sin dudar.

¿Lara?

Lamuchacha giró en redondo con agilidad y alzó la varita. Pero la bajó conlentitud. Remus Lupin la observaba con aspecto confundido.

¿Quéhaces aquí? le preguntó.

Podríapreguntarte lo mismo, padre se puso en pie. No guardó la varita. ¿Y si era untruco?. Vine a comprobar el área y recopilar información sobre los Weasley.¿Qué te hizo a ti regresar?

Alguiendebía venir a rescatar unos planes de la Orden
Lupin miró a un lado, luego aotro y se acercó a la muchacha para apoyarse en sus hombros. Por unos segundosse vio dubitativo. Mas después, atrajo a Lara hacia sí y la abrazó. Me alegraverte bien susurró. Atacaron al caer la noche. Por suerte, casi todospudieron escapar y están en un lugar seguro, pero Charlie

Ellaalzó la cabeza de golpe. Aferró el colmillo ensartado por un cordón negro quele colgaba del cuello.

¿Qué lesucedió a Charlie? preguntó con voz neutra, pero sus ojos brillaban.

Estámalherido en San Mungo informó Lupin y la retuvo por los brazos al sentirlatensarse. No vayas. Es peligroso. Sé que te gustaría verlo, pero no ahora.Después podrás ir
escuché una batalla al llegar
¿había un mortífago aquí,escondido?

Sí.Severus Snape dijo Lara. No evitaba sentirse ansiosa. Charlie herido, en SanMungo. Un deseo irresistible de verlo la asaltó. Pero se contuvo. Su padretenía razón. No era el momento apropiado. Casi admitió que vino a preparar unatrampa

Oquizás quería los planos de la Orden dijo Lupin, pensativo.

Es unaamenaza. Lo mataré en nuestro próximo encuentro.

¡No!exclamó Lupin. No, Lara. Sé que fuiste entrenada para la batalla, para nosentir misericordia, para hacer lo necesario
pero no asesines a Snape ella lomiró con curiosidad. No quiero que te conviertas en una asesina por venganza.Lo desees o no, eso te mueve. No cometas ese error el brujo soltó aire.Prométemelo.

Larapensó unos minutos. No le agradaba plegarse a esa orden, pero si su padre se lopedía, no se sentía con fuerzas para replicar.

 

Te loprometo, padre.

Lupin sevio satisfecho.

Meenviaste un mensaje en la noche de que sabías donde estaba e ibas a visitarmedijo ella de repente. Lupin se vio confundido, pero sólo por pocos segundos,porque asintió. Supuse que algo grave debió suceder para impedirte ir. Fue elataque.

El brujovolvió a asentir. Le besó la frente.

Regresa.Cálmalos. Diles que todo está bien le aconsejó. Todos deben estar preocupadospor ti.

Adiós,padre.

Lara seseparó del hombre-lobo y desapareció con un chasquido.

**

Ron fueel primero que saltó del sofá cuando Lara entró a la vivienda.

Mifamilia, ellos
¿Lograron escapar, están en un lugar seguro, lograste contactara alguien
? preguntó de carrerilla.

Espera,Ron, dale un respiro lo calmó Hermione y tomó el mando de la situación. Lara,¿estás bien? ¿Era una trampa o algo
? ¿Sabes algo de los Weasley?

Harryemergió de la cocina con agitación y se unió a las expectativas.

¿Ybien? le urgió a Lara, quien no había dicho palabra.

Ellatomó aire y dio parte:

Fueronatacados al anochecer. Todo pudieron escapar y están en un lugar seguro, peroCharlie fue herido de gravedad. Se encuentra en San Mungo, recuperándose. Lacasa casi fue destruida. Lupin, mi padre Ron y Hermione abrieron mucho losojos. No conocían la noticia, apareció en La Madriguera y me explicó todo.Sospecha que además de buscarte, Harry, buscaban algunos planes de la Orden.Sobre todo si encontré a Severus Snape husmeando entre los escombros.

¿Qué?casi gritó Harry. Cerró las manos en puños, tuvo un desagradable vuelco en elestómago. ¿Ese asesino cobarde allí
? Por supuesto, debí saberlo, ¡él siemprese arrastra entre el caos! Dime que lo mataste, Lara, ¡dime que acabaste conél!

Lamuchacha no respondió. Su mirada inexpresiva estaba clavada por encima de lascabezas de todos.

Lara
dime eliminaste a ese asesino le pidió Harry. ¿Lara?

No larespuesta fue un golpe en el estómago para Harry. Tuve la oportunidad dehacerlo. Sí. Pero me confié de mis habilidades y él escapó. Después mi padre mehizo prometer que no asesinaría a Snape por venganza.

¿Lupinte hizo
qué? Harry negó con la cabeza. No, no, estás de broma

Laraladeó la cabeza.

¿Creesque tengo cara de estar de broma? preguntó, vacía de toda emoción. Harryfrunció los labios y emitió un gruñido quebrado. Cierto. Ella nunca bromeaba.Voy a respetar la promesa que le hice a mi padre. Tú aún tienes tu propiaopción.

Harry noquedó muy contento con toda la explicación, pero se mordió la lengua. Su amigose veía ansioso por obtener más datos de su familia, no podía arruinarle eso.

Lara,dices que Charlie está en San Mungo comenzó Ron, y ante el asentimiento deLara, continuó: deberíamos ir a verlo. ¡Ahora mismo! Quizás allí también esténmis padres, al resto de mis hermanos

Mipadre me dijo que no era apropiado ir ella cerró las manos en puños, como sise contuviese de hacer algo precipitado. Harry se dio cuenta de lo mucho quedebía importarle Charlie (a su manera inexpresiva) y lo difícil que se le hacíano acudir junto a él en ese instante. Debemos respetarlo. Aguardemos unosdías. Los mortífagos pueden estar esperando a que nos atrevamos a salir dedonde quiera que estemos.

 

Hermioneaferró un brazo de Ron cuando éste iba a replicar, y decidió guardarse susimpresiones. Harry era quien no podía aguantarse mucho. No después de saber loque Lara había hecho. O mejor, nohabía hecho.

Voy adar un paseo dijo en casi un gruñido.

Nodeberías ir solo dijo Hermione, aunque se veía dividida entre quedarse con Rone irse con él, porque Lara no daba síntomas de querer consolar a nadie. Tampocoera que ella sirviese de mucho aliento. Voy
voy contigo

No,quiero estar solo farfulló él.

Antes deque alguien pudiese decirle algo, abandonó la vivienda. Y al primero que losiguiese estaba dispuesto a lanzarle un hechizo aturdidor. Anduvo sin rumbo porla calle estrecha del Valle de Godric, furioso como si hubiese sido él quiendejase vivo a Snape. Pateó las piedras del camino y apresuró el paso. Sabía quea Lupin no le gustaba la violencia. Era un hombre que contenía la calma confacilidad. Y por supuesto, deseaba lo mejor para su hija. Que no quedase cegadapor la venganza. Aunque después pensó que era absurdo hacerle tal prohibición.Ella había sido entrenada precisamente para la batalla. Lara seguro habríamatado antes si poseía tal determinación.

Harry seestremeció ante la idea. Un asesinato era un acto vil, no importase desde quépunto de vista se contemplara. ¿En cuántos trozos tendría dividida su alma?¿Ella poseería algún Horcrux? Desechó la idea al instante. No quería nipensarlo. Soltó aire. Al parecer, tendría que ser él mismo quien acabase conSnape. Parecía ser su destino. Como mismo su destino era matar a Voldemort.Encontrar sus Horcruxes y destruirlos todos, que no quedase ni uno por el cualVoldemort se pudiese aferrar de nuevo a la vida.

Cuandovolvió en sí, se percató de que estaba justo en la entrada del cementerio delValle. Se quedó en la verja, dubitativo. No quería regresar tan pronto a laamarga realidad de la tumba de sus padres.

Eraobvio que vendrías aquí

Harrysacó su varita y giró para apuntarle al hombrecillo de nariz puntiaguda y ojosllorosos. Acariciaba su mano derecha, que más bien era un guante de plata. Harryle mostró los dientes, rabioso.

Colagusano,maldito traidor... musitó. Esbozó una sonrisa irónica. ¿Sabes? Llegas en buenmomento, porque pensaba muy seriamente en matar a alguien
¡qué suerte que seastú!

¡No!exclamó Colagusano cuando la varita del muchacho se encendía. Desvió unhechizo y chilló cuando otro casi lo alcanza. Corrió hacia un árbol y lo usó deescudo justo a tiempo de evitar que un haz de luz le volase la cabeza. ¡Noseas estúpido, no lo hagas, no creo que quieras acabar conmigo tan pronto
!

¡Dameuna razón! gruñó Harry. Sólo quería atraparlo, verlo retorcerse hasta morir,estrangularlo, patearlo, abrirle el pecho de un golpe y vaciarlo de sangre. Sí,ese parecía buen castigo. ¡Una sola, Colagusano! ¡Tienes hasta mi próximohechizo
!

¡No hedesaparecido! chilló el hombrecillo. ¡Me he quedado y si me matas
!

¡Sectumsempra!

Colagusanoahogó un grito cuando el hechizo volaba un costado del árbol. Harry lo escuchó gimotearmientras rodeaba el tronco para mantenerse a salvo.

¡Si mematas no podré darte información, maldita sea! le gritó.

Harry losorprendió en un amago y Colagusano jadeó asustado, con las manos apretadascontra el pecho, olvidado de su varita. Harry saboreó el momento de tenerloacorralado. Sólo debía decir un hechizo y el hombre era historia. Cuánto nohabía soñado con eso, con terminar al asesino de sus padres, al traidor. PeroColagusano tenía razón en algo; estaba allí. Él, que era un cobarde de primeracategoría, resistía el impulso de huir. Pero también podía ser una trampa, unacarnada para demorarlo, ¿o realmente decía la verdad? Eran demasiadasmaquinaciones. Como en los segundos siguientes no pasó nada más que Colagusandotropezar con una raíz y caer revuelto, decidió seguirle el juego.

 

¿Quéinformación puedes tener tú que me interese? preguntó.

Necesitas
necesitas un espía balbuceó Colagusano. Mantenía los ojos desorbitados en lapunta de la varita que le amenazaba. Harry resopló sin tragarse nada. ¡Lonecesitas, no lo niegues! Y
y en casa de tus padres
el Señor Oscuro pusoInferis, sí, eso
son
son centinelas, si te tocan, él lo sabrá
vendrá aquí
no te escondas aquí

Noestoy aquí mintió Harry con la mandíbula tensa. No confío en ti. Nunca hassido buen espía
tiendes a traicionar demasiado

¡Ahoraes diferente, ahora es diferente! gritó Colagusano y retrocedió de Harrycuando él avanzó. ¡Te diré todo, Harry, te diré lo que quieres
!

¿Y quécrees que quiera, sino verte muerto? musitó el muchacho con la paciencia hechatrizas. Era un idiota por dejarse embaucar de esa forma. Ya estaba claro,¡Colagusano lo engañaba para que los mortífagos se encargasen de él! Iba aterminarlo. Lo cual, por cierto, es una idea fantástica, ¡Sectumsem
!

¡LosHorcruxes! aulló Colagusano y se arrastró lejos a una velocidad increíble. AHarry le costó reaccionar y perseguirlo. ¡Sé cuáles tienes que buscar, puedodecirte dónde encontrar pistas, dónde el Señor Oscuro los escondió! ¡Por favor,Harry, sé un buen muchacho, sé bueno, escúchame
!

¡Habla!le ordenó Harry. ¡Dime todo lo que sabes! ¡Ahora!

Prométeme
quiero tu palabra, de que no me matarás en cuanto te diga pidió Colagusano.Estaba empapado en sudor, sus ojos ratoniles se movían desorbitados.¡Promételo!

Harry semordió la lengua, necesitó aspirar profundo para no dejarse llevar por la ideade que cometía una estupidez.

Loprometo. Habla.

Colagusanomiró unos instantes la varita, y al asegurarse de que Harry decía la verdad,dijo:

ElSeñor Oscuro siente fascinación por los objetos de los fundadores de Hogwarts,eso ya debes haberlo deducido su voz era tan seria que a Harry le costó creerque ese era realmente Colagusano. Se apropió de ellos y los convirtió en susprincipales Horcruxes
puedo decirte dónde está la taza de Helga Hufflepuff
oal menos, indicarte

Elhombrecillo se retorció de repente y se aferró con fuerza el brazo izquierdo.Se apartó la túnica negra con gemidos y Harry pudo ver su marca tenebrosa colorearsede negro.

¡No
noahora
! jadeó, miró a Harry con los ojos desenfocados. Debo acudir, debo irahora

Dime deese Horcrux exigió Harry. Intentó pisarle la túnica para que no se arrastraralejos pero Colagusano fue más rápido al ponerse de pie, tambaleante. ¡Dime!

Mañana
doce del día, justo aquí, ¡justo aquí! ¡Te diré todo!

 

Antes deque Harry pudiese aturdirlo con un hechizo, Colagusano desapareció.

N/A: GemelosWeasley11 comprobó que no mordía... ¡dejen sus comentarios!

Harry sesentía atontado. No supo cómo sus piernas lo llevaron de regreso a la casa desus padres. Cuando pasó por la sala, tropezó con Ron cargado de escombros. Supoque le preguntó algo, pero ignoraba su propia respuesta. Al parpadear una vezmás, descubrió que estaba en la habitación compartida. Se sentó en su cama, despacio,o activaría una oleada de muelles saltarines.

Sóloentonces se percató de que había sido un estúpido.

Se habíadejado engañar como un niño, ¡por supuesto que Colagusano no tenía nada paradecirle! Aunque habló con demasiada seguridad; conoce todo lo relacionado conlos Horcrux
porque Voldemort no sería tan idiota de confiarlo a susmortífagos, y menos a uno como él, con ese tempestuoso historial de traicionesdobles y triples, ¿o sí? ¿O sólo era un cebo, para engañarlo, atraerlo a superdición? Pudo haberle echado la Imperio. Después de usarlo, someterlo a unhechizo desmemorizante. Esa era una buena solución.

Harry seaferró la cabeza con las manos. La conclusión es que era un idiota. No debiósaborearse ante la perspectiva de tener información fresca de los Horcruxes, noceder a los chillidos de Colagusano, a la obviedad del esfuerzo que hizo parano desaparecer, como el gran cobarde que era. En la actitud de Colagusano habíaalgo que no encajaba, lo peor, era que no sabía si era a su favor, o en sucontra.

Hey,oye, amigo

Harryalzó la cabeza con un respingo. Descubrió a Ron observándolo con alarma desdeel marco de la puerta. A saber cuántos minutos llevaba allí, incluso hablándolepara hacerlo reaccionar. Se enderezó y movió los hombros. Concluyó que realmente,había pasado mucho tiempo enfurruñado.

¿Estásbien? Parecías un Inferi hace unos minutos
sé que me dijiste que estaríasarriba pero
Ron se rascó la nuca, atrapó una pelusa enredada en su cabello yla desechó. Tenías la misma cara de Lara. En ella se soporta, pero en ti
nolo sé, amigo, ¿te sucedió algo ahí afuera?

Puedeser. Quizás
no lo sé Harry sacudió la cabeza y miró a Ron. Su amigo lo mirabacomo si estuviese muy enfermo. O se hubiese convertido en un Snorkack de cuernoarrugado. ¿Dónde están las chicas?

Hermionefue a comprar algo decente para comer respondió Ron sin relajarse del todo,Lara
hace un círculo mágico de protección alrededor de la casa, o eso leentendí.

Penséque se iría con Hermione
ya sabes, se dividen y compran más rápido.

¿Bromeas?¿Quién le vendería algo a Lara con esa cara?

Harrylogró esbozar una sonrisa, pero recordó su disyuntiva y volvió a sumirse en suspensamientos. Hasta que Ron lo zarandeó por un hombro y a causa del movimientoun muelle se le encajó en una nalga.

¡Auch!¡Ron! saltó de la cama y se frotó el trasero. ¡No vuelvas a hacer eso! ¡Tengouna cama sensible!

¿Quédiantres tienes? le espetó Ron. ¡Estás perdido, amigo!

Harryrespiró profundo en orden de calmarse.

Cuandolas chicas regresen
tengo algo que discutir con todos.

Ron lomiró con extrañeza, pero como Harry regresó a su hermeticidad, no insistió.

 

Despuésde que Ron abandonase la habitación compartida, Harry se tendió en la cama (concuidado, no quería repetir la experiencia del muelle) y cerró los ojos. Debíatomar una decisión antes de que todos sus amigos se reuniesen. La preguntalatía con fuerza en su cabeza: ¿confiaba en Colagusano, o no?

Por másque quiso, no pudo quedarse dormido. Permaneció en un estado ansioso deduermevela hasta que escuchó la puerta de la habitación abrirse y pasos quepretendían ser silenciosos, pero el piso remachado de madera no ayudó mucho. Abriólos ojos y vio a Ron, Hermione y Lara allí plantados. Los dos primeros concaras de preocupación. La tercera
nunca podía determinar qué sentía. Comenzabaa adaptarse, pero también era una molestia. Harry se sentó en la cama, apoyólos brazos sobre las rodillas y los contempló, como si fuesen soldados a serevaluados en un desfile militar.

Harry,comienzas a preocuparnos, ¿qué sucede? preguntó Hermione, nerviosa.

Elmuchacho tomó aire y explicó casi con el mismo tono monocorde de Lara:

Cuandosalí de casa, hace un par de horas, llegué hasta el cementerio del pueblo y
allí encontré a Colagusano. O él me encontró a mí, de alguna forma...

Lasreacciones de Ron y Hermione fueron predecibles; él se tiñó de un intenso colorrojo a causa de la rabia, ella frunció los labios con desagrado. Larapermaneció tal y como estaba.

¿Quiénes Colagusano? preguntó.

Ron yHermione se ocuparon de explicarle a Lara quién era aquel retorcido hombrecilloy todo el daño que le había causado; desde traicionar a los Potter, el causantedel encarcelamiento injusto de Sirius Black, el cómo había vivido como lamascota de Ron hasta que fue descubierto, y que por su causa, Voldemort habíaregresado. Una vez terminada la actualización de Lara, Harry procedió acontarles con pelos y señales, todo lo que le había ocurrido y dicho Colagusanoen el cementerio, y lo jugosa que le parecía esa proposición. Con algo detitubeos, agregó sus temores de que fuera una trampa, y que todos terminaranpagando por su ingenuidad.

Elsilencio los envolvió a los cuatro, hasta que Hermione lo rompió con agudeza:

Esinteresante que lo hayan convocado justo cuando te explicaba lo del Horcrux.

¿Quétiene eso de interesante? Ron hizo un gesto de aplastar algo. Yo digo quevayamos mañana al cementerio, sí, ¡pero para borrarlo del mapa!

Repitióel gesto contundente para reafirmar su posición.

Concuerdocon Hermione dijo Lara, Ron miró a Harry con cara de: «¿es normal que laschicas siempre sean aliadas?». Ese simple hecho y
el que si es tan cobardecomo me han explicado, se haya expuesto ante Harry por tanto tiempo, tomandoriesgos

Pudotener la Imperio rebatió Ron y se cruzó de brazos. Es una trampa, Harry. Loque debemos hacer, es

Situviese la Imperio, estaría obligado a permanecer quieto, así Harry lo corte almedio dijo Hermione y encaró a Ron. Y además, ¡Voldemort nunca lo habríaconvocado mientras cumpliese con su orden de engañar a Harry! Eso seríainsensato e inoportuno. Si fuese una trampa, Colagusano tendría tiempo de dejarel mensaje con más calma, además, en ese instante hubiesen salido mortífagospor doquier y acabado con Harry, es más fácil así.

Pero
pero
balbuceó Ron.

Piensoque Harry es quien debe decidir dijo Lara de repente y observó al muchacho,quien había permanecido en silencio, sentado en la cama. Ron y Hermione dejaronde discutir. ¿Qué deseas hacer, Harry?

 

Notenemos ninguna información del paradero del resto de los Horcruxes suspiró elmuchacho.

¡Harry!protestó Ron. ¡No quiero pensar que
!

Y estoyde acuerdo con Hermione y Lara asintió finalmente, el pelirrojo se desinfló. Penséen las cosas que pueden salir mal, pero también en todo lo que ellas dijeron
debemostomar riesgos. No queda otra solución. Mañana iré al cementerio a las doce paraencontrarme con Colagusano.

Iremoscontigo dijo Ron con arrojo, su amigo arqueó una ceja. Usaremos tu capainvisible

Pero nocabemos tres dijo Hermione con un cabeceo. Ya no somos niños

No sepreocupen por mí. Tengo otras formas de esconderme dijo Lara.

Bueno
Hermione se encogió de hombros. Entonces, iremos mañana al cementerio
no tepreocupes, Harry. Cuidaremos tu espalda.

Elmuchacho asintió y a pesar de que estaba decidido a correr el riesgo, noevitaba sentir un poco de miedo.

Elsiguiente día llegó tan rápido como una ráfaga de viento. A pesar de que Harrytuvo dificultades para conciliar el sueño (Ron no sufría tales problemas y loenvidiaba por eso), el tiempo le pareció fugaz. Lo que sí fue denso, fue justoantes de las doce, cuando caminaba hacia el cementerio con las manos en losbolsillos. No podía determinar dónde estaba Lara, pero sí Ron y Hermione. Lascapas de invisibilidad no ocultaban los sonidos.

¡Auch!¡Ron, mira por dónde vas!

Si note empeñaras en caminar arrimada a mí

Estamosbajo una capa de invisibilidad, tiene que cubrirnos a los dos, ¡tengo que arrimarmea ti!

Harrypuso los ojos en blanco y exhaló un suspiro. Al demonio con el factor sorpresa.Era mejor que Ron y Hermione se reuniesen directamente con él y con Colagusano.Pero milagrosamente al llegar al lugar, sus quejas mutuas dejaron de escucharse.Harry comprobó tener su varita encima y empujó las rejas oxidadas. Avanzó condecisión por entre las tumbas y se detuvo cuando estuvo frente a dos lápidassencillas, una al lado de la otra. Miró su reloj. Diez... nueve... ocho...¿Colagusano llegaría a tiempo? Siete... seis... cinco... ¿Sería una trampa y élcaería en ella por tonto? Cuatro... tres... dos... uno...

¡CRACK!

Harry conun vuelco en el estómago sacó su varita y apuntó a la figura que acababa deaparecer. Colagusano se hizo sombra con una mano y parpadeó un par de veces.

Eres
eres puntual balbuceó sin dejar de parpadear, como si el sol lo molestara.Retrocedió un poco. Veo... veo que realmente te interesa mucho... lo que tengopara decirte...

Notengo todo el día urgió Harry. Se esforzaba por no verse nervioso, pero entretener tan cerca al causante de tantas desgracias y el débil pensamiento de quetodavía podía tratarse de una trampa, hacía que su corazón latiese muy rápido ylas manos se le enfriasen. Habla.

¿Vinistesolo? preguntó el hombrecillo.

¿Ves aalguien más? replicó Harry, mordaz.

No...no...

Entonceshabla

Wraaaauurrrrr

Colagusano se dio vuelta y retrocedió comosi le hubiesen disparado con una escopeta. Un gato negro sentado sobre elcésped, lo observaba con fijeza.

 

Es solo un gato, Colagusano dijo Harry,complacido de saber dónde estaba Lara. El hombre se había dado vuelta de talforma que no le daba la espalda ni a Harry ni al animal. ¿Les tienes miedo?

No dijo Colagusano con falsa calma. Elgato maulló y se escabulló hacia las tumbas cercanas. Sólo... me... nada.Harry... tienes que estar consciente de que te estoy ayudando, debes tenerlo encuenta... tragó en seco al ver la mirada impaciente del muchacho y prosiguióen voz muy baja: la taza de Hufflepuff, está en la casa abandonada de la viejaHepzibah. En el sótano. ¿Sabes quién era Hepzibah, Harry? El señor Oscuro lafue a ver en su juventud, antes de ser poderoso. Y la asesinó para obtener la tazay el medallón de Slytherin. Pero debes tener cuidado... no es tan fácil... elseñor Oscuro puso muchos hechizos para evitar que la familia de Hepzibahencontrara su Horcrux y se lo llevase por error. No estoy seguro, pero sé quehay un pasadizo oculto por el sótano, que lleva a la taza.

¿Y la información de los demás Horcruxes?preguntó Harry. Lo prometiste... y no quiero tomar medidas drásticas contigo,Colagusano.

La siguiente pista la hallarás cuandotengas la taza de Hufflepuff. El Señor Oscuro también comete sus errores.Aunque nunca lo admita dijo Colagusano acariciando su mano plateada. Pero hede advertirte, que la casa de Hepzibah es «inmarcable».

¿Y? se impacientó Harry.

Debes ir al Ministerio de Magia. AlDepartamento de Misterios, al Departamento de Casos Sin Solución. Hubiese idoyo pero como comprenderás...

Eres muy cobarde para hacer algo comoeso... masculló Harry. Resume Colagusano. Me haces perder el tiempo.

Allí busca los expedientes de entre losaños 1956-1957-1958, aproximadamente continuó Colagusano lo más rápido que podíahablar. En uno de esos está el caso de Hepzibah y puedes leer la direcciónexacta de la casa. Ni yo sé dónde queda...

¿Por qué el caso de Hepzibah estaría allísi tuvo solución? preguntó Harry receloso. Acusaron a Hokey de su asesinato,su Elfo Doméstico. Y todo porque Voldemort Colagusano se estremeció como si lehubiesen echado un balde de agua helada, pero Harry lo ignoró le modificó lamemoria al Elfo. Ese caso tuvo una mala solución, pero la tuvo.

Dumbledore intervino... y el caso fuecolocado allí. Creo que quería consultarlo después con mayor seguridad explicóColagusano, con una sonrisilla desagradable. O dejarlo allí... en un futuro...para ti.

¿Eso es todo? preguntó Harry.

¿Te parece poco? se indignó suinterlocutor. ¡No fue fácil reunir ese pedazo de información! ¡No fue fácilespiar al mismísimo Señor Oscuro!

Parece que es algo condicionado, elespiar y espiar dijo Harry, burlón. ¿En qué te beneficia todo esto?

Obtener tu protección dijo Colagusanocon porte solemne. Y que me libres de Azkaban cuando el señor Oscuro dejefelizmente de existir. Tú me salvaste la vida. Tenemos un lazo mágico. Me veoobligado a pagar esa deuda admitió a regañadientes.

Extendió su mano plateada hacia Harry.

Es un trato dijo con voz aguda. Miinformación a cambio de tu protección cuando todo termine.

Harry dudó unos segundos, mas aceptó lamano de Colagusano.

Es un trato aceptó, también en contra desu voluntad. Quizás algún afortunado incidente lo liberase de cumplir aquellalocura.

 

Bien, realmente yo... bien, bien aceptó yliberó la mano. Nos vemos
en otra ocasión
intentaré encontrar la forma de

Con esto Harry le lanzó un galeón falso,el que usaban para comunicarse cuando estaban en el Ejército de Dumbledore.Estaba consciente del riesgo que corría al darle algo por donde pudieralocalizarlo, pero ya parecía estar hundido hasta el pecho, y no podíaarriesgarse a tener al hombre correteando detrás de él todo el tiempo. Úsalopara indicarme hora y lugar, e intentaré reunirme contigo cuando tengasinformación nueva.

Colagusano asintió con un jadeo fervorosoy desapareció con un «¡crack!». Después de varios minutos, vio a Ron y Hermioneacercarse, ambos despeluzados y con las mejillas algo rojas. Debajo de la capade invisibilidad y a las doce del día, debía hacer mucho calor.

¿Qué te dijo? jadeó Ron. Lara habíaaparecido misteriosamente de detrás de unas tumbas y se acercaba a paso ligero.

Harry se guardó la varita en el bolsillo ehizo una mueca.

Parece que tendremos que ir al Ministeriode Magia si queremos saber el lugar exacto de la Taza de Helga Hufflepuff.


N/A: Hola, lectores! Parece que el gato les robó los dedos... pero van a tener que pedirle que se los devuelva. No tengo reescrito el siguiente capítulo. Está en cero, y la versión antigua no concuerda con la nueva forma en que estoy presentando la historia. Ahora sí depende de ustedes que me dé prisa o no, porque si no muestran interés en la publicación de la historia, ¿para qué la voy a escribir? ¿Para mí? Sí, es divertido. Pero más divertido aún es compartirla con ustedes. Está en sus manos que reescriba y publique! Dejen comentarios, teorías, tomatazos y hachazos. ¡Estoy abierta para todos ellos! -con armadura, claro-N/A OK, compré Tiempo a Chronos por la izquierda, al menos para sacar un cap nuevo... ¡disfrútenlo! Y por favor, ¡dejen comentarios!

Harry, sentado a la mesa del comedor, repasó a sus amigos con lamirada. Ron parecía resignado al plan que pudiese tener Hermione, ella a suvez, parecía esperar que Ron dijese algo. O Harry. Era difícil decirlo. Lara semantenía en su usual inmutabilidad. Para variar. Harry era incapaz dedeterminar si ella tenía un plan propio, o estaba tan desprovista de ideas comoel resto, incluido él mismo. Hasta ese instante, todos fingían pensar y debíareconocer que lo hacían muy bien.

No creo que mi papá nos pueda ayudardijo Ron en voz muy baja. Harry reprimió pegarse en la frente. Olvidó que elSr. Weasley trabajaba en el Ministerio. Con todo lo ocurrido en la Madriguera,seguro estará ocupado con la familia. Y con la Orden añadió tarde.

No sería seguro que el Sr. Weasleysupiese qué buscamos dijo Hermione encogiéndose de hombros. O quizás

Ron y Harry la miraron a la expectativa.La propia Lara se inclinó un poco hacia ella. Hermione negó con la cabeza.

No. Olvídenlo. Preparar la multijugosllevaría meses y no tenemos mucho tiempo.

Si entramos al Ministerio, deberá ser poruna causa justificada. Tener una coartada, en caso de que nos atrapen en losarchivos dijo Lara. Su mirada inexpresiva pudo estar observando a los otrostres y a la vez, no estarlo. O buscarnos disfraces, aunque no tengamos lapoción multijugos. Ron el pelirrojo dio un respingo, pero le prestó atención.Debes conocer algunos detalles del Ministerio. ¿Qué sabes de los que atiendenel Departamento de Misterios?

 

Que sólo entran los que tienen que entrardijo y zangoloteó la cabeza. Aunque he visto a magos vestidos de negro concapuchas entrar allí
los vi algunas veces, cuando mi papá me llevaba altrabajo. No eran muy conversadores. Daban escalofríos añadió con unestremecimiento.

Eso es algo suspiró Hermione. No creoque sea difícil conseguirnos túnicas así. Esperen
¡podemos usar ambas cosas!

Todos se inclinaron a mirarla con renovadaatención. Lara no. Tenía la misma expresividad que una piedra de río reseca. Hermionesonrió con suficiencia. Harry la dejó saborear el momento, al final, ella teníauna idea, los demás, no.

Si sucede algo en el Departamento deMisterios, o culparán a Voldemort, o a Harry explicó Hermione.

¡Eso es una estupidez! exclamó Ron.Enrojeció hasta las orejas cuando todos lo miraron con ceño. Se removió en elasiento, incómodo. ¿Por
por qué el Ministerio pensaría eso?

Porque no tienen a Harry controlado. Seles ha ido de las manos dijo Hermione como si fuese obvio. Pero también,pueden haber espías de Voldemort en puestos influyentes
es más complicado delo que parece, así que hay que preservar la imagen de Harry. Se me ha ocurridoalgo: mientras nosotros entramos al Departamento de Misterios, Harry visitaráal Ministro de Magia.

¿Qué? exclamaron Harry y Ron.

Lara ladeó la cabeza.

Parece un buen plan.

Ron miró a Harry con cara de «Por Merlín,¡alianza femenina!».

Escuchen
Ron, deja de torcer los ojos ote juro que te los enderezo con mi varita amenazó Hermione, y el pelirrojo sesentó muy derecho. Harry fingirá que ha aceptado la propuesta de Scrimgeour deponerle Aurores a vigilarlo, y va a negociar términos.

¿Y por qué aceptaría tal propuesta?protestó el muchacho, no muy contento con su papel.

Invéntate un motivo lo cortó Hermione.Harry se azoró. Bien, entonces, el Ministro tendrá toda su atención y la mitadde los Aurores sobre Harry, mientras, nosotros bajamos y buscamos la direcciónde Hepzibah.

¿Y cuando deba irme? Harry estabadispuesto a buscar fallos al plan. No quería pasar la mañana en el despacho deScrimgeour, ¡quería participar en la escaramuza!. Porque obviamente, me iré deallí con mis nuevos amigos los Aurores

Finge tener descomposición de estómago. Dique vas al baño y te escabulles sugirió Lara. O si eres incapaz de actuar,provócate una de verdad.

Actúo bien, gracias dijo Harry, no muyfeliz con los métodos de Lara.

¡Bien! Ya que todos aprobamos el plan
Rony Harry intercambiaron una mirada. Ni siquiera les habían pedido opinión. Hagamoslos preparativos

Harry todavía no se lo podía creer. Vestido con sus mejores galas, seencontraba en el Atrio del Ministerio de Magia, tan temprano, que ni siquierahabía llegado el encargado de «Información», quienquiera que fuese. Los severosAurores que custodiaban el lugar, eran los únicos en reparar en él. Tanto así,que tenía dos a cada lado, como si él fuese un criminal a la espera de unjuicio. En realidad, esperaban al Ministro.

A las siete y media en punto, elMinisterio cobró vida. Las decenas de chimeneas que bordeaban la estancia seinflamaron en una pirotecnia constante de llamas verdes, y brujas y magosdesfilaron hasta abarrotar el Atrio. De esquinas recónditas aparecieron muchasmás personas, sin dudas, provenientes de las entradas para visitantes. Prontoel lugar quedó tamizado de grupos variopintos, desde arrugadas brujas con susescobas una de ellas tenía curiosas ruedas de bicicleta hasta magos cargadosde legajos de animales, o animalejos de papel
a veces era difícil decirlo.

 

Harry contempló el espectáculo conatención; esperaba encontrar tres figuras vestidas de negro, encapuchadas, y verlascruzar en silencio hacia los ascensores, pero entre aquel caos humano eradifícil distinguir algo similar. No tuvo más tiempo de apreciación. Una mano leapretó el hombro con tanta fuerza, que no se hubiese sorprendido si se lodislocaba.

El Ministro ha llegado le anunció elAuror dueño de la mano estranguladora de hombros. Se le ha comunicado queusted lo espera. Ha aceptado aplazar su agenda para sostener una entrevista conusted. Síganos, señor Potter.

Harry se preguntó cómo diantres el Aurorsabía todo eso, si no se había movido de su lado en ningún momento. Y el otroque lo acompañaba también seguía allí. Cuando echaron a andar, Harry notó unpequeño enchape en la oreja de los Aurores. Parecía algún pendiente de oro. Después,cuando ya estaban en el ascensor que iba a cualquier lugar menos arriba, sepercató de que los pendientes tenían talladas unas caritas diminutas. Resueltoel misterio. Joyas encantadas, como los galeones falsos de Hermione, pero mássofisticados. Se hizo con el firme propósito de comentarlo a la muchacha.

El ascensor se detuvo con brusquedad y losAurores condujeron a Harry por un pasillo alfombrado, con una única puerta alfondo. La abrieron para él, y no le sorprendió encontrar a cuatro Auroresadentro, vestidos con marciales túnicas azul oscuro. Sus rostros quedabancubiertos por capuchas. Harry no pudo distinguir a ninguno. Al fondo, sentado aun escritorio de ébano, se encontraba Rufus Scrimgeour. A su lado, flotaba unabandeja con desayuno abundante. El mago esbozó una sonrisa amable.

Buenos días, Harry, ¡qué placer tenerteaquí! ¿Has desayunado ya? Harry estuvo tentado de asentir, para declinar laoferta. Luego recordó la pera arrugada que ahora se deshacía en su rebeldeestómago, e hizo un leve gesto de negación. Entonces, por favor, acompáñame.Estás más delgado desde la última vez que nos vimos.

Harry ocupó la butaca frente alescritorio, mientras bajo un giro de varita del Ministro, el suculento desayunose repartía entre los dos. Ante otro gesto del mago, todos los Auroresabandonaron la estancia. Aunque Harry, no supo por qué, sabía que los magosestarían al tanto de todo lo que se hablase en esa oficina. Su siguiente paso,fue lucir convincente y entretenido. Debía acaparar la atención del Ministro ysus Aurores todo el tiempo que le fuese posible.

Hermione estaba nerviosa. También irritada. Las túnicas negras quehabían conseguido en el Callejón Knockturn eran espantosamente calurosas, lafibra provocaba comezón, o simplemente tenían pulgas. No habían tenido tiempode lavarlas. De cualquier manera, el conjunto la torturaba. Ron también semostraba incómodo, Lara lo disimulaba mejor. Hermione se abstenía de protestasporque a fin de cuentas, comprar aquellas túnicas y no lavarlas fue su idea yno le apetecía mostrar irritación por ello.

 

¿Qué tienen estos trapos? gimió Ron y sepegó un manotazo compulsivo en el cuello. Se miró los dedos e hizo una mueca deasco y horror. Gárgolas galopantes, ¡tienen bichos! ¡Lo sabía, debimos lavarlas!

No seas llorón, Ronald Weasley espetóHermione. Aunque le faltaba poco para revolcarse en el suelo chillando comoratón histérico. Ahora, ¡a los ascensores! Ya pasaron diez minutos desde quese fue Harry

Los tres caminaron con toda la naturalidadposible por el abarrotado Atrio. Ron de tanto en tanto daba saltitos ycontorsiones extrañas, Lara iba tiesa y sacudía las manos dentro de las ropas.Hermione estaba empapada en sudor, además del nervio que le provocaba toda lasituación. Por instinto, se acercó a Ron y lo aferró por un brazo. Sintió elsobresalto del pelirrojo, pero él tampoco se apartó. Por extraño que pareciera,Ron la hacía sentir segura. Para fortuna y mayor nerviosismo, se mezclaron conmagos vestidos igual de oscuro que ellos, con capuchas que les escondían losrostros. Hermione rezó a Merlín para que fueran los encargados del Departamentode Misterios.

Entraron con ellos al ascensor y sesobresaltaron al ver que en menos de un segundo, más encapuchados se les uníanhasta aplastarlos contra el fondo del cubículo, que de por sí ya era estrecho.

Departamento de Misterios indicó alguienmás adelante.

El ascensor se disparó en reversa yHermione ahogó una exclamación cuando Ron, por el impulso, le caía encima. Laraestaba casi desaparecida entre dos encapuchados. El artefacto descendió derepente y Ron atinó a abrazar a Hermione para evitar que se golpeara contra unaesquina. Se quedaron muy quietos, sus rostros a centímetros de distancia. Él laestrechaba con fuerza, la protegía de los traqueteos del ascensor. Hermionesintió que la temperatura de su cuerpo subía. El cálido aliento de Ron olía amenta. Se preguntó cómo era posible, porque ellos no tenían pasta de dientes enla casa. Esperó que su propio aliento no fuese terrorífico.

Si ya han terminado de besarse, ¿podemosdirigirnos al Departamento de Misterios?

Hermione se separó precipitadamente deRon, para notar que él estaba colorado y no precisamente de calor. Y también,que el ascensor estaba vacío. Lara los observaba desde un pasillo construidocon losas de granito negro.

¡No nos besábamos! exclamó Hermione, conla urgente necesidad de explicarse. Sólo
sólo el ascensor es un desastre y

La sujetaba, o se iba a golpear agregóRon en casi un susurro. Se aclaró la garganta y salió al pasillo. Vamos. ElDepartamento está en la próxima esquina.

Hermione aprovechó para sacudirse losbichos de la túnica y se apresuró en tomar el mando de la situación. Paraevitar conflictos, se colocó del otro lado de Lara. Atajó a Ron mirarla dereojo con cierto gesto de dolor, pero lo atribuyó a que se había golpeado en elascensor. Llegaron ante las puertas del Departamento de Misterios. Allí habíaun puñado de hombres encapuchados que traspasaban el umbral de forma metódica.Hermione no tardó en descubrir con horror, que la puerta estaba hechizada, ysólo dejaba entrar a aquellos cuya varita estaba registrada. Que para mal demales, sus propietarios la llevaban sujeta a la muñeca gracias a una finacadenita plateada. Lara le dedicó una mirada sombría, Ron se ajustaba lacapucha con nerviosismo.

 

¿Van a entrar? les preguntó elencapuchado más cercano.

En un minuto respondió Hermione, sucerebro trabajaba a toda prisa, incluso comenzaba a dolerle la cabeza. Ustedesestaban primero se excusó con debilidad.

El encapuchado se encogió de hombros. Sólofaltaban cuatro personas por traspasar el umbral. Hermione sintió que eratiempo de medidas desesperadas. Aferró la varita dentro de los pliegues de latúnica algo diminuto le correteó por la mano y se adelantó cuando otroempleado iba a iniciar el «escaneo». Hermione se sobresaltó cuando Lara leaferró la mano con fuerza y negó con lacabeza. Así perdieron oportunidad, y se quedaron ellos tres solos, ante unapuerta abierta que no podían traspasar, porque no tenían las varitas correctas.

¿Qué haces, Lara? siseó Hermione y sezafó del agarre de la muchacha. Encaró a Ron con furia. ¡Y tú, no hicistenada! ¡Debiste hechizarlos!

¡Lo intenté, pero Lara también me detuvo!farfulló Ron con resentimiento. ¿Por qué siempre me culpas de todo?

Hermione no tenía respuesta para eso. Enrealidad, no quería tenerla. Recordó el momento incómodo en el elevador, laestrechez entre sus cuerpos, el aliento mentolado... Sacudió la cabeza.

Lara, ¿por qué? preguntó por fin.

La muchacha no respondió. Pasó la manofrente al umbral y algo parecido a una telaraña azulada se desprendió de él yse arremolinó fulgurante en la palma de la mano de ella. Ron silbó por lo bajo.

Abolir magia. Claro.

Entraron a toda prisa y una vez del otrolado, Lara devolvió el hechizo guardián a la puerta. Hermione se sintió másconfiada. Ahora nada podría salirles mal. A menos que Merlín realmente losodiase.

Harry comenzaba a sudar. Era extraño, porque la temperatura deldespacho de Scrimgeour era agradable. No podía decir lo mismo de la charla. Harryse había inventado una buena excusa para admitir que necesitaba a los Aurorespara custodiarlo: no quería que sus antiguos amigos quedaran en peligro, comosucedió con la familia Weasley. Confesó al Ministro que había pasado unatemporada allí, hasta que decidió marcharse. Solo. Pero aun así era unsuplicio, donde quiera que miraba había un mortífago escondido, y no lo dejabancumplir con su tarea de Elegido.

Enseguida supo que su mentira/verdad sehabía extendido demasiado. Scrimgeour se abalanzó sobre aquel último pedazo deinformación y lo desgarró con uñas y dientes. Así transcurrieron aquellosminutos; ¿tienes un lugar seguro para esconderte? ¿Dónde es? ¿Cuál es exactamentetu misión como Elegido? ¿Cómo piensas derrotar a Voldemort? ¿Puedo ayudarte conAurores? ¿Cuáles son tus planes? ¿Ya conoces su localización? ¿A sus vasallos?¿Puedes darme nombres nuevos
? A Harry comenzaban a agotársele los esquinazos ylas mentiras. Le provocaba dolor de cabeza. Estaba atento al galeón falso queaferraba en un bolsillo, a la espera de que se pusiese caliente. Esosignificaba que ya sus amigos tendrían la dirección de Hepzibah y podíalargarse. ¿Por qué tardaban tanto?

Merlín nos odia.

Ron miraba boquiabierto las miles de estanteríasque se alzaban imperiosas contra el techo de la habitación, llenas de rollos depergaminos, carpetas viejas, expedientes carcomidos. Parecía una enormebiblioteca, con la única diferencia que en una biblioteca había silencio, yallí habían zumbidos extraños, como en la Sección Prohibida en la biblioteca deHogwarts. Como si los expedientes supieran que había alguien que no debía estarallí. Hermione agradeció que Ron expresase lo que ella pensaba.

 

Esto es inmenso murmuró Lara. Su mirabavagaba por las cumbres de legajos y Hermione pudo notar que estabaimpresionada. O al menos eso pensaba por la forma en que abría los ojos. ¿Cómovamos a encontrar el expediente?

Quizás es más simple de lo que pensamos Hermionesacó su varita y la agitó. ¡Accio expediente de 1956!

La voz de la muchacha retumbó en cadarincón de la estancia. Cerca del techo salieron volando polillas. No sucediónada.

Así que simple, ¿no? se irritó Ron.

Hermione se sintió furibunda de repente,¿por qué él replicaba, si ni siquiera lo había intentado? De repente se escuchóun zumbido. Todos escudriñaron los alrededores con cautela, por si habían sidodescubiertos, después, levantaron la vista. Una carpeta llena de pergaminos muyviejos pasó como un bólido por entre una maraña de polillas y se posó en lasmanos de Hermione.

Esperemos que eso no tenga un hechizo desensibilidad comentó Lara como ave de mal agüero. Ron hizo un gesto con lasmanos para alejar los malos presagios. Sin embargo, tardaremos mucho sibuscamos todos los expedientes que nos indicaron. Si el daño está hecho, losabremos. Vamos a simplificar la búsqueda: ¡Accio caso Hepzibah!

Volvió a imperar el silencio y nadie semovió. Ni siquiera Ron hizo algún comentario mordaz. A los pocos segundos, unsusurro más suave les trajo un pergamino manchado y medio carcomido por cuantaalimaña existiera. Aterrizó en las manos de Lara y todos se reunieron amirarlo.

¿Hepzibah Smith? preguntó ella. ¿Eseste expediente?

Si no es ese, es muy parecido dijo Ron.Está un poco... ilegible
tiene muchos años
¿Asesinada por su Elfo Doméstico?¡Ah, sí, es este!

Perfecto Hermione aferró el pergamino ylo dobló cuidadosamente antes de ponerlo en un bolsillo. Ahora, salgamos de

¿Puedo ayudarlos?

Los tres se voltearon con lentitud. Dosmagos, vestidos con ropas tan oscuras como ellos, parecían observarlos desde elbajo de sus capuchas. Hermione se enderezó e intentó aparentar calma, cosa queno sentía en absoluto. Ron se ciñó a ella, como si pretendiese protegerla,porque era obvio que Lara sabía librarse sola de los problemas. La ideaconfortó y enfadó a Hermione a partes iguales; le agradaba que Ron sepreocupara por ella, pero también que pensara que ella estaba indefensa. Ocultóla maraña de sentimientos y se aclaró la garganta.

No, sólo vinimos a buscar unos expedientesque pidió el Departamento de la Normalización de la Magia mostró la carpetaque aun sostenía.

Se disparó un hechizo de sensibilidadexplicó uno de los magos. ¿Por qué no lo desactivaron?

No teníamos tiempo para eso dijo Lara,rauda. Quieren el expediente urgente

Qué raro que vengan tres a buscar unexpediente se extrañó el segundo mago.

Si tenemos en cuenta el caos que hay enesta oficina, tres no bastarían replicó Lara. Agitó una carpeta en el aire yHermione se preguntó en qué momento ella se había apropiado de una. Ellosvinieron bajo la orden del Departamento de la Normalización de la Magia, yovengo por orden del Cuartel de Aurores. Se ha reabierto una investigación. Quetengan un buen día.

 

Sin más, Lara les pasó de lado sosteniendovarias carpetas mohosas. Hermione vio que ella las dejaba con discreción en unaestantería antes de salir. Hermione le dio un empujoncito a Ron y ambosabandonaron a toda prisa los archivos, sin detenerse a mirar atrás. Para salirdel Departamento de Misterios, Lara volvió a Abolir Magia, cruzaron, y ella regresóel hechizo al marco de la puerta. Una vez en la seguridad de las callesLondinenses, Hermione hechizó el Galeón falso hasta dejarlo caliente y los tresdesaparecieron con un chasquido, con destino al Valle de Godric.

Harry apareció en el camino que llevaba a la antigua casa de suspadres, jadeante y empapado en sudor. Se apoyó en sus rodillas y tomó aliento. Paralibrarse de Scrimgeour y su panda de Aurores, usó la sugerencia de Lara:descomposición de estómago. Arguyó que el desayuno en el despacho le habíacaído mal. Scrimgeour se preocupó a tal grado que llamó a los Aurores para quecomprobasen las sobras. Harry fingió no poder aguantarse más y pudo correr a unbaño. Pero no dijo en dónde. Para evitar posibles persecuciones, habíaaparecido y desaparecido en distintas localidades de Londres, corriendo untramo para cambiar de lugar, antes de terminar en el Valle de Godric.

Se recompuso a los pocos minutos y caminóa paso ligero hacia la casa. Encontró a todos en el comedor, con el expedientede Hepzibah en el centro del mueble, como si fuese algo sagrado.

¿Problemas? le preguntó Ron al verlo tandesaliñado.

No, todo en orden, aunque fue una torturaresistir el interrogatorio de Scrimgeour, ¿les fue bien en los Archivos?

Todo lo bien que pueda significar teneren nuestras manos el paradero del próximo Horcrux dijo Hermione alegremente.

Harry se inclinó a leer el pergamino,donde las letras plasmadas sobre la fibra apolillada formaban una dirección. Sepermitió un suspiro de alivio. Casi tenía al alcance de la mano otro Horcruxlisto para ser destruido. O para sucumbir ante él.


No se lanzaron en la búsqueda y capturadel Horcrux al día siguiente, ni en los próximos tres. Hermione, haciendo galade una fría lógica, sermoneó al grupo acerca de que antes debían prepararse.Voldemort no dejaría un pedazo de su alma en la mesita de té de Hepzibah. Sitomaban la experiencia de lo sufrido por Harry al encontrar el Horcrux falsodel medallón de Slytherin, se iban a encontrar con algo más que una fiesta de bienvenida.Incluidas gárgolas infernales, si Voldemort era amable. Así que en aquellosdías se dedicaron a estudiar libros polvorientos de viejos hechizos oscuros yde sangre. Tanto así, que Ron comentó que era más fácil ir con el mismísimoVoldemort para recibir clases, que soportar a Hermione con expresión desuficiencia al aprenderse los contrahechizos más difíciles que ojos humanoshubiesen visto. Para su desgracia, Hermione lo escuchó y le pegó la lengua alpaladar por doce horas. Ni siquiera pudo expresar su alegría cuando al tercerdía, Lara propuso visitar a Charlie en San Mungo.

Aquello fue otra acción bien meditada. Nopodían aparecerse los cuatro tan tranquilos en el hospital mágico; llamarían laatención más que una jirafa fosforescente junto a un semáforo. Hermioneconsiguió pelucas, porque según ella, no podían arriesgarse a sufrirmalformaciones gracias a los hechizos de cambio de apariencia de Ron. Harry sesintió aludido indirectamente. Él tampoco era un as en los cambios deapariencia, pero estaba acostumbrado a la magia. Así que se sintió muy extrañocuando se polvoreó la cicatriz hasta hacerla desaparecer, se tiñó las cejas derubio y al menos, pudo cambiar con magia la montura de sus gafas de redondas acuadradas. Hermione y Lara ostentaron cabello negro. Ron era el único que noiba a usar maquillaje y no pareció enfadado por eso.

 

El cómo iban a entrar a San Mungo fue bienplanificado. Lara iría primero con Ron, después Harry y Hermione. Tampocopreguntarían directamente por Charlie, ya que, al ser éste una víctima de unataque mortífago, estaría bien custodiado por Aurores y podría ser sospechosoque tres desconocidos quisieran visitarlo. Así que fue tarea de Ron saber lacama y sala donde se alojaba su hermano. Los Aurores que custodiaban la mesa deInformación, apenas le echaron un vistazo para suspirar «Weasley» y dejarloentrar al hospital. Hermione se agenció una abuela enferma, gracias a unamirada fugaz a un portapapeles de un curandero. Se reunieron en el segundo nivel,donde Lara y Ron los esperaban. Charlie estaba en el cuarto piso, en la sala GiunfigsHottler, con custodia de Aurores en la puerta. Ron, como siempre, sería lallave maestra. Mientras ascendían por las escaleras (mala experiencia con losascensores estrechos, justificó Hermione), Harry se rezagó junto a Lara.Sostenía un pedazo de pergamino con fuerza.

¿Es de él? preguntó el ahora rubioHarry.

Lara asintió y le entregó la nota. Harryleyó:

¿DóNDe vAs MAñaNA?

¿Le respondiste? preguntó al devolverlela vitela.

Sí dijo ella, tan monocorde como elprimer día. Había avanzado un poco y Harry lamentaba que no lo demostrase conmás ahínco. Así podría deshacerse de lo escalofriante de hablarle. Le dije queiba a San Mungo a ver a Charlie. Pero no obtuve respuesta. Supongo no merespondió para que no fuese muy sospechoso una lechuza negra yendo y viniendopor un mismo lugar.

Pero... ¿Y si no viene? La última vez...

Atacaron la Madriguera lo cortó ella.Harry sintió que la sangre le hervía. Claro, atacaron la Madriguera, Snapeestaba allí, y ella lo dejó escapar. Bonito recuerdo. Fue por eso.

Harry no insistió. Lara no estaba muyconversadora ese día. En realidad, no era conversadora, pero aquellas eran las segundaspalabras enlazadas que le escuchaba desde que desayunaron. Las primeras fueron:«Ron, no bebas más leche. Hay una cucaracha en la jarra». Tarde, pero sincera.Lo atribuyó a que sencillamente, ella estaba muy ansiosa por ver a Charlie,comprobar que estaba realmente bien y no sabía cómo expresarlo. Después deincontables escalones, dos discusiones de Ron y Hermione sobre pedirindicaciones o no y un pasillo sobrepoblado, llegaron a la dichosa sala GiunfigsHottler, franqueada por dos Aurores. Harry esperó que los aventaran conhechizos, pero un solo vistazo a Ron, les abrió las puertas como si fuesenhuéspedes de honor, aunque Harry reflexionó que no quería serlo, no en unhospital.

Entraron en silencio. Harry enseguidareconoció la estructura de las salas de San Mungo. Tres camas. Tres ocupantes.Y una generosa ventana al final de la estancia. En la cama del medio, con todoel pecho vendado, estaba Charlie Weasley. Sin embargo, estaba sentado yconversaba con Remus Lupin y Arthur Weasley.

 

¡Charlie! exclamó Ron al correr hacia lacama de su hermano. ¿Cómo estás? ¿Qué te pasó? ¿Te duele?

¡Bien, estoy bien, basta, Ron, o vas aponerme grave de regreso! farfulló Charlie, zarandeado por su hermano menorcomo si lo creyese un trapo limpiapolvos. Logró pegarle una colleja y Ron sealejó, resentido. Estoy bien. Los vendajes debo llevarlos para retener lapoción sanadora. Mañana mismo salgo por mis propios pies de aquí, a casa no,obviamente

Los demás no podían acercarse a la cama.El señor Weasley y Lupin se interponían, el primero con cara de despiste total,el segundo con una media sonrisa.

Perdonen, ¿y ustedes tres son
? preguntócon reservas.

Harry, Lara y Hermione, si no me equivocole susurró Lupin.

¿Harry? ¿Cuál Harry? preguntó el señorWeasley. ¿Y Lara Hermione? Jamás conocí a nadie con ese
el hombre abriógrandes los ojos y su boca formó una perfecta «o» de sorpresa. ¡Claro! ¡Claro!Son
bien, sí, por supuesto se moderó cuando Lupin le dio un codazo y señalóla puerta cerrada. Muchachos, nos tenían muy preocupados, intentamoscontactarlos por todas las vías posibles pero nos fue imposible, ¿dónde estabanmetidos
?

Creo que eso ya lo hablamos, Arthur. Noes pertinente saberlo dijo Lupin, antes de que Harry abriese la boca. Yomismo te di información de ellos
vamos a dejarlo ahí. Mientras menos personasmantengan el contacto, será mejor.

Es por su seguridad y la de su familia,señor Weasley dijo Harry, Lara cambiaba el peso de un pie a otro, ansiosa,aunque su rostro no expresase nada. Ron conversaba con Charlie, ambos muyserios. Fue malo para ustedes que me quedara en su casa una temporada y

Y te volveríamos a acoger sin dudarlo,muchacho lo cortó el Sr. Weasley, severo. Prometimos ayudarte en todo lo quenecesites...

Ahora los necesito a salvo afirmó Harrycon vehemencia. Los quiero lejos de todo peligro, eso es lo que necesito.

El Sr. Weasley cabeceó, derrotado. Esobastó para romper el hielo. Lara permitió que Lupin le besase la frente y laestrechara en un abrazo que al menos ella atinó a devolver. Sin mucha práctica,pero lo intentó. Pronto todos se arremolinaron alrededor de la cama de Charlie.Él enseguida le tomó una mano a Lara y se vio tan radiante, que podían pasarsepor alto el color apergaminado de su piel y las ojeras. Lupin casi concrueldad, separó a la pareja y se llevó a Lara. Hermione, Ron y el Sr. Weasleydeterminaron buscar algo de comer para todos en la cafetería del hospital, yHarry quedó sólo con Charlie.

Dilo ya dijo Charlie de repente. Harryse sobresaltó, pero lo encontró sonriente. Sé que te mueres por acribillarme apreguntas. Debes tener a algún detective perdido en tu cordón espiritual.

Creo que sí admitió Harry. Mas se pusoserio de repente. No era tiempo de jaranas. ¿Qué sucedió exactamente en laMadriguera?

Decir que nos atacaron por sorpresa estonto y preocupante a la vez comenzó Charlie. Todos los ataques en teoría debenser sorpresivos, pero tenemos un par de espías entre los mortífagos. Nospreocupó que no nos avisaran
ahí están los dos puntos. Lo más extraño es queno intentaron asesinar ni secuestrar a nadie. Fue casi como una visita brusca,agresiva, metódica. Sólo
nos apartaron de camino mientras reducían a polvonuestras posesiones. No puedo llamarlo saqueo tampoco, o no en la palabraestricta, si bien hubo un mortífago que recorrió toda la casa mientras durabala batalla en la sala. No sabemos quién era. Usaba máscara. Quizás buscabanplanes de la Orden o
si te soy sincero, hasta este minuto continúopreguntándome cuál era el motivo de los mortífagos de invadir la Madriguera, sino fueron a hacer sus cosas favoritas. Matar y robar, si sabes a lo que merefiero.

 

Harry estuvo de acuerdo con Charlie. ¿Quépretendió Voldemort con un ataque así? ¿Lo habría ordenado él realmente, o fueuna juerga mortífaga? Una sin sentido, admitió. Algo se calentó de forma violentaen un bolsillo de su pantalón y dio un respingo. Charlie lo miró concuriosidad.

¿Sucede algo? preguntó.

Harry se levantó con toda la naturalidadque pudo reunir.

¿Estarás bien si te dejo solo? Voy aalcanzar a los chicos en la cafetería justificó.

Claro. Tengo mis propios perrosguardianes dijo Charlie sin mucho humor. ¡Oye! lo llamó cuando casialcanzaba la puerta. Si ves a Lara
¿podrías decirle que venga
ella sola?

Harry asintió y abandonó la sala, sin verel leve rubor en las mejillas del pelirrojo. Por suerte, pudo transmitir elrecado al instante, porque afuera estaban Lara y Lupin. Ella entró a todaprisa, el hombre, al no sentirse bienvenido ni adentro del salón ni junto aHarry (tenía cara de circunstancias), argumentó que estaba en la cafetería,porque tenía hambre y no quería esperar a que los demás le llevasen la comida.Harry sacó el galeón falso del bolsillo. En la acuñación, se leía un mensaje:

Dóndeestás. Información. Urgente.

Harry al sentirse un tanto bloqueado, legritó a Lupin (y lo mandaron a callar de forma molesta) que lo esperase. Unavez en la cafetería, logró apartar a Ron y Hermione de los adultos, que seresignaron a comer en una mesa para darle intimidad a Lara con Charlie. Losotros tres terminaron apretujados en un armario de limpieza, con la esperanzade que las escobas no tuviesen oídos.

¿Se puede saber qué te sucede, amigo?¡Pareces un loco! protestó Ron, quien comprimía a Hermione contra la pared,Harry estaba apoyado en la puerta cerrada. Y dime de nuevo por qué estamosaquí.

Sí, Harry, por favor, ¡dinos! farfullóHermione. Aunque no parecía muy dispuesta a apartarse de Ron.

Colagusano me envió un mensaje a travésdel galeón falso dijo Harry y les entregó la moneda caliente. Ron encendió suvarita y se inclinó a leerlo. Si Hermione lo hacía al mismo tiempo, terminaríanbesándose. O partiéndose las frentes. No se enfría, quiere contactarme deinmediato
pensé en salir y esperarlo afuera

¡No! exclamó Hermione. Ron dio un bote yse golpeó la cabeza con una estantería. Por suerte, no tiró nada. ¡Afuera no! Quevenga aquí, en San Mungo, que se las arregle para entrar, aunque sea abajo, enel hall

Hay Aurores hasta en los inodoros gruñóRon. Y un montón de gente

Exacto dijo Hermione, orgullosa de suidea. Si esta vez es una trampa, Colagusano dirá que no puede venir, seinventará una excusa, y si viene, Harry está protegido indirectamente. Es másfácil escapar en medio de un caos.

Muy bien, entonces le diré que venga aquíy nos reuniremos en el hall Harry manipuló el galeón con magia para transmitirsu mensaje. Después de hacerlo, la moneda se enfrió. No recibió respuesta. Ah,Hermione, parece que tenías razón. Esta vez era una trampa.

 

No evitó sentirse desilusionado. Deseabaobtener más información de los Horcruxes y de ser posible, lo que pudieseesperarlo en la casa de Hepzibah. Ahora, era muy probable que tuviese quedeshacerse del galeón falso, para evitar ser engañado de nuevo. Lástima. Letenía cariño a la moneda aunque no le diese precisamente suerte. Salieron delarmario de limpieza (a Ron y Hermione por alguna razón, les costó un poco detrabajo) y se reunieron con el Sr. Weasley y Lupin para dar cuenta de lacomida. Ya le guardarían algo a Lara y a Charlie, mientras, les permitían unpoco de romance, aunque Lupin no pareciera muy feliz con todo el asunto. Derepente, Harry sintió el galeón calentarse. Sin importarle la presencia de losadultos, lo sacó del bolsillo y leyó las letras diminutas:

En elhall. Curandero de portapapeles negro.

Harry pasó la moneda a sus amigos bajo lamirada curiosa de Lupin y el Sr. Weasley. No les dieron explicaciones. Selevantaron y casi salen volando de la cafetería.

Después de los arrumacos correspondientes a una pareja de noviossolos en una habitación (aunque estuviesen un poco modificados debido a laneutralidad de Lara), ella escuchó con atención el mismo relato que Charlie lehizo a Harry, salvo que pudo agregar un elemento: el mortífago que registró laMadriguera era Snape. Charlie maldijo, resopló y volvió a maldecir.

No te desgastes en eso le aconsejó ella.Y está hecho. Lo único que lamento es no haberlo asesinado.

No asesinarlo murmuró Charlie con unescalofrío. De ti suena como si en verdad lo hubieses hecho.

Esa era mi intención.

¿Y no se te ocurrió que puede servirnosmás vivo que muerto? le espetó él.

¿Alguien tan peligroso y escurridizo comoél? Valen más muertos. Basta unos diez minutos para que escupa información. Yla que quiera callar, que se la lleve a la tumba. Está más segura allí.

Son esos métodos los que debes cambiar,así no parecieras tan
artificial.

Son esos métodos los que deberíasconsiderar. Así no estarías en una cama de hospital. Prefiero no sentir si coneso conservo el pellejo intacto, y vivir un día más para lo que me necesiten. Todoen extremo es malo. Incluida la bondad y la nobleza.

Salvo que tú no pareces tener ni pizcadijo Charlie con acritud.

Sí las tengo. Pero no sé cómo expresarla.

Se quedaron en silencio varios minutos. Élcon la mirada en dirección opuesta, enfadado, ella sin apartarla, inexpresiva.Finalmente, Charlie se rindió.

Disculpa. Claro que lo tienes, o nohabrías ayudado a Harry, a Hermione y a mi hermano, no estarías aquí
le tomóuna mano y se vio aliviado de ver que ella no la apartó, es que
sigues siendoun enigma para mí. Pero estoy empeñado en desentrañarte, en llegar

Calló cuando un curandero con unportapapeles negro se personó en la sala. Le llevaba una poción para dormir,porque necesitaba descansar. Si al día siguiente estaba desmejorado, tendríaque quedarse una semana más. Lara interceptó la poción antes de que llegase alabios de Charlie. La agitó, olió y probó un sorbo. Volvió a olerla y se mojóun dedo para paladearlo. Sólo después, se la entregó a su novio bajo la miradaestupefacta del curandero. Charlie lo bebió casi de un trago (esa confianza quese tiene en que el catador no ha caído muerto) y no pasaron ni cinco minutospara que cerrara los ojos y roncase. El curandero le tomó el pulso, le levantó lospárpados para observar sus pupilas dormidas a la luz de la varita, anotó algo yse marchó. Entonces, Lara se percató de la esmeralda rómbica del tamaño de unhuevo que descansaba junto al durmiente. Supuso que se le habría caído alcurandero (y era extraño que alguien anduviese sin cuidado con una joya así),pero cuando intentó detenerlo en el pasillo, no hubo ni rastro de él.

 

En ese instante, fue alcanzada por Harry,Ron y Hermione, quienes le explicaron como pudieron mientras bajaban al hall,acerca del mensaje en el galeón falso y las señas de Colagusano. Lara dijo queun curandero similar entró a atender a Charlie y dejó atrás la esmeralda, peroque al buscarlo, se había esfumado. Más extraño aun, que al llegar al hall,Harry localizó a Colagusano de inmediato; estaba sentado en un sofá oscuro ypodría pasar por curandero, si los nervios no le hicieran temblar las manos.Lara dijo que no era el mismo que la había visitado en la habitación deCharlie. Dejaron las conjeturas para después, porque Harry determinó acercarsea Colagusano y ver lo que éste tenía para informarle.

Harry se sentó junto a Colagusano, quien apenas le echó un vistazo ysiguió con la vista fija en su portapapeles negro, como si consultase unainformación infinita. Tenía la mitad del rostro cubierto por un nasobuco, gorroy túnica verde. Pero su aspecto robusto, estatura baja y ojos llorosos deratón, lo identificaban.

¿Qué tienes para mí? le susurró Harry.Por un segundo, se le hizo simpática la escena, igual a las que salían en laspelículas de espionaje.

Colagusano se sobresaltó. Pasó largossegundos sin decidirse, debido a la peluca rubia y la aparente falta decicatriz de Harry, pero el muchacho arqueó una ceja, impaciente, y se decidió.

Claro, claro, sí, era de esperar. Tútambién pones cuidado en tu imagen, ¿eh, Harry?

Al grano. Creo que ninguno de los dostiene mucho tiempo le espetó, irritado. Dime lo que tengas, y después cadauno se marcha por su lado.

Muy bien Colagusano no lució feliz deser increpado. Habló a su portapapeles: el ataque a la Madriguera no lo planeóel señor Oscuro. Creo que fue Bellatrix. O no sé. No sé quién fue en concreto.Pero no fue el señor Oscuro. Eso te lo aseguro

¿Solo eso? se irritó Harry.

No, aunque veo que no te conformas con lainformación que este humilde servidor te brin...

Basta advirtió Harry.

El hombrecillo refunfuñó algo y se aclaróla garganta.

Vas a necesitar protección cuando encuentresla taza de Hufflepuff dijo y hurgó en un bolsillo de forma nerviosa. Estáprotegida por un hechizo que te secará nada más que la toques. Necesitas esto.

Con cautela, le entregó a Harry unaesmeralda rómbica del tamaño de un huevo. Idéntica a la que tenía Lara.

Dejaste una igual en la habitación deCharlie Weasley lo acusó.

¿Qué? Colagusano no lo miró. Un par deAurores pasaban cerca. No sé de qué hablas.

Fuiste allí
dejaste otra piedra igualjunto a la cama de Weasley, ¿por qué, si podías entregármela ahora?

Estás confundido. No te dejé nadabarbotó el hombrecillo. Escucha: llévalo encima, y la magia que el señorOscuro puso sobre la taza te hará cosquillas. Ahora, lo más importante: cómohallar la pista del próximo Horcrux una vez que tengas la taza. Para destruirel Horcrux debes usar magia poderosa, porque
es
tiene

 

Es un pedazo de alma completó Harry.Deslizó la piedra dentro del bolsillo.

Sí, eso. Dará batalla. Deberás usar unhechizo muy fuerte... para este no te aconsejo fuego, sino algo
explosivo.Pero antes de que la destruyas, llénala de cualquier infusión y bebe eso. Tellevará a una visión, y te mostrará el lugar exacto donde está el siguienteHorcrux: el Brazalete de Ravenclaw.

¿Y el medallón de Slytherin?

Colagusano sonrió.

Regulus, el hermano de tu padrino SiriusBlack, lo encontró y lo destruyó contestó. No tenemos que preocuparnos poreso. ¿Por qué crees que el señor Oscuro mandó a matarlo? Sospechaba que loestaba traicionando, pero no sabía cómo. Y para asegurarse, lo calló parasiempre. Pero ya Regulus había destruido el Horcrux.

¿Cuál es el sexto Horcrux?

Colagusano se encogió como si Harry lehubiese gritado.

No
no lo sé, pero
si mantienes tu partedel trato

Por supuesto que lo haré mintió Harry.Se sintió sucio, pero después se dijo que era lo que merecía aquella sabandija.

Bien

lo buscaré
lo buscaré para ti

Si no tienes nada más, vete lo despachóHarry.

Colagusano asintió con fervor. Se levantóy como cosa mística, fue tragado por el movimiento del hall hasta desaparecer.

La mansión de Hepzibah Smith estabaabandonada desde hacían largos años. Se decía que la familia trató de recuperarla casa, pero todo lo que lograron fue llevarse las grandes colecciones de lavieja Hepzibah. Hasta los vecinos evitaban aquella mansión sombría cubierta demusgo verde, con las ventanas cerradas y su fachada descascarillada.

Se decía que allí había algo que ponía lospelos de punta. Porque la vieja Hepzibah no había fallecido de muerte natural.Había sido asesinada. Por su elfo domestico Hokey, tan viejo o más que su ama.En la posada del pueblo todavía corrían las más absurdas y descabelladasteorías: que el elfo cansado de su esclavitud, la había asesinado mientrasdormía, que había robado la varita de la vieja bruja, o simplemente que lahabía empujado por las escaleras y debido a su edad, Hepzibah murió.

Los que sabían bien, eran los ancianos delpueblo. Pero no les podían sacar nada. Evitaban por todos los medios hablar deese crimen, porque le temían al fantasma de Hepzibah, que decían que deambulabala casa en los cuartos menguantes de cada mes. Por eso, la mansión de HepzibahSmith seguía como siempre. Sombría. Tenebrosa. Escalofriante.

Cuatro «cracks» rompieron el silencio enel abandonado hall de la mansión, en donde las sábanas que cubrían los mueblesestaban harapientas y se bamboleaban suavemente con la suave brisa que lograbaentrar por alguna ventana cegada. Una capa de polvo se levantó envolviendo alos chicos que tosieron apresurándose en salir de esa zona.

Hay que buscar el sótano dijo Harry envoz baja, pero que resonó débilmente contra las viejas y descoloridas paredes.Allí está la puerta secreta al pasadizo.

Los demás asintieron a la vez de encenderlas varitas, y se dispusieron a abrir cuanta puerta pudieran. Harry sentía comola emoción lo embargaba. Un Horcrux. Otro Horcrux y Voldemort se volvería másdébil. Pero le faltaba uno: el de Gryffindor. No tenía idea. Pero con lo que ledijo Colagusano, al menos tendría localizado el siguiente: un Brazalete deRavenclaw. Por supuesto, si lograba llegar vivo a la taza de Helga.

 

¡Harry!

Alzó el cuello al escuchar la vozamortiguada de Ron.

¡Vengan todos! ¡Encontré el sótano!

Harry, sudoroso, se le acercó. Dos lucesmás se unieron. Lara y Hermione acababan de llegar. Ron alumbró una escaleraque descendía. Harry hizo una seña, y todos bajaron. El sótano de Hepzibah estaballeno de estatuas de piedra, jarrones cubiertos de polvo y telarañas. Antiguoscandelabros con el escudo de la familia: un lobo gris rodeado de laureles. Perohabía algo allí que hacía que los pelos de la nuca de Harry se erizaran.

Busquen dijo en voz baja. Ese pasadizotiene que estar cerca.

Todos empezaron a mirar detrás de losjarrones, de las estatuas, alzando candelabros, pateando el suelo. Harrytanteaba por las paredes. Tenía que estar por allí. El corazón le redoblabacomo un tambor. Sus manos sudadas recogían polvo y telarañas al pasar por lapared de piedras desnudas. Había algo que lo asfixiaba. Los nervios no lodejaban pensar con claridad.

Se detuvo. Sus ojos se habían fijado enuna estatua extraña. Era un enorme lobo con las fauces abiertas. El corazón lelatió más rápido. Harry se hizo un corte pequeño en el antebrazo derecho y lasangre goteó sobre el hocico del lobo. Esperó. La sangre se disolvió en laestatua...

¡¡AAAAUUUUUUUUUUUUHHHHHHH!!

Harry retrocedió a trompicones cuando ellobo de piedra cobró vida y saltó hacia él. Hermione dio un grito ahogado golpeándosecontra una estatua y el lobo embistió una pared, con lo cual ésta se desmoronócomo si sus ladrillos no estuviesen pegados con cemento. El lobo cayó en elhueco del otro lado y lo escucharon rodar hacia alguna parte.

Harry se acercó al hueco en la pared.Cubierto de polvo, escombros, con su varita en alto, iluminó unas viejasescaleras de piedra que iban en espiral hacia más abajo del sótano.

Un gruñido.

Dos ojos rojos brillaron en medio de laoscura escalera, bloqueándoles el paso hacia el Horcrux.

N/A: Este capítulo está casi igual que en la versión original, porque realmente... no tuve que cambiarle muchas cosas, y no tenía ganas de reescribir ;-p Que lo disfruten!



Harry apretó el agarre de su varita. Losojos rojos estaban fijos en los de él, como una bestia salvaje esperando algúnmovimiento desesperado de su presa, para saltar, atacar, y matar. Detrás delmuchacho no se movía nadie. Solamente se escuchaba la respiración lenta yacompasada de Hermione y el intento de Ron por respirar algo más que polvo.Lara nunca contaba.

No hagas nada le susurró la voz de lamuchacha. Espera una reacción por parte nuestra

Quítale su magia susurró Harry devuelta.

Sospecho que no puedo.

Puedes Abolir Magia. Quítasela a esacosa.

No te desesperes...

¡El Horcrux está allá abajo!

Un horrible aullido y el lobo de piedrasaltó desde las escaleras contra Harry y lo lanzó al suelo levantando una capade polvo alrededor.

 

¡Harry! . Gritó Hermione. ¡Stupefy!

El hechizo le voló un pedazo de la espaldaal lobo de piedra que había estado a punto de encajar sus colmillos en elcuello de Harry. Se sacudió para fijar sus ojos rojos en Hermione. Antes de quealguien reaccionase, el animal se abalanzó contra ella.

¡Stupefy! ¡Impedimenta! . exclamó Roncontra el lobo desprendiéndole un pedazo de cola, mientras Harry buscaba suvarita.

¡No dejes que te muerda, Hermione! .Gritó Lara por encima de la polvareda. Agitó su varita y un haz de luz abatióal lobo por un costado lanzándolo contra la pared.

¡Abajo, todos! . Gritó Harry después derecuperar su varita. ¡Bajen las escaleras, rápido! ¡Vamos, vamos! ¡Tiene quehaber algo allá abajo que nos sirva de refugio!

¡Harry, tengo algo en los pies! ¡Estoyatada con algo duro y frío! ¡No puedo moverme! . Gimió Hermione tratando decaminar mientras el lobo se acercaba agazapado contra el suelo, listo parasaltar sobre ella.

¡Lara! ¡Acaba de quitarle la malditamagia al lobo! . ordenó Harry avanzando a zancadas hacia Hermione.

¡Si la Abolo, la entrada a esas escalerasse cierra! ¡Se cierra el camino hacia el Horcrux! . Respondió Lara señalandolas escaleras de piedra. ¡No puedo hacer nada!

Ron hizo pedazos con un hechizo a las dosvíboras de piedra que se habían enroscado en los pies de Hermione y no ladejaban caminar. Sin embargo, el lobo saltó sobre la muchacha con una agilidaddudosa para su constitución pétrea y cerró las mandíbulas alrededor del brazode Hermione, quien gritó de dolor.

Harry agitó su varita contra el lobo y unrayo rojo lo impactó de lleno en el pecho, mientras Ron cargaba en brazos aHermione y se apresuraba en bajar con ella por las escaleras. Harry agarró aLara por un brazo y se lanzó escaleras abajo, mientras el lobo de aullaba a susespaldas, trotando con el pecho destrozado, dispuesto a matarlos.

Ron les hizo señas por entre una rendijade una enorme doble puerta de roble, y Harry y Lara pasaron cuando el loboatrapaba la pata del vaquero de Harry y se lo desgarraba. Cerraron la puerta ysintieron al lobo resquebrajarse al tratar de derribar la puerta. Ron pasó unagruesa tabla de madera a modo de seguro y se volteó.

¿Están bien? . Preguntó agitado.¡Lumos!

En la punta de la varita del pelirrojosurgió una luz que iluminó parte de la nueva estancia a la que habían llegado.

Si. ¿Y Hermione? . Preguntó Harryjadeando, con la pata del vaquero hecha jirones.

Ron señaló algo hacia una esquina con lacabeza, y alzó su varita para alumbrar mejor. Hermione estaba allí, cubriéndoseun brazo con el pullover.

Déjame ver eso, Hermione. . Pidió Laraamablemente.

La aludida negó con la cabeza respirandocon dificultad. Pero Lara la obligó a mostrar el brazo. Harry se horrorizó. Elbrazo izquierdo de su amiga era completamente de piedra, sus dedos rígidos ycrispados en señal de dolor, la marca de colmillos en el dorso, llenos de musgoverde que se extendía con rapidez por todo su brazo de piedra.

Advertí que no debía morderte. . dijoLara. Su falta de expresividad hacía que pareciese un regañoPero no tienes laculpa. Estabas acorralada. Y nosotros no fuimos lo suficientemente rápidos paraayudarte.

Harry miró la pata de su vaquero, querepentinamente le pesaba. Ahora los jirones eran de piedra; se bamboleabanpegados a la tela.

 

Pero no te preocupes. . Siguió Lara.Cuando lleguemos a casa vamos a verte eso.

¿Puedes... puedes quitarlo? . PreguntóHermione, temblorosa.

Voy a hacer el intento de Abolir magia,pero después tendrías que ir a San Mungo para que terminen de quitártelo.

Lara... esto... esto está caminando... .Murmuró Hermione horrorizada mirando como una fina capa de piedra se extendíapor su codo.

Lara enseguida pasó una mano por todo elbrazo de la chica, y la piedra dejó de caminar.

Ya está. Al menos se detendrá hasta quepueda hacer algo mejor. . Dijo. Se rasgó parte del pullover que tenía puesto ylo ató por todo el brazo de Hermione, poniéndoselo a modo de cabestrillo. Nosabemos que magia oscura lo rige ni cuáles serían sus efectos secundarios.

Lara ayudó a Hermione a levantarse, ycuando la segunda fue a dar un paso, algo arremetió contra la puerta haciéndolavibrar mientas que Hermione daba un grito ahogado.

Debemos seguir. . Dijo Harry mirando porprimera vez alrededor. Esa puerta no resistirá mucho.

¿Y cómo vamos a salir de aquí? .Preguntó Ron iluminando con su varita el alto techo de piedra de la estancia.

Vamos allá. . Dijo Harry señalando haciauna luz titilante que se veía a bastante distancia. Es el único camino quehay. A menos que queramos regresar con nuestro amigo.

Hizo un ademán hacia la puerta, y a todosparecieron disipárseles las dudas. Encendieron sus varitas y empezaron acaminar por un largo pasillo que cada vez se volvía más angosto, y el aire eralimitado.

Yo voy primero. . Dijo Harry cuando elpasillo se estrechó bruscamente, y solo había lugar para una persona pasando delado. Ron, tómale la mano a Hermione y no la sueltes por nada. Y toma la manode Lara, y tú... la aludida arqueó las cejas toma mi mano. Así no nosperderemos si hay alguna bifurcación.

Todos se tomaron de manos y empezaron apasar con cuidado por el pasillo, mientras Harry mantenía al frente su varita,iluminando el camino.

Ahora sabía el por qué el sótano estaballeno de estatuas de piedra. De seguro habían sido los predecesores de ellos,que por algún error, terminaron en el viejo sótano. Y no dudaba que allí,completamente de piedra, con rostros plagados de terror, los ojos queriendosalirse de sus órbitas, y bocas abiertas en gritos mudos de los que solo erantestigo las viejas paredes, estaba la mitad de la familia de la vieja ydesafortunada Hepzibah. Claramente el lobo de piedra, en sus inicios, habíasido un feroz guardián activo del Horcrux de Voldemort. Pero con el paso de losaños, el señor Oscuro después de su regreso debió convencerse de que nadiesabía lo de sus Horcruxes, y volvió a su guardián de piedra en una llave paraabrir el pasadizo oculto que llevaba a su preciado Horcrux. Pero Harry sabíaque eso no era el único obstáculo que le había dejado Voldemort. Tenía lospelos de la nuca erizados, y la humedad del angosto pasillo casi sin oxígeno leempezaba a dar fatiga. Y por las respiraciones que escuchaba a sus espaldas,sus amigos estaban sintiendo lo mismo que él.

¡Traten de respirar despacio! . ExclamóHarry hacia atrás. ¡Hay poco oxigeno aquí!

¿Y si hacemos un hechizo casco-burbuja?. Sugirió Ron.

Este pasaje es muy estrecho Ron. . DijoHarry raspándose la ropa contra la pared. No podríamos pasar. ¡Ladeen lacabeza!

 

Espera Harry. . Dijo Lara deteniéndose.¿Qué es eso?

Parece una antorcha. . Murmuró Harryentornando los ojos. ¡Es la luz! ¡Avancemos! ¡Eso nos puede ayudar! ¡Podremosver mejor si alcanzamos esa antorcha!

¡Esperen!

Todos se detuvieron ante el grito deHermione.

Puede ser otra trampa. . Murmuró elladesde lo último. Harry, lánzale un hechizo.

Harry frunció el entrecejo, y le apuntó ala antorcha con su varita.

¡STUPEFY!

La voz de Harry hizo eco decenas de vecescontra las paredes, mientras que el pasillo era iluminado repentinamente por unhaz de luz roja que zumbaba por el aire hacia la antorcha, que era la únicafuente de iluminación en la habitación a la que casi llegaban. El hechizoimpactó la antorcha que bajó como si fuese una palanca, y cuatro gritosahogados se escucharon cuando el pasillo se volteó al revés y sus paredes seancharon con un ruido sordo y escalofriante.

¡Lumos! ¡No me suelten! . Gritó Harry alconvocar una argolla de hierro enterrada en el suelo, ahora techo, con ambasmanos, mientras los demás se aguantaban de sus piernas como una larga cadenahumana.

¡No hay fondo! ¡El techo desapareció! ¡Esun abismo! . Gritó Hermione asustada, mientras Ron la aferraba con su otramano para que se aguantara mejor. ¡Me voy a soltar...!

¡Ni te atrevas a hacerlo Hermione! .Gritó Harry. ¡Agárrala con más fuerza Ron!

¡Todos vamos a morir si alguien no sesuelta! . gimió Hermione. Y yo... con este brazo de piedra...

¡Aquí nadie va a morir y nadie se suelta!. gritó Harry aguantándose con todas sus fuerzas de la argolla, pero el pesode tres personas lo halaba y hacía que sus manos resbalasen. Le vino algo a lacabeza repentinamente, algo que podría ser la salvación de todos ¡Lara!¡Trepa! ¡Trepa por las paredes y alza la maldita antorcha!

Lara miró atrás. La pared era rugosa yllena de fisuras. Subió por el cuerpo de Harry, hasta que Ron se hubo aferradoa él con fuerza. Hubo un estallido...

¡Wrrraaaaaauuurrrr!

Un gato negro saltó a la pared, sus garrasse resbalaron por la pared hasta sacar chispas, pero se detuvo y se aferró consus garras con fuerza.

¡Eso es Lara! ¡Apresúrate! . Dijo Harryalgo aliviado por liberar peso. ¡Alza la palanca y ten cuidado de por dónde temueves!

El gato negro empezó a moverse con cuidadopor toda la pared, utilizando sus garras afiladas y prensiles para no caer alvacío. Se movía sigilosamente, pero rápido, hacia la antorcha que ya no estabaencendida. El gato llegó hasta la pared frente a la antorcha, meneó su colafelpuda y se posicionó como pudo para saltar. A Harry el corazón le latía conviolencia, mientras la punta de su varita iluminaba todo el espacio. Estuvo apunto de cruzar los dedos, pero en esos momentos, cualquier movimientodesesperado era mala idea. El cuerpo del gato se desprendió de la pared de unsúbito salto. Las garras prensiles del animal se extendieron al frente. Susojos esmeraldas de pupilas rasgadas fijos en la antorcha. Pero pronto éstos seabrieron de miedo cuando se dio cuenta de que no había tomado el impulsonecesario.

¡WRRRRUUUHHHAAAAAAAAUUUUUUUU!

¡LARA!

Harry se quedó paralizado. El tiempopareció haberse detenido, mientras el gato negro caía hacia las profundidadesdel abismo sin fin. Ron cerró la boca, sin producir el grito que habíaformulado con sus labios, y los sollozos de Hermione llenaron el pasillo,mientras las paredes hacían eco débilmente, como burlándose del llanto débil dela chica.

 

Harry necesitó más minutos de losnecesarios para recuperarse.

R-Ron... . Su voz surgió ronca, como sino la hubiese utilizado por años. Sube por mi... por mi cuerpo... yo voy... atratar... de llegar hasta... hasta la antorcha.

No puedes... Harry. . La voz de Rontambién sonaba ronca y dificultosa. No puedes ir allí. No tenemos como llegar.

Levítame hasta allí.

No puedo. No puedo soltar a Hermione.

¡Suéltenme! . Sollozó Hermione. ¡Es lomejor! ¡Si me dejan caer el peso va a disminuir y...!

¡Calla, Hermione! . Amonestó Harrysintiendo como sus brazos no daban más. Empezó a sudar. Los nervios le comíanla cabeza. Su cicatriz punzaba débilmente. ¡Aquí nadie se abandona! ¡No te...!

Se quedó callado.

Un jadeo débil.

El sonido de garras raspando las viejas yrugosas paredes.

Harry movió la varita entre sus dedos,para alumbrar hacia la antorcha. Los sollozos de Hermione habían desaparecido,y Ron temblaba levemente.

Dos ojos verdes fosforescentes surgieronen medio de la oscuridad, mientras que una pata de pelo negro y sedoso, conafiladas garras prensiles apareció iluminada por la lucecita de la varita deHarry.

Lara... . Murmuró él. Volviste...

El gato trepaba sin descanso hacia laantorcha. Cuando la tuvo a su alcance, la empujó la antorcha con la cabeza.Hubo un sonido, como un mecanismo siendo restaurado en su lugar, y el pasillogiró de nuevo hasta quedar normal. Lara recuperó su forma humana con unestallido y se recostó a la pared jadeando.

Los demás cayeron revueltos de nuevo en elsuelo, y se levantaron con cuidado.

Bueno, andan...

Harry se detuvo. Las paredes temblaban yse empezaron a cerrar con un ruido de algo pesado siendo arrastrado sobre unacapa gruesa de polvo.

¡CORRAN! . Gritó Harry empujando aHermione hacia donde estaba Lara. Empujó a Ron y después corrió él. ¡NO MIRENATRAS!

Las frías paredes se cerraban de una formaalarmante, amenazando con exprimir al que quedase atrapado en ellas. Hermionellegó y quedó jadeante contra la pared. Lara ayudó a Ron a pasar rápidohalándolo con fuerza por los brazos, y Harry se lanzó al suelo cuando lasparedes se terminaban de cerrar, dejándole atrapado la punta del zapato.

Lara se acercó a zafar el zapato de entrela prisión de las dos paredes.

¿Estás bien, Lara? . Le preguntó Harryrespirando agitadamente.

Sí. Pude aferrarme a la pared y subir denuevo contestó ella. ¿Ustedes están bien?

Ron asintió derrumbándose contra la paredpara recuperar el aliento, mientras que Hermione miraba al techo, que noparecía tener final. Harry miró a un lado y luego al otro.

Hay dos caminos. . Dijo¿Cuál tomamos?

Usa el hechizo brújula. . Sugirió Ron. Oh,yo lo hago. puso la varita en la palma de su mano poniéndose de pie y frente ala pared ¡Oriéntame!

La varita giró descontrolada, dio un parde vueltas, y señaló vagamente justo en la pared que tenían al frente.

Señala a la pared. Pero no podemos atravesarla.. Murmuró Ron. No creo que por aquí esté la taza de Hufflepuff...

Pero sin embargo está, jovencito.

Ron dio un salto atrás cuando el fantasmade una mujer vieja y extremadamente gorda, con rubor plateado en sus mejillas,y vestida con una camisola de dormir plateada y que no disimulaba en loabsoluto su voluminosa barriga surgió de la pared a la que había señalado lavarita de Ron.

 

La taza de Helga Hufflepuff está detrásde esta pared, muchacho. . Dijo el fantasma con voz chillona. La estuvecontemplando hasta ahora. ¡Es tan magnífica! ¡Sencillamente bella! Perteneció ami familia, pero... ¿Para qué quieres la taza de Hufflepuff? le preguntó conrecelo a Ron, y mirándolo muy de cerca, haciendo que los pellejos de su cuellose balancearan como los de un perro sabueso pasado de peso.

Harry reconoció al fantasma, no era otraque Hepzibah Smith, la antigua dueña de la casa donde estaban ahora, y a la queVoldemort asesinó para conseguir la taza de Hufflepuff y el medallón deSlytherin.

Er... yo, yo... . Empezó a balbucear Ronintimidado por la mirada tan fija del fantasma.

Es un Horcrux.

El fantasma se volteó hacia Harry haciendoun gesto exagerado y teatral de sorpresa.

¡No, querido muchacho! Un Horcrux... ¡Merlíny su carroza fantasma me libre de tener algo como eso en mi casa! Eso es MagiaOscura muy mala, jovencito... . Lo regañó . Tom protegió mi taza y mimedallón. Si, un buen muchacho...

¿Desde cuándo usted no se actualiza? .Bufó Ron, irritado. ¡Tom la asesinó! ¡Puso veneno en su té!

El fantasma se echó para atrás con unamano en el pecho y parpadeando.

¿Tom Riddle? ¿Ese joven tan adorable quehizo todo esto, para proteger mi bella reliquia? . Preguntó haciendo que Ronse irritara más.

Pienso que si Tom la envenenó o no, ahorano es importante, señora. . Dijo Lara. El fantasma la miró. Pero sí que seconvirtió en Lord Voldemort, el mago más poderoso y temido de todos lostiempos. Él la asesinó para convertir su "reliquia", en un Horcrux y asívolverse de cierto modo inmortal. Nosotros estamos aquí para destruir eseHorcrux, y así Voldemort se debilitaría. ¿Qué hay que hacer para entrar?

Hepzibah vaciló unos segundos.

¿Ven la antorcha? . Dijo. Los demásasintieron. Muévanla a la derecha, y van a encontrar una cerradura doble, conforma de rombo. Si tienen las dos piedras, la pueden abrir.

Sin más explicaciones, Harry giró laantorcha con suavidad hacia la derecha. La pared tembló y la argolla de laantorcha se corrió hasta revelar la extraña cerradura de la que les habíahablado Hepzibah.

¡Se los dije! . Chilló el fantasmaexcitado. ¡Ahí está la cerradura! Oh, yo vi muy bien como Tom sellaba lapuerta. Lo vi todo...

Sí, sí señora. Pero ahora déjenostrabajar. . Masculló Ron irritado.

Harry y Lara introdujeron las gemas, y lasgiraron a un tiempo. La pared se abrió repentinamente en dos, y se corriódejando ver un salón amplio circular y bien iluminado, con el suelo de piedradesgastada, vieja, llena de moho e irregular, como una caverna, y en el centrodel salón, sobre un pedestal de mármol, estaba la taza de Helga Hufflepuff; ElCuarto Horcrux. Entraron con cautela mientras Harry y Lara se ponían laspiedras de regreso en sus bolsillos. Hepzibah los siguió con curiosidad,mientras Ron parecía molesto por la presencia del fantasma.

Harry se acercó al pedestal y miró la tazacon el tejón grabado en ella. Tomó aire y agarró la taza de golpe. Unestremecimiento le recorrió todo el cuerpo, como si le estuviesen sacudiendo elestómago. Todo cesó repentinamente, como si jamás hubiese sentido aquellasensación de sacudimiento. Una puerta de piedra se abrió al final de laestancia, dejando entrar los rayos lunares.

 

Gracias señora Smith. . Dijo Harryapresuradamente envolviendo la taza en pedazos de su propio vaquero.

¡Oh! ¡El jovencito me conoce! . Exclamóel fantasma muy contento. Eres adorable.

Si viene Tom... no le diga nada. . DijoHarry mientras los demás se apresuraban en salir por la puerta secreta.

Cuenta con mi discreción. . DijoHepzibah, al parecer, contenta por entablar una conversación con alguien.Alargó la cara cuando vio que todos se iban. ¿Se van tan pronto? ¿No quierenuna taza de té?

¡Otro día señora! . Gritó Harry antes deque la puerta de piedra se cerrase, y empezara a ascender por una escalera depiedra. En el final, se veía una maraña de plantas, y por entre las rendijas secolaba la luz de la luna.

Al parecer esa mujer no sabe que murió.. Masculló Ron ayudando a Hermione, porque su brazo de piedra le pesaba mucho.

No hables así Ron. . Lo reprendióHermione. Ella es...

Excéntrica. . Terminó Ron por ella.Ahora vamos, tengo deseos de llegar a casa.

En el silencioso Valle de Godric, en laúltima casa abandonada y algo reparada, para hacerla algo habitable, hubocuatro "Cracks" que resonaron suavemente en medio de la madrugada. Hermione yRon se dejaron caer en el sofá, mientras Lara se ocupaba de quitarle el vendajea Hermione y comprobaba el estado de su brazo de piedra.

Harry sin decir palabra, fue a la cocina; pusouna tetera con agua caliente al fuego y buscó un paquetito de té. Limpió lapolvorienta taza con agua fría de la llave y la secó bien. La llenó de aguacaliente cuando el vapor empezó a salir por el pitillo de la tetera, y dejódescansar varios minutos la bolsita de té. Cuando estuvo listo, botó la bolsitahacia el patio y agarró la taza con las dos manos, soplando la ardienteinfusión. Tomó aire cerrando los ojos, y se bebió en tres tragos el té. La dejóencima de la meseta. No pasaba nada. Colagusano lo había engañado. Que sepreparase cuando lo atrapara de nuevo.

Un mareo.

Un aliento agitado.

Y todo le empezó a dar vueltas, hundido enun remolino de colores. Se aferró a la meseta. Los músculos de los brazos lepalpitaban dolorosamente, mareado, completamente mareado. Como si una fuerzainvisible lo hubiese obligado, enderezó la cabeza mientras sus ojos verdes seabrían al vacío y sentía el viento zumbando en sus oídos. Viajaba. Viajaba sinmoverse de la casa. Viajaba sin despegar los pies de la cocina que una vez fuede sus padres.

Paisajes angostos, toscos, bellos y unalarga línea de tren se reflejaron en sus ojos. Subió súbitamente, y distinguióun paisaje agreste, como obra de un pintor angustiado. Volteó, dio una bajada,luego una subida, volando como ave por encima de la copa de los árboles,mientras el viento seguía zumbando en sus oídos...

Un castillo inmenso... un lago, y su viajesiguió veloz e implacable, grabándose en su memoria, en sus sentidos...

Unas rejas coronadas por cerdos alados seabrieron para él, luego unas puertas enormes y se deslizó rápidamente por unospasillos, cruzándose con fantasmas, cuadros móviles, un reloj medidor depuntos... Torció violentamente por una bifurcación para encontrase subiendo atoda velocidad al segundo piso, siguiendo veloz por el pasillo, hacia losaseos. Recetas faciles y rápidas

 

La puerta se abrió y Myrtle La Llorona seguía tarareando una canciónfúnebre y apagada, paseándose de un retrete a otro. Giró en el aire y el lavabocon la serpiente grabada en el grifo giró rodeado de una luz blanca y se abriódejando ver una amplia tubería, por la cual se metió.

Pasó la puerta de serpientes, la sala congigantescas columnas con formas de serpiente, que parecían observarlo tododesde la cuenca vacía de sus ojos, la estatua de Salazar Slytherin al final, élsubiendo raudo y entrando por la boca abierta de la estatua. Un pasajecuadrado, y finalmente, vio la luz... diez estatuas sobre pedestales en unasala circular, todas eran iguales, todas con brazaletes iguales, y un aguaputrefacta cubriendo el suelo, llena de cadáveres, sumidos en el sueño eterno,hasta que alguien ose interrumpirlos...

Harry se llevó las manos a la cabeza. Ledolía a muerte. Ron, Lara y Hermione estaban allí, junto a él. Debió habergritado en algún momento para que todos acudiesen con tanta prisa.

¿Estás bien Harry? . Le preguntóHermione.

Harry miró el brazo izquierdo de la chica.Tenía carne humana, pero todavía le quedaban indicios de la piedra pegada aella. Alzó la vista.

Ya... ya sé... . Empezó a balbucear. Seaclaró la garganta y se irguió. El próximo Horcrux está en Hogwarts. En laCámara de los Secretos. Si no abren... tenemos que entrar a la fuerza.

Los demás se miraron, mientras Hermionearticulaba levemente dos dedos de piedra, con la esperanza de terminar dedarles movilidad.

Con sus disfraces peluquines, Harry y Ronllevaron a Hermione a San Mundo. Lara prefirió quedarse en la casa paraintentar darle mantenimiento. Aunque lo mejor era derrumbar la construcción yvolverla a levantar. En San Mundo, a Hermione la atendió el doble de Brad Pitt.O casi. Su único defecto, blasfemo a la adoración de su persona, era la cejaderecha partida. Su sonrisa funcionaba como fuego y Hermione, era mantequilla. Esosí, el muchacho era profesional, admitió Harry: no tocaba a la chica más de loestrictamente necesario para comprobar si realmente la piedra comenzaba adesaparecer del brazo. Sólo lo estricto. Sin embargo, el Colacuerno Húngaro conjaqueca, más conocido como Ronald Weasley, no compartía la opinión de Harry. Susojos eran saetas ardientes y las disparaba contra el doble de Brad Pitt con laceja partida sin ningún disimulo. Pero como el curandero le daba la espalda, nose daba por herido.

Ahora, Hermione, ¿te duele cuando hago esto?preguntó mientras le flexionaba los dedos que poco a poco recuperaban su pielnormal y la piedra desaparecía.

Eso, claro está, después de que leaplicase un ungüento mágico muy potente, y que según él, (o al menos eso lehabía mascullado Ron de malas pulgas a Harry) tenía efectos secundarios, comourticaria, erupciones bulbosas en la piel, o pérdida repentina de memoria. Portanto, debía tenerse al paciente bajo observación directa del curandero, hastaque considerase que lo que salía de San Mungo era un humano, no un troll.

No me duele suspiró ella.

El Colacuerno Húngaro echó chispas de lasnarices. Harry se apartó de él un paso, no fuera a recibir algo que no erasuyo.

¿Y ahora? preguntó el curandero, altiempo de torcerle los dedos a Hermione.

 

No contestó ella, casi convertida enmelcocha.

¿No podría darse prisa? bufó elColacuerno Ron.

Mil disculpas, amigo. Pero esta hermosajovencita tiene que salir de aquí sin esos horribles dedos de piedra replicó BradPitt II sin inmutarse. Le dio palmaditas en el brazo a Hermione y su sonrisa deculto volvió a relucir.

¿Qué le hace, qué le hace? bufó Ron alver tanta confianza. ¡No la toquetee!

A Harry le parecían palmadas parareactivarle la circulación. A Ron que el curandero le apretaba las nalgas aHermione, aunque estuviese a bastante distancia del punto en cuestión. El jovenpareció tomarse aquello como un insulto a su persona.

Si no le gustan mis procedimientos, porfavor, espere afuera dijo muy serio. ¿Eres algún familiar?

Soy su novio farfulló Ron.

El silencio fue tan tenso que podíaagarrarse con una mano. Hermione boqueaba como sapo sin cuerdas vocales, Harryestaba más de piedra que el brazo de Hermione cuando la mordió el lobo. Ronestaba rojo hasta todo. Brad Pitt II era el único que sonreía.

¡Ah! Lo sospechaba, tan atento ypreocupado
se tranquilizó. Se volteó hacia Harry: ¿Y tú eres...?

El chambelán soltó dando un respingo. Qui-Quierodecir... un amigo.

El curandero, después de aclarar lasidentidades de todos, volvió a mirar a Hermione, para encontrar el brazo comosi nada le hubiese sucedido.

¡Ah! Tiene una dermis excelente comentóencantado.

¿Perdón? ¿Una qué? lo cortó Ron.

Dermis, piel aclaró con aire deprofesional. Absorbió perfectamente el ungüento. ¡Y no tuvo efectossecundarios! Aunque anteriormente al ungüento, hicieron un excelente trabajocon ese brazo de piedra
¿qué te mordió?

Adiós y gracias gruñó Ron. Agarró aHermione por un brazo y si no la incrustó contra la puerta al salir fue un milagro.

Brad Pitt II miró a Harry, quien se habíaquedado paralizado por la maniobra de su amigo.

Muchas gracias balbuceó mientrasrealizaba una retirada a discreción.

Sí, pero, ¿qué la mordió
? ¡Oye,muchacho, espera! ¡Me resultas familiar! ¿Puedo ver tu frente? ¡Hey!

Pero Harry ya corría tras las huellas deRon y Hermione. Nunca pensó tener velocidad y resistencia de atleta. Cuandosalió hacia la zona muggle, no le fue nada difícil encontrar a Ron y aHermione, el primero, de nuevo, en su nueva forma de Colacuerno Húngaro queintenta pasar por humano.

No se te quedó nada farfulló Ron sinsoltar a Hermione, mientras Harry se acercaba al trote. Y no sé qué mirabastanto al curanderito altanero ese

No miraba a nadie espetó ella y se zafóde un tirón. Harry valoró si irse por donde vino, o abrir un hoyo y esperarallí a que pasase la tormenta. Pero sí tengo que preguntar, Ronald Weasley, ¿asanto de qué has dicho que eras mi novio? ¿Quién te ha dado ese permiso
?

Nadie masculló él, otra vez rojo hastatodo. Podrían confundirlo con una señal de aterrizaje para aviones. Sólo
estamos de
incógnito. Tenía que decirle algo

Ella no lució muy convencida y Harry seasombró de que no le replicara. Sin más, ella se desplazó hacia una cafeteríacercana y ocupó una mesa, desde donde los miró con cara de «siéntense,macacos». Ellos, aunque no les gustó la sugerencia «macacos», se sentaron. Yobviamente por asuntos de seguridad mundial, no se volvió a tocar el tema. Unempleado casi apareció junto a ellos para tomarles el pedido.

 

¿Desean algo?


dijo Hermione, tráigannos tresemparedados...

Cuatro intervino Harry con voz ronca. Ycuatro refrescos, si es tan amable.

¿Desde cuándo comes ración doble, Harry?preguntó Ron cuando el camarero se retiraba.

No es para mí dijo Harry. ¿Olvidan aLara? Ella hace guardia en la casa. Merece un descanso, ¿no? Es decir, nococinar ni preocuparse por eso... y no más discusiones en lo que resta de día,¿es mucho pedir?

Ron y Hermione intercambiaron una mirada,avergonzados.

No fue nuestra intención dijo Ron contimidez. Harry lo miró con cara de: «nunca es intención», y el pelirrojodecidió cambiar de tema: ¿ya has pensado en el Brazalete de Ravenclaw
?

¡Shust! lo reprendió Hermionepellizcándole una costilla. ¡Aquí no!

¡No hay nadie en diez metros a laredonda! exclamó el pelirrojo. Miró a Harry y se inclinó sobre la mesa. ¿Creesque reabran Hogwarts?

No lo sé. Pero yo, en lo personal,prefiero esperar dijo Harry cruzándose de brazos. Quiero esperar a ver siMcGonagall envía la carta.

Eso fue lo que dijiste hoy bien tempranomurmuró Ron, mas bufó igual a un gato con pulgas. Y no pude dormir por tuculpa. Esas camas viejas tienen los muelles disparados. ¿Qué soñabas, quecorrías en la maratón?

Harry se acomodó en la silla sin producirsonido alguno. Su sueño fue muy agitado y extraño. Corría por un pasillo conparedes de piedra. Una y otra vez, la voz de Snape en su cabeza repitiéndole laspalabras de su último encuentro: "¡tebloquearé una y otra vez hasta que aprendas a callarte y a cerrar la mente,Potter!". Cuando doblaba una esquina, la voz de Snape se extinguía y veía aColagusano: "eres tonto Harry. ¿Cómopudiste confiar en mí?". Y en esos momentos, en que Harry buscaba su varitadesesperadamente para defenderse, aparecía Voldemort; "eres un libro abierto. Mi libro. Te leo. Te hojeo. Te veo, sé a dóndevas o a donde irás, qué harás, y dónde y cómo lo harás, ¡mi libro, niñoestúpido! ¡Y mi libro no me cierra las páginas!" y le apuntaba con suvarita para lanzar un escalofriante: "¡AVADAKEDAVRA!". Y por fin Harry se despertaba, no sin antes darse cuenta de queal colchón de su cama se le habían salido al menos tres muelles, y tenía lasábana en el suelo de tanto agitarse, huyendo de todas aquellas visiones.

¿Estás bien, Harry?

El aludido dio un respingo, fuera de suspensamientos.

Solo pensaba dijo apresuradamente, paraque no lo tomaran por maleducado.

¿Y si Hogwarts no abre, cómo entramos? preguntóRon en un susurro.

Aquí tienen.

Los amigos soltaron atropellados yenredados: "¡gracias!"; y empezaron a comer.

Hogwarts está protegido por muchosconjuros Harry devoró la mitad de su emparedado con energía. De repente, teníamucha hambre, mientras Hermione envolvía cuidadosamente en servilletas el queiba destinado a Lara. Pero no tengo la menor idea de cómo burlarlos. Pero siabre, estoy seguro de que Scrimgeour lo llenará de Aurores. Y entonces, yadiscutiremos como entrar. Es cierto que las lechuzas han tardado mucho pero contodo lo que sucede
esperemos. No podemos hacer otra cosa.

Pero
¿qué haremos con Lara? preguntóHermione. Guardó los emparedados en su bolso y pasó la mirada por uno u otromuchacho. ¿Cómo va a entrar en Hogwarts si no... si no es estudiante? Sería muysospechoso si entra alguien nuevo, y justamente con nosotros. Yo diría que esmi prima, pero aun así es sospechoso...

 

Puede entrar como gata dijo Ron derepente.

Los otros dos lo miraron sin disimular elpasmo. Habían olvidado que Lara era una animaga no registrada. Una gata. Y lomás asombroso de todos los asombros, era que a Ron se le había ocurrido laidea. Generalmente le cedía ese honor a Hermione.

A nadie le extrañará que alguno denosotros tenga una mascota nueva. Harry, por ejemplo

Tú no tienes mascotas.

Lo sé. Pero
no me llevo bien con losgatos.

Hermione estrechó los ojos. Como Harry seolió otra tempestad, intercedió con la excusa de que debían regresar a la casa,o encontrarían a Lara muerta por inanición. Las dos bestias a punto de enzarzarsea zarpazos, se calmaron al instante y aprobaron la decisión. Harry tomó untrago de refresco, aliviado. Finalmente sabía lo que se sentía al salvar elmundo. Regresaron a la casa en el Valle de Godric y casi se les sale el corazónpor la boca cuando un gato negro saltó desde lo alto de la chimenea, setransformó en el aire en Lara y le cayó encima a Ron. Éste naturalmente, gritó.No muy alto o prolongado, porque Lara lo agarró por el cuello, presta aestrangularlo. Por suerte reconoció al pelirrojo antes de que Hermione legritara que tuviera piedad y lo rescatara de sus manos.

Después del incidente, cada cual sedispersó a su entender; Hermione se dirigió a la cocina, donde terminaba no secual poción que olía como si algo se hubiese muerto. Lara fue a almorzar; lejosde la cocina, por razón lógica. Ron después del susto, se puso a roncar en elsofá. Harry fue el único que no pudo relajarse. El sueño lo acosaba en cadaparpadeo, en cada esquina, presentía encontrarse con alguno de sus torturadoresoníricos. "¡Te bloquearé una y otra vezhasta que aprendas a callarte y a cerrar la mente, Potter!". "Eres un libro abierto. Mi libro. Te leo.Te hojeo. Te veo, sé a dónde vas o a donde irás, qué harás, y dónde y cómo loharás, ¡mi libro, niño estúpido! ¡Y mi libro no me cierra las páginas!".

Harry abrió los ojos con un jadeo ahogado.Después de calmarse, se percató de que había dormitado en el patio, sentado enuna silla desvencijada. El corazón le palpitaba con fiereza. Demasiadosmensajes para ignorarlos. Todos desembocaban en un detalle: debía aprenderOclumencia. O al menos, intentarlo lo mejor posible. Si él era capaz dechismorrear, de tanto en tanto, en la cabeza de Voldemort, significaba que élpodía hacer lo mismo a la inversa. Si quería avanzar, debía al menos, saber losuficiente de Oclumencia para protegerse.

Una conclusión admirable.

Harry se levantó de un salto, alarmado. Asu derecha, localizó a Lara, con sus ropas oscuras y mirada felina. Se hizo conel firme propósito de comprarle un cascabel, o a la próxima, sufriría uninfarto. Mas de repente se enfadó muchísimo.

¿Me espiabas? siseó.

No es tan difícil si regalas tu menterespondió ella, imperturbable. Esta vez él se avergonzó. Apruebo tu decisión.Puedo enseñarte, si es lo que deseas. Pero no toleraré indisciplinas.

 

Harry se sintió de repente en uncampamento militar, sin embargo, no tenía otra opción. Aceptó con unasentimiento leve y ella después de valorarlo unos minutos, sentenció:

Comenzamosmañana.

Harry se alivió bastante. No quería sufrirde dolores de cabeza nocturnos. Ya tenía bastante con sus inquietantespesadillas. La vida en la cabaña fue difícil para todos: no podían deambularsolos, ni buscar provisiones en el mismo lugar, tampoco aparecer a la primeraen el Valle de Godric, así el lugar estuviese bajo veinte hechizos protectores.Tampoco cejaban en su empeño de aprender hechizos complicados (benditos librosde Hermione) que les pudiesen servir para cualquier situación. Hermione sevalió de uno bastante potente para explotar la taza de Helga. Todavía quedabanpedazos de porcelana clavados en el techo. Sin embargo, más duro era paraHarry; llevaba el entrenamiento mixto de hechizos impronunciables, no-verbalesy las clases de Oclumencia con Lara, que resultaron ser más llevaderas quecuando las daba con Snape. Era verdad que terminaba con cierto dolorcillo decabeza, pero no era alarmante. A casi una semana del primero de septiembre,Harry estaba en el patio de la casa, una vez más, con su varita en alto, intentandodejar su mente en blanco. Lara, en firme, estaba frente a él.

Recuerda, Harry dijo, vacía tu mente detodo pensamiento y sentimiento. Pero quédate alerta. Porque esta vez haré másfuerza para entrar en tu mente... ¡Legilimens!

Harry sintió como si algo lo empujase porel pecho. Frente a sus ojos pasó una película acelerada. Corría en su primaria,huyendo de su primo y su pandilla, saltaba unas cajas... y de repente aparecíasentado en el techo de la cocina de la escuela. Estaba en la habitación delrequisito, Cho acercándose bajo el muérdago, él viendo sus ojos aguados cadavez más cerca...

¡Impedimenta!

Lara atrapó con agilidad el hechizo deHarry y lo desapareció, mientras él caía aturdido arrodillado en el suelo.

Me permitiste ver mucho espetó ella, sinmás emoción que una hoja de papel en blanco. Ayer solo atisbaba destellosminúsculos de pensamientos. Hoy no estás concentrado. No te estás esforzando.

Vamos de nuevo jadeó él levantándose. Vamos,ya estoy listo.

No lo estás repuso Lara. Tienes algoque te preocupa. Para realizar Oclumencia, debes olvidarte de cuanto problematengas. Estorba. Obstruye.

Harry emitió un gruñido de medio lado.

Si no reabren Hogwarts, no podremos ir apor el Horcrux. A por el Brazalete de Ravenclaw murmuró finalmente.

Lo sé.

Harry tomó aire, pero miró bruscamentearriba, cuando una lechuza parda descendió con un grueso sobre en las patas,mientras que otras dos lechuzas entraban como flechas por las ventanassuperiores. La lechuza aterrizó en el suelo frente a Harry, y extendió su patahacia él. Harry se agachó ceñudo y le desató la carta. La lechuza erizó lasplumas y emprendió vuelo de nuevo. A Harry casi se le cae el sobre de lasmanos, al verlo sellado con el escudo de Hogwarts.

Va a abrir murmuró. ¡Hogwarts va aabrir! ¡RON, HERMIONE!

Los aludidos se asomaron por la ventanapor donde habían entrado las otras dos lechuzas, con sendas cartas de pergaminoamarillento en las manos. Harry agitó su sobre en el aire.

¡Va a abrir! dijo emocionado. ¡Hogwartsreabre chicos!

Ron y Hermione miraron de nuevo sus cartasy casi se caen de la ventana cuando se abrazaron emocionados. Suerte quecayeron adentro de la habitación, aunque se escuchó el quejido de Ron.Obviamente, la cama de Harry los recibió con los muelles extendidos.

 

Excelente noticia dijo Lara, aunque porsu falta de expresión, no parecía si se alegraba. O se entristecía. O si estabaa punto de mandarlos a todos a tomar por culo. Siempre era difícil descifrarla.Ya no debes volver a preocuparte.

Nuestra misión va a ser rápida y concretadeclaró Harry, eufórico. Solo debemos fingir por una semana o dos que estamosinteresados en las clases. Luego... iremos a la Cámara Secreta, a por elBrazalete, y nuestra misión en Hogwarts termina.

¿Colagusano te ha revelado qué es elpróximo Horcrux?

Harry detuvo sus murmullos.

No dijo ceñudo. Ahora que lo dices, nome ha dicho. Dice que no tiene información. No sé si creerle o
no lo sé.

¿Que te une a él? preguntó ella.

Un lazo mágico masculló Harry. Yo lesalvé la vida.

Debe pagarte la deuda. Está obligado aser más siervo tuyo que de Voldemort. Usa con astucia ese lazo.

Harry reflexionó unos instantes y decidió,en su interior, darle una oportunidad a Colagusano. Esperaba que no fuese unerror. Los siguientes días fueron un corre-corre tremendo. La casa estaba patasarriba. Estaban preparándolo todo para ir a Hogwarts con tiempo. Pero como lastúnicas les quedaban cortas, y no podían dar clases sin libros, tuvieron que iral Callejón Diagon, dos días antes del primero de septiembre. Lara los acompañópor curiosidad. Ella no tenía que hacerse uniforme, ni ir disfrazada de alumnade Gryffindor. Ella iba a ser, simplemente, la nueva mascota de Harry. Incursionaronen Madam Malkin, pero encontraron a la mujer algo demacrada. Estaba másdelgada, con ojeras, y el trabajo lo hacía con el mayor desgano posible. Elpobre Ron fue el que más sufrió cuando la mujer lo pinchó setecientas veces conlos alfileres.

¡Auch! se quejó el pelirrojo dando unbrinquito, al sentir el pinchazo del alfiler en su hombro. ¡Más cuidado porfavor!

Perdone apenas musitó la mujer. Estabadistraída.

Ron la miró de reojo, iba a decirle algo,pero se lo calló bajo la mirada de advertencia de Hermione. Sonaron unascampanitas en la puerta y alguien entró.

¿Lara?

La aludida miró hacia dónde provenía lavoz masculina. Charlie Weasley le sonrió levemente, con esa expresión bonachonay alegre. Ginny le sonrió a Harry. Le guiñó un ojo, haciendo que éste seruborizara.

¿Charlie? ¿Pero qué...? murmuró Lara.Parecía haberse quedado sin aliento.

Antes de que Lara dijese algo más, Charliela tomaba de la mano y salía con ella de la tienda.

¿Cómo estás? le preguntó él, con unasonrisa que inundaba sus ojos. Caminaban entre el flujo mermado de personas,ajenas a los grises del cielo, las personas, las señas de la guerra clavadas enviejos carteles.

Bien. ¿Y tú?

Charlie amplió la sonrisa. La hizo torcerhacia un pequeño callejón y allí se detuvieron. Ella contra la pared, élinclinado hacia ella. Lara sentía un vapor en el rostro, se estremeció cuandoél acarició su cabello.

Muchísimo mejor cuando te vi. Te extrañabamucho, Lara. Quería verte, así tuviese que buscarte en el fin del mundo
sumirada se tornó pícara. ¿Y tú no me extrañaste ni un poquito?

 

Todas las noches Charlie Weasley. Estabasen mis sueños, en mis pensamientos, en...

Ella dejó de hablar cuando él la besó. Lasmanos fuertes de Charlie se deslizaron con suavidad hacia su talle y la rodeócon fervor, estrechándola sutilmente contra su pecho amplio y fuerte. Lara devolvíaaquel beso como nunca, su cuerpo estaba encendido, febril, mientras él ahoraacariciaba con suavidad sus curvas. Ella le echó los brazos al cuello, en plenodisfrute de cada segundo, realizada. No quería que él dejase de besarla de esaforma tan apasionada, pero a la vez suave y delicada...

¡STUPEFY!

Lara gritó cuando el rayo rojo abatió aCharlie por un costado y lo lanzó al suelo. Ella sacó su varita y le apuntó auna figura con una capucha negra que le ocultaba el rostro. Ella envió unhechizo antes de siquiera formular pregunta. El individuo lo esquivó a todaprisa, el segundo haz de luz lo desvió contra el suelo, el tercero casi learrebata la capucha si no realiza un giro ridículo a la derecha.

¿Quién eres? preguntó Lara fieramente. ¡Hableantes de que decida matarlo!

Aléjate de todo dijo una voz ronca desdedebajo de la capucha. Una voz masculina. Ponte a salvo.

La figura desapareció con un "Crack". Larabajó la varita. La voz ronca no había sido la de Lupin, pero podía estarfingiendo para que ella no lo reconociera. ¿Por qué su padre se oponía ahora asu noviazgo con Charlie? Aunque, después de meditarlo unos segundos, quizás supadre tuviese razón. No debía estar con el pelirrojo, porque él corría peligro juntoa ella. Se agachó al lado de Charlie, tendido en el suelo. Con un suspiro, besólos labios del chico.

Lo siento murmuró. Los ojos le ardían.Inexplicablemente, los tenía inundados de agua. Se limpió con el dorso de lamano derecha. Pero no podemos estar juntos. Parece que el destino lo quiereasí, a pesar de que yo deseo todo lo contrario. ¡Enervate!

Charlie se estremeció y arrugó el rostro.Pero cuando se terminó de incorporar, estaba completamente solo.

En algún lugar del Callejón Diagon, Harryno se había enterado de nada. Estaba muy feliz junto a Ginny como para pensaren otra cosa. Ya tarde, cuando estaba al caer la noche, Harry besó largamente aGinny a modo de despedida, prometiéndole, que se iban a volver a ver. Algúndía.

***

El primero de septiembre, cuando la nochecaía como un manto oscuro sobre todo, un tren escarlata se detenía en la estaciónde Hogsmeade, llevando a cientos de alumnos que parecían considerar a Hogwartscomo el lugar más seguro para sobrevivir a los violentos ataques de Voldemort ysus mortífagos. Del primer vagón fueron tres figuras las primeras en bajar alandén. Hermione llevaba al ruidoso Crookshanks en las manos, y mirando con algode melancolía el castillo que se erguía majestuoso casi frente a ellos.

Detrás venía Harry, con el baúl de Hogwartsreducido en un bolsillo y en una mano, una cesta de mimbre. Debajo de la telasuave que la cubría, brillaban dos ojos esmeraldas felinos, que observaban todoel movimiento por entre el mimbre de la cesta, con un extraño brillo de astuciasutil.

La caravana de carros tirados por caballosinvisibles traqueteaba por la calle hacia el castillo, cuyas rejas coronadaspor cerdos alados estaba abierta de par en par, a modo de bienvenida. Harry ibaen el tercer carro. Intentaba, sin resultado, no mirar a las bestias aladas de ojosvelados que tiraban de los transportes. Eran invisibles para la mayoría de losalumnos. Sólo los que habían visto la muerte eran capaces de ver a loscaballejos. Desvió la mirada de la Torre de Astronomía, la más alta delcastillo, y que se erguía majestuosamente contra el cielo, como un importanteobelisco en medio de una sociedad. Después de los últimos acontecimientos, leentraba una punzada recordar los pasillos de Hogwarts.

 

Wraaaaauuurrrr maulló la gata negradesde la cesta. Sacó una pata y lanzó un débil zarpazo al aire.

Hey, Harry, ¿es tuyo? preguntó Neville cuandoel animal se asomaba.

Es mi nueva mascota dijo. Se llama

Vesper dijo Hermione en esa fantásticaforma en la que nunca parecía apresurada.

Harry le permitió llevarse el crédito ymantuvo la boca cerrada. Ron no tuvo la sensatez suficiente de hacerlo y Hermionele pegó un codazo.

¿Vesper? repitió Neville.

Sí, Vesper dijo Hermione y sacó a lagata del cesto. Crookshanks ronroneó amistosamente al verla. Vesper es delLatín "Noche". Harry se lo puso desde que la vio, ¿no es así Harry?

Él no se atrevió a contradecirla. A fin decuentas, él le puso Vesper a su gata. Hermione dejó el animal en manos de Harry,quien la regresó a la cesta cuando el carruaje se detenía. Todos salieron, masHarry se quedó atorado en la puerta. Ginny estaba allí. Ron arrugó la narizante el acercamiento, pero Hermione lo aferró de un brazo y lo obligó a trotardetrás de Neville.

¿Qué haces aquí? preguntó Harry. Bajó deun salto del carruaje. No podía dejar de mirar a la pelirroja, boquiabierto.Tú

Hogwarts es el lugar más seguro en estosmomentos Ginny parecía incluso molesta. Mamá no me permitió quedarme
frunció los labios. Quiero ayudar, ¿sabes? Pero todos dicen que soy una niña queno tiene cabida en
¡no hables, Harry Potter!

Él se mordió la lengua. Su argumento iba aapoyarse en que precisamente, Ginny era demasiado joven para involucrarse activamenteen la guerra. O en que no quería perderla. Había bebido tan poco de ella en esetiempo, que se volvería loco si por algún motivo, la perdiese. Pero por la carade la muchacha, lo mejor era desistir de cualquier opinión al respecto.Apoyarla tampoco estaba contemplado. Todo confluía en el mismo tema, y ya eraun idiota con la boca cerrada; mejor no abrirla y disipar las dudas.

Sólo quería decir que esperes un poco másdijo para salvar la situación. Ella se relajó un poco. Después, todo volveráa la normalidad. Un poco más.

Ginny por toda respuesta, le aferró unamano. De ese modo, entraron al castillo. Sin embargo aquel instante decomplicidad silenciosa se les fue al garete cuando tropezaron con Argus Filch ysu archiodioso detector de tenebrismos. Le recordó a Harry que debía dejar a sunueva mascota en sus manos antes de pasar al comedor. El animal, como era deentender, también debía ser registrado. Harry observó con lástima como elhombre pinchaba a la gata con el detector, la sacudía y se comía uno de suspelos. Después de lo cual la dejó en el suelo, para ser sometida a la evaluaciónde la señora Norris, quien muy severa dijo «miau», Vesper/Lara respondió «miau,miau», la señora Norris replicó con un escueto «miau plus miau», y la gatanegra zanjó la discusión con un firme «miau est miau plus miau¼». Harry seapresuró en irse al Comedor, antes de que a él también lo sometiesen a unexamen de «miaulandés», de lo cual no tenía ni pajolera idea.

 

Cuando entró en el Gran Comedor, aunqueestaba tan impresionante como siempre, a él le parecía opaco, y le faltabaalgo. Las cuatro mesas de las casas se iban llenando gradualmente, pero en unsilencio absoluto. En vez de una escuela, parecía la sala de un velorio. Harrymiró hacia la mesa de los profesores cuando caminaba hacia la mesa deGryffindor. Faltaban cuatro sillas por ocupar: La destinada a Hagrid, la queantes había sido de Snape, una que todos los años aparecía vacía en el iniciode curso, y por último, la silla del director, justamente en el centro de lamesa.

Esa última era la que lucía más regia.Iluminada por los cientos de velas flotantes, creando una falsa sensación deaura dorada. A Harry le entró la conocida punzada al recordar, que había sidoDumbledore el que se había sentado allí, con esa sonrisa bondadosa, con losbrazos abiertos, dando una calurosa bienvenida

"¡Bienvenidosqueridos estudiantes a este nuevo año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería
!"

Hasta le pareció escucharlo. Y el solorecuerdo de su voz lo hizo estremecerse.

¿Harry?

El chico dio un respingo.

¿Qué?

Ron y Hermione estaban a su lado.

Vamos a sentarnos
Ron lo observó condetenimiento. ¿Estás bien? Te has quedado en medio del pasillo como unpasmarote.

Estoy bien dijo Harry y se frotó losojos. De repente estaba muy cansado. Hermione lo miraba con expresión extraña.Ocuparon unos asientos vacíos en la mesa de Gryffindor. En serio, estoy bien.Sólo
tengo hambre.

Los otros dos intercambiaron una mirada queno pasó inadvertida por Harry, pero no tenía ánimo para ello. Ginny, a pocaspersonas de él, se inclinó a regalarle una sonrisa de aliento. Eso le mejoró elbuen humor. De repente las puertas se abrieron y miró a la larga hilera de losalumnos nuevos, conducidos por Hagrid, que llevaba su usual abrigo de ratina,con un hurón muerto balanceándose en su hombro. Miró a la mesa de losprofesores, y localizó a la Profesora McGonagall, quien ahora estaba sentada enla silla principal. Ahora ella era la directora. Harry se dio cuenta de quetodos los profesores llevaban una cinta negra en el antebrazo derecho, a modode luto. El encargado de poner el Sombrero Seleccionador era el bajito profesorFlitwick, que casi era mejor que lo sentasen a él en el taburete y que elalumno se arrodillase para recibir el Sombrero.

Cuando el Sombrero Seleccionador abrió undesgarrón como una boca y comenzó a cantar, Harry no lo escuchaba. Tenía lamente en blanco. No pensaba nada. Un ejercicio de Oclumencia. Un chasquido.Harry maldijo entre dientes. A Ron se le había caído el tenedor de las manos yahora, para colmo, lo empujaba al encorvarse y meterse debajo de la mesa abuscarlo. Harry puso los ojos en blanco cuando Ron se incorporó.

Interesante la canción del Sombrero, ¿noHarry? comentó Ron irónico.

Sí, muy interesante gruñó Harry entredientes. Su amigo había roto su concentración en el ejercicio.

La profesora McGonagall se levantó y sehizo total silencio.

Bienvenidos todos a un nuevo curso enHogwarts.

Su voz potente y severa se elevó por todoel Gran Comedor como si hablasen diez McGonagalls a la vez.

 

Soy Minerva McGonagall y seré la nuevadirectora de Hogwarts. La mujer dejó de hablar cuando todos aplaudieron cortésmente,este año, van a haber cambios en el profesorado de la escuela y en laestructura. Ahora, quisiera presentarles a Horace Slughorn, profesor de lamateria de Pociones. nuevos aplausos mientras Slughorn saludaba igual a unacelebridad ante sus fans, el nuevo jefe de la casa de Slytherin aplausosnuevamente mientras los Slytherin silbaban con entusiasmo. Yo seguiréimpartiendo las clases de Transformaciones, pero ya no seré la jefa de la casaGryffindor los integrantes de la casa aludida enmudecieron. Incluidos los tresamigos. Mi lugar, lo ocupará Abacus Appotus, el nuevo profesor de DefensaContra las Artes Oscuras.

Hermione soltó una risita cuando todosaplaudían sin mucho entusiasmo, más bien interesados en el aspecto del profesornuevo que en su nombre, que era lo que parecía darle risa a Hermione.

¿De qué te ríes, Hermione? quiso saberRon.

Oh, ¿escucharon el nombre? preguntóella.

Sí, es extraño, ¿pero qué tiene? dijoHarry ya sin aplaudir.

El nombre está en latín. "Abacus", es "bar",y "Appotus" es "borracho" explicó ella. Se llamaría algo parecido a: "borrachode los bares".

Hermione... ¿Te tragaste un diccionariode latín antes de venir? No has parado de decir palabras en latín bufó Ron,mientras Harry reía.

Al menos me preocupo por ejercitar mimente dijo ella con un gesto desdeñoso.

Sí, pero tanto ejercicio también mata murmuróRon.

Harry después de fingir que Ron y Hermioneno se mataban con la mirada, escudriñó la mesa de los profesores. La sillavacía ya estaba ocupada, y los susurros corrían a la par del agua en una cloaca.El extraño nombre le venía como anillo al dedo al nuevo jefe de la casa; corpulento,de tez blanca, con una túnica azul oscuro de muchos pliegues y pinzas, casiigual a un vestido de mujer. Pero su potente mandíbula desatendida, las toscas faccionesde bebedor amante de su botella, ojos cansinos, nariz respingada y roja, dabanla impresión de que lo acababan de sacar a patadas de un bar. El hombre lesdedicó una sonrisa cordial y alzó la mano, para hacerse notar. Cosa que no eranecesaria en una escuela repleta hasta los cajones de chiquillos alborotadores.

Hechas las presentaciones pertinentes...dijo McGonagall por encima de los murmullos de los estudiantes. Todos secallaron. Vamos al programa de este año... las pruebas para el equipo deQuidditch de cada casa...

Harry se desparramó en su puesto. Ansiabaparticipar de nuevo en el Quidditch, pero era más urgente encontrar el Horcrux.No le interesaba que le hubiesen cambiado de profesores, o de materias, o hastaque lo hayan quitado de capitán de Quidditch. Quería terminar con la pesadillade los Horcruxes lo más pronto posible. Esa noche, inspeccionaría el baño delsegundo piso, donde estaba la entrada oculta de la Cámara de los Secretos.

... Pero ahora... disfruten de la cena...

Las últimas palabras de McGonagall y elsonido de la comida al aparecer lo hicieron volver en sí. Cuando miró a unlado, ya Ron devoraba todo lo que estaba a su alcance, como si tuviese algúninjerto de piraña en su cadena genética.

Menos mal que no cambian la forma decocinar dijo Ron atarugado con dos papas asadas a la vez. Acto seguido, sinsiquiera masticar, se agregó un pedazo de pollo. Hermione arrugó la nariz enseñal de repulsión¿A' ora 'e t'e 'asa He' ione?

 

Harry supuso que si su amiga abría laboca, era para lanzarle un hechizo al pelirrojo y no para responderle.

Es que los Elfos cocinan tan bien...suspiró Ron después de realizar la proeza del siglo: tragar dos papas, unpedazo de pollo, dos brócoli y el tocino de Neville.

A Harry aquella palabra lo golpeó como unaporra.

¡Kreacher y Dobby! exclamó tan alto quefaltó poco para que todos se pusiesen a cubierto bajo la mesa.

¡CRACK!

¡CRACK!

¡Harry Potter señor! chilló Dobby y muy emocionado, se lanzó a abrazar a Harry.

¡No, no!

¡PATAPLAN!

Los dos se habían caído con un estrépitoprovocando risas en el Gran Comedor. Los de las mesas lejanas se alzaban concaras divertidas para ver mejor todo lo que sucedía.

¿P-Por qué están aquí? balbuceó Harrydesconcertado, mientras Dobby lloraba de la felicidad.

El amo llamó a Kreacher... dijo Kreachercon una profunda reverencia, sin mostrar ningún signo de alegría. Podría serpariente de Lara, si no fuese tan arrugado. Y un elfo de pocas pulgadas de altura.Y Kreacher viene. Aunque hubiese preferido que el amo estuviese en San Mungomoribundo. ¡Oh! ¡Qué dirá la señora si se entera de que Kreacher le sirve a eseamigo de los sangre sucia, a ese amigo de la escoria, como es Harry Potter!Pero el amo Sirius lo quiso así... ese traidor lo quiso así... y Kreachercumple. Kreacher sirve a Harry Potter hasta su muerte.

Harry arqueó una ceja ante la arenga debienvenida, pero al resto del Gran Comedor le pareció divertidísima.

¡Usted nos llamó, Harry Potter señor! chillóDobby limpiándose las lágrimas con su corbata de color chillón. Dobby teníatantas ganas de ver a Harry Potter.

Sí, a mí también me alegra verte murmuróHarry, mas recordó que aún estaba piernas arriba en medio del pasillo. Seincorporó junto al pequeño elfo y se inclinó para que sólo él lo escuchase: yojalá tuviera algún regalo para ti... pero ahora no lo tengo... pero te prometoque para Navidad te regalo algo...

Para su consternación, el elfo empezó allorar a lágrima viva, secándose la nariz con una esquina de su corbata.

¡Harry Potter es tan generoso, tanamable, tan educado! decía entre sollozo y sollozo. ¡Nadie había tratado asía Dobby!

¡Basta! gruñó Harry y le cubrió la bocacon las manos. Cálmate, por Merlín, ¡regresa a la cocina!

¡Dobby está gustoso de cumplir las órdenesde Harry Potter señor! chilló el elfo muy contento y desapareció con un"CRACK".

Harry miró a Kreacher quien no se habíamovido del lugar, a la espera de una orden.

Tú también regresa a las cocinasdictaminó.

El amo manda y Kreacher obedece. Kreacherestará realmente feliz cuando el amo muera dijo el elfo con una profundareverencia y desapareció.

Harry soltó aire y se sentó en medio deRon y Hermione, donde estaba.

Amigo, si los vuelves a llamar, avisa dijoRon. Tenía la nariz llena de salsa. Sin dudas, cuando aparecieron los elfos,intentó comer pero el sentido de la orientación le falló. Y si tenías doselfos a tu disposición... ¿Por qué no los llamaste para limpiar la
?

¡Ron! lo cortó Hermione, escandalizada.¡Por eso es que nunca se va a terminar la esclavitud de los pobres elfos!

 

¿Por "eso"? ¿Qué "eso"? dijo Ron, despistado,mientras todo volvía a la normalidad en el Gran Comedor.

¡Por magos como tú! chilló Hermione. ¡Siemprequeriendo que los elfos trabajen más de la cuenta!

A ellos les gusta.

Los tres se sobresaltaron y miraron atrás.Luna Lovegood los miraba con los ojos muy abiertos.

A los elfos les gusta dijo sentándose allado de la aludida. Y no se pueden contradecir. He leído que si secontradicen, te echan un hechizo que te convierte en un hongo rojo con bolitasblancas, y debes esperar a que un plomero italiano enano te golpee con unatubería de cobre para que recuperes tu verdadera apariencia.

Los tres amigos (y los más cercanos)miraron a Luna como si cabalgase sobre un hipopótamo rosado.

¿Puedo comer aquí? preguntó Luna con unpestañeo curioso.

Nadie le negó el derecho. Con la bocallena, no se hablaba.

¿Ese era Kreacher?

El corazón de Harry saltó. Ginny estabajunto a ellos.

Es mi elfo explicó Harry, aunque hubiesepreferido no hacerlo con tantas orejas y ojos puestos sobre él.

Sin embargo, Ginny comprendió al instantela conexión entre su novio y el arrugado elfo. Harry se sintió orgulloso alverla componer una expresión de entendimiento, de que Kreacher no era más quela herencia de su padrino Sirius. Ginny se abrió paso amablemente (empujó aRon) para sentarse junto a Harry. Luna estaba muy ocupada con la comida. Porsuerte. Harry saltó del susto cuando una gata negra de ojos verdes saltó a suregazo.

¿La... Vesper? rectificó a tiempo. ¿Quéhaces aquí?

¡Oh! ¡Qué lindo! dijo Ginny, la gatadesapareció del regazo de Harry y mágicamente, estaba en brazos de la pelirroja.¿La llamaste Vesper
? Claro, ¡es tan oscura! ¿Dónde la compraste, Harry?

Me la encontré mintió. Vagabundeabacerca
cerca del lugar donde vivo.

Linda gata, Harry suspiró Luna derepente

Luna se inclinó para rascar al animaldetrás de las orejas.

¡Es tan dulce! exclamó Lavender, quiende alguna forma, estaba junto a Ginny también. Harry, ¿puedo cargarla?

Por favor señorita, ¿podría regresar a susilla?

Lavender se enderezó para observar alprofesor Appotus, quien se había tomado la molestia de acercarse a regañarlos.Ella le echó un vistazo a la túnica-casi-vestido del hombre y luego lo miró alos ojos. Le temblaban las comisuras de los labios.

Lo siento, profesor dijo con sorna. Yame sentaba.

¿Su nombre, por favor? pidió Appotus.Tenía la voz suave y desenfadada.

Lavender Brown masculló ella de malagana sentándose al lado de Parvati.

El hombre asintió y se volteó hacia Harry,para inclinarse hacia él:

Quisiera decirle que estos no sonmomentos para verse con su novia...

No es mi novia dijo Harry con másbrusquedad de la pretendida. Ginny también lució muy enfadada, porque si ellaera quien le tomaba la mano al muchacho, significaba que ella era su novia y noel pelamen de Lavender. Y estamos cenando, no veo por qué todos debamos estarestrictamente sentados.

Appotus no se inmutó ante la réplica,aunque Hermione puso cara de esperar el estallido de una bomba. El hombre recorriócon la mirada la cicatriz con forma de rayo que Harry tenía en su frente.

¡Ah! Eres Harry Potter dejó escapar conun tinte de alegría. Un honor conocerlo le tomó la mano a Harry y se laestrechó, como sabrás, voy a ser el jefe de Gryffindor, y voy a impartirDefensa Contra las Artes Oscuras. Si tienes algún problema, o cualquiera deGryffindor... agregó al ver que todos lo escudriñaban con curiosidad, noduden en ir a mi despacho a verme. Los puedo ayudar a resolverlos, o al menosintentar hacerlo. Ahora, en la situación actual
tiene razón, es un momento dereunión, son libres de levantarse, correr y hasta me temo, cambiarse de mesas.Pero su gato se va a tener que quedar afuera.

 

Appotus agarró a la gata por el pellejo dela nuca y la alzó en el aire. Muchas muchachas chillaron.

¡Profesor! exclamó Ginny. Appotus sedetuvo y la miró sin soltar al animal. ¡No le haga eso! Le debe doler mucho...

El hombre sonrió tranquilizadoramente.

Oh no, no le duele dijo. La gata teníalos ojos entrecerrados, curvada, con la cola y las patas encogidas. SeñorPotter, me veo obligado a pedirle que no traiga más al gato durante las horasde comida. No es higiénico.

Es gata masculló Harry. Y se llamaVesper.

El profesor satisfecho, se llevó a la gatafuera del Gran Comedor. La soltó en el suelo. El animal se volvió a mirarlo yel profesor le devolvió la mirada. Sin más, dio media vuelta y regresó a lamesa de los profesores. La gata lo siguió con la vista y sintió una cola decepillo rozándole por un costado. Crookshanks maulló con suavidad, y trotó porel pasillo. La gata negra no dudó en seguirlo.

Harry vio al profesor regresar y sepreocupó. Había tardado un poco afuera. Solo era echar a un animalejo lejos delcomedor, no podría llevarle más tiempo que un puntapié. Pero
¿y si él estabaallí para vigilarlo? ¿Sospecharía que la gata no era realmente lo que parecía
?

¡Genial! ¡Tarta de melaza! exclamó Ron yrompió el hilo de pensamientos de Harry, para variar.

Sin volver a ahondar en conclusionesparanoicas, tomó un bombón y lo desenvolvió para comer. Al parecer, querían queel gusto de Dumbledore por los dulces muggles siguiese vigente. Solo pudoservirse un pedazo de tarta de melaza antes de que los platos quedasen limpiosde nuevo. Comió apresuradamente mientras la profesora McGonagall se ponía depie.

Ya pueden pasar a los dormitorios. LosPrefectos los conducirán dijo antes de que el Gran Comedor se llenara delsonido sordo de las sillas corriéndose y las pisadas de los cientos de alumnosen su afán por irse.

Harry retuvo a Ron y Hermione para quedarretrasados. Le cedieron el paso a la marabunta de sus compañeros de Casa yHarry invocó el hechizo Muffliato para que sus voces quedasen ahogadas. Aunquecon todo el alboroto de un montón de adolescentes ahítos de comida en busca dela donosura belleza de sus camas, podían gritar junto a una banda municipal,que no los iban a escuchar.

Escuchen, voy a salir... explicó a susamigos, esperamos a cuando todos se vayan a dormir, y a mi regreso, ustedes meabren el retrato. Voy a darme una vuelta por los aseos de Myrtle.

¿Vesper lo sabe? preguntó Ron.

No, pero en cuanto lleguemos, se locomunico todo. Le pediré que me acompañe. Nadie le prestará atención a unagata.

Los otros dos lucieron cabizbajos de serexcluidos de la aventura, pero tampoco replicaron. Tres bajo la capa deinvisibilidad no sería un abuso, sino un atropello. Y tampoco eran animagos.Tendrían que conformarse con lo que Harry les dijese al volver. Pronto la SalaComún se quedó vacía, a excepción de Harry, Ron, Hermione, y la gata negra.Cuando todo estuvo seguro, hubo un estallido y Lara se sacudió sus ropasnegras. Ron, quien ya había realizado la primera parte de la misión, se sacó lacapa invisible de debajo del uniforme y se la entregó a Harry.

 

Perfecto, hagámoslo sentenció elmuchacho y desplegó la capa. Miró de reojo el tablón de anuncios con loshorarios y gruñó. Y mañana, dos turnos de Pociones con Slughorn. Vayapesadilla

Ya no te gusta Pociones, ¿verdad Harry?dijo Hermione con una sonrisilla de suficiencia. Perdiste al "Príncipe".

Sí, Hermione, perdió al "Príncipe"farfulló Ron. Ya puedes volver a ser la sabelotodo absoluta. ¡Solo estabascelosa porque el Príncipe sabía más que tú en Pociones!

Por favor, dejen a Snape fuera de esto barbotóHarry con brusquedad.

¿Snape? ¿Príncipe? preguntó Lara.

Hermione comenzó a explicar la historiadel Príncipe Mestizo, pero sólo hizo que Harry rechinara dientes y decidierairse de improvisto. Ni siquiera le importó si Lara lo seguía o no. Avanzó porlos pasillos casi a zancadas, y en un parpadeo ya estaba en el segundo piso.Reguló la respiración y avanzó con lentitud hacia los baños abandonados.

¡CRASH!

Harry se detuvo en seco. Peeves acababa deaparecer en medio del pasillo, dando tumbos de aquí a allá, en busca de unrinconcito para su próxima maldad. Harry sabía que si daba un paso en falso conPeeves, sería lo último que haría.

Ahoraque el blanco no está, Hogwarts será el caos... ahora que el blanco no está,Hogwarts será el caos... canturreaba Peeves. Potty es nuestra única salvación, pero Pottypotiti es un desastre... elPríncipe quiso enseñarle a ser listo y él no quiso...

Harry por primera vez en su vida, sintiócuriosidad por la canción de Peeves. Él sabía mucho más de lo que aparentaba.Se arrimó con cuidado a una pared y escuchó.

..."Aprende Oclumencia"; le dijo el Príncipe. "Aprende Hechizos no-verbales"; ledijo el Príncipe... Peeves colgó una bomba fétida del techo, valiéndose deuna gruesa y gris telaraña. En realidad, la "maldad", casi levitaba... "Aprende Oclumencia"; le dijo elblanco... ¡Pero Potty sacó la lengua y todo se hizo a su desastroso modo!

Peeves soltó una carcajada digna de unvillano de televisión y desapareció con otro "CRASH".

Harry sacudió la cabeza. Era verdad.Cuando Dumbledore le había dicho de las clases de Oclumencia, él no se preocupópor intentar aprender. Snape le dijo que se esforzara, pero él solo se portabacomo un autosuficiente, que creía que no iba a necesitar eso. Y por eso, murióSirius. Y en su curso pasado, Snape se esforzó por que todos aprendiesenhechizos no-verbales. A él lo trataba con desprecio, con odio, cierto, pero nodejó de enseñarle.

"¡Tebloquearé una y otra vez hasta que aprendas a callarte y a cerrar la mente,Potter!"

No aprendió, y ahora estaba pagando. Peroahora él estaba dispuesto; llevaba muy bien los hechizos no verbales y progresabaen la Oclumencia. Intentaba reparar el error. Alcanzó los aseos de Myrtle, sinver a una sombra que se acercaba por un pasillo. Empujó la puerta y entró.

¿Quién está ahí? preguntó Myrtle. Elfantasma se elevó desde uno de los retretes y estudió su entorno con ojosestrechados.

La cara del fantasma se horrorizó al ver aHarry aparecer de debajo de la capa invisible.

¡TÚ! ¡Vete! ¡No te quiero aquí! chillócomo posesa y flotó cerca del techo, como si él pudiese hacerle daño.

¡Calma, Myrtle! dijo Harryapresuradamente. ¡Shhh!

¡Vi lo que le hiciste! ¡No eres tanbueno! aulló Myrtle como una sirena de bomberos.

¡No sabía para qué servía ese hechizo! ¡Cálmate,cálmate, vas a despertar a todo el castillo, maldita sea! Harry soltó aire alver que ella al menos, ya no gritaba. Calma... no sabía, en serio. Y además...¡Él me iba a lanzar una Cruciatus!

¿Qué buscas aquí? preguntó ella,recelosa.

Harry abrió la boca, pero la volvió acerrar. Sin llegar a muchas conclusiones, supo que estaba metido en un problemabien gordo, en el momento en que sintió una mano posada en su hombro.

Harry caminaba por el pasillo. Aferraba lacapa invisible contra el pecho, la que, como toda capa invisible que serespetase era invisible y por tanto, parecía un idiota enamorado del aire querespiraba. Frente a él caminaba el profesor Appotus, al cual observaba conganas de que lo aplastase una gárgola a la vuelta de la esquina. A su espalda,por supuesto. Alumno que apreciase su permanencia en una escuela, no seatrevería a poner ojos de basilisco frente a un profesor. Harry estaba muyenfadado por su descuido. Si hubiese permanecido con la capa sobre su cabeza,habría visto de cerca el grifo que llevaba a la cámara, Myrtle no habríagritado, y el profesor desvelado no se hubiese percatado de su presencia. Porsupuesto, no fue así, y ahora iba derechito a su expulsión. Porque era obvioque Appotus para inaugurar su puesto de profesor, lo llevaría frente aMcGonagall y ella, tan severa, tan estricta, le daría una patada donde laespalda pierde su nombre que lo propulsara grácil del otro lado de los terrenosdel colegio. También le quitarían la capa invisible, artilugio diabólico queincitaba a los estudiantes a vagar fuera de hora por los pasillos y realizarvisitas dudosas a un baño abandonado de niñas. Appotus se detuvo y Harry chocócontra él por estar ensimismado en sus pensamientos desastrosos de su futuraexpulsión.

Lo siento, señor masculló Harry de malagana.

El profesor no pareció escucharlo. Torciópor un pasillo y Harry se percató de que era el que llevaba al despacho deDefensa Contra las Artes Oscuras. Appotus empujó la puerta y con un gesto decabeza, le ordenó a Harry que entrara. Él obedeció. A regañadientes. Se sentósin ceremonias en la silla frente al escritorio. El profesor se sentó frente aél y pasó varios segundos estudiándolo con aquellos ojos enrojecidos deborrachín de cantina. Harry se sintió una especie en peligro de extinción.

Siento curiosidad, señor Potter
noencuentro explicación alguna para haberlo encontrado en el segundo piso, cuandoya debería estar dormido.

Fui a visitar a Myrtle soltó sinpensarlo.

¿A las once y cuarenta y cinco de lanoche? preguntó Appotus con sutileza. Harry se abstuvo de tragar en seco; gestouniversal de culpabilidad. Tengo entendido que los fantasmas no creen enhorarios
salvo los trasgos y alguno que cargue cadenas. Pienso, que mañanadurante la hora de receso, bien podría haberla visitado
¿por qué la prisa? Sinembargo, no me coincide su buena intención de visita con la reacción de Myrtle.Gritaba y no de alegría. Quería que abandonaras su aseo. ¿Por qué, señorPotter?

 

Ni idea, señor respondió Harry entredientes.

Le decías algo de un hechizo el muchachoguardó silencio. Appotus tamborileó la mesa con los dedos y suavizó la voz.Potter, comprendo que me veas como un completo extraño. Apenas nos vimos eintercambiamos horas atrás. Pero voy a ser tu profesor y tu jefe de casa ynecesito que confíes en mí, o esto no funcionará. Quiero evitarte una sanción, unmal trago. Quiero que esto se quede en este despacho, o puedo llamar a laseñora directora y que ella lo juzgue. Ella lo conoce mucho mejor que yo.Decida, señor Potter.

Harry hizo una mueca. No le gustaba laidea del juicio a manos de McGonagall. Por más aprecio que le tuviese, era ladirectora, su función era hacer cumplir las reglas del colegio y entre ellas, estabala de castigar o expulsar a alumnos merodeadores con capas de invisibilidad. Seaclaró la garganta

Señor... fui a los aseos de Myrtle a...

Una cola felpuda le azotó los pies. Miróabajo con disimulo. Era su salvación. Lo supo en cuanto vio dos ojos verdesfijos en él. Se le ocurrió algo.


fui a los aseos de Myrtle porque el añopasado ella prometió guardarme una cosa prosiguió con la misma lentitud con laque comenzó a hablar. Con cuidado, dejó caer la capa invisible al suelo ysintió cómo la gata la recogía en su boca. Y pensé... que si iba con mi capainvisible, nadie me vería. Le pedí a Myrtle que me cuidara el álbum de fotos demis padres. El año pasado me jugaron una broma muy pesada con él y se lo dejé aMyrtle. Le dije que cuando tuviese oportunidad, lo recogería.

¿Por qué no lo recogió al final de curso?

Harry se puso serio. No le gustabarecordar su último curso. Appotus pareció notar la incomodidad, por lo queagregó:

Sí, claro. Entiendo. ¿Dónde tiene elálbum?

Bajo el tercer lavabo dijo Harry alto yclaro. La cola felpuda le rozó los pies al huir. Ahora lo más importante eramantener a Appotus en la oficina el mayor tiempo posible. Ya le dije todo,señor y lo siento de veras. ¿Estamos en paz?

Appotus volvió a evaluarlo con la mirada.

Puede ser dijo lentamente. Cuandocompruebe que todo lo que me dijo es verdad.

Hicimos un trato, profesor dijo Harry severo.No quiero pensar que no es un hombre de palabra.

Appotus rió entre dientes.

Soy un hombre de palabra apuntó. De esono le quepa la menor duda. Cuando vea el álbum salir de debajo del tercerlavabo, podemos llegar a un acuerdo. Disculpe la desconfianza, pero yo tambiénfui estudiante en esta misma escuela e hice de las mías esbozó una sonrisa.De nuevo, disculpe, Potter, pero llevo pocas horas en el puesto. No quierocausar una mala impresión a McGonagall.

Ella no tiene que saber que usted mepilló en

Oh, muchacho, la directora ya lo sabesuspiró Appotus. La seguridad este año en Hogwarts es, por decirlo como losjóvenes, bestial. No vuela un murciélago sin que la directora no le haya dadopermiso para batir las alas.

Harry se asustó, mas lo disimuló bien.Tendría que revisar si el mapa del merodeador seguía en su baúl.

¿Ella puede saber también lo quehablamos? se atrevió a preguntar.

No sé cómo funcione el mecanismo Appotusse encogió de hombros, pero ella tiene conocimiento de que le he pilladodeambulando fuera de hora. Mientras llegamos a un acuerdo, debemos desempeñarnuestros papeles. Vamos a cumplir

 

¡Espere, señor! dijo Harry sin sonardesesperado. Sin permiso, aferró un portarretratos del escritorio. Mostraba auna mujer muy severa y por así decirlo, con cara de bruja de cuentotradicional. El hombre volteó a mirarlo con una ceja arqueada. ¿Ese es elsímbolo de Ravenclaw?

Oh, sí. Mi madre daba clases deAstronomía y era jefa de la casa de Ravenclaw. Pero hace años que la tierra lees blanda y descansa en paz declaró el profesor.

Lo siento, señor murmuró Harry y dejó elportarretratos en su sitio. Sentí curiosidad, porque se me hizo conocidamintió.

Puede Appotus hizo un gesto pararestarle importancia. Mi madre todavía deambula por la Torre de Astronomía. Asíque si alguna vez se interesó en la asignatura, quizás se la haya tropezado ensu camino.

¿Usted ya
ya fue a verla?

En efecto. Visita de rigor, en cuantollegué. No le agradó que ocupara el cargo de Defensa Contra las Artes Oscuras,dice que el puesto está maldito por el mismísimo Innombrable. Yo digo que sonpatrañas. Los anteriores profesores simplemente, han tenido sus motivos paraabandonar el cargo de forma prematura. ¿Nos vamos?

Harry asintió, obediente. Siguió alprofesor en silencio, fingiendo llevar la capa entre sus brazos. Rezaba contodas sus fuerzas que Lara hubiese corrido como un rayo a contarle a Ron y aHermione. Pero había un detalle: Myrtle LaLlorona. Si Appotus le preguntaba, estaba perdido. Antes de que pudieseestablecer una estrategia, llegaron a los lavabos. Ambos permanecieron en mediodel recinto, sin intercambiar palabra alguna.

¿Es este, Potter? preguntó el profesor, mientrasseñalaba el tercer lavabo de izquierda a derecha.

Harry miró al suelo. Le llamó la atenciónuna loza desencajada que quedaba en el tercer lavabo de derecha a izquierda. Elcorazón se le aceleró.

No, señor. Es de derecha a izquierdadijo con un esfuerzo heroico para no sonar aliviado.

Appotus caminó hacia el fondo del aseo. Seagachó y terminó de desencajar la loza. Harry se acercó a zancadas. Había unhueco y dentro de él, estaba el álbum que una vez Hagrid le hubiese regalado,lleno de fotografías mágicas de Lily y James Potter. Appotus lo sacó y loabrió. Harry por poco canta. Sus amigos lo habían sacado de una buena. Elprofesor se incorporó y le entregó el álbum a Harry.

Espero que no haya escondido un par decalcetines en las mazmorras de Pociones, señor Potter dijo Appotus en un casitono jaranero. Harry no sabía cómo tomárselo. Este sábado, quiero verlo en mioficina a las nueve de la mañana. Sin falta.

¡Usted me dio su palabra de que no mepondría en detención! exclamó Harry con verdadero disgusto.

Calma, Potter dijo Appotus, sereno.Como le dije, todo quedará entre nosotros. Pero hay que interpretar los papeleshasta el final. Su detención, será ayudarme a preparar la próxima clase. Deeste modo, usted quedaría exento de asistir y puede usar el tiempo en lo que leplazca. Por supuesto, intente que no lo vean, o ambos estaremos en problemas:usted por no asistir a clases, y yo por hacerme el de la vista de topo y nointeresarme en su ausencia.

Harry asintió con solemnidad y ante ungesto del profesor, se apresuró en esfumarse del lugar. Llegó casi sin alientoal retrato de la Dama Gorda, que estaba dormida.

 

¡Vellocino! le dijo.

La Dama abrió los ojos con un sobresalto.

¿Y qué haces tú afuera a estas horas?

Harry no sintió la necesidad deresponderle, porque ya estaba dentro de la sala común. Enseguida se apoltronóen un butacón frente a la chimenea apagada y soltó aire.

¿Appotus sospechó algo?

Harry pegó un brinco y miró la carapreocupada de Ron y luego la de Hermione. No tenía idea de dónde habrían salido,pero allí estaban.

No, no sospechó nada dijo Harry.Hermione llevaba la capa de invisibilidad en las manos. Pero por poco meatrapa. Por suerte, decidió no llevarme ante McGonagall que por cierto, dice elprofesor que tiene algún artilugio mágico para vigilar el colegio. En vez deeso, fingió ponerme una detención.

¿Fingió? se extrañó Ron. Explícatemejor.

Es seguro que McGonagall lo viosorprenderme, ir a confirmar lo que le dije y obvio: no puedo quedarme sincastigo. Este sábado debo ir a su despacho a ayudarlo a preparar la próximaclase. A cambio, permitirá que no asista al turno y que haga con mi tiempo loque desee

¿Y eso no te parece muy sospechoso? intervinoHermione, analítica. Harry negó con la cabeza, luego lo reconsideró. Este profesores muy bueno para mi gusto
¿por qué, en vez de castigar a un alumno, lopremia? ¿Por qué dejarlo vagar en horario de clases? Harry, esto me huele mal

No diré que le tienes envidia, porque ati te encantan las clases. Si Appotus te lo dijera a ti, le suplicarías que tediese doble turno dijo Ron con los ojos en blanco.

Hermione tuvo la sensatez de quedarsecallada y evitar una Tercera Guerra Mundial. Harry no pudo cerrar la boca.

Cierto, es muy extraño apoyó aHermione. Debe tener un motivo para dejarme pasear por Hogwarts en su tiempode clases. Quizás
quizás no se tragó realmente lo del álbum

No lo hizo.

Los tres amigos dieron un respingo. Larase acababa de desgatizar frente a ellos. Se cruzó de brazos, inexpresiva.

¿Y de dónde saliste tú? preguntó Ron enun gemido.

Ella le hizo el mismo caso que se le hacea un guijarro en el camino.

En cuanto diste la espalda, Harry, Appotusle preguntó a Myrtle si todo era cierto. Por supuesto, ella confirmó todoporque Ron se lo pidió. Pero puedo afirmar que el profesor tiene seriasintenciones de mantenerte vigilado. Desconozco sus motivos, pero si lo ordenas,no le perderé ni la sombra.

Eso podría servirnos reflexionóHermione. Saber qué quiere, o quien es

Me comentó que su madre dio clases deAstronomía y fue Jefa de Ravenclaw. Es un fantasma y ronda la torre, quizásella nos pueda dar una pista de quien es realmente Appotus dijo Harry con unasentimiento. Lara, podrías interrogarla
pero que Hermione te preste ununiforme. Así el fantasma no se espanta pensó algo tarde en que también leespantaría la cara tiesa de la muchacha, pero no lo exteriorizó. También sigueal profesor
además de tus tareas habituales.

Hecho aceptó Lara.

Sin otra palabra, se transformó en gata ysubió directa a los dormitorios.

Creo que debemos seguir su ejemplobostezó Harry.

¿Cuál, el de la mala cara? preguntó Ron.

No, tonto del copete, el de irnos adormir le gruñó Hermione. A veces creo que te haces el idiota a propósito.

 

¿Y ahora qué dije? preguntó Ron a Harry,cuando Hermione subía como un bólido.

Como los conocimientos de Harry enOclumencia no eran tan avanzados para romper la pared de titanio de la mente delas mujeres, se encogió de hombros, bostezó de nuevo y se dirigió a los dormitorios.Ron tuvo que quedarse con la intriga.

Harry se levantó con desánimo. Era viernesy quizás augurio de todos los viernes por venir en su corta estancia en laescuela, iban a ser lo más tedioso que le iba a pasar en la vida. Dos turnos dePociones con Slytherin, uno de Encantamientos y para complementar, dos turnosde Defensa Contra las Artes Oscuras. Ron tenía cara como si el horario fuese unescreguto de cola explosiva de veinte metros.

¿Dos turnos de Pociones? repitió conasco.

Sí, ¿no les parece genial? dijo Hermionecon alegría insana. Creo que van a aprender mucho más este año. ¿Verdad? ElPríncipe no está.

Ya basta de eso, Hermione masculló Ron,malhumorado.

¿Ginny? Harry se atragantó. Hasta eseinstante, ignoraba la presencia de Ginny al lado de Ron. ¿Para qué es toda esacomida? ¿Y por qué metes leche en esa botella
?

Es para Vesper dijo la pelirroja. Estoysegura de que apenas la atiendes.

Le dirigió una mirada acusadora, conbastante razón. Él enmudeció. A causa de su odio visceral a Pociones, se habíaolvidado de llevarle comida a Lara.

Harry, ¿Vesper es mitad Juckmon?

Harry se volteó y miró a Luna Lovegood,que se había acercado desde la mesa de Ravenclaw con un panecillo envuelto enuna servilleta.

Un... ¿Un Juckmon? repitió Harry,rompiéndose la cabeza para recordar, donde diantres pudo escuchar alusión aalgún animalejo similar.

Son Panteras negras enanas dijo Luna,ensoñadora. Los Gryffindors cercanos con inclinaciones literarias la observabancon interés. Se están exportando a Inglaterra. Son muy cariñosos y puedenpasar muy bien por gatos, como los Kneazles Harry por fin escuchó un nombre deun animal existente de los labios de Luna. Entonces, ¿es mitad Juckmon?

No, es una gata común y corriente.

Ah, pensé le alargó el panecillo. Toma,es para Vesper. Pensé que era un Juckmon... ellos comen muchos panecillos.

Sin mayor explicación Luna sentó al ladode Ginny, y la ayudó a terminar el surtido para la supuesta gata. Harry pensóque si no ponía frenos a eso, Lara rodaría como un barril.

La clase de Pociones resultó tancatastrófica y fotométrica como había imaginado Harry. Sin el libro delPríncipe Mestizo, él no era nadie. Así que su poción curativa era un desastrecoagulado. La de Hermione era la que había quedado impecable, y Slughorn lafelicitó y elogió hasta que se terminaron las clases. Harry estuvo seguro deque la chica levitaba unos centímetros del suelo cuando salieron. A Ron no lehacía gracia, sin embargo, Harry lo contuvo de soltar una grosería.

La clase de Encantamientos estuvo centradaen establecer las bases para realizar encantamientos a estatuas, vajillas,sillas, y hasta los principios básicos para hacer escobas autómatas, con laadvertencia de vigilarlas para que no te inundasen la casa. Fueron a almorzar ya Hermione parecía que la autosuficiencia se le fue de paseo: por primera vezen su vida, no había logrado hechizar una silla para que corretease por elrecinto. Ron y Harry sí. El último notaba que lo segundo que se le daba muybien, aparte de Defensa Contra las Artes Oscuras, era hechizar cosas.

 

Y después la primera clase con AbacusAppotus.

Los recibió en la puerta del aula, comocorresponde a un profesor que se respete. Cuando hubo entrado el último alumno,cerró la puerta con un giro de varita, les indicó que permaneciesen de pie yavanzó hasta quedar frente al aula. Vestía otra de sus túnicas extrañas; susojos azules de bebedor empedernido barrieron la clase.

Buenas tardes dijo en tono de caudillomilitar. Todos, por instinto, enderezaron la espalda. Pienso que no necesitopresentación, pero sería romper la tradición de la primera clase. Soy AbacusAppotus y seré vuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Notolero la indisciplina, ni la falta de respeto, ni las llegadas tardes ojustificaciones inverosímiles por vuestro olvido de hacer las tareas escolares.Cualquier duda que presenten, pueden acudir a mí sin reservas. Intentaré hacerlas clases amenas, sólo si ustedes colaboran conmigo. ¿Alguien desea hacer comentarios,declaraciones o recomendaciones?

Silencio absoluto. Una mosca le pidiópermiso a Harry para zumbarle en el oído.

Bien dijo Appotus al no ver movimiento.Mi objetivo este año es continuar el trabajo de mi antecesor: el profesorSnape. Tengo entendido que tienen que dominar a la perfección los hechizosno-verbales y los no-prohibidos. De los segundos solo tomaremos notas.Comenzaré con una clase evaluativa. Deseo ver cómo quedaron sus habilidadesdespués de las vacaciones.

Todos gritaron como si fuesen uno cuandolas mesas volaron contra las paredes junto con las sillas. Se hizo una brevepausa en la que el profesor miró unos segundos hacia los muebles apilados a suderecha. Harry percibió el rumor de una cola felpuda desaparecer en lassombras. Esperaba que a Lara no le fuera tan mal en el espionaje.

En parejas, por favor pidió Appotus despuésde recordar que daba clases.

Ron enseguida se puso con Harry; Hermioneterminó con Neville, a quien le sonrió, nerviosa.

A la cuenta de tres, se lanzan el primerhechizo no-verbal. OJO, no quiero hechizos aturdidores o los famososhueso-flácido advirtió Appotus sin abandonar su apoyo en la mesa delprofesorUno... dos... ¡tres!

La estancia se llenó de muchachos delozano color rojo. En el peor de los casos, Neville se puso púrpura y Hermionetuvo que llevarlo junto a una silla para que recobrase el aliento. Harry pensócon fuerza: "¡Expelliarmus!", y la varita de Ron saltó de sus manos. Elmuchacho lo miró boquiabierto.

¿Cuándo mejoraste tanto?

Harry se encogió de hombros y se puso enguardia. Appotus, cansado de ver a un puñado de niños estreñidos, se abrió pasohasta llegar al centro.

¿A eso le llaman hechizos no-verbales?espetó. Alzó la varita, todos lo miraban como la polilla a la luz. Prestenatención, muchachos. ¡Esto, son hechizos no-verbales
!

Pronto todo quedó inundado de coloridos resplandorescomo si alguien hubiese destapado una caja de bengalas Weasley, y la clase seconvirtió en un sálvese quien pueda.

Al término, todos salieron con peoraspecto que un pan con moho. Ron y Hermione no se podían creer la mejoría deHarry en hechizos no-verbales. Los tres habían practicado en la casa de Godric,pero el muchacho fue el único que presentó desafío a Appotus en un duelosingular. Por supuesto, el hombre no lo abatió con todos sus conocimientos yhabilidad, pero Harry lo hizo moverse. De improviso, les cruzó un gato negro.Los amigos, como por azar del destino, siguieron al gato hasta llegar a un aulavacía. Protegidos con el hechizo Muffliato y encantamientos que sólo Hermionepodía pronunciar, Lara recuperó su forma humana. Llevaba un uniforme deHogwarts.

 

¿Algo nuevo? preguntó Harry.

Hablé con el fantasma de la madre deAppotus informó. No me confió mucho: fue estudiante modelo de la casa Gryffindor,un chasco, ya que toda su familia siempre quedó en Ravenclaw. Al terminar,trabajó en el Departamento de Misterios, encargado de la clasificación ydestrucción de artilugios de Magia Oscura. Tiene una hija con su ex-esposa,ambas viven en el Caribe. Le he seguido todo el día. Es un hombre inteligente yobservador. Me ha descubierto en un par de ocasiones

Estabas en el aula de Defensa, él te vioapuntó Harry con una mueca.

Así es. No pensé que fuese a apartar losmuebles para impartir su clase. Acerca de que McGonagall posee algo que lepermite vigilar el castillo, es cierto. Tiene un espejo reflectante. Desde allípuede ver cualquier cosa que desee dentro del área del colegio, mas no puedeescuchar lo que se hable. También, temprano en la mañana, McGonagall recibió lavisita del Ministro de Magia. No tuve oportunidad de entrar al despacho. LosAurores no dejan pasar ni a los gatos.

Es obvio que el Ministro venga
querráayudar en la protección de Hogwarts, igual que el año pasado declaró Ron encogiéndose de hombros. Yono me asombraría.

Apuesto a que McGonagall se negó dijoHermione. Zangoloteó la cabeza. Scrimgeour seguro le ofrece a sus bienentrenados Aurores, y ella no estar de acuerdo con tener a magos militaresrespirando en las nucas de los estudiantes. No sirvió de absolutamente nada elaño pasado

Pero, Hermione, ¡yo aceptaría esapropuesta! protestó Ron. Prefiero tener Aurores aquí que

Es por mí dijo Harry con frialdad. Losotros dos se callaron. Lara estaba en silencio desde el final de su reporte.Tanto sigilo, tanta buena intención
si no creen que he perdido la chaveta, esque desean usarme para alguna campaña política, o que en algún momento delocura, quiero apoyar a Voldemort, mortífago en secreto, vine a buscar el arma definitivadel Señor Oscuro para exterminar a la comunidad mágica Ron y Hermione seestremecieron. O por alguna casualidad, saben de la Cámara Secreta y seimaginan lo que hay adentro. Un monstruo. Y yo de alguna forma voy a usarlo,tal y como corrieron los rumores en mi segundo curso. Nada puede descartarse.

Nadie opinó. La realidad a veces superabala ficción. Y a veces, las ideas más estúpidas eran las respuestas a laspreguntas más enrevesadas.

N/A: ¡Hola mis queridos lectores! Primero: estoy pasmada. 886 lecturas y subiendo, 19 usuarios en los favoritos... y ni un comentario sniff, sniff. ¡Vamos, por favor, dejen algo! Así sea una queja porque publique más notas de disculpa que capítulos. ¿Por favooooor? ¿Uno...? ¿Una palabra...? ¿Una sílaba...? ¿Alguien...? Sniff, sniff

Después de aquel pequeño reporte sinnovedades, Lara abandonó el aula por una ventana. Pudo hacerlo como humana, sinembargo, no era común que extrañas vestidas de negro se descolgasen a cincopisos de altura por la ventana de un castillo mágico, por más increíble quesonase la descripción. Así que lo hizo como gata. Con ayuda de sus zarpas, elgrácil equilibrio de su cuerpo felino y sus sentidos aumentados, caminar por elalero, saltar al próximo poyo, escalar un metro y colarse por una nuevaventana, era fácil, para qué mentir. Una vez en los pasillos, no le llevó muchotiempo encontrar de regreso el rastro del profesor Appotus. Por fortuna, estabarecluido en su despacho. Por desgracia, ella se había vuelto descuidada y ahorael hombre había puesto un hechizo de sensibilidad en su habitáculo. En lasprimeras horas de espionaje también descubrió otro detalle en su contra: elhombre era alérgico a los pelos de animales. No debería hacerle mucha graciaque la gata de Potter tuviese fascinación con él, sobre todo si ledesencadenaba un ataque de estornudos mocosos y malestar.

 

Lara se deslizó bajo la mesa del profesorcuando la puerta del despacho se abrió. Appotus se acercó al escritorio, veíasus zapatos lustrosos y los pliegues de su caprichoso gusto para vestir.Revolvió pergaminos, murmuró ensimismado. De forma predecible, estornudó. Sesonó la nariz y carraspeó.

Maldita alergia masculló, enfadado. Esel tercer pañuelo hoy
¿dónde estaba
? ¡Achís! Me cago en
puto moco
altercer estornudo, Lara escuchó palabras que no sabía que existieran. Creo quevoy a limpiar de nue
¡achís!

Se movió rauda: su cuerpo elástico pasópor el resquicio de la parte trasera del escritorio, corrió en zig-zag porentre los pupitres y alcanzó la salida justo cuando Appotus empleaba su varitapara arrinconar los muebles y convocar una oleada de agua generosa para limpiarel recinto de pelo animal.

Lara se ocultó tras una gárgola y sedispuso a esperar a que el profesor terminase, pero la llegada de McGonagall juntoa un hombre y una mujer con ropas de encargados de mantenimiento, la puso enalerta. La directora estaba a todas luces disgustada. No miraba a susacompañantes, cuyos genes no debían conocer la teoría de la evolución y serdescendientes directos de gorilas; él, de poderosa mandíbula cuadrada y ojosperspicaces, ella, dura como un bloque de mármol. Lara detectó que bajo sustúnicas de obreros, ondeaba algo azul oscuro. Uniformes. Aurores. Permanecióoculta en las sombras cuando la directora llamó a la puerta del aula. Segundosdespués, Appotus se asomaba con el ceño fruncido y la nariz roja. Vio queMcGonagall se abstuvo de olerle el aliento.

Profesor saludó ella con frialdad, Mintcrosty Lowerpant serán los encargados de

No es necesario, directora dijo Appotus.Se restregó la nariz con fuerza y su aspecto evolucionó al borde del coma alcohólico.Ubíquelos donde le plazca, pero

Sabe que hay nuevas directivasMcGonagall frunció los labios. Ni siquiera usted está exento de ellas
elMinistro de Magia

Estuve en la reunión, señora directora,escuché lo que dijo el Ministro le recordó Appotus con afabilidad. Y decidoque no tendré Aurores en mi pasillo fingiendo reparar nada, ni transfiguradosen estatuas, ni disfrazados de pupitre roto. Encuéntreles una ubicación másútil. Ahora, si me disculpa, debo terminar de limpiar para la próxima clase.

 

¿Se encuentra bien? preguntó McGonagall,preocupada de verdad.

La alergia explicó. Sorbió con fuerza,muchos alumnos tienen mascotas peludas. Traen sus pelos enganchados en lastúnicas, en sus materiales, o esos bicharros deambulan sin medida y yo lidiocomo puedo. Estaré bien, le pediré a Slughorn que me haga una pociónantialérgica y me salvará la vida.

McGonagall lo aprobó con un asentimiento yse llevó a los Aurores que pretendían ser obreros de mantenimiento. Lara semantuvo inmersa en una corta indecisión: vigilaba a Appotus, o seguía aMcGonagall y la recién descubierta invasión de Aurores. No fue difícil: nohabía nada interesante en ver al profesor limpiar, pero sí muy intrigantecuáles serían esas "ubicaciones útiles" en que pudiesen estar los Aurores. Ymás aún: por qué estaban allí realmente y si Harry tenía razón en sus sospechaslocas.

Abandonó el puesto junto a la gárgola y corrióen el punto ciego de McGonagall y los Aurores, con cuidado de esconderse sialguno se volteaba. Los estudiantes no les prestaron atención. A pesar de suscomplexiones gorilonas, los disfraces funcionaban. No era un secreto que laescalera que conducía al cuarto piso tenía la mitad de los escalones evanescentes,varias armaduras te aporreaban en los morros si te acercabas lo suficiente,Peeves les regaló para el inicio del curso un quinto piso inaccesible a causade la pestilencia de bombas fétidas, entre otros problemas usuales que puedanacontecer en un castillo mágico. Así que ver que acudían brigadas de magos demantenimiento era un alivio en el pecho.

Por el camino se encontraron a variosAurores más con disímiles disfraces. Incluso uno que fingió ser armadura ydesafortunadamente, se ubicó junto a una de las que partían morros. Lara no lesperdió ni pie ni pisada, hasta descubrir, con asombro no expresado, que laconducían al baño de Myrtle la Llorona.El fantasma no deambulaba por los retretes esa vez, así que McGonagall, todavíacon los labios muy apretados, le dio instrucciones a los Aurores. Lara,escondida tras el marco de la puerta, escuchó con atención. De esa forma, supomás cosas de las que le hubiese gustado.

Así que rauda se dirigió a la Sala Comúnde Gryffindor. La Dama Gorda no ponía reparo en dejarla pasar, a pesar de quese sabía el maullido para que sonase a "Vellocino". Esperó a Harry, Ron yHermione encima de una mesa, bien visible. En cuanto éstos llegaron ycomprendieron que tenían que hablar, buscaron un lugar vacío disponible. Loencontraron en un armario de escobas. No era cómodo, no estaba tan vacío, perosí era disponible.

¿Algo nuevo? preguntó Ron, ansioso. ¿Yasabes lo que vino a hablar el Ministro con McGonagall?

No sé de qué hablaron, pero sí algunas desus directivas y lo que vino con él dijo Lara. Clavó sus ojos felinos enHarry. Hay una extensa guardia de Aurores en Hogwarts. Están por doquier: comoobjetos, obreros
e incluso, estudiantes.

¿Estudiantes? Hermione se acarició elmentón. ¿Estás segura? Lara asintió. ¿Y dónde están los verdaderos?

Enviados a sus casas con discreción. Nocomunicado ni a profesores ni al resto del alumnado, pero sé que sus lugareslos ocupan Aurores con poción multijugos. Todavía no tengo conocimiento de que vigilancon tanto celo
o lo que deseen escuchar entre el resto de los estudiantes.

Sería tonto preguntarte si conoces susidentidades dijo Harry.

 

Ya lo hiciste. La respuesta es: no. Perotrabajaré para desentrañarlo. Por ahora, no confíen en nadie.

Deberíamos establecer contraseñas para

¡Ningún Auror nos sustituiría a nosotros!exclamó Ron y se quejó al golpearse la cabeza con el filo de una estantería. Santamie
, ¿alguien puede decirme por qué estamos en un armario de escobas
?

Porque a un Auror no se le ocurriríabuscarnos aquí espetó Hermione. Prosiguió con su propuesta; contraseñas paraestar seguros de que nadie nos ha suplantado

No, Hermione, no creo que sea necesariollegar a ese extremo la detuvo Harry. La muchacha ya se creía en medio de unapelícula de espionaje intergubernamental, pienso que es a nosotros a quienesespiarán. No se atreverían a meter la pata de esa forma

Ya basta de creerte el centro, Harry gruñóHermione. Ellos están aquí para

Para algo que aún no sabemos la cortóRon. Y milagrosamente, ella se quedó callada. Puede ser cualquier cosa. Desdelas estupideces que dijo Harry, hasta que se les perdió un zapato en el escalónevanescente del cuarto piso. Lara, ¿algo más?

Harry no se inmutó porque su amigo hubiesetomado el control. Mientras Hermione no volviese a proponer lo de lacontraseña, como si llovían Merlines en el patio. Lara no meditó ni uninstante.

Sí. El baño de Myrtle la Llorona tiene vigilancia. Usanhechizos desilusionadores. Unos muy buenos, comparables a la capa de invisibilidad.Por el momento, Harry, te aconsejo que no vayas de nuevo allí.

Todos guardaron silencio ante las nuevas. Hastaque Hermione, sobresaltada, recordó algo:

Si McGonagall tiene un espejo reflectantedesde donde puede ver todo lo que sucede en la escuela y hay Aurores
uno deellos debe estar atento al espejo
¿acaso no podría preguntarse por qué nosescondemos con una desconocida en un armario de escobas?

Intercambiaron miradas hasta que el pesodel razonamiento les puso los pelos de punta y abandonaron el lugar todos auna. Menos Lara, quien se tomó su tiempo para transformarse en gata. Pero ellatambién corrió. Eso suponía un problema. Había que sabotear el espejo, aunqueno tuviese ni remota idea de cómo hacerlo. Puso patas a la obra.

Acceder a la oficina de la directora porfuera estaba descartado. Quien se acercase a las ventanas era propulsado enreversa. Y la caída, a más de seis pisos de altura, no debía ser agradable.Salvo quedar empalado en algún lugar y quedaba asegurada la muerte rápida. Laúnica forma, era entrar gloriosamente por la puerta principal. Lara primeroescuchó que los Aurores tenían una contraseña especial. Después, en laslavanderías del castillo, hurtó una túnica. Con un hechizo, envejeció susrasgos y camufló otros con maquillaje, como pintarse una cicatriz torcida en lacomisura de la boca. Así pudo acceder al despacho de McGonagall, que antesfuese de Dumbledore.

Encontró lo que esperaba: un enorme espejoirisado ocupaba el centro de la estancia. Frente a él, en un butacón de aspectomuy cómodo, estaba un Auror calvo. Lara echó mano del polvo adormecedor quehabía preparado para deshacerse de los obstáculos, pero decidió noprecipitarse. Siempre existía el hechizo desmemorizante. Se aclaró la gargantay el Auror calvo dio un bote del susto.

 

¡Mierda! ¡Haz ruido al entrar! leespetó. Se levantó y se sacudió la túnica. Has llegado temprano, no esperabarelevo hasta dentro de
consultó un reloj en su muñeca, quince minutos.

Imagino que debes tener el culo de tieso,ya le diré horrores al jefe cuando esta locura termine respondió Lara con vozaguda. Acabo de llegar y ya me mandan aquí. Ve, tómate un respiro, te cubro.

No tuvo que repetirlo. El Auror hizo unpar de ejercicios de estiramiento, suspiró complacido de poder estirar laspiernas y avanzó hacia la salida. Sin embargo, se detuvo. Giró sobre sustalones y escudriñó a Lara.

¿Qué susurra la dama del mediodía? preguntó,desconfiado.

La muchacha no expresó nada. Era incapazde hacerlo. No sabía cómo.

Soyla novia perdida. Muerta por celos y puñal traicionero. Ven, amado, trae elramo, sostén mi vestido, susurra el velo. Tu alma será mía al mediodía.

El calvo la miró unos segundos más hastaformular una sonrisa amarillenta.

Vaya putada sin sentido que nos hicieronaprender, ¿eh? rió, vibrante. Juro por Merlín que se me olvida si no tuvieraque preguntarle a todo el que entra, espero que esto acabe pronto. No meapetece vigilar a un puñado de chiquillos
¡ah, casi lo olvido! Mantén elespejo en Potter y sus amigos. Órdenes del Ministro. No hace mucho estabanescondidos en un armario de limpieza, y conversaban con una muchacha que setransforma en ga

Imperio.

El rostro del hombre se congestionó tantoque podría pensarse que sufría un derrame. Después, se relajó, flácido, casitonto.

¿Por qué hay Aurores mezclados con losestudiantes de Hogwarts?

Él respondió de inmediato, tan monocordecomo ella misma:

Las órdenes son recopilar las habladuríasde los muchachos. Saber si sus padres están involucrados con el Innombrable. Yprestar especial atención a lo que pueda comentarse de Harry Potter.

¿Por cuál motivo? continuó elinterrogatorio, implacable.

No nos han informado. Debemos vigilarlo.Escuchar lo que se pueda de él, acercarnos, movernos a su alrededor.

¿Protegerlo?

No. Vigilarlo. Escuchar. Entregarinformación.

¿Quién está a cargo?

El calvo torció la boca unos instantes.Lara imprimió más influencia a la maldición y destrozó su barrera. La respuestano le gustó:

No sé. Nuestras órdenes son transmitidas através de los pendientes-comunicadores Lara le echó un vistazo a la chapilladorada tallada en un rostro que tenía el hombre en una oreja. Nunca nos encontramoscon nuestro superior.

¿Por qué vigilan el baño de niñas delsegundo piso?

No sabemos. Potter fue visto allí,buscaba algo. Nuestro superior asegura que volverá y si lo hace, debemospermitirle llegar a lo que busca, informar y esperar órdenes.

Obliviate.

El rostro del Auror se relajó al completo.En pleno provecho del bajón de defensa mental, Lara realizó Oclumencia. Quedósatisfecha al ver que el Auror no le había comentado a nadie más, así que borróde su mente todo lo relacionado con lo visto en el espejo. También, porsupuesto, borró lo referente a la pequeña entrevista sostenida. La limpieza fuetan profunda, que el Auror calvo abandonó el despacho balbuceante y algoperdido. Lara se enfrentó al espejo. La superficie estaba dividida en decenasde fragmentos que mostraban diferentes lugares en Hogwarts. El más grande,estaba enfocado en Harry. Aprestó la varita y comenzó a pensar en un buenhechizo confundidor.

 

Ninguno que conozcas, querida.

Se volteó con el corazón retumbándole,aunque no lo expresara. Dumbledore la observaba desde un cuadro. No se habíafijado en que todos los anteriores directores de la escuela estabaninmortalizados en pinturas mágicas. El anciano la observaba repantigado en unbutacón señorial.

No tenemos mucho tiempo le dijo. Apenasdiez minutos, pero será suficiente para que lances el hechizo

¿Por qué me ocultó que mi padre estabavivo? preguntó Lara de repente.

Te ordeno que cumplas mis órdenes sinindagar en nada más le espetó la imagen de Dumbledore. Juraste servirme hastatu muerte. Cúmplelo.

Lara estaba paralizada, en firme, con lavista clavada en el retrato.

Sí, señor. Usted ordena, yo obedezco.

Presta atención cuidadosamente dijoDumbledore, complacido. Alzó su varita. Y repite justo detrás de mí

Como un doppelgänger, Lara lo imitó.Confundió al espejo reflectante en lo referente a las imágenes de Harry, borróde él su propia presencia y después, abandonó el despacho de la directora justoantes de que llegara el relevo. Si en algún momento volvía a estar frente alretrato de Dumbledore, no le preguntaría nada más. Él se lo había ordenado. Ella,debía obedecer.

Harry no evitó asociar el sábado con laHistoria sin Fin. De forma más específica, elcastigo-que-no-era-castigo-pero-era-muy-parecido-a-uno. Nunca pensó quepreparar una clase de Defensa Contra las Artes Oscuras fuese tan tedioso. Y másuna cargada de teoría. Los hechizos prohibidos, extraídos de «Cómo inducirte alas Malas Artes», texto de más de dos mil páginas escrito por un tal EmeraldoPacobletas, quien no tenía nada más qué hacer en su vida, era, sin lugar adudas, una tortura efectiva. Mientras copiaba, Harry tenía el impulso deconfesar
¿qué? Lo que fuese. Incluso que anoche tuvo un revolcón torpe conGinny detrás del tapiz del Unicornio del quinto piso, si con eso se libraba decontinuar preparando la clase del lunes.

No podía quejarse por falta de ayuda, no,el profesor Appotus estuvo atento y le dejó una lista muy clara de lo que debíaextraer. Después, se recluyó en su escritorio a preparar el resto de las clasesde la semana. Situación difícil; Harry no tenía a quien maldecir. El profesorrealizaba la misma tarea agobiante que él. Así que al salir del ambienteclaustrofóbico del despacho del hombre, no podía más que besar la libertad.Andaba con paso enérgico hacia la torre de Gryffindor cuando Ron y Hermione lesalieron al paso con caras de circunstancias. Harry, en una acción mecánica,llevó una mano al bolsillo y tocó el galeón falso. Frío. Como una vulgar monedamágica. Eso lo tenía preocupado también. ¿Qué retrasaría tanto a Colagusano dedarle alguna otra pista del sexto Horcrux? Olvidó el galeón cuando Ron letendía un papel. Encontró letras pulcras con un mensaje desalentador:

« El espejo sigue confundido, pero nodeseo arriesgarme con una reunión secreta, al menos por ahora. Aun no descubroquien controla a los Aurores. Tal y como informó nuestro amigo del espejo, noreciben órdenes directas, sino por pendiente-comunicador. La situación esestable. Cuidado con Dean Thomas. No es quien dice ser. El lunes en el turnolibre, clases de Oclumencia en el Bosque Prohibido. El mensaje se autoquemaráun minuto después de que Harry lo lea.»

 

Leído, hecho. Harry ahogó una exclamacióncuando el pergamino se inflamó en llamas y a los pocos segundos, no era más quecenizas sin la cursilería de ser llevadas por el viento. Harry intercambió unamirada sombría con sus amigos, mas ninguno habló. No había nada para decir másque repetir el mensaje de Lara y hacerlo, no iba a solucionar todos losproblemas e intrigas en los que estaban envueltos.

El domingo fue agitado. Esquivaban a Deancon toda la amabilidad y gracia que eran capaces de reunir, pero el muchachoinsistía en ser más amigo de Harry como nunca en su vida. Incluso Seamus seveía bastante sorprendido. Pero tampoco protestó. La adolescencia era así: hoyazul, mañana verde. O hasta púrpura, si el cambio era brusco. Así que elinfeliz Harry vio todas sus citas con Ginny arruinadas: si no era un «unencargado de mantenimiento», era una silla donde no debía estar, algo que semovía junto a una pared, Dean con ansias de consolidar la amistad con su nuevomejor amigo y una inoportunísima interrupción de Ron. Esto último Harry no losupo clasificar si era casualidad o premeditación. En resumen: domingoarruinado, Harry de mal humor. Mordía más que una gárgola mordedora con hambre.

El lunes les trajo el bullicio habitual deun puñado de adolescentes encerrados en un castillo mágico. Tal distracciónmejoró el ánimo de Harry. Eso, y que tenía libre hasta el almuerzo. Así quecomo todo muchacho en busca de aventuras, caminó junto a su gata negra hastaadentrarse en el Bosque Prohibido. Una vez en un claro relativamente seguro ytranquilo, Lara recuperó su forma humana. Sin decir palabra, lanzó hechizos deprotección que Harry no sabía que existiesen, y eso que convivía con la Hermionepedia.En cuanto Lara terminó, se volteó con la varita en alto.

En guardia le advirtió. Y más rápido delo que le hubiese gustado: ¡Legilimens!

Fue su primera caída de culo. Asítranscurrió una agotadora sesión de veinte minutos. Al inicio fue capaz deaplicar el ejercicio de concentración, después su objetivo cambió: esforzarseen que Lara no viese destellos de su pensamiento. Después, cansado como estaba,lo principal era no volverse a caer de culo. Su huesito había pasado de laalegría a la tristeza. Por suerte después de un breve receso retomó el ritmoinicial y esa vez, ni pensamientos, ni caídas. Durante otro descanso, Laraexpresó su satisfacción por su avance. Aunque su cara, como siempre, no fuesemás expresiva que una piedra de río.

Has mejorado. Supongo que has practicadolos ejercicios mentales.

Sí, todas las noches antes de dormir respondióHarry, sentado en una raíz inmensa. No agregó que se le olvidaba practicar siGinny estaba cerca, y requería su presencia bajo el tapiz del Unicornio en elquinto piso. ¿Puedo hacerte una pregunta?

Adelante.

¿Por qué no me duele la cabeza? la dudalo había carcomido todo ese tiempo. No evitó apretar los dientes al decir: conSnape, no soportaba el dolor. Era
como un cincel clavado en mi cráneo yalguien lo golpeaba con un martillo
no aprendí nada. Pero ahora es diferente.Me siento agotado, pero no duele, ¿por qué?

Aprendías contra tu voluntad con unmaestro que odiabas.

 

Harry se quedó en silencio, observándola.

¿Eso es todo? preguntó, a la espera deuna trampa.

Todo. Es tu culpa que no aprendieses enaquel momento. Vi los destellos de las clases. Snape, a pesar de ser gusanocomo resultó, se esforzó porque aprendieses. Tú mismo te bloqueaste a ese conocimiento.Ahora, de nada vale lamentarse.

Harry decidió no volver a exigir argumentopara ninguna otra pregunta enrevesada. Lara agitó la varita de un extraño modoy le apuntó.

Se terminó el descanso. En guardia.

¡Pero si acabo de sentarme! protestó elmuchacho.

Mis métodos para levantarte de esa raízte van a gustar mucho menos que los de Oclumencia.

Harry por milagro divino, se levantó. Seenfrentaron con las varitas, pero un sonido entre la espesura los congeló ensus posiciones. Después de varios minutos de tensión, Lara se acercó al bordedel claro y oteó como lo hubiese hecho un gato. Sin decir nada, adoptó su formaanimaga. Harry sintió como todos los hechizos protectores se desvanecían a sualrededor. No perdió tiempo y corrió hacia donde sabía, estaba la cabaña deHagrid. La mala suerte vino con forma de Auror (los oficiales que custodiabanlas puertas del castillo). Dos ejemplares no-tan-frescos lo detuvieron cuandocasi alcanzaba la cabaña. Por sus rostros sudorosos, desfallecimiento por faltade merienda y actitud hosca, Harry concluyó que lo buscaban desde hacíabastante rato. Quizás desde que se internó en el bosque. La gata se enroscó asus pies y regaló un inocente «miau» a los representantes de la ley. Harry sedio cuenta, tarde, de que no tenía una buena excusa para estar allí.

¡Muchacho! ¿Qué haces en los terrenos?¿No tienes clases? resopló uno de los hombretones.

No soltó, calmado en medida de loposible. Tengo este turno libre.

¿Y qué haces aquí? Es peligroso salir delos terrenos del colegio sin vigilancia le espetó el segundo Auror, conexpresión de estarlo estrangulando en su mente.

Yo

Él estaba conmigo.

Harry casi le da las gracias a Hagrid envoz alta, pero se lo pensó mejor y asintió. El gigante se acercó a él y apoyóuna manaza sobre su hombro.

Buscábamos el rastro de un par decangrejos de fuego que se han escapado de sus corrales, ¡nada peligroso! ¡Se leda bien el rastreo, eh! Venga, Harry, échame una mano para llevar hasta allílas redes de agua y atrapar a esos bichos

Lo palmeó con tanta fuerza que hasta lagata maulló con alarma. Los Aurores intercambiaron una mirada y se retiraron,mas Harry sabía que no iban a estar muy lejos. No habló con Hagrid hasta queambos estuvieron en la cabaña, con una taza de té cada uno y un plato de lechepara la gata.

Estoy preocupado, muchacho rompió elhielo Hagrid. ¿Qué hacías fuera en horario de clases?

Harry suspiró. Repitió la historia común:Appotus lo había dejado exento de asistir a clases ese día, porque le ayudó aprepararla el sábado. Agregó que él estaba en el Bosque porque necesitabapracticar algunos hechizos que no serían bien vistos en el castillo. No queríaque los Aurores lo tomasen por loco. Hagrid, bendito fuese, aceptó sus palabrassin réplica. Harry regresó para almorzar junto a sus amigos. Lara, más conocidacomo «la gata de Potter», o con más simpleza, «esa gata negra», se marchó acontinuar con su espionaje, mientras los amigos, después de llenar las barrigas(y espantar a Dean por quincuagésima vez), se iban a su clase detransformaciones. Por suerte, la clase estuvo movida y cuando salieron, aunreían de lo acontecido.

 

¡No tiene gracia lo que le sucedió aSeamus! dijo Hermione, indignada. Quedar a mitad de la transformación ensilla... ¡Oh, ya dejen de reírse!

Él también se rió cuando en el segundoturno teníamos que transformarnos en animales, y a Ron se le quedaron losbrazos y la cabeza de humano, cuando debía ser un avestruz replicó Harry y secubrió la boca para no reírse de su amigo. O al menos, no lo haría en su cara.Señaló al descuido el brazo del pelirrojo. Tienes otra plumita ahí

Ron gruñó igual a un oso enfadado con unpanal inalcanzable y se arrancó la pluma negra del brazo.

¡Auch! ¿Es que acaso no puede dolermenos?

¡Chicos!

Los tres miraron a Ginny. Harry casi labesa, si no se percata de sus ojos rojos y rostro congestionado.

¿Qué sucedió? preguntó.

La pelirroja agitó la cabeza e hizo ungesto con una mano. Deseaba que la siguieran. Los amigos no hicieron más preguntasy cumplieron su intención. Cuando avanzaban a zancadas por los terrenos delcolegio, Harry detectó cierta mirada de reproche en su novia. Tragó en seco.Estaba en un buen lío. Sin embargo, su futura bronca con Ginny, sería el malmenor. Llegaron a la cabaña de Hagrid y la pelirroja los hizo pasar. Allíencontraron una escena pavorosa.

Lara estaba tendida en un nido deedredones. Llevaba puesto el uniforme de Hogwarts, mas ese era un detalleinsignificante. Lo alarmante, eran sus brazos cubiertos de pelo negro, sedoso,colmillos felinos y orejas de gato que le sobresalían del cabello castaño.Parecía atrapada a mitad de su transformación animaga. Tenía los ojos vidriososclavados en el techo, respiraba con brusquedad antinatural, las manos letemblaban. El gigante, angustiado, la custodiaba. La muchacha no reaccionaba aningún estímulo, así la pinchasen con un alfiler tamaño Hagrid.

Me la encontré en el segundo pisoexplicó Ginny con un hilo de voz. Harry no pudo mirarla a los ojos. Le habíaocultado demasiadas cosas. No quería ver el enfado en su novia. No parece unhechizo
tenía espuma en la boca
se la traje a Hagrid y
y

Se volvió humana terminó el gigante porella. O eso ha intentado hasta ahora. Su transformación parece estar muy mal
Ginny me dijo que era tu aliada, Harry, y comprendo que se mantuviese ocultapero, ¡tendrías que habernos dicho que esa gata que te acompañaba era unaanimaga
!

¿Cuánto
cuánto crees que le queda
?preguntó Hermione con la voz quebrada. Ron le aferró una mano.

Es un veneno extraño
Hagrid se rascó lamelena y zangoloteó la cabeza. No sé. Horas, minutos, segundos
es difícil desaber. Le he dado lo que he podido pero simplemente su estado no varía

Harry no escuchaba nada. En un arranque deimpotencia, dio media vuelta y abandonó la cabaña. Tenía que hallar unantídoto. Tenía que hacerlo. ¿Buscaba a Slughorn o no? Si lo buscaba... pondríaen más peligro a Lara. Se detuvo jadeante en medio de los terrenos de Hogwarts.¿Qué hacía? ¿Qué demonios hacía? Tomó aliento y se lanzó a correr hacia laspuertas del castillo. No buscaría a Slughorn. Buscaría otra ayuda. De alguienque aunque odiara, era lo necesario en aquellos momentos. Necesitaba alPríncipe Mestizo, bien oculto en la Habitación del Requisito.

 


N/A: ¡Hola a tod@s mis querid@s lectores! Una vez más, practicando los monólogos y la primera persona. Digo y repito y no es matraca mía... 947 lecturas, 21 usuarios en favoritos... ¿y ni un comentario? ¡Vamos! Alguien debe tener ganas de machacarme, aunque sea un poquito... ¿por favor...? ¿Hola...? ¿Alguien...? Santo Horus, me siento tan abandonada...

Oh, si. Si desean agregarme en facebook, búsquenme como Malena Salazar Maciá, ¿datos? Ciudad actual: La Habana, Trabaja como: escritor, estudia en la Universidad de la Habana... y creo que ya. Es que no encontré el camino corto jeje

Harry sabíaque no contaba con mucho tiempo, y si por alguna razón contaba con él, no teníaintenciones de malgastarlo. Si se entretenía, Lara iba a morir. Su meta, eraencontrar el libro del Príncipe Mestizo. Pero había un inconveniente que nopodía pasar por alto bajo ningún concepto: tenía que preparar el antídoto. Yeso no iba a ser nada fácil. Tendría que robarle a Slughorn de alguna forma.Subía en veloz carrera hacia el séptimo piso, en busca de la Habitación delRequisito. Tenía que llegar antes de que a alguien se le ocurrierainterceptarlo. Y eso, fue precisamente lo que sucedió. Luna Lovegood aparecióde la nada, desafiante a todas las leyes físicas y probabilidades (exceptoquizás a la ley de Murphy: si algo puede salir mal, saldrá mal), acompañada deotra niña de cabello rizado color caoba.

¡Harry!exclamó Luna en su tono favorito para decir que las musarañas volvieron aanidar en sus calcetines.

¡No tengotiempo, Luna! intentó pasarles de lado, pero las niñas ocupaban todo elpasillo. Cosa que creía imposible hasta ese momento.

Sólo seráun momento suspiró ella.

Harrydesistió de empujarlas. No sería cortés. Solo si gritaba que detrás había unSnorlack de Cuerno Arrugado, quizás
pero sólo se voltearía Luna. La otra niñavería el engaño.

De verdadno tengo tiempo para charlar... explicó con prisa. Tengo que resolver unasunto y...

Ella esMigdalia Crossword dijo Luna con un parpadeo curioso e hizo un gesto hacia lachica que la acompañaba. Quería conocerte, así que la llevaba a la Torre deGryffindor, o a la biblioteca, o a cualquier lugar donde pudieses estar,¿sabías que Hogwarts es inmenso
?

Hola, Harrydijo Migdalia con una sonrisa, obviando la perorata ensoñadora de Luna acercade cuantos nargles caben en un pasillo secreto de la escuela. Luna me hahablado tan bien de ti que
lo siento, ¡no pude resistirme a conocerte! Claro,también me habló de tus amigos
escucha, si tienes problemas en alguna tarea,sólo dime. Me sé de memoria los libros de séptimo curso anunció con orgullo.

Harry pensóen responderle que ya tenía una Hermionepedia portátil, pero se lo pensó mejory decidió salirse por la tangente educada:

Sí,gracias, ya te avisaré, pero ahora debo irme, ¡adiós, Luna! Adiós
er
"Minalia"

Luna murmuróun ensoñador "tienes un nido de nargles en el pelo" y Harry lo tomócomo la despedida perfecta. Agitó una mano y retomó su carrera hacia el séptimopiso, al cual llegó tan rápido que temió haberse Aparecido. Fue sinaliento hacia la pared limpia después del cuadro de los Trolls danzantes. Tomóaire y caminó despacio frente a ese tramo de pared con los ojos cerrados.

 

Necesito ellugar donde escondí el libro del Príncipe Mestizo... por favor, necesito ellugar donde escondí el libro del Príncipe Mestizo; casirezaba en su mente.

Se detuvoansioso después de su tercera vuelta y la pared seguía tan sólida como siempre.

¡No mehagas esto! le suplicó a la pared. ¡Lo necesito de nuevo!

Se agarró lacabeza con las manos y ralentizó las veces que pasaba por el mismo lugar.Comenzó a pensar con todas sus fuerzas nuevamente: ¡muéstrame el lugar dondeescondí el Libro del Príncipe Mestizo!

Se detuvo alescuchar un chasquido. Se dio vuelta con el corazón en la boca. Al fin. Unapuerta aparecida de la nada. Se precipitó adentro y cerró de un portazo, sinsospechar de alguien que se había acercado corriendo desde el final delpasillo, como si temiera que la puerta se desapareciera. A Harry le entró unaalegría desbordante reconocer el lugar: una amplia habitación del tamaño de unacatedral, con ventanas abiertas que dejaban entrar la luz, posada sutilmentesobre montañas de viejas y antiguas posesiones. Sin perder tiempo echó a correrpor entre las cosas. Dos Frisbees rotos zumbaron vagamente hacia él con laintención de mordisquearle las orejas, pero él los espantó con ademanesexasperados mientras pasaba por encima de varias montañas de pergamino viejo ygarabateado con lo que parecían ser exámenes de una época bien remota.

¡Sí! jadeóél con entusiasmo cuando pasó un Troll relleno. Torció a la derecha. ¡Sí, lorecuerdo! ¡Es por aquí!

Se detuvo.

A variosmetros de él se hallaba una alacena corroída por algún ácido. Estaba coronadapor el busto resquebrajado de un brujo feo y viejo, con una polvorienta peluca,y tocado con una tiara descolorida. El corazón de Harry latía con una rapidezalarmante. Casi se le escapaba del pecho. En un impulso corrió hacia el mueble.No le importó cuando su desesperación hizo que el busto se tambaleara, cayerasobre la alacena, y la peluca con la tiara le cayera en la cabeza. Apartó de unmanotazo la jaula con el cadáver de cinco piernas y sacó un libro muy viejo ymaltratado, que proclamaba con letras cuarteadas: "Fabricación dePociones Avanzadas". Enseguida miró la letra pequeña que había en laparte baja posterior del libro: "Este libro es propiedad del PríncipeMestizo".

¡Hey!¿Quién eres
? ¡Date la vuelta y no intentes nada!

Harry sequedó encorvado. Su cabeza oculta dentro de la penumbra de la alacena, con ellibro contra el pecho. El sol iluminaba sutilmente los mechones de la pelucapolvorienta que le había caído en la cabeza, y que en cierta forma, ocultaba suidentidad.

¡Dije quete dieras vuelta!

Ni soñaraque iba a hacerlo. Se volteó con la varita en alto y un haz de luz roja impactóal Auror que lo cuestionaba. Éste cayó inerte contra un librero. Harry no sedetuvo a preocuparse. Se quitó la peluca de la cabeza y sin soltar el libro,corrió por entre el laberinto de baratijas y objetos olvidados. Que el hombrese las arreglase como pudiese. Salió de la Habitación del Requisito y sindudarlo siguió su loca carrera, pero esta vez hacia las mazmorras de Pociones.No obstante, no podía invadir ningún aula sin antes saber si el libro conteníalo que buscaba. Se detuvo medio escondido por unos tapices, y abrió el libro enla página de los venenos y sus antídotos. Empezó a leer; sus ojos pasaban vorazmentepor las páginas, por encima de los apuntes que llenaban cada esquina del libro,por cada doblez, cada mancha... necesitaba tiempo, y eso era justamente de loque carecía.

 

Tiene queestar por aquí... Tiene que estar... ¡Tiene que estar por aquí maldita sea!masculló desesperado.

Sus ojos sedetuvieron en una página algo manchada, como si algún líquido se hubiesevolteado sobre ella en el pasado, en una noche tranquila de desvelo y febrilestudio.

"----------CAPITULO IV; VENENOS METAMORFICOS----------

VENENO VIRFERA

Aplicación: usado para descubrir a losmagos que tenían la virtud de transformarse en animales a voluntad (Animagos).Antiguamente se usaba como medio de ejecución de los que no se considerabandignos de estar en determinado recinto mágico, o acusados de pertenecer asociedades secretas y maléficas que atentaban contra el bien de la ComunidadMágica.

Acción: obliga a estar bajo formahumana durante un lapso de tiempo indeterminado al individuo, y si está bajoforma animal, transformarlo a la fuerza en humano.

Síntomas: ojos vidriosos, fiebre alta,convulsiones, estado de shock general, parálisis abdominal y de lasextremidades motoras, no reacciona ante los estímulos, dolor periódico en elpecho y región lumbar, respiración asfixiada, síntomas leves de transformaciónanimaga.

Observaciones: provoca la muerte en elindividuo si no se aplica el antídoto en 5 horas. No admite bezoar, acelera lamuerte. Después de aplicado el antídoto el individuo debe estar en reposoabsoluto durante 72 horas."

Harry nodaba crédito a sus ojos. Había encontrado el veneno con que habían envenenado aLara. Pero... por la descripción del veneno... alguien más en Hogwarts sabía oal menos sospechaba, de que su gata no era lo que aparentaba ser. Y lo peor: nole había agradado saber que en Hogwarts había un animago no registrado, y queayudaba nada menos que a Harry Potter, a él. Y ahora tenía menos de cinco horaspara salvarle la vida a Lara.

Marcó ellibro y se lanzó escaleras abajo hacia las mazmorras. Un veneno tan complicadonecesitaba un antídoto complicado. No admitía bezoar... era algo serio. Quizásquien se lo dio a Lara sabía eso... y prácticamente toda la escuela sabía queel bezoar salvaba de "casi" todos los venenos. Bueno, ahí estaba la excepción.No funcionaba con el veneno Virfera. ¿Quién sería el culpable? ¿Los Aurores?¿El Ministerio de Magia por un motivo desconocido? ¿Voldemort tenía espías enHogwarts? ¿Quién sospechaba que era un animago no-registrado?

Eran tantaspreguntas que le surgían una tras otra en la cabeza que no sabía ni por dondetorcer, por donde bajar, por donde orientarse... simplemente sus pies ibansolos hacia las mazmorras de Pociones, mientras sus manos aferraban con fuerzael libro del Príncipe Mestizo contra su pecho. Al llegar al vestíbulo ya estabacompletamente desfallecido y fatigado. No podía más. Trastrabilló y cayó agatas. Le dolía el pecho y los costados. Las piernas le palpitabanhorrorosamente, como protestando de forma silenciosa y pidiendo un merecidodescanso.

 

¡Oh, Harry!

Luna (debíaser pariente de Murphy; si algo parece que va bien, es obvio que se ha pasadoalgo por alto) se agachó a su lado y le palmeó un poco la espalda.

Agua...jadeó él.

Luna sacó unpedazo de pergamino del bolso e hizo un vaso rústico.

Aguamentiel recipiente enseguida se llenó de líquido. Bebe, Harry.

Lo aceptócon desespero. El agua chorreó por su mentón, corrió por el cuello, y mojó elcuello de su uniforme.

Luna... nole digas a nadie... la hizo prometer. No le digas a nadie que me visteaquí... ni siquiera a Migdalia...

Está bien,no diré nada dijo ella con un parpadeo curioso. Todos tenemos nuestrossecretos, si lo digo, ya no será secreto, ¿cierto?

Sí, enefecto
es así Harry se levantó con ayuda de la muchacha y le regaló unasonrisa a pesar de sus circunstancias personales. Eres buena amiga, Luna.

Tú tambiénretribuyó.

Harry hizoun gesto de despedida y se precipitó hacia las mazmorras de Pociones. Fuedirecto al aula.

¡Alohomora!susurró al golpear con su varita la puerta y ésta se abrió limpiamente. Entrósin cuidado y casi la tiró al cerrarla. ¡Colloportus!

Dejó ellibro abierto en el pupitre más cercano al armario de ingredientes y lorevolvió, llenándose los brazos con lo indicado en el libro del PríncipeMestizo. Se cercioró de tenerlo todo y buscó uno de los calderos que estabanapilados en una esquina de la clase. Enseguida lo puso al fuego y comenzó apreparar el antídoto, siguiendo, paso por paso, las instrucciones del Príncipe.La cocción duraba dos horas... más una que había perdido... ya eran tres.Esperaba que nada lo detuviera. Pero al parecer, Murphy estaba empecinado enfastidiarle el día con sus leyes (los problemas nacen, crecen, se multiplican ypermanecen.) El sonido de una manigueta accionada hizo que su corazón olvidaseun latido. Se incorporó con lentitud para posicionarse frente a la puerta,dispuesto a defender su caldero de antídoto.

Qué raro,la dejé abierta dijo la voz de Slughorn del otro lado. ¿Estará atascada?

Y de verdadnecesito esa poción para el dolor de cabeza, Horace respondió la voz deAppotus. La maldita alergia se me ha ido de las manos

Pensé quetomabas los antialérgicos que te preparé.

Lo hago,pero a veces los pelos de animales son directamente proporcionales a la acciónde las pociones. O algo así.

A Harry sele erizaron los pelos de la nuca. Si entraban y lo atrapaban... sería el fin deLara... y el suyo propio.

¡WingardiumLeviosa! pensó con fuerza a la vez que movía su varita contra una hileracompleta de pupitres.

Enseguidatodos los muebles bloquearon la puerta en un inusual silencio.

¡Alohomora!escuchó decir a Slughorn.

La puertadio un "clic", pero cuando la fueron a empujar, no se abrió.

Umm, pareceque realmente está atascadadijo Slughorn, preocupado.

Ah,descuida. Yo me encargo.

Harry apuntócon su varita y no evitó pensar que, después de todo, Murphy era un genio: sise intuye que existen cuatro posibilidades de que una gestión vaya mal y seevitan, al momento aparecerá espontáneamente una quinta posibilidad que lo jodatodo.

 

¡Espera,Abacus! No creo que tengas intenciones de volar todo en pedazos, ¿o sí?preguntó Slughorn con temor creciente en la voz.

Olvida lapoción para el dolor de cabeza suspiró Appotus. Tu aula no puede quedarseasí
Ahora apártate, Horace.

Harry loescuchó blasfemar parte de un hechizo.

¡Espera,Abacus! Acabo de recordar que tengo poción para el dolor de cabeza en midespacho. Después me ocupo de desatascar la puerta.

Harry nosupo si bailar, cantar o lanzar fuegos artificiales, o todo a la vez.

Oh
entonces, vamos a tu despacho aceptó Appotus y estornudó.

Harry seacercó a la puerta. No fue hasta que escuchó apagarse los pasos de los dosprofesores que desbloqueó la puerta. Necesitaba la capa invisible. Miró elantídoto borboteando. De todas formas debía pasar una hora. Escondió el librodel Príncipe Mestizo debajo de un pupitre y salió del aula mirando a amboslados con cautela. Corrió no, voló hacia la torre de Gryffindor y casi lesusurra la contraseña a la Dama Gorda, que arqueó una ceja viendo lo agitado ysudoroso que estaba. No se detuvo a hablar ni a saludar a nadie. Subió a suhabitación y entró como una exaltación. Pero cuando se dio vuelta el corazóncasi se le escapa por la boca cuando Hermione se levantó de un salto de sucama.

¿Dóndeestabas, Harry? le preguntó. Tenía los ojos rojos. ¡Lara cada vez está peor!

No le denningún bezoar advirtió y abrió su baúl para comenzar a registrar en él.

¿Por qué?

Encontré ellibro del Príncipe Mestizo... dijo Harry sin dejar de revolver la ropa.Hermione puso mala cara, así que se apresuró en agregar: ¡allí está lasalvación de Lara! ¡Allí está el veneno! Ahora preparo el antídoto... Hermione,alguien sospecha de que "Vesper" no es lo que aparenta... ¡Sino unaanimaga no registrada!

¡No! dijoella con debilidad. ¿Quién le habrá hecho algo tan horrible?

Eso es loque me gustaría saber masculló Harry. Encontró su capa invisible y sintióparte de la batalla ganada. Hermione, por favor, organízame de regreso elbaúl... voy a terminar el antídoto...

Voycontigo.

No, mejorvoy solo. El libro está siendo de mucha ayuda. Me duele admitirlo... pero elPríncipe Mestizo, ahora, es un amigo, si le salva la vida a Lara.

No lo digopor el libro... dijo Hermione con premura, aunque con cierto tono de reprochepor ser reemplazada. Lo digo porque necesitas a... a alguien que vigile ydetenga a todo el que quiera acercarse a donde tienes el antídoto.

Harry lopensó unos segundos para aprobar la idea con un asentimiento. Con la malasuerte del día, necesitaba a alguien que le cuidase las espaldas. Salieron dela sala común y apresuraron los pies camino a las mazmorras.

Luna mepresentó a una chica hoy
Harry miró alrededor con disimulo para constatar queestaban solos. O al menos, lo más solos posible en un pasillo con tránsito deotros estudiantes. Creo que es uno de los Aurores disfrazados Hermione arqueóuna ceja a modo de interrogatorio silencioso. Tenía demasiado interés enconocerme y
oh, santo Merlín, allí está

Ambos sedetuvieron o casi topaban de bruces contra Migdalia Crossword. La muchacha lesregaló una sonrisa de dientecitos blancos. Era aterrador.

Oh, Harry, te buscaba, ¿podrías ayudarme enPociones? disparó sin pensarlo siquiera. Sé que no nos conocemos muy bien,pero quizás podemos ser amigos y... ¿Qué tienes ahí?

 

Harry nosupo qué contestar. Eran demasiadas preguntas y sugerencias para él en dossegundos.

Es queHarry tiene prisa. Va a ver a su novia, Ginny Weasley se adelantó Hermione entono solemne. Lo ayudaba a preparar una sorpresa para ella. Es eso que tieneahí. Y desgraciadamente no puede ayudarte. Pero... ¿Quién eres?

Ella esMigdalia Crossword. Migdalia, ella es Hermione Granger. Una muy buena amigapresentó Harry. Pero pensé que no necesitarías ayuda, Migdalia. Si dices quete sabes todos los libros de séptimo de memoria

Hermione dioun respingo y la otra muchacha esbozó una sonrisa modosa.

Oh

queme los sepa no significa que sea buena en algo

Hermionepareció sobreponerse al encuentro con una humanipedia rival y lució encantadoracuando dijo:

Harryquizás tenga otras cosas que hacer, pero yo no, así que te puedo ayudar, ¿vamosa la biblioteca?

Migdaliaasintió de mala gana y siguió a Hermione hacia el recinto sagrado de lossabelotodo insufribles. Harry no lo lamentó, y en la primera aula entreabiertaque encontró se puso la capa encima. Al pasar por el vestíbulo miró en undescuido un enorme reloj antiguo. La poción estaba casi al cumplir el plazo dela hora de borboteo. Y eso significaba agregarle más ingredientes. Siguió lasrestantes indicaciones del libro del Príncipe y cuando del caldero emergió unabocanada de un vapor morado intenso, se relajó. El antídoto ya estabaterminado.

Harry selevantó de un salto, tomó un frasco vacío del armario de los ingredientes y lollenó hasta el tope. Lo tapó con un corcho y se aseguró de limpiar el caldero yponerlo en su lugar. Recogió todo lo mejor que pudo, aferró el libro delPríncipe Mestizo con una mano, se echó la capa encima y salió del aula dePociones. Caminaba con rapidez a pesar de que estaba muy cansado; ya comenzabaa anochecer. Llegó a la cabaña restaurada de Hagrid, que tenía todas lascortinas corridas y podía vislumbrarse una débil luz titilante en su interior.Tocó a la puerta un par de veces. Se escuchó un traqueteo, luego silencio.

¿Quién es?preguntó la voz del gigante.

Es Harry,¡traigo el antídoto!

La puerta seabrió y la colosal figura de Hagrid le bloqueó el paso. Parecía pensar que erauna broma porque allí, en apariencias, no había nadie.

Estoyinvisible susurró Harry. Déjame entrar.

Hagrid seapartó y Harry se quitó la capa invisible. Se acercó a zancadas a la cama dondeestaba Lara, con orejas gatunas, las manos crispadas y los ojos vidriosos yrespiración asfixiada. Ginny, Ron y Hermione se apartaron la verlo con labotella de líquido lila.

Ayúdame,Ron, incorpórala.

Ron sentó aLara con cuidado, y Harry apoyó el borde de la botellita en los labios de lamuchacha. Le echó un chorro de antídoto y la chica empezó a toser con lo queHarry le tapó la boca para que no botara nada. Cuando pareció tragar, las manosse le relajaron y sus ojos quedaron más vivos. Harry vertió en su boca lo quefaltaba de antídoto y ella quedó unos segundos paralizada. Luego, cerró losojos con suavidad mientras las orejas de gato quedaban mustias.

De repenteemitió un bufido ronco y alzó las orejas. Harry y Ron la soltaron a un tiempocuando la chica ya despierta, los intentó despedazarlos con sus uñas. Sus ojosno eran normales; tenían la pupila rasgada y mostraba los dientes como una gatafuriosa. En medio del caos, Hagrid saltó sobre ella y la aplastó contra lacama. Lara siseó, rebufó y se revolvió con fiereza, hasta que emitió un débilronroneo y las pupilas se le dilataron. Las orejas gatunas desaparecieron, dejóde ofrecer resistencia a la fuerza de Hagrid y a los instantes siguientes sedesmadejaba en la cama sin síntoma alguno de transformación. Nadie se movió,por miedo a perturbar a la muchacha. Pero como después de algunos minutos ellano mostró cambios, pudieron acercarse. Ginny se inclinó a observarla conpreocupación.

 

¿Está bien?susurró a Hagrid. ¿No la habrás golpeado
?

¡No! seofendió el gigante. Imposible, sólo sostuve sus brazos y
respira, no sequeja, es lo más importante.

Si estáinconsciente, no se puede quejar apuntó Ron con una mueca. Hermione le dio un codazo.¡Ya, bien, bien, ella parece haber sobrevivido!

Lara debeestar tres días en reposo absoluto explicó Harry en voz baja. Necesita unlugar seguro para esconderse
Hagrid... si se pudiera quedar aquí...

No hayproblema aceptó Hagrid incondicional.

¡Estádespertando! exclamó Ginny al agacharse junto a la doliente.

Todos seacercaron cuando Lara entreabrió los ojos.

¿Quién fue,Lara? le preguntó Harry, agitado. Dinos quien fue

Laraentreabrió la boca. Pero el intento de articular palabras quedó transformado enuna mueca de dolor y se agarró el estómago.

No laatormentes, Harry lo reprendió Hermione. No está bien...

A-A-Abacus...Appotus.

Todosmiraron a Lara, estupefactos.

¿Q-Qué?murmuró Harry.

¿DijoAppotus? dijo Ron, anonadado.

Pero cuandoregresaron la atención a Lara, ella parecía dormir profundamente.

N/A: ¡Saquéun respiro! Así que les traigo el próximo capítulo, a pesar de que nunca medicen nada, sniff, sniff. Voy a intentar tener el siguiente para el próximo lunes!Espero...

Abacus Appotus provocaba en Harry elefecto de un fósforo encendido en un almacén de dinamita. ¿Cómo demonios esehombre pudo envenenar a Lara? ¿Con qué razón? ¿Con qué excusa? Ron también seveía tan molesto como Harry. La única que parecía mantener los estribos conAppotus era Hermione.

Si ponen esas caras, van a alarmar alprofesor les había susurrado ese martes durante la cena. En el desayuno lomiraban como si quisieran que lo partiera un rayo.

No sería mala idea gruñó Harry y parareafirmar su posición, clavó el tenedor en un muslo de pollo cercano. ¡Intentómatarla! Y no sabemos por qué quiso hacerlo
y además, tengo a la tal Migdaliatodo el día sobre mí. ¿Pueden decirme como la espanto? Si le pides que te digami horario, creo que puede cumplir peticiones de cantarlo o recitarlo

¿Quién es el cantante?

Los amigos miraron cómo Ginny se deslizabajunto a ellos. Si alguien era medio felino, debía ser ella, concluyó Harry.

Es la Migdalia de Ravenclaw informó Ron,porque para su ligero disgusto, Harry y Ginny tenían las bocas ocupadas ydebían hacer gala de buena educación: no hablar mientras se masticaba.Persigue a Harry hasta en el baño, no sabemos cómo librarnos de ella

Yo me encargo musitó la pelirroja yaunque sostenía el cuchillo de la mantequilla, parecía la novia de Chucky.

 

Fue más sano cambiar de tema y la tarearecayó en Ron.

Cuando terminemos, ¿iremos a ver a La
?

¡Ron! lo reprendió Hermione. Iremos aver a Hagrid, ¡Hagrid! Y
y ver si está mejor

¿Quién está mejor?

Luna se había acercado desde la mesa deRavenclaw con su aspecto ensoñador. Y por supuesto, acompañada de quien sehabía vuelto su siamesa: Migdalia. Harry casi convulsiona.

Es... es un hipogrifo de los que cuidaHagrid inventó Hermione. Se hirió con unas espinas, y Hagrid lo estabacurando.

Ah. No lo sabía dijo Luna, en ese tonoque se adopta para decir que una nube rosada es preciosa.

Discúlpenme, tengo algo que hacer mintióHarry vilmente en cuanto Migdalia abría la boca (sin percatarse de la novia deChucky que le apuntaba con el tenedor) y casi usa la Aparición, si no recuerda que en Hogwarts estaba restringido.

Fue un alivio para él salir a los terrenosdel colegio y tomar una bocanada de aire fresco. Hagrid no había ido a cenar,así que fue con paso ligero hacia la cabaña, contento por poder librar poralgunas horas de Migdalia. Cuando llegó tocó a la puerta de una forma peculiar.Se abrió una rendija y un ojo oscuro se asomó.

¡Harry! exclamó Hagrid. Abrió la puertay de una sola palmadita en la espalda, lo entró en la casa. No sabía quevendrías tan temprano, ¿dónde están los demás?

Ron, Hermione y Ginny vienen después anuncióHarry mientras se alejaba del alcance del brazo del gigante. Otro saludoamistoso como aquel y terminaría donando los pulmones al Mercado Negro y no deforma voluntaria, que constase.

Ya que estás aquí, me voy a cenarcanturreó Hagrid. No la agites mucho. le susurró. Luego señaló con la cabezahacia la enorme cama del fondo.

Hagrid abandonó la cabaña y el muchachofue a reunirse con Lara, quien ya estaba despierta. Intentó sentarse, peroHarry la agarró por los brazos y la obligó a permanecer acostada.

Debes estar en reposo absoluto dos díasmás explicó Harry, sentándose en el borde de la cama. Si tienes hambre puedoconseguir algo para ti. Y para mí, que no cené Lara arqueó una ceja, signouniversal de interrogación. Migdalia o quien sea me estropeó el apetito. ¡Nopuedo quitármela de encima! He sido grosero, la he ignorado
¡no sé qué hacer
!

Sus órdenes son mantenerte vigilado. Norenunciará, ni siquiera con groserías de tu parte. Tendrás que aprender amanejarlo.

Bien bufó Harry. Espero no tener quemanejarlo por demasiado tiempo
¡ah, pidamos la comida! ¡Dobby! llamó al aire.

Hubo un "Crack" y Dobby, el elfo doméstico,apareció de la nada.

¡Harry Potter señor! chilló emocionado.¡Usted me llamó Harry Potter señor y Dobby viene!

Necesito que nos traigas algo de comer pidióHarry antes de que apareciera Hermione y lo acusara de explotación élfica. Parano sentirse tan esclavista, agregó: Disculpa por molestarte

¡Harry Potter no molesta a Dobby! dijoel elfo con una sonrisa amplia.

Desapareció con otro "crack".Permanecieron en silencio unos minutos, hasta que Harry lo rompió.

¿Has logrado saber por qué Appotus teenvenenó?

He guardado reposo hasta este instante,así que no he podido iniciar las averiguaciones. Es una pregunta tonta. Sideseas saber la respuesta, deberías buscarla por ti mismo. Yo me marcho aLondres en cuanto me recupere. Entraré en el Ministerio, descubriré por qué temantienen tan vigilado. También intentaré rastrear a Colagusano o buscar másinformación de los Horcruxes. Te escribiré para saber cuál es el día de visitaa Hogsmeade. Tendré noticias para ese entonces.

 

Harry iba a protestar cuando hubo unsonoro "crack", y Dobby apareció de la nada sujetando una bandeja con lo queparecía ser la mitad de la comida de la cocina.

¡Aquí tiene Harry Potter señor! chillódejando la bandeja en manos de Harry.

Y antes de que pudiesen darle las gracias,volvió a desaparecer con otro ¡Crack!

Acto seguido tocaron a la puerta de lamisma forma en que había tocado Harry minutos antes. El chico se apresuró enabrir y Ron, Hermione y Ginny entraron, todos bajo la capa invisible de Harry.

¡Comida! exclamó Ron cuando vio labandeja encima de la silla.

¡Pero si acabas de comer! se escandalizóHermione.

Sírvete aprobó Harry.

Es un cerdo masculló Ginny, mientras Ronse llenaba la boca de comida extra.

En los días siguientes, además de sufrirlas consecuencias de un Ron afectado por dolor de estómago, Harry aprendió asoportar a Appotus. El profesor, por fortuna, no volvió a hacerle ningúnllamado de atención ni lo sorprendió a deshora deambulando por el castillo(benditos los inventores de las capas invisibles). Eso facilitaba las cosas. Sino se debían ver a menos de un metro de distancia, eran controlable los deseosde lanzarle ácido en los ojos. O echarle veritaserum en sus bebidas y someterloa un interrogatorio. Era en esos momentos cuando Harry lamentaba la partida deLara a Londres. Debió pedirle que aplicara una de sus técnicas-de-súper-espía yle arrancara las palabras de la boca. Se asustó cuando a una semana de lapartida de Lara, a Hermione se le ocurrió la idea y ya casi le robaba aSlughorn la poción cuando la detuvieron. Concluyeron que era mejor olvidar eltema, al menos, hasta que Lara los contactara.

También quedaba el problema de losAurores. Migdalia seguía a Harry. Migdalia era la sombra de Harry. Migdalia,era Harry. A excepción de las ropas y la indiscutible diferencia anatómicaentre el hombre y la mujer, dos de las cuales eran redondas, estaban al niveldel pecho y saltaban a la vista. Incluso la muchacha se tomó el atrevimiento deregalarle un Teddy Bear, de esos quecuando les presionas la barriga te dicen frases de películas de terror como: «nuncate dejaré ir», o «¿estás solo? Vamos a jugar». A veces es preferible que sólodigan: «te asesinaré mientras duermes» o «tengo un cuchillo». Como Harry teníadudas acerca del Teddy y susintenciones, estando él dormido o despierto, lo incineró en la chimenea de lasala común.

Lara los había contactado en dosocasiones. Ninguno de sus mensajes autodestruibles contenía buenas noticias.Todas eran para explicar los sucesos que el Profeta se tragaba con mantequillay reportar que no existían novedades en el Ministerio. Ni siquiera podía saberalgo acerca de la guardia de Aurores de Hogwarts y quien era el misteriosolíder que les transmitía las órdenes con tanto cuidado. Sospechaba que setrataba del mismísimo Ministro de Magia, pero llegar a su despacho sin ser elpropio Ministro o el tipo que cambiaba las toallas, era una misión noimposible, pero sí complicada.

 

Entraba el primer sábado de Octubre cuandoHarry, al bajar somnoliento de los dormitorios, vio a Appotus colgar algo en eltablón de anuncios. Contuvo las ganas de lanzarle un hechizo aprovechando queestaba de espaldas y no tenía ojos en la nuca. En su lugar, se acercó de formainocente.

¿Algo nuevo, señor? la preguntasobresaltó al profesor, cosa que le afeadó sobremanera. Si hubiese sido unhechizo, el hombre caería redondo.

¡Potter! exclamó Appotus con una sonrisa.Harry se preguntaba cómo podía hacerlo. Es la próxima visita a Hogsmeade.

Harry se inclinó para leer.

˜˜˜˜˜FIN DESEMANA EN HOGSMEADE˜˜˜˜˜˜

Próximo fin desemana, sábado 10 de Octubre, visita a Hogsmeade. Se les recuerda a los alumnosde primero a sexto año que deben presentar al jefe de casa las autorizacionesfirmadas por sus padres o sus tutores, sino, no tienen permiso para visitarHogsmeade.

Creo que no necesitas autorización parair a Hogsmeade, Potter comentó Appotus. Ya tienes diecisiete, ¿no? elmuchacho asintió. Por cierto Potter... no había tenido tiempo de comentarte...que hace semanas que no veo a tu gata...

Harry sintió que la sangre le hervía masmantuvo la calma.

Mi gata murió, señor dijo con voz átona.No sé qué le sucedió, pero la encontré muerta en los terrenos del colegio.

Ah. En verdad no sabía dijo Appotus y sucara de realmente sentirlo casi engaña a Harry. Lo lamento.

Y salió de la sala común. Harry hizo ungesto grosero a espaldas del profesor, y subió a su habitación para redactaruna carta con destino a Lara.

º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º

Los arbustos que se alzaban sin cuidadoalrededor de la Casa de los Gritos en Hogsmeade se agitaron, y de ellos surgióLara, ataviada con la capucha negra que Lupin le había enviado en sucumpleaños. Vestía ropas tan oscuras como la capa y botas, que impedían queresbalase en la tierra húmeda a causa de las lloviznas de invierno. No fue fácilinfiltrarse en el Ministerio. Y menos apostarse en el Cuartel General deAurores y descubrir sus planes. En más de una ocasión se topó con RufusScrimgeour, pero por suerte, siempre había un lugar a mano para esconderse ydejar que el Ministro de Magia pasara.

Durante su estadía en Londres intentólocalizar a Colagusano, pero le fue imposible. Debía estar protegido por lospoderes de Lord Voldemort, y por eso no lo encontraba. También intentó entraren contacto con Lupin, pero le fue imposible. A propósito, buscó a Tonks. Labruja estaba totalmente decaída, con el pelo marrón ratón y la mayoría deltiempo tenía los ojos rojos. Después de concertar una cita lejos de oídosMinisteriales, le había confesado que Lupin estaba de vuelta con los hombres-lobos,y que si lo intentaba localizar, sería la desgracia para el brujo. Así que semantuvo al margen. Recibió más mensajes con letras del "Profeta". Todos lahabían salvado de estar en un ataque de mortífagos en lugares específicos. Elúltimo, parecía ser algo importante:

"TEnGo ALgo QUe DEciRTe"

Una mano que le cubrió la boca la arrancóde sus meditaciones. Sin dejarla reaccionar, la arrastraron hacia la maleza. Cuerdasinvisibles se ataron a su cuerpo como vendas. Comprendió: un hechizo anti-desaparición.En cuanto inició una débil maniobra para soltarse, sintió una varita en suespalda y se quedó quieta.

 

Shhh, calla, calla... susurró una vozmasculina en su oído, la misma que había escuchado en el Callejón Diagon cuandohechizaron a Charlie, sólo quiero hablar.

Asintió. Le quitaron la mano de la boca ytomó una bocanada de aire.

¿Remus? preguntó al voltearse. Suinterlocutor se cubría con una capucha raída de color gris sucio. ¿Eres tú?

No tengo tiempo dijo con premura Escuchaatentamente. Estás en algo muy peligroso. El quinto Horcrux es el Brazalete deRowena Ravenclaw. Está en la Cámara de los Secretos, en Hogwarts.

Lo sé.

Entonces, informa y vete. Aléjate de todoesto...

No puedo negó con rotundidad. Fuientrenada para esto. Y tú lo sabes perfectamente. No puedo abandonar a Harry enla búsqueda.

Hubo un gruñido quebrado.

Cuídate mucho susurró él. Siemprevelaré por ti.

¡CRACK!

Lara sintió como las cuerdas invisibles desaparecían.No cuestionó el secretismo de Lupin. Ella misma había sido muy descuidada pordejarse atrapar por él. ¿Y si en su lugar era un mortífago, o un Auror? Nopodía regalarse de esa forma. Escuchó pasos, y voces que susurraban. Lasidentificó sin trabajo alguno. Era hora de olvidar ese fugaz encuentro. Erahora de informar.

¿Estás seguro de que pusiste bien todo?dijo Hermione, temblorosa. ¿Y si el mensaje fue interceptado?

Eres la esperanza personificada. gruñóRon.

Deberían ser más silenciosos.

Harry, Ron, y Hermione se voltearon bruscamente.

Lara abandonó su escondrijo entre arbustosy se acercó a ellos.

Nos alegra ver que estás bien dijoHermione con una sonrisa.

Y yo también me alegro de verlosreplicó, aunque por su cara de pizarra en blanco, podría pensarse todo locontrario. Hay algunas cosas de las que deben saber... en el Ministerio sabende los Horcruxes. Piensan que son tuyos, que regresaste a Hogwarts parabuscarlos. Como saben que hablas parsel, y ya abriste la Cámara de los Secretosuna vez, pusieron guardia en ella para evitar que entres y pongas tus supuestosHorcruxes en otro lugar. Quieren tenerte en la mira. Creen que estás del ladode Voldemort. También, sé quién es el jefe de la guardia de Aurores de Hogwarts

Se los dijo. Las reacciones de asombro orepulsión fueron predecibles, más en Harry.

¿Por qué no lo pensé antes? ¡Era obvio!¡Me seguía todo el tiempo
! Y lo del Ministerio
¡Es una estupidez! exclamógenuinamente alterado. ¿Yo, con Horcruxes? ¡No tiene lógica! Se terminó eljuego, es hora de ir a por el Horcrux de Lord Voldemort y destruirlo. Fuidemasiado tiempo el niño bueno.

Sacó su varita.

Vamos ordenó con los dientes apretados.

Ron, Hermione y Lara lo siguieron.

Harry iba devorado por la furia. Estabalisto para batirse con cuantos Aurores hubieran. Alcanzaron Hogwarts y el grupo,sin dirigirle la palabra a nadie, subieron directo al segundo piso. Al llegar,corrieron por el pasillo y Harry abrió de una patada la puerta del aseo deMyrtle. El movimiento contra una de las paredes disparó su mano con la varitaantes de que pudiese pensarlo.

¡SWWIIIIIINNGGG!

Un Auror Desilusionado se desplomó,mientras otros dos se hacían visibles y eran reducidos por los demás. Se volteóa tiempo de esquivar un hechizo. Migdalia y Dean ya estaban allí. Harry bajó lacabeza antes de que el hechizo le pegara en la frente, pero mientras seinclinaba, le apuntó con su varita a la chica haciendo surgir de ella un haz deluz roja, el cual ella esquivó con dificultad.

 

¿Ahora quién es el asustado, uh? gritóHarry al hacer brillar su varita como una espada.

Un chorro de luz roja le cruzó muy cercadel estómago y Harry trastrabilló atrás. En cuanto se detuvo, descubrió que ala fiesta había llegado un invitado sorpresa. El profesor Appotus le sonreíacasi con flojera.

Finalmente te arrastras fuera de lamadriguera, ¿eh, Potter? ¡Atúrdanlo!

Los Aurores no pudieron cumplir la orden,porque Ron y Hermione avanzaron para proteger a su amigo con un espectáculo dehechizos no verbales que podría hacerle pasar apuros hasta al más ducho.

¡Appotus es mío! reclamó Lara.

Harry no pudo quitarle la batalla, porqueMigdalia regresó más furiosa que antes, dispuesta a continuar el duelo.

¡Ah! ¡Así que no estabas muerta! dijoAppotus con indiferencia, sin dejar de apuntarle con su varita. No fue fácildescubrirte, pero no pensé que fueras tan idiota tomarte esa leche envenenada.

La respuesta de la muchacha fue un hechizoatronador que impactó al hombre para lanzarlo contra los lavabos. Uno de elloscedió con un ¡CRASH!, y Appotus casi queda cortado al medio a causa de laporcelana rota.

Puta de arrabal siseó Appotus.

Lara hizo una pirueta para esquivar unhechizo. El próximo lo evitó con un medio giro y en un par de pasos, el hombreestaba a su alcance. O al de sus botas. El profesor ahogó un grito cuando ellale pateaba la cara y después, el estómago. El hombre quedó contraído,intentando tomar un poco del aire que le habían sacado. La nariz le sangraba yse entreveía un hueco en su dentadura.

El jefe de la guardia de Aurores deHogwarts no es tan resistente como pensé comentó Lara. Ladeó la cabeza. Porsupuesto. Tonta de mí. Eres humano a fin de cuentas. Y hombre. Ahora mismo, meviene un punto débil a la mente

Le hundió el tacón de la bota en laentrepierna y Appotus lanzó un aullido inarticulado antes de encogerse sobre símismo, tembloroso.

¡SECTUMSEMPRA! bramó Harry en medio delcaos.

Migdalia cayó gritando de dolor cuando ensu pierna surgió una herida. Harry se volteó hacia el lavabo con la serpientegrabada en el grifo y alzó una mano. Se concentró.

¡Ábrete! ordenó en un susurro desmayado.

Pero de su boca no salieron palabras, sinoun siseo sutil. Habló en parsel; la lengua de las serpientes. El grifo comenzóa girar con una luz blanca y se apartó dejando ver una tubería ancha.

¡VAMOS! ordenó.

Ron le pegó un puñetazo a Dean y corriódetrás de Harry, halando a Hermione por un brazo. Lara fue la primera en saltarpor la tubería. Detrás de ella fueron Ron y Hermione. Harry saltó de último.

¡Ciérrate! siseó hacia arriba.

El círculo de luz se cerró de formapaulatina y todo quedó oscuro, mientras él se deslizaba como en un tobogán porla cañería.


N/A: Tarde, ¡pero seguro! ¿Hola...? ¿Alguien...? ¿Comentarios...? ¿Por favor...? Sniff, sniff.

N/A: Este capítulo se ha quedado básicamente igual al original. No había mucha trama por cambiar: o buscaban el Horcrux, o lo buscaban. Sólo lo espulgué un poquito XD.

 


El viento agitaba el rebelde pelo deHarry, mientras se deslizaba por la ancha tubería. Escuchaba el débil grititode Hermione detrás de él, Ron la acompañaba en su cántico continuado, veía aLara a poca distancia de él. Finalmente la tubería se ensanchó y lo impulsóhacia el suelo. Cayó de pie pero el equilibrio no quiso hacerle las cosasfáciles, así que a los segundos siguientes se iba de bruces.

¿Estás bien, Harry?

Enfocó la cara de Ron, que estaba muypálido.

Sí, estoy bien dijo sacudiéndose latúnica de Hogwarts.

¿Y si los Aurores nos siguen? preguntóHermione asomándose por la tubería por donde habían bajado.

Imposible. Sellé la Cámara para que nopudieran entrar dijo Harry. Sacudió la varita. ¡Lumos!

La luz titilante facilitó la visibilidad. Fuemejor cuando tres lucecitas más se le unieron.

Harry, la otra vez dejaste la Cámaraabierta y pudimos salir dijo Ron, vacilante. Pero ahora la cerraste. ¿En lavisión que te mostró el Horcrux... también te mostró otra salida?

Harry se tragó todo sentimiento aexpresar.

¡Vamos! dijo con voz autoritaria. ¡Espor aquí!

Los demás lo siguieron en silencio, hastaque llegaron a la zona del antiguo derrumbe, con piedras apartadas en unaesquina.

Aquí fue cuando ese inútil de Lockhartperdió la memoria masculló Ron, entrando detrás de las chicas por el agujeroen las rocas. Al menos mi varita remendada hizo algo más que pitar.

Harry sonrió con levedad, pasando detrásde su amigo.

¡Harry! exclamó la voz de Hermione desdemuy adelante, después de varios minutos de avanzar por el sinuoso camino. ¡Aquíhay una figura extraña con dos serpientes!

Harry apresuró el paso y Ron lo imitó. Enefecto. Delante de él había una gruesa pared en la que estaban talladas lasfiguras de dos serpientes enlazadas, con grandes y bri­llantes esmeraldas enlos ojos. Era la entrada a la Cámara de los Secretos, construida por SalazarSlytherin. Lara y Hermione lo miraron, como esperando que Harry hiciera algo.

Escalofriante murmuró Ron al ver lasserpientes enlazadas.

Harry se aclaró la garganta. Tenía quelograr que cobraran vida ante sus ojos. Tenía que verlas vivas. Ladeó lacabeza... y le pareció que una de las serpientes bajo la luz titilante de lavarita de Lara le guiñaba un ojo esmeralda.

¡Ábrete! ordenó en un silbido desmayado.

La pared tembló. Las serpientes sesepararon cuando el muro se dividió en dos y las dos mitades se deslizaron alos lados hasta quedar ocultas. Tomó aire y avanzó confiado. Los demás losiguieron. Ron miró aprehensivo las altísimas columnas con serpientes talladas,que se alzaban para sostener un techo que se perdía en la oscuridad. Reinabauna penumbra verdosa. Había un silencio mortal. Un silencio inquietante. Unsilencio que daba escalofríos.

El débil grito de Hermione alertó a Harryque enseguida buscó con la vista.

¿Qué viste, Hermione? preguntó conurgencia.

A-Allí... gimió ella cubriéndose losojos con las manos.

Harry miró hacia donde señalaba Hermione.Un cuerpo negro, putrefacto, estaba desplomado escondido por las columnas y sussombras. Aunque parte de él se podía ver perfectamente desde el extremo delsalón por donde habían entrado. Era grueso como el tronco de un roble, largo yserpenteante. De su enorme boca abierta sobresalían mortales y grandescolmillos como sables, afilados y llenos de veneno. Era una serpiente inmensa. Muerta.Y estaba ciega. Ahora todos repararon en el olor a podrido reinante.

 

Es el Basilisco dijo Harry cubriéndosela nariz con una mano a medida que se acercaba a la bestia muerta.

Todos pasaron en silencio por al lado dela bestia, mirándola con creciente temor y respeto.

Hay que meterse por la boca de Slytherin dijoHarry. Señaló a la descomunal e imponente estatua que estaba al final, adosadaa la pared. Allí me llevó la visión.

La estatua era un mago con una larga barba,que le llegaba casi hasta el final de la túnica de mago, mientras sus pies depiedra se asentaban en el suelo.

¿Y cómo vamos a llegar hasta allá arriba?preguntó Ron con la cabeza descolgada para mirar la estatua. Escalarla seríaun peligro.

Nos levitaremos dijo Harry con decisión.¿Quién es el primero?

Yo.

Harry agitó su varita contra Lara. Lospies de la muchacha despegaron del suelo y comenzó a elevarse.

¡Acércame a la estatua! pidió cuando yallevaba bastante altura.

Harry empujó su varita suavemente, y Larapudo pasar las manos por la piedra. Alcanzó la boca de Salazar Slytherin yentró por ella cuando Harry rompía el hechizo. Lara se asomó y apuntó abajo consu varita. Hermione fue la siguiente. Cuando todos estuvieron arriba, encendieronlas varitas, y empezaron a caminar por el enorme túnel de la boca deSlytherin.

Por aquí salió el basilisco cuando Riddlelo llamó explicó Harry alumbrando con cuidado.

¿Y pudo pasar por ahí? preguntó Ronseñalando al frente.

Topaban con el fin del túnel. O al menoseso parecía. Solo había una abertura rectangular en la pared, pegada al suelo,que permitía pasar a una persona a la vez (Harry pensó que Dudley jamás hubiesepasado por allí) y a gatas.

Ron, por supuesto que el Basilisco nopasó por ahí dijo Hermione. Él debió venir por aquí...

Hermione alumbró una esquina muy oscura yenseguida saltó a la vista una enorme bifurcación, que continuaba su caminohasta perderse en la oscuridad.

Pero es por aquí. La visión me adentrópor aquí dijo Harry. Se agachó hasta entrar por el agujero pequeño. ¡Vamos!¡El Horcrux está del otro lado!

Harry avanzó alumbrando con su varita,gateando todo el tiempo. El nuevo túnel no daba para agacharse y caminarerguido y aunque se pudiera hacer, gatear era mucho más cómodo. Pronto se diocuenta de que él iba limpiando todo el camino. Las telarañas habidas y porhaber se le pegaban en el pelo, en la cara, caminaba sobre un suelo blando,pero pronto se dio cuenta de que era blando a causa de la alfombra de polvo. Jadeabaa causa de la inevitable falta de oxígeno. Lo sofocaba como lo había hecho elestrecho pasillo en la casa de Hepzibah Smith. Finalmente vio luz; escuchaba alos demás arrastrándose trabajosamente detrás de él.

¡Veo luz! jadeó con entusiasmo. ¡Ánimo!¡Ya casi llegamos!

Empezó a moverse con mayor rapidez. Lasgotas de sudor resbalaban por toda su cara, formando surcos en la suciedad. Susgafas estaban empañadas y sucias. Su aliento era agitado y emocionado. Susmanos iban tan atropelladamente que se tuvo que poner la varita en un bolsillodel pantalón para no quebrarla. Hacía calor. Mucho calor allí.

 

Salió a la luz. Gritó cuando el borde dela piedra se rajó completamente y casi caía al fondo de la estancia, llena deun agua putrefacta, donde flotaban cadáveres aparentemente dormidos. Pero éstosse agitaron como carpas cuando los pedazos de piedra cayeron en el aguaprovocando ondas. Inferis.

Se quedó paralizado. Lo único que habíaallí para ponerse en pie era un diminuto alero de al menos veinte centímetros.Y ya él lo había resquebrajado al apoyarse.

¿Qué sucede, Harry? preguntó la voz deRon por detrás de él.

No hagan mucho ruido murmuró Harry,examinando las paredes. Se veían como si al primer ruido brusco se pudiesenvenir abajo. No se muevan. Hay Inferis en el fondo. Y solo podemos salir deuno en uno. Solo hay un alero estrecho para caminar. Retrocedan un poco.

Harry se sentó y se impulsó con las manoshasta quedar sentado en el alero con los pies hacia los Inferis. Aguantó la respiracióncuando arenilla cayó al agua y los Inferis volvieron a agitarse. Se rodó concuidado hasta que quedó sentado en la parte sana a la derecha. Puso un pie concuidado, apoyándose en la pared, y se levantó con el corazón en la boca. Lasmanos le sudaban.

Ron... murmuró Harry sin aliento al veral pelirrojo. Siéntate y córrete despacio. Cuando estés seguro, te levantas.Lara, Hermione, hagan lo mismo que Ron cuando él se haya corrido.

Ron siguió las instrucciones. O eso pensóal no escuchar ningún grito de horror. Mientras sus amigos cruzaban, investigóla nueva estancia. Era un salón circular, con diez estatuas en ampliospedestales por encima del agua de los Inferis. Todas eran idénticas hasta en elmás mínimo detalle: una mujer de rostro bello y sombrero puntiagudo, de largo cabellorizado que le caía hasta media espalda. Llevaba una túnica larga que seestrujaba a sus pies, y las manos alzadas en señal de bienvenida. Con la manoderecha sostenía una varita, y en su izquierda, tenía un deslumbrante brazaletedorado con zafiros y un águila en relieve. Todos los brazaletes eran copiasperfectas de los demás.

Harry se sobresaltó cuando Lara llegaba allado de él, caminando pegada a la pared, con la respiración contenida.

Voldemort es ingenioso murmuró ella conla voz ligeramente temblorosa. Por primera vez, la veía expresar algo. En susojos brillaba el temor. Cada vez protege más sus Horcrux.

¿Entiendes este mecanismo nuevo? lepreguntó Harry casi sin respirar, mientras Ron se incorporaba lentamente allado de Hermione del otro lado del agujero rectangular.

No. Pero se deduce dijo ella. Si tomamosel brazalete incorrecto la estatua a la que pertenece cobrará vida y acabarácon nosotros.

Pe-Pero... podrás Abolir su magia, ¿no?dijo Harry.

En estos casos, prefiero no hacerlo. Nosé lo que suceda.

¡CRASH!

¡RON!

¡PATAPLASH!

Harry sintió un impulso, pero una manopálida como la luna lo empujó por el pecho incrustándolo contra la pared.Segundos después, como en un sueño, vio a Lara sumergirse en el estanque de losInferis.

¡NO! gritó Harry.

Hermione estaba agazapada contra la paredcontraria a la de Harry cubriéndose la boca con las manos. A su lado, había unenorme boquete de piedra rota. Justo donde antes estaba parado Ron. Hermioneemitió un sollozo ahogado cuando el agua se tiñó paulatinamente de un colorrojo vivo. Era sangre.

 

¡Incendio! exclamó Harry contra el agua.

Pero el chorro de fuego se sofocó con elagua nada más de hacer contacto. La mancha de sangre en el agua se extendió.

¡No! ¡No! gritó Harry desesperado.Apuntó de nuevo, pero todos los Inferis parecían haber nadado al fondo comopeces hambrientos. ¡Incendio!

Una vez más el chorro de fuego se sofocócon el agua. Hermione logró volver en sí y disparó un hechizo desconocido quehendió el líquido. Harry pudo vislumbrar una masa compacta de Inferisdesgarrando algo. Sin acuerdo previo, ambos lanzaron más hechizos en un intentopor despejar la visión. La espalda de un Inferi rompió el agua en medio de lamancha de sangre, que se había vuelto más densa.

¡INCEN...!

¡No, Harry!

Harry se quedó con la varita en alto,temblando de pies a cabeza. El Inferi se volteó inmóvil y la cabeza pelirrojade Ron surgió debajo de él. Detrás de él, salió Lara. Remolcó al pelirrojo haciaun pedestal donde descansaba una de las estatuas de Ravenclaw y lo subió paradejarlo a salvo. Ella se aferró de repente con fuerza al pedestal y emitió undébil grito cuando se hundió completamente en el agua. O la hundieron.

Harry sin poder más, se dejó caer en elagua putrefacta y dio rápidas brazadas hacia el pedestal de Ron. Algo lo agarrópor el tobillo y lo hundió. Sintió que el corazón se le paralizaba al ver losojos en blanco y el pelo muerto ondulante de un Inferi.

Pero un pálido puño golpeó al Inferi porel pómulo haciendo que lo soltara. Harry vio a Lara nadando hacia él, despuésde pasar una mano frente a la cara del Inferi que lo había golpeado en lacabeza. La chica lo agarró por la túnica y comenzó a subirlo, pegándole patadasa los Inferis que la agarraban por los tobillos y le desgarraban la piel consus uñas amarillentas.

Harry salió del agua mareado. Lara emergiódetrás de él y se desplomó en el suelo. Estaba llena de arañazos y desgarronesen la ropa. Harry miró a Ron y se arrodilló a su lado para sentir su pulso. Elchico estaba blanco como el papel y de su nariz salía un débil hilillo de agua.Tenía pulso. Débil. Pero estaba vivo.

¡No saltes, Hermione! dijo Harry a lachica, que todavía seguía agazapada en lo alto del alero.

Miró alrededor. Parecía que los ampliospedestales tenían algo que no dejaban subir a los Inferis, porque éstos secalmaron de nuevo cuando no había nada en el agua. Harry agitó su varita contraHermione, y la chica salió levitada cuando el alero en donde estaba ella seresquebrajó. Aterrizó en el pedestal vecino, mirando con ojos llorosos a Ron.

Está vivo dijo Harry casi sin voz. Note preocupes. En cuanto salgamos de aquí lo atendemos.

Po-Ponle esto dijo Hermione temblorosa,quitándose la túnica de Hogwarts.

Harry atrapó la prenda la fue a rasgarpara compartirla con Lara.

No dijo ella con voz desfallecida. Note preocupes por mí. Pónsela a Ron. Él la necesita más que yo.

Harry asintió y cubrió a su amigo. Selevantó y miró a la estatua de Ravenclaw que tenía delante.

¡Hermione! dijo con voz potente. ¡Quítaleel Brazalete a la estatua de tu pedestal!

¿Y si no es ese? preguntó ella conindecisión.

No hay otra forma de comprobarlo murmuróHarry.

Tomó impulso y saltó al pedestal deHermione.

 

No vas a estar sola le dijo.

Hermione se terminó de acercar concautela. Tocó el Brazalete. No sucedió nada. Animada por eso, accionó el cierrey abrió la prenda quitándoselo de la muñeca a la estatua.

Creo que después de todo era el correctodijo ella.

¡HERMIONE!

La estatua había cobrado vida y en menosde un parpadeo, golpeó a Hermione por el pecho lanzándola casi al agua de losInferis. El Brazalete rodó por el suelo y Harry se apresuró en agarrarlo. Jadeócuando el Brazalete se disolvió en una voluta de humo negro en sus manos.

Falso murmuró agitado.

Alzó la vista. La estatua de RowenaRavenclaw lo miraba desde la cuenca vacía de sus ojos. Empuñaba la varita comosi fuese una daga. Harry le envió hechizos aturdidores y la mujer de piedra retrocediócuando un pedazo de su túnica voló en pedazos. Harry retrocedió ante unaembestida, respondió con hechizos, volvió a esquivar. Se detuvo cuando elpedestal se le acabó. Hizo equilibrio con las manos para no caer de espaldas alagua. Cuando miró al frente, el brazo de la estatua se cargaba de nuevo en una puñaladadirecta al corazón.

La varita de piedra silbó en el aire yHarry hizo lo más lógico que se le ocurrió: hacerse a un lado. La estatua nopudo ser más rápida y percatarse de la treta. Ya había tomado demasiadoimpulso. Con un paso de más, cayó al agua. De inmediato, como toda estatua depiedra que se respetase, comenzó a hundirse mientras los Inferis intentaban"ahogarla".

Harry miró alrededor. Solo estaba él.Hermione permanecía aturdida. Ron estaba desmayado, todavía supurando agua porla nariz. Lara estaba llena de cruentos arañazos y no parecía tener fuerza paraalgo más que no fuera respirar. Harry pasó la vista por todas las estatuas. Yahabía despachado una. Pero... ¿las demás le darían la misma oportunidad?

Piensa... murmuró revolviéndose el pelo.No pierdas la cabeza. ¿Dónde pondrías el Horcrux si fueras Voldemort? El viejotruco de las réplicas. ¿Pero dónde está el verdadero
? estudió su alrededorcon mayor detenimiento, miles de ideas confusas, desesperadas, idiotas, legolpeaban la cabeza una y otra vez. Tuvo una inspiración. ¡Lo tengo!

Tomó impulso y saltó al siguiente pedestalcon una sonrisa.

¡Siete Horcruxes! ¡Siete es el númeromágico de la suerte! ¡Siete pedazos de almas! exclamaba cada vez másconvencido.

¿Qué sucede, Harry? preguntó la vozcavernosa de Hermione. Parecía haberse recobrado un poco.

¡En la séptima
!

Harry se detuvo jadeante frente a laestatua número siete. Pero perdió un poco la sonrisa observando con cautela elrostro de la bruja. ¿Y si era contando de izquierda a derecha? Eso pronto losabría.

Cuidado, Harry susurró Hermione. Cuidado.

Harry miró a la estatua. Sus ojos depiedra estaban por encima de su cabeza, y en su bello rostro de mujer había unasonrisa ligera. Avanzó. Sintió el gemido de Hermione cuando él tocó elBrazalete. No había otra forma de averiguarlo. Accionó el cierre y retiró laprenda. Se alejó precipitadamente apuntándole con su varita a la estatua. Nosucedió nada. Se quedó atento varios minutos antes de respirar tranquilo. Definitivamente,el Brazalete de Rowena Ravenclaw que tenía en las manos, era el verdaderoquinto Horcrux de Lord Voldemort.

¡Annullare!pensó Harry con fuerza apuntándole al Brazalete.

 

La prenda estalló en las manos de Harryvolviéndose miles de pedazos irrecuperables, y del centro de ellos surgió unafigura oscura con un grito agónico. Cuando desapareció, todo comenzó a temblar.

¡Mierda! masculló Harry apresurándose ensaltar de pedestal en pedestal, cuando grandes trozos de techo caían provocandomarejadas en el agua de los Inferis. ¡Lo que faltaba! ¡Que esto se vinieraabajo!

Harry llegó junto a Hermione y la ayudó aincorporarse.

¿Cómo vamos a salir de aquí? preguntó cuándoHarry la llevaba hacia el pedestal donde estaban Ron y Lara.

Buena pregunta murmuró el chico.

Junto a Lara hubo un estallido de plumas,y un extraño pájaro de cuerpo rechoncho y plumaje blanco esponjoso apareció,mirando con curiosidad alrededor.

¿Un Diricawl? ¿Aquí? murmuró Hermionefrunciendo el entrecejo. Pero de repente pareció alegrarse, y mucho. ¡VamosHarry! ¡Ese pájaro es nuestra salvación!

Harry había visto al animal en el libro deCuidado de las Criaturas Mágicas. Pero ese era el peor momento para ponerse arecordar qué propiedades tenía. Hermione se desprendió de él y le empezó a darpalmaditas en la cara a Lara.

¡Vamos, Lara! ¡Despierta, por favor! dijodesesperada mientras Harry se ocupaba de Ron. Hermione sacó su varita. ¡Enervate!

Lara se estremeció y abrió los ojos. Seincorporó con pereza y miró alrededor, como si no recordase lo sucedido.

¡Agarra a Ron, Harry, y aférrate alpájaro! dijo Hermione ayudando a Lara a llegar hasta el ave, que curiosamentese había quedado quieto en una esquina del pedestal. ¡Vamos, rápido!

Harry cargó a su amigo y corrió junto aHermione, quien cargaba con Lara.

Uno... contó Hermione con una mano listapara agarrar al pájaro por un ala y Harry la imitó. Las paredes se derrumbaban,el techo se venía abajo estruendosamente
dos... ¡TRES!

Agarraron al pájaro a un tiempo haciéndolochillar. Todos desaparecieron en un estallido de plumas cuando un pedazo detecho destrozaba el pedestal donde antes estaban ellos.

º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º

En las afueras de Hogsmeade, había unbosquecillo. En el centro de éste, de forma caprichosa, había algo una pradera.Se rumoreaba que a veces iban Unicornios, con su color blanco casi plateado, agitandolas testas con donosura belleza, ese gesto que sólo podía pertenecer a talesanimales nobles, porque ningún otro caballo podría igualar sus movimientos ymenos un achaparrado centauro, que mancillaba el paisaje con sus gritos humanosy facciones neandertales.

En el centro de la pradera hubo unestallido de plumas, y un pájaro rechoncho de esponjoso plumaje blanco aparecióde la nada. Aferrados a él, estaban cuatro adolescentes.

Harry recostó a Ron en el césped, mientrasHermione ayudaba a Lara a mantenerse en pie.

¿Están bien? preguntó Harry después detomarle el pulso a Ron. El pelirrojo estaba bien, pero seguía desmayado.

Hermione asintió. Lara la imitó. Reuniófuerzas para hablar:

¿Y el Horcrux?

Harry sonrió.

Destruido dijo.

Faltan dos calculó Hermione soltandoaire. Creo que debemos regresar a... a donde saben.

¿De dónde salió ese Diricawl? preguntóLara al enfocar al pájaro que los había sacado de la Cámara.

No sé dijo Hermione encogiéndose dehombros. Pero no pudo ser mejor bienvenido.

 

El pájaro agitó las alas y desapareció conun estallido de plumas.

Bueno... vamos dijo Harry mientrascargaba a Ron Creo que todos necesitamos descansar. Hoy ha sido un díademasiado movidito.

¿Y nuestras cosas? preguntó Hermione. ¡Sequedan en Hogwarts!

Ginny nos las puede enviar con unalechuza dijo Harry. En cuanto lleguemos a casa le envío un mensaje para quereduzca nuestros baúles y los envíe, si no lo hizo ya.

Hermione asintió satisfecha, y todosdesaparecieron con un "CRACK".

*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*

N/A: Annullare: del Latín; Destruir.

N/A: DiricawlClasificación del MM: XX

El diricawl es originario de la islaMauricio. Con un cuerpo rechoncho y un plumaje esponjoso, este pájaro esincapaz de volar, pero dispone de un impresionante sistema para escapar delpeligro. Puede desaparecer en un estallido de plumas y reaparecer en cualquierotro punto (el fénix comparte esta habilidad).

En la oscura casucha de Spinner's End, detrásde uno de los libreros que forraba la pared, un hombrecillo vestido con unatúnica gris sucio registraba de forma desesperada entre varios libros, frascosde pociones, cofres sellados y algunos abiertos, sin sospechar de que ellibrero-puerta se había abierto y alguien lo observaba en silencio.

¿Te ayudo, Colagusano?

El hombrecillo emitió un chillido y se volteó.

¡Ah! Se-Severus dijo con voz melosa. Nosabía que estabas ahí.

Contempló asustado al hombre. Sus ojos oscurosdestellaban de forma desagradable. Hacían pensar en túneles oscuros.

¿Te ayudo? repitió Severus Snape en casi unsiseo. Quiero pensar que buscas lo que te pedí
aunque mi estudio dista muchodel almacén de sustancias. Una puerta de más, si mal no recuerdo ladistribución de mi casa. ¿O acaso
curioseabas lo ajeno
?

Colagusano retrocedió cuando Snape avanzó haciaél. Sin darle tiempo a reaccionar, lo aferró por un brazo y le pinchó el pechocon la varita. Lucía calmo, pero sus ojos gritaban lo contrario.

¿Crees que soy estúpido? le gruñó. Colagusanogimoteó cuando el agarre pasó de la simple advertencia al castigo físico.Registrando mis cosas en la menor oportunidad. Mi habitación. Salidassilenciosas y escurridizas propias de una rata de alcantarilla... ¿Qué quieres,Colagusano? ¿Tanto te interesa mi vida íntima, todos mis pasos? ¿O acaso...piensas traicionar al Señor Oscuro?

Ni... ni en sueños... Severus... sabes queyo... que yo...

¿Dónde está la piedra? preguntó Snape sindejarlo ir.

¡No sé de qué hablas! exclamó Colagusano.

Snape cambió de táctica. Apoyó la varita en elcuello del hombre y presionó, lenta y deliberadamente. Colagusano dejó dejerimiquear o moverse, conocedor del efecto de apnea que podría provocarle sile hundía la Nuez de Adán. En dependencia de la fuerza, podría pasar diezsegundos sin respirar, o diez minutos. Snape parecía dispuesto a probar las dosteorías.

No te hagas el idiota. La piedra. La piedraverde que guardaba en mi habitación, dentro de un cofre sellado musitó Snape.Desapareció meses atrás
y ahora, algunos de mis apuntes. Cosas que no estándonde deben
Todas las pistas conducen a ti. Eres el único que deambula por micasa como alma en pena.

 

¡Te digo que no sé nada! pudo gritar. ¡No
no sé nada
!

Los ojos negros lo taladraron en un descuido.Colagusano sintió cómo si explorasen cada centímetro de su pasado, de susacciones, decisiones e incluso cosas íntimas que nadie más debía ver. Snapeabandonó su mente de improvisto, como un gran cuervo que aletea lejos con unbotín brillante en el pico.

S-Severus
gimió, por favor

El brujo lo soltó con lentitud. Tenía el rostrodesencajado.

Desaparece de mi vista, podrida sabandijaordenó.

Severus... por favor
no lo hagas... suplicóColagusano con voz débil. No
no pienses...

¡FUERA DE AQUÍ!

Colagusano balbuceó algo y salió corriendo,tropezando con todo lo que estaba en su camino. La casa de Severus Snape ya noera segura. Allí tampoco habían pistas del próximo Horcrux.

*º*º*º*º*º*º*º*º*

La vida en la última casa del Valle de GodricMágico se normalizó casi a los pocos días. Aunque Lara cojeaba levemente,debido a sus carnes desgarradas, ayudó a Hermione a preparar una poción paradarle vitalidad a Ron y que terminara de expulsar el agua que tenía dentro.Después, con ayuda de un ungüento mágico que Hermione consiguió en San Mungo (ysi Ron se hubiese enterado de que el proveedor fue el curandero Brad Pitt II,su grito hubiese quebrado la vajilla de dios), la piel de Lara había quedadocomo nueva, y pudo librarse de todos aquellos horribles arañazos provocados porlos Inferis. Pronto empezó a soplar un viento helado invernal, que hizo que eldesarrollo fructífero del árbol de peras del patio se pasmara como si lehubiese caído un rayo. Se acercaba Noviembre a una velocidad pasmosa, porque a Octubrecasi le habían nacido alas y se había ido volando.

Ginny se las ingeniaba para escribirle a Harry,utilizando las infalibles lechuzas del colegio y un útil hechizo de escriturainvisible. Le contaba que las cosas se habían normalizado, pero que no habíanquitado a los Aurores de Hogwarts y Appotus seguía a la cabeza de la casaGryffindor.

"... A la Profesora McGonagall no parecehacerle mucha gracia los Aurores en Hogwarts, pero corren rumores de queScrimgeour la amenazó con meterla en Azkaban si protestaba públicamente. Aunquees algo tan, tan, pero tan secreto, que ya todo el colegio lo sabe. Muchosdicen que es mejor así, que así estamos protegidos. No sé qué pensar, ha habidomás muertes de padres del alumnado. Todos tienen miedo. Tienes que detenerlocuanto antes, pero cuídate mucho.

Besos:

Ginny"

Harry siempre quemaba las cartas, aunque nadale hubiese dado más placer que guardarlas, pero sabía que si la casa era asaltada,algo que no descartaba, esas cartas pondrían en problemas a Ginny. Sin embargo,ahora que prácticamente tenía más tiempo del que hubiese querido libre, se pusoa reflexionar que no había sido buena idea batirse contra Appotus y sus Auroresen Hogwarts. Con eso solo había logrado que el Ministerio creyera rotundamente,que él tenía Horcruxes.

No obstante, era algo absurdo: él, HarryPotter, que siempre luchó contra Voldemort, contra las Artes Oscuras... ¿Derepente se pasó al bando oscuro porque sí? No evitó concluir que en elMinisterio la imbecilidad se los comía por una pierna.

El décimo día de Noviembre durante el desayuno,entró volando una lechuza oscura por la ventana. Aterrizó impecablemente encimade la mesa, extendiendo una pata con un paquetito negro hacia Lara.

 

¿De quién es? preguntó Ron con curiosidad.

La muchacha se encogió de hombros. Liberó a lalechuza de su carga y ésta se iba volando por la ventana. Luego, procedió adesprender un pedazo de pergamino del paquetito.

"UsA EStA"

Todos intercambiaron una mirada. Estabanenterados de la extraña forma en que Lupin se comunicaba con ella, pero locierto era que les daba curiosidad por saber qué era lo que debía usar. Lararealizó una leve floritura con la varita, y de inmediato, a partir del paquete,surgió una capa negra.

Wow murmuró Ron. Es igual a la que tenías ylos Inferis... bueno, eso.

Supongo que Lupin pone esos mensajes extrañospara que no sea detectado dijo Hermione examinando el pedazo de pergamino, conlas usuales letras del "Profeta" pegadas.

Yo creo que está siendo misterioso dijo Ronestirándose a sus anchas.

Está donde los hombres-lobos dijo Laramientras doblaba la prenda. Debe ser muy cuidadoso, porque corre peligro cadavez que me envía algo. Me gustaría que no se arriesgara tanto

Pero estando cerca de los hombres-lobos deVoldemort... puede enviar información buena a nuestro bando dijo Hermione.

Hermione, "nuestro bando", somosnosotros cuatro y Ginny dijo Ron con una seriedad inusitada. No creo queexista Orden del Fénix agregó débilmente.

El silencio fue demasiado incómodo pararomperlo. El tema no se volvió a tocar.

Harry había hecho varias salidas a Londres, aldemacrado Callejón Diagon, al Callejón Knockturn y hasta por los alrededores deHogsmeade, usando su capa invisible. No tenía ni la más mínima pista del sextoHorcrux y había intentado investigar solo, porque Colagusano no daba señales devida. ¿Voldemort lo habría atrapado espiándole? ¿O simplemente no teníainformación alguna sobre el sexto Horcrux? Ya Harry no sabía qué pensar.Noviembre pasó raudo, para dar paso a Diciembre, frío y nevado. La gente andabadescontenta, como si de repente hubiesen perdido los deseos de vivir.

Harry bebía té tibio, con una gruesa bufandaalrededor del cuello, mirando la nieve caer por la ventana de la casa del Vallede Godric. Se había resignado a no encontrar nada por sí solo. Por más quehusmease, escamotease, y muchos otros "ase", era imposible encontraralgo. El secreto estaba mejor guardado de lo que pensó. Él mismo comenzaba aperder la esperanza. Se estiró bajo la manta con placidez gatuna y se puso enpie. Quizás un paseo por el callejón Knockturn, le sirviese para insuflarseánimos.

º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º

La vieja casona se alzaba imponente en mediodel valle abandonado, en las afueras de Londres. Solo había un camino queconducía directamente hasta las rejas oxidadas, pero estaba lleno de zarzas yespinos, que imposibilitaban el tránsito decente. Su fachada era de ladrillo rojizo,salido de los hornos antiguos, y su techo casi estaba en ruinas.

En el piso superior, en una de las tantashabitaciones, una figura encogida, enfurruñada, revisaba pergaminos viejos.Buscaba algo con desesperación. Un trozo de vitela cayó al suelo cuandorevolvía otros rollos de pergaminos más grandes. Miró por encima de su hombro.Solo estaba él. Se agachó a recoger el pergamino y no le llevó mucho tiempoleerlo.

 

¿Se te perdió algo, Colagusano?

La voz le erizó los pelos de la coronilla.

Contesta exigió la voz a sus espaldas en untono terrible.

Pero Colagusano estaba paralizado de terror.Estaba perdido.

¿No me escuchaste? siseó la voz. Acércate,ven aquí
AHORA

La mano blanca como una araña se apoyó en su hombroy lo hizo girar. Tal y como sucedió con Snape, se sintió sondeado hasta en laspozas más profundas de su conciencia.

Traidor... musitó Voldemort. ¡Malditotraidor! ¡AVADA KEDAV...!

Pero antes de que Voldemort terminara elhechizo, Colagusano se transformó en una rata con una pata plateada. Chilló deterror y se apresuró en escapar por un agujero entre las maderas podridas.

¡No podrás esconderte de mí!

Voldemort emitió silbidos bajos y desmayados, yuna enorme y gruesa serpiente adornada de rombos se deslizó sumisa hacia sulado, alzando su cabeza chata y mirando a Voldemort con sus ojillos malignos.

¡Mátalo! silbó con rabia. Y si escapa, házmelosaber.

La cola adornada de rombos, se perdió por elagujero por el que había escapado la rata.

º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º

Una figura avanzaba pesadamente hacia Borgin& Burkes. Harry estaba seguro de que nadie lo había reconocido. Aunquenunca te podías fiar con sólo cubrirte la cabeza. Las capuchas disimulaban elrostro en la profundidad de sus sombras, no hacían milagros. Cuando estaba porentrar en Borgin & Burkes, alguien chocó contra él... o él chocó contra esealguien.

¡Mira por donde caminas, insecto! gruñó unavoz de mujer por debajo de la capucha gris.

A Harry el estómago le dio un retorcijón. Perono de sorpresa, ni de miedo, ni de nostalgia. Era odio. Perdió el poco controlque le quedaba.

Mejor miras tú por donde vas masculló con lavoz quebrada de odio. Porque esta vez no escaparás... ¡Y VAS A PAGAR MALDITAASESINA!

*-Blandió la varita y los pies de BellatrixLestrange despegaron del suelo con fuerza. El horrible sonido del cristalquebrado llenó el Callejón Knockturn. Harry se descubrió el rostro y avanzó conla varita temblando de rabia hacia Bellatrix, quien parecía aturdida y concortadas a causa de haberse estrellado contra la vidriera.

Otro haz de luz impactó a la mujer por elestómago y la lanzó contra el mostrador haciéndola pegar un grito de sorpresa ydolor.

Tu libertad se acabó, Bellatrix mascullóHarry, enloquecido. Lo único que era capaz de pensar era en la venganza y que,como decía el dicho, se le servía en un plato frío.

Vaya, vaya, qué sorpresa murmuró Bellatrixcon dificultad. Pero si es el bebé Potter...

Un haz de luz la lanzó contra la pared haciéndolagritar nuevamente.

¿Pensabas que iba a ser fácil, eh? preguntóHarry con la voz temblándole de ira. ¿Pensabas que iba a olvidar lo quehiciste?

Mi primo no era más que un im...

¡Termínalo! rugió Harry apuntándole directoal corazón. Borgin estaba escondido detrás de su mostrador, rescatandofurtivamente sus objetos de Artes Oscuras. ¡Vamos! ¿Qué esperas? ¿Sirius eraqué?

Bellatrix estaba sin habla al ver a Harrycompletamente enloquecido. Varios frascos estallaron haciendo que Borgingritara del susto. Harry blandió su varita pero Bellatrix desapareció antes deque el haz de luz la tocara y a cambio, sintió algo que le quemaba la espalda ylo lanzaba dolorosamente contra la pared.

 

¡Tienes mucho que aprender todavía, Potter!escupió Bellatrix con desprecio.

Harry rodó por el suelo para evitar una lluviade hechizos. Se escondió detrás del mostrador (Borgin ya no estaba) y en cuantolos maleficios dejaron de rebotar por doquier, se alzó para enviar un potenterayo púrpura que chocó contra el escudo de Bellatrix.

¡Todavía te escondes como un bebé! se burlóella. ¡Un bebé, un bebé! ¡Y aquí no está el señor Oscuro para decirme que nopuedo jugar contigo, bebecito
!

Harry apuntó por un costado del mostrador, contan buena (o mala) suerte, que Bellatrix estaba demasiado cerca. El primerhechizo le picó cerca. Ella contestó con otro que lo obligó a recoger la mano,o se la arrancaba de cuajo. Se arrinconó entre la pared y el mostrador yesperó, paciente. Bellatrix no tardó en asomarse. Curiosa. Muy curiosa.

Harry blandió la varita en un movimientopunzante y el hechizo impactó de lleno a la mujer. Por un instante se elevógrácil e iluminada, antes de dar un par de volteretas en el aire y aterrizarrevuelta contra un gran armario negro quebrándole el espejo de la puerta. Harryse puso en pie con solo escuchar el estruendo. Mas cuando invocaba un hechizo(Sectumsempra) para terminar a la mujer, una figura surgió chillando de la nadacon un fuerte "¡CRACK!" cayéndole encima, y el hechizo ciego de Harryimpactó a Bellatrix en las piernas en un corte limpio-*. El grito de dolor deBellatrix opacó los balbuceos de la figura, aferrada a la túnica de Harry.Segundos después, pudo escuchar a quien le privaba de matar a Bellatrix:

¡Escúchame Harry, escúchame! la mano derechale brilló. Era Colagusano. Estaba totalmente aterrorizado. ¡Afueras...Londres... don-donde reside el Señor Oscuro... Grand Saint Joskett, la viejamansión de Lord Dergraas! ¿Escuchaste, Harry, escuchaste bien lo que te dije?¡Grand Saint Joskett, la vieja mansión de Lord Dergraas!

¿A-Allí está Voldemort? preguntó Harry,aturdido.

¡No tengo tiempo! chirrió. ¡El sextoHorcrux
escúchame
escúchame bien
!

Se lo dijo. Harry en medio de la conmoción, nopudo más que sorprenderse. Colagusano le puso un pedazo de pergamino en lasmanos.

¡AVADA KEDAVRA!

Harry cerró los ojos al sentir el chorro de luzverde y el torrente de muerte que zumbaba hacia él. Abrió los párpados conlentitud. Colagusano aún se aferraba al cuello de la túnica. Las rodillas deHarry cedieron ante el peso muerto, y cayó de espaldas contra las cortinasnegras, rasgándolas. Colagusano lo aplastó. A Harry le entró un puñal el doloren la cicatriz. Voldemort estaba allí. No necesitaba su sentido de la vistapara saberlo, y era el asesino de Colagusano. Y si no se movía, él era elpróximo. Sin dudarlo un instante, desapareció con un ¡CRACK!

Ron y Hermione se apartaron el uno del otro enel sofá cuando Harry apareció en la casa del Valle de Godric, más blanco que lanieve recién caída.

¿Harry? dijo Hermione tentativamente. ¿Quéte...?

Quiero estar solo murmuró Harry.

Sin esperar otra pregunta, subió al segundopiso, y se sentó en el borde de la cama. Abrió la mano derecha para ver el pergaminoque le había dado Colagusano antes de morir.

 

Grand SaintJoskett, la vieja mansión de Lord Dergraas

Lo dejó a un lado. Tomó aire y pudo expresartodo su malestar en una sola palabra santificada:

Santa mierda.

La destrucción del sexto Horcrux era mucho másprofunda y complicada de lo que pensó.

*--* N/A: La idea principal del encuentro entreBellatrix y Harry fue de Agustí García Irazola, de Catalunya, España. Yo solola desarrollé.

N/A: Ahora vienen dos capítulostramposos. Más o menos. Resulta ser que, la primera vez que escribí lahistoria, se me olvidó poner el sexto Horcrux. Algunos lectores (demasiados) melo recordaron cuando terminé de publicar la historia y... realmente teníavagancia. Todavía la tengo, no es algo de lo que pueda deshacerme así como así,pero tomé conciencia, que es distinto. Así que nunca escribí capítulosreferidos a ese punto. Hasta ahora. Me dije que no era justo que me comiese unHorcrux (y saben malísimos), así que, dos capítulos trampas: este y el próximo.Espero que lo disfruten, mis queridos patizambos *o*

Ron y Hermione escucharon a Harry envueltosen un mutis desasosegado. Estaban tan inexpresivos como la propia Lara, de laque nunca se podía saber si estaba sorprendida, calmada, conocedora, aburrida oincluso con hambre y contando con que, por suerte, se había vuelto menos rígidadespués de convivir en el Valle de Godric. Cuando Harry terminó su relato en elcual decidió no pasar nada por alto y, al cabo de diez minutos, sus amigos aúncontinuaban regalándole silencio. Ron fue el valiente de romperlo:

¿Cómo vamos a destruirlo? Quiero decir
¡no hay forma de separarlo
! Sabrá que destruimos los otros
¿o no es capaz desentirlo?

Harry zangoloteó la cabeza.

Sintió los últimos y por supuesto que serádifícil destruir el sexto. Pero debemos hacerlo. Solo así él podrá morir. Loque debemos planear con mucho cuidado, es cómo llegar a él y

¡Es su maldita serpiente, por Merlín!exclamó Ron. Debe tenerla todo el tiempo guardada en un bolsillo, inclusocuando va al baño o se echa perfume, ¿cómo se supone que la matemos?

Otra vez, el silencio ostentó el dominioabsoluto de la situación. Ni siquiera Hermione, generadora de ideas en unaproporción de veinticuatro por segundo, podía decir algo. Para sorpresa deHarry, fue él quien aportó una solución, que no por ello dejase de ser máscomplicada que besar las púas de un erizo:

Debemos entrar en la mansión.Infiltrarnos. Tendremos que hacer poción multijugos, conseguir
cabellos demortífagos, o algo.

Todos intercambiaron miradas deperplejidad.

Bueno
conseguir los ingredientes para lapoción
puedo hacerlo en el Callejón Knockturn dijo Hermione con un cabeceo.El aporte mortífago
no tengo idea de cómo podremos hacerlo sin que nosembosquen o nos ataquen decenas de ellos
si tan solo Colagusano estuviesevivo
él
quizás nos hubiese conseguido algo
pero así
Harry, eso es suicidio.

Además, ¿cómo matamos a la serpiente?agregó Ron. Es un ser vivo, asqueroso, se mueve por doquier, no es un objetoal que le puedas lanzar un hechizo con facilidad y no creo que se quede quietasi se lo pedimos. Tendrías que tomarla por sorpresa
a ella y a Voldemort. Perouna vez que la mates, él irá a por nosotros. Si logramos entrar a la mansión
creo que debemos estar preparados para luchar y

 

Dejó la frase en el aire y nadie lo obligóa terminarla. Lara se removió en su silla y, fantasmal, se acercó a la luz.

Quizás sepa cómo conseguir cabellos demortífagos dijo. Recibió miradas de expectación y se apresuró en continuar:mi padre está entre los hombres-lobo de Voldemort. En algún momento debe tenercontacto con los mortífagos. Él nos puede conseguir lo que buscamos, e incluso,más: el cómo matar a la serpiente Nagini, o decirnos sus movimientos y horariosdentro de la mansión, si es que los conoce, o tiene la facilidad de saberlo.

Muy bien, ¿tienes la forma de contactarlo?preguntó Harry, con la sensación de estar, como reza la expresión cliché:viendo una luz al final del túnel. Aunque fuese del tamaño de la punta de unaaguja.

No. Ni siquiera Tonks puede hacerlo.

La respuesta provocó en Harry que aquellaluz diminuta de aguja, cayese en un pajar donde quizás tendría que buscarla.Otro cliché. Pero en ese instante, ni él ni yo, queridos lectores, deseamosdetenernos para erradicar y/o señalar los clichés presentes en esta historia y,en consecuencia, lo mejor que podemos hacer es proseguir con el desarrollo dela situación que nos ocupa, la cual espero les resulte harto interesante.Retomemos la narración en el instante en que Lara responde, para desánimo deHarry, que no tiene forma de localizar a Lupin. Quien le procura una justaprotesta es Ron Weasley. Los invito a leer qué dice y, con ello, retomar elhilo de la historia:

¿Entonces por qué sugieres algo que no nossirve de nada? farfulló el pelirrojo.

Espera
lo detuvo Hermione, antes de queestallase una discusión. Aunque eso con Lara era difícil. Su táctica, muyefectiva, era dejar a los energúmenos con la palabra en la boca. Debemosesperar al menos dos meses más, mientras se hace la poción. Lupin deberáescribirte en algún momento. Pienso que podrías atrapar la lechuza con que teenvíe la nota y así podrás responderle.

Creo que sé cómo lograr que me escriba ose encuentre conmigo sentenció Lara y se envolvió en su abrigo negro.Comiencen a preparar la poción. Yo me encargo del resto.

Como ocurre en los casos en que alguien sebrinda voluntario para resolver un embrollo de cinco pares de cajones, nadieemitió opinión en contra. Era más fácil dejar la parte sucia en manos de Lara.Aunque desollar un par de sapos de tierra como parte de la preparación de lapoción multijugos, tampoco era un trabajo muy limpio.

En los siguientes días, todos loshabitantes de la casa restaurada al final del Valle de Godric correteaban de unlado a otro. Hermione, amante sin paralelo de la organización, fue la encargadade darle tareas a todos. Como sería muy sospechoso que una misma personaadquiriese en un mismo lugar, de golpe, todos los ingredientes de lamultijugos, cada uno debía ir de compras, rotándose por tres tiendas distintas.Los ingredientes más peliagudos (piel de serpiente arbórea africana y polvo decuerno de bicornio) se adquirieron casi bajo coacción. O Harry supuso que fuecoacción cuando Lara llevó al boticario tenebroso casi a punta de varita haciael almacén.

Así, Hermione montó un gran caldero en lacocina donde siguiendo las instrucciones de "Pociones más potentes",se dedicó a elaborar la multijugos. Esto trajo como consecuencia que a losquince días, la cocina dejase de llamarse cocina y quedase en solo: local dondese prepara esencia vomitiva. Así que todos tuvieron la necesidad de trasladarla zona de elaboración de alimentos comestibles al medio de la sala.

 

Y mientras la poción se preparaba, Lara semovía para realizar el trabajo más complicado. Para lograrlo, descifró lo queya sospechaba: Lupin siempre acudía a ella o enviaba mensajes cuando seencontraba amenazada. Así que, por más tonto que sonase, se puso en peligro.Realizó una vigilancia selectiva en el Callejón Knockturn. Identificó a unacuadrilla de mortífagos que eventualmente patrullaban la zona. O fingían hacerlo,porque siempre terminaban, invariablemente, en una posada de nombre"Will-o'-the-wisp" emborrachándose hasta que gritaban que eran losputos amos. Nunca dijeron de qué y Lara no se preocupó en averiguarlo.

En un inicio, ella vio resuelto el problemade los cabellos de mortífagos. Incluso los consiguió. Un borracho nunca rechazauna copa gratis, ni siquiera de un extraño. Pero después de una breveinvestigación, supo que ni siquiera eran mortífagos que frecuentaban lamansión, sino del tipo: "si-no-puedes-contra-el-enemigo-únete-a-él",aunque no estén revestidos de legitimidad. Deducible. Voldemort no iba a enviara sus mortífagos más cercanos a patrullar las calles de Knockturn, no si yasabía que Harry estaba tras sus Horcruxes y tenía amplias posibilidades desaber que la serpiente Nagini era uno de ellos, deducción que no podía ser másacertada. Así que Lara se apegó a su plan original: exponerse. Buscar elpeligro. O más del populacho: meter la pata concienzudamente para llamar laatención. Después de armar un buen jaleo en "Will-o'-the-wisp",obtuvo el resultado que esperaba: una citación de Lupin compuesta, como erausual, por letras recortadas del Profeta.

Ocurrió en un almacén del Callejón Diagon,saqueado durante las primeras incursiones mortífagas y, en consecuencia,olvidado por sus dueños. Si te asaltan una vez, ¿por qué no iban a hacerlo denuevo? Cuando ella llegó, ya el hombre la aguardaba en las sombras. Era unbulto de telas oscuras, bien cubierto de pies a cabeza, sentado sobre un barril.Lara podía escuchar su respiración trabajosa. Supuso que estaría herido.

¿Padre? lo llamó. El bulto se agitó conlevedad. Sé que planeas reprenderme por arriesgarme, porque sé moverme en laoscuridad. Pero no tenía otra forma de llamar tu atención. No me arriesgué aenviar lechuzas
¿padre? llamó de nuevo. Su interlocutor permanecía ensilencio. No podía verlo bien. Con cautela, echó mano a su varita. ¡Lu
!

No la detuvo la voz ronca. No lo hagas.No es bueno dar indicios de que este almacén no está tan abandonado como todospiensan. Sé que no te he dado oportunidad para contactarme, es peligroso yagradezco que lo comprendas
pero esto que hiciste ya corre en los círculos máscercanos al Innombrable hizo una pausa reflexiva. Dime qué quieres decirmecon tanta urgencia.

Sabemos qué es el sexto Horcrux.

La figura se agitó.

¿Lo saben? repitió en un susurrodesmayado. Pensé que me escucharías, que ibas a alejarte de todo

¿Por eso no me habías enviado pistas?

No. El sexto Horcrux es el secreto mejorguardado del Innombrable. Mi última opción era leer sus diarios, pero todoindica que ya alguien se me adelantó. El Innombrable atrapó a Colagusanoleyéndolos. Lo asesinó en Borgin&Burkes y después quemó esos documentos sinmás. Pensaba pasarle la información a Potter, pero al parecer, Colagusano lerespondía al muchacho después de todo. Y me hubiese gustado que te mantuviesesal margen

 

Ya lo hemos discutido. Es lugar común,padre. Acompañaré a Harry hasta el final. Te contacté para pedirte cabellos decuatro mortífagos cercanos a Voldemort. Dos hombres, dos mujeres.

La figura sufrió un estremecimiento.

No. No lo haré. No ayudaré a que los matena todos dijo con voz firme.

Es nuestra única oportunidad de entrar enla mansión y matar a Nagini.

¿La serpiente es el sexto Horcrux? dijoel hombre, más como pregunta retórica que como diálogo abierto. Deducible.Nunca se separa de ella. Por eso es demasiado peligroso
no, ¡no! Es demasiado

Si tú no nos ayudas, estamos por nuestracuenta y encontraremos la forma de entrar. En dependencia de esta, serán lasposibilidades que tengamos para sobrevivir más o menos tiempo. Adiós, padre.

Lara giró sobre sus talones y avanzó haciala salida del almacén. Una mano salida de la nada la aferró por un hombro paradetenerla. Estaba fría. Temblaba.

Muy bien musitó la voz ronca. Losayudaré. Conseguiré cuatro muestras de cabellos de cuatro mortífagos cercanosal Innombrable. Les diré el momento justo cuando ellos no estén a su alrededorpara que ustedes puedan entrar

La poción multijugos aún no está listadijo Lara. Se volteó y la mano le soltó el hombro. Su interlocutor retrocedióde regreso a la oscuridad, encorvado y tembloroso. Tuvo deseos de descubrir elrostro de su padre, ver de cerca las heridas que lo atormentaban y que no lepermitía ver, pero respetó la privacidad del hombre. Falta poco más de un mespara que termine de cocerse. Estoy segura de que podrás tener todo para eseentonces.

Lo tendré aseguró él. Mientras, guardala compostura. Obliga a Potter y sus amigos a permanecer ocultos
no searriesguen de forma innecesaria.

Lara adelantó un paso para acercarse a supadre, mas él no se lo permitió. El "crack" del hombre al desaparecerfue lo único que la despidió.

***

Harry se sentía incómodo. No estaba felizcon los cabellos proporcionados por Lupin. Mortífagos cercanos a Voldemorteran, cierto, pero no en los que le hubiese gustado convertirse. Lara eraBellatrix Lestrange, con su mirada de párpados caídos y belleza oscura. Ron yHermione tomaban los papeles de Lucius Malfoy y su esposa, Narcisa. Él, sinembargo, estaba en la piel más incómoda de todas. Era Severus Snape. Y dealguna forma realmente increíble, tenía su varita. No quería saber cómo Lupin pudorobársela, ni la forma en que actuó para que el brujo no se percatase.

¿Entramos? preguntó Hermione detrás deél, que por supuesto, no era Hermione, sino una muy convincente Narcisa Malfoy.

Harry se obligó a mirar a la reja que daba paso a la vieja mansión. Alzó lavarita de Snape y la apoyó en los balaustres. Sintió una sacudida tandesagradable que temió perder su disfraz en el acto, pero para su sorpresa, noocurrió. Las puertas se abrieron para ellos y, en silencio, los cuatromortífagos falsos fueron al encuentro de la muerte.

 

N/A: Segundo capítulo tramposo. ¡Espero que lo disfruten! Hum... ¿reviews? ¿Hola...? ¿Hay alguien...? Sniff.


En su exterior, lamansión estaba tan demacrada como un arbusto con plaga. En su interior, losconceptos lujo y mal gusto para la decoración, perdían su significado hasta serinsignificantes. Harry se encontró atravesando, a paso de Snape, un hall delosas tan pulidas que bien podría usarlas de espejos y tan ricamente amuebladocomo lo estaría un museo mal organizado por un historiador incapaz dediferenciar el Rococó del Art Déco. Aunque Harry no era experto en ninguno delos dos y tampoco sabía la historia de ambos movimientos, se sentía capaz deorganizar mejor el hall y las habitaciones sucesivas.

También le sorprendíaque los mortífagos pululantes por el área (guardianes, citados, residentes y/ovisitantes ocasionales) no hubiesen desvalijado la vivienda y vendido sucontenido a algún coleccionista serio. Salvo que todo ya hubiese sidodesvalijado y robado de las bóvedas de algunos coleccionistas serios, lo cualpodría explicar perfectamente el mal gusto a la hora de amueblar la mansión.

No dejó de percatarsede la forma con que lo miraban algunos mortífagos. Se alarmó un poco más alnotar que no era al único al que dedicaban ojeadas de extrañeza. Ron, Hermioney Lara, o mejor dicho bajo las circunstancias actuales: Lucius, Narcisa yBellatrix, también causaban asombro. Eso lo puso nervioso. ¿Lupin se habríaequivocado en decirles el momento en que podían entrar en la mansión? Hizo unaseña disimulada y Lara se adelantó. Ron y Hermione parecían unidos conpegamento por las manos.

¿Estás segura de queeste era el día en que Lupin dijo que era seguro venir? susurró con la odiosavoz de Snape.

Muy segura respondióBellatrix. Harry debía recordarse a cada tanto que era Lara, o ya la hubiesematado por equivocación. Puedes leer el mensaje tú mismo.

No la detuvo, porqueella ya sacaba un pedazo de pergamino de entre sus ropas oscuras. Lo volvió aguardar con gesto marcial. No es necesario. Confío en que fue claro
Pero nome gusta cómo nos miran. Siento que se nos escapa algo

¿Severus?

Harry tardó unossegundos en percatarse de que era con él. Alzó la mirada con la expresión másfría que pudo componer. Frente a él, había un mortífago que le sonaba de algo. Teníauna barba descuidada y ojos hundidos, oscuros.

¿Estás de vuelta, tanpronto? ¿Todos ustedes? se extrañó el desconocido. Miró a sus acompañantes yregresó su atención a Harry. Partieron ayer en la noche al sur
¿o acaso elchivatazo de la guarida de ese Potter era mentira?

Eso no te incumbetomó el mando Hermione y Harry se lo agradeció, porque tanto él como Laraestaban paralizados. Ron incluso tardó un poco en componer una mueca defastidio. ¿Cómo sabes a dónde fuimos y por qué?

Oh, bueno, Narcisa
verás
alguien me comentó que
llegó ese chivatazo: Potter estaba en el sur. Sabenque el Señor Oscuro lo quiere, y al verlos partir con tanta prisa

El mortífago estabanervioso. Al parecer, no había sido una orden pública la repentina salida deSnape, Narcisa, Lucius y Bellatrix. Harry supo que Hermione por algún golpe desuerte, había logrado revertir la situación. Decidió aprovecharlo al máximo.Aferró su capa negra y, en un movimiento que tantas veces vio hacer a suprofesor de Pociones, se envolvió con ella como si se tratase de un vampiro. Ode un murciélago preparándose para colgarse del techo. Le gustó más la imagendel vampiro y la mantuvo en mente cuando habló:

 

Esa información esconfidencial. No debería estar en tu cabeza. Como tampoco son de tu interés nuestrosmovimientos siseó. El efecto fue inmediato. El mortífago se agazapó, como unratoncito. ¿O acaso
te has vuelto aficionado al espionaje? La preguntalatente sería: ¿para quién?

¡No, por supuesto queno! ¡No espío para nadie! ¡Qué tontería
!

Porque si así fuese,el Señor Oscuro estaría encantado de saber por qué te resultamos taninteresantes agregó Ron y arqueó una ceja, en un odioso reflejo de LuciusMalfoy imbuido de esnobismo. Casualmente, tenemos cita con él. ¿Quieresacompañarnos y aclarar tus lealtades?

No, Lucius, ahórraleal Señor la vista de esta sabandija Lara sacó su varita con una rapidezasombrosa (Harry en realidad se preguntaba si ya no la tenía en la mano) y laapoyó en la mejilla el mortífago. El infeliz aguantó la respiración. Voy asacar la porquería a la calle yo misma ¡Ja, ja, ja!

Su risa fue tanespeluznante que a Harry se le puso la piel de gallina. Por suerte estabaabrigado con la capa. Se propuso sugerirle a Lara que nunca más se volviese areír en voz alta. Y menos con la voz de Bellatrix Lestrange.

¡No soy el único quesabe esto, no soy el único! gritó el mortífago al borde del colapso. Los demásocupantes del salón, que en un principio los habían observado con crecientecuriosidad, ahora se apresuraban en dispersarse. O abandonar la estancia de laforma más disimulada posible. Aunque Harry admitió que el mortífago queintentaba saltar por una ventana no debía ser muy inteligente. ¡Casi todossaben lo de la guarida de Potter en el sur, y que Severus eligió apoyo y
!

¡Sigue, eso es, seráscastigado, cas-ti-ga-do! gritó Lara con aquella voz chillona que casi hace queHarry perdiera el control. ¡Tú y todos esos inútiles-devora-chismes, el SeñorOscuro los matará como a hormigas insignificantes
!

Ya habrá tiempo paraeso
Bella intervino Hermione en perfecta sincronía con el teatro de Lara,quien la miró con expresión enloquecida. Debemos reportarnos. Ahora mismo.

Cierto admitió Lara yregresó la mirada al mortífago, quien contenía los sollozos de terror. Ahoradinos, ¿dónde está el señor Oscuro? Como dijo mi hermana, tenemos un asuntitopendiente

Él
él está en elsalón, inmediatamente en cuanto suban las escaleras, reunido con
sus agentesdel Ministerio, ¡por favor no me mates, no me mates
!

Lara apartó la varita yel mortífago gimoteó agradecido. Hasta que ella le pegó un puñetazo en la narizy lo lanzó de espaldas al suelo.

Después vengo a jugarcontigo le anunció fingiendo una voz de niñita.

El mortífago searrastró lejos, aterrorizado. Mientras reanudaban su camino, Harry pudo verlosaltar por la ventana por la cual escapó uno de sus compañeros minutos antes.Abandonaron el salón para encontrar unas escaleras vacías y solo entonces loscuatro respiraron con alivio.

Eso estuvo cercasusurró Harry.

Hermione
susurró Ronsin aliento. Estuviste brillante.

 

Sin más, Lucius Malfoysostuvo el rostro de Narcisa y la besó con ímpetu. Hubiese estado bien, siHarry no supiese que eran Ron y Hermione intercambiando anticuerpos. Cuando sesepararon, se mostraron cohibidos frente a Harry y Lara. Más bien frente aHarry. Lara, aun como Bellatrix, no expresaba nada destacable, lo cual lavolvía el doble de aterradora.

No me digan nada. Seveía venir los atajó Harry con un gesto. Ron y Hermione estaban más rojos queuna señal de tránsito nueva. Ahora, ¿podemos tomarnos esto en serio e ir acumplir nuestro objetivo?

Oye, amigo, porsupuesto que nos tomamos esto en serio dijo Ron con el ceño fruncido, aun sinsoltar el talle de Hermione. Solo felicitaba a mi
a
Hermione
por
porsacarnos del apuro.

Muy bien. Movámonosdijo Harry y la capa oscura se agitó como las alas de un murciélago cuando sedirigió a las escaleras.

Los otros tres sequedaron como pasmarotes en medio del pasillo.

Está enojado porqueGinny lleva dos semanas sin escribirle explicó Lara y siguió los pasos deHarry.

Eso explica muchascosas murmuró Hermione. Mas cuando intentó avanzar, notó que Ron aún laaguantaba. Hum, Ronnie
¿tú, podrías
?

¡Sí, por supuesto!

La disculpa fue otrobeso considerablemente más corto que el anterior y la pareja, tanto en lasapariencias como en la realidad, se apresuró en correr detrás de sus amigos. Justocuando alcanzaban el siguiente piso, una de las puertas se abría y un mago ydos brujas salían al pasillo. No llevaban el atuendo mortífago, ni tampoco laMarca Tenebrosa, o al menos no de forma visible. Debían ser los agentes delMinisterio. Harry sintió cómo las manos se le congelaban y comenzaba a sudarfrío. Era capaz de sentir la presencia de Voldemort aun cuando los separaban unpar de paredes. Respiró profundo un par de veces y miró a sus amigos, tanpálidos como debía estar él. Lara era la única que mantenía el temple neutro. Derepente se arrepintió de permitir que lo acompañaran, que tomaran el riesgo. Searrepintió de llevarlos a morir. Pero ya era tarde para regresar, rearmar unplan, enfrentar su destino solo.

Es hora susurró. Solotenemos una oportunidad.

Estamos contigosusurró Hermione. Todos.

Harry cuadró loshombros y se guardó su varita (no la de Snape) en la manga de la túnica, paratener un rápido acceso a ella.

Terminemos con esto.

En un parpadeo ya seencontraba a la puerta del salón que abandonaron los agentes. La punzada loacució en la frente, aunque no tuviese cicatriz con aquel disfraz. Al final deuna mesa larga, se encontraba Lord Voldemort. Enroscada en su cuello como ungrotesco foulard carnoso, se encontraba el sexto Horcrux. La serpiente Nagini.Voldemort levantó sus ojos rojos y lució tan sorprendido como el mortífago quelos había cuestionado.

Severus
no teesperaba tan pronto confesó.

Se levantó en toda sualtura considerable y Harry se adentró en la estancia, seguido por Lara, Ron yHermione. La sorpresa de Voldemort fue mayor al verlos. Les indicó cerrar lapuerta y con un movimiento fluido se les acercó. Harry sintió el ansia de atacarloal instante, sin embargo, en su lugar inclinó la cabeza (no olvidaba quienfingía ser) y murmuró, quedo:

Mi Señor.

Si todos hanregresado, debo suponer que la información era falsa dijo Voldemort.

 

Así es, mi Señor dijoHarry. Las manos le sudaban. No encontramos nada.

Pensé que buscarían unpoco más dijo Voldemort con voz sutil, venenosa. Que no se limitarían a mirarla casa que marcó Greyback. Potter pude estar escondido en algún lugar de lascercanías, incluso, acampar en el bosque. ¿Qué dices a eso, Severus?

Buscamos con cuidado,mi Señor explicó Harry sin dejar de hablarle a sus zapatos. Su mente trabajabaaprisa, rememorando la forma de hablar de su antiguo maestro de Pociones, elcómo podría funcionar su mente. Esperaba que los otros mantuviesen el templemientras durara la farsa. Debía convencer a Voldemort de que era realmenteSeverus Snape. Por eso le solicité que Bellatrix, Lucius y Narcisa meacompañaran. Nos dividimos y peinamos la zona. Pero conozco muy bien almuchacho y no vi seña alguna de él. Así que creí prudente regresar
quizásrealmente esté escondido y nos detectó. Unas horas sin nuestra presencia podríaanimarlo a asomar la nariz, si realmente está allí. Si lo ordena, mi Señor,regresaremos al sur y volveremos a buscar.

Esperó. Vio el bajo dela túnica de Voldemort balancearse a sus pies desnudos, de un mortal blanco.Escuchó el siseo de Nagini.

Muy bien. Confiaré entu instinto, Severus dijo finalmente el Señor Tenebroso. Hasta ahora, no mehas fallado. Retírense. Imagino que estén necesitados de descanso.

En realidad, mi Señor,quería tratar un asunto más.

Harry dejó que poco apoco, la varita que ocultaba en la manga se deslizara hacia su mano. Vio lospies de Voldemort regresar hacia él con pasos seguros.

¿Y qué es, Severus?

Harry levantó la vistay miró a Voldemort directo a los ojos.

Destruir su sextoHorcrux, por supuesto.

El instante deconfusión por parte de su enemigo fue su ventaja. No la desaprovechó. La varitale cayó en la mano y rápido como un látigo que restalla, la blandió contra elSeñor Oscuro y recitó un hechizo tan antiguo que las referencias de su origenestaban perdidas en el tiempo. El haz púrpura brotó de la varita con un rugidosobrecogedor. Nagini intentó lanzarse contra él con las fauces abiertas, peroel hechizo la impactó carcomiéndola hasta convertirla en nada más que cenizas,a la vez que una figura oscura, aullante, escapaba del cuello mutilado delanimal. El hechizo continuó su camino, impactó a Voldemort por el pecho y lo lanzópor los aires, haciéndolo caer revuelto sobre la mesa.

Nadie se movió. Harryaún tenía la varita extendida, sin temblar. Sentía detrás de él la respiracióncontenida de Ron y Hermione y la pausada de Lara.

¿Terminó? susurróHermione. ¿Es
es todo? ¿Ha muerto?

Creo que sí dijo Ron,también en voz muy baja. El hechizo terminó con la serpiente y con él
lo vi, creo
¿ganamos, tan fácil?

Nunca es tan fácildijo Lara con reservas.

Con agilidad felinasaltó a la mesa y avanzó por ella hasta acercarse al cuerpo de Voldemort ypatearle una pierna. Se agachó para alargar una mano hacia el cuello del SeñorOscuro. Entonces, Harry lo percibió. Mucho antes de que ella lograse tomarle elpulso.

¡No, Lara!

Todo sucedió en unparpadeo. Voldemort emitió un rugido y lanzó un zarpazo. Lara se apartó a tiempoy saltó lejos de la mesa para usar una silla de escudo cuando el Innombrable leenviaba un hechizo atronador que destrozó el mueble y cubrió la estancia conuna lluvia de astillas.

 

Durante todo el suceso,Harry no pudo más que quedarse estupefacto. Voldemort tenía seis Horcruxes.Nunca llegó a formar un séptimo. ¿O sí? Segundos después se percató del dolorde sus articulaciones y el cómo se encogía. Dejaba de ser Severus Snape paraser Harry Potter.

Y eso fue lo que vioVoldemort cuando esquivó un hechizo de Lara y se volteó a enfrentarlo.

Harry Potter.

Su nombre fue pronunciado con deliciamaquiavélica. La voz se deslizó fría, líquida, venenosa, corrió por todo sucuerpo sacudido a causa de la pérdida de efecto de la multijugos y anidó en su vientrecomo un puñal. Harry alzó la varita contra Lord Voldemort, mas antes de queentablaran un combate encarnizado en el reducido salón, el mago oscuro bloqueóun hechizo de Lara y la onda que provocó el parón la lanzó contra una vitrina.De otro movimiento de su varita, Ron y Hermione fueron abatidos con unafacilidad absurda.

¡Te espero, Potter! rió Voldemort.

Y el Lord desapareció con un sordo«¡crack!». Harry gritó de furia y, sin detenerse a pensar que podía tratarse deuna trampa (lo cual era, sin dudas), se lanzó fuera de la habitación.

Lara se removió entre las astillas ycristales de la vitrina. Se incorporó sin hacer caso de los rasguños y una vezen pie, revisó que no tuviese cortaduras serias. Desde su posición vio a Ron yHermione tendidos en la entrada. Ya eran ellos mismos, como igual ella ya noposeía el disfraz de Bellatrix. La figura encapuchada que estaba arrodilladajunto a los muchachos volteó la cabeza hacia ella. Se levantó entre espasmos ycorrió a cerrar la puerta del salón. Lara mantuvo la distancia y la figurapermaneció apoyada en la madera, respirando con agitación.

Es peligroso que estés aquí, padre dijoLara y se acercó un par de pasos. La figura se encogió, temblorosa. No estásbien. Mañana es luna llena, no te has recuperado de tus últimas heridas

Eso no importa. Tengo una misión quecumplir, sin importar qué. Se ha desatado el caos dijo el hombre con vozronca, estrangulada. ¿Mataron a la serpiente y él sigue vivo, cierto?

Sí, padre respondió Lara. ¿A dónde haido?

A darle la bienvenida a Potter la figuraenterró las uñas en la puerta, como si sufriese un dolor agudo. Después, poco apoco, sus dedos se relajaron y tomó una bocanada de aire. Típico. No existevillano alguno, hasta ahora, que aprenda a hacer las cosas como deben ser. Y esuna suerte para «los chicos buenos».

¿A qué te refieres?

Quiere matar a Potter con sus propiasmanos, pero en vez de aprovechar el instante en que se quedaron solos aquí, habajado a montar un espectáculo para sus seguidores. Significa que Potter tieneuna oportunidad
o ninguna, según el punto de vista. Y tú
tú eres la única quepuede cambiar el curso de todo.

Si te refieres a dejar sin magia aVoldemort

No. Eso es una ventaja. Dije: oportunidad.

Lara terminó de acercarse a la figura,apoyó una mano en su hombro y lo obligó a girar con lentitud. Bajo los plieguesde la capa, vio el rostro lacerado del hombre-lobo.

Ya sabías que Voldemort no iba a moriraunque despacháramos a la serpiente dijo. Lupin asintió. No dejaba de mirarlacon ansiedad. ¿Hay algo que debas contarme, padre?

El hombre se lo dijo. Lara por primera vez,experimentó la estupefacción.

 

Harry se dijo que no era tan idiota desaltar temerario en cada salón que encontrase. Al menos eso tuvo tiempo de pensarlobien. Había perdido la cuenta de las habitaciones que había registrado en buscade Voldemort. Le preocupaba no haberse encontrado a nadie. A su llegada lavivienda rebosaba de visitantes, ahora, parecía abandonada. Se había deshechode la capa negra y necesitó recortar las perneras del pantalón y las mangas dela camisa, además de apretarse el cinto, para que las ropas de la talla deSnape le ajustaran. En otro momento se hubiese sentido ridículo. Pero no eratiempo de preocuparse por su aspecto. También comenzaba a reprocharse por dejara sus amigos atrás. Pero después se convenció de que era lo mejor. Olvidados enaquel salón de reuniones, estarían a salvo.

Se detuvo en una nueva bifurcación. Noextendió la mano para apuntar con su varita, sino que la mantuvo cerca delcuerpo. No quería arriesgarse a que alguien lo patease y le quitara su arma.Dobló de un salto, de repente, mas no tomó por sorpresa a la mujer que loesperaba.

¡Hola, bebé Potter! chilló ella con unasonrisa desagradable. ¿Vienes a jugar con la tía Bella
?

Harry alzó la varita por toda respuesta. Lamujer que tenía ante sí, era la verdadera Bellatrix Lestrange. Enfrentarse porsegunda vez a ella, no iba a ser coser y cantar. No después de que casi lamatara en Borgin & Burkes.

Lara terminó de cerrar la herida en unbrazo de Hermione, mientras Lupin se ocupaba de Ron quien presentaba un cortefeo en el pecho. Pero por suerte, el brujo nada más llegar empleó un extrañocántico que unió las carnes, detuvo el sangrado y, por el momento, el pelirrojoestaba fuera de peligro.

Ponlos a salvo, padre indicó Lara. Porsuerte, las ropas de Bellatrix encajaban bien en su cuerpo real. Solo necesitórasgar las faldas para tener mayor libertad de movimiento. Iré a brindarle aHarry esa oportunidad...

Lupin la aferró por un brazo antes de queella abandonase el salón.

Ten cuidado, hija susurró. No quierovolver a perderte.

Ella no respondió. Realizó una florituracon su varita con la cual se encerró a sí misma y murmuró"Filtriddare". Sobre su cuerpo surgió una armadura de plata, conpiezas ligeras y capa oscura. Un casco ornamentado cubrió su cabeza. Lupinemitió un breve suspiro bajo su aliento.

Capa de caballero susurró. Hechizoantiguo

Pero efectivo en cuanto a protecciónmágica dijo Lara. Abrió la puerta y miró a Lupin, agazapado junto a Ron yHermione. Adiós, padre.

Si Lupin le respondió o no, nunca lo supo.Ella ya se encaminaba por el pasillo con su brillante armadura para rescatar aun mancebo en apuros.

Harry se lanzó al suelo para evitar unhechizo que reventó la pared donde antes estuvo su cabeza. Rodó a la derecha yen cuanto se detuvo, envió un hechizo contra Bellatrix, quien lo esquivó coninsultante facilidad. Se puso en pie y tuvo que poner a punto mano y mente,porque la mujer le envió una metralla multicolor mientras reía, mil veces másescalofriante que como lo había hecho Lara.

¡El bebé Potter sigue siendo un bebé! seburló ella del otro lado de la maraña de luz. Harry apenas tenía milésimas desegundos para esquivar un hechizo y preocuparse por desviar otro. ¡Quédatequieto, quieto bebé, vas a hacerte daño, ja, ja, ja!

 

¿Qué haces aquí, Bellatrix? Harry seacercó un par de pasos a la mujer mas tuvo que retrocederlos ante suensañamiento. ¿Arruinarle el momento a tu señor
?

¡No! gritó ella, histérica. ¡Él me llamóy yo regresé, al instante, me dijo que Potter y sus amiguitos jugaron a ser delos nuestros! Me castigó por mi descuido, por dejar que algún sangre sucia mearrancara cabellos y los usara en una asquerosa multijugos, ¡pero el Señor medijo que podía redimirme! ¡Me envió aquí, porque el bebé Potter tardaba mucho,pero ya lo encontré, ya lo encontré
!

El techo explotó ante un hechizo ciego yHarry se apartó para no resultar sepultado o muerto por algún golpe en lacabeza. Todo el ambiente se cubrió de polvo blanco y bloqueó toda visibilidad.Logró ocultarse tras un gabinete (¿qué hacía un gabinete allí?) ubicado alinicio (o final, dependiendo del punto de vista) del pasillo, que milagrosamentehabía sobrevivido a la trifulca. Escuchó la respiración agitada de Bellatrix.Luego sus tacones repicar en el suelo. Tac, tac, tac. La risitapseudodiabólica. Ji, ji, ji. Tac, tac, tac. Su confesión susurrada: ledije a mi Señor que te llevaría abajo. Pero le advertí que eras un bebé muytestarudo, Pottercito. Y a los bebés testarudos, les pasan cosas malas.Harry contuvo la respiración. Lo estaba buscando. No tardaría en llegar a él. Tac,tac, tac. Ji, ji, ji. ¿Pottercito? Harry se agazapó tras el mueble sinhacer ruido y alzó la varita, vigilando el borde de madera que lo ocultaba.

¡Te encontré
!

Bellatrix frunció el ceño al no ver a nadiedel otro lado del gabinete, e incluso se inclinó intrigada, por si el muchachose había convertido en un liliputiense. Harry, sin embargo, sí estaba allí ensu tamaño real. En una hábil maniobra, sacó el brazo por entre la capainvisible y empujó su varita contra el pecho de Bellatrix quien gritó desorpresa. Sectumsempra se deslizó fuera de sus labios con facilidad.Esta vez, no hubo Colagusano alguno que tropezara contra él y desviase elhechizo. El corte se provocó donde debía provocarse. La sangre, manó de dondedebía manar.

Lara dejó de escuchar los ruidos propios deuna batalla mágica encarnizada y se detuvo antes de tomar una bifurcación. Sepegó a la pared y prestó oído. Silencio. Un grito de sorpresa, corto yvibrante. Más silencio. Mantuvo la varita pegada al cuerpo y no abandonó laprudencia al reanudar su camino. Sospechaba que la mansión en ese instanteestaba hechizada para presentar un aspecto laberíntico. Pero ya estaba muycerca de la fuente del sonido. Todo se confirmó en cuanto vio polvo y restos deastillas.

Avanzó hasta la próxima bifurcación y lecostó creer que antes había sido un pasillo. El techo estaba descarnado y susrestos, bien desparramados por doquier. Junto a un gabinete (que por algúnmotivo estaba intacto), estaba Bellatrix Lestrange. Lara alistó la varita y seacercó a ella. Tenía los ojos vidriosos clavados en el techo. De la bocaentreabierta le corría un hilillo de sangre. Pero donde estaba el problema, eraen su pecho abierto en un corte profundo, oscuro de tanta sangre que escapabaen un lento fluir. Lara se arrodilló a tocarle el cuello. Estaba tibia. Sinpulso.

Dos minutos. Tres estimó el tiempo demuerte. Él no debe estar lejos.

 

Evitó pisar el charco de sangre engrudadacon restos de cemento y siguió su camino tras el rastro de Harry. Esperaba nollegar tarde.

Era tarde para regresar. Lo supo en cuantoentró en el salón que parecía abandonado. Oscuro. Silencioso. Antinatural.Luego los susurros, sombras que se deslizaron a su alrededor y lo ahogaron enun remolino de capas y máscaras mortífagas. Tarde, se dijo Harry conlos músculos tan tensos que comenzaba a sentir malestar; muy tarde.

Las luces quemaron sus ojos cuando seencendieron todas a la vez. A pesar de todo se mantuvo firme, con la varitaapretada en su mano. Escuchó risas hirientes, burlonas, de ansiedad. Distinguiósiluetas difusas que se movían, inquietas, en la periferia de su visión, porquefrente a él había una mancha grande, como un gran murciélago.

¡Por favor, por favor, silencio! ¿Dóndeestán sus buenos modales? era la voz de Voldemort. Harry se frotó los ojos ypudo distinguirlo a un par de metros de él, con su túnica negra y su palidezmortal, delgado, sinuoso. Aunque sus facciones estaban tensas y en el fondo delos ojos rojos, bailaba la ira. ¡Tenemos un invitado especial, quien se tomómuchas molestias para estar aquí hoy! Debemos ser buenos anfitriones...

La mirada roja taladró la verde de Harryhasta hacerlo lagrimear, aunque podría ser consecuencia de acabar de recuperarla vista. En un movimiento mecánico, alzó la varita y la dirigió justo al pechodel Lord Oscuro.

Los gritos repentinos y el que un hechizole zumbara en la oreja derecha lo obligaron a desistir de su maniobra paralanzarse a un lado. Todo se volvió un caos en el salón. Vio de reojo a losverdaderos Lucius y Narcisa desaparecer tomados de la mano junto al destello deun asustado Draco. No vio a Snape (si es que lo convocaron a él también), perosí a Crabbe y Goyle, empeñados en maldecir a alguien y no parecían pasarla muybien. Harry tuvo que ponerse en pie y defenderse porque, a pesar de no estar enla mira de Voldemort, sus sirvientes se lanzaban en su captura.

Después de aturdir a un par de mortífagospudo ver destellos plateados allí donde se había originado la lucha. Esquivó unhechizo, luego otro y mandó a volar a una mortífaga. Escuchaba su nombre. ¡Harry,Harry, conmigo, rápido
!
Corrió un par de zancadas y tuvo que apartarse de la estatua que lanzaron contra élhasta caer bajo una mesa. ¡Harry
!
Era Lara. Estaba totalmentediferente a como la dejó en el salón: ahora vestía una armadura de plata y capaoscura, parecía más vital, más ágil, más mortífera. Los hechizos rebotabansobre el conjunto como agua sobre un impermeable. Intentaba abrirse caminohacia él
¡Debes saber algo
!

¿Qué es?, quiso gritarle mientrasabandonaba la protección de la mesa; ¡dime! Pero eran separados pordemasiados mortífagos testarudos. Harry abatió a una bruja de un solo hechizo yse sintió más cerca de Lara. Sin embargo, el movimiento que captó por elrabillo del ojo aprisionó su atención. Voldemort escapaba por una puerta apocos pasos de su posición. Harry giró sobre sus talones y corrió tras él,lanzando hechizos a diestra y siniestra. Lo sentía por Lara. Él tenía unaprofecía que cumplir. Antes de desaparecer tras la puerta, pudo escuchar elgrito de advertencia de la muchacha.

 

La puerta llevaba a un pasillo, el pasilloa un recibidor y el recibidor a un salón principal. Cuando puso un pie allí, eldolor de cicatriz lo cegó. Retrocedió, aturdido. Veía todo blanco. No definíaimágenes. Su mente se había bloqueado.

Veo que sigues jugando tu papel de héroesiseó Voldemort en algún lugar.

Un haz de luz impactó a Harry por el pechohaciéndolo dar dos mortales en el aire antes de caer de espaldas al suelo. Rodóevitando dos haces de luz verde y se incorporó enviando hechizos contra Voldemortsin descanso, mientras el dolor de cicatriz lo hacía parpadear constantemente ylos deseos de gritar de dolor nacían de su pecho como alaridos de bestia.

Harry pudo abrir los ojos sin sentir que lehacían una lobectomía y no supo cómo (tampoco intentó averiguarlo más tarde)conjuró uno de los hechizos antiguos que Hermione se empeñó tanto en hacerloaprender. Por desgracia, Voldemort logró convocar una protección potente pararesistirlo, pero retrocedió con violencia a causa del impacto y dio contra unapared. Lo escuchó gritar, rabioso:

¡Aunque hayas aprendido unos cuantostrucos, no puedes contra mí, niño patético! ¡Avada Kedavra!

Harry esquivó por los pelos el chorro deluz verde. El dolor de cicatriz era tan extremo que comenzaba a volverse lento.Sin pensar en lo que hacía, abandonó el salón a la carrera. Necesitaba calmarseel dolor de cicatriz a un lugar seguro. No podía seguir así. No podía ver. ¡Nopodía formular los hechizos! ¡No podía combatir en esas condiciones!

Corrió por un pasillo lleno de puertas,empujó la antepenúltima y cayó de lado en el suelo. Su cerebro se bloqueaba. Eldolor le paralizaba la mente y las extremidades. Agarró un jarrón de porcelanaencima de una mesita y se lo pegó a la cicatriz. Cerró los ojos, plácido, y serecostó en una pared. El dolor aminoraba.

¿Dónde estás, Harry? llamó lavoz de Voldemort. Aunque estaba seguro de que solo lo escuchaba él. Hubo unestruendo muy similar al de una puerta que es arrancada de sus goznes. ¿Quieresjugar a los escondidos?

Permaneció en silencio, a pesar de saberque el señor Oscuro estaba bastante lejos.

¡No seas estúpido y ríndete! ¡Sabesque nunca podrás matarme! Aunque acabes con mi cuerpo seguiré vivo. Has destruidotodos mis Horcruxes, o casi todos. Pero te falló la cuenta
Falta uno. ¡Elúltimo Horcrux eres TÚ!

Harry sintió cómo caía en un abismo. ¿Él,un Horcrux? Por desgracia, no pudo pensar que se trataba de un sueño oalucinación auditiva, porque Voldemort continuó su monólogo:

Es verdad que trasmití algunos de mispoderes en ti la noche en que te fui a matar. Es verdad que quedé moribundo,reducido a algo menos que estar vivo. Pero al transmitirte mis poderes dejé unpedazo de mi alma en ti. ¿Crees, niño estúpido, que nunca me percaté de nuestrainusual conexión y no me interesé en el por qué se formó? ¿Crees que no volví ausarla con mesura después de nuestro último encuentro en el Ministerio deMagia? ¿Cómo crees que lo supe? Finalmente se cumplió mi deseo, ¡sieteHorcruxes, siete pedazos de alma y tú eres ese séptimo!

La puerta de la habitación donde estabaagazapado Harry saltó fuera de sus goznes y Lord Voldemort entró.

 

No me importaría matarte susurróapuntándole con la varita. Aunque seas mi Horcrux.

Pero antes de que Harry pensase cualquierhechizo, una voz gritó a espaldas de Voldemort algo indescifrable y el LordOscuro se desplomó en el suelo. Harry miró al frente. Lara estaba en el umbralde la puerta con su reluciente armadura, pero sin un blanco corcel.

¡Lara! ¿Qué has hecho
? preguntó Harrydébilmente. Él
no puede

No lo he matado. Sólo estará aturdido poralgunos minutos. He avisado al Ministerio. En este instante se realiza lapurga, no tenemos mucho tiempo lo cortó ella. Se acercó para agarrarlo de unbrazo y tirar de él. Ven conmigo.

No, tú no lo entiendes, es

Hay que sacarte ese Horcrux.

Harry quedó sin habla. Lara lo llevaba deregreso al salón donde el dolor de cicatriz se había hecho insoportable y,también, donde no pudo hacerle frente a Voldemort.

¿De qué
cómo lo sabes? ¿Voldemort hablópara toda la mansión
?

No. Mi padre me lo dijo. Lo descubrió unpoco tarde, si puedo decir. Por eso intentaba llegar a ti antes de queintentaras acabar con Voldemort se detuvo junto a un desastre decorativo y lomiró con intensidad. Debo quitarte el Horcrux. Quédate quieto. Y en silencioamenazó cuando Harry hacía el intento de replicar.

Pasó la mano con lentitud frente al rostrode Harry. Pero cuando llegó a quedar en paralelo a la cicatriz, comenzó atemblar.

¿Qué haces, Lara? preguntó Harry con losdientes apretados.

Ella no respondió. Harry empezó a sudar,sus ojos se nublaban, estaba mareado, como si le faltase el oxígeno. Suspupilas se dilataron y se estrecharon como si estuviese siendo expuesto acambios de luz. Su cicatriz se abría. Lo sentía. Algo se movía en su interior.Algo era extraído con lentitud, poco a poco, resistiéndose. El zumbido queatenazaba sus oídos se volvió insoportable. Harry temblaba de pies a cabeza,con los ojos en blanco. Ese algo que tenía en su interior lo desgarraba. Derepente, no supo por qué, le vino a la mente una película de alienígenasincubados en los estómagos humanos y, para salir, desgarraban la tripa. Soloque a él le abrían la cabeza.

El zumbido desapareció de sus oídos. Abriólos ojos. De su frente escapaba una neblina oscura, atraída irremediablementepor la mano de Lara quien mostraba una expresión de sufrimiento extremo:dientes muy apretados y la cara contorsionada del esfuerzo. Emitió el grito dedolor que Harry mantuvo atorado en la garganta y con un último esfuerzo, laneblina anidó en su mano y la arrancó del cuerpo de Harry. Se tambaleó atrás eintentó cerrar la mano, pero el engendro oscuro informe chillaba, se debatía enfluctuaciones. Quería escapar a la abolición de magia. En un último esfuerzo,Lara cerró la mano y la niebla negra desapareció en una bocanada de humo. Lararetrocedió hasta apoyarse en un butacón. De repente parecía estar débil,sumamente débil. Harry sintió que era lo justo por acabar con un Horcrux a manolimpia. Literalmente. Se acercó a ella y alzó una mano, pero ella lo apartó conbrusquedad y se impulsó al frente, señalando a alguien a quien no podía ver.

Harry vio el haz de luz verde y gritó unaadvertencia. Fue tarde. Aunque el Avada Kedavra perdió poder y potencia en elaire hasta volverse un débil hilo, impactó a Lara por el estómago y la elevópor el aire. La armadura se desprendió de ella en mil esquirlas diminutas,brillantes. La capa fue carcomida por un fuego invisible que la redujo acenizas. Pareció magnífica, iluminada. La visión solo duró fracciones desegundos, porque a los siguientes era estampada contra una pared y caía sobreescombros que fueron testigos inanimados del vano intento de Harry por lucharciego de dolor. El muchacho se volteó para apuntarle a Voldemort con suvarita,

 

Ahora que hemos erradicado las presenciasinnecesarias, terminemos con esto. No más ceremonias dijo Voldemort con unasonrisa macabra. Blandió su varita: ¡AVADA KEDAVRA!

Mas solo salió una bocanada de humo verde.

¿Qué demonios? murmuró Voldemort. Volvióa apuntarle a Harry. ¡Avada Kedavra!

¡Es inútil! gritó Harry envuelto en unaeuforia extraña. ¡Ella destruyó tu sexto Horcrux y te dejó sin poder mágico!¡SECTUMSEMPRA!

El corte se abrió en el pecho del SeñorOscuro sin nada que lo produjese, quien miró, sorprendido, cómo el fluido vitalescapaba de su cuerpo. Alzó su varita y trató de curarse, pero le fueimposible, porque no tenía magia.

¡SECTUMSEMPRA! volvió a gritar Harry y enmedio de una ira descomunal, conjuró algo que nunca pensó en hacer: ¡AVADAKEDAVRA!

Un haz verde que zumbaba su torrente demuerte atravesó como una lanza de luz el pecho de Lord Voldemort. Cayóarrodillado en el suelo. Emitió una risa sin sentido y cayó desplomado sobre elcharco de su propia sangre.

Harry aún se mantenía con la varita enalto, sin despegar la vista del cuerpo de Voldemort. Lentamente, su cerebrocomenzó a despertar, a recordar dónde estaba, por qué y lo que había hecho.También recordó que no estaba solo. Dio media vuelta y corrió hacia losescombros donde Lara yacía.

¡Lara...! ¡No, no... por favor...resiste...!

¡Apártate, Potter!

Harry sintió unas manos que lo aferraron porlos hombros y de un tirón lo lanzaron a un lado. Se sentó en el suelo y limpiósus gafas llenas de polvo. La primera impresión, fue que Lupin cargaba a Laraen brazos y la apartaba de los escombros, para dejarla tendida sobre un sofásin destrozar (milagrosamente). Segundos después, Lupin dejó de ser Lupin. Sucabello se volvió liso, negro, largo, que le llegaba casi por los hombros. Surostro palideció y le creció una nariz ganchuda. Sus ojos ya no eran castaños,sino negros, como túneles sin final, abiertos de miedo mientras comprobaba elpulso en el cuello de la muchacha.

Apártese de Lara.

Snape no le prestó atención, encorvadosobre el cuerpo de la muchacha. Harry tardó un par de segundos en percatarse deque el hombre hacía lo posible por contener la angustia. Se deshizo de la caparaída del disfraz de Lupin y cubrió con ella a Lara. Después, dedicó una miradafuriosa a Harry.

Ella está viva. Apenas musitó. No parecíaimportarle que Harry le apuntase con la varita, ni su rostro congestionado, divididoentre la estupefacción y el odio. Ocúpate de que la traten bien en San Mungo.Después iré a buscarla.

¿Qué
? Usted
usted no buscará a nadie
¡Si alguien buscará a Lara es Lupin, su padre!

Snape dejó escapar una risa amarga.

Sí, estoy al tanto de tal suplantación depaternidad dijo con acidez. Pero todo terminó: la misión para la que te cebóDumbledore todos estos años, la mía y la de ella. Estoy libre para reclamar ami hija. Vendrá conmigo, como debió ser desde el inicio

 

No sé de qué habla pero juro que

El gemido cortó la discusión. Lara volvíaen sí. Entreabrió los ojos y Snape se apresuró en agacharse junto a ella ysostener su mano.

¿Dónde estoy? preguntó ella con vozdébil.

Shhh, no hables susurró Snape, guardafuerzas

¿Remus? apenas murmuró ella.

No. Lupin era un impostor. Soy tu padre.Tu verdadero padre dijo Snape con ansiedad, pero la muchacha había vuelto aperder la conciencia. Le besó la frente y se puso en pie. Llévala a San Mungo.Después la voy a buscar.

Como Harry de forma obstinada mantenía lavarita arriba, Snape hizo una floritura en el aire para conjurar un frasco decristal con un corcho. Apoyó su varita en la sien y tiró con suavidad. Extrajouna larga tira de pensamiento plateado, muy larga. La dejó caer en el frasco ylo tapó con el corcho.

Espero que esto te convenza, Potter dijocon frialdad, al dejar el frasco al alcance de Harry. Ya nos veremos. Losrefuerzos del Ministerio no deben tardar en llegar aquí.

Desapareció con un "¡Crack!".Harry miró el frasco con las memorias. Quería aceptarlo pero a la vez, se decíaque no le iba a hacer ningún bien saber la verdad. Después de varios minutos dedebate interno, recogió el frasco y se lo guardó en el interior de la túnica.Comprobó que Lara siguiese inconsciente pero viva y convocó a su Patronus. Unhermoso ciervo plateado se desprendió de su varita y lo miró con sus ojosbrillantes.

Busca ayuda dijo.

El ciervo agitó la cabeza y de un saltotraspasó la pared. Harry bajó la vista hacia Lara y soltó aire. Tenía que sermentira.

RemusLupin caminaba aprisa por los pasillos de San Mungo. Aunque solo había ido a lacafetería a buscar sendas tazas de té, había algo que lo preocupaba. Empujó unapuerta blanca con un hombro y terminó de entrar. Harry se levantó de la sillacomo si hubiese tenido un resorte y agarró la taza de té antes de que el brujose la ofreciese.

¿Quéhaces levantado? le preguntó Lupin, ceñudo.

Estoybien dijo Harry sentándose de nuevo en la misma silla.

¿Estásseguro? insistió el brujo.

Harryasintió.

Habíanpasado tres horas desde su encuentro con Lord Voldemort. Tres horas en las quetuvo que permanecer acostado en una cama, examinado por varios curanderos.Eficientes, pero muy preguntones. Querían saber con lujo de detalles cómo murióVoldemort. En realidad, todo San Mungo quería saber. Así que le hacían visitasirritables a la habitación, ofreciéndole confort desde una toalla tibia hastacaramelos, hasta que Lupin se cansó y cerró la puerta en la cara a trescuranderas curiosas.

Elmismísimo Ministro de Magia: Rufus Scrimgeour, se había presentado en lahabitación media hora atrás.

¿Estásbien, Harry? le había preguntado por quinta vez en los dos minutos de visita.

Sí,señor contestó Harry también por quinta vez, gélido.

Has
has hecho una gran hazaña, ¿cierto?

Esodicen dijo Harry encogiéndose de hombros.

¡Eso dicen! Oh mimuchacho, no sabes nada exclamó Scrimgeour con una sonrisa vacilante. ¡Has vencidoal mago Tenebroso más poderoso de todos los tiempos! ¡Por Merlín! ¡Eresgrandioso, Harry!

Ustedno pensaba lo mismo cuando me acusó de tener Horcruxes masculló.

 

ElMinistro carraspeó.

Creoque podemos olvidar ese pequeño malentendido y concentrarnos en los hechosactuales, como por ejemplo, tu amiga cambió de tema. Todo buen político que serespetase siempre tenía los recursos necesarios para llevar por otrosderroteros una conversación incómoda. Y Rufus Scrimgeour era un buen político.Y también se respetaba. Tú ganaste la batalla con apenas unos rasguños. Ellano tuvo tanta suerte.

Harrymiró a la cama que tenía al lado. Lara dormía en ella. La muchacha habíallegado moribunda a San Mungo. Hasta los curanderos dijeron asombrados quehabía sido un milagro que se salvara. Pero por suerte la habilidad de Lara deAbolir Magia, aunado al poder de aquella extraña armadura, logró quitarle muchopoder mágico a la maldición asesina de Voldemort.

Perode todas formas la maldición la había impactado y casi le hace trizas el hígadoy el páncreas. Hubiese sido la muerte de Lara si no la hubiesen llevado deinmediato a San Mungo. Ella todavía estaba muy débil y debían limpiar su sangrea causa de las heridas en el hígado. Harry siempre pensó que ella tuvo muchasuerte después de enfrentarse a una horda de mortífagos y servir de escudohumano. Lara simplemente descansaba después de un día muy largo y tedioso.

Ellame salvó la vida murmuró Harry. Por eso está así.

¡Peroestá viva! dijo Scrimgeour en el mismo tono que debió usar el Dr. VíctorFrankenstein cuando por fin revivió a su monstruo. Luchó y venció, su nombreserá recordado también en el Mundo Mágico

Nocreo que ella quiera eso.

Deberíaspreguntarle cuando despierte. Espero ansioso su respuesta
y tú, queridomuchacho, si deseas algo... el Mundo Mágico está en deuda contigo. Pide lo quequieras.

Queme dejen en paz masculló Harry y se hundió en su cama.

ElMinistro quedó estupefacto y después de decir que le enviaba una lechuza parasaber de su recuperación, salió de la habitación apresuradamente.

Peroa Harry en esos momentos, mientras observaba el rostro relajado de Lara, loinquietaba otra cosa.

Rony Hermione están bien. Les darán de alta dentro de unas horas dijo Lupinsacándolo de sus pensamientos. Quien quiera que los haya curado antes detraerlos aquí, hizo muy buen trabajo.

Bien,es... perfecto murmuró Harry. Alzó la cabeza y miró a Lupin para preguntar:¿Trajo lo que le pedí?

Sí.

Lupinsacó de entre sus ropas un cuenco de piedra pequeño, le dio un toque con suvarita y aumentó de tamaño dejando ver realmente lo que era: un pensadero.

Meencontré con Snape dijo Harry levantándose y buscado algo en el armariopequeño que había en la habitación. Me dijo un montón de tonterías. Que Laraera su hija y que vendría a llevársela cerró el armario y se volteó con unabotellita sellada. Dentro de ella, había una especie de sustancia plateada. Medio memorias. Está loco, ¿sabe?

¿Entoncespor qué guardas sus memorias?

Harrymiró el frasco como si acabase de percatarse de que lo sostenía.

Meda curiosidad. Aunque podría destruirlas

No.Si Snape te entregó las memorias es porque quizás aclaren un par de cosas.

Harryzangoloteó la cabeza, indeciso. Mas al final vertió el líquido plateado en elpensadero. No le sorprendió que Lupin se acercase. Miró al brujo, inquisitivo

 

Túprimero dijo el hombre-lobo.

Harrytomó aire y hundió la cara en el pensadero volcándose dentro de él. No acababade tocar tierra firme cuando Lupin cayó a su lado.

Estabanen una estancia en penumbras. La primera impresión de Harry era que no habíanadie. Las paredes estaban cubiertas de libros, la mayoría con tapas oscuras.La lámpara de techo estaba apagada y la única fuente de luz era la luz de lunaque lograba colarse por las rendijas de las ventanas casi cerradas. Lahabitación era pequeña, con un sofá raído, una mesita desvencijada y un sillónviejo que no estaba vacío.

Habíaalguien sentado en él. Lupin le puso una mano en un hombro a Harry y lo condujohasta que los dos quedaran frente al sillón.

Allídormitaba un hombre. Vestido con ropas oscuras, cargaba sutilmente lo queparecía ser un bulto de telas sobre su pecho, terminando apoyadas en su hombroizquierdo. Harry entornó los ojos. No veía bien con toda esa penumbra. Lupinestaba a su lado, en mutis. Tocaron a la puerta y Harry se sobresaltó.

Elhombre del sillón abrió los ojos, oscuros, como túneles sin final. Acarició consuavidad el bulto de telas. Volvieron a tocar a la puerta con insistencia, peroel hombre permaneció en silencio, sin moverse. Tocaron más fuerte. Quien quieraque fuera quería entrar a la casa a toda costa. El hombre por fin se levantó.Los rayos de luna lo iluminaron. Tenía piel cetrina, pelo negro liso, grasoso,que le caía en cortinas enmarcándole la cara y una prominente nariz ganchuda.El hombre, no era otro que un joven Severus Snape. No había soltado el bulto detelas. Snape se acercó al sofá raído y dejó su carga allí. Se enderezó de golpecuando volvieron a tocar a la puerta. Avanzó por la habitación hasta la puertay Harry pudo acercarse al sofá. No era un bulto de telas. Era un bebé y estabadespierto. Miraba al techo con unos ojillos aun de un azul muy oscuro. Conincomodidad, intentaba zafarse de las ataduras de telas.

¿Quiénes?

Harryse sobresaltó con el susurro de Snape, quien había abierto una rendija de lapuerta y miraba afuera.

Soyyo, Severus. Abre.

Snapeno abrió, por lo que Harry tuvo que moverse para confirmar quien era elvisitante. Por la misma rendida por donde se asomaba Snape, se entreveía a unmago alto y delgado, con larga barba plateada que le llegaba casi a la cintura.Tenía nariz curva y ojos azules, vivaces. Albus Dumbledore. Snape gruñó.

Noestoy disponible ahora. Una lástima que vinieras hasta aquí

Buenasnoches, Severus lo cortó Dumbledore con cordialidad. Voy a olvidar tu faltade educación y también diré lo que vengo a

Ellaya no está conmigo atajó Snape.

Dumbledorearqueó ambas cejas. Harry sentía la tensión arremolinarse en el ambiente. Lupinno se había movido del sofá, donde descansaba el bebé.

¿Dóndela dejaste? preguntó Dumbledore.

Lejos.

Necesitoque me digas.

Losiento. Por su seguridad, no puedo decirlo.

¡Ah,Severus, claro que puedes decirlo! ¿No sería mejor discutir esto al abrigo detu casa? Es una noche lluviosa y mis huesos ya no son jóvenes, ¿podemoscalentarnos en el hogar, con una taza de té, quizás
? con delicadeza, sinirrumpir, sin parecer una violación a la propiedad, Dumbledore logró abrir lapuerta lo justo para entrar en la casa. Snape le bloqueó el paso, con loslabios apretados en una raya fina de tensión. ¿Por qué estás tan a oscuras,Severus?

 

Diola impresión de que Snape iba a abalanzarse sobre Dumbledore cuando éste alzósu varita. Hubo un estallido y la lámpara de techo se encendió, pero actoseguido, el bebé empezó a llorar. Harry se apartó cuando Snape fue hacia elsofá y cargó al bebé que lloraba para apretarlo contra su pecho susurrándolepalabras de consuelo.

Eresun fantástico Occlumens dijo Dumbledore con voz queda. ¿Por qué no la hasdejado en otro lugar, como acordamos?

Snapelo miró con fiereza. El bebé había dejado de llorar al mero contacto con elbrujo.

Esmi hija. Está segura conmigo.

Noes cierto. Ella está en peligro. Entrégame al bebé.

Enlos ojos negros de Snape surgió un brillo feroz. Cubrió al bebé con sus brazos,pero Harry vio que lo hacía con su propia vida.

No.

Noseas terco, Severus dijo Dumbledore con brusquedadNo la vas a poder criarsolo. Sé que te afectó la muerte de Florence... pero ella...

Ellahubiese querido que criara a nuestra hija.

Noserá permanente. La vas a volver a ver.

Snapeestrechó los ojos y su voz escapó ronca, fiera:

¿Quédices?

Lavas a volver a ver. Antes de que cumpla los diecisiete. Dos días antes de sudecimoséptimo cumpleaños. La citaré en la base de operaciones de la Orden delFénix, sea cual sea en el futuro. Pero ahora, entrégamela.

No.

Dumbledoreemitió un suspiro de derrota.

Comoquieras dijo. Pero creo que te ves cansado. Déjame prepararte un té. Tengoentendido que casi acabaste de llegar de donde estaba Voldemort. ¿Dónde latenías?

Ledoy poción para dormir cada vez que salgo. No puedo arriesgarme a que mi hijase quede despierta.

Noes la forma correcta de atender a un bebé.

Nadieme tiene que decir cómo atender a mi hija.

Muybien. Entonces, estás cansado. Voy a prepararte ese té.

Snapehizo un gesto afirmativo con la cabeza. A Harry le dio mala espina ese té queiba a preparar Dumbledore, pero miró a Lupin.

¿Esebebé... es Lara? preguntó al brujo.

Lupinasintió en silencio.

Entonces...

Noes mi hija. Snape tenía razón.

¿Peroentonces por qué...?

Despuéshablamos, Harry.

Dumbledorehabía regresado con una taza de humeante té y se lo tendió a Snape.

Yola sostengo dijo Dumbledore.

Snapelo miró con recelo y se las ingenió para cargar al bebé con un brazo y agarrar lataza con la mano libre. Se bebió la infusión de golpe y acto seguido elrecipiente escapó de sus manos, estrellándose contra el suelo. Snape sacudió lacabeza, aturdido, puso los ojos en blanco y todo se volvió negro, excepto porHarry y Lupin, quienes seguían parados en medio del aire.

Huboun estallido de luz y volvieron a aparecer en la pequeña estancia, donde estabaSnape dormido en el sillón, sosteniendo un bulto de tela en sus brazos. Cargómejor el bulto de tela. El sol entraba a raudales en la estancia, iluminandotodo. Snape terminó de despertarse, pero cuando miró a las telas, parpadeó yempezó a respirar con dificultad.

¿Lara?llamó¿Lara
?

Snapedesenvolvió las telas sobre sus piernas, pero al suelo rodó un tocón de madera.

¡NO!gritó. ¡HIJA! ¡LARA!

Harryy Lupin se apartaron cuando Snape sacó su varita y empezó a buscar desesperadopor toda la estancia. Agitó su varita contra uno de los libreros y este sedescubrió revelando una escalera oculta. Harry y Lupin corrieron tras Snape. Llegarona una habitación con una gran cama, y cortinas carcomidas en las ventanas. Enuna esquina, había una cuna. Snape corrió hacia allí y la miró con los ojos muyabiertos.

 

Elbrujo emitió un grito de angustia que hizo retumbar toda la habitación y empezóa sacar todo lo que había dentro de la cuna, lanzándolo a todas partes. Volcóel mueble y empezó a lanzarlo todo al suelo, emitiendo horribles alaridos comoun lobo herido, llamando a su hija.

¡MIHIJA! ¡SE LA HAN LLEVADO! ¡MI HIJA! aullaba como si de repente hubiese perdidola cabeza. Cayó sobre la cama, y sollozó. Mi niña... Me la han quitado...

Harrysintió pena por Snape. Lupin no decía nada. Parecía impactado de ver a Snape enese grado de locura.

Dumbledoremurmuró de repente con voz ronca. Él tiene a mi niña... ¡ÉL TIENE A MI HIJA!

Snapefue a su armario y lo abrió de una patada. Descolgó una larga capucha negra yse la puso. Hubo un "Crack" y todos desaparecieron de la habitacióndestrozada.

Harryse encontró de repente frente a las rejas de Hogwarts y pudo ver a Snape entrarcorriendo.

Vamos,Harry dijo Lupin. Debemos seguirlo.

Harryy Lupin siguieron la loca carrera de Snape que los llevó directo al despacho deDumbledore. Cuando ellos llegaron, ya Snape había abierto la gárgola y corríaescaleras arriba. Harry y Lupin lograron alcanzarlo en las escaleras. El brujoabrió la puerta del despacho de una patada y entró. Dumbledore estaba deespaldas a él, pero se dio vuelta al sentir el estruendo.

¡Ah!¡Severus! Que gusto en...

¡MIHIJA! bramó Snape agarrando a Dumbledore por el pecho de la túnica y con unbrillo de locura en sus ojos negros. ¡QUIERO A MI HIJA! ¿DÓNDE ESTÁ?¡DEVUELVEME A MI HIJA!

Ellaestá en un lugar seguro. Ya no es tuya dijo Dumbledore con frialdad.

Huboun estallido de luz y Snape salió despedido por el aire hasta aterrizar sentadoen una silla.

¡ENTREGAMEA MI HIJA, ALBUS DUMBLEDORE! rugió removiéndose frenéticamente, pero parecíaatado por cuerdas invisibles.

Olvidaque tienes una hija repitió Dumbledore arreglándose la túnica como si nadaestuviese sucediendo. Es por su seguridad y por la tuya. Olvídala.

Sacóla varita y se acercó al brujo.

Olvídalarepitió al apuntarle.

¡NO!

Snapevolcó la silla al realizar una especie de pirueta. El hechizo que parecíacontenerlo se rompió y se levantó de nuevo con su varita en alto. Ambos brujosmantuvieron las posiciones. Hasta que Snape, derrotado por los ojos azules,retrocedió con lentitud hacia las escaleras.

Estono termina así siseó.

Todoquedó negro de nuevo y él y Lupin cayeron en otro lugar.

Habíauna mesa y el corazón de Harry dio un vuelco. Sirius estaba allí, joven,hermoso, con la silla recostada en dos patas. Al lado de él, estaba Lupin. Peroera un Lupin más joven y lucía menos demacrado que el que estaba a su lado. Eljoven Snape también estaba allí con apariencia sombría. Dumbledore se habíalevantado y los tres brujos presentes en la sala lo miraron. Snape con un pocode hosquedad.

Remus,Sirius, después tengo que hablar con ustedes dijo Dumbledore. Lo que másurge, es para ti, Severus. Es sobre tu hija.

 

Elrostro del brujo se iluminó.

¿Mela va a devolver? preguntó con esperanzas.

Severus,tu hija... Lara Snape... está muerta dijo Dumbledore despacio.

Snapeno pareció capaz de reaccionar por algunos minutos. Soltó una risa nerviosa yse aferró a la mesa.

Ustedcomo siempre, con sus bromas dijo.

Metemo que no, Severus. Lara murió ayer, de un paro respiratorio. No se pudohacer nada.

Snapese levantó pero las fuerzas le fallaron. Retrocedió con un par de trompicones,se llevó las manos a la cabeza con la mirada vacía. Harry vio que la expresiónde Sirius ya no era de desprecio, sino de pena. El joven Lupin había bajado lacabeza contra la mesa, como una especie de muestra de respeto.

Todovolvió a ser negro y, esta vez, cayeron en una habitación pequeña con dos camaspersonales, dos mesitas de noche y un armario. Harry estudió al hombre queestaba sentado en el borde de una de las camas. Llevaba una capucha negra quele ocultaba todo el rostro.

Lapuerta se abrió y entró una niña con expresión vacía, neutra. Era muy pálida,menuda, de ojos esmeraldas. Harry contempló a Lara con once años de edad unossegundos antes de que alguien más entrara. Dumbledore apareció detrás de laniña y miró con fijeza al hombre que se había levantado. El extraño se fue aacercar a la niña, pero Dumbledore se interpuso.

Veafuera dijo a la niña. Vendrás cuanto te lo ordene.

Laniña sin una réplica salió de la habitación.

Devuélvemela.

Harrypudo reconocer la voz de Snape. Sintió rechinar la puerta y se volteó. Había unojo esmeralda asomado por la rendija.

Porfavor, Albus, devuélvemela suplicó. Devuélveme a mi pequeña. Por favor... noera necesario apartarla de mí
pude criarla, es mía, devuélvemela

Confundestodo. Esa niña no es Lara. Tu hija está muerta.

Mementiste, no es cierto, no está muerta musitó Snape, rabioso. Investigué.Encontré los papeles de este orfanato, ¡aquí, en Alemania, tan lejos de mí!¡Ella es mi Lara, mi hija, mi pequeña! ¡No te pertenece
!

Veslo que deseas ver. Ella no es tu hija. Es Katleen Hug. Es hija de un viejoamigo fallecido. Regresa a Londres, olvida a tu hija. Ella está muerta.

Snapemasculló algo y desapareció con un "crack" a la vez que todocomenzaba a desvanecerse. Esta vez, el despacho de Dumbledore se reconstruyóalrededor de ellos. Harry vio a su profesor de Pociones más cercano a lo queconocía. Dumbledore parecía fatigado hundido en un butacón. Sobre unportabrazos descansaba su mano negra, marchita.


eso te pido, Severus.

Despuésde todo lo que me has hecho aún esperas más servicios de mi parte dijo Snapecon los dientes apretados. ¿Para qué contemplar el futuro, si le queda tanpoco? Podría terminarlo aquí y ahora. Así le ahorro el dolor a usted y a losque le rodean quienes siempre terminan sacrificados como corderos.

Noes el momento. Debo mostrarle al muchacho
lo que él debe saber.

Porsupuesto. Tu caballo en el tablero del juego. El jaque mate de la coz que has planeado todosestos años. Mientras nosotros, tus peones, corremos de un lado a otro del campopara jugar nuestros sucios papeles.

Pacta sunt servanda, enespecial, el que nos une, Severus. El que hiciste, hace dieciséis años atráspara proteger a los tuyos, para proteger a tu amiga Lily, no te deja opción

 

¿Ymi hija estaba incluida? ¿Arrebatármela era una de las obligaciones?

Prometisteservirme hasta el final y necesitaba a tu hija. Por desgracia, la pequeña nosobrevivió. Supéralo. Tal desgracia no disolvió nuestro pacto y como diría unbuen jurista: contractuslex. Si lo rompes, ambos sabemos qué sucederá.

Snapeapretó los labios en una fina línea.

Queasí sea, Dumbledore. Acataré tus órdenes

Elentorno comenzó a difuminarse, esta vez, para ir quedando en blanco. Lupin lepuso una mano en un hombro a Harry y presionó.

Eshora de regresar.

Harrysintió como sus pies despegaban de la oscuridad en que estaba parado y saliódel pensadero dando una voltereta en cámara lenta junto con Lupin. Mientras élse acostumbraba a estar de regreso en la realidad, el brujo tomó el pensaderoy, con su varita, regresó las memorias a la botella.

Harryse sentó en su cama y contempló a Lara dormir. Su cabeza era un torbellino. Lasmemorias de Snape habían resultado ser un golpe en el estómago, un cambio de perspectiva,un giro total en los acontecimientos, mayor que la confesión del brujo altérmino de la batalla. Sin embargo, Harry no dejaba de preguntarse qué podríaser lo correcto para Lara. ¿Saberlo, o no? ¿Qué consecuencias podría traer laverdad? ¿Cuáles continuar la mentira? Sin percatarse, ya estaba sumido en unavorágine de reflexiones las cuales esperaba resolver pronto o quizás, corría elriesgo de ser abatido por una crisis de nervios.

Esperabano colapsar antes de hallar la solución.

Creo que esto debería ser devuelto a sudueño.

La voz de Lupin lo hizo caer en larealidad. El brujo dejó la botellita con las memorias encima de la mesita denoche de Lara y ocupó la silla de visitante. Harry permanecía sentado en elborde de la cama, con la vista clavada en la dormida Lara.

Entonces... ella es hija de Snape...murmuró Harry. Alzó la mirada hacia el hombre-lobo. ¿Usted lo sabía? ¿Desdeel inicio? ¿Por eso era frío con ella?

Tuve mis dudas. Cuando la vi por primeravez, una gárgola me lleve, creí que era la reencarnación de Florence, la mujerde Snape Lupin pasó una mano por la barbilla sin afeitar, pensativo. Despuésde echarle una segunda ojeada, descubrí mucho de Snape en ella. Oh, sí, lagenética es algo maravilloso. No culpo a los muggles por estar tan interesadosen investigarla. Pero me resistía a creer que realmente fuese la hija de Snape.Mayormente porque le creí a Dumbledore aquel día, cuando comunicó la noticianefasta. Pero después de observarla en la Madriguera me convencí de que esaniña nunca murió y terminó convertida en una herramienta. Un Militubus Verus.

¿Un qué?

Soldado Verdadero. Magos entrenados parala batalla, a los cuales se les erradica todo sentimiento y no poseen lazosafectivos de ninguna índole. Una atrocidad de la Edad Media que al parecer,atrajo la atención de Dumbledore. Pero creo que Lara salió
"defectuosa".

¿Qué quiere decir? ¿Defectuosa? ¿Ellapadece
?

No. Lo digo en el sentido de que tomóconciencia y comenzó a generar dudas y responderse preguntas en medida de loposible. Quiso saber de dónde venía y quién era. Se enamoró de Charlie. Sepermitió dudar si cumplir órdenes o descubrirse como ser humano. Realizósacrificios físicos y psicológicos. Tomó decisiones por su cuenta que afectabantanto la misión para la que fue preparada como aspectos personales. Todo eso,según tengo entendido, no es parte de un Militubus Verus. Quizás debido a taldesestabilización, tal conflicto interno, fue que se descuidó tanto.

 

El silencio cayó entre ambos con densidadcasi palpable. Mas no duró mucho.

Lara recibía mensajes anónimosconfeccionados con letras del Profeta
siempre la alertaban de lo que iba asuceder. O le enviaban regalos. Supongo que no era usted, como ella y todospensábamos.

No. Era Snape. Todo el tiempo. El ataque ala Madriguera fue planeado por Snape. Quería regresarla a su lado. Nosencontramos allí brevemente. En cuanto le comuniqué que Lara no estaba, retiróel ataque, pero me citó para un encuentro posterior. Cuando acudí, Lara habíatenido un duelo con Snape en el que él escapó por poco. Así que le hiceprometer que no lo mataría. Era su padre, aunque no lo supiera. No podíapermitirlo. Después, Snape permitió que desempeñara mi pequeño papel de falsopadre, mientras él se jugaba el pellejo con Voldemort para mantenerla a salvo ybuscar información de los Horcruxes. Incluso fue él quien envió al Diricawl ala Cámara de los Secretos, porque descubrió que no tendrían escapatoria.

Entonces, si usted sabía todo... ¿por quéle dijo que era su padre?

Lupin dejó escapar un suspiro que loestremeció.

Harry, ¿cómo reaccionarías si te dijeranque eres el hijo de un asesino?

El muchacho abrió la boca y la volvió acerrar.

Me... me volvería loco murmuró.

No me pareció conveniente la revelación.No podía decirle que su padre había asesinado a su mentor. Pero creo que voy atener que decirle la verdad. Snape va a venir.

Podríamos dejar todo como está sugirióHarry. Usted va a seguir siendo el padre de Lara, ella no tiene por qué saber

Quizás podamos mentirle a Lara un pocomás. Pero no creo que Snape lo acepte. Has visto las memorias. Sabes la verdad.Él nunca se dio por vencido, siempre tuvo fe en que estaba viva y que laencontraría. Lo hizo. Y meternos en su camino sería un error grave. No aprueboel proceder de Dumbledore en ningún sentido. Fue innecesario que formase a Laracomo Militubus Verus y destrozase a Snape. Así que de alguna forma, estoy deacuerdo en que Lara merece saber la verdad y decidir por sí misma qué hará consu vida.

Harry contempló a Lara. Aún seguía atónito,estupefacto. Le era más fácil antes, cuando todo era mentira. Si él estabaafectado, no quería saber cómo se iba a sentir Lara. La puerta se abrió, secerró y, obviamente, alguien se adentró.

Hola, Severus saludó Lupin con calma.

Harry saltó de la cama. Reconoció los ojososcuros de Snape en el falso curandero. Mas desvió su atención hacia Lara paraacercarse a zancadas a ella. Su respiración se había vuelto agitada. El brujose arrodilló al lado de la cama tomándole una mano a la muchacha y quitándoseel nasobuco verde-lima. Harry hizo el intento por cortarle el paso al brujo,pero Lupin negó levemente con la cabeza.

Ella no está en condiciones de moversedijo Lupin en voz alta. Los curanderos dicen que, con suerte, despertarámañana.

Llévenla a un lugar seguro. Tengo queexplicarle tantas cosas...

¿La Madriguera te parece bien? preguntóLupin.

 

Sí. Perfecto.

Snape se levantó y besó la frente de Lara.

Creo que esto es tuyo.

Snape miró la botella con memorias que lemostraba Lupin. Se acercó despacio a recibirlas. Su mano temblaba. Sindedicarles ni un vistazo más de lo necesario, se ató el nasobuco y abandonó lahabitación.

Lara despertó a la mañana siguiente de unlargo sueño. Y fue recibida con la noticia de que jamás había sido hija deRemus Lupin. Sino de Severus Snape.

N/A: ¡Hola, queridos lectores! Quenunca los vea manifestarse no significa que no los quiera... en serio, ¿dóndeestán...? Hem, solo anunciar que me han hecho una entrevista para un blog. Todoaquel que la desee leer, puede entrar al siguiente enlace:

https://www.detrasdelatecla.blogspot.com/2015/12/entrevista-malena-salazar-macia.html#comment-form

¡Espero que la disfruten!

El Mundo Mágico jamás se había sentido tan a salvo.Bueno, una vez, hacía dieciséis años atrás, cuando un bebé sin talento mágicoderrotó al mago tenebroso más grande de la historia. Y ahora la historia serepetía, aunque esta vez, todos esperaban que fuese algo definitivo.

Elbrujo había sucumbido ante Harry Potter (de nuevo, ironías de la vida) y serumoreaba que sus amigos y una extraña bruja entrenada por Albus Dumbledore,fueron pieza fundamental para el éxito. Ahora en todo lugar mágico habíafiesta. Cuando Harry salió de San Mungo, su vida peligró en serio al verseasaltado por la estampida de brujas y magos eufóricos que querían abrazarlo,felicitarlo, tocarlo y muchos otros "arlo". Hasta habían periodistas,entre ellos Rita Skeeter con sus uñas escarlatas y parecía la máseufórica.

¡Laexclusiva para el Profeta, Harry! chillaba en un vano intento por alcanzarlo.¡La exclusiva de la muerte de quien-tú-sabes para el Profeta!

Perola marea de gente no le permitió acercarse, cosa que el muchacho agradeció. Ybastante. Detrás de Harry iba Lara, ayudada por Lupin. Llevaba vendajescurativos en el estómago. Aunque le hubiesen dado de alta, todavía teníaproblemas y necesitaba descanso. No había dicho una sola palabra desde esamañana, cuando Lupin le había explicado que no era su hija. Que era hija delasesino de su mentor, de Severus Snape. De por sí, Lara era totalmenteinexpresiva lo cual conllevaba no ser muy habladora. Pero Harry detectó algo ensu mutis, algo que también batía alas con furia en el interior de sus ojos yano tan vacíos. No quería estar cerca cuando estallara.

Lupinle había explicado acerca de las memorias que ya no tenían en su poder. Ella seaisló en su mundo y lo ignoró. Harry aún tenía entre ceja y ceja que Snapedebía pagar por el asesinato de Dumbledore. Cierto que lo había pactado con elanciano brujo, pero su principal móvil fue la venganza y estaba seguro de quedisfrutó acabar con la vida del mago. Al menos, debía entregarse para recibirjuicio. Era lo justo.

Snapeno tenía opción le había explicado Lupin por enésima vez, horas antes de salirde San Mungo. Como bien viste en las memorias, Snape y Dumbledore tenían unpacto, una Promesa Irrompible

Pudieronestar alteradas. No es primera vez que veo memorias así dijo Harry con losdientes apretados. ¡Ese cobarde
!

Yabasta, Harry espetó Lupin con brusquedad, acallándolo. Actúas como un niño.Olvidas lo mucho que él arriesgó todo este tiempo, así que no creo que sea uncobarde. Fue un acuerdo entre Dumbledore y Snape. Ambos sabían que iba a llegarese día. No se puede volver atrás. Y Snape pudo haber matado a Dumbledore hacíamucho tiempo. Le bastaba usar el pretexto de que le robó a su hija. ¡No lohizo! Y a pesar de todo, Snape fue fiel, incluso después del final deDumbledore. La única que tiene derecho a juzgarlo como le plazca, es Laradirigió una mirada furtiva a la cama de la muchacha, dormida de nuevo a causade los sedantes. Y yo quiero evitar que lo juzgue como me estoy imaginando.

 

Harryno dijo nada. Horas después, Lara despertaba envuelta en mutis y su curanderoverificó que todo estuviese en orden antes de permitirle abandonar el hospital.

Harryentró en el auto que el Ministerio había puesto a su disposición. Magos ybrujas continuaban agolpándose alrededor, como si él fuese una estrella de cinemuy famosa. Harry se hundió en su asiento. Lara estaba del otro lado de Lupin,con la vista clavada en sus pies. Llegaron a la Madriguera mucho más rápido delo que imaginaban y la señora Weasley los recibió en el jardín.

¡Harry,cielo! ¿Estás bien? jadeó la señora Weasley atrapándolo en un abrazoasfixiante. Después de lo que casi significó saber qué se sentía al morirsofocado, ella lo soltó para escudriñarlo con nerviosismo. ¿Tienes hambre?¿Estás cansado?

Harrysonrió ante tantas preocupaciones.

Estoybien dijo en voz baja. Pero algo de comer no me vendría mal.

Ven,Harry cielo lo invitó a entrar la señora Weasley. Miró a Lupin y a Lara. ¿Yella cómo está?

Necesitadescansar dijo Lupin, escueto.

Bien,llévala arriba, a la habitación de Ginny indicó la señora Weasley.

Elbrujo asintió y torció hacia la entrada de la casa, mientras Harry y la señoraWeasley iban a la cocina.

Rony Hermione te han estado esperando. Están preocupados dijo ella. Fred yGeorge vienen después y Charlie llega mañana de Rumania. ¡Todos están tanfelices
!

Harryentró a la cocina de la Madriguera para ver a Ron y a Hermione allí conaspectos no muy lozanos, pero no era tan alarmante.

¡Harry!exclamó Hermione. Se levantó de la silla y lo abrazó con fuerza. ¡Estábamospreocupados!

¿Cómoestás, amigo? preguntó Ron.

Biendijo Harry con una sonrisa. Con un poco de dolor de cabeza, pero bien.

Aquítienes, cielo dijo la señora Weasley y puso a la mesa un tazón de caldo depollo y una cuchara. Los dejo solos.

Harryno perdió un segundo y, agradecido, comenzó su ingesta de caldo de pollo.

Amigo,tienes que contarnos qué sucedió dijo el pelirrojo. Se rascaba con insistenciael pecho. Harry pudo entrever una cicatriz horrenda. Nosotros
nosotros nollegamos al segundo round agregó en cierto tono de disculpas.

Harryentre bocado y bocado les contó todo. Incluso sobre Snape. La noticia de quien erael verdadero padre de Lara dejó a los otros dos boquiabiertos.

Estásde broma dijo Ron. Como siempre, era el primero en salir de los shocks. ¿Hijade... de, de ESE?

Harry,no bromees así lo reprendió Hermione.

¡Yotambién pensé que Snape me tomaba el pelo! exclamó Harry. Hasta que meentregó sus memorias
sus amigos formaron una perfecta "o" deasombro. Yo no quería creerlo. ¡Lara no podía ser hija de él! Pero cuandoentré en las memorias de Snape... Dumbledore le robó a Lara. Lo engañó, le diouna infusión para dormirlo y se la robó de los brazos... La va a venir abuscar. Él
dijo que vendría. Que no la iba a perder de nuevo

 

Lostres se quedaron en silencio. Harry decidió que era demasiado incómodo paratodos y retomó su asunto pendiente con el caldo de pollo. Los gemelos llegaronpoco después y felicitaron a Harry, regalándole varias bromas Weasley.

Tardamosporque teníamos la tienda abarrotada se excusó George. Le entregó variasbengalas Weasley entre otros artículos de bromas.

¡Imagínate!¡La caída definitiva de quien-tú-sabes! intervino Fred. ¡La comunidad mágicaen pleno festeja! ¡Y nosotros somos los principales proveedores de risas!

¿Cómoestá Lara? preguntó George de repente. ¿Ha mejorado?

Unpoco, sí informó Harry. Pero no suban. Ella no quiere hablar con nadie.

Losgemelos intercambiaron una mirada y al notar la actitud esquiva de Harry con eltema, no lo agobiaron con dudas. Charlie llegó después del mediodía. Por suaspecto sombrío, estaba al tanto de los acontecimientos. No intercambió palabracon nadie. Simplemente, subió a la habitación donde reposaba Lara. La encontróacostada, con la mirada en el techo. Aún tenía el estómago vendado.

¿Lara?la llamó en voz baja.

Charliecreyó ver una chispa de vida en sus ojos, percibir un estremecimiento, mas ellano emitió sonido alguno o movimiento mayor que un parpadeo.

Losé todo dijo Charlie. Se sentó en el borde de la cama. Lupin habló conmigo
no te enfades con él. Lo creyó su deber. Me imagino cómo te debes sentir. Peroquiero que sepas que lo que siento por ti no ha cambiado. Ni siquiera cuando medejaste en el Callejón Diagon. Ni siquiera cuando Lupin, o quien yo pensaba queera él, me obligó a regresar a Rumanía, para apartarme de tu camino. Tú megustas. Y espero que sientas lo mismo por mí.

Charliebajó la cabeza y se inclinó hasta rozar sus labios con los de ella.

Todoha terminado le susurró. Con delicadeza, como si temiese quebrarla, alzó unamano y acarició su cabello castaño. Regresaste, viva. Esta vez no voy adejarte ir. Si sientes lo mismo por mí, dame una señal, por pequeña que sea. Sino me deseas a tu lado, me iré.

Esperó,sin moverse, como si ella fuese algo frágil que pudiese huir al menor suspiro.Lento, Lara lo enfocó con sus ojos gatunos. Parpadeó. Formuló una frase ensilencio y volvió a quedar en calma. Charlie volvió a beber de sus labios.Apenas un instante. Después, abandonó la habitación.

Harryse despertó al alba. Ya no podía dormir más. Bajó a la sala de la Madriguera.Pero cuando fue a dar un paso, sintió un "whooss" a su espalda.Alguien acababa de aparecer por la chimenea.

Sevolteó y entre sorprendido y enfadado, musitó:

Snape.

Elbrujo no le prestó la más mínima atención. Llevaba una capucha y túnica negra,como era usual en él. Harry le apuntó con la varita.

Noestoy para tus juegos, Potter dijo el brujo con calma. ¿Dónde está mi hija?Debo llevarla a casa.

No,no lo hará.

Potter,realmente no tengo tiempo para lidiar con tu inmadurez advirtió Snape, gélido.Apártate, o tendrá que ser a mi modo.

¡Inténtelo!

¡No!

Lavoz resonó en toda la sala de la Madriguera. Harry miró automáticamente al piede las escaleras que conducían a las habitaciones. Hermione estaba allí,apuntándole a Snape con su varita. A su lado estaba Lara y dijo algo que nadiele discutió:

 

Yo me encargo de él.

Fue apenas un destelloplateado. Pero bastó para lanzar a Snape contra un butacón y empotrarlo en él.Lara bajó las escaleras con la varita en la mano y se acercó al brujo paracontemplarlo con la falta de expresividad que siempre la acompañaba.

No quiero hacerte dañosusurró Snape. Todo lo que debes hacer, es escucharme

Me engañaste musitó ella.Suplantaste a Remus. Me hiciste creer que eras él, que eras mi padre.

Cuanta verdad dijoSnape sin mirar a la varita que le apuntaba, muda amenaza de que podía dejar deexistir en cualquier instante. Aunque usara la máscara del hombre-lobo siemprefui tu padre. Hablemos. Lo comprenderás todo

No deseo comprender.Quiero justicia.

El haz de luz brotó dela varita y Snape realizó una incómoda voltereta para volcar el butacón yesquivarlo a tiempo. Se levantó al instante y le apuntó a la muchacha.

No quiero hacertedaño. No quiero esto dijo y alzó las manos, acción imprudente, estúpida, peromuy valiente. Sé razonable. Tengo algo que mostrarte que estoy seguro, telibrará de toda duda. Después, podrás decidir qué hacer.

La varita saltó demanos de Snape sin que éste ofreciera resistencia. Tampoco se podía hacer muchocontra un hechizo no-verbal ejecutado con tal perfección y rapidez. Aun así,Snape mantuvo las manos en alto, a la vista.

Esto significa
¿estásdispuesta a escucharme? preguntó bajo su aliento.

Lara balanceó la varitade Snape entre sus dedos, sin quitarle la vista de encima.

Sí. Que conste que lohago por una petición de Remus. Tienes diez minutos.

Necesitaremos más queeso el brujo con mucha lentitud, extrajo de su túnica un frasquito con uncorcho. Dentro, se arremolinaba una sustancia plateada. Pienso que la charlapuede tomarnos algo de tiempo.

Harry observó ensilencio cómo Snape y Lara iban a la cocina de los Weasley. Sintió una mano enel hombro y se volteó para ver a Hermione.

Tarde o tempranosucedería dijo ella. Ahora, la decisión es de Lara.

Harry miró a la cocina.Solo restaba esperar.

Lara estaba sentada enla cocina de la Madriguera, sin saber exactamente qué podía significar el nudoen su garganta, el vacío en el estómago, la sensación pulsátil en su cabeza.Snape con ayuda de su varita regresaba a su mente sus memorias. Cuando terminóel proceso, redujo el pensadero y lo guardó en su túnica.

Eso es todo lo quequería mostrarte dijo Snape.

Necesito tiempomurmuró Lara con la vista perdida. Es
demasiada información. Me esdifícil... No comprendo lo que siento.

Mañana salen losalumnos de Hogwarts dijo Snape. Les van a dar un descanso para que estén consus familias. Los Weasley seguro irán a recibir a su hija. Espero tu decisiónmañana en King Cross. Dame una oportunidad.

Snape se acercó a Lara.Alzó una mano con indecisión pero la bajó de regreso. La observó unos segundosy abandonó la cocina por la puerta trasera, para desaparecer fuera delperímetro de la Madriguera.

º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º

King Cross estaba esedía como nunca en la historia. Muchas familias salidas de a saber dónde,esperaban cierto tren salido de algún lugar y llegaría en no se sabía cuáltiempo. Los Weasley estaban allí, con Harry y Hermione. Los únicos que faltabaneran Bill y Fleur, pero habían enviado una lechuza diciendo que estarían enLondres lo más pronto posible.

 

La más sombría era Laraa pesar de no estar vestida con sus usuales ropas oscuras (no solo una adecuadaexpresión de perro buldog era capaz de ensombrecer a una persona). Sino con unvestido color hueso muy sencillo, largo hasta los tobillos. Seguía sin hablarlea nadie. Menos después de la visita de Snape. Salvo quizás a Charlie, quien nose había separado de ella desde ese instante y la mantenía siempre al alcancede su brazo. De repente por arte de magia (literalmente) de una de las macizasparedes de la estación de King Cross comenzaron a surgir adolescentes concarritos, baúles y jaulas con animales. Como era usual, ningún muggle lesprestaba mayor atención que si observasen una señal ferroviaria. Ginny surgióde la pared charlando con Luna y corrió a los brazos de su madre en cuanto lavio.

¡Oh, Ginny, cariño!exclamó la señora Weasley. ¡Mira cuanto has crecido! Hola, Luna.

Hola, señora Weasleysaludó Luna con la misma cara que podría usar para decir que había un torposoploen el oído de la señora Weasley. ¿No han visto a mi padre?

El señor Lovegood medijo que estaría aquí dentro de poco dijo el señor Weasley. Mientras esperas,puedes quedarte con nosotros.

Oh, sí suspiró Luna.Eso sería agradable. Hola, chicos

Ginny ni corta niperezosa se había acercado a Harry a quien se le había cortado el aliento desdeque la había visto surgir desde la pared.

¿Cómo estás? lepreguntó ella en voz baja.

Harry sonrió.

Ahora que te veo...jamás estuve mejor.

Ginny se ruborizó yHarry le tomó la mano.

Oh, miren dijo Lunade repente, interrumpiendo los intercambios animados de los concurrentes. Elprofesor Snape también vino a King´s Cross.

De inmediato, Larasalió de los brazos de Charlie y se volteó. Snape estaba a varios metros dedistancia de ellos vestido con ropas muggles oscuras. El brujo al ver que habíacapturado la atención de Lara, extendió una mano hacia ella.

La muchacha se alejócon gracilidad de Charlie, de todos. Dio un paso... luego otro... y otro máshasta alcanzar al brujo y aceptar su mano. El brujo la abrazó con fuerza. Unabrazo de añorado reencuentro. Pasó un brazo por sus hombros y ambosabandonaron King´s Cross.

º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º˜º

La última casa delValle de Godric había mejorado mucho en aspecto, tanto externo como interno.Ahora vivía alguien allí de forma permanente. Solo. Era un chico. Un mago. EraHarry Potter.

Ahora Harry seencontraba en el piso superior de su casa, en su habitación, mirando elresplandor del atardecer por la ventana. O al menos eso parecía estar haciendo.Encima de la mesita de noche había un pergamino amarillento abierto, con unsello de cera despegado con un escudo de armas con una gran "H" en el centro:

AlSr. Potter

Poreste medio le ofrecemos la plaza de Profesor de Defensa Contra las ArtesOscuras en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Esperamos que ustedacepte el cargo, ya que éste está vacío y contamos con su respuesta clara einmediata. Si tiene otros compromisos, lo entenderemos.

 

Atte:

Minerva McGonagall

Directora del ColegioHogwarts de Magia y Hechicería

Pero ya él acababa deenviar la respuesta: cargo rechazado. No le gustaba la pasividad de un aula. Élprefería la acción.

El sol se ocultabalentamente en el horizonte. La Guerra había terminado. El Mundo Mágico vivía enpaz. Y él también lo haría. Al menos hasta que alguien se levantara con ganasde joder el día.

El rostro de Harry sereflejó en el cristal de la ventana. El chico se devolvió la mirada y llevó unamano a la frente apartándose los flequillos de pelo negro y rebelde, deslizandolos dedos donde antes, días atrás y, desde que tenía uso de razón, había estadograbada su CICATRIZ.

By: Priestess_Nahuel.

Anteriormente: LaraPotter


N/A: Y colorín colorado, esta historia... no, ¡no ha terminado! Tengo una segunda y una tercera parte (las cuales no reescribiré, así que recibirán una dosis de mala narrativa).

¡Y ya está publicada!

La Inquisición Tomo I

Pueden encontrarla en mi perfil. Esta historia (y la que sigue) responderá algunas interrogantes como: ¿Harry se quedará de brazos cruzados ante la libertad de Snape? Porque aunque Lupin hablara con Harry, no creo que el muchachito se quede tan tranquilo. Snape cometió un crimen y debe pagar por ello, ¿o el brujo merece una nueva vida de redención junto a su hija? ¿Lara realmente se fue con él por su voluntad? ¿Podrá estar ella con Charlie en su nueva situación...?

Ah! muy importante,

Pueden dejar sus opiniones aquí mismo, o escribirme a:

[email protected]

¡Tengan la seguridad de que siempre serán atendidos! Oh, sí. El quetenga el tino (o el deseo) de escribirme al correo, puedo crear una lista desdela cual les avisaría cuando se publique un capítulo nuevo. Así hice antes conmi anterior perfil. ¡Ustedes deciden!


Ahora, para cerrar con elegancia, les dejo un par de fragmentos de la próxima historia. Valoren, ¡y dejen comentarios!

ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

1er Fragmento:

Lara seacercó a la mesita de noche, abrió la gaveta y sacó un pedazo de pergamino,una pluma y un tintero. Fue hasta a la ventana, donde había una lechuza oscura,y apoyando en el marco el pergamino mojó la pluma y comenzó a escribir:

"Charlie:

Me temo que nuestro encuentro no se podráproducir mañana donde planeamos. Mi padre ha tomado una decisión repentina queme veo en la obligación de acatar. No me respondas. Espera mi lechuza.

Con amor:

Lara"

Quebróla pluma, lanzándola lejos junto con el tintero y dobló el pergamino apresuradamentepara atarlo a la pata de la lechuza.

¿Lo deentregarme iba en serio?

Laramantuvo aferrada la lechuza sin inmutarse y cuando extendió los brazos parasoltar el ave, otras manos aferraron la lechuza.

 

Espersonal. . Dijo ella sin moverse. Por favor, suelta la lechuza.

Otravez planeando verte con ese Weasley. . Musitó Snape. Te dije que te olvidarasde él.

¿Porqué tienes que regir de esta forma sobre mí?

Deberde padre. Hay algo me inquieta, por eso estoy tomando precauciones, que no serviránde nada si tú sigues haciendo esto. Y no acabas de entender que nos pones enpeligro enviando lechuzas así, revelando nuestra posición.

¿"Nuestra"posición, o "tu" posición?

Snapefrunció ligeramente los labios.

Ya tedi la oportunidad de abandonarme. Todavía estás a tiempo.

Los ojosde Lara se apagaron. Miró la lechuza, y miró los brazos de Snape rodeándolapara llegar al animal. En su entrecejo surgió una pequeña arruga, y con débilescodazos alejó las manos de Snape del animal y lo soltó.

Detodas formas, no me has dicho a donde vamos. . Dijo alejándose de la ventana.

Snapeobservó la lechuza perderse en el cielo oscuro, y miró a Lara.

Si meencuentras tantos defectos, si crees que no voy por buen camino, ¿Por quésigues aquí, conmigo? . Preguntó.

Laraalzó su baúl, arrastrándolo hacia la puerta, y se detuvo mirando a Snape.

Porque porencima de todo, eres mi padre.

Y salióde la habitación arrastrando el baúl.

ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

2do Fragmento:


Harry selevantó por toda respuesta, y junto con Ron, bordeó la mesa hasta llegar aCharlie, que leía algo escrito en un pergamino.

HolaCharlie.

El jovenpegó un saltito del susto, y dobló tan precipitadamente el pergamino que casilo estruja.

¡HolaHarry! . Exclamó estrechando una mano del aludido. Perdona por no saludarteantes, es que tengo prisa.

Ah,bueno, no importa. . Harry miró con disimulo el pergamino, y sonrió.Queríamos preguntarte algo

Adelante.

¿Hastenido noticias de Lara?

Charlienegó con la cabeza.

No, no,absolutamente nada. . Dijo nerviosamente. ¿No les ha escrito?

Paranada. . Dijo Ron cruzándose de brazos. Por eso te preguntamos. Como ustedesfueron novios y ella no terminó contigo cuando se fue, pensábamos que al menosa ti te escribiría dos líneas como mínimo. ¿Ni siquiera has recibido lechuza deella días atrás o
?

Chicos,de veras, me encantaría poder responderles
. Comenzó Charlie levantándose conalgo de torpeza. Pero debo irme ya. Iré a despedirme de mamá

Sonriónerviosamente, y se alejó de ellos a zancadas.

Es ideamía o
¿Nos acaba de evadir? . Murmuró Ron analítico.

Sin dudas,sabe algo que nosotros no. . Harry estrechó los ojos. Bueno, ya lo dirá.

Y ambosregresaron a sus sillas con prisa.


ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

3er Fragmento:

Mi padre no sabe que nos encontramos. . Dijoella más relajada. Me hace dormida, en
en donde quiera que estemos ahora

¿Realmente no me dirás?

Lo siento, pero estoy de acuerdo con mi padre enno revelar nuestro paradero a nadie. Lo único que puedo hacer, es enviartelechuzas y citarnos en lugares diferentes cada vez. ¿Podrás?

Charlie miró a los lados, antes de regresar lamirada a Lara.

El mes este no, el que viene, me debo regresar aRumania. . Dijo. Y quiero aprovechar cada minuto que esté contigo al máximo.

No le digas a nadie más que me estás viendo, o querecibes lechuzas mías. Prométemelo.

Charlie tomó las manos de la chica entre lassuyas, y las besó suavemente.

Te lo prometo. Y tú, prométeme
que no tedejarás atrapar.

La chica abrió ligeramente la boca, pero él sellóla promesa sin palabras. Solo con un beso.

En el tejado vecino, desde donde se teníaperfecta visión de la mal iluminada calleja y de los dos amantes, brillaban dosojos negros.

La figura se levantó con cautela felina. Estuvo unos segundos más visible y desapareció con un "crack".

Historia terminada. Con sus capítulos trampa (los que no seencontraban en el original), capítulos divididos para otorgarles una mejorestructura, algunos tal y como estaban, otros, reescritos, pero historia alfin, terminada. Espero que realmente la hayan disfrutado pero, ¡no, no termina!¡Hay más partes, como anuncié al final del último capítulo! Incluso, dejé tresadelantos para ustedes, queridos lectores.

Y por favor, aunque el número de usuarios en favorito me ha deslumbrado(¡76!), no conozco sus opiniones, salvo la de algunos lectores que comprobaronque no muerdo. Y si muerdo, estoy vacunada. Pero vacúnense ustedes también. Norespondo por los gérmenes que puedan albergar mis dientes. ¡Se acepta todo tipode opinión! Si van a tirarme tomates por favor, que no estén podridos. Así sereciclan y sirven para una ensalada.

¡Volviendo al tema que nos ocupa! Pueden dejar sus opiniones aquímismo, o escribirme a:

[email protected]

¡Tengan la seguridad de que siempre serán atendidos! Oh, sí. El quetenga el tino (o el deseo) de escribirme al correo, puedo crear una lista desdela cual les avisaría cuando se publique un capítulo nuevo. Así hice antes conmi anterior perfil. ¡Ustedes deciden!

Y YA ESTÁ PUBLICADA LA PRÓXIMA PARTE:

La Inquisición Tomo I

¡Pueden encontrarla en mi perfil! ¡Espero que la disfruten!

Y para no perder la costumbre, abajo, autopromoción, lo cual setraduce en: tengo otras cositas publicadas de Harry Potter:


La Historia que no se contó I, El Llamado de la Sangre
(Ambientada en la época de los Merodeadores)

y

La Historia que no se Contó II La Guardiana

(... segunda parte de la primera, o continuación de... que rayos, dicenI y II, ese es el orden)

También algunos cuentos originales, algunos premiados, otros no.

Y tres historias originales:

La noche es de los perros

(ciencia-ficción)

MOON

(Policiaco)

Y

La Conquista de Sihorb

(Fantasía)

Espero que alguna de mis otras obras sea de su agrado (en caso de haber leido hasta aquí) y puedan disfrutarlas del mismo modo en que las escribí.

Saludos a tod@s!!

Priestess_Nahuel

Harry Potter y el Último Horcrux - Potterfics, tu versión de la historia

Harry Potter y el Último Horcrux - Potterfics, tu versión de la historia

Lanoche era muy fría, incluso demasiado fría para ser a mediados de Julio. Nohabía un alma en las calles, y la neblina usual a esas horas engullía Londres.

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2024-09-21

 

Harry Potter y el Último Horcrux - Potterfics, tu versión de la historia
Harry Potter y el Último Horcrux - Potterfics, tu versión de la historia

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