La magia más poderosa - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Aquella mañana, James se había levantado muy temprano, algo bastante raro en él. Pero definitivamente necesitaba pensar. Sin cometarios irónicos de Lunático, sin risas de Canuto, sin ruiditos de admiración de Colagusano. Pensar en ella, y en cómo haría para proponérselo. Ella, la chica a quién siempre quiso, a la que siempre desafió, a quién siempre acompaño; y hoy le tocaba dar el paso más importante de su vida
y James Potter no podía reunir la suficiente valentía para hacerlo.

Él, qué siempre se había burlado de los cobardes, de los que no tenía el valor suficiente para hacer o decir lo que deseaban; ahora se había convertido en uno. De solo pensar en la reacción de la chica ante la propuesta que le haría, sus manos y su frente comenzaron a sudarle. Maldijo para sus adentros, la actitud que estaba teniendo no era propia de él, era más como la de Peter. ¡Peter! ¿Hasta que punto había cambiado por ella? ¿Dónde había quedado el chico valiente y audaz de los años de Hogwarts? ¿Desapareció junto con su dignidad cuando comenzaron a salir?

 

Tomó aire con el fin de serenarse un poco y pensar qué le iba a decir. Pero no dio resultado, nada podía hacer que los nervios dejaran de apoderarse de su mente. Eso le estaba preocupando, no quería parecer nervioso ante ella. Decidió despejar su cabeza de la mejor forma en que podía: tomando un baño con la radio mágica encendida en el programa de "Los Brujos Harapientos". Luego se vistió con sus mejores ropas e intentó, por primera vez en su vida, peinar su cabello. Pero, como nada daba resultado, lo removió como hacía a diario.

Cogió su varita y con un pequeño movimiento atrajo una cajita dorada a sus manos. La abrió, revisó que todo estuviera en su lugar, y volvió a cerrarla. Dio un pequeño suspiro, y se la guardó en el bolsillo de su chaqueta, dedicándose nuevamente en buscar las palabras perfectas para el momento. Pero no las encontró.

Pasó una hora, dos horas, tres horas y seguía tan perdido cómo en el principio. Nada de lo que su cabecita pensaba era adecuado para un momento tan especial. Estaba a punto de darse por vencido y dejarlo para el día siguiente cuando sintió cómo llamaban a la puerta de su habitación.

"¿Quién diablos se atreve a interrumpirme mientras práctico los maleficios húngaros?" preguntó al mismo tiempo en que intentaba limpiarse la transpiración. Por toda respuesta, observó como Sirius entraba en la habitación y lo miraba extrañado.

- ¿Maleficios húngaros? Ja, ya quisieras tú - dijo Sirius dándole palmaditas a James- Yo creo que estabas soñando despierto
si sabes a lo que me refiero

- Déjalo, Sirius- James no quería que su mejor amigo se enterara de que se había convertido en cobarde de un día para otro

- ¿Déjalo? ¿Sirius? ¿Es que no te acuerdas que día es hoy, Cornamenta? ¡Hoy hay reunión de la Orden! Tenemos que apresurarnos para llegar al cuartel general a tiempo - replicó Sirius aparentando un enfado que no sentía.

Aquellas palabras devolvieron a James a la realidad.

- Cierto, muy cierto, Canuto
¿Tu moto o escobas? - preguntó James intentando poner su tono de voz normal.

 

- A mi no me engañas, Cornamenta
¿Sucede algo? - Sirius había reconocido la tensión en la voz de su amigo - ¿Por qué suenas tan nervioso?

-No es nada, sólo que
se lo propondré hoy - dijo James muchísimo más inseguro de lo que podía permitirse. Y agregó en casi un susurro- O eso espero

- Ah, eso lo explica todo. Evans es capaz de hacerte cambiar de bando, si se lo propone - Sirius le guiñó un ojo a James- No te preocupes, ella aceptará y si no lo hace

- Me sentiré tan mal que andaré como ciervo por el resto de mi existencia - James hizo un gesto exagerado con las manos.

- Yo pensaba en echarle un "Imperius" , pero tu idea tampoco es mala
- Sirius parecía divertido con la imagen nerviosa de su amigo

- Nunca lo son - contestó James con sorna - Pero no me has contestado
¿Tu moto o escobas?

- Creí que aquí venía la parte en que teníamos una charla íntima y personal sobre tus más profundos sentimientos
- Sirius miró de reojo a su amigo, que estaba a punto de replicar- ¡Oh, olvídalo! Iremos en escoba, será más interesante si puedo verte en acción con esos pensamientos atormentándote

Los dos amigos salieron de la habitación bromeando, pero el rostro de James todavía denotaba circunspección. Al llegar al jardín cada uno tomó su escoba y dando una patada al suelo, emprendieron vuelo al mismo tiempo. Literatura y libros

Llevaban volando alrededor de media hora, cuando divisaron al cuartel general de la Orden como un pequeño punto negro a lo lejos. Apresurados por llegar a tiempo, aumentaron la velocidad de cada escoba, haciendo que el punto negro cada vez se volviera más cercano.

Y descendiendo velozmente, llegaron a un enorme jardín lleno de malezas y pastos crecidos. Abriéndose paso entre Gnomos despistados y algunos sapos, James tocó la puerta con su varita. Un humo lo invadió, formando lazos alrededor de todo su cuerpo y el de Sirius, pero James sólo se relajó y pronunció un nombre, que tenía toda la pinta de clave posible.

Entonces el humo desapareció y se abrió la puerta, dejando a la vista una sala repleta de gente de todas las edades, que se encontraban discutiendo algo muy acaloradamente. Sirius y él tomaron asiento cerca de Remus, Lily, y Peter; qué parecían muy interesados en lo que decía un señor de barba gris. Hablaban de la forma de bloquear un ataque de mortífagos que tendría lugar en los próximos días, según una fuente le había hecho saber a Dumbledore.

Sirius se incorporó, auto-proponiéndose para hacer guardias en el lugar dónde creían que el ataque sucedería. James, Remus y Lily siguieron a su amigo, a quienes se les sumó Peter en el último momento, como siempre.

La reunión siguió en esas formas, con gente proponiéndose para las guardias, discutiéndose horarios, formas de ocultamiento y turnos en parejas. Unas horas después la mitad del grupo reunido estaba comprometido con algún horario, y ya se había dispuesto todo para que La Orden entera se transportara al lugar en cuestión de segundos.

Dumbledore dio por finalizada la reunión poco tiempo después, alegando que tenía que irse a comprar medias de lana, pero todos los presentes sabían que el profesor no quería que La Orden consumiera la vida de sus miembros.

Todos los que se encontraban allí comenzaron a marcharse en cuanto el profesor desapareció. James estaba muy nervioso, pues el momento que tanto había temido se acercaba cada vez más. Mientras saludaba a Remus, tanteaba en su bolsillo, buscando la pequeña cajita del demonio. Y allí estaba, por supuesto.

Cuando sólo quedaban un par de personas, James se dijo que no podía retrasar más el momento, por lo que llamó a Lily con un gesto de las manos. Ella estaba tan radiante como siempre, llevaba su largo cabello atado en una trenza y sus ojos verdes brillaban tanto como dos de las mejores esmeraldas. Quiso hablar, pero las palabras no le salieron y cuando pensaba que comenzaría a ruborizarse sin remedio, Sirius apareció, dándole unas palmaditas en el hombro y diciéndole al oído "Atrévete y propónselo, que quiero ser padrino de bodas pronto". James sonrió y le dedicó una mirada traviesa a su amigo, que abandonó la habitación al instante. Luego él volvió a dirigir su vista hacia Lily, que estaba mirándolo a los ojos con una expresión que hacia notar su incomprensión.

- ¿Qué sucede, cariño? - pregunto la chica frunciendo el entrecejo

- Lily
yo
- James no sabía que diablos podía decirle para que sonara real, sincero, romántico; así que sólo se dejó llevar por lo que sentía - Tú sabes lo que siento por ti, ¿Verdad? Por qué yo pienso que sabes que cada vez que te veo dejo de pensar en todo lo demás, por que es imposible, por que en mi mente sólo estas tu. Tú y tus ojos, tú y tu cabello, tú y tu boca; sólo tú. Y cuando discutimos, y siempre terminas ganando, es sólo por que estoy demasiado ocupado en contar tus pecas, en examinar tus ojos
en mirarte. Y eso es a causa de que estoy totalmente enamorado de ti, por que considero que eres la chica perfecta
y es por eso que siempre voy a querer protegerte, y amarte, y cuidarte; por que eres todo para mí. - Lily tenía los ojos llorosos y sonreía levemente - Y es por eso que yo
yo
quiero que seas mi esposa, Lily.

James apenas pudo terminar la última frase, pues la joven había saltado a sus brazos, dejando que las lágrimas escaparan de sus ojos. Entonces, tomando fuerzas de los brazos de su "chica perfecta", él saco la cajita dorada de su bolsillo, se arrodilló y miró fijamente sus ojos, para decirle "Entonces
¿Te casarías conmigo, Lilian Evans?"

Lily asintió enérgicamente, para luego fundirse en un beso con su futuro esposo. Por que el amor es la magia más poderosa de todas, y ellos lo sabían.

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Aquella mañana, James se había levantado muy temprano, algo bastante raro en él. Pero definitivamente necesitaba pensar. Sin cometarios irónicos de Lunáti

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2023-02-27

 

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