No estar
Unas gracias debidas; jamás dadas. La pregunta necia brotando de sus labios cansados. La respuesta llorosa pronunciada por todas las bocas.
-¿Por qué tengo el pelo mojado?
-Acabás de bañarte.
Sentado esperando oí el ruido, el golpe seco, el grito de alerta. Capté lentamente el sonido desgarrador, secundado por la mujer que la vida me dio. La vi correr enfrente de mí, la desesperación de mi padre que sin su propia calma intentaba calmar a los demás.
Inmovilizado en mi asiento, no pude más. Tomé, del miedo por la tragedia y del deseo temeroso de ayudar, energías para alzarme y caminar. Llegué al umbral de la habitación donde los gritos seguían marcando la velocidad de aquella respiración.
¿Y nunca le di las gracias? Ahora veía donde estaba su miedo, el de no poder hacer nada, el de mantenernos a salvo hasta que alguien llegara. Esa vez vi lo que ella me ocultó en mi infancia, sólo a los once.
Una en sus piernas, derramando lágrimas silenciosas, otra en la cama, con miedo de lo que ya daban por vencido, otro más, festejado por su devoción, arrodillado con la cabeza de su hija en los brazos. Llorando ¿Cuántas veces lo vi llorar? Quizá dos, quizá alguna me hace falta contar.
Estático en la puerta, mirando los grandes ojos, siempre llenos de vida, mirando el vacio, viendo como el blanco líquido salía de su boca, observando el miedo del asfixio.
Una vez más sucedía. Su estómago se contraía, saltaba, sus piernas brincaban, sus brazos cerraban las manos. No. No dejen que pase, que sus manos se queden abiertas recibiendo bendiciones.
Se tranquilizó, mas no se despertó. Miré el tierno beso de un padre a su hija. El esfuerzo por no moverla y a la vez ponerla en su cama, cómodamente. Cabeza a un lado y brazos estirados, piernas acomodadas y en ella las cuatro miradas.
¿Por qué pasó otra vez? Me pregunté repitiendo las palabras de mi mamá ¿Hace cuánto no pasaba? Oí la pregunta de mi padre. Cinco años. Cinco años con bienestar, con fe en la salud, salud apostada en el bolsillo de mi pantalón, solicitada por mi hermana al verme entrar en la habitación. Relatos Cortos
Saqué mi billetera, le tendí el papel, de tantos años conmigo apenas se puede leer, pero ¿para qué? si todos se la saben de memoria, sólo la guía
No volvió a temblar, pero mi cuerpo recordaba ese malestar. Despertar con la cabeza adolorida, con los nervios alterados sin poderse mover bien, temblando por dentro y necesitado de azúcar. Mi hermana así despertó y lo primero que preguntó:
-¿Por qué tengo el pelo mojado?
No creyó por un momento la verdad ¿En serio se acababa de bañar? No pasaron dos minutos antes de volver a preguntar.
-¿Por qué tengo el pelo mojado?
Nunca había olvidado, pasó así un buen rato. La pregunta "¿Por qué tengo el pelo mojado?" es un recuerdo de un domingo. Mi madre a su lado, el festejado caminando. Estaba desesperado pensando en las posibilidades. Una pastilla para siempre, los padres no.
¿Qué pasaría? Lo vi acariciar su dedo, aquel que le mordieron en un intento por salvar a su otra hija, lo vi sentarse en una silla, viendo sin mirar el televisor.
Regresé a la habitación, y ella me preguntó:
-Caco ¿por qué tengo mojado el pelo?
Mi mamá se fue a bañar, mi papá ocupó su lugar. Mi hermana tenía ganas de vomitar y de dormir pero, bien sabía yo que si no vomitaba no dormiría. Era estúpido intentarlo, el estómago bailando no la dejaría.
Mi papá limpió el vómito a los segundos, justo cuando ella volvía a preguntar:
-¿Por qué tengo el pelo mojado?
La insistencia no asustó, esa necedad la olvidaría de seguro, no recordaría su insistencia.
No quería perder de vista a nadie, ni a mis hermanas, ni a mis papás, y nadie la quería perder de vista a ella. Nadie la dejó sin protección ¿Cuántas veces preguntó? ¿Cuántas veces olvidó
? ¿Qué recordaba?
Al final de tanta agua, dulces y vómitos me pregunté.
¿Qué sucede cuando yo no estoy?
Dedicado a aquellas personas que como yo padecen de epilepsia, nuestras vidas, todas las vidas, son capaces de hacer sufrir y aunque luego nos despertemos... ¿sabemos el daño que hemos causado sin saber?
No estar - Fanfics de Harry Potter
Unas gracias debidas; jamás dadas. La pregunta necia brotando de sus labios cansados. La respuesta llorosa pronunciada por todas las bocas. No estar No es
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2024-11-22
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