Quedate en Navidad - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Quédate en Navidad

"No sé qué me pasa, cuál es mi problema. Sé que soy orgulloso y terco pero no lo hago apropósito, no se cuando frenar. Pero esta vez me siento terrible. Aunque a veces demuestre lo contrario, yo la quiero, es mi amiga, la mejor, pero ella no lo ve. Piensa que la odio y que quiero que nos separemos, que no me importa si le hago mal, que no sufro cuando nos peleamos. Pero puedo asegurar que si no lloro, no es porque no quiera, sino porque me hago el fuerte. ¡Por favor! Ella no sabe que no duermo en las noches pensando en las posibles disculpas, imaginando cómo retroceder el tiempo. Ella no sabe que no puedo concentrar mi mente en otra cosa que no sea ella, que no sea para encontrar una solución. Pero soy así: un idiota que actúa y dice cosas sin pensar para ocultar sus verdaderos sentimientos y, esta vez, la extraño, la extraño como nunca, la necesito aunque sólo llevemos unas horas peleados. Me aterra la idea de perderla, que se vaya de mí.

Nunca me sentí así. Realmente la quiero y últimamente me pongo muy nervioso cuando estoy cerca de ella. El otro día me abrazó, me puse rojo de vergüenza y me empezó a faltar el aire. En vez de abrazarla también, me quedé helado mientras trataba de descubrir qué era la sensación que tenía en el estómago.
Sentía que si la abrazaba no la soltaría más. Pero no lo hice y se enojó.
Cuando me habla (y cuando ella habla casi nunca para) no puedo concentrarme en lo que dice porque me quedó prendido en esos hermosos ojos color miel que demuestran sus sentimientos. Cuando me pregunta algo sólo balbuceo y tartamudeo respuestas sin sentido. Me estoy pareciendo a Ginny cuando está con Harry...
¡O-oh! Creo que estoy enamorado de ella."

-¡Ay! ¿Harry qué haces?- Ron había vuelto a la realidad gracias a un codazo en su brazo.
-¿Qué te sucede? Estás distraído y hace rato que te estoy hablando y no me prestas atención- se quejó Harry casi en un susurro.
Estaban en clase de Historia de la Magia.
-Lo siento, es que no dormí bien anoche- explicó Ron y torció un poco su cabeza hacia la izquierda. Unos asientos más allá se encontraba ella, parecía distraída. Ella que siempre prestaba atención en cada clase y siempre los retaba a él y a Harry porque no tomaban notas ni escuchaban a los profesores, ahora estaba garabateando en un papel, escribiendo frases que seguramente no tenía nada que ver con la guerra contra los ogros.

"Cómo daría por poder leer ese papel, saber que pensamientos pasan por su mente en estos momentos".

Diez minutos después, la clase llegó a su fin. Ella se paró y se retiró del aula sin decirle nada a nadie. Ron la siguió con la mirada hasta que desapareció de su vista. Luego posó sus ojos azules en los ojos de Harry quién lo miraba con reproche.
-¿Cómo pudiste ser tan duro?- dijo Harry- "Rata de biblioteca", bueno, lo entiendo, ya se lo dijiste muchas veces. Pero decirle que es una regalada que se conforma con cualquier tipo que se le insinúe, que es una egoísta que sólo piensa en ella y que si se va mejor que no vuelva porque no la quieres ver más... no amigo, te has pasado, realmente te has pasado.
Ron abrió los ojos como platos, hasta esos momentos no se acordaba de lo que le había dicho, pero al oírlo de la boca de Harry comenzó a recordar: estaban desayunando, ella no paraba de hablar de Víctor Krum, el correo había llegado, su amiga recibió una carta del búlgaro invitándola a pasar las vacaciones de Navidad con él, ella estaba muy feliz pero no se dio cuenta de que Ron ardía de furia hasta que explotó.

-Soy una rata - afirmó el colorado- Soy peor que Malfoy.

Se levantó de su silla y salió del aula tan rápido como pudo, dejando solo a Harry. Dobló a la izquierda y se echó a correr. No sabía a donde iba, sólo seguía su intuición. Corrió por unos cuantos segundos hasta que encontró algo en el suelo: un papel. Lo tomó y lo leyó. Sintió que sus ojos comenzaban a humedecerse. Eran los garabatos de ella, los que hacía en clase. Un pergamino lleno de dolor y de lágrimas que expresaba más de lo que Ron quería saber.
Las palabras "te odio" estaban esparcidas en cada rincón del papel y muchas veces acompañadas de "Ron", había desde corazones rotos hasta grandes tachones y frases como: "Pensé que teníamos algo especial" o "Él no tiene idea de lo que estoy sufriendo ahora". Ron no podía sentirse peor. No sabía que hacer. La había perdido.
Seguramente había perdido a la persona que amaba, y encima, antes de saberlo. ¿Tenía que esperar hasta que ella lo odie para darse cuenta de sus sentimientos?.
Se apoyó en la ventana de aquel pasillo. Se sentía tan débil, indefenso. Lo único que quería era llorar. Pero...ahí la vio.
Sentada bajo la sombra de aquel árbol frente al lado, donde los momentos felices que pasaron como amigos, ahora se cubrían de penas. No lo dudó y salió corriendo. Debía recuperarla costara lo que costara.

Llegó al jardín de Hogwarts, se acercó al lago y frenó a unos metros lejos del árbol donde ella se encontraba.
-Her-Hermione- tartamudeó Ron.
La joven se puso de pie de un salto y se dio vuelta hacia él, dejando a la vista sus ojos color miel que estaban hinchados y cubiertos de lágrimas. Hermione miró a Ron con odio, con decepción. El chico estaba rojo y respiraba entrecortadamente:
había corrido sin parar. Hermione dio media vuelta y comenzó a irse.
-¡No! ¡Espera por favor! ¡Necesito que me escuches!- rogó Ron mientras la tomaba del brazo para retenerla.
-¿Qué quieres que escuche?- preguntó Hermione, enojada. Se libró bruscamente de la mano de Ron- ¿Qué soy una arrastrada, una cualquiera, una ramera, que solo se interesa en ella misma?- lloraba hasta por los codos.
-¡No, Hermione! yo...
-¡No pronuncies mi nombre- ordenó la castaña- no quiero escucharlo saliendo de tu boca!
Ron se había olvidado de ser fuerte y no pudo contener más las lágrimas.
-¡Lo siento! Soy un idiota, una mala persona, un mal amigos. No siento todo lo que dije, fue un impulso inconsciente. Me puse celoso y tú no parabas de hablar de Víctor. ¡Por favor, necesito que me perdones!- entre el llano, el cansancio y la falta de aire estaba de color morado.

-¿Para qué quieres que te perdone? ¿Para que mañana pase lo mismo y el día siguiente también y el que sigue también?
Ron no resistió más y se dejó caer de rodillas al césped. Se tomaba su pecho con la mano, le había agarrado una puntada.
Hermione lo miró con preocupación pero no podía demostrar debilidad. Ron, sin soltar su pecho, levantó la vista y la posó en los ojos de Hermione. Comenzaba a llover.

-Ne-necesito que me perdones porque hoy me-me di cuen-cuenta de que es-estoy en-enamorado de ti- la chica se sorprendió ante la confesión pero Ron continuó como si lo que hubiera dicho no fuera importante- Porque cuando estoy lejos tuyos sólo consigo extrañarte y cuando estamos juntos todo lo malo se va y siento que somos sólo tu y yo en el mundo- respiró profundo para recobrar aire- Porque cada día de estos seis años que estuve contigo, te quería más hasta tal punto que no podía dejar de pensar en ti. Y ahora, vivo por verte cada mañana, por escuchar tu voz, por sentirte cerca, por saber que siempre estás conmigo- de sus ojos las lágrimas no cesaban pero siempre estaban posados en los ojos de Hermione, quien no podía creer todo lo que estaba sucediendo.-Porque cuando hablo contigo sólo digo tonterías, me sonrojo y comienzo a sudar. Desde hace mucho me pasa esto pero hoy me di cuenta de que no imagino mi vida sin ti, ni siquiera recuerdo como era antes de conocerte porque mi vida comenzó el primero de septiembre, hace seis años atrás, cuando entraste al compartimiento del Expreso de Hogwarts donde Harry y yo estábamos y criticaste mi magia-volvió a respirar profundo, al parecer le faltaba decir algo. Hermione lo escuchaba mientras las lágrimas que rodaban por su rostro se camuflaban con las gotas de lluvia. El corazón le latía como nunca antes. Ambos estaban empapados pero nos les importaba. Nada importaba en ese momento.
- Realmente lo siento. Digo cosas estúpidas para ocultar lo que siento- continuó Ron- Pero no me interesa lo que pienses de mi ahora, sólo quiero que te quedes aquí con nosotros en Navidad, sino lo haces por mí, hazlo por Harry, por Ginny, pero por favor, si te vas no me lo perdonaría nunca. Y es mentira eso de que no vuelvas porque no quiero verte más, moriría si te quedaras con Krum, si no pudiera abrazarte nunca más ni escucharte reír- le ofreció una dulce sonrisa que a Hermione hizo que le temblara desde el pelo hasta la punta de sus pies- Hermione, lo siento dije tu nombre, yo te
- tuvo que detenerse porque el dolor de pecho había aumentado y tuvo la necesitad de recostarse en el pasto. De a poco fue cerrando los ojos.
-¿Ron?-preguntó Hermione, bañada en llanto y lluvia,-¡Ron!- se tiró al suelo para despertarlo.
Lo sacudió, al principio lentamente, pero al no ver reacción del chico, comenzó a perder la paciencia. Sus manos comenzaron a agitarlo bruscamente.
El pelirrojo sin abrir los ojos comenzó a pensar en lo que había pasado. Le había confesado su amor a Hermione, había sincerado hasta el último rincón de su pequeño corazón. Sentía la lluvia caer sobre su cuerpo, sentía dos brazos sacudiéndolo. El dolor de pecho comenzaba a calmarse.
- Ron
despierta por favor- rogaba Hermione, sollozando.
Ron abrió lentamente sus ojos azules y se encontró con esos ojos color miel que decían tantas cosas a la vez.
-Ron
¿es-estás bien?- preguntó la chica con un tono de voz suave y dulce.
-
amo- contestó el en susurro.
-¿Q-que?
- Yo te amo, Hermione - Ron se sonrojó como nunca, esta vez de vergüenza, pero ya no importaba. Después de todas las cosas que había dicho sonrojarse era lo de menos.
-Ron
yo
-balbuceó Hermione secándose las lágrimas.
-Hermione-dijo Ron mientras se sentaba para estar a la altura de ella- sé que no sientes lo mismo que yo, sólo lo dije para que sepas que
-pero el discurso del colorado fue interrumpido por Hermione, quien, en un impulso, lo había besado en los labios. Era el primer beso de ambos. Fue más tierno y dulce de lo que se imaginaban. Se separaron lentamente.
-
lo siento y que me importas mucho para perderte- Ron continuó la frase- Si no sientes lo mismo lo entenderé, pero entonces no quiero perderte como amiga, mi mejor amiga.
-Eres un tonto- rió Hermione. Ron sonrío también. Extrañaba verla feliz. De repente, un silencio profundo los invadió. El caer de la lluvia sobre el pasto era lo único que se escuchaba. Se miraron profundamente mientras los dos sonreían. Muchos pensamientos pasaban por ambas cabezas, todos referentes a ellos.
Hermione se acercó a él y lo besó nuevamente pero esta vez fue más largo y apasionado.
Luego de un par de minutos se separaron para dar paso a un abrazo en el que Hermione aprovechó para susurrarle al oído a Ron:
- Yo también te amo.
No podían creer lo que estaba pasando. Algo que parecía imposible ahora estaba sucediendo.
Estaban en una posición bastante incómoda así que decidieron pararse, sin quitarse los ojos de encima.
Se sonrojaron pero luego se echaron a reír mientras se secaban las últimas lágrimas.
-¿No era que Ronald Weasley no lloraba?- preguntó Hermione, entre risas.
- No, pero si yo no estoy llorando
es
es que tengo alergia- contestó Ron avergonzado.
Hermione no paraba de reír y Ron no pudo evitar hacer lo mismo.
-Toma
esto es tuyo- le dijo Ron dándole el papel que había encontrado en el suelo.
Hermione lo rompió en pedazos.
-Trataba de ocultar mis sentimientos- se disculpó utilizando la misma excusa que el pelirrojo.
-Bueno
-dijo el chico- entonces ¿me perdonas?
-Claro estúpido- le contestó la chica quien irradiaba felicidad.
-Y
¿quieres ser mi novia?
-¡Por supuesto!-exclamó- Cómo si después de semejante confesión pudiera decirte que no- Ron se ruborizó más aún- Aparte de que te amo y no me imagino amando a otro que no seas tú - aclaró sonriendo.
Ron, que se sentía la persona más afortunada del mundo, la besó pero se detuvo para preguntarle:
-¿Esto quiere decir que te quedarás aquí en Navidad?
- Ah, no. Me iré con mi amigo Vicky- dijo haciendo entonación en su nombre- a su mansión- pero al ver la cara de terror de su, ya se puede decir, novio, añadió:
-No, tontito, me quedaré contigo en Navidad, Año nuevo y para siempre.
-Entonces será la mejor Navidad de mi vida- dijo Ron, y dicho esto retomó el beso que quien sabe cuanto duró.
Ya nada importaba, sólo eran ellos dos y la lluvia.

 

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2024-09-30

 

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