Nunca podré olvidar la primera vez en que te vi en ese Pub.
Cabello negro revuelto
Camisa blanca y pantalón negro arrugados
Mirada gris, despreocupada y altiva.
Podrías parecer un chico normal. Pero no eres un chico normal, y yo lo supe desde el principio. Todas las chicas seguían tus movimientos embobadas. ¿Qué es lo que te hace especial para los demás? ¿Tu mirada? ¿Tu cuerpo? ¿O simplemente tú sola presencia? Talvez todas, o talvez ninguna, porque es tu naturaleza. Pero
también hay algo en ti que los obliga a correr, a alejarse, esconderse y rezar un rosario. Pero no para mí. En mi solo fue presente la atracción morbosa que ejerce tu persona en cada cuerpo humano, y la contradicción de saber que estaba mal. Pero no pude evitarlo. Miré con atención tu camino hasta la barra, donde te sentaste a tres lugares de mí. Pediste un trago, pero no te lo bebiste. Eras perfectamente conciente de todos los ojos que se clavaban en ti, y te hacía gracia. Pero no a mí, porque sabía que alguna incauta caería en tus redes esa noche y le destrozarías el corazón, y yo eso no puedo soportarlo.
Pero no quería hacerte nada ¿Por qué? Ni yo misma lo descubro todavía. Pero eso hubiera sido lo natural. ¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿Por qué?! Dios me perdone. Dios me ampare. Pero yo no podía hacer nada, caía en tu juego como una muñeca.
Pasaron unos minutos de contenida expectación, o por lo menos para mí. El asiento de mi izquierda quedó desocupado, y algo inesperado ocurrió: te levantaste de tu lugar y lentamente caminaste hasta quedar a mi lado. Oh, Dios, dime por favor porque mi estúpido corazón se volvió loco al sentir tu mano sobre mi hombro.
-¿Te molesta si me siento? - me dijiste, y yo te miré, a la defensiva ¿Qué te traías entre manos?
No dije nada, y tú lo tomaste como un si. Te sentaste, volviste a pedir un trago y me miraste. Mentalmente, repasé mi aspecto para ver si algo de eso te había hecho sentarte a mi lado. El cabello castaño recogido, los jeans oscuros, los zapatos de tacón gastados y la camiseta blanca con encaje. Todo muy inocente. Te devolví la mirada, incrédula.
- ¿Qué hacías hasta que te interrumpí? -me preguntaste.
- Nada, solo pasar el aburrimiento - te contesté.
- Angelo - te presentaste
- Sofía.
- Lindo nombre.
¿Y eso era todo? Una conversación vacía y pasar el rato ¿Tentar al destino sólo para eso?
- ¿Bailas? - preguntaste.
Quedé de piedra. ¿Bailar? ¿Contigo? ¡No! Estaba mal. Pero estaba taaan aburrida, y tú eres taaan
- Emm
está bien - acepté.
Me tomaste de la mano y me arrastraste hasta la pista de baile. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete canciones. Íbamos dando vueltas, con ojos puestos encima de nosotros o más bien sobre ti; chicas que me miraban con odio, y a ti con admiración. El ruido me empezó a abochornar, no soporto tanta gente. Ni las grandes ciudades. Al parecer, lo viste en mi cara. El Blog de la ginebra y el whisky on the rocks
- ¿quieres salir de aquí? - me dijiste.
- Si
-
pero no contigo, quise agregar, peo no pude.
Me agarraste del brazo y me secaste de aquel Pub. Caminamos por esa calle desierta y oscura, tan solo iluminada por la débil luz de las farolas. No fue necesario hablar, porque no había nada que decir. Ya lo sabíamos todos, desde antes de vernos.
En un abrir y cerrar de ojos, estábamos en frente de un edificio bajo y elegante. ¿Me habías traído a tu casa? ¿Por qué? Dios me salve
Dios me salve
Me subiste por las escaleras, a rastras. Estábamos rompiendo todas las reglas, todo estaba mal. ¿Quién eres? ¿Quién soy yo? ¿Acaso eso importa realmente? Supongo que para ti no, pero para mi
Entramos en tu piso, con decoración simple, ordenado pero con aspecto de no ser usado. Oh señor, ¿Perdonaras algún día los desenfrenados latidos de mi corazón?
¿Por qué, Angelo? ¿Por qué?
Pero sería mentir decir que yo no lo deseaba, y que te deseaba a ti. Era la emoción de romper con lo establecido, de dejarme llevar por un tabú que estaba establecido hace tanto tiempo que costaba recordar.
Me llevaste hasta la habitación, y me recostaste con cuidado sobre la cama. Todo era tan extraño, tan falso, y a la vez tan real como ninguna otra cosa.
Pero era muy difícil soportarlo.
- Angelo
no podemos
- empecé, pero me hiciste callar con un dedo.
- Sé feliz - dijiste solamente.
Me desvestiste con mimo y me diste la mejor noche de mi vida.
*
A la mañana siguiente, cuando me levanté, no estabas a mi lado. Me vestí y te busqué por todo el piso, pero no estabas ahí.
Fueron horas más tarde que comprendí que nunca volverías, y que yo había sido solo tu entretención de aquella noche. Porque estabas aburrido.
Tomé mis cosas y me fui de tu piso, caminando por esa calle desierta incluso de día, en busca de ¿Qué? Sólo Dios podría saberlo, si tan sólo le pudiera encontrar
*
Al día de hoy, cinco meses después, aún no logro entender que fue lo que un hijo de Lucifer como tú despertaste en mi. Y menos lo que tú viste en mí, un ángel enfermo, encerrado en esta única forma humana.
¿Por qué sucedió?
Somos opuestos, creados para combatir.
Como el hielo y el fuego.
Como el blanco y el negro.
Como un Si y un No.
Opuestos, ¿O complementarios?
No lo sé, y no espero que tú lo sepas. Pero me gusta soñar con que para ti fue importante, tanto como lo es todavía para mí. Porque esa noche fui feliz, y lo sigo siendo hoy, mientras siento crecer en mi vientre la mezcla perfecta del cielo y el infierno.
Querído Angelo... - Fanfics de Harry Potter
Cabello negro revueltoCamisa blanca y pantalón negro arrugadosMirada gris, despreocupada y altiva. Nunca podré olvidar la primera vez en que te vi en ese Pub
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2023-02-27
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