Prometíquedarme cuando despertara. Prometí nunca olvidarme de sus ojos. Prometí queiba a amarlo siempre.
Era diciembre, todo el mundo esperaba la llega de lasdoce de la noche para festejar el Año Nuevo, se cerraba la etapa del dos mildieciséis y llegaba otro más. Estaba sentada en el sillón marrón cubierta conuna manta gris petróleo de la clínica del centro de New York, él estabadurmiendo. Era el único hombre que me importaba en este momento, él menecesitaba y estuve durante todos los años de la enfermedad con él. Mi papá.Era un héroe para mí, siempre me cuido y se puso en el papel de madre cuandoella se fue con su amante hace diez años. Ni siquiera le importo que mi padrehaya tenido la mala suerte de contraer cáncer de páncreas. Escuche que lapuerta se abría, allí estaba la enfermera que siempre lo cuidaba y cambiaba susuero, fijarse que todo estuviera en orden. Me miro un instante, sonriéndome.
-¿Necesitas algo?-me pregunto acercándose a mí.
-Estoy bien.-le afirme con una sonrisa forzada.
-No entiendo que haces aquí, deberías estar con tusamigos divirtiéndote.-me inquirió con su mirada simpática y su rostro redondocon manchas de edad.
-Prefiero quedarme con él.-le dije acomodándome en elsillón, estaba comenzándome a dolerme la espalda.
La enfermera no dijo nada más, y se fue de la habitación. Me quedé viendo a mipapá descansar, los médicos me habían dicho que tenía cerca de tres meses devida. La enfermedad estaba avanzando mucho, el tratamiento no estabafuncionando. No sabía cómo sostenerme de todo esto. Una puta vida. Nunca estuvemás sola que en estos momentos. Faltaban veinte minutos para un nuevo año. Unmotivo que no me importaba para nada. Solamente, quería que él estuviera bien.Eso no estaba ni cerca de suceder. Deje que unas lágrimas cayeran ante todosesos pensamientos que tenía que solucionar por mí misma. Mi familia estabarota, no había relación con mis otros parientes. Únicamente, los amigos de mipapá le ayudaron a pagarle los tratamientos, pero luego, de enterarse que nohabía más solución decidieron abandonarlo. Yo no me di por vencida, comencé atrabajar en un bar nocturno, haciendo tragos y pasando música. No era mucho loque pagaban pero al menos, era un porcentaje de los costos médicos.
Al rato, se escuchan los fuegos artificialesestrellándose en el firmamento, muchos colores y los gritos del hospital, dondeotros pacientes, médicos, enfermeros y asistentes también lo festejan desdeaquí. No tiene sentido, es un maldito año que no voy a disfrutar para nada.
Cuandomenos lo esperaba sucedió.
-Laia, despierta.-escuche la voz del doctor Miller, sumano morena y pesada me apretaba la mía.-Laia.
Abrí mis ojos grises, di un bostezo, mire a mi alrededor encontrándomecon varios enfermeros asistiendo a mi papá.
-¿Qué pasa?¿Qué están haciendo?-me sobresalte, poniéndomede pie, aparte a uno de ellos.-¡Papá!¡Papá!
Tenía sus ojo cerrados marcados de ojeras violetas, supiel estaba sin color y sus labios resecos. Los enfermeros estabandesconectando los aparatos que lo mantenían con vida.
-Laia tienes que ir a por unos papeles de...-me dijopacientemente Miller.
-¡Claro que no!¿Por qué no me despertaste antes de quesucediera?-le espete enfadada.-Prometiste hacerlo. Prometiste cuidarlo.
-Laia murió hace una hora, intentamos animarlo portreinta minutos y no pudimos. Siento que sucediera cuando recién empieza elaño.-me dijo con una mueca apenada.
Ahoraera cuando tenía que pisar fuerte. Tenía que dejar caer los pétalos y cerrar micapullo.
Tome mi chaqueta de cuero marrón chocolate, mi bufanda delana que había hecho hace dos años y me colgué mi mochila. Eche una últimamirada a mi padre, era imposible no llorar viéndolo sin vida. Recuerdo sussonrisas y sus abrazos cuando estaba sufriendo los síntomas de laquimioterapia. Salí de la habitación trescientos diez del tercer piso deinternación intensiva. Shelby era una joven enfermera que me consolaba cuandoyo no podía hacerlo por mí misma, se acerco abrazándome con fuerza, su perfumede vainilla hizo que tosiera un poco.
-Puedes contar conmigo, linda.-me dijo al oído.-Séfuerte. Eres valiente y atrevida. Todo estará bien.
¿Cuándoiba a durar todo esto? Vestirse de negro y que los demás te den el pésame,sientan pena por ti cuando ellos nunca estuvieron a tu lado.
Baje a la cafetería, eran las seis de la mañana, estabacasi vacía por no ser de unas mujeres rozando los cuarenta años que se ubicabanen el mismo lugar de siempre, sus voces de cotillas llegaban a mí y me dabaasco. Me acerque al mostrados. Una chica de cabello azabache y ojos café me atendiócon una sonrisa amistosa, nunca antes la había visto.
-¿Qué paso con Joan?-le pregunte curiosa del chico quesiempre me atendía.
-Se tomo el día libre.-me contesto ella con una vozdulce.-Soy Delia.
-Bien.-le correspondí suspirando.-Dame un capuchino conleche de soja y unos hotcakes.
Al ser una pequeña cafetería tenían una buena atención yun menú rápido, pero completo. Espere unos minutos, Delia me entrego mi pedido,busque un lugar para desayunar.
Ahoratodo iba a cambiar. Todo iba a girar de otra manera. No iba a ser fácil. Teníaque terminar el colegio, no iba a entrar a Yale, no tenía las esperanzas.Estaba destruida.
Estaba en la oficina del doctor Miller, llenando losformularios del procedimiento. Me dolía tanto perderlo tan pronto, confiada enel tiempo que le dieron para la etapa final.
-¿Cuánto tardara esto?-le pregunte, mientras el doctor firmabalos papeles.
-Una semana.-me contesto sin levantar la mirada.
Note aferres a las cosas materiales ni a las personas porque cuando menos loesperas, ellas desaparecen. Entonces, te encuentras solo en la vida y loimportante es ser feliz contigo mismo.
Cuando volví a casa eran las diez de la mañana, deje lamochila en el sillón de la sala de estar, tome el teléfono de línea escuchandolos mensajes del contestador. Me sorprendió que mi tío paterno se comunicaraluego de un año, era el único que se había preocupado y apoyado a mi papá en laenfermedad. Otra llamada de mi mejor amiga, Kristen, le decíamos Kitty por ser fanáticade aquel dibujo animado. El otro era de mi primo Thobias que había llegado deFrancia. Decidí ir a la casa de Kitty a la tarde, necesitaba distraerme de loocurrido. Mi habitación daba al otro edificio con la distancia de un callejónsin salida. Odiaba este lugar, me molestaba los ruidos de los vecinos y lamaldita batería del chico de al lado. Mi celular sonó, acepte el llamado.
-Hola.-salude con una voz apagada y desanimada.
-¿Qué hay, Lai?-me saludo Ethan, el capitán debaloncesto.
-Nada bueno. Acaba de morir.-le dije con angustia,rompiendo a llorar.
-¡Qué mierda! Iré ahora a tu casa, no quiero que estéssola.-se animo a venir, escuche unos ruidos de fondo.
-¿Estás con la banda?-.le pregunte.
-No importa, iré igual.-me respondió seguro de sudecisión.
Finalice la llamada con "Hasta pronto!" Fui alcloset, eligiendo al azar un conjunto, seguidamente me metí al baño.
Ethan me había venido a buscar con su viejo y restaurado Volkswagendel dos mil cinco, el atardecer era de tonalidades rosadas, a penas se podíaver la luna. Seguimos por la 5th avenue, donde el trafico se atascaba. Lamúsica de Pearl Jam me recordaba cuando papá me enseño a tocar la guitarra con una de sus canciones, y Ericclapton no se quedaba atrás.
-¿Estás bien?-me pregunto mi amigo por enésima vez.
-Estoy de duelo, ¿Cómo crees que me siento? Los muyidiotas de los médicos me mintieron.-le replique molesta, me recosté en elasiento de tapizado gris.
-Es que, me duele también verte en esta situación, ydespués de todo lo que vine de una pérdida...-me dijo preocupado.-No quiero quete pase nada malo.
-¿A qué te refieres, Ethan?-le inquirí sabiendo por dondeiba con eso.-¿Crees que voy a suicidarme?
-No solo eso. No quiero que te alejes de nosotros.-medijo apenado.
-Voy a estar bien. hace dos años que vengo preparándomepara ver a mi papá morir.-le mencione, mi voz se quebraba.
Y, la noche me atrapaba en mi angustia. El duelorecién empezabaKitty era Kitty. Sin más, toda su habitación era rosa yfucsia, al igual que su vestimenta, lo único que salía de ese mundo de fantasíaera la chaqueta de baloncesto de su novio, Edward. Los señores Harrison habiasalido hacia California de vacaciones, su hija le demostraba se madurez yresponsabilidad de cuidarse sola sin hacer escándalo en el barrio francés, losbalcones de las casas lucían sus banderas de colores; rojo, blanco, azul. No sécuánto tiempo estuvimos haciendo una maratón de películas de terror. Ethan nodejaba de gritar, nunca conocía a un chico tan miedoso como él, incluso sefobia duraba dos días, y sus amigos tomaban esas situaciones haciéndole bromas.Eran cerca de las tres de la madrugada, Ethan se fue tras insistirme en acompañarlohasta el auto, tuve que hacerlo al igual que Kristen.
-Ahora cuéntame lo que hiciste con él.-le dije al volveral bloque de departamentos.
-Hicimos algo diferente a lo común. comenzó a decirme conuna mirada divertida.-Nos disfrazamos de Batman y de Gatubela pero usando lencería.
Me reí al imaginarme a mis amigos de esa forma. Entramosal cálido hall, nos dirigimos al ascensor para llegar al quinto piso.
-¡Que romántico!-opine riéndome otra vez.- Me imaginealgo más tradicional como una cena a la luz de las velas, mariachis y camino depétalos de rosa.
Kitty sonrió.
-Te veo haciendo eso con el chico nuevo.-me dijo con unamirada picara. Fruncí el ceño.
-¿Hay un chico nuevo?-le pregunte confundida.
-Sí, es Mikael Kun.-me contesto.- ¿No lo has visto en laclase de Biología? Comparte muchas clases con nosotros, incluso está en laclase de Música.
-No sé, no lo recuerdo.-me justifique.
-Es alto, y musculoso. Es muy sexy.-agrego mi amiga guiñándome.
Bajamos del ascensor, avanzamos por el estrecho pasillohacia el final. Entramos al recibidor, las luces aun seguían encendidas. Kittydejo las llaves en la mesa junto alespejo de cuerpo completo, seguimos hacia su dormitorio, ella bajo un futon delcloset le puso ropa de cama y dos gruesas mantas rosadas con rombos negros yvioletas. Nos acostamos, continuamos hablando un poco más.
En la mañana, Kristen había hecho un delicioso desayuno ,café con leche, hotcakes, zumo de naranja y cereales de granola. Comí congusto, halagando su gran talento culinario. amaba tanto su comida que vendríatodos los días para disfrutarlo.
-¿Qué harás ahora? Es decir, luego de lo que paso.-medijo con cuidado.
-Todo sigue, Kit.-le dije con la boca llena.-Cambiare detrabajo, es agotador trabajar a la noche, Tantos imbéciles que quieren acostarseconmigo y George, es un abusador laboral.
-¿Tienes pensando donde buscar?-me pregunto comiendo unpuñado de cereales.
-Dejare solicitudes en las compañías, y en algunos bares.-leconteste tomando mi vaso, suspire.- Terminare este año de una puta vez. Ahora,todo se vuelve jodidamente difícil, Sobrevivir. Es todo lo que hacemos.Trabajamos y estudiamos sin poder disfrutar el mundo.
-Eso es cierto.-me correspondió.- Te ayudare a buscartrabajo. Sabes que puedes contar conmigo. Eres mi mejor amiga, Laia.
-Lo sé, Kit.-le dije sonriendo. Trague saliva y suspireal pensar en el rostro inexpresivo de mi papá al morir, allí acostado en esacama hospitalaria.- Lo sé.
Regrese a casa a las seis de la tarde, me quedaba doshoras para entrar al trabajo. Fui a mi habitación pasando por delante de la de mi papá, se me hizo unnudo en el estomago, cerré la puerta y entre a la mía. Me quite las zapatillasdeportivas y la campera de cuero tirándolas al suelo de madera color caoba.Busque en la computadora puestos de trabajo, no podía renunciar todavía. Teníaque soportar un tiempo más.
Eltiempo. Eso ya no importaba. Lo que valía era la oportunidad de cambiar mivida, de todos los modos.
Luego de dos semanas, aun seguía trabajando en elmugriento bar nocturno. Teniendo a George pisándome los pies, y gritando comouna banshee. Odiaba este trabajo, maldita la hora en que solicite un puesto eneste lugar, pero había sido útil para cuidar a mi padre. Lástima que el cáncernos gano tan rápido y doloroso.
Jurosonreír para recordarte y no llorar. Lo juro por ti. Luchare para y por ti,papá.
Eran las tres de la tarde, estaba revisando mispostulaciones, aun no tenía ninguna confirmación para una entrevista laboral.Podía escuchar a Malcolm con su estúpida batería, era un principiante, metorturaba con ese intento de serprofesional. No era más que ruido, un sonido sin sentido y horrible. Escuche eltimbre sobre la música, salí de la habitación encaminándome al recibidor.
-¿Pues, creerlo? Se fue con Mike.-dijo Solange entrandocomo si nada. La típica porrista egocéntrica y zorra. Sí, era mi mejor amigadesde el primero año de preparatoria.- Ni se despidió, se vistió y se fue asínomás. ¿Por qué todos los chicos son unos idiotas?
-¿Y, desde cuanto te importa que sean románticos?-leinquirí cerrando la puerta, mientras ella se sentaba en una butacabufando.-¿Ethan te dijo lo que paso?
-Siento mucho lo que estás pasando, realmente te admiropor toda esa fuerza que secas con ese carácter aislado que tienes.-me dijo, meacerque a ella sentándome en la otra silla de tapiz de mezclilla.
-No soy aislada. Solamente que evito la mierda que hay enel mundo.-le replique. Solange sonrió ladeando la cabeza.
- ¡Aja!.-me correspondio, saco de su bolso de Chanel unapequeña cantidad de marihuana.-Esto es muy bueno. Tienes que probar estasflores.
-Sol...-suspire, ella tomo un cigarrillo armado.-¿Quéestás haciendo, chica?
-Fumar, no esobvio, ¡Vamos, Lai!-me contesto con una sonrisa blanca.
Acepte fumar con ella estaría bien. Solange se habíaconvertido en una chic abierta, experimentada y de ego alto. Probé esa nuevahierba, era suave y sin darte cuenta te has fumado tres. El humo se elevaba perdiéndose,nuestras risas repercutían en las paredes. La batería de Johnson se oía mejorbajo los efectos de la marihuana. Estaba tan relajada que podía oír los suaveslatidos de mi corazón. A papá no le hubiera gustado esto ni mucho menos lasinfluencias de Solange.
-¿Qué harás a la noche?-me pregunto jugando con su cabellorubio y arreglado por los mejores estilistas.- Tom hará una fiesta en MottStreet.
-¿En el Chinatown?-le pregunte girando lentamente micabeza a ella.- ¿La casa de los abuelos de Tom Lee?
-¡Ya! Sí, allí mismo. Sus abuelos no van a estar.-mecontesto rodeando los ojos.
Solange se fue al rato que terminamos de arreglar paravernos a la noche.
Y,ahora es cuando comienza todo.
Tom era un coreano viviendo en Chinatown, no tenía unagran casa, era bastante pequeña solamente para cinco personas, y capaz, parados más. Solange venia acompañada pordos chicos altos y esbeltos, era obvio que eran jugadores de baloncesto delcolegio. Era Mike y Dudge, su nuevo novio que no iba a durar mucho tiempo, talvez un mes.
-Hola, Lai.-me saludo alegre la chica rubia.-¿Y, eso?
-¿Qué?-le dije encogiéndome de hombros.-¿Acaso es unafiesta privada? Son mis jeans favoritas y me gustan mis tenis.
Ella rodeo losojos, estiro su mano quitándome la cinta del cabello cayendo sobre mis hombros.
-Mucho mejor.-me sonrió.- Mira, no quiero que hagas unaidiotez.
-Fíjate tu en eso.-le tercie.
Entramos al vecindario donde las escadecentes luces delos restaurantes y las tiendas iluminaban la calle principal. Mike se coloco ami derecha, sonriendo y guiñándome. Me sonroje al encontrarme con sus ojosazules y su alborotado cabello rubio platinado. Solange no paro de hablar en todoel recorrido, Dougde no dejaba de besarla y nosotros nos miramos pensando quesus escenas de ligues eran ridículas. Pero, es lo que hacen las parejas,¿verdad?
-¿Y, tu , tienes novio?-me pregunto Mike tras dejar atrása los tortolos. Sonreí, negué con la cabeza.
-¿Qué tienes pensando hacer?-le pregunte esperandodivertirme con su ligue.
-Solo que podríamos salir.-me contesto.- Eres muy guapa.
-¿Recién lo notas?-le espete cruzándome de brazos.
Mike no dijo nada, simplemente sonrió y seguimoscaminando. Cuando llegamos cerca de lazona sur, Mike toco timbre tres veces del piso cinco. Esperamos que Tom noscontestara por el portero, estuvimos esperando unos minutos, escuchando lasrisitas de unas mujeres que estaban en el edificio del al lado platicando en sulenguaje natal. Un chico de piel mate, ojos negros y cabello anaranjado artificialmentenos abrió la puerta con una sonrisa de alegría.
-Por fin podemos comenzar una desmadre.-dijo risueño.
-Todas tus fiestas son una mierda, Lee.-le dijo Dudge.
-Está no lo será.-nos aseguro.
-¿Y, en que va a cambiar?-continuo el otro abrazando aSolange por detrás.
-Ya verás.-le contesto por su parte.
Entramos al edificio, subimos las escaleras mientras Tomiba hablando con Mike sobre consolas y eventos de comics. Llegamos al piso,caminamos por un corredor de paredes grises y luces débiles, algunas sombras enalgunos rincones, daban a entender la falta de mantenimiento del conserje.Ingresamos al departamento tres, una luz rojiza y amarilla inundaba la pequeñasala de estar, en un sillón había dos chicos. Uno de ellos vestía de negro yestaba bastante concentrado en su celular, mientras el otro, tenía un chopp decerveza en su mano, y en la otra un cigarrillo a medias.
-Este es Mikael, y él es Jeremías.-nos presento el dueñode la casa.
Ninguno de ellos mostro interés por nosotros. Tom cerróla puerta, empujándonos para que tomáramos asiento en algún lugar disponible ycómodo. No había mucho espacio, asique me senté en el suelo junto a un mueblede ofrendas y rezos. Tom me negó con la cabeza, no era bueno estar en ese sitiosagrado para ellos. Me reincorpore sentándome al lado del chico de ropa negraque me miró de reojo y siguió con su interesante móvil.
En una hora, todos estábamos riéndonos y comiendo fideoscon salsa agridulce y de soja. Mikael estaba marginado de todos nosotros, susojos verdes como el césped de verano, tan brillante y seductor me miraba a cadarato, me sonrojaba por esas miradas desilencio y curiosidad que me daba. Jeremías me estaba irritando con sushalagos, y su lenguaje negro. Era insoportable, nunca vi a un chico tan pegotecomo él. Estaba aburrida demasiado, no hacíamos más que hablar y beber alcoholy fumar. Dougde tenía razón todo esto era una mierda, mire mi celular, eran launa de la mañana y New York estaba más despierto que nunca. Se oían los ruidosde la calle y el sonido del canal. Solange me suplico que me quedara unosminutos más. No podía hacerlo, si duraba un rato más en la casa de Tom, podríaen su lugar a Jeremías.
Estaba empezando a nevar, la acera se volvía resbalosa yme maldije por no traer mis botas de lluvia. Continúe caminando con cautela deno caerme, los autos circulaban a mi derecha, vi a unos hombres dirigirse haciami compartiendo una botella de vino sin bolsa. Si la policía los viera losdetendría por consumir en vía publica y sin disimulo. Cuando se acercaron másestaban murmurando cosas entre ellos. Me cortaron el paso, me puse nerviosa.Baje de la acera para cruzar, pasaban muchos autos. ¡Maldita sea! Sentí que jalabande mi cabello obligándome a retroceder, algo frío me tocaba la espalda era unanavaja o un arma. Tuve miedo, no sabía cómo actuar ante esto. Me empujaroncontra la pared, di un quejido de dolor y escuche sus risas en la oscuridad. Nopude ver sus rostros, eran de estatura media y sus voces eran muy maduras. paraque se tratara de adolescentes, la nieve caía más rápido. Me clavaron elcuchillo en el estomago ahogue en un grito, y ellos se rieron. La boca de unode ellos toco mis labios con fuerza, me obligo a tocar su entrepierna mientrasque los otros lo animaban. La navaja se hundió más, empecé a llorar, peor eraque la calle estuviera solitaria. Sabía que iban a violarme y capaz quematarme. Me ardía el vientre, el olor a la sangre estaba asustándome más, eltipo siguió jugando conmigo. En unos pocos minutos, no escuche esas vocessucias, sino que alguien estaba cubriendo la herida. No podía verlo en laoscuridad.
-Te llevare al hospital, ¿De acuerdo? No soy uno deellos, están inconscientes. Tenemos que apurarnos.-me dijo el chico, note queera joven, pero su voz era profunda y dulce, a la vez.
-Sí, está bien.- susurre, no aguantaba más el dolor.
Me ayudo a caminar hacia la calle, no me anime a mirarlo,estaba concentrada en detener la sangre de la herida. En unos segundos, eljoven chiflo deteniendo un taxi, subimos y le indico que nos llevara alhospital más cercano.
Y escuando su esencia se transformo en mi salvación. Descifrarlo fue un misterio.
Su cabello era azabache y lacio, un mechón estabacubriéndole un ojo, le llegaba por arriba del mentón. Sus ojos eran verdes,grandes y serios. Su piel era muy blanca, tenía dos piercing en el labio y unade las orejas con cinco más. Era Mikael. Se había quedado conmigo paraasegurarse que estaba bien. No habíamos hablado mucho, únicamente sus palabrasde consuelo y el intento de hacer un chiste para que dejara de llorar. Lasutura de la herida dolió bastante, no soporte la sensación de la agujaclavarse en mi piel pálida, y el pervinox limpiando la herida de diez centímetros,era muy grande y profunda.
-¿Cómo me encontraste?-le pregunte interesada en surelato.
-Salí después de ti, iba a tomar el metro cuando vi aesos tipos, no pensé encontrarme contigo.-me contesto aun parado junto a lacamilla.
-¿Y, qué paso con los demás?- continúe curiosa de lo quehubiera pasado en la casa de Tom.
-Iban a ir a jugar billar.-me dijo sacando su celular queestaba sonando.- Es mi hermano.
-Atiende.-le di el permiso.
Movió la cabeza, se dirigió a la salida para hablar. Laenfermera me puso un vendaje y me dio indicaciones para limpiar la herida. Bajecon cuidado de la cama del consultorio de emergencias. Los puntos me tiraban, ydolían. No podía trabajar en estas condiciones, le pedí a la mujer que mehiciera un certificado de reposo para justificar mi ausencia. George iba agritarme como si fuera lo único que supiera hacer. La enfermera salió parabuscar a un médico clínico que me diera aquel papel. Me quede en medio de lasala, tan acostumbrada a estar todo el tiempo en un hospital, que ahora metraía dolorosos recuerdos de mi papá.
-Tengo que irme.- me dijo Mikael asomando su cuerpoesbelto y algo tonificado, sus brazos se marcaban en la sudadera gris Vans.
-Estaré bien sola.- le asegure.- Muchas gracias, te debo ungran favor.
Él asintió con la cabeza, se quedo viéndome un rato hastaque se fue sin decirme nada más, al parecer no era un chico de muchas palabras.La enfermera regreso con mi certificado y pude irme.
[...]
En la mañana, me desperté más cansada de lo normal, todopor mantenerme quieta para cuidar la herida. Fui al baño a orinar, me peine yme lave la cara, escuché los pasos fuertes del piso de arriba, muchos decíanque habia fantasmas porque nunca nadie lo vio habitado, tampoco el conserjetenía el permiso del dueño para entrar y asegurarse que no hubiera ocupas. Nome daba miedo, más que nada, intriga. Faltaba un mes para volver al colegio, ydurante ese tiempo tenía que hacer los acuerdos para el funeral de papá. Entrea la cocina para preparar el desayuno, no había hecho las compras, lo único quehabía en la nevera eran fideos chinos, carne asada y una botella de leche.
Regrese a la habitación que aun estaba a oscuras me puseunos jeans Oxford, unas botas de corderoy, un suéter negro y un tapado gris petróleo.Tome mis coas metiéndola en una mochila que tenia algunos papeles y libros dela última vez que visite el hospital.
Salí del edificio a la fría calle de la avenida deMadison, eran las nueve. Las personas charlando por celular, otros mandando textos,y el resto escuchando música. Hace un año que no le daba mucha atención a latecnología, me habia hartado de manipular y obsesionarme con todo eso. Comencéa caminar hacia la cafetería de dos calles más arriba, el viento sopla confuerza y helaba mi rostro, me abrace a mi misma a medida que iba llegando aStarbucks.
Al entrar al local de paredes marrones, luces blancas ymuebles de madera, sillones color beige y otros anaranjados. Me dirigí a lacaja para ordenar mi desayuno, espere que terminara de atender a la chica queestaba delante mío.
-Señorita, ¿Qué puedo servirle?-me dijo una voz familiar,su voz era profunda y encantadora.
Lo miré asombrada de encontrármelo a la vuelta de micasa, tarde en decidirme que elegir, él no menciono nada de lo de anoche, yotampoco saque nada del tema. Desayune junto a la ventana del primer piso, dondehabía un grupo de adolescentes riéndose, se notaba que estaban amanecidos deuna noche de tragos y ligues. Me concentre en los paseos de las personas, y losvehículos que circulaban. Los ojos de Mikael pasaban por entre medios de todosmis pensamientos, no sé porque estaba recordándolo. Sentí que mis mejillasardían, sacudí la cabeza sacándome esa imagen de mi mente.
Las flores amarillas, y las coronas de diversas otrasformas y colores descansaban alrededor del ataúd en su fosa, era una mañanafría y melancólica, no muchos habían asistido al funeral de mi padre. Susmejores amigos con sus esposas, amigos del trabajo y algunos de mis tíos quevivían cerca. La ceremonia fue larga y estresante, escuchar los pésames de cadainvitado me daba nauseas, ira y lastima por mí misma. Marlenie era mi abogadaque trabajaba el caso del testamento y los bienes a dividir con mis tíos.
-¿Estás bien?-me pregunto Marlenie con su traje negro, ysu pañuelo alrededor de su cuello de cisne, su cabello castaño recogido en unmoño detrás de su nuca.
-Sí, no me pasa nada.-le dije despreocupadamente, pero laverdad es que estaba soportando las ganas de gritar y romper cosas.
Por suerte, todo había pasado como lo había organizado.Me sentí apenada de que las personas que admiraban y querían a mi padre fueranun número de quince personas, que no se relacionaban demasiado conmigo. Podíasver las islas que se formaban entre ellos, desconocidos y conocidos queintentaban llevar la reunión a buen ambiente, esto era penoso. Quería abandonartodo eso, retirarme de la sala de sepelios y regresar a mi casa, o ir a ver aEthan en sus ensayos. Lo que sea, pero no toleraba estar rodeada de falsedad ypoco interés ante la muerte de mi padre. ¡Claro! Cuando estaba vivo todos levenían a dar sus ánimos y sus alegrías, solamente para sacarle dinero.
Superaruna pérdida lleva tiempo, en lucha podemos ganas o perder, las ventajas devencer nuestros miedos y abrirnos a lo nuevo.
Thobias me había llamado en cuanto todo termino quedamosen vernos en una tienda de comics, tome el metro que estaba hasta las manos depersonas sudorosas y algún que otro tipo aprovechaba la ocasión para apoyartepor detrás con una erección notable en sus pantalones. Asqueada de eso yestresada por el funeral con poco éxito, llegue a la revisteria que tenía unsitio de descanso para tomar algo caliente y entretenerse con algún comic. Unchico de veintitrés años, de cabello castaño y rasgos europeos estabaesperándome en el centro de la sala.
-¿Por qué esa cara, Lai? ¿Qué sucedió?-me preguntomientras me quitaba el abrigo.
-El funeral me deprimió más, Tobby.-le dije sentándomecon un bufido.- Cuéntame de tu viaje.
Thobias era asistente de vuelo de un aeropuertointernacional de Miami, estaban haciendo escala en New York, no entiendo porqueno estaba trabajando en estos momentos. Vi en su mirada azul miedo,preocupación y desesperación. Algo iba mal con él, al rato cambio su postura ycontinuamos hablando de sus días en Francia. Me regalo un sombrero que estabade moda allí. Me encantan los sombreros y los pañuelos, son los accesorios que más me gusta usar.
-¿Estás bien , Tobby?- le pregunte saliendo de la tiendacon el sombrero puesto.- Sé que algo te está pasando. Dime.
-No te va a gustar. Estás pasando por un duelo, y noquiero que sigas sufriendo.-me contesto con nostalgia.
-¿Estás enfermo, verdad?-le replique, pude a verloadvertido desde nuestro encuentro.- Por eso querías verme, para decirme queestás mal de salud, ¿no?
Thobias miró la calle en silencio, sacó sus guantes colocándoselossin mirarme, el silencio decía mucho por él.
-Tengo VIH.-me dijo de golpe, me quede con los ojosabiertos mirándolo tan exaltada y con miedo. Se giro a verme con pena.- Lamentotodo esto.
-¡Oh, mierda!-gruñí apretando los puños.- ¿Nada me va air bien? Todo cada vez se pone más jodido.
Thobias me jalo hacia él envolviéndome en sus brazos,fuerte y reparador, intente no llorar. Escuche que susurraba en francés en mioído, por suerte sabia sus palabras, ya que tomaba clases en el colegio,"Sé feliz".
Serfeliz es alternativo. No siempre la encuentras, sino que ella viene a ti sinque lo notes.
Thobias era como mi hermano, hijo de un tío segundo que eraquien apoyo a mi papá con su tratamiento, muy agradecida con ellos. Sondiferentes a todo el resto de la familia. Me acompaño a mi casa con su Audi deldos mil diez, era hermoso. En cuento, llegó a New York se sintió mal y tuvieronque llevarlo a urgencias. Tenían un apartamento y un auto en Brooklyn comoherencia de su madre. Lo invite a subir para jugar a la consola y ver maratonesde películas de Bruce Willis, me rechazo diciéndome que tenía que regresar paracomprobar que sus inquilinos no hagan fiestas (que usualmente hacen) no dañaranla casa, que luego no se hacían cargo, y él tenía que arreglarlo. Subí a mipiso recorriendo el pasillo jugando con las llaves, me tropecé con un paquetede color caqui, mire a todos lados extrañada. Lo recogí entrando aldepartamento, deje la caja sobre la mesa de la cocina, me quite el abrigo. Comencéa romper el papel, no me fije el remitente. Comprobé que era un nuevo celularque siempre quise tener, al momento de abrirlo, golpearon la puerta. Fui arecibir a mi vecino, Malcolm tenía un periódico en una mano y en la otra unvaso de agua.
-¿Qué?- le dije tajante.
-Te llego un paquete del extranjero. Sé confundieron dedepartamento, falsifique tus datos.-me contesto relajado.
-¿Por qué hiciste eso, Johnson?-le reprendí.-Siempre temetes en mis cosas. Eres un puto vecino.
Tomé el vaso de agua arrojándose en la cara. Era unatrevido. Cerré la puerta de un golpe, enfadad y volví a inspeccionar mi nuevocelular. El remitente era Cassandra Evans, mi madre que ahora vivía en LosÁngeles, ¿Ahora quería hacer las paces, luego de tanto tiempo? Era una idiota,pero me quedaría con el móvil.
Elabandono de persona es un delito. Cassandra ahora estaba arrepentida sabiendoque su primer esposo estaba muerto. Yo necesitaba el sustento para continuar mivida. No lo haría, no buscaría en las pesadillas que da la vida, porque estaríaen un laberinto de emociones.
Los débiles rayos de sol me obligaron a levantarme a lasocho de la mañana, no quería prepararme el desayuno. Había soñado con mi papáestando sano y disfrutando unas vacaciones en Orlando. Me quite el pijama queconstaba de una remera de Pink Floyd y unos joggings grises. Tome ropa limpiapara irme a bañar, la herida habia sanado y cicatrizado, me quite el resto delos hilos antes de meterme en la ducha. Disfrute que el agua caliente golpearacon fuerza mi cuerpo tenso, pensar en mi madre me había puesto nerviosa,recordándola en su partida, y en los momentos que jugábamos en el central park.
Había gran fila en Starbucks, allí estaba Mikaelatendiendo a todos ellos con paciencia y amabilidad con una dulce sonrisadeseando una buena mañana a los trabajadores. Cuando llego mi turno, me sonrojeal mirarlo directamente. Se puso serio al verme, estaba rígido ante mí.
-¿Estás bien, Mikael?-le pregunte preocupada. -¿Te pasaalgo conmigo?
el chico giro su cabeza hacia uno de sus compañeros, vique tenía la marca de un beso en su cuello, apreté la mandíbula. Acontinuación, ordene despidiéndome, me fui a unos sillones que estaban libres,Había unas revistas y periódicos del día, me distraje con las noticias yeventos para no pensar en Mikael.
El regreso de la jornada escolar se reanudo, luego de dossemanas de marzo, Kristen vino a mi casa para ir juntas al colegio, sus padreshabían regresado de sus vacaciones y estaban asfixiándola. Me puse a fumar unoscigarrillos, al bajar del ómnibus, estábamos a veinte minutos de la escuela.Kitty tenía una chaqueta beige, unos jeans fucsias y unas botas de taco bajo.
-¿Qué harás con ella?-me pregunto mientras caminábamos.
Le habia contado que Cassandra se habia comunicadoconmigo para que vaya a vivir con ella, no lo iba a hacer. Me gustaba New York,no lo dejaría ni olvidaría mi vida en ella.
Nadiedeja pasar los recuerdos como nubes en el cielo. Almacenamos esos buenos omalos momentos en nuestras mentes.
En un rato, llegamos a Harley Milk High School, loschicos nos estaban esperando en la biblioteca, aun faltaba para el inicio declases. Ethan estaba con Edward hablando sobre un evento de basquetball enBrooklyn, Kitty salto sobre su novio alegremente, sonreí ante esa escena. Ethancon su cabello café, alborotado y sus lentes de sol en la camisa se acerco a mí,pasando un brazo sobre mis hombros.
-Deberíamos estar así nosotros. Haríamos buena pareja.-meinquirió.
Le di un golpe en el estomago, se quejo con una mueca yme sonrió guiñándome, rodee los ojos. No era un chico mujeriego, pero muchaschicas se le insinuaban, él siempre las rechazaba. Llegue a creer que era gay,nunca lo vi saliendo con alguna chica. Salimos de la biblioteca para buscarnuestras coas en las taquillas, Kitty beso a su novio, uniéndose conmigo. Estábamosen las mismas clases, al igual que Ethan y Solange. Esquivamos algunosestudiantes y buscamos nuestras cosas.
-Hola, Laia.- me saludo Facundo, un extranjero deArgentina, era de intercambio y tenía una beca en la universidad deNorthwestern en Illinois.- ¿Cómo estás?
-Muy bien, Facu.-le conteste con una sonrisa.- ¿Cómoestuvo tus vacaciones?
-C}Creo que bien. No sé extraño a mi familia. Pero, mihermana vendrá en verano, tal vez venga mi mamá.-me dijo abriendo su locker queestaba a mi izquierda.- Kitty me dijo que buscas trabajo, ¿verdad?
-Ah, sí.-le inquirí con una mueca.- Aun no me salióninguna entrevista.
-Hay una vacante como mucama en el hotel Pensylvania.-mecomunico secando unos libros.
-Gracias.-le dijo con una sonrisa.
El timbre sonó, todos nos esparcimos por los alrededoresingresando a nuestras clases. En las primeras horas teníamos Matemáticas, eneso no soy buena. Con Kitty nos sentamos en el centro, ella detrás de mí. Laprofesora entro con varios papeles y una mirada seria, por detrás ingresoMikael, la marca de su cuello ahora era un moretón negro y tenía un corte en lamejilla. Paso delante de mí, sentándose en el fondo. Lo mire un rato, ese chicome causaba intriga desde que me salvo de esos tipos. La clase avanzo durantedos horas seguidas. En el receso tome valor para hablar con Mikael.
-Hola, ¿Cómo estás?-.le pregunte al salir del salón.
-bien.-me dijo a secas, se puso a caminar, le seguí.
-¿Hace cuanto trabajas en Starbucks?-continúe averiguandoun poco más.
-Hace dos años.-me dijo sin mirarme, saco su móvil y empezóa escribir.
-¿Y, qué haces para divertirte?-le dije curiosa de susactividades.
-Descanso y visito a mi hermano.- me dijo deteniéndose ensu taquilla abriendo y guardando los libros.- ¿Por qué me hablas? Nunca lohaces.
-Ya te dije esa noche, te debo un favor y además quieroconocerte.-le conteste serena.
-Yo no necesito que hagas nada por mí. Tampoco soy unabuena persona.-me dijo mirándome firmemente.- Tengo que irme.
Se giro, lo interrumpí tomándolo de la muñeca, se volteolentamente, produciéndome escalofríos. Sus ojos se volvieron rojos de repente.Lo ignore, pensado que era mi imaginación. Eran muy rojos.
-Sí, eres buena persona. Todos tenemos errores y hayveces que tomamos caminos diferentes. La amistad es la fuerza que nos mantieneunidos ante todo eso.-le mencione tímidamente, me daba miedo aquel cambio en sumirada.
-No entiendes. No soy bueno, puedo hacer cosas que otrosno.-me dijo, lo mire confundida, sus ojos volvieron a ser verdes.
Se soltó,retirándose de mi lado. Lo mire como caminaba y desaparecía.
Élera un misterio muy hermoso que iba a descubrir.
Erael inicio de estar más cerca de Mikael, de demostrarle que no era interés, sinoque deseaba tener una relación, amorosa o amistosa.
En la semana, durante el transcurso de las clases dondehabía que formar grupos para trabajos, Kitty y yo nos apurábamos para invitar aMikael a estudiar con nosotras como sabia que esto iba a ser largo, lepropusimos hablar únicamente y necesariamente de nuestro trabajo. Pero, novolví a ver esos ojos rojos como la sangre, perdidos y voraces, especialmente,ese era mi objetivo: Saber que escondía en su interior. Era sábado nos habíamosreunido en la casa de Kitty, mientras sus padres estaban visitando a su hermanoen Brooklyn. Cuando tuve la oportunidad de quedarnos solos, me tire a loprimero.
-Me has dicho que hace cosas que otros no, ¿A qué terefieres?-le solté, no me contesto, volví a preguntarle tomando su mentónobligándolo a mirarme, ahí estaba las llamas rojas que cubría todo su miradaincluyendo la esclera. Casi grito pero él me tapo la boca.
-Esto es lo que puedo hacer. No soy natural, o al menoslo era hace diez años. No puedo crecer, estoy condenado, Laia Sparks..-memenciono, no esperaba tener esa respuesta. Debía creer eso, lo estaba viviendoen directo, su mirada volvía a la normalidad justo cuando Kitty regreso conunas sodas y snacks. No volvimos a sacar el tema de su esencia no humana.
Todavíano habia terminado con mi plan.
A la noche,regrese a mi trabajo luego de un descanso de quince minutos, pensando durantetodo el día, si Mikael en verdad estaba condenado y que otras cualidades anormalesposeía.
-¡¿Qué haces?!-me espeto malhumorado George.
-¿Qué de qué?- le inquirí, estaba harta de su carácter.-Ve a gritarle a Evelyn que se está terminando el stock de tragos.
-Fíjate en tu labor, y no en la de otros de tuscompañeros.- me dijo gruñendo. Un verdadero imbécil.
Bufé siguiendo con malas ganas atendiendo a losdesesperados clientes con sus dólares sucios en sus manos. Las noches siempreme parecían más largas que el día por trabajar aquí. Recién empezaba la fiestade Rowney Night, y así se acaba mi paciencia, hoy era mi último día, no loaguataba más. Adiós, Rowney Night. Adiós a la noche de imbéciles. Adiós alpresuntuoso de George.
Me saque la remera negra con la chapita de mi nombre, eldelantal y la banda de Rowney Night. Dejé los pedidos a manos de Ronald, busquéa mi jefe en la cabina del DJ, que era su cuñado y socio.
-Tienes que estar abajo, Sparks.-me objeto.- Ponte eluniforme, todavía no terminas...
-¡Cállate, George!-le detuve.- Renuncio.
-No puedes hacer eso, no termina el mes.- me inquirió.
-¡Al diablo el mes! ¡Eres una verdadera mierda!-le gruñí,tire las cosas frente a él.- No volveré nunca más, ¡Búscate a otra paragritarle tus faltas de afecto que no teda tu esposa!
Por fin podría irme relajada, sin soportar sus protestasinjustas y de maltrato laboral. Salí del boliche con una lluvia fuerte con unviento que me golpeaba la cara acalorada, con un poco de alcohol en miorganismo, cruce la calle, cuando en ese momento pasaba un autobús. Alguien melevanto en sus brazos con gran velocidad corriendo hacia el otro lado, me dejoen el suelo.
-¿Nunca te salvas de los peligros? Soy tu redentor, porlo visto, Laia.-me dijo Mikael.
-Supongo que sí, Micky.-le dije con una sonrisa, me atrevía abrazarlo, él tardo en reaccionar y me apartó de su cuerpo mojado.- ¿Cómohaces para aparecerte de esas formas?
-Me traslado por las sombras, o portales del infierno.-mecontesto sin rodeos.
Mire sus ojos que estaban más verdes como esmeraldas.
-¿Qué otras cosas puedes hacer?-le pregunte, teníaheridas en su cuello, rasguños profundos y mordidas.
-Haces muchas preguntas.- me dijo soltando un suspiro.
-Mikael he soportado muchas cosas, he tenido miedo einseguridades. Quiero ser tu guardiana.-le mencione.
La lluvia caíasobre nosotros, escuche su risa burlona, lo mire ceñuda. Me tomo de la manopara alejarnos de Rowney Night.
Esassonrisas que sacan suspiros y orgasmos. Mikael era perdidamente ycondenadamente sexy.
La lluvia se había detenido, nosotros estábamos mojadospor completo, le insistí en que fuera a mi casa para cambiarse, a regañadientesacepto, a pesar que me comentara que no podía contraer enfermedades, eso erabueno y malo, a la vez. Le prepare el baño para que se diera una duchacaliente, le busque ropa de mi papá que aún conservaba como recuerdo. Mikaelcon su mirada amargada y reprendido, otra vez, por rechazar la ropa de otro. Semetió al baño, me quede viendo la puerta perdidamente, pensando queverdaderamente quería protegerlo, siempre le he hecho con las personas quequiero y amo. Mikael era un demonio, casi. Porque algo raro tenía su cuerpo yesas heridas significaban que alguien le estaba torturando. Salí de mispensamientos y observaciones, regresando a mi dormitorio, me saque la ropamojada quedando con la ropa interior deportiva, era cómoda para usarcotidianamente. Busque una toalla para secarme, algo en mi brazo me dolía alpasar la tela sobre mi hombro, me acerque al espejo viendo la marca de un moretónen forma de una estrella de cinco puntas, en el otro también tenía otra. Era extraño, escuche pasos que seacercaban, Mikael habia terminado de bañarse, o eso disimulaba que había hecho.Aun estaba semi desnuda, entro al dormitorio, vestido con unos pantalonesnegros de vestir, una camisa a cuadros roja y unos zapatos. Demasiado formal,pero se veía muy bien en él.
-Debo irme, arregle con mi hermano para vernos paradesayunar.-me menciono ignorando mi figura esbelta y mis pechos pequeños, micintura de avispa y mis caderas anchas. No me examino como hacen los demáschicos, ni me halago por mi cuerpo.
La penumbra de la habitación nos hacia ajenos, su vozsonaba melodiosa. Quise preguntarle por las heridas, no lo hice, era demasiado,todo tenía su tiempo. Mikael desapareció en una nube gris donde salieron llamasque luego se desvanecieron. Empezó a llover nuevamente, tenía que seguir haciaadelante, porque de eso se trata la vida de continuar a pesar de los miedos yel tiempo del pasado. Por un momento pensé en Cassandra, si hubiera estado bienencontrarme con ella para recordarla, saque ese pensamiento, porque eso meharía sufrir otra vez. Tome mi pijama para irme a bañar, y luego, dormir,pensando en Mikael.
Hola! Lamento que este capitulo sea tan corto. Y, ya que estoy, me tomo el gusto de agradecerles infinitamente sus comentarios y sus visitas.
Pasaron dos días, habia conseguido un puesto comocamarera en un restaurante italiano a tres calles de Central Park. Era miprimer día y estaba nerviosa, los pedidos salía rápido y tenía que mantener elequilibrio con la charola y el menú del cliente. Rompí dos platos y cincovasos, Sally era mi encargada tenía una gran paciencia conmigo, y con mi otracompañera, Rose. Ambas éramos nuevas. La paga era buena, los clientes eranbuenos y algún que otro que andaba apurado. Salí a las once de la noche, tras cerrarla última mesa, la lluvia seguiría hasta el viernes con suerte, abrí mi paraguasy me encamine a la avenida para tomar el autobús. Revise los mensajes delmóvil, tenía dos llamadas perdidas de Solange, supuse que quería que asistieraa una fiesta. Pero, ya no tenía tiempo para salir, estaba estresada con los exámenesy el nuevo trabajo. Tenía mis inquietudes y mis problemas familiares, que no medejaban la mente tranquila. Siempre he tenido situaciones problemáticas con mifamilia, entre peleas y abandonos, habia crecido para vivir esas dificultades.Sin embargo, aprendí a mantener el carácter reservado y astuto, sobre todo a noperder la tolerancia, pero, no siempre uno podría sostener la serenidad y tenerun día de mala suerte. Llegue a la parada, donde habia un chico con una camperade tela y una gorra roja. Lo mire curiosa, montándome una historia comosolíamos hacer con Kitty cuando alguien nos parecía interesante. Estuve unosminutos navegando en mi divertida mente, me golpearon en el brazo, me volteepara ver a Ethan con los chicos de la banda.
-¿Vienes, Lai? Vamos a un pub a dos calles.-me invito mimejor amigo.
- Lo siento, recién salí del restaurante.-le conteste.
-Entiendo.-me correspondió sonriéndome, él estaba usandoun rompe viento, también sonreí.
Sin nada más que llegar al departamento, entre a midormitorio, me desvestí y me metí en la cama, rápidamente me quede dormida.
Eran las tres de la mañana, me habia levantado para ir albaño. Cuando volví a la habitación, sentí una oleada de frio, no habia ningunaventana abierta, ningún ruido de la calle, ni siquiera la monstruosa batería deMalcolm ( si tocaba de madrugada). Toque el interruptor de la luz, no encendía.Mi celular estaba del otro lado. Tuve miedo, camine al centro, mis piernas seflagearon cayéndome al suelo, trate de incorporarme, algo me jalaba haciaabajo. El temor aumento, mis latidos eran veloces, me temblaban las manos. Unafigura oscura se acerco a mí, tocándome con unas garras afiladas, rasguñándomecon fuerza el brazo, grite de dolor y comencé a llorar.
La calmadesaparece cuando crece el miedo dentro de la oscuridad, no piensas con lógicapara salvarte. haces las cosas por instinto.
Era un ser con un aura de maldad, sabía que no erahumano, él era sobrenatural. Siguió hiriéndome, luche con él con lo que podía,obligue a mi cuerpo a levantarse y huir del departamento. Me ardía las heridas,sangraba demasiado. El pánico me venció en el peor momento, desvaneciéndome.
-¿Qué te paso?-me pregunto Kitty cuando baje par airjuntas al colegio.
-Me pelee con un ladrón, y no salí bien.-le mentí con unarisa nerviosa.
Ella me miro sorprendida, nunca fui una chica violenta, apesar de todo lo que pase, aprendí que a los golpes no se aprende. Lo tome dela mano poniéndonos a caminar hacia la parada del autobús. Aun me dolían lasheridas de anoche. No entendía que habia pasado. Tenía que contarle a Mikael. Continuamoscaminando, Kitty se puso a hablar de la banda de Ethan que anoche habia tenidosu primera presentación para abrir el show a otra banda regional de Chicago.
En el viaje, Kitty se durmió, aproveche para levantarmela manga de la camiseta, observando la herida morada y azul, me dolía mucho alestar usando ropa larga.
Lasheridas y cicatrices son marcas de defensa y de valor personal. En esaaterradora visita obligo a cambiar mi protección, porque desde hoy nadaiba ser igual. Nada.
Desperté a Kitty nos quedaban dos calles, rezongo un pocoporque durmió solamente cuatro horas. Fume un cigarrillo de marihuana, Kitty sepuso a escribir con su novio, iba tan concentrada que se choco con un joven quetambién se dirigía al colegio, era nuestro compañero de estudio de Filosofía.
-Lo siento, Chester.-se disculpo Kitty ruborizada. Él leguiño simpáticamente.
Seguimos caminando juntos, nos pusimos a bromear sobrelas porristas y la mascota del equipo de basquetball, que era una ardilla conuna corbata multicolor. En el deporte era muy buena, estuve entrenando boxeodesde que tenía catorce, luego continúe con natación y ahora en el colegiojugaba voleibol.
Entramos, Chester se reunió con sus amigos y compañerosde ajedrez. Con Kitty fuimos a buscar a nuestros amigos, que estaban sentadossobre el suelo en la entrada de la cafetería. Ethan y Edward se pararon parasaludarnos, mi mejor amigo me alzo del piso girando, me reí y le golpeó lacabeza. Me soltó, rozo su mano con mi hombro, me queje con una mueca.
-¡Estás espantosa!-me observo Ethan, sonreí de lado.
-¡Que buen ojo, amigo!-le dije bufando.- No comí nada, acompáñamea buscar un café y un bocadillo.
-Pero, los chicos...-dijo mirando a Kitty y a Edward queestaban abrazados.
-Saben cuidarse muy bien.-le mencione enrede mi brazo conel suyo.
Nos dirigimos a una de las maquinas expendedoras delpasillo tres, había chicos alrededor de un anuncio bastante grande, se tratabade la fiesta de fin de año. Lo había olvidado por completo. Era mi último año,y no estaba disfrutándolo. Eso me dio pena, Ethan se detuvo para charlar conuna chica rubia y con gruesos labios delineados de rojo. Rodee los ojos, seguími camino hasta las maquinas, pague mi desayuno, y busque un lugar dondetomarlo. Encontré un banco en el patio central, bebí el café con leche, y mecomí rápidamente el alfajor de chocolate. Aun tenía más hambre, en las mañanascomo mucho más que en la tarde. Supongo porque no duermo lo suficientementebien.
-¿Te molesta si te hago compañia?-escuche la voz de Mikea mi derecha.
-Claro.-le dije sonriendo.-¿Quieres un poco?
-Estoy bien.-medijo pasando mi invitación, me encogí de hombros.- Hoy es el cumpleaños deDougde, ¿Recuerdas?
-En verdad, no. Lo siento, estoy ocupada últimamente.-mejustifique.
Mike me miro con aquellos ojos como zafiros, fueacercándose a mí, con la intención de besarme. Y, lo hizo, me beso con suavidady placer, no me gusto. La primera vez que bese fue con un chico que ambosteníamos doce años, luego en fiestas y mi primer novio, Thomas, que se mudo aCalifornia en segundo año de preparatoria.
-Estás mal. Pensé, que podía ayudarte a salir de todoesto.-me inquirió Mike decepcionado.
-Oye, la única persona que puede ayudarme, soy yo.-lereplique ceñuda.
-Lo lamento eso.- se disculpo poniéndose de pie,retrocedió un poco.- Podríamos conocernos, al menos, pero, estás atrapada. Enserio, que creí que podías confiar en mí.
-Olvídalo, Mike.- le saque importancia a lo sucedido.
Pego media vuelta, saliendo del patio. Pensé como serialos besos de Mikael, me ruborice. Tire los residuos de mi desayuno en el cestode basura, entre al interior de la escuela. Ethan estaba tomando una soda,mientras la guapa chica masticaba un chicle exageradamente. Bufe ante esaimagen, a la vez, deseaba que Ethan no saliera con ella, no era su tipo.Conozco muy bien a mi amigo. Me encamine a mi casillero para recoger los librosde las siguientes asignaturas; Filosofía, Historia, Lengua, y Biología.
Al acabar la jornada escolar, busque a Mikael, ya que nolo vi en el colegio. Imagine que estaría en el trabajo, pero me equivoque,pregunte por él y me dijeron que habia sido despedido hace unas horas. Eso memolesto. Salí enfadada de Starbucks, no sabía por dónde buscar, él no tenía mi número ni yo el suyo, tampoco tenia redessociales. Me puse nerviosa, preocupada y desesperada. tenía miedo de volver aque ocurriera de nuevo. Me senté en el primer escalón de la entrada de mi edificio,no soporte llorar, y sentí que las marcas se profundizaban, que se hundían enmi piel con fuerza. grite con clamor, haciendo que todos los peatones sevolvieran a mí, me abrace a mí misma, llorando y vociferando, las huellas demis hombros se abrían buscando más espacio en mi extremidades. Un policía seacerco a mí, me hablo, pero no podía escucharlo sobre mis gritos desufrimiento. me sentí sin fuerzas, me desmaye en los brazos del guardia.
Me desperté en una sala de paredes blancas, y ventanalesgrandes, tenía puesto un pijama blanco con pequeños lunares celestes y rojos.Estaba conectada a maquinas del control cardiaco, y un respirador. Tenía unaintervenenosa clavada en el antebrazo que me pasaba el suero. Llame a losmédicos con la radio de urgencias, en un rato, llegaron dos de ellos. Reconocía Miller, y otro era muy joven, tal vez, veintiséis años.
-Hola, Laia.-me saludo con suavidad, lo mireconfundida.-No tengas miedo, Te desmayaste y entraste en como durante cuatrodías.
No dije nada, deje que ellos me hablaran d ellos cuidadosy los medicamentos, me quitaron el tubo de alimentación, que fue doloroso,demasiado. Me hablaron de unos hematomas, corte profundos y me dieron una citacon un psicólogo. Nunca en mi vida necesite un profesional. No iba a ir, ellosno sabían nada. Y, yo tampoco. Necesitaba buscar a Mikael, de alguna forma. elúnico lugar era el colegio. En dos días, reanude mis actividades, concertificados médicos para justificar mis ausencias. No me importaba quesintieran pena por mí.
El martes me pase esperando a Mikael en la clase degimnasia, pasaron quince minutos y el profesor dio finalizada la actividad,Baje de las gradas par ajuntarme con Mikael, me coloque a su lado, mientras sacabauna toalla limpiándose el sudor de la cara.
-Necesitamos hablar, e muy importante.- le dijecompletamente seria.
-Lo sé.- me correspondió.- Ven a Bronx a la noche, y teenseñare algo.
-De acuerdo,-. acepte, ¿Qué más podía perder?
En Bronx, las calles estaban desiertas, únicamente porlos camiones de basura. Eran las diez, tenía mi día libre. seguí el mapadibujado por él. camine por veinte minutos, hacia un viejo edificio, toquetimbre del piso cinco. aguarde en la oscuridad de la noche, Mikael bajo trasunos segundos, lo mire desesperada y exaltada, me invito a pasar a suapartamento, estuvimos en silencio.
-Ponte cómoda en donde encuentre lugar. No tuve tiempo deacomodar.-me indico tras cerrar la puerta detrás de mí.- Ahora regreso.
Me fije en la habitación que ocupaba tres cuartos deltodo el apartamento de dos ambientes, había muchas cajas cerradas, etiquetadas,y apiladas. También había muchos periódicos, y bolsas con piezas de automotor.Pensé que Mikael le gustaba la mecánica, y no era ordenado, obviamente. Mesenté en una silla de camping que crujió debajo de mi peso. olía a humedad y aencierro. Este no era la casa de Mikael. No había fotos ni nada relacionado conél. Espere en silencio a que regresara, jugué con las puntas florecidas de mi cabello.
-Ten, lo vas a necesitar.-me dijo en unos minutos despuésentregándome un vaso de whisky.-Te contare todo lo que quieras.
Se estaba abriendo conmigo, me sorprendió de ese gesto deconfianza. Acerco una silla igual que la mía.
-.Muy bien.- le correspondí animada.- ¿Cómo es que teconvertiste en un semi demonio?
-No soy un demonio completo. Bah, algo así. Soy un serterrenal que puedo viajar al infierno por un pacto con el diablo.-me aclaro.
-Es lo que dije, un semi demonio.- le tercie, asintió.
Nos miramos tras una pausa, note la mirada de nostalgiade Mikael, su intención de no mentirme ni ocultarme nada.
Porfin, los hechos se ponían a la mesa del juego. Era el momento de conocer laverdad de Mikael.
Estaba ansiosa de escucharlo, no tenía miedo, queríaconocer de qué forma podía cuidarlo y liberarlo de ese mal. Sus ojos estabanbrilloso con la débil luz anaranjada de la sala. Las sucias ventanas no dejabanentrar la iluminación de la calle, hacía calor, me saque la bufanda y elsombrero de estilo vintage. Mikael estaba con una remera negra básica, unosviejos jeans y unas borgeos de color arena. Su cabello estaba revuelto , cadavez se despeinaba más con la ansiedad que tenía, pasándose las manos por sucabello. Chasqueo la lengua preparándose para hablar, lo mire interesada yanimada.
-Esto fue en el dos mil cuatro, tenía nueve años y mihermano , John, tenia quince. él fue es responsable de esto.- comenzó indicándosea si mismo.- John siempre fue diferente y rebelde, también muy raro. Haciacarreras y combate clandestino, aquí, en Bronx. Este lugar es su depósito.-continuo}, tomo un sorbo de su trago. Le dolía hablar de esto, me di cuenta que era laprimera vez que lo contaba.- Siguió con todos eso hasta que conoció a Cedric,un tipo que practicaba ocultismo. Y, veras, que mi hermano se metió en esegrupo. Mi familia no sabía nada, pero dejo de ir a la iglesia y cuando mispadres salían, y tenía que cuidarme, John hacia ofrendas. Me dio mucho miedo,.Siempre me escondía cuando actuaba de esa forma. Un día me anime a seguirlo, vicomo sacrificaban a una chica al Dios de la Muerte. Mi hermano la mato.- sedetuvo para dar otro trago, su vacio estaba vacío, lo lleno hasta la mitad.Estaba sorprendida, no lo interrumpí.- Volví a seguirlo varias veces sin que sedé cuenta de mi coraje. Siguieron sacrificando a chicas, exactamente niñas vírgenese inocentes de mente, Las secuestraban. Ofrecían sus almas al Dios. otra vez sefreno en su relato, me miro.- John me descubrió, me llevo con ellos, haciéndomemiembro de ellos. Nunca volví a ir a ese sitio, me escape de mi casa y fuepeor, porque mi hermano me maldijo. Regalo mi alma al diablo. Entonces, me convertíen lo que soy.
-¿Tu hermano te obligo a unirte a ese grupo satánico?-lepregunte confundida.
-Sí, en efecto. Perdí mi educación, mi hermano me busco yme cuido sabiendo lo que me habia transformado. se sintió orgulloso y me tratocomo a una mascota.-me respondió.
-¿Y, tus padres?-pregunte de nuevo, tomando un trago delwhisky.
-Nos abandonaron, Se fueron del país. Nunca fui feliz, mipadre era violento y mi madre nunca se sintiócómoda con sus hijos.-me contesto apenado.
-Entonces, ¿Qué paso después?-le anime a que siguiera.
-Seguí estudiando en Bronx, aunque mi imagen eradescuidada y enfermiza. Estaba débil y anoréxico, la comida me daba asco, no servíaen mi organismo. Y, un día, que tenía trece años bese a una niña, y me sentífuerte por primera vez, recupere la estabilidad y engorde. Ella murió a las doshoras. me alimente de su alma. Le quite sus años de vida. Es así como viví,matando sexualmente a las personas, No importa el género.
Me quede calla, mirándolo sorprendida e incrédula a loque escuchaba.
-Y, tu hermano te ofrece victimas, no?-aventure, él asintió.
-En ese tiempo, descubrí como transportarme por lassombras y viajar por portales del inframundo, e salgo que es arriesgado porquepuedo dejar salir a espíritus y otras bestias infernales.-continuo a l vermeentusiasmada.
-¿Y, que me dices de las heridas que tienes?-le preguntetan curiosa de eso.
-Enfrentamientos con otros demonios que sirven al diablo,he luchado para conseguir mi libertad, y recuperar mi alma. Puedo lucir joven,sé que te dije que no puedo crecer, aun no entiendo eso, creo que es lo queellos quieren, tras revelarme.-me inquirió bufando.
Hubo un silencio de parte de ambos, se sirvió otro tragode whisky escocés, note sus lagrimas a punto de salir. Termine mi bebida,mientras procesaba toda la información, era algo aterrador y cualquier personasaldría corriendo y no volvería jamás. Pero, me quede para cumplir mi promesa,y averiguar que me paso, tenía una hipótesis de mi encuentro con esa bestia diabólica.
-Tu mismo lo dijiste, te alimentas absorbiendo los añosde esas personas, y dura por unos días porque no son suficientementefuertes.-le dije segura de esa observación.
-No me di cuenta, tienes razón, Laia Stuart.- me correspondió.
-Bien, ahora me toca a mi.- le replique, tome aire yexhale.- cuando te fuiste de mi casas, dejaste entrar a un demonio. Me ataco,no volvió a aparecer.
Mikael me miro sorprendido, advertí que quiso decir algo, le hice un ademan para que aguarde.
-Anteriormente a eso, me salieron marcas en formas deestrellas en los hombros, al pasar el tiempo estas mismas, se hundieron en mipiel dejándome marcada por completo. Sería mejor que te lo enseñe.- continue,me quite la ropa superior, quedándome en sostén. Mikael se acerco para ver lasprofundidades negras como huecos en mis hombros. Me toco con cuidado, sentí cosquillasy sonreí.
-Nunca he visto eso.- dijo confundido.- Es extraño.
Después de haber escuchado la verdad de Mikael, estaba unpoco tranquila, porque aun tenia aquel misterio en mi cuerpo. Él me acompaño ami casa, viajando por las sombras. La sensación fue agotadora, sentí muchofrio. La oscuridad apareció en el departamento encendí las luces de la sala yde la cocina, que esta se conectaba con la otra. Mikael se quedo parado en laentrada mirándome en silencio, no habíamos hablado de nada más. Era incomodo.
-¿Quieres jugar un rato?-le pregunte entrando al living.-Ven.
Él se acerco sin hacer ruido con sus pies, algo en lo queno me di cuenta, hasta ahora. Se sentó en el sillón, tome asiento junto a él,encendí la consola y le pase el otro mando. La pantalla se prendió, mostrandoel inicio de un juego de dos jugadores de RPG. Empezamos a jugar, a losminutos, Malcolm empezó a tocar su batería acompañada de una guitarra, queafortunadamente, sonaba bien, a comparación de Johnson.
El amanecer comenzó a llegar, mientras nosotros seguíamosjugando durante todas las horas de desvelo. Mikael se despidió de midesapareciendo por el camino de sombras. Era viernes, no iría al colegio, noestaba de humor para soportar las clases, ni escuchar a mis amigos. Me acomodeen el sillón, intentando dormir. Tarde en lograrlo, hasta que me dormí.
Al despertar eran las cinco de la tarde, en una horadebería entrar al trabajo. Fui a darme una ducha rápida, me peine con unatrenza a un lado, intente ocultar el cansancio en mis ojos con maquillaje. Alos veinte minutos, estaba viajando al restaurante. En el vestidor, estaba Roseterminando de ponerse el uniforme. Camisa blanca, pantalones negros y elcabello recogido de cualquiera forma, pero prolijo. Sally llego para apurarnos,ya que los otros estaba por irse, y nosotras ocuparíamos sus turnos hasta lanoche.
Transcurrieron tres semanas más en el mes de marzo, en elcolegio se oía los comentarios de la fiesta de fin de curso. Solange ahoraestaba saliendo con Chester, me imagine que iba a aburrirse de Dougde. ConMikael ahora éramos más unidos, y podíamos hablar de cualquier tema deadolescentes, se había integrado a mi grupo de amigos, y salíamos a fiestas,bebíamos, fumábamos, hacíamos competencias y jugábamos. Solamente, entrenosotros, conocíamos nuestros misterios de ser diferentes a los demás.
-¿Estás bien?- me pregunto Mikael mientras me acompañabaa mi casa, luego de una fiesta en la casa de Ethan.
-¿Por qué?-le conteste con otra pregunta.
-Últimamente, estás rara. ¿No te ha pasado nada más?-meinquirió preocupado, lo mire sonriéndole sonrojada.
-Bueno, yo me siento bien.- le conteste dubitativa.-Nada. Estoy bien. Ningún otro monstruo me ha atacado.
-¿Estás segura? Tu voz dice otra cosa.-Continuo intentadoque le dijera al más. Me sonroje aun más.
Laverdad, Estaba enamorándome de él.
Llegamos al edificio de la avenida Madison, espero a queentrara, al verlo que me miraba sereno, tuve deseos de abrazarlo, pero no lohice, me limite a saludarlo con la mano, y entre al edificio.
¡Quédifícil es amar! Especialmente, a alguien que puede matarte y es prohibido.
A la noche, me desperté escuchando los ruidos del piso dearriba, me quede viendo el techo en la oscuridad, mis ojos notaron un aurapurpura y nebulosa que se filtraba hacia mi habitación. Me reincorpore de lacama, sin dejar de mirar aquello que no era normal. Me anime a subir al piso dearriba, me calce unas zapatillas, y salí de mi apartamento. subí las escalerasa la siguiente planta, busque el departamento, que fácilmente llegue a él, traslos ruidos que alguien corría muebles, y voces extrañas. La puerta estábloqueada, tuve que dar una patada fuerte rompiendo las bisagras. Me sorprendíde mi propia fuerza, que no recordaba tener. El aura era más fuerte, las vocesera n un lenguaje muerto, sino me equivoco era hebreo antiguo. El airenauseabundo me llego del golpe, di arcadas ante ese ambiente de putrefacción, ya encierro. Me estabilice irguiéndome, y avance al interior con pisadassilenciosas y precavidas. Todo estaba sumido en la oscuridad, y mis ojoslentamente fueron acostumbrándose del abandonado piso. Los ruidos venían del fondo, de una de las habitaciones.Mire a mi alrededor buscando cualquier elemento como arma, porque lo que allíhabia no era humano. No encontré nada que me sirviera tenía que usar misconocimientos de combate, no estaba segura de lo que pasaría. Pero, ya estabaaquí. Cruce la sala con muebles polvorientos y que olían mal. Camine por elpasillo hacia la segunda puerta, el aura se intensifico al pararme frente a laentrada. Tome el picaporte, estaba pegoteado, retire la mano limpiándola en miblusa de The Ramones, que estaba vieja. La puerta se abrió con un chasquido, yun chirrido. El sitio olía a sangre y ácido, me tape la nariz ante ese fuerteolor. Avance hacia el centro, mirando detenidamente el entorno, y cada rincón.Entonces, vi una figura alta y oscura, más que la misma oscuridad de lahabitación. No llegaba ninguna luz hacia el interior. El ser grito vorazmente,extendiendo sus garras afiladas y huesudas hacia mí, retrocedí unos pasos paraprepararme, me puse en defensa alzando sus puños. No sé que estaba pensandorealmente. En cuanto, estuvo lo suficientemente cerca, le di un golpe en su mandíbulaabierta y con miles de dientes pequeños y puntiagudos, el aliento era perturbantey su saliva me salpico, quemándome. Grite, retrocedí otros pasos más, el ardoren mi cara y sentí que el sudor caía por mi espalda, la bestia volvió atacar,esta vez, frene sus manos largas y negras con las mías, empujando hacia atrás,sus pies rasgaron el piso de madera, astillándolo. Se soltó de mi agarre,sujetándome de los hombros, al hacerlo sus garras se rompieron en pedazos decristal negros y un espeso humo fue evaporándolo hasta convertirse en cenizas.Miré mis manos y estaban brillando con un aura plateada que me envolvía por completo,se mantuve persistente por unos minutos y, otro ser entró rápidamente alinterior, gritando palabras que desconocía, se tiró sobre mí, le di una patadaen el vientre, este se quejo con aullido, y le ensarto un cachetazo en la carahaciendo que tire la cabeza hacia atrás. Lance otro golpe al estomago, y otrosmás al rostro deformado, y de ojos huecos. Era un gran esqueleto de músculo, y anoréxico.Rompí sus costillas con una rodillazo fuerte, el crujido los huesos sehundieron en el interior del ser, que abrió su boca en un grito ahogado, y secayó de rodillas, tomándose el torso fracturado. Sujete su cabeza haciendo ungiro seco, y escuche romper su cuello, se cayó al suelo de frente, y a lossegundos su cuerpo re redujo a cenizas como el otro. Me quede allí parada,viendo lo que recién habia hecho. Había asesinado a bestias infernales, peroestas eran débiles como fantasmas que merodeaban sin ningún sitio dondequedarse. Me senté en el piso mugriento respirando agitadamente, mi corazónlatía fuerte casi por escaparse. Mi aura fue desvaneciéndose lentamente, merelaje y sentí que mi estomago rugía de hambre. Salí de aquel lugar, que ya nohabia más seres invadiendo la paz y armonía del edificio. Ya no había más, pudesentirlo.
A la mañana siguiente, llegue la colegio retrasada parala clase de ingles y la profesora McQueen estaba molesta por interrumpirla enuna explicación de los temas para el siguiente trabajo en grupo. Vi a Mikael alfondo con sus cabellos azabaches, y su tez pálida más de lo normal, estabadébil, sus ojos estaban apagados y ojerosos. Me senté en el asiento al lado deél, saque mis cuadernos y una lapicera con un pompo rosa en la punta. Lo miré acada tanto, asegurándome que no se desmayara, porque realmente daba esa sensación.Su cuerpo estaba tenso, se marcaban los músculos de sus brazos en la camisetanegra y su pecho estaba inflado, tolerando la falta de alimentación. Tuve queesperar a que la clase se terminara para poder hablar con él sobre lo de anochey lo que le estaba pasando.
-No te ves muy bien, Micky.-le dije al salir del auladirigiéndonos a nuestros casilleros.
-Lo sé.-me correspondió.- El día me agota mis energías, yeso es malo, porque me obliga a tomar a más.
Me quede callada, deteniéndome un segundo, él se quedo auna distancia mirándome sereno. Me acerque a él y tome su mano para seguircaminando entre los demás estudiantes.
-No tengo miedo. Ya no.-le asegure para que loentendiera, porque podía sentir que estaba preocupado por mi seguridad.-Siempre estaré contigo, lo prometo.
-No prometas cosas que puedes arrepentirte luego.-me dijoapenado, obligue a que me mirara. Sus ojos verdes estaban opacos, y sinsentido.
-Yo voy a estar contigo. Y, no dejare que esto siga.-ledije segura de mis palabras.- Vamos a la biblioteca, tengo que contarte algoque paso ayer.
Él asintió, nos encaminamos hacia allí, al entrar alsalón no se oían voces de otros. Asique estábamos solos, y la bibliotecariaestaba en su oficina con la puerta cerrada. Lo guie hacia el fondo, donde losestantes se chocaban con la pared, y formaban un circulo algo apartado de laentrada, entre pasillos y pasillos de libros. Solté todo los sucesos de losdemonios menores y como pude destruirlos, como el aura plateada de mi cuerpo semantenía encendida entre las presencias demoniacas, y como mi fuerza crecíaante ellos. Aquel poder que estaba naciendo en mi como algo nuevo.
Algoque iba a durar, y cambiaria mi vida. De hecho, ya no era la misma, era algo mejor y mucho más capaz de ser fuerte.
-¿Entonces, estás usando una fuerza sobrenatural?-me dijoconfundido.
-No te sientas culpable por esto. No es turesponsabilidad.-le conteste acomodándome, y tomé su rostro que estaba perdidoen un estantería de libros de filosofía.- Estoy destinada a los cambios. Aaprender y ser valiente. No me arrepiento de haberte conocido, te juro queestoy feliz de que hayas aparecido.
-Pero, esto está mal, Laia. ¿Por qué no lo entiendes? Esuna maldición.-me espeto con los ojos brillosos y a punto de llorar deangustia.- Nunca pensé que esto iba a ocurrir. Te pase mi mal.
-No lo hiciste, Micky.-le dije con suavidad para noromper su tranquilidad, pero verlo llorar era lo que no quería.- Te ayudare asalir de esta maldición. Juntos lo haremos. Y, seremos héroes de nosotrosmismos.
-¡¿Héroes?! Pasas mucho tiempo con Ethan leyendo esasidiotas revistas de ficción. Estamos hablando de algo real, algo que nosotrostenemos.-me replico frunciendo el ceño exaltado.- Te estoy lastimando, Laia. Y,eso no quiero hacerlo. Por favor, aléjate de mí.
Se puso de pie rápidamente, y se fue de la bibliotecacaminando erguido sin mirar hacia atrás.
¿Quéhabía hecho? ¿Por qué siempre me pasaba lo mismo? Que me dijera eso, fue unpuñal.
Mivida era una barrera de problemas emocionales, de una fuerza y una mente purapara enfrentarme a criaturas que invadían el mundo y los rincones oscuros deNew York. Nací para proteger y ayudar. Eso es lo que pensé, porque necesitaba aMikael, y sabia que él también me necesitaba.
El mes de abril había llego, y también había traído unatormenta fuerte, los ruidos de los truenos me tranquilizaban en vez dealterarme. Era una noche fría y demasiado normal, el trabajo fue ajetreado ycansador. Estaba con Kitty en su casa, durmiendo en el futón negro, ella estabadormida a pesar de los estruendosos sonidos de la lluvia y el resonar del cielooscuro. No podía dormir seguía pensando en él, me evitaba, cada vez queintentaba hablar o estar a su lado, se alejaba con sus ojos rojos y una muecade enfado. Mientras las luces se filtraban por las cortinas lilas y losronquidos de Kitty, estaba pensando cómo recuperar el alma de Mikael, porque yaera tiempo de entrar a la acción, de salvarlo y amarlo, en lo posible.
Pase mucho tiempo pensando mi plan y mis estrategias,sabía que el infierno era grande y peligroso, que los que entraban no salían.Tenía la duda, que si yo entraba que pasaría, mi aura era pura, y si llegaba apisar las tierras del inframundo, ¿Qué riesgos correría? Pero, prefería morirpara salvar a Mikael.
Noestaba segura de los resultados. Pondría mi seguridad en los peligros y loshorrendos lugares del infierno. Estaba tomando el papel de heroína con un granvalor.
A la mañana, Kitty me despertó para ir a desayunar consus padres, me cambie. Unos jeans claros, algo viejos y con manchas de pintura.Una camiseta negra de cuello redondo, y mis zapatillas negras. Recogí micabello en una coleta alta, dejando algunos mechones caer a los lados de mirostro triangular.
-¡Wow!-exclamo mi amiga con su vestido blanco hasta lostobillos y unas botas de plataforma color dorado, le daba el aspecto de unángel.
-¡Bah! No seas exagerada.-le inquirí encogiéndome dehombros.
-No es eso. Son tus ojos, están blancos, es decir, estánmás claros que parecen blancos.-me menciono aun asombrada.
Me mire al espejo, deteniéndome a ver mi rostro. Teníamis ojos grises pálidos como habia dicho Kitty, estos tenían una gama grispetróleo por el contorno en una fina línea y el resto era absolutamente blanco.
Ojosde ángel. Corazón puro. Súper fuerza. Percepción de auras.
-Es extraño y bonito, ¿verdad?-le dije a mi amiga queestaba guardando unos libros en su mochila rosa y celeste con fondo degalaxias.- Es increíble la genética de las personas.
-Yo creo que es por el cambio del tiempo. No estoymirando los ojos de las personas todo el tiempo, pero es la primera vez, que tugris opaco ahora es tan claro.-opino Kitty. Se irguió viéndome frente alespejo.-¿Pudiste hablar con Mikael? Extraño debatir sobre los artistas contemporáneos.
-¿Crees que no lo he intentado? Desde que discutimos. Me sientoculpable de haberlo dejado así. Él cree que es malo, solamente porque suspadres y su familia lo abandonaron, no implica que no pueda hacer el cambio. Éles el conductor de su moto. Quisiera decirle eso.-le plantee girándome sobremis talones, camine hacia mi bolso.
-Entonces, te ayudare con él.-me inquirió Kittyhaciéndose una trenza de espiga en su cabello rubio platinado.- Puedo aportaralgo para hacerlo sentir cómodo.
-Prefiero arreglarlo sola. Yo fui quien peleo con él, notu. Espero que no te importe.-le dije colgándome el bolso en el hombro derecho.
-¡Espera! ¿La dijiste que te gusta?-aventuro con los ojosverdes encendidos.
-No he hecho eso. No es el momento.-le negué. Si ellasupiera toda la verdad...
Nos quedamos mirándonos, escuche la voz de la señoraHarrison que nos avisaba que el desayuno estaba listo. Salimos de la habitaciónde Hello Kitty, atravesamos el pasillo iluminado por la luz diurna, lastonalidades amarillas y anaranjadas que brillaban a través de los cristales delos grandes ventanales. Al entrar al comedor, saludamos a los señores Harrison,tomamos asiento, y la madre de Kitty me sonrió.
-Siento que no tenga leche de soja, Laia.-se lamento consu sonrisa noble y simpática.
-No hay problema. Está bien por hoy.-le conteste tomandoel café con leche que me ofrecía.
Pensé en Mikael, mientras tomaba el desayuno y habla conSusan, Kitty estaba concentrada en contestar los mensajes de su novio, susonrisa y sus ojos de enamorada lo decían por si solos.
Muchas gracias por seguirme, no tenía confianza en que Potterfics me diera la oportunidad a publicar "Sober", asique les agradezco mucho, otra vez, por estar.
-Hola, ¿Cómo estás?-me saludo Facundo sentándose a milado en la clase de Ciencias.- Estoy cansado. Tengo que enviar un ensayo aIllinois.
-pero, ya tienes la beca.-le inquirí confundida.
-Sí, lo sé. Esto es para un concurso.- me aclaro abrió sumochila y saco sus cuadernos.- Por cierto, tus ojos están diferentes a lonormal.
-Sí, lo sé. Me levanté así, ¿Verdad , que es cool?-ledije disfrutando su compañía.
Facundo era de estatura baja, alrededor del metro concincuenta, su tez era blanca, sus ojos oscuros, gafas rectangulares de marcosmarrones, cabello tupido y de color castaño. Su estilo de ropa era básico y decamisas, jeans, zapatillas. Era un chico que nunca faltaba a clases}, iba algimnasio y estudiaba más que los demás. No era ningún nerd, lo veía en lasfiestas a las que íbamos porque tenía un gran carisma y, por ser nuestro amigo.No me di cuenta que Ethan ocupo el otro asiento a mi izquierda, tenía un corteen el labio.
-¿Quién te mordió?- le pregunte tocando su labio herido,se quejo con una mueca.-Lo siento.-me disculpe.- ¿Fue esa chica?
-No, fue él.-me dijo señalándome a Chester.
-¿Por qué?-le pregunte, no era normal en él que sepeleara.
-Porque es un idiota.-me contesto molesto.- Él se metiócon Solange, no es bueno para ella, necesita a alguien como yo.
-¿Desde cuándo te gusta Sol?-le inquirí sorprendida.-¿Por qué no me lo has dicho?
-Ella me ve como su amigo. No como alguien para estar conella.-me respondió.
-Sabes que Sol no es buena para los compromisos.-lemencione.
La profesora McDonald habia entrado a los segundos que sonóla campana, se dirigió a su escritorio ubicado en el centro, dejando sus cosas.Pidió atención para saludarnos y explicar las actividades prácticas.
-¿Vas a hablar con Mikael?- me pregunto Ethan acomodandosu cabello café a un lado, era semi largo. Se giro a verme con sus ojosmarrones y una expresión de apoyo.
-Sí, lo intentare.-le conteste encogiéndome de hombros.
La clase siguió por dos horas, puse toda mi atención alas fórmulas y los químicos para la fusión de óxidos. Facundo estabaconcentrado en los ejercicios, fruncía el ceño, y a veces, se acomodaba lasgafas. Por otro lado, Ethan escribía en su celular sin interés. Esforcé mimente para los cálculos, la profesora estaba tomando un café en un vasotérmico, mirando una revista de Historia.
En el receso de clases, guarde mis libros en mi bolso,con la mente enfocada en Mikael, en buscar una forma de solucionar nuestrasdiferencias. En parte tenía razón, y por otro lado, no. Porque, en mi cuerpo existíala bondad absoluta y la fuerza de vivir, por lo que la energía negativa sehabía chocado con las potencias de mi alma noble y positiva, haciendo que todoeso se purifique. Mikael había vivido con miedo e inseguridad, su hermano lotraiciono. Pero, yo iba a liberarlo.
Si,ya tenía el plan, o al menos, una parte de él.
Dejé mis cosas en el casillero, lo cerré y me dirigí alotro pasillo para buscar a Mikael, me apresure a avanzar entre la multitud, noquería que se escapara como, en esas ocasiones que me veía y me rechazaba. A lolejos, pude verlo escribiendo en su celular, recargado en los lockers azules.Corrí más rápido sin tropezarme, de milagro. Me detuve frente a él, se veía tanhermoso con su semblante relajado, y sus ojos verdes que brillaban ante elreflejo de la luz.
-Micky, tenemos que hablar.-le dije esperanzada que estavez, si pudiéramos charlar.
¡Oh, Dios! ¡Cómo lo amaba!
Él no se movió, ni me miró. Siguió escribiendo mensajes aquien sabe quién. ¿Su bastardo hermano? ¿Chicas vírgenes? Toque su mano consuavidad, levanto su cabeza, observándome detenidamente. Guardó el móvil en elbolsillo del pantalón negro.
-Vamos a la terraza.-me dijo finalmente, lo pensébastante.
El cielo estaba gris y pesado, no llovía y algunos rayosde sol lograban escaparse entre las gruesas nubes. Nos sentamos en una banca demadera, rodeados de un improvisado invernadero, estuvimos callados unossegundos.
-No quiero estar lejos de ti. Me importas.-le dijerompiendo el silencio que parecía un témpano.- Es por eso, que quiero haceralgo por ti.
-No puedes hacer nada para salvarme, Lo he intentadodesde hace tres años. Tengo que vivir con esto durante el resto de mi vida.-medijo apenado.
-Te explicare algo, ¿De acuerdo? Solamente, escúchame.-ledije ignorando su angustia, quería que me entendiera y confiara en mi.
Le hable de mis poderes, de mis cambios físicos, ya queúnicamente mis ojos y mi piel estaban más blancas. Le dije que lo necesitaba enmi vida. Le mencione mis sueños y mi plan, esto último no le gusto en absoluto.
-¿Puedes confiar en mí, Mikael Kun?-le dije irritada.-¿Por qué eres tan inseguro?
No me contestó. Empezó a llover con fuerza, el techo decristal nos cubría del clima pesado, las plantas nos rodeaban de una maneraarmoniosa y guardando nuestros secretos. Apoye mi cabeza sobre su hombro, él nome rechazo. Se quedo viendo unas flores amarillas, unos tulipanes para serexactos.
Finalmente, había dejado de llover y el sol aparecía comoun diamante dorado en el cielo azul donde las nubes iban paseándose hacia eloeste. Estaba caminando hacia el trabajo, mis manos estaba frías, por más quetratara de calentarlas, aun seguían heladas. Recogí mi cabello con una banditarosa, unos mechones se escaparon de mi peinado, cruce la calle donde un taxistadistraído con su teléfono me golpeo, no me dolió. El hombre salió rápido delinterior, acercándose con una mirada preocupada y de indignación.
-¿Estás bien? Lo lamento mucho. No estabamirando..-empezó observándome otra vez, sus ojos estaban irritados como si nohubiera dormido durante días, su esencia era pacifica y de color gris, estabaapenado y decepcionado de si mismo.- Muchacha, ¿Quiere que la alcance al hospital?Su pierna está sangrando. Déjeme ayudarla.
Se acerco para tomarme de la mano, me solté de su agarrecon el ceño fruncido.
-No debería tener una licencia de conducir. ¿Usando elteléfono, en vez de mirar hacia adelante? ¿Usted es estúpido?-le espete cruzándomede brazos.- Le hare una denuncia por ser tan irresponsable al volante, ¡Ustedno tiene vergüenza!
El hombre se ruborizo enfadado, ¿A qué venía eso? Mesujeto del cuello de la campera de algodón gris, jalándome con fuerza, loexamine fijamente. Media alrededor de un metro con setenta, era un poco gordo,tal vez noventa kilos, tez mate, barba a medio crecer. ¿Edad? ¡Bah, que importaeso! Golpe su brazo, tomando su muñeca, girándola hacia el codo. Las bocinas delos demás vehículos sonaban apurados, y los insultos venían por igual. Eltaxista se resistía a mi defensa. Le di un rodillazo en su entrepierna, gritode dolor, doblándose hacia adelante, vi unas lagrimas en sus ojos. ¡Me pase!Mordí mi labio avergonzada ante las miradas de los demás peatones que sequedaron viendo el show que monte. El taxista se puso de pie para darme unpuñetazo, una mano me empujo deteniendo el golpe, y lanzándole otro alestomago, continuamente al rostro.
-¿Estás bien?-me pregunto Ethan.- Ven,. apúrate.
Obedecí, salimos corriendo entre toda la multitud que nosdaba paso, la pierna había dejado de sangrar. No me molestaba para correr. Nosdetuvimos a dos calles, Ethan me tomo del rostro.
-Estoy bien. Puedo defenderme.-le mencione.
-De acuerdo. Te acompaño para quedarme seguro.-me dijoagitado.
Asentí. Nos pusimos a caminar, mientras hablamos de loscomic de X -men. El bochorno del trafico me agobiaba, acostumbrada a todo estode New York.
Al llegar al restaurante italiano, nos despedimos y entreal lugar, que estaba casi completo. Sally estaba en el mostrador hablando conMichigan, un hombre de treinta y cinco años, que estaba consultado lasganancias del negocio, era el contador. Los salude interrumpiendo su charla, miencargada me sonrió alegre, y me indico que fuera al vestidor, le correspondí, dirigiéndomedirectamente al final del salón, donde las voces de los comensales metranquilizaban, esto no era como Rowney Night, nada se le acercaba. Y, eso me hacíasentirme integrada.
-Hola, Lai.-me saludo Rose mientras se ponía unas botasde plataforma, Su cabello sedoso, castaño y sus ojos verdes como limasdelineados de azul, sus labios delgados con labial rojo y sus aretes redondos,le hacía parecer a una chica de quince años, en vez, de veintitrés.-¿Como va elcolegio? ¿Pudiste dar Economía?
-Supongo que me fue bien. Es complicada y estresante.-leconteste quitándome la campera y la mochila.
-Te ves cansada.-me objeto tomando sus zapatillas de lonay metiéndolas en su locker. ¿Otra vez es ese chico?
Ella se había ganado mi confianza, era muy atenta ysimpática, a diferencia de las otras camareras que eran egocéntricas yaltaneras. Me sonrió delicadamente, me quite la ropa para cambiarme, estabapensando en los ojos rojos de Mikael, su alma vendida por su hermano. Pensé enmi plan, en las consecuencias, no iba a ser fácil convencer al rey delinframundo.
-Un poco. Pudimos hablar, al fin.-le contesteabrochándome la camisa.
-¿Entonces, está todo bien? O, ¿Él sigue raro contigo?-meinquirió con una mueca confundida.
-Algo así, no estoy segura.-le comente encogiéndome dehombros. - Los hombres son lo más orgullosos que las mujeres, ¿cierto? No mesorprende.
-Sí, creo que sí. En verdad, nosotras también somosorgullosas, demasiado. De eso estoy segura.-me dijo sonriendo con sus dientesblancos perfectos.
Salimos del vestidor,firmamos la planilla de asistencia en la sala de descanso. Seguidamente, fuimosa recibir los pedidos de los clientes.-¡No puedo creerlo! ¡Imposible!-grito Mikael.
Estábamos en la terraza de mi edificio, le habiaplanteado entrar por el portal hacia el infierno, debo admitir que la idea medisgustaba, pero a la vez, quería cumplir mi promesa.
-¡Ya, Micky! Te prometo que regresara, lo juro por mipapá.-le dije tomándolo del rostro.- Volveré a tu lado.
-¡olvídalo, Laia!- se negó rotundamente.
Lo acerque más, lo abrace rodeando mis brazos por sucuello, apoye mi cabeza en su hombro.
-Volveré a tu, Micky.-le dije serenamente.- Confía en mi.Lo lograremos. Venceremos la maldición.
Escuche un gruñido de su parte, me alejo de su cuerpofrio, acerco su rostro al mío, chocando nuestras frentes con delicadeza. Sentísu perfume corporal, sentí su preocupación, sentí su amor por mí. Se alejo, retrocediendounos pasos a distancia. Extendió su brazo izquierdo sin apartar su mirada demi. Un circulo de dos metros en vertical como la boca de la oscuridad absolutase abrió ante mis ojos, temblé al sentir la voces de las bestias que intentabanescapar. Me concentre entrando en mi objetivo, corría hacia el portal, saltandoal interior. Enseguida, una oscuridad me rodeo, sentí mucho frio. Lentamente,mis ojos se acostumbraron al lugar sombrío, una luz plateada me envolvió paraprotegerme de la energía negativa. Estaba en el centro de un lago congelado,las paredes conteniendo el agua como gruesos cristales de anti-robo. Habíavarias entradas donde se oían muchas voces, gruñidos, gritos y susurros, segúndonde mirara se hacían escuchar. Use mi poder para percibir el lugar correctodonde iniciar la búsqueda, había otra entrada camuflada. No podía oír ningúnruido de ese lugar, entonces, supe que era el correcto. Avance con cuidadosobre el hielo, me caía al tercer paso, golpeándome la cabeza.
-¡Puta madre!-maldije, mi voz hizo eco en el gran lugar.
Un grito ahogado, unas garras filosos se clavaron en micara, desgarrándome la piel, la sangre empezó a salir. Me deshice del cuerpocarbonizado de lo que alguna vez fue una mujer. Patee su estomago, ella seinclino en sollozos lamentándose, su boca se abrió partiendo su mandíbula,enseñando su interior, su saliva era negra y sólida, se derramo en el suelo dehielo. Volví a empujarla, ella se resistió, intentando apoderarse de mi cuerpo.Me levante de un salto, tome su cuello, asfixiándola, su garganta se hincho ami tacto. Mi aura se intensifico. Sus garras cayeron a los lados, se tambaleodébilmente. Su cuello empezó a quebrarse como porcelana, recorriendo su cuerpopara que se partiera en miles de pedazos y convertirse en cenizas. Sentí otrascriaturas a mi alrededor, saliendo de las entradas hacía mi encuentro.
Ahoraera cuando las cosas se ponían interesantes.
Las criaturas iban acercándose rápidamente hasta vermerodeada y atrapada en ese círculo de bestias. Bocas con gritos de dolor,cuerpos esqueléticos que sus huesos crujían mientras se movían torpemente,demonios de piel áspera y opaca, ojos rojos con cuerpo de lobos.
-Miren lo que tenemos aquí, amigos.-susurro una de lascriaturas tan parecidas a seres humanos, lo único que lo diferenciaba, eran loscuernos torcidos en su cabeza ovalada con cicatrices de combate, quemaduras ysu piel grisácea y arrugada.- Una dulce nephilim en el inframundo. Amigos, ¿Quépodemos hacer para nuestra intrusa? Creo que los Huesudos les encantaríaarrancarte tu columna y usarla como palo de golf. ¡Oh! ¿Qué dicen los íncubos ylos súcubos? Claro, tener su corazón tan fuerte.
Rio a carcajadas, parecía ser el líder de todas lasdimensiones del inframundo, la primera planta, y la segunda era el Purgatorio,en lo más profundo, el Infierno con sus ríos de lava y el gran poder detrabajar duro pagando su condena eterna. Tenía que llegar a esa sala. Pero, teniendoel circulo de estas criaturas voraces y sin razonamiento, era complicado. Micuerpo seguía brillando, él me dijo "Nephilim!, era un ángel caído,¿Siempre lo fui? ¡Fui elegida por mi ángel de la guarda? Proteger y servir alos inocentes, salvar a la humanidad de los demonios menores.
Proteger.Salvar. Servir. Nephilim. Mitad ángel. Mitad humana.
No me afectaba las energías demoniacas que me rodeaban,sus pasos silenciosos, sus cuerpos deformes, su ignorancia. Apreté los puños lanzándomede un salto al jefe del Inframundo, el cual me envistió con su cuerpo, arrojándomepor el aire, derribando un grupo de demonios híbridos, que me tomaron de micampera impidiéndome levantarme. forceje contra ellos, tirando codazos a susrostros sin piel, sentí sus músculos viscosos, eran fuertes. Me retenían en elsuelo del lago, mientras el líder se acercaba con elegancia, usando ropa victorianay empuñando una espada de hierro, olí el acido del filo que estaba a centímetrosde mi cara, fruncí el ceño, resistiéndome a caer en los brazos de ese ser.
-Disculpa que no me haya presentado. Soy Azrek, coordinoesta etapa y a todos ellos. Soy un demonio mayor, poseo poderes que pueden destruirte. No saldrás convida, Laia Stuart..-me dijo con su voz pausada y rasposa. Clavo la punta en migarganta, sentí que me quemaba.- No tardara mucho. Sólo un poco de dolor ¿Podríamosmorir un poco?
Fue lo último que dijo para seguir hundiéndome la espadaen el cuello, retuve un grito de sufrimiento. sentí arder mi piel, use mifuerza para liberarme de los híbridos, mi aura ilumino toda la sala, alcanzandosu mayor punto para aniquilar a todas las bestias, solamente quedando Azrekfrente a mí, su cuerpo largaba humo purpura, patee el arma alejándola losuficientemente lejos de nosotros.
-Soy tu pesadilla.-le dije con ira, pegue un saltoabalanzándome encima de él.- ¡Muere!
Golpee su rostro varias veces, un líquido negro ypegajoso salía de su nariz chata, rompí su tabique al octavo puñetazo, clavemis dedos pulgares en sus ojos amarillos con toda la fuerza que poseía, él sereía sabiendo que herirlo de esa forma era inútil, necesitaba buscar sudebilidad. Mi aura quemaba su cuerpo delgado y fornido, sus heridas sanaban enmilésimas. Me empujo hacia el otro lado,chocándome contra el muro de cristales, que se resquebrajo. Sonreí, poniéndomede pie. Había escuchado que mi hombro se descolocaba de su posición, con doloren mi rostro, volví hacia él en carrera. Salte en un giro pateándole en suscuernos, uno de ellos se quebró. Azrekgruñido de sufrimiento, tocándose incrédulo la zona herida.
¡Ah,Dios! ¡Sus tontos cuernos! Punto en blanco.
Me tire sobre él con mis manos abiertas, termine deromperlo usándolo como una estaca lo hundí en su pecho, directo a su corazón,retrocedí extendiendo mis manos hacia él, le arroje un chorro de luz, que loredujo a un fuego plateado, degradándolo a pedazos como si fueran miles decuchillas cortando su cuerpo.
Estoaún no terminaba. La batalla recién empezaba.
De las otras entradas salieron más criaturas acompañadasde sus jefes. Un gigante provenían del Infierno, estaba hecho de lava y rocasvolcánicas, emanaba fuego en forma de aura. Otro jefe era un espectro blancousando como arma una cadena gruesa, viniendo del Purgatorio.
Se viene lo bueno, potterhead! Fanaticos de lo paranormal.
Ninguno de ellos hablaba, solamente gruñía el más fuerte,y el otro susurraba. Ambos eran difíciles de derrotar, me deshice de lascriaturas infernales como soldados al servicio del diablo, o mejor dichoLucifer. El gigante me atrapo en sus enormes manos apretando con fuerza paraaplastarme, sentí como mis huesos crujían, mi grito fue tan fuerte que retumboen las paredes, haciendo que temblaran. Otra vez, grite, grite y grite ante lagran fortaleza del gigante del Infierno. Escupí sangre, el hielo fue rompiéndosesiguiendo una frecuencia de ondas hasta destruirse. El gigante, y el espectro, incluyéndome,nos vimos impulsados por la fuerza del agua que fue llenado el salón de unacristalina y turquesas aguas heladas. Me libere con algunas costillas rotas quese astillaron, recupere el aire al salir a la superficie, el gigante setransforme en roca.
Unomenos. Estoy cerca.
El espectro su cadena que la atrape, enredándola en mibrazo, jale de ella arrimando al fantasma a mi encuentro, escupí saliva en sucara pálida y gaseosa. Fue tomando la forma de un ser humano, un joven de veintiúnaños, me miraba perplejo.
-Mi saliva es un químico que transforma los estados delagua y del cuerpo. Asombroso, ¿no?-le explique ante su desconcierto.
-Libera tu poder, nephilim.- me provoco, sonreí.
Le di un empujo hacia las profundidades del lago a bajas temperaturas,no sabía cuanto podía soportar en esas aguas. Le di un puñetazo en lascostillas, el agua amortiguaba losgolpes.
Estoiba a ser complicado. Pensé en Mikael. Pensé en papá.
Forme un burbuja de oxigeno, el agua se evaporo ensegundos. Lance otro golpe, él se quejo y volví a usar mi fuerza contra surostro, invadí su cuerpo en varios golpes combinados. Por último, sujete sucabeza para romper, su cuello, él fue más rápido dándome un cabezazo, retrocedíante el impacto, hizo un corte en mi frente. Llena de sangre, cenizas,hematomas, tierra y mi ropa desgarrada ante la batalla de los anteriores.
-Soy Fank.-me dijo con una voz chillona, algo gutural, yaque estaba asfixiándose porque el aire se estaba agotando.-Te ayudare. Quierosalir de aquí. Del Infierno. Por favor, Laia.
Dude por un tiempo, el oxigeno estaba terminando connuestros pulmones. Rompí la barrera, nadamos a la superficie para recuperarnos.
-No te dejare que me engañes. nada bueno existe en estelugar.-le acuse con mis ojos fijos en su mirada ámbar.
-Por favor, Laia.-me suplico.
-¡No!-le grite molesta, tirando un golpe, pero meesquivo, sujetándome de la muñeca. El frío estaba calándome los huesos- ¡Vete!
-No sin ti.-me dijo seguro de cumplir su promesa.- No voya fallarte. Él llegara, se ha enterado todo pro Azrek.
-¡Puta madre! ¿Cómo sé que no lo has hecho tu?-le inquirí,me dolía la cara, aún estaba llena de marcas que estaban empezando a cicatrizar.-¡Dime!
-Si lo hubiera hecho, no te diría, ¿bien?-me dijoconteniendo las ganas de golpear.-No te hare daño. Tenemos que salir con vida.No será fácil.
-Bien, bien. Vamos, ya.-el dije cortante.
Nadamos hacia la entrada camuflada que estaba por debajodel lago turquesa, se escuchaban ruidos metálicos. Fank me toco el hombre justoen la estrella, se quemo la mano.
-Eres una elegida. Eres una Hulder.-me replico con elceño fruncido.
-¿Y, eso que es?-le pregunte confundida.
-Entremos.-esquivo mi cuestión, rodee los ojos.
Nos sumergimos en el fondo, nadando hacia la sala de lasalmas, entre algas negras y grandes pirañas, llegamos a una gran puerta doblede hierro. Teníamos que forzarla. Fank saco un candado con una daga de fuego,saco los otros. El impulso del agua nos metió dentro, chocamos contra unacolumna de concreto. Las puertas se cerraron automáticamente, el chico consus cabellos azabaches, su túnica blancaque marcaba un abdomen en forma, sus bíceps trabajados, seguramente, porlabores del Purgatorio, o todo lo que tuvo que pasar en las dimensiones.
-¿Qué miras?-me inquirió sentándose en el suelo de mármollustrado.
-Estoy coleccionando caras de idiotas, y la tuya sesuma.-le dije encogiéndome de hombros.- Puedo hacer un álbum con todas tusexpresiones.
-¡Bah, es intolerable!-se quejo.- Ahora, busquemosnuestras almas.
-Yo vengo a recuperar el alma de mi amigo.-le replique.
-¿Asique eres feliz siendo una Hulder?-se mofo de mi,bufe.
Si,este chico estaba quitándome la paciencia, Pero, no tenía que darle crédito asus protestas, ¡Qué va!
Nos incorporamos con esfuerzo, mis huesos habían vuelto asus lugares, las heridas formaron cascaras de cicatrización. Era una gran sala,de muchas dimensiones. Había pisos, escaleras, subsuelos y todo eso.
-¿Qué año vas a buscar?- le pregunte.
-Dos mil cuatro.-me contesto.
-Entonces, vamos por el mismo sitio.-le indique.
-¿De veras, tengo que soportar tu compañía?- me dijoirritado.
-Oye, maldito bastardo, me pediste ayuda para que salgasvivo, y puedas seguir tu vida, ¿Te cuesta tanto contener tus injurios?
-¿Lo siento?-dijo forzando una sonrisa.
Fank me guio a la tercera planta, busque la sección K,según me dijo que empezaba por los apellidos. Él fue por la letra E. Me quedeen medio de enormes estanterías con burbujas blancas que titilaban, allí habíaalmas que sufrían, otras que estaban muertas, y otras que vivían aún. Tuve quebuscar por los nombres de pila, no sé cuanto tarde en encontrarla.
Estabafeliz. Muy feliz. Finalmente, terminaría con todo esto. Iba a quedarme con lospoderes que nacieron en mi.
Tomé la esfera de luz celeste, que indicaba que sufría.Me dieron ganas de llorar, estaba allí afuera esperándome. La guarde en un tubode ensayo, que robe del colegio. La luz se volvió liquida, salí del largocorredor usando todas mis fuerzas para escapar. Fank me tomo del brazo, mecubrió la boca para que no hable.
-Está aquí.- me susurro por lo bajo.
Elrey de las tinieblas. El más poderoso. Él era Lucifer.
Fank seguía apretándome la boca, intente soltarme pero mesujetaba con más fuerza. El sudor resbalaba por mi espalda, y otros lugares quedesconocía.
Si,estaba desesperándome con salir sin tener que enfrentarme a él.
Le pegue un codazo a Fank, que me soltó para tomarse delestomago, levanto su mirada ámbar fulminándome. Mordí mi labio, tome su manopara ir por detrás, tenía que haber otra ruta de escape. Ninguno de los doshablo, mientras caminábamos rápido. La mano de Fank estaba transpirada, no meimporto. Llegamos al final, donde una baranda cruzaba de un extremo a otro,solamente había una puerta con un puente de hierro. No teníamos mucha opción,jale de él abrimos la puerta de rejas que dio un crujido, apreté la mandíbula.Cruzamos el puente que se balanceaba debajo de nosotros. Temblé al mirar haciaabajo, había un precipicio oscuro y parecía no tener fin. Fank me tiro de lamanga de la sudadera sacándome de la impresión del vacío, salí de mi trance yterminamos de atravesar el puente de hierro.
Ahorateníamos que usar poderes, nuestro ingenio y creatividad porque la puerta eramágica. Esto no es un sueño, es real, Laia. Recetas faciles y rápidas
-¿Alguna idea, Hulder?-me dijo Fank examinando la granpuerta lisa camuflada con una pared.
-¿Yo? Tú has pasado años aquí adentro. Deberías saber lossecretos de este lugar.-le señale, él asintió con pena.- Lo siento. Pero,necesitamos hacer algo rápido.
Intente usar mi fuerza, nada. Mi aura, nada. Fank estabacallado viéndome hacer idioteces que solamente lograban retrasarnos.
-Él no va a dejarnos ir tan fácil.-tercio con suangustia.
-¿Puedes callarte y ayudar?-le reproche.
Fank saco su daga de fuego, sus llamas rojas danzaban confuerza. Me aparte, clavo el cuchillo en el centro de la puerta, esta vibro unossegundos y se quedo quieta. Mire al chico que empezó a retroceder unos metros,hice lo mismo. La gran puerta de granito comenzó a correrse hacia la izquierda,una luz blanca nos ilumino.
Supe que era la puerta al cielo. El Paraíso.
Fank me tomo de la mano para atravesarla, de repente lapuerta se cerró en nuestras narices.
Estamosjodidos. Tenía que proteger el alma de Mikael y a Fank.
Nos giramos lentamente hasta quedar frente a un serbastante alto casi dos metros, llevaba una túnica raída y negra que lo cubríapor completo como una sombra.
-Ustedes..-habloel individuo en hebreo.- Vengan conmigo.
Trague saliva, estaba más nerviosa que lo normal y teníaganas de llorar de desesperación. No tenía miedo, tenía todo el coraje quenecesitaba para enfrentar lo que sea, incluso a él.
-Vamos, Laia.-me indico Fank, empujándome con suavidad.para seguir a esa figura oscura y de lenguaje antiguo.
Caminamos detrás de él, el cual levitaba en silencio ynuestros pasos eran ruidosos, pesados y arrastrados.
Sabiaquien era, al notar su imagen y su cautelosa forma de andar. La Muerte. LaParca. El dueño de las almas.
Nos escolto a una gran sala tan diferente a todas las quevi, era blanca, piso de mármol, columnas victorianas. Sentado en el suelofingiendo meditar.
Noera lo que imaginaba. Era tan natural, engañoso y brindaba seducción.
Era alto, cerca de un metro con ochenta y siete. Su pielera pálida, tenía cicatrices de quemaduras. Sus ojos eran rojos, la esclerinanegra. Su cabello negro azabache, tenía unos cuernos torcidos hacia atrás, ysus orejas eran puntiagudas como un duende.
-Dez Edan Fank. Laia Nicole Stuart.-nos nombro el jefesupremo sin moverse.- Están en problemas. Especialmente, tu, Dez.
-Señor, yo lo siento mucho.-se apresuro a decir, lo mirenotando el miedo en su rostro que había palidecido a un instante.
Claro que Lucifer no lucia de esa forma realmente, Iba aromper su disfraz y desatar una gran batalla épica.
-Sh..-nos detuvo miradnos fijamente.- serán castigadoscon treinta años limpiando cráneos y barriendo brasas de la guarida de losgigantes. Estoy siendo amable, todo con el respeto a la señorita Stuart.
-Ella es una Hulder, señor.-le menciono Fank.
Lucifer se levanto lentamente, observándome con unamirada divertida, no sabía cómo responder a eso. Se rio, meneo la cabeza. LaParca estaba alejada de él, manteniéndose neutral, sin intervenir. Se acerco envuelo, con sus manos en garras acaricio mi cabello.
-Una Hulder en mi reino.-dijo incrédulo, mantuve lacalma.- Robando almas con su heroísmo. Sin pensar en las consecuencias. Te daréla oportunidad de regresar sin ellas y sin él.
-No.- le dije cruzándome de brazos.- Me iré con ellas ycon Fank.
-¿Estás segura de eso, Laia?-me pregunto, sus garrascayeron a un lado.
Active mi aura, llenando la sala de una luz plateada. LaMuerte desapareció, Fank se quedo a mi lado. El rey de las tinieblas fueaumentado su altura y transformándose en su apariencia verdadera.
Lagran batalla se libraba ahora mismo. Sería divertido y aterrador.
Su piel ahora era negra, sus piernas de cabras y su colaera de cincuenta centímetros con púas que estaba segura que contenían veneno.Salto sobre mí, derribándome hundiendo sus zarpas afiladas en mi pecho, chille.Era muy fuerte que iba a ser complicado derrotarlo. No era como Azrek, era máspoderoso. Siendo un ángel caído, su mal era potente. Agarre sus cuernos pararomperlos, eran duros y no lo lograría. Fank estaba a unos metros con su mirada depánico. Las garras se profundizaron más dentro de mí, rompiendo mi cajatorácica, con el objetivo de llegar a mis pulmones. Ahogue en un grito dedolor, él se rio con una voz ronca y gutural. Mis manos brillaron aferradas asus cuernos haciéndolos cenizas, al instante nacieron nuevos. Seguía encima demí, torturándome, queriendo arrancar mis órganos salvajemente. El aire estabaescaseándose, tenía que sacármelo de arriba. Use toda mi fuerza para sacar susmanos de mi interior cuando lo logre con bastante esfuerzo y sudor, lo empujelanzándolo a unos metros pro el aire. Rodo dos veces, reincorporándoselimpiamente, abrió su boca escupiendo fuego, mi aura actuó como escudo.
-Todos los Hulder que entraron a mi reino murieron, y túserás la próxima, Laia Stuart.- rugió eufórico.
Volvió hacia mí, gire sobre mi cuerpo evitando que setirara encima. La sangre manchaba el suelo de mármol, y los lamentos de Fank,me ponían nerviosa.
¡Maldición!La batalla perduraría por más tiempo.
Forme un esfera de luz, arrojándosela, su aura oscura ladisolvió, volví a repetir la acción, y una de ellas, golpeo su cara, que por unsegundo se transformo en humana. Un rostro jovial, sereno e inteligente. Notardo en ponerse a su apariencia original, y sus púas se desprendieron volandohacia mí, me tire al suelo, ellas se incrustaron en la pared provocando unagujero que se expandía por el resto del muro.
-Vas a caer en cualquier momento, Laia.-me advirtióLucifer.
Corrí hacia él decidida en terminar con esto, saltearrojándole una gran bola de luz, que lo envolvió con tanta potencia, que suverdadera imagen se perdió dejando ver a un hombre común y corriente, estabacansado y aturdido.
-Nunca bajare los brazos. Nací para luchar, y lo haré.-ledije haciendo otra esfera mucho más grande que la anterior. La lance,congelándolo pro completo. Siempre peleare por mi y por todos.- le repliqueantes que la magia lo cubriera por completo.
-¿Laia?-escuche la voz de Mikael.
-¿Qué diablos haces aquí?-le espete sorprendida ymolesta.
-Tenemos que irnos antes que despierte.- dijo Fankacercándose a nosotros.
Queríagolpear a Mikael pro venir a buscarme. No era el momento.
Salimos hacia la quinta avenida, los autos escasos y losruidos de las bocinas, me tranquilizaron un poco. Abrace a Mikael con fuerza,él me correspondió.
-¿Y, ahora qué?-dijo confundido Fank.
-Tome las almas.-les indique, ellos obedecieron.- Mikael,por favor, quédate en la iglesia. Él no podrá ingresar. No salgas por nada. Yoiré por ti.
-Laia...-murmuro mirándome con lágrimas en los ojos.
Me acerque tomando su rostro, junte mis labios con lossuyos. Él me dio permiso para besarlo con fuerza y miedo. Sentí sabor de lasangre y la tierra. Estaba muy cansada, me ardían las heridas y me pesaban losojos.
-Mucho amor, pero tenemos que movernos.- interrumpió Fankcon una mirada de celos y resentimientos. Me ruborice.
vi que se alejaron corriendo por las solitarias calleshacia la iglesia más cercana de la avenida, me quedaban poco tiempo hasta elamanecer. Donde es cuando el poder demoniaco pierde fuerza, y eso es lo quepretendía, que entrara al mundo terrenal y se condenara por más años en elinfierno, porque tenía prohibido subir.
En unos minutos, Lucifer rompió el hechizo, salió delportal. Gruño enfadado, retrocedí, haciendo esferas de luz, nuevamente.
Erala única arma que tenía para defenderme.
Cada paso que daba , él hacia dos alcanzándome con lasllamas que salían de su voraz boca. Y las garras como cuchillas negras que se agitabanviolentamente para golpearme. Me tropecé con mis pasos, cayéndome de espalda alsuelo mojado. La lluvia comenzó a caer en Manhattan, nadie cercano estaba paraverme lo que ocurría, viéndome luchar contra una entidad superior y llena deodio. El primer golpe corto mi cuello en cinco centímetros, el segundo a miestomago, terminando de romper mi sudadera. Me deshice de ella, quedándome conuna camiseta negra manchada de sangre y polvo de cenizas. El tercero fracturomi muñeca derecha. Me levante con gran esfuerzo, lloré de desesperación y griteeufórica. Luche con mis poderes inútilmente, las pocas energías que me quedabanpara hacer tiempo a que apareciera el sol.
-¡Abajo!-.escuche que alguien gritaba detrás de mí.
Me agache pegando mis piernas contra mi pecho. Sentí quesaltaba encima de mi espalda como obstáculo, levante la mirada para ver lo queiba a suceder. Era una chica de estatura alta, esbelta y lanzo una flecha consu arco, creados únicamente por su aura plateada. Una Hulder. El arma tenía coloresblancos y azules. La lucha entre ella y el rey de las tinieblas era una escenaque desenvolvía en bolas de fuego, flechas y golpes fuertes. Ella no caía ni seveía agotada. Su cabello rubio recogido en una coleta alta, su indumentarianegra y su habilidad en esquivar los ataques, me sorprendieron.
-Necesito ayuda.-me reclamo saltando en un giro completoy tirando una flecha que se hundió en la garganta del enemigo.- Usa tu aurapara crear un arma. Y, que no sean esferas, son útiles.
Me reincorpore, saliendo de mi asombro. Extendí mi manoderecha, donde la fractura estaba recuperada, transforme una espada deempuñadura plateada y el filo en dorado con rezos en hebreo. Salí corriendopara unirme con ella, di un golpe en el brazo que estaba hecho de fuego, estese fue consumiendo en piedra.
-¿Quién eres?-le pregunte arrojando otro golpe.
-Soy Iara.-me contesto tirando una tercera flecha alpecho, estas se mantenían sólidas en el lugar y comenzaban a debilitar el poderde Lucifer.- Soy de Brooklyn.
-Soy Laia, de Manhattan.-me presente, Lucifer gritoarrojándome una patada, que bloquee con mi escudo.- ¿De dónde saliste?
-De una fiesta.-me dijo puede ver que estaba sonriendo.-¿Y, tu?
-Aunque, no lo creas, acabo de salvar dos vidas,devolviendo sus almas.- le conteste, bloqueando otro golpe.
-Una novata, por lo que veo.-objeto saltando en un girohacia atrás.- Es la tercera vez que me enfrento a él.
Lucifer estaba retrocediendo a nuestros ataques, no nosdetuvimos. Sin platicar, seguimos luchando con el poder demoniaco que emanabade él, que de a poco iba cayendo ante la claridad de la noche, y por nuestrospoderes. Dejó de llover, el sol estaba por salir.
El alba había aparecido, nuestro enemigo desvaneciéndoseen una capa de piedra gris que iba ascendiendo de abajo para arriba, hastadejarlo inmovilizado. Iara abrió el portal al infierno, donde los gritos ylamentos de las bestias se oían. El susurro del viento me indico que todo habíaterminado, mire a la Hulder, me sonrió sonrojada. Su perfil en contraste con elamanecer le hacía parecer más angelical y hermosa. Sus ojos eran azules comozafiros, sus labios eran carnosos de pigmentación rosada.
-Tenemos que regresarlo.-me indico. Asentí, levitamos elcuerpo del rey del infierno al interior del portal, lo absorbió y se cerró conun crujido sordo.- Ahora hay que sellarlo.
Iara apoyo una mano sobre el circulo purpura y negro, unatabla con números romanos y letras en hebreo se dibujaron en ella. La Hulder escribióun código, la magia formo una puerta blanca circular.
Misióncumplida.
-¿Qué son los Hulder?-le pregunte, no tenía informaciónde todo eso.
-Somos elegidos por ángeles de la guarda autorizados porDios a proteger a la gente del mal. Poseemos los poderes de purificación,fortaleza, inmortalidad y vuelo. Nuestro objetivo es liberar esas energíasnegativas de las personas, apoyarlas en las situaciones que están desdichados. Brindándolesesperanzas, que crean en la fe de Dios.-me contesto con una sonrisa honesta.
-¿Hay más de nosotros?-le pregunte arqueando una ceja.
-Somos muy pocos. Algunos enloquecen y mueren. El poderpuede hacer que pierdas la cordura, si no eres lo suficientemente estableemocionalmente.- me contesto con seriedad.
Iara me empujo con suavidad para que camináramos, lasautos comenzaron a aumentar su cantidad por la quinta avenida. Respireprofundo, llenando mis pulmones desgarrados, la falta de alimentación ydescanso estaban afectándome. Tenía que buscar a los chicos antes de regresar ami casa, Iara no se aparto de mi lado, notando mi estado físico. Algunaspersonas me veían con desagrado y asco, mi imagen daba a pensar que era unavagabunda, o había estado en una pelea clandestina en Bronx.
-¿Cómo descubriste que eras una Hulder?-le pregunte, miropa estaba mojada, el viento que corría por New York helaba mi cuerpo.
-Fue cuando tenía quince, estaba con mis amigas en elcine. Y, comencé a sentir que mis manos me cosquilleaban, me picaban. Entonces,me anime a mirar, en la oscuridad, las palmas de mis manos tenían un código de barrasque brillaban con una luz plateada.-me explico, doblamos en la esquina.
-Pero, yo no tengo eso.-le indique, corrí mi camiseta enseñándoleuna de las marcas de estrellas.
-Es que, no todos tenemos las mismas señales. Los ángelesde la guarda eligen los poderes secundarios de cada Hulder.-me menciono,cruzamos la calle luego de una moto.- Por ejemplo, yo tengo telequinesis.
-Entiendo.-le correspondí, seguimos hacia la izquierda.Las tiendas estaban cerradas.- Yo no tengo ninguno.
-Es que, aparecen luego de dos años de ser elegida.-meindico mirándome con una sonrisa.- Tienes que ser neutral con todo este asunto.Especialmente, audaz y creativa.
-Está bien.-le correspondí, seguimos dos calles más.-¿Quéedad tienes?
-Tengo diecinueve años.-me contesto con una sonrisatorcida.- Algunos dicen que tengo quince. Y, eso me hace recordar cuando iniciecomo Hulder.- continuo, arquee una ceja.- No me arrepiento. Es lo mejor que mepudo pasar, tengo una doble vida.
En unos quince minutos, llegamos a la iglesia, hicimos laseñal de la cruz y nos dirigimos hacia donde estaban los chicos. Sus vocesprovocaron que mi piel se erizaba, especialmente, la voz tan masculina deMikael.
-Hola. Soy Iara Switter, otra Hulder.- se presento parándosefrente a ellos.
Ellos le miraron por un minuto, Iara era muy bella, no mesorprendía que los chicos se quedaran babosos por ella.
-¿cómo se sienten?- intervine en la exanimación deseducción de ellos.
-Estamos muy bien. Fue raro al principio, sentimos que lacabeza nos dolía y el pecho nos oprimía, nos agitamos y sentimos mucho calor.creo que duro como diez minutos.-me contesto Dez con el ceño fruncido, y susmanos estaban moviéndose ante su explicación.
-Él es Mikael, mi amigo y él es Fank, lo saque delinfierno con las almas.-le dije a Iara que estaba con la mirada pérdida enMikael.
Sentídeseos de golpearla y gritarle. Él era mío. No soportaba tener chicas que lemiraran de esa forma. Pero, me sorprendí porque Mikael también le observaba conesa mirada encantadora y dulce.
Pegue media vuelta, al quedarme tranquila que estabanlúcidos y animados como adolescentes. Salí de la iglesia, el cielo estaba muchomás claro. Baje las escaleras, pero me detuve, volteándome.
-¿Estás bien?- me pregunto Mikael.
-Estoy perfecta. Ve con Iara, se nota que se entiendenbien.-le objete.
-Laia.-me llamo suspirando.- Lo siento, eres mi amiga.
-¿Y, el beso no fue nada para ti?-le indique.- Esta bien,Mikael. Nos vemos en la escuela.
Regrese sobre mis pasos, alejándome de él con rapidez ycon el corazón roto. No tenía que perder la calma, no siendo una Hulder. No ibaa cometer el error. En la esquina, me detuve, sentí que alguien agarraba mimano, gire la cabeza.
-¿Puede quedarme contigo? No tengo donde ir. Prometo queno será por mucho tiempo.- me dijo Fank con una mueca de pena e ilusión.
-¿Y, tu familia?.-le pregunte tenía mucho frío. Mi cabezaempezaba a doler. Fank me miro con nostalgia.
-Mis padres murieron en un accidente de tráfico.-mecontesto, no me di cuenta que estaba usando una túnica que estaba sucia yhúmeda.
-Lo lamento, ¿Y, el resto?-le dije, él suspiro.
-Entiendo que no soportas. Ellos creen que estoy muerto,Laia. Necesito una nueva vida.-me contesto frustrado y cansado.
-¡Oh, tienes razón!-.le correspondí.- Bueno, vamos.
Fank sonrió, nos pusimos a caminar al centro de la ciudadque iba tomando vida al pasar los minutos para luego llenarse de un bullicio y escándalode bocinas.
Hola.
Cómo van pasando "Sober"..Dudas, opiniones, criticas, lo que sea, aquí estoy para responderles.
Fank se ducho después de mí, le deje ropa de papá y seinstalo en la habitación de él. Comí unas sobras de pizza y café, me quedeacostada en el sillón con una manta marrón de felpudo, que era gruesa y me dabacalor, lo que necesitaba. Pensé en Mikael, en cómo nos habíamos conocido, laprimera vez que sentí deseos de tenerlo conmigo, de como descubrí y me enterede su maldición, en sus ojos verdes y en el beso. No esperaba que me dejara enla friedzone. Eso me dolió, estaba enamorada de él y creí que él sentía lomismo. Al rato, me dormí, soñé con los hechos sucedidos en el infierno, en elrescate de Fank y las almas, en conocer a otra Hulder.
-Laia, Laia, despierta.-me llamo la voz de Fank.- Son lastres.
Abrí los ojos pesadamente, los cabellos castaños caían alos lados, se había cortado un poco el pelo recientemente. Me senté en elsillón, estirando mis brazos. Fank se sentó a mi lado, me entrego una taza deté.
-¿Y, ahora que piensas hacer?-le pregunte interesada ensus metas.
-Buscare trabajo, y necesitare tu ayuda para eso.-me respondió,di un sorbo a la bebida caliente, demasiado.
-¡Quema!¡Carajo!- gruñí, escupí el liquido devuelta a lataza.
-Lo siento.-se disculpo, ocultando una risa frunciendolos labios.
-Bueno, te ayudare, ya que hay muchas cosas que noentiendes.-le dije con una mueca y una sonrisa torcida.- Solamente, que deberásayudarme con la limpieza y los gastos, ¿de acuerdo?
-No hay problema.- me afirmo.
Terminamos de tomar el té de manzanilla, mis heridasestaban curadas, pero quedaron cicatrices. Ayude a Fank a manejar lacomputadora, y los programas que no conocía. Creamos las solicitudes,imprimimos. El timbre sonó, deje a Fank para que se ocupara del resto pro unrato, atendí el portero y deje subir a Solange con Chester. Llegaron arriba,abrí la puerta a mis amigos.
-Te llame miles de veces, Laia.- me reprocho acomodándoseen la sala con su novio.- ¿Acaso se te quemo el celular?
-Se me perdió.-me justifique.
En efecto, se había caído cuando Lucifer me perseguía enla avenida, había sido estúpido llevarlo conmigo, pero era Mikael, quien me insistióen llevarlo como recurso de ayuda. Ambos fuimos ilusos de creer que tendríamosseñal en las oscuridades del infierno. Me senté al lado de mi amiga, su cabellorubio cobrizo estaba peinado en ondas.
-¡Qué idiota!- me exclamo con una risa burlona.
-Tu pierdas el celular todo el tiempo para que tu padrete compre los que salen al mercado.- le señale, ella bufo.
-Sí, lo sé. Pero,esa Brigette es una perra.-rezongo, ella tenía una madrastra.
-De acuerdo.- asenti.- ¿Y, que quieres hacer?
-Bueno, tú no tienes vestido para la fiesta de fin deaño.-me señalo, di un bufido.
Fank había salido de la habitación acercándose anosotros, note los ojos de sorpresa de mi amiga. Me voltee para hundir unamirada de exterminio a mi nuevo compañero de piso, él paso una mano por sucabello despeinado, y saludo tímido.
-¡Oh, Laia! ¿Desde cuándo tienes novio?-me inquirióSolange.
-Es un huésped. Un viejo amigo de la infancia.-le inventeuna historia, la típica historia.
-¿Por qué nunca hablaste de él?- me pregunto confundida.
Fank se sentó en el sofá a mi derecha, mirando a misamigos en silencio. Regrese mi mirada gris a ellos, que aguardaban a oír unabrillante historia de gran amistad de años.
-Estuvo en California con sus padres, y estuve sin saberde él hasta ahora. La idiota de Cassandra le dio mi dirección y aquí esta.-lesmencione. Fank iba a abrir la boca y dejarme en evidencia.-Bien, ¿vamos?
-Ah, sí, claro. ¡Vamos!-se animo mi amiga poniéndose depie.- Oye, tú, ven con nosotros.
Mire al chico que tenia la mirada perdida en las curvasde la rubia, me levante y le tome del brazo obligándolo a seguirme para hablara solas en la habitación.
-Por favor, Fank. No lo arruines.- le dije preocupada.- Quédatecon Chester, y no hables con ella. Es muy curiosa, ¿bien?
-Sí, jefa.-me correspondió, le di un golpe en la cabeza ylo saque de mi dormitorio.
Habia llegado al centro comercial, con las personas quellenaban las calles húmedas y los autos hacían sonar sus cláxones en el atardecerde New York. Entramos en las tiendas favoritas de Solange. Ella se ocupo debuscar varios vestidos, y conjuntos. Chester y Fank se quedaban viendo a lasotras clientas, suspire. Seguí a mi amiga que estaba por tomar un vestido negrode satén de escote hasta el ombligo, con un corte hasta el tobillo a un lado.
-¡Claro que no!- le detuve sacándole la prenda de lamano.- No es Hollywood con su alfombra roja.
-Sí, quieres conquistar a Mikael, vas a tener queprobarlo.-me objeto con una sonrisa.
-Olvídate de él. No soy su novia, solamente una buenaamiga.-le replique, ella se freno para tomar uno rojo carmín.- Lo bese y me correspondió.Pero, no.
-¡Oh, lo siento!-se lamento abrazándome.- Entonces, ¿Irascon Fank?
-No, voy sola.-le dije resoplando.
-Espera un momento.-me dijo dejándome los vestidos acargo.
Solange camino hacia los chicos poniéndose a platicar conmi compañero de piso, tardo unos segundos en volver a mi lado con una sonrisasatisfecha y ojos risueños.
-¿Qué?-le dije confundida.
-Fank ira contigo. Ahora vamos a los vestidores.-memenciono.
-¿Qué dices, Solange?-le inquirí molesta.
-Vamos, Laia. Es un baile.-me señalo, bufe resignada.
Ethan estaba con la banda en la sala de ensayo, loschicos estaban comiendo comida china y pizza, porrones de cerveza y latas desoda. Me encontraba sentada junto a Michael, un chico delgado y muy alto, queno hablaba mucho, mientras que los otros discutían los cambios de los acordes,y el día de la fiesta para presentarse en la escuela. El suelo negro de granitoestaba frio, las voces fueron calmándose, y la puerta se abrió, allí estabaMikael. Me sonroje porque se parecía más a un chico de veintidós años, debido asu maldición perdió años de educación. Me vio y me sonrió, le devolví el gesto.
-Hermano, llegaste a tiempo.-le dijo Ethan tendiéndoleuna botella de cerveza.
-¿Qué paso?-pregunto él, uniéndose al círculo. Estabaenfrente de mí.
-La directora nos prohibió dos canciones, y no sabemosque agregar. Además, Giorgio esta como idiota con Meredith y no le sale ni unmaldito riff.-le explico decepcionado. Mikael mantuvo la calma del líder de labanda.- Falta dos semanas.
-Lo lograran, E.- le aseguro dándole una palma amistosaen la espalda.- Pásame la lista.
Tras unos minutos de arreglar las nuevas canciones, yanimar al guitarrista a hacer el riff y seguir los acordes, en las cuales elresto estaban inquietos. Mikael y Ethan me acompañaron a mi casa, me hubieragustado hablar a solas con él. Pero, ¿qué podía arreglar? Era mejor así, que notenerlo conmigo.
Nosconformamos con poco, ansiamos más.
Subí al departamento, Fank estaba usando la consola,alrededor de él habia snack y botella de cervezas, se volteo a verme.
-La reina llego.-me dijo guiñándome.
-Estas hecho un asco.-le mencione disgustada deldesorden.- Limpia todo esto.
-Vamos, relájate. ¿Ver a Mikael te hizo mal?-me inquiriólevantándose del sillón y caminando hacia mí, tropezándome.
-¿Estás ebrio?-le dije cansada.- Lo que me faltaba paracompletar el estúpido día.
-No seas mala. Mikael es un buen chico.-continuoacercándose demasiado a mi rostro, le di un empujón.
-Limpia.-le ordene con los dientes apretados.- Y, báñate,¿Quieres?
Fank no se movió, se aproximo más rápidamente, plantándomeun beso en los labios, me dio asco. Pero, me gusto. Se alejo unos pasos, y me sonrió.Me quede quieta viéndolo en ese estado de ebriedad, lo bien que le quedaba lasudadera de mi padre y sus ojos ámbar que estaban opacos.
-¿Quieres otro?-me dijo divertido.- Tengo mucho...
Le di un cachetazo, lo aparte del medio. Me tomo de lacintura alzándome, intente golpearlo inútilmente, me tiro sobre el sillón ysalto sobre mí, quedándonos a unos centímetros de distancia. Fank corto mialiento con un beso dulce y con sabor a alcohol, lo repitió y me deje llevarpor ellos. Paso sus manos debajo de mi remera, acariciando mi vientre mientrasnos besábamos, disfrutaba el momento sin pensar lo que realmente estaba pasandoentre nosotros.
Esel instante, que deje de cuestionarme tantas cosas de mi vida y de misacciones.
Fank subió hasta rozar sus dedos con mi sostén, di unsuspiro entre besos, y él noto que estaba reaccionando su miembro, también losentí, ante el clímax sexual que estábamos creando.
-¿Quieres que me detenga?-me pregunto, lo miré.
-No, sigue.-le dije deseándolo, más que Mikael.
Necesitabaeso. Jodidamente lo quería tener sobre mí.
Besó mi cuello, mordiéndome, acariciando mis senos yrecargando su pelvis contra mi vagina, mis manos apretaban sus brazos.
Me desperté en los brazos de Fank, sin despertarlo melevante, recogí mi ropa dirigiéndome al baño. Me vi en el espejo, las marcas deelegida y mi cabello revuelto, abrí la ducha. Espere un momento, sin dejar depensar en lo de ayer a la noche con Fank. Entré, apreciando el agua tibia quegolpeaba bruscamente mi cuerpo tenso y sudoroso. Necesitaba hablar con Kitty,especialmente con ella que entendería mi situación, ya que antes de conocer aEdward y establecer su noviazgo, ella estuvo con otros chicos y tuvo que giraren una rueda de emociones. A penas conocía a Fank, estaba dolida porque Mikaelno pudiera haber sido lo que esperaba. Me estremecí de miedo, de nervios y confusión.
Termine de vestirme con unos simples leggings negras yuna remera larga blanca, tome mi mochila para irme a la escuela, donde nopodría soportar ver a Mikael a los ojos, intente controlar mis lágrimas. Fankseguía durmiendo, le dejé dinero y una nota que regresaría a la noche. Salí deledificio, dirigiéndome a Starbucks, ya que no quería ver a Fank desnudo en elsillón y pronunciando mi nombre en sueños.
-¿Laia?-escuche una voz femenina y ronca a mis espaldas,me voltee incrédula a esa persona.
-Cassandra.-murmure entre dientes.- ¿Qué haces en NewYork?
-No me contestas mis mensajes ni mis llamadas.-sejustifico.
-Perdí el teléfono.-le dije cruzándome de brazos.
Estaba muy bien vestida, podía verse a la vista que usabalíneas de diseñador y su imagen era de una mujer mucho más joven, advertí quela muerte de mi padre no le afecto en absoluto. Era una maldita perra egoísta.
-¿Podemos hablar?-me pregunto esperanzada de recuperar eltiempo perdido.
-Tengo irme.-le dije a secas, me gire, sentí su mano enmi hombro. Y un grito de su parte, eso fue extraño. Volví hacia ella, laquemadura en sus dedos era negra y sus ojos se volvieron rojos.- Que curiosoque tengo una madre maldita. ¿No es extraordinario como la vida nos daencrucijadas? Cassandra no vienes para ser una madre preocupada por su hijaabandonada y en duelo. Estás porque necesitas mi cura.
-Laia, lo siento tanto.-se lamento rompiendo en un llantoagudo y aterrador.- Tuve que dejarlos por esta razón. Siempre pienso enustedes. Nunca existió un amante.
-Ahora no tengo tiempo de salvarte, tengo que ir alcolegio.-le dije con frialdad, no me creía eso, no tanto.- También siento queno hayas sido tan valiente de buscar ayuda con otros Hulder.
-Por favor, cielo.-me suplico en lamentos y lágrimas decolor negro. Estaba realmente jodida por dentro, no sabía que tanto su almaestaba herida y condenada a vagar cobrándose otras como supervivencia.- ¿Loharás?
-¿Meterme en el Inframundo otra vez?-le inquirí bufando.-Tengo que planearlo. Es complicado. Luego, hablamos. Adiós.
Me apresure a llegar a la cafetería, deseaba que nohubiera tantas personas, ya estaba retrasándome para tomarme el autobús. Camineunos metros, entrando al local que había unas cinco personas, ¡Bien! No eratanto.
Hola, como están, seres de luz? Espero que bien. Traigo otro capitulo, y el próximo será este viernes, atentos.
Muchisimas gracias por seguir la historia y tenerla en sus Favoritos, eso me hace muy feliz.
Saludos!
-¡¿Qué diablos, Laia?!- me espeto Kitty exaltada, aflojeel semblante.- Estás traicionando tus principios. ¿Cómo no fuiste más sensata?¡Cielos!
- Me arrepiento. Maldita la hora que no exista una máquinadel tiempo para resolverlo.-me lamente cubriendo mi rostro con mis manos.- ¿Quévoy a hacer con Mikael? Lo amo.
-Primero, déjale las cosas claras a Fank.-inicio mi amigacon su gorro de felpa rosa que le quedaba ridículo.- Y, Mikael, pues, ahíestamos trabadas. Sabemos que no habla mucho. Podemos intentar que te escuche,dile lo que piensas, lo que sientas y lo que te gusta de él, dejaras losasuntos en sus lugares.
-Ajá..-le dije insegura.- siento que todo esto no saldrábien.
Kitty me abrazo pegando mi cabeza contra su pecho,estábamos en la biblioteca, sentadas al fondo, donde era nuestro lugarpreferido para platicar de temas complejos y problemas.
-Todo irá bien, Lai.-me tranquilizo, separándose. Me tomodel rostro observándome con optimismo.- Confía en mí. Mikael se fija en ti.
-No quiero ser cruel. Pero, tus visiones no siempre sonbuenas.-le señale arqueando una ceja.
-Oh, bien.-suspiro, nos reincorporamos.- Piénsalo. Has unplan para este amorío.
-¿Amorío?-dije confundida.- No tengo ningún amorcorrespondido.
-Todos lo tenemos en algún momento.-me objeto con unasonrisa, tomo mi hombro.- El tiempo es relativo, asique ten fe.
El último timbre sonó dando fin a las últimas clases delaño, solamente quedaba el baile de fin de curso. Busque a Mikael en su clase deBiología, lo espere afuera, ya que estaba hablando con el profesor. Al rato,salió con su mochila en un solo hombro, al verme me sonrió gratamente.
-¿Qué harás luego?-le pregunte directamente esperanzada.
-No nada importante.-me contesto serenamente.- ¿Por qué?
-Entonces, ¿Podemos juntarnos en un café a hablar?-lesolté con una voz tímida.
-¿Qué ocurrió?-me pregunto preocupado.
-Es algo personal, entre nosotros.-le tranquilice.
-Ah, bueno.-me correspondió.- Esta bien. Espérame afueraque voy por mis cosas.
-Sí, claro.-le confirme.
El restaurante de estilo de los años ochenta, me dioseguridad para empezar la conversación con Mikael, pedimos nuestro menú a unacamarera de uniforme amarillo pastel, que nos sirvió como bienvenida café.Acomode mi cabello a un lado, dejé el móvil sobre la mesa por si me llagaba unmensaje de mi compañera de trabajo.
-Micky, no quiero que te sientas incomodo, por lo que, sitienes que detenerme, hazlo, ¿sí?-empecé diciéndole con nerviosismo.
-De acuerdo.-me acepto.- Es raro verte de esa forma. Nerviosa.
-Sí, es curioso, ¿no?.-le correspondí con una sonrisa tímida.-Siendo una Hulder no tendría que temer.
Mikael sonrió, haciendo que mis vellos de mis brazos seerizaran, deje que cayeran a los lados, sosteniéndome del sillón rojo.
-Esto...-balbucee con miedo.- Quiero que sepas que tequiero mucho...Bueno, en verdad, siempre tuve un gran interés por ti, desde quete vi por primera vez...
-Sí, en el barrio chino, la estúpida fiesta deTom.-concreto mi observación.
-En ese lugar. Empecé a sentir atracción por ti durantebastante tiempo. Sabía que te habías abierto a mí, al contarme tu situación yeso me dio la seguridad que éramos íntimos.-hice una pausa, baje la mirada unmomento al celular, volví a mirarlo.- Supe que estábamos destinados a estarjuntos, no por coincidencia nos chocamos en el callejón ni el bar.
-¿Crees en el destino?-me dijo incrédulo.- Laia ¿Cómopuedes comerte ese verso?
-Como sea.-le dije bufando.- Las cosas pasan por unmotivo, tenemos caminos diferentes por cual caminar y hacer nuestra historia.El nuestro es ir juntos, afrontar las pesadillas y cumplir los sueños. Supe queteníamos que estar unidos de alguna manera, quería que fueras mi amigo.
-Así fue.-confirmo, asentí.
-En el transcurrir de las semanas, mis sentimientosdieron un giro y mis planes igual. Descubrí que tengo poderes, que fui elegidapara liberarte. Esa era mi misión, y lo hice te libre del mal.- proseguí, medetuve para beber un poco de mi café.- Cuando entre al portal, me sentí vacíaquería estar a tu lado, pero sabía que tenía que salvarte primero, eso era lomás importante. Pase horas luchando por ti, y lo seguiré haciendo. Mikael eresun chico reservado, inteligente, responsable, honesto, y algo terco. Pero, sémuy bien que eres el chico con el cual quiero estar.
-Laia eres mi mejor amiga, como mi hermana, también tequiero y eres importante para mí. Lo siento mucho, de veras.-me dijo alterminar de soltar todo lo que deseaba que supiera.
-Ahora, tengo al más para decirte, es sobre mi mamá.-ledije cambiando de tema, no quería lamentarme por no corresponderle.-Ella estamaldita.
Misemociones se volvían una bomba que me atormentaba. Nunca me sentí tanavergonzada y confundida.
Cuando regrese a mi casa, Fank me había dejado una notaque estaría repartiendo las solicitudes donde necesitaran personas, ya sea, enlas agencias laborales o tiendas con anuncios. Tenía el momento para pensar enmi argumento para aclarar mis sentimientos, no podía estar tranquila sin dejarlos asuntos en sus lugares Fui a la cocina por un tentempié, abrí el paquete depatatas fritas, pensando en la charla con Mikael. Un amor no correspondido queme daba un vuelco en el pecho, nunca comprendí esto de enamorarse de personas.Estaba pasándome, lo normal, y mi mente giraba en torno a un sentimientoindescifrable, que no podía identificar, algo parecido a la desilusión y alrencor. Llene mi boca de muchas patatas, quería ahogarme en un llanto defrustración y dolor. Escuche el ruido de las llaves, no podía estar másnerviosa que en ese momento, en cuanto Fank cerró la puerta. Tire la bolsasobre la mesada, me encamine a su encuentro.
-Tenemos que hablar.-le dije con seriedad.
-Sí, estoy bien. Pase por muchos negocios, e hice lascompras.-me menciono frunciendo el semblante.
-Lo digo muy en serio, Fank.-le dije cruzándome debrazos.
-Vale.- me correspondió, continuo hacia la cocina paradejar las bolsas del mercado.
Regreso al salón, tomamos asiento en las butacas cercanasa la entrada. Peine mi cabello enredado con las manos, mientras Fank aguardaba pacientemente.
-Lo que paso entre nosotros, no tuve que suceder.-iniciecon una voz rígida y ronca.
-Las cosas suceden porque están escritas. No puedesborrarlas. Son tintas atadas a una historia.-me inquirió seguro de nuestraconexión carnal.
-Olvida las teorías del universo.-le espete fastidiada.-No te conozco lo suficiente para estar acostándome contigo. No estamos haciendolas cosas bien. Se supone que te centrarías en buscar otro lugar donde vivir.Nunca hablamos de intimar. Fue un maldito error.
-Nadie planea tener sexo, es espontaneo, Laia.-mecorrigió.-Eres hermosa, valiente y bastante madura. Cualquier hombre tedesearía, pero no puedes evitarlo. Es natural como comer y dormir.
-Haz que nunca sucedió. No estoy enamorada de ti.-le dijecon una mueca de pena y de dolor.- Somos conocidos ni siquiera amigos. Nollevas ni una semana a mi lado. Y, hemos hecho algo...que traiciona mi amor porMikael.
Fank se quedo callado desviando la mirada hacia un cuadroabstracto, el atardecer iba iluminando en tonalidades anaranjadas el interiorde la sala de estar chocando contra las paredes.
-Bien.-murmuro afligido.- Entiendo. Pero, aun te llevareal baile y estaría satisfecho que aceptes mis disculpas. El alcohol es unpeligro en mí.
Note el sentido de humor que aplicaba para aflojar lasoga tensa del ambiente, agache la cabeza observándome mis manos.
Todolo que veo se destruye. Todo lo que espero se escapa.
Otravez, en manos de la vida, tenía que cruzar el océano y reorganizar mis sueños.¿Quién soy? ¿Cuál será mi futuro? ¿Quién me amara hasta la eternidad? Soy unaHulder.
Faltaban treinta minutos para terminar mi turno nocturnoen el restaurante italiano, Rose se había tomado una semana de reposo porbronquitis, por lo que un camarero del turno diurno tuvo que reemplazar, yhacer horas extras. Las últimas mesas que nos quedaban para cercar estabanenvueltas en charlas profundas, y copas de vino en su organismo. Teníamos quecerrar la caja en quince minutos, nos queda ordenar y limpiar el local antes demarcharnos.
-Ahora me tomaría un café irlandés, y caería muerto en mihermosa cama.-me comento Rich recargado en la barra.
-Eso sería genial.-concorde con él.
-Sí, dormir diez horas seguidas cada día. Lástima que eltrabajo existe, y la supervivencia no se mantiene sola.- continuo resoplando.
La mesa tres llamo a Rich, que tomo la cartera que estabasobre el mostrador, dirigiéndose directamente hacia ella, me quede viendo tresmesas que seguían ocupadas.
-Oye, Laia.-me llamo Sally a mis espaldas, gire sobre mistalones, observando sus ojos cansados y su delineador corrido.- Tienes dos díaslibres en esta semana, ¿Cuál elijes?
-Mañana y el jueves.-le conteste con una sonrisa.
-Bien, te pagare cuando cerremos.-me menciono serena.
En veinte minutos, estábamos ordenando el restaurante ylimpiando cada rincón del local. Mi encargada me dio mi pago, me despedí detodos saliendo a la calle oscura y ruidos provenientes de un departamento queestaban festejando una fiesta con la música a todo volumen. Camine hacia laesquina con mis pasos arrastrados, mi cuerpo tenso por las horas de estarparada atendiendo a los clientes, y los brazos me dolían al sostener la bandejacon los pedidos. Era agotador trabajar de esta forma, pero lo necesitaba.Estaba segura que no entraría a ninguna universidad, ya que nadie estabadispuesto a darme su dinero para seguir estudiando y orientarme en algunacarrera. Si tuviera esa oportunidad estaría dentro de la profesión de psicologíaen Houston. La noche estaba para pasarla en un cuadro de Van Gogh como sufamosa obra La noche estrellada. Mis ojos se detuvieron cuando vi a Mikael aunos metros de mí. Nuestras miradas se cruzaron, tenía una chaqueta de cueromarrón oscuro, unos jeans azul marino y unas zapatillas.
-Hola, Micky.-le salude extrañada.- ¿Qué haces por aquí?
-Vine con los chicos.-me dijo señalando a Ethan queestaba vomitando en el umbral de una tienda con sus persianas bajas.
-Oh..-dije comprendiendo la compañía. Los demás seguíanpasando la botella de alcohol.
-¿Cómo estás?-me pregunto tranquilo, su voz me agradabatanto.
-Mucho cansancio con el trabajo.-le conteste cohibida.
-¿Segura?-me dijo percibiendo mi tristeza.
-Sí, estoy bien. Nada que una taza de café puedamejorar.-le dije sonriendo lo mejor que pude, verlo me dolía.
-Tengo que llevar a estos borrachos a sus casas.-me dijoen despedida, me beso mi mejilla, me sonroje tímidamente.
Mikael acudió a Ethan que estaba perdiendo el equilibrio,los otros iban saltando volcando algo de la bebida en el suelo, uno de ellos setropezó cayéndose sobre un montón de bolsas de residuos. Compadecía latolerancia de Mikael con ese grupo de adolescentes bajo efectos del vodka y lamarihuana.
Dibujauna ventana en la cual pueda ver que tan lejos te tengo sin poder decirte quete amo demasiado, sólo mis sueños cumplen mis deseos de tenerte a mi lado. Y,cuando despierto todo es falso y entonces, lloro.
Alcánzamesi la vida te tira piedras en el camino. Ven a mí si la vida te da puñetazos.Solamente, regresa.
En la penumbra de mi habitación, excepto por una lámpara encendidaque iluminaba débilmente. Contemplaba mis marcas en mis hombros, eran moradaslucían como tatuajes, que en verdad, eran cicatrices. Tenía un vestido rojocarmesí sin mangas ni tirantes, era un top con una falda por debajo de lasrodillas con la terminación torcida dejando ver un poco mi pierna derecha. Fankestaba acostado en mi cama con las manos detrás de su cabeza, llevaba unesmoquin negro que le obsequie, porque la ropa de mi papá iba a donarla. Teníaque dejarlo ir. Solamente, separe dos conjuntos y un par de zapatos para Fank.Me acerque a él, tomando su hombro y moviéndolo para que despierte, sus ojosdorados se fijaron en mí.
-¿Listo?-pregunto con una voz soñolienta.
-No exageres, tampoco tarde tanto.-le espete ofendida.
-Una hora y media.-me señalo, bufe.
-Sí, está bien.- concorde.- Es mucho.
-Entonces, vamos.-me dijo levantándose de la cama conesfuerzo.
Tome mis pertenencias, nos encaminamos la salida deledificio. Eran las siete, el baile comenzaba a las ocho, detuve un taxi parallegar más rápido a la escuela, desenado que el tráfico no nos retrasara.
En veinte minutos, llegamos a la escuela, algunosestudiantes estaban afuera haciendo tiempo para entrar al gimnasio. Pague latarifa del viaje, y descendimos. A unos metros, estaban mis amigos, incluyendoa Mikael con Iara. Verlo me dio la tranquilidad que siempre me brindaba, eraagradable estar a su lado.
-Hola, guapos.-les salude alegre.
-Sabia que ese vestido era el indicado.- me mencionoSolange con un vestido bordo con transparencias a los lados de la cintura y elcuello redondo, tenía unos tacones negros y su cabello cobrizo recogido en unmoño detrás de la nuca dándole el aspecto de una mujer mayor.- Tu cabello,Laia.
-¿Qué tiene?-le dije confundida, ella se acercosoltándome la coleta alta, mis cabellos cayeron como una cascada en miespalda.- Tú, tienes un problema con mi pelo.
-Lo siento, Lai.- se disculpo con una sonrisa.
La abrace con cariño, Kitty se agrego y luego, los demás,saltamos rodeados por nuestros brazos, nuestra alegría y también nuestradespedida, porque ellos continuarían estudiando y seguir siendo las excelentespersonas que conocí.
Cuandoempiezas a acceder, también a creer en tus principios. Dejas que los que teinfluenciaron a tener valores y tus ideales. sigues adelante, y con valentíacontinuas luchando ante las adversidades que da la vida.
Llego la hora de entre ocurrencias de Ethan sobre losprofesores y los alumnos, las quejas de Solange porque su madre le prohibióllegar después de las once amenazándola con suspender sus tarjetas de crédito.Edward y Kitty, la pareja más dulce y fiel de todo el grupo. Iara hablabaanimadamente con Mikael con su traje azul marino. Chester y Fank echandomiradas a las chicas que pasaban entre todos nosotros.
La decoración con luces azules y blancas, mesas conmanteles blanco marfil, otras más grandes con aperitivos y bebidas. Sonreí anteese ambiente como si estuviera en una velada romántica en Paris, la ciudad delas luces, pero, claramente no sería con Fank sino con la esperanza de Mikaelsosteniendo mi mano.
-¿Laia?-escuche la voz de Tom a mi izquierda, me giresonriéndole. Tomo mi mano haciéndome girar para observarme de todos losángulos.- Eres una diosa de Hollywood.
-Ya.-le dije avergonzada por su halago.- Tu también estásguapo. ¿Vienes con Rosmery?
-Sí, claro.-me correspondió, me soltó.- Volveré con loschicos. Nos vemos al rato.
Mis amigos eligieron una mesa alejada del escenario,donde los instrumentos de la banda de Ethan estaban adaptadas a los equipos desonido, la música alegra del genero de Soul apagaba el silencio, pero podíanoírse las voces de los presentes. Fank paso por mi lado dándome una seña paraseguirlo a la mesa con los otros.
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Gracias a todos lo que van siguiendo a "Sober". Esta historia cuenta un poco de todo, como lo verán, o al menos, es lo que espero transmitir.
Saludos.
Enla libertad de ser, me encontraba rodeada de felicidad y tranquilidad. Lalibertad de mostrar lo valiente y arriesgada que era.
Los chicos estaban atacando las mesas de comida, entreotros estudiantes que se peleaban , por quien llenaba más sus platos. Habíasuficiente comida para todos los presentes, los profesores platicaban entre síy bebían soda en vasos de plástico rojos. Kitty me codeo captando mi atención,me hizo una seña, y Mikael estaba abrazado con Iara. Sentí que el estomago seme contraía de angustia.
-Fue mala idea venir.-me lamente, Kitty sostuvo mi manoen ese momento.
Tenía que aceptarla de una vez por todas, gire mi cabezahacia Solange que estaba escribiendo en su celular sin darse cuenta de nuestraconversación.
-Laia.-me llamo la voz de Mike.- Estás muy guapa más quesiempre.
-Mike.-lo nombre con desinterés, el chico se sentó a miderecha con confianza.
-¿Cómo estás?-me pregunto amablemente, arquee una ceja.
-Muy bien, Gracias.-le conteste vacilando un poco.
-También, lo estoy. Excelente.-continuo demasiado alegre.
-Claro. Me alegro.-seguí sin mucha ganas de conversar conél, era incomodo.
-¿Conoces a Rosalya Smith?-me pregunto, animando areanudar el tema.
Tuve que tolerarlo por quince minutos, hablándome de sucarrera de Arquitectura, y la esperanza de confirmar su noviazgo con esa chicaextranjera que se integro durante este año. No me interesaba lo que planeara desu futuro y sus amoríos. Yo tenía un secreto que solamente dos personas losabían, incluyendo a Cassandra, casi lo olvido.
-mademoiselle, ¿Desea ser la primera en darme el gusto debailar conmigo?-me dijo Ethan imitando los gestos de un caballero del sigloXIX.
-Vamos, idiota.-le dije riéndome.
Nos fuimos al centro del salón para bailar bachata,rodeados de otros jóvenes. Ethan era excelente bailando, también yo era muybuena en la danza, cuando tenía seis años practicaba salsa y jazz. La mirada deFank, me intimido, parecía que no le gustaba la personalidad de mi amigo. Pero,decía algo más esa mirada ámbar. Celos. Le sonreía para que se relaje, giro surostro hacia Chester para continuar hablando entre tragos.
La fiesta estaba llegando a finalizar, Solange estabaesperando los resultados de los votos de fin de curso. La multitud se agolpo enun circulo frente al escenario, donde el profesor de Economía daría losnombres. Hablo sobre la prevención al conducir, ser precavidos y más temas quemuchos estaban protestando para que se apresura, luego de los elegidos, pasaríala banda de Ethan a tocar tres canciones más como el cierre definitivo.
-El rey es...-dijo sacando un papel de un sobre rojo.-¡Ethan Mcmillan!
Todos aplaudieron, silbaron y nosotros nos arrojamoshacia él dándole un abrazo grupal antes de ir por su corona. Subió al escenariohaciendo reverencias como agradecimiento a los presentes.
-Ya me imaginaba.-comento Solange detrás de mí.
-Ahora, vamos por la reina del baile.- siguió el docentecon ánimo, hizo otro tanto con el sobre retirando el papel con la respuesta.-Ella es....¡Laia Stuart!
-¡¿Qué carajos dijo?!-dije asombrada, mis amigos memiraron sin creerlo.
-¡Sube, maldita perra!-me dijo Solange alegre, me dio un empujón.
Pase entre todos que se abrieron dejando un improvisadocamino hacia el escenario. Subí con cuidado de no caerme con los zapatos, Ethanme sonrió, me acerque al profesor que me coloco la corona.
Hola! Aqui vuelvo a interrumpir su sorpresa por la seleccion de reyes y reinas, alguna idea de quien sería, o ya lo imaginaban como Sol.
Era miércoles por la mañana, el clima estaba caluroso yel cielo despejado con un brillante sol en su mayor esplendor sobre New York ysus alrededores. Me quede viendo la lámpara de lava color anaranjado, el sonidode las noticias que llegaban a mi habitación desde la televisión de la sala. Alrato, me levante de la cama usando unos pantalones grises y una remera lisablanca. Salí descalza hacia el baño para hacer mis necesidades y cepillarme lecabello enredado por el baile de ayer a la noche. Me encamine a la cocina parapreparar mi desayuno, Fank se volteo al verme haciendo un movimiento de cabezacomo saludo.
-Buenos días, Fank.-le hable sin rencores de hace dosdías.-Veo que te llevas bien con Iara, ¿no?
-Es muy guapa.- concordó, sonreí de lado.- Ella estásaliendo con Mikael, ¿Eso te irrita, señorita Stuart?
-Eres un idiota.-le dije con fastidio.-No puedes evitarclavarme tus palabras como armas. Después, todo lo que he luchado por ti ypermitirte quedarte en mi apartamento. Eres una mierda, Fank.
-Soy realista, muñeca.-me replico guiñándome.
-Trata de tragarte tus malditos comentarios.-le espeteirritada, resople con fuerza, él se rio.- ¿Qué?¿Te divierte esto?
-Eres increíble, Laia.-me dijo con una sonrisa honesta.-Pero, tienes que abrir un poco los ojos.
-Estoy despierta. Conozco la realidad, los secretos y losmitos que se desmintieron, ¿eso no es suficiente?-le inquirí dirigiéndome a lanevera, saque unos huevos y una caja de zumo de naranja.
-No me refiero a eso.-me negó riéndose.-Eres despistada, cielito.
Me prepare el desayuno, ignorando a Fank, ¿En qué teníaque darme cuenta?¿Qué motivo tengo para descubrir la verdad? Ahora, me habíaabierto a la curiosidad. Termine de comer unos huevos revueltos y unas tostadascon mantequilla de maní, las voces de los periodistas y la batería de Malcolminundaba el silencio a mi alrededor. Fank estaba callado y sereno viendo latelevisión. En unos segundos, el teléfono de línea sonó rompiendo latranquilidad, me levante para atender el llamado.
-Hola.-hable con pesadez.
-Soy Cassandra.-dijo la voz angustiada de mimamá.-Disculpa, si te interrumpo. Pero, estoy consumiéndome en la depresión,Laia. Ayúdame.
-Tranquila. Lo haré, necesito ordenar mis estrategiaspara recuperar tu alma y tu vida mortal.-le calme sin sonar decepcionada de quenos haya mentido, por otro lado, comprendí que tenía miedo de nuestraseguridad.- Sólo necesito desarrollar el plan.
-Estoy en el hotel Pensylvania.-me informo de suubicación.
-De acuerdo. Hablamos luego. Adiós.-termine la conversacióntelefónica.
Fank estaba observándome con curiosidad, el destellomarrón de su aura, significaba que estaba establemente tranquilo. Lave lo queuse, me recargue contra la nevera cruzándome de brazos. Pensar en volver ainterrumpir en las profundidades del infierno, no era algo que me entusiasmaba ningúnHulder se alegraba de eso, tenía que existir otra forma. Para eso necesitabamás información del asunto, marque el número de Iara, anteriormente me lo dioen la fiesta, aguarde que sonara tres veces, estaba por colgar.
-Hola.-escuche una voz masculina agitada y arrastrada.
-Soy Laia, ¿se encuentra Iara?-le dije sin demasiadaspresentaciones.
-Ella acaba de irse al trabajo.-me menciono.- Lo siento,tendrás que llamarla a las nueve.
-¿En qué otro horario puedo ubicarla?-le preguntenuevamente.
-Al mediodía.-me respondió con una voz exasperada.
-Perdón por molestarte.-me disculpe.
-Claro, puedes joderme en medio de mi entrenamiento.-medijo con sarcasmo.
-¿Cómo te llamas?-le dije intentando ser amable.
-Eso no te importa, señorita Stuart.-me dijo, imagine queestaba sonriendo del otro lado.
El llamado termino, bufe dejando el teléfono en dondeestaba. Me senté en el sillón con Fank, me quede viendo una noticia de premiosde conductores de televisión y locutoresde radio. Era mi día libre, iba a disfrutar el tiempo en jugar con la Nintendo,comer palomitas de maíz y esperar que Iara se comunicara conmigo, si es que esechico sería tan amable de pasarle mipedido.
-¿Está todo bien?-me pregunto Fank viéndome.- ¿Qué pasa?
-Tengo que encargarme de romper otra maldición. Es mimamá, y necesito platicarle de esto a Iara.-le dije rápidamente, subiendo mispiernas contra mi pecho y abrazándolas.
-Eso significa que tienes que meterte en problemas,¿no?-me inquirió con una sonrisa.
-De por sí, hay que hacerlo. Los problemas vienen amí.-le dije resoplando, estaba nerviosa.- No voy a cometer el error de saltaral precipicio.
-Pero, no conocías tu verdadera forma.-replico Fank.- Nosabías que eras una Hulder hasta que te lo dije. Ahora, tienes ventajas devencer.
-Supongo.-le dije dubitativa.
Teníamiedo e inseguridad de salvar a Cassandra, algo iba a salir mal esta vez, seríamis responsabilidades enfrentarme a las perdidos de esta nueva batalla.
Fank se acerco más, abrazándome colocando mi cabezacontra su pecho, escuche sus latidos, olí su perfume corporal y me sonroje.
-Confió en ti.-me dijo confiado.- Eres arriesgada y de carácterjodido. No te detengas. Eres un nefilim, Dios te apoya en las misiones y poseeslos poderes de los ángeles.
-Tengo un mal presentimiento.-le confesé.
-Estarás bien.-me aseguro, beso mi cabeza.-Resiste antelos golpes. Por ti. Por todos.
Cerré los ojos, afloje mis brazos alrededor del torso deFank, sintiéndome contenida sobre él. La batería de Malcolm se detuvo, todovolvió a un silencio cómodo y agradable.
Me desperté de un salto tras una pesadilla, donde milesde demonios me perseguían para aniquilarme, y la risa de Azrek resonaba enaquel campo árido, con rocas puntiagudas y un cielo oscuro, la niebla no medejaba ver por dónde iba, una de las bestias similar a un lobo, me alcanzoarrojándome al suelo, y con sus zarpas me desgarro el cuello. Toque mi gargantaaturdida, estaba sudando y me escocía las marcas, no aguante el dolor, melevante dirigiéndome fugazmente al baño. Busque unas píldoras para relajar latensión de los músculos. Me observe en el espejo, tenia rasguños en lasmejillas, me lave la sangre y el sudor de mi cara. Baje la mirada a mis manos,mis uñas estaban manchadas de sangre. Comprendí que parte del sueño podríavolverse real.
A la mañana, me desperté oliendo un aroma dulce y ricoque venía de la cocina, sabía que Fank era horrible en la gastronomía, lo habiaintentado dos veces sin evitar que la comida se quemara por completo. Sentífrio, me coloque un saco de lana beige, me encamine al lugar, donde el olor atortitas y café llenaba el ambiente. Escuche la voz de Fank y la risa suave deuna chica. Me detuve en el arco que separaba la sala con la cocina. Estaba Iarapreparando el desayuno, una persona más estaba con ellos, era un muchacho deveinticinco años, cabello corto y lacio de color negro azabache, su piel era unpoco bronceada y tenía unas pobladas cejas negras parecía ser descendiente deárabes o de egipcios. Este se fijo en mí, sonriéndome como saludo, los demásseguían con su charla de trivialidades juveniles y libros de ficción.
-Laia Stuart, la nueva integrante del club.-menciono conun tono burlón y serio.
Tome asiento delante de él, me acomode en la sillamanteniendo la mirada en el reloj, era las ocho y media.
-Soy Jonathan Cooper, líder supremo de los Hulder.-sepresento, gire mi cabeza a él.- Hablaste conmigo ayer. Ahora, tengo el gusto deverte personalmente.
-Te crees listo, ¿no?-le espete de mal humor.
-Los Hulder somos inmortales, luego de ser elegidos porel ángel y la afirmación de Dios. Lleva tiempo aprender, pero no esimposible.-me contesto sereno, me fije en sus clavículas de su remera en corteV, estas tenían un color rojo fuego en forma de dos líneas paralelas.- Creo queIara te menciono sobre las diferentes marcas. Muchos pueden coincidir, muypocos son idénticas y otros son invisibles.- continuo hablando ignorando midesconcierto.- Si dos Hulder consiguen encajar sus marcas son hermanos delinaje. Si otras marcas son iguales, ellos pueden luchar y ser invencibles juntos.Si las marcas son invisibles, es un hibrido, es decir, un Hulder y un semidemonio, por lo que pueden ser peligrosos.
Me quede callada ante todo eso, era una información muyútil. Jonathan saco un mapa de pergamino raído y deteriorado, doblado en cuatro.En cuanto, lo dejo sobre la mesa, este se abrió mágicamente en toda la longituddel mueble. Se dibujaron los continentes, las islas, los océanos.
-Es el mapa del Ángel de la Guarda, solamente existe unoen todo el mundo. Este es el original, solamente el líder supremo puedoconservarlo hasta el siguiente nuevo líder.-me siguió relatando parte de lahistoria.
-¿Qué es el mapa?-le dije confundida.
Jonathan se inclino hacia adelante sobre el pergamino,deslizo su dedo índice en Estados Unidos, abriendo los estados del país, volvióa repetir la acción, quedando a la vista el estado de New York.
-Los ángeles crearon el mapa para buscar a los Hulder,encontrar los portales. Los puntos rojos son los portales activos.-me contestoobserve que había diez.- Nosotros nos encargamos de los portales y lascriaturas que rompen la paz en la Tierra. Usamos magia blanca para sellarlos,pero están las posibilidades que se extinga el poder en ellos. -siguióexplicándome.- Los puntos plateados somos nosotros.- prosiguió, eran casiquince.
Iara carcajeo ante un comentario de Fank, el líder no seinmuto por ellos. Volví mi mirada gris a él, me encontré en las indicacionesdel mapa.
-¿Por qué eres el líder supremo?-le pregunte tras unossegundos.
-Poseo cinco poderes secundarios. Mi segundo tiene cuatroy mi tercero tiene tres. El poder superior son cinco.-me contesto serenamente.-Los Hulder novatos tienen uno o dos, eso depende de la herencia y elcoeficiente intelectual que tengan. Normalmente, poseen uno.
-Iara me dijo que el poder florece al primer año de serelegido.-le comente.
-Exacto. Todo cuenta que tan estable sean con lainiciación, no todos pueden lograrlo.-me afirmo, guardo el mapa en su bolsillode su chaleco, me sonrió.
-Mi madre está sufriendo una maldición. Necesitosalvarla. Yo he perdido a mi padre. Y, el resto de mi familia me ignora.-ledije recordando la situación que tenía pendiente.
-Cassandra Lyra Schmider.-pronuncio el nombre de ella,fruncí el ceño extrañada.
-¿La conoces?-le pregunte arqueando una ceja, Jonathan searrellano en la silla cruzándose de brazos.
-Se convirtió en una Hulder, luego nos traiciono.-mecontesto disgustado.- Fuimos a la secundaria juntos.
-¿Cuántos años tienes?-me atreví a preguntar.
-Muchos. Tenemos una ventaja de permanecer en la edad quenos iniciamos.-me contesto.
Mire a Iara notando su figura pequeña y un pocodesarrollada. Parecía tener diecinueve según mi creencia, pero también ellamintió sobre su edad. Jonathan carraspeo llamando mi atención, sus ojosmarrones se volvieron pardos bajo la iluminación de la cocina.
-¿Qué haremos? ¿Podemos salvarla? Dime que si.-le inquirípreocupada y asustada.
-Ella es una hibrida, Laia. Una vez, que te enfrentas aellos se desata una guerra entre los Hulder y los híbridos. No es recomendableintervenir en su naturaleza, ¿entiendes?-me contesto tranquilo y compasivo.- Nohay forma de recuperar su vida.
-Espera..-dije pensativa.- ¿Entonces, soy una hibrida?
-No, pequeña Lali.-me tranquilizo sonriéndomeencantadoramente.- Encontraremos a otro Hulder en algún momento, uno que tengalas mismas marcas que las tuyas y serán hermanos.
-Cassandra...-le dije extrañada de la verdad que estabasaliendo a la superficie.
Iara había traído el desayuno con ayuda del chico,seguidamente se unieron a la mesa con nosotros. Nuestra charla se interrumpió.Jonathan comía con gusto, felicitando a la chica por sus habilidades en lacocina. Comí la mitad de una tortita de vainilla y relleno de mantequilla demaní, bebí dos tragos de café.
Cassandraes una hibrida, al mismo tiempo que una Hulder. ¿Traicionarlos? ¿De qué forma?¿En qué estaba metiéndome?
Estamos llegando al final. Sigan conectados, mis queridos querubines!
Mi madre era una hibrida, fue una Hulder y un semidemonio, ¿Cómo se explica todo eso? Ya lo averiguare. Esto era irónico porquetambién me perdí en la belleza de Mikael durante su maldición. Fui afortunadaal no meterme en la cama con él, y lamentablemente, eso no iba a pasar. ChrisBrown un violinista de la orquesta sinfónica de New York, el dueño delrestaurante le pidió que diera un show, Chris discutió el tema con su agente, yacordaron que se presentara durante toda la semana. Rose había regresado hacetres días de su reposo, aún se veía pálida y tenía unas ojeras terribles,disimuladas con bastante maquillaje.
-Señorita, ¿Puede traerme otro vino?-me ordeno un clientecalvo acompañado de una mujer delgada y esbelta.
-Claro. Enseguida regreso, señor.-le conteste con lamejor sonrisa que el trabajo de camarera te exige tener.
Me dirigí a lamesa diez para cerrarla, una pareja que se repartían besos y caricias, conindiferencia tome la tarjeta de crédito del hombre, volviendo a la caja, donde estaba James hablando conVanessa, estos tenían una gran conexión, los descubrí una vez teniendo sexo enel baño privado del restaurante, esperaba no volver a chocarme con sus escenasapasionadas y los gemidos que salían de sus bocas.
-Cierra la diez y la siete.-le comunique al chico deveintisiete años.
Las horas continuaron lentamente, estaba cansada, queríallegar al departamento a dormir doce horas seguidas. En momentos, manteníacharlas con lo clientes más frecuentes y cruzaba comentarios con Rose. En elcierre del local, estaba en el vestidor colocándome los botines de cordones.
-El chico de la trece me dio su número.-me comento mi compañera.
-Un nene de mamá.-le replique sonriendo.
-¿Lo crees?-me pregunto dubitativa, sonrió.- ¿Crees quepodré llamarlo mañana?
-Si quieres quedar como una zorras que necesita sexo conurgencia, entonces hazlo.-le conteste con una mueca indiferente. Rose se rio.- Llámaloen diez días, eso le hará saber que no eres una perra obsesionada.
-De acuerdo, Lai. Gracias.-acepto Rose cerrando lacremallera de su pantalón azul oscuro.
Salimos a la calle, el viento era fuerte y pasado, laacera estaba mojada. Rose me acompaño a la parada de bus, que tardaría quinceminutos en llegar. Mi cabello se arremolinaba bruscamente, mis ojos estabanentre cerrados. En cualquier momento, me desmayaría de sueño.
-¿Piensas seguir alguna carrera?-me pregunto Rose debrazos cruzados protegiéndose del frio del mes de abril. Esperaba que laprimavera llegara pronto.
-No lo sé.-le dije insegura.- Necesito el dinero. Losgastos son muchos y Fank no consigue empleo. No estoy segura de hacerlo. Pero,si tuviera el apoyo de mi familia estudiaría Psicología.
-Es una carrera muy linda. Tienes paciencia, Lai.-mecomento optimista, me sonrió.- Yo estoy por entrar a Artes Dramáticas.
-Eso te queda muy bien. Eres divertida y creativa.-leobjete, ella asintió.
En veinte minutos, hablando de trivialidades y loslugares que deseábamos visitar en nuestras vacaciones. Me despedí de Rose conuna brazo fuerte y cálido. Subí al bus, pague el boleto. Tome asiento en elfondo junto a un chico moreno y una mujer embarazada, sus auras era diferentes.El chico estaba molesto y ella estaba preocupada.
Era las once y veinte de la mañana, la batería de Malcolmy los gritos de unos jóvenes en la avenida Madison me despertaron. Me quedeobservando la ventana como las cortinas blancas danzaban con la leve brisamatutina. El barullo de la calle no era tan abrumador, me dolía la cabeza ysentía mucho calor. Fank llamo a la puerta.
-Pasa.-le indique, sus pasos lentos llegaron hacia mí. Lacama se hundió al sentarse al final de esta. Me voltee con pereza, tenía unaremera gris y unos pantalones negros, la otra vez que salimos por compras, consiguióprendas sencillas y lisas.- ¿Qué?
-Tu mamá llamo tres veces ayer.-me dijo con una mueca depena, miedo e inquietud.- Sonaba enferma.
-Claro que lo está. Tiene energía demoniaca, sobrevivecon almas de vírgenes.- le conteste molesta. Me senté en la cama con pereza,bostece, le hice una seña para que me alcance la sudadera azul de la sillacerca del closet.-Jonathan no me dijo todo, algo me está ocultando.
-¿Qué piensas hacer con tu madre? ¿Quieres salvarla?-mepregunto confundido.- Creo que los híbridos no soportan la magia oscura y elpoder de los demonios pueden morir.
-No estoy segura de eso. Es complicado.-le mencione, colocándomeel abrigo.
Fank se quedo callado y pensando, maldiciendo por lobajo. Estaba en problemas, tenía que averiguar qué estaba pasando. Pero, teníaque buscarla y ayudarla de alguna forma, aunque fuera mi enemiga. Me acomode enla cama.
-Dime.-le exigí, él suspiro resignado.
-En estos últimos días, busque información en el barrioárabe.-me dijo con seriedad, esto era interesante.- Un rabino conoce lossecretos de los Hulder, tiene informes y fotografías para su investigación. Esun tema complejo para los arqueólogos y los sacerdotes de las religiones.Menciono el mapa del Ángel, algo que está buscando hace tiempo.
-El mapa es mágico, recuérdalo.-le señale, él asintió.
-El rabino me dio toda esa información sobre loshíbridos. Dijo que ellos mantienen su esencia, pero su verdadero ser es unabestia infernal que crece cuando son condenados, a la vez siguen siendo Huldery conservan sus poderes.-continuo con un suspiro.- Son seres de guerra. Laiaesto es grave.
-Eso lo sé.-le asegure.- Pero, ya estoy dentro.- ¿Por quéfuiste con el rabino?
-Te quiero ayudar. No quiero que te pase nada.-mecontesto con una mueca esperanzadora.
-¿Qué más?-le anime a seguir.
-Los híbridos son poco usuales. La magia de ellos sepierde, y la energía del mal toma su forma. Pueden transformarse y destruir.Mueren porque el poder que poseen quema su alma, se vuelven cenizas cuando elúltimo eclipse rojo aparece.-prosiguio observándome con sus ojos dorados.
-Asique, ¿Hay que esperar diez años para la luna roja?-leinquirí incrédula, fruncí el ceño.- No hay tiempo para eso, Fank.
-Tendremos que buscar otra forma de aniquilar a tumadre.-me dijo pensativo, la idea no me gustaba.
No sabía que pensar, qué decisión tomar. La matanza no esagradable, claro que no. Nadie puede escaparse de la muerte ni del amor.Cassandra me daba miedo. Era mi madre, sí. Quería salvarla, de eso estabasegura pero no iba a ser fácil, conociendo su situación, sin embargo no habíacura para los híbridos. Deseche el plan de entrar al infierno por segunda vez.No era necesario, era inútil y suicida. Me reincorpore de la cama calzándomeunas sandalias rosas con dibujos tribales. Fank se quedo mirándome en silencio.
-No voy a matarla.- le dije finalmente.
-Es arriesgado, Laia.-me recordó el peligro de esosseres.- Casi mueres en manos de Lucifer.
-Pero, lo logre.-le objete, viéndolo con una sonrisa.-¿Por qué no hacerlo con ella? Tengo la oportunidad de tenerla conmigo.
-Te salvo Iara, no lo olvides.-me menciono, provocandoque tuviera una idea extraña y nueva.- No tienes opción.
-No.-le detuve con una sonrisa brillante y optimista.-Siempre hay opciones.
Fank consiguió dos entrevistas en una empresa financiera,y en un banco. Me alegre ante esa noticia, el salario sería muy convenientepara nuestra economía, al menos, para que él pueda conseguir un lugar dondevivir. Me estaba acostumbrando de su compañía. Pero, ese era el trato quehabíamos fijado. Estaba en un café con Kitty, bebiendo un capuchino y ella unacocoa. La primavera iba llegando lentamente, no faltaba mucho. No había tantofrío en la ciudad, por lo que, estaba cómoda usando una remera de Pink Floyd, yuna chamarra de algodón gris petróleo. Las voces de los demás clientes meagradaba, Rose tenía razón, yo tenía mucha paciencia con las personas,especialmente, las conflictivas.
-Amo este lugar.-dijo Kitty disfrutando su scon dequeso.- El café y la cocoa son los mejores.
-Es cierto. Supera a Starbucks.-concorde con su opinión.
Estábamos esperando a Solange, ya había pasado diezminutos, era normal en ella el retraso a las reuniones de chicas de todos losviernes. Ella se iría a Los Ángeles para continuar su sueño de ser modeloprofesional, y las mejores agencias estaban allí. Le echaría mucho de menos.
Losamigos son mi prioridad. Perdóname la avaricia de acumularlos, según EmilyDickinson.
Una chica de cabello pelirrojo, un sombrero estilovintage y un vestido blanco, se reunió con nosotras. Sus ojos expresaban melancolía,su aura era amarilla. Solange estaba sentada entre nosotras, con su imagen deslumbrantey su sensualidad, que nos dejaba por debajo de su belleza y su ego.
-¿Qué paso?-le pregunto Kitty extendiendo su mano,tomando la de ella.
-Me iré en una semana.- respondió con pena.-Voy aperderlas.
-Claro que no, linda.-le tranquilizo la chica de tapadofucsia y un pañuelo de satén lila.-Nos veremos en el verano y te llamaremos.
-Sí, Sol.- le asegure.- Te comprare un latte de leche desoja y descremado.
Me levante de la mesa en el centro de la tienda, avancehasta el mostrador y ordene la bebida de mi amiga. A mi lado, había un hombrede traje hablando muy alto y furioso por su móvil, me entere de toda suconversación con un colega, tratando un problema de números y acciones empresariales.Deje de pensar en el sujeto, pague el latte, tras unos segundos volví a la mesacon ellas, que estaban riéndose a carcajadas, le di el vaso a Solange, su tintepelirrojo no le quedaba mal combinaba con sus pecas.
-Tienes una zanahoria como cabello.-le comente, ellasonrío.
-Celosa porque tu pelo no lo soporte, LaiaStuart.-bromeo, sonrío de lado con victoria, suspire.
-Voy a intentarlo, y quedare como una naranja rancia.-leseguí el juego, ellas rieron.
Continuamos charlando bastante tiempo, estaba llegandotarde al trabajo. Maldije, detuve un taxi con la esperanza de llegar rápido.Era viernes y todos lo sabían, tomándose la libertad de viajar a otros estadoscercanos por tres días, no tenía la suerte de tener vacaciones. Recién teníados meses trabajando en el restaurante.
Tire mi campera sobre el modular cercano al pasillo, fuial baño. Seguidamente, me encamine a la cocina tomando un paquete de galletitasde vainillas rellenas de mousse de limón. Pase al living para ver algúnprograma en History channel, no estaba tan cansada como para ir directo adormir. Mi celular vibro en el interior de mi chaleco negro, el nuevo uniformedel trabajo. acepte la llamada de Mikael.
-Hola, Lai.- me saludo con suavidad.
-Pensé que te habías olvidado de mí.- le dije sonriendocomo chica enamorada.
-¿Qué harás a la noche?-me pregunto con entusiasmo, raroen él.- La banda tiene una presentación en Broadway.
-¡¿Qué?! ¿Estás bromeando?-le dije sorprendida, se rio.
-Les conseguí abrir el espectáculo de una banda regional.-me contesto alegre.- ¿Qué dices?¿Te sumas a nuestras groupies? Kitty vendrá.
-No creo entrar en ese grupo de chicas. Pero, obvio que estaréallí. Saldré a las once del trabajo.-le confirme.
-Genial, entonces, nos vemos.-me dijo contento.- Luego,te paso la dirección.
Termine la llamada, parecía que nuestras relación selimitaba a reuniones y llamados como grandes amigos. El sillón se hundió anteel cuerpo de un Fank soñoliento y fatigado. Su cabello castaño, revuelto ybrillante, pase mi mano por él para acomodarlo. Deje caer mi mano hacia suhombro dándole un suave apretón de ánimo, el chico tenía su mirada ámbar en eldocumental de la vida y supervivencia de leones africanos. Algo latió en miinterior, me ruborice por completo. Me levante rápidamente dirigiéndome al bañoencerrándome. Sentí el calor acumularse en mis mejillas más, el corazónaceleraba y lo que acaba de pasar...fue extraño. Empecé a sentir afecto porFank. Éramos tan opuestos y orgullosos. Era imposible...Fank. ¡Dez Fank! ¡¿Quérayos me pasa?! Hace unos días lo odiaba y ahora lo sentía cercano. En mi mentese formo la mirada de celos de Mikael, su sonrisa de decepción y su gruñido denegación. No, claro que no. Mikael era mi ángel, Mikael era mi amor.
Que emoción! Estamos llegando a los últimos capitulos.
Se aproxima segunda temporada? Comentarios.
Jonathan se acomodaba en la silla giratoria de u estudiocomo contador público, estaba esperando que le dijera de idea para salvar aCassandra. Tenía una solución, que deseaba que no fuera errónea. El cabellodespeinado del líder, su tolerancia y su seriedad que poseía, me provocabainseguridad y miedo. Él era quien debía aceptar mi plan.
-La sangre de los Hulder es pura. Es la que nos mantienevivos y aumentar nuestros años de vida.-inicie diciendo intentando controlarmis nervios. - El agua bendita cura a los pecadores y a los que no cree, a losque sufren.
-Sí, exacto.- me correspondió sin moverme.
-Nuestra energía brinda paz a todos, y nos hace fuertes.Muy fuertes. Poseemos poderes que los ángeles eligieron para cada uno para queconserváramos para nuestras misiones, sabiendo que nuestro destino espeligroso. Somos guerreros .-continúe narrando los conocimientos que habíaaprendido.- La magia blanca es alquimia. Cassandra se puede purificar sicreamos una fórmula para que beba. Nunca lo he hecho, y no estoy seguro quepueda funcionar en ella.
-Eso es lo más loco que he escuchado en mi vida.- dijocon una risa de burla.- ¿Acaso eres una bruja, Lali?
-No, obvio que es algo complicado.-le afirme entre lacelos dedos.- Los egipcios, las tribus y los hindúes emplean esa ciencia para curar.
-Somos protecores celestiales.- me aclaro con una voz irritada, no le gusto nadade mi idea.- Estás muy equivocada en eso.
-Tienes una aura amarilla.- murmure.- Lo has hecho antes,¿verdad?
Jonathan se quedo callado, se arrimo en la silla apoyandosus brazos a los lados, lo observe un momento, su mirada apenada, recordandoalgun momento que creo una poción curativa.
-Lo siento, Jonathan.-me disculpe, trate de no llorar.-Quiero recuperar a mi mamá. Por favor, ayúdame.
El líder supremo se acomodo acercándose, quedando a unmetro y medio de distancia viéndome con sus ojos marrones. Percibí miedo eintentaba ocultarla.
-¿Estás segura de hacerlo?-me pregunto mirándomefijamente, me puse más cerca del escritorio.- Laia.
-Lo haré.-acepte.
-No sabes lo que haces.- me dijo afligido, me tomo de lasmanos.- Nadie se mete con los híbridos, ni mucho menos quieren romper su enlacedemoniaco, y otra cosa que debes saber, que tienes a otro Hulder que se conectacontigo, está en Marruecos.
Sentí el calor en mis mejillas, imagine al ese Hulderlamentándose conmigo, enamorándose sin corresponder y a ciegas, de sufrirgolpes, de toda la empatía, al igual que yo, en ocasiones sentía ira, decepcióny culpa. Ahora sabía que eso no me correspondía a mis momentos.
-¿Cómo se llama?-le pregunte para luego buscarlo porFacebook, o si tenía internet.
-Abdil Hadi Hazt.-merespondio.
Estaba olvidandome del asunto, Jonathan me soltoarrellanandose en la silla, tambien me acomode en la mia.
-¿Cómo lo haremos?-le inquirí con seriedad.
-Te llamaré cuando consiga los elementos para lapurificación.- me dijo con una voz profunda.
-De acuerdo.-acepte, levantándome del asiento.- Gracias,Jonathan.
En el teatro Apollo en la calle 125 th St. La multitud dejóvenes de diferentes edades y estilos de vestir, sus rostros de ansiedad.Algunos sacando fotografías, los focos luminosos de las cámaras cegaban mivista. Me choque con alguien, me voltee para disculparme y vi sus ojos verdescomo estrellas que brillan en la oscuridad.
-¡Micky!-exclame alegre, salté sobre él, abrazándolo confuerza.
Él se rio, sentí su perfume fresco y suave. Me separe desu cuerpo lentamente, le sonreí con dulzura, mi corazón latía con fuerza cadavez que lo veía y lo tenía cerca. Me tomó de la mano con delicadeza, guiándomehacia el grupo que estaban más adelante.
-¡Hola, guapos!-le salude a los chicos.
Kitty, Solange, Edward y Facundo estaban sentados con unabandera de apoyo para la banda, sonreí sentándome al lado de Edward. Mikael sequedo a mi lado, sentando con serenidad como si nada le inquietara. Platicamosun poco hasta que tuvo que reunirse con la banda que en unos momentos saldríanal escenario. Mi celular sonó dentro de mi chaleco, tome la llamada. Eran Fank anunciándomeque se había roto la Nintendo. ¡Genial!
A los veinte minutos la banda de Ethan se encontrabantocando sus mejores canciones, muchos abucheaban y la otra parte gritabaalentadoramente. Los chicos habían mejorado mucho en sus técnicas, aunquetuvieron problemas con algunos de los integrantes y Mikael se convirtió en surepresentante, le quedaba muy bien el papel de agente musical. Estaba contentade verlos divertirse, mostrar su talento y lucirse ante el público.
-¿Quieres que te acompañe a tu casa?-me pregunto Mikael,me sonroje y asentí.
Tres capitulos más.!!
Seguimos esperando la segunda temporada? O, no?
Había pasado una semana, Jonathan no me había llamadodesde la última vez que hablamos personalmente. Estaba sentada con los brazossobre la mesa, Fank había preparado la cena, discutimos por los gastosinnecesarios de la casa.
-Olvide decirte que Jonathan llamo a la tarde, cuandofuiste al apartamento de Mikael.-me comunico llevándose un pedazo de carne a laboca.
-De acuerdo, Fank.- asentí.
Marque el número en mi celular, al tercer pitido, unarespiración agitada se escucho con desesperación.
-Ven ahora...-me aclamo por mi ayuda. El llamado se cortócon un grito de Jonathan.
-¡Carajo!-exclame irritada.- Fank tengo que irme. Nosalgas del edificio hasta que vuelva.
-¿Qué pasa?-me pregunto asustado, poniéndose de pie.
-No salgas hasta que regrese.-le repetí, recogiendo lasllaves caminando rápidamente a la puerta.
-Laia..-me llamo preocupado y con miedo.- Porfavor...¿Qué pasa?
Llegue con el corazón saliendo por mi boca, me ardían losojos y sentía mucho calor, estaba muy agitada. Las luces de la casa estabanapagadas sumida en la oscuridad absoluta. Se veía movimiento en el interior,una fuerte energía demoniaca envolvía la casa. Corrí hacia el interior, lapuerta estaba un poco abierta, ingrese con cautela resbale con un charco, mecaí, arrugue el ceño. Era un líquido pegajoso, olía a petróleo y sangre. Diarcadas, respire hondo controlándome. Había mucho silencio, el viento provocabaun ambiente de una película de terror. Entré en pánico. Habían atacado desorpresa, la pregunta era dónde estaban. Recorrí lentamente, con una lanza comoarma forjada con mi poder de luz, fui observando las habitaciones de la casa deJonathan, me tropecé con algo duro que gimió débilmente, me volví.
-¡Iara! ¡Por los ángeles! ¿Qué paso?-exclame arrodillándomeante ella, sus cabellos estaban alborotados y su piel estaba pálida, respirabacon dificultad.
Examine las heridas en el torso y en su vientre eranprofundas. Coloque mis manos en las zonas afectadas, derramando un aro de miaura sobre ella, brindándole las fuerzas para que se recuperara. Pero, habíasido atacada por demonios, no estaba segura cuánto soportaría.
-Sálvalos...-me suplico en jadeos intento respirar, mequede viéndola a los ojos que contenían lágrimas.- No seas compasiva. Hazlo.
-No, estarás bien.-le tranquilice, besé su frente.
Iara me tomo de la mano apretándola contra su pecho.
-Vete.-me dijo por último hasta que su aura desapareció,su mano se aflojo. Estaba muerta.
Apreté los puños impotente de que mi magia no hayaservido, rece por ella y bendije su alma. Me reincorpore estudiando el corredordetenidamente. Al final del pasillo en la oscuridad, resplandecía un agujeropurpura donde salía una neblina gris y truenos azules del interior. El olor eramolesto, me quité la campera. Forje un escudo, corrí hacia el portal lanzándomehacia él. Ingrese a la oscuridad, el silencio y olor a hollín me inundaron,mientras caía por un vacio negro, con truenos que rompían a cada rato, fuicayendo a gran velocidad. Me temblaba el cuerpo, estaba sofocándome al no tomarel aire. Entonces, recordé de mi poder para volar. Use mi control para ello,sentí que algo en mis omoplatos aparecía con dolor y un crujido. Eran mishuesos adaptándose a unas alas de plumaje blanco y gris, frene la velocidad auna moderada, seguí bajando. Cuando en breves minutos, llegué a pisar elterreno, caí de rodillas, rasgandome los jeans de mezclilla. La oscuridadestaba plena, había silencio que me inquietaba. Pero, busque un punto donde losdemás estuvieran, una señal, algo. Me dirigí a la izquierda, el suelo era de tierraagrietada y árida, camine esquivando rocas enormes formadas por lava, algunasdaban explosiones, caían cenizas como lluvia. La neblina aumentaba cuandoavanzaba, era agotador caminar en este suelo, di tropezones.
-Laia...-escuche una voz detrás de una de las grandespiedras.- Laia, quédate con él.
Era la voz de Jonathan, no podía verlo bien. Asique usemi luz para iluminar el camino hasta él. Estaba inclinado junto a un chico deunos quince años, que estaba agonizando. Me arrodille junte al chico caído, susalas de ángel estaban negras, una de ellas estaba rota.
-¿Qué paso?-le pregunte al líder, este me miro.
-Fue tu madre.-me dijo a secas.- Te dije que no era buenojugar con los híbridos.
-Pero..Creí que podría haber...-le dije apenada.- Nopensé que nadie resultara herido por mí, Jonathan.
-Pero, lo has hecho. Pasaste sobre mi.-me dijo enfadado.-Iara nos cubrió para terminar con esto. Ella está muerta, era mi hermana decombate.
-Lo siento tanto, Jonathan.-le dije llorando de rabia.-Terminaremos con esto.
-Claro. Pero, no te perdonare esto.-me secundo aúnenojado, comprendí su miedo y su exasperación por esta batalla.
-¿Hay alguien más?-le pregunte buscando alguna idea de cómoatacar.
-Mi segundo y mi tercero están secuestrados más adelante.Ellos te esperan, o mejor dicho, tu madre te aguarda.-me dijo con una mueca de ironía.
-Jonathan...-murmure.
-¿Qué?
Formé una espada clavándola en su estomago, hundí todo ellargo del arma en su vientre, la sangre oscura y espesa, oliendo a muerte. Eraun incubo, es decir, un demonio que puede tomar forma humana y alimentarse detu sangre. Era una trampa, y estaba metida en ella.
Sólo tres más, lo prometo.
La segunda temporada esta a unos metros...Esperen a la señal. Estarán encantados.
Los Hulder estaban atrapados en algún sitio de estelugar, de este desierto de fantasmas y íncubos, todos eran manipulados porLucifer, incluso mi madre, era quien había ideado capturarme. No entendía elmotivo, pero seguro, que no era nada bueno. Todo lo que hice fue superior a loque imaginaba hacer. Asique, no tenía miedo. Nada iba a terminar con misamigos, ni con los Hulder. No había forma que algunos de esos demonios semetiera conmigo. Puedo sonar engreída, pero todos necesitamos creer en nuestroser y nuestras capacidades. Después de matar al incubo que se volvió a suimagen natural, orejas puntiagudas, rostro de murciélago y de cuerpo pequeño.Sostuve mi escudo en guardia, junto a mi espada dorada avanzando según misinstintos, mirando de un lado a otro. Entonces, en unos minutos, de caminarrápidamente y atenta, vi un arco de mármol iluminado con una gran luz blancaque llamaba mi atención. Era ahí. Tan perfecto para atraer a los débiles. Corrícon cautela, derrote a un demonio que se cruzo para atacar, le hice un corte enel cuello de cisne y los tentáculos que se agitaban en su gran cabeza rectangularse detuvieron.
Eran varias puertas, ¿Por qué todo tenía que ser unmaldito laberinto? Otro rato más para pensar, cuando el tiempo corría y notardaría en salir el sol. Dejé que mi corazón y mis pensamientos me llevaran allugar correcto. Ingrese por la quinta puerta de roble, esta se desplazo haciaun lado permitiéndome entrar, al rato, se cerró con un fuerte chasquido que mesobresalto.
-Dulce heroína del mundo.-escuche la voz de un hombre.Era ronca pero audible.
Baje unas escalerillas de caracol, deteniéndome en elfinal, donde la penumbra caía a los lados determinando la posición. No estabasolo. A su derecha estaba Cassandra, su cabello era rojo fuego y su mirada erahipócrita. Jamás creí en ella, eso me daban las razones para odiarla más. Porotro lado, estaba Azrek, que sonreía entusiasmado por empezar una nueva peleaconmigo.
-¿Ahora qué? ¿Tomamos té y hablamos de nuestrasexperiencias?-dije con sarcasmo, ellos rieron con la voz estrangulada como sialguien le estuviera sujetando la garganta ahogando su voz natural.- Claro queno. Lo sé, bestias.
-Primero que todo me presentare.-me dijo el primer hombreque escuche cuando entre.- Soy Kith, amante de tu madre y hermano de Azrek.
-¡Qué lindo! Toda la familia reunida.-dije otra vez,necesitaba controlar mi enfado y lo mejor para eso era usar la tranquilidad,demostrarle que estabas preparada para crear una nueva batalla.
-No te diste cuenta que están tus amigos, y te burlas denosotros, cuando tenemos la oportunidad de asesinarlos.-dijo Azrek conseriedad, señalo un muro de tierra seca.
Desvié la mirada hacia el sitio, definitivamente habíadicho la verdad. Mis ojos se cristalizaron al a Jonathan, Mikael, Kitty. Medolió tanto verlos allí, inmóviles sujetados con cadenas en sus manos y en suspies, había otros dos que desconocía, imagine que era el segundo y tercero dellíder supremo.
-¿A qué juegan?-les dije colérica. Toda mi tranquilidaddesapareció, me sentí impotente, estaba olvidándome de todo.
-Vidas.-dijo Azrek riendo, apreté la espada donde una luzdorada desprendió de ella.
-¿Vidas? ¡Son unos nefastos, unos odiosos seresinfernales!-exclame llena de frustración.
-Estás para salvarlos, pero primero, tienes que pactarcon nosotros un acuerdo.-me dijo Kith, su piel era grisácea y sus ojosamatistas.
-No haré nada de eso.-le rechace, ellos rieron acarcajadas.
-Bien, entonces, empecemos.-dijo Kith otra vez riéndosecon burla.
Estaba sola, luchar contra tres no era justo. Tenía quesacarlos de aquí, sea como sea, tenía que recuperarlos. No dejaría que lascosas se derrumbaran ante mí, no quería volver a estar sola. Necesitaba a mipapá, él me hubiera dicho; " Sálvalos con valentía, no tengas miedo, laesperanza descansa en el ama, hija".
-Hija mía, se que estas confundida con todo esto. Pero,hay opciones para seguir adelante.-hablo Cassandra, fruncí los labios.
-No soy tu hija.-le dije asqueada.- Viviste con mi padre,naci dentro de tu vientre cuando eras una Hulder pura. Luego, te metiste en unlío con un demonio. Nunca te lo perdonare.
-Entiendo, Laia Nicole.-pronuncio con su voz débil, seestaba muriendo porque la magia estaba perdiéndose.- Pero, todo lo que hice fuepor protegerlos.
- Fuiste egoísta, es eso.-le mencione.
Imagine que los poderes de Cassandra aun existían,desconociendo de ellos, estaba arriesgada a morir, no sólo por ella sino portodo lo que se desataba, porque en ese momentos llegaron bestias delInframundo, fantasmas del Purgatorio y semi demonios que chillaban. Todos merodeaban, mientras que Kith y Azrek se partían de la risa viéndome luchar contodo lo que tenía a mi altura de poder.
Otravez, se repetía la guerra.
Hola, Hulder! Estamos a dos metros de llegar al final. Esten atentos a las nuevas actualizaciones. Y, la segunda temporada esta esperando en la esquina. Saludos desde Buenos Aires, y mis grandes agradecimientos por poner a Sober en tus favoritos, y seguirla hasta el final.
Comenzaba luchar por ellos, verlos allí sostenidos poresas fuertes cadenas, me rompía el alma, la cordura se mantenía fuerte, y la desesperaciónme consumía, no sabía bien por donde atacar. Entonces, vi los ojos claros deMikael en mi mente, recordé el beso y pensé en su personalidad serena, que todolo toma en frio. Ataque a los fantasmas que eran los menos amenazantes, tuveque esquivar y saltar sobre los lobos del infierno, clavar mi espada en sulomo, protegerme con el escudo las porras de los gigantes que me atacaban a mipaso, llegué entre gemidos de dolor y lágrimas que caían de mis ojos grises.
-¡Qué niña tímida!-grito Azrek, estaban poniéndome másnerviosa.
Aplaste el cuerpo de un lobo, desgarrando su cabeza ycontinúe hacia adelante, tuve la idea de llegar a ellos, pero tenía quederribar a los que estaban en medio, porque así terminaría todo esto. Asípodríamos volver todos a casa. Desparrame luz sobre los fantasmas que flotabansobre mi cuerpo y a mi alrededor, ellos se desvanecieron en humo verde lima, ylos sollozos se dejaron de oír por la derrota de los espectros, me tocaderribar a dos gigantes que estaban protegiendo a Cassandra, porque era ellaquien estaba controlando toda esta batalla, ella dio la idea de volver a seruna Hulder. Cassandra conocía la poción para recuperarse y las consecuencias,ella quería matarme. Pero, no dejaría que quedará en sus manos mi vida, porquenunc ame deseo como hija, eran mentiras que crecían.
-No te pareces nada a mí.-le dije a Cassandra, clavandoel filo de la espada en la pierna del gigante que grito cuando la energía subióhasta la rodilla agrietándola con facilidad.- No soy como tu.- continúe, otrogolpe en el brazo.- No tendrás nada de mi parte.- proseguí, doble mi cuerpo almanotazo del gigante de piel pegajosa y verde musgo, tenía marca de quemadurasy su rostro era como el de un jabalí. Elúltimo golpe en la cabeza, se convirtió en una gran roca gris y sólida.Exterminado, salte al suelo cayendo de pie, me erguí.- Porque nunca te heimportado. Nadie conoce lo tan bruja que eres, vienes a poner peones para noenfrentar tu propia batalla.
Ahora queda un gigante de por medio, este tenía la pielescamosa y una cola de reptil azul con llamas al final, este era el peligro.Reconocí que era un hibrido. Era Cassandra, transformada. No me di cuenta de sucambio de imagen cuando derrote al anterior, donde ella tomo la oportunidadpara darme batalla. Necesitaba toda mi energía para acabarla. Estaba usando miaura, lo más potente que tuviera, ella era el final.
Los híbridos pueden cambiar de forma permanecer comohumano y luego pasar a ser demonio del Inframundo. Las criaturas me rodeaban,pero estaba concentrada de darle muerte a mi propia madre, suena aterrador yhorrible, pero ella era el peligro, quería matarme y recuperar su vida normal.Pero, no dejaría que eso sucediera. Corrí hacia un columna, trepe por ella conesfuerzo iluminando los ojos negros de Cassandra, ella gruño irritada. Saltepara hundir mi espada en su frente, pero ella dio un golpe arrojándome al otrolado de la sala.
-No morir.-dijo ella con una voz grave y gutural.
-¡Oh, sí! Ya lo veras..-le dije sonriendo de lado.- Eneste lugar vas a quedarte hasta la eternidad, perra.
Ella tiro otro golpe, rodee hacia un lado sin quererdeshice la magia de mis armas, la luz era lo único que estaba a mi favor. Nopodía formarlas, estaba volviéndome vulnerable, y me sentía pesada. Cassandrahabía tirado un bloque de concreto sobre mí, me dolía las piernas que estabanatrapadas debajo del muro derribado. Sujete los extremos de gran pavimento, con las únicas fuerzas que mequedaban lo lance hacia el otro lado, dándole a Cassandra en la cabeza, rasguñesu mejilla, grito con fuerza, y provoco un eco, que me aturdió. Cuandoreaccione, estaba volando por aires, volviendo a estrellarme con la pared, estase rasgo hasta el techo de piedra, siguiendo una línea de grietas hastadetenerse del otro lado, rugió la ruptura de la sala.
-¡Puta madre!-murmure.
El lugar estaba por colisionar, necesitaba actuar rápidohasta de morir todos en este infierno. Extendí mis manos lanzando un haz deluz, el poder de quemar con ella a Cassandra, que dio unos pasos vacilantes ygruño de ira. El fuego plateado que salía de mis manos estaba logrando que ellase volviera débil, las pisadas fueron apagándose, y su forma de bestia fuedesvaneciendo hasta quedar en su forma humana, forme una flecha y arco,solamente tenía una oportunidad de vencerla. Apunte hacia su corazón, el único punto débil de todos, ¿Tendría eseórgano todavía? Imagine que sí, lance con fuerza, la flecha atravesó su pecho,y Cassandra grito de dolor, un eco provoco escalofrió, ella se prendió fuego.Kith y Azrek se reían entretenidos, ellos solamente eran espectadores porque labatalla era de madre e hija. Cassandra desapareció.
-¿Ahora qué?-les dije a ellos agotada, respirandoagitada.- Van a dejarlos.
-Hazlo.-dijo Kith.
Lo hice, tome dos flechas uniéndolas buscando el puntopara derrotarlos, apunte a cada flecha a sus cuerpos, lance las flechasplateadas que se hundieron en los cuerpos grisáceos, fuertes y fornidos de lossemi demonios, que se encendieron en un fuego amarillo.
Libere a los chicos que estaban hechizados en un sueñoprofundo, fueron recuperándose lentamente, y vi sus expresiones de miedo.Abrace a Kitty que estaba más aterrada que los otros, le tranquilice.
-Vas a estar bien, te lo aseguro, Kitty.-le dije entresus sollozos.- Soy un nefilim.
-¿Y, por qué todo esto? ¿Qué hice?-me pregunto con la vozapagada.- Laia, ¿Qué pasa?
-Te lo explicare todo, pero debemos irnos.-le dije tomándoladel brazo.
Jonathan abrió un portal nuevo para salir de esa sala vacía,desierta y las voces de las bestias que estaban cerca. Salimos rápidamente, metiéndonosen la salida, saltamos, al mismo tiempo. Nos caímos al suelo húmedo, el calor yla luz de las farolas del Central Park, nos recibieron con serenidad, fuera depeligro. Kitty temblaba, no dejaba de llorar. El líder cerró el portal, almismo tiempo, que el otro en su casa. Quedaron bloqueados por el gran poder deJonathan.
-Laia, muchas gracias. Sabía que podías hacerlo.-dijoJonathan con una sonrisa.- Nos atacaron y...caímos en una trampa.
-Lo sé, Jo.-le dije mirándolo abrazada a mi mejor amiga,acaricie su cabello rubio enmarañado y las lágrimas fueron desapareciendo,relajando su cuerpo.- No esperaba que sucediera esto. Tenias razón, meequivoque con Cassandra.
-Esperaba que lo comprendieras.-me inquirió aliviado porestar a salvo.- Ren, Mitch, vamos a casa.Tenemos que ayudar a Iara.
-No podrán hacer nada. Ella murió, un demonio lamató.-les informe.
Sus rostros se fruncieron en miedo, hice una muecaapenada y dolida, por la pérdida de una Hulder que lucho por no ser capturada,y salvar a sus compañeros.
-Maldita sea.-gruño Jonathan.
-Mejor que regresemos.-dijo el chico de pelo negro, ojospequeños y marrones oscuros, lo miré por un segundo, volví mi atención a Kittyque está más tranquila.
Ellos se fueron caminando por el campus, Mikael estabaconmigo ayudándome a recomponer a Kitty.
-Eres increíble, Laia.-me halago, sonreí.
-Vamos a mi casa.-le propuse, no se opuso.
Tenía que hablar con Fank sobre la batalla, y tambiéncontarle a Kitty todo sobre los Hulder, sobre mi madre. Todo.
Anteúltimo capitulo.
Proximamente; El origen de los Hulder.
Pasaron tres meses, luego de todo lo ocurrido, Kitty nose alejo de mí al conocer la verdad, no lo aceptaba, pero tenía su amistad almenos, capaz que no desde la misma forma, pero estaba conmigo cuando lanecesitaba y eso era bueno. Me daba seguridad, ella siempre fue mi mejor amiga,antes de Solange. Ethan se mudo de New York, no sabíamos donde estaba, tampocodio un motivo de su ausencia, ni sus padres sabían dónde estaban y empezaronuna búsqueda, eso me dio mucho miedo. Ethan era un aventurero, estaba segura queestaba haciendo auto stop por Texas o Los Ángeles, eso me alegro, sabía queestaba bien. Por otro lado, continúe en mi departamento, a través deltestamento de mi papá, tenía el apartamento a mi nombre. Fank se mudo en cuantologró reunir algo de dinero, también se fue de New York, decidió vivir en NuevaOrleans en el barrio francés, seguimos en contacto y había encontrado a unachica de veinte años que era asistente de vuelo, teniendo las vacaciones más exóticas,la amaba y eran muy dulces. Los Hulder y mi hermano de linaje, Abdil, estabancompartiendo piso, solía visitarlos por las misiones, o reuniones por algúnnuevo miembro que desconocía sus poderes.
Rose me llamó la atención, estaba sentada en una butacaen el fondo del restaurante, le miré con los ojos cansados solamente tuve cincominutos al estar aquí pensando en mis amigos, mi familia no me importaba.Estaba esperando a Mikael.
-Mikael está en la puerta del depósito.-me anuncio,sonreí.
-De acuerdo, Rosie.-le correspondí, le salude tomando michaqueta negra.
Me encamine con mis cosas hacia la calle, habíarenunciado al restaurante, me estresaba bastante y lamentaba alejarme de Rose,pero quedamos en vernos durante los fines de semana. Salí por detrás,encontrándome a Mikael escribiendo en su celular, sonreía al verlo arreglado,su cabello estaba recientemente cortado, rapado a los lados, dándole un estilorebelde y me encantaba. Todo lo que lo representaba me encantaba, estabaperdidamente enamorada de él y Mikael lo sabía.
-Perdón, es Michael.-me dijo en cuanto alzo su miradaverde a mí.- ¿Nueva chaqueta?
Asentí con la cabeza.
-¿Cómo va las audiciones?- le pregunte, ya que Ethan noestaba más.
-Complicado, pero estamos entre dos cantantes.-mecontesto con una mueca.
Tome su mano entrelazando nuestros dedos, estábamossaliendo. Me sentía fantástica a su lado, y podía ver que él sentía lo mismo.Salimos de allí, dirigiéndonos hacia la parada de bus para ir a Broadway paraver a Solange, que decidió dejar la universidad de modelo profesional, paracrecer como actriz. Íbamos a verla cada vez que nos comunicaba sus actos, eramuy buena y se veía que su aura blanca, representaba el bienestar de salud yalegría.
-John quiere que lo visite.-me menciono mi novio.
-¿En serio?-le dije seria, su hermano cayó en prisiónluego de que la policía y los inspectores descubrieron los secuestros y lasmuertes.-¿ Estás seguro que quieres verlo, Micky? Él nunca fue bueno contigo,¿Qué te hace creer que puede cambiar?
-Porque es mi familia.-me dijo sin pensarlo.- Mis padresno se molestaron en buscarnos. John puede ser un maldito cerdo hipócrita, peroes lo que me queda.
-Tienes razón.-concordé.- Pero, sabes que te amo y no megusta que vengas angustiado cuando lo ves.
-Lo sé.-dijo besando la comisura de mis labios.- Pero,quiero saber como esta, es todo. No voy a perdonarlo, jamás voy a olvidarme delo que hizo, Lali.
El auto bus llegó tras unos minutos, estaba demorado y laobra de teatro empezaba en diez minutos, gruñí de irritación, Mikael se rio, legustaba verme fastidiosa y siempre lograba hacerme enojar por gusto, admito queera divertido.
Final feliz! Bueno, digamos que si.
Ahora, la historia continua.
Pasen por "El origen de los Hulder", y bienvenidos a las nuevas aventuras de Laia y compañia.
Sober. - Potterfics, tu versión de la historia
Prometíquedarme cuando despertara. Prometí nunca olvidarme de sus ojos. Prometí queiba a amarlo siempre.
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2023-02-27
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