Un beso equivocado - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

El banquete de bienvenida había comenzado y enseguida todos los platos se llenaron de la más exquisita comida que se pudiera imaginar, propia de los elfos domésticos que trabajaban en Hogwarts, el colegio de Magia y Hechicería por excelencia. O por lo menos lo había sido. Con la muerte de Albus Dumbledore, su antiguo director, nada parecía igual, aunque McGonagall, otra excelente bruja, había ocupado su puesto en la silla principal de la mesa de los profesores. Además, sin el único mago al que Quien-ustedes-saben, vamos a llamarle Voldemort (n/a: no hace falta que hagan esas caras), el colegio estaba mucho más desprotegido.

Harry Potter se sentaba en la mesa de Gryffindor al lado de su mejor amigo, Ronald Weasley, y enfrente de Hermione Granger y Ginny Weasley, la hermana pequeña de Ron. Harry seguía firme en su decisión de que no era una buena idea salir con Ginny, aunque seguía queriéndola. «Y quién no iba a quererla. Mírala, está tan bella» pensó Harry mientras la miraba. Ginny le descubrió observándola, y Harry presto apartó sus ojos de ella.




Así que el primer día de clase se presentó bastante más aprisa de lo que Harry hubiera querido, y además aquel día no era muy bueno. Transformaciones y Defensa contra las Artes Oscuras, así que tendrían que conocer a dos nuevos profesores, ahora que McGonagall era directora del colegio. Cuando entraron en el usual aula de transformaciones, les esperaba un hombre alto y joven.

Buenos días. Soy William Hechnim. Profesor Hechnim para vosotros, si no os importa.

A continuación de presentarse, pasó lista de los alumnos y como cada profesor nuevo que llegaba, se paró cuando leyó Potter, Harry y le miró la cicatriz. A Harry no le molestaba ya lo más mínimo esas miradas que siempre acababan en su frente, estaba acostumbrado. Después de eso, el profesor Hechnim les mandó copiar el temario que darían ese curso. Cuando iban por los cincuenta centímetros de pergamino, Ron no pudo evitar ahogar un quejido de todo lo que tendrían que estudiar ese curso. Y, como más adelante harían todos los profesores, les machacó con la dificultad de los ÉXTASIS y con la importancia que tenían. Por último, no escatimó con la abundante tarea que les mandó.

Pero no era el único. Al pasar los días, los tres amigos se vieron inundados por una montaña de trabajos y deberes. Ron y Hermione habían dejado de ser prefectos, y eso les daba un poco más de tiempo libre. La profesora que menos trabajo daba era Emma Richards, la nueva de Defensa Contra las Artes Oscuras, que se parecía bastante a Lupin en la manera de dar clase.

Por este motivo, a menudo se quedaban los tres hasta bien entrada la noche. Un fin de semana, estaba Harry escribiendo sus deberes de Encantamientos, iluminados solo por la chimenea, cuando le sobresaltaron unos poderosos ronquidos, que reconoció enseguida. Ron se había quedado dormido, con su larga nariz apoyada en el pergamino y con la pluma en el suelo después de haber hecho una raya enorme en su redacción. Harry miró a Hermione, que estaba medio divertida medio enfadada con Ron.

Ron
Ron, despierta... ¡¡Ron!!

Ron se despertó de golpe, miró a su alrededor un momento y volvió a su trabajo como si no hubiera pasado nada, pero se le cerraban los ojos.

Ron, será mejor que te vayas a acostar ya. No creo que a Flitwick le haga mucha gracia encontrarse un trabajo lleno de «ZzZzZzZz’s» le aconsejó Harry.

Fuhoee fue lo que entendieron de Ron.

Sin recoger siquiera sus cosas, subió las escaleras con andares de zombi hasta perderse en el dormitorio que compartía con Harry, Dean, Seamus y Neville.

Menudo es sonrió Hermione ¡Evanesco!

El borrón de tinta que había en el trabajo de Ron desapareció. En ese momento, a Harry le cruzó un pensamiento por la cabeza. Hermione se veía distinta con esa sonrisa enigmática e iluminada por la luz del fuego... ¿Pero qué demonios acababa de pensar? Pero era verdad. Su pelo rizado y castaño se le volvió de pronto brillante y sedoso a la vista de Harry, y sus labios se le antojaron mucho más carnosos. Estaban muy cerca el uno del otro, pero claro, Hermione tenía su atención fija en los libros.

¿Hermione? dijo Harry.

¿sí? contestó Hermione volviéndose.


¡Qué tonto! La había llamado y ahora no tenía nada que decirle. ¿Pero para qué la había llamado? Sabía que Hermione nunca le había parecido atractiva, tal vez fuera porque era casi como una hermana para él, y además estaba Ginny...

Harry, ¿estás ahí?

Harry no contestó. Asintió con la cabeza y se adelantó para besar a Hermione. Ella no pudo hacer nada, se limitó a abrir la boca y cerrar los ojos. Harry se olvidó completamente de las consecuencias y se dejó llevar por el momento, tan embriagador y tan... especial. Estuvieron unos segundos así, sin mover más que la boca, hasta que un gritito les hizo separarse.

¡¡¡Qué
fuerte!!!

La pareja miró hacia los dormitorios femeninos. Allí estaba Lavender Brown, la mayor cotorra, maruja, cotilla de todo el curso, y les había visto besarse. Estaba con la boca abierta por el asombro y señalándoles con un dedo acusador.

Esto que he visto...

Ha sido todo un sueño corrió a decir Harry Lavender, nada de lo que has visto ha ocurrido realmente. Vuelve a la cama.

Sí, ya. Claro dijo. Pero entró de nuevo al dormitorio. Incluso se olvidó de coger el libro a por el que había bajado.

Yo
creo que también me voy a ir dijo

Hermione muy colorada. Cogió sus cosas y se marchó a toda prisa sin decirle nada a Harry.
Harry se quedó solo en la sala común, sin poder pensar nada claro. Aquel beso, aquella Hermione... no era la que Harry conocía.




En fin espero que les gustara, ya se que es un capitulo muy corto pero esto es solo el principio de la historia y no todo es lo que parece señores. Criticas!!!!

Niko (slink)A la mañana siguiente, Harry tenía el estómago abarrotado de bichitos que no parecían dispuestos a dejar de revolverle las tripas. No había pegado ojo en toda la noche. Después de que Hermione se fuera, Harry ya no podía continuar su tarea, y tuvo que subir al dormitorio, pensando en que, aunque había estado muchas veces a solas con Hermione, nunca la había visto de aquella manera, y dudaba si cuando la volviera ver aquel día le seguiría gustando.

¿Bajamos, Harry? le preguntó Ron ya vestido.

Depende, ¿quién está abajo?

Según le dijo Ron, en la sala común estaba un grupo de chicas más pequeñas que ellos, entre las cuales estaba Ginny. Aunque era normal encontrárselas en grupito cerrado hablando, o más bien cotilleando, aquella mañana no paraban de mirar a los dormitorios de los chicos, más raras de lo habitual.

Vale suspiró Harry Bajaré.

¿Te pasa algo? le preguntó Ron poniéndole una mano en la frente.

Harry le apartó la mano de un golpe y pensó si se lo debía decir. En fin, siempre se habían contado todo, pero aquello... llevaban casi siete años siendo amigos, y la noche anterior fue algo especial, algo que no sabía si Ron se tomaría bien.

Tranquilo, Ron. A la velocidad a la que viajan las noticias en este colegio, no tardarás mucho en enterarte.

Ron decidió no insistir, y resignado, acompañó a Harry a la sala común de Gryffindor. El moreno vio enseguida a Ginny, que se acercó a saludarles. ¿Se habría enterado ya? De todas formas, a Ginny si quería contárselo con sus propias palabras.

Ginny, ¿puedo hablar contigo a solas un momento?

Claro contestó ella intrigada.

Se apartaron un momento, hasta asegurarse de que nadie les oía. A Harry se le había quedado la boca seca. No sabía como empezar.

Ginny dijo al fin Quiero que sepas una cosa
antes de que te enteres por otras personas.

Ginny asintió indicándole que siguiera. Harry la miró un momento, pensando en como había sido que había besado a otra chica que no fuera su novia de sexto curso, aquella a la que todavía quería, y que por cierto estaba tan bien.

Esta madrugada, estaba aquí con Hermione, terminando el trabajo de Encantamientos.
Entonces
vamos a ver. No sé qué me pasó, persentí por Hermione algo que no se me habría ocurrido jamás. Tenía ganas de besarla. Y pasó. Vamos que la besé. Pero solo fue una vez, te lo prometo.

Ginny se quedó en silencio unos segundos, asimilando lo que le acababan de contar.

Harry, ya me lo habían dicho. Me lo han contado de mil formas, pero quería oír tu versión de todas formas.

Así que ya se había extendido la noticia. Genial, ahora tendría que aguantar las burlas y comentarios de los demás por cada corredor por el que pasara.

Harry continuó la pelirroja Ahora puedes besar a quien quieras, no somos nada, ¿recuerdas? No puedo negar que me sorprende y me molesta. Después de dejarme a mí por que corro peligro y besas a Hermione que además tiene más peligro por ser hija de muggles, pero no me voy a interponer en lo que pase.

Gracias, Ginny. Pero solo fue una vez y no creo que vuelva a ocurrir. Por cierto, ¿se ha enterado mucha gente?

Ginny se mordió el labio durante un momento y después respondió.

Lavender Brown no ha sido nunca muy discreta, Harry. Además, tiene muchos contactos en Ravenclaw, así que aproximadamente la mitad del colegio lo sabrá.

Harry, Ginny y Ron salieron de la torre de Gryffindor para ir a desayunar. Al principio, Harry pensó que Ginny estaba felizmente equivocada, pero poco a poco, la gente empezó a echarle miradas indiscretas y risitas falsas. El único consuelo de Harry fue que no tendría que aguantar a Draco Malfoy, al que no había vuelto a ver desde la noche en la que mataron a Dumbledore. Un sentimiento de rabia le oprimió el corazón un momento, pero después, volvió a sentirse reemplazado por los nervios de ver a Hermione.

La primera persona que le dijo algo sobre el tema fue la misma Lavender Brown, que tenía una sonrisa de oreja a oreja.

Bueno, bueno, Harry. Primero morena, luego pelirroja y ahora castaña. Tengo que decirte que el rojo te sentaba mejor.

Y antes de que Harry pudiera defenderse, desapareció escaleras arriba. Ron pidió explicaciones al momento, sin poder aguantar más, y Harry tuvo que volver a describir la historia de nuevo. Cuando terminó, Ron tenía la expresión tan afectada que parecía que hubiera visto a Voldemort.

¿Y cómo no me lo dijiste antes?

No sé, creí que te podía molestar.

Ron se puso tan rojo como su pelo, este curso más largo que nunca.

¿Y por qué iba a molestarme a mí que besaras a
ella? iba a decir «Hermione» pero se contuvo viendo la cantidad de gente que bajaba a
desayunar ¿Eh? ¿Por qué? ¿Por qué?

No, por nada Ron.

Se formó un silencio incómodo entre los tres, hasta que llegaron al Gran Comedor, donde Harry sí noto lo rápido que había volado su encuentro de la noche anterior. Sobre todo en las mesas de Gryffindor y Ravenclaw, tal y como había dicho Ginny, se oían murmullos y comentarios, entre los que Harry podía entender algunos como «Sí, con Hermione», o «Siempre he sabido que acabarían juntos».

Al rato, llegó ella, como cada día, cargada a la espalda con unos cuantos libros. Cuando Harry la vio, sus dudas de aquella mañana se hicieron realidad. No quedaba ni rastro de aquella Hermione tan especial que había visto la noche anterior. Ya no le atraía. Harry pensó en la noche anterior, pero ni siquiera así Hermione volvía a gustarle. Nada. Se sorprendió a sí mismo al decepcionarse por no sentir ya nada por ella.

Hola, Harry sonrió Hermione Hola Ron, hola Ginny.

Y ante las miradas de sorpresa de sus amigos, empezó a hablar sobre las clases de ese día, y sobre que su trabajo de Encantamientos no estaba tan bien como ella había creído que estaba. Pasó toda la mañana haciendo como si no hubiera pasado nada, y la verdad era que fingía muy bien. En clase de Transformaciones, ese día, Harry intentó sentarse en una esquina, para no tener a Hermione al lado, todavía sentía una vergüenza horrible, pero Ron le empujó, haciendo que Harry tuviera que sentarse al lado de su amiga.

Bien, hoy seguiremos con la transformación animada, o como transformar animales en objetos de forma que sigan teniendo vida propia explicó el profesor Hechnim.

Esa clase, Hermione le estuvo explicando la mayoría del tiempo a Seamus los pasos que este no había entendido, mientras Harry intentaba que su rana se convirtiera en una tetera que pudiera croar. Hermione también estuvo hablando con Harry y Ron durante la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, estuvo hablando de la dificultad del hechizo escudo de segundo nivel, del tiempo, de muchas cosas, pero nunca se tocó el tema del beso, cosa que por una parte alivió a Harry y por otra le fastidió un poco.

Bien indicó la profesora Richards os lanzaré un embrujo de potencia media y vosotros tenéis que bloquearlo con el hechizo escudo de segundo nivel.

Aunque Harry no se acercó en todo el día mucho a Hermione, no se podían evitar gestos amorosos por parte de los compañeros. A ella, sin embargo, no parecía afectarle en absoluto la situación y trataba a Harry igual que siempre.

Esa tarde, Ron y Harry subieron al dormitorio y se encontraron allí a Neville y este les preguntó.

Harry, ¿se puede saber por qué todo el mundo dice cosas raras cuando paras al lado de Hermione?

Como siempre, Neville era el último en enterarse de las cosas. Harry no tenía ganas de explicarlo todo de nuevo, así que lo resumió en una frase.

Ayer por la noche besé a Hermione, ¿algún problema?

Neville pareció un poco confuso cuando Harry le soltó aquello.

¿Con Hermione? Pero si ella siempre ha estado colada por Ro
Ro
¡Rosquillas!, Hermione siempre ha estado colada por las rosquillas.

Acababa de meter la pata hasta el fondo. Ron se puso pálido y se dejó caer en su cama.

¿Qué le gusto a Hermione? preguntó.

Supongo que sí reconoció Neville, al ver que no podía arreglarlo.

¿Desde cuando lo sabes? preguntó Harry.

Desde cuarto. Cuando le pedí a Hermione que fuera al baile conmigo, Hermione me dijo muy colorada que estaba esperando a que se lo pidiera Ron. Después vino Krum y le dijo que sí, pero al principio esperaba que se lo dijeras tú. Desde entonces me pregunta a veces se te gusta alguien. Y cuando saliste con Lavender, tuvimos que consolarla Ginny y yo.

Harry y Ron se quedaron de piedra con la confesión. En fin, Harry siempre supo que Ron estaba por Hermione, aunque no lo quisiera admitir, pero nunca había estado seguro de que también fuera al revés.

Tengo
tengo que ir a hablar con ella aseguró Ron, y antes de que pudieran detenerle, salió por la puerta del dormitorio y bajó las escaleras de tres en tres.




¿Interesante? Pues esperen, porque Hermione todavía tiene bastante por delante, y si no... esperen, esperen.

Comentarios, por favor.
Harry necesitaba estar a solas. Tenía que alejarse del mundo aunque solamente fuera por un minuto. Salió a los terrenos de Hogwarts, donde no había casi gente con aquel tiempo. El aguanieve caía por encima del encantamiento impermeable de Harry. Caminó bordeando el lago y llegó casi a los límites del bosque prohibido, donde tenía su rincón secreto, un lugar que solo él conocía y al que le gustaba ir cuando necesitaba desahogarse. Entre seis árboles de copa alta y plana, que impedían el paso del agua, formaban un hexágono alrededor de una roca grande y lisa, en la que uno se podía tumbar si quería. Además tenía vistas del lago y del castillo que le relajaban.

Pero en esa ocasión había otra persona allí. Harry había visto una sombra desde lejos, y había creído oír a alguien, pero solo cuando estuvo dentro del hexágono, estuvo seguro de que alguien más había encontrado su hueco. Estaba sentada, Harry se dio cuenta enseguida de que era una chica, con la cara hundida entre sus piernas encogidas y rodeadas por sus brazos mojados. A Harry le recorrió un escalofrío de la cabeza a los pies.

Aquella silueta le producía una sensación ya conocida.

¡Harry! Hola sonrió tímidamente cuando le descubrió.

Esto
Hermione, hola. ¿Desde cuando conoces este sitio?

Hermione le dedicó una sonrisa ya conocida para él. Volvía a atraerle, como la noche pasada, en la chimenea. Harry pensó en lo poco que había pasado. Unas pocas horas, pero se suponía que ya no le gustaba. Peor ahora, de nuevo, Hermione volvía a llamarle como un imán.

Conozco este lugar desde hace mucho tiempo, Harry. Y también sé que vienes aquí algunas veces.

La voz de Hermione le sonó distinta. Más
atractiva, más sensual, igual que así le parecía toda ella, ahora que había estirado las piernas y pudo contemplarla entera.

Por cierto, Harry. A cerca de lo del beso de ayer


Vaya, ya creía que no te acordabas, ¿por qué actuabas como si nunca hubiera ocurrido?

¿Te molestaba? No sé. Quizás tenía miedo, había tanta gente
el caso es que estuvo bien.

Un frío mágico le llegó a Harry a cada rincón de su cuerpo, y a pesar de ser frío, le hizo enrojecer las mejillas. Hermione se levantó y se acercó a él.

Ah, Ron te está buscando. Seguramente habrá ido a la biblioteca. Quiere hablar contigo.

Hermione se puso a menos de un palmo de él, pero no hizo nada. Harry pensó que no podría aguantarse mucho más, pero no podía hacerle eso a Ron. No ahora que iba a declararse. Entonces, ella dio el primer paso. Se acercó a Harry y rozó sus labios con los suyos. ¿En serio le gustaba Ron? A lo mejor esos sentimientos ya habían desaparecido.

Harry agarró a Hermione por la cintura y la besó largo y dulce. La besó más de una vez, y más de dos. Estaban pegados el uno al otro fuertemente, y Harry sentía el frescor de su amiga a través de la piel. Entonces Hermione se separó y miró al suelo.

Creo que debería ir a buscar a Ron.

Vale contestó Harry con un hilo de voz.

Y
creo que es mejor que nadie se entere de esto.

Harry asintió lentamente con la cabeza. Después de eso, Hermione se separó despacio de él y salió del escondite en dirección al castillo. Cuando Harry se encontró a solas, o por lo menos eso creía él, una figura femenina salió de entre los árboles. A Harry casi le da un infarto cuando se dio la vuelta y la vio. No solo por lo silencioso que había salido, sino por quién era. Pansy Parkinson, la odiosa Slytherin que acompañaba siempre a Malfoy. Más de una vez les había visto a los dos en un arrebato pasional en los lugares menos íntimos.

Pansy siempre había sentido una inexplicable devoción por Harry, y le echaba miradas de deseo que Harry no sabía como rechazar para que ella no lo interpretara de otra manera. Pero además, desde que se enteró de que había besado a esa sangresucia, su interés por el famoso niño que sobrevivió y había decidido seguirle.

Pansy, ¿cuánto llevas ahí? preguntó Harry temeroso.

Ella se acercó con un paso muy sensual hacia Harry y le pasó una mano por el cabello, dejándole al descubierto la cicatriz. Llevaba una ropa bastante ajustada, y evidentemente iba maquillada. La melena azabache le caía suavemente por los hombros. Parecía que fuera expresamente a ligar con Harry.

¿En serio te gusta esa
chica de pelo enmarañado? preguntó burlonamente.

¿Cuánto llevas tras los árboles, Pansy? repitió Harry irritado.

Lo suficiente como para poner tu reputación en peligro.

Los pelos de la nuca se le erizaron a Harry y sus puños se crisparon, pero si la hacía algo, sabía que lo lamentaría.

No vas a contar por ahí lo que acabas de ver.

Bueno, puede que no. Pero conmigo nada es gratis, Harry.

Su voz parecían silbidos de serpientes cayendo en los oídos del chico. No podía culpar a todos los que caían bajo los encantos de Pansy, pero a él le producía repugnancia.

¿Qué quieres?

Ella le agarró el trasero, pero el moreno se aparó de inmediato. Pansy, abrió mucho los ojos y soltó una risita traicionera.

¿no es obvio?

Pansy, no sé qué pensarás de mí, pero por nada del mundo haría
nada contigo.

Oh, vamos Harry, no hagas cosas sin pensar. Tenemos 17 años. Ya somos mayorcitos para reflexionar antes de decir nada. Puedo difundir lo que he visto
no, de hecho, puedo transformar lo que he visto. Y la gente me creerá, Harry.

No, Pansy, no voy a hacer nada que tú me pidas cortó él.

Bien. Tú te lo pierdes.

Y con el mismo encanto con el que había entrado. En realidad, Pansy no iba a por el beso de Harry. Sabía de antemano que le diría que no. Sólo quería tener una excusa para poder difundir el rumor.



No volvió a ver a Ron hasta esa noche. Venía
pálido, pero con cara de emoción y felicidad. Harry le tuvo que sujetar antes de dejarle en la cama.

Fui a hablar con ella, Harry contó Ron Fui a buscarla a la biblioteca, pero no estaba allí. Me la encontré cuando volvía a la sala de Gryffindor. Le solté que sabía que le gustaba. Al principio lo negó, pero
entonces le dije que ella a mí también me gustaba (sí, ya se que siempre lo he negado), el caso es que ella me miró entonces a los ojos. Estuve a punto de besarla, pero antes de que pudiera hacerlo, me invitó a salir el próximo fin de semana, en Hogsmeade.

Una sonrisa iluminó la cara de Ron. Harry estaba muy contento por él, pero las cosas no le cuadraban. No tenía nada de lógica que después de besarle a él, empezara a salir con Ron. ¿Podrían gustarle los dos?

Harry. ¿A ti no te importa, no? Quiero decir, después de lo de ayer


Claro que no, Ron. Llevo siete años esperando esto.

Harry se sentó junto a su amigo y le rodeó los hombros con un brazo. Pero en ese momento, su mente volvió a nublarse. Si Pansy iba contando por ahí su beso, o lo que quiera en lo que lo transformara, Ron le pediría explicaciones, y él sería incapaz de mentirle.




Weno, como digo, dejen criticas, aunque solo sea para contarme como se ponene imagenes en los resumenesBueno. Creo que ha llegado la hora de practicar la magia más avanzada que existe dijo el profesor Flitwick subido en los libros para que se le viera. La magia sin varita.

¿Nos entrará en los ÉXTASIS? preguntó temeroso Neville.

No, señor Longbottom, a no ser que os toque un examinador muy toca narices, no. Pero siempre viene bien estar preparado para lo que haga falta.

Harry pensó en aquel momento en Voldemort.
¿Por qué hacía tanto que no daba señales de vida? Aunque leían diariamente el profeta, no aparecía nada de ataques o desapariciones. ¿Abría descubierto que le faltaban horrocruxes?

Los encantamientos sin varita fue lo más difícil que Harry había probado jamás. El único que consiguió realizar fue el hechizo convocador, y porque era un hechizo creado para poder usarlo de esta forma. Pero ni siquiera el encantamiento levitador fue capaz de hacer sin varita. De hecho, ni siquiera Hermione consiguió más que mover de un lado para otro su pluma, lo que hizo comprender a toda la clase que sería imposible para ellos.

Bueno, bueno dijo Flitwick al final de la clase tampoco esperaba que os saliera el primer día. No os mandaré deberes para que podáis practicarlo en vuestro tiempo libre.

Pero Harry sabía que no tendría ni ganas ni fuerzas para practicar los hechizos sin varitas, después de que todos se enteraran del rumor de Pansy. En efecto, al mediodía ya todos conocían el segundo encuentro de Harry y Hermione. Según un chico de cuarto, las palabras textuales de Pansy eran: «Les vi dándose el lote. Y hubiera llegado a más que besos si no me hubieran visto andando por allí. Pero les pillé sin querer, en serio». Sólo los que hablaban a menudo con Harry sabían que Pansy no decía la verdad, y en cuanto a Hermione


Venga ya, Harry. Solo es una broma. Dentro de nada se olvidarán de esto.

¿Una broma? Aunque le había dicho que disimularía, el término broma iba más allá de lo que Harry entendía por normal. Lo único que no negaba era que había empezado a salir con Ron. Este desde luego cuando se enteró fue muy molesto a hablar con Harry.

¿Cuándo pasó, Harry? ¿Fue después de hablar conmigo? ¿O antes? No sé cual tendría más delito.

Ron espera cortó Harry lo que cuenta Pansy no es del todo cierto. No hubiéramos llegado a más que un beso aunque no hubiera estado allí. Y la dije que querías hablar con ella. No sé Ron, fue un impulso.

Ron pareció deshincharse, aunque sus orejas seguían del mismo color entre rojo y granate.

Pero tú me dijiste que lo que sentías por Hermione había desaparecido.

No, Ron. Te dije que ayer por la mañana no la veía igual que por la noche y que no me importaba que salieras con ella. Además, esta mañana me ha vuelto a parecer la de siempre. No sé que me pasa, pero en aquellos dos encuentros, la vi diferente. No me mates por esto, Ron
pero la vi incluso más atractiva que Ginny.

Ron no respondió a eso. Las horas pasaban muy lentamente para ellos, y aunque buscaron por todas partes a Hermione, no le encontraron por ninguna parte. Y Harry no paraba de comerse el tarro por todo el asunto de Hermione. Justo cuando estaba en una de sus reflexiones, tumbado en su cama, mirando el libro de fotografías móviles de sus padres, a media tarde, una lechuza negra entró en la habitación y le dejó caer una carta de pergamino en la cara. Cuando Harry miró el sobre y la lechuza ya se había ido, vio una serpiente dibujada en la parte de atrás. A Harry le dio mala espina.

Hola, Harry Potter:

Las noticias son más rápidas que las maldiciones, ¿lo sabías? Hasta yo me he enterado de lo tuyo con esa sabelotodo sangresucia. ¿No sabes quien soy? Adivínalo, Harry, tú eres el niño que sobrevivió. Como tanto te importa esa Hermione, te la he quitado. Está aquí, conmigo, en el momento en el que te escribo esto. Aunque no de buena gana, debo decir. Es muy buena con los encantamientos. Pero no es suficiente para enfrentarse contra mi poder. El único que podía igualarme ya no está en este mundo. No diré que lo siento.
Si quieres a Hermione, reúnete conmigo este sábado en las afueras de Hogsmeade, en una cabaña abandonada que hay cerca de la casa de los gritos. No suele ser mi estilo, pero por ti haré una excepción. Eres mi preferido.


Harry volvió a leer la carta una y otra vez, para comprobar si no se había equivocado, si por alguna casualidad no habría leído mal, si por alguna suerte divina no había raptado a Hermione el mago tenebroso más grande de todos los tiempos. Pero no había duda. La letra rasgada y curva le recordaba mucho a una serpiente, y esa forma de hablar
no podía ser una broma.
Se levantó de un salto, pero las piernas le fallaron y volvió a sentarse. No podía decir como se sentía, a punto de llorar por la rabia, el dolor, la tristeza


Entró Ron en la habitación.

¿Qué pasa, Harry?

Harry le tendió la carta para que la leyera. Cuando la hubo terminado, Ron tenía tanta rabia en el cuerpo que sin quererlo le prendió fuego. Pero no se inmutó cuando la llama quemaba sus manos. Miró a Harry, y este le devolvió la misma mirada. El moreno se levantó y fue a la lechucería, tenía que encontrar la lechuza negra que había traído ese augurio de muerte.

Harry subió las escaleras de la lechucería corriendo, hasta tropezó más de una vez. Harry venía solo, había dejado a Ron inmóvil en su cama, que no era capaz de sostenerse él solo. Cuando llegó arriba se llevó el susto más grande de su vida. Apoyada en la barandilla de una ventana y mirando a la lejanía estaba Hermione.

¿Hermione? dudó Harry.

Ella se giró y le sonrió. Otra vez
aquella sonrisa que le encogía el estómago. ¿Era posible que cada vez que estaban a solas sintiera algo por ella? Pero
entonces la carta no era verdad.

¡Hermione! ¡¡Cuánto me alegro de que estés bien dijo Harry abrazándola.

Hermione se extrañó y le apartó.

¿Y por qué no iba a estarlo? ¿Qué pasa?

Harry le contó lo de la carta, y lo asustado que estaban Ron y él. Ella se sentó en la pared y se quedó con la boca abierta.

Así que se ha decidido a hacerlo. decía para sí Por lo menos podía haberme avisado.

Hermione, ¿de qué hablas?

Cuando se levantó de nuevo, Harry vio que tenía los ojos llenos de lágrimas. Enseguida se las secó con la manga del jersey que llevaba.

Lo siento
Harry, es que no sabes cuanto me cuesta decirte esto


Harry no sabía qué decir. ¿Qué pasaba con Hermione? ¿Por qué había empezado a llorar? Esta vez fue ella quien le abrazó. Luego se apartó un poco y le besó con todas sus fuerzas. Harry ya había tenido más besos con lágrimas de por medio, pero aquel fue el más amargo de todos, le revolvió las tripas. Después, como si se avergonzara de ella misma, Hermione se fue hasta la otra punta de la lechucería.

¿No te ha parecido raro mi comportamiento acerca de nuestros encuentros? ¿No te has fijado en que hacía como si no pasara nada?

Harry asintió, temeroso pero sin saber que pasaba.

Pues es que
dijo Hermione Yo, digo Hermione no sabía nada de nuestros besos, Harry.

La mente de Harry se bloqueó, incapaz de discurrir un significado para aquellas palabras. ¿Hermione? ¿Por qué hablaba en tercera persona?

Harry, tú siempre me has gustado. Pero a mí, no a Hermione. Por eso me cuesta tanto este momento. Porque sé que después de esto no podré volver a estar cerca de ti.

Sacó un frasco del bolsillo y se lo tendió a Harry.
Este lo abrió y vio lo que contenía. Un olor bastante horrible le inundó la nariz. Poción Multijugos.

Pero, ¿Qué significa esto, Hermione?

No, Harry. Yo no soy Hermione. Me llamo Natalie. He estado haciéndome pasar por Hermione mientras la ocultaba para descubrir más cosas sobre ti. Pero no para mí, sino para mi señor oscuro. Y ahora que ha descubierto lo que sientes por Hermione, ha decidido raptarla.

Harry se dio cuenta en aquel momento de lo que pasaba. Así que la había besado a ella la noche de la chimenea. Y en su lugar preferido. Y por eso Hermione había aceptado salir con Ron. A la verdadera Hermione le seguía gustando el mismo pelirrojo de siempre. Y
y por eso Harry no siempre sentía eso por Hermione.

Pero
Natalie, creo. Lo que siento no es por Hermione, es
por ti. Ahora me doy cuenta. Ahora me encaja todo. Déjame ver como eres.

Pero, Harry. Estoy con el señor tenebroso. Tendrías que estar furioso conmigo, por haberte hecho esto. Y ya no puedo echarme atrás, me mataría. Y he tomado la poción hace diez minutos, así que pasará un buen rato antes de que vuelva a ser yo
Gracias, Harry, nunca pensé ser correspondida por ti.

Y bajó las escaleras de la lechucería antes de que Harry pudiera reaccionar. Ahora Harry lo entendía todo. Pero eso estaba tan distinta algunas veces. Por eso su voz y su aspecto, aun siendo el mismo de Hermione, era tan diferente a la vez, y era el que a Harry le había traicionado. Y entonces, ¿era verdad que Hermione no estaba aquí?

Esa idea le devolvió a la realidad. Voldemort tenía a Hermione. Pero según Voldemort se encontrarían el sábado, y era martes. Volvió a la sala común de Gryffindor, donde estaba Ginny practicando transformaciones. La abrazó con toda su alma, sin poder evitar una lágrima que bajó por su mejilla.

Harry, ¿qué ha pasado? preguntó Ron que bajaba del dormitorio.

Harry le relató todo lo sucedido en el encuentro con Natalie. Ginny, que había escuchado también la conversación, dijo sorprendida:

¿Natalie? ¿Natalie Warcold?

Pues
la verdad, no lo sé respondió Harry ¿Quién es?

Natalie es una chica de Hufflepuff, de mi mismo curso. Se decía que sus padres eran Mortífagos. Ella era una buena chica,,, que no se llevaba bien con sus padres. Cuando yo empecé a salir contigo el año pasado, siempre me decía la suerte que tenía. No se la ha vuelto a ver desde que murió Dumbledore.


Entre los vómitos de nervios de Ron, los castigos por no estar atentos en clase y otros efectos de la carta, llegó el esperado sábado. Durante esos días, Natalie había seguido bajo la forma de Hermione, para que no se notara su ausencia. Después de todo, lo único que Voldemort quería era a Harry. Él, por su parte, había vuelto a su opinión de no salir con nadie.

¿Ves, Ginny? decía Harry todo el rato Ni siquiera estaba de pareja con Hermione y mira lo que le pasó.

Por supuesto, Ron y Ginny decidieron acompañar a Harry, incluso después de todo lo que había pasado durante los últimos seis años cada vez que luchaban contra Voldemort.



Cuando llegaron a Hogsmeade, y después de pasar lista, como siempre, se encaminaron hacia la casa de los gritos, y después, como recordó Harry, fueron a una pequeña choza que encontró Ron entre los matorrales. Cuando la vieron no pensaron que pudiera estar allí escondido Voldemort, pues más parecía un lugar en el que se hubiera escondido Sirius cuando era un fugitivo.

La puerta estaba atrancada, pero los tres eran ya lo suficientemente expertos en hechizos como para poder superar un obstáculo como aquel.

El interior no era muy diferente. Sin mueble ni adorno alguno, era una simple habitación con las ventanas taponadas con tablas de madera. Una gruesa capa de polvo cubría cada milímetro de la casa y se podían oír claramente los pasos de las decenas de arañas y cucarachas que había. Lo único que les llamó la atención fueron las escaleras que había en la pared contraria y que se introducían en la Tierra. Harry descendió el primero por ellas, seguido de Ron y Ginny.

Llegaron abajo, y lo primero que vieron les hizo saltar el corazón de alegría. Hermione estaba allí, aunque inconsciente y suspendida en el aire, como si no hubiera gravedad para ella, y estaba rodeada por una tenue esfera de luz blanca, casi transparente. A su encuentro les salió una chica que no sería mayor que ellos. Tenía el pelo negro y ondulado, y unos ojos verdes que parecían brillar en aquella habitación sin más luz que la de la varita de la chica y la titilante esfera de luz. Rápido, antes de darle tiempo a lanzar ningún hechizo, Harry y Ron levantaron sus varitas y dijeron a la vez.

¡Desmaius!

¡No! Gritó a la vez Ginny.

Pero la chica ya había salido despedida por el aire, al igual que su varita, y se había dado de cabeza contra una pared de roca fría y desnuda. El golpe había sido brutal, y tenía una fea brecha en la cabeza. Ginny corrió hacia ella, seguida de unos atónitos Ron y Harry.

¿Es que no me reconoces, Harry? dijo la chica agonizando.

Aquella voz, aunque estuviera moribunda
A Harry se le encogió el corazón. Claro que la reconocía.
¡Natalie! exclamó Harry.

¿Qué? dijo Ron mirándola de arriba abajo.

Sí, Natalie, ¿sorprendido, Harry? dijo una voz gélida detrás de ellos.

A los tres les recorrió el cuerpo un escalofrío. No hacía falta darse la vuelta para saber quien estaba allí. Pero de todas formas se dieron la vuelta y vieron a Voldemort, envuelto en una capa negra. Pero esta vez solo, y no rodeado de sus asquerosos Mortífagos. Harry se agachó al lado de Natalie. Estaba herida y bastante grave. ¿Qué había hecho?

Natalie dijo Harry lo siento tanto


Supongo que ahora estamos en paz. Yo he hecho esto.

Sí, pero también he disfrutado tanto contigo


Oh, qué bonito. Así que Harry Potter estaba enamorado de Natalie. dijo Voldemort.

A todo esto, Ginny estaba presente y escuchándolo todo con un nudo en el corazón. ¿De verdad estaba tan enamorado de Natalie? ¿Y a ella, no la quería?

Pero supongo
que me has decepcionado, Natalie continuó Voldemort Te di lo que querías, estar cerca de Harry Potter. Tus padres no estarían muy orgullosos de ti, niña.

Al principio Harry creyó que Natalie iba a sonreír, esa sonrisa que le volvía loco, pero enseguida su expresión se volvió de un enfado inmenso.

¡A mis padres no les metas en esto! gritó.

¡Impacto! gritó Harry.

De la varita de Harry salió una onda de color azul que golpeó a Voldemort con la fuerza de la rabia y del odio, a veces incluso más fuerte que el amor. Voldemort cayó al suelo.

Liberad a Hermione dijo Natalie ya sin fuerzas
El encantamiento es el de la cámara protectora.

Ron y Harry conocían el contrahechizo, lo habían estudiado este año. Pero no era cosa de un segundo, necesitarían más de treinta segundos para liberarla. Antes de poder formularlo entero, Voldemort se había levantado y con un movimiento de varita les mandó a los tres por los aires. Harry notó un hilo de sangre caliente bajando por su mejilla, pero no se preocupó por eso. Se levantó de un salto y se preparó a enfrentarse de nuevo con su enemigo.

¡Expelliarmus! gritó Harry, pero Voldemort
desvió el hechizo como si apartara una mosca.

Harry intentó el hechizo Levicorpus mentalmente, pero Voldemort lo volvió a desviar y después de eso volvió a tirar a Harry al suelo. Ron y Ginny no tenían ni siquiera fuerzas para levantarse.

Harry observó como Voldemort se dirigía a él con la varita en alto.

¡Avad
! pero no pudo terminar su maldición porque tuvo que desviar un hechizo aturdidor que había venido desde otro lado de la sala.

Harry y sus amigos miraron hacia donde venía el hechizo, y vieron a Hermione, libre, y con la varita de Natalie, que había acabado debajo de la burbuja protectora, en la mano. Estaba espectacular, segura de si misma y con una expresión que jamás había visto Harry en su amiga.

¿Cómo te has liberado? rugió Voldemort.

He sido yo suspiró Natalie En Hogwarts me hice experta en hechizos sin varita. No sabes de lo que era capaz, Señor Tenebroso.

¡Insolente! ¡Avada Kedabra!

Harry conjuró un escudo mágico, pero la luz verde de maldición atravesó sin problemas el hechizo de Harry y dio de lleno a la ya desfallecida Natalie, que sin soltar un grito y moverse, murió.

¡Nooo! gritó Harry ¡Cruc
!

No, Harry le interrumpió Hermione, poniéndole la mano delante No lo hagas.

Eso, Harry, sé un buen chico se divirtió Voldemort.

Tú, calla gritó Hermione ¡Desmaius!

Fue el hechizo aturdidor más potente que Harry había visto jamás. Voldemort ni siquiera pudo desviarlo, y le alcanzó de lleno en el pecho. Salió despedido hacia atrás, acabando boca abajo, que no muerto, en el suelo de la habitación.

¡Vámonos! exclamó Hermione.

Cogió a Ginny y a Ron de la mano y subieron todos las escaleras mientras Voldemort trataba de despejarse. Enseguida los cuatro se encontraban en la verja de la casa de los gritos. Hermione dejó a los heridos tumbados en el suelo, ya que apenas podían mantenerse en pie.

Entonces Hermione se arrodilló en la hierba al lado de Ron. Le apartó el pelo manchado de sangre de la cara y le besó en los labios. Aunque Ron no tenía fuerzas para corresponder como era debido al beso, Hermione sabía que lo estaba agradeciendo indefinidamente, y siguió así durante varios segundos. Cuando se separó, Ron tenía cara de felicidad absoluta. Ya no le dolían las heridas, porque Hermione, la chica que le gustaba desde primero, le había besado por fin.

Mientras, Harry estaba sentado, con la cara tapada con las manos, medio llorando. Pero no podía demostrar que le había dolido la muerte de Natalie delante de Ginny. Sólo la había visto una vez de verdad, y le parecía mucho mejor que dentro del cuerpo de Hermione. Era tan guapa

Ginny se sentó a su lado y miró hacia la casa de los gritos.

Harry, ¿qué sentías tú por Natalie? ¿Y por mí?

Ginny, no me apetece hablar de ello ahora.

Claro.

A Ginny le molestó esa reacción de Harry, pero fingió que no le importaba esperar.

Creo que tendríamos que ir a ver a Madame Pomfrey sugirió.



Cuando terminaron de explicarle todo lo que había pasado a McGonagall, exceptuando, claro está, las partes románticas, ella se quedó unos momentos pensando.

Esto me hace pensar mucho en la seguridad del colegio dijo que Voldemort pueda engañarnos con una sencilla Poción Multijugos me preocupa. Podéis iros ya, hablaré con esto a todos los profesores.

Salieron del despacho de la nueva directora. Ginny llevaba un día molesta con Harry, y no hablaba con él si no era para responder a alguna pregunta.

Sin embargo, Ron y Hermione estaban enfrascados en su relación, como si vivieran en su mundo pompa del que no quisieran salir.



Harry empezó a cansarse del desprecio de Ginny.

Y es que todavía no podía contestarle a la pregunta. Sí sabía lo que había sentido por Natalie. Pero, ¿y por ella? Sabía que le gustaba, pero ¿a qué nivel? ¿Prefería estar con ella aunque arriesgara su vida? No, claro que no.

Harry, siempre me has ayudado con tus problemas, ¿no crees que es hora de que te ayude yo a ti? le preguntó Ron.

Era increíble, ya no podía estar en su lugar secreto, entre el bosque y el lago. Ron se sentó enfrente de Harry, para poder mirarle a los ojos y saber cuando le mentía.

Es mi hermana, y sé lo que está sintiendo.
Tienes que darle una respuesta ya, aunque no sea la que ella quiera.

Pero, Ron, es que no me aclaro ni yo.

Vamos a ver, Harry. Hazte a la idea de que Natalie era una seguidora de Voldemort, no podíais haber estado juntos.

A Harry le dolió la verdad, pero así era.

Pero ahora no sé si quiero estar con Ginny cuando sé que puede pasarle lo mismo que a Hermione o a Natalie.

Entonces es que no la quieres.

Harry miró a Ron a la cara. ¿Sería eso verdad? ¿No se decidía por que no le quería de verdad?

O también puede ser que lo que ha pasado ahora esté tapando a Ginny con Natalie. En ese caso, trata de olvidarte de Natalie, ya que no la volverás a ver.

A Harry esta última idea no le gustó mucho, porque era muy complicada. Pero podía hacer dos cosas, o fingir que no quería a Ginny, o luchar por ella. Era la primera vez que Ron se portaba de aquella manera, no sabía que podía tener pensamientos tan profundos.

Sin decirle nada a Ron, Harry se levantó y fue hacia el castillo. Pero a su amigo no le hacían falta explicaciones, sabía a donde iba.

Harry buscó en la sala común, en la biblioteca, en el baño de Myrtle la llorona (donde la fantasma le retuvo bastante tiempo), y finalmente, tuvo una idea. Encontró a Ginny en el mismo corredor en el que el año pasado pilló junto a Ron a Dean besándose con ella. La primera vez que se dio cuenta que sentía algo por ella. Le trajo tantos recuerdos
recuerdos que liberaron a su mente.

Fue con paso rápido hacia ella, la cogió de la cintura, la atrajo hacia sí, y la besó con toda la pasión que había acumulado durante este principio de curso, tan ajetreado, que a Harry le pareció un curso entero.

 

Un beso equivocado - Fanfics de Harry Potter

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2024-09-29

 

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