UN SECRETO PARA LILY
El Expreso de Hogwarts comenzó a detenerse lentamente.Un muchacho de mirada despierta y cabello azul oscuro se asomabaimpaciente por la ventanilla. Esa era la primera vez que Teddy Lupinvolvía a casa desde que se fue a Hogwarts en Septiembre. Iba apasar la Navidad con su familia después de tres meses sinverlos.
Cuando la locomotora se detuvo por fin, el inquieto muchachosaltó velozmente al andén sin preocuparse siquiera enrecoger su baúl.
-Teddy, cariño -la voz de su abuela le llenóel corazón de alegría. Se volvió hacia dondeestaba ella y la vio radiante de felicidad y esperándolo conlos brazos abiertos. Corrió todo lo deprisa que le daban laspiernas y la abrazó con tanta fuerza que casi la ahoga -.Cómo te he echado de menos, tesoro.
-Yo también, abuela -entonces cayó en lacuenta de que ella no era la única persona a la que habíaechado de menos -. ¿Dónde está Harry?
-Estoy aquí, campeón -su padrino aparecióde detrás de una muchedumbre -. ¿Y tu baúl?
-Sigue en el tren -contestó intentando poner carade niño bueno -. Tenía demasiadas ganas de veros.
Harry y Andrómeda se miraron con complicidad ysonrieron. Él sacudió la cabeza y, resignado, subióal vagón a recoger el equipaje de su ahijado.
Unos segundos después, se reunió con ellos yTeddy le dio una mano a cada uno.
-¿La tía Ginny no ha venido? -preguntóel chico echando en falta a alguien más.
-Hemos tenido algunos problemas para aparcar y nos estáesperando en el coche -contestó Harry.
-¿Y los primos? -también faltaban sus tresprimos pequeños, James, que ya tenía tres años,Albus, que acababa de cumplir dos, y la pequeña Lily, que tansolo tenía unos meses.
-Están en casa de la abuela Molly, que es a dondevamos ahora -respondió de nuevo su padrino -. Bill y Fleuracaban de llegar de Francia con los niños y tienen ganas devernos.
-¿Con los niños? -inquirió Teddyponiendo un mohín de asco -. ¿Estará Victoire?
-Por supuesto -Harry pareció extrañado -.¿Ocurre algo?
-No, nada -respondió sin darle importancia.
Pero esa revelación había truncado toda sualegría. Pasó todo el trayecto en coche recordando loinsufrible que era su prima Victoire. Por suerte, sus padresquisieron pasar en Francia el último año antes de quela niña entrara a Hogwarts, con lo que había podidoperderla de vista meses atrás. La última vez que lavio, se había pasado todo el tiempo metiéndose con elcolor de su pelo y con las orejas que había decidido ponerseese día. Era una niña asalvajada y maleducada quesiempre estaba criticándolo.
Llegaron a La Madriguera tras una hora de camino y se bajaronimpacientes del coche. Ginny había echado mucho de menos a suhermano y a sus sobrinos y se moría por abrazarlos de nuevo.Teddy, en cambio, se bajó todo lo despacio que pudo. No teníaganas de ver a Victoire.
Atravesó el jardín cabizbajo y entró enla cocina. Molly Weasley lo abrazó con casi tanta fuerza comosu abuela y le llenó el rostro de besos. Abrazó y besóa sus primos y al resto de sus tíos y se dirigió alsalón a jugar con James. Y allí se encontró conla muchacha más bonita que había visto nunca. Era unángel rubio de unos diez años, con grandes y brillantesojos azules que le regalaba a su primo James una hermosa sonrisa.
-¡Teddy! -exclamó la muchacha -. Quéganas tenía de verte -dijo mientras se dirigía haciaél dispuesta a abrazarlo. Teddy estaba muy sorprendido, estabaseguro de que no podía haberse olvidado de alguien asíy, sin embargo, ella parecía conocerlo de toda la vida -.¿No te acuerdas de mí? -preguntó la chicanotando extraño al muchacho -. Soy Victoire. Acabo de llegarde Francia.
-¿Victoire? -no podía ser. Esa chica dulce ypreciosa no se parecía en nada a la niña salvaje y unpoco masculina que se fue a Francia meses atrás -. Vaya. Hascambiado mucho -ya no quedaba nada de aquella muchacha con trenzas. Diets, plans and health
-Ya, bueno -contestó ella con timidez -. A misabuelos les gustaba más el pelo suelto. Ven conmigo, te hetraído un regalo de Francia.
Ella lo cogió de la mano y lo llevó cerca de lachimenea, se sentaron sobre la alfombra y le puso en las manos unpaquete envuelto en papel de colores. Extremadamente sorprendido porel cambio de actitud de Victoire, Ted abrió el regalo ytartamudeó unas palabras de agradecimiento. Ella le sonrióy le besó en la mejilla, provocando que él se sonrojarahasta el nacimiento del pelo.
Después de comer, Teddy y Victoire jugaban juntos consus primos pequeños cuando Harry se acercó a ellos ycogió en brazos a James.
-Teddy, campeón. ¿Quieres venir a casa a ponerjuntos el árbol?
-¿Aún no lo has puesto? -inquirió elpequeño extrañado ya que en dos días seríaNochebuena.
-Te estaba esperando a ti.
-Entonces vale -contestó muy contentó yponiéndose en pie de un salto.
-¿Puedo ir yo también, tío Harry?-preguntó de pronto Victoire.
-Por supuesto que sí, cariño. Si tus padresestán de acuerdo.
Bill y Fleur no tuvieron ningún problema, asíque Harry y Ginny se fueron a casa con sus tres hijos, con su sobrinay con su ahijado.
Una vez en Grimmauld Place, Harry puso el gran árbol deNavidad en medio del salón de dibujo y Teddy y Victoirepasaron mucho rato colgándole adornos de todas las ramas. Sustíos los ayudaron adornando las ramas más altas, a lasque ellos no llegaban.
Mientras colgaba una gran bola dorada, Ginny mirabadisimuladamente a los pequeños. Sabía que su sobrinanunca se había llevado bien con su ahijado, y apenas dabacrédito a sus ojos.
Cuando casi estaban terminando, la tía Ginny les llevóchocolate caliente que tomaron sentados sobre la alfombra, cerca dela chimenea, mientras Victoire contaba historias de Francia yescuchaba atentamente todo lo que Teddy decía sobre Hogwarts.
Y fue esa tarde, cuando logró captar toda la atenciónde Victoire con historias sobre el colegio, cuando Teddy tomóuna decisión que lo acompañaría el resto de suvida.
Dos días después, la noche de Nochebuena, sereunieron todos a cenar en La Madriguera. En una esquina de la mesa,Ted miraba a Victoire por el rabillo del ojo. Definitivamente ellahabía cambiado muchísimo. En esos dos días habíaestado muy amable con él, habían jugado juntos y sehabían divertido. Incluso ella le había traídoun regalo desde Francia.
Él quiso devolverle el favor y le pidió a Harryir de compras al Callejón Diagon. Su padrino, un pocosorprendido, accedió gustoso y, después de toda lamañana mirando tiendas, habían logrado encontrar elregalo adecuado.
Acabaron de cenar y se dispusieron a irse a dormir, pero antesde eso Teddy quiso darle su regalo a Victoire. Le daba vergüenzadárselo al día siguiente delante de todo el mundo.
Aprovechó mientras los adultos quitaban la mesa y susprimos pequeños jugaban debajo del árbol para llamar aVictoire a una esquina del salón.
-Verás, Victoire -empezó tímidamente-. Como tú me trajiste un regalo de Francia, pues yo hequerido hacerte a ti otro regalo. Un regalo de Navidad. Toma -ledijo mientras le tendía un paquete envuelto en papel decolores.
-No tenías que haberte molestado, Teddy -contestóla chica mientras abría nerviosa el presente. Tal y como erael deseo del muchacho, el regalo le gustó muchísimo, yprometió que lo llevaría siempre puesto. Sin pensárselodos veces, ella le dio un fuerte abrazo y un sonoro beso en lamejilla en señal de agradecimiento. Él se fue a dormirrojo con un tomate y con el pelo del mismo color.
A la mañana siguiente, mientras Victoire abríael resto de sus regalos con el bonito colgante que él le habíaregalado colgado del cuello, Teddy se acercó a la cuna dondereposaba la pequeña Lily en una esquina del salón.
-Tengo un secreto para ti, Lily -susurró al oídodel bebé -. Algún día, me casaré con tuprima Victoire.
Un secreto para Lily - Fanfics de Harry Potter
El Expreso de Hogwarts comenzó a detenerse lentamente.Un muchacho de mirada despierta y cabello azul oscuro se asomabaimpaciente por la ventanilla. Esa era la
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2024-10-11
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