De entre todas las preguntas del mundo, esa era, sin lugar a dudas, su favorita. Pero sólo si se la pronunciaba su amiga Azucena. Aunque quizá amiga no habría sido el término más adecuado en aquellos instantes en que la veía salir del probador portando unos vaqueros de marca todavía con la etiqueta enganchada.
¿Me hacen mucho culo? oye que le pregunta Azucena mientras se mira de perfil en el espejo y pone esa mirada crítica que tanto conoce.
Porque ella, Silvia, conoce muy bien a Azucena. Porque son amigas, son amigas desde siempre
o eso creía Silvia en un principio. Ahora, ya no sabe qué pensar. Y es que mira a Azucena y ve
ve un algo más.
No sabría definir qué es exactamente. Sólo sabe que ese algo más lo siente cuando Azucena sonríe y le salen esos hoyuelos en las comisuras de los labios pintados de carmín rojo, cuando Azucena la abraza porque su rollo de turno la ha dejado tirada ese fin de semana y necesita de su amiga y de un gran bol de helado de chocolate, cuando Azucena la llama por teléfono después de un par de días sin verla y le dice Eh, tía, te he echado de menos, cuando Azucena la mira con esos ojillos de niña traviesa y le enseña la tarjeta de crédito mientras suelta eso de ¿Nos vamos de compras? Sí, entonces es cuando siente ese algo más, sobre todo en ese último momento: yendo de compras.
Y es que para Silvia irse de compras con Azucena implica muchas cosas: cargar con todas las bolsas ella sola, caminar hasta que los pies le echen humo, aguantar horas y horas a que su amiga termine por convencerse de lo mona que está con la nueva chaqueta o el nuevo jersey. Pero irse de compras con Azucena implica también otras cosas mejores: pasar horas y horas con ella viendo cómo su amiga se cambia de ropa, oírla quejarse de lo gorda que está cuando apenas gasta una 36 y, ante todo, gozar de una última sesión de modelitos comprados en plan pasarela en la casa de su amiga. Una especie de show privado, por decirlo de alguna manera, que Silvia valora mucho, aunque siga sintiendo que engaña a Azucena de alguna manera al no hablarle de ese algo más.
Pero es que
¡es Azucena! Con ella ha pasado tanto que sería estúpido pensar en un algo más, en un algo de esa manera. Aunque, quizás, tal vez por eso Silvia siente que sí que debe contarle ese algo más. Porque para algo es Azucena, porque para algo es su amiga desde siempre y tiene confianza con ella.
No entiendo por qué tú nunca te pruebas nada se queja Azucena entonces frente al espejo, haciendo un mohín de queja con los labios. A veces eres una aburrida
Y, entonces, Silvia tuerce el gesto, todavía dudando.
Porque es que es
Azucena.
¿Nos vamos de compras? - Fanfics de Harry Potter
De entre todas las preguntas del mundo, esa era, sin lugar a dudas, su favorita. Pero sólo si se la pronunciaba su amiga Azucena. Aunque quizá amiga no habr�
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2024-11-08
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