Bah, es sólo un fan fic a pedido/dedicatoria y espero que le agrade a alguien. Basta con decir, que no sé si se me da este tipo de historias. Juzguen ustedes y ya me dirán que piensan. Saludos y besos.
Andrea este fan fic es para ti. Disfruta de los días lluviosos.
Disclaimer: Nada me pertenece, excepto mis ideas. El resto pertenece a la novela de JK Rowling.
El último artículo
La mayoría tiene efectos temporales, menos el último artículo. Aquel, que no debió venderse nunca.
por la ventana. Su madre, le había prohibido que saliera y estaba completamente aburrido. Nuevamente había reprobado pociones y sólo quería usar uno de sus trucos en Snape. Sólo que, no se aguantaría que su madre le dejase nuevamente con las orejas tan rojas como su pelo.
Los gnomos lanzaban piedrillas a su ventana con sus caritas sonrientes, burlándose de su némesis castigado. Su hermano, no podía evitar sentir lástima, cuando sólo su risa se escuchaba. Eran gemelos, eran hermanos, cada cual sabía cuando el otro sufría. Era una conexión, algo que no se podía describir. Algo que, siquiera se trataba de sus parecidos físicos. Era otra cuestión.
George, siempre sabía lo que le sucedía a su hermano. Cuando se enamoró por primera vez, cuando se enfermó, cuando sufría por algo que estaba perdido. El siempre, escuchaba todo aunque él no se lo contara. Eran tan unidos, tan difíciles de distinguir a veces. Algo que no se podía separar; por el simple hecho de nacer en dos cuerpos diferentes.
- No te preocupes, mamá dejará de enojarse contigo cuando vea mis calificaciones- decía él, con una sonrisa- Creo que, podremos usar ese gorro tejido que bien nos cubre las orejas.
Ginny Weasley siempre se reía con eso. Era como un escape a sus tristezas. Ellos siempre lograban animarla, con todas sus desvariaciones. Pero, estando sentada en esa cama de hospital, sólo tenía una media sonrisa. Su sonrisa, se había quedado incompleta desde el día que él escogió partir.
Sólo quedaba de recuerdo; un pequeño envoltorio. Aquel, que habían probado juntos y que aún se les resistía. Era un proyecto inconcluso, un sueño que ambos esperaban terminar. Un producto especial que terminase honrando al famosísimo Harry Potter, al que tanto le debían y al que sentían que nada le habían dado.
Valientes, torpes. Su madre no sabía como describirlos. Pero ese día, uno de sus hijos había cambiado demasiado. Siempre los confundía, ellos siempre jugaban con su conocimiento. Pero como madre, ella sólo se dejaba engañar. Como madre, ella sabía quienes eran sus hijos y el dolor inmenzo de perderlos. Así fue con él, así fue cuando le dijo un adiós. Pero no ese adiós al irse a Hogwarths, no ese adiós de verse en algunos meses. Es ese adiós, que se entierra muchos metros en la tierra y que duele por el resto de tu vida.
- ¿Qué demonios creen que hacen?- exclamaba Molly quitándo a su hijo Ronald- ¿Un juramento inquebrantable? ¡Esperen a que su padre escuche esto!
- Pero mamá, sólo es un inocente pedido.
- ¿Es que acaso se volvieron locos?
Lágrimas y risas de recordar aquel momento, de recordar cada travesura que pasaba por las mentes de sus hijos. Pero ahora, ya él no tendría la fuerza para idear, ya él no tendría la chispa que su hermano sabía agregar. Eran sólo ideas que nadie más contemplaría, que nadie más le buscaría los pro y los contras. Sólo a él le gustaría, nadie más reiría con ellas y compondría ese rostro maquiavélico mientras frotare sus manos con la expectativa de un nuevo plan. Ya las luces de la tienda, las apagaría él solo.
Así era Fred, el complemento ideal de ese artículo llamado "los gemelos Weasley" pero que jamás se logró vender. Se jugó con todas las fronteras, pero no se negociaba la vida. Aún así, para progresar y ser los mejores, ese artículo tuvo que venderse. En esa guerra, que aunque temían luchas, tenían que ganar. Blog sobre peces
- ¡Mis hijos! ¡No quiero que mis hijos luchen! ¿Ya viste lo que le sucedió a Ginny con ese maldito diario? Los sueño, constantemente los sueño. Los veo morir.
- Tranquila Molly, todo va a estar bien. Están protegidos- decía Remus, cuando del boggart se hubieren desecho.
- Hay algo que está mal, yo lo sé- suspiraba Molly, cuando cada uno de los cadáveres imaginarios de sus hijos estuvieran tendidos en el suelo.
Sólo que uno de ellos, nunca desapareció. Siguió tendido en el suelo, siguió retando la paciencia de su madre para que viera las señales. Pero, no era su culpa. Todos tenían que ir a la guerra, de uno u otro modo. Todos debían estar involucrados. Por más que ella cerrara las puertas y cubriera las ventanas. Por más que ella mirase al reloj y viera a sus miembros familiares junto a ella. Algún día, cada cual necesitaría un rumbo propio. Necesitaría entender, que el mundo los necesitaba. Ya no eran, sus pequeños pelirrojos.
- ¡Mis hijos están peleando en esa guerra! ¡Mis hijos Artur!
- Ya basta Molly, van a estar bien. Para eso Dumbledore los ha preparado.
- Dumbledore no lo entiende y jamás lo entenderá. ¡Son sólo unos pequeños!
A pocos metros, una guerra cruenta se lleva acabo. Algo que parece no tener fin inmediato. Ya no importaba si te reprobaban en pociones, si la tarea de Minerva estaba incompleta. Sólo importaba, la vida que la humanidad se estaba apostando. Y los gemelos Weasley, no serían la excepción. El mundo no había visto aún lo mejor de sus bromas.
- ¡Allá va Snape! ¡Mira que un rayo casi le roza la cabeza! Muy pronto ya no tendrá cabello grasoso, del cual quejarse.
- Y que casi le doy a ese, ¿Lo viste? Ni las ratas corren tan rápido. Aunque, Scabbers era una maestra en salir huyendo.
- ¡Sin duda alguna!
Nunca tuvieron miedo y nunca lo tendrían. No había reto que fuera demasiado complicado o gigantezco para ellos. Pero aún así, algunos se dormían del cansancio. Y su hermano, sólo deseaba que él se despertase alguna vez. Pero, allí estaban. Siempre haciéndose compañía. Siempre recordándose que la vida tenía que seguir. Que no había día malo, que no pudiera ponerse mejor. Y de allí, él no se movería. No hasta que su último artículo estuviera culminado.
- Al menos, ahora tendrás algo emocionante que contar- susurraba él, cuando entre sus manos tuviera su oreja.
- ¡Podemos embotellarla!
Pero perder una oreja, no valía tanto, no sustituía el dolor acrecentándose cada vez más. Ya no sabía que sentía, ya George no sabía qué sentía por que no lo podía ver reflejado en su contra parte. Ya no sabía si estaba bien, si estaba mal. Sólo estaba allí sentado, mirándolo, recriminándole por haber tenido la idea de morir y no haberla discutido con él. Así lo pensaba Angelina, quien pudo haber pensado "un pelirrojo más" "otra broma más, qué molesto" pero al final; a todos se les quedaban en el corazón. Todos los apreciaban.
- El día en el cual te levantes, abriremos la tienda. ¡No sabes cuantas novedades hay esta semana!
El último producto, el producto Fred que jamás debió venderse. Aquel, que valía mucho más que todo el oro que Harry pudo ofrecer para conformar aquella tienda. Aquel, que era tan brillante como el mismo, tan chistoso y tan valiente como lo era el león que una vez usó en su suéter. Desquiciado a veces, divertido, lleno de sonrisas y con un toque de malicia. Así era ese producto, diversión garantizada. No estaba dispuesto en las estanterías, pero lamentablemente su producción es ahora irremplazable. Se ha agotado su existencia.
Supongo que, debo morir por este fan fic. No sé como me quedó, pero sólo espero que genere algo en ustedes (Quizás una necesidad imperiosa de verme morir je)
Me despido.
MariSeverus.
El último artículo - Fanfics de Harry Potter
Bah, es sólo un fan fic a pedido/dedicatoria y espero que le agrade a alguien. Basta con decir, que no sé si se me da este tipo de historias. Juzguen ustedes
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2024-10-20
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