-Pero Lily... -era la decimoséptima vez en el día que decíaaquello.
-¡No,Potter! -respondió con frialdad, sin despegar la vista de aquelviejo manual de Runas Antiguas.
Exhaléuna gran bocanada de aire, y desvié la mirada.
"Cuandoella quería lograba hacerme sentir peor que un objeto, completamenteinvisible, y por consiguiente innecesario".
Nosencontrábamos en la sala común de Gryffindor, eran las ocho y puntode la noche, y aún no había conseguido un "si", o un "lopensare". ¡No!, era la única palabra que había oído salir desus labios desde el comienzo de esta semana, cuando por casualidadle propuse salir el día San Valentín. ¿Por qué?, no lo sé, Evansno me lo ha querido decir y en cada oportunidad que hallo paradialogar sobre el tema, un tercero interrumpe, o ella no me escucha,tal como está pasando ahora.
Exhaustome deje caer en el respaldo de la silla y por unos segundos solopercibí el sonido de su pluma sobre el papel. Mis ojos vagaron sinrumbo desde el cielo raso hasta las pinturas "andantes" queparloteaban sin cesar, y torpemente, sin desearlo, deje escapar aquelinterrogante que tenía como receptor a mi propio yo.
_¿Habré hecho algo mal para que te rehúses de esa forma?- dije, einstantáneamente quise morderme la lengua.
"Porquesiempre hablaba demás"
Lilysuspiró.
-No,no has hecho nada malo. -contestó.
-¿Entonces?-quisesaber.
Bajéla vista.
"Queríauna respuesta, algo que me indicara el porqué de su postura... algoque me ayudara a descifrar el enigma de sus cambios"
Unsilencio bastante incomodo nos rodeó, tiempo en que sentí eldesesperado latir de mi corazón, insignificante momento en que misojos se perdieron en su singular hermosura.
Deun momento a otro ella dejo de escribir, y me observó. Sus verdespupilas ardían bajo el sentimiento del odio, la confusión, y laperspicacia, estaba intentando dar respuesta a algún pensamientodisparatado de su cabecilla. Aquella deducción era incuestionable.
-James-comenzó -¿Por qué para ti es tan importante que salgamosmañana?
"¿Erauna broma?"
Habíaestado suplicándole los últimos días, formulando una y otra vez lamisma respuesta del porque era importante, y ahora decía esto.
Virélos ojos.
-EsSan Valentín.
Lilyme dio un suave golpe en el pecho impulsándome hacia atrás.
-Esoya lo sé tonto -susurro ofendida. -Me refiero al motivo verdadero.
Meenderecé en la silla, en realidad no había analizado los detalles,y debí suponer que me lo preguntaría.
"OhJames cuando aprenderás a ser clarividente, o mínimamente aconocerla."
Sacudíla cabeza, librándome de aquellos pensamientos efímeros, y con eltono más franco, y directo que encontré, respondí.
-Es"importante"
Elladesvió la mirada.
-Importante...-repitió con desgano.
Asentí.
Pasaronlos minutos, y su abstención a dirigirme la palabra, comenzaba airritarme.
-Li...- inicie sin acabar, porque ella hizo un gesto para que me callara.
-James...no comprendo porque "esto" sea importante para ti, pero - sedetuvo, elevó los ojos al cielo, y esta vez me observó solo amí. - si es lo que quieres. No puedo negarme.
Nocontesté, la voz se me había extraviado y no recordaba donde, micerebro parecía procesar lentamente la información, así que variasveces escuché su voz dentro de mi cabeza.
"...sies lo que quieres. No puedo negarme."
¡Ellahabía aceptado!
¡Habíaaceptado salir conmigo el día de San Valentín!"
-¡Deverdad! - exclamé, mitad aliviado, mitad eufórico.
Lilyasintió solo una vez, y a pesar de haber perdido ante miencanto, sonrió.
-¡Note arrepentirás! ¡Te lo prometo!¡Mañana será un día memorable!-hablé, mientras alucinada con el centenar de lugares que podríamosrecorrer.
Alparecer mi actitud "flotante" la altero, porque repentinamentealzo una de sus manos formando un STOP, a centímetros de mi rostro.
-¡DetentePotter! He aceptado salir contigo, pero tú no has escuchado el restodel contrato.
...
-¿Porqué no le regalas una rosa? - sugirió Canuto.
Meneela cabeza.
-¿Unpoema? - intentó otra vez.
-No.
-¿Una caja de chocolates?
-Demasiado dulce.
-¿Noes ese el punto?
Nohubo respuesta de mi parte.
-¡Oh James! Es solo San Valentín cómprale cualquier cosa, a Evansle va a gustar, mientras seas tú el que se lo dé.
"Ojalafuera así de sencillo, pero había hecho una promesa, y ahora ellame estaba haciendo un profundo agujero en el cerebro"
-Ellate ha pedido algo -observo Remus.
Asentí,y repetí sus palabras tal cual las recordaba.
-Quieroalgo original, anticuado, y significativo para ti
Lunáticollevo una de sus manos a su mentón, y Sirius exclamo un ¡Oh!,antes de lanzar un puño entre las sabanas.
-¡EsaEvans! ¡Ni siquiera en San Valentín te da un respiro! - Canutobalanceo la cabeza.-No hay dudas ¡es una bruja!
Revoleelos ojos.
-Eseno es el punto. - dije - El problema es que no se me ocurre nada paraobsequiarle. ¡Oigan tengo diecisiete años! ¡¿Cómo se supone quevoy a guardar algo de más de dos décadas?! Mazos del Hearthstone
Nosquedamos en silencio unos momentos, Lunático parecía en otro mundo,Sirius estaba "pensando", y yo no dejaba de alborotar mi cabellouna y otra vez, hasta que un chasquido de dedos hizo que levantara lavista.
-James- comenzó Remus, para lanzarme el salvavidas en mi huracán - noposees algo perteneciente a tus padres, o abuelos, algo que te hayandado hace mucho como un collar, una pulsera, una pluma. ¿Algoheredado con lo que te identifiques?
Elrecuerdo fugaz del brillo del sol sobre una piedrilla me vino a lamente, y sin dar respuesta a nada, salí disparado hacia la ventana.Mi escoba aguardaba suspendida en el aire, a centímetros del marcode la ventana, como lo había predicho al momento de invocarla.
-¡James!- el grito de Sirius hizo que bajara la vista a observarlo.
Meencontraba a, sencillamente, cuatro metros sobre el lugar de dondehabía salido. La noche lucia tranquila, y a pesar del silencio, eldeslizar de mi escoba no se sentía.
-¡Procuraborrar de tu memoria mi nombre si te atrapan!
Sonreí.
-¡Lointentare! -respondí.
-¡YJames! - esta vez fue Lunático quien hablo-¡no te preocupesnosotros nos encargaremos de la fiesta, y los preparativos!. ¡Teesperamos en el campo de Quidditch a las nueve de la mañana!
Fruncíel ceño.
-¿Que fiesta? ¿De qué hablas Lunático? -se me adelanto Canuto.
Remuslo observó como si no tuviera sentido lo que decía.
...
Lleguéa mi casa a las cuatro de la mañana, completamente exhausto, untanto desorientado y tambaleante. Ahora debía correr de un lado aotro, buscando aquello, si no deseaba presentarme tarde en el mejory, quizás, más esperado día de mi vida.
Luegode diez minutos de búsqueda intensiva, lo encontré. Decir que voléescaleras abajo, no es mentir, atravesé corriendo la sala de estar,y antes de cerrar la puerta pronuncie una corta despedida:
- ¡Adiós mamá! ¡Adiós papá! ¡Los veré en navidad!
...
Estabacerca, muy cerca, y llegaría con tiempo suficiente para darme unbaño, y preparar el discurso mejor dicho alguna vez en el día delos enamorados, pero claro, y esto ténganlo muy en cuenta, nuncaplanifiquen algo porque de seguro se arruinara, y en menor medida siun sauce encantado habita cerca de su futuro destino. Esto es lo quepaso conmigo: estornudé, mis ojos se cerraron, y en el minutosiguiente el Sauce Boxeador se abalanzo sobre mí, convirtiendo enastillas mi escoba, y en un muñeco de nieve mi cuerpo.
Mislentes aparecieron chamuscados a unos metros de mí, pero el pequeñopaquete dorado por el que tanto había peregrinado no lo hizo. Nadé,en términos simples, bajo aquella cantidad de copos blancos, hastaencontrarlo.
...
Yahora estoy aquí corriendo, con la mitad del alma ida, y casi latotalidad de mis energías desvanecidas. Solo quiero llegar, noimporta cómo, solo llegar.
A lolejos distingo cuatro siluetas, una sonrisa casi imperceptible seforma en mi rostro al reconocerlos.
Escuchosus gritos, pero no tengo la totalidad de la predisposición paraoírlos.
"Nome culpen, mis pasos son parte de un milagro en estos momentos."
Lilyes la primera en acercase, no está preocupada, está furiosa, peroantes que pueda refutar cualquier cosa, introduzco mi mano dentro demi abrigo, y le doy a conocer aquella diminuta pieza por la que hepasado las una y mil.
-Espara ti-afirmo. Sus ojos me observan, algo confusos, inquietos,asombrados.
Conmanos temblorosas lo acepta, y antes de quitar el envoltorio, casidesecho, lo contempla en todas las direcciones posibles.
-¿Quées?.-pregunta.
-Algooriginal, anticuado, y significativo para mí. ¡Ábrelo!- le animo,y desconfiada, lo hace.
Unacajita negra resbala hasta centrarse en la palma de su mano.
- Noes algo relativamente caro,- aclaro.
"Conozcosus pensamientos incluso mejor que los propios".
Loabre, y un anillo con pequeñas perlas rojas ejerce presencia.
-Esalgo anticuado perteneciente a mi familia hace algo más de...-dudo - ¿trescientos años? Bueno la cuestión es que: es original,no existe copia alguna en todo el mundo mágico, y es importantepara mí... - despeino mis cabellos - es el legado de los Potter,y es tuyo.
Lilyno me mira, no habla, y el temor de haber cometido un error, seaproxima.
-Fuede mi abuela ¿sabes? - Porque le he dicho eso, no tengo idea, noencuentro conexión alguna con mi racionalidad, solo actuó siguiendoun protocolo -ella me lo entrego en mi décimo cumpleaños, ydijo que se lo diera a alguien especial, y tú...- toco su cara.Necesito saber el motivo de aquel silencio.
Ellalevanta el rostro, y distingo en el borde de sus parpados pequeñasgotas de agua.
"Acaso...¿son lagrimas?"
Noposeo un segundo momento para pensarlo, porque Lily me abraza,embriagándome en su perfume.
-GraciasJames. - murmura cerca de mis oídos.
Aveces tan solo se necesita eso para sorprender a alguien especial, unpequeño anillo o un ramo de flores. ¿No es lo que importa laintención? No...
Loque importa es que TEAMO, Lilian Evans.
Original, anticuado e importante - Fanfics de Harry Potter
-¡No,Potter! -respondió con frialdad, sin despegar la vista de aquelviejo manual de Runas Antiguas. -Pero Lily... -era la decimoséptima vez en el día que
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2023-02-27
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