Los rayos anaranjados del sol iluminaban las plantas que crecían en aquel campo. Y, justo en medio de los dos arbustos más grandes y relucientes se encontraba una gran reja gris con la gran letra M incrustada en el medio, y detrás se extendía la inmensa mansión de la familia Malfoy.
En el vestíbulo de entrada se hallaba una gran y alargada mesa, y una familia de tres desayunaba en silencio.
El padre era rubio de ojos grises y facciones puntiagudas, su cabello le llegaba hasta los hombros y llevaba una túnica negra, y se encontraba leyendo el periódico de magos El Profeta.
La esposa tenía un abundante pelo negro y lacio que le llegaba hasta la cintura, y sus hermosos ojos azules estaban fijos en su desayuno.
-¿Gusta más cerveza de mantequilla, señora Malfoy? preguntó la voz chillona del elfo doméstico.
-Sí; Regum, si me haces el favor contestó la señora.
El chico, sin embargo, no podía dejar de mirar a la gran ventana que daba a vista los paisajes de afuera de su mansión. Era rubio de ojos grises, idéntico a su papá en aspecto, aunque su actitud era como la de su madre
¿Cuándo llegarán? se preguntó Scorpius Malfoy, con preocupación.
-¿Decías algo, querido? le preguntó su madre.
-No, nada respondió Scorpius.
Su padre por fin levantó la vista del periódico, y sus ojos se clavaron en los de su hijo.
-Si te preguntas cuanto tardan en llegar tus amigos, te digo que no mucho. Y por cierto, mejor piénsatelo muy bien antes de elegir a tus verdaderos amigos dijo Draco.
-¡Pero, padre, ellos son mis verdaderos amigos! protestó Scorpius.
-No me levantes la voz, Scorpius lo regañó su padre.
-Draco, querido, el chico tiene libertad de juntarse con quien le plazca lo defendió su madre, y Draco se calló y volvió a esconderse detrás de El Profeta.
-¿Ya terminó, amo Malfoy? preguntó Regum.
-Sí, gracias respondió Scorpius, y el elfo le agarró su plato y lo llevó a la cocina.
Y, entonces, unos pasos se oyeron desde afuera.
Scorpius se fijó en la ventana, y vio a un grupo de personas afuera de la reja de su casa.
-¡Papá, ya llegaron! exclamó, contento.
Draco se paró de su silla y abrió la puerta, seguido de su hijo.
-¡Scorpius!
Las voces de Albus Potter y Rose Weasley resonaron en todo el lugar y Scorpius corrió hacia ellos.
-Hace tiempo que no nos veíamos sonrió Albus, y abrazó a su mejor amigo.
-Hola, Malfoy saludó Ron Weasley a Draco con voz seria.
-Hola, Weasley respondió Draco con voz igual de seria.
Rose y Scorpius miraron a sus padres, preocupados, pues era evidente que se detestaban.
-Hola, Draco saludó Harry Potter, y saludó con la mano a su ya-no-tan-enemigo.
-Hola, Harry
-¡Tu casa es hermosa! suspiró Rose, y Scorpius se sonrojó un poco.
-¿Quieren pasar? ofreció.
-¡Claro! dijeron los chicos, emocionados, y corrieron a la mansión, seguidos por sus padres.
La madre de Scorpius se paró al verlos y fue a saludarlos.
-Mucho gusto, sonrió, soy Astoria Malfoy.
-Es un placer respondieron Albus y Rose.
-¿Vamos arriba? preguntó Scorpius, y los chicos asintieron.
Entonces los llevó a una de sus seis habitaciones, y se quedó satisfecho al ver las caras de impresión que ponían sus huéspedes.
-¡Esto es maravilloso! dijo Rose, sentándose en la butaca favorita de Scorpius.
-Lo sé dijo Albus, y se sentó en la cama.
Scorpius se sentó junto a él.
-Y bueno, ¿qué quieren hacer? preguntó.
Scorpius había invitado a sus amigos a pasar la última semana de vacaciones de verano con él y su familia en su mansión, y después se irían a Hogwarts para su tercer año.
-¿Jugamos ajedrez mágico? sugirió Rose.
-¿Qué tal si jugamos quidditch afuera? sugirió Albus.
-¿Qué les parece si vamos a algún lugar? dijo Scorpius.
-Oh
,Scorpius soltó una risita, ya enserio, tenemos toda una semana, ¿qué quieren hacer primero?
-Quidditch, porfavor suplicó Albus.
-¿Una partida de gobstones? sugirió Rose.
-¡Mejor vamos al Callejón Diagon o al Caldero Chorreante! dijo Albus con la cara iluminada.
-Pero si acabamos de llegar, Al, eso lo podemos hacer mañana dijo Rose con los ojos en blanco.
-Quidditch entonces insistió Albus.
-A ver, a ver, dijo Scorpius, ¿quién vota por que juguemos quidditch?
Albus y él levantaron la mano.
-Lo siento, Rose, mayoría de votos dijo Albus, y los tres se fueron a los jardines.
-Tienes muy buen espacio para jugar quidditch observó Albus.
-Lo sé, pero nunca he jugado confesó Scorpius.
-¿Enserio? Yo tampoco dijo Albus.
-Me gustaría ser golpeador o cazador dijo Scorpius.
-Yo quiero ser el buscador, dijo Albus, mi padre y mi abuelo eran grandes buscadores de Hogwarts, y además siempre veo a James jugar con la snitch que se compró en el Callejón Diagon cuando fuimos a comprar los libros.
James era el hermano mayor de Albus, y era, aparte de un verdadero y talentoso bromista, un gran buscador, y era parte del equipo de quidditch de Gryffindor.
-Mejor que no haya golpeadores, yo seré el cazador, dijo Scorpius, entonces, Rose, tú puedes ser guardián.
Rose asintió, aunque algo seria.
-¿Y las escobas? preguntó Albus.
-Están allá, dijo Scorpius apuntando a un arbusto en forma de escoba, ¡vamos!
-¡Son Saetas de Fuego! se asombró Albus, y montó en una, mientras que sus amigos también.
-Miren, allá están los aros, a lo lejos; Rose tu tienes que vigilar los aros y evitar que yo meta goles con la quaffle, que es esta pelota-sostuvo una pelota café y grande-Albus, supongo que tú ya sabes qué hacer, ¿verdad?
Albus asintió, orgulloso.
-Bueno, que empieze el partido sonrió Albus, y en un instante se hallaban los tres tirados en el suelo, descansando y riendo.
-¿Ves que el quidditch no es tan aburrido, Rose? le dijo Albus a su prima.
-Sí, si, okay
dijo Rose, a quien no le gustaba mucho admitir que otros tenían la razón y ella no.
-¿Mañana vamos entonces al Callejón Diagon? preguntó Albus, parándose.
Scorpius asintió.
-¿Y saben qué quiero comprarme? Una lechuza dijo.
-¡Cierto! Son muy útiles, créeme que te conviene le dijo Albus.
-Yo quiero comprarme un gato dijo Rose.
-Y todos los libros de Flourish y Blotts dijo Albus con tono burlón, y Rose desvió la mirada con el ceño fruncido.
-Bueno, ya basta de deportes, Al, estoy exhausto, dijo Scorpius, ahora hay que hacer lo que Rose diga.
Rose sonrió, sorprendida y alagada, a Scorpius, quién le devolvió la sonrisa.
-Prepárate a responder preguntas de todos los libros que Rosebud Weasley se ha leído en toda su vida dijo Albus con voz temblorosa.
Resultó que Rose les propuso jugar snap explosivo para, según ella, mejorar su memoria, y después ajedrez mágico, esta vez para mejorar su estrategia e inteligencia.
Al día siguiente fueron al Callejón Diagon con los padres de Scorpius, quienes se quedaron en El Caldero Chorreante y les dieron permiso para ir a la tienda que quisieran.
-Vamos a la tienda de animales mágicos sugirió Scorpius, y los tres entraron.
Albus y Scorpius fueron a ver a las lechuzas, a pesar de que Albus ya tenía la suya (llamada Hedwig II) y Rose se fue a ver a los gatos.
-¿Qué te parece esta, Al? preguntó Scorpius señalando a una lechuza de color negro como la noche.
-Es bonita, admitió Albus, y ¿sabes? Mi lechuza es blanca como la nieve.
-Justo lo opuesto sonrió Scorpius.
Entonces Rose los alcanzó, y llevaba algo amarillo en las manos.
-¡Miren a este lindo angelito que encontré! dijo, risueña.
En sus brazos llevaba cargado a un gatito, de color rubio platino de ojos verdes y mirada tierna.
-Es mucho más lindo que el gato que tenía mi tía Hermione dijo Albus con una risita, recordando la cosa gorda y peluda de cabellos anaranjados con cara aplastada que su tía tanto quería.
-Entonces lo compro dijo Rose, y se fue a la caja mientras el gatito ronroneaba.
-Entonces yo también me compraré la lechuza dijo Scorpius, y agarró la jaula de la lechuza negra.
-¿Cómo la llamarás? preguntó Albus mientras iban a la caja.
-Hum
he pensado en Knight, o Peerow, aunque
¿qué tal Rohener?
-Está bien
dijo Albus con los ojos en blanco.
-Vamos a pagarte, Rohener susurró Scorpius a la lechuza, que ululó suavemente.
-Esperen, creo que le llevaré a Hedwig alguna golosina dijo Albus, y corrió por una galleta especial para lechuzas.
-Son siete sickles de plata dijo la bruja a Albus, y los tres salieron, felices.
-¿Vamos a la tienda de quidditch?,preguntó Albus, aunque sea sólo a ver añadió observando a Rose.
-De acuerdo dijo Rose, sin darle importancia, y los dos chicos corrieron a la tienda de artefactos para quidditch.
En el expositor había una escoba de color oro, reluciente, que parecía un rayo.
Scorpius y Albus se colaron a la multitud que la contemplaba, maravillados, y leyeron el letrero debajo de la escoba.
Sol Invictus 3.000
He aquí el modelo más nuevo de escobas voladoras, ejemplo de una escoba muy bien fabricada; su palo es de madera de arce barnizado y aerodinámico. Las ramas de abedul de la cola fueron cuidadosamente escogidas y cortadas hasta lograr la máxima perfección. Alcanza aproximadamente unos 488 km/hora en doce segundos, y posee un sistema de frenamiento inigualable.
Preguntar precio en el interior.
-¡Estupendo! exclamó Albus.
-Creo que me la regalarán en Navidad dijo Scorpius.
Albus lo miró, extrañado.
-¿Cómo sabes? le preguntó.
-Oí hablar a mi papá con mi abuelo, Lucius, acerca de mi gusto por el quidditch, y es obvio que me la comprará en la fiesta más próxima, porque una vez, cuando mi padre tenía doce años, ¡le compró escobas último modelo a todo el equipo!
-Wow dijo Albus.
-¿Y Rose? preguntó Scorpius de repente.
-¡Oh, mira! Está en Flourish y Blotts, ¿vamos? preguntó Albus, y Scorpius asintió y encontraron a Rose examinando un libro titulado Nueva teoría de la Numerología.
-¿De qué es ese libro? preguntó Scorpius, sobresaltando a Rose.
-De Aritmancia respondió.
-Espera, ¿esa no es una materia de Hogwarts? preguntó Albus.
-Sí; yo me inscribí, de hecho a todas las materias, ¿y ustedes? preguntó Rose.
-Yo a todas menos Estudios Muggles, Aritmancia y Runas Antiguas dijo Scorpius.
-Igual yo dijo Albus.
-Qué flojera tener todas las materias bostezó Scorpius.
-¡Por fin llegamos! exclamó Rose, quien llevaba puesta la túnica de Gryffindor.
Ella, Scorpius, Albus y los padres de Scorpius habían llegado a Kings Cross, con sus baúles y sus mascotas.
-¡Al! exclamó una voz desde lejos y de repente Albus sintió que unos brazos le apretaban. Su hermano James lo abrazaba como nunca se había imaginado.
-¿James? ¿Porqué me abrazas así? preguntó Albus, con la cabeza dandole vueltas.
-Por nada, es que debo admitir que una semana sin verte me desanima
ya extrañaba un blanco para mis bromas, y mamá me regañaría si se lo hiciera a Lily dijo James.
-Ah respondió Albus.
-¡Hola, Rose!, dijo James viendo a la chica, ¿con que gato nuevo, eh?
-Sí, se llama Luna dijo Rose, acariciando a su gata.
-Espera a que se lo diga a Lily, dijo James poniendo los ojos en blanco, ya querrás que le ponga a su micropuff Rose, ¿verdad?
Rose se sonrojó.
-Fue el nombre más bonito que encontré, y además va con su color de pelo se defendió.
-Nada, nada dijo James, riendo y se fue.
-¡Hola! dijeron unas voces.
Harry y Ginny, los padres de Albus, y Lily, su hermana menor, habían aparecido y sonreían.
Lily ya llevaba también su túnica de Hogwarts, solo que no tenía ninguna insignia de Gryffindor ni nada, pues apenas era su primer año en Hogwarts. Albus recordó cuando él fue por primera vez a Hogwarts, y que Lily tenía nueve años y quería ir, y sonrió también.
Entonces aparecieron Ron y Hermione, los padres de Rose, y Hugo, su hermano menor, y abrazaron a Rose.
Hugo también iba por primera vez a Hogwarts, aunque no llevaba puesto aún la túnica.
-Recuerden, Gryffindor o los desheredo les recordó Ron.
-Ahí va de nuevo dijo Hermione, rodando los ojos.
-Te acompañaremos a tu lugar, Lily le dijo Ginny, y Lily asintió.
-Igual nosotros, Hugo dijo Hermione a su hijo.
Entonces apareció James, con sus dos mejores amigos, Francis y Leo.
-Traigo noticias, dijo, ¿sabían que Molly fue elegida prefecta de Gryffindor?
-No, pero ya me imagino la reacción de Percy dijo Ron.
-Y además, Roxanne fue elegida capitana del equipo de quidditch de Gryffindor dijo James.
-¡Wow! dijeron Albus y Scorpius.
-George y Angelina deben estar muy orgullosos dijo Harry.
-¡Claro! ¿Ya vieron la escoba nueva que le compraron a Roxanne? preguntó James.
-No dijeron todos.
-¡Es una Sol Invictus 3.000! exclamó James.
-¡¿Qué?! saltó Albus.
-Esa escoba es maravillosa dijo Scorpius con los ojos en blanco.
-Lo sé, dijo James, yo quiero una, pero papá me dio su Saeta de Fuego.
-Alégrate, la Saeta de Fuego es muy veloz y era la mejor en mis tiempos le dijo Harry, dándole unas palmaditas en la espalda.
-En TUS tiempos dijo James.
-Bueno, ya vámonos a la estación, se hace tarde dijo Ginny, y traspasaron la muralla que separaba la plataforma nueve y tres cuartos del mundo muggle.
-Vamos, al tren dijo Hermione, y llevó a Hugo, mientras Ginny llevaba a Lily.
-Vamos, ¿no? dijo Rose a Albus y Scorpius y subieron.
James, Francis y Leo se tardaron un poco, pues estaban muy ocupados con el tío George hablando acerca de las próximas ofertas de Sortilegios Weasley.
-¿Dónde nos sentamos? preguntó Albus.
-Miren, aquí esta vacío dijo Rose señalando el compartimento que tenían enfrente, y entraron.
Y enseguida, llegaron Lily y Hugo.
-¿No iban a sentarse juntos? preguntó Rose.
-No, preferimos venir con ustedes dijo Hugo, y él y Lily se sentaron enfrente de ellos.
-No puedo esperar al carrito dijo Hugo.
-Eres igual a Rose dijo Scorpius con una risita.
-¿Puedo cargarlo? le preguntó Lily a Rose, señalando a Luna.
-Claro dijo Rose, y le dio a la gata.
-Qué bonita, dijo Lily, ¿cómo se llama?
-Lona mintió Rose rápidamente, y Albus y Scorpius la miraron.
-Bonito nombre, admitió Lily, muy parecido a Luna.
-¿Sí, verdad? dijo Rose con una risita y las orejas coloradas.
-¡Oh, hola! dijo una voz femenina que hizo que a Albus le diera un vuelco el corazón.
Alice Longbottom, tan hermosa como siempre, se hallaba asomada, sonriéndole.
-¡Hola! saludó.
-¿Podemos pasar? preguntó Alice.
-Sí dijo, y Alice y una niña de once años que la venía siguiendo pasaron. La niña era muy parecida a ella, excepto en los ojos, que eran cafés y le daban un aire despistado a la niña.
-Ella es Hannah, mi hermana menor ¿la recuerdan?, dijo Alice, es su primera vez en Hogwarts.
-También nosotros vamos por primera vez sonrió Lily, señalando con la mano a Hugo y a ella.
-Ya somos tres dijo Hugo.
-Cinco corrigió una voz desde la puerta del compartimento.
-¡Oh, hola Lorcan! ¡Hola Lysander! ¡Pasen! dijo Lily a los gemelos.
Los chicos eran rubios, con ojos marrones como los de su padre, y llevaban ya su túnica puesta.
-¡Vaya! Ya estamos llenos dijo Hugo.
-Y apretados añadió Scorpius.
Iban tan incómodos pegados uno con uno, que cuando se volvió a abrir la puerta del compartimento, Lorcan exclamó:
-¡Ya no aceptamos a nadie más, así que mejor vete o
¡oh, lo siento! dijo, sonrojado, al ver a la confusa bruja de las golosinas.
-Bueno, si no quieren golosinas
-¡No, espere! la detuvieron Rose y Hugo.
-¿Sí? dijo la bruja.
-Si queremos golosinas, perdone, es que estábamos muy apretados y nos desesperamos dijeron, parándose y llendo hacia el carrito.
Lily, Hannah, Alice, Albus y Scorpius se pararon también.
-Vengan también les dijo Alice a Lorcan y Lysander, quiénes se sentían culpables.
-No importa, anda, vengan los animó Lily, y los chicos se pararon.
Y así, llenaron el compartimento con ranas de chocolate, grageas de todos los sabores, meigas fritas, caramelos de café con leche, pasteles de calabaza, varitas de regaliz, droobles, diablillos negros de pimienta, plumas de azúcar, entre otros caramelos.
-Ya quiero ir a Honeydukes dijo Alice.
-¿Honeydukes? preguntó Lorcan.
-Bueno, nada más Albus, Rose, Scorpius y yo iremos dijo Alice.
-¿Por qué? preguntó Hannah.
-Sólo podemos ir de tercer año a séptimo dijo Alice.
-Se llama Hogsmeade el pueblo, ¿no? preguntó Rose, y Alice asintió.
-Sí, y Honeydukes es la tienda de dulces dijo Alice.
-¡Cierto! He oído hablar también de otros lugares, también en Hogsmeade, como Zonko (la tienda de bromas), Las Tres Escobas, La Casa de los Gritos, Cabeza de Puerco
dijo Scorpius.
-Ya no hablen, me duele mucho que no iremos aún dijo Hugo, dolido.
-Como sea, buena suerte en Hogwarts les dijo Lysander, y los demás le agradecieron y también le desearon suerte.
-Me pregunto en qué casa nos pondrán le dijo Lily a Hugo, Hannah, Lorcan y Lysander cuando bajaron del tren.
-¿Ahora a dónde vamos? preguntó Hannah.
Albus, que los había escuchado, les informó que debían ir con Hagrid, el guardabosques, y no necesitó describirlo ya que Lily y Hugo también lo conocían.
-Bueno, adiós se despidió.
-Nos veremos en el castillo les dijo Rose.
-¿Creen que el carruaje se mueve solo? preguntó Scorpius cuando él, Albus y Rose se sentaron en el carruaje.
Albus fijó la vista en Alice, que se había despedido para irse con sus amigas, así que no puso atención.
-¿Al?
-¡Ah, sí!, dijo, sobresaltado, um
¿qué?
Rose suspiró.
-Que si creemos que el carruaje se mueve solo le dijo.
-Ah
bueno, yo no lo creo dijo Albus.
-¿Por?
-Cuando era el día en que fuimos a Hogwarts por primera vez, mi padre me dijo que unas criaturas que parecen caballos, llamados thestrals, eran los que movían los carruajes, y que sólo los pueden ver los que lo han visto la muerte explicó Albus.
-¿Los thestrals guían los carruajes? ¡No lo sabía! dijo Rose.
-Pero sí sabías lo que son los thestrals, ¿verdad? preguntó Albus.
-Por supuesto sonrió Rose.
-Este año va a ser muy emocionante dijo Albus, y sus amigos asintieron, mirando a las estrellas que iluminaban el cielo nocturno.
-¡A continuación, la Ceremonia de Selección!
La voz de la profesora McGonagall retumbó en el Gran Comedor, amplificada con el encantamiento Sonorus, y por eso a Albus le dolió repentinamente la cabeza.
El Sombrero Seleccionador empezó entonces a cantar su habitual canción. Albus no podía creer que ya todo hubiera pasado tan rápido
¡por fin estaba en tercer año! ¡Iba a tener materias nuevas, e iba finalmente a poder ir a Hogsmeade! No sabía por qué el nombre le resultaba familiar
tal vez James lo había mencionado el año pasado.
Pero cuando empezaron a nombrar a los alumnos de primer curso dejó de estar absorto en sus pensamientos, y puso atención.
-¡Scamander, Lorcan!
Albus vio como su amigo subía y se ponía el Sombrero Seleccionador.
-¡RAVENCLAW! exclamó el sombrero, y Lorcan se dirigió a la mesa de Ravenclaw, donde aplaudían con entusiasmo.
-¡Jones, Betty!
Una chica de cabello negro y largo pasó al frente, y esta vez el sombrero gritó:
-¡HUFFLEPUFF!
-¡Zabini, George!
-¡SLYTHERIN!
Los de la mesa de Slytherin aplaudieron y silbaron, celebrando la llegada de un nuevo Slytherin.
-¡Longbottom, Hannah!
Albus volteó a ver a Alice, quién cruzaba los dedos por debajo de la mesa.
-¡GRYFFINDOR!
Albus se unió al coro de aplausos mientras Hannah iba a la mesa de Gryffindor. Su padre, Neville, aplaudía y sonreía desde la mesa de profesores.
-¡Potter, Lily!
A Albus se le encogió el estómago al ver a su hermana, nerviosa, pasar con el sombrero seleccionador.
-¡GRYFFINDOR!
Lily sonrió, aliviada, y fue a reunirse con los de Gryffindor, que aplaudían con entusiasmo, y se sentó al lado de Albus, quién le había guardado lugar a ella y a Hugo.
-¡Weasley, Hugo!
Rose no despegaba los ojos de su hermano, que tambaleándose de nervios subió al banco y se puso el sombrero.
-¡GRYFFINDOR!
Hugo corrió a la ruidosa mesa de Gryffindor con una sonrisa de oreja a oreja, y se sentó al lado de Lily.
-¡Cattermole, Drew!
-¡HUFFLEPUFF!
-¡Goyle, Robert!
-¡SLYTHERIN!
-¡Crabbe, Victor!
-¡SLYTHERIN!
-¡Scamander, Lysander!
Los murmullos de son iguales resonaron en el salón, señalando a Lorcan y a Lysander.
-¡RAVENCLAW! rugió el sombrero, y Lysander se apresuró a sentarse al lado de Lorcan, quien le guardó lugar.
Todavía siguieron muchos alumnos, hasta que el banquete comenzó.
-¡Estupendo! exclamaron Hugo, Lily y Hannah, y comieron en silencio.
Rose devoraba cada pedazo con lentitud, para saborearlo bien.
-¡Ja! ¿Te acuerdas de Dudley? susurró Scorpius a Albus, señalando a un chico gordo de trece años, que comía al mismo ritmo que Rose.
-Como no acordarme sonrió Albus con malicia.
A Albus le caía mal Dudley porque él había insultado (bueno, tampoco fue un insulto, sólo fue algo maleducado) a Alice, y Albus la defendió y desde ese instante se llevaron mal. Y lo peor de todo fue que Albus se enteró de que eran primos, pues su padre, Dudley Dursley, era primo hermano del padre de Albus, Harry.
Pero no dejó que acordarse de él arruinara su primer día de su tercer curso en Hogwarts, así que siguió comiendo, hasta que retiraron la comida y aparecieron los postres.
Finalmente, fueron los avisos de siempre, como las pruebas de quidditch o que el bosque está prohibido
-¡Los de primer año, síganme, porfavor! exclamó una chica alta, pelirroja y con pecas.
-¡Hola, Molly! la saludaron Rose, Hugo, Albus y Lily.
-¡Hola! saludó Molly, y siguió llamando.
-Nos vemos pronto le dijeron Albus, Rose y Scorpius a Lily y a Hugo y se fueron a la sala común de Gryffindor.
-¿Cuál era la contraseña? preguntó Scorpius.
-Remendus caserus dijo Rose al retrato de la señora gorda, y ésta los dejó pasar.
-¡Ya quisiera yo un remedio casero! la oyeron decir mientras se cerraba el hueco de su retrato.
Scorpius bostezó.
-Buenas noches le dijo a Rose, y él y Albus se subieron al dormitorio de chicos, mientras Rose se iba al de chicas.
-Mañana nos espera un día largo dijo Albus, estirándose, y se puso su pijama y se fue a dormir.
-¿Y cómo se supone que asistirás a todas las clases, Rose? le preguntó Albus por décima vez a Rose.
-Es que no puedo decirles
-¿Por qué?
-Por que sería peligroso
-¿De qué hablan? preguntó Scorpius, quien se había unido a la plática.
-De cómo le hará para asistir a todas las clases a la vez le explicó Albus.
-Cierto, Rose
¿segura de que quieres asistir a todas las clases? Todavía puedes salirte
dijo Scorpius.
-Estoy segura, Scor, le dijo Rose, y mejor ya vámonos, llegaremos tarde a Cuidado de Criaturas Mágicas.
Así que salieron de la sala común de Gryffindor a los terrenos de Hogwarts, cerca de la cabaña de Hagrid.
-¡Bienvenidos! Hoy veremos a los murtlaps les dijo Hagrid, entusiasmado, a la clase.
-¿Alguien sabe qué es un murtlap y cómo es? preguntó Hagrid, y Rose levantó la mano, dando saltitos por contestar.
-¿Sí? preguntó Hagrid.
-El murtlap es una criatura con apariencia de rata que se encuentra en zonas costeras del Reino Unido. Tiene una excrecencia sobre el lomo que se asemeja a una anémona del mar. Esas protuberancias son encurtidas para su consumo, pues confieren resistencia ante las maldiciones y el mal de ojo, aunque el consumo excesivo provoca la aparición de un vello púrpura en las orejas bastante antiestético. Los murtlaps comen crustáceos; también le hinchan el diente a los pies de cualquiera que los pise recitó Rose.
-Excelente, Rose. ¡Veinte puntos para Gryffindor! dijo Hagrid, y los de Gryffindor aplaudieron a Rose, quien se sintió halagada.
-Y ahora, quiero que identifiquen a las ratas comunes y a los murtlaps en dos secciones; y vayan al Lago Negro a conseguir la comida que necesita un murtlap, y les den de comer dijo Hagrid, y los demás obedecieron.
Finalmente, Rose fue la que acabó primero, y claro, todo estaba correcto.
Albus no alcanzó a llegar a tiempo para darle de comer a sus murtlaps, debido a que se había atrasado pescando porque le había dado al calamar gigante en un tentáculo y éste lo había salpicado de tinta negra.
Scorpius estaba todavía peor: no había ni alcanzado a pescar porque una rata le mordió el dedo y el chico la pateó, ocasionando que ahora le mordiera el pie.
-¿Estás bien, Scorpius? le preguntó Rose.-No creo que sea tan grave, dijo Scorpius, cuyo dedo sangraba, sólo iré con la señora Pomfrey y me curará de inmediato.
-Mejor apúrate, tendremos Adivinación después le aconsejó Albus, y Scorpius se despidió y se fue a la enfermería.
-¡Ya era hora, Scorpius! le susurró Albus a Scorpius cuando los dos llegaron al aula de adivinación.
-Lo siento, es que habían muchos estudiantes en la enfermería dijo Scorpius.
-¿Enserio? ¿Por qué? preguntó Albus, confundido.
-No lo sé
dijo Scorpius, y los dos entraron por una trampilla al salón.
Dentro había muchas mesitas con grandes manteles, y parecía un salón de té debido a las tacitas y al ambiente.
Cuando todos se sentaron, la profesora llegó, pero la sombra de las cortinas la tapaba, y Albus no la podía observar bien.
-Supe que vendrían a estas horas, dijo, sin embargo, una chica de Gryffindor llegará dentro de dos minutos.
Albus se fijó en que Rose faltaba, y el estómago se le encogió.
-Bueno, me voy a presentar, yo soy la profesora Trelawney avanzó un paso, y Albus por fin la pudo observar.
Su cabello era largo y enredado, y llevaba muchos chales y collares de cuentas. Sus grandes gafas aumentaban el tamaño de sus ya grandes ojos, lo cual daba una apariencia intimidante y desagradable.
Entonces una persona entró por la trampilla.
-Lo siento, profesora, no volveré a llegar tarde dijo la voz de Rose.
-¿Cuál es tu nombre, querida? preguntó la profesora Trelawney.
-Rose, Rose Weasley
-¿De qué casa eres?
-Gryffindor
-De acuerdo, adelante, toma asiento dijo, mientras un grupo de chicas daba murmullos de admiración por la acertación de la profesora Trelawney.
Rose se sentó junto con Albus y Scorpius, quienes le habían guardado un lugar.
-Hoy estudiaremos la Tesomancia, que es la lectura de las hojas de té, explicó la profesora, Cada quién esparcirá hojas de té sobre su taza correspondiente, y después se la dará a su compañero. Utilizen su ejemplar de Disipar las nieblas del futuro para guiarse y predecir el destino de su compañero.
Los alumnos obedecieron, y Scorpius se la pasó a Albus, Albus a Rose y Rose a Scorpius.
-¿Van bien, mis niños? les preguntó la profesora Trelawney, que se pasaba por cada mesa, ¿necesitan ayuda o algo?
-No, no gracias dijo Scorpius, y la profesora se fue a revisar a la mesa de al lado.
-Tienes un gran círculo en tu taza, Rose le dijo Scorpius a Rose.
-Tú tienes
una luna, Scorpius le dijo Albus.
-Y me parece que tú tienes un sol, Al le dijo Rose.
-¿Qué significarán? preguntó Albus mientras Rose abría su libro y buscaba la página.
-Aquí está, dijo, Albus
el sol significa Felicidad continua.
-Nada mal comentó Albus.
-El círculo significa
, empezó Rose, pero se calló y se sonrojó.
-¿Qué? ¿Qué significa? preguntó Scorpius.
-Busquemos dijo Albus y él y Scorpius abrieron su libro y buscaron la página rápidamente.
-Esperen, los interrumpió la profesora Trelawney, para el alivio de Rose, no me han dicho aún qué han predecido.
-Pues Rose me dijo que yo tengo un sol y que eso significa felicidad continua le dijo Albus.
-Eso es correcto dijo la profesora.
-Y nosotros tenemos un círculo y una luna dijo Scorpius, señalando a Rose y a él.
-El círculo y la luna tienen el mismo significado dijo la profesora Trelawney.
-¿Cuál? preguntó Scorpius, emocionado.
-Significa
empezó la profesora, pero el sonido del fuerte timbre les impidió escuchar lo que decía.
-Lo siento, mis niños, luego lo averiguarán, les dijo la profesora, y se fue a su despacho, dejándolos solos, mientras los demás se iban al recreo.
-¿Qué crees que haya significado? le preguntó Scorpius a Albus.
-No lo sé, pero debe ser malo o algo porque Rose no quiso decirnos dijo Albus.
-La profesora Trelawney dijo que luego lo veríamos
¿se refería al libro o al futuro? preguntó Scorpius.
-No lo sé, pero ¿y si vemos qué significa? preguntó Albus.
Entonces él y Scorpius se apresuraron a coger sus mochilas, cuando Rose los alcanzó.
-¿Qué hacen? preguntó.
-Nada dijeron al unísono.
Rose los miró, sospechosa.
-¿Qué te pareció la clase? le preguntó Albus para cambiar de tema.
-¿Cuál? ¿La de Adivinación? preguntó Rose.
-Sí
-La verdad yo creo que es muy imprecisa, es pura basura y nunca sabes si es cierto o no dijo Rose con el ceño fruncido.
-Rose, ¿qué significan nuestros..? empezó Scorpius, pero Rose hizo como que no lo escuchó y lo interrumpió:
-¡Oh! ¡Se me olvidaba! ¡Ya tenemos que entregar los permisos para poder ir a Hogsmeade! y se echó a correr, Albus y Scorpius siguiéndola.
-¿A quién se los entregamos? preguntó Albus casi sin aliento, mientras seguían a Rose.
-A la profesora McGonagall dijo Rose.
Media hora más tarde, estaban en las butacas más cómodas de la sala común de Gryffindor, las que estaban junto al fuego; ya habían entregado los permisos y tenían montones de deberes, pero no era nada comparados con los de Rose, quien iba y venía de la biblioteca.
-Te aseguro que lo único que no extrañaba de Hogwarts, le dijo Scorpius a Albus, eran los deberes.
Hacía un solazo impresionante, y los campos de quidditch, cuyo pasto era color verde esmeralda, se preparaban para recibir invitados.
Albus y Scorpius se acercaron a Roxanne.
-¿Eres la nueva capitana, verdad? preguntó Albus, y Roxanne asintió con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Por qué puestos se han decidido? preguntó Roxanne.
-Queremos ser golpeadores, porque, además, James ya era buscador respondió Albus.
-Mi padre y mi tío, su gemelo, eran golpeadores también dijo Roxanne con una pequeña lágrima en el rabillo del ojo.
- ¡Hola!, los saludó James, ¿por qué puestos se han decidido?
-Golpeadores dijo Scorpius.
-Es un buen puesto sonrió James, y se fue con sus amigos.
-Atención, ya vamos a empezar las pruebas dijo Roxanne a todos, quienes se voltearon.
-Primero las pruebas para cazadores; sólo habrá dos (porque yo también soy cazadora) que resulten elegidos, ¿de acuerdo?
Todos asintieron con la cabeza.
-Los que quieren ser cazadores, síganme dijo Roxanne, y fue al centro del campo, donde se encontraba un baúl con la letra Q en grande.
Roxanne lo abrió y sacó una pelota que se llamaba quaffle.
Albus y Scorpius se sentaron, junto con los otros, en las gradas.
-Espero que quedemos en el equipo comentó Scorpius con voz temblorosa.
Después de las pruebas de cazadores, llegaron las pruebas para buscador.
-¡Buena suerte, James! le desearon Albus y Scorpius a James, quien bajaba rápidamente al campo.
-Realmente es bueno dijo Scorpius, impresionado, cuando James atrapó rápida y profesionalmente la snitch.
-Sí; lo heredó de mi abuelo y mi padre dijo Albus con una sonrisa.
-¡Pruebas para golpeadores! gritó Roxanne, y Albus y Scorpius bajaron de inmediato.
-Monten en las escobas dijo Roxanne, tendiéndoles unas escobas a ellos y al resto que se habían presentado.
-Cuando suene el silbato, saldrán, uno por uno, e intentarán golpear a la bludger con los bates- les dio un bate a cada uno- y alejarlas del campo, ¿de acuerdo? dijo Roxanne, y los demás asintieron.
Entonces sonó el silbato, y Albus se elevó, siguiéndolo Scorpius, y así poco a poco.
La bludger fue soltada por Roxanne desde abajo, y los aspirantes a golpeadores la perseguían y golpeaban, aunque no todos eran buenos golpeando con el bate.
-¿Ya habías golpeado antes con un bate? preguntó Scorpius a Albus desde sus escobas.
-Sí; mis padres y mis hermanos fuimos invitados a la fiesta de nuestros vecinos muggles, y ahí jugamos un juego muggle llamado béisbol, y desde ahí me gusta golpear con el bate explicó Albus, y en ese instante la bludger le pasó rozando, y Albus la golpeó con todas sus fuerzas.
La bludger salió despedida hacia el lado opuesto del campo, causando murmullos de asombro entre el público de las gradas.
Un jugador que se encontraba cerca la aventó, devolviéndosela a Albus, pero Scorpius se adelantó y la golpeó, también causando murmullos de sorpresa y asombro.
-¡Ya pueden bajar! gritó Roxanne desde el suelo, y los chicos bajaron.
-Lo hicieron excelente les dijo Roxanne, y enseguida gritó:
-¡Pruebas para guardianes!
-No tiene caso quedarnos, ¿no? le dijo Scorpius a Albus, y se dirigieron a la sala común de Gryffindor a terminar sus deberes.
-¡Rose! ¿Creí que no te gustaba el quidditch?
El comentario de Roxanne hizo que las orejas de Rose se pusieran coloradas.
-Lo sé, pero desde que lo jugué por primera vez en casa de Scorpius me gustó, aunque porfavor no les digas nada, no quiero que me digan cosas como Ya ves o Te lo dije dijo Rose.
-Bueno
si así lo quieres dijo Roxanne, y entonces sonó el silbato.
Rose se elevó con la escoba, y se formó en la fila aérea para las pruebas de guardián.
Primero pasó una chica, una tal Dorothy McLaggen, quien no lo hizo mal, la verdad.
Después siguió un chico rubio de ojos azules que, Rose pensó, era muy torpe.
Entonces pasó un chico castaño que sólo paró dos de cinco paradas.
Y, finalmente, le tocaba a ella.
El estómago se le revolvió. ¿Y si fallaba y todos se burlaban?
No, tú lo harás bien, Rose, sólo confía en ti dijo una vocecita en la cabeza que se parecía mucho a la de su madre.
Entonces se dirigió a los postes en forma de aros, y Roxanne lanzó la primera quaffle.
Rose, que había visto muchos partidos de fútbol muggle (gracias a su hermano, Hugo), ya sabía muchas tácticas que hacían los delanteros, y entre ellas la dirección opuesta.
Así que, se dirigió a la dirección derecha, y para su sorpresa, ¡atrapó la quaffle!
Un chillido de aplausos se escuchó desde los que quedaban en las gradas.
Cómo me gustaría que Albus y Scorpius estuvieran aquí pensó Rose, y devolvió la quaffle. Pero entonces la quaffle volvió a salir, y esta vez Rose se mantuvo donde estaba, sólo que alejándose un poco más del poste.
¡Y la volvió a parar!
La devolvió, y la quaffle se dirigió hacia ella otra vez.
Rose se dirigió hacia la izquierda, y de nuevo ¡la paró!
Cada vez se oían más aplausos y más gritos de asombro.
Pero se apagaron un poco, pues a la siguiente la falló.
Bueno, sólo falta una más, se dijo Rose, si paras esta, ya la hiciste.
Mientras la quaffle se elevaba, el tiempo pareció irse muy lento.
Rose sudaba de nervios, pero decidió dejarse llevar por la pelota.
Y entonces se dirigió hacia el extremo opuesto
-¡QUÉ PARADON! gritó Roxanne, y un estallido de aplausos se escuchó desde las gradas, y los estudiantes que se hallaban cerca aplaudieron también.
Las orejas de Rose se pusieron coloradas mientras bajaba.
-Estuviste fantástica, Rose, la felicitó su prima, de verdad, qué bueno que decidiste hacer la prueba.
Rose sonrió y se fue hacia la sala común de Gryffindor, donde encontró a Albus y Scorpius sentados en un sillón grande, con un montón de pergaminos y tinteros alrededor.
-¿Haciendo los deberes? preguntó.
-Sí dijeron los chicos.
-Son demasiados, no es justo se quejó Scorpius.
Yo no lo creo, pensó Rose, porque el tiempo me alcanzó para terminar todos mis deberes, y presentarme a las pruebas de quidditch.
-¿Y ahora qué toca? preguntó Scorpius, bostezando, a Rose al día siguiente por la mañana, durante el desayuno.
-Adivinación dijo Rose con un dejo de aburrimiento.
-Y espero poder saber lo que significan los símbolos esta vez dijo Albus.
-Si es cierto, ¿Rose, qué significaban el círculo y la luna? preguntó Scorpius.
-No creo que se cumplan las predicciones, de todos modos dijo Rose, y se paró enseguida.
Albus y Scorpius se miraron y también se pararon y la siguieron.
-¿Qué te pasa? le preguntó Scorpius, pues Rose se veía algo triste.
-Nada
mejor ya vámonos a clase dijo Rose, y se fueron.
Rose se fue adelantando, y a Albus se le ocurrió algo:
-Scor, cuando Rose se distraiga en la clase (contestando una pregunta, leyendo, etc.) hay que agarrar nuestros libros y buscar el significado susurró a Scorpius, quien asintió.
Y así, se dirigieron a la clase de Adivinación, que esta vez tenía un extraño lago flotante y muchas piedras alrededor.
-¿Qué? preguntó Scorpius.
La clase entró y se sentó en unos mesa bancos que habían atrás.
La profesora Trelawney apareció desde las sombras.
-Bienvenidos de nuevo, mis niños, dijo la profesora, ahora estudiaremos la Hidromancia. El agua era un elemento muy importante en la adivinación, y existe un método que se practicaba en la antigua Grecia, que consistía en lanzar tres piedras al mismo tiempo dentro de un charco de agua mansa. La primera piedra era redonda- una piedra redonda apareció en los mesa bancos de cada uno de los alumnos- la segunda era triangular- a continuación, apareció una piedra triangular- y la tercera una cuadrada- finalmente, apareció la piedra cuadrada- La hidromancia consiste en interpretar los dibujos que hacen las ondas concéntricas y buscar imágenes o reflejos que pudieran ser interpretados. Entonces quiero, mis niños, que avienten sus piedras al mismo tiempo en el lago y observen con atención las figuras que hacen en el agua.
Los chicos se pararon y rodearon el lago.
Albus aventó sus piedras, y las ondas formaron algo parecido a una estrella.
Después Scorpius y Rose aventaron las suyas a diferentes direcciones, pero quién sabe cómo, las piedras cayeron en un solo lugar.
¿Albus estaba alucinando, o las piedras formaron con las ondas un corazón?
El tiempo pasó muy rápido, pues la profesora Trelawney exclamó:
-¡Tiempo!
Entonces se dirigió a Albus, Rose y Scorpius:
-¿Qué observaron, mis niños?
-Bueno, a mí me salió una estrella, dijo Albus, y a Scorpius y Rose
-¿Sí?
-Les salió
es que no estoy seguro
-Aún así dilo, querido, el noble arte de la Adivinación no siempre es acertado dijo la profesora.
-Bueno, de acuerdo, Rose y Scorpius lanzaron sus piedras y cayeron en un mismo lugar, y las ondas formaron un
Pero entonces el timbre sonó.
¿Porqué siempre suena el timbre cuando se trata de averiguar el significado de algo? pensó Albus.
-Ya pueden salir, dijo la profesora Trelawney, ¡por Merlín! ¡Vean qué tiradero de agua y piedras dejaron! Mi ojo interior dice que se deben quedar tres personas a limpiar, y sus nombres son
. Albus Potter, Rose Weasley y Scorpius Malfoy.
Albus, Rose y Scorpius rodaron los ojos y se quedaron.
-¿Podemos limpiar con magia? preguntó Rose.
-Sí, querida dijo la profesora Trelawney.
Y así, el aula quedó magnífica, y justo cuando se iban la profesora Trelawney se puso muy pálida y rígida. Parecía que le iba a dar un ataque.
-¿Profesora?
Entonces la profesora Trelawney habló con una voz potente y extraña, que no era la suya:
-Lo que más desean dos alumnos de Hogwarts se cumplirá muy pronto
aunque hay muchos riesgos de catástrofes, así que deberán tener mucho cuidado
Otros dos chicos, también tendrán el mismo destino
Y todo sucederá en este año
muchas sorpresas marcarán este año en Hogwarts...
Y entonces tosió, como si se hubiera atragantado con jugo de calabaza.
Albus le dio unas palmaditas en la espalda.
-¿Qué había dicho? preguntó Scorpius. Él, al igual que Rose y Albus, estaban pálidos y sudorosos.
-¿Cómo que qué había dicho? preguntó la profesora. Parecía confusa.
-Emm
no, nada, ya terminamos de limpiar dijo Rose, y los tres chicos salieron rumbo a la sala común, muy confundidos.
Cuando Albus, Rose y Scorpius bajaron a desayunar al Gran Comedor la mañana siguiente, observaron que éste estaba decorado con calabazas flotantes con luces adentro, velas con destellos anaranjados, dulces flotantes, y manteles naranjas.
-¡Feliz Halloween! se decían unos a otros, sonriendo.
De desayunar tuvieron muchas delicias (incluidos dulces), pero eso no era nada comparado con el festín que tomaría lugar por la noche.
-No puedo esperar a que sea de noche sonrió Rose a sus amigos cuando salían del Gran Comedor para irse a su clase de Transformaciones.
-Ya que es Halloween, dijo la profesora McGonagall, quiero que transformen calabazas en cestas en forma de ollas con dulces dentro.
Los chicos obedecieron, y aunque tardaron un poco en transformar sus calabazas, lo lograron.
-Muy buen trabajo, los felicitó la profesora McGonagall, y precisamente por eso les regalo los dulces dijo con una sonrisa, y los alumnos se miraron, sorprendidos, alegres y emocionados.
-Muchas gracias, profesora le dijo Rose a McGonagall al final de la clase.
-No hay de qué sonrió McGonagall.
Al parecer, la fiesta de Halloween se había contagiado en todas las clases, pues en la clase de Encantamientos el profesor Flitwick les enseñó un encantamiento para aparecer dulces del aire, en la de Herbología vieron una especie de planta cuyas semillas explotaban dejando regalitos de Halloween, en Historia de la Magia vieron la historia de los magos a través de las épocas de Halloween, en Pociones vieron una poción para tomar la forma de cualquier objeto, disfraz, máscara (que muchos optaron para disfrazarse esa noche), etc.
A la hora de la comida había más decoraciones y más opciones de comidas que en la mañana, sólo que la cantidad de dulces era la misma (para tener suficientes para la noche).
Albus y Scorpius se regresaron, satisfechos, a la sala común de Gryffindor.
-¿Contraseña? preguntó el retrato de la Señora Gorda, quién llevaba un vestido de seda naranja.
-Iunctis Viribus dijo Albus.
La Señora Gorda carraspeó.
-No, no, me temo que la contraseña la cambiaron hoy, hace unos quince minutos dijo.
-¿Y cómo se supone que íbamos a saberlo? dijo Scorpius, enfadado.
-No lo sé, pero ahora tendrán que esperar aquí hasta que alguien venga y la diga dijo la Señora Gorda, y Albus y Scorpius aparecieron cojines y se sentaron, irritados.
Por fortuna, Rose no tardó mucho en llegar.
-¿Qué hacen ahí? ¿Olvidaron la contraseña? preguntó Rose.
-Sí dijeron.
-Tempus neminem manet dijo Rose al retrato, y éste se abrió, y Rose pasó con los dos chicos siguiéndola.
-Gracias dijeron, agradecidos.
-De nada; ¿ya hicieron sus deberes de Pociones? preguntó Rose.
-¿Teníamos deberes? preguntó Albus.
-¡Al! ¡Claro que sí! ¡Teníamos que hacer una poción llamada Solución para Encoger dijo Rose.
-Ah
pues, no, no los hemos hecho dijo Albus, apenado.
-¡Pues háganlos ya! Miren, yo los ayudaré, dijo Rose, ¡Accio Calderos!
A continuación, dos calderos bajaron a las manos de Rose, quien los colocó en el suelo.
-¡Accio Elaboración de Pociones Avanzadas! exclamó Rose, y su libro de pociones le llegó a las manos.
-¿De dónde lo sacaste? preguntó Albus.
-Lo renté de la biblioteca dijo Rose, mientras se hincaba.
-¿Cuándo? ¿Te ha alcanzado el tiempo? Yo sólo te he visto haciendo deberes aquí, nunca te vi salir dijo Scorpius.
-Lo renté casi al principio del curso dijo Rose rápidamente.
-Pero
-Bueno, ya hay que empezar con la poción dijo Rose.
-¿Qué se necesita? preguntó Albus.
-Raíces de margarita cortadas, higo seco pelado, ciempiés cortado, gotas de jugo de sanguijuela y un bazo de rata dijo Rose, leyendo el libro.
Y entonces hizo aparecer margaritas, higos, ratas y sanguijuelas, y agarró dos ciempiéses que andaban por ahí.
Albus y Scorpius cortaron las margaritas, pelaron los higos, cortaron los ciempiéses, y sacaron un bazo de rata, mientras Rose les sacó con mucho cuidado jugo de sanguijuela.
Y así, elaboraron la poción según las instrucciones de Rose, y terminaron.
-Cuántos deberes se quejó Scorpius, dejándose caer en una butaca.
-Lo sé dijo Albus y se tumbó a su lado.
Y entonces se durmieron, dejando salir sus inquietudes y cansancios.
-¡Oigan, despierten! ¡Vamos a llegar tarde al festín de Halloween! los regañó Rose, pero no le hicieron caso.
Rose frunció el entrecejo, y dijo:
-¡Sonorus! ¡LLAMANDO A ALBUS Y A SCORPIUS, LLEGAREMOS TARDE A LA CENA DE HALLOWEEN!
Los chicos se levantaron de un salto.
-Rose, no vuelvas a hacer eso le dijo Albus, con los tímpanos temblando.
-No hubo de otra dijo Rose, y los tres salieron al Gran Comedor.
Ahora, había dulces por TODAS partes, y sobresalían las calabazas, las luces de colores y los fantasmas, que danzaban alrededor como si estuvieran nadando en el aire.
Rose se sentó y comió en silencio, apresuradamente.
Albus y Scorpius observaron al chico que estaba enfrente de ellos, que comía con la misma prisa que Rose.
Era cachetón y muy gordo, con grandes manos que parecían jamones; más panzón que la última vez que lo vieron.
-¡Dudley! ¡Por Merlín! ¿Qué comiste en vacaciones? le preguntó Albus con un tono burlón.
Dudley lo miró con mirada rabiosa.
-Nada que te importe, cuatro ojos le respondió Dudley, y Albus sacó su varita:
-¡Fregotego!
De la boca de Dudley aparecieron burbujas rosadas de jabón, que le impedían comer más y que hacían que los ojos se les salieran de las órbitas.
Los que estaban más cerca rieron. Dudley era muy gruñón con todos que casi ni tenía amigos (algunos Slytherins le tenían simpatía, pero casi nunca se veían).
-Eso te enseñará a no insultar más le dijo Albus, y empezó a comer, riendo.
Rose lo miró, alarmada.
-¡Albus, si McGonagall los viera
! empezó.
-Pero no nos vio, Rose, ya deja dijo Albus, y Rose se siguió concentrando en su plato.
Y así, comieron y comieron hasta llenarse lo suficiente.
-A la sala común, todos dijo Molly Weasley, y los de Gryffindor subieron.
A Albus le dio un vuelco el corazón cuando vio que Alice se le acercaba.
-¡Hola! lo saludó.
-¡Hola! respondió él.
-Estuvo muy gracioso lo que le hiciste a Dudley dijo Alice con una risita.
-¿Sí, verdad?
-Aún recuerdo cuando me insultó por primera vez, en el banquete de primer año, y que tú me defendiste dijo Alice con un brillo en sus ojos azules.
-Sí, de hecho desde ahí me cayó mal dijo Albus, sonriendo, sin darse cuenta de lo que decía.
Alice lo miró.
-Albus
no sé como decirlo, pero
empezó, con las mejillas más sonrosadas de lo habitual.
-¿Qué? preguntó Albus, emocionado, tratando de no parecer grosero.
-Oh, espera, Tempus neminen manet dijo Alice al retrato de La Señora Gorda, pues habían llegado ya a la sala común.
Los chicos entraron.
Albus miraba al suelo.
¿Acaso él le gustaba a Alice? Sólo tenía sus esperanzas
-Bueno
er
¿qué querías decirme? preguntó Albus.
-¡Ah, sí! Bueno.. um
Albus, desde que te vi, tú
me gustas dijo Alice.
Albus sonrió como nunca antes había sonreído, cosa que pareció animar a Alice.
-Tú también a mí le dijo Albus.
-¿Enserio?
Alice parecía contenta y aliviada.
-Sí dijo Albus, mirándola a los ojos.
Alice se acercó poco a poco.
-Guau, he de admitir que no lo había pensado dijo Alice en un susurro.
-¿Qué? susurró Albus.
-Bueno
Alice se acercó más.
-Nunca imaginé que yo te gustaba
dijo Alice.
-Ni yo a ti dijo Albus.
-Pero ahora ya lo sabemos, y eso es bueno dijo Alice, y se acercó todavía más.
Albus sudaba. ¡Alice no tenía idea de lo nervioso que estaba!
Pero entonces sus nervios se calmaron, cuando sintió un calor en su cuerpo, y una boca besaba sus labios.
Albus le devolvió el beso a Alice, pensando nada más en ella, en que ella era lo único que existía para él
Hasta que los dos se separaron, por fin, riendo y abrazándose.
Toda la sala común los miraba en silencio.
Albus se fijó en que Rose le sonreía y que Scorpius le hacía una seña de aprobación con el pulgar que quería decir Buena esa.
Albus sonrió y miró a Alice, quien le devolvió la sonrisa.
¡Por fin sus sentimientos estaban aclarados!
Hacía una calurosa tarde en Hogwarts, y Rose cayó rendida en una butaca (esta vez la más alejada del fuego), junto con Albus, Alice y Scorpius.
-¿Qué te pasa? preguntó Scorpius, que era el único que le prestaba atención.
-Tengo
tantos
deberes
tantas
. Clases
dijo Rose con voz temblorosa, apenas podiendo hablar.
-¿Quieres una taza de chocolate? ofreció Scorpius a su amiga, pero ésta se negó.
-No, gracias, Scor
por ahora sólo quiero descansar dijo Rose.
Pero entonces su rostro se encendió.
-¡Oh, por Merlín! ¡Me queda un deber de Aritmancia! ¡¿Cómo lo pude haber olvidado?! ¡Scor, acompáñame a la biblioteca, porfavor! dijo Rose con prisa, jalando a Scorpius de la mano y corriendo a la biblioteca.
Scorpius apenas podía respirar de lo rápido que iba Rose.
-Me gustaría que ya aprendieras Aparición
dijo, casi sin aliento, cuando llegaron a la entrada de la biblioteca.
-Lo sé, a mí también dijo Rose, y se dirigió a donde estaba Madame Pince, la bibliotecaria.
-¿Qué libro buscas, Rose? preguntó madame Pince.
-Nueva teoría de la numerología respondió Rose.
-Ah, tienes suerte, todavía quedan ejemplares dijo la profesora Pince, y se fue a revisar los estantes más cercanos.
-Creí que ese libro era para quinto año dijo Scorpius, confundido.
-¿Cuál? ¿Nueva teoría de la numerología? Bueno, sí, pero yo lo necesito para poder obtener puntos extra dijo Rose, corriendo al estante de libros de Aritmancia.
-¡Oh, ya lo encontré! dijo Rose, con una gran sonrisa, y ella y Scorpius se sentaron en unas mesas donde normalmente los alumnos se ponían a leer o a hacer sus deberes.
Rose hacía anotaciones en su cuaderno rápidamente, y Scorpius la miraba, impresionado.
-Rose, ¿cómo asistes a todas tus clases? preguntó Scorpius.
Rose se sonrojó.
-Ummm
¡oh, mira! ¿Quieres que adivine el significado de tu nombre? dijo Rose.
-¿Qué?
-De eso se trata la Aritmancia. Es un método de adivinación (pero mil veces mejor) con cálculos matemáticos para adivinar la personalidad de una persona a través de su nombre recitó Rose.
-Oh
no, no gracias dijo Scorpius.
-Bueno
dijo Rose, y siguió trabajando.
Scorpius miró hacia la ventana. Ya estaba anocheciendo; había montones de lucecitas brillantes diminutas en el cielo azul negrusco.
Scorpius volvió a mirar a Rose, quien hacía pausas para descansar.
Ya toda la gente se había ido, y hasta la señorita Pince había abandonado el aula.
¿Será esta mi oportunidad? pensó Scorpius, mirando a Rose.
Rose notó que la miraba y sus orejas se pusieron coloradas, pero consiguió devolverle una tímida sonrisa.
¿Por qué me mira tanto?, pensó Rose, ¿acaso
?
Ni modo
no hay otra manera de saberlo
uno debe tomar riesgos para conseguir lo que quiere
pensó Scorpius.
-Ya termine dijo Rose, nerviosa.
-Okay respondió Scorpius.
Se hizo un incómodo silencio.
A Rose le temblaban las piernas y a Scorpius le sudaban las manos.
Vamos, Rose, anímate. Ve que Alice se animó a confesarles sus sentimientos a Albus y así se convirtieron en
pensaba Rose.
Tú puedes, Scorpius, y si no crees que puedas hacerlo piensa en Albus. Él por fin consiguió ser novio de la chica que le gusta
pensó Scorpius.
-Es tarde
¿nos vamos? dijo Rose tímidamente.
-De acuerdo, pero, oh, Rose te ves muy cansada. ¿Quieres una taza de té? preguntó Scorpius.
Rose lo pensó un momento.
¿Este chico practica la Legeremancia, o qué? ¡Es justo lo que yo quiero! pensó Rose.
-Sí, porfavor dijo Rose.
Scorpius hizo aparecer una taza y hojas de té.
-Un minuto se disculpó Scorpius, y se volteó.
Entonces sacó una botellita que le había regalado su padre, con poción dentro.
-Úsala cuando necesites saber la verdad le había dicho su padre.
Scorpius preparó el té y vertió la poción dentro, y revolvió hasta que pareció un té común y corriente al que no le habían echado nada.
Scorpius se lo dio a Rose, quien le agradeció y se tomó el té.
Entonces las tripas de Rose empezaron a rugir, como si tuviera mucha hambre (aunque acababa de comer) y sintió una extraña sensación en su pecho, garganta y boca.
Qué extraño pensó Rose.
¿Habrá funcionado? pensó Scorpius.
-¿Cuál dijiste que era tu asignatura favorita de Hogwarts? preguntó Scorpius.
-Aritmancia dijo Rose.
Sí funcionó pensó Scorpius, emocionado.
-¿Ya es tarde, no? dijo Rose, algo nerviosa, y se paró de su silla.
-Espera dijo Scorpius, también parándose de su silla.
Rose lo miró.
Y entonces Scorpius lo supo. Debía decírselo. Era ahora o nunca. No podía seguir cargando con ese peso toda su vida.
Así que con paso decidido, se acercó a Rose y la besó.
La chica no cabía en sí de la sorpresa, y su corazón rugió de triunfo, y cuando Scorpius terminó de besarla, ella lo besó con igual entusiasmo, haciéndole sentir a Scorpius maripositas en el estómago.
Cuando se separaron, los dos tenían unas sonrisas radiantes.
-No lo puedo creer
dijo Rose.
-Yo tampoco
dijo Scorpius.
¡Increíble!, pensó Scorpius, ¡y ni siquiera necesité la poción! ¡Sólo seguí mi corazón!
-Desde que te vi por primera vez, en Kings Cross, en nuestro primer día en Hogwarts ¿recuerdas, me gustaste, Rose. Pero nunca me atreví a decírtelo ni a ti ni a Albus, por temor a arruinar nuestra amistad confesó Scorpius.
-Igual yo, creí que te alejarías de mí cuando lo supieras confesó Rose con las orejas coloradas.
Scorpius sonrió.
-Ya no hay que ocultarnos nada, ¿vale? dijo, y le dio un beso en la mejilla.
Rose sonrió, pero entonces su sonrisa se le borró.
-Pero, ¿qué pasará cuando se entere Albus? dijo.
A Scorpius también se le borró la sonrisa.
¡Era cierto! ¡Si su mejor amigo se entera de que andaba con su prima, su prima FAVORITA
.!
-¡Por Merlín! exclamó Scorpius.
Rose dibujó una tímida sonrisa.
-Y si
¿no le decimos nada? ¿y si lo mantenemos todo en secreto? sugirió.
-Pero
empezó Scorpius. Le dolía mucho mentirle a sus amigos.
-No creo que se entere dijo Rose, a pesar de que a ella también le dolía mentirle a su primo.
-De acuerdo dijo Scorpius, y los dos se miraron y sonrieron.
Entonces los dos olvidaron todo, todo, lo único que importaba era que ellos estaban juntos por fin y que nadie ni nada los separaría ahora.
Un Albus furioso recibió a Scorpius y Rose en la sala común, que estaba ya desierta y con poca iluminación.
-¿Me pueden decir dónde rayos se encontraban? preguntó Albus.
-En la biblioteca respondieron los chicos, nerviosos.
-Creí que lo sabían, pero la biblioteca fue cerrada hace horas. Ya es más de medianoche gruñó Albus.
-¿Enserio?, dijo Scorpius, pues
-La señorita Pince nos entretuvo mucho, Al. Ya sabes, tuvimos que dar un recorrido a la biblioteca entera para que nos dejara en paz dijo Rose rápidamente, pero sonó convincente.
Albus la miró, receloso, y arqueó las cejas.
-¿Y Alice? preguntó Scorpius.
-Subió a su dormitorio desde hace horas, pero yo le dije que me quedaría aquí a esperar hasta que llegaran dijo Albus.
-Oh
Rose y Scorpius no sabían que decir, y tenían la cabeza baja.
-Bueno, ¿vamos a dormir? preguntó Albus, quien se compadeció un poco de ellos.
-Si dijeron los dos, y al subir la escalera de caracol que conducía a los dormitorios, los chicos se despidieron de Rose, quien se fue al dormitorio de chicas, mientras Albus y Scorpius entraban al de chicos.
-Ya enserio, Scor, ¿dónde estaban tú y Rose? insistió Albus una vez dentro, cuando ya tenían la pijama puesta y se preparaban para acostarse.
-En la biblioteca, Al, no te preocupes dijo Scorpius, y se tapó con su colcha y se dio la vuelta en su cama para dormir.
Aunque a Albus no le sonó tan convincente.
Hay algo extraño en esto
, pensaba, bueno, por lo menos mañana es nuestra primera visita a Hogsmeade
Y entonces imitó a su amigo (quién ya roncaba) y durmió, aún preocupado por la extraña actitud de sus dos mejores amigos.
Albus y Scorpius se levantaron temprano, y se vistieron y bajaron juntos al Gran Comedor a desayunar. Ya lo ocurrido la noche anterior había quedado olvidado.
Rose bajó un poco más tarde, pero no tardó en unírseles.
-¡Por fin iremos a Hogsmeade! ¿No están emocionados? preguntó Rose con una sonrisa radiante mientras partía sus waffles.
-Por supuesto que lo estamos dijeron los chicos.
-¿A cuál tienda entraremos primero? preguntó Scorpius.
Albus tosió un poco y dijo:
-Oh
olvide decírselos. Quedé con Alice para visitar las tiendas, lo siento pero no podré acompañarlos.
-Bueno
dijeron Rose y Scorpius, aunque por dentro se sintieron más emocionados aún
iban a estar solos
-Pero bajo ningún motivo vayan a La Casa de los Gritos, eh les aconsejó Albus, James me ha contado montones de historias de terror acerca de ese lugar, dice que es la construcción más embrujada de Inglaterra y que se oían gritos y aullidos de espíritus malignos.
-Definitivamente no iremos dijo Scorpius, algo asustado.
Entonces James llegó y se sentó al lado de Albus.
-¿Hoy van a Hogsmeade, verdad? preguntó casualmente.
-Sí dijo Albus.
-Pues les aconsejo ir a Zonko, la tienda de bromas. ¡Imaginen lo que le podrían hacer al tal Dursley con todo lo que hay ahí! dijo James, y se paró y volvió con sus amigos, Francis y Leo, que lo esperaban al otro lado de la mesa.
-Ni lo piensen dijo Rose al ver las sonrisas burlonas en los rostros de sus amigos.
-Ay, porfavor
dijo Scorpius.
-No repitió Rose.
-¿Recuerdas cuando, en segundo año, Dudley se comió todo el estofado de carne y no te dejó nada? preguntó Albus.
El rostro de Rose se llenó de color.
-¡Si van, díganme y yo los acompaño! dijo, con una sonrisa maligna y vengativa.
-Las visitas a Hogsmeade son un privilegio, decía la profesora McGonagall a los alumnos que iban a Hogsmeade, pero si su comportamiento es malo en la escuela, ese privilegio no se les volverá a otorgar. Ahora, todos dénme sus permisos antes de partir.
Todos dieron sus permisos, y la profesora McGonagall los condujo, finalmente, al pueblo de Hogsmeade.
Los alumnos murmuraban entre sí, asombrados, lo que veían a su alrededor. En Hogsmeade habían muchas tiendas y pubs, y parecía que era un buen lugar para pasar todo el día.
Sorpresivamente, a Albus, Rose y Scorpius les pareció muy familiar ese lugar
.
-Ya pueden visitar los locales, pero recuerden, los quiero ver a todos de vuelta a las dos de la tarde, enfrente del pub Las Tres Escobas. Y les ruego que sean puntuales dijo la profesora McGonagall, y los chicos salieron, en grupos, a las distintas construcciones a su alrededor.
-Nos vemos más tarde les dijo Albus a Rose y Scorpius, y se fue a buscar a Alice.
Rose y Scorpius se miraron y se sonrieron.
-Bueno, dijo Rose, ¿ a dónde vamos primero?
-¿A dónde quieres ir tú? preguntó Scorpius, pero enseguida se arrepintió, pues Rose lo tomó de la manga y lo arrastró a un salón de té llamado El Salón de Té de Madame Pudipié.
Albus y Alice, tomados de la mano, acababan de salir de Dervish y Bangs, donde Albus se compró un chivatoscopio.
-Ir a esa tienda me dio sed comentó Albus, y volteó a ver a Alice.
La expresión de la chica parecía fuera de control, con los ojos fuera de órbitas por la emoción.
-¿Qué
? empezó Albus, pero Alice no dejó que terminara de hablar, pues lo tomó del brazo y corrió hacia un saloncito de té.
Albus no pudo evitar hacer una mueca al entrar al lugar.
Había pequeñas mesitas, ocupadas por parejas de novios que se sonreían como bobos (Albus se preocupó al pensar si él le sonreía así a Alice), y las mesas estaban decoradas con flecos y lazos.
-¿Qué lugar es este? preguntó Albus, mientras él y Alice se sentaban en una mesa.
Como si lo hubiera oído, la camarera, que llevaba una cebollita con un negro y reluciente moño, se les acercó y dijo: -Bienvenidos al Salón de té de Madame Pudipié, hogar de las parejas felices. ¿Qué les gustaría ordenar?
-Un té de especias, dijo Alice, ¿y tú, Al?
-Emm
una cerveza de mantequilla dijo Albus tímidamente.
-De acuerdo dijo la camarera, y se fue.
-Y bien, ¿te gusta el lugar? preguntó Alice con una sonrisa.
-Sí, es muy
bonito mintió Albus.
Pero Alice notó la expresión de Albus, pues le dijo:
-Enserio, Al, no te preocupes. Si no te gusta el lugar, sólo dímelo y nos vamos. Podemos ir a Las Tres Escobas mejor. De todos modos miró a la mesa más alejada, donde una pareja se besaba apasionadamente, al parecer sin percatarse de que estaban en público creí que este podría ser un lugar muy romántico.
Albus rió.
-De acuerdo, me cachaste, Alice, dijo, no me gusta tanto este lugar, y, bueno, si quieres más sinceridad me parece algo cursi. Pero, tienes razón, es romántico. Si quieres nos quedamos.
Alice sonrió y le tomó la mano.
-Me gusta que seas así de sincero le dijo, y Albus se sonrojó.
Entonces la camarera regresó y le entregó a Alice su té de especias y a Albus su cerveza de mantequilla.
-Provecho les dijo antes de irse de nuevo.
-¿Dónde nos sentamos?, preguntó Scorpius a Rose, este lugar parece ser compuesto de puras mesas
-Ay, tampoco tanto, Scor. Mira, sentémonos aquí dijo Rose guiándolo hacia la mesa más próxima.
La camarera del lugar, que acababa de irse de otra mesa en el lado opuesto de donde se encontraban, se les acercó.
-Bienvenidos al Salón de té de Madame Pudipié, hogar de las parejas felices. ¿Les puedo tomar su orden? recitó, y Scorpius se fijó en su ridículo moño negro, que ataba una cebollita en el pelo de la bruja.
-Yo una bebida de alhelí, porfavor, le dijo Rose, ¿y tú, Scor?
-Una cerveza de mantequilla dijo Scorpius, y la camarera se alejó para ir a otra mesa.
-¿Hogar de las parejas felices? repitió Scorpius con un tonito agudo e infantil, parecido al de la camarera.
Rose rió tímidamente.
-Fue el único lugar que se me vino a la mente. Un lugar muy romántico dijo la chica.
Scorpius miró las demás mesas, y se preocupó por la actitud de todos ahí.
-Sí, podría decir que es romántico dijo finalmente.
Pero entonces miró hacia el lado opuesto, y se percató de quiénes estaban en aquella mesa.
-Rose
dijo con voz temblorosa.
-¿Sí?
-Rose, voltea dijo Scorpius, señalando a la mesa que acababa de ver.
Los ojos de Rose se quedaron muy abiertos.
-¡No puede ser!, susurró, ¡son Albus y Alice!
-Tenemos que irnos le dijo Scorpius a la camarera, que acababa de llegar con su orden.
-¿Porqué
?
-Aquí le dejamos la propina. Lo sentimos, pero es urgente dijo Rose, tomando de la mano a Scorpius, y salieron del lugar con cuidado, tratando de no llamar mucho la atención.
Ya afuera, se alejaron todavía más.
-Estuvo cerca suspiró Rose.
-Apuesto a que Alice arrastró a Albus para llevarlo ahí dijo Scorpius con una risita.
-¿Sí, verdad? dijo Rose.
-Y bueno
¿a dónde vamos? preguntó Scorpius, y entonces vio una tienda que le pareció muy llamativa.
-¿Vamos a
- leyó el letrero de la tienda y sonrió- Honeydukes?
-Son diez galeones, porfavor le dijo la camarera a Albus, quien pagó sin ningún problema, pues sus padres le habían mandado dinero hace poco para que lo gastara en Hogsmeade como quisiera.
-¿Ahora a dónde vamos
? empezó Albus, pero Alice lo detuvo, viendo a la camarera.
-Disculpe, le dijo, ¿le pasa algo?
La camarera parecía algo ofendida, pero no por que le hubieran preguntado.
-Nada, solo que tuve que desperdiciar dos de mis mejores bebidas porque dos chicos me dejaron plantada dijo la camarera.
-¿Qué dos chicos la dejaron plantada? preguntó Albus, confundido.
-Sí, pero no es nada, no es nada, ya pueden irse dijo la camarera, y se fue a limpiar una mesa cercana, dejándolos solos.
-Bueno, vámonos dijo Alice a Albus, tomándolo de la mano, y los dos salieron del salón.
Rose y Scorpius se hallaban en Honeydukes, comiendo de un mismo algodón de azúcar rosa, grande, en forma de corazón.
Cuando terminaron, compraron pasteles de calabaza y salieron de la tienda.
-Muy rico el algodón, ¿verdad? comentó Scorpius.
-Vaya que sí dijo Rose.
Entonces se encontraron con Albus y Alice.
-¡Hola! saludaron, y Rose y Scorpius respondieron con un hola no tan entusiasta como el de Albus y Alice.
-Zonko está cerca de aquí, dijo Albus, ¿quieren ir?
-Sí, vamos dijo Rose.
-Recuerda lo de Dudley susurró Albus a Scorpius, y los dos rieron en voz baja.
Y así entraron a la tienda de bromas de Hogsmeade, y Albus y Scorpius se separaron de las chicas para ir a buscar artículos de broma por su cuenta.
-¿Qué te parece este jabón de huevos de rana? le preguntó Scorpius a Albus, enseñándole un jabón verde repugnante.
-Nah, mejor algo que Dudley sí se lo crea, como alguna golosina como las que hace mi tío George. Oh, mira
¿qué tal dulces de hipotós? dijo Albus con una sonrisa malévola.
-Totalmente de acuerdo sonrió Albus.
-Pero hay que advertirle a Rose, o se lo podría comer por accidente
dijo Scorpius.
-Claro dijo Albus, y agarraron más dulces de hipotós y se fueron a reunir con Rose y Alice, que miraban unas tazas que mordían narices cuando intentabas tomar té con ellas.
-Ya estamos nosotros, ¿y ustedes? les preguntó Albus.
-Sólo buscaba el área de bombas fétidas, por si James quería
dijo Rose.
-No tiene caso, Rose. James puede llenar una habitación con la cantidad de bombas fétidas que tiene dijo Albus, y los demás rieron.
-Ah, otra cosa, les dijo Alice, Rose y yo queremos entrar a Tiros Largos Moda, la tienda de ropa. ¿Les importaría esperarnos? Podemos quedar de vernos en una mesa en Las Tres Escobas.
-De acuerdo. De todos modos, siempre quise ir a Las Tres Escobas dijo Albus, y él y Scorpius se despidieron de las chicas y fueron a pagar los dulces de hipotós.
-Vámonos dijo Scorpius, y los chicos fueron, finalmente, a Las Tres Escobas, donde escogieron una mesa.
Entonces una mujer muy guapa se les acercó.
-¿Qué les traigo de beber? preguntó.
-Dos cervezas de mantequilla dijo Albus, pero Scorpius lo interrumpió.
-No gracias, Al. Prefiero un zumo de calabaza frío dijo, lo último para madame Rosmerta, quien se alejó para buscar las bebidas.
-¿Porqué no una cerveza de mantequilla? preguntó Albus.
-Ya me tomé una hace rato dijo Scorpius sin darse cuenta de lo que decía.
-¿Enserio?,preguntó Albus, confundido, ¿Dónde? ¿Cuándo?
-Ah
es que decidí pasarme una vuelta por un pub llamado Cabeza de Puerco, y entré y me dieron un poco mintió Scorpius.
-Ok dijo Albus.
-¿Ya fuiste a Honeydukes? preguntó Scorpius.
-No, aún no. ¿Y tú? preguntó Albus.
-Ya. Fui con Rose y compramos pasteles de calabaza para más tarde dijo Scorpius.
Albus sonrió.
-Ya quiero que sea más tarde entonces dijo, y los dos rieron tímidamente.
Entonces madame Rosmerta llegó con las dos bebidas y se las dio.
-Gracias dijo Albus, y tomó tantito de su cerveza de mantequilla para probarla.
-¡Está buenísima esta cerveza de mantequilla! dijo finalmente, y continuó bebiendo, ahora muy rápido.
Scorpius lo observaba, asustado.
-Más despacio, Albus le dijo, y Albus se detuvo para decir:
-Tranquilo, Scor, sólo los elfos domésticos se pueden quedar borrachos con las cervezas de mantequilla.
-Bueno
dijo Scorpius, y le dio una probadita a su zumo de calabaza, que estaba delicioso.
Rose y Alice llegaron cuando ya se habían acabado sus bebidas, y hablaban de quidditch.
-Alice y yo nos compramos montones de túnicas nuevas, y un par de sombreros. Y, ya que se acerca el frío, les compramos a ustedes un abrigo de piel de dragón a cada uno les dijo Rose a Albus y Scorpius.
-Guau, gracias dijeron los chicos mientras Rose le daba su abrigo a Scorpius y Alice a Albus.
Madame Rosmerta se acercó de nuevo y les volvió a tomar la orden.
-Yo quiero un hidromiel dijo Alice.
-Té de ortiga dijo Rose.
-Una cerveza de mantequilla dijo Albus.
-Un whisky de fuego. Siempre quise probar uno dijo Scorpius.
-Y dame tantito, porfavor le suplicó Albus, a lo que Scorpius accedió.
Madame Rosmerta se alejó de nuevo, dejándolos solos.
-Después de aquí, ¿a dónde vamos? preguntó Scorpius.
-Creo que a ninguna parte, suspiró Rose, seguramente cuando salgamos de aquí ya sea hora de regresar.
-Qué mal comentó Alice.
Madame Rosmerta regresó y les entregó a cada quien su correspondiente bebida, que se tomaron rápidamente.
-Deliciosas dijeron, sonriendo.
-¡Eh, Madame Rosmerta! gritó Rose, pues la bruja se había ido para servir a otra mesa.
-¿Sí? preguntó al llegar a su mesa.
-¿Cuánto es de cuenta? preguntó Rose.
-Ah. Veamos
. Son veinte galeones dijo madame Rosmerta.
-Aquí tiene le dijo Albus, dándole las monedas.
-Bueno, ya vámonos dijo Alice, y los cuatro se pararon y salieron.
-¿Dónde había dicho McGonagall que nos viéramos? preguntó Scorpius.
-Justo aquí rió Rose.
-Oh. Cierto rió Scorpius.
Y así, fueron llegando poco a poco más alumnos de Hogwarts, hasta que llegó también la profesora McGonagall.
-Espero que les haya gustado su visita a Hogsmeade, pronto les informaremos cuándo será la próxima venida dijo, y por filas partieron de regreso al castillo Hogwarts.
La mañana era fría y húmeda en Hogwarts, y desde las ventanas se veía el fuerte granizo que caía sobre los terrenos de Hogwarts.
Hagrid arrastraba un pino (obviamente del Bosque Prohibido) hasta el Gran Comedor y corrió a la mesa de profesores y se sentó junto al profesor Flitwick, de encantamientos.
El señor Flitwick se paró rápidamente de su silla e hizo levitar el pino con su varita y lo condujo a un sitio vacío en el Gran Comedor, ya que habían otros once pinos allí. Una vez en su lugar, se dedicó a colocarle las esferas navideñas.
Albus y Scorpius habían decidido estrenar sus nuevos abrigos de piel de dragón que les habían comprado Rose y Alice en Hogsmeade, y en ese momento entraron en el Gran Comedor a desayunar.
Rose ya se encontraba allí, al igual que Alice, y los chicos se sentaron con ellas.
-Hola se saludaron.
-¡Oh, justo a tiempo! dijo Rose, viendo hacia el techo.
Montones de lechuzas acababan de entrar, con paquetes y cartas en sus picos, y en ese momento se los entregaban a sus respectivos dueños.
Una lechuza café aterrizó enfrente de Rose y le tendió una carta.
-Gracias, Gina le dijo Rose, y agarró la carta.
Albus y Scorpius observaron mientras Rose leía la carta apresuradamente, y entonces la chica les dijo:
-¡La próxima comida de Navidad será en La Madriguera!
-¿La Madriguera? preguntó Scorpius.
-La casa de mis abuelos, Arthur y Molly dijo Rose.
-Nuestros abuelos, más bien corrigió Albus.
-Bueno, como sea
dijo Rose, rodando los ojos.
-¿Crees que te dejen ir, Scor? preguntó Albus a su amigo.
-Si nada más se lo cuento a mi madre, probablemente sí respondió Scorpius.
-De acuerdo. Van a ir todos los primos, incluyendo Roxanne, le dijo Albus, ¿no crees que ya debería decirnos cuáles fueron los resultados de las pruebas de quidditch?
-Cierto dijo Scorpius.
-Alo mejor no pasamos se lamentó Albus.
Pero justo en ese momento, llegó Roxanne y se sentó al lado de Albus.
-Tengo que admitir que este año las pruebas de quidditch estaban muy difíciles. Todos lo hicieron bien, así que perdón por no decirles, no es que no hayan quedado
les dijo, pero Albus la interrumpió.
-¿Nos escuchaste?
-¿Qué? No, claro que no, sólo
Albus le echó una mirada a Roxanne.
-¡De acuerdo, lo admito, los escuché!, admitió la chica, con las mejillas encendidas, Pero sólo les pido que tengan paciencia, de verdad.
-De acuerdo dijeron Albus y Scorpius, y Roxanne se fue.
-¿Va a ir Teddy a La Madriguera también, verdad Al? preguntó Rose.
-Obviamente dijo Albus.
-¿Quién es Teddy? preguntó Scorpius.
-Teddy Lupin, un amigo de la familia. Es un metamorfomago, o sea que puede cambiar su aspecto cuando quiera. Es novio de Victoire, nuestra prima mayor dijo Rose.
-Guau, no sabía lo de que hubiera metamorfomagos dijo Scorpius mientras se servía pan queques de chocolate.
-Deberías verlo. Normalmente se pone el cabello de un azul encendido, peinado hacia arriba. Cada que nos visita, entretiene mucho a Lily y a Hugo cambiándose de nariz dijo Albus.
-Entonces, dijo Rose, ¿le vas a escribir a tu madre, Scor?
-Sí; ¿alguien me presta un pergamino, una pluma y un tintero? preguntó Scorpius, y Rose hizo aparecer los tres.
Albus y Rose observaban mientras el chico escribía.
Espero haber sido elegida en el equipo, pensó Rose, algo desanimada, aunque, si Albus y Scorpius también lo son, ¿qué van a decir cuando me vean ahí también?
El expreso de Hogwarts partió entonces, llevando a los alumnos a pasar las vacaciones de Navidad en sus casas.
La madre de Scorpius sí le había dado permiso a su hijo de ir a La Madriguera, haciendo muy feliz a Scorpius.
-¿Alguien quiere pastel de calabaza? preguntó a Albus y Rose con una sonrisa radiante, ya en el compartimento del tren.
-¡Por favor! dijo Rose, y Scorpius le dio una rebanada grande.
-Sabía que querías le dijo, guiñándole el ojo.
-¡Ha! Es que Rose no se puede aguantar hasta que llegue el carrito de golosinas se burló Albus.
Entonces se abrió la puerta.
Ahí estaban Alice, su hermanita Hannah, Lily, Hugo, Lorcan, Lysander, James, Francis y Leo.
-¿Podemos pasar? preguntaron.
-Claro, sólo déjennos hacer un encantamiento para extender el compartimento dijo Rose con los ojos en blanco.
-Sí, cómo hace el abuelo dijo James, recordando cuando paseaba en un carro con su abuelo, Arthur Weasley, cuando era bebé.
-¿Te sabes el encantamiento, verdad? preguntó Lily.
-Por supuesto dijo Rose, y enseguida el compartimento se extendió, como si estuvieran dentro de una habitación del tamaño de los dormitorios que tenían en Hogwarts.
-Oh, genial, sólo falta la chimenea y unas butacas dijo James.
-¿Ya vieron nuestros nuevos productos? preguntó Francis, enseñándoles unos cojines que a simple vista parecían comunes y corrientes.
-¿Qué hacen? preguntó Hugo.
-Los podemos poner en los asientos en la comida de Navidad. Muerden los traseros cuando se sientan en ellos, ¿sabes?, respondió James, cómo me encantaría probarlo con el tío Percy
-Ni lo intentes le advirtió Rose mientras los demás reían.
-¡El tío George me sugirió que lo hiciera! se defendió James, con una risita.
-¿Vamos a jugar quidditch en La Madriguera, verdad James? preguntó Leo.
-Claro, sonrió James y se dirigió hacia los demás, ¿quieren jugar?
-¡Claro! respondieron todos.
-¿Yo también puedo jugar? preguntó Lily.
-¿Enserio quieres jugar? Bueno, como quieras dijo James.
-¿Tú no quieres jugar, Alice? preguntó Albus.
-Bueno
asintió la chica.
-¿Y tú, Rose? preguntó Scorpius.
-No haría mal una jugada
admitió la chica.
-¡Genial! No sabía que te gustara el quidditch, Rose. Roxanne va a estar encantada cuando lo sepa
bromeó James.
-Ah, y otra cosa, dijo Lily, mamá me informó por medio de una carta que iremos también a una cabaña no muy lejos del mar.
-¡El mar!, exclamó Hugo, tenían que elegir las vacaciones de Navidad, ¿eh?
-De todos modos, ese mar no era muy navegable, Hugo le dijo Rose.
-Pero con un encantamiento bastaría
murmuró el chico, y Albus notó que tenía las orejas coloradas.
-Pero, entonces ¿cuándo iremos a Grimmauld Place de nuevo? preguntó James, preocupado.
-Alo mejor las siguientes vacaciones dijo Albus.
-Eso espero, suspiró James, extraño la habitación de Sirius
-¿Sirius? preguntó Scorpius.
-El padrino de nuestro padre, que era el mejor amigo de nuestro abuelo le informó Albus.
-¿Todavía te queda pastel de calabaza, Scor? le preguntó Rose.
-Lo siento, no respondió el chico.
-No te preocupes, Rose, ya llegó el carrito de golosinas le dijo Lorcan, viendo hacia la ventana del compartimento, donde estaba la bruja que llevaba el carrito de golosinas.
-¡Ya era hora! exclamaron Rose y Hugo, y se pararon rápidamente.
-¡Oigan, nosotros también queremos! reclamaron Lorcan y Lysander.
-¿Vienes, Hannah? le preguntó Lily a la chica.
-Claro sonrió Hannah.
-Cómo odio ser el último comentó James mientras él, Francis y Leo se colaban a la fila, seguidos por Alice.
-No eres el último, James le dijo Albus mientras él y Scorpius se unían a la fila, siendo ellos los últimos.
Al ver que apenas la bruja estaba atendiendo a Hugo, Albus suspiró.
-Estas van a ser unas vacaciones largas se dijo.
-¿Cómo les fue? les preguntó Ginny a sus tres hijos cuando corrieron a abrazarla.
-Muy bien, gracias le respondieron todos (menos James).
-¿Mamá, podemos ir a Sortilegios Weasley en las vacaciones? preguntó James.
-No lo sé, vamos a ir a La Madriguera, al Valle de Godric, a El Refugio
respondió Harry.
-¿El Refugio? preguntó Albus.
-Una cabaña cerca del mar, a las afueras de Tinworth. Sus tíos Bill y Fleur vivieron ahí en su luna de miel, y cuando teníamos diecisiete años, yo, tu tío Ron, la tía Hermione, y unos amigos (incluida Luna, la madre de Lorcan y Lysander) pasamos unos días ahí les dijo Harry.
-Guau dijo Lily.
-¿Pero no había una guerra en esos tiempos? preguntó Rose, que acababa de llegar.
-Sí, precisamente nos ocultamos ahí respondió Ron, que llegó después junto con Hugo y Hermione.
Scorpius estaba con su padre y madre todavía.
-Por cierto, ¿cómo sabes que había una guerra? le preguntó James a Rose.
-Lo leí en Historia de la Magia Moderna, me lo dio mamá el año pasado respondió Rose.
-Obvio admitió James, rodando los ojos.
-¿Cómo va todo en Sortilegios Weasley, tío? le preguntó James a Ron.
-¡Ah, iba a contarte! A George le acaban de llegar unas bombas fétidas de edición limitada que tal vez podrían gustarte, respondió Ron, cuando vuelvas a Hogwarts, échale una a Peeves de mi parte
-¡Ron! lo regañó Hermione, y los demás rieron.
-Ay, porfavor Hermione, no me vas a decir que Peeves te caía bien
-De acuerdo, admito que lo detestaba, pero no incites a James de romper las reglas
dijo Hermione.
James, Albus, Rose, Lily y Hugo dirigieron la vista hacia otro lado, divertidos.
James ya rompía las reglas sin que Ron, su querido padrino, se lo sugiriera.
Entonces llegó Scorpius, sonriendo y le susurró a Albus:
-¡Libre por fin!
-¿Scorpius, vas a pasar la Navidad otra vez con nosotros, verdad? le preguntó Harry cariñosamente.
-Claro sonrió Scorpius.
-Ah, por cierto, podemos ir a Sortilegios Weasley durante las vacaciones, les dijo Ron, hay ofertas increíbles en la tienda que tienen que aprovechar.
-¿Ves? ¡Anda, ma, hay que ir! le dijo James a Ginny.
-Pero Ron, ya vamos a ir a una infinidad de lugares en las vacaciones
dijo Ginny.
-Haz una excepción, ¿quieres? Sobretodo para nuestro mejor cliente
sonrió, viendo a James y los dos le echaron sus mejores miradas de perritos perdidos.
-De acuerdo dijo Ginny, rindiéndose.
-Y así podemos pasar también a Flourish y Blotts, Rosie le dijo Hermione a Rose, y las dos sonrieron.
-Y a comprarle algo a Lu
perdón, Lona añadió Rose, mirando de reojo a Lily.
-Bueno, ¿nos vamos? preguntó Harry, consultando el reloj que alguna vez había pertenecido a Fabian Prewett.
-¡Nos vemos en Nochebuena, Rose! le gritaron Albus y Scorpius a Rose mientras la chica se iba con sus padres y Hugo a su casa.
-Por cierto, ¿dónde comeremos cuando estemos en La Madriguera? preguntó Lily, ya adentro del carro.
-Probablemente en el jardín respondió Ginny, que iba en el asiento delantero.
-Ah, y Teddy vendrá a pasar unos días con nosotros antes de la comida de Navidad les dijo Harry.
-¡Qué bien! exclamó James.
-Podemos jugar ajedrez mágico, gobstones, snap explosivo, quidditch
le sugirió Albus a Scorpius.
-No, no, no
¡Al, sólo vamos a jugar ajedrez mágico cuando Hugo llegue! le dijo Lily.
-¿Para que los venza?, preguntó James, mejor que tomen algo de práctica y que puedan apostar galeones con Hugo más tarde.
-Buena idea dijo Albus.
-¿Vas a querer jugar quidditch, Lily? le preguntó James.
-Claro, me gustaría ser buscadora, pero como tú ya lo eres
mejor seré cazadora dijo Lily.
-No te preocupes, puedes ser buscadora
pero del otro equipo le dijo James.
-Yo quiero ser cazador dijo Scorpius.
-Igual dijo Albus.
-Rose puede ser la guardiana dijo Scorpius.
-¿Rose? preguntó James.
-Sí, dijo Albus, ella fue la guardiana de los partidos de quidditch cuando estábamos en la casa de Scor.
-Oh.
-Pero por mientras que no está Rose puedo ser yo la guardiana sugirió Lily, a lo que los demás asintieron.
-Ah, y ya que estamos cerca, dijo Harry, ¿quieren ir al Callejón Diagon? Su madre y yo no hemos tenido tiempo de comprar los regalos de Navidad
-¡Claro! exclamaron los chicos, entusiasmados.
-Y así podemos visitar al tío George, en Sortilegios Weasley dijo James, emocionado.
-¡Por fin conocerás la tienda, Scor! le dijo Albus a su amigo.
-¡Sí! Y a ver si tu tío nos da algunos tips para hacerle más bromas a Dudley
soltó Scorpius, y los dos rieron.
-¿Tips para bromas? Esperen, esperen, aquí estoy yo. ¿Hola? les dijo James, dándoles perfectamente a entender que él les podría dar tips perfectos.
-Sólo díganme cómo es el chico, su nombre, y sus intereses les dijo James.
-Veamos
es gordo, comelón, gruñón, maleducado, mimado
empezó Scorpius.
-Nos caemos mal, le interesa la comida de todo tipo, especialmente las golosinas
y su nombre es Dudley Dursley terminó Albus.
-¡¿Qué?! exclamó Harry.
-Oh, cierto, olvidamos decirte que el hijo de tu primo muggle es
un mago dijo Albus.
-Vaya, ya me imagino la reacción de sus abuelos
dijo Harry con una risita pensando en la cara que habría puesto tía Petunia cuando se dio cuenta que su único y querido nieto (igual de mimado que su hijo) resultaba ser un mago
-Estaciona con cuidado, querido le dijo Ginny a Harry cuando llegaron a una banqueta.
-¿Vamos al Caldero Chorreante? preguntó Ginny.
-¿Porqué no? preguntó Harry mientras abría la puerta.
-¿Sabías que la dueña de El Caldero Chorreante es la madre de Alice? le preguntó Scorpius a Albus.
-¿Enserio? preguntó el chico, sorprendido.
-¡Sí! Mis padres y yo siempre veníamos aquí y veíamos a la madre de Alice, aunque no se saludaban pues no se caían muy bien
dijo Scorpius.
Entonces se sentaron en una mesa y Harry y Ginny saludaron a Hannah y Neville Longbottom, quienes llevaban a Alice y Hannah con ellos.
-¡Hola! saludó Alice a Albus y Scorpius, mientras Hannah saludaba a Lily y se sentaba con ella.
-¿Van al Callejón Diagon? les preguntó Alice.
-Sí, pero decidimos pasarnos una vuelta por aquí respondió Albus.
-¿Quieren algo de tomar? les preguntó la madre de Alice.
-No gracias, Hannah, sólo veníamos a dar una vuelta le dijo Ginny.
-Ah
pero ya saben que aquí estamos para servirles les dijo Hannah, sonriendo y se despidieron.
-Bye, chicos se despidió Alice y ella y Hannah se fueron con sus padres.
-Yo que quería un whisky de fuego
se lamentó James.
Entonces Harry, Ginny, James, Albus, Scorpius y Lily se dirigieron a la pared de ladrillos que era la entrada al Callejón Diagon, y pasaron sin ninguna molestia.
-¡Primero hay que ir a Sortilegios Weasley! sugirió James.
-Bueno
dijo Albus, mientras él y Scorpius observaban los artículos nuevos de la tienda de quidditch.
Entonces James los condujo a todos a la tienda de Fred y George Weasley, que ahora era propietaria de George y Ron.
Sortilegios Weasley tenía mucho éxito, y su decoración era muy diferente a la de los demás locales.
En la entrada había un gran letrero color verde que decía:
Un nuevo Lord amenaza la nación
¡Lord Kakadura no descansará hasta dejarlos a todos con diarrea!
Harry y Ginny sonrieron.
-Igual que en los viejos tiempos dijo Harry.
-¡Eh, George!
James corrió a abrazar a su tío, que llevaba una túnica morada y en ese momento atendía a un señor que quería un sombrero escudo.
-¡Hola, James! lo saludó George, y enseguida le dijo al señor: ahorita le digo a Verity que le traiga un sombrero escudo de muestra. ¡Verity! llamó.
Una bruja, también de túnica morada, se le acercó.
-¡Este señor quiere ver los Sombreros Escudo! le informó George, y el señor acompañó a Verity al aula de Sombreros.
-¿Qué los trae por aquí? preguntó George.
-Sólo quisimos dar una vuelta dijo Harry.
-Ah, Ginny, creo que alo mejor a Lily le van a gustar los puffskeins en miniatura
le aconsejó George.
-¡Cierto! Ya no sé que pasó con Arnold, seguramente se perdió en mi antiguo cuarto en La Madriguera
dijo Ginny.
-Pero aún te acuerdas de dónde están, ¿verdad? le preguntó George.
-Por supuesto dijo Ginny, y se llevó a Lily de la mano para buscar los puffskeins en miniatura.
-¿Hay más surtidos saltaclases? preguntó James, aprovechando que su madre ya se había ido.
-Estuvieron a punto de agotarse, pero nos llegaron más esta mañana dijo George, tendiéndole una caja de turrones sangranarices.
-¿Surtidos Saltaclases? preguntó Scorpius.
-Dulces que te enferman, para que faltes a clases cuando quieras, Malfoy junior le dijo George.
-Pero ¿qué harás para aliviarte? preguntó Scorpius, preocupado.
-El dulce está dividido en dos partes; una naranja y una morada. Primero te comes la parte para enfermarte, que es la naranja y finalmente comes la morada para aliviarte explicó George.
-¡Genial! ¡Yo quiero uno! dijo Scorpius, y agarró un caramelo de la fiebre.
-Yo prefiero un caramelo longuilinguo y unas cuantas orejas extensibles nuevas dijo Albus.
-¿En quién usarás el caramelo longuilinguo? le preguntó Scorpius cuando George se fue a buscar las cajas correspondientes.
-Creo que ya lo sabes dijo Albus con una sonrisa burlona.
-Eres malvado sonrió Scorpius.
-Aquí tienen les dijo George, dándoles sus productos.
-Y recuerden, si van a darle unos dulces trampa al tal Dudley dénselos antes del caramelo longuilinguo les aconsejó James a Albus y Scorpius en un susurro.
-Gracias susurraron los chicos.
-¡Ah, y podría hacerles pociones de todo tipo! Sólo díganme
les dijo James y se adelantó.
Ginny y Lily llegaron, y Lily llevaba una cosa peludita, morada, y pequeña en los brazos.
-¿Qué es? preguntó Albus.
-¡Mi nueva mascota! La llamaré Geraldine dijo Lily, acariciando a Geraldine.
-Es muy parecida a Arnold, ¿no? preguntó Harry mientras iban a la caja a pagar.
-Sí
¿tú que comprarás, Harry? le preguntó Ginny.
-Algún que otro sombrero escudo respondió Harry.
-Pero tú no necesitas, he visto tus encantamientos escudo ¡y son perfectos! le dijo Albus, haciendo que Harry se sonrojara.
-¿Y James? preguntó Ginny, mirando a su alrededor.
-Se nos adelantó dijo Scorpius, también mirando a su alrededor.
-Seguramente está con George, Ginny le dijo Harry.
Y tenía razón; enseguida James llegó con George siguiéndole.
-Y recuerda hacer también el antídoto le venía diciendo George, pero entonces se detuvo.
-¿Dónde podemos pagar? preguntó Lily.
-Ah, aquí. Miren son
doce galeones dijo George.
Harry pagó y preguntó:
-Por cierto, ¿y Ron?
-Le di el día libre para que la pasara con Hermione, Rose y Hugo le dijo George.
-Muy lindo de tu parte comentó Ginny.
-Bueno, gracias por todo le dijo Harry, y él y los demás se despidieron de George y salieron de la tienda.
-Me ha encantado. Si se preguntan por qué no he entrado alguna vez es porque papá me lo prohibía dijo Scorpius.
-Ya me lo imaginaba le dijo Harry.
-¿Vamos a la tienda de quidditch? preguntó Albus.
-¡Ve estos guantes de golpeador, Al! Son excelentes si nos eligen
le dijo Scorpius, señalándole unos guantes grandes de piel de dragón.
-¿No quieren ver las snitchs? les preguntó James.
-¿Para qué? Tú ya tienes le dijo Albus.
-Lo sé, pero quiero una nueva. Casi se le rompe el ala a la vieja dijo James, y se fue a ver las snitchs.
-Yo creo que sí deberían comprar los guantes. Aunque no los elijan, pueden jugar en sus casas
les aconsejó Harry.
-Buena observación dijo Albus, y él y Scorpius agarraron guantes y se fueron a ver las escobas.
-¡Mira, una Saeta de Fuego 3000! le dijo Scorpius a Albus, señalando la escoba más reluciente.
-¿Tiene algo de diferencia con la Saeta de Fuego? preguntó Albus.
-¡Por supuesto! ¡La velocidad y la calidad fue mejorada 3000 veces! exclamó Scorpius, que no cabía en sí de la emoción.
-Pero mira el precio, le dijo Albus, enseñándole la etiqueta, olvídalo.
Entonces Albus y Scorpius se compraron sus guantes cada uno con su dinero, y James su snitch dorada.
Ya afuera, James dijo de repente:
-¿Alguien me acompaña a Slug & Jigger?
-¿Ya se te acabaron los ingredientes de las pociones o qué? preguntó Albus.
-Creí que no se acababan
dijo Ginny.
-Lo sé, pero
tengo deberes dijo James.
-¿Deberes? ¿En vacaciones de Navidad? preguntó Scorpius.
-Bueno, es que sólo me los dejaron a mí por los
castigos dijo James.
-Yo no entro, huele a huevos y coles podridas ahí dentro dijo Albus.
-Bueno, entonces yo entro con James y nos vemos todos en
dijo Ginny.
-¿La heladería? sugirió Lily.
-Sí; en la heladería Florean Fortescue dijo Ginny, y agarró a James del brazo y juntos se fueron a Slug & Jigger.
-¿Hay meigas fritas en la heladería? preguntó Lily.
-No lo sé dijo Harry.
Entonces entraron y los cuatro pidieron un helado de crema y caramelo.
-¿Vamos a la terraza? sugirió Albus.
-De acuerdo dijo Harry, y cuando les entregaron sus helados se fueron a sentar ahí.
Harry se recordó a sí mismo a los trece años, sentado ahí mientras se preocupaba de que el asesino Sirius Black había escapado de Azkaban
-Creo que ya llegaron James y mamá observó Lily.
-¿Tan rápido? preguntó Albus.
James y Ginny llegaron con una gran bolsa con objetos extraños en la mano.
-Seguramente será para esos productos que planea hacer; siempre lo he sospechado le susurró Albus a Scorpius.
-¿Seguro que es para eso? le susurró Scorpius.
-Sí, porque entonces ¿para qué le habría dicho el tío George eso de que también necesitaba hacer el antídoto? susurró Albus.
-¿Secretitos? dijo James, rodando los ojos, mientras se sentaba.
-¿Quieres ya tu helado, James? le preguntó Harry.
-Bueno, pero que sea de chocolate dijo James.
Entonces apareció un cono de chocolate y James lo tomó y se lo comió.
-¡Buenísimo! exclamó.
-Bueno
¿ya nos vamos? preguntó Ginny.
-Sí dijo Harry, y todos se pararon y salieron.
El callejón Diagon seguía lleno, aunque eso no era nada comparado antes de que empezaran las clases en Hogwarts.
Harry, Ginny, James, Albus, Scorpius y Lily se detuvieron al llegar a la pared de ladrillos y salieron al Caldero Chorreante.
Alice, Hannah, su madre y Neville todavía seguían ahí.
-Bye le dijo Albus a Alice al pasar a su lado.
-¿Cuánto falta para que llegue Teddy? le preguntó Lily a su madre.
-No creo que tarde dijo Ginny, observando el reloj. Era muy parecido al que ella, sus hermanos y sus padres tenían en La Madriguera, sólo que con nuevos integrantes: James, Albus, Lily, Rose, Hugo, Ted, Victoire, Dominique, Louis, Molly, Lucy, Fred, Roxanne
Un golpeteo en la sala interrumpió sus pensamientos, seguido por toses.
-¡Teddy!
Ted Lupin se levantó del suelo, todo cubierto de hollín y polvo, con cara de asco.
-Nunca más viajaré en Red Flu le informó a Ginny mientras la abrazaba.
-¿Por qué te veniste con los polvos flu? le preguntó Harry, que acababa de bajar, y lo abrazó también.
-Estaba en casa de Victoire, y no me di cuenta que se pasaba la hora en que había quedado de verlos, y ella se ofreció en darme un poco de polvos flu
respondió Ted, que se quitaba toda la suciedad de su cabello, esta vez de un negro azabache, como el de su padrino.
-¡Teddy! gritó James, bajando de las escaleras rápidamente para recibirlo.
-¿Ya llegó? preguntó Albus torpemente y él y Scorpius, que habían estado jugando ajedrez mágico, bajaron también.
-Hola, saludó Scorpius a Ted, ¿Ted Lupin, verdad?
-Teddy para ti, sonrió Ted, ¿cómo te llamas, chico?
-Scorpius Malfoy dijo Scorpius.
-Mucho gusto.
-Ah, madrina ¿qué cenaremos hoy? le preguntó Ted a Ginny.
-Lo que quieran respondió Ginny.
-Algo empanizado para tomarle foto y mandársela a Rose y Hugo
sugirió James.
-Un estofado de carne dijo Ginny, y se fue a la cocina a prepararlo.
-¡Ah, y un whisky de fuego para mí y Teddy! le gritó Harry.
-¿Por qué nosotros no? preguntó James.
-Prefiero que tomen cerveza de mantequilla les dijo Harry.
-¿Cerveza de mantequilla? Prefiero un zumbo de calabaza dijo Lily.
-Bueno, un zumo de calabaza para ti le dijo Harry.
-Teddy, ¿irás a El Refugio también? preguntó Albus.
-Creo que sí respondió Ted.
-Tienes que ir, le dijo Harry, ese sitio debería ser importante para ti.
-¿Por qué?
-Fue ahí donde tu padre nos avisó de tu nacimiento y me hizo tu padrino le respondió Harry.
-¿Enserio? preguntaron todos.
-Enserio. Ese sitio podría considerarse
histórico. Mejor les cuento toda la historia cuando estemos allá les dijo Harry.
-Entonces sí voy aclaró Ted.
-Esperaba oír eso sonrió Harry.
Hacía una mañana muy fría, y la nieve cubría los jardines y techos de La Madriguera.
Albus se tapó la cara con las tibias sabanas de su cama, pues Rose y Scorpius amenazaron con tumbarlo de la cama si no se levantaba.
-¡Anda, Al, es Navidad! ¡Levántate ya! ¡No tardan en llegar los demás! insistió Rose, quien ya llevaba su suéter rojo granate con una gran R en medio.
Scorpius llevaba un abrigo nuevo, regalo de su abuela Narcisa.
-Rose y yo sólo abrimos un regalo para esperarte. Anda, levántate ya dijo Scorpius.
Pero sus intentos fueron en vano.
-Creo que mejor llamamos a James
-¡No! ¡Esperen, ya me levanto! exclamó Albus, asustado y se paró rápidamente.
-¿Bajas en pijama? le preguntó Rose.
-Qué importa. Aún no ha llegado nadie se defendió Albus, y los tres bajaron juntos.
Lily y Hugo, al igual que Rose, llevaban puestos sus suéteres tejidos por la abuela Weasley (el de Lily era morado y el de Hugo era café).
Ted estaba en la mesa desayunando, y también lucía un suéter Weasley azul.
-¡Albus, querido, por fin bajas!, lo saludó la señora Weasley, Feliz Navidad, cielo le dio un paquete donde Albus sospechaba que se encontraba su suéter Weasley.
Y no se equivocaba- cuando Albus lo abrió encontró un suéter verde oscuro con una gran letra A en medio.
-Gracias, abuela agradeció Albus, y fue a buscar sus otros regalos mientras Scorpius se sentaba con Ted y comía ranas de chocolate.
Rose, por su parte, le enseñaba a Hugo como usar una agenda nueva que ella le había regalado.
-Ginny, cariño ¿me ayudas con la comida? le preguntó la señora Weasley a Ginny, quién asintió y fue a ayudar a su madre.
-¡Feliz Navidad, Al! lo felicitó Harry, que acababa de bajar, dándole un abrazo.
-¡Oh, miren lo que hay en El Profeta! dijo Ted, que tenía el periódico El Profeta en las manos, y se lo dio a Harry.
En la primera plana decía:
Ojo mágico encontrado en ribera de Gales
El día de ayer fuimos informados de que en una ribera situada en Gales, hábitat natural del dragón verde galés, tres muggles de nueve años de edad encontraron un ojo mágico bajo la tierra.
Nuestras fuentes nos indican de que ese ojo era propiedad de el conocido y difunto auror Alastor Moody, o como se le llamaba, Ojoloco Moody.
Las autoridades reconocieron el ojo en cuestión de segundos y ya los aurores de La Oficina Principal de Desmemorizadores, en el Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes, situado en el Ministerio de Magia se están haciendo cargo de el asunto sin ningún problema, a excepción de las familias muggles que fueron testigos de este descubrimiento.
Harry no pudo contener una sonrisa al saber que ya habían encontrado el ojo mágico de Moody que él había enterrado cuando acampaban en un bosque desconocido, huyendo del Ministerio de Magia.
-He oído que ese tal Moody era muy amigo de mi madre dijo Ted.
-Cierto. Yo también los conocí respondió Harry.
-¡Feliz Navidad a todos!, exclamó James, que tenía puesto un suéter Weasley naranja, ¡Adivinen qué! ¡Los tíos George y Ron me han enviado un paquete especial de Navidad de Sortilegios Weasley!
-Para los mejores clientes recitó Lily con voz aburrida.
-¿Jugamos quidditch? preguntó Albus.
-Eh, eh, nooo
primero el desayuno dijo la señora Weasley, haciendo aparecer waffles a Albus, Rose, Scorpius y James.
-¿Y los demás? preguntó James.
-No tardan en llegar aseguró Ginny.
La Madriguera tenía un mar de gente, casi la misma cantidad que en la boda de Bill y Fleur Weasley.
Bill, Fleur, Victoire, Dominique y Louis fueron los primeros en llegar. Victoire saludó primero a su novio, Ted, y después se fue a felicitar a los demás.
Después llegaron Percy, su esposa Audrey, Molly y Lucy. Sin dudas las dos chicas se parecían mucho a sus padres (Molly era idéntica a Percy en personalidad y aspecto, así como Lucy tenía el mismo largo cabello negro ondulado y cierta despreocupación por las reglas).
En tercer lugar llegaron George, su esposa Angelina, Fred y Roxanne.
Fred había sido nombrado en honor al difunto hermano gemelo de George, y podría haber sido el tercer gemelo, pues era idéntico a ellos, así como Roxanne era una Angelina en miniatura; adicta al quidditch al igual que sus dos padres.
Entonces llegaron Charlie, Ron y Hermione, seguidos por los Scamander: Rolf, Luna y Lorcan y Lysander, quienes corrieron a platicar con Lily y Hugo.
Les siguieron los Longbottom: Neville, Hannah, Alice y la otra Hannah.
Era cierto que Alice era idéntica a su madre y su hermana en su aspecto, pero por dentro tenía la misma valentía y el mismo amor por la herbología que su padre. Hannah, sin embargo, era algo tímida y con un dejo de torpeza, pero aún así era simpática y adorable. Además, aparte de Hugo, Hannah era la mejor amiga de Lily.
Y, por último y como siempre, llegó el viejo Xenophilius Lovegood, quien había decidido no acercarse demasiado a Albus, Rose y Scorpius, quienes en su primer año en Hogwarts lo habían persuadido para que les revelara la historia de las reliquias de la muerte.
Todos tuvieron una comida tranquila y maravillosa, y los más jóvenes jugaron quidditch, pero tuvieron que detenerse porque la señora Weasley los mandó a limpiar el jardín de los gnomos.
Pero, a pesar de todo, fue una Navidad inolvidable.
El Expreso de Hogwarts arrancó de camino a Hogwarts, tan rápido que en unos cuantos minutos ya se podían apreciar los bellos paisajes de la carretera.
James se había ido a sentar con Francis y Leo en el primer compartimento del tren, mientras Lily, Hugo, Hannah, Lorcan y Lysander en otro compartimento.
Sin embargo, Albus, Rose, Scorpius y Alice no sabían dónde sentarse.
Rose y Scorpius se miraron y se sonrieron. Ambos tuvieron una idea
-Albus
si no te importa
¿podemos hablar contigo? preguntó Scorpius torpemente a su amigo, quién asintió, se disculpó con Alice y se fue a hablar con Rose y Scorpius.
-¿Qué pasa? preguntó Albus.
-Mira, Al, es que Scorpius y yo hemos pensado que sería muy incómodo que nos sentáramos los cuatro juntos, digo porque tú y Alice son novios y merecen más privacidad
explicó Rose.
-Ah, bueno
¿pero entonces dónde se sentarán ustedes? preguntó Albus, algo sospechoso.
-Ah, um
no lo sé, Scorpius y yo encontraremos un lugar dijo Rose.
-Sí; no te preocupes por nosotros, Al añadió Scorpius.
-Oh. Bueno
dijo Albus y se fue con Alice al compartimento que estaba al lado del de Lily, Hugo, Hannah, Lorcan y Lysander.
Albus, a pesar de por fin estar a solas con Alice, se sentía algo extraño.
Sus dos amigos se habían comportado muy extraño desde que desaparecieron y supuestamente se fueron a la biblioteca
-¿Te pasa algo, Albus? le preguntó Alice, preocupada.
-No, nada mintió Albus.
-¿Seguro?
-Sí dijo Albus.
Era doloroso mentirle a Alice, pero Albus sentía que no podía decirle a nadie sus sospechas. Era tan absurdo
-Entonces, ¿qué te pareció la comida de Navidad? preguntó Alice.
Albus se sintió culpable, pues sabía que la chica intentaba romper el silencio que se había hecho después de su mentira.
-Muy bien, ¿y a ti? preguntó.
-Igual respondió Alice.
Otro silencio.
-Vamos, Al, dijo de repente Alice, yo sé que te pasa algo. ¿Por qué no lo cuentas?.
Albus lo pensó un momento y decidió decirle la verdad a Alice:
-Está bien, tú ganas. Sí me pasa algo. Es que
me pareció muy extraña la actitud de Rose y Scorpius al sugerirme que ellos se fueran a otro compartimento. Ellos dijeron que era para que tuvieramos más privacidad, pero sus miradas me dijeron que había algo más
Por un momento llegué a pensar que Rose y Scorpius pretendían estar
solos.
Alice lo miró, comprensiva.
-Lo sé. Desde que se tardaron en llegar de la biblioteca han estado actuando muy extraño. ¿A qué horas dijiste que habían regresado? preguntó la chica.
-No lo sé, más de medianoche respondió Albus.
-Pues la biblioteca ya había cerrado desde hace mucho tiempo dijo Alice, pensativa.
-¿No crees que
? preguntó Albus.
-¿estén
saliendo juntos? completó Alice.
Albus asintió con la cabeza.
-La verdad no lo sé. Digo, si estuvieran saliendo juntos, estaría muy mal de su parte que no te dijeran. Y, de todos modos, si lo que dices es cierto, yo creo que no han dicho nada porque no saben cuál sería tu reacción. A lo mejor piensan que ya no les volverías a hablar dijo Alice.
Guau, dijo Albus, eso no se me había ocurrido
-De todos modos, no tiene caso que te preocupes tanto por eso, Al le dijo Alice.
Albus sonrió.
-Gracias.
-Es un placer dijo Alice, devolviéndole la sonrisa.
Las clases, los deberes y los trabajos pendientes invadían las mentes de Albus, Rose y Scorpius desde el día que regresaron de las vacaciones de Navidad, que ya casi ni tenían tiempo ni de hablarse.
Estaban tan ocupados, que casi ni prestaban atención cuando Roxanne los alcanzó por los pasillos, rumbo a desayunar al Gran Comedor.
-¿Hola? ¿El trabajo los volvió sordos o es que yo me volví muda? les preguntó Roxanne cuando los alcanzó.
-Perdón, Roxanne, es que tenemos tanto trabajo
bostezó Albus.
-Pues será mejor que me pongan atención, porque les tengo noticias les dijo Roxanne.
-¿Cuáles? preguntó Rose.
-¿Se cancelaron los exámenes? preguntó Scorpius, esperanzado.
-No, dijo Roxanne, es mucho, mucho mejor.
-¿Qué? preguntó Albus.
-Que los tres lograron pasar las pruebas de quidditch. Bienvenidos al equipo. Los entrenamientos serán los lunes, miércoles y viernes. Porfavor sean puntuales y NO FALTEN dijo Roxanne, y se adelantó al Gran Comedor.
Albus, Rose y Scorpius se detuvieron, analizando lo que Roxanne les acababa de decir.
Pero, entonces, a los tres les dio un vuelco en el corazón.
Albus y Scorpius estaban atónitos. ¿Había dicho Roxanne los tres? ¿Acaso Rose
?
-¡Rose!, exclamaron los dos.
-¿Sí?
Rose intentaba sonar casual, a pesar de haber comprendido perfectamente que Roxanne había aclarado que los tres habían pasado la prueba.
-¿Te presentaste a las pruebas de quidditch? le preguntaron.
-¿Yo? Por favor
-Rose, eres tan mal mentirosa como el tío Ron le dijo Albus.
-¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Lo admito! ¡Me presenté a las pruebas de guardián! dijo Rose, mientras sus orejas agarraban un color granate.
-¿Por qué no nos dijiste? le preguntó Scorpius.
-Es que yo
temí que me dijeran que estaba
-¿equivocada? ¡Vamos, Rose, te habríamos felicitado! ¡Y de hecho, lo hacemos ahora! Fue excelente que te hayas presentado a las pruebas le dijo Scorpius.
-Si tan sólo nos hubiéramos quedado después de las pruebas de golpeadores
se lamentó Albus.
-No sé que decirles, chicos
Tienen razón, debí decírselos
No saben lo mal que me siento
se disculpó Rose.
-No te preocupes, ya todo está perdonado le dijo Albus, y Rose les lanzó su mejor sonrisa.
-¿Cómo le ha ido a la tía Ginny en El Profeta? le preguntó Rose, una vez que estaban en el Gran Comedor desayunando.
-Ya lo sabremos
dijo Albus mientras Hedwig II le entregaba El Profeta.
Ginny trabajaba en la sección de quidditch de El Profeta, y le iba muy bien en su trabajo.
Pero entonces Albus soltó el periódico, aterrado.
-¿Qué pasa? preguntaron Rose y Scorpius, preocupados.
Albus no podía hablar, solo señaló la primera plana de El Profeta con el dedo tembloroso:
Dementores: Desterrados
Los hasta ahora guardias de Azkaban han sido desterrados a la isla muggle El Triángulo de las Bermudas debido a sus súbditas rebeliones oscuras contra los hijos de muggles en los últimos años.
El ministro de magia, Kingsley Shacklebot nos habla sobre este tema en una entrevista con la periodista Taryn Skeeter. Véase página 7.
Justo abajo del artículo aparecía la foto más horrorosa que se le podía tomar a un dementor: eran montones, con sus negras y sucias capuchas cubriéndoles la costrosa y azulada piel, y sus bocas intentaban succionar algo que podría haber sido el fotógrafo
Pero los gritos ahogados de Rose y Scorpius no eran nada comparados con cómo se sentía Albus.
Al ver a aquellas criaturas, había sentido un escalofrío, y se había sentido muy triste de repente.
Era un frío que te oprimía el pecho y te daba pavor, y entonces se le olvidaron todas las cosas buenas que le habían pasado, dejándolo sin ánimos para seguir desayunando.
Albus se había sentido tan mal por toda la mañana que tuvo que faltar a clases por toda la mañana, quedándose en su dormitorio.
Hedwig ululaba a su lado mientras Albus la acariciaba, disminuyendo el extraño nudo que tenía en el estómago.
Rose y Scorpius habían ido a visitarlo después de la clase de Encantamientos, pues estaban muy preocupados por él, y quedaron de volver a la hora de la comida.
Pero Albus no sabía qué hora era; había perdido la noción del tiempo.
Así que ahí se encontraba; acostado con la cabeza apoyada en el marco de madera de su cama, aburrido y pensando en aquellas espeluznantes criaturas que había visto en El Profeta: los dementores.
Claro, desde chico había oído hablar de ellos, pero nunca los había visto ni se había imaginado cómo eran.
Pero ahora que los había visto
no podía sacárselos de su cabeza.
Pero entonces la puerta del dormitorio se abrió y entraron Rose y Scorpius, con una bandeja de sándwiches de calabaza y té.
-¿Nos extrañabas? preguntó Scorpius.
-¡Vaya que sí! sonrió Albus.
-Te hemos traído la comida más nutritiva que encontramos le dijo Rose, tendiéndole un sándwich de calabaza.
-Gracias agradeció Albus, dándole un mordisco a su sándwich.
-Pero, ¿por qué te sientes mal? En la mañana estabas perfecto le preguntó Scorpius.
Albus aún no les había contado lo de los dementores, pero estaba seguro de que sus amigos también habían visto la foto.
-¿Es por los dementores? insistió Rose.
-De acuerdo, sí admitió Albus.
-De verdad que son escalofriantes. He visto la foto en El Profeta también dijo Scorpius.
-Ah, por cierto, Roxanne me dijo que ya pronto va a ser nuestro primer partido dijo Rose.
-¡¿Qué?! ¡Pero si sólo llevamos cinco entrenamientos! exclamó Albus.
-Pero Roxanne se había tardado mucho en escoger a los integrantes del equipo, y ya no hay de otra más que entrenar duro dijo Rose.
-Si no hay más remedio
¿contra quién jugamos? preguntó Albus.
-Slytherin respondió Scorpius.
-Lo que faltaba dijo Albus, rodando los ojos.
El campo de quidditch era exactamente igual a cuando entrenaban por las tardes, con la única excepción de la gente que había en las gradas.
Todos gritaban de emoción, especialmente los Gryffindors y Slytherins.
-No mires a la gente, no mires a la gente se repetía Scorpius con los ojos cerrados, mientras el equipo de Gryffindor se preparaba para jugar.
El nuevo equipo estaba compuesto, además de Roxanne, James, Albus, Rose y Scorpius, de Geraldine Wood y Lucas Spinnet.
De todos, Rose era la más nerviosa: estar ante tanta gente, que además esperaba lo mejor de ella, hacía que le diera pánico escénico.
-Tú puedes, Rose, no te preocupes la animó Roxanne al ver la expresión de la chica.
-Pero, ¿y si no la paro
? preguntó Rose con voz temblorosa.
-Lo que importa es que lo estás intentando, y eso está bien le dijo Albus antes de que Roxanne dijera algo como Más te vale que la pares.
-¿Quién es el capitán del equipo de Slytherin? preguntó Scorpius.
-Capitana; es Pansy Zabini, una completa y absoluta demente le informó Roxanne.
Entonces madame Hooch llegó y anunció el inicio del partido.
-Capitanas, dense la mano ordenó Hooch.
Albus vio que la capitana de Slytherin, Pansy Zabini, le apretujaba los dedos a Roxanne, pero su prima expertamente la ignoró.
-¡Que comience el partido!
Madame Hooch soltó la quaffle, y Roxanne la agarró rápidamente y se la pasó a Geraldine Wood.
-¡Gol de Gryffindor! ¡Diez a cero! anunció una voz femenina desde las gradas.
-¿Quién es? le preguntó Albus a Scorpius.
-Ah, es Lynn Jordan, la comentarista respondió Scorpius.
Albus no tuvo que seguir observando a los demás jugadores, pues la voz de Lynn lo decía todo:
-Y Lucas tiene la quaffle, y está cerca del poste
¡oh, y Gerard Flint la para! Se la pasa a Pansy Zabini, esa chica es una antipática y además es demasiado amargada
-¡Jordan! la regañó McGonagall.
-Lo siento profesora, se disculpó Lynn, bueno, como decía, Pansy sigue con la quaffle, se la lanza a Barne Montague
¡Y Geraldine Wood la agarra
y marca!
Los Gryffindors estallaron en aplausos y vítores mientras Geraldine daba vueltecitas de triunfo en su escoba.
-Y Lucas la agarra y se la pasa a Roxanne
Roxanne avanza hacia el poste de Slytherin
¡y Barne Montague se la arrebata y la tira de la escoba! ¡Vamos, golpeadores, hagan algo!
Albus sintió un coraje hacia Montague, y rápidamente buscó la bludger y la golpeó con todas sus fuerzas hacia Montague
-¡Eso es un golpe! ¡Albus Potter sí que sabe cómo jugar con los Slytherins!
-Excelente Al, yo me encargaré de Matt Jones
le dijo Scorpius.
-¡Y Matt Jones cae al suelo! ¡Cortesía de Scorpius Malfoy!
Geraldine tiene la quaffle, se la pasa a Lucas
pero Ralph Nott se adelanta y la cacha, y se la pasa a Pansy Zabini
oh, que rayos, un gol de Slytherin
Los de Slytherin estallaron en gritos y aplausos, y Albus se fijó en que Rose tenía las orejas coloradas.
-Malcolm Bletchley tiene la quaffle
se la pasa a Pansy Zabini
pero Lucas Spinnet se adelanta, se la pasa a Geraldine
oh, qué mal, paradón de Slytherin
Flint se la pasa a Pansy, quien se la pasa a Malcolm, quien
mete gol a Gryffindor dejándolos Veinte a veinte.
Albus se fijó en que James buscaba la snitch cada vez con más prisa, y Albus deseó que la encontrara y la atrapara
-Y Ralph tiene la quaffle, se la pasa a Pansy y
¡Rose Weasley la para!
Albus y Scorpius sonrieron y le gritaron a Rose, quien sonreía a su público.
Pansy, ceñuda, corrió hacia el golpeador de Slytherin, le arrebató el bate y
-¡Albus Potter detiene a Zabini de cometer una falta y la tira al suelo! ¡Eso es estilo!
Entonces James pasó rozando a Albus, y éste se fijó en que James ya había visto la snitch e intentaba atraparla, distrayendo muchas veces al buscador de Slytherin.
-¡Parece que James Potter ya ha visto la snitch
pero Vernon Harret, el buscador de Slytherin, lo sigue! Veamos cómo resulta todo
¡ah, vuelve la acción! Geraldine tiene la quaffle, va hacia los postes de Slytherin y
¡GOL DE GRYFFINDOR!
Los Gryffindors, junto con Albus y Scorpius, vitorearon de lejos a Geraldine.
-Ralph consigue la quaffle, y James Potter lo pasa rozando, parece que tiene el puño cerrado
¿acaso tendrá
? ¡SI, JAMES POTTER HA AGARRADO LA SNITCH! ¡GRYFFINDOR GANA!
Albus nunca había oído semejantes gritos y vítores, pero no le importó.
El partido había terminado, ellos habían ganado, y James había sido el héroe del partido
-¡Felicidades, James! le dijo a su hermano, revolviéndole el cabello.
-¡Gracias! dijo James, quien tenía una sonrisa radiante.
Rose los alcanzó, también sonriendo, y felicitó a James.
-Oigan, los de Gryffindor vamos a hacer una fiesta en la sala común para festejar nuestra victoria, ¿vamos? preguntó Rose.
-Claro sonrieron Albus y Scorpius.
La lechuza café bajó expertamente a la mesa de Gryffindor, justo delante de su amo.
-Gracias, Twycross le dijo James, acariciándole la cabeza.
-¿De quién es el paquete? preguntó Albus, señalando la cajita chiquita que llevaba Twycross en el pico.
-Creo que es de papá respondió James echándole un vistazo a la etiqueta.
-¿Por qué no lo abres? preguntó R ose, quien acababa de devorar sus rebanadas de pay de queso.
James empezó a abrirlo y sacó un pergamino muy viejo y gastado.
-¿Es esto una broma? preguntó Albus con una risita.
Pero James veía el pergamino como si fuera un valuable tesoro.
-¿Por qué lo ves así? ¡Es un simple pergamino! le dijo Albus.
-No es sólo un pergamino
dijo James, atontado.
-¿Entonces?
Pero James pareció recobrar muchas neuronas, pues de repente se aclaró la voz y dijo:
-Tienen razón, es un simple pergamino. Y lo voy a ocupar
para mis deberes.
-¡Pero ve lo gastado que está! ¡Te van a reprobar por esto! lo regañó Rose.
-No si le hago un hechizo para limpiarlo. Ahora
¡oh, ya termine de desayunar! ¡Adiós!
James corrió a reunirse con Francis y Leo, dejando a Albus y Rose en dudas.
-¿Tú crees que ese haya sido un simple pergamino? preguntó Scorpius.
-No lo sé dijo Albus.
Era tan extraño
¿cómo a James le podría gustar semejante viejo pergamino?
-Oigan, no será nada para su tienda de bromas, ¿verdad? sugirió Rose.
-Espero que no sea una broma pesada suspiró Scorpius.
-Y que yo no sea el blanco de prueba de ella añadió Albus.
-No te preocupes, Al, ya encontraremos la manera de averiguar qué tiene de especial ese pergamino, James quiera decirnos o no le aseguró Rose.
Ya eran las cuatro de la tarde, y ni Albus, Rose ni Scorpius habían conseguido que James les dijera qué era ese pergamino.
-De acuerdo, dijo Rose, si James no nos quiere decir el secreto de su pergamino
tendremos que entrar a su dormitorio.
-¿Qué? saltaron Albus y Scorpius.
-Lo sé, va a ser algo difícil, pero no podemos arriesgarnos si es algo malo
los tranquilizó Rose.
-De acuerdo
pero, ¿cómo le haremos para entrar? preguntó Scorpius.
-Lo seguiremos por la noche con la capa invisible y veremos qué hace James con el pergamino porque, digo, no nos lo vamos a robar ni nada. Sólo queremos saber qué tiene de especial un pergamino así dijo Rose.
-Buen plan, pero ¿y si James ni le hace caso al pergamino y sólo se duerme? preguntó Albus.
-Podemos hacerle un hechizo confundus o algo, pero debemos asegurarnos de que utilice el pergamino, dijo Rose, ¿más dudas?
-No respondieron Albus y Scorpius.
-Muy bien. Entonces prepárense porque esta noche sabremos el secreto del viejo y misterioso pergamino de James.
James abrió la puerta de su dormitorio sin darse cuenta siquiera que tres personas lo seguían con una capa invisible puesta, y se aseguró de que no hubiera nadie más en la habitación, a excepción de Francis y Leo. Ellos sí eran de confianza
Agarró rápidamente su baúl y buscó el pergamino hasta encontrarlo, muy bien escondido, hasta debajo de todas sus cosas.
Lo tomó, agarró su varita y murmuró:
-Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.
A continuación, el pergamino se convirtió en un mapa.
Un mapa
de todo Hogwarts.
En la página principal decía:
Los señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta presentan:
El mapa del merodeador
James no sabía quiénes eran esos señores, pero vaya que les debía mucho.
Ese verano, en la ausencia de su hermano Albus cuando se fue a la casa de su amigo Scorpius, James había descubierto en el cuarto de su padre aquel mapa y solito averiguó cómo usarlo
pero entonces su papá lo descubrió.
James se tuvo que disculpar por hurgar entre sus cosas, pero su padre lo comprendió y le dijo que se lo podría quedar. Qué extraño. Pero al llegar a Hogwarts se le había olvidado y le había dicho a su padre que se lo enviara.
Entonces James examinó el mapa, sin imaginarse siquiera que tres personas más también lo examinaban, con la boca abierta.
Pero entonces escuchó un sonido: parecía que alguien se había tropezado un poco.
Oh, no pensó James y murmuró rápidamente:
-Travesura realizada
El pergamino volvió a quedar igual de blanco (okay, no exactamente blanco) como antes, y James lo guardó rápidamente en su baúl y se fue a dormir.
Tener tantos deberes lo había agotado mucho los últimos días, así que su cansancio le impidió ver que la puerta de su dormitorio se abrió y se cerró, dejando salir a tres personas que, afuera de su dormitorio, se quitaron la capa invisible y se miraron unos a otros, sorprendidos de lo que acababan de descubrir.
El mes de Junio llegó, y los jardines de Hogwarts se veían más hermosos que de costumbre, con sus flores de montones de colores y los terrenos cerca del bosque (aunque éste no era tan bonito que digamos
).
-¿Qué crees, Al? le preguntó Rose, emocionada, a Albus una mañana.
-¿Te transfirieron al Ministerio de Magia? preguntó Albus con un bostezo.
A Rose se le pusieron las orejas coloradas.
-No, dijo, tu papá va a venir a dar una charla en Defensa Contra las Artes Oscuras.
Albus la miró con los ojos bien abiertos.
-¿Enserio?
-¡Sí, se lo acabo de escuchar a la profesora McGonagall! dijo Rose.
-Guau, ¿de qué crees que vaya a hablar? preguntó Scorpius.
-No lo sé, siempre tiene cosas nuevas para decir dijo Albus.
-Tal vez hable acerca de los hechizos no verbales
sugirió Rose.
-¡Eso es hasta sexto, Rose! le dijo Albus.
-Alo mejor habla de los hombres lobo sugirió Scorpius.
-O tal vez de los grindylows sugirió Albus.
-Bueno, ya veremos de qué va a hablar dijo Rose, mientras ella y los demás se preparaban para ir a Defensa Contra las Artes Oscuras.
-Hoy vamos a ver a los boggarts, informó Harry a la clase, pero antes, ¿alguien puede decirme cómo luce un boggart?
Tan rápido como Harry terminó la pregunta, Rose levantó la mano.
-¿Sí, Rose?
-No se sabe. Los boggarts cambian de forma; se transforman en lo que más teme una persona recitó Rose.
Harry sonrió.
-¡Excelente, diez puntos para Gryffindor!
Rose miró a los demás, satisfecha de sí misma.
-Ahora, ¿ven este armario?
Harry hizo aparecer un armario, que se sacudía solo.
-Bien; quiero que se acomoden en filas y, cuando el boggart se convierta en su peor temor, piensen en algo divertido y digan: Riddikulus dijo Harry.
Todos los estudiantes, emocionados, se hicieron bolas para acomodarse en la fila, y primero quedó una chica llamada Dorothy McLaggen.
Harry abrió el armario, y de ahí salió una bludger loca que iba a golpear a Dorothy
-¡Riddikulus!
La bludger explotó, como si tuviera algún tipo de cohete dentro, y Harry sonrió.
-¡Excelente! Ahora, el siguiente
Y así fueron pasando, hasta que llegó a Scorpius.
Scorpius miró, horrorizado, dos figuras tendidas en el suelo, cubiertas de sangre, que nadie pareció reconocer
a excepción de él, pues les veía claramente el cabello negro a una y el cabello castaño rojizo a la otra
-¡Riddikulus!
Las figuras se transformaron en una cara de payaso en medio de la nada, y Scorpius sonrió satisfecho mientras salía de la fila, dejándole paso a Rose.
Rose observó, horrorizada, como una araña gigante, peluda, y con venenosos colmillos le decía:
-Tú, Rose Weasley, has sido expulsada del colegio Hogwarts de magia y hechicería, y el ministerio está en camino para destruir tu varita
-¡Riddikulus!
La araña se quedó sin patas, y se resbaló toda.
Rose, que estaba pálida, compuso una débil sonrisa, y salió de la fila, dándole el turno a Albus.
Albus miró a la araña sin patas, que se transformaba
Una criatura con capucha negra y piel grisácea y con costras avanzó hacia Albus. El dementor estaba listo para sacar el alma
Albus no escuchó que todos lo llamaban por su nombre, ni que su padre lo llevaba a la enfermería, pues se había desmayado.
-¿Al? ¿Al, estás bien?
Harry miraba preocupado a su hijo, quien lentamente fue abriendo sus ojos, iguales a los de él.
Albus se sobresaltó.
-¿Qué? ¿Y la clase? ¡Perdóname papá, yo no quería
!
-No te preocupes, Al. Todo está bien, enserio. Quiero que sepas que comprendo perfectamente cómo te sientes.
Albus lo miró.
-¿Enserio?
-Sí; cuando a mí me enseñaron los boggarts, también le temía a los dementores, y en muchas ocasiones llegue a verlos en persona
y, bueno, me desmayaba dijo Harry.
-Son tan horribles, ¿verdad?, dijo Albus, ojála hubiera un encantamiento para defendernos de ellos
-Sí lo hay, lo corrigió Harry, y si tanto te afectan, te lo puedo enseñar yo mismo.
-¿Enserio?
Albus no lo podía creer. Tenía al mejor papá del mundo.
-Pero ¿cuándo me lo vas a enseñar? preguntó.
-No lo sé, cuando llegue su tiempo dijo Harry.
-Bueno
pero ¿enserio prometes enseñármelo? preguntó Albus, tendiéndole la mano.
-Lo prometo dijo Harry mientras se estrechaban la mano.
El Gran Comedor estaba adornado de banderas rojas y doradas, con el león de Gryffindor dibujado en cada una: ¡Gryffindor había ganado la Copa de la Casa!
Y, además de todo, ¡también habían ganado la Copa de Quidditch!
Los partidos habían pasado tan rápido desde el primero, Gryffindor contra Slytherin, que Albus no tenía tiempo ni de recordarlos.
Pero menos tiempo aún, pues él, Rose y Scorpius disfrutaban de uno de los mejores manjares que se preparaban en Hogwarts
de todo el año.
Al día siguiente se irían de regreso a sus casas, y Albus ya había quedado con Alice de ir a buscar un lugar, aunque aún no había quedado en nada con Rose y Scorpius.
Albus y Scorpius subieron a su dormitorio al terminar el banquete, a guardar sus cosas en sus baúles.
-¿Estaba rica la comida, no? comentó Scorpius.
-Vaya que sí sonrió Albus.
-¿Apenas están empacando? ¡Yo lo hice desde hace tres días! les dijo la voz de Rose, quien entraba en ese momento a la habitación.
-¿Tres días? ¿Bromeas, verdad? preguntó Albus.
-No; aunque he sacado muchos libros de vez en cuando para repasarlos. Planeo leer durante todo el verano para refrescar mi mente y volver preparada para cuarto año dijo Rose.
-¿Entonces vas a estar en Sortilegios Weasley, Flourish y Blotts y Florean Fortescue a la vez todo el verano? preguntó Scorpius, sorprendido.
-El verano es largo, ya sabes dijo Rose, sonrojada.
-Aún así, me ha dado la impresión de que puedes estar en dos lugares al mismo tiempo
dijo Albus.
Las orejas de Rose se sonrojaron, casi del mismo color que sus mejillas.
-Tal vez es pura casualidad, ya sabes, siempre corro para llegar a las otras clases
dijo, con la voz temblorosa.
-¿Segura? ¿No tienes ningún secreto ni nada? preguntó Albus.
-No
mintió Rose.
-Bueno
Albus y Scorpius tuvieron la impresión de que Rose miraba continuamente la cadena que tenía colgada en el cuello
El expreso de Hogwarts partió muy temprano, y apenas se veían los rayos del sol, que iluminaban los verdes campos por los que pasaba el tren escarlata.
-¿Vamos a sentarnos, no? le preguntó Alice a Albus.
-Sí asintió Albus, y se fueron a buscar compartimento.
-¿Y Rose y Scorpius? preguntó Alice.
-No lo sé, no quedamos en nada
supongo que nos alcanzarán luego dijo Albus, aunque por dentro sospechaba otra cosa
-Ya todos los compartimentos están llenos se lamentó Alice cuando terminaron su recorrido por el pasillo del tren.
-A que no, creo que este no
dijo Albus, abriendo la puerta del vagón para encontrar justo lo que más se temía
Rose y Scorpius estaban abrazados, besándose apasionadamente.
-¿Qué
?
Rose y Scorpius se sobresaltaron al oír la atónita voz de Albus, y lentamente voltearon.
No puede ser pensó Rose.
¿Qué nos dirá
? ¿Ya no querrá ser nuestro amigo? pensó Scorpius, preocupado, mordiéndose la lengua.
Alice estaba tan avergonzada que miró hacia otro lado, mientras que Albus simplemente miraba a sus dos mejores amigos, sin decir nada.
-Albus
empezó Rose, pero Albus la interrumpió con una seña de la mano.
-Vamos, Alice, hay que sentarnos le dijo Albus a Alice, con la voz seria y se sentaron.
Rose y Scorpius sudaban, nerviosos y avergonzados.
-¡De acuerdo! ¡Lo lamentamos, Al! ¡Sí, tienes razón, no debimos ocultártelo y de verdad lo sentimos!, le confesó Rose, es que Scorpius y yo
-¿Temían mi reacción? la interrumpió Albus.
Rose se encogió y asintió con la cabeza.
-Pues, ¿saben qué?, dijo Albus, Sí tengo algo que decirles.
Scorpius miró a su amigo a los ojos, temeroso de que Albus lo cortara a él y a Rose, y que además les prohibiera estar juntos
Albus sonrió.
-Me alegra que estén juntos dijo, para el asombro de todos.
Rose y Scorpius lo miraron, atónitos.
¿Qué
?
-¿Enserio? preguntó Scorpius.
-Por supuesto que sí, me agrada, pero hay algo que no me gusta
¿por qué no me lo contaron? Ya sé que es porque temían mi reacción pero ¿porqué? ¿Acaso soy tan regañón? ¿Temían que los cortara? ¿Temían que les prohibiera seguir juntos? ¿Temían que les dijera a todos? preguntó Albus.
-Al, créeme que estamos muy arrepentidos, le dijo Scorpius, después de esto
Rose y yo hemos decidido que ya no te guardaremos más secretos. Rose y yo hemos estado saliendo juntos en secreto.
Albus sonrió más.
-Y quiero que sepan que yo acepto su relación, y que me gusta que sean sinceros. Es normal que hayan temido mi reacción, pero a la próxima piénsenlo mejor: ¿Acaso soy yo o no su amigo? preguntó Albus.
-Por supuesto sonrieron Rose y Scorpius.
-Pues un verdadero amigo siempre perdona a sus amigos, y les aconseja cómo evitar cometer esos errores de nuevo. Y yo les digo que ya no haya secretos entre nosotros, ¿vale? dijo Albus.
-Vale dijeron Rose y Scorpius al mismo tiempo, sonriendo.
-Ah, y hablando de secretos
, empezó Rose, tengo algo que confesarles.
-¿Qué?
-Ustedes han dicho que parece como si estuviera en muchos lugares al mismo tiempo, ¿no? Bueno, el caso es que
uso un giratiempo. Lo tengo colgado de esta cadena que tengo en el cuello dijo, mientras les enseñaba a todos la cadena.
-¿Un giratiempo? ¡Qué genial! Pero, ¿cómo le hiciste para tener uno, Rose? preguntó Alice.
-Le tuve que escribir muchas cartas al ministerio para que me dejara tenerlo, pues sin él no podría estar en todas las asignaturas. Y, cuando se lo enseñé a mis padres, resultó que mi madre también usaba uno, pero que lo había devuelto. Y también resultó que mi giratiempo era exactamente el mismo que el de mi madre respondió Rose.
-¡Guau! sonrió Alice.
Scorpius miró a su panza, que gruñía audiblemente.
-¿Sabes qué, Rose? Ya comprendo porqué siempre esperas tanto al carrito de golosinas
Los chicos se bajaron del tren, y corrieron todos a buscar a sus familias.
Albus se reunió con James y Lily para buscar a Harry y Ginny, y no tardaron mucho en encontrarlos.
Scorpius tampoco tardó mucho en encontrar a Draco y a Astoria, quienes lo esperaban a primera fila.
Rose se reunió con Hugo y se fueron con Ron y Hermione, quienes los esperaban al lado de Harry y Ginny.
Alice y Hannah se fueron con Neville y Hannah, camino al Caldero Chorreante a celebrar el inicio de las vacaciones y el final de clases.
Pero, aunque todos tomaran caminos separados, juntos habían aprendido que no es bueno guardarles secretos a tus amigos, y que si el secreto es descubierto, un verdadero amigo siempre perdona.
*~FIN~*
19 años después... (3º año) - Fanfics de Harry Potter
Los rayos anaranjados del sol iluminaban las plantas que crecían en aquel campo. Y, justo en medio de los dos arbustos más grandes y relucientes se encontrab
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2024-10-08
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