Un avión sobrevolaba Londres. Comenzó a descender lentamente hacia una pista del aeropuerto después de recibir el permiso de la torre de control. Aterrizó sin problemas y los pasajeros comenzaron a salir de él. Entre las primeras personas que salieron había un muchacho no tan delgado, ligeramente fuerte. Tenía el pelo negro azabache que se alzaba en todas direcciones y unos ojos verdes detrás de unos lentes redondos. En su frente, poco visible para los demás porque estaba oculta por una mata de pelo negro que ya reclamaba un corte, había una cicatriz con la curiosa forma de un rayo.
Detrás de él salió una muchacha de su mismo tamaño, con el pelo muy largo, lacio y brillante color castaño claro. Tenía una excelente figura, cada parte de su cuerpo estaba en perfecta armonía. Tenía unos ojos verdes esmeraldas que siempre estaban brillando, pero, había algo extraño en ellos, parecía haber una neblina arremolinándose en sus ojos.
Harry y Lara G. terminaron de bajar del avión seguidos por Lupin y Gabriela que no los perdían de vista. Sabían la facilidad que tenían para terminar embrollados en algún problema gordo. Pasaron por la aduana y recuperaron sus baúles. Se llevaron una enorme sorpresa cuando salieron de la aduana. Media Orden del Fénix los esperaba para recibirlos. George sonrió ampliamente abriendo los brazos. Lara G. se llevó una mano a la boca embargada de la emoción y corrió a los brazos de su novio.
Ginny le guiñó un ojo a Harry a tiempo que el chico corría a abrazarla saludándola con un apasionado beso en la boca. Fred estaba allí con su novia, Sandra Andrews, que miraba cautelosamente a Harry y a Lara G. Estos se miraron frunciendo el ceño cuando no vieron salir a Gabriela de la aduana, solo Lupin salió a estrechar manos con los adultos.
No sabes cuanto te extrañé, Lara Josthings. Le dijo George apasionadamente sacando a la chica de sus pensamientos.
Umm, y yo a ti, George Weasley. Dijo Lara G. sonriendo, se puso seria poniéndole un dedo en los labios. Ahora no me llamo Lara Josthings.
¿Y como te llamas, chica misteriosa? Le preguntó George guiñándole un ojo.
Como debí llamarme desde que nací. Contestó Lara G. irguiéndose. Lara Gabriela Snape, hija de Severus Snape.
Ah, OK, Lara Snape, pero... ¿Sigues siendo mi novia? Preguntó George con fingida duda.
Por supuesto, soy la misma chica que conociste en la tienda de bromas y que ayudó a salvarla, por cierto. Respondió Lara G. devolviéndole el abrazo a George, lo besó largamente.
Ron y Hermione se acercaron a Harry y Ginny, aunque con un poco de dudas. Estaban tan acaramelados que parecía imposible entablar conversación con ellos al menos que se despegasen.
Menos mal que consiguieron las escrituras y regresaran. Dijo Ron sonriendo.
¡Ron! ¡No se puede hablar aquí de eso! Lo reprendió Hermione muy seria con un codazo.
Lo siento Hermy. Dijo Ron sumiso. Nos enteramos que hicieron de las suyas en el Cairo.
Todavía sigo pensando que enfrentar a una Quimera no fue nada pruden... Comenzó a decir Hermione con aire de reprobación.
Hermione, ¿No recuerdas que no se puede hablar de eso aquí? Le preguntó Ron muy serio.
La teníamos que enfrentar si queríamos encontrar lo que buscábamos Hermione. Dijo Harry abrazando a Ginny. Aparte de enfrentar a Voldemort...
Ron y Ginny hicieron extraños sonidos ante la mención del nombre.
Vamos, se tienen que acostumbrar a decir el nombre, es solo eso, un nombre. Intervino Lara G. acercándose de manos con George. Y dejamos a Frankestein con la asesina regados por el Cairo, sus encuentros con nosotros no fueron muy a pedir de boca que digamos.
Esa mujer y yo tenemos una cuenta pendiente. Gruñó Harry con odio. Va a pagar.
Por supuesto que va a pagar. Apoyó Lara G. muy seria. No merece la vida, al igual que ese... ESE... de Voldemort.
Los Weasley se estremecieron nuevamente mirando alrededor cautelosos. Hermione parpadeó un par de veces tratando de acostumbrarse. Los adultos no se opusieron a que la pandilla saliera a dar una vuelta por al aeropuerto. Veían a Harry y Lara G. demasiado felices como para meterse en problemas. Al menos esperaban que los demás evitasen tales problemas como terminar detenidos por la seguridad del aeropuerto o salir corriendo lanzando hechizos a diestra y siniestra con una estampida de mortífagos pisándoles los talones.
Harry y Lara G. se divirtieron como nunca a pesar de estar agotados por el viaje en el avión. Hicieron magia escondidos, algo que resultó divertido para gastarse bromas los unos a los otros. Harry tenía los poderes algo descontrolados así que se encogió cuando reventó sin querer una copa en la mano de un muggle en la cafetería. Estaban muy fuertes, tendría que aprender a controlarlos nuevamente.
La novia de Fred que antes se mostraba tímida y había saludado con un prácticamente inaudible: Hola, ahora se mostraba animada y conversadora. Fred aclaró que podían hablar abiertamente frente a ella, ya era parte del pequeño grupo de la AD y Dumbledore había considerado que ya sabía lo suficiente de la Orden como para revelarle la dirección donde vivían Harry y Lara G. Estos se animaron a contar en susurros varias aventuras que tuvieron por el Cairo. Se desternillaron de la risa cuando contaron la parte de las espinas en el puerto, que tuvieron que correr descalzos de vuelta por ellas cuando los pilló el guardia de seguridad.
Ahora se reían de cuando aparecieron con Jeep y todo en el medio de un callejón del Cairo y no tenían frenos, pero confesaron que en aquellos momentos deseaban estar en cualquier otro lugar que no fuese encima de lo que quedaba de Jeep. Lara G. repitió la narración de: Porque yo se que soy fea de nacimiento... haciendo que todos estallaran en carcajadas en medio de la cafetería, provocando murmullos de reprobación por parte de los muggles que habían allí.
Harry y Lara G. se despidieron de los demás cuando ya caía la noche y Lupin los fue a buscar para recordarles que debían regresar. Lara G. se despidió apasionadamente de George y Harry y Ginny parecían Romeo y Julieta en sus mejores tiempos. Los chicos no se atrevieron a utilizar el hechizo de aparición. Temían terminar cayendo enredados en la ducha o en medio de las escaleras que daban acceso al segundo piso.
Se aventuraron con un taxi muggle y después de prácticamente pasar al taxista por rayos X se montaron en él diciéndole que los llevara a Privet Drive, en Surrey. Estaban tan agotados que estaban al quedarse dormidos una vez traspasada la puerta de la casa. En el taxi daban cabezazos, estaban bastante agotados. Harry ya no veía más allá de borrones por el sueño y Lara G. parpadeaba con los ojos un poco rojos tratando de no caer dormida contra la ventanilla.
Por suerte no tardaron mucho en llegar a la misma esquina de Privet Drive. Recuperaron sus baúles y le pagaron al taxista dando un soñoliento: Gracias. Caminaron por la acera de Privet Drive dando tumbos arrastrando los baúles sin ánimo. Lara G. por poco atropella a un gato que ronroneaba en la acera yéndose de bruces contra el suelo. Suerte que Harry en medio de su soñolencia la rescatara mientras el gato salía disparado maullando muy alto.
No saben como lograron llegar frente a la puerta del número 5 sin caerse dormidos. Harry la abrió con magia y entraron en silencio. Las luces de la sala se encendieron de repente deslumbrándolos por algunos segundos.
Llegué a pensar que se habían olvidado de donde vivían. Les espetó Snape cruzándose de brazos cerrando la puerta con un giro de varita. ¿Se puede saber por que tardaron tanto?
Vamos papá, estamos cansados. Dijo Lara G. dispuesta a dormir un año si la dejaban.
Tenemos sueño. Apoyó Harry arrastrando los pies detrás de la chica que ya se disponía a subir al segundo piso.
OK, pero no los quiero ver en mi habitación para nada... Comenzó a gruñir Snape mientras los chicos subían las escaleras arrastrando sin fuerzas los baúles. ... ¡Por vuestro bien espero que me hayan escuchado!
Los chicos respondieron con un sonido que era entre gruñido muerto de sueño con te escuchamos papá. Harry dejó su baúl arrimado en una esquina de su habitación y se tumbó boca abajo en la cama sin desvestirse siquiera. Lara G. llegó tambaleándose a los pocos segundos y antes de que hubiese dicho: Buenas noches Harry, ya estaba tumbada al lado del chico durmiendo como una marmota.
Harry se despertó al día siguiente por culpa del sol que entraba en la habitación. Abrió un ojo perezosamente y bostezó ampliamente estirándose. Alcanzó sus lentes encima de la mesita y se los puso. Parpadeó cuando se dio cuenta de que estaba acostado correctamente en la cama, sin zapatos y cubierto por una sábana. Lara G. dormía boca abajo con todo su pelo lacio sobre la cara al lado de él. La chica rezongó cuando un rayo de sol le dio justamente en la cara por entre la maraña de pelo. Se movió y alzó la cabeza resoplando un poco para no tragar pelo.
¿Que hora es? Preguntó con voz soñolienta cuando descubrió a Harry más dormido que despierto al lado de ella.
10:30AM. Respondió Harry restregándose los ojos.
Se quedaron mirando unos segundos.
Es temprano. Dijeron al unísono desplomándose en la cama.
Ya se estaban acomodando cuando sintieron que tocaban a la puerta de la habitación. Se quedaron callados, cerraron los ojos para dormir cuando volvieron a tocar a la puerta pero más fuerte.
¡Ya estamos despiertos! Exclamaron a un tiempo fastidiados.
Se levantaron rezongando y se tomaron unos minutos extras dormidos frente al espejo del baño, al final no se dieron la ducha matutina. Bajaron desgreñados y gruñendo. Cuando entraron en la cocina no se sorprendieron de ver a Lupin leyendo el Profeta frente a una taza de té. Snape alzó una ceja a punto de tomar un sorbo de su té.
¡Llegaron los lirones! Si no bajaban estaba por pensar que tenían los parpados pegados. Fue el saludo matinal del susodicho, los chicos se miraron soñolientos. Llegó una lechuza del Ministerio para ustedes hace 10 minutos, como parecía urgente me tomé la molestia de despertarlos.
Harry tomó una taza de té que le ofrecía Snape junto con la carta del Ministerio. Lara G. pudo tener los ojos abiertos el suficiente tiempo como para localizar la taza de té y agarrarla. El chico rasgó el sobre y desplegó el pergamino tomando un sorbo de té al mismo tiempo que Lara G. Abrieron los ojos de repente como platos y soltaron un chorro de té por la boca.
Si no les gustó solo debieron decirlo. Gruñó Snape molesto al ver que dejaban las tazas de té apresuradamente sobre la mesa y salían corriendo de la cocina con la carta en las manos. ¡Al menos digan que lo sienten!
Lupin había observado toda la escena extrañado. Snape secó el té del suelo con un giro de varita, mascullando de mal humor. Después de al menos 10 minutos los chicos entraron corriendo en la cocina vestidos con las insignias de Aurores enganchadas en la ropa y peinados por la parte de Lara G. Se atragantaron de tostadas sin dar la más mínima explicación.
Desprecian mi té y ahora comen tostadas como unos locos, ¿Me pueden decir si me estoy perdiendo de algo? Preguntó Snape frunciendo el ceño.
¡Qmnde elnm Mndsndterrio nnmos ensstsnma cinmtnado densmsnmde hanmne 15mnmusdnts! Dijo Harry con la boca llena de tostadas.
¿Eh? Dijeron Snape y Lupin a un tiempo sin entender media palabra.
Traducción, que el Ministerio de Magia nos citó hacían 15 minutos. Aclaró Lara G. y agarró la taza de té de Snape bebiéndosela de golpe.
¡Oye! ¡Ese es mi té! Exclamó Snape abalanzándose sobre su hija, cuando logró recuperar su taza no quedaba ni una gota. Espero que la próxima vez que los citen no sea a la hora del desayuno.
Los chicos hicieron ademanes con las manos dando a entender que lo escucharon. Fueron a salir disparados de la cocina.
¿A dónde van? Preguntó Snape ceñudo, los chicos se detuvieron en el acto. Ya tenemos red flu.
Harry y Lara G. se miraron y cambiaron la dirección abalanzándose sobre la chimenea. Harry entró primero haciendo ademanes agitados de despedida con la mano. Agarró un puñado de polvos flu y dijo alto y claro: ¡Ministerio de Magia, Cuartel General de los Aurores! a la vez que lanzaba a la chimenea los polvos flu. Enseguida fue tragado por unas altas llamas esmeraldas. Lara G. entró detrás de él. Dedicó una sonrisa rápida a su padre y a Lupin antes de decir lo mismo que Harry y desaparecer tragada por las llamas esmeraldas.
Reapareció en los cubículos de los Aurores en el Ministerio. Harry la esperaba impaciente cruzado de brazos. En cuanto la chica salió se dirigieron corriendo a una puerta que quedaba prácticamente en el fondo del local. Los Aurores solo les echaron un vistazo y cada uno siguió en lo suyo. Abrieron la puerta y entraron jadeantes. Un gnomo con unos lentes que ampliaban sus ojos enormemente los miró de arriba abajo.
Llegan 25 minutos tarde. Les dijo muy serio con voz chillona. Harry Potter y Lara Josthings si no me equivoco.
Los chicos asintieron. Lara G. dio un respingo al escuchar el apellido Josthings, no recordaba que frente a la comunidad mágica debía ser Lara Josthings. Nadie debía saber que era hija de Snape excepto personas selectas.
Pero como se que son dos excelentes Aurores de 3er Nivel no voy a informar de vuestro retraso. Dijo el gnomo parpadeando mucho, los chicos suspiraron aliviados. Ahora... deben ir con... ¡Ah! ¡Aquí está! Irán con Nympadora Tonks a solucionar unos problemas que se presentaron cerca de San Mungo, un contrabandista que... no se que demonios es esto pero bueno, aquí están las indicaciones, Tonks los espera en el lugar, un traslador los llevará directo.
El gnomo le entregó un pergamino a Harry y los chicos se juntaron para leerlo. Cuando regresaron su atención al gnomo este les señaló una bota vieja encima de su elegante escritorio. Harry y Lara G. se miraron y luego tocaron la bota con un dedo. Enseguida sintieron que algo los halaba por el ombligo llevándolos en un torbellino de colores. Cayeron en semi-cuclillas en lo que parecía ser, un apartamento abandonado. La bota vieja cayó con un golpe sordo entre los dos.
¡Tardaron bastante! Exclamó Tonks saliendo de una de las ruinosas habitaciones. Ya estaba por mandarle un mensaje a Severus.
Disculpa Tonks, pero nos quedamos, um, dormidos. Dijo Harry tímidamente.
Si, los entiendo, me han comentado que los viajes en aviones muggles son agotadores, ¡Y tan lentos! Suspiró Tonks cabeceando. Bueno, saben que debemos atrapar a Dog Farnett, contrabandea con todo lo que le es posible, sus fechorías han llegado a oídos del Ministerio, solo esperemos que no le proponga un negocio gordo a Fudge a cambio de su libertad.
Algo de lo que puedes estar segura. Dijo Lara G. mirando por las desgastadas cortinas hacia el edificio vecino. ¿Está al frente?
Si, justamente ahora está echando un vistazo por la ventana... el del 3er piso... Indicó Tonks a los chicos. Hay que atraparlo a como de lugar.
¡Dalo por hecho! Exclamaron los chicos al unísono.
Es peligroso. Advirtió Tonks. Es bastante rápido, se nos ha escapado de las manos 3 veces.
¿En serio? Dijo Harry sonriendo levemente. Pues esta vez no se va a salir con la suya.
Lara G. asintió sonriendo de una manera que Tonks tuvo que parpadear impactada.
Me han dicho que aceptaste el apellido de... Severus. Comentó Tonks a Lara G.
Por supuesto, es mi padre, ¿Como no iba a aceptar mi nombre verdadero? Pero para la comunidad mágica soy Lara Josthings. Dijo Lara G. sin despegar la vista del 3er piso del edificio del frente. Se movió.
Yo no veo nada. Dijo Tonks entornando los ojos para ver mejor.
Hazle caso, tiene la vista muy aguda. Aconsejó Harry. Y no intentes tomarla por sorpresa.
¡Sabe que estamos aquí! Exclamó Lara G. de repente, se asomó por la ventana completamente mirando abajo. ¡Se va a escapar!
Lara G. saltó de repente por la ventana rodeándose de una espiral plateada transformándose en un cuervo negro, muy parecido a la forma de animago de Snape. Harry se despegó de la ventana y se tocó con la varita exclamando: ¡Dissaparate!, desapareciendo con un plop. Tonks desapareció detrás del chico. Lara G. había volado como un borrón negro hacia la ventana del 3er piso del edificio del frente. Cuando entraba por la ventana se rodeó de una espiral plateada recuperando su forma humana derribando a un hombre que recogía apresurado muchas bolsas con su varita. El hombre, que era muy corpulento y hubiese podido abatir con un puño a dos Aurores capacitados, cayó al suelo tomado por sorpresa.
Antes de que pudiese darse vuelta para pegarle a Lara G. (Algo que hubiese sido clasificado por ella como misión imposible) Harry surgió de una de las habitaciones apuntándole con su varita.
¡IMPEDIMENTA! Bramó el chico apuntándole al hombre.
Lara G. saltó hacia delante evitando que el hechizo la tocara. El hombre se quedó como encadenado al suelo luchando por salir del hechizo. Tonks llegó presurosa detrás de Harry apuntándole con su varita al hombre que hacia infructuosos intentos de zafarse del hechizo.
¡Incarcerous! Exclamó Tonks haciendo salir de su varita unas cuerdas gruesas que se enroscaron como una serpiente pitón por todo el cuerpo del hombre. ¡Expelliarmus!
La varita del hombre voló a las manos de Tonks mientras que los chicos examinaban el contenido de la bolsa que resultó ser prácticamente la mitad de las cosas prohibidas por el Ministerio.
¡No podrán detenerme aquí por mucho tiempo! Exclamó el hombre desde el suelo forcejeando para salir de las cuerdas. ¡Pronto van a llegar unos amigos míos que no tienen compasión con los que meten las narices donde no los llaman!
Oh, que bien, así los conocemos. Dijo Lara G. ladeando la cabeza.
Aurores en entrenamiento... Murmuró el hombre, parecía avergonzado.
Si, mi querido amigo Farnett. Dijo Tonks irguiéndose.
Lara G. se quedó quieta de repente, como un tigre oliendo a su presa.
Parece que tenemos visita. Dijo mirando con los ojos entrecerrados la puerta.
A Harry los pelos de la nuca se le erizaron completamente. Se puso al lado de Lara G. con la varita en alto. El pomo de la puerta giró a la vez que se escuchaban voces amortiguadas del otro lado.
Por tu bien, Farnett, espero que nos hayas traído algo que sirva. Dijo la voz de Lucius Malfoy cuando abrían la puerta, entró acompañado por dos hombres más y se les quedó mirando a los chicos que les apuntaban con sus varitas. P-Pero... Vaya, vaya, que sorpresa, Potter y Josthings, pensaba que todavía estaban... de vacaciones.
Regresamos. Dijo Harry desafiante.
Para acabar con ustedes. Gruñó Lara G. dando un leve giro a su varita, Farnett los miraba con la boca abierta desde el suelo. Entréguense y nadie saldrá herido.
Lucius comenzó a reírse maniáticamente, los otros dos hombres (Que no habían dudas de que eran mortífagos) lo secundaron al momento. Harry y Lara G. no perdieron la postura, solo se miraron con el rabillo del ojo.
¡STUPEFY! Bramaron a un tiempo apuntándole a los otros dos mortífagos.
Estos no reaccionaron a tiempo y el hechizo los golpeó por el pecho lanzándolos contra la pared con un estruendo. Lucius desapareció con un giro de capa antes de ser tocado por el rayo rojo que le había enviado Tonks. Harry y Lara G. se encargaron de amarrar a los dos mortífagos que estaban desmayados apoyados en la pared como muñecos de trapo. Farnett había dejado de forcejear. Al escuchar que esos dos niñatos que lo habían atrapado no eran más que Potter y Josthings se había quedado quieto. Los mismos mortífagos decían que era el mismísimo demonio encarnado en ellos y que donde veías a uno encontrabas al otro.
Tonks lo levitó sin mucho cuidado y lo arrimó a una pared. Tomó las bolsas y las redujo guardándolas en los bolsillos de su túnica. Tomó un adorno de porcelana medio roto y le dio un toque con su varita murmurando algo. Este tembló con un brillo azulado algunos segundos y se quedó como antes.
Llévenlos al Ministerio. Indicó Tonks a los chicos. Yo los alcanzo dentro de unos minutos.
Harry y Lara G. asintieron. El chico levitó a los mortífagos cerca de ellos. Lara G. agarró a Farnett que la miraba con respeto mientras que Harry se las arreglaba agarrando las ataduras de los mortífagos con una mano. Tocaron el adorno de porcelana con un dedo sintiendo como que algo los enganchaba por el ombligo, comenzando a viajar por un torbellino de colores.
El adorno se rompió en mil pedazos cuando aparecieron en el cubículo de Aurores. Algunos comenzaron a cuchichear mientras los chicos levitaban a todos los detenidos. Las cabezas de los mortífagos colgaban de lado todavía desmayados. Los llevaron a donde el gnomo que pegó un salto ajustándose sus enormes lentes mirando de cerca a los cautivos.
¡Nunca pensé que lo lograran! Exclamó excitado el gnomo con su voz chillona, examinó de cerca de los mortífagos. ¡A estos dos los estábamos buscando desde hace un buen tiempo!
Vinieron a ver a Farnett y bueno... nos pareció que debían una visita a Azkaban. Dijo Harry tímidamente.
En esos momentos entró Tonks sonriendo, sacó las bolsas reducidas y las puso encima del escritorio del gnomo.
La mercancía de Farnett. Dijo Tonks señalando las bolsas. Y estos dos jóvenes tuvieron una excelente participación.
Si, se agregará a sus expedientes. Dijo el gnomo absorto en revolver unos papeles. Ya pueden volver a casa, Tonks, necesito que te quedes unos minutos, debo hablar contigo un asuntito.
Harry y Lara G. se miraron encogiéndose de hombros y salieron del local. Los Aurores todavía murmuraban entre ellos cuando los veían. Harry le cedió la chimenea a Lara G. con un elegante gesto de mano. La chica contestó con una inclinación de cabeza tomando un puñado de polvos flu y entrando en la chimenea. Los echó en la chimenea diciendo en un susurro la dirección de la casa en Privet Drive.
Harry la siguió sonriendo. En cuanto apareció lleno de hollín en Privet Drive vio a Lara G. que lo esperaba sentada en la mesa. La chica se bajó de un salto mientras Harry se sacudía el hollín. Se quedaron mirando unos segundos para luego chocar manos con una sonrisa de oreja a oreja. Harry de repente la cargó por la cintura alzándola y dando las vueltas que tanto la mareaban.
¡Ya Harry que no soy un carrusel! Exclamó Lara G. haciendo que el chico dejara de girar y la soltara. Uff, de veras estás contento.
¿Como no voy a estar contento hermanita? Preguntó Harry sonriendo. ¡Tenemos todo para hacer que Sirius vuelva!
Lara G. sonrió ampliamente a la vez que a la cocina entraban Lupin y Snape atraídos por el alboroto.
Menos mal que llegaron. Resopló Snape cruzándose de brazos.
Te dije que estarían aquí a la hora del almuerzo. Dijo Lupin sonriendo palmeándole la espalda como a un viejo amigo. ¿Como les fue?
Oh, muy bien, capturamos a un par de mortífagos y... a un contrabandista. Dijo Lara G. sacando cuentas con los dedos.
Pensé que no llegarían a tiempo de ver a quien hemos buscado. Dijo Snape en un medio gruñido, abrió bien la puerta de la cocina dejando entrar a un enorme perro lanudo negro con relampagueantes ojos grises. Estaba muy ansioso en la sala.
¡Hocicos! Exclamaron los chicos alegremente mientras el perro saltaba gozoso a sus pies.
Los chicos saludaron al perro con alegría acariciándolo y medio jugando con él.
Bueno, lávense las manos para que almuercen. Les dijo Lupin sonriendo observándolos.
Harry y Lara G. salieron sonrientes de la cocina con Hocicos pisándoles los talones. El perro no parecía caber en si, daba vueltas alrededor de los chicos moviendo la cola como loca. Se lavaron las manos y cada uno decidió por su lado darse la ducha que pensaban darse cuando despertaron a medias. Bajaron de muy buen humor los dos juntos y ocuparon sus puestos en la cocina. Lupin los observaba constantemente y Snape gruñía de vez en cuando, parecía tener alguno de sus ataques de mal humor como los clasificaba Lara G. Comenzaron a almorzar tranquilamente y el silencio era roto a veces por los canturreos de Harry.
He estado pensando que hoy por la tarde podría ser buen momento para... tu sabes. Le dijo Harry a Lara G. sonriendo.
Emm, Harry, tengo que hacerte una pregunta. Dijo Lara G. apenada, lo miró tímidamente y Harry alzó ambas cejas expectante. Vaya... es que... es incómodo preguntarte esto...
Vamos hermanita, habla sin pena. La animó Harry dándole palmaditas en la espalda.
¿Dónde... asesinaron a Sirius? Preguntó Lara G. con temor.
Lupin levantó la vista mirándola fijamente y Snape dejó de gruñir poniéndose muy serio.
E-En el Ministerio de Magia. Contestó Harry parpadeando.
¿Podrías ser... más preciso? Preguntó Lara G. muy nerviosa.
En... la Cámara de la Muerte, en el Departamento de Misterios. Aclaró Harry medio aturdido, Lara G. soltó aire dejando los cubiertos encima de la mesa. ¿P-Por que lo preguntas?
Hay que ir allí a... regresarlo. Explicó Lara G. haciendo una mueca leve, parecía muerta de pena y algo abatida. Tenemos que ir a ese lugar... las escrituras son claras, se debe ir al lugar exacto donde... esa persona... lo siento Harry.
Harry parpadeó un par de veces saliendo de su aturdimiento. Lara G. estaba con la cabeza gacha sin despegar la vista de la mesa.
Si hay que ir... iremos. Dijo Harry finalmente, Lara G. lo miró con cara triste. Venga Lara, no sucede nada.
Es que... se que es incómodo que te pregunten... sobre eso. Dijo Lara G. con un largo suspiro.
Harry sonrió levemente y le apretó el hombro afectuosamente. La chica levantó la cabeza y logró sonreír.
Yo ya terminé de almorzar. Dijo Harry arrastrando la silla y levantándose. Excelente almuerzo.
Se lo que te está pasando por la cabeza Harry. Dijo Lara G. a modo de advertencia.
Se quedaron mirando unos segundos.
¡El baño del pasillo es mío! Exclamó Harry como un grito de guerra lanzándose a correr afuera de la cocina.
¡Iluso! Exclamó Lara G. saliendo detrás de él.
Lupin y Snape se miraron por la repentina carrera de los chicos. Se encogieron de hombros y comenzaron a recoger la mesa. Los chicos se lavaron los dientes todos apretujados en el baño para luego atrincherarse en la habitación del chico. Harry sacó el espejo de Sirius y Lara G. se apresuró en salir de la habitación. Aunque el chico le dijo que se quedara (Por poco se le cuelga de la cintura para detenerla) a ella no le gustaba molestar, de seguro Sirius tendría mucho que hablar con su ahijado ya que estaba a pocas horas de regresar al mundo de los vivos aunque fuese un perro.
Lara G. bajó tarareando las escaleras. Le encantaba ver a su hermano feliz. Entró en la cocina para ver a su padre tomando una taza de té sentado de frente a la puerta de la cocina. Cuando bajó la taza vio a Lara G. que le sonreía desde la puerta de la cocina.
Ah, eres tú. Dijo en un gruñido, tomó otro sorbo de té.
¿Te sucede algo? Le preguntó Lara G. acercándose con el ceño fruncido, tomó una silla poniéndola al lado de la de su padre. Estás más gruñón y malhumorado que de costumbre desde el Cairo.
No es nada. Volvió a gruñir Snape, le echó un vistazo. Y quítate esos vaqueros tan ajustados, no me gustan.
¿Y que sugieres que me ponga? Preguntó Lara G. con las manos en las caderas. Ahorita ando en bragas.
No a los extremos Lara. Replicó Snape con el ceño fruncido, miró a la puerta y regresó su mirada a su hija. ¿Dónde está tu hermano?
Hablando con Sirius, los dejé para que conversaran. Contestó Lara G. encogiéndose de hombros, Snape dio un gruñido tomando un sorbo de té. No lo soporto más, ahora mismo me vas a decir que te sucede.
Ya dije que nada. Gruñó Snape de medio lado.
No lo creo. Dijo Lara G. mirando con detenimiento a su padre. A ver, ¿No le vas a decir nada a tu hija?
No.
¿A tu pequeña?
Dije que NO ME SUCEDE NADA, ¿En que idioma te lo tengo que decir?
Viejo gruñón malhumorado.
Lara...
Anda, dime, dale papi, porfis... ¿Si?
Snape la miró de reojo, la chica a pesar de que parecía bromear se veía preocupada. Dejó la taza sobre la mesa con el ceño fruncido, Lara G. lo miró ansiosa.
Es... sobre la vuelta de Black. Dijo en tono resuelto, esta vez fue Lara G. la que frunció el ceño.
¿Por qué ahora lo tratas de Black? Preguntó la chica muy seria.
Cosas... del pasado. Gruñó Snape mostrando los dientes. Me hizo pasar los peores momentos de mi vida.
El odio y el rencor son malos consejeros. Dijo Lara G. sabiamente. ¿Y crees que yo pasé buenos momentos en mi vida? No tuve ni uno solo bueno en mi pasado, y no les deseo el mal a los del orfanato o a los de Dumstrang, hay que seguir adelante porque a veces el pasado, puede opacar el presente.
Snape la miró detenidamente relajando la expresión.
Hay otra cosa que me ocultas. Dijo Lara G. mirándolo fijamente a los ojos. Dime.
Todo a su tiempo Lara. Dijo Snape retirando la mirada hacia la taza de té. Y creo que voy a tener que renovar tu armario, no me gusta para nada esa ropa tan... ceñida.
No seas anticuado. Dijo Lara G. con los ojos al techo. Ni sueñes que me voy a poner un pullover en donde cabrían 5 Laras más.
Snape dio una leve sonrisa que convirtió en gruñido débil.
Oh, vamos papá, puedes dar un gruñido mejor, ese estaba en bancarrota. Dijo Lara G. mirándolo de arriba abajo, Snape tosió disimulando las ganas de sonreír. Aparte de viejo, tuberculoso, que bien, lo que me faltaba.
Snape dejó de toser para mirarla como advirtiéndole.
Por dios, si te tengo que pintar de perfil no me va a alcanzar la hoja para la nariz. Reflexionó Lara G. negando lentamente con la cabeza y una ceja lazada, Snape le resopló en la cara. No me mires así que me impresionas, a distancia te ves mejor.
Estoy al modificarte la memoria para que te olvides de la idea de: Criticar a Severus Snape. Dijo Snape mostrando dientes en actitud amenazante, Lara G. revoloteó la mirada al techo.
La verdad no ofende. Murmuró Lara G. como para ella misma.
¿Que dijiste? Preguntó Snape saltando de la silla, Lara G. le quitó la varita y salió corriendo de la cocina en un abrir y cerrar de ojos. ¡Detente zancuda!
¿Zancuda? ¡Si soy enana! Exclamó la voz de Lara G. desde la sala.
Snape salió rechinando dientes y Lara G. se apresuró en usar el sofá como escudo.
Ven aquí Lara, no me hagas enojar más de lo que estoy. Le gruñó Snape tratando de perseguirla por las esquinas pero la chica parecía deslizarse. Lara, que vengas.
¿Para que me pongas a destripar ranas cornudas? ¡En tus sueños! Replicó Lara G. alejándose de su padre, sabia que esa era la manera de que recuperara el buen humor. Quizás me alcances con la nariz... ¡Era broma!
Lara, no me hagas perseguirte por toda la casa, ya estoy viejo para esto. Dijo Snape deslizándose por el sofá como una sombra, se lanzó casi atrapándola. ¡Ven aquí Lara Snape!
¡Oh! ¡Confiesas que eres un viejo! Exclamó Lara G. como si le acabaran de entregar la copa de Quidditch, Snape le gruñó de mala manera. Ta bien, era broma papito.
Entonces ven con papá como una buena chica. Dijo Snape en un resoplido amenazante.
La puerta de la calle se abrió dando paso a Lupin cargado de compras. Cuando cerró la puerta, se dio vuelta con el entrecejo fruncido al ver la cacería de elefantes que se había formado en la sala.
Lara, acaba de darme MI varita. Exigió Snape mostrando los dientes. Ahora.
Si te la doy... vuelves a ser gruñón y malhumorado, si no te la doy, me divierto, umm, muy interesante. Dijo Lara G. tomando decisiones moviendo la cabeza de una manera muy graciosa y moviendo la varita de Snape al compás de su cabeza. Se que por fuera estás rechinando dientes, pero por dentro estarías encantado de perseguirme por toda la casa.
Por tu bien Lara Gabriela Snape, si-no-me-das-la-varita-te-renuevo-el-armario. Amenazó Snape apuntándole con un dedo.
Lara J. extendió la varita con la boca apretada y los ojos como platos. Snape se acercó y se la quitó de las manos con los ojos entrecerrados.
Mañana mismo estoy renovando ropa. Gruñó Snape dándose la vuelta.
¡No es justo! ¡Tienes tu varita! Protestó Lara G.
Era broma. Dijo Snape dándose vuelta de repente y sonriendo, abrazó a la chica besándole la cabeza. Sabes que no haría eso... aunque sigo pensando que esos vaqueros que te pones están demasiado ajustados.
¡Papá! Exclamó Lara G. mirándolo con reproche. Son cómodos y... me gustan.
Deja que la chica haga lo que quiera Severus. Intervino Lupin sonriendo.
¿Lo escuchaste, verdad? Preguntó Lara G. a Snape, este asintió poniéndose un poco serio. Hazle caso.
Pequeña diablilla. Dijo Snape entrecerrando los ojos, Lara G. escapó de sus brazos para subir a zancadas las escaleras. ¡No vas a escapar del castigo!
No la amenaces de esa manera. Lo reprendió Lupin mirándolo.
Sabe que no es en serio. Dijo Snape mirando con aire paternal la escalera. Esa pequeña es mi vida, ella y Harry son... mis hijos... todo...
Snape dio un largo suspiro caminando hacia la cocina. Lupin cabeceó y entró detrás de él.
Lara G. se acercó con cuidado a la habitación de Harry. La puerta estaba entreabierta y se asomó por ella. Harry estaba tumbado boca arriba en la cama. De vez en cuando fruncía ligeramente el entrecejo y cerraba los ojos soltando aire largamente. Lara G. pensó que no seria oportuno entrar y giró para ir a su habitación.
Ya te vi Lara. Dijo la voz de Harry desde la habitación. Nadie te ha dicho que te vayas, puedes entrar.
Lara G. cambió de dirección entrando en la habitación. Harry se había sentado y ahora se estiraba desgreñándose. Lara G. se sentó al lado de él ladeando la cabeza.
¿Hablaste con Sirius? Le preguntó Lara G. sonriendo.
Si. Contestó Harry algo seco.
¿Sucedió algo? Preguntó Lara G. preocupada, Harry cabeceó. ¿Te dijo si hay algún inconveniente para que...
Prométeme que nunca me vas a dejar solo. La cortó Harry de repente mirándola a los ojos, Lara G. frunció el ceño. Si eres mi hermana de sangre, prométeme que nunca te vas a alejar de mí.
Claro que soy tu hermana. Dijo Lara G. rápidamente. Y por supuesto que nunca te voy a dejar solo, creo que eso seria imposible porque... somos uno.
Lara G. puso las palmas de las manos hacia Harry y el chico unió sus manos con las de ella. Desde la unión de las manos surgió un débil haz de luz, destellando levemente. Una brisa repentina los envolvió en espiral. Harry cerró los ojos, sentía un canto sobrenatural sonando en sus oídos, extraño y a la vez hermoso, el canto del Fénix. Sentía que su vida estaba completa y había calor reconfortante en la unión de sus manos con las de la chica. Abrió los ojos al mismo tiempo que Lara G. y separaron las manos. La luz se extinguió y la brisa que los envolvía desapareció. Harry aguzó el oído para ver si escuchaba de nuevo el canto del Fénix, pero todo había acabado cuando despegó sus manos de las de Lara G.
No te preocupes hermanito, siempre voy a estar a tu lado. Le aseguró Lara G. poniéndole una mano en el hombro y sonriendo levemente. Siempre.
Y yo nunca me voy a separar de ti hermanita. Dijo Harry por su parte logrando sonreír. ¿Dices que hay que ir al lugar donde...?... bueno... eso.
Si, siento tener que llevarte a ese lugar de nuevo pero es la única manera. Dijo Lara G. cabeceando apretándole el hombro. Pero ya sabes que no lo vas a ver con el cuerpo humano, va a ser un... digámoslo así... un perro que habla.
¿Podrá tener una varita? Preguntó Harry dudando.
¡Por supuesto que no! Exclamó Lara G. riendo. ¿Como crees que la sujetaría? ¿Con la boca? Y además, no va a tener casi nada de poder mágico.
Es cierto, además, el señor Ollivander no le vendería una varita a un perro parlante. Dijo Harry como reflexionando en voz alta. Pero bastará para que lo conozcas un poco mejor.
Lara G. guiñó un ojo sonriendo. Pasaron la tarde charlando animadamente y jugándose bromas. Harry bajó ahogado en risa a media tarde con Lara G. pisándole los talones. Irrumpieron en la cocina sobresaltando a Snape y a Lupin que miraban muy concentrados unos planos. Los recogieron en menos de lo que canta un gallo y miraron de reojo a los chicos que se acercaron al refrigerador para tomar agua.
Harry estaba más rojo que un tomate de la risa y sirvió agua en dos vasos con pequeños lapsos de risas sin sentido. Lara G. le susurró algo poniendo una cara muy graciosa y Harry estalló en carcajadas al momento poniéndose más rojo todavía. Los adultos se miraron con el ceño fruncido sin entender el motivo del chiste. Lara G. llevó los ojos al techo sonriendo de medio lado.
Vamos Harry que no es para tanto. Dijo Lara G. al ver que Harry ya lloraba de la risa. Voy a optar por no hablar.
Harry le hizo señas para que hiciera algo incorporándose. Lara G. puso los ojos en blanco.
Vamos, hazlo. Le pidió calmándose.
Lara G. sacó los dientes hacia fuera, se puso bizca e hizo un sonido sumamente gracioso como si fuese una risa con ronquidos. Harry estalló en risas al momento y los adultos miraron a otra parte aguantando la risa.
¡Mira una salamindra, digo, una salamandra! Exclamó Lara G. de repente haciendo que Harry se apoyara contra la pared muerto de risa. ¡Me enredé!
Ya... me... di... cuenta. Jadeó Harry secándose las lágrimas de risa, a los adultos les entró un ataque de tos. Nunca cambies, emm, papá... ¿Podemos salir a dar una vuelta?
Snape asintió haciendo ademanes con la mano. Harry no supo como terminó de tomar agua y abrió la puerta del patio. Lara G. se acercó como marchando y le pasó un brazo por los hombros. El chico sonrió ampliamente haciendo lo mismo. Salieron bailando a medias de la casa caminando alegremente por el costado de esta. Dieron un amplio paseo recordando cada esquina de Privet Drive. Acordaron durante el paseo que al día siguiente irían al Ministerio a entrar furtivamente al Departamento de Misterios. Reducirían a Hocicos transformándolo en algo que se pudiese guardar en un bolsillo.
Llevarían la capa invisible y entrarían tratando de no causar mucho alboroto. Regresaron a la casa cuando estaba oscureciendo. Snape les gruñó de mal humor cuando entraron. Lupin solo les sonrió poniendo la mesa para la cena. Los chicos subieron a zancadas las escaleras a lavarse las manos y se presentaron nuevamente en la cocina. Se apresuraron en ayudar al verle la cara de asesino a sueldo que tenia Snape. Se sentaron en sus puestos muy animados.
Papá, mañana vamos al Ministerio a... bueno... eso. Anunció Harry mirando a Lara G. con el rabillo del ojo.
¿Solos? Ni lo sueñen. Gruñó Snape cruzándose de brazos.
Yo voy con ellos Severus. Se apresuró en decir Lupin, Snape lo miró frunciendo el entrecejo. Me quedo afuera, ya se que no soy bienvenido en el Ministerio.
Si es así... Dijo Snape más calmado pero visiblemente tenso. Supongo que no habrá problema.
Los chicos le dedicaron una sonrisa radiante. Snape solo hizo ademanes malhumorados con una mano fijando la vista en su plato de comida. Lara G. hizo una mueca leve mientras Harry miraba a Snape preocupado. Al ver que el susodicho no estaba de humor para entablar conversación se encogió de hombros y siguió cenando. Lupin observaba constantemente a Harry y a Lara G. Estos estaban tan animados con el día siguiente que no se daban cuenta de que Lupin tenía la mirada clavada en ellos, observando atentamente cada uno de sus movimientos y comportamientos del uno con el otro.
Los chicos fregaron voluntarios al ver que el mal humor de Snape empeoraba a medida que pasaba el tiempo. Lara G. no acababa de comprender por que su padre se comportaba así. Nunca le había preguntado a su padre de su pasado, solo pocas cosas y lo que había dicho de Sirius... No entendía, si todas las veces que los había visto conversando por el espejo, parecía que eran amigos.
Todavía se acordaba del sobrenombre con que había llamado Sirius a su padre al final del 7mo curso, cuando Harry habló con él. Snivellus, no le gustaba mucho ese sobrenombre, no le gustaba ni como nombre, aunque sabia que el hermano que... perdió se llamaba así, o tal vez no haya sido su nombre normal. Frunció el ceño, Snivellus le sonaba a Quejicus o algo por el estilo, definitivamente no le gustaba para nada. Se estaba perdiendo algo.
Harry, ¿Que problema hay entre papá y Sirius? Preguntó sin poder aguantarse más.
Bueno... Dijo Harry parpadeando, había visto a la chica quedarse como ida del mundo, pensando y ahora le salía de repente con esa pregunta. ... Nada, solo son amigos desde Hogwarts.
No me mientas. Dijo Lara G. entrecerrando los ojos.
OK, pero no te va a gustar. Dijo Harry soltando aire con los ojos al techo, cerró la puerta de la cocina. Verás...
Harry le contó todo, desde los vagos recuerdos que vio en la mente de Snape cuando las lecciones de Oclumencia hasta que entró en el pensadero. Lara G. lo escuchó atentamente con el ceño fruncido y sin interrumpirlo ni una vez. Harry finalizó con un poco de temor, no quería perder a su hermana. Lara G. reflexionó unos minutos dando paseítos, como se ponía Snape cada vez que meditaba algo con detenimiento. Tenía su misma cara de concentración. Lara G. finalizó sus paseos y miró a Harry que esperaba su opinión.
Ya se porque está tan gruñón y malhumorado, teme encontrarse con su pasado, solo tenia un espejo de por medio. Dijo Lara G. finalmente acercándose a Harry. Aunque finja, no ha olvidado sus diferencias con Sirius, prepárate, porque va a arder Troya.
Por eso no nos habla casi. Dijo Harry frunciendo el ceño. No me gusta verlo así.
¿Y crees que a mi me gusta verlo así? Preguntó Lara G. preocupada. Arrugado, refunfuñando cada vez que se cruza con nosotros.
Harry cabeceó a tiempo que se abría la puerta de la cocina. Lupin los miró detenidamente pasando la mirada de uno a otro.
¿Ya terminaron con la vajilla? Preguntó abriendo bien la puerta.
Sip. Dijo Harry ordenándola con un movimiento de varita.
Solo venia a... darle de comer a Hocicos. Se excusó Lupin entrando en la cocina. ¿Ustedes están bien?
Si, bien. Dijeron los chicos al unísono.
Salieron precipitadamente de la cocina por miedo a que Snape hubiese escuchado la conversación. Pero el susodicho ni siquiera estaba por la sala. Subieron a lavarse los dientes en el baño del pasillo. Se cambiaron para el pijama y decidieron ir a ver si Snape estaba en su habitación. Se acercaron a hurtadillas a la habitación. Empujaron la puerta asomando un ojo cada uno. Snape leía un grueso libro con el ceño fruncido. Se miraron a un tiempo a la vez que Snape desviaba su atención a la puerta.
Entren, saben que no me gusta que se la pasen espiando. Dijo Snape volviendo a su libro, los chicos entraron haciendo muecas leves. ¿Que se les antoja ahora? No van a dormir aquí.
Los chicos se miraron, tenia un humor pésimo. Dieron media vuelta y se apresuraron en salir de la habitación antes de que Snape pudiese formular algún sonido. Bajaron a la sala y se sentaron a ver televisión. Hocicos llegó desde la cocina y se subió de un salto al sofá haciéndose un ovillo entre ellos. Se la pasaron mirando televisión acariciando distraídamente a Hocicos detrás de las orejas. Cuando empezaban a bostezar perezosamente decidieron ir a la cama. Hocicos alzó las orejas al sentir que sus amos ya no lo acariciaban.
Los siguió con sus relampagueantes ojos grises hasta que subieron las escaleras. Después de eso se acomodó para pasar la noche en el sofá. Harry y Lara G. se desearon buenas noches entrando bastante soñolientos en sus habitaciones. Harry nada más que dejó sus lentes y la varita en la mesita de noche cayó como una piedra en la cama.
Harry se despertó súbitamente al día siguiente al escuchar un gruñido agudo que le había erizado los pelos de la nuca. Se puso los lentes y enfocó a Lara G. sobre la cama tapándose la boca riendo escondida.
¿Por qué no me sorprendo? Murmuró Harry con los ojos al techo.
Porque ya me conoces. Dijo Lara G. sonriendo, lo haló por los pies. Vamos, anda, nadie se ha despertado aun.
¿Y por que el apuro? Preguntó Harry sacudiendo las piernas.
Me sorprende tu capacidad de memoria. Dijo Lara G. agarrándolo con más fuerza y arrastrándolo para que se bajara de la cama. ¿No recuerdas lo que debemos hacer hoy?
¡Claro! Exclamó Harry saltando de la cama prácticamente yéndose de bruces contra el suelo, la chica no le había soltado los pies. Es que todavía estaba medio dormido.
En la modorra matutina. Dijo Lara G. de una forma muy graciosa con voz cansada. Vamos dormilón, date un buen baño, hoy regresa tu padrino.
Gracias Lara. Dijo Harry tímidamente, la chica frunció el ceño.
¿Por qué? Preguntó Lara G. ladeando la cabeza.
Por ayudarme de esta manera. Contestó Harry sonriendo levemente.
¿Para que somos hermanos? Dijo Lara G. palmeándole la espalda. Sabes que estoy aquí para lo que necesites.
Eres la mejor hermana del mundo. Dijo Harry abrazándola, la chica le devolvió el abrazo. Como me gustaría poder devolverte todos los favores que me has hecho.
Vamos, entre los hermanos no hay favores, solo... te ayudo en todo lo que me sea posible. Dijo Lara G. soltándolo y sonriendo. Ahora hermanito, péinate un poco ¿Si?
Si me peino, ¿Que seré entonces? Preguntó Harry alzando una ceja.
Un espagueti con peluca. Contestó Lara G. como si nada, Harry soltó una risa que convirtió en tos con un poco de trabajo. Voy bajando.
Harry asintió poniéndose serio a la vez que agitaba su varita para buscar ropa. Lara G. bajó saltando las escaleras. En cuanto entró en la cocina pegó un brinco. Lupin le sonrió preparando el desayuno.
¿Y Harry? Le preguntó sirviendo chocolate en las jarras.
¿El desgreño personalizado? Ahora mismo se despertó, bueno, lo desperté. Contestó Lara G. sentándose en su puesto. Emm, ¿Papá no ha bajado?
No, no se ha despertado o eso creo. Dijo Lupin cabeceando entregándole a Lara G. su jarra de chocolate.
Debe estar haciendo ejercicios o algo por el estilo. Dijo Lara G., tomó un sorbo de chocolate. Um, muy bueno.
Gracias.
Harry entró en la cocina más desgreñado de lo habitual bostezando a sus anchas.
Buenos días Lupin. Saludó sentándose al lado de Lara G. con una sonrisa de oreja a oreja con todos los dientes afuera. Me muero de hambre.
Siempre tienes hambre. Dijo Lara G. como si fuese obvio. Ay dios mío, hay que llevarte urgente al dentista, estás desarrollando una dentadura de piraña con trauma que creo que en vez de un encofrado, van a hacer falta vigas de acero para arreglarte los dientes.
Harry la miró con reproche encogiendo los dientes mientras que Lupin aguantó la risa entregándole su jarra de chocolate y poniendo un plato repleto de tostadas sobre la mesa con el frasco de la mermelada al lado. Los chicos miraron las tostadas y luego se miraron ellos. Se lanzaron a la revancha de repente haciendo dar un salto a Lupin. Se detuvieron con las bocas llenas de tostadas al escuchar un resoplido muy conocido. Snape entró en la cocina sin abotonarse la camisa secándose el pelo con una toalla. Lara G. le silbó mientras Harry alzaba una ceja tragando la bola de tostadas que tenia en la boca. Snape alzó la vista mirando a los chicos por entre la cortina de pelo negro mojado que le caía sobre la cara.
¡Buenos días papá! Saludaron al unísono al notar la mirada asesina que les estaba enviando.
No pensé que despertarían tan temprano. Dijo Snape bajando la toalla con el ceño fruncido. ¿Desde que hora están estos dos en la cocina Remus?
Hace poco tiempo. Contestó Lupin sentándose a tomar su chocolate.
¿Como están las olimpiadas papá? Preguntó Lara G. sonriendo de oreja a oreja mientras Harry intentaba robarle una tostada, la chica le dio un manotazo sin ni siquiera mirarlo. ¿Primer lugar, eh?
Con honores del presidente. Agregó Harry maliciosamente.
Snape sonrió levemente pero terminó gruñendo. Desayunaron en total tranquilidad. Lupin no dejaba de observar el trato entre los chicos. Estos fregaron de voluntarios nuevamente, al ver que Snape les lanzaba miradas a ellos y luego a la vajilla como diciéndoles: ¿Que esperan?. Después de todo, fregar no fue tan aburrido. Lara G. miró a Harry con el rabillo del ojo y movió levemente un dedo. El chorro de agua de la llave de paso se desvió hacia la cara de Harry mojándole un ojo. Todo terminó con Lara G. corriendo al segundo piso con Harry rechinando dientes detrás de ella dejando a Snape y a Lupin mirándose con el ceño fruncido.
Lara G. redujo la flauta, las dos escrituras y las guardó en los bolsillos. La varita la escondió en su bota derecha. Harry salió de su habitación reduciendo el espejo de Sirius y la capa invisible. Cuando fue a tocar a la puerta de Lara G. la chica salió sonriendo. Harry estaba nervioso, solo deseaba que todo saliera bien. Bajaron infundiéndose ánimos mutuamente. Entraron en la cocina y Hocicos se levantó de su cojín moviendo la cola.
Ya nos vamos papá. Anunció Lara G. a Snape, este solo se enfurruñó en la silla mientras que Lupin se levantaba. Harry, transforma a Hocicos.
¡Inanimatus Animalus! Exclamó Harry con energía apuntándole a Hocicos con su varita.
El perro comenzó a empequeñecerse, se puso rígido y quedó transformado en un pequeño perro negro de porcelana. Harry se lo guardó con cuidado en un bolsillo. Lara G. abrazó a Snape de repente por el respaldar de la silla y le besó la mejilla mirándolo con adoración.
Vamos a tratar de volver temprano papá. Dijo Lara G. balanceando un poco a Snape sin soltarlo.
No te preocupes, ¿Si? Agregó Harry abrazándolo, lo soltó y le dio unas palmaditas en la espalda.
Snape asintió tratando de gruñir sin resultado. Lupin le palmeó la espalda y miró a los chicos salir de la cocina un poco nerviosos. Desaparecieron por hechizo en la sala para terminar cayendo apretujados en la cabina de teléfonos roja que era la entrada de visitantes del Ministerio. Lupin se acercó por fuera haciéndoles señas de ánimo. Los chicos levantaron los pulgares a duras penas. Harry se tuvo que estirar por encima de Lara G. para marcar los números. Indicaron su rango a la voz femenina y enseguida la cabina se fue hundiendo en la tierra. Lara G. puso los ojos fosforescentes y Harry pudo coordinar para pasar la capa invisible por encima de los dos.
Salieron sigilosamente de la cabina tratando de que se escuchara lo menos posible el sonido de sus pasos (Los de Harry, porque Lara G. caminaba como si lo hiciese por el aire). Pero había tanto movimiento en el Atrio que daba igual que se lanzasen a correr con zapatos de madera que no se iba a escuchar nada. Lograron hacerse con un ascensor vacío, algo que consideraron una suerte.
Harry apretó el botón del último piso y enseguida comenzaron a descender. Salieron en silencio caminando por el frío pasillo. Lara G. miraba algo encogida todo alrededor. Llegaron a la puerta que fue en el quinto curso de Harry, su tortura y su ansiedad. La abrieron lentamente. Todo estaba igual que la última vez. En cuanto la puerta se cerró se quitaron la capa. Lara G. se aferró a Harry cuando las puertas comenzaron a girar en torno a ellos.
¡La Cámara de la Muerte! Exclamó Harry cerrando los ojos para que las llamas azules no se quemaran en su vista.
La habitación solo parecía esperar que le dijeran a donde querían ir. Enseguida las puertas pararon de girar alrededor de ellos y se abrió una de las puertas negras. Harry abrió los ojos y le tomó un brazo a Lara G. que nunca había visto algo como aquello. Pasaron por la sala de los cerebros flotantes en el tanque y pasaron por la puerta del fondo. Allí estaba, el velo negro se agitaba levemente como si hubiese alguien detrás de él.
Harry se sintió en extremo nervioso y ansioso, quería correr hacia el velo y apartarlo de un tirón. Lara G. miraba con temor el lugar, sacó la flauta y la volvió a la normalidad. Luego sacó las dos escrituras devolviéndoles su tamaño normal. Las abrió con la llave y las desplegó poniéndolas en paralelo sobre el suelo.
Harry, el espejo y vuelve a Hocicos a la normalidad. Dijo Lara G. con voz inusualmente aguda.
El chico no reaccionó al momento. Seguía mirando extasiado el velo. Lara G. también sentía deseos de correr hacia el velo, ese lugar le daba escalofríos y a la vez la atraía. Harry sacudió la cabeza sacando al perro de porcelana del bolsillo y el espejo de Sirius. Volvió al perro a la normalidad. Pero no ladró alegremente ni movió la cola. Se encogió con la cola entre las patas mirando a todas partes temeroso. Lara G. puso el espejo entre las dos escrituras y soltó aire a punto de llevar la flauta a sus labios.
Harry, pase lo que pase, no hagas nada, ¿De acuerdo? Dijo Lara G. mirando a Harry fijamente.
P-Pero... ¿De que hablas? ¿Que va a sucederte? Preguntó Harry muy nervioso.
No hagas nada, no te acerques a mí hasta que no haya terminado todo. Indicó Lara G. poniéndose seria, Harry asintió retirándose a una esquina.
La chica se llevó la flauta a sus labios y sopló. De la flauta salió una melodía muy dulce y comenzó a destellar. El velo se levantó de repente como si un fuerte viento lo soplara. De su interior comenzaron a salir sombras que hablaban en susurros. El cuerpo de Lara G. se rodeó de una espiral dorada haciendo que su largo pelo ondeara hacia arriba, abriéndose en abanico. Las escrituras se pusieron doradas destellantes a la vez que el espejo de Sirius despedía ese extraño brillo perlado. Hocicos se había quedado agazapado con las orejas mustias sin moverse. Las sombras se movían por todo el lugar hablando en rápidos susurros. La música se hizo más fuerte a la vez que en la frente de Lara G. aparecía el destellante Ank plateado.
Las sombras se lanzaron a un tiempo sobre la chica, cambiando la espiral que la envolvía de dorada a negra. Harry negó con la cabeza, no veía a Lara G. Cerró los puños, reprimiendo los deseos de gritarle que dejara de tocar la flauta y correr hacia ella. Del espejo de Sirius comenzó a salir una sombra, como si saliese de un agujero. La nota se hizo más fuerte y la sombra se desprendió del espejo, entrando como un rayo en el cuerpo de Hocicos.
El perro cayó sin sentido, derrumbado de lado con los ojos cerrados temblando como si tuviese un ataque. Las escrituras soltaron algo así como un espectro de ellas mismas. Una detrás de la otra se deslizaron por el aire dejando un rastro dorado a su paso. Envolvieron el cuerpo del perro como unas cintas doradas y desaparecieron como tragadas por la piel del animal.
La música dio sus últimas notas y se fue apagando como la suave brisa. Las sombras fueron desapareciendo dejando ver a Lara G. sosteniendo holgadamente la flauta a su lado, como flotando en el aire con la mirada perdida. Pero Harry tenía la mirada clavada en el perro que había empezado a moverse. El animal de repente se incorporó parpadeando y sacudió la cabeza como saliendo de un aturdimiento.
Demonios, demasiado tiempo flotando como para considerarme en el mundo de los vivos. Dijo de repente el perro con la voz de Sirius, alzó una pata y se la miró. ¿Ya estoy vivo? Pensé que seria... menos peludo.
¿S-S-Sirius? Tartamudeó Harry respirando con dificultad. ¿E-Eres tú?
El perro lo miró al momento levantándose completamente. Levantó las orejas ladeando la cabeza, su nariz negra se movía constantemente.
¿Harry? ¿Muchacho? Preguntó el perro dando un par de pasos hacia él, movió la cola. Estás más grande de lo que imaginé, y desde mi nueva posición... has cambiado.
Harry se lanzó abrazando al perro con fuerza. El animal se levantó en dos patas abrazando al chico torpemente.
¿Por qué te fuiste? Preguntó Harry con los ojos cerrados. ¿Por qué no... regresaste?
Morir luchando era mi deseo. Contestó Sirius separándose de él. Necesitaba un poco de acción, tenia que estirar las piernas... que ahora son patas.
¿No pensaste como me sentiría perdiendo a mi padrino? Preguntó Harry mirando los ojos grises de Sirius.
Bueno... siempre iban a quedar personas que... um, te quisieran. Dijo Sirius ladeando la cabeza.
Se escuchó el sonido de la flauta cayendo. Un largo suspiro. Harry giró la cabeza al momento. Lara G. estaba hincada de rodillas en el suelo con los ojos muy abiertos y la mirada perdida. Perdió el brillo de los ojos dando un último suspiro. Cerró los ojos cayendo desplomada de lado.
¿Lara? La llamó Harry levantándose, la chica no se movía. ¿Lara? ¡LARA!
Harry corrió hacia ella y se arrodilló levantándole la cabeza, Sirius se acercó al trote con su entrecejo de perro fruncido. Harry comenzó a tratar de reanimarla dándole palmaditas en la cara.
No te vayas Lara, regresa, por favor... me prometiste que nunca me ibas a dejar solo... regresa hermanita... Comenzó a decirle Harry desesperado, la sacudió bruscamente, la cabeza de la chica se movió inanimada. ¡LARA REGRESA! ¡REGRESA!
Harry la abrazó con fuerza, como pretendiendo darle su vida. Sirius observó la cara de la chica, luego la miró detenidamente. El cuerpo de Lara G. se rodeó de una luz plateada. Abrió los ojos, plateados primero y luego se volvieron de un hermoso color verde esmeralda con la neblina en su interior. Alzó una mano y le alisó el pelo a Harry suavemente.
Entonces... lo prometido es deuda, hermano.
Harry levantó la cabeza. Lara G. le sonreía levemente, pero parecía muy débil.
Debemos... salir de aquí. Dijo Lara G. frunciendo ligeramente el entrecejo. Escucho... pasos.
Sirius levantó las orejas, la chica tenia razón. Harry la ayudó a levantarse recogiendo la flauta. La chica se desprendió de sus brazos dando dos pasos descontrolados, se tambaleó y Harry la agarró.
Estoy bien... Dijo Lara G. tratando de salir del agarre de Harry, pero el chico la agarró con más fuerza. Vamos Harry, puedo caminar.
No ahora. Dijo Harry muy serio. Sirius, ¿Podrías agarrarte de mí como puedas?
Por cierto... Dijo Lara G. mirando al perro negro que ahora era Sirius. Bienvenido al mundo de los vivos nuevamente, Sirius.
Sirius hizo una inclinación de cabeza. Harry alargó una mano hacia las escrituras y el espejo que ahora estaba roto, le faltaba un pedazo en el centro. Las escrituras y el espejo vinieron volando a sus manos. Los redujo con un poco de dificultad (Se negaba rotundamente a soltar a Lara G.) y se lo guardó en el bolsillo. Sacó su varita y Sirius se puso a dos patas agarrándose torpemente de su cintura.
¡Dissaparate! Exclamó Harry tocándose con su varita desapareciendo del lugar justo cuando un mago entraba en la Cámara.
Reaparecieron afuera del Ministerio, en un edificio abandonado. Sirius enseguida regresó a sus cuatro patas y se asomó como comprobando que no hubiese nadie. Lara G. se soltó de Harry caminando con más control. Aun así el chico la miraba preocupado. Salieron los tres del edificio. Los chicos miraban a todas partes.
Se tardaron bastante adentro, llegué a pensar que los habían atrapado. Dijo la voz de Lupin detrás de ellos, se dieron vuelta. ¿Estás bien Lara? Estás un poco pálida.
¿Remus? Preguntó Sirius adelantándose.
¿Sirius? ¿D-De veras eres tú? Preguntó Lupin por su parte sin poder creerlo, Sirius saltó lleno de alegría moviendo la cola como loca. ¡Que gusto volverte a ver, Canuto viejo amigo!
¡Lunático! Exclamó Sirius bailando en dos patas, Lupin lo abrazó mientras los chicos sonreían.
Lara G. hizo una mueca cuando sus rodillas cedieron. Harry la agarró al momento.
¿Podemos volver a casa? Preguntó el chico haciendo que Lupin y Sirius lo miraran. Creo que Lara no está bien.
No, estoy bien Harry. Dijo Lara G. incorporándose. De veras, solo debo caminar un poco y ya está.
Entonces, vamos a tomar el metro, para caminar un poco. Dijo Lupin sonriendo.
Lara G. asintió y comenzó a caminar delante. Pero Harry no se quedó atrás, la alcanzó al momento poniéndole una mano en el hombro y preguntándole algo, la chica negó con la cabeza. Lupin y Sirius caminaban detrás a cierta distancia de los chicos.
Así que esa es la hija de Snivellus. Comentó Sirius moviendo apenas la mandíbula.
Si, es Lara, has tenido que hablar con ella. Dijo Lupin mirando a su amigo.
Si, pero por un espejo, nunca había tenido oportunidad de verla frente a frente. Dijo Sirius ladeando la cabeza. No les encuentro parecido.
Eso es porque no la has visto bien, se parece en más cosas a Severus de lo que te imaginas. Dijo Lupin cabeceando. Es... muy graciosa, un carácter muy divertido, salió más a Gabriela, ¿La recuerdas?
Por supuesto, la dulce Gabriela. Dijo Sirius. Ahora Harry se va con nosotros ¿No?
Bueno, debemos consultarlo con Severus. Dijo Lupin frunciendo el ceño. Debemos dejar que Harry se despida de él y de Lara.
Agradezco que se haya hecho cargo de él pero todavía no me fío de Snivellus. Dijo Sirius con recelo. Además, su hija junto a Harry...
A ella le debes agradecer tu regreso Canuto. Lo reprendió Lupin muy serio. Y Severus ha sido un padre excelente para Harry, no me tengo que quejar, no entiendo tu recelo ahora, cuando hablabas con él no te mostrabas con esa actitud.
Solo era de dientes para afuera. Gruñó Sirius. Sigo odiando a Snivellus.
Te aconsejo que no lo llames así delante de ellos. Dijo Lupin señalando con disimulo a los chicos que conversaban muy por delante de ellos. Y que al menos reprimas un poco ese odio, Severus ha cambiado mucho, cuando supo que tenia una hija dio un enorme cambio.
Aun así, solo espero que la chica no se incline a seguir el camino de su padre. Gruñó Sirius erizando el lomo.
No vuelvas a decir eso. Lo reprendió Lupin frunciendo el entrecejo. Si Harry te escucha...
¿Por qué la defiende tanto? Preguntó Sirius sacudiendo la cabeza.
¿No los ves? Son hermanos. Contestó Lupin regresando la mirada al frente.
Harry no es hijo de Snivellus. Dijo Sirius desafiante.
No lo es, pero él y Lara son hermanos de sangre, ella le dio la inmortalidad, lo ha salvado de la muerte incontables veces sin pedir nada a cambio, son muy unidos, los he estado observando todo el tiempo. Explicó Lupin. Y quisiera que vieras como esos dos han despertado el amor de padre de Severus, está irreconocible.
Vaya padre que tiene la chica. Dijo Sirius entre dientes.
Muy bueno Canuto, se desvive por complacerlos a los dos aunque la mitad del tiempo se la pase gruñéndoles. Dijo Lupin adoptando un tono duro.
Está bien Lunático, acabo de volver a la vida por segunda vez y lo que recibo es un sermón. Dijo Sirius levantando las orejas en todas direcciones.
Es que has venido con una actitud... Dijo Lupin lanzándole una mirada de reprobación.
¿Es verdad que ella es... un Ángel? Preguntó Sirius para cambiar de tema.
Si, el mismísimo Ángel de la Oscuridad, maneja un poder enorme, ni ella misma sabe todo el poder que tiene. Contestó Lupin mirando a los chicos conversar más animados. Tiene sentimientos bellos, igual que su madre, y la astucia de su padre, la hermana perfecta para Harry, son uña y carne, es muy difícil ver a uno sin el otro, Lara tiene una voz bella, ya la escucharás.
Sirius se sacudió por toda respuesta. Llegaron al metro y hubo problemas para montar a Sirius, ya que ahora era un animal. Terminaron desapareciendo por hechizo rumbo a Privet Drive. Harry, Lara G. y Sirius aparecieron en la sala del número 5 de Privet Drive. Lupin apareció a los pocos segundos.
¡Papá! ¡Ya volvimos! Exclamó Harry sonriendo haciendo que Sirius entrecerrara los ojos.
Se escucharon unos pasos apresurados por las escaleras que llevaban al segundo piso. Snape emergió de ellas con el ceño fruncido. Los chicos se lanzaron a abrazarlo al momento.
Lo logramos papá. Dijo Lara G. abrazando a Snape con fuerza.
Más bien, tú lo hiciste Lara. Aclaró Harry sonriendo, Lara G. se encogió apenada.
Harry se separó de Snape y lo llevó por un brazo hasta ponerlo frente a Sirius que no lo miraba con buena cara.
Papá, desde ahora, Sirius es Hocicos. Dijo Harry a modo de aclaración.
Snape plantó una sonrisa forzada en la cara haciendo una leve inclinación de cabeza. Sirius hizo lo mismo sonriendo levemente con su boca de perro.
Debo hablar contigo Sni... Severus. Dijo Sirius rectificando.
Snape solo hizo un ademán con la mano como invitándolo a pasar a la cocina. Harry se ensombreció mientras los adultos se retiraban a la cocina. El chico le agarró un brazo a Lara G. y la llevó detrás de los adultos. Solo que cruzó la cocina con Lara G. confusa. La llevó al patio, bajo el árbol que había en el final de este. La soltó cuando llegaron poniéndola frente a él.
Harry, ¿Que te sucede? Preguntó Lara G. preocupada.
Me voy con Sirius. Dijo Harry de golpe haciendo que Lara G. parpadease.
T-Te... ¿Vas? Dijo Lara G. aturdida.
Solo por una semana. Se apresuró en agregar Harry, la chica comenzó a retorcerse las manos. Yo vuelvo Lara, recuerda que... nunca nos vamos a separar, lo prometimos.
Lo se, yo... no quiero que te vayas. Dijo Lara G. melancólica.
Yo tampoco quiero irme, pero... es mi padrino... no lo vi durante... años. Dijo Harry bajando la cabeza.
B-Bueno... si eres feliz... yo... no me voy a oponer en lo absoluto. Dijo Lara G. decidida. Te voy a extrañar.
Y yo a ti. Dijo Harry con sinceridad.
Los chicos se abrazaron con fuerza, cerrando los ojos. Los adultos les echaron un vistazo desde la cocina. Snape desvió la mirada abatido, querían quitarle a su hijo. Aunque si el chico decidía irse con su padrino, él no lo iba a retener. Se asomó por la ventana.
¡Harry! ¡Lara! Los llamó tratando de parecer calmado, los chicos se separaron del abrazo y lo miraron. Vengan.
Harry y Lara G. se acercaron melancólicos. Entraron en la cocina con la cabeza gacha.
Bien Lara emm... Harry se... Comenzó a decir Snape despacio.
Ya lo se papá. Dijo Lara G. con los ojos un poco más claros de lo habitual. Harry... me lo acaba de decir.
Ah, entonces... Dijo Snape sin saber que hacer.
Vuelvo pronto papá. Dijo Harry abrazándolo de repente. Te voy a extrañar.
Yo también hijo. Dijo Snape abrazando al chico con fuerza. Pero si te sientes bien... no hay problema.
Harry lo soltó asintiendo. Lara G. cabeceó sonriendo levemente. Sirius le rozó la mano con el hocico. Harry sonrió dándole palmaditas en la cabeza mientras Lupin iba a la chimenea y la encendía murmurando un hechizo. Tomó el tarro de polvos flu y esperó hasta que Harry caminó hacia la chimenea con Sirius al lado. Lupin echó un puñado de polvos en la chimenea volviendo las llamas color verde esmeralda. Sirius entró por ellas.
¡Número 12 de Grimmauld Place! Exclamó Lupin lanzando un nuevo puñado de polvos flu.
Sirius desapareció tragado por las llamas esmeraldas. Harry hizo ademanes de despedida antes de ser tragado por las llamas. Lupin entró detrás de él desapareciendo. Lara G. soltó aire mirando al suelo. Snape la abrazó al momento besándole la cabeza.
Ya verás como regresa pronto, mi niña. Le dijo suavemente, Lara G. le devolvió el abrazo aspirando suavemente. Ya verás.
Se que lo voy a extrañar papá. Dijo Lara G. sin soltarlo. Es... mi hermano y... prometimos no separarnos nunca, porque... somos uno.
Lo se mi amor, lo se. Dijo Snape estrechándola contra si, Lara G. alzó la cabeza para mirarlo. No estés triste, yo también lo voy a extrañar.
Ya se que sucede entre tu y Sirius. Dijo Lara G. de repente, Snape frunció el entrecejo. Harry me lo dijo todo, yo misma le pedí que me contara, antiguo odio ¿No es así?... el que calla otorga.
Trataré de superarlo. Dijo Snape abrazándola recelosamente. Por ustedes.
No lo hagas solo por nosotros, hazlo también para mejorarte a ti mismo como persona. Dijo Lara G. apoyando la cabeza sobre el pecho de Snape. Te quiero mucho papá.
Snape le besó la cabeza a su hija con amor paterno en los ojos. Esa pequeña era su vida.
Harry había llegado a Grimmauld Place dispuesto a pasarla bien con su padrino recién regresado de las sombras. Todo gracias a su hermana, ya empezaba a extrañarla. Se sentía extraño sin ella al lado. Sirius olfateaba cada rincón de la cocina, como reconociéndola. Lupin se sacudía el hollín de la ropa, sacó algo parecido a un cofrecito del bolsillo y lo puso en el suelo.
¡Engorgio! Exclamó apuntándole con su varita, el cofrecito creció y resultó ser el baúl de Harry lleno de ropa. Harry, sube tus cosas, puedes ocupar la habitación que quieras.
El chico obedeció al instante. Pasó en silencio por el retrato de la señora Black. Podía escucharla dormitar detrás de las cortinas. Subió las escaleras hasta llegar a la habitación que compartió con Ron y una vez con Lara G. el 14 de Febrero de ese mismo año, cuando fue la boda de Snape y Sybill, se divirtió muchísimo esa noche aunque terminara lleno de merengue de pies a cabeza. Dejó su baúl en una esquina y miró toda la habitación. El lienzo de Phineas Niguelus estaba vacío, pero se podía escuchar una respiración, como si el ocupante fuese invisible.
Se dejó caer en la cama mirando al techo. Esa habitación le traía tantos recuerdos. La puerta se abrió y un enorme perro negro se subió de un salto a la cama. Harry se sentó al momento mientras el perro lo miraba con la cabeza de lado y las orejas alzadas.
Cada vez te pareces más a tu padre. Comentó Sirius parpadeando. Me refiero a James.
Por supuesto. Dijo Harry al momento.
¿Por qué tratas a Sni... Severus como tu padre? Preguntó Sirius mirándolo detenidamente.
Porque se lo merece. Contestó Harry frunciendo el entrecejo. Y es mi padre adoptivo ¿No? Me adoptó legalmente y me ha tratado... como si fuese su hijo legítimo.
Entiendo. Dijo Sirius pareciendo meditar. Supongo que es por agradecimiento y...
No es por eso. Lo cortó Harry bruscamente. Es que... vaya, ha sido como mi padre verdadero, ¿Por qué todos dirán eso?
Como lo odiabas... Dijo Sirius entrecerrando los ojos.
Ya no lo odio, pero al parecer, nada ha cambiado entre ustedes, se siguen odiando por tontas diferencias de los tiempos de Hogwarts. Dijo Harry en tono de reprimenda. Lara tenía razón, iba arder Troya.
¿Como es ella? ¿Se parece a Severus? Preguntó Sirius un poco molesto y para cambiar de tema.
Si y mucho, ponen las mismas caras, es bastante divertido cuando ella y papá pelean. Dijo Harry recordando a Lara G. Y su carácter es genial, te hace reír hasta en las situaciones difíciles, ya la conocerás.
Sirius sacudió la cabeza estirándose encima de la cama.
Pensé que nunca volvería a poner un pie en la tierra. Dijo Sirius echándose en la cama con la cabeza alzada para mirar a Harry. Estar flotando sin hacer nada es un fastidio, me hubiese encantado una batalla contra los mortífagos para poner a hervir la sangre.
Se que se siente. Murmuró Harry mirando al suelo. Estás... como en el aire... y esa música...
¿C-Como... Comenzó a preguntar Sirius parpadeando mucho.
Estuve muerto. Dijo Harry soltando aire. Si no fuese por Lara, nunca hubiese regresado, hubiese traspasado la puerta y... pero por suerte soy inmortal, gracias a ella.
Sirius frunció el ceño, como reflexionando. De repente alzó una pata trasera y comenzó a rascarse detrás de la oreja.
¿Que te sucede? Preguntó Harry mirando a Sirius rascándose. Estás limpio.
Lo se, pero esas manías se quedan. Dijo Sirius bajando la pata y moviendo la oreja de una manera muy graciosa. Solo espero no coger pulgas.
Si coges te las quito. Dijo Harry sonriendo, Sirius suspiró. Tengo un líquido mata-pulgas en la casa que funciona muy bien.
Realmente nunca las soporté. Dijo Sirius bajando las orejas a los lados. Y... gracias Harry, por traerme de regreso, ahora supongo que voy a tener más acción.
Bueno, después de todo, ahora no eres más que un bonito perro lanudo. Dijo Harry burlón, Sirius resopló de una manera muy graciosa. Umm, me parece que no vas a poder expresar todo como si fueses un humano.
Ya veo. Dijo Sirius saltando de la cama. ¿Y Buckbeack?
Lo teníamos en casa pero antes de irnos al Cairo lo dejamos libre, al igual que a Black. Contestó Harry encogiéndose de hombros.
¿Black? Preguntó Sirius alzando según supuso él, una ceja.
Si, es el Pegaso de Lara, muy extraño, negro azabache, nunca había visto uno así. Dijo Harry levantándose. Es muy veloz.
Sirius cabeceó y se sacudió. Harry sonrió ampliamente, no era exactamente lo que quería pero lo había logrado recuperar. Bajaron juntos a la cocina pasando en silencio frente al retrato de la señora Black que todavía gruñía en sueños. Harry pasó una tarde como nunca, Sirius hacia de todo lo que le era posible, pero como era un perro, era bastante gracioso mirarlo tratando de caminar en dos patas. Lupin y Harry se reían de todas las cosas que hacia Sirius, que confesó que se sentía bien respirar aire puro nuevamente.
Jugaron ajedrez mágico y las piezas salían corriendo cuando Sirius intentaba tomarlas con los dientes o plantarles la pata encima para moverlas. Acabó gruñendo y ladrando como un perro común cuando la reina se precipitó hacia el suelo gritando a toda voz. Harry reía mientras Sirius acorralaba a la reina en una esquina de la cocina lanzando dentelladas de una forma bastante graciosa.
Sirius intentó hacer magia con la varita de Harry en la boca, pero todo lo que lograba eran unos anillos de humo plateado o algunas chispas disparatadas. Harry recuperó su varita llena de baba y Sirius le pedía que se la dejase para probar de nuevo. Pero el chico tenía la vista clavada en la varita babeada, no sabia como quitarle aquello. Cenaron entre cuentos y anécdotas, una velada estupenda. Lupin y Sirius le contaron muchas cosas a Harry sobre sus padres verdaderos. El chico los atendía sin parpadear.
Pasaron bastante tiempo despiertos jugando Snap explosivo. Era gracioso mirar a Sirius tratando de ocultar los naipes para que no se los vieran. Había aprendido a mover los dedos de las patas, pero debía tener cuidado con las uñas para no terminar rasguñando un naipe. Lupin fue el que terminó perdiendo y a Harry le entristeció un poco porque los naipes no le explotaron a él, cada vez que jugaba con Lara G. terminaba con las cejas chamuscadas.
De vez en cuando lanzaba miradas a la chimenea, esperando ver surgir a Lara G. de entre altas llamas. Sonriendo siempre, con sus hermosos ojos verdes esmeraldas relampagueando, con esa neblina en el interior que siempre lo llenaba de paz y confianza en si mismo. Era extraño, solo habían pasado horas desde que se había ido de Privet Drive y ya extrañaba a su hermana. Sirius y Lupin siempre lo sacaban de sus pensamientos para recordarle que era su turno en los naipes.
Cuando ya era un poco tarde Lupin le dijo que ya era hora de que fuera a la cama. Sirius protestó un poco, pero terminó mascullando barriendo la silla con la cola cuando Lupin alzó una ceja. Harry subió sintiendo los pies de plomo hacia el segundo piso. Se dejó caer en la cama mirando melancólicamente la habitación. Se acostó completamente cubriéndose con una sábana. No habían pasado 10 minutos cuando sintió que la puerta se abría levemente a la vez que las tablas crujían. Pasó un minuto o dos y la puerta se cerró nuevamente. Escuchó un traqueteo y abrió un ojo escaneando la habitación. Phineas había regresado a su cuadro y se inclinaba de una forma muy graciosa, pegándose al cristal para mirarlo mejor.
Cerró el ojo y se acomodó dispuesto a dormir. Tuvo un sueño fugaz en la noche. Estaba en un lugar con muchas callejuelas y con un parpadeo y un murmullo cambió de lugar, llegando a una habitación muy elegante donde se movían varios magos perezosos de un lado a otro. Caminó rápidamente hacia un grupo de ellos que se reunían alrededor de una lata de refresco vacía. Todos tocaron la lata con un dedo y él no fue menos, a la vez que un mago contaba hasta tres con voz aburrida consultando un reloj en su muñeca.
Viajó en un torbellino de colores para caer en una montaña junto con todos los demás magos que le sonrieron agitando una mano mientras él se alejaba. Despertó cuando llegaba a un poblado. Estaba empapado de sudor jadeando levemente. La cicatriz le dio una horrorosa punzada y se la frotó con la vista desenfocada. Se acostó nuevamente, mirando a los lados, estaba solo en la habitación. Phineas se había ido del cuadro. Cuando despertó a la mañana siguiente, por culpa de un hocico húmedo, el sueño se había convertido en un vago recuerdo en su mente.
El primer día que pasó Harry con Sirius y Lupin fue excelente, le animaba quedarse con los dos mejores amigos de su padre; James Potter. El segundo día, muy bien, se podría decir que perfecto, se sentía muy feliz. El tercero, soberbio, podía hacer lo que quisiera, con sus limitaciones, por supuesto. Pero el cuarto día encontró a Harry encogido en la habitación. Sentía que le faltaba un pedazo, una mitad, su alma no estaba completa. Extrañaba de manera sobrenatural a Lara G. Y ni hablar de lo mucho que extrañaba a sus padres adoptivos.
Estaba pegado a la pared, con las piernas encogidas y sus brazos rodeándolas, la cabeza apoyada en las rodillas y suspiraba de vez en cuando. Era como si le hubiesen arrancado la mitad de su cuerpo, perdió el brillo de la alegría y la temperatura de su cuerpo subió un poco. Se miró la palma de la mano, extrañaba el calor que surgía de ella cada vez que juntaba sus manos con las de Lara G. y aparecía ese haz de luz. Soltó un largo suspiro abrazándose las piernas a la vez que la puerta de la habitación se abría y saltaba un perro negro hacia la cama.
Buenos días Harry. Lo saludó Sirius alegremente, Lupin pasó por la puerta pero entró con el entrecejo fruncido al verle la cara a Harry.
Buenos días. Saludó Harry con la voz en un hilo.
¿Te sucede algo? Preguntó Lupin preocupado.
Quiero regresar a casa. Dijo Harry resuelto. Quiero... volver.
P-Pero... ¿No estás bien aquí? Preguntó Sirius parpadeando mucho.
Si, me siento bien pero... quiero volver. Contestó Harry bajándose de la cama.
Salió de la habitación con los hombros caídos y se perdió de vista cuando bajó las escaleras desganado.
¿Por qué se quiere ir? ¿Acaso no lo hemos tratado bien? Preguntó Sirius en un gruñido.
Quiere regresar a su casa Sirius. Dijo Lupin como si resolviese todo. Si él quiere regresar, no lo vamos a retener.
Snivellus tiene la culpa, le dio alguna de... de esas pociones extrañas, por eso se comporta así... ¿Acaso él no quería vivir conmigo? Sigo siendo un padrino responsable, no tengo la culpa de que me hayan asesinado... Comenzó a gruñir Sirius con el lomo erizado. ... Como no tengo varita para amenazar a Snivellus le voy a pegar una buena mordida...
No vas a hacer eso si no quieres terminar en las mandíbulas de Lara y lograr que Harry te rechace. Lo reprendió Lupin muy serio, Sirius dejó de gruñir para mirar a su amigo frunciendo el ceño. No le han hecho nada al chico, quiere volver por su cuenta, esa, ahora, es su familia.
Sirius resopló levantándose sobre la cama y empezando a dar vueltas en un solo lugar.
Si no quieres estar solo, te propongo que aceptes mi idea. Dijo Lupin con lo que Sirius dejó de dar vueltas, se sentó mirándolo atentamente. Haz una tregua con Severus.
¡¿Que?! Exclamó Sirius. ¡¿Con ese?!
Ese, es ahora el padre adoptivo de Harry. Le recordó Lupin. Solo... un alto en las hostilidades delante de ellos, solo deben actuar como que se llevan muy bien delante de los chicos y ya está.
No va a funcionar. Dijo Sirius.
Solo debes hablar con Severus, no se va a negar, haría cualquier cosa con tarde ver a sus hijos felices. Dijo Lupin cruzándose de brazos.
Harry no es su hijo. Gruñó Sirius.
Pero es como si lo fuera. Repuso Lupin más serio que nunca. Y cambia esa actitud frente a los chicos.
Lo intentaré, hablaré con el pegoste. Dijo Sirius entre dientes y resignado. Pero si no acepta no me culpes.
Lupin asintió conforme. Bajaron a la cocina para encontrarse a Harry enfurruñado en ella sin ni siquiera probar bocado.
Harry, por la noche... te vamos a llevar a casa. Le dijo Lupin suavemente.
Esas palabras causaron en Harry un efecto prodigioso. Parpadeó un par de veces y los ojos le brillaron. Sonrió levemente y comenzó a comer como si el plato se le fuera a ir corriendo en cualquier momento. La mañana pasó lentamente y por más que Sirius intentó hacerlo cambiar de opinión disimuladamente el chico no cedió.
Leyó para pasar el tiempo por la tarde y resultó una táctica excelente, pronto llegó la hora de la cena. Harry prácticamente engulló casi sin masticar la cena y subió como una flecha a buscar su baúl. Se presentó en la cocina terminando de reducir su baúl. Pudo verle por algunos segundos fugaces la cara de desagrado a Sirius, pero enseguida disimuló moviendo la cola y levantando las orejas.
Bien Harry, si quieres, puedes desaparecer por hechizo. Le dijo Lupin sonriendo. Sirius y yo te alcanzamos después.
Harry no dio tiempo de que Lupin dijera algo más.
¡Dissaparate!
Harry desapareció con un plop de la cocina de Grimmauld Place.
Las cosas en Privet Drive no habían estado muy bien que digamos. Era verdad que Snape se había comportado como un padre excelente con Lara G. Y la chica lo adoraba, le gustaba mucho estar cerca de su padre todo el tiempo, era... todo lo que pudiese desear. Cariñoso, amable, comprensivo, complaciente, paciente, pero un poco melancólico de verla sola durante 4 días y medio. Lara G. había soportado 3 días y medio sin Harry, pero al cuarto estaba completamente decaída, sus ojos color verde claro. Le faltaba un pedazo, una mitad, no estaba completa, había un vacío dentro de ella que no lograba llenar.
Snape no manifestaba mucho que extrañaba a Harry; su hijo adoptivo, para no ver a Lara G. más triste de lo que estaba. La chica no había comido nada en todo el día, se la pasaba deambulando en la habitación de Harry. Aunque Snape la persuadió para que al menos se sentara en la mesa a la hora de la cena ella no comió absolutamente nada. Miraba melancólicamente su plato y a veces miraba el puesto que ocupaba Harry, al lado de ella. Snape le tuvo que retirar el plato de comida que estaba intacto. El brujo subió al segundo piso y cuando bajó, Lara G. seguía en la misma posicion en la cocina tarareando una canción muy triste.
La chica alzó el cuello de repente cuando Snape le acariciaba la cabeza paternalmente. Se quedó quieta, como un tigre escuchando. Se escuchó un plop en la sala. La chica saltó de la silla y salió corriendo de la cocina. Sirius se sacudía mientras que Lupin se quitaba algunos pelos negros largos del vaquero. Harry la miró y fue sonriendo poco a poco. Snape llegó detrás de Lara G. y soltó aire aliviado. Lara G. se lanzó enseguida abrazando a Harry con fuerza. El chico la abrazó cerrando los ojos.
Parecía imposible despegarlos. Harry sentía que algo en su interior se llenaba, estaba completo. Se soltaron mirándose. Los ojos de Lara G. fueron llenándose gradualmente de un color verde esmeralda relampagueante. Juntaron las palmas de las manos y de ellas surgió un haz de luz que irradiaba un calor reconfortante. Cerraron los ojos cuando sintieron la suave brisa envolviéndolos. El pelo de Lara G. comenzó a ondear y el de Harry a agitarse. Los adultos fruncieron el ceño mirando a todas partes cuando comenzó a escucharse en toda la sala un canto extraño y a la vez hermoso, el canto del fénix.
Los chicos abrieron los ojos despegando las manos, el canto y el haz de luz se extinguieron. Harry sonrió ampliamente y se acercó a Snape en dos pasos. Lo abrazó tomándolo desprevenido. Snape lo abrazó a él también acariciándole la cabeza suavemente. Lara G. parecía más contenta que nunca, pero pareció darse cuenta de que Harry no había venido solo. Se dio vuelta hacia Sirius y Lupin mientras Harry soltaba a Snape que le revolvió el pelo cariñosamente.
Buenas noches, er... disculpen si no los saludé antes. Dijo Lara G. más animada, se agachó hasta estar al nivel de Sirius. Perdona si no me he presentado formalmente... Lara Gabriela Snape.
Sirius Black. Dijo Sirius dándole una pata a Lara G. que sonrió haciendo una elegante inclinación con la cabeza, estrechando la pata.
Y Lupin, me debes un partido de ajedrez mágico. Dijo Lara G. levantándose mirando a Lupin muy seria, este puso cara de horror. Era broma.
El hombre suspiró aliviado. Sirius pasaba la mirada de uno a otro sin entender. Harry sacó de su bolsillo el diminuto baúl a punto de darle un toque con su varita.
Hem, hem, ¿Podemos hablar... Severus? Dijo Sirius de repente haciendo que los chicos se miraran.
Te ayudo a desempacar Harry. Dijo Lara G. al momento agarrando a Harry por un brazo y halándolo.
El chico entendió y sonrió pasándole un brazo por los hombros. Los adultos los miraron cuando desaparecieron por las escaleras. Sirius abrió la boca parpadeando cuando se escuchó una nota cantada por una voz hermosa, como de ángeles. Lupin le tuvo que dar un empujoncito con un pie. Los chicos se asomaron desde las escaleras, comprobando que todos hubiesen entrado en la cocina. Se acercaron a hurtadillas poniéndose pegados a la pared a cada lado de la puerta. Rezaban para que Snape no hubiese puesto un hechizo imperturbable.
Bien, tenia que hablar contigo de algo
um... serio. Dijo la voz de Sirius un poco molesta. Es... sobre... H... los chicos.
¿Que quieres? Preguntó la voz de Snape con una liga de gruñido de odio con amabilidad forzada.
Que tengamos una tregua Snivellus. Dijo Sirius en un medio gruñido. Por ellos.
Hubo silencio unos minutos.
¿A que clase de tregua te refieres, Black? Preguntó Snape mostrando un poco de interés.
Tregua, un alto en las hostilidades, quiero estar junto a mi ahijado. Contestó Sirius con altivez en la voz. Y creo que... tendría que quedarme aquí...
¿En mi casa? Escupió Snape. Ni hablar.
Entiéndelo Snivellus, por los chicos ¿Quieres que Harry se... vaya? Dijo Sirius en un gruñido amenazante.
Por supuesto que no. Contestó Snape en el mismo tono de Sirius. Habla claro Black.
Podemos tra... Comenzó a decir Sirius.
Se escucharon dos plops en la cocina, uno de ellos acompañado por una voz gruñona que hizo que los chicos pegaran un brinco.
Arreglando el pasado ¿eh? Eso está bien si quieren que esos dos diablos no tomen represalias.
Harry y Lara G. se despegaron de un salto de la pared. Los adultos fruncieron el ceño cuando se escuchó algo así como una cosa pesada cayendo encima del sofá. Acto seguido se escuchó la risa de Harry, se estaba riendo con bastantes ganas. OjoLoco pasó su ojo mágico y soltó una pequeña risa estridente.
Ah no... no me mires así... Lara, te lo advierto... Comenzó a decir la voz de Harry desde la sala, había dejado de reír de golpe. No, no, buena chica... ¡Ay dios mío quien me habrá mandado a ponerte una zancadilla! Er... ten compasión con el Gusarapito, mira lo flaquito que estoy y... ¡Aaaahhh!
Harry entró corriendo a la cocina huyendo de un enorme tigre de Bengala con poderosas mandíbulas que hubiesen podido machacar la cabeza de Sirius de un solo mordisco. El tigre derribó a Harry y cayó de bruces en el suelo. El tigre le dio vuelta con las patas y acercó su cabeza a la de Harry con las orejas hacia atrás y mostrando sus mortales colmillos en un gruñido.
Lara, por favor, ¿Podrías dejar de aplastarme? Pidió Harry sin poder moverse, el tigre le resopló en la cara. Vamos hermanita, no seas abusadora.
El tigre dejó de gruñir y le dio un lengüetazo en la mejilla retirándose de espaldas dejando a Harry libre. Harry se levantó sacudiéndose y pasándose una mano por la cara.
Huácala, ¿No puedes ser menos babosa? Preguntó Harry mirándose la mano con asco.
El tigre se rodeó de una espiral tomando la forma de Lara G. con las manos en las caderas. La espiral desapareció mostrando a la chica en la misma posición con una ceja alzada.
¿Ahora que hicieron? Preguntó Snape con los ojos al techo.
Harry me puso una zancadilla. Dijo Lara G. inocentemente señalando al chico.
No fue a propósito. Se disculpó Harry al momento. Quizás no tanto.
Lara G. resopló y se dio cuenta de la presencia de OjoLoco y de Dumbledore que habían observado todo divertidos. Le dio un codazo a Harry señalándoselos con disimulo.
¡Buenas noches! Saludaron al unísono sonriendo ampliamente.
Harry, ¿Ya desempacaste? Le preguntó Snape alzando una ceja.
Er... este que bueno... emm... Comenzó a decir Harry y Lara G. le dio un pisotón, el chico aguantó el dolor y habló con voz chirriante. Todavía me falta un poquito papá.
Espiando, ¿Verdad? Dijo Snape sutil levantando más todavía la ceja.
¿Lo escuchaste Harry? ¡Nosotros espiando! Exclamó Lara G. inocentemente, le dio un codazo al chico.
Ah, eh, ¿Nosotros? ¡Para nada! Ayudó Harry un poco tarde, Snape los taladraba con los ojos.
Estábamos desempacando arriba papá. Dijo Lara G. con una sonrisa de oreja a oreja. Solo venia a decirte que me entró un poquito de hambre... vámonos Harry... y tú sabes como es mi estómago de descontrolado... muévete que no me gusta la cara con que nos mira... así que si me ves registrando el refrigerador no digas nada... acaba de salir de la cocina... emm, ¡Estamos arriba!
Los chicos salieron precipitadamente de la cocina subiendo las escaleras a zancadas, sabían que el ojo mágico de OjoLoco los estaba siguiendo en todo el recorrido. Harry volvió a poner su baúl en su tamaño original en su habitación. Comenzaron a desempacar resignados, tenían la impresión de que OjoLoco no les iba a quitar el ojo de encima mientras durase la visita.
¿Como la pasaste en Grimmauld Place? Le preguntó Lara G. sacando un par de zapatos del chico y acomodándolos en el armario con un giro de varita.
Muy bien pero... te extrañaba demasiado, a ti y a papá. Contestó Harry guardando su ropa a base de giros de varita.
Nosotros también te extrañamos. Dijo Lara G. sonriendo. Ahora espero que Sirius y papá hagan las paces.
Difícil. Dijo Harry dudando. Ya viste como se hablan.
Pero yo quiero que Sirius se quede, eso si, no me gusta eso de: Snivellus. Dijo Lara G. cruzándose de brazos.
Ya perderá la costumbre de llamarlo así. Dijo Harry como si tal cosa. Lo que me preocupa es... si Sirius se queda.
Tendremos que hablar con papá. Dijo Lara G. frunciendo el ceño y descruzándose de brazos. Es que... ¡Uy! ¡Es tan gruñón y cabeza dura!
Lara G. dio una patada en el suelo, la tierra se estremeció ligeramente.
Lara, contrólate. Le pidió Harry despacio, la chica se dejó caer sentada en la cama. Espero que no estés furiosa y contrólate, un terremoto no es más agradable que una tormenta.
Lo siento, je, lapsos que me dan. Se disculpó Lara G. tímidamente.
Hay que tener cuidado con tus lapsos. Dijo Harry mirándola con cautela, dio un último giro a su varita guardando dos vaqueros en el armario. Uff, ya terminé.
¡Buen trabajo Gusarapo! Exclamó Lara G. levantándose de un salto. ¿La reunión habrá concluido?
¡Ja! ¡Lo dudo! Dijo Harry dando una palmada.
Bajamos y nos botan, no bajamos y nos siguen botando, al no ser... Dijo Lara G. pensativa.
No Lara, que ni te pase por la cabeza... Le advirtió Harry.
Ahora lo que me está pasando por la cabeza... Comenzó a decir Lara G. poniendo cara de concentración, Harry arrugó el rostro. Es... que tengo unas resonancias en el estómago que ni un tambor con trauma de personalidad, acompáñame para comer algo.
Bajaron tranquilamente y tocaron a la puerta de la cocina apagando los rumores de la conversación.
Emm... ¿Papá? Llamó Lara G. asomada desde el marco de la puerta, Harry se abrió paso entre la mata de pelo lacio de la chica.
¿Si? Contestó Snape mirándola atentamente. ¿Quieren algo?
¿Hay algo masticable por ahí? Preguntó Lara G. suplicante.
A esta hora Lara... Dijo Snape cabeceando. ¿Por qué no cenaste?
La explicación es muyyyy larga. Dijo Lara G. moviendo la cabeza de forma graciosa, Harry la miraba resoplando para no tragar pelos. ¿Y que dices?
Después Lara. Dijo Snape cruzándose de brazos, los demás pasaban las miradas de uno a otro.
Pero papá... tengo un concierto de Rock en las tripas... Dijo Lara G. como haciéndose un nudo en el estómago. Estoy... que si me dejas le caigo a mordidas a la primera lata de comida para perros que vea.
Está bien Lara, busca algo rápido. Cedió Snape tratando de mantenerse serio ante las charlas de convencimiento de su hija. Y no los quiero atrapar rondando.
Los chicos abrieron los ojos como platos y fueron directo al refrigerador. Prácticamente se metieron dentro de él con las cabezas juntas murmurando entre ellos.
No te pases Lara. Advirtió Snape.
No te preocupes, estoy guardando mi parentesco con piraña para el desayuno. Replicó Lara G. haciendo que OjoLoco tosiera disimulando.
Cerraron el refrigerador y se dispusieron a salir tranquilamente de la cocina.
¿A dónde van? Preguntó Snape levantándose.
A comer. Dijo Harry inocentemente.
¿Que se llevan? Preguntó Snape entrecerrando los ojos. Acérquense.
Vamos papá, no es necesario que... ta bien, no nos tienes que mirar así. Dijo Lara G. acercándose junto con Harry a la mesa.
Empiecen a poner cosas encima de la mesa. Ordenó Snape apoyándose en esta con las dos manos.
Los chicos se miraron y tuvieron que dejar resignados una buena cantidad de ranas de chocolate que tenían escondidos entre los dos, dos bocadillos, dos refrescos, varias galletas dulces y un frasco cuadrado de plástico con restos de una ensalada fría de pastas.
¿Algo más? Preguntó Snape tamborileando la mesa con los dedos.
Los chicos negaron con la cabeza. Sirius olfateaba a Lara G. que era la que tenia al lado.
Creo que se les olvida algo. Dijo Snape sonriendo, los chicos tragaron en seco. Lara, mi amor, ¿Tienes algo más escondido?... ¿Y tú Harry? ¿Alguna que otra cosa que entregarme?
Los chicos pusieron caras obstinadas y sacaron de detrás de las cazadoras que llevaban una lata de salchichas cada uno y Harry sacó del bolsillo un abrelatas. Snape pasó la mirada de uno a otro, como esperando registrarlos con la vista.
Sirius, ¿Harry cenó? Preguntó Snape amablemente.
Si, y muy bien, no debería estar comiendo a esta hora. Contestó Sirius cortésmente por su parte.
A mí siempre a esta hora me entra hambre. Dijo Harry al momento parpadeando mientras Lara G. cerraba la boca.
Debe ser una nueva costumbre. Comentó Snape, miró a Sirius sin mostrar la más mínima actitud de odio o de repugnancia. ¿Que crees Sirius?
No se, eres su padre, yo creo que si tiene hambre, que coma, está un poco delgado. Dijo Sirius moviendo las orejas.
Harry y Lara G. hicieron enormes esfuerzos por no dejar la quijada descolgada.
Tienes razón. Apoyó Snape asintiendo levemente y ya los chicos estaban mirándolo como si se hubiese vuelto loco.
Snape empujó hacia ellos cuatro ranas de chocolate, los bocadillos y los refrescos.
No ensucien mucho el sofá y no coman en sus habitaciones. Indicó Snape sonriendo.
Lara G. no pudo más y abrió la boca con sorpresa, Harry dejó caer la mano con los ojos como platos.
Aunque si quieren esperar para comer en la mesa
Dijo Snape cabeceando.
No hace falta. Dijo Lara G. y las tripas le rugieron. Ya mi amigo el estómago está pidiendo comida por señas
¡Gracias papá!
Los chicos recogieron todo y salieron pitando de la cocina. Se dejaron caer en el sofá y comenzaron a comer con entusiasmo.
¿Dumbledore les habrá modificado la memoria o habrá sido un hechizo confundidor? Preguntó Lara G. de repente frunciendo el ceño.
Creo que fue una liga de los dos, ¿Viste como se tratan? Preguntó Harry por su parte. Hay algo que nos estamos perdiendo.
¿Y que cosa no nos perdemos en estos tiempos? Dijo Lara G. suspirando con los ojos al techo, le dio una mordida al bocadillo, masticó y tragó. Se la pasan en reuniones, cada vez que queremos entrar: Son muy jóvenes para participar en las reuniones de la Orden, ¿Y que edad tenemos? ¡18 años! Se que es divertido comportarse infantilmente, realmente te diviertes más pero
de ahí a que se lo tomen en serio
siempre ha habido una gran distancia.
A mi nunca me dijeron algo, todos sabían que me estaban cuidando menos yo
¡Por dios que soy un mago no un bebé! Se quejó Harry. Odio que me vigilen, te sientes
arrinconado.
Sin libertad. Dijo Lara G. tomando un trago de refresco.
Como un prisionero.
Un canario enjaulado.
Los chicos resoplaron a un tiempo engullendo los bocadillos. Vaciaron los refrescos en un dos por tres y cuando se dedicaban a mirar los cromos de las ranas de chocolate, Snape salió de la cocina acompañado por el enorme perro negro que ahora era Sirius.
¿Ustedes dos no piensan dormir? Preguntó Snape de repente haciéndolos pegar un brinco.
Vamos papá, es temprano. Protestó Lara G. mirándolo con reproche.
Si papá, no tenemos mucho sueño. Apoyó Harry mirando su cromo con concentración.
Aun así, deberían estar durmiendo ya. Intervino Sirius moviendo las orejas. Son las 10:30.
Los chicos estallaron en ruidos de protesta cada uno por su lado.
Si se acuestan tarde no los dejo dormir la mañana. Amenazó Snape levantando una ceja.
Harry y Lara G. saltaron del sofá y fueron directo a la cocina para botar las latas de refresco y los envoltorios de las ranas de chocolate. Subieron como unas flechas al segundo piso y se desearon buenas noches entrando cada uno en su habitación correspondiente. Lara G. se cambió para el pijama en su baño y saltó sobre la cama a cepillarse un poco el pelo. Dejó el cepillo encima de la mesita de noche y se acostó. Cuando iba a cubrirse con una sábana la puerta de la habitación se abrió y entró Snape que se acercó en dos pasos a la cama.
Me estás quitando mi trabajo. Le dijo sonriendo agarrando él la sábana, ninguno de los dos vio cuando el ojo gris de Sirius apareció por una rendija de la puerta. ¿Ya no quieres que te de las buenas noches?
¿Quién ha dicho eso? Dijo Lara G. cruzándose de brazos.
Pensé. Replicó Snape cubriéndola con la sábana y se sentó en el borde de la cama. ¿Estás feliz?
Si, Harry regresó. Dijo Lara G. sonriendo. Pero
hay algo que te quiero preguntar y me respondes con sinceridad
¿Dumbledore te hechizó o algo?
No, ¿Por qué preguntas eso? Contestó Snape frunciendo el entrecejo.
Es que
tanta amabilidad entre tú y Sirius
no es creíble. Dijo Lara G. suspicaz. Dime la verdad, tú y él no han olvidado sus diferencias.
No, no mi amor, ya... todo está solucionado, tuvimos una charla y ya. Dijo Snape al momento con suavidad inusitada, le acarició la cabeza a la chica. Ya no hay diferencia entre nosotros, somos... amigos.
¿Por qué no te creo? Preguntó Lara G. alzando una ceja.
¿Como no me vas a creer mi amor? Confía en papá. Dijo Snape sonriendo, se inclinó sobre la chica besándole la frente suavemente. Ahora duerme.
Buenas noches papi. Dijo Lara G. infantilmente pestañeando.
Buenas noches mi amor. Dijo Snape mirándola paternalmente.
Lara G. cerró los ojos no muy convencida con la explicación. Snape le besó la mejilla y se levantó de la cama. El ojo de Sirius desapareció rumbo a las escaleras. Snape salió entrecerrando la puerta y apagando las luces con un giro de varita. Enseguida fue a la habitación de Harry para encontrárselo leyendo acostado en la cama.
¿Todavía despierto? Preguntó acercándose, le quitó el libro de las manos a tiempo que el ojo de Sirius aparecía nuevamente por una rendija de la puerta. Vamos, a dormir, después no me digas que tienes sueño por la mañana.
No seas aguafiestas papá. Protestó Harry cruzándose de brazos. Déjame leer un ratito más.
Ni hablar. Se negó Snape terminando de cubrirlo con la sábana.
¡Pero no tengo sueño! Dijo Harry con carita de niño bueno.
Cierra los ojos y verás como te duermes. Dijo Snape como si nada, le quitó los lentes sonriendo.
¡Oye! Dijo Harry tratando de incorporarse para recuperar los lentes.
¡Hey! Para ser un Gusarapo eres bastante intranquilo. Dijo Snape burlón sentándose en el borde de la cama. Me alegra tanto que volvieras.
Yo también estoy contento de regresar papá. Dijo Harry sonriendo, frunció el ceño de repente. Hay algo que quiero preguntarte.
OK, te escucho. Dijo Snape sonriendo acariciándole la cabeza.
¿Por qué esa repentina amabilidad con Sirius? Preguntó Harry y Snape tosió un poco nervioso.
Porque ya todo está solucionado, somos amigos y se va a quedar aquí. Contestó Snape dejando de toser, sonrió de repente agarrando a Harry por los brazos y agitándolo como si fuese un niño pequeño. Y tú no cambias, pequeño pillo escurridizo y preguntón.
¡Vamos papá que no soy pequeño! Exclamó Harry y comenzó a reírse nerviosamente cuando Snape le hizo cosquillas en las costillas. ¡Y no me hagas cosquillas!
¡Me las debes desde el Cairo, Gusarapo! Dijo Snape dejando al chico en paz. Ahora duérmete.
Harry lo miró con reproche y Snape alzó una ceja.
Buenas noches papá. Dijo Harry acomodándose.
Buenas noches mi niño. Dijo Snape acariciándole el pelo unos segundos. Que duermas bien.
Snape se levantó dejando a Harry sin poderse tragar la explicación. Sirius se apresuró en entrar a la habitación de huéspedes. Trató de abrir el pomo con las patas pero como era redondo, le costaba un poco de trabajo. Una mano agarró el pomo y lo giró abriendo la puerta.
Buenas noches Black. Dijo Snape fríamente pasando de largo sin mirarlo.
Buenas noches... Snivellus. Dijo Sirius en un gruñido bajo entrando en la habitación.
Pero Snape dio de repente media vuelta y lo agarró por la cola con los dientes apretados. Sirius giró la cabeza conteniendo las ganas de lanzarle un mordisco.
Te recuerdo, Black, que esta es mi casa, no voy a permitir que me llames como te de el deseo. Dijo Snape mostrando los dientes en actitud amenazante. Frente a los chicos, soy Severus, a solas, soy Snape ¿Está claro Black?
Por supuesto, SNAPE. Contestó Sirius mostrando los colmillos. Ahora suéltame la cola si no quieres que te arranque la mano de una mordida.
No estás en posición de amenazar Black. Repuso Snape burlón y soltándole la cola. Estás algo... más bajo que cuando nos vimos por última vez, te lo advertí, que lo mejor era que te quedaras en Grimmauld Place pero como siempre fuiste un cabeza hueca...
No te permito que me insultes Snape. Dijo Sirius con todo el lomo erizado y dándose vuelta encarando a Snape. Si te pensabas que me iba a quedar cruzado de brazos muy cómodamente sentado, perdiéndome la acción y cuando a mi ahijado lo estaban acorralando los mortífagos...
Si, si, heroísmo, y mira como terminaste. Lo cortó Snape con desprecio. Me parece que este no es el mejor momento ni el lugar para discutir, ¿No crees?
Entonces discutimos en la cocina con un hechizo imperturbable. Gruñó Sirius un poco alto.
Se quedaron callados cuando la puerta de la habitación de Lara G. se abrió y salió esta estirándose y bostezando largamente. Al parecer la chica no reparó en Snape y Sirius que estaban a medio mostrarse los dientes y a punto de caerse encima para molerse a golpes y mordiscos. Bajó las escaleras pareciendo caminar por el aire, no se escuchaban sus pasos.
¿De veras es tu hija? Preguntó Sirius en un susurro.
Por supuesto que es mi hija. Contestó Snape bruscamente. ¿Por qué lo preguntas?
Porque tiene demasiado buen humor para parecerse a ti. Dijo Sirius entre dientes.
Snape le lanzó una mirada de odio reprimiendo los deseos de lanzarle un buen hechizo. Empujó a Sirius con un pie hacia la habitación entrando él también y cerrando la puerta cuando la cabeza de Lara G. apareció subiendo los escalones de vuelta. Pero la chica había escuchado voces cuando subía la escalera y el sonido de la puerta cerrándose. Aguzó el oído entrecerrando los ojos idéntico a Snape, para ver si escuchaba algo más. Se encogió de hombros y entró en la habitación. Snape abrió la puerta mirando el pasillo, Sirius se asomó detrás de él.
¿Para que me agarraste el hocico? Preguntó Sirius en un susurro frotándose el hocico con una pata.
Tiene el oído muy agudo. Contestó Snape mirando con cautela la puerta de la habitación de la chica. Por eso, sigo diciendo que este no es el mejor lugar para discutir, son muy listos y ya están desconfiando.
Si, los escuché. Dijo Sirius cabeceando.
¡¿Que?! Exclamó Snape exasperado dándose vuelta hacia Sirius. ¡¡Esta es MI casa y no voy a permitir que me espíes!! ¡¡Si estás vivo debieras estar agradecido a mi hija en vez de estar escuchando a hurtadillas!!
¡Y si sigues con esa actitud y tono de voz van a salir los dos a ver que sucede! Lo reprendió Sirius en voz baja. Mañana ya tendremos tiempo de discutir Snape.
Snape dio una especie de gruñido que sonó a un: Buenas noches y entró resoplando en su habitación. Sirius lanzó un gruñido desafiante y entró en la habitación de huéspedes entrecerrando la puerta.
Snape se despertó al día siguiente pensando que todo había sido una pesadilla, que estaría en su casa, con sus hijos, sin Sirius. Se levantó como todas las mañanas y se desperezó listo para hacer su rutina diaria de ejercicios. Aumentó el número de abdominales y planchas e hizo un poco de estiramiento para relajar los músculos. Se dio una reconfortante ducha tibia y bajó pasando en silencio por las habitaciones de los chicos. En cuanto llegó a la cocina, el paraíso que había formulado en su mente se fue al diablo. Allí estaba Sirius en dos patas olfateando toda la meseta, como buscando algo que comer.
Buenos días Black. Saludó con desagrado. ¿Desde cuando estás despierto?
Buenos días y desde hace unos minutos. Contestó Sirius de mala gana, patinó por el borde de la meseta tratando de subirse a esta.
No Black, no vas a destrozar mi cocina, bastante que la tienes llena de pelos. Bufó Snape apartando a Sirius con una mano, este le lanzó una dentellada. Vuelves a hacer eso y despídete de tus dientes.
OK, pegoste. Dijo Sirius en un gruñido bajándose de la meseta.
Creo que anoche te dejé bien claro que no ibas a llamarme como te diera la gana. Dijo Snape dándose vuelta con los ojos entrecerrados, apretó los dientes. Recuerda que ahora solo eres un viejo perro sarnoso y estás en MI casa.
Tú eres el perro sarnoso. Dijo Sirius entre dientes erizando el lomo. No se que demonios le hiciste a Harry para que olvidara quien es su padre verdadero.
Harry no ha olvidado que es hijo de James Potter y me gané su afecto, lo que te tienes que dar cuenta de que Harry NO ES James. Dijo Snape con sus ojos negros cargados de furia. Y si no me tratas con el debido respeto, Black, ¡¡Te voy a echar a la calle!!
¡¡Eso quiero verlo Snape!! Ladró Sirius con el lomo completamente erizado y dando un grañido amenazante. ¿Crees que Harry va a permitir que me eches?
No te apoyes en el muchacho Black, no es... honorable. Dijo Snape cerrando el puño alrededor de su varita en el bolsillo.
¡Y tú no lo utilices Snape! Ladró Sirius un poco más fuerte mostrando todos los dientes como un perro rabioso.
En el momento en que Snape fue a sacar su varita y Sirius a saltarle encima, los chicos irrumpieron en la cocina riendo. Se quedaron helados viendo la escena que tenían delante. Pero los otros dos disimularon al momento. Snape había soltado la varita con una encantadora sonrisa y Sirius jadeaba con la lengua de lado y moviendo la cola alegremente. Harry y Lara G. se miraron adivinando lo que había pasado, pero decidieron no comentar.
El desayuno no está listo, ¿Por qué no suben a seguir durmiendo? Sirius les avisa... o yo mismo les aviso sin falta. Dijo Snape sin dejar de sonreír.
Si, duerman un poco más. Apoyó Sirius moviendo menos la cola.
¿Y que hacen ustedes dos tan temprano en la cocina? Preguntó Lara G. levantando una ceja haciendo su parecido con Snape evidente.
Teníamos una tranquila charla. Contestaron Snape y Sirius al unísono.
Ya vemos. Dijo Harry incrédulo. Vámonos Lara, vamos a dejar que los nuevos amigos charlen.
Los chicos se retiraron mirándolos con recelo. En cuanto ellos subieron las escaleras, la puerta de la cocina se cerró y Lara G. pudo escuchar que le lanzaban un hechizo imperturbable. Se dieron una ducha apresurada para terminar atrincherados en la habitación de Harry.
¿Se piensan que somos tontos o algo? Preguntó Lara G. molesta. Claramente estaban discutiendo.
Amigos, si, como no. Resopló Harry por su parte. Creo que Sirius está siendo egoísta.
Es normal Harry. Dijo Lara G. al momento. Cuando se fue... te dejó odiando a papá y ahora cuando regresa ve que... es tu padre adoptivo y lo tratas como tal.
Se lo merece Lara, ha... cambiado mucho. Dijo Harry cabeceando. Pero lo que me molesta es que no son sinceros con nosotros.
Deben tener sus razones para mostrar esa fachada de los mejores amigos del mundo. Dijo Lara G. como si fuese una propaganda de la televisión. Creo que es por nosotros, a nosotros no nos gustaría que se la pasasen peleando cada dos segundos por la más mínima tontería.
Entonces vamos a seguirles el juego. Dijo Harry cruzándose de brazos. Vamos a hacerlos creer que nos gusta esa fachada, a ver si con el tiempo se arreglan.
Necesitan psicoterapia urgente, los dos. Dijo Lara G. poniéndose los dedos índices en la sien. A mi me encanta esa fachada, ¡Que más quisiera que se hablaran en vez de ladrarse! Perdón Harry.
¿Por qué el perdón? Preguntó Harry frunciendo el ceño.
Por... Sirius, que... eso de que se ladren y Sirius es... Comenzó a explicarse Lara G. tímidamente.
¡Vamos Lara! ¡Sabes que tienes razón! Dijo Harry sonriendo palmeándole la espalda. ¡Si ellos no se arreglan los arreglamos nosotros!
Bueno, si tú lo dices. Dijo Lara G. encogiéndose de hombros.
Me sorprende tu falta de entusiasmo. Dijo Harry tratando de imitarla logrando que Lara G. sonriera.
Entonces... ¡Manos a la obra! Exclamó la chica sonriendo ampliamente. Hay que lograr que se dejen de gruñir, eso si los encontramos vivos en la cocina.
Al menos se un poco optimista. Dijo Harry haciendo una mueca.
Era broma. Aclaró Lara G. a tiempo que la puerta se abría.
Los chicos se dieron vuelta y fruncieron el ceño cuando no vieron a nadie.
Emm, aquí abajo chicos. Llamó la voz de Sirius, los chicos lo enfocaron. Ya el desayuno está listo, les vine a avisar.
Gracias Sirius. Dijo Lara G. sonriendo.
Sirius meneó la cabeza y salió de la habitación.
Plan B. Dijo Lara G. de una manera muy graciosa, enrollando el labio y soltándolo.
Harry soltó una risa débil a la vez que bajaban las escaleras. Entraron tranquilamente en la cocina. Sirius se subió de un salto a una silla con un enorme plato hondo lleno de café con leche frente a él en la mesa. Los chicos se encogieron de hombros y se sentaron en sus puestos habituales. Snape les sonrió recostándose en la silla. Comenzaron a desayunar y Sirius trataba de no hacer tanto ruido en sus lengüetazos al café con leche. Harry de repente frunció el ceño recordando algo que había soñado el primer día con Sirius en Grimmauld Place. Abrió los ojos como platos a punto de tomar un sorbo de café con leche. Agarró a Lara G. por un hombro y la haló hacia si.
¿Que haces? Exclamó la chica exasperada.
Te tengo que decir una cosa. Dijo Harry insistiendo.
Snape y Sirius se miraron con el rabillo del ojo y luego miraron a los chicos. Harry le susurraba algo a Lara G. en el oído y ella tenia el ceño fruncido idéntico a como lo hacia Snape.
¡¿El queee?! Exclamó Lara G. de repente pegando un salto. ¿Estás seguro?
Completamente seguro. Confirmó el chico asintiendo levemente.
¡Maldito! Dijo Lara G. arrugando el rostro de furia con los puños cerrados como si tuviese un ataque de histeria, fue a dar una patada en el suelo.
Harry se lanzó y le agarró el pie evitando que la diera dejando a los adultos confusos con el ceño fruncido. Lara G. abrió los ojos y miró abajo.
Je, ¿Recuerdas los lapsos que te dan? Preguntó Harry sentándose de regreso vigilando el pie de la chica.
Si. Contestó Lara G. aparentemente calmada, cerró los ojos y comenzó a sacudir la cabeza. ¡Ese maldito regresó! ¡Estábamos tan cerca de haberlo mandado al infierno!
Lara, ¿Estás bien? ¿De que hablas? ¿Quién es ese? Preguntó Snape y la chica dejó de sacudir la cabeza para quedarse muy quieta. Cuando quieran pueden empezar a hablar.
¿Ese? Ese, ese... Comenzó a murmurar Lara G. ideando una vía de escape, Harry tomaba café con leche más tieso que una tabla. No es nadie papá, es... solo un chico que nos tropezamos en el Cairo y, y...
... y cuando íbamos a darle su merecido se nos escapó. Ayudó Harry con una sonrisa forzada. Lo de mandarlo al infierno era una expresión en sentido figurado, ¿Verdad Lara?
Absolutamente. Apoyó Lara G. asintiendo.
Pueden confiar en nosotros. Dijo Sirius pasando la mirada de uno y otro.
Si no confían en ustedes mismos que quedará para nosotros. Murmuró Harry con la vista al techo, Lara G. le dio un codazo frunciendo los labios. Ah, eh, ¿Dónde estábamos?
Creo que... dijiste algo. Dijo Snape frunciendo el ceño.
Que ya terminé de desayunar. Dijo Harry empujando su jarra hacia el centro de la mesa.
Salió como un rayo de la cocina y las miradas se clavaron en Lara G. que terminaba precipitadamente su café con leche.
Vamos Lara, puedes contarnos. La presionó Snape suavemente. Sabes que puedes hablar con Sirius como si fuese yo.
Ya terminé. Dijo Lara G. empujando la jarra hasta donde la dejó Harry y levantándose.
No, no, espera. Dijo Snape tratando de detenerla pero la chica salió de la cocina como si tuviese pastillas de jabón mojadas en los pies. ¡LARA SNAPE! ¡VEN ACA!
¿Si papá? Contestó Lara G. asomada desde el marco de la puerta pero sin entrar.
Siéntate que vamos a hablar. Dijo Snape señalándole su silla con la cabeza.
Después, ahora me tengo que lavar los dientes. Replicó Lara G.
No Lara, me vas a deci... odio cuando se cubren las espaldas. Resopló Snape agitando su jarra.
¿Y te consideras un padre respetado? Preguntó Sirius con ironía.
Tú no opines. Le gruñó Snape. Ya verás como ahorita la persuado para que me diga.
¿Vas a darle Veritaserum, Snape? Ironizó Sirius.
Yo NUNCA le daría Veritaserum a mis hijos, que te quede bien claro Black. Dijo Snape amenazante mostrando los dientes. Si no me quieren decir, sus razones tendrán.
¿Y te vas a rendir tan fácilmente? ¿O vas a tocar violín con sus mentes? Siguió preguntando Sirius, provocándolo.
Estás agotando mi paciencia Black. Advirtió Snape con los ojos brillándole de ira. Y no tengo mucha.
Cambiaron de expresiones cuando los chicos pasaron rumbo al patio con las manos en los bolsillos.
¿A dónde van? Preguntó Snape levantando una ceja.
A dar una vuelta. Contestó Harry prosiguiendo su camino.
¡No regresen tarde! Les voceó Snape cuando ya iban por el costado de la casa.
¡OK papá! Contestaron los chicos al unísono.
Harry y Lara G. salieron caminando por el costado de la casa tranquilamente.
Creo que debemos volver. Dijo Lara G. girando.
Yo creo que no. Contradijo Harry agarrándola por un hombro y girándola en su dirección.
¡Pero de seguro que se van a moler a golpes! Exclamó Lara G. preocupada.
No seas exagerada Lara, tengo una idea. Dijo Harry animándola a seguirlo.
¿Qué idea es esa? Preguntó Lara G. con interés.
Los insultos se tienen que agotar, ¿No es así? Dijo Harry muy calmado, Lara G. frunció el ceño meditando. Vamos a dejarlos solos el mayor tiempo posible para que descarguen toda esa hiel que tienen por dentro, llegará el momento que no tendrán más nada que decirse.
¿Crees que funcione? Preguntó Lara G. dudando. Son capaces de caerse a cacharrazos si les dan oportunidad
mejor nos vamos despidiendo de las cazuelas, la vajilla, el sartén y
¡No! ¡Con el televisor si que no quiero cuento!
Ay Lara, tienes cada idea. Dijo Harry sonriendo, se puso serio. No se si funcione pero es lo mejor que tenemos, y si todo falla, podemos comernos un libro de psicología.
A propósito, debes controlar un poco tu lengua. Dijo Lara G. mirando a Harry seria. Porque eso de: Si no confían en ustedes mismos que quedará para nosotros, estuvo bien claro que sabemos de La fachada de los mejores amigos y recuerda que debemos fingir que no sabemos nada.
OK, OK. Dijo Harry cabeceando mirando al cielo. Solo espero que no seamos interceptados por la señora Figg para que nos mande de regreso.
Y tuviste que mencionarla. Dijo Lara G. con horror viendo a la señora Figg caminando por la acera del frente revisando unas compras. ¿Tienes alguna idea para esta situación?
No porque ya nos vio. Dijo Harry deteniéndose. ¡Corre!
Los chicos dieron media vuelta y se lanzaron a correr de regreso al número 5 cuando la señora Figg había fruncido el ceño y ya se acercaba a ellos con sus bultos bamboleándose peligrosamente. Corrieron pasando como unos rayos por el costado de la casa y Snape tuvo que esconder su varita cuando Lara G. saltó por la ventana atravesando la cocina. Harry saltó a Sirius que estaba bajando los pelos del lomo y cerrando la boca. Los dos chicos se sentaron de golpe en el sofá jadeando.
¿Se puede saber el motivo de tanta
carrera? Les preguntó Snape saliendo de la cocina.
¿De quien escapaban? Preguntó Sirius por su parte muy serio.
De nadie. Contestó Harry inocentemente.
No hay nada como una carrera matutina para hacer que el desayuno te haga digestión. Dijo Lara G. recostándose en el sofá, agregó en un susurro. Ya las tostadas con mantequilla se están mezclando con el café con leche, las ranas de chocolate de ayer, el refresco y los jugos gástricos, conclusiones, creo que voy a vomitar.
La chica se llevó una mano a la boca y saltó del sofá diciendo algo parecido a: Permiso. Harry sentía que lo que tenía en el estómago era un maremoto. Y cuando tocaron a la puerta vio su oportunidad mientras Snape y Sirius lo miraban preocupados. Se levantó de un salto con una mano en la boca sintiendo algo que subía desde su estómago a su garganta y salió corriendo hacia el segundo piso.
Snape abrió la puerta dando paso a la señora Figg que se las arreglaba como podía con sus bultos. Harry terminó vomitando en el baño, se le había revuelto todo el estómago cuando huyó de la señora Figg. Salió con cara enferma del baño del pasillo cuando Lara G. salía de su habitación con la cara mojada. Se miraron con el ceño fruncido cuando escucharon una discusión en el primer piso, se escondieron en las escaleras para escuchar mejor.
¡Par de irresponsables! ¿Cómo pudieron dejar salir a esos niños? ¡Saben que no se les puede ver mucho! Exclamaba la señora Figg algo histérica. ¡Solo tienen cabeza para sus problemas! ¡Debieron estar peleando cuando llegaron esas criaturas! ¡Se supone que usted, señor Snape, es el padre de los dos y usted, señor Black, es el padrino de Harry!
P-Pero señora, no pueden estar encerrados todo el tiempo. Replicó Snape y se escuchó el sonido de algo metálico. ¡Auch! ¡Está bien!
Fue algo precipitado, salieron así, sin ni siquiera dar tiempo a reaccionar y... ¡Auch! Se quejó Sirius cuando se volvió a escuchar ese sonido metálico.
¡Peleando siempre! ¡Que ejemplo para ellos! Siguió reprendiéndolos la señora Figg a la vez que se escuchaban aislados quejidos acompañados por sonidos metálicos. ¡Deben mostrar mejor actitud frente a ellos! ¡Acaben de olvidar el pasado!... ¡Maldición! ¡Ya se destapó la lata de comida para gatos!
Los chicos se miraron frunciendo el ceño. Harry pisó un escalón en falso y aunque Lara G. lo intentó agarrar terminó bajando los escalones de trasero cayendo en la sala con cara de dolor. Lara G. se saltó los cuatro últimos aguantando la risa ayudando a Harry a levantarse. Los adultos se habían quedado a punto de seguir su discusión colectiva mirándolos con el ceño fruncido. Harry se levantó haciendo muecas de dolor y medio turnio.
Ay, perdí mi trasero. Se quejó el chico parpadeando mucho apoyado en Lara G.
¿Que trasero? Lo tuyo es espalda corrida. Dijo Lara G. aguantando la risa a duras penas, puso cara enferma pasándose una mano por el estómago.
¿Ahora que te sucede? Le preguntó Harry mirándola.
Que acabo de evacuar mi desayuno por la salida de emergencia. Contestó Lara G. señalándose la boca. Fuego estomacal.
Harry comenzó a reírse con bastantes ganas. Los adultos no parecían reaccionar, ¿Habrán escuchado la discusión? Snape parpadeó reaccionado y se acercó seguido de Sirius.
¿Estás bien Harry? Le preguntó haciendo que el chico dejara de reír.
Si, solo que... ¡Ay! Se quejó Harry al verse un arañazo feo en la cadera. Estás escaleras son asesinas.
Lara G. le tendió la mano derecha levantando una ceja. Harry la tomó sonriente. La chica usó el poder de la curación cerrándole el arañazo al momento.
¿Y se puede saber por que salieron corriendo cuando me vieron? Preguntó la señora Figg acercándose en dos pasos, los chicos se encogieron contra la pared. ¡De seguro fue el cargo de conciencia!
Er... que este que bueno nosotros que... Comenzó a decir Harry mirando a todas partes.
Se nos había olvidado... una cosa aquí. Ayudó Lara G. sonriendo, le dio un empujoncito a Harry hacia la cocina. Por cierto, buenos días señora Figg.
Salieron pitando para la cocina antes de que los detuvieran.
Harry y Lara G. se sentaron en la cocina, cualquiera diría que eran dos niños buenos. En cuanto escucharon la puerta cerrarse se miraron. Estallaron en una sonora carcajada cuando Sirius y Snape entraron en la cocina. Lara G. botó los dientes dando esa risa con ronquidos de una forma tan graciosa que Harry por poco termina con silla y todo en el suelo de la risa.
¿Se puede saber que les sucede? Preguntó Snape cruzándose de brazos con el ceño fruncido, Sirius los miró muy serio. Primero salen huyendo de la señora Figg, luego... ¿Que hicieron arriba?
Los chicos estaban ahogados en risas nada más de recordar que la señora Figg les comenzó a pegar a Snape y a Sirius con una lata de comida para gatos. Y si a eso le agregaban la caída espectacular de Harry por las escaleras... Lara G. lloró de la risa cuando a Harry le entró risa con hipo, con los lentes en la punta de la nariz y medio bizco.
Cuando quieran pueden dejar de reírse. Resopló Snape alzando una ceja.
Es que... es que... vomité. Dijo Lara G. recuperándose de la risa. Se me revolvió el estómago.
AA ¡hip! mi también. Dijo Harry con hipo.
Eso les pasa por correr de esa manera acabados de desayunar. Los reprendió Sirius.
¿Vomitaron? Preguntó Snape preocupado, le tocó la frente a Harry y luego a Lara G. Al menos no tienen fiebre.
Vamos papá, no vomitamos porque estuviésemos enfermos, fue... Comenzó a decir Lara G. antes de que a Snape se le ocurriera embucharlos de alguna poción extraña.
... fue porque ¡hip!... se nos revolvió el... ¡hip!... estómago. Terminó Harry por ella.
P-Pero... ¿No quieren algo? Si quieren les puedo dar una poción para...
¡NO! Exclamaron los chicos a un tiempo, Snape parpadeó.
Creo que Severus tiene razón. Apoyó Sirius un poco impactado, nunca había visto a Snape así de atento y preocupado. Deben tomar algo para el estómago.
No es nada. Dijo Lara G. al momento abrazándose el estómago recelosa. Solo fue... algo sin sentido.
Si, si, estamos bien. Dijo Harry en apoyo de la chica.
Si vomitaron es que no están bien. Dijo Snape con suavidad. La poción no tiene sabor.
Si es así. Dijo Lara G. retirando las manos del estómago. OK.
Bien. Aceptó Harry descubriendo que se le había quitado el hipo.
Snape salió de la cocina prácticamente volando. Sirius se puso en dos patas apoyándose en la mesa.
¿Y como es eso que salieron corriendo cuando vieron a la señora Figg? Preguntó muy serio con las orejas levantadas.
Ah, eh, queríamos... aprovechar... el rato de libertad que nos habían dado. Contestó Lara G. tímidamente.
Bien, bien, ¿Y de quien hablaban hoy por la mañana? Preguntó Sirius como que al descuido.
Los chicos revolotearon la mirada al techo sin decir ni esta boca es mía.
Pueden confiar en mí, no le diré nada a Severus. Negoció Sirius eligiendo cuidadosamente las palabras.
Los chicos se miraron abriendo la boca y cuando Sirius estaba al dar el ladrido de la victoria, cerraron de nuevo la boca sin decir ni un solo sonido. Sirius fue a insistir cuando entró Snape a la cocina con un frasco con una poción roja un poco espesa. Sirius maldijo mentalmente, aunque estaba tan cerca de hacerlos hablar como de ahí a Japón. Snape sirvió poción en las jarras de los chicos y se las puso delante. Estos se miraron como si les hubiesen dicho que se lanzasen desde la Torre de Astronomía de Hogwarts.
Vamos, no tiene sabor. Los apresuró Snape.
Lara G. tomó su jarra y le dio una rápida olfateada. Harry enseguida le tendió su jarra con una media cara de asco. La chica olfateó como si fuese una catadora y negó con la cabeza.
Oh, no tiene nada. Dijo Snape al ver la desconfianza. Se van a sentir mejor cuando se la tomen.
Aquí vamos. Murmuró Lara G. cerrando los ojos tomando un largo trago de la poción.
Harry la miró expectante. La chica abrió los ojos y parpadeó un poco, tomándole el sabor a la poción de una manera muy graciosa.
No está mal. Dijo Lara G. asintiendo. Un poco fuerte pero, aceptable.
Harry se mostró conforme y se bebió la mitad de la jarra de un trago. Terminaron de tomarse la poción y dejaron las jarras sobre la mesa.
Me siento igual. Dijo Harry obstinado.
Si alguna vez siente un gran vacío... coma que eso es hambre. Dijo Lara G. como si fuese un consejo.
Harry soltó una risita que logró convertir en tos, Sirius y Snape sonrieron a medias, tratando de mantenerse neutrales. En la cocina se escuchó un plop y OjoLoco apareció de la nada. Lara G. lo miró al momento de arriba abajo.
La belleza lo persigue pero él es más rápido. Dijo Lara G. mirando a OjoLoco, este se puso serio mientras Harry hacia grandes esfuerzos para no reírse.
Hem, hem, ¿Por qué no hacen un poco de trabajo voluntario en el patio? Sugirió Snape tratando de aguantar la risa.
Si el trabajo es salud, ¡Que trabajen los enfermos! Dijo Lara G. haciendo que Sirius comenzara a aguantar la risa. Si el estudio da frutos, que estudien los árboles.
Lara, ¿Se puede saber de donde has sacado... todo eso? Preguntó Snape tratando de mantenerse serio.
Estudiar, es desconfiar de la inteligencia del compañero de al lado. Dijo Harry entusiasmado.
Si ves una nariz.... perdón, me equivoqué... si ves a alguien sentado, ayúdalo, siéntate a hacerle compañía. Prosiguió Lara G. inocentemente.
Sirius soltó de repente su risa parecida a un ladrido mientras Lara G. se levantaba lanzándose a abrazar a Snape que resoplaba con los ojos entrecerrados. El brujo se derritió al momento cuando Lara G. le besó la mejilla abrazándolo con fuerza.
Solo espero... que haya sido broma. Dijo Snape mirándola con una ceja alzada, la chica lo imitó.
No era broma. Dijo Lara G. sin dejar de imitarlo, Snape le dio un cocotazo. ¡Ay! Que padre más cariñoso tengo.
Harry mientras tanto intentaba escabullirse hacia el patio, sabia que cuando Lara G. soltara a Snape iba a explotar.
¡Oye Gusarapo! ¡No he ajustado cuentas contigo! Saltó Snape cuando vio a Harry abrir despacio la puerta del patio, Lara G. salió corriendo empujando a Harry hacia el patio. ¡Hey! ¡Bramontono! Da igual, después los atrapo... ¿Noticias nuevas Alastor?
Solo vine a ver que no se hubiesen arrancado las cabezas. Gruñó OjoLoco taconeando hacia una silla, señaló a los chicos en el patio con la cabeza. ¿Y que dicen aquellos dos pillos? Supongo que al menos sepan actuar delante de ellos.
Creo que sospechan un poco. Dijo Sirius subiéndose de un salto en una silla.
Creo que debemos mejorar. Dijo Snape mirando a Sirius de reojo con mala cara.
Hago todo lo posible Snape. Gruñó Sirius erizando el lomo levemente.
¿A si? Pues no es suficiente. Dijo Snape con desprecio. Ellos no son tontos Black.
Por supuesto que no lo son. Ladró Sirius mirando a Snape amenazante.
Tienen que buscar entre ustedes algo en común. Sugirió OjoLoco con su ojo mágico vigilando a los chicos en el patio, que lanzaban fugaces miradas a la cocina.
No tengo nada en común con ESE. Gruñó Sirius dándole la espalda a Snape.
Y yo mucho menos con ese perro negro que me da la espalda. Bufó Snape a medio mostrar los dientes.
Perdón, si digo que tienen algo es que tienen algo. Gruñó OjoLoco bruscamente haciendo que los otros dos lo miraran. Y dejen de comportarse como dos adolescentes inmaduros, ya están bastante viejos como para comportarse así.
Snape y Sirius cruzaron una mirada de odio.
¡Y dejen de mirarse como si se quisieran muertos! Bramó OjoLoco haciéndolos pegar un brinco, giró su ojo mágico para posarlo de nuevo en los chicos. Dumbledore tenía razón, temía que esto sucediera, ¿Son tan... tontos, que no pueden olvidar el pasado?
Hay cosas del pasado demasiado profundas. Dijo Snape fríamente entrecerrando los ojos.
Y esas cosas, Severus Snape... Comenzó a decir OjoLoco taconeando hacia él amenazante mirándolo fijamente con sus dos ojos, Snape mantuvo su posición. ... ¿No podrías borrarlas... por tu hija?
Sirius miró a Snape en esos momentos. Los ojos negros del brujo antes llenos de odio, vacíos y fríos, se habían tornado cálidos ante la sola mención de la frase: tu hija. Relajó la expresión de la cara visiblemente y miró al patio, fijando sus ojos en su hija. La miró reír con Harry unos segundos y regresó la mirada a OjoLoco que lo había observado atentamente.
Por ella, cualquier cosa. Dijo Snape soltando aire. No haría algo que la dañase, a ella ni a Harry, son... mis hijos... mi vida...
Sirius parpadeó ante tales palabras. Ahora empezaba a ver a Snape como un ser humano, con sentimientos, no como un bicho raro al cual le fascinaban las Artes Oscuras. Snape haló una silla y se sentó con la cabeza entre las manos.
¿Que demonios están haciendo esos dos? Preguntó de repente OjoLoco haciendo que Snape se levantara de un salto y Sirius estirara el cuello mirando por la ventana.
Lara G. estaba encima del árbol medio pelado y mientras Harry caminaba con cuidado por entre las gruesas ramas como examinándolo.
Los tres adultos salieron al momento de la cocina caminando con paso firme hacia el árbol.
¿Podrás poner una hiedra rodeando el árbol? Le preguntaba Harry a Lara G. que examinada con cuidado el tronco. Y si puedes, lo haces más frondoso.
Para eso necesitaría... un eclipse. Dijo Lara G. pensativa mirando al cielo cuando los adultos se detenían al pie del árbol.
P-Pero... ¿No gastarías... muchas energías? Preguntó Harry preocupado.
¡Bajen de ahí los dos! Gruñó OjoLoco desde abajo. ¿Es que piensan terminar con un brazo roto?
¡No, que va! ¡Si hacer un eclipse de imprevisto es muy fácil! Exclamó Lara G. alegremente sin hacer caso de OjoLoco. Veamos, ¿De cuantos minutos lo pondré?
¿Cuánto tardarías remodelando todo el jardín? Preguntó Harry haciendo equilibrio en una gruesa rama.
¿Se puede saber que se traen ustedes dos? Preguntó Snape haciendo que los chicos miraran abajo.
Vamos a remodelar el jardín. Contestó Harry como si fuese lo más simple del mundo. Más bien, Lara va a remodelar el jardín, yo solamente hago los planos.
¡Ya! 10 minutos creo que serán suficientes. Dijo Lara G. sonriendo. ¡Permiso abajo!
Todos se apartaron cuando la chica comenzó a saltar de rama en rama con mucha agilidad y sin detenerse. Cuando estaba en las ramas bajas saltó hacia delante dando una mortal y cayendo agachada con las manos apoyadas en la tierra. Se levantó como si tuviese un resorte en las rodillas mientras Harry terminaba de bajarse del árbol, ni intentaba bajar de esa forma.
No te preocupes papá, estoy bien. Dijo Lara G. besándole la mejilla a Snape cuando el brujo abrió la boca. ¡Un eclipse a la orden!
Lara G. caminó hacia el centro del patio mirando al cielo. Estiró las manos hacia el cielo como si tuviese un arco. Un viento surgido de la nada llenó el patio rodeándola haciendo que su pelo ondeara y apareciera el Ank en su frente. En sus puños apareció un brillo azul a la vez que fruncía el ceño murmurando bajo su aliento. Comenzó a cargar una mano a la vez que de su puño se iba formando un espléndido arco color azul llameante. En la mano que cargaba estaba surgiendo una flecha con la punta negra. Cuando terminó de cargar la mano, tenía un arco tenso con una flecha apuntando a un punto del cielo. Dio la vuelta de repente apuntándole al sol con el arco tensado listo para disparar.
Soltó la flecha y esta salió disparada contra el cielo a la vez que el extraño arco azul llameante desaparecía de sus manos. Todo de repente se oscureció, como si fuese un eclipse. La chica giró sonriendo con las manos en las caderas dejando a todos con la boca abierta y los ojos como platos.
¡10 minutos y contando! Dijo caminando hacia ellos señalando su Ank opacándose y brillando por intervalos en su frente. Empecemos.
¿Q-Que fue eso? Logró preguntar Harry.
El Arco de la Luna, es muy útil cuando estás en problemas y tienes tiempo para resolverlos. Explicó Lara G. buscando un pedazo de césped libre. ¡Aquí vamos!
En su puño derecho apareció una nebulosa carmelita. Dio una especie de puñetazo a la tierra cerrando los ojos a tiempo que su pelo comenzaba a ondear. Todo comenzó a cambiar. Las plantas secas, caídas o pelonas, revivían al momento, llenándose de un hermoso color verde. Las plantas de rosas que habían en todo el perímetro del patio florecieron aceleradamente, abriendo sus botones de forma maravillosa. El árbol se estremeció y de sus ramas comenzaron a brotar hojas verdes esmeraldas y ramas nuevas.
Una hiedra verde brillante rodeó en espiral el tronco del árbol. Todo se renovaba, convirtiendo el patio muerto después de un crudo invierno y días sin mantenimiento en un jardín de ensueño. El césped creció nuevamente mientras que las plantas se levantaban floreciendo o estirando sus hojas nuevas al aire. Lara G. abrió los ojos tomando aire bruscamente mientras que la nebulosa carmelita desapareció. Todo se aclaró lentamente, el eclipse estaba pasando. Lara G. se levantó y se dio vuelta hacia los demás sonriendo. El Ank plateado desapareció de su frente cuando todo se terminó de aclarar.
¿Y? ¿Algo que agregar Harry? Preguntó como si lo que acabara de hacer fuese lo más normal del mundo.
Perfecto. Dijo Harry mirándola con orgullo. Mamá se va a llevar una buena sorpresa cuando vea el patio.
Y cuando vea a alguien más. Dijo Lara G. en un murmullo mirando a Snape con el rabillo del ojo.
Harry soltó una risita tonta captando el gesto de Lara G. La chica hizo como que mostraba los bíceps haciendo que Harry aguantara la risa. Snape frunció el ceño mirándolos mientras Sirius olfateaba el árbol con interés.
¿Algo más que hacer papito? Preguntó Lara G. con carita de niña buena.
No, pueden tomarse la mañana libre. Contestó Snape sonriendo. Pero que ni les pase por la cabeza un duelo de magia en la sa... ¡Ni se atrevan!
Los chicos le hicieron ademanes con las manos entrando a la carrera en la cocina. En cuanto llegaron a la sala se sentaron de golpe en el sofá. Lara G. tomó un Profeta que había sobre este. Harry terminó desprendiéndole unas páginas y leyendo con los pies encogidos sobre el sofá. Lara G. se acostó apoyando la cabeza en el costado de Harry leyendo con concentración sus páginas del Profeta. Desde la cocina se acercó Sirius que se detuvo frente al sofá pasando la mirada de uno a otro.
¿Estás bien Lara? Preguntó Sirius ladeando la cabeza.
Oh si, no me digas que papá está preocupado. Contestó Lara G. bajando el Profeta y mirando a Sirius. No vive con la preocupación.
No, él está muy bien. Dijo Sirius sentándose en el suelo.
No te sientes ahí, aunque tengas el cuerpo de un perro eres un humano. Dijo Lara G. sonriendo sentándose bien en el sofá. Puedes sentarte aquí.
Lo voy a llenar de pelos. Dijo Sirius con una pata alzada.
¡Tonterías! Exclamó Lara G. sonriendo ampliamente. Yo me responsabilizo de los pelos que dejes en el sofá.
Nos, Lara, nos responsabilizamos. Corrigió Harry bajando el pedazo de Profeta.
Es el co-productor. Dijo Lara G. señalando a Harry con el dedo pulgar. Venga Sirius, esta es tu casa.
Snivellus va a poner el grito en el cielo. Se le escapó a Sirius cuando saltaba al sofá.
Harry frunció el ceño cuando Lara G. se ensombreció.
¿Podría pedirte un favor, Sirius? Preguntó Lara G. mirando como Sirius se acomodaba entre los dos.
Por supuesto. Contestó Sirius mirándola detenidamente.
Que no llames así a mi padre, si quieres, llámalo por su apellido, pero no por ese... nombre. Pidió Lara G. muy seria. ¿Podría ser?
Er... no hay problema Lara. Dijo Sirius algo encogido.
Sirius miró detenidamente el rostro de la chica. Tenia los mismos gestos de Snape, la misma mirada aguda, las cejas eran idénticas, los músculos tensos alrededor de la boca dando a entender que se estaba metiendo en un campo equivocado, la quijada, el pelo, solo que el de ella era castaño claro, hasta la forma de parpadear. No pudo evitar soltar su risa como un ladrido, haciendo que Lara G. adoptase la misma cara de Snape cuando estaba molesto con algo.
Es increíble... que llegué a pensar de que no eras hija de Severus. Comentó Sirius a modo de justificación por su risa repentina, la chica frunció el ceño. Remus tiene razón, se parecen en más cosas de lo que me imaginé.
Los chicos cruzaron una mirada de desconcierto.
No se miren así, me reí por eso y... no te preocupes Lara, no volveré a llamar a Severus así. Dijo Sirius moviendo la cola a medias, porque chocaba con los chicos. Espero que ahora tengan un poco de tiempo para contarme sus... aventuras ¿Que dicen? Y no me vendría mal una buena pelea para poner a funcionar la adrenalina.
Lo de la pelea está un poco difícil. Dijo Lara G. recobrándose. Conservas un poco de tu poder mágico, pero no creo que puedas manejar una varita con la boca.
¿Puedo aparecerme? Preguntó Sirius esperanzado.
Er... Dijo Harry mirando a Lara G.
Supongo. Dijo Lara G. encogiéndose de hombros.
Sirius cerró los ojos con concentración. Los chicos lo miraron atentamente y saltaron cuando desapareció con un plop. Se miraron parpadeando y pegaron un brinco cuando Sirius volvió a aparecer entre ellos con otro plop.
Bueno, al menos puedo hacer algo. Dijo Sirius sacudiendo las orejas.
Y también puedes morder. Dijo Harry dándole palmaditas en la cabeza.
Y debes tu propio ejército de pulgas amaestradas. Dijo Lara G. tan natural que Harry y Sirius comenzaron a reírse. Como siempre, no puedo hablar.
Si puedes hablar, el problema es que cuando lo haces dices cosas graciosas. Dijo Harry sonriendo.
Chalalala, pio-jo-jo, chalalala, pio-jo-jo. Cantó Lara G. de una forma bastante graciosa haciendo que Sirius lanzara su risa parecida a un ladrido. ¡Ay! Sirius por dios, ¿Dónde compraste esa risa?
Harry comenzó a reírse mientras Sirius miraba a la chica con reproche.
¡No los quiero atrapar destrozando la sala! Exclamó la voz de Snape saliendo de la cocina. Menos mal que todo está en pie.
No seas exagerado papá. Dijo Lara G. con los ojos en blanco.
Si, no teníamos intenciones de destrozar la sala en un duelo de magia. Agregó Harry mirando al techo.
Lo íbamos a hacer en un duelo de espadas, son más... cortantes, rajar el sofá... darle un tajazo al teléfono... Comenzó a enumerar Lara G. contando con los dedos.
... hacer astillas la mesita de teléfono... romper un poco de adornos... estallar la pantalla del televisor... Prosiguió Harry siguiéndole la corriente a la chica.
¡El televisor ni me lo toques! ¡Que después no puedo refrescar la vista con Brad Pitt! Exclamó Lara G. de repente, suspiró ensoñadoramente. Tiene cara, cuerpo, voz, ojos, ¡De todo! ¡Eso si es un hombre!
¡Oye! Protestaron Snape y Harry a un tiempo.
Par de machistas. Dijo Lara G. con la misma cara de desprecio de Snape, cuando el susodicho se había parado por la esquina de Harry con los ojos entrecerrados y los brazos cruzados.
Es que siempre es lo mismo. Gruñó Harry, Sirius miraba todo divertido. Las mujeres son todas iguales.
¡Ja! ¡Ya quisieras! Exclamó Lara G. levantándose de un salto. Cobarde.
¿Como me has llamado? Preguntó Harry levantándose de golpe con los puños cerrados. ¿Quién es el que siempre salva la situación?
Los dos. Contestó Lara G. cerrando los puños, Snape se sentó tranquilamente en el sofá. Engreído.
¿Que? ¿Engreído yo? Dijo Harry con los dientes apretados, crispó los dedos de las manos. ¡Yo te voy a enseñar quien es el engreído!
Harry embistió a Lara G. como un toro furioso por la cintura. Sirius se levantó encima del sofá mirando la bronca que los chicos tenían formada y Snape no se preocupaba por intervenir, estaba muy concentrado reconstruyendo el Profeta. Los chicos gruñían y se encerraban en llaves de judo mutuamente tratando de derribarse el uno al otro. Parecía que se iban a sacar un ojo en cualquier momento.
¿Y tú los dejas? Preguntó Sirius sin poderse aguantar más, si fuese un humano hacía tiempo que los habría separado. ¡Severus! ¡Se están peleando! ¿No piensas intervenir antes de que se hagan daño?
No. Contestó Snape tranquilamente terminando de acomodar el Profeta. Son los hermanos más extraños que he visto en mi vida, solo juegan, y la última vez que intervine, terminé con dolor de columna y después de todo Sybill se empeña en decir que son: Niños tranquilos y adorables.
Sirius abrió la boca con sorpresa, no sabía que Snape imitara voces con esa precisión. El brujo se puso a leer tranquilamente mientras los chicos estaban revolcados pareciendo molerse a golpes. Sirius comenzó a moverse inquieto en el sofá a punto de separarlos como pudiese.
Está bien, ya dejen de pelear, se acabó el juego. Dijo Snape muy calmado pasando una página del Profeta, los chicos se detuvieron y lo miraron. Así está mejor, no peleen más, tenían a vuestro tío inquieto.
Sirius lo miró parpadeando mucho con la boca abierta. Los chicos abrieron los ojos como platos saliendo del enredo de llaves que tenían formado.
Jueguen a algún juego que Sirius no considere peligroso. Dijo Snape leyendo atentamente un artículo. Jueguen ajedrez mágico y Lara, prohibido jugar para ti.
Lara G. se cruzó de brazos refunfuñando.
Ahora quédense aquí tranquilos, debo hacer... una salida. Dijo Snape plegando el Profeta y dejándolo sobre el sofá, miró a Sirius como si nada. Sirius, si hacen algo... quiero ser el primero en saberlo.
Sirius asintió todavía impactado.
¿Papá? Lo llamó Lara G. y Snape giró a medias para verla.
¿Si? Contestó levantando una ceja.
¿Y no te vas a despedir de nosotros? Preguntó Lara G. infantilmente.
No lo tenía pensado. Contestó Snape haciéndose el indiferente, los chicos pusieron caras largas mirándolo con reproche. Era broma.
Los chicos corrieron a sus brazos abrazándolo con fuerza. Sirius ladeó la cabeza observando sin parpadear.
Bueno, solo espero que no aprovechen para poner la cocina patas arriba. Suspiró Snape cuando los chicos lo soltaron. Ya saben, las indicaciones de siempre y Sirius, encárgate de que Lara no toque un tablero de ajedrez mágico.
¿Por qué no me dejas jugar? Preguntó Lara G. cruzándose de brazos.
Porque soy tu padre y digo que no vas a jugar. Contestó Snape alzando una ceja, la chica lo imitó solo para molestarlo. No me imites y no juegas porque sacaste mi astucia.
Orgulloso. Dijo Lara G. lanzándole una mirada desprecio, chascó la lengua en señal de reprobación.
A mucha honra. Dijo Snape inflándose, Lara G. le dio un golpecito en la boca del estómago dejándolo sin aire. Me las vas a pagar... Lara Snape, tú me las pagas.
Lara G. alzó una ceja dando a entender que lo iba a incrustar contra la pared si intentaba hacerle algo.
Me voy. Dijo Snape al momento entrando como un rayo en la cocina.
Lara G. puso una cara de triunfo idéntica a la que ponía su padre. Harry se reía escondido mientras Sirius había empezado a mover la cola alegremente. Pasaron una mañana muy agradable, Sirius estaba intrigado de por que nadie quería jugar ajedrez mágico con Lara G. y a pesar de los consejos de Harry de que no jugara contra ella, Sirius le cedió las piezas blancas a la chica. Después de al menos 20 minutos, Sirius estaba con las orejas mustias cuando sufrió una aplastante derrota en el ajedrez mágico. Lara G. tenía una ceja alzada con los brazos cruzados y miraba a Sirius con la victoria en los ojos.
Después de eso Sirius se dedicó a cumplir, por primera vez en su vida, las indicaciones de Snape de que no dejara jugar a la chica. Ya sabia el por que de la cara de horror de Lupin cuando Lara G. le dijo que le debía un juego de ajedrez. Se divirtieron después en el patio, los chicos reían a espaldas de Sirius, que el pobre, no había podido quitarse los hábitos de perro común y corriente y olisqueaba toda planta que se cruzara en su camino. A veces se rascaba detrás de la oreja poniendo una cara de satisfacción poco vista en un perro.
Sirius abrió los ojos como platos cuando los chicos apuntaron que estaba algo sucio y que en próximos días (Muy próximos agregó Lara G. maliciosa) le tocaba el baño. Terminó ladrándoles que entraran en la casa inmediatamente y que hicieran algo productivo. Y ese algo productivo resultó ser un casi duelo de magia que Sirius suspendió en el momento en que vio el sofá patas arriba y los hechizos volando por todas partes. Ya estaba comprendiendo a Snape. Cuando llegó la hora de almuerzo se formó la catástrofe, como Sirius no podía cocinar porque ahora era un perro (Y muy peludo, había apuntado Harry) los chicos decidieron hacerse cargo de la situación.
Sirius arrugó como pudo su cara de perro cuando vio todos los cacharros levitados y tuvo que refugiarse debajo de la mesa cuando una cazuela le pasó zumbando muy cerca de su oreja izquierda. Harry estaba un poco descontrolado con sus poderes, estaban más fuertes desde que él y Lara G. revelaron la primera escritura en el Cairo. Estaba seguro de que la extraña piedra, el Ojo de no sabia quien, tenia algo que ver. Cuando logró equilibrar todos los cacharros en el aire, una voz exasperada hizo que perdiera el control y se formara tremenda bulla en la cocina.
¡USTEDES NO TOCAN LA COCINA! ¡PAR DE PIRAÑAS! ¡SALIENDO DE AQUÍ!
Harry y Lara G. salieron corriendo de la cocina mientras Sirius sacaba su hocico negro de debajo de la mesa a tiempo de ver a Snape resoplando acomodando las cazuelas con giros de varita.
No se les puede despegar un ojo... Comenzó a mascullar Snape de mal humor mientras Sirius se sacudía y se encaramaba en una silla. ... son peores que un tornado descontrolado... si fuese por ellos ya no quedara casa...
¿No quieres ayuda papá? Preguntó Harry asomado inocentemente por el marco de la puerta, Lara G. se asomó cautelosa detrás de él.
¿Para cocinar o para terminar de destrozar la cocina? Preguntó Snape girando hacia ellos con una ceja alzada, los chicos tragaron en seco. Agradezco vuestro ofrecimiento pero no, no quiero correr riesgos... ¡Y no los quiero atrapar rondando!
Los chicos salieron corriendo hacia la sala y Snape cerró la puerta con un movimiento de varita.
Supongo que hicieron un duelo de magia y jugaste con Lara ajedrez mágico. Dijo Snape aparentemente hablando al aire.
Er... Dijo Sirius moviendo levemente las orejas.
Eso pensé. Dijo Snape enfrascado en preparar unos bocadillos a base de magia.
¿C-Como sabes que... Comenzó a preguntar Sirius parpadeando.
Son mis hijos y los conozco, se el grado de persuasión que tienen. Lo cortó Snape frunciendo ligeramente el entrecejo. Y otra cosa, no los dejes poner una mano en la cocina.
¿Por qué? Preguntó Sirius con interés.
Además de que te cierran la puerta en la cara, cuando tienen oportunidad se lanzan merengue o... Snape hizo una pausa llevando los bocadillos a la mesa, miró a Sirius a los ojos y agregó en un gruñido. ... pasteles, odio cuando hacen una guerra de pasteles, y si seguimos contando...
¿D-De veras pueden llegar a esos extremos? Preguntó Sirius decidido a mantener el tono amistoso.
Eso, no es nada. Dijo Snape levitando la jarra de agua hacia la mesa. Generalmente provocan verdaderos dolores de cabeza.
Pero no parecen tan malos. Dijo Sirius sacudiendo levemente la cabeza.
Eso hasta que se adapten a verte en casa, eso fue solo la introducción. Dijo Snape mirando la mesa como revisando que no faltase nada. Te aconsejo que comas rápido, si vienen con mucha hambre suelen comer más de la cuenta... ¡HARRY, LARA!
Los chicos entraron a la cocina con cara de haber escuchado detrás de la puerta. Snape los miró entrecerrando los ojos y ellos se apresuraron en sentarse en sus puestos con la mejor cara de inocencia que tuvieran. Sirius los miraba de reojo, apresurando su bocadillo, con la introducción, como había llamado Snape a las ocurrencias de esos dos, ya no le sorprendería cualquier cosa. Sucedió una cosa un poco extraña. Cuando Snape fue a agarrar su bocadillo este salió disparado hacia una esquina de la mesa prácticamente chocando con Sirius. Harry abrió los ojos como platos señalando a Lara G. con un dedo, la chica le gruñó.
Harry, nueva prohibición para ti. Dijo Snape alcanzando su bocadillo mirando al chico con los ojos entrecerrados. No-uses-tus-poderes-en-la-mesa.
P-Pero... no fue a propósito... están... más fuertes. Se excusó Harry con voz débil, Snape alzó una ceja dando a entender que no estaba convencido. Está bien, pero tengo que aprender a controlarlos de nuevo.
Espero, que escojas otro objetivo que no sea mi almuerzo para practicar. Dijo Snape alzando ambas cejas. Utiliza algo que no sea tan peligroso como la vajilla, mira, con libros, no sugiero almohadas porque se como va a terminar la sesión de practicas de levitación.
OK papá. Aceptó Harry encogiéndose de hombros. Emm, ¿Lara? ¿Larita? ¿Me ayudarías?
Que otra. Dijo Lara G. con la mirada al techo.
Harry sonrió complacido mirando a la chica que todavía le gruñía por tratar de inculparla en algo que no hizo, aunque sabia que era en broma. Sirius logró terminar su bocadillo en paz, aunque vigilando a los chicos. Estos tuvieron que fregar voluntarios, sabían que Snape no podía aguantar mucho tiempo tratando amablemente a Sirius y explotaría en cualquier momento. Fregaron todo lo despacio que pudieron, mirándolos de reojo. Pero no habían pasado 5 minutos y Snape subió al segundo piso y Sirius salió al patio. Los chicos se miraron, ya no valía la pena fregar. Fregaron todo en un abrir y cerrar de ojos. Subieron al segundo piso y se lavaron los dientes apretujados frente al espejo del baño del pasillo.
Se atrincheraron en la habitación de la chica, tumbados sobre la cama mirando al techo.
¿Crees que se hayan arreglado? Preguntó Harry de repente.
Conociendo a papá
no se, es imposible descifrar algo de eso. Contestó Lara G. virando la cabeza para mirar a Harry. ¿De verdad que Voldemort está de nuevo en Londres?
Sip. Contestó Harry mirándola.
¡Ave Maria! ¿Pero ese hombre no tiene otra cosa que hacer? Dijo Lara G. sentándose en la cama, entrecerró los ojos de repente. Me alegra que papá y Sirius olvidaran sus antiguas diferencias, me tranquiliza que ahora sean amigos.
Lara, ¿Qué tiene que ver eso con
Comenzó a preguntar Harry pero Lara G. le tapó la boca con una mano.
Están detrás de la puerta. Le dijo en un susurro apenas audible y sin mover los labios, el chico frunció el ceño, alzó la voz. ¿Tú que crees de eso?
Harry levantó dos dedos con cara de desconcierto cuando Lara G. le quitó la mano de la boca. La chica movió unos milímetros la cabeza arriba y abajo.
Me parece excelente, no me gustaría verlos peleando todo el día por estupideces. Dijo Harry sonriendo siguiéndole la corriente a la chica que le guiñó un ojo. ¿Fue idea mía o por la mañana estaban peleando?
No fue idea tuya, peleaban. Dijo Lara G. cruzándose de brazos mientras Harry se incorporaba. No se pueden quedar solos dos segundos porque enseguida estallan en peleas, mantén tu espada lejos de ellos.
No es para tanto Lara. Dijo Harry haciendo una mueca. Es verdad que a veces se miran como si se quisieran muertos pero
Pero nada, ¿Has visto como Sirius eriza el lomo y muestra los colmillos? ¿O como papá lleva la mano a la varita? Preguntó Lara G. cortándolo. Es una estupidez que peleen, y después dicen que somos nosotros los niños.
Lara G. sonrió de repente quedándose quieta. Entornó un ojo mirando hacia la puerta sin mover la cabeza, como escuchando.
Área despejada. Anunció finalmente sonriendo. No puedo creer que se les estén pegando nuestras manías.
¿De veras estaban los dos escuchando detrás de la puerta? Preguntó Harry divertido.
Por supuesto, aunque intenten ser muy silenciosos, nunca podrán sorprender al Ángel de la Oscuridad. Dijo Lara G. con orgullo. Ups, escucho
patas
Emm Lara, Harry, los buscan abajo. Dijo Sirius entreabriendo la puerta con una pata.
Los chicos se miraron frunciendo el ceño y bajando siguiendo a Sirius. En la cocina los esperaba una sorpresa. Allí estaban todos los chicos, incluidos Fred y su novia Sandra. Lara G. corrió a los brazos de George pero cuando se iban a besar, hubo un ruidito por parte de Snape. Se limitaron a sonreírse. Harry tampoco pudo besar a Ginny, tenia la mirada de Sirius clavada en él. Ron y Hermione les sonreían y después de los saludos con Snape y Sirius presentes (Que no le quitaban la vista de encima a los chicos), decidieron dar una vuelta por el parque. Snape y Sirius después de varios gruñidos de desaprobación por parte de cada uno cedieron.
Salieron todos del número 5 charlando animadamente y George besó a Lara G. tomándola desprevenida. Harry mientras tanto se mantenía acaramelado con Ginny, lanzándole miradas amorosas que la chica respondía. Llegaron al parque y se acomodaron en dos bancos continuos para poder charlar todos juntos.
Sirius se ve muy bien, ¿Verdad? Preguntó Hermione cuando todos se lograron acomodar.
Siento que haya regresado en ese cuerpo. Dijo Lara G. apenada. Pero no podíamos buscar un cuerpo humano.
Ya Lara, así está bien. Dijo Harry animándola, abrazó a Ginny que estaba sentada sobre sus piernas.
¿Cómo fue el regreso? Preguntó Ron pasando la mirada por Harry y Lara G.
Estos emitieron ruidos extraños con la garganta dando a entender que no tenían deseos de contar algo.
¿No deberías estar en Hogwarts? Le preguntó Harry a Ginny para cambiar de tema.
Si, pero si no recuerdas, estoy en las dos semanas libres de marzo. Contestó Ginny sonriendo ampliamente. Aunque mamá no nos deja salir mucho, dice que la calle está mala.
Si, la señora Weasley nos dijo acerca de
unos asesinatos misteriosos en Londres y que no han sido publicados en el Profeta, ¿Extraño verdad? Dijo Sandra frunciendo el entrecejo.
Apuesto a que Fudge tiene algo que ver en eso. Dijo Lara G. poniéndose seria. A saber que tratos sucios tendrá con los mortífagos.
Y por lo que sabemos, muy sucios. Dijo George como reflexionando.
El problema es que Voldemort regresó a Londres. Dijo Harry cabeceando.
Todos los Weasleys y Sandra se movieron incómodos ante la mención del nombre mirando con cautela a todos lados.
Oh, vamos, se tienen que acostumbrar a escuchar el nombre. Los reprendió Hermione. Si somos miembros de la AD, que se supone que debemos escuchar ese nombre seguido, no debemos comportarnos así.
Es que
no me acostumbro. Murmuró Ron cabizbajo.
Vamos amigo, es... solo un nombre. Lo animó Harry palmeándole la espalda.
Solo espero que la señora Figg esté enterada de que salimos de casa. Dijo Lara G. suspirando. No nos dejan poner un pie afuera.
Es normal Lara. Dijo Hermione. Es a ustedes a quienes buscan los mortífagos.
Dumbledore los tiene bien vigilados. Dijo Fred lanzando una rápida mirada por el parque, como esperando ver a alguien de la Orden escondido detrás de un árbol. Dice que los mortífagos están revueltos, cuando fueron al Cairo se tranquilizaron un poco.
Pero al parecer reanudaron las tareas. Dijo George serio. Ayer hubo un incendio misterioso en un edificio muggle y Fudge no se ha preocupado por enviar Aurores a investigar.
Que va a mandar si no le conviene. Resopló Ron.
Y Umbridge haciendo polvo Hogwarts. Dijo Ginny negando levemente con la cabeza. Tengo deseos de que Dumbledore acabe de ocupar el puesto de director, sin él es un infierno.
Todos comenzaron a dar su opinión del asunto hasta que Lara G. se levantó de repente mirando fijamente un punto del parque.
¿Que sucede Lara? Preguntó Harry a pesar de que los pelos de la nuca se le estaban erizando.
Que tenemos compañía. Dijo Lara G. señalando con la cabeza a un hombre alto, rubio, que fumaba en una esquina del parque lanzando rápidas miradas alrededor.
Demonios. Dijo Harry por su parte apretando los dientes, Ginny se bajó de encima de él mirando al hombre con el ceño fruncido. ¿Que hacemos? ¿Algún consejo Lara?
Chicos, lo siento, pero deben irse. Dijo Lara G. apenada.
¿Quién es ese? Preguntó George muy serio.
Ese, es Voldemort. Contestó Harry haciendo que todos palidecieran. Deben irse de aquí.
P-Pero... ¿Y ustedes? Preguntó Hermione preocupada.
No se preocupen por nosotros. Dijo Lara G. apresuradamente. Desaparezcan por hechizo o si hicieron las pruebas... ¡Como se les ocurra!
Cuídate Lara. Le dijo George preocupado, la besó largamente.
Harry... ten cuidado. Dijo Ginny por su parte, el chico la besó unos segundos.
Salgan de aquí, no los puede ver. Los apresuró Lara G. cuando ella y George se separaron.
Adiós. Dijo Harry despidiéndose de los demás con un ademán de mano.
Los dos a la vez lanzaron un gemido de dolor cuando las cicatrices les dieron una punzada. El grupo parecía tener talones voladores porque ya no estaban por todo el parque. Harry sintió como alguien lo agarraba por el cuello y lo lanzaba al suelo. Sacó su varita como un rayo apuntando al frente. A Lara G. también la habían lanzado al suelo pero rebotó como si tuviese muelles en las rodillas sacando su varita.
¿Q-Que demonios... Murmuró Harry al ver que los atacantes eran unos muggles corpulentos con aspecto enfermo y la mirada un poco vacía.
Pero no pudo seguir apreciando más detalles. Un hombre con los brazos musculosos le pegó una patada por un costado haciéndolo rodar. Lara G. se había incorporado y mantenía una prudente distancia de otro hombre fuerte como un toro.
¡IMPEDIMENTA! Bramó Harry contra el hombre que lo había golpeado, este fue lanzado de espaldas al suelo frenado por el hechizo.
¡PETRIFUCUS TOTALUS! Exclamó Lara G. contra el hombre que tenia al frente, dejándolo rígido como una tabla en el suelo. ¡LOCOMOTOR MORTIS!
Otro hombre cayó abatido por el maleficio de piernas unidas. Un hombre negro blandió una cadena enroscando con ella a Lara G. que gimió de dolor tratando infructuosamente de soltarse. A Harry lo atacaron a traición intentando estrangularlo con un cable. El chico comenzó a luchar, sintiendo que le oprimían el cuello, dejándolo sin aire. Abrió la boca y una vez más, como dicho por un extraño, de su boca salieron unas palabras en un idioma que ni el mismo conocía. El cable que lo estrangulaba se rompió al momento, como si un hacha potente lo hubiese cortado de golpe. El hombre que sostenía el cable lanzó un grito ahogado cuando fue lanzado hacia atrás por una fuerza sobrenatural.
Las cadenas que aprisionaban a Lara G. se volvieron de repente una delgada lengua de fuego, que se extendieron hasta la mano del hombre negro haciéndolo chillar de dolor al quemarse las manos. La lengua de fuego aflojó la atadura de la chica que se levantó de un salto y no reaccionó cuando Harry la agarró por un brazo llevándosela corriendo del parque. Harry se la llevó tosiendo y tomando grandes bocanadas de aire para recuperarse. Tres hombres comenzaron a correr detrás de ellos, esta vez con armas blancas en las manos. Se metieron por entre los edificios, buscando callejones seguros. Harry se detuvo cuando no pudo seguir corriendo.
Debemos... salir... de aquí... Jadeó recostándose en una pared.
Hay que... regresar... a casa... Jadeó Lara G. por su parte, mostró su varita. Vamos a desaparecernos.
Buena idea. Aceptó Harry incorporándose.
Se tocaron la cabeza con las varitas pensando intensamente en aparecer en la cocina del número 5 de Privet Drive.
¡DISSAPARATE! Exclamaron a un tiempo desapareciendo con un plop del callejón.
Aparecieron en la cocina del número5, pero no como pensaban. Aparecieron en el aire encima de la mesa y cayeron sobre esta con un golpe sordo, enredados, haciendo que Snape, Sirius, Lupin y Dumbledore saltaran de sus sillas por la impresión. Lara G. descolgó la cabeza por el borde de la mesa con cara de dolor mientras Harry dejaba caer la cabeza sobre el abdomen de la chica sin mucho cuidado.
¡Ugh! ¡No-hagas-eso-de-nuevo! Se quejó Lara G. haciendo que Harry se incorporara y rodara por la mesa. Ay, ¿Por qué siempre tenemos que apuntar mal?
Esas costumbres no se... quitan. Dijo Harry por su parte arrugando el rostro de dolor. ¿Tenían la Imperio?
Por supuesto ¿Que pensabas? Contestó Lara G. acomodándose en la mesa sin reparar en las miradas fijas de los adultos.
Harry se bajó de la mesa pasándose una mano por el cuello y luego por el costado en el que había recibido la patada. Lara G. de repente se alzó sobre su espalda y le dio un giro a una pierna y luego a la otra impulsándose a un lado, cayendo de pie en el suelo. Movió los brazos como relajándolos mientras Harry se estiraba un poco.
¿Alguno de los dos me puede explicar que significa todo esto? Preguntó Snape enojado pasando la mirada por uno y otro, los demás los miraban con una seriedad inusitada.
Lo mismo de siempre papá, pero al parecer los mortífagos están hechizando muggles para que hagan el trabajo por ellos. Explicó Lara G. moviendo el torso ligeramente a los lados.
Explícate mejor Lara, por tu bien. Exigió Snape muy serio cruzándose de brazos. ¿Y los demás?
Les dijimos que se fueran, no te preocupes papá, ellos están bien, se fueron antes de la pelea. Aclaró Harry todavía pasándose una mano por el cuello, tenia la marca roja del cable. Al parecer, los mortífagos le echaron la Imperio a varios muggles, muy fuertes por cierto y los controlaron para que nos atraparan.
¿Que tienes en el cuello Harry? Preguntó Snape un poco calmado.
Me intentaron estrangular con no se que, no llegué a ver. Contestó Harry con el ceño fruncido.
Era un cable negro, lo vi. Dijo Lara G. pasándose una mano por donde antes la había apretado la cadena.
Snape soltó aire cerrando los ojos. Los abrió implorando paciencia, ¿Por qué era tan blando con ellos? Dumbledore le palmeó la espalda suavemente, para que no terminara explotando.
Ustedes de aquí no me salen para nada. Dijo Snape pasando la mirada de uno a otro, los chicos abrieron la boca para protestar. Y no quiero excusas de ningún tipo.
P-Pero... Ginny tiene estas dos semanas libres y... es mi novia y pensé... Comenzó a decir Harry, para ver si hacia entrar en razón a Snape.
Y George me dijo que quería salir conmigo pasado mañana, vamos a salir todos juntos... Dijo Lara G. por su parte.
Dije... Comenzó Snape a punto de perder la poca paciencia que le quedaba. ... Que no quería explicaciones, ni excusas, se quedan aquí y punto.
Severus, pienso que si salen todos juntos, no hay problema. Intervino Sirius un poco en contra de su voluntad.
Cállate Black, no sabes lo que dices. Dijo Snape bruscamente, regresó sus ojos negros a los chicos que intercambiaban una mirada sombría. Y no debieron salir hoy.
Pero... Severus, no pueden estar encerrados. Dijo Sirius reprimiendo los deseos de tratarlo como hacia rato que deseaba hacerlo.
Te dije que te callaras Black. Dijo Snape mirándolo con sus ojos negros cargados de furia.
No me callo Snape, estos chicos necesitan aire puro. Lo enfrentó Sirius sin poderse aguantar más, los pelos del lomo se le erizaron. Déjalos que salgan, que se diviertan, ¡No vas a lograr nada dejándolos encerrados!
¿Dejarlos salir para que terminen igual que tú, en una celda de Azkaban o en un lugar peor? Dijo Snape llevando una mano al bolsillo de su túnica negra.
¡NO TERMINE ALLI POR GUSTO SNAPE! Ladró Sirius amenazante mostrando los colmillos.
¡YA LO SE BLACK! ¡IGUAL QUE NO TERMINASTE ASESINADO POR GUSTO! ¿EH? ¡CUANDO YO MISMO TE DIJE QUE TE-QUEDARAS-EN-GRIMMAULD-PLACE! Bramó Snape con los dientes apretados. Pero no... siempre fuiste tan... gamberro y cabeza hueca...
¡NO ME INSULTES SNAPE! Ladró Sirius con el lomo completamente erizado.
Creo que no es momento para discutir. Dijo Lupin al notar las caras de desagrado de los chicos e interponiéndose entre Snape y Sirius.
Déjalos, era mucho pedir. Dijo Harry fríamente haciendo que Snape y Sirius lo miraran.
Y se dicen amigos. Dijo Lara G. muy seria cruzándose de brazos en apoyo a Harry, lo miró sin quitar la expresión. Vámonos Harry, yo sabia que tanta paz y amistad no podían durar.
Sirius y Snape miraron a los chicos salir de la cocina y sintieron sus pasos pesados subiendo las escaleras.
Enseguida se encerraron en la habitación de Lara G. y Harry selló la puerta con sus poderes, no querían que después vinieran arrepentidos.
No se por que me imaginé, que iban a terminar discutiendo. Dijo Lara G. sentada en la cama mientras Harry daba paseítos por la habitación. Demonios, si pudiese borrarles la memoria... no hablan, solo saben gritarse y gruñirse.
Es verdad que el pasado entre los dos no fue muy bueno... a... mi no me gustó lo que vi en el pensadero aquel día... Dijo Harry deteniéndose frente a la ventana. ... Pero... si fuese yo... haría un esfuerzo.
No les podemos pedir más. Dijo Lara G. levantándose y pasándose una mano por el antebrazo derecho. Esperemos un milagro para que se entiendan, hay mucha tensión en esta casa.
Harry se apoyó en el marco de la ventana suspirando. Se puso serio de repente y corrió las cortinas de golpe.
¿Sucede algo? Preguntó Lara G. extrañada.
Voldemort, rondando de nuevo. Gruñó Harry señalando la ventana con la cabeza. Al parecer está casi seguro de que vivimos aquí, en Privet Drive.
Pues no vamos a mostrarle donde vivimos, aunque recuerda que él ve la casa del número 5 abandonada. Dijo Lara G. espiando por detrás de las cortinas. Lo que no acabo de entender, es
¿Por qué no ha contactado con los mortífagos? Tiene una media vida pero tiene un cuerpo y parte de sus poderes, casi la totalidad de ellos.
Yo tampoco entiendo mucho de eso. Suspiró Harry sentándose en la cama. Emm, ¿Podrías ayudarme a equilibrar mis poderes?
Con gusto. Aceptó Lara G. sonriendo y cerrando prudentemente la ventana.
Lara G. blandió su varita murmurando algo transformando un libro en un cojín. Transformó varios libros en cojines de diferentes colores y los apiló en una esquina. Harry se puso en el medio de la habitación y la chica le lanzaba los cojines para que los suspendiera en el aire. Harry pensó que lo estaba haciendo bastante bien hasta que un cojín por poco sale volando por la ventana, pero por suerte esta estaba cerrada.
Tienes que concentrarte bien. Le dijo Lara G. sin perder la paciencia, regó los cojines por todo el suelo. Ahora vas a hacerte la idea de que esas son armas y que yo soy tu enemigo, tienes que lograr alcanzarme
¿Listo? ¡Ahora!
Harry se concentró pero como su poder era ahora más fuerte, levitó almohadas, libros, cojines y la lámpara de la mesita de noche.
Er
Harry, eran solo los cojines. Recordó Lara G. viendo prácticamente su habitación completa levitada. Si quieres dejas las almohadas, pero con los libros y la lámpara no se va
¡Oye! ¿Piensas matarme?
¡Hago todo lo que puedo! Exclamó Harry cuando un libro salió zumbando contra la chica. ¡Y por nada del mundo te mataría!
Es un alivio. Dijo Lara G. soltando aire.
Lara G. tuvo que agacharse cuando el segundo libro salió descontrolado hacia ella chocando contra la pared.
¡Concéntrate! Pidió Lara G. media histérica.
¡Están
muy
fuertes! Dijo Harry con los ojos cerrados y los dientes apretados de la concentración. ¡No logro quitar los libros de mi mente y la lámpara!
Lara G. se acercó encorvada, por si a otro libro se le ocurría intentar partirle la cabeza. Le tomó una mano a Harry y el chico la miró.
Tu puedes hermanito, se que puedes. Lo animó suavemente.
Harry sintió calor en la unión de su mano con la de Lara G. Su mente se relajó, y los libros se apilaron en una esquina y la lámpara volvió a su lugar, dejando los cojines y las almohadas suspendidos en el aire.
¡Muy bien Harry! Lo vitoreó Lara G. sonriendo. Ahora
¡A ver si me alcanzas!
Harry sonrió maliciosamente y le envió como si fuese una bandada los cojines y las almohadas. Pero la chica comenzó a esquivarlas con mucha flexibilidad y agilidad, saltando sobre la cama, corriendo por el reducido espacio de la habitación, curvándose esquivando las acometidas. Lara G. de repente llevó las manos abiertas a las caderas. Movió los dedos y en sus manos aparecieron dos varas largas de madera, con un sello plateado en una de las puntas.
¿Y con eso piensas detenerme? Preguntó Harry enviándole una acometida de cojines y almohadas.
La vara es el arma más letal de las artes marciales. Contestó Lara G. dando rápidas maniobras con las varas esquivando los cojines y lanzándolos al suelo.
¿Más letal que la espada? ¡Lo dudo! Exclamó Harry levitando nuevamente los cojines.
¿Me retas? Preguntó Lara G. dando rápidos giros con las varas en sus manos evitando que los cojines la tocaran.
Por supuesto. Respondió Harry dejando caer los cojines, sonrió y su armario se abrió, a sus manos voló la reluciente espada de Gryffindor. En la sala, un duelo, la espada contra la vara.
Hecho. Aceptó Lara G. dándole vueltas entre sus dedos a las varas. Cámbiate para la ocasión porque no te va a ser fácil.
¿Eso crees? Es pan comido. Dijo Harry confiado.
Lara G. alzó una ceja. Harry abrió la puerta con sus poderes y salió de la habitación. Se puso un vaquero negro y un pullover negro aparte de zapatos cómodos. Bajó a la sala con la espada de Gryffindor en la mano izquierda y comenzó a reducirlo todo. De la cocina salieron los adultos intrigados al escuchar hechizos y cosas corriéndose. Pronto quedó un espléndido campo de batalla en la sala. Harry miraba todo satisfecho. Se dio vuelta a tiempo de ver a Lara G. en la sala, con las dos varas en las manos, el pelo suelto, un short corto de camuflaje verde y una camiseta ajustada negra además de sus botas negras.
¿Lista? Preguntó el chico poniéndose en guardia.
Nací lista. Contestó Lara G. adoptando la posición de jinete con una vara al frente y la otra por encima de su cabeza.
Sirius pegó un brinco cuando los chicos se lanzaron al ataque, combatiendo vigorosamente. Lara G. esquivaba sin ninguna preocupación las acometidas de Harry con la espada. Dio una vuelta de campana hacia un lado y cuando estuvo de pie unió las varas frente a ella. El símbolo plateado destelló formando un Ank completo uniendo las dos varas en una. Le dio un rápido giro haciendo sonar el aire. Harry retrocedió manteniéndose en guardia. El chico comenzó a atacarla dando rápidos mandobles, tratando de cortarle la vara, pero la chica lo esquivaba y la vara en vez de madera, parecía estar hecha de acero.
Lara G. barrió el suelo con la vara muy rápido haciendo sonar el aire. Harry saltó como pudo tratando de detenerla con la espada de Gryffindor. Lara G. avanzó hacia él pasándose la vara de manos y girándola como si fuese un molino de viento. El chico no pudo con aquel ataque y la espada de Gryffindor tintineó al caer al suelo cuando la vara lo alcanzó en las manos. Pero ahí no terminó el asunto, Lara G. en un rápido giro le dio con la vara por detrás de las rodillas girándolo para que cayera de espaldas al suelo. Hincó una rodilla en el suelo y le puso una punta de la vara en el cuello, Harry tragó en seco.
¿Pan comido? ¿Eh? Preguntó Lara G. burlona.
Er... cualquiera se equivoca ¿No? Dijo Harry tímidamente mirando de reojo la vara cerca de su cuello.
Lara G. se levantó sonriendo y lo ayudó a levantarse. Harry abrió la mano y a ella vino volando la espada de Gryffindor. Comenzaron a volverlo todo a la normalidad bajo la mirada de los silenciosos adultos. Lupin y Sirius todavía tenían la boca abierta por la magnífica exhibición de combate que dieron los chicos, aunque el primero ya los había visto combatir pero no desde el inicio. Snape se aclaró la garganta cuando los chicos terminaron de volverlo todo a la normalidad, lo miraron con expresión sombría.
Excelente combate. Los felicitó sonriendo.
Muy bueno, tienen mucha agilidad. Apoyó Sirius moviendo la cola de un lado a otro.
Vámonos. Dijo Lara G. escuetamente.
Si, antes de que empiecen a discutir de nuevo. Agregó Harry mirándolos muy serio.
No, pero no se tienen que ir
Comenzó a tratar de detenerlos Snape pero ya los chicos estaban a punto de empezar a subir las escaleras.
no vamos a discutir de nuevo
Dijo Sirius rápidamente y los chicos se perdieron de vista al subir las escaleras.
Severus, debes hablar con ellos. Dijo Dumbledore que había observado todo sin intervenir. No debieron dejarse llevar de esa manera en la cocina.
Yo
lo siento. Dijo Sirius bajando las orejas haciendo que Snape lo mirara fijamente.
Creo que así no vamos a resolver nada Black. Dijo Snape cabeceando. Ellos no dan su brazo a torcer.
Habla con ellos Snape. Dijo Sirius mirándolo.
Va a ser un poco difícil, se van a encerrar y no nos van a mirar en lo que queda de día. Suspiró Snape. Pero voy a hacer el intento.
Así se habla amigo. Dijo Lupin sonriendo palmeándole la espalda.
Dumbledore asintió sabiamente, le dedicó una sonrisa bondadosa a Sirius y desapareció con un plop. Lupin pasó la mirada por uno y otro y desapareció con un parpadeo. Los chicos mientras tanto se habían atrincherado en la habitación de Harry. Este la había sellado prudentemente con sus poderes. Buscaron un grueso libro y se tumbaron sobre la cama apretujados para poder leer entre los dos. Lara G. desvió la mirada del libro hacia Harry cuando escuchó pasos suaves por el pasillo que se detenían frente a la puerta. Unos golpes suaves sonaron en la puerta.
Vamos, ya se que están ahí, salgan. Dijo la voz de Snape suavemente. Vamos a hablar.
Los chicos se quedaron en silencio regresando la mirada al libro.
Por favor, salgan, solo quiero hablar con ustedes, de padre a hijos. Insistió Snape sin quitar la voz suave. Vamos chicos, abran la puerta
¡Alohomora!
La cerré yo papá. Dijo Harry para que Snape no intentara abrirla de nuevo.
Bueno... ¿Podrías abrirme? Preguntó Snape amablemente. Solo quiero charlar un rato.
Obtuvo como respuesta un incómodo silencio.
Miren, se que están molestos con lo de la salida, se que no tienen la culpa, me dejé llevar, si me abren prometo tratar de remediar esa salida que quieren hacer con sus amigos ¿Si? Negoció Snape suavemente, no obtuvo respuesta. Oh vamos chicos, se que soy un gruñón sin sentido del humor que nunca los entiende pero por lo menos hablen.
Estamos bien aquí. Dijo Lara G. leyendo muy concentrada.
Estamos leyendo sin meternos en problemas y sin salir de casa. Agregó Harry leyendo tranquilamente. ¿No era eso lo que Sirius y tú querían?
No Harry, tu padrino y yo solo queremos que... estén felices. Aclaró Snape con una voz extraordinariamente suave. Por eso quiero hablar con ustedes, ya Sirius y yo hablamos y... no vamos a pelear más, el pasado quedó atrás...
Si, claro, como mismo me dijiste la noche en que vino Sirius: Tuvimos una charla y somos amigos, no hay diferencias. Dijo Lara G. imitándolo a la perfección, puso su voz normal. Si te piensas que te creí estabas muy equivocado.
Yo tampoco quedé muy convencido. Apoyó Harry al momento. ¿Te crees que no escuché la discusión entre Sirius y tú en el pasillo esa misma noche?
T-Tú... ¿Escuchaste? Balbuceó Snape.
Los chicos no respondieron, sufrieron en esos momentos una enorme sordera temporal. Sintieron los pasos vacilantes de Snape alejándose. La tarde transcurrió tranquila, salvo por los pasos de Snape regresando a la puerta para ver si estaba abierta y el hocico negro de Sirius olfateando por debajo de la puerta. Ya cerca de la hora de la cena decidieron salir a darse un baño y cambiarse de ropa. Harry dejó la puerta de su habitación cerrada, pero a lo muggle. Salieron los dos a un tiempo y bajaron a la cocina. Snape y Sirius los miraron al momento, pero ellos no dijeron ni esta boca es mía.
Cenaron en absoluto silencio, aunque Snape y Sirius trataban de hacerlos hablar de cualquier cosa, ellos solo los miraban y luego se miraban para seguir comiendo. Cuando terminaron fregaron lo que ensuciaron ellos y fueron directo al segundo piso sin hablar. Bajaron después de varios minutos con pergaminos, plumas, tinta y libros. Snape y Sirius se voltearon en el sofá (El último asomado por el brazo del sofá con la lengua de lado) con el ceño fruncido mirándolos entrar en la cocina.
Sirius saltó del sofá y se asomó en la cocina. Los chicos se habían acomodado en sus puestos. Harry escribía en un pergamino mirando de vez en cuando un grueso libro abierto a su lado mientras que Lara G. miraba al techo, con la silla en dos patas rascándose la barbilla con la pluma. Sirius dio media vuelta y fue directo a la sala, saltando sobre el sofá.
¿Y? ¿Que hacen? Preguntó Snape con urgencia mirando fijamente a Sirius.
Harry copia algo y Lara... piensa o eso creo. Contestó Sirius moviendo las orejas. ¿Crees que todavía estén molestos con nosotros?
Si no nos hablan... es que están bastante enfadados. Dijo Snape recostándose en el sofá. Ni nos hablaron en la cena y no salieron en toda la tarde... creo que fui un poco duro con ellos.
No Snape, hiciste bien, a mi tampoco me gustó la idea de que salgan pasado mañana. Dijo Sirius bajando un poco las orejas. Y sobre todo si los atacaron hoy.
No Black, tenias razón, no pueden estar encerrados todo el tiempo. Dijo Snape por su parte apartándose el pelo de la cara. ¿Que copia Harry?
No se, solo me asomé por la rendija de la puerta. Respondió Sirius cabeceando.
Snape se levantó del sofá y Sirius saltó de él. Se acercaron con cuidado a la cocina. Snape se agachó mirando por una rendija mientras Sirius asomaba un ojo al lado de él. Harry escribía con concentración, de vez en cuando negaba con la cabeza y tachaba ojeando el libro. Lara G. trazaba algo en un pedazo de pergamino con el entrecejo fruncido.
¿Que crees que hacen? Preguntó Sirius en un susurro apenas inaudible. Si quieres me acerco a ver.
No, mejor voy yo Black.
Pero... no te van a dejar mirar Snape, déjame a mí.
Los conozco mejor que tú, yo voy.
Al menos déjame intentarlo, Snape.
Lo intentas otro día, ahora deja que vaya yo.
¡Pero yo quiero ir!
Black...
¿Si?
Cállate.
No vamos a empezar de nuevo.
Por supuesto que no, ahora quédate aquí como un buen perro educado y deja que entre en acción el padre comprensivo y cariñoso.
¡Pero los vas a engañar!
No del todo... ¿Como crees que logro que salgan de las habitaciones cada vez que se encierran?
Tú sabrás, Snape.
Snape se levantó, soltó aire y sonrió como preparándose psicológicamente. Empujó la puerta apartando hacia una esquina a Sirius con un pie sin dejar de sonreír. Los chicos ni lo miraron, siguieron en lo suyo. Se acercó despacio a Harry y se asomó por detrás del chico. Le puso las manos en los hombros haciendo que Harry frunciera el ceño.
Si te apoyas de esa manera no voy a poder escribir. Dijo Harry aparentemente hablando con el aire.
¿Que escribes? Le preguntó Snape manteniendo la postura pero pasando sus manos hacia el respaldar de la silla, frunció el ceño. ¿Amuletos mágicos, Harry?
El chico asintió consultando algo en el libro.
¿Te puedo ayudar en algo? Dijo Snape con una voz extraordinariamente suave, le acarició el pelo al chico. Puedes decirme.
No, gracias. Rechazó Harry con elegancia haciendo que Snape parpadeara. Ya tengo todo lo necesario para encontrar lo que busco.
Snape hizo una mueca leve quitando su mano de la cabeza de Harry. Lara G. miraba ahora su pergamino con la silla en dos patas y pasándose la pluma por los labios, como pensando. Snape decidió ir a donde su hija, Harry no se lo tomaba en serio. Snape se puso por detrás de Lara G. en silencio, mirando el pergamino de la chica. Frunció el ceño, estaba dibujando una Quimera, pero era solo un boceto, un boceto que le estaba quedando muy bien. La chica se inclinó sobre el pergamino y comenzó a dibujarle el hocico, pero algo indefinido.
Se recostó de nuevo en la silla pero más de la cuenta. El respaldar de la silla se lo clavó a Snape por el estómago haciendo que este abriera enormemente los ojos del dolor. Lara G. se inclinó de nuevo sobre el pergamino haciendo el boceto de la cola de la Quimera, dando tiempo a Snape de que cogiera aire. Sin previo aviso, movió la silla haciendo que una pata cayera encima del pie derecho de Snape que se agarró del respaldar de la silla con fuerza, aguantando el dolor. Lara G. puso la silla bien con un ligero bang liberando el pie de Snape. Este respiró profundamente un par de veces moviendo el pie disimuladamente. Cuando la chica fue a poner la silla en dos patas de nuevo, Snape la abrazó por el respaldar de la silla evitando que lo hiciera.
¡¿Que haces?! Preguntó Lara G. exasperada, Harry la miró con el rabillo del ojo y prosiguió escribiendo.
¿No puedo abrazar a mi pequeña? Preguntó Snape a su vez sin dejar de poner a funcionar la circulación de su pie derecho.
Emm ¿Papá? Dijo Lara G. algo obstinada.
¿Si mi amor? Contestó Snape con una voz tan suave, que casi era un melado.
Estoy ocupada, ¿Podrías guardar tu sesión de actuación para otro momento? No te van a dar el Oscar ahora. Dijo Lara G. en un medio gruñido.
Pero... ¿Es que ya no quieres a papá? Preguntó Snape balanceándola un poco, le besó la mejilla suavemente.
Si no me sueltas... lo vas a lamentar. Amenazó Lara G. entrecerrando los ojos.
Está bien... si no me quieren hablar... no hay problema. Dijo Snape reaccionado ante tal amenaza, soltó a Lara G. y salió del área de peligro cojeando un poco. Después no los quiero escuchar diciéndome: Papá, dame las buenas noches.
Los chicos lo miraron a un tiempo alzando una ceja al unísono. Snape salió de la cocina todo lo rápido que su cojera le permitía. En cuanto llegó a la sala, soltó una exclamación de dolor moviendo el pie en círculos.
Creo que tu plan falló, Snape. Dijo Sirius burlón.
Cállate Black. Le gruñó Snape sentándose en el sofá y sobándose el pie, miró a la puerta de la cocina. ¡Y NO LOS QUIERO VER EN MI HABITACION!
¿En tu habitación? Preguntó Sirius frunciendo el entrecejo.
Si, no se que tiene mi habitación que les gusta tanto, generalmente entran a hurtadillas y me exprimen entre los dos. Bufó Snape arreglándose la túnica negra.
Los chicos en la cocina habían escuchado la prohibición de Snape con indiferencia. Harry negó lentamente con la cabeza y los ojos al techo a la vez que pasaba la página del libro. Parpadeó un par de veces mirando esa página.
¡Lo tengo Lara! Exclamó triunfante agarrando el libro.
¿Lo tienes? Preguntó Lara G. suspendiendo su dibujo, Harry le puso el libro debajo de la nariz.
¿Ves? Es el amuleto que controla a las bestias indomables, con esto fue que Voldemort controló a la Quimera en el Cairo. Dijo Harry señalándole la descripción a Lara G.
Demonios, los libros de antes no eran iguales a los de ahora, al menos tenían imágenes. Resopló Lara G. leyendo con interés el libro.
¿Es Magia Oscura? Preguntó Harry con cautela.
Umm, no lo se. Dijo Lara G. cabeceando. Puede ser... es posible, ¿Dónde conseguiste el libro?
En el desván. Contestó Harry encogiéndose de hombros.
Entonces... creo que si... es Magia Oscura... definitivamente lo es. Dijo Lara G. asintiendo. ¿Crees que Voldemort utilizaría magia pura para hacer algo? Yo al menos no lo creo.
¿Para que es el dibujo? Preguntó Harry con curiosidad.
Para ver que partes de la Quimera estaba dominando. Contestó Lara G. levantándose y entregándole el libro a Harry. Vamos a la sala y te muestro como funciona.
Harry marcó la página y Lara G. agarró el pergamino del dibujo. En cuanto entraron en la sala Snape y Sirius se callaron. Se pusieron a mirar televisión haciéndose los inocentes. Los chicos se sentaron en la otra punta del sofá sin hacerles el más mínimo caso a los otros dos que los miraban intrigados. Lara G. desplegó el dibujo sobre sus piernas mientras Harry abría el libro.
Saca tu varita. Le pidió Lara G. sacando la suya.
Harry obedeció al instante. Snape y Sirius los miraban con curiosidad y sin atreverse a intervenir.
Bien, bien, el Amuleto de las Bestias Indomables. Murmuró Lara G. mirando el dibujo. Harry, toca con tu varita donde tenía el amuleto la Quimera.
Harry lo hizo, pero Lara G. lo hizo junto con él murmurando algo muy rápido. Las varitas soltaron chispas y la cabeza de la Quimera apareció resaltada de dorado unos segundos, luego desapareció.
Por eso la maldita bestia no lo tocaba a él. Dijo Lara G. con rabia. Tenía su mente en las manos.
P-Pero... ¿Para que querrías controlar cualquier parte de su cuerpo? Preguntó Harry frunciendo ligeramente el entrecejo.
Bueno, si quieres que te siga, controlas sus patas con un amuleto sencillo, solo tendrías que mantenerla con bozal, el estómago para castigarla, la cola para frenarla, para tener la mente... hay que saber Magia Oscura. Explicó Lara G. cerrando de golpe el libro haciendo que Snape y Sirius saltaran. No cualquiera puede hacer un amuleto así de poderoso... oh dios mío.... no puedo creerlo...
¿Que te sucede Lara? Preguntó Harry al ver a la chica mirando con los ojos muy abiertos el televisor.
¡Indiana Jones! Exclamó Lara G. lanzándose al suelo sentándose frente al televisor. ¡Harrison Ford!
¿Quién? Preguntó Harry mirándola con el ceño fruncido.
¡Harrison Ford! ¡El actor muggle que interpreta a Indiana Jones! Aclaró Lara G. dando un ensoñador suspiro. Está muy bien... ¡Que brazos! ¡Que pecho!
Pensé que era ese tal Brandy Pity o algo de eso. Gruñó Harry cruzándose de brazos, Snape bufó mirando a su hija con los ojos entrecerrados.
¡Es Brad Pitt! Lo corrigió Lara G. escandalizada. Envidioso.
¿Yo? Preguntó Harry señalándose, Sirius pasaba la mirada de uno a otro.
¿Quién si no? Cuerpo de lavadora descompuesta, ¡Ya quisieras en tus sueños ser él! Exclamó Lara G. sin despegar la vista del televisor.
La chica dio un par de largos y apasionantes suspiros haciendo que Harry y Snape se cruzaran de brazos resoplando a un tiempo. El televisor se apagó de repente y Lara G. se dio vuelta tan rápido que Sirius pegó un brinco.
A-la-cama. Ordenó Snape rechinando dientes.
Harry le resopló dando a entender que estaba de acuerdo con Snape.
Y cuando dije que a la cama... me refiero a los dos. Aclaró Snape lanzándole una mirada asesina a Harry.
Los chicos lo miraron desafiantes levantándose cada uno por su parte. Harry subió mascullando para si mismo y Lara G. dando esos suspiros que tanto molestaban al chico y a Snape. Lara G. entró en su habitación, dejó su varita y el dibujo encima de la mesita de noche y se lanzó sobre la cama sin taparse ni nada. Se hizo un ovillo y cerró los ojos. Pasaron al menos 10 minutos sin que pudiera conciliar el sueño. Fue a abrir los ojos cuando sintió pasos ligeros que se dirigían a su habitación. Abrieron la puerta y alguien se acercó despacio a la cama, como tratando de no hacer ruido. La cubrieron con una sábana y le besaron la mejilla suavemente.
Duerme bien, mi niña. Le susurró la voz de Snape al oído.
Le acarició el pelo unos segundos y le volvió a besar la mejilla. Lara G. sintió los pasos que se retiraban de la cama. Abrió los ojos y se volteó para decirle a Snape que olvidara lo que sucedió por la tarde, que fue una estupidez actuar así. Pero cuando terminó de darse vuelta su padre ya había salido de la habitación. Se acomodó en la cama nuevamente embrujándose en la sábana. Cerró los ojos tratando de dormir.
Harry mientras tanto se había lanzado a la cama de la misma forma que la chica. Pero se había quedado con los lentes puestos y la varita sobresaliendo del bolsillo de su pijama. Cerró los ojos para hacerse el dormido cuando abrieron la puerta de la habitación. Unos pasos ligeros se acercaron a la cabecera de la cama. Le quitaron los lentes y la varita. Lo cubrieron con una sábana y le pasaron una mano por el pelo.
Que duermas bien, mi niño. Le susurró la voz de Snape al oído.
Le acariciaron el pelo por unos segundos más y sintió los pasos saliendo de la habitación. Abrió los ojos y se dio vuelta mirando la puerta entrecerrada. Ahora que lo pensaba bien, no debió comportarse así por la tarde, fue... una estupidez. Solo esperaba que Lara G. haya llegado a la misma conclusión que él.
Harry se despertó solo al día siguiente. Abrió un ojo y escudriñó la habitación con él. Se puso boca arriba bruscamente mirando el techo. Miró cada esquina y se sentó cuando estuvo satisfecho. Se iba a levantar cuando
¡Aaaahhh!
Lara G. había aparecido de entre una espiral plateada encima de su abdomen sonriendo maliciosamente haciéndolo acostarse de golpe.
¡Lara! ¡No-vuelvas-a-hacer-eso! La reprendió Harry débilmente, la chica comenzó a reírse. ¡Si quieres cuélgate del techo o ruge pero no aparezcas encima mío!
¡Debiste verte la cara! Exclamó Lara G. riendo. Te tengo que despertar así más a menudo.
Ni lo intentes. Amenazó Harry apuntándole con un dedo.
Creí que ya lo había hecho. Replicó Lara G. bajándose del abdomen del chico. Uy, nos despertamos más temprano que nunca, vamos a darnos una buena ducha ¿Si?
Harry asintió bostezando mientras se levantaba de la cama. Lara G. sonrió y se bajó de un salto de la cama. Harry salió cautelosamente al baño del pasillo. Detrás de él salió Lara G. que entró en su habitación. Harry se dio un buen baño y se asomó mirando todo el pasillo. Miró al techo y entró dando marcha atrás en su habitación. Dejó su pijama sobre la cama y salió ajustándose los lentes. Miró atrás y cuando regresó la mirada al frente pegó un brinco. Lara G. estaba frente a él sonriendo.
¿Bajamos? Preguntó la chica tentativamente, Harry solo parpadeó. Supongo que eso fue un si y quita esa cara de loco con turno en el psiquiatra.
Harry logró sonreír y comenzó a bajar las escaleras junto con Lara G.
Emm, Lara
creo
que ayer no nos comportamos bien. Dijo Harry apenado. No fue muy sensato lo que hicimos.
Si, yo
también pensé en eso, fue una estupidez no hablarles, pero
¡Me molestó tanto que discutieran de esa forma delante de nosotros! Exclamó Lara G. cabeceando. Al menos pudieron aguantarse y
¿Es verdad que los escuchaste?
Por supuesto, también escuché cuando saliste de la habitación. Contestó Harry casi cuando llegaban a la cocina.
Yo ni los vi, estaba muerta de sueño. Dijo Lara G. empujando la puerta.
Los chicos se quedaron paralizados con la boca abierta sin poder articular palabra. Sybill se levantó de la silla de Harry sonriéndoles. Snape y Sirius se voltearon para verlos mejor.
¡MAMÁ!
Los chicos se lanzaron abrazando a Sybill entre los dos. Snape se recostó tranquilamente en la silla sonriendo levemente. La mujer enseguida le devolvió el abrazo a los chicos besándoles las cabezas.
Mis niños
los extrañé tanto. Les dijo dulcemente sin soltarlos.
Y nosotros te extrañamos a ti. Dijeron los chicos al unísono.
Sybill los soltó mirándolos con ternura, los chicos tenían una sonrisa radiante en el rostro.
¿Tienen hambre? Les preguntó sonriendo.
¡Por supuesto! Contestaron a coro.
Se sentaron de golpe en sus puestos y antes de que Snape hubiese tocado su varita Harry ya estaba haciendo una floritura en el aire haciendo aparecer una silla en una punta de la mesa. Sirius movió las orejas ligeramente y comenzó a rascarse detrás de estas de una manera bastante automática. Snape le lanzó una mirada oculta de desaprobación que los chicos pudieron captar. Sybill enseguida sirvió la mesa y los chicos se lanzaron contra la fuente de tostadas. Desayunaron más animados que nunca, sabían que podían hacer lo que quisieran ese día. Snape los miraba a medio mostrar los dientes como advirtiéndoles de que no se les ocurriera hacer una locura.
¿Te sucede algo querido? Le preguntó de repente Sybill y los chicos se miraron sonriendo maliciosamente.
Ah, eh
nada mi vida, solo me alegro que estés hoy en casa. Contestó Snape con una encantadora sonrisa, miró a los chicos con el rabillo del ojo.
Estás tenso
te sucede algo. Presionó Sybill tomándole la mano, los chicos ahogaron una risita.
Sirius daba rápidos lengüetazos a su chocolate mirando a Snape de reojo.
¿Qué hizo vuestro padre en estos días? Preguntó Sybill dirigiéndose a los chicos.
Harry y Lara G. se tragaron los dientes cuando Snape les mostró el puño por el borde de la mesa en actitud amenazante.
Er
nada, solo
cuidar junto con Sirius de que no nos metiéramos en problemas. Contestó Harry muy tieso en la silla.
Sybill miró de repente a Snape y este le sonrió inocentemente, Sirius observaba todo sin decir ni esta boca es mía.
¿Ocultan algo? Preguntó Sybill perspicaz.
Snape entrecerró los ojos y negó levemente con la cabeza.
No. Respondieron los chicos al unísono.
Apresuraron su chocolate y salieron pitando de la cocina. Subieron al segundo piso y se apretujaron en el baño del pasillo para lavarse los dientes.
Papá se despertó agresivo. Comentó Lara G. echando pasta dental en su cepillo.
Ni que lo digas. Dijo Harry tomando su turno para la pasta dental. Al menos Sirius y papá no van a discutir hoy.
Con mamá aquí
lo dudo. Dijo Lara G. empezando a cepillarse los dientes. Papá nmo snreria cmoapaz dmne
¡Aaaahhh!
Snape había aparecido en el baño con un plop.
¡¿Es que ya no se puede tener privacidad?! Exclamó Lara G. exasperada con la boca llena de espuma.
Harry mientras tanto se había atragantado con la espuma de la pasta dental y estaba rojo tosiendo en el lavamanos.
¡No! ¡Y se me ahoga el Gusarapo! Dijo Lara G. dándole palmaditas en la espalda al chico, este tosió un poco más y se incorporó carraspeando. ¿Ya? Dime ¿Cuantos dedos ves?
Tres. Dijo Harry medio turnio mirando los tres dedos que había levantado la chica frente a él.
Perfecto, pasaste el chequeo. Dijo Lara G. asintiendo levemente, se dio vuelta hacia Snape que se había mantenido inexpresivo. ¿Es que en tu cabeza no existe la idea de: tocar a la puerta?
Si existe pero vine a advertirles. Gruñó Snape entrecerrando los ojos, los chicos se miraron tragando en seco. Si hoy hacen alguna de esas cosas que solo se le ocurren a ustedes
vamos a tener problemas
veo un adorno fuera de lugar y van a estar castigados hasta que me acuerde
¡Y no se atrevan a llamar a vuestra madre!
Los chicos cerraron la boca con los ojos como platos.
Eso está mejor. Dijo Snape suavemente sonriendo. Ahora, Sirius quiere salir con ustedes al parque, no se separen de él para nada ¿Está claro?
Harry y Lara G. se miraron y luego asintieron. La sonrisa de Snape se amplió.
Y... no tengo que recordarles que... ni una palabra de las discusiones a vuestra madre. Dijo Snape sin dejar de sonreír, apretó los dientes de repente haciendo que los chicos pegaran un brinco. Eso-si-quieren-salir-mañana... ¿Entendieron, mis niños?
Los chicos asintieron aceleradamente. Snape recuperó una de sus sonrisas encantadoras y le besó la frente a Lara G. y luego a Harry. Se alejó un poco de ellos dedicándoles otra de sus sonrisas peligrosas y desapareció con un plop. Se miraron haciendo muecas leves y terminaron de lavarse los dientes. Bajaron a la cocina en donde estaba Sirius olfateando por la meseta. Los miró entrar alzando las orejas y se bajó de la meseta moviendo la cola.
Bueno, Severus debe haberles dicho que...
Sip, ya sabemos lo del parque. Lo cortó Harry guardando las manos en los bolsillos.
Ah, entonces... um, vamos. Dijo Sirius cabeceando.
Los chicos siguieron tranquilamente a Sirius y comenzaron a caminar los tres por la acera de Privet Drive.
Hacia tiempo que no daba una vuelta. Comentó Sirius olfateando al aire, varios vecinos que estaban afuera parpadearon y se le quedaron mirando fijamente. ¿Los vecinos son así de indiscretos?
Emm, Sirius... el problema es que... Comenzó a decir Harry en un susurro mientras Lara G. intentaba tapar la visión de los vecinos. ... los muggles no están acostumbrados a ver un perro que habla.
Así que si no es mucho pedir... ¿Podrías comportarte más como un perro? Pidió Lara G. por la comisura de la boca.
Sirius jadeó moviendo la cola y saltó hacia delante. Se puso a dos patas caminando de espaldas y dio un par de sonoros ladridos sin dejar de mover la cola. Los vecinos se tranquilizaron al momento, aunque todavía lo miraban de reojo. Los chicos sonrieron ampliamente. Lara G. le guiñó un ojo y Sirius levantó las orejas ladeando la cabeza, le guiñó un ojo de vuelta. Llegaron al parque y Sirius olfateó a sus anchas por el césped, pero sin quitarles los ojos de encima a los chicos que charlaban alegremente sentados en un banco.
¿Ya puedo hablar? Preguntó Sirius moviendo apenas el hocico.
Er... supongo que no hay inconveniente. Dijo Lara G. lanzándole una rápida ojeada al parque.
Chicos... lo que sucedió ayer... la discusión... Comenzó a decir Sirius indeciso.
Ya no hay problema Sirius, nosotros tampoco nos comportamos muy bien. Dijo Harry encogiéndose de hombros.
Si, fue una estupidez encerrarnos, generalmente lo hacemos para sacar a papá de sus casillas. Agregó Lara G. cruzándose de brazos. Y hoy está asegurado de que no van a discutir.
¿Por qué? Preguntó Sirius con curiosidad, los chicos fruncieron el ceño, rectificó. Ah, no, por supuesto que no vamos a discutir hoy, ni mañana, nunca vamos a volver a discutir.
Los chicos se miraron incrédulos.
De veras, ya... tuvimos una charla y... reconozco que fui un inmaduro. Dijo Sirius al notar el intercambio de miradas.
Harry y Lara G. lo miraron parpadeando.
Emm, Lara, siento mucho... todas las humillaciones que le hice a tu padre en el pasado... es que... antes era un bicho raro al cual le fascinaban las Artes Oscuras y... a mi nunca me gustaron, odiaba a todo el que las practicara... Comenzó a explicarse Sirius, los chicos se miraron y luego regresaron la mirada a él. ... de todas maneras fui un inmaduro, ahora me doy cuenta... de que Severus es un ser humano, con sentimientos... tienes un padre excelente Lara.
Lara G. abrió la boca y la volvió a cerrar, sin articular palabra. Harry parpadeó un par de veces, había sonado muy convincente.
Aunque quizás un poco gruñón y agraviado. Dijo Sirius bajando una oreja y dejando la otra arriba.
Bueno, ya lo conozco, puede llegar a ser muy antipático y a veces te dan deseos de estrangularlo pero... me gusta que sea mi padre. Dijo Lara G. sonriendo levemente. Y ahora... jeje, acaramelado con mamá, creo que esta salida no tuvo como propósito que estiraras las patas Sirius, ¿Me equivoco?
Vaya, escuché a Severus decir que tenias su astucia pero pensé que era en broma. Dijo Sirius levantando la oreja dándole leves sacudidas, como si fuese un tic nervioso. Está bien, los saqué de casa para dejar a Severus con Sybill, esa mujer no le quitaba los ojos de encima.
Y papá seguro conectado a ella. Dijo Lara G. guiñando un ojo, Harry soltó una risita tonta.
Generalmente son unas melcochas. Agregó Harry pícaro. Cuando entran en la atmósfera romántica... um.
Sirius sonrió como pudo con su boca de perro negando levemente con la cabeza. Cuando fue a hablar, tuvo que mover la cola jadeando, un chico corpulento de pelo rubio se estaba acercando desde una esquina.
Veo que regresaron. Dijo Dudley mirando con cautela a Sirius.
Oh, si, estábamos arreglando unos asuntos. Dijo Harry tranquilamente, Sirius se había dado vuelta hacia Dudley y no lo miraba con buena cara. ¿Se te ofrece algo?
Nada, nada. Dijo Dudley en el momento en que vio a Sirius erizar el lomo y mostrar un poco los colmillos. Solo... los vi y... debo irme.
Dudley se alejó nervioso, con su andar de pato. Sirius bajó el lomo y de un salto trepó al banco sentándose entre los dos chicos.
Es mi primo. Dijo Harry antes de que Sirius preguntara.
Ah, eh, ¿No era ese el que te trataba mal? Preguntó Sirius frunciendo ligeramente el entrecejo.
Si, ese mismo, pero al parecer ahora no tiene muchos deseos de molestarme. Contestó Harry mirando al cielo, frunció el ceño, se estaba nublando. Emm, ¿Lara? ¿Estás molesta con algo?
No. Respondió Lara G. mirando al chico. ¿Por qué lo preguntas?
Entonces esa tormenta que se avecina es un capricho de la naturaleza. Dijo Harry señalando el cielo.
Ups, me temo que... tienes razón. Dijo Lara G. con la voz en un hilo. ¿Plan zafarrancho?
Buena idea. Dijo Harry asintiendo cuando se escuchó un trueno distante. Mejor regresamos a casa Sirius, la última vez que nos bañamos en una tormenta terminamos con fiebre.
Sirius bajó de un salto por toda respuesta. Los chicos comenzaron a caminar apresuradamente hacia Privet Drive con Sirius pisándoles los talones. Apretaron el paso cuando cayó la primera gota. En cuanto alcanzaron el costado del número 5 cayó toda la lluvia que había en las nubes. Harry soltó aire y abrió la puerta con su varita. Entraron los 3 cautelosamente, mirando a todos lados, ni rastro de Snape y Sybill. Lara G. cerró la puerta mirando a los lados mientras Sirius se sacudía. Harry se asomó mirando el sofá y luego miró fijamente la puerta de la cocina abierta. Se pegó a la pared con el ceño fruncido.
Que extraño, no están aquí. Dijo finalmente metiendo las manos en los bolsillos.
Deben estar en el segundo piso, mejor los dejamos tranquilos. Dijo Lara G. cabeceando, fue directo a la cocina. Tengo hambre.
Ahora que lo dices... yo también. Dijo Harry yendo detrás de la chica.
¡Hey! ¡No hagan nada! Les dijo Sirius dando grandes saltos para alcanzarlos. ¿Severus no les puso las condiciones?
Oh si. Contestó Lara G. tranquilamente, abrió el refrigerador y Harry se inclinó al lado de ella para buscar comida. Pero cuando hay hambre... hay hambre.
Ni que lo digas. Apoyó Harry sacando varias ranas de chocolate.
P-Pero... no van a comer nada a esta hora, saliendo del refrigerador. Ordenó Sirius imperiosamente, los chicos no le hicieron caso. ¡Cierren el refrigerador! ¡Salgan de ahí!
Harry y Lara G. ni se inmutaron y siguieron registrando.
¡Hey! ¡Como soy vuestro tío tienen que obedecerme! Exclamó Sirius, le agarró la pata del vaquero a Harry con la boca y lo comenzó a halar. ¡Dijje que ajuera!
¡Oye! Dijo Harry a su vez sacudiendo un poco el pie. ¡Pero no soy yo solo!
¡Chivato! Le dijo Lara G. mirándolo ceñuda.
Sirius no supo como se las arregló para agarrar el vaquero de Lara G. junto con el de Harry. Los chicos saltaban en un solo pie tratando de espantar a Sirius que los seguía alejando del refrigerador. Sirius dio tal halón que los chicos por poco le caen encima cuando perdieron el equilibrio. Saltó por entre los dos y cerró el refrigerador con una pata.
Severus es muy blando con ustedes. Gruñó Sirius pasando la mirada por uno y otro chico. Por eso ahora... ¡Van a limpiar la cocina! ¡Sin magia!
Los chicos le lanzaron miradas desafiantes.
¿Quieren ver como llamo a Severus? Amenazó Sirius alzando una ceja.
Harry y Lara G. se miraron y luego se lanzaron a la carrera buscando fregonas. Sirius se subió a una silla supervisando el trabajo. Los chicos comenzaron a limpiar a regañadientes mientras llovía a cántaros afuera. Harry a modo de venganza le cogió la cola y se la sumergió en el cubo de agua que estaba usando para limpiar. Sirius pegó un brinco precipitándose de la silla al sentir su cola empapada en agua fría. Lara G. limpiaba inocentemente mientras Harry pedía disculpas diciendo que pensó que era la fregona.
Sirius abrió la boca para decir algo pero Lara G. le trapeó las patas haciéndolo patinar de lado. Se logró subir a una silla encogiendo la cola mojada entre las patas mascullando de mal humor. Los chicos se miraron sonriendo maliciosamente. Sirius pegó un brinco aferrándose como pudo de la silla cuando Harry le dio con la fregona por las patas haciéndose el que estaba limpiando. Después de todo, Sirius terminó encima de la mesa con cara obstinada cuando los chicos insistieron en que querían subir las sillas para limpiar mejor.
Bajó de un salto cuando Harry le dijo que ya habían terminado, pero olvidando decirle (A propósito) que la cocina seguía mojada. Sirius patinó con cara de horror hasta terminar contra la pared. Cuando se levantó las patas le resbalaban y no podía caminar sin hacerlo de una manera muy graciosa, dando resbaladas hacia los lados. Harry y Lara G. bajaban las sillas riendo escondidos y se sentaron de golpe cuando escucharon pasos. Snape y Sybill entraron de manos en la cocina y fruncieron el ceño pasando la mirada desde Sirius con las cuatro patas desparramadas en el suelo y la cola echa un estropajo hasta los chicos inocentemente sentados en sus puestos y sonriendo.
Te dije que no te preocuparas querido, ya estaban aquí. Dijo Sybill sonriendo, miró a Sirius que había logrado incorporarse. Sirius, ¿Estás bien?
Si, estoy bien. Dijo Sirius mirando de reojo a los chicos. Regresamos antes de que empezara a llover.
Te lo dije. Dijo Sybill sonriéndole a Snape, le apretó la mano.
Si, por supuesto. Dijo Snape al momento muy ocupado atando cabos acerca de la cola de Sirius.
Si quieres nosotros cocinamos mamá. Ofreció Lara G. sonriendo, Harry enseguida asintió sonriendo.
Se los agradecería bastante. Aceptó Sybill sonriendo cuando Snape abrió la boca en un gruñido, le dio un pellizco con disimulo en las costillas.
No hay problema, pueden cocinar ustedes. Agregó Snape sonriendo con al parecer, un enorme esfuerzo.
Sirius se miraba la cola con cara abatida.
Hem, hem, Sirius, ¿Podrías venir conmigo unos segundos? Tengo algo que consultarte. Dijo Snape amablemente, miró a Sybill sonriendo. Si quieres vienes.
No, gracias, me quedo aquí con mis niños. Dijo Sybill dulcemente mirando a los chicos con ternura.
Snape y Sirius salieron de la cocina mientras Harry y Lara G. se levantaban de un salto.
¿En que ayudamos? Preguntaron al unísono.
Oh, de verdad son adorables. Dijo Sybill mirándolos con ternura.
Los chicos sonrieron ampliamente.
¿Vuestro padre ha peleado últimamente con Sirius? Preguntó de repente.
Los chicos abrieron la boca pero la cerraron, Snape siempre cumplía sus amenazas. Se salvaron de responder porque por la chimenea apareció Lupin, sonriendo como siempre.
Que día, ¿Verdad Sybill? Preguntó sacudiéndose las cenizas de su raída túnica. En Grimmauld Place está cayendo un diluvio.
Si, un día bastante malo. Concordó Sybill mientras los chicos soltaban aire. ¿Te quedas a almorzar?
Si no es molestia. Aceptó Lupin sonriendo, miró a los chicos. Hola chicos, emm, ¿Dónde está Sirius?
Hablando con papá en algún lugar de la casa. Contestó Lara G. encogiéndose de hombros.
Lupin les dedicó una última sonrisa y salió a zancadas de la cocina. Los chicos se dedicaron a ayudar a Sybill con el almuerzo. Esta por suerte se había olvidado de la pregunta, haciendo que pudiesen respirar tranquilos. Cuando el almuerzo estuvo preparado Sybill delegó en ellos la tarea de avisarle a Snape y compañía. Salieron de la cocina dispuestos a virar la casa al revés. Buscaron por la sala, nada, subieron al segundo piso y miraron habitación por habitación. No quedaba otro lugar que no fuese el desván. Se acercaron a la puerta de este cautelosos, no se escuchaba absolutamente nada.
¡Alohomora! Exclamó Lara G. tocando el pomo de la puerta con su varita, no se abrió. Muy bien Harry, es tu turno.
El chico miró intensamente la puerta, deseando que se abriera. Los ojos le relampaguearon y los pelos se le erizaron completamente.
¡Ábrete! Ordenó en un susurro desmayado.
La puerta dio un clic y se abrió con un portazo haciéndolos saltar.
Muy bien Gusarapo. Dijo Lara G. palmeándole la espalda. Ahora vamos a... hola papá.
Snape alzó una ceja mirándolos.
Que veníamos a decirte que... ya está el almuerzo. Dijo Harry sonriendo nervioso. Mamá nos envió.
Y no arrancamos la puerta. Dijo Lara G. al notar que Snape miraba la puerta con disimulo.
Snape entrecerró los ojos y los chicos se apresuraron en salir corriendo hacia la cocina.
Almorzaron tranquilamente, todos juntos en la cocina. Sirius y Lupin charlaban animadamente y Snape y Sybill eran un melado. Los chicos solo pasaban la mirada por todos y luego se miraban ellos mismos. Lara G. frunció el ceño cuando un bulto de lechuga aterrizó en su plato de comida. Miró a Harry con el rabillo del ojo, el chico comía tranquilamente. Le catapulteó la lechuga de vuelta con tan mala suerte que cayó encima de la mano del chico. Harry se miró la mano desconcertado. Sybill frunció el ceño captando la escena. Harry miró lentamente hacia Lara G. y la chica miró al techo tarareando moviendo la cabeza de una manera muy graciosa.
Terminaron de almorzar sin que sucediera otra cosa extraña. Los chicos sonrieron ampliamente brindándose voluntarios para fregar. Sirius y Lupin salieron sin interrumpir su charla de la cocina pero Snape se quedó unos minutos lanzándoles una mirada de advertencia a los chicos antes de que fuera arrastrado por Sybill. Harry y Lara G. se pusieron a fregar a lo muggle, con detergente. Lara G. echó más de la cuenta y formó tremendo espumero. Terminaron peleando por un plato, para ver quien lo fregaba y tragaron más espuma que una ola de mar.
Los adultos entraron de repente a la cocina y se quedaron helados viendo a los chicos llenos de espuma de pies a cabeza halando cada uno por su lado un cucharón. Estos se quedaron paralizados y miraron la comitiva con el rabillo del ojo. Dejaron entre los dos el cucharón encima de la meseta y sonrieron por entre la espuma. Lara G. comenzó a toser entrecortadamente y Harry le palmeó un poco la espalda. La chica abrió la boca soltando una pompa de jabón, le hizo señas a Harry con los pulgares hacia arriba dando a entender que estaba bien. Pasaron tiesos por al lado de todos los adultos y les pareció escuchar un gruñido por parte de Snape que interpretaron como: Después vamos a hablar.
Se apresuraron en darse un baño, para quitarse la espuma del detergente de encima. La tarde la pasaron con Sybill, sabían que Snape no se iba a atrever a llamarlos si estaban cerca de ella. Aunque después de todo no fue tan malo, conversaron mucho y los chicos estaban felices de que ella estuviese en casa, así tendrían que soportar menos los gruñidos de Snape que los vigilaba con los ojos entrecerrados. Sybill se mostró interesada en los poderes de Harry, que estaban más fuertes. No dijo mucho de eso, solo le sugirió, como lo había hecho Snape, que los equilibrara, que los aprendiera a utilizar de nuevo.
Lupin se había quedado toda la tarde conversando con Sirius y Snape, contando que prácticamente se habían encerrado en la cocina para discutir unos pergaminos que según ellos, no eran de mucha importancia. Harry y Lara G. dedujeron que eso de no tiene mucha importancia era solo cuento de ellos. Intentaron escuchar a hurtadillas pero Sybill los interceptó al momento pidiéndoles que la ayudaran a preparar algunas clases de Quiromancia. No resultó aburrido después de todo, Harry y Lara G. terminaron muertos de risa inventando cosas graciosas. Hasta Sybill tuvo que reírse.
Ya cerca de la hora de la cena, Sybill sacó a la C.I.B.I.P.S.I (Comisión Internacional de Brujos Interesados en Papelitos Sin Importancia, como los había clasificado Lara G.) de la cocina para poder cocinar, aunque los incitadores fueron los chicos. Estos enseguida ayudaron a Sybill con la cena, ya Snape les estaba enviando miradas asesinas. Lupin no se quedó a cenar, aunque Sybill intentó que cambiara de opinión pero él dijo que no quería molestar. Cenaron tranquilamente, Snape solo los miraba como recordándoles que tenían una cuenta pendiente, así que cenaron encogidos, preparados para el sermón del día siguiente. Subieron a lavarse los dientes pero no se tardaron mucho en el baño, sabían que Snape estaba rondando y Sirius parecía haberse aliado a él.
Se apretujaron en el sofá como pudieron. Harry y Lara G. enseguida se sentaron con Sybill de por medio y aunque Snape parecía tener la sonrisa encajada, no se atrevían a acercarse hasta estar al alcance de sus manos, sabían que a la primera oportunidad que tuviese los estrangulaba. Así estuvieron hasta que el televisor puso la pantalla negra con una raya blanca horizontal. Snape frunció el ceño. La pantalla parpadeó un par de veces y luego se apagó. Snape se levantó y se acercó al televisor mirándolo con cuidado.
Se descompuso. Dijo finalmente alejándose un par de pasos de él. Voy a tener que llamar a un técnico, no entiendo nada de estos cachivaches muggles.
Si quieres, mañana podemos revisarlo. Dijo Harry encogiéndose de hombros, Snape y Sirius lo miraron con el ceño fruncido. Solo para ver que tiene malo, supongo que quitar tornillos no sea tan difícil.
¿Podemos? Preguntó Lara G. con cara de horror, Harry le dio un codazo. Ah, si, solo vamos a mirar y si podemos repararlo... lo hacemos.
¿No tienen sueño? Les preguntó Sybill suavemente.
Si. Contestaron los chicos al unísono al ver a Snape mostrando los dientes en actitud amenazante.
Se levantaron de un salto y se apresuraron en desaparecer escaleras arriba. Se desearon buenas noches y cada uno entró en su habitación. Lara G. se cambió para el pijama y se acostó al momento en la cama y cuando se iba a cubrir con la sábana, Snape apareció con un plop haciéndola saltar.
¡Ave Maria! ¡La puerta no está por gusto! Exclamó Lara G. encogiéndose en la cama. ¡Buenas noches!
Descolgó la cabeza cerrando los ojos, toda desparramada. Snape la cubrió con la sábana.
Sabes... que mañana, vamos a hablar, incluido tu hermano. Le dijo Snape suavemente al oído, le alisó el pelo. Ya se lo que le hicieron a Sirius, vamos a hablar de eso mañana, pero ahora... buenas noches, mi niña.
Snape le besó la mejilla suavemente y Lara G. abrió un ojo. Abrazó a Snape antes de que se incorporara y le besó la mejilla. Después de eso se volvió a desplomar en la cama con los ojos cerrados. Snape se ablandó un poco pero sacudió la cabeza apagando las luces con un giro de varita. Desapareció con un plop y Lara G. abrió los ojos compadeciendo a Harry.
Este estaba leyendo tranquilamente cuando Snape apareció en su habitación. Pegó tal brinco que los lentes se le quedaron en la punta de la nariz. Lanzó el libro a un lado y se acostó de golpe. Snape se acercó cabeceando quitándole los lentes y cubriéndolo con la sábana.
Ya le expliqué a tu hermana, solo se me olvidó decirle que... vuestra madre se va mañana después del desayuno, y entonces, vamos a hablar. Le susurró Snape al oído suavemente. Buenas noches.
Snape le acarició el pelo unos segundos y salió de la habitación apagando las luces. Harry entreabrió los ojos y soltó aire acomodándose.
Durmió toda la noche sin sobresaltos, ni ninguna incursión a la mente de Voldemort. Estaba muy a gusto, así que no tenia por que levantarse. Pero algo acerca de una conversación pendiente le vino a la cabeza. Abrió los ojos de golpe y se puso los lentes precipitadamente. Mientras más tiempo se quedara Sybill más se dilataría la charla. Salió con los pelos de punta de su habitación y entró dando tropezones a la habitación de Lara G. Prácticamente se lanzó sobre la cama atropellando a la chica que dormía tranquilamente.
¡Lara! ¡Despierta Lara! Comenzó a llamarla a pesar de que la estaba aplastando.
¡Ave María! ¡Ya ni se puede dormir! Exclamó la chica despertándose de golpe mirando a Harry encima de su abdomen. ¿Dónde es el incendio?
¡Que mamá se va después del desayuno! Dijo Harry exasperado.
Ah, se va... ¡¿Que mamá queee?! Exclamó Lara G. saliendo de debajo de Harry haciéndolo rodar por la cama. ¡Deja de rodar como una croqueta acabada de salir del sartén y date un baño!
Harry saltó de la cama saliendo disparado para su habitación. Recogió ropa apresuradamente y entró en el baño del pasillo dando un largo resbalón. Se dio una ducha ultra rápida y salió corriendo a dejar el pijama en su habitación. Salió aplastándose el pelo contra la cicatriz y chocó con Lara G. que acababa de salir de su habitación hecha un desastre, mas bien, los dos eran un desastre. Bajaron las escaleras a saltos y entraron patinando a la cocina, llegando a sus sillas y sentándose de golpe. Snape y Sirius los miraron con el ceño fruncido mientras Sybill se volteaba levemente desde el fogón y les sonreía.
¡Buenos días! Saludaron al unísono con una enorme sonrisa.
¿Que bicho los picó hoy? Les preguntó Snape mirándolos extrañado.
Severus... Dijo Sybill como advirtiéndole sin dejar de cocinar.
¿Si Sybill? Contestó Snape haciéndose el inocente.
¿Que fue lo que hablamos querido? Preguntó Sybill girando levemente para verlo, los chicos no le podían ver la cara. ¿No lo recuerdas?
Er... hem, hem, por supuesto, mi vida, claro que lo recuerdo... Contestó Snape sumiso, miró a los chicos con una sonrisa algo forzada. Buenos días, me alegra ver que se hayan despertado alegres porque... los voy a matar... hoy quizás tengamos un día ocupado... prepárense los dos... como el televisor muggle se descompuso y...
¿Que murmuras entre dientes querido? Preguntó Sybill dulcemente, Snape balbució un poco y se quedó callado. Espero que no los estés amenazando.
No mi vida, les estaba explicando lo que debemos hacer hoy después de que te vayas. Respondió Snape mirando a los chicos amenazante y acentuando las últimas palabras, estos tragaron en seco.
Sirius los miraba con los ojos entrecerrados, al parecer, no tenía intenciones de defenderlos. Se levantó en la silla alzando la cola cuando los chicos lo miraron con inocencia, la cola parecía un estropajo en mal estado. Harry y Lara G. gruñeron dispuestos a lanzarse a la revancha, aunque eso significara terminar encerrados en el primer lugar que encontraran con puerta. Sybill llevó por fin el desayuno a la mesa y todos se acomodaron para empezar a desayunar. Snape los miró con los dientes a medio mostrar y vocalizó: Ay de ustedes cuando vuestra madre se vaya. Los chicos alzaron una ceja al unísono como diciendo: ¿Con que esas tenemos?.
Mamá, me temo que... Comenzó a decir Lara G. y Snape la miró negando disimuladamente con la cabeza, la chica sonrió.
... no hemos sido sinceros contigo. Terminó Harry por ella revolviendo despreocupadamente su chocolate, Snape y Sirius se miraron con horror. Papá si ha peleado con Sirius.
Según sabemos, dos veces, pero suponemos que pelean a escondidas de nosotros. Prosiguió Lara G. poniendo carita apenada, Harry la imitó.
Y nos amenazó ayer. Agregó Harry para ponerle la tapa al frasco.
Er... chicos, no mientan. Se apresuró en decir Snape tratando de sonreírle a Sybill.
Ellos no mentirían Severus. Lo reprendió Sybill muy seria.
Los chicos pusieron caritas inocentes.
Vamos Sybill... Dijo Snape suavemente tomándole una mano. ... solo... están bromeando.
Si, sabes que les encanta bromear. Apoyó Sirius al ver la tensión al máximo.
Harry, Lara, ¿Pudieran salir unos minutos? Les pidió Sybill a los chicos.
Estos obedecieron al momento. Pero con tan mala suerte que pusieron un hechizo imperturbable así que no pudieron escuchar.
¡Se lo buscaron! Dijo Lara G. cruzándose de brazos. ¡Los dos!
¡Siempre nos amenaza! Y ahora Sirius de su parte. Gruñó Harry en apoyo de la chica. Siempre es: Vamos a hablar.
Pero creo que ahora nos va a hacer falta planificar una acción evasiva. Dijo Lara G. haciendo una mueca leve. Ya sabes que van a salir de allá adentro... peor que un toro daltónico.
OK, en tu habitación que queda más a mano. Sugirió Harry vigilando la puerta de la cocina. Cierro yo la puerta, por si a Sirius se le ocurre aparecerse.
No hay problema. Aceptó Lara G. al momento.
La puerta de la cocina se abrió sobresaltándolos. Entraron y se sentaron sin ceremonias en sus puestos. Snape les sonreía dándoles a entender que estaban muertos. Sirius no expresaba mucho, solo terminaba de desayunar tranquilamente lanzándole fugaces miradas inexpresivas a los chicos. Sybill los miraba con cara de madre buena y comprensiva. Cuando terminaron de desayunar enseguida fregaron ellos, a pesar de que Sybill les dijo que no se molestaran. Snape no dejaba de sonreírles y Sirius los miraba muy serio, pero cuando Sybill lo miraba se hacia el que olfateaba la silla. Subieron a lavarse los dientes y bajaron rápidamente. Sybill enseguida los abrazó a los dos diciéndoles que los quería mucho y que le hicieran caso en todo a Snape y a Sirius.
Los chicos se miraron compadeciéndose mutuamente cuando Snape se despedía de Sybill con un apasionante beso en la boca. Sirius solo le dio la pata sonriendo como pudo con su boca de perro. Sybill les dedicó a los chicos otra mirada tierna antes de desaparecer de la cocina.
Bien, bien, no pierden la costumbre. Gruñó Snape mostrando los dientes, los chicos dieron un par de pasos hacia atrás buscando una salida.
Tenemos que hablar. Dijo Sirius mirándolos con los ojos entrecerrados. ¿Se puede saber por que me desobedecen?
Y les advertí que no le dijeran a vuestra madre pero no... les encanta quebrantar reglas. Agregó Snape mirándolos con cara de asesino profesional. ¿Tienen algo que decir?
Si. Dijo Lara G. encogida. ¿Alguien tiene el teléfono de emergencias?
Snape y Sirius abrieron la boca en un gruñido y los chicos se precipitaron afuera de la cocina corriendo a zancadas.
¡COLLOPORTUS! Bramó Snape sacando su varita y apuntándole a la puerta, esta se cerró pero los chicos ya habían logrado salir a duras penas. ¡DETÉNGANSE LOS DOS! ¡TENEMOS QUE HABLAR! ¡ALOHOMORA!
Sirius saltó de la silla saliendo como un rayo negro de la cocina. Subió los escalones y se detuvo frente a la puerta de la habitación de Lara G. olfateando. Snape llegó detrás de él rechinando dientes con la varita afuera.
Están adentro Severus. Dijo Sirius señalando la puerta con la cabeza.
¡Abran la puerta! ¡Saben que no me gusta que se encierren! Dijo Snape golpeando bruscamente la puerta. ¡Alohomora!
Yo la cerré. Dijo Harry tumbado en la cama, Lara G. estaba tumbada al lado de él.
¡Por el bien de los dos! ¡O abren la puerta o la echo abajo! Amenazó Snape exasperado del otro lado de la puerta, los chicos ni se inmutaron. ¡A base de hachazos!
Genial, ahora es leñador. Dijo Lara G. con los ojos al techo.
¡Siempre lo mismo! ¡Bajo las faldas de Sybill! Dijo Snape con energía. ¡Les advertí que no le dijeran nada!
¡Se lo merecen! Exclamó Lara G. de repente contra la puerta y sentándose en la cama. ¡Siempre peleando!
¡Y amenazando! Agregó Harry incorporándose y cruzándose de brazos.
¡Pero si no hemos peleado! Exclamaron Snape y Sirius a un tiempo.
Si, como no. Resopló Lara G.
Mira Lara, ya... yo les expliqué en el parque... Comenzó a decir Sirius suavemente. ... y ustedes se mostraron conformes.
Si, somos amigos, ya todo se solucionó. Agregó Snape con la misma suavidad. Abran, por favor... si no abren... suspendida la salida de hoy.
¡No es justo! Protestaron los chicos a un tiempo.
Se lo están buscando si no abren la puerta. Gruñó Snape. No me hagan cambiar de opinión.
Harry y Lara G. se miraron tomando decisiones, realmente no les convenía quedarse encerrados. Harry se acercó resignado a la puerta mientras Lara G. daba vueltas de un lugar a otro en la habitación. Cuando la abrió con sus poderes, chocó con los ceños fruncidos de Snape y Sirius. Dio dos pasos hacia atrás y se dejó caer en la cama. Lara G. miraba ahora por la ventana apoyada en el marco de esta. Sirius entró de primero sin mover su estropeada cola y Snape entró un poco después.
Bien, pueden ir a... esa salida que querían hacer con sus amigos. Dijo Snape finalmente. Solo espero que no regresen tarde.
Harry solo regresó la mirada al techo y Lara G. cabeceó un poco sin apartar la mirada de la ventana.
Y no se hagan los enojados, los únicos con derecho a estar enojados aquí somos nosotros. Los reprendió Sirius muy serio.
Harry se movió levemente, acomodando la cabeza. El largo pelo de Lara G. se elevó un poco ondeando y luego cayó suavemente a su espalda.
¿No van a hablar? Preguntó Snape al ver que no les hacían caso.
Si, pero, ¿Hay algo que debemos decir? Preguntó Lara G. dándose vuelta de repente, se recostó a la ventana.
Harry se sentó en la cama pasando la mirada de Snape a Sirius.
Olvídenlo. Dijo Snape saliendo de la habitación, Sirius salió detrás de él no sin antes echar una ojeada atrás.
Harry y Lara G. bajaron detrás de ellos y se llevaron una sorpresa cuando llegaron a la cocina. George y Ginny los estaban esperando allí. Ginny corrió a los brazos de Harry mientras que George miraba a Lara G. embelezado, pero cada vez que se acercaban solo un poco se escuchaban ruiditos por parte de Snape. Después de pedir el correspondiente permiso, desaparecieron por la chimenea rumbo al Caldero Chorreante. Ron y Hermione los recibieron al momento y Fred y Sandra solo agitaron las manos saludándolos.
Pasaron una mañana estupenda en el Callejón Diagon, lo que Harry y Lara G. no esperaban era que iban a ir a Hogsmeade. Almorzaron en el Caldero Chorreante para luego pedirle permiso a Tom, el tabernero para que los dejase utilizar la chimenea. Aparecieron por turnos en Las Tres Escobas, en donde Rosmerta los recibió alegremente. La tarde fue soberbia, muy romántica, cada pareja tomó un camino diferente y bromeaban cuando se encontraban. Ron por poco se muere de la vergüenza cuando fue sorprendido por Lara G. y George besando a Hermione en una esquina. Terminó rojo como un tomate tartamudeando de una forma muy graciosa.
A Harry la cara se le cayó en pedazos cuando Lara G. y George (Que eran la pareja más bromista y divertida, además de que atrapaban a todos in fraganti) comenzaron a bromear a costilla de él. Ginny terminó riendo disimuladamente antes de ser agarrada por Harry que la arrastró a Zonco. Ron intentó, infructuosamente, de bromear con George y Lara G. pero estos eran demasiado despreocupados y bromistas como para que les hicieran algo. El que no aparecía por ningun lado era Fred con su novia, Sandra. Se unieron todos cuando estaba oscureciendo, con el objetivo de buscar a Fred.
Llegaron hasta las ruinas de lo que una vez fue La Casa de los Gritos sin tener algún rastro de ellos, hasta que Lara G. captó sonidos con su agudo oído. Todos la siguieron y ella los detuvo sonriendo maliciosamente, señaló por entre la maleza. Todos se asomaron con cuidado. En un claro, recostado a un árbol, estaba Fred besando apasionadamente a Sandra.
Um, mi hermano se la está tomando en grande. Comentó George en un susurro sonriendo maliciosamente. No le vendría mal pasar un pequeño susto, tengo aquí unas bengalas que...
No, bengalas no, tengo una idea mejor. Dijo Lara G. en semi-cuclillas.
¿Que vas a hacer Lara? Preguntó Harry mirando a la chica con cautela. No te transformes en algo que les de un infarto.
No, transformación no, a ellos les vamos a dar otra clase de susto. Dijo Lara G. sonriendo con los ojos entrecerrados.
Lara, no creo que sea prudente... Comenzó a decir Hermione.
Hermy, es solo un pequeño susto. Le dijo Ron para tranquilizarla.
Está bien, pero sigo diciendo que... Dijo Hermione terca.
¡Shhh! La reprendió Ginny. ¡Se van a dar cuenta de que estamos aquí!
Lara G. se aclaró la garganta, se puso las manos alrededor de la boca y...
¡Pssssss! ¡Pssss! ¡OYEEEEE! ¡USTEDES DOS! ¡ESTO ES PROPIEDAD PRIVADA! Gritó Lara G. imitando la voz de un hombre un poco gangosa, Fred se levantó de un salto haciendo que Sandra quedara colgada de un brazo de él. ¡SALGAN DE AQUI!
¿DÓNDE ESTA MI VARITA? ¡AHORA MISMO SACO A ESE PAR DE CHIQUILLOS DE AQUI! Gritó George imitando otra voz ronca, Fred miraba como un loco a todas partes mientras Sandra se intentaba levantar apoyándose en él.
¡AY CHICO PERO SI MIRALOS AHIIIII! Gritó Lara G. sin quitar esa voz. ¡AGARRALOS TIBURON!
¡TU VERAS! Gritó George por su parte, por poco se parten de la risa cuando Sandra se aguantó de los vaqueros de Fred bajándoselos dejando al descubierto un calzoncillo verde oscuro. ¡Y PERVERTIDOS ADEMAS!
Fred salió corriendo subiéndose los vaqueros como podía con Sandra detrás tratando infructuosamente de arreglarse un poco el pelo que lo tenia muy revuelto. Nadie pudo aguantar la carcajada. Comenzaron a reírse estruendosamente recordando la cara de Fred cuando Lara G. empezó a gritarle cosas. Harry estaba llorando de la risa y Ginny tuvo que agacharse, la risa era mucha. Hermione a pesar de todo tuvo que reírse, había resultado bastante gracioso.
¡OYEEEE! ¿QUE DEMONIOS HACEN TODOS USTEDES AQUI? Gritó de repente la voz fuerte de un hombre, se quedaron paralizados. ¡AHORA MISMO LOS ESTOY DENUNCIANDO! ¡MI VARITA! ¿DÓNDE ESTA MI VARITA?
Ay, pero si son niños... Dijo la voz de una mujer.
¡Y A MI QUE! ¡SIEMPRE ES LO MISMO! Gritó el hombre histérico, los chicos ya buscaban la mejor vía para lanzarse a correr. ¡ACABA DE DARME LA VARITA MUJER!...
¡CORRAN QUE NOS ATRAPARON! Exclamó Lara G. como un grito de guerra lanzándose a la carrera mientras que el primer maleficio volaba por entre la maleza.
Nadie lo dudó y corrieron detrás de ella sintiendo los maleficios zumbando por todo el lugar y al hombre gritando que se detuvieran. Llegaron a la amplia calle del pueblo pero solo se detuvieron cuando llegaron a Las Tres Escobas. Fred y Sandra ya estaban allí y los llamaron al momento. Rosmerta dejó que unieran dos mesas y arrastraran más sillas para que todos se pudiesen sentar. Afuera ya era una boca de lobo. Pidieron cervezas de mantequilla comenzando a charlar animadamente.
Fred no dijo nada acerca de que lo atraparon en una propiedad privada besándose con Sandra y los demás tampoco tocaron el tema de que ellos fueron los que los atraparon en la propiedad privada. La tensión subió cuando vieron entrar en Las Tres Escobas a un hombre rudo de pelo negro corto con una mirada digna de un Troll, acompañado de una mujer menuda que estaba enganchada de su enorme brazo.
Oh, hola Félix, Ursula, ¿Desean algo de beber? Preguntó Rosmerta sonriendo, los chicos se escondieron un poco.
Solo dar una advertencia. Dijo Félix en un gruñido, pasó la mirada mesa por mesa y la posó en donde estaban todos los chicos tomando cerveza de mantequilla nerviosos. ¡AL QUE ATRAPE EN MI PROPIEDAD LO VAN A TENER QUE RECONSTRUIR EN SAN MUNGO!
Toda la pandilla tembló ante tal advertencia hundiéndose en sus asientos.
Querido, si eran unos niños... Dijo Ursula aferrándose más al grueso brazo de Félix, como si este se le fuera a escapar de un momento a otro. ... tranquilo ¿Si? Vamos a casa a tomar un poco de té.
Quiero quedarme un rato aquí, dulcecito. Le dijo Félix adoptando un tono de voz sumiso y muy suave.
La mujer lo miró no muy convencida y miró por las mesas como buscando algo.
¡Hola Marsey! Saludó Ursula haciendo que Harry y Lara G. soltaran un chorro de cerveza de mantequilla por la boca haciendo saltar a los demás. Mira querido, allí está Marsey, me quedaría tranquila si alguien te controlara la bebida.
El enorme Félix asintió y caminó bruscamente hacia una mesa en donde estrechó manos con un hombre con el pelo rubio cenizo, nariz aguileña, gruesas cejas rubias, cara picuda y ojos azules. Harry y Lara G. gruñeron por lo bajo (Estaban de frente al susodicho) y se escondieron un poco. Los demás fruncieron el ceño mirándolos.
¿Sucede algo? Preguntó Ron en un susurro, estaba frente a Harry con Hermione, Fred y Sandra.
¿Eh? Dijo Harry distraído, Lara G. le dio un codazo. No, no sucede nada.
Los demás lo miraron no muy convencidos. Lara G. lanzaba fugaces miradas a Marsey que charlaba con Félix y que por suerte no se le había ocurrido mirar a la esquina donde estaban ellos. Siguieron bromeando tomando cerveza de mantequilla, la diversión era rota por las miradas sombrías que Harry y Lara G. le lanzaban a Marsey. Así pasaron prácticamente toda la noche, hasta quedar ellos solos en el bar. Harry y Lara G. miraron con el rabillo del ojo a Marsey salir de penúltimo junto con el corpulento Félix.
Rosmerta les dijo que ya era hora de cerrar el bar y ellos pidieron permiso para utilizar la chimenea. Reaparecieron en el Caldero Chorreante haciendo que Tom el tabernero, que estaba a punto de irse a la cama, pegase un buen brinco. Pero ahí no terminó la salida, enseguida fueron al Londres muggle y terminaron en una enorme disco, bailando como locos y divirtiéndose de lo lindo. Cuando ya estaban ahítos de tanta diversión (Que no fue tan rápido, pasaron horas para que todos estuviesen conformes con la noche), salieron muy alegres de la disco. Se quedaron conversando en un parque, riéndose de anécdotas y los recuerdos de los momentos más graciosos que ocurrieron durante ese día. Acordaron regresar a sus casas cuando los temas se agotaron.
Harry se despidió de Ginny con un apasionante beso en la boca mientras que George iba a acompañarlos hasta tomar el Autobús Noctámbulo. Lo tomaron en una calle desierta y George besó a Lara G. con pasión, después le besó la mano antes de que subiera al autobús en donde Stan los miraba con la boca ligeramente abierta. Lara G. no pudo ver más a su novio porque el Autobús se puso en marcha y Harry terminó aferrado a ella para no terminar rodando por el suelo. Llegaron a la esquina de Privet Drive y se bajaron completamente mareados del Autobús, había sido un día estupendo. Caminaron por la acera de Privet recordando los mejores momentos de la salida. La noche estaba fresca y más oscura de lo usual.
Llegaron al número 5 y abrieron la puerta con magia. Entraron en la sala cerrando la puerta tratando de no hacer ruido. Se escuchó un gruñido de perro y un ronquido reprimido. Las luces de la sala se encendieron de repente deslumbrándolos completamente.
¿Se puede saber donde estaban metidos los dos y HASTA ESTA HORA? Preguntó la voz de Snape bruscamente.
Los chicos miraron el reloj de cucú de la sala parpadeando acostumbrando sus ojos a tanta luz repentina. El alma les traspasó el suelo, eran las 3:57AM. Snape estaba de pie junto al sofá cruzado de brazos con Sirius al lado que no los miraba con buena cara. ¿Como se les pudo pasar la hora de esa manera? Pensaban llegar tarde, pero no TAN tarde.
Todavía estoy esperando una buena excusa. Dijo Snape sacándolos de sus pensamientos.
Tenía la cara cansada y los ojos ligeramente rojos, como muestra de que se había pasado toda la noche en vela esperándolos, pero el ceño fruncido, los brazos cruzados, la seriedad con que los miraba y el pelo lacio cayéndole a los lados de la cara dándole un aspecto temerario hacía que cualquiera olvidara los detalles anteriores.
¿Y bien? Preguntó visiblemente perdiendo la paciencia.
Que... pensábamos llegar tarde pero... se nos fue la mano... Explicó Lara G. tímidamente, lo que deseaba era un buen baño y acostarse a dormir. No sabíamos...
No sabíamos la hora que era... Ayudó Harry al ver las caras de impaciencia de Sirius y Snape. Nos estábamos divirtiendo tanto que...
Esa no es excusa para llegar a esta hora a la casa Harry. Lo cortó Sirius visiblemente enojado. No sabíamos con exactitud a donde habían ido, pensábamos que a las 12:30 más o menos estarían aquí, pero... no a esta hora.
Mañana... no los quiero fuera de la casa y tampoco quiero magia por parte de ustedes. Dijo Snape entrecerrando los ojos, los chicos abrieron la boca para protestar. Las varitas... ¡LAS VARITAS AHORA SI NO EL CASTIGO VA A SER PEOR!
Los chicos pegaron un brinco entregando sus varitas a regañadientes. Snape las guardó en su toga negra pasando la mirada por uno y otro.
Y cuando dije magia, era magia de ningun tipo. Aclaró en un gruñido. Ahora cada uno para su habitación.
Los chicos resoplaron molestos subiendo las escaleras bruscamente. Harry enseguida se dio una ducha tibia en el baño del pasillo y se dejó caer en su cama. Cerró los ojos sin ni siquiera quitarse los lentes. Era verdad que se había divertido como nunca con sus amigos y su novia pero debieron vigilar la hora.
Se despertó fastidiado al día siguiente por el abundante sol que entraba por la ventana. La tentación de correr las cortinas era enorme, pero eso significaba levantarse y despertarse por completo. Agarró la almohada y se la puso en la cabeza para poder seguir durmiendo. Pero desgraciadamente tenia la mente clara, no podría conciliar el sueño de nuevo. Lanzó la almohada a un lado y tanteó por la mesita a por sus lentes. Se los puso enfocando la superficie de la mesita y a punto de estirar su mano para agarrar su varita.
Soltó aire con los ojos en blanco dejando caer la mano. Snape tenia su varita, al igual que la de Lara G. Miró la hora en el reloj despertador, las 12:37PM, al menos lo habían dejado dormir. Se levantó desgreñándose y miró medio gruñendo las cortinas descorridas, parecía que lo habían hecho a propósito. Fue al baño del pasillo a lavarse un poco la boca y la cara. Cuando salió miró la puerta entrecerrada de la habitación de Lara G. ¿Estaría despierta?
Se acercó con cuidado y se asomó en la habitación. Solo veía un bulto de sábanas blancas encima de la cama y lo que parecía ser la almohada encima de todo el reguero. Se acercó con cautela y pegó un brinco al ver que el bulto de sábanas respiraba moviéndose levemente. Sonrió, ya había encontrado a la chica. Se lanzó sobre la cama moviéndola. Comenzó a escarbar entre las sábanas hasta que encontró el costado de Lara G. Le hizo cosquillas y la cabeza de la chica apareció por entre la almohada y la sábana.
¡Ave Maria! ¡Intento dormir! Exclamó exasperada retorciéndose, pero Harry no dejaba de hacerle cosquillas. ¡Déjame en paz!... ¡Te lo buscaste!
Lara G. lo agarró de repente y le dio una vuelta por encima de ella lanzándolo hacia la otra esquina de la cama. Lara G. se desenredó de las sábanas resoplando y le dio un almohadazo a Harry por el abdomen.
Te levantaste con la energía al máximo. Gruñó Lara G. entrecerrando los ojos mientras Harry se ajustaba las gafas. Puede que tú no tengas sueño pero... yo... todavía... tengo... sue...
Terminó de decir la frase de una manera muy graciosa apoyando la cabeza en la cama con el trasero empinado. Harry se sentó y le pegó suavemente a modo de juego por el trasero haciendo que la chica pegara un brinco prácticamente cayéndose de la cama.
¡Vuelves a hacer eso y te arranco la nariz! Amenazó con energía mirando a Harry con el ceño fruncido. De todas maneras... ¿Que hora es?
Las... Comenzó a decir Harry inclinándose para ver mejor el reloj despertador. ... 12:43PM.
Vaya, si que dormí. Reflexionó Lara G. Obviando que ayer llegamos cerca de las 4 de la mañana.
Creo que fuimos un poco irresponsables, debimos vigilar la hora. Dijo Harry en un suspiro.
Si, supongo, pero es que pasamos un día tan... divertido. Dijo Lara G. cabeceando, miró a Harry sonriendo maliciosamente. Y tú te divertiste de lo lindo, grandísimo pícaro... tenias a Ginny a tus pies ¿Eh, Harry Potter? Esos besitos que se daban...
Y tú no te quedaste atrás... Repuso Harry poniéndose algo rojo. ... tú y George eran un melado... ¿Quién es el pícaro ahora?
¡Tú, Gusarapo! Exclamó Lara G. cayéndole arriba para hacerle cosquillas.
Harry comenzó a reírse cuando cayó boca arriba en la cama atacado por las cosquillas de Lara G. la puerta se abrió y entró Sirius muy serio que se les quedó mirando.
Menos mal que ya están despiertos, me ahorraron el trabajo. Dijo Sirius haciendo que Lara G. dejara de hacerle cosquillas a Harry. Pueden bajar cuando quieran, el almuerzo está listo.
Salió de la habitación como mismo entró. Los chicos se miraron frunciendo ligeramente el entrecejo y se bajaron de la cama. Harry salió de la habitación de la chica para que ella pudiese cambiarse de ropa. Cuando salió de la habitación, se llevó instintivamente la mano a la cintura de sus vaqueros, como para asegurarse de que tenía su varita. Dio un respingo recordando que ese día no podía hacer magia. Lara G. salió de su habitación con su largo pelo mojado, secándoselo con una toalla.
Bajaron tranquilamente hacia la cocina y empujaron la puerta suavemente entrando. Snape y Sirius ya almorzaban, solo los miraron de reojo y prosiguieron cada uno en lo suyo. Los chicos se miraron e hicieron una mueca leve. Se habían buscado un enorme problema. Se sentaron en sus puestos en donde ya estaba el almuerzo de ellos servido, como para que se enfriara si tardaban demasiado. Comenzaron a comer en un incómodo silencio, roto solamente por el tintineo de los cubiertos y algún que otro lengüetazo de Sirius al agua.
Papá... nosotros... Comenzó a decir Lara G. rompiendo el silencio tenso.
No se habla con la boca llena Lara. La reprendió Snape sin ni siquiera mirarla.
La chica se calló bajando la vista. Harry cabeceó y le palmeó la espalda para que no se sintiera tan mal.
P-Pero... no fue nuestra intención llegar... Insistió Lara G. en explicarse.
Baja los codos de la mesa, Lara. Volvió a reprenderla Snape sin mirarla.
Solo quiero decir que... Intentó decir Lara G. apenada.
Recógete el pelo, lo estás lanzando encima de la comida. La reprendió Snape todavía sin mirarla, muy concentrado en su almuerzo. Y si vas a darme excusas ahórrate las palabras, no voy a quitarles el castigo... (Lara G. abrió la boca para insistir)... ¿No te dejé claro que te callaras?
La chica se levantó empujando su plato de comida hacia el centro de la mesa y salió al patio. Snape levantó la vista con una seriedad inusitada y miró a Harry fijamente. El chico frunció el ceño levantándose también y salió detrás de Lara G. La chica le había dado la vuelta al árbol del patio y había desaparecido de vista. Harry rodeó el árbol y descubrió a Lara G. del otro lado sentada entre dos raíces con las piernas encogidas, sus brazos rodándolas y la cabeza sobre las rodillas. Harry buscó un espacio entre las ramas y se sentó al lado de ella.
¿Estás bien? Le preguntó Harry preocupado.
Si. Contestó Lara G. bajando la vista al césped. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Tan desagradable cuando quiere castigar?
Tranquila Lara, es... su carácter. Le dijo Harry suavemente. Ya se le pasará.
Harry de repente soltó un gemido de dolor llevándose una mano a la cicatriz. Lara G. sintió como si le encajaran un puñal en el antebrazo derecho. Se agarró donde tenia su cicatriz con fuerza. Harry estaba casi ciego por el dolor, se recostó al árbol, algo había sucedido, estaba... alegre, muy alegre. El dolor se fue como mismo llegó, dejándolos jadeantes apoyados en el árbol.
Sucedió algo... que estaba esperando, hacia mucho tiempo... Dijo Harry como si un extraño hablase por él, tosió un poco, tratando de quitarse esa sensación de la garganta.
Apuesto a que no es nada bueno para nosotros. Dijo Lara G. frotándose el antebrazo derecho.
Mejor entramos. Sugirió Harry deseoso por echarse agua fría en la cicatriz.
Lara G. asintió con la cabeza gacha. Harry le dio un golpecito con un puño por el hombro, como animándola. La chica lo miró sonriendo levemente. Harry le sonrió empezando a caminar delante. Pasaron sin hablar por la cocina, Sirius solo levantó las orejas ladeando la cabeza mientras que Snape los miró de reojo. Subieron al segundo piso y se acostaron los dos en la cama de Harry a leer tranquilamente. El chico quedó rendido después de un buen rato, con el libro sobre el pecho y los lentes puestos. Lara G. cerró su libro sentándose con cuidado. Le quitó los lentes dejándolos sobre la mesita de noche y el libro lo dejó a su lado. Se bajó de la cama y fue a dejar el libro a su habitación entrecerrando la puerta de la habitación del chico.
Ella no tenia sueño, quizás un poco pero no tanto como Harry. Bajó a la sala y se dejó caer en el sofá. Encogió las piernas sobre él escuchando unos pasos suaves por detrás de ella. ¿Por qué su padre tendría ese mal humor cuando se trataba de castigarla en serio? No le molestaba que la hubiese puesto a limpiar la casa sin magia, o a ordenar el desván, hasta recibiría gustosa un barril lleno de ranas cornudas para destripar. Prefería todos los castigos del mundo a que le hablara de esa manera, como lo hizo en el almuerzo, le dolió un poco.
Pero, tenía sus razones, habían llegado súper tarde sin ninguna justificación convincente. Y como había dicho Sirius, estar divirtiéndose no justificaba que llegaran a esa hora. Debían haber sido más responsables. Apoyó la cabeza sobre sus rodillas rodeando con sus brazos sus piernas. Del cuello de su blusa sacó la cadenita dorada con el pendiente en forma de corazón. Lo abrió y en sus ojos se reflejó el rostro de su madre. Los ojos le fueron tomando un color verde claro con la neblina arremolinándose en su interior.
La extrañas, ¿Verdad? Preguntó la voz de Snape de repente.
Lara G. cerró la medallita y se la guardó de regreso. Se levantó del sofá esquivando a Snape que la había estado observando desde que se sentó allí. Salió al patio, Sirius no estaba por todo aquello. Le dio la vuelta al árbol y se sentó de nuevo entre las dos raíces, con una pierna encogida y la otra estirada, apoyando la cabeza al tronco del árbol. Miraba al vacío, sin un punto fijo, no quería hablar con Snape ¿Y si le hablaba de la misma manera de cómo lo hizo en el almuerzo? Soltó aire levantándose cuando escuchó pasos ligeros acercándose al árbol. Fue a escabullirse por una de las esquinas para su mala suerte que chocó con Snape, ni siquiera estaba mirando al frente. Enseguida dio media vuelta para irse por el otro lado pero Snape le agarró un brazo.
No me evites Lara, creo que querías hablar conmigo. Le dijo Snape suavemente sin soltarle el brazo.
Lara G. no respondió, ¿Acaso él mismo no le había dicho claramente que se callara? Haló el brazo sin decir una palabra tratando de que Snape la soltara, pero este solo apretó el agarre. Tenia la vista clavada en el suelo, hizo un poco más de fuerza, tratando de soltarse.
¿Que te sucede? Preguntó Snape viendo como su hija lo evadía y no lo miraba. ¿Por qué no hablas?
Lara G. no lo miró, ahora claramente estaba forcejeando para soltarse. Snape le soltó el brazo cuando la chica hizo un movimiento brusco. Parpadeó un par de veces viéndola caminar apresuradamente hacia la casa. Lara G. iba a salir de la cocina cuando escuchó un plop y Snape apareció en el umbral de la puerta. Giró para irse por el patio pero Snape blandió su varita cerrando la puerta de golpe. Miró sin levantar la cabeza buscando una vía de escape cuando sintió una mano en el hombro.
Siéntate, ¿Quieres un té? Le dijo Snape suavemente, Lara G. sacudió la cabeza. Vamos, toma una taza de té conmigo.
Se apoyó con las dos manos en los hombros de la chica y la llevó hasta una silla. Le hizo presión obligándola a sentarse. Lara G. alzó un poco la cabeza, mirando fijamente la ventana abierta, era la única forma de salir de allí. Pero para su desgracia la ventana se cerró como si Snape le hubiese adivinado el pensamiento. Bajó la vista a la mesa y parpadeó cuando Snape le puso una taza con té tibio delante. El brujo se sentó frente a ella dejando la taza sobre la mesa, haciendo que una cucharita revolviese el té sola. Lara G. solo miró su té sin probarlo, seguía sin levantar la vista aunque su padre parecía haberse calmado un poco.
Bebe un poco, te ayudará. Le dijo Snape de repente sobresaltándola.
Lara G. tomó la taza y la acercó a su boca, pero no bebió, olía extraño. Volvió a dejarla sobre la mesa sin hablar.
No tiene nada Lara, solo un poco de poción relajante. Dijo Snape suavemente, bebió un sorbo de su té. Lo necesitas, ¿Verdad?
Lara G. bebió un pequeño sorbo de té y dejó la taza sobre la mesa sin levantar la vista.
Hasta ahora no me habías esquivado de ese modo. Dijo Snape a modo de comentario, buscando que su hija lo mirara. ¿Te sucede algo? ¿Quieres hablar, de cualquier cosa?
Lara G. mantuvo el silencio, le hubiese gustado quedarse recostada al árbol, con la mirada perdida.
Puedes confiar en mí, soy tu padre. La presionó con voz suave. Y
no has bebido nada, debes tener hambre, dejaste el almuerzo prácticamente completo
No tenía apetito. Dijo Lara G. con la voz en un hilo, bebió un largo trago de té dejando la taza media vacía y se levantó. Gracias por el té.
Fue a salir hacia el patio cuando encontró la puerta cerrada con magia. Haló la manigueta pero indudablemente, no podía abrirla al no ser que utilizara magia.
No Lara, no vas a salir hasta que me digas que te sucede. Dijo Snape tranquilamente sin levantarse, Lara G. desistió de abrir la puerta quedándose frente a esta mirando al suelo. Siéntate Lara y dime que te sucede, ¿Acaso hice algo que
Si. Lo cortó Lara G. con voz aguda.
Entonces, dime. Dijo Snape sin inmutarse.
¿Por qué eres tan desagradable? Preguntó Lara G. de golpe, Snape parpadeó un par de veces. ¿Qué te hice para que me trataras así en el almuerzo? Solo intentaba darte una explicación lógica de nuestra llegada cerca de las 4 de la mañana, no parecías
mi padre.
Soy tu padre Lara. Dijo Snape levantándose bruscamente. Estaba enojado, lo siento, ¿Si? Se que no debí hablarte así, ahora mírame Lara.
Lara G. levantó la cabeza y miró a Snape, que había llegado a su lado. Sus ojos seguían verde claro, con la neblina arremolinándose en ellos.
Y creo que fui blando con ustedes con el castigo, debieron ser dos días sin hacer magia, no uno. Dijo Snape muy serio, la chica bajó la vista nuevamente. Es
por vuestro bien, deben aprender a ser responsables.
El problema fue que
perdimos la noción del tiempo
Explicó Lara G. soltando aire. Cuando uno se divierte
el tiempo pasa volando y
Comprendo Lara, pero recuerden que para la próxima, deben ser más cuidadosos. Le dijo Snape suavemente, le acarició la cabeza. Aguanta ¿Si? Es solo un día sin hacer magia, mañana, les entregaré las varitas.
Lara G. asintió sin despegar la vista del suelo.
Y arriba ese ánimo. Le dijo Snape levantándole la cabeza, le sonrió. Ya estoy extrañando tus criticas y bromas.
Pero, si no te gustan. Dijo Lara G. tímidamente.
Snape lanzó una carcajada de repente haciendo que Lara G. pegara un brinco, nunca había visto reírse a su padre con esas ganas. La abrazó sonriendo y balanceándola un poco.
Sabes que yo te quiero así, pequeña bromista escurridiza. Le susurró al oído con voz suave, le besó la frente. Después de todo, tengo que aceptar que me saliste demasiado alegre.
¿Eso piensas? Preguntó Lara G. empezando a devolver el abrazo, apoyó la cabeza sobre el pecho de su padre. Y tú eres demasiado gruñón.
Es parte de mi encanto. Dijo Snape inflándose.
Aparte de gruñón, orgulloso, muy bien señor Orgullo, lo voy a bajar de la nube. Dijo Lara G. alzando la cabeza, le sonrió a Snape y presionó con un dedo en la boca del estómago de su padre.
¡Ugh! ¡No vuelvas a hacerme eso! Exclamó Snape dando un salto atrás pero sin soltar a su hija, la chica pestañeó inocentemente. ¡Quita esa cara Lara Snape! Por cierto
¿En que lugar me hiciste eso?
¿No te sabes las partes del cuerpo humano? Preguntó Lara G. abriendo mucho los ojos, expresando sorpresa fingida. Te me estás volviendo bruto.
Snape le gruñó de medio lado entrecerrando los ojos.
OK, no te tienes que poner belicoso. Dijo Lara G. separándose un poco de él, le mostró la boca del estómago. ¿Ves la unión de las costillas y el pecho? El huequito que queda en el centro, es la boca del estómago, es un punto débil, quieres dejar sin aire a un contrario más fuerte, solo debes darle un buen puñetazo en la boca del estómago y ya lo tienes en el suelo.
Interesante. Dijo Snape asintiendo levemente.
Y no hagas más ejercicios. Dijo Lara G. dándole golpecitos con un dedo en el pecho, Snape le resopló. Ta bien, ta bien, no me mires así
¿Y Sirius?
Salió a dar una vuelta. Contestó Snape tranquilamente, le alisó el pelo sonriendo levemente. Debo salir ahora, se van a quedar aquí con Sirius y Remus, por cierto
¿Dónde está tu hermano?
¡No hice nada! ¡Estaba durmiendo! Exclamó Harry entrando de repente en la cocina con todo el pelo alborotado y un poco pálido.
Se que no estabas haciendo nada
pero, tú no tienes buena cara. Dijo Snape soltando a Lara G. y acercándose a Harry, el chico trató de sonreír sin resultado. ¿Soñaste algo?
Nada papá. Dijo Harry al momento balanceándose de adelante hacia atrás.
Ese nada papá no me convenció. Dijo Snape mirándolo detenidamente.
Harry miraba a Lara G. desesperado en busca de ayuda, que enseguida vino. Las llamas de la chimenea se pusieron verdes esmeraldas y de ellas surgió la figura de Lupin a la vez que se escuchaba como arañaban la puerta del patio.
¡Hey Snape! ¡Ábreme! Pidió la voz de Sirius desde el patio.
Snape enseguida blandió su varita contra la puerta murmurando algo desviando su atención de Harry, que le hizo señas a Lara G. dando a entender que tenia algo importante que decirle. Sirius entró en la cocina y miró unos segundos a los chicos y luego movió la cola mirando a Lupin. Los tres adultos se juntaron hacia una esquina de la cocina y comenzaron a hablar entre ellos con aire misterioso.
¿Qué? Preguntó Lara G. pinchando a Harry por un costado. ¿Qué quieres decirme?
¿Eh? Dijo Harry distraído, intentando escuchar lo que hablaban los adultos. ¡Ah! ¡Ya! Después te digo.
Pero
¿Es importante? Preguntó Lara G. con urgencia.
Si, pero después te digo. Le susurró Harry por la comisura de la boca.
En esos momentos el grupo de los adultos se rompió y Snape se acercó a ellos sonriendo.
Bien, Harry, tú y tu hermana se van a quedar aquí con Sirius y Remus, así que se quedan tranquilos sin salir. Dijo pasando la mirada de uno a otro.
¿Y que hacemos para entretenernos? Preguntó Lara G. frunciendo ligeramente el entrecejo.
¿No dijeron que iban a arreglar el televisor? Preguntó Snape a su vez.
¡¿SIN MAGIA?! Exclamaron los chicos a un tiempo horrorizados.
Si, ustedes mismos dijeron que quitar tornillos no era tan difícil. Dijo Snape levantando una ceja, los chicos se miraron con los ojos como platos. Pueden bajar al desván a buscar herramientas muggles, tengo unas cuantas por allí.
Snape sonrió ante la cara tan graciosa que habían puesto los chicos y los abrazó con fuerza a los dos.
Y no hagan tonterías. Les susurró guiñando un ojo.
Desapareció con un plop de la cocina, Sirius y Lupin se acercaron al momento.
Bueno, de seguro que Severus les dijo que
Comenzó a decir Lupin.
Ya sabemos que tenemos que desarmar el televisor. Lo cortó Lara G. con cara de horror.
Sin magia. Agregó Harry.
Se miraron y tragaron en seco preparados para la tardecita que tenían anunciada.
Bajaron al desván a buscar las herramientas muggles y se tardaron bastante, buscando entre los frascos con pociones para todo tipo de cosas. Encontraron en una esquina una gran caja de cartón con pinzas de corte, destornilladores de diferentes tipos entre otras cosas. La agarraron entre los dos (Era un poco pesada y más si no podían utilizar magia) y salieron del desván un poco sucios, llenos de telarañas. Se detuvieron frente al televisor analizando como lo iban a abrir.
Primero, vamos a desconectarlo de la corriente. Dijo Lara G. halando el enchufe del televisor hasta desconectarlo. Así no tendremos que terminar electrocutados.
Que aliento. Dijo Harry con los ojos en blanco.
Lara G. sonrió cabeceando de una manera muy graciosa. Comenzaron a abrir el televisor teniendo cuidado de no quedarse con algún pedazo de este en la mano. Cuando le quitaron la tapa salió un olorcillo a quemado. Abrieron los ojos como platos viendo la maraña de cables, circuitos y piezas que había dentro del televisor. Se miraron preguntándose como demonios lo iban a reparar.
¿Y ahora? Preguntó Harry acercando su mano a un cable y luego alejándola, como decidiendo si lo tocaba o no. No se nada de este tipo de cosas.
Yo menos. Dijo Lara G. mirando cada esquina del televisor. Supongo que hay que bucear entre los cables para encontrar que fue lo que se quemó, vamos Harry, no va a sucederte nada si tocas ese cable, no tiene electricidad.
Je, la costumbre. Dijo Harry apartando el cable que estaba por tocar. Supongo que esto es una bocina o algo por el estilo.
Supones. Dijo Lara G. apartando una maraña de cable, estaban prácticamente los dos dentro del televisor. Mira que los muggles se complican, si tan solo pudiésemos hacer magia.
Pero estamos castigados. Gruñó Harry teniendo cuidado con las demás piezas. ¿Como voy a saber si una pieza está mala?
Er... creo que la encontré. Dijo Lara G. señalando algo por entre los cables. ¡Ave Maria! Se carbonizó, aunque no se que demonios es.
Ay, nunca pensé que una pieza de un televisor muggle fuese tan... negra. Dijo Harry con la cabeza al lado de la de Lara G. mirando una pieza completamente negra, agarrada por un cable rojo medio pelón y cenizo.
Eso es porque se achicharró. Dijo Lara G. levantando una ceja. Vamos a tratar de quitar... Harry, atiende tú el teléfono, voy a tratar de sacar la pieza.
Harry sacó la cabeza con cuidado y por poco se va de bruces cuando se enredó con la pata de la mesita del televisor. Cogió el auricular a trompicones saltando en un pie sobándose los dedos del pie derecho.
¿Si?
Buenas tardes, ¿El señor Lupin se encuentra? Preguntó la voz de una mujer que Harry reconoció como la de la mujer que había llamado a Lupin antes de ellos partir al Cairo.
Lara G. sacó la cabeza del televisor mirando a Harry que había fruncido el ceño con el auricular pegado al oído.
¿Hay alguien ahí? Preguntó la mujer.
Si, si, disculpe, ¿Decía? Contestó Harry ladeando la cabeza.
Lara G. le preguntó por señas para quien era, Harry la miró y vocalizó: Es para Lupin, una mujer, la chica lanzó una risita ahogada volviendo a meter la cabeza dentro del televisor.
Lupin, Remus Lupin, ¿Se encuentra? Insistió la mujer sin perder la amabilidad.
Si, un momento... Dijo Harry y volteó la cabeza hacia la cocina. ¡LUPIN! ¡TIENES UNA LLAMADA!... ¡Por dios Lara! ¿Como se te ocurre quitar la pieza con un destornillador? ¡Suelta eso!
Lupin salió al momento de la cocina con Sirius pisándole los talones a la vez que Lara G. tenía los ojos tapados con una mano en la caja de herramientas para agarrar la primera que tuviese al alcance. Lupin enseguida comenzó a hablar por teléfono mientras Sirius miraba a los chicos divertido. Estos estaban registrando en la caja de herramientas hasta que Harry sacó de ella una enorme pinza de corte.
Mira a ver no te vayas a llevar el cable que no es. Advirtió Lara G. mientras Harry intentaba cortar el cable pelón con la lengua entre los dientes. Esto si que tiene cables, ¿Estamos arreglado un televisor o armando una bomba?
Harry lanzó una risita cortando el cable, la pieza enseguida se cayó en las entrañas del televisor.
¡Genial! ¡Nos quedamos sin pieza! Exclamó Lara G. escarbando entre los cables y circuitos para llegar a la pieza. Por cierto, ¿Que era eso que me querías decir?
Bueno... Dijo Harry sacando un poco la cabeza, Lupin seguía hablando por teléfono con Sirius al lado, habló en un susurro. Que Voldemort casi tiene en sus manos un frasco con Elixir de la Vida.
¡¿EL QUEEE?! Exclamó Lara G. de repente levantando la cabeza pegándose con la parte de arriba del televisor, Sirius y Lupin la miraron con el ceño fruncido. ¡Auch! ¡Dolió! ¿Es verdad eso que me dijiste?
Absolutamente. Confirmó Harry mirando de reojo a los adultos. ¿Recuerdas a... Félix?
Como no recordarlo. Suspiró Lara G. Un Troll con conmoción cerebral no se encuentra todos los días.
Habló con él. Dijo Harry en un susurro, logrando rescatar la pieza. Y ese Félix... le dijo que iba a tratar de encontrar un frasco con Elixir.
Genial. Resopló Lara G. ¿Es que ese hombre no se cansa? ¿No duerme, no come ni nada?
Al parecer, no. Dijo Harry mirando la pieza de cerca. ¿Crees que haya otra?
¿Otra que? Preguntó Lara G. distraída.
Otra pieza de estas. Aclaró Harry mirando de reojo a Lupin.
Y Lupin la está pasando en grande. Comentó Lara G. como adivinándole el pensamiento. Je, je, debe ser la novia.
Lupin... enamorado. Dijo Harry sonriendo maliciosamente.
¡El amor flecha a todos! Dijo Lara G. en un ensoñador suspiro. ¡Oh, my love!
Los chicos soltaron una risita tonta.
¡Hey! ¿Podrían ser menos ruidosos? Los reprendió Lupin alejando un poco el auricular de su boca, los chicos se tragaron la risa. Mejor.
Harry y Lara G. se miraron y se comenzaron a convulsionar en una risa silenciosa registrando en la caja de herramientas. Para suerte de ellos encontraron otra pieza igual que la que habían quitado, pero con una ligera diferencia, no era la que iba. Comenzaron a fijarla despacio entre los dos con la lengua entre los dientes. Miraron el televisor de reojo mientras Lara G. tanteaba a por el enchufe. Lo conectó y observaron atentamente el televisor. De repente se escuchó un pequeño estallido y los chicos arrugaron el rostro cuando una nube negra los envolvió.
Abrieron los ojos y se miraron, estaban con los pelos de punta y toda la cara tiznada. Sirius se rió por lo bajo, habían puesto un cara bastante graciosa. Pusieron cara obstinada registrando de nuevo en la caja de herramientas, encontrando otra pieza. Quitaron el televisor de la corriente, no querían correr riesgos y quitaron la pieza mala. Fijaron la nueva y cuando conectaron el enchufe prácticamente se incrustaron contra la pared con el rostro arrugado, como si lo que les fuese a estallar delante fuese una bomba nuclear.
Sirius los observaba con la cabeza ladeada y claramente divertido mientras Lupin seguía con su interminable charla por teléfono. Abrieron los ojos lentamente, Lara G. se levantó y tomó el mando del televisor. Lo alejó de ella encogiéndose y encendió el televisor. Este enseguida se vio con todos los colores habidos y por haber, con el volumen escuchándose perfectamente. Parpadeó un par de veces a la vez que Harry asomaba la cabeza.
¿Explotó algo de nuevo? Preguntó la chica con la voz en un hilo.
Nada, todo en orden. Dijo Harry levantando los pulgares. ¿Se ve bien?
Perfectamente, no puedo creer que lo arreglamos. Dijo Lara G. con las manos en las caderas.
Vaya. Dijo Harry suavemente levantándose.
Nos graduamos. Dijo Lara G. sonriendo.
Con honores. Agregó Harry.
La chica golpeó con un puño el aire en señal de triunfo y dio un par de pasillos de baile de una forma muy graciosa. Harry se puso al lado de ella para ver el televisor y la chica se le apoyó en un hombro.
Sencillamente, genial. Dijo Lara G. asintiendo levemente a la vez que Lupin colgaba el auricular.
Muy bien chicos, se esmeraron. Los felicitó Lupin acercándose sonriente seguido de Sirius que movía la cola. Hicieron un excelente trabajo.
Al menos no vamos a tener que llamar a un técnico muggle. Dijo Sirius parpadeando un par de veces. ¿Que tenía?
No sabemos, solo encontramos una pieza quemada y la cambiamos. Contestó Harry encogiéndose de hombros. Ahora hay que cerrarlo.
Lara G. se acercó a zancadas y lo apagó. Luego retiró el enchufe desconectándolo.
Vamos a cerrarlo. Le dijo a Harry haciéndole señas para que se acercara.
Entre los dos se pusieron a atornillar los tornillos de vuelta, dejando el televisor como nuevo. Lupin y Sirius solo los observaban.
Ya está. Dijo Lara G. incorporándose y sonriendo satisfecha. Ya tenemos televisor.
Harry se incorporó y chocó manos con Lara G. sonriendo.
Se pueden dar un baño. Sugirió Lupin viendo la facha que tenían.
Creo que eso puede esperar. Replicó Lara G. mirando a Harry con cara maliciosa mientras este ponía en su lugar el televisor. ¡Arriba Harry! ¡50 planchas y si protestas son 60!
Harry se incorporó parpadeando un par de veces, la chica levantó una ceja y tomó aire.
OK, OK, no te tienes que poner así. Suspiró Harry lanzándose al suelo frente al sofá para hacer las planchas.
Lara G. se sentó muy campante en el sofá y puso los pies cruzados por los tobillos encima de la espalda de Harry mientras Lupin y Sirius miraban todo con el ceño fruncido.
¡Quita los pies de mi espalda! Protestó Harry con energía.
¡No protestes o son 60! Amenazó Lara G. sin bajar los pies. Además, no peso tanto.
No, tan solo una tonelada. Resopló Harry sin interrumpir las planchas.
¿Dijiste algo? Preguntó Lara G. de repente entrecerrando los ojos.
¡Nada! ¡Nada! Exclamó Harry sudando mucho. ¿No pueden ser 40?
No. Respondió la chica muy interesada en sus uñas.
¿Qué hacen? Se atrevió a preguntar Sirius.
Solo lo entreno, está muy flaquito y debilucho. Contestó Lara G. como si nada.
¡No soy débil! Protestó Harry frunciendo el ceño, tenía los músculos de los brazos muy tensos.
Demuéstralo. Repuso Lara G. mirándolo con una ceja alzada.
Harry le gruñó de mal modo aumentando el ritmo de los ejercicios. Sirius y Lupin se miraron y se encogieron de hombros (Sirius con un poco de dificultad) y se retiraron a la cocina. Harry terminó todas las planchas que lo dejaron con los brazos temblorosos y empapado en sudor. Lara G. saltó del sofá y lo examinó mientras él jadeaba.
Umm, todavía hay que quemar estos huesitos de esta esquinita y
debes estar lento. Dijo mirándolo de arriba abajo, Harry le resopló. Así que
intenta pegarme.
¿Qué? Preguntó Harry desorientado.
Que intentes pegarme, comienza a lanzarme puñetazos. Explicó Lara G. separando las piernas lista para esquivar a Harry. ¡Vamos!
No voy a hacer eso. Se negó Harry cruzándose de brazos. No voy a pegarle a mi hermana.
Harry, es solo un entrenamiento. Dijo Lara G. con los ojos en blanco. Es para que mejores tu rapidez, ahora, intenta pegarme.
Ya dije que no. Dijo Harry escuetamente.
Cobarde. Dijo Lara G. frunciendo ligeramente el entrecejo. Eres débil, no puedes ni pegarle a un melón con una tabla de planchar.
¿Qué dijiste? Preguntó Harry poniéndose serio.
Eso, que-eres-débil-y-torpe. Contestó Lara G. logrando que el chico se enfureciera.
Con que eso crees ¿Eh? Dijo Harry molesto, se le abalanzó encima con los puños en alto. ¡Yo te voy a enseñar!
Le lanzó un puñetazo débil, no quería hacerle daño. Lara G. enseguida lo esquivó moviendo la cabeza a un lado. Harry comenzó a tratar de alcanzarla con sus puños, pero la chica se movía de un lado a otro provocándolo de vez en cuando, cuando veía que aflojaba el ataque. Estuvieron así un minuto o dos, hasta que Harry terminó con la lengua afuera y jadeando mucho, sin fuerzas ni para levantar un brazo. Lara G. también estaba sudada, pero le sonrió con los pulgares hacia arriba.
Fueron enseguida a darse un baño, estaban muy sucios. Harry sintió un alivio enorme cuando se quitó todo el tizne de la cara y las telarañas del pelo. Salió como nuevo del baño y se estiró en el medio del pasillo. Lara G. salió de su habitación con todo su largo pelo mojado y le sonrió ladeando la cabeza. Bajaron juntos y se miraron antes de llegar a la cocina. Enseguida se pegaron a cada lado de la puerta, recostados a las paredes.
... Entonces, después de todo ese incendio que hubo en El Callejón Diagon... Decía Sirius como reflexionando. ... es clásico de él, ¿Que otra cosa podríamos esperar?
Pudo haber sido peor Sirius. Dijo Lupin por su parte. Por suerte fue sofocado al momento y casi lo atrapamos...
Pero se escapó. Gruñó Sirius. Como me gustaría tenerlo a mi alcance para demostrarle a todos que no es más que un...
Sirius, ahora eres un perro, no vas a poder hacer algo así, bueno, con respecto a eso. Lo cortó Lupin.
Cierto. Aceptó Sirius. Me da gusto volver a la vida, hay más acción que en la muerte.
Si tú lo dices... Dijo Lupin. Me alegra ver que por fin Severus y tú se arreglaran.
No del todo. Gruñó Sirius. A veces sale con esa arrogancia y sus insinuaciones sobre mi inutilidad en la Orden...
Ya se le pasará Canuto, ese es su carácter. Dijo Lupin suavemente. Solo déjalo, y tú también tienes la culpa.
¿Yo? Dijo Sirius al parecer, sin entender.
Si, siempre lo provocas, ha tratado de ser amable contigo y siempre acabas en la burla. Lo reprendió Lupin.
Lo se, Lunático viejo amigo, he reconocido que soy un inmaduro. Dijo Sirius apenado. Me voy a esforzar para que esa misión salga bien...
Los chicos escuchaban todo prácticamente sin respirar, ya estaban detrás de la puerta los dos juntos cuando sintieron unas manos en los hombros.
Mis niños, siempre espiando, ¿Cuándo se les va a quitar la costumbre? Dijo la voz de Snape con una suavidad inusitada por detrás de ellos.
Harry y Lara G. se miraron con los ojos como platos y luego sonrieron con un esfuerzo enorme mirando atrás. Snape les sonrió y les apretó los hombros.
¿Que tengo que hacer para que no espíen más? Preguntó Snape sin quitar la sonrisa, los chicos tragaron en seco. ¿Amarrarlos? ¿Poción para dormir? O quizás... un buen castigo que les sirva de...
¡Papá! Exclamó Lara G. de repente lanzándose a los brazos de Snape, lo abrazó con fuerza a la vez que le daba una ligera patadita a Harry para que ayudara. ¡Me alegro que hayas vuelto!
Si, te extrañamos mucho. Ayudó Harry ante la media mirada asesina que le estaba enviando Lara G. abrazó a Snape sonriendo. Arreglamos el televisor.
Creo... que se están desviando del te... Lara, no me mires así, quita esos ojos que yo... no, Harry, no, no pongas esa cara... Comenzó a decir Snape medio ablandándose por la carita de niñito que tenia Harry y los ojos relampagueantes de Lara G. ... Er... no me miren así...
Lara G. se alzó y le besó la mejilla derritiéndolo por completo. La puerta de la cocina se abrió y se asomaron Sirius y Lupin a tiempo de ver a Snape atrapado en el abrazo de los dos chicos.
¡Papá regresó! Dijeron los chicos al unísono sonriendo tanto que los ojos eran unas rayitas.
Lupin y Sirius solo se miraron, Snape solo parpadeaba mientras los chicos lo espachurraban.
Ya, ya, cálmense ¿Si? Solo... me fui esta tarde... Comenzó a decir Snape tratando de que los chicos lo soltaran. Yo... también los extrañé.
Los chicos lo soltaron sonrientes, estaba completamente ablandado, en otras palabras, se había olvidado del contenedor de castigos que les tenía reservado. Lupin enseguida le palmeó la espalda sonriendo mientras que Sirius se contentaba con hacer una leve inclinación de cabeza.
Así que... lograron reparar el televisor. Dijo Snape dándose vuelta hacia los chicos que soltaban aire aliviados.
Y muy bien que lo hicieron. Dijo Sirius moviendo la cola. Se esmeraron.
Los chicos se llenaron de orgullo.
Bien, bien... Dijo Snape suavemente. ¿Ya se bañaron?
Si papá. Contestaron los chicos al unísono.
¿Causaron problemas? Preguntó Snape levantando una ceja.
No papá. Respondieron los chicos con aire militar.
¿Han comido algo?
No papá.
Snape alzó ambas cejas, fue el no papá más sincero que había escuchado de ellos.
Los veo mal, no tengo deseos de cocinar. Dijo Snape como si nada, los chicos pusieron caras de horror y abrieron a boca para hacer una sugerencia. Y ni sueñen que los voy a dejar cocinar.
P-Pero... Trató de replicar Lara G. se hizo una cruz en el estómago. Te prometo por el hambre que tengo que no vamos a destrozar la cocina, ¡Si ni siquiera podemos hacer magia!
Harry asintió vigorosamente, ya sentía sus tripas rugiendo. Snape pasó la mirada por uno y otro, como tomando decisiones, Sirius y Lupin esperaban el veredicto en silencio.
OK, pueden cocinar ustedes. Dijo Snape finalmente, los chicos lo miraron con adoración. Pero si encuentro algo fuera de lugar... prepárense, ya no tienen a vuestra madre para que los respalde.
Los chicos entraron tiesos en la cocina y cerraron la puerta sacando amablemente a todos. Intentaron cocinar, como es lógico, sin magia y aquello fue un pequeño desastre. Fue más el tiempo que se pasaban limpiando que cocinando. Después de un arduo sorteo, le tocó a Lara G. explicar la situación que había con la cena. Cuando se presentó en la sala, el alma se le cayó al suelo. Ya no estaban los tres brujos del principio, también estaban OjoLoco y Dumbledore. Parpadeó tratando de disimular su sorpresa. Tomó aire y alzó un dedo.
Vengo a comunicar, ya que el descarado de mi hermano no quiso salir del campo de batalla perdón, de la cocina, que tuvimos un ligero cambio en el menú... Comenzó a explicar de una manera muy graciosa, los adultos la observaban divertidos. Lo que hemos logrado preparar, fueron bocadillos y el que se quede con hambre siempre puede pedir una pizza.
¡Ah! Lara, Alastor y Albus se quedan. Dijo Snape como si la comida se multiplicara sola.
La chica parpadeó un par de veces más y volteó la cabeza hacia atrás.
¡HARRYYY! ¡DOS MÁS! Voceó con energía hacia la cocina.
¡¿EL QUEEE?! Dijo Harry a su vez desde la cocina. ¿QUE COSA?
¡DOS MAS! Repitió Lara G. sin perder la paciencia.
¡NO TE ESCUCHO BIEN!
¡ABRE LA PUERTA PARA QUE ME ESCUCHES! Exclamó Lara G. dándose vuelta hacia la cocina con las manos en las caderas, la cabeza desgreñada de Harry se asomó desde la cocina mirando a la chica expectante. Moody y Dumbledore se quedan y no te eches mas abono en la cabeza que ahorita tenemos una huerta de pelos.
Harry puso cara de horror.
Olvida lo que dije, era en broma. Dijo Lara G. al momento, el chico sacudió la cabeza y entró en la cocina. Bueno, si pueden esperar unos... minutos más.
La chica entró en la cocina cerrando la puerta, pero aun así se pudo escuchar su exclamación.
¡AVE MARIA! ¿QUE ES ESO? ¿UNA LUCIERNAGA O UNA LINTERNA?
Todos comenzaron a reírse, olvidando por un momento los planos que estaban analizando. Harry y Lara G. mientras tanto echaban de la cocina una luciérnaga que por poco va a parar a un pan fresco. Terminaron de preparar la cena y al pobre Harry le tocó llevar la bandeja a la sala. Llegó con una cara que claramente expresaba que no quería comentarios y dejó la bandeja en las manos de Snape. Regresó a la cocina en donde Lara G. ya engullía su bocadillo sin ni siquiera esperarlo. Comieron tranquilamente para después ver a Sirius en la puerta de la cocina con la bandeja en la boca.
Sirius, ¿No crees que es algo... antihigiénico? Preguntó Lara G. haciendo una mueca.
Harry le quitó la bandeja a Sirius de la boca.
Si, pero es que estamos entretenidos mirando un... creo que es un partido de Quidditch muggle o algo por el estilo, se ve un poco aburrido, eso de no volar en escobas... bueno, los dejo.
Sirius dio media vuelta y salió balanceando su cola de un lado a otro.
Están viendo el fútbol. Resumió Harry.
Ya me di cuenta. Dijo Lara G. saliendo de la cocina.
Cuando llegaron a la sala, captaron una escena un tanto graciosa. Todos estaban arracimados alrededor del televisor recién reparado, mirando con atención el partido de fútbol. Se acercaron en silencio mirando por encima de todas las cabezas.
Y... Culo é Pollo le pasa a Pata de Garza se mueve por el campo y... vaya Masa Boba se la lleva se la pasa a Me Vacilo viene Barriga é Leche bloqueando el paso pero Me Vacilo se la pasa a Zandalio el Volao Juanito Alpargata lo bloquea, viene, casi, está en posición de tiro y... ¡GOOOOOOOOOOOOOL! ¡Excelente golazo de Zandalio el Volao! Narró Lara G. de una forma tan natural y graciosa que todos comenzaron a reírse (Harry desde el principio estaba muerto de risa). ¡Las gradas tiemblan! ¡El público está enloquecido!
La chica sonrió cabeceando de una manera muy graciosa y se llevó a Harry que estaba ahogado en risas al segundo piso. Se lavaron los dientes en el baño del pasillo y salieron tranquilamente. Estuvieron un buen rato leyendo en una misma habitación hasta que les comenzó a entrar sueño. Salieron después de guardar los libros y miraron la última puerta del pasillo. Sonrieron maliciosamente y caminaron hacia allí como quien no quiere la cosa.
Snape por su parte se estiró en el sofá a sus anchas después de que todos se fueran. Sirius se sacudió y luego se dio una buena rascada detrás de la oreja, para no perder la costumbre. Snape apagó el televisor con un giro de varita levantándose. Sirius dejó de rascarse detrás de la oreja preparado para seguirlo al segundo piso.
¿Los chicos estarán dormidos? Preguntó Sirius mientras subían las escaleras perezosamente.
¿Esos? Difícil. Contestó Snape y dio un amplio bostezo. De seguro están jugando Snap explosivo o peleando por cualquier cosa.
¿No les vas a echar un vistazo? Preguntó Sirius cuando llegaron a la puerta de la habitación de Lara G.
Por supuesto, ser padre tiene sus responsabilidades. Dijo Snape con los ojos al techo. Y más si tienes por hijos a un par de tornados.
¿Por qué los llevas tan duro? Preguntó Sirius cuando Snape estaba por abrir la puerta.
¿Duro? A ellos les encanta, hasta ahora no han protestado. Contestó Snape girando despacio el pomo de la puerta. Bien, bien, veamos si... no, no puede ser...
¿Que sucede? Preguntó Sirius tratando de asomarse por una rendija.
No, no quiero pensar que... Comenzó a decir Snape, cerró la puerta casi pillándole el hocico a Sirius. Me van a oír, los dos... cuando les ponga las manos encima...
¿Que sucede? Preguntó Sirius siguiendo a Snape que prácticamente volaba hacia su habitación.
Ya lo verás. Gruñó Snape llegando a la puerta de su habitación, la abrió bruscamente encendiendo las luces con un giro de varita. ¡Saliendo de aquí! ¡Los dos! ¡Ya están mayorcitos como para dormir aquí!
Pero los chicos no le hicieron el más mínimo caso. Solo habían arrugado el rostro cuando las luces se encendieron y siguieron durmiendo. Sirius frunció el ceño entrando de la habitación mientras Snape se acercaba rechinando dientes a la cama. Movió a Lara G. que era la que quedaba más cerca.
¡Lara! ¡Despierta! ¡Para tu habitación! Ordenó Snape, pero la chica solo abrazó el brazo de Snape acurrucándose. ¡No te me enrosques! Suéltame... el... brazo.
Snape soltó aire mirándola, se veía tan inocente durmiendo. Le acarició la cabeza y la chica aflojó el agarre. Sacó el brazo y la terminó de cubrir con la sábana besándole la mejilla. Sirius ladeó la cabeza moviendo la oreja derecha de una manera muy graciosa, como si tuviese un tic nervioso. Snape le dio la vuelta a la cama, hasta llegar a Harry. Le quitó los lentes y el chico rezongó un poco pero no se despertó. Lo cubrió a él también besándole la frente paternalmente.
Emm, ¿Snape? ¿Qué no los ibas a sacar de la habitación? Preguntó Sirius frunciendo el entrecejo.
Shhh, no hables alto Black. Lo reprendió Snape en un susurro. Ve a dormir, buenas noches.
P-Pero
Trató de replicar Sirius tratando de hallarle pies y cabeza al cambio repentino de Snape.
Ellos se quedan aquí. Lo cortó Snape derretido mirando a los chicos. Mis hijos duermen aquí hoy.
Sirius se encogió como pudo de hombros y antes de salir miró atrás.
Buenas noches Snape. Dijo antes de salir trotando hacia la habitación de huéspedes.
Snape solo cabeceó deslizándose por entre los dos chicos. Sonrió mirándolos y se acostó a dormir. Harry estaba a gusto, hasta que se adentró en una mente que no era la de él.
Caminaba por entre una maraña de árboles y plantas altas, miraba de vez en cuando por sobre su hombro. Llegó a una casa bastante grande, parecía una pequeña mansión. Esta estaba ubicada en medio del bosque, rodeada por árboles altos y un follaje tupido. La puerta se abrió de repente y salió un hombre alto y rudo, con una gruesa varita aguantada firmemente en su mano derecha. Harry se detuvo mirándolo acercarse.
¡Ah! Es usted señor. Dijo el hombre rudo deteniéndose frente a Harry. Pensé que eran de nuevo los niños del pueblo entrando a hurtadillas en mi propiedad.
¿Tienes algo? Le preguntó Harry fríamente y sin ceremonias.
No señor, pero estoy trabajando en ello. Contestó el hombre haciendo una leve inclinación de cabeza. Conseguir un frasco con Elixir de la Vida no es tan fácil.
¿Y la sangre de Unicornio? Preguntó Harry entrecerrando los ojos.
Atrapé a uno, señor, lo tengo en el establo, es muy rebelde, además, no puedo tenerlo a la vista de todos. Respondió el hombre, hizo un gesto con la mano como invitándolo a pasar a la parte trasera de la casa. Si quiere, puede disponer de él ahora.
Harry solo echó a caminar delante, el hombre lo siguió sin hablar. Pasaron por un costado de la casa hasta llegar a un patio cercado, en donde habían gallinas regordetas durmiendo en una percha. Un poco esquinado, había un establo cerrado. Harry enseguida se dirigió a él con el hombre siguiéndolo como un perro faldero. En cuanto entró, divisó al Unicornio. Caminó hasta quedar frente a él. El animal se encabritó a medias, estaba con una gruesa soga por el hocico y cadenas en las patas. Su blancura era deslumbrante y tenía un recto cuerno en la frente. Harry hizo una floritura en el aire con su varita, haciendo aparecer de la nada una copa de oro. Sonrió perversamente mirando al Unicornio que se movía inquieto con los ojos abiertos lleno de pánico.
El hombre se retiró para no ver el horrible espectáculo. Harry blandió su varita contra el Unicornio y un haz de luz le hizo una cortada en un costado. La sangre plateada comenzó a emanar a la vez que el animal lanzaba un relincho de dolor y se revolvía tratando de liberarse de sus ataduras. Harry se acercó por un costado y apoyó la copa presionándola en una esquina de la herida, haciendo que la sangre cayera en ella. Cuando la copa estuvo por la mitad, la quitó de la herida y se puso delante del agonizante animal. Alzó la copa como si fuese un brindis frente al Unicornio.
A tu salud. Dijo Harry burlonamente mientras el animal se tambaleaba.
Harry se bebió de un trago la sangre plateada, sabía agria, pero no le importaba, debía sobrevivir. Cuando bajó la copa, le curó la herida a medias al Unicornio.
No ha llegado el momento de que mueras. Le dijo al animal. Primero, me tienes que servir, quieras o no.
Sonrió perversamente y salió del establo con paso apresurado. Cuando alcanzaba el exterior, la mente de Harry comenzó a dar vueltas. Estaba saliendo. Se despertó jadeante sentado en la cama. Miró a un lado y luego a otro sin parar de jadear. Alcanzó sus lentes y se los puso. Snape dormía tranquilamente, pero Lara G. se agitaba un poco del otro lado. Pasó una mano por encima de Snape y le movió un poco el hombro. La chica se despertó dando un jadeo alto. Snape se movió un poco pero no se despertó. Se miraron y enseguida se deslizaron de la cama suavemente. Salieron de la habitación en silencio y pasaron en punta de pies frente a la habitación de Sirius. Bajaron a la cocina encendiendo las luces.
Harry atrajo con un poco de descontrol la jarra con agua y dos vasos. Logró servir agua en los vasos aunque se le derramó un poco por fuera. Lara G. enseguida se bebió de golpe el suyo y dejó el vaso vacío encima de la mesa. Harry tomó agua a grandes tragos y dejó su vaso al lado del de la chica.
¿Cómo puede ser tan
bajo? Preguntó Lara G. con odio. ¿Cómo puede valerse de una criatura tan pura para sobrevivir?
Voldemort no tiene escrúpulos Lara. Dijo Harry sombrío recostándose a la silla. Está aferrado en un hilo a la vida.
Como quisiera tener una tijera para cortarle ese hilo. Gruñó Lara G. muy parecido a Snape. ¡Está torturando a ese pobre animal! Yo solamente espero que no logre encontrar el frasco con Elixir.
Un día de estos creo que le vamos a hacer una visita a ese tal Félix. Dijo Harry cruzándose de brazos. Debemos evitar que Voldemort logre quedarse permanente en ese cuerpo.
Ese siempre ha sido nuestro objetivo y ni sueñe que voy a tocar la flauta para él. Dijo Lara G. agarrando su vaso y dándole vueltas entre sus manos. Me gustaría que acabase de desaparecer para siempre, así dejaríamos de tener problemas.
El y todos los mortífagos. Agregó Harry frunciendo el ceño. Mejor vamos a dormir.
¿Vamos a decirle a papá? Preguntó Lara G. regresando los vasos a su lugar mientras Harry se encargaba de la jarra.
Creo que no seria prudente, sabes como es él. Contestó Harry terminando de guardar la jarra.
Lara G. asintió conforme y salió de la cocina junto con Harry. Subieron las escaleras en silencio pasando en punta de pies frente a la habitación de Sirius. Abrieron con cuidado la puerta de la habitación de Snape y entraron. Se deslizaron en silencio a cada lado del brujo que parecía una piedra durmiendo. Se acomodaron tranquilamente y se quedaron dormidos al momento.
Harry se despertó al día siguiente por una cosquilla en el oído. Rezongó un poco moviéndose. De pronto sintió algo que le exprimía el estómago. Abrió los ojos de golpe incorporándose a medias, Lara G. le sonreía apoyada en su abdomen.
¡Lara! ¡Sale de encima mío! Exclamó Harry exasperado, Lara G. se sentó en la cama parpadeando con la cabeza ladeada. ¿Podrías despertarme de otro modo?
Oh no, si lo hago pierde atractivo. Replicó Lara G. alzando una ceja. Antes de que lo preguntes, papá ya se despertó.
Madruga. Comentó Harry asintiendo levemente.
Y nosotros somos lirones, son las 10 AM. Dijo Lara G. cabeceando.
¡¿El queee?! Exclamó Harry pegando un brinco. ¿Tanto dormimos?
No, generalmente duermen más. Intervino la voz de Snape desde la puerta, los chicos se dieron vuelta. Ya venia a despertarlos.
Ya vemos. Dijo Lara G. mirándolo de arriba abajo. ¿Estás más gordito o es idea mía?
Snape se miró con horror la barriga.
Oh vamos que era broma. Dijo Lara G. sonriendo. Estás en forma.
Snape suspiró aliviado acercándose a la cama, se sentó en el borde de esta mirándolos muy serio.
Ayer los dejé dormir aquí, hoy... que no se repita. Les dijo en un gruñido, los chicos pusieron caritas inocentes. Y quiten esas caras.
Vamos papá, que no somos tan malos. Dijo Lara G. pestañeando inocentemente, acercándosele con cautela. Al menos no roncamos.
Pero hay que tener cuidado con ustedes hasta cuando duermen. Dijo Snape entrecerrando los ojos, los chicos revolotearon la mirada al techo. ¿No habrán hecho ninguna incursión en la noche o si?
No hicimos nada. Contestaron al unísono.
No estoy convencido. Dijo Snape cruzándose de brazos.
De veras, solo dormíamos. Dijo Harry tratando de convencerlo.
Por cierto papá, ¿Sabes algo acerca de... si Lupin tiene novia? Preguntó Lara G. maliciosamente tratando de desviar el tema de conversación.
No se de eso. Contestó Snape alzando una ceja. ¿Por qué lo preguntas?
Es que ayer... Comenzó a contar Harry intercambiando una mirada maliciosa con Lara G. ... cuando estábamos arreglando el televisor, lo llamó por teléfono una mujer y bueno, fue la misma que lo llamó antes de que nos fuéramos al Cairo.
Tengo entendido que es un miembro de la Orden, Aurora, solo la he visto de pasada, se llama Katia, Katiuska o algo de eso. Dijo Snape encogiéndose de hombros. Creo que es de Rusia, no se.
Vaya, Lupin internacional. Dijo Lara G. y Harry lanzó una risita tonta.
Dejen el chismorreo y bajen a desayunar. Dijo Snape levantándose de la cama, los chicos lo miraron con reproche. Quiten esas caras ¿Si?
Papi... Lo llamó Lara G. antes de que saliera de la habitación.
¿Si Lara? Contestó Snape dándose la vuelta con una mano en el pomo de la puerta.
¿Nos dejas dormir hoy también aquí? Preguntó Lara G. infantilmente.
¡Ni hablar! ¡Acaben de bajar los dos si no quieren que les lance un buen maleficio! Exclamó Snape enérgicamente, los chicos saltaron de la cama y pasaron corriendo por su lado no sin antes recibir cocotazos. ¡Torbellinos!
Los chicos patinaron antes de entrar a la cocina en donde Sirius se levantó de la silla al verlos entrar precipitadamente y sentarse en sus puestos. Snape llegó segundos después con su túnica negra ondeando detrás de él. Entrecerró los ojos mirándolos mientras los chicos se veían más inocentes que nunca.
Pueden empezar a desayunar cuando quieran. Dijo tranquilamente sentándose frente a ellos.
Harry y Lara G. se miraron y luego miraron la fuente de tostadas, se volvieron a mirar y se lanzaron al ataque. Sirius ladeó un poco la cabeza moviendo levemente la cola. Se bajó de un salto de la silla y salió al patio junto con Snape. Los chicos los miraron disimuladamente por la ventana de la cocina. Conversaban y de vez en cuando lanzaban miradas hacia la cocina. Los chicos pudieron apreciar que todavía se mostraban los dientes pero no era para alarmarse. Desayunaron entre espiando con disimulo y vigilando la chimenea, por si algún miembro de la Orden se les aparecía de sopetón.
Terminaron de desayunar y fregaron solos antes de que Snape entrara en la cocina blandiendo la varita para que fregaran a la fuerza. Snape y Sirius seguían conversando en el patio, parecían discutir pero todavía no había que recurrir a los bomberos. Terminaron de fregar y subieron al segundo piso con los pies de plomo. Se cambiaron de ropa y bajaron campantes para encontrar en la cocina a Pig, la lechucita de Ron. Tenía una nota amarrada con un poco de trabajo en su diminuta patita.
Enseguida la desataron y vieron que era de sus amigos. A todos los Weasley a Hermione y a Sandra también los habían reprendido duramente por eso de llegar cerca de las 4 de la mañana. Habían sido castigados al igual que ellos, pero que por suerte mañana ya podrían salir. Habían dos pequeños mensajes dentro de la nota oficial así que cuando Snape y Sirius entraron a la cocina, los vieron sentados en sus puestos leyendo embelesados los mensajes.
Se levantaron en las nubes y subieron a sus habitaciones para responder las cartas. Enviaron a Pig con el mensaje y lo vieron perderse zumbando por la ventana. Harry se desgreñó estirándose y se apoyó en el marco de la ventana mirando afuera. Lara G. estaba tumbada en la cama mirando al techo.
Demonios, de nuevo por aquí. Dijo Harry de repente, Lara G. se levantó de un salto y se asomó por la ventana con el ceño fruncido. El tiene que saber que vivimos aquí.
No se, parece desorientado. Dijo Lara G. aguzando la mirada, viendo a Marsey caminar por la acera de Privet Drive mirando a todas partes con el usual cigarro encendido en la mano. Por suerte solo ve esta casa abandonada.
Eso espero. Gruñó Harry cerrando los puños. Si tan solo pudiera lanzarle un hechizo desde aquí... un momento, nuestras varitas, ¡El castigo ya terminó!
Gracias por recordarlo Harry. Dijo Lara G. apartándose de la ventana. Vamos abajo.
Bajaron las escaleras prácticamente corriendo y entraron de golpe en la cocina sobresaltando a Snape y a Sirius que se daban la espalda mirando furiosamente en direcciones opuestas. Enseguida estos disimularon mientras los chicos intercambiaban una mirada sombría.
Er... ¿Desean algo? Preguntó Snape sonriendo.
Si. Dijo Harry pasando la mirada de uno a otro, claramente se habían enfrascado en una de esas discusiones tontas que tenían a veces. El castigo terminó así que...
... es hora de que nos devuelvas las varitas. Terminó Lara G. por él cruzándose de brazos.
Si, si claro. Dijo Snape por su parte parpadeando mucho registrando en los bolsillos de su túnica, sacó 3 varitas. Aquí tienen.
Snape les entregó dos varitas aparentemente idénticas y se guardó la suya que era prácticamente negra. Los chicos miraron las varitas y las intercambiaron al momento mientras Sirius se subía de un salto en su silla.
Ya saben que la próxima vez que vayan a salir deben regresar a las d... Comenzó a decir Sirius y Snape le lanzó una mirada asesina carraspeando sonoramente, terminó hablando en un gruñido educado. ... a la 1:20AM o antes, no deben pasarse de esa hora.
¿Les quedó claro? Preguntó Snape a su vez, los chicos se miraron y asintieron. Así me gusta.
Harry y Lara G. pusieron expresión sombría y salieron de la cocina.
Los chicos pasaron las dos semanas libres de Ginny como nunca. Salían todos los días y se aseguraban de regresar a la hora que les habían impuesto. Sabían que si se atrevían a llegar a las 2 de la mañana, Snape en persona los desollaba. Sirius y él habían dejado gradualmente de discutir sobre cualquier tontería, aunque a veces Harry y Lara G. los sorprendían a punto de arrancarse las cabezas. Pero estos disimulaban muy bien, cambiando al momento las caras asesinas por una sonrisa encajada y les hablaban con voz muy suave.
Pero Harry y Lara G. se estaban divirtiendo demasiado en esos días como para preocuparse por tontas peleas de antiguos compañeros de colegio. Alguna que otra vez estuvieron a escasos centímetros de Marsey, pero lograban alejarse al momento, evitando que este viera a sus amigos. Se aventuraron un día a entrar de nuevo en la propiedad del inmenso Félix, pero este salió al momento varita en mano gritándoles a los 4 vientos que salieran de su propiedad y si se resistían un poco empezaba a lanzarles hechizos.
Pero no tenían mucha privacidad en las salidas, siempre había alguien de la Orden siguiéndolos sin descanso. Era bastante fastidioso encontrarse a OjoLoco disimulando que pasaba en esos momentos por allí o a Mundungus, que era reconocible aunque estuviese con la vieja capa invisible de OjoLoco por el olor a bebida ligada con tabaco añejo que despedía a su paso, diciéndoles que solo estaba por allí de casualidad haciendo negocios.
Ya todos los demás chicos estaban enterados de que Félix era cómplice de Voldemort y Harry todavía lo veía en sueños bebiendo la sangre del pobre Unicornio, lo que era una noticia mitad buena mitad mala. La parte buena era que no había encontrado Elixir de la Vida y la parte mala era que el pobre animal estaba enfermizo y agonizante, tenía algo así como una sanguijuela tomando sangre sin cesar.
El último día de las semanas libres de marzo, decidieron darle una fiesta de despedida a Ginny. Harry y Lara G. enseguida brindaron la casa, pero antes debían convencer a Snape y a Sirius de que los dejaran hacer la fiesta, algo que iba a ser un poco difícil, estaban un poco agraviados y los chicos no sabían por que. Snape siempre miraba con mala cara a George cuando se ponía demasiado meloso con Lara G. frente a sus narices. Le resoplaba como recordándole que la chica era su hija y que no quería enterarse de que le tocó un pelo. Sirius por su parte estaba igual con Ginny y Harry, solo que las miradas de advertencia y los gruñidos desaprobatorios iban dirigidos al chico.
Aunque Snape y Sirius no podían hablar acerca de salidas. Prácticamente nunca estaban en casa, algo que a los chicos no les hacia mucha gracia. Porque a cualquier muchacho de la edad de ellos les gustaría hablar con alguien adulto acerca de sus peripecias en las salidas con sus amigos. Solo los veían por la noche y les gruñían que estaban cansados y que se iban a dormir. Lo que más les molestó era que no se los tomaban en serio, ni los miraban cuando coincidían a la hora de la cena o cuando se los cruzaban, siempre tenían mucha prisa cargados de pergaminos (Más bien Snape cargado de pergaminos).
Otra cosa que les molestó era que siempre los reprendían, por la más mínima tontería. Las pocas palabras que les dirigían eran en tono de reprimenda, además del ya habitual mal humor. Ni siquiera los dejaban hablar, ni les preguntaban como la habían pasado con sus amigos. Todo lo que les interesaba era La Orden. Ellos eran como invisibles en la casa, o parecían formar parte de las paredes.
Así que Harry y Lara G. se las vieron negras a la hora del almuerzo cuando debían decirle a los dos adultos que querían hacer una fiesta en la casa esa noche. Se miraban nerviosos pensando en como empezarían a plantear el asunto. Snape y Sirius por su parte comían como si nada, sin prestarles atención, como ya era habitual. Lara G. abrió la boca decidida a romper el hielo cuando...
Hoy vamos a salir. La cortó Snape sin levantar la vista del plato, la chica cerró la boca como si nunca la hubiese abierto. Sirius y yo debemos hacer unas diligencias, se van a quedar solos en casa y no quiero enterarme de que pusieron un pie afuera, no sabemos la hora de regreso pero es probable que sea en la madrugada.
Así que cuando regresemos queremos verlos dormidos. Agregó Sirius muy serio.
Vamos a dejar hechizos de sensibilidad en la puerta del patio y ni se les ocurra salir por la puerta frontal. Advirtió Snape levantando la vista. Nos vamos a llevar los polvos flu así que no intenten salir por ningun medio.
Y den gracias de que no les vamos a confiscar las varitas. Dijo Sirius pasando la mirada de uno a otro chico. Confiamos en que no van a desaparecer por hechizo.
Y si lo hacen... no duden de que lo vamos a saber. Gruñó Snape dejando a los chicos tiesos. ¿Todo está claro?
Estos asintieron levemente, no entendían el por que del comportamiento de Snape y Sirius, estaban más hoscos y gruñones que nunca. Aunque ya podían hacer la fiesta, Snape y Sirius no tenían por que enterarse, total, como no les prestaban atención. En cuanto tuviesen una oportunidad llamaban a Hermione para plantearle las condiciones. O aparecían ellos por su cuenta por la red flu o aparecían por hechizo o normal, lo peor era que no se podía salir ni al patio ni salir por la puerta frontal.
Se mostraron sumisos toda la tarde, pero Snape y Sirius parecían tener el mismo mal humor que todos esos días. No se atrevían a preguntarles el por que, sabían que enseguida les iban a gruñir que no les pasaba nada. A eso de las 5:30PM, Snape y Sirius les lanzaron miradas de advertencia antes de desaparecer en la cocina. Enseguida corrieron hacia el teléfono marcando el número de Hermione precipitadamente.
¿Si? Contestó una mujer al cabo de unos segundos.
Buenas tardes, ¿Me podría poner con Hermione? Preguntó Lara G. amablemente.
Un momento.
Harry escuchaba pegado por una esquina del auricular. La mujer (Que indudablemente era la madre de Hermione) llamó a la chica un par de veces.
¿Oigo? Dijo Hermione por el auricular.
¡Hermione! Soy Lara. Dijo Lara G. al momento.
¡Hola Lara! Me alegra que hayas llamado. Dijo Hermione. ¿Obtuvieron el permiso?
Bueno, no, pero de todas maneras vamos a hacer la fiesta aquí. Dijo Lara G. sonriendo.
Pero... no creo que sea prudente hacer la fiesta si les dijeron que no. Dijo Hermione con seriedad en la voz. No se preocupen, no la hacemos y ya.
Pero podemos hacerla, en serio, papá y Sirius salieron y no regresan hasta la madrugada. Dijo Lara G. tratando de convencerla. Solo hay pequeños inconvenientes, deben aparecerse o venir por la red flu, para irse, si deben aparecerse, hay hechizos de sensibilidad en las puertas y no tenemos polvos flu.
Aun así Lara... no se, ¿No creen que estarían desobedeciendo a tu padre? Preguntó Hermione.
Vamos Hermione, alguna vez tenemos que romper las reglas ¿No? Intervino Harry. Solo será para divertirnos.
Mi madre opina que nos hemos divertido demasiado en estas dos semanas. Dijo Hermione con voz reprobatoria.
¿No vienes? Preguntó Lara G. intercambiando una mirada con Harry.
Por supuesto, es que... bueno, les aviso a los demás, ¿A que hora? Cedió Hermione.
A las 8:00 que vayan llegando. Dijo Harry sonriendo.
OK, se los digo al momento. Dijo Hermione un poco más animada. ¡Nos vemos chicos!
¡Nos vemos! Se despidieron al unísono.
Lara G. colgó el auricular sonriendo mientras Harry se enderezaba.
Bueno, ya está. Dijo Lara G. girando hacia Harry, lo miró poniendo cara maliciosa. Vaya Gusarapo, tu novia aquí en la casita, jeje, la despedida...
Tú no puedes hablar Colmillo, tu novio bromista también va a venir. Dijo Harry tratando de que Lara G. quitara esa cara que hacia que se ruborizara.
¡Pero míralo como se pone rojo! Dijo Lara G. de repente apuntándole con un dedo, Harry se puso más rojo todavía. ¡Estás peor que una transfusión de sangre!
El chico no pudo evitar reírse aparte de que Lara G. ya estaba muerta de risa. Comenzaron a reducir todas las cosas de la sala, abriendo una pista de baile. Enseguida miraron si había reserva de ranas de chocolate en el refrigerador y se miraron conformes, aquello prometía ser una excelente fiesta. Subieron a sus habitaciones para ver como se entretenían hasta la hora acordada.
Terminaron en un usual partido de ajedrez mágico en el que Lara G. perdió a propósito, haciendo que Harry comenzara a pegar saltos por toda la habitación golpeando el aire con un puño, ya que a su entender, le había ganado a la chica. Esta solo se reía de las piruetas de Harry. Jugaron un par de veces más en las que Lara G. no le dio otra oportunidad, el chico se había vuelto alardoso.
Lo dejó cruzado de brazos preguntándose como demonios le logró ganar. Ni se preocuparon por la cena, sospechaban que sus amigos iban a traer comida. Se cambiaron de ropa cerca de las 8 y bajaron radiantes a recibir a todos. Saltaron cuando escucharon varios plops y de la nada surgieron Ron, Hermione, Ginny y Sandra.
¡Hola chicos! Saludó Hermione animadamente mientras Harry recibía a Ginny con un beso. Fred y George vienen después, fueron a buscar cerveza de mantequilla y un pastel de chocolate.
Eso suena genial. Dijo Lara G. sonriendo. Pueden ir pasando a la sala, ya todo está dispuesto.
Enseguida fueron a la sala y pusieron música para esperar a los gemelos. Después de varios minutos que los pasaron conversando animadamente con la música un poco baja, los gemelos entraron en la sala con una caja de cartón sobre los hombros y un apetitoso pastel de chocolate.
¡Hemos venido armados para animar esta fiesta! Dijo Fred sonriendo ampliamente bajando la caja de sus hombros y balanceándola un poco en sus brazos.
Si, tenemos bastantes bromas Weasleys aquí para gastar. Agregó George alzando un poco el pastel.
Dejaron todo en la cocina y se apresuraron en poner hechizos imperturbables por toda la casa, no querían que la fiesta llegara hasta los vecinos y menos a la señora Figg. Enseguida alzaron la música y empezaron a bailar cada uno con su pareja de una forma muy entusiasta. Descorcharon la primera ronda de cerveza de mantequilla divirtiéndose de lo lindo. Terminaron cantando a toda voz las canciones saltando como unos locos con las botellas medias vacías en las manos.
Después de encender bengalas Weasleys que deslumbraron a todos (Y que por poco acaban con la sala) se lanzaron todos a uno contra la cocina para comer pastel. Estallaron en una guerra repentina de merengue con cerveza de mantequilla de la que nadie salió ileso. Estaban todos llenos de pies a cabeza de merengue de chocolate mientras los gemelos se encargaban de agitar las botellas cerradas herméticamente de cerveza de mantequilla para después abrirlas y rociarlas encima de todos como si fuese champaña.
Por poco se destornillan de la risa cuando Lara G. tomó una botella y la vació completa encima de George, que solo tenia merengue encima. La cocina estaba irreconocible, el embarre era enorme y la música muy alta en la sala. Salieron a bailar un poco pegajosos por el baño que se dieron en la cocina. Nadie se había fijado que eran pasadas la 1:30AM, estaban pasándola muy bien como para fijarse en eso. Comenzaron a bailar canciones románticas, en la que las bromas no faltaron, haciendo que Ron se pusiera tan rojo que los tomates no tenían nada que envidiarle.
Harry y Ginny estaban acaramelados en una esquina mientras que Fred y Sandra parecían comerse con la mirada. Pero Lara G. y George se miraban como hipnotizados, parecían estar en un paraíso sin más nadie alrededor. La música estaba tan alta que nadie reparó en el teléfono sonando, estaban en un ambiente tan romántico que era una lástima romperlo. Pero George fue el que estiró el cuello frunciendo el ceño mientras abrazaba a Lara G. que bailaba con él.
¿No está sonando el teléfono? Le preguntó George a la chica.
No te escucho bien, la música está muy alta. Dijo Lara G. mirando a George, frunció el ceño hablando un poco más alto. ¿Podrías repetir lo que me dijiste?
¡El teléfono está sonando! Dijo George más alto señalando el teléfono, se escuchaba débilmente el timbre de este.
¡Chicos! ¡Un momento por favor! Dijo Lara G. separándose de George, nadie la escuchaba por la música. ¡Oigan!
Lara G. juntó dos dedos en su boca emitiendo un silbido, todos dejaron de bailar mientras George apagaba la grabadora, ahora se escuchaba claramente el teléfono sonando con insistencia.
No hagan ruido. Dijo Lara G. acercándose al teléfono, se aclaró la garganta descolgando el auricular hablando con una voz súper soñolienta. ¿Si?
Todos la miraron expectantes, aguantando la risa ante tan perfecta imitación de alguien acabado de levantarse. Lara G. se dio vuelta levemente tapando el auricular y vocalizó: Es papá. Todos se miraron con los ojos como platos.
Solo bajé por un vaso de agua, el teléfono estaba sonando y... Comenzó a inventar Lara G. sin quitar esa voz soñolienta. ... no, no te preocupes papá no es... ¡¿Que?!... quiero decir, por mi no hay problema papá... si, pero no es necesario que...
Lara G. colgó el auricular despacio. Giró lentamente intentando sonreír, todos la miraban con los ojos muy abiertos y sin parpadear.
Emm, chicos, er... Comenzó a decir Lara G. retorciéndose las manos.
Vamos Lara, suelta la lengua. La apresuró Harry adivinando algo por la cara de la chica.
¡PAPÁ LLEGA CON SIRIUS EN 10 MINUTOS! Exclamó Lara G. de repente, todos abrieron la boca mirándose las fachas (Harry estaba más ocupado mirando la facha de la casa). ¡Y SI NO ARREGLAMOS ESTO ANTES DE QUE ELLOS LLEGUEN NOS MATAN!
Todos se lanzaron a la carrera volviendo todo a la normalidad. Los gemelos se encargaron de reducir la caja de cartón y lo que quedó de pastel y se apresuraron en guardarlo en el bolsillo. Ron y Hermione se encargaban de poner la sala al derecho mientras Harry hacia hechizos de limpieza como un loco ayudado por Ginny. Lara G. y Sandra corrían de un lado a otro revisando que todo estuviese en su lugar y limpiaron la cocina en un abrir y cerrar de ojos. Se reunieron todos en la sala, no daba tiempo a desaparecer y menos a darse un baño.
Lara G. se rodeó de una espiral de agua que la limpió completamente. Luego le apuntó a Harry con una mano abierta con la palma hacia el suelo y la espiral de agua envolvió al chico al momento, dejándolo limpio pero con el pelo un poco húmedo. Les entró pánico cuando escucharon unos plops en la cocina. Se lanzaron todos en una carrera silenciosa hacia el segundo piso. Lara G. se encargó de llevarse a George, Fred y Sandra mientras que Harry abría la puerta de su habitación refugiando en ella a Hermione, Ron y Ginny.
George terminó debajo de la cama mientras que Fred y Sandra entraban a trompicones en el baño de la habitación de la chica. Lara G. abrió los ojos como platos escuchando unos pasos subiendo las escaleras. Se quitó los zapatos y los lanzó sabe dios donde. Saltó sobre la cama y se cubrió con la sabana prácticamente hasta la nariz. La puerta de su habitación se abrió completamente y se apresuró en cerrar los ojos. George abrió los ojos como platos viendo los zapatos negros de Snape y su ondulante túnica acercarse a la cabecera de la cama. Se detuvo cuando llegó a esta, sus zapatos se balancearon un poco al compás de la túnica negra.
Lara G. sintió un beso cálido en la frente y que le alisaban el pelo suavemente. Trató de no tener la respiración agitada por todo el corre-corre que se había formado. A George de repente le entraron ganas de estornudar cuando Snape empezaba a retirarse. Trató de aguantar pero terminó estornudando, haciendo que Snape se detuviese en seco. Se agarró la nariz mirando como el susodicho giraba sobre sus talones. Lara G. tenía el corazón en un puño, había escuchado perfectamente el estornudo de George. Se movió y tosió un poco pasándose un dedo por la nariz, como si hubiese acabado de estornudar.
George vio con alivio como Snape retrocedía hasta la puerta y salía cerrándola con cuidado. Soltó aire sacando la cabeza de debajo de la cama, Lara G. se había sentado y respiraba aliviada. En la habitación de Harry el problema no era diferente, solo que todos estaban arrinconados con la capa invisible. Pegaron un brinco abriendo los ojos como platos cuando la puerta se abrió levemente. Quien quiera que fuese se quedó unos segundos allí observando a Harry dormido tapado hasta el cuello, pero con los lentes puestos.
Aguantaron la respiración cuando vieron entrar a Snape con la túnica ondeando detrás de él. Se acercó a la cabecera de la cama quitándole los lentes a Harry. Le acarició el pelo unos segundos y salió de la habitación con paso ligero, cerrando la puerta suavemente. Harry enseguida que escuchó la puerta cerrase se incorporó poniéndose los lentes. Los demás salieron de debajo de la capa invisible soltando aire aliviados.
Deben irse. Les dijo en un susurro acercándose descalzo a recoger su capa. Supongo que sepan desaparecer por hechizo.
Si, no hay problema Harry, por cierto, excelente fiesta amigo. Dijo Ron guiñando un ojo.
Debemos apresurarnos. Dijo Hermione mientras Harry se despedía de Ginny. La señora Weasley no sabe que salimos.
Ron miró a Harry maliciosamente cuando este terminó de besar a Ginny. Harry solo se apartó unos pasos de ellos sonriendo guiñándole un ojo a Ginny. Los demás agitaron las manos en una despedida silenciosa y se tocaron con sus varitas diciendo el hechizo prácticamente en un susurro. Enseguida desaparecieron con unos plops de la habitación. Harry pensó que era mejor cambiarse para el pijama, si se acostaba a dormir así mismo, por la mañana iba a tener problemas, Sirius había tomado por costumbre darle una vuelta a él y a Lara G. cuando se despertaba aunque no les dirigiera la palabra.
Harry se despertó al día siguiente por un rayito de sol que le daba en los ojos. Rezongó arrugando el rostro, ya ni el sol lo dejaba dormir. Abrió los ojos resignado, indudablemente ya no podría dormir más. Se estiró desgreñándose y se levantó bostezando ampliamente. Pegó un brinco cuando en el centro de su habitación surgió Lara G. de entre una espiral plateada.
¡Buenos días desgreño! Saludó Lara G. enérgicamente, tenia puesto un short corto de mezclilla negro y una camiseta del mismo color. ¿Como durmió mi hermanito?
Muy bien polilla. Contestó Harry sonriendo.
Lara G. soltó una pequeña carcajada dulce sacando su varita.
¡Accio! Dijo apuntándole al armario del chico, a sus manos vino volando una muda de ropa muggle y se lanzó a Harry que terminó con el vaquero en la cabeza. Vístete que ya están desayunando, hay visita.
Harry frunció el ceño dejando la ropa sobre la cama. Lara G. se recostó al marco de la ventana a esperarlo. Harry se cambió intrigado, ¿Que visita seria esa? Cuando estuvo listo Lara G. dejó de mirar distraídamente por la ventana para mirarlo a él, su largo pelo se agitó levemente.
¿Que visita es esa? Preguntó Harry intrigado cuando salían de la habitación.
No te desesperes Harry, ya verás. Dijo Lara G. comenzando a bajar las escaleras. Es alguien... bueno, ya verás.
¿Lo conocemos? Preguntó Harry ladeando la cabeza.
No. Contestó Lara G.
¿Entonces cual es el misterio? Dijo Harry frunciendo el entrecejo.
Oh, uno grande. Dijo Lara G. maliciosa.
¡No seas tan misteriosa y dime! Dijo Harry haciéndole cosquillas.
¡No voy a decir nada! Dijo Lara G. huyendo del chico. ¡Deja de hacerme cosquillas!
¡No hasta que me digas! Negoció Harry atrapándola por la cintura, la chica desapareció de sus manos rodeada de una espiral plateada. ¡No hagas eso de nuevo! ¡Sabes que odio eso! ¡Lara! ¡Hey!
Harry miró a todos lados resoplando. Entró en la cocina sin darse cuenta de todos los adultos que lo estaban mirando. Comenzó a mirar a todos lados revolviéndose el pelo.
¡Lara! ¡Vamos! ¡No le hagas esto a tu hermano! Dijo el chico aparentemente al aire. OK, voy a empezar a lanzar hechizos hasta que ¡Aaarggg!
Lara G. había aparecido de una espiral plateada cayéndole encima al chico lanzándolo de bruces al suelo.
¿Me buscabas desgreño personalizado? Preguntó la chica levantando una ceja mientras Harry ponía cara obstinada con los lentes de una oreja.
Odio cuando haces eso. Gruñó Harry tratando de incorporarse, pero tenía a Lara G. sentada en su espalda. ¿Podrías bajarte Lara?
Lara G. se levantó de un salto y le tendió una mano a Harry que crispaba los dedos como si de un momento a otro le fuera a caer encima para estrangularla.
Hem, hem.
Los chicos giraron hacia la mesa. Snape los observaba con los brazos cruzados y una ceja alzada, con una taza de té a medio tomar delante. Sirius se había erguido en su silla mirándolos con las orejas en alto. Pero no eran los únicos, Lupin estaba allí también y a su lado había una mujer desconocida de brillantes ojos cafés, muy pálida, de pelo negro azabache ondulado que le llegaba hasta debajo de los brazos. Estos últimos habían observado todo divertidos.
Ah, eh, b-buenos días. Saludó Harry tímidamente.
Buenos días. Saludó Lara G. parpadeando un par de veces.
Pensé que se les habían olvidado los buenos modales. Dijo Snape entrecerrando los ojos, los chicos se miraron con el rabillo del ojo. Debieron darse cuenta de que... había visitas.
No hay problema señor Snape. Dijo la mujer sonriendo, los chicos enseguida le reconocieron la voz, era la que llamaba a Lupin. Estaban distraídos, ¿Harry y Lara?... mucho gusto, Katiuska Zargovich, me pueden decir Katia.
Los chicos se miraron y reaccionaron ante la mirada envenenada de Snape.
Lara Jo... Snape. Rectificó Lara G. acercándose a estrechar la mano de Katia. Mucho gusto en conocerla.
Harry Potter. Se presentó Harry estrechando la mano de la mujer cuando Lara G. la soltó. Mucho gusto.
Esta sonrió ampliamente revelando una dentadura perfecta y se sentó de nuevo al lado de Lupin. Los chicos sonrieron nerviosos bajo la mirada asesina de Snape, Sirius los miraba fijamente con sus relampagueantes ojos grises.
Bien, bien, hoy, Sirius y yo debemos hacer una salida un tanto... importante. Comenzó a decir Snape entrecerrando los ojos. La señora Figg vendrá de un momento a otro, tiene la llave de la casa y...
Papá por favor, podemos quedarnos solos. Dijo Lara G. con los ojos al techo.
Si, ¿Que dolor de cabeza podríamos causar? Apoyó Harry con cara de niño bueno.
Más de lo que ustedes se imaginan. Gruñó Snape mostrando los dientes, los chicos se encogieron un poco. Se quedan aquí con la señora Figg y punto y ni se les ocurra hacer algo que me haga enojar.
OK papá. Contestaron los chicos monótonamente.
Eso espero. Dijo Snape pasando la mirada de uno a otro.
Sirius movió las orejas levemente poniéndose muy serio, dando a entender que no tenía intenciones de interceder por ellos. Todos los adultos se levantaron de sus sillas, Lupin les guiñó un ojo para que no se sintieran tan mal. Harry y Lara G. se miraron conspirando para tener algún rato de libertad.
¡Y ni se les ocurra acostarse a dormir! Exclamó Snape girando de repente haciéndolos pegar un buen brinco. No tropiezo con la misma piedra dos veces, ya la señora Figg tiene mis indicaciones.
Los chicos gruñeron viendo sus planes completamente arruinados. Se escuchó una orquesta de plops y todos desaparecieron al momento. Se miraron desinflados.
¿Y ahora? Preguntó Lara G. Tenia una vaga idea de investigar la propiedad de Félix pero por lo que veo...
Papá y Sirius arruinaron nuestros planes. Gruñó Harry cruzándose de brazos. Y para colmo tenemos que quedarnos aquí todo el día con la señora Figg.
Los chicos resoplaron a un tiempo y pegaron un brinco cuando vieron entrar a la señora Figg en la cocina.
Buenos días. Saludó sonriendo, dejando un bolso encima de la meseta, de este surgió la cabeza del señor Tibbles. Ya el señor Snape me dijo que ustedes no darían problemas, no se porque siempre se empeña en decir que dan dolores de cabeza.
Er... buenos días señora Figg. Saludó Lara G. mirando como el gato terminaba de salir del bolso y se sacudía sobre la meseta.
B-Buenos días. Saludó Harry por su parte. No se preocupe, e-estamos arriba.
Oh no cielo, el señor Snape me dijo que los mantuviera donde pudiese verlos, me dio una extraña indicación acerca de que no los dejara dormir por ningun medio, así que se quedan aquí. Dijo la señora Figg revisando las compras, el gato saltó al suelo. Pueden jugar en la mesa, no molestan.
¿Podemos salir a dar una vuelta? Preguntó Lara G. entornando un ojo.
Lo siento, pero eso no es posible. Dijo la señora Figg mirándolos comprensiva. No los deben ver mucho.
¿Y podemos estar en la sala? Preguntó Harry con esperanza, la señora Figg abrió la boca. Solo vamos a ver televisión.
Bueno, supongo que no hay inconveniente. Cedió la señora Figg, los chicos soltaron aire. Pero no se queden dormidos o los despertaré.
Los chicos asintieron y fueron desganados a la sala. Se dejaron caer en el sofá y encendieron el televisor con los ánimos por el suelo.
Y aquí estamos, prisioneros de nuevo. Dijo Lara G. con voz lenta. Mejor nos meten en una urna de cristal.
No podemos hacer esto, no podemos hacer lo otro, ¿Se piensan que eso nos gusta? Preguntó Harry por su parte, sin prestar atención a la televisión.
Y vigilados por un gato. Resopló Lara G. cuando el señor Tibbles se sentó delante de ellos observándolos con sus pupilas rasgadas. Genial, hasta los gatos nos vigilan.
El gato se estremeció ligeramente parpadeando, se hizo un ovillo debajo de la mesita del televisor sin quitarles los ojos de encima. Los chicos suspiraron mirando desganados el televisor. Algo parecido a una Snitch con plumas grises aterrizó gorjeando en el regazo de Lara G. a la vez que el señor Tibbles se levantaba mirando ávidamente a la diminuta lechucita. Pig gorjeaba como loca zumbando alrededor de Lara G. La chica la logró atrapar (Con un poco de trabajo) y le desató la nota. Suspiró ensoñadoramente cuando vio que era de George mientras Harry fruncía el ceño. Se levantó como en una nube y subió las escaleras leyendo con Pig contoneándose en su hombro. Harry hizo el intento de levantarse pero desistió en el momento en que vio al señor Tibbles maullar débilmente como recordándole que no podía irse.
Se sentó de nuevo resignado y se desparramó en el sofá soltando un suspiro de aburrimiento. El gato nada más lo vio sentarse de nuevo se hizo un ovillo sin dejar de mirarlo con sus ojos brillantes. Lara G. bajó muy contenta después de varios minutos y de un salto se sentó en el sofá. Le sonrió a Harry pero quitó la sonrisa al verle la cara de aburrimiento puro al chico. Iba a decir algo cuando tocaron a la puerta.
Ve tú Harry, para que aunque sea estires las piernas hasta la puerta. Le dijo Lara G. dándole palmaditas en la espalda.
El chico se levantó rezongando y fue a abrir la puerta arrastrando los pies. Cuando la abrió pegó un brinco. Allí había una anciana encorvada, con un montón de bultos y unos enormes lentes que ampliaban sus ojos de manera impresionante. Le sonrió a Harry con una boca sin dientes, arrugando toda la cara (Mas todavía).
¿La señora Figg se encuentra? Preguntó tan alto que Harry por poco se queda sordo, ahora ya conocía a la amiga de la señora Figg.
Si, u-un momento señora. Dijo Harry aturdido por el medio grito de la anciana.
¡Ah! ¡Es usted! Exclamó la señora Figg por detrás de Harry haciendo que el chico pegara un brinco, Lara G. observaba todo desde el respaldar del sofá con el ceño fruncido. ¡Pase, pase!
¿Eh? Dijo la anciana en una voz un poco alta, Harry parpadeó. No estoy de pase en el hospital.
Que pases querida. Dijo la señora Figg acercándose y hablando alto, le tomó un brazo y la entró a la casa, Harry se quedó de perchero al lado de la puerta. Sabia que vendrías Clotilde.
Mi nombre no es con tilde. Chilló Clotilde haciendo que Harry se incrustara contra la pared, Lara G. estaba ahogada en risas escondida en el sofá.
¿Quieres una taza de té? Preguntó la señora Figg mientras se la llevaba lentamente a la cocina.
Taza de baño no, de té. Dijo Clotilde mientras Harry se retiraba despacio hacia el sofá.
Si, claro. Dijo la señora Figg más alto que antes.
¿Que vamos al lago? Preguntó Clotilde haciendo que Lara G. se pusiese roja de tanto aguantar la risa.
NO CLOTILDE, SOLO TE BRINDÉ UNA TAZA DE TÉ. Dijo la señora Figg casi gritando.
¡No me grites que no estoy sorda! Exclamó Clotilde molesta. Y una taza de té no me vendría mal.
Ven conmigo, debes estar cansada. Dijo la señora Figg sin dejar de hablar alto.
¿Que tienes una pierna asada? Preguntó Clotilde entornando los ojos.
¡Que debes estar cansada! Dijo la señora Figg alto y claro.
Cuando las dos ancianas entraron en la cocina Lara G. estalló en una sonora carcajada, pero enseguida se tapó la boca mirando cautelosamente hacia la puerta de la cocina. Harry se sentó hurgándose con el dedo meñique un oído.
Un poco más y me quedo sordo. Comentó hurgándose el otro oído. Esa mujer si que grita.
¿E-Escuchaste su nombre? Preguntó Lara G. aguantando la risa a duras penas. ¡Clotilde!
Lara G. comenzó a reírse con ganas abrazándose el estómago.
No tiene gracia. Gruñó Harry mirándola, el señor Tibbles agitó su cola.
¡Si que la tiene! Exclamó Lara G. muerta de risa.
Harry le lanzó una mirada de reprobación. Miraron la televisión toda la mañana tranquilamente, Lara G. a veces soltaba una risa floja sin sentido. A la hora del almuerzo, se enteraron de que Clotilde, se quedaba a almorzar con ellos. Lara G. aguantaba la risa valientemente, la anciana era todo un caso. Cada vez que la señora Figg le decía algo ella lo trastocaba de una manera bastante graciosa. Harry solo miraba obstinado a todos lados deseando que la anciana se quedase ronca, estaba aturdido por los estridentes chillidos de esta cuando respondía algo. Se quedaron después del almuerzo unos minutos en la cocina, hasta que sonó el teléfono.
Yo respondo. Dijo la señora Figg en el momento en que vio levantarse a los chicos. Quédense aquí.
Salió apresuradamente de la cocina. Clotilde fijó sus ojos en ellos al momento.
Así que ustedes son los chicos que viven aquí. Dijo en un medio grito, haciendo que Harry saltara en la silla.
Somos amigos de la señora Figg. Dijo Lara G. sonriendo.
Si, a la señora Figg le gustan los gatos. Dijo Clotilde parpadeando mucho.
Aparte de eso, que-somos-amigos-de-la-señora-Figg. Dijo Lara G. con la voz bien modulada.
No vivo en un apartamento, vivo en una casa igual que esta. Dijo Clotilde ajustándose los lentes.
Genial. Dijo Lara G. dispuesta a seguirle la corriente.
¿El hospital? Preguntó Clotilde entornando los ojos para verlos mejor.
No señora, ella solo dijo genial. Intervino Harry al ver los infructuosos intentos de Lara G. por entenderse con la anciana.
Vivo sola, no tengo nietos. Dijo Clotilde por su parte.
¿Tiene hijos? Preguntó Harry mientras Lara G. ahora pasaba la mirada por uno y otro.
¿Quién es Carijo? Dijo Clotilde arrugando más todavía el entrecejo haciendo que las bolsas de arrugas cayeran encima de los párpados.
Er... bueno... Dijo Harry sin saber que decirle, esa mujer lo trastocaba todo.
No blasfemes muchacho. Lo reprendió Clotilde muy seria.
No blasfemo. Dijo Harry frunciendo el ceño.
¿Que si tengo un termo? Preguntó Clotilde inclinándose sobre la mesa hacia Harry.
¡QUE NO BLASFEMO SEÑORA! Gritó Harry fuera de control.
¡No me grites muchacho mal educado! Exclamó Clotilde levantándose, se enredó con la silla y por poco termina de bruces en el suelo, Harry enseguida se levantó a ayudarla. ¡No necesito ayuda muchacho! ¡Puedo sola! ¡Esta generación de estos tiempos! ¡Suéltame!
P-Pero señora... Replicó Harry tratando de ayudarla a incorporarse.
¡Señorita! Chilló Clotilde dándole con una bolsa de compras a Harry por la cabeza, haciendo que la soltara. ¡Atrevido!
Harry se alejó de ella a tiempo que recibía otro golpe con la bolsa de compras por un costado. Lara G. miraba todo muy roja sin decir ni esta boca es mía. La señora Figg entró en ese momento evitando que Clotilde moliera a Harry a base de golpes con la bolsa de compras.
¡Pero Clotilde! ¡¿Que haces?! Exclamó la señora Figg exasperada separando a la anciana de Harry que se protegía como podía con las manos.
¡Muchacho atrevido! ¡Aprovechándose de una pobre anciana como yo! Dijo Clotilde arreglándose los lentes, Harry puso los ojos como platos negando lentamente con la cabeza. ¡Y no lo niegues! ¡No contradigas a una persona mayor!
Ya Clotilde, ven, te llevo a casa. Dijo la señora Figg mirando a Lara G. tiesa en la silla con la cara muy roja.
La anciana miró a Harry y le hizo un amago como si lo fuese a golpear de nuevo con el bolso. La señora Figg recogió sus cosas metiendo al señor Tibbles adentro del bolso y se llevó a Clotilde de la cocina. Harry se quedó paralizado en la cocina mientras Lara G. seguía mirando al frente muy roja. Se escuchó abrirse y cerrarse la puerta de la calle a la vez que la cocina se llenaba de plops, apareciendo de la nada todos los adultos que estaban por la mañana, incluida Katia. Snape frunció el ceño viendo que los chicos no reaccionaban.
¿Les sucede algo? Preguntó preocupado.
Los chicos se miraron lentamente.
Está loca. Dijo Harry haciendo una mueca. ¡Esa vieja está loca!
Lara G. no pudo más y soltó una sonora carcajada. Los adultos se miraron confundidos. La chica se reía incontrolablemente en la silla, tomaba aire y soltaba otra tanda de carcajadas. Se levantó jadeando y se apoyó en el hombro de Harry muerta de risa.
¡No le veo la gracia Lara! La reprendió Harry, haciendo que la chica se riera más alto. ¡Me golpeó con el bolso! ¡Solo trataba de ayudarla!
Lara G. no podía dejar de reírse, todo fue tan gracioso... Salió al patio tratando de controlar su risa mientras Harry resoplaba molesto.
¿Que sucedió Harry? Le preguntó Lupin preocupado.
¡Una anciana que vino y me golpeó con su bolso! Resopló el chico cruzándose de brazos. Solo fui a ayudarla y después diciendo que era un atrevido y, y, que me quería aprovechar... ¡Vieja loca!
¿Quién era? Preguntó Snape un poco serio.
¡Una amiga de la señora Figg! Dijo Harry molesto. Se llama Clotilde o eso dijo.
Vamos Harry, no es para ponerse así... Dijo Sirius acercándose a él.
¡No fue a ti al que lo golpearon con un bolso de compras! Exclamó Harry exasperado.
Lara G. regresó en esos momentos del patio, todavía tenia la cara muy roja y se convulsionaba a veces en una risa silenciosa. Harry la miró con una cara que decía claramente: Ni te atrevas a reírte. La chica parpadeó un par de veces secándose las lágrimas de risa.
Bueno, por lo que veo, no causaron estragos. Dijo Snape mirando la cocina.
Claro que no, estuvimos aquí todo el tiempo. Dijo Lara G. poniéndose seria. Como prisioneros.
Encerrados. Dijo Harry por su parte.
Es por vuestro bien. Dijo Snape como si lo resolviese todo.
Pero... es... estresante papá, sin salir ni nada... Dijo Lara G. como explicándose. Le preguntamos a la señora Figg si podíamos dar una vuelta y nos dijo que no...
Yo le dije que no los dejara salir ¿Algún problema? Dijo Sirius adelantándose, los chicos parpadearon.
Bueno, ahora que están en casa... ¿Podemos salir a dar una vuelta? Preguntó Harry aunque ya sabía la respuesta de antemano.
No creo que sea prudente. Dijo Snape alzando una ceja.
P-Pero... ¡Queremos aire puro! Exclamó Lara G.
Tómenlo en el patio. Dijo Sirius muy serio.
No es divertido. Dijo Harry cruzándose de brazos.
Harry, debes comprender, que esto no se trata si es divertido o no, es... Comenzó a decirle Snape a modo de reprimenda.
¡No es justo papá! Exclamó Lara G.
Si es justo Lara. Dijo Sirius mirándola. No van a salir y punto.
A nadie le gusta estar encerrado. Dijo Harry frunciendo el entrecejo.
Ya escucharon lo que dijo Sirius, no-van-a-salir. Dijo Snape mostrando los dientes.
P-Pero... Trataron de replicar los chicos a un tiempo.
Si quiere, señor Snape, yo los acompaño. Se ofreció Katia.
Todos la miraron, ya que hasta ahora no había intervenido. Snape pasó la mirada de los chicos a la mujer.
Está bien, señorita Zargovich, que no se alejen de usted bajo ningun pretexto y que no se duerman en ningún lado. Dijo Snape mirando a los chicos con los ojos entrecerrados, parecía actuar en contra de su voluntad y Sirius parecía ser de su misma opinión.
No se preocupe señor Snape. Dijo Katia frunciendo ligeramente el entrecejo ante tan extraña indicación. Estaremos de vuelta en... dos horas o más.
Los chicos intercambiaron una mirada cuando Katia se dio vuelta hacia Lupin.
Remus, ¿Me podrías esperar? Le preguntó sonriendo.
Por supuesto. Contestó Lupin simplemente.
Los chicos se encogieron de hombros siguiendo a Katia hacia el patio. Pasaron por el costado de la casa bajo la mirada aguda de Snape. Los chicos se adelantaron un poco, mirando atrás de reojo, Katia los seguía con paso ligero y una mano en el bolsillo de su vestido.
Así que esa es la famosa mujer que llamaba a Lupin. Murmuró Harry a modo de comentario.
Sip, y al parecer, no se llevan mal. Dijo Lara G. en un susurro pinchando a Harry por un costado.
¿Serán novios? Preguntó Harry con cara maliciosa.
Puede ser, y si no lo son, jeje, les falta poco. Dijo Lara G. guiñando un ojo. Ya escuchaste el: Remus, ¿Me esperas?.
Por supuesto. Dijo Harry imitando a Lupin.
Soltaron una risita tonta cuando Katia les daba alcance. Se callaron al momento poniendo cara neutra.
Lindo día, ¿Verdad? Comentó Katia sonriendo.
Lástima que para nosotros no sea tan lindo. Gruñó Lara G. de mal humor. Siempre estamos encerrados o vigilados
emm, perdón, no quise decir que
Está bien, no hay problema. Dijo Katia despreocupadamente. Los entiendo, creo que el señor Snape y el señor Black están siendo un poco exagerados con ustedes.
Al menos a alguien no le gusta mantenernos encerrados. Dijo Harry cabeceando.
Es que, bueno, también es necesario, no se deben dejar ver mucho. Dijo Katia pasando la mirada por uno y otro, los chicos resoplaron molestos. No, pero no se tienen que poner así, al menos no están solos.
Papá y Sirius han salido mucho en estos días, en misiones en las que no podemos participar. Dijo Lara G. apesadumbrada.
No nos han prestado mucha atención. Dijo Harry por su parte. Es verdad que nosotros también salimos mucho con nuestros amigos, pero
solo los veíamos en la noche, los días que regresábamos temprano ellos se iban desde por la mañana.
Miren, el problema es que
Comenzó a decirles Katia cuando caminaban por el parque, se sentaron los tres en un banco.
el señor Snape está haciendo un trabajo muy importante para la Orden y el señor Black
que más desearíamos que fuese humano, pero está haciendo un buen trabajo.
¿Pero que tiene que ver el trabajo con los hijos? Preguntó Lara G. desahogándose. Ni nos han mirado en estas dos semanas, siempre ocupados, gruñéndonos de mal humor...
Dígame algo
¿Era mucho pedir que aunque sea nos saludaran en la mañana? Preguntó Harry mirando fijamente a Katia. O que al menos nos preguntaran si nos sentimos bien o... como la pasamos con nuestros amigos... ¡Cualquier cosa!
Es
que están estresados
hay que hacer mucho en la Orden y... Dijo Katia tratando de los chicos detuvieran la avalancha de preguntas.
Papá está espiando de nuevo ¿Verdad? Preguntó Lara G. de repente, sus ojos brillaron melancólicamente.
Es
algo que no puedo decir. Dijo Katia un poco nerviosa.
¿Y que hace Sirius? Preguntó Harry por su parte.
Yo
lo siento, pero no puedo responder ninguna de esas preguntas. Dijo Katia evadiendo a los chicos. Solo los vine a acompañar.
No es justo. Se quejó Lara G. mirando al suelo.
Harry suspiró largamente bajando la vista.
Pero deben entender que esas medidas tan rigurosas que dejaron ellos
es por vuestro bien. Dijo Katia rápidamente al ver como los ánimos decaían.
Si, supongo que nos hará bien quedarnos encerrados. Dijo Lara G. con la voz en un hilo, se levantó sin dejar de mirar al suelo. Voy a regresar a casa.
Me regreso contigo. Dijo Harry totalmente desanimado levantándose. Me gustaría que mamá estuviese en casa.
Lara G. asintió levemente echando a caminar seguida por Harry. Katia se levantó al momento y siguió a los chicos, esta vez a una prudente distancia. Fueron por el costado de la casa y entraron a la cocina sobresaltando a los tres brujos que murmuraban entre ellos mirando unos planos. Escondieron todo lo mejor que pudieron, pero los chicos solo les pasaron de largo arrastrando los pies con los hombros caídos y sin mirar a los lados. Se dejaron caer en el sofá desganados y todos desparramados.
Encendieron el televisor sin la más mínima gota de ánimo y se pusieron a verlo sin mucho interés. Todos los adultos seguían en la cocina, al parecer, estaban hablando: cosas de la Orden. No tenían ánimos ni para espiar. Lara G. comenzó a dar pequeñas notas tristes, recostando la cabeza al respaldar del sofá. Harry se arrimó a ella cerrando los ojos. Lara G. dejó de tararear cuando escuchó pasos acercándose a ellos. Pero luego suspiró aburrida, solo subieron las escaleras.
Harry abrió los ojos al sentir que Lara G. no seguía cantando, cambió de canal aburrido soltando aire. Así estuvieron toda la tarde, sintiendo los pasos apresurados de Snape y Sirius por detrás de ellos. Ni se molestaban en llamarlos, sabían que solo les iban a gruñir de mal humor o no les iban a prestar atención. Se fueron desparramando en el sofá hasta quedar hechos unos ovillos en él, recostados el uno en el otro, mirando sin interés la televisión.
Llegó la hora de la cena y ellos ni se movieron, habían perdido el apetito. Harry escasamente parpadeaba y Lara G. tenía la mirada completamente perdida mirando el televisor, sus ojos habían tomado una tonalidad verde clara. Ni se molestaron en cambiar de posición cuando sintieron unos pasos acercándose a ellos.
Ya la cena está lista. Dijo Snape sin mirarlos bien.
No tengo hambre. Murmuró Lara G. parpadeando.
Yo tampoco. Murmuró Harry por su parte.
¿Qué tontería es esa? Preguntó Snape bruscamente girando a medias. Acaben de ir a la cocina.
Los chicos se levantaron rezongando y lo siguieron arrastrando los pies. Se dejaron caer en sus sillas mirando de reojo los platos de comida. Sirius ya comía tranquilamente y Snape se acababa de sentar a comer. Lara G. empujó un poco su plato y se levantó.
¿A dónde piensas que vas? Le preguntó Snape sin mirarla.
No tengo hambre. Dijo Lara G. mientras Harry lograba tragar una cucharada que le pareció como comerse la alfombra.
Oh, si vas a tener hambre. Dijo Snape todavía sin mirarla. Siéntate de nuevo y come, estás muy delgada.
No tengo apetito. Murmuró Lara G. a la vez que sus ojos se volvían más claros.
Que te sientes y comas. Ordenó Snape bruscamente. Y basta de estupideces.
Lara G. bajó la cabeza sentándose de nuevo en su silla. Harry sentía que estaba comiendo piedras, tenia la garganta apretada. Lara G. intentó comer, pero no tenia deseos. Comió forzada todo lo que pudo. Harry tuvo que comer todo el plato, Sirius lo miraba de vez en cuando y le lanzaba un gruñido bajo cuando veía que hacia el intento de dejar el plato. Lara G. se levantó de repente con el estómago completamente revuelto. Se llevó una mano a la boca apoyándose en la mesa. Salió a trompicones de la cocina sin quitarse la mano de la boca. Snape solo miró atrás y prosiguió comiendo, luego miró el plato de la chica, tenía más de la mitad de la comida.
La chica llegó al baño de su habitación y vomitó todo de golpe. Siempre le sucedía lo mismo cuando la forzaban a comer. Se lavó la boca y haló la cadena del retrete. Se echó agua en la cara y se miró en el espejo. Tenía los ojos color verde claro y estaba muy pálida. Daba igual, su padre no se iba a dar cuenta. Salió del baño para encontrarse a Harry en su habitación sentado en la cama. Se levantó de un salto mirándola preocupado.
¿Estás bien Lara? Le preguntó mirándola detenidamente.
Estoy bien, no te preocupes. Dijo Lara G. como sin darle importancia.
Estás pálida. Dijo Harry acercándose.
Siempre he sido pálida. Dijo Lara G. dando un par de pasos atrás.
No estás bien Lara, tus
ojos están claros. Dijo Harry tratando de acercarse a ella.
¡No tengo nada! Exclamó Lara G. bajando la cabeza, sin dejar de retroceder.
Se como te sientes, Lara. Le dijo Harry suavemente, Lara G. levantó la cabeza con los ojos aguados y muy claros. A mi tampoco me gusta que papá y Sirius pasen así de nosotros.
Siempre es lo mismo
para ellos solo existe la Orden
Dijo Lara G. con la voz entrecortada, cerró los ojos cuando dos lágrimas se deslizaron por su rostro.
yo
no quiero que mi padre sea un espía
¡Quiero que sea mi padre solamente! ¡Sin estar arriesgando su vida en cada segundo! Y Sirius... solo... quisiera que... todo volviera a ser como antes...
Lara G. comenzó a llorar con la cara tapada. Harry soltó aire, la chica no dejaba de tener razón.
Harry siguió de pie viendo a Lara G. chocar contra la pared y deslizarse por ella sin dejar de llorar con la cara tapada. Le hería verla tan triste, él también estaba triste y algo apesadumbrado. Se arrodilló frente a ella.
Lara, vamos, no llores, verás como todo se soluciona. Trató de animarla Harry, intentando que levantara la cabeza. Solo... están así por todo el trabajo que hay en la Orden, tranquila.
Lara G. levantó la cabeza, en sus ojos verde claro brillaban lágrimas. Harry trató de sonreírle consiguiéndolo a medias.
¿Quieres salir al patio? Preguntó Harry intentando que sonara tentativo. ¿A ver las estrellas? El cielo está despejado.
Se levantó agarrándola suavemente por las manos, ayudándola a levantarse. Agitó su varita y de ella hizo erupción un pañuelo blanco. Se lo pasó a Lara G. sonriendo levemente. La chica se secó los ojos con él mientras Harry le pasaba un brazo por los hombros para reconfortarla. Bajaron despacio las escaleras, al parecer ese era el día libre de Snape y Sirius, ya que los dos estaban sentados en el sofá mirando televisión despreocupadamente. Ninguno de los dos se molestó en mirar atrás cuando los chicos entraron en la cocina.
Llegaron al patio que estaba lleno de luciérnagas, parecía un jardín de fantasía. Era una noche preciosa, el cielo estaba completamente estrellado. Harry fue a hacer un movimiento de varita para hacer aparecer dos sillas pero se detuvo con la varita en alto. Lara G. estaba en el borde de la plazoleta que ella misma había creado con el poder de la tierra, mirando al cielo con las manos apretadas en el pecho. Las luciérnagas la comenzaron a rodear a la vez que una brisa suave la envolvía en espiral haciendo que su largo pelo se elevara majestuosamente. Era un espectáculo maravilloso, Harry bajó su varita con la boca abierta.
La chica extendió los brazos a los lados dejándose caer hacia atrás con los ojos cerrados. Harry no tuvo tiempo de reaccionar, pero Lara G. cayó suavemente de espaldas al césped, quedándose en esa posición mirando al cielo. Harry se acercó despacio y se tumbó al lado de ella, tratando de ver lo que ella veía. Pero encima de ellos solo estaba el cielo lleno de estrellas.
¿No te dije que la noche estaba bonita? Preguntó Harry a modo de comentario.
Si, tenías razón, hoy se ven todas las constelaciones de este hemisferio. Dijo Lara G. aparentemente calmada. Cuando era pequeña, subía al tejado del orfanato, y me tendía allí por horas, mirando el cielo, me preguntaba si... mis padres estaban allá arriba, en alguna estrella... pero bueno, perdí un poco la costumbre cuando me quedé dormida y me atraparon, desde entonces me contenté con mirar el cielo desde la ventana.
Yo no podía mirarlo mucho, estaba en un desván, y mis tíos hubiesen puesto el grito en el cielo si me hubiesen atrapado escalando los tejados. Dijo Harry mirando el cielo.
Mira, el cinturón de Orión. Dijo Lara G. señalando tres estrellas brillantes encima de ellos, luego señaló una estrella roja. Marte, brilla más que nunca, la guerra entre dos mundos sigue su curso.
¿Estudiaste Adivinación? Preguntó Harry frunciendo ligeramente el entrecejo.
No, pero los centauros son unos astrólogos empedernidos. Contestó Lara G. retirando la vista del cielo para mirar a Harry, todavía tenía los ojos claros.
P-Pero
¿En Bulgaria habían centauros? Preguntó Harry desconcertado.
Solo vi a uno, muy anciano, tenia un largo bastón y el cuerpo de percherón carmelita. Explicó Lara G. regresando la mirada al cielo. Me explicó muchas cosas durante todo mi 3er año escolar, no me sentía tan sola con él a mi lado, nunca me dijo su nombre, lamenté mucho que se marchara de los terrenos de Dumstrang.
Vaya. Dijo Harry suavemente, viendo sombras moverse por la cocina. Lara
creo que deberíamos hablar con pa
No quiero hablar con él. Dijo Lara G. escuetamente.
¿Por que? Solo vamos a decirle
que al menos nos atienda solo un poco, también hablamos con Sirius para que
Comenzó a decir Harry tratando de convencerla.
Si hablo con él
va a ser horrible conmigo
siempre que está de mal humor
me dice cosas horribles
Se explicó Lara G. con la voz entrecortada. No quiero hablar con él.
Está bien si no quieres. Dijo Harry mordiéndose el labio. ¿Ya quieres ir a dormir?
Lara G. lanzó una última mirada al cielo y se levantó lentamente. Harry se levantó de un salto sacudiéndose los vaqueros y la espalda de la camisa. La chica comenzó a caminar delante, sin levantar la vista, Harry se apresuró en alcanzarla. Entraron en la cocina en la que no había ni un alma, la sala estaba vacía, pero no prestaron atención.
¿Estás bien? Le preguntó Harry antes de irse a su habitación, los ojos no le habían tomado su color natural. ¿Quieres comer algo?
No, estoy bien Harry, no te preocupes por mí. Dijo Lara G. haciendo un ademán como que no le diera importancia. Buenas noches.
Buenas noches. Dijo Harry no muy convencido cuando Lara G. entró en su habitación cerrando la puerta tras de sí.
Se quedó unos segundos mirando la puerta cerrada para luego entrar en su habitación. Tenía que hacer algo para que Lara G. no se viera tan nerviosa. Comenzó a buscar entre sus cosas de Hogwarts, quizás diera con alguna poción o hechizo para que la chica se calmara. Regó varios libros encima de la cama y se cambió para su pijama. Saltó sobre la cama recostándose a la pared para leer mejor.
Snape subió al segundo piso, quería ver si esos dos estaban dormidos, algo que seria un completo alivio, así no estarían intentando espiar o inventando para salir. Se detuvo frente a la habitación de Lara G. con una mano en el pomo de la puerta. Tenia que evitar que usaran ese maldito poder de estar en dos lugares a un tiempo. Quizás si se mostraba comprensivo, se tomaran una taza de té con poción para dormir sin sueños. Aunque su hija era más astuta de lo que pensaba, detectaba los olores de las pociones.
Abrió la puerta y entró. Cuando giró, frunció el ceño. Lara G. estaba de pie frente a la ventana, mirando por ella, de espaldas a él. Su largo pelo se agitaba levemente, tenia las manos, al entender de él, frente al pecho. Movió ligeramente la cabeza a un lado. Ya estaba con su pijama blanco y estaba descalza. Snape no llegó a mover ni un dedo y Lara G. entró al baño en dos pasos. Snape se acercó a ver pero cuando fue a tocar la puerta sintió el seguro muggle sonar, luego un conjuro leve, con una voz tan baja que era apenas un susurro. Tocó suavemente a la puerta.
Lara
¿Estás bien? Preguntó acercando su oído a la puerta.
Solo hubo silencio como respuesta.
¿Podrías salir? Solo vine a darte las buenas noches. Dijo tratando de parecer un buen padre, aunque en cuanto la chica pusiera un pie afuera la iba a embuchar de poción para dormir.
Pegó el oído a la puerta, frunció el entrecejo cuando escuchó un sollozo ahogado, como si no quisiera que se escuchara. Se encogió de hombros y salió de la habitación. Bueno, sabía que el poder de los chicos solo funcionaba cuando los dos lo deseaban, así que solo debía dormir profundamente a uno y el indicado parecía ser Harry. Empujó despacio la puerta, temía encontrárselo dormido. Se asomó y lo vio recostado a la pared leyendo un grueso libro que le sonaba demasiado como para confundirse.
Terminó de entrar extrañado, ¿Harry leyendo un libro de Pociones? Pero si nunca le gustaron las Pociones. Se acercó mirándolo fijamente, el chico leía con el entrecejo fruncido, seguía con su dedo algo en el libro. Se sentó despacio en el borde de la cama, a los pies de esta sobresaltando a Harry. El chico solo lo miró por encima del libro y prosiguió en su lectura.
Pensé que estarías dormido. Comentó Snape intrigado por el repentino gusto de Harry.
Harry solo cabeceó pasando la página.
¿Pociones, Harry? Preguntó suavemente, este asintió. ¿Quieres ayuda?
Harry negó con la cabeza fijando su vista en una página.
Puedes hablar. Le dijo Snape al ver que el chico no emitía sonido alguno.
¿Hay filtro de paz por el desván? Preguntó Harry de repente sin despegar la vista del libro.
¿Que? Dijo Snape desconcertado ante la pregunta ¿Harry pidiendo por su propia voluntad una poción? Se estaba perdiendo algo.
Que si hay filtro de paz en el desván. Repitió Harry sin inmutarse.
No se
debe
un momento. Dijo Snape poniéndose serio. ¿Para que quieres esa poción?
Harry no contestó al momento. Leyó algo con el entrecejo fruncido y luego miró a Snape por encima del libro.
¿Hay o no hay? Preguntó de manera tajante y algo brusco.
Debe haber y cuida ese tono. Dijo Snape posando una mirada dura en él. ¿Me puedes decir que les sucede? Primero
que si no tienen hambre, después, tu hermana que deja prácticamente la cena completa para subir corriendo a su habitación, luego en el patio acostados en el césped, y ahora tu hermana se encierra en el baño nada más me vio entrar y
¿Se encerró? Preguntó Harry dejando el libro a un lado. Sabía que iba a hacer algo de eso.
¿Cómo
que tú
que? Balbució Snape frunciendo ligeramente el ceño.
No quiere hablar contigo. Dijo Harry recogiendo sus libros con giros de varita. Y yo respeto su decisión, no me pidas que interceda por ti, tú y Sirius se han estado comportando de manera muy extraña en estas semanas.
Estamos ocupados y
Comenzó a decir Snape.
¿Y eso quiere decir que no deben atendernos? Lo cortó Harry muy serio, Snape cerró la boca parpadeando un par de veces. Nos han evadido todo este tiempo, ni nos miran, cada vez que nos hablan es para regañarnos o nos hablan bruscamente, Lara está muy triste, tiene miedo de que le digas
esas cosas que solo dices cuando estás de mal humor, por eso
no quiere hablar, ¿Sabias que vomitó? ¿Y sabes el por que?... Porque la obligaste a comer en contra de su voluntad
¿Eres o no mi padre y el de Lara? Si es así, vuelve a ser como antes ¿Si? Buenas noches.
Harry se acostó bruscamente cubriéndose con la sábana. Dejó sus lentes y la varita en la mesita de noche y cerró los ojos. Snape se quedó paralizado por la arenga repentina del chico. Se levantó lentamente de la cama y se acercó a la cabecera. Se inclinó sobre Harry besándole la frente.
Claro que soy tu padre, lo siento si te herí, buenas noches. Le susurró suavemente al oído.
Apagó las luces con un giro de varita y salió entrecerrando la puerta. Entró en la habitación de Lara G. que estaba vacía, pero la puerta del baño seguía cerrada. Se acercó despacio y se detuvo a punto de tocar la puerta. Soltó aire y dio un par de toques a la puerta.
¿Lara? ¿Estás ahí? Preguntó suavemente pegando un oído a la puerta, escuchaba una respiración entrecortada. Vamos, sale de ahí para que podamos tener una charla.
No obtuvo respuesta.
Espero que no vayas a pasar toda la noche encerrada ahí. Dijo Snape recostándose a la pared. No debe ser muy cómodo estar encerrado en un baño.
Quiero estar sola. Dijo la voz cavernosa y entrecortada de Lara G. dentro del baño.
Te entiendo, pero
si sales, te dejo dormir conmigo ¿Qué dices? Negoció Snape reprimiendo los deseos de echar la puerta abajo. Pero primero, me gustaría hablar contigo.
No quiero hablar, quiero estar sola. Dijo Lara G. con la voz completamente quebrada.
No tengas miedo mi niña, no estoy enfadado. Le dijo Snape con una voz extraordinariamente suave y delicada. Abre la puerta, no tienes nada que temer mi amor.
La puerta se abrió y Lara G. salió del baño mirando al suelo. Enseguida saltó a la cama abrazando su almohada y recostándose en la pared con la vista abajo.
¿Que quieres hablar? Preguntó parpadeando, el labio le temblaba.
Snape se acercó despacio y se sentó en el borde de la cama observándola. Estaba pálida y sus ojos muy claros y aguados.
Se que
he estado muy ocupado en estas semanas y
Comenzó a decir Snape suavemente, Lara G. abrazó más fuerte la almohada, tenía la medallita dorada por fuera de la ropa.
ni Sirius ni yo les hemos prestado la atención que merecen, me imagino como ha sido para ustedes esta situación pero
la Orden
Me preguntaba cuando la mencionarías. Dijo Lara G. cortándolo.
Debes entender Lara, que la Orden me necesita, al igual que necesita a Sirius, me gustaría quedarme aquí todo el tiempo del mundo con ustedes, mis hijos, pero no es posible, espero que lo comprendas mi amor. Explicó Snape sin abandonar su tono suave y delicado. Yo no dejo de quererte, ni a ti ni a tu hermano, si me he comportado así es porque
llego muy cansado y además, mi carácter
es así por naturaleza y tú lo sabes.
Lara G. cerró los ojos, dos lágrimas corrieron por sus mejillas.
No, no tienes que llorar mi niña, todo está bien. Dijo Snape al momento, abrió los brazos cuando Lara G. lo miró. Ven, ven conmigo.
Lara G. se lanzó abrazándolo con fuerza, aferrándose a la túnica negra de su padre y enterrando la cara en su pecho.
Tranquila Lara, estoy aquí. Le dijo Snape suavemente, besándole la cabeza. ¿Quieres dormir con tu viejo padre?
Lara G. alzó la cabeza y logró hacer una sonrisa aguada.
Supongo
que eso haya sido un si. Dijo Snape como para si mismo arqueando una ceja, Lara G. apoyó la cabeza de nuevo sobre su pecho. Solo espero que tu hermano no se ponga celoso.
Snape se levantó sin soltar a Lara G. que se había acurrucado contra él. Cuando pasaban frente a la habitación de Harry, Snape se detuvo.
Espero
que no te moleste compartir a este pobre y viejo padre con tu hermano. Le dijo a Lara G. sonriendo, la chica lo abrazó con más fuerza sonriendo levemente. No puedo dormir si no me espachurran entre los dos.
Snape empujó la puerta con una mano aclarándose la garganta.
¡Harryyyyy! ¡Levántate! Chilló Snape con la voz idéntica a la de tía Petunia, el chico pegó un brinco sentándose de golpe mirando a todos lados como un loco. ¡¿Qué esperas?! ¡Muévete!
Harry en su apuro, se enredó con la sábana y fue directo al suelo. Alzó la mano tanteando encima de la mesita de noche, agarró los lentes y se los puso a medias, con una pata colgando y miró a la puerta. Snape comenzó a reírse sin soltar a Lara G. que sonreía débilmente entre sus brazos. El chico lo miró con reproche mientras Snape dejaba de reír gradualmente.
Debo despertarte así más a menudo. Dijo Snape sonriendo, Harry puso cara de horror. Oh vamos que era broma, ¿No vas a venir?
¿A donde? Preguntó Harry desorientado incorporándose, poniéndose bien los lentes y saliendo del enredo de la sábana.
Bueno, si no quieres dormir en mi habitación
Dijo Snape cabeceando.
¿Quién ha dicho eso? Preguntó Harry frunciendo ligeramente el entrecejo, atravesó la habitación a zancadas. ¡Allá voy!
Snape abrió el otro brazo sonriendo para recibir al chico.
Indudablemente, estoy cometiendo suicidio. Dijo Snape con los ojos en blanco llevándose a los chicos a la puerta del fondo. Er
reconsidero mi ofrecimiento, ¿Por qué no se duermen en sus habitaciones?
Lo siento papá, si no nos dejas dormir en tu habitación por las buenas
entramos a hurtadillas. Dijo Harry maliciosamente, Lara G. solo sonrió abrazando a Snape más fuerte.
P-Pero
¿No quieren dormir en sus camas? Insistió Snape.
Buenooo
si nos dormimos en nuestras habitaciones
¿Nos haces una historia? Negoció Harry inocentemente. ¿La Bella Durmiente?
Abre la puerta. Dijo Snape con voz chirriante.
Harry sonrió empujando la puerta de la habitación de Snape. Enseguida se desprendió del brujo saltando sobre la cama, formando algo parecido a un nido de perro con la sobrecama.
¡Harry! ¡Por favor! ¡Al menos retira la sobrecama! Exclamó Snape exasperado, el chico lo miró con carita de niño bueno. Tú y esa cara
hazme el favor de quitar esa cara si no quieres que te lance un buen maleficio
mejor.
Lara G. se soltó lentamente de Snape y se acomodó en una punta, Harry ya estaba listo para dormir en la otra.
Si no es mucho pedir
Comenzó a decir Snape levantando una ceja. ¿Podrían dejarme un espacio?
Los chicos se corrieron un poco más dejando un espacio para el brujo. Snape se acercó a Lara G. y la terminó de cubrir con la sábana, le besó la mejilla suavemente. Le dio la vuelta a la cama llegando a Harry. Le quitó los lentes y le besó la frente.
¿A dónde vas papá? Preguntó Harry mirando como el brujo salía de la habitación.
Desgraciadamente debo terminar un informe. Contestó Snape con una mano en el pomo de la puerta. Buenas noches.
Snape terminó de cerrar la puerta, dejando la habitación oscura. Harry no podía ver si Lara G. estaba despierta o no, aunque quería mirarle los ojos, para saber si ya no estaba triste. Estuvo adaptando su visión a la oscuridad, pero como necesitaba lentes, decidió que lo mejor era dormir. Se acomodó en la cama, ya no se sentía tan mal, Snape había vuelto a ser el mismo.
Harry durmió sin sobresaltos toda la noche, se despertó solo al día siguiente, algo que hasta a él mismo le extrañó. Abrió un ojo y luego otro, se sentó en la cama completamente desgreñado y bostezando ampliamente. Encontró sus gafas y se las puso parpadeando un par de veces. Lara G. dormía todavía, al menos no se veía tan pálida. Se acercó lentamente, pensando si la despertaba o no. La chica dormía respirando suavemente, con su largo pelo revuelto. Decidió no despertarla. Se bajó de la cama con cuidado.
Salió en puntillas bostezando y estirándose contra el techo. Se dio un baño cambiándose de ropa. Dejó el pijama en su habitación y bajó los escalones. Entró en la cocina estirándose. Pegó un brinco cuando se fijó en la cantidad de adultos que habían alrededor de la mesa, tomando té.
Buenos días Harry, ¿Dormiste bien? Preguntó Sirius moviendo la cola con las orejas alzadas.
Buenos días Harry. Saludó Snape sonriendo, agitando levemente su taza de té.
Hola Potter. Gruñó OjoLoco haciéndolo dar un respingo.
Te levantaste temprano Harry. Dijo Lupin sonriéndole.
¡Hola Harry! Lo saludó Tonks animadamente.
Katia le sonrió agitando una mano, Dumbledore lo miró por encima de sus gafas de media luna guiñándole un ojo.
B-Buenos días. Saludó Harry torpemente, se desgreñó nervioso, nunca le gustaron tantas miradas clavadas en él. Y-Yo... si quieren vuelvo a subir para que...
¡Tonterías! ¡Ven! Siéntate aquí con nosotros. Dijo Tonks alegremente agitando su varita, haciendo aparecer dos sillas en una punta de la mesa.
Harry, ¿Lara ya se despertó? Preguntó Snape cuando el chico se sentaba muy nervioso.
Harry abrió la boca para responder.
Por dios, tengo el estómago pegado al espinazo, ¿Hay desayuno? Preguntó de repente la voz de Lara G. proveniente de la puerta. ¡Ave Maria! No tengo tripas, tengo una tumbadora...
Harry giró la cabeza muy rápido. Lara G. frunció el ceño mirándolo.
¿De nuevo peleado con el peine Harry? Preguntó mirándole la cabeza. Lo que tienes allá arriba es un nido de pájaro.
Harry saltó de la silla de repente haciendo que todos pegaran un brinco. Se abalanzó contra Lara G. agarrándole la cabeza y mirándole los ojos.
¡Hey! ¡Chú, chú! ¡¿Que crees que haces?! Exclamó Lara G. tratando de huir del chico que no dejaba de abrirle los ojos para vérselos mejor. ¡No sabía que tenías complejo de oculista! ¡Ya estoy bien! ¡Suelta! ¡Si no me sueltas te muerdo! ¡Te lo buscaste!
Lara G. le agarró una mano a Harry y se la retorció de tal forma que lo dejó doblado al medio con la mano retorcida estirada hacia el techo.
Estás lento Gusarapo. Dijo Lara G. como si nada, miró a todos los adultos y parpadeó un par de veces. Buenos días, je, perdón si no había saludado antes.
Buenos días Lara, siéntate. Dijo Sirius indicando una de las sillas vacías con la cabeza.
¿Dormiste bien? Le preguntó Snape suavemente.
Sip. Respondió Lara G. sin soltar a Harry.
Lara... podrías... ¿Soltarme? Preguntó Harry aguantando el dolor del brazo. ¿Porfis?
Ups, claro. Dijo Lara G. liberándole el brazo a Harry. He llegado a la conclusión de que eres un oculista frustrado.
El chico la miró con reproche moviendo un poco el brazo.
Vamos, sabes que es broma. Dijo Lara G. sentándose junto con él. Aunque sigo diciendo que tienes un hotel para golondrinas en la cabeza.
Harry le pegó suavemente con un puño por el hombro. Lara G. frunció el ceño recibiendo la jarra con chocolate que le pasaba Snape sonriendo. Le pegó ella a Harry por el hombro a modo de respuesta cuando el chico agarraba su jarra de chocolate. La miró muy serio, le pegó un poco más fuerte moviéndola de lado. Lara G. levantó levemente una esquina de la boca en un gruñido, dando a entender que lo iba a dejar colgado de la lámpara si le volvía a pegar aunque fuese en broma. Harry tomó chocolate receloso y le sacó la lengua.
¿Tienen pensado hacer algo hoy? Les preguntó Sirius para evitar que la mesa saliera volando en cualquier momento.
Los chicos lo miraron parpadeando un par de veces.
Si, algo así como... ir al Callejón Diagon o... dar una vuelta por Londres o... no se.... Dijo Snape por su parte, Harry y Lara G. lo miraron con los ojos como platos. ¿Y esas caras?
Lara G. comenzó a mirar al techo con el ceño fruncido mientras Harry buscaba algo por la cocina.
¿Que les sucede? Preguntó Lupin viendo el comportamiento de los chicos.
Solo miro si el techo está en su lugar. Dijo Lara G. regresando la vista a los presentes.
Nada, no hay algo por la cocina que los haya golpeado. Dijo Harry terminando su inspección.
Los chicos se miraron.
Sean sinceros... ¿Alguno de los presentes les ha modificado la memoria a papá y a Sirius? ¿O los han tomado por sorpresa con un buen garrote? Preguntó Lara G., todos se echaron a reír. Como siempre, no puedo hablar.
No tenemos nada Lara. Dijo Snape sonriendo. Un poco de libertad no les va a hacer daño.
Los demás adultos hicieron ruidos de aceptación.
Hoy son libres de ir a donde deseen. Dijo Sirius moviendo la cola.
Ninguno de nosotros los va a seguir o acompañar. Agregó Lupin alegremente.
Eso si, antes de la 1:20AM aquí en casa. Aclaró Snape señalando un reloj en su muñeca.
¿Y niegan que les modificaron la memoria? Preguntó Lara G. de una manera bastante graciosa, Harry no lograba cerrar la boca. Sigo diciendo que no es normal.
Si, generalmente... nos gruñen. Dijo Harry por su parte.
Los chicos se miraron encogiéndose de hombros.
Aunque si insisten... Dijo Lara G. vaciando su jarra de chocolate y levantándose.
... nosotros salimos. Terminó Harry por ella imitándola.
Los chicos se apresuraron en salir de la cocina rumbo al segundo piso.
Se piensan que somos tontos. Resopló Harry cuando subían las escaleras.
¿Por qué dices eso? Preguntó Lara G. frunciendo ligeramente el entrecejo.
Nos dan la libertad para poder tener una reunión aquí en casa, sin nosotros espiando. Gruñó Harry cuando llegaban al segundo piso. Aunque podremos aprovechar este rato de libertad.
¿A que te refieres? Preguntó Lara G. frunciendo el ceño deteniéndose.
Podemos entrar en la propiedad de Félix o seguirlo. Dijo Harry sonriendo levemente.
¡Eres un genio hermanito! Exclamó Lara G. abrazándolo. Cámbiate para la ocasión.
El chico asintió cuando Lara G. lo soltó. Se cambió en un dos por tres y bajó a saltos las escaleras. Dio unos toques leves en la puerta de la cocina apagando el rumor de la conversación. Empujó la puerta para encontrarse a todos los adultos tomando té inocentemente.
¿Listo? Preguntó la voz de Lara G. por detrás de él.
Giró y sonrió levemente asintiendo. Lara G. estaba vestida completamente de negro, con su largo pelo suelto y la varita en la mano. Hincó la rodilla derecha en el suelo guardándose la varita en su bota.
Lara, no pensarás salir a así a la calle... ¿Verdad? Preguntó Snape cuando la chica se incorporaba.
No me he vestido así por gusto. Replicó Lara G. alzando una ceja.
Quítate esa ropa tan ceñida. Le gruñó Snape.
No pienso cambiarme. Dijo Lara G. cruzándose de brazos.
Que te quites esa ropa. Gruñó Snape de mal modo.
Ya dije que no y no seas anticuado.
Lara Snape... que te quites esa ropa.
No.
Lara...
¡No pienso ponerme algo del año de la corneta! Viejo gruñón.
Snape abrió la boca en un gruñido.
Si insistes no me despido de ti. Amenazó Lara G.
A Snape le dio un tic en la comisura de la boca parpadeando un par de veces.
Era broma. Dijo Lara G. abrazándolo, le besó la mejilla. Hay que limarte la nariz, hoy está muy grande.
¡Saliendo de aquí los dos! Exclamó Snape exasperado, Harry pegó un brinco. ¡Acaben de irse y ay de ustedes si llegan después de la hora acordada!
¡Te quiero papito! Exclamó Lara G. tirándole un beso a Snape por el borde de la puerta del patio, Harry la haló.
Cuando lograron llegar a la acera de Privet Drive estallaron en una carcajada. Caminaron tranquilamente mientras los vecinos los miraban disimuladamente desde sus casas. Tomaron el Autobús Noctámbulo en una entrecalle vacía. Stan salió muy contento pero prefirió cerrar la boca viendo de quienes se trataba.
Buenos días Stan. Saludó Lara G. sonriendo haciéndolo parpadear.
Buenos días. Saludó Harry por su parte. Lindo día ¿No?
Ciertamente, si. Dijo Stan extrañado, generalmente le pasaban de lado sin mirarlo. ¿A dónde desean ir?
Hogsmeade. Dijeron los chicos por acuerdo común y al unísono.
¿Trabajando? Preguntó Stan recibiendo el dinero, volteó la cabeza hacia delante. ¡ERNIE! ¡A HOGSMEADE!
El autobús se puso en marcha con un violento traqueteo, haciendo que los chicos terminaran en el suelo enredados y sin poder contestar. No sabían como Stan podía mantener el equilibrio.
Primero debemos dejar al señor Tofty. Dijo Stan alegremente señalando a un viejo calvo sentado al final del autobús, conversaba animadamente con otro hombre. No se preocupen, solo una ligera desviación al Caldero Chorreante.
Harry parpadeó un par de veces incorporándose con cuidado, Lara G. estaba aferrada con cara de pánico a una silla.
E-El fue el que... me examinó en mis T.I.M.O.S. Le susurró Harry a Lara G.
¿Me lo podrías decir en otra ocasión? Preguntó Lara G. parpadeando un par de veces logrando sentarse en una silla, se aferró a Harry cuando el autobús dio un violento giro. Ahora estoy mareada, todo me da vueltas.
Aguanta Lara, solo será por media hora o menos. Dijo Harry logrando sentarse y sentar a Lara G. a su lado.
Que consuelo. Suspiró Lara G. aferrándose a la silla cuando esta patinó por una curva muy cerrada que dio Ernie. ¡Ave Maria! ¿Ese hombre nunca aprendió a conducir?
Realmente, parece que no. Dijo Harry empezando a sentirse mareado.
Traquetearon por todo Londres y estaban con el corazón en la boca cuando pasaban por entre los autobuses muggles y los autos. Finalmente se detuvieron en una entrecalle desierta a poca distancia del Caldero Chorreante. El señor Tofty se dirigió con su andar lento a la salida, Stan iba al lado de él sonriente. Algunos magos y brujas que estaban tomando el Autobús estiraron los cuellos para ver bajarse al señor Tofty, que no pareció notar que Harry estaba allí. Reanudaron el viaje haciendo que los chicos terminaran saliendo disparados hacia atrás o colgando de las sillas. Después de lo que les pareció una eternidad, llegaron a Hogsmeade.
Cuando salieron pudieron ver a los pasajeros con las narices pegadas a los cristales de las ventanas. El Autobús se perdió de vista con un parpadeo. Lara G. sacudió un poco la cabeza mientras Harry se estiraba desgreñándose.
Vaya viajecito, recuérdame tomar la red flu para la próxima. Dijo Lara G. ladeando un poco la cabeza, su pelo se agitó levemente. Bien, ¿Que hacemos?
Intentar entrar en la propiedad de Félix. Dijo Harry asegurándose de que tenía su varita en la cintura de sus vaqueros. No se que tiene en ella que sale de inmediato.
Umm, creo que tengo una idea. Dijo Lara G. cuando echaban a caminar hacia el límite de la propiedad del hombre. Solo tengo que confirmarla.
Vamos Lara, no me dejes en suspenso. Suspiró Harry poniendo los ojos en blanco.
Ya verás. Dijo Lara G. apresurando el paso, Harry la imitó. Me gustaría que Sirius fuese humano, ¿Sabes?
Vamos Lara, no empieces de nuevo con eso. Dijo Harry palmeándole la espalda. Tú hiciste todo lo posible por ayudarlo.
Es que... no se Harry, no es fácil tener por padrino a un perro. Dijo Lara G. cabeceando. Me gustaría hacer algo más por él, se ve que está incómodo.
Lo se Lara, pero no se puede hacer nada más. Dijo Harry cabizbajo.
Espera... ¿Sirius no era un animago? Preguntó Lara G. de repente, deteniéndose.
Si, ¿Por qué lo preguntas? Dijo Harry deteniéndose también.
También... dijiste que... Hocicos se parecía mucho a Sirius cuando se transformaba en animago, ¿No? Preguntó Lara G. empezando a caminar de nuevo.
Si y... ¿Puedes dejarte de tanto misterio y decirme que idea ronda por tu cabeza? Dijo Harry pisándole los talones.
¡Puede volver a ser humano! Exclamó Lara G. con sus ojos brillándoles. ¡Solo está en su cuerpo de animago!
¿Que? Preguntó Harry sin interiorizar mucho las palabras de la chica.
Harry, que Sirius... ¡Puede volver a ser humano! ¡Solo debe realizar la transformación en hombre! ¡Y puedo ayudarlo! Exclamó Lara G. mirándolo fijamente. ¡Esa forma de perro es parte de su poder mágico!
Harry abrió la boca parpadeando, como en shock.
Después te explico, ahora tenemos algo que hacer. Dijo Lara G. agarrándolo por un brazo, pero no lo llegó a llevar lejos, estaban en el mismísimo límite de la propiedad de Félix. Ahora concéntrate en esto.
Harry sacudió la cabeza saliendo del trance. Lara G. sacó su varita de la bota derecha.
¡Verdimillius! Exclamó Lara G. con energía apuntando al frente con su varita, de ella hizo erupción una luz verde pálida que enseguida describió una pared semitransparente frente a ellos. Me lo imaginaba, tiene un hechizo de sensibilidad por todo el límite de su propiedad.
La luz verde se extinguió haciendo desaparecer la pared.
Es muy alto para poderla saltar. Dijo Harry con el ceño fruncido. ¿Alguna sugerencia?
Volar. Dijo Lara G. muy seria, miró a Harry. Volar por encima de ella.
Lara, yo hasta ahora no tengo alas. Resopló Harry.
Tú no, yo si. Replicó Lara G.
Lara, por favor, no te vayas a transformar en... tú sabes que. Pidió Harry con cara de horror.
OK, OK, complaciendo peticiones. Suspiró Lara G. echando una ojeada atrás.
Se rodeó de una espiral plateada de repente haciendo que Harry pegara un brinco. Donde antes estaba Lara G. había un hermoso Fénix dorado.
Agárrate de mi cola. Le indicó revoloteando frente a él.
Harry cerró los ojos aferrándose a la cola del Fénix. Sintió un súbito calor en la mano y sus pies se levantaron de la tierra cuando Lara G. remontó vuelo. Abrió los ojos al sentir el aire en la cara, miró abajo para verse suspendido en el aire pasando por encima de la copa de los árboles. Comenzaron a descender suavemente, Lara G. planeaba despacio, dejándose caer. Harry cerró los ojos cuando pasaron por un espacio muy estrecho entre la copa de los árboles. Las ramas le rasparon los brazos y algunas ramitas quedaron enganchadas de su ropa.
Abrió los ojos cuando estuvo en tierra firme. Se soltó de la cola del Fénix sacudiéndose la ropa. Lara G. cayó a su lado transformada en humana. Se quitó unas cuantas hojitas de la ropa y miró alrededor con los ojos entrecerrados. Harry sacó su varita apuntando a todos lados, cualquier ruido, por mínimo que fuese, lo sobresaltaba.
Bien Harry, ahora debemos movernos con cautela, vamos a buscar la casa del Troll. Dijo Lara G. de repente, Harry dio un respingo. Y no seas tan asustadizo.
No soy asustadizo. Se defendió Harry siguiendo a Lara G. que parecía caminar por el aire.
Solo bromeaba. Dijo Lara G. apartando con cuidado unos arbustos. ¿Por donde era? ¿Por alguna casualidad recuerdas el camino?
Er... Dijo Harry mirando a todas partes, escuchó un crujido y chocó con Lara G. ¿Que fue eso?
No, y no eras asustadizo. Dijo Lara G. mirándolo.
Harry le gruñó.
Bueno, ¿Recuerdas o no? Insistió Lara G. escudriñando la maleza.
Realmente, no. Dijo Harry entrecerrando los ojos, tratando de reconocer algo.
Lara G. se rodeó de una espiral plateada tomando la forma de una enorme loba negra.
¿Que haces? Preguntó Harry con el corazón en la boca.
Solo voy a rastrear. Gruñó la loba con la voz de Lara G. Sígueme.
Harry siguió a Lara G. en silencio mientras esta olfateaba todo el camino. A veces se detenía olfateando un pedazo de suelo. Lara G. trotó hacia un árbol y lo olfateó con interés.
Por aquí. Dijo lanzándose al trote con Harry pisándole las huellas. Nos estamos acercando.
Espero que vayamos por un camino correcto. Murmuró Harry mirando atrás.
¿Desconfías de mi olfato, Harry Potter? Preguntó Lara G. mordaz.
¡En lo absoluto! Exclamó Harry haciendo que varios pájaros levantaran vuelo.
Me alegra saberlo y... ¡Baja la cabeza! Exclamó Lara G. de repente mordiendo a Harry por la camisa obligándolo a agacharse.
¿Que sucede? Preguntó Harry desorientado.
¡Shhh! ¡No hables alto! Lo reprendió Lara G. en un murmullo, señaló al frente con la cabeza.
Harry entornó los ojos tratando de ver por entre los arbustos. Distinguió la casa de Félix, en el portal, estaba Ursula, su mujer, acababa de abrir la puerta. Aguzó la mirada y apretó su varita con rabia, Marsey salía de la casa en compañía de Félix. Lara G. acechaba con sus relampagueantes ojos verdes al lado de Harry, estaba casi echada.
Negocios. Murmuró entre dientes.
¿Vamos a entrar? Preguntó Harry en un susurro.
No se, eso seria... allanamiento de morada... aunque... no estaría mal tratar de entrar. Dijo Lara G. moviéndose ligeramente.
Se escondieron lo mejor posible cuando Félix les pasaba casi de lado con Marsey, los dos conversaban muy serios, solo pudieron captar por algunos segundos el rumor de la conversación. Ursula después de verlos perderse por entre la maleza entró de nuevo en la casa. Lara G. se alzó lentamente moviendo ligeramente las orejas.
Voy a provocar un disturbio, tú entras. Le dijo empezando a avanzar.
¡Lara! ¿Estás loca? ¿Y si te sucede algo? Susurró Harry agarrándole la cola.
Es la única forma de entrar. Dijo Lara G. mirando atrás con su entrecejo de loba fruncido. Voy al patio, en cuanto sientas el disturbio, entras en la casa... sin réplica... SIN REPLICAS HARRY POTTER.
Harry le soltó la cola reprimiendo los deseos de amarrarla y llevarla de regreso a la casa. Lara G. lo miró unos segundos.
En cuanto revises todo lo que puedas, sales de la casa. Dijo en tono cortante.
P-Pero... Lara, no, no te voy a dejar sola. Terció Harry negando lentamente con la cabeza.
SI me vas a dejar sola. Gruñó Lara G. con el lomo erizado. NO ME ESPERES.
L-Lara... Dijo Harry tratando de hacerla entrar en razón.
Lara nada. Dijo Lara G. en un grañido.
Harry hizo una mueca cuando Lara G. dio media vuelta y comenzó a trotar para entrar furtivamente por el costado de la casa hacia el patio. Soltó aire, esperando, no le quedaba otra. Se escuchó un cacareo agudo, luego voces gritando y una aullido de lobo desafiante. Era su oportunidad. Se deslizó como un rayo hacia la casa. Empujó la puerta entrando con la varita en alto. Escuchaba perfectamente los infructuosos intentos de Ursula espantando a Lara G. del patio y los escalofriantes gruñidos de esta dando a entender que no daba su brazo a torcer o en este caso su pata.
No perdió tiempo y comenzó a registrar, levitándolo todo con su poder. Pasaba velozmente la vista por todas las cosas que estaban suspendidas en el aire. Dejó caer todo al descuido cuando escuchó un aullido y el sonido de una boca con dientes afilados lanzándose a desgarrar algo. Viró la cara con dolor y subió los escalones hacia el segundo piso de la casa. Abrió las puertas una por una, sin dejar de apuntar al frente con su varita. Revolvió todo, buscando algo que pudiese retrasar el fortalecimiento de Voldemort o que pudiese darle una pista acerca de lo que tramaba. Cuando llegó a la última habitación, se quedó unos segundos mirando un caldero con una poción negra que se cocía lentamente sobre un fuego mágico.
No lo dudó ni un segundo y lo volcó de un potente rayo dorado que hizo salir de su varita. La poción negra quemó la alfombra lanzando un humo blanco, como si fuese un ácido muy fuerte. Harry no se quedó a saber más, salió como un rayo de la habitación teniendo el presentimiento de que había arruinado algo muy importante. Bajó saltando los escalones, escuchando los gritos de terror de Ursula pidiendo ayuda. El corazón le dio un vuelco cuando la mujer entró de repente a la sala.
¡DETENTE! ¡¿QUIÉN ERES?! ¡STUPEFY!
Harry vio pasar zumbando el rayo rojo por encima de su hombro derecho, pero no se quedó a saber si le iban a lanzar otro hechizo. Salió dando traspiés de la casa, corriendo a ciegas. Un Unicornio algo demacrado se detuvo frente a él dando un débil relincho, encabritándose a medias. Harry no lo pensó dos veces y se aferró al cuello del animal. No había logrado pasar el otro pie cuando un rayo rojo falló en milímetros en darle, haciendo que el Unicornio se lanzara al galope dejándolo con un pie colgando.
El Unicornio apretó el paso como pudo, estaba muy débil mientras Harry hacia todo lo posible por no terminar agarrado de la cola del animal. Bajó la cabeza contra el costado del animal cuando un rayo rojo pasó zumbando por su lado salido de no se sabe donde. Miró por encima del lomo del Unicornio y cuando regresó la mirada al frente, tropezó con una loba negra corriendo al lado de él con la lengua de lado.
¿Estás bien Harry? Le preguntó preocupada.
Estuviese mejor si no estuviese colgando de un caballo desbocado. Dijo Harry con los lentes colgando de una oreja mientras el Unicornio parecía ganar fuerza a medida que se adentraba en la maleza.
Al menos te conseguí transporte para que escaparas. Jadeó Lara G. sin interrumpir su carrera a la par del caballo. ¿Encontraste algo?
¿Y es momento para preguntar eso? Dijo Harry exasperado, resbalándose del Unicornio. ¡Voy a terminar arrastrado como una fregona!
Lara G. emitió un gruñido leve y el Unicornio fue deteniendo el galope hasta convertirlo en un trote suave. Se detuvieron finalmente en una zona con mucha maleza. Harry se soltó olvidando apoyar los pies y cayó en el suelo con cara de dolor. Lara G. intercambió varios gruñidos más con el Unicornio y este dio un relincho perdiéndose por entre la maleza.
Bien, ahora... ¿Estás bien Harry? Preguntó la loba negra mirando a Harry con el hocico a pocos centímetros de su nariz.
Sip. Dijo Harry algo encogido. ¿Podrías explicarme mejor lo de Sirius?
Lara G. abrió la boca cuando Harry le agarró el hocico con la mano izquierda sacando su varita con la rapidez de un rayo.
¡Dissaparate! Exclamó tocándose con la varita.
Desaparecieron los dos con un plop justo cuando los rostros sudorosos de Félix y Marsey aparecían por entre la espesura.
Los chicos aparecieron en la cocina del número 5 de Privet Drive en la misma posicion en que desaparecieron del bosque. Sirius y Snape pegaron un brinco dejando de hablar en murmullos amenazantes y recogieron agitadamente todos los planos de la mesa. Harry parpadeó un par de veces y miró a los lados sin mover la cabeza. Lara G. seguía transformaba en loba negra, con el hocico aprisionado por la mano de Harry.
Je, en casa. Dijo Harry sonriendo tímidamente mirando a la loba. ¿Y esa cara?
Grrrrrrr. Gruñó Lara G. de medio lado.
¿Uh? Dijo Harry frunciendo el ceño.
Ji quiejes me jueltas el jocico. Dijo Lara G. con voz ahogada.
¿Perdón? Dijo Harry sin entender mucho.
Que ji no me jueltas el jocico je voy a jorder. Amenazó Lara G. mostrando los dientes como pudo.
Un momento, antes que me arranques la nariz... ¿Es cierto eso que me dijiste de... guau? Preguntó Harry de una forma bastante graciosa, Lara G. asintió. ¿De veras?... pero... ¿Estás segura? ¿Puedes ayudarlo?
¡QUE JI! Gruñó Lara G. exasperada, abrió los ojos como platos cuando Harry la abrazó por el cuello catapultándola por el aire lanzándosela encima. ¡¡AAAUUUUUUU!! ¡¿Que se supone que haces pedazo de Gusarapo?!
¡Te quiero hermanita! Exclamó Harry abrazando a Lara G. por el cuello prácticamente estrangulándola.
¡Yo también te quiero! Dijo Lara G. con voz ahogada, retrocediendo un poco, pero el chico la aferraba con mucha fuerza. ¡Si no me sueltas lo vas a lamentar!... ¡Te lo buscaste!
La loba negra se rodeó de una espiral plateada transformándose esta vez en un poderoso tigre de Bengala que aplastó a Harry al sentarse sobre él como si fuese una alfombra. Le resopló en la cara y le gruñó mostrando sus enormes colmillos.
Ta bien, ta bien, no hay problema. Dijo Harry con voz chirriante cuando Lara G. se acomodó encima de él. ¿Me dejarías ponerme de pie?
Lara G. se retiró de encima de Harry y lo agarró con la boca por la camisa, halándolo. Harry se levantó sacudiéndose un poco la ropa que la tenia llena de hojitas y ramitas. Snape los observaba con interés y los ojos entrecerrados, atando cabos. Lara G. recuperó su forma humana y se quitó del pelo algunas hojas.
Bien, veo que ya están en casa. Dijo Snape de repente con voz suave.
Nos alegra ver que regresaron temprano. Dijo Sirius por su parte.
Los chicos se sobresaltaron girando en redondo y parpadeando un par de veces.
Así que... ¿Se divirtieron? Preguntó Sirius intentando sonreír con su boca de perro.
Los chicos comenzaron a hablar a la vez con una sonrisa de oreja a oreja.
¡Oh si! ¡Por supuesto!
¡La pasamos muy bien en Hogs... Callejón Diagon!
¡Fue muy divertido!
¡Si! ¡Por suerte Lara no pidió helado de chocolate!
¿Eh? ¡Ah! ¡No quería mortificar a Harry hoy!
¡Una salida como nunca!
¡Despejamos la mente!
Snape hizo más evidente su sonrisa peligrosa. Sirius movió la oreja derecha en señal de que no se había tragado las explicaciones.
Estamos arriba. Dijeron al unísono saliendo a zancadas de la cocina.
Subieron las escaleras en un dos por tres y se apresuraron en entrar en la habitación de Lara G. poniendo un hechizo imperturbable.
Uff, creo que papá y Sirius no se tragaron el cuento. Dijo Lara G. soltando aire.
Tú misma viste la cara con que nos miraban. Dijo Harry dando paseítos por la habitación. Ahora, ¿Vas a ayudar a Sirius a recuperar su cuerpo humano?
Por supuesto. Aseguró Lara G. muy seria. Pero antes debo... revisar unos libros que están en el desván, en... ya-tú-sabes-que-esquina.
Si, en la zona escondida. Dijo Harry dejando de caminar de un lado a otro, hizo una mueca cuando vio sombras por debajo de la puerta. Mejor salimos, si no papá va a empezar a atar cabos como solo él sabe hacerlo acerca de donde estuvimos.
Por cierto, ¿Encontraste algo? Preguntó Lara G. cuando Harry alzaba la varita para romper el hechizo imperturbable.
Sip, un caldero con una poción negra, cuando lo volqué quemó la alfombra soltando un humo blanco. Explicó Harry moviendo la varita con lo que el hechizo se rompió. Debió ser algo muy importante.
Sin dudas. Murmuró Lara G. saliendo de la habitación junto con Harry.
Bajaron cautelosamente y cuando se disponían a entrar a hurtadillas en el desván, una voz suave los detuvo.
Ahí están, pensaba que me iba a volver loco buscando a mis hijos.
Los chicos se quedaron paralizados a medio camino del desván. Se miraron con el rabillo del ojo y giraron con una enorme sonrisa. Snape los observaba con los ojos negros brillándoles, algo que a los chicos les dio mala espina.
¿No están contentos de ver a vuestro padre? Preguntó Snape con cara abatida.
Er... ¡Por supuesto que estamos contentos de verte papá! Exclamó Lara G. dándole un codazo a Harry.
Si, por supuesto. Apoyó Harry un poco tarde.
Bueno, como creo que comieron bastantes chucherías por el Callejón Diagon... me parece que está de más decir que deben estar muy llenos... Dijo Snape con voz de padre bueno y comprensivo, los chicos se miraron de nuevo con el rabillo del ojo. ... así que... espero que no les importe almorzar, ¿Verdad?
No. Contestaron al unísono, las tripas les sonaron en esos momentos.
Snape les dedicó una excepcional sonrisa.
Solo... sean buenos chicos y no se metan en problemas. Les dijo sin dejar de sonreír, entró en la cocina en dos pasos.
Los chicos se miraron, ya entrarían en la cocina a hurtadillas para conseguir algo de comer. Vigilaron algunos minutos que Snape ni Sirius salieran de la cocina y se apresuraron en entrar al desván. Pasaron la pared del fondo y Lara G. mantuvo en alto su puño con el poder de la electricidad en él, alumbrando los volúmenes. Harry estaba curioseando por una esquina, dándose cuenta del rollo de pergamino, tinta y pluma que había sobre una mesa. Eso le hizo pensar que esa parte del desván no estaba muy abandonada que digamos.
Desplegó el pergamino, pero estaba en blanco. Se encogió de hombros y lo dejó donde lo encontró, Lara G. se deslizaba entre los libros, buscando algo. La chica sacó un libro grueso, de cubierta negra, con las letras plateadas muy gastadas, casi no se podía leer el título. Lo abrió desapareciendo la nebulosa de la electricidad, dejando todo muy oscuro. Unos ojos verdes fosforescentes brillaron en la oscuridad. Harry trató de llegar a ella pero tropezó con una estantería prácticamente terminando de bruces en el suelo.
Este es. Murmuró Lara G. mirando a Harry con sus ojos sobrenaturales. Lo tengo Harry... ¡Podemos devolverle la forma humana a Sirius!
P-Pero... ¿Que buscabas? Resopló Harry sin atreverse a dar un paso.
Solo quería saber... si, solo eso... lo demás va por mí... Murmuró Lara G. sin hacer caso de la pregunta de Harry, los ojos se movieron levemente en la oscuridad y Harry tuvo la idea de que estaba regresando el libro a su lugar. Vamos, ya todo está arreglado.
Harry siguió torpemente los ojos fosforescentes de la chica, como una polilla de luz. El alivio fue enorme cuando salieron del desván. Lara G. volvió sus ojos a la normalidad con un parpadeo mientras Harry se quitaba algunas telarañas de la cabeza. Lara G. fue directo a la cocina, seguida de Harry. Snape y Sirius los miraron al momento, al parecer, habían terminado de almorzar y charlaban amistosamente.
¿Quieren algo? Les preguntó Snape sonriendo.
Sip, despejen la cocina. Dijo Lara G. muy seria. Y cierren las ventanas y la puerta.
Snape, Sirius y Harry la miraron a un tiempo con el ceño fruncido.
No es broma. Aclaró Lara G. antes de que lo preguntaran.
Snape se levantó extrañado y comenzó a cerrar las ventanas y la puerta. Redujo la mesa y las sillas apartándolas a una esquina.
Ahora, apártense. Ordenó Lara G. señaló a Sirius de repente. Tú no Sirius, quédate ahí.
Harry y Snape se miraron encogiéndose de hombros arrimándose a una esquina de la cocina. Lara G. respiró profundamente un par de veces.
Aquí voy. Murmuró como para ella misma soltando aire largamente.
Cerró los ojos con concentración y su pelo comenzó a ondear. En su frente apareció el Ank plateado destellando. Comenzó a murmurar algo sin detenerse, abriendo las manos a los lados a la vez que el Ank plateado destellaba con más fuerza en su frente. Juntó las manos frente a su pecho, como si sostuviese algo, una luz blanca comenzó a surgir en el centro del espacio entre las dos manos. Sirius ladeó la cabeza. Lara G. se elevó unos centímetros del suelo, murmurando sin descanso a la vez que entre sus manos se formaba algo así como una esfera de luz.
Sirius abrió los ojos como platos al ver una luz blanca rodeándolo y que lo levitaba. Pataleó en el aire mirando abajo, estaba tomando altura. De la espalda de Lara G. nacieron las alas blancas de cuando tomaba la forma del Ángel a la vez que una cinta plateada subía desde sus tobillos en espiral, cambiando su ropa por un hermoso vestido plateado. Sirius se quedó con la boca abierta dejando de patalear en el aire, no daba crédito a sus ojos. Snape tenía la boca ligeramente abierta, y Harry los ojos como platos. Lara G. extendió las manos al frente con la esfera de luz suspendida entre ellas, no dejaba de murmurar.
Lara G. arrugó el rostro de concentración y abrió los ojos de repente, soltando la esfera de luz hacia Sirius. Un brillo cegador la rodeó a la vez que la esfera entraba en el pecho de Sirius con fuerza. Se quedó inerte en el aire, paralizado. Lara G. abrió las alas al máximo llevando la vista al techo, al igual que las manos, como haciendo una invocación. Todo sucedió como en cámara rápida. La cabeza del perro se transformó en una humana a la vez que sus patas se transformaban en extremidades de hombre. Dio un giro en el aire y el cuerpo se transformó en un abrir y cerrar de ojos. Cayó al suelo con un golpe sordo. Harry parpadeó un par de veces cuando la luz desapareció. Sirius abrió sus ojos grises por entre el enmarañado pelo negro.
Se incorporó lentamente, tenia puesta la misma ropa que cuando lo asesinaron. Se levantó completamente, mirándose las manos, flexionando los dedos. Se miró las piernas y movió los pies en círculos, se tocó el pecho, como para asegurarse de que no era una ilusión. Parpadeó un par de veces y miró a Harry apartándose el pelo de la cara. Era humano de nuevo. Miró a Snape, pero el brujo no lo estaba mirando a él. Miraba a un punto de la cocina, parecía estar en shock y, tenia los ojos aguados.
Snape caminó torpemente hacia donde estaba el cuerpo inerte de su hija. La chica había perdido las alas y el vestido, estaba vestida con la misma ropa que tenia antes de iniciar la invocación. Estaba en el suelo de lado con todo el pelo revuelto sobre la cara, no daba señales de vida. Snape alargó una mano y parpadeó cuando el pecho de la chica comenzó a subir y bajar lentamente. Se agachó al lado de ella y le movió un brazo.
¿L-Lara? Preguntó con la voz quebrada, la chica movió ligeramente la cabeza. ¿L-Lara?
La tomó por los hombros incorporándola un poco y la cargó en brazos. Lara G. entreabrió los ojos a la vez que Sirius y Harry se acercaban a zancadas, el último muy preocupado.
¿L-Lo l-logré? Preguntó con voz débil, parecía que le estaba costando mucho trabajo mantener los ojos abiertos. ¿L-Lo hi-hice?
Si, p-pero no hables... e-estas débil. Logró decir Snape tratando de sonreírle.
L-Lo logré... s-si... Dijo Lara G. sonriendo con esfuerzo, los ojos y los labios le temblaban y estaba muy pálida. N-Nos... v-vemos... papá...
La chica puso los ojos en blanco cerrándolos. Su cabeza cayó inanimada descolgada del brazo de Snape. Todo su cuerpo se relajó visiblemente, quedando como un muñeco de trapo en los brazos de Snape que había palidecido más de lo habitual y no parecía poder articular palabra. Harry parpadeó secándose los ojos. Se sintió un poco más seguro cuando vio que la chica respiraba, prácticamente no se notaba, pero se podía ver su pecho subir y bajar lentamente. Sirius fue a decir algo, pero prefirió cerrar la boca. Snape estrechó contra si el cuerpo de Lara G. a la vez que de sus ojos se deslizaban lágrimas.
Sirius parpadeó un par de veces, nunca había visto a Snape llorando. El brujo se llevó a la chica en brazos, el largo pelo de esta le llegaba hasta las rodillas. Harry se dejó caer sentado en el suelo, mirando la puerta de la cocina. Sirius lo miró y se sentó a su lado.
Harry... no te preocupes... ella va a estar bien. Lo animó Sirius haciendo que Harry lo mirara.
Debió decirme que iba a sucederle algo... ¿Por qué nunca dirá ese tipo de cosas? Se desahogó Harry cerrando los ojos con dolor. C-Cuando regresaste... debió decirme que... iba a dar su vida por ti... en el Cairo... s-siempre se arriesgaba... para que... yo no saliera herido...
Tranquilo Harry, va a estar bien, Severus va a cuidar de ella. Dijo Sirius tratando de que el chico no se sintiera tan mal.
No entiendes
Dijo Harry soltando aire.
puede estar así por días
¿Que? Dijo Sirius parpadeando un par de veces.
Pierde energía, se desmaya así
no
reacciona ni con hechizos
Explicó Harry levantándose, Sirius lo imitó. Espero
que despierte pronto
Sirius apoyó una mano en su hombro y cuando fue a hablar, el sonido de alguien apareciéndose hizo que mirara atrás.
¿S-Sirius? ¿En realidad eres tú, Canuto viejo amigo? Preguntó Lupin sin atreverse a creer lo que estaba mirando.
Harry y Sirius se dieron vuelta. El chico dejó caer los hombros y salió al patio con la cabeza gacha.
Hola Lunático, por supuesto que soy yo, recuperé mi forma humana. Dijo Sirius sonriendo, miró al patio y la sonrisa se le apagó un poco. Más bien, gracias a Lara, es que tengo mi forma humana nuevamente.
P-Pero
¿Cómo? Preguntó Lupin desorientado. ¿Dónde está Severus y, y ella y que le sucede a Harry?
Primero, ¿Podrías volver todo a la normalidad? No tengo varita. Pidió Sirius sin despegar la vista de Harry que estaba sentado a los pies del árbol con la mirada perdida.
Lupin volvió la mesa a su tamaño original e hizo lo mismo con las sillas. Sirius frunció el ceño unos segundos y despegó la vista del patio, sentándose en una silla y reclinándola en dos patas. Lupin se sentó frente a él mirando a todos lados como esperando que Lara G. saliera de repente del horno.
¿Tú sabias que
la hija de Snivellus podía hacer
invocaciones? Preguntó Sirius mirando a su amigo.
Si, por supuesto, ya sabes quien es, entonces
fue ella. Murmuró Lupin mirando al patio. ¿Le sucedió algo? ¿Y Severus?
No se, cuando recuperé mi forma humana, ella estaba
en el suelo, prácticamente no se le notaba la respiración, preguntó si
lo había logrado y cuando Snivellus le dijo que si
se desmayó. Explicó Sirius frunciendo ligeramente el entrecejo. El se la llevó, llorando Lunático, nunca había visto a Snivellus llorar porque que yo recuerde
fue muy fuerte cuando asesinaron a Gabriela y a
su otro hijo.
Lupin pareció meditar unos segundos, el sol de la tarde le daba levemente en su demacrado rostro, aunque sus ojos seguían vivaces y jóvenes, al igual que sus facciones. Se sobresaltaron cuando a la cocina entró Snape. Estaba más pálido de lo habitual y como en una especie de trance.
¿Cómo está Lara, Snape? Preguntó Sirius poniendo bien su silla con un ligero bang.
Snape lo miró lentamente, sus ojos negros brillaban melancólicamente y los tenía ligeramente rojos, miró a Lupin que lo observaba expectante.
Débil. Fue lo único que salió de su boca antes de dar media vuelta y salir de la cocina.
No lo molestes Sirius. Advirtió Lupin cuando el susodicho abrió la boca. Déjalo en paz.
Yo también estoy preocupado por la chica. Dijo el aludido algo brusco. Ha hecho mucho por mí.
No dudo que estés preocupado, Sirius. Dijo Lupin frunciendo el ceño. Pero ahora, Severus necesita tranquilidad, si quieres, todo puede volver a ser como antes cuando Lara esté bien, pero ahora, déjalo tranquilo, su hija es su vida.
Sirius asintió recostándose a la silla de brazos cruzados. Harry entró de repente en la cocina, pero no se detuvo.
Harry. Lo llamó Sirius y el chico se detuvo. ¿Vas a algún lugar?
Solo
voy a ver a Lara. Contestó Harry intentando salir de la cocina.
Ella está bien, Severus vino y nos dijo que todavía estaba débil, pero que está bien. Se apresuró en decir Lupin, frenando a Harry que casi estaba en la puerta de la cocina. Siéntate.
Harry quitó la mano de la puerta y se sentó al lado de Sirius sin despegar la vista del suelo. Sirius le puso una mano en el hombro y lo presionó suavemente.
Tranquilo Harry, ya verás como después despierta. Le dijo con voz suave.
Espero que
no haya gastado mucha energía. Murmuró Harry, soltó aire largamente. Demonios, siempre arriesgándose de esa manera...
No tienes la culpa Harry. Le dijo Lupin suavemente. Cálmate, va a estar bien.
Harry soltó aire bruscamente apoyando los codos en la mesa y agarrándose la cabeza con las manos. Se levantó de repente haciendo que Sirius y Lupin pegaran un brinco.
Tengo que ir a verla. Dijo prácticamente atropellando a Sirius que le agarró un brazo.
¡Tranquilízate Harry! Exclamó este frenándolo. Severus está con ella, todo está bien, siéntate.
Harry lo miró unos segundos y regresó obedientemente a su silla.
Harry, ¿Como ella supo lo que tenia que hacer? Le preguntó Lupin frunciendo ligeramente el entrecejo.
No se, primero me dijo que... era posible de que Sirius recuperara su forma humana porque... había sido un animago y... Hocicos era idéntico a su transformación, me dijo algo así como que era parte de él... Comenzó a explicar Harry bajo la mirada atenta de los otros dos. ... luego me dijo que... tenia que buscar un libro en el desván, los que están detrás de la pared...
Espera, ¿Tú y Lara sabían que en el desván había una pared traspasable? Preguntó Sirius de repente.
Si, ¿Tiene algo de malo? Contestó Harry ladeando la cabeza.
No vuelvan a ir allí. Dijo Lupin con voz aguda, Harry lo miró con curiosidad. Que Severus no se entere de que estuvieron por allí.
Pero... ¿Que tiene de malo? Solo son... ingredientes y libros de... Comenzó a decir Harry.
Libros de Artes Oscuras, Harry. Lo cortó Sirius muy serio.
¡Pero no todos son de Artes Oscuras! Exclamó Harry molesto.
Es verdad, no todos son de Artes Oscuras, pero ustedes son muy jóvenes y... Dijo Lupin suavemente.
¡Sabemos cuidarnos! Lo cortó Harry empezando a tener mal humor.
No lo dudo Harry. Masculló Sirius. Pero ustedes no deberían estar husmeando por allí, si vuelven a entrar a esa parte del desván, yo mismo se lo digo a Severus.
Harry se cruzó de brazos molesto.
¿Que libro leyó Lara? Preguntó Lupin mirando a Harry, pero el chico solo resopló. Solo para saber.
No lo se. Dijo Harry con sinceridad, pero con mal humor. Si lo veo, puedo reconocerlo.
Entonces, vamos al desván. Dijo Lupin levantándose junto con Sirius.
Harry se levantó a regañadientes y fue con los dos brujos al desván. Bajaron y atravesaron la pared.
¡Lumos! Musitó Lupin, haciendo aparecer en la punta de su varita una lucecita, iluminó con ella los estantes. Bien Harry, ¿Que libro era?
Harry miró todos los libros uno por uno, hasta que deslizó uno grueso de cubierta negra, el título estaba prácticamente ilegible. Se lo tendió a Lupin que acababa de encender un candelabro y se lo pasaba a Sirius. Lupin abrió el libro y lo ojeó con cuidado. Abrió los ojos como platos alumbrando una página manchada.
¿Y bien? ¿Eran Artes Oscuras? Preguntó Harry tratando de que el nerviosismo no se notara en su voz.
No... es... no puedo creerlo. Murmuró Lupin mientras Sirius leía con el ceño fruncido. ¿Como pudo?
¿Como pudo que? Preguntó Harry impacientándose.
Recobró los poderes de Sirius... de alguna manera lo hizo y... se los devolvió. Explicó Lupin impactado. Le dio el poder de controlar su forma de animago nuevamente, solo... no se como lo logró.
Harry parpadeó un par de veces.
¿E-Ella se va a...? Preguntó con voz temblorosa.
No, no Harry, una persona normal hubiese... pero ella no. Se apresuró en contestar Sirius poniéndole una mano en un hombro. Tranquilízate, no le va a suceder nada.
Lupin deslizó el libro de regreso e indicó la pared con la cabeza. Harry la traspasó de primero. Los deseos de subir a ver a Lara G. eran enormes, pero Sirius y Lupin lo frenaban. Estuvo toda la tarde vigilado por ellos, aunque lo trataron de distraer, terminó escabulléndose hacia el patio, trepando al árbol y sentándose en una gruesa rama. Sirius y Lupin se tuvieron que contentar con vigilarlo desde la cocina. Y Snape no había bajado de nuevo del segundo piso. A la hora de la cena, Harry no comió absolutamente nada. Solo miraba su plato de comida dándole vueltas al tenedor en sus dedos. Sirius y Lupin trataron de animarlo pero parecía imposible. Lupin se fue diciendo que regresaría por la mañana a saber de Lara G. Harry pasó horas en el patio, mirando las estrellas bajo la mirada de Sirius que organizaba la cocina como podía sin magia.
El chico subió al segundo piso a lavarse los dientes y cuando iba a bajar las escaleras, vio la puerta de la habitación de la chica entreabierta. Empujó la puerta suavemente sobresaltando a Snape, que estaba sentado en un sillón al lado de la cama, sostenía con fuerza la mano de Lara G. que parecía dormir. Snape se levantó al momento soltando la mano de su hija y se acercó a Harry rápidamente.
¿Como está? Preguntó Harry tratando de acercarse, pero Snape lo detuvo con un ademán. ¿Cuándo se va a despertar?
Ella está bien, Harry. Dijo Snape tratando de sonreírle, sin resultado. Q-Quizás mañana... despierte, ahora... está muy débil, no va a despertar por ahora.
¿Puedo verla? Pidió Harry angustiado. Por favor papá.
Snape lo miró unos segundos con sus ojos negros cargados de tristeza y se hizo levemente a un lado. Harry se acercó en dos pasos a la cama, mirando el rostro de Lara G. Estaba pálida como la luna, pero todavía tenía color en los labios y un poco de color en las mejillas. Su pecho bajaba y subía lentamente, su rostro tenia una extraña expresión de satisfacción relajada, sin llegar a sonreír. Parecía un ángel, y daba la impresión de estar sumida en un sueño profundo. Le tomó una mano, estaba tibia, un débil haz de luz surgió en la unión de las manos, destellando levemente. Le soltó la mano cuando sintió que se apoyaban en sus hombros. Miró atrás para ver a Snape mirando a Lara G. con los ojos aguados.
Bueno Harry, creo que es hora de que vayas a la cama. Le dijo intentando sonreír y secándose los ojos con la manga de su túnica negra. Es un poco tarde, ¿No crees?
Déjame quedarme aquí con ella. Pidió Harry dándose vuelta.
No, no mi niño, ve a dormir, yo me quedo. Rechazó Snape suavemente. Ve, si quieres, puedes pedirle a... Sirius que te de una poción para dormir sin sueños.
Harry soltó aire y miró a Lara G. unos segundos. Snape lo abrazó de repente y le besó la frente cuando lo soltó.
Ve a dormir. Le dijo simplemente.
Harry salió de la habitación arrastrando los pies entrecerrando la puerta. Bajó a la cocina para encontrarse a Sirius en ella tomando una taza de té con la silla en dos patas.
¿Estás bien, Harry? Le preguntó en cuanto lo vio entrar.
Si, pero... papá me dijo que podrías darme una poción para dormir sin sueños. Contestó Harry con la vista en el suelo.
Sirius se levantó dejando caer la silla bien al descuido y buscó en la despensa.
Toma, esta es la poción. Dijo entregándole a Harry un frasquito con una poción roja. ¿Y Severus no piensa comer nada?
Harry se encogió de hombros.
Está bien, buenas noches Harry. Dijo Sirius mientras el chico salía de la cocina.
Buenas noches Sirius.
Sirius se sentó nuevamente en la silla, a proseguir con su té. A cada rato se miraba, como temiendo que todo aquello fuese una ilusión que se iba a desvanecer en cualquier momento. Terminó su té y pensó que lo mejor era darse un buen baño, tenía esa ropa desde que fue... asesinado. Pero, no tenia otra ropa allí, tal vez, Snape le prestara, lo dudaba, pero no perdía nada con preguntarle. Subió con paso pesado al segundo piso y cuando vio la puerta de la habitación de la chica entreabierta se detuvo.
Miró por una rendija y frunció el ceño. Solo veía un pedazo de la chica acostada en la cama y la mano de Snape tomando la mano de ella con fuerza, como si temiera que se fuera de un momento a otro. Cabeceó retirando la vista, el hombre debería estar muy incómodo allí. Fue a la habitación del brujo y buscó una manta y una almohada, aunque le cayera mal, no estaba pasando un buen momento. Antes de ir a la habitación de Lara G. se asomó en la habitación de Harry. El chico ya dormía, con los lentes, la varita y el frasco con poción encima de la mesita de noche.
Se acercó despacio a la puerta de la habitación de Lara G. y entró en silencio. Cuando giró frunció el entrecejo. Snape estaba dormido, sentado en un sillón al lado de la cama con la cabeza hacia delante, todo el pelo le caía sobre la cara, pero aun así sostenía la mano de su hija con firmeza, como para asegurarse de que no se iría de su lado. Caminó despacio y no sabia como despertar al malhumorado brujo. Abrió la manta y se la echó encima haciendo que se despertara dando un respingo.
La noche está fresca Snape y ese sillón no se ve muy cómodo. Dijo Sirius alcanzándole la almohada, Snape se apartó el pelo de la cara mirando a Sirius extrañado. No tienes buena cara, abajo quedó algo de la cena, si quieres...
Estoy bien Black. Dijo Snape tomando la almohada, no había soltado ni un instante a su hija. Te agradezco tu preocupación pero estoy bien.
Sirius miró a Lara G. unos instantes, se alivió bastante, parecía dormir.
¿Ella está bien? Preguntó preocupado.
Si, solo... está débil. Dijo Snape levantándose dejando la almohada en el sillón. Tengo la esperanza de que mañana despierte.
Si hubiese sabido que iba a sucederle esto... me hubiese negado a que hiciera esa invocación. Dijo Sirius mirando como Snape le besaba la frente a la chica y le apretaba suavemente la mano. Buenas noches, Snape.
Buenas noches Black. Dijo Snape hundiéndose en el sillón poniéndose la almohada detrás de la cabeza.
Por cierto... Dijo Sirius girando levemente a punto de salir de la habitación, Snape alzó ambas cejas expectante. Sabes que... no tengo ropa aquí y me preguntaba si... tú podrías prestarme... alguna de tus túnicas y...
Toma lo que quieras Black. Dijo Snape cortándolo con elegancia.
Gracias, Snape.
No hay problema Black, solo te pido una cosa.
Sirius fue el que alzó ambas cejas.
Que cuides de Harry por la mañana, trata de distraerlo, yo voy a bajar a desayunar para que no se sienta tan mal. Pidió Snape acomodándose en el sillón. Pierde el control cuando le sucede algo a Lara.
Sirius asintió levemente y salió de la habitación.
Harry durmió toda la noche sin preocupaciones gracias a la poción, pero en cuanto abrió los ojos al día siguiente, se ensombreció recordando que Lara G. todavía seguía inconsciente. Se levantó sin ánimos y fue directo al baño del pasillo, para ver si una buena ducha lo refrescaba. Cuando pasaba frente a la habitación de Lara G. hizo el intento de entrar, pero al parecer la puerta estaba cerrada con un hechizo bastante poderoso.
Soltó aire dejando caer los hombros y bajó la escalera desganado. Entró en la cocina con la cabeza gacha, Sirius le sonrió terminando de preparar el desayuno, dispuesto a seguir (Aunque él mismo no lo pudiese creer) las indicaciones de Snape.
Buenos días Harry. Lo saludó alegremente, el chico se sentó en su puesto. ¿Dormiste bien?
Si. Contestó este apoyando los codos en la mesa. ¿Sabes algo de Lara?
Er
que está bien, pero que todavía
no ha despertado
¿Galletas? Brindó Sirius sonriendo con una bandeja frente al chico.
No, gracias. Rechazó Harry mirando de reojo las galletas.
Vamos Harry, tienes que comer algo. Insistió Sirius, agarró la jarra del chico y se la puso delante con chocolate. Y debes tener hambre.
No tengo apetito. Murmuró Harry apoyando la cabeza sobre la mesa.
Sirius soltó aire y se sentó frente a él.
Anímate ¿Si? Posiblemente despierte hoy por la mañana. Dijo Sirius sonriendo, Harry lo miró y frunció un poco el entrecejo. ¿Qué sucede?
¿Y esa
túnica negra? Preguntó señalando la ropa de Sirius. ¿Y esa camisa?
Bueno, tu padre me las prestó por algún tiempo hasta que consiga ropa. Explicó Sirius tratando de sonar normal, había reprimido los deseos de gruñir tu padre.
Harry parpadeó extrañado, ¿Sirius admitiendo que Snape era su padre adoptivo? Se estaba perdiendo algo. Pero trató de no reflejarlo en el rostro, puso expresión neutra.
Ah. Dijo simplemente. Bueno, supongo que
ahora podrás tener varita ¿No?
Se arrepintió de haber sugerido esa idea, sabia que en cuanto Lara G. se recuperara, se iban a enredar en un duelo de magia, aunque esperara que no tomara grandes dimensiones porque se vería obligado a intervenir antes de que se arrancaran las cabezas.
Si, eso espero, lo que no se como iré al Callejón Diagon a por una. Dijo Sirius cabeceando. Ya se me ocurrirá algo.
Harry soltó aire, ya veía un poco aplazado el duelo. Sirius fue a agregar algo más cuando la puerta de la cocina se abrió dando paso a Snape. Harry enseguida lo miró expectante mientras que Sirius giraba un poco en su silla para verlo mejor. El brujo tenía la cara cansada y unas enormes ojeras, estaba un poco más pálido de lo habitual y las manos le temblaban un poco, se las retorcía nerviosamente. Tenía los párpados caídos y en sus ojos negros estaba ausente el brillo que siempre tenia. Se acercó a Harry sonriendo con un poco de trabajo.
Buenos días. Saludó acariciándole el pelo al chico. ¿Cómo dormiste Harry?
Bien, gracias a la poción pero
¿Y tú? Dijo Harry adivinando que Snape no pegó un ojo en toda la noche. ¿Y como está Lara?
No te preocupes Harry. Le dijo Snape suavemente. Está bien.
¿Cómo lo sabes si no ha despertado? Quiso saber Harry angustiado.
Ella despertó, Harry. Inventó Snape tratando de sonar un poco más alegre. Pero la obligué a seguir acostada, todavía está débil.
¿Puedo ir a verla? Preguntó con esperanza.
Me temo que no mi niño, necesita reposo. Contestó Snape suavemente, giró hacia Sirius. Buenos días Sirius.
Buenos días Severus. Saludó este cordialmente. Ya el desayuno está, si deseas
Con gusto. Aceptó Snape sentándose en su puesto a la vez que Sirius se levantaba de él.
Harry desayunó para el alivio de Snape y Sirius, estaba un poco mejor al saber que su hermana se había despertado. Cuando empezaba a dar lata acerca de que si ella misma dijo si se sentía bien, Lupin apareció en la cocina con un plop salvando a Snape de inventar cosas.
Buenos días. Saludó Lupin con cara de preocupación, miró unos segundos el estado de Snape antes de preguntar. ¿Cómo sigue Lara?
Ya despertó. Dijo Harry tan rápido que Sirius y Snape pegaron un brinco. Pero papá la obligó a seguir durmiendo ¿Verdad papá?
Snape asintió al momento un poco serio. Sirius le hizo señas disimuladas a Lupin para que no preguntara más nada acerca del asunto.
Me alegra saber eso. Dijo Lupin sonriendo captando las señas de Sirius.
¿Te quedas Remus? Preguntó Snape haciendo un ademán con la mano hacia la silla vacía de Lara G.
Si no es molestia. Dijo Lupin indeciso.
Vamos Remus, acompáñanos en el desayuno. Insistió Sirius sonriendo a medias.
Lupin cedió sentándose al lado de Harry. Comenzaron a desayunar tranquilamente sin hablar mucho, Harry se veía un poco más animado, hasta que una voz débil hizo que todos miraran a la puerta de la cocina.
Oh
buenos días
¿Hay desayuno
para mí?
¡Lara! ¡¿Qué no te dije que te quedaras en cama?! La reprendió Snape saltando de su silla, por una parte enojado pero por otra rebosante de alegría. ¡Todavía estás débil! ¡Mírate! ¡No puedes dar ni un paso!
P-Pero
¿E-En que momento
Comenzó a preguntar la chica pero Snape la cargó en brazos antes de que dijera algo más haciéndola dar un pequeño grito ahogado. ¡Al menos
avisa!
Ahora mismo te subo, debes descansar. Dijo Snape muy serio, la cara de Harry se había iluminado con una sonrisa.
¿Por qué tengo que guardar cama? Ya estoy bien. Replicó Lara G. frunciendo ligeramente el entrecejo con una mano pasada por el hombro de Snape.
Porque yo te lo digo y porque soy tu padre. Repuso Snape entrecerrando los ojos y acercando su nariz ganchuda a la de su hija.
Lara G. lo imitó, tenían las mismas caras. Harry amplió su sonrisa al ver el duelo de expresiones. Los dos alzaron una ceja al unísono, como intentando intimidarse el uno al otro. Sirius y Lupin observaban todo divertidos. Snape de pronto sonrió y Lara G. frotó su nariz contra la de él a modo de juego.
¡No vuelvas a hacer eso! La reprendió Snape muy serio, sonrió nuevamente y le besó la mejilla a la chica que se había recostado a él. Ahora, pequeña diablilla escurridiza, te vas a quedar en cama, ¿Si?
¡Pero papá! Exclamó Lara G. en un resoplido. ¡Me voy a aburrir!
Snape le susurró algo al oído que la hizo sonreír.
Ahora vuelvo, tengo que dejar este Bramontono en la habitación. Dijo Snape mirando con ternura a su hija.
Salió de la cocina con ella en brazos. Sirius y Lupin enseguida fijaron su vista en Harry. La cara de este había cambiado desde el primer momento en que escuchó la voz de Lara G. hasta comenzó a comer más entusiasmado.
Te noto más animado hoy Harry. Comentó Lupin como que al descuido, el chico lo miró y asintió sonriendo.
Si, tiene mejor cara. Agregó Sirius.
¿Te gustaría dar una vuelta por el Callejón Diagon? Preguntó Lupin tentativamente.
Si quieres puedo ir contigo, bajo la forma de Hocicos, ya sabes. Apoyó Sirius sonriendo. ¿Qué dices? Pero primero habría que preguntarle a
Severus, es tu padre después de todo.
Harry alzó un poco la vista a tiempo de ver regresar a Snape. La cara del brujo había cambiado notablemente, todavía parecía cansado pero se veía alegre.
¡Ah! Severus
Dijo Sirius cordialmente, el aludido lo miró con una sonrisa leve en las comisuras de la boca.
Estábamos preguntándole a Harry si le gustaría dar una vuelta por el Callejón Diagon, y
queremos saber tu opinión acerca de esto.
Pero bueno, el chico todavía no se ha decidido y ya todos están tomando decisiones por él. Apuntó Lupin sonriendo, le palmeó suavemente la espalda a Harry. ¿Y bien Harry?
Quiero quedarme en casa hoy. Contestó alegremente, todos los adultos lo miraron con el ceño fruncido.
Emm, Harry, ¿Estás seguro de eso? Preguntó Sirius extrañado.
Absolutamente seguro. Contestó Harry vaciando su jarra de chocolate. Si quieren friego la loza.
Lupin y Sirius miraron a Snape como pidiendo ayuda.
Er
no, no Harry, mira
Comenzó a decirle Snape suavemente, se acercó a él apoyándose en sus hombros, el chico lo miró con una sombra de una sonrisa en la cara. Está bien si quieres ir al Callejón Diagon, y
mira, vas con tu padrino y
Remus y así tomas un poco de aire, ¿Qué dices? Suena bien la proposición.
Suena bien pero no, gracias, quiero quedarme hoy aquí en casa. Dijo Harry sonriendo mirando a Snape, este hizo un ademán leve de nerviosismo. ¿Por qué no descansas papá? No tienes buena cara.
Estoy bien Harry, no te preocupes y
¿Realmente no quieres ir al Callejón Diagon? Sirius necesita una varita, lo puedes acompañar. Presionó Snape con sutileza, le sonrió a Harry acariciándole el pelo. Ve si quieres, hijo.
Harry se levantó y la sonrisa se le borró un poco. Sirius y Lupin lo observaron atentamente, para ver si había accedido a ir al Callejón Diagon. Pero el chico de repente abrazó a Snape con una sonrisa amplia, este se quedó en shock unos segundos antes de abrazarlo y palmearle la espalda suavemente.
Se que quieren lo mejor para mi, pero estoy bien. Le susurró Harry a Snape. Quiero cuidar de mi hermana para que tú descanses, pasaste mala noche.
Harry lo soltó mirándolo a los ojos y vocalizó: Por favor. Snape se mordió el labio y finalmente sonrió levemente.
Ve. Dijo simplemente.
Harry le dedicó una sonrisa radiante y salió corriendo de la cocina.
¡Harry! Lo llamó Snape haciendo que el chico patinara dando media vuelta.
¿Si papá? Contestó llegando al marco de la puerta.
Snape agitó su varita y una bandeja salió levitada llenándose con un desayuno, le apuntó a Harry con la varita haciendo que la bandeja levitara hasta él.
Llévale eso, debe tener hambre. Indicó sonriendo. Y que no se levante para nada.
Harry sonrió tomando la bandeja del aire y salió finalmente de la cocina. Subió las escaleras muy contento y empujó la puerta de la habitación de Lara G. La chica estaba de pie mirando por la ventana con las manos en la espalda. Giró rápidamente y sonrió ampliamente. Harry pareció olvidar la indicación de Snape de que no la dejara levantarse. Dejó la bandeja con el desayuno encima de la cama y corrió a abrazarla.
Se abrazaron con fuerza, cuando se soltaron, unieron lentamente las palmas de las manos. El haz de luz salió de nuevo de entre la unión de las manos y una brisa inexistente los rodeó en espiral, haciendo que el pelo se les agitara. Harry cerró los ojos cuando escuchó el canto del Fénix, era reconfortante. Un calor leve surgía de la unión de sus manos con las de Lara G. Abrieron los ojos a un tiempo y separaron las manos sonriendo. Harry pareció recordar algo cuando miró bien a la chica delante de él.
¡¿Qué haces levantada?! Exclamó de repente haciéndola pegar un brinco. ¡A la cama de inmediato!
¡Ave María! ¡Pero si ya no me siento nada! Dijo Lara G. retrocediendo un par de pasos. No te me contagies con papá.
¡Todavía estas débil! Dijo Harry dándole empujoncitos para que regresara a la cama. ¡A la cama!
OK, OK, no te sulfures. Refunfuñó Lara G. semi-acostándose resignada. Pero yo tengo que cambiarme de ropa y... darme un baño y...
Usa tus poderes. Dijo Harry como si lo resolviese todo, la chica resopló. Vamos, se que los puedes usar para darte un baño sin requerir de una ducha.
¿Y la ropa? Preguntó Lara G. alzando una ceja.
Te levito y te cambias. Contestó Harry tranquilamente.
Lara G. gruñó poniendo mala cara. Se rodeó de repente de una espiral de agua destellante haciendo que Harry pegara un brinco. La espiral se cambió para una de aire que la secó completamente. Cuando la espiral de aire desapareció, Lara G. levantó una ceja de brazos cruzados. Harry sonrió levemente y la chica salió levitada. Agitó su varita y el pijama de ella vino volando a sus manos, se lo lanzó manteniendo su poder.
Date vuelta. Pidió Lara G. recelosa.
Vamos Lara. Dijo Harry burlón. Ya sabes que no te miraría con malos ojos, eres mi hermana.
Por si acaso. Gruñó Lara G. con desconfianza.
Si me doy vuelta, pierdo el control de mi poder. Replicó Harry ladeando la cabeza.
Entonces déjame en la cama, no tengo que levantarme para ponerme un pijama. Dijo Lara G. alzando la nariz.
Harry se dio vuelta divertido posándola encima de la cama. Lara G. lo vigiló unos segundos y se cambió de ropa rápidamente.
Ya puedes darte vuelta. Dijo Lara G. doblando la ropa que se había quitado, el chico se dio vuelta levitando la bandeja con el desayuno y poniéndosela delante. ¡Desayuno! ¡Genial!
La chica se lanzó a la revancha contra la bandeja comiendo con una voracidad increíble. Harry recogió la bandeja cuando terminó de comer mientras ella se desparramaba en la cama con la barriga a reventar.
¿Y bien? ¿Como te sientes? Preguntó Harry dejando la bandeja vacía encima de la mesita de noche.
¡Como nueva! Exclamó Lara G. con los brazos al techo. ¿Ya me puedo levantar?
No, papá me dijo que no te dejara levantarte. Contestó Harry haciéndose el importante. Así que te acuestas bien y te quedas tranquila.
Aguafiestas. Refunfuñó Lara G. acostándose en la cama. ¡Pero me voy a oxidar aquí acostada! Porfis hermanito, aunque sea déjame dar paseítos por la habitación.
Ni hablar. Dijo Harry sin dar su brazo a torcer.
No imites a papá. Gruñó la chica apunto de caerle encima y amarrarlo, buscó su varita pero no la tenia. Un momento... mi varita... ¡¿Dónde está mi varita?! ¡Quiero MI varita!
Bueno, supongo que papá la tiene. Dijo Harry encogiéndose de hombros.
¡Pues la quiero de vuelta! Exclamó Lara G. tratando de levantarse, pero Harry la empujó para que se acostara de nuevo. ¡No me detengas! ¡Lo voy a hacer un 8 si no me da MI varita!
Lara G. hizo el intento de levantarse nuevamente pero Harry la volvió empujar, no contó con que la chica lo agarró y lo lanzó a la cama junto con ella. Lara G. fue a saltar de la cama pero Harry la agarró por los tobillos dejándola colgada del borde de la cama.
¡Todavía estás débil Lara! Exclamó Harry halándola por los tobillos mientras la chica pataleaba para que la soltara. ¡A-la-cama!
La logró acostar de nuevo y saltó de la cama antes de que se le ocurriera tomar represalias. Le apuntó con su varita amenazante.
Si vuelves a intentar levantarte... te amarro. Amenazó empuñando la varita, la chica se encogió tapándose hasta la nariz. No es para tanto.
Lara G. se destapó sentándose en la cama con cautela.
¿Y Sirius? Preguntó de repente.
¿Sirius? Dijo Harry desorientado, cayó en cuenta. ¡Ah! Está bien.
¿Solo eso? Dijo Lara G. frunciendo ligeramente el entrecejo. Pensé que... estaría contento de recuperar su cuerpo humano y...
Lo está, te está muy agradecido. La cortó Harry asintiendo aceleradamente. Lo que necesita una varita.
Cierto... Dijo Lara G. pensativa. Ahora que ya es un brujo como dios manda... necesita una varita decente, vamos a ver cuando planeamos una incursión al Callejón Diagon para que consiga una, solo espero que el señor Ollivander no pregunte mucho.
Y yo espero que no estallen en un duelo inesperado de magia. Murmuró Harry acomodándose en el sillón de Snape.
Casi se me olvida, tenemos que vigilarlos disimuladamente para evitar que se maten entre ellos mismos, espero que no tengamos que recurrir a emergencias o a los paramédicos. Reflexionó Lara G. en voz alta. Espero que se limiten a gruñirse y a mandarse chispas.
Y tú como siempre, de exagerada igual que papá. Dijo Harry mordaz.
Y tú mejor no hables, espagueti con peluca. Repuso Lara G., chasqueó la lengua en señal de reprobación. Asustadizo igual que una libre con defecto de fábrica.
Harry resopló derrotado cruzándose de brazos. La puerta de la habitación se abrió dando paso los tres brujos que entraron sonrientes.
¡Papá! Exclamó Lara G. a punto de saltar de la cama para correr a los brazos de su padre.
¡Lara! ¡Quédate ahí! La reprendió Snape antes de que la chica pusiera un pie en el suelo.
Lara G. puso carita triste sentándose con las piernas cruzadas encima de la cama. Harry sonrió animadamente haciendo un ademán con la mano como saludando.
¿Estás bien Lara? Preguntó Sirius acercándose a zancadas.
Lara G. lo miró detenidamente de arriba abajo antes de responder.
Si, estoy bien. Contestó con una sonrisa. Y... a ti se te ve muy bien.
Lara... Dijo Harry en tono de reprimenda.
¡No he dicho nada! Exclamó Lara G. mirando al chico, entrecerró los ojos. Envidioso.
Harry le lanzó un gruñido de advertencia.
Creo que debiste decir antes lo que pensabas hacer. Le dijo Lupin haciéndola dar un respingo. Nos diste un buen susto.
Lo siento, ¿Si? Dijo Lara G. tímidamente. Yo solo... busqué en...
Lara G. se calló cuando Sirius y Lupin carraspearon sonoramente. Snape los miró con el ceño fruncido, luego miró a Lara G. sonriendo.
¿Como te sientes? Le preguntó suavemente.
Muy bien, excelente ¿Ya me puedo levantar? Preguntó Lara G. esperanzada, Snape perdió un poco la sonrisa. Er... papi, papito, ¿Me puedo levantar? ¿Porfis?
No lo creo prudente Lara. Contestó Snape haciendo que la chica se desinflara. Te tienes que quedar todo el día en cama... solo hasta que te recuperes completamente... mañana si puedes levantarte.
Lara G. puso cara larga y Snape le besó la frente. La chica se señaló una mejilla entornando los ojos, Snape cabeceó y le besó dicha mejilla. Pero ahí no acabó, Lara G. puso una carita más triste todavía y se señaló la otra mejilla. Snape soltó aire sentándose en la cama y cuando fue a besarle la mejilla a su hija esta lo abrazó tumbándolo sobre la cama dándole un sonoro beso en la mejilla. Sirius, Lupin y Harry observaban todo divertidos y se rieron a medias cuando Lara G. abrazó a Snape espachurrándolo y este puso una cara bastante graciosa de obstine. El brujo logró zafarse de su hija y se sentó en la cama mirándola de reojo y a punto de mostrarle los dientes. La chica se sentó al lado de él enganchándosele de un brazo y sonriendo.
¿A que mi papito no es lindo? Preguntó infantilmente sonriendo, Snape le resopló, lo miró con el rabillo del ojo y asintió levemente murmurando. Ah, si claro... casi se me olvida...
Le puso una mano delante de la nariz como ocultándosela.
Pido que por favor, excluyan la nariz para que puedan encontrarle hermosura. Dijo muy seria.
Sirius y Harry comenzaron a reírse mientras que a Lupin le estaba costando trabajo aguantar la risa. Snape le cogió la mano a Lara G. y la cargó de repente como si fuese un saco.
¡Suéltame papá! ¡Solo bromeaba! Exclamó histérica pataleando un poco. ¡Recuerda que estoy enfermita!
Enfermita ni un ocho cuartos. Gruñó Snape amenazando con sacarla de la habitación agarrándola por la cintura para que no se le resbalara. ¡Y sabes que no me gusta que bromees así conmigo!
Linda espalda. Comentó Lara G. mirando la espalda de su padre, miró más abajo. ¡No! ¡Olvida la espalda! ¡Bello tra...
¡Lara Snape! La reprendió este dándole una palmada suavemente en el trasero a la chica.
¡Te voy a matar si vuelves a hacerme eso! Amenazó Lara G. sin dejar de patalear, Snape repitió el gesto pero un poco más fuerte. ¡Auch! ¡No tienes derecho!
¡Por supuesto que lo tengo! ¡Soy tu padre! Repuso Snape girando para dejarla de nuevo en la cama, los demás se estaban divirtiendo de lo lindo. ¡No te formaste sola!
Por suerte los genes de la nariz se quedaron rezagados. Murmuró Lara G. lanzando una mirada al techo, recibió otra palmada por respuesta. ¡Auch! ¡Estás abusando de tu autoridad de nariz digo de padre!
¡Vuelves a decir la palabra nariz y esto te va a parecer poco! Amenazó Snape enérgicamente.
¡Ya! ¡OK, OK! ¡No quiero ser alanceada por... el cartílago que cubre tus fosas nasales!... ¡Auch! ¡No dije eso! Exclamó Lara G. sin dejar de patalear encima de Snape, ya Lupin reía junto con Harry y Sirius. ¡Auch! ¡No te pases Severus Snape! ¡Auch! ¡Digo! ¡Papá!
Snape la lanzó de regreso sobre la cama y la miró con los dientes al descubierto y mala cara.
¿Papi, papito? ¿Por qué me miras así? ¿Eh? Y... ¿Podrías mirar 5 grados hacia arriba? La nariz me tiene presionada la garganta... ¡Olvida lo que dije! ¡No, no! ¡HARRYYYYYY! Exclamó Lara G. retrocediendo en la cama cuando Snape la agarró por los tobillos respirando fuego para cargarla de nuevo. ¡SIRIUUUUUS! ¡LUPIIIIIIIN!
Severus, creo que... tú mismo dijiste que... necesitaba reposo ¿No? Intervino Sirius y Snape soltó a la chica que se desparramó en la cama aliviada. Y... creo que debes descansar un poco.
Snape recobró su postura y miró a Lara G. que se encogió bajo su mirada. Se sentó en la cama despacio haciendo que Lara G. por poco traspasara la pared pensando que iba a tomar represalias. Harry observaba todo sin intervenir. Snape se subió a la cama acercándose a su hija que se encogió contra la pared cerrando los ojos (en broma). Pero su padre solo le alisó el pelo y le besó la frente suavemente y luego una mejilla. Se bajó de la cama y salió tranquilamente de la habitación seguido por Sirius y Lupin. Lara G. soltó aire con los ojos al techo mientras Harry aguantaba la risa en el sillón.
Harry pasó todo el día haciéndole compañía a la chica, que estaba de muy buen humor y parecía completamente curada. Aunque también estaba muy contento porque su padrino ya era humano de nuevo. Sirius y Lupin subieron después de la visita anterior, solo dijeron que lograron que Snape se fuera a dormir, aunque les costó un poco de trabajo, estaba muy contento por la recuperación de su hija. Después de todo, dejaron que Lara G. bajase a almorzar sin que Snape se enterara, parecía estar completamente curada. Sirius no dejaba de agradecerle todo lo que había hecho por él y la chica respondía apenada que no fue molestia.
Lara G. se animó a cantar algo en la cocina, pero un poco bajo para que Snape no se despertara y la sorprendiera fuera de su habitación. Cantó una canción movida y Harry se animó a acompañarla en el coro, haciendo que Sirius y Lupin se divirtieran de lo lindo. Pasaron una tarde grata en la cocina, y Sirius se estaba empezando a tomar en serio eso de ser el tío de los chicos.
Había juzgado mal a Lara G. desde que la conoció por el espejo, pensando que seria igual de desagradable que su padre, pero desde que regresó a la vida, se había dado cuenta del buen humor y carácter agradable que tenia la chica. Aunque también había juzgado un poco mal a Snape, todavía le seguía cayendo mal, pero debía admitir que no era tan malo, Lupin tenía razón, había cambiado mucho. Ya cuando empezaba a caer la noche, se escuchó un plop en la cocina y de la nada apareció Katia. Los chicos se miraron y lanzaron una risita pícara. Se le quedó mirando a Sirius con el ceño fruncido.
Hola Katia. Saludó Lupin sonriendo, los chicos agitaron las manos saludándola. Permíteme presentarte a mi amigo... aunque suena bastante tonto presentar a alguien que ya conoces, Katia... te presento a Sirius Black.
La mujer se quedó con la boca abierta parpadeando un par de veces mientras el apuesto brujo se levantaba para estrechar su mano con una sonrisa.
E-Es... m-mucho gusto y... ¿Como...? Comenzó a decir desconcertada mientras Sirius terminaba de estrechar su mano y se sentaba de regreso.
Te brindaría una silla pero desgraciadamente no tengo varita. Se disculpó Sirius apenado.
N-No pero... Prosiguió Katia sin poder coordinar las ideas.
Es gracias a Lara que mi amigo recuperó su forma humana. Explicó Lupin y con un giro de varita apareció una silla detrás de ella para que se sentara.
¿Lara Snape? Preguntó Katia mirando a Lupin, Lara G. sonrió cuando la miró. V-Vaya p-pero... ¿Que hechizo utilizaste querida?
Buenooo... Dijo Lara G. mirando a Lupin y a Sirius como pidiendo permiso.
Eso no importa, solo se que me ha ayudado mucho, ¿Verdad Lara? Intervino Sirius mirando sonriente a la chica, esta asintió rápidamente. ¿Quieres té? Estaba por prepararlo.
Katia asintió levemente un poco impactada porque cortaran así su pregunta. Sirius se levantó y puso la tetera con agua al fogón. Katia lo miraba de reojo, era muy apuesto.
Te busqué en Grimmauld Place. Le comentó a Lupin después de unos minutos haciendo que Sirius diera una especie de gruñido. Pero Moody me dijo que estabas aquí.
¿Estaba solo? Preguntó Lupin frunciendo ligeramente el entrecejo, los chicos solo observaban todo callados.
No, tenia una pequeña discusión con Tonks, sabes como es él, al menos ella me salvó de Moody, en cuanto aparecí quiso lanzarme un maleficio pensando que era un mortífago que logró entrar en Grimmauld Place. Explicó Katia logrando sonreír. Entonces, después de calmarlo, ya sabes, me dijo que estabas aquí desde por la mañana.
Si, quise hacerle una visita a mi amigo. Dijo Lupin sonriendo mientras que los chicos se miraban maliciosamente. Pero para que sepas que
no he olvidado
la salida de hoy.
Los chicos se miraron y aguantaron los deseos de reírse cuando Sirius llevaba una bandeja a la mesa con tazas y bolsitas de té en ellas.
Lara, Harry, no les traje té porque no sabia si
Comenzó a decir Sirius repartiendo las tazas.
No te preocupes Sirius, nosotros
Comenzó a decir Harry sintiéndose de más.
estamos en la sala viendo tele. Terminó Lara G. por él.
Salieron de la cocina y cuando se sentaron en el sofá lanzaron una risita tonta encendiendo el televisor. Se quedaron tranquilos mirando el televisor hasta que tocaron a la puerta. Se miraron y ya Harry se estaba levantando cuando Sirius pasó como un rayo hacia la puerta.
Yo abro Harry. Le dijo sonriendo, al parecer estaba muy contento de haber salido de la cocina.
Harry se encogió de hombros sentándose de regreso en el sofá. Sirius abrió la puerta y frunció el ceño mirando a una mujer gruesa con bigote.
Buenas noches.
Harry y Lara G. pegaron un brinco reconociendo la voz al momento, era tía Marge.
Buenas noches, ¿Qué desea? Preguntó Sirius amablemente.
Bueno, yo soy Marjorie Dursley, hermana de Vernon Dursley, el vecino del número 4 y
quisiera saber si
el señor Snape se encontraba en casa. Dijo tía Marge con voz de trueno.
¿El señor Snape? Preguntó Sirius a su vez, tía Marge asintió mientras los chicos espiaban disimuladamente desde el sofá. Lo siento, pero él
no la puede atender ahora, está durmiendo.
Ah, ¿Y usted es
? Preguntó tía Marge con interés.
Su hermano. Dijo Sirius, los chicos pusieron los ojos como platos y la quijada se les descolgó.
Mucho gusto señor
Dijo tía Marge extendiendo una mano.
Sirius Snape. Dijo Sirius estrechando la mano de tía Marge, los chicos se miraron sin quitar la expresión de la cara. Ahora, ¿La puedo ayudar en algo?
Oh, no, bueno, es que quería hablar personalmente con su hermano y
vengo después. Dijo tía Marge al momento.
No se preocupe, yo le digo que usted vino. Dijo Sirius amablemente. Que tenga una buena noche.
Lo mismo para usted. Dijo tía Marge dando media vuelta para irse.
Sirius cerró la puerta y cuando se dio vuelta se encontró dos pares de ojos verdes que lo observaban desde el sofá. Frunció el ceño mirándoles las caras, lo miraban como si de repente se hubiese vuelto loco. Se acercó al sofá en dos pasos y los chicos no salían de su estupor.
¿Les sucede algo? Les preguntó preocupado. Lara, ¿Estás cansada o algo? ¿Quieres subir?
Ave Maria, se le aflojaron los tornillos. Murmuró Lara G. sentándose bien y mirando a Sirius con detenimiento. ¿Te sientes mal Sirius?
No, me siento perfectamente, tú eres la que no tienes buena cara, te aconsejo que subas a descansar, te levitaría pero no tengo varita. Contestó Sirius extrañado por el comportamiento de los chicos. Tu padre debe estar al despertar y si te ve aquí abajo
se va a enojar un poco.
Er... yo... subo después. Dijo Lara G. intercambiando una mirada con Harry. No voy a tardar mucho.
Bueno, yo... hem, hem, voy a darme un baño, por suerte Remus rescató un poco de ropa mía en Grimmauld Place, en cuanto despierte Severus le doy las gracias por prestarme... bueno, los veo después y Lara... Dijo Sirius pasando la mirada por uno y otro, la detuvo en la chica. ... no tardes en subir.
Lara G. asintió y Sirius subió al segundo piso.
Vaya, está raro. Comentó en cuanto lo vio desaparecer escaleras arriba.
Ni que lo digas. Apoyó Harry extrañado. Bueno, ya se le pasará.
Eso espero. Dijo Lara G. haciendo una mueca, se levantó. ¿Me acompañas a la cocina? Tengo una sed terrible.
Harry asintió levantándose. Fueron tranquilamente a la cocina y se detuvieron al escuchar el nombre de Lara G. Se miraron y se pegaron a las paredes aguantando la respiración.
... no se a que te refieres Katia. Dijo la voz de Lupin. ¿Podrías explicarte mejor?
Mira Remus, yo... he estado pensando que estar aquí debe ser un poco incómodo para ella. Dijo Katia.
¿Por que? Preguntó Lupin con curiosidad. Ella se ve bastante bien y...
Es... que está rodeada de hombres, y... Trató de explicarse Katia.
¿Tiene algo de malo? Uno de esos hombres, es su padre y otro, su hermano. La cortó Lupin.
Si pero... es que el señor Snape... es tan... malhumorado y... las veces que la he visto la he notado cohibida, y... debe ser difícil para esa criatura manejarse con ellos y más que tu amigo ahora va a vivir en esta casa. Se explicó Katia un poco nerviosa. Yo... me voy a quedar para hacer la cena, si no te molesta que aplacemos nuestra salida.
Se escuchó una carcajada por parte de Lupin y los chicos se miraron con el ceño fruncido.
Por supuesto que no me molesta que aplacemos nuestra salida y... ¿De veras estás preocupada por eso? Preguntó Lupin claramente divertido.
No tiene gracia Remus. Lo reprendió Katia.
Eso es porque no conoces a Lara, ella le da tres vueltas a todos los hombres de esta casa. Dijo Lupin casi riendo. Es la niña pequeña de esta casa.
Aun así... Replicó Katia.
A que a la hora de la cena está aquí en la cocina. Dijo Lupin a modo de apuesta. Ya verás como Severus la deja salir de la habitación, ah, y no digas nada acerca de que la dejamos salir.
Katia debió estar conforme porque no dijo nada. Los chicos entraron en la cocina aclarándose la garganta. Lupin y Katia los miraron al momento.
Emm, Lara, creo que deberías... subir. Le dijo Lupin mirando cautelosamente hacia la puerta de la cocina.
Oh si, ya Sirius me lo dijo. Dijo Lara G. tomando el vaso con agua que le tendía Harry. No te preocupes Lupin, yo se que papá no se puede enterar que estuve abajo prácticamente todo el día.
Lupin sonrió conforme. Los chicos terminaron de tomar agua y salieron de la cocina directo al segundo piso. Lara G. se metió en la cama como niña buena mientras que Harry se estiraba con las manos al techo.
Así que Katia no te cree capaz de manejarte con todos nosotros ¿Eh? Comentó Harry sonriendo.
Eso parece. Dijo Lara G. acomodándose en la cama.
Pues Lupin acertó bastante en tu descripción, y creo que tuvo un pequeño error. Dijo Harry mirando por la ventana.
¿A si? ¿Y cual fue? Preguntó Lara G. levantando una ceja.
Que no son tres vueltas, son diez. Contestó Harry mirándola, la chica hizo una mueca de incredulidad. No tienes que hacer eso, tú sabes muy bien que logras todo lo que quieres.
No todo pero... bueno, si tú lo dices. Dijo Lara G. encogiéndose de hombros.
Creo que... voy a cambiarme de ropa. Dijo Harry mirándose. No tardo hermanita.
No hay problema hermanito. Dijo Lara G. guiñando un ojo.
En cuanto Harry salió entrecerrando la puerta, se escuchó un plop que hizo que pegara un buen brinco.
¡Ave Maria! ¡Cuantas veces tengo que decir que la puerta no está solo por decoración! Exclamó Lara G. mientras Snape se acercaba a ella preocupado.
Solo quería sorprenderte. Replicó Snape sentándose en el borde de la cama. ¿Como estás? ¿Te sientes débil o algo? ¿Almorzaste?...
¡Hey! ¡Estoy bien! No tienes por que preocuparte. Dijo Lara G. deteniendo la avalancha de preguntas. Estoy mejor que nunca y si, almorcé y ahora vamos a saber de ti, ¿Dormiste bien?
Un poco preocupado por mi pequeña. Contestó Snape mirándola detenidamente.
¿Nunca te había dicho que eres el mejor padre del mundo? Preguntó Lara G. sonriendo acercándose a Snape, lo abrazó de repente. De veras que es una suerte enorme que seas mi padre.
Y para mi es una bendición que seas mi hija. Dijo Snape abrazándola, le besó la cabeza. Entonces, ¿De veras estás bien? No engañes a papá.
Por supuesto que estoy bien papá. Dijo Lara G. cuando Snape la soltó mirándole los ojos.
Bueno, entonces... tengo una sorpresa para ti. Le dijo Snape sonriendo, Lara G. alzó ambas cejas idéntico a como lo hacia él. Creo que ya puedes hacer una incursión a la cocina y... ya estás de alta.
¡Te quiero papito! Exclamó Lara G. volviéndose a lanzar a sus brazos, le dio un sonoro beso en la mejilla. ¿Ya puedo bajar?
Por supuesto mi amor. Contestó Snape suavemente, le besó la frente.
Harry entró en la habitación tarareando distraídamente, cayó en la realidad al ver a Snape.
¡Ya puedo bajar Gusarapo! Dijo Lara G. saltando de la cama y guiñándole un ojo a Harry.
¡Genial! Dijo Harry alegremente abrazando a Lara G.
Snape se levantó de la cama sonriendo y se sacudió un poco la túnica negra.
¿Que esperan para bajar par de calandracas? Preguntó de repente cruzándose de brazos haciendo que los chicos lo miraran. ¡De uno en fondo para la cocina! ¡¿Que esperan?!
No te pongas así mamá. Dijo Lara G. pestañeando inocentemente.
No estamos haciendo nada malo mamá. Dijo Harry por su parte sonriendo con inocencia.
Snape abrió la boca en un gruñido alzando su varita.
¡Ahora bajamos mamá! Exclamaron a un tiempo saliendo a todo correr de la habitación.
¡¿Cuántas veces les tengo que decir que NO ME DIGAN ASÍ?! Bramó Snape a punto de mandarles un torrente de chispas con la varita, Sirius se asomó en la habitación atraído por el escándalo. Da igual, después los atrapo...
¿Que fue ese alboroto? Preguntó Sirius acabando de entrar, Snape resoplaba sin cesar.
Nada Black, no fue nada. Resopló Snape entrecerrando los ojos, comenzó a mascullar como para si mismo. Esos dos me las pagan... les dejé bien claro que no podían decir nada... los voy a despellejar...
¿Sybill vino? Preguntó Sirius mirando por toda la habitación como esperando ver surgir a Sybill del armario. Escuché a los chicos decir...
Ya dije que no era nada Black. Lo cortó Snape en un gruñido.
Solo trataba de ser amable Snape. Dijo Sirius adoptando un tono brusco.
Snape solo hizo gestos malhumorados y salió de la habitación medio mostrando los dientes. Sirius gruñó a sus espaldas y salió detrás de él. Los chicos mientras tanto ya habían llegado a la cocina y se reían escondidos, sabían que habían dejado a Snape echando humo. Katia se había quedado a hacer la cena, como había dicho y Lupin la ayudaba en todo lo que podía. Así que cuando Snape entró en la cocina (Sin dejar de rechinar dientes y prácticamente respirando fuego) se encontró a los chicos inocentemente sentados en sus puestos y la cena prácticamente terminada. Abrió la boca en un gruñido apuntándoles con un dedo a los chicos.
Después... hablamos. Logró decir en un gruñido que parecía formar parte de su vocabulario personal, se pasó un dedo en sentido horizontal por el cuello.
No, no señor Snape, esa no es la forma para dirigirse a ellos. Lo reprendió Katia sonriendo, había visto todo.
Los chicos se tragaron los dientes mirando a Snape con caritas de niños buenos. Snape parpadeó un par de veces y giró hacia Katia con una encantadora sonrisa.
Oh, solo... bromeaba con ellos, ¿Verdad chicos? Dijo Snape lanzándoles una mirada asesina a los chicos con el rabillo del ojo que modificó por una de horror cuando estos negaron lentamente con la cabeza a tiempo que Sirius entraba en la cocina. Er... espero que no se hayan tomado en serio... emm, solo bromeaba...
Debe tener cuidado a la hora de bromear, señor Snape. Dijo Katia a la vez que Sirius se sentaba en su puesto y Lupin levitaba la cena a la mesa. Venga un momentito conmigo.
Snape les mostró los dientes a los chicos antes de seguir a Katia hacia una esquina de la cocina, pudo ver como se destornillaban en una risa silenciosa bajo la mirada confundida de Sirius y Lupin.
Mire, yo... le he estado por sugerir que... no los lleve tan duro, se que no soy nadie para decirle como criar a sus hijos pero... son como niños y... debe ser más delicado con ellos. Comenzó a susurrarle Katia con aire de preocupación. Espero que... acepte mis consejos.
No se preocupe, señorita Zargovich yo...
No estoy insinuando que es un mal padre ni nada de eso. Dijo Katia al momento a modo de defensa, Snape guardó las manos en los bolsillos de su túnica. Solo... trate de tener más paciencia con ellos.
Lo intentaré. Dijo Snape sonriendo levemente. Gracias por... sus consejos.
Katia sonrió complacida y regresaron a la mesa en donde los chicos tuvieron que detener su risa muda para empezar a comer. Snape parecía tener la sonrisa encajada en la cara, algo que a los chicos no les hizo mucha gracia, sabían que en cuanto Katia y Lupin se marcharan, tenían que buscar un posible campo de batalla ya que temían que los hechizos iban a volar por todas partes. Sirius solo pasaba la mirada de los chicos a Snape, tratando de enterarse por sus medios del conflicto armado que tenían.
Pero el susodicho se mostraba cariñoso y comprensivo como nunca, aunque a veces hacía ademanes violentos contra los chicos cuando todos los adultos miraban a otro lado. Sirius estaba muy interesado acerca de lo que hicieron los chicos para que Snape se enojara tanto, ya estaba al negociar con ellos para enterarse. Harry y Lara G. mientras tanto mantenían la postura de niños buenos, analizando mentalmente si encerrarse en la caseta del patio seria buena idea.
Katia y Lupin después de cenar, se quedaron un rato más con ellos haciendo que Snape los mirara con los ojos brillándole y vocalizara frases como: No se van a escapar de mí o Mucho cuidado si se encierran porque voy a echar la puerta abajo y Están achicharrados. Sirius lo miraba con el entrecejo fruncido, lo malo era que no podía captar las frases, Snape siempre disimulaba cuando alguien que no fueran los chicos lo miraba.
Harry y Lara G. se despidieron de Lupin y de Katia con una sonrisa y parpadeos nerviosos. En cuanto se escucharon dos plops Snape miró a los chicos sonriendo de esa manera que siempre los ponía nerviosos. Sirius se desparramó en el sofá, al parecer, la explosión iba a llegar a Londres. Harry y Lara G. sonrieron nerviosamente agitando una mano.
Bien, bien, con que... volviéndome a poner en malas y... ¿Es que ya olvidaron la conversación que tuvimos en el Cairo? Preguntó Snape suavemente, aunque parecía estar reprimiendo los deseos de lanzarles un buen maleficio. Oh, ya se, mis niños tienen mala memoria, ¿Es eso pequeños?
Los chicos se empotraron en el sofá a cada lado de Sirius que solo pasaba la mirada de ellos a Snape que estaba echando humo rechinando dientes.
Emm, Severus, ¿Podrías hablar claro? Preguntó Sirius de repente lleno de curiosidad.
No Sirius, porque es algo... muy delicado. Contestó Snape con suavidad, miró a los chicos sonriendo. Veamos, vamos a comprobar vuestra memoria... ¿Cuántas personas lo sabían?
Los chicos alzaron cuatro dedos tímidamente.
Bien, bien, me parece que no es necesario mencionarlas. Prosiguió Snape empezando a tener una sonrisa contrahecha. ¿Y que les dije, mis niños?
Que de ahí no podía pasar. Contestaron al unísono cada vez más intimidados, el susodicho estaba adoptando una de sus antiguas caras de los tiempos de Hogwarts.
¡Ah! ¿Ven pequeños? Yo sabía que vuestra memoria no era tan mala así que... Comenzó a decir Snape ampliando la sonrisa, apretó los dientes de repente. ¡ASÍ QUE SI ME VUELVEN A LLAMAR ASÍ VAN A TENER QUE TOMARLES MUESTRAS DE DIENTES PARA QUE LOS PUEDAN RECONOCER UNA VEZ QUE HAYA ACABADO CON USTEDES!... ¿Entendieron mis dulces bebés?
Los chicos se quedaron con la boca abierta y asintieron lentamente. Sirius miró cauteloso a los lados antes de sentarse bien, había pegado un buen brinco cuando Snape empezó con el ataque de histeria.
Me alegro que hayan entendido. Dijo Snape suavemente. Y... si dicen algo, la amenaza fue en serio.
Los chicos tragaron en seco cuando Snape subió al segundo piso.
¿Me pueden decir de que hablaba? Preguntó Sirius asegurándose de que Snape hubiese subido completamente.
No. Contestaron al unísono más tiesos que una tabla.
Vamos, no voy a decir nada. Los presionó Sirius. Ni Severus se va a enterar que ustedes me dijeron.
Ni hablar. Dijeron los chicos sin dar su brazo a torcer.
¿Ni siquiera me van a dar una pista? Insistió Sirius, si se enteraba ya tendría como molestar a Snape. ¿No le van a decir a vuestro tío?
Tengo sueño. Dijeron al unísono levantándose los dos al mismo tiempo. Buenas noches Sirius.
Subieron como unos rayos al segundo piso dejando a Sirius con la palabra en la boca. Se desearon buenas noches y entraron en sus habitaciones. Harry enseguida saltó sobre la cama a leer un libro de Quidditch, estaba de muy buen humor, su hermana se había recuperado y gracias a ella, su padrino había vuelto a ser humano. Estuvo leyendo un buen rato, cuando empezaba a dar cabezazos, cerró el libro y se quitó los lentes dejándolos junto con su varita encima de la mesita de noche.
Se acomodó en la cama cerrando los ojos, listo para dormir. No habían pasado 10 minutos cuando sintió que la puerta de su habitación se abría. Sintió unos pasos ligeros que se dirigían a la cabecera de la cama. Le apartaron el pelo y le besaron la frente junto con un: Buenas noches, Harry susurrado al oído. Lo terminaron de cubrir con la sábana y salieron de la habitación. Harry solo suspiró quedándose dormido al momento.
Lara G. mientas tanto no podía dormir. Aunque estaba un poco cansada por la pérdida de energía, pero realmente, no quería dormir. Estuvo despierta todo el tiempo y se hizo la dormida cuando su padre fue a verla y le besó la frente deseándole buenas noches. Después de eso se levantó a mirar las estrellas por la ventana de su habitación. No supo cuantas horas estuvo frente a ella hasta que le entró sed y decidió bajar en silencio a por un vaso de agua fría. Salió cautelosamente de su habitación mirando a los lados y bajó las escaleras en punta de pies aunque no fue necesario, parecía caminar por el aire.
En cuanto llegó a la sala puso los ojos fosforescentes, para ver mejor. Entró en la cocina sin encender ninguna luz y fue directo al refrigerador. Levantó la cabeza de repente quedándose quieta, como un tigre escuchando a su presa. Dejó el refrigerador abierto y saltó enganchándose del techo como si fuese una araña con su largo pelo aguantado con la boca. La puerta de la cocina se abrió y localizó a Sirius que entraba bostezando ampliamente. Sonrió descolgándose del techo y lo miró con sus ojos sobrenaturales haciéndolo pegar un brinco. El brujo encendió las luces con el corazón en la boca y vio a Lara G. sonriendo volviendo sus ojos a la normalidad con un parpadeo.
¿D-Donde e-estabas y que le pasa a... tus ojos? Preguntó Sirius con dificultad.
Bueno, estaba en el techo de la cocina y eso de mis ojos... no se, siempre lo hago cada vez que quiero mirar en la oscuridad. Contestó Lara G. ladeando la cabeza. ¿A ti también se te antojó un vaso de agua?
Lara, ¿Que haces despierta? Preguntó la voz de Snape proveniente del patio, la chica giró hacia él.
Solo vine por... un vaso de agua. Dijo Lara G. a modo de excusa. Y... no tengo mucho sueño.
Snape soltó aire con los ojos al techo.
Tuviste... algún sueño de esos ¿Verdad? Preguntó preocupado, Sirius se acercó al refrigerador para buscar su vaso con agua.
No tuve ningún sueño, solo... no tengo deseos de dormir. Contestó Lara G. encogiéndose de hombros.
Tú y tu insomnio. Suspiró Snape acercándose a la chica. OK, ven conmigo a la sala a ver si te duermes.
¡Vamos papá que no soy pequeña! Exclamó Lara G. cuando Snape la tomó por un brazo. Es normal que no tenga sueño.
Aun así, quiero que duermas, se que todavía estás agotada. Replicó Snape llevándosela de la cocina, la dejó libre en la puerta de esta. Ve al sofá y espérame allí.
P-Pero... Trató de replicar la chica.
Lara Snape... Dijo Snape amenazante y la chica se fue resoplando idéntico a él. ¿Y tú Black? ¿También sufres de insomnio?
No, solo vine a tomar agua. Se defendió Sirius frunciendo ligeramente el entrecejo. Y a terminar el informe que no pudimos terminar cuando Lara... bueno, eso.
Snape asintió conforme y salió de la cocina. Lara G. estaba sentada resignada en el sofá con los brazos cruzados. El televisor se encendió con un movimiento de la varita de Snape que se sentó a su lado.
Esto es ridículo papá, ¡Tengo 18 años y no 5! Protestó Lara G. arrugando el entrecejo y Snape le lanzó una mirada asesina. Quiero decir que... ¡Es absurdo! ¿Como me vas a vigilar para que me duerma?
Es por tu bien. Replicó Snape como si nada. Ahora, voy a buscar un programa bien aburrido para que te duermas.
¡Eso es tortura sicológica! Exclamó la chica mirando a su padre con reproche mientras este cambiaba de canales. ¡No me voy a dormir!
Oh, si lo harás si no quieres que te obligue a tomar poción para dormir. Amenazó Snape encontrando un aburrido show de televisión. Bien, ahora quiero que veas ese programa.
¿Y por que tengo que hacerlo? Preguntó Lara G. desafiante.
Porque yo te lo digo y te recuerdo que soy TU PADRE. Contestó Snape mirándola con los ojos entrecerrados, la chica se hundió en el sofá rezongando. Mejor.
Pero Lara G. no se iba a rendir tan fácilmente. Estuvo mirando el programa con mala cara hasta que se terminó, Snape la miraba de reojo para ver si tenia síntomas de soñolencia, pero la chica parecía tener ganchillos en los párpados. Suspiró, aquella iba a ser una larga noche. Lara G. le lanzó una mirada desafiante cuando empezó otro programa como diciéndole: ¿A que tampoco me duermo en este?. Snape pensó que era mejor probar una técnica, sabia que a su hija le gustaba su olor y siempre se quedaba tranquila aspirando largamente cuando él la cargaba. La agarró de repente y la sentó en sus piernas acomodándola como si fuese pequeña.
P-Pero
¡¿Qué crees que haces?! Preguntó exasperada mientras Snape la acomodaba entre sus brazos. ¿Qué te dio? ¡Si no me sueltas
Shhh, tranquila pequeña. La cortó Snape suavemente, le besó la frente. Tranquila mi niña, duerme ¿Si?
Lara G. lo miró como si se hubiese vuelto loco de repente. Snape la estrechó contra si besándole la mejilla. La chica abrió la boca para decir algo pero se quedó tranquila sintiendo el olor de su padre que nunca cambiaba, tenia un olor a perfume suave de hombre. Snape vio con alivio como su hija se iba quedando dormida en sus brazos. A los pocos minutos, Lara G. ya estaba rendida respirando suavemente. Sirius salió de la cocina dispuesto a acostarse a dormir pero antes se acercó al sofá para ver lo que inventaba Snape para lograr que Lara G. se durmiera.
Vamos Severus, deja que la chica permanezca despierta si lo
Comenzó a decir Sirius llegando al lado del sofá.
Shhh, no hables alto Black. Lo reprendió Snape mirando a su hija dormir. La vas a despertar.
¿Que? Dijo Sirius mirando a Lara G. respirando suavemente en los brazos de Snape. ¿Cómo hiciste para que se durmiera contigo?
Soy su padre Black. Contestó este mirando a la chica paternalmente. Se lo que tengo que hacer.
Sirius solo cabeceó mientras Snape se levantaba sin soltar a Lara G. se inclinó sobre ella besándole la mejilla.
¿Ya terminaste el informe? Preguntó acomodando a Lara G. entre sus brazos cuando se movió un poco.
Si, fue bastante tedioso. Contestó Sirius. Emm, ¿Snape?
¿Si Black? Dijo girando un poco a punto de empezar a subir las escaleras.
¿Qué era eso que te hicieron los chicos hoy por la tarde? Preguntó Sirius como que al descuido, Snape le gruñó. OK, está bien si no me lo quieres decir.
Snape frunció el entrecejo y fue a subir las escaleras pero giró levemente con un pie en el primer escalón.
Por cierto Black
Dijo mirando a Sirius, este alzó ambas cejas.
espero que cuides muy bien de mi hija como mismo cuidas de Harry.
Tenlo por seguro Snape. Dijo Sirius poniéndose serio.
Snape asintió levemente y subió las escaleras hacia el segundo piso para dejar a Lara G. en su habitación.
Harry se despertó al día siguiente por la luz que entraba en su habitación, ¿Por qué demonios se le olvidaba siempre correr las cortinas? Se dio vuelta para ver si así podía dormir, pero la desgraciada luz iluminaba toda la habitación. Abrió los ojos fastidiado y se sentó gruñendo en la cama. Se estiró a sus anchas y dio un amplio bostezo. Se desgreñó mirando al vacío cuando unos ojos verdes esmeraldas aparecieron de entre una espiral plateada mirándolo tan de cerca que tuvo que pegar un brinco, para su mala suerte que se enredó con la sábana y cayó al suelo arrastrando a Lara G. con él que dio un pequeño grito ahogado.
¡POR DIOS LARA! ¡NO VUELVAS A DESPERTARME ASÍ! Gritó Harry histérico tratando de salir de debajo de la chica que prácticamente se había quedado colgada de la cama.
¡OK, OK! ¡Ni que fuera tan fea para que hayas pegado ese brinco! Exclamó Lara G. apoyándose en su pecho y levantando las piernas, dando una vuelta de gimnasia suavemente hasta quedar en el suelo de pie, le tendió una mano. Supongo que no te vas a quedar ahí acostado todo el tiempo ¿No?
Harry le gruñó extendiendo su brazo y la chica lo agarró suavemente tirando de él a tiempo que la puerta de la habitación se abría y entraba Sirius con el entrecejo fruncido.
¿Se puede saber el motivo de ese escándalo? Preguntó en tono de reprimenda. Buen susto que nos habéis hecho pasar a vuestro padre y a mi en la cocina.
Lara G. abrió la boca mirando a Sirius y dejó caer a Harry al suelo de nuevo. El chico ya sentía que había perdido el trasero pero aun así miró a Sirius con los ojos como platos.
¿Y esas caras? Preguntó pasando la mirada por uno y otro chico. Ya que están despiertos, bajen a desayunar y... estaremos esperando una explicación lógica para ese escándalo.
Los chicos se miraron a la vez que Sirius salía de la habitación.
¿N-No piensas ayudarme? Preguntó Harry rompiendo el silencio.
Lo del suelo no se recoge. Dijo Lara G. mirándolo con aire de reprobación, el chico bufó. Vamos que era broma.
Ayudó a Harry a levantarse y onduló su varita haciendo que una muda de ropa del chico volara a sus manos, se la lanzó. Harry frunció el entrecejo levitando la ropa antes de que le cayera encima. Lara G. le guiñó un ojo con los pulgares hacia arriba haciéndolo sonreír. Harry se cambió en un abrir y cerrar de ojos mientras la chica montaba guardia afuera de la habitación esperándolo. Bajaron los dos juntos a la cocina y descolgaron la quijada parpadeando un par de veces ante la escena. Sirius tomaba chocolate tranquilamente mientras Snape leía el Profeta con el entrecejo fruncido.
¿Me prestas el Profeta? Preguntó Sirius amablemente a Snape.
Por supuesto, lo leo después. Contestó este sin mostrar un asomo de odio ni repugnancia, le pasó el Profeta como si nada. ¿Tostadas?
Oh, no gracias. Rechazó Sirius desplegando el Profeta.
¿No crees que los chicos están tardando un poco? Preguntó Snape, estaban los dos de espalda a la puerta.
Si, si quieres los voy a apresurar, el desayuno se les va a enfriar. Contestó Sirius pasando una página del Profeta.
No, mejor voy yo. Dijo Snape empezando a levantarse.
Miró atrás y sonrió ampliamente al ver a los impactados chicos en la puerta de la cocina.
Creo que no va a hacer falta buscarlos, Sirius, ya están aquí. Dijo Snape volviéndose a sentar, Sirius giró un poco en la silla para verlos mejor. Buenos días, cuando quieran pueden empezar a desayunar.
Buenos días. Saludó Sirius sonriendo.
B-Buenos, d-días. Saludaron los chicos al unísono sin poder creer lo que estaban viendo y escuchando.
Se acercaron mirándolos preocupados y se sentaron en sus sillas.
¿Durmieron bien? Les preguntó Snape sonriendo.
Harry y Lara G. se miraron y luego asintieron levemente.
Vamos, quiten esas caras. Dijo Sirius doblando el Profeta. Hoy hace un día precioso para que tengan esas caras de carneros degollados.
¿Y ustedes dos están bien? Preguntó Lara G. sin poder más.
Perfectamente. Contestaron al unísono.
Los chicos activaron la Alerta Roja. Sirius y Snape solo los miraron sonriendo y prosiguieron con el desayuno. Harry y Lara G. los miraban disimuladamente y no podían evitar las caras de total preocupación cuando los dos brujos se trataban como si desde pequeños hayan sido los mejores amigos del mundo. No había ni un asomo de burla ni expresión irónica o sarcástica en sus caras, eran unas damas el uno con el otro.
Estaba pensando
Dijo Sirius de repente haciéndolos dar un respingo.
que hoy quizás pueda ir al Callejón Diagon a conseguir mi varita ¿Qué dicen? Voy bajo la forma de Hocicos.
Creo que no es prudente Sirius. Dijo Snape antes de que los chicos abrieran la boca. No seria bueno que te vieran.
No me van a reconocer Severus. Dijo Sirius sonriendo. Solo voy a ser un bonito perro negro lanudo.
Snape entrecerró los ojos unos segundos y prosiguió untándole mermelada a una tostada.
Bueno, ¿Qué dicen chicos? Preguntó Sirius sin quitar la sonrisa.
Pueden ir. Dijo Snape, aunque parecía decirlo en contra de su voluntad.
Ah, entonces
si es así
vamos. Dijo Harry encogiéndose de hombros.
Lara G. asintió en apoyo a Harry. Sirius los miró con orgullo mientras Snape se enfurruñaba poco a poco mostrando la primera actitud gruñona del día. Los chicos se relajaron un poco al ver que Snape ya no tenía intenciones de mostrarse amable con Sirius. Aunque se seguían hablando normal, Snape mostraba los dientes solo de vez en cuando y a veces crispaba los dedos antes de tomar el cuchillo para untar mermelada como si quisiese caerle a puñaladas con él a Sirius.
Harry y Lara G. se brindaron voluntarios a fregar ya que temían que la paz y la amistad no iban a durar mucho tiempo. Pero por suerte Snape (Que era el que mostraba una actitud más bélica) salió de la cocina rumbo al segundo piso gruñendo algo parecido a: Voy a estar arriba, sin embargo, antes de salir de la cocina ladró claramente que quería saber cuando se iban a ir al Callejón Diagon. Sirius parecía no darse cuenta del mal humor repentino de Snape, o quizás si se había dado cuenta y se hacia el de la vista gorda.
Bien chicos, no se olviden de avisarle a vuestro padre cuando nos vayamos al Callejón. Recordó alegremente haciéndolos dar un respingo. Ya estoy ansioso por tener mi varita nueva, espero que el señor Ollivander no ponga obstáculos en venderle una varita a un muerto.
Soltó su risa parecida a un ladrido y los chicos se miraron con el entrecejo fruncido ante el humor negro de Sirius.
Están callados. Observó después de reírse. Si se sienten mal podemos retrasar la...
No, estamos bien. Dijo Lara G. sonriendo. Solo... olvídalo.
Bueno, debemos ir a Gringotts primero, ya saben, a conseguir un poco de oro mágico. Prosiguió chachareando Sirius como si nunca hubiese hecho la observación y le hubiesen respondido. Me alegra saber que voy a tener de nuevo una varita en mis manos... ya extrañaba los hechizos.
Harry y Lara G. se miraron terminando de fregar.
Emm, Sirius, vamos a... lavarnos los dientes y... bajamos. Dijo Harry mirando extrañado a Sirius.
¡Si, por supuesto! Exclamó este alegremente. ¡Suban! ¡Suban! Y no se olviden de avisarle a vuestro padre que casi nos vamos.
Los chicos se encogieron de hombros saliendo de la cocina. Subieron del segundo piso y pegaron un brinco al chocar con un Snape que era prácticamente una furia personificada. El susodicho les pasó de lado resoplando molesto sin parar dejándolos de perchero. Los chicos hicieron una mueca leve mirándose, era obvio que había explotado. Se lavaron los dientes rápidamente temiendo encontrar a Sirius y a Snape enzarzados en una pelea a muerte en la cocina. Bajaron como bólidos para encontrarse, para el alivio de ellos, la cocina en pie y a los dos brujos con vida. Harry se aclaró la garganta haciendo que Sirius (Que estaba más feliz que unas pascuas) los mirara sonriente mientras que Snape solo les gruñó de mal humor.
¡Ah! ¡Bueno! Ya que están aquí... Dijo Sirius guardando las manos en los bolsillos y balanceándose sobre sus pies. Y que también vuestro padre está presente... ¡No veo inconveniente para ponernos en camino!
Snape se levantó y abrazó a Sirius palmeándole la espalda a regañadientes. Pero el otro estaba demasiado contento, bueno, eso hasta que Snape le dirigió el primer gruñido susurrado de la mañana.
Espero que como ahora estás MUERTO, Black, seas más útil en la Orden, ¿No crees? Aunque... podría decirse... ¡Ah! Si, que es mejor que te quedaras en tu ataúd, no es conveniente que los muertos regresen...
Te estás aprovechando que los chicos están presentes, Snape. Gruñó Sirius sin mover la boca y sin soltar a Snape. Cuando tenga mi varita...
Que miedo, mira como tiemblo Black... Susurró Snape sarcástico intentando no mover la boca, disfrazó con una sonrisa contrahecha. Te crees valiente ¿Eh, Black? ¿Ocultándote en la casa de tu madre? O mejor... muerto durante tres años para huir, esa fue tu mejor decisión, Black...
Cállate Snivellus, no voy a dejar que me insultes de nuevo con tu sarcasmo... Murmuró Sirius cerrando los puños alrededor de la espalda de la túnica de Snape.
Oh, pensé que ya lo había hecho... Repuso Snape con elegancia, los chicos empezaban a mirar extrañados el largo abrazo amistoso de ellos. Y será mejor que me sueltes la túnica Black, ellos se están dando cuenta de que nos queremos muertos y enterrados, perdón si te ofendo, ya tú estuviste muerto...
Más te vale cerrar la boca Snape. Gruñó Sirius soltándole la túnica, le palmeó la espalda para disimular. Recuerda que tenemos un acuerdo, delante de ellos, cero discusiones...
Por supuesto que lo recuerdo... Replicó Snape. Espero que cumplas con cuidar a mi hija.
¿Como podrías pensar que no la cuidaría? Preguntó Sirius más brusco de lo que quería, los chicos fruncieron el entrecejo a punto de separarlos antes de que terminaran revolcados en una pelea. Q-Quiero decir... por supuesto que la voy a cuidar.
Los dos brujos se soltaron con un leve empujón de diminuto odio mutuo que no logró pasar desapercibido por los chicos que intercambiaron una mirada sombría.
¡Bien! Ahora despídanse de vuestro padre para ponernos en camino. Dijo Sirius sonriendo con al parecer, un enorme esfuerzo.
Los chicos se acercaron recelosos a Snape, que abrió los brazos con una gran sonrisa forzada en el rostro. Snape los abrazó a los dos y les susurró que le hicieran caso en todo a Sirius y que no se separaran de él. Harry y Lara G. se miraron preocupados, si Sirius y Snape iban a tener un duelo de magia, mejor los daban por muertos a los dos. Sirius se transformó en un enorme perro negro de relampagueantes ojos grises y dio un sonoro ladrido parándose a dos patas.
Snape y él cruzaron una mirada de odio unos segundos. Sirius entró de un salto a la chimenea a tiempo que Harry le arrojaba los polvos flu diciendo enérgicamente: ¡Caldero Chorreante! y el perro desaparecía tragado por las llamas esmeraldas. Los chicos se turnaron para entrar y desaparecieron bajo la mirada casi sonriente de Snape.
Cuando llegaron al Caldero Chorreante Sirius saltó gozoso a sus pies moviendo alegremente la cola. Los chicos se miraron haciendo una mueca leve, no querían saber como iba a quedar la casa cuando Sirius consiguiera su varita. Saludaron a Tom el tabernero y llegaron al Callejón Diagon a través de la pared mágica. Fueron directo a Gringotts mientras Sirius caminaba prácticamente saltando balanceando la cola de un lado a otro.
Los gnomos les abrieron las puertas mirando con recelo a Sirius, pero este se comportaba como un perro muy educado. Enseguida localizaron a un gnomo desocupado y se acercaron nerviosos con Sirius pisándoles los talones.
Er... buenos días. Saludó Harry tímidamente mientras Sirius se sentaba observando todo con las orejas alzadas. Emm, hemos venido a...
... Sacar dinero de una cámara. Ayudó Lara G. el gnomo parpadeó un par de veces mirándolos con detenimiento.
¿Cuál cámara? Preguntó el gnomo con voz aguda y chillona.
La... la... Comenzó a tartamudear Harry, no tenían la llave de la cámara de Sirius ni el número.
El perro negro se puso a dos patas de repente y dio un sonoro ladrido haciendo que una pareja de magos que estaban al lado de ellos pegaran un buen brinco. Harry frunció el ceño mirando el cuello del animal, tenía una soguita con una pequeña llave dorada y un pedazo de pergamino. Le quitó la soguita con la llave y el pedazo de pergamino. Le pasó el pergamino a Lara G. que lo desplegó y sonrió.
La cámara 711, por favor. Indicó sonriendo.
¿Tienen la llave? Preguntó el gnomo receloso.
Harry le mostró la llave dorada haciendo que el gnomo se inclinara sobre ella con una gran lupa. Después hizo un gesto afirmativo con la cabeza guardándose la lupa. Llamó a otro gnomo y enseguida abordaron un carrito. El gnomo miró con mala cara a Sirius que apoyaba las patas delanteras en el borde del carrito y jadeaba con la cola moviéndose como loca. Los chicos tuvieron que apretujarlo para que no se emocionara demasiado. El gnomo puso en marcha el carrito bajando por las galerías.
Cuando llegaron a la cámara 711, se bajaron todos mareados, pero Sirius parecía tener más energía que nunca, ya que fue el primero en saltar del carrito. Harry abrió la cámara y el perro negro enseguida saltó adentro, olfateando todas las monedas. Los chicos entraron con él para que no resultara tan sospechoso. Sirius escarbó bastantes monedas hacia los chicos que se apresuraban en guardarlas en una bolsita. Fue un completo alivio regresar a la superficie, Sirius salió de Gringotts con el pecho al frente y la cola y orejas erguidas, como si acabara de salir de un desfile. Harry y Lara G. lo seguían todos mareados y con los pelos de punta.
Un cuervo negro de mirada aguda y penetrante los observaba con los ojos entrecerrados desde un tejado cercano. Ladeó la cabeza cuando los chicos pasaron por debajo de él con Sirius dando saltos delante de ellos. Abrió las alas y descendió planeando con elegancia, le rozó el pelo a Lara G. cuando pasó con las patas. La chica frunció el entrecejo mirando al frente, pero pronto Harry se le unió poniendo los ojos como platos al ver que el cuervo negro daba un giro en el aire y terminaba posado delante de ellos erizando las plumas. Los chicos lo miraron con una expresión que era entre la sorpresa y el enfado.
Sirius se acercó despacio y le dio una rápida olfateada por la espalda al cuervo haciendo que aleteara graznando, dándose vuelta. El perro negro ladeó la cabeza emitiendo un gemido educado. El cuervo entrecerró los ojos con el pico entreabierto haciendo un ruidito con la garganta, como un gorjeo. Los chicos solo pasaban la mirada por los animales, que parecían hablar.
Nos avisan cuando terminen su conferencia. Dijo Lara G. perdiendo la paciencia haciendo que ambos animales la miraran. Si quieren podemos llegar a la tienda del señor Ollivander.
El cuervo se elevó aleteando delante de ella graznándole cosas que solo Sirius parecía entender.
No tengo la menor idea de lo que estés diciendo ni me interesa. Dijo Lara G. sin darle importancia, el cuervo abrió el pico para seguir graznando pero la chica lo agarró cerrándoselo. Y cierra el pico.
El cuervo le lanzó una mirada asesina.
Si no dejas de mirarme así te voy a amarrar el pico con cinta adhesiva. Le gruñó la chica mientras el cuervo se aferraba a su brazo con las patas tratando de sacar el pico del agarre de ella, le apuntó a Sirius de repente con un dedo. ¡Y eso va contigo también!
El perro negro se encogió un poco. Soltó al cuervo que voló hasta el hombro de Harry sacudiendo la cabeza con todas las plumas de esta crispadas.
¿Se van a quedar ahí mirándome todo el día? Preguntó al parecer de mal humor, los demás parpadearon. Por si no recuerdan, debemos llegar a la tienda de Ollivander.
Echó a caminar delante con mucha elegancia, Harry no dudó en seguirla mirando con reprobación al cuervo que se contoneaba en su hombro. Sirius iba trotando al lado de Harry mientras Lara G. parecía volar, tenia las manos cerradas en sendos puños y el chico rezaba para que no desatara una tormenta de la nada. Llegaron antes de lo previsto a la tienda de Ollivander y entraron todos juntos. Parecía estar vacía y Sirius olfateaba un rincón de la tienda. El cuervo sacudió las plumas suavemente mirando a todos lados con su vista aguda.
Buenos días.
Lara G. permaneció inmutable mientras que los otros tres pegaron un brinco. El señor Ollivander se acercó a la chica. Su pálida mirada hacia un enorme contraste con la relampagueante de Lara G.
¡Ah! ¡La señorita Josthings! Dijo suavemente, mientras que Sirius comprobaba que nadie estaba mirando hacia dentro de la tienda. Si, la recuerdo muy bien... once pulgadas, núcleo de pluma de fénix, acebo, flexible, ¿Es así verdad?
Lara G. asintió con elegancia. El señor Ollivander miró a Harry detenidamente y se acercó prácticamente deslizándose.
Harry Potter. Dijo con más suavidad. Once pulgadas, núcleo de pluma de fénix, acebo, flexible, igual que la señorita Josthings... curioso, realmente curioso...
El señor Ollivander miró al cuervo unos segundos y luego al perro negro.
Bueno, ustedes dirán en que puedo servirlos. Dijo finalmente, sin dejar de pasar la mirada desde el cuervo al perro.
En realidad, no somos nosotros los que necesitamos una varita, señor... Dijo Harry mirándolo tímidamente. Es... mi padrino...
Por favor, no diga nada... Pidió Lara G. al momento.
Sirius recuperó su forma humana haciendo que el señor Ollivander lo mirara con detenimiento. No pareció asustado, ni intimidado, ni tampoco parecía dar muestras de salir gritando hacia la calle.
Sirius Black... Dijo despacio, Sirius asintió.
¡El es inocente! Estalló Harry y el señor Ollivander lo miró. ¡El no fue! Fue... Peter... Pettigrew...
El señor Ollivander lo miró unos segundos y asintió levemente, luego se dio vuelta hacia Sirius.
¿Con que mano tomas la varita? Preguntó sacando una cinta métrica con marcas plateadas.
Soy diestro. Dijo Sirius al momento.
El señor Ollivander le tomó las medidas bajo la mirada silenciosa de los demás, luego, revoloteó por las estanterías sacando cajas delgadas y diciendo de que estaban formadas esas varitas. Sirius probó varias, hasta que tomó una y la bajó en arco, despidiendo chispas verde pálida.
Excelente, excelente. Dijo el señor Ollivander acercándose a Sirius. Doce pulgadas, núcleo de pelo de cola de Unicornio, madera de fresno, flexible, excelente varita para transformaciones.
Sirius asintió mirando su varita nueva. El señor Ollivander la fue a guardar pero él le dijo que no era necesario. En la tienda se volvió a transformar en perro, pagaron y salieron de allí bajo la mirada pálida del señor Ollivander. Lara G. parecía estar de mejor humor, algo que Harry agradeció bastante, si se formaba una tormenta de repente, no sabia donde se iba a meter.
Se detuvieron en Florean Fortescue, para tomar helado, era bastante gracioso ver al cuervo tratando de dar picotazos al helado de Lara G. pero la chica lo tenía a una prudencial distancia de su copa de helado. Harry sin embargo, le dio una buena cantidad de helado a Sirius, haciendo que una bruja regordeta y su amiga, que paraban en la sombrilla de al lado, fruncieran la nariz en señal de desagrado. Pero Lara G. no iba a ser tan mala después de todo, le dejó la mitad de su helado al cuervo que comenzó a comerlo contoneándose y virando la cabeza hacia arriba.
¡Oh! ¡Ave Maria! Exclamó Lara G. levantándose de repente llevándose las manos a la boca, Harry y los animales la miraron con el ceño fruncido. ¡GEORGE!
La chica se lanzó a correr prácticamente volcando la mesa. Los otros tres pudieron ver como George la recibía con los brazos abiertos alzándola por la cintura para luego besarla con pasión. Los tres a un tempo emitieron un gruñido (El cuervo con trabajo) de sobreprotección. El cuervo entrecerró los ojos junto con Harry mientras que el perro negro erizaba el lomo.
¿Que haces aquí? Preguntó Lara G. por su parte a su novio.
Bueno, aparte de que quería ver a mi novia... es para proponerte algo. Contestó George rodeándola con sus brazos por la cintura. Fui a tu casa y... no había nadie... así que pensé que... estarías por aquí.
Bueno, ¿Y cual es esa proposición, George Weasley? Preguntó Lara G. sonriendo levemente.
Que si tenías la noche libre... quizás... pudiéramos salir... a un lugar bonito, como despedida. Dijo George sonriendo de la misma forma.
¿D-Despedida? Preguntó Lara G. parpadeando mucho.
Tranquila, tú sigues siendo mi chica, solo... me voy con mi hermano Fred a Japón, debemos... buscar nuevos productos por allá. Explicó George haciendo que Lara G. pusiese cara larga. No te tienes que poner así, voy a tratar de enviarte lechuzas y... ponte guapa.
¿A que te refieres con ponte guapa? Preguntó Lara G. alzando una ceja mientras que los demás rabiaban debajo de la sombrilla, el cuervo comenzó a impacientarse.
Un vestido elegante... no se. Contestó George, la soltó despacio. Va a ser una cena... romántica.
El cuervo no pudo más y levantó vuelo a la vez que el perro negro se acercaba a saltos con el lomo erizado.
¡Oh George! Exclamó Lara G. abriendo los brazos con tanta fuerza que le pegó al cuervo bateándolo hacia el suelo, abrazó a George cuando Sirius saltaba para separarlos y el perro terminó de cabeza en un barril lleno de intestinos de rana desechados. ¡Te amo!
Harry se quedó con los ojos como platos y el helado se le cayó de la cuchara. El cuervo se incorporó lentamente claramente aturdido, se tambaleaba parpadeando mucho. El perro negro logró salir del barril cubierto de intestinos de rana por todos lados, se sacudió y bajó las orejas a los lados cuando un intestino de rana se le resbaló desde el hocico. Harry decidió concentrarse en su helado cuando George besó a Lara G. largamente.
A las 8:00PM, te paso a buscar, ¿OK? Dijo George después de separarse de la chica, el cuervo se tambaleaba aturdido detrás de ella y el perro fue en su auxilio.
Si, perfecto. Aceptó Lara G. emocionada mientras que Sirius intentaba poner en pie al cuervo con el hocico. Te espero.
George la miró con adoración unos segundos y le dio un beso rápido en la boca empezando a caminar rumbo al Caldero Chorreante dejando a la chica en una nube. El cuervo empezaba a erguirse (Medio bizqueado aunque no se notara mucho) cuando Lara G. lo cargó de repente espachurrándolo en un abrazo que por poco lo hace perder las plumas. Dio un largo y ensoñador suspiro soltándolo, suerte que Sirius lo rescató antes de que se volviera a golpear contra el suelo. La chica se sentó en su silla mirando ensoñadoramente al vacío. Harry frunció el ceño viendo como Sirius traía en su lomo al prácticamente destartalado cuervo negro, que hacia todo lo posible por no caerse.
Emm, ¿Lara? ¿Estás bien? Preguntó Harry mirándole la cara de ensueño que tenia.
Mejor que nunca. Contestó en un largo y apasionado suspiro, el cuervo graznó débilmente.
Sirius comenzó a darle con una pata a Harry por el vaquero.
Creo que es hora de regresar. Dijo Harry dejando dinero encima de la mesa. Lara... ¡Hey! ¡Lara!
¿Que, donde, cuando? Dijo dando un respingo, se levantó de la silla mirando a todos lados.
Que es hora de regresar, Lara. Dijo Harry hablando un poco alto.
¡Ya te escuché! Exclamó la chica haciendo ademanes con la mano. ¿Red flu?
Si... ¡Hey! ¡Al menos espéranos! Le voceó Harry cuando la vio salir caminando con las manos en los bolsillos del vaquero.
Harry tuvo que cargar al cuervo, que no parecía estar en condiciones de volar y menos posarse con seguridad. Sirius trotaba a su lado mientras Lara G. iba prácticamente en una nube rumbo al Caldero Chorreante, tarareando ensoñadoramente.
En cuanto llegaron al número 5 de Privet Drive, el comportamiento de Lara G. se volvió alarmante. Snape había recuperado su forma humana y se ponía una bolsa de hielo en la cabeza, gruñendo sin parar, mientras que Sirius había tenido que subir a darse un baño, estaba lleno de pies a cabeza de intestinos de rana en mal estado. Harry mientras tanto no sabia que hacer con la chica, que se la pasaba tarareando con aire romántico o a veces se quedaba en un lugar varios minutos con la mirada perdida lanzando suspiros y pestañeando al aire.
A la hora del almuerzo, Snape logró que la hinchazón del chichón bajara un poco, Lara G. lo había golpeado con bastante fuerza (Que no fue a propósito) además de lanzarlo al suelo. Sirius por suerte ya estaba limpio aunque todavía tenía cierto olorcillo como muestra que había ido a parar a un barril con intestinos de rana. Lara G. hizo su presencia en la cocina, aunque no parecía tener los pies en la tierra.
Abrazó a Snape por el respaldar de la silla besándole la mejilla logrando lastimarle un poco el chichón. Luego abrazó a Sirius balanceándolo un poco y terminó tomando a Harry de las manos y bailando algo parecido a un vals para después sentarse en su puesto con mirada ensoñadora. Todos se miraron y luego miraron a la chica, que en esos momentos suspiraba largamente. Harry terminó de levitar el almuerzo a la mesa mirándola con el ceño fruncido mientras se sentaba.
Lara, ¿Que fue lo que te dijo George que te dejó así? Preguntó Harry sin poderse aguantar más.
Bueno, me dijo que... (Suspiró pestañeando)... venia a recogerme a las 8:00PM para ir a cenar en un lugar bonito...
¡¿EL QUEEE?! Gritaron Snape y Sirius a un tiempo haciendo que Harry pegara un brinco.
Si, ¿No es romántico? Preguntó Lara G. sin hacer caso del grito de guerra.
¡Ni sueñes con ir Lara! Dijo Snape enérgicamente.
¡Debiste consultarlo con nosotros! Exclamó Sirius por su parte.
¡Después de lo que me hiciste en el Callejón!
¡Lo primero que tienes que hacer es decirnos!
¡No te he educado para que no me digas las cosas, Lara Snape!
Harry solo pasaba la mirada de uno a otro.
¡Así que NO VAS A IR! Finalizaron los dos brujos al unísono visiblemente alterados.
La expresión ensoñadora de Lara G. se esfumó como por arte de magia. Sus ojos verdes relampaguearon furiosamente haciendo que los dos brujos cerraran las bocas. Se levantó de su asiento con todo su rostro crispado, haciendo su parecido con Snape evidente. Harry se encogió al lado de ella.
YO SI VOY A IR. Dijo tajantemente mostrando los dientes, irguiéndose sobre Snape y Sirius, entrecerró los ojos que destellaban sin cesar. Y ustedes... par de... machistas anticuados... no lo van a impedir... mi novio, George Weasley... se va a Japón, no lo veré en semanas o incluso meses y esa invitación... es para despedirse de mi, que soy su novia... ¿Entendido?
Snape y Sirius asintieron levemente sumisos.
Me basta. Dijo finalmente sentándose de nuevo, miró a Harry rápidamente haciendo que el chico se encogiera. ¿Me pasas el arroz, Harry?
Harry empujó hacia ella la sopera con arroz.
Gracias.
Harry parpadeó un par de veces mirando a Sirius y a Snape que estaban tan impactados como él. Almorzaron en absoluto silencio, dispuestos a no molestarla en lo que quedaba de día. Lara G. en cuanto se levantó lavó la vajilla y subió tranquilamente al segundo piso. Harry estuvo todo el tiempo junto a Snape y a Sirius, ya que Lara G. había vuelto a tener ese comportamiento ensoñador. No salió de su habitación en toda la tarde, dejando a Harry sumamente aburrido.
Intentó entretenerse leyendo, por suerte Snape y Sirius estaban demasiados ocupados y alterados con todo el asunto de la salida de Lara G. como para pelear, así que pudo leer en su habitación sin problemas. Los dos brujos se la pasaban resoplando vigilando la puerta de la habitación de la chica que permanecía prudentemente cerrada. Cualquiera que los viese, hubiese jurado que eran hermanos por el comportamiento protector de padre y tío que tenían con Lara G. Aparte, que Harry también estaba un poco molesto con eso de la salida con George, nunca le cayó mal (Ni nunca le pasó por la cabeza) pero si le tocaba un pelo de forma violenta a su hermana... se las iba a ver con él. Aunque, razonó mientras se escuchaban los resoplidos molestos de Snape rondando por veintena vez en la tarde, que ese comportamiento de todos seria porque Lara G. era la única chica de la casa y había cierto aire sobreprotector de todos con ella.
Es que... se veía tan frágil y no le gustaba que le hicieran daño. Cerró el libro cuando Sirius pasó respirando ruidosamente como un toro celoso por el pasillo. Ya estaba al utilizar un hechizo de aparición para tratar de arrancarle de la cabeza la idea de salir SOLA con George. Bajó a la cocina a las 7:50PM para encontrarse un concierto de bufidos y resoplidos molestos en ella. Snape y Sirius estaban sentados en la mesa tomando té tranquilamente, aunque por las caras que tenían, estaban dispuestos a encerrar a Lara G. en su habitación para que no asistiera a la salida con George.
¿Tu hermana no ha salido? Preguntó Snape en un gruñido cuando tuvo a Harry en su campo de visión.
No, en toda la tarde ni ha asomado un pelo. Bufó sentándose. ¿Hay té?
En la tetera. Masculló Sirius señalando una tetera en el fogón con la cabeza. Quiero hablar con George.
Que diré yo que soy el padre de Lara. Resopló Snape, tomó un sorbo de té. Hay que poner orden.
Poner las reglas bien claras.
Que no intente pasarse.
Ahora es mi sobrina.
Yo mismo lo despellejo si le hace algo.
Los brujos terminaron con un: ¡Bien! al unísono después de toda la descarga de mal humor. Harry gruñó en apoyo. Sirius y Snape saltaron de sus asientos al escuchar que tocaban a la puerta de la calle. Harry dejó su taza receloso y también se levantó. Les pasó a los dos brujos en el trayecto de la cocina a la puerta frontal y abrió la puerta con mala cara. Allí estaba George, vestido con ropas muggles muy elegantes, bien peinado y con las manos en los bolsillos del pantalón.
¡Hola Harry! Saludó al parecer sin reparar en la cara de rinoceronte furioso del chico. He venido a buscar a tu hermana, ¿Sabes si ella ya está lista?
Antes de que Harry pudiese abrir la boca para contestar, unas manos aparecieron por detrás de él agarrando a George y entrándolo prácticamente a rastras a la casa. Cerró la puerta girando. Harry se preguntó por que George seguía sonriendo, Snape y Sirius lo miraban como si le quisieran retorcer el pescuezo en esos momentos.
Hola señor Snape, hola Sirius. Saludó George alisándose el pelo y consultando un reloj en su muñeca. Linda noche ¿No?
Ahora, George, tenemos que tener unas palabritas contigo. Dijo Snape mostrando a medias los dientes.
Usted dirá. Dijo George amablemente.
No queremos enterarnos... de que tratas mal a Lara. Dijo Sirius mirándolo con cara de asesino en serie.
Y si sufre por tu culpa... Agregó Snape definitivamente mostrando los dientes. Te las vas a ver negras con nosotros...
No debería dejar que saliera. Gruñó Sirius amenazante.
Y es más, cero lechuzas tuyas dirigidas a ella, si atrapo a una... hago cenizas la carta. Amenazó Snape con los ojos brillándole.
Así que ahora la cuidas muy bien. Terminó Harry para salvar la situación aunque receloso.
George parpadeó perdiendo un poco su sonrisa, su hermano Fred había bromeado con que había escogido un amor complicado pero ahora se daba cuenta de que era bien en serio.
Veo que eres puntual, George Weasley.
Todos giraron hacia las escaleras. En el primer piso surgió un pie calzando una sencilla plataforma verde clara, seguida por una pierna que volvería loco a cualquier chico, luego, un vestido ceñido color verde jade, con una rajadura por la cual se vislumbraba la pierna. A esto seguían unas caderas balanceadas con una cintura pequeña, pero en perfecta armonía entre un busto que se las traía y las caderas. Manos delicadas con las uñas color rosa pálido en las caderas. El pelo lacio le caía suavemente sobre los hombros llegándole hasta la cintura, ya que estaba recogido en una cola de caballo alta. Llevaba maquillaje suave, color verde pálido, haciendo que sus relampagueantes ojos verdes fueran increíblemente notorios.
Todos abrieron la boca. Lara G. era simplemente, otra persona. El vestido verde jade le llegaba hasta los tobillos y Harry estuvo seguro de que Snape y Sirius estaban reprimiendo los deseos de gritarle que se quitara esa cosa tan escotada. Se acercó con una sonrisa dulce como la miel y caminando con gracia y elegancia, parecía hacerlo por el aire. George enseguida recobró la postura y le tomó la mano derecha besándosela como todo un caballero, pensando que después de todo, valía la pena ese amor complicado.
Bueno, debo irme, adiós papá. Dijo Lara G. dándose vuelta hacia Snape lo abrazó besándole la mejilla y le susurró al oído. Tenemos que hablar después.
Cuando lo soltó abrazó a Sirius y luego a Harry, le cerró la boca con disimulo. George sonrió ofreciendo un brazo y Lara G. lo tomó con una encantadora sonrisa.
No se preocupen, se las devuelvo a las 11:30PM. Dijo George pasando la mirada por Snape, Sirius y Harry. La voy a cuidar bien.
Los dos enamorados salieron de la casa cerrando la puerta tras de si. Los otros tres corrieron a espiar por la ventana. Vieron un taxi muggle afuera esperándolos, en cuanto se montaron, el motor se puso en marcha y se alejaron por la calle de Privet Drive. Se apartaron gruñendo de la ventana. Harry cenó a medias, todavía sentía rabia porque no pudo evitar que George se llevara a su hermana. Pero por las caras enfurruñadas de Snape y Sirius ellos tenían más o menos su misma idea.
Fue a lavarse los dientes arrastrando los pies y bajó a la sala a ver televisión con Snape y Sirius, el primero había agrandado el sofá para que tuviese otra plaza y la miraba gruñendo como diciendo: Ahí debería estar mi hija. Miraban el reloj cucú de vez en cuando, pero las horas parecían pasar montadas sobre un caracol. Comenzaron a moverse incómodos a eso de las 11:20PM. Snape se levantaba continuamente a mirar por la ventana bajo la mirada preocupada de Sirius y Harry.
Enseguida se pusieron en total expectación cuando escucharon el sonido de un auto deteniéndose frente al número 5. Miraron a la puerta de la casa de forma automática, se escuchaban risas leves de chico y la inconfundible de Lara G. Escucharon susurrar a los novios en la mismísima puerta de la casa. La puerta se abrió suavemente y entró Lara G. sonriendo. Los tres magos se levantaron de un salto del sofá y esperaron a que la chica se despidiera de su novio con un último beso que les pareció que tardarían horas en separarse.
George por fin se fue y Lara G. no cerró la puerta hasta que no lo vio alejarse en el taxi no sin tirarle varios besos apasionados y recibir otros por respuesta. Cerró la puerta con la felicidad grabada en la cara y sonrió ampliamente al ver el trío que había en la sala observándola desde que entró. Se alisó el pelo y se agarró el vestido alzándolo levemente para poder caminar sin tropiezos. Se acercó sin dejar de sonreír, como si le acabaran de organizar una fiesta sorpresa. Abrió la boca y...
¡¡Egoístas!! ¡¡Los tres!! Bramó de repente haciéndolos pegar un brinco. ¡¿Como demonios llegaron a pensar de que George me haría daño?! ¡¡Y amenazándolo además!! ¡¡Trío de machistas pasados de época!!
Se comenzó a quitar los zapatos dando saltitos en un pie y luego en el otro.
¡¡Debería darles vergüenza!! ¡¡Por hombres anticuados como ustedes es que no me desarrollo!! Prosiguió en su reprimenda y en un ataque les lanzó un zapato que faltó poco para que le pegara a Harry en la cabeza. ¡¡Y ay de ustedes si interceptan una carta de George!! ¡¡No los voy a mirar en un mes entero!!
Respiró hondo un par de veces miró el otro zapato en su mano y a los tres magos encogidos que tenía al frente. Dio un bramido de enfado y lanzó el zapato contra el suelo. Se alzó el vestido por ambos lados y subió pisando fuerte la escalera rumbo al segundo piso dejando a todos con los ojos como platos. Snape se agachó a recoger el zapato que no les lanzó pero que faltó poco mientras Sirius rescataba el otro que por poco le vuela la cabeza a Harry.
Creo que... se me fue la mano. Murmuró Snape mirando la plataforma. Espero que no esté muy enfadada.
En eso se escuchó un trueno distante y una llovizna fría y pesada comenzó a caer sobre las casas de Privet Drive.
Yo tú papá, no estaría seguro de ello. Dijo Harry con la voz en un hilo.
Tienes razón Severus, nos pasamos. Dijo Sirius entregándole el otro zapato.
Es que... tengo tanto miedo de que se vaya tan pronto. Dijo Snape con tristeza.
Vamos a hablar con ella. Sugirió Sirius.
Pero no ahora, no se los aconsejo. Dijo Harry haciendo que lo miraran. Apuesto a que está rabiando trancada en la habitación, mañana, quizás se calme un poco y creo que podremos hablar.
Snape cabeceó tomando los zapatos con una mano y le pasó un brazo a Harry por los hombros.
Harry, creo que es hora de que vayas a la cama. Le dijo suavemente, el chico no puso resistencia en lo absoluto. Ve a dormir hijo.
Lo estrechó contra si unos segundos y le besó la frente.
OK, buenas noches papá, buenas noches Sirius. Dijo Harry cuando Snape lo soltó. Que duerman bien.
Igualmente Harry. Dijo Sirius mientras que Snape le dedicó una sonrisa leve.
Harry hizo un ademán con la cabeza terminando de subir las escaleras.
Harry se despertó al día siguiente solo. Miró por toda la habitación cautelosamente, por si Lara G. estaba escondida acechándolo por alguna esquina. Cuando estuvo seguro bajó de la cama y se estiró con las manos al techo. Salió a darse una ducha y encontró la puerta de la habitación de Lara G. cerrada. Hizo una mueca leve, la estaban sobreprotegiendo demasiado, más de lo que ella podría soportar. Se dio una ducha rápida y bajó a la cocina. Sirius estaba terminando de preparar el desayuno con su varita nueva mientras Snape leía el Profeta con concentración. En cuanto entró, los dos brujos se le quedaron mirando.
La puerta sigue cerrada. Dijo antes de que se lo preguntaran. Al parecer, sigue molesta.
Snape soltó aire antes de hundir la nariz en el Profeta nuevamente mientras que Sirius cabeceó sirviendo el desayuno. Harry se sentó en su silla tomando la jarra que le pasaba Sirius.
No me atrevo a entrar en su habitación. Dijo Snape plegando el Profeta.
Y te aconsejo que ni lo hagas papá, es capaz de cargar el armario y lanzártelo por la cabeza. Dijo Harry y Sirius lo miró con el entrecejo fruncido. ¡Meses atrás destrozó mi puerta!
Pero tuvo arreglo, ¿No? Preguntó Sirius sorprendido.
Por poco no lo tiene. Bufó Harry.
Snape fue a decir algo cuando a la cocina entró Lara G. Todos se le quedaron mirando. Tenia le pelo suelto, como siempre lo llevaba, una camiseta y un vaquero un poco ceñido. Tenía un pergamino en la mano. Solo echó una rápida ojeada a los presentes y salió al patio. Los tres magos saltaron de sus sillas y se arracimaron alrededor de la ventana para poder ver lo que hacia. Ninguno prestó atención cuando Lupin apareció con un plop en la cocina que frunció el entrecejo mirando el extraño comportamiento de ellos. Se acercó por detrás de ellos con curiosidad.
¿Qué sucede? Preguntó alzando la voz para que lo pudiesen escuchar bien.
¡Shhh! ¡No hables alto o nos delatarás! Lo reprendió Sirius haciendo gestos como si lo espantara.
Lupin miró a donde miraban todos. Lara G. estaba al pie del árbol y en esos momentos, ofrecía un brazo a un pequeño periquito australiano blanco como la nieve. Comenzó a acariciarlo hablándole bajito y sonriendo. Empequeñeció el pergamino con su varita y se lo amarró a una patita. Luego lo tomó con las dos manos lanzándolo suavemente al aire. Lo vio revolotear unos segundos antes de encaminarse a la cocina.
La reacción fue tumultuosa, ya que faltó poco para que atropellaran a Lupin que no entendía nada. Snape, Sirius y Harry se lanzaron sentándose en sus sillas con aspecto de adolescentes espiando a una chica. Cada uno disimuló como pudo dejando a Lupin cerca de la ventana y paralizado cuando Lara G. entró en la cocina. La chica fijó sus ojos verdes en Lupin y le sonrió.
Buenos días Lupin. Saludó cordialmente mientras que a los demás los saludó con una mirada fulminante haciendo que se moviesen nerviosos.
B-Buenos días Lara. Saludó Lupin parpadeando un par de veces.
¿Te quedas? Le preguntó amablemente.
Er
si no es molestia. Aceptó Lupin mirando a Snape y a Sirius, pero estos dos estaban encogidos bajo la mirada destellante de la chica.
Se sentó en una silla que hizo aparecer con un giro de varita sin atreverse a preguntar que sucedía. El desayuno estuvo tranquilo, solo que cuando alguno de los otros hombres que no fuese Lupin abría la boca la chica los fulminaba con la mirada haciéndolos cambiar de opinión. Así que los únicos que conversaron fueron Lupin y Lara G. ya que los demás no podían ni hablar entre ellos. La chica después de desayunar, fregó la loza y salió de la cocina dedicándole una sonrisa a Lupin y un gruñido a los demás.
¿Ahora alguien me puede explicar que sucedió? Preguntó Lupin en cuanto se aseguró de que Lara G. hubiese subido al segundo piso.
Cada mago comenzó a explicarse por su lado y Lupin pudo captar la esencia del asunto.
Katia tenía razón... Murmuró como para si mismo, se dirigió a los demás que se veían ansiosos por un consejo. Bien, alguien debe hablar con ella y... quiten un poco de sobreprotección, si se ve muy restringida, es normal que estalle de esa manera.
Pero... no se que le diría. Dijo Snape con voz débil.
No creo que sea prudente que yo hable con ella, casi no la conozco. Dijo Sirius al momento.
Quizás yo pueda hablar con ella, pedirle disculpas, ya saben. Dijo Harry por su parte. Pero no garantizo salir de una sola pieza de la habitación.
Severus, creo que tú eres el indicado para hablar con ella. Dijo Lupin muy serio, Snape parpadeó un par de veces. Si Severus, eres su padre, y no te excuses con eso de que no sabes que decirle, tienes que lograr que te cuente sus cosas como si nada, mostrarte digno de su confianza.
¿No puede hablar Harry? Sugirió Snape con una débil esperanza, el chico frunció el ceño. Q-Quiero decir... eres su hermano y... a ti te escucha más que a mi y...
Vamos Severus, sin excusas. Dijo Lupin con firmeza, el brujo tragó en seco. ¿Le temes a tu propia hija? Los creí más fuertes, no puedo creer que dos hombres maduros y un adolescente, se amilanen ante una frágil chica.
Es que la ira de Lara no se compara con nada. Murmuró Harry tímidamente. Debiste verla ayer por la noche.
Lupin se cruzó de brazos lanzándoles una mirada de reprobación que los hacia quedar como cobardes.
Está bien, voy a hablar con ella. Dijo Snape levantándose.
Así me gusta amigo. Dijo Lupin sonriendo. Recuerda, no seas brusco.
Snape asintió y salió de la cocina con paso decidido. Subió al segundo piso para encontrarse la puerta de la habitación de Lara G. entreabierta. Soltó aire rezando para que no lo recibiera con una cañería del baño en la mano y empujó la puerta. Hizo un esfuerzo enorme por no empezar a gruñirle, la chica estaba sentada en el marco de la ventana con una pierna encogida y la otra por fuera de la casa.
¿Has venido a traerme las cenizas de la carta de George? Preguntó Lara G. antes de que Snape diera un paso.
No. Contestó Snape parpadeando, acercándose con cuidado a la cama, logró llegar a ella y sentarse en el borde. Solo quería... hablar contigo.
Bueno, entonces habla, te escucho. Dijo Lara G. sin abandonar la posición.
¿No seria mejor si... te bajases de la ventana? Preguntó Snape con un poco de temor, pero para su alivio la chica se bajó del marco de la ventana y se sentó frente a él en el borde de la cama. Mira, discúlpanos, ¿Si? Creo que se nos fue la mano ayer...
Vaya, ahora eres portavoz. Dijo Lara G. en un resoplido burlón.
Snape cerró los ojos implorando paciencia y fingió no escuchar eso.
... Ayer fuimos algo... sobreprotectores contigo... sobre todo yo y... Continuó tratando de aparentar calma.
Umm, machistas reconociendo sus errores, que bien. Lo cortó Lara G. como hablando al aire.
Lara, estoy tratando de mantener una conversación normal contigo. Dijo Snape perdiendo la paciencia lanzándole una mirada dura. Te estoy pidiendo disculpas ¿OK? Yo quiero lo mejor para ti y... a veces tengo miedo de cometer errores irreparables...
Lara G. lo miró esta vez sin el gesto de burla que tenia en la cara.
No quiero perderte hija mía, ese es mi mayor temor. Le dijo Snape suavemente, Lara G. bajó un poco la cabeza. Pero bueno, ¿Que hiciste ayer en tu salida?
Lara G. levantó la vista con el entrecejo fruncido.
¿A que lugar fuiste? Preguntó Snape sonriendo.
Ni sueñes que voy a hablar de eso contigo. Gruñó Lara G. desafiante.
¿Por que? Solo quiero saber con lujo de detalles que hiciste. Dijo Snape ampliando la sonrisa. Para saber si la pasaste bien.
La pasé muy bien. Dijo Lara G. escuetamente.
Oh vamos, entra en detalles. La presionó Snape con sutileza. Quiero valorar a George en la escala del 1 al 10.
¿Que sabes tú de eso si eres hombre? Preguntó Lara G. mirándolo de reojo. Además, a mi es a la que me tiene que gustar, no a ti.
Snape se puso serio al momento.
Pero me tiene que caer bien. Gruñó entrecerrando los ojos.
Celoso. Murmuró Lara G. mirándolo con desprecio fingido. Y ni sueñes que voy a hablar de chicos contigo.
Vamos Lara, que soy tu padre. Dijo Snape suavemente.
¿Y? Dijo Lara G. alzando una ceja, Snape abrió la boca pero la volvió a cerrar. Me basta, creo que llamaré a Hermione... ¡Tengo que contarle!
¿Con que esas tenemos? Dijo Snape y agarró a Lara G. sentándola de nuevo. ¿Le cuentas a tu amiga y a tu padre no? Ahora mismo estás empezando a hablar antes de que te de Veritaserum.
Quiero ver eso. Dijo Lara G. desafiante.
Snape abrió la boca en un gruñido y se desinfló de la impotencia cuando la chica alzó una ceja.
No me hagas esto Lara, habla mi niña, es... solo por curiosidad. Presionó eligiendo cuidadosamente las palabras.
La curiosidad mató al gato. Dijo Lara G. renuente a soltar la lengua. ¿Y quien eres tú para entender las cosas de las chicas?
B-Bueno... fui tu madre. Dijo Snape utilizando el último recurso de su arsenal. Y... entendí... varias cosas, así que... supongo que estoy capacitado para... escuchar.
Oh no, perdón, eras un hombre con falda. Dijo Lara G. solo para molestarlo.
Snape gruñó dando a entender que no querían que le recordaran los días más bochornosos de su vida.
Tienes razón, pero... puedo intentar verlo desde otro punto de vista. Dijo en un gruñido reprimido, Lara G. solo esperaba a que estallase. Ahora... ven aquí, ven y deja que te abrace para que me cuentes.
Lara G. lo miró incrédula y luego tomó más segundos de los necesarios para tomar una decisión y terminar sentada sobre las piernas de Snape mientras este la abrazaba con aire paternal. La chica puso cara ensoñadora pestañeando un par de veces.
Bueno... fuimos a un bonito restaorán a cenar... bailamos canciones románticas en la pista de baile, salimos a dar una vuelta por un lindo parque en donde me regaló una rosa roja y me dedicó una canción... Comenzó a contar Lara G. como en una nube, Snape le besó la mejilla.
Sigue, te escucho. Le dijo Snape suavemente abrazándola con más fuerza.
Dimos una vuelta en escoba bajo las estrellas, luego un paseo romántico y encantador por un lago y... Lara G. emitió un largo y ensoñador suspiro. ... ese chico si que sabe besar, te lleva a la luna sin salir de la tierra y está tan... fuerte y... apuesto y... ¡Lo amo!
Snape hizo una mueca leve cuando la chica se derritió en sus brazos lanzando ensoñadores suspiros.
¡Y mira lo que me regaló! Exclamó Lara G. de repente saltando de sus brazos para correr al armario y buscar algo en él, se dio vuelta con un osito de peluche blanco que sostenía un corazón rojo que decía: Te amo con todo mi corazón, se lo tendió a Snape. ¿No es lindo?
Snape tomó el osito con una sonrisa forzada y lo miró unos segundos para no hacerle el desaire a la chica. Aunque tuvo que admitir que fue un bonito detalle. Se lo devolvió sonriendo como podía.
¡Y mira la rosa! Exclamó Lara G. emocionada buscando en el escote de su camiseta, sacó una rosa diminuta y con un toque de varita recuperó su tamaño normal que resultó ser un hermoso príncipe negro. ¿Verdad que es romántico?
Snape amplió la sonrisa y creyó que se iba a enfermar si la chica le salía con otra cosa.
¿Por qué no la guardas en un libro? Sugirió para por lo menos decir algo. Así se seca y la conservas.
¡Excelente idea! Exclamó Lara G. corriendo para guardar la rosa en un grueso libro de runas.
Snape soltó aire, por suerte la chica parecía haber recobrado su carácter. Ella se dio vuelta con los ojos brillándoles de felicidad y se le lanzó encima abrazándolo prácticamente tumbándolo sobre la cama.
¡Eres tan comprensivo papito! ¡Yo sabia que ibas a comprender que George es el chico de mis sueños! Dijo emocionada besándole la mejilla. ¡Eres el mejor padre del mundo! ¡Te quiero, te adoro papito!
Yo también te quiero mi niña. Dijo Snape derretido. Ahora vamos a bajar, tu hermano y Sirius están preocupados.
Lara G. lo miró sonriendo y le volvió a besar la mejilla pero no lo soltó tan rápido. Lo balanceó unos segundos sonriendo y le dio cuantos besos pudo. Snape mientras tanto estaba como la mantequilla derretida, era el hombre más afortunado del mundo teniendo una hija como ella, aunque a veces le causara dolores de cabeza junto con el otro desgreñado que era su hijo.
Ve bajando tú, yo bajo ahora. Le dijo sonriente.
Snape le besó la mejilla antes de soltarla y salir de la habitación. Bajó las escaleras de muy buen humor. En cuanto entró en la cocina todas las miradas se clavaron en él.
¿Hablaste con Lara, papá? Preguntó Harry al momento.
Si, hablé con ella. Contestó Snape sonriendo, le revolvió le pelo al chico. Ya nos disculpó, debe bajar de un momento a...
Hey chicas, hay un boggart en la sala, ¿Podrían dejar vuestras pláticas acerca de cosméticos y concentrarnos en esto? Dijo la voz de Lara G. desde la puerta de la cocina, todos la miraron muy serios y estirados. Y cuidado con vuestras faldas, no quiero llantenes después cuando terminen de bruces en el suelo por enredarse con los bajos de los vestidos.
Lara G. alzó una ceja cruzándose de brazos y Harry fue el único en estallar en carcajadas, ya que los demás gruñían a medias por lo de hey chicas....
Vamos que estaba bromeando, pero lo del boggart fue en serio. Aclaró Lara G. haciendo que se mostraran conformes. Deja de reírte como una marmota desnutrida Harry y vamos a encargarnos de ese boggart.
El chico se puso serio levantándose y acercándose gruñendo.
Deja de gruñir así que pareces un pollo asmático. Lo reprendió Lara G. dándole una palmada por la espalda. ¿Eres un hombre o un gallo con descomposición estomacal? Debido a tu físico, nos quedamos con la segunda opción.
Harry le lanzó una mirada asesina mientras los demás aguantaban la risa.
Era broma desgreño. Dijo Lara G. sonriendo. Vamos, al boggart no le va a gustar que lo dejemos esperando.
En eso se escuchó un plop en la cocina y apareció Katia de repente.
Buenos días, siento molestar tan temprano y...
No molesta, señorita Zargovich. Dijo Snape mientras Lupin se apresuraba en ofrecerle una silla.
Los chicos agitaron las manos saludándola con una sonrisa.
¿Que no se iban a encargar del boggart? Preguntó Sirius pasando la mirada por uno y otro chico.
Creo que... cambiamos de opinión. Dijo Harry maliciosamente.
Ahora mismo están acabando con ese boggart si no... Amenazó Snape mostrando los dientes.
Señor Snape, no creo que debería tratar a sus hijos así. Intervino Katia en tono de reprimenda.
No te preocupes Katia, yo al menos lo quiero así, con nariz y todo. Dijo Lara G. inocentemente haciendo que Snape empezara a echar humo. Lo quiero del tamaño de su nariz y es mucho decir.
¡LARA SNAPE! Bramó Snape levantándose de un salto, Lara G. abrió los ojos como platos y agarró a Harry por un brazo sacándolo de la cocina a rastras. ¡DETENTE! ¡VEN ACA LARA SNAPE PARA QUE PUEDA AJUSTAR CUENTAS CONTIGO!
¡TE QUIERO PAPITO! Dijo la voz de Lara G. desde la sala. ¡QUE FEO! ¡NO ES CONTIGO PAPÁ! No te alteres Harry, es solo un boggart...
Se escuchó el hechizo desvanecedor de un boggart dicho al unísono por los chicos. Estos entraron en la cocina como si acabaran de salir de un campo de batalla.
Tengo entendido que... querías ajustar cuentas conmigo nariz personificada digo papá. Dijo Lara G. ladeando las caderas con las manos en ellas.
Ahora que lo mencionas... tienes razón. Gruñó Snape levantándose.
Emm, ¿Papá? Dijo Harry mientras Snape se acercaba a Lara G. con los ojos entrecerrados.
¿Si Harry? Contestó este sin apartar la mirada de la chica.
Creo que... eso de ajustar cuentas... ¿No podría quedar olvidado? Preguntó Harry alejándose con disimulo del campo de batalla.
Oh no, esta calandraca tiene que aprender que no se juega con su padre. Contestó mostrando los dientes, Katia lo miraba con reprobación. ¿Verdad mi amor?
Estás en lo cierto, papi. Dijo Lara G. adoptando su misma cara.
P-Pero papá... no recuerdas... el Cairo... Dijo Harry tratando de hacerlo entrar en razón.
Snape pareció no escucharle, se detuvo frente a Lara G. resoplando levemente.
Ups, esto se va a poner malo. Murmuró Harry pegándose a la pared, los demás lo miraron con el ceño fruncido sin entender mucho o nada de la gravedad de la situación.
Snape alzó un dedo contra Lara G. abriendo la boca en un gruñido irguiéndose sobre ella con aire de superioridad. Harry arrugó el rostro y los demás pegaron un brinco cuando Snape cayó de espaldas encima de la mesa con la boca semi-abierta y los ojos como platos.
Auch. Fue lo único que logró decir sin moverse.
Lara G. se sacudió las manos lanzándole una mirada despectiva y chascó la lengua en señal de reprobación.
Definitivamente, te estás poniendo viejo y has engordado unas libritas. Dijo la chica con las manos en las caderas y ladeándolas. ¡Ah! Casi se me olvida, estás muy estresado... ¿Te levantas solo o es que los achaques no te dejan?
Snape se sentó lentamente en la mesa y se sopló los pelos de la cara.
Ya veo que te levantaste con todo el dolor de lo que queda de tu columna vertebral. Dijo Lara G. de forma natural, los demás no sabían si reír o no.
Tú espera... solo espera... Resopló Snape bajándose de la mesa. Yo te atrapo...
¡Que le vamos a hacer! Suspiró Lara G. mirando al techo. ¡Soñar no cuesta nada!
Harry la agarró por un brazo y la sacó al patio antes de que Snape empezara a gritar hechizos a diestra y siniestra. Se sentaron al pie del árbol mirando con disimulo a la cocina en donde parecía haberse formado una reunión de imprevisto.
Gracias a dios que recuperaste tu carácter Lara. Comentó Harry después de unos minutos de espionaje infructuoso. Pensábamos que no nos ibas a hablar en un año.
Esas eran mis intenciones si no dejaban de comportarse como gallinas cluecas. Dijo Lara G. mirándolo y alzando una ceja haciéndolo dar un respingo. Debieron verse, parecían tres gallinas gritonas que se la pasaban cacareando a ver quien empollaba el huevo.
Er... supongo que eso es exageración tuya ¿Verdad? Preguntó Harry tímidamente.
Lara G. negó con la cabeza muy seria y Harry hizo una mueca leve.
B-Bueno... pero... disculpas ¿Si? Dijo Harry con un ojo entornado.
Oh, que más da. Dijo Lara G. cabeceando, le sonrió a Harry. Disculpas aceptadas.
Harry también sonrió, pero perdió la sonrisa cuando la cicatriz le dio una horrorosa punzada que lo cegó completamente. Cayó de espaldas al suelo, ciego por el dolor, no sabía donde estaba, no sabía ni su nombre. Escuchó un gemido ahogado a su lado, pero pronto se sumió en una especie de niebla blanca. Su mente dio vueltas cayendo en el cubículo de los Aurores, en el Ministerio de Magia. Estaba completamente vacío salvo por él. Pasó sus ojos rápidamente por todo el lugar y comenzó a revolver cuanto pergamino encontrara a su alcance. Maldijo mentalmente lleno de furia, pero por otro lado rebosante de alegría, su plan no podía fallar.
Desapareció con un parpadeo reapareciendo en algo parecido a un bosque con el follaje muy tupido. Caminó con rapidez por la maleza, hasta llegar a una casa grande en el medio de todos aquellos árboles. Miró a los lados y caminó apresuradamente hacia la casa, con un giro de varita abrió la puerta y entró. Un hombre corpulento que leía el Profeta pegó un salto sacando su varita y apuntándole.
¡Oh! ¡Lo siento señor! Se disculpó al momento, dejó el Profeta en la butaca y se acercó para besar el borde de la capa de Harry. ¡No sabia que era usted!
Bien, bien... ¿Ya todo está listo? Preguntó Harry con voz fría y sin ceremonias.
Si mi señor, ya todo está listo. Confirmó el hombre con una rodilla hincada en el suelo y la cabeza gacha, en señal de sumisión.
Perfecto, si... ya debe haber recibido la lechuza y preparándose para acudir. Dijo Harry sonriendo de manera perversa. Que ingenuo es nuestro amigo Dumbledore... quien iba a decir que esa llamada... no va a ser otra cosa que... su muerte.
Harry comenzó a reírse maniacamente con una risa fría y cruel. Su mente se alejó, sentía que lo movían con brusquedad. Regresaba. Escuchaba ahora claramente la voz algo desfallecida de Lara G. llamándolo. Abrió los ojos, la cicatriz le hincaba incómodamente pero no le prestó atención, tenía otras cosas más importantes por las que preocuparse. Lara G. lo sentó con el brazo derecho contraído, le dio unas palmaditas en la cara con la mano izquierda, estaba empapada en sudor.
¿Estás bien Harry? Le preguntó en cuanto vio que la enfocaba. Fue un dolor terrible de cicatriz, todavía no puedo mover el brazo.
¡Hay que avisar! Exclamó Harry de repente mientras las gafas se le deslizaban por la nariz al tenerla bañada en sudor. ¡Tenemos que alertar a la Orden! ¡Dumbledore!
¿La Orden? ¿Dumbledore? Preguntó Lara G. empezando a moverse ella misma los dedos de la mano derecha. ¿Que sucedió? ¿Viste algo?
¡Voldemort! Exclamó Harry levantándose de un salto. ¡L-Le tendió una trampa a Dumbledore! ¡Lo va a asesinar!
Lara G. dio un grito algo ahogado que se escuchó perfectamente en la cocina a pesar de que habían cerrado la puerta y las ventanas.
P-Pero... ¿A Dumbledore? Preguntó con la voz en un hilo y llevándose las manos a la boca. ¿E-Escuchaste detalles, Harry?
No, desgraciadamente no, pero hoy se va a llevar a cabo. Contestó Harry exasperado.
¡Hay que alertar a Dumbledore! Exclamó Lara G. levantándose de un salto. ¡No puede caer en esa trampa!
Harry se levantó y siguió la carrera de la chica hacia la cocina.
¡Papá! Exclamó Lara G. nada más empujó la puerta de la cocina. ¡Papá! ¡Hay problemas! ¡Tienes que a...!
Lara, ¿No ves que estamos reunidos? La reprendió Snape frunciendo el entrecejo.
¡Pero esto es serio papá! Insistió Lara G. mientras Harry llegaba a su lado. ¡Tienes que...!
Lara, por favor, lo que tengas que decir, me lo dices después. Dijo Snape serio.
P-Pero... Trató de replicar Lara G. desesperada, fijó la mirada en Sirius. ¡Sirius! ¡Por favor! ¡Es en serio! ¡Alguno de ustedes tiene que avisar!
Lara G. tomó a Snape por la manga de la túnica tirando de él mientras los demás se miraban inmutables.
Por favor Lara, no estoy para tus bromas. Dijo Snape sacando la manga del agarre de la chica. Ya terminó el tiempo de diversión.
¡No es una broma es en serio! Exclamó Lara G. desesperada.
Pueden salir a dar una vuelta pero sin alejarse. Dijo Sirius pensando que todo aquello era para que los dejaran salir.
¡Es una emergencia! Ayudó Harry viendo como los adultos no se los tomaban en serio. ¡Lupin! ¡Katia! ¡Por favor escúchennos!
Harry, por favor, dejen esos juegos ¿Si? Dijo Sirius en tono de reprimenda. Sean buenos chicos y no interrumpan las reuniones de los adultos.
¡NO ES UN JUEGO! Gritó Lara G. desesperada.
¡ESTO ES SERIO! Gritó Harry al mismo tiempo que la chica formando un escándalo bastante confuso.
Bromeando de nuevo. Suspiró Snape con los ojos al techo.
¡NO, NO! ¡NO ES BROMA PAPÁ! Exclamó Harry exasperado.
Ja, ja. Río Snape sarcástico. ¿Ya están contentos? Ahora váyanse que estamos atendiendo asuntos importantes.
¡Papá por favor! ¡Es más serio de lo que te imaginas, no estamos de broma! Exclamó Lara G. desesperada tomando a Snape por un brazo y tirando de él. ¡Se trata de...!
¡Basta! Dijo Snape enfadado empujándola bruscamente. ¡Suban a sus habitaciones!
¡Pero papá...! Trató de replicar Harry.
¡Papá nada! Dijo Snape perdiendo la paciencia y levantándose, los agarró por las orejas y los sacó de la cocina lanzándolos del otro lado bruscamente. ¡Ahora mismo están subiendo a sus habitaciones!... ¡DIJE QUE AHORA!
Los chicos pegaron un brinco cuando Snape les cerró la puerta en la cara, pudieron escuchar un conjuro del otro lado y luego silencio. No había dudas de que había sido un hechizo imperturbable.
¡Demonios! ¡PAPÁ POR FAVOR ABRE LA PUERTA! Gritó Lara G. contra la puerta, Harry daba vueltas en un solo lugar desgreñándose. ¡ESTO ES SERIO! ¡VAN A ASESINAR A DUMBLEDORE! ¡Lo... van... a... asesinar!
Lara G. dejó escapar un largo sollozo de angustia. Aporreó la puerta con fuerza.
¡POR FAVOR! ¡ABRE PAPÁ! ¡LO VAN A MATAR! Insistió con la voz completamente entrecortada se dio vuelta hacia el chico. ¡Hay que hacer algo! ¡Harry! ¡¿Dime que hacemos?! ¡Dime!
Harry respiraba con dificultad, tenia la mente en blanco, sin una sola idea. Lara G. miró desesperada a todos lados, tenía los ojos empañados y muy claros.
¡Tenemos que hacer algo Harry! Exclamó Lara G. revolviéndose el pelo alocadamente. ¡No lo puede matar... no puede!
La única solución es actuar por nuestra cuenta. Murmuró Harry que tenía el pelo completamente de punta por revolvérselo tanto. Advertirle nosotros mismos.
P-Pero... ¿Dónde puede estar? Preguntó Lara G. desesperada. ¿Como lo encontramos a tiempo?
¡El espejo del baño del pasillo! Exclamó Harry recordando. ¡Dumbledore nos dijo una vez que era de dos caras!
Se miraron unos segundos antes de lanzarse a la carrera. Entraron a trompicones en el baño del pasillo agarrándose el uno del otro para poder frenar en seco frente al espejo.
¡ALBUS DUMBLEDORE! Gritaron al unísono contra el espejo.
El espejo brilló intensamente con un resplandor dorado, deslumbrándolos completamente. Cuando todo se aclaró miraron ansiosamente. Nada, el espejo seguía allí, como un espejo común y corriente. Volvieron a decir desesperados el nombre de Dumbledore y el espejo volvió a brillar, pero no sucedió nada revelante, seguía allí, infranqueable. Lara G. emitió un débil gemido de angustia apoyándose en Harry.
¡No Lara! ¡No debemos rendirnos! Exclamó Harry tomándola por las manos y poniéndose frente a ella, de la unión de sus manos surgió un débil haz de luz. Solo... ten fe y esperanza hermanita... solo debemos llegar al lugar antes que Dumbledore...
P-Pero... no sabemos...
Lara G. dejó de hablar de golpe. Ahora de la unión de sus manos surgía un intenso haz de luz. Se miraron con los ojos como platos. Comenzaron a escuchar un canto sobrenatural a la vez que desde el lugar en que tenían el corazón salía una luz blanca danzante, una por cada uno. Parecían enormes luciérnagas dejando un rastro débil de luz plateada detrás. Las luces comenzaron a darles vueltas bailando en el aire mientras que en el suelo se comenzaba a describir un círculo de luz que alzaba haces rectos y picudos como si fuesen llamas misteriosas.
Lo que más deseaban en esos momentos era llegar al lugar en donde Voldemort le había tendido la trampa a Dumbledore. No se habían soltado las manos, ya que temían que si se soltaban, se iba a perder la extraña conexión que tenían forjada. El cabello les comenzó a ondear (El pelo de Harry solo se agitaba levemente) a la vez que las luces danzantes giraban con más velocidad haciendo crecer las extrañas llamas rectas de luz que surgían del círculo que los rodeaba.
Todo sucedió en un parpadeo, hubo un estallido de luz y sintieron que sus pies despegaban del suelo para viajar a mucha velocidad por el espacio y tiempo. Harry pudo ver los ojos de Lara G. mirando asombrada abajo, su cara estaba iluminada con un resplandor plateado, solo sus ojos tenían ese color verde esmeralda. El haz de luz que los envolvía se extinguió de repente y tuvieron de nuevo los pies en la tierra. Una explosión de aire surgió en el centro de ellos haciéndolos soltarse a tiempo que las luces danzantes iba una detrás de cada uno y volvían a entrar en sus pechos con un resplandor blanco.
Se quedaron mirando unos minutos, incapaces de moverse por la impresión. Harry miró el lugar, parecía algo así como un bosque, aunque no se parecía al bosque prohibido de Hogwarts. Se levantó lentamente mientras Lara G. miraba alrededor con temor sin atreverse a levantarse. El sol entraba por entre los árboles, que tenían un bello follaje verde. Cualquiera pensaría que ese seria el último lugar en donde se planeara una trampa. Sintieron un ruido de capas y Harry enseguida agarró a Lara G. y la empujó hacia unos arbustos escondiéndose él también.
Mi marca escoció. Dijo una voz grave. ¿Tú crees que sea... él?
No lo se, pero pronto lo sabremos. Contestó la voz de Dolohov, Harry le tapó la boca a Lara G. que había endurecido el rostro.
Si es él... ¿Como pudo regresar sin la ayuda de esos mocosos? Preguntó la voz de Bellatrix, el chico cerró las manos en sendos puños. ¡Miren! ¡Ahí vienen los demás!
Escucharon el sonido de más capas que ondeaban y aterrizaban en el claro. Se miraron y se retiraron lentamente, si tenían que luchar lo mejor era estar preparado.
Harry y Lara G. lograron alejarse bastante de los mortífagos, pero estaban acechando.
Los llamó, va a reunirse con ellos. Dijo Lara G. entre dientes. No debemos dejar que Voldemort se reúna de nuevo con sus mortífagos, hay que dispersarlos.
¿Tienes alguna idea? Preguntó Harry sacando su varita con el entrecejo fruncido.
Harry... Voldemort no debe matar a Dumbledore. Dijo apoyando una mano en su hombro. Debes evitarlo Harry...
Harry asintió y Lara G. comenzó a retroceder de espaldas.
¿Que vas a hacer?
Creo que el Ángel de la Oscuridad debe entrar en acción. Masculló dando media vuelta y echando a correr hacia el tupido follaje.
Harry se quedó en shock unos segundos antes de escuchar el llamado amortiguado de la chica. Desvió la atención para intentar espiar entre los arbustos, pero ya no tenia a los mortífagos a la vista. Giró bruscamente apuntando con la varita cuando una mano lo tocó por el hombro. El Ángel de la Oscuridad semi-plegó las alas de manera majestuosa.
L... Ángel, ¿Que piensas hacer? Preguntó Harry bajando la varita.
Los mortífagos son míos. Gruñó Lara G. mostrando los colmillos. Localiza a Voldemort, no dejes que se le acerque a Dumbledore, yo los busco después... ve... ¡VE!
Harry retrocedió dando traspiés ante el medio rugido de Lara G. De veras estaba bastante furiosa. Por primera vez en su vida sintió pena por los mortífagos cuando el cielo se oscureció. Alzó la varita y comenzó a caminar con los ojos entornados hasta que...
¡STUPEFY!
Dumbledore lo miró sorprendido mientras su hechizo aturdidor pasaba por delante de él golpeando a Voldemort en el pecho que acababa de aparecer a un lado de Dumbledore.
¡ES UNA TRAMPA! Gritó Harry saliendo de la maleza sin bajar la varita. ¡STUPEFY!
Voldemort desapareció con un leve parpadeo y el rayo rojo se impactó contra el suelo provocando una débil hondonada. Harry se detuvo jadeando, mirando a todas partes, ahora Dumbledore había sacado su varita.
¡Váyase! Jadeó a Dumbledore. ¡Váyase profesor!
Harry... ¿Pero que...? Comenzó a preguntar Dumbledore pero con sus ojos azules escudriñando todo el lugar.
¡No hay tiempo! Lo cortó Harry sin aliento. ¡Váyase de aquí!
P-Pero...
¡LO VA A ASESINAR! ¡VAYASE! Gritó Harry girando a tiempo de ver a Voldemort detrás de Dumbledore, apuntó por encima del hombro de este rápidamente. ¡INERTHIA!
El rayo morado pasó a pocos milímetros del hombro de Dumbledore pero no hizo contacto con Voldemort, que desapareció con un ademán agitado de varita.
¡A UN LADO HARRY! Gritó Dumbledore de repente empujándolo con una mano y haciendo salir un rayo dorado de su varita que Voldemort detuvo convocando un fino escudo de aire, el hechizo repicó en él como un gong.
Voldemort estaba vestido igual que en el Cairo. Con una capucha negra larga y la cara semi-oculta con una tela roja que solo dejaba visibles sus ojos. Harry perdió concentración unos segundos al escuchar un rugido ensordecedor de dolor. Lara G. no la estaba pasando bien tratando de mantener a raya a todos los mortífagos. Sintió algo que lo golpeaba con la fuerza de una porra enorme en la cabeza y lo lanzaba al suelo. Solo estuvo consiente del sonido de los hechizos que pasaban volando por encima de él. Movió la boca para comprender que la tenía partida y se dio cuenta de algo cálido que le caía sobre el hombro izquierdo.
Levantó la cabeza y logró encontrar su varita y agarrarla. Tenía un cristal de las gafas roto, pero eso no importaba ahora. Abrió los ojos aterrorizado, sin poder articular palabra cuando un fogonazo de luz plateada salió de la varita de Voldemort hacia Dumbledore. Pensó que... la luz lo cegó pero antes vio un destello dorado y luego un horrible rugido de dolor intenso. Se levantó tambaleándose, parpadeando mucho y alzó la varita casi sin mirar.
¡STUPEFY! Lanzó a ciegas con las manos temblorosas.
Voldemort abrió los ojos con sorpresa cuando el rayo rojo lo alcanzó en el estómago y lo envió de espaldas al suelo. Harry se tambaleó peligrosamente cuando unas manos lo agarraron. A través de sus gafas rotas vio a Lara G. que de un salto se elevaba en el aire y se lanzaba contra Voldemort como una flecha dando un rugido de ataque y con las garras listas para despedazarlo. Pero este desapareció y Lara G. cayó a cuatro patas en el suelo mientras uno de sus costados sangraba abundantemente. Gruñó bajo pero amenazante, como una bestia al acecho.
Voldemort apareció de nuevo detrás de ella pero la tierra se abrió a sus pies como si obedeciese a una orden silenciosa. Lara G. se dio vuelta y de otro salto emprendió el vuelo, de su cuerpo se desprendió una luz blanca que trató de alcanzar a Voldemort como un rayo, pero este en medio de su confusión logró desaparecer antes de ser tocado por la luz blanca o tragado por la tierra que se seguía abriendo a sus pies.
Pero la luz giró en el aire y regresó a Lara G. rodeándola como un aura poderosa. La tierra se cerró completamente, como si nada hubiese sucedido. Lara G. escudriñaba desde el aire todo el lugar con los dientes apretados y sus ojos verdes más relampagueantes que nunca. Miró directamente a Harry y a Dumbledore, su costado seguía sangrando con violencia, parecía una herida muy profunda.
¡Salgan de aquí! Les gritó con voz potente. ¡Voy después!
P-Pero... Ángel, es... peligroso. Replicó Harry tratando de incorporarse pero la herida en el hombro y la cicatriz escocieron dolorosamente.
¡VAYANSE! Gritó en una voz que casi era un rugido.
Pero ya Dumbledore había agarrado una rama y la había tocado murmurando algo. Se la lanzó encima a Harry y antes de que este pudiese comprender de qué se trataba, estaba viajando en un remolino de colores. Sintió un ligero vértigo y cayó de espaldas sobre el suelo de la cocina del número 5 de Privet Drive, haciendo que Sirius, Snape y Lupin saltaran de sus asientos.
Harry se quedó inmóvil unos segundos, abrió los ojos lentamente y se incorporó quitándose la sangre de la boca. La rama se rompió cuando la pisó al sentir un mareo. Lanzó un grito de rabia y angustia a la vez, apretando tan fuerte la varita que saltaron chispas. Se apoyó en la meseta de la cocina sin hacer caso de las tres miradas asustadas que tenia clavadas. Se dio vuelta cuando escuchó un golpe sordo y un gemido leve. Lara G. acababa de aparecer bajo la forma del Ángel todavía. Parecía que le costaba trabajo mantenerse en pie y pudo verle la herida de cerca, no le gustó en lo absoluto.
¿Y-Y Dumbledore? Preguntó acercándose a zancadas, Lara G. lo detuvo con un gesto de la mano.
Se... fue... Logró decir con voz ahogada que casi era un gruñido, se agarró el costado herido. El... también... se tuvo que... ir...
Harry la agarró cuando semi-plegó las alas y se dobló hacia delante con expresión de dolor. Snape y Sirius habían sido los primeros en saltar de sus asientos mientras que Lupin observaba paralizado con los ojos como platos. Snape se acercó a Lara G. pero se detuvo en seco. Se había escuchado un grañido prolongado, en actitud amenazante. Snape se trató de acercar pero Lara G. movió la cabeza levemente, alzando de tono el grañido que se había hecho más agudo. Bajó las orejas doradas y alzó completamente la cabeza, mostrándole los colmillos a Snape en un aterrador grañido, como advirtiéndole que no se acercara más.
¿L-Lara? Dijo Snape con voz temblorosa pero sin dar un paso, los ojos verdes de la chica destellaron furiosamente. Harry... ¿Que sucedió?
Sucedió... lo que ustedes no quisieron escuchar. Contestó Harry con frialdad, sosteniendo a Lara G.
Sirius se intentó aproximar cautelosamente por un costado de Lara G. Pero la chica desplegó las alas bruscamente empujándolo contra la mesa sin despegar sus ojos furiosos de Snape. Se incorporó recogiendo un poco las alas y soltó un rugido leve de dolor cayendo a cuatro patas con una mano en el suelo mientras la sangre caía a chorros de su costado. Snape se acercó para ayudarla pero Lara G. le lanzó un zarpazo a ciegas con las brillantes cuchillas saliendo de sus nudillos.
¡Lara! ¡¿Como me vas a hacer eso?! Exclamó retrocediendo, Harry la logró levantar de nuevo, no había interrumpido ni un segundo su grañido. ¡Soy tu padre!
Ya no. Gruñó Lara G. entrecortadamente.
Snape parpadeó un par de veces, las manos le comenzaron a temblar incontrolablemente.
Dumbledore... pudo haber m-muerto... p-por tu culpa... p-por no escucharme... Prosiguió Lara G. en un rugido bajo, retrocediendo hacia la puerta de la cocina mientras Harry la sostenía con dificultad.
L-Lara... n-no sabes lo que dices... e-estas confundida... Dijo Snape tratando de parecer calmado, extendió las manos hacia ella. V-Ven... d-deja que te cure...
Lara G. le contestó con un aterrador rugido, sus ojos verdes destellaban más que nunca, parecía una bestia salvaje irritada defendiéndose de un cazador. Harry por su parte también estaba molesto, estaba de acuerdo con la chica ¿Por qué nunca los escuchaban? Snape cerró los ojos unos segundos y los volvió a abrir, hizo señas con las manos, como llamándolos.
N-No tienes que... ponerte así... mira... ven mi niña... estás herida y... Comenzó a decir Snape con la voz entrecortada. H-Harry... ven... tú tampoco te ves bien... vengan... soy vuestro padre y no les voy a hacer daño...
Si hubieses... sido... nuestro padre... Dijo Lara G. respirando ruidosamente, con un dejo de grañido en la voz, seguía mostrando sus colmillos perlados en actitud defensiva. ... nos hubieses escuchado... sin... poner objeciones...
Basta de tonterías los dos. Dijo Sirius de repente, Snape había palidecido más de lo habitual y parpadeaba nerviosamente mientras las manos le temblaban. Ahora mismo estás pidiendo disculpas a tu padre Lara.
¿Que padre? ¿Ese hombre? El no es mi padre. Dijo Lara G. mostrando los colmillos de forma aterradora, a Snape le faltaron las fuerzas y Lupin se levantó de un salto para agarrarlo. Mi padre me hubiese escuchado... aunque fuese una estúpida broma.
Lupin tuvo que ayudar a Snape a sentarse, el hombre no parecía capaz de sostenerse en pie, temblaba de pies a cabeza.
Estás siendo injusta Lara. La reprendió Sirius muy serio, dando un par de pasos hacia ellos, Harry frunció el entrecejo y le apuntó con su varita, se detuvo en seco. Baja la varita Harry... baja la varita... están actuando con mucha inmadurez ¿Lo sabían?
Miren quien habla. Barbotó Harry sin bajar la varita. El inmaduro mayor.
No te permito que me hables así Harry. Dijo Sirius empezando a apretar los dientes y a punto de perder la paciencia. Van a estar castigados... sin ma...
Yo te di la vida Sirius Black... y te la puedo quitar. Gruñó Lara G. volviendo sus ojos unos segundos fosforescentes, haciéndola parecer una bestia oscura. Tú tampoco nos escuchaste... no tienes vela en este entierro.
Sirius parpadeó un par de veces cerrando la boca. Lupin los observó pero no dijo nada. Lara G. emitió un grañido bajo que helaba la sangre extendiendo un poco las alas y dio media vuelta dando tumbos, dejando manchas de sangre por todo el camino. Harry retrocedió yendo detrás de ella apuntando al frente con su varita, como si esta fuese una espada. Subió al segundo piso tras el rastro de sangre de Lara G. La encontró prácticamente sin fuerzas llegando a su cama, en donde se dejó caer boca abajo manchando de sangre las sábanas. Harry la ayudó a darse la vuelta, respiraba con dificultad y la herida era bastante profunda, no quería saber si ese hechizo hubiese llegado a Dumbledore.
¡Férula! Exclamó y la herida se cubrió de vendas. ¿Por qué no recuperas tu forma humana?
No puedo, no por ahora... Explicó apretando los dientes por el dolor. Moriría si lo hago... puedo morir... por horas... no quiero regresar a esa oscuridad... me... da miedo no caer cuando de un paso.
Pero... eres inmortal ¿A que le temes? Preguntó Harry nervioso cerrando la puerta, regresó a la cama y le apuntó a las sábanas empapadas en sangre con su varita. ¡Scourgify! Siempre vas a regresar.
A veces pienso... Murmuró Lara G. acomodando las alas. A veces pienso que nunca voy a regresar, cuando estoy muy confundida, cuando mi mente no recuerda... la forma en que... morí.
La chica se estremeció visiblemente haciendo que las alas le temblaran.
Por suerte Dumbledore desapareció poco después de ti, me había dejado un traslador. Dijo. Pensé que... que estabas...
No estaba muerto, solo que... perdí concentración y me alcanzó un hechizo. Explicó Harry haciendo aparecer una silla y sentándose en ella. Y yo pensé que Voldemort había... pero por suerte tú llegaste y... te interpusiste...
Era lo mínimo que podía hacer por Dumbledore... le debo mucho... un gran... hombre. Lara G. arqueó la espalda extendiendo un poco las alas con cara de dolor. Me reunió con mi pa...
Se quedó callada de repente, frunció el entrecejo.
Lo olvidaba... ahora... no tengo padre. Murmuró aunque parecía decirlo con mucho dolor.
Lara... creo que...
Ese hombre, con el que intenté hablar para evitar que Dumbledore... cayera en una trampa y se tuviesen que lamentar daños... ya no es mi padre...
Lara... quieras o no, llevas la sangre de papá, él si es tu padre.
Lara G. cerró las manos en sendos puños, el vendaje comenzaba a mancharse de sangre.
No hagas esfuerzo Lara, o te desangrarás. Dijo la voz de Lupin en la habitación, Lara G. trató de incorporarse pero una mano la obligó a permanecer acostada. Tranquila... necesitas reposo y... hay que hacer algo por esa herida.
Me gusta como está, gracias. Dijo gélida evitando los ojos de Lupin.
Eres tan parecida a Severus, de carácter fuerte. Comentó Lupin examinándola. ¿Por qué no has recuperado tu forma humana?
Va a morir si lo hace. Murmuró Harry con la vista en el suelo.
Lupin soltó aire y miró a la chica que fingía que solo Harry estaba en la habitación.
Tu padre está muy mal Lara, le has dado un disgusto muy grande. Le dijo tranquilamente, la chica solo parpadeó. Dumbledore está abajo y...
¿Está bien? Preguntaron al unísono.
Gracias a ustedes... si, perfectamente bien, si no hubiesen llegado, lo hubiesen asesinado en desigualdad de condiciones. Contestó Lupin sin apartar la vista de Lara G. que miraba al techo con el entrecejo ligeramente fruncido. Llegó poco después de que ustedes subieran.
Lara G. crispó de repente los dedos de las manos a la vez que las alas se le tensaban, tuvo una ligera convulsión y la mancha de sangre del vendaje se hizo más grande.
¡Diffindo! Dijo Lupin inmediatamente, a Harry no le gustó su cara cuando le vio la herida a Lara G. en el costado. Ha empeorado... tu padre quizás sepa de algún hechizo para...
No tengo padre. Dijo Lara G. con voz aguda.
Si tienes Lara y está allá abajo muy mal, muy nervioso, quiere verte, saber como estás, apenas puede sostener su propia varita. Dijo Lupin muy serio, muy en contra de su voluntad, Lara G. lo miró. Eres lo único que le queda de su pasado, la parte de su pasado en que fue feliz, él te quiere mucho, no sabes cuanto, te pido que reconsideres tus palabras, por ahora no lo hemos dejado venir, está demasiado alterado con el disgusto que le diste... mientras tanto veamos lo que podemos hacer por esa herida...
Lupin se inclinó sobre ella mirándole la herida que seguía emanando sangre.
Harry, es mejor que te des un baño y... Lupin le tomó las gafas y les dio un golpecito con la varita musitando: Reparo... bajes al desván a buscar poción desinfectante y también si puedes, un vaso con agua bien fría.
Harry asintió y salió corriendo de la habitación con el hombro caído a causa de la herida que tenia en él, pero su herida era un arañazo comparada con la de Lara G., se dio un baño rápidamente y bajó como un rayo, con el brazo izquierdo en un cabestrillo que él mismo había echo aparecer. Por suerte encontró rápidamente la poción mencionada y entró a zancadas en la cocina. Se detuvo a medio camino del refrigerador. Sirius enseguida se levantó de su silla al igual que Dumbledore, pero su mirada se posó en una figura que estaba en el final de la mesa y que no se había levantado.
¿Estás bien Harry? Le preguntó Sirius con cautela.
Snape levantó la cabeza y se le quedó mirando con una cara que Harry no pudo descifrar, estaba oculto en la penumbra.
S-Si... Contestó parpadeando un poco, se terminó de acercar al refrigerador y buscó la jarra con agua más fría que había. Y-Yo debo ir arriba...
Harry... Lo llamó una voz quebrada. ¿P-Podrías a-acercarte?
El chico dejó la jarra y la poción encima de la meseta y se acercó lentamente a Snape que aunque estuviese oculto bajo la sombra de esa esquina de la cocina, se podía notar que temblaba. Sus ojos negros brillaron melancólicamente cuando lo miró.
¿Estás bien? ¿Q-Que tienes en el hombro? Preguntó con voz temblorosa.
Es... solo una herida, no es nada. Contestó Harry al momento, el brujo se veía en extremo alterado.
Bastante profunda. Intervino Sirius acercándose y examinando el hombro de Harry. Creo que debes curarte mejor.
Sirius, yo... Comenzó a decir Harry dándose vuelta hacia él. ... siento lo que dije y... perdóname.
Sirius frunció ligeramente el entrecejo, como meditando.
Se que no actuamos bien. Se apresuró en agregar Harry haciendo que lo mirara. Pero como no nos escuchaban... n-nos alteramos bastante y... perdón.
Sirius lo miró durante unos segundos antes de estrecharlo en un torpe abrazo palmeándole la espalda bruscamente. Cuando Harry salió del abrazo de Sirius, vio que Snape había vuelto a agarrase la cabeza con las manos y los codos sobre la mesa. Se le acercó despacio y dudó antes de ponerle una mano en el hombro. Snape levantó la cabeza tan rápido que Harry pensó que había hecho algo malo.
Perdón papá no...
¿Que? Dijo Snape mirándolo. ¿Q-Que dijiste?
Que no quise molestarte papá. Dijo Harry al momento mientras Dumbledore lo miraba detenidamente. Yo... debo ir arriba y...
¿N-No estás...? Comenzó a preguntar Snape ladeando la cabeza.
No estoy enfadado contigo. Contestó Harry antes de que Snape terminara la pregunta, en la cara del brujo surgió una expresión leve de incredulidad. B-Bueno... quizás un poquito enfadado y...
Todos pegaron un salto cuando se escuchó el sonido como si estuviesen metiendo un hierro candente en agua fría. El rastro de sangre de Lara G. desaparecía con ese sonido y lanzando un humo blanco, como si fuese un poderoso ácido.
Debo subir. Dijo Harry al momento.
Salió corriendo de la cocina y tuvo que regresar a por el agua y la poción. Cuando llegó a la habitación de Lara G. vio que Lupin se aguantaba la mano izquierda con cara de dolor mientras que las alas blancas de Lara G. estaban desparramadas.
¿Que sucedió Lupin? Preguntó Harry acercándose a zancadas, dio un salto al ver los dedos quemados de Lupin. ¿Que te sucedió?
La sangre... no la puedo tocar. Se explicó Lupin aguantando el dolor. Se desmayó, estaba haciendo todo lo posible por mantenerse consiente... no puedo tocar su sangre.
Harry se fijó por fin en Lara G. Estaba con los ojos cerrados y todo su cuerpo relajado, la sangre seguía brotando de su herida. Lupin se tocó cada dedo con su varita, se curaron, pero quedó el vestigio de la quemadura. Harry le pasó las cosas y cuando se acercó a la chica, esta se comenzó a rodear de un leve brillo blanco.
No... no Lara no... Comenzó a murmurar Harry desesperado, comprendía lo que iba a suceder, Lupin lo miró con el ceño fruncido, le apuntó con su varita. ¡DESPIERTA! ¡ENERVATE!
Lara G. saltó como si le hubiesen dado un electroshock y el brillo se opacó un poco, pero en cuanto pasaron dos segundos reapareció.
¡NO! ¡ENERVATE! Gritó Harry de nuevo, haciéndola saltar. ¡ENERVATE! ¡RESISTE! ¡NO LO HAGAS! ¡ENERVATE!
¡¡Harry!! ¡¿Que haces?! Exclamó Lupin exasperado, le agarró la mano al chico. ¡¿Estás loco?!
¡VA A MORIR! ¡ENERVATE! ¡NO PUEDE VOLVER A LA FORMA HUMANA! ¡ENERVATE! Gritó Harry enloquecido escapando del agarre de Lupin. ¡ENERVATE! ¡ABRE LOS OJOS MALDITA SEA! ¡ENERVATE!
Lara G. seguía saltando en cada hechizo, Lupin parpadeó un par de veces impactado. El chico en un arrebato le lanzó la jarra de agua fría en la cara y la herida logrando que abriera unos milímetros los ojos en blanco mientras sus labios palidecían.
P-Pero... e-es inmortal y... Trató de decir Lupin tartamudeando un poco.
¡NO SABES LO QUE ES MORIR! Gritó Harry sin dejar de lanzarle hechizos a la chica para impedir que recuperase su forma humana. ¡ENERVATE! ¡EL VACIO, LA OSCURIDAD! ¡ES HORRIBLE! ¡ENERVATE!
La puerta de la habitación se abrió de golpe dando paso a los tres brujos. Snape abrió los ojos como platos y se recostó a la pared incapaz de articular palabra. Dumbledore se acercó en dos pasos con la varita afuera y trató de agarrarle la mano a Harry pero Lupin lo impidió. El cuerpo de Lara G. se comenzó a rodear de una espiral plateada. Harry lanzó su varita a un lado y se lanzó a abrazarla con fuerza.
¡No! ¡No voy a dejarte sola! ¡No lo hagas! ¡Despierta Lara! Comenzó a decir el chico abrazándola con más fuerza, la sacudió mientras la espiral plateada lo rodeaba a él también. No te voy a dejar sola
solo un paso hermana
solo un paso
Pero la espiral plateada brilló intensamente envolviéndolos a los dos. Harry cerró los ojos sintiendo como la sangre tibia empapaba sus ropas, empezaba a sentirse en el aire, como si no estuviese en tierra firme, aunque seguía abrazando el cuerpo inerte de la chica. Abrió los ojos para ver que lo que abrazaba, era algo así como un cuerpo completamente plateado, como un Patronus. No se le distinguía el rostro a Lara G. y sus alas se desplegaron majestuosamente en medio del resplandor blanco que los rodeaba.
Volvió a cerrar los ojos sin soltarla, no la iba a dejar sola, sentía un calor reconfortante, como si él y la chica estuviesen fusionados en uno. Una espiral de suave brisa acompañada por un canto suave, como de ángeles los envolvió, sintió algo que se contraía debajo de él, donde estaba la herida de Lara G. aunque sentía su ropa empapada en sangre que era de una tibieza extraordinaria. El brillo desapareció de repente y sintió como Lara G. se incorporaba bruscamente cayéndole encima y se aferraba a la espalda de su camisa con fuerza.
Harry abrió los ojos a tiempo de ver las alas blancas de ella abriéndose al máximo en su espalda, para luego desaparecer rodeadas de un brillo blanco. El agarre se aflojó y escuchaba una respiración agitada, como si hubiese corrido varios kilómetros con todas sus fuerzas. El aliento de Lara G. le agitaba el pelo. Sintió como le agarraban el brazo y tiraban de él. Lupin lo miraba muy pálido y parpadeaba más de lo normal mientras Sirius ayudaba a la jadeante chica a regresar a la cama.
¿E-Estás b-bien? Le preguntó Lupin, parecía muy impactado. ¿Q-Que sucedió?
Harry se miró, tenia toda la camiseta llena de la sangre de Lara G. y Lupin le agarraba por el brazo, una mano le tomó la suya presionándola débilmente. Miró a la cama, Lara G. había recuperado su forma humana y le había tomado la mano y mientras Sirius se apresuraba a cubrirla con una sábana, vocalizaba con los ojos cerrados una y otra vez: Harry, busca a papá, tengo frío. Harry le apretó la mano, como señal de que había entendido el mensaje y la chica dejó de vocalizar, cerrando con más fuerza los ojos.
Lupin le seguía aferrando el brazo, como si temiese que se desplomase en el suelo de un momento a otro. Harry se sentía más débil, pero no dijo nada para no preocupar a nadie. Miró a Lupin y le sonrió levemente haciendo un pequeño gesto afirmativo con la cabeza. Sirius le tocaba la frente a Lara G. con el ceño fruncido.
Está muy caliente. Dijo retirando la mano, la chica respiraba lentamente y seguía con los ojos cerrados. Y no creo que deba tomar pociones en este estado... ¿Que dices Severus?
Snape no contestó, estaba muy pálido, notablemente pálido, Dumbledore lo miraba fijamente. Lara G. le volvió a apretar la mano a Harry.
Papá... Lo llamó y Snape lo miró tembloroso. Creo que... Lara quiere que vengas.
Snape parpadeó un par de veces y Harry soltó a la chica y salió de la habitación no sin dedicarle una débil sonrisa. Lupin, Sirius y Dumbledore no lo dudaron dos veces y salieron detrás del chico. El brujo se acercó lentamente a la cama y se sentó despacio en el borde de esta. La chica dio un largo suspiro, como quedándose dormida.
Se que... me debes odiar por no... por no escucharte cuando más falta hacía... Comenzó a decir Snape, le tomó una mano. He sido un padre pésimo para ti mi niña... no mereces tener un padre como yo... que más quisiera no tener este... carácter antipático y agraviado pero... quiero que sepas que estoy orgulloso de ti... te quiero mucho niña mía y... tenias razón, si hubiese sido tu padre...
Eres mi padre tonto si no... ¿De donde sacarías el parentesco de narices digo de personalidades?
Snape parpadeó un par de veces. Lara G. abrió los ojos y sonrió levemente.
Perdóname tú a mi... no estaba en mi... solo... me dejé llevar... por la furia. Le dijo suavemente y alzó una ceja. ¿No me vas a barrenar con la nariz para darme el beso en la frente? Eso si, apunta bien, no quiero que después me digan: Lara la tuerta.
Snape soltó una risa débil y nerviosa a la vez.
Oh, vamos, tienes que actualizar las risas, esa estaba deprimente. Dijo Lara G. alzando ambas cejas, Snape se limitó a sonreír. Con la montaña rusa esa que tienes por dentadura... er... es broma.
Por tu bien... Lara Gabriela Snape, espero que haya sido broma. Dijo Snape recuperando su seriedad y mostrándole los dientes. Y no bromees más en lo queda de día si no quieres que te de una horrible poción para la fiebre.
No te preocupes, estaré más callada que una nariz digo que una cucaracha... Huácala eso no que les tengo asco. Dijo Lara G. frunciendo la nariz con una media cara de asco. ¿Ya me puedo levantar?
Ni lo sueñes. Gruñó Snape. Tienes fiebre, quizás ponga a tu hermano a hacer una poción para ti.
¡No que me envenena! Le tiene terror a las pociones y... ¿Que dirías si te digo que yo también?
Que es una vergüenza, que mi propia hija no sepa preparar pociones siendo yo, su padre, profesor de Pociones.
Perdón, ex-profesor de Pociones. Aclaró la chica con aire solemne, lo miró con los ojos muy abiertos, como asaltada por una duda repentina. ¿Con que revolvías las pociones? ¿Con la nariz?
Vuelves a... te voy a... Comenzó a decir Snape en un gruñido amenazante crispando los dedos, a la chica le divertía verlo fuera de sus casillas. Te voy a lanzar...
¿Nunca te habían dicho que pareces el hermano mayor de Pinocho, Pinueve?
Fue una suerte que la puerta se abriese y entrasen Dumbledore y Harry, Snape ya rechinaba dientes a punto de lazarle un buen maleficio a su hija para que se olvidara de sus ocurrencias.
¿E-Estás bien
Lara? Preguntó Harry acercándose en dos pasos, Snape resoplaba sin parar a medio mostrar dientes.
Ya estoy bien
gracias Harry. El chico puso cara de desconcierto. Compartiste energías conmigo, gracias a ti mi herida cicatrizó y
no
eso.
Harry parpadeó un par de veces, ahora sabía por que se sentía tan débil.
Yo he venido
a darles las gracias. Dijo Dumbledore de repente, Snape se levantó para irse pero el anciano lo detuvo con un ademán. No tienes que irte Severus, tu lugar está aquí, tienes unos hijos maravillosos que necesitan de tu afecto y atenciones.
Y-Yo iba a
buscar
Trató de replicar Snape pasando la mirada por los chicos.
Sirius puede buscar lo que necesites, está deseoso por ayudar. Lo cortó Dumbledore amablemente, Snape parpadeó sentándose de regreso en el borde de la cama. Solo debes decirle que necesitas y él lo busca, Remus está también aquí por si necesitas ayuda extra.
Profesor
nosotros
Comenzó a justificarse Harry atropelladamente. Se que no debimos salir de casa
pero
Está b
Nos pareció urgente profesor
si caía en esa trampa
Te en
No tuvimos otro remedio que buscar el lugar para evitar que
¡Harry! Dijo Dumbledore con voz potente haciendo que el chico y Lara G. pegasen un salto. Se que no tuvieron otro remedio, vuestra llegada fue más que bienvenida, estoy en deuda.
Los chicos se ruborizaron.
Es increíble lo sordo que se puede volver uno cuando está en reuniones de trabajo. Comentó Dumbledore mirando a Snape de soslayo, este se movió incómodo. Aunque espero que la próxima vez
griten los problemas de golpe para que se puedan tomar decisiones mejores.
Lo
intentaremos. Dijo Lara G. sonriendo tímidamente. Profesor, ¿Le puedo hacer una pregunta?
No dispongo de mucho tiempo pero
dispara.
¿Por qué no podemos integrarnos a la Orden? Tenemos edad y preparación suficiente.
¡Lara! La reprendió Snape frunciendo el entrecejo.
¡Pero es verdad! Si hemos pasado por tantas dificultades y hemos salido airosos
¡Lara Snape! ¡A la cama! Le exigió Snape cuando la vio sentarse.
¡Estoy en la cama!
¡Pero no acostada!
Cuando cumplan 22 años, podrán unirse a la Orden. Dijo Dumbledore sonriendo como un abuelito contemplando a sus nietos preferidos. Mientras tanto, es conveniente que se mantengan al margen de los problemas.
¡No es justo! Protestó Lara G.
Harry no se atrevía a decir ni esta boca es mía, en parte era por la mirada asesina que le había dirigido Snape cuando había abierto la boca y por la otra parte porque sabia que su cabeza iba a rodar si discutía. Se contentaba con refunfuñar a espaldas de algún miembro de la Orden.
¡Todos en la acción y nosotros encerrados! Siguió protestando la chica, Snape le lanzó una mirada asesina. ¡No me mires así papá que nosotros también tenemos derechos!
¡Acaba-de-acostarte! Le dijo Snape con los dientes apretados.
¡No hasta que me convenzan con un argumento que considere justo! Replicó Lara G. cruzándose de brazos, Snape entrecerró los ojos. ¡Y deja de mirarme como un búho bizco!
Dumbledore se alisó la barba plateada para que no se notara que estaba a punto de soltar la carcajada. Snape se aclaró la garganta y puso una cara encantadora hablando con voz suave y cariñosa.
Mi amor
mi niña
solo tienes 18 años, yo tengo 39 años y eso me hace un hombre adul
Que tú tengas más años que Matusalén no me interesa, lo que me interesa es el argumento que vas a utilizar para aplacarme.
A Snape le dio un tic en la comisura de la boca crispando los dedos, disimuló tomando el borde de la sábana y retorciéndolo.
Ahora te vas a acostar mi amor, para que esa fiebre te baje ¿Si? Dijo suavemente cubriéndola con la sábana tratando de que se acostara, pero la chica solo le lanzó una mirada desafiante. Vamos mi niña, debes estar exhausta, acuéstate bebé, para que te mejores y
¡SI NO TE ACUESTAS TE EMBUCHO DE POCIÓN REVITALIZANTE!
Lara G. se dejó caer en la cama agarrando la sábana y tapándose hasta la nariz.
Yo estoy abajo. Dijo Harry haciendo el intento de salir pitando pero Snape lo agarró por el brazo y lo lanzó encima de la cama.
¡TU TAMPOCO TE MUEVES! Bramó exasperado mientras Harry se apresuraba en buscar refugio bajo la sábana de la chica. ¡Y SI PONEN UN PIE AFUERA LOS DESPELLEJO!
Los dos pares de ojos verdes lo observaban con inocencia por el borde de la sábana, Dumbledore solo los miraba y les guiñó un ojo bajo la sombra de sus gafas de media luna. Snape pareció calmarse bastante al verlos acostados sin intenciones de causar dolores de cabeza. Relajó la expresión de la cara hasta hacerla complacida con un toque de paternalismo.
Así está mejor... Dijo con voz suave. Ah, si, ni una palabra de esta pequeña reprimenda a vuestra madre, está al...
¿Que sucedió Severus? Preguntó la voz de Sybill desde la puerta de la habitación. Vine corriendo nada más recibí tu mensaje y...
¡MAMÁ! Exclamaron los chicos al unísono pero se tuvieron que quedar acostados bajo la sonrisa peligrosa de Snape.
Sybill se acercó presurosa a la cama y se lanzó a abrazando a los chicos con fuerza.
¿Que sucedió? Repitió preocupada sin soltarlos. Estaba tan alterada y por los saltos que había en tu letra querido supuse que había sucedido algo malo... Lara cariño, estás caliente y tú, Harry cielo, también, ¿Es que vuestro padre no les ha dado nada?
Iba a darles una poción ahora. Se defendió Snape frunciendo ligeramente el entrecejo. Justo cuando llegaste.
Bueno querido, ¿Podrías ir bajando a buscarla? Pidió Sybill dulcemente. Y mantén a Sirius a raya, está tan alterado que creo que es la cuarta taza rosa que rompe en la cocina.
Snape les mostró los dientes a los chicos como recordándoles que no se debían levantar y salió con la túnica negra ondeando a su espalda. Sybill se sentó en la silla que anteriormente había hecho aparecer Harry mirándolos ensimismada.
Ahora profesor, ¿Me puede explicar que sucedió dado que mi esposo no quiso decirme acerca del asunto? Preguntó Sybill a Dumbledore. Aunque, como ya dije anteriormente, por la letra... apenas legible con que escribió la nota... parecía tratarse de algo sumamente serio.
Dumbledore le hizo señas para que fuera con él. Los dos salieron de la habitación entrecerrando la puerta tras de si. Los chicos estuvieron a punto de saltar de la cama para escuchar a hurtadillas pero dieron gracias por no dejarse llevar por la tentación. A la habitación entró Sirius que parecía estar siendo sacudido por un terremoto de máxima intensidad sosteniendo (Los chicos se preguntaban como) dos copas humeantes.
¿Para quién se supone que... es eso? Preguntó Lara G. encogiéndose y señalando las copas que Sirius logró dejar en la mesita de noche.
Para ustedes. Contestó más calmado al ver que estaban bien. S... vuestro padre me envió a traerlas y me dijo que no bajara las copas hasta que se las hayan tomado completa.
¿Alguna vez has probado una poción de esas? Preguntó Harry con cara de asco.
Les puedo asegurar que no es veneno. Dijo Sirius, les indicó las copas con la cabeza. No dilaten más esto y acaben de tomarse la poción.
No creo que sea prudente que... nos tomemos esa... bazofia. Dijo Lara G. empezando a tener una cara de asco puro. Es como... si le dijeras a un obeso que tiene que hacer dieta.
Harry asintió en apoyo a la chica encogiéndose debajo de la sábana.
Vaya, Severus me dijo que me iba a costar trabajo que se la tomaran, si él no careciera del sentido del humor lo hubiese tomado como una broma. Comentó Sirius frunciendo ligeramente el entrecejo y pasando la mirada por uno y otro. Pero creo que lo dijo con demasiada seriedad como para considerarse una broma.
Entonces... ¿Vas a echar el suicidio digo la poción por el retrete? Preguntó la chica con esperanza.
¡Por supuesto que no! Exclamó Sirius cruzándose de brazos. Se la tienen que tomar, TODA, ¿Que ya no están grandecitos para que haya que obligarlos a tomar pociones?
Papá piensa que todavía somos... pequeños. Dijo Harry débilmente.
Si, somos sus bebés, siempre lo dice. Ayudó Lara G.
¡Ah! ¡Gracias Sirius por traerlas! Dijo Sybill entrando en la habitación, los chicos hicieron una mueca. Vamos, tómense la poción... saben que es por vuestro bien.
Los chicos se plantaron una sonrisa forzada en el rostro y se tomaron de golpe la poción humeante. El estómago se les retorció desagradablemente a la vez que la primera gota hacía contacto con los jugos gástricos. Sirius miraba boquiabierto a Sybill, él minutos infructuosos y ella segundos victoriosos. Dejaron las copas vacías entre arcadas y las lenguas colgando de lado. Cerraron los ojos y al mismo tiempo de sus oídos comenzaron a salir chorros de vapor. Sirius recogió las copas parpadeando mientras Sybill les acariciaba las cabezas con ternura.
Son tan adorables. Comentó dulcemente. Y Sirius, dile a Severus que puede quedarse abajo, yo me quedo con ellos.
El brujo asintió levemente asombrado por la sumisión que mostraban los chicos con Sybill. A ella no le costaba ningún esfuerzo que ellos hicieran lo que quisiera. Antes de salir no pudo evitar mirar atrás cuando ella les pidió que se acostaran para que pudiesen descansar. Abrió la boca cuando los vio acostarse sin proferir ni una queja y el único cambio en la cara era sonrisa radiante. Harry y Lara G. estaban contentos de que Sybill se quedara con ellos, pero se entristecieron cuando ella les dijo que debía irse antes de que anocheciera.
Almorzaron sin quejas en el segundo piso, en la cama, bajo la mirada tierna de Sybill que quería aprovechar hasta el último segundo con sus pequeños, como les decía. Snape no se había aparecido en el segundo piso, los que fueron a hacer una visita a los enfermos fueron Sirius y Lupin. Prácticamente tuvieron que sacar a Sybill a rastras de la habitación, se negaba rotundamente a dejar solos a sus niños. Pero en cuanto le dijeron que Snape la esperaba en la cocina les besó las mejillas a los chicos antes de bajar retocándose el pelo. Sirius ocupó la silla donde antes estaba sentada la mujer y Lupin hizo aparecer otra con un giro de varita mientras los chicos se sentaban en la cama.
Bueno, al menos tienen mejor aspecto. Comentó Lupin sonriendo.
Sirius, que no había tenido tiempo para... Comenzó a decir Lara G. apenada. ... para pedirte disculpas, por lo que... dije en la cocina.
Está bien Lara, no hay problema, estabas bastante alterada. Dijo Sirius sonriendo, se echó el pelo negro hacia atrás. Me alegra que estés bien, más bien, me alegra que los dos estén bien.
Sentimos no haberlos escuchado. Dijo Lupin cabeceando. Pero estaremos atentos para la próxima vez, por suerte no hubo que lamentar nada.
Los chicos bajaron la vista.
Vamos que no tienen la culpa. Los animó Sirius. Somos nosotros los que no escuchamos.
Bueno, espero que hoy se comporten, me quedo hoy. Dijo Lupin haciéndolos sonreír.
Si, S... vuestro padre y Sybill van a salir o eso creo. Dijo Sirius frunciendo ligeramente el entrecejo.
Harry y Lara G. se miraron lentamente, los dos muy serios y estirados. Fueron poniendo lentamente cara de risa, hasta que terminaron estallando en una carcajada que solo entendían ellos. Sirius y Lupin se miraron con el entrecejo fruncido, los chicos se reían incontrolablemente.
Al parecer, las Pociones y las bolas de cristal se llevan bien. Dijo Lara G. poniéndose seria de repente. Solo espero que a papá no se le nuble el ojo interior.
Harry renovó las carcajadas mientras Lara G. volvía a empezar a reírse. Sirius y Lupin los miraban sin entender mucho o nada. Lara G. de repente sacó los dientes dando una especie de risa con ronquidos haciendo que Harry aullara de la risa.
Y el internacionalismo no se queda atrás. Dijo Lara G. alzando un dedo con aire solemne, Harry cayó sobre la cama muerto de risa. ¡Las relaciones exteriores no se pueden romper, señores! Y la C.B.S está en su pleno auge, ¡Tenemos que buscar una representante femenina para la C.B.S!
¿C.B.S? ¿Que es eso? Preguntó Harry entre risas.
Comisión de Brujos Solterones que cuenta con un único miembro. Le susurró Lara G. por la comisura de la boca lanzándole una mirada discreta a Sirius.
Harry lloró de la risa a tiempo que la puerta de la habitación se abría y entraban Snape y Sybill de manos. Pero se soltaron al ver las caras de total desconcierto de Sirius y Lupin y a los chicos riendo como unos locos prácticamente colgados de la cama.
¿Desde cuando usas media polaca, Harry? Preguntó Lara G. mirando a los pies del chico.
¿Polaca?
Sip, po-la-ca-nilla.
Sirius y Lupin no pudieron evitar reírse mientras el chico le resoplaba a Lara G. que se puso bizca sonriendo.
Al menos están más animados. Comentó Snape acercándose. Tenemos que decirles que... um...
Vamos a salir. Ayudó Sybill sonriendo.
Los chicos se miraron y lanzaron una risita tonta.
Genial, diviértanse. Dijo Lara G. recuperándose. Y no se preocupen que lo que quedó del almuerzo es paporla.
¿Perdón? Dijo Snape frunciendo el ceño. ¿Que es paporla?
Pa por la tarde, pa por la noche... Explicó Lara G. contando con los dedos de una forma tan graciosa que todos se echaron a reír. Como siempre, ¿Cuándo voy a aprender a tener la boca cerrada?
No cariño, tú sabes que tu padre y yo te queremos así. Le dijo Sybill dulcemente tomándole la mano a Snape.
Creo que él no es de tu misma opinión mamá, estas son las alturas que no ha encontrado su sentido del humor. Dijo Lara G. ladeando la cabeza, Snape le envió una mirada de advertencia. ¿Ves? Ya empezó a mirarme como un Tucán con nauseas... en vez de ser un hombre con nariz es una nariz con hombre... ¡No dije nada!... la lanza de Don Quijote es lo que tiene por nariz... ¡Sigo sin hablar!
Solo bromea querido. Aplacó Sybill a Snape, Sirius y Lupin solo se miraban tratando de aguantar la risa y Harry estaba más rojo que un tomate. Espero que todavía recuerdes lo que hablamos...
Por supuesto mi vida. Contestó Snape fingiendo sumisión, le mostró los dientes a Lara G. por una esquina de la boca.
Ay que lindo chico, mira esos dientes... mira esa na... mira ese cuerpo... mira esas fosas nasa... ¡Que canillas! ¡Te quiero papito!
Vámonos ya querida, ellos van a estar bien. Dijo Snape haciendo un esfuerzo enorme por plantar en la cara una de sus sonrisas encantadoras.
Sybill sonrió y abrazó a los chicos para luego besarles la frente. Snape le cedió el paso sin dejar de sonreír, dio un medio giro hacia los chicos pasándose un dedo en forma horizontal por el cuello y salió de la habitación junto con Sybill que lo había observado estrechamente. Sirius estalló en carcajadas mientras que Lupin se reía débilmente.
Hey, de los tres bichos el del medio... también puedo empezar a criticarte, ¿Sabias?
Sirius se quedó callado al momento y se sentó muy tieso en la silla.
Mejor. Dijo la chica imitando admirablemente a su padre. ¿Alguien quiere jugar conmigo ajedrez mágico?
Todos pusieron caras de horror que no pudieron disimular.
¿Por qué la discriminación? Preguntó cruzándose de brazos.
Porque eres demasiado lista para nosotros. Contestó Lupin sonriendo.
La chica alzó una ceja y sonrió débilmente. Pasaron una tarde divertida, ya que como Snape era el que ponía los frenos en la casa y no estaba, los dejaron salir de la cama (Contando que el nivel de persuasión de ellos era enorme). Hicieron un medio duelo de magia que por suerte los brujos lograron evitar que tomara grandes proporciones, sabían que si Snape se encontraba aunque sea una esquinita de la pared resquebrajada, el grito lo ponía en el cielo. Tuvieron que salir obligados a darle mantenimiento al jardín, Sirius y Lupin querían evitar que terminaran de destrozar la casa.
Los chicos encontraron un gnomo husmeando por el jardín, y les pareció buena idea zumbárselo a tío Vernon. Así que se acercaron con cautela al muro y Harry le dio vueltas lanzándolo del otro lado. Pasaron unos minutos divertidos viendo a tía Petunia chillar corriendo por todo el patio del número 4 con el gnomo detrás riendo a mandíbula batiente. Ya anocheciendo, entraron sumisos a la casa. Lo que Sirius y Lupin no se esperaban era que los chicos en cuanto llegaran al medio de la sala estallaran en un repentino duelo de magia. Sirius y Lupin intentaron en vano restaurar el orden y cuando sonó el teléfono, Lupin tomó al auricular de un salto alejándose del campo de batalla.
¿Si?... ¿Severus?... u-un segundito
Lupin tapó el auricular con una mano girando, Sirius trataba infructuosamente de que los chicos dejaran de lanzarse hechizos de poca monta. Tragó en seco y se dio vuelta para hablar con el padre de las criaturas.
Todo está en orden Severus
si, todo en pie
¡ACABEN DE DARME VUESTRAS VARITAS! ¡EXPELLIARMUS!
¡Protego!
No tienes por que preocuparte
¿Ellos? ¡Si son muy tranquilos!
¡No! ¡El sofá nooooo!
Se escuchó un batacazo que sacudió la casa entera.
¿Ese sonido?... ¡Sirius dio un buen tropezón! No entiendo tus preocupaciones Severus
Sybill tiene razón, ¡Son niños inocentes que no dañarían ni a una mosca!
Pero la mosca resultó ser Sirius que cruzó la sala volando para aterrizar en una esquina de esta hecho un bulto.
La casa está en pie
no te preocupes, los mandamos temprano a la cama
Sirius está teniendo un juego pasivo de ajedrez mágico con Harry, Lara solo mira
¡LOS VOY A MATAR! ¡LOCOMOTOR MORTIS! ¡LOCOMOTOR MORTIS! ¡NO SALTEN MALDITA SEA! ¡IMPEDIMENTA!
Si, ya se que es la voz de Sirius
¿Qué parecen hechizos?... ¡No, que va! ¡Son solo las amenazas normales e indefensas de un partido de ajedrez!... bien, entonces nos vemos mañana
si, ya escuché
OK, eso también
adiós y que la pasen bien
Lupin colgó el auricular y se dio vuelta. Puso los ojos como platos. La sala estaba en ruinas y Sirius estaba amarrado en una esquina con la varita a quince metros de distancia mientras los chicos se apuntaban maliciosamente para proseguir en el duelo de magia.
Bueno chicos, je, creo que
Comenzó a decir Lupin mirando el sofá completamente volcado de reojo.
Merecen un descanso, excelente duelo, ahora suban a darse un baño, deben estar agotados por tanta acción.
Harry y Lara G. bajaron las varitas, miraron satisfechos todo el desastre de la sala y subieron tranquilamente al segundo piso guardándose las varitas. Lupin desató a Sirius que se levantó y buscó su varita refunfuñando.
De todas maneras, ¿Quién llamó? Preguntó en un gruñido.
Severus, estaba preocupado. Contestó Lupin restaurando el sofá con un giro de varita.
¿Qué le dijiste?
Que sus hijos estaban tranquilos y que no habían dado problemas.
¡¿Tranquilos?! ¡¿Qué no han dado problemas?! ¡¿Te fijaste como está la sala?! ¡¿Viste como quedé yo?! Exclamó en un bufido exasperado. ¡Están locos!
¿Te olvidas que eras muy parecido, Canuto? Le preguntó Lupin tranquilamente reparando todo con giros de varita. Tú y James estallaban en los mismos duelos de magia.
Lo olvidaba. Murmuró cabeceando. Bueno, no niego que también fue divertido en parte, me asombraron, tienen muy buena rapidez.
Severus me dijo que los mandáramos a la cama temprano y que no nos olvidáramos de darles la cena y que no los dejáramos salir para nada y que les diéramos un poco de poción para la fiebre antes de que se fueran a la cama
¿Tantas indicaciones te dio? Preguntó Sirius algo asombrado.
Me hubiese dado más si Sybill no lo hubiese despegado del teléfono. Contestó Lupin terminando de poner en pie la sala. Ya está, regresa mañana, dice que cerca de la hora del desayuno.
Sirius asintió pasando la mirada por la sala. Los chicos bajaron bañados y no causaron otro dolor de cabeza de gran magnitud. Cenaron tranquilamente y se sentaron a ver televisión riéndose con algunos programas, parecían completamente curados. La complicación vino a la hora de enviarlos a la cama y para que se tomaran la poción. Prácticamente tuvieron que cazarlos por toda la casa para que al final solo se tomaran la mitad de la copa de poción.
Lupin tuvo que montar guardia en la puerta de la habitación de Snape, además de que Sirius se apresuró en ocuparla antes de que los chicos lo hicieran. Refunfuñaron molestos pero al final terminaron en sus correspondientes habitaciones mientras Lupin ocupaba la de huéspedes.
Harry se despertó al día siguiente por una brisa fría que le erizó los pelos de la nuca. Tenía calado hasta el último hueso y los dedos de los pies entumecidos por el frío repentino. Abrió los ojos y por un momento pensó que habían adelantado las Navidades y estaba durmiendo en algo así como un frigorífico. Parpadeó un par de veces sentándose bruscamente en la cama. Del techo caía nieve, contando que toda la habitación incluida la delgada sábana que lo cubría, estaba llena de nieve blanca y fría. Se bajó de la cama y por poco le da algo cuando se apoyó descalzo en la nieve, no era mágica, era real. Solo había alguien en el mundo mágico que controlaba la naturaleza, así que tardó menos de un minuto en comprender.
Lara. Murmuró entre dientes.
¡Buenos días calandraca entumida!
Lara G. apareció en medio de la habitación rodeada de una espiral plateada. Levantó una mano con gracia y todo el ambiente de montaña nevada se unió en un remolino que zarandeó a Harry cuando pasó por su lado ladeándole los lentes. El remolino helado se enroscó en el brazo de la chica y desapareció con un destello.
Lindo día ¿No? Comentó aspirando el aire y señalando con una mano por la ventana. Tuve que intentar congelarte porque si invocaba al fuego no la ibas a pasar bien.
¿No podrías haberme despertado con tus rugidos habituales? Preguntó Harry enderezándose las gafas.
Eso ya está pasado de moda. Replicó tranquilamente. Vamos, vístete, el desayuno huele muy bien aunque no se compara con las dotes culinarias de papá.
Harry sonrió agitando su varita y comenzó a cambiarse mientras Lara G. examinaba con interés un libro de Quidditch. Bajaron los dos juntos, habladores y risueños hasta que llegaron a la puerta de la cocina.
¡Buenos... días! Saludó Lara G. mirando a todos lados, la cocina estaba abarrotada de miembros de la Orden.
B-Buenos días. Saludó Harry tímidamente.
La cocina se llenó de repente de saludos matinales como un hervidero de grillos.
Pensábamos que iban a dormir un poco más. Les dijo Sirius sonriendo mientras todos se sumían en las conversaciones interrumpidas por ellos. Por eso no subimos a despertarlos, además... hem, hem, que... hay una reunión en casa hoy, muy importante.
Ya vemos. Dijo Lara G. sobrecogida mirando tímidamente a todos lados. ¿No sabes cuando viene papá?
Debe estar al llegar. Intervino Lupin desde la meseta, ayudaba a Katia a preparar un desayuno que a los chicos no les quedó dudas de para quienes era. No se preocupen, no vamos a decirle acerca de... um... el duelo.
Gracias. Dijo Harry logrando hacer una sonrisa nerviosa.
Hola Potter, Josthings. Saludó la voz gruñona de OjoLoco haciéndolos dar un respingo. Se levantaron temprano hoy.
No fue a propósito. Murmuró Lara G. parpadeando un par de veces.
Me lo imagino. Gruñó apoyando una de sus nudosas manos en un hombro de ella. Todos en la Orden les estamos agradecidos, por advertir a Dumbledore.
Sentimos que hicimos lo correcto. Dijo Harry ruborizándose.
Si, tienen madera de Aurores. Comentó OjoLoco torciendo su boca en algo que los chicos supusieron que era una sonrisa. ¡Siempre alertas!
Soltó una pequeña carcajada estridente haciéndolos dar un salto.
Aquí tienen, desayunen con calma. Les dijo Katia ofreciéndoles una bandeja con desayuno. Siento que... no puedan ocupar la cocina, como ven estamos un poco apretados y...
¡PAPÁ! Exclamaron los chicos al unísono casi volcando la bandeja y corriendo hacia Snape que acababa de aparecer en la cocina con una gran sonrisa en el rostro.
Snape no tuvo tiempo de reaccionar cuando Harry llegó primero y se lanzó a abrazarlo con fuerza, Lara G. se había quedado rezagada ayudando a Katia con la bandeja.
¡OK Harry! ¡Yo también te extrañé! Exclamó el brujo tambaleándose, los demás sonrieron levemente apreciando el cambio de Snape. ¡No me exprimas!
Snape logró devolverle el abrazo y le besó la cabeza con aire paternal. Harry lo soltó sonriente mientras Lara G. terminaba de ayudar a Katia. La chica se dio vuelta y sonrió ampliamente extendiendo los brazos parándose en punta de pies.
¡Papá! ¡Papito! Exclamó alegremente y se lanzó a correr a los brazos de Snape solo que saltó y el brujo la tuvo que cargar en brazos, se recostó a él sonriendo. ¡No sabes cuanto te extrañé!
Yo también te extrañé pequeña saltamontes. Dijo Snape sonriéndole, le besó la frente. Ahora les sugiero a los dos, que vayan a desayunar a la sala y... si quieren pueden salir hoy.
¿Que bicho te picó? Preguntaron los chicos al unísono.
Ninguno, ¿No puedo ver a mis hijos contentos?
En mi opinión, la revisión del ojo interior tiene su efecto positivo. Le susurró Lara G. a Harry por la comisura de la boca cuando Snape la bajaba, lo señaló con los ojos. Sobre todo si es por la noche a la luz de la luna.
Harry estalló en una sonora carcajada haciendo que todos incluido Snape, pegaran un brinco.
¿Tu crees que tenga la vista? Preguntó Lara G. como reflexionando, haciendo que Harry renovara las carcajadas. Si está nublada no importa, se la des-nublan en... una noche.
A Harry se le salían las lágrimas de risa y se tuvo que agachar para calmarse.
¿De que hablabas Lara? Le preguntó Snape intrigado.
Cosas que solo Harry entiende. Contestó dándose golpecitos con un dedo en la punta de la nariz.
No... digas... Comenzó a decirle Snape abriendo los ojos amenazadoramente.
¡Me pica la nariz! Exclamó Lara G. inocentemente, los demás los observaba con disimulo claramente divertidos mientras Harry se estaba calmando de su ataque de risa. ¡No me mires así papito!... er... ¡Estoy en la sala desayunando!
Lara G. agarró a Harry y se lo llevó a rastras de la cocina, este todavía se convulsionaba en una risa silenciosa. Todos miraron a Snape que había logrado sonreír y luego miraron a la puerta de la cocina en donde se había asomado Lara G.
Con permiso. Dijo tomando la bandeja del desayuno. ¡Feliz nariz digo feliz reunión!
A Snape le dio un tic en la comisura de la boca mientras Lara G. se apresuraba en llevarse la bandeja del desayuno. A Harry le daban lapsos de risa sin sentido de repente sentado en el sofá pero pudo empezar a desayunar con calma. No se dieron cuenta cuando la puerta de la cocina se cerró.
Bueno, ¿Que hacemos hoy? Preguntó Harry cuando terminaron repletos como chinchas. Tenemos el consentimiento de papá para salir a donde queramos.
Eso es un paso de avance y a la vez dos pasos de retroceso. Dijo Lara G. cruzándose de brazos.
¿Por qué dices eso?
¡Já! ¡Ni que fuéramos tontos! Dijo dando una palmada. Es un paso de avance por que nos sueltan las riendas...
¿Y los dos de retroceso? Quiso saber Harry para que la chica soltara el enfado con palabras y no con tormentas.
Los dos de retroceso... Gruñó apretando los dientes. ... ¡Es que siguen sin dejarnos participar! ¡Eso de que salgamos es hoy! ¡Mañana volvemos a la prisión! ¿Es que ya no hemos dado muestras de que ya no somos niños?...
Lara G. dio un discurso que para Harry resultó muy bueno en dos aspectos. Hablaba con concordancia en las ideas y era seguro de que no iba a provocar una tormenta. Harry se contentaba con fruncir el entrecejo y dar su opinión de vez en cuando, no era que la chica hablara sola era que parecía que le leía el pensamiento. Terminó refunfuñando enterrada en el sofá con los brazos cruzados.
Bueno, pero
¿No te apetece una vuelta por el Callejón Diagon? La tentó Harry sonriendo.
No seria mala idea, pero para eso tendríamos que tomar la red flu. Dijo la chica cabeceando.
No necesariamente. Dijo Harry parpadeando. Podremos desaparecer por hechizo y
El chico se detuvo cuando tocaron a la puerta.
Abro yo. Dijo Lara G. saltando del sofá.
Mejor abrimos los dos por si es tío Vernon.
Se acercaron aguantando las varitas en los bolsillos y abrieron la puerta. Se miraron con el ceño fruncido. En el umbral de la puerta había una mujer vestida de manera elegante. Tenía el pelo rubio ondulado que le llegaba hasta la cintura y unos ojos almendrados color verde grisáceo, la nariz un poco respingada y una bonita sonrisa además de una esbelta y buena figura.
Buenos días, ¿Es este el número 5 de Privet Drive? Preguntó con voz suave y con un dejo de insolencia.
Los chicos notaron un pedazo de pergamino arrugado en su mano que tenia unas uñas rojas que a ellos les parecieron garras de ave de rapiña.
Si, entre, siéntese. Dijo Lara G. abriendo más la puerta.
La mujer amplió la sonrisa, hasta hacer parecer que tenía unos cordeles que le halaban las comisuras de la boca y entró elegantemente en la casa. Antes de cerrar la puerta, Harry pudo ver como le prendía fuego al pedazo de pergamino con una varita que luego desaparecía en las profundidades de un bolso de mano que llevaba con ella.
¿Dónde es la reunión? Preguntó imperiosamente.
Los chicos intercambiaron una mirada sombría.
¿Aquí no se celebra hoy la reunión de La Orden del Fénix? Dijo con la voz bien modulada, como si ellos fuesen tontos o no la entendieran.
S-Si, por supuesto que es aquí y... Se apresuró en decir Harry aplastándose el pelo contra la cicatriz, Lara G. se tapaba disimuladamente su cicatriz en el brazo. ... están todos en la cocina...
Bien, bien, ¿Dónde queda la cocina? Tengo mucha prisa. Dijo la mujer definitivamente con aire insolente mirando a todas partes como esperando encontrarse un cartel que lo indicara, luego les lanzó una mirada entre desdeñosa y de desprecio. Ustedes deben ser hijos de algún miembro... ¿O son muggles?
Somos magos, si eso es lo que quiere saber. Masculló Lara G. entrecerrando los ojos idéntico a Snape. Y somos los hijos de...
No me interesa de quien son hijos si son magos pero, por fin, ¿Dónde queda la cocina? La cortó la mujer reflejando impaciencia y desprecio. Realmente, no puedo perder el tiempo con ustedes.
Lara G. señaló vagamente la puerta de la cocina. La mujer ni dio las gracias y se acercó pero cuando fue a abrir estaba cerrada. Sacó su varita y golpeó el pomo de la puerta murmurando algo, no sucedió nada.
Está cerrada, ¿Verdad? Dijo Harry con alegría mal disimulada, tenia deseos de que la mujer arrancase de allí. Siempre ponen hechizos imperturbables y...
Pero supongo que ustedes saben como abrirla. Dijo la mujer pasando la mirada por uno y otro, adoptando un tono de voz dulce. Verán, es muy importante para mí presentarle mi informe a Dumbledore, en realidad, es importante para la Orden y...
Si abrimos la puerta nos castigan. Dijo Lara G. en una liga de gruñido de desagrado con amabilidad forzada. Nos dejaron bien claro que no podíamos interrumpir.
No se preocupen, yo hablo con Dumbledore para que...
El castigo no cuenta por Dumbledore, si no por nuestro padre. Barbotó Harry cruzándose de brazos.
No les va a decir nada, yo hablo con él después de la reunión. Dijo la mujer suavemente, sonrió señalando el pomo de la puerta con la varita. ¿Podrían abrirla?
Los chicos se acercaron refunfuñando. Lara G. pegó un oído a la puerta.
Indudablemente, es un hechizo bastante poderoso. Dijo cabeceando, miró al chico. Será mejor que la abras tú, no quiero después ver a papá con un colapso nervioso cuando vea que lo dejé sin puerta.
Vamos, ábrela tú. Dijo Harry haciendo una mueca. Sabes que están más fuertes.
¿Que prefieres? ¿Que de un buen portazo o que la arranque de las bisagras?
OK, yo la abro.
Harry miró intensamente el pomo de la puerta, deseando que se abriera. El pelo se le erizó completamente mientras sus ojos verdes relampagueaban detrás de los lentes. La mujer lo observaba con creciente interés.
¡Ábrete! Ordenó en un susurro desmayado.
La puerta se abrió, pero pegando un portazo terrible haciendo saltar hasta a Harry. Todos se habían quedado callados del otro lado y los observaban con los ojos muy abiertos, algunos claramente nerviosos. Era obvio que pensaban que con el estruendo con que habían entrado, era que había sucedido algo malo. Harry desbloqueó la puerta dejando entrar a la estirada mujer a la cocina.
Disculpen si... interrumpimos. Murmuró Lara G. apenada, Snape los miró con el entrecejo fruncido.
E-Estamos en la sala. Dijo Harry cerrando la puerta.
Antes de cerrarla pudo ver como Sirius se levantaba y le brindaba su silla a la mujer con una sonrisa nerviosa.
Que mujer más pesada. Comentó Lara G. entre dientes cuando escuchó que ponían un hechizo imperturbable. Ni nos dio las gracias.
Un verdadero bombazo. Apoyó Harry sentándose en el sofá junto con la chica. Y Sirius fue el primero en brindarle una silla, es más, le dio la suya.
Solo espero que no estén liados, ella no me cae bien aunque... brindar una silla no quiere decir nada ¿O si?
Eso espero. Suspiró Harry con los ojos al techo. A mi tampoco me agradó.
Voy a leer arriba, ¿Vienes? Preguntó Lara G. tentativamente.
OK.
Subieron al segundo piso y se acomodaron en la habitación de la chica encima de la cama, con gruesos volúmenes abiertos apoyados en el abdomen. Estuvieron leyendo varias horas, no sabían cuantas exactamente, solo sabían que se estaba acercando la hora del almuerzo porque las tripas habían empezado a rugirles de hambre.
No puedo más. Dijo Lara G. de repente cerrando el libro de encantamientos que había estado leyendo. Bajo a esperar el almuerzo.
Bajo contigo, tal vez la reunión haya terminado. Dijo Harry que ya sentía los retorcijones propios de un estómago vacío. Tengo bastante hambre.
Dejaron los libros sobre la cama y bajaron saltando los escalones para encontrarse la puerta de la cocina abierta de par en par. Se escuchaba el rumor de las conversaciones. Se acercaron despacio y entraron mirando tímidamente a todos lados.
¡Harry, Lara! Los saludó la voz alegre de Tonks que se acercó sonriente. Como ven, ya la reunión culminó, así que ya pueden estar por aquí.
Si pero... ¿No has visto a papá? Preguntó Lara G. alzando el cuello para tratar de ver por entre la masa compacta de magos y brujas que charlaban por toda la cocina. ¿Y a Sirius?
Están en el patio, con Dumbledore, OjoLoco y... creo que Remus también está con ellos. Dijo Tonks señalando el patio por encima de su hombro. Tienen mucho de que hablar, fue una reunión muy importante.
Ya nos dimos cuenta. Dijo Harry sonriendo nervioso. Bueno... er... estamos por allá afuera.
Tonks les sonrió mientras ellos salían de la cocina. También habían magos y brujas afuera, formando pequeños grupos que cuchicheaban en algunos lugares del patio. Al pie del frondoso árbol, estaban todos los que estaban buscando y había mencionado Tonks, pero también estaba Katia, prendida del brazo de Lupin y la desagradable mujer al lado de Sirius. Se acercaron tranquilamente y la cara de la mujer adoptó cierta expresión de desagrado y resignación que los chicos fueron los únicos que la vieron.
Está bien, ahora hablo... ¿Quién es vuestro padre? Dijo ella en un resoplido nada más llegaron y antes de que hubiesen abierto la boca.
Los chicos se miraron con ambas cejas alzadas y luego miraron a Snape que se había puesto serio con el entrecejo fruncido. No le había gustado el tono de la mujer con sus hijos.
Yo soy el padre de ellos. Dijo alzando una ceja, la mujer parpadeó un par de veces. ¿Quería hablar conmigo de algo, sobre mis hijos?
¿Ellos son... sus hijos? Barbotó la mujer algo intimidada, Snape asintió más serio que nunca. Ah, bueno, yo... quiero decir ellos... abrieron la puerta porque yo se los pedí, me comentaron que... usted se enojaría si entraban sin permiso y...
¿Eso dijeron? Preguntó Snape lanzándoles una mirada inquisidora a los chicos.
S-Si, pero, disculpen, no me he presentado... Dijo la mujer sonriendo evitando la mirada aguda de Snape y mirando a los chicos. Misty Grasful.
Lara Jo... Snape. Rectificó Lara G. estrechando la mano de Misty solo por cortesía.
Harry Potter. Dijo Harry por su parte cuando Misty soltó a Lara G.
¿Harry Potter? Preguntó mirando a Snape con el ceño fruncido. ¿Usted no es... Snape? El chico debería tener su apellido si es su hijo ¿No?
A Snape no le hizo mucha gracia la pregunta.
Es adoptado. Contestó pasándole un brazo a cada chico y atrayéndolos hacia si con actitud recelosa y muy serio. Lo que... mi esposa y yo estuvimos de acuerdo en no cambiarle el nombre.
Al parecer no le había gustado mucho decir que Harry era su hijo adoptivo. Los ojos de Misty volaron desde la cicatriz de Harry en la frente media oculta por el flequillo hasta la que tenía Lara G. en el brazo, de la cual solo se veía la punta, la manga de la túnica negra de Snape se la tapaba.
Es un honor... Comenzó a decir con una dulzura falsa. ... conocer a los héroes del mundo mágico.
Los chicos sintieron como si la cara se les derritiese de la pena.
Bueno, ¿Y se puede saber que hacen rondando por aquí? Preguntó Sirius de repente haciéndolos dar un respingo. Y... ¿Que sucedió que no salieron?
Oh, preferimos quedarnos. Contestó Lara G. sonriendo.
Y estamos rondando porque...
Tenemos el estómago pegado al espinazo.
OjoLoco soltó una pequeña risa estridente haciéndolos pegar un salto entre los brazos de Snape.
Bueno, la cuestión es... Comenzó a decirles Lupin mientras Katia los miraba sonriente enganchada de su brazo.
¡No me digas que no hay almuerzo! Exclamó Lara G. aparentemente horrorizada. Estoy... que me como a Harry en cualquier manifestación culinaria, aunque creo que serviría mejor de hueso de sopa que de pollo asado.
Hasta Harry rió, pero la risa que se destacó (Incluso más que la de OjoLoco) fue la de Misty. Había soltado una carcajada fingida recostándose levemente a Sirius. Pero los chicos fueron los únicos en apreciarlo, ya que los demás adultos al parecer, la consideraban agradable (Snape con un poco de recelo).
No Lara, es que teníamos pensado... un almuerzo colectivo, aquí en el patio, con todos los miembros de la Orden que están presentes. Le explicó Snape sonriendo. Así que... ¿Por qué no van sacando la mesa?
¿Se permite la magia? Preguntó Harry tímidamente.
Por supuesto Potter. Contestó OjoLoco girando su ojo mágico por todo el patio. Albus tuvo la amabilidad de acondicionar hoy este patio para que los muggles no puedan ver los indicios de magia, tenemos todo el día libre.
¿Cualquier tipo de magia? Preguntó Lara G. mirando a su padre.
Si Lara, cualquier-tipo-de-magia. Contestó sonriendo.
¡SIIIIIIII! Exclamaron los chicos a un tiempo con los brazos al aire.
Saltaron de los brazos de Snape y chocaron manos de una forma entusiasta desenfundando las varitas. Fueron muy contentos a la cocina, no se habían dado cuenta de que prácticamente todos se habían desperdigado por el patio.
¡Reducio! Exclamó Harry contra la mesa reduciéndola hasta hacerla parecer de juguete. ¡Eso de poder hacer magia en el patio sin preocupaciones es genial!
¡Ni que lo digas! Dijo Lara G. entusiasmada saliendo detrás de Harry que llevaba la mesa. Vaya, prácticamente toda la Orden está aquí.
Quizás a alguno se le escape algo de la reunión. Le susurró Harry con entusiasmo poniendo la mesa en la plazoleta de piedras, le apuntó con la varita. Como somos bastantes creo que... si ya se de que tamaño la voy a poner... ¡Engorgio!
La mesa creció hasta su altura normal, pero se comenzó a alargar de manera impresionante. Todos se apartaban del camino de la mesa que se alargó hasta hacerse parecida a la mesa de los profesores en Hogwarts. Harry quitó el hechizo cuando estuvo satisfecho. Se secó el sudor de la frente con el dorso de la mano mientras Lara G. miraba al cielo con el ceño fruncido.
¿Sucede lago Lara? Le preguntó Harry acercándose y mirando hacia donde ella miraba.
Que hace mucho calor. Contestó simplemente. Estaba pensando si...
Por favor, una tormenta de nieve no. Suplicó Harry con cara de horror.
Lara G. sonrió levemente. Cerró los ojos con expresión relajada, frunció el entrecejo cuando apareció de repente una espiral de brisa invisible que la envolvió haciendo que su largo pelo se elevara. Una explosión de aire surgió de ella y al momento el patio quedó con una temperatura súper agradable. La chica abrió los ojos y le guiñó uno a Harry.
¡Eres genial hermanita! Exclamó Harry lanzándose a abrazarla pero la chica desapareció rodeada de una espiral plateada antes de que la llegara a atrapar. Er... ¿Lara? ¿Hermanita? ¡No me hagas esto!
Harry se agazapó junto a la mesa mirando a todos lados como un loco. Sintió un crujido detrás de él y se dio vuelta bruscamente. Dos magos de la Orden lo miraron con el entrecejo fruncido.
Ah, eh, hola. Dijo tímidamente caminando de espaldas. Ay dios mío, ¿Como le digo a papá que perdí a mi hermana? ¡Lara! ¡Sabes que no me gusta que juegues así conmigo!
Echó a correr y no paró hasta terminar enganchado del brazo de Snape mirando a todas partes con los ojos muy abiertos.
Harry, ¿Que te sucede? Le preguntó Snape extrañado por el comportamiento del chico. ¿Y tu hermana?
Eso es lo que me gustaría saber. Murmuró Harry sin despegarse de Snape. Se transformó en algo, no se en que, solo intento que no me tome por sorpresa, ya sacamos la mesa y... ¿Podría quedarme aquí?
Gusarapo cobarde. Se burló la voz de Lara G. ¿No decías en el Cairo que no había por que temerle a una chica?
¡Yo no dije eso! Se defendió Harry mirando hacia el árbol.
Lara G. estaba sentada en una rama bastante alta, recostada al grueso tronco del árbol con un pie colgando y otro encogido.
¡Lara! ¡Baja inmediatamente de ahí! Le ordenó Snape muy serio.
Lara G. miró abajo y sonrió. Se curvó hacia delante apoyando las manos en la rama quedando en la posición de pino, con las piernas estiradas hacia arriba. De un empujón de manos se precipitó al suelo dando una mortal y cayendo agachada en el suelo. Se levantó como si lo que acabara de hacer fuese lo más simple del mundo.
¡Lara! ¿Es que piensas matarme del susto? La reprendió Snape débilmente soltando a Harry para acercarse a su hija en dos pasos, le comenzó a sacudir la cabeza. ¡No vuelvas a hacer eso!
¡OK, OK! ¡No es para tanto papá! Protestó Lara G. escapando de la mano de su padre.
Pero eso que hiciste estuvo mal querida, ¿Y si caías mal, ni que dios lo quiera? Le preguntó Misty con una falsa voz dulce. Podrías haberte hecho daño.
Yo se lo que hago y no necesito de sus atenciones. Masculló Lara G. desafiante quitándose una hoja de la camiseta.
¡Lara! ¿Y esos modales? Le espetó Snape con los dientes apretados.
Vamos señor Snape, cualquiera pierde los estribos cuando es reprendido, y ella es una adolescente, es normal. Dijo Misty sonriéndole a Lara G. Yo también era así.
Solo que Lara no es tan desagradable. Murmuró Harry sin mirar a la mujer.
Snape (Que fue el único que lo escuchó) giró bruscamente y lo miró con una cara que haría que cualquiera se lanzara a correr en sentido contrario al de él. En eso se escuchó el rumor y sonidos de hechizos acompasados por el sonido de sillas apareciendo, al parecer, el almuerzo acababa de ser servido.
Sugiero que vayamos a almorzar, este almuerzo fue traído desde Hogwarts y seria una lástima que se enfriase. Dijo Dumbledore de repente sonriendo. Por supuesto, fue traído sin el consentimiento de la nueva directora.
Le dedicó una sonrisa y un guiño a Harry y a Lara G. y empezó a caminar con OjoLoco hacia la mesa. A medio camino se dio vuelta.
¡Ah! Remus, Sirius y Severus, tengo que tener unas palabritas con ustedes, si pudieran acompañarme en el almuerzo. Dijo sonriendo, los tres brujos mencionados asintieron al momento empezando a caminar, solo Snape se quedó un poco rezagado. Y también debo hablar contigo Alastor...
Después hablamos, seriamente. Les susurró Snape a los chicos antes de seguir a Dumbledore a la mesa.
Miren, allí hay un espacio libre. Dijo Katia señalando el espacio frente a Tonks y Kingsley Shacklebolt. Pueden sentarse allí.
¿Y tú Katia? Preguntó Lara G. al ver que el espacio era para dos.
Nosotras nos contentamos con ir más adelante. Contestó antes de que Misty lo hiciera, ya había abierto la boca para hablar pero la volvió a cerrar. Buen provecho.
¡Igualmente! Dijeron al unísono empezando a caminar al espacio vacío.
Agitaron sus varitas haciendo aparecer dos sillas que dieron una voltereta antes de caer frente a los platos dorados. Comenzaron a almorzar muy entretenidos con Tonks que cambiaba de nariz en cada bocado. Esta de repente puso una nariz parecida a la de Snape, pero más grande y a Lara G. le entró tal ataque de risa que por poco se cae de la silla. Cuando logró incorporarse, Tonks la miraba sin cambiar todavía de nariz así que terminó pidiendo permiso y entrando a zancadas a la cocina muerta de risa.
¿Que le sucede? Preguntó Kingsley con su voz profunda.
¿Que le causaba tanta gracia? Preguntó Tonks por su parte volviendo su nariz a la normalidad.
Oh, es que la mitad del tiempo se la pasa diciéndole a papá que tiene la nariz grande y eso lo fastidia bastante, y cuando tú pusiste esa última nariz supongo que lo recordó. Explicó Harry encogiéndose de hombros. La última vez le dijo que tenía... ¿Como era?... ¡Ah! Si, que tenía: La lanza de Don Quijote por nariz.
Tonks y Kingsley empezaron a reírse a la vez que Lara G. se acercaba desde la cocina muy roja y con lapsos de risa sin sentido. Se sentó en su silla y soltó aire con los ojos cerrados como relajándose.
¿Ya te calmaste? Le preguntó Harry mirándola de cerca.
Ya, ya estoy bien. Contestó abriendo los ojos, puso cara maliciosa. Pobre papá, jeje.
Harry hizo una mueca leve, cuando Lara G. advertía, era en serio.
En contra de lo que estés pensando no es acerca de... Lara G. se puso el dedo pulgar en el espacio de la nariz y la boca y el índice en la frente, formando la silueta de una nariz descomunal. ... de papá, es porque... hem, hem, aquellos tres tienen una misión.
¡No me digas! Exclamó Harry sonriendo con ganas.
Tonks, Kingsley, por favor, no digan nada acerca de esta pequeña conferencia entre hermanos. Pidió Lara G. con cara de inocencia sin quitarse la mano de la cara, la bruja y el mago asintieron claramente divertidos. Gracias... bien Harry, no escuché mucho, ya sabes las miradas tan preciosas que lanza papá cuando ve que estamos espiando... solo se que por la noche... van a salir y sabe dios a que hora van a regresar.
Bueno, es lógico, si es una misión... por supuesto que no sabemos a la hora en que van a llegar. Reflexionó Harry.
El problema es que... vas a tener que donar tu habitación. Dijo Lara G. y bajó la mano disimulando cuando Snape la miró.
¡¿Que voy a tener que queee?! Exclamó Harry de repente.
No seas tacaño, es para Lupin, creo que vas a dormir en mi habitación. Dijo Lara G. mirando de reojo hacia la otra punta de la mesa en donde Snape los observaba estrechamente. Y no te alteres tanto que aquel tiene la mirilla telescópica y la punta del Winchester hacia acá.
Tonks y Kingsley soltaron una carcajada breve, se estaban divirtiendo bastante escuchando a los chicos hablar.
¿De veras no pudiste escuchar algo más? Preguntó Harry con interés.
Desgraciadamente no... Contestó Lara G. cabeceando, entrecerró los ojos cuando se dio cuenta de que Misty los miraba con mucho interés y le dirigió un rápido susurro al chico. Esa Misty no acaba de agradarme.
Ni a mí. Gruñó Harry bebiendo jugo de calabaza.
Intercambiaron una mirada sombría y prosiguieron en su almuerzo, bastante irritados al notar que Misty no les quitaba los ojos de encima, como si fuesen un valioso collar de diamantes a la venta. Quizás fue por eso por que no pudieron disfrutar como tenían previsto el suntuoso almuerzo. Cuando terminaron de almorzar, aunque ellos terminaron primero que todos al sentir un nudo en el estómago de la irritación, los platos brillaron limpios, como en Hogwarts y Harry tuvo la idea, de que habían traído elfos desde el colegio.
Con un destello, los platos desaparecieron dejando la mesa limpia y todos los magos y brujas se levantaban desapareciendo sus respectivas sillas, satisfechos por el almuerzo tan bueno. Los chicos pensaron que era tarea de ellos encoger la mesa y regresarla a la cocina. Ya se estaban preparando cuando un muchacho larguirucho de llameante pelo rojo nariz larga y un montón de pecas se acercaba a zancadas junto con una chica de pelo castaño alborotado y mirada de mandona.
¡Ron, Hermione! Exclamaron Harry y Lara G. al unísono sonriendo ampliamente.
¡Hola chicos! Saludó Hermione llegando al lado de ellos.
Hola Harry, Lara. Dijo Ron mirando alrededor entusiasmado, miró la mesa y su expresión se alargó. Oh, no puedo creer que llegáramos tarde para el almuerzo.
¡Ron! ¿Como puedes pensar solo en comer? Lo reprendió Hermione.
Es que no puedo pensar con el estómago vacío. Replicó este sobándose el estómago.
Si es por eso... creo que tenemos algo de comida en la cocina, nos encantaría acompañarlos. Sugirió Lara G. sonriendo.
P-Pero... si ya ustedes almorzaron. Dijo Ron parpadeando.
No almorzamos bien. Dijo Harry con expresión sombría.
¿Por que?
Lara G. tosió nerviosamente. Snape se había acercado rápidamente y sonrió al llegar a ellos.
Buenas tardes. Saludó amablemente.
B-Buenas... profesor Snape. Saludó Hermione tímidamente, era obvio que verlo vestido de negro completamente de nuevo le recordaba los tiempos de Hogwarts.
Ya no soy profesor, Granger, quiero decir... Hermione. Rectificó Snape con suavidad. Así que... no creo tener ya el titulo de profesor.
Señor, mi padre mandó a decir que no podía venir porque... porque estaba muy comprometido en el Ministerio y si faltaba... Dijo Ron parpadeando nervioso.
Si Weasley... perdón, Ron, no se me quita la costumbre, tu padre envió una lechuza hace algunos minutos explicando su situación y... Snape sonrió mostrándole algo parecido a una Snitch con plumas grises en su mano que gorjeaba como loca. Creo que es tuya esta lechuza ¿Me equivoco?
No se equivoca señor. Respondió Ron algo tenso.
Por lo que veo a ti tampoco se te ha quitado la costumbre de llamarme señor, puedes llamarme por mi nombre si lo deseas. Le dijo Snape liberando a Pig que se puso a zumbar alrededor del azorado chico. Lástima que hayan llegado después del almuerzo.
Papá, estábamos pensando retirarnos a la cocina, vinieron con el estómago vacío y... Comenzó a explicarse Lara G.
Por dios Lara que esta es tu casa y la de Harry, ¿Como van a pedirme permiso para ir a la cocina con sus amigos? Dijo Snape parpadeando ampliando la sonrisa. Por supuesto que pueden ir, creo que hay pastel por allí y... debe haber cerveza de mantequilla en la despensa.
Bueno... estamos en la cocina papá. Dijo Harry encogiéndose de hombros.
Snape se puso serio de repente agarrándoles por los brazos antes de que empezaran a caminar.
Recuerden... que tenemos una conversación pendiente. Dijo pasando la mirada por uno y otro. Y es en serio, ¿OK?
Harry y Lara G. se miraron, asintieron lentamente y Snape los soltó. El brujo giró sobre sus talones y la capa negra dio una elegante onda antes de que empezara a caminar hacia el grupo que rodeaba a Dumbledore que no eran más que los que estaban reunidos antes del almuerzo. Reducieron la mesa y fueron todos a la cocina. Cerraron la ventana y la puerta poniendo hechizos imperturbables.
¿Se puede saber el motivo de tanta seguridad? Preguntó Hermione haciendo aparecer una silla con un giro de varita y sentándose.
Es para que esa tal Misty no venga a husmear. Refunfuñó Harry volviendo la mesa a la normalidad.
¿Quien? Dijo Ron desconcertado halando una silla que había en una esquina y sentándose al lado de Hermione en la mesa.
Misty Grasful, la conocimos hoy y gracias a ella nos ganamos una conversación seria con papá. Explicó Lara G. haciendo un gesto de desagrado. Es una pesada, insoportable.
Esperamos que no termine de novia con Sirius. Farfulló Harry sentándose a la mesa mientras Lara G. encontraba las cervezas de mantequilla y sacaba el pastel del refrigerador. Aunque están muy unidos.
Pero... no estaría mal que Sirius tuviese novia, eso es egoísmo por parte de ustedes. Dijo Hermione muy seria.
¡Oh! ¡Eso lo dices porque no conociste a esa mujer! Dijo Lara G. repartiendo las cervezas de mantequilla. No es para él, es demasiado antipática.
Le caemos mal pero lo disimula bastante bien. Gruñó Harry dando un trago. Mira, por ejemplo, si me gusta Katia para Lupin.
¿Katia? Me suena... Dijo Ron pensativo con la boca embarrada de merengue por el pastel. ¿No es la bruja rusa?
Sip, es ella misma, ella si es agradable. Dijo Lara G. tomando un sorbo de cerveza de mantequilla.
No se compara en nada a Misty. Dijo Harry por su parte. Esa cuando llegó a la casa solo nos trató con desprecio y desagrado mientras que Katia... se ha portado muy amable.
Ya quiero conocer a esta tal Misty. Dijo Ron dando un largo trago de cerveza de mantequilla, Hermione le lanzó una mirada de reprobación. ¡Solo para conocerla!
La puerta de repente se abrió y entró Misty sonriendo. Harry y Lara G. gruñeron de mal humor.
¡Oh! ¡Aquí estaban! Exclamó con alegría fingida. ¿No me van a presentar a sus amigos?
¿Por qué deberíamos hacerlo? Preguntó Lara G. lanzándole una mirada envenenada igual a la que lanzaba Snape.
Misty cerró la puerta poniendo un hechizo imperturbable y se acercó a la chica.
Tienes que mejorar tus modales querida. Le dijo suavemente.
Y usted los suyos. Gruñó Harry en defensa de Lara G.
Ron y Hermione se miraron con el ceño fruncido.
Espero que a vuestros amigos
no les importe que sea sincera. Dijo Misty con falsa voz dulce sonriéndole a Ron y a Hermione, luego miró a los chicos que la miraban desafiantes. No me gustan los niños
No somos niños, somos adolescentes. Dijo Lara G. con los dientes apretados.
¡Cállate chiquilla insolente! Bramó la mujer mostrando los dientes. ¡Aquí no se habla hasta que yo no termine!
Como iba diciendo, ustedes no me agradan así que los considero un estorbo y
no me obliguen a quitarlos del camino y si hablan algo acerca de esto
la van a pasar mal.
¿Nos está amenazando? Preguntó Harry levantándose de golpe apretando la varita.
Bueno
si. Contestó sonriendo. Así que
o me tratan bien o
¿O que? Saltó Lara G. con los ojos relampagueándole y la neblina arremolinándose furiosamente alrededor de sus pupilas dilatadas. Cuando nuestro padre se entere
Me va a creer a mí. Dijo Misty tranquilamente. Puedo ser muy persuasiva y además
puedo hacer que en una noche olvide todo y empiece a confiar en mí y
¡NUESTRO PADRE ES CASADO! Bramó Lara G. descompuesta, el cielo se nubló de repente y cayó un trueno distante. ¡SI LE PONE UN DEDO ENCIMA A MI PADRE SE LAS VA A TENER QUE VER CONMIGO!
¡Y CONMIGO! Apoyó Harry a gritos, Ron y Hermione ya agarraban sus varitas por debajo de la mesa. ¡VAYASE DE ESTA CASA!
Me temo que eso no va a ser posible, Sirius se enfadaría mucho con ustedes y
es muy violento, ¿Sabían? Dijo Misty sonriendo, miró a Ron y a Hermione. Y espero que ustedes no hablen más de la cuenta porque puedo hacer que les sucedan cosas
horribles.
¡NO LOS METAS! Rugió Lara G. apuntándole con su varita, de esta saltaron chispas y comenzó a llover pesadamente.
¡VUELVE A AMENAZAR A NUESTROS AMIGOS Y LA VA A PAGAR CARO! Amenazó Harry apuntándole con fiereza, las botellas de cerveza de mantequilla estallaron en mil pedazos mientras afuera llovía torrencialmente.
La puerta se abrió completamente dando paso a Snape, Sirius, Lupin y Katia que se quedaron boquiabiertos mirando la escena. Todos los demás magos habían desaparecido en el momento en que vieron nublarse el cielo. Los chicos ni se molestaron en bajar las varitas, si las miradas mataran, Misty hubiese muerto dos veces. La mujer sonrió lentamente y comenzó a reírse, algo que a los chicos les pareció una burla.
No se preocupen. Dijo entre risas. Solo estábamos hablando e iban a mostrarme que eran capaces de crear Patronus corpóreos.
Ron y Hermione se miraron parpadeando, esa mujer era muy astuta.
Bajen las varitas. Ordenó Sirius, los chicos no se movieron. ¡BAJEN LAS VARITAS! ¡AHORA!
Los chicos pegaron un brinco y bajaron las varitas, pero la tormenta que se había desatado de la nada no se calmó.
Nosotros
nos vamos. Dijo Hermione halándole un brazo a Ron.
¡Pero si no me he terminado el pastel! Protestó Ron pero se levantó sumiso cuando Hermione le lanzó una mirada de advertencia. OK Hermy
bueno chicos
er
nos vemos.
Harry y Lara G. solo hicieron una leve inclinación de cabeza. Ron le cedió el paso a Hermione para que desapareciera primero por la chimenea y luego desapareció él. Snape los miró como un toro furioso y los demás (Incluida Misty) abandonaron la cocina. Snape cerró la puerta y puso un hechizo imperturbable.
Siéntense.
Los chicos se miraron y se sentaron bruscamente en sus sillas, pero Snape no se sentó. Se apoyó en la mesa mirándolos con sus ojos negros más brillantes de lo usual. Pero el brillo no era cálido, era de furia.
¡¿Se puede saber en que demonios estaban pensando?!
No gritó, pero a los chicos les hubiese gustado que lo hiciera, el tono de voz era completamente decepcionado y
¿Enojado?
Nunca había visto ese comportamiento en ustedes. Prosiguió sin abandonar ese tono de decepción, los chicos bajaron la vista y la tormenta se fue calmando. La señorita Grasful no les ha hecho nada para que la traten de ese modo
¡Si nos hizo! ¡Nos amenazó! Soltó Harry sin poder más. Vino aquí a la cocina para decirnos que no le agradamos y que somos un estorbo para ella y que nos va a quitar del camino y dijo que
que tú
Que le ibas a creer a ella porque
porque
si no lo hacías
Lara G. no encontraba las palabras adecuadas para tocar el tema, decidió soltarlo crudo.
¡Se iba a acostar contigo para que confiaras más en ella que en nosotros!
¿Qué tonterías son esas? ¡Nunca escuché tamaña estupidez! Exclamó Snape abandonando su apoyo en la mesa y comenzando a dar vueltas. ¡Esa es la historia más ridícula que he escuchado de ustedes! Se que me mienten a veces pero
nunca pensé que llegaran a esos extremos.
¡No estamos mintiendo papá! Dijo Harry desesperado. ¡Amenazó también a Ron y a Hermione!
Por favor papá tienes que creernos. Suplicó Lara G. ¡Esa mujer es una arpía!
Más tonterías. Resopló Snape. ¿Tan mal padre he sido? ¿Tan mala educación les he dado? ¿No les he dado mi cariño, mi afecto y mi apoyo cuando más lo han necesitado? ¿Qué tengo que hacer para que dejen de decir esas absurdas mentiras y acusaciones falsas?
Has sido un padre excelente, eso no tiene que ver con que Misty nos caiga mal. Murmuró Lara G. bajando la vista.
¡Ah! ¿Es eso? ¿Todo es porque no les agrada mucho la señorita Grasful? Preguntó Snape deteniéndose y mirándolos. Bueno, está bien, no puedo evitar que les caiga mal, pero hagan un esfuerzo por Sirius
¡¿Sirius?! Preguntaron a un tiempo.
Si, él y la señorita Grasful llevan saliendo dos semanas y por lo que he visto
creo que ya son novios o algo de
¡¿EL QUEEE?! Exclamaron horrorizados.
¿Qué tiene de malo que Sirius tenga novia? Ya era hora. Bufó Snape. Solo hagan un esfuerzo por mostrarse amables con ella, aunque por dentro se les retuerzan las tripas de odio, ahora van a salir y van a pedirle disculpas por vuestro comportamiento hoy y le van a decir que no va a volver a suceder.
¡Es demasiado! Protestó Lara G. ¡Sirius merece algo mejor que esa mujer!
No vamos a pedirle disculpas a esa mujer. Gruñó Harry cruzándose de brazos.
Oh, si lo van a hacer. Dijo Snape poniéndose serio. Ella espera una disculpa por parte de ustedes y Sirius una justificación por vuestro comportamiento así que
salen y se disculpan.
No nos crees, ¿Verdad? Preguntó Lara G. dejando el cielo solamente nublado.
Si, yo les creo. Se apresuró en contestar Snape, quizás demasiado rápido ya que los chicos lo miraron con expresión incrédula, decidió arreglarlo. Como soy vuestro padre
les creo, vengan, vengan aquí
Los chicos se levantaron y se acercaron a Snape que los esperaba con los brazos abiertos para aplacarlos un poco. El brujo los estrechó a los dos en un abrazo y les besó las cabezas.
Ya todo está bien, ¿Si? Les creo, voy a tener los ojos bien abiertos
Comenzó a decirles con suavidad, vio con alivio como el cielo se aclaraba. Eso es
tranquilos los dos
saben que estoy aquí para cualquier cosa, por grave que sea, son mis hijos y pueden contar con mi apoyo de padre.
Snape los soltó y los miró unos segundos. Todavía podía ver el enojo en los ojos de los dos. Le alisó el pelo a Lara G. y le besó la frente suavemente luego le arregló el cuello de la camisa a Harry y también le besó la frente con aire paternal.
Ahora tranquilos, van a salir y van a pedirle disculpas a la señorita Grasful... no pongan esas caras, recuerden, háganlo por Sirius.
Los chicos se miraron diciéndose claramente: después hablamos. Snape quitó el hechizo imperturbable y los dejó salir. Los chicos se tragaron el gruñido cuando vieron a Misty sentada con Sirius en el sofá, Lupin y Katia conversaban con aire romántico en una esquina de la sala. Lara G. se aclaró la garganta para anunciar que estaban allí y todos interrumpieron sus charlas para mirarlos.
Que... hemos venido a... pedirte disculpas, Misty porque... bueno, hoy solamente nos levantamos con el pie izquierdo. Dijo Lara G. logrando hacer una sonrisa forzada.
Si, ya sabes, cosas propias de la adolescencia así que... disculpas ¿Si? Agregó Harry ante la mirada significativa de Snape.
Misty sonrió.
Por supuesto que los disculpo. Dijo sin dejar de sonreír. Los entiendo perfectamente, no hay problema.
Sirius sonrió complacido mientras que Misty empezaba a tener una sonrisa hipócrita.
Estamos arriba. Dijo Lara G. para evitar los deseos de pegarle un puñetazo en la nariz a la mujer.
Harry la siguió sin protestar y se atrincheraron en su habitación poniendo un prudente hechizo imperturbable.
¡Hipócrita! Bramó Lara G. apretando los dientes, fue a dar una patada en el suelo pero se contuvo a tiempo. ¿La viste? Por supuesto que los disculpo ¡Rata!
Vamos a tener que utilizar otro método con ella. Reflexionó Harry en voz alta. Ya que... por lo que veo están dispuestos a defenderla.
Tenemos que evitar que ese noviazgo dure. Gruñó Lara G. dando vueltas en la habitación. ¡Hay que alejarla de Sirius!
Pero... no entiendo el interés de ella en Sirius. Dijo Harry pensativo.
Es guapo. Dijo Lara G. como si lo resolviese todo.
¿Y? Eso no es motivo para ahuyentarnos de esa manera. Dijo Harry con el entrecejo fruncido mirando por la ventana. Tiene que haber algo más porque amor dudo que haya.
Y el problema es que si volvemos a tratarla como se merece, esta casa se viene abajo.
Quizás un ataque silencioso...
Explícate Harry.
Jugarle bromas pesadas sin que nadie lo note y como no puede explotar delante de Sirius... Explicó Harry con malicia. Espantarla con disimulo, vamos a mostrarnos sumisos, alegres, despreocupados y de repente... ¡Zaz! Atacamos.
Suena muy bien. Aceptó Lara G. con entusiasmo, de repente frunció el entrecejo. ¿Es que tenemos que cuidarle las espaldas a todos?
Eso parece. Resopló Harry, sonrió estirando una mano al armario y a sus manos vino volando la espada de Gryffindor, se puso en guardia. ¿Un duelo? ¿Espada contra espada?
¿Me retas? Preguntó Lara G. alzando una ceja.
Buenooo... un poquito. Contestó el chico arrepentido de haber sugerido un duelo.
Hecho.
Lara G. llevó las manos a un lado, como si agarrase algo, de una espiral plateada surgió su espada. La blandió con elegancia ante Harry.
¡Hey! ¡Espera a llegar a la sala! Exclamó esquivando una estocada.
Lara G. respondió con un mandoble. Harry abrió la puerta precipitadamente y salió corriendo escaleras abajo. Se saltó los 4 últimos escalones y giró con la espada en alto a tiempo de detener a Lara G. que se le abalanzaba encima. Los adultos pusieron los ojos como platos y Snape enseguida se alteró.
¡No! ¡Un duelo no! ¡Suban a dejar esas espadas!
Los chicos no hicieron caso, poniéndose en guardia el uno contra el otro. Lara G. sonrió de lado haciendo una seña con los dedos como invitándolo a combatir. Harry blandió la espada y la atacó limpiamente, pero la chica esquivó el golpe dando un giro en punta de pies. Combatían vigorosamente sin dar muestras de cansancio mientras los adultos los miraban atentamente. Hubo un destello y en el brazo izquierdo de Lara G. apareció una cortada que inmediatamente comenzó a emanar sangre. Harry parpadeó bajando la espada, nunca quiso herirla. Pero la chica solo se echó a reír a carcajadas.
Un paso de avance Harry... pero no por mucho tiempo.
Lara G. separó las piernas de lado agarrando la espada con ambas manos y sonrió levemente. Una luz blanca surgió a medida que la herida se le sanaba hasta que solo quedó la marca de la sangre pero ni rastro de la herida. Blandió la espada contra Harry que pudo reaccionar a tiempo aunque por poco lo desarmaba. Misty ahora pasaba la mirada de la sangre en el suelo hasta donde antes estaba la herida de la chica. Lara G. desarmó a Harry en un dos por tres y le devolvió la espada de Gryffindor.
¡Ni un duelo más! Exclamó Snape acercándose a zancadas junto con los demás adultos. ¿Estás bien, Lara?
Perfectamente bien. Contestó esta apoyándose en su espada.
¿Y-Y tu herida? Preguntó Katia preocupada.
Gajes del oficio del... Lara G. se detuvo a mitad de su frase mirando a su padre. ¿Papá? ¿No...?
Bueno, creo que no podíamos ocultar esto por más tiempo. Suspiró Snape pasándole un brazo por los hombros. Sirius...
Misty es de confianza Severus. Dijo Sirius al momento.
Bien, saluden a... al Ángel de la Oscuridad. Dijo Snape empujando un poco a Lara G.
Katia parpadeó un par de veces mientras que Misty había adoptado una mirada calculadora. Lara G. frunció el ceño de repente, Misty miraba su sangre en el suelo. Pegaron un salto cuando esta se disolvió lanzando un humo blanco, como un potente ácido.
Mi sangre no la va a tener otro. Dijo en tono de advertencia.
Snape la miró extrañado, como esperando que le dijera a quien iban dirigidas esas palabras. Pero la chica solo se recostó a él cerrando los ojos y aspirando suavemente. Harry mientras tanto no había tenido que limpiar su espada, la sangre se había disuelto allí mismo.
La tarde transcurrió tranquila sin ningún otro incidente. Katia mostraba tal respeto hacia Lara G. que ya la chica no sabia donde se iba a meter. Misty, en cambio, no le quitaba los ojos de encima, ni ella ni a Harry, porque Snape ya les había revelado a las dos mujeres que el chico era el heredero de Gryffindor. Lo que le puso la tapa al frasco fue cuando Lara G. tuvo que mostrar el Ank plateado en su frente porque Misty le dijo a Sirius que ella no estaba segura de que Lara G. fuese en realidad el Ángel. Los chicos se trataban de mostrar amables todo el tiempo y les estaba costando trabajo. Harry se aferraba a cualquier cosa con fuerza para no terminar gritándole a Misty que se fuera de la casa.
Lara G. a veces se aferraba del brazo del chico para aguantar la rabia y se cuidaba de pegar patadas en el suelo o enojarse tanto que terminara haciendo estallar la segunda tormenta del día. Snape parecía ser el único que notaba las contorsiones de las caras de los chicos de la rabia, porque Sirius estaba acaramelado con Misty y Lupin y Katia habían salido a dar una vuelta.
Se va a ir ahorita. Les susurraba Snape a cada rato. Aguanten un poquito más.
Pero los chicos veían el ahorita como el país de nunca jamás. La susodicha los miraba burlona por la espalda de Sirius y siempre daba la grandísima casualidad de que Snape estaba haciendo cualquier cosa por ahí y no captaba las miradas socarronas que Misty les lanzaba a los chicos. Por fin empezó a caer la noche y los tres brujos decidieron explicar con lujo de detalles que tenían una misión.
Bien, ahora nosotros vamos a salir y ustedes se van a quedar solos aquí... Comenzó a explicar Snape muy serio. No nos esperen y Harry tú duermes con Lara hoy, ¿Todo claro?
Los chicos se miraron y luego asintieron entusiasmados con la explicación detallada que les acababan de dar.
Vayan a la cama temprano. Agregó Sirius balanceándose sobre sus pies, los chicos se habían dado cuenta de que se hacia el tonto si Misty estaba cerca. Y nada de duelos, ni de magia ni de espadas.
Harry y Lara G. asintieron monótonos.
Y ya Katia les hizo la cena, solo tienen que calentarla. Dijo Lupin sonriendo.
Snape se les quedó mirando con una ceja alzada como tratando de enviarles algún mensaje codificado que los chicos no lograban entender.
¿Es que no piensan despedirse de papá? Preguntó sin poder aguantar más.
Los chicos sonrieron y se lanzaron a abrazarlo entre los dos. Pero eso no fue nada comparado con el abrazo de Snape. Los exprimió con tanta fuerza que pensaron que los iba a estrangular.
Ya... papá... déjanos... respirar... Protestó Lara G. con la voz ahogada. Nosotros... también... te... queremos.
Todos sonreían menos Misty, que cuando Katia la miró se tuvo que plantar una sonrisa forzada en el rostro. Cuando Snape los soltó y les hubo besado la frente a cada uno con aire paternal, Lara G. se lanzó a abrazar a Sirius y a Lupin a la vez.
Suerte en la misión. Les dijo sonriendo cuando los soltó. Y no se entretengan.
¡Lara! La reprendió Harry.
Mantengan la mente clara...
Lara, ellos saben que hacer.
No se desvíen del camino que acordaron aunque no nos digan nada.
Lara... ya.
¿Ya que?
Ya, de ya.
¿Ya, de ya que?
Ya, de ya, de ya, de ya.
¿Ya, de ya, de ya, de ya, que?
¡Que ellos saben lo que hacen!
¡No me cambies de tema pedazo de Gusarapo mal alimentado!
¡Calandraca!
¡Esqueleto rumbero!
Te voy a...
¡Ven si eres hombre!
Harry meditó unos segundos antes de responder:
¿No decías que era un Gusarapo?
Libraste. Gruñó Lara G. cruzándose de brazos, los demás solo los habían observado claramente divertidos.
Bueno, ya deberíamos irnos. Dijo Lupin consultando un reloj en su muñeca. Y Lara... gracias por tus consejos.
¡Para eso están las sobrinas! Y sobrinos... Agregó al verle la cara a Harry. Suerte.
Los tres brujos se miraron y luego les sonrieron. Desaparecieron los tres a un tiempo con ruidosos plops.
La cena está en aquella olla. Indicó Katia sonriendo. Y... bueno... nos vemos.
Adiós. Dijo Misty parpadeando un par de veces.
Los chicos agitaron las manos a la vez que las dos brujas desaparecían con un plop.
Bueno, me alegra que este tedioso día haya acabado. Dijo Lara G. estirándose. Sentía que podría estrangular a Misty en cualquier segundo.
Y yo pensé en lanzarle una buena maldición. Gruñó Harry desgreñándose. Pero me medí por Sirius.
Demonios, se ve que Sirius está muerto en la carretera y sin llantas con ella. Resopló Lara G. Hay que pensar alguna manera para que la suelte.
Bueno, lo mejor será que pasemos esta noche tranquila.
Lara G. asintió conforme. Se contentaron con sentarse a ver televisión tranquilamente hasta la hora de la cena que no resultó estar envenenada como pensaban, ya que habían visto a Misty ayudando a Katia a prepararla. Después de cenar se sentaron de nuevo en el sofá a ver sin mucho interés la televisión. Así estuvieron hasta que cerca de las 12 de la noche, se escuchó el sonido de cómo si alguien se hubiese ido de bruces contra un latón de basura, luego carcajadas estridentes. Los chicos fruncieron el ceño y saltaron del sofá. Se asomaron por la ventana. Toda la calle estaba en completa oscuridad, pero pudieron divisar unas siluetas tambaleantes que caminaban con dificultad por la acera absortos en discusiones y risas sin sentido.
Entornaron los ojos a través de la ventana y pudieron distinguir de cuantas personas se trataban. Eran tres hombres que caminaban juntos con los brazos pasados por los hombros mientras que un cuarto venia rengueando detrás tambaleándose de un lado a otro. Los de las esquinas agitaban botellas en sus manos mientras intentaban en vano no zigzaguear. Los chicos se encogieron de hombros y se retiraron de la ventana, no sin escucharles hablar a gritos y soltar carcajadas ebrias. Se sentaron de regreso en el sofá. De repente tocaron bruscamente a la puerta de la calle haciéndolos pegar un brinco.
Lara G. se levantó obstinada del sofá, de seguro era la señora Figg para darles una vuelta por encargo de Sirius. Volvieron a tocar a la puerta más fuerte y Lara G. se acercó refunfuñando. Abrió la puerta forzando una sonrisa y...
¿Que no ¡hip! vas a ¡hip! saludar a tu ¡hip! padre?
Lara G. soltó un grito ahogado cuando Sirius y Lupin soltaron a Snape que le cayó encima. Harry se levantó de un salto mirando a Lara G. que a duras penas sostenía horrorizada a su padre que estaba completamente ebrio.
¡Tienes mis cejas! ¡Jajajajajaja! Snape soltó una estrepitosa carcajada sin sentido mientras miraba a Lara G. con sus ojos negros muy rojos abiertos de par en par. Pero los ojos ¡hip! son de tu madre...
¡Nos los has ¡hip! dicho mil ¡hip! veces Snape! Exclamó Sirius desde el umbral de la puerta, sostenía una botella de Whisky presumiblemente.
¡Acaben de ¡hip! entrar! Dijo Lupin por su parte empujando a Sirius, se detuvo una vez adentro tambaleándose sujetando una botella holgadamente y se llevó un dedo a la boca. ¡Shhhh! (Reprendió escandalosamente)... ¡Los chicos ¡hip! deben estar ¡hip! dormidos!
Entonces ¡hip! ¿Quién es ese ¡hip! chico en pijamas? Gruñó la voz de OjoLoco, se escuchó un golpeteo y este apareció dentro de la casa con el ojo mágico girando descontrolado, abrazaba una botella como si fuese su primogénito. Se parece a ¡hip! Potter, ¡Noooo! ¡U-Un mo-mo-mortífago!
¡Es Potter! Dijo Snape incorporándose a medias. ¡Mi hijo! ¡Y yo so-so-soy el mortífago! ¡Ex-mortífago! ¡Y el es mi ¡hip! hijoooooo!
¡Ooooooh! ¡hip! ¿Con que tu hijoooooo? Dijo Sirius tambaleándose peligrosamente. ¿No eres Severus ¡hip! Snape? ¡En-En-Entonces no es tu ¡hip! hijo! ¡Es el hijo de ¡hip! James!
¡Lo se, lo se! Exclamó Snape soltándose de Lara G. y caminando tratando de decidir a cual de todos los Harry que tenia delante debía abrazar. ¡Yo lo adopté! ¡hip!
Snape rompió a llorar lanzándose a abrazar al Harry que no era y terminó de bruces en el suelo provocando una carcajada estridente de los otros tres. Lara G. cerró la puerta al momento mirando horrorizada a los cuatro brujos completamente borrachos. En la sala reinaba el fuerte olor a exceso de bebida que despedían los cuatro brujos. Harry enseguida ayudó a Snape a ponerse en pie pero para su desgracia el brujo se dejó caer abrazándolo llorando a lágrima viva.
¡Es mi hijo! Dijo Snape entre sollozos, miró a Harry hipando. Harry, hijo, ¡hip! ¿No es verdad que au-aun-aunque seas adoptado ¡hip! soy tu padre?
Yaaa, yaaa, Seve ¡hip! rus... Dijo Sirius acercándose en un violento zig-zag, le palmeó la espalda con tanta brusquedad que por poco Harry termina en el suelo con Snape encima. No quería ¡hip! dañarte hermano, ¿M-Me perdonas?
¡Por supuesto! Exclamó Snape soltando a Harry (Algo que fue un alivio para el chico) y dándose vuelta, abrió los brazos con una sonrisa ebria. ¡Siiiiiriuuuuuuus!
¡Seeeeveeeruuuuus!
Los dos brujos se fueron a dar un abrazo, o más bien, pensaron que se lo iban a dar, se pasaron por los lados con los brazos abiertos y cayeron de bruces en el suelo. Lupin mientras tanto tenía a Lara G. acorralada mientras que OjoLoco se había dejado resbalar por la pared abrazando la botella y roncaba como un elefante.
¿Noooo deberías estar do-do-dormida? Le preguntó Lupin a la chica abriendo mucho los ojos, parpadeó un par de veces cuando se fue hacia delante. A tu padre no le va a ¡hip! gustar.
¿Todavía queda ¡hip! Whisky? Preguntó Snape tratando de alcanzar la botella que Sirius tenia en la mano.
¡Ya estás ba-bas-bastante ebrio ¡hip! Snape! Le reprendió Lupin de repente girando descontroladamente, Lara G. se apresuró en agarrarlo y él le revolvió el pelo torpemente. Estoy ¡hip! bien... ¡Su-Suelta esa ¡hip! botella Sirius!
OjoLoco emitió un áspero ronquido abriendo la boca.
¡Basta! ¡Esto es el colmo! Exclamó Lara G. de repente haciendo que Sirius y Snape que se habían logrado abrazar cayeran rodando por el suelo. ¡Partida de... borrachos sin consideración!
¡Debería darles vergüenza! Apoyó Harry enfadado mientras Lupin se dejaba caer abrazando recelosamente la botella mascullando cosas para si mismo. ¡Ir a una misión y terminar... borrachos!
Pe-Pero Harry cielo, solo nos divertíamos. Dijo Snape imitando de repente la voz de Gabriela con un poco de dificultad, Sirius se echó a reír como un loco señalándolo con un dedo, Snape puso su voz normal. ¡Cállate ¡hip! Sirius! Estoy tratando de co-co-comunicarme.
Siiiiii, comunícate, ¡hip! eso es bueno. Apoyó Lupin dando un giro en el suelo como un aeroplano descontrolado. Tal vez logres que ¡hip! se vayan a la cama ¡hip! es muy tarde.
Snape se aclaró la garganta medio turnio.
Va-Vayan a la ¡hip! cama, mis niños. Dijo Snape con la voz de Gabriela, Sirius se tapó la boca sin soltar la botella muerto de risa. Harry cielo, ¿Po-Por qué no me ayudas a ¡hip! ponerme en pie?
¡Porque estás BORRACHO! Bramó Harry dándole un manotazo a la mano estirada de Snape.
Snape se quedó unos pocos minutos balanceándose adelante y atrás como reaccionando. Parpadeó un par de veces y abrió la boca con una sonrisa.
Vamos Harry cielo, ayúdanos. Dijo Sirius tratando de imitar una voz de mujer pero lo que salió de su boca fue una voz chillona muy graciosa.
Snape y Lupin soltaron una estrepitosa carcajada. Lupin cayó de espaldas sin soltar la botella mientras que Snape le pasaba un brazo por los hombros a Sirius dándole palmadas en el pecho muerto de risa.
¡Esto es lo último que voy a tolerar de ustedes! Estalló Lara G. de repente, cerró los puños haciendo aparecer en ellos las nebulosas del agua. ¡Merecen más que... ESTO!
Disparó dos chorros de agua hacia Lupin haciendo que pegara un brinco y soltara la botella. Luego empapó a Snape y a Sirius que se comenzaron a retorcer lanzando pequeños gemidos ahogados y Harry los comprendía, el agua estaba helada. A OjoLoco no hizo falta mojarlo, roncaba con tanta fuerza que claramente se estaba recuperando de la borrachera. Lupin se quedó allí mismo, empapado tendido en el suelo. Lara G. desapareció el poder del agua y se acercó a él mirándolo con aire de reprobación mientras Sirius y Snape resoplaban parpadeando mucho.
¡Movilicorpus! Dijo la chica agitando su varita contra OjoLoco, que salió levitado sin dejar de roncar. Voy a llevar a este arriba, lo voy a acomodar en la habitación de huéspedes.
¿Y ellos? Preguntó Harry señalando a los tres brujos restantes.
Van a dormir los tres en la habitación de papá. Dijo Lara G. llevándose a OjoLoco hacia la escalera.
P-Pero... Lara, van a estar apretados.
¡Se lo merecen!
Harry soltó aire y blandió la varita contra Lupin que parecía ser el único capaz de mantenerse quieto.
¡Movilicorpus!
Lupin salió levitado, al parecer estaba medio adormecido y sus ropas chorreaban agua por doquier. Se cruzó con Lara G. en el pasillo que bajaba a toda prisa a buscar a alguien más. Harry abrió la última puerta del pasillo y entró con Lupin. Lo dejó caer encima de la cama y comenzó a quitarle los zapatos. Lo acomodó en una esquina, el brujo solo rezongaba lanzando manotazos al aire, como espantando algo. Pegó un brinco cuando vio entrar a Sirius flotando fantasmalmente.
Detrás de él venia Lara G. apuntándole con su varita, pero además, estaba rodeada de un brillo azul y llevaba a Snape cargado como él mismo la había cargado a ella cuando le devolvió el cuerpo humano a Sirius; como un saco o un morral. Harry enseguida tomó el control de Sirius con su poder de la levitación y lo puso sobre la cama al lado de Lupin. Lara G. dejó caer a Snape sin mucho cuidado y le quitó los zapatos con un giro de varita. Los tres brujos empezaban a dormirse, emitiendo gruñidos bajos y moviéndose cada uno por su lado.
Será mejor que nosotros también nos retiremos a dormir. Dijo Lara G. en un suspiro. Buenas noches Harry.
La chica dio media vuelta y se detuvo girando levemente antes de salir de la habitación.
Buenas noches, trío de borrachos insoportables.
Harry cabeceó mirando a los tres brujos que todavía chorreaban agua antes de seguir a la chica.
Snape se despertó al día siguiente con una horrible jaqueca. Abrió los ojos y cuando se fue a levantar, sintió una pierna que indudablemente no era de él sobre su costado, cerca del estómago. Arrugó el rostro y parpadeó para aclararse la vista. Toda su parte estaba húmeda a parte de tener la ropa muy estrujada pegada al cuerpo, miró a un lado. Descubrió al dueño de la pierna. Sirius dormía boca arriba a su lado, roncando débilmente y tenía la pierna derecha encima de su costado. Se escuchó un áspero ronquido y la cama se movió. Se alzó un poco tratando de enfocar a la figura que dormía del otro lado de Sirius. Lupin dormía boca abajo con los pies desperdigados encima de Sirius y con la mitad de la cara oculta por el pelo de este.
Pero él no estaba muy bien que digamos. Cuando parpadeó un par de veces más se dio cuenta de la vergonzosa escena que hacían los tres. Se había acomodado hasta quedar de lado (no se acuerda como lo hizo) y sus piernas, (ambas, vale aclarar) estaban encima de las piernas de Lupin, las cuales estaban encima de la izquierda y parte del abdomen de Sirius. Miró con horror el brazo de Sirius que él había considerado todo ese tiempo como su almohada. Le entró el inminente tic en la comisura de la boca.
B-Black... B-Black... saca tu pierna de mi costado que no me puedo mover. Le dijo moviéndole el hombro, el susodicho gruñó. Abre los ojos Black, ¡DESPIERTA!
Sirius se despertó pegando un brinco de lado prácticamente aplastando a Lupin que se despertó con un respingo.
¿Que, que sucede? Preguntó abriendo enormemente sus ojos grises y mirando a todos lados, luego pareció darse cuenta del dolor de cabeza tan agudo que tenia. Vamos Snape, es temprano.
Se dejó caer de nuevo cerrando los ojos preparado para dormir.
Si, me duele la cabeza. Murmuró Lupin del otro lado. Mejor duermo un poco más.
¿Y no se han preguntado...? Comenzó a decir Snape perdiendo la paciencia y sin poder aguantar un minuto más enredado nada menos que con dos hombres. ¡¿QUE DEMONIOS HACEMOS DURMIENDO LOS TRES EN UNA CAMA?!
¡¿LOS TRES EN UNA CAMA?! Gritaron Sirius y Lupin a un tiempo incorporándose a medias por el enredo de piernas que tenían.
Se desenredaron precipitadamente echándose para una esquina de la cama cada uno por su parte, como si temiesen contagiarse con una grave enfermedad si permanecían más tiempo en aquella incómoda posición. La puerta de la habitación se abrió de repente dejando ver a Lara G. en el umbral de esta. Su largo pelo ondeó cuando se acercó amenazante a la cama.
¡Ah! ¡Ya veo que están despiertos! Deben tener hambre supongo... ¡¡PORQUE SON LAS 2:10PM!! Bramó haciendo que se encogieran chocando unos con otros.
Emm, Lara, ¿Por qué... nos gritas de ese modo? Preguntó Lupin tímidamente detrás de Sirius.
¡Ah! ¡Los caballeros quieren saber! Muy bien... Comenzó a decirles la chica amablemente mientras Harry entraba a la habitación lanzándoles una mirada de desaprobación. ¡AYER LLEGARON COMPLETAMENTE BORRACHOS LOS TRES! ¡Y DEBERIA DARLES VERGÜENZA ARRASTRAR A MOODY CON USTEDES!...
Los tres brujos pensaron que la reprimenda duraría horas, pero se empezaban a sentir avergonzados. Los tres recordaban que habían logrado hacer lo que Dumbledore les había pedido, luego se fueron por ahí para celebrar el éxito de la misión. Habían ido a parar a un bar muggle en donde al principio les irritó que los miraran mucho debido a las túnicas de mago, pero después de muchos tragos, les había importado un comino lo que los muggles hicieran. Solo estaban consientes de haber cantado a toda voz en la barra, mientras OjoLoco se atragantaba con una botella de vino tinto. Que se habían tratado como los mejores amigos del mundo y que habían decidido volver cuando ya iban por la mitad de la segunda botella cada uno.
La de Snape se quebró cuando este se tambaleó contra un poste del alumbrado público y Sirius sin querer había resbalado con la botella cayendo de trasero en el suelo. La botella terminó estrellada contra la pared de un edifico. Luego recordaban pequeños pedazos del torpe regreso que emprendieron, olvidándose por completo de la magia. Lo que no lograban recordar con lujo de detalles era la llegada al número 5, la cual estaba siendo gritada ahora con mucha exasperación por Lara G. a la que no parecía haberle hecho ninguna gracia que llegaran en ese estado y por la cara de Harry, a él tampoco le había gustado. La chica finalizó su reprimenda con un bufido de disgusto, Snape se levantó y se acercó a ella lentamente.
Lara, se que fuimos irresponsables pero... no tenias que gritarnos a...
Si quieres acercarte más lávate la cara y la boca, tienes... ese asqueroso olor a bebida encima y eso va con ustedes también. Dijo Lara G. muy seria lanzándoles una mirada dura a los tres brujos.
Lara por dios, solo fue un día. Dijo Snape con los ojos al techo. Unas copas de más y...
Por el estado con que llegaron ustedes tres... Dijo Harry sombrío cruzándose de brazos, los tres brujos lo miraron. Podría asegurar que fue algo MÁS que unas copas de más...
Pero Harry... Dijo Snape sonriendo. ¡Solo fue por diversión! ¿Que tienen en contra de beber así un día? No íbamos a morir por eso...
Lara G. bajó la cabeza de repente cerrando los ojos y salió corriendo de la habitación con la cara tapada.
Tiene... Dijo Harry muy serio enfrentando a Snape que había perdido un poco la sonrisa al ver a la chica salir corriendo. ... que Lara estuvo involucrada en un accidente de tránsito por culpa de alguien que bebió así un día.
¿Q-Que qui-quieres... que estuvo...? Balbuceó Snape sin coordinar las ideas, Sirius y Lupin se levantaron al momento con el entrecejo fruncido.
Si ella no hubiese sido maga o aun mejor, inmortal, no estuviese viva en estos momentos. Dijo Harry gélido y más serio que nunca. Todos los que iban en el autobús murieron, ella fue la única que quedó viva... al menos hubiesen tenido un poco de sensibilidad ¿No?
Pero no sabíamos... Intentó excusarse Sirius. ¿Que le sucedió al autobús?
El conductor bebió unas copas de más, justo como ustedes dicen y se salió de la carretera. Explicó Harry frunciendo ligeramente el entrecejo. Y se tuvieron que dar cuenta de que ese tema era sensible para ella por la forma en que los reprendió.
El chico giró sobre sus talones y antes de salir miró atrás.
Y no entren al cuarto de huéspedes, Moody todavía duerme.
Harry bajó con paso firme las escaleras después de comprobar que Lara G. no estuviese en ninguna de las habitaciones del segundo piso. La verdad era que a él tampoco le había hecho gracia que llegaran completamente ebrios. Entró a la cocina hecho una furia pero el enojo se le pasó cuando vio a Lara G. sentada con la cabeza enterrada en los brazos cruzados encima de la mesa. Se acercó despacio y le pasó una mano por la cabeza.
¿L-Lara? La llamó tímidamente, la chica se movió. ¿Estás bien?
Si, estoy bien. Contestó incorporándose, se secó los ojos con el dorso del brazo derecho. ¿Moody ya despertó?
No, creo que no.
Harry se sentó a su lado más calmado, la chica tenía los ojos claros pero no era para alarmarse.
¿Estás segura de que te sientes bien? ¿Quieres tomar algo? Insistió Harry preocupado.
Creo que no debí gritarles de ese modo. Murmuró la chica mirando a la mesa. No fue tan grave, ni siquiera estaban... conduciendo.
Pero aun así lo que hicieron estuvo mal. Dijo Harry frunciendo ligeramente el entrecejo. La bebida enloquece, por suerte no mostraron un comportamiento violento.
Gracias a dios no lo hicieron. Dijo Lara G. alzando la cabeza, su pelo se agitó levemente. No quiero volver a vivir una escena parecida a... eso.
No lo harás, yo te voy a cuidar, no volverás a vivir algo parecido a tu pasado.
Es que mi pasado sirve para hacer una novela dramática de esas de que no te puedes despegar de la pantalla del televisor, con una cajita de pañuelos de papel al lado. Dijo Lara G. logrando hacer la primera sonrisa ligera de la mañana. Pero bueno, todos los días cuando me levanto me digo que soy una tonta, ya no voy a regresar al orfanato.
Miró a Harry y sonrió un poco más.
¿Nunca te había dicho que eres el mejor hermano del mundo?
Bueno... unas... cuantas veces al día.
Pero... si solo te lo he dicho... creo que tres veces.
No necesitas decírmelo para saberlo.
Pedazo de Gusarapo orgulloso. Dijo Lara G. entrecerrando los ojos. Porque no llegas a la categoría de Gusarapo entero, con el tamaño incómodo ese.
¡Hey! ¡Tú también eres enana! Protestó Harry cruzándose de brazos.
Pero soy chica. Repuso Lara G. lanzándole una mirada de reprobación. Escarbato con gafas.
Harry abrió la boca para contestarle cuando se escucharon dos plops en la cocina haciéndolo saltar logrando que las gafas se le deslizaran hasta la punta de la nariz. Se empezó a poner bizco tratando de mirarse las gafas de una forma tan graciosa que a Lara G. le entró risa.
¡No te rías! La reprendió Harry todavía con las gafas en la punta de la nariz, alzó un dedo poniéndose muy serio y le dio golpecitos en la frente mientras ella no paraba de reír. ¡Tú porque no usas gafas!
¡Aparte de enano... bizco y con complejo! Logró decir Lara G. muerta de risa.
Te voy a...
¡Atrévete! Dijo Lara G. irguiéndose sobre Harry mientras Katia los observaba divertida, a la cocina entraron los tres brujos bañados medio que gruñéndose entre ellos. ¡Atrévete a pelear! ¡De mujer a hombre!
Harry emitió algo parecido a un grañido de enojo y se lanzó contra la chica embistiéndola por la cintura. Pero Lara G. le hizo tal maniobra que salió del agarre del chico y lo encerró en una llave. Harry comenzó a forcejear y logró derribarla a duras penas pero no podía salir de la llave de ella.
¡Por dios! ¡Dejen de pelear de ese modo! Dijo Katia alarmada sin saber que hacer, Misty solo miraba indiferente por la ventana.
Katia se acercó en dos pasos a Lupin que se alisaba el pelo.
¡Remus! ¡Haz algo! ¡Sepáralos! Chilló halándolo por un brazo, se volvió hacia los chicos mirándolos retorcerse y gruñir en el suelo. ¡Harry, Lara! ¡Dejen de pelear!
Solo están jugando. Le dijo Snape tranquilamente. No es nada serio.
Lara G. se levantó de repente cargando en peso a Harry y poniéndolo horizontal sobre sus hombros sin el más mínimo esfuerzo.
¡Lara no seas mala y bájame! Protestó el chico pataleando, Lara G. se lo acomodó en los hombros aparentemente muy calmada. ¡Tú ganas! ¡Tú ganas!
¿Lo dices de manera oficial? Preguntó Lara G. mirándolo y alzando una ceja.
Harry soltó un débil y chirriante Si.
Bueno, tú lo pediste.
Harry ahogó un grito cuando Lara G. por poco lo deja caer al suelo. La chica había sacado la varita y lo había colgado de cabeza. Harry hacia todo lo posible por que las gafas no se le cayeran. La chica le sacó la lengua y lo puso al derecho.
¿Todavía quieres pelear? Le preguntó con una ceja alzada.
Harry la miró con cautela negando lentamente con la cabeza.
Aguafiestas. Gruñó ella con cara desinflada.
¿Como se les ocurre pelear de ese modo? Les preguntó Katia acercándose presurosa. ¿Y si se golpeaban en serio?
¿En serio? Dijeron a un tiempo mirándose, se echaron a reír. ¡Jamás!
Hem, hem, Lara... este... Comenzó a decir Snape adelantándose, parecía muy incómodo, la chica lo miró dejando de reír. Tú... yo... bueno en realidad hablamos y... lo sentimos ¿Si hija? No... no va a volver a suceder.
Snape se quedó unos segundos mirando a su hija. Esta poco a poco fue sonriendo a la vez que sus ojos esmeraldas destellaban.
OK, no hay problema, ¿Como no los iba a perdonar trío de garzas desbocadas? Y por cierto Sirius... linda voz de tía que tienes.
Harry se echó a reír con tantas ganas que por poco termina en el suelo muerto de risa. Sirius había puesto una cara de desconcierto sumamente graciosa.
Vamos Harry cielo, ayúdanos. Lo imitó Lara G. a la perfección y Harry aulló de la risa.
Lupin soltó una risita que logró reprimir cuando Sirius lo miró atravesado. Snape estaba muy serio pero sus finos labios temblaban dando a entender que estaba muerto de risa. Las dos mujeres eran las únicas desconcertadas en todo el revuelo que había formado en la cocina. Snape abrió los brazos y Lara G. se apresuró en abrazarlo mientras Harry se secaba las lágrimas de risa.
P-Pero tú también hablaste extraño Severus... Gruñó Sirius apuntándole a Snape con un dedo, a su mente llegaban imágenes confusas de lo sucedido cuando llegaron a la casa.
De veras Sirius, no se de que hablas. Repuso Snape abrazando con recelo a su hija.
¡No te hagas el desentendido! Dijo Sirius, como no tenía el valor para discutir con la chica porque le había tomado cariño discutía con su padre. No recuerdo bien pero... pusiste la voz extraña, cuando llegamos...
Lupin se aclaró la garganta.
Yo realmente... no recuerdo eso. Dijo guardando las manos en los bolsillos.
Claro, si estabas más...
Sirius se calló de repente ante la mirada de advertencia de Lupin. Lara G. miró a Harry desde los brazos de Snape con una ceja alzada. Claramente las dos mujeres no sabían nada acerca de la borrachera con que habían llegado. Aunque les hubiese gustado que Misty se enterase para que acabara de darle calabazas a Sirius.
¿De que hablan? Preguntó Katia intrigada, Misty observaba a Sirius con avidez. Remus mi corazoncito, cachorrito, ¿De que se...?
Una sonora carcajada sonó en la cocina pero fue reprimida al momento. Harry se tapó la boca con las manos y salió muy rojo al patio murmurando algo que sonaba a una disculpa. Lara G. mientras tanto había enterrado la cara en el pecho de Snape y comenzó a reírse escondida, pero temblaba dando la errónea impresión de que lloraba.
Lara, Lara mi amor... ¿Estás bien? Le preguntó Snape alarmado acariciándole la cabeza.
Me pisaste. Logró contestar con voz ahogada reprimiendo los deseos de soltar la carcajada que estaba aguantando. Me dolió papá.
Pero... yo no... Comenzó a decir Snape extrañado pero cambió de opinión cuando recibió un débil puñetazo en la boca del estómago dejándolo sin aire, parpadeó un par de veces. Disculpa, no debí poner el pie... er... encima del tuyo... er... ¿Por qué no vas al patio con tu hermano?
Lara G. ni replicó. Se alzó y le besó la mejilla exprimiéndolo más de lo necesario, les dedicó una sonrisa y un guiño de ojo a los otros dos brujos y salió a zancadas al patio. Le llevó poco tiempo localizar en que parte del patio estaba Harry. Las risitas un tanto ahogadas le indicaban claramente de que el chico estaba nada más al darle la vuelta al árbol. Se asomó y sonrió al descubrir a Harry rojo como un tomate maduro de injerto con la boca tapada apoyado en el tronco del árbol.
¿T-Tú... escuchaste... como lo llamó? Dijo claramente ahogado en risas. ¡Mi corazoncito!
Bueno, eso está bien comparado con Mi ñeñé.
Harry se puso serio al instante dejando de reír.
¿Quién te dijo que yo le digo a Ginny...? Preguntó con una seriedad inusitada.
¡Ahhh! Dijo Lara G. con los ojos brillándole de malicia. Jeje, cosas de la vida... Harry Potter.
¡Y tú... tú!
Lara G. alzó una ceja convencida de la carencia de argumento del chico. Este se desinfló de la impotencia al momento y maldiciendo mentalmente no haber sido habilidoso a la hora de inventar algo. Pasaron una tarde inusualmente agradable, ya que Misty no se había acercado a ellos. Snape había salido de casa, en un momento de intentar espiar lo vieron desaparecer tragado por las llamas esmeraldas de la chimenea. Claro, que después Sirius les ordenó llevarle algo de comer a OjoLoco que parecía una marmota durmiendo todavía en el cuarto de huéspedes.
Subieron no muy contentos con la tarea y además de que esa pequeña aparición de ellos en la cocina había forzado el encuentro con Misty, que los había mirado mostrando mucho más interés que la última vez que los vio. Se acercaron con cautela y Lara G. pegó su agudo oído en la puerta, para escuchar si había alguna señal de que se hubiese despertado el viejo Auror.
Solo escucho una respiración lenta. Concluyó frunciendo el ceño levemente a causa del esfuerzo que hacia por agudizar aun más su oído. Pero no creo que esté despierto...
Bueno, mejor le dejamos la comida y nos vamos antes de que despierte. Sugirió Harry que mantenía levitada una bandeja con un abundante almuerzo. Es capaz de saltar de la cama y acribillarnos a maldiciones antes de que podamos decir Quidditch.
Abrieron la puerta con cuidado y entraron en punta de pies. OjoLoco seguía durmiendo boca arriba en la cama. Su ojo normal estaba cerrado mientras que el mágico se balanceaba despacio de un lado a otro en su cuenca. Dejaron todo lo silencioso posible la bandeja en la mesita de noche y se inclinaron para ver de cerca a OjoLoco.
Es una cicatriz personificada. Murmuró Lara G. examinando con detenimiento la cara del hombre que ahora tenia expresión relajada. Y pobre, ¿Te fijaste en el pedazo de nariz que le falta?... Papá sigue teniendo el récord.
Harry soltó una risita.
No te rías que es en serio. Lo reprendió Lara G. en un susurro. Ya debe estar registrado en el Libro de los Record Guinness por poseer la nariz más grande y ganchuda de toda Gran Bretaña.
Harry reprimió a duras penas las ganas de reírse inclinándose sobre OjoLoco para cubrirlo mejor con la sábana porque se había estremecido un poco.
No tiene buena cara. Susurró Harry preocupado cuando el hombre se agitó un poco.
Con esas cicatrices que buena cara va a tener. Suspiró Lara G. en voz baja.
Creo que tiene fiebre.
En el momento en que Harry fue a tocarle la frente a OjoLoco, este emitió un tremendo ronquido incorporándose a la velocidad de la luz y cerrando sus nudosas manos alrededor del cuello de la camisa de Harry dejándolo paralizado.
¡Te atrapé... Lucius! Balbuceó OjoLoco sacudiendo un poco a Harry.
Pero el susodicho no había abierto el ojo normal, su ojo mágico seguía balanceándose vagamente en su cuenca, roncó un par de veces más sin soltar al chico.
¡Intrusos! Dijo entre ronquidos. ¡No quieren... que me... !
Los chicos hicieron un esfuerzo enorme para poder traducir que lo que había dicho era algo parecido a: No quieren que me vaya a Hogwarts.
Lara.... ¡Ayúdame! Gimió Harry sintiendo moverse los nudosos dedos de OjoLoco cerca de su cuello.
¡Cálmate Harry! Le susurró Lara G. sin atreverse a acercarse, se dio cuenta de la varita que sobresalía del bolsillo de la túnica de OjoLoco. No hagas ningún movimiento brusco, o sacará su varita.
Que consuelo. Murmuró Harry sin moverse. Hay que despertarlo.
¡No! Dijo Lara G. horrorizada, OjoLoco comenzó a mascullar para si mismo en un tono de voz inaudible. O está soñando o es un sonámbulo y si es lo segundo... no quiero saber lo que haría si lo despertáramos.
Lara, está moviendo las manos. Susurró Harry por la comisura de la boca, OjoLoco había empezado a subir las manos lentamente hacia el cuello de él, como arañas acorralando a su presa.
¡Déjame pensar! Pidió Lara G. exasperada.
Piensa rápido antes de que me ahorque.
Harry abrió los ojos como platos cuando las manos llegaron a su destino y le apretaron el cuello. Lara G. le tomó con cuidado un brazo, pero el hombre lo tensó de tal manera que era imposible apartarlo del chico sin que lo estrangulase.
Lara... haz... algo... está apretando... más de... la cuenta... Dijo Harry con la voz ahogada poniéndose muy rojo.
OK, pero prepárate para salir pitando. Dijo la chica apuntándole con su varita a OjoLoco con cuidado. ¡Enervate!
OjoLoco dio un terrible ronquido soltando a Harry y casi de forma automática llevó la mano a la varita desenfundándola como una espada.
¡STUPEFY! ¡IMPEDIMENTA! ¡STUPEFY!
Los chicos escaparon por los pelos cerrando la habitación de un portazo. Pero antes fueron alcanzados por un hechizo que provocaba un humo denso que se adhería a la persona, tal vez lo utilizaba como forma de rastreo. Bajaron corriendo no sin dejar sus tiznadas huellas por todo el segundo piso y la escalera hasta la cocina. Entraron tosiendo sacudiéndose un poco el tizne, que por suerte se caía con facilidad. De donde no parecía caerse fácilmente era de las suelas de los zapatos, ya que habían llenado de huellas la cocina en medio segundo.
¿Que estuvieron haciendo allá arriba? Les preguntó Sirius dejando de hablar con Misty, Lupin y Katia no estaban por todo aquello. Y miren como pusieron ese suelo...
No los reprendas de esa forma, Sirius. Dijo Misty suavemente levantándose, los chicos se miraron con el rabillo del ojo. ¿No les ves las caras? Están asustados.
No estamos asus... Comenzó a decir Harry frunciendo ligeramente el entrecejo mirando a Misty por encima de sus gafas que las tenía llenas de tizne.
Shhh, no, si lo están, Moody debió haberlos hecho pasar un mal rato. Lo cortó Misty con dulzura, le quitó las gafas y les quitó el tizne con un toque de varita, se las tendió. Aquí tienes cielo.
Harry las recogió azorado mientras Misty les sonreía a los dos. Se escuchó un golpeteo y OjoLoco irrumpió en la cocina apuntando con la varita haciendo que los chicos pegaran un buen brinco alejándose de él.
Con que eran ustedes. Gruñó rastreando con su ojo mágico las huellas de ellos. ¡Debieron decirme!
Intentamos. Dijo Lara G. débilmente. Pero es que estabas a punto de dejarme sin hermano.
¿Dejarte sin hermano? Preguntó OjoLoco taconeando hacia ellos.
Lo ibas a estrangular si no te despertaba. Se explicó la chica tímidamente.
Oh, lo siento Potter, es que... soy... um... sonámbulo.
Harry se arrinconó en la cocina mirando aprehensivo la varita de OjoLoco.
Debe quitarse esas costumbres, Moody. Dijo Misty mirando con una preocupación bastante creíble a los chicos. No es bueno que les lance maldiciones de ese modo.
OjoLoco emitió una especie de gruñido que sonó a: Usted no puede opinar. Sirius se irguió en la silla de repente muy serio, afortunadamente sin entender mucho a OjoLoco. Los chicos notaron con algo de satisfacción que al viejo Auror tampoco parecía agradarle Misty. El susodicho apoyó sus nudosas manos en un hombro de cada chico.
Sirius, espero que no sea molestia que me los lleve a dar una vuelta. Gruñó mirándolo, aunque su ojo mágico se había fijado desagradablemente en Misty. Yo después rindo cuentas a Severus por llevármelos.
OK, pero que no se alejen de ti. Aprobó Sirius pasando la mirada por los chicos.
OjoLoco miró unos segundos más a Misty con su ojo mágico y se llevó a los chicos que todavía dejaban huellas, aunque más tenues. Salieron tranquilamente del número 5, el vecino del número 3 se le quedó mirando a OjoLoco con aire reprobatorio; llevaba puesta una túnica de mago. Caminaron sin hablar absolutamente nada hasta llegar al parque en donde se apresuraron en buscar un banco para que OjoLoco se sentase.
Esta pata me está dando más problemas que una jaqueca. Masculló sentándose y estirando la pata de palo terminada en una garra. ¡Maldito bastardo! A saber cuantas veces metió el pie que no era en ella.
¿Quiere volver a la casa? Le preguntó Lara G. preocupada.
No he venido por gusto al parque. Gruñó mirándola con su ojo normal, el mágico escaneaba todo el parque de punta a cabo. Si hubiese preferido quedarme en la casa lo hubiese hecho.
Lo... siento... solo...
Está bien Josthings... ¿O Snape? Da lo mismo y siéntense que no van a crecer más por estar de pie. Rezongó OjoLoco indicando el banco libre a cada lado de él, los chicos se sentaron con cautela mirando a todos lados. Dejen de mirar así que para eso tengo un ojo mágico aunque se pegue.
Er... ¿Almorzó? Preguntó Harry tímidamente.
Si, estaba muy bueno, sin veneno, como me gusta. OjoLoco soltó una risa estridente haciendo que algunos niños pequeños que estaban por allí lo miraran asustados. Bueno dejémonos de chistes pesados y pongámonos a ello...
¿A que se refiere? Preguntó Lara G. frunciendo el ceño idéntico a Snape.
He notado que no les agrada la señorita Grasful. Dijo tranquilamente, el ojo mágico daba vueltas lentamente, como un radar de submarino. ¿Tengo razón?
Los chicos asintieron.
Pues bien, a mi tampoco me agrada y creo... que es prudente que comparta la información con ustedes ya que esos tres cabeza de chorlito no me quisieron escuchar, claro, que intenté decírselos de nuevo cuando estaban en la cumbre de la ebriedad así que creo que les importó un comino nuevamente. Prosiguió moviendo ligeramente la pata de palo, como para aliviarse un dolor. Ahí va, la señorita Grasful... fue mortífaga.
Los chicos pegaron un brinco, ya sabían por que no les agradaba tanto como a los demás. Aparte del carácter antipático que tenía, algo en ella les había dado mala espina desde que la conocieron.
Pero como Dumbledore confía en ella... no me voy a meter en ese asunto, le dio una segunda oportunidad como lo hizo con muchos en la... ustedes saben y hay algunos que de verdad me han impresionado. Dijo OjoLoco lanzándole a Lara G. una mirada de soslayo. La otra cosa que tienen que saber... está obsesionada con el poder, ya sea heredado o... natural.
En esa parte miró a los chicos fijamente con sus dos ojos.
Está obsesionada con la fabulosa leyenda del Ángel de la Oscuridad y los herederos de los fundadores de Hogwarts. Prosiguió girando de nuevo su ojo mágico. Por eso se hizo mortífaga, para ver si Quien-vosotros-sabéis le daba un pedacito de poder, sabia que él era el heredero de Slytherin (Dumbledore me lo comentó hacia más o menos dos años) así que... creo que deben alejarse de ella y... separarla de Sirius, aparte de que no es de buena influencia, no es para él.
Los chicos se miraron emocionados ante tantas informaciones en unos minutos. OjoLoco sonrió captando el leve entusiasmo y las caras maliciosas que empezaban a surgir en sus rostros.
Yo estoy muy viejo ya para jugar bromas, pero creo que eso a ustedes les viene como anillo al dedo, aunque Severus sea el único que las disfrute. Dijo encogiendo la pata de palo.
¿Que papá disfruta... nuestras bromas? Preguntó Lara G. desconcertada. P-Pero... si la mayoría del tiempo se la pasa amenazándonos para que no le juguemos ninguna broma.
Solo es de dientes para afuera. Dijo OjoLoco haciendo una mueca que ellos interpretaron como el asomo de una sonrisa. Ustedes si que han cambiado a ese hombre, Dumbledore tenía razón, solo necesitaba hijos, una familia, pero no le jueguen bromas muy a menudo porque puede llegar a molestarse.
Entendemos, sin exceso. Dijo Lara G. haciendo ademanes con las manos como conforme.
Todo bien, no hay problema. Apoyó Harry sonriendo levemente.
OjoLoco pronunció su sonrisa.
¿Pero se le pueden decir cosillas? Preguntó Lara G. pestañeando con inocencia.
¿A que te refieres con cosillas, Josthings?
A narizón, canilludo, masa boba entre otros adjetivos... Aclaró la chica inocentemente.
Supongo que eso no le hará mal. Dijo OjoLoco encogiéndose de hombros. Hablando de Severus, ya debe estar de regreso, mejor regresamos, solo los saqué de casa para darles la información en privado.
¿Que está haciendo papá? Preguntó Harry con curiosidad.
Tiene que seguir el curso de los planes de... OjoLoco se detuvo de repente y dirigió a Harry su ojo mágico entrecerrando el normal. No vuelvas a preguntarme eso, muchacho, eso si quieres conservar tu apariencia intacta.
Harry tragó en seco mientras Lara G. se encogía un poco.
Mejor, vamos.
Los chicos siguieron el taconeo de OjoLoco de regreso. Esta vez los vecinos lo miraron con intenso desagrado, porque con las ropas algo estrujadas, la pata de palo y el ojo mágico de color azul eléctrico, OjoLoco daba la impresión de ser un bebedor empedernido de bares de mala muerte. Pero el susodicho caminaba sin prestar atención de los vecinos, o si lo hacia y se hacia el de la vista gorda. En cuanto llegaron al número 5, OjoLoco hurgó con sus nudosas manos en los bolsillos de la túnica, sacando una llave de cobre y la introdujo en la cerradura.
Tuve la precaución de traerla. Les explicó mientras entraban. Ya que esos tres cretinos iban a abrir la puerta con magia si les daban la oportunidad, lástima que quedé tan ebrio como ellos y fueron ustedes los que abrieron... ¡Ah! Remus, ¿Dónde te habías metido?
Lupin se había despegado precipitadamente de Katia en cuanto escuchó la voz de OjoLoco, la mujer sonreía nerviosa arreglándose la túnica malva que llevaba puesta. Los chicos intercambiaron una mirada maliciosa.
Ah, eh, e-estaba dando una vuelta. Contestó Lupin muy tieso en el sofá.
Una muy larga por lo que puedo apreciar. Murmuró OjoLoco paseando su ojo mágico por toda la casa, alzó la voz mientras los chicos escudriñaban la sala detrás de él. ¿Sabes si Severus regresó? Le tengo que entregar este paquetito explosivo que se esconde detrás de mí.
Los chicos se enderezaron y lo miraron con reproche.
No, que yo sepa no ha vuelto. Contestó Lupin parpadeando un par de veces.
A bueno, entonces espero que no le moleste que me los lleve de nuevo. Gruñó OjoLoco dando media vuelta.
¡Hey! ¡Un momento! ¿A dónde te los llevas Alastor? Dijo la voz de Snape desde la puerta de la cocina, OjoLoco puso su ojo mágico en la nuca y sonrió. ¿Llego a la casa y ya se quieren llevar a mis hijos?
¡PAPÁ! Exclamaron los chicos a un tiempo corriendo hacia los brazos del brujo.
Ya solté la dinamita encendida. Comentó OjoLoco soltando aire.
¿Como les vas a decir eso, Alastor? Lo reprendió Snape mientras abrazaba a los chicos. Ellos no son tan malos, er... quizás un poquito malos.
¡Oye! Protestaron a un tiempo los chicos.
Era broma. Les susurró sonriendo, quitó un poco la sonrisa al verles los tiznes que no se pudieron quitar. ¿Dónde estuvieron ustedes? ¿Se revolcaron en una mina de carbón?
No, nos pasó una aplanadora con asfalto por encima. Dijo Lara G. con los ojos en blanco.
No quiero pensar que ustedes se enfrentaron en un duelo de magia. Dijo Snape poniéndose serio.
Es mi culpa que estén así Severus. Gruñó OjoLoco taconeando hacia ellos. Sin querer les lancé el hechizo rastreador y... terminaron peor de cómo los ves ahora.
¿Y que estaban haciendo ellos para que tú les hayas lanzado el hechizo rastreador? Quiso saber Snape alzando una ceja.
Solo le llevaron el almuerzo a Moody, señor Snape, y ya usted sabe las... costumbres si se le puede llamar así a la paranoia de Moody. Contestó la voz de Misty detrás de él, OjoLoco le lanzó una mirada de desagrado. Pobrecillos, debió verlos llegar a la cocina.
Los chicos soltaron un débil gruñido que reprimieron en el momento en que Snape les dio un golpecito en las cabezas.
Así que fue eso. Dijo Snape pasando la mirada por los chicos.
Sip y... ¿Te puedo hacer una pregunta papito? Dijo Lara G. inocentemente pestañeando un par de veces.
Por supuesto mi niña.
¿Podemos dormir contigo hoy?
La respuesta nunca la supieron, solo tuvieron tiempo de ver antes de abalanzarse contra las escaleras el torrente de chispas verdes que Snape les había lanzado acompañado por un bufido exasperado.
Los días pasaron sin ninguna novedad, solo que los chicos hacían todo lo posible por espantar a Misty algo en que estaban fallando considerablemente. Lupin prácticamente vivía en la casa, en compañía de Katia, que trataba muy bien a los chicos. Quizás el hecho de que pusiera su atención más en Lara G. que en Harry era por su propia preocupación de verla rodeada de hombres, algo que a la chica no le molestaba en lo absoluto, bueno, le molestaba un poquito por tenerse que tragar un montón de cosas, cosas que no podía hablar con hombres. Harry recibió varias cartas de Ginny en días seguidos, algo que lo puso de excelente humor, pero que se arruinaba cuando Misty aparecía en la casa haciendo derroche de su dulzura empalagosa.
Era como tener un repugnante chicle pegado a la suela del zapato con un encantamiento de adhesivo permanente. Los quería tener a la vista todo el día y al mismo tiempo tener a mano a Sirius, que parecía estar en Belén con los pastores cuando se le quedaba mirando. Misty los trataba como si ella fuese la madre de ellos, algo que no les hacia ni pizca de gracia y Snape se negaba a aceptar que ella tramaba algo aunque ocurriese debajo de sus desmesuradas narices.
Eso ya había sido observado por Lara G. un día en que Misty intentaba indirectamente sacarle a Harry cual de sus padres había sido el heredero de Gryffindor.
Papá, esa Misty se está inmiscuyendo demasiado. Le comentó por la comisura de la boca mirado con recelo a Misty hablando con Harry, aunque la cara del chico reflejaba desesperación la mujer parecía no notarlo. ¿No crees que ya es demasiado que le pregunte sobre sus padres verdaderos?
Vamos Lara, no seas celosa, solo están hablando tranquilamente. Contestó Snape recostándose a la silla tomando una taza de té. Y sabes muy bien que no tiene nada de malo que le pregunte.
Voy a tenerte que conseguir un turno con el cirujano muggle. Dijo la chica cruzándose de brazos.
¿Para que?
Para ver si te serruchan la nariz para que puedas ver las cosas con mayor claridad.
Lo último que se pudo vislumbrar en la cocina fue un fogonazo de chispas verdes y a Lara G. saltando por la ventana hacia el patio. Con tan repentino jaleo, la conversación de Harry con Misty murió allí. No se sabia si la causa fue el repentino resplandor de todas aquellas chispas verdes que brotaron de la varita de Snape o porque ahora el susodicho, dando fuertes resoplidos que se comparaban con los de un rinoceronte blanco desbocado, acechaba por la ventana para cazar a Lara G. que se había subido al árbol huyendo de su mal humor. Harry tuvo cuidado de tener al menos un metro de distancia entre él y Snape antes de salir al patio y felicitar a la chica por hacerlo enfadar de tal modo, que no hubo que lamentar daños con la conversación.
OjoLoco también se daba sus vueltas por la casa y a los chicos les divertía verlo renguear mascullando cosas que solo él entendía, pero también les gustaba que él se quedara por otra cosa: Parecía ser el único de acuerdo con ellos en echar a Misty de patitas a la calle. Porque Snape solo decía que les creía de dientes para afuera y cuando le dijeron que había sido una mortífaga casi se cae de la risa. Sirius mientras tanto estaba cambiado. Un día lo sorprendieron peinándose con tanto esmero, que la raya parecía que se la había hecho con una cinta métrica y la túnica tan planchada e inmaculada, que podrían asegurar que se pasó toda la noche restregándola en el patio echándole agua de la manguera de jardín y que luego le había pasado por encima con una aplanadora.
Los mejores momentos de él era cuando no estaba con Misty, que entonces asumía su papel de tío de los chicos con mucho entusiasmo. Estos trataban con el disimulo de que perdiera el interés en Misty, pero la mujer al parecer lo tenia amarrado con una soga mágica irrompible. La otra parte frustrante era que no lograban sacar a la mujer de sus casillas, los seguía tratando con la misma dulzura repugnante que los demás adultos (Excluyendo a OjoLoco) se empeñaban en llamarla instinto maternal. Sybill se dio varias vueltas por la casa, algo que puso a los chicos al mar de contentos, ya que ella estaba adoptando una actitud recelosa en cuanto a Misty. Cuando los chicos le contaron lo que sucedía y que Snape solo se dignaba a apuntarles amenazadoramente con su nariz ganchuda para que no hicieran algo, Sybill adoptó enseguida la cara de una madre furiosa en defensa de sus hijos.
Compadecieron a Snape cuando la susodicha discutió con él diciéndole que debería creerle a sus hijos y no a esa
(Sybill llamó a Misty de una manera que hizo saltar hasta a los chicos que estaban escuchando a hurtadillas). Pero Snape la amaba demasiado como para replicar y se mostró sumiso y arrepentido en toda la discusión que duró hasta que Sybill se quedó ronca de tanto gritarle barbaridades. Por suerte, bueno, en parte, era que Sirius había salido con Misty aquel día y Lupin andaba acaramelado con Katia en no se sabe donde. Snape salió muy mohíno de la cocina y la cara de Sybill se iluminó al ver a los chicos inocentemente sentados en el sofá.
Pero Snape al día siguiente, cuando Sybill se fue, optó por la revancha. Así que cuando Misty y Sirius regresaron ese mismo día por la mañana, el recibimiento fue ver como Snape le encajaba un caldero a Harry por el estómago y le lanzaba una pila de libros de Pociones a Lara G. por el primer lugar que alcanzara de ella que desgraciadamente fue la cabeza para luego indicarles, en una especie de gruñido de su invención, que quería que hicieran Filtro de Paz que por culpa de ellos se tuvo que tomar el que quedaba en el desván.
Los chicos tuvieron un humor pésimo aquel día, revolviendo entre gruñidos la poción en el caldero y Snape no daba síntomas de querer mostrarse como el padre cariñoso y comprensivo que había sido todo ese tiempo. Cada vez que alguno se cruzaba con él, presuroso para ir al desván a proveerse de ingredientes para la poción, le resoplaba mostrándole los dientes crispando su rostro cetrino. Y aunque Misty intentó persuadirlo de que no los tratara así, Snape terminó gruñéndole a ella también que ellos eran sus hijos y que nadie le tenía que decir como educarlos. Sirius desde entonces se mostraba más hosco con él.
Harry y Lara G. ya no sabían que inventar para espantar a la empalagosa mujer de la casa, todavía, a pesar de sus esmeradas atenciones con ellos, les sonaba a un escreguto de cola explosiva disfrazado de gatito. Pero no fue hasta que Lara G. recibió la primera lechuza de George que los chicos no dieron con una solución muy divertida para echarla de casa. Estaban almorzando tranquilamente, ni Lupin ni Katia estaban allí ese día y Misty dejó dicho, para el horror de los chicos que iba por la tarde. Por la ventana abierta de la cocina entró un enorme búho real con un paquetón atado a las patas, además de un grueso pergamino. El animal revoloteó frente a Lara G. tirando su vaso con agua al suelo y se posó en la mesa extendiendo la pata del pergamino.
La chica desató el pergamino y el paquete, luego el búho la ver cumplida su misión, batió las alas y salió por la ventana. Se levantó abriendo el pergamino y soltó un chillido de alegría bajo la mirada disimulada de los demás. Leyó la carta en un dos por tres y fijó su vista en el paquete, luego miró la carta. Empezó con una débil sonrisa curvando sus labios, para terminar estallando en carcajadas. Harry la miraba ansioso esperando a que compartiese el chiste.
Hem, hem, Lara
¿De quien es la carta si se puede saber? Le preguntó Snape que se había vuelto insoportable después de la discusión con Sybill, al parecer todavía no los perdonaba. ¿Y ese paquete?
La chica lo miró unos segundos interrumpiendo su carcajada, luego pasó la mirada por el pergamino y por el paquete un par de veces por turno y se echó a reír con más fuerza.
Lara, tu padre te hizo una pregunta. Gruñó Sirius irritado por la indiferencia de la chica.
Me lo envió mi novio. Contestó ella examinando el paquete pero sin abrirlo. ¿Puedo ir a mi habitación?
Déjame ver ese paquete de cerca. Pidió Snape algo brusco levantándose.
No está hechizado. Dijo Lara G. entrecerrando los ojos.
Lara, que me dejes ver ese paquete. Repitió Snape lanzándole una mirada dura.
¿Desde cuando eres de la aduana? Preguntó la chica empezando a molestarse, era un paquete ¿Por qué el misterio? Me lo enviaron a mí no a ti, así que no tienes derecho.
Lara, no te permito que me hables así. Dijo adoptando un tono duro. Me debes respeto, ahora, dame ese paquete.
Me lo envió mi novio así que no pienso entregártelo. Contestó desafiante. Entonces ¿Puedo o no puedo ir a mi habitación?
No vas a subir hasta que yo no haya examinado bien ese paquete. Dijo Snape mostrando los dientes. Entrégame el paquete si quieres gozar de la libertad que tienes ahora.
Lara G. no respondió. Salió con paso firme de la cocina y cuando Snape le fue a agarrar el brazo se rodeó de una espiral plateada desapareciendo de vista.
¡Tú no te mueves de ahí! Rugió Snape apuntándole a Harry con un dedo cuando este hizo el intento de levantarse para seguir a la chica.
Harry se sentó con cautela, claramente las discusiones con Sybill no le venían bien.
Sirius, no dejes que desaparezca. Gruñó Snape.
Salió con paso firme de la cocina y subió pisando fuerte las escaleras. Como estaba previsto, la puerta de la habitación de la chica estaba cerrada. Aporreó la puerta con sus ojos negros destellando.
¡No te atrevas a abrir el paquete Lara! Tronó contra la puerta.
¿Y que si ya lo hice? Respondió la voz amortiguada de la chica dentro de la habitación.
¡Sale inmediatamente de esa habitación! Dijo Snape pegándole más fuerte a la puerta.
No tenía pensado hacerlo.
¡BIEN! ¡SI TANTO TE GUSTA TU HABITACIÓN NO VAS A SALIR DE AHÍ EN LO QUE QUEDA DE DÍA! Bramó Snape descompuesto. ¡Y LA PRÓXIMA CARTA DE TU NOVIO QUE CAIGA EN MIS MANOS LA VAS A VER CONVERTIDA EN CENIZAS!
¡No es justo! Protestó Lara G. del otro lado. ¡No tengo la culpa que mamá haya discutido contigo!... ¿Pero que
? Ábreme la puerta
¡Ábreme la puerta!
No hago esto porque tu madre haya discutido conmigo
¡LO HAGO PORQUE ME DESAFIASTE! ¡ME PREOCUPO POR TI Y MIRA COMO ME PAGAS! Bramó Snape totalmente fuera de control. ¡ES HORA DE METERTE EN CINTURA! ¡NO SE QUE MODALES TE HABRÁN ENSEÑADO EN EL ORFANATO PERO YO LOS VOY A CORREGIR!
Snape resopló un par de veces ardiendo de furia, le puso otro hechizo a la puerta para que la chica no fuese capaz de derribarla.
Te vas a quedar ahí, pensando en todo lo que me dijiste, todo lo que le dijiste A TU PADRE, porque te recuerdo, por si lo has olvidado, que SOY TU PADRE. Dijo con los dientes apretados y las manos cerradas en sendos puños. Y ya lo pensarás dos veces en el futuro antes de negarme que abra un paquete tuyo.
Snape bajó las escaleras como un bólido para encontrar a Harry leyendo una carta de Ginny en la cocina, Sirius no estaba por toda la casa.
¿Y Sirius? Preguntó Snape mirando de reojo una tarjeta encima de la mesa sin abrir y un paquetito sellado.
Salió, fue a buscar a Misty. Informó Harry leyendo su carta.
¿Qué es todo esto? Preguntó señalando el paquete y la tarjeta.
Me lo envió Ginny. Contestó terminando de leer, cuando fue a tomar su paquete chocó con la mano de Snape. Papá, ese es MI paquete.
Pero yo voy a revisarlo primero. Replicó Snape tratando de agarrar mejor el paquete pero Harry le hizo fuerza. Me darás el paquete si no quieres terminar encerrado igual que tu hermana.
Harry soltó el paquete aturdido y Snape lo abrió examinando con su varita el contenido de este. Solo eran sapos de menta, meigas fritas entre otras chucherías. Le regresó el paquete sin comentar nada y salió de la cocina. Harry guardó todo y dobló la carta guardándola en el bolsillo del vaquero. Ya estaba planeando subir a ver a Lara G. cuando la cabeza de Snape surgió del desván.
No te atrevas a subir. Le gruñó de mala forma, le hizo señas para que entrara al desván. Te quedarás donde pueda verte, necesito ayuda aquí.
Harry entró resignado al desván. La tarde no estuvo nada divertida para él. Se la pasó haciendo inventario con Snape en el desván, anotando nombres de Pociones y acomodando los frascos. Terminaron cerca de las 7 de la tarde. Además de anotar, tuvo que limpiar solo el desván, si Lara G. hubiese estado allí con él, la tarea la hubiese tomado con mayor carácter deportivo. Subió agotado a darse un baño bajo la mirada aguda de Snape. Cuando terminó de ducharse, miró por el pasillo comprobando que Snape no estuviese rondando y se acercó cautelosamente a la puerta de la habitación de la chica. Cuando fue a tocar, la puerta vibró tan desagradablemente que tuvo que apartar la mano. Se sobresaltó cuando unas manos se apoyaron en sus hombros y los presionaron suavemente.
Tu hermana está castigada, no puedes entrar.
Harry giró a medias, Snape le apretó los hombros mirándolo muy serio.
Vamos abajo. Le dijo alejándolo de la puerta. Sirius acaba de llegar.
¿Con Misty? Preguntó Harry dejándose llevar como un carrito de compras por Snape.
Si y te comportas.
Harry gruñó bajando las escaleras, ahora tenía que soportar a esa mujer solo. En cuanto entró en la cocina se vio atacado por lo que para él era Alien X.
Hola Harry cielo. Lo saludó Misty levantándose. Hace dos días que no te veía, estás más repuesto.
Por supuesto que tengo que estar más repuesto si no te soporté en dos días. Susurró Harry entre dientes, Snape le presionó los hombros.
¿No vas a saludar a tía Misty? Preguntó la mujer abriendo los brazos.
No si lo puedo evitar. Murmuró Harry para si mismo y recibió un ligero empujón de Snape.
Harry se acercó con una sonrisa forzada y dejó que Misty lo espachurrara y soportó que le besara la frente. Se la pasó en la cocina aguantando a la empalagosa Misty que le trataba de dar tema de conversación.
¿Y tu hermana Harry? Le preguntó al ver que se acercaba la hora de la cena y la chica no aparecía en la cocina.
Papá la... Comenzó a decir Harry con la esperanza de que Misty lograse que Snape le quitara el castigo.
Está indispuesta, señorita Grasful. Se apresuró en interrumpir Snape, Harry emitió un gruñido al ver que no había salido como pensaba. Hoy por la tarde tuvo un poco de fiebre porque... porque estuvo despierta hasta muy tarde en el patio y bueno, la noche estuvo muy fresca.
Le acarició la cabeza a Harry a modo de advertencia.
Así que le recomendé que guardara cama. Prosiguió sin dejar de alisarle el pelo al chico.
Que supongo que no lo estará haciendo si está castigada. Murmuró Harry como para si mismo, sintió un halón de pelos que por poco lo deja calvo. Quiero decir, que papá le dio una poción para la fiebre, es mejor que guarde cama.
Snape puso cara de triunfo y le besó la cabeza a Harry.
Harry, ¿Podrías ayudar a Sirius a servir la cena? Le preguntó Snape suavemente.
Yo lo hago señor Snape. Se brindó Misty levantándose de un salto.
Snape se inclinó hasta quedar al nivel del oído de Harry.
Una sola palabra de que Lara está castigada y lo vas a lamentar. Le susurró amenazante. Porque como podrás apreciar, estoy bastante enfadado.
Harry tragó en seco cuando Snape le besó suavemente una mejilla.
Recuerda, ni una sola palabra o comentarios entre dientes, ¿Entiendes hijo mío?
Harry soltó un prácticamente inaudible Si. Snape se incorporó cuando terminaban de traer la cena a la mesa. Harry tuvo que soportar otra sesión de tortura sicológica con Misty sentada al lado de él, en el puesto de Lara G. Snape lo miraba estrechamente delante de él, con sus ojos negros destellando como recordándole que no podía decir nada, así que no disfrutó como tenia previsto la cena. Lo único que deseaba en esos momentos, era subir a la tranquilidad de su habitación a leer, o que Lara G. le contase que era lo que le había enviado George que la había hecho reír de esa manera a la hora del almuerzo.
Estaban terminando de cenar cuando se escuchó una nota cantada por una voz hermosa, como de ángeles. Harry se levantó de un salto prácticamente volcando la sopera que tenía Misty en las manos, esa voz solo tenía una dueña. Fue a empezar a caminar cuando Snape le envió una mirada de advertencia, entonces supo que si se movía lo desollaba allí mismo. Se sentó resignado pero mirando nerviosamente a la puerta de la cocina. La voz había empezado a tararear una canción muy suave y melodiosa.
¿Alguien encendió la grabadora muggle? Preguntó Misty escuchando.
No, esa es Lara, debe haberse despertado. Dijo Snape amablemente levantándose.
Disculpe señor Snape, pero Lara no puede tener esa... voz. Dijo Misty parpadeando mientras Snape ya estaba en la puerta de la cocina.
Resulta que... Lara SI tiene esa voz. Repuso Snape sonriendo.
Subió aprisa al segundo piso y quitó los hechizos de la puerta de la chica. Cuando entró, pensó que se había equivocado de habitación. Todo estaba regado, páginas sueltas de libros, los mismos libros regados por doquier, la almohada en una esquina, la sábana hecha un bulto pegada al armario que tenia una de las puertas fuera de sus goznes. Habían varias prendas de vestir regadas por toda la habitación, tanto ropas muggles como túnicas. Lo que más resaltaba de todo aquel conjunto, eran las marcas en sangre de nudillos contra la pared. Lara G. estaba frente a la ventana, tarareando con fuerza su canción. En las manos llevaba unos vendajes manchados de sangre.
¿P-Pero que... ? Dijo Snape bruscamente mirando toda la habitación, la chica se calló al instante, pero no se dio vuelta. ¿Que significa todo esto Lara?
Deberías saberlo ¿No? Contestó cerrando las manos en sendos puños. Eres mi padre, entonces debes conocerme como nadie.
¿Por qué está así tu habitación y, y esa sangre en la pared? ¿Le estuviste pegando? Preguntó Snape empezando a ponerse nervioso.
¡Bingo! Exclamó Lara G. girando por fin. ¡Segunda pregunta acertada!
¿Podrías dejarte de insolencia y contestarme? Pidió Snape implorando paciencia.
Primero me gustaría que me contestaras a mí. Dijo la chica avanzando por todo el reguero hacia Snape, se detuvo al llegar frente a él. ¿Por qué ese repentino interés en revisar lo que me envían? ¿Eh? ¿Es que ya no puedo tener privacidad? ¿Quieres revisar mi habitación también? ¿Mi armario? ¿Aparte de mis huellas digitales quieres también la talla de ropa interior?
¡Basta Lara! ¡Te estás pasando! Bramó Snape con los ojos destellándole, Lara G. apretó los dientes. Y no pienso responder a esas... preguntas tan insolentes.
Entonces... no responderé a las tuyas. Replicó tranquilamente retrocediendo un par de pasos.
Snape le agarró un brazo antes de que siguiera retrocediendo y la chica hizo lo que nunca: Cargó un brazo con el puño fuertemente cerrado contra Snape.
No voy a permitir que violes mi privacidad. Dijo con el rostro endurecido. Suéltame.
¿Que intentas hacer? Le preguntó Snape alarmado, apretó un poco la muñeca de su hija. ¿Te has puesto así solo... porque me estoy preocupando por ti?
¿Eso era lo que estabas haciendo? Preguntó ella por su parte sin relajar la fuerza del brazo cargado. A mi solo me pareció que intentas romper mi privacidad... Suéltame o si no...
¿O si no que? ¿Me vas a pegar? Dijo Snape dudando, pero no la soltó. Está bien, quizás me lo merezca, pero aun así voy a seguir revisando cada paquete que te traiga el correo de lechuzas.
No-tienes-derecho. Dijo con los dientes apretados. No vas a tocar mis cosas.
Oh, si lo haré Lara Snape y tengo todo el derecho del mundo porque soy tu padre.
El brazo de Lara G. se disparó como una serpiente. El aire sonó ante tanta fuerza contenida, y el puño cubierto de vendajes ensangrentados se detuvo temblando a pocos milímetros de la nariz ganchuda de Snape. Vamos, hazlo, golpéalo, está ahí pensó Lara G. endureciendo aún más el rostro, pero simplemente, no podía. Snape solo había parpadeado aguardando el golpe, un golpe que no se produjo, aunque el puño de su hija seguía temblando frente a su nariz.
Están tratando de localizarlos por las lechuzas. Dijo Snape aparentando calma. Por eso quiero revisar todo, quiero evitar cosas desagradables.
¿Y por que... no lo dijiste antes? Preguntó sin retirar el puño. ¿Por qué nunca hablas a tiempo?
No quería alarmarlos. Contestó simplemente, le presionó la muñeca a Lara G. Y es parte de un espía no hablar más de lo necesario.
P-Pero... yo no quiero que tú seas un espía, quiero, quiero que seas... mi padre. Dijo Lara G. bajando el puño cerrando y los ojos. Solo eso... papá.
La Orden necesita a todos los que estén dispuestos a...
Lara G. empezó a negar con la cabeza gacha. Snape soltó aire y la abrazó con fuerza.
Se que es duro mi niña, pero tiene que ser así. Le dijo suavemente. Ahora, ¿Me vas a decir que tenía el paquete?
Bromas Weasley. Murmuró Lara G. desde el abrazo. Me las envió George para que... no estuviese tan triste por su partida a Japón.
OK, ya... no hay problema, pero sabes que debes entregarme el próximo paquete que venga, ¿Está bien? Dijo Snape soltándola, la chica asintió sin levantar la vista. Vamos, no tienes que ponerte así, tan triste, venga, te voy a ayudar a reconstruir tu habitación.
Snape retrocedió un par de pasos para enredarse con una tela de color azul cielo.
¿Es nueva esta sábana? ¿Que le hiciste? ¿Un hechizo para que cambiara de color o...? ¡Ah! Mira que es... Snape se había agachado y recogido lo que para él era una sábana pero que había resultado ser un bonito vestido. Vaya, un vestido.
Lara G. solo lo miró incorporándose después de recoger la sábana verdadera.
¿Crees que si lo hago crecer me quede? Le preguntó Snape poniéndose el vestido delante como probándoselo, Lara G. se tapó la boca con una mano sonriendo. Aunque el azul no me queda... um... y no creo pasar por esta cintura...
¿Que sucedió aquí? Preguntó Harry asomado por el borde de la puerta y mirando el desorden.
¡Ah! ¡Harry! ¡Entra, entra! Lo llamó Snape sin soltar el vestido de Lara G. el chico entró cauteloso, le mostró el vestido. Creo que esto te queda mejor a ti que a mí, ¿Que dices?
Harry miró a Snape como si a este de repente le hubiese crecido medio metro más la nariz.
Tú tienes los ojos claros y... eres del tamaño de Lara... ¿Por qué no te lo pruebas? Le dijo Snape ofreciéndole el vestido sonriendo, Lara G. doblaba la sábana sonriendo levemente. Yo no paso por la cintura y si lo agrando demasiado las caderas me van a quedar muy anchas.
Papá... ¿Estás bien? Le preguntó Harry dudando de su salud mental. ¿No... te golpeaste con algo o...?
Pensándolo bien... no te queda mucho. Dijo Snape mirando de cerca el vestido, se acercó a Harry y se lo trató de encasquetar. Quizás si te lo probaras...
¡Papá! ¿Que haces? Exclamó el chico haciendo muchos gestos con los brazos como si espantase a un enjambre de mosquitos. ¿Te volviste loco?
Vamos Harry, es solo un vestido... Dijo Snape insistiendo en ponérselo, se quedó pensativo y sonrió ampliamente como si de repente le hubiese venido una idea a la cabeza. Ya tengo a la persona... ¿Como no me di cuenta antes? ¡Si esto le debe quedar de maravilla! Y como el vestido es azul... Sirius se vería precioso con este vestido.
Lara G. soltó una risita tímida dejando la sábana sobre la cama. Snape sonrió doblando el vestido, al parecer, su propósito era que la chica se riera. El brujo dejó el vestido en el armario con un giro de varita y luego le palmeó la espalda a Harry.
Vamos que era en broma. Le dijo sonriendo, Harry lo miró con reproche. Eso si, ni una palabra de esta broma a Sirius ¿OK?
¿Que broma es esa de la que no me puedo enterar? Preguntó Sirius entrando en la habitación con el entrecejo fruncido, miró todo el desorden parpadeando. ¿Que sucedió aquí?
Nada Sirius, que estábamos comentando lo bien que te quedaría este vestido. Dijo Snape como si nada señalando dicha prenda con la varita. Combina con tus ojos a la perfección.
Sirius se puso serio al momento.
No me gustan ese tipo de bromas Severus. Aclaró sin quitar la seriedad.
Bien, bien, encontré el punto débil de Sirius Black. Murmuró Snape con sus ojos negros brillando de malicia.
Te lo advierto Severus... Dijo Sirius a la defensiva.
¿Que dices Lara? ¿Le vas a prestar el vestido a Sirius? Y un sombrero no le vendría mal. Bromeó Snape y Lara G. soltó otra risita tímida. Vamos a rizarte el pelo, te vas a ver precioso.
Harry se tapó la boca con las manos apresurándose a ayudar a Lara G. a recoger la habitación. Solo de imaginarse a Sirius con grandes bucles en el pelo, un sombrero de ala grande azul y el vestido de Lara G. le daba risa.
¿Estás bien Lara? Le preguntó en un susurro ayudándola a apilar los libros dentro del armario.
Si. Contestó echándole una ojeada a Snape y a Sirius. Creo que voy a tener que animar esto.
Le apuntó con disimulo a Sirius con la varita y el pelo de este comenzó a enroscarse lentamente en grandes bucles negros sin que el brujo lo notase. El que lo notaba era Snape que se apresuró en mantener la cara neutra haciendo como que tendía la cama con la varita. Harry también se unió a hacer bucles apuntando con todo el disimulo posible. Sirius se encogió de hombros y decidió ayudar, sin sospechar que su pelo había quedado igual que el de Rita Skeeter pero de color negro, lo que le daba un aspecto sumamente gracioso. Harry se convulsionaba en una risa silenciosa mirando de reojo a Sirius.
Er... ¿Y Misty, Sirius? Preguntó Lara G. intercambiando una mirada con Harry para no explotar de la risa.
Ya se fue. Contestó este terminando de apilar unos cuantos libros y pasándoselos a Harry que parpadeaba para que las lágrimas de risa no salieran. Supongo que debes tener hambre, Lara.
Supones no, tengo y mucha. Aclaró la chica sonriendo. ¿Quedó algo de la cena?
Por supuesto. Dijo Snape abrazándola y besándole una mejilla. Solo debes registrar en las cazuelas.
Entonces estoy abajo.
¡Voy contigo! Se apresuró en decir Harry.
Los dos chicos salieron de la habitación y hasta que no llegaron a la cocina no estallaron en carcajadas. Lara G. se sirvió muy contenta y se sentó a la mesa. Harry se apresuró en ocupar su puesto al lado de ella.
Misty ocupó tu puesto. Le comentó haciéndola soltar un chorro de agua por la boca.
Ya ni respeta. Farfulló secándose la boca con el dorso de la mano.
Ni que lo digas y... ¿Que fue lo que te envió George? Le preguntó Harry con curiosidad.
Algo que va a garantizar que Misty salga pitando de aquí. Contestó Lara G. maliciosamente alzando una ceja. Bromas Weasley, muy buenas, completamente nuevas, polvos especiales para estornudar en el momento más oportuno, soguilla invisible, ideal para zancadillas inocentes, condimentos-bengalas, que cuando preparas la comida y los hechas, se forma tremendo embarre por que explotan desde dentro de la comida y otras cosas que no pude ver porque me enfadé... quizás demasiado, no debí... desafiar a papá de esa manera.
Tranquila Lara, ya pasó. La animó Harry dándole palmaditas en la espalda. Y quizás tú sepas por que le ha dado ahora por revisar paquetes.
Si, dice que... nos están tratando de localizar por lechuzas. Dijo Lara G. empezando a comer.
Harry frunció el ceño y cuando fue a decir algo se escucharon dos plop en la cocina. Se les quedaron mirando a Lupin y a Katia que les sonreían.
Hola chicos, ¿Y Sirius y Severus? Preguntó Lupin mirando toda la cocina. ¿Salieron?
No, estábamos arriba. Dijo Snape entrando en la cocina.
Terminando de organizar la habitación de Lara. Dijo Sirius entrando detrás de Snape.
Lupin y Katia lo miraron parpadeando un par de veces, pensando que les había dado un mareo repentino y veían un poco borroso. Lara G. dejó caer el tenedor con un estrépito y se metió debajo de la mesa con la excusa de recogerlo mientras que Harry, con los ojos como platos, había agarrado el vaso de agua de la chica tomando un trago innecesario. Lara G. reapareció por el borde de la mesa tosiendo débilmente y muy roja. Snape era el único que tenia cara de satisfacción en la cocina. Claramente, había hecho magia a espaldas de Sirius o no tan de espaldas. Había logrado estirarle las pestañas y ponerle por medios mágicos, una sombra en los párpados de color azul clara. Y si a eso le agregaban los grandes y brillantes bucles negros que tenia en el pelo...
Sirius solo miraba desconcertado a todos, sin entender el por qué de sus caras. Harry parpadeaba una y otra vez reprimiendo los deseos de estallar en carcajadas mientras que Lara G. parecía hipar muy roja.
¿Y esas caras? Preguntó Sirius frunciendo el entrecejo.
Voy... al... baño... Dijo Lara G. ahogada de la risa, aunque sin manifestarlo mucho.
Salió apresuradamente de la cocina mientras Snape le guiñaba un ojo.
Yo... tengo que ir a... Dijo Harry levantándose, se le salieron las lágrimas de risa. Me entró una basurita en un ojo.
Le pasó por al lado a Sirius sin atreverse a mirarlo mejor. Pero en la sala no pudo más al ver a Lara G. agachada junto al sofá roja como un tomate tapándose la boca con las manos. Los dos al unísono estallaron en una estrepitosa carcajada nada más de mirarse. Los adultos irrumpieron en la sala atraídos por el ruido y Sirius seguía sin darse cuenta del aspecto que tenia. Encontraron a los chicos muertos de risa con los brazos pasados por los hombros para apoyarse el uno en el otro. Snape soltó una risa débil guardando las manos en los bolsillos.
¿Se puede saber que sucede en esta casa? Preguntó Sirius molesto de no enterarse del motivo de la broma.
Lara G. alzó una mano formando algo transparente azulado, pero desapareció porque no podía dejar de reír. Logró calmarse un poco y volvió a formular lo que había intentado, que resultó ser un hilo fino de agua cristalina que se deslizó por el aire hasta quedar frente a Sirius enrollándose como si fuese un espejo. Sirius se miró en espejo rústico de agua que tenia delante y puso los ojos como platos dándose cuenta de cual era el motivo de tanta risa.
¡¿Quién es el responsable de esto?! Exclamó exasperado a la vez que el espejo de agua desaparecía, giró hacia Snape apuntándole con un dedo como si fuese una espada. ¡¡Tú!!
Una parte. Dijo Snape riendo débilmente y balanceándose en punta de pies. El pelo fue idea de Lara y Harry... vamos Sirius... solo fue una broma inocente de adolescentes.
Lupin hacia un enorme esfuerzo por no empezar a reírse de la facha de su amigo mientras que Katia miraba a todas partes pensando si era prudente reírse o no. Sirius sacó su varita mascullando y comenzó a quitarse los bucles del pelo y se quitó con cuidado la parte de los ojos.
¡No vuelvan a hacerme este tipo de bromas! Reprendió Sirius a los chicos muy serio.
Oh, si estabas lindo. Dijo Lara G. inocentemente. Debimos haberte sacado una fotografía.
La parte mala es que no sabemos donde está la cámara. Agregó Harry sonriendo.
¡No se atrevan! Exclamó Sirius blandiendo la varita.
Lara G. se acercó en dos pasos y abrazó a Sirius con fuerza haciendo que bajase la varita y le diera unas palmaditas leves y torpes en la cabeza.
No se de que te quejas Sirius si a mi me han jugado bromas peores. Dijo Snape todavía sonriendo con ganas. Eso no es nada.
Entonces me gustaría ver alguna prueba. Gruñó Sirius cuando Lara G. lo soltó sonriente.
Creo que todas las evidencias han sido destruidas. Dijo Snape arqueando una ceja.
Lupin se aclaró la garganta lanzándoles una mirada significativa a los dos brujos que estos no tardaron en captar.
Bien, bien, ahora quédense aquí tranquilos, no los quiero atrapar tratando de espiar por el patio. Les dijo Snape muy serio, los chicos se miraron con el rabillo del ojo. Y ni se atrevan a hacer un duelo de magia.
Los chicos se miraron con el ceño fruncido cuando todos los adultos entraban en tropel a la cocina cerrando la puerta de esta y alcanzaron a escuchar un conjuro del otro lado de la puerta. Se dejaron caer desganados en el sofá encendiendo el televisor con un giro de varita. Se sobresaltaron cuando el teléfono comenzó a sonar con insistencia. Lara G. se acercó y tomó al auricular.
¿Si?
¡Lara! ¡Es Hermione! ¡Llama a Harry!
Lara G. frunció el ceño, su amiga se escuchaba sumamente alterada.
Pero cálmate Hermione...
¡No puedo calmarme! ¡Ha ocurrido algo terrible! ¡Deben estar al recibir las lechuzas del Ministerio!
¿Q-Que dices? Preguntó Lara G. parpadeando. ¿Como es eso de que a ocurrido algo terrible?
Harry saltó del sofá y se acercó en dos pasos a la chica.
¡No hay tiempo! ¡Nada más reciban las lechuzas vengan a San Mungo!
¿San Mungo? Preguntó Lara G. confusa. Hermione, se sincera y di que sucedió.
¡Se me acaba el tiempo! ¡Ron y yo los esperamos!
Lara G. miró el auricular asustada, Hermione le había colgado precipitadamente, algo que le hizo sospechar que estaba llamando desde un teléfono público muggle.
Lara, ¿Que sucedió? Preguntó Harry pasando la mirada del auricular a la chica. ¿Que sucedió en San Mungo?
Hermione no quiso decirme, solo asegúrate de tener tu varita contigo y vamos a tener que entrar a la cocina para recibir las lechuzas del Ministerio. Explicó caminando a zancadas hacia la puerta de la cocina.
Lara G. cerró un puño y descargó un puñetazo terrible contra la puerta de la cocina haciéndola temblar.
¡Lara! ¿Estás loca? Exclamó Harry agarrándole la mano.
No hay tiempo para utilizar poderes. Replicó ella zafándose del agarre del chico y pegándole con fuerza a la puerta, se rodeó de un brillo azul intenso apretando los dientes y descargó otro golpe furioso contra la puerta. Esto tienen que sentirlo.
Y así fue. La puerta se abrió bruscamente dejando ver a Sirius en el umbral con el ceño fruncido. El brillo azul desapareció del cuerpo de Lara G. y entró a zancadas junto con Harry.
¿Que no les dije que se quedaran tranquilos en la sala? Les espetó Snape con el entrecejo fruncido.
No pueden estar aquí. Agregó Sirius cruzándose de brazos. Así que...
Sirius se quedó callado cuando dos lechuzas pardas entraron por la ventana. Las dos llevaban un pergamino con el sello del Ministerio de Magia. Se posaron en la mesa una para cada chico estirando las patas. Estos no lo dudaron y desataron los pergaminos haciendo que las lechuzas emprendieran vuelo de nuevo saliendo por la ventana. Harry desplegó rápidamente su pergamino, dejando caer sobre la mesa un ticket hecho de pergamino.
Al Sr. Potter
Se solicita su inmediata presencia en los alrededores del hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas. Esto se debe a la movilización total de todos los Aurores activos del Ministerio de Magia, por un accidente de gran magnitud ocurrido en el lugar antes citado. Rogamos que no tarde en acudir en cuanto reciba esta citación. Para su mayor seguridad, tome el traslador adjunto a esta carta.
Atentamente:
Gilberta Shillarly.
Cuartel General de los Aurores
Ministerio de Magia
Los chicos se miraron y dejaron los pergaminos sobre la mesa para salir corriendo de la cocina. Enseguida se cambiaron para túnicas de magos poniéndose prudentemente las insignias en el lado izquierdo del pecho de la túnica y bajaron rápidamente. Entraron corriendo a la cocina sorprendiendo a los adultos leyendo uno de los pergaminos del Ministerio.
Puesto que ya lo leyeron... Comenzó a decir Lara G. apresuradamente, estaba vestida completamente de negro haciendo que su parecido con Snape aumentara. Nos vamos a San Mungo de inmediato.
Abrazó a su padre besándole ambas mejillas y luego abrazó a Sirius. Hizo un ademán agitado hacia Lupin y Katia y agarró su ticket cerrando los ojos y desapareciendo con un whooss de la cocina. Harry, que tenia una túnica verde botella, solo se lanzó abrazando a Snape y luego a Sirius, sacudió una mano en el aire como despidiéndose de Lupin y Katia y desapareció en cuanto tocó su ticket.
Dio vueltas en un torbellino de colores hasta que sintió que sus pies tocaban tierra y unas manos impidieron que cayera al suelo aturdido por el viaje tan rápido que había tenido. Se levantó, más bien, lo levantaron y se dio vuelta para chocar con la cara pálida de Lara G.
Es... horrible. Fue lo único que le pudo decir antes de señalar al cielo.
Harry miró en la dirección en la que señalaba Lara G. y abrió la boca con horror. La Marca Tenebrosa, de un verde brillante, flotaba imponentemente sobre el cielo y no muy lejos se escuchaban voces agitadas y llantos incontrolables. Tomó a Lara G. por un brazo y comenzó a correr por la entrecalle en que habían aparecido. Pronto tuvieron la primera visión de donde provenían las voces. Muchos magos y brujas estaban amontonados entre las tiendas muggles cerradas. Otros magos, de aspecto alterado, trataban de mantener a la multitud del otro lado de una cinta mágica de color dorado, que vibraba cuando alguien intentaba cruzarla.
Se acercaron rápidamente abriéndose paso con dificultan por entre las personas. Algunos lloraban incontrolablemente, mientras que otros se apresuraban a calmarlos lanzando miradas aterrorizadas a la Marca Tenebrosa que flotaba justo encima de Purge y Dowse Ltd., la entrada secreta a San Mungo. Sin querer que ya habían llegado a la cinta dorada que extrañamente no vibró cuando chocaron contra ella y un mago corpulento los empujó hacia atrás bruscamente, parecía estar al borde de un colapso nervioso.
¡Por favor! ¡Atrás por favor! ¡Este lugar todavía es peligroso! Exclamó exasperado poniéndole una mano en un hombro empujando suavemente a una vieja bruja que estaba ahogada en llanto y que estaba al lado de los chicos, intentando pasar del otro lado de la cinta. ¡No es seguro que pasen! ¡Los Aurores todavía no han revisado el área!
¡Mi... hijo estaba... en... San Mungo! ¡Ingresado! ¡Déjeme... pasar! Dijo la vieja bruja entre sollozos. ¡Tengo que... ver... si está vivo!
Lo siento señora, pero es muy peligroso. Dijo el mago apresuradamente, porque los chicos hicieron el intento de pasar de nuevo. ¡Hey! ¡¿Ustedes dos no saben el significado de NO PUEDEN PASAR?!
¡Somos Aurores! Exclamó Lara G. apretujándose entre la gente.
¡Aurores de 3er Nivel! Ayudó Harry mostrando a duras penas su insignia. ¡Nos citaron!
Ah, bueno... entonces pasen, creí que la cinta se había estropeado... Indicó el mago secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano, los chicos cruzaron la cinta sin problemas arreglándose las túnicas. No vibra cuando pasan Aurores, vayan todo recto, pero no entren en las... un momento... ¡POR FAVOR SEÑORES! ¡CONSERVEN LA CALMA! ¡EL MINISTERIO YA SE ESTÁ HACIENDO CARGO DE TODO!... no entren todavía en las tiendas muggles, cuando se formen los grupos, van a comenzar a revisar todo... ¡DETRÁS DE LA CINTA, DETRÁS DE LA CINTA POR FAVOR! ¡DEJEN TRABAJAR AL MINISTERIO!
Los chicos se alejaron del tumulto justo cuando el mago daba un giro de varita provocando una horrible explosión haciendo gritar a mucha gente del susto. No avanzaron dos metros cuando alguien se acercó corriendo y los abrazó a los dos.
¡Esto es horrible! ¡Gracias a dios que llegaron! Chilló Hermione sin soltarlos mientras los chicos se tambaleaban. ¡Siento no haber podido darles más detalles pero se me terminaron las monedas muggles!
Hermione, por favor, ¿Podrías dejarlos respirar? Dijo la voz de Ron, no podían verlo, la visión de ellos estaba totalmente obstruida por la mata de pelo castaño de Hermione. Acabaron de llegar.
Hermione los soltó por fin llevándose las manos a la boca. Ron estaba muy pálido, haciendo que sus pecas resaltaran más que nunca.
¿Que sucedió por fin? Preguntó Lara G. mirando sobrecogida alrededor.
Ay, algo horrible, alguien provocó una explosión desde el interior de San Mungo y... por lo que hemos escuchado de los Aurores capacitados, han raptado a 2 enfermos... eran trabajadores del Ministerio. Se apresuró en informar Hermione parpadeando mucho. Tienen cercado todo el perímetro en un radio de 100 metros de San Mungo, quieren evitar que los culpables huyan, se ha actuado con mucha rapidez.
Pero... se pueden desaparecer ¿No? Dijo Harry intercambiando una mirada con Lara G. mientras dos magos del Ministerio pasaban presurosos por su lado.
No si traen un Cetro Anti-Desaparición. Dijo Ron haciéndoles señas para que lo siguieran. ¿Por qué creen que nos enviaron trasladores para aparecer en las afueras de San Mungo?
Pensé que era por precaución. Dijo Lara G. encogiéndose de hombros.
En parte. Explicó Ron mientras se dirigían hacia un grupo de magos y brujas que se movían inquietamente de un lado a otro. Resulta que un curandero sorprendió a los que estaban preparando el hechizo o lo que haya sido lo que causó la explosión, solo vivió lo suficiente para dar la voz de alarma, no pudo decir de que se trataba exactamente, dicen que fue asesinado en el pasillo bajo la mirada de un montón de testigos y los asesinos salieron huyendo con dos enfermos como escudos para que no los pudiesen tocar, proyectaron la Marca Tenebrosa en su huida, pero ya habían llamado al Ministerio antes de que pudiesen salir de San Mungo, así que están escondidos por aquí, enseguida trajeron el Cetro, para evitar Apariciones o Desapariciones y en ese momento... ocurrió la explosión.
Por ahora siguen trasladando a los enfermos hacia un lugar seguro. Dijo Hermione asustada cuando llegaban al grupo. Murió... mucha gente... horrible.
Y todos los desmemorizadores están rondando el perímetro en parejas, quieren evitar que los muggles vengan, por suerte han podido evitar que llamen a esos Pocrecías o Pilicías, algo de eso. Dijo Ron conduciéndolos a través de las gentes, se detuvieron y señaló al frente parpadeando un par de veces. Este es el Cetro Anti-Desaparición, lo hechizaron inmediatamente para que cubriera los 100 metros de radio.
Harry y Lara G. le echaron un vistazo al Cetro. Era una vara de oro puro, finamente trabajada de punta a cabo, encajada en un pedestal y en la punta brillaba algo parecido a una bola de cristal roja, con nubes arremolinándose en su interior.
Han llegado muchos Aurores de diferentes niveles. Dijo Ron sobresaltándolos. Pronto nos van a separar en grupos para empezar a registrar las tiendas muggles.
Si, ya revisaron en San Mungo y... no hay rastro de los asesinos. Dijo Hermione mirando cautelosamente a los lados. Van a tener que hacer un buen trabajo reconstruyéndolo, dicen que el segundo piso quedó destrozado.
¿Y pudieron ver cuantos eran? Preguntó Lara G. frunciendo ligeramente el entrecejo.
Bueno... dicen que eran dos... Contestó Ron encogiéndose de hombros.
Félix y Voldemort. Concluyó Harry fríamente, auque empezaba a tener calor con tantos magos aglomerados alrededor de ellos. ¿Podríamos movernos hasta una zona despejada?
Los 4 amigos salieron de entre los Aurores que se movían nerviosos de un lado a otro o conversaban agitadamente. Harry pudo apreciar que Ron y Hermione también llevaban túnicas de mago. Hermione tenía una color lavanda mientras que Ron una roja que combinaba, hasta cierto punto, con su llameante pelo rojo. Lo que ambos llevaban sus insignias sobre las túnicas, al igual que Lara G. y él.
¿Y si lograron salir mezclándose con esas pobres personas que están detrás de la cinta dorada? Preguntó Lara G. escuchando a las exclamaciones exasperadas de los magos del Ministerio para hacer retroceder a la multitud a la que se habían sumado más personas, presumiblemente familiares de los enfermos. Puede ser una posibilidad, aunque no niego que me gustaría poder echarles la mano enci... ¡Ay!
Se cubrió la cabeza con las manos mirando al cielo con sus relampagueantes ojos verdes entornados.
¿Que sucede Lara? Preguntó Harry que había sacado su varita.
Algo me rozó la cabeza, algo con garras. Murmuró mirando a todas partes.
A lo mejor fue una lechuza con alguna carta. Dijo Ron encogiéndose de hombros, él y Hermione habían sacado las varitas. Puede ser la orden de dividirnos.
Puede ser, pero las lechuzas no hacen eso de repente. Dijo Hermione tratando de mirar en la oscuridad, la única fuente de luz era la Marca Tenebrosa. ¿Y si no era una lechuza?
Entonces, ¿Que po...? ¡Ay! Se quejó Harry frotándose la cabeza, Lara G. había girado hacia él y luego miró al cielo. ¿Que demonios es eso?
Hermione de repente dio un salto poniéndose muy pálida, mirando dos ojos brillantes que la observaban desde un hueco entre dos tiendas muggles cerradas. Le haló el brazo a Ron.
¿Que quieres Hermione? Preguntó este vigilando el cielo.
Hermione no respondió y lo hizo girar hacia los ojos brillantes que habían parpadeado.
Chicos, hey... m-miren... ¿Que es eso? Balbuceó Ron sin despegar la vista de los ojos. H-Harry... m-mira a ver q-que...
¡Te tengo! Exclamó Lara G. de repente apuntando con su varita a una figura oscura que se acercaba batiendo alas hacia ella.
De su varita brotó un torrente de chispas rojas y doradas que chocaron con la silueta de un pájaro que cayó al suelo medio aturdido. Los ojos se movieron bruscamente en la oscuridad, acompañados de un leve grañido. Harry giró al momento lanzándole un chorro de chispas rojas y doradas al enorme animal, haciendo que trastabillara y resbalara por la calle húmeda. Hermione dio un chillido apartándose del camino del dueño de los ojos brillantes que había rodado por la calle. Harry y Lara G. se habían juntado espalda con espalda, apuntando a sus víctimas con las varitas.
Lara G. frunció el entrecejo mirando como el pájaro se incorporaba lentamente, y sacudía un plumaje negro como la noche y brillante. Alzó la cabeza mirándola de lado con uno ojo negro azabache, tenia la mirada aguda y astuta. El cuervo se acercó contoneándose sin despegar su mirada penetrante de ella. Harry apretó su varita cuando el animal se movió. Se alzó sobre sus cuatro patas y sacudió su lanudo pelaje negro. Dirigió sus relampagueantes ojos grises a Harry y movió la cola. Ron y Hermione bajaron las varitas al reconocer al perro negro. Lara G. bajó un poco la varita cuando el cuervo se detuvo frente a ella e hizo un movimiento gracioso con la cabeza. Se agachó a recogerlo cuando dos magos y una bruja se acercaban corriendo con las varitas afuera.
¿Están bien? Preguntó la bruja jadeando sobresaltándolos a todos menos a Lara G. que miraba fijamente con la boca ligeramente abierta al cuervo en sus manos. ¿Que sucedió? ¿Por qué lanzaron chispas?
¿Papá? Le preguntó Lara G. al cuervo de repente, todos se le quedaron mirando y Harry le pegó un codazo con disimulo. Q-Quiero decir... es que le digo Papá Noel.
El cuervo le lanzó una mirada de enojo que decía claramente: ¿No se te pudo ocurrir otra cosa?.
Emm, discúlpenos, son... nuestras mascotas. Dijo Harry para salvar la situación, el perro negro movió la cola alegremente. Siempre... nos siguen y... son útiles.
Ah, por favor, no lancen más chispas a menos que estén en peligro, como está la situación tan tensa... Dijo un brujo cabeceando. La orden de formar los grupos debe estar al llegar, estén atentos.
Vamos a necesitar toda la ayuda posible. Dijo el otro mago notablemente nervioso. Tantas muertes... por dios...
Los tres se alejaron con aspecto alterado y en cuanto llegaron al grupo grande de magos, estos los rodearon aparentemente para preguntarles que había sucedido. Sirius ladeó la cabeza jadeando con la lengua de lado y se dio vuelta brindándole una pata a Hermione a modo de saludo.
H-Hola Sirius. Saludó ella nerviosamente.
El perro le ofreció la pata a Ron con aire importante.
¡Hola! Saludó este más animado.
Lo que... no podemos decirle Sirius. Dijo Harry en voz baja mientras el cuervo había revoloteado hasta el hombro de Lara G. y se contoneaba en él. Vamos a decirle Hocicos, ¿OK?
Sip, y hay que inventar un nombre para... la cosa negra que tengo en el hombro. Dijo Lara G. sonriendo, le cuervo le lanzó una mirada amenazante. OK papá, no tenia opción.
¿Eso... no es un cuervo de verdad? Preguntó Hermione con temor.
¿Eso? ¿Un cuervo de verdad? Preguntó a su vez Lara G. alzando una ceja, sonrió. Oh no, es un animago, nuestro ex-profesor de Pociones.
Snape hinchó el pecho de orgullo.
Ah, yo... pensé que... se transformaba en murciélago. Dijo Ron tímidamente.
Snape le lanzó una mirada de reproche que no pudo disimular aunque fuese un animal.
De todas maneras... ¿Que hacen ustedes dos aquí? Preguntó Lara G. pasando la mirada por el perro y el cuervo. Porque fue a nosotros a los que citaron, no a ustedes.
A mí también me gustaría saberlo. Apoyó Harry cruzándose de brazos.
El perro y el cuervo empezaron a emitir sonidos cada uno por su parte, como si se explicasen.
Creo que seria irónico pedirles que se expliquen mejor. Dijo Lara G. sonriente, los dos animales se quedaron callados. A ver papá, habla tú.
El cuervo infló la garganta poniendo ojillos tiernos. La chica curvó el brazo y el animal comenzó a deslizarse gorjeando por él. Lara G. miró a los demás sonriendo levemente arqueando una ceja mientras el cuervo acompañaba sus gorjeos con pestañeos y a veces le rozaba el brazo con la cabeza, como acariciándola, dando la impresión de ser un animalito tierno y adorable.
Si no tuvieses el aspecto de un cuervo cualquiera diría que eres una paloma empollando. Dijo Lara G. mirando al cuervo en su brazo. Lindo pico.
Snape suspendió al momento sus gorjeos y la cara (Aunque era de cuervo) le cambió en un abrir y cerrar de ojos volviéndose amenazante. Sirius soltó de repente un potente ladrido que sonó como a una risa.
OK, no me tienes que mirar así, era broma. Se apresuró en decir Lara G. ante la mirada aguda de Snape. No voy a bromear contigo en lo que queda de noche ¿Te parece bien papito?
Hubo un graznido de conformidad.
Perfecto, entonces quédate calladito y nos dejas trabajar. Le dijo la chica mientras se pasaba para el hombro.
Y tú Hocicos, no formes mucho alboroto. Le dijo Harry al enorme perro negro que movió la cola parpadeando un par de veces.
Sobre ellos voló un Carábalo común que tomó la dirección del grupo de magos. Los 4 amigos se miraron cuando todos los magos se amontonaron. Enseguida se acercaron con paso decidido seguidos por Sirius que miraba la Marca Tenebrosa con su entrecejo de perro fruncido.
Llegaron justo a tiempo al grupo de Aurores. Habían empezado a formar grupos de a 4 para poder abarcar más área. Una bruja de aspecto importante de prominente mandíbula se detuvo ante ellos mirándolos por encima de unas gafas cuadradas.
¿Los 4 son de 3er Nivel? Preguntó con voz bien modulada echándole una rápida ojeada a las insignias, asintieron vigorosamente así que sacó un sujetapapeles rosa y una pluma gris de águila real. ¿Nombres, por favor?
Hermione Granger.
Ronald Weasley.
Harry Potter.
Lara S... Josthings.
La bruja después de anotar los nombres (No sin temblarle la mano de la emoción por conocer a Harry y a Lara G. en persona) se acomodó las gafas en la nariz mirando el cuervo y el perro que iban con ellos, chascó la lengua en señal de censura.
Lo siento pero los animales no pueden ir con ustedes. Dijo con firmeza, Snape y Sirius pusieron caritas tiernas mientras los chicos la miraban suplicantes. Son las reglas, lo siento, deben abandonar esta área antes de que empiece el registro de zona.
P-Pero... si son muy educados... Dijo Lara G. mientras el cuervo se sacudía en su hombro.
Si, no van a causar problemas. Agregó Harry acariciando distraídamente detrás de las orejas al perro negro. Pueden ayudar.
No es posible que se queden, no dudo que sean útiles, pero no puede ser. Negó la bruja cruzándose de brazos. Ahora les debo decir que parte deben revisar...
Señaló tres tiendas muggles que estaban justamente paralelas a San Mungo.
Revisen bien esas tres tiendas, aturdan cualquier cosa que se mueva y tengan mucho cuidado. Les indicó suavemente.
Levantó su varita remangándose la túnica verde jade que tenia puesta e hizo una floritura en el aire formando 8 estrellas rojas grandes. Las guió con su varita y una se les adhirió a la parte delantera de la túnica mientras que otra se les pegó en la espalda. Agitó la varita y las estrellas brillaron en medio de la oscuridad.
No aturdan al que lleve estas estrellas en la espalda y en el pecho, son de los nuestros, así evitaremos accidentes. Dijo muy seria, los chicos asintieron. Suerte y si son atacados o encuentran algo, lancen chispas ¿Todo bien?... Perfecto, y recuerden que los animales se deben ir y que no ronden por aquí porque podrían ser heridos.
Los chicos asintieron viendo los demás grupos con luminosas estrellas de diferentes colores dirigirse rápidamente hacia los lugares que les habían indicado. Ellos no fueron menos y se alejaron a zancadas. Cuando estuvieron fuera de los oídos de cualquiera, Lara G. agarró con cuidado al cuervo y lo puso frente a ella para poder mirarlo.
Ya sabes que deben regresar a casa ¿Verdad? Le dijo un poco seria, el cuervo emitió un gorjeo entornando los ojos. No se que me habrás dicho pero el caso es que te tienes que ir.
Tú también Sirius. Le dijo Harry al enorme perro negro, este gimió un poco. No se pueden quedar, van a aturdir a todo lo que se mueva y ya la escucharon, pueden resultar heridos.
Lara G. soltó el cuervo al aire y este revoloteó unos instantes antes de irse planeando rápidamente del lugar. Sirius lo miró por unos segundos y se puso a dos patas dándole un medio abrazo a Harry y a Lara G. con sus patas delanteras. El perro olisqueó a Ron y a Hermione moviendo la cola y se lanzó a la carrera hacia la cinta dorada, donde estaba la misma multitud, solo que los magos del Ministerio parecían haber perdido la paciencia y amenazaban con chispas de varita para que no traspasaran la cinta.
Enseguida se concentraron en lo que debían hacer. Sacaron las varitas y Hermione ejecutó el hechizo Alohomora contra la puerta de la primera tienda, que se abrió limpiamente. Como había tanta magia en el ambiente, la alarma ni sonó, aunque la vieron parpadear furiosamente en cuanto entraron. Ron se le quedó mirando, como embobado, nunca había visto nada igual. Pero Hermione se apresuró en sacarlo de sus contemplaciones halándolo bruscamente por un brazo.
Revisaron cuidadosamente cada esquina de la tienda, que era de ropa muggle. Habían prendas verdaderamente estrambóticas, pero no tenían tiempo de divertirse mirando ese tipo de cosas, tenían un asunto más importante que resolver. El corazón se les quedó en un puño cuando sintieron un ruido a sus espaldas y se dieron vuelta bruscamente apuntando a la desbandada con sus varitas, en eso distinguieron una enorme estrella dorada que brillaba en medio de la oscuridad y una varita encendida. Soltaron aire aliviados, solo había sido un Auror capacitado para ver si todo estaba en orden.
Salieron cuando no quedó perchero de ropa sin revisar y entraron rápidamente en la segunda tienda con las varitas en alto. Pero antes pudieron apreciar que la escena exterior, antes relajada y algo nerviosa, estaba completamente patas arriba. La tensión se respiraba por doquier, como si fuese un gas y los nervios estaban completamente disparados. Por todas partes se veían estrellas doradas brillando, los Aurores que habían terminado el entrenamiento montaban guardia afuera en parejas para acudir al primer lugar en donde se vislumbrasen chispas de varita. Varios intentaban desaparecer la Marca Tenebrosa, que todavía flotaba en el cielo, cerniéndose como una amenaza de muerte.
En la segunda tienda no encontraron nada, salvo un momento de tensión cuando un gato se movió rápidamente por encima del mostrador y lo dejaron patitieso en una esquina al lanzarle los 4, hechizos aturdidores. Hermione al darse cuenta del error por poco se pone a llorar, pero se calmó cuando Lara G. dijo que estaba vivo, pero completamente desmayado. Comprendieron lo del gato, porque habían ido a parar a una pescadería y casualmente no había alarma, así que la pasaron mal cuando abrieron el frigorífico y los envolvió un intenso olor a pescado congelado.
Pero desde que pusieron un pie en la tercera tienda, que era de electrodomésticos, algo les dijo que no la iban a encontrar vacía como las demás. A Harry se le erizaron de mala manera los pelos de la nuca y a Lara G. se le pusieron frías las manos, dando a entender que no estaban solos.
Espera, no enciendas ninguna luz Ron. Advirtió Lara G. en un susurro deteniéndolo con una mano.
Pero es que no veo. Replicó este insistiendo pero Harry le bajó la varita mirando a todos lados con los ojos entornados. ¿Que sucede?
¡Shhh! ¡Ellos saben Ron! Lo reprendió Hermione en un susurro exasperado.
Lara G. se había quedado quieta, como un tigre mirando a su presa, listo para saltar.
No escucho nada. Murmuró entrecerrando los ojos. Pueden encender las varitas pero tengan cuidado, no me gusta esta calma.
Ni a mi... ¡Lumos! Musitó Harry y la punta de su varita se encendió. Nunca trae algo bueno.
¡Lumos! Susurró Ron al lado de él. Creo que debemos andarnos con cautela... ¡Wow! ¡Miren esto! ¡Una trostatora muggle! ¡Y con enchucle! ¡Si mi padre viera esto!
¡Ron! ¡Esto es serio! Lo reprendió Hermione entre dientes que acababa de encender la varita, Ron se comía con los ojos un video. ¡Deja de mirar eso! Estamos en una misión muy seria ¿Recuerdas?
Claro que lo recuerdo, mi terroncito de azúcar. Contestó Ron despegando de mala gana la vista del video.
¡No es hora de romanticismo Ronald Weasley! Le espetó Hermione apretando los dientes, lo agarró por un brazo y tiró de él detrás de Harry y Lara G. que iban delante escudriñando a la luz de la varita el camino. ¡Esto te lo tienes que tomar en...! ¡Ay!
Hermione había tropezado con algo y se tambaleó aferrándose a Ron. Alumbró de pasada con la varita cuando tropezó mientras Harry y Lara G. daban media vuelta.
Hey, ahí hay algo. Dijo Ron entornando los ojos para ver mejor en la oscuridad.
Alargó la mano derecha alumbrando la visión más repugnante que habían visto en sus vidas. Era un hombre o al menos eso parecía, completamente seco, con la boca abierta en un grito de terror mudo y los ojos fuera de órbita. Tenía la piel hundida hasta los huesos, como si lo hubiesen sumergido en un caldero de un ácido potente. Hermione no pudo evitar un grito ahogado bien audible y entonces se escucharon unas palabras que quebraron el silencio de la tienda de forma desgarrante.
¡AVADA KEDAVRA!
Un fogonazo de luz verde se vislumbró en la habitación contigua que tenia la puerta entrecerrada, luego el sonido de un cuerpo que caía al suelo. Lara G. no perdió tiempo y apuntó con su varita a una ventana delantera, enviando un torrente de chispas rojas y doradas que si no se veía afuera era porque los Aurores eran miopes. Hermione se desmayó y Ron la sujetó mirando con ojos desorbitados el cuerpo del hombre. Harry mientras tanto había terminado de abrir la puerta de una patada.
¡STUPEFY! Gritó con energía contra el pedazo de capa negra que acababa de saltar por la ventana, pero el hechizo no lo alcanzó. ¡SE ESCAPAN! ¡STUPEFY!
Saltó por encima del cuerpo de otro hombre y salió como un rayo por la ventana. Tenía que evitar que saliera del perímetro de los 100 metros o Desaparecerían. Se lanzó a correr por las entrecalles y pronto fue alcanzado por Lara G. que era más ligera y cuya túnica negra ondeaba impresionantemente detrás de ella.
¡Tomaron esa entrecalle! Indicó la chica apuntando con la varita. ¡Los escucho perfectamente! ¡No están lejos!
¿Y Ron y Hermione? Preguntó Harry cuando doblaban una esquina.
¡Hermione se desmayó! Jadeó Lara G. ¡La visión fue muy fuerte para ellos y me imagino que para muchos Aurores también lo será!
¡A UN LADO LARA! Gritó Harry al ver un rayo rojo disparado por sobre el hombro de uno de los encapuchados que ahora corrían delante de ellos, lo esquivaron a duras penas y apuntaron al frente. ¡STUPEFY!
Para su mala suerte que los dos hombres doblaron una esquina y el rayo les pasó de largo. Vio un destello plateado a su lado y cuando miró, en vez de correr a su lado Lara G. ahora corría un guepardo, un chita.
¡Voy a tratar de darles alcance! Gruñó el animal con la voz de Lara G. ¡No te detengas!
El guepardo comenzó a adelantarlo con agilidad y pronto dobló una esquina antes que él perdiéndose de vista. Harry siguió corriendo prácticamente desorientado, pero se orientó rápidamente al sentir un rugido desgarrante. Lara G. había logrado detener a uno de los encapuchados hincándole los dientes en la capucha y frenándolo completamente. Pero el otro se había detenido y dirigido su varita contra ella.
¡STUPEFY!
El rayo rojo impactó al segundo hombre por el pecho lanzándolo contra el suelo mientras el otro se debatía entre Lara G. y que no lograba alcanzar su varita. Harry vio sus sospechas confirmadas, al único que no le hacia efecto un hechizo aturdidor era a Voldemort, ya que vio al hombre incorporarse mientras que Lara G. tenia entre sus fuertes mandíbulas el brazo del otro hombre que chillaba de dolor. Harry alzó su varita contra el cielo enviando un haz de chispas rojas y doradas que estallaron como fuegos artificiales.
Muy astuto, Potter. Dijo Voldemort detrás de una máscara de mortífago. Pero van a tardar en llegar y ya no estaremos aquí.
Sí van a estar aquí porque voy a impedir que se vayan tan fácilmente y hay una ventaja: No pueden Desaparecer. Gruñó Harry apuntándole al pecho con su varita.
¿Eso crees Harry? Preguntó Voldemort con voz suave. Bueno, lamento desilusionarte, pero... debemos irnos.
Voldemort lanzó una carcajada fría, carente de sentimiento y quedó transformado en una serpiente, una víbora, siseó burlona y se deslizó con agilidad por los edificios. Mientras tanto se escuchó un chasquido y Lara G. cerró las mandíbulas en el aire. Frente a ella revoloteó un murciélago que se apresuró en elevarse por los edificios esquivando los zarpazos que le lanzaba el guepardo para atraparlo. Se rodeó de una espiral plateada recuperando su forma humana quitándose de la boca un pedazo grande y ensangrentado de capucha negra. Harry lanzó un grito de rabia cuando llegaban los Aurores del Ministerio jadeantes, con los rostros sudorosos.
¿Los han atrapado? Preguntó un brujo apretándose un costado.
No. Contestó Lara G. tragándose la ira, les tendió el pedazo de capucha ensangrentado. Pero herimos a uno.
¿Pudieron verle las caras? Preguntó una bruja de pelo corto de color blanco. ¿Los reconocieron?
Los chicos se miraron. Si decían que era Voldemort, cuando eso solamente lo sabían los miembros de la Orden, estarían en aprietos con el Ministerio y si acusaban a Félix, este solo tenía que negarlo todo y de seguro que ya tendría una excelente coartada. Como vivía en el bosque de Hogsmeade, podría justificar su herida con un ataque de alguna criatura pavorosa dejándolos a ellos desprestigiados, haciéndolos quedar como unos niños mentirosos que juegan a los detectives.
No les vimos las caras. Dijo Harry finalmente. Llevaban túnicas y máscaras de mortífagos.
Los intentamos detener, pero se nos escaparon. Dijo Lara G. que tenia toda la boca llena de sangre, al igual que la parte delantera de su túnica y las manos. Todo fue muy rápido.
P-Pero
¿Estás bien querida? Le preguntó la bruja de cabello blanco, al verle bien la facha.
Si, solo
me lanzaron un hechizo cortante, nada de importancia. Contestó la chica al momento.
Bueno, regresemos, vamos a montar guardia, si hasta el amanecer no sucede algo relevante, podrán regresar a sus casas. Dijo un mago con escasa barba castaña. Y no se preocupen por sus compañeros, están bien, solo que la señorita Granger se desmayó de la impresión, fue una visión muy fuerte.
Se estremeció ligeramente. Pero no fue el único, varios magos y brujas se movieron inquietos ante la frase fue una visión muy fuerte. En eso, en el cielo estallaron chispas malvas de varita, al parecer, había problemas en San Mungo. Enseguida se lanzaron todos a la carrera, mientras las chispas se disolvían en el oscuro cielo. Harry y Lara G. intercambiaron una mirada alarmada cuando se estaban acercando a San Mungo, se escuchaban gritos, hechizos blasfemados y había una confusa mezcla de resplandores por encima de las casas y tiendas que rodeaban a San Mungo.
En cuanto atravesaron por un costado de la tienda, tuvieron la clara visión de lo que sucedía. Al vemos una veintena de encapuchados reían a carcajadas lanzando hechizos en todas direcciones, mientras que la multitud que estaba detrás de la cinta dorada, corría despavorida buscando refugio en cualquier lugar que resultara seguro. Los magos del Ministerio los retenían a duras penas, varios yacían inconscientes tendidos en el suelo, dando la horrible impresión de estar muertos.
El grupo que los rodeaba enseguida se dispersó para luchar, pero ellos se quedaron horrorizados, como si de repente les hubiesen nacido raíces en los pies. Uno de los encapuchados los vio y dio un violento giro a su varita, haciendo surgir de esta algo parecido a una bola de energía roja. La lanzó con fuerza contra la tienda que les quedaba al lado. Trataron de correr, pero fue demasiado tarde. La bola de energía reventó los vidrios de la tienda, explotando horriblemente.
Harry sintió como si una fuerza lo empujase por la espalda, quemándosela dolorosamente y fue lanzado por el aire. Cerró los ojos sintiendo la quemazón sin soltar su varita y cayó de bruces sobre la fría calle. Sintió un crash y abrió los ojos a duras penas, tenía las gafas completamente rotas mientras podía escuchar los hechizos zumbando por encima de él.
Los pelos de la nuca se le erizaron, como un aviso, y se apartó rodando a la vez que un chorro de luz verde que zumbaba su torrente de muerte se impactaba contra el lugar donde antes había estado él. Se levantó tembloroso con la vista empañada y algo obstruida por los cristales de las gafas rotas, y antes de que pudiese coordinar alguna idea o al menos orientarse en medio de la confusión, una mano lo agarró por el cuello con una varita pinchando incómodamente en su espalda.
¡TENGO A POTTER! Gritó una voz triunfante en su oído, le apretaron más el cuello haciéndolo curvarse hacia atrás con los dedos de las manos crispados, su varita cayó al suelo. ¡AQUI! ¡AQUI! ¡TENGO A POTTER!
Se escuchó el sonido de un golpe sordo, luego un chillido de dolor que le perforó los tímpanos. Otro golpe más fuerte que el anterior y el hombre le desgarró la túnica al caer desmayado.
Tenías a Potter. Gruñó una voz amenazante que le dio un gusto enorme escucharla, lo agarraron por un brazo y tiraron de él. ¡Recoge tu varita Harry! ¡Vamos!
Harry en medio de su aturdimiento, obedeció a Lara G. que seguía tirándole del brazo para que se apresurara. En cuanto hubo recogido su varita, la chica le dio tal halón que lo hizo correr a trompicones.
¡Baja la cabeza! Le dijo exasperadamente mientras corrían cruzando el campo de batalla que les llenaba los oídos de extraños y escalofriantes zumbidos. ¡No podemos pelear en estas condiciones!
Harry iba a preguntar cuales eran las condiciones pero prefirió dejarse llevar por su hermana. Lo empujó contra una puerta abierta y entró detrás de él cerrándola. Lo condujo rápidamente en medio de la oscuridad cuando una luz lo deslumbró.
¡Harry! Dijo la voz ahogada de Ron. ¡Ven, ven!
¿Y Hermione? Preguntó Lara G. aguantando a Harry por los hombros.
Todavía está inconsciente, ¿Tú crees que Snape le pueda dar algo para que se recupere? Preguntó con voz angustiada conduciéndolos por la estancia. Déjalo aquí.
Papá seguro que tendrá alguna poción a mano para ella, no te preocupes. Contestó Lara G. ayudando a Harry a sentarse en lo que parecía ser un edredón de ropas. Demonios, primero Voldemort y ahora los mortífagos.
¿Tú estás bien? No tienes buena cara. Dijo Ron preocupado mientras Harry sentía que le quitaban los lentes.
¡Reparo! Musitó la chica reparando las gafas de Harry, se las caló en la nariz. Ya te dije que no te preocuparas por mí.
Harry levantó la vista. Era verdad lo que decía Ron, ella no estaba bien. A pesar de tener la expresión decidida y endurecida, tenia desgarrones por toda la túnica además de pequeñas quemaduras que se entreveían por los desgarrones. Cuando se dio vuelta para mirar por una ventana, Harry se dio cuenta, con horror, que su pelo lacio y brillante estaba completamente arruinado en el tramo de debajo de los hombros hasta la punta. Todo quemado y chamuscado, muy sucio y enmarañado, pero cuando se dio vuelta, sus ojos verdes destellaban de furia. Afuera se escuchaba una confusa mezcla de gritos de terror con hechizos blasfemados y los ruidos de estos al pasar zumbando por todas partes.
¿Ya estás mejor Harry? Le preguntó suavemente, apretaba su varita con tal fuerza que al chico le daba la impresión de que se haría astillas en sus manos si apretaba un poco más.
Si. Contestó levantándose y aguantando firmemente su varita.
Entonces vamos afuera. Dijo Lara G. decidida. Van a pagar por todo el daño causado esta noche.
Yo voy con ustedes. Dijo Ron al momento.
No Ron, alguien se tiene que quedar con Hermione. Dijo Lara G. negando levemente con la cabeza. Por su propia seguridad.
¿Y si la desilusionara? Sugirió Ron pasando la mirada de Hermione a Lara G. Asi no la verían muy bien, solo nosotros sabemos que está aquí.
Lara G. miró a Harry como dejando la decisión en sus manos. El chico asintió levemente y Ron tocó a Hermione con su varita. La muchacha quedó desilusionada al momento, se confundía perfectamente con la pared y el edredón de ropa en el que estaba acostada. Salieron cautelosamente de la tienda y fueron corriendo lanzando hechizos contra los mortífagos, que fueron tomados por sorpresa. Todavía quedaban magos y brujas del Ministerio que luchaban ferozmente contra los mortífagos, haciendo brillar como espadas sus varitas. Se dispersaron al momento y Harry abatió con un hechizo aturdidor a un mortífago que iba a su encuentro con la varita en alto.
Se vislumbró un chorro de fuego, como lanzado por un Dragón. Lara G. tenía en su puño izquierdo el poder del fuego y no perdía la oportunidad de incendiar capuchas si se le presentaba. Combatieron hasta que los mortífagos, viendo la batalla perdida, se retiraron a la desbandada, corriendo mientras esquivaban los chorros de luz roja que les enviaban los Aurores. Estos se apresuraron en atar a los mortífagos que quedaban aturdidos, que no eran más que tres, cada vez que alguno caía abatido por algún hechizo, los demás lo reanimaban. Ron se reunió con Harry jadeando. De su boca corría un hilillo de sangre y tenia varios desgarrones en la túnica, pero no mostraba síntomas de haber sido alcanzado por una maldición seria. Harry sentía que tenía toda la espalda quemada y tenía una cortada diagonal en la cara. Enseguida vinieron los curanderos, con sus batas verde-lima a reanimar a los Aurores aturdidos.
Todo se volvió movilización total. Harry estiraba el cuello para ver si veía a Lara G. por entre todos, cuando una mano hizo que pegara un brinco. El y Ron se dieron vuelta bruscamente. Lara G. les sonrió limpiándose la sangre de la boca con una manga de su harapienta túnica negra. Los miró unos segundos y amplió la sonrisa.
Harry, ¿Crees que papá y Sirius pongan inconvenientes si Ron y Hermione se quedan en casa unos días? Preguntó sin quitar la sonrisa.
Yo creo que no. Contestó Harry devolviéndole la sonrisa. Vamos a ayudar un poco para después regresar a casa, aunque no se como lo vamos a hacer.
Quizás... yo tenga la respuesta. Dijo la chica sonriendo registrando en un bolsillo, sacó lo que parecía ser una piedra vulgar de río o mar. ¿Recuerdas esto?
¡El traslador! Exclamó Harry tomando la piedra bajo la mirada confusa de Ron, decidió explicar mejor. Esto es un traslador, papá y mamá nos lo dieron por si... um... nos perdíamos y no sabíamos como volver, solo debemos tocarlo con la varita y estaremos en casa.
Entonces, vamos a buscar a Hermione. Dijo Ron sonriendo.
Pero no fue tan fácil. Primero se dedicaron a ayudar un poco, ya que tenían que reconstruir todo antes del amanecer y empezaran a llegar muggles. Supieron que varios magos se habían infiltrado en la policía muggle para interceptar las llamadas alarmadas de muggles que habían visto desde sus casas el disturbio, para luego enviar un equipo de magos a las casas de esos muggles para modificarles la memoria. Cuando concluyeron, era casi el alba y entraron en la tienda en donde habían dejado a Hermione. Ron la volvió a la normalidad, estaba tibia y respiraba débilmente.
Se apresuraron en borrar todo rastro de ellos de la tienda y Lara G. tocó la piedra con la varita que vibró rodeándose de un brillo azulado para quedar quieta en el suelo. Ron cargó a duras penas a Hermione en brazos y se acercó a la piedra. A la cuenta de tres, tocaron la piedra con un dedo y cerraron los ojos sintiendo como un gancho los agarraba por el ombligo y tiraba de ellos. Harry sintió que dejaba de dar vueltas para chocar contra un duro y frío suelo. Abrió los ojos para ver unas manos que lo agarraban por los hombros y lo levantaban rápidamente.
¿Que sucedió? Preguntó un sumamente alterado Snape mientras corría para ayudar a su hija a ponerse en pie dejando a Harry tambaleándose. ¿Por qué tienen esas fachas?
La situación se puso más grave de lo que esperábamos. Dijo Ron débilmente mientras Sirius se apresuraba en cargar a la inconsciente Hermione. Señor, ¿No tendrá algo para Hermione?
Espera Weasley digo Ron, déjame entender. Dijo Snape haciendo ademanes agitados con la mano revisando a Harry y a Lara G. luego dirigió la mirada a Hermione que respiraba suavemente en los brazos de Sirius ¿Que hechizo la alcanzó?
No se... era... un rayo gris. Indicó Ron encogiéndose de hombros mientras Snape le daba golpecitos a Hermione en la cara. Le dio en el costado y quedó asi.
No te preocupes, no es nada serio. Lo tranquilizó Snape incorporándose, luego miró a Ron con el ceño fruncido. ¿Tu madre sabe que estás aquí?
No señor. Contestó Ron tímidamente.
¿No?, bueno, yo después le envío una lechuza... Murmuró Snape dando paseítos por la cocina, Harry y Lara G. se habían dejado caer en dos sillas. Sirius, si pudieras subir a Granger quiero decir a Hermione a la habitación de Lara, espero que no te importe...
En lo absoluto. Contestó Lara G. mientras le indicaba a Ron otra silla.
Sirius asintió y salió de la cocina a zancadas. Snape se dio vuelta hacia los chicos y examinó preocupado el corte de la cara de Harry.
Ese corte no se ve bien hijo. Dijo un poco nervioso, luego miró a su hija. Y tú Lara, no tienes buen aspecto...
Cabeceó y fue a salir de la cocina.
No tienes que buscar nada para curarnos papá. Lo detuvo Lara G. Puedo utilizar mis poderes para curarnos los tres.
Snape asintió soltando aire. Lara G. le tendió las manos a Harry y a Ron.
Esto no es una sesión de espiritismo, solo voy a utilizar mi poder de la curación, necesito que se relajen bien. Explicó sonriendo, los chicos tomaron sus manos. Bien, recuerden, relájense.
La chica cerró los ojos a la vez que en su frente aparecía el Ank plateado destellando haciendo que su maltratado pelo ondease. En la unión de sus manos con las de los chicos surgió una luz blanca que irradiaba calor. Harry sintió como la espalda se le curaba sin dolor. Cerró los ojos con satisfacción sintiendo como el corte en su cara se cerraba y todos los rasponazos y heridas pequeñas se curaban milagrosamente. Lara G. abrió los ojos respirando ruidosamente a la vez que la luz blanca se extinguía, su pelo caía a su espalda y el Ank desaparecía de su frente.
Ron parpadeó mirándose, estaba completamente curado, sin un rasguño. Lara G. sonrió débilmente al ver a todos curados, ella misma tenia de nuevo la piel lisa, pero estaba muy sucia al igual que los otros dos chicos. Snape soltó aire más aliviado acercándose cuando Sirius entraba en la cocina con aspecto de estar al borde de un colapso nervioso.
Les aconsejo que se den un buen baño. Les dijo con voz suave.
Papá, que Lara y yo pensábamos... preguntarte si... Comenzó a decir Harry tímidamente, Snape sonrió y le comenzó a acariciar la cabeza. ... Ron y Hermione se podrían quedar... algunos días aquí, en casa...
¡Por supuesto! Exclamó Snape sin quitar la sonrisa. ¿Que crees de eso Sirius?
Me parece excelente. Contestó este guardándose las manos en los bolsillos.
Bueno Ron, vamos subiendo, vas a dormir en mi habitación. Le dijo Harry a Ron con entusiasmo.
No se olviden de darse un buen baño. Les recordó Snape cando salían de la cocina.
Harry le susurró algo a Ron entre dientes que sonaba a: Es un maniático de la limpieza. Lara G. se acababa de levantar y se estiraba con las manos al techo.
Será mejor que yo también suba, tengo mucho sueño. Dijo dando un par de pasos hacia la puerta.
Lara, ¿Q-Que le sucedió a tu pelo? Le preguntó Snape alarmado.
Se me quemó. Contestó con tristeza. Pero tiene arreglo y... ¿De verdad que lo de Hermione no es para preocuparse?
¿Como les iba a mentir mi niña? Dijo Snape abrazándola. Después de una copa de poción revitalizante cada 4 horas en un día, va a estar como nueva, ya verás.
Pero... ella no ha despertado. Murmuró Lara G. apretando el abrazo.
No va a tardar en abrir los ojos, quizás no despierte hoy, debe estar muy débil. Le dijo Snape en tono tranquilizador. Ahora sube a darte un baño y duerme, que creo que eso es lo que vamos a hacer todos en esta casa hoy.
Lara G. alzó la cabeza y miró a su padre. Tenía unas ojeras enormes y los ojos rojos, luego miró a Sirius que estaba en sus mismas condiciones. Parecía que los dos se habían quedado esperándolos en la cocina toda la noche sin pegar ojo. Le besó la mejilla y salió de la cocina bostezando.
La mañana en el número 5 de Privet Drive nunca había estado tan tranquila. Y por más que los vecinos estiraron los cuellos para escudriñar el interior de la casa a través de las ventanas frontales, no pudieron ver nada, parecía que la casa estaba vacía. Pero se preguntaban por donde habían salido, porque no habían visto a ningún habitante de esa casa poner un pie afuera, ni siquiera para recoger el correo que habían dejado en el buzón. Hasta los Dursley, que siempre habían odiado a esa familia desde que se mudó el primero de Julio del año anterior, escudriñaban por las ventanas con curiosidad.
Había alguien nuevo que se había mudado para esa familia. Los Dursley habían sido los únicos en hablar con él en cierta ocasión, más bien, la señorita Marjorie Dursley, la hermana del señor Dursley. Decía el nuevo individuo era el hermano del señor Snape, el padre de los dos adolescentes que vivían allí. Pero resulta que desde su llegada había causado conmoción entre las vecinas. El hombre era muy apuesto, con el pelo negro igual que el de su hermano, un poco más alto que él y tenía, según habían podido apreciar las ruidosas vecinas, los ojos claros.
Cada vez que los dos hermanos salían de la casa, todo Privet Drive se ponía patas arriba, porque el señor Snape tampoco estaba mal. Era un hombre fuerte, de espalda ancha pero de complexión delgada, tenía la tez pálida y pelo negro liso y brillante que le llegaba hasta el mentón y sus ojos negros tenían una expresión perspicaz y astuta. Esos detalles hacían que su prominente nariz ganchuda formara parte del olvido, aunque no se podía pasar mucho por alto ese detalle. A veces se los veía acompañado de otro hombre de aspecto enfermo, de pelo castaño canoso que siempre estaba sonriendo.
Pero aquel día la casa estaba en completo silencio, muy tranquila, mientras que la suave brisa movía ligeramente las cortinas corridas. Los vecinos de dieron por vencidos en intentar averiguar donde estaban los habitantes de la casa y decidieron que lo mejor era espiarse entre ellos mismos. Pero los vecinos desconocían la verdad acerca del repentino silencio de la casa. Porque aquella familia, que los vecinos tomaban por normales, excluyendo los Dursley, los vecinos del número 4, era una familia de magos.
Y todos tenían una participación activa en el Mundo Mágico. Los adolescentes eran Aurores de 3er Nivel, el señor Snape era espía bajo las órdenes de Dumbledore, el jefe de la Orden del Fénix, su hermano era miembro de la Orden al igual que su amigo de pelo castaño canoso y la esposa del señor Snape, era profesora de Adivinación en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Asi que los vecinos nunca se enteraron de que hubo un disturbio enorme con muchos muertos el día anterior y que duró hasta el amanecer en las cercanías y en el propio Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, asimismo como que habían sido convocados todos los Aurores activos para desentrañar tan horrible crimen.
Harry, Lara G., Ron y Hermione habían descubierto a los culpables, que no había sido otro que Voldemort, en su nuevo cuerpo, ayudado por un secuaz que parecía un Troll con el cerebro un poco más grande. Harry y Lara G. los siguieron, pero se les escaparon de las manos cuando faltaban pocos segundos para que llegaran los magos del Ministerio y luego entraron en acción los mortífagos, fieles vasallos de Lord Voldemort que todavía ignoraban que su amo había regresado a la fuerza de las tinieblas.
Habían librado una enorme batalla mágica, en la que los mortífagos, al verse perdidos, escaparon como pudieron del lugar. Hermione había quedado inconsciente cuando un mortífago le había lanzado un hechizo que solo Snape parecía conocer. Los tres jóvenes restantes habían ayudado a los Aurores del Ministerio a acondicionar de nuevo todos los alrededores antes de la llegada inminente de los muggles y después se habían retirado con Hermione al número 5 de Privet Drive. Entonces, el motivo de la calma repentina de la casa era que todos, sin excepción, estaban durmiendo plácidamente.
Asi que cuando Remus Lupin apareció en la chimenea, se encontró la cocina desierta, bueno, no tan desierta. Había una lechuza gris encima de la mesa con el Profeta atado a una pata y ululó feliz de encontrar a alguien en esa casa. Frunció el entrecejo pagándole a la lechuza y tomando el Profeta, entró a la sala no sin antes echar una ojeada al patio. Que extraño, la sala estaba completamente vacía. Desplegó el diario cuando subía al segundo piso lentamente. La primera página la cubría una enorme foto en blanco y negro de una calavera con una serpiente saliéndole de la boca en el cielo, sobre un conjunto de edificaciones. Encima tenía el titular: DISTURBIO EN SAN MUNGO.
Frunció de nuevo el entrecejo deteniéndose frente a la habitación de huéspedes. Empujó la puerta para ver a Sirius dormido en la cama. Eso era realmente muy extraño, ya que eran cerca de las 11:30AM y generalmente Snape y él eran los primeros que se despertaban. Se acercó con paso firme doblando el Profeta, prometiéndose que después le echaría un vistazo a la primera página.
Sirius... Sirius... Comenzó a llamarlo zarandeándole el hombro. Despierta amigo... ¡Sirius!
El durmiente abrió un ojo gris medio empañado y se acomodó rezongando cerrándolo de nuevo.
Déjjame dorrmirrr, es trrrempano.
No, no es temprano Canuto, son las... 11:34AM, y ¿Dónde están las gentes de esta casa? Insistió Lupin sin dejar de zarandearle el hombro a su amigo. ¿No tendrá algo que ver con el artículo del Profeta?
¿El artículo del Profeta? Preguntó Sirius a Lupin poniéndose boca arriba, bostezó ampliamente sin levantarse. ¿Que artículo?
Este, sobre San Mungo. Contestó este pasándole el diario, Sirius lo alisó y comenzó a leer con el entrecejo fruncido.
Vaya, si que fue grande el disturbio. Comentó leyendo. Pero... no han puesto... la verdad... umm, la prensa está siendo manipulada... no ponen la cantidad de muertos que hubo...
Lupin fue acometido por un pensamiento repentino que lo hizo preocuparse
Sirius, ¿Y los chicos? Preguntó con urgencia, Sirius frunció el entrecejo. ¿Ellos no habían sido citados ayer por la noche? ¿Dónde están? No, no puedo creer que...
Le arrebató el diario a Sirius buscando entre líneas como un loco.
Calma Lunático, ellos llegaron hoy por la mañana, trajeron a Hermione inconsciente y Ron también vino, se van a quedar unos días. Dijo Sirius tranquilamente, estirándose bajo las sábanas.
¿Q-Que... llegaron... como? Balbuceó Lupin bajando el Profeta.
Por la mañana, muy temprano. Explicó y dio un amplio bostezo. Todos están durmiendo, vaya nochecita en la cocina, Snape no pegaba un ojo, caminando de un lado a otro...
¿Pero ustedes no habían ido a San Mungo?
Oh si, lo que una bruja del Ministerio dijo que no podíamos quedarnos y nos tuvimos que ir, Snape llegó muy alterado, traté de persuadirlo de que se fuera a dormir, pero ese hombre era un mar de preocupación contagiosa y terminamos los dos con tazas de té en la cocina, sobresaltándonos al menor ruido, ¡Toda la noche despiertos Lunático! Hasta que hoy, cerca de las 6 de la mañana llegaron ellos, llenos de sangre y las túnicas hecha harapos, por suerte Snape solo perdió un poco la cabeza, pero la terminó de perder cuando todos subieron a dormir.
Me lo imagino. Murmuró Lupin. Supongo que está durmiendo.
Supones bien, en cuanto descargó la presión y la preocupación conmigo en la cocina subió a ver a los chicos, lo tuve que despegar del tramo de sus habitaciones, solo daba vueltas de una puerta a otra verificando que estuviesen dormidos, lo logré convencer de que ellos estaban bien y se fue directo a la cama.
Ah bueno, yo no sabia que... estaban durmiendo. Se disculpó Lupin.
Al menos yo estaba dormido, ahora estoy despierto. Resopló Sirius. Creo que voy a dormir hasta mañana.
OK, entonces me voy. Dijo Lupin recogiendo el Profeta y dejándolo en la mesita de noche. Que duermas bien amigo.
Gracias. Respondió Sirius con voz soñolienta.
Lupin cabeceó y salió con paso apresurado entrecerrando la puerta de la habitación.
Ningún chico se despertó en todo el día, al no ser que se contaran las incursiones soñolientas a la cocina en horas de la noche para saciar temporalmente el hambre que sacudía sus estómagos. Los adultos, bueno, Snape se despertó primero con cara cansada en medio de la noche, para bajar y encontrarse el refrigerador en quiebra. Logró masticar un bocadillo antes de salir de la cocina, en donde por poco se rompe el cuello al chocar con un Sirius más dormido elevado al cuadrado que despierto.
Aún en medio de su soñolencia, Snape subió a ver a Hermione, según sus cálculos, un hechizo reanimante en horas de la mañana la despertaría completamente. Pero, si Hermione se iba a quedar allí por unos días, lo mejor era acomodar la habitación para que las dos chicas durmiesen sin problemas. Recordó las camas extras reducidas que tenia en el armario, había llegado el momento de darles uso. Salió de la habitación en silencio, no sin cubrir bien a Lara G. con la sábana. Ella dormía en el suelo en un mullido saco de dormir rojo.
Cuando se asomó en la habitación contigua, la de Harry, se pegó en la frente con la palma de la mano al ver a Ron dormir en otro saco de dormir. Pero Harry estaba también en el suelo, haciéndole compañía. Se le había olvidado escribirle a la señora Weasley que su hijo y Hermione estaban en su casa, tenía entendido que la muchacha había ido a pasarse una temporada en casa de los Weasley. Pero también debía llamar a los padres de Hermione, ya que ellos la hacían en casa de Ron, que enredo, ya coordinaría las ideas al día siguiente.
Se sobresaltó cuando escuchó unos pasos arrastrados y se dio vuelta sacando su varita. Pero solo era Sirius con los párpados caídos que regresaba de la cocina. Al pasar por su lado soltó un vago: Buenas noches Snape y entró casi yéndose de bruces en la habitación de huéspedes. El también decidió ir a dormir, ya que mañana se las vería negras con el par de problemas que tenia por hijos duplicados.
Harry abrió los ojos a eso de las 7:03AM, pudo verlo en su reloj despertador cuando se caló las gafas en la nariz. Miró al lado y sonrió cuando chocó con el llameante pelo rojo de su amigo Ron, que casi se confundía con su saco de dormir rojo.
Hey Ron... Lo llamó sacudiéndole el hombro. Despierta ya, ¿No crees que hemos dormido bastante?
¿A dónde se fue la Quaffle? Preguntó estúpidamente incorporándose de repente.
Estabas soñando. Le dijo Harry estirándose, Ron frunció el entrecejo mirando toda la habitación, como ido del mundo. Venga, estás en mi casa, vas a pasar unos días aquí... buenos días papá.
Ron parpadeó un par de veces al ver a Snape en el umbral de la puerta. Se encogió un poco cuando el brujo se acercó sonriendo.
Buenos días, ¿Durmieron bien? Les preguntó sin dejar de sonreír, ambos asintieron, Ron un poco intimidado, Snape lo miró. No te preocupes Ron, acabo de enviarle una lechuza a tu madre diciéndole que estás aquí, más bien envié a Hedwig... ya que están despiertos necesito ayuda, ya Lara bajó y está ayudando a Sirius con el desayuno.
Snape dio media vuelta y salió de la habitación con su túnica negra ondeando detrás de él. Ron miró a Harry azorado y este sonrió ante la cara de su amigo.
Ya te acostumbrarás. Le dijo Harry palmeándole la espalda y levantándose. Ven, vamos a ver que quiere papá que hagamos.
Pociones no por favor. Suplicó Ron siguiendo a Harry fuera de la habitación. Espero que mamá me envíe ropa nada más reciba a Hedwig.
Ya sabes que no me cuesta nada prestarte ropa. Replicó Harry entrando en la habitación de Lara G. en donde Snape se inclinaba sobre Hermione con el ceño fruncido. ¿Como sigue, papá?
Va a estar bien dentro de unos minutos. Dijo Snape haciéndoles ademanes con las manos para que se acercaran. Ahora, necesito que la agarren bien por los brazos y cuando abra los ojos, le echan eso en la cara.
Indicó un frasco con un líquido púrpura sobre la mesita de noche.
¿Que maldición era esa papá? Preguntó Harry con curiosidad mirando el frasquito mientras Ron, muy nervioso por estar tan cerca de su profesor de Pociones, le agarraba los brazos a Hermione.
La llaman La Maldición de las 24 horas. Contestó Snape soltando aire. Al que se la apliquen dormirá durante 24 horas y solo despierta por medios mágicos y con la poción correcta.
¿Por qué por la poción correcta, señor? Preguntó Ron inquieto.
Snape lo miró unos segundos antes de responder.
Para neutralizar la magia oscura que va a nacer de ella en cuanto abra los ojos.
Harry por poco deja caer el frasco, pero lo agarró a tiempo mientras Ron palidecía.
Por eso... esa maldición nunca se enseña en Hogwarts. Dijo Snape remangándose la túnica negra con la varita en la mano. Solo les pido que no le digan nada a Lara... Harry, ponte de este lado y recuerda, nada más que abra los ojos vacía el frasco sobre su cara ¿Entiendes?... bien, a la cuenta de tres Ron, le agarras bien fuerte los brazos... uno... dos... ¡Tres!
Snape le dio un toque con su varita a Hermione, que comenzó a agitarse violentamente mientras Ron le agarraba los brazos con fuerza. La chica se retorcía con los ojos cerrados, moviendo los pies inquietamente en la cama.
¡Preparado Harry! Exclamó Snape alzando su varita, le apuntó a Hermione. ¡Enervate!
Hermione abrió los ojos dando un jadeo brusco que fue ahogado por la poción púrpura que le lanzó Harry en la cara. Se quedó unos segundos como paralizada con los ojos abiertos de par en par y cayó desmayada en la cama.
Muy bien chicos, excelente. Los felicitó Snape sonriendo, le revolvió el pelo a Harry. Ron, sécale un poco la cara, cuando despierte solo va a recordar que le lanzaron una maldición y que quedó inconciente hasta ahora.
Ron hizo enseguida lo que Snape le indicaba, Hermione parecía dormir tranquilamente. Cuando tenía la cara completamente seca algo que no llevó mucho tiempo ya que parecía que parte de la poción había sido absorbida por su piel, Snape alzó nuevamente su varita contra ella.
¡Enervate! Repitió una vez más.
Hermione frunció el entrecejo y abrió los ojos lentamente, como saliendo de un aturdimiento. Parpadeó y los fijó en Snape que le sonreía.
¿P-Profesor Snape? Preguntó confusa, miró a Ron que la observaba ansioso. ¿Ron, Harry? ¿Q-Que... donde estoy?
Estas en el número 5 de Privet Drive, Hermione. Contestó Snape con suavidad, ella se sentó en la cama mirando alrededor. Estás en la habitación de Lara, creo que, por acuerdo de Harry y de ella, Ron y tú se van a pasar unos días aquí.
¿Aquí? ¡Ay que pena! Chilló cubriéndose la cara con las manos, miró a Snape por entre los dedos. ¡No quiero molestar profesor! ¡Me da tanta pena quedarme aquí... e-en su casa! ¡De veras no quiero molestar profesor Snape!
Hermione, Hermione... Dijo Snape suavemente y sonriéndole tranquilizadoramente. No te puede dar pena y ¿Como puedes pensar que molestas?, eres amiga de mis hijos al igual que Ron, Sirius y yo trataremos de que vuestra estancia aquí les resulte agradable.
P-Pero, p-pero... Trató de replicar Hermione sin descubrirse la cara. Profesor Snape, no, no puedo aceptar...
Si no aceptas creo que mis hijos se pondrían un poco tristes. Repuso Snape pasándole un brazo a Harry por los hombros y atrayéndolo hacia si. Además, debes tomar poción revitalizante cada 4 horas, la maldición que te lanzaron te puede poner débil.
Ay yo... mil gracias profesor Snape. Dijo Hermione descubriéndose por fin la cara.
No fue nada Hermione. Contestó Snape, alzó una ceja. Y ya no soy tu profesor ni el de Ron, no se por que se empeñan en llamarme señor o profesor Snape.
Hermione se ruborizó.
Bueno, es preciso que te des un baño, Lara te dejó ropa en el baño, es esa puerta de allí. Señaló la puerta que había en la habitación. Harry, ¿Por qué no la esperan? Sirius y Lara deben de estar terminando el desayuno.
OK papá. Contestó Harry contento.
Snape le revolvió el pelo nuevamente sonriendo y fue a salir de la habitación.
¿Vas a bajar papá? Le preguntó Harry antes de que saliera de la habitación.
No, dejé pendiente... er... Snape flexionó nerviosamente un brazo.
Oh si. Dijo Harry con cara maliciosa. ¿No serán acaso los...?
No te pongas igual que Lara, Gusarapo. Amenazó Snape apuntándole con un dedo, Harry revoloteó la mirada al techo. Eso está mejor.
Le guiñó un ojo y terminó de salir de la habitación caminando apresuradamente por el pasillo.
¿Que va a hacer? Preguntó Ron con curiosidad. ¿Y que es eso de Gusarapo?
Bueno, lo de Gusarapo es un sobrenombre que me puso Lara, yo le digo a ella Colmillo Blanco, tiene cada forma de despertarme que ya no se como no estoy paranoico. Explicó Harry mientras Hermione se bajaba de la cama. Y lo que va a hacer papá, son ejercicios, los hace todas las mañanas, sin falta y me dijo eso porque, jeje, Lara lo fastidia con eso y le dice que es para que no se note que se está poniendo viejo y le salen achaques.
Ron lanzó una risita ahogada mientras Hermione sonreía levemente camino al baño.
Y otra cosa Ron, no te pongas tan tieso y serio cada vez que papá te hable o te mire. Aconsejó Harry sonriendo. Cuando nos fue a saludar por la mañana hubiese querido que te hubieses visto la cara.
Es que... no me acostumbro a verlo tan... amable. Dijo Ron encogiéndose de hombros, Hermione entró por fin en el baño. Cualquiera diría que le lavaron el cerebro o le hicieron una buena modificación de memoria.
Pero no lo hicieron, a mi también me costó un poco de trabajo los primeros días tratarlo... como mi padre. Explicó Harry a su amigo. Me llevó varios días confiar en él y en mamá, Lara también me ayudó, y hazle caso y no le digas señor, como si estuvieses en medio de una clase de Pociones.
Intentaré, pero cada vez que lo veo me da la impresión de que quiere lanzarme un buen maleficio.
No digas eso, ya verás que no es tan malo.
Eso espero y... ¿Es que Hermione se piensa ahogar en el baño? Resopló Ron vigilando la puerta del baño. Ya tengo hambre.
Yo también. Dijo Harry sobándose el estómago, se escuchó el sonido de una puerta abriéndose y agarró a Ron por el brazo tirando de él. Ven, para que veas una cosa.
¿Que tengo que ver? Preguntó Ron desorientado mientras Harry lo halaba hacia la puerta.
Asómate. Le indicó Harry en un susurro. Para que veas el motivo de porque mamá se enamoró de papá.
Ron se asomó con curiosidad mientras que Harry se asomó con expresión pícara. Snape acababa de salir de la puerta del fondo, sin camisa, solo en unos pantalones negros con una toalla sobre los hombros. Estaba bañado en sudor y se quitó la toalla de los hombros para secarse la cara mientras caminaba lentamente al baño del pasillo. Tenía todos los músculos tensos, abrió el baño y entró cerrando la puerta tras de si.
Vaya. Dijo Ron suavemente. En Hogwarts no estaba... asi de fuerte, que no te pegue Harry porque te puede dejar sin costillas.
Ron, papá no es de esos que les pegan a sus hijos, es verdad que a veces le da su ataque de histeria pero de ahí no pasa, solo se limita a enviarnos chispas cuando lo molestamos demasiado. Dijo Harry sonriendo llevándolo dentro de la habitación. Es bastante cariñoso cuando regaña.
¿Snape cariñoso? Preguntó Ron azorado. Tienes que estar bromeando.
No, no bromeo. Repuso Harry cabeceando. Ya verás, te vas a acostumbrar en los días que estés aquí, solo espero que no se le ocurra pelear con Sirius.
¿Y todavía pelean?
Un poquito, pero no es nada serio, lo único que hacen es recordarse los errores del pasado.
Ron suspiró aliviado, al parecer no le gustaba mucho la idea de estar cerca de un duelo entre magos adultos. La puerta del baño se abrió y salió Hermione con unos vaqueros de Lara G. y una camiseta de la misma.
¡Al fin sales! Dijo Ron a modo de recibimiento.
Hermione frunció el entrecejo.
Mejor bajamos a desayunar. Propuso Harry antes de que estallaran en una pelea sin sentido.
Los tres salieron de la habitación y cuando iban a empezar a bajar las escaleras...
¡Hey! ¡Espérenme que bajo con ustedes!
Se dieron vuelta para ver a Snape acercándose a zancadas con su usual túnica negra. Tenía el pelo mojado, muy peinado hacia atrás, haciendo que su prominente nariz ganchuda resaltase visiblemente. Harry enseguida soltó una carcajada haciendo que los otros dos lo mirasen confusos. El brujo en cambio, frunció el ceño.
¿Sucede algo Harry? Le preguntó algo serio, haciendo que Ron y Hermione se encogiesen.
Q-Que no... vayas a... bajar peinado... asi si no quieres que... Lara haga... el desayuno contigo. Se explicó Harry entre risas. Recuerda la última vez que... te peinaste asi... lo que sucedió...
Snape parpadeó un par de veces pasándose una mano por el pelo.
Tengo un narizón... en la cara que parece un cartabón.... Comenzó a canturrear Harry.
Snape abrió los ojos como platos y se apresuró en meterse de regreso al baño. Harry se secó los ojos dejando de canturrear.
¿Que fue eso? Preguntó Hermione extrañada de la reacción tan pasiva de Snape ante tal insulto con su nariz. ¿Como le puedes decir eso y él quedarse tan... tranquilo?
Dicho por Lara suena mejor. Dijo Harry mientras Ron aguantaba la risa. Y es mi padre Hermione, no tiene nada de malo que bromee con él.
La aludida se ruborizó a tiempo que Snape salía del baño con el pelo igual de mojado, pero con una raya al medio y le caía en cortinas enmarcándole la cara. Harry levantó los pulgares sonriendo.
Supongo que eso quiere decir que estoy mejor ¿No? Dijo Snape dudando mientras bajaban las escaleras.
Y también supondrás que Lara no va a dejar de bromear contigo aunque seas ese tal Grandy Pity.
Snape emitió un gruñido de medio lado contra Harry mientras Ron y Hermione intercambiaban miradas tensas. Temían que el malhumorado brujo estallase de un momento a otro y volviese a ser tan desagradable como siempre que había estado en Hogwarts. En cuanto llegaron a la cocina, les llegó el olor del desayuno y también vieron algo que les puso los pelos de punta.
Lara G. estaba de espaldas a ellos, agarrándose con fuerza donde empezaba a chamuscarse su largo pelo, que no era más que por los hombros y en la mano derecha sostenía un enorme y afilado cuchillo. Puso el cuchillo debajo del pelo, rozando su mano y...
¡No Lara! ¡No te... cortes... el... pelo...!
Harry había hablado demasiado tarde. La chica había deslizado el cuchillo hacia arriba, cortándose el pelo suavemente, como si este fuese de seda. El pelo quemado comenzó a caer por su espalda, pero segundos después, los mechones de pelo castaño chamuscado y completamente sin brillo, se habían transformado en plumas blancas, suaves, ligeras, denotando la pureza de su corazón. Bajó ambas manos inclinando la cabeza hacia delante y las plumas antes de tocar el suelo se elevaron en espiral, como envueltas en un viento inexistente, haciendo que lo que quedaba de su pelo bueno ondeara hacia arriba. Pero no era tan impresionante como cuando tenía su hermoso pelo largo por el trasero.
Las plumas al terminar de envolverla, hicieron erupción hacia arriba, como una fuente magnífica y salieron en una fina y rápida hilera por la ventana, ondeándole el pelo al pasar por encima de sus hombros. La chica se dio vuelta, tenía el pelo casi hasta los hombros y se le agitaba levemente. Snape se alteró.
L-Lara... yo... lo que dije en el Cairo de que necesitabas un corte... era broma... Comenzó a excusarse Snape caminando hacia ella, la chica ladeó la cabeza. ... no tenías que tomarte en serio mis palabras...
Papá, yo... Trató de explicarse Lara G.
No, no hables... a mi me gustaba tu pelo, no tenías porque cortártelo...
Pero mira papá es que...
No Lara, ese pelo va a tardar mucho en crecer mi niña... Dijo Snape abrazándola de repente acariciándole la cabeza. ... realmente me gustaba tu pelo, del largo que lo tenías...
Pero si me dejaras hablar...
Puede tardar años en quedar por donde lo tenías, puedo darte una poción...
Yo diría que puede tardar segundos...
.... para que el pelo solo tarde meses y... ¿Que dijiste?
Dije... Comenzó la chica separándose del abrazo, le tomó las manos a su padre y sonrió. ... que puede tardar segundos en crecer de nuevo.
¿Que... como... que? Balbuceó Snape parpadeando.
Lara G. pronunció la sonrisa. De las puntas de cada cabello, comenzó a surgir algo parecido a un hilo de plata. Estos se amontonaron formando mechones y hebras, que iban creciendo suavemente, como si fuese un manantial de agua cristalina. Cayó a su espalda con suavidad, con un crecimiento ondulante y llegó hasta el inicio de los muslos. El crecimiento se detuvo y Lara G. se alejó un par de pasos de Snape con su pelo mitad plateado destellante mitad castaño.
Cerró los ojos y le dio un giro a su cabeza, lanzando los cabellos de plata al aire. Pero el color plateado se desprendió como si fuese polvo, mostrando un cabello muy largo, color castaño claro, brillante y liso como el pelo de Snape. Lara G. dio una vuelta, tenía el pelo como si nada le hubiese sucedido. Snape frunció el entrecejo fijándose que se lo había dejado un poco más largo.
Está más largo Lara. Le gruñó con los ojos entrecerrados, la chica alzó una ceja. Te lo dejaste más largo, ahora mismo te estoy cortando lo que te sobra de pelo...
Esto se va a poner bueno. Murmuró Harry a Ron y a Hermione.
¿No decías que te gustaba mi pelo? Preguntó Lara G. encarando a Snape. Entonces atente a las consecuencias.
Me gusta tu pelo pero no tan largo, ven que te lo corto por la cintura. Gruñó Snape haciéndole señas con la mano.
¡Ni hablar! Se negó Lara G. ¿Piensas que soy tonta?
No, pero no me gusta esa pelambre por, por... el inicio de los muslos. Refunfuñó Snape acariciando su varita, la chica le lanzó una mirada desafiante y luego miró por un costado de él como si nada. Ahora mismo te estoy haciendo el corte quieras o no Lara Snape...
¡Buenos días Hermione! Saludó Lara G. pasando por al lado de Snape dejándolo gruñendo solo.
Hola Lara. Saludó Hermione mirando a Snape con cautela que estaba respirando fuego por ser ignorado de esa forma.
¿Como estás? Le preguntó alegremente haciendo caso omiso a los bufidos exasperados de su padre.
Ya estoy bien. Contestó Hermione mientras Sirius entraba en la cocina revisando unos sobres muggles. Y gracias por la ropa.
Oh, no hay de que. Dijo Lara G. haciendo un ademán como que no le diera importancia, giró hacia Snape que tenia la mirada clavada en su nuca y resoplaba. Papá, ¿Que no decías que Hermione tenia que tomar poción revitalizante cada 4 horas? ¿No puede empezar desde ahora?
La expresión de Snape se relajó visiblemente.
Claro, er... ahora vuelvo. Dijo adoptando un tono amable.
Severus, después quiero que veamos esto que nos vino por el correo muggle, no entiendo mucho de esto. Dijo Sirius examinando con cuidado los tres sobres que tenia en la mano, Snape asintió saliendo de la cocina mientras Sirius dirigía la mirada a los 4 chicos. Buenos días, deben tener hambre y como somos más...
Dejó los tres sobres sobre la mesa y agitó su varita apuntándole a esta mientras murmuraba algo. La mesa se alargó un poco más y con otro giro de la varita de Sirius aparecieron dos sillas más al lado de las de los chicos, dejando solamente dos sillas al frente para Snape y él.
Supongo que todos querrán sentarse juntos ¿No? Dijo sonriendo, los 4 chicos se miraron entusiasmados y se sentaron en sus puestos, solo que las chicas en una esquina y los chicos en la otra. Bueno y ahora... ¡El desayuno!
Sirius ondeó su varita y el desayuno vino volando hasta posarse en la mesa. Se sentó frente a ellos dejando la otra silla vacía y les sonrió empezando a comer. Snape entró en la cocina con una copa de tamaño moderado pero llena hasta el borde de una poción carmelita tierra. Se la pasó a Hermione con una sonrisa que no coincidía con la de ella, que era algo nerviosa. Cuando fue a dar el primer trago, en la chimenea aparecieron unas altas llamas esmeraldas y una figura surgió de ellas revolviéndose muy rápido.
¡Ronnie! ¡Oh Ronnie estaba tan preocupada! ¡Sin saber de ti durante un día entero!
La madre de Ron, la señora Weasley, había acabado de aparecer por la chimenea y había corrido hacia su hijo abrazándolo con fuerza.
¡Ya mamá que estoy bien! Protestó Ron en cuanto se vio atacado por los besos desesperados de su madre. ¡No tengo nada mamá!
¡Mi Ronnie! ¡No sabes como hemos estado de desesperados tu padre y yo! ¡Ese problema que hubo en San Mungo! ¡L-La Marca Tenebrosa! Exclamó la señora Weasley abrazando más de la cuenta a Ron que empezaba a tambalearse en la silla peligrosamente. ¡Yo no sabría que hacer si algo te sucediera! ¡Temía por ti pequeño Ronnie!
Sirius se había quedado con la jarra de chocolate en alto, a punto de tomar el primer sorbo, Harry tenía el tenedor con beicon alzado, pero se le había olvidado llevárselo a la boca, Lara G. estaba con una tostada a medio llevar a la boca y Hermione se había paralizado con la copa de poción entre las manos.
Te aconsejaría que te la tomases Hermione. Le dijo Snape haciéndola dar un respingo, la señora Weasley se le quedó mirando mientras Ron se retorcía entre sus brazos tratando de zafarse. Fría no sabe mejor.
¡Ay profesor! ¡Muchas gracias profesor Snape! Chilló la madre de Ron soltando a este y corriendo hacia Snape. ¡Usted lo ha cuidado!
Ante el asombro de todos, la señora Weasley abrazó a Snape con fuerza. Cuando lo soltó se volvió hacia Sirius que se había levantado dejando su jarra sobre la mesa.
¡Gracias a ti también Sirius! Exclamó abrazándolo con fuerza, lo soltó y se sonó la nariz. ¡El profesor Snape y tú cuidaron de mi Ronnie! ¡Muchas gracias!
Bueno, señora Weasley, en realidad, si pudiera hablar con usted unos minutos. Dijo Snape vigilando que Hermione se tomase toda la poción, pero la chica la había dejado por la mitad y había puesto cara de asco. No, no Hermione, debes tomártela toda, se que no sabe bien, pero espero que no tomes el ejemplo de dos personas que conozco.
Sonrió levemente mirando a Harry que estaba untando mermelada en su tostada con mucha concentración y luego a Lara G. que ahora había revoloteado la mirada al techo, como encontrándolo muy interesante. Hermione sonrió un poco menos nerviosa y se terminó de tomar la poción con la garganta apretada.
Perfecto, ahora ya puedes empezar a desayunar, dentro de 4 horas te tienes que tomar otra copa. Le dijo Snape sonriendo, luego giró sobre sus talones hasta quedar frente a la señora Weasley que lo había estado esperando. Si me hace el favor de pasar a la sala señora Weasley...
Hizo un elegante gesto con la mano señalando la salida de la cocina. La madre de Ron salió con paso firme de la cocina todavía sonándose la nariz. Los chicos miraron a Ron, que estaba rojo como un tomate por el repentino arribo de su madre. Se dio cuenta de las tres miradas que tenia encima y alzó la cabeza del plato de comida.
¿Que? Dijo pasando la vista por todos, Sirius había vuelto a sentarse y desayunaba tranquilamente.
Nada, que pusiste una cara... um... un tanto graciosa cuando viste a tu madre. Dijo Lara G. volviendo a su desayuno. Vamos Ron, que es tu madre, no el monstruo del lago Ness.
Lo se, pero fue... humillante. Dijo Ron frunciendo el entrecejo.
Solo estaba preocupada Ron. Le dijo Hermione inclinándose para verlo mejor.
Pero no tenia que caerme encima. Refunfuñó Ron cruzándose de brazos. ¿Ustedes creen que me deje quedarme?
Severus está hablando con ella. Dijo Sirius de repente haciéndolos dar un respingo. Ella va a acceder, no te preocupes, ahora desayuna que no es por nada pero me quedó bueno el desayuno.
Nos, Sirius, nos quedó bueno. Aclaró Lara G.
Tienes razón, gracias por tu ayuda.
Que no hubiese sido posible si papá no me hubiese espantado de la habitación. Gruñó Lara G. antes de tomar un sorbo de chocolate. ¿A ti te despertó, Harry?
No, Ron y yo nos despertamos después de ti. Contestó este sirviéndose más tostadas.
¡Es lo que yo digo! ¡Discriminación! Exclamó Lara G. a punto de dar una patada en el suelo.
¡Lara! ¡No des la...!
La tierra se estremeció ligeramente por unos segundos. Todos se quedaron con los ojos como platos menos Harry que había arrugado el rostro y Lara G. que miraba tímidamente a los lados.
Ups, perdón, lapsos que me dan. Se disculpó con la voz en un hilo.
¿Cuántas veces te tengo que decir que prefiero una tormenta a un terremoto? Le dijo Harry a modo de reprimenda. ¡No vuelvas a patear el suelo!
OK, no te me sulfures, se me fue. Dijo Lara G. obstinada.
Solo espero que nunca llegues a provocar tornados. Resopló Harry volviendo su atención al desayuno.
Una vez lo hice, de veras estaba furiosa. Comentó la chica como si narrara un día de campo. En medio de la escuela, uff, creo que desde ese día Dimitrovich nunca se atrevió a molestarme de nuevo, claro, que hay que contar que lo dejé enganchado en la punta de la torre más alta del castillo de Dumstrang.
¿Formaste un tornado? Preguntó Ron asombrado.
Sip, nació justo a mis pies, fue en mi primer año, el pobre Dimitrovich salió pegando gritos al ver lo que estaba provocando, pero como estaba furiosa, el tornado lo agarró antes de que pudiese siquiera llegar a las puertas del castillo y se lo llevó por el aire hasta dejarlo colgado en la punta de la torre. Explicó Lara G., Sirius la miraba fijamente sin parpadear mientras los demás escuchaban la historia. Pero bueno, ahora me doy cuenta de que no fue muy prudente hacerlo, me castigaron aunque no creían mucho la historia del chico, decían que era absurdo que una alumna hiciera aparecer de la nada un tornado terrible nacido a sus pies.
Wow, ojalá yo hubiese podido hacer un tornado para desaparecer a Percy... está peor que antes, ahora... insulta a papá cada vez que se cruza con él. Dijo Ron cabeceando.
Harry se puso serio.
¿Que insulta al señor Weasley? Preguntó indignado.
Desagraciadamente, si Harry. Intervino Hermione. Yo misma lo vi, ya no es el mismo.
Percy no debería seguir insultando al señor Weasley. Dijo Sirius atacando un pedazo de beicon, miró a Ron con el entrecejo fruncido. O se va a buscar un problema, tu padre es un hombre extraordinario y no merece que uno de sus hijos le haga eso.
La conversación se vio interrumpida por la entrada a la cocina de la señora Weasley, que tenia una sonrisa radiante, detrás de ella llegó Snape, con la túnica ondeando detrás de él.
Si nos quiere acompañar, señora Weasley. Ofreció Snape agitando su varita haciendo aparecer otra silla.
Quizás después, señor Snape. Dijo la señora Weasley sonriendo, se encaminó hacia Ron y le dio dos sonoros besos en ambas mejillas. Ronnie querido, te vas a quedar aquí por 4 días, voy a casa un momento a traerte tu baúl y el de Hermione...
Harry y Lara G. intercambiaron miradas de entusiasmo mientras que Snape se sentaba en su silla, al lado de Sirius. La señora Weasley fue presurosa a la chimenea y fue tragada por las altas llamas esmeraldas.
Hermione, ya llamé a tus padres para comunicarles que estabas aquí. Dijo Snape con suavidad, Hermione asintió tímidamente. Dicen que vienen, están preocupados por ti.
Severus, ¿Crees que después del desayuno podríamos hablar? Le preguntó Sirius mirándolo por encima de su jarra.
Por supuesto. Aceptó Snape empezando a desayunar. ¿Ya viste el artículo del Profeta?
No, ¿Que pusieron esta vez?
Trastocaron lo sucedido en San Mungo...
Pero eso fue ayer y si, le eché un vistazo...
Estoy un poco atrasado con las noticias, el Profeta de hoy no ha llegado, algo extraño, ¿No crees Sirius?...
Los chicos se miraron y siguieron desayunando en silencio, escuchando disimuladamente la conversación de los dos brujos, que se trataban como si toda la vida hubiesen sido amigos. Las llamas de la chimenea se pusieron verdes esmeraldas y de ellas surgió la señora Weasley con un gato de color canela, con la cara extrañamente aplastada, patas combadas y cola de cepillo. Pero detrás de la señora Weasley surgió el padre de Ron, que sonreía ampliamente y le dio un abrazo a su hijo.
¡Crookshanks! Exclamó Hermione mientras el gato saltaba a su regazo y daba un maullido.
Gracias Sirius, Severus. Dijo el señor Weasley estrechando manos con los dos brujos.
¡Siéntate Arthur! Invitó Sirius haciendo aparecer otra silla con un giro de varita. Hay para todos.
Gracias. Aceptó el señor Weasley sentándose.
¿Vas a algún lado Lara? Preguntó Snape de repente.
Si, ya terminé. Contestó esta terminando de levantarse mientras la señora Weasley también se levantaba. Voy arriba.
Yo... también terminé, voy contigo. Dijo Hermione lanzándole una elocuente mirada a Ron y a Harry.
Yo voy con ustedes, debo llevar el equipaje arriba. Dijo la señora Weasley sonriendo.
No se preocupe señora Weasley, nosotros lo subimos. Dijo Harry levantándose ante la mirada significativa de las chicas. Ya terminé.
Si mamá, nosotros subimos los baúles. Agregó Ron levantándose detrás de Harry.
Arthur. Lo llamó la señora Weasley.
¿Si Molly?
El equipaje de los chicos.
¿Que equipaje? ¡Ah! El señor Weasley registró en su túnica y sacó dos baúles del tamaño de saleros. Aquí tienes.
Harry y Ron recogieron los baúles, pero Ron se le quedó mirando a uno con los ojos entornados.
Hermione... Llamó sin despegar la vista del baúl.
La chica lo miró alzando ambas cejas.
¿Que no es esta la foto de Lockhart lo que sobresale de tu baúl? ¿Por qué tiene corazoncitos en el marco?
Hermione se lo arrebató de las manos poniéndose muy roja y saliendo a zancadas de la cocina.
¡Quiero una explicación! Exigió Ron viéndola subir corriendo las escaleras. ¡Quiero saber que hace Lockhart en tu baúl!
¡No es Lockhart! Gritó la voz de Hermione desde el segundo piso. ¡Es Brad Pitt! ¡Un actor muggle!
Lara G. dio un chillido de emoción y salió corriendo de la cocina subiendo a zancadas las escaleras.
¿Que le sucede a las mujeres hoy? Preguntó Ron mirando a Harry sin darse cuenta que este había adoptado la misma cara de desagrado que Snape.
Harry gruñó saliendo de la cocina.
¿Es que todos me van a dejar con dudas? Resopló Ron saliendo detrás de Harry.
Ron y Hermione se instalaron en las habitaciones de Harry y Lara G. notando, con agrado, de que habían agregado una cama a cada habitación para que durmiesen sin problemas. Harry y Ron terminaron de acomodar las cosas del segundo y se pasaron para la habitación de Lara G. y Hermione. Las encontraron sentadas en la cama de la izquierda riéndose con risita tonta y mirando algo con mucho interés, mientras Crookshanks estaba acostado a sus anchas en la cama de la derecha.
¿Que se traen ustedes dos? Preguntó Harry sobresaltándolas, ocultaron rápidamente lo que estaban mirando detrás de ellas.
¿Que miran con tanto interés? Quiso saber Ron entrando en la habitación con Harry, los dos se sentaron en el borde de la otra cama. No puedo creer que estén con la fotografía de ese...
¿Se quieren pintar las uñas? Preguntó Lara G. mordaz, los chicos negaron con el entrecejo fruncido. Entonces no pregunten tanto.
Son cosas de chicas. Agregó Hermione poniéndose seria.
¡OK! ¡No se tienen que poner así! Dijo Ron alarmado. Solo queríamos saber.
Las chicas los miraron recelosas.
¿Que creen que haya salido en el Profeta? Dijo Harry para cambiar de tema. ¿Sobre San Mungo? Papá dijo que lo habían trastocado.
Ron y él vieron con alivio como las chicas bajaban la guardia.
Bueno, digo que... podrían haber tapado varias cosas ¿No? Dijo Hermione acomodándose en la cama.
Claro, a Fudge no le conviene que se sepa mucho que sus queridos amigos los mortífagos, atacaran anteayer a San Mungo. Dijo Lara G. encogiéndose de hombros. Y... es verdad lo que dijo papá, que es extraño que no haya llegado el Profeta de hoy...
Estuvieron prácticamente toda la mañana hablando de lo sucedido en San Mungo y cuando le dijeron a la confundida Hermione que había estado inconsciente un día completo se quedó paralizada cubriéndose la cara con las manos. Ron y Hermione les pidieron a Harry y a Lara G. que les dijeran que sucedió con Voldemort y Félix y estos hicieron el cuento completo. Hermione todavía estaba horrorizada con la primera víctima de Voldemort que veía tan cerca.
Cerca de la hora de almuerzo, se sintieron unos toques leves en la puerta entrecerrada de la habitación, haciéndolos pegar un brinco e interrumpir la charla de tanteos acerca de cual podría ser el próximo paso destructivo de Voldemort. La puerta se abrió y se asomó Snape sonriendo.
Siento interrumpir vuestras charlas pero... me pareció extremadamente necesario comunicarte, Hermione, que tus padres están aquí, llegaron hace 10 minutos, están abajo con Sirius.
Hermione sonrió saltando de la cama y Snape le abrió bien la puerta dejándola salir. Ron se apresuró en salir detrás de Hermione dejando entrar a Snape.
¿Están contentos? Les preguntó a Harry y a Lara G.
¡Si! Contestaron al unísono.
Me alegra tanto que sean felices. Dijo Snape sentándose al lado de Harry pasándole un brazo por los hombros, Lara G. se apresuró en sentarse de su otro lado y el brujo la estrechó contra si sonriendo. Quizás pueda hacer que vuestros amigos se queden algo más que 4 días.
¿De veras harías eso papá? Preguntó Lara G. abrazándolo.
¿Podrías convencer a los señores Weasley y a los señores Granger de que Ron y Hermione se queden por lo menor una semana extra? Preguntó Harry a su vez sin sospechar de un ojo que se había asomado por una rendija de la puerta.
Por ustedes, hijos míos, cualquier cosa. Contestó Snape abrazándolos y besándole la frente a cada uno por turnos. Y eso lo saben muy bien, saben que los quiero mucho ¿Verdad?
Los chicos abrazaron a Snape por toda respuesta.
¡Gárgolas galopantes! ¡Se me pasa la hora de la poción de Hermione! Exclamó Snape de repente al mirar el reloj despertador de la mesita de noche. Y a ver si ustedes hacen entrar en razón a vuestros amigos, todavía me huyen cuando me ven acercarme, no les voy a lanzar un hechizo ni nada parecido.
Es que todavía te ven como el profesor de Pociones Severus Snape. Dijo Lara G. sonriendo, entrecerró los ojos de repente. El malhumorado, insoportable, antipático y viejo Snape.
¡Oye! ¡Ya te dije que solo tengo 39 años! No estoy viejo. Protestó Snape dándole un cocotazo ligero. Y eso me hace... er... un hombre maduro, no un hombre viejo.
Harry dio un silbido que sonó a ¡Gabriela!.
¡Hey! ¡Creo haber dejado claro que eso había que olvidarlo y enterrarlo! Exclamó Snape al captar el mensaje oculto, a los chicos les entró una risita contagiosa. ¡Cállense los dos!
El negro te sigue favoreciendo. Observó Lara G. como quien no quiere la cosa.
Pero le favorecería más si tuviese el pelo más largo y... Comenzó a decir Harry con malicia.
¡Shhh! ¡Cállense par de sabandijas! Los reprendió el brujo escandalosamente, ahogando las palabras de Harry, los agarró por la cintura y se levantó cargándolos a cada uno con un brazo, todos los músculos se le tensaron. Vaya, han bajado de peso, tengo que aumentarles la ración de comida.
¡Estábamos bromeando papá! Exclamó Harry pataleando. ¡Suéltame!
¡Si papá! ¡Era broma! Dijo Lara G. por su parte tratando de zafarse del brazo de Snape. ¡Si no me sueltas te muerdo!
Y si me muerdes te lanzo por la ventana. Amenazó Snape balanceándolos un poco. Como casi es hora de almuerzo... los bajo.
¡Noooo! Exclamaron al unísono a la vez que el ojo desaparecía de la rendija de la puerta.
Snape los acomodó como si nada, haciéndolos saltar entre sus brazos y salió de la habitación dejando a Ron con los ojos como platos en medio del pasillo. Snape giró hacia él sonriendo mientras los chicos luchaban por zafarse.
¡Ah! Ron, te sugiero que vayas bajando a la cocina, creo que lamentablemente los señores Granger no se van a quedar, bueno, una lástima, había preparado bastante guisado, aunque creo que no lo preparé en vano, con las dos pirañas que tengo aquí... Comentó Snape como si tener agarrados a dos adolescentes con cada brazo fuese lo más normal del mundo, los acomodó de nuevo haciendo que a Harry las gafas se le resbalaran por la nariz. ¿Sabes si los señores Granger están abajo todavía?
S-Si señor. Contestó Ron parpadeando un par de veces, Harry y Lara G. hicieron gestos de resignación. Están con Hermione todavía.
Ah bueno, entonces quizás pueda convencerlos de que se queden a almorzar. Dijo Snape sonriendo.
Claro, para que hagan publicidad de tus dotes culinarias ¿No papá? Son dentistas asi que mucho cuidado si hiciste una salsa agridulce. Dijo Lara G. maliciosa.
¡Shhh! ¡No opines! Le gruñó el brujo acomodándola. Después del almuerzo pueden opinar todo lo que quieran, pero ahora callados.
¿Es un castigo? Preguntó Harry con inocencia.
Se puede decir que... si. Contestó Snape dando media vuelta y empezando a bajar las escaleras.
¿Por una broma?
Si Lara, por una broma.
Viejo gruñón sin sentido del humor.
¡Lara! ¡Dije que callados!
Llegaron al primer piso y los padres de Hermione se sobresaltaron al ver a Snape cargando a Harry y a Lara G. como si nada, este se dio vuelta hacia ellos sonriendo.
Quizás no conozcan a mis hijos. Dijo tranquilamente, balanceó un poco a Lara G. Ella es Lara, y él... bueno, quizás ya a él lo conozcan, es Harry.
Los chicos sonrieron y agitaron las manos a modo de saludo.
Si se quieren quedar a almorzar... Se apresuró en invitar Sirius que había estado conversando con los padres de Hermione, que estaba al lado de su madre escudriñando a Snape. Hay para todos.
Er... no gracias señor Black. Rechazó amablemente el padre de Hermione. Nosotros... ya nos vamos, sabemos que dejamos a nuestra hija en buenas manos.
Snape sonrió y terminó de llevar a los chicos a la cocina. Los soltó en medio de esta y se estiró con las manos al techo.
¡Ah! Casi se me olvida. Dijo sonriendo acercándose a ellos en un solo paso. Nada de lo del Cairo a vuestros amigos o lo van a lamentar, ¿Entendieron, mis bebés?
Los chicos tragaron en seco y asintieron. Cuando empezaba a agregar cosas dulces y tiernas era que estaba hablando en serio.
De verdad son adorables. Dijo Snape mirándolos embelesado.
Los chicos intercambiaron una mirada cuando Ron entraba en la cocina con aspecto distraído.
¡Ron! Quería hablar contigo. Le dijo Snape sonriendo.
Ron se quedó como paralizado, parecía horrorizarle la idea de que su ex-profesor de Pociones quisiera hablar con él. Snape se le acercó sonriendo y le pasó un brazo por los hombros, haciendo que fuese demasiado notoria la cara de terror que tenía el pelirrojo.
Tengo unos cachivaches muggles por el desván, se me olvidó decírselo a tu padre, ¿Querrías venir a echarles un vistazo? Propuso Snape cordialmente. Es para saber cuales regalarle, eso si, que tu madre no se entere de esto, ya sabes que no le gusta mucho eso, ¿Que dices?
Por la cara de Ron, parecía pensar que la proposición equivalía a tomarse un frasco con un veneno mortal. Miró a Harry y a Lara G. con los ojos medios desorbitados como pidiendo una ayuda silenciosa que no vino. Se dejó arrastrar por Snape que todavía no sabían como seguía sonriendo tan calmado, Ron temblaba más que un carburador con exceso de agua. Se encogieron de hombros y Hermione y Sirius entraron en la cocina.
¿Saben por que Snape se llevó a Ron al desván? Preguntó Hermione frunciendo el entrecejo.
Papá dijo algo acerca de que le iba a mostrar unos... cachivaches muggles, para su padre. Contestó Lara G.
¡Ah si! Severus me lo comentó cuando se fueron los señores Weasley. Dijo Sirius de repente, indicó la mesa con la mano. Vayan sentándose... Se lamentaba de que se le haya olvidado decírselo al padre de Ron.
Los tres chicos intercambiaron una mirada de asombro ocupando sus sillas, mientras Sirius agitaba su varita y la mesa se iba sirviendo.
Será mejor que Severus y Ron no tarden, o se va a enfriar el guiso. Comentó Sirius terminando de servir, pareció meditar unos segundos y salió de la cocina.
Se llevan bien, ¿Verdad? Dijo Hermione empezando a servirse. Quiero decir, Sirius y Snape.
Er... más o menos. Dijo Harry, tomó un trago de agua. Tienen un trato.
Delante de nosotros no discuten, pero a saber lo que se dicen a espaldas nuestras. Agregó Lara G. empezando a comer, Sirius entró tranquilamente y se sentó frotándose las manos. Sirius, ¿Y papá?
Está al venir, Ron la está pasando bomba en el desván. Contestó Sirius sonriendo.
Los chicos se miraron intrigados justo cuando Ron entró muy contento a la cocina, detrás de él entró Snape sonriendo levemente. El pelirrojo se sentó al lado de Harry al parecer, de buen humor, mientras que Snape ocupaba su puesto al lado de Sirius.
Entonces Ron, ¿Que dices? Dijo Snape sirviéndose. ¿Le llevas esto...? ¿Como era?
La trostatora. Dijo Ron tranquilamente.
Ron, es tostadora no trostatora. Lo corrigió Hermione con aire reprobatorio.
Eso, ¿Se la vas a llevar a tu padre? Preguntó Snape a punto de comer la primera cucharada.
¿Está bromeando? ¡Por supuesto que se la llevo! Era lo que él más deseaba tener en sus manos desde el mando de televisor. Contestó Ron alegremente. Gracias señor.
No es nada Ron.
¿Arthur se lleva la tostadora? Preguntó Sirius con curiosidad.
Oh si, ya Ron la revisó. Dijo Snape sonriendo. Todavía silba y suelta el chorro de vapor cuando la tocas pero tengo fe en que Arthur va a hacer buen uso de ella.
Ron parecía haber cambiado de opinión con respecto a Snape. Al menos no tenía esa cara de liebre asustada que tenia cuando Snape estaba cerca. Ron y Hermione se asombraron al ver a Snape bromeando. Harry y Lara G. ya estaban habituados, asi que no pusieron las caras de sorpresa de Ron y Hermione.
Cuando terminaron de almorzar, Snape le dio la poción a Hermione y Sirius y él consintieron que las dos chicas salieran de compras. Harry y Ron se quedaron en la casa muriéndose de ganas por volar un rato. Asi que Snape dio un paso de avance al decir que se podían Desilusionar ellos y las escobas, Sirius estuvo muy de acuerdo con la idea y Harry y Ron pudieron volar en sus escobas por todo Privet Drive.
Lara G. y Hermione regresaron a la casa cuchicheando entre ellas muy entusiasmadas con sendos paquetes. Por los retazos que Snape y Sirius (Que estaban discutiendo de nuevo cuando ellas entraron por la cocina) pudieron captar de la conversación que casi era una risita tonta, era acerca de un chico muy guapo que vieron en el supermercado y que había hablado un rato con ellas. Subieron las dos al segundo piso soltando risitas flojas bajo la mirada confusa de los dos brujos, que no le hallaban nada interesante a que un chico guapo hablase con ellas.
Harry y Ron aterrizaron pocos minutos después y entraron Desilusionados a la cocina haciendo que por poco les diera un infarto a los dos magos que todavía escudriñaban la escalera desde la puerta de la cocina. Pidieron disculpas quitándose los hechizos, (A las escobas también) y cuando se enteraron de que las chicas habían llegado subieron corriendo. Pero lo que encontraron en la habitación fueron a dos panteras. Prácticamente los echaron y no les quedó otra que irse a la habitación de ellos a jugar Snap explosivo.
Hermione y Lara G. bajaron a la desierta sala bastante entrada la tarde con un mameluco lleno de pinturas de uñas. Se sentaron en el suelo, delante del sofá, una frente a otra con las piernas cruzadas y Hermione le comenzó a pintar las uñas a Lara G. Snape estaba en la cocina terminando de calentar la poción para Hermione, Sirius había salido con Misty.
El brujo salió de la cocina con la copa y se detuvo al escuchar hablar muy bajito a las dos chicas. No hablaban en el tono que tenían cuando llegaron del supermercado, esto, ahora, parecía más bien confidencial. Se acercó silenciosamente, sabia que su hija podría escucharlo. Pero era ella la que hablaba y parecía muy concentrada en lo que decía, pero no quería correr riesgos. Se acercó lo suficiente para escuchar todo con claridad.
... Te agradezco tanto tu ayuda Hermione.... Decía Lara G. mientras la otra había dejado de pintarle las uñas para atenderla. ... no se que me hubiese hecho si papá no nos hubiese dejado ir al supermercado...
Tranquila, pero nos dio permiso. Dijo Hermione.
Y también te agradezco que me escuches... necesitaba hablar con alguien. Prosiguió Lara G., en sus ojos verdes brillaba la gratitud.
Para eso están las amigas Lara. Dijo Hermione sonriendo. Sabes que cuando quieras hablar con alguien, me puedes llamar...
Es que... no puedo hablar con papá de eso... ¡Me moriría de la vergüenza! Y con Harry... bueno, hablé con él una parte una vez... y con Sirius... ¡Por dios que pena! ¡Jamás! Exclamó Lara G. poniéndose roja.
¿Que hablaste con Harry? Preguntó Hermione muy seria.
Bueno... cuando estábamos en el Cairo... ya sabes, usuales peleas para ver quien ocupaba el baño primero y ese día yo... yo... Lara G. bajó la voz hasta convertirla en un susurro. ... yo estaba con mi ciclo menstrual... ¡Ay que vergüenza nada más de acordarme!... le tuve que decir...
¿Como se lo tomó? Preguntó Hermione empezando a pintar uñas de nuevo.
Muy bien, al menos cada vez que le digo que tengo urgencia por entrar de primera al baño no pone objeciones... Contestó Lara G. frunciendo ligeramente el entrecejo. Y no puedo hablar con nadie de esta casa...
Pero... Le cuentas a tu padre cosas de George y tú ¿Verdad?
Una vez lo hice y... y... ¡Después me quería morir! Chilló Lara G. cubriéndose la cara con las manos. ¡Le conté de nuestra última salida! ¿Como pude hacerlo?
¡Las uñas Lara! Exclamó Hermione exasperada.
Oh, lo siento... Se disculpó ella entregándole de regreso las manos. Pero por supuesto que no le conté... er... lo que se dice TODO.
¿Que parte no le contaste? Preguntó Hermione alzando la cabeza, frunció el entrecejo. Espera... No le habrás contado ESO... ¿O si?
¡No! Exclamó Lara G. horrorizada. ¡Eso jamás! Nada más de imaginarme de que empiezo a decírselo y se me pone la carne de gallina, eso si no me muero antes de la vergüenza... A mamá si le contaría todo, me entendería y hasta me aconsejaría...
La chica respiraba ahora con dificultad y parecía realmente asustada.
Se protegieron, ¿Verdad? Preguntó Hermione pintándole la uña del pulgar derecho.
Cuantas veces te tengo que decir que SI, Hermione, y además, si el... tú sabes... hubiese tenido algún defecto... ¿Hoy no empezó mi ciclo? Contestó Lara G. algo disgustada. Pero... jamás le contaría... es... mi padre, lo quiero mucho pero... ¡Es un hombre! ¿Que sabe de eso?... ¡Que horror si algún día me digno a contarle! Creo que después de eso me cortaría las venas...
No digas eso ni en broma. La reprendió Hermione poniéndose seria. Te entiendo, yo tampoco hablo de eso con mi papá... a mi mamá si le conté que Ron y yo... tú sabes, lo que te conté cuando estábamos en el supermercado... pero me horrorizaría si le llego a contar a mi papá esas... cosas.
Gracias de nuevo Hermione... por... escucharme... se que soy una latosa por hablarte de esas cosas y...
¡Tonterías Lara! Y no eres latosa, eres mi amiga y tú también me escuchaste...
Pero ya tú lo habías hablado, yo... yo... ¡Tenía que desahogarme! Gimió Lara G. cuando Hermione terminó de pintarle las uñas. Lo que más me molesta... es que no puedo confiarle a nadie de esta casa mis sentimientos... algunos... pero no todos... los demás... tengo que guardarlos bajo llave o hablar con mi reflejo en el espejo del baño... ha sido el único que me ha sabido escuchar todo este tiempo sin alterarse... ¿De que color quieres las uñas?
Umm... Dijo Hermione escogiendo. Que más da, del mismo de las tuyas, rosado...
Snape dio marcha atrás lo más silencioso que pudo, ¿Tendría que pasarse toda su vida espiando a su hija para saber que le sucedía? ¿O tendría que usar orejas extensibles para enterarse de sus conversaciones privadas que no quería discutir con él porque le daba vergüenza? Cuando logró retroceder hasta la puerta de la cocina revisó que la poción estuviese tibia y entró en la sala como si en toda la tarde no hubiese puesto un pie allí. Cuando llegó a las chicas, vio el ambiente más relajado y hasta alegre, le pareció a él.
Hola papá. Lo saludó Lara G. sonriendo, aunque todavía estaba un poco roja.
Hermione, tu poción. Dijo Snape entregándole la copa a Hermione.
Cuidado con las uñas. Advirtió Lara G. como si Hermione, al agarrar descuidadamente la copa, estuviese a punto de cometer un crimen. No pegues los dedos... es la primera mano pero puede chamuscarse igual...
¿Estás bien Lara? Le preguntó Snape agachándose a su lado, le acarició la cabeza mientras Hermione se tapaba la nariz y se tomaba despacio la poción. ¿Quieres algo? ¿Cualquier cosa? ¿Hasta hablar de algo?
No. Dijo Lara G. extrañada, Snape frunció el entrecejo. Quiero decir que estoy bien y... no quiero nada, ¿Por qué lo preguntas?
No, por nada. Dijo Snape encogiéndose de hombros, Hermione le entregó la copa media turnia y aguantando las arcadas. ¿Quieren galletas? Al menos funcionan para quitar el sabor de la poción de la garganta.
Si no es molestia profesor. Aceptó Hermione.
Si, no estaría mal. Agregó Lara G. sonriendo.
Snape sonrió levantándose deslizando la mano por el pelo de su hija y se alejó rumbo a la cocina. Al cabo de varios minutos, volvió a entrar a la sala con dos bandejas con galletas.
Si no les llevo a Harry y a Ron son capaces de ponerse celosos. Dijo a modo de explicación por las dos bandejas, dejó una de ellas al lado de las chicas. Ya saben como son de susceptibles.
Le besó la cabeza a su hija y subió al segundo piso con la otra bandeja. En cuanto abrió la puerta, interrumpió la conversación de Harry y Ron acerca de los mortífagos. Estos se quedaron callados nada más escucharon rechinar la puerta.
Les traje esto. Dijo Snape mostrando la bandeja, la dejó en la mesita de noche. Pensé que les gustaría algo de picar.
¡Chispas! ¡Gracias señor! Exclamó Ron al ver las galletas doraditas y apetitosas, tomó una y la engulló. ¡Están muy buenas!
Gracias Ron, creo que después de todo no fue una completa pérdida de tiempo comprar ese libro de cocina mágica al segundo. Dijo Snape acariciándole la cabeza a Harry que lo miraba sonriente.
¿U-Usted las hizo, señor? Preguntó Ron a punto de llevarse otra a la boca.
Te aseguro que no las envenené. Dijo Snape sonriendo y tomando una, la mostró antes de comérsela. ¿Ves? No estamos en una clase de Antídotos.
Menos mal. Murmuró Ron logrando comer otra galleta. De veras están buenas, señor.
Gracias Ron, me halagas. Contestó el brujo sonriendo, le revolvió el pelo a Harry cariñosamente y fue a salir de la habitación.
¡Papá, espera! Lo llamó Harry, Snape giró a medias con una mano en el pomo de la puerta y alzó una ceja. Es que quería preguntarte...
Harry por favor, no vayas a preguntarle... lo que te comenté. Lo cortó Ron en un murmullo y poniéndose rojo.
Déjate de tonterías Ron. Lo reprendió Harry frunciendo el entrecejo, regresó su atención a Snape que lo observaba expectante. Papá, ¿Como impresionarías a una chica?
Snape se quedó bloqueado. No estaba preparado para ese tipo de consejos paternales. Puso expresión pensativa quitando la mano del pomo de la puerta. Caminó hasta la cama en donde estaba sentado Harry, al frente de Ron y se sentó sin quitar la expresión pensativa. Apoyó los codos en los muslos ligeramente abiertos inclinando la cabeza, haciendo que todo el pelo negro le cayera hacia delante.
Como... impresionaría a una... chica. Repitió lentamente, como asimilando cada palabra. Umm, lo haría de varias formas pero... ¿Tienes problemas con Ginny, Harry?
No soy yo papá, es Ron. Dijo Harry señalando al chico con la cabeza, la cara de este enrojeció hasta tal punto que era del color de su pelo. Es que... mañana cumple 10 meses de noviazgo con Hermione y... digamos que no sabe que hacer para impresionarla porque... ¡10 meses no se cumplen todos los días!
Felicidades Ron. Dijo Snape sonriendo, Harry le pinchó una costilla. ¡OK, OK! ¡Ahora les digo! Bien Ron, primero que todo, es que tienes que saber los gustos de Hermione...
Snape esperó unos segundos a que el pelirrojo hablara, pero ya estaba adquiriendo el color de una llamarada atizada en una hoguera. Cabeceó, tenia que relajar el ambiente.
No voy a empezar esto como mis clases de Pociones en las que entraba al aula con mi mirada más malévola diciendo: No quiero escuchar ni el zumbido de una mosca, quiero participación, porque si no, no tendré nada más que empezar a adivinar, que por cierto, se le da mejor a Sybill que a mi, nunca logré ver algo en la bola de cristal, en mi prueba inventé, hasta yo mismo me asombré de hasta donde llegaba mi imaginación. Dijo Snape sonriendo, a Ron se le bajó un poco el color mientras Harry lo miraba asombrado. Bien, pongamos nuestras mentes en esto... si la quieres impresionar, tienes que saber, como dije al principio, sus gustos, y partir de ahí para buscar algo... inusual y que le agrade a la vez...
Es que... ya no tengo ideas. Dijo Ron cabizbajo.
No digo que un buen libro de Aritmacia con una cinta roja y una tarjeta en forma de corazón que diga: Para mi estudiosa y amada Hermione no sea buena idea... era en broma, ni se te ocurra regalarle eso, ya tengo experiencia con los libros y las mujeres. Dijo Snape balanceándose un poco, ahora Ron y Harry lo miraban asombrados. Una vez quise regalarle un libro de Adivinación a Sybill y resultó ser que el autor no le gustaba en lo absoluto, terminó lanzándomelo por la cabeza... aunque no sabia que el libro incluyera sillas, cojines y hasta la mesita del té... en fin, un día desastroso, Harry hijo, eso fue antes de que... um... te adoptáramos...
No hay problema papá. Dijo Harry parpadeando, Snape le pasó un brazo por los hombros sonriendo estrechándolo contra si. Entonces... ¿Algún consejo en concreto?
Flores, a las mujeres les encantan las flores, se vuelven locas con eso del romanticismo, así fue como conquisté a tu madre Harry... er... a Sybill, por supuesto... Aclaró Snape ante la cara que había puesto Ron, aunque parecía tomar notas mentalmente. Recuerdo que la primera vez entré a hurtadillas en el invernadero 4 de Hogwarts a buscar unas rosas Búlgaras mágicas preciosas, las busqué por todo el invernadero hasta que encontré dos...
¿Dos rosas? Preguntó Ron al ver que Snape había echo una pausa.
No, dos Geranios Colmilludos que me pegaron una mordida en la canilla que me dejó loco.
Ron y Harry soltaron una carcajada ahogada.
Fue en serio, miren... Snape se alzó la túnica negra dejando al descubierto la pierna, señaló dos cicatrices que parecían mordidas de vampiros, pero con más dientes de la cuenta. No les estoy mintiendo, después de todo encontré las rosas y para empeorar las cosas, como estaba tan nervioso, me enredé con un cojín del aula de Adivinación y rodé más que la rueda de la fortuna...
Harry y Ron no pudieron más y soltaron la carcajada. Snape se bajó la túnica sonriendo, había llegado al ambiente que quería.
Proseguimos, concentrémonos ahora de nuevo en las chicas. Dijo Snape dando una palmada deteniendo un poco las risas de ambos adolescentes. Ellas no son solamente caras y cuerpos bonitos, también hay que apreciar lo que tienen en el interior... no me refiero a los pulmones ni al hígado... me refiero, a sus sentimientos, son muy susceptibles pero que caen a tus pies si te conviertes en una especie de Romeo moderno, cartas de amor, poemas, ya hablamos de las flores, palabras bonitas que halagan su belleza, si es fea te ves mal, pero tiene solución, en vez de decirle cosas de su físico le dices cosas acerca de sus virtudes, siempre funciona... y si todo falla siempre puedes decirle que tú vas a cocinar, a limpiar, a atender a los niños... en fin, hacerte cargo de la casa por ese día y enseguida se ponen contentas...
Anjá, pero... ¿Que le preparo mañana a Hermione? Preguntó Ron mirando a Snape atentamente, parecía haberle perdido el miedo. Eso de las flores suena bien, pero no basta.
Lo se, se que no es suficiente... ¿Una cena romántica? ¿Que te parece? Sugirió Snape sonriendo.
Ron hizo una mueca leve por lo que Snape se apresuró en agregar:
En el patio, nadie los va a molestar, pero necesitamos a alguien para darle un aspecto... de ensueño.
Snape sonreía levemente y Harry lo miró frunciendo el entrecejo.
¿Lara? Preguntó parpadeando. ¿Necesitamos a Lara? ¡Pero es una chica papá!
Seguro le cuenta a Hermione todo lo que planeamos. Refunfuñó Ron cruzándose de brazos.
No le va a ir con el cuento a Hermione, de seguro quiere que su amiga pase un buen día. Dijo Snape poniéndose serio. ¿Y cual es la desconfianza? ¿Y que si es una chica? Déjense de tonterías o le dará uno de sus ataques en los que se la pasa gritando que somos machistas.
¿Y como la llamamos? Preguntó Ron mirando por la habitación, como buscando un cuerno de caza para llamarla.
Déjenmelo a mí. Dijo Snape al momento, se aclaró la garganta soltando a Harry y pestañeó un par de veces al aire. ¡LARAAA MI AMOOOR, VEN UN MOMENTITO! Si con eso no viene vamos a tenernos que buscar un altoparlante.
Y si sigues gritando de esa manera, papá, vas a despertar a Hermione. Resopló Lara G. apoyada en el marco de la puerta. ¿Dónde es el incendio?
Pasa mi amor... cierra la puerta... eso es... siéntate. Indicó Snape mientras que la chica se dejaba caer a su lado. Quería hablar contigo de una cosa mi amor y... más bien queríamos hablar contigo... a ver si...
Ve al grano. Le gruñó la chica de medio lado, muy parecido a como lo hacia él. ¿Que quieres?
Que nos ayudes. Dijo Harry cuando Snape tomaba aire, interrumpiéndolo. Porfis.
Ahh, que los ayude. Repitió Lara G. más calmada. ¿En que?
Es que... mañana... Comenzó a decir Ron mirando a Harry y a Snape como buscando apoyo.
Cumples 10 meses con Hermione, ya lo se. Lo cortó Lara G. ¿Que quieren de mi? Si es no recordárselo ya lo estoy haciendo, para que la tomes por sorpresa.
Y necesitamos a alguien con el poder de dominar la naturaleza para poner bien bonito el patio. Dijo Harry más animado al ver que la chica tenía intenciones de cooperar. Ya sabes, crear un ambiente romántico.
Y necesitamos de toda tu creatividad. Agregó Snape sonriéndole. Y
flores.
OK, no hay problema, estoy dispuesta a ayudar. Aceptó Lara G. sonriendo. Me despiertan temprano mañana y les proporciono las flores.
Gracias Lara. Le dijo Ron sonriendo.
No hay de que. Contestó levantándose. Creo que voy a seguir el ejemplo de Hermione y voy a echar un sueñecito.
Se estiró bostezando a sus anchas y salió de la habitación arrastrando los pies.
¿Ven? Todo solucionado. Dijo Snape sonriendo, se levantó. Cuando terminen de comer galletas bajen la bandeja.
OK, papá y
gracias por tus ideas. Dijo Harry mirándolo.
Sabes que puedes contar conmigo, para cualquier cosa Harry, si quieres hablar de algo, sabes que estoy aquí. Contestó Snape inclinándose para besarle la cabeza. Y por favor, no estallen en duelos de magia.
Les guiñó un ojo y salió de la habitación.
Lo que quedó de tarde transcurrió tranquilamente. Harry y Ron se la pasaron dando vueltas por Privet Drive mientras que las chicas dormían tranquilamente. Pero ahora Snape no se estaba quieto, rondaba incansablemente por la habitación de las chicas, para ver si su hija se había despertado. Siempre se hacia la misma pregunta ¿Qué error había cometido él que ella no le había contado TODA la historia de aquella dichosa salida con su novio? En cambio, se lo había contado a su amiga pero no a él, que era su padre. No podía presionarla mucho para que le dijera por su propia voluntad porque si no la chica iba a sospechar algo.
Por unos segundos pensó en darle Veritaserum, pero jamás le haría eso a su hija. Y la entendía un poco, pero demonios, ¡Él era su padre! ¿Cómo no le iba a contar sus cosas? ¿Por qué le daría tanta vergüenza decirle? Recordaba lo que Lupin le había dicho:
tienes que lograr que te cuente sus cosas como si nada, mostrarte digno de su confianza
. Bueno, él lo estaba intentando, Lupin parecía ser muy bueno en ese tipo de cosas pero él era un desastre. Tal vez si hacia igual que como hizo con Harry y Ron, contándole anécdotas personales, la chica bajase la guardia, pero anécdotas tontas no serias.
Ya vería después, no se iba a romper la cabeza con eso, por ahora lo que debía hacer era seguirse mostrando como un padre cariñoso y comprensivo. Ya estaba al escribirle a su esposa para que viniese a ayudarlo, la misma chica había dicho que si le contaría a su madre, pero no a él porque era hombre. Bueno, ya usaría a su esposa de intermediaria para enterarse de las cosas que le sucedían a su hija.
Harry y Ron llegaron a la casa cuando empezaba a oscurecer, para toparse en la cocina a Sirius y a Misty que habían llegado. La empalagosa mujer enseguida se levantó como si tuviese un resorte en la silla y abrazó a Harry dándole dos besos pegajosos en las mejillas. A Ron lo despeluzó de tal forma que parecía que lo había agarrado un tornado. Las chicas entraron en la cocina con caras de haber disfrutado de una reconfortante siesta, pero no estuvieron mucho tiempo al ver quien estaba en la cocina. Todos los muchachos se retiraron en tropel al segundo piso antes de que Misty los interceptara.
Harry y Ron armaron un juego de ajedrez mágico en la habitación de ellos, con Hermione, Lara G. y Crookshanks de espectadores. La pasaron muy bien disfrutando de las rabietas repentinas de Harry cuando perdía una pieza y la cara contorsionada de la concentración de Ron cuando estaba analizando alguna jugada difícil. Crookshanks miraba continuamente con sus pupilas rasgadas a las piezas, que lo miraban a él con recelo y algo de miedo. Así que cuando Snape se asomó para comunicar que la cena estaba lista y que Misty se quedaba (Las caras de horror fueron colectivas), el gato aprovechó que todos estaban muy ocupados atendiendo a Snape para saltar al tablero y volcarlo, haciendo que las piezas empezaran a chillar corriendo por toda la habitación.
Los 4 amigos bajaron con medias caras de repugnancia y se sentaron en sus puestos con sonrisas forzadas. La cena no tardó en servirse y comenzaron a comer sin hablar mucho. Solo Sirius parecía tener alguna conexión invisible con Misty, ya que no le prestaba atención a la comida para mirarla a ella, asi que fueron varias las cucharadas de comida que se le caían a medio camino a la boca. Snape al parecer tenía una barrera invisible insonorizada de su izquierda en adelante, porque no prestaba atención a la charla interminable de Misty que tenia a Sirius asintiendo como un tonto cada vez que le decía algo.
En medio de los postres, por la ventana abierta hizo su entrada el mismo búho real que le había traído a Lara G. el paquete de George, solo que esta vez, llevaba algo parecido a un libro de pocas páginas envuelto en un papel de embalar rosa con corazones rojos que lanzaban destellos en los momentos menos esperados. El búho se posó delante de ella y extendió la pata. Lara G. se apresuró en desatar el regalo y el búho batió las alas saliendo de nuevo por la ventana abierta. Los ojos verdes de la chica destellaron de emoción mientras que Hermione atisbaba por encima de su hombro con curiosidad. Pero Lara G. pareció recordar algo cuando chocó con los ojos negros destellantes de su padre. Dejó caer los hombros bajando la vista y le tendió el paquete mirando al suelo.
Ese búho era de George, ¿Verdad? Dijo Snape tranquilamente, la chica asintió. Entonces no tengo por que revisar ese paquete, si te lo envió tu novio no hay problema.
Lara G. alzó la vista, frunció ligeramente el entrecejo mirando a Snape, como esperando que dijera que había sido broma y que le acabara de entregar el paquete. Pero el brujo se limitó a sonreírle haciéndola parpadear y poco a poco le devolvió una sonrisa radiante. Harry y Ron fueron los primeros en terminar de cenar y se levantaron para ir al segundo piso. No se sabía si la causa de atragantarse con la comida había sido el hambre, o que ahora las dos chicas cuchicheaban bajito soltando risitas tontas. Sirius y Misty siguieron a los chicos, solo que ellos salieron al patio acaramelados y luego las chicas, sin poder más de la emoción, salieron comiéndose el paquete con los ojos de la cocina.
Snape dudó unos segundos antes de seguirlas, pero si su hija no le contaba sus cosas, él se enteraba por otros medios. Dejó la vajilla fregándose sola y subió al segundo piso a zancadas. Se pegó despacio a la puerta, pero recostado a la pared o si no verían la sombra de sus zapatos por debajo de la puerta. Se escuchó el sonido de algo lanzándose encima de una de las camas y a los pocos minutos, se escucharon pasos y algo más saltaba a la cama.
Al menos tiene buen aspecto. Comentó Hermione, se escuchaba como rasgaban el papel de embalar con desesperación. ¿Que crees que te haya enviado? Quizás es un...
Se escuchó un: ¡Ohhh! ¡Que tierno! suspirado por ambas chicas. Snape no pudo más de la curiosidad y se asomó cautelosamente por la rendija de la puerta. Las dos chicas estaban con batas frescas, la de Hermione era azul clara y la de Lara G. rosa, estaban sentadas en la cama de la izquierda, mirando embelesadas algo parecido a una postal de felicitación que tenía un corazón rojo flechado. Lara G. lo miraba con la boca tapada embargada de la emoción mientras que Hermione miraba la postal emocionada.
¿Tiene dedicatoria? Preguntó Hermione con ansias.
Para mi dulce Ángel, que amo con todo mi corazón. Leyó Lara G. en un suspiro. ¿No es romántico?
¡Ábrela! Urgió Hermione.
Lara G. intercambió una mirada entusiasmada con Hermione y abrió la postal. Enseguida empezó a sonar una musiquita que sonaba a la de Romeo y Julieta y la voz de George llenó la habitación, recitando con mucha entonación y suavidad lo siguiente:
Esta noche te soñé
Ésta noche te soñé, y en mi sueño tú me soñabas;
en mi sueño te besé y tú en el mío me besabas
en él yo me entregué y tú en el tuyo completamente
también te entregabas.
Hoy que desperté y vi la realidad, me asusté
pues lejos de mí tú te encontrabas.
No están tus manos, ni tus palabras
y no esta tu cuerpo que en mí posabas.
Tan solo el eco de unas líneas ya trazadas,
ya escritas, ya dichas, ya escuchadas.
Qué tienes miedo me has dicho
que tengo miedo lo he confirmado
estúpido miedo que no me deja volar a ti
y por tan solo un instante ser plenamente feliz.
Miedo tonto que no nos deja disfrutar lo bien amado.
Dime vida mía:
cómo hacer nuestros sueños realidad?
Cómo sin temores, tan solo por amor dejarnos llevar?
Y como sin culpabilidades podernos entregar?
Suéñame esta noche, que yo a ti te soñaré
y descifremos juntos la incógnita
de como y sin temores
podernos una y mil veces amar.
Cuando terminó de sonar la voz de George, de la postal saltaron pequeños fuegos artificiales que trazaron en el aire frente a Lara G. un corazón rojo y en el centro de este, como escrito por una mano invisible, aparecieron las palabras TE AMO en letras de fantasía. La chica dejó escapar un chillido de emoción antes de dejarse caer acostada en la cama con la tarjeta apretada contra su pecho mientras Hermione estaba derretida mirando el corazón en el aire.
¿No te había dicho que George es el romanticismo en persona Hermione? Preguntó Lara G. con aspecto ensoñador, se levantó y buscó algo en su armario, saltó a la cama con un bulto de cartas de pergaminos amarradas por una cinta rosa. Mira, lee esto...
Le tendió una carta y Hermione la leyó en voz alta, permitiéndole escuchar a Snape. Era bastante romántica y las chicas suspiraban embelesadas de vez en cuando.
Wow, pero mi Ronnie no se queda atrás. Dijo Hermione buscando algo en su baúl, sacó otro manojo de cartas y las puso encima de la cama, sacó una y se la tendió a Lara G. Lee esa y me dices...
Lara G. leyó una carta que Ron le había enviado a Hermione, también muy romántica.
Al parecer, todos los Weasley son románticos por naturaleza. Comentó Lara G. con expresión pícara.
Las dos soltaron una risa tonta tapándose la boca con las manos para ahogar un poco el sonido. A Snape le agradaba ver que su hija era feliz, pero un movimiento de puerta repentino en la habitación de los chicos y la voz amortiguada de Ron diciendo: Yo bajo a buscar el agua, hicieron que Snape abandonara toda discreción y entrara de sopetón en la habitación de las chicas. Se escucharon los grandes pies de Ron corriendo por el pasillo y luego bajando a saltos las escaleras, asi que no se enteró del disturbio.
¡¡Papá!! ¡¡Esto es privado!! Chilló Lara G. recogiendo a toda prisa las cartas y escondiéndolas debajo de la sobrecama e hizo lo mismo con la postal. ¡¿Cuántas veces te tengo que decir que toques a la puerta antes de entrar?! ¡¡Fuera!!
Hermione se había puesto roja como un tomate escondiendo un poco las cartas de Ron y arreglándose apresuradamente la bata. Snape parpadeó un par de veces como reaccionando que se había metido en una habitación con dos chicas adolescentes.
¡Lo que me tengas que decir puede esperar! Siguió chillando Lara G. viendo que Snape no se movía y solo parpadeaba, agarró una almohada y se la lanzó. ¡¡Fuera!! ¡¡Y que esto te enseñe a tocar antes de entrar en la habitación de una chica!!
¡Ya, ya me voy! Protestó Snape cuando la almohada le pegó suavemente en la cara. ¡OK, OK! ¡Auch! ¡Ya entendí! ¡No me sigas lanzando cosas! ¡Auch!
Snape inició una retirada precipitada de la habitación cerrando la puerta justo cuando la 4ta almohada pasaba zumbando por su lado. Se arregló la túnica reflexionando que se lo iba a pensar dos veces antes de espiar a su hija.
Después de ese incidente, Snape no se atrevió a seguir espiando a su hija para enterarse de lo que le sucedía, le dio la impresión de que no era bien recibido en la habitación de su hija. La noche no pudo estar más tranquila, salvo por las chicas que lucían una actitud recelosa y defensiva, como si les acabaran de hacer un atentado. Harry y Ron no entendían esa hosquedad con ellos, y ya se estaban preguntando que demonios les habían hecho para que los trataran a base de gruñidos. Snape era el que no decía ni esta boca es mía y solo pudo hablar cuando Sirius se despegó de Misty.
Pasaron una noche inusualmente agradable en el patio, mientras Harry y Ron hablaban con Sirius y Snape de Quidditch, las dos chicas se habían alejado del grupo mostrándose hoscas y gruñonas. Cuando Harry le preguntó a Snape que les sucedía a las chicas, este dijo al momento que era muy tarde y que era hora de ir a la cama. Harry se encogió de hombros y entró en la casa junto con Ron, todavía discutiendo técnicas de Quidditch con mucho entusiasmo. El problema de Snape fue acercarse para decirles a las dos chicas que entraran. Hermione en cuanto lo vio acercarse se puso muy roja y clavó la vista en los pies. Lara G. en cambio, miró a Snape con una cara que se comparaba con la de una tigresa furiosa.
Asi que Snape habló rápido y concreto, y si las miradas mataran, ya habría estado muerto. Sirius estaba en las nubes como para preguntar el por qué del comportamiento de las chicas cuando le pasaron resoplando por al lado. Harry y Ron se quedaron hasta tarde hablando sin parar, hasta que Snape entró en la habitación con el ceño fruncido para ver el motivo del parloteo. Allí Harry le recordó que despertara a Lara G. temprano para que utilizara sus poderes para proporcionarle las flores a Ron. Snape tragó en seco y dijo que lo recordaba perfectamente.
Lara G. se despertó cuando sintió que le besaban la frente suavemente. Abrió los ojos lentamente, todavía estaba oscuro. Le besaron la mejilla suavemente y se estiró un poco. Enfocó a Snape que le sonreía y le acariciaba el pelo.
No hagas ruido. Le indicó en un susurro señalando a la cama de al lado, donde Hermione dormía profundamente. Levántate y vamos, vamos al patio.
Lara G. se sentó con todo el pelo revuelto. Giró sacando los pies por fuera de la cama y se apoyó para levantarse mirando atrás. Pero abrió los ojos como platos y se dejó caer de nuevo cubriéndose hasta la nariz con la sábana.
¿Que te sucede? Le preguntó Snape en un susurro, la chica se puso muy nerviosa, mirando a los lados pero sin mirarlo a él. ¿Te sientes bien?
Vete... quiero decir... espérame afuera papá... Pidió con la respiración agitada, le hizo ademanes como espantándolo. Y-Yo voy ahora... vete, vete... sale de aquí... por favor papá...
Pero Lara, mi niña... ¿Que tienes? Insistió Snape agarrando la sábana para descubrirla. Mira que me preocupo... no pongas resistencia... confía en mi...
No... no... yo... estoy bien... espérame afuera... Dijo Lara G. aferrándose con fuerza a la sábana, comenzaba a tener los ojos aguados, se incorporó un poco y le puso una mano en el pecho a su padre empujándolo, habló con la voz quebrada. Vete... espérame afuera y cierra la puerta...
Snape decidió no insistir y salió en silencio de la habitación cerrando la puerta detrás de si. Lara G. saltó de la cama y tomó su varita.
¡Scourgify! Musitó haciendo desaparecer la mancha de sangre que había en la sábana que cubría el colchón, se miró la parte de atrás de la bata y soltó un suspiro angustiado. No sabes cuanto te necesito, mamá.
Buscó ropa y entró apresuradamente al baño. Salió dispuesta a no cruzar una palabra con su padre acerca de eso, no la iba a entender. Snape se descruzó de brazos al verla salir en silencio de la habitación y cerrar la puerta.
¿Estás bien mi niña? ¿Que te sucedía? Le preguntó preocupado, la chica se puso algo roja y bajó las escaleras sin dirigirle la palabra. Vamos mi amor, soy tu padre, puedes confiar en mi, si te puedo ayudar en algo...
¿Como quiere Ron las flores? Preguntó Lara G. entrando en la cocina.
Er... no se... como quieras... pero... Lara por favor, dime que te sucede hija mía, me estás preocupando, nunca me habías echado de tu habitación de esa forma... Insistió Snape cuando llegaban al patio. ¿Crees que te podría desear algún mal mi pequeña? No me hagas esto y háblame mi amor...
Hazte para atrás. Dijo Lara G. como si no hubiese escuchado nada de lo que le había dicho Snape, el brujo se apartó retorciéndose las manos.
En su puño derecho apareció una nebulosa carmelita destellante a la vez que en su frente surgía el Ank plateado. Pegó el puño a la tierra cerrando los ojos con expresión relajada. Frente a ella surgió un arbusto que se iba retorciendo hasta que sus hojas, que parecían ser de tul verde, formaran un ramillete, entre ellas se deslizaron unas enredaderas que abrieron flores como estrellas de color rojo y entre las hojas verdes adornadas con la enredadera, nació una espigada planta de rosas, con 10 enormes botones que se abrieron de forma impresionante dentro del ramillete, mostrando unas rosas muy grandes, tan rojas que parecían de terciopelo.
Lara G. desapareció el poder de la tierra abriendo los ojos y aspirando ruidosamente. El Ank plateado desapareció de su frente haciendo que su pelo cayese a su espalda. Sacó la varita y examinó de cerca su obra de arte.
¡Diffindo! Murmuró tocando con su varita donde empezaba el ramo de flores, este se cortó limpiamente y cayó en sus manos. ¡Incendio!
La liga de plantas se quemó al momento en una llamarada que Lara G. extinguió cuando vio que empezaba a tomar mayor tamaño.
Bello Lara, te esmeraste. La felicitó Snape sonriendo, le indicó la cocina con la mano.
Gracias papá. Contestó ella sonriendo y entrando en la cocina con el hermoso ramo de flores.
Snape entró detrás de ella para proporcionarle un búcaro con agua en donde poner las flores hasta que Ron se despertase. Lara G. fue a salir de la cocina pero Snape le agarró un brazo con suavidad y la llevó hasta una silla. Se sentó frente a ella con los dedos entrecruzados encima de la mesa.
Bien, Lara, ahora vamos a hablar, ¿Si? Le dijo Snape despacio, Lara G. desvió la mirada. ¿Se puede saber que te sucede? ¿Por qué ya no me cuentas lo que te sucede? ¿Que te sucedió hoy por la mañana?
Lara G. no respondió, sufría de una enorme sordera temporal.
Veamos Lara... se que debes estar incómoda aquí, debes pensar: Tantos hombres ¡Por dios!, y entonces te cohíbes ¿Me equivoco? Dijo Snape suavemente, Lara G. abrió la boca pero la volvió a cerrar. Voy a tomar eso como que no me equivoco... pero soy tu padre Lara, conmigo puedes contar para lo que sea, aunque lo que me tengas que decir sea demasiado vergonzoso... antes de que lo digas no he olvidado que eres una chica... ¿Y bien? ¿Hay algo que te gustaría... contarme? ¿Cualquier cosa? Puedes hablar con confianza... dime que te sucedía hoy por la mañana, puedes confiar en mí...
No, no tengo nada para contarte. Contestó Lara G. levantándose y saliendo a zancadas, se asomó por el borde de la puerta. Y si quieres saberlo... bien... el problema es que ayer... empezó mi... mi...
No fue capaz de decirlo porque enrojeció violentamente y corrió al segundo piso. Snape hizo una mueca masajeándose la sien. En la chimenea surgieron unas altas llamas esmeraldas que crepitaron sobresaltándolo, giró bruscamente arrastrando la silla y se levantó cuando Sybill surgió de ellas sacudiéndose el hollín.
¿Sucede algo querido? Vine nada más recibí tu mensaje. Le preguntó acercándose. ¿Y esa cara?
Es Lara, ya... no se que hacer... Murmuró Snape dejándose caer de nuevo en la silla.
P-Pero... ¿Está enferma Severus? ¿Es eso? Preguntó Sybill preocupada.
No, está bien de salud... es que... ya no se que hacer para que confíe en mi Sybill, no me dice nada, me esquiva cuando quiero hablar con ella... no se que hacer, ayúdame. Pidió Snape mirándola, Sybill haló una silla sentándose frente a él. Ayer... la escuché hablando con Hermione...
Snape le contó todo a Sybill que lo escuchó pacientemente, el brujo parecía estar a borde de la desesperación. Cuando Snape finalizaba, a la cocina entró Sirius con pinta de haberse levantado en esos mismos instantes. Parpadeó un par de veces al ver a Sybill y enseguida se acercó en dos pasos.
Buenos días Sybill. Saludó intercambiando un beso en la mejilla con ella, Snape apoyó los codos en la mesa con la cabeza entre las manos. Severus, ¿Sucede algo?
Sirius, ¿Podría pedirte que despertaras a Ron y a Harry? Le pidió Snape levantando la cabeza.
Si, como no, no hay problema. Aceptó Sirius al momento. ¿Y las chicas?
Solo... asómate en la habitación de ellas, si están dormidas no las despiertes. Indicó Snape, soltó aire recostándose a la silla. Y dile a Harry que su madre vino hoy.
Sirius asintió y salió de la cocina estirándose.
Tranquilo, yo hablo con ella. Le dijo Sybill suavemente. Y no va a sospechar que fuiste tú el que me dijiste parte de lo que le sucedía.
Tengo miedo de hacer algo que la hiera. Dijo Snape apesadumbrado. Y... a veces pierdo los estribos con ella...
Claro, si son igualitos. Dijo Sybill sonriendo, le levantó la cabeza a Snape haciendo que este la mirase. No te puedes poner asi o si no Harry se va a preocupar y Lara va a sospechar algo, tranquilo, yo me encargo de todo.
Se escucharon pasos precipitados y Harry patinó al entrar en la cocina con una gran sonrisa.
¡Mamá! Exclamó corriendo a los brazos de Sybill que se había levantado nada más lo vio entrar. ¡No sabes todo lo que te extrañé!
Yo también te extrañé mi niño. Le dijo Sybill abrazándolo y besándole la cabeza. Tenía tantas ganas de verte...
Ron entró a la cocina con aspecto adormilado, asi que daba tumbos y se apoyó en el marco de la puerta. Snape se levantó forzando una sonrisa y se acercó a él.
Mira Ron. Le dijo señalándole el ramo de rosas. Cortesía de Lara.
¡Gracias señor! Exclamó Ron despertándose por completo. Hermione va a estar muy contenta.
¿Mamá? Dijo Lara G. asomada por el borde de la puerta, Sybill le sonrió mientras Harry se sentaba en una silla sonriente. ¡Mamá! ¡Te extrañé!
La chica abrazó a Sybill con fuerza cerrando los ojos.
Mamá... yo... pudiese... ¿Hablar contigo? Finalizó mirando con un poco de temor a Snape. Solo un momento... no te voy a robar mucho tiempo...
Por supuesto mi niña ¿Y como me vas a decir que me robas tiempo? Yo tengo todo el tiempo del mundo para ti y para Harry. Le dijo la mujer besándole la cabeza. Vamos arriba.
Sybill intercambió una mirada con Snape antes de salir con Lara G. de la cocina. Sirius entró arrastrando los pies y miró la cantidad de gente que había en la cocina tan temprano.
¿Se puede saber que sucede en esta casa hoy? Preguntó Sirius frunciendo ligeramente el entrecejo.
Que hoy Ron cumple 10 meses de noviazgo con Hermione. Informó Harry al momento, Snape se había deslizado hasta su lado y le acariciaba la cabeza. Y por la noche... vamos a prepararles una cena romántica.
Felicidades Ron. Dijo Sirius sonriendo mientras que el pelirrojo tomaba con cuidado el ramo de flores. Que, ¿Vas a despertar a la novia?
Por supuesto. Contestó Ron hinchando el pecho, salió con paso militar de la cocina agarrando el ramo como si fuese un trofeo.
Vaya día romántico, bueno, como tengo hambre... ¿No te importa si yo preparo el desayuno Severus? Preguntó Sirius, el brujo le contestó con un ademán exagerado de que no le daba importancia, Sirius sonrió. Bien... somos... 7, perfecto...
Sirius ondeó la varita y 14 huevos salieron de la despensa, el refrigerador se abrió y un pedazo de beicon voló a la meseta a tiempo que un enorme cuchillo lo picaba en tiras. Harry enseguida fue a ayudar a Sirius y Snape vio llegar, con alivio, lo que seria su distracción. Una lechuza gris entró por la ventana abierta y se posó delante de él con el Profeta en las patas. Registró en los bolsillos de su túnica y le pagó 5 knuts de bronce. Enseguida se sentó a leerlo con el entrecejo fruncido. A la cocina entraron Ron y Hermione, la chica sostenía en su brazo el ramo y miraba embelezada a Ron que tenia el aspecto de una celebridad. Tras ellos venia Crookshanks, con su cola de cepillo alzada y maullaba contento.
Harry y Sirius enseguida los vitorearon, como si estuviesen en una maratón y hayan cogido el primer lugar. Snape les sonrió bajando un poco el Profeta y felicitándolos. Desayunaron tranquilamente y Ron dijo, que si no era inconveniente, que quería salir con Hermione, haciendo que la chica se ruborizara. Snape y Sirius no pusieron obstáculos, solo que el primero vigilaba constantemente la puerta de la cocina. Ron y Hermione partieron nada más que terminaron el desayuno, dejando a Harry y a Sirius fregando mientras Snape volvía a hundir la nariz en el Profeta.
Por la ventana entró otra lechuza, solo que era carmelita, muy bonita y se posó delante de Harry extendiendo una pata con un pergamino. El chico lo desató y sonrió al ver que era de Ginny. Se llevó a la lechuza a su habitación para poder contestar la carta con mayor tranquilidad. Sirius terminó de fregar, dijo algo parecido a que iba a salir con Misty y salió de la cocina dejando a Snape solo en ella, leyendo con el entrecejo fruncido el Profeta. Se levantó de un salto casi volcando la silla cuando Sybill entró en la cocina.
¿Y Lara? Preguntó Snape mirando por encima del hombro de la mujer.
Se quedó en nuestra habitación. Contestó Sybill ladeando la cabeza.
Lo sabía, seguro se encerró... ¿Como no lo supuse? Comenzó a murmurar Snape dando vueltas en un solo lugar. No debí presionarla... y haber salido de su habitación cuando me lo pedía... se veía tan nerviosa...
Calma Severus... Lo detuvo Sybill, Snape la miró dejando de murmurar para si mismo. No está encerrada, solo le escribe a George, ya no sucede nada, cálmate.
¿Hablaste con ella? Preguntó Snape angustiado, la mujer asintió. ¿Que te dijo? ¿Que le sucede?
Hablamos mucho, no debiste empezar a presionarla, estaba asustada, y lo que le sucede...
Snape la miró ansioso con ambas cejas alzadas.
Es que nuestra niña está creciendo, es normal que muestre esa actitud tan hosca y más contigo... hay temas que no puede hablar contigo porque... no te corresponden Severus, no la presiones, no le pidas que te de explicaciones que no puede darte, como ella misma me dijo: Mamá, no puedo decirle a papá simplemente: Estoy menstruando, mira, me manché; si lo hago creo que me moriría de la vergüenza, ya yo le dije que me puede escribir a Hogwarts si quiere hablar conmigo de algo, tú tranquilo aquí...
P-Pero... ¿Y lo que te dije de esa... salida con George?
También me lo contó y tus sospechas eran ciertas, eso, que ella no mencionaba... era que se había acostado con George, cuando me lo dijo estaba tan asustada, tenia miedo de mi reacción y... más miedo tenia de tu reacción, hablamos cuando se calmó un poco, la aconsejé, le dije que no tenia por que tenerte miedo, pero aún así me pidió de favor que no te lo dijera, pero tengo que decírtelo porque... ella es tu hija, no la mía...
¿Que tonterías son esas Sybill? Ahora, Lara y Harry, son tus hijos, lo sabes. Le dijo Snape suavemente, Sybill se enjugó una lágrima. Se que he sido un padre pésimo...
No, no digas eso Severus, ella te adora, Harry te adora, has sido... el mejor padre que ellos pudiesen haber deseado en sus vidas, ellos te quieren mucho. Dijo Sybill acariciándole el pecho a Snape. Y... para mí... eres el esposo más guapo que he deseado... y amado.
Oh, ¿De veras? Preguntó Snape abrazándola por la cintura. Supongo que hayas excluido mi perfil, porque, la naturaleza me otorgó un perfil que no tiene nada de atractivo...
Quizás lo haya excluido. Dijo la mujer sonriendo y dándole con un dedo en la nariz, apoyó ambas manos en el pecho de Snape. Pero lo de tu perfil lo compensa tu forma de besar...
¿Probamos? Propuso Snape levantando una ceja.
Sybill abrió la boca, tal vez para decir Sí, pero Snape no le dio tiempo. La estrechó contra si besándola con pasión. Se besaron largamente, olvidándose del mundo, solo querían besarse hasta que quedasen sin aliento. Snape recostó a Sybill contra la mesa, no habían dejado de besarse ni dos segundos, se amaban tanto que no escuchaban, algo que fue un error, bueno, un par de errores, porque Harry y Lara G. entraron en la cocina muy contentos, el primero llevando a la lechuza carmelita sobre el hombro. Se quedaron de piedra en la puerta de la cocina. Empezaron a protestar al mismo tiempo.
¡Ave Maria! ¡Vayan a un hotel!
¡Por dios! ¿Es que no pueden buscar un lugar privado para hacer ese tipo de cosas?
Solo se besan Harry, no es para tanto.
Lo siento, je, suelo agravar las cosas.
Ya veo, de todas maneras, ¿No pueden buscar otro lugar que no sea la cocina para besarse?
No estamos en contra de que se besen, pero no aquí.
¿Sabían que el vecino del número 6 tiene visibilidad de la cocina por esa ventana abierta?
No tuvieron que decir más. Snape saltó atrás ruborizándose mientras Sybill, que se había inclinado contra la mesa, se incorporaba arreglándose la túnica con las mejillas enrojecidas. Los chicos se miraron alzando una ceja al unísono.
Ustedes son el matrimonio más extraño que he visto, escogen cada lugar para besarse... Comentó Lara G. lanzándoles una mirada de reprobación antes de salir al patio detrás de Harry. ¡Oye Gusarapo! ¿Me prestas a Hedwig?
¿Para que? Preguntó Harry esperándola.
Para asarla a la parrilla... era broma, para enviar una carta... er... a George en Japón. Contestó Lara G. Snowy no puede hacer ese viaje tan largo, es muy pequeño y como tú vas a enviar esa carta con la lechuza de Hogwarts...
Tómala, no hay problema.
Gracias.
Los dos adultos se les quedaron mirando mientras enviaban las cartas, luego se miraron ellos y se encogieron de hombros para volver a besarse apasionadamente. Los chicos entraron en la cocina conversando y Harry puso los ojos en blanco.
Míralos chico, como están pegados de nuevo, se van a deshidratar si siguen así. Suspiró Lara G. con los ojos al techo, los adultos dejaron de besarse para mirarlos. Y que no se sueltan, en fin, ¿Quedó desayuno?
Por supuesto cariño. Contestó Sybill sonriendo. Ahora te sirvo.
No, solo dime donde está que yo me encargo del resto. Dijo Lara G. haciendo ademanes con una mano.
Yo te puedo decir. Dijo Harry agitando su varita. Me quedé con hambre.
¿Cuándo si no? Preguntó Lara G. cuando Harry picaba el beicon mirando los huevos de reojo.
Estamos arriba si... er... nos buscan. Dijo Snape saliendo de la cocina con Sybill.
Los chicos se miraron y soltaron una risita pícara mientras los dos adultos subían hechos un melado al segundo piso. Harry se sentó a la mesa junto con Lara G. para comer el segundo desayuno del día.
Emm, Lara... si no soy indiscreto... ¿Que hablaste con mamá? Preguntó Harry con curiosidad.
Cosas de chicas. Contestó Lara G. dando por cerrado el asunto. ¿Te vas a comer ese beicon?
No le habrás contado que... er... Ginny y yo... esto... cuando las semanas libres de Marzo... er... nos...
Lara G. desvió la mirada de su desayuno para mirar a su hermano, se veía muy incómodo.
No le dije nada de eso Harry. Repuso muy seria, el chico se calmó. Solo le conté... es que... bueno... que yo me acosté con mi novio y...
¡¿EL QUEEEE?! Gritó Harry volcando su jarra de chocolate. ¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE ANTES?
Cálmate Harry... Se apresuró en decir Lara G. Te lo iba a decir pero... me dio vergüenza...
OK, sabes que soy tu hermano y puedes contar conmigo como mismo yo cuento contigo. Dijo Harry agitado, sacó su varita y limpió todo el chocolate derramado sobre la mesa, Lara G. lo miró muy seria. OK, asunto zanjado, ¡Pero para la próxima hablas con tiempo! Y no me des esas noticias cuando estemos comiendo.
Al menos te alteraste menos de cómo me había imaginado. Suspiró Lara G. volviendo a su desayuno.
Vamos Lara, tú guardaste mi secreto, yo guardo el tuyo, que... ahora no es tan secreto. Reflexionó Harry echándole un vistazo, se quedó pensativo. ¿Crees que deba decírselo a papá?
No se, es tu elección, aunque creo que tiene el derecho a saberlo. Contestó la chica encogiéndose de hombros. Yo por lo menos no dije nada de que... te acostaste con Ginny... así que... sabes que de mi boca no va a salir ni media palabra acerca del asunto.
Bueno... creo que... después se lo digo... Dijo Harry algo nervioso, le vino a la mente algo de distracción. Oye, no hemos usado las bromas Weasley.
¡Tienes razón! Exclamó Lara G. alegremente. ¿Que tal si trazamos nuestro plan de ataque?
Los chicos se miraron con expresión maliciosa, terminaron rápidamente de comer y subieron a zancadas al segundo piso para lavarse los dientes y proveerse de pergaminos, tinta y plumas. Cuando se encontraron en el pasillo, miraron la última puerta de este cerrada y lanzaron una risita bastante tonta bajando las escaleras. Se atrincheraron en la cocina y desplegaron un pergamino, mojaron las plumas y comenzaron a trazar un plano interno de la casa.
Lara G. dibujó un muñequito a base de palitos con los pelos de punta y Harry casi se cae de la silla de la risa cuando le dijo que esa era Misty. Ubicaron las bromas por toda la casa ahogados en risas, nada más de imaginarse a Misty pasando por todas ellas. Les llevó bastante tiempo trazar el mapa, porque les dio por darle color y se la pasaron apuntando minuciosamente con sus varitas para poder colorear el plano. Lara G. le dio un toque con la varita y encima del muñequito apareció un rótulo con el nombre de: La Pelandruja. Harry aulló de la risa al ver aquello. Utilizaron conjuros sencillos para animar el plano e hicieron que el muñequito pasara por las bromas.
Cuando el muñequito pasó por la primera broma, estallaron en carcajadas, era una cuerda mágica invisible pero que solo era visible para el que la puso. El muñequito dio tal tropezón que terminó de bruces en el suelo y luego estalló en un ataque de histeria arrancándose los pelos de tinta y dando vueltas en un solo lugar. Cuando fue a pasar de del otro lado de la cuerda, dio otro tropezón más gracioso que el anterior haciendo que los chicos no parasen de reír con bastantes ganas.
A la cocina entraron Snape y Sybill todavía acaramelados, ella enganchada de su brazo y a veces le robaba pequeños besos en la boca. Pero se quedaron parados en el marco de la puerta al ver a los chicos muertos de risa sentados en una misma silla, mirando con los ojos llenos de lágrimas de risa un pergamino desplegado sobre la mesa. Estallaron en una estrepitosa carcajada cuando el muñequito estaba cocinando y la comida explotó de repente bañándolo completamente. Se habían pasado los brazos por los hombros y se balanceaban de un lado a otro riendo sin descanso. Lara G. de repente miró a la puerta y suspendió al momento su risa, Harry era el que estaba colgando de ella muerto de risa.
Lara... Lara mira esto... apresúrate... mira lo que... ¡Jajajajajaja! Harry soltó tal carcajada que si Lara G. no tuviese un brazo por sus hombros hubiese terminado en el suelo. ¡Te lo perdiste!... ¡Jajajajajaja!
Lara G. le dio golpecitos en la frente con un dedo sin despegar la vista de la puerta, donde Snape y Sybill los observaban sonriendo levemente. Harry miró al frente secándose las lágrimas de risa y abrió los ojos como platos tragándose la risa (No supo como lo logró). Luego los dos chicos se miraron con cara de agarrados. Miraron con el rabillo del ojo como los dos adultos entraban en la cocina sonriendo y se lanzaron a recogerlo todo rápidamente haciendo que los otros dos pegasen un brinco. Snape y Sybill se quedaron de pie en el borde de la mesa mientras los chicos habían terminado de recoger todo y se habían sentado muy tiesos.
¿Que hacían? Les preguntó Snape mirando los pergaminos enrollados.
Nada. Contestaron al unísono más tiesos que una tabla.
Snape alzó una ceja dando a entender que no estaba convencido.
Harry... ¿Que tú no ibas a... hablar? Le susurró Lara G. por la comisura de la boca.
Er... me da pena Lara. Susurró Harry de vuelta.
¿Como te va a dar pena? Ya yo hablé de lo mío, habla tú de lo tuyo.
P-Pero Lara... es...
Nada, lo vas a hablar con papá, yo entretengo a mamá.
¿Estás segura de que es lo correcto?
Supongo.
¿Supones? ¿Por qué siempre supones?
Por si estoy equivocada.
¿Que se traen ustedes dos? Preguntó Snape al ver el intercambio de susurros. Si quieren decir algo, peden hablar.
¡Auch! ¡Ya voy! Protestó Harry levantándose de un salto cuando Lara G. lo pellizcó con fuerza en las costillas. No te tienes que poner así... emm... papá... yo... quisiera hablar contigo si... es posible...
Por supuesto que podemos hablar. Dijo Snape sonriendo. ¿Te parece bien la sala?
OK.
Harry miró a Lara G. y esta le hizo señas de ánimo. Soltó aire y fue caminando muy nervioso hasta salir de la cocina, Snape lo siguió al momento. Sybill se sentó al lado de Lara G. que acomodaba los pergaminos.
¿Ya estás bien? Le preguntó suavemente.
¿Eh? Dijo la chica distraída, cayó en cuenta. ¡Ah! Si, ya... estoy bien, si.
¿Recuerdas todo lo que te dije, acerca de que debías confiar más en tu padre?
Si, si, claro. Contestó Lara G. apilando los pergaminos y tapando el frasquito de tinta.
Sabes que él te quiere, ¿Verdad? Dijo Sybill acariciándole la cabeza, la chica asintió. No le des más disgustos mi niña, sabes que él no tiene la culpa de a veces ser... inoportuno, sabes que si quieres hablar de algo, puedes enviarme a Snowy a Hogwarts y yo vengo.
P-Pero... no quiero que te busques problemas con ese sapo viejo por mi culpa mamá. Murmuró Lara G. bajando la cabeza. Si te escribo y, y la carta es interceptada... te vas a ver en problemas...
No, no mi niña, tú no te preocupes por eso, ya me las arreglaré. Dijo Sybill dulcemente, le besó la cabeza a la chica. Ahora, ¿Que estaban haciendo? ¿De que se reían?
De nada. Dijo Lara G. agarrando los pergaminos con recelo.
Anda, dime, debió ser algo muy divertido.
¡Si que lo es! Exclamó Lara G. sonriendo, luego pareció darse cuenta de que estaba revelando información. Quiero decir... no se, como no mirábamos nada...
No me puedes engañar. Le dijo dándole un toquecito con un dedo en la nariz, Lara G. frunció el entrecejo, ese gesto le había recordado a alguien. Se estaban riendo de algo que les resultaba muy gracioso.
Bueno... si te lo digo... más bien... si te lo enseño... ¿Prometes no decírselo a papá? Negoció la chica mirando a la mujer a los ojos.
Prometido. Dijo Sybill sonriendo, Lara G. le lanzó una mirada evaluadora. No le voy a decir nada al gruñón de tu padre, es una promesa.
¿Y no te vas a enojar? Preguntó Lara G. separando el pergamino del plano, Sybill negó con la cabeza sonriendo, la chica se animó y desplegó el pergamino delante de ella. Mira, esto lo hicimos Harry y yo, para hacer que esa Misty deje en paz a Sirius...
Lara G. le explicó a Sybill el plano y lo animó con su varita. Para su sorpresa, la mujer lo encontró igual de divertido que Harry y ella. Se rieron bastante haciendo pasar de nuevo al pobre muñequito por todas las bromas. Sintieron un ruidito y enseguida se quedaron calladas mirando fijamente a la puerta de la cocina.
Creo que ya debo recoger esto, si papá lo ve pone el grito en el cielo. Musitó Lara G. enrollando el pergamino y escondiéndolo entre los demás.
¿Te digo algo? Le dijo Sybill con aire importante, Lara G. asintió entusiasmada. A mi no me cae bien esa Misty, para mi será un alivio que se vaya y deje en paz a Sirius y a ustedes.
Lara G. sonrió ampliamente terminando de recoger los pergaminos. La mujer también sonrió y la abrazó besándole la frente. La chica frunció el entrecejo de repente.
Creo que esta vez me engañaste bastante. Dijo como al aire, Sybill la soltó mirándola sin comprender. Pero... desgraciadamente te descubrí.
¿De que hablas Lara? Preguntó Sybill confundida.
Vamos, ya puedes dejar de fingir papá. Le dijo Lara G. sonriendo. Estás mejorando en el espionaje, me lo creí.
Sybill se empezó a reír con bastantes ganas. Lara G. se cruzó de brazos molesta.
Está bien, no tienes que lanzar esa carcajada. Resopló poniendo cara desinflada.
Es que... oh por dios, tengo que decirle a tu padre que deje de engañarlos. Dijo Sybill sonriendo, le acarició el pelo suavemente. No es un engaño de tu padre, soy yo...
Pero... hay algunas cosas que... Comenzó a hablar Lara G. aturdida. Gestos... frases...
Bueno, me alegra que tu padre haya seguido mis consejos en el Cairo. Dijo Sybill sin dejar de alisarle el pelo.
¿Tus consejos? Preguntó Lara G. a tiempo que Harry entraba solo a la cocina, lo miró al momento. ¿Y papá, Harry?
Salió. Contestó guardando las manos en los bolsillos. Mamá, me dijo que te preguntara si te ibas a ir después de almuerzo.
No cielo, me quedo hoy, hasta mañana después del desayuno. Contestó Sybill, le hizo señas con una mano para que acercara. Ven, siéntate, hacia tiempo que quería hablar con ustedes y verlos...
Lara G. se corrió para darle un espacio a Harry en su silla.
Entonces mamá, ¿Que consejos le diste a papá en el Cairo? Preguntó Lara G. con interés, Harry parpadeó un par de veces.
Muchos, me estuvo observando toda la noche... fui a verlos el primer día, pero me los encontré dormidos. Aclaró ante la cara de los chicos. No dejaba de mirarme, observaba todo, mis gestos, frases, hasta la forma de parpadear, le pregunté por que me miraba tanto desde que había llegado, confieso que empezaba a molestarme...
¿Y que te respondió? Urgió Lara G. mientras Harry empezaba a caer en el tema de conversación.
Me dijo que quería que ustedes le volvieran a hablar y... que estaba un poco desesperado y nervioso por haber tomado esa forma por error para ir al Cairo, no sabia como tratarlos ni que decirles. Contestó Sybill mirando detenidamente a los chicos. Así que... le dije varias cosas, y gestos, por suerte vuestro padre es bastante receptivo y... solo usó lo que tenía.
Ya sabia yo que tanta delicadeza no podía ser propia. Comentó Lara G.
No lo juzgues tan mal. La reprendió Sybill con suavidad. Era un manojo de nervios y estaba bastante alterado, los quería recuperar.
Los chicos cabecearon.
También me envió una lechuza diciéndome que lo habían obligado a caminar bien, ¿Fue cierto? Preguntó Sybill divertida.
Los chicos se miraron sonriendo y se animaron a contarle las peripecias del Cairo. La mujer se divirtió mucho con los cuentos, porque los chicos narraban las cosas de una manera bastante graciosa. Como ya se acercaba la hora de almuerzo, enseguida saltaron de sus sillas para ayudar a Sybill a cocinar. Lara G. terminó muerta de risa recostada a la meseta de la cocina cuando Harry se empeñó en ponerse un delantal, que resultó tener muchas flores de colores chillones.
El chico refunfuñó al mirar el delantal que había escogido mientras Lara G. no podía dejar de reír. Sybill también se rió, pero tuvo que aguantar las ganas de seguir riendo para no molestar al chico y lo ayudó a quitarse el delantal. Cuando prácticamente habían terminado el almuerzo, Snape entró a la cocina para ver a los chicos sentados encima de la mesa. Por poco le da algo.
¿Que hacen ustedes dos encima de la mesa? ¡Bájense de ahí! Les ladró haciéndolos pegar un brinco. ¿Que no les he enseñado que no se deben sentar encima de la mesa? ¡Y tú los dejas Sybill!
No estaban haciendo nada malo Severus. Dijo Sybill mirándolo con reproche, los chicos corrieron al refugio seguro de sus brazos. No los reprendas de esa forma.
Snape abrió la boca para protestar pero Sybill abrió los ojos de manera amenazante, poniéndolo en su lugar.
Está bien mi vida... creo que se me fue la mano. Dijo Snape sumiso, Sybill sonrió complacida mientras los chicos la abrazaban. He venido a decirles algo.
Los chicos alzaron ambas cejas en un intento por imitarlo (Lara G. no tenía que esforzarse mucho).
Es... que Ron y Hermione vienen por la noche, a eso de las 8:30PM y bueno... Ron me pidió que si es posible, que ya tengamos preparada la cena afuera, en el patio. Dijo Snape balanceándose sobre sus pies, los chicos se miraron con cara pícara. Así que Lara... necesitamos de toda tu imaginación.
Lara G. se puso en firme alzando una mano hasta la frente como si estuviese en un cuartel militar. Snape sonrió y se acercó a besarle la frente suavemente. Almorzaron los 4 como en los viejos tiempos, los chicos discutían como adornar el jardín mientras los adultos parecían estar el paraíso, porque se besaban con la mirada cada vez que tenían oportunidad. Los chicos se brindaron a fregar al ver la mirada bélica que estaba adoptando Snape.
Los dos adultos salieron al momento de la cocina todavía en las nubes y los chicos aprovecharon para darle de comer a Crookshanks que maullaba sonoramente desde el suelo mirándolos con sus pupilas rasgadas. Salieron al patio a mirar bien todo el área y Lara G. dijo que ella podría atraer luciérnagas y hacer fuentes naturales. Harry mientras tanto, miraba el árbol, para ver como lo podía engalanar para la ocasión.
Se apresuraron en desaparecer de la cocina cuando Sirius llegó acompañado nada menos que de Misty. La mujer se les abalanzó encima y les cayó a besos pegajosos y carentes de cariño, haciéndolos sentirse tan asqueados, que creían que podrían vomitar en cualquier momento. Les alegró mucho ver que Crookshanks le bufaba a la mujer con el lomo completamente erizado. Pero en cuanto ella les dijo que les iba a mostrar algo que les había traído, los chicos se perdieron escaleras arriba dejándola con la palabra en la boca. Llegaron al segundo piso y se detuvieron jadeantes para ver donde se escondían, pero los pasos de alguien subiendo los hizo perder toda prudencia y correr hacia la habitación del fondo que tenía la puerta entrecerrada.
Empujaron la puerta con una cara de desesperación pura, sorprendiendo a los adultos besándose en una posición bastante comprometedora. Pero los chicos no tenían tiempo de sentirse avergonzados, ya casi tenían a la babosa gigante encima. Se lanzaron sobre la cama completamente desesperados y rodaron por ella hasta chocar con Snape que había saltado a un lado en cuanto los vio entrar.
Lara G. enseguida le saltó por encima cayendo del otro lado y lo obligó a semi-acostarse en la cama. Harry mientras tanto le había tomado un brazo y se lo había pasado por la espalda acurrucándose contra él, cerró los ojos al momento, haciéndose el dormido. Lara G. apoyó la cabeza en su pecho, le tomó la otra mano y se la puso en la cabeza justo cuando la puerta de la habitación se abría dejando entrar a Misty. Sybill se incorporó recelosa arreglándose la túnica del otro lado de Lara G.
Ah, yo... lamento interrumpir pero... como Harry y Lara subieron... Dijo Misty con una falsa voz dulce, los chicos se hacían los dormidos entre los brazos de Snape que trataba de disimular su cara de confusión.
Es que tomaron poción para dormir. Dijo Sybill al momento irguiéndose. ¿No es así querido?
Snape parpadeó un par de veces y frunció el entrecejo confundido.
¿No recuerdas, que tú mismo me decías que los niños deberían dormir un poco, porque pasaron mala noche y les dijiste que tomaran poción para dormir? Le preguntó Sybill abriéndole los ojos amenazadoramente, le pinchó una costilla con disimulo haciéndolo saltar. ¿Recuerdas, QUERIDO?
Si, si, como no mi vida... er... por supuesto que sugerí eso... er... ya... ya están dormidos... ¿No? Se apresuró en contestar Snape parpadeando mucho, estrechando a Harry contra si y acariciándole la cabeza a Lara G. Bien dormidos... si... esa poción era muy fuerte... er...
Oh bueno, los vi un poco atontados en la cocina y no... no sabia que acababan de tomar poción para dormir. Dijo Misty con voz idiota. Entonces... es que les traje varias cosas de Hogsmeade, de Honeydukes, ya saben, chucherías... entonces se las dejo abajo.
En cuanto Misty salió de la habitación los chicos abrieron los ojos.
¿Se puede saber que se traen... ? Comenzó a decir Snape pero Lara G. le tapó la boca entrecerrando los ojos, se la destapó cuando estuvo segura. ¿Por qué entraron sin permiso? ¿Y, y por que huyeron de esa manera de ella? Si hasta les trajo cosas.
Te aseguro que fue una gran tentación para ella envenenar esas cosas. Gruñó Harry incorporándose un poco. Pero creo que no lo consideró prudente.
¿Y esa forma de hablar Harry? Lo reprendió Snape muy serio, Lara G. seguía con la cabeza en su pecho y lo miraba. Se están comportando muy extraño los dos... ¿Es que acaso los estamos educado mal para que hablen de esa forma y se comporten así?
No seas dramático papá. Dijo Lara G. poniendo los ojos en blanco. Ustedes nos están educando bien.
Solo que no la soportamos. Dijo Harry en un medio gruñido.
Lara G. abrió los ojos como platos de repente, como escuchando. Apoyó de nuevo la cabeza sobre el pecho de Snape y cerró los ojos. Harry ni preguntó, se volvió a acomodar contra el brujo y cerró los ojos.
¡Harry, Lara! ¡Ahora mismo bajan a saludar a Misty! Exigió Sirius entrando como un tornado en la habitación. ¿Como demonios se van a hacer los dormidos? ¡Se que están bien despiertos y están bajando ahora mismo antes de que...!
Shhh, no grites tanto Sirius. Lo reprendió Sybill con suavidad, señaló a los chicos dormidos entre los brazos de Snape. No los despiertes, pasaron mala noche.
Sirius parpadeó un par de veces mientras Snape, forzado por su esposa, acomodaba un poco a los chicos que dormían entre sus brazos.
Ya la señorita Grasful estuvo aquí. Dijo Sybill mirándolo con altivez. Ellos ya estaban algo dormidos cuando debieron llegar.
E-Entonces... ¿Tomaron poción para dormir de veras? Preguntó Sirius bajando la voz.
Sybill asintió apartándole el pelo de la cara a Lara G. con aire maternal.
Ah... bueno... yo... estoy abajo. Dijo Sirius saliendo de la habitación.
Los chicos abrieron los ojos y se incorporaron un poco sonriendo. Snape era el que no parecía aprobar aquello pero no hizo ningún comentario, solo que cerró la puerta en cuanto ellos salieron de la habitación haciéndolos dar un brinco. Pasaron una tarde muy aburrida en la habitación de Harry, porque si bajaban, Misty y Sirius se darían cuenta de que lo de que se tomaron una poción para dormir no era verdad. Solo esperaban a que llegara la noche para empezar a preparar la cena para Ron y Hermione, que al parecer, la estaban pasando súper bien, más bien que ellos, se atreverían a asegurar.
Pero las horas pasaban lentamente, como si alguien se hubiese aferrado al minutero del reloj del tiempo para impedir que las horas pasasen con normalidad. Crookshanks se escabulló en la habitación a media tarde, al parecer, al igual que ellos, que si se quedaba más tiempo cerca de Misty terminaría enfermo. Los chicos decidieron echar una partidita de ajedrez mágico, mientras que el gato color canela se estiraba en el regazo de Lara G., lanzándole pequeños zarpazos para capturar su atención y lograr que le rascase las orejas. Harry no se molestó tanto cuando perdió, porque Sybill se asomó en la habitación para decirles que la cena estaba lista.
Mientras ellos salían, Sybill les explicó que iban a cenar más temprano para poder preparar con tiempo el patio para Ron y Hermione. Lo que hizo que sus tripas se retorcieran desagradablemente, era saber que Misty se quedaba y que Snape estaba un poco molesto con ellos por lo sucedido en la tarde. Los chicos sacaron dos conclusiones de la molestia de Snape, una: Que se había enfadado porque ellos habían huido de Misty y se habían refugiado en Sybill y él para que le cubrieran la farsa; y dos: Era que se habían aparecido en la habitación de sopetón sorprendiéndolos in fraganti y estropeándoles el momento apasionado.
Pero cuando llegaron a la cocina y pudieron apreciar la cara del susodicho, se dieron cuenta de que su enfado era la liga de las dos conclusiones a las que habían llegado. Sirius al parecer no les guardaba rencor por no saludar a su novia como debía ser y dejarla plantada en la cocina con la palabra en la boca. Snape parecía tener un tatuaje de una sonrisa en la cara, ya que a veces crispaba las comisuras de la boca para impedir que saliera a flote su tic, que solo salía cuando estaba muy enfadado o muy sorprendido, siempre a los extremos. Crookshanks había bajado detrás de los chicos y al ver a Misty, erizó el lomo y bufó mostrándole los colmillos.
Los chicos hicieron todo lo posible para no terminar sentados al lado de Misty, pero después de todo, ella los agarró con sus uñas como garras y los sentó justamente a su lado. Pero Sybill enseguida entrecerró los ojos y le lanzó una mirada asesina a Snape para que la apoyase. Este lo hizo, a regañadientes. Así que Sybill se sentó entre Misty y los chicos, algo que ellos agradecieron de todo corazón, si esa mujer los tocaba de nuevo creían que podrían suicidarse.
La cena no estuvo nada mal, con Sybill de barrera, no podían quejarse. Pero Snape comía enfurruñado y a veces los miraba con mala cara, como para recordarles que todavía seguía molesto con ellos. Así que ellos decidieron fregar antes de que al susodicho le entrase uno de sus ataques de mal humor. Sirius estaba tan embobado con Misty que apenas se daba cuenta de había terminado de comer y le habían quitado el plato del frente, pero él seguía con su tenedor, muy convencido de que el aire se comía mirándola prácticamente sin parpadear. Cayó en la realidad cuando enganchó el mantel en el tenedor y se lo llevó a la boca.
Subieron a lavarse los dientes en cuanto Misty hizo el intento de hablarles, aumentando el mal humor de Snape. Bajaron después de haberse tomado unos minutos extras en el baño para ver si Misty acababa de arrancar de allí, pero para desgracia de ellos la mujer seguía allí en la cocina. Fueron directo al patio, para empezar a mejorarlo. Harry entró y se llevó la mesa, haciendo que Sirius por poco terminase de bruces en el suelo, porque a pesar de que Harry le pidió en voz bastante alta que dejase de apoyar los codos encima de la mesa porque se la llevaba, el brujo parecía estar en el paraíso.
Lara G. mientras tanto miraba cada esquina del patio y contaba pasos mentalmente con el entrecejo arrugado, a veces cuando llegaba a un punto, giraba sobre sus talones idéntico a Snape y cambiaba de dirección. Harry armó la mesa en la plazoleta, dándole el tamaño justo para dos personas, y le añadía a base de giros de varita y murmullos, un mantel rojo muy bonito y servilletas. Entró en la cocina y le arrebató a Snape el vaso con agua que estaba a punto de tomarse para transformarlo en un candelabro de plata con pálidas y largas velas.
El brujo ya le iba a reñir pero su esposa le puso las manos en los hombros para frenarlo. Misty observaba con mucho interés a los chicos en el patio, quizás con más interés de lo usual mientras Sirius hacia todo lo que estaba a su alcance para llamarle la atención. Lara G. dejó de contar pasos por fin, al parecer, ya estaba lista para realizar su magia. Harry hizo aparecer dos sillas una casi al lado de la otra y sonrió al ver que Lara G. había cerrado los ojos con expresión relajada.
Una espiral de aire la envolvió haciendo que su pelo ondease impresionantemente. Una brisa repentina se extendió por todo el patio agitando la copa del árbol. Comenzó a danzar suavemente, moviendo los brazos con delicadeza y la tierra se estremeció un poco, a la vez que en su frente aparecía el Ank plateado. Todo el patio se fue cubriendo de plantas bajas y tupidas, como una selva exótica y hermosa, se formó un camino de mármol blanco desde el costado de la casa hasta la plazoleta.
El cielo se despejó dejando al descubierto una hermosa luna llena mientras que la brisa fresca sacudía cada planta del patio. Ella no había dejado de danzar, su ropa fue desapareciendo con un brillo plateado, dejándola descalza y con un hermoso vestido hasta los tobillos de color plateado azulado. En sus pies surgió algo así como una plataforma de agua que fue creciendo a medida que danzaba, el agua de la plataforma se desbordaba, como una magnífica fuente. En el patio comenzaron a aparecer pequeñas luces verdes danzantes que pronto Harry comprendió que eran luciérnagas. Los animalitos enseguida rodearon a la chica convirtiendo aquel espectáculo en algo hermoso.
Harry se fijó que donde ya se había alzado el agua, surgía una roca llena de brillante musgo verde, como formando una pequeña cascada natural. La plazoleta se rodeó de un estanque surgido de la tierra con enormes peces de colores vivos. El estanque desembocó en la pequeña fuente natural que Lara G. había logrado hacer. Dejó de danzar parada sobre el agua elevada en el aire y extendió las manos a los lados, con el pelo abriéndose en abanico, y el agua se elevó a su espalda formando un par de alas de agua que se abrieron detrás de ella.
Comenzó a descender por el aire mientras que las alas de agua desaparecían lentamente y la plataforma de agua bajaba lentamente. Lara G. tocó el suelo con la punta de los dedos del pie derecho y ya el patio era el lugar más hermoso que se pudiese imaginar. Abrió los ojos respirando bruscamente y se quedó con la mirada perdida unos segundos antes de perder el equilibrio. Harry enseguida la miró y ella se quedó flotando en el aire y le dedicó una débil sonrisa que él respondió con otra y extendiendo la mano haciéndola flotar hacia él.
Cuando las manos hicieron contacto, surgió un débil haz de luz de ellas y los dos sonrieron. Harry la levitó hasta la cocina mientras ella protestaba.
Harry por dios, es verdad que esto no lo hago a menudo pero estoy bien. Resopló Lara G. cruzándose de brazos mientras entraba en la cocina flotando. ¡Puedo caminar!
¿Esperas que te crea? Dijo Harry entrando detrás de ella, en la cocina solo estaban Misty y Sybill. Mamá, convéncela de que no puede caminar en ese estado.
Mira querida, debes estar débil. Se apresuró en decir Misty acercándose a Lara G. que se estiraba tratando de llegar al suelo. Esa invocación de seguro te agotó y...
Hem, hem, dije mamá no Misty. Gruñó Harry de mala forma manteniendo su poder sobre la chica que giraba en el aire tratando de poner un pie en el suelo. Y que yo sepa, nuestra madre es ella, no usted.
O es que tiene un taco de cerilla obstruyéndole el oído. Murmuró Lara G. mostrando los dientes, sintió un mareo y por poco queda colgando del aire, parpadeó recuperándose. En Londres hacen lavados de oído gratis.
A ver cariño, estás débil. Intervino Sybill antes de que se armara un conflicto armado y notando que Lara G. estaba mareada en el aire. Ven, te llevo a la cama, debes descansar.
Harry le lanzó una mirada mordaz a Misty antes de bajar lentamente a Lara G. hacia los brazos de Sybill.
¡Estoy bien mamá! Protestó Lara G. a pesar de que empezaba a dolerle la cabeza. Solo debo decirles que el patio va a volver a ser como antes a las 11:30PM, no utilicé un poder permanente.
Está bien mi niña, pero debes descansar. Le dijo Sybill dulcemente logrando agarrarle los brazos con suavidad y bajarla lentamente. Vamos, te llevo arriba.
Ron y Hermione ya están al llegar. Dijo Snape entrando en la cocina seguido de Sirius, se le quedó mirando a Lara G. que flotaba en el aire resignada. ¿Que sucedió? ¿Y ese vestido Lara? ¿Por qué estás descalza?
¿Podrías subirla querido? Preguntó Sybill sin soltar a la chica, Snape llegó hasta su lado pasando la mirada de Harry a Lara G. No está bien, hizo una especie de invocación para mejorar el patio y la dejó débil.
¡Que no tengo nada! ¿Por qué arman todo ese revuelo? Bufó Lara G. mientras Harry ahora la había comenzado a bajar hacia Snape. ¡Estoy bien!
Snape extendió los brazos y la agarró cuando tocó el suelo por fin.
¡Quiero quedarme! Pidió Lara G. jadeando, estaba pálida. Me puedo quedar sentada.
Snape no dijo nada, solo la cargó en brazos haciendo que diese un pequeño grito ahogado. Se aferró a su padre parpadeando mucho mientras Harry atisbaba por una esquina de la ventana. Snape se acercó también a la ventana y miró el patio mientras la chica bufaba en sus brazos.
Te quedó hermoso, te esmeraste hija mía. Le susurró Snape suavemente al oído, le besó la mejilla unos segundos. Ahora te llevo a la cama.
¡No! ¡Por favor que tengo 18 años! Protestó Lara G. pataleando encima de Snape mientras este la sacaba de la cocina. ¡Me siento bien! ¡De veras! ¡Mamaaaá! ¡Harryyy! ¡Ayúdenme!
Harry se mordió el labio, le resultaba tentador ir al segundo piso para escapar de las garras de Misty, pero también quería ver las caras de sus amigos cuando llegasen. Sybill verificó algo en el horno mientras Sirius parpadeaba tontamente mirando a Misty. Soltó una risita cuando vio llegar a Ron y a Hermione por el costado de la casa. Estaban mirando todo el patio con la boca abierta y no ponían un pie en el camino de mármol blanco, como pensando que era alguna broma.
Ron pareció reaccionar y le tomó una mano a Hermione, conduciéndola por el camino. El patio estaba lleno de luces danzantes, eso y el candelabro encendido, convertían al patio en un lugar muy romántico. Sybill le tocó un hombro, como llamándolo.
Cielo... ¿Podrías levitar esto hasta la mesa? Le preguntó mostrando un enorme y apetitoso pollo asado que humeaba sobre la meseta. Y... ¿También las demás cosas?
Por supuesto mamá. Contestó Harry sonriendo.
Miró a la meseta y todas las cosas de la cena sorpresa salieron levitadas. Sybill le abrió la puerta y Harry mantuvo su poder, haciendo desfilar las bandejas hasta la mesa en donde Ron le brindaba una de las sillas a Hermione con mucha elegancia, aunque un poco torpe. Se divirtió mucho espiando por una esquina de la ventana. Ron estaba más estirado que nunca, tenía el pelo repeinado y muy aplastado. Hermione había usado de nuevo poción alisadora y estaba muy guapa con un vestido sencillo color malva.
Ron estaba tan tieso que parecía un robot sin recambio de aceite, y cuando Hermione le tomó una mano, cambió tanto de colores, que parecía un semáforo con corto circuito. Hermione parecía hallarse en la gloria, miraba orgullosa a su novio, como convencida que ninguna otra chica tenia otro igual. A veces le lanzaba miradas apasionadas acompañadas de pestañeos ensoñadores, haciendo que el pelirrojo sufriese un alto voltaje. Hablaron tranquilamente y cuando terminaron, Harry se apresuró en levitarles los postres. Ahí fue donde se puso buena la escena. Hermione comenzó a hablar de algo mientras Ron la miraba como hipnotizado sin ver lo que comía, hasta que en vez de agarrar el vaso de agua agarró el candelabro y por poco se come una vela.
Hermione empezó a reírse disimuladamente mientas Ron, muy rojo, reparaba el error y lograba dar un trago de agua, no de vela, y Harry hubiese jurado que un poco más y le salía vapor por los oídos. Cuando terminaron de cenar, Ron se aclaró la garganta y comenzó a hablarle a Hermione tomándole una mano, cualquiera diría que eran Romeo y Julieta. Cuando Ron terminó su discurso, Hermione lo agarró lanzándolo sobre sus piernas y lo besó con intensa pasión. Cuando Ron emergió de nuevo por el borde de la mesa, estaba con los pelos de punta, dando la impresión de tener una llamarada en la cabeza.
Se levantó un poco torpe y corrió la silla de Hermione para que ella se pudiese levantar sin problemas. Harry se apresuró en esconderse detrás de la puerta, para salir y limpiar todo después. Claro, que la táctica no resultó como lo esperaba. Ron abrió la puerta con tanta fuerza que por poco le dicen el ñato. Se agarró la nariz con los ojos llorosos, reflexionando que para la próxima, bajaba su capa invisible. En cuanto Ron y Hermione salieron de la cocina, se apresuró en entrar la mesa y todos los platos sucios. Cuando volvía a la normalidad la mesa, sin dejar de aguantarse la nariz, Sybill entró presurosa en la cocina y se preocupó al verlo con la nariz cubierta.
Harry cielo, ¿Que te sucede en la nariz? Le preguntó quitándole la vajilla de las manos y alzándole la cara. Quítate la mano para poder ver.
No tengo nada mamá. Replicó Harry insistiendo en fregar la vajilla con magia. Déjame fregar esto, para ahorrarte el trabajo.
No mi niño, yo me encargo de eso, déjame ver que tienes. Dijo Sybill dulcemente haciendo que se retirase la mano de la nariz, tenia un débil hilillo de sangre. Ay cielo... ¿Que te sucedió? ¿Te golpeaste con algo?
Más bien, me golpearon con algo. Rectificó Harry mientras la mujer le examinaba la nariz, sacó su varita y le dio un toquecito, haciendo que la sangre se recogiese. Gracias mamá, me dolía de veras... fue Ron sin querer, yo estaba detrás de la puerta, esperando a que ellos entrasen y Ron abrió la puerta con mucha fuerza.
Debes decirle a tu amigo que sea más cuidadoso. Dijo Sybill con la cara de Harry entre sus manos, el chico cerró los ojos cuando ella se inclinó besándole la frente. Ahora sube, Ron está muy emocionado y creo que quiere contarle a su mejor amigo como le fue en su salida.
¿Y Lara está dormida? Preguntó Harry mientras la mujer le acariciaba la cara maternalmente.
Oh no, lo dudo. Contestó Sybill sonriendo. De seguro se resistió a que tu padre la durmiese, ahora debe estar hablando con Hermione.
Harry sonrió y antes de salir de la cocina abrazó a Sybill susurrándole un: Te quiero mucho mamá, al oído. Pasó como un rayo por la sala antes de que Misty abriera la boca para llamarlo. En el segundo piso tropezó con Snape que tenia una media cara de frustración y entró en su habitación cerrando la puerta tras de si, no sin antes dedicarle una sonrisa al hosco brujo.
Snape había logrado convencer, como había prometido, a los padres de Hermione y a los señores Weasley de que dejasen quedarse a sus hijos una semana más en el número 5 de Privet Drive. Harry y Lara G. por poco lo matan ese día porque le cayeron encima para apretujarlo y comérselo a besos, bueno, lo de los besos por parte de Lara G., porque cuando Harry (Que antes había guiñado un ojo con cara maliciosa) le estampó un beso en la mejilla a Snape, este perdió la compostura y estuvo lanzándoles chispas hasta que se le descolgó la muñeca.
Ron y Hermione le fueron perdiendo gradualmente el miedo a Snape, descubrieron que era muy divertido, cuando quería serlo. Ya se habían acostumbrado a que el susodicho empezara a lanzar chispas a diestra y siniestra cuando Harry y Lara G. bromeaban demasiado con él. Sirius mientras tanto todavía seguía acaramelado con Misty, de la cual todos los muchachos huían cada vez que tenían oportunidad, en verdad era empalagosa. Lo que animó a la pandilla fue enterarse de que iban a celebrar una reunión de la Orden clasificada como: Muy importante, en el número 5.
Así que ese mismo día hicieron un plan de espionaje y se mantuvieron sumisos y tranquilos todo el día, haciéndose los inocentes. Pero en cuanto empezaron a llegar los miembros de la Orden, pusieron todos sus sentidos alertas. Se colaron por el patio, caminando en silencio, algo que no fue fácil, porque Ron pisó a Harry y el chico se tuvo que tragar la exclamación de dolor mientras las chicas aguantaban la risa.
Lograron llegar hasta la ventana y se agacharon debajo de ella sacando orejas extensibles. Pero no contaban con que OjoLoco estaba en la dichosa reunión y enseguida le dio la voz de alarma a Snape nada más que los descubrió a los 4 agachados debajo de la ventana. El brujo se levantó muy tranquilo, sacó su varita y se acercó despacio a la ventana. Los chicos salieron pitando cuando un torrente de chispas verdes y plateadas los bañó de repente. Salieron corriendo por el costado de la casa como alma que lleva al diablo y el corazón en la boca.
Si los adultos se pensaban que ellos se iban a rendir tan fácil se equivocaban de forma garrafal. Ya tenían otro plan, pero debían esperar a la próxima reunión que no tardó en producirse. Estuvieron acechando todo el día, esperando el momento oportuno para llevar a cabo el segundo plan. Cuando ya la sala estaba más o menos llena, había llegado el momento. Introducirían a un espía en la reunión, alguien que no levantase sospechas y ese alguien resultó ser Crookshanks. Pero, el gato no iría personalmente, iría alguien con la poderosa habilidad de transformarse en cualquier animal que desease...
Lara, recuerda que debes actuar como un gato... Le recordó Harry por sexagésima vez en la tarde mientras la chica examinaba minuciosamente al gato. No puedes hablar, ni hacer ningún ruidito... si te descubren estamos fritos... trata de moverte como un gato... ser un gato... cuando te miren parpadea así... y maúlla fuerte... ronronea de vez en cuando y mueve la cola... si te ven tan tiesa van a saber que...
¡YA LO SE HARRY!
Desde ese momento el chico no dio ningún otro consejo.
Lara, vía libre. Anunció Hermione mirando por la rendija de la puerta.
Suerte amiga. Le deseó Ron.
Harry abrió la boca pero la volvió a cerrar gruñendo.
Recuerden, Crookshanks no puede bajar, deben mantenerlo aquí todo el tiempo. Dijo Lara G. dejando al gato canela sobre su cama (Estaban en su habitación). Ahí voy.
Cerró los ojos con expresión relajada y se rodeó de una espiral plateada. A los pocos segundos, había otro gato idéntico a Crookshanks hasta en el más mínimo detalle en la habitación. El verdadero Crookshanks ronroneó al ver a su doble.
Cuando yo arañe la puerta me abren. Indicó Lara G. en un maullido, los chicos asintieron. ¡La reunión de la Orden del Fénix nos espera!
Se deslizó por la puerta con un rumor de su cola de cepillo.
Solo espero que todo salga bien. Dijo Hermione agarrando a Crookshanks que hacía el intento de seguir a Lara G.
Siempre y cuando no la descubran. Suspiró Ron con los ojos al techo.
No seas pesimista Ron. Lo reprendió Hermione, Crookshanks se revolvía entre sus brazos tratando de escapar. Tranquilo Crookshanks, no entiendo por que se ha puesto así... ¡Hey! ¡Vuelve aquí!
Harry y Ron se lanzaron contra el gato pero este se escabulló por la puerta entreabierta bufando. Harry se levantó de un salto y se precipitó escaleras abajo, chocando con Elphias Doge y Kingsley Shacklebolt que lo miraron con el ceño fruncido ponerse a cuatro patas, buscando por entre los pies de la gente.
Ay dios mío... ¿Dónde te metiste?... Misi, misi, misi... ¡Gatito! Llamó Harry gateando por entre los pies de los magos y brujas que habían en el salón, murmuró entre dientes. Lara... hermanita... ¡Misi, misi, misi!... Lara, porfis, aparece... ¡Aquí Crookshanks! ¡Ven aquí gatito!... ¡Ay disculpe!... ¡Lo siento!... ¡Permiso! ¿No han visto a un gato color canela?
Las dos brujas a las que Harry les había preguntado señalaron hacia la cocina. El chico se levantó y en cuanto entró en la cocina vio a un gato color canela sentado en el suelo, mirando con atención a Snape y a Sirius que conversaban con OjoLoco, Lupin y Dumbledore.
¡Lara! Exclamó Harry perdiendo toda prudencia, se lanzó sobre el gato agarrándolo por la cola antes de que se escapara, lo cargó poniéndolo delante de él y comenzó a sacudirlo. ¡Lara que Crookshanks se nos escapó! ¡Lo sentimos, tenia que encontrarte por si lo veías que le dijeras que subiera de nuevo al segundo piso!...
Los 5 adultos se le quedaron mirando con el entrecejo fruncido, como dudando de su salud mental. Harry seguía sacudiendo al gato y hablándole muy convencido de que era Lara G.
¡Esto es serio Lara, deja de mirarme y dime algo! Le exigió Harry.
El gato abrió la boca y Harry lo miró expectante sin sospechar de otro gato que había saltado a la mesa y se había pegado con una pata en la frente.
Wraurrrrr. Maulló el gato meneando la cola.
Ups. Dijo Harry suavemente, miró al gato sobre la mesa con el rabillo del ojo. Creo que...
Harry soltó a Crookshanks y se abalanzó sobre Lara G. que todavía seguía bajo forma felina. La cargó y la puso casi pegada a su nariz.
¡Dime algo Lara!
¿Miau? Dijo Lara G. de una forma muy graciosa curvando un poco su boca de gato.
Lara... ¿Se puede saber que...? Comenzó a decir Snape pasando la mirada por uno y otro.
Nada papá, que... estábamos... Ron y yo hicimos una apuesta a que Lara no podía transformarse en un gato igual a Crookshanks y, y... Inventó Harry al momento mirando a todos lados como buscando inspiración extra. ... y creo que Ron perdió así que mejor subo con Lara para que...
¡Ah! Era eso. Dijo Snape con suavidad, el chico y el gato tragaron en seco. Y... ¿Por qué... si se puede saber... tuvieron que bajar?
Er... el problema fue que... Dijo Lara G. dándole vueltas a una pata delantera. Crookshanks se escapó y yo bajé a buscarlo.
¿Transformada? Preguntó Snape y sus labios se curvaron en una sonrisa de triunfo al verle las caras. ¿Y tú Harry? ¿A ti también se te perdió algo?
Chico y gato se miraron, claramente, el plan se había ido por la cañería.
La semana extra que Ron y Hermione se quedaron resultó ser muy divertida, ya que habían sacado el repertorio de bromas Weasley que George le había enviado a Lara G. La pasaron bomba planeando donde poner las bromas y como hacer que Misty cayera en ellas sin levantar las sospechas de Sirius. La mujer ya estaba al borde de la histeria, caía en más bromas que un cojo sin bastón. A veces los 4 amigos no podían aguantar la carcajada y tenían que subir corriendo al segundo piso para poder reírse a sus anchas.
Por poco se parten de la risa cuando le pusieron condimentos explosivos (Que explotaban cuando la comida estaba tibia) y la comida le explotó de repente delante de ella dejándola con el pollo asado en la cabeza. También pusieron la cuerda invisible y la mujer dio tal aterrizaje forzoso, que ni un Jumbo en una pista enjabonada. Sirius estaba como loco, tratando de rastrear la fuente de tanta mala suerte provocada (Como lo había clasificado él) y Snape no era de mucha ayuda. Había recibido una carta de Sybill que lo amenazaba con no hablarle en un mes si no defendía a sus niños a toda costa, así que el susodicho andaba con un poquito de mal humor.
Lupin también se dio muchas vueltas por la casa. Se veía enfermo y con el pelo más canoso, pero por lo demás siempre estaba sonriendo. Katia también a veces se daba vueltas con Lupin, parecía que el noviazgo iba en serio y que pronto habría una boda. Donde no querían que hubiese boda era por la parte de Sirius y Misty. La mujer se volvía cada vez más empalagosa a medida que pasaban los días.
Ya Snape se había hecho el de la vista gorda con el lechucerío que entraba y salía de la casa. El búho real de George iba con bastante frecuencia a la casa a pesar de que su dueño estaba en Japón a dejarle cartas a Lara G. o postales, siempre muy románticas. Hubo una que en cuanto la chica la desató de la pata del búho, se abrió completamente cantando una canción muy romántica en pleno desayuno, y un ramo de rosas blancas surgió de entre chispas doradas cuando la postal terminó de cantar. Lara G. y Hermione dejaron escapar un largo y apasionado suspiro pestañeando ensoñadoramente.
Pero también iban y venían lechuzas de Hogwarts con cartas de Ginny para Harry que el chico se apresuraba en contestar, para aprovechar la lechuza. Hasta Errol, la lechuza macho de la familia Weasley, hizo su espectacular entrada en la cocina aterrizando sobre la jarra de chocolate de Sirius para luego terminar patas arriba en las tostadas de Snape. Desgraciadamente, aquel día, era que Ron y Hermione debían irse de nuevo con sus familias.
Así que la tristeza flotaba por toda la casa, como un gas altamente contagioso, llegando hasta Snape y Sirius. Ya los dos brujos se habían adaptado a encontrarse a la pandilla en los lugares menos esperados de la casa, cuchicheando con las cabezas juntas o riendo a carcajadas de alguna broma u ocurrencia. Snape era el que parecía lamentar más la partida de Ron y Hermione, le gustaba ver a sus hijos felices. Era una especie de sentimiento que nunca había sentido desde que su esposa Gabriela fue asesinada junto con su hijo. Pensó que jamás volvería a amar.
Además, que la presencia de Ron y Hermione, había tenido un doble efecto positivo: Harry y Lara G. estaban más alegres de lo usual y Snape y Sirius no tenían prácticamente tiempo para discutir. Ron y Hermione debían irse antes de almuerzo, los padres de la muchacha pasarían por ella y Ron regresaba a la Madriguera por la red flu. La mañana transcurrió como si el tiempo estuviese sobre zancos, y por más que Harry y Lara G. trataron de que el tiempo volviese a la normalidad, este los esquivó de manera burlona, aumentando la velocidad de sus zancadas.
Antes de la hora de almuerzo, llegaron los padres de Hermione que fueron recibidos cortésmente por Snape y Sirius mientras los chicos se despedían en la cocina de Ron, que quería partir antes de que su madre le enviase un vociferador. Después de que Ron fuera tragado por las llamas esmeraldas, los chicos acompañaron a Hermione a la sala donde su madre la abrazó mientras su padre le daba las gracias a Snape y a Sirius por cuidarla. Hermione se despidió de Harry y Lara G. con un abrazo que por poco los deja sin aire y se marchó con sus padres, no sin antes despedirse de Snape y Sirius agitando una mano y dedicándoles una sonrisa.
Los chicos almorzaron con los ánimos por el suelo bajo la mirada preocupada de los dos brujos. Lo que los animó fue la llegada de el búho de George y una lechuza grisácea de Hogwarts, solo que esta vez Ginny había disfrazado la carta haciéndola parecer un extracto de un libro de Pociones. Harry al principio se quedó desconcertado, confundido, si su novia sabía que él aborrecía Pociones, ¿Para que le enviaba un extracto de un libro de Pociones? Y cuando le mostró el pergamino a Lara G. la chica dio un respingo, dando a entender que a ella, Pociones le hacia menos gracia que a él.
Pero luego comprendió que era una carta, no una tortura. La des-transformó y se llevó a la lechuza al segundo piso, en donde se encontró a Hedwig encima de su armario y lo miró con reproche al ver que ya había encontrado una sustituta para ella. Así que Harry, para no herirla, dejó ir a la lechuza de Hogwarts y utilizó a Hedwig para enviarle la carta a Ginny.
Lara G. mientras tanto no usaba a Snowy para enviar sus cartas, ya que era muy pequeño para hacer un viaje de ahí a Japón, aunque nunca le había fallado. En vez de eso utilizaba el búho de George que era tan simpático como el dueño. Ya había tomado la costumbre de llevarle por su cuenta a la chica, alguna flor en el pico, cosa que ella se lo agradecía dándole agua fresca y comida además de algunas caricias en la cabeza.
Snape utilizaba a Hedwig o a Snowy para enviar cartas a Hogwarts y a veces tenía una ligera discusión con Sirius porque él también a veces tomaba a alguno de los animales para enviarle cartas a Misty. Snowy siempre estaba revoloteando por Hogwarts, con alguna carta de Snape, así que Lara G. no lo podía utilizar mucho aunque quisiera. Y el pequeño periquito parecía haberle tomado cariño a Snape, ya que cuando no tenía que entregar ninguna carta, se la pasaba revoloteando en la cocina cerca del brujo, y si no tenía el consentimiento de Snape, no dejaba que Sirius lo usara para enviar cartas.
Los chicos ese día se tuvieron que atrincherar en el segundo piso, ante la irremediable llegada de Misty y lo peor; era que se les había agotado el repertorio de bromas Weasley. Pasaron toda la tarde deambulando por la habitación de Lara G., ya habían retirado las camas extras de las dos habitaciones, hasta que se dejaron caer en la cama y se quedaron dormidos. Snape los despertó a la hora de la cena, algo que los chicos agradecieron de todo corazón, ya el estómago les estaba rugiendo de hambre.
Bajaron con cautela y soltaron aire al ver que Misty ya se había ido. Terminaron de entrar en la cocina y se sentaron en sus puestos mientras Sirius servia la cena tarareando para si mismo.
Mañana tenemos una salida planeada. Dijo Snape de repente sobresaltándolos mientras se sentaba en su silla, al frente de ellos. Vamos al Callejón Diagon...
Si, a comprar una lechuza para la casa, ¿Les gusta la idea? Dijo Sirius sentándose al lado de Snape.
Los chicos se miraron entusiasmados viendo las peleas por una lechuza terminadas y además, podrían surtirse de nuevas bromas Weasley.
Me parece excelente eso de comprar una lechuza. Dijo Harry sonriendo. ¿De quien fue la idea?
De los dos. Dijeron los brujos al unísono empezando a cenar.
¿Seguro que fue de los dos? Preguntó Lara G. dudando, los dos brujos se miraron y después asintieron. ¡Enhorabuena! ¡Al fin logran pensar algo entre los dos sin lanzarse hechizos! Estamos avanzando.
Harry lanzó una risita que logró ahogar con un trago de agua cuando Snape y Sirius lo miraron con mala cara, solo Lara G. seguía sonriendo.
¿Y ya tienen pensado de que color comprarla? Preguntó Harry para reparar el error.
Carmelita. Dijo Sirius.
Gris. Dijo Snape al mismo tiempo.
¿CarmeGrislita? Nunca he visto a una lechuza de ese color pero espero que en la tienda haya alguna así. Dijo Lara G. cabeceando. Ustedes dos tienen un gusto más extraño... que ni Lockhart con tirabuzones en la nariz.
Harry soltó una carcajada casi volcando la fuente de carne que tenia delante.
No la queremos de ese color, Lara. Dijo Snape suavemente, alejando la fuente de Harry.
Si, la queremos... Comenzó a decir Sirius por su parte.
Los brujos soltaron un: cogriscarmeiltalor al unísono, haciendo que los dos chicos empezaran a reírse con ganas. Estaba claro que habían logrado llegar a la idea principal de comprar la lechuza, lo que no se habían puesto de acuerdo en el color, al parecer, les costaba un enorme esfuerzo trabajar juntos, pasando por alto que se querían, muertos, pero se querían.
OK, OK, ya no nos tienen que mirar así. Dijo Lara G. recuperándose de la risa, a Harry le entró hipo. Ay Harry, ¿Podrías controlar ese hipo? Pareces un sapo borracho.
Harry la miró con reproche mientras Snape y Sirius sonreían.
Otra cosa, debemos tomar otra forma para ir, así que si por la mañana se encuentran a dos personas totalmente desconocidas en la cocina... no se alarmen. Dijo Snape sonriendo.
Los chicos se miraron con el rabillo del ojo.
En contra de lo que estén pensando... no lo voy a hacer de nuevo ¿Está claro? Les gruñó Snape captando el intercambio de miradas. No tropiezo con la misma piedra dos veces.
¿Por qué papá? Preguntó Lara G. con inocencia. Si te quedaba lindo el...
Se quedó callada al ver que el brujo se había convertido en una locomotora con sus ojos negros como carbones encendidos. Sirius dirigía miradas curiosas a Snape y luego a los chicos, como tratando de descifrar un mensaje codificado. Pero Harry y Lara G. ya se habían encogido sin otra intención que terminar de cenar antes de que los dos brujos estallasen en un duelo repentino de magia: Uno para saber y el otro para evitar que se entere.
Terminaron de cenar y por suerte la mesa no salió volando, los dos brujos solo intercambiaron una mirada para ver quien intimidaba a quien. Si los chicos no hubiesen intervenido, se hubiesen pasado toda la noche mirándose amenazadoramente. Harry y Lara G. obligaron a los dos brujos a ver televisión en la sala, para evitar que se arrancasen las cabezas en cuanto hayan pasado dos minutos solos en algún lugar. Pero para desgracia de los magos, pusieron Titanic. Lara G. estalló en llanto, solo que esta vez tomó a Sirius de pañuelo. El brujo la miraba llorar en su antebrazo con cara asustada y luego miraba a los otros dos como pidiendo ayuda.
Pero Lara G. entre sollozo y sollozo, le lanzaba miradas apasionadas al actor principal, soltando esos suspiros que molestaban tanto a Snape y a Harry. Pero cuando pasaban escenas tristes, abrazaba el brazo de Sirius con los ojos aguados y muy abiertos. Cuando la película por fin culminó, Sirius se podía exprimir para después ponerlo a secar en el patio. Lara G. estaba con los ojos rojos diciendo como para si misma, que era una verdadera lástima que el protagonista terminase congelado en las profundidades del mar.
Se retiraron a dormir antes de que pusiesen otra película dramática en la televisión y terminaran ahogados por el mar de lágrimas de la chica. Snape se apresuró en darle las buenas noches antes de que insistiera en bajar. Cuando logró que se quedara dormida, enseguida se pasó la habitación de Harry a darle las buenas noches y después, por fin, se retiró a dormir no sin antes cruzar un gruñido con Sirius en el pasillo.
Harry se despertó al día siguiente por el sol que entraba en la habitación. Abrió los ojos fastidiado y enfocó el reloj despertador muggle. Se escandalizó con la hora, ¿¿8:50AM?? ¿Que demonios hago despierto a esta hora?, pensó sentándose en la cama. Se estiró bostezando a sus anchas. Se desgreñó dándose cuenta de que ya no tenia más sueño. Volvió a bostezar quedándose sentado en el borde de la cama, con la mente en blanco, había algo reconfortante en no pensar en nada.
De pronto, un pensamiento repentino aleteó en su cabeza. Se levantó de un salto desprendiéndose del pijama y poniéndose un vaquero apresuradamente. ¿Como se le pudo olvidar que ese día irían al Callejón Diagon? Salió de su habitación agarrando una camiseta y encasquetándosela torpemente sacando un brazo por el cuello de esta, y cuando fue a bajar las escaleras, patinó casi resbalando escalones abajo. Dio media vuelta y entró en la habitación de Lara G. logrando meter el brazo por donde iba. La chica dormía tranquilamente todavía, prácticamente atada con las sábanas blancas.
¡Lara! ¡Lara despierta! La llamó lanzándose sobre la cama, pero se enredó con el bajo del pantalón y por poco la aplasta. ¡Despierta Lara!
¡Ave Maria!¡Ya estoy despierta! Bufó la chica incorporándose a medias porque tenía a Harry encima. ¿Que sucede? ¿Se quema la casa?
¡No! ¡Que hoy vamos al callejón Diagon! ¿Recuerdas? Dijo Harry logrando bajarse de la cama.
Ah, que vamos a... ¿A dónde me dijiste? Preguntó Lara G. adormilada.
¡Al Callejón Diagon! ¡Con papá y Sirius! Dijo Harry dándole empujoncitos para que acabara de levantarse. ¡Vamos, vístete! Y ponte vaqueros.
¿Por que?
Por precaución.
Lara G. se levantó tambaleándose del sueño y logró enfocar el armario. Enseguida se puso unos vaqueros negros y Harry la obligó a ponerse sus botas. Terminó con una blusa gris ajustada, pero al menos el escote no era bajo, pensó Harry. Bajaron tranquilamente a la cocina y pegaron un brinco al ver a dos hombres que no conocían ni en sueños gruñéndose en la cocina. Los dos hombres dejaron de discutir al momento y los miraron.
Buenos días. Saludó uno de los hombres.
Pensamos que no seria bueno subir a despertarlos. Dijo el otro.
Los chicos se miraron y luego los miraron a ellos. Ambos eran del mismo tamaño, pero eran bastante altos, delgados y se parecían en varias cosas. El pelo lo tenían color castaño oscuro corto y la cara era puntiaguda. Solo que uno tenía los ojos color café y el otro carmelita verdosos y algunos rasgos de la cara no coincidían, como que el que tenía los ojos café tenía las cejas más delgadas que el otro y el de los ojos verdosos tenia la nariz un poco más grande. A los chicos les entró la idea repentina de que eran hermanos, y si no lo eran, al menos eran familia.
Veo que... bueno, es imposible reconocernos estando bajo la poción multijugos. Dijo el de los ojos verdosos, se acercó a los chicos y abrió los brazos. ¿Ya no reconocen a vuestro padre?
Los chicos parpadearon un par de veces y se acercaron a abrazar a Snape, pero les resultaba algo incómodo, aunque supieran que era él, estaba con otra forma. Sirius les sonrió cuando Snape los soltó.
¿Y bien? ¿Como nos vemos? Preguntó Snape haciendo un ademán con las manos como mostrándose.
Bien. Dijo Harry asintiendo.
Muy bien. Agregó Lara G. haciendo sonreír complacidos a los dos brujos.
Entonces siéntense a desayunar. Dijo Sirius señalando la mesa.
Los chicos descubrieron que tenían un hambre voraz y se abalanzaron contra la mesa como si de eso dependiera sus vidas.
Muy bien, antes de irnos... vamos a poner claras las cosas. Dijo Snape observando a los chicos.
Harry y Lara G. lo miraron con la boca llena de tostadas.
Somos vuestros tutores, no quiero escuchar un: Papá, ven acá un segundito... así que se comportan. Dijo Snape alzando una ceja.
¿Y como se supone que les debamos decir? Preguntó Harry después de haber tragando la bola de tostadas que tenia en la boca. Porque tenemos que llamarlos de algún modo ¿No?
A Severus díganle... Ben, de Benny... Dijo Sirius haciendo que los chicos soltaran una risita ahogada ante la cara que había puesto Snape. A mi... ¿Que les parece Robert?
Ohhh, el tío Ben y el tío Robert, ya lo tenemos. Dijo Lara G. disfrutando de la cara de su padre.
Snape emitió un gruñido no muy contento con el nombre. Los chicos desayunaron entusiasmados y subieron al segundo piso a lavarse los dientes cuando terminaron. Bajaron verificando tener las varitas con ellos y entraron en la cocina antes de que Snape y Sirius estallasen en una discusión sin sentido que solo ellos entendían.
Tomaron la red flu hasta el Caldero Chorreante y de ahí pasaron al Callejón Diagon. A los chicos les divertía un poco ver a Sirius y a Snape lazándose gruñidos amenazantes por la comisura de la boca, así que ellos iban detrás observándolos divertidos. Enseguida fueron a una tienda de animales mágicos, que estaba llena de un extraño zumbido provocado por todos los animales que se movían inquietos en las jaulas. Snape y Sirius se separaron mirando con interés todas las lechuzas que estaban desperdigadas por la tienda, mientras el brujo encargado se apresuraba en atenderlos para darles sugerencias.
Hey... Bl... Robert, ven un segundo. Llamó Snape mirando un búho gris posado en una percha, tenía una cara extrañamente malhumorada, Sirius se acercó de mala gana. ¿Que crees de este? Es bastante grande y... no se, ¿Que crees tú?
Que me gusta más esta. Dijo Sirius señalando a un Carábalo carmelita. Es más... elegante.
No es que se vea elegante, es que sea útil. Dijo Snape en un medio gruñido. Creo que nos llevamos este.
Ni lo sueñes Sn... Ben, a mi no me gusta.
Los muertos no tienen opinión, Robert.
No me insultes Ben... o la pagarás caro.
Oh, que miedo, tengo tanto miedo...
¿Podrías dejar tu sarcasmo en casa la próxima vez que salgamos?
Me parece que mejor seria dejar a LOS MUERTOS COBARDES Y GAMBERROS, en casa.
Estás aprovechándote de que los chicos están presentes... cuando lleguemos a casa...
¿Que? ¿Me vas a hacer cosquillas con la varita?
Me estás provocando... Snivellus.
Tú empezaste desde hace 28 años atrás... oh, perdón por mi error matemático, debo decir que fueron hace 25 años atrás... tengo que excluir que estuviste MUERTO, 3 años, sigo diciendo que fue una decisión digna de un buen cobarde...
Cállate Snivellus, cállate...
Mientras los dos brujos se provocaban mutuamente en gruñidos susurrados, los chicos habían encontrado algo que les llamó mucho la atención. Era una enorme lechuza completamente negra, con ojos oscuros con toques ambarinos. Tenía pico y garras doradas, y parecía que los chicos le simpatizaban, porque se movía por la percha ululándoles suavemente. Además, que su ulular era un tanto peculiar, no era igual al de las demás lechuzas que habían en la tienda. Parecía más bien un canto. Y a pesar de su color negro, se veía bastante simpática. No paraba de contonearse por toda la percha, dando giros y moviendo la cabeza de una forma muy graciosa, como tratando de sacarles gracia a los chicos.
El brujo de la tienda, dando por caso perdido a Snape y a Sirius que no habían dejado de gruñirse echando chispas por los ojos, se acercó a los chicos que dudaban si tocaban o no a la lechuza negra.
Pueden tocarlo. Les dijo el brujo haciéndolos saltar. Veo que les ha llamado la atención esa lechuza macho, la trajeron de Egipto, algo extraño, porque es completamente negro pero... como ustedes parecen caerle bien, les voy a enseñar algo...
El brujo chascó la lengua y la lechuza se le quedó mirando, muy quieta. El brujo volvió a chascar la lengua y la lechuza ululó extendiendo las alas. Harry y Lara G. abrieron la boca con sorpresa. En el medio de cada ala, nacía una pluma dorada, contrastando con las demás que eran negras y brillantes. La lechuza miró a los chicos y movió las alas ligeramente, despidiendo destellos dorados, luego las plegó hinchando la garganta ululando con los ojos entornados.
Vaya, es a los primeros que les muestra sus plumas doradas. Comentó el brujo mientras los chicos habían empezado a acariciar a la lechuza, que cerró los ojos dando a entender que le gustaba. He intentado que muestre las plumas a Fudge, el mismísimo Ministro de Magia pero solo me dio la espalda.
¿Por qué tiene esas plumas doradas? Preguntó Harry dejando de acariciar a la lechuza junto con la chica. Y... también tiene garras doradas y el pico...
Porque es mitad Fénix. Respondió el brujo mientras la lechuza se contoneaba ululando suavemente. Así me lo dijo el que la trajo, me dijo que la hubiese conservado si no le hubiese largado un picotazo en una mano, primera vez que veo algo... tan extraordinario.
¡Hey! ¡Ben, Robert! ¡Vengan un momento! Llamó Harry haciendo que los dos brujos dejaran de gruñirse, ya tenían la varita a mitad de camino.
Snape y Sirius cruzaron una mirada de odio puro y se acercaron forzando una sonrisa. Lara G. les mostró la lechuza con un brazo extendido hacia ella.
¿No es lindo? Preguntó sonriendo, para su sorpresa que el animal abandonó la percha y se le posó en el brazo parpadeando un par de veces. Hola bonito...
¿Podemos quedárnoslo? Preguntó Harry acariciando a la lechuza sonriendo y mirando a los dos magos que examinaban a la lechuza de punta a cabo. ¿Podemos?
Er... bueno... er... ¿En verdad les gusta? Dijo Sirius dudando, la lechuza le ululó de una forma muy graciosa.
¡Por supuesto que nos gusta! Exclamaron al unísono y la lechuza meneó la cabeza, como si estuviese muy contenta.
Entonces... si les gusta... está bien, nos lo llevamos. Dijo Snape finalmente, miró al brujo encargado. ¿Cuál es el precio?
10 galeones. Respondió el brujo al momento caminando hacia el mostrador.
Snape y Sirius lo siguieron mientras los chicos salían a la calle con la nueva lechuza, que se había pasado para el hombro de Lara G., al parecer, estaba deseoso de servir a sus nuevos amos porque no se iba. Snape y Sirius salieron poco después de la tienda para ver a los chicos hablando tranquilamente afuera.
Bueno, al menos no hizo falta una jaula. Dijo Sirius mirando la lechuza, que hinchaba el pecho con orgullo.
Entonces, ¿Les gusta Laetus? Preguntó Lara G. señalando la lechuza sobre su hombro que ululó contenta ante el nombre.
¿Laetus? ¿Le han puesto Laetus? Preguntó Snape frunciendo el entrecejo.
Sip, fue idea de Lara. Dijo Harry sonriendo.
Laetus es alegre, en Latín. Informó Lara G. al momento. ¿Y bien? ¿Que les parece?
Es... bonito. Dijo Sirius encogiéndose de hombros, Snape asintió guardando las manos en los bolsillos.
Y tiene algo especial. Dijo Lara G. con satisfacción.
Es mitad Fénix. Se apresuró en decir Harry.
A ver Laetus, muéstrale a Ben y a Robert tus plumas de las alas. Le dijo la chica al animal, este extendió las alas obedientemente, mostrando las plumas doradas, dejando a los dos brujos con la boca abierta. Ya, buen chico... ¿Tienen algo en contra de Laetus?
No... por supuesto que no. Dijo Snape al momento. Si ustedes lo escogieron no hay problemas es... perfecto, la lechuza de la familia, a vuestra madre le dará mucho gusto enterarse de que esa lechuza la escogieron ustedes.
Los chicos sonrieron satisfechos.
Por cierto, debemos ir a la tienda de bromas. Recordó Harry frunciendo ligeramente el entrecejo.
¡Cierto! Exclamó Lara G. Mejor vamos ahora que es temprano.
Nosotros vamos con ustedes. Dijo Sirius al momento haciendo que los chicos perdieran un poco el entusiasmo. ¿Y esas caras?
Harry y Lara G. hicieron ademanes como para que no le diera importancia y empezaron a caminar hacia la tienda de bromas Weasley, seguidos por los dos brujos que vigilaban la hora. Enseguida los recibió Lee Jordan, el amigo de los gemelos y se mostró interesado en Laetus, diciendo que era una lechuza muy extraña, pero que era bonita. Salieron con un paquete de bromas y se entretuvieron revisándolo cuidadosamente, con los dos brujos reprimiendo gruñidos detrás de ellos. Laetus se veía más orgulloso que nunca en el hombro de Lara G., sacaba el pecho y ululaba con la cabeza bien en alto.
Snape y Sirius insistieron en entrar a una tienda que tenia de todo un poco y los chicos los siguieron a regañadientes, porque habían divisado a un tumulto en la tienda Artículos de Calidad para el Juego del Quidditch, a la primera oportunidad, arrastraban al par de brujos hacia allí. La tienda no resultó ser tan aburrida como se imaginaban. Sirius terminó comprándoles a los chicos unos relojes despertadores mágicos, que decían con voz chillona cosas como: ¡Despierta dormilón! o ¿Es que piensas dormir todo el día grandísimo vago? ¡Despierta!; y si remoloneabas mucho en la cama era capaz de lanzarte un chorro de agua. Harry rezó para que su reloj no llegara a esos extremos.
Snape le compró a Lara G. una cajita tallada en madera fina, que parecía normal, pero que se abría solo por el toque de la varita de su dueño y era bastante profunda. El objetivo de aquel regalo era para que la chica guardase las cartas de su novio. Pero también le compró a Harry, guiñándole un ojo, un librito forrado en piel con el título: El diccionario del Amor para novios sin ideas; de Irvin Fasthens y le confesó que él también tenia uno y que le había sido muy útil con Sybill.
Salieron muy contentos de la tienda, pero en cuanto vieron de nuevo el tumulto en la tienda de Quidditch, los chicos perdieron la compostura y salieron corriendo hacia allí dejando a los ya sobrecargados brujos, que se habían abastecido de pergaminos, frasquitos de tinta y plumas nuevas entre otras cosas mágicas que compraron para adornar la casa, hablando solos en el medio del Callejón Diagon.
No supieron como se apretujaron para entrar, pero Laetus ayudó un poco emitiendo fuertes ululeos y pellizcando orejas para que sus nuevos amos pudiesen pasar. Cuando llegaron ante la vidriera, se quedaron con la boca abierta al ver el motivo del tumulto, que ahora se daban cuenta de que todos portaban pergaminos y plumas y cuchicheaban emocionados. En la puerta de la tienda, había un cartel con una foto móvil (Como todas las fotografías del mundo mágico) del equipo completo de Quidditch de Bulgaria y abajo decía que el equipo en pleno iba a firmar autógrafos a las 9:30AM de ese día.
¡Ave Maria! ¿El equipo de Bulgaria de Quidditch? Oh, pero... ¿Cuándo van a abrir la tienda? ¿También va a estar Víktor Krum? Que tonta soy si es todo el equipo... Comenzó a decir Lara G. alzándose en punta de pies, con aspecto de estar muy emocionada, Laetus se balanceaba en su hombro al parecer, compartiendo la misma alegría de la chica. Harry, Harry... ¿Estoy bien? ¿Estoy peinada? No me lo puedo creer... ver a Víktor Krum tan cerca y, y... ¿Crees que firme un autógrafo en, en, en mi camiseta?... ¡¿Cuándo van a abrir la maldita tienda?!
Lara, conozco a Víktor Krum. Le dijo Harry para calmarla, la chica miraba impaciente por la vidriera, se comportaba como el grupo de chicas que atisbaban por detrás de ellos y reían con risita tonta. Puedo hablar con él para que te haga hasta una redacción si quieres...
Oh, ¿De veras Harry? ¡Oh dios mío que emoción! ¡Si tan solo hubiese traído su póster!
¿Tienes un póster de Víktor Krum? Preguntó Harry mirándola detenidamente.
¡Si! Chilló la chica súper emocionada. ¡Es el mejor y más joven buscador de este tiempo! No digo que eres mal buscador tienes un talento natural pero él es... ¡Alguien que adelante la hora!... es simplemente genial... ¿Viste el Amago de Wronski en los mundiales? ¡Fue asombroso!... ¡Ya abrieron, abrieron! ¡Permiso, permiso!
Harry sintió como el grupo de chicas que tenían detrás lo empujaban a un lado mientras Lara G. entraba arrastrada por el tumulto con Laetus ululando muy emocionado en su hombro. Harry definitivamente perdió el equilibrio y cuando estaba a punto de caer al suelo, unas manos lo agarraron por los hombros impidiendo que terminara en el suelo mientras la tienda de Quidditch se abarrotaba de gente.
¿Se puede saber porque salieron corriendo así de repente? Le preguntó Snape visiblemente enojado, Harry giró pero vigilando de reojo la entrada de la tienda. No sabes cuanto nos preocuparon... ¿Y Lara?
Entró a conseguir un autógrafo de Víktor Krum. Contestó Harry mirando a la puerta de la tienda a medias, porque Snape no le había quitado las manos de los hombros. Ya yo le dije que lo conocía pero creo que estaba muy emocionada.
¿Ese no era el campeón de Dumstrang? Preguntó Snape frunciendo el entrecejo.
Sip, voy a entrar para ver si localizo a Lara. Dijo Harry desprendiéndose del agarre de Snape y logrando apretujarse entre el tumulto de personas.
Pero la verdad era que él también estaba muy emocionado. Cuando había logrado avanzar un par de pasos, una mano lo agarró y tiró de él hacia delante. Cuando logró sacar el pie de entre dos brujos que portaban escarapelas de Bulgaria, vio a Lara G. que le sonreía muy emocionada con Laetus en su hombro contoneándose graciosamente.
Mira Harry, allí está. Le dijo embargada de la emoción señalando al frente.
Un grupo de fanáticos de Quidditch los separaban del equipo de Bulgaria, que saludaban sonrientes y firmaban autógrafos muy gustosos. Solo Krum estaba oculto en la penumbra, mostrando su gesto característico de arrugar el entrecejo. Varias chicas lo atisbaban esperanzadoramente por detrás de Harry que dio un respingo cuando ellas empezaron a reírse tontamente casi en su oído.
Krum de repente levantó la cabeza y localizó a Harry haciendo que las chicas por poco se desmayasen detrás de él. Harry captó su mirada y enseguida sacudió una mano en el aire para llamarle la atención. Krum esbozó una hosca sonrisa mientras Lara G. pestañeaba mirándolo con adoración. Enseguida todos le abrieron paso a Krum que se apresuró en acercarse a Harry.
¡Harrry Potterrr! Exclamó Krum estrechando su mano con un aspecto menos áspero. ¡Es un placerrrr volverrrte a verrr!
Hola Víktor. Lo saludó Harry con cordialidad. Para mi es una sorpresa encontrarte aquí.
Estoy de viaje con el equipo. Dijo Krum terminando de estrechar su mano. ¿Todavía sigues en Hogwarrrts?
No, ya terminé. Contestó Harry mientras las chicas se apretujaban detrás de él tratando de llamar la atención de Krum. Ahora soy Auror de 3er Nivel.
Crreo que aquí hay mucho rrruido. Dijo Krum frunciendo el entrecejo. Ven conmigo, podrrrremos hablarrr mejorrrr en otrrro lugarrrr.
Harry sonrió y le dirigió un rápido: Vamos a Lara G. que se veía impaciente. Krum se abrió paso con facilidad por entre el tumulto conduciendo a los dos chicos a la parte trasera de la tienda. Los llevó a un local que tenia aspecto de oficina. Krum abrió la puerta y Harry entró seguido de Lara G. que estaba la borde de la emoción.
Bien, Harrrry, si no es indiscrrrrreción, ¿Quién es ella? Preguntó Krum cerrando la puerta y mirando a Lara G. con el ceño fruncido.
¡Ah! Bueno, Lara, es mejor que te presentes. Le dijo Harry sonriendo, la chica se ruborizó. Es de confianza, puedes dar tu nombre.
Bueno... Dijo Lara G. apenada, pero avanzó con decisión con una mano extendida hasta llegar frente a Krum con una sonrisa nerviosa. Hola, soy Lara Snape.
Mucho gusto. Dijo Krum estrechando la mano de Lara G. frunció el entrecejo de repente observándola. ¿Larrra Snape?... ¿Snape? ¿No serrrás familia de...?
Soy hija de Severus Snape, el profesor de Pociones de Hogwarts, bueno, era, ya se retiró del puesto. Se apresuró en decir Lara G. Se que ese apellido es poco común pero... ¿Como conoces a mi padre?
Estuve en Hogwarrrrts. Dijo Krum al momento. No sabía que el prrrofesorrr Snape tenía una hija.
Ni él sabía que era mi padre ni yo sabía que mi padre estaba vivo. Dijo Lara G. cabeceando melancólicamente. Yo estaba en Dumstrang, tu escuela, pero recibí una carta del profesor Dumbledore para que cursara el 7mo año en Hogwarts y allí... supe que mi padre estaba vivo, solo te pido un favor, frente al mundo mágico soy Lara Josthings.
¿Larrra Josthings? Dijo Krum y sonrió. ¿Porr alguna casualidad no errras la niña de prrrimerrr año que prrrovocó un torrrnado?
Si, era yo. Dijo Lara G. ruborizándose.
Lo vi, Dimitrovich no estaba siendo muy amable contigo. Dijo Krum poniéndose serio de repente.
Lara G. cabeceó mientras Laetus ululaba suavemente en su hombro, no se había separado de ella ni dos segundos. Charlaron un buen rato con Krum y este le regaló a Lara G. una snitch firmada haciendo que la chica por poco llorase de la emoción. A Harry le regaló su túnica de Quidditch de Bulgaria, firmada también. Cuando ya salían, Harry le advirtió a Krum que Lara G. tenía novio y era su hermana de sangre al notar que el búlgaro la miraba con interés. Este al momento dijo que no había problemas que si lo molestó en algo solo tenia que decirlo.
Volvieron al bullicio de la tienda, donde había llegado un fotógrafo con cara de malas pulgas que portaba una humeante cámara negra y sacaba fotos de los integrantes del equipo de Quidditch. En cuanto vio a Krum, lo agarró por un brazo y lo empujó contra sus compañeros de equipo, diciendo exasperado con algo de irritación: ¡Sonría señor Krum! ¡Son para el Profeta!. Este solo se parapetó detrás de los golpeadores Volkov y Vulchanov frunciendo el entrecejo volviendo a tener su aspecto hosco.
Harry y Lara G. trataban de salir de la tienda, pero las personas los empujaban, tratando de acercarse más al equipo. Laetus ahora no se veía tan alegre, parecía que tanto bullicio lo había alterado y se contoneaba inquieto en el hombro de la chica. Cuando habían logrado avanzar dos pasos, vieron a dos personas que les heló la sangre: Marsey y Félix, que llevaban sendas capuchas negras, acababan de entrar en la tienda atraídos al parecer, por el barullo que había allí. Los chicos se miraron, perdiendo unos segundos preciosos, porque Félix y Marsey ya los habían visto paralizados en medio del movimiento y caminaban con dificultad hacia ellos.
¡Vuela Laetus! Exclamó Lara G. haciendo que la lechuza negra desplegase las alas y abandonara su hombro. ¡Vámonos Harry!
Laetus antes de irse atacó a Félix con sus garras doradas, arañándole la cabeza al pasar para después salir planeando por la puerta abierta. Harry y Lara G. comenzaron a abrirse paso apresuradamente a base de empujones y patadas ligeras por las rodillas de las personas. Félix y Marsey cambiaron de dirección hacia ellos, intentando abrirse paso por entre la gente. Cuando Harry y Lara G. estaban por salir, las cicatrices les dolieron intensamente. A Harry lo cegó por algunos segundos en los que por poco termina de bruces en el suelo, pero la chica lo agarró con su brazo izquierdo, el derecho se le había quedado contraído de dolor.
Cuando Harry se recuperó un poco Lara G. lo empujó para que corriese, porque Félix y Marsey venían detrás de ellos. Sirius y Snape estaban afuera de la tienda de al lado que vendía calderos, estaban enfrascados en una de sus discusiones, esta vez porque el primero quería comprar un caldero nuevo de peltre y el segundo decía que no, que mejor era uno plegable. La discusión se evaporó en el momento en que vieron salir atropelladamente a Harry y a Lara G. de la tienda con Laetus volando en círculos por encima de ellos. Los dos chicos emprendieron una carrera hacia el Caldero Chorreante mientras Laetus comenzaba a planear siguiéndolos desde el aire.
¡Ya era hora! Les espetó Snape cuando pasaban por al lado de Sirius y de él, pero los chicos siguieron de largo. ¡Hey! ¿A dónde creen que van?
¡Recuerden que vinieron con nosotros! Les gritó Sirius cuando Marsey chocó con él. ¡Hey! ¡Mire por donde camina!
Disculpe señor, disculpe. Jadeó Marsey dándole rápidas palmaditas a Sirius por el hombro, se lanzó a la carrera detrás de los chicos.
¿Que le echaste al desayuno de los chicos, Robert? Preguntó Snape con el entrecejo fruncido mirando correr a los chicos a toda velocidad hacia el Caldero Chorreante perseguidos por Marsey, Félix acababa de salir de la tienda bajo las protestas de algunas personas. ¿Poción revitalizante?
No les eché nada. Contestó Sirius poniéndose serio. Y... ¿Ese no es Auror?
Si, trabaja para el Ministerio. Dijo Snape echándole un vistazo cuando el brujo atravesaba la pared encantada. Ahora debemos buscar a los chicos, lo que no se por que corrían de esa forma y espero que no terminen buscándose un problema por huir de un Auror del Ministerio... ¡Estas responsabilidades de padre me dan más quebradero de cabeza que una poción mal hecha!
Pero antes de buscarlos, ¿No íbamos a comprar un caldero nuevo de peltre? Recordó Sirius parpadeando.
Plegable Robert, plegable es mejor. Dijo Snape entrando en la tienda.
¡No voy a permitir que siempre te salgas con la tuya, Ben! Gruñó Sirius entrado detrás de él reprimiendo los deseos de lanzarle un maleficio.
Harry y Lara G. mientras tanto habían logrado llegar al Caldero Chorreante y corrieron hacia la parte de las habitaciones, escondiéndose en las escaleras. Sintieron pasos subiendo las escaleras y se precipitaron buscando alocadamente la habitación 14.
¡Alohomora! Exclamó Lara G. dándole un toquecito al pomo de la puerta con su varita, pero este emitió una risita. ¡Maldición! ¡Alohomora!
El pomo de la puerta levantó de tono la risita, mientras se escuchaban los pasos que subían lentamente las escaleras, como un verdugo con su hacha afilada subiendo a la plataforma de madera para ejecutar una decapitación.
¡Harry! ¡Abre la puerta! Susurró Lara G. desesperada.
El chico asintió nervioso y le costaron segundos extras para poder concentrarse y abrir la puerta, para entrar junto con la chica justo cuando en el pasillo aparecía el borde de una capa negra. Se quedaron con el oído pegado a la puerta, escuchando los pasos lentos de alguien que había comenzado a caminar hacia esa habitación. Se separaron de un salto cuando escucharon unos toques leves, como para desesperarlos más. Retrocedieron jadeantes y cayeron los dos sobre el sofá cuando un ojo azul se asomaba por debajo de la puerta.
Se quedaron quietos, tratando de que la respiración agitada no los delatara. El ojo azul desapareció de debajo de la puerta y escucharon un conjuro leve y amortiguado del otro lado.
Creo que... voy a pedir la llave. Dijo una voz fría haciendo que sus cicatrices les escocieran dolorosamente. Esta habitación me resulta... acogedora.
Los pasos se alejaron con rapidez por el pasillo y los chicos saltaron del sofá, estaban atrapados.
¿Que hacemos? No podemos quedarnos aquí. Jadeó Lara G. mirando a todas partes.
Y tampoco conducirlo ante papá y Sirius. Dijo Harry desgreñándose. Únicamente enfrentarlo...
¿Y que se forme un desastre? Dijo Lara G. horrorizada. Ni lo sueñes... tiene que haber una forma de... ¡Laetus!
Lara, Laetus se quedó afuera. Dijo Harry llevando los ojos al techo, pero ya la chica se acercaba a zancadas a la lechuza negra que estaba posada en la ventana. ¡Hey! ¿Como supo que estábamos aquí?
No se, solo que es muy listo, ¿Verdad bonito? Dijo Lara G. cariñosamente, la lechuza soltó su peculiar ululeo.
Lara, no es momento de acariciar lechuzas... ¡Estamos atrapados! Exclamó Harry exasperado.
No, no lo estamos, siempre podemos salir por la ventana. Dijo Lara G. mirando por la ventana, se subió al marco de un salto. Vamos Harry...
Oye, tú tendrás habilidades felinas, pero yo no tengo habilidades ni de sapo. Resopló Harry al ver a Lara G. a punto de descolgarse por la ventana. ¿Y te has dado cuenta de que esa ventana da al Londres muggle?
Por supuesto, la trepé como gata una vez, ¿Recuerdas? Dijo Lara G. dispuesta a saltar. No es tanta altura, lo más que te puede suceder es que te fractures un tobillo...
Eres la esperanza personificada. Gruñó Harry, pero perdió los estribos cuando escuchó pasos que regresaban a la habitación. ¡Acaba de saltar si lo vas a hacer!
La chica saltó por la ventana quedando colgada de una mano. Harry se apresuró en correr a la ventana cuando los pasos se detenían. Lara G. se soltó y cayó en la calle como si tuviese bisagras en las rodillas, haciendo que dos mujeres muggles dieran un grito ahogado y varios compradores se le quedaran mirando. Harry se subió al marco de la ventana y tragó en seco. Laetus levantó el vuelo al sentir una llave entrando en la cerradura. El chico cerró los ojos como si estuviese a punto de cometer un suicidio y se dejó caer cuando la puerta se abría.
Cuando cayó en la calle, sintió un dolor agudo en el pie derecho que fue el que tocó primero el suelo. Pero no le fue tan mal como pensaba, unas manos lo habían agarrado casi en el aire y cayó sobre algo suave, que pronto descubrió que ese algo suave, había sido Lara G. que se puso a modo de colchón para amortiguar su caída. Se levantó cojeando mientras la chica se levantaba como un rayo, le tomaba una mano y salía corriendo con él saltando en un solo pie por toda la calle bajo las miradas asustadas de los compradores muggles.
Laetus enseguida los siguió planeando, extrañamente, había ocultado las plumas doradas de las alas entre las negras, haciéndolo parecer un extraño pájaro. No se detuvieron hasta doblar una esquina y entrar en una tienda muggle de electrodomésticos. La lechuza negra se posó al frente, vigilando la entrada de la tienda con sus ojos oscuros con toques ambarinos. Harry y Lara G. solo buscaban una forma de regresar a Privet Drive, pero antes... debían avisarle a Snape y a Sirius que se iban a ir por su cuenta.
Salieron cautelosamente y decidieron enviar a Laetus con una nota, el problema era que no tenían tinta, ni una pluma, ni siquiera un pedacito de pergamino. No eran más que dos chicos extraños, con palitos de madera en las manos, en medio de una calle con una enorme lechuza negra con pico y garras doradas.
Disculpe señor... Dijo Lara G. deteniendo a un hombre de aspecto estirado. ¿Usted no tendrá algún bolígrafo y un pedazo de papel que me preste unos segundos?
El hombre la miró con reprobación y luego posó una mirada confusa en la lechuza negra que descansaba en el hombro de ella.
Por favor señor, necesitamos ese favor. Intervino Harry poniendo cara de niño bueno.
El hombre registró en sus bolsillos sin apartar la vista de Laetus que se contoneaba tranquilamente en el hombro de Lara G. sacó un pequeño block de notas y desprendió una hoja entregándosela a Harry.
Eso es lo que les puedo dar, no tengo bolígrafo a mano. Dijo con voz aguda.
Gracias señor, muchas gracias. Dijo Lara G. sonriendo mientras el hombre empezaba a caminar lanzándoles miradas ceñudas por encima del hombro. Demonios, no tengo ni un centavo muggle, debemos conseguir ahora un bolígrafo.
¡Mira! ¡Aquel hombre tiene uno en el saco! Dijo Harry señalando a un hombre vestido de cuello y corbata que llevaba un maletín y conversaba con otro que tenia una corbata a cuadros. Vamos...
Los chicos se acercaron a zancadas y se detuvieron frente a los dos hombres de negocios.
Señor... ¿Nos podría prestar el bolígrafo un segundito? Pidió Lara G. amablemente.
El hombre la miró de arriba abajo antes de entregarle el bolígrafo confundido. La chica tomó el pedazo de papel que tenia Harry y se apoyó en la pared con la lengua entre los dientes para escribir una nota.
Ya está. Dijo cuando terminó de escribir, le devolvió el bolígrafo al hombre que los miraba con curiosidad. Ahora, Laetus... vas a llevarle esto a Ben, ¿OK?
La lechuza ululó y tomó el papelito con el pico dorado. Abrió las alas y levantó vuelo rápidamente.
¿Tienes todavía... er... dinero? Preguntó Lara G. cuando se alejaban de los dos hombres que seguían con la vista a Laetus que volaba rápidamente hacia el Caldero Chorreante.
Por supuesto. Dijo Harry haciendo sonar el bolsillo. ¿Que pusiste?
Que regresamos en el Autobús Noctámbulo. Contestó ella buscando una calle vacía. Mejor nos damos prisa en tomar el Autobús.
Harry asintió apretando el paso. Caminaron con rapidez por entre los compradores, aguantando las varitas dentro de los bolsillos de los vaqueros. Entraron en una calle vacía, sin sospechar de un hombre que fumaba recostado a la pared con una larga capucha negra que le ocultaba el rostro. El extraño hombre se llevó el cigarro a la boca una vez más y después de aspirarlo lo dejó caer caminando hacia los chicos que acababan de doblar esa esquina.
Bien Harry, alza la varita para irnos de aquí. Dijo Lara G. impaciente mirando a todas partes.
Harry obedeció al momento y...
¡BUM!
Un Autobús de dos pisos de color rojo apareció de repente desde el final de la calle, deteniéndose a pocos metros de Harry. Stan salió a recibirlos mientras Lara G. se acercaba rápidamente al Autobús.
¡ES EL! Gritó Harry de repente apuntándole con su varita un hombre que había aparecido en la esquina de la calle, llevaba una larga capucha negra que le ocultaba el rostro. ¡STUPEFY!
El hombre desapareció con un giro de la capa negra evitando el hechizo. Harry fue a acercarse al lugar donde antes estaba el hombre pero Lara G. lo agarró desde el Autobús y tiró de él hacia atrás.
¡NO VALE LA PENA HARRY! Exclamó lanzándolo dentro del Autobús.
El hombre apareció de repente delante de ella y le pegó un puñetazo en la nariz partiéndole el tabique.
¡COBARDE! ¡PEGARLE A UNA CHICA! Le gritó Harry intentando incorporarse pero el hombre le pegó una patada por un costado haciéndolo rodar por el Autobús.
Ernie al ver que la cosa se había puesto fea, puso en marcha el Autobús dejando al hombre en la calle, haciendo que los pasajeros del Autobús Noctámbulo perdiesen el equilibrio y terminaran todos rodando como cuentas en el suelo. Harry se incorporó tambaleándose y por poco le cae encima a Lara G. cuando doblaron en una curva muy cerrada. La tomó por los hombros y la sacudió.
¡Lara! ¡Lara! ¿Estás...? ¡Por dios!
Lara G. se había descubierto la nariz, tenia toda la cara llena de sangre contando con sus manos. La nariz se desviaba un poco de su trayectoria normal.
No te preocupes, estoy bien. Dijo Lara G. levantándose manchando de sangre el suelo del Autobús. Esto tiene arreglo.
Cobarde. Dijo Harry entre dientes ayudándola a sentarse. Pegarle a una chica...
Ya Harry, no se puede hacer nada. Dijo taponándose la nariz para restañar la sangre.
¿Estás bien? Le preguntó Stan preocupado mientras los demás pasajeros regresaban a sus sillas con un poco de trabajo. Y... todavía no me han dicho a donde quieren ir.
A Privet Drive. Respondió Harry con prontitud haciendo aparecer un pañuelo de su varita y entregándoselo a la chica.
Y estoy bien Stan, no tienes de que preocuparte. Dijo Lara G. por debajo del pañuelo.
Harry la obligó a poner la cabeza hacia atrás y le aguantó el pañuelo. El viaje para la chica resultó doloroso, porque como Harry le aguantaba el pañuelo, cada vez que el Autobús giraba o traqueteaba mucho, el chico le apretaba la nariz. Aguantó valientemente todo el viaje, hasta que por fin, llegaron a Privet Drive. Harry le pagó a Stan y ayudó a Lara G. a bajarse del Autobús que ya a esas alturas tenia la blusa manchada de sangre. Comenzaron a caminar rápidamente hacia el número 5 y entraron como unos rayos mientras los vecinos espiaban por entre las cortinas.
Enseguida fueron a la cocina y Lara G. se sentó aguantándose el pañuelo contra la nariz. Harry solo daba vueltas de un lugar a otro, frotándose el costado por donde recibió la patada. Cuando giró, parpadeó un par de veces entornando los ojos. Lara G. tenía los ojos cerrados con el Ank brillando en su frente, su nariz volvía a su lugar rodeada de un brillo blanco. Cuando la chica abrió los ojos y el Ank desapareció de su frente, tenía la nariz intacta, pero la cara y la blusa llena de sangre.
Creo que voy a darme un baño. Dijo levantándose, miró a Harry. ¿Tú estás bien? ¿No te hirió?
Harry negó con la cabeza.
Oh, bien, entonces si llegan papá y Sirius diles que estoy arriba duchándome.
Yo... creo que también voy a darme una ducha. Dijo Harry logrando sonreír. Una cosa... ¿Les decimos lo que nos...?
Harry supo enseguida por la cara que había adoptado la chica que no le hacia ninguna gracia contar lo sucedido. Y también por la velocidad con que ella salió de la cocina y por un par de plops a su espalda, llegó a la rápida conclusión de que ya no estaba solo en la cocina.
Harry se miró las manos con horror, las tenía manchadas de la sangre de Lara G. así que decidió que lo mejor era subir antes de que a Snape y a Sirius se les ocurriera llamarlo. Salió prácticamente corriendo de la cocina cuando escuchó pasos a su espalda. Llegó al segundo piso quitándose la camisa, tomó de su armario lo primero que se encontró y se metió como un rayo en el baño del pasillo cerrando bien la puerta.
Quitó las manchas de sangre de la camisa con un hechizo de limpieza y enseguida se dio una ducha en menos de lo que canta un gallo mojándose hasta la cabeza. Salió cautelosamente al pasillo, al menos no había nadie. En dos zancadas entró en su habitación y cuando giró por poco el corazón le cae en la mano cuando una mano le tapó la boca. Parpadeó un par de veces enfocando los brillantes ojos de Lara G. La chica le quitó la mano despacio, como dudando.
¿Es que piensas matarme del susto? La reprendió Harry débilmente. ¿No puedes esperar a que haya terminado de voltearme?
Ups, lo siento. Se disculpó Lara G. encogiéndose de hombros. Siento no haberte podido avisar que papá y Sirius acababan de aparecer detrás de ti en la cocina pero... si me veían...
OK Lara, ya no pasa nada. Dijo Harry lanzando la ropa encima de la cama. ¿No crees que deberíamos bajar?
Si, pero antes hay que dar una razón de por qué salimos corriendo como locos de la tienda de Quidditch. Reflexionó ella cabeceando. ¿Tienes alguna idea? Porque yo tengo la mente en blanco.
Vamos a decirles que... que Viktor Krum no estaba en la tienda, que habíamos escuchado al golpeador Volkov comentándole a Vulchanov que Viktor prefirió quedarse en el Caldero Chorreante... Inventó Harry del aire, la miró como esperando su opinión.
¡Genial hermanito! ¡Eres el mejor! Exclamó la chica emocionada abrazándolo. Bueno, mejor bajamos antes de que papá y Sirius empiecen a discutir por cualquier tontería.
Salieron preparándose sicológicamente para mentir, recordando que tenían que dejar la mente en blanco. Cuando entraron en la cocina fruncieron el entrecejo. Snape y Sirius, que ya estaban con su aspecto normal, examinaban minuciosamente un caldero de plata sobre la mesa. Parecían muy concentrados. Snape le daba golpecitos con un dedo al fondo mientras que Sirius tanteaba todo el borde, parecían buscar algún defecto. Y eso no era todo, la mesa estaba repleta de las compras que los brujos hicieron por su cuenta en el Callejón Diagon, que incluían varias túnicas de magos de colores oscuros, ingredientes nuevos de Pociones, dos libros gruesos que los chicos no alcanzaban a ver los títulos, un juego completo de porcelana fina para el té, un bulto de pergaminos con plumas nuevas apiladas junto a cuatro frasquitos de tinta, además de varios adornos para la casa.
Los chicos se miraron. Si los dos brujos habían logrado comprar todo eso juntos sin haberse lanzado un solo maleficio era un auténtico milagro. Ellos ya habían dejado todo lo que habían adquirido en el Callejón Diagon en sus habitaciones. Una lechuza negra alzó la cabeza desde el marco de la ventana y emitió un suave ululeo, como un canto, batió las alas y planeó hasta posarse en el hombro de Lara G. que sonrió. Snape y Sirius dejaron de comprobar el caldero y se dieron vuelta, poniendo caras serias.
Ahí están... ¿Se puede saber por que salieron corriendo de la cocina en cuanto llegamos? Les preguntó Snape frunciendo el entrecejo.
Y... ¿Por qué se fueron por su cuenta? Preguntó Sirius por su parte cruzándose de brazos.
Los chicos tragaron en seco, esas no eran las preguntas que esperaban. Lara G. giró de repente para salir de la cocina.
¡Un momento Lara! ¿A dónde vas? No hemos terminado de hablar. La detuvo Snape, Lara G. ya maquinaba una vía de escape. Vuelve aquí.
Es que... yo... voy arriba a... escribirle a mamá. Inventó mirando al suelo, pensando una forma de rescatar a Harry también. Y... Harry, ¿No decías hoy por la mañana que querías escribirle a mamá?
Si, eso tenía pensado... er... cuando llegáramos. Dijo Harry felicitando mentalmente a Lara G. por la idea.
Snape los miró preocupado. Relajó la expresión de la cara acercándose despacio a ellos.
¿Les sucede algo? ¿Tienen algún problema? Les preguntó suavemente. Si hay algo de lo que quieran hablar...
No papá, quiero decir que... creo que voy arriba. Dijo Lara G. saliendo de la cocina con Laetus contoneándose en su hombro.
Yo... también voy arriba, si no te molesta. Le dijo Harry a Snape.
No, claro que no me molesta, ve si quieres. Contestó suavemente, le alisó el pelo. Teníamos planeado almorzar en el Caldero Chorreante pero... bueno, no importa ya.
Harry cabeceó y salió de la cocina. Enseguida subió las escaleras y entró en la habitación de Lara G.
Cierra la puerta. Le pidió la chica escribiendo en un pergamino apoyándose en la mesita de noche mientras Laetus la observaba desde lo alto del armario. No me gusta mucho mentirle a papá acerca de algo tan serio como que fuimos casi atrapados por Voldemort pero eso solo lo alteraría más.
Estoy de acuerdo contigo. Dijo Harry cerrando la puerta con cuidado, se acercó a la chica. ¿De veras le estás escribiendo a mamá?
Por supuesto, tengo que contarle de la lechuza nueva y de que papá y Sirius han disminuido las discusiones, recuerda que nos pidió antes de irse que la mantuviéramos informada. Contestó terminando de escribir, le tendió el pergamino a Harry. ¿Quieres enviarle algo de tu puño y letra?
Harry asintió y se acercó a garabatear al final de la nota: Te quiero y te extraño mucho mamá, ven cuando puedas.
Supongo que no pusiste nombre, ¿Verdad? Preguntó Lara G. recibiendo la nota.
Por supuesto que no, no quiero que mamá se meta en problemas con Umbridge. Dijo Harry sentándose en el borde de la cama.
OK, ¡Laetus! Llamó Lara G. y la lechuza se acercó planeando hasta posarse en la mesita de noche ululando. A ver Laetus, este va a ser el segundo viaje que vas a hacer, debes ir a Hogwarts y entregarle esta carta a Sybill Trelawney, la profesora de Adivinación, solo debe tomarla ella ¿De acuerdo?
La lechuza negra ululó estirando una pata. La chica sonrió complacida atando el pergamino a la pata de Laetus, que infló la garganta soltando un gorjeo que sonó más o menos a un Fénix con ronquera y enseguida emprendió vuelo por la ventana. Lara G. empezaba a recoger el pergamino que le sobró junto con la pluma y la tinta cuando tocaron a la puerta de la habitación. Harry y Lara G. se miraron con el entrecejo fruncido.
¿Harry, Lara? ¿P-Puedo entrar? Preguntó la voz dudosa de Snape del otro lado de la puerta.
Claro papá. Contestó Lara G. extrañada, la puerta se abrió y Snape se asomó por ella. Vamos, termina de entrar.
El brujo entró algo nervioso y se detuvo frente a los chicos retorciéndose las manos.
¿Te sucede algo papá? Le preguntó Lara G. frunciendo ligeramente el entrecejo.
No nada... solo... ¿Están bien? ¿Les sucedió algo que quieran decirme? ¿Cualquier cosa? Dijo Snape con aire de preocupación. Saben que pueden contar conmigo, no... no me voy a enojar si es algo grave...
No tenemos nada papá. Dijo Harry deteniendo a Snape. Solo... quisimos escribirle a mamá, ¿Tiene algo de malo?
No, claro que no tiene nada de malo pero... es que yo me preocupo y... Comenzó a decir Snape como explicando algo muy obvio. Pienso que le quieren escribir a vuestra madre porque tienen algún problema que... que tienen miedo a tratar conmigo porque... porque tengo un carácter del demonio y nunca los entiendo...
Estás imaginándote cosas papá. Lo cortó Lara G. muy seria, Snape dejó caer los hombros soltando un largo suspiro angustiado. Ven, siéntate antes de que se haga crónico tu ataque depresivo.
Los chicos tomaron por los brazos a Snape y lo halaron, pero el brujo estaba tan angustiado que se dejó caer bocabajo en la cama cerrando los ojos.
¡Ave Maria! ¡Esto es grave! Exclamó Lara G. sentándose en la cama a un lado de Snape mientras Harry se hincaba de rodillas encima de la cama mirándolo preocupado. Vamos que no es para ponerse así papá...
Si, solo queríamos contarle a mamá de Laetus y... decirle que tú y Sirius no han discutido mucho en estos días y... que la extrañamos. Dijo Harry desesperado, el brujo no había cambiado de posición y seguía con los ojos cerrados, le zarandeó un hombro. ¿Papá? ¡No nos hagas esto!
Por dios, si no vira la cara me va a abrir un hueco en el colchón con la nariz. Resopló Lara G. y el brujo puso la cara de lado al momento, pero seguía sin abrir los ojos. Genial, ahora le dio por tomar una siesta vespertina.
Harry cabeceó y le guiñó un ojo a Lara G. La chica frunció el entrecejo sin entender lo que el chico quería hacer. En la cara de Harry apareció una expresión de malicia y se inclinó sobre Snape que tenía la cara virada para su lado. Se detuvo unos segundos y le besó la mejilla provocando una reacción inmediata por parte del brujo que abrió los ojos y se levantó en lagartijas tan rápido, que Lara G. dio un grito ahogado. Snape miró con cara de asesino profesional a Harry que reía con la boca tapada.
¡No se te ocurra volver a hacer eso! Lo reprendió Snape mostrando los dientes mientras Lara G. llevaba una mano al pecho respirando agitada, se quedó pensativo unos segundos y se dejó caer de nuevo en la cama rodando hacia Harry y mostrando la otra mejilla. Pero... ¿Podrías besarme esta mejilla para emparejar?
Harry abrió los ojos como platos y se alejó de Snape como si este tuviese una enfermedad sumamente contagiosa. El brujo comenzó a reírse con bastantes ganas boca arriba, la cara que había puesto el chico había sido muy graciosa. Lara G. soltó aire al ver que su padre había recuperado el escaso sentido del humor que tenía.
Tengo que bromear más a menudo, jeje, hace días que no me río a costilla de Sirius. Comentó Snape como hablando consigo mismo. Umm, tengo que planear alguna bromilla para él...
Ahora si, ¡Se volvió loco! Murmuró Harry parpadeando un par de veces.
Le lavaron el cerebro. Murmuró Lara G. por su parte, Snape pasó la mirada por uno y otro con una sonrisa de oreja a oreja. Ay no... ahora si me da... ¿Que te hicieron papá?
Nada, no me han hecho nada, ¿No puedo estar contento? Dijo Snape alegremente, ahora los chicos lo miraban como si le hubiese nacido una cornamenta en la cabeza. Oh, vengan acá par de diablos...
Harry y Lara G. dieron un grito ahogado cuando Snape los agarró por los brazos y prácticamente se los lanzó encima. Los abrazó con tanta fuerza que Harry ya sentía como sus pulmones eran exprimidos como unas esponjas. Sirius entró con aspecto distraído en la habitación y frunció el entrecejo viendo como Snape exprimía sonriente a los chicos.
¡Hey Sirius! Lo llamó Lara G. haciéndole ademanes a medias con una mano para que se acercara, Snape la seguía abrazando y comenzó a darle besos en la mejilla a la vez que la chica comenzaba a hablar. ¿Sabes si este hombre comió algo fuera de lo normal en el Callejón Diagon? ¡Ya papá!
Aceptamos cualquier tipo de comida. Agregó Harry con voz ahogada, Snape sonrió y le besó la frente.
En realidad no comimos nada. Dijo Sirius acercándose y mirando a Snape parpadeando. Vamos Severus, suelta a los chicos.
¿Estás celoso Sirius? ¿O quieres que te abrace también? Preguntó Snape burlón.
El aludido lo miró ceñudo, como advirtiéndole.
¡Vamos hombre que solo bromeaba! Exclamó Snape soltando por fin a los chicos que se alejaron de él de un salto. Y quita esa cara.
Snape se levantó de la cama alisándose la túnica negra. Miró atrás haciendo que los chicos se encogieran contra la pared y les guiñó un ojo. Dio un par de pasos hacia la puerta como quien no quiere la cosa y giró de repente sobre sus talones abrazando a Sirius provocando una carcajada por parte de los chicos.
¡¿Que crees que haces Snape?! Exclamó Sirius exasperado tratando de soltarse del agarre de Snape, pero este estaba más fuerte de lo que pensaba. ¡¡Suéltame!!
Ay Cani, no te pongas así. Dijo Snape soltándolo por fin, los chicos estaban ahogados en risas nada más de mirarle la cara a Sirius. ¡Te quiero hermano!
¡Échate para allá! Exclamó Sirius retrocediendo hasta la mesita de noche mientras Snape avanzaba hacia él con los brazos abiertos, los chicos estaban destornillados de la risa. ¡Te lo advierto Snape!
Snape le pestañeó haciendo que los chicos renovaran las carcajadas. Sirius buscó atrás, con la idea de hacerse con una varita. Agarró algo y lo llevó al frente que resultó ser la lámpara de la mesita de noche. Los chicos aullaron de la risa mientras Snape dejaba caer los brazos riendo débilmente. Sirius frunció el entrecejo al ver su arma de ataque y se apresuró tanto a dejarla en su lugar, que se enredó con el cable de la lámpara y si no es porque Snape lo agarró todavía riendo, termina de bruces en el suelo. Sirius se desprendió del brujo con ademanes agitados mirándolo con mala cara.
Sinceramente, hoy no tengo ganas de cocinar. Dijo Snape después de soltar a Sirius, sus finos labios se curvaron en una sonrisa maliciosa. Creo que hoy vamos a comer pizza.
Giró sobre sus talones con las manos en la espalda y caminó hacia la puerta de la habitación. Cuando estaba a punto de salir, giró la cabeza mirando a Sirius con una sonrisa encantadora y le guiñó un ojo. Fue suficiente como para que a Sirius le entrase un colapso nervioso. Snape soltó una pequeña carcajada y bajó las escaleras.
¡No tiene gracia! Les ladró Sirius a los chicos que estaban patas arriba en la cama riendo como unos locos. ¿Que demonios le hicieron?
Nosotros nada, puedes estar seguro. Dijo Lara G. calmándose. Debiste verte la cara...
La chica imitó la cara desesperada del brujo haciendo que Harry se doblara en dos de la risa.
¡No me gustan ese tipo de bromas! Exclamó Sirius exasperado.
Pues si muestras esa actitud... lo más probable es que empiece a bromear contigo de esa manera. Dijo Harry incorporándose muy rojo. Debo admitir que papá se ha superado.
Si, ha roto la barrera de su sentido del humor. Agregó Lara G. cabeceando sonriente de una manera muy graciosa. Que es muy escaso por cierto... ¡Creo que voy a felicitarlo!
La chica saltó de la cama y bajó corriendo las escaleras.
¡Voy contigo! Dijo Harry saltando detrás de ella.
¿Y a mi me dejan solo? Resopló Sirius desinflado. ¡Espérenme!
Los chicos irrumpieron en la cocina para ver a Snape con la varita en alto, leyendo un libro abierto sobre la meseta, mientras una cazuela hervía a fuego moderado. Tenía dos paquetes de espaguetis a un lado y el queso se rayaba solo. Dejó de leer para mirar a los chicos.
Y con que no ibas a cocinar hoy. Dijo Lara G. alzando una ceja, Harry miraba sobre su hombro tratando de ver de qué era el libro.
Pensé que se iban a quedar arriba con Sirius. Dijo Snape vigilando el queso, dicho brujo entró resoplando en la cocina.
Esa era nuestra idea. Dijo Harry encogiéndose de hombros.
Pero decidimos... Comenzó a decir Lara G. a la vez que en su cara aparecía una sonrisa, abrió los brazos lanzándose sobre Snape. ¡FELICIDADES PAPITO! ¡SUPERASTE TU ESCASO SENTIDO DEL HUMOR!
¡SI! ¡FELICIDADES! Exclamó Harry sonriente por su parte lanzándose a abrazar al brujo también. ¡Lograste que lloráramos de la risa!
Bueno, que no es para tanto... Dijo Snape perdiendo un poco el equilibrio, los abrazó para no caerse. Gracias pero... ¿Me dejarían terminar de cocinar?
¿Podemos ayudar? Preguntó Lara G. con los ojos brillándole.
¿Para que descubran el secreto de mi éxito culinario? ¡Ni hablar! Negó Snape soltándolos, los chicos pusieron caritas largas. ¡Y dejen de mirarme así que no cocino!
Los chicos lo soltaron al momento, seguían sin saber que le hacia Snape a la comida para que les gustara de manera sobrenatural. Sirius ahora se mostraba muy interesado en el libro de Snape.
Miren, les doy permiso para que espachurren a vuestro tío. Dijo Snape de repente haciendo que el otro brujo se incorporara mientras los chicos lo miraban de manera maliciosa. ¿Que les parece la idea?
Sirius dejó de mirar el libro para mirar a la puerta del patio. Harry y Lara G. se miraron y luego miraron a Sirius que ya tanteaba a por el pomo de la puerta. Cuando lo encontró y lo giró, los chicos se lanzaron a atraparlo. Sirius salió a trompicones al patio mientras Snape volvía a su cocina. El brujo ni se molestó en mirar atrás cuando los chicos traían a Sirius agarrado por los brazos y cruzaban la cocina con él prácticamente arrastrándolo (¡Hey! ¡Suéltenme! ¿No les parece injusto? ¿Dos contra uno? ¡Severuuuuus! ¡Diles que me suelten!).
Como Snape ni se inmutó, a Sirius no le quedó otra que dejarse arrastrar por los chicos hacia la sala, en donde terminó sentado en el sofá con ellos a cada lado para impedir que escapara. Pero no pasó un mal rato después de todo. Terminó riendo a carcajadas con las ocurrencias de Lara G. que soltaba una cosa más graciosa que otra. No escucharon el plop que sonó en la cocina, estaban muy ocupados riéndose como para haberlo escuchado. Así que cuando Snape y Lupin se asomaron en la sala, se encontraron a Sirius muerto de risa junto con Harry mientras Lara G. resoplaba de brazos cruzados.
Snape les avisó que ya el almuerzo estaba listo y los chicos se abalanzaron contra la cocina saludando a Lupin con un rápido: ¡Hola Lupin!, terminando sentados en sus puestos y comiendo con gran voracidad. Sirius llegó detrás de ellos todavía ahogado en risas y le puso una mano en el hombro a Snape comentándole que su hija tenía un enorme sentido del humor. Almorzaron todos juntos, Snape y Sirius al menos no se dirigieron susurros amenazantes en todo ese tiempo, algo que había que tomarlo como todo un récord. Los tres brujos botaron a los chicos de la cocina nada más terminaron de almorzar, así que a ellos no les quedó otra que retirarse al segundo piso.
La tarde la pasaron escudriñando desde la ventana, porque les daba la impresión de que volverían a ver a Voldemort muy pronto. Cuando se cansaron de tener los ojos entornados para poder mirar a través de la ventana, decidieron echarle un vistazo a las cosas que compraron en el Callejón Diagon. Se divirtieron mucho mirando las bromas Weasley, que eran excelentes. Miraron con cuidado los relojes mágicos y sin querer activaron la alarma de uno y pegaron un salto cuando el reloj empezó a chillar con todas sus fuerzas.
Harry terminó lanzándole la almohada encima sin saber como apagarlo, mirando desesperado a los lados. El reloj comenzó a vibrar debajo de la almohada y logró salir de debajo de esta caminando sobre sus patitas sin dejar de chillar como un loco cosas como que lo querían matar. No fue hasta que recibió un toque de la varita de Harry que se quedó tieso y callado, se balanceó sobre las patitas y cayó bocabajo. Ya los chicos habían ingresado a los relojes mágicos dentro de los Objetos Sumamente Peligrosos.
Harry decidió mirar el librito que le había comprado Snape, que al menos no chilló ni se retorció cuando lo abrió. Lara G. se asomó por encima de su hombro mirando el librito con curiosidad. Se divirtieron leyendo algunas ideas locas y disparatadas acerca de cómo planear una salida exitosa con tu novia o novio. Lara G. le mostró a Harry su cajita tallada, diciéndole que la usaría para guardar las cartas de George y le recomendó a Harry que se buscase una cajita parecida para que hiciera lo mismo con las cartas de Ginny.
Bajaron cuando estuvieron seguros de que la mini reunión hubiese concluido. Lupin se quedó con ellos lo que quedaba de tarde porque Snape y Sirius habían salido a no se donde. No se aburrieron porque el brujo era agradable y se entretuvieron charlando. A la hora de la cena, ni Snape ni Sirius habían regresado, así que comieron con Lupin para después sentarse a ver televisión. Se quedaron dormidos en el sofá con las cabezas descolgadas y ni se dieron cuenta cuando Lupin los levitó y los subió a sus habitaciones.
Llegó el final de Abril y ya empezaba a hacer calor, los chicos habían empezado a ponerse ropa fresca, así que todos los días tenían que soportar el gruñido de desaprobación de Snape cuando el brujo veía las blusitas escotadas que se ponía su hija. A Harry no le importaba que su hermana se pusiera ese tipo de ropa, siempre y cuando nadie se metiese con ella. Cuando salían a dar algún paseo por Privet Drive, Harry parecía un guardaespaldas frustrado, miraba recelosamente a cuanto hombre se cruzara con ellos dándole a entender que esa chica era su hermana y que no quería ni que la mirasen.
Laetus, la enorme lechuza negra que los chicos habían comprado en el Callejón Diagon, parecía haberse apegado a Lara G. de forma sobrenatural. Parecía estar en la cima del mundo cada vez que estaba posado en el hombro de la chica. Lo que mostraba una actitud agresiva con Misty cada vez que se cruzaban. La primera vez que la mujer intentó acariciar a Laetus, este le largó tal picotazo, que si ella no hubiese retirado la mano a tiempo se hubiese quedado sin dedo.
Snape y Sirius habían pasado un día entero sin siquiera mostrarse los dientes, algo que los chicos celebraron por todo lo alto atacando un pastel que habían horneado, extrañamente, los dos brujos el día anterior. La fiesta terminó cuando Snape y Sirius (Que ya para ese día estaban discutiendo) entraron en la cocina con la misma idea de ellos de hincar el diente en el pastel, solo que ya no había pastel. Los chicos recibieron una buena reprimenda por parte de los dos brujos, que se erguían sobre ellos con aire de superioridad. Pero después de todo, no les importó, porque ya el pastel había pasado a mejor vida, o debiera llamarse mejor estómago.
Lupin iba y venia en el número 5 a llevar y traer informes de Alto Secreto, pero que eran clasificados por ellos como de No tienen importancia. Así que la C.I.B.I.P.S.I (Comisión Internacional de Brujos Interesados en Papelitos Sin Importancia, bautizados personalmente por Lara G.) había entrado de nuevo en acción. Por más que los chicos intentaban espiar, siempre los sorprendían. Ellos mismos habían llegado a la conclusión de que se habían vuelto lentos.
Otra cosa importante en la casa era que Lara G. había tomado la costumbre de llamar a Hermione en las tardes, y las chácharas de ellas por teléfono se extendían de manera alarmante. Así que Snape había optado, cuando la conversación parecía interminable, con amenazar que iba a desconectar el teléfono si no colgaba rápido. Cuando llegó la primera cuenta del teléfono por poco les da algo a Snape y a Sirius. Hedwig iba y venia de Hogwarts con mucha frecuencia con cartas de Ginny para Harry, que el chico prácticamente se comía a besos cuando las tenia en las manos. Y el búho de George no dejaba de traer y llevar correspondencia para Lara G.
Y hasta Laetus tenia trabajo. Los chicos lo enviaban a Hogwarts a llevarle cartas a Sybill y Snape aprovechaba para amarrarle su notita de vez en cuando. Una vez, Laetus entró en pleno desayuno, después de un viaje el día anterior a Hogwarts y aparte de la respuesta de Sybill para los chicos y una carta de Ginny para Harry, había un pergamino rosado con olor a perfume. Los chicos solo tuvieron que leer la brevísima nota que tenia en la parte de arriba: Para mi Severi, para estallar en carcajadas. Sirius frunció el entrecejo mirándolos muertos de risa con el pergamino rosa en las manos.
Se atrevieron a abrir la carta al ver que Sirius no tenia intenciones de guardarle el pergamino a Snape, porque indudablemente, ese Para mi Severi, no era para otro que Snape. Comenzaron a leer ahogados en risas con las cabezas juntas. Nunca habían visto a Sybill tan romántica, pero si comparaban con el pedazo de poema que le había enviado Snape y que había sido reescrito por Sybill en la carta, lo de la mujer era de aficionados. Sirius los miraba con la jarra de chocolate a medio llevar a la boca, sin entender que podía tener de gracioso un pergamino rosado. Pero él no sabia que lo que hacia reír a los chicos con esas ganas no era el pergamino, sino lo que tenia escrito el pergamino.
Snape entró en esos momentos a la cocina, secándose el pelo con una toalla y con la camisa que debería tener puesta sobre el hombro. Los chicos se le quedaron mirando con los ojos como platos por encima del pergamino rosado. De repente empezaron a doblar de nuevo el pergamino haciendo que Sirius pegase un brinco, mientras Snape seguía muy tranquilo secándose la cabeza. Lo que no estaba previsto era que el brujo asomase los ojos por entre la toalla y atrapara a los chicos enredados doblando el pergamino rosado. Se quedaron mirando los tres como paralizados. Los ojos negros de Snape volaban del pergamino medio abierto a los chicos que lo sostenían entre los dos.
La taza de Sirius salió volando a la vez que el dueño por poco termina en el suelo por el repentino ataque de histeria de Snape, que ahora se erguía sobre los chicos como una serpiente venenosa escupiendo veneno. Los chicos se encogieron y dejaron el pergamino sobre la mesa, pero no pareció bastarle al brujo, que más bien parecía loco peligroso que padre adorable. Los chicos terminaron dejando la mitad del desayuno sobre la mesa para escapar de Snape, que parecía que la histeria le iba a durar horas.
Y así fue. Cada vez que se lo cruzaban por casualidad, el brujo les gruñía de mala manera por haber leído su correspondencia. Harry y Lara G. dudaron un instante en pedirle permiso para salir a dar una vuelta por Londres. El brujo emitió una especie de gruñido que sonó a un: Si de malas pulgas. Sirius solo los miró por encima del Profeta y asintió levemente. Harry y Lara G. no lo lamentaron y se apresuraron en desaparecerse por hechizo.
Reaparecieron en un edificio abandonado de Londres y salieron cautelosamente de él mezclándose con los muggles que iban de un lado a otro. Estuvieron caminando de un lado a otro sin rumbo mientras charlaban. Hasta que a los dos las cicatrices les dieron una punzada. Se miraron, cada vez que les dolían las cicatrices significaba que había problemas.
Miraron alrededor, como esperando ver surgir a Voldemort de repente de entre la marea de personas. La cicatriz les volvió a punzar horriblemente y se lanzaron a correr por entre los muggles buscando algún lugar seguro para poder hablar. Enseguida dieron con un callejón sin salida vacío y se detuvieron jadeantes frotándose las cicatrices mirando a todas partes.
Demonios, mi cicatriz está escociendo. Dijo Lara G. a la que se le empezaba a agarrotar el brazo derecho, tenía los dedos crispados de dolor. Realmente... me duele... ¿Que demonios puede estar haciendo Voldemort?
No... se... Dijo Harry casi ciego de dolor, se apretaba las manos contra la cicatriz como tratando de hacer que dejase de dolerle. Casi... no veo...
Tranquilízate, yo... no puedo mover casi... el brazo. Dijo Lara G. cayendo de rodillas con el brazo tieso mientras que con la mano izquierda trataba de aliviar el dolor.
A Harry de repente se le nubló la vista. Bajó las manos de la frente para quedarse mirando al vacío. En sus ojos verdes no se reflejaba el callejón, ni los edificios que lo rodeaban, sino personas, personas con caras sudorosas y a la vez aterrorizadas que le lanzaban hechizos, tratando de detenerlo. Pero él era muy poderoso para dejarse amedrentar ante tales hechizos, necesitaba información para su próximo plan. Levantó su varita soltando una risa maniaca convocando un fino escudo de aire que detenía todos los rayos rojos que le enviaban.
Rió con más fuerza avanzando, mientras los demás magos retrocedían aterrorizados sin dejar de lanzarle hechizos aturdidores. Comenzó a enviarle hechizos a ellos por detrás del escudo, había alguien más a su lado, lanzando hechizos y haciendo retroceder a los magos. Habían varias personas en el suelo, completamente aturdidas, las quería vivas para extraerles la energía, pero necesitaba algo para poder concentrar un poco de energía que lo mantendría en ese cuerpo para siempre. Todo el suelo estaba cubierto de una bruma blanca, como una especie de gas. Soltó otra carcajada maniaca cuando un mago cayó aturdido...
Harry sintió que le daban palmaditas en la cara y la niebla blanca que nublaba sus ojos desapareció, para darse cuenta de que la horrible risa fría y salvaje brotaba de su propia boca. Se sentó tan rápido que Lara G. dio un salto atrás asustada. Parpadeó un par de veces recordando y entonces se levantó de un salto mientras un sudor frío hacia que la camiseta se le pegase al cuerpo.
¡Lara! ¡Rápido! ¡Hay que detener a Voldemort! Exclamó caminando como un loco contra el muro del callejón, como si fuese capaz de atravesarlo.
¡Harry! ¡Cálmate! ¿Te diste cuenta de que acabas de salir de un trance? Le dijo ella halándolo por un brazo, si lo dejaba, se iba a incrustar contra el muro. Reías como un loco, levantaste tu varita y empezaste a lanzarle hechizos aturdidores al muro, luego caíste al suelo riendo salvajemente... sonabas a... (Lara G. se estremeció)... Voldemort.
¡Lo vi! ¡Yo era Voldemort! Exclamó Harry desesperado. ¡Está en Londres! ¡En alguna entrecalle muggle! Creo... creo que hay gente muerta Lara...
La chica se llevó las manos a la boca aterrorizada.
Hay que ir... Dijo Harry mirándola fijamente. Hay que evitar que muera alguien más...
¿Como vamos a llegar a tiempo? Preguntó Lara G. retirando las manos de la boca para poder hablar. ¡No sabemos donde está!
¡Dame tus manos! Pidió Harry extendiendo las suyas, la chica lo miró confundida. ¡Dame tus manos y desea con todas tus fuerzas ir al lugar donde está Voldemort en estos momentos!
La chica enseguida tomó las manos de Harry. Un intenso haz de luz surgió de la unión de sus manos. Comenzaron a escuchar un canto sobrenatural a la vez que desde el lugar en que tenían el corazón salía una luz blanca danzante, una por cada uno. Las luces comenzaron a darles vueltas bailando en el aire mientras que en el suelo se comenzaba a describir un círculo de luz encerrándolos, que alzaba haces rectos y picudos, como si fuesen llamas misteriosas.
No se soltaron las manos, se miraban con decisión a la vez que el haz de luz de sus manos crecía. El cabello les comenzó a ondear (El pelo de Harry solo se agitaba levemente) a la vez que las luces danzantes giraban con más velocidad haciendo crecer las extrañas llamas rectas de luz que surgían del círculo que los rodeaba. Hubo un estallido de luz y sintieron que sus pies despegaban del suelo para viajar a mucha velocidad por el espacio y tiempo.
Seguían mirándose fijamente, con la decisión grabada en sus ojos verdes que era lo único que parecía tener color en medio del resplandor blanco que los rodeaba. El haz de luz que los envolvía se extinguió de repente, pero no tenían los pies en la tierra. Una explosión de aire surgió en el centro de ellos haciéndolos soltarse en medio del aire mientras que las luces danzantes iba una detrás de cada uno y volvían a entrar en sus pechos con un resplandor blanco.
Harry cayó rodando, pero no era tiempo de ver si su rodilla sangraba. Se levantó de un salto con la varita en alto y tuvo que lanzarse al suelo cuando un haz de luz roja iba directo a él. Alzó la cabeza con los dientes apretados para ver a un hombre vestido de negro con una máscara de mortífago que le apuntaba con su varita. Antes de que pudiese levantar la varita y poder formular un hechizo, el hombre blandió la varita haciendo surgir de ella una explosión de aire que lo lanzó de espaldas a la dura calle.
Ahora reparaba en los rayos de hechizos que volaban por encima de él. El hombre volvió a aparecer en su campo de visión, apuntándole con su varita. Pero él ya estaba preparado...
¡STUPEFY! Bramó apuntándole con su varita y el hombre salió volando cuando el rayo rojo lo impactó en el estómago. ¡INERTHIA!
Para su asombro, el hombre desapareció con un movimiento leve de capa y el rayo morado reventó un poco la calle al chocar contra esta. Apretó la varita, no estaba luchando contra un mortífago, si no con el mismísimo Voldemort, porque... ¿Como explicaba que el hechizo aturdidor no le haya hecho efecto? Los pelos de la nuca se le erizaron levemente y giró apuntando con su varita a Voldemort que había reaparecido detrás de él.
¡INERTHIA! Gritó apuntándole esta vez al corazón, Voldemort volvió a desaparecer del camino del hechizo que rompió contra una pared, giró de nuevo. ¡CRISTALIS!
El hechizo tampoco lo alcanzó y se cerró en el aire, en la forma de un gran cristal de agua azulado.
¡Vamos! ¡Da la cara! Lo retó Harry girando con la varita en la mano, no le importaban los hechizos que zumbaban a su alrededor, quería terminar con aquello de una vez y por todas. ¡DA LA CARA VOLDEMORT!
¿Y que descubras mi verdadero rostro? Me temo que no Harry, pero... ¿Por qué no dar... la cara, literalmente? Dijo una voz fría a sus espaldas, giró para toparse con Voldemort, seguía con la máscara de mortífago. Te encanta aparecerte en los lugares en los que no has sido invitado... ¿Verdad Harry?... claro... como no lo pensé antes... el héroe del mundo mágico...
Te voy a matar Voldemort... Dijo Harry alzando la varita, la cicatriz le comenzó a arder en la frente. ¡TE VOY A MATAR!
Es curioso, ya me has dicho lo mismo en varias ocasiones... Dijo Voldemort con calma, como si aquello fuese una invitación a una cena de negocios. No eres capaz de matar ni a una mosca, Harry... lástima que yo si... ¡AVADA KEDA...!
¡INERTHIA! Gritó Harry con furia.
Voldemort dejó a mitad la maldición asesina desapareciendo agitadamente, de su varita solo salió una voluta de humo verde que se desvaneció al momento. Harry sabía que había perdido unos segundos preciosos cuando siguió con la vista el curso de su rayo morado que resquebrajó un pedazo de pared. Y sus sospechas se vieron horriblemente confirmadas cuando sintió algo que lo empujaba por la espalda lanzándolo de bruces al suelo. Fue a girar cuando escuchó unas palabras que le helaron la sangre.
¡AVADA KEDAVRA!
Pero la maldición asesina no lo tocó. Unas manos lo arrastraron con fuerza quitándolo del camino del chorro de luz verde. Sintió que rodaba y abrió los ojos para chocar con la cara sucia y el pelo desaliñado de Lara G. que había aparecido en el momento más oportuno. Se las arregló para levantarlo con su brazo izquierdo mientras que con el derecho llevaba su varita al frente, a la defensiva.
¡Ah! ¡Que gusto verte, mi querido Ángel! Dijo Voldemort como si estuviese encantado.
Lástima que yo no sea de su misma opinión... VOLDEMORT. Repuso Lara G. gélida. Y ya he dejado claro... que no soy su querido Ángel.
No has cambiado... Dijo Voldemort en un susurro. Arruinando todo en San Mungo... luego casi los tengo en mis manos en el Callejón Diagon...
Cobarde... Gruñó Harry, de su varita saltaron chispas, no habían notado que los hechizos habían dejado de zumbar alrededor. Pegarle a una chica...
No dudo que se lo tenia merecido... Dijo Voldemort, aunque parecía sorprendido. Pero... creo que... esta charla no da más...
¡NO! ¡STUPEFY! ¡INERTHIA! Rugió Harry contra Voldemort, bueno, más bien contra el lugar donde antes había estado Voldemort, porque ahora había desaparecido soltando una risa salvaje y maniaca. ¡MALDITO! ¡REGRESA!
Lara G. dio un bramido de enfado pegando una patada al suelo, haciendo que la tierra se estremeciese. Se dieron vuelta todavía con la ira latente y se quedaron con la boca abierta. Los magos del Ministerio habían desaparecido, estaban ellos solos, con muggles desmayados por toda el área. La especie de bruma seguía flotando fantasmalmente sobre los cuerpos, como si hubiesen lanzado una bomba de gas. Se miraron jadeando cuando escucharon sirenas de autos de policía que se acercaban. Estaban perdidos si los atrapaban.
Estaban a punto de formular un hechizo para desaparecer cuando aparecieron sombras alargadas en la esquina del callejón. Lara G. guardó la varita como un rayo y Harry la imitó sin saber su idea. La chica lo empujó lanzándolo al suelo y ella misma se lanzó a su lado. Lo miró abriendo mucho los ojos y dejó caer la cabeza cerrándolos a la vez que las sombras se acercaban. Harry no lo dudó y también cerró los ojos apoyando la cabeza en el suelo.
¡Que nadie se mueva! ¡Todos al suelo! Exclamó una voz potente.
Creo que... nadie se mueve y todos están en el suelo... Dijo una segunda voz con aire de preocupación y a la vez irónico. ¿Que demonios sucedió aquí?
Se escucharon pasos agitados que llegaban al callejón y varias exclamaciones asustadas. Harry escuchaba todo con los ojos cerrados, sin atreverse a moverse, cuando escuchó la débil tos de Lara G. a su lado.
¡Hey! ¡Aquella chica se está moviendo!
Harry también empezó a moverse, debía fingir que acababa de salir de un aturdimiento y pensó que lo mejor era dejar que Lara G. hablase primero, a lo mejor se había movido por una buena razón. Sintió pasos apresurados y unas manos lo agarraron por los hombros, sentándolo un poco en el suelo, se atrevió a abrir los ojos. Miró a un lado, un policía muggle había sentado a Lara G. y le tocaba la frente mientras la chica parpadeaba lentamente.
¿Que sucedió niña? Le preguntó el agente con urgencia, Lara G. cerró los ojos unos segundos y los volvió a abrir. ¿Que fue lo que sucedió aquí?
Hubo... una explosión de... de... un gas... Balbuceó Lara G. Creo... creo que... nos querían secuestrar... no se... todo es tan... confuso...
¿Quiénes eran? ¿Pudiste verle las caras niña? Volvió a preguntar el agente mientras los demás trataban de reanimar a las demás personas desmayadas.
Harry sintió unas palmaditas en la cara, muy a su desgana, viró la cara mirando al agente que lo agarraba por los hombros.
¡Este volvió en si! Exclamó mirándolo a los ojos. ¿Estás bien niño?
S-Si... Respondió Harry haciéndose el mareado.
¿Puedes levantarte? Le preguntó el agente mientras el otro ayudaba a Lara G. a ponerse en pie mientras se escuchaban ahora sirenas de ambulancias.
Harry asintió y se levantó lentamente.
Nos van a tener que acompañar a la estación de Policía de Londres. Le dijo un agente a Lara G. haciendo que la chica por poco terminase en el suelo de nuevo. ¿Estás segura de que estás bien?
Si, por supuesto, ya estoy mejor. Dijo Lara G. dando un par de pasos, miró al chico. Harry, ¿Estás bien?
¿Se conocen? Preguntó el hombre que ayudaba a Harry.
Somos hermanos. Dijo el chico al momento. Si, estoy bien, ¿Y tú?
Lara G. asintió levemente.
¿Puedo ver sus identificaciones? Pidió el policía que había ayudado a Lara G.
Los chicos se miraron y trataron de disimular las caras de horror.
S-Se nos quedaron en casa. Inventó Harry hábilmente.
No se preocupen, ya localizaremos a vuestros padres. Dijo un hombre aparentemente para tranquilizarlos, pero ellos se alteraban cada vez más. Acompáñennos.
Los chicos cruzaron una mirada leve y siguieron caminando despacio a los dos agentes, mientras médicos se apresuraban en poner en camillas a los muggles desmayados. Los llevaron a un auto de policía y les indicaron que se sentaran en la parte de atrás y esperaran. Ellos ni replicaron y enseguida hicieron lo que les decían.
Creo que papá se va a poner más histérico de cómo está cuando se entere de que estamos en la estación de policías. Dijo Lara G. en un susurro cuando los dejaron solos. Estamos fritos.
Pero no hicimos nada. Dijo Harry a modo de defensa. Y creo que no nos van a dejar ir hasta que no aparezcan nuestros padres.
Genial, entonces hay que avi... ¡Laetus! Exclamó la chica cuando una lechuza negra entró volando por la ventanilla abierta. ¿Que haces aquí?
La lechuza ululó contoneándose en sus piernas.
Debiste pensar que te necesitaríamos, ¿Verdad Laetus? Le dijo Lara G. acariciándolo, hubo un ululeo peculiar. Eres muy listo y... ¡Vaya! Un pedazo de pergamino... Harry, ¿Tendrás algún bolígrafo muggle por tus bolsillos?
No, pero puedo transformar algo en un lápiz muggle para poder escribir. Contestó el chico sacando con cautela su varita, registró en sus bolsillos hasta encontrar 5 centavos muggles. Esto servirá...
Tocó los 5 centavos murmurando algo y enseguida la moneda quedó transformada en un lápiz amarillo.
¡Eres un genio hermanito! Dijo Lara G. encantada tomando el lápiz para escribir la nota, apoyó contra el respaldar de un asiento delantero. Y... ya está... le puse que fuera de inmediato a la estación de Policía de Londres y que por favor se tragara la histeria que no hicimos nada malo como asaltar un banco o algo por el estilo...
¿Aclaraste y todo? Preguntó Harry mientras la chica plegaba la nota y la ponía en la pata estirada de Laetus.
Por supuesto, sabes que papá agrava las cosas unas... cien veces... ¡Incarcerous!
Unas tiras de cuero ataron la nota a la pata de la lechuza.
Vuela rápido Laetus, tienes que entregarle a papá esta nota... si no quieres que tus amos se queden añejados en la estación de Policía... Añadió ella como algo muy obvio, la lechuza ululó como diciéndole que no se preocupara y salió como una flecha por la ventanilla. Al menos tenemos a nuestro favor que Laetus es mitad Fénix, así que creo que vuela más rápido que una lechuza normal... espero que a papá le entre el colapso nervioso después de habernos sacado de la estación.
Yo rezo para que no le entre cuando reciba la nota, ya está de mal humor por lo de hoy. Suspiró Harry llevando los ojos al techo del auto. Digo... más mal humor de lo normal.
Ahora si hablaste claro.
Se quedaron callados de repente cuando dos agentes se acercaron al auto y se sentaron en los asientos delanteros.
Pónganse los cinturones de seguridad. Indicó el que se había puesto al volante. Y callados todo el viaje.
Los chicos se miraron, parecía tener malas pulgas. Enseguida obedecieron al ver que el hombre los miraba ceñudo por el retrovisor. El auto se puso en marcha con un ronroneo del motor. Harry y Lara G. solo se miraban de vez en cuando sin decir ni esta boca es mía, solo deseaban que Laetus llegase rápido a Privet Drive con la nota. Miraban sin mucho interés por las ventanillas, solo era para pasar el tiempo, hasta que el corazón les dio un vuelco cuando el auto frenó.
Se bajaron cuando el agente que no iba al volante les abrió una puerta. Enseguida miraron arriba y tragaron en seco al darse cuenta de que acababan de llegar a una edificación enorme. Ambos agentes los empujaron un poco para que caminasen. Se miraron compadeciéndose mutuamente pensando en como demonios iban a salir de esa situación en la que se habían embrollado.
Harry y Lara G. fueron conducidos a través de la recepción, en donde había un gran movimiento de hombres de cuello y corbata, hablando apresuradamente entre ellos con grandes portafolios balanceándose en sus manos. También habían secretarias con montones de papeles, caminando muy estiradas tomando los ascensores o charlando entre ellas en alguna esquina con tazas de café. Pasaron una puerta y entraron a una extraña habitación en forma de L con varios escritorios dispersados por toda el área, muchos vacíos, pero los pocos ocupantes de los demás eran unos policías tecleando en los ordenadores o mujeres atendiendo llamadas.
Los llevaron a una oficina muy extraña que estaba en el medio de donde se formaba la L. Tenia una pequeña pared de aproximadamente 1,10 m, lo demás era de cristal que tenia una cortina de persianas pequeñas por dentro de la oficina. Lo agentes les indicaron con gestos que entraran y ellos no se hicieron rogar, aunque les daba la horrible impresión de que eran una especie de presidiarios.
Aguarden aquí hasta que localicemos a vuestros padres. Dijo uno de los agentes cuando ellos estuvieron dentro de la oficina. No se desesperen, los encontraremos y les avisaremos que están aquí.
Los chicos asintieron algo nerviosos. Los agentes asintieron y cerraron la puerta de madera oscura.
Genial, ahora si que a papá le da algo, de esta termina en San Mungo con un ataque de histeria de por vida. Refunfuñó Lara G. cruzándose de brazos, Harry había corrido a la otra punta de la oficina a espiar por entre las persianas color hueso. ¿Crees que Laetus llegue a tiempo a casa?
Bueno... eso no lo se, pero que no es una lechuza normal... puede servirnos de ayuda. Contestó Harry dejando de mirar por las persianas. ¿Como se te ocurrió lo del gas?
No se, como vi una cosa extraña flotando por el suelo... fue lo más lógico que se me ocurrió. Dijo ella encogiéndose de hombros. Solo espero que la versión que den todas esas personas cuando recuperen el conocimiento se parezca en algo a la mía.
No eres tú sola la que espera eso. Murmuró Harry dando paseítos por la oficina. ¿Y si nos desaparecemos?
¡No! ¡No podemos hacer eso! Exclamó Lara G. escandalizada. Sabes como son los muggles, formarían un escándalo y te aseguro que estaremos en primera página mañana...
La chica dejó de hablar y giró bruscamente la cabeza hacia una planta que había en la oficina.
Cámaras. Gruñó poniéndose a cuatro patas y gateando hacia la maceta. Tienen una maldita cámara de seguridad aquí... creo que no les importaría si...
Se escuchó el sonido leve de cables arrancados.
Ups, lo siento, se enredó con la pata de la silla. Dijo como si nada hubiese sucedido, enredando un cable negro a la pata de una silla de oficina y rodándola un poco. Mejor, no me gusta sentirme vigilada.
¿Habrán más? Susurró Harry mirando cada esquina de la oficina. A mi tampoco me gusta mucho eso de estar siendo filmado por una camarita...
Se escuchó otro sonido de algo que había sido escachado, como una cucaracha extremadamente tostada.
¡Ay! ¡Cuánto lo siento! Dijo Lara G. fingiendo sentir pena por la pequeña cámara de seguridad que acababa de pisotear con su bota negra. No la vi y la pisé, que lástima.
Soltó una risita regocijada y se asomó por la esquina de la oficina.
¡Harry! ¡Harry! ¡Papá y Sirius acaban de llegar! Dijo haciéndole señas con una mano, el chico se apresuró en asomar un ojo al lado de ella, Snape y Sirius iban muy serios acompañados por uno de los oficiales que los había traído. Y al menos no se ven alterados... aunque podría ser solo en apariencia.
Los dos brujos, vestidos de manera formal con ropa muggle, doblaron la esquina de la L y los chicos se precipitaron a espiar por las persianas en la parte frontal. Snape y el oficial estaban alejados de la oficina y el agente le decía algo al brujo, que solo lo escuchaba muy serio. Sirius en cambio, revisaba con curiosidad mal disimulada los ordenadores vacíos.
Al fin vamos a salir de este lugar. Dijo Harry incorporándose sonriente, mientras Lara G. corría a la otra esquina para ver a los que entraban por entre las persianas. ¿Más policías Lara?
No, que va, nadie del otro mundo... Dijo Lara G. sin darle importancia. Los que acaban de entrar no son más que Voldemort y Félix...
Se quedaron paralizados.
¡¿VOLDEMORT?! Exclamaron a un tiempo acercándose entre ellos a zancadas, con sus narices a pocos centímetros de distancia.
Se quedaron mirando unos segundos con los ojos abiertos al máximo mientras sentían que la adrenalina les hervía.
¡¡AAAAAAAHHHHHH!!
Habían gritado al unísono con aspecto de estar al borde de la desesperación. Comenzaron a moverse como hormigas locas por toda la oficina.
¿Como demonios llegó aquí? Preguntó Harry desgreñándose más de lo necesario. ¿Como supo?
¡No se! ¡No se! Exclamó Lara G. corriendo a mirar por entre las persianas. ¡Está nada más doblar la esquina!
A Harry le vino a la mente un pensamiento desagradable.
¿Y si ve a papá?
Se quedaron mirando mientras el pánico los llenaba.
¡Hay que hacer que papá y Sirius salgan de aquí! Exclamó Lara G. desesperada corriendo a la parte frontal. ¡Hay que llamarles la atención sin que el policía nos vea!
Suena difícil. Dijo Harry mirando a la chica dar saltitos de un lugar a otro.
¡PUES HAY QUE HACERLO! Bramó desesperada con los ojos cerrados. ¡Tengo una idea!
Sirius había estado mirando con curiosidad un ordenador mientras Snape escuchaba con atención al agente acerca de cómo había sucedido todo. Fue a tocar el Mouse cuando un repentino movimiento al frente hizo que diera un salto. La oficina que tenia frente a él, antes cubierta por una cortina de persianas color hueso, ahora dejaba ver un cristal y del otro lado estaban Harry y Lara G., muy sucios y desaliñados, haciendo los gestos más ridículos que había visto en su vida. Le llamaban la atención con las manos y con aspecto desesperado. Frunció el entrecejo incorporándose y miró atrás. Ni Snape ni el agente parecía notar a los dos muchachos que hacían gestos alocados del otro lado del cristal. Se acercó con disimulo y les sonrió para tranquilizarlos.
Pero los chicos habían empezado a gesticular con las manos vocalizando algo con las bocas. Volvió a mirar atrás, como buscando algo fuera de lo normal.
Todo está bien, los vamos a sacar de aquí. Vocalizó sin producir sonido alguno, muy despacio y sin dejar de sonreír. No se preocupen.
Pensó que eso los calmaría, pero todo lo que hizo fue alterarlos más. Los chicos hacían muchos gestos con las manos, señalando algo del otro lado de la habitación en forma de L. Sirius pensó que querían que caminase hacia allí, pero cuando dio un paso los chicos negaron frenéticamente con la cabeza. Se quedó en el lugar, tratando de descifrar el mensaje. Los chicos de pronto empezaron a hacerle gestos como si se tuviese que echar para atrás, a lo que él obedeció, pero solo logró chocar contra un escritorio.
Lara G. se pegó con una mano en la frente y la tierra se estremeció ligeramente, al parecer, había pegado una patada al suelo. Harry se apresuró en palmearle la espalda para que se calmara. La chica abandonó toda prudencia sacando su varita. Tuvo un ligero forcejeo con Harry, porque el chico al parecer quería que la guardase de regreso, pero ella dijo algo y Harry se calmó. Lara G. llevó su varita al cristal, con cara de estar a punto de llorar de la desesperación y escribió cuatro palabras en resplandecientes y enormes letras rojas:
VOLDEMORT ESTA AQUI ¡¡VAYANSE!!
Sirius abrió los ojos como platos mirándolos fijamente y pudo entender, por fin, el apresurado mensaje vocalizado de Harry: Llévate a papá, está en peligro aquí. Sirius asintió a la vez que las letras rojas desaparecían con un giro de la varita de la chica y Harry volvía a correr de golpe la cortina con persianas. Trastrabilló al tratar de media vuelta y se acercó a zancadas a Snape y lo agarró por un brazo tirando de él.
Tus hijos no están aquí... no son esos que encontraron. Dijo apresuradamente mientras el oficial pasaba la mirada de uno a otro desconcertado.
P-Pero... Harry y Lara... Trató de replicar Snape haciendo fuerza para quedarse en el lugar.
Los nombres son pura coincidencia, los acabo de ver hermano y créeme, reconozco a mis sobrinos cuando los veo. Dijo Sirius halando a Snape con insistencia. Vamos a regresar a casa, apuesto a que ellos llegaron ya...
Snape se despidió apresuradamente del oficial y Sirius lo sacó prácticamente corriendo de la habitación, dejando a Félix y a Marsey hablando con otro policía cerca de la salida de ese cubículo.
¿Que demonios te sucede Black? Gruñó Snape cuando Sirius lo hacia atravesar corriendo por todo el vestíbulo. Los chicos enviaron esa nota... conozco la letra de mi hija... no me estoy volviendo loco...
Yo también reconozco la letra de tu hija, si no, no le hubiese hecho caso del mensaje de: VOLDEMORT ESTA AQUI ¡¡VAYANSE!!, que ella me dejó en el cristal de la oficina... y también se quien es Harry Potter que me vocalizó claramente: Llévate a papá, está en peligro aquí. Bufó Sirius todavía agarrando el brazo de Snape y llevándolo así por toda la calle, haciendo que varias personas se les quedasen mirando. Tenia que sacarte de allí.
¡Si! ¡Pero mis hijos se quedaron adentro! Exclamó Snape exasperado. Y hazme un favor Black, suéltame el brazo que todos nos están mirando.
El brujo lo soltó al momento, como dándose cuenta de lo que estaba haciendo.
Mejor. Gruñó Snape frotándose por donde Sirius lo había agarrado. ¿Y ahora me puedes decir como los sacamos del maldito departamento de policía muggle?
No se Snape... no se... Murmuró Sirius preocupado. Yo también quiero que salgan, no hicieron nada después de todo.
Snape no dijo nada, parecía tener una lucha interna librándose en su cerebro. Soltó aire como tomando una decisión.
Me prometí a mi mismo que nunca iba a hacer esto de nuevo... Comenzó a murmurar como para si mismo, Sirius lo miró extrañado. Pero si no queda otra salida... vamos Black, tengo una idea que no puede fallar.
Harry y Lara G. mientras tanto habían visto con alivio como Sirius se había llevado a Snape y por suerte, Voldemort ni los miró cuando pasaron por su lado como alma que lleva el diablo. Deambularon nerviosos por la oficina, hasta que la puerta se abrió sobresaltándolos.
Ustedes están muy solicitados, pero no se preocupen... Comenzó a decirles el oficial que se había asomado, sonrió. Hemos obtenido información de ustedes en el aeropuerto, ya tienen localizados a vuestros padres.
Tras decir esto, abrió un poco más la puerta y los dejó salir, solo que los guió por una puerta que había cerca de la oficina, llevándolos a otro cubículo que tenia bancos empotrados en la pared. Pero que estaban ocultos por la cantidad de escritorios y policías que se movían de un lugar a otro.
Siéntense aquí y esperen. Indicó amablemente señalando los bancos con una mano, los chicos se miraron tensos y se sentaron.
El policía cabeceó y dio media vuelta, hundiéndose entre la marea de personas.
¿Sabes que quiso decir... con eso de que hemos obtenido información de ustedes en el aeropuerto y que tenían localizados a nuestros padres? Preguntó Lara G. desconcertada. Que yo sepa... no hay nada de noso...
Paró de hablar de repente y Harry y ella se miraron como si tuviesen un engranaje en la cabeza.
¡El Cairo! Exclamó Harry. Quiero decir... nuestro viaje al Cairo... por nuestros pasaportes deben haber...
Reza para que a papá no se le haya ocurrido dejar el teléfono de casa. Dijo Lara G. con cara aterrorizada.
Se miraron con expresión de horror.
Estamos muertos. Dijeron a un tiempo sudando frío.
No saben cuantos minutos o hasta horas pasaron sentados ellos en los incómodos bancos. Los que les pasaban de lado solo les echaban un vistazo antes de seguir cada uno en lo suyo. Intercambiaban miradas nerviosas mientras la enorme habitación se iba vaciando. Al final quedaron ellos dos con otro policía que usaba unos gruesos lentes escribiendo algo en un ordenador. Ya estaban al planear una fuga masiva cuando escucharon que la puerta por donde ellos habían entrado se abría.
Se escondieron agachados detrás del escritorio que tenían al frente escudriñando por el borde de este, para ver, con toda claridad, a Lupin y a Gabriela que ahora conversaban apresuradamente con el agente que los había traído.
Demonios, de esta si que nos despellejan. Murmuró Lara G. encogiéndose. ¡Papá nos mata por hacerle esto!
¿Papá llorando? Dijo Harry de repente.
La que va a llorar voy a ser yo de la... un momento... Dijo Lara G. y se asomó al lado de Harry parpadeando. No... no me lo puedo creer... ¿Llorando?
Los chicos se miraron y luego miraron al frente, escudados por el monitor del ordenador de ese escritorio. Gabriela sollozaba en el pecho de Lupin mientras este le hablaba muy bajito, como tratando de calmarla. La mujer llevaba un vestido un poco escotado de muchos colores vivos, mientras que Lupin tenía una camisa blanca con un vaquero azul.
¡Ave Maria! ¿De donde sacó ese vestido? O papá tiene mal gusto o chocó de frente con el arco iris... Dijo Lara G. de repente fijándose bien en el vestido.
La carcajada estruendosa de Harry resonó en todo el local. Se había levantado muerto de risa y se apoyaba riendo con muchas ganas en el escritorio. Todos se le quedaron mirando parpadeando mientras Lara G. se apresuraba a levantarse a su lado y lo halaba para que se sentase en el banco.
Harry por favor, ya el guanaco con gafas aquel nos está mirando con mala cara... Le dijo halándole un brazo, refiriéndose al policía con los gruesos lentes que los miraba con aire de reprobación.
Eso solo hizo que Harry renovase las carcajadas y empezara a llorar de la risa.
Ya Harry, estoy sintiendo vergüenza ajena... Pidió la chica insistiendo en sentarlo. Ya estoy tomando el color rojito claro... ahora viene el rojo oscuro de una puñalada... ¡Y no tengo complejo de transfusión de sangre!
Harry cayó sentado aullando de la risa y la chica se apresuró en taparle la boca cuando Lupin y Gabriela se acercaron prácticamente corriendo con el oficial pisándoles los talones. El chico los miró con los ojos llenos de lágrimas de risa y soltando una carcajada ahogada por la mano de la chica.
Hola mamá, papá. Dijo Lara G. sonriendo tímidamente. Lindo día, ¿No?
Gabriela se lanzó a abrazarlos sollozando casi haciendo que se pegasen contra la pared.
Ya, déjalos respirar, están bien. Dijo Lupin haciendo que la mujer los soltase.
Los chicos se levantaron y a Harry por suerte se le estaba pasando su ataque de risa.
Lara cariño... ¿Estás bien?... Le preguntó Gabriela con los ojos rojos y llenos de lágrimas, le alisó el pelo mirándola, luego miró a Harry poniéndole una mano en la mejilla. ¿Y tú, Harry cielo? ¿Estás bien? ¡He estado tan preocupada!
Los abrazó a los dos besándoles las cabezas.
Si quieres... me esperas afuera. Le dijo Lupin a la mujer.
Si, si querido, creo que es lo mejor. Contestó ella sin soltar a los chicos.
Harry y Lara G. se dejaron llevar por Gabriela hacia la salida, no sin antes pasarle de lado a Marsey, que los miró unos segundos y luego siguió hablando con Félix. La mujer los llevó a un parque que quedaba cerca de la estación de policía y se sentó en un banco sin soltarlos, haciendo que ellos se sentasen también a cada lado de ella.
¿Que sucedió? Les preguntó secándose los ojos. Ya escuché la versión de los muggles, ahora quiero escuchar la versión de mis hijos magos, como Sirius va a tardar un poco adentro...
¿Lupin... es Sirius? Preguntó Harry un poco calmado al ver que Gabriela no tenia intenciones de empezar a gritarles cosas a los 4 vientos.
Si. Contestó ella terminando de quitarse algunos restos de maquillaje corrido. Llamaron a casa, habían conseguido información del aeropuerto, pero ya yo tenia pensado algo de eso cuando Sirius me dijo el mensaje de...
Espera, ¿Sirius sabe que tú estás bajo la poción multijugos? Preguntó Lara G. cortándola.
En parte, pero... hem, hem, oportunamente no le dije que era yo, solo le dije que iba a salir a buscar a la mujer que había ido con ustedes al Cairo y... que yo no regresaba hasta la noche porque tenia trabajo que hacer. Explicó Gabriela doblando el pañuelo de papel. Demonios, odio llorar así y menos encima de alguien... Harry, ¿Todavía tengo maquillaje?
El chico la miró y negó con la cabeza.
¿Y cual es ese trabajo que tienes que hacer? Preguntó la chica como que al descuido.
Aparte de engañar a Sirius toda la tarde... quedarme con ustedes hasta que vayan a dormir. Contestó sonriendo y acariciándole la cabeza a los dos. Claro, que estoy haciendo una excepción por ustedes, si me vuelvo a poner una falda me van a tener que ingresar en San Mungo con un ataque epiléptico y entonces si se quedan sin padre.
Los chicos soltaron una risita ahogada, ya que tenían la impresión de que no le iba a hacer gracia.
Le dije a Sirius que a ustedes les iba a alegrar mucho verme. Dijo Gabriela vigilando cada esquina del parque. Quiso que Misty tomase la poción multijugos por mí... (Harry y Lara G. pusieron caras de repugnancia)... pero me imaginé esas mismas caras que tienen ahora y me pareció horrible la escena de esa mujer lloriqueando como un espía de tercera en el pecho de Sirius, así que... decidí llorar yo aunque fuese lo último que hiciera... ¿Y bien? ¿No le van a contar a mamá acerca de lo sucedido?
Los chicos se miraron y tragaron en seco. Decidieron contar todo aunque después terminasen ahorcados en el árbol del patio. Para la sorpresa de ellos, Gabriela no parecía enfadada, más bien pensativa. Durante la narración de los chicos, tomó un poco de poción multijugos estremeciéndose, pero los escuchaba con atención, frunciendo a veces el entrecejo. Justo cuando terminaban de hablar, Sirius se acercó a ellos con su aspecto normal, pero con la misma ropa que llevaba cuando estaba transformado en Lupin. Los chicos se recostaron a Gabriela mientras ella les pasaba los brazos por los hombros.
Estos muggles piden más datos que el Ministerio de Magia. Gruñó Sirius sentándose al lado de Harry, miró a los chicos. ¿Están bien? ¿Que sucedió por fin?
Mejor vamos caminando Sirius, y te digo por el camino. Dijo Gabriela mientras los chicos saltaban de sus brazos para empezar a caminar delante.
Harry y Lara G. se adelantaron un poco dejando a los adultos detrás. De vez en cuando lanzaban miradas por encima del hombro para ver a Sirius y a Gabriela inmersos en una conversación.
Hay que reconocer que es espía de primera. Comentó Lara G. sonriendo. Armó el drama perfecto de una madre desesperada en la estación de policía... lástima que no le correspondimos...
¿Que quieres decir? Preguntó Harry después de echar una ojeada atrás.
Que todo hubiese quedado perfecto si no te hubieses echado a reír como un loco. Gruñó la chica cruzándose de brazos. Y todo porque dije algo parecido a que el vestido lo había cogido un tornado con latas de pintura...
Harry soltó una carcajada y se le aguaron los ojos de la risa nada más de recordar.
Como siempre, ¿Por qué no tendré la boca cerrada? Refunfuñó Lara G. mientras Harry estaba muerto de risa a su lado. Oh, cállate antena parabólica con interferencia.
Harry dejó de reír mirándola con reproche.
¡Hey! Espera, llegamos a una esquina y yo hasta ahora no soy adivina ni guía de turistas. Dijo Lara G. de repente deteniendo a Harry con una mano. Será mejor que le preguntemos al arco iris ambulante digo a mamá a donde vamos.
Para su desgracia que Harry empezó a reírse nuevamente cuando Sirius y Gabriela llegaban a ellos.
Eres un caso perdido. Suspiró Lara G. con los ojos en blanco, miró a los adultos. Mamá, ¿A dónde vamos? Porque no tengo la menor idea de adonde ir... ¿Podrías dejar de reírte gafas con niño?... mejor, y ponle la tapa al piano... que guardes los dientes... ya, decía que... ¿Que estaba diciendo?
Vamos a almorzar afuera cariño. Le dijo Gabriela sonriendo. Vamos a la cafetería muggle que queda nada más al doblar aquí.
¡Genial! Jeje, deja que algo de comida caiga en mis manos, va a ir al estómago sin escala. Murmuró Lara G. sonriendo maliciosa, Harry se tragó la risa. ¿Tienes hambre guajacón con patas?
Estás bromista hoy. Gruñó Harry siguiéndola cuando empezó a caminar.
Hoy tengo el chistesímetro en su punto. Dijo Lara G. alegremente, mientras los adultos sonreían por sus ocurrencias. Y tú te tomaste un tanque de 55 galones de vinagre, ¿Qué, la carta de tu ñeñé no te hizo efecto hoy por la mañana?
¡LARA! Bramó Harry enojado mientras la chica se había adelantado mucho trotando y riendo a mandíbula batiente. ¡SE LO VOY A DECIR A GEORGE!
¡De seguro no querrás cometer ese error! Lo tomará como una información muy interesante para hacerte parecer a una olla de presión a punto de estallar. Dijo Lara G. caminando de espaldas, pero a una buena distancia de él.
Harry puso cara de horror.
OK, era broma hermanito. Dijo la chica acercándose a él y pasándole un brazo por los hombros haciendo que Harry quitase la cara de horror. Supongo, no se por que, que esta es la cafetería.
Los chicos siguieron a los dos adultos que se apresuraron en sentarse en una mesa al aire libre. Varias personas que estaban en la cafetería los miraron sentarse unos segundos y después volvieron a sumergirse en sus charlas. Enseguida llegó un dependiente y anotó el pedido de cuatro muslos de pollo asado. Se entretuvieron conversando y los chicos tuvieron que admitir que Snape estaba actuando a las mil maravillas, Sirius estaba completamente convencido de lo que tenia al lado no era más que una mujer dulce y tierna. Harry y Lara G. conversaban alegremente cuando llegó el pedido y se los servían delante. Pero cuando el dependiente se fue y Lara G. agarró cuchillo y tenedor dispuesta a despalillar su muslo de pollo, se le quedó mirando al plato con el entrecejo fruncido.
¿Sucede algo cariño? Le preguntó Gabriela al ver a la chica mirando confundida su plato.
Que creo que se equivocaron, el pedido era cuatro muslos de pollo, no tres y medio, porque esto, parece más un muslo de gorrión que de pollo. Resopló Lara G. sin apartar la vista del plato.
Harry y Sirius soltaron una carcajada ahogada.
Toma el mío. Dijo Gabriela ofreciéndole su plato.
Oh no, has bajado de peso y te conviene engordar unas libritas. Dijo Lara G. cabeceando. Me quedo con mi gorrión y si se me queda en una muela siempre puedo robarle algo a Harry.
Eso quiero verlo. Gruñó el chico mirándola con recelo.
Lara G. alzó una ceja y olfateó al aire, como una especie de amenaza.
Creo que no me voy a comer el pollo completo. Se apresuró en decir Harry poniendo su plato con disimulo lejos de las manos de la chica.
Lara G. sonrió complacida y giró el tenedor y el cuchillo en sus dedos como unas batutas antes de lanzarse a comer su muslo de pollo, o de gorrión, según ella. Harry comía encogido, por miedo de ver aparecer de repente el tenedor de Lara G. por el borde de su plato para robarle alguna masa de pollo. Pero la chica se mostró tranquila, sin hacer mucho comentario y sin amenazar con empezar a olfatear la comida para después llegar a conclusiones de la vida y obra de la sazón. Sirius al parecer no se dio cuenta cuando las manos de Gabriela empezaron a volverse toscas, por lo que ella se apresuró en tomar un trago de poción multijugos. Pero los chicos si habían visto eso, lo que no dijeron nada.
Terminaron satisfechos, hasta Lara G. que dijo que estaba haciendo dieta. Esto provocó un inusual fruncimiento de entrecejo por parte de Gabriela que empezó a decirle que estaba muy delgada y que no podía hacer dieta. Sirius de repente la miró extrañado, ese era el comportamiento usual de Snape, lo que no parecía atar bien los cabos o no los asociaba. Pero Harry se dio cuenta de que si Gabriela seguía con esa actitud idéntica a su carácter habitual, Sirius terminaría cayendo en cuenta. Salvó la situación al derramar adrede su vaso de agua, logrando que el ambiente se normalizara.
Pagaron la cuenta y los chicos siguieron a los adultos a un bar de magos oculto en la cuidad, en donde los dejaron utilizar la red flu para regresar a Privet Drive, porque Harry y Lara G. habían manifestado el pequeño problema que tenían con los hechizos de Aparición. Cuando Sirius y Gabriela llegaron a Privet Drive, se encontraron a los chicos ligeramente verdes desparramados en las sillas de la cocina. Tantas vueltas en la red flu les viró al revés el estómago. Gabriela se apresuró en atenderlos preocupada, además que ellos querían hablar con ella.
Así que Harry y Lara G. insistieron en que ella los acompañara al segundo piso, y lo que impidió que Sirius los siguiera, fue la llegada de Lupin. Pero eso complicó un poco las cosas. Lupin miró a Gabriela extrañado y ya iba a soltar un: Severus, ¿Que haces con esa forma? cuando los chicos negaron levemente abriéndole mucho los ojos. La pregunta fue transformada en un atropellado: Hola Gabriela, que ella contestó con una sonrisa improvisada. Los chicos se apresuraron en sacarla de la cocina y la subieron a base de empujones. Lara G. brindó al momento su habitación y cerró la puerta poniendo un hechizo imperturbable.
Uff, por poco. Dijo soltando aire y acercándose hasta sentarse en la cama al lado de la mujer.
Si, queremos decirte algo. Dijo Harry por su parte, Gabriela alzó ambas cejas. Que no hagas más tus gestos ni te comportes como eres habitualmente, Sirius está empezando a sospechar algo.
¿De veras? Preguntó Gabriela algo nerviosa. Por dios, si Black me descubre estoy frito, no podría aguantar sus burlas todo el día sin lanzarle un buen maleficio...
Los chicos se miraron por delante de ella alzando una ceja al unísono.
Está bien, no se tienen que mirar así, voy a hacer todo lo posible por comportarme correctamente. Dijo Gabriela terminando con las expresiones de los chicos. Tranquilos, no voy a gruñir mientras tenga esta forma.
Los chicos suspiraron aliviados cuando se escuchó un plop que los hizo saltar.
Severus, ¿Se puede saber que haces así? Le preguntó Lupin ceñudo.
¿Y Sirius? Preguntó ella a su vez mirando con cautela por toda la habitación.
Está abajo, llegó Misty.
Los chicos hicieron muecas de asco y haciendo como que vomitaban. Gabriela les pasó los brazos por los hombros y los estrechó contra si.
¿El no te explicó nada? Preguntó Gabriela ladeando la cabeza.
Oh si, pero... ¿Por que no le dijiste? Dijo Lupin molesto. ¡Es nuestro compañero de trabajo! Ahora es tu hermano, como es el mío también, ¿Que te pasa por la cabeza Severus?
Cosas del pasado. Gruñó Gabriela estrechando a los chicos con más fuerza. Y no le voy a decir y punto Remus, y tú tampoco lo harás, déjame a mi, yo me entiendo.
P-Pero... Sirius lo va a entender.
Se ve que no vas a ser tú el que reciba las burlas. Dijo Gabriela mostrando los dientes.
Pero si le explicas que fue necesario... ¡Si ibas con tu apariencia normal al Cairo iba a ser tu muerte Severus! Debe entender que no estarías vivo, Voldemort te hubiese asesinado, y si no te hubieses ido a tiempo hoy y no hubieses tomado esa forma en la estación de policías...
A Lara G. se le aguaron los ojos y bajó un poco la vista abrazando a Gabriela, gesto que no pasó desapercibido por ella.
Cambia de tema Remus. Pidió la mujer acariciándole la cabeza a Lara G., le besó la frente suavemente. Cambia de tema, por favor.
Lupin asintió bajando la cabeza y guardando las manos en los bolsillos. Harry cerró los ojos con dolor nada más de imaginarse lo que hubiese sucedido si Snape se quedaba un segundo más en la estación de policías. Lara G. sollozó débilmente abrazando con más fuerza a Gabriela.
No, no mi amor, no llores... todo está bien. Le dijo la mujer dulcemente, le besó de nuevo la frente para calmarla. Shhh, tranquila mi niña, estoy aquí ¿Si? No sucedió nada... tranquila...
Lara G. dejó de sollozar quedándose muy tranquila, pero seguía aferrada al vestido de Gabriela y ahora aspiraba largamente su olor con los ojos cerrados. Lupin esperó que el ambiente se relajara antes de hablar.
Sabias que Misty fue mortífaga, ¿Verdad?
Gabriela apartó la vista de su hija para mirar a Lupin.
Si. Contestó frunciendo ligeramente el entrecejo mientras Harry se acurrucaba contra ella.
No me está cayendo bien. Dijo Lupin poniéndose serio. Me he dado cuenta de que... no es para Sirius, es que si tan solo le quitase los ojos de encima y los pusiese en otra...
¿Te refieres a Elizabeth Urrich? Preguntó Gabriela, Lara G. había abierto los ojos y los tenía algo claros. Es una buena muchacha y he notado que mira a Sirius con bastante interés.
Yo también lo he notado y es guapa. Dijo Lupin balanceándose sobre sus pies. Pero... ¿Como hacer que Sirius deje a Misty?
Yo tengo una idea, pero es un tanto riesgosa. Dijo Harry débilmente.
¿Una idea? Repitió Lupin interesado.
Puedes hablar cielo. Lo animó Gabriela sonriéndole.
Es que... no, mejor no. Se retractó Harry acurrucándose contra la mujer.
Habla Harry, ya hemos hecho todo lo posible para espantarla, una idea nueva no vendría mal. Dijo Lara G. de repente, Gabriela sonrió acariciándole la cabeza.
OK, pero espero que no me asesinen después de esto... he notado que Misty es muy celosa, y si viese que Sirius está metido con otra mujer... Dijo Harry tímidamente. Quizás lo deje.
¿Que quieres decir con eso de: Metido con otra mujer? Preguntó Gabriela adivinando horriblemente que tenia que tomar partido en la idea.
No lo tomes con todo el sentido de la palabra. Se apresuró en decir Harry. Solo un poco de actuación de tu parte y ya...
Gabriela puso cara de horror muy nerviosa.
Está bien, voy a ver que puedo hacer. Suspiró resignada. Pero después de esto... ¡No más favores de este tipo!... estoy loco, completamente loco.
¿Quieres un consejo? Dijo Lara G. y la mujer asintió horrorizada. Cuando llegues a la cocina, bésale la mejilla a Sirius...
¡¿QUE HAGA QUEEE?! Exclamó Gabriela pegando un salto. ¡¡NI LO SUEÑEN!!
¿Y que querías, amor platónico? Rezongó Lara G. secándose los ojos con el dorso de la mano derecha. Está bien, entonces yo lo hago... dame poción multijugos...
Gabriela se levantó de un salto, resoplando como un toro furioso.
Ni sueñes que te voy a dejar tomar poción multijugos. Gruñó apuntándole con un dedo a la chica que se había levantado.
Como no tienes agallas para hacerlo, lo hago yo. Dijo Lara G. muy seria extendiendo una mano hacia ella. Dame poción... y me das el pedazo de arco iris ese que tienes puesto y yo misma echo a Misty de esta casa...
¿Con que no creen que sea capaz de hacerlo? ¿Eh? Dijo la mujer con los ojos verdes brillándoles, los entrecerró. Pues está bien... a esa Misty la echo yo, esta es MI casa y Sirius ahora es MI hermano y ustedes tenían razón desde el primer momento en que ella puso un pie aquí, no es de fiar, quería tu sangre Lara y estaba buscando la forma de que tú, Harry, la apreciaras hasta tal punto que compartieses tu poder con ella y ha estado utilizando a Sirius todo el tiempo ¡PORQUE TIENE SANGRE DE VEELA! ¡Y eso no lo voy a permitir!...
Gabriela se detuvo respirando agitadamente, al parecer, llevaba bastante tiempo tratando de soltar aquel discurso. Los chicos y Lupin la miraban con los ojos como platos. Separó los pies y puso las manos en las caderas balanceándose un poco a los lados. Se miró en el espejo que Lara G. tenia encima de su mesita de noche y parpadeó un par de veces retocándose el pelo...
¿Alguien tiene un poco de maquillaje que me preste? Preguntó de repente muy calmada, Lara G. abrió ligeramente la boca y alzó un dedo. ¿Podrías buscarlo cariño? Y el vestido... lo siento, se que es horrible pero fue el primero que encontré.
Los chicos intercambiaron una mirada confusa mientras que Lupin se acercaba con cautela a Gabriela que ahora se miraba detenidamente en el espejo.
¿Estás seguro Severus? Le preguntó dudando mientras Lara G. registraba en su armario ayudada por Harry. ¿Soportarás esto?
Si quieres puedo empezar por besarte una mejilla a ti. Dijo Gabriela dándose vuelta, Lupin parpadeó nervioso. Era broma.
Lupin suspiró aliviado, pero de repente se vio atacado por un abrazo de Gabriela que le plantó un sonoro beso en la mejilla. Cuando la mujer lo soltó, el brujo tenía los ojos abiertos como platos y la miraba azorado. Lara G. le extendió un estuche de maquillaje como si fuese un robot y con la quijada descolgada, nunca pensó que su padre tendría el valor para hacer lo que acababa de hacer y menos a alguien a quien había odiado hasta hace muy poco tiempo.
Gracias cariño. Le dijo Gabriela sonriendo, Harry se había dejado caer en la cama con los ojos muy abiertos. Y quita esa cara.
Lara G. hizo una mueca leve. Gabriela se miró las manos con el entrecejo fruncido y sacó de un bolsillo el frasco de poción multijugos. Bebió un trago e hizo una mueca guardando el frasco de regreso.
Y-Yo voy bajando. Dijo Lupin todavía impresionado.
La mujer asintió haciendo aparecer una silla delante del espejo y sentándose en ella. El brujo desapareció con un plop mientras Lara G. se dejaba caer sentada en la cama, Harry se incorporó un poco.
Siento tanto no haberles creído desde el principio. Dijo Gabriela de repente empezando a pintarse los ojos, los chicos la observaban con cautela desde la cama. Sucedió lo que habían dicho desde el principio... eso de que... um... no le iba a creer a ustedes porque podría hacer que olvidase todo en una noche y...
Los chicos emitieron un jadeo alto abriendo mucho los ojos y echándose para atrás en la cama, como huyendo de ella.
No, no interpreten mal. Se apresuró en decir Gabriela sin dejar de mirarse en el espejo. Solo intentó utilizar sus encantos de veela conmigo, en un intento por congraciarse, pero no lo logró, no cedí... está utilizando a Sirius, debí confiar más en ustedes.
Harry y Lara G. (Que ya habían llegado contra la pared) se miraron alzando ambas cejas. La mujer se levantó desapareciendo la silla con un giro de varita y giró hacia los chicos de repente haciendo que se empotraran en la pared.
Vamos, quiten esas caras de liebres asustadas. Dijo suavemente acercándose. Ahora, vengan conmigo, vamos a buscar un poco de poción revitalizante para ustedes, deben estar agotados...
Los chicos empezaron a hablar a un tiempo.
¡Pero si estamos bien!
¡Yo no me siento nada!
¡Más alegre no puedo estar!
¡Tengo muchas energías para gastar!
Gabriela sonrió al ver más relajado el ambiente.
Pero si lucharon contra el señor Oscuro no deben estar bien... Dijo dulcemente, los chicos se callaron. Vamos, hace tiempo que no cuido de ustedes, es solo un poquito de poción revitalizante.
Para ti es un poquito, para nosotros es un suicidio. Dijo Lara G. analizando si salir corriendo era buena idea.
Tú siempre tan ocurrente, Lara cariño. Dijo Gabriela sonriendo, los chicos pasaban la mirada de la puerta a ellos mismos. Entonces como no quieren moverse de aquí... creo que voy a bajar a buscarles la...
Los chicos no necesitaron escuchar el resto, entre tomarse la poción en un lugar cerrado y tomársela en un lugar abierto y con compañía, preferían lo segundo. Saltaron de la cama y salieron corriendo rompiendo el hechizo imperturbable. Gabriela sonrió y los siguió. Los chicos hicieron su aparición en la cocina con caras de asco, pero esta se hizo demasiado notoria al ver a Misty levantarse con una sonrisa de oreja a oreja.
¡Ah! ¡Harry, Lara! ¡Estaba tan preocupada por ustedes! Exclamó con una falsa voz dulce acercándose a ellos a una velocidad alarmante. Yo quería haber ido a buscarlos pero...
Veo que no se escondieron de mí, mis niños. Dijo la voz de Gabriela por detrás de ellos. Ahora voy a buscarles esa poción revitalizante y... disculpe, ¿Quién es usted?
Misty parpadeó mirando a la mujer que acariciaba con aire maternal las cabezas de los chicos.
Soy... Misty Grasful. Dijo Misty extendiendo una mano con recelo.
Gabriela Evans. Se presentó esta estrechando la mano de Misty con una sonrisa, los chicos retrocedieron un poco, así que ella rápidamente les puso las manos en los hombros. No, no van a escapar esta vez pequeños, ahora se sientan y esperan...
Los chicos se dejaron llevar hasta sus sillas, dejando a Misty en el medio de la cocina que miraba a Gabriela como si pensase que fuese un peligro. Lupin los tranquilizó con una sonrisa leve mientras Sirius miraba embelesado a Misty, que empezaba a mostrarse recelosa con Gabriela. Esta ahora estaba registrando en las estanterías, como si nunca hubiese puesto un pie en esa casa.
Sirius querido, ¿Sabes donde el gruñón de Severus guarda las pociones? Preguntó Gabriela registrando por todas partes.
Misty frunció el entrecejo ante el: Sirius querido.
Si, en el desván. Contestó este saliendo de su embeleso. ¿Para que quieres saber eso?
Para que va a ser querido, quiero que los niños tomen un poco de poción revitalizante. Dijo Gabriela volteándose, los chicos fruncieron la nariz en señal de asco. ¿Me acompañas al... desván?
Si quiere yo voy con usted. Se apresuró en decir Misty entrecerrando los ojos.
Perdón, creo haber pedido que Sirius me acompañara, no usted. Dijo Gabriela sin perder la sonrisa, que empezaba a volverse peligrosa. ¿Vamos, querido?
Sirius es mi novio. Dijo Misty mostrando los dientes levemente. Así que le pido que deje de decirle querido...
¿Y? Dijo Gabriela desafiante.
Sirius, ¿Quién demonios la invitó a esta casa? Preguntó Misty de repente, los chicos esperaban una reacción parecida.
Sirius de repente frunció el entrecejo.
Creo que deberías mostrar mejores modales. Espetó levantándose. Está bien Gabriela, te acompaño al desván.
¡Gracias Sirius! Exclamó esta abrazándolo, le pegó tal beso en la mejilla que le dejó marcado el lápiz labial, miró a los chicos que hacían todo lo posible por no soltar la carcajada ante la cara que había puesto Misty. Y ustedes dos no se muevan de aquí... Remus, vigílalos por mí.
Creo haber dicho bonita, que Sirius ES mi novio, así que no quiero ese acercamiento tuyo a él, y aléjate de Harry y de Lara, no te atrevas a tocarles un solo cabello...
Fue la gota que colmó el vaso. Gabriela soltó a Sirius y sus ojos verdes relampaguearon. Era más alta que Misty, ya que esa forma solo era unos dos centímetros más baja que su forma normal, porque Snape de por si, a pesar de haberse puesto fuerte en todo el tiempo que llevaba con su nueva familia, era bastante alto. Se irguió sobre ella con porte amenazante, entrecerrando los ojos.
No... vuelva a... decir eso... Dijo mostrando los dientes, los chicos se miraron, se estaba alterando y eso no era bueno. Vete, vete de esta casa...
No me voy, porque... no pienso dejar a Harry y a Lara en sus garras de arpía...
Los ojos de Gabriela se encendieron, señaló la puerta con un dedo.
Váyase. Repitió crispando todo el rostro.
Oh no, usted no tiene ningún derecho, esta no es su casa y, ya estoy a punto de conseguir lo que quiero de aquí... Dijo Misty olvidando completamente que Sirius, Lupin, Harry y Lara G. estaban presentes en la cocina. ... ¿Sabes quien es esa chica? Es el Ángel de la Oscuridad, si esa estúpida niña le a dicho que es normal es mentira... voy a conseguir su sangre para mí y cuando eso suceda, creo que le lanzaré una buena maldición a Sirius, no sin antes decirle que me ha sido muy útil para acercarme a esos mocosos y usted se va a apartar del camino si no quiere que la aparte yo...
Gabriela temblaba de pies a cabeza de cólera, sacó su varita con una velocidad pasmosa y le fue a apuntar a Misty, pero una mano la detuvo. Ella no había sido la única que había temblado de ira. Sirius tenía cerrada la mano derecha en un puño mientras que con la izquierda le aguantaba la mano a Gabriela. Misty pareció darse cuenta de lo que acababa de decir.
Sirius... mi amor... fue... no fue en serio... te lo juro... Comenzó a decir retrocediendo, los ojos grises del brujo se habían vuelto terribles, despidiendo destellos, parecía el loco peligroso que se había fugado de Azkaban. Fue ella... ella tiene la culpa... me, me maldijo entre dientes... para que no la pudieses escuchar...
Fuera... vete de aquí y no regreses... Dijo Sirius haciéndole fuerza a Gabriela para que no terminase de subir la varita. ¿Como te atreves a insultar a mis sobrinos? ¿Como te atreves a utilizarme?... ¿QUE NO ME ESCUCHASTE? ¡¡FUERA!!
Misty dio un salto en el aire. Sirius le había apuntado con su varita como si fuese una espada. Otra varita se unió a la de él, solo que ya Gabriela estaba formulando un hechizo...
¡STUPEFY!
Misty desapareció justo a tiempo, el hechizo no la tocó, solo salió disparado por la puerta abierta que daba al patio. Terminó chocando contra el árbol. Sirius se alejó de un salto de ella. La mujer rabiaba, de su varita todavía al frente saltaban chispas. Hubo un estruendo y una silla salió volando. Estaba fuera de control. Lara G. se levantó al momento y le agarró el brazo de la varita.
¡No vale la pena! Exclamó Lara G. tratando de controlar a Gabriela. ¡Detente!
La mujer cargó el brazo libre automáticamente en una bofetada, ciega por la rabia. Lara G. cerró los ojos para aguardar el golpe, por haberse atrevido a intentar detenerla. Pero Gabriela al mirarla bien, parpadeó bajando la varita, con la mano temblando en el aire. La chica seguía frente a ella con los ojos cerrados y el rostro arrugado, esperando. Bajó la mano hasta la cabeza de la chica y la abrazó con fuerza.
No voy a cometer el mismo error. Le susurró al oído. No va a suceder de nuevo mi niña.
Lo se. Susurró Lara G. de vuelta abrazándola. Te quiero, nunca me dejes sola.
Yo también te quiero hija mía... ¿Como lo hice?
Muy bien, Misty se fue.
No me pidan otro favor de estos... si Sirius se entera que fue Severus Snape el que le besó la mejilla y lo abrazó hay que correr con él a San Mungo.
Lara G. soltó una risa débil, Gabriela le besó la cabeza. Sirius se había dejado caer en una silla mientras Lupin se apresuraba en palmearle la espalda.
¿Por qué tuve que tener una novia así? Se quejaba con la cabeza entre las manos. ¿Por qué no pudo ser más... agradable?
Tranquilo amigo, cualquiera se equivoca en escoger a su pareja. Le dijo Lupin sentándose a su lado, Harry cabeceó. Ella no es la única mujer en el mundo...
P-Pero... ella es tan dulce y... amorosa... Dijo Sirius abatido. ¡La amo de veras!
Porque tenía sangre veela. Dijo Lara G. saliendo del abrazo de Gabriela que la miraba con aire maternal. Te tenía hechizado...
Sirius levantó la cabeza mirándola.
¿Cómo sabes... ? Quiero decir... quizás estés equivocada Lara. Dijo parpadeando mucho.
Ella tiene razón amigo, yo por poco caigo en sus redes. Dijo Lupin muy serio, los chicos lo miraron asombrados. Me hechizó para que le contase cosas tuyas, tus debilidades y hasta cosas de los chicos... pero por suerte llegó Katia y me sacó del trance.
Sirius soltó aire mirando a la mesa.
Me alegro que se haya ido. Dijo frunciendo el entrecejo, levantó la vista y miró a Gabriela que se había sentado al lado de Harry. Y tú Gabriela... ¿Tienes novio o estás comprometida ya?
La mujer abrió los ojos como platos y le entró un ataque de tos repentino. Harry disimulaba las ganas de reír limpiando sus gafas.
¿Estás bien? Preguntó Sirius levantándose, Lara G. parpadeó aguantando la risa cuando le vio la marca en lápiz labial del beso en la mejilla al brujo. ¿Quieres agua o algo?
Gabriela hizo ademanes con una mano, como diciéndole que no se preocupase por ella. Harry creyó que iba a soltar un pulmón por la boca si seguía tosiendo de esa manera. Sirius se acercó preocupado y le palmeó la espalda suavemente.
Ya, ya estoy bien Sirius. Se apresuró en decir Gabriela haciendo que Sirius dejase de palmearle la espalda. No he estado bien en estos días y...
¿No quieres pastillas para la tos? Ofreció Sirius, los chicos solo se miraban y Lupin miraba su varita, como encontrándola más interesante de lo normal. Puedo buscarte algunas en el botiquín para que te mejores...
Te lo agradezco, pero ya estoy bien. Dijo Gabriela mirando desesperada a Lupin como pidiendo ayuda.
Sigo pensando que debes decirlo. Dijo Lupin tranquilamente, Sirius lo miró con el entrecejo fruncido sin entender. Es lo mejor Se...
Lo que él quiere decir es que soy prima de Severus. Lo cortó Gabriela rápidamente.
A los chicos se les escapó una carcajada viendo el cuento chino que había metido Snape para salir de esa. Los adultos pasaron la mirada por uno y otro tratando de encontrar el motivo del chiste. Harry ahogó la risa con una mano en la boca y abrazó a Gabriela besándole la mejilla.
No tienes salida, acaba de decírselo a Sirius. Le susurró al oído.
Gabriela miró a Lara G. que ahora se sentaba en una esquina de la silla de Harry. Los chicos alzaron ambas cejas, como esperando a que soltase la lengua.
OK, ya voy a hablar. Gruñó la mujer resignada.
¿Cuál es el misterio? Preguntó Sirius intrigado. ¿Me estoy perdiendo algo?
Oh si. Dijo Lara G. asintiendo levemente. ¿Que sucedería si te digo, que Gabriela Evans y Severus Snape son la misma persona?
Sirius se quedó en shock. Miró a Lupin como esperando que le dijera que era broma.
Habla tú Severus, va a entenderlo. Dijo el brujo simplemente.
Gabriela se levantó y encaró a Sirius. Levantó una ceja.
¿Que sucede Sirius? ¿Ya no reconoces a tu hermano y compañero de trabajo? Preguntó con una sonrisa contrahecha.
Sirius parpadeó y la señaló con un dedo.
E-Esa voz... yo sabía que la había escuchado antes... Dijo poniéndose nervioso. ¿Por qué... demonios... tomaste esa forma...? ¿Por qué... no fuiste al Cairo con tu apariencia normal?
Lo hubiesen asesinado Sirius. Dijo Lupin poniéndose serio. ¿Te hubieses imaginado si Voldemort lo hubiese visto? Y fue un error que tomase esa forma, pero ya era demasiado tarde para repararlo, los mortífagos no están confiando mucho en él ya... trataron de seguirlo, pero por suerte, Severus, tienes mucho ingenio y eres astuto... si hubiese tardado buscando otra forma disponible... no hubiese llegado al aeropuerto vivo y ahora no estuviese aquí con nosotros... alguien trató de asesinarlo Sirius, no sabemos quien...
Lupin se detuvo, se mordió el labio mirando al suelo. Había hablado demasiado delante de las personas incorrectas. Lara G. se había tapado los oídos con las manos negando lentamente con la cabeza. Estaba temblando. Harry se levantó y salió al patio mirando al suelo.
Esta vez te pasaste Remus. Le espetó Gabriela acercándose a Lara G. que seguía con los oídos tapados, lágrimas silenciosas corrían por su rostro. Quedamos en que no podías decir nada.
Lo siento Severus... no tenia intención de... Se excusó Lupin débilmente, soltó aire. Lo siento...
Lara... Lara cariño mírame... Le pidió Gabriela a la chica tomándole las manos. No sucede nada cariño...
¿Por... que... no me dijiste? Sollozó Lara G. sin levantar la cabeza, negando lentamente. No quiero... que... te vayas...
No, no mi amor, nunca me voy a ir... ven, ven conmigo. Dijo Gabriela levantándola por los brazos, la abrazó besándole la cabeza, la chica seguía llorando en silencio con los oídos tapados y sin devolver el abrazo. Tranquila mi niña... estoy aquí, no sucede nada, siempre voy a estar contigo mi amor, no llores, sabes que no me gusta que estés triste.
Lara G. levantó la cabeza mirándola. Gabriela le sonrió levemente y le secó las lágrimas suavemente. La chica cerró los ojos abrazándola con fuerza. Sirius miró al patio, no veía a Harry.
Gabriela digo... hem, hem, Severus... ¿Y Harry? Preguntó rectificando el nombre.
La mujer miró afuera acariciándole la cabeza a su hija y frunció un poco el entrecejo.
Cariño... ¿Podrías subir a darte un baño? Le preguntó a Lara G. que ladeó la cabeza para mirarla y asintió levemente. Creo que se me perdió el otro diablillo que es mi hijo, ¿Tienes idea de donde puede estar?
Puede estar trepado en el árbol o del otro lado de este. Murmuró Lara G. aspirando largamente.
Ve arriba. Le dijo Gabriela soltándola, la chica asintió secándose los ojos. Y por favor, no estés triste... aquí hay un viejo malhumorado para rato.
Lara G. logró hacer una sonrisa aguada.
Eso está mejor pequeña. Le dijo Gabriela sonriendo, le besó la frente y luego una mejilla. Ve arriba y... lávate bien la cara... te marqué con el lápiz labial... no pongas esa cara mi niña que no fue a propósito.
Lara G. sonrió levemente y salió de la cocina con su largo pelo ondeando a su espalda.
Falta poco para que se termine la hora. Dijo Gabriela consultando un reloj en su muñeca, cabeceó un poco. Recuérdenme después de esto no volverme a poner un falda en lo que me queda de vida, voy a ver a Harry...
Severus... La detuvo Sirius, ella giró a medias, a punto de salir al patio. Perdona si te subestimé... eres un padre estupendo para los chicos y una madre también, por que no... por cierto... ¿No tendrás algún pañuelo de papel por ahí? Odio tener la marca de un beso en la mejilla.
Si quieres te beso la otra mejilla para que estés parejo. Dijo Gabriela sonriendo.
OK, no hay problema. Dijo Sirius poniendo la otra mejilla.
Oye que era broma. Dijo Gabriela al momento. Creo que el que va a terminar ingresado en San Mungo voy a ser yo si me vuelvo a poner otra falda.
Te queda bien el atuendo. Dijo Sirius mirándola de arriba abajo. Y te sugiero que no te pongas los vestidos muy escotados, varios muggles se quedaron en Belén con los pastores cuando les pasabas por al lado en la calle...
¿A si? Bueno, no he perdido mi encanto. Dijo Gabriela alisándose el vestido con orgullo. Ahora voy a buscar a Harry, a ver si me acabo de deshacer de este vestido.
Le guiñó un ojo a Sirius antes de salir al patio.
Te dije que había cambiado. Le dijo Lupin divertido por la conversación en broma que acababa de escuchar. ¿Que crees Sirius?
Que ese vestido estaba muy escotado, y que es buen espía, podría sentarse a cenar con el mismísimo Cornelius Fudge y a este ni le pasaría por la cabeza que tiene sentado al lado a un espía, hasta yo creí que era una mujer. Dijo Sirius observando a Gabriela darle la vuelta al árbol y quedarse mirando algo o a alguien allí. Ahora me pregunto... ¿Como demonios logró llorar tan real en la estación de policías?
Lupin soltó una carcajada recostándose a la silla.
Harry miró como Gabriela se sentaba a su lado, entre dos gruesas raíces.
Creo que merecíamos saber que alguien... te intentó asesinar antes de irnos al Cairo. Dijo Harry mirando al frente y frunciendo el entrecejo. Somos tus hijos... tenemos derecho a saber si nuestro padre corre peligro.
No lo dudo, pero... hay cosas que no se pueden decir, para evitar lo que le sucedió a tu hermana hoy. Dijo Gabriela mirándolo. Preferí no decirles nada... porque pensé que así los estaba protegiendo... ¿Me perdonas cielo?
Harry miró al suelo, frunciendo ligeramente el entrecejo, como reflexionando.
Si, ¿Por qué no iba a hacerlo? Dijo finalmente alzando la vista y mirándola, sonrió. Eres genial.
Y tú eres tan tierno. Dijo Gabriela sonriendo también, abrió los brazos. ¿No le vas a dar un beso a mamá?
Estás mejorando tu sentido del humor. Dijo Harry abrazándola, le besó la mejilla.
Todo es gracias a ustedes, me han enseñado a ver la vida de otra forma. Gabriela le besó la cabeza suavemente mientras el chico la abrazaba con fuerza. Ahora, ¿Por qué no subes a darte un baño? Y a mi se me está al acabar el tiempo y no me gustaría recuperar mi forma con un vestido puesto.
Harry soltó una risa débil soltándola, se levantó y la ayudó a incorporarse. Salió caminando y pasó por la cocina no sin antes vislumbrar a Sirius y a Lupin tomando té y charlando. Gabriela entró poco después de él cerrando la puerta del patio.
¿Quieres una taza de té? Brindó Sirius cordialmente.
En cuanto me quite este Picasso. Contestó ella pellizcando el vestido. Hoy ha sido un día estresante para mí.
Ah, Severus... Dijo Sirius antes de que Gabriela saliera de la cocina, haciéndola detenerse a mitad de camino. ¿Podemos odiarnos en paz otra vez? Eso si, prometo no bromear con esto y de mi boca no va a salir ni media palabra acerca de este asunto, se perfectamente que no fue a propósito.
Por supuesto Sirius. Dijo Gabriela como si fuese obvio. ¿Crees que pasaría varios minutos sin insultarte ni una vez? Pensé que a pesar de ser gamberro, eras inteligente.
Como quieras Snivellus, lástima que ya te estás al quitar el vestido, puedes ir a un club y hacer que todos caigan a tus pies.
Oh, no olvides que estás hablando con una dama.
Por ahora, pero dentro de poco volverás a ser hombre, ¿No?
Siempre he sido hombre, no tiene nada que ver con que finja.
Oh, ya, ¿Y el beso en la mejilla? ¿Como fue?
Como hermano, un alto en las hostilidades por diez minutos.
Sirius se había levantado y había llegado frente a ella.
¿De veras me consideras... tu hermano? Preguntó alzando ambas cejas.
No te emociones perrito, solo lo digo de dientes para afuera. Repuso ella tranquilamente.
Sirius de repente la abrazó y le plantó un sonoro beso en la mejilla. Gabriela se quedó paralizada y salió a flote su tic en la comisura de la boca.
Estamos iguales Snivellus y... tienes un tic muy atractivo. Bromeó Sirius, el tic de Gabriela se hizo más notorio. Acaba de subir, ya te está creciendo la nariz y me voy a reír bastante si te transformas con ese vestido puesto.
Gabriela emitió una especie de bufido y salió de la cocina a zancadas.
Sirius y Lupin se trasladaron a la sala con una bandeja con té y bizcochos, encendiendo el televisor. Se entretuvieron con un partido de fútbol, aunque no le hallaban mucho de emocionante por el problema de que los jugadores no volaran en escobas, pero después de todo, no la estaban pasando tan mal. Snape bajó a los pocos minutos con su aspecto normal y su habitual túnica negra. Los otros dos brujos enseguida le sirvieron una taza de té que por poco termina volando cuando el equipo de Inglaterra marcó un gol.
Snape se sentó con cautela al lado de Lupin, que miraba el televisor con los ojos muy abiertos, mientras Sirius parecía que era él el que estaba jugando fútbol y no los jugadores del televisor. Harry bajó las escaleras desgreñándose la húmeda cabeza y se detuvo al ver a los tres brujos sentados en el sofá, mirando muy nerviosos el partido de fútbol. Se acercó y cuando iba a abrir la boca para preguntar el motivo de tanto entusiasmo por un simple partido de fútbol, Snape lo agarró por un brazo y lo sentó a su lado sin despegar la vista del televisor.
Pronto Harry se unió a los tres brujos. Ahora los cuatro se movían incómodos, mirando las jugadas y quejándose en voz alta cuando sucedía algo que no favoreciera al equipo de Inglaterra. Cuando Lara G. bajó, pensó que la habían cambiado de casa, frente al televisor había algo parecido a un gallinero, solo que los cuatro magos no soltaban plumas. Se acercó peinándose el pelo húmedo con las manos y miró el televisor con el ceño fruncido. Luego miró a los cuatro magos que parecían pensar que ella formaba parte de la decoración de la casa.
Bueno, eso hasta que a Snape se le ocurrió mirar al lugar donde estaba ella y enseguida gruñó. La chica frunció el entrecejo, y luego se miró dándose cuenta de que los ojos negros destellantes de su padre estaban fijos en su ropa. Suspiró dejando de peinarse, se había puesto un short negro corto (Y por la cara de su padre no le gustaba en lo absoluto por donde le quedaba) y un top del mismo color. Para su desgracia que Sirius también se le quedó mirando con mala cara, y Harry también, al ver a los dos brujos mirándola, la miró con reprobación.
Los tres a un tiempo gruñeron: ¡Quítate eso! contrastando con el: ¡Gol! ¡Gol! ¡GOOOOOOOOOOOL! de Lupin que casi vuelca la bandeja que estaba levitada al frente del sofá y tocando a Sirius en el hombro con el bizcocho que tenia en la mano. Lara G. pensó enseguida que era mala idea replicar y subió resoplando mascullando algo parecido a: ¡Hombres!. Se cambió de ropa, poniéndose vaqueros y un pullover y se les plantó delante a los cuatro magos haciendo que por poco les entrase un colapso nervioso por obstruirles la visión del televisor. Al final terminó sentada obstinada al lado de Harry que casi la tenia espachurrada contra el porta brazos del sofá.
Lupin se quedó toda la tarde, aunque no se podía descifrar si era por quedarse por sus amigos o por el partido de fútbol. Lara G. se entretuvo secándose el pelo, no podía soportar a los cuatro magos prácticamente haciendo olas cuando marcaban un gol o gritando barbaridades contra el televisor, muy convencidos de que los jugadores o el árbitro los escuchaban perfectamente. Fue un alivio para la chica que el partido culminase, pero lo que no fue alivio era que había terminado a la hora de la cena.
Enseguida se armó un buen movimiento en la cocina. Sirius, Lupin y Snape corrían por ella inventando, a esa hora, algo para comer. Harry seguía emocionado con lo del fútbol, así que fue una tortura para Lara G. escuchar los pormenores de dicho juego. La situación no mejoró en la cena, todos los magos empezaron a hablar del partido haciendo que Lara G. prácticamente se tragase sin masticar la comida para salir del caldeado ambiente de la cocina. Pero después de haberse lavado los dientes, encontró su venganza en el televisor, cuando todos los magos se acomodaban como esperando que empezara otro partido de fútbol en cualquier momento.
Se horrorizaron cuando empezó una película muggle y nada menos que con Brad Pitt como protagonista. La chica se deshizo en suspiros apasionados cayendo sentada frente al televisor con los ojos brillantes. Snape fue a apagarle el televisor gruñendo pero ella se dio vuelta con el rostro crispado haciéndolo cambiar de opinión. Los cuatro magos tuvieron que soportar toda la película, algo parecido a lo que había tenido que soportar la chica cuando el partido de fútbol. Lara G. se sentó al lado de Snape abriéndose paso sin despegar la mirada del televisor y haciendo que Sirius y Lupin se arracimaran contra una esquina del sofá.
Se enganchó del brazo de su padre lanzando suspiros apasionados y apoyando la cabeza en el antebrazo del brujo. Cuando la película estaba al terminarse, Snape le iba a gruñir que saliera de encima de él pero cuando la miró, la chica se había quedado dormida ante su calidez. Miró al otro lado y descubrió que el otro peso que tenia en el otro antebrazo, era Harry, que también se había quedado dormido. Les pidió a Sirius y a Lupin que no hicieran ruido y los levitó con cuidado. Se los llevó a ambos a la habitación de Lara G. y los acomodó en la cama. Los cubrió con una manta y les besó la frente paternalmente. Sonrió saliendo despacio de la habitación.
Harry de despertó al día siguiente con una punzada en la cicatriz. Se sentó bruscamente en la cama frotándose la frente. Pero no había sido solamente por eso que se había despertado, la cama se movía y no era él. Miró a su lado para descubrir a Lara G. moviéndose inquietamente, con los ojos muy cerrados. A veces los dedos de la mano derecha se le crispaban, como si estuviesen halándole los tendones. Le movió un hombro, y la chica gimió suavemente de dolor.
Lara... Lara despierta... La llamó sin dejar de moverle el hombro. ¡LARA!
La chica abrió los ojos dando un jadeo alto. Parpadeó un par de veces sentándose y se comenzó a frotar su cicatriz en el antebrazo derecho.
Me duele la cicatriz. Dijo con voz débil sin dejar de frotarse la cicatriz. No es tanto... pero me duele.
A mi también. Dijo Harry dejando de frotarse la frente. ¿Estará furioso?
No se, tú eres el que siente sus cambios de humor. Contestó Lara G. encogiéndose de hombros.
Es que... ¡Auch! Se quejó Harry llevando las manos a la cicatriz. Son punzadas repentinas... no es algo... constante.
¿Crees que debamos esto... hablar? Preguntó Lara G. temerosa.
No se, aunque lo consideraría prudente. Contestó el chico. Quizás papá tenga algo para el dolor de cabeza.
La puerta de la habitación se entreabrió y Snape se asomó por ella. Sonrió al verlos despiertos y terminó de entrar.
Buenos días par de lirones. Saludó sentándose en el borde de la cama. ¿Durmieron bien?
No muy bien, papá. Dijo Lara G. sin soltarse el antebrazo derecho.
¿Que quieren decir con: No muy bien, papá? Preguntó Snape alzando una ceja, de repente puso cara preocupada. No habrán tenido... algún sueño de esos, ¿O si?
No exactamente un... sueño de esos. Murmuró Harry gateando por la cama hasta llegar al lado de Snape. Nos despertamos por el dolor de la cicatriz.
Si, son punzadas repentinas. Dijo Lara G. apoyando la cabeza en el regazo de su padre, se frotó el antebrazo con cara de dolor. ¿No tienes nada por ahí que nos des?
Lo siento, saben que esas cicatrices no son normales, que más quisiera poderles aliviar el dolor con alguna poción, lo más que puedo hacer, es mantenerlos alejados de los problemas. Contestó Snape, Harry bajó un poco la cabeza y se frotó de nuevo la frente, Lara G. se apretaba el antebrazo derecho, aguantando los dolores repentinos. No quiero que les suceda algo, me importan demasiado como para dejar que caigan en alguna trampa del señor Oscuro.
A nosotros no nos va a suceder nada papá, a ti si. Murmuró Lara G. cerrando los ojos, Snape le comenzó a acariciar la cabeza suavemente. Por favor, no espíes más...
La Orden me necesita Lara. Replicó Snape con voz suave.
¿Y tú crees que tus hijos no te necesitamos? Preguntó Lara G. con la voz entrecortada.
Snape soltó aire sin dejar de alisarle el pelo. Harry había bajado la vista doblando y desdoblando el borde de la sábana. El brujo alargó un brazo y atrajo al chico hacia si en un abrazo, le besó la frente con suavidad.
Yo se como se deben sentir al no tener a vuestra madre o a mi cerca, pero deben comprender, que el destino del Mundo Mágico está en las manos de la Orden del Fénix, el Ministro de Magia es mortífago y si no estuviésemos estropeando sus planes a cada segundo, regresaríamos a los días oscuros, con el señor Oscuro o sin él. Explicó Snape suavemente. Y no se preocupen por mi, yo voy a estar bien, siempre voy a estar con ustedes y no duden en llamarme cuando me necesiten o cuando quieran hablar de algo.
Lara G. se dio vuelta para mirarlo. Los ojos negros del brujo brillaban con decisión. Le sonrió levemente quitándole el pelo de la cara paternalmente mientras Harry se había acurrucado contra él.
Ahora, ¿Que tal si bajamos? Sirius y Remus se esmeraron con el desayuno hoy. Propuso Snape tentativamente, Harry lo miró. ¿No tienen hambre? Eso seria un verdadero milagro.
Lara G. se incorporó sonriendo levemente, dando a entender que si tenia hambre. Harry logró sonreír y le dio un ligero abrazo a Snape y un beso en la mejilla por el cual el brujo no protestó en lo absoluto. Este les pasó los brazos por los hombros y se los llevó de la habitación con una sonrisa radiante. Entraron tranquilamente en la cocina. Sirius y Lupin charlaban animadamente sin empezar a desayunar.
¡Buenos días! Saludó Sirius al verlos entrar. ¿Como durmieron?
Los chicos se miraron y Snape negó lentamente con la cabeza vocalizando: Después te digo. Sirius asintió levemente echándose el pelo hacia atrás.
Bueno, siéntense, los esperábamos para desayunar. Dijo Lupin rápidamente logrando hacer una sonrisa improvisada.
Snape les sonrió soltándolos y sentándose al lado de Sirius. Los chicos se sentaron frente a los tres brujos que habían empezado a charlar como antiguos amigos. Se encogieron de hombros empezando a desayunar. De repente se escuchó un extraño zumbido y Sirius sacó su varita que vibraba.
Le he puesto un hechizo de sensibilidad al buzón de correo. Explicó haciendo un gracioso movimiento en el aire con lo que la varita dejó de emitir ese zumbido y de vibrar. Deben ser facturas, Harry, Lara, ¿Me podrían acompañar afuera? No me gusta salir solo a recoger el correo.
Los chicos se miraron con el entrecejo fruncido, pero accedieron a acompañar a Sirius afuera a buscar el correo. Los tres salieron de la casa y se dirigieron al buzón que tenia una banderita roja de hojalata hacia arriba. El brujo abrió el buzón sacando varios sobres y revisándolos con el ceño fruncido. La vecina del número 7 se asomó por una esquina de la ventana mientras que la del número 6 atisbaba a Sirius esperanzadoramente desde el portal de su casa. Los chicos soltaron una risita ahogada, ahora sabían porque no le gustaba salir solo a buscar el correo muggle.
Hey, chicos, tienen una carta. Dijo Sirius separando un sobre malva de los demás. Ron les escribió.
Harry y Lara G. se apresuraron en ponerse a cada lado de Sirius para mirar. Harry recibió la carta y la miraba detenidamente mientras Lara G. miraba las facturas que tenia Sirius en la mano, frunció el entrecejo mirando dentro del buzón.
Se te queda una carta, Sirius. Dijo Lara G. metiendo la mano en el buzón y sacando un sobre muggle blanco, pero la dirección estaba escrita con tinta verde brillante. No tiene remitente, pero tiene esta dirección.
Espera, no la abras. Dijo Sirius tomando dicho sobre, miró la dirección escrita en él, sacó su varita y escondido, le dio un toquecito. ¡Aparecium!
Enseguida se reveló algo escrito debajo de la dirección con tinta verde. Harry y Lara G. se inclinaron sobre el sobre que sostenía Sirius para poder leer.
Es para mí. Dijo Sirius ruborizándose y guardando el sobre en el bolsillo de la camisa sin dar tiempo a los chicos a leer. Vamos adentro.
¿De quién es Sirius? Preguntó Harry intercambiando una mirada con Lara G. mientras caminaban hacia la puerta de la casa. ¿Es de Misty?
Solo se que es una carta dirigida a mi. Dijo Sirius haciendo un ademán de impaciencia. Y no me mencionen de nuevo a esa vieja arpía.
Los chicos se encogieron de hombros entrando en la casa. Desayunaron rápidamente y Sirius cada vez que miraba el sobre en su bolsillo se ruborizaba un poco. Los tres brujos prácticamente los echaron de la cocina sin dejarlos disfrutar la última tostada. Ellos no lo lamentaron y enseguida se sentaron en el sofá a leer la carta de Ron, que por suerte, solo tenia un sello, que era del mago Merlín con una varita en alto.
Harry y Lara:
Espero que estén bien, disculpen por enviar la carta por método muggle, pero papá insistió en que lo hiciera. Estuvo siguiendo al cartero todo el tiempo hasta que este se irritó y lo mandó a la porra, así que no pudo ver como era exactamente el método de correo muggle, pero se encontró unas bujías en el camino que lo pusieron de mejor humor, lástima que mamá lo recibiese con el sartén en la mano.
Lo que quiero decir es que Hermione consiguió unas entradas para ir al concierto de Las Brujas de Macbeth, esta noche, ¿Saben si Snape y Sirius los dejan ir? Como no se cuando ya a llegar esta carta, les envié a Pig con una nota y las entradas. Si los dejan, vayan a la Madriguera, Hermione está aquí. Los esperamos.
Ron
Harry y Lara G. se miraron emocionados doblando la carta. Entraron de sopetón en la cocina haciendo que los tres brujos, que estaban arracimados alrededor de la carta muggle de Sirius, pegaran un buen brinco intentando ocultar el sobre.
¡Papá! ¡Ron y Hermione nos invitan a ir al concierto de Las Brujas de Macbeth! Exclamó Harry emocionado.
¿Podemos ir? ¿Podemos ir? Preguntó Lara G. dando saltitos de emoción. ¡Por favor papito!
¡Vamos con nuestros amigos! Apoyó Harry mirando impaciente a los tres brujos.
¡Dale papi! ¡Porfis! Dijo Lara G. parpadeando.
Snape miró a Sirius que lentamente escondía la carta bajo el brazo que tenia encima de la mesa.
No veo inconveniente para que vayan. Dijo Sirius al notar que el brujo lo miraba. P-Por mi... no hay problema.
Está bien, pueden ir. Dijo Snape finalmente.
¡Te adoro papi! ¡Eres el mejor! Exclamó Lara G. lanzándose a abrazar a Snape con Harry pisándole los talones, le besó cuantas veces pudo la mejilla. ¡Te quiero mucho papi! Y... ¡También te quiero mucho Sirius!
Lara G. se pasó para Sirius abrazándolo con fuerza, mientras Harry daba saltos de alegría. La chica alzó la cabeza y le besó la mejilla a Sirius para volverlo a abrazar.
¡Lara! ¡Viene Pig! Exclamó Harry señalando algo que revoloteaba descontroladamente hacia la ventana de la cocina. ¡Debe traer las entradas!
Lara G. soltó a Sirius y se lanzó a atrapar a la pequeña lechucita. Pig gorjeaba mareado en su mano, tenía todas las plumas erizadas y parpadeaba más de lo habitual. Los chicos desataron una nota diminuta, que enseguida comprendieron de que estaba reducida por hechizo. La volvieron a la normalidad para darse cuenta de que las entradas estaban dentro. Juntaron las cabezas para leer.
Harry y Lara:
Si no han recibido la carta muggle, aquí les envío a Pig con esta nota y las entradas al concierto de Las Brujas de Macbeth, Hermione las consiguió para ir los cuatro juntos, ¡Dicen que hay artistas invitados! Manden la respuesta si los dejaron ir en el reverso y vayan a la Madriguera a las 7:30PM, ¡Mamá y papá van a salir también! Así que los vamos a estar esperando nosotros dos solos.
Ron
Harry arrebató una pluma de halcón que Sirius tenía en la mano y que no había logrado ocultar a tiempo y escribió en el reverso de la nota mientras Lara G. miraba emocionada las entradas al concierto.
Todo está bien Ron, nos dejan ir, nos vemos a las 7:30PM. Saluda a Hermione de nuestra parte, ¡Estamos emocionados!
Harry
Harry dobló la nota de nuevo y la redujo para enviarla con Pig que todavía parecía aturdido, pero gorjeó al ver que le ataban una nueva nota en la patita. Salió zumbando por la ventana, en un vuelo completamente descontrolado. Los chicos miraron las entradas sonrientes, pero luego miraron el pedacito de pergamino que sobresalía de debajo del brazo de Sirius, le había lanzado la manga de la túnica azul marino encima.
¿Y ese pergamino, Sirius? Preguntó Lara G. de repente desviando su atención de las entradas, el brujo perdió todo disimulo y sacó el pergamino de debajo del brazo doblándolo con rapidez. ¿Que es? ¿Una carta?
No es nada, solo un pedazo de pergamino de... de un informe. Dijo Sirius guardándose el pergamino. ¿Por qué no salen a dar una vuelta?
Lara G. alzó una ceja. Dio una vuelta en el lugar y se detuvo frente a los brujos.
Ya di una vuelta, ahora... ¿Me vas a decir que es ese pergamino? Dijo tranquilamente.
Nada del otro mundo... s-suban a... a jugar ajedrez mágico. Dijo Sirius poniéndose nervioso.
La mirada de los chicos se posó en el sobre muggle con la dirección en tinta verde, pero debajo brillaba algo en tinta lila. Snape se dio cuenta y rápidamente estiró la mano para recoger el sobre...
¡Accio!
El sobre se deslizó entre los dedos de Snape para ir a parar a las manos de Harry. Los tres brujos se levantaron como si las sillas fuesen eléctricas.
Devuelvan eso, no es de... Comenzó a decir Lupin algo serio.
Pero ya los chicos habían leído lo que estaba escrito con tinta lila.
¿Gracias por la noche tan maravillosa que pasamos; Elizabeth? Leyó Lara G. en voz alta, miró a Harry que le devolvió la mirada. ¿Noche? ¿Maravillosa? ¿Cuándo fue eso?
Sirius se acercó a zancadas y les quitó el sobre de las manos gruñendo algo parecido a: Pequeños diablos. Los chicos se volvieron a mirar mientras el brujo guardaba el sobre con recelo.
¡Pero eso está bien Sirius! Exclamó Lara G. de repente muy contenta haciendo que los tres brujos pegasen un salto.
¿Como es Elizabeth? ¿Es guapa? Preguntó Harry acercándose a estrecharle la mano.
¿Cuándo la vamos a conocer? Agregó Lara G. estrechándole la otra mano.
Sirius miró azorado a Snape y a Lupin que prefirieron no tomar cartas en el asunto.
Er... quizás... venga hoy y... Dijo Sirius parpadeando mucho.
¡Genial! Exclamaron los chicos al unísono.
Se escuchó como tocaban a la puerta de la calle.
¡Nosotros abrimos! Dijeron a un tiempo corriendo afuera de la cocina.
Los chicos patinaron hasta llegar a la puerta de la calle. Soltaron una risita tonta y abrieron.
Una mujer los miró tímidamente con un pedazo de pergamino en las manos. Tenía el pelo liso por la mitad del cuello, de color castaño oscuro y unos ojos azules muy expresivos. Las cejas eran perfiladas y nariz un poco recta, pero era bastante guapa. Llevaba un sencillo vestido lila, un poco ajustado al cuerpo, no tenia mala figura.
Disculpen... ¿Este es... el número 5 de Privet Drive? Preguntó suavemente, como temiendo haberse equivocado de dirección.
Si, entre. Dijo Lara G. abriendo más la puerta.
La mujer entró parpadeando mucho, al parecer era muy tímida.
¿A quien desea? Preguntó Harry examinándola.
Ay, yo... ¿Aquí vive... Sirius Black? Preguntó doblando el pergamino.
¡Si! ¡Somos sus sobrinos! Exclamó Lara G. de repente, Harry sonrió ampliamente.
¿El está? Dijo la mujer sacando una varita. Y... por alguna casualidad, ¿No tendrán un cenicero?
Sirius está, en la cocina, venga con nosotros. Dijo Harry al momento mostrando el camino con una mano. Y allí puede utilizar el cesto de la basura si lo desea.
La mujer asintió levemente y los chicos la guiaron hasta la cocina.
Sirius, te buscan. Anunció Lara G. alegremente.
El brujo se levantó volcando la silla y ruborizándose. Pero eso no fue nada comparado con la mujer que se ruborizó más que él. Los chicos sonrieron maliciosamente. Snape y Lupin se miraron con ambas cejas alzadas.
Hem, hem, hola Elizabeth. Dijo Sirius reaccionando, intercambiaron besos en las mejillas saludándose. Emm... veo que... te decidiste a visitarme.
Y... bueno, te llegó mi carta. Dijo ella tímidamente señalando el pergamino en la mano del brujo.
Chicos, ¿Pudieran acompañarnos a Remus y a mí al desván? Dijo Snape llegando hasta los chicos y pasándoles los brazos por los hombros. Tenemos que... um, buscar algunas cosas.
U-Un momento Severus. Lo detuvo Sirius. Elizabeth, de seguro ya conocías a Severus Snape y a Remus Lupin.
S-Solo de vista. Dijo Elizabeth sonriendo levemente.
Bueno... y los chicos... Dijo Sirius parpadeando un par de veces.
Lara Snape. Dijo Lara G. al momento sonriendo abrazando a Snape.
Harry Potter. Dijo Harry por su parte agitando una mano, Snape le acarició la cabeza.
Son... como mis sobrinos. Dijo Sirius aliviado al ver que a los chicos mostraban esa actitud tan alegre con Elizabeth. Lo que si soy el padrino de Harry.
Bueno chicos, vamos al desván. Dijo Snape suavemente.
Harry y Lara G. se dejaron llevar por Snape y le hicieron señas de ánimo a Sirius mientras Lupin salía detrás de ellos. No supieron en que quedó lo de Sirius con Elizabeth, solo que ella les agradaba más que Misty. Y Snape y Lupin parecían pensar lo mismo, porque mantuvieron a los chicos lejos de la cocina toda la mañana. Las cosas de Snape resultaron ser algunos cachivaches muggles que tenía añejados en el desván y que los debían lanzar a la basura.
Los pies de Harry y Lara G. ya caminaban solos el trayecto del tanque de la basura en la calle al desván y Lara G. decía que cuando estuviese durmiendo le iba a entrar un tic nervioso en los pies si volvía a hacer el mismo viaje. Pero ellos prefirieron hacer de nuevo el viaje al tanque de la basura a que los pusieran a limpiar el desván completo mientras Snape y Lupin revisaban unos planos viejos en una esquina a luz de varita. Terminaron cansados y llenos de telarañas, y Snape casi les ladró que fueran a darse un baño antes de poner un pie en su inmaculada cocina.
Bajaron bien limpios deseando que el tiempo pasase rápido para poder ir al concierto con sus amigos. Fueron los primeros en poner un pie en la cocina desde por la mañana y se miraron alzando una ceja. Al parecer Sirius le había robado un beso en la boca a Elizabeth. Ella lo empujaba un poco, tratando de decir algo casi sin aliento, pero sin embargo... con el disimulo... lo estaba besando también. Los chicos sonrieron con malicia sin moverse ni un milímetro. Snape y Lupin entraron en la cocina charlando haciendo que Sirius pegase un brinco separándose de Elizabeth, que cuando descubrió a los chicos, se ruborizó parpadeando un par de veces.
¡Oh! ¡Papá! Exclamó Lara G. como lamentándose.
¿No pudieron ser más silenciosos? Les espetó Harry frunciendo el entrecejo.
¿Y se puede saber por que no tocaron a la puerta antes de entrar? Preguntó Snape alzando una ceja.
Los chicos se miraron con el rabillo del ojo.
Eso pensé. Suspiró Snape con los ojos al techo, los atrajo hacia si con aire importante. Deben ser más discretos, ¿Si? Se que Elizabeth les agrada, pero... respeten un poquito la intimidad de Sirius.
OK, papá, no hay problema. Dijo Harry sonriendo.
Todo entendido y procesado. Dijo Lara G. asintiendo levemente muy seria. Aunque... jeje, mamá y tú también se las traen, tomados de manos, besitos y a veces se dan sus... apretujoncitos...
¡Lara! La reprendió Snape dándole un cocotazo.
Y esas cartas que se mandan... Para mi Severi. Agregó Harry malicioso.
¡Harry! Dijo Snape dándole un cocotazo al chico. ¿Que desayunaron ustedes hoy?
¡Oh my Love! ¡Kiss me! Dijo Lara G. ensoñadoramente. Ya debe tener bien claro el ojo interior, ya está... que no se nubla ni se empaña con nada.
¡Hey! Protestó Snape mientras Sirius y Lupin empezaban a hacer el almuerzo mirando atrás divertidos, Elizabeth los miraba desde una esquina de la meseta ayudando a los dos brujos. Si siguen con eso...
Y no sabía que papá fuese tan romántico... ...Regálame amor mío; El sabor de tus besos y el calor de tu mirada.... Recitó Harry poniendo cara de embeleso retrocediendo varios pasos de Snape.
... No quiero perderme en tu recuerdo y pensar, que después de ti... mi vida ya no es nada..... Recitó Lara G. como completando lo de Harry retrocediendo igual que el chico.
Snape ya estaba echando humo bajo la mirada divertida de Sirius y Lupin.
... Déjame cariño quererte y adorarte con ternura, arroparte con este sentir bueno y sincero, déjame inundar tu alma de pasión y de dulzura, y caminar de tu mano por el mismo sendero.... Recitaron al unísono tomándose de manos pestañeando ensoñadoramente.
¡LOS VOY A MATAR! Bramó Snape sacando su varita, los chicos se soltaron buscando desesperadamente una vía de escape. ¡RECEN POR SUS VIDAS PAR DE TORBELLINOS CHISMOSOS!
Elizabeth dio un chillido tapándose la cara con las manos cuando Snape les envió el primer torrente de chispas verdes y plateadas a los chicos que ahora corrían por toda la cocina.
No te preocupes. La tranquilizó Sirius descubriéndole la cara. Esto es completamente normal en esta casa.
¡NO VAN A ESCAPAR! Rugió Snape apuntándoles con su varita cuando salieron a todo correr de la cocina. ¡NO INTENTEN ENCERRARSE!
El brujo salió de la cocina resoplando como un toro furioso.
¿A dónde vas? Le preguntó Sirius a Elizabeth que ya iba a salir de la cocina.
Se que no debo subir al segundo piso, no es mi casa, pero temo por lo que les pueda hacer el señor Snape a esos niños. Contestó ella retorciéndose las manos. Solo bromeaban con él...
Y esa es su forma de bromear con ellos. Dijo Lupin tranquilamente, sonrió. Se que es extraño, pero ellos se entienden, a pesar de ser malhumorado, Severus es un padre excelente.
Elizabeth abrió la boca para decir algo, pero pegó un salto cuando Snape entró de regreso en la cocina. Pero no venia solo. Llevaba cargados con cada brazo a los chicos que tenían caras resignadas.
Oh vamos papá, sabes que estábamos hablando en broma. Dijo Lara G. pataleando un poco, Snape la acomodó haciéndola saltar. ¡No te tienes que hacer el sordo!
¿Podrías bajarnos papá? Preguntó Harry por su parte, Snape lo miró alzando una ceja. Está bien si no quieres.
El brujo sonrió levemente y no los soltó hasta que llegó a las sillas de ellos. Se acercó de manera amenazante.
Vuelven a leer mi correspondencia y ay de ustedes. Les susurró mostrando los dientes, los chicos se encogieron mirándose con el rabillo del ojo. Y vuelven a recitar algo parecido y los voy a hechizar de tal manera, que ni vuestra madre los va a reconocer...
Los chicos tragaron en seco y Snape les sonrió.
Ahora, pórtense bien mis bebés... ¡Si no quieren que les suspenda la salida de esta noche con vuestros amigos! Murmuró abriendo los ojos amenazadoramente, Harry y Lara G. se empotraron en sus sillas con los ojos muy abiertos. Y quiten esas caras, mis pequeños, recuerden no volver a revisar mi correspondencia ¿Entienden mis niños?
Los chicos asintieron aceleradamente. La sonrisa de Snape se amplió y les besó la frente por turnos.
Los quiero mucho. Les susurró suavemente incorporándose, alzó la voz. ¿Puedo ayudar en algo?
No, ya terminamos, gracias Severus. Dijo Lupin llevando el almuerzo a la mesa. Elizabeth se queda.
El brujo le sonrió a la mujer que lo miraba con aprehensión. Sirius enseguida hizo aparecer una silla extra para ella y se la brindó como todo un caballero. Los chicos soltaron una risita débil que suspendieron en el momento en que Snape les dedicó una sonrisa con ametralladora. El almuerzo transcurrió tranquilo. Snape cada vez que miraba a los chicos les sonreía suavemente, como para que recordasen la amenaza, pero a veces se les quedaba mirando paternalmente y sus ojos negros se llenaban de calidez.
Harry y Lara G. se apresuraron en fregar voluntarios en cuanto Snape les apuntó con su nariz ganchuda y entrecerró los ojos lentamente. Fregaron rápidamente al ver a Sirius con intenciones de lanzarse al ataque con Elizabeth. Ya estaba al dar la orden de abrir fuego cuando los chicos se apresuraron en salir de la cocina con intenciones de espiarlos para ver como se desarrollaba la batalla. Pero la buena suerte al parecer se fue de paseo, porque Snape los sorprendió escuchando detrás de la puerta de la cocina. Esta vez les lanzó en vivo y en directo que limpiasen el segundo piso... sin magia. Fue algo parecido a un puñetazo en la boca del estómago.
Pero, después de todo esa limpieza a lo muggle tuvo su efecto positivo: El tiempo pasó más rápido. Aunque tuvo un efecto negativo para Snape, ya que cuando ellos bajaron, cerraban los dedos alrededor del palo de la fregona y del asa del cubo, como queriendo trapearle la cara al brujo o lanzarle el cubo por la cabeza. Lupin se sobresaltó cuando vio el palo de la fregona pasando a mucha velocidad por encima de su cabeza y se detenía a pocos centímetros de la cara de Snape, que no parecía darse cuenta de que su cabeza había estado a punto de convertirse en una pelota de golf. El palo de la fregona subió sin tocar a Snape, pero en cuanto llegó al medio de la cabeza de este, le cayó encima golpeándolo un poco.
El brujo pegó un salto casi arrancando la página del Profeta que estaba leyendo y se dio vuelta (Después de evitar que la fregona le diese en un ojo) a tiempo de ver dos pares de talones voladores subiendo a zancadas las escaleras. Se asomó por el respaldar del sofá para encontrase tirados allí todos los implementos de limpieza que habían utilizado los chicos. Solo que una de las fregonas lo había golpeado en la cabeza y tuvo la lógica idea de que había sido a propósito.
Harry y Lara G. mientras tanto ya se estaban preparando para la salida, se habían tardado bastante limpiando a propósito, para que el tiempo corriera a rienda suelta. Cerca de las 7:30PM, Harry fue el primero en hacer su aparición en la cocina, con una túnica verde botella que combinaba muy bien con sus ojos. Snape, que a pesar del atentado de la fregona contra su persona estaba de buen humor, se alteró viendo a su hijo adoptivo totalmente desgreñado. Se levantó tan rápido que Elizabeth, Sirius y Lupin pegaron un brinco.
Snape enseguida se acercó al chico y le empezó a alisar el pelo, sin mucho resultado, a pesar de las protestas del chico. Lara G. llegó poco después a juego con Harry, con una túnica ajustada del mismo color que la de su hermano. Snape la miró como si la estuviese pasando por rayos-X para terminar sin gruñir comentarios. Lo que si le alisó los pliegues de la túnica, como para asegurarse de que no era demasiado ajustada que hiciera que resaltara el excelente cuerpo de su hija. Ya los chicos estaban al irse por la red flu cuando Snape los alcanzó y los abrazó a los dos diciéndoles que los quería mucho pero que regresaran temprano. Sirius les sugirió que desaparecieran por hechizo, corría un rumor de que estaban revisando la red flu.
Harry y Lara G. tragaron en seco antes de sacar sus varitas. Se despidieron de todos (Snape recibió un beso por cada chico en las mejillas) y se tocaron con sus varitas cerrando los ojos. Pronunciaron el hechizo alto y claro y sintieron como eran succionados por sus varitas. Todo sucedió en un parpadeo. Cuando Harry abrió los ojos, se asombró muchísimo de haber aparecido con los pies en la tierra. Lara G. abría los ojos lentamente al frente de él y parecía tan asombrada como él.
Vaya, primera vez que no aparecemos encima de un árbol o algo por el estilo. Dijo la chica suavemente.
Eso es un avance para noso... ¿Que te sucede Lara? ¿Por qué tienes esa cara?
La cara de la chica se había vuelto horrorizada, miraba algo por encima de él y no parecía capaz de articular palabra del horror. Harry frunció el entrecejo mirándola a los ojos, estaba llena de pánico, pero, había algo más que la neblina reflejado en sus ojos esmeraldas. Abrió la boca al ver una carabela con una serpiente saliendo de la boca reflejada en los ojos verdes de la chica. Giró bruscamente y se quedó mudo del horror que lo inundó.
A pocos metros de ellos, se alzaba la Madriguera, retorcida y con sus cuatro o cinco chimeneas coronando su techo y su apariencia de estar sostenida por arte de magia. Encima de ella, flotaba, como un anuncio de mal gusto de neón verde, la Marca Tenebrosa. Harry sintió que el miedo corría por sus venas como un veneno mortal y engañoso. Comenzó a negar lentamente con la cabeza mientras Lara G. había caído de rodillas cubriéndose la boca con las manos y soltando un gemido débil.
No... no puede ser... ¡RON, HERMIONE! Gritó Harry lanzándose a correr hacia la casa, pero las piernas parecían no responderle. ¡RON! ¡HERMIONE! ¡SEÑORES WEASLEY!
Un grito angustiado quebró el silencio detrás de él, Lara G. parecía haber recuperado la voz. Harry se dio vuelta resbalando, sus piernas temblaban y las gafas se le resbalaban por la nariz empapada en sudor frío. Corrió con dificultad hacia ella, se sentía de merengue.
Vamos Lara... Dijo con la voz en un hilo halándola con dificultad por un brazo para que se levantase, la chica temblaba con los ojos muy claros y aguados. Vamos... quizás... sea... una falsa alarma... vamos...
Hasta a él mismo le gustaría que fuese una falsa alarma, que haya sido un error, que la Marca Tenebrosa solo fuese una broma de mal gusto, pero no podía evitar que el miedo se apoderase de él como una serpiente pitón y le estrujase el corazón y las tripas. Logró que Lara G. se levantase y recuperar el control de sus piernas. La llevó corriendo hacia la Madriguera y el corazón le dio un vuelco cuando vio la puerta arrancada de las bisagras, prácticamente hecha astillas en el suelo. Se hizo el ciego, pensando lo que encontraría adentro y arrastró a Lara G. con él que parecía haber perdido de nuevo el habla cuando vio la puerta.
¡RON! ¡HERMIONE! Gritó Harry sin soltar el brazo de Lara G.
La casa estaba patas arriba, daba muestras de haberse librado en ella una feroz batalla mágica.
Lara... Lara escúchame... hay que buscar por toda la casa... Le dijo tratando de que su voz se mantuviera normal, la chica lo miró con los ojos muy claros y aguados. Busca por todos lados... saca tu varita...
Lara G. obedeció y sacó su varita con manos temblorosas.
Eso es hermana... tienes que ser fuerte... recuerda... somos uno... Dijo Harry apretándole los hombros. Comienza a buscar... mantén tu mente clara...
Lara G. asintió y se alejó de él dando marcha atrás. Su largo pelo ondeó cuando giró sobre sus talones. Harry miró a todos lados, a él también le hubiese gustado mantener la mente clara, pero la horrible imagen de sus amigos... No, no quería pensar en eso, tenia que mantenerse calmado, si tan solo dejase de temblar...
¡Lumos! Musitó con el corazón latiéndole dolorosamente en el pecho, alumbró el camino entre los butacones destrozados y algunos escombros. Por favor... que se hayan ido sin nosotros...
Comenzó a caminar con la varita en alto, el corazón le latía en los oídos. Agarraba su varita con las manos empapadas en un sudor frío, mientras que las gafas ya las tenía en la punta de la nariz sudada. Cada crujido le parecía alguien que caminaba detrás de él, pero solo era el pánico que lo invadía, solo era el sonido de sus propias pisadas. Varias veces el corazón le dio un vuelco al parecerle ver un cuerpo desplomado en el suelo, pero solo era la traición de los nervios, ya que cuando se acercaba presuroso y alumbraba con su varita, era algún escombro con una figura engañosa.
Cuando llegó a la cocina de la Madriguera, parecía que ese había sido el único lugar donde no se había librado una batalla de hechizos. Un viento frío que le erizó los pelos de la nuca entró por las ventanas abiertas, haciendo que un pedazo de pergamino rodase por la mesa. Lo atrapó con una mano antes de que se le fuera volando. Miró a un lado y luego a otro y lo abrió. El miedo lo envolvió completamente hasta tal punto, que cuando quiso gritar, lo único que salió de su boca fue un llamado angustiado y tembloroso:
¡L-Lara! ¡LARA! ¡VEN, A LA COCINA!
Seguía mirando allí el pergamino cuando Lara G. entró a la cocina pálida y temblorosa. Harry le mostró el pergamino dejándose caer en una silla. La chica lo desplegó con los dedos entumecidos, tenía las manos congeladas.
Vuestros amigos tuvieron un cambio de planes, decidieron esperarlos en la Mansión Ryddle. Vengan SOLOS si los quieren con vida, no los hagan esperar.
Lord Voldemort
Lara G. dejó escapar un chillido ahogado tapándose la boca con las manos. Harry se levantó y le pegó un puñetazo a la mesa.
Los tiene Harry... ¿Que hacemos? Gimió la chica dejando el papel sobre la mesa con mano temblorosa. Tenemos que salvarlos... ¡Los va a asesinar!
No si podemos evitarlo.
La voz de Harry se había vuelto de repente decidida, miró la nota con rabia.
Vamos a la Mansión Ryddle, AHORA.
Le tomó las manos a Lara G. pero todo sucedió más rápido. El círculo de luz los rodeó más rápido y las luces blancas surgieron de sus pechos comenzando a danzar alrededor de ellos, envolviéndolos en su rastro plateado. Hubo un destello y sus pies despegaron de la tierra, viajando a gran velocidad por el espacio y tiempo. Sintieron que sus pies tocaban tierra nuevamente y una explosión de aire surgió en el centro de los dos, lanzándolos con fuerza en direcciones opuestas seguidos por las luces danzantes que se introdujeron en sus pechos cálidamente. Se levantaron de un salto para ver que habían aparecido en un jardín lleno de maleza. La mala hierba era tan alta que les llegaba por la cintura y los arriates de flores ahora estaban cubiertos de unas enredaderas espinosas.
Enseguida miraron a un lado para descubrir una mansión abandonada. Parecía siniestra y daba la impresión de que no habían puesto un pie allí por años. Avanzaron lentamente por entre la hierba alta, con las varitas al frente. Llegaron a la parte frontal de la casa, la cerradura estaba oxidada y la magnífica aldaba de bronce con la cabeza de un león estaba completamente verde del tiempo. Se miraron a un tiempo y luego echaron una ojeada atrás, pero los habitantes de pequeño Hangleton seguían considerando que la mansión de los Ryddle albergaba algo horrendo que hacia que todos mirasen a otra parte cuando pasaban frente a ella.
¡Alohomora! Susurró Harry golpeando con energía la cerradura de la puerta con su varita.
La puerta al abrirse unos escasos milímetros soltó una bocanada de polvo. Lara G. la empujó, pero tuvo que hacer fuerza, ya que las bisagras estaban herrumbrosas y rechinaron cuando la puerta se abrió nuevamente después de años. Entraron en silencio y Harry cerró la puerta tras de ellos, haciendo que quedasen en medio de la penumbra. Encendieron sus varitas, pero también tenían la esperanza de aprovechar las pequeñas líneas de luz de luna que entraban por entre las tablas que cegaban las ventanas. Avanzaron por un oscuro corredor para luego entrar en un siniestro recibidor, con butacones de damasco rojo que alguna vez gozaron de esplendor.
Las cortinas carcomidas por las polillas y toda clase de alimañas imaginables se agitaban levemente bajo pequeñas corrientes de aire helado. Se miraron, no parecía haber alguien en la casa, pero decidieron que lo mejor era seguir avanzando. Tal vez con un poco de suerte y llegasen a sus amigos antes de que fuese demasiado tarde. Al final del recibidor había una puerta que parecía ser de cedro, con un marco muy trabajado, como hecho por un artesano con derroche de paciencia. Se acercaron despacio y Harry abrió la puerta. Del otro lado había una semi-oscuridad y las cortinas rojas de terciopelo ondeaban impresionantemente. Hubo algo en la siguiente habitación que hizo que los pelos de la nuca de Harry se erizaran completamente. Cuando pasaron la puerta esta se cerró, a la vez que unas manos agarraban a Harry por el cuello sin dejarlo reaccionar. Una voz hizo temblar la habitación.
¡MOSTRARIS POSSE TENEBRICOSUS ÁNGELUS!
Un haz de luz impactó a Lara G. en el pecho lanzándola por el aire. Harry quiso gritar, pero una mano ruda le tapó la boca y le apretaron el cuello, ahogándolo. La chica cayó al suelo rodeada de esa luz blanca. El pelo le comenzó a ondear mientras se ponía a cuatro patas, parecía tener las rodillas clavadas en el suelo. En su frente surgió el Ank plateado destellando con fuerza. Soltó un largo grito de dolor incorporándose hasta quedar arrodillada, mientras en su espalda brotaban las alas blancas rasgando la espalda de la túnica y que se abrieron majestuosamente.
La luz blanca se extinguió, dejándola jadeante curvada hacia atrás con las alas aún extendidas y temblorosas. El Ank seguía brillando en su frente cuando se escucharon pasos que resonaban tenebrosamente por todo el salón. Una figura alta con una larga capucha negra que le ocultaba el rostro se detuvo al frente de Lara G. que estaba inclinada hacia atrás sin plegar las alas. Harry se movió furiosamente en los brazos de su captor, pero le apretaron el cuello de tal manera que su varita cayó al suelo, se estaba ahogando.
Que sorpresa, veo que asistieron a mi cita. Dijo una voz fría que surgía de debajo de la capucha negra, Harry sintió que la cicatriz le quemaba dolorosamente en la frente. Pensaba que no iban a venir.
Maldito... Jadeó Lara G. crispando los dedos. Maldito seas Voldemort...
Harry soltó un grito ahogado tratando de zafarse del agarre del hombre cuando Voldemort le pegó una patada a Lara G. por un costado, haciéndola rodar por el polvoriento suelo. La chica se quedó respirando agitadamente de lado, las alas desaparecieron con un brillo blanco y el pelo dejó de ondearle. Tenia sangre en donde le nacieron las alas.
Lo siento Ángel, pero... es que a veces no controlo mis piernas... Dijo Voldemort tranquilamente caminando hacia ella. Tenia que asegurarme de que eras tú, por eso no pude darte... un recibimiento que estuviese a la altura de tus poderes.
Lara G. se incorporó lentamente, soltando suaves gemidos de dolor. Se paró frente a Voldemort, con la respiración muy agitada, como si hubiese corrido muchos kilómetros.
Mira lo que pienso de tu recibimiento... Tom Ryddle.
Lara G. escupió a los pies de Voldemort con desprecio. Un puño silbó en el aire antes de que la chica cayese de lado con la boca partida. Voldemort se acercó nuevamente a ella, pero Lara G. se limpió la boca de sangre y sacudió la mano contra él salpicándolo con su sangre. En varias zonas de la capucha de Voldemort aparecieron agujeros cuando la sangre se disolvió soltando un humo blanco, como un ácido.
Muy... inteligente, pero, me gustaría que vieses algo, antes de que sigas desperdiciando tu valiosa sangre en una capa negra. Dijo Voldemort aventando un poco su capucha para que dejara de quemarse, giró la cabeza hacia Harry. A ti también te gustará Harry, es una linda sorpresa que estoy guardando para ustedes.
Agitó su varita y los viejos candelabros que habían colgando por las paredes y la araña de cristal que colgaba del techo se encendieran. Harry sintió que sus fuerzas fallaban mientras Voldemort caminaba hacia dos cuerpos que flotaban fantasmalmente al final del salón. Ron y Hermione estaba con las cabezas colgando, muy pálidos, dando la horrorosa visión de que estaban muertos hacía horas. Encima de ellos, como un péndulo gigante de reloj, se balanceaba un hacha enorme muy afilada, bajando varios milímetros en cada vuelta trayecto.
¿Les gusta? Preguntó Voldemort con regocijo cruel. Me he tomado la molestia de preparar esta sorpresa.
Soltó una carcajada carente de todo sentimiento, una risa fría y aguda.
El tiempo que vivan depende de ustedes. Dijo poniendo a los pies de Ron y Hermione una varita que Lara G. reconoció como la suya. Si cooperan, los dejo libres, si no... creo que esa hacha está lo suficientemente afilada como para rebanarlos en una milésima de segundo, ¿No creen?
¡Incarcerous!
Harry sintió como unas fuertes cadenas se enrollaban por todo su cuerpo. Se tambaleó cuando lo soltaron y cayó de bruces en el suelo. Félix recogió su varita y se acercó a Voldemort con pasos dignos de un Troll con conmoción cerebral.
¡ERES INMUNDO MALDITO VOLDEMORT! Bramó Lara G. levantándose y lanzándose como un toro furioso contra Voldemort.
¡Mostraris posse tenebricosus Ángelus! Dijo Voldemort apuntándole con su varita en una fracción de segundo.
Un haz de luz se desprendió de la varita de Voldemort y chocó a Lara G. por el pecho. La chica se detuvo en seco dando un desgarrante grito de dolor a la vez que en su espalda volvían a surgir las alas blancas. El Ank había aparecido de nuevo en su frente y su pelo comenzó a ondear.
Siento tener que volver a forzarte a mostrar tu identidad, pero... deberías calmarte un poco, no parece muy divertido eso de que te nazcan alas de repente en la espalda. Dijo Voldemort muy tranquilo. ¿Por qué no te sientas?
Voldemort movió la varita. Harry vio como si fuese una persona invisible sentando a la fuerza a Lara G. que jadeaba con la cabeza descolgada hacia atrás, en su espalda, donde habían nacido las alas, corría sangre.
Bien, ahora que todos estamos dispuestos a escuchar... Dijo Voldemort creando una esfera, parecida a una bola de cristal pero vacía. Harry, me darás tu energía que conservaré en esta esfera hasta que encuentre el Cristal de Uraj y tú... Ángel, me darás... la inmortalidad.
¡No Lara! Gritó Harry arrastrándose por el suelo, las alas de la chica desaparecieron con un brillo blanco. ¡No lo hagas Lara!
¡Escoge Ángel! Dijo Voldemort por encima de Harry. ¡Si quieres a tus amigos con vida o muertos!
No Lara... no lo hagas... por favor... Suplicó Harry raspándose con las cadenas, Lara G. lo miró, en sus ojos brillaban lágrimas. No lo hagas... seria el caos, los días oscuros volverán...
¡Ahí tienes Ángel! Exclamó Voldemort mientras le lanzaba una daga de plata, con la empuñadura de serpiente con esmeraldas incrustadas. ¡Mientras más tiempo tardes en tomar una decisión más rápido morirán tus amigos!
La daga cayó de punta sobre el suelo de madera vieja y carcomida. Lara G. miró a Ron y a Hermione, y luego al hacha, bajaba con mayor rapidez. Por último, miró a Harry agachándose a recoger la daga con lágrimas en los ojos.
Lo siento Harry. Le dijo con la voz quebrada. Tengo que hacerlo.
¡NOOO! ¡NO LARA! Gritó Harry desesperado.
La hoja de la daga brilló un instante antes de que Lara G. se hiciera un corte alargado en el dorso de la mano soltando un gemido de dolor.
No intentes ningún truco, Ángel, o despacharé a tus amigos al primer error que cometas. Advirtió Voldemort adelantándose. Se buena chica y recibirás tu recompensa, Lord Voldemort sabe ser misericordioso con todos los que lo ayudan... Harry, ¿Algún deseo antes de que me vuelva inmortal?
Vete al infierno. Dijo Harry con los dientes apretados.
Voldemort soltó una risa iría que perforaba los tímpanos.
Estoy esperando Ángel. Presionó a Lara G. dejando de reír.
Lara G. cerró los ojos, extendiendo el brazo de la herida, soltó la daga ensangrentada que tintineó al caer en el suelo. Comenzó a hablar en un idioma desconocido, como una especie de invocación mientras que un viento envolvía a Voldemort haciendo que su capucha ondease. Harry se movió furiosamente entre las cadenas, tenia que evitar que sucediera aquello. Tenia que salvar a Ron y a Hermione, sacar a Lara G. de allí antes de que terminase la invocación a la inmortalidad, tenía que impedir que Voldemort se volviese inmortal. Parecían muchas tareas, pero no había tiempo para pensar en eso, sobre todo si ya la sangre de Lara G. había empezado a elevarse y ella había empezado a tomar la forma del Ángel de la Oscuridad como en una visión tenue. Si tan solo hubiese hecho las pruebas de aparición, desaparecería de entre las cadenas y reaparecería en otra parte. No tenia su varita, pero...
¡Dissaparate! Dijo entre dientes cerrando con fuerza los ojos.
Sintió un plop y ya no sentía las cadenas, como si las hubiese traspasado. Abrió los ojos para darse cuenta de que había aparecido detrás de Voldemort. Félix estaba muy ocupado, mirando con la boca abierta como la sangre de Lara G. se detenía en el aire. Harry rodó por debajo de él recogiendo su varita y le apuntó a Voldemort que se haba elevado unos centímetros del suelo, con los brazos abiertos, como esperado una enorme sorpresa.
¡¡STUPEFY!!
El rayo impactó a Voldemort por la espalda, lanzándolo de bruces al suelo. Lara G. abrió los ojos de repente y la sangre entró de nuevo en la herida, que se cerró con un brillo blanco.
¡INCARCEROUS! Bramó Harry contra Félix atándolo con gruesas cadenas y haciéndolo soltar su varita, se agachó recuperando la varita de Lara G. y se la lanzó con fuerza. ¡ATRAPALA LARA!
Lara G. saltó en el aire atrapando su varita a la vez que Voldemort se incorporaba lentamente.
¡DEMASIADO TARDE! ¡AUNQUE EL EQUIPO IDEAL HAYA ENTRADO EN ACCION VUESTROS AMIGOS PAGARAN POR VUESTRO DESCARO!
Voldemort le apuntó con su varita al hacha gigante haciendo que se quedase suspendida en el aire. Harry se volteó viendo como si fuese en cámara lenta, al hacha cayendo pesadamente. La miró intensamente y, milagrosamente, el hacha se detuvo en el aire. Levantó una mano temblorosa e hizo un movimiento como si la empujase. El hacha se estrelló contra la pared haciendo que la telaraña de cristal quedase colgando. Lara G. mientras tanto había llegado hasta frente a Voldemort y se había rodeado de un brillo azul, cargándolo en peso y lanzándolo contra la pared más cercana.
Ron y Hermione cayeron al suelo como cuerpos inanimados. Harry cayó arrodillados ante ellos y se apresuró en tomarles el pulso. Soltó aire aliviado, estaban vivos, lo que mortalmente pálidos. Sintió un puño que lo golpeaba con fuerza por el costado de la cara, lanzándolo al suelo.
¡Creo que esos dos chiquillos tienen una cuenta pendiente con la muerte! Dijo la voz de Félix, le apuntó con su varita a Ron. ¡AVADA KEDA...! ¡Aaarrrggg!
Harry lo había agarrado por las piernas y lo había derrumbado de lado, evitando que lanzara la maldición asesina sobre sus amigos. Ahora Lara G. y Voldemort se enfrentaban con sus varitas.
¿Que harás Ángel? ¿Matarme? Preguntó Voldemort con sorna.
Dímelo de nuevo y verás como te atravieso de lado a lado con tu propia daga. Gruñó Lara G. entrecerrando los ojos. No tienes salida, Voldemort.
¿Eso crees? Dijo Voldemort mientras Harry luchaba contra Félix, tratando de alejarlo de sus amigos. No niego que se hayan convertido en una maldita plaga que se cruza en mi camino cada dos pasos, pero... todavía tengo una salida, Ángel, quizás muchas...
¡STUPEFY! Bramó la chica contra él.
Voldemort desapareció con un giro de capa. Harry ya tenía a Félix sangrando por la nariz. Cuando iba a acabarlo, este desapareció con un plop.
¡STUPEFY! Lanzó Harry contra Voldemort que acababa de aparecer a espaldas de Lara G.
El hechizo lo lanzó contra Lara G. que quedó atrapada contra la pared. Lo agarró por la tela que le cubría la cara y tiró de ella, rasgándola. La chica dio un chillido y empujó a Voldemort con fuerza.
¡¡TÚ!! Exclamó horrorizada señalando a Voldemort que había dejado de rodar por el suelo.
Voldemort se levantó lentamente, Harry enseguida le apuntó con su varita, no podía verle la cara, más bien, no le había visto la cara desde que fue atrapado.
¡No es fácil ser el tercer héroe del Mundo Mágico! Supongo que querrán un autógrafo, ¿Eh chicos?
Harry se quedó paralizado de la impresión, viendo como Gilderoy Lockhart le sonreía, con la misma capucha que llevaba Voldemort. Lockhart miró a Ron y a Hermione en el suelo y sonrió nuevamente, pero cuando habló de nuevo, tenía la voz de Voldemort.
Esta vez me descubrieron, este es mi nuevo cuerpo... Sobreviví milagrosamente, aunque no niego que fue dolorosa la forma en que... ¿Morí? Pero voy a hacer todo lo posible por quedarme en este cuerpo... Dijo suavemente, retrocediendo, mientras los chicos lo miraban con la boca abierta. ¡Y creo que no puedo contar con la Flauta de Anubis para tenerlo permanente! Así que... bueno, no puedo tener tu energía, Harry Potter... ¡Pero puedo tener la de cualquier otro cuando tenga en mis manos el Cristal de Uraj! Y ustedes, patéticos niños... no podrán hacer nada para detener a Lord Voldemort, y si dicen que Voldemort es Gilderoy Lockhart... ¿Quién les va a creer?
¡INERTHIA! Bramaron los dos chicos a un tiempo apuntándole con las varitas.
Pero Voldemort desapareció con un giro de capa y los dos rayos morados se pasaron de lado chocando contra las paredes. Ron y Hermione despertaron a un tiempo dando un jadeo brusco. Harry y Lara G. se acercaron a zancadas.
Vaya si dormí. Dijo Ron parpadeando un par de veces, miró al techo con el ceño fruncido mientras que Hermione miraba confundida alrededor. Hermione... ¿Me puedes decir donde estamos?
No se... ¿Como llegamos aquí? Preguntó Hermione a su vez. Solo se que esto está muy sucio.
¡Ron, Hermione! ¿Están bien? Les preguntó Harry mirándolos con los ojos muy abiertos.
Los dos aludidos lo miraron con el ceño fruncido.
¿Que te sucedió Harry? Le preguntó su amigo al verlo muy sucio, con rasponazos y sangre en la boca.
Se escuchó una risa fría que inundó el lugar de repente. Harry y Lara G. enseguida se pusieron delante de Ron y Hermione alzando las varitas.
Creo que se me olvidó mostrarles la segunda parte de la sorpresa. Dijo Voldemort, que había aparecido en medio del salón, alzó la varita. ¡DISFRUTEN DE LA PARRILLADA!
De su varita salió algo parecido a una gruesa serpiente de fuego, que se arrastró quemándolo todo.
Espero que les guste el calor. Dijo Voldemort con placer perverso antes de desaparecer.
¡Rápido! ¡Hay que salir de aquí! Exclamó Lara G. apuntándole a la serpiente de fuego con su varita, pronto todo el salón ardía. ¡Desaparezcan de aquí!
Todos se tocaron con las varitas, deseando reaparecer afuera de la casa, pero cuando dijeron el hechizo no funcionó.
¡Fuego anti-desaparición! Exclamó Harry retrocediendo. ¡Tiene que haber una forma de salir de aquí!
¡Tengo una idea! Exclamó Lara G. desesperada. ¡Ron, Hermione, pónganse entre nosotros! ¡Harry, dame tus manos!
Ron y Hermione hicieron lo que la chica les pedía. Harry tomó las manos de Lara G. dejando a Ron y a Hermione en el medio de ellos mientras las llamas crecían alrededor de ellos. En la unión de las manos de Harry y Lara G. surgió un haz de luz a la vez que los comenzaba a rodear un círculo de luz blanca, que lanzaba haces rectos y picudos. De sus pechos surgieron las luces blancas que comenzaron a girar alrededor de ellos envolviéndolos con su rastro plateado. Enseguida sintieron como sus pies despegaban del suelo y viajaban en medio de un resplandor blanco.
Cayeron los cuatro a pocos metros de la Madriguera, y una explosión de aire los dispersó hacia cuatro lugares diferentes. Las luces danzantes se introdujeron en los pechos de Harry y Lara G. respectivamente. Por la puerta reparada de la Madriguera salió corriendo la señora Weasley, con los ojos muy rojos. Detrás de ella salió el señor Weasley que estaba pálido, se volvió unos instantes hacia dentro de la casa y gritó algo mientras los chicos se incorporaban.
¡Oh dios mío! ¡Gracias a dios! Chilló la señora Weasley llegando hasta ellos y abrazando a Ron y a Hermione. ¡Estábamos tan preocupados! ¡Cuando llegamos y vimos... oh dios mío!
El señor Weasley se acercó corriendo con Sirius, Lupin y Snape pisándole los talones. Snape enseguida se lanzó a abrazar a Harry y a Lara G. con aspecto desesperado. Pero la chica emitió un débil grito de dolor cuando su padre le apretó la espalda. Harry saltó a un lado cuando en la espalda de la chica surgieron las majestuosas alas blancas que se abrieron completamente. Snape la abrazó con fuerza, tratando de restañarle la sangre de las heridas en la espalda, porque las alas no le habían nacido como cuando Voldemort le había lanzando el hechizo, solo era una ilusión. Lara G. cerró los ojos con dolor abrazando a Snape, que le había empezado a dar besos en la cabeza desesperado.
Tranquila mi niña... estoy aquí... yo te voy a curar esas heridas... tranquila...
Los demás abrieron los ojos como platos cuando debajo de las manos ensangrentadas de Snape surgió una luz blanca, sanando a la chica. Pero padre e hija no parecían darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Snape seguía murmurando cosas sin descanso, tratando de aliviar el dolor de su hija que lo abrazaba con fuerza, como si temiese que desapareciera si lo soltaba.
Solo la sangre de su sangre podrá tocarla... Murmuró Lupin con los ojos fijos en la espalda de Lara G. en donde seguía surgiendo esa luz blanca, se miró los dedos de la mano izquierda. Sirius... Severus estaba hablando tonterías... él si es el padre de Lara.
¿Que? Dijo Sirius por su parte. ¿Entonces... el rumor de que Gabriela lo engañó fue...?
Pura mentira. Dijo Lupin parpadeando. Míralo, solo el que tenga la sangre del Ángel de la Oscuridad puede tocar la sangre de este sin sufrir daños... y Severus tiene las manos empapadas de la sangre de Lara, es su padre... solo era un tonto rumor...
P-Pero... ¿Por qué la está curando? ¿Como puede hacer eso si no tiene sus poderes? Preguntó Sirius viendo como la luz se iba extinguiendo.
A veces... hay cosas que no se logran sin amor, Canuto. Contestó Lupin suavemente, la luz se había extinguido y Snape abrazaba recelosamente a su hija con los ojos cerrados. Esa chica es lo más importante para él, ella y Harry se han convertido en su vida...
OK, acepto que ha cambiado. Refunfuñó Sirius mientras Snape abría un brazo para recibir a Harry y le besaba una mejilla. Pero me sigue cayendo mal.
Lupin cabeceó guardando las manos en los bolsillos.
Habían pasado dos días desde lo sucedido en la mansión Ryddle, que había sido salvada a duras penas por los bomberos muggles. Harry y Lara G. ya habían puesto al tanto a todos de la nueva apariencia de Voldemort, que no era otro que Gilderoy Lockhart y no Marsey Rastram, como habían pensado desde el inicio. Esto hizo que la aversión a él se incrementase hasta tal punto, que los adultos se cuidaban de mencionarlo delante de los chicos, porque empezaban a hacer magia accidental de la rabia.
Así que Harry y Lara G. estaban el segundo día, bien entrada la tarde, tumbados debajo del frondoso árbol del patio, reflexionando acerca de las últimas palabras de Voldemort.
¿Que será el Cristal de Uraj? Preguntó Lara G. mirando al cielo por entre las ramas. El dijo algo acerca de energías y... el cristal... no entiendo mucho eso.
Yo tampoco, pero debe ser algo importante si lo quiere. Reflexionó Harry incorporándose a medias. Dijo que quería mi energía, para encerrarla en una esfera hasta que consiguiese el Cristal de no se quien...
De Uraj, Harry, de Uraj. Dijo Lara G. incorporándose también.
¡Eso mismo! Dijo Harry haciendo ademanes con una mano.
¡Harry, Lara! Los llamó Snape desde la cocina, los chicos se sentaron mirándolo con ambas cejas alzadas. ¡A vuestra madre le gustaría verlos!...
Los chicos se levantaron de un salto sin entender lo que Snape les había gritado después. Entraron corriendo en la cocina con una sonrisa de oreja a oreja pero retrocedieron dando un grito ahogado al ver a Marsey sentado frente a la puerta del patio con una taza de té. Se dieron tal enredada que terminaron los dos en el suelo mirándolo con los ojos muy abiertos. Sybill se acercó asustada y los ayudó a incorporarse.
¿Están bien? ¿Que les sucedió? Les preguntó preocupada, pero los chicos se escondían detrás de ella mirando a Marsey con recelo.
También al profesor Dumbledore le gustaría hablar con ustedes. Intervino Snape sonriendo, señalando con una mano a Dumbledore que los observaba por encima de sus gafas de media luna.
Si, Harry, Lara, me gustaría presentarles a Marsey Rastram, aunque creo que ya lo conocían, ahora forma parte de la Orden del Fénix. Dijo Dumbledore mientras los chicos salían de detrás de Sybill, esta los abrazó besándoles las cabezas. Y... les tengo... una misión.
Los chicos pusieron caras entusiasmadas.
Deben llegar a la portadora del Cristal de Uraj antes que Voldemort. Explicó Dumbledore tranquilamente, hubo un estremecimiento colectivo. Van a partir a Canadá a buscarla y deben traerla a Londres sana y salva, a esta casa... ¿Entendido?
¿La portadora del Cristal de Uraj? Repitió Lara G. frunciendo el entrecejo.
Laura Garrinson, es la única que puede legarle a alguien el Cristal, pero Voldemort va a usar toda su astucia para lograr su objetivo. Dijo Dumbledore mientras los chicos lo miraban con mucha atención. Es una muggle, vive en Canadá y como ya les dije, deben llegar antes de que sea demasiado tarde... el Cristal de Uraj tiene el poder de retener la energía de una persona para que el que lo use, así esté al borde de la muerte, o sea un alma oscura escapada de las tinieblas, esté con protección permanente, si Voldemort logra tener en sus manos ese Cristal... resurgirá nuevamente con todo su poder mágico oscuro...
Los chicos se miraron.
Ahora, como comprenderán, necesitarán toda la ayuda posible y... hay personas que se brindaron a acompañarlos en la misión, pero pensé que...
¿Ya estamos en esa parte? Preguntó Sirius entrando en la cocina seguido por el jovial Lupin.
Si. Confirmó Dumbledore sonriendo. Como iba diciendo, pensé que lo mejor era que los acompañaran conocidos... Sirius Black, Remus Lupin y Severus Snape irán con ustedes en esa misión.
Los chicos sonrieron y miraron a Snape con cara maliciosa.
Se lo que les está pasando por la cabeza y la respuesta es no. Dijo Snape a la defensiva, los chicos pusieron caritas inocentes y angelicales. No me miren así... no voy a ceder... ¡Quiten esas caras!
No los reprendas así querido. Dijo Sybill abrazando con recelo a los chicos.
Lo siento mi vida. Dijo Snape sumiso mientras Sirius y Lupin lo observaban divertidos.
Bien, ahora que todo está aclarado... Dijo Dumbledore dando una palmada.
¿Cuándo partimos a Canadá y como vamos a ir? Preguntó Harry parpadeando.
Irán por traslador y van a ir... mañana, bien entrada la tarde. Contestó Dumbledore alisándose la larga barba plateada. En cuanto lleguen recibirán instrucciones, pero viajarán por separado y se encontrarán en un punto en común, allí deben esperar a que cualquiera de estos tres magos los lleve al lugar donde van a residir mientras estén allí.
OK, todo entendido. Dijo Lara G. sonriendo.
Harry solo levantó los pulgares. Marsey terminó su té y se levantó consultando un reloj en su muñeca.
Debo irme al Ministerio, Albus. Dijo alisándose el pelo rubio, miró a Sybill. Gracias por el té señora Snape.
Sybill respondió con una sonrisa y una leve inclinación de cabeza.
Espere señor. Detuvo Harry a Marsey antes de que llegase a la chimenea. ¿No se le olvida algo?
El brujo parpadeó y negó con la cabeza.
Nos debe una disculpa. Dijo Harry mirándolo muy serio. A Lara y a mí, por lo sucedido días atrás en el Callejón Diagon, no fue de caballeros pegarle a una chica.
El rostro de Snape se endureció visiblemente. Marsey volvió sobre sus pasos y se detuvo frente a los chicos. Extendió una mano hacia Harry.
Lo siento Potter, fue necesario que saliesen ese día del Callejón lo antes posible. Dijo el brujo sin recoger la mano, Harry la estrechó con recelo, se dio vuelta hacia Lara G. Y Josthings, siento haberte pegado de esa forma, pero debían irse del Callejón vivos.
Lara G. también estrechó su mano con un poco de recelo. Snape había entrecerrado sus ojos negros que destellaban. Marsey después de hacer una leve inclinación de cabeza, desapareció con un plop. Sybill balanceó un poco a los chicos que enseguida la abrazaron por los costados.
Hey, ustedes dos... Los llamó Snape cuando ellos se disponían a salir con Sybill de la cocina, voltearon las cabezas para verlo. No me estropeen mucho a vuestra madre...
No me van a estropear querido. Dijo Sybill sonriendo, les besó las cabezas a los chicos. ¿Como mis niños podrían hacerme algo?
¿Como mis niños podrían hacerme algo?. La imitó Snape a la perfección cuando ya ella había salido de la cocina. Niños... par de tornados descontrolados, eso es lo que son...
¡Te escuché querido! Lo reprendió Sybill desde la sala, Snape parpadeó un par de veces escondiéndose detrás de Sirius. ¡Y cada día estoy más orgullosa de tu habilidad de imitar!
Gracias mi vida. Contestó Snape asomándose por el hombro de Sirius.
¿Y con que tenias el látigo, eh? Dijo Sirius burlón. ¿Y te dejas dominar por tu esposa?
Solo lo hago para mantenerla contenta. Dijo Snape irguiéndose y quitándose con un dedo una basurita del hombro de la túnica. Cuando te cases, ya me entenderás.
Sirius hizo una mueca de incredulidad a espaldas de Snape.
Los chicos pasaron lo que quedaba de tarde en la sala con Sybill, que estaba contenta de tenerlos a su lado. Sirius, Lupin y Snape se habían quedado en la cocina con Dumbledore, al parecer, puntualizando algunos detalles de la misión que tenían por delante. Le contaron a Sybill de lo bien que se llevaba Hedwig con Laetus, quizás se llevaban demasiado bien, porque el día anterior habían visto a las dos lechuzas muy juntitas en la ventana de la cocina y se dieron besos en el pico, y ya habían atrapado ese mismo día a Hedwig con pajitas en el pico volando hacia el árbol del patio. Sybill le había traído a Harry una carta de Ginny haciendo que el chico subiese al segundo piso en las nubes.
La mujer le preguntó a Lara G. como iba la relación con su padre, si había seguido sus consejos. La chica contestó que no había problemas, que ya estaba confiando mucho más en su padre y que no tenia por que preocuparse, que ella lo quería mucho. Sybill se mostró conforme. Los tres brujos salieron de la cocina con la noticia de que Lupin se quedaba a dormir en la casa. Lara G. sonrió levemente, le besó una mejilla a Sybill y subió a zancadas al segundo piso a dar la noticia.
Harry se mostró entusiasmado con esto, pero... deseaba pasar con sus padres adoptivos todo el tiempo posible, y tenia que aprovechar el hecho de que los dos estaban juntos en la casa. Lara G. también quería pasar el tiempo con Sybill y Snape. Los dos chicos comenzaron a exponer lo mismo a un tiempo, haciéndolos reír. Llegaron a un plan, aunque sabían que Snape se iba con ellos, pero Sybill no se iba y como único podían estar con ellos dos juntos era...
Bajaron a cenar tranquilamente, que resultó ser una cena muy animada. Sirius estaba muy entusiasmado con la misión y charlaba con ellos alegremente. Lupin estaba muy ocupado apurando la cuarta copita de vino como para hablar, ya tenia las mejillas enrojecidas. Así que a los chicos se les ocurrió la idea de esconder la botella, haciendo que Lupin empezara a buscarla como un loco por toda la cocina. Cuando fue a preguntarle a Snape, cambió de opinión viendo como este se comía con la mirada a Sybill y ella no se quedaba atrás.
Lupin terminó desistiendo de beber más cuando vio bien a Lara G., todavía recordaba lo sucedido la noche que había llegado borracho con OjoLoco, Sirius y Snape. Prácticamente ni se dieron cuenta cuando Snape y Sybill abandonaron la cocina tomados de manos. Siguieron charlando con entusiasmo, pero la conversación murió allí cuando los chicos le preguntaron a Sirius por Elizabeth. El brujo se ruborizó y les ordenó con voz chirriante que lavaran la vajilla. Harry y Lara G. llegaron a la conclusión de que si se ruborizaba de esa forma, era porque estaba enamorado de veras. Lupin tuvo que tragarse la risa bajo la mirada de advertencia de Sirius.
Los chicos subieron a lavarse los dientes tropezando con Snape y Sybill en el pasillo que bajaban a ver un poco de televisión, pero ellos debían empezar a hacer el equipaje. Se cambiaron para el pijama y cada uno en su habitación comenzó a meter sus pertenencias en el baúl. Les llevó bastante tiempo y se asomaron simultáneamente hacia el pasillo. Se miraron sonriendo y volvieron a entrar en sus habitaciones cuando sintieron unos pasos subiendo las escaleras. Cuando sintieron que pasaron de largo, se asomaron con cautela, viendo a Snape muy acaramelado con Sybill rumbo a la habitación de ellos.
Se miraron con malicia cuando bruja y mago, entraron en la última habitación del pasillo cerrando la puerta tras de si. Ese era el momento que estaban esperando. Dormirían con ellos... o dormirían con ellos. Salieron de sus habitaciones con cuidado y se acercaron en silencio a la puerta del fondo. La abrieron silenciosamente y entraron. Los dos adultos ni se dieron cuenta. Snape estaba encima de Sybill besándola con intensa pasión, así que ninguno de los dos vio acercarse a los chicos. Bueno, eso hasta que Snape en medio de su besuqueo mirara al lado y descubriera a Harry y a Lara G. en pijamas, mirándolos con interés. Abrió los ojos como platos abriendo y cerrando la boca sin emitir sonido alguno, mientras Sybill le seguía besando una esquina de la boca, acariciándole la espalda con las manos.
Por favor... querido... me estás aplastando... Dijo Sybill sin aliento sin dejar de besarlo. ¿No... vamos a... ver si... los niños... están dormidos?
Creo que no es necesario. Dijo Snape de repente con voz ronca. Están donde no deben estar.
¿Como puedes... decir eso... de nuestros bebés? Lo reprendió Sybill buscando su boca con los ojos cerrados para seguirlo besando. Vamos... a... levantarnos para... darles las buenas noches... a nuestros niños...
El problema es que nuestros niños están parados en el borde de la cama. Dijo Snape lanzándoles una mirada asesina a los chicos, que agitaron una mano al unísono como saludándolo.
Sybill abrió los ojos y miró al lado.
¿Quieren algo? Les preguntó Snape saliendo de encima de Sybill y sentándose en la cama.
Es que... como mañana... nos vamos a Canadá... Comenzó a decir Harry con carita de niño bueno, arrastrando un pie por el suelo.
... Y no los vamos... a ver mucho... sobre todo a ti, mamá... queríamos saber si... Continuó Lara G. retorciéndose el dobladillo del pijama.
Snape contuvo la respiración adivinando.
Queríamos saber si podíamos dormir con ustedes. Finalizaron al unísono parpadeando con inocencia.
Sybill se sentó en la cama con todo el pelo revuelto. Snape se pasó una mano por el pelo haciendo una mueca.
Yo por lo menos quiero estar junto a mis padres el mayor tiempo posible. Dijo Harry bajando la cabeza. Aunque sean... mis padres adoptivos.
Y-Yo también quiero estar... con mis... padres. Dijo Lara G. cabeceando.
Severus... Dijo Sybill tomándole una mano a Snape que tenia cara de frustración. Solo...
Es que si los dejamos se acostumbran Sybill. Dijo Snape tajante.
Vamos querido... solo por esta noche... Pidió Sybill acariciándole la espalda. Por favor... son nuestros hijos... no les negarías un capricho a nuestros bebés ¿Verdad?
Snape miró a los chicos que lo miraban a él con carita inocente y angelical.
Está bien, se pueden quedar a dormir aquí, con nosotros. Resopló finalmente.
¡Te quiero papi! Exclamó Lara G. saltando encima de la cama y lanzándose a abrazar a Snape.
¡Te quiero mucho papito! Dijo Harry también lanzándose a abrazar a Snape.
Snape les acarició la cabeza medio gruñendo mientras recibía besos en las mejillas por parte de cada chico. Harry y Lara G. después de espachurrarlo a él, gatearon por la cama hacia los brazos abiertos de Sybill. Se acomodaron entre sus bazos mientras ella los balanceaba y les besaba las mejillas con dulzura. Snape se bajó de la cama resoplando levemente.
¿A dónde vas querido? Le preguntó Sybill sin soltar a los chicos.
Voy a tomar agua. Contestó medio gruñendo.
Sin dar más explicaciones, salió de la habitación arrastrando los pies. Entró en el baño del pasillo a darse una ducha que lo despertó un poco. Después, bajó a la sala y de ahí fue a la cocina, en donde Sirius y Lupin discutían unos planos. Los dos brujos se quedaron callados al verlo entrar.
¿Disfrutando antes de ir a Canadá, Snape? Preguntó Sirius con malicia.
Un poco. Contestó el aludido todavía con voz ronca.
¿Como que un poco? Preguntó Lupin frunciendo ligeramente el entrecejo, Sirius le dio un codazo sonriendo levemente.
Snape no contestó enseguida. Abrió el refrigerador y se sirvió un vaso con agua. Se lo bebió de un trago para luego mirar a los dos brujos que los observaban expectantes desde la mesa.
Mi habitación fue invadida. Gruñó dejando el vaso encima de la meseta. Los dos tornados que tengo por hijos entraron sin ni siquiera tocar a la puerta.
Guardó la jarra con agua y se quedó pensativo.
Y los entiendo... no he pasado el tiempo que merecen con ellos. Dijo como para si mismo soltando aire, se peinó el pelo con los dedos, haciendo que se le encrespara un poco para luego caerle un mechón de lado. Remus, puedes usar la habitación de Harry sin problemas, tengo que ir arriba a atender a mis pequeños.
Sirius y Lupin se miraron cuando Snape salió con paso firme de la cocina. Subió rápidamente las escaleras y entró en la habitación del fondo del pasillo. Harry y Lara G. ya se habían acomodado en el centro de la cama, y Sybill los terminaba de cubrir con una sábana.
No hables alto querido, se están quedando dormidos. Le dijo alisándoles el pelo por turnos a los chicos que estaban adormilados. Querían esperar a que regresaras, pero al parecer están agotados.
Snape se subió despacio a la cama y los observó unos segundos.
Se ven tan indefensos cuando duermen. Comentó con suavidad apartándole el pelo de la frente a Harry. Siento no poder pasar mucho tiempo con ellos.
Pero eres un buen padre para ellos, te dije desde el principio que ibas a ser un padre excelente. Le dijo Sybill en voz baja y sonriendo.
Pero quisiera ser mejor. Murmuró Snape inclinándose sobre Harry, le besó la frente y el chico se movió un poco, le alisó el pelo besándole una mejilla, se incorporó. Les debo mucho y quisiera pagarles con todo el amor que les pueda brindar.
Puso una mano con cuidado entre los dos chicos para llegar hasta Lara G. se apoyó despacio quitándole el pelo de la cara a la chica. Se inclinó sobre ella para besarle la frente y luego una mejilla. Se sentó nuevamente en la cama abriendo una sábana.
Será mejor que nos acostemos a dormir nosotros también. Sugirió acostándose al lado de Harry que había soltado un largo suspiro quedándose dormido. Mañana va a haber mucho movimiento en esta casa por el motivo del viaje.
Eras tan tierno querido. Dijo Sybill suavemente. Buenas noches.
Buenas noches Sybill.
Snape giró su varita apagando las luces de la habitación.
Harry y Lara G. durmieron hasta las 12:15PM del día siguiente, cuando fueron despertados con un beso en la frente. Enseguida abrieron los ojos para ver a Sybill sonriéndoles y les indicó que el desayuno estaba listo. Le preguntaron que hacia en la casa a esa hora y ella contestó que no tenia clases ese día, así que se quedaba a despedirlos. Bajaron para encontrar la cocina llena del delicioso aroma de las salchichas fritas. Sirius, Lupin y Snape se servían todavía en pijamas, este último los saludó con un abrazo y un beso en la frente. Sybill miraba a los tres brujos con algo de reprobación y Sirius enseguida les confesó a los chicos que los tres habían estado dormidos hasta hacia poco.
Harry y Lara G. se asombraron de escuchar que Snape no se había despertado temprano, aunque ya empezaban a alarmarse con el comportamiento del susodicho, estaba más alegre que el máximo de su capacidad. Cada vez que el brujo los miraba les dedicaba una sonrisa paternal. Después del desayuno, todos subieron arrastrando los pies para terminar los preparativos para el viaje. Harry repasó su habitación de punta a cabo para ver si se le quedaba algo. Cuando estaba seguro, se cambió de ropa y bajó su baúl a la cocina, sabia que debía tomar el traslador a la 1:20PM.
Lara G. entró poco después de él, vestida completamente de negro, con vaquero de pata ancha y pullover ajustados al cuerpo con sus botas negras. Sybill enseguida les mostró una lata de refresco vacía y un caldero viejo y herrumbroso, esos debían ser los trasladores. Snape, Sirius y Lupin entraron en la cocina con aspecto estirado, aunque se gruñían unos a otros un poco nerviosos. Lara G. los clasificó como: Los Hombres de Negro, ya que los tres llevaban puestas túnicas negras.
Snape sacó dos pedazos de pergaminos del bolsillo y le entregó uno a cada uno. Los chicos se los guardaron en los bolsillos cuando los trasladores se activaban con un brillo azulado. Sybill los abrazó por turnos besándoles la frente para desearles buen viaje. Ellos la abrazaron con fuerza mientras los tres brujos les metían prisa. La mujer se enjugó una lágrima cuando los chicos estaban a punto de utilizar los trasladores.
Harry le sonrió tranquilizadoramente y agarró el caldero viejo. Enseguida sintió que algo lo enganchaba por el ombligo y lo halaba hacia delante. Comenzó a viajar dando vueltas muy rápido en un torbellino de colores...
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Aquí concluye la trilogía: Harry Potter y El Misterio del Alma Oscura; El Regreso de Canuto. Espero que haya sido de su agrado. Cualquier opinión o sugerencia enviar un e-mail a: [email protected] siempre serán atendidos.
Por: Malena Salazar Maciá.
Próxima historia: Harry Potter y el Cristal de Uraj
5-Harry Potter y el Misterio del Alma Oscura III-El Regreso de Canuto - Fanfics de Harry Potter
Un avión sobrevolaba Londres. Comenzó a descender lentamente hacia una pista del aeropuerto después de recibir el permiso de la torre de control. Aterrizó
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2024-10-01

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