A quien tú decidiste amar
A veces es bueno callar. A veces es bueno no decir nuestros sentimientos. A veces es bueno fingir. A veces es bueno mentir. Después de todo, a veces si haces eso no lastimas al ser que más amas y a tu mejor amigo. Aunque a veces tu corazón queda totalmente destrozado.
La verdad no me queda más dudas de que tu amor
Ya se me terminó, duele pero acabó
Es difícil pero no imposible
Asimilar que en verdad te perdí
Y ahora te veo partir
Duele, sí, tiene que doler. Es un dolor inmenso, tan inmenso como este castillo que me rodea, es un dolor tan inmenso como el lago, como el universo, pero al fin, es un dolor que debo soportar. Todo acabó sin siquiera comenzar. Y eso duele. ¿Cómo se puede perder a alguien que jamás se ha tenido? ¿Cómo es posible perder la esperanza si nunca hubo cosa alguna?
Triste, desolado, desgarrado. Así me encuentro. Intento sacarla de mi pensamiento con todas mis fuerzas, pero es inútil. En todas partes la veo, en mi cabeza, sentada a mi lado, detrás de mí, caminando al otro lado del lago. Donde sea ella siempre esta ahí y no puedo soportarlo más. Pero tengo que hacerlo, por ella y por él. Por mis mejores amigos tengo que callar lo que me quema el pecho y me desangra el corazón.
Y aunque pase el tiempo
Y seas feliz con alguien más
Recuerda que no hay nada
Que haga que me olvide de ti, yo sé
Por ellos sufro así. Pero ¿Qué podía hacer? ¿Qué cosa puedo hacer? Nada, ellos me han dado mucho y no puedo arrebatarles la felicidad de esa manera. Tengo que resignarme y callar mis sentimientos por ella. Por esa chica que siempre ha estado conmigo, por ella que me ha apoyado como nunca nadie lo ha hecho, que ha cuidado de mí, que ha arriesgado su vida por mi causa, que ha estado ahí cuando lloraba por la soledad. Por esa chica que es mi mejor amiga y la novia de mi mejor amigo. ¿Cómo podría yo hablar de mis sentimientos y arruinarles su vida? ¿Cómo podría ser capaz de hacerles eso a las únicas personas que jamás me han abandonado? No podría. Seria herir los sentimientos de ella y traicionarlo a él. Pero entonces
¿Eso qué me deja? ¿Qué opción tengo? Ninguna. Hablar, quedó descartado desde que me enamoré de ella. Callar, la única opción que me quedaba, porque olvidar, era la opción imposible y fuera de mi alcance.
A quien tú decidiste amar
No sé si sepa que no hay personas
Como tú aquí en la tierra
Te prometo no vuelvo a llorar
Sé lo felices que están y cuiden
Lo que yo soñé, siempre quise para mí
De corazón
ámense
Pero a pesar de todo sigue doliendo en carne viva. Como una herida recién hecha que aun chorrea sangre. Y duele aun más cuando los veo juntos. Cuando veo que él acaricia su cabello suave, cuando él abraza su esbelto cuerpo, cuando él besa sus dulces y carnosos labios rosas, cuando él la toma de la mano o la amarra por la cintura haciendo ver que él es el dueño de su corazón. Cómo duele escuchar su voz llamarlo con tanto amor. Duele y quema, quema y arde por los celos que me invaden, por la ira, por la cólera, pero duele por la tristeza, por la soledad y por un sueño que jamás se hará realidad.
¿Cómo poder controlar estos sentimientos? ¿Cómo no desear cortarle la cabeza a él, siendo mi mejor amigo? ¿Cómo controlar las ganas de besarla cuando me acaricia la mejilla cuando ve que algo va mal? No puedo más, no quiero seguir con esto. Si pienso en ella, traiciono a mi mejor amigo, si pienso en él el ardor me llena a tal punto de desear lanzarle un maldito hechizo y terminar con su
¿Cómo podía desearle la muerte a mi mejor amigo, mi confidente, mi mano derecha, mi base, mi camarada? ¡¿En qué ser tan despreciable me he convertido?! ¿Cómo podía caer tan bajo? ¡Estoy partido en dos!
Sé lo triste que puedo llegar a estar
Porque al menos lo intente pero yo no gané.
La persona que tiene el
Acceso a tu corazón, mira que bendición,
Pude haber sido yo
-Harry, ¿Estás bien?- escucho la voz, su voz. Esa voz suave, dulce y angelical, como las tiernas melodías de los ángeles. Esa voz que siempre ha calmado las tormentas que sufro, esa voz que desaparece el miedo, esa voz que suaviza mi alma, esa voz que hace que mi corazón se acelere. Giro la cabeza y me encuentro con su mirada preocupada. Me hundo en sus ojos, esos bellos ojos castaños líquidos, tiernos, dulces.
-Hola Hermione- intento salirme por la tangente y evitar sus preguntas. A ella menos que a nadie le podía decir qué me pasaba. Le sonreí para que se convenciera de que estaba bien, pero ella se sentó a mi lado aun con su mirada preocupada.
-¿Por qué lloras?- ¿Cómo se dio cuenta? Entonces descubrí que unas lagrimas traidoras seguían en mi rostro, pegadas a mis mejillas las descaradas, como si se agarrasen con uñas y dientes a mi rostro para no caer y desaparecer, como si quisieran que Hermione las viera.
-No es nada
es sólo
los recuerdos- últimamente utilizaba demasiado mi desgraciado pasado. Cada vez que Ron o Hermione me atrapaban llorando utilizaba el pretexto de mis padres, o de Lupin y Tonks, o de Fred. Y agradecía de todo corazón que funcionara.
-Tranquilo, ellos están bien, no fue tu culpa, lo sabes ya- me dice tiernamente, consolándome. Entonces hace lo que me gustaría que no hiciera: me abraza. Tan delicadamente como si estuviera abrazando a un niño pequeño o como si tuviera en sus brazos lo más importante en su vida y eso me destroza aun más el corazón. Si es que el pobre puede estar más molido. Pero a la vez no puedo evitar disfrutarlo, a la vez no puedo negarme lo que necesito y eso que necesito es la cercanía de ella. No puedo evitar sentir cosquillas en toda mi piel por su cálido contacto, no puedo evitar gozar de su aroma embriagador, no puedo evitar sentirme seguro entre sus brazos. No puedo evitar amarla, pero no puedo evitar lo que siente por Ron. ¡Bendito sea Ron y maldito a la vez! ¡Maldito yo por pensar esas cosas y bendito por estar ahora en sus brazos! ¡Maldito y bendito sea el amor que siento por Hermione!
Y aunque pase el tiempo
Y seas feliz con alguien más
Recuerda que no hay nada
Que haga que me olvide de ti, yo sé
Después de ese día luché contra las lágrimas y no volvieron a salir
no en público. Todas las noches lloraba lo que en el día no podía llorar, todo lo que padecía y sufría al verlos besarse con amor y pasión. Lloraba a tal punto de que me quedé sin lágrimas. Pero el vacío seguía ahí, presente. Qué ironía, el vacío pesaba demasiado, tanto que aplastaba mi pecho, mis pulmones, haciendo de cada respiro una tortura. Pero intento apaciguar el dolor con un pensamiento: Hermione es feliz. Mi mejor amiga y la mujer que amo es feliz. Y eso era lo que más me importaba. Cada vez que Ron miraba a Hermione con amor o cada vez que ella lo hacía me recordaba eso. ¿Qué más importaba entonces? Nada, no importa nada más que su felicidad. Con eso era yo feliz. ¿De verdad lo era? No, no lo era, pero una mínima parte de mí estaba aliviada. Y a pesar del tiempo, a pesar del destino jamás podría dejar de amarla, jamás. ¿Qué caso tenía entonces seguir adelante? ¿Para qué alargar un dolor que me ahogaba? No había solución alguna, tendría que hacer eso que había hecho toda mi vida con Voldemort. Huir.
A quien tú decidiste amar
No sé si sepa que no hay personas
Como tú aquí en la tierra
Te prometo no vuelvo a llorar
Sé lo felices que están y cuiden
Lo que yo soñé, siempre quise para mí
Era mi única solución, la ultima oportunidad, mi única esperanza, la ultima salvación. Huir del mundo mágico que tanto me había hecho sufrir, tantas agonías que sólo viví aquí. ¿Quién hubiera dicho que iba a sufrir tanto en el lugar al que de verdad pertenecía? Enterraría mi pasado en la parte más profunda de mi corazón, desaparecería todo registro de mi vida pasada, olvidaría todo aquello que me causó tanta dicha y tanta desgracia. Sin pensarlo dos veces comienzo a empacar mis cosas, mientras mis demás compañeros duermen. Mientras Ron sueña con la misma mujer con la que yo soñé alguna vez. Me limito a dejarle una nota, clara y sencilla:
Me voy del mundo mágico. No quiero que me busquen.
Y confiaba que así sería. Quizá me buscaran, pero si yo sabía esconderme nunca me encontrarían y se rendirían de buscarme. Era el plan perfecto. Ron feliz, Hermione feliz y yo
al menos no sufriría como ahora. Bajo las escaleras con sumo cuidado para no hacer ni el más mínimo ruido, entonces algo me deja petrificado ahí junto a las escaleras. Una sombra encorvada en un sillón, respira tan bruscamente que pareciera como si
¿Sollozaba? Me acerqué sólo para descubrir la identidad de quien lloraba tan desconsoladamente. Y para descubrir que hay algo que me hiere más que su rechazo
su sufrimiento.
Si tuviera una oportunidad
Le cambiaria el final a todo
Pero no podría porque
La verdad me da gusto que estás
Conmigo en la eternidad y entiendo
No eras para mí pero te querré siempre
-¿Hermione? ¿Por qué lloras?- repetí su pregunta, esa pregunta que hacia semanas me había dicho. La castaña levantó la mirada entre asustada y sorprendida. Sus lágrimas parecían pequeños diamantes que brillaban con intensidad en la oscuridad, sus ojos estaban rojos e hinchados por el llanto y su dolor era visible. Reprimí esas ganas de estrecharla entre mis brazos y consolarla, de acariciar tu suave pelo, de susurrarle al oído que todo estará bien, de besar sus ojos y limpiar con mis labios sus lágrimas saladas, esas lágrimas como las que hace unos momentos yo derramé.
-¿Por qué crees?- dijo secamente y con un tono sarcástico. Estaba dolida y enojada. Me senté a su lado, pero teniendo una considerable distancia de ella. Fotos Porno y actrices porno
-Te peleaste con Ron- ¿Cómo no se me ocurrió antes? Ni siquiera se lo pregunté, ya sabía que era un hecho. ¡¿Cómo puede Ron herir tantas veces a Hermione?! ¡¿Cómo se atreve a tratarla de esa manera?! ¡¿Qué no se da cuenta de que tiene al ser más valioso?! ¿Por qué no la valora?
-Sí, pero ¿Sabes? No importa, no volveré a llorar por él- dice decidida, con esa determinación que sólo le pertenece a ella. De repente su mirada triste se convierte en seria y vuelve a la tristeza cuando me mira a los ojos.
-¿Por qué te vas? ¿Pasa algo malo?- involuntariamente giro la cabeza hacia mi maleta y al volver la mirada encuentro la de Hermione, expectante. Me descubrió. ¿Por qué tenía que ser precisamente ella, la única persona a la que no podría mentirle?
-Tengo que irme, no puedo seguir aquí- me limito a decirle. Por supuesto que sin mirarla a los ojos, siempre rehuyendo al poder de su mirada, pero ella se percató de ello.
-Mírame a los ojos y dime porqué te vas- tomó mi barbilla y me obligo a mirarla. Sentí como si una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo con el solo contacto de Hermione.
-No quieres saberlo, sé lo que te digo- intento decirle sin que mi voz tiemble. La tenía tan cerca, su mano tocaba mi barbilla, sus ojos miel me miraban de una manera que jamás lo habían hecho. Y cuando iba a protestar a mi afirmación no me controlé y la besé.
Y aunque pase el tiempo
Y seas feliz con alguien más
Recuerda que no hay nada
Que haga que me olvide de ti, yo sé
La tomé entre mis brazos, amarrándola a mí por la cintura y tomando con mi mano libre su cabeza, me fui envolviendo por el deseo que me quemaba cada parte del cuerpo que rozaba su piel, por la pasión que estaba presente en cada célula de mi cuerpo y una vez que terminó ese deseo desesperado de tenerla cerca de mí llegó el amor, la ternura y la dulzura. El beso que al principio fue brusco terminó siendo lento y tranquilo, como las olas del mar después de una tormenta. Y cuando ninguno de los dos podía respirar, nos separamos jadeando. Y eso era todo. No esperé a que hablara, no esperé a que me golpeara o a que me maldijera, ni a que me matara aunque eso fuese lo que yo deseara. Salí corriendo como todo un cobarde, tomé mi maleta y salí de la sala común de Gryffindor, donde nunca jamás volvería a poner un pie en el resto de mis desgraciados días.
Siento cómo el viento frío choca contra mi rostro, al principio creo que es por la velocidad en que corro, pero después descubro que era el mismo viento que venía del lago. Fuerte, rápido y furioso, así venía el viento hacia mí, y así yo desafiaba su velocidad. Corrí como nunca lo había hecho en toda mi vida. Pero no corrí por temor o para llegar más pronto a la estación de Hogsmeade, sino que corrí para que el viento arrastrara todos mis recuerdos lejos de mí, se los llevara al castillo y los dejara ahí, lejos de mí. Aumenté la velocidad mientras esos recuerdos llegaban a mi mente: la primera vez que vi esos ojos castaños, el primer y cálido abrazo de Hermione, la impotencia de no hacer nada ante su cuerpo petrificado, la primera y única vez que volamos juntos en un hipogrifo, la vez que ella fue la única persona en creer en mí palabra cuando todos pensaban que era un tramposo o cuando todos creyeron que mentía respecto a Voldemort, la vez que me advirtió del libro del Príncipe y la vez en que estuvo a mi lado aun cuando Ron me había abandonado. No podía más, todos esos recuerdos tenían que ser borrados de mi memoria. Tenía que intentarlo. Tenía que hacerlo.
A quien tú decidiste amar
No sé si sepa que no hay personas
Como tú aquí en la tierra
Te prometo no vuelvo a llorar
Sé lo felices que están y cuiden
Lo que yo soñé, siempre quise para mí
-¡HARRY! ¡ESPERA!- me detengo en seco, tal era mi velocidad que casi caigo cuando me detuve. ¿Ya había enloquecido? ¿Ahora no la vería, sino que la escucharía? Pero había sido tan clara su voz, tan solida que casi la podía tocar
-¡Por favor! No te vayas- vuelvo a escuchar su voz mientras una suave mano me toma por el brazo y me vuelve. Y ahí estaba ella. Hubiera deseado haber enloquecido, pero ahora mirándola me daba cuenta de mi desgracia.
-¿Para qué? ¿Para qué quieres que siga aquí, sufriendo, llorando, maldiciendo la hora en que me enamoré de ti? No lo entiendes, no puedo seguir viendo cómo le dices a Ron que lo amas. Ya no puedo- y no podía, si volvía a escuchar eso estaba seguro de que moriría. Las agonías ya eran insoportables, no quería empeorarlas. Era fuerte, pero todos tenemos nuestro limites y yo había llegado al mío desde hacia mucho tiempo.
-¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Por qué lo callaste?- sus ojos están llorosos de nuevo, pero esta vez no es por Ron. Esta vez es por mí. Esta vez esas lágrimas me pertenecían pero me hacían sentir el más miserable de todos los hombres. Ahora era por mi culpa su llanto, ahora era yo el causante de su dolor y eso dolía mil veces peor que mi propio dolor. Su dolor era el mío. Si ya me encontraba hundido en la oscuridad del mar del sufrimiento ahora estaba enterrado por las mareas que jamás me dejarían salir.
-¿Por qué? ¿Me preguntas porqué? ¡Para evitar esto!- le sequé una lagrima que resbalaba lentamente por su mejilla, esperando a que yo la limpiara -Para evitarte este dolor, para que fueras feliz con Ron, para que mi mejor amigo disfrutara de aquella dicha que jamás será mía. Ustedes me han dado demasiadas cosas, no podía hacerles esto. No puedo arruinarles su vida. ¡Entiéndelo!- lo ultimo fue un sollozo mezclado con un grito. Sus lagrimas aumentaron más y eso hizo que las mías explotaran en un llanto incontrolado. Ahora la agonía, el vacío, el dolor y el sufrimiento se habían unido, haciendo una barrera sólida que me oprimía el pecho, me aplastaba los pulmones y me ahogaba. Tenía que irme ya, tenía que salir corriendo, tenía que olvidar.
-Sean felices y espero que te cuide como te lo mereces- susurré y me di la media vuelta. Hubiera corrido de nuevo, pero no tenía ya fuerzas para nada, me limité a caminar, sabía que Hermione no me detendría, tendría que respetar mi decisión si ella quería ser feliz. Pero una frase me volvió a detener. Dos palabras, las más valiosas de todas las palabras, las más significativas y aquellas que te pueden cambiar la vida por completo. Dos palabras que nunca creí escuchar.
Si tuviera una oportunidad
Le cambiaria el final a todo
Pero no podría porque
La verdad me da gusto que estás
Conmigo en la eternidad y entiendo
No eras para mí pero te querré siempre
De corazón
ámense
-Te amo- repitió esa voz detrás de mí. Es imposible. ¿Por qué demonios me hace esto? ¿No le era ya suficiente todo el dolor que me había causado? ¿Es que acaso quería acabar conmigo de una manera tan cruel y despiadada? ¿Por qué? ¿Porque le arruiné la felicidad? ¿Tanto dolor le causé?
-Por favor, no te vayas. Por favor. Te amo, Harry- era eso. La culpa. Por eso me decía esas palabras que no sentía, que para ella no significaban nada, tan sólo eran palabras.
-No tienes que sentirte culpable. Es lo mejor para los tres- no me volví a mirarla, pero tampoco avancé. Ya no me sentía capaz de dar un paso más. Mis piernas estaban débiles y creí que caería en cualquier momento.
-¡No! No es culpa, mírame. Te estoy diciendo la verdad- era insistente, pero no podía mirarla, si lo hacia no me iría nunca, aceptaría quedarme y soportar el sufrimiento. Ella se acercó y se plantó frente a mí, obligándome a mirarla.
-No es
te estoy diciendo la verdad. Te amo. ¿Por qué no me crees?- cerré los ojos para poder evitar esa mirada que me derrumbaba, me quemaba, me destruía.
-Porque tú amas a Ron. No tienes porqué sacrificarte, ya has hecho mucho por mí, has algo por ti. No me compliques las cosas. Tú y yo sabemos que es lo mejor para los dos- sino entonces ¿Qué otra solución había? Si ella terminaba con Ron ambos sufrirían y yo sufriría igual. De cualquier manera, el dolor siempre estaría de mi lado, siempre me dolería, el romper las ilusiones de mi mejor amigo y la felicidad de la mujer que amaba. Y si me iba
ambos serian felices y aunque la felicidad nunca regresaría a mí al menos tendría la satisfacción de que esas personas a las que tanto quise son felices. De repente sentí algo cálido, delicado, suave, dulce, tierno en mis labios. Abrí los ojos para descubrir que era ella. Me había tomado el rostro entre sus delicadas manos y había apoyado sus labios sobre los míos. En esta ocasión ya no hubo pasión ni deseos incontrolados, sólo ternura, sólo amor. La estreché entre mis brazos mientras nuestros labios se movían despacio y sincronizados, disfrutando de cada segundo juntos, de cada probada, de cada delicado movimiento. Y fue ahí entonces donde me di cuenta. Hermione me amaba. Me amaba tanto como yo la amaba a ella. La certeza sobre mi descubrimiento era tan increíblemente grande que me sorprendió no haberme dado cuenta antes. Esa barrera de dolor y sufrimiento se desvaneció en el espacio, un espacio que ahora era ocupado por mi corazón que se iba fortaleciendo cada vez más. Se iba reconstruyendo, iba renaciendo de las cenizas que habían quedado. Había vuelto a la vida, porque mi vida era Hermione.
-Te amo, Harry- me repitió Hermione cuando no separamos, pero ahora no dudé de ella, y menos ahora mirándola a los ojos, cafés como la miel, miel liquida que me decía a gritos que me amaba.
-Te amo, Hermione- ahora fueron mis palabras y mis ojos los que ardían eufóricos, gritaban que esa era mi única verdad. Entonces nos unimos de nuevo en un beso eterno, eterno como el cielo, como el mar, como las montañas, un beso eterno como nuestro amor.
A quien tú decidiste amar - Fanfics de Harry Potter
A veces es bueno callar. A veces es bueno no decir nuestros sentimientos. A veces es bueno fingir. A veces es bueno mentir. Después de todo, a veces si haces
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2023-02-27
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