Al límite del amor - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

El roció cae como delicadas lágrimas rodando por mi rostro, no hay pasado, presente, ni futuro, el latido de mi corazón es un reloj contando las horas para estar de nuevo junto a él, solo me queda el recuerdo de su voz que sigue latente en lo profundo de mi ser

Hola, ¿cómo te llamas? -Pregunto Paul con ojos tan vividos como los de un chiquillo recién nacido.

Eliza - Contesto la chica, mirándolo extrañada.

¡Eliza entra ahora a la casa, muchachita tienes que darme muchas explicaciones!- Grito un hombre desde una casa de aspecto pavorosa.

La chica salió corriendo muy temerosa sin darle oportunidad a Paul para que se presentara, al llegar a la casa el hombre agarro a Eliza de un hombro e hizo que entrara a empujones, Paul miraba la desgarradora escena sin pronunciar palabra. Los días pasaron y Paul no veía a esta misteriosa chica, así que decidió ir a aquella casa

 

Buenas tardes señor he
-Saludo Paul, pero el hombre no lo dejo terminar.

¡Qué quieres!, es mejor que seas breve no tengo tiempo para perder con mocosos como tu.- Contesto el hombre de mala manera.

No se preocupe señor solo he venido a preguntar por Eliza, hace días que no la veo y he estado muy angustiado.- Dijo Paul.

¡Ha!, ¿Tu angustiado por esa chiquilla malcriada?- Respondió el Hombre con tono burlesco.

¡Eliza!, ¡Eliza! Donde demonios te has metido no escuchas que te estoy llamando
¡ELIZA! -Gritaba el hombre furioso.

La chica sale cabizbaja y sollozando. No pronuncia palabra.

Eliza ¿qué tienes?, ¿qué ha pasado contigo? - Pregunto Paul anonadado.

Bueno, si si mucha charla poco trabajo, anda a lavar los trastes ahora -Ordeno el hombre a Eliza. Ok ya la vio, no siendo más le agradecería que no vuelva a meter sus narices donde no le importa. -El hombre cerró la puerta sin dar más explicaciones a Paul

El chico quedo asombrado por el estado en el que se encontraba Eliza, su cara estaba demacrada, sus brazos se encontraban llenos de cicatrices, pero su mirada era la que mas llamaba su atención sus ojos color marrón transmitían una pureza y dulzura única.

¡Ey! Ey! Eliza, soy Paul -decía casi entre murmullos. Había aprovechado la noche para hablar con ella.

Eliza se asoma muy nerviosa por una ventana y le hace una seña para que abandone el lugar, pero Paul insiste hasta convencerla, la chica sale a tientas y Paul la abraza como si la conociera de toda la vida

¿Qué quieres?, si mi tío nos ve te aseguro que nos mata - Dice Eliza con aterrada.

Pues yo te protegeré así sea lo último que haga - Responde Paul muy seguro.

¿Por qué haces esto?, no me conoces -Pregunta la chica con lagrimas en los ojos.

Porque no hace falta una vida para darme cuenta que he empezado a creer en el amor- Respondió Paul tomándola de las manos.

No sabes lo que dices, no creo que estés dispuesto a conocer el amor con una persona como yo, es más si me quieres tanto como dices, aléjate de mí. - Añadió Eliza apartando sus manos de Paul.

No, no me pidas que me aleje de ti, al contrario, permíteme conocer más de ti, tus gustos, tus pasiones, tus
-Paul es interrumpido en ese momento por Eliza.

¡NADA!, en absoluto, no conocerás nada de mí, porque no quiero que lo hagas, porque no quiero que te decepciones y ya ¡déjame en paz! - Exclamo la chica apartándose bruscamente de Paul.

 

Eliza salió corriendo hacia su casa pero Paul la persiguió hasta que cerró la puerta, esa noche Paul se sentó esperando a que saliera ella, pero nunca lo hizo. La noche siguiente Paul de nuevo fue a buscarla pero no salió. Así pasaron las semanas hasta que un día Paul escucho unos gritos pidiendo ayuda, inmediatamente el chico entro a la casa y vio al Tío de Eliza maltratándola con un madero viejo, Paul se lleno de ira y trato de apartarlo de Eliza pero su fuerza no fue suficiente, de tal modo que salió de aquella casa pavorosa y se dirigió al cuarto de su padre en el que encontró la escopeta que utilizaba en sus días libres cuando iba de caza, al llegar a la casa de Eliza vio a la chica con su cuerpo totalmente lastimado, había sangre en su boca y sus ojos solo irradiaban dolor, Paul con mucha ira tomo la escopeta y disparo dejando malherido al tío de Eliza

¡Nooo Paul!, lo mataste - Grito Eliza llorando.

Paul soltó el arma, estaba confundido, no podía reaccionar ante tal situación, después de unos minutos Paul toma a Eliza en brazos y sale huyendo con ella. Planes con niños en Valencia

Perdóname Eliza, perdóname por favor, pero no podía dejar que ese canalla te siguiera maltratando, otro minuto y te hubiera matado, mira no mas el estado en el que te encuentras. - Dijo Paul muy nervioso.

Paul, no tengo nada que perdonarte, creí que cuando decías esas cosas tan lindas del amor, mentías, como en alguna ocasión otro chico lo hizo conmigo - Añadió Eliza tratando de acomodarse por el dolor de sus heridas.

Eliza, no me interesa tu pasado, yo me he enamorado de la chica que está conmigo en este momento y créeme que por esa chica doy mi vida -Dijo Paul mirándola a los ojos.

Pues si tú das la vida por mí, yo doy hasta mis lágrimas por ti. -Contesto Eliza.

Los dos chicos se abrazaron por largo tiempo, Paul tomo un trozo de su camisa y lo rompió para limpiarle las heridas a Eliza, la chica lloro tanto hasta quedar dormida en los brazos de su compañero, esa noche la pasaron en un viejo callejón acompañados por la luz de la luna llena, al siguiente día escucharon patrullas de la policía, inmediatamente se despertaron angustiados, como era de suponerse estaban buscando a Paul por lo sucedido la noche anterior

Paul, ¿Qué hacemos ahora? - Pregunto Eliza muy angustiada.

Huir, solo nos queda eso, no puedo entregarme, me condenarían y me apartarían de ti. -Respondió Paul con la voz entrecortada.

Paul y Eliza comenzaron a escabullirse entre la multitud, cuidadosos con cada uno de sus movimientos, para la noche ya estaban tan lejos que entre casa y casa habían kilómetros de distancia entonces aprovecharon para pedir socorro en esas casas, pero nadie se solidarizo con ellos por ver el estado en el que se encontraba Eliza, a pesar de esta situación ellos siguieron caminando hasta dar con una buena mujer que sufría de cáncer, para fortuna de ellos la mujer había sido enfermera y pudo socorrer a Eliza. Los días pasaron y la el estado de salud de aquella mujer empeoraba con el mal clima, bastaron tan solo tres días para que su cuerpo desfalleciera y la muerte viniera en busca de su víctima, Paul y Eliza trataron de salvarle la vida pero sus intentos fueron en vano, la mujer murió de neumonía a causa del cáncer. A la mañana siguiente Paul y Eliza divisaron una agenda, en ella encontraron una nota que decía:

Queridos Paul y Eliza,

Se que pronto dejare este mundo por esta razón deseo que mi cuerpo no lo dejen a la deriva en esta casa en ruinas, mi hermano Charlie vive en la ciudad búsquenlo y entréguenle mi cuerpo, anexa a esta carta se está su teléfono y dirección.

Gracias por estar conmigo en mi último respiro.

Alicia Benham.

Paul y Eliza miraron a la mujer y decidieron partir a la ciudad con el cadáver en busca de Charlie, pero ese día llego acompañado de la mala suerte, cuando llegaron a la casa de Charlie una patrulla de turno vigilaba el sector y sin dar tiempo para que los chicos reaccionaran, un policía tomo por los brazos a Paul y tras varios forcejeos lo derribo, Eliza estaba aturdida, intento ayudar a Paul pero otro policía la detuvo con un fuerte golpe

¡Paul!, ¡Paul! - Gritaba Eliza desesperada.

Eliza, corre - Dijo Paul apenas respirando.

Eliza salió a correr y los disparos no se hicieron esperar, por fortuna ninguna bala había lastimado a la joven chica que logro escabullirse entre un callejón colonizado por ratas, Paul le dio un fuerte golpe al policía y se echo a correr pero no tuvo la misma suerte que su compañera, dos balas penetraron su cuerpo, Eliza sin importar el peligro que corría salió al auxilio de Paul y entre los brazos de su amada el joven chico pronuncio las que serian sus últimas palabras

Gracias Eliza -Dijo Paul con la voz entrecortada.

¿Por qué? - Pregunto Eliza entre sollozos.

Por hacer que creyera de nuevo en el amor y dejarme amarte con el corazón - Respondió Paul depositando un suave beso en los labios de Eliza


Dulce beso que expiro con el último respiro de Paul, el primero y último pero el más hermoso beso que haya podido existir. Hoy lo he recordado más que nunca, han pasado más de dos décadas y puedo decir que el poco tiempo que viví con Paul fui inmensamente feliz. Afuera hace frio y el roció cae como delicadas lágrimas rodando por mi rostro, no hay pasado, presente, ni futuro, el latido de mi corazón es un reloj contando las horas para estar de nuevo junto a él, solo me queda el recuerdo de su voz que sigue latente en lo profundo de mi ser.

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El roció cae como delicadas lágrimas rodando por mi rostro, no hay pasado, presente, ni futuro, el latido de mi corazón es un reloj contando las horas para

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2024-11-13

 

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