Sirenas, luces decolores, gritos, lloros
Confundida y cansadacomo estaba, no quería saber nada del caos que había a mi alrededor. Mi cuerpoquiere descansar, mi mente quiere escapar a un lugar lejano
volar, volar sinparar.
Frío
oscuridad.
Mi cuerpo está tendidoen el suelo de la carretera. Hay médicos a mi alrededor que niegan con lacabezas. La gente grita y llora por el espectáculo que mi cuerpo está dando.Cerca de mí hay otro cuerpo, un cuerpo destrozado y ensangrentado. A mí ladoaparece el espíritu de esa persona sonriéndome. Me decía sin voz que ya nopodíamos hacer nada, sólo ver de lejos a nuestros familiares por última vez.
La escena era macabra:la furgoneta donde viajábamos se había salido de la trayectoria de lacarretera, había caído por un pequeño precipicio de unos cuantos de metros yhabía terminado destrozada contra un árbol. Sus poderosas ramas atravesaban ladura chapa de la furgoneta por lo tanto, nuestros cuerpo no eran más queplastilina para su fuerza. Por eso mi cuerpo estaba ya en el suelo, por eso micompañero estaba ya tapado con la tela mortuoria de pies a cabeza, por eso nostrasladaban al tanatorio.
La inconsciencia, ellimbo, hacía que el tiempo no tuviera sentido para ese estado en el que meencontraba, antes de descubrir la famosa luz que me llevaría a la vida eterna.
Taparon mi cuerpo yenseguida me encontraba en la sala del tanatorio; mi madre lloraba, mi padre selamentaba por no haberme tratado mejor, mi abuela le recriminaba su trato hacíamí y le culpaba por el desastre. Miré a esa pequeña habitación dónde seencontraba mi cuerpo metido en un ataúd y mi carita puesta de lado, intentandoapartarme de la escena que estaba presenciando. Una pequeña cortina hacía quela visión no fuera tan perfecta, para que no vieran los defectos que habíaprovocado el accidente en mi rostro.
La habitación estabaabarrotada de gente. Algunos casi ni los conocía y aún así lamentaban mimarcha.
Recorrí la estancia,no sé si andando o flotando, pero me encontré con las personas que más iba añorarcuando me fuera del todo. Lloraban abrazadas unas a otras, todo el mundo lasabrazaba y las consolaban.
Entraron juntas, como si de esa forma la visión que iban a obtener fuera menostrágica, pero la realidad era aplastante. Tomaron la totalidad de la ventanapara observarme y sus llantos se escuchaban por todas partes.
-Laura, no llores.Sara, estaré contigo. Bea, no me olvides.
Me gustaría poderdecirles eso y más, pero ya me es imposible comunicarme con ellas o abrazarlasy darles consuelo. Viajes y turismo
Mi abuela se acercó aLaura y la abrazó con fuerza.
-Ella te quería mucho,te consideraba una hermana. No sufras tanto, ella estará contigo siempre.
-Yo estaba enfadadacon ella, iba a quedar ese fin de semana para arreglar las cosas y ella decidióirse. Me invitó para que fuera con ella a la playa y me negué. Ahora podríaestar con ella.
Laura dejó de abrazara mi abuela y pegó su frente en el cristal. Fijó su mirada en mi rostro.
-Cris ¿me perdonarás algún día?
Sus sollozos nodejaron que nadie pudiera escucharla pero yo sí. Me acerqué y la abracé.
- Yo siempre estarécontigo. Nuestra riña, arreglada está. No tienes porqué torturarte, tú notienes la culpa de nada. Doy gracias al cielo porque al final no vinierasconmigo. Vive tu vida y la mía.
Mi acompañanteapareció a mi lado dándome a entender que su despedida había concluido. Me tendió una mano y juntos nos encaminamoshacia nuestra vida eterna.
***
Un año ha pasado desdeque Cris se fue. No hay ni un día que no me acuerde de ella, ni un día que nomaldiga la curva dónde se mató.
Aquí nos encontramos todos reunidos, los amigos y familiares, para dejarleflores en su tumba y poder hablar con ella.
-Cris, espero que tuvida esté siendo una continua fiesta, como a ti te gustaba que fuera tu vidaaquí conmigo. Todos los días veo fotos nuestras, videos nuestros; las locurasque hacíamos día a día, están grabadas en mi mente al igual que nuestrosenfados
sobretodo el último que nunca podré decirte cuanto lo siento.
-Laura
No podía ser. Crisestaba delante de mí, radiante y con su típica sonrisa dibujada en su rostro.Llevaba su ropa típica: sus pantalones anchos, sus calentadores en los brazos,su pelo recogido en media coleta
-Sólo puedo decirteesto una vez, no volverás a verme más. Me han concedido este único momento parapedirte perdón. Perdón por haberme enfadado contigo y perdón por habertedejado. No quiero que le digas a nadie que me has visto, nadie te creerá, sólotú eres digna de verme. Laura, también te perdono, no te consumas más y vive lavida que siempre hemos querido - se me acercó y me abrazó. Sentí un escalofriórecorrer todo mi cuerpo - Yo siempre te escucharé cuando quieras hablarme y teprotegeré porque para eso eres como mi hermana. Ahora me tengo que ir - seseparó de mí y me sonrió - Vive nuestras vidas.
-Claro que sí Cris,claro que sí.
Algún día volveremos a reencontrarnos - Potterfics, tu versión de la historia
Confundida y cansadacomo estaba, no quería saber nada del caos que había a mi alrededor. Mi cuerpoquiere descansar, mi mente quiere escapar a un lugar lejano
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2023-02-27
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