Amargo San Valentin - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Hoy es el día de San Valentín, donde el rojo y el blanco lucían por todo los rincones del colegio Hogwarts, se dejaban admirar por donde quiera que la morena caminara y es que para Pansy Parkinson era el día más esperado del año. Como cada año recorría el castillo con un regalo en la mano, envuelto en papel brillante y decorado con un moño de un solo color; verde esmeralda, el favorito de aquel rubio cuya atención quería este año poder robar.

Se levantó feliz y entusiasmada, quería de una vez por todas enamorarlo. Deseaba que todo fuera especial, digno de un cuento aunque el príncipe no estuviera muy contento, ni mucho menos entusiasmado por la fecha que ella con esmero decoró en su calendario.

Lo buscó, quería invitarlo a dar un paseo en el día de los enamorados. Y por fin lo encontró, sentado en una banca de piedra en las afueras del castillo, solitario mientras el viento meneaba su perfecto cabello rubio platinado haciéndolo caer sobre su rostro.

 

-Parkinson ya te dije que no- murmuró con fastidio el rubio mientras dirigía su inexpresiva mirada hacia el lago tratando de darle a entender a la morena que aquella porquería de San Valentín lo asqueaba.

-Anda, vamos será divertido-rogó ella mirándolo con cierta esperanza de que este año fuera la excepción, que de un momento a otro, Draco se levantara, tomándola de la cintura y bailara con ella en medio de la nada sin que en realidad le importara si alguien lo veía o si se burlaban de él. Sólo quería que ese sueño se le hiciera realidad. Sólo eso le daría felicidad a su existencia.

-No tiene nada de divertido las cursilerías estúpidas del día de San Valentín- dictaminó el rubio con altivez levantándose de la banca y caminando hacia el castillo sin siquiera volver la mirada hacia ella.

Pansy suspiró tratando de ocultar su tristeza, de nuevo sintió el rechazo del que siempre era presa, de nuevo aquel error de creer que ese sería su día de suerte.

-¿Qué diablos esperabas?, todos los años es lo mismo- se recriminó a si misma mientras pierde su mirada del color del cielo en el linde del bosque. Se levantó apesumbrada y sobre todo, decepcionada, pero no de él, no podía esperar más cosas de él, no podía ni siquiera reprocharle el hecho de ser como es, porque ese es Draco Malfoy, él y sólo él podía ser así.

No quería admitirlo pero se estaba cansando de esta situación donde siempre es lo mismo. Donde da amor y no recibe ni siquiera la más mínima muestra de cariño. Solo dar y nunca recibir llega a cansar.

Ha descubierto que no solo el cuerpo necesita alimento también el corazón necesita algo que le de aliento. No podía seguir con aquello, el último desplante de su amor platónico le había calado en lo más profundo de su alma, aquel sería su último intento, su último San Valentín.

Caminó hacia el lago y el agua gélida le empapó los pies, estropeándole los zapatos y las medias, arrojó el regalo lejos de ella, escuchando como resonaba el golpe de la caja contra el agua, un escalofrío le recorrió la espalda, el abrasante frio del liquido le caló la piel, quemándola, astillándola, dejándole igual de dolida que su pisoteado corazón. Sus pasos inseguros tantearon la arena que componía el fondo del lago
pero siguió más allá, perdiéndose en su inmensidad, en su frío, ese mismo que irradiaba aquel muchacho cuyo rostro se pintó en su mente. Y comenzó a sentirse libre, comenzó a sentir que todo en la vida se le había terminado, cerró los ojos abriéndose paso entre las suaves olas que su propio cuerpo provocaba.

 

De pronto, se encontró abrazada por las aguas que la asfixiaban, que se le metían en el cuerpo ahogándola y arrancándole el aliento. El uniforme le pesaba toneladas y sus piernas comenzaron a buscar una manera de salir, una manera de escapar, una manera de liberarse del abrazo de la muerte que le rodeaba el pecho. La mente se le aclaro, se le disipó un segundo y lo supo a la perfección. Supo que iba a morir.

Pero sin saber por qué.

¿Por qué le había parecido sencillo entrar al lago y simplemente caminar al centro? ¿Por qué le pareció tan natural hacerlo cuando sabía que aquello no era lo correcto?

Cerró los ojos percatándose que el último rayo del sol se adentraba con fuerza en la superficie del agua, rompiéndola, caminando justamente hacia ella, su cuerpo dejó de oponer resistencia y al sentir una leve caricia que le rodeaba la cintura el último aliento de vida se le escapó
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Draco respiraba con dificultad.

Pero aquello que sus ojos grises veían se negaba a creerlo. El agua se rompió de nuevo, dejando salir a la luz una verdad tan terrible que dolía, que apestaba a muerte y a tragedia. La cargó en sus brazos sacándola de aquella tumba húmeda que ella había elegido. Las gotas se le confundían con las lágrimas y dejó caer sus rodillas sobre las rocas que se esparcían en la orilla de aquel lago que se la había arrebatado. Acarició su rostro quitando algunos mechones de su cabello negro que le estropeaban la perfecta imagen de serenidad que ahora reinaba en ella.

-¡Pansy!- le gritó como si ella pudiera escucharlo, como si fuera a responderle- ¡No, Pansy!- la voz le quemó la garganta, le escocieron aquella lagrimas que por primera vez en su vida soltaba sin importarle nada. La meneó sutilmente mientras los pasos alrededor del castillo se dejaban escuchar, al tiempo que los amantes furtivos salían de los rincones para ver lo que pasaba, para ser testigos de aquella tragedia que marcaba el día de San Valentín más amargo.

Malfoy no los escuchó, ni siquiera atendió a los llamados que en coro hacía la audiencia que profería su apellido una y otra vez.

Él sólo tenía espacio en su mente para aquella imagen, para aquel ángel que dormía plácidamente en sus brazos, aquel cuya ausencia comenzaba a extrañar, a aquella que jamás le daría el regalo que guardaba en la túnica empapada. Pero era tarde, demasiado, no podía volver el tiempo y dejarle ver tras el fuego frío de sus ojos que él también la amaba, que aquel día se había dejado vencer por las cursilerías, que aquel 14 de Febrero sería especial, que ésta vez su sueño se haría realidad.

Era demasiado tarde

Tarde para pedir perdón. Pero no para ponerle fin a su dolor, tal vez exista otra vida un mundo perfecto donde las cursilerías del 14 de febrero no le resultaran tan estúpidas como ahora. Un mundo donde pueda al fin demostrarle a ese ángel que ahora tiene en brazos lo que por ella realmente sentía.

-Suéltela señor Malfoy- una voz decía, una voz que le parecía lejana y fantasmagórica.

Pero se negaba a soltarla, se negaba dejarla ir, se sentía en una terrible pesadilla, imaginaba que eso era una broma macabra, pero era su realidad tenía en sus manos su cuerpo que ha regalado su último aliento. Se abraza a ella en un vano intento de retenerla, ha tardado demasiado en que no le importara verse estúpido, sin tan solo esos abrazos se los hubiera regalado en vida, si por una vez le hubiera dado lo que ella le pedía. Solo un poco de amor.

Un poco de cariño era lo que ella le pedía a gritos, se quedo ausente abrazado al cuerpo inerte, acariciando suavemente ese rostro que antes irradiaba calor ahora esta helado como el mismo hielo, tenía en sus brazos ese cuerpo que al fundirse destilaba un fuego como el infierno, ahora estaba vacío, frio y sin alma.

Hoy conoció realmente el dolor. Ni siquiera cuando su vida corría peligro sintió temor, ni el miedo de herir a los suyos lo hizo temblar, pero ahora que ella ha dado su último suspiro solo siente dolor.

-Vamos hermano suelta- la voz de Zabini le sonaba de ultratumba.

Blaise y Nott le quitaron el cuerpo sin vida de Pansy, para Draco todo lo demás fue como una especie de película muggle, deseaba que ella despertara y le dijera que eso no estaba pasando pero ya no despertara.

Draco se sentía con un sabor amargo en los labios y solo buscaba la forma de curárselo, de no sentir, por qué ahora en su ausencia descubrió que ella era lo único que le daba paz a su sombrío corazón. Deambuló por el castillo con ese único pensamiento, borrar el dolor, dejar de sentir, le dolía hacerlo, le pesaba vivir. Aun no tiene conciencia real de cómo llego al armario de Snape y como tomaba un frasco de veneno, solo se movía por inercia, llego hasta donde descansa ella, su ángel que dormía. Un trago de veneno lo ha llevado a su lado, a volver a amarla, dulce y amargo elixir que le ha de vuelto la vida en la muerte.

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2025-03-30

 

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