Amarte bien - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Era un noche estrellada, se podia percibir la luz de la luna llena facilmente junto con el romance que habia comenzado a nacer años después de la guerra mágica. Las rosas y los jazmines se encontraban intactos sobre los jardines renovados del Colegio. El lago reflajaba la belleza de la noche mientras que sus pies tocaban el agua delicadamente. Los árboles yacian sobre la tierra humeda a causa de la llovizna que habia caido la noche anterior. El Bosque Prohibido seguia detrás de su espalda, y la oscuridad que producia éste no la hizo percatarse que habia alguien, mirandola con cariño y amor con ojos marinos. Hermione Granger seguia absorta en sus propios pensamientos cuando una brisa suave le rozó la mejilla con elegancia. Hogwarts se habia restaurado seis años después de la catastrofe que habia sucedido luchando contra el malvado Lord Voldemort, pero ni siquiera ese hecho podia separar al amor, una razón más para continuar viviendo. Ella, castaña e inteligente como habia sido desde mucho tiempo atrás, estaba enamorada, y de novia. ¿Quién podria haber pensado que tu mejor amigo seria tu pareja para acompañarte en el futuro? Sonaba algo ridiculo, o tal vez loco, pero estaba segura de que su corazón latia más rápido cuando él estaba cerca, cuando él la rodeaba con sus brazos, cuando él le hablaba al oido, cuando él la besaba... Habia recibido un regalo del mismisimo Dios. Sus pies descalzos rozaban el agua armoniosamente, sus ojos se centraban en la luna, sus brazos abrazaban sus piernas y sus pensamientos se concentraban en cierto pelirrojo, en su pelirrojo. Ahora, sin él, se sentia vacía, con las fuerzas de llegar al castillo y gritar "¿Dónde estás?" y, al encontrarlo, abrazarlo con toda la fuerza guardada. De pronto, unos brazos desconocidos, pero a la vez conocidos, la rodearon con delicadeza, como si de una pequeña muñeca de porcelana se tratase. Hermione sintió esa colonia que la volvia loca y supo al instante quién era su acompañante. Sonrió, con sus ojos cerrados, disfrutando el placer de tenerlo con ella, y deseó poder saborear esos labios que poseia el hombre. Los besos que la volvian uno con él. Los besos que atraian los más hermosos sentimientos y sueños que alberaba desde mucho antes. Recorrió con su mano, el brazo del chico que la abrazaba por el cuello desde atrás del cuerpo. Ambos estaban sentados en el césped verde que daba al lago.
- Sólo cuando tú estes dispuesta. - le susurró el chico con amor, seducción y cariño en su oido derecho, queriendole mirar la mirada a su novia.
- Creo que ya es hora de enfrentar los miedos, Ron. Estoy lista. - le respondió, ahora con los ojos abiertos, pero sin observarlo a los ojos.
Ambos sabian a lo que se referia el chico. Venian semanas discutiendolo aunque ninguno de los dos se animaban, deseaban ser uno para siempre, ser uno con los dos, tener dueño de su cuerpo. Ronald Weasley sabia que su novia era algo temerosa y desconfiada con ese tema, asique decidió esperarla pase lo que pase. Muchas de las ocasiones le hablaba sobre eso, diciendole que era un paso gigantesco para los dos, que él también estaba nervioso y que, a veces, no se sentía preparado; pero luego decidió que quedarse con su amada por el resto de la vida era lo más hermoso que le podia pasar. Hermione no dejó su sonrisa y se dió vuelta, haciendo que el chico soltara su cuello rápidamente y enfocar sus ojos azules en los marrones de ella. No se tocaban, pero se sentian uno solo con sólo verse el uno con el otro. El amor era grande y fabuloso y ninguno de los dos podian remar contra esos sentimientos. Hermione estaba enamorada de Ron desde su cuarto año en Hogwarts, y Ron de Hermione desde la vez que la vio entrar al Gran Comedor con el bello vestido en cuarto año, desgraciadamente fue con Viktor Krum. El cariño que se sentian era inexplicable. Granger abrazó a Weasley, con sus ojos cerrados, aspirando todo su aroma a fresas, fue correspondida al instante.
- Prometeme que me cuidarás y apoyarás en todo momento. - le suplicó Hermione cuando se separó a sólo escasos centímetros de su amado. Su mirada reflejaba miedo.
- Lo prometo, juro y sentencio hasta la muerte. - le dijo Ron con el mayor de su cariño.
A continuación, Hermione borró su sonrisa anterior para acercarse a su novio muy despacio. El tiempo sobraba y alcanzaba, todo lo tenian para ellos dos. Inmediatamente, el mundo, el Bosque Prohibido, el lago, las rosas, los jazmines, desaparecieron, borrando consigo señales de alguna vida desconocida. Inmediatamente estaban sólo ellos dos. Amandose, deseandose, queriendose, acariciandose... siendo uno con el otro. Sus labios estaban cerca, demasiado. Sentían el aliento del otro, chocando entre sus bocas. Subitamente, Hermione cortó el espacio que habia entre sus labios y los de él. Se unieron los sabores de sus bocas, ella era chocolate y él fresa, sabiendo como siempre lo habia sentido. Comenzó con un beso totalmente cariñoso y suave, hasta que Ron sintió el momento afortunado; la rutina del hecho cambió y se volvió apasionado. Las lenguas se encontraron ida y vuelta. Hermione temblaba de pies a cabeza pero, tal y como habia dicho anteriormente, sus miedos debian desaparecer ya que estaba en manos de una persona que amaba y confiaba a fuego. Ron vio el momento adecuado para recostarse sobre el césped sin dañar a su novia, ahora ella estaba boca abajo y él boca arriba, sin dejar de besarse. El amor no paraba ni un momento para estar más cómodos. Las manos del chico recorrían el cuerpo de su amada, desde su cuello pasando por su espalda recta, rozando las caderas y finalizando en las piernas largas; mientras que la chica permanecía con sus brazos apoyados en el pecho bien marcado de su novio. Como si fuera la primera vez que lo hacia, Ron comenzó a morder el labio inferior de Hermione, aumentando la sensualidad. Con gran esfuerzo, dejó la boca de la chica para ir avanzando por el cuello; corrió a su novia hasta ponerla debajo de él, así tendria más espacio para dedircarle. Depositó besos, mordeduras y marcas en la misma zona que habia pasado, unos gemidos por parte de Hermione se desprendieron de lo más profundo de la garganta, dando señal de pasión en lo sucedido. Se sentía atraída y seducida por su mejor amigo, su novio. El pelirrojo fue bajando lentamente, dejando lo mejor para el final; dejó su presencia por los hombros, que habian sido descubiertos por las manos delicadas de Ron. Estaban completamente centrados en el otro, ya no habia nada al su alrededor. Hermione aprovechó los segundos cortos en los que su pelirrojo se habia separado de ella, con el propósito de mirarla cómo se mordía el labio inferior por el nerviosismo, y trasladó sus dedos agiles hacia los primeros botones de la camiseta que llevaba el chico, aunque temblaban, los desabrochó al instante, queriendo desaparecer del lugar en el que estaba metida con su corazón. Ron le quitó la chaqueta a la castaña, dejandole la camisa apretada, que marcaba su figura como ninguna otra. Hermione no se resistió en ningún momento, fue guiada por su pareja con pura confianza. El pelirrojo volvió al cuerpo de la chica, señalando con un beso amoroso su nuevo territorio no explorado. Sintió un bulto suave y chiquito, pero suficiente como para permitile al tiempo pasar. El pecho de Hermione era perfecto, por así decirlo, cabía en la mano de Ron, quien los comenzó a masajear delicadamente. La castaña sintió el mundo derrumbarse, no sabia qué era peor, o la posibilidad de salir lastimada o sentir la locura frenetica que causaba el momento; se dejó llevar luego de dirigirle una mirada de nerviosismo, la cual Ron captó al instante y se alejó sin nada que decir de su pecho. Volvió a tocar los labios deliciosos de la chica, en forma de buena señal. Él era la primera persona que se debia enterar si su novia estaba lastimada o insegura. Quizas era mejor irse de la escena y dejarla para otro momento, o darse un tiempo para planearla nuevamente en un lugar adecuado. Ron se quiso alejar de Hermione, darle su espacio y tiempo, pero por su sorpresa, su novia era ahora la que tenia el control de todo. Tenia los dedos enredados en el cabello rojo fuego de él y la respiración entrecortada, ya que trataba de que el aire entrara pero sin despegar sus labios del otro. La pasión y el amor reinaban en sus cuerpos. No habia marcha atrás, ella habia dicho el "Sí" y él lo mismo. Estaban pegados, acostados en el césped húmedo. Hermione cerraba los ojos con fuerza al volver a sentir a su novio recorriendo el cuerpo como antes. Esta vez no se quejó, siguió con las manos en la cabeza de Ron, deseando que no se vaya. El pelirrojo, luego de depositar un beso en su ombligo cubierto por la camisa, regresó a los labios como hacia en cada bajada y subida. No se separaban. Hermione, al dejarse llevar por el momento, dirigió sus manos a la camiseta del chico y la fue ascendiendo lentamente, no queria dar signos de desesperación. Ron se alejó de su boca para ayudarla a sacar su propia prenda, ahora con rápidez mutua, y se volvieron a fundir en un beso apasionado. Las manos dudosas de él recorrían la espalda de la otra, dibujando siluetas, mientras que las de ella estaban en su nuca. Ronald se preparó para lo que iba a suceder después, para lo que habia planeado anteriormente. Sus dedos se encontraron en la cadera de su novia, con le propósito de arrancarle la camisa de una sacudida. Hermione volvió a temblar de pies a cabeza pero cuando vio a su compañero, se relajó al instante. Ahora ambos estaban sin una prenda, aunque faltaban algunas más para encontrarse cuerpo a cuerpo. Hermione pensó un momento que la forma que le sacó la camisa era algo salvaje aunque se retractó del pensamiento cuando recordó que ella tambien habia hecho los mismo. Los besos no cesaban, al igual que el amor. Hermione respira con dificultad cada vez que Ron separaba su boca de la de ella por falta de aire, aún no se acostumbraban al ritmo. Mientras tanto, ambos levantaron la espalda o el cuerpo, en el caso de Ron que se encontraba arriba de su novia, y se sentaron en el césped, sin despegar sus labios. Weasley aprovechó más el territorio y acariciaba con suavidad el vientre desnudo de la castaña cuando está seguia con su nuca. Aumentaron el número de ropa tirada en el suelo; el pelirrojo llevó sus dedos hacia su propio pantalón y lo fue bajando lentamente. Sus ojos se volvieron a encontrar de nuevo, se podian percibir los brillos que desprendian éstos. Ninguno se animó a volverse a besar, no mientras Hermione se encuentre con pantalón; aunque antes de eso, la castaña le dejó un suave beso en sus labios, luego se llevó sus propias manos a su prenda indicada y la tiró, sin dificultad, cerca del lago. Los dos cuerpos estaban en ropa interior. Ron se sorprendió de la rápidez que usó su compañera para quedar semi-desnuda. Según él, ella era muy temerosa con esos pasos. No le importó y la volvió a besar, para bajarla otra vez hacia el césped húmedo. Hermione tocó con algunos escalofríos la superficie con su espalda descubierta. Ron apoyó sus antebrazos, al lado del cuerpo de Granger, para no dañarla con su peso. Ninguno de los dos tenia calzados, lo que resultó ser mejor para la ocasión. Ahora, estaban sólo a dos prendas de descubrirse. El pelirrojo, al ver que su castaña temblaba a dar lo que faltaba, corrió sus manos hacia el broche del sostén amarillo y, con un movimiento rápido que posiblemente Hermione no se habia dado cuenta, desabrochó los botones con ciertas dudas rondando en su cabeza. No se pudo detener a contemplar el cuerpo bello y resplandeciente que tenia la chica porque ésta lo apretaba cada vez más contra su propia persona, sacando el hecho de que tenian los ojos cerrados. Las sospechas de Weasley hacia su amada desaparecieron cuando la chica ayudó a las manos de Ron en sacarse el sostén. Fue tan rápido que ni siquiera el pelirrojo se detuvo a pensar en lo qué queria significar. Era cierto, la castaña se sentia nerviosa pero no por eso le prohibia a su novio sacarle la prenda. Instantaneamente, Hermione dejó de besar a Ron para separse y llevar el brazo derecho hacia su pecho, ruborizada como un tomate y deseando no haber hecho tal cosa. Weasley la miró con entendimiento al ver que Granger se tapaba el tesoro que llevaba, la comprendió al instante.
- Respira hondo y tranquilizate. No te haré daño. - le susurró Ron a Hermione en el oido.
La castaña le sonrió con timidez y, muy despacio, sacó el brazo de su pecho; se volvió a ruborizar cuando vio los ojos marinos de su novio con sorpresa. La habia visto semi-desnuda. El chico la volvió a besar con amor y pasión a la vez, olvidando su alrededor. Ron bajó por el cuello pálido y frío de su novia, dejandole claro quién era el posedor de su piel, llegó rápidamente hacia los pechos de su amada. Hermione soltó un leve gemido cuando sintió las manos de Ron, nuevamente, masajenado esa zona delicada; los jadeos se convirtieron en placer y la castaña se mordió el labio para no gritar con fuerza. Weasley se alejó de allí y recorrió con suma tranquilidad el vientre plano de su novia, marcando con besos el camino que habia utilizado; llegó hasta el área más sensible que poseía Hermione. Ella, aún aprendiz de su amado, abrió las piernas, dudando estar preparada para lo siguiente. Ron contempló desde su posición aquel terreno que esperaba a ser explorado. Dudativo, le dio un corto beso y luego la miró, ella estaba con los ojos cerrados y el cuello estirado, esperando a ser presa del placer que le podria causar el siguiente acto. El pelirrojo volvió a besar la zona, sonrió al escuchar cómo su amada soltaba un gemido de placer, e imitó los pasos como diez veces más, sin dejar de oir a Hermione disfrutar de su tacto. Cansado de permanecer con una sola prenda, privandole el encuentro de los dos cuerpos, arrojó las bragas de ella y sus propios bóxers hacia un costado. Ahora estaban desnudos completamente. Hermione lo habria notado si Ron no la hubiese besado antes de que la misma chica bajara la mirada hacia donde deberian estar sus bragas. La castaña suspiró cuando el pelirrojo la miró a los ojos, preguntandole mentalmente si estaba preparada. Hermione asintió, cerrando los ojos y mordiendose el labio. Al cabo de algunos segundos, Weasley ya estaba dentro suyo, saboreando, probando y convirtiendose en el hombre más feliz del mundo mágico al mismo tiempo que Granger sufria al contacto de su amado en el césped húmedo, que sorpresivamente se transformó en un prado de rosas en sus propias mentes. El chico paró al instante cuando vio a su novia retorcerse del dolor por lo que habia comenzado, salió rápido de ella y le besó en la mejilla, donde debia estar la lágrima de felicidad que habia surcado por el rostro de Hermione. En el momento que su novia le suplicó con fuerzas y placer en su voz que siguiera, él obedeció y se adentró de nuevo al cuerpo de su chica. Al principio, se movian de forma tranquila, hasta que el amor los albergó por dentro y aumentaron el ritmo. Él estaba arriba de ella hasta que Hermione cambió de posición y probó estar al tanto de la situación. Sin dejarlo salir de su cuerpo, la castaña se acomodó por encima de la cadera del otro, dejandolo a él con la espalda en el césped y moviendose con ansiedad. Eran el uno para el otro. Eran uno solo. Se volvieron el mismo a la luz de la luna. Compartieron besos, gemidos, jadeos, amor, cuerpos y nuevas aventuras para ellos mismos. No esperaban nada del mundo real, ni siquiera el mañana.
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Hola...! Estaba aburrida y se me ocurrio éste cap... Debo decir que me sorprendo a mis misma... Jejee.. Espero que le haya gustado... Se me ha ocurrido varias formas de que Hermione le diga a Ron que salió un fruto de ese amor ¿me entienden? Si estan de acuerdo a que siga, en los comentarios pongan "Sí" Besooos.. Los veo luego... Basado en la canción Amarte Bien de Carlos Baute... Los Ama, Sky...! El sol se asomaba por el horizonte, anunciando un nuevo día lleno de milagros. Las nubes se despejaban, dejando mostrar un cielo celeste, sin preocupaciones o problemas que llegaran a molestar a la hermosa joven que yacía sobre su propia cama con una sábana blanca que le tapaba el cuerpo. Desde lejos, el lago se movía al compás del poco viento que soplaba. Las brisas que se extendían por el campo descubierto, llegaron hasta las copas de los árboles grandes y anchos que había por todo el terreno. Hermione estaba dormida con una sonrisa escurridiza en su rostro, recordando cómo había sido su primera vez tres semanas atrás. Aunque había pasado un tiempo suficiente, ella no lo olvidaba, lo mantenía dentro suyo, deseando volverse a repetir. La luz alcanzó para iluminar su habitación blanca a través de la ventana que se encontraba en La Madriguera. Luego de la muerte de Fred, la batalla contra Lord Voldemort y el nacimiento de su sobrino James Sirius Potter, Molly y Arthur Weasley la adoptaron como parte de la familia, cuidandola como una verdadera hija. Durantes esos acontecimientos de dolor, odio y amor, Hermione nunca se olvidó de sus padres biologicos, sus reales padres. Ellos estaban en Australia pero, ni aunque moviera cielo y tierra para encontrarlos, no podía ir. Ahora ella tenia una nueva familia mágica aunque desea volver con la otra. Los recuerdos del pasado la invadían, como grandes bombas de imágenes que le llegaban a los ojos cerrados; estaba el cuerpo de Dobby, Fred Weasley, Tonks y Remus Lupin, el rostro pálido de Lavander Brown, Hogwarts destruido por el ataque de los Mortifagos, el dragón gigantesco de Gringotts, pero entre esas se encontraban La Camara Secreta y el beso entre ella y Ron. Hasta una semilla de amor la podian hacer olvidar el dolor. Se sintió feliz y nueva de nuevo. La felicidad volvia a dar signos de vida en su rostro. De pronto, su estomago se revolvió, gruñiendo por el hambre. Y recordó que no habia cenado muy bien el día anterior. Pensar en comida le distrajo el sufrimiento de los recuerdos. Se levantó de un salto de la cama floreada, verde y roja que tenia y se encaminó hacia el baño que tenia más cerca, el de al lado de su cuarto. Dejó caer el agua bajo su piel, poros y miembros de su cuerpo, mientras olvidaba el alrededor y se concentraba sólo en el ruido que hacian las gotas al caer contra el fondo de la ducha. La sensación de libertad la inundó por completo. Los párpados le pesaban por el cansancio extremo que tenia ese día... algo que nunca le habia pasado... Cerró los ojos y se dejó apoyar en la pared, con el rostro estampado contra el mármol, al igual que las manos. Se sentía sumamente dormida, como si la hubiesen drogado antes de irse a dormir. Terminó de bañarse y se vistió con lo más decente que tenia a mano, no tenia tiempo, o ganas, de ponerse a buscar algo lindo para Ronald. Le echó una mirada rápida hacia la cama totalmente destrozada, tampoco se queria detener a tenderla, salió inmediatamente de la habitación. Parecia que todos los Weasley estaban despiertos hace algunas horas, se podia escuchar las risas, conversaciones y grillos abiertos. Bajó apresurada por las escaleras, encontrandose al final con Arthur, Molly, Harry, Ginny, George y James, pero al que no habia visto era Ron, no le parecia raro ya que él siempre dormia hasta rato.
- ¡Tita Mione! * - James Sirius fue el primero en saludarla en ese día soleado y hermoso.
- ¡Hola, James! - Hermione lo alzó en sus brazos luego de que su sobrino llegara a ella corriendo y sonriendo como lo hacia cada mañana. Harry y Ginny rieron al ver el rostro de su hijo cubierto por alguna masa de galletas - ¿Cómo dormiste?
- ¡Tuy tien! ¡Tati tice te duermo como el tito Ton! *
Todos en la sala rieron a carcajadas, también George que se habia recuperado algo luego de la muerte de su hermano gemelo. Nadie olvidaba a Fred, pero tarde o temprano debian seguir adelante. Hermione rió al escuchar a James, con sus ojos verdes y cabello negro, como su padre, pero se acordó de que debia despertar a Ron al igual que todas las mañanas.
- ¡Hey! ¡Yo no duermo tanto! - le respondió una voz muy conocida para Hermione, quien se volteó rápidamente, aún con James en brazos y lo vio a él... Él con sus perfecto ojos azules marinos y ese cabello rojo como el fuego. Se lo veia como nunca antes. Su mirada se iluminó al ver a su novia, esposa con un pequeño en sus brazos, como una autentica madre. Los ojos de la castaña volaron a una velocidad impresionante hasta situarse sólo en su amado. No habia más eterno tiempo que los minutos que pasaron luego. Ronald se acercó lentamente hacia ella, abrazandola por la cintura. Ese contacto hizo que depositara a James en el suelo y abrazara a Ron con mucho amor guardado. No se sonrojaron al saber que seis pares de ojos se concentraban en ellos. Si fuera por el contrario, no tendrian amor o respeto suficiente como para ser novios. Ya todos sabian que se amaban. El silencio se profundizó hasta que alguien carraspeó, jalandole del paltalón a Hermione. Ron y ella se separaron con una sonrisa de simpatía en su rostro para dirigir sus ojos hacia el pequeño James que los miraba con celos, esperando a que se separaran pronto. Harry y Ginny volvieron a reir, junto con George. Hermione le dedicó otra sonrisa y lo abrazó.
- Tita Mione et tía * - le susurró a Ron que miraba la escena de su sobrino y amada. Sabia que no debia sentir celos de un pequeño de tan sólo un año, por lo que le fulminó con la mirada graciosamente.
Granger, quien habia escuchado lo que habia dicho James, rió de nuevo y se separó de él. Se puso de pie y se dirigió hasta un lugar en la mesa, al lado de Ginny y una silla vacia, donde se sentó Ron.
- Parece que aprendes a madrugar, Ron - le sonrió Mione a su esposo.
- Mmm... creo que no lo sabes, son las tres de la tarde, Herms. Te quedaste dormida, no te podia despertar - le informó Ronald con una mirada sospechosa...
Hermione quedó perpleja luego de escuchar tal declaración. Fijó su mirada en los platos vacios de sus compañeros, no habia rastro de comida entera, sólo migas del pasado. Alzó una ceja. Jamás se habia quedado dormida, el día anterior se habia acostado cerca de las nueve, con ojeras y más debajo de sus ojos. Quizá por el trabajo, pensó Hermione, O quizá tardé en la ducha... pero ¿cuánto tiempo me quedé en el baño? Hermione reflexionaba acerca de lo que le dijo su esposo. Ella jamás se quedaba dormida, y tenía el despertador para impedir eso. Bueno, es la primera vez que me pasa algo parecido... se rindió la castaña. El silencio volvió a la sala, donde los testigos esperaban una reacción por parte de la ojimiel.
- Hermione, querida, - Molly Weasley llamó la atención de la chica - ¿quieres algo para comer?
- Sí, gracias Señora Weasley.
Molly le sirvió un plato de carne y papas, recien salida del horno, y un vaso entero de zumo de calabaza. En menos de diez minutos no quedaba nada de la comida. Arthur, George y Harry, junto con Ron, se habian despedido de la familia para dirigirse hacia el Ministerio de Magia, donde se pasaban el mayor tiempo allí. Sólo quedaron las chicas en la casa, observando el tremendo apetito de Hermione que se habia servido dos veces seguidas la misma cantidad. Granger deboraba con rápidez, como si se estuviese muriendo de hambre por más de un mes. Hermione tragaba y tragaba sin darse cuenta de lo que hacia. Tampoco le habia pasado algo parecido a eso en su corta vida. Mientras Granger comía, Ginny llevó a James a su cuarto, donde se entretenia jugando con sus juguetes. La pequeña Weasley sonrió al recordar cómo habia sido sus años en Hogwarts, junto con el asunto especial de Harry Potter, antes su amor platónico, ahora su marido. Los años de felicidad fueron los más grandes que pasó. Nada le podia hacer olvidar el amor y el cariño que tuvo durante los siete años de Colegio. Sonrió perdidamente cuando James abrazó sus piernas delgadas y largas, al parecer el pequeño se habia dado cuenta de que su madre lo estaba viendo distraidamente. En el piso de abajo, Molly observaba a la mujer de su hijo menor terminar de comer, con la mano encima de su estómago y una sonrisa de satisfacción en su rostro. Habia pasado tantos años que no comia tan bien, definitivamente la Señora Weasley cocinaba como la mejor. Unos pasos se escuchaban provenientes de la escalera, Ginny bajó con sorpresa en su rostro al ver el plato de su cuñada vacío. Se acercó rápido a ella mientras Molly lavaba, por primera vez, a mano los utencillos y platos que contenian restos de la comida.
- ¿Te sientes bien, Hermione? - preguntó Ginny, sentada enfrente de la otra, sin despegar los ojos de encima. La castaña asintió sin hablar y con extrañeza - Has estado algo cansada, con hambre... ¿Hermione?
La pelirroja quiso terminar su sospecha pero la ojimiel se habia ido corriendo, con la mano apretando fuertemente su boca y el rostro pálido, hacia el baño que tenia más cerca. La silla en la que habia estado sentada se cayó para atrás y dio un fuerte golpe y ruido contra el suelo. Hermione empujaba todo a su paso, sin percatarse de que Molly y Ginny la seguian con paso veloz para asegurarse de que estuviera bien. Granger tenia los oidos tapados a causa del pánico y desesperación. Tal vez era porque habia comido demasiado y muy rápido. Llegó con las piernas pesadas y el estómago revuelto. Vomitó dentro del inodoro, sin percatarse aún de que Ginny estaba a su lado, sujetandole el cabello suelto y enmarañado.
- ¿Cuándo fue tu último periodo, Hermione? - preguntó la pelirroja, mirandose sospechosamente con su madre, una vez que su amiga terminó de vomitar.
- No lo sé... creo que... - la castaña paró de responderle para centrase en sus pensamientos. Ginny estaba en lo correcto. Hermione no habló más mientras que las dos mujeres la observaban inexpresivamente, ella estaba sumida en su cabeza, razonando y pensando en lo último sucedido - creo que... - repitió inconscientemente con su mirada en el suelo, recapacitando - un meses atrás...
- Hermione... - habló Ginny con su tono de voz entrecortada por la emoción que tenia en esos momentos - me parece que... estás... embarazada...
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Hola...! Perdón por no haber publicado antes...Espero que acepten este Capitulo, no tuve tanta inspiración, pero quise que Ginny le diga a Mione que estaba embarazada... No sé por qué... Ahora hay que esperar que Hermione le diga a Ron...Besos...Espero que les haya gustado...Capitulo basado en la canción Quien Te Quiere Como Yo de Carlos Baute...
Próximo Capitulo: El Regalo Mas Grande
Los Ama, Sky...!
* ¡Tita Mione! = ¡Tía Mione!
* ¡Tuy tien! ¡Tati tice te duermo como el tito Ton! = ¡Muy bien! ¡Papi dice que duermo como el tío Ron!
* Tita Mione et tía = Tía Mione es mía
... Recuerden, James apenas tiene un año y dudo que sepa hablar perfectamente... También quise poner un poco de amor y celos de James hacia Herms, parecía tierno... Abrió los ojos en el instante que un rayo de luz se posó sobre sus párpados cerrados. Su cabeza se movía de aquí para allá en el medio de la oscuridad anterior. El estómago volvió a rugir con hambre, como si todo se repitiera. Su mirada se encontró en el techo de la habitación. Se sentía ligeramente mareada. A penas sus ojos se acostumbraban a la cantidad de luz que pasaba sobre su cabeza e iluminaba todo de ella. Los brazos estaban pegados al lado de su cuerpo y las piernas extendidas y rígidas. No estaba tapada por la sábana que tenía al despertar por primera vez. Todo era confuso, no habia forma de que apareciera en su cuato de nuevo luego de haber vomitado y que Ginny le revelara que estaba... Tragó saliva ruidiosamente y, con la fuerza guardada en su sangre, se sentó en la punta de la cama. Sus pensamientos no se quedaban quietos, volaban por su cráneo sin lugar fijo, pero uno en particular la llevó hacia dónde no esperaba. Sus ojos se depositaron a una velocidad increible a tres personas, dos pelirrojos y una pelinegro, que la miraban preocupadamente cerca de ella.
- ¿Qué pasó, Ginny? - preguntó Hermione con un tono debil y lastimero. La pelirroja se acercó a ella, seguida de su hermano mayor - No recuerdo nada...
- Hermione... - llamó Ronald mientras se sentaba al lado de su novia con el enrecejo relajado pero quebrado - ¿Cómo te sientes? Ginny me dijo que te desmayaste y regresé lo más pronto posible a casa. Dime cómo te encuentras, con naúseas, cansada, mal... Tú sólo dime y yo vendré corriendo lo más rápido que pueda.
Mientras Ron hablaba con rápidez en su oido y con la mano en la pierna de su amada, Hermione fijó su mirada a la de Ginevra y pudo ver en los ojos de la otra el brillo especial que vio cuando contó que esperaba a James, ese brillo especial lleno de emoción y fantasía. Hermione supo al instante que, lo que habia pasado en el baño, era realidad. Ella estaba embarazada de Ronald Billius Weasley, y estaba feliz de eso. Una sonrisa escurridiza surcó el rostro de la castaña y de la pelirroja. Harry Potter, quien habia estado mirando con interes a las dos amigas, sabía el por qué de sus reacciones, él estaba al tanto de lo que tenía Hermione y estaba más que feliz al saber que sería tío. Ron aún no se habia percatado de que los demás se miraban con felicidad, seguía hablando de algo que no tenía nada que ver con lo que pensaban su amiga, su hermana y su novia. Granger ya no lo escuchaba, asintió mirando a Ginny y la pelirroja supo en el momento a qué se refería. Su cabeza dejó de dolerle de repente y sus pensamientos se ordenaron; aunque el estomago seguia revolviendose a causa de las pocas naúseas que tenia.
- Harry - le dijo Ginny a su marida, llamando la atención de la castaña y el pelirrojo -, sería mejor dejar a... los dos enamorados solos. Vamos, nosotros tenemos cosa que hacer - Harry la miró y asintió ya que sabia a lo que refería a lo primero -. Dejé a James solo y no creo que se comporte bien mientras no estemos.
Ginny y Harry salieron de la habitación, dejando a Hermione y Ron con una sonrisa simpatica y cariñosa. Hermione no vio otra momento aportuno para decirle lo que estaba planeando y lo que estaba creciendo en su vientre. Se levantó de la cama y se acercó a la ventana para buscar con sus ojos el hermoso paisaje que se encontraba en los terrenos de La Madriguera. Molly habia hecho un buen trabajo en cuidarlo como era debido, junto a Arthur y Billy. Otra sonrisa se cruzó por el rostro de la castaña y su mano dercho se transportó, desde al lado de su cuerpo, hasta el vientre aún plano. Pensar que tenia un niño adentro suyo era lo más hermoso que le habria pasado en su corta vida. Tenía veinticinco años, aunque era algo jovén, la idea de estar embarazada la embragaba, como una droga. Cuando se recuperó del desmayo que habia provocado la gran sorpresa de Ginny, supo internamente que algo de eso habia sucedido realmente. Una parte de ella, que se encontraba dormida desde que tenia once años, salió a la luz, el deseo de ser madre. Su mamá le habia dicho que tener un hijo era lo mejor de la vida, el regalo más grande, y en eso tenia razón. Su caracter maternal dio signo de vida. Ron la siguió lentamente hasta ella para rodear su cadera con los brazos y besarla en el cuello. Hermione sentía la colonia de fresas que siempre llevaba su novio y sonrió. La castaña se dio vuelta y se encontró con los ojos marinos de su amado. Se veia tan hermoso con su sonrisa blanca y reluciente, como todas las mañanas, y las mariposas del estómago de la chica volaron. Estaba emocionada y miedosa por la reacción que tomaria su pelirrojo al escuchar que será padre.
- ¿Ron - susurró Hermione, mirando a los ojos a su amado. Su voz temblaba por el nerviosismo, al igual que la primera vez que se entregaron el uno al otro -, te acuerdas de aquella noche?
- Sí - dudó el pelirrojo, concentrandose sólo en la cercanía que mantenia con su novia y en sus ojos del color de la miel - ¡Cómo olvidarla!
- ¿Te acuerdas cuando... - la voz de la castaña se cortó y Ron lo notó. Algunas lágrimas corrían por su mejilla, desprendiendose de sus ojos - me prometiste que me cuidarías y apoyarías en todo momento?
- Sí ¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien? - preguntó Ron, acercandose a su boca, deseando poder besarla, y llevando su mano a la mejilla de la chica, por donde se resbala una lágrima. Hermione aún no retiraba sus dedos del vientre.
- ¡Más que bien! - Ron no comprendió - ¡Mi amor, estoy embarazada! - soltó entre sollozos y una sonrisa blanquecina cruzando por su rostro - ¡Estoy embarazada! Bueno, según Ginny. Aún no me hice las pruebas para comprobarlo pero estoy segura de que...
Hermione ya no pudo continuar. Ron se habia lanzado a besarla demasiado rápido que no le dio tiempo a tomar algo de aire. La castaña lo siguió pero se tuvieron que separar al cabo de unos segundos por, justamente, la falta de oxígeno. Ronald estaba perplejo, con el entrecejo suave y su mirada penetrada en la de ella. Ninguno de los dos sabían cómo reaccionar, pero la castaña permanecia con la sonrisa en su rostro y las mariposas de estómago no se iban. El pelirrojo estaba con los pies sobre la tierra aunque la cabeza se concentraba en el espacio negro e infinito. Hermione no sabía qué decirle a su novio. Comenzó a sollozar por la idea de que a Ron no le gustara ser padre a tan temprana edad y que pedirá abortarlo o separse de ella y tomarse un tiempo. No se podia imaginar tal cosa, con sólo ver a Ron y Lavander juntos la atemorizaba, le rompia el corazón aun sabiendo que Brown estaba muerta. Tampoco se podia imaginar a Ronald lejos de ella. No queria, no podía. Miles de lágrimas calleron desde sus ojos miel hasta el suelo, no desprendía la mano del viente, lo que causaba la pena por el amor. El corazón de ella latía con esfuerzo, si Ron no la quería porque estaba embarazada, ella tampoco quería vivir. La distancia que mantenía con el pelirrojo no se cortaba. Ella tenia la mirada baja, concentrandose en los pies.
- ¡Seré papá! - oyó hablar a Ron. Sus ojos se concentraron en los azules del chico, quien se habia separado momentaneamente para asimilar la idea - ¡Seré papá! - Hermione contemplaba con emoción el entusiasmo de su novio. Él tenia una hermosa sonrisa. La castaña sintió que su corazón renacía a medida que veia al pelirrojo caminar por la habitación con las manos en la cabeza y mucha felicidad rondando por su camino - ¡Seré papá! ¡Por Merlín, seré papá! ¡Y tú mamá! ¡No lo puedo creer! ¡Y eso que Ginny es un poco loca, imagina cosas muy seguido, aunque te diga eso! ¡Está completamente loca! ¡Pero seré papá! ¡Papá!
- ¡Sí, Ron! ¡Tú serás papá y yo mamá! - exclamó, compartiendo la felicidad con su amado. Se acercó a él y sujetó la cara con sus manos. Ronald trató de reprimir un poco su entusiasmo mientras concentraba los ojos en los de la castaña, pero no podia tanto. No borró su sonrisa en ningún momento - ¡Me diste algo que no se puede comprar con nada! - dijo Hermione con lágrimas en su rostro - ¡Me diste el regalo más grande del mundo! ¡Te amo mucho! - finalizó con un beso en los labios de su novio.
Fue un beso suave y conmovedor. Hermione soltaba sollozos cuando podía. Ron se sintió más vivo que nunca y siguió a su novia con delicadeza, pasando sus manos por la cintura, cadera, espalda hasta terminar en el vientre plano de la chica. No podía restar la felicidad que lo albergaba. Deseaba internamente que los nueve meses pasaron rápido y que pueda ver a su pequeña princesa en los brazos de la madre, o a su pequeño campeón. El beso no aumentó de tono, permaneció con todo el amor que tenian esa pareja. Hermione seguia con lágrimas de felicidad en el rostro, inmediatamente Ron se las limpió con el pulgar. Conectaron sus miradas cuando se separaron a escasos centímentros. La ojimiel y el ojiazul no despegaban sus ojos del otro. La felicidad no se alejaba de sus cuerpos, de la habitación, de La Madriguera o del mundo. Ellos permanecían allí, amandose y deseando estar con la otra persona. Sus pensamientos sólo se detenian en el cercano futuro. El silencio hablaba por ellos mientras la brisa entraba por la ventana abierta, haciendo volar las cortinas sujetas. De pronto, la puerta se abrió de un golpe y allí, desde el umbral, aparecieron cinco personas, tres pelirrojos y dos pelinegros, con la misma felicidad en el rostro. Ginny, Molly y Harry le habian dicho a Arthur y James acerca del estado de Hermione Granger Weasley. El pequeño niño se acercó rápido a su tía castaña, quien habia separado su mirada de la de Ron para dirigirse hacia su sobrino.
- ¿Et tertad te toy a tener un timito, tita Mione? - Hermione ya se habia acostumbrado del idioma de su sobrino. Lo alzó a upa con felicidad para responderle a él y a las demás personas.
- Sí, James. Vas a tener un primito. - le dijo con emoción y al instante fijando su mirada en los presentes, ignorando momentaneamente a Ron.
- ¡No estoy loca, Ronald! - le gritó la pelirroja menor a su hermano. Caminó hacia Hermione y Ron para abrazarlos luego de reprochar.
Ese mismo día, la joven pareja recibió los cálidos abrazos y felicitaciones por parte de la familia Weasley. Sonrisas, risas y deseos se intercambiaron por la tarde. Hermione ya daba signos de un embarazo bueno; sus síntomas comunes se comenzaba a notar, comía, dormía y vómitaba constantemente durante los siguientes días. Bill, Fleur, Victoire, Charlie, Percy, Audrey, George y Angelina se enteraron al poco tiempo cuando Molly los reunió. Ron la acompañaba a todo lugar, no se despegaba ni siquiera cuando ella debía ir al Ministerio. Cada día que pasaba, la abrazaba y besaba por sorpresa, haciendo saltar a Hermione por el susto. Granger se acostumbró rápidamente a su estado pero aún no podía olvidar que estaba embarazada. Su felicidad continuaba cada día y semana que pasaba y su amor parecía no acabar.
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Holaa....!Heme Aqui Otra Vez...!Espero, Deseo y Sueño Que Les Haya Gustado...No sé si el capi está muy bueno que digamos...
Capitulo basado en la canción "El Regalo Más Grande" de Tiziano Ferro y Amaia Montero.
Próximo Capitulo: "Mi Princesa"9 Meses Después:
Hermione era toda una embarazada. Su vientre ya no era plano como lo solía ser, si no que, según George, parecía haberse tragado una sandía enorme, aunque la mayoría de las veces, Hermione lo ignoraba. Pero ni siquiera el vientre podía remplazar los síntomas recurrente. Una noche, la castaña se despertó de un golpe, gritando desesperadamente por una terrible pesadilla con un extraño ser. Ron no pudo seguir durmiendo por los sollozos de la chica, la despertaba para que se tranquilize pero al cabo de unos segundos se volvia a dormir profundamente. Weasley no pudo consiliar el sueño de nuevo por lo que se tuvo que ir al sofá de la casa que tenian en el Valle de Godric; siguiendo escuchando los gritos de su amada desde la habitación. Otro día, los antojos eran demasiados, Hermione le habia pedido a Ron un pote enorme de helado con chocolates. Al llevarselos, la castaña se los devoró como si su vida dependiera de eso. El pelirrojo afirmaba que esos nueve meses eran los peores, pero mejores, del mundo. ¿Cómo habrá hecho Bill con Fleur y Victoire? dudaba el chico, tratando de ver en la mente a su hermano mayor con ojeras y su cabello despeinado, aunque con una sonrisa en su rostro. Hermione no podia durar el tiempo suficiente despierta, a veces se dormia en su propio oficina en el Ministerio y Harry la despertaba. No eran los buenos meses lo que causaban eso, si no que era la bebé que crecía en el vientre de la castaña. La pareja de Weasley-Granger ya sabian el sexo de la pequeña pero todavía discutian el nombre. Ronald apostaba por "Rosebud" mientras que Hermione por "Rosalinda" Ambos discutian acerca de eso y concordaron que si la princesita se parecía más a Mione le pondrian el nombre que ella eligió, pero si no seria al revés. George, Angelina, Audrey, Harry, Charlie y Molly preferian el nombre del Weasley, el contrario de Arthur, Fleur, Bill, Percy y Ginny. Por suerte, Hermione contaba con el voto de James Potter. La pareja feliz deseaba con nervios y emoción a que pudieran ver a la preciosa chiquilla, sólo falta poco tiempo cuando una noche...
- ¡RON! ¡RON! ¡No me siento bien! - gritó desesperada la castaña ya despierta, con una mueca de dolor y sorpresa a la vez mientras zarandeaba a su marido, acostado entre las sabanas.
- Hermione - trató de decir el pelirrojo con pereza, sin dirigirle una mirada. Según él, era la rutina del sueño - , es sólo una pesadilla, nada es real.
- ¡RON! ¡Despierta! ¡Se me rompió la bolsa! - otro grito por última vez con ojos llorosos - ¡Se me rompió la bolsa! - volvió a gritar.
En la oscuridad, Ronald abrió los ojos con desesperación y miedo. Se giró hacia su novia y la contempló cómo jamás lo habia hecho. Los cabellos de Hermione estaba parados y la frente de ella sudando. Su respiración era entrecortada y, repentinamente, vió los ojos llenos de lágrimas y pánico. Era de noche, toda la familia Weasley estaba durmiendo y no esperaban a que justo ahora vendria el bebé. Ron no sabia cómo reaccionar mientras miraba a su amada sujetando con su mano fuertemente el vientre. El terror que causaba el momento era sorprendente. El pelirrojo buscó con por su mesa de luz el desiluminador que le habia dado Dumbledore en el testamento. Predió la luz de la habitación con un solo movimiento y pudo ver la peor imagen de Hermione de su corta vida. La castaña más que aterrada estaba con nervios. Ninguno de los dos sabian cómo reaccionar. Ronald salió de la cama rápidamente hasta situarse al lado de su amada, la cual no soltaba el vientre.
- ¡Llevame a San Mungo! - le ordenó al chico.
Entre el medio del pánico, Ronald obedeció sin objeción y la cargó con sus brazos hasta que desaparecieron de la habitación con el principio de los gritos de Hermione.

Era muy tarde. El sol se comenzaba a alzar por el horizonte y aún no habia señales de cambios provenientes de la habitación en la que estaba Granger. Las luces del hospital resaltaban las cabezas de toda la familia Weasley; George, Angelina, Percy, Audrey, Bill, Fleur, Victoire, Arthur, Molly, Ginny, Harry y James, Charlie se encontraban en Rumania pero mandó saludos. Todos estaban con el mismo entusiasmo y nervios del futuro padre. Ron caminaba en circulos mientras que su familia lo miraba con ansiedad desde las sillas. Hermione habia entrado en la habitación, junto a unos cuantos medimagos, antes de que su novio usara los Polvos Flu para aparecer en La Madriguera y anunciales a su familia entera reunida que su esposa estaba dando a luz. Cada uno de la familia se paró tan rápido que no le dio tiempo a Ron para entender detenidamente lo qué estaba pasando a su alrededor. Fueron lo más deprisa hasta San Mungo para esperar sin paciencia en los respectivos asientos que tomaron. No habian pasado muchos minutos, apenas segundos, pero la ansiedad era demasiada. Todos los Weasley estaban ansiosos. James estaba en los brazos de Ginny mientras jugaba con el pelo pelirrojo de su madre, quien ya tenia un vientre poco notorio que contenia al futuro Potter. Harry hablaba animadamente con Percy y Molly II, que se acurruba en los brazos de su padre entre sus sueños. Los pequeños, James, Molly II, Victoire y Fred II se encontraban somnolientos por querer permanecer despiertos hasta el nacimiento de su nueva prima. Ronald no hablaba con nadie, sólo se limitaba a asentir cuando su madre lo trataba de tranquilizar. Arthur, Audrey y Bill discutían de asuntos de La Madriguera, según ellos debían buscar una habitación para la bebé, y Fleur, Angelina y Victoire, otra pequeña que se comenzaba a dormir, se ilusionaban facilmente por la idea de ser tías y prima futura. De pronto, una medimaga, con cabello igual al de Hermione, se acercó hasta el grupo de pelirrojos que, inmediatamente, dirigieron sus miradas a ella. - Weasley, Ronald - llamó interesada mientras depositaba sus ojos azules en los de la familia.
Todos los Weasley se levantaron de un salto de los asientos, dejando a la chica asustada por tal movimiento coordinado.
- Soy yo - le respondió luego de sentir la mano de Ginny, aun con James en los brazos, en su hombro, en forma de apoyo - ¿Dónde está mi esposa?
Después de unos interminables segundos de espera en los que la familia formó una especie de escudo, dejando como centro a Ron, la mujer habló.
- Felicidades - Ronald esbozó una sonrisa y una carcajada de victoria, al igual que todos los Weasley. A partir de ahora, era el hombre más feliz del mundo, con su amada e hija. Y de algo estaba seguro, nada ni nadie le podria arrebatar lo que ya tenia -. Siganme, por favor.
La medimaga los condujo por una especie de pasillo interminable. Los pelirrojos aplaudian y vivaban, llamando la atención de los demás sanadores de San Mungo y pacientes. Tendrian un nuevo miembro de la familia. Victoire, James, Molly II y Fred II eran los más despiertos en esos momentos, gritaban el posible nombre de su nueva prima "Rosebud". Por un momento, no habia espacio, no habia lugar, no habia tiempo, sólo amor y una enorme bendición. La mujer sonreia al saber que una nueva vida habia llegado al mundo y que la familia pelirroja también estaba feliz. En menos del tiempo esperado, llegaron a una puerta blanca y, cuidadosamente, la castaña la abrió para dejar ver a una mujer recostada en la camilla, con un bulto envuelto en una manta rosa en sus brazos. La medimaga dejó pasar primero a Ron, quien fue corriendo hacia su amada. Los Weasley le siguieron el paso, pero quedandose a un espacio razonable. Hermione tenia la frente sudada y mojada aunque una sonrisa de felicidad surcaba su rostro, mostrando los esplendidos dientes que habia tenido durante los veinticinco años. El silencio se exparció por la habitación hasta que Ronald lo cortó.
- Te amo mucho - le susurró a su novia que le dedicó unos brillos especiales en los ojos marrones - ¿Puedo verla? Hermione no dijo nada, le entregó el bulto, que al instante fue visto por el pelirrojo. La niña estaba limpia. Su piel era pálida y perfecta, tenia los ojos cerrados y labios rojos. No tenia cabello aún pero se podia percibir que seria rojo, al igual que el padre. Ron sonrió de tan sólo verla y una lágrima de felicidad cayó en la mejilla de la niña. Estaba tan feliz que, de repente, habia olvidado que toda su familia lo estaba viendo con ojos de espectadores e impacientes. Su corazón se detuvo y la respiración cambió radicalmente. En ningun minuto de su vida se habia detenido a pensar con quién compartiria su vida. Ahora lo sabia a la perfección, cuando miró de reojo a su esposa. Hermione compartía la misma felicidad que su marido. No lo miraba a él si no a su hija. Ninguno de los Weasley se habia percatado de que la medimaga se habia marchado para dejarlo solos en aquel momento tan conmovedor.
- Ganaste - le susurró Hermione. Ron pareció no comprender -. Tiene tus ojos y mismo color de cabello - Weasley sonrió al recordar la apuesta -. Se llamará Rosebud Weasley.
- Mi princesa. - se limitó a decir Ron, volviendo la mirada a su hija.
- ¡Tres vivas por Rose! - gritó, de repente, George, llamano la atención de cada uno.
Aquella mañana, llena de amor y cariño, llegó al mundo mágico una nueva vida. Aquella mañana, despertó la inmaginable pequeña con ojos azules marinos. Los pequeños se sentian afortunados de tener una nueva prima. Nadie podia explicar lo que sentian. Fleur y Audrey ya deseaban tener su segundo hijo al ver la hermosa escena. Molly y Arthur se sentian verdaderos abuelos. Ginny lloraba de felicidad en el hombro de Harry y sujetando su vientre. Angelina abrazaba a George mientras, al igual que la pelirroja, lloraba a cantaros. Y Hermione y Ron, permanecian dispuestos a vivir felices y en paz, con una nueva integrante de la familia Weasley-Granger. El sol se asomó aquel día, anunciando el destino de ese granito más de arena que cambiaria la vida de otro... El destino tenia planeado el futuro de Rosebud Weasley Granger...
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El hermoso nacimiento de la pequeña Rose...Bueno... Eso es todo....Pero no se preocupen... Habra secuela, que ya tiene nombre "Amor Clandestino (R.W & S.M)"Espero que hayan descubierto de quiénes se tratarán... Jejee...Besooss...Espero que les haya gustado...
Capitulo basado en la canción "Mi princesa" de David Bisbal.
PD: La sacuela aparecerá más adelante....
Disculpen mi falta de inspiración...
Los Ama, Sky...!!

 

Amarte bien - Fanfics de Harry Potter

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Era un noche estrellada, se podia percibir la luz de la luna llena facilmente junto con el romance que habia comenzado a nacer años después de la guerra mág

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2023-02-27

 

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