Era un día tranquilo, vacilando entre nublado y soleada. Hacia mucho tiempo que no se veia una lluvia pareciada a la de anoche. Los pajaros y las lechuza volaban sin esfuerzos y los árboles poseian el mismo color que en las primaveras anteriores. A penas una brisa suave solpabla por los terrenos del Colegio de Magia y Hechizeria, que luego llegaba al cabello suelto y pelirrojo de una joven delicada. Las nubes estaban cargadas de agua, posiblemente, cairan de forma tal brutal que no le daran tiempo al trío de cubrirse, aunque eso era un detalle menos. El cielo se comenzaba a despegar de a poco, dejando mostrar a un encegedor sol cubriendo los rostros de los amigos. El Sauce Boxeador no era el perfecto lugar para estudiar o hacer los deberes, pero era cómodo y bonito ya que la vista que se veia desde su posición era bella. El silecio era profundo, aunque a veces se cortaba por los suspiros de intendimiento que producía el ojiverde. La chica pelirroja miraba con atención el libro que sostenia en sus brazos con la espalda apoyada en una de las raices enormes del árbol y las piernas cruzadas, al igual que un Indio. Ella no se habia percatado de lo que hacian sus otros dos compañeros de estudio, pero podia sentir los nervios que guardaba su primo por el exámen del profesor de Pociones. Estaba concentrada en las lineas que encontraba en su lectura ligera, como los que leia su madre en sus años en Hogwarts. El pelinegro no se podia concentrar lo suficiente como para estudiar todas las clases de Pociones que habia en el Mundo Mágico. Su prima le explicaba a cada rato, haciendole entender cada una. Sus ojos verdes se depositaron en una extraña imágen del libro. Su cabeza volaba, y por un momento, se mundo desapareció. Mientras que el rubio seguia anestesiado, no tenia libros en la mano o siquiera el bolso para estudiar algo. Sonreia perdidamente, mirando como único objetivo a la pelirroja, quien también lo habia comenzado a ver de reojo. Ambos ignoraban al otro que por suerte estaba de espalda a ellos. La pelirroja y el rubio concentraron sus ojos. Momentaneamente, no habia nada ni nadie allí, fue tan repentino que no se habian dado cuenta.
- Oye, Rose - llamó el pelirrojo, haciendole volver a la tierra. La llamada Rose despegó de un salto la mirada del ojigris, copianda por él - ; la Poción Amortentia obseciona a alguien con otro pero ¿es amor verdadero? - suspiró - ¡Ah! ¡otra cosa! La Poción Embellecedora ¿es muy efectiva? ¿ya la has probado?
- Primero en principal, Albus - le contestó a su primo, tapandose los oidos para no escuchar más la voz parlanchina de su pariente -, habla más despacio - el pelinegro sonrió con gracia, haciendo que Rose bajara sus brazos - y segundo, la Amortentia hace que una persona entre en un trance profundo, como si no supiera nada de lo que pasa a su alredor y que sólo piense en esa persona, mi papá sufrió por esa poción - Albus asintió animadamente por haber conseguido una respuesta concreta y suficiente -; y la Embellecedora... - dudó la pelirroja - no lo sé...
Por primera vez en su vida, Albus Severus Potter habia escuchado a su prima, amiga y hermana decir que no sabia nada acerca de una Poción. Se sintó bendecido al no escuchar nada por parte de la chica. Miró a Scorpius y sonrió por la felicidad, el rubio no captó el pensamiento del otro, pero estaba segura de que era algo... malvado, por así decirlo.
- ¿Por qué? ¿Lo necesitas para algo, Albus? - preguntó el rubio, tratando de averiguar lo que planeaba el pelinegro.
- N... no, nada... - respondió con nervios y miedo en su voz - es sólo... ya sabes... clases... - balbuceó de nuevo.
El ojigris se limitó a asentir, sabiendo que su amigo estaria en apuros para crear las pociones. Potter se levantó del suelo de tal movimiento, que sorprendió a su prima más cercana y al otro. Sujetó fuertemente sus pertencias y se alejó con su paso torpe pero firme hacia el castillo que aparecía por las colinas, dejando solos a Rosebud Weasley y Scorpius Malfoy. El silencio profundo retornó. Rose se habia quedado viendo a su primo desaparecer por entre los arbustos espesos mientras que el rubio a ella. Los bolsos estaban aún lado, al igual que los libros. La pelirroja habia alejado su lectura ligera de su persona al ver que su compañero también lo hacia. Por alguna razón, se sentía más segura con su... amigo... cerca de ella, como si él la protegiera de todo. El Sauce Boxeador produjo una sombra oscura y fría; el sol se habia vuelto a asomar.
- ¡Por fin! - suspiró Scorpius a los aire.
Rose se acercó a él, arrastrandose por el césped, ahora, seco hasta llegar a Scorpius. Una sonrisa escurridiza se dibujó por su rostro, al igual que el rubio platinado. Se acomodaron en el suelo, boca arriba, con la cabeza sobre las raices del Saúce y la espalda en el pasto. Rose se apoyó en el pecho bien formado de su amigo especial. Los dos estaba comodos y perfectos tal y como estaban. Albus no lo sabia, él se habia marchado hacia el castillo mientras que la pareja estaba feliz ¡Por fin tenian tiempo para ellos! Los libros y las bolsas quedaron apartados de ambos. El silencio volvió, como era de costumbre en esos momentos, y dos pares de ojos se centraron en el cielo despegado y azul. Las brisas eran más fuertes que las anteriores, lo que provocó que unas flores violetas, rosas y blancas volaran gracilmente sobre los dos hasta situarse a su alrededor, auntentico a una pelicula muggle romántica, como las que tiene Hermione Weasley guardadas en un cajón de la casa. Los pájaros revoloteaban sobre sus cabezas. Malfoy recorría la espalda de se amada con los dedos, una y otra vez, arriba y abajo, de la mano izquierda mientras que la otra jugaba o se enredaba en los cabellos enmarañados y rojizos. Weasley estaba sumida en sus pensamientos, sus yemas hacian circulos en el pecho del chico y sus piernas estaban entrelazadas con las del otro. Habrán pasado minutos desde que Potter se habia ido, posiblemente, horas.
- ¿Lo sabe? - preguntó, cortando el silencio, Rose.
- ¿Quién? ¿Albus? - trató de adivinar el chico. Miró de reojo a la chica y se encontró con unos bellos ojos azules, preocupados y nerviosos. Se volvió a recostar, al igual que la otra - No. Me lo habría dicho - respiró hondo -. Además, lo nuestro es... secreto. Nadie, excepto nosotros, lo sabe - Rose se relajó, aflojando el entrecejo y borrando los pensamientos de su cabeza -. Lo nuestro debe permanecer en... secreto. Tú eres una Weasley yo un Malfoy - el rubio se concentró en una palabra para definir su noviazgo -; es clandestino.
- Clandestino... - reflexionó la pelirroja - Sacale el "Clan" y queda "Destino" - pensó, en un susurro, en voz alta.
El ojigris levantó la vista, intrigado por los pensamientos de su novia; en parte tenia razón, quizás el destino tenia algo que ver con su amor secreto, pero eso ya era sobrepasar el Mundo Mágico para terminar en el Mundo Filosogico. Nunca habia pensado de tal manera, creer en el amor a primera vista o en el destino, en que todo la amistad son poderosos, aunque el amor sobrepasa de alguna manera aquellos limites inalcanzables. Scorpius le sonrió a Rose con esos diente blanquesinos que hacian derretir a cualquiera. Weasley cortó la pequeña distancia que ambos tenian y se fundieron en un beso profundo y largo. Se amaban como jamas antes desde que el rubio dio el primer paso en la Biblioteca, Sección Prohibida, en su cuarto año. El cariño que mantenian era incomprendido por todas las personas. Ella, una Weasley, hija de una Sangre-Sucia, una Gryffindor honorable y dorada, con una inteligencia excepcional y extraordinaria. Él, un Malfoy, hijo de Mortifagos, un Slytherin despiadado e ignorado por su familia. Juntos, un amor irrompible. Si Hogwarts se enterara, cada persona les preguntaria ¿Qué le viste a él? ¿Qué le vista a ella? ¿Cómo pudiste traicionar a tu familia? ¿Por qué lo hiciste? Aunque todo tenia una respuesto facil y corta Porque la amo o Porque lo amo. Su beso se prolongó sin saber que los minutos pasaban volando. Desde lejos, una persona muy conocida por la pareja, los veia juntos desde hace unas horas con sus ojos verdes y el cabello negro, igual que su padre. Sonrió cuando los observó besarse. ¡Por fin!
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Holaaa..!! Espero que les haya gustado... Como les prometi: hay secuela de Amarte Bien (R.W & H.G) Besooss...!!Comenten, por favoor...
Capitulo Basado en la Cancion Amor Clandestino de Maná... Proximo Capitulo: Valiente...
Los Amo, Sky...!!Los pasos de la pelirroja resonaban por los pasillos entremadamente largas y vacíos. Por alguna razón, que hasta ella misma desconocida, no habia ido al partido Gryffindor vs. Ravenclaw. El silencio se tapaba por el ruido que hacian sus pasos graciosos y suaves. Estaba sola. Alumnos, profesores, prefectos, no estaban. Según los estudiantes de todas las casas, era muy importante esa fecha por el final del año, o algo parecido... Rose habia dejado a Scorpiur ir luego de que ayudara a Albus y James con los examenes de Pociones que, aunque ambos eran de diferentes años, los temas eran exactos. El mármol blanquecino de las paredes y suelo, daban un aire a comodidad en su cabeza. No habia pasado muchas horas desde que estaban en el campo. La tarde habia pasado rápido pero ni siquiera la luna se distinguia por el cielo, ahora, nublado y anunciando una tormenta próxima. Los rizos pelirrojos de la chica se movían sobre su espalda con elegancia mientras que sus ojos centados en la esquina donde debia doblar para dirigirse hacia la torre de su casa. Alargó los pasos con tal de dejar los libros aún lado y acostarse en su cama para descansar y dormir lo suficiente. Sus pensamientos estaban únicamente en la charla que habia tenido con su amor clandestino. Jamás se habia imaginado en una situación similar, por suerte, era secreto. Weasley suspiró internamente y volvió, de nuevo, a la realdidad, despertando de la mejor anestesia que tenia desde ese día en cuarto. Llegó a su habitación en menos de lo que pensó. La Sala Común estaba vacía, no le sorprendió en lo absoluto. Era la única que se encontraba en la Torre de Gryffindor. Sonrió al escuchar el profundo silencio. Se sentía acompañada por su propia presencia. Subió las escaleras y abrió la puerta. Se encaminó a su cama, sin ruido alguno. Se sacó los zapatos para estar más cómoda, sintió el piso frio sobre sus pies descalzos. Antes de que apoyara los libros en alguna parte, notó unas manchas rojas y blancas que llamaban demasiado la atención. Se acercó y vio un espléndido ramo de flores acompañado de una caja en forma de corazón y, al lado, una nota. Dejó caer los libros al piso por la sorpresa que le habia causado el regalo, haciendo un, por primera vez, un sonido durante su viaje. Se abalanzó hacia la hoja blanca y leyó con emoción:
"¡Feliz Aniversario, hermosa! Te deseo lo mejor en nuestro día...
Te ama mucho, Scorpius."
Rose sonrió, mostrando sus bellos dientes blancos a la carta. Scorpius se habia acordado de su aniversario, pero ella no. Rosebud debia hacerle algo, una carta linda que exprese sus sentimientos, un regalo... no sabía qué. Habia estado tan concentrada en sus estudios que no se habia acordado de la fecha. Pensó que no ir al partido era... algo malo para su relación secreta ya que Scorpius era parte del equipo. Aunque también se preguntaba si alguna de sus compañeras de habitación se habian preguntado quién le mandó las flores a la pelirroja. Levantó los libros del piso y los acomodó al lado de los chocolates. Hizo aparecer un jarrón, donde colocó las rosas con suma delicadeza junto a la cama. Guardó la carta en uno de los bolsillos de su camperón y se preparó para salir de la habitación.
- Parece que te gustó - dijo una voz extraña, pero muy conocida por ella. Rose se voteó y lo vió -. Feliz aniversario.
Weasley no dijo nada. Corrió hacia Scorpius con rápidez y se tiró a sus brazos. Fue un abrazo correspondido y largo. Los dos enamorados permanecieron de la misma forma. Rose escuchaba el corazón de su amado mientras que su propia respiración se entrecortaba al saborear el perfume del chico. Malfoy abrazaba a su novia por la cintura, estrechandola contra su pecho con fuerza ligera, y oliendo el shampoo del cabello pelirrojo. Scorpius le llevaba una cabeza a la otra. Ambos quedaron callados. El silencio se expandió hasta que Rose se separó de él, con lágrimas de felicidad en su rostro. Se sentia en un verdadero cuento como los que les contaba su abuela paterna.
- ¡Qué torpe fui! - el rubio no comprendió en lo absoluto a lo que se referia su novia - ¡No te compré nada! ¡Ni siquiera me acordé! ¡Estúpidos exám...! - la pelirroja no pudo terminar sus quejas cuando Scorpius la besó apasionadamente.
Rose se dejó llevar por un rato. Saborearon sus labios hasta que el ojigris dio el primer paso e introdujo su lengua en la boca de su novia. La chica no se negó en ningun momento, le siguió la corriente y lo imitó. Ambos estaban enamorados, y se lo demostraban. Malfoy comenzó a morder el labio inferior de su amada, haciendo que ella soltara ligeros gemidos. Rose mantenía sus manos en la nuca del Slytherin mientras que él, en la cintura de la otra. Al cabo de unos segundos, Weasley se separó de él con su labio rojo. Se miraron a los ojos en silencio. La chica sentía verguenza ya que jamás habian llegado a ese extremo. Respiró hondo y siguió hablando.
- ¿Cómo es que no estás en el partido? - preguntó, penetrando en sus ojos grises de tal manera que hasta el mismo Malfoy se sintió intimidado.
- Le dije a Albus que estaría contigo y que me busque un suplente - le respondió, acercandose a la boca de ella, pero la otra corrió el rostro.
- ¿Sospecha algo? - se impancientó.
- Lo sabe todo - Rose abrió los ojos como plato pero él le restó importancia, a cambio se acercaba más a esos labios dorados que lo hacian llegar a la cima -. Nos ha visto desde cuarto. No nos dijo nada. Ayer nos espió. - le informó a la chica con ignorancia.
Rose, quien no habia apartado los ojos de los labios del chico, asintió ligeramente y se volvió a derretir al sentir su aliento caliente chocar contra la del rubio. El beso era relajante y suave, lo contrario al anterior. Weasley se volvió a separar, sorprendiendo de nuevo al chico.
- ¡Bésame como antes! - le suplicó, poniendose de puntitas sobre sus pies descalzos.
Scorpius le sonrió y la besó con la misma intensidad que antes.
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Hola..!!Perdon por mi falta de inspiraciioon...!!Espero que les haya gustado algoo...
Capitulo Basado en la Cancion "Valiente" de Cielo Mágico (Emilia Attias) de Casi Angeles...
Proximo Capitulo: Mi Vida Eres Tú...
Besooss...
Los Ama, Sky...!! Scorpius y Rose se dejaron llevar por algunos instantes. Rose no queria adelantarse a lo que queria ir Scorpius, seguia pensando que eso era muy importante. Su madre le habia dicho varias cosas sobre ello, que debia ser cuidadosa en todo momento, que no se tiente para luego arrepentirse, que influiria mucho en sus notas y que debia tener la edad suficiente y estar fuera del Colegio. Mientras que Hermione le decia eso con tranquilidad y confianza en su vida, Ron la fulminaba con la mirada, esperando a que se le acerque un chico para dejarle el trasero morado de las patadas que la daria. Era evidente que su madre tenia mas paciencia con ese tema, pero su padre no. Hugo y Rose habian tenidos charlas especiales con sus padres, con tal de adelantar todo punto relacionado a ello. El menor no daba señal de escuchar por la verguenza que le venia a la cara, la cual se ponia colorada como el tomate; aunque la mayor prestaba atención a toda palabra. Al mismo tiempo, Scorpius recibia regaños por parte de su padre, gritandole, con apenas diez años, que no se acostara con chicas hasta cumplir sus quince años; además su madre le pedia que tenga buenas notas después de mantener una relación íntima. Ambos continuaron con el beso, explorando las bocas con las lenguas. El ritmo era tranquilo, no estaban apresurados, preferian saborear antes que explorar por competo. Las manos del rubio recorrían la espalda, cintura, cadera y cuello de su novia; ella, mientras tanto, no despegaba sus dedos del cabello del otro. Se encontraban juntos, inseparables, cuerpo a cuerpo. Sus respiraciones eran entrecortadas, las bocas se encontraban y se perdian.
- Te... - comenzó a susurrar Scorpius, separandose y tocandose con las bocas - quiero... - no podia terminar en ningun momento porque la pelirroja siempre le cortaba - confesar... - Rose comenzó a escuchar atentamente - que ahora... - Scorpius unió sus bocas - mi... - el rubio se detuvo para mirarla a los intensos ojos - vida eres tú.
Rose no pudo contener el llanto al escuchar tal hermosas palabras, provenientes del sádico, frío y sombrío hijo del muy conocido Draco Malfoy. Miles de lágrimas se resbalaron hasta caer al suelo. Por primera vez, fuera de un exámen, el mundo a su alrededor se desvaneció para dejarlos sólo a ellos. Scopius le limpió una de las tantas gotas con su dedo índice, mientras le daba un tierno beso en su mejilla. Los húmedos ojos de Rosebud no dieron a tiempo a sacarse ya que la misma chica lo habia besado nuevamente. Su amor era más grande que cualquier confesión, flores, partidos, chocolates, regalos o notas. No habia nada en el mundo para separarlos; ni siquiera sus padres correspondientes podian hacerlos reflexionar acerca de sus sentimientos, ya no habia marcha atrás a la verdad.
- Te amo demasiado - le dijo Rose a su novio cuando se separó de él y fundirse en un tierno abrazo, ella de puntitas por su altura -. No tienes idea de cuánto te amo... - lo besó con intensidad.
- Para festejar nuestro aniversario - le susurró en el oído el rubio, una vez que se desencontraron sus bocas para mirarse a los ojos. Rosebud escuchó impaciente con tal de no perderse en aquellos ojos grises que la volvian loca -, se me ocurrió una cena. - le dijo despreoucupadamente.
- ¿Una cena? - corroboró la chica con cierto aire de sorpresa. La última cena especial que habia tenido habia sido para Navidad con toda su familia Weasley.
- Sí ¿por qué no? - preguntó intrigado Scorpius con una ceja alzada al ver la cara de desconcierto que tenia su novia. Al no escuchar una respuesta de su amada y ver su mirada pérdida, indicandole que estaba sumida en su cabeza - ¡Vamos! ¡Será divertido! ¡Tú y yo solos! ¡Nadie nos molestará, ni siquiera tu primo, Albus, ya que pensará que estaremos separados uno de otro...!
- De acuerdo - lo silenció la pequeña Weasley con una sornisa en su rostro. Estaba emocionada por compartir la noche con su novio.
Scorpius sonrió mientras trataba de contener la felicidad para no saltar de la alegría. La besó al instante, enredando sus dedos en el cabello pelirrojo de su amada. El beso fue largo hasta determinado punto, cuando una persona muy conocida se apoyó en el marco de la puerta con la mano, gritando a los cuatro vientos.
- ¡GANAMOS, TORTOLITOS! ¡GANAMOS, ROSIE! ¡EN TU CARA, MALFOY! - separó Albus a la pareja, totalmente sobresaltada y con poco oxígeno en sus pulmones.
- No sé de qué hablas, Al - dijo Rose, acercandose a su primo que no ocultaba su emoción -. Fue un partido de Gryffindor contra Ravenclaw. Scorpius es de Slytherin.
De pronto, las facciones de entusiasmo de Albus Severus Potter se borraron como un relámpago en el cielo. Su sonrisa desapareció y sus ojos verdes dejaron de brillar al recordar con exactitud qué casas habian jugado; su frente se arrugó y su ceño se frunció. Parecia desconcertado, sin entender lo que sucedia en la realidad. Suspiró internamente por la desgracia. Aunque estaba realmente entusiasmado por la victoria de Gryffindor, estaba celoso o furioso por ver a su prima y su amigo tomados de la mano y viendose a los ojos como si él no existiera.
- ¡Oigan! - los llamó mientras se corría hasta situarse en el medio de los tortolos, obligandolos a separarse - ¡Qué yo sepa que ambos son... - tragó saliva - novios, no tienen derecho a demostrarse "cuánto se aman" en frente mio! ¡No me los veo! ¡Son un par de... extraños!
- ¡Sí! ¡Cómo no! - exclamó Scorpius con ironia - ¡Ahora vete! ¡Ésta no es tu habitación! - le gruñó en el mismo momento que volvia hacia Rose, mirandola a los ojos con puro amor.
- ¡Y la tuya, menos! - espetó Albus, adelantandose algunos pasos para quedarse frente a frente con su mejor amigo. Se fulmaron con la mirada, deseando matar al otro.
- ¡Ya basta! ¡Parecen una pareja matrimonial vieja! - los detuvo Rosie, haciendo que ambos chicos fijaran su mirada en ella - ¡Comportanse como deben ser!
- ¡De acuerdo! - dijieron al unisono, provocando una sonrisa escurridiza en el rostro esculpido de la adolescente.
- ¡Vamos, Scorp! - Albus pasó su brazo derecho por los hombros del rubio, llevandolo hacia la puerta de la Sala Común, la cual no debia volver a pasar - ¡Hay tantas cosas que hacer! ¡Una de ellas es explicarme con exactitud para qué sirve la Poción...! - el pelinegro seguia hablando, arrastrando a Malfoy fuera de la habitación, pero sin darse cuenta de las intenciones que tenian la pareja de tortolos ese día a la noche.
- ¡Hoy te vendré a buscar a las siete! ¡Pónte más hermosa de lo que ya eres! - dijo como pudo, antes de que la puerta se cerrara a su espalda.
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Holaa..!! ;DEspero que les haya gustado el Capitulo...Hasta yo misma estoy impaciente por la cena que tendran Rose y Scorp...Comenten, por favoor...
Capitulo Basado en Mi Vida Eres Tú de "El Dragón" Proximo Capitulo: Miedo a Perderte...
Besooss..
Los Ama, Sky...!! Poco a poco, el día se fue apagando. El crepúsculo habia aparecido por el horizonte, como era de costumbre en los terriotorios de Hogwarts, lo que daba una especie de color anaranjado el cielo. Las nubes habian desaparecido drámaticamente. Los árboles del terreno habian comenzado a perder las hojas por causa del otoño cercano. El césped estaba ligeramente mojado por el repentino rocío de la tarde. Y el aire era suave y fresco. Rose esperaba ansiosa en su habitación, con su respiración acelerada y el nerviosismo apunto de salir por su boca. Habia estado pensando en qué se podia poner para la noche especial con su amado Scorpius; para su noche. Sus compañeras de cuarto la habian visto cómo se ponia todos los vestidos que tenia mientras le preguntaban por qué estaba haciendo tal cosa, sin obtener respuestas por parte de la pelirroja. Faltaban por lo menos cuatro horas para que el rubio la pasara a buscar, por eso se preparó la vestimenta adecuada pocos segundos después de que la invitara. Entre tanta ropa que guardaba, sin usar hasta algún evento especial, encontró el último de la lista y el que superaba todas espectativas. Era dorado, no era muy corto pero tampoco largo hasta el suelo. Su madre se lo habia regalado, consiente de que lo pondria en una ocación más que especial; y en eso no se equivocó; aunque, cuando se lo probó por primera vez y su padre la vió, recibió unas cuantas amenazas para que no salga de esa forma delante de muchachos, sin sospechar que tiempo después esa promesa se rompió. Su cuello quedaba al total descubierto, al igual que sus piernas. Llevaba pocos detalles amarillos relucientes. A Rose le favorecia y encantaba los colores claro, los oscuros le hacian ver más temible. Luego de ducharse con agua caliente, se vistió a tiempo y se cepilló con nerviosismo por todo su cuepo, dejó caer el cabello mojado por delante de sus hombros. Se perfumó con una fragancia que le habia dado Victoire por su cumpleaños. Estaba lista cuando menos lo pensó. Sus compañeras no estaban ya que, por suerte, habian salido a Hogsmeade; lo que le dejó más terriotorio y espacio para moverse sin preocupaciones. En el momento que se volvió a mirar al espejo, el reloj sonó, anunciando la hora exacta en la que debia salir Rose de su cuarto para encontrarse con Scorpius detrás del retrato de la Dama Gorda. Bajó apresuradamente. Todo su cuerpo temblaba con intensidad, jamás le habia ocurrido antes. No llevaba una cartera de mano, lo que le posibilitaba más facilidad moverse. Pasó por el cuadro, no sin antes corroborar de que era la única en la Sala Común. Sin dudas, allí estaba una figura masculina, con cabello rubio y ojos grises que sobresalian por la luz que se asomaba en los pasillos. Tenia puesto un esmoquín negro, con camisa blanca, moño oscuro y una rosa en su pecho, donde estaba su propio corazón. Sus manos estaban situadas atrás del cuepo mientras que su mirada se dirigia a cada rincón del pasillo. Por una parte estaba nervioso, pero por otra, confiado de que la petición que le tenia que hacer a su chica saldría excelente. El chico dio media vuelta para quedarse boquiabierto al ver la preciosura que habia llegado a su día. Rose bajó la mirada mientras se ruborizaba ligeramente. Scorpius sonrió y se acercó a ella.
- Estas hermosa - la aduló mientras le tomaba la mano. Rose alzó la cabeza y enfrontó los ojos grises.
- Tú, también - le dijo con una sonrisa.
Scorpius agrandó más la sonrisa al ver con detenimiento los ojos intensos de su amada. Sujetó más fuerte su mano para arrastrarla lejos de la puerta de Gryffindor. Caminaron en silencio, ambos conectados por la mirada que se sostenia cada vez más por el paso del tiempo. No hablaban, se limitaban a estar en silencio. Todo estaba a medias oscuro; tenian suerte de que Albus, o cualquier alumno o primo Weasley, estuviera por los pasillos. Se sentian extrañamente cómodos. Rose despegó los ojos para centrarse en el camino, con tal de no darse un golpe contra el suelo al no estar acostumbrada a los zapatos con tacón.
- ¿Se puede saber a dónde me quieres llevar? - preguntó la pelirroja, cortando el intenso silencio. Scorpius volvió la mirada al frente pero sin soltar la mano de la chica.
- Ya pronto lo verás. - el rubio sonrió maliciosamente ya que a su novia no le agradaban las sorpresas.
Al principio, caminaron sin rumbo fijo. Scorpius la hizo doblar esquinas, pasaron por la misma estatua cuatro veces seguidas, entraron a distintas aulas vacías, saludaron a algunas fantasmas, escaparon de Peeves numerosos momentos y se escondieron del profesor Neville que paseaba sin sospechar que dos alumnos lo estaban viendo. Luego de que Rose le reclamara a su novio que se habia cansado de no llegar, Scorpius aceptó con frustación ya que le gustaba ver suplicar a su chica. Retomaron camino por donde vinieron, pasando por encima a los obstaculos, sin cruzarse en ningun momento con algun alumno. La llevo por pasillos desolados y extraño, que la pelirroja jamás habia conocido. Una puerta misteriosa se habia abierto magicamente al pasar Scorpius; Rose la identificaria como la Sala de Menesteres, pero no lo era. Habia dos antorchas de un extraño fuego color rosa de costado a la puerta/pared y unos garabatos tallados. Aquellas figuras grabadas eran extrañas, parecian ser letras en algún idioma extranjero. Rose las habria adivinado a la primera, pero no fue así. La pelirroja estaba desconcierta. En cambio, Scorpius apoyó su mano desocupada en una letra que aparentaba ser la "S"; se escuchó al instante un click; luego con la "R"; el mismo sonó en los oidos de la pareja. El rubio, cuando se separó de la pared, sonrió mientras miraba el rostro de sorpresa de su novia. Weasley comprendia todo. Esas figuras eran la clave, la "S" de Scorpius y la "R" de Rosebud. A continuación, la pared se deslizó ruidosamente hacia arriba, siendo tapada por más pared. Una silueta encorvada y pequeña de piedra apareció con rapidez. No habia polvo ni cenizas que ensuciaran el lugar. Desde su posición, era oscuridad, aunque habia algo distinto dentro. Scorpius apretó suave la mano de su chica y se dispuso a llevarla hacia adentro, la joven se dejó conducir sin luz que le haga ver el camino; al parecer Malfoy sabia de ese. Era una especia de cueva, el piso era de húmedo y frío y las paredes chiquitas y mojadas. No habia temperatura, el aire congelaba a la pelirroja, pero se lo aguantó. Rondaron por minutos eternos, hasta que el ojigris reconoció el aroma a rosa. Paró en el medio de un angosto pasillo y se volvió hacia su amada en la oscuridad.
- Quedate aquí. - le ordenó.
Rose escuchó los pasos decididos del rubio alejarse. Esperó y esperó. Tenia poca confianza como para apoyarse en una pared y descansar los pies. Quizás habia ratas, murcielagos, Filch o la Señora Norris. Finalmente, una luz lejana se prendió al fondo del mismo camino. Sintió la necesidad de ir hacia alla. Se encontró con el más bello espectaculo. Era un salón de fiestas, sin duda. Era mas grande que la Sala de Menesteres. Las paredes estaban pintadas con múltiples ángeles y nuebes blancas, eran extensas, lo que daba una sensación de estar en la habitación del rey. Una gran cantidad de flores, especificamente Rosas, colgaban de las veinte ventanas nocturnas. En el centro se encontraba una mesa, ya preparada con dos platos, cubiertos, copas y sillas enfrentadas. El piso era de mármol puro, que cuando Rose lo pisaba, se sentia en el cielo. En una esquina, otra mesa más extensa presentaba regalos grandes, flores y una mini-caja desconocida. No habia palabras para decribir con exactitud el enorme salón que guardaba a dos personas importantes. Scorpius se movió, desde adelante de la mesa con la cajita roja apoyada en ésta, hasta lo mas cerca posible de su novia, rozando sus labios. Rose dejó de mirar la habitación para centrarse en aquellos ojos grises que conocia de chiquita.
- Ven a comer - le suplicó Scorpius al separarse bruscamente y arrastrando a la pelirroja de la mano hasta la mesa.
Pasaron minutos, horas y segundos en los que estuvieron hablando de cualquier cosa. Rose aprovechó para recordarle que le debia un regalo de aniversario, aunque el otro se negó. Discutieron de las clases, notas, T.I.M.O.S, su secreto, la cena, las familias, el posible futuro de trabajo, del proximo exámen, de lo qué estaria haciendo Albus en esos precisos momentos... Hasta que, como si fuera consecuencia de un hechizo hinoptizante, Scorpius dejó de comer para mirar la belleza que se posaba sobre sus ojos. Se concentraba embobado, sin saber en dónde estaba o si era una persona, un animal o bestia. Sus manos estaban debajo de la mesa, unidas, rezando para que todo salga bien, y su boca abierta, cayendo pensamientos seductores y romanticos a la vez. Rose seguia probando el plato, sin levantar la vista en ningun momento, ni darse cuenta de que estaba siendo observada. El silencio reinó en la sala y, mentalmente, Rosebud se pregunta por qué. Al alzar la cabeza, los ojos grises fueron lo primero que vio. Quiso disminuir la tensión lo más rápido posible.
- Está bueno... - se limitó a decir mientras tragaba un bocado con dificultad, una de las caracteristicas de ser una Weasley.
- ¿Enserio? - preguntó sorprendido el chico; en ningun momento apartó la mirada - ¿Te gusta el pollo? - Rosie parecia estar desconcertada y divertida.
- No es pollo, Scorp... - rió. Apartó el plato de su persona, dando a conocer que ya habia terminado.
- Ah... Sí... ya lo sabía... te estaba probando - asintió el rubio. Cuando vio el rostro de su chica, incomoda por el silencio, supo que era el mejor momento - ¿Pongo música? - se levantó del asiento y se dirigió hasta un gran equipo de música negro, que la joven no habia llegado a ver, y sin respuesta, un CD lento y romantico comenzó a sonar - ¿Bailamos? - rogó, ofreciendole una mano temblorosa a la colorada.
- ¿Ahora?
- Sí... para hacer la digestión. - fue la única respuesta lógica que obtuvo del chico para levantarse de un salto y salir a la gran pista de baile, acompañado de globos rojos colgados de las paredes y ventanas. Un CD de Debussy se escuchaba melodicamente. Los bailarines estaban encantados de verse tan cerca, y el novio nervioso de lo que sucederia minutos después. Como era de costumbre, el mundo desapreció. Ya no habia mañana, ni hoy, o ayer. Era todo perfecto. La Sala Misteriosa, que habia encontrado Scorpius, llenaba el lugar de miles de mariposas y flores, que caian desde el techo. No se molestaron en separar los ojos del otro. Los globos rodeaban a la pareja en circulos bien formados, acortando o agrandando el espacio que habia entre los adornos y el par. Ambos estaban felices y emocionados. Sonrisas de felicidad, emoción y seducción recorrian cada rostro. El CD sonaba como fondo, pero el silencio yacia en el baile.
- Te amo - dijo por fin Scorpius, alzando la barbilla de Rose con los dedos.
- Yo también. - fue las únicos palabras que se escucharon antes de que el rubio cortara el espacio entre ambos.
Comenzó un beso como siempre, sencillo, cargado de amor, suave y delicado; aunque, mientras que Rosie trasladaba sus manos a la nuca del chico y él a su cadera, la pasión y el deseo apareció en un abrir y cerrar de ojos. La intensidad sumaba a la locura. Ninguno podia esos sentimientos que corrian cada vez que estaban solos. Por esa misma razón no querian estar muy lejos de la ciudad, ni tampoco en mucha compañia; cada vez que un beso se prolongaba, se transformaba. Rose quiso profundizarlo más de lo que ya era, pero Scorpius se lo negó, separandose instantaneamente de ella.
- Yo... - el rubio no sabia cómo decirlo con tacto. Weasley notó el cambio de voz de su novio y retrocedió, sin estar preparada para lo que supuestamente diria el chico, quien se acercó lo más posible a su boca, de nuevo - Quiero que hagamos las cosas bien... - la pelirroja siguió sin comprender, se la veia desconcertada.
- No... sé... a qué... te refieres. - susurró. Su mirada iba a todas partes, excepto los ojos de su compañero de baile.
- Esto es muy apresurado... - se susurró para sí mismo - No tendré otra que probar... - asintió con timidez y miedo en su voz. Miró los ojos peocupados de su amada y supo, al segundo, que ese era el momento adecuado. Tomó aire y enfrentó al amor. La buscó por los bolsillos de su esmoquín, hasta sentir algo aterciopelado contra sus dedos; lo preparó con temblor - Rosebud Weasley - la llamada abrió los ojos como plato. Sospechaba de lo qué podria hacer su novio. Lo vio arrodillarse en el suelo, luego de sujetar su mano derecha, para clavarse la mirada, como de costumbre - No estaré dispuesto a surcar la felicidad sin ti. No sé si puedo estar un día sin ti. Tengo mucho miedo a perdete ahora que estas conmigo. Pero quiero que sepas que yo... te esperaré por el resto de la eternidad, aunque tú me quieras empujar a un precipicio o mandarme un Crucio, te esperaré. - aquellas tan pocas palabras hicieron emocionar a la Weasley, obligandola a echar lágrimas traicioneras y que una sonrisa se resbalara por su rostro angelical -. No importa cuánto dinero quieres, o cuánta fama desees, te amaré. Por eso, te quiero preguntar algo con todo el amor posible del mundo... - abrió la caja roja, mostrando un destellante anillo con una piedra color verde escarlata resplandeciente. Rosie se quedó atónica - ¿Te casarías conmigo? - respiró hondo luego de su discurso para centrarse sólo en la expresión de su...
- ¡SÍ! ¡SÍ! ¡SÍ! ¡SÍ! ¡MILES DE VECES SÍ! - chilló como una niña, lanzandose a los brazos de su amado y besandolo con tanta pasión permitida.
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Jejee... Holaa..!! Despues de tanto tiempoo..!!Jajaa..!! Volvii...Espero que les haya gustadoo...¿Que pasara con la boda?¿Le diran a Albus? ¿Al colegio entero?¿Que sorpresa tiene Albus para Rose & Scorpius?Todo eso, en el proximo Capitulo...!!!Les voy avisando que voy a tardar en escribir algunos caps de este Fic y de otroos...Despues de una semana sin clases, tengo que adaptrame a todoo...Y para colmo, me bloquearon la cuenta temporalmente... Esperen que me tengan pacienciiaa..Besooss..
Capitulo Basado en la Cancion "Miedo a Perderte" de Casi Angeles.
Proximo Capitulo "En Mi Corazón Vivirás"
Los Ama, Sky...!!Ya había pasado exactamente dos meses de que Rosebud Weasley y Scorpius Hyperion Malfoy se habían comprometido en secreto. Y lo último era lo que más fastidiaba a la pelirroja. El hecho de unirse sin que se enteren sus familias o siquiera sus amigos no lo soportaban. Al menos su madre, Hermione, quien la apoya en todos los momentos debería saber, eso claro, sin que se lo diga a su padre, Ronald. O quizás su hermano, Hugo, era una buena opción; su prima mayor, Victoire, sabia absolutamente todo del matrimonio ya que Ted le había pedido dos años atrás. O por lo menos, Albus tenía derecho a enterarse ya que sabía acerca de la relación. No sabía a dónde llevaba el tema de que medio mundo supiera, pero ella quería. Tal vez Scorpius era todo lo contrario. No lo discutió con él acerca de sus deseos por el simple hecho de pensar que él los rechazaría. No sólo se ponía en cuerda floja su relación, si no que también su vida. Draco Malfoy no era la mejor persona para decirle "¡Me caso con Rose Weasley, hija de una sangre-sucia y un traidor a la sangre!" Terminó de acomodar sus prendas en el baúl. Ese era su última semana en Hogwarts, pero no su último año. Sus compañeras ya estaban emocionadas para que comience el verano. Aunque ella no mostraba ningún signo de interés en los planes que hacia la hija de Parvati Patil. Rose se encontraba absorta en sus pensamientos, sin llegar a escuchar los gritos de entusiasmo que despedían sus amigas. Sólo había una cosa en su cabeza, y eso era rubio con ojos grises. Mientras las demás chicas se preocupaban por la ropa que comprarían luego, la pelirroja se escabulló de la habitación. No sabia con claridad a dónde ir, pero lejos de todo ese griterío era seguro. Aun en la Sala Común de Gryffindor, se escuchaba a Priscila Patil y a Nuria Brown cantar una de las canciones de Lady Gaga, Poker Face. Los otros alumnos de la misma casa observaban a Rose pasar, preguntándose mentalmente hasta cuándo duraría la tortura del par de chicas. Weasley los ignoró, pero se sonrojó ligeramente. Salió casi de un salto de la Sala, traspasando el cuadro de la Señora Gorda para desaparecer por uno de los pasillos que conducía al Gran Comedor. Caminaba sola por ellos, salvo por los fantasmas de Nick, Casi Decapitado, y Peeves quienes la acompañaban hasta una puerta y luego desaparecían. El silencio reinaba cada vez que sucedía eso, algo que no le molestaba ya que pasaba tiempo con sus pensamientos. Ya no escuchaba sus propios pasos, estaba perdida en el mundo, en su cabeza. Cuando una mano la sostuvo del brazo por atrás. Se dio vuelta con un movimientos brusco, lista para golpear al otro un puñetazo en el medio de la nariz, como le había enseñado Ronald. Pero la cabellera rubia hizo que se detenga.
- ¿Qué haces por aquí? - preguntó Rose, abrazándolo con amor.
- Te quise traer esto - al separarse, Scorpius le tendió una revista muy gruesa, con una modelo popular en la portada usando un vestido blanco y bellísimo. Ella la agarró con suavidad.
- ¿Es...? - la voz de la pelirroja se cortó de repente. Era lo que estaba pensando. Era lo que estaba deseando.
- Se le encontré a mi madre tiempo atrás. Quería esconderlo de mí para que no se me ocurriera la locura de casarme con cualquiera. - se encogió hombros antes de depositar un suave beso en la frente de su chica.
- ¿Se podría saber en dónde entraría yo? - aquella pregunta agarró por despistado al rubio. Le sonrió a la chica.
- Eres mi novia ¿te lo debo recordar, o lo adivinas solita? - Weasley rió por la bajo y le depositó un suave beso en la boca.
- Ya lo sé - se volvieron a besar -. Vamos al Gran Comedor ¿quieres? - cuando estaba apunto de darse vuelta. Scorpius la sujetó de la cintura, atrajiendola hacia él.
- Con una condición - la colorada esperó -. Le diremos a Albus.
Ambos sonrieron hasta despedir una carcajada de alegría. Rose sentía que estaba en los cielos, por fin le dirían a alguien que no sean ellos dos. Primero, la revista, luego, la noticia. Si tenia suerte, Scorpius la dejaría decir a Priscila Patil y a Nuria Brown, algo que le agarrarían demasiados celos, o a todo Hogwarts. Sólo bastaba con una mirada chocolate para convencer a su novio. Siguieron el camino que conducía hacia el Gran Comedor de la mano y en silencio. De vez en cuando, ose ojeaba la portada de la revista que le había regalado Scorpius, o soltaba un momento su mano para abrirla y pasar rápido las paginas. Ver los vestidos de novia que llevaban las modelos mágicas o muggles la hizo saltar de la felicidad. Su deseo desde que podía recordar, se estaba comenzando a volver realidad. Hermione le había dicho que, si se casaba por amor, seria tan feliz como ella; aunque, las imágenes de cuando estaba despidiendo a sus padres y hermano en la estación que la llevaría a Hogwarts por primera vez, saltaron en su mente, preguntándose si su abuelo Arthur la perdonaría de casarse con un sangre-pura. No vaciló y respondió que sí ante su último pensamiento. Su familia debía de estar orgullosa de la Weasley por ya ser una mujercita comprometida. Y si no era así, se escaparía de La Madriguera junto a Scorpius y no volvería. Pronto, las puertas del Gran Salón se abrieron, y con ellas, las miradas de todo aquel alumno chismoso. No se habían dado cuenta de que entrar de la mano seria un problema bastante grande, si sólo querían decírselo a Albus. Múltiples Slytherin´s y Gryffindor´s reconocieron a la "nueva" pareja como el autentico Malfoy y a la mestiza Weasley-Granger. Los de la casa de Ravenclaw y Hufflepuff se voltearon a ver por qué tanto griterío, susurros y expresiones extrañas; encontraron la respuestas en quienes menos esperaban. Hasta los mismos profesores de Hogwarts abrieron tanto la boca que le llegaban las moscas, Neville Longbotton fue el primero en sobresaltarse. Nadie, excepto Albus, esperaba tal confesión; y menos, James Sirius Potter. El primo mayor de Rose se levantó con un golpe seco de su puño contra la mesa de madera, llamando la atención de estudiantes de la misma casa. Estaba furioso con la pelirroja, quien no se soltaba del rubio platinado. No tenía la mínima idea de las verdaderas intenciones que tenia su enemigo de Colegio contra un miembro de su familia. Avanzó con grandes zancadas hasta donde caminó la pareja extravagante. Fulminó con la mirada a la chica y luego, al otro.
- ¡Rosebud Weasley! - gritó con enojo - ¡Quiero explicaciones! ¡Ahora! - a Rose se le pareció la imagen de su padre furioso en su memoria. James bajó la vista a donde se unían la mano de ella con la de él - ¡Suéltate de este sangre-pura!
- No - dijo tan solo su prima, sonrojándose de que todos los miraran a ellos. Se acurrucó en el pecho de Scorpius.
- ¿Quieres explicaciones, Potter? Pues aquí las tienes.
Malfoy sujetó el mentón de su novia con delicadeza para plantarle un suave beso en los labios. La abrazó por la cintura y ella enredó sus dedos en el cabello rubio. No se habían puesto jamás enfrente de una multitud tan significativa. Se separaron cuando les faltó oxígeno. Rose abrazó, de nuevo, a su amado por la cadera, escondiendo la revista atrás de su cuerpo. James gruñó y se retiró del Gran Comedor, empujando con brusquedad a la pareja, inclusive a su propia prima. Todo quedó en silencio, observando con sorpresa, asco y envidia al par, hasta que la profesora McGonagall aplaudió tres veces para que se dispersen los pensamientos y habladurías que se escuchaban de fondo. Cada alumno volvió a lo que estaba haciendo, comiendo y riendo, pero ahora con un nuevo tema pendiente. Ambos se acercaron a la mesa de Gryffindor, con los ojos de cada testigo sobre ellos. Rose aún escondía su revista sin saber por qué. Encontraron a Albus con facilidad, sentado junto a una muchacha que la colorada ya había visto en las clases de Herbologia y Defensas Contra las Artes Oscuras. Se sentaron sin decir nada. Algunos compañeros de Slytherin fulminaban con la mirada al hijo del tan conocido Draco Malfoy; y otras de la casa de los valientes a la hija de los salvadores del Mundo Mágico, entre ellas se encontraban Priscila Patil y Nuria Brown. Nadie podía creer la realidad, excepto el único Potter, además de Lily, que sonreía con felicidad por ellos.
- Esto, Al, yo... nosotros... te queremos decir... - Rose no sabia cómo hablar sin sonrojarse. Dejó a vista la revista de modelos, pero ni siquiera el pelinegro se movió.
- Chicos, les quiero presentar a Nala - Albus la interrumpió, señalando a su nueva... amiga.
Nala era una chica bella, de aspectos femeninos y elegantes. Su cabello marrón caía por la espalda, en cascada y con delicadeza, como si bailara por arte de magia. Sus ojos chocolates eran confortables, daban expresión de tranquilidad, paz y esperanza. La sonrisa que cruzaba ansiosamente por su rostro era perfecta y llena de felicidad. Era delgada y con piel pálida, aunque le gustara de verdad el sol. Aquella chica era un almacén de esperanzas y magia. Por lo que Rose sabia, era demasiado perfecta en todas las materias que le tocaban juntas, más inteligente que ella. La mirada de la pelirroja volvió a la realidad e intercambió algunos gestos de emoción a su primo.
- Mucho gusto. - dijo, de repente, Scorpius.
- Hola - Rose levantó la mano, en ademán de saluda. Consiguió que la sonrisa se agrandara en el rostro perfecto de la otra.
- Ahora... ¿Qué me querían decir? - preguntó Albus, desviando los ojos de Nala.
- ¡Oh, sí! - Rose se preparó para lo que vendría a continuación. No quería que Albus se fuera furioso como lo había hecho James, quien sabe dónde terminó - Scorpius y yo... - deslizó la mano izquierda con el anillo de diamantes por la superficie de la mesa hasta que quedó a centímetros del plato de ambos testigos - nos casaremos. - rió con entusiasmo al ver las distintas reacciones de Nala, primero a sorpresa y luego a emoción. Mientras que Potter se limitaba sonreír por su prima y a fulminar con la mirada a Malfoy.
- ¡Vaya! ¡Qué coincidencia! - opinó Nala. Ni el rubio ni la pelirroja comprendieron. La castaña también deslizó la mano por la mesa, dejando ver un anillo con una perla verde en el centro, destellante e iluminadora. Albus la abrazó por los hombros - ¡Nosotros, también!
- ¡Boda doble! - gritó Scorpius a todo el Comedor, llamando la atención nuevamente.
Esa tarde, se abrazaron y se besaron como típica pareja enamorada. Cada uno de los estudiantes y profesores se acercaron a felicitar a los cuatro. Aunque, a regañadientes, Neville, el profesor de Herbologia, debía soportar que el hijo de su enemigo, Draco Malfoy, halla comprometido a la hija de sus verdaderos amigos, a su prácticamente sobrina; por otro lado, se alegró de que Albus halla sentado cabeza por primera vez. Esa tarde, la esperanza y la felicidad renacieron en Hogwarts. Esa tarde, los Weasley-Granger, los Malfoy-Greengrass y los Potter-Weasley se enteraron de la nueva relación de sus hijos. Todo un caos entre familias. Toda una felicidad entre los adolescentes comprometidos.
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¡Hey! ¡Terminé!Espero que hayan aceptado mi falta de inspiración para el ultimo capitulo...Ojala les haya gustado...!Espero que Comenteenn, por favorr..!!Besooss..Basado el la Cancion "En Mi Corazón Vivirás" de Phil Collins....(Tarzán)
Los Ama, Sky...!!
Amor Clandestino (R.W & S.M) - Fanfics de Harry Potter
Era un día tranquilo, vacilando entre nublado y soleada. Hacia mucho tiempo que no se veia una lluvia pareciada a la de anoche. Los pajaros y las lechuza vola
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2023-02-27
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