Ani era una pequeña, no entendía nada del universo ni sus adyacencias. Solía leer, pero era muy risueña como para concentrarse en más de dos líneas. Su espíritu aventurero, le alejaba de todo uniforme escolar y de toda asignación extracurricular. Su única aspiración era soñar, disfrutar de la vida y volar por los aires, como una paloma blanca.
Ani quería a todo el mundo, era muy confianzuda. No creía en el mal y sabía que hasta dentro del rico, del ruin y del villano, tenía algo de bien en su interior. Pero claro, Ani era muy inocente como para entender muchas cosas. Aún así, maravillaba a todo adulto...
Su capacidad para superar, era maravillosa. Nada le deprimía y siempre era capaz de ver el sol, tras las nubes grises en su ventana.
Pero Ani tenía un problema, a cada ser que quería... lo quería de distinta forma y ellos exigían la misma atención. Todos y cada uno. Ani comenzó a desesperarse por lograr ofrecerle lo mismo a cada uno de ellos. Les mencionaba que los quería a todos por igual, pero ninguno escuchaba y Ani terminó cayendo en lo que no creía. En su propio enemigo.
La tristeza. El deseo de complacer a aquellos a los que más amaba. No sabía como definir su amor y no quería ponerle nombre a ninguno de ellos. Con mucho pesar, Ani cayó en la depresión y derramó sus primeras lágrimas de infelicidad. Ya no, de tristeza.
Muy pronto, la situación se volvió dificultosa y muy preocupante. Ani ya no hallaba cómo complacerlos y comenzó a meditar el asunto. Si cada uno quería el mismo amor que le daba al otro, solo había una solución para ello.
Ani decidió quitarse el corazón. Lentamente y sin mucho afán ya, comenzó a cortar su piel en forma de corazón. Cuidadosamente lo sustrajo y lo miró con una sonrisa. No importaba si faltaba el aire, ella los haría felices. Lo picaría en trozos pequeños y se los daría a cada uno, con un corte meticuloso. Que cada cual tuviera el mismo pedazo de su corazón.
Y en su lecho de muerte, Ani se encargó de atar en canastillas, globos. Envió su corazón por los aires, a cada uno de sus adorados amigos, familiares y más de un enamorado que había encontrado. Con una sonrisa, murió tiempo después... sin preocuparse por los gusanos que se comieran su carne. Muchos de los presentes, que recibieron parte de su corazón, se arrepintieron de haberlo hecho y fueron a llorarla en su entierro.
Sus últimas palabras fueron:
No importa qué tipo de amor sientas por alguien, solo siéntelo. No le busques por qués ni cómos, solo déjate llevar. Si sientes que mueres porque alguien no está satisfecho con lo que le das, no desesperes... pronto verá que todos tus esfuerzos han dado sus frutos y se arrepentirá. Y si no lo hace, el corazón sana. Aún tienes mucho que ofrecer.
No despedaces tu corazón en complacer. Complácete tu mismo.
Amor - Fanfics de Harry Potter
Ani era una pequeña, no entendía nada del universo ni sus adyacencias. Solía leer, pero era muy risueña como para concentrarse en más de dos líneas. Su e
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2023-02-27
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