El nudo en la garganta no la deja respirar.
Hoy se siente rara, hoy no se siente ella misma.
Hay algo que quiere decir, pero no se atreve.
Tiene el estómago lleno de una sensación extraña.
Da vueltas y vueltas, está a punto de caerse de la cama.
Pero no puede hacer nada por quitarse esa sensación que le llena por dentro y le hace parecer vacía por fuera.
Se levanta y se acerca a la ventana.
El aire que entra es húmedo y frío, pero no le calma la ansiedad.
Y pasea por su habitación, nerviosa, enfadada consigo misma, pensando qué es lo que ha hecho mal.
Los recuerdos no la dejan dormir.
Los remordimientos no la dejan libre para vivir.
Le tiemblan las manos e intenta gritar. Sin embargo, ningún sonido sale de su boca, porque no se atreve ni siquiera a llorar.
Y esa ansiedad la está matando por dentro, la consume.
Sale de su habitación y se sienta en el sofá. Se rodea las piernas con los brazos, pero eso no la reconforta, y se muerde el labio hasta hacerlo sangrar.
Se frota las manos sudadas en el pantalón.
Y se fuma un cigarro, dos, tres, hasta que se encuentra mareada y se da cuenta, tarde, de que eso no hace efecto.
La ansiedad se vuelve más fuerte, y se rinde ante ella.
Corre hasta la cocina y abre todos los armarios, la nevera. La mesa de la cocina se llena entonces de un montón de comida; galletas, cereales, embutido, queso, fruta
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Empieza a comer deprisa, frenética. Ha perdido el control, y lo sabe.
Come hasta hacer desaparecer el nudo de la garganta y esa sensación del estómago.
Recoge todo y se queda mirando su reflejo en el espejo del baño. No le gusta, le odia, y se odia a ella misma también. Y ya no le importa nada más que deshacerse de esa imagen repugnante y deformada de ella misma.
El cepillo de dientes le irrita la campanilla, y las convulsiones en el estómago la hacen llorar. Pero no importa, porque está librándose de todo lo que la sobra, de todo lo que no quiere ser.
Y eso sí lo controla, piensa ella, es lo único que es capaz de controlar en su vida. ¿O es al revés?
De nuevo en su habitación, se desliza entre las mantas. Tiene frío, está temblando, está sudando. El dolor se asienta en su cabeza como mil cuchilladas.
Se duerme enseguida, sintiéndose liberada de un peso enorme.
Pero mañana, mañana la ansiedad volverá a ella, por cualquier razón, por cualquier tontería.
Y cada día se hará más grande, más fuerte, hasta el punto de querer sacarla de dentro con unos cuantos cortes.
Y se dará cuenta de que es inútil, y esa ansiedad terminará con ella tanto por dentro como por fuera.
Y cuando ya no quede más por vomitar, cuando ya no queda más piel en su cuerpo que herir
ya sabéis cómo acabará ¿verdad?
Ansiedad - Fanfics de Harry Potter
Hay algo que quiere decir, pero no se atreve. Hoy se siente rara, hoy no se siente ella misma. Hoy se siente rara, hoy no se siente ella misma. El nudo en la g
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2024-10-15
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