-¿Qué sucede?- le preguntó aquel larguirucho chico sentado a la mesa, de alrededor de nos 24 años, dueño de unos hermosos ojos azules que ahora denotaban una de las más profundas tristezas, aunque solo de forma sutil. Creía saber la respuesta, desde hacia tiempo... aunque por dentro deseaba que sus sospechas fueran falsas.
-Nada, de verdad, ya me has preguntado eso dos veces en lo que va de la noche, enserio, no es nada- contestó su acompañante, una preciosa chica de cabello castaño, de aparentemente la misma edad, con un fallido intento de sonrisa despreocupada.
Él la observo un momento, ella evadió su mirada llevando la propia hacia su lado derecho, observando a una pareja que abrazada atravesaba en ese momento el lugar para salir hacia cada vez más profunda noche.
Se encontraban ambos sentados a la luz de las velas en un lindo restaurante, con música suave acompañada por el sonido de cubiertos y copas chocando a su lado y voces amortiguadas de las demás personas sentadas en otras mesas.
Se veía hermosa. Pero es que ella siempre se veía hermosa.
El abrigo largo la abrigaba, pero al estar abierto se vislumbraban claramente los pliegues de su vestido blanco que se formaban suavemente delineando su cuerpo atlético y delgado, el vuelo resbalaba por los lados de la silla, dándole el aspecto de una princesa; el cabello le caía con gracia sobre los hombros, enmarcando así, un rostro único de rasgos definidos y delicados que se hallaba grabado en todos sus detalles en el joven que en ese momento intentaba encontrarse con su mirada.
La cena había sido, por así decirlo, agradable. La noche era cálida y el lugar era el preferido de ambos, desde mucho tiempo atrás. Lugar visitado durante muchas noches, en las que juntos habían reído, llorado, gritado, compartido preocupaciones y habían hablado profundamente de temas que a los dos les interesaban... solo que esta noche era distinta... las cosas habían cambiado, aun a pesar de que ninguno de los dos quería admitirlo.
Pero él lo sabía... sabía que era el momento de hacerlo, de preguntar aquello que durante algunas semanas ya, había rondado sus pensamientos, como una voz insistente y que a pesar de querer acallarla, cada vez era más frecuente.
-¿Hay... hay alguien más?-pregunto Ron Weasley con cautela rompiendo el silencio, mirando sin ver al tenedor a un lado de su plato.
-Si...-asintió Hermione Granger en un débil susurro.
Ron sintió como si miles de navajas afiladas desgarraran su alma al mismo tiempo. El inmenso puño de la soledad se había cerrado apretando su corazón y lo oprimía cada vez con más fuerza.
La chica se sorprendió por la espontaneidad de la pregunta, mas no por la pregunta en sí. Sabía que él la conocía bastante bien, demasiado como para darse cuenta que ya no era lo mismo... que algo andaba mal desde hace días... que ella ya no lo amaba como antes... Y sin embargo, lo que ella no sabía era que aquél chico de cabello rojo encendido había dejado de respirar desde hacia dos minutos y parecía no tener idea de como volver a hacerlo.
El ambiente se volvió tenso, tanto que podía cortarse con un cuchillo. Ninguno de los dos sabía que hacer o que decir, no tenían idea de cómo se estaba sintiendo el otro.
Ron no sabía que vendría a continuación, no podía moverse, ni un milímetro. Le dolía demasiado cada latido forzado de su corazón, no podía creerlo... no quería. Aquella mujer que tenía enfrente era el amor de su vida, desde siempre lo había sido, desde su primer día en la escuela, no había podido dejar de pensar en ella. Fue su compañera, su amiga, su novia, y desde hace poco su prometida. No llegaba a comprender que había salido mal, en que había fallado...
Hermione por su parte, no podía dejar de sentir ese nudo en el pecho que le oprimía el pecho de forma asfixiante. Sentada allí, en lo que para cualquier persona sería una cita normal, para ella era uno de los momentos que más había postergado en su vida. Lo había intentado, se había esforzado de sobremanera por evitar que ese momento llegará o siquiera pasará, pero no lo había logrado. Y ahora no sabía que hacer ni siquiera que pasaría.
Al mirarlo de reojo y ver como tenía la mirada fija en el tenedor y el rostro abatido quiso huir.. quiso correr y salir de allí sin dar una sola explicación, sin terminar con eso, para nunca más volver a verlo. Pero ella no podía huir, jamás lo había hecho, no era de ese tipo de personas, su propio carácter no se lo permitía. Por mucho que esto doliera debía terminarlo, después de todo, ella le debía al menos eso.
-Yo...- quiso empezar, pero le temblaba la voz.
-No... no digas nada-la interrumpió él, sin mirarla.
-Si, tengo que hacerlo Ron yo... yo...-
Le era demasiado difícil, pero ¿para quién no lo sería? Después de 5 años de relación, después de que hubiese aceptado ser su esposa, ¿cómo decirle ahora que había alguien más?, alguien que le había quitado el sueño, que la hacía temblar con solo mirarla, que la había apoyado en todo momento y ahora era el dueño total de su corazón. ¿De que manera explicarle que desde hace meses había muerto el amor que sentía por él?
-...no se como paso Ron... la verdad es que no lo sé... solo puedo decirte que... que la relación que tenemos ya no puede continuar, a mi también me duele y es qu...
-Me engañaste- susurró él.
-No, eso no es verdad- afirmo la chica, él solo levantó la mirada incrédulo, por su pecho una intensa ira empezaba a asomarse aunque ella no lo noto- no lo hice...
La mirada de ella era demasiado decidida, demasiado convincente y como siempre lo había hecho, de nuevo le creyó.
-Jamás... lo que sucedió entre él y yo fue tan sutil que poco a poco apareció, pero no quiero lastimarte, por nada del mundo y antes de que algo mas pase... por eso de lo digo ahora... porque tu no mereces que yo te haga algo tan bajo y vil, no podría porque lo nuestro fue hermoso mientras duró, porque yo de verdad te amé Ron, pero ya no...
La fuerza de aquellas palabras hicieron que el chico cerrara los ojos por un momento y deseara con todas sus fuerzas que todo aquello se tratara de un mal sueño. Pero no era un sueño, era una realidad que el no pudo evitar que sucediera.
-¿Quién es él?
-Ron no creo que esto venga al caso.
-¿Dónde lo conociste? ¿De donde es?
-Eso no importa...- trato de desviar la conversación pues se sentía demasiado incomoda.
-Tal vez, pero quiero saberlo- le dijo, siendo por una parte sincero, pues de alguna manera quería saber quien era mejor que él, quien si merecía su amor, y por otra, si lo conocía, no sabía de que sería capaz.
La miró. Los hermosos ojos de la mujer cubiertos de culpa quedaron reflejados en los de él.
-Trabajamos juntos, es un auror al igual que nosotros.
-¿Y estas segura de que te ama?- la ira que hubiese surgido hace unos momentos en su pecho se incremento considerablemente, ¿dónde estuvo el durante la Segunda Guerra? ¿dónde estuvo ese intruso mientras ella sufría por sus amigos y trataba de luchar a su manera? ¿acaso ese hombre la había apoyado? ¿le había prestado su hombro para llorar y habría dado su vida por ella? No, ese hombre nunca estuvo allí.
Pero lo que Ron no imaginaba es que talvez esas preguntas si tuviesen una respuesta.
-Si Ron estoy segura-le contesto desafiante, estaba empezando a hartase de aquella conversación.
-¡Él no estuvo contigo! ¡él no te acompaño, ni te protegió, ni te cuido! ¡Yo si lo hice! ¡ Yo siempre estuve ahí en los tiempos mas oscuros! Y ahora él aparece y todo eso no importa ¿no es cierto? ¡Todo eso queda olvidado y pasa a segundo plano!- el tono de voz fue subiendo lentamente, llegando de un susurro hasta el nivel suficiente para que algunos clientes sentados en las mesas cercanas voltearan curiosos.
-¡Ron basta! ¡Es suficiente!- intento calmarlo ella.
-¡No, no es suficiente Hermione, no lo es, nunca será suficiente el amor que el pueda llegar a tenerte porque nunca va a amarte como yo lo hago!- estallo de pronto, gritando a voz de cuello y poniéndose de pie al mismo tiempo, provocando que hasta los músicos dejaran de tocar.
Hermione ni siquiera fijo su atención en todos los clientes del restaurante que en esos momentos no dejaban de mirarlos, atentos a cada movimiento. Simplemente concentro la mirada decidida y furiosa tan característica de ella que le dio autoridad desde sus tiempos de escuela, en el chico que por una fracción de segundo retrocedió un poco ante esa reacción.
-¿Dices que siempre estuviste ahí? ¿de verdad estas seguro?- ahora fue ella la que se puso de pie, con la elegancia de una dama, pero con los ojos llenos de lagrimas- ¿de verdad estas completamente seguro?-le repitió ella, con reproche.
Ron no reaccionó inmediatamente, de forma inexplicable, un ligero miedo empezó a recorrer su cuerpo... mas lo suprimió al recordar lo injusto de la situación.
-¡Claro que sí!, ¡yo siempre estuve allí!
Por un momento, la imagen de ellos dos a los 16 años, peleando, en medio de un salón, por cualquier tontería, cruzo por su mente, embargándola de recuerdos... pero ya no había marcha atrás. Sacudió su cabeza un poco, como si de esa forma, todos aquellos años se borrarán de repente.
En verdad él había estado ahí... más no con ella.
-Tu no estuviste allí...- la seguridad con que ella lo miro a los ojos y afirmo tal situación hizo que Ron temblara por un momento-...al menos... no para mí.
-... No... no te entiendo- atino a decir...
Y era verdad, no lo entendía... no había forma de que lo hiciera... la mujer por la que hubiese dado la vida en cualquier momento, a la que cuido, a la que protegió de cualquier peligro, a la que en las frías noches de persecución y desesperación arropo con sus chaquetas, a la que innumerables veces le había susurrado al oído un: todo estará bien para que ella dejara de llorar... esa mujer estaba acusándolo ahora de haberla abandonado... de haberla hecho a un lado...
-Todo este tiempo has estado sumergido en ti mismo...- continuo ella, dolida, debía contenerse, muy en el fondo lo sabía, pues si seguía así era probable que dijera cosas de las que después se arrepentiría- fingías protegerme pero lo único que hacías era cuidar de ti mismo...
-¿Qué?- pregunto él aun sin una pizca de comprensión.
-Ron...-empezó ella bajando la mirada y observando la rosa puesta en el centro de la mesa. El recuerdo de la primera vez que él le había regalado una se aclaro en su mente - tú... tú si me amaste Ron... yo lo sé- miraba esa rosa con una intensidad inusitada- lo hiciste por mucho tiempo pero después algo paso y cambiaste...de pronto... de un momento a otro empezaste a encerrarte en tu propio mundo y ya no pude sacarte....
La ira que él había experimentado hace unos momentos se estaba desmoronando lentamente al ver como esa hermosa e inteligente muchacha que tenía la mirada fija en esa rosa y los puños apretados, estaba sufriendo, por él, aunque talvez no fuese la primera vez...
-Te sentabas a mi lado todas esas oscuras y frías noches pero ya no estabas allí, ya nunca me preguntabas como me sentía, ya tus ojos siempre tenían una mirada perdida... te alejaste... te protegiste de todo el dolor que había alrededor aislándote hasta de mí... me sacaste de tu vida... y de pronto, solo me cuidabas por inercia, porque pensabas debías hacerlo...- recordar aquello, sacarlo como quería hacerlo, le estaba destrozando el alma- yo lo entendí, porque la situación era cruel, porque lo que pasamos fue enormemente difícil, pero... pero cuando todo acabo, y tratamos de hacer una vida normal, ya no eras tú...
Imágenes de ella sentada en el afeízar de la ventana durante noches solitarias, en ausencia de él, de su compañía y afecto, le recordaron lo sola que llego a sentirse en esos meses... le recordaron también el miedo y la tristeza llenándole el cuerpo... y como aquel otro hombre llego a su encuentro...
Pero todo aquello que quería reprocharle desapareció de momento... ya no quería acusarlo de nada, la intención se estaba yendo... porque la Segunda Guerra había cambiado a todos... hasta a ella... lo único que quería era terminar con eso...
Y, cayendo en la cuenta del lugar en el que se encontraba no era el apropiado, además de que todas las miradas estaban sobre ella y su angustiado acompañante, decidió que era hora de salir de ahí. Haciendo a un lado la silla y tomando la rosa de forma distraída dio media vuelta y concentrando su mirada en la salida para que se le facilitara ignorar a todos los entrometidos del lugar, avanzo hacia ella, caminando rápidamente, provocando que el vuelo del vestido emitiera un débil frufru. Sabía que él la seguiría...
Y así fue...
Ron, a pesar de estar paralizado por esa cruel confesión, logro, sin saber como exactamente, conseguir mover las piernas hasta la salida, dejando atrás a una serie de murmullos originados por un público confundido y en alguna proporción escandalizado por la escena presenciada. Pero eso era algo sin importancia.
Justo enfrente del restaurante, había un parque, uno pequeño, con juegos para niños y algunas bancas para que gente más alegre que ellos dos se sentara a disfrutar del un día o una tarde de paz...
La luna brillaba en medio de unas cuantas nubes y extendía su luz por las calles solitarias e indiferentes, ahora, únicas testigos de la situación. Las copas de los árboles se mecían perezosamente con el débil viento nocturno que soplaba en esos momentos y el silencio se veía interrumpido ahora por el sonido de los pasos de ambos sobre la dura y fría acera.
-Hermione ...- la llamó él caminando detrás de ella- Espera por favor...
Al escuchar su voz, Hermione se detuvo justo cuando se encontraba frente a unos columpios, en el que sería el centro del lugar... no tenía intención de huir... y estaba segura que él también lo sabía...
-... ya no eras tú...- dijo, retomando la conversación anterior como si esta no hubiese sido interrumpida. Miro a la rosa que había tomado de la mesa, acariciando sus pétalos suavemente con su mano izquierda, sintiéndose otra vez, sola- cada vez... cada vez más te fuiste metiendo en tu nuevo trabajo... tal vez fue una liberación para ti.. no lo sé..., había noches en que no llegabas... había días en lo que ni siquiera hablabas...dejaste de ser ese niño alegre que me hacía enojar y reír con sus tonterías...
Un viento suave y cálido se extendió de nuevo por el lugar, meció una vez mas las copas de los árboles y emitió un ruido leve, haciendo estremecer por un momento, los cuerpos de quieres hubiesen sido los mejores amigos alguna vez...
-Me cuidabas a mí, porque sentías así, que si yo estaba bien tu también lo estarías... pero solo me cuidaste de forma física, procuraste que tuviera todas las cosas necesarias para sentirme bien: Tenía seguridad, tenía un hogar, tenía amigos, salud, un trabajo, pero no lo que quería...me faltabas tú...
Ron se quedo plantado allí, mirando la espalda de la chica. Quería correr y abrazarla, decirle que lo sentía... quería cambiar todo aquello en lo que se había equivocado, pero no podía... ya no...
Y recordó, como lo había hecho, como se había sumergido en sus propios pensamientos, en los recuerdos de los días más horrorosos de su vida, hasta irse encerrando lentamente. Como intentaba calmar las pesadillas surgidas durante la noche manteniéndose despierto trabajando hasta tarde, como a veces, le era tan difícil verla, porque le recordaba (sin saberlo) los días de terror y muerte que vivieron y lo mucho que le dolía la tristeza de esa joven...
Pero nunca quiso abandonarla... su intención nunca fue dejarla sola... solo... solo no había querido agobiarla... la Guerra le había hecho daño... lo había herido profundamente y él no quería que la joven cargara con todas sus culpas y tristezas... ya había soportado muchas cosas... pero se equivoco al tratar protegerla...
-Y...-casi en un susurro Hermione continuo- y entonces él ... él empezó a preocuparse por mí, a estar más tiempo conmigo... evito a toda costa que yo estuviera sola... y llego a un punto en que la madrugada nos sorprendía hablando sobre cualquier cosa...
El viento soplo con más fuerza. Un auto paso por la calle próxima a donde se encontraban iluminando por un instante con sus luces a una pareja que bien abrigada doblaba por la esquina mientras cuchicheaban alegremente sin reparar en ellos. Era increíblemente cruel que la vida transcurriera tan normal.
-Nunca fue nuestra intención... nunca pensamos que esto llegaríamos a sentir... solo... solo empezó como una compañía y de pronto... de pronto ya nos dolía la ausencia del otro...
Ron miraba al pasto verde bajo sus pies, derrotado, sintiendo que el mundo se recargaba sobre sus hombros... imaginarla con alguien más... imaginar que de un momento a otro alguien más llegaba a robarle su lugar... o que simplemente lo ocupo sin mayor impedimento...
-No quería que esto pasará, en serio Ron, yo no quería esto...- repitió con voz entrecortada.
Una lágrima solitaria resbalo por su mejilla. Jamás habría imaginado que tardes en compañía de aquel otro hombre, en las que ambos con tazas de café caliente en las manos, hablaban y se consolaban entre sí de cada una de sus penas, de sus agonías y problemas, podían causar aquello...
Jamás pensó en herir de esa forma a Ron, al niño que desde pequeña podía hacerle sentir volar con solo llamarla...
Ella manejaba las visitas de él como algo inocente, como un apoyo, y entonces... la noche en que sentados en un sillón frente a la chimenea, sin saber como, y sin pensar en nada... él la había tomado de la mano y delicadamente la había besado, supo que era todo había cambiado...
Jamás habría pensado que la soledad de ambos podría unirlos tanto.
¿Pero acaso había sido solo eso? ¿soledad?. No, no era así, ella lo sabía... estaba segura, porque a lo largo de esos 6 meses había descubierto en esa persona algo en lo que jamás hubiese reparado de otra forma... Conoció su dolor e incluso llego a sentirlo como suyo... y fue entonces cuando comprendió que aquello no era algo más que simple compañía...
-Lo siento Ron... lo siento mucho-murmuro por lo bajo.
Camino poco a poco hasta acercarse a los columpios y se sentó en uno de los tres que había, provocando que chirriara un poco. Rodeo la cadena izquierda con su mano y con la derecha siguió sosteniendo la rosa. Los cabellos ondulados y castaños cubrieron parcialmente su rostro y el fleco le cayó sobre los ojos cuando agachó la cabeza como si intentase encontrar una grieta en el suelo y desaparecer a través de esta.
Ron camino de igual forma y se sentó en el columpio más cercano, al lado de ella. Coloco los codos sobre las piernas y se agacho mirando sin ver al pasto rebelde que crecía sin control por todo el parque.
Y... solo hubo silencio durante largos minutos.
La oscuridad se profundizaba cada vez mas al ritmo que avanzaba la noche, las farolas parecían alumbrar de forma cada vez más tenue y de vez en cuando se creería que estaban a punto de apagarse.
No había nadie alrededor, solo eran ellos dos.
A Ron le dolía tanto... tan profundamente... saber que ya la había perdido, que ahora jamás podría volver a ser lo mismo...
Volvió entonces su mirada hacia donde ella se encontraba y miró como tenía la cabeza gacha... Y admiro su belleza... admiro y adoro cada parte que conocía de ella, su valor, su coraje, su entereza e inteligencia, cada sentimiento que la chica le causaba. Como si una película pasara de repente por su mente recordó algunos de los mejores momentos que habían compartido... las promesas que se habían hecho, las pruebas que habían superado en su lucha contra el mayor de los males...y, sabiendo lo que se sentía abrazarla, besarla y con ello volar a mundos desconocidos, tenerla cerca... necesitarla... estremecerse al contacto con su piel y conocer su aroma, saber lo que pensaba y sentían con solo mirarla, hablar con ella sin palabras..., recordó, lo que para él significaba que sonriera... cuanto le importaba que estuviese bien... cuanto deseaba con todas sus fuerzas que fuese completamente feliz
Y fue entonces, cuando comprendió lo que realmente significaba amarla...
El columpio chirrió un poco más fuerte cuando el chico se levanto y despacio se paro frente a ella, metiendo las manos en el abrigo largo que vestía. La chica levanto al mirada y se encontró con la de él. Se quedaron así, observándose, mirando en el interior del otro, él con tristeza, ella con culpabilidad...
-¿Lo amas?- pregunto él, en un susurro.
Hermione tardo unos segundos en contestar.
-...Si...- le respondió con sinceridad, cerrando los ojos y agachando la cabeza.
Él la observó detenidamente un momento con un amor profundo. El brillo que caracterizaba a sus ojos se opaco un poco.
-Entonces Hermione, no queda mas que decirte que fue... fue un placer coincidir en esta vida...
Ella abrió los ojos y lo miro sorprendida.
-Eres lo mejor que me ha pasado en esta vida, eres toda mi vida... gracias por darle sentido, gracias por ser el motivo de mi lucha...gracias por haberme permitido entrar en tu corazón...gracias por todo Hermione....- los ojos de ella se llenaron de lagrimas y estas luchaban por salir en los suyos- que seas... que seas feliz con él- le dijo, extendiendo la mano hacia ella con un nudo en la garganta- se muy feliz... - y la voz se le quebró, los ojos se le llenaron de lagrimas aun a pesar de querer evitarlas.
Por unos segundos ella no supo como reaccionar. Habría esperado que Ron tuviese cualquier tipo de reacción, que talvez le pidiese intentarlo, que talvez le prometería cambiar... pero no lo había hecho, por primera vez, no había pensado tanto en lo que podría sufrir el mismo por ese rompimiento, había dejado de ser egoísta... solo por amarla.
Y levantándose, le estrechó entonces la mano.
-Tu también se feliz Ron... lo mereces... encontrarás a alguien...
-No -la interrumpió sin soltarla- jamás voy a encontrar a alguien que ocupe tu lugar... pero si esto hace que tu seas feliz, no me importa lo que pase conmigo.- le dijo, hablando con el corazón.
Hermione lo miro con ternura y admiración, ese era el Ron fuerte que conocía.
Y sin poder soportarlo más, el chico le soltó la mano y con delicadeza la abrazó. Ella le correspondió y froto un poco su espalda de forma cálida, como acostumbraba. El chico solo grababa ese abrazo en su mente, con todos los detalles que podía, para no olvidarlo jamás, cosa que nunca lograría.
-Perdóname Ron- le susurro al oído en medio del abrazo.
-No tengo nada que perdonarte, al contrario, tanto que agradecerte...-la apretó aun más contra sí, mostrando así, la renuencia de su alma de dejarla ir- te amo... y por eso quiero que seas feliz... y si no es conmigo, entonces ve a donde este tu destino...
Se separaron lentamente y él le dio un beso en la mejilla... el ultimo... el de su despedida.
-¿Irás a tu casa?- le pregunto preocupado por dejarla sola allí en ese parque.
-Él pasará a recogerme en unos minutos, no tardará.
Él asintió moviendo la cabeza.
-Se feliz- susurró.
-Tu también...
-Adiós Hermione- le dijo, mirándola profundamente.
-Adiós Ron, gracias por todo- le dijo mirándolo ahora, ya sin culpa, con respeto y cariño y le extendió la rosa blanca que tenía en la mano.
Él la tomo y con una ultima mirada le dijo adiós... se dio la vuelta lentamente y camino adentrándose a la oscuridad de la noche, dejando atrás toda su vida... sin saber exactamente y sin importarle demasiado, que sucedería...
El viento soplo otra vez con fuerza e hizo ondear su abrigo un poco... éste lo protegía del frío de la noche, más no del de su corazón... Sus pasos eran lentos y cansados, el suelo parecía ahora ser algo muy interesante pues mantenía su vista en el. Y entonces, al llegar a la esquina, un impulso lo hizo detenerse y mirar hacia atrás, donde se hallaba ella, allí frente a los columpios, mirando a las estrellas y suavemente iluminada por la luz de las farolas.
Sin saber porque, no se movió.
Y entonces, después de un par de minutos, alguien se acerco al parque y Hermione bajando la vista reparo en su presencia, iluminándose su rostro al reconocerla, camino hacia esa persona y la abrazo. No cabía duda, era él.
Y al separarse ambos, la suave luz lo ilumino, y Ron observo quien era aquel hombre a quien Hermione amaba... y confirmo, lo que sospecho desde que empezó en el restaurante a hablar con ella... desde incluso mucho tiempo antes...
Era la persona junto a la cual había luchado, con quien había bromeado y jugado en tiempos mejores, alguien que supo aceptarlo como era, quien lo apoyo y entendió... era su mejor amigo... era Harry Potter.
Harry volvió a abrazarla . Y Ron no sintió odio ni rencor hacia su amigo... por alguna razón, por un motivo desconocido, supo que con él, ella estaría bien... supo que la cuidaría, la protegería y la amaría, quizás aun más que él mismo... porque conocía a su amigo, y sabía que ella no podía estar con alguien mas adecuado que él.
Y deseo que fuesen felices...
Miro la rosa que Hermione le diese y luego de nuevo a ambos... y sonrió tristemente pero con sinceridad, había vivido los mejores años de su vida al lado de ella, pero había llegado la hora de tomar diferentes rumbos, de ir por caminos distintos... de empezar otra vez... de seguir... aun sin saber como...
Y respirando el aroma de la rosa, cerro los ojos, suspiro y doblando la esquina, hecho a andar por la calle desierta, desapareciendo en la oscuridad de la noche.
Hermione lo vio desaparecer con ternura y gratitud...y volviendo la vista hacia Harry quien le extendía la mano y miraba con amor... sonrió.
El amor es como una rosa,
Una rosa de aspecto puro y dulce aroma,
A la cual cuidar se debe,
con lucha continua
y eterna devoción,
porque si no es así, puede marchitarse
al igual que se deshace el amor en el corazón...
/**/*/*/*/*/
Notas de la autora:
Aclaro, solo una vez eh estado a favor de la pareja Harry & Hermione, y eso fue al terminar de leer el 2 libro, pero al iniciar el 3 deje de hacerlo y desde entonces hasta ahora soy fan de Ron&Hermione... y aunq este fic haya tenido un final contrario, la historia (si se dan cuenta) es pura de mi pareja favorita!!!!
Gracias por leer!! Y a comentar!!!!!!!!
CAMINOS DISTINTOS... - Fanfics de Harry Potter
-¿Qué sucede?- le preguntó aquel larguirucho chico sentado a la mesa, de alrededor de nos 24 años, dueño de unos hermosos ojos azules que ahora denotaban
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2023-02-27
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