Si Regulus y Sirius se pusieran frente a frente, prácticamente se verían el uno, reflejado en el otro. Si bien Sirius le sacaba unos centímetros, y su pose era mucho más informal que la de Regulus, tenían prácticamente el mismo físico.
El pelo negro, con los ojos grises, porte elegante, sonrisa burlona y arrogante, aristocráticos, altos y de espalda ancha. De mirada narcisista. Sin duda, eran hermanos.
Walburga miró una de las pocas fotografías que quedaban de Sirius en la 'Honorable Casa De Los Black' de Grimmauld Place, nº 12. Sirius salía con su hermano menor, Regulus, a un lado. Se agarraban por los hombros y tenían una sonrisa divertida en sus labios. Regulus no tendría los siete años, siquiera.
Un escalofrío le entró al recordar todo lo que había llovido desde que su 'pequeño', el príncipe, el rebelde, el primogénito, el traidor, pero ante todo, su hijo, había cambiado de ideales, el momento que había cambiado Las Brujas de McBeth, por The Beatles. Y los amigos sangre pura, por mestizos y sangre sucias.
Entonces miró a Regulus, sentado con su padre, el uno frente al otro, hablando, en secretos.
Walburga sabía de que. Del futuro ingreso de su pequeño, a los Mortífagos. Por una parte se sentía orgullosa de él, de que hubiera salido tan.. Black. Por otra, deseaba que huyera.
Que fuera como Sirius, y cogiera la puerta y se marchase, corriendo, sin mirar atrás.
Otro escalofrío le recorrió el cuerpo al pensar que Regulus y Sirius tendrían que combatir el uno frente al otro, uno mostrando su cara, y el otro escondido tras una máscara. En la remota posibilidad de que uno, acabara con la vida del otro.
Porque era cierto, que Sirius había huido. Y le tenía asco por ello, pero al fin y al cabo, era su hijo, y no quería tener que enterrarlo. Aunque en caso de que eso pasara, supuso que Sirius, se removería en sus cenizas.
Tocó el mural donde reposaban los nombres de todos los Black, y con sus dedos, repasó la quemadura que ella misma había traído al mundo. Sirius. Acarició su nombre, borrado prácticamente por el fuego de su cigarro aquél 25 de julio, y soltó una lágrima, que se secó, antes de que su marido y su hijo menor pudieran percibirlo.
Entonces miró a Regulus. Era como ver a Sirius. Y a Regulus en Sirius. Eran dos gotas de agua.
Y eso, le hacía llorar.
Como dos gotas de agua - Fanfics de Harry Potter
Si Regulus y Sirius se pusieran frente a frente, prácticamente se verían el uno, reflejado en el otro. Si bien Sirius le sacaba unos centímetros, y su pose
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2023-02-27
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