Con un beso
Todo estaba tan oscuro y en un silencio tremendo. No sabía que hacer. Creí enloquecer en medio de aquel sofocante e incómodo lugar
sabía que mis ojos se encontraban abiertos pero ni siquiera podía percibir en dónde me encontraba. Mi cabeza daba muchas vueltas
por una extraña razón sentí que una luz -de repente, claro - me encandelillaba. Miré hacia arriba buscando el lugar proveniente de la luz, pero no había nada de extraño salvo un techo de mármol muy alto y lejos de tener algún tipo de iluminación. Una vez que mis ojos se acostumbraron a la fuerte luz reconocí el lugar dónde me encontraba: la enfermería. Miré -desesperada- de dónde venía aquella luz, pero por más que miraba a mí alrededor no encontraba absolutamente ninguna lámpara, varita o hechizo
levanté mi mano y entonces lo comprendí: la luz venía de mi propio cuerpo. Era mí luz.
En cuestión de instantes, miles de imágenes llegaron a mi mente como un fuerte relámpago. Recordé entonces que, hacía tan solo unas horas tú y yo nos encontrábamos luchando contra Bellatrix Lestrange en el Bosque Prohibido. Recordé haber sentido mucho dolor sobre mi pecho una vez intentaba proteger el tuyo
tu pecho.
Oh, por Dios
tú. Levanté mi mirada con rapidez y busqué a mí alrededor entrando en pánico
¡Pero, ¿Dónde estabas?!...Por fin te vi al final del pasillo lleno de camas, junto a la ventana que da al campo de Quidditch.
Me acerqué a ti con lentitud
miré tu rostro
intranquilo, inseguro, asustado, lleno de heridas y morados. Estiré mi mano y toqué tu frente
te moviste un poco así que supuse que habías podido sentirme.
Me senté a tu lado y detallé cada una de las partes de tu cuerpo
era increíble cómo incluso después de no encontrarme con vida admiraba con el corazón todo de ti.
Tu boca
tus orejas -que solían ponerse coloradas-, tu brillante pelo rojo, tus ojos (aunque estuvieran cerrados)
incluso detallé aquella mordida que te había hecho noches atrás, en la cama. ¡Ja!
no pude evitar emitir una débil carcajada al recordar los excitantes y divertidos momentos que habíamos vivido juntos. Te conocía
en verdad lo hacía. Estábamos próximos a cumplir dos años de novios. Pero ya no los cumpliríamos
ya no, yo estaba muerta y tú
luchabas por la vida frente a mis ojos.
Escuché un fuere golpe y levanté la mirada
vi a Harry entrar corriendo por la puerta y llegar a tu cama en menos de un segundo, Ginny -como siempre -corría tras él.
El pobre se veía destrozado
sus gafas estaban empañadas en lágrimas
su boca temblaba con fuerza y su respiración era agitadísima. Te habrías conmovido mucho de verlo así
incluso me atrevo a pensar que habrías derramado un par de gotas transparentes al ver a tu mejor amigo de aquella manera. Ginny, por su parte se veía triste, abatida, pero ni una sola lágrima afloraba su rostro
ella siempre se pareció mucho a ti en eso: dura como una piedra, orgullosa
nunca mostró su dolor ni ante Harry, ni ante nadie. No solía mostrarse débil
ni tú tampoco.
-Sr. Potter, Srta. Weasley. -
-Madame Pomefrey. -
-lo siento, Harry
Hermione murió hace un par de horas. -
Harry empuñó sus manos y derramó aún más lágrimas.
-¿y Ron? -preguntó. Eso también te habría conmovido
el hecho de que preguntara por ti.
-Hermione intentó cubrirlo de un hechizo muy fuerte, y lo logró. Lo salvó de aquel hechizo que la destruyó a ella
pero, aún así, Ron ya estaba muy herido. Más de lo imaginable. Está muy mal. Lo siento. -
-si está tan mal, ¿Por qué se encuentra en la enfermería de Hogwarts y no en San Mungo? -
-Dumbledore consiguió las cosas necesarias para llevarle a acabo su tratamiento aquí
lo consideró más apropiado para todos, en especial
para ti, Harry. -
Observé cómo Harry se sentaba junto a tu cama, en una pequeña butaca. Ginny se paró a su lado y puso su mano izquierda en su hombro.
- Voldemort es un maldito bastardo. -mencionó. -les tendió esa trampa
hizo que fueran a buscar a los mortífagos y la asesinaron
y ahora Ron está a punto de morir también. -
- Harry... -le dijo la pelirroja.
-todo ha terminado, Ginny
yo
no puedo tener vida sin ellos. No puedo. -
-no digas eso. -
-es cierto
tú no lo entiendes. Ron y Hermione son todo lo que tengo. -
-gracias por incluirme. -
-ellos son todo lo que soy
¡Maldita sea, no puedo creer que Hermione esté muerta! -
-tan solo tranquilízate. Ya no hay más Voldemort de qué preocuparse, la victoria es tuya
el mundo de la magia está a salvo-
-pero yo no lo estoy. No gané nada, Ginny: tan solo perdí a mis mejores amigos
ellos
eran
digo, son y serán siempre todo para mí. -
Y tú siempre fuiste y serás todo para nosotros. -le susurré a Harry. No había existido ni una sola acción que tú y yo no hubiéramos hecho por él (Por Harry). Solías decirme todas las noches antes de apagar la luz lo mucho que querías a Harry
y solías contarme el miedo profundo que sentías ante la idea de perderlo. A veces tardábamos horas y horas hablando de lo mismo, asegurando que estaríamos juntos por siempre tras su espalda, protegiéndolo de todo mal. Al menos, eso sí lo habíamos logrado. Estaba vivo, sano y salvo y sin Voldemort.
Me acerqué a él y toqué su mejilla, se estremeció y miró a Ginny
-estás fría. -
-¿Disculpa? -
-estás fría, Ginny. -
-¿De qué hablas, Harry? -
-cuando pusiste tu mano en mi mejilla
tienes las manos muy frías. -
-no te he tocado. -
Eso también te habría conmovido
la idea de que nuestra amistad había sido tan fuerte que incluso a pesar de todo, seguía ardiendo en nuestros corazones como una llama interminable que podía hacernos sentir cualquier muestra de cariño el uno por el otro en cualquier momento.
De hecho, muchas cosas te habían conmovido en la vida
tan solo, temías mostrar cuánta impresión habían causado en ti. Ese miedo de mostrar algún sentimiento nunca pudiste dejar de sentirlo
creías que si demostrabas querer mucho a alguien, tendrías que depender de esa persona y sonaría muy cursi hacerlo
creías que depender de alguien por amor era digno solo de los débiles. Tal vez tenías parte de razón
amar- al fin y al cabo- sí nos hace más débiles, más vulnerables, más tontos
pero a la vez nos hace felices y
ser feliz es lo único que verdaderamente importa. Vinos de Granada
De repente una inmensa curiosidad empezó a surgir en mí
¿Por qué seguía ahí? ¿Se suponía que debía estar a tu lado
? Sí, definitivamente eso creí. Debía seguir ahí por ti, eso era seguro
te observé de nuevo
vaya
siempre te consideré un hombre extraordinario. Frío, distante y a veces calculador
pero de un alma pura y corazón noble. Nunca nadie logró conocerte cómo yo lo hacía
tal vez Harry, pero no más. Siempre fuiste reservado con tus cosas y sinceramente eso me encantaba de ti. Rara vez me dijiste que me amabas, y eso también me encantaba
la gente cree que es inútil querer a las personas frías y secas, pero a mí por el contrario siempre se me dio muy útil amarte. Nunca fue fácil, lo admito
la misma frialdad fue la causa de cientos de mis lágrimas, pero al menos tenía la certeza de que cuando me dabas un abrazo o cuando decías que me amabas, lo decías con el corazón.
No es fácil para alguien tan reservado decir ese tipo de cosas
no es fácil mostrar ser débil. Pero una vez que ese alguien lo hace, lo hace de verdad
lo hace porque necesita hacerlo, no por costumbre, como los cariñosos comunes.
Pasaron horas y horas, tal vez días, no sabría decirte bien
para mí todo era igual
mi luz, tu rostro herido
las paredes, todo. De vez en cuando te daban pequeños ataques, pero Madame Pomefrey siempre llegaba a tiempo para salvarte.
Pero fue aquella noche, oscura y fría cuando tuviste el ataque más fuerte que habrías podido tener jamás. Empezaste a temblar de un momento a otro y gotas de sudor caían por tu frente, tu cuello, incluso tus brazos. Harry se alarmó, Ginny corrió hacia la oficinita de Madame Pomfrey y yo tan solo me acerqué a ti y puse mi mano en tu frente para tranquilizarte
había estado haciendo eso los últimos días, meses, horas -qué se yo - y siempre lograba ponerte a salvo con mi luz. Ésta vez fue diferente, al poner mi mano en tú frente, tan solo te agitaste más
me alejé asustada y creí llorar
sentí que mi luz se hacía más fuerte y una idea repentina se apoderó de mi mente, de todo mi ser
de toda mi alma. Entendí -entonces- porque había estado ahí tanto tiempo
debía llevarte conmigo. Debía llevarte al umbral de la muerte, debíamos caminar juntos al paraíso
debía ser tú guía
tú ángel.
Una parte de mí no quería hacerlo
no sería capaz de quitarte lo que tanto amabas
la vida
¿Cómo podría yo quitarte la vida cuando había dado la mía para salvarte? ¿Cómo podía ser yo la encargada de guiarte hacia la muerte cuando mi única finalidad siempre fue protegerte? ¿Cómo podía ser mi misión quitarte ese tesoro si mi misión en vida siempre había sido cuidarlo por ti? Mi mente- revolucionaria - discutía las nuevas ideas que poco a poco se adentraban más y más y me convencían de que tenía que hacerlo.
Finalmente me convencí del todo de que ésa era mi nueva misión
¿Por qué? No sabría explicártelo
nunca. Solo sé que esa idea se apoderó de mí y me convenció de que no te haría daño
mientras yo la digería, tú seguías zarandeándote violentamente, Madame ya había llegado pero no había logrado mejorar la situación
Ahora bien: sabía que debía llevarte conmigo, que debías morir al igual que yo
pero no sabía cómo hacerlo. Tú aún luchabas por vivir y Madame se esforzaba también por lo mismo. Entré en pánico
no sabía cómo hacerlo
simplemente no sabía cómo.
Te miré de nuevo
tus ojos (cerrados), tu nariz, tus orejas
te veías tan mal
se notaba a leguas que estabas sufriendo y la desesperación se apoderó de mis sentidos
.o al menos de lo que podía quedar de ellos. Me acerqué a ti
y entonces, te besé
sentí de nuevo aquellos suaves labios que tanto adoraba y acaricie aquel rostro que tanto amaba
cerré los ojos y seguí besándote, cómo en los viejos tiempos, como solíamos hacerlo cuando estaba con vida
para cuando los abrí, estabas parado justo frente a mí, con una luz aún más brillante que la mía
me sonreíste y me cubriste en tus brazos
sentí -por fin- tu alma. Ya no era tu cuerpo el que me abrazaba, sino tu corazón, tu ser
ese corazón, ese ser y aquella alma que admiraba con una pasión desenfrenada.
Te sonreí también y te pedí disculpas en un susurro por haberte quitado la vida, hiciste un gesto negativo con tu cabeza y me respondiste que no importaba.... que debía hacerlo y que ahora te encontrabas mucho mejor
volviste a abrazarme y después miraste a Harry. El pobre, junto a Ginny lloraba desconsoladamente
Te miré preocupada
entendiste mi mirada a la perfección, te acercaste a él y le diste unas cuantas palmadas en el brazo y otras cuantas en la espalda, besaste a Ginny en la frente y esperaste a que yo besara a Harry en la mejilla y a Ginny en la frente también.
Cuando terminamos de hacerlo, los dos parecieron muy confundidos, pero mucho más tranquilos
nos habían sentido, a los dos.
Tomaste mi mano y me señalaste una luz que provenía del lado izquierdo de la enfermería. Asentí con debilidad y tras echar un último vistazo a Harry y a Ginny, caminamos directo hacia la luz
justo antes de cruzarla, me susurraste al oído.
-gracias. -
-¿Por qué? -te pregunté.
-por ser mi ángel guía
y por hacerme regresar a ti
con un beso. -
Te sonreí abiertamente y apreté tu mano, nos miramos una vez más y atravesamos juntos aquella potente luz blanca que nos llevaría al que sería -de ahora en adelante- nuestro eterno hogar.
Con un beso - Fanfics de Harry Potter
Todo estaba tan oscuro y en un silencio tremendo. No sabía que hacer. Creí enloquecer en medio de aquel sofocante e incómodo lugarsabía que mis ojos se enc
potterfics
es
https://potterfics.es/static/images/potterfics-con-un-beso-fanfics-de-harry-potter-3038-0.jpg
2024-10-13

El contenido original se encuentra en https://potterfics.com/historias/34049
Todos los derechos reservados para el autor del contenido original (en el enlace de la linea superior)
Si crees que alguno de los contenidos (texto, imagenes o multimedia) en esta página infringe tus derechos relativos a propiedad intelectual, marcas registradas o cualquier otro de tus derechos, por favor ponte en contacto con nosotros en el mail [email protected] y retiraremos este contenido inmediatamente