La niña le sonrió amablemente cuando le entregó el pergamino. Sus ojos azules eran tan cautivantes que podrían hipnotizar a cualquiera.
-Gracias, me has salvado la vida. Nunca llegaría a terminar el trabajo.
-No te preocupes, ya no lo necesito- Respondió él mirándola algo embobado.
-Nos vemos ¡Gracias otra vez!- Ella dio la vuelta y se alejó por el pasillo con paso alegre, al final del corredor se encontró con sus compañeros de Ravenclaw y siguió camino.
El niño se quedó observando hasta que la figura de su compañera desapareció por completo. Antonin podía jurar que Harriet Bates no tenía ningún defecto. Ella era una niña con un lindo cabello rubio, algo rizado. Ojos azules y facciones perfectas. Excelente estudiante, muy querida por profesores y por sus compañeros. Con sólo once años era una de las niñas más bonitas de Hogwarts, y todos estaban tras ella.
Todo seguía siendo nuevo para Antonin Dolohov. Aunque venía de familia con sangre pura, y comprendía cómo funcionaba el mundo mágico, Hogwarts era un universo con miles de secretos por descubrir. Orgulloso miembro de la casa Slytherin, hasta el momento muy buen alumno.
Al pasar los años, su afinidad por su casa crecía. Al ser ya un joven, había aprendido quiénes eran las personas con las cuales no debía hacer amistad; los sangre sucia.
Hasta los doce años no había tenido conciencia en que estatus de sangre se situaban sus amigos, pero en Slytherin abundaba la gente correcta.
La miró de reojo, reía con sus amigas antes que llegara el profesor. Era tan hermosa, lo volvía loco hasta en sus sueños. Pero era de aquellas indeseables personas, no había un mago en su familia en generaciones.
-Ya basta, Antonin. Deja de mirar tanto a Bates, que tiene la sangre más sucia que un cerdo- Su amigo le dio un ligero golpe en el brazo. Pero Dolohov no podía, era como si ella tuviera un imán que lo atraía cada vez que estaba cerca.
El séptimo año había llegado y debía despedirse de Hogwarts, tantos años de diversión, iba a extrañarlos. Pero un nuevo mundo lo esperaba allá afuera, el-que-no-debe-ser-nombrado estaba reclutando gente para formar un ejército. No cabía duda que se uniría, pensaba de igual manera.
Las cuatro figuras vestidas de negro aparecieron en la entrada de la pequeña casa, el barrio estaba muy tranquilo, probablemente todos dormían. Una de las personas se adelantó un poco, luego les hizo una seña a los demás para que la siguieran.
-Que no quede ninguno- Dijo la mujer en voz baja, luego sacó la varita y rompió la puerta.
El más corpulento del grupo subió las escaleras bruscamente- Yo voy por los niños. Aviation Questions and Answers
Rodolphus y Bellatrix Lestrange revisaron varios cuartos, hasta que encontraron a una pareja aterrorizada en el último del pasillo. Los llevaron hasta el living a rastras.
-Muy bien, qué tenemos aquí. Una linda parejita feliz- Rió la mujer colocando la varita en el cuello del hombre. Él tenía el cabello negro y barba. Ella era rubia y menuda.
-Lástima que no podamos decir lo mismo de sus hijos- Exclamó Dolohov con malicia.
-¿Hijos? ¡¿Qué les han hecho!?- Gritó la señora, eufórica.
-Sólo han recibido una visita de nuestro gran amigo Fenrir. Ahora, ¿Cuál es tu nombre, querido cautivo? El hombre dudó unos segundos- ¡Responde o vas a sufrir! ¡Crucio!
-Mi nombre es Jim Western- Respondió muy nervioso.
-¿Y tú preciosa?- Preguntó Rodolphus caminando alrededor.
-Me llamo
Karen Western- Contestó demasiado dudosa.
-¡Mientes! ¡Crucio!- Bellatrix reía desaforadamente mientras la mujer se retorcía de dolor.
Dolohov se acercó hasta la chimenea mientras sus compañeros torturaban a la pareja. Había muchas fotos allí, algunas de la familia completa, de la pareja, de los niños solos
Pero encontró una que le llamó la atención en el borde del estante: Una linda niña rubia saludaba a la cámara, llevaba el uniforme de Hogwarts con el escudo de Ravenclaw en la túnica. El Mortífago volteó para ver a la cautiva y tenía un parecido enorme con la niña de la foto. Pero la de la fotografía se parecía demasiado a cierta compañera de curso.
-Su nombre es Harriet Western, Harriet Bates de soltera- Bellatrix y Rodolphus lo miraron extrañados.
-¿La conoces?- Dijo Bella acercándose un poco más.
-Eso no importa, ¡Crucio! ¿Por qué mientes?- Cuando Harriet tuvo tiempo de respirar, jadeó un poco y respondió.
-¿Antonin? ¿Antonin Dolohov? Por favor ayúdame, no me hagas esto.
-Nunca te fijaste en mí, no tengo porque ayudarte.
Bellatrix apuntó con la varita al hombre- ¡Avada Kedavra!- El hombre quedó inmóvil en el suelo.
-¡¡Jim!!- La mujer miró suplicante a Dolohov.
Fenrir Greyback bajó la escalera, aparentemente satisfecho.
-Vamos Antonin, mátala de una vez y vámonos- Pidió Rodolphus.
Dolohov alzó la varita temblando, esos ojos azules no le dejaban pensar. No podía, no podía matar a la mujer que había amado durante toda su estancia en Hogwarts. Lo miraba de una manera que era imposible continuar.
-Tengo que hacerlo, me uní a los Mortífagos y cumplo con ellos. ¡Eres una sangre sucia y debo matarte!
-¡¡Porque tardas tanto, inútil!! ¡¡Mátala ya!!- Grito Bella, furiosa.
Antonin llegó a susurrar un "Lo siento" casi inaudible, cerró los ojos, seguro que apuntaba bien- Avada Kedavra.
Cuando matar no es tan fácil - Fanfics de Harry Potter
La niña le sonrió amablemente cuando le entregó el pergamino. Sus ojos azules eran tan cautivantes que podrían hipnotizar a cualquiera.
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2024-11-04

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