cuatro noches de sexo - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

-Bajo de inmediato -dijo Hermione a través del teléfonointerno.

Acto seguido recogió el bolso de noche, las llaves y bajóen el ascensor al vestíbulo donde la esperaba su hermano. Cristian teníaveintinueve años, dos años mayor que ella. Los hermanos eran muy parecidos:ambos de cabello caoba, tez blanca y ojos marrones chocolate. Él, más alto que Hermione , que era de estatura normal.

-Vaya - Cristian la miró con admiración.

Ella le dirigió una sonrisa afectuosa.

-Amor fraternal, ¿eh?

El vestido en tono rojo moldeaba su esbelta figura, losfinos tirantes enseñaban una piel satinada y el fruncido en diagonal de lafalda insinuaba unas hermosas piernas torneadas. Una bufanda de gasa del mismocolor y unas discretas joyas completaban el conjunto.

 

-Estás sensacional.

Hermione lo tomó delbrazo.

-Vamos a comernos el mundo.

La fiesta benéfica de esa noche era un prestigioso eventocuyos invitados formaban parte de la alta sociedad de Sidney. La fiesta secelebraba en la sala de baile de un famoso hotel de la ciudad y era una de lasmúltiples veladas anuales a las que asistían hermione y su hermano enrepresentación del padre. Hacía ya dos años que un infarto le había obligado aretirarse prematuramente de sus actividades profesionales y de la vidasocial.

Cuando llegaron, los invitados ya se encontraban en elvestíbulo central y ella dirigió una experta sonrisa a los conocidos,deteniéndose para saludar a un amigo mientras elegía un vaso de agua con hielode una bandeja que le ofrecía un camarero. Cumplir con los detalles socialesera algo que ella hacía muy bien gracias a su educación en colegios privados.Un año en Francia había añadido finura, elegancia y brillantez a su preparaciónpara la vida en sociedad. Los Granger formaban parte del grupo de élite y elpadre se sentía muy orgulloso de su posición. Mientras que a temprana edadCristian había sido preparado para ingresar en la vasta empresa Granger, hermione decidió dedicarse a lagemología y al diseño de joyas tras haber obtenido el título necesario y haberpracticado con un renombrado joyero.

En la actualidad empezaba a ganarse una buena reputaciónprofesional por su esmerado trabajo. La sala de baile estaba acondicionada paraacomodar a mil invitados y se rumoreaba que había habido una lista de espera paralas cancelaciones de última hora.

-Hay algo que quiero hablar contigo.

Hermione miró aCristian, examinó su expresión y evitó fruncir el ceño al notar una ciertarigidez en su mirada.

-¿Ahora? -preguntó despreocupadamente.

-Más tarde.

No podía ser nada serio, de lo contrario lo habríamencionado durante el trayecto a la fiesta.

-Querida, ¿cómo estás?

La suave voz femenina iba unida a una cálida sonrisa cuandose volvió a saludar a la modelo alta y esbelta que la mirabaafectuosamente.

-¡luna! -exclamó con una mirada luminosa. Habían asistidoal mismo colegio, compartido muchas cosas y eran buenas amigas-. Estoy bien, ¿ytú?

-Mañana vuelo a Roma, luego a Milán y más tarde a París.

 

Hermione dejóescapar una risita divertida.

-Una vida dura, ¿en?

luna sonrió.

-Pero interesante -aseguró-. Tengo una cita con un condeitaliano en Roma. Un heredero adinerado y además divino.

Los maravillosos ojos verdes chispearon divertidos yhermione rió moviendo la cabeza de un lado a otro.

-Eres perversa.

-Esta vez va en serio. Me va a presentar a sus padres.

-Diviértete.

-Lo haré, pero en Italia -declaró mientras besaba cariñosamentela mejilla de hermione.

-Cuídate.

-Siempre lo hago.

Muy pronto se abrirían las puertas del salón y losinvitados ocuparían sus asientos. Habría discursos, y luego los camareros seafanarían sirviendo la cena. hermione tenía hambre. Su almuerzo habíaconsistido en un yogurt y una fruta que había comido mientras realizaba losquehaceres de casa del fin de semana. Cristian conversaba con un hombre queparecía ser uno de sus socios. Hermione bebió un sorbo de agua fría mientras sepreguntaba si debía unirse a la conversación. En ese preciso momento, sussentidos se alertaron y paseó la mirada por los invitados. Sólo había un hombrecapaz de alterar su equilibrio. ¿un instinto innato? Como fuera, era unalocura. De todos modos echó una mirada a la familiar cabeza rubia y supo que suinstinto había acertado. Draco malfoy. Un hombre de negocios de éxito, uno delos nuevos ricos de la ciudad... y un castigo personal para ella.

Nacido en Nueva York, de padres inmigrantes españoles, sedecía que había vivido en los barrios bajos de la ciudad luchando porsobrevivir en las calles y que había hecho una temprana fortuna por medios dedudosa legitimidad.

También se rumoreaba que se había arriesgado a unos nivelesque ningún hombre sensato se habría atrevido. Y esos riesgos le habíanreportado una fabulosa suma de dinero. Sumida en su fascinación, notó que sevolvía hacia ella, murmuraba algo a su acompañante y luego se acercaba.

- hermione.

Su voz baja, profunda y casi desprovista de acento, teníael poder de producirle escalofríos en la espalda. Era alto, de constituciónatlética, tez aceitunada, cabello rubio dorado, ojos casi grises y una bocatentadora. Una boca que había saboreado brevemente la suya el día que, desobedeciendoa su padre, había persuadido a Cristian para que la llevara a la fiesta. Teníadieciséis años y las hormonas en pleno desarrollo. Una sensación de loprohibido combinada con el deseo de jugar a ser mayor se convirtió en unamezcla peligrosa. Un hermano entregado a lo suyo, una copa de vino demás, unjoven que intentaba llevarla por mal camino... y fácilmente habría podidoperder el juicio. Salvo que en ese momento intervino draco malfoy, materializado de la nada, pusoorden en el asunto y luego le enseñó con precisión de lo que tenía que cuidarsecuando decidiera coquetear despreocupadamente. Más tarde, llamó al hermano y enunos cuantos minutos los embarcó a casa en el coche de Cristian. Habían pasadoonce años de aquel fatídico episodio, diez de los cuales draco había pasado en Nueva York haciendo sufortuna. Sin embargo, ella aún conservaba en la memoria el vivido recuerdo delbeso que le había dado.
En draco malfoy se mezclaba un ciertosalvajismo con una evidente sensualidad. Una combinación peligrosa que atraía amujeres de quince a cincuenta años. Con apenas veinticinco años. Draco malfoy ya era un hombre inmensamente rico. Habíavuelto a Australia hacía un año y muy pronto se había transformado en uno delos miembros más importantes de la alta sociedad de Sidney. Solía recibirinvitaciones a todas y cada una de las renombradas reuniones sociales que secelebraban en la ciudad. Era selectivo a la hora de aceptarlas, pero susdonaciones para obras benéficas eran legendarias. Los hermanos granger también eran asiduos a esas fiestas benéficas,en gran medida en representación del padre enfermo. Era algo que ella aceptabade buen grado y siempre con una fachada de cortesía. Sólo ella sabía el efectoque draco ejercía en su persona. Nadiepodía notar su pulso acelerado ni el nudo en el estómago ante su solapresencia, ni como una mirada a su boca sensual le hacía hervir la sangre enlas venas al recordar nítidamente el modo en que una vez esos labios se habíanposesionado de los suyos. Once años. Un beso todavía tan vivido. Un beso que seconvirtió en la medida de los otros besos que le siguieron en esos años. Peroninguno había sido como aquel, por mucho que ella intentara convencerse de queera un engaño de su memoria. Había ocasiones en que pensaba que aceptaría unade sus invitaciones para satisfacer su curiosidad. Pero siempre algo, como unconocimiento innato del peligro, se lo impedía. Las invitaciones de draco y sus continuos rechazos se habían convertidoen un especie de juego amable que ambos aceptaban. A veces se preguntaba quéharía draco si alguna vez lo sorprendíaaceptando una invitación.

 

- draco -saludóHermione al tiempo que devolvía conecuanimidad su mirada apremiante.

- Cristian -saludó draco . Por un segundo, ella creyóadvertir una muda señal entre los hombres, pero luego descartó el pensamientopensando que era sólo una fantasía-. Parece que la velada será todo un éxito,¿no os parece?

La fiesta de esa noche se celebraba con el fin de recaudarfondos para proveer de equipos de vanguardia a un ala especial del hospitalpediátrico de la ciudad. Sin duda allí había muchos invitados con auténticointerés por colaborar en una obra benéfica. Sin embargo, para la gran mayoríase trataba de un encuentro social en que las mujeres competían en glamourintentando superar a las demás con sus vestidos de diseño y costosa joyería,mientras los hombres aprovechaban para hacer negocios bajo la excusa dealternar en sociedad. Draco malfoy noentraba fácilmente en ninguna de esas categorías y ella no tenía ningún interésen catalogarlo. De hecho, hacía cuanto podía para fingir que no existía, pese alos intentos de draco por convencerla delo contrario. El podía tener cualquier mujer que quisiera. Y probablemente lohacía. Su fotografía solía aparecer en las páginas sociales de numerososperiódicos y revistas, inevitablemente junto a una mujer sensacional pegada asu lado. Era un hombre que inspiraba respeto y admiración en una sala de juntasy además, según se murmuraba, poseía el talento de enloquecer a una mujer en sudormitorio. Algunas mujeres se habrían superado a sí mismas ante el desafío dedomesticarlo, sin importarles demasiado lo que durara la experiencia. Pero hermioneno era una de ellas. Sólo un loco se aventuraría a desafiar al diablo sin salirquemado.

 

-Si me perdonas, necesito saludar a alguien -dijo.

Una frase muy utilizada, pero cierta. Siempre había amigosque saludar para escapar de su presencia. Aunque Cristian hizo un gesto deprotesta, draco se limitó a inclinar la cabeza. Lo que no le ayudó en absolutoporque pudo sentir los oscuros ojos clavados en su espalda mientras se alejaba. «Debes superarlo», se dijo a sí mismaantes de integrarse en la conversación que mantenía un grupo de amigos. Mástarde, Cristian se unió a ella.

-No había razón para que desaparecieras -dijo en tonodesaprobador.

- draco malfoy puedeser un regalo para los ojos, pero no es mi tipo.

-¿No?

-No -declaró con una sonrisa que intentó mantener en loslabios mientras se aproximaban a la mesa que les correspondía-. ¿Sabes quiénesse sentarán junto a nosotros? -preguntó en tono ligero en tanto se acomodaba enuno de los cuatro asientos vacíos y a la vez saludaba a los otros seis invitadosque ya estaban sentados.

-Ya están aquí.

hermione alzó la mirada... y se heló. Draco malfoy acompañado de Victoria Vandernoot, modeloconocidísima en los ámbitos de la alta sociedad.

¡No! El grito silencioso retumbó en el interior de sucabeza. Ya había sido demasiado admitir su presencia y conversar con él unosminutos, pero compartir la mesa con él durante toda una velada era demasiado. ¿Lohabía organizado Cristian? Hermione deseó despotricar contra él y preguntarle elporqué. Pero no era el caso de hacerlo sin atraer la atención de los demás. Sidraco se sentaba junto a ella se pondríaa gritar. Desde luego que lo hizo. hermione murmuró un saludo cortés con unaleve sonrisa fingida. Era muy consciente de su proximidad, del leve aroma de suropa y de su exclusivo perfume masculino. Sin embargo, era el hombre mismo, supotente virilidad y la fuerza primitiva que exudaba lo que hacía estragos ensus sentidos. Se consoló pensando que sólo serían unas pocas horas. Todo lo quetenía que hacer era beber un poco de vino, comer los tres platos obligatorios yconversar amablemente. Seguro que podría hacerlo. Sin embargo, su sistemanervioso estaba alerta a cada movimiento que él hacía.

-¿Más agua?

Había llenado la copa de Victoria y en ese momento se ofrecíaa llenar la suya.

-No, gracias.

Su copa estaba medio vacía, pero no iba a permitir que laatendiera.

¿Se dio cuenta de su reacción? Probablemente. Draco era demasiado astuto como para no notar que lainsoportable cortesía de ella indicaba que no quería nada de él. Unos camarerosde uniforme sirvieron el primer plato con eficacia profesional y ella, ya sinapetito, se dedicó a remover con el tenedor la comida artísticamentepresentada.

-¿El marisco no es de tu agrado? -preguntó draco levemente divertido, con su característicotono cansino. Ella lo miró con ecuanimidad, casi inclinada a negar para ver quéharía a continuación, aunque lo adivinaba. Probablemente llamaría al camarero einsistiría en que le cambiaran el plato-Sí, te gusta.

 

La respuesta afirmativa la sorprendió.

-¿Tienes el poder de leer los pensamientos? -inquirió,agrandando deliberadamente los ojos.

-Es uno de mis talentos -replico draco con una leve sonrisa.

Hermione no se dignóa hacer un comentario y deliberadamente se concentró en el contenido del plato,aunque sin poder asegurar si había imaginado haber oído una débil y roncarisita. Era el hombre más insoportable e irritante que jamás había conocido.Pero no se atrevió a preguntarse por qué. Al menos eso era lo que siempre sedecía cuando la imagen de draco seapoderaba de su mente... demasiado a menudo para su paz mental. Era imposibleescapar de ese hombre. Siempre estaba allí, una presencia constante en losmedios de comunicación, celebrando un exitoso trato de negocios o escoltando auna renombrada personalidad femenina en una o en otra reunión social. Cristianmencionaba con frecuencia al magnate de los negocios en un tono casi reverente.Esa noche draco malfoy había decididoinvadir su espacio personal y a ella le contrariaba su manipulación, lo odiabapor elegirla como objeto de su diversión. Hermione bebió un sorbo de vino y deliberadamente sepuso a charlar con Cristian. Claro que cuando el camarero retiró los platos yahabía perdido el hilo de la conversación.

-Tengo entendido que tu especialidad es la gemología.

-¿Conversación cortés, interés genuino o un intento poraliviar el aburrimiento?

-Digamos que lo segundo.

-Las piedras preciosas que se obtienen en el campo de laminería y búsquedas no sistemáticas en terrenos ya explotados son las máscaras. Para un diseñador de joyas es más placentero trabajar ese tipo de gemadado que en ellas se aprecia la evolución de la naturaleza. Cortar las gemas detal manera que se pueda sacar el máximo de partido a su belleza se convierte enun desafío personal para el profesional que intenta que el diseño y el engarcereflejen el óptimo potencial de la gema. Un completo estudio de gemología lahabía llevado a sentir una verdadera pasión por el diseño de joyas. dracoobservó el modo en que su boca se suavizaba y su mirada se iluminaba. Y sesintió aún más intrigado por esa mujer.

-¿No estás a favor de las piedras sintéticas o de labisutería?

-Son inmensamente populares y tienen un buen mercado.

Él le sostuvo la mirada.

-Eso no responde a mi pregunta -dijo al tiempo que pasabaun dedo por la delicada joya con un diamante que lucía en la base del cuello-.¿La hiciste tú?

Era una pregunta retórica porque se había dedicado aestudiar los diseños de Hermione sin queella lo supiera y cada una de las piezas le era familiar. Ella se sobresaltó alsentir el roce en su garganta y odió ese gesto de familiaridad casi tanto comola reveladora calidez que le recorrió las venas

Si hubiera podido le habría lanzado a la cara los hielos desu copa. En cambio, se obligó a responder con calma:

-Sí, así es.

Una mujer podría extraviarse en la oscuridad de esa miradaprofunda que evidenciaba una cálida sensualidad y una promesa de infinitasdelicias.

 

-Cena conmigo mañana.

-¿La invitación obligatoria? -preguntó automáticamente-.No, gracias.

Draco esbozó unasonrisa.

-¿El rechazo obligatorio? ¿Porque mañana tienes que lavarteel pelo?

-Puedo sugerir algo más original.
-¿No quieres cambiar de idea?

Hermione le dirigióuna serena sonrisa.

-¿Qué parte de la negativa es la que no comprendes?

Draco volvió allenarle de agua la copa. La manga de la chaqueta rozó el brazo de hermione yel estómago le dio un vuelco. En ese momento, los camareros comenzaron a servirel plato principal y ella bebió un sorbo de vino para calmar los nervios. Eraconsciente de cada uno de los movimientos de draco , consciente de su poderbajo el fino traje de Armani y del aura peligrosa que proyectaba sin el menoresfuerzo. Otras dos horas, tal vez tres. Entonces podría excusarse y marcharse.Si Cristian se quería quedar ella llamaría un taxi. Hermione respiró con calma y miró el contenido de suplato. Ciertamente que la comida tenía un aspecto delicioso, pero su apetito sehabía desvanecido. Más tarde, tras los acostumbrados discursos, sirvieron elpostre y el café. Para su sorpresa, fue Cristian quien manifestó el deseo demarcharse alegando un dolor de cabeza Hermione de inmediato se levantó, se despidióamablemente de los ocupantes de su mesa, y siguió a su hermano al vestíbulo.

-¿Te encuentras bien? -preguntó. Cristian estaba pálido,demasiado pálido, ella frunció el ceño mientras se dirigían a losascensores-. ¿Dolor de cabeza? ¿Quieres que conduzca yo? -volvió a preguntar altiempo que extendía la mano mientras él sacaba de un bolsillo las llaves delcoche.

Minutos más tarde, Hermione se sentó tras el volante y pronto se sumó alflujo del tráfico. Hacía una hermosa noche, con una brisa fresca que anunciabala primavera. Mientras tomaba el camino hacia Double Bay pensaba que en quinceo veinte minutos más estaría en casa, se quitaría el vestido, el maquillaje yse metería en la cama.

-Tenemos que hablar.

hermione dirigió a su hermano una rápida mirada.

-¿No puede esperar hasta mañana?

-No.

Esa expresión taciturna no era propia de él.

-¿Algo no va bien?

-Aparca en la entrada de visitas -pidió Cristian cuandollegaron ante el edificio donde vivía hermione.

-¿Quieres subir?

-O subo o conversamos en el coche -dijo Cristian mientrasabría la puerta del vehículo.

Hermione insertó sutarjeta de seguridad para entrar al edificio. Cuando estuvieron en el vestíbulollamó al ascensor.

-Espero que no nos lleve demasiado tiempo -previno mientrasle precedía dentro del apartamento-. De acuerdo, dispara -dijo más tarde,mirándolo de frente.

Cristian cerró los ojos, los volvió a abrir y se pasó lamano por el pelo.

-No es fácil. Verás, la firma tiene problemas. Grandesproblemas financieros. Papá se moriría si supiera cuan grave es la situación.

 

Hermione sintió quese le helaba el corazón.

-¿De qué demonios estás hablando?

- granger , SA está a punto de ir a la quiebra.

-¿Qué? ¿Cómo?

Cristian parecía hundido.

-Una mala dirección, malos negocios, incumplimiento decontratos. Problemas con el personal. Llámalo como quieras, pero es así.

Ella adoraba a su padre, pero Cristian no era el hijo queAlexander necesitaba. No poseía el talento ni las habilidades necesarias parahacerse cargo de granger SA. El padrehabía pensado que Cristian dirigiría con éxito la empresa. Pero al parecer erasu ruina.

-Exactamente, ¿cuál es la situación?

Cristian hizo una mueca y le lanzó una mirada desesperada.

-La peor. He recorrido bancos, empresas financieras; hebuscado una asesoría independiente, en fin. Bueno, quedan dos alternativas. Ola empresa se liquida o se acepta una oferta condicional.

-¿Y esa oferta es legítima?

-Sí, un inversor está dispuesto a proporcionar los fondosnecesarios, yo me mantendría en calidad de miembro ejecutivo y él aportaría suequipo profesional, compartiría la dirección adjunta y se llevaría la mitad delas ganancias.

-Supongo que te has hecho asesorar por buenos abogados.

-Te aseguro que es la única posibilidad que nos queda. Yluego está el asunto de la condición impuesta.

-¿Y cuál es?

Cristian vaciló, inspiró a fondo y exhaló el aire.

-Tu.

Hermione frunció elceño, perpleja.

-El trato no tiene nada que ver conmigo.

-Sí tiene que ver.

Como en un rompecabezas, las piezas empezaron a encajar enla mente de la hermana.

-¿Quién ha hecho la oferta?...santo cielo, no puede ser...

-Sí, draco malfoy. ....

La conmoción e incredulidad de Hermione dieron paso a la ira.

-No hablas en serio.

Cristian respiró a fondo.

-Hablo muy en serio -dijo, desolado.

-Déjame entenderlo ¿draco malfoy intenta hacer de esto una cuestión personal?

-Sin ti no habrá trato. Lo discutirá contigo mañana. Deseaque aceptes su invitación a cenar.

-¡Al diablo con él!

-herms -dijo Cristian, con el rostro grisáceo- ¿Quieres queAlexander sufra otro ataque al corazón?

Sus palabras helaron a Hermione. Los médicos habíanadvertido que otro infarto podría ser fatal.

Ella quiso preguntarle por qué había permitido que lasituación llegara hasta ese extremo. Pero las recriminaciones no servían paranada.

-Quiero pruebas -sus palabras eran frías y controladas-Hechos -añadió al tiempo que observaba el desconcierto de Cristian- Necesitoenterarme de los comos y los porqués y saber hasta qué punto han llegadorealmente las cosas.

-¿No me crees?

-Necesito conocer la situación a fondo antes de enfrentarmea draco malfoy.

 

Cristian se puso aún más pálido.

-¿Enfrentarte?

-Está muy equivocado si cree que voy a aceptar sumisamentelo que se le haya pasado por la cabeza.

-¿Sabes con quién estás tratando?

-Creo que es hora de que draco malfoy sepa con quién está tratando él -replicó altiempo que se llevaba la mano a las sienes para aplacar el súbito dolor decabeza.

-hermione...

-¿Podemos postergar esta conversación hasta mañana?Comeremos juntos y luego revisaremos los documentos.

-De acuerdo.

Hermione lo condujoa la puerta. Luego se desvistió, se quitó el maquillaje, se metió en la cama yse quedó mirando al techo durante una eternidad.

A la mañana siguiente, una sesión de gimnasia seguida deunas cuantas brazadas en la piscina alivió en algo su tensión. Más tarde, sevistió con unos vaqueros, un top holgado y fue a la cocina a preparar lacomida.
Cristian llegó a las doce.

-Hay algo que huele muy bien.
-Las adulaciones no te llevarán a ninguna parte.

El almuerzo consistió en pasta con salsa marinera y unaensalada fresca.

-Primero vamos a comer y luego hablaremos de negocios. ¿Deacuerdo?

Por la expresión de Cristian, era obvio que no se sentíamejor que ella y que había dormido tan poco como su hermana.

-Papá nos espera a cenar.

La reunión semanal con el padre era una tradición familiarque siempre cumplían. Aunque a Hermione no le sentaba bien fingir ante él. Cierto eraque el padre estaba enfermo, pero no se le podía engañar fácilmente. Durante lacomida hablaron de todo menos de granger SA y sólo cuando los platos estuvieronlavados, Hermione señaló la carpeta deCristian.

-¿Te parece que empecemos? -sugirió.

La situación era peor, mucho peor de lo que había previsto,reflexionó Hermione mientras examinaba con atención los documentos que indicabanclaramente que granger SA estaba a puntode declararse insolvente. La visión de conjunto de los contables acerca de lasituación actual de la empresa era irrecusable e incuestionable.

-Se me ocurren varias preguntas -empezó a decir, pero luegoeligió una sola- ¿Por qué permitiste que las cosas llegaran a este extremo?

Cristian se pasó los dedos por el pelo.

-Esperaba conseguir más contratos que seguramente iban amejorar la situación -hermione maldijo a draco malfoy y estuvo a punto deincluir a Cristian en la maldición.

-Los negocios no se basan en esperanzas.

Se necesitaba una mano firme que llevara las riendas de losnegocios, asumiera el control y tomara decisiones adecuadas.«Un hombrecomo draco malfoy», dijo una voz en suinterior. La fusión de las empresas tenía sentido y, como observó Cristiancorrectamente, era la única oportunidad de salvar granger SA.

-¿Quieres que me comunique con draco y le diga que has aceptado su invitación acenar?

-No -dijo al tiempo que se ponía de pie- Necesito trabajaruna o dos horas en el ordenador antes de ir a cenar con papá -añadió mientraslo acompañaba a la puerta-. Te veré allí.

 

-De acuerdo -dijo Cristian con una sonrisa incómoda-Gracias.

-¿Por qué? ¿Por el almuerzo?

-Por eso también.

Eran pasadas las cinco cuando Hermione cruzó la verja electrónica que custodiaba laespléndida mansión de Alexander granger . Habían instalado un ascensor internopara facilitar el acceso a las plantas superiores. Además había un ama dellaves y Silvia, la enfermera, y ambas vivían en la casa. Hermione llamó al timbre y luego utilizó su llave paraentrar al vestíbulo con suelo de baldosas de mármol. Se le partía el corazóncada vez que visitaba al hombre que una vez había sido muy fuerte, actualmentereducido a ese estado de fragilidad. Esa noche parecía más frágil que decostumbre, su dificultad de movimientos más pronunciada en comparación a lasemana anterior, y con menos apetito que nunca. Hermione lo miró y deseó echarse a llorar. Cristianparecía igualmente afectado. A ambos les costó gran esfuerzo mantener unaapariencia serena. No, no permitiría que nadie perturbara a Alexander. Ni Cristian,ni draco malfoy , se prometió Hermione mientras conducía de vuelta a casa. Esanoche le costó quedarse dormida y se levantó tarde al día siguiente. Así quetuvo que correr para llegar a tiempo a la oficina del magnate. Enfrentarse a élera una prioridad, y había decidido desafiarlo en su oficina antes que hacerloen una cena social. Malfoy Corporationestaba situada en una de las plantas más altas de un rascacielos. Con airadadecisión hermione cruzó las puertas hacia Recepción.

-draco malfoy -dijocon voz firme y autoritaria.

-El señor malfoy está reunido y no ha citado a nadie para estatarde.

-Llámelo y dígale que Hermione granger desea verlo.

-Tengo instrucciones de no pasar llamadas.

-Llame a su secretaria.

Muy pronto apareció una secretaria.

-Por favor, informe a draco malfoy que necesito verlo.

-Tengo instrucciones de servir bebidas y canapés a lascinco -replicó la eficiente secretaria- Entonces aprovecharé para decirle queusted lo espera.

Era una victoria pequeña, pero victoria al fin y al cabo.

-Gracias.

Pasó media hora leyendo elegantes revistas de actualidadque aliviaron muy poco su tensión nerviosa. Cuando el personal empezaba aretirarse, apareció la secretaria en Recepción.

-Por favor, sígame -dijo. Minutos más tarde la introdujo enuna lujosa suite- Tome asiento. Pronto la recibirá el señor malfoy . Tras mediahora de espera, y cuando la tensión nerviosa y la rabia la impulsaban amarcharse, se abrió la puerta y draco entró en la habitación.
-hermione -dijo al tiempo que ella se ponía de pie para no quedar en desventajafrente a él- Lamento haberte hecho esperar -añadió al tiempo que se dirigía alventanal que cubría una pared entera, de espaldas a la magnífica vista delpuerto y con una mano en el bolsillo del pantalón. Aunque la expresión de Hermione era serena, sus ojos estaban oscuros deira.

-¿De veras? Imagino que dejarme esperando forma parte deljuego.

 

-Es la razón por la que sugerí que cenáramos juntos.

-No deseo compartir nada contigo. Y ahora hablemos denegocios, ¿te parece? -dijo indicando una gruesa carpeta- Tengo en mi poder unacopia de tu oferta. Todo parece estar en orden.

-Pareces sorprendida.

Hermione le dirigióuna oscura mirada.

-Dudo que cualquier cosa que hagas pueda sorprenderme.

-Imagino que Cristian te ha dicho que el trato está sujetoa una condición.

Los ojos de Hermione brillaron de ira.

-Dijo que era algo personal. Explícate.

-Dos noches más y un fin de semana contigo.

Hermione sintió comosi una fuerza misteriosa la hiciera volar contra la pared más cercana.

-Eso es una barbaridad -dijo al fin.

-Llámalo como quieras.

Le llevó un par de segundos recuperar la voz.

-¿Porqué?

-Porque, ¿digamos que me divierte?

-Debí suponerlo.

¿Era esa su venganza por todas las invitaciones que ellahabía rechazado? Entonces podía hacerlo. Pero en esos momentos un rechazotendría consecuencias demasiado peligrosas. ¿Tenía fuerzas suficientes comopara arruinar a su padre y a la empresa a la cual él había entregado su vida?

-Una inversión de veintitrés millones de dólares, decididaen contra de todos los prudentes consejos, permiten una bonificación, ¿no teparece?

Sin pararse a pensar en las consecuencias, ella le arrojólo primero que encontró a mano, con tan mala suerte que él lo atrapó en el airey luego lo colocó en la mesa.

-¿Quién te crees que eres? -preguntó hermione en un tonoronco que casi no reconoció como propio.

-Te aconsejo que pienses cuidadosamente antes de hacer otratontería como esta - draco le advirtióen un tono suave como la seda.

Los ojos de Hermione lanzaron brillantes chispas azules.

-Qué esperabas. ¿Que cayera en tus brazos para expresartemi eterna gratitud?
Afortunadamente, no percibió la chispa de humor en los ojos oscuros.

-Imaginé una cierta resistencia.

-¿Te das cuenta de que podría demandarte por coacción?

-Podrías intentarlo.

-¿Sólo para que tu equipo de abogados alegue que se tratóde un mal entendido mientras tú retiras los fondos del rescate financiero?

-Eso es.

-El chantaje emocional es una táctica detestable.

-Es una de tantas herramientas para negociar -corrigió draco, y en ese momento ella lo odió más de loque pensaba que podía odiar a alguien.

-No. -dijo Hermione con determinación.

-No estás en condiciones de regatear.

-No estoy en venta -declaró Hermione con dignidad.

-Todo tiene su precio.

-¿Ese es tu credo?

-¿Lo dudas?

-Entonces el trato ya está hecho, ¿no crees?

Hermione intentócalmarse mientras se acomodaba la correa del bolso en el hombro y se dirigía ala puerta. Maldito Cristian. Y maldito todo ese asunto.

 

-Queda algo más - Hermione reconoció el tono de amenaza bajo la vozcansina- Se trata de la homosexualidad de Cristian.

No era posible que draco malfoy lo supiera. Nadie lo sabía, aparte de Cristian,su compañero y ella. hermione sintió quela invadía el pánico al pensar que su padre pudiera enterarse.

-Te odio -las palabras salieron de sus labios contemblorosa ira.

draco inclinó la cabeza mientras observaba sus pálidasfacciones y la rigidez de la derrota que traslucía su expresión.

-En este momento creo que sí.

draco había ganado y ambos lo sabían. Había una sola cosaque ella podía esperar..., su silencio.

-Tienes mi palabra -dijo draco con tranquilidad, como si le hubiera adivinadoel pensamiento.

-Por lo que debería estar muy agradecida, ¿verdad?

Él no contestó.

-¿Por qué no te sientas? -sugirió al tiempo que se acercabaa un pequeño bar. Sacó del refrigerador una botella de agua, llenó un vaso y selo puso en la mano. Después se acercó a la mesa y apoyó una cadera en el borde.

-¿Empezamos de nuevo?

-Te escucho.
¿Se daba cuenta de su aspecto tan vulnerable? Los sorprendentes ojos chocolate lo miraban, atrapados. draco recordó su saborde entonces, su fragancia, la suave respuesta tentativa. Había querido imprimirsu sello en ella, sin saber exactamente el motivo. ¿Tal vez por el deseo deconmocionarla, de castigarla? ¿O quizá darle una lección para que tuvieracuidado con los hombres cuya necesidad primordial era el sexo?

Pero, en cambio, había sido ella la que dejó en él unrecuerdo persistente, que inesperadamente removió su espíritu y también suanatomía. Una adolescente tentadora, inconsciente de su poder femenino. dracose preguntó cómo habría reaccionado si él se hubiera aprovechado de sujuventud. Las niñas de dieciséis años no entraban en sus pensamientos.Especialmente cuando esa chica en particular, de dieciséis años, era la adoradahija de uno de los magnates de la industria en Sidney. El hermano, dos años mayorque ella, debió haberlo pensado mejor antes de llevarla a una fiesta dondeabundaban el alcohol y las drogas. Una situación que les había hecho ver antesde llevarse a los hermanos de la fiesta. draco había tenido pocas relaciones.Había disfrutado de las mujeres tomando lo que gustosamente le ofrecían sinánimo de mantener relaciones estables. En cuanto al compromiso... en su vida nohabía ninguna mujer que hubiese deseado exclusivamente para sí. El amor eternoera un mito. Durante el año anterior tan sólo una mujer había atormentado sussentidos, aunque ella había desdeñado todas sus invitaciones y había tenido quecontentarse con un saludo cortés cuando se encontraban en alguna reuniónsocial
hermione.

Hasta ese preciso momento.

-Tan pronto como se haya satisfecho nuestro acuerdopersonal firmaré los documentos para el traspaso de fondos.

-¿Y cuando piensas dar comienzo a nuestro «acuerdopersonal»? -preguntó ella.

 

-Cualquiera diría que piensas que el sexo conmigo es uncastigo.

-Tu ego debe de ser desmesurado si imaginas que para mísería un placer.

-Valientes palabras para quien ignora la clase de amanteque soy.

El instinto le advirtió a Hermione que se enfrentaba a un hombre experimentado.Lo veía en su mirada oscura... en la confianza en sí mismo que posee un hombremuy versado en los deseos de las mujeres.

-Vaya...

-El miércoles asistiré a una cena. Iré a buscarte a lasseis y media. Lleva un neceser con todo lo que necesites para la noche.

Una risa histérica nació y murió en la garganta de hermione.

¿Tan pronto? Bueno, al menos así la primera noche acabaríaal fin. Y entonces le quedaría una más y un fin de semana.

-¿Y las otras noches?

Cielo santo, ¿cómo podía su voz sonar tan serena?

-El sábado y el siguiente fin de semana. Un millón dedólares será depositado en la cuenta de granger SA después de cada una de lasveladas que pases conmigo. Y a partir del lunes siguiente se pagarán todas lasdeudas a los acreedores.

-La condición que aparece tan sutilmente expuesta en eldocumento no me ofrece ninguna fiabilidad. ¿Cómo puedes garantizarme que no vasa invalidar tu oferta alegando que la condición no se ha cumplido a tu entera satisfacción?

-Tienes mi palabra.

-Lo siento, pero eso no es suficiente.

-¿No confías en mí?

-No.

-¿Qué deseas entonces?

-Un documento en el que aparezca el detalle de esas nochesen tu compañía, que no pasarán de doce horas, y que asegure que el cumplimientode tu parte del trato no estará condicionado a mi comportamiento sexual duranteese tiempo. El documento original será destruido cuando deposites el dinero enla cuenta de granger SA. Más tarde, Hermione observó cómo redactaba el documento en elordenador portátil, lo imprimía por duplicado, lo firmaba y luego se lo tendía.Bueno, el contrato no se había realizado ante un notario, aunque eso era mejorque nada. Después, draco malfoy lacondujo hasta el vestíbulo y llamó el ascensor.

-El miércoles a las seis y media.

-No puedo decir que haya sido un placer verte -comentó Hermione mientras oprimía el botón de bajada.

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hola a tod@s e bueno como ya saben comenzamos esta nueva obra para los amantes de la pareja mas hot draco y hermione -comenten plis-

Dos noches más tarde, Hermione se encontraba bebiendo un excelente champán enel imponente vestíbulo de una mansión del elegante sector de Rose Bay.

Los invitados, algunos conocidos, se mezclaban entre ellosy la conversación fluía con facilidad. Sin embargo, a pesar de la velada y delos invitados, nada le impactaba tanto como la presencia del hombre que estabaa su lado. Draco malfoy exudaba encanto, solícito interés y demasiada químicasensual para la paz mental de cualquier mujer. Especialmente para la paz deella, así que su tensión nerviosa aumentaba a cada minuto. No deseabaencontrarse allí. Sobre todo, no deseaba que la vincularan de ninguna manera adraco malfoy. Sin embargo estaba unida a él, atrapada por hilos invisibles y elreloj avanzaba hacia el momento en que iban a encontrarse a solas.

 

-¿Más champán? -preguntó draco al tiempo que indicaba la copa vacía que teníaen la mano.

Estaba demasiado cerca para su comodidad. Era demasiadoconsciente de su presencia, de su fino traje, del aroma de su varonil perfumeexclusivo y del hombre bajo ese sofisticado exterior.
-No, gracias -respondió con cortesía.

Con una copa bastaba. La noche era joven, pronto serviríanla cena, y ella valoraba demasiado su reputación social y su autoestima comopara pasar las próximas horas en una neblina alcohólica. La elección del trajeno fue fácil. Tras descartar varios, al final optó por un vestido de seda rojacortado en capas con un suave escote drapeado y finos tirantes en los hombros. Unleve maquillaje acentuaba los ojos y el pelo iba atado en un moño en la nuca.En el cuello lucía un collar de cadenas unidas entre sí con pendientes a juego.La preparación del neceser de viaje fue sencilla. Había puesto unas cuantasprendas y unos artículos de aseo. Un neceser que draco puso en el maletero de su coche cuando ellabajó al vestíbulo. No hubo un saludo manifiesto por parte de él. No hizo elmenor intento de tocarla cuando ella se instaló en el elegante Aston Martín. Durante el breve trayecto a la casa de susanfitriones la conversación había escaseado... posiblemente a causa de las respuestasmonosilábicas de hermione. ¿Qué esperaba? ¿Que sonriera, riera y actuara comosi esa fuera una cita? Él la había convertido en parte de un trato de negociosy ella lo odiaba por eso. Casi tanto como verse en una tertulia llena deinvitados durante varias horas. Invitados que indudablemente sentían curiosidadpor la mujer que draco había elegido como acompañante para esa velada. ¿O lacuriosidad se debía tal vez a su elección de compañero? ¿Es que los apurosfinancieros de granger SA ya habían empezado a circular en sociedad? Y si asífuera, ¿en qué contexto aparecía Hermione granger junto a draco? ¿Y loscomentarios harían alusión a que la fusión de las empresas se había desplazadode la sala de juntas al dormitorio? hermione se dijo que no le importaba... ysabía que mentía. La cena. Santo cielo, ¿cómo podría probar bocado? En esemomento sentía un apretado nudo en el estómago.

-Relájate -dijo draco mientras tomaban asiento en una mesa puestacon toda elegancia.

-Estoy perfectamente relajada -replicó ella con una sonrisasorprendente.

Había numerosos platos que se complementaban perfectamente,preparados con el arte y talento de un chef profesional. Todos, inclusohermione, felicitaron a los anfitriones.

Durante la cena conversó con los otros invitados, según lasnormas sociales a las que estaba perfectamente habituada, aunque más tarde norecordara casi nada de lo que se había hablado.

Draco estaba allí,como una presencia constante, y la tensión se aceleraba a medida quetranscurría la velada. Casi olvidaba respirar cuando sentía el roce de su manoal llenarle la copa de agua.

 

Hermione empezó arezar para que acabara la cena. Al menos cuando estuvieran solos podríaquitarse la máscara social y entregarse al cruce de espadas verbal con él.

Durante el café. Draco no parecía tener prisa en marcharse y erancasi las once cuando se despidieron de los anfitriones.

Hicieron en silencio el corto trayecto hasta el sector dePoint Piper y el cuerpo de Hermione sepuso rígido cuando él activó la verja electrónica del camino de entrada,estratégicamente iluminado, que conducía a una gran casa cuya arquitecturaexterior e interior había aparecido en una elegante revista de actualidad.

El Aston Martín entró en el garaje cuyas puertaselectrónicas se cerraron con un imperceptible clic.

Atrapada.

«Llévame a casa». Las palabras surgieron como un gritosilencioso antes de apagarse en su garganta. «Tienes que superar esto», le dijosin piedad una voz interior.

Piensa en Alexander, en Cristian». «¿Y quién piensa en mí?»

Draco sacó elneceser de viaje del maletero y a continuación la guió hacia el vestíbulointerior de la casa.

Con creciente desesperación ella contempló las ampliasdimensiones de la estancia, la escalera curvada con su balaustrada deintrincado diseño que conducía a la planta superior.

Una araña de cristal pendía del alto techo y las paredesestaban cubiertas con finas pinturas.

Todo el conjunto hablaba de un ambiente de gran lujo yprosperidad. Draco dejó el neceser al pie de la escalera e indicó una puerta asu derecha.

-¿Te apetece una bebida?

Hermione vio entrar en una espaciosa sala.

El pensamiento de una amable charla fingida era más de loque podía soportar.

Toda la velada había sido una antesala al momento en quetendría que compartir su cama. No tenía ningún sentido alargar la espera.

-Si no te importa, preferiría ahorrarme las largas.

Estaba nerviosa. Él podía percibirlo en su voz, en el pulsoque palpitaba en la base del cuello y sintió placer.

-¿Prefieres subir?

-Sí.

draco sé encogió de hombros imperceptiblemente, cerró lapuerta de la sala e indicó la escalera.

Tras subir y atravesar la galería, Draco la condujo a una suite lujosamente amueblada.

Hermione entró en lahabitación y se detuvo, incierta. «Piensa. Quítate los zapatos y las joyas».

Se quitó los pendientes con facilidad, pero a causa deltemblor de los dedos no pudo abrir el cierre del collar.

-Déjame a mí -dijo draco con calma acercándose a ella.

Demasiado cerca. Casi podía sentir el contacto del cuerpomasculino a sus espaldas.

Demonios, ¿es que para facilitar las cosas no debería hacerel papel de la seductora y arrojarse en sus brazos?

Los dedos tocaron la nuca e inconscientemente contuvo larespiración. Luego se separó cuando él le puso el collar en las manos.

Hermione fue haciael neceser y colocó las joyas en una pequeña bolsa. Cuando se volvió, él estabadetrás y el estómago se le oprimió cuando empezó a quitarle las horquillas delpelo.

 

Los dedos de draco recorrieron la graciosa curva del cuelloy ella sintió el toque a lo largo de la espina dorsal.

-Hermosa -murmuró draco.

Y Hermione tuvo queluchar contra el fascinante tono de su voz. Sería tan fácil volverse hacia él,besarlo y dejarse llevar.

Sin embargo, hacer eso significaría que ella toleraba suactitud y no había la menor maldita esperanza de que algún día perdonara susmanipulaciones.

-No finjamos hacer de esto lo que no es.

Hermione alcanzó abajar un poco la cremallera del vestido antes que intervinieran las manos de draco.

-¿Sexo a un alto precio?

-Es lo que querías -hermione se encogió de hombros intentando que fuese ungesto negligente- Si quieres terminar de desenvolver el paquete, puedescontinuar.

Draco entornó losojos.

-¿Cómo podría un hombre resistirse a la tentación?-preguntó con la voz enronquecida.

Entonces terminó de bajar la cremallera, luego retiró lostirantes de los hombros y el vestido se deslizó suavemente a la alfombra.

La única prenda que protegía la desnudez de Hermione era una breve braguita de seda y se esforzópor quedarse inmóvil mientras él la contemplaba.

Los ojos despidieron llamaradas grises cuando la mirada deél se detuvo en los pechos, descendió por su cuerpo y luego alzó la vista paraencontrarse con una expresión de indignado desafío.

Con una lentitud deliberada se quitó los zapatos, loscalcetines, la chaqueta, la corbata, se aflojó el cinturón de los pantalones yempezó a desabotonarse la camisa.

Realmente el hombre era apuesto. Anchos hombros, caderasestrechas, estómago plano, piel aceitunada y músculos endurecidos que denotabanuna fuerza innegable.

El breve boxer de seda escasamente ocultaba su excitación yHermione odió sentir que se ruborizaba.

Tras echar la ropa de cama hacia atrás. Draco se aproximó a ella. Los ojos de Hermione se agrandaron un segundo cuando él trazó conel índice la curva del labio inferior.

Una oleada de calor invadió su cuerpo, el pulso empezó alatirle aceleradamente mientras él le tomaba la cara entre las manos, y emitióun gemido silencioso cuando inclinó la cabeza hacia su rostro.

Hermione no esperabael lento contacto de su boca o el modo en que la punta de la lengua seintrodujo entre sus labios mientras su rostro continuaba entre las manos de draco.

Luego sintió que los pulgares se deslizaban por sus mejillasy contuvo la respiración cuando el beso se hizo más intenso.

Draco tiraba de sussentidos y los despedazaba destruyendo de ese modo la barrera protectora queella había erigido contra él.

Las manos de hermione se alzaron hasta los hombros sólo paraapoyarse allí, vacilantes, mientras él capturaba su nuca con una mano y con laotra recorría toda la espalda hasta la parte inferior y la atraía hacia sucuerpo.

 

Con un leve movimiento, draco le quitó la braguita y ellagimió al sentir su mano entre las piernas.

Nada pudo hacer para impedir la caricia de los diestrosdedos. Él sabía cómo y dónde tocar, hasta hacerla enloquecer.

Sin embargo, Hermione sabía que entre su mente y su cuerpo no habíasincronía. Su mente permanecía ajena a la tentación que invadía su cuerpo.

«Disimula», sintió que le decía la silenciosa voz interior.«Hazlo de una vez, y entonces todo habrá terminado». Sólo por esa noche.

draco volvió a tomarle la cara entre las manos.

-No lo hagas -le advirtió con suavidad.

-No sé qué quieres decir -murmuró ella, con una miradasorprendida.

Él trazó la curva de su boca con el pulgar y notó los ojosllameantes de ira.

-Sí lo sabes.

Hermione pudo sentirel rubor que cubría sus mejillas. ¿Qué tenía ese hombre que podía leer suspensamientos más secretos?

Sus otros compañeros sentimentales se entregaban de talmodo a su propio placer que nunca se habían preocupado por el de ella.

Una risa sofocada nació y murió en su garganta. Sólo habíatenido dos novios que le habían declarado su devoción con un ojo puesto en lafortuna de su padre.

-No quiero estar aquí contigo. -confesó ella.

-Tal vez no, por el momento.

-¿Estás seguro de que hay suficiente espacio en estahabitación para ti y para tu ego?

La ronca risa de draco casi fue la perdición de ella.

-¿Dudas de que pueda lograr que me desees?

-Sería un verdadero triunfo -las palabras escaparon de suboca antes de poder impedirlo.

Hermione entornó losojos, guardó un interminable silencio y luego la soltó. Entonces fue hacia lacama.

-Ven.

-¿Prefieres la cama? -preguntó ella, incierta.

-Es más cómoda -respondió él- Para dormir -añadió tras una pausa mientras observaba la confusión que nublaba la mirada dehermione.

-¿Dormir? -ella sintió que repetía todas sus palabras.

-Por el momento. ¿Te molesta?

¿Aplazamiento de la ejecución? No estaba segura de sentirsealiviada o irritada.

-¿Un respiro antes de la ejecución? ¿Debo agradecértelo?

-No presiones, querida -dijo en un tono suave como la seda,aunque la advertencia era puro acero.

Capitular era lo más conveniente, pensó ella mientras ibahacia el neceser, sacaba una camiseta larga de algodón y se la ponía. Luego,tras un instante de vacilación se metió en la cama lo más lejos posible de draco.

Con un mando a distancia él apagó las luces y Hermione sintió que se le tensaba el cuerpo a la esperadel momento en que se aproximaría a ella.

Sólo que él no lo hizo, y ella se quedó inmóvil hasta quesintió su respiración acompasada.

¡Maldición, se había dormido! Con toda facilidad y rapidezhabía sido capaz de relajarse y quedarse dormido dejándola allí, despierta,para que hirviera de indignación en silencio.

 

¡La tentación de darle un puñetazo fue tremenda! ¿Cómo seatrevía a desconectar de esa manera?

Todavía sentía las huellas de sus manos en el cuerpo y loslabios levemente hinchados por el contacto de su boca.

Cielo santo, no debía sentirse desilusionada. Draco malfoy era alguien que le disgustaba intensamente,más bien que odiaba. Y la química que había entre ellos no alteraba las cosas.

Sus extremidades y todo su cuerpo estaban rígidos. Habríadado cualquier cosa por poder estirarse, acomodar el almohadón y quedar en unaposición más confortable.

Aunque, si se movía podía perturbar el sueño de draco y esano era una buena opción.
Hermione contó ovejas, sin el menorresultado. Después se concentró en el intrincado diseño de una joya en la queestaba trabajando.

¿Cuánto tiempo permaneció en la oscuridad? ¿Diez, veinteminutos? ¿Cuatro, cinco horas?

Entonces se produjo un ligero movimiento, la habitaciónquedó bañada en una suave luz y draco surgió junto a ella, con la cabezaapoyada en un codo.

-¿No puedes dormir? -preguntó arrastrando las palabras.

Los ojos de ella aparecían oscuros, grandes y la tezpálida.

-No sabía que estabas despierto.

-¿Te duele la cabeza?

Habría sido tan fácil asentir.

-No.

Él deslizó los dedos por su mejilla.

-¿Librando una batalla interna?

-Sí.

Los labios de draco se curvaron en una sonrisa divertida.

-La sinceridad es una virtud muy difícil de encontrar enuna mujer.

-Está claro que no has conocido a la mujer apropiada.

Hermione pensó siesa era su voz. Sonaba increíblemente enronquecida. Sensual más bien, pensóacobardada al sentir el dedo que recorría la sien y colocaba un mechón de pelodetrás de la oreja.

Había una atmósfera de irrealidad en esa conversación. Ellaera consciente de la habitación, de la cama, del hombre en el que pronto enfocótoda su atención.

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hola a todos ya se me demore mucho en actualizar lo q susede es q mi cp se haberio y pues ......bueno pero lo importante es que ya volvi y ojala les guste y comenten asi sabre si continuo o noo por que lo q biene es candela jejeje chao besos

Con el dedo pulgar él delineó el labio inferior y luego lodeslizó hasta la barbilla en tanto buscaba la boca femenina, como un preludio ala deliberada seducción de los sentidos femeninos.

La sutil exploración se convirtió en una sugerente posesiónsensual que la llevó a prescindir de sus inhibiciones... con demasiadafacilidad para su paz mental.

Debería intentar escapar, retirarse, protestar un poco,pero el toque de sus labios tenía algo de mágico que ella no podía resistir, ygimió mientras las manos acariciaban sus pechos y luego atormentaban losexcitados pezones.

 

Una onda de calor se había apoderado de sus venas llenandosu cuerpo de honda calidez sensual mientras él le quitaba la camiseta.

Durante largos segundos soportó la mirada apreciativa sobresu cuerpo desnudo y supo instintivamente que el momento de la intimidad habíallegado.

Todas las células de su cuerpo respondieron con dolorosavivacidad cuando él se inclinó sobre un pecho y suavemente mordió el pe*zón.

Hermione deslizó losdedos por el pelo de Draco y gimió deseando que se detuviera al sentir lalengua alrededor del ombligo antes de posarla entre los muslos.

A pesar del ruego para que desistiera, la caricia se hizomás íntima, y aunque ella luchó contra las sensaciones que le producía sesintió lanzada hacia lo alto, tan alto que un breve grito de placer escapó desu garganta.

Cuando pensaba que la sensación ya no podía ser másintensa, volvió a repetirse, hasta tal punto que sintió que su cuerpo seincendiaba.

-Ya estás húmeda para mí -dijo Draco.

De repente él se paró, no hizo nada, dejando que suansiedad aumentara por minutos. Los nervios de ella estaban tensos hasta ellímite, alcanzándole, rogando por ser tocada, tanteando cualquier susurro demovimiento, cualquier cálido suspiro.

Cuando sintió el primer tanteo caliente de su lengua, pensóque podría gritar.

-¡Oh, dios! -susurró ella cuando él pasó la lengua por suse*xo. Él le mordisqueó el muslo en advertencia, y ella se mordió el labio parasofocar su grito.

Dolor y placer...una embriagadora mezcla que le hacíahervir la sangre. Él subió sus manos de nuevo, manteniéndole los plieguesabiertos como un libro, desnudando su más íntimo centro a su ávida boca. Sulengua se introdujo profunda y duramente y ella gimió, arqueando su espaldamientras él hacía girar la lengua en su interior antes de retirarse y dirigirsea su inflamado clí*toris.

Eso era lo que ella había querido, lo que había anheladohacía tanto tiempo, lo que un vibrador no podía copiar. El calor, la húmedasensación de la boca de un hombre envolviendo su clí*toris, volviéndola loca.

Él lo tomó en su boca y succionó. Ella empujó hacia él sinpensar. Él chupó más fuerte, con dolorosa intensidad, hasta que ella pensó quese desmayaría, entonces él aflojó, pasando la lengua rápidamente sobre su clítoris,más rápido que cualquier dedo. Succionando y masajeando, la llevó hasta elborde del clímax.

Ella jadeó buscando aire, tensándose alrededor de él,manteniéndolo muy cerca. Sabía que tenía que estar asfixiándolo pero no leimportaba, solo podía pensar en esa boca, llevando su clítoris al clímax,necesitando el orgasmo.

Él paró de repente, dejándola en el borde, y ella gimió defrustración.

-Por favor -rogó ella. Si no la hacía correrse, se moriría.

-No...puedo...negarte nada herms..

Vagamente, ella reconoció el suave crujir y rasgar de uncondón cuando lo abres, pero a penas había registrado el hecho cuando él volviósobre ella de nuevo.

Con fuertes manos, él le agarró los muslos, levantándolospor alrededor de sus propias caderas mientras se movía entre sus piernasabiertas. Esto era para lo que ella había venido.

 

Hermione se tensócuando su capullo excitó su abertura, moviéndose lentamente, abriéndola más,más incluso de lo que ella creía posible.

Ella apretó los puños, arqueando su espalda mientras él seintroducía profundamente en ella, empujando contra su útero. Ella se tensó,rodeándolo.

Hermione se mordiópara evitar gritar, sintiendo el orgasmo crecer, intensamente, llegando muycerca.

El orgasmo la atravesó, zumbando a través de sus venasmientras su corazón golpeaba contra su pecho. Él le mordió el cuello mientrasella se tensaba alrededor de él, con espasmos de éxtasis, y él le dio unaúltima embestida, que le estremeció hasta el alma. Él se agitaba con suliberación, desmoronado sobre ella, besando su húmeda frente.
No tuvo recuerdo del grito que se escapó de su garganta, ni de las uñasclavadas entre las costillas o sus dientes en la carne de draco.

Ese instante la había convertido en una salvajedesenfrenada, conducida más allá del mero deseo, a un lugar primitivo donde lapasión era una entidad incandescente.

Entonces draco la acomodó lenta y suavemente, calmando elcuerpo estremecido hasta dejarlo quieto entre sus brazos.

Las lágrimas le corrían por las mejillas y él sintió elcorazón oprimido ante la vulnerabilidad de hermione.

Se sentía totalmente expuesta. Como si ese hombre tuvierala facultad de ver dentro de su corazón, dentro de su espíritu, en todo su ser,y todos sus secretos quedaran al desnudo.

Cuando draco se tendió, siempre con ella entre sus brazos,la miró bajo la suave luz y ella no pudo retirar la mirada. No tenía palabras,nada que pudiera decir.

Más tarde, él volvió a abrazarla y al sentir que entrabaotra vez en su cuerpo, dejó escapar un gemido mientras se adaptaba al ritmo de draco,y juntos alcanzaron el clímax.

Más tarde, draco la estrechó contra su cuerpo hasta queambos empezaron a respirar con normalidad.

Ella se había dormido al instante con la mejilla apoyada enel pecho masculino, incluso protestó cuando él bajó de la cama y la tomó enbrazos.

-¿Qué haces? -preguntó en un tono débilmente escandalizadomientras él entraba en el cuarto de baño y luego en la ducha.

-No podemos compartir la ducha -protestó hermione.

Draco dejó escaparuna risa ronca.

-Hemos compartido hasta la última intimidad -dijo al tiempoque empezaba a pasarle el jabón suavemente por la piel.

Eso ya era otra cosa y ella le puso una mano en el pecho amodo de silenciosa protesta.

-No.

Él no se detuvo.

-Más tarde dormiremos.

Ella intentó empujarlo.

-Puedo hacerlo yo misma.

-Permítemelo.

-draco...

-Me gusta oír mi nombre en tus labios.

-Por favor -murmuró al sentir el contacto más íntimo de la manode draco.

 

Estaba invadiendo su intimidad de una manera que nuncahabía experimentado con otro hombre.
-En un minuto más te tocará a ti -dijo draco en tono divertido, y luego tuvo laaudacia de reír cuando ella le mordió el hombro- Si quieres jugar, querida,estoy dispuesto a complacerte.

-Ya he jugado bastante.

Y era verdad, porque la fatiga se había apoderado de ella.Todo combinado con el chorro de agua caliente, el vapor y la hora tardía.

Él terminó de lavarla y luego hizo lo propio. En un par deminutos salió del agua y la secó con una toalla de baño que luego utilizó paraél.

Segundos después, la condujo al dormitorio, la acomodó bajola ropa de cama y apagó la luz.

Luego la atrajo contra su cuerpo y esperó que el cansanciovenciera el rechazo de hermione, hasta que al fin ella se durmió.

Hermione despertólentamente y en unos segundos comprobó que no se encontraba ni en su cama ni ensu casa. Tras volver la cabeza vio que estaba sola en el lecho.

Allí no había señal de draco. Después de mirar el reloj,saltó de la cama consternada, sacó ropa limpia del neceser y fue al cuarto debaño.

Quince minutos después bajaba las escaleras y se dirigía ala cocina. Al oler el aroma del café y de las tostadas, de inmediato sintió queel estómago protestaba de hambre.

draco estaba vestido con un pantalón oscuro y una camisaimpecable. La chaqueta a juego y la corbata colgaban del respaldo de una silla.

Su aspecto era demasiado dinámico para alguien que habíapasado gran parte de la noche entregado a la actividad física. La sola visióndel hombre puso en tensión los nervios de hermione.

-Te iba a dejar dormir otros cinco minutos más antes desubir a buscarte -dijo mientras señalaba la cafetera- ¿Café?

-Por favor -respondió ella. Se sentía incómoda eincreíblemente vulnerable- Luego me iré en un taxi.

Draco puso frente aella un plato con huevos revueltos y tostadas.

-Yo te llevaré a casa. Siéntate y come.

-No tengo hambre.

Él la examinó apreciativamente, notó las sombras bajo losojos y el cansancio.

-Come y luego nos iremos -insistió.

Cualquier protesta habría sido inútil, y además el platoera apetitoso. Hermione se sentó, diobuena cuenta del desayuno y luego se sintió más dispuesta a enfrentar el día.

Tan pronto como hubo terminado. Draco se puso la corbata yla chaqueta.

hermione empezó a despejar la mesa con la intención delavar los platos.
-Déjalo.

-Sólo será un par de minutos.

-Ya lo hará la señora de la limpieza.

Sin decir una palabra, ella recogió el neceser y lo siguióhacia el garaje.

Tras el corto viaje entre Point Piper y Double Bay, hermionecasi no esperó a que Draco estacionara a la entrada de su edificio para abrirla puerta del coche.

Como no le vino a la mente ninguna palabra adecuada dedespedida, se alejó sin más.

Cuando hermione abrió la puerta del apartamento, el gatomaulló indignado. Tras dejar el neceser a un lado, le puso comida y luego bajóal estacionamiento subterráneo.

 

Minutos después, conducía su Porsche de época hasta eltaller en medio de un difícil tráfico en la hora pico.

No fue nada fácil concentrarse en el trabajo mientrasintentaba disipar de su mente la poderosa imagen de draco. ¡Santo cielo,todavía podía sentirlo en su piel!

Como si no le hubiera bastado con el encuentro nocturno, sehabía acercado con sigilo en la madrugada y había vuelto a despertar sussentidos incluso medio dormida como estaba.

¿Cómo podía reaccionar con tanta pasión hacia un hombre aquien odiaba?

Y sin embargo, así era. Todo pensamiento racional era barridopor una química sexual en todo su apogeo.

Durante el descanso para comer respondió la llamada deCristian que le había dejado un mensaje en el teléfono móvil.

-Sólo llamaba para saber cómo estás -dijo el hermano.

-¿Quieres saber cómo he sobrevivido al Acto Primero deldrama nocturno en tres actos?

-¿Cinismo, hermione?

-Tengo derecho. ¿No te parece?

-¿Y cuándo tendrá lugar el Acto Dos?

-El sábado por la noche.

-Te agradezco...

-No, por favor, no sigas por ahí -dijo con fiereza y cortóla comunicación.

A continuación, después de comer frugalmente y sin apetito,volvió a su quehacer.

A media tarde le dolía la cabeza y tuvo que tomarse unanalgésico. Más tarde ajustó el microscopio binocular, luego la luz y seentregó al trabajo.

Hermione se sintió muy aliviada cuando al fin terminó lajornada. Camino a casa se detuvo en un supermercado y compró comida para ella,fruta fresca y comida para el gato. Más tarde, tras darle de comer, se preparóuna ensalada y pescado. Después estuvo una hora mirando televisión y luego trabajóun rato en el ordenador portátil.

Cuando al fin estuvo en su cama sintió el peso del gato ensus piernas. Compañía y amor incondicional, fue lo último que pensó antes dedormirse no sin dificultad.

Era difícil intentar dormir cuando el único hombre que laagraviaba invadía sus pensamientos y sus sueños.

Al día siguiente, sentía que se le desplomaba el estómagocada vez que sonaba el teléfono. Esperaba una llamada de Draco para confirmarel encuentro del sábado siguiente.

El viernes por la tarde era un manojo de nervios y lomaldijo de modo muy locuaz. En consecuencia, le costó trabajo responder deforma civilizada cuando oyó su voz el sábado por la mañana.

-Pasaré a buscarte a las seis y media. Primero cenaremos yluego iremos a una exposición de arte.

-Si me dices la hora en que piensas volver a tu casapodemos reunimos allí -sugirió con rigidez.

-No.

Los dedos de Hermione apretaron el teléfono móvil.

-Qué significa ese... «no»? -preguntó conteniendo larabia-. Puedes llevar a otra persona a cenar y a la exposición.

 

-¿Ir de una mujer a otra? -preguntó en tono jocoso.

-Alternar contigo no forma parte del trato.

-Verás, según lo convenido tengo derecho a doce horas de tutiempo. Si prefieres no salir, estoy muy dispuesto a pasar esas horas en lacama contigo.

Hermione quiso matarlo.

-Minimizar los encuentros se*xuales contigo es mi mayorprioridad -dijo intentando guardar la calma-. Voy a necesitar mi coche por lamañana, así que lo llevaré a tu casa.

-Seis y media, Hermione -dijo y cortó la comunicación antesde que ella pudiera añadir algo más.

La elección del vestido no fue un problema, acostumbradacomo estaba a una intensa vida social.

El estilo en boga era el de una mujer suave y femenina, asíque escogió uno de seda color jade, con tirantes en los hombros y un profundoescote en pico. Luego se recogió el cabello en un moño flojo y se dio losúltimos toques de maquillaje.

Eran las seis y veinticinco cuando estacionó frente a laverja de entrada de la casa de Draco .
El Aston Martín ya estaba fuera y Draco le abrió la puerta del coche.

Hermione se limitó a inclinar la cabeza a modo de saludo yse dirigió al vehículo.

-Una mujer puntual -comentó con una mirada penetrante.

-Dijiste a las seis y media -respondió ella en tanto losometía a un deliberado examen. Iba vestido de esmoquin, con camisa blanca ycorbata de lazo y ella sintió que se le aceleraba el pulso-.¿Nos vamos?

-Te has vestido para impresionar -dijo Draco tras unamirada apreciativa, en un sutil tono burlón.

-Debería ser para... matar -replicó ella con una sonrisaestudiada mientras se acomodaba en el asiento del acompañante.

-¿Debería ponerme en guardia por si llevas un armaescondida? -preguntó mientras se sentaba tras el volante.

-No es mi estilo.

-¿Y hacer un comentario sobre un vestido sí lo es?

-Es una prerrogativa femenina -respondió con una ciertaironía- El vestido será una especie de armadura contra todas las miradasfemeninas que esta noche se clavarán como dagas en mi espalda.

-¿Debido a mi presunta reputación?

-Tú lo has dicho.

Draco dejó escapar una risa ronca y ella se mantuvo ensilencio durante el breve trayecto a Double Bay. Luego intentó mostrarsecivilizada cuando el maítre los acomodó en una mesa reservada.

-Al parecer Australia te atrae bastante -dijo en un intentopor iniciar la conversación- Estuviste todo el año pasado en Sidney. En esemomento esperaban el primer plato. Draco se reclinó en el asiento y la mirópensativamente.

-Tengo intereses comerciales y casas en varios países.

-Por lo tanto hay que asumir que tu residencia en la ciudadserá transitoria.

-Posiblemente.

Hermione bebió un sorbo de vino.

-Se comenta por ahí que has tenido un pasado tortuoso.

-¿Y tú lo crees?

Ella lo estudió cuidadosamente.

 

-A veces los rumores de sociedad pueden ser erróneos.

-Invariablemente.

Había una dureza manifiesta en su mirada, algo peligroso,casi letal bajo la superficie. Su mirada era la de un hombre que había vistomuchas cosas, superado otras tantas... y que había logrado sobrevivir.

-Creo que disfrutas el misterio de esas suposiciones, yademás creo que debido a que eres demasiado listo has esquivado el brazo de laley.

-Gracias -dijo con irónico cinismo.

El camarero llegó con los platos, les llenó las copas devino y se retiró.

-¿Tienes familia en Nueva York? -preguntó hermione .

-Un hermano.

El único que había sobrevivido a un tiroteo desde un cocheque había matado a sus padres. Un suceso tremendo sucedido en los primerosmeses de su estancia en Sidney y que fue la razón que le hizo tomar el primeravión para casa... y quedarse allí a labrar su fortuna.Eran casi las nueve dela noche cuando entraron en la galería de arte.El objetivo de la exposición deesa noche era más para hacerse ver que comprar esculturas y pinturas. Sinembargo, la velada iba a ser un éxito debido al hecho de que sólo los quetenían poder de compra y prestigio social habían recibido invitación.

Incluso era de rigor donar una cuantiosa suma de dineropara una obra de caridad. Camareras uniformadas circulaban con bandejas decanapés mientras que lo camareros ofrecían champán y zumo de naranja.

La llegada de Draco y Hermione fue debidamente observada yposiblemente despertaba todo tipo de especulaciones.

-Vamos a mirar un poco -sugirió Draco suavemente mientrasla conducía a la sección de pinturas más cercana.

Los impresionistas modernos no llamaron la atención de hermsy pronto se encontró explicando sus razones mientras iban a mirar algunasesculturas hechas en metal.

-draco , no esperaba verte aquí -se oyó una dulce voz a susespaldas. Hermione vio que Diana (N.A: MI PEOR ENEMIGA SE LLAMA DIANA ASI QUEEN HOMENAJE A ELLA LE PUSE ASI A ESTE PERSONAJE JEJE) se acercaba a Draco . Yse acercaba demasiado -hermione , no he visto a Cristian esta noche.

Cristian solía apoyarse en la presencia de su hermana amodo de cobertura, en tanto que a ella le agradaba proporcionársela. A ambos lesresultaba cómodo. La experiencia de dos relaciones anteriores ya no estimulabana hermione a tener fe en la especie masculina.

-Cristian no ha podido venir -respondió con suavidad.

El aspecto de Diana era increíble; vestida a la perfecciónde pies a cabeza en un estilo italiano y con un elegante peinado muy natural.Enfundada en un traje de seda negro que realzaba sus estupendas curvasgallegas, su presencia era un imán que atraía la atención de todos los hombres.

Los ojos de hermione se entornaron un segundo cuando uninvitado fue en busca de Draco y lo llevó junto a un grupo de hombres.

-¿Has venido con draco? -preguntó incrédula- Es un hombreque no encaja con la gente de tu clase, ¿no es así?

-¿ Y eso significa... ?

-Es rico, salvaje y peligroso. Nunca conseguiríasmanejarlo.

 

-¿Y tú sí?

Tras lanzarle una mirada, la modeló dejó escapar una risareprobatoria.

-Oh, por favor, querida.

-En ese caso, ¿por qué Draco me invitó a mí cuando es obvioque tú estás muy dispuesta a acompañarlo?

Los hermosos ojos de Diana echaron chispas de rabia.
-¿Tal vez se deba al factor novedad? -dijo en un gélido tono burlón.

-¿Lo crees así? Tal vez esté cansado de las mujeres quedisputan entre ellas para atraer su atención.

Diana puso una mano en el brazo de hermione.

-Hacerse la difícil es un juego poco aconsejable.Terminarás sufriendo.

-¿Y eso te preocupa?

-No te engañes, querida.

-¿Has terminado? -preguntó hermione con una sonrisaestudiada.

-Creo que sí. Por ahora.

Cualquier cosa era mejor que cruzar espadas con la reinadel glamour, así que hermione se alejó para ver el resto de la exposición.

Después de un rato, encontró a Diana sumida en una charlacon draco.

No estaba preparada para soportar el dardo doloroso queatravesó su cuerpo. Era ridículo, y odió esa reacción tanto como lo odiaba aél.

Draco malfoy .simplemente era una aberración. Un hombre quecruelmente manipulaba las circunstancias en beneficio propio. Así que, ¿quéimportaba si, era un amante experimentado, sensible a las necesidades de una mujer?Había otros hombres igualmente experimentados.

Hombres de familias nobles, educados en colegios privados,graduados con honores en la universidad y que se desenvolvían en el campo delos negocios, de la medicina, del derecho.

Ella los conocía, había alternado con ellos... pero nuncase había encendido una chispa que la hiciera arder. Hasta que conoció a draco.

¿Era Diana su compañera habitual? Era cierto que durante elúltimo mes los había visto juntos en un par de ocasiones... Y no había duda deque Diana estaba dispuesta a clavarle las garras.

-¡hermione!. Esperaba encontrarte aquí. ¿Cómo estás?

Había muchas chicas de la alta sociedad, pero Sari era jefeindiscutible de toda esa minoría selecta.

-Muy bien, gracias.

-¿Cómo está tu padre Alexander? Siento mucho que no seencuentre bien -dijo y luego añadió, tras una breve pausa-: Veo que has venidocon Draco malfoy esta noche. Como sabrás, yo tuve una breve relación con él,aunque no funciono y acabamos como amigos. Puedo asegurarte que se trata de unhombre interesante e influyente.

-¿Verdad que sí? -convino herms amablemente.

Sari desvió la mirada

-Ah,draco. Estábamos hablando de ti.

Él se acercó a ellas. Demasiado cerca de hermione. Tancerca, que podía sentir la fragancia de su perfume masculino.

-¿Sí? -preguntó en un tono de seda.

-Tenéis que venir a la cena que celebraré el mes próximo enmi casa, con motivo de mi compromiso con Andrés. Os haré llegar lasinvitaciones en el curso de la semana. Disfrutad de la fiesta -dijo al tiempoque presionaba los dedos de hermione yel brazo de draco.

 

-Por supuesto, Sari, sabes que seria imposible que me loperdiera. Te deseo lo mejor y puedes estar segura de que estaremos alliapoyandote, me alegro de que encontrases un hombre que te quisiera como temereces. - dijo Draco dulcemente.

- Oh, gracias Draco , sigues siendo el gran hombre quesiempre conocí. No lo desaproveches herms
- y tras decir eso se marcho, dejandoa hermione con la boca abierta.

«¿De verdad es posible que siendo novia suya no se hubiesedado cuenta nunca de la mala persona que era draco? »

-¿Te apetece un café? -preguntó Draco sacandola de supensamiento.

«Lo que a mí me apetecería es irme a casa y dormir en micama... sola», pensó hermione . Sólo que eso no iba a suceder.

-¿No? En ese caso nos marcharemos.

Intentó zafarse de la mano que oprimía la suya, pero fueimposible.

-Diana quedará desilusionada.

-¿Y esperas que te dé mi opinión?

-¿Deberías?

Les llevó varios minutos llegar a la salida y ella captó lamirada venenosa de Diana cuando abandonaron la galería.

-¿Te importa? -dijo hermione al tiempo que clavaba las uñas en lapalma de Draco para soltarse- No voy a escapar ni a gritar por la calle.
-No llegarías muy lejos.

-No necesitas recordarme mi obligación.

No cruzaron palabra durante el trayecto a Point Piper. Yapenas Draco estacionó, ella salió del vehículo.

¿Por qué estaba tan enfadada? Draco malfoy no era suyo.Nada le unía a él. Era libre de ver a quien quisiera, y tanto Diana como Sariciertamente eran unas tigresas en la cama.

Una risa lúgubre nació y murió en su garganta mientrasprecedía a Draco dentro de la casa.

-¿Te apetece algo de beber? -preguntó al tiempo quedeshacía el lazo de la corbata y se desabrochaba la chaqueta.

Hermione continuó su camino hacia la escalera.

-¿Para qué jugar a fingir? -dijo al tiempo que subía losprimeros peldaños- ¿Para poner en un contexto diferente la verdadera razón demi presencia aquí?

-¿Un hombre y una mujer que se entienden en la cama?-preguntó él, en un tono suave como la seda.

-Es se*xo solamente -dijo ella a sabiendas que mentía.

Y sin decir más, siguió hacia la primera planta, conscientede la anticipación sensual que invadía su cuerpo a medida que subía lospeldaños.

El calor y la pasión de la posesión de Draco se habíanconvertido en una entidad palpable y se odió por desear lo que él pudieradarle, porque había una parte de ella que deseaba que fuese real. Deseaba todoel bagaje emocional, y no sólo la mera parte sexual.

Pero todo lo que podía haber entre ellos se remitía al sexo.Y ella debería sentirse contenta. Implicarse emocionalmente con Draco sería lo mismo que lanzarse desde unavión sin paracaídas. Sí, una locura.

Hermione entró en el dormitorio de la suite, se quitó loszapatos, las joyas y bajó la cremallera del vestido. Era consciente de lapresencia de Draco y del neceser que le tendía en ese momento. Sus dedostemblaron al recibirlo y de inmediato fue al cuarto de baño.

 

Minutos después, se quitó el maquillaje, se soltó el pelo ydeliberadamente evitó mirarse en el espejo.

Draco estaba en la cama, con la cabeza apoyada en un codo ymirándola con una cierta ironía.

De pronto fue muy consciente de la camiseta que le cubríalos muslos. La antítesis del glamour.

Diana, o cualquiera de las muchas mujeres que habíancompartido su cama habrían elegido una prenda transparente, tal vez negra oescarlata.

Pero ella no estaba allí para provocar. Así que seintrodujo bajo la ropa de cama y se volvió a mirarlo. Él deslizó un dedo por lamejilla y luego lo enredó en sus cabellos.

Después trazó el contorno de la piel detrás de la oreja yrecorrió la base del cuello mientras la besaba. Hermione dejó escapar un gemidocuando una mano descansó en el muslo.

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hola chic@s bueno ya estoy aqui para seguir viviendo esta emocionante aventura de draco y herms -creo que los fines de semana no voy a poder actualizar asi que no vemos muy juiciositas entre semana jeje bueno diganme como les a parecido la historia me conformo con un sinple exelente jejeje o comentarios de ayuda o si quieren que sus nombres salgan en el fic, se resive de todo::: besos bay

¿Cómo podía sucumbir tan fácilmente? De pronto tuvo eldescaro de pensar que había estado sobre ascuas durante toda la velada,esperando ese momento, deseándolo.

En ese instante, la lengua de Draco jugaba una danza erótica en su boca y ellaempezó a responder.

Draco se puso de espaldas, la atrajo hacia sí y empezó aacariciar sus pechos. Los pezones se excitaron mientras él los tocaba y losbesaba hasta que ella dejó escapar un breve grito mitad de dolor y mitad deplacer. Ahora era su hora, pensaba herms . Ayer únicamente se dedico a darleplacer a ella, ¿Por qué no iba a dárselo ella hoy a él?.

Poco a poco ella fue bajando dando suaves mordiscos portodo su cuerpo, hasta que llego a sus calzoncillos y envolvió su largo y gruesopene con sus manos.

- Te enseñare que yo también puedo darte placer -dejo dehablar para pasarle la lengua por la cabeza de su pene y él soltó un agradablesilvido.

Hermione se la chupo como si su vida dependiera de ello,pensaba darle el mejor sexo de su vida para que cuando volviera a la cama deotra no pudiese olvidarse de ella, asi como ella no podría olvidarse de él. Laabsorvio hasta que le llegó a la garganta y luego la saco y así una y otra vez.

Draco comenzó a gemir fuertemente y enredo sus dedos en elpelo de ella gruñendo y suplicando por más.

Por fin Draco la cogió y la giró sujetandola fuertementebajo su cuerpo. El cuerpo de herms ardíamientras él se pegaba a la entrada de su sexo. Ella era puro fuego, preparadapara ser toda suya.

Entonces la penetró, tan profundamente que no se sabiadonde terminaba el cuerpo de él y comenzaba el cuerpo de ella.

 

Las caderas de Draco se sacudieron fuertemente contra ella,moviéndose a la vez de manera tierna y delicada, pero llenándola de la enormepasión que sentía por ella.

Herms estaba en el mismo estado de éxtasis y levanto lascaderas apretándose aún más contra él.

Ese movimiento fue su perdición y le hizo sentir suliberación acercarse tan solo unos segundos antes de derramarse en su interior,sitiendo como ella también estaba apunto de llegar al septimo cielo.

La penetro duro y vio como ella, atrapada por el erotismo,se retorcia y gritaba su nombre tan alto y tan bonito como no lo había oidonunca.

La beso dulcemente y luego la dejó caer en sus brazos,agotada, donde se quedó dormida rápidamente.

Herms despertó temprano. La luz del amanecer se filtraba através de las cortinas y se quedó tendida un momento antes de salir de la cama.

Con lentos y cuidadosos movimientos recogió el neceser ysalió de la habitación. Se vistió en la galería antes de bajar a la cocina,donde preparó un café.

Más tarde, se sirvió una taza y salió a la terraza.

Un nuevo día, reflexionó mientras el sol empezaba adespuntar por el horizonte y se oía el débil piar de los pájaros en los árbolescercanos.

-Te has despertado temprano -dijo Draco desde la puertaabierta.

Ella se volvió a mirarlo. Despeinado, en vaqueros, con eltorso desnudo y descalzo. La imagen sofisticada había desaparecido y en suaspecto había algo de primitivo.

-No quise perturbar tu sueño.

Draco se encogió de hombros.

-Me desperté cuando saliste de la habitación.

El recuerdo de la noche pasada fue tan vivido que casi sele escapó un gemido.

-Me gustaría marcharme pronto. Tengo cosas que hacer ynecesito visitar a mi padre.

-Voy a preparar el desayuno.

-No. Por favor no lo hagas por mí. Termino el café, recojoel neceser y me marcho.

Uniendo la acción a la palabra, herms terminó el café de untrago, luego se dirigió a la puerta principal, de paso recogió el neceser y sevolvió para despedirse. Él estaba muy cerca y ella no estaba preparada pararecibir el beso que le dio en la boca.

Sin poder decir una palabra mientras él abría la puerta,rápidamente fue en busca de su coche, se puso tras el volante, arrancó el motory salió a la calle.

Una vez en su apartamento hizo las tareas habituales y pasóalgún tiempo observando el correo electrónico antes de ir a casa de su padre.

La fragilidad de Alexander la dejó preocupada y no se quedómucho tiempo.

Necesitaba descansar. Luego se puso en contacto conCristian para ver cuál de los dos hablaba con el cardiólogo del padre.

Esa noche se acostó temprano y durmió bien. Al díasiguiente se levantó con el sonido de la alarma del despertador.

En la oficina, tras una breve reunión para organizar suagenda, tasar los artículos de joyería y ver las prioridades del trabajo fue asu taller y ajustó el microscopio binocular hasta quedar satisfecha.

 

Era casi mediodía cuando sonó el teléfono móvil. Al ver elmensaje en la pequeña pantalla, sonrió.

Era luna.

En unos cuantos minutos organizaron la hora y el lugar deencuentro para esa noche. De pronto, el día le pareció más luminoso y sedescubrió tarareando suavemente mientras trabajaba una gema bajo una potentelupa.

Eran casi las siete cuando hermione entró en el modernísimocafé, muy de moda. Allí servían comida soberbia, el servicio era excelente yera tan popular que había que reservar mesa con anticipación.

El camarero la condujo a una mesa, y tras pedir aguamineral se dedicó a estudiar la carta mientras esperaba a luna . Casi fue capazde predecir el momento exacto en que la amiga entró en el café porque todas lascabezas masculinas se volvieron hacia la puerta.

-Ardillita, siento llegar tarde. No sabes cuánto me hacostado aparcar.

A muy pocas personas les permitía usar ese diminutivo, y lunaera una de ellas.

La ropa, la larga melena rubia, el leve y exquisitomaquillaje, todo hacía de ella una mujer única en su hermosura. Cosa de genes,decía luna alegremente cuando alguien lepreguntaba con envidia cómo se las arreglaba para tener ese aspecto.

A los quince años, una de las más prestigiosas agencias demodelos la había contratado y dos años más tarde se presentaba en las pasarelasde Roma, Milán y París.

Sin embargo, ni la fama ni la fortuna se le habían subido ala cabeza.

Tras compartir los mismos colegios privados habían trabadouna sólida amistad que se mantenía hasta entonces.

Casi antes de acomodarse, llegó el camarero a su lado.

-Agua mineral. Natural.

El pobre hombre estaba tan embelesado que escasamente podíahablar y apenas se contuvo de hacer una reverencia al marcharse.

Con una leve sonrisa, herms se reclinó en su asiento.

-¿Cómo te fue en Italia?

-¿Sobre qué quieres que te hable? ¿Sobre el trabajo depasarela, los contratiempos detrás del escenario o la divina pieza de joyeríaque he adquirido?

-La joya -dijo hermione al punto, y luego dejó escapar unmurmullo apreciativo cuando su amiga le indicó el brazalete de diamantes quelucía en la muñeca. Una joya verdaderamente exquisita- Muy hermosa. ¿Un regalo?

-Sí, de mí para mí -sonrió luna .

Hermione rió con deleite.

-Háblame del conde italiano.

-Primero vamos a comer. Ardillita estoy hambrienta.

No era justo que luna pudiera comer de todo con tan buenapetito y conservara una esbeltez tan fabulosa que los diseñadores se peleabanpara que luciera sus modelos.

Cuando apareció el camarero, ambas ordenaron lo quedeseaban.

-Cenar contigo es una experiencia increíble. Los camarerosse pelean por servirte.

-Muy útil cuando una tiene prisa y debe comer en cincominutos -dijo ella.

En ese momento, su teléfono móvil empezó a sonar y ella loignoró.

 

-¿No respondes?

-No.

-De acuerdo. ¿Es porque no sueles responder o se trata deuna persona en particular?

-Lo último que has dicho.

Muy pronto, el camarero puso ante ellas unasapetitosas ensaladas de pollo.

-¿Problemas?

-Algunos.

-¿El conde italiano?

-La ex esposa del conde italiano.

-Se opone a que mantengas una relación sentimental con él.

-Has dado en el clavo. Quiere retener el título queadquirió por su matrimonio.

-Pero a ti el título no te interesa para nada - herms afirmómás que preguntó.

-Lo que pasa es que comparten la custodia de la hija y laex lo amenaza con cambiar los términos de la custodia.

-¿Y puede hacerlo?

-Sí, cuestionando mi capacidad para atender a la niñamientras está con el padre a causa de mi profesión y mi estilo de vida. Apartede eso, Roma estaba maravillosa. Y, en general, el pase de modelos fue todo unéxito. Y ahora te toca a ti.

¿Por dónde comenzar? Quizá sería mejor ni siquiera empezar.¿Cómo podía justificar circunstancias tan personales y complejas?

-Como siempre. Ninguna novedad.

-Se comenta que estás saliendo con draco.

-Nos invitaron a una cena y asistimos juntos a unaexposición de arte, nada más.

-herms, recuerda que estás hablando conmigo. Durante el añopasado también coincidiste con él en varias reuniones sociales. Pero llegar ala velada juntos y luego marcharse juntos ya es otra cosa.

-¿Otra cosa?

-Así que cuéntame.

-Me pareció que acompañarlo era una buena idea-dijo conalegre ligereza.

-Estás loca por él.

-Nunca en la vida. Te equivocas. Él es...

-Un demonio de hombre -luna terminó por ella.

Al instante dejó escapar una alegre risa en tanto alzaba suvaso y lo chocaba contra el de hermione.

-Buena suerte,herms.

Cuando terminaron de cenar pidieron el café y se quedaroncharlando casi hasta las diez de la noche. Al despedirse prometieron llamarsemuy pronto. El jueves por la mañana, hermione despertó con los maullidos deprotesta del gato. Miró el reloj y profirió un juramento impropio de una dama.

Luego se dio cuenta de que la alarma del despertadoreléctrico no había sonado debido a un apagón nocturno. El día no había empezadobien.

Minutos más tarde, cuando estaba en el baño, oyó elcampanilleo del teléfono móvil, pero lo dejó sonar.

Luego se secó, se vistió, tomó una barrita de cereales y unplátano para comérselos camino a la oficina. Cuando abría la puerta de casapara salir a toda prisa, se acordó de la llamada.

Era un mensaje de Cristian. Tenía entradas para asistir esanoche a la premier de gala de una película y le pedía que lo llamara.

Hermione había planeado una tranquila noche hogareña, peroa su hermano le encantaban las reuniones sociales y ella raramente rechazabasus invitaciones. Por lo demás, una velada fuera de casa la ayudaría a olvidara Draco por unas cuantas horas.

 

Como si pudiera.

Su imagen se entrometía en todos sus pensamientos diurnos.Y las noches eran peor, mucho peor, porque había empezado a invadir sus sueñosnocturnos.

Hermione maldijo en voz baja mientras esperaba el ascensorque la llevaría al estacionamiento subterráneo. ¿Cómo podría habérsele ocurridoque sería capaz de participar en el trato de Draco y escapar emocionalmenteilesa?

El denso tráfico de la hora pico aumentó su sensación deinquietud. Era casi media mañana cuando al fin pudo devolver la llamada aCristian.

La empresa de hermione se enorgullecía de la calidad de sutrabajo y a ella le producía satisfacción cada vez que recibía una pieza fuerade lo común.

Realmente era un verdadero desafío crear algosorprendentemente único cuyo precio no fuera un obstáculo.

Ocasionalmente se sentía frustrada cuando el clienteinsistía en un diseño que el joyero sabía que no realzaría totalmente labelleza de la piedra.

Más tarde, ya en casa, eligió un elegante traje negro depantalón, una fina bufanda roja y sandalias de tacón. Luego se hizo un peinadoalto, se maquilló y cuando Cristian se anunció a través del teléfono interno,ella ya estaba lista.

Cristian le informó que el punto de reunión eran losestudios de la Foxy que acudirían los actores principales desde Estados Unidos junto con otrosfamosos actores australianos como invitados de honor.

Ambos entraron en el concurrido vestíbulo, donde losinvitados departían mientras los camareros ofrecían champán y zumo de naranja.
Se comentaba que la película sería un éxito de taquilla, especialmente por susefectos especiales que superaban todo lo visto anteriormente en una pantalla.

El ruido de la conversación general animaba el ambiente y hermionereconoció a algunos amigos mientras bebía unos sorbos de champán.

-Imagino que Draco vendrá esta noche -comentó Cristian.

-Posiblemente -convino ella con deliberada indiferencia,consciente de que si llegaba, no lo haría solo.

-¿Eso te molesta?

-¿Por qué habría de molestarme? Es un hombre libre-declaró, aunque la verdad no tendría que dolerle tanto- Yo soy un asuntotransitorio en su vida. Una mera diversión.

No quería verlo allí... ni en cualquier otro lugar porquesimplemente se acentuaría la diferencia entre sus vidas en público y eldiabólico arreglo que Draco había hecho para convertirla en parte de un tratode negocios.

-Acaba de llegar -anunció Cristian tranquilamente.

-¿De veras?

Fingir indiferencia era un arte que hermione practicaba amenudo, y lo hacía bien. Se dijo que no se iba a permitir ni una sola mirada alos invitados, pero en unos segundos su mirada fue atraída como por un poderosoimán hacia donde se encontraba draco.

Vestido con un inmaculado traje de etiqueta, su aspecto erael de un poderoso magnate, descaradamente varonil.

 

Sus miradas se encontraron y un estremecimiento recorrió elcuerpo de hermione mientras luchaba por mantener la compostura.

Como si supiera lo que le ocurría a ella, Draco inclinó lacabeza y esbozó una leve sonrisa burlona antes de volver su atención al hombreque estaba a su lado.

Entonces hermione vio que Diana se acercaba hacia Draco y se sintió enferma al observar suefusivo saludo.

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soy un caos no tengo gran juicio para estar actualizando lo siento chic@s bueno hay les dojo un cap q fue muy duro de publicar ya q ohh XD mejor ustedes me dicen q les parecio chao besos

Con un deliberado movimiento, hermione se las arregló parano quedar a la vista de Draco e inició una animada conversación con Cristianacerca de los méritos de la industria automovilística alemana e italiana.

Los coches eran una de las obsesiones personales deCristian. Estaba en su elemento y, mientras él hablaba, ella dejó vagar lamente.

Draco no le debía lealtad. Si la hubiera invitado aacompañarlo esa noche ella habría rehusado. Así que, ¿por qué se afligía?

La razón y la lógica estaban muy bien, salvo que nomitigaban el dolor que sentía.

«¿Estás loca?», se preguntó en silencio. «Ni siquiera tegusta. ¿Por qué has permitido que te domine?» Pero ya era tarde. Draco yaestaba allí, siempre en su mente.

-Y si se me diera la oportunidad elegiría un Ferrari-concluyó Cristian- ¿Has escuchado alguna palabra de lo que he dicho? -preguntóde improviso.

-Fue una comparación muy interesante -dijo hermione con unadébil sonrisa.

-Querida, no te engañes. Tu mente estaba a miles dekilómetros de aquí -Cristian hizo una pausa y luego añadió- Diana no está conél. Simplemente intenta hacer ver que lo acompaña.

-Realmente no me interesa.

-Sí te interesa. Y eso me preocupa.

-No -le advirtió con suave vehemencia- Acepté el trato conlos ojos bien abiertos.

-Sólo queda el fin de semana y todo acabará.

¿Por qué esas palabras le produjeron una leve desesperación?

Para hermione fue un alivio cuando las puertas del teatrose abrieron y los invitados se dirigieron a sus asientos.

-herms. Cristian.

Habría reconocido ese acento suave en cualquier lugar y sevolvió hacia el hombre que se había unido a ellos con una sonrisa cortés.

-draco -murmuró y esperó hasta que lo vio intercambiar unamirada con Cristian.

-Si hubiera sabido que vendríais habría conseguidolocalidades contiguas.

-Me regalaron las entradas anoche -dijo Cristian.

-Es una lástima.

Diana apareció junto a Draco y lo tomó del brazo.

-draco , te estamos esperando. hermione, Cristian, estoysegura de que nos excusarán.

 

Draco se desprendió deliberadamente de su brazo y hermione sepreguntó si habría sido la única que captó el peligroso brillo en los ojos deDiana.

Para componer la situación. Draco los condujo hacia susasientos y hermione sintió en la espalda los venenosos dardos de la mirada deDiana.

-Eso fue muy interesante -comentó Cristian cuandoestuvieron acomodados- Diana es una mujerzuela de primera clase.

-Están hechos el uno para el otro -declaró hermione condulce cinismo.

-Querida, Draco está a años luz de ella.

-¿Eso es un cumplido o una condena?

Cristian se echó a reír.

-Opto por lo primero, aunque estoy seguro de que prefiereslo último.

Cuando la película llegó a su fin, las luces se encendierony los invitados empezaron a abandonar el teatro.

Hermione rezó para poder escapar sin encontrarse con draco.Excepto que las deidades no la escucharon. Draco se acercó a ellos en elvestíbulo. Sus miradas se encontraron.

-Vamos a tomar café. ¿Queréis venir con nosotros?

«¿Estás de broma? ¿Esperas que me siente frente a vosotrosmientras Diana juega a hacer de vampiresa?», pensó en un segundo.

-No, gracias -dijo rápidamente antes de que Cristianaceptara- Mañana tengo que levantarme temprano -dijo con una dulce sonrisasabiendo que mentía.

-Te llamaré.

La boca de Diana se contrajo en un rictus y por unossegundos captó un brillo criminal en los ojos azules.

-Cuídate de ésa, querida. Diana no te puede ver -leadvirtió Cristian. Ella devolvió con ecuanimidad la mirada irónica de suhermano.

-Dime algo que no sepa.

Cuando llegaron a la salida, se dirigieron al lugar dondeCristian había estacionado el coche.

-Si descubre que Draco duerme contigo...

-Puedo cuidar de mí misma.

Cristian le apretó la mano.

-Entonces, cuídate.

- ¿De acuerdo?

-hermione, teléfono.

Pensó que tenía que ser Draco e intentó controlar el pulsoacelerado al escuchar su voz.

-Tomaremos el vuelo de media mañana. Pasaré a buscartemañana a las nueve.

-Podemos reunimos en el aeropuerto.

De ese modo podría volver a casa en su propio coche.

-A las nueve, hermione-reiteró antes de cortar lacomunicación.

Era insufrible. Hermione echó pestes antes de retomar sutrabajo.

El resentimiento no disminuyó mucho cuando el día seconvirtió en noche.

Al día siguiente se levantó temprano, preparó el neceser deviaje, puso suficiente agua y alimento para el gato y minutos antes de lasnueve bajó a Recepción.

La Costa Dorada estababrillante, con un claro cielo azul, temperatura de primavera tardía y luz desol.

Draco alquiló un coche y en media hora habían llegado allujoso complejo hotelero del Palazzo Versace.

 

Hacía más de un año que hermione no visitaba la costa.Adoraba su atmósfera de vacaciones, las casas, las terrazas con sus cafés demoda y su despreocupado estilo de vida.

¿Por qué debería haberse sorprendido al descubrir que Dracoposeía un lujoso ático en el hotel Versace?

Una de los ventanales que cubría del suelo al techo teníauna vista maravillosa de la bahía y ella respiró a fondo el aire marino cuando Dracoabrió una puerta de cristal.

Delicioso. Pero no había que olvidar la razón por la que lahabía llevado hasta ese lugar. Deberes de dormitorio.

Ese pensamiento tendría que haberle sido antipático, peroen cambio sintió una especie de anticipación sensual al pensar que volvería aexperimentar la excitación mágica que él era capaz de provocarle.

¿Era malo desear su contacto sin otra implicación emocionalmás que el placer del momento? «No te engañes, estás implicada hasta elcuello», le dijo una voz interior. Después de ese fin de semana su vidavolvería la normalidad. Sea lo que fuere la normalidad.

«Trabajar», pensó mientras Draco llevaba los bolsosal dormitorio.

Las actividades sociales habituales... que nunca volveríana ser las mismas si encontraba a Draco con Diana, o con cualquiera de lasmuchas mujeres dispuestas a compartir una velada. Compartir su cama, maldición.

«Sería un desastre», admitió en silencio. Tal vez deberíaretirarse de la vida social, vivir como una reclusa y sencillamente enterrarseen el trabajo.

Excepto que eso sería aceptar la derrota.

En ese momento se encontraba allí y decidió intentarsacarle el mayor partido posible. Hermione señaló el paisaje de Broadwater.

-Es muy hermoso.

Draco se situó detrás y ella fue consciente de supresencia, del calor que emanaba de él y la tentación de apoyar la espaldacontra su cuerpo fue irresistible.

-¿Pasas mucho tiempo aquí?

-Algún que otro fin de semana.

Pero no a menudo, pensó hermione mientras se preguntabacuándo se tomaba un descanso para disfrutar de los logros de su éxitoprofesional. Poseía otras casas en otros países... tal vez elegiría un lugarmás exótico donde relajarse.

-Podemos comer en el restaurante del hotel, ir al delSheraton o explorar la Avenida Tedder.

Ella se volvió. Draco se había puesto pantalones cortos yunas zapatillas deportivas.

-¿Me permites elegir?

-No te hagas la graciosa -la reprendió con suavidad.

-Entonces la Avenida Tedder -respondió sin vacilar- Podemos irandando. Medio kilómetro no es nada. Draco alzó una ceja con aire burlón.
-Si quieres ejercicio, puedo pensar en algo mejor.

-Ah, pero mis deberes sexuales no empiezan hasta la noche,¿no lo recuerdas?

Él le presionó el labio inferior con un dedo.

-Esa boca tan descarada te puede traer problemas.

-En ese caso me voy a cambiar de ropa y luego nosmarchamos.

Muy pronto se reunió con él vestida con pantalones cortos,blusa, una gorra y el bolso colgando el hombro.

 

-Emprendamos la marcha.

Fue una agradable caminata. Una suave brisa refrescaba elcalor del sol. Pronto se sentaron en una terraza y disfrutaron con evidenteplacer de la comida.

Casi estaban listos para partir cuando sonó el teléfonomóvil de Draco y ella lo observó con recelo cuando él miró la pantalla y lodejó sonar.

-Tal vez deberías atender la llamada -sugirió cuando volvióa sonar minutos más tarde.

Draco se limitó a encogerse de hombros e ignoró elinsistente repiqueteo.

Minutos más tarde sonó el móvil de hermione.

-Estás con draco-oyóuna furiosa voz femenina- ¿No es así?

-¿Diana?

-Te ha llevado a la costa a pasar el fin de semana,¿verdad?

-¿Qué te hace pensar eso? -preguntó hermione.

-Matemáticas elementales.

-¿No hay ninguna posibilidad de que te equivoques?

-Querida, me he encargado de investigar. Esta mañana Draco fuea recogerte a tu apartamento.

-Tienes un problema -dijo hermione sin alterarse.

-Mi problema eres tú en la vida de draqui.

-Te sugiero que lo discutas con él.

-Intento hacerlo.

Hermione cortó la comunicación y miró a Draco conecuanimidad.

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jejejej hola a todos graxias a los que me tienen en sus favoritos ya son :84

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besos y abrazos nos vemos despues con mas de esta intensa historia

 

como veo que os gusta mas la accion os traigo este cap que esta de infarto creanme esta que arde espero sus comentarios para saber si les gusta o me quieren jusgar no se pero espero que lo disfruten por hay mencione a alguien que me habian pedido jejeje besos

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-Debes una explicación a Diana.

-No es así -replicó con tranquilidad

-Al parecer ella piensa lo contrario.

La camarera llevó la cuenta y tras pagar, con una propinaincluida, él se reclinó en el asiento y sometió a hermione a una miradaapreciativa.

-Lo que hayamos compartido Diana y yo terminó hace variosmeses.

Ella alzó una ceja y lo miró con cinismo.

-¿Y sin embargo continúas saliendo con ella?

-Tenemos amigos comunes y recibimos las mismas invitaciones-dijo al tiempo que se encogía de hombros- Diana intenta dar la impresión deque seguimos juntos.

-Algo que hace muy bien -hermione no pudo dejar de comentar.

Los ojos de Draco se endurecieron.

-¿Y te molesta?

-¿Por qué debería molestarme?

-Esa relación ha terminado. Diana debería seguir su propiocamino.

Un escalofrío recorrió la espalda de hermione. ¿Como ellatendría que alejarse de él el lunes siguiente? A partir de ese día Draco ya noparticiparía en su vida.

¿Por qué ese pensamiento la dejaba extrañamente desolada? enese momento hermione pensó que si Draco algún dia querría a una mujer deverdad y no pudo evitar que le agradaría que fuera ella.

-draco tú te hasenamorado-la pregunta salió por su boca casi sin pensarla y se arrepintióenseguida.

-a que viene esa pregunta.

-yo
yo solo, curiosidad creo.

-sí, no te voy a negar que hubo una mujer que le dio ungiro a mi vida su nombre era AstoriaGreengrass fue cuando era joven y estuvedispuesto a dar todo por ella era mi primer amor supongo.

-Hermione no pudo evitar preguntarse qué habría sucedido. lohabría dejado, lo habría traicionado o
-y que sucedió.

 

-MURIO-fue mas una respuesta para el y su mirada vagaba hacia el horizonte.

Lo siento no quise ser impertinente.no te preocupes fue hacemucho sucedió en un accidente aéreo, siempre le tubo pavor alas alturas decía que volar erade pájaros pero al menos descansa en paz.

-----------------------------------------------------------------------------------------

-Vayamos a caminar por la playa -sugirió Hermione cuando selevantaron de la mesa.

De pronto había tenido la urgente necesidad de sentir laarena dorada bajo los pies, el sol en la piel, la paz y la tranquilidad delpaisaje marino.

Cuando llegaron a la playa se quitó las sandalias y pisó laarena mojada de la orilla. Caminaron en agradable silencio admirando la suavecurva de la costa que se alargaba hasta Kirra.

Los niños jugaban en la orilla, vigilados por sus padres ymás lejos, las gaviotas parecían suspendidas en el aire.

Era una tranquila escena que se transformó a medida que seacercaban a Surfer's Paradise un lugar mucho más frecuentado.

-¿Te apetece explorar las tiendas? -aventuró Draco y ellainclinó la cabeza.

-Es una valentía por tu parte darle carta blanca a unamujer.

-Quizá sea porque me siento indulgente.

-¿Quién podría negarse? -preguntó Hermione mientras sequitaba la arena de los pies antes de ponerse las sandalias.

Fue un agradable paseo mientras recorrían la avenida consus tiendas antes de aventurarse por otra calle donde hermione se detuvo paraexaminar unas divertidas camisetas.

Cuando se decidió por una, de inmediato Draco sacó subilletero.

-No -dijo ella con firmeza mientras le tendía un billete ala vendedora- Gracias, pero no.

Era la primera mujer que se negaba a que él pagara y sufiera independencia lo divirtió. Hubo un tiempo en que había tenido que vigilarcada centavo, y vestirse y comer de la caridad. Tampoco se sentía orgulloso dehaber tenido que recurrir al robo en alguna ocasión. En la actualidad, muypocos sabían que anualmente donaba una gran cantidad de dinero a albergues paragente sin hogar y fundaba centros de acogida para niños desamparados.

-Propongo tomamos un descanso en un café -sugirió Draco cuandosalieron de la tienda.

-¿No puedes mantener el paso, eh? -bromeó hermione.

Cuando comenzó a anochecer, tomaron un taxi para ir alPalazzo. Hermione entró directamente en el dormitorio donde dispuso ropa nuevay se dirigió al cuarto de baño.

Tras lavarse el pelo bajo una buena ducha se enrolló unatoalla alrededor del cuerpo y salió del baño justo cuando Draco entraba completamente desnudo. Tras unafurtiva mirada apreciativa al cuerpo perfecto, no fue capaz de mirarlodirectamente a los ojos y ni siquiera lo intentó. En cambio, pasó por su lado,entró en el dormitorio y antes de cerrar la puerta oyó una débil risitadivertida.

Draco sintió un cierto grado de satisfacción ante laincomodidad de hermione . A decir verdad, le deleitaba saber que ella no sesentía totalmente cómoda con él y le complacía el hecho de que su experienciacon los hombres era limitada. Sintió que su cuerpo reaccionaba ante elpensamiento de la noche que se aproximaba. No había experimentado esa sensaciónde anticipación respecto a una mujer desde la adolescencia, cuando eltorbellino hormonal no hacía diferencia entre una mujer u otra.

 

En la actualidad, el deseo y la pasión convergían en unamujer, sólo una. hermione .

Más tarde, ella terminó de maquillarse, recogió su bolso denoche y salieron del apartamento. El clásico vestido negro con encaje y zapatosde tacón eran adecuados para cualquier ocasión. Una larga bufanda también deencaje en tomo al cuello era un complemento estupendo junto con unos pendientesy pulsera de diamantes. Su aspecto era muy juvenil, peinada con un elegantemoño en lo alto de la cabeza. ¿Quién iba a pensar que su interior se habíaconvertido en un manojo de nervios?

Cuando llegaron al restaurante, el Maitre ofició conamigable formalidad una vez que los condujo a la mesa.

¿Vino? Una copa, que ella bebió a sorbos a lo largo de lacena, y aunque conversaron ella casi no recordaba de qué habían hablado. Porqueallí sólo estaba el hombre y el aura se*xual que proyectaba. Era un poderosoafrodisíaco... primitivo, mortal.

¿Cuánto duró la cena? ¿Dos, tres horas? Casi podía oír elmartilleo de su corazón mientras esperaba el momento en que Draco pediría lacuenta. El apartamento estaba oscuro cuando llegaron y hermione se aproximó alventanal para admirar el paisaje. Más que oír, sintió a Draco a sus espaldas yno protestó cuando él la atrajo hacia sí por los hombros. Sus labiosacariciaron la nuca y ella sintió su cuerpo dolorosamente alerta a lassensaciones que lo recorrían. Luego, Draco la condujo al dormitorio y la tendióen la cama. Tras apagar algunas luces, lentamente la desvistió hasta dejarlatotalmente desnuda. Con mucho cuidado alzó la mano y la deslizó sobrelos hombros de hermione. Entonces acarició sus pechos y recorrió su vientreantes de detenerse en el suave y húmedo ángulo entre las piernas.

-Llevas demasiada ropa -murmuró hermione temblorosa, yluego lo desvistió.

Besó cada centímetro de piel que quedaba destapada,lamiendo sus musculosos brazos y sus fabulosos abdominales, bajando poco a pocohasta el punto de su cuerpo que más la atraía en ese momento. Le quito despaciolos pantalones y luego los calzoncillos más despacio aún.

- herms
cariño
me vas a matar si sigues asi

-No hay prisa malfory
dejame hacerte disfrutar..

-Esta noche cariño disfrutaremos los dos

-Lo se. - y dicho esto se metió sus miembro en la boca,saboreándolo suave, lenta y dulcemente, como si fuera el último caramelo delmundo y no quisiera que su sabor desapareciera nunca

-¡¡Oh dios hermione!!..no creo que pueda aguantar muchotiempo asi
-la levantó en peso y la colocó sobre la cama con las piernasabiertas.- mi pequeña hermione
no desearía que esta noche acabase nunca

Después de decir eso comenzó a mordisquearle los pies,subiendo poco a poco hasta sus muslos de una manera tan sensual que estremecióa hermione, que la hizo llorar de emoción al ver que la trataban tandulcemente, pero gracias a dios, pensó hermione , él no la vio llorar ycontinuó llenandola de besos hasta llegar al centro de su cuerpo y su deseo. Lalamió con suavidad primero y con fiereza y pasión después, la hizo llegar almejor orgasmo de su vida y lo supo porque su nombre debió oirse en toda lacosta. Se levantó y se colocó encima de ella, pero justo cuando ya iba apenetrarla vio algo que le partio el alma.
-¿Estas llorando hermione?
Actualidad y noticias

 

-Lo siento
yo
no queria
es solo, que jamás me habian hechoel amor de una manera tan suave y tan delicada.

-Mi pequeña princesa
no te he dado ni la mitad de lo que temereces
no te he hecho ni la mitad de lo que me gustaria hacerte
no te he dadoni la mitad de lo que me gustaria darte
hermione
yo

-draco
damelo todo ahora
aprovechemos esta última nochejuntos y dame todo lo que puedas darme hoy
mañana será otro dia
hazme disfrutarhoy como no he disfrutado nunca

Por alguna extraña razón esas palabras más que motivar a Dracole hicieron daño. La última noche, no lo había pensado hasta ahora. Ya novolveria a verla, ni a tenerla en su cama, la desearía cada noche, pero algirarse no estaría ahi para hacerle el amor. Tendría que aprovechar cadasegundo del presente, porque no había futuro con ella.

Con ese pensamiento la beso con tanta desesperación y tantafuerza que le hizo daño.

-draco
entra en mi
te estoy esperando.

Pero antes de que terminase la frase la penetró muy suave ypoco a poco fue aumentando la fuerza y la velocidad. Entonces se giró,colocando a hermione encima suya, cabalgandolo con una belleza inigualable.

Draco gimió cuando sintió como el se*xo de ella losuccionaba más fuertemente que su boca. Se veía tan sumamente dócil y sensual,que dudaba que pudiera borrar esa imagen de su cabeza algún día.

-Más rápido..-dijo él con un hilo de voz apenas audibleentre los gritos de placer de hermione.

-No
espera tengo una idea mejor..- dicho esto se levantó.

-Dios hermione no mehagas esto
vuelve a sentarte sobre mi
yo no
oh dios hermione

Draco tragó bruscamente cuando su mirada encontró ahermione. Se había subido al sofá y se había puesto en la posición delperrito. cu*lo para arriba, cabeza para abajo.

-draco ven aquí
-dijo mientras meneaba su cu*lo demanera tan provocativa que hizo que su verga se endureciera más de lo que eraposible.

Con su cabeza aún baja hacia la cama, ella levantó la manoy usó sus dedos para abrir los labios de su sexo.

-Me estás matando hermione
-dijo mientras iba a la cama yacariciaba la suave piel de su sexo.

Ella soltó los labios de su sexo y Draco perdió el hilo desus pensamientos, hipnotizado al mirar los pequeños y suaves pliegues cerrarselentamente. El los tomó con las manos, volvió a abrirlos, y simplemente la observó.Colocó la punta de su inflamada verga en la entrada de su sexo y se hundió enella con un gemido, colocándosela hasta el fondo. Hermione levantó sus caderashacia atrás para él con movimientos frenéticos, lanzando un enorme gemido. Elsonido de carne chocando con carne retumbó en la habitación. El aire seimpregnó de olor a sexo. Los dedos de Draco encontraron su clítoris y lafrotaron con energía. Ella reaccionó con un gemido, más alto y más largo estavez. Siguió con movimientos continuos de frotación mientras la penetraba y elsonido de los gemidos de hermione lo hizo gruñir como un animal.
-Nunca te haré daño -dijo él con voz ronca mientras seguía hundiéndose en su sexo.
Frotó su clítoris más rápido, arrogantemente satisfecho cuando sintió que su sexose contraía de manera reveladora.
-¡¡¡ahhhhhh!!! -gimió hermione.- ¡¡Ahhhhh!!
Lanzó sus caderas hacia atrás para él al correrse mientras su sexo se aferrabay contraía alrededor de su dura verga.

 

Gruñendo desde el fondo de su garganta, la tomó más rápido,más violentamente, bombeando como loco dentro de ella. Eyaculó con un bramido,sus músculos estaban tensos y brillosos de transpiración mientras su cuerpo seestremecía. En un último esfuerzo la cogió en brazos y la tumbó en la cama paraluego acostarse él a su lado y abrazarla fuertemente para que se durmiese sobresu pecho mientras le acariciaba el pelo y la espalda. Draco pensó que hermione yaestaba dormida y entonces se permitió entregarse a su propio sueño. Pero hermioneno estaba dormida, se levantó despacio para no despertarlo, se puso una bata deseda roja y salió al balcón. «Piensa con la cabeza. Si obedeces a los dictadosde tu corazón tendrás serios problemas», se dijo hermione en silencio. Pero dealguna manera tuvo la sensación de que era demasiado tarde para emplear larazón. Desde allí se veían las luces de las embarcaciones y hermione lascontempló inmóvil, como hipnotizada, mientras sintió como Draco deshacía elnudo de la cinta que le ataba el pelo.

-Todo el día he resistido la tentación -dijo mientrasenredaba los dedos en los cabellos que se curvaban en los hombros.
Luego la brisa empezó a alborotarlos. Con una cálida sonrisa se aproximó a loslabios de hermione y la besó largamente. La luna brillaba y había miríadas deestrellas parpadeantes en el cielo nocturno.

«Un momento mágico», pensó hermione.

. Con una cálida sonrisa se aproximó a los labios de hermioney la besó largamente. La luna brillaba y había miríadas de estrellasparpadeantes en el cielo nocturno.

«Un momento mágico», pensó hermione.

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Cuando la brisa se hizo más fresca él la cogió por lacintura, le quitó la bata y la acosto a su lado en la cama, dandole pequeñosmasajes para que durmiese tranquila. Durmieron unas cuantas horas y más tarde Dracola llevó al jacuzzi. Como en un sueño ella dejó que la lavara y se quedó quietacomo un niño obediente cuando él aclaró su cuerpo y más tarde la condujo a lacama donde hicieron el amor de una manera tan dulce que sintió deseos de volvera llorar. Demasiado pronto llegó la hora de marcharse al aeropuertoCoolangatta. Eran pasadas las ocho cuando desembarcaron en el aeropuerto deSidney.

 

-Tomaré un taxi -dijo hermione cuando salían de laterminal.

Draco le dirigió una mirada muy elocuente.

-No seas ridícula.

-Necesito llegar a mi trabajo.

-Te dejaré allí.

-Pero eso te aparta de tu camino.

-¿Y qué tiene que ver?
-draco...

-Tranquila, hermione. Tú vienes conmigo.

Ella abrió la boca para protestar, pero de inmediato lacerró al ver que un encargado del estacionamiento se acercaba conduciendo elAston Martín.

Hermione se mantuvo en silencio durante el trayecto a laciudad y antes de que él estacionara junto al taller ya se había desatado elcinturón de seguridad.

-Gracias por este fin de semana tan agradable -dijomientras abría la puerta.

Draco salió del coche abrió el maletero y le entregó elbolso de viaje.

Entonces inclinó la cabeza y le dio un beso breve y tanintenso que casi la dejó sin respiración. Luego se separó, entró en el cochemientras ella se alejaba sin siquiera una mirada de reojo. ¿Podría alguiendarse cuenta de que su corazón estaba destrozado? De alguna manera lo puso enduda mientras se entregaba a los quehaceres cotidianos. En un momento durantela mañana llamó a Silvia, la guapa enfermera de Alexander, para avisarle de queesa tarde iría a cenar con su padre. Cristian la llamó a las cuatro. Estabaradiante. Draco malfoy había depositado el resto del dinero en la cuenta de granger S.A., según lo acordado. «Misióncumplida», pensó hermione con severidad mientras tomaba un taxi hacia su casa. Unavez en el apartamento se duchó, se cambió de ropa y condujo hasta la casa deAlexander. El aspecto de su padre era increíblemente frágil y el ánimo se levino abajo al comprobar que estaba aún más deteriorado desde su última visita. Suapetito había desaparecido y ella lo obligó a comer mientras lo entretenía conanécdotas que al fin le hicieron sonreír. Hermione se quedó junto a él hastaque Silvia le advirtió que su padre debía retirarse a descansar. Antes departir, hermione lo besó en la mejilla y lo abrazó estrechamente durante largosminutos.
-Silvia, no se como podría agradecerte todo lo que haces por mi padre. Se muybien que el dinero que te damos no es suficiente.
-Oh vamos hermione, sabes perfectamente que yo no hago esto por el dinero, conlo que gana neville tenemos suficiente. Yo hago esto porque Alexander es parami como un padre y quiero seguir a su lado.

-Pero estas embarazada y deberias descansar más. Estoysegura de que neville estará de acuerdo conmigo.

-Todavia es pronto hermione, tan solo estoy de 3 meses y neville está feliz de verme a mi feliz. Graciaspor preocuparte por mi, pero no es necesario.

-Esta bien, pero cualquier cosa o cualquier dia libre quenecesites solo tienes que llamarme.
Había valido la pena aceptar las exigencias de draco.

Alexander nunca se enteraría de los desatinos financierosde Cristian ni sabría detalles sobre su vida privada. «Y tú?», inquirió unavocecita mientras se revolvía en la cama en busca del sueño. El jueves por lamañana, hermione despertó con una sensación de inquietud localizada en la boca delestómago. ¿Una premonición? Tras levantarse, dar de comer al gato y prepararseuna taza de té, revisó el correo electrónico. Luego se duchó, se vistió y semarchó al taller.

 

Nada indicaba que el día sería diferente a cualquier otro.Como siempre, el tráfico estaba en su hora punta y más tarde el trabajo sedesarrolló normalmente, sin ninguna novedad.

Cristian la llamó durante la mañana. Estaba radiante porqueel trato financiero entre granger, S.A. y Draco malfoy ya era un hecho. Inclusosugirió que cenaran juntos para celebrarlo.

Entonces, ¿por qué no podía desprenderse de esa especie demal presagio que se cernía sobre ella como una nube gris?

Eran casi las seis cuando llegó a casa, dio de comer algato y estaba a punto de preparar la cena cuando oyó el sonido del teléfonomóvil.

-hermione -la voz de Silvia sonaba tranquila y sin prisas-.Se han llevado a Alexander en una ambulancia al hospital. Estoy a punto desalir para allá. He hablado con Cristian y ya va en camino a la Unidad de Cardiología. Nosveremos allí.

Con el estómago encogido, hermione tomó el bolso junto conlas llaves y salió a toda prisa del apartamento. Cuando esperaba el ascensorrecordó la advertencia del cardiólogo y luego condujo por las calles tan deprisa como le fue posible.

Cuando llegó al hospital, el estacionamiento estaba llenode coches así que tuvo que dejar el suyo en un espacio reservado, no sin antesescribir «urgencia» en un trozo de papel que colocó bajo el limpiaparabrisas.

Las horas siguientes fueron las peores de su vida. Cristiany Silvia se encontraban esperando en la Unidad mientras el equipo médico intentabaestabilizar a Alexander, pero el pronóstico no era alentador.

A medianoche enviaron a Silvia a casa, y ambos hermanos sequedaron haciendo guardia hasta que la noche lentamente dio paso al amanecer.

-Vete a casa y duerme un poco -le pidió Cristian consuavidad. Pero hermione negó con la cabeza.
A las nueve avisaron a sus respectivas oficinas que no irían esa mañana y seturnaron junto al lecho de Alexander.

Y allí la encontró draco. Estaba pálida, ojerosa y tantriste que sintió deseos de estrecharla entre sus brazos para consolarla.

Era consciente de que no tenía cabida allí. Sólo sepermitía la entrada a los familiares, aunque él había salvado todos los obstáculospara llegar hasta ellos, expresar su pesar y ofrecer su ayuda.

-No, gracias -dijo hermione suavemente.

Draco se limitó a apoyar la mano un instante sobre suhombro y luego dejó caer el brazo a un costado.
Una enfermera le dirigió una elocuente mirada mientras indicaba el reloj y élinclinó la cabeza en señal de conformidad.

-Nos mantendremos comunicados.

-¿Cómo pudo llegar hasta aquí? -preguntó herms con calmaminutos después.

-Por su increíble poder de convicción -respondió Cristian,apesadumbrado- Es una de sus características, ¿o no te habías dado cuenta?

 

«Me he dado cuenta de tantas cosas respecto a draco», pensóhermione y en ese momento, sobresaltada, prestó atención a los monitores de lasconstantes vitales que empezaron a sonar insistentemente.

A partir de ese momento todo fue cuesta abajo. Alatardecer, Alexander los dejó para siempre.

Sumida en un estado de dolor, hermione compartió laslágrimas con su hermano mientras se consolaban mutuamente.

-Deberías dormir en mi casa.

Ella se separó y buscó un pañuelo.

-Estaré bien. Sólo necesito una ducha y meterme en la cama.

-Lo mismo que necesito yo.

Ambos tomaron el ascensor y salieron al aire fresco de lacalle. Cristian la acompañó hasta el coche y esperó que se instalara.

-Te seguiré para asegurarme de que llegas bien a casa.

A esa hora casi no había tráfico. Al llegar a Double Bayempezó a caer una ligera lluvia. Por el retrovisor vio los faros del coche desu hermano y cuando estacionó ante el edificio, Cristian hizo sonar el claxon,dio media vuelta y desapareció de su vista.

La fatiga la vencía cuando salió del ascensor. Iba tansumida en sus pensamientos que no advirtió la alta figura masculina apoyada enla pared junto a su puerta.

-¿draco? -alcanzó a decir mientras él le quitaba las llavesde la mano, abría la puerta y suavemente la empujaba dentro-. ¿Qué haces aquí?-añadió con gran fatiga- No deberías haber venido.

-¿No? -respondió mientras le retiraba el bolso del hombro,lo dejaba en una mesilla y la conducía a la cocina.

Luego preparó té y un bocadillo.

-Come.

-¿Comer? No me apetece.

-Te hará bien aunque sea un poco.

Era más fácil rendirse que discutir. Obedientemente hermionecomió un trozo y bebió unos sorbos de té, luego apartó el plato.

-Una ducha y a la cama -dijo con cansancio mientras se poníaen pie- Puedes marcharte si quieres.

No se molestó en esperar una respuesta. Tampoco leimportaba si se quedaba. Era demasiado para ella y más que nada quería dormir.

Christopher dio de comer al gato, lavó los platos, revisósu teléfono móvil, apagó las luces y entró en el dormitorio.

Hermione dormía. Draco se desvistió y con todo cuidado sedeslizó bajo la ropa de cama. El solo pensamiento de que ella pudiera despertary llorar en soledad era una posibilidad que no iba a permitir.

Hermione estaba soñando. Unos fuertes brazos la estrechabany una mano acariciaba sus cabellos. Unos labios besaban suavemente su sien yella cayó en el sueño sintiendo la calidez de los músculos que la abrazaban, dela piel bajo su mejilla y los latidos acompasados del corazón de un ser humano.

Era una sensación reconfortante, tranquilizadora y sesentía contenta así, segura en esos brazos y muy poco dispuesta a emerger deesa sensación cálida y protectora para encarar la cruda realidad del día.

 

Pero los sueños duran poco, y lentamente atravesó los velosde la inconsciencia para descubrir que todo era realidad.

-¿draco?

-Espero que no pensaras que era otro hombre -gruñóroncamente antes de enfrentar su mirada sorprendida- No quise dejarte sola.

Ella intentó asimilar la implicación de sus palabras, perose le hacía muy difícil a esa hora de la mañana.

Draco observó cómo sus pálidos rasgos despertaban a laconciencia de lo ocurrido, vio el dolor y su intento por sobreponerse.

-¿Quieres hablar?

Hermione negó con la cabeza mientras contenía las lágrimas.No deseaba derrumbarse ante él.

-Iré a preparar café -dijo draco.

Tenía que mantener las manos ocupadas, de lo contrario lasusaría para estrecharla entre sus brazos, y había decidido que la próxima vezque hicieran el amor sería con la voluntad de ella.

Una vez fuera de la cama, entró en el cuarto de baño y mástarde salió vestido y afeitado pensando que la maquinilla de una mujer nosubstituía su máquina de afeitar eléctrica.

En la cocina preparó la cafetera. Eran pasadas las ocho yun buen desayuno les haría bien, así que empezó a preparar dos tortillas dejamón y queso.

Hermione se puso unos vaqueros y una blusa. Se sintió mejordespués de peinarse, refrescarse la cara y empezar la rutina cotidiana.
No estaba impresionante pero tampoco mal, pensó tras mirarse en el espejo. Losuficiente para enfrentar ese día y todo lo que traería consigo.

El olor del café y las tostadas era tentador. Entró en lacocina justo cuando Draco ponía las tortillas en los platos.

Aunque no tenía demasiado apetito, comió la mitad,acompañada de una tostada y dos tazas de café.

-¿No tendrías que estar en otro lugar a esta hora de lamañana?

-Más tarde -dijo Draco reclinándose en la silla, contentode verla menos vulnerable- Me marcharé cuando llegue Cristian.

Los ojos de hermione se nublaron levemente.

-Estoy bien.

Draco alzó una ceja.

-No he dicho que no lo estuvieras.

Hermione le debía una palabra de agradecimiento.

-Fuiste muy amable al venir a acompañarme.

-Hice que Cristian prometiera llamarme si tú insistías envolver a casa.

¿Entonces Draco se preocupaba por ella?

En ese momento sonó el teléfono y ella atendió la llamada.Cristian iba de camino a su casa.

Hermione empezó a despejar la mesa y juntos lavaron losplatos.

Cuando terminaron, ella dijo que iba a arreglar eldormitorio como pretexto para escapar de su presencia. El timbre sonó cuando lahabitación ya estaba limpia y ordenada.

Cristian no tenía aspecto de haber dormido bien. Hermione lepreparó un café y no supo si sentirse triste o aliviada cuando Draco anuncióque se marchaba.

Los días que siguieron al funeral fueron igualmentedesoladores y hermione se tomó otro día libre antes del volver al taller.

 

Silvia se quedo con la casa de Alexander por orden dehermione , Cristian tuvo que viajar a Melboume por negocios y hermione concentrótoda su energía en el trabajo.

Draco llamó varias veces, pero ella se limitaba a una breveconversación rechazando sus invitaciones.

Aun en circunstancias normales, un medallón encargado porDiana le habría alterado los nervios. Así que se esmeró en el diseño de la joyaintentando alcanzar la perfección.

Los días se convirtieron en una semana. Cristian regresó aSidney por unos días antes de volver a viajar dentro del país.

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hola a todas este cap es algo trizte pero bueno no todo puede ser color rosa lo unico q me gusta es el amor que demuestra draco por herms jejeje bueno y para alegrar el momento me gustaria mucho que me respondieran una pequeña pregunta jjejee: ¿cual es su personaje favorito de harry potter que no trabaje ni estudie en hogwarts? el mio es el señor weasly sobre todo cuando le pregunta a harry cual es la funcion del patito de hule jejejeje

besos adios por fa respondan comentar no cuesta

-hermione, te necesitan en la tienda.

Ella se separó del microscopio binocular, se arregló elpelo y se dirigió a la tienda donde las gemas relucían sobre terciopelo oscuroen varias vitrinas de cristal. Dos dependientes muy compuestos se encontrabantras los mostradores de cristal y miraban con una fachada de amabilidad a lamujer joven y alta cuya espalda y postura a hermione  le pareció vagamente familiar.

Cuando la mujer se volvió hacia ella, hermione supo porqué. Era Diana.

Iba muy bien vestida, exquisitamente maquillada y con suhabitual aspecto de modelo internacional.

«Vamos a tener problemas», fue lo primero que pensó hermione.

-La señorita desea hablarle acerca del medallón que encargóen esta casa.

-Desde luego -dijo hermione amablemente y se acercó aDiana- Tal vez quieras enseñármelo -dijo al tiempo que tomaba un trozo deterciopelo y lo extendía sobre el mostrador.

-Aquí está -dijo Diana.

Era una hermosa pieza rectangular con cinco diamantestallados y engarzados en oro. La cadena que lo sujetaba era exquisita.

-Tiene arañazos y los diamantes no son del tamaño y calidadque acordamos.

Era exactamente la joya que Diana había encargado. Losdiamantes perfectamente cortados y engarzados.

Hermione  sacó lalupa y de inmediato notó los arañazos. Había varios. Sin embargo no habíaninguno el día que le entregaron la joya a Diana ¿Intentaba deliberadamentedenigrar su experto trabajo?

-Mis notas están en el archivo -empezó con cortesía y luegose volvió al dependiente- Barbara ¿sería tan amable de traérmelas? Necesitorevisar los detalles originales con la señorita Diana.

hermione revisó concienzudamente las notas e instruccionesdel diseño y se tomó su tiempo para clarificar cada punto. Cuando al finterminó, Diana se había quedado sin argumentos.

 

-Todavía quedan los arañazos.

-Podemos quitarlos -dijo con calma.

-Me niego a aceptar un trabajo de artesanía defectuoso-declaró con una mirada mordaz.

-Si nos quieres dejar la joya, repararemos los daños sincosto adicional.

-La única solución aceptable es una indemnización -dijo coninsolencia-. Quiero un crédito total a mi nombre y me quedo con el medallón.

-Eso va en contra de la política del establecimiento.

-Si no aceptas mis condiciones informaré a la Asociación de Joyeros yademás me encargaré de hacer llegar el asunto a los medios de comunicación.

-Hazlo. Mientras tanto vamos a recurrir a un joyeroindependiente para que examine los arañazos y también haremos llegar su informea los medios de comunicación.

Había descubierto la fanfarronada de Diana y la dejó sinrecursos. Diana lo sabía y su expresión no fue agradable cuando recogiórápidamente el medallón y lo metió en su bolso. Con engañosa calma,  se volvió a Barbara.

-Acompañaré a la señorita Diana a la puerta.

Había sido una pequeña victoria que duró hasta que salierona la calle.

-No creas que has ganado -se desahogó Diana en tonoperverso- Deseo a Draco  e intentomantenerlo a mi lado.

-¿De veras? -hermione  miró los ojos entornados de la mujer- Buenasuerte.

-Aléjate de él. He gastado demasiado tiempo y energíacultivando la relación entre nosotros.

Por un instante hermione pensó que Diana iba a golpearla yse preparó, pero la modelo se limitó a proferir unos vehementes juramentosantes de alejarse.

Con esfuerzo, hermione volvió a su trabajo y se sintiócontenta cuando terminó la jornada y pudo marcharse a casa.

La tristeza, unida al enfrentamiento con Diana, sólosirvieron para exacerbar sus emociones.

Habría sido demasiado fácil enfurecerse contra el destino ohundirse en un pozo de lágrimas.

Cuando abrió la puerta el gato corrió hacia ella y leacarició las orejas aterciopeladas. Entonces el felino golpeteó la cabezacontra su mano.

-Devoción incondicional -murmuró al tiempo que acariciabaafectuosamente el suave pelaje del animal.

Estaba sola y no había nadie cercano a quien llamar.

Cristian estaba en Melboume, luna había regresado a Italiay su orgullo no la permitia llamar a draco.

De acuerdo, entonces daría de comer al gato, se prepararíala cena y limpiaría el apartamento. Una actividad que le llevaría unas cuantashoras. Más tarde, se daría una ducha y luego se metería en la cama.

Volver al trabajo fue un alivio para hermione y esa mañanase entregó diligentemente a su quehacer.

 Ajustó el microscopio binocular y lo centró sobre eldelicado engarce que estaba ejecutando. Para ella el intrincado diseño era un desafíotanto profesional como personal.

Quería lo mejor y dedicaba su atención a los detallesminúsculos que la llevarían al resultado deseado... la perfección.

 

No le importaba continuar trabajando durante el descansopara comer ni quedarse hasta más tarde en el taller; nada importaba salvo lacalidad de su trabajo.

El establecimiento necesitaba contar con medidas deseguridad. Era fácil deshacerse de las gemas sueltas, por lo tanto seconvertían en blanco preferido para robos.

Allí había piedras preciosas de incalculable valor, asícomo un equipo muy caro. Por tanto, las medidas de seguridad eran muy rigurosasy la empresa contaba con una de las mejores cámaras acorazadas. Puertas decristal a prueba de balas protegían al personal que trabajaba en el interior yun costoso sistema de seguridad se encargaba del resto.

Sin embargo, había que tener precaución, algo a lo que ellase había acostumbrado a lo largo de los años y que nunca descuidaba.

Una de las reglas de oro de la casa era que dos personas,nunca una sola, estuvieran en el taller. Si por casualidad algo desagradable lesucedía a uno, el otro podría hacer sonar la alarma.

En los tres años que llevaba trabajando para la firma nadiehabía intentado forzar el sistema de seguridad a la luz del día.

¡Por el amor de Dios! ¿Por qué le rondaban esospensamientos en la cabeza? ¿Instinto, premonición? ¿O se debía a su agudavulnerabilidad actual?

Por más que se esforzara, era incapaz de alejar a draco desu mente. Era una fuerza intrusa que invadía cada minuto del día.

Podía sentir su contacto sin ninguna dificultad. Sentir suboca en la suya.

«No sigas por ahí», pensó. Los recuerdos eran demasiadovividos, demasiado intoxicantes.

Tuvo que admitir que fue maravilloso mientras duró. Unafugaz aventura orquestada por razones incorrectas. Y la peor de ellas habíasido la manipulación.

¿Entonces por qué sufría por él?

El trato había acabado. granger, S.A. florecería bajo ladirección de draco.

La vida privada de Cristian se mantendría en el anonimato.¿Y en cuanto a ella? Había cumplido todas las obligaciones y era libre.

hermione sintió una risa cavernosa en la garganta. ¡Seguroque sí! ¡Pero la verdad era que nunca había estado más atada en su vida!

Apenas comía, raramente dormía bien. Algo de eso podríahaberlo atribuido a la tristeza por la pérdida de su padre. Y todo el resto eraculpa de  draco.

El timbre electrónico sonó por encima de la músicaambiental y hermione alzó la vista. Al otro lado de la puerta vio una figurafamiliar con una bolsa de comida en cada mano.

Era ginny , camarera de una cafetería cercana con su pedidopara el almuerzo, gracias a dios era hermana de Ronald su otro trabajador porque si no seria imposible conseguir domicilios a esa hora y con el trafico enhora pico.

-¿Quieres ir a recibir los bocadillos o voy yo? De acuerdo,iré yo -dijo hermione al darse cuenta de que ron se encontraba empeñado en ladelicada tarea de calentar un metal fino.

Tras dejar a un lado las herramientas fue hacia la puerta,quitó el seguro y abrió el picaporte.

Y en ese instante se desencadenó el infierno.

 

Tuvo una fugaz visión de la expresión aterrorizada de ginnyen el momento en que un hombre con la cara oculta bajo un gorro de lana paraesquiar la catapultaba al interior del taller.

La pesadilla comenzó al verlo blandir un horrible cuchillo.

En tales circunstancias el cometido era claro. Obedecer lasórdenes y no jugar a convertirse en héroe.

La pesadilla comenzó al verlo blandir un horrible cuchillo.

En tales circunstancias el cometido era claro. Obedecer lasórdenes y no jugar a convertirse en héroe.

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Un cuchillo no era una pistola, además hermione estabaentrenada en autodefensa. ¿Podría arriesgarse a desarmarlo?

El hombre sacó una pistola.

-Ni se te ocurra -ordenó en un tono tan perentorio que leheló la sangre en las venas.

Con un rápido movimiento le rodeó los hombros con un brazoy la atrajo hacia sí mientras presionaba la punta del cuchillo contra lagarganta.

Tranquila, tenía que permanecer tranquila. Lo que no erafácil ante la proximidad de la pistola, para no mencionar la amenaza delcuchillo.

Con el rabillo del ojo tuvo una visión de ron que movíasigilosamente un pie hacia el botón de alarma colocado en el suelo. Una llamadaque enviaría una alerta electrónica al busca del supervisor, a la empresa deseguridad y a la comisaría de policía.

hermione rezó para que el delincuente no lo hubiera notado.

-Abre la cámara acorazada -dijo con una voz gutural quehizo que ron alzara las manos en un gesto impotente.

-No sé la combinación.

Una respuesta para ganar tiempo y el intruso lo sabía.

-¿Crees que soy tonto? -preguntó en un tono perverso mientrasapretaba los hombros de hermione- Ábrela ahora mismo o usaré el cuchillo.

Ella sintió la punta en la base de la garganta, una punzadaen la piel y luego un cálido hilillo de sangre.

ron no vaciló. Se acercó a la puerta de la cámara, marcóuna serie de dígitos y luego abrió la puerta.

-Mete todo en un bolso. ¡Vamos!

Ron  obedeciótardando todo lo que se atrevía.

-¿Quieres que le haga daño de verdad?

El cuchillo presionó con más fuerza y hermione  gimió de dolor.

-Lo hago lo más rápido que puedo -dijo  ron al tiempo que vaciaba bandejas echando elcontenido en una bolsa- Esto es todo lo que hay.

-¡Dámelo! -dijo el delincuente al tiempo que soltaba a hermioney se dirigía a la puerta.

Pero ella vio lo que él no podía ver y deliberadamentemantuvo una mirada inexpresiva mientras dos guardias de seguridad armados se colocabana ambos lados de la puerta de calle.

Una sorpresiva patada bien dirigida era todo lo que senecesitaba para desarmar al intruso y proporcionar los pocos segundosesenciales de confusión para dar a los guardas la oportunidad de entrar yderribarlo.

 

En una fracción de segundo el pie de hermione  le golpeó la muñeca y la pistola saltó por elaire.

Con una sarta de obscenidades el hombre se abalanzó haciaella y hermione apenas pudo ver cómo la puerta se abría de golpe y entraban losguardias antes de que el delincuente volviera a aferraría contra su cuerpo.

La presión contra las costillas era agudísima y apenaspodía respirar.

ginny empezó a llorar en silencio.

-Déjala marcharse -ordenó uno de los guardias y se ganó unamirada mordaz.

-¿Estás loco? Ella será mi salvoconducto para salir deaquí.

-Tira el cuchillo.

-Ni soñarlo, colega.

Lo que había empezado como un atraco se convertía en unatentativa de secuestro.

Entonces hermione escuchó el sonido distante de una sirenaque se acercaba velozmente al taller y luego se detenía.

Segundos más tarde sonó el teléfono.

-¡Atiende tú!

Moviéndose con todo cuidado el guarda obedeció la orden yluego le tendió el auricular al hombre.

-Es para ti.

-Dile al policía que quiero que me dejen salir de aquí sintrampas y luego que me den quince minutos para marcharme. Ese es el trato.

La escena se parecía mucho a la de una película. Peor queeso, porque el hombre estaba desesperado y no vacilaría en hacerle daño a hermione.

En una fracción de segundo vio toda su vida desfilar antesus ojos. Vio a su madre, a su padre, a Cristian y a draco. Demonios, ¿por qué draco?

Ella no tenía futuro con draco. ¡Maldición, era posible queno tuviera futuro alguno!

-Los quiero a todos afuera. ¡Ahora! -ordenó furioso eldelincuente y ella contuvo la respiración.

Los guardias, ginny y ron  desfilaron hacia la salida con calma y lapuerta se cerró dejando a hermione y al hombre en el taller.

-Tú y yo vamos a dar un paseo juntos -oyó la voz del hombrejunto al oído- Y si eres muy buena podría dejarte marchar cuando nos hayamosalejado de aquí.

-Sí.

Seguro que sí. Y a medianoche el sol resplandecía enAlaska.

La mano del hombre apretó el pecho de hermione.

-O tal vez podríamos corrernos una juerga dentro de unrato.
-Sí, en tus sueños.

El hombre la empujó brutalmente contra un mostrador.

-Toma el maldito teléfono y dile a esos bastardos que sepongan en acción.

Ella apenas podía creer que lo dejarían salir solo de allí.Las piedras preciosas costaban una fortuna. Y su vida estaba en peligro.

Al tomar el auricular vio que le corría sangre de unaherida en la mano.

-Manténgase tranquila. Haga lo que le dice. Hemos bloqueadolas calles así que no podrá ir muy lejos -la voz masculina era clara y directa.

-Un movimiento equivocado por parte de ellos y tú pasarás ala historia, ¿me oyes?

 

Lo que sucedió a continuación fue una pesadilla deacciones, ruidos y miedo; todo en un calidoscopio de movimiento mientras laobligaba a llevar la bolsa con las gemas, la utilizaba como escudo humano y, yaen la calle, la movía a empellones hacia su coche.

En esos terribles segundos ella se preparó para cualquiercosa, y no fue hasta que la empujó por el asiento del conductor y luego casi sesentó encima de ella que pudo darse cuenta de que lograría escapar. Y lallevaría consigo.

El hombre hizo girar la llave de contacto y arrancó elcoche. hermione oyó el chirrido de las ruedas mientras el vehículo escapaba auna velocidad temeraria.

Automáticamente se apoyó en el salpicadero y escuchó surisa demencial mientras hacia virajes entre los coches que corrían por lacalzada. Luego hizo un violento giro a la izquierda y dejó escapar un grito derabia al ver que la calle estaba bloqueada.

Entonces giró en redondo, pero fue inútil porque otra vezencontró la calle bloqueada.

El coche rebotó contra otro vehículo con un golpe sordo demetales aplastados antes de salirse de la calzada e ir a dar a un costado de lacalle en medio de los frenazos y cláxones de los otros vehículos.

Segundos antes, hermione vio el desastre inminente y aldictado de un impulso abrió su puerta y se lanzó antes de que el coche seestrellara.

Cuando su cuerpo cayó en el asfalto, por unos segundossintió un agudo dolor, luego intentó moverse y luego... nada.

Hermione  estabasoñando. Sentía una extraña levedad corporal. En ciertos momentos parecía queemergía hacia la conciencia y luego volvía a caer en un sopor másreconfortante.

Había voces, al principio lejanas y confusas y luego muyclaras a medida que empezaba a despertar totalmente.

Paredes blancas, movimientos, un leve olor antiséptico yuna enfermera con uniforme que examinaba sus signos vitales.
Un hospital.

hermione observó el gotero, las vendas en un brazo y sintióun dolor generalizado, especialmente en la cabeza, en una cadera y en unhombro.

-Muy bien. Ya está despierta -dijo la enfermera con unamirada minuciosa- Contusiones múltiples, rozaduras, heridas superficialesproducidas por arma blanca y conmoción. Le hemos administrado analgésicos.Pronto vendrá el médico. Ah, tiene visita.

Alguien que había llegado minutos después que lahospitalizaran, que insistió en que la atendieran los mejores médicos y que lapusieran en una habitación individual.

-¿Una visita?

-Si no se siente en condiciones de recibirlo puedo hacerque espere.

Seguramente se trataba de un agente de la policía paratomarle declaración.

-No, déjelo entrar.

Apenas había salido la enfermera, entró Draco y supresencia pareció llenar la habitación.

La expresión sorprendida de hermione  hizo aflorar una sonrisa a sus labios aunquesus ojos se mantuvieron serios mientras se acercaba a la cama.

-¿Ni siquiera un «hola»?

Hermione  sintió quese le aceleraba el pulso.

 

-Me he quedado sin habla.

-¿Debido a mi visita? -dijo en tono ligero mientras sepreguntaba si ella podría imaginarse por lo que había tenido que pasar unashoras antes. Rabia... no, rabia cuando le informaron sobre lo sucedido. Ymiedo. Auténtico miedo al pensar que pudo haberla perdido. Todavía luchabacontra esas dos emociones y las controlaba por pura fuerza de voluntad. Eldelincuente pagaría caro el hecho de haber puesto en peligro la vida de ella-Nadie me iba a impedir que entrara a verte. ¿Cómo estás, cariño?

-Tan bien como se puede esperar.

Draco  le acariciósuavemente el mentón con los dedos.

-¿Necesitas algo?

«A ti, a pesar de que para ti solo soy un maldito negocio,a pesar de que pagaste por estar conmigo, humillándome como nadie lo ha hechonunca. A pesar de eso te necesito solamente a ti para sentirme a salvo, seguray feliz», pensó al instante.

-¿Cuándo podré salir de aquí? - fue lo único que pudopronunciar, en contrariedad con lo que en realidad queria decir.

-En uno o dos días -dijo al tiempo que le acariciaba ellabio inferior.

-¿Y el secuestrador?

El rostro de Draco  se convirtió en una dura máscara.

-Detenido y en la cárcel. ¿dime una cosa hermione granger quecosa te pasaba por la cabeza cuando cometiste la estupidez de poner en peligrotu vida-eso sin duda era un reclamo pero por que?

-necesitaba intentar algo no iba a dejar que robaran mi joyeríaa demás a ti que te importa ni siquiera se porque estás aquí?

-lo material se recupera hermione pero tu vida no,  a demás tu me importas por que por que

En ese momento entró la enfermera.

-Debo pedirle que se marche. La paciente necesitadescansar.

Durante un instante hermione pensó que se iba a negar, encambio se acercó a ella, la besó en los labios y se retiró.

Por la tarde hermione recibió dos ramos de flores. Uno departe del personal del taller y tres docenas de rosas rojas, con una tarjeta enla que se leía una sola palabra escrita en tinta negra: draco.como si esocompensara su silencio en la tarde.

hermione comió poco, mantuvo una breve conversación con lapolicía en la que narró los sucesos ocurridos antes y después del atraco.

Más tarde se quedó dormida, ajena a la presencia de dracoque observaba su rostro en reposo.

Tan delicada. Con una piel de porcelana y una boca que erauna pura tentación.

Deseaba llevarla a su casa, abrazarla y protegerla mientrasdormía. Y asegurarle que nunca nadie volvería a hacerle daño, a ella, cuyoshermosos ojos lo habían cautivado desde que la conoció. Sin mayor esfuerzo sehabía apoderado de él, robándole el corazón.

¿Sería consciente del sentimiento que despertaba en él?

La pregunta de fondo era saber qué intentaría hacer él alrespecto.

hermione se despertó temprano. Después de ducharse ayudadapor una enfermera, le dijeron que le quitarían el gotero intravenoso y elladeclaró que quería marcharse a casa.

 

El especialista se mostró menos entusiasta.

-Preferiría que se quedara bajo observación otrasveinticuatro horas.

-Preferiría, aunque no es absolutamente necesario, ¿verdad?

-¿Vive sola?

-No exactamente.

El gato no contaba, pero tenía teléfono, teléfono móvil yuna buena vecina.

El médico examinó los signos vitales, y el historialmédico.

-Vamos a hacer un trato. Esta tarde la volveré a examinarcon vistas a una posible alta. ¿Tiene alguien que la venga a buscar y la llevea casa?

Pasadas las seis de la tarde, hermione llegó a suapartamento en un taxi.

El gato la saludó con un maullido de protesta. hermione ledio de comer y luego se preparó una taza de té.

Sentía mucho dolor, así que tomó dos calmantes.

Luego se instaló cómodamente en un sofá frente al televisorcon el gato en su regazo. Eligió una comedia de media hora de duración y sepreparó para relajarse.La insistente llamada del teléfono interno fue como unaintrusión indeseable.

A través de la pantalla del aparato vio que era draco.

-Estoy bien y a punto de acostarme.
-Abre la puerta.

-Estoy demasiado cansada para recibir visitas.

-¡hermione!.

-Déjame sola, por favor -dijo y cortó la comunicación.

Minutos más tarde, sonó el timbre de la puerta. ¿La vecina?

Era el administrador del edificio acompañado de draco.

Ella abrió la puerta.

-Su... amigo estaba preocupado por su salud -explicó, conexpresión contrita.

-Como puede ver, me encuentro bien.

draco se volvió al hombre.

-Yo me quedaré con ella.

El administrador la miró confundido.

-¿hermione?

-Está bien.

Segundos más tarde, tras cerrar la puerta, se volvió alhombre que había trastornado su vida.

-¿Qué crees que estás haciendo?

-¿Quieres que te prepare el neceser o lo haces tú?-preguntó en un tono muy controlado.

-¿Qué has dicho?

-Lo que has oído. O vienes conmigo o me quedo a dormir aquí-dijo en un tono suave como la seda, pero con una mirada nada amable- Tú verás.

-No quiero verte aquí.

La mirada de draco se oscureció y sin decir palabra sedirigió al dormitorio.

-¡No puedes hacer esto! -exclamó hermione al ver que abríalos cajones de la cómoda y empezaba a meter ropa en un bolso. Luego fue alarmario y sacó unos vestidos que también colocó en el bolso. Más tarde añadióalgunos artículos de aseo que encontró en el baño.

- De acuerdo, nos vamos.

-No iré a ninguna parte contigo.

-Sí que lo harás. Por tus propios pies o tendré quellevarte en brazos.

hermione quería golpearlo.

-¿Quién demonios te crees que eres?

-Necesitas descansar y recuperarte. Y necesito ver que lohaces.

-Puedo cuidar de mí misma

-Seguro que sí -replicó al tiempo que cerraba la cremalleradel bolso- La próxima semana. Hasta ese momento yo me encargaré de ti -añadiócon una mirada desafiante.

No había duda de que estaba decidido a hacer lo que decía,así que lo siguió hasta el vestíbulo donde tomaron el ascensor. El Aston Martínestaba estacionado a la entrada del edificio y hermione se acomodó en elasiento del acompañante.

Minutos más tarde se sumaron al tráfico y recorrieron lacorta distancia hasta llegar a la casa de draco en Point Piper.

Hermione  apenaslograba controlarse. Era el hombre más imposible que había tenido la desgraciade conocer.

draco estacionó el coche en el garaje.

-¿Cuánto tiempo piensas estar de mal humor? -dijo draco conuna mirada que suplicaba comprensión.

-No estoy de mal humor. Simplemente no tengo nada quedecirte.

Mientras ella no tenía nada que decir, él tenía muchas  mas  cosasque decirle acerca de los riesgos que había corrido y de jugar a la heroína.Maldición, ¿tenía idea de lo que pudo haberle ocurrido?

-Eres una testaruda -dijo al tiempo que la tomaba enbrazos, se inclinaba para recoger el bolso y con una cadera cerraba la puertadel vehículo.

-Te odio -dijo hermione con fiereza.

-Una emoción muy saludable.

-Bájame, puedo caminar.

Una vez en la casa, draco cruzó la galería y por fin ladejó sobre el suelo del dormitorio principal. Luego echó la ropa de cama haciaatrás y acomodó las almohadas.

-Métete en la cama. Traeré una taza de té.

-No necesito un enfermero.

Draco  se aflojó lacorbata y se quitó la chaqueta.

-O es aquí o en el hospital. Y si no estás acostada cuandovuelva, yo te meteré en la cama.
Con el cuerpo muy dolorido ella entró en el cuarto de baño.

Minutos más tarde volvió a la habitación y se metió en lacama. Sería tan fácil cerrar los ojos y quedarse dormida.

draco entró en la habitación y cerró la puerta con cuidado.El té y el bocadillo podían esperar.

Contemplar su cabeza apoyada en las almohadas y su rostroen reposo fue suficiente para dejarlo sin aliento, con el corazón latiendoatropelladamente.

draco se sentó junto a la cama, alerta al menor movimiento,a la menor queja de dolor.

Durante la noche le administró otros dos analgésicos con unvaso de agua.

Era allí, en ese lugar, donde ella pertenecía. Donde élquería que permaneciera.

Queria hacerle el amor en ese y en cualquier momento, perole parecia de una bajeza impresionante aprovecharse de la debilidad de ella;acababa de perder a su padre y de pasar por un horrible atraco del cual habiaresultado secuestrada y mal herida.

Definitivamente no podia ser tan ruin, ahora debíaenseñarla a abrir los ojos y a darse cuenta de que estaban hechos el uno parael otro.

 

Hermione  empezó adespertar lentamente y, por la tenue luz de la habitación, se dio cuenta de quela noche había dado paso al amanecer.

Muy pronto sintió el dolor de las numerosas contusiones yse convenció de que cualquier movimiento brusco no iba a ser una buena idea.

La cama, la habitación... no eran las suyas. Entoncesrecordó y deseó no haberlo hecho.

Lentamente giró la cabeza y se encontró con la mirada oscurade draco. Estaba recostado de lado y la miraba.

«Mejor que anoche», pensó al tiempo que le despejaba unmechón de la mejilla.

Sus ojos se entornaron al ver la delgada línea en la basedel cuello. Muy pronto la herida cerraría y después de un tiempo la cicatrizdesaparecería.

-¿Quieres hablar de lo ocurrido?

-Los hechos están en el informe oficial -hermione intentódecir con ligereza, pero no lo logró.

Él ya había leído y asimilado ese informe.

-No obedeciste las reglas de la empresa.

Draco todavía se moría al pensar en lo que pudo habersucedido.

-¿Te preocupas por mi bienestar otra vez draco?

-¿Y eso te sorprende?

Era un germen de esperanza.

-Con respecto a atracos, los bancarios, comerciantes degemas y joyeros son profesionales de alto riesgo.

Era cierto. Pero a los empleados se les adiestraba pararesponder pasivamente y no atacar o actuar agresivamente en situaciones derobos.

-Me has dado un tremendo susto -dijo al tiempo que ledelineaba la boca con un dedo- La próxima vez no actúes como una heroína, ¿deacuerdo? -dijo con suavidad.

-¿Qué habrías hecho en una situación similar?

Los ojos de draco se entornaron. En su adolescencia habíaconocido las calles, había vivido en ellas durante un tiempo y las habíatrabajado. Había corrido riesgos que lo habían llevado muy cerca de conflictoscon la ley, pero nunca los suficientes como para que lo atraparan.

Había llevado un cuchillo, pero nunca una pistola. Habíaestudiado y practicado técnicas orientales de combate y defensa propia.Técnicas que podrían matar a un hombre tras un golpe bien dado con la mano o elpie.

Como respuesta a la pregunta de hermione, habría examinadolas ventajas y habría corrido un riesgo calculado. Como ella lo había hecho.

-Verás...

 

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hola bueno pues la verdad esque estoy feliz de que la historia alla tenido tanta acogida y graxias por esperarme tanto tiempo lo que susedio es que mi pc se daño y hasta el dia de antier me la arreglaron y pues a qui estoy amo a draco es tan lindo tan romantico aunque algo mandonsito pero bueno ustedes que creen que le respondera la que mas se acerca gana un premio (que su nombre salga en la historia ejeje) y graxias alas que me tienen en favoritasy comentan siempre son muy amables bay

-Si vas a decirme que está bien para un hombre pero no parauna mujer, tendré que pegarte -dijo ella con tranquila vehemencia.

 

-Podría ser interesante -replicó, divertido.

Bajo la superficie había mucho más de lo que él dejaba ver.Nadie, ni siquiera los periodistas más diligentes habían podido descubrir muchode su pasado.

Ella se preguntó si esas sombras ocultaban algoinconfesable. Tal vez eso lo había convertido en la persona que era en laactualidad.

-y entonces Draco tu que habrías hecho..?

-en mi caso me hubiera asegurado de que el hombre no tuvieramás armas y después de tratar de razonar con el , si eso no funciona lo hubieragolpeado para dejarlo inconsciente
pero eso no es lo mismo hermione que noentiendes que lo que me pase a mi no importa, aquí la que importa eres tú. Si ese hombre tehubiera hecho algo mas grave si te hubiera herido más profundo, yo no podría viviren paz nunca más, que no entiendes la gravedad del asunto hay no solo expusistetu vida si no la mia también.

-como era posible que Draco le estuviera diciendo todo eso debíaestar soñando lo mejor era dejar todo de ese tamaño::

-¿Tienes hambre? Dijo el cortando sus pensamientos como eracapaz que después de decirle todo eso actuara como si nada.

-Primero una ducha y después el desayuno -dijo ella antesde levantarse y dirigirse al cuarto de baño.

Hermione entró alcubículo de mármol y cristal reservado a la ducha y empezó a lavarse el pelo.

Tenía necesidad de limpiar la piel de su cuerpo delcontacto de las manos del agresor. Odiaba el recuerdo de sus manos, suexpresión casi maníaca y el sonido de su voz. Pudo haber sido peor, mucho peor,y temblaba al pensarlo.

-Déjame ayudarte.

hermione contuvo el aliento.

-Puedo hacerlo sola.

-No lo dudo -replicó draco mientras masajeaba su cabeza conmovimientos lentos y circulares.

Entonces miró las contusiones en el tórax y los moretonesde los brazos. Habría querido besar cada una de esas marcas, pero no era elmomento.

-«Cielo santo», pensó hermione.

Quedarse así era una bendición, algo mágico. Cerró los ojosy dejó que los dedos relajaran la tensión de la cabeza, del cuello y de loshombros.

Luego empezó a enjabonarla. Él tenía la habilidad de dejarsu cuerpo sin fuerzas, blando, como si careciera de huesos.

Cuando hubo terminado, la abrazó suavemente y acarició lacurva del cuello.

Draco la sintiótemblar en sus brazos y la besó tan suavemente que ella sintió deseos dellorar. ¿Habría visto sus ojos empañados?, se preguntó ella, con el deseo derodearle el cuello con los brazos. La tentación fue tan grande que tuvo quehacer un gran esfuerzo para no responder intensamente al beso de draco.

Muy a desgana separó la boca de los labios masculinos yapoyó la mejilla contra su pecho. Era tan agradable estar así con él y aceptarel alivio que le ofrecía.

-Y ahora vamos a comer algo, ¿verdad? -dijo mientras laenvolvía en una toalla.

Luego ella fue al dormitorio, sacó del bolso unos vaquerosy una camisa suelta, se vistió y se cepilló la melena.

 

draco entró cuando terminaba de sujetarse el pelo y sumirada se desvió hacia la imagen reflejada en el espejo. Entonces contemplóhipnotizada la atlética figura vestida con vaqueros y un polo.

Sus miradas se encontraron. Durante un instante todo seoscureció, sólo quedó el hombre y una intensa tensión eléctrica en lahabitación.

Hermione sentía comosi su espíritu se hubiera unido al de él formando un todo primitivo,incandescente.

Casi sin respirar, se quedó inmóvil, como una imagencongelada en el tiempo.

Más tarde, el hechizo se rompió y ella fue hacia la puertacon las manos en los bolsillos del pantalón.

¿Habría sentido draco el hechizo también? ¿O eran fantasíassuyas?

Café. Necesitaba un café caliente, fuerte y dulce.

Hermione bajó lasescaleras y fue a la cocina, consciente de que draco la seguía.

-Ve a la terraza. Yo prepararé el desayuno.

Muy pronto el aroma del café impregnó el aire. Minutos mástarde draco puso dos platos en la mesa.

El sol prometía una mañana cálida. No había brisa y lavista desde la piscina hasta el puerto era tranquilizadora.

Para su propia sorpresa, hermione comió con apetito.

-¿Más café? -dijo draco al tiempo que volvía a llenar ambastazas.

Ella se sentía en paz, tranquila después de las emocionesdel día anterior.

-Llamaré un taxi.

La expresión de draco permaneció inalterable, pero bajo lasuperficie se adivinaba algo peligroso.

-¿Dónde quieres ir? -preguntó en un tono demasiado suave.

-A mi apartamento. ¿A qué otra parte podría ir?

-No -dijo colocando la taza en el platillo.

-¿Qué significa esa negativa?

-Es una palabra muy simple y fácil de comprender.

Ella lo miró atentamente.

-No quiero discutir contigo.

-Una elección muy sabia.

-Pero...

-¿Es que tiene que haber un pero?
Era tiempo de respirar a fondo, pero como le dolían las costillas se contentócon una leve aspiración de aire.

-Gracias por... cuidarme. Fue muy amable de tu parte.

Él se mantuvo en silencio durante unos segundos.

-¿Has terminado?

-Sí. Por ahora.

-Me alivia escucharlo.

Hermione se levantóy puso los platos en una bandeja, pero draco se la quitó de las manos.
Sin decir nada, ella se dirigió a la planta superior.

No le llevó mucho tiempo poner sus pertenencias en elneceser de viaje y más tarde empezó a marcar el número de una empresa de taxis.

En ese mismo instante draco entró en el dormitorio y cortóla comunicación.

-¿Cómo te atreves? -preguntó, indignada.

-Fácilmente.

-No tienes derecho.

-Escúchame. Ayer te diste de alta en contra de la opiniónde los médicos. Tu hermano está en Melbourne y, a menos que me equivoque, nosabe nada de tu escapada del hospital. Vives sola -dijo con la miradaoscurecida por el enfado- ¿Quieres que continúe?

 

-No necesito un guardián.

-Lo quieras o no, tienes uno... por lo menos durante otrasveinticuatro horas.

-No puedes obligarme a estar aquí.

-O te quedas aquí o vuelves a ingresar en el hospital. Túverás.

-Eres un tirano.

-Me han llamado cosas peores.

-Necesito ir a darle de comer a mi gato -dijo al tiempo quealzaba una mano y de inmediato hizo una mueca de dolor- ¡Maldición!

-Yo iré a dar de comer a tu gato.

-Es una gata -replicó.

-Vaya.

Él recogió las llaves, fue hacia la puerta y hermione losiguió.

Cuando llegaron al edificio ella le dirigió una duramirada.

-No hace falta que subas.

Sin replicar, draco la siguió hasta los ascensores.

Un maullido los recibió cuando hermione abrió la puerta.Luego el animal golpeteó la cabeza contra sus piernas en señal de bienvenida.

«Muérdelo», pensó hermione cuando Draco se inclinó a acariciar a la gata. Pero elanimal la ignoró y maulló a modo de respuesta afectuosa.

Hermione tardóapenas unos minutos en ponerle comida y agua fresca. Luego miró a draco.

-De veras que me encuentro bien draco. Estoy segura de quetienes algún compromiso social esta noche y no quisiera que cancelaras tu... tucita por mi culpa.

-¿Has terminado?

-No quiero estar contigo.

-¿Tienes miedo, hermione?

Deseó gritar que sí, pero no de él, sino de sí misma.

«Porque todas las decisiones de alejarme de ti sedesintegran cuando estás cerca. Y no puedo, no me dejaré destrozar por ti»,pensó. «Demasiado tarde. Ya eres un naufragio emocional», dijo en su mente unavoz silenciosa.

-Yo...

-¿De ti... o de mí? -inquirió draco.

-De ambos.

Él esbozó una sonrisa.

-Ah, sinceridad. Si no necesitas hacer nada más aquí, nosvamos.

Ella separó los labios para protestar, pero Draco apoyó un dedo en su boca.

-Sin discusiones, ¿quieres?

Minutos después de haber regresado a casa de draco, este seexcusó diciendo que tenía que trabajar y entró en el estudio.

Hermione hizo unascuantas llamadas y luego se entretuvo leyendo unas revistas.

A la hora de la comida, tomaron pollo y una ensaladaligera. Más tarde, vio una película en el vídeo. Mientras draco continuaba enel estudio, ella salió al bonito jardín con sus arriates de coloridos capullosen flor y árboles, con un Jacaranda florecido cuyos pétalos caídos formaban untapiz sobre el césped.

hermione se acercó a la piscina y se sentó en una cómodatumbona bajo una sombrilla. El agua brillaba bajo la luz del sol. Todo elentorno estaba rodeado de matices del azul. La piscina, el puerto, el cielo. Reinabala paz en la magnífica vista circundante. La ciudad, con sus altos edificios deconcreto y cristal, las nítidas líneas de la Casa de la Ópera, el puente en el puerto. Unamagnífica casa situada en un hermoso lugar. ¿Y el dueño de la mansión?

 

hermione cerró los ojos al recordar su poderosa imagen.Cuatro semanas antes era un hombre al que evitaba con cortesía. Y en esemomento no quería pensar en el presente. Demonios, ¿qué podía hacer?

Amar a alguien no siempre tenía un final feliz. Y ella noera el tipo de mujer al que le gustara cambiar de pareja constantemente. Al díasiguiente regresaría a su apartamento y a su vida cotidiana. Cada vez quevolviera a encontrarse con draco en alguna reunión social lo saludaría amablemente y se alejaría. Como lo había hechoel año anterior. Pero, ¿cómo podría tratar sólo con cortesía al hombre con elque había compartido tanta intimidad? El hombre del que se había enamorado. Talvez debería tomarse unas vacaciones y hacer un viaje a alguna parte. Lugaresnuevos, caras nuevas. Hermione debió de haberse dormido, porque de prontodespertó al sentir su nombre y un toque en el hombro.

-Te quedaste dormida -dijo draco, sin añadir que habíaestado observándola durante una hora sin desear despertarla hasta que refrescódemasiado.

Estaba cerca, demasiado cerca. Podía sentir la fragancia desu perfume varonil. Por un instante deseó atraer su cabeza hacia su boca ybesarlo.

Sólo que eso conduciría a algo que dudaba poder manejar yluego poder alejarse. Los ojos de draco se ensombrecieron como si pudieraleerle el pensamiento. Luego delineó la boca de la joven con un dedo.

-Hay carne con ensalada. Si quieres te vas a cambiar yluego cenamos, ¿qué te parece?

Diez minutos después, se sentaba frente a él y saboreaba elexquisito filete.

-Sabes cocinar -dijo a modo de cumplido.

-¿Esa es una ventaja?

-Definitivamente sí para un hombre -afirmó ella.

-¿Por qué en esta era en que las mujeres se desenvuelvenprofesionalmente igual que los hombres?

-¿Los hombres piensan del mismo modo que las mujeresrespecto a la casa como hogar, a los alimentos como nutrición?

-El hombre trabaja para proveer mientras que la misión dela mujer es nutrir, ¿no es así? ¿Eso quieres decir? ¿Una delimitación quedefine los sexos? -preguntó al tiempo que bebía un sorbo de vino.

-Creo que sólo hay igualdad en el lugar de trabajo-respondió ella con un matiz de humor- pero fuera del trabajo los hombres y lasmujeres provienen de dos planetas diferentes.

-¿Destinados a no poder cohabitar?

-Sólo físicamente. El aspecto emocional es otra cosa.

-Viva la diferencia, ¿verdad?

Fue una cena tranquila y más tarde vieron una película enel vídeo. Cuando acabó, ella se levantó del sofá y le deseó buenas noches.

No, no dormiría en la cama que habían compartido la nocheanterior, decidió cuando subía la escalera. Después de recoger su bolso y losartículos de aseo, entró en otra habitación. Tras hacer la cama, hermione seacostó y estaba a punto de apagar la luz cuando draco entró.
-¿Qué haces aquí? -preguntó ella.

 

-Creo que esa pregunta me corresponde hacerla a mí.
-No voy a dormir en tu cama. No quiero pagar con sexo tus labores de enfermeroigual que pague con sexo por tu ayuda -hermione se arrepintió de sus palabrasen el momento en que se escaparon de sus labios.

-¿Te importaría volver a repetírmelo? -preguntó con unafrialdad que a hermione le produjo un escalofrío.

-Realmente no.

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hola a todas las super lectoras estoy algo trizte por cmo le responde herms a draco pero era necesario para el espectaculo que se avesina y bueno volviendo con nuestra triv¿a de la semana la que se hacerco mas fue Natalie_Malfoy felicidades y muchas graxias alas que comentaron y me agregaron a sus favoritos espero me sigan dando su apoyo con sus comentarios bueno besos y bay.

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Natalie_Malfoy: me diras si quiere que te nombre en la historia como natalie o con otro nombre por fa comenta en este cap graxias y felicidades

Sin decir una palabra, draco dio media vuelta y abandonó lahabitación cerrando la puerta con deliberada suavidad. Maldición ¿qué le pasaba?

En el fondo de sí conocía la respuesta. Miedo.Fundamentalmente a perder algo que nunca había poseído... el amor de Dracomalfoy; miedo a volver a sentirse utilizada y humillada. hermione yacía en lahabitación suavemente iluminada contemplando las paredes que la rodeaban, ytuvo que reconocer que la vida sin él no sería vida en absoluto. Los ojos se lellenaron de lágrimas y se maldijo por permitirse liberar sus emociones. Mástarde cayó en un sueño muy inquieto y de pronto despertó bruscamente. Tras unoslargos minutos fue al cuarto de baño. Allí llenó un vaso de agua y cuando se lollevaba a los labios se le escapó de las manos y se hizo añicos en lasbaldosas. hermione maldijo las estúpidas lágrimas que le empañaban los ojosmientras recogía los trozos de cristal más grandes.

Luego sacó pañuelos de papel de una caja y, sin dejar dellorar, empezó a reunir el resto de los trozos.

-¿Qué pasa?

Hermione estaba tanensimismada en la tarea que no sintió entrar a draco.

-Se me cayó un vaso.

Al verla tan frágil, él se quedó sin aliento

-No te muevas. Volveré en un minuto -dijo.

Sólo tardó tres minutos en volver con un cepillo y unrecogedor. hermione se quedó mirándolo mientras barría rápidamente loscristales.

-Utiliza otro cuarto de baño por si acaso ha quedado algúnpequeño trozo en el suelo.

-Gracias. Siento que el ruido te haya despertado.

¿Tenía idea del atractivo que su aspecto ejercía sobre élcon las piernas desnudas, la camiseta de algodón y el cabello desordenado?

La verdad era que ninguna mujer lo había impactado tantocomo ella.

 

-¿Te encuentras bien?

-Sí, estoy bien -respondió automáticamente.

draco se marchó con el recogedor y el cepillo.

Hermione pensó quedebería meterse en la cama, apagar la luz e intentar dormir. Pero, en cambio,se sentó al borde del lecho con la cara entre las manos y dejó correrlibremente las lágrimas con el deseo de calmar el dolor de su corazón. Anhelabaaquello que tenía antes de que Draco malfoy destruyera su equilibrio. Maldición,¿por qué el amor tenía que doler tanto? Hermione se paso las manos por las mejillas, se alisóel pelo y entonces se percató de la alta figura de draco en el marco de lapuerta. draco reconoció que si había algo que perturbaba a un hombre eran laslágrimas de una mujer. Y él había visto muchas. Algunas habían expresadosincero dolor y otras habían sido simple manipulación. Pero ninguna lágrima lehabía afectado tanto como las de esa mujer que evidenciaban un profundo pesar. Sindecir una palabra, cruzó la habitación, la tomó en brazos y la llevó a sudormitorio silenciando su protesta con una mano sobre la boca. draco le quitóla camiseta y luego hizo lo propio con sus vaqueros.

-Este es el único lugar donde lo nuestro tiene sentido-dijo inclinándose hacia sus labios.

Ella sintió su cálido aliento un segundo antes de que suboca se posesionara de la suya en un beso que le derritió los huesos.

Ya en la cama, draco recorrió suavemente con los labios lalínea que le había dejado la punta del cuchillo del atracador. Con todo cuidadoacarició cada contusión como si quisiera borrar con sus labios la brutalidaddel delincuente. Poco a poco hermione lo desnudó, acariciando muy suavemente sutorso, sus brazos y sus piernas con las yemas de sus dedos, provocando un levecosquilleo sensual en draco. Siguió desnudándolo hasta que lo dejócompletamente desnudo, entonces lo empujó hasta tumbarlo en la cama y se acercósuavemente a su cuello, dando pequeños lametones y le susurró al oido.

-¿Confías en mi?

-Oh herms, no me preguntes porque ni como, pero si, confióciegamente en ti

Se dirigió hacía su armario y sacó varias corbatas de draco,entonces fue hacia la cama y le ató fuertemente las muñecas al cabezal, demanera que no pudiese usarlas.

-¿Qué pretendes hacerme hermione?

-Pretendo pedirte perdón por haber sido tan cruel aldecirte eso
y no se me ocurre una mejor forma..-dijo eso y se levantó, poniéndosede pie en la cama, con un pie a cada lado de draco.

-herms no tienes que disculparte, yo
¿Qué haces? -dijodraco al notar como hermione le tapaba la boca con otra corbata.

-Pensaba que estarías calladito, pero veo que meequivoque
así, se que estarás calladito y prestarás más atención a tu regalo.

Hermione bajo de lacama y se dirigió al reproductor de música que draco tenia sobre un pequeñoescritorio en la habitación
buscó entre los cd´s ante la atenta mirada de dracohasta que dio con una canción mejor aún que la que buscaba, la puso y fue haciala cama clavando una mirada llena de lujuria en Draco. Subió a la cama,volviendo a colocar un pie a cada lado de draco y, quedándose de pie sobre él,comenzó a moverse de la manera más sexy del mundo, o al menos eso le parecía adraco, quitándose poco a poco cada una de las prendas, acariciándose y enseñándolesu cara de deseo al sentir el calor y las ganas de que fuese él quien latocase. Comenzó a bailar sensualmente contoneándose y acariciándose lospezones. Empezó a bajar bailando poco a poco moviendo sus caderas en círculosde la forma más sexy que draco había visto nunca, hasta que su sexo rozó lapunta de su pene y draco gritó de placer. Pero hermione lo miró divertida ysexy a la vez y volvió a levantarse de nuevo bailando y moviendo las caderas encírculos al ritmo de la música.

 

Draco mordiófuertemente la corbata y tensó las ataduras de sus muñecas, deseando romperlasy tirarse hacia hermione y follarla con la mayor fuerza del mundo. Estabaseguro de que jamás volvería a ver sexy a Kim Basinger por mucho que se lopareciese antes, hermione la superaba con creces. Su pene palpitaba pidiendoalivio inmediato. herms siguió contoneándose hacia atrás hasta quedar a laaltura de sus rodillas, se volvió dándole la espalda a Draco y volvió a bajarlenta y sensualmente hasta volver a rozarse con el miembro de draco, pero estavez no fue un solo roce, bajo y bajo hasta que todo el sexo de Draco estuvodentro de ella, apretó fuertemente las paredes de su vagina contra el miembrode draco y entonces se levanto rápidamente, emitiendo un enorme gemido y oyendoel grito de draco, que ni siquiera la corbata pudo contener. Se arrodillódelante de él y se introdujo su miembro en la boca, chupando y lamiendo tansensualmente que draco pensaba que iba a volverse loco de verdad de un momentoa otro. draco no pudo aguantar más y se corrió en su boca, llenándola toda desu semen. hermione sonrió lamiendo su pene, se incorporó y se acostó junto adraco en la cama.

-¿Crees que podrías hacerme esto tan maravilloso que sabeshacerme ahí abajo? -dijo al mismo tiempo que abría sus piernas, invitándolo aque se acercase a su sexo.

-Me estas matando hermione -dijo mientras trazaba un caminode besos desde su boca hasta su pecho y luego por su ombligo hasta que quedófrente a su sexo y se quedó contemplándolo empapado y mojado, preparado paraél. - Demonios, me estas matando de verdad.

Deseoso de tocarla, introdujo su boca entre sus piernas ycomenzó a lamerla suavemente. Ella se quedó sin aliento, tal cual lo hacíasiempre. Él gimió desde las proximidades de su agujero, cubriéndolo con su bocay chupándolo vigorosamente. hermione levantó un poco sus caderas, ofreciéndoleun mejor acceso a su carne. Sus orificios nasales se agrandaron mientras lachupaba más duro.

-¡Ah! -dijo hermione sin aliento, y su cabeza cayó haciaatrás.
Le agarró la cabeza y pasó los dedos por su cabello, apretándole la cara contrasu clítoris. Ella gemía mientras él chupaba, y ese sonido lo excitaba, haciéndologruñir contra su clítoris. Su reacción al tocarla le dio esperanzas de quequisiera quedarse con él. Sabía que nunca sucedería, pero nadie dijo que lossueños eran realistas.
-draco -hermione gimió guturalmente. Sus muslos temblaban reveladores a cadalado de su cabeza. Gruñó en su sexo mientras chupaba sin piedad suclítoris.

 

-¡Ah, Dios mío! -gimió, y su cuerpo se convulsionó alcorrerse para él.- ¡Ah, draco! ¡Te deseo tanto draco!.

Para cuando ella se corrió por completo, él respiraba condificultad y se sentía mareado. Qué diablos, si era la mujer más sensual que habíavisto nunca en su vida. Se paró lentamente, imponente ante Dulce que estabarecostada en la cama, con su pene erecto y deseándola. Lo miró cuestionadora,como si se preguntara por qué no la había montado aún.

Él la miraba intensamente con sus rasgos sombríos.

-¿Estás segura de que me deseas? -preguntó con vozrasposa.- Dímelo ahora porque no podré detenerme una vez que me suba arribatuyo.

Su voz desnudaba su emoción. Su esperanza. Su lujuria. Su
vulnerabilidad.

hermione tragó saliva. Sabía que no hablaba solamente desexo. Hablaba de todo.

-Te deseo -susurró ella.- Estoy segura.

Se recostó sobre ella, y su cuerpo grande y musculoso lacubrió. Se acomodó entre sus muslos mientras usaba su mano para dirigir lacabeza de su duro pene hacia su carne expectante.

-Te he extrañado tanto herms -dijo con voz profunda y lospárpados pesados.

-Yo también te he extrañado -Ella sonrió suavemente,mientras pasaba sus manos por su pecho duro y bien contorneado y rodeaba sucuello.

draco inspiró profundo y comenzó a hundirse en ellalentamente. herms gimió, su cabeza cayó hacia atrás sobre las almohadas, y sus senossobresalieron nuevamente. El ruido de su carne húmeda succionándolo cada vezque la embestía la excitaba tanto como siempre.

-draco -susurró.- Mmmmm.

-Mmmm herms -dijo él con voz profunda. Dobló el cuello ylamió sus pezones, jugueteando con ellos con los dientes y la lengua.- Meencantan tus senos -murmuró sonriendo desde una de ellas.

draco cubrió los labios de ella con los suyos. Lanzó sulengua adentro, frotando la de ella mientras torcía su boca hacia un lado yhacia el otro sobre la suya. Ella lo besó con entusiasmo, gimiendo en su bocamientras él le hacía el amor. Tuvieron esa intimidad por un largo rato,disfrutando el gusto y la sensación del otro. Dejó de embestirla lo suficientepara ponerse de rodillas y poner las piernas de ella sobre sus hombros. Sehundió en ella con un movimiento largo y fluido, y su cabeza cayó hacia atráscon un gemido.

-draco -dijo ella sin aliento. La fricción sobre su clítorisen esa posición era demasiado. Gimió, cerrando los ojos mientras su cuerpo sepreparaba para correrse.
-Hazlo, herms -dijo entre dientes, embistiéndola más rápido, más duro, másprofundo.

hermione gimió como un animal herido, sus pezonessobresaliendo en el aire mientras se corría.

-Ah, draco -gimió, su cabeza vapuleándose hacia atrás yhacia delante. Sentía la cara caliente, y los pezones dolorosamente hinchados.

draco bajó sus piernas de sus hombros y volvió a subirsesobre ella sin perder un instante.

-hermione-dijo sin aliento, con todo el cuerpo temblandosobre el de ella.

Respiraba pesadamente, y sus palabras salían como un largobalbuceo incomprensible.

 

-Este fue el mejor sexo en la historia del mejor sexo.

Hermione sonrió,satisfecha de haberlo hecho sentir de esa manera, pero no dijo nada. Lo únicoque quería era no pensar en que había vuelto a ser débil y había vuelto a dejarque se aprovecharse de ella.

No, peor aún, era ella la que lo había seducido a él conese maldito baile. La única esperanza que le quedaba era la sensación de que,aunque fuesen sus ultimas horas o su último día junto a él, sería inolvidable. Cuandoterminó, Draco no se movió por un largo rato. Simplemente se quedó recostadoallí sobre ella, abrazando su cuerpo fuertemente contra el de él. hermionegradualmente se dio cuenta de que no estaba sola en la cama. Su cabeza se apoyabaen el pecho de draco, una pierna masculina se enlazaba con la suya y él laestrechaba entre sus brazos. draco sintió los latidos apresurados del corazónde hermione, su respiración entrecortada y la besó en los cabellos aspirando sufresco aroma. Un hombre podría sentir un inmenso placer al despertar por lasmañanas junto a una mujer cálida y complaciente entre sus brazos. Aunque nocualquier mujer sino... esa mujer.

-Estás despierta.

Ella oyó su voz cansina y respondió perezosamente que sí. Élle recorrió la espalda con los dedos, acarició los firmes glúteos, luego lacadera y la cintura antes de avanzar hacia los pechos. Ella casi dejó escaparun gemido cuando él la puso de espaldas y su boca acarició un pecho y un tiernopezón.

Segundos más tarde, la mano masculina se dirigió a la suavezona entre las piernas y empezó a explorarla. Ella dejó escapar un ahogado yronco grito al sentir una intensa ola orgásmica que desató sus emociones. Cuandodraco penetró en su cuerpo sintió como nunca se elevaban hacia las alturas yjuntos alcanzaban el clímax en una tumultuosa fusión sensual.

Después les llevó un tiempo calmarse y respiraracompasadamente.

Permanecieron abrazados como sólo dos amantes satisfechospueden hacerlo. Con los ojos cerrados, hermione pensó que había sido unaexperiencia increíble mientras dejaba que su mente y su cuerpo se relajaran.

Más tarde buscaría satisfacerlo sólo a él. Y así lo hizo,deleitándose en desafiar y vencer el control de draco.

«Disfruta», rogó silenciosamente. Porque en unas pocashoras más volvería a su apartamento y a una vida sin él.

Tarde, mucho más tarde se levantaron, compartieron laducha, se vistieron y tomaron una combinación de desayuno y comida.

El teléfono móvil de draco empezó a sonar cuando tomaban elcafé.

-Tendré que atender esta llamada.

hermione levantó una mano indicándole en silencio que lohiciera y luego lo vio cruzar la terraza.

«Francés», se dijo al escuchar una o dos palabras de laconversación y se preguntó cuántos idiomas hablaría draco.

«Asuntos de negocios», decidió y dejó vagar la mirada sobrela piscina hacia el puerto.

-Tengo que reunirme con dos colegas. Les han cancelado elvuelo programado y tendrán que tomar un avión más temprano -informó draco alvolver a la mesa- Estaré de vuelta en una o dos horas.

 

-Bien.

Tras terminar de tomar su café, le dio un beso breve perointenso.

-Necesito hablar contigo -murmuró todavía con sus labiossobre los de hermione. Ella no fue capaz de decir una sola palabra- hermioneyo... -alcanzó a decir y en ese momento volvió a sonar el teléfono- Maldición-exclamó mientras se pasaba los dedos por el pelo- De acuerdo -dijo a suinterlocutor.

Sus ojos se oscurecieron. Delegar el asunto estaba fuera detoda posibilidad. Había sólo dos socios capaces de manejar las negociaciones encurso y ninguno de los dos se encontraba en la ciudad.

-Tengo que resolver este asunto en un par de horas.

-Vete -dijo ella con calma- Seguro que ellos te estánesperando.

Él le dirigió una mirada penetrante, luego entró en lacasa, recogió su cartera y las llaves y se dirigió al garaje.

Minutos después hermione recogió la mesa, lavó los platos yordenó la cocina.

Quedarse o marcharse.

Si se quedaba, tendría que tolerar una aventura. Mientrashubiera amor entre los dos podría vivir de ese modo, pero era algo insosteniblecuando sólo ella sentía amor. Ella no era el tipo de mujer que aceptabaaventuras efímeras. Tampoco se veía a símisma enganchada a un hombre y aceptando sólo lo que él quisiera darle.

«No puede ser», decidió tristemente mientras subía laescalera.

No le llevó demasiado tiempo preparar su bolso y dejar unanota en una mesa del vestíbulo. Luego llamó un taxi.

La gata la saludó con un maullido indignado, agitando elrabo.

Había mensajes en el contestador automático, pero ellaorganizó las prioridades. Primero dio de comer al animal, luego metió la ropaen la lavadora y más tarde tomó una bebida fría.

Entonces escuchó los mensajes.

luna.

«Enlace la próxima semana en Roma. Querida, te necesitoallí, para que me sostengas la mano».

Otro de Cristian.

«El martes vuelo a casa. Cenamos el miércoles, ¿deacuerdo?».

Otro de Natalie Annick

<>Natalie había sido su compañera en las travesuras junto a luna las tres éramosinseparables pero ella al salir encontró el amor de su vida Harry era un buentipo algo callado a diferencia de Natalie pero lindo con el ya tenía 2 hijospreciosos ella fue una de las más afortunadas..

Y por desgracia
Otro de Diana.

«Espero que estés disfrutando el romántico paseo, pero nodurará».

hermione no supo si reír o llorar con el último mensaje. Elpaseo, como lo llamaba Diana, había terminado.

Mantenerse ocupada le haría bien, así que sacó la ropa dela lavadora y la puso a secar.

El contenido del refrigerador era patético. Con las llavesdel coche en la mano, repasó la lista de la compra mientras bajaba al garaje.Leche, pan, fruta fresca y verduras para ensalada. Luego condujo hasta elsupermercado más cercano. En una cafetería no lejos de casa, tomó un cafémientras leía una revista. Eran casi las cinco cuando condujo el coche hacia elaparcamiento subterráneo. Entonces vio un vehículo muy familiar estacionado enla zona de visitas. Y por si le quedaban dudas acerca del dueño, vio la altafigura de draco apoyado indolentemente en el Aston Martín. Durante una fracciónde segundo olvidó respirar, luego cruzó la verja de seguridad e introdujo latarjeta con dedos temblorosos.

 

Más tarde estacionó el vehículo en el garaje y antes depoder abrir la puerta del coche, esta se abrió de golpe. hermione miró a Draco yde inmediato notó su dura expresión, como esculpida en piedra.

-¿Qué haces aquí draco?

-¿Creíste que no vendría? Es que no te cansas de escapar.

Con todo cuidado salió del vehículo y cerró la puerta conllave antes de volverse hacia él.

-No sé de qué estás hablando.
-Lo sabes -replicó en un tono suave como la seda y ella tragó saliva- ¿Por quéno te quedaste?

-No había ninguna razón para hacerlo. No nos debemos nada-se las ingenió para decir.

-Todas las obligaciones cumplidas, ¿verdad? -dijo draco conpeligrosa suavidad.

hermione creyó morir al responder afirmativamente.

-Sí.

-¿No hay ninguna emoción en juego? ¿Sólo buen sexo?

Ella estaba a punto de hundirse.

-¿Qué quieres de mí draco?

El grito que salió de su corazón sonó con furiosadesesperación.

-Te quiero en mi vida.

-¿Por cuánto tiempo, draco? ¿Hasta que uno de nosotrosdecida terminar? Nada dura para siempre y la lujuria es una pobre compañera delamor.

En ese momento un coche estacionó en el espacio junto aellos. Ella reconoció al conductor, que era un vecino, y notó su miradapreocupada.

-¿Todo bien, hermione?

draco apenas cambió de expresión.

-Sí -dijo ella con una forzada sonrisa tranquilizadora.

El vecino echó una mirada dudosa a draco y decidióalejarse.

-Subamos por esta escalera.

Si Draco la tocaba estaría perdida. Una cosa conduciría ala otra. Era mejor terminar allí mismo.

-No.

draco apenas contuvo el deseo de sacudirla.

-Dime que lo que hemos compartido no significa nada parati.

-Yo...

Ella no podía hacerlo. Sus ojos se nublaron mientrasluchaba por encontrar algo que decir y que no fuera una insensatez.

draco alargó un brazo hacia ella con menos tensión. Con unamano le tomó la nuca y luego la atrajo hacia sí con la otra, y entonces la besósuave e intensamente. Cuando alzó la cabeza ella sólo pudo mirarlo.

-Eres difícil -dijo con calma- Ninguna mujer me haenloquecido tanto como tú lo has hecho -añadió con una cálida sonrisa- Me hasmantenido a distancia durante un año rechazando amablemente mis invitaciones.Tenía que contentarme con unas breves conversaciones muy educadas cada vez quenos encontrábamos en alguna reunión social.

 

-Sí.

Hermione recordabatodas y cada una de esas ocasiones, sus nervios en estado de alerta cada vezque veía su figura; un reconocimiento en un nivel emocional muy profundo quetemía explorar, porque si penetraba en su espacio no podría salir de allí.

-Cásate conmigo.

hermione abrió la boca y la cerró de inmediato, no podiatolerar que volviese a reirse de ella y menos con algo así.

-¿Qué has dicho?

-Cásate conmigo -repitió Draco. Ella sólo pudo mirarlo,sumida en un silencio conmocionado- ¿De verdad quieres que nuestros hijos sepanque su padre propuso matrimonio a su madre en un garaje subterráneo? -preguntósuavemente.

Era una broma demasiado pesada.

-No hablas en serio.

-Hablo muy en serio

-draco por favor, no me hagas esto.

-Quiero compartir el resto de tu vida -dijo suavemente-Quiero ser el padre de tus hijos y verlos crecer junto a ti.

No había duda de que hablaba con toda seriedad.

La verdad estaba allí, en la profundidad de sus ojososcuros, en la sincera calidez de su voz, en el toque de su mano.

Desde el interior la alegría ascendió en espiral y cantócon dulce y gloriosa sensualidad en las venas de hermione.

draco esbozó una sonrisa cuando su mirada recorrió lasparedes del garaje, que parecían una caverna de cemento.

-Había planeado un entorno bastante diferente a este.

Los labios de hermione se entreabrieron en una suave ytrémula sonrisa.

-No necesito música suave, luces suaves, excelente comidani vino.

draco recorrió con los dedos el mentón y le alzó labarbilla para acariciar con el pulgar el labio inferior.

-¿Sólo necesitas las palabras, cariño?

Ella sintió como si se balanceara al borde de algomaravilloso.

-Sólo si las dices en serio.

-Tú eres para mí el amor que pensé que nunca encontraría-declaró con suavidad- Te quiero, te necesito. A ti -dijo enfatizando la últimapalabra- Para el resto de mi vida.

Por el momento ella no parecía capaz de articular unapalabra. Estaba abrumada. Él la abrumaba. Con un gesto instintivo presionó laboca en la palma de la mano masculina.

-No quería gustarte -dijo con voz temblorosa- Yespecialmente no quería enamorarme de ti draco.

Había luchado contra él, odiándolo por obligarla areconocer que sus almas eran dos partes de un todo.

-¿A causa de mi presunto pasado peligroso? -preguntó,divertido.

-Tu pasado modeló y forjó al hombre que has llegado a ser yno creo que debas negarlo nunca.

Le confirió tenacidad, fuerza de voluntad e integridad dela que carecían muchos hombres iguales a él.

 

draco la besó con tanta intensidad y ternura que ellasintió que se derretía en sus brazos.

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este cap tiene de todo y es uno de los mas largos y natalie te mensione dime como te parecio tu personaje

Minutos más tarde, la llevó de la mano hacia el ascensor.

-Tenemos que salir de aquí -dijo con una sonrisa apasionadaoculta bajo una capa de buen humor- ¿Tu casa o la mía?

-¿Me estás permitiendo tomar la decisión?

Él se detuvo para volver a besarla intensamente.

-Tienes una boca descarada.

-¿Eso es un cumplido?

Segundos después se abrió la puerta del ascensor.

-¿Al vestíbulo o a tu apartamento?

-La gata.

-Así que no vamos al vestíbulo.

El ascensor empezó a subir al piso de hermione.

-Necesito ropa -continuó ella.

-La gata se acostumbrará hermione.

-¿A qué?

-A su nuevo hogar.

Ella lo miró y sintió que se derretía.

-Te quiero draco.

-¿Aun sin la gata? interrogó él en tono jocoso.

-Ella está conmigo -dijo al tiempo que el ascensor se deteníaen su planta.

Draco le sacó lasllaves de la mano, entraron en el apartamento y él cerro la puerta.
-¿Debo interpretarlo como un sí?

hermione lo miró con serenidad. El amor estaba allí, paraella, sólo para ella.

Dudó si alguien había visto a draco tan vulnerable como enese momento y eso la conmovió más que todo lo que él hubiera podido decir.

-Sí -dijo sencillamente.

Draco necesitabademostrarle cuánto significaba ella para él... y lo hizo tan concienzudamenteque el día dio paso a la noche. Era medianoche cuando fueron al refrigerador.Luego se prepararon una tortilla, tostadas y café.

-¡La compra! Hermione exclamó de pronto en tono desesperado mientrasmovía la cabeza de un lado a otro- La dejé en el coche -añadió mientras pensabaen la leche estropeada, y en los otros comestibles.

-¿Tienes algún plan específico para las próximas semanas?-preguntó draco distraídamente.

hermione estaba adorable, con los ojos chispeantes, la pielcálida y la melena en desorden. draco estiró una mano y le colocó un mechón depelo detrás de la oreja.

-¿Alguna razón en particular? -dijo hermione sorprendida.

La sonrisa de draco expresaba una divertida indulgencia.

-Una boda. La nuestra -dijo. Llegaría el día en que nada delo que hiciera o dijera la sorprendería... pero todavía faltaba mucho para queeso sucediera- Algo privado, por respeto a tu padre. Sólo la familia y algunosamigos íntimos. Si deseas una ceremonia tradicional, podemos repetir los votosdentro de unos meses.

-¿Semanas? -hermione reiteró en un tono de divertidoasombro- Este fin de semana debo ir a Roma a la boda de luna.

 

-Perfecto. Vamos juntos, pasamos unos días en la ciudad...

Ella alzó una mano.

-Vas demasiado rápido.

-Y regresamos a tiempo para ocupamos de los trámitesmatrimoniales -concluyó.

-¿La luna de miel antes de la boda? -intentó decir hermionea modo de broma, pero no le resultó del todo.

-¿Alguna objeción?

¿Cómo podía haberla cuando todo lo que quería era estar conél?

-Me dejas sin aliento -admitió pensando en la organizaciónde una boda y en los planes de viaje para Roma.

Y también estaba su trabajo.

draco observó su lucha emocional e intentó calmarla.

-Todo se limita a una serie de llamadas telefónicas.Déjamelo a mí.

Roma estaba mágica. La boda de luna con su conde italianofue un acontecimiento con mucho glamour, amor y alegría.

Y la semana que le siguió fue un tiempo especial ya que dracopaseó a hermione por las galerías de arte, las joyerías exclusivas y pasaronmomentos muy relajados en las tiendas de moda. Por las noches iban al teatro oa cenar a algún restaurante. Y hacían el amor con una pasión intensamenteprimitiva.

Regresaron a Sidney tres días antes de su propia boda. Díasque se mezclaron unos con otros mientras hermione corría a la modista, a lafloristería, veía a Cristian y organizaba lo último que tenía que llevar de suapartamento a la casa de draco.

El domingo amaneció claro y luminoso, y en unas horas lasnumerosas personas encargadas de ultimar los detalles finales cumplieron sucometido a la perfección. Los jardineros dieron los últimos toques a su trabajoen los jardines y las floristas hicieron hermosos arreglos florales conorquídeas blancas en el cenador. El altar quedó dispuesto para oficiar laceremonia y los proveedores de la comida se afanaron en la cocina.

Cristian llegó antes que los invitados y hermione permitióque le diera un cuidadoso abrazo antes de aparecer por el pasillo alfombrado enrojo que conducía al cenador.

-¿Nerviosa?

-Un poco.

-Tranquilízate -dijo el hermano y ella le dirigió unatemblorosa sonrisa cuando empezó a sonar la música.

Draco la esperaba depie en el altar y el corazón de hermione dio un pequeño salto cuando se volvióa mirarla mientras avanzaba hacia él.

Todo se oscureció y ella vio sólo al hombre de sus sueños.

Alto, rubio y atractivo, resplandeciente en su soberbiotraje de confección. Pero era su expresión lo que la dejó extasiada. Unaexpresión cálida, cariñosa y evidentemente apasionada.

Ella sabía que todo eso se lo daría durante el resto de suvida.

En un gesto sin precedente él fue hacia ella, tomó su mano,se la llevó a los labios y luego avanzaron juntos hacia el cenador.

Fue una sencilla ceremonia con una mezcla de votosconvencionales y personales. De mutuo acuerdo habían decidido elegir cada unoel anillo de bodas del otro. El diseño de joyas era su profesión, así que hermioneeligió una alianza de oro blanco y brillantes. Era masculina, diferente y unode sus diseños personales. El anillo que draco puso en el dedo de la novia erala copia femenina del suyo.

 

-Por lo que ya hemos compartido, por lo que tenemos ahora-dijo Draco tiernamente al tiempo que añadía un magnífico solitario a laalianza de diamantes que representaba la eternidad- El futuro.

Ella deseó reír y llorar a la vez e hizo ambas cosas, unadespués de la otra, y al sentir los labios de draco sobre los suyos en un besoque contenía una honda promesa sensual, todo lo que pudo hacer fue contener suslágrimas. Fue más tarde, mucho más tarde, cuando se quedaron solos que ella setomó el tiempo de darle las gracias. En lugar de reservar una suite en unhotel, decidieron quedarse en casa. De alguna manera parecía apropiado pasar lanoche de bodas en la cama donde habían hecho el amor por primera vez.

-Bienvenida a nuestro hogar -murmuró draco cuando ella,alzando los brazos, atrajo su cabeza hacia la suya.

-Te quiero -dijo con la voz enronquecida por la emoción- Ysiempre lo haré.

Él rozó su frente con los labios y luego descendió hasta laboca femenina.

-Eres mi amante, mi mujer, mi vida.

-Gracias, mi amor -respondió ella con una dulce sonrisa.

De pronto, entre risas draco dijo algo que ella noentendió.

-Repite lo que has dicho draco.

-Mejor te lo enseñaré -dijo él con una sonrisa maliciosamientras le guiñaba un ojo.

-draco, eres el príncipe azul con el que siempre soñé.

-Ya no soñarás más herms me tendrás a tu lado. Siempre.

-Te amo Draco malfoy.

-Te amo hermione granger.

Y se fundieron en un hermoso beso pasional y lleno de amorque duraria para siempre.

SIETE MESES DESPUES
.

-herms, mi vida, ¿quieres que veamos una película antes dedormir?

-¡Chris no! ¡Estoy agotadísima! El baile benéfico fuefantástico..Nunca en mi vida me había divertido tanto. ¡Todos nos miraban!-dijo hermione eufórica al tiempo que se quitaba las joyas mirándose en elespejo de la habitación.

-Eso es porque mi esposa era la mejor bailarina de todo elsalón de baile -dijo draco abrazándola por detrás y besando suavemente sucuello.

-draco eres una pelota, ¿lo sabias?

-Pero siempre consigo lo que quiero
y ahora no tengo muchosueño
-dijo mientras introducía una mano por su escote y le tocaba un pecho.

-Oh draco
-pero la cara de placer de hermione paso a unacara totalmente distinta

-hermione, ¿te encuentras bien amor?

Pero herms no contesto y salió corriendo hacia el baño,cerrando la puerta tras de sí y vomitando.

-¡Dios santo! hermione cariño, ¿te encuentras bien? ¿Qué tepasa?

-Yo
estoy bien
no te preocupes..

-Pero ¿Cómo no voy a preocuparme si has vomitado? Además,últimamente tienes muchos mareos. Mañana mismo llamaré a mi doctor privado paraque te vea, quiero saber que te pasa.

 

-No es necesario que llames a nadie draco. -dijo hermionemientras se lavaba la cara para refrescarse un poco.

-Pero es que yo quiero saber lo que te pasa, entiende quete quiero y me preocupo por ti.

-Pero yo puedo decirte lo que me pasa
de hecho
estoyreuniendo fuerzas para decírtelo hace varios días, pero no veo la manera de decírtelosin que te moleste.

-herms, por favor,no me asustes. ¿Estas enferma? Sea lo que sea, te juro que puedes contármelo.Te apoyare siempre, pase lo que pase. Ven...-la llevo a la cama, la sentó allíy se puso a su lado, cogiendole una mano para que comprendiese que la apoyaba.

-Es que no es tan fácil
Ayer dijiste que nuestra vida eraperfecta así como estaba
y yo no quiero estropearlo

-Pero ¿Por qué ibas a estropearlo? Herms por favor, dime lo que esta pasando
me estoyempezando a asustar.

-Lo siento tanto draco
yo
si no estas dispuesto a seguircon esto después de lo que voy a decirte, lo entenderé, pero yo si quiero, yahora más que nunca.

-herms

-Esta bien
-tomó tanto aire como pudo...era la hora de la verdad
-draco
yo
esta bien
yo estoy
estoy embarazada - y justo después de decirlo bajola cabeza para no ver su cara de tristeza o cabreo
la verdad no sabia que carapondría.

Pero solo se oía el silencio
no decía nada.

Entonces draco la sujeto por la barbilla y le levantó lacara para que lo mirase
y
estaba..¿Llorando?

-Oh draco
no llores
si no quieres seguir con esto yo
- perono pudo terminar
draco le tapo la boca con un dulce beso.

La levantó en peso y la abrazó más fuerte que nunca.

-¡¡Te amo hermione!! ¡¡Eres la mujer más maravillosa delmundo!! No puedes imaginarte lo feliz que me has hecho. Nuestra vida era y esperfecta, porque estoy a tu lado, pero no podría imaginarme mayor felicidad queverte dandole el pecho o acunando a un bebé
a nuestro bebe
Oh herms
eresmaravillosa.

-Te amo draco.

-Yo tambien te amo. ¡Te amo! Jajaja

La mirada de hermione cayó sobre su mano, que cubría lasuya con tanta calidez. Esperando tan pacientemente a que la hiciese suya comolo había hecho cada día desde que se convirtieron en marido y mujer.

Él la arrimó contra él, y ella se acurrucó de buena ganacontra su calidez. Él besó la cima de su cabeza, bajó hacia sus mejillas yluego hacía su cuello. Lo besó tan dulcemente que hermione gimió y dracocontinuó acariciando sus hombros, sus brazos, dejando caer su vestido yquedando hermione totalmente desnuda. Él tomó su mano y la presionó contra supolla, dura y caliente incluso a través del tejido de sus pantalones.

-Siente cuánto te deseo.

Ella miró fijamente sus ojos. Él apartó su mano, la atrajoa sus labios, y le dio un beso en su palma. hermione se apartó de él y sedirigió hacia la cama, tumbándose en ella y abriendo las piernas, mostrándole adraco su sexo desnudo y chorreante. draco se mareó mientras paseaba los ojospor la longitud de sus piernas, y volvía a subir, en dirección a su desnudo sexoque dejaba ver abiertamente. Primero, hermione asumió la clásica pose de pie:con una pierna ligeramente doblada y la rodilla señalando hacia afuera. Llevólos brazos hacia arriba por detrás del cabello. Era desvergonzada, sensual, y adraco se le endurecía la verga segundo a segundo. Luego, draco se movió. Sepuso de rodillas frente a ella y, con un ligero movimiento su rostrodesapareció entre sus piernas. La cabeza de hermione cayó hacia atrás y susmanos se desplazaron hacia abajo en dirección a la cabeza de draco. Él subió sucabeza y cogió un pezón en su boca, chupando fuertemente, usando su lengua parapresionar su pecho contra el techo de su boca. Sus brazos la envolvieron,sosteniéndola firmemente contra su pecho sólido. Él palmoteó su trasero, y elabrupto escozor la hizo saltar. Con sus dedos moviéndose más abajo, arrastrándosehacia su dolorido clítoris, ella ni siquiera podía pensar, simplemente gemir. Ellase tambaleó un poco, extendiendo la mano para encontrar algo sólido. Una de susmanos pegó en la pared, y ella logro apoyarse. Él se movió entonces, mientrastomaba sus muñecas en sus manos y tiró de ellas
colocando sus brazos detrás desu espalda. Su boca atacó la suya, lamiendo, pellizcando sus labios,atormentándola. Ella intentó poner sus brazos alrededor de él, tocarlo, perosus manos todavía sostenían sus muñecas. Su muslo la incitó a separar sus piernas,apretando contra su sexo.

 

-Abre tus piernas, -murmuró.

Ella lo hizo.

De repente sus manos estuvieron libres. Su muslo se retiró,y sus dedos atrevidos, diestros estaban entre sus piernas, resbalando,acariciando, sondeando. Su mano la volvía loca. Y la conexión entre elloscreció más fuerte, hasta que ella pudo sentir lo que él sentía, podía sentir sucalor mojado contra sus dedos, sus pezones que rozaban su pecho. Ella gimiófuertemente.

-Ya no puedo esperar -murmuró él contra su cuello.

Se dejó caer sobre sus rodillas y apretó su boca entre suspiernas, lamiendo, succionando y gimiendo contra ella.

Hermione extendió la mano ciegamente y encontró su pelo,enredando sus dedos en él mientras sus labios y lengua la devoraban. Ella podíasentir su hambre cuando él la chupó avariciosamente. Dios, ella casi podíaprobarse a si misma.

-Dime lo que necesitas, herms.

-Oh, allí. ¡Allí!

-Mmm
¿Aquí hermione?

-Sí, sí
.¡Si!

Él supo exactamente qué hacer, como si él sintiera lo queella sentía. Quizá lo hacía. De la misma forma en que ella sentía su placer. Ellasupo el momento en que él empezó a frotar su polla a través de sus pantalones.Podía sentir su necesidad así como la suya. Y su pasión magnificó la suya, lallevó a una cumbre tan apremiante que ella nunca había conocido, hasta quegritó y estallo en un tembloroso orgasmo que la dejó agotada y trémula. Losbrazos de él la envolvieron alrededor de su cintura, y él jadeó contra suestómago. Él parecía tan jadeante como ella se sentía. Y él no había alcanzadoel clímax. Él frotó su boca húmeda de un lado a otro en su abdomen. Él se sentóen la cama y pasó una mano sobre el cuello de ella, encima de sus pechos, enuna larga y lenta caricia. Sus dedos juguetearon con la dura cresta de supezón. Entonces él llevó sus manos arriba de su cabeza. Pasó uno de lascorbatas alrededor de sus muñecas, atando sus manos juntas en una prisión deseda. Ella intentó llevar sus manos abajo, pero no pudo moverlas. Él la debióde haber atado a una de las tablillas en la cabecera de la cama.

 

-Ahora yo no puedo tocarte - dijo hermione.

Él lamió su antebrazo
Un roce húmedo y caliente que lahizo estremecerse.

-Ésa es la idea. Yo tocaré por los dos.

Cuando él dejó la cama, ella se volvió para verlodesnudarse. Su pecho era hermoso, fuerte, ancho y ligeramente velludo. Élarrastró sus pantalones abiertos, entonces los tiró fuera junto con suscalzoncillos. Ella se levantó hacia él y los lazos tiraron firmemente. Ah. Porun segundo ella se había olvidado de que estaba atada. Él se arrodilló en lacama y deslizó una mano sobre su hombro, arriba de su brazo, a dónde susmuñecas estaban atadas. "Eres mía", pensó draco.

Él mordió su cuello, de nuevo, más arriba, en el sensiblesitio debajo de su oreja. Ella se retorció en la cama, apretando sus muslosjuntos, deseando que él la tocara allí
deseando que descendiera sobre ella
Diablos,deseando que él la follara. Ese primer clímax la había dejado preparada. Vacíay adolorida por más.

-Paciencia -le susurró draco al oido.- Primero voy amarcarte con fuego. Por todas partes.

Su boca se movió a su clavícula, su pelo rozandoligeramente su barbilla. Él lamió y mordió. Su lengua remontó a lo largo de suclavícula, luego bajó, abajo hacia su pecho. Él rozó su pezón con el bordeafilado de sus dientes.

draco tomó su pecho en su boca y lo sostuvo suavemente ensus dientes. Entonces su lengua azotó su pezón de un lado a otro. Sus brazos seestiraron contra las corbatas. Si ella pudiera sostener su cabeza allí.

draco se apartó, resbalando su boca al lado de su pecho. Lepellizcó, y hermione gritó. draco levantó su cabeza y acunó su cara con unamano.

-¿Te he hecho daño herms?

Ella agitó su cabeza.

-No. Sólo me sobresaltaste.

draco se rió entre dientes. Oh, ahora draco iba afastidiarla. Maldición.

draco se deslizó hacia abajo de su cuerpo, pasandoligeramente encima de sus pechos, y succionando fuertemente sobre su estómago.

Cuando se echó hacía atrás, ella se dio cuenta de locomplacido que estaba de ver la marca un poco roja, formando un cardenal, le habíadejado sus labios marcados. Su ombligo se llenó con la caliente humedad de sulengua. Draco siguió lamiendo haciaabajo, hacia su cadera, entonces la pellizcó ahí. Ella sentía su boca moversehacia la cima de su muslo, caliente y húmedo.

-Abre tus piernas -él dijo.

Su respiración se detuvo.

-Hazlo -le ordenó draco.

hermione extendió sus pies vacilantemente. enterrósu cara entre sus piernas, frotando su boca de un lado a otro, y ella abrió suspiernas más, queriendo disfrutar del placer que su talentosa lengua podíadarle.

 

draco chupó su clítoris fuertemente, y ella gimió. Empujóun dedo dentro de ella, profundo y rápido, retorciéndose contra sus paredesinternas mientras su boca absorbía uno de sus pezones. Oh, sí. hermione se correríatan rápido y tan fuertemente que le dolería. De repente Draco volvió su cabezay mordió dentro de su muslo. hermione gritó sorprendida. Y entonces hermssintió que draco sonreía contra su pierna. draco la había dejado al borde delorgasmo. A propósito. Simplemente para atormentarla. Tenía suerte de que susmanos no estuvieran libres, porque sino, se vengaría. draco se movió haciaarriba y extendió su cuerpo a un lado de ella, dejando sus dedos entre suspiernas, rozando ligeramente encima de su clítoris. Demasiado ligeramente paraalcanzar el clímax. hermione retorció sus caderas, y su toque fue aún másligero. Más mortificante.

-draco, por favor.

-¿Por favor que herms?

Ella gimió.

-Lo sabes.

-Quizá. Pero no lo haré hasta que lo pidas.

-Por favor
Te quiero dentro de mí.

draco apretó un dedo en lo más profundo de ella.

-¿Así?.

hermione lo apretó, gimiendo.

-Tú sabes lo que quiero decir.

Él la besó, llenando su boca con su lengua. Un segundo dedolargo y caliente se unió al primero, abriéndola, empujando en su sexo.

-Estoy dentro de ti. ¿No es eso lo que pediste?

Dios, pensaba fastidiarla a muerte.

-Por favor, draco. Por favor.

Sus dedos la penetraban de forma lenta y firme, acariciandosu clítoris con cada embestida. hermione mordió su labio para detener ungemido.

-¿Esto no es lo qué quieres?

Ella agitó su cabeza negando.

-Dime que quieres entonces hermione.

Ella cerró sus ojos, escondiéndose de su mirada conocedora.

-Tu polla -ella susurró.- Yo quiero tu polla dentro de mí.

Él se levantó del lado de ella, y entonces ella sintió queel colchón se hundió bajo su cabeza. Algo cálido, duro y caliente rozó suslabios. Ella jadeó y abrió sus ojos.

Él estaba arrodillándose encima de su cabeza, su pollacontra su boca.

-Aquí -dijo él.- Toma mi polla. Tal como lo pediste.

Herm s podría negarse, pero sabía que todavía le guardabala venganza por aquel strip tease que le hizo sin dejarle que la tocasemientras lo mantenía atado. Además ella necesitaba complacerlo tanto. Así que hermioneabrió su boca y tomó la cabeza de su miembro dentro, chupando suavemente, arremolinándosesu lengua alrededor de él.

-Dios, sí.

draco tocó su mandíbula con una mano fuerte, sintiendo suboca moverse sobre él. Sus caderas se mecieron adelante y atrás, empujones pocoprofundos que la hicieron desear poderlo tomar más profundamente, hacerladesear que ella pudiera agarrar sus caderas y mantenerlo fuertemente contraella. hermione nunca disfrutó tanto. Dándose cuenta de lo que Draco necesitabaexactamente, sintiendo su placer
era casi como si hermione estuviera complaciéndose a sí misma. Y aun si hermioneno hubiera sentido cuánto draco amaba esto, sus jadeos y gemidos se lo habríandicho. Draco gimió. Su boca hizo un suave sonido de succión mientras élapartaba su pene
alejándose un instante antes de correrse. draco se puso a su lado,presionando contra su sexo de nuevo, jugueteando. Draco sabía justamente como mantenerla en el borde. Quizáél podría darse cuenta de lo condenadamente desesperada estaba ella.
-Follame. -dijo hermione en un leve susurro apenas audible.

 

-No puedo oírlo -dijo Draco.

-Me has oído draco.

-Dilo -le exigió draco.

Bien. De cualquier modo hermione se lo diría.

-Follame - dijo hermione.

Draco besó sumejilla.

-Estás colorada.
-Es que yo nunca he dicho esto antes a ningún hombre -admitió.

Draco rozó su boca encima de la suya en el más ligero delos besos.

-Lo sé. Por eso quería que me lo dijeras a mí.

Que bonito. Si hermione pudiera moverse, lo habría besado. dracosiguió acariciando su sexo con su mano, resbalando en ella con sus dedos.

-No vas a
-hermione no podría decirlo otra vez.

-Paciencia cariño.

¿Cómo draco podría ser paciente? hermione estaba agonizandodesde el inicio de sus juegos
adolorida, retorciéndose y gritando. Si sus manosestuvieran libres, hermione lo volvería así de loco. La próxima vez. dracosostuvo su cabeza en una mano, mirando fijamente hacía su cara mientras susdedos la torturaban. Mirando aquéllos brillantes ojos mientras su mano lallevaba a la locura, era demasiado. hermione tuvo que cerrar sus ojos. Entoncestomó una respiración profunda, estremeciéndose y abrió los ojos.

-¡Fóllame, maldición! Fóllame o haz que me corra con tumano.

draco dio un golpecito a su clítoris con la punta de undedo, haciéndola jadear.

-No seas tan exigente -murmuró él.- Creo que se te haolvidado quién me hizo sufrir a mi aquella vez cuando me ataste
llevo tiempoguardando mi venganza

-Por favor -rogó, estirándose contra los lazos, volviéndosehasta donde pudo para enfrentarlo.- Lo siento. Por favor
tócame de nuevo.

draco la empujó más cerca a la cabecera de cama, aliviandoun poco la presión en sus hombros. Debió darse cuenta de su incomodidad, pensó hermione.

draco se apartó, tirando de su cadera hasta que ellaestuviera nuevamente sobre su espalda. hermione no podría ver exactamente loque él tenía en mente.

-Extiende tus piernas -dijo draco.

draco se movió hasta que estuvo arrodillado entre suspiernas abiertas, mirando fijamente su sexo. draco agarró su pene con una mano.

-Te haré rogar por esto -le dijo draco.

Sus manos se extendieron hacia él en reflejo, y losmúsculos de sus hombros le dolieron en protesta. Malditos lazos.

 

-Ya he rogado draco. ¡Maldita sea!.

Ella podría fingir dolor y conseguiría que él la desatara.Y entonces saltaría sobre sus huesos. draco gimió, entonces permitió que su penese colocara encima de ella apretándola perfectamente contra su sexo, la puntatocó su clítoris. hermione intentó moverse debajo de él, frotar su pene contraella más duro, pero sus caderas la tenían fijada firmemente.

-No lo hagas -murmuró draco en su oreja.

-¿Qué? -hermione parecía desconcertada.

-No finjas dolor para que te suelte
no funcionará conmigo.
draco la llenó de un empujón rápido, salvaje. herms clamó. draco gimió.

draco se detuvo, quieto con su pene enterrado en lo másprofundo de ella. hermione le sentía jadear contra su cuello. Y la conexión entreellos creció aun más fuerte. Sus pensamientos volaron casi simultáneamente. Ellaincluso ya no podía pensar. La sensación fuerte de su cuerpo contra el de ellase sentía demasiado bien. Pero hermione no tenía que pensar. Draco sabía lo que ella necesitaba, lo supointuitivamente desde la primera vez que se acostaron.

Sabía exactamente como orientar sus caderas
comoempujar
como apretar contra su dolorido clítoris. Draco mordió su lóbulo y ella envolvió sus piernasalrededor suyo. Y ellos gimieron juntos, gimieron y gritaron y clamaron,hablándose el uno al otro sin palabras, con ruidos desvergonzados.

hermione sintió su clímax y sintió el clímax de él.Simplemente pensaba: "no te detengas, no te detengas, no te detengas nunca
" hermioneempujó contra él, estirándose más para acercarse al golpe de sus caderas,esforzándose por emparejar su ritmo impaciente. Cada empujón la llevaba másalto
más cerca.

Su pasión estalló en un clímax salvaje, y él estaba allícon ella, juntando espasmo con espasmo, gemido con gemido. hermione y dracogritaron juntos, temblando y agitándose juntos mientras la pasión se agotabadentro de una adolorida satisfacción. Draco se derrumbó encima de ella, un peso pesado,protector. Dios, ella quiso sostenerlo. draco hundió su cara en la curva de sucuello cuando ellos dos abrieron la boca en busca de aliento. Después de unminuto, él alzó su cabeza y la miró aturdido, una expresión tierna en su cara.

-Te amo y te amaré siempre -le dijo a hermione.

Ella sonrió a su atractivo rostro.

-Tú lo has dicho por los dos.

Más tarde, al borde del sueño. draco la atrajo hacia sucuerpo y la mantuvo abrazada... consciente de que no bastaría con una vidaentera para estar con ella.

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hola a todas bueno como se pudieron dar de cuenta este es el final, quiero agradecer a todos ellos que me agregaron a sus favoritas y que comentaron en cada capitulo ehh no lloren pronto volvere con otra maravillosa historia quiero recordarles que se pasen por mi perfil hay otra historia que se llama duelo de pasiones es muy bonita y erotica ehhh bueno agamos un trato si para cuando vuelva a entrar encuentro 10 comentarios que me pidan un epilogo - quiero hacer el epilogo de draco y su hij@ entonces a comentar =) bay besos

cuatro noches de sexo - Fanfics de Harry Potter

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Acto seguido recogió el bolso de noche, las llaves y bajóen el ascensor al vestíbulo donde la esperaba su hermano. Cristian teníaveintinueve años, dos añ

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2025-04-03

 

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