Cuentos de Navidad - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Era tarde, ya casi se podían observar las brillantes estrellas y un par de niños jugaba ajedrez mágico en la alfombra. Un hombre yacía cansado en un sillón cercano y a lo lejos los ruidos de platos inundaban la cocina. Unas maletas se agrupaban desordenadamente en la puerta, eran objeto de un viaje que se realizaría al día siguiente: en Navidad. El silencio y monotonía fue vagamente alterado por unos pequeños golpes en la puerta. El hombre que yacía sentado en el sillón se levantó estrepitosamente y abrió la puerta. Una cabellera rubia se asomó con timidez y dio paso a un sin fin de justificaciones vanas que a esas alturas no remediaban nada.
- ¡¿Has visto ya la hora?! - gritó Bill una vez que pudo soltar su ira.- Lo siento. ¡Me has dejado salir con mis amigos! - una Victoire ya adolescente imploraba la ayuda de su madre que miraba desde la cocina. - Sólo arregla tus cosas para mañana, yo me ire a descansar. Buenas noches tesoros - sería inútil discutir con ella, habían estado así desde algunas semanas. La adolescencia había llegado abruptamente y le costaba asumir que su niña ya era una mujer.
Bill salió de allí rumbo a su habitación, había sido un día duro y debía reponerse para el viaje que realizaría al día siguiente a la casa de sus padres. Dos pares de ojos saltarines observaban desde la alfombra, el pequeño pelirrojo se levantó y la señaló con el dedo.
- ¡Has hecho enfadar a papá! - rezongó Louis con el ceño fruncido - ¿Acaso no sabes el verdadero significado de la navidad? ¿Olvidaste ya lo que hacíamos en la víspera? - ¿Piensas que soy una estúpida? - tomó aire y preparó las palabras que diría luego, odiaba que los demás se entrometieran en sus asuntos. - Para tu información sólo... - ¡Basta! No quiego oíglos peleag más. Ahoga vamos a haceg lo acostumbrado paga la navidad - una dulce y preocupada Fleur se sentó en el gran sillón con Louis en el regazo y sus dos rubias hijas a ambos lados.- ¡Cuentos de navidad! - exclamaron a la vez Dominique y Louis. - ¿Cuentos de navidad? - elevó una ceja Victoire e hizo ademán de levantarse - No estoy para eso mamá, mírame. - Al pageceg tu hegmano tenía gazón, has olvidado cuál es el vegdadego sentido de la navidad. - elevó su varita y comenzó a dibujar las imágenes del cuento que quería contar - Este cuento se titula "El vegdadego significado de la navidad" - al momento unas imágenes nítidas comenzaron a sucederse y una voz clara y sin acento francés comenzó a narrar con calma la historia.
"Había una vez un pequeño pueblo a las afueras de Godric's Hollow, todos sus habitantes eran pequeños y su corazón era de piedra. A pesar de que eran tan pequeños sus casas eran enormes y por lo mismo, jamás se veían las caras con sus familiares y amigos. Para las navidades competían por quién tenía el mejor regalo de navidad y siempre resultaban ganadores quienes tenían más privilegios en el pueblo. Había una casita que sobresalía por el resto, ya que era del tamaño de una caja de zapatos, sus propietarios eran infelices y es que su dinero no les alcanzaba para nada. Cada mañana debían levantarse temprano y mendigar alimentos; para ellos la navidad era un trámite más y el más tedioso y cruel. Elisse era su hija menor, la más pequeña de todos los habitantes del pequeño pueblo, pero sin embargo, su corazón era del porte del cielo. Siempre escuchó a sus padres quejarse de lo poco que tenían y no agradecer nada, envidiaban además la suerte de los otros y eran profundamente tristes. Elisse al igual que sus hermanos jamás tuvo un ejemplar de los "Cuentos de Beedle el Bardo", ni libros o plumas nuevas para asistir a Hogwarts, no sabía de zapatos cómodos ni de varitas que eligen a sus magos. Era ya víspera de navidad y en la ramita que poseían de árbol navideño quiso dejar su huella, quería que ese año ganaran sus padres por el mejor regalo del pueblo. Tomó una caja de fósforos que apenas pudo sostener y pensó toda la noche en qué poner dentro. Cuando ya faltaba poco para que amaneciera lo supo y habiendo dejado todo listo fue a despertar a sus padres y hermanos. Su padre abrió los ojos como nunca cuando vio la gran caja bajo la ramita, al abrirla comprobó que estaba vacía y que era broma de Elisse. Iba a comenzar a golpearla cuando la pequeña exclamo, "¡Son besos!, ¡Son abrazos!, es todo el amor que les tengo, ¡Es ternura! ¡Es unión!, y es un poco de esperanza..." no acabó de decir esto cuando su padre la abrazó llorando. Elisse lo había conseguido, en sus padres y hermanos creció el corazón que jamás habían tenido; el pueblo entero se enteró y la familia de Elisse ganó, pero la verdad es que ganaron todos: Un gran corazón lleno de amor y unidad"
- Es hermoso - comentó Dominique llorando, mientras las últimas imágenes de Elisse y todo el pueblo feliz se extinguían. Secó rápidamente sus lágrimas y pensó un momento - Mamá, ¿no te sabes uno que hable de quien trae los regalos? Victoire rodó los ojos algo húmedos por el relato de su madre - No seas ingenua, los regalos los trae... - Santa Claus, un hegmoso señog que conocí una mañana de inviegno. El cuento se inicia cuando tenía seis años... - nuevamente las imágenes se sucedieron, una pequeña rubia corría de un lado a otro por la sala bajo un gran pino de navidad, la voz que era la de Fleur sin su típico acento comenzó a relatar la historia.
"Había una vez una pequeña niña rubia llamada Fleur. Ella vivía junto con su familia en un Valle de magos famosos de Francia. Todos los años para navidad armaba el árbol con sus padres, y de un día a otro se repletaba de regalos. ¿Cómo? esa era la pregunta que inundaba sus pensamientos. Había planeado para esa navidad descubrir quién era la persona misteriosa que llenaba sus mañanas de diciembre de alegría. La madrugada del veinticinco de diciembre se levantó sin ser vista y espió bajo el sillón todo lo que restó de mañana. Eran las seis cuando enormes pasos la despertaron, un gran hombre con traje rojo y gran barba blanca sacaba uno por uno los regalos y los acomodaba en el árbol de su familia. Salió del sillón y un fuerte "¿Quién eres?" interrumpió las labores del hombre. Santa Claus, era su nombre, lo llevaba inscrito en su saco de regalos. Sacó un par de galletas y se fue por la chimenea. Desde ese día la pequeña Fleur esperó cada año con galletas a Santa, sabía que las agradecía porque le dejaba recuerdos navideños en el árbol, ese era su lazo de amistad y sabía que jamás...jamás se rompería..."
- ¡Mamá! esos hermosos adornos son de Santa - exclamó Dominique con ojos brillantes, sin dejarla acabar la historia. - Y, es por eso que cada año dejas galletas - exclamó una interesada Victoire. - ¡Hay que saludar a Santa esta madrugada! - se levantó de su lugar Louis y corrió a la cocina - ¡Mamá! ¿dónde están las galletas? - Vaya, miguen la hoga que es. No quegan que Santa vea que no se han ido a la cama y luego no venga más. Louis las galletas ya están en la chimenea, así que ahoga todos a dogmig que mañana segá un día agotadog - se levantó y llevó a cada uno a su habitación. Sabía lo curiosos que eran sus hijos y por lo mismo sabía que había hecho bien incentivando el espíritu de navidad en los tres, sobretodo en Victoire.
En la habitación la esperaba Bill, leyendo "Corazón de Bruja", bajó la revista al momento y una sonrisa inundó sus labios.
- Quería ver qué es lo que le pones a esas maravillosas galletas de navidad - se encogió de hombros con un notorio enrojecimiento de sus mejillas. - Es tan sólo amog, caguiño. - sonrió recostándose en la cama. - ¿Se lo han creído todo no es así? - ¿Cgeído?, pego si todo es ciegto - apagó la luz y ya no se escuchó nada más en la casa de Shell Cottage, salvo las olas que chocaban en un juego interminable.

A las seis un ruido sordo irrumpió en la sala, provenía de la chimenea y tres pares de ojos observaban escondidos desde el sillón...
- ¿Es él? - se escuchó repetir una y otra vez a Dominique. - ¡Silencio!, ahí está - Victoire lucía más emocionada que nunca y lo dejaba notar a simple vista - Louis ya sal de ahí, no te comerá. - ¿Quién me lo asegura? - el pequeño estaba asustado y temeroso por el resultado de su peculiar aventura. - Hay que hacerlo ahora - la pequeña de cabellera rubia se levantó, sacó se varita y exclamó - ¡Lumos!- ¡No!, ¡Dominique! - ahora Victoire se veía más asustada que Louis, pero ya era demasiado tarde.
Un gran hombre los observaba ahora desde el otro lado de la habitación. Era gordo y anciano, llevaba un traje rojo gastado y un abrigo muy viejo. Había ternura proyectada en sus ojos, claros como el cielo y tres regalos estaban suspendidos en el aire, lo habían interrumpido en su labor. Iba a hablar pero antes de eso un minúsculo grito se escuchó desde el sillón. Miró mejor y comprobó que no sólo estaban las dos niñas, había un pequeño también y estaba muy asustado.
- ¿Quién es usted y qué hace en mi casa? - preguntó Victoire, desafiante pero temblorosa.- Pensé que Fleur se los había dicho, soy Santa - sonrió cariñosamente - Pero mis amigos me dicen Moody. - ¿Moody? - salió Louis de su escondite - Eso mi mamá no lo mencionó, pruebe que es usted. - Lo haré - levantó su mano derecha y en un dos por tres todos los objetos de la habitación tomaron vida, muchos regalos se depositaron bajo el árbol y fuera de la casa todos los árboles se iluminaron - Espero que con eso haya bastado, estoy muy cansado - su voz sonaba más fuerte y dura ahora, se sentó en el sillón y profirió un fuerte bostezo. - ¿Qué... qué le pasó en su ojo? - la cara de Dominique se frunció de susto, le intrigaba aquel ojo falso que su Santa tenía puesto. - ¿Esto? - indicó Moody con una sonrisa - Esa es otra historia que no vale la pena contar. Ahora bien, alguien me puede decir ¿Cuál es el verdadero significado de la navidad?.- Esa respuesta se encuentra en el corazón de cada persona - saltó Louis orgulloso. - ¿Sólo de las personas, hijo? - Bueno, claro. ¿De quiénes más podría salir?- Aún les queda bastante que aprender... Les contaré la historia de un Elfo, no recuerdo bien su nombre en estos momentos. - se dio un tiempo para pensar - Foffy, Loddy, Tommy, Dotty, Potty... - ¡Dobby! - exclamó Dominique con emoción - El vive aquí, en nuestro jardín. Cada mañana le llevamos flores con mamá. - Que inteligentes son, bueno, ésta es la historia de Dobby, un elfo libre. - agitó su mano y de la misma forma en que lo había hecho Fleur las imágenes se sucedieron en una danza interminable.

"Cada mañana de Navidad Dobby se encargaba de buscar el regalo perfecto para sus amigos, nunca era suficiente para el pequeño elfo de grandes orejas y gran corazón. Sus presentes los conseguía en el bosque, inmenso y poseedor de grandes maravillas. Esa mañana había encontrado regalos magníficos y se sentía orgulloso de sus logros, iba camino a su destino cuando un Centauro atrapado lo llamó buscando ayuda. 'Disculpe señor elfo, su ayuda necesito para abandonar esta trampa que mi enemigo ha diseñado'; Dobby tomó uno de sus regalos y se lo dio. 'Esto te servirá para librarte de la cruel trampa'. Continuó su camino feliz por lo que había conseguido, subió la colina y allí sin más, se encontró con una tortuga sedienta. Sin pensarlo dos veces le obsequió el líquido dorado que había conseguido y prosiguió hacia su destino. Cuando llegó a la casa de sus amigos se percató de que ya no llevaba ningún regalo para ellos, los había repartido sin darse cuenta. Un sentimiento enorme se apoderaba de su alma y no era necesariamente tristeza, la felicidad había golpeado su corazón y ahora se sentía capaz de todo. Tomó cuatro piedras y entró en la casa, explicó lo sucedido y sin saber cómo, las rocas se transformaron en gemas de hermosos colores. Dobby había descifrado el verdadero significado de la navidad y la esperanza lo había premiado..."
- Entonces, los elfos son como nosotros - abrió los ojos sorprendido Louis. - Siempre ha sido así pequeño, no juzgues a nadie sin saber en verdad la clase de persona que es. La vida se hizo para tener amigos y descubrir sentimientos inimaginados. - ¿Ojoloco? - una Fleur en pijama se asomaba por la puerta - ¿Qué..? ¿Tú..?- Los milagros esperan, pero se realizan al fin y al cabo. - Moody se levantó y abrazó a Fleur. - Estabas... - Lo sé, es una aventura sin igual. Ven aquí para contarte - la guió hasta el sillón donde se quedaron hablando por horas. Moody había sobrevivido al "encuentro final" pero le había sido encomendada una hermosa misión que aceptó sin dudarlo.
● ● ●
Unas horas más tarde ya se encontraban todos apostados en las inmensidades de "La Madriguera". Fleur contaba cómo Moody había llegado de sorpresa y las andanzas que había tenido durante todos esos años. Los niños en cambio hablaban de las historias en el patio, Louis y Dominique recreaban los cuentos mientras Dominique los relataba con emoción y delicadeza. Esa navidad sería inolvidable y desde entonces se encargarían de hacerles saber a todos que sí existía Santa Claus, o Moody como preferían llamarlo todos. La magia de las fiestas no se extinguiría jamás y los Weasley lo sabían bien.
- Pero, ¿cómo andaba vestido? - una pelirroja emocionada exigía saber más de la cuenta. - Ya te dije Rose, su traje era rojo y estaba ya muy gastado - explicaba Dominique.- ¿Cómo la túnica de James? - Algo parecido - todos rieron como siempre.
Era una gran familia, inmensa en sentimientos y buenos deseos. Cada uno guardaba la esperanza de un mundo mejor y lleno de cosas nuevas. Cada navidad sería igual, en familia y compartiendo los Cuentos de Navidad que una vez fueron parte sólo de algunos y que ahora trascenderán por los siglos. Cada comienzo tenía su final y este final aún estaba lejos de llegar, se concretaría cuando por fin Moody escogiera a su suplente, alguien que entregara regalos como él y que llevara la alegría donde todos y cada unos de los niños que esperan ansiosos por una navidad amigable y llena de vida. Si bajo tu árbol hubieron regalos y recuerdos especiales, ten por seguro que Moody te visitó y lo seguirá haciendo si tienes un enorme corazón y crees. Porque la navidad se trata de eso, creer, soñar, imaginar, perdonar, amar y vivir.
- Feliz Navidad papá - Feliz Navidad Victoire




FIN

 

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Era tarde, ya casi se podían observar las brillantes estrellas y un par de niños jugaba ajedrez mágico en la alfombra. Un hombre yacía cansado en un silló

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2024-12-19

 

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