Cueste lo que me cueste - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

La batalla final había terminado, nuevamente la paz reinaba en el mundo mágico, por lo menos para la gran mayoría era así.

Draco Malfoy se debatía en su cabeza la suerte que había tenido cuando Potter había decidido ayudarlo e impedir que lo llevaran a Azkaban.

Recordó aquel día del juicio en el Wizengamont cuando Potter y Granger habían pasado al frente del ministro ha testificar a su favor, las tripas se le revolvieron.

El rostro de su madre suplicando piedad, el del mismo pidiendo lo mismo, se había rebajado demasiado, había tenido que dejar su orgullo para que lo sacaran de allí. Aunque en el fondo sabía que se lo merecía, debía que su lugar estaba allí, en Azkaban junto a su padre.

Entro en el expreso, la mayoría de los alumnos lo miraban con miedo, otros con asco y otros con desprecio, ha excepción de unos cuantos, entre ellos, sus amigos.

 

Entro al compartimiento en el que lo esperaban el resto de sus compañeros.

Un silencio sepulcral lleno el lugar, cada uno metido en su propio lió, mientras veían pasar las ramas de los árboles, cada uno pensaba en los últimos meses, la gente que había muerto en esa horrible batalla, aquellos que sufrieron hasta el ultimo segundo de sus vidas.

Seria un año largo para todos, uno lleno de tristeza y melancolía.


Les dejo el prologo, espero que sigan mi historia, es el segundo fic:

Rose.

Incomoda por el silencio moribundo del compartimiento salio de el con la excusa de que debía dar una ronda por los pasillos. Pero eso no haría que su dolor desapareciera, había sufrido tanto como ellos, solo que no lo demostraba, no por orgullo ni nada por el estilo, es solo
que ya sufrían demasiado, como para estar pendiente de lo que ella sufriera o no.

Se abrazo a si misma y se arrodillo en el pasillo tratando de contener las lágrimas, pero una pequeña traviesa se escapo adornando su mejilla.

- pero miren que nos trae el viento, una asquerosa sangre sucia - escupió Draco Malfoy con desprecio, ella limpio la lagrima sin que el lo notara, y puso su mejor cara, con una enorme sonrisa en ella, cosa que dejo anonado al chico.

- Hola Malfoy, sabes, deberías agradecer que te salve de haber entrado a Azkaban, si no estarías allí pudriéndote junto al desgraciado de tu padre - una furia incontenible recorrió las venas del chico, la tomo de los hombros y la aprisiono contra la pared.

- Escúchame bien rata de biblioteca, no vuelvas ha creerte superior a mi solo porque me sacaste de ese lugar, aun sigo estando por arriba de ti, vuelves ha hacerlo y
- pero ella lo interrumpió.

- Y ¿que Malfoy?, ¿vas a golpearme?, ¿serias tan cobarde de pegarle a una mujer? - el chico trago en seco, claro que no, el no le pegaría a una mujer, ni aunque se tratase de la mismísima Bellatrix Lestrange, su padre podría ser un desgraciado, pero le había enseñado modales, y maltratar una mujer es lo ultimo que haría el, Lucius Malfoy jamás le había levantado la mano a Narcisa, ni aunque estuviese muy enojado con ella. Volvió a mirarla, a pesar de que ella lo había retado, lo miraba con miedo, el pánico en sus ojos le sorprendió, quito las manos de sus hombros pero ella no se movió, ahora sus ojos llenos de terror lo observaron, aquellas perlas grises que se mostraban melancólicas, el chico trago en seco tratando de deshacer el nudo en la garganta del que ya se había venido acostumbrando, cuando se dio cuenta de la tonta situación en la que se encontraba, le dio la espalda y entro de nuevo a su compartimiento, pero por alguna razón, no pudo sacar los ojos castaños de la chica que lo miraban con un temor similar, al día en que su malévola tía la había torturado frente a sus ojos, en su misma casa.

 

Por otro lado, Hermione trataba de olvidar los ojos grises de Draco, no porque se tratara de el, si no
porque verlos le hacia daño, ver la tristeza y la soledad en ellos, entonces se dio cuenta que cuando creía que nadie podía estarla pasando tan mal como ella, había una persona a la cual se le había destruido el mundo en aquella guerra, entro de nuevo al vagón de estudiantes y se sentó junto a sus amigos, esta vez el silencio no le incomodo, se arrecosto en el vidrio y cerro los ojos con calma.


- ¡Hermione, Despierta, despierta, ya llegamos! - ginny la zarandeaba hasta que al fin la chica abrió sus enormes y castaños ojos, se levanto y tomo su baúl.

- ¿Dónde están los demás?

- Buscando un coche, apura Herms, antes de que se acaben todos, o se cansen de esperarnos.

Las chicas salieron del compartimiento tratando de pasar, pero todos los alumnos se empujaban para tratar de salir.

- a un lado Granger - Malfoy la empujo casi haciéndola caer, pero se sostuvo de un poste que había cerca.

- Estupido Malfoy - siseo.

- De verdad Herms, no se porque no lo dejaron en Azkaban, es allí donde las serpientes como el pertenecen.

- Ginny
todos merecen una segunda oportunidad, así sea un rastrero como Malfoy - la pelirroja suspiro, ella tenia razón, solo que
a veces le gustaría que Malfoy se comportara un poco mas
¿agradecido?, al fin y al cabo una hija de muggles fue quien le salvo el trasero, de no ser por ella y por Harry, estuviera pudriéndose en una celda vigilado por putrefactos dementores.

Bajaron y buscaron con la mirada a los chicos, allá al fondo Neville les hacia señas, caminaron hasta allá arrastrando sus baúles, los dejaron en el montón y luego se subieron a la carroza.

- Herms, si que tienes el sueño pesado ¿no? - comento Ron

- Bueno, un poco si, eso creo.

Pronto llegaron al colegio, nuevamente se situaron en la mesa de colores rojo y dorado y en cuanto finalizo la selección de los niños de primero la profesora McGonagall se paro en frente de todos para dar el discurso de cada año, solo que anteriormente, lo daba Dumbledore.

- queridos alumnos, se que algunos de ustedes, no tienen muchos ánimos, por los sucesos que hasta hace poco dieron fin, pero hoy quiero decirles, que ya podemos estar tranquilos, que no hay nada que temer antes de dormir, todo ha terminado y ustedes comenzaran una nueva vida, aquí en el colegio, quiero presentarles al nuevo profesor de defensas contra las artes oscuras Richard Thompson - un hombre alto, con el cabello negro y los ojos de un azul cielo se levanto y se acerco a la directora que le sonreía con un gesto de bienvenida, al parecer, por su rostro, no tenia mas de 22 años y eso era mucho decir.

- Gracias profesora, y espero que todos podamos llevarnos bien este año.

- Eso es lo que cree el - se burlo Seamus, haciendo reír por lo bajo a los que lo tenían cerca.

La cena siguió muchos comieron, rieron, pero un joven rubio tenia su cabeza hundida entre las manos, tratando de entender porque no podía borrar, los hermosos ojos de aquella chica. ¿Hermosos?, rayos
Granger me ha hechizado, ¿Qué poción utilizo?, ella es simplemente una sangre sucia, como se atreve

 

Por otro lado, la joven leona miraba disimuladamente la cabellera rubia de la mesa Slytherin, por unos segundos, cuando la soltó en el tren, pudo ver sus ojos llenos de tristeza, sintió compasión por el, tan solo le quedaba su madre, y ella estaba bastante enferma, tal vez no duraría mucho tiempo viva, una lechuza voló por encima de ella y le dejo una pequeña carta.

Srita. Granger

Necesito verla en mi despacho después de la cena. No se preocupe no es para nada malo.

P.D.: No falte, y sea puntual.

Minerva Mcgonagall

Leyó varias veces la carta, ¿para que querría la directora que fuera a su despacho?

La cena concluyo con la salida de los niños de primero guiados por los prefectos.

- Ron, ¿podrías cubrirme?, la directora me necesita en su despacho

- Claro Herms, sin problemas - le sonrió.

- Gracias, los veo mas tarde.

Camino al despacho de la directora que no estaba muy lejos de allí, susurro la contraseña y la gárgola se movió, subió rápidamente y se dio cuenta de que la directora no estaba sola, también estaba Draco Malfoy, que tenia la misma postura que en el gran comedor, se senté junto a el sin hacer ruido alguno, extrañamente, sintió tristeza al verlo hay, así, tan triste, parecía que su alma se había escapado de el, no hablaba no se movía.

- bueno
los he llamado aquí para tener el honor de decirles que han sido escogidos como premios anuales.

- ¿Qué? - exclamo, ¿los dos?, eso significa que tendrían que compartir torre.

- Señorita Granger, entiendo que ambos no han tenido una buena relación, pero ahora deberán aprender a llevarse bien - nuevamente el se quedo callado, no dijo nada, parecía un fantasma, ni siquiera eso, porque por lo menos ellos hablaban, el no decía ni una palabra ni siquiera para quejarse o protestar.

- Bien chicos, su habitación esta al lado de la torre de astronomía, no puedo acompañarlos yo porque debo chequear que todo ande este en orden, su contraseña es passer l'amour sur la raison, bueno chicos ya pueden subir, hasta mañana.

Ambos subimos en silencio, desafortunadamente Draco volvió en si, la empujo casi haciéndola caer y entro a la sala común, entre pero para su sorpresa el no estaba, me senté en frente de la chimenea tratando de borrar su rostro de mi cabeza, es que jamás lo había visto así, tan opaco. Saco un libro de su bolso y empezó a ojearlo sin encontrar nada bueno que leer, de pronto, su libro callo al suelo de un golpe, ella giro la cabeza para ver que había ocurrido

- ¿Qué te sucede Malfoy?

- ¿Que no sabes hacer otra cosa que no sea leer Granger?

- ¿tú no sabes hacer otra cosa que no sea molestar Malfoy?

- Si
acosar chicas, es de las cosas que mas me vienen ¿sabes?

- ¡Eres un imbecil, malcriado, un estupido, deberías estar agradecido, de no haber sido por Harry y por mi, estarías pudriéndote en una asquerosa celda, como lo que eres un asqueroso hurón! Y
- pero no pudo seguir hablando porque el la había empujado contra la pared y se había acercado peligrosamente a ella.

 

- ¡cállate Granger!, no sabes, ¡no tienes idea de porque yo me uní con ese asqueroso mestizo!

- ¡por nada bueno lo habrás echo Malfoy! Eres una sabandija igual que tu padre
- pero callo, la mirada de el chico disparaba furia, en ese momento una frase se cruzó por la cabeza de la chica - si las miradas matasen
ya estaría muerta - pensó, un escalofríos recorrió su cuerpo al conectar sus ojos con los de el, que no hablaba, solo la miraba con desprecio, y con rabia de que ella tuviese la razón, el era un maldito miserable, se alejo de ella y subió a su habitación seguido de un portazo.

- Será duro
muy duro este año - pensó la chica en voz alta, y luego subió a su habitación para dormir.

A la mañana siguiente Hermione se levanto perezosa y se metió al baño para darse una buena ducha, no quería ni pensar en la noche anterior, había sido un completo desastre.

Por otro lado, un joven rubio estaba boca arriba en su cama con ojeras, no había podido dormir, no había podido sacarse las palabras que le había dicho Hermione, tampoco podía borrar los ojos castaños de ella, su expresión de horror, le dio un puñetazo a la mesa descargando la ira que sentía en ese momento, se levanto de su cama pateando todo a su paso y abrió la puerta del baño a regañadientes, corrió las cortinas de la tina para bañarse pero
Grave error, entro al baño equivocado, había entrado al baño de Granger, quiso irse antes de que ella abriera los ojos y se diera cuenta de que el se había metido a su baño, pero no pudo, al contrario, tuvo que aguantarse las ganas de tirarse sobre ella y acariciar su cuerpo, estaba totalmente desnuda, sumergida en el agua espumosa que dejaba ver su cuerpo a la perfección, con nerviosismo el chico intento acariciarlo sin que se diera cuenta pero la chica comenzó a removerse y tuvo que dar algunos pasos hacia atrás para que no lo viera, salio corriendo del baño con el corazón acelerado, ¿Cómo es que el uniforme dejaba oculto aquella silueta tan perfecta?, se metió en su baño y se lavo la cara tratando de sacarse la imagen del cuerpo desnudo de la joven Granger.

- ¡maldición Granger! ¿Cómo
? ¿Cómo te vez tan bien?, ¿Qué fue lo que me echases?, ¿algún filtro de amor?, o cualquier estupidez, ¿Por qué me vuelves loco?... un segundo
¡¿Qué rayos? ella
¿Volverme loco a mi?Ja! ¡Patrañas!

Se ducho y cambio rápidamente, cuando salio de la habitación con el uniforme puesto, ella apenas salía del baño con una toalla envolviendo su cuerpo y su cabello mojado cayendo por sus hombros, el apretó fuertemente la baranda de las escalera, para no salir corriendo y quitarle la toalla que impedía mostrar su majestuoso cuerpo, se golpeo la cabeza mentalmente y volvió a reaccionar.

- ¿que es lo que me pasa?, esa sangre sucia no puede hacerme sentir mas que asco hacia ella, ¿Por qué? ¿Por qué quiero ir con ella? ¡No!, esto es un error, un terrible error.

- ¿Qué tanto miras Malfoy? - pregunto enfadadaza que el chico no apartaba la vista de su cuerpo, pero por suerte esa pregunta lo hizo reaccionar.

- Nada bueno Granger - y con esto bajo las escaleras y se dirigió al gran comedor junto con los demás Slytherin tratando de olvidar a la castaña que hace algunos minutos estaba desnuda frente a el.

 

- ¿Draqui que te pasa? - pregunto Pansy Parkinson con voz melosa y empalagosa.

- Pansy, te he dicho que no me llames así, y no me pasa nada.

- Que lastima que te hallan cambiado de sala común, pero no te preocupes seguiré yendo, cada vez que me lo pidas.

- Entonces nunca iras, Pansy ¿Cuándo entenderás que lo nuestro se acabo?

- No Draco, ¿Cuándo entenderás tú, que yo no me voy a rendir?

- Basta Pansy - dicho esto se levanto y se fue a la clase de pociones que para su mala suerte era doble, y la compartía con los Gryffindor, y por ende
con su despreciable Granger.

- Bien alumnos hoy aremos una poción
- pero las palabras del profesor Slughorn ni le inmutaron, tenia la vista en la espalda de una chica castaña que reía animadamente con sus amigos, apretó con furia la pluma hasta que la rompió en dos pedazos.

- Señor Malfoy ¿sucede algo? - pregunto el profesor en voz alta, todos voltearon a ver a Draco que estaba rojo, pero no de vergüenza, si no de rabia.

- Yo
- no era las miradas lo que lo ponían nervioso, al menos no todas, solo le importaba el par de esferas café que lo miraban con desprecio y burla - no me siento dispuesto
le importa si
- señalo la puerta.

- Creo que no, cuando se sienta mejor entre, no quiero accidentes en mi clase.

Salio furioso de la clase y cerro la puerta del aula con un portazo, tiro su morral al suelo dejando caer todos los pergaminos y plumas al suelo.

Mientras tanto tres chicos aguantaban carcajadas de burla dentro de la clase.

- ¿Qué rayos le pasa a ese? - pregunto el ojiverde mirando a sus amigos.

- No lo se, tal vez se dio cuenta de que es un hurón finalmente - respondió el pelirrojo tragándose la risa.

- ¿Tu que dices Herms?... ¿Herms? - pero la chica había dejado de reír, ¿Por qué se había comportado así?, sus mejillas se enrojecieron al recordar como el rubio la miraba después de salir del baño -¡Herms! - gritaron Ron y Harry a unísono.

- ¿se puede saber por que gritan?

- ¿se puede saber que te pasa? - pregunto Ron.

- ¿Que?... ¿a mi?, nada

- Entonces ¿Por qué estas en otro mundo?, Oh, por cierto, ¿Cómo te fue ayer con Malfoy, ya sabes, premio anual.

- ¿Cómo lo saben?, yo no les había comentado

- Bueno
es obvio, los rumores tienen nombre y apellido, Parvati y Lavander.

- Oh
ellas. Era de esperarse, pues
tan malcriado como siempre, el no tiene remedio.

- Ya veo, bueno, si llega a molestarte, no dudes en avisarnos.

- Si Herms, ese estupido llega ha hacerte sentir mal, y se las vera con nosotros.

- Ya chicos, que no es para tanto, Malfoy es un cobarde.

- Lo sabemos pero, bueno
por prevención, no te dejes caer en sus jueguitos tontos.

- ¿Qué jueguitos?

- Bueno
nos han dicho, que le gusta jugar con las chicas, y luego las deja tiradas, no queremos que te pase eso.

- Hay por favor, jamás me enamoraría de Malfoy - pero al decirlo, un nudo se formo en su garganta, ¡es imposible!, - no puedo enamorarme de el
Rayos, ¿Por qué me siento mal al decirlo?- pensó la chica


La tarde paso rápidamente dando lugar a la temible noche. Dos chicos no querían ir a sus salas comunes, pero debían hacerlo, o Filch los atraparía y les quitaría puntos a sus respectivas casas, Draco Malfoy entro a su sala común que aun no mostraba señal alguna de la sangre sucia, se sentó en el sofá y miro a la chimenea que esparcía el calor del fuego por la fría sala, observo con atención las llamas amarillas y rojas que le recordaban a la chica, miro una de sus manos, la que había alcanzado a tocar la cintura de la chica mientras esta se aseaba,

 

- ¿Qué? ¡No puede ser cierto que me tenga así! - tomo una hoja de papel y la volvió una bolita, para luego lanzarla con furia al fuego

Una joven entraba a su sala común resignada, pero al entrar vio al chico con la cabeza entre sus manos, con una batalla campal en su cabeza, lo observo unos segundos y trato de seguir a su habitación sin que lo notara peo fue inútil.

- Granger - la llamo el chico sin mirarla

- ¿Qué quieres? - pero el no respondió, ella camino hasta quedar justo delante de el, Draco saco su cabeza de sus manos y la miro con rabia, se levanto bruscamente asustándola, Hermione dio unos pasos atrás quedando pegada a la pared, el chico camino hacia ella asustándola aun mas, hasta que quedaban solo unos centímetros entre ellos, ella apenas le daba al pecho del chico, levanto sus manos y trato de empujarlo hacia atrás pero fue imposible, Draco tomo sus manos y las puso a lo largo de su cuerpo y se fue acercando mas a ella, el olor a chocolate entro en las fosas nasales del chico cerrándole los ojos, no podía resistirlo, quería sentir sus labios en los de ella, quería saber a que sabe su boca, se acerco lentamente, ella tenia la respiración agitada pero no podía moverse, tal vez
no quería moverse. Los labios del rubio tocaron los de ella estremeciéndola, no solo a ella, a Draco se le erizaron los bellos de la nuca y sintió un retortijón en el estomago con tan solo tocar aquellos labios prohibidos, introdujo su lengua con delicadeza, algo que no había tenido con ninguna de las otras chicas, por alguna razón, no quería que a ella le molestase, rodeo su cintura con los brazos y la pego mas a el. Inconcientemente la chica también cerro los ojos y no hizo ningún esfuerzo por separarse de el, enredo sus dedos en el cabello rubio de Draco, atrayendo mas su rostro al de ella, profundizando mas el beso, sus corazones latían frenéticos, pero no les molestaba, se sentían bien una al lado del otro, ¿Qué era eso?, no podía ser amor
pero
tampoco odio. la chica se separo de el y lo miro con los ojos aun cerrados, pero cuando el los abrió, noto en la chica un rubor en las mejillas, su mirada era de confusión y
¿felicidad?, no
no podía ser, pero sin embargo, el chico sonrió, le había gustado besarla, mas de lo que se lo había imaginado, aun estaban abrazados, el chico la soltó y tomo su mano.

- Malas noches, mi odiada sangre sucia - susurro cerca de su oído causando mariposas en el vientre de ambos, y luego le planto un beso en la comisura del labio. Subió a su habitación con una sonrisa en la cara, era la primera vez que experimentaba algo parecido, y le había gustado.

- Maldito hurón - susurro Hermione con una sonrisita nerviosa en su rostro y acariciando sus labios que aun estaban húmedos. No podía negarlo, a ella también le había gustado.

 

Hermione despertó temprano como siempre, se levanto y se dirigió al baño, pero estaba tan distraída que no se dio cuenta que había entrado por la puerta equivocada. Dejo la toalla encima del retrete pero entonces se dio cuenta de que ando andaba mal. Cuando quiso cepillarse los dientes su cepillo no estaba, se agacho comprobando que no se hubiese caído, pero tampoco. Miro extrañada de nuevo encima del lavamanos.

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- ¡Granger! - La chica brinco por el susto - ¿Qué haces aquí?

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- ¡Malfoy!, lo siento creo que
- pero no pudo terminar de disculparse, quedo anonada, el chico tan solo tenia una toalla cubriendo su cadera hasta la rodilla, su torso estaba completamente desnudo. El chico noto que ella se había quedado callada viendo su fornido pecho, y aprovecho para acercarse.

rn

- ¿Qué pasa Granger? - dijo con voz seductora, pero tuvo que callarse porque la imagen de la chica desnuda sobre la tina inundo su mente, y el beso que le había robado la noche anterior, deseaba probar nuevamente esos labios carnosos y suaves, quería respirar nuevamente su piel, se acerco inconcientemente a ella guiado por sus fantasías, pero ella se alejo, no lo permitiría de nuevo, ella no era ninguna fácil, no iba a ser un jueguito tonto de ningún chico, y menos de el.

rn

- Me equivoque de baño, ya me voy - dijo cortante y dándose la vuelta para salir. El chico se quedo asombrado por la actitud de la chica, ninguna mujer se le había resistido nunca.

rn

- Ya veremos quien ríe de último Granger, caerás a mis brazos, cueste lo que me cueste - juro el chico enfadado con ella y consigo mismo.

rn


rn rn

- tal vez le paso algo - dijo la castaña tratando de no parecer preocupada por la ausencia de el chico en la clase

rn

- Bueno, ¿Por qué te importa tanto?, es Malfoy.

rn

- Si pero

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- Tiene razón, mas bien, prestémosle atención a la clase, que es con el tal Thompson, espero que no sea un esquizofrénico como Umbridge.

rn

- Ni me la recuerdes, tan solo imaginar su ropa y su despacho todo rosa, me dan ganas de vomitar - se burlaron Ron y Harry, pero la castaña todavía estaba preocupada - sin siquiera saber por que - por el rubio que no aparecía.

rn

El resto de las clases fue igual, el no llegaba, y ella cada vez estaba mas nerviosa ¿Qué estaría tramándose? La tarde paso veloz y ella aprovecho para subir a su sala común para ver por que rayos Malfoy había faltado hoy a todas las clases, su morral estaba tirado en el suelo junto al sofá.

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- ¡Malfoy se puede saber por que no fuiste a ninguna clase y
- pero callo

rn

El chico estaba arrodillado frente al mueble con la cabeza hundida en sus brazos, su cabello estaba despeinado y su uniforme mal puesto -

rn rn

- ¿Malfoy?, ¿Qué pasa?

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- Déjame Granger, no estoy de humor para pelear - dijo con la voz ronca y débil. La chica se acerco a el y vio una carta tirada junto a Draco.

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- Te importa si
- pero el chico no le respondió, ella tomo la carta y la leyó rápidamente.

rn rn

Señor Draco Malfoy:

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Tenemos la desgracia de informarle que su madre ha sido ingresada ayer a san Mungo por un ataque al corazón infelizmente no pudimos hacer nada y ha fallecido a horas de la madrugada.

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ATT: Administración del hospital san Mungo.

 

rn

- Malfoy - susurro la chica en voz casi inaudible - cuanto lo siento

rn

- No necesito tu compasión Granger, ya tengo suficiente - dijo fríamente el chico levantando por primera vez la cara, a la chica se le formo un nudo en la garganta de tan solo verlo, estaba mas pálido de lo normal, tenia unas terribles ojeras y sus ojos se veían tristes, no pude evitar acariciar su mejilla, donde se podía ver el camino borroso de una lagrima solitaria, el chico cerro los ojos por el contacto, y sin saber porque la abrazo, necesitaba sentir a alguien, necesitaba desahogarse en alguien, la abrazo fuertemente hundiendo su rostro en el cuello de la chica, sintiendo su corazón milagrosamente volver a vivir, volver a sentir. La separo de el y sostuvo su rostro, sus manos temblaban, la chica lo miraba con los ojos vidriosos y una lagrima se deslizo por su mejilla.

rn

- ¿Por qué lloras? - pregunto el chico.

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- No lo se, - susurro la chica
- me hace mal verte
así - el joven abrió sus ojos de par en par, nunca se lo abría imaginado en ella, la chica a la que había insultado desde niño, ahora lloraba ¿por el?, la abrazo fuertemente queriendo olvidarlo todo, pero era imposible, el amaba a su madre con todo su ser, y ahora, el destino se la había llevado, dejándolo solo en la asquerosa vida - Malfoy, tienes que dormir - el chico negó - si, vamos - el nuevamente la miro asombrado, ella se estaba ofreciendo a acompañarlo sin cambio alguno, Hermione le ofreció su mano y el lo dudo un segundo, pero luego la tomo y se levanto, ambos subieron al cuarto del chico y entraron sin cerrar la puerta, la joven le indico que se acostara pero el negó de nuevo.

rn

- Vamos Malfoy, no seas testarudo, que tienes unas terribles ojeras, tienes que descansar.

rn

- No quiero Granger, no insistas - no era que no quisiera, se moría de sueño, pero no quería dormirse y que ella se fuera, de pronto un ruido los hizo sobresaltar a ambos, la puerta se cerro violentamente gracias a una ráfaga de viento. Hermione corrió hasta ella e intento abrirla, pero no funciono, volvió a intentar pero la puerta no abría.

rn

- Malfoy, ¡estamos encerrados!, ¡ayúdame! - el chico se levanto perezoso e intento abrir la puerta, pero era inútil, la puerta no abría.

rn

- ¿Tu varita Granger?

rn

- La he dejado abajo, y la tuya.

rn

- También se ha quedado ¡rayos, no abre! - intentaron abrirla de mil maneras, hasta quisieron tumbarla, pero era de madera muy gruesa, al final terminaron totalmente cansados, la chica se acurruco en un extremo de la habitación junto a la puerta.

rn

- ¿Qué voy ha hacer? - susurraba la castaña entre sollozos, volvía a levantarse a tratar de abrir la puerta - por favor
por favor abre - le rogaba a la puerta como si esta pudiese escucharla.

rn

- No va ha abrir Granger, será mejor que te duermas ya.

rn

- ¿a si?, y ¿en donde? - el chico tomo una almohada y la tiro en el suelo, después se tumbo encima de esta y le señalo la cama a la chica, no sabia por que lo hacia, pero no le importaba, no en ese momento.

rn

- No vas ha dormir ahí Malfoy, ya levántate.

rn

- Entonces ¿donde quieres que duerma?, no vas ha ser tu la que se acueste en el suelo.

rn

- ¿desde cuando te importa donde duerma?

rn

- Yo
- pero no supo que responder, por que el también se preguntaba lo mismo.

 

rn

- Bueno
¿te molesta si compartimos entonces? - el chico lo pensó y su corazón se acelero, tendría cerca de Hermione durante una noche, mas no la podría tocar, no como a el le gustaría- ¿y
?

rn

- Esta bien Granger, ¿vas a dormir así? - dijo señalándola de pies a cabeza, aun tenia el uniforme, la chica se sonrojo.

rn

- ¿tienes una sudadera Malfoy? - el chico asintió y busco una en su baúl para luego darle una sudadera gris - gracias - la chica se fue hasta un rincón de la habitación quedando de espaldas al chico, se desabotono la falda y este empezó a hiperventilar, -¿Qué rayos cree que hace? - pensó el chico, pero cuando la castaña dejo caer su falda, se dio cuenta que llevaba una lycra negra por debajo, era la primera chica que veía con una, pero nuevamente su respiración se agito cuando ella se desabotono la camisa, llevaba una blusilla por debajo - ¿Por qué usa tantas cosas? - se pregunto el rubio que la miraba sorprendido, ella tomo la sudadera y se la puso encima cubriendo su delicada figura, la chica se volteo y el desvió su mirada sonrojado, ella se sentó junto a Draco y le sonrió.

rn

- Bueno
ya puedes cambiarte - el chico asintió y tomo un pijama, solo que, solo se puso el pantalón dejando nuevamente su torso desnudo, la chica miro a otro lado tratando de no sonrojarse, pero de igual formas, lo hizo. El chico se metió en la cama y se recostó en ella, alzo las sabanas y miro a la castaña.

rn

- Sabes Granger
no muerdo - le sonrió, la chica le devolvió una sonrisa nerviosa y se acostó junto a el, pronto se quedo dormida. El chico la observaba mientras sentía su respiración acompasada, su corazón volvía a traicionarle, su palpitar nunca había sido tan rápido desde que
jamás. ¿Por qué el lo ponía así?, ¿Por qué con un simple rose sentía que su piel se quemaría?, pero el ya se había jurado que ella seria suya, - cueste lo que me cueste - pensó el chico. Miro nuevamente el rostro dormido de la joven, sintió un escalofrió por toda su columna vertebral, la tenia tan cerca, pero ella estaba prohibida para el, tal vez eso era lo que tanto le atraía, - lo prohibida, lo necia
lo hermosa que se ve dormida, su inocencia, su carita de muñeca
¿Qué estoy pensando?, es solo la sangre sucia
pero hace días que ella no es solo eso - la chica se removió entre sueños poniendo nervioso al chico que no paraba de mirarla, la chica lo abrazo, el dio un brinquito - esta soñando, solo es eso - se tranquilizo - ¡demonios!, ¡por que es tan
tan
linda!, un rubor subió por las mejillas del chico - por que eres tan difícil Granger - acaricio uno de los cabellos que caía por su rostro.


espero que les guste

Rose.

El chico despertó por los rayos de sol que golpeaban su rostro, no abrió los ojos, no quería recordar lo que había pasado la noche anterior, no quería despertar y darse cuenta de que su madre había muerto, no estaba preparado para eso, pero debía ser realista, debía mirar hacia delante y no hacia atrás, abrió los ojos y entonces su corazón se salio de control, lo había olvidado, había olvidado que la noche anterior Granger había tenido que quedarse con el. Ella aun seguía allí, durmiendo placidamente sobre su pecho ¡sobre su pecho!, la respiración de Draco se acelero y apretó los ojos, estaban muy cerca, demasiado cerca.

 

Tenia que salir de hay, por su bien y el de la chica. Se escabullo y logro pararse de la cama, empezó a andar por toda la habitación con impaciencia y se detuvo tan solo a verla por dos segundos

- ¡Rayos Granger!, ¿Por qué?, si hubiese sabido que tu eras la otra premio anual, ¡lo hubiera rechazado! - exclamaba el chico con rabia de tenerla hay
tan cerca y no poder tocarla - ¡McGonagall!, si le digo que me de unos días no creo que me lo niegue al fin y al cabo mi madre
madre, te necesito, ¿Por qué te fuiste?, ¿Por qué ahora?, necesito que me digas que es esto
¿Por qué nunca aprendí a amar a nadie mas?, solo te ame a ti
y ahora no se que es lo que me pasa con esa chica - dijo mirándola dormir, sacudió su cabeza - ¿Qué mierda digo?, con ella no me pasa nada
absolutamente nada
- se levanto y toco la puerta sabiendo que era inútil, pero giro la manilla y extrañamente se abrió. El chico corrió hacia al baño y se apoyo en el lavamanos, se miro al espejo, tenia ojeras y estaba pálido, se lavo la cara y apretó sus ojos - ¿Por qué Granger?, ¿Por qué justo ahora?, que me pasa
¿Por qué?, ¿Por qué tu?, ¿Por qué cuando me rozas mi corazón se acelera?, ¿Por qué deseo besarte?, ¿Por qué deseo
tocarte?, pero eres tan difícil
Pero la voy ha hacer mía, sea como sea
cueste lo que me cueste, ninguna chica se me ha resistido, ella no va a ser la excepción
poco a poco la voy a conquistar
¿conquistar? Acaso quiero
¿enamorarla?, ¡NO!, ¿para que? si yo no estoy
¿enamorado?... no claro que no, nadie se enamora tan rápido, y menos yo
un Malfoy, un ser frío y sin sentimientos - se dio la vuelta y miro hacia la habitación en la que la joven empezaba a despertarse, se acerco a ella y la miro unos segundos, la vio fijamente como si quisiera aprenderse de memoria la forma curvilínea de sus labios, su perfecta nariz
sus ojos acaramelados que lo miraban con curiosidad
¡Lo miraban!, aparto la mirada sonrojado y ella se sentó y miro la puerta que estaba abierta

- Has logrado abrirla
- susurro y se levanto - yo
ya me voy Malfoy - se acerco a la puerta pero cuando quiso salir una mano agarrando su brazo la detuvo - ella se volvió, el miraba el suelo con los colores en las mejillas, la jaló hacia el y la abrazo, ambos corazones latieron frenéticos, las manos que la atrapaban temblaron, pero no la soltaron, por el contrario, la aferraron mas a el
la soltó suavemente pero sin dejarla ir, tomo su rostro en manos, y la miro a los ojos, ella lo veía confundida y el la veía con melancolía, viro su cabeza para besarla, se acerco lentamente
la chica cerro sus ojos disfrutando del momento, esperando un beso que no llego, abrió los ojos al notar que el chico no la había besado, el miraba sus labios, una batalla se desataba en la cabeza del chico -: no puedo
- susurro. Huyo de ahí, tuvo miedo y por eso no la beso, corrió rápidamente al despacho de McGonagall y entro sin avisar.

- Señor Malfoy, ¿se puede saber por que ha entrado así?

- Profesora McGonagall, necesito que me de unos días
por favor, necesito asimilar la muerte de mi madre - dijo con la voz quebrada

 

- Esta bien
¿Cuándo días quiere señor Malfoy?

- ¿de verdad?, enserio ¿me los va a dar?

- Señor Malfoy
la perdida de la madre es algo muy doloroso
no veo problema con dárselos.

- Gracias profesora, se lo agradezco.

- Ah
señor Malfoy, ¿Cuándo parte?

- Hoy
en la noche, si no le molesta. Claro.

- Para nada
ya mismo aviso.

- Gracias de nuevo profesora.


- Hermione
¿Qué pasa? - pregunto la pelirroja al ver a su amiga un poco
ida.

- Nada Ginny, es solo que
hay Ginny, es Malfoy

- ¿Qué te hizo ese cretino?

- Nada es solo que el
no se que es lo que me pasa, a veces puede ser tan
tan

- Hermione
el no te gusta o ¿si?

- Hay Ginny - la chica se lanzo a los brazos de la pelirroja lagrimeando - no se si me gusta, es que
cuando estoy con el me siento
contenta, me siento feliz de tenerlo cerca, pero no quiero ser un juego tonto para el, no quiero que me utilice como a las demás chicas, no quiero enamorarme de el

- Y ¿si ya estas enamorada
solo que
no te has dado cuenta? - la chica miro a su amiga con expresión preocupada y volvió a lanzarse a sus brazos a llorar.

- ¿Qué voy ha hacer Ginny?, soy una tonta
pero, no creo que me halla enamorado tan rápido, ¡es imposible!, no quiero

- Hermione, el amor no es de querer o no, es algo que sucede sin darse cuenta, sin poder evitarlo. Es como una enfermedad, nadie quiere contagiarse pero evitarla es casi imposible, solo que en el amor la palabra casi no existe.

- Ginny pero
yo
aun quiero a Ron

- Hermione, ¿Por qué eres tan testaruda?, bueno
si aun quieres a Ron, habla con el - la chica asintió, de todas formas tenia una conversación pendiente con Ron. Salio en búsqueda del pelirrojo, no sabia si lo hacia porque de verdad lo quería o si era una simple excusa para olvidarse del rubio.


- ¿Qué te pasa Draco?

- Nada Blaise, es solo que
ya sabes mi madre

- Pero no estas así solo por ella
¿o si? - Draco lo miro con el señor fruncido.

- ¿Te parece poco Blaise?

- Se que es difícil Draco, pero te conozco, hay algo mas ¿cierto?

- ¿Por qué lo crees? - dijo mirando inercialmente a la mesa Gryffindor, error.

- Es Granger - no fue una pregunta, fue una afirmación.

- ¿Qué?, ¿estas loco Blaise?

- Entonces, ¿Por qué últimamente miras tanto a la sangre sucia?

- No la llames así.

- ¿lo ves?, ella te gusta.

- Claro que no, ella
es solo mi compañera de sala.

- ¡Ja!, hermano, tienes una suerte de tenerla cerca y ¿no lo admites?, sabes algo, a mi no me molesta.

- No tienes por que molestarte, ella es solo ella. Nada mas - aunque lo hubiera querido evitar, esas palabras le dolieron, porque ella era Hermione y el Draco
eso seria imposible.

- Mira Draco, míralo como lo quieras mirar, pero se te nota a leguas que te gusta, deja de negarlo, desde que te otorgaron en la misma sala que ella te has comportado extraño, a veces no se si eres tu o un fantasma que ocupa tu lugar.

- Cállate, además aunque me gustara - y no he dicho que me guste - eso seria totalmente imposible, ella y yo somos totalmente distintos.

 

- Bueno
dicen que los opuestos se atraen, ¿no?

- Ya basta Blaise, se serio, jamás conseguiría algo con esa chica.

- Pero te gustaría

- ¿Qué? N

- No digas que no, porque sabes que si - el chico se callo, parece que su amigo lo conoce demasiado bien.

- ¡Draguito! - se escucho la voz de Pansy a lo lejos.

- Oh no, hoy no
- rogó Draco.

- Bueno "Draqui", piénsalo, ya te dije que a mi no me molesta.

- Cierra la boca idiota.

- ¿Qué es lo que tanto hablan chicos? - pregunto la irritante voz de Pansy.

- Nada que te incumba parkinson - contesto el rubio con voz tan fría como el hielo.

- Hay Draco, pero ¿Por qué tan tenso?, yo tengo el remedio perfecto para eso, ahora podemos ir un rato, a tu habitación
y divertirnos un poco ¿no?

- No, lárgate Pansy, no tengo ánimos.

- Oww, ¿Qué le abran echo al niño?, ¿Blaise?

- A mi no me mires Parkinson - dijo alzando los hombros.

- ¿Qué tal si me cuentas a mi?

- ¡Que no Pansy!, ya vete.

- Esta bien
te dejare un rato solo
pero me la debes - dijo sonriéndole seductoramente a lo que Draco que le contesto con una mueca de asco.

- Si Granger no te tiene ocupado, Parkinson lo hará - mascullo burlonamente Blaise.

- Ya te dije que con Granger no tengo nada.

- Esta bien
cree lo que quieras creer, adiós tengo cosas que hacer.

- ¡Ja!, ¿Qué se ha creído este?, como si Granger
- la imagen de la chica dormida regreso a su mente y este sacudió su cabeza tratando de sacarla de allí - Granger
Granger
, tengo que olvidarme de ti
no se como lo haré, ya no puedo seguir tratando de conquistarte, porque estoy cayendo en mi propia trampa
tengo que sacarte de mi cabeza, cueste lo que me cueste.


Hermione buscaba a cierto pelirrojo por todo el colegio, el le había robado un beso en el verano, y ahora sentía que debían aclarar las cosas, darse una oportunidad, solo una
pero ella debía sacarse a ese rubio de la cabeza, por que si no se haría daño ella misma.

En el jardín a lo lejos se veía la cabeza pelirroja de aquel que llevaba tiempo buscando, camino suavemente, pero al poco tiempo empezó a correr hasta llegar unos metros antes, pero entonces sus ojos se abrieron como platos, el y una chica a la que no pudo ver estaban de la mano, la castaña se devolvió al castillo corriendo a todo lo que daban sus piernas, una pequeñas lagrimas se asomaron por sus dulces ojos marrones, ni siquiera sabia porque lloraba.

Entro a la sala común corriendo, lo que provoco que chocara con algo y cayera al suelo, abrió los ojos lentamente por el golpe. Estaba costada en el suelo, pero con lo que se había chocado, o más bien con el que se había chocado estaba sobre ella. Ambos tenían los ojos abiertos como platos y las mejillas enrojecidas pero ninguno de los dos se movía, estaban a escasos centímetros, tan cerca que podían sentir el aliento del otro en su piel. El corazón del rubio se acelero al darse cuenta de que sus labios casi estaban rozándose, la miro unos segundos a ella y luego miro sus labios rosados y hermosos, sus manos se rozaban, las mariposas volvían, viro su cabeza y la chica adivino lo que haría, pero no se movió, ese día tampoco quiso moverse, así tal vez averiguara que es lo que le pasaba con el chico. El se acerco lentamente a sus labios hasta rozarlos, un escalofrió recorrió su nuca y la chica experimento una sensación en su vientre que jamás había sentido, el termino con el espacio que los separaba y volvió a adueñarse de sus labios saboreándolos con dulzura, se separo un poco y la miro, ella tenia los ojos cerrados y parecía disfrutarlo, el chico sonrió y volvió a concentrarse en los labios de la joven, ella volvió a enredar sus dedos en el cabello del chico presionándolo para profundizar el beso , ambos sentían untar de sensaciones hermosas, sus lenguas se chocaron y acariciaron hasta quedarse sin aire, ambos se separaron y se contemplaron por unos segundos, entonces el chico se fijo en las lagrimas que permanecían en la mejilla de la chica, levanto su mano y delicadamente la seco.

 

Ya no era raro para el verla llorar, esa chica era realmente sensible, y se acongojaba fácilmente, pero eso no le quitaba la curiosidad, deseaba saber el motivo de su llanto. Pero no quiso hablar y dañar aquella atmósfera inestable en la que se encontraban, el chico giro y se acostó en el suelo a su lado, no la miro, sus mejillas coloradas delataban lo que en ese momento sucedía en su cuerpo, su sangre corría rápido y caliente por sus venas, su corazón latía rápido y sin control, miro el techo y ella lo miro a el, deseaba saber por que la había besado, pero ese rostro angelical le dio paz, sonrió antes de quedarse dormida, a ella le gustaba, y le gustaba demasiado aquel chico, y el
empezaba a experimentar nuevas sensaciones y a romper el frío corazón para reemplazarlo por algo que valiera la pena robar, un corazón que sin haber terminado de reparar ya le empezaban a quitar, y no le desagradaba, ella cuidaría mejor su corazón que el mismo. Cuando por fin se armo de valor para mirarla a los ojos giro su cabeza, pero los ojos de la chica estaban cerrados, y su respiración se había convertido en una melodía lenta y armoniosa. Sonrió al verla así, tan indefensa, tan inocente, tan
perfecta.

La tomo en su brazos y subió hasta su habitación acostándola en la cama de colores dorado y carmesí, tomo un camisón y le quito aquellas prendas que seguro no la dejarían dormir, le puso el pijama tratando de resistirse a la tentación de aquel glorioso cuerpo, y lo logro, la cubrió con la sabana y la contemplo, hasta que se hizo demasiado tarde y el tenia que ir hacia el despacho de la directora para retirase los días que le había pedido, y así aclarar las cosas, saber que era aquello que nacía dentro de el.


chicos siento no haber contestado sus reviews, les prometo que de ahora en adelante harè todo lo posible para contenstarlos

Rose.

El joven rubio caminaba rápidamente al despacho de McGonagall, necesitaba con urgencia de aquellos días en los que al fin averiguaría - o por lo menos eso pretendía - lo que sentía por la chica, caminaba distraído con una imagen que no podía borrar de su mente, esos ojos que tantas veces había visto ya, los que habían expresado tantas cosas al verlo, odio
desprecio
pero últimamente, lo miraban con cierta ternura e inocencia que exasperaban al punto de la locura al chico, y sin darse cuenta esa niña se fue metiendo en su corazón.

 

La voz chillona de Pansy parkinson lo saco de sus pensamientos.

- ¿A dónde vas tan tarde Draco? - murmuro sensualmente como si ellos aun siguieran juntos, aunque para Draco era natural estar con chicas sin siquiera ser su novia.

- Eso es algo - dijo acercándose a ella - que no te importa Pansy.

- Draco, ¿se puede saber por qué estas tan raro?

- No tengo tiempo Pansy, debo llegar con McGonagall - volteo para irse dejando a Pansy con la palabra en la boca, pero ella ni corta ni perezosa se lo grito.

- ¡Es Granger ¿no?! - Draco volteo rápidamente fingiendo incredulidad.

- ¿Qué?, ¿de que hablas Pansy?

- Mira Draco, si crees que no me he dado cuenta de que te la pasas mirándola, estas mal.

- Estas loca Pansy
- dijo volviéndose.

- ¿Qué crees que diría tu padre?, ¿crees que le gustaría saber que su hijo esta enamorado de la sangre sucia?

- ¡Cállate Pansy!, ¡no vuelvas a decirle así!, y me vale un bledo lo que mi padre opine, y será mejor que no te escuchen llamar así a alguien, y menos a ella, o en menos de un segundo, Potter podrá enviarte a azkaban sin mas pretextos.

- No puedo creer lo bajo que has caído Draco, me das asco.

- Por lo menos así te mande alejada de mí.

- No te confíes, de mi NUNCA te podrás librar.

- Eres un parasito Pansy - pero a la chica ya no le importaban las palabras del joven, un horrible plan se desataba en su cabeza, una idea maquiavélica que podría erizarle los bellos a cualquiera de tan solo escucharla se desarrollaba en su podrida mente.


Amanecía con un aire relajante en la habitación de la premio anual, se revolvió en su cama sin querer despertarse del todo, recordó lo ultimo que había vivido la noche anterior, un remolino de sensaciones se desplazo por su cuerpo, una sonrisa se dibujo en su rostro, tal vez si le gustaba el chico, se levanto y se dirigió a la cocina de la sala, prepararía el desayuno, hace mucho que no cocinaba, pero hoy
hoy era un día diferente.

Pero pasaron los minutos, Draco no bajaba, miro varias veces a la habitación del rubio, hasta que se decidió a subir.

Dudo unos segundos ¿y si el se arrepentía?, pego su oreja a la puerta, silencio
, giro el pomo de la puerta sin hacer ruido esperando verlo dormido, pero al abrir la puerta su rostro se ensombreció, el no estaba, su cama estaba totalmente tendida, limpia
pulcra como si no hubiese pasado la noche allí, una carta reposaba sobre su almohada, se acerco y la tomo.

Querida Granger:

Se que eres tu, y me alegra que hallas entrado, siento irme sin decirte nada

Estoy bien no te preocupes

Tú odiado enemigo: Draco Malfoy.

La chica sonrió al leer la carta, pero un deje de preocupación centro su mente, ¿Dónde estaría?, pero al menos le había dicho que se encontraba bien. Bajo nuevamente y tomo su desayuno con tranquilidad, se dirigió a su clase de defensa y como siempre, se sentó al lado de sus dos mejores amigos.

- ¿Qué tal Herms? - pregunto Harry distraído

- Igual que siempre Harry - mintió, ese día, estaba extrañadamente feliz.

- Me alegro Herms, ayer te veías un tanto
triste.

La muchacha recordó por que había estado tan triste el día anterior, recordó cuando vio a Ron tomado de la mano con esa chica, pero entonces recordó que la hacia sentir feliz ese día, un suave rosa se coló en sus mejillas.

 


En una mansión vacía un chico entraba con la mirada triste con recuerdos dolorosos en su mente, una foto reposaba sobre la mesita de te de la sala, en ella su madre y el abrazados se sonreían, tenia once años como mucho y la sonrisa de su mama le hacia recordar, aquellas noches que acompañaba a su madre, ella llorando de impotencia al no saber donde se encontraba su marido, realizando las "misiones" que "su señor" le mandaba y que Merlín ha de saber las barbaridades en las que estaba metido, hasta el doloroso día en el que le dieron la noticia, que su padre había sido capturado por el ministerio de magia.

Se sentó en el sofá tapizado en cuero negro de la grande y tenebrosa sala, clavo su cabeza en las palmas de sus manos, un dolor en su corazón al recordar a su madre, lo sumía en un mar de dolor, el sabia que ella moriría, pero eso no hacia menos dolorosa la noticia, en ese momento fue en el que mas sintió odio por aquel hombre que los había condenado a una vida maldita, llena de dolor, de rabia, de odio. Aquel que le había prohibido amar a alguien, porque según el, los sentimientos eran una muestra de debilidad.

Y lo peor era saber que tenia razón, por que al recordar como se sentía al tener a Granger tan cerca, volvía a experimentar la forma rápida en la que su corazón latía, se sentía vulnerable, mas humano, mas mortal, era algo a lo que no estaba acostumbrado, pero no era amor
tan solo una fuerte atracción. O al menos eso era por ahora, o eso quería el que fuera.

Hora, minutos, segundos
habían pasado desde que se había sentado en ese sillón a lamentarse de su horrorosa vida.

La imagen de su madre volvía a su mente, destruyéndole el corazón sin siquiera un poco de compasión, destruyéndole la existencia - ¿Por qué mama? - volvía a preguntarse una vez mas. Un hilillo calido corrió por su ojo, estaba llorando, Draco Malfoy había derramado su primera lágrima en años, la última vez que lloro, fue cuando el señor tenebroso lo castigo por no haber tenido el valor de matar a Dumbledore. Y de hay para atrás, su padre siempre se lo había prohibido. Pero eso ya no le importaba, el nunca quiso a su padre como amo a su madre, y ella valía sus lagrimas, ella se arriesgo tanto para encontrarlo aquel día en la guerra, mintiendo sobre el estado de Potter, fingiéndolo muerto solo para saber donde estaba su adorado hijo.

Sus ojos enrojecidos se cerraron involuntariamente, abandonado en los brazos de Morfeo, su mente viajo por recuerdos y fantasías, hasta hallarse ubicado en un bosque, en pleno invierno, los árboles no tenían hojas y estaban cubiertos de nieve, camino vagamente por un caminito que lo adentraba mas y mas al bosque hasta llegar a la bifurcación de su camino, dos lados ¿Cuál escoger?, una voz lo hizo sobresaltarse, era su madre.

- querido Draco, no llores por mí.

- ¿Por qué te fuiste mama?, ¿Por qué me dejaste solo?

- Hijo mió, yo no me he ido, tu eres mi adoración, siempre estaré junto a ti, y aunque no fuera así, jamás estarás solo.

- No me queda más nadie madre

- Piensa un poco cariño, es chica
es chica que te tiene tan confundido, he visto en ella un gran corazón - la imagen de Hermione golpeo su mente, recordando sus ojos cafés, su radiante sonrisa, su corazón se acelero nuevamente.

 

- Te refieres a

- A la chica Granger, hijo, tu mas que nadie sabes, que nunca estuve de acuerdo con tu padre, en el asunto de la sangre, no sabes cuanto extraño a Andrómeda
como quisiera haber conocido a mi sobrina Dora, y al pequeño Tedd que ahora, por culpa de ese hombre, se ha quedado huérfano.

- Pero Granger, Granger es diferente madre, ella... no se como explicártelo - la mujer se acerco a su hijo y acaricio su mejilla.

- No tienes que explicármelo, yo lo se
ahora dime ¿Qué camino escogerás? - dijo mirando ambos senderos.

- No se a donde me llevan.

- ¿Qué caminos te ha ofrecido la vida últimamente cariño?, míralo como si de eso se tratara, uno te llevara a la felicidad plena y el amor verdadero, y otro al éxito, la arrogancia y el orgullo, tu escoges.

- ¿Cómo se cual es el mejor? - la mujer volvió a sonreírle.

- Eso es algo que decidirás tu, deberás escoger entre la mente - toco su cabeza - o el corazón - poso su mano en el pecho del chico, al separarla dejo un brillo en ese lugar - se que encontraras la respuesta, confió en ti mi bebe - Narcisa se fue alejando de el poco a poco dejándolo aturdido unos instantes.

- ¡Madre! - grito al darse cuenta que ella se estaba hiendo.

- No estas solo
- fue lo último que escucho decirle.

Se levanto agitado y sudoroso, parecía que no hubiese descansado nada, estaba igual o más cansado que antes y ahora su mente era un nudo de confusiones.


Ya habían pasado dos días desde que el joven Malfoy se había marchado de hogwarts temporalmente. Hermione Granger se encontraba con su mejor amiga caminando por los pasillos, tratando de ocultar su desesperación ante la ausencia del chico, quería verlo, quería averiguar que era lo que tanto le atraía de el, si es que le atraía

- Herms, ¿hablaste con Ron?

- ¿Qué? - respondió la chica que hasta ahora se daba cuenta de que se encontraban en el baño de prefectos.

- ¿Qué si hablaste con mi hermano?

- Ah, eso, bueno
no en realidad no hable con el.

- ¿Por qué? - la castaña la miro con rostro suplicante, entonces ella adivino que no quería hablar de eso - bueno
tengo clases con McGonagall, sabiendo como es, hasta a Gryffindor nos quita puntos, nos vemos luego Herms - se despidió de su amiga y se fue. Ella se quedo mirando en el espejo unos segundos, su apariencia le importaba en el sentido, que no fuera a mostrar nada mas de lo debido, y siempre estar formal, su uniforme siempre estaba limpio, bien planchado y pulcro a diferencia de muchas chicas, un ruido la sobresalto y volteo a ver lo que sucedía.

- Muerte a los impuros traidores a la sangre pagaran. - una voz de ultratumba se filtro en aquel enorme baño, una ráfaga de viento helado le erizo los bellos a la chica, recordó aquellos instantes antes de haber sido atacada por el basilisco.

Sintió como una mano tomaba su tobillo, y lo alaba haciéndola caer al suelo, reventándose la boca a causa del choque en el que sus labios estaban entre el suelo y sus dientes. Un dolor agudo en la costilla le indico que la habían pateado rompiéndole dos o tres husos. La respiración se le corto, todo se volvió negro, su vista se nublo, poco a poco perdía la conciencia, la persona, si es que le que daba algo de humanidad después de la terrible fechoría que había cometido, le clavo una daga en el brazo, marchándose con una sonrisa satisfactoria en el rostro, dejando al cuerpo inerte de la castaña en el suelo, sangrando y sin buena respiración.

 

Aquí esta el nuevo capitulo, bien no me maten, no se
¿creen que salga de esta?, ¡Comenten!

Rose. J

Draco Malfoy entraba de nuevo al colegio después de esos días que se había tomado, pero algo extraño sucedía. Al entrar a su sala de premios anuales, subió a su habitación, una sonrisa se le dibujo en el rostro, al ver la carta que le había escrito a Hermione, abierta. Sabía que nadie más podía entrar a la sala común de los chicos, a menos que fuese invitado, pero ya que el no había estado allí, no había invitado a nadie, y si Hermione había invitado a alguien, esa persona no podía subir a las habitaciones, y mucho menos a la del rubio. Eso quería decir, que ella si había leído la carta que el le había dejado.

Bajó las escaleras, y entró en el gran comedor. Era realmente extraño, el gran comedor estaba inundado en un silencio sepulcral, las personas miraban a todos como si temieran de algo o alguien. Cuando el entro, todos fijaron su vista en el, como si hubiese cometido algún crimen.

Se sentó en la mesa de slytherin, junto con Blaise y Nott como ya era de costumbre, los miró exigiendo una explicación de lo que ocurría.

-¿Dónde estabas? - preguntó Blaise.

-Eso no te importa
¿Por qué me miran tanto? - ya se había puesto nervioso con las miradas.

-Draco
no deberías estar aquí

-¿Qué?

-Es Granger
la han atacado, todos creen que has sido tú.

-¿Cómo
cómo que la atacaron?, ¿Dónde esta?, ¿esta bien?, ¿Qué fue lo que pasó?

-La encontraron en el baño de prefectos, ella no esta muy bien, ni siquiera tenían tiempo de trasladarla a san Mungo, si lo hubieran echo, estuviera muerta.

-¡¿Qué!...cómo que muerta?, ¿Dónde esta, Blaise?

- en la enfermería, no creo que debas ir
- pero era demasiado tarde el chico había salido corriendo hacia donde ella se encontraba, su corazón latía desesperado, entro en la enfermería causando un ruido molesto, busco con su mirada a la chica, allá
un poco más lejos estaba ella, en una camilla, con un hechizo de casco burbuja alrededor de su nariz y boca, tenia un brazo vendado, y el resto de su cuerpo cubierto por sabanas, pero no estaba sola. Potter y los dos Weasley estaban junto a ella, pero ahora miraban al blondo que acababa de entrar, con rabia en sus ojos.

-¡¿Qué le hiciste Malfoy?! - Ron se había levantado de su silla y había sacado su varita que ahora apuntaba a Draco.

-¡No le hice nada!, ni siquiera estaba aquí.

-¿Qué haces aquí Malfoy? - pregunto Harry acercándose a ambos y separando a Ron del chico.

-No te importa que haga acá - tenia tantas ganas de decirle, que a el también le preocupaba Hermione, que estaba allí por ella, pero no lo hizo, prefería tener oculto su punto débil, que en ese momento era ella.

-Malfoy
¿quieres salir un segundo?.. Por favor - suplico Ginny, quien sabia claramente lo que pasaba, lo miro a los ojos, sin saber porque, Draco confió en esa chica y salio de la enfermería, mas se quedo ahí - ¿se puede saber que les pasa? - pregunto enojada.

 

- Ginny, Hermione esta allí por su culpa

-¿Qué les hace pensar eso?, no se dan cuenta que hacer tres días, Draco salio de hogwarts. ¡Acaba de regresar!

-¿Por qué lo defiendes? - pregunto el pelirrojo molesto.

-No lo defiendo, es solo que estoy siendo justa, de todas formas el es premio anual al igual que Hermione, debe estar preocupado por su compañera.

-por favor Ginny
no digas estupideces, es Malfoy de quien hablamos.

-Agh, a veces creo que no tienes sentimientos Ron.

-y ¿eso que tiene que ver?

-Sabes que olvídalo
vamos, tenemos clases

Los chicos salieron de la enfermería, Ginny le hizo señas a Draco para que entrara sin que Harry y Ron se dieran cuenta. El chico entro, mas seguía confundido por la actitud de la pelirroja.

Pero se olvido de eso en cuanto la vio. Su corazón se encogió al mirarla tan débil, frágil. Debajo de sus sabanas tenia un yeso cubriendo su pecho, sus costillas estaban rotas al igual que su labio, estaba pálida, tenia moretones en varias partes de su cuerpo y rostro. Parecía una muñeca de porcelana con algunas manchas causadas por la vejes, pero aun así, ella era aun mas hermosa, por que ella no se veía vieja, si no, que se veía débil, frágil. Tuvo miedo de tocarla y que su piel se partiera, pero debía sentirla, debía sentir su calidez.

Tomo una de sus manos y la acaricio con ternura, la chica se movió un poco y luego empezó ha abrir sus ojos delicadamente.

-¿Mal
foy? - logro articular débilmente.

-Shh, no hables, estas en la enfermería, acabo de llegar.

-¿Qué?...

-Te atacaron - dijo con pena y rabia al mismo tiempo - y me han culpado a mi
o al menos eso es lo que muchos creen.

-Baño de prefectos
ya lo recuerdo.

- dime quien fue, te juro que lo haré pagar.

-es que no
no lo sé.

- pero
¿no lo viste?

-No
solo recuerdo que me dijo Muerte a los impuros traidores a la sangre pagaran, y entonces
todo se volvió oscuro - la chica trato de levantarse, pero un dolor agudo en las costillas se lo impidió - auch - se quejo y toco la zona que le dolía con la mano del brazo sano.

-No te muevas - pidió Draco ayudándola a acomodarse sin lastimarla.

-Eres un idiota Draco.

-¿Qué?

-¿Por qué te fuiste así?, no sabes lo preocupada que estaba
creí que te había pasado algo - el chico se quedo perplejo, ella
Hermione le estaba diciendo que estaba preocupada por él.

-Yo
lo siento
es que
- pero ¿Qué decirle?, ¿que el también la había extrañado?, pero ella no le había dicho que lo había extrañado
pero como quisiera que se lo hubiera dicho.

- No importa - la chica le sonreía, madame Pompfrey acudía a la chica con una sonrisa en la cara.

-Que bueno que hallas despertado cariño, no sabes el susto que nos has dado a todos.

-¿Cuanto llevo aquí?

-Tres días cielo.

-¡¿tres días? Merlín!, estoy retrazada con las clases
¿Cuándo podré salir?

-Cariño, acabas de despertar y aun esta herida, por lo menos dos días más de reposo.

-pero

-Granger, has caso, no quiero que te pase nada

-¿no quieres que me pase nada Malfoy? - pregunto con una sonrisa y sorprendida.

- Yo
bueno, es solo que
- la chica rozo su mano con la de el mirándola fijamente, su mano tenia un moretón, y la de el estaban tan pálidas y frías como siempre, el corazón del chico empezó a latir rápidamente. Madame pompfrey sonrió y se alejo dejándolos solos.

-Te extrañe
- susurro la chica, ahora ambos tenían sus corazones frenéticos, y su respiración acelerada, la chica lo miro a los ojos, y el joven se sonrojo. Inconcientemente el chico se fue acercando lentamente a ella, podía oler su aroma a chocolate, y su respiración sobre su piel.

-Granger
- susurro a pocos centímetros de su rostro - ¿Qué fue lo que me hiciste? - acorto la distancia rozando sus labios con los de ella, su corazón dio un vuelco para volver a agitarse y su estomago se retorció, acaricio la mejilla de la chica sin despegar sus ojos de los labios de ella, y la besó.

Un beso armonioso, una coordinación de labios. El chico enredo sus dedos en el frondoso cabello de ella, y Hermione atrajo su cabeza mas a el. Se separaron por la falta de aire.

-Malfoy
- susurro la joven sonrojada.

-Creo
que me estoy enamorando de ti Granger.

Bueno, ¿Qué les parece el cap?, vamos ha hacer un juego.

¿Qué quieren que pase el próximo capitulo?

La idea con más votos gana

Rose J

Los dos días que le restaban a Hermione para recuperarse, pasaron lentos y angustiosos. Después de la declaración del chico, él había salido corriendo de la enfermería con el corazón en la mano, dejándola un poco confundida, pero con una sonrisa en el rostro.

-Madame Pompfrey ¿Por qué tarda tanto?

-Querida, tus costillas no se sanarían tan rápido, aunque tengamos magia, debía tener cuidado de no lastimar tus pulmones - Hermione Granger, estaba desesperada en la enfermería, no podía hacer nada, y los chicos estaban en clases, y tenían poco tiempo para visitarla - Ya esta, recuerda que no puedes estar haciendo mucho esfuerzo físico, y tu brazo estará vendado algunos días mas mientras que termina de sanar.

-De acuerdo, bien
se lo agradezco, adiós - y en un dos por tres, la chica ya había salido de la enfermería, camino hasta su torre de premios anuales sin ninguna prisa, y un poco nerviosa - passer l'amour sur la raison - entro en la sala común, y luego camino hasta la cocina, tenia hambre.

Tomo algunos sartenes, y la bandeja para picar, un omelet le caería bien, empezó a picar las cebollas y luego a batir los huevos.

-¿Qué crees que haces?- volteo sobresaltada, Draco Malfoy se encontraba en la puerta de la cocina con el entrecejo fruncido y mirándola con negación.

-¿Cocinar? - respondió confundida.

-No puedes cocinar, aun estas herida

-tan solo es una mano, no moriré por eso Malfoy, además, no es solo para mi.

-Bien
entonces ¿Para quién mas es? - la chica lo miro sonrojada.

-Bueno
estabas dormido, imaginé que no habías desayunado
y yo
pues
- la chica se callo y miro el suelo sonrojada, el rubio sonrió al verla confundida.

 

-De acuerdo, solo si te dejas ayudar
- propuso Draco.

-¿sabes cocinar?

-Puedes enseñarme ¿no?

-De acuerdo
- suspiro la chica, sabia que no tenia sentido discutir con el.

Se divirtieron cocinando juntos, hasta rieron cuando a Draco le saltó un pedazo de carne en la cara, el chico sirvió los platos y ella llevo los cubiertos. Ambos empezaron a comer.

-Esto esta delicioso Granger, ¿Dónde aprendiste a cocinar?

-Bueno, siendo hija de muggles, no es tan extraño saber cocinar sin magia ¿sabes?

-Claro
, he terminado, gracias por la comida Granger
- el joven se levanto un poco torpe, la sola presencia de la castaña lo ponía nervioso. Lavó en un segundo su plato con un simple Fregotego . La chica volteo a verlo sonrojada, no habían hablado desde el día de la confesión del chico.

-Yo
tengo que adelantarme en mis estudios, nos vemos Malfoy.

-¡No!... es decir
yo ya me he adelantado, si quieres
puedo ayudarte
- ni siquiera sabia porque estaba diciéndole eso, pero no quería que ella se fuera.

-¿de verdad harías eso Draco? - pregunto la castaña sorprendida. Pero no fue el echo de que le preguntara si era cierto lo que hizo que a Draco le saltara el corazón, si no el echo de que por primera vez lo había llamado por su nombre, el chico sintió su tibia sangre acumularse en su nariz y mejillas dándole un aspecto sonrojado, desvió la mirada de los ojos castaños de la chica con el corazón latiéndole furioso.

-Bueno, si
si no te molesta quizás
pueda ayudarte con eso

-¡No me molesta en absoluto! - exclamo contenta la chica, no sabia porque tanta felicidad, pero estaba encantada. El chico la miro a los ojos y vio la alegría en ellos, volvió a desviar su mirada y volteo para que la chica no notara el sonrojo de su rostro -traeré mis libros, ¡Gracias!

La chica salió de la cocina con una sonrisa en su rostro, tomo su bolso que estaba junto al sofá de la pequeña sala, se sentó en él y reviso su mochila buscando una pluma y un tintero. El joven se sentó junto a ella, solo había necesitado un encantamiento invocador para obtener sus libros.

Los minutos iban pasando lentos para suerte de ambos, realmente se sentían a gusto estando juntos, el chico sonreía inconcientemente cuando ella se trataba en alguna línea, o cuando fruncía su ceño mientras leía concentradamente.

-entonces
la diferencia es: "ehwaz", que significa 'sociedad' Y "eihwaz", que significa 'defensa'. - repasaba Hermione mientras se adelantaba en Runas antiguas.

-Correcto señorita Granger, diez puntos para Gryffindor - se burlo el chico, la castaña lo miro enojada y el rió - es broma Granger
¿qué chica no quisiera ser la más inteligente de hogwarts?

-La misma con la que sueña con compartir torre con un hurón apestoso - le sonrió siguiéndole el juego.

-A que te gusta compartir conmigo torre ¿No es así Granger?, a mi me fascina compartir torre con la ratoncita - dijo acercándose con una sonrisa seductora, ya no quería sentirse vulnerable, si no
que quería llevar el control en las conversaciones, en los actos
en todo.

-Pues
debo admitir
que no
fue tan
malo
- dijo nerviosa por la cercanía del chico - como
lo
imaginé

 

-¿Qué fue lo que imaginaste exactamente? Granger.

-Yo
- pero no pudo responder, estaba totalmente acorralada, el chico se había acercado a ella al punto de quedar encima y a pocos centímetros de distancia de la chica, que estaba totalmente recostada en el mueble, que por suerte era bastante amplio y mullido.

-¿Me temes Granger? - susurro en el oído de la chica produciéndole escalofríos, ella negó. El chico la miro a los ojos con una sonrisa dibujada en su rostro, aunque quería ser duro, su corazón nuevamente acelero su ritmo coloreando sus mejillas, dificultando su respiración, sus labios estaban casi rozándose, apretó los ojos ante el impulso y deseo de besarla - no sabes como me muero por besarte
quisiera
desearía poder hacerlo
- susurro el chico acelerando aún más el corazón de la chica, y el suyo.

-Entonces
hazlo - respondió la chica en un susurro casi inaudible, el chico abrió los ojos sorprendido por lo que había escuchado, la miro. Ella apretaba sus ojos con fuerza tensando inconcientemente sus labios, dándole un tono un poco más rojizo de lo natural, tentando todavía más el deseo del rubio. Draco separo el espacio que quedaba entre el y la chica, besando esos labios que tanto deseaba, la chica apretó el cojín que tenia a su lado, no se lo esperaba, ya que el chico había demorado en reaccionar, pero el, por lo contrario, la abrazo pegando su cuerpo fuerte y entrenado gracias al quidditch, al delicado y suave que poseía la joven. Ella movía delicadamente los labios, con temor, con ternura. Tal vez eso era lo que tanto le atraía al chico. La inocencia de Hermione nunca la había visto con otra chica, ella no era ninguna jovenzuela sobre-excitada, como era el caso de Pansy parkinson, ella era una chica con dignidad, no había sido tan fácil, una luz de esperanza en su cabeza, le dijo que ella sentía algo por él, por que de no ser así, ella jamás lo hubiese besado, el chico sonrió al pensarlo, pero luego volvió a concentrarse en esos dulces labios, cuya dueña se había robado su corazón.

TOC, TOC, TOC

-¡Rayos! - Exclamo el chico al oír el sonido de la puerta - y ¿si lo dejamos? - Le pregunto a la chica - se cansará y se irá - volvió a acercarse a los labios para volver a besarla pero ella lo detuvo.

-Draco, ¿si es algo importante? - el chico bufo, y se sentó nuevamente en el mueble. La chica se levanto y abrió la puerta.

-Señorita Granger, que bueno que ya se halla recuperado de ese horrible ataque.

-Si, gracias profesora McGonagall, ¿A que se debe su visita?

-Bueno, quería avisarles, que habrá un baile de Halloween, y ustedes, como premios anuales, deberán organizarlo.

-¡¿Qué?! Profesora, yo no se organizar bailes - protesto la castaña.

-Ya aprenderá señorita Granger, además, le pediré a los prefectos que les ayuden, bueno, eso era lo que venia a decirlas, oh
también tienen a los elfos del castillo bajo sus ordenes - la chica negó con la cabeza - bien eso era todo, espero que salga bien el baile - añadió mirando severamente a los dos jóvenes.

-Si profesora - contestó esta vez el chico. La profesora se fue de la sala común dejando a la castaña preocupada.

-¡Merlín!, yo no se organizar un baile - se tiro la chica en el sofá con la cabeza entre manos.

 

- Yo no puedo creer que Granger me este diciendo que no sabe hacer algo - la chica lo miro enojada y volvió a su posición - Granger, un baile no es tan difícil, además tenemos la ayuda de los prefectos y elfos, no estamos solos en esto.

-Pero si el baile sale mal, no van a culpar a los prefectos, si no a nosotros.

-Sabes Granger tenemos casi un mes para planear el baile, no te preocupes, todo va a salir bien.

-Gracias Draco - susurro la chica - ¿Qué hora es?

-12:30, llevamos aquí toda la mañana - sonrió picadamente el chico.

-Es cierto, debo irme, mis amigos han de estar buscándome.

-¡Espera!, yo
nos vemos luego - la chica asintió con una sonrisa, y luego salió.

Hermione caminaba por los pasillos mirando de un lado a otro a sus amigos, de pronto un par de brazos la abrazaron por la espalda alzándola del suelo, la chica grito por el susto antes de que la persona se la recargara en el hombro.

-Shh, ¿quieres dejar el escándalo? - pregunto una voz conocida, la chica supo quien era.

-¡Ron!, ¿y Harry?

-Emm
Hola Hermione - carraspeo Harry haciéndose notar, estaba en frente de ella, detrás de Ron -¡Feliz cumpleaños!

-¡¿Qué?! Chicos ¿han enloquecido?

-Herms, ¿sabes que día es hoy?

-Eh
no pero dudo que sea mi cumpleaños.

-Pues estas equivocada - agrego Ron - es 19 de septiembre, y mi calendario tiene un gran pastel de cumpleaños que se mueve y dice ¡Cumpleaños de Hermione!, y es mágico, no creo que este equivocado

-No puedo creerlo, olvide mi propio cumpleaños. Pero
¿tienes que cargarme Ron?

-Si, y no quieras que te hagamos cosquillas, Harry dijo que si te ponías pesada lo haríamos.

-¿lo tenían planeado?

-Si señorita, ahora cierre la boca y disfrute del viaje - Harry y Ron se echaron a correr, Ron con Hermione en el hombro, la verdad es que la chica no era un gran peso, era bastante liviana. Llegaron a la cabaña de Hagrid fue entonces cuando Ron la bajo.

-Bien, llegamos - abrió la puerta de madera podrida de la cabaña del semi-gigante - adelante señorita.

-Que modesto Ron - le sonrió la chica entrando, provocando que el chico se sonrojara.

-Si, que modesto Ron - la imito Harry poniéndose las manos en la cintura y entrando a la choza.

-¡Chicos! - Exclamó Hagrid que se levantaba de el gran sofá - ¡Hermione, feliz cumpleaños!, ten - dijo dándole una cajita pequeña.

-¡Oh!, gracias garrid, no debiste molestarte.

-No fue nada, lo he hecho con mis propias manos - la chica observo la cajita con el entrecejo fruncido por curiosidad.

-¿Puedo? - señalo la tapa de la cajita.

-Claro, ya es tuyo - la chica sonrió y destapo la caja, en ella había un juego de gorro y bufanda, eran rojo y amarillo, y en el centro del gorrito estaba el escudo de Gryffindor, eran bastante lindos, la chica se sorprendió, se esperaba algo un poco mas
ordinario, por no usar otras palabras.

-Son hermosos Hagrid muchas gracias
es mas, me los pondré ahora, así los luciré el día de mi cumpleaños - la chica enrolló la bufanda alrededor de su cuello, y se puso el gorrito del lado del escudo.

-¡Herms! - la chica volteo, ambos traían una cajita pequeña - es de parte de nosotros dos.

 

-¡Gracias! - la chica tomo la caja, era de terciopelo negro con una cinta plateada y un moño hermoso, la abrió con cuidado con temor a romper la cinta, y abrió los ojos como platos. Era una pulsera estilo Pandora, realmente preciosa, con corazones y aros alrededor de ellas, diversas formas que le encantaban a ella, además, la que mas le gusto, fue una pequeña mariposa en el centro de esta.

-Es preciosa chicos, muchas gracias.

-No hay de que, eres nuestra amiga Hermione, te queremos por naturaleza.

-Así que
¿Por naturaleza eh?

-No
espera, no era lo que quería decir - se enredo Ron - yo
¡Hermione, ¿quieres simplemente disfrutar del regalo!?

-De acuerdo, no te sulfures Ron - bromeó.

Estuvieron un rato allí, hasta que empezaron ha hablar de quidditch, tema que no le desagradaba a la chica pero tampoco era su preferido, y como sabia poco de los equipos de países, decidió salir con la excusa de que necesitaba un poco de aire.

Camino durante un rato hasta llegar al lago negro, se sentó bajo aquel viejo roble, que le recordaba cuando juntos, los tres, se divertían holgazaneando, junto con neville, Luna y Ginny, suspiro. Los recuerdos siempre le subían el animo, remojo su mano en la orilla del lago y luego la secó para sacar un libro de su bolso, Romeo y Julieta
bien, podía ser una novela muggle, algunos ni siquiera sabrían de la existencia de Shakespeare, pero desde antes de entrar a hogwarts, le encantaba leer. Paso cerca de dos horas leyendo aquella hermosa historia que un gran hombre un día decidió plasmar en un papel. Cerro su libro, no porque no quisiera seguir leyendo, si no porque sus ojos no se lo permitirían. Saco un pergamino y una pluma, bien
podría ser muy apresurado empezar con el tema del baile, pero así era mejor.

Había escrito varias listas, de la decoración, comida, pero terminaba decepcionada de ella misma, y las hojas echas una bolita. De pronto sintió como alguien la abrazaba por su cintura, y con voz aterciopelaba la estremecía por completo.

-Se supone que es trabajo de ambos el baile - susurro en el oído de la chica con voz ronca robándole un suspiro a la joven.

-¡Draco
! Yo
solo adelantaba
disculpa tienes toda

-Granger - la interrumpió - era broma
- la chica sonrió apenada y una ráfaga de viento la hizo temblar - eres a la única que se te ocurre venir así en esta época del año - fue en ese momento, en el que cayo en cuenta que tenia tan solo una falda y una blusa, lo único que la protegían del frío, eran la bufanda, y el sombrero que Hagrid le había regalado.

-Que tonta
- susurro para si misma.

-Ten - Draco se había sacado su abrigo negro y se lo ofrecía a la chica, ella dudo, pero al fin y al cabo, se moría de frío, lo tomo y se lo puso delicadamente, el abrigo despedía un perfume exquisito, dulce pero no empalagoso y muy masculino, era a lo que sabían los besos del rubio, a lo que se sentía el contacto de este, la chica se sonrojo al pensarlo - y
¿Qué hacías por aquí, sola
deberías estar con tus amigos, celebrando tu cumpleaños.

-Pues vengo de
un momento, ¿Cómo sabes que es mi cumpleaños?

-Sabes Granger, no soy un ignorante, y menos cuando tus amigos llevaban días planeando tú cumpleaños, no creas que todo el tiempo estaban en la enfermería.

 

-Ah
ya veo - susurro la chica imaginando a sus amigos organizando su cumpleaños.

-Yo
Granger, este fin de semana hay salida a hogsmade y
me preguntaba si
¿si tienes con quien ir?

-Pues no
pensaba ir con los chicos.

-Bien - el chico jugo con sus dedos nervioso - me pregunto si
¿quisieras ir con
conmigo?

La chica le sonrió sorprendida, nunca se lo habría imaginado.

-Claro, debe ser mejor pasarla contigo que con los chicos, solo hablan de quidditch.

-Entonces, ¿Vendrás conmigo? - pregunto sin ocultar su emoción.

-Si, ¿Por qué no? - se hizo un silencio, que no fue incomodo, si no
todo lo contrario.

Cerca de allí, una pelinegra miraba con odio la escena y unos metros mas adelante un chico pelirrojo la miraba con tristeza y decepción, que sorpresas trae el destino
pronto ellos se unirían para destruir aquella pareja que aun no eran
uno por amor, y otra por envidia. Lo que no sabian, era que su plan terminaria inverso a lo que ellos querían.

Pansy localizo la cabeza del pelirrojo, sonrió cínica y se acerco a él.

-¡Weasley! - gritó unos metros antes, pero asegurándose de que solo el la escuchara.

-¿Qué quieres Parkinson? - Respondió molesto el chico - lo que me faltaba - Pensó.

-Creo que no te gusta mucho que la sangre
es decir que Granger este con Draco.

-Eso no te incumbe.

-No seas tan grosero Weasley, pero sí si me incumbe. A mí tampoco me gusta que Granger se junte con algo que es mió por naturaleza - el chico bufó - Y a ti tampoco te gusta mucha la cercanía de esos dos.

-Te lo repito Pansy ¿Qué es lo que quieres?

-Necesito de tu ayuda para algo - el joven bufó, mas la chica sonrió.

El chico observaba de soslayo a la castaña que sonreía mirando las hojas que caían del viejo roble, le parecía inhumana la inocencia de esta. Tal vez, porque el no estaba acostumbrado a eso, y tal vez nunca se acostumbraría.

-¿Tengo algo en la cara? - preguntó la chica al ver que Draco no dejaba de mirarla.

-No
estas
perfecta - susurro el chico sonrojando a la castaña.

-Hum, creo
creo que mejor subimos, se ha hecho tarde y hace mucho frío - sugirió la chica.

Ambos subieron a sus salas comunes, por suerte que compartían torre, ya que no debían subir solos, pero
a la vez podía llegar a ser un poco incomodo.

-Buenas noches Granger - susurro el chico a escasos centímetros del rostro de la joven, podía sentir su respiración en su piel, y ver el color en sus mejillas, ladeo su cabeza acercándose más, su corazón dio un vuelco cuando sus labios rozaron la mejilla de la chica, un pequeño beso corto, tan solo eso le había causado taticardia, y ella
ella apretaba los puños de sus manos nerviosa y sus ojos estaban cerrados, el chico sonrió al mirarla, acaricio su mejilla y luego subió a su habitación dejando a la chica sonrojada.

-Buenas noches Malfoy
- susurro con un hilillo de voz casi inaudible.

-¿Seguro que va ha funcionar Pansy?

-Claro, como que me llamo Pansy Parkinson - le sonrió.

El pelirrojo sonrió contagiado, era la primera vez que la veía sonreír, y la verdad, es que era la primera vez que Pansy sonreía sinceramente.

 

La semana se pasó volando, llegando el sábado y con este
la ansiada salida a Hogsmeade.

La chica se levanto con una sonrisa en el rostro y bajo a la cocina, a diferencia de los días anteriores, esta vez se esmero tanto en cocinar que ella misma se sorprendió. Termino de preparar unos exquisitos waffles con esencia de vainilla, unos huevos estrellados y una malteada de vainilla con chocolate.

-Huele delicioso Granger, ¿Qué hiciste hoy? - el joven entraba a la cocina con solo su pijama, o mas bien solo el pants de la pijama, su torso estaba desnudo y su cabello revuelto dándole un aire seductor aún cuando se acababa de levantar.

-Draco
- susurro sonrojada la chica al mirarlo - yo
emm
waffles y huevos, también he preparado malteada y café, espero que te guste.

-Dudo que algo que sea preparado por ti no me guste, además se ve exquisito y huele aun mejor - dijo acercándose a donde ella estaba tomando algunos platos para ayudarla a poner la mesa, rozando sin querer la cintura de la chica, estremeciendo a ambos por el contacto, robándole un suspiro a la castaña.

Ambos se sentaron en la mesita de la cocina y disfrutaron del desayuno que con tanto esfuerzo había cocinado la chica.

-Te has lucido hoy Granger, esto esta realmente delicioso
- la chica se sonrojo, Draco sonrió al verla así, ella siempre le daba un aire de ternura de paz a su atolondrada vida, era preciosa con todas sus letras.

-Yo
bueno, Draco debo irme a bañar y luego tendré que pasar la mañana con los chicos ya que iré a Hogsmeade contigo - se safó la chica un poco apenada, se levanto de su silla y se dispuso a irse pero la mano del chico la detuvo.

-Entonces
¿nos vemos a las 12:00? - dijo acercándose peligrosamente a ella , acorralándola entre su cuerpo y la pared, la chica asintió un poco temerosa y con la cabeza gacha, el joven sonrió y tomo su fino rostro con sus dedos - pulgar e índice - acerco sus labios a su rostro, rozo los de ella pero no los beso, presiono sus labios contra la piel de su mejilla, su corazón dio un vuelco, era demasiado para el, deseaba, necesitaba besarla, pero no quería ir tan rápido, quería que todo saliera bien, por que por primera vez deseaba con todas sus fuerzas, conquistar a una chica, llenarla de amor hasta que ya no pudiese respirar, necesitaba amar, necesitaba
sentirse amado.

. . .

Hermione caminaba por los pasillos buscando a sus amigos, tal vez debía decirles sobre su amistad con Malfoy, ya era hora
tal vez Harry seria más comprensivo, le preocupaba la reacción de Ron, Ginny
Ginny lo supo desde que empezó.

-¡Hermione! - la chica volteo, Ron corría hacia ella con una sonrisa.

-¡Ron!, ¡Hola! - respondió la chica olvidándose por un momento de Draco. Había algo en ese pelirrojo, algo que la atraía algo que le gustaba - ven, te estaba buscando.

-¿a mi?, ¿de verdad?

-Sí, a ti y a Harry, tengo que hablar con ustedes
- dijo con voz más apagada, recordando por que estaba allí, buscándolos.

Caminaron hasta el lago juntos, Hermione le había mandado una lechuza a Harry, mientras que el aparecía ambos hablaron sobre el baile, McGonagall ya había avisado.

-Y
¿ya tienes pareja? - dijo Ron temiendo un si por respuesta.

 

-No
- suspiro la chica - tal vez no tendré - pensó.

-Herms

¿quisieras ir con
conmigo?

-¡Claro! - respondió la chica con una sonrisa, bien
irían como amigos
o al menos eso tenia pensado en ese momento.

-¿De verdad? - respondió el chico incrédulo - es decir
gracias por ir conmigo - dijo acercándose a la chica, viro su cabeza y sin previo aviso la besó, la chica trato de separarse pero no pudo y al parecer él no lo notó y siguió besándola, al comparar, Hermione notó el beso del pelirrojo, un tanto grosero, rápido
en cambio los de Draco, eran lentos, dulces. Cuando se separaron la chica no pudo verlo a los ojos, a pesar de todo, el beso no es que le hubiese desagradado, pero por alguna razón, sentía que estaba traicionando a aquel ojigris al que tanto quería ya. Sin embargo el pelirrojo sonrió, le había parecido un poco vació el beso, pero al fin había logrado hacerlo
de nuevo. Pronto Harry apareció junto con Ginny tomados de la mano.

-¡Herms!, ¿Qué era lo que nos querías decir? - dijo sentándose al lado de Ron y Ginny al lado de ella.

-Bueno
chicos primero que todo, hoy no iré a Hogsmeade con ustedes.

-¡¿Qué? ¿Por qué?!

-OK
- suspiro - es momento de que lo sepan, relájate Hermione, no te van a matar - bueno chicos
lo que quiero decirles es
que Draco y yo somos amigos.

-¿Draco?, ¿Draco Malfoy?, debes estar bromeando Herms - dijo Harry, para sorpresa de Hermione, Ron no dijo nada

-No Harry
veras, el ha cambiado mucho, enserio
y de verdad deseo que me comprendan

-Nosotros te comprendemos Herms, es solo que
no queremos que el te haga daño, ¿recuerdas lo que te dije? - le recordó el pelinegro, la chica asintió.

-que no cayera en su juego - repitió las palabras del morocho - lo sé Harry, ¿estas molesto? - pregunto la chica mirándolo empequeñecida, el le sonrió y la abrazo.

-¿Cómo estar molesto contigo, cuando pones esa carita? - la chica sonrió y hundió su rostro en el pecho de su amigo.

-Gracias Harry.

-Te noto muy callado Draco ¿sucede algo?

-No Blaise, ¿Qué harán tu y Theo hoy?

-Pues
ya sabes, lo mismo de siempre
y veremos si pasamos por casa de nott, ¿has invitado a Granger?

-Sí

-Y ¿que te ha dicho? - preguntó entusiasmado.

-Sabes, pareces una revista de chismes, concéntrate en tu plato.

-Vamos Malfoy, ambos queremos saber.

-Si Draco
apostamos mucho - se burlo Theodore.

-Cierren la boca, y dijo que si ¿contentos?

-Bien Nott, creo que me debes algo.

El chico saco un puñado de galeones y se los entrego a regañadientes al chico.

-De todas formas, me alegra que allá dicho que sí Malfoy.

-Theo tiene razón, pero no creas que por eso te devolveré estos preciosos - dijo con una sonrisa sacudiendo las monedas sobre sus dedos.

-Debo irme, nos vemos luego. Hermano, consíguete una chica ¿quieres? - le dijo a Blaise,quien soltó una carcajada.

-Ya veras que si - dijo lanzando una mirada furtiva a la meza de Ravenclaw - la chica Lovegood
es rara, pero hay algo en ella que
no lo sé.

 

-¿sabes?, no es tan desagradable una vez que la conoces, Granger se lleva muy bien con ella - agregó Draco antes de salir del gran comedor. Miro su reloj 11:58 - ¡Rayos! - salio disparado a su sala común - Granger se molestara - más en vez de perocuparse sonrió, imagino a la castaña molesta con el, arrugando su nariz y frunciendo sus labios, no sabia si la razón por la que su corazón estaba acelerado era por el echo de estar corriendo, o por estar pensando en ella.

Entro a su sala común, Hermione estaba sentada en el sofá leyendo nuevamente aquella novela muggle de amor. El chico avanzo hasta ella y se sentó a su lado asustándola.

-Draco
- dijo respirando agitadamente con una mano en su pecho.

-Granger
- dijo imitándola - ¿nos vamos?

-Claro
- dijo ella cerrando su libro y tomando el bolso que se hallaba a su lado.

Al llegar a Hogsmeade, las chicas no dejaban de comentar sobre ellos, causando furia en el chico, quien tomo a la castaña de la mano y la aparto de la multitud, y de cualquiera que los viera allí, caminaron alejados de los demás, la chica lo miro preocupada, él tenía el entrecejo fruncido y se veía molesto.

-¿sucede algo? - susurro la chica sacándolo de sus pensamientos.

-No es solo que
¡me molesta que siempre estén hablando necedades!

-¿Quién?- preguntó la chica inocente de cualquier comentario, el joven sonrió al mirarla.

-Nadie
es solo que
olvídalo, ven quiero mostrarte algo - volvió a tomarla de la mano, empezó a correr por varios senderos, guiando a la chica hasta llegar a un callejón vacío.

-Draco
esto no tiene salida - el chico volvió a sonreír y realizó un movimiento con la varita, los ladrillos empezaron a moverse dejándoles el espacio libre - sígueme - el rubio se adentro al callejón seguido por Hermione que trataba de entender a donde se dirigían.

El sendero seguía, a lo lejos se veía una luz que pronto iba aumentando de tamaño, hasta que se formaba en un hermoso paisaje, al salir de allí, Hermione casi pudo escuchar el sonido de su mandíbula chocando contra el piso, era totalmente hermoso, los colores amarillo y naranja predominaban el hermoso claro en el que se encontraban, estaban en pleno otoño, las hojas caían y crujían debajo se sus pies.

-Esto es hermoso
- susurro la chica - ¿Cómo lo encontraste?

La sonrisa del chico se desvaneció y su mirada se opaco.

-Lo siento
no quise incomodarte Draco.

-No es eso
es solo que
este lugar fue en el cual durante un tiempo
me escondí del señor tenebroso - su cuerpo se estremeció al recordarlo, al recordar esos ojos rojos y llenos de maldad, esa cara serpentina y horrible

La chica miro al suelo con melancolía.

-Lo siento mucho
digo, por culpa de ese hombre, ahora estas solo.

-Por mi padre
mi padre estaba igual de asustado que yo, aunque lo ocultaba por orgullo, y mi mamá - una sombra recorrió los ojos del chico inundándolos, parpadeo varias veces para que las lagrimas se fueran - mi mamá no se merecía esto
- se sentó bajo un árbol con la cabeza entre sus rodillas.

-Tú tampoco lo merecías, por eso impedimos que entraras en Azkaban - el chico la miro esperanzado, la opinión de ella era la única que le importaba.

 

-Gracias Granger.

La tarde pasó lentamente para ambos, se divirtieron mucho, Draco la subió en el árbol y luego se sentaron allí, hablaron sobre el baile, sobre exámenes, y que les gustaría hacer cuando se graduaran, al fin y al cabo, en menos de seis meses, ya estarían fuera del colegio.

Bueno chicos, les dejo este cap antes de navidad.

Espero que les guste
¡Comenten!

¡Feliz Navidad!

Rose J

Chicos este capitulo es un song-fic, la canción es: si yo fuera tú, de Servando y Florentino, para que se les haga mas romántico, o les atraiga mas el capitulo, escuchen la canción, es muy linda. Espero que les guste,

Gracias.

Los días pasaron rápidamente, dando paso al tan esperado - por algunos - baile de halloween. Habían concordado que seria una fiesta de disfraces, desde tercero en adelante, y los pequeños podrían pedir dulces hasta las 9:45. La chica había conseguido un disfraz, muy sencillo, pero hermoso.

Era un hada, o eso se suponía. Llevaba un hermoso vestido rosa sin mangas acampanado, con destellos en la falda, la cual llegaba hasta la rodilla, unas alas hermosas de un tono un poco mas claro aquel vestido - que era un rosa bastante suave - traslucidas y brillaban como si de diamantes se tratara. Ginny la había ayudado ya que había demorado horas y horas buscando un tonto disfraz que nunca encontró, al final se decidió por comprarse un vestido sencillo - el que llevaba puesto - y decorarlo con algo de magia. Había recogido su cabello en un lindo moño del que salían algunos mechones engajados decorando su rostro, hombros y espalda. Había decidido usar un maquillaje bastante sencillo, no quería verse muy "sintética" como solía llamar ella a las chicas que usaban demasiado maquillaje. Solo se aplico un poco de sombra café - no muy oscura - algo de rubor para no verse tan blanca y un brillo rosado.

Abrió la puerta de su habitación olvidándose de que compartía sala con el chico, que salía al mismo tiempo que ella, y se había quedado paralizado al verla. El corazón del rubio se acelero al mirarla, se veía preciosa, sus hombros estaban al descubierto, si por el fuera besaría cada una de las pecas que los adornaban. Ella lo miro, no pudo evitar colgarse de sus ojos, mientras sentía el calor sucumbir sus mejillas, sonrojándolas, su corazón al ritmo de una locomotora. El joven iba disfrazado de vampiro, se veía verdaderamente atemorizante. Había conseguido que sus colmillos crecieran y con un hechizo había agregado sangre artificial a ellos, incluso esta se derramaba por la línea de su mandíbula y su cuello. Traía una especie de túnica de gala, pero con aspecto deteriorado y rota, manchada con "sangre", pero la castaña no se había fijado en su disfraz, porque no quitaba de vista sus hermosos ojos de mercurio fundido. Sin darse cuenta, ambos se habían acercado, y ahora lo único que los separaba era la diferencia de estatura, el joven miro aquellos labios que tan solo poseían un tierno brillo, que los hacia ver tan inocentes, pero tan deseables a la vez, el chico se fue acercando cada vez más, hasta rozar los labios de la chica, pero ella volteo su rostro.

-No puedo
- susurro, era cierto
ella estaba "saliendo" con Ron, y no podía hacerle eso, se separo bruscamente de él, y bajo corriendo las escaleras, salio de la sala común aún sabiendo que Ron todavía no estaba allí, pero tan solo faltaban unos pocos minutos, podía esperar, era mejor que estar allí adentro.

 

Unas gotas se asomaron por sus ojos ¿Por qué se sentía así?, desde hace algunos días, cuando había empezado a salir con Ron - desde que el le había pedido que fueran juntos al baile - cada vez que veía a Draco, unas inmensas ganas de llorar la invadían.

Mientras tanto, el chico que aun estaba en el lugar en el cual estuvo a punto de besarla, como se lo había prohibido hacia ya más de una semana, sentía su corazón latir apresuradamente, no sabia si era por lo que acababa de pasar o por la rabia que tenia consigo mismo, de no haber sido por su maldito orgullo, el habría invitado a Granger al baile, al cual quería asistir con ella y solo con ella, pero no
ahora tendría que soportar a Pansy y a Milicent por el resto de la noche. Con rabia, pateo la pared que estaba a su lado para luego darle un puñetazo a la misma. Queriendo pagar así su lentitud y torpeza. Sintió una punzada de dolor en la mano - lo que me faltaba - pensó el chico al ver que se había cortado con el filo de la antigua pared.

-¿Listo Weasley?, hoy es el día - exclamo Pansy Parkinson arreglando el disfraz de pirata que llevaba el pelirrojo.

-Pansy
estas totalmente segura.

-Ya te dije que si - dijo la chica un poco enfadada - ¿Qué podría salir mal?

- que
no se si quiera besar a Hermione, exactamente, si no
a otra chica - dijo poniéndose rojo como un tomate.

-¡¿Qué?! Weasley no seas cobarde
haber ¿a quien quieres besar? - dijo la pelinegra fingiendo indiferencia, pero un fuego, en el fondo de ella, se moría de ganas por saberlo.

-Yo
- pero el no encontraba palabras para decírselo, Pansy estaba bastante encaprichada con el rubio, y el solo le parecería un niñito mas, un jovenzuelo sin experiencia. Pero se arriesgaría, tal vez arriesgándolo podría conseguir algo. Lentamente rozó los labios de la morocha sintiendo un escalofrió invadir su cuerpo, las piernas de la chica flaquearon, estaba igual de sorprendida que el mismísimo pelirrojo, quien capturo los labios de la chica saboreándolos, degustándolos. Introdujo su lengua explorando la cavilación de esta, mientras con sus brazos la pegaba a su cuerpo, la chica enredo sus dedos en el cabello que daba sensación de fuego, que la atraía, cerrando sus ojos frunciendo su ceño, permitiéndose sentir por primera vez aquel mariposeo en su vientre. El chico se separo de ella por la falta de oxigeno en sus pulmones, la miro tímidamente, con miedo que ella lo rechazara.

-yo
Weasley
no
no puedo - susurro la chica con melancolía en la voz, reflejando la tristeza en sus ojos.

-¿no puedes qué, Pansy? - pregunto con temor.

-permitirme esto
¡no puedo!

-¿permitirte que?, ¿Qué alguien te ame?, ¿ser feliz?

-no es eso
no
es que yo no
¡no quiero!

-¿no quieres? O ¿temes saber lo que es
? Pansy, por favor
podríamos intentarlo.

La chica miro esos hermosos ojos azules, aquellos que parecían el mismísimo océano, que la envolvía y la ahogaba.

-yo
- susurro sin voz - no lo sé
por ahora, el plan sigue en marcha.

 

La joven salia de la sala de menesteres - donde se habían reunido últimamente - y se perdió de la vista de aquel pelirrojo que la miraba con tristeza, segundos antes de salir dispuesto a continuar con el plan.

Camino pensativo por los pasillos del colegio, hasta llegar a la sala común de los premios anuales, y allí, sentada en la puerta de la castaña lo esperaba con los ojos llorosos, cosa que el no notó ya que aun pensaba en la chica a la que hace poco le había robado un beso.

Hermione se limpio las lágrimas para que el pelirrojo no lo notase y se levanto con una sonrisa, aparentando que nada había pasado.

El joven por fin noto la presencia de la castaña y le sonrió impactado, se veía mejor de lo que el esperaba.

-¡wow Herms, estas preciosa! - la tomo de la mano y le hizo dar una vuelta, la castaña se sonrojo.

-Gracias Ron - le sonrió la chica - que interesante, pirata ¿no?

-No crees que el parche se ve algo raro - dijo señalando con el garfio, la telilla que le tapaba el ojo izquierdo con.

-No, te ves excelente.

-Gracias linda, ¿vamos? - dijo Ron ofreciéndole su mano. La chica la tomo vacilante y caminaron hasta el gran comedor.

Sentada en la mesa, tratando de entablar o por lo menos participar en la conversación de sus amigos, Hermione no dejaba de echar vistazos a la mesa donde un grupo de slytherin hablaban animadamente, o por lo menos, algunos de ellos.

-¿
Qué dices Herms? - pregunto el pelirrojo que por segunda vez llamaba a la chica.

-disculpa Ron, ¿Qué?

-que ¿si quieres bailar?

-Oh
claro, ¿por que no? - el pelirrojo le sonrió y tomo su mano guiándola a la pista de baile, era mejor bailar que estar pensando en el chico todo el tiempo, o al menos eso creía ella.

Pero al comenzar el baile, ambos cerraron los ojos, no porque fuera algo especial, si no para sentir que bailaban, con aquella persona con la que de verdad lo desearían.

Por otro lado, un joven rubio y una pelinegra, ambos sumidos e sus pensamientos, escuchaban con atención la letra de la canción que ahora muchos bailaban, con la vista fija en aquella pareja, con dolor impregnado en su corazón, acompañado de rabia, miedo, dolor, pero lo que no sabian, era que un nuevo sentimiento estaba naciendo - si es que no lo había echo ya - en cada uno de ellos.

Sé, que un día no basta para conocernos

Que falta tiempo para comprendernos

Que no es un beso apasionado lo que dicta

Un amor eterno

Sé, que es muy temprano para lo que digo

Más de mi parte yo estoy convencido

Que eres mi vida y la daría toda entera

Por estar contigo

El chico sabía muy bien, lo tenía más que claro, que aún no conocía a la chica como desearía, que tal vez los besos que le había dado no decían realmente que ella era suya. Que tal vez era demasiado pronto decir que estaba enamorado de ella, pero aún así el estaba seguro de que así era, de que ella se había convertido en el centro de su universo, y que con ella quería pasar el resto de su vida.

La chica se sonrojo al escucharla, porque al besar al joven se sintió
¿feliz?, pero un solo beso no significaba nada, o eso quería pensar ella. Tal vez el Ron fue demasiado rápido, pero había estado tan seguro al decirlo, tan confiado de que así era.

 

Sé, que poco a poco te iré conquistando

Que beso a beso te iré enamorando

Hasta que ya no puedas más de amor, de tanto amor.

Y eso era lo que el mas deseaba, conquistarla, con cada beso, con cada gesto, meterse en su corazón, darle todo el amor que se merecía y mucho más, llevarla hasta el infinito con solo un te quiero, hasta que su corazón estallara en felicidad, hasta que ya no diera más.

Tal vez así pasara, tal ves el pelirrojo lograra robarse su corazón. Aquel diamante en bruto que nesecitaba ser pulido, aunque no lo quisiera, ese beso le había gustado más de lo que debería gustarle.

Si yo fuera tú

Tal vez diría que sí

No necesito más para adorarte

Tan solo quiero amarte.

-Ojala Hermione me diera una oportunidad - pensaba el rubio que sin darse cuenta, la había llamado por su nombre, en sus pensamientos, pero lo había echo, el quería amarla, quería que ella lo amara, no se rendiría.

¿Debería decirle que sí?, ¿debería darle una oportunidad?, el solo quería enseñarla a amar, quería hacerla feliz, eso se lo había dicho después de besarla

Si yo fuera tú

Me daba un chance más

Tan solo para darte y demostrarte

Mi vida en un instante.

Una oportunidad, eso era lo que él necesitaba, quería demostrarle a Hermione, que el podía hacerla feliz, pero
¿de verdad podría?, jamás había amado anteriormente, pero ahora era diferente, el la amaba, y se lo demostraría.

¿Eso era lo que él quería?, ¿Qué le diera un chance más
entregarle su vida demostrándole que la podía amar como nunca nadie lo hubiera echo?

Sé, que las palabras se las lleva el viento

Mas no es el caso con mis sentimientos

Yo soy un hombre de palabra y te lo digo

A corazón abierto

Sé que no es tan fácil para ti amarme

Quizás mis fallas te asusten bastante

Yo quiero ser el hombre de tu vida

Con el que soñaste

Aunque el no le hubiera dicho que la quería, estaba seguro de que ella lo sabia, eso esperaba, se lo había demostrado en actos y no en palabras, las palabras se las lleva el viento, pero su corazón seguía allí, junto con ella.

Había cometido muchos errores, errores que a cualquiera le daría pánico recordar, empezando por el-que-no-debe-ser-nombrado, tan solo recordar su carita horrorizada, aquel día en que bellatrix la torturo hasta que ni fuerzas le quedaban en su frágil cuerpo. Pero el quería ser la persona con la que ella soñara todas las noches, por la que se desvelara pensando tan solo en sus ojos, por que eso era lo que a él le pasaba.

Weasley siempre había sido muy honesto, jamás había mentido de no ser por necesidad, ¿en que momento confiaba tanto en el?, pero el no tenia ningún defecto, por lo menos, ella no lo veía así, ella era la que no lo merecía, más sin embargo, Weasley le había abierto los ojos, le había demostrado que el podía ser el hombre de su vida, o por lo menos, que el quería serlo.

 

Sé, que poco a poco te iré conquistando

Que beso a beso te iré enamorando

Hasta que ya no puedas más de amor, de tanto amor.

Si yo fuera tú

Tal vez diría que sí

No necesito más para adorarte

Tan solo quiero amarte

Si yo fuera tú

Me daba un chance más

Tan solo para darte y demostrarte

Mi vida en un instante...

La música se fue apagando, dejándolos sumidos en sus pensamientos, ¿Qué harían ahora?, se preguntaban cada uno, ¿se dejarían levar?, o ¿seguirían a la razón y no al corazón?

Espero que les haya gustado la idea de un song-fic ¡comenten!, gracias por leer

Rose. (Díganme si quieren que siga con más capitulos con canciónes)

Decidido, el joven rubio se levanto de su silla una vez la canción había finalizado. Hermione caminaba para sentarse nuevamente, mientras que Ron iba por unas bebidas, pero antes de siquiera acercarse un poco a su mesa, alguien tomo su brazo y la aparto delicadamente de la multitud de bailarines, llevándola a un lugar, un poco mas apartado y oscuro, un lugar que cualquiera vería peligroso.

La chica asustada trato de soltarse, de gritar, pero aunque lo lograra estaban tan recónditos que ni siquiera la persona más cercana los escucharía, espantada empezó a tratar de empujar a quien la tenía prisionera de sus brazos, pero no logro nada.

-Calma Granger, soy yo, no te haré daño.

-¡Draco! - dijo la chica suspirando aliviada, por un momento creyó que la volverían a atacar, hasta había alcanzado a derramar algunas lagrimas, que no pasaron desapercibidas por el rubio.

-No llores - susurro secando aquellas gotas de agua salada - no voy ha hacerte daño.

-Lo sé, es solo que... me has asustado - dijo la chica más tranquila, con una sonrisa en la cara.

-Disculpa, es que... quería verte - admitió sonrojado.

-¿Qué?, estas loco Draco, acabamos de vernos hace una hora en la sala.

-Granger... ¿Es que no te das cuenta?

-No me doy cuenta... ¿De qué?

El chico la miro suplicante, no se sentía listo para admitirlo, levanto el mentón de la castaña que lo miraba nerviosa, nuevamente estaban demasiado cerca, la respiración da la chica se agito, su corazón golpeaba tan fuerte sus costillas, que creía que se las rompería. Ya era tarde, no podría safarse de aquel beso, tampoco quería hacerlo, cerró los ojos dejándose llevar, la lengua del rubio entro en su boca explorándola con dulzura, con miedo, con ternura... con amor.

Ella no pudo evitarlo, sus manos se colgaron del cuello del blondo, mientras este aprisionaba su cintura atrayéndola más a él. Sus labios se movían al compás de la canción, ese beso dio lugar a la desesperación, l temor a perderse él uno del otro, se separaron no porque quisieran, si no por que les faltaba el aire, Draco recargo su frente en la de la chica, acariciando aquellos mechones que se salían de su peinado. Ella lo miraba confundida, aún seguía sin entender, sus mejillas estaban rojas como un tomate.

-Granger yo... - tomo aire, se sentía débil, pero le agradaba como se sentía al esta con ella - yo te quiero... te quiero para mí... no sé en que forma... no sé como te explico lo que siento...

 

Pero la joven lo interrumpió poniéndole una mano en sus labios.

-No lo expliques... he tratado de encontrar la palabra, la definición a lo que siento cuando tú estas cerca, pero es imposible...

-Entonces... ¿por qué estas con Weasley? - la chica lo miro con tristeza, lo que sentía por Ron era diferente a lo que sentía por Draco, y no encontraba cual era exactamente la diferencia...

-Por que él... él aún...

-Todavía lo amas... - no fue una pregunta, le costo mas trabajo admitirlo de lo que lo había pensado. Y se dio cuenta de que no estaba errado, cuando la chica miro el suelo avergonzada.

Giro con una expresión de amargura en su rostro, y se sentó apoyado en la fría pared de mármol, aún oculto entre las sombras de aquel lugar marginado.

La chica se acercó a él con temor. En su rostro podía ver la tristeza y rabia que le causaba ese echo. Se sentó a su lado, pero él no la miró. Tomo su barbilla y giro su cabeza obligándolo a que la mirase.

-Yo amo a Ron... - susurro como si alguien pudiera escucharlos - pero lo que siento por ti... es más fuerte, tú me haces sentir cosas... que Ron jamás a logrado en mí... por lo menos no ahora.

-Entonces... ven conmigo, entiende que cada vez que te miro con él... las ganas de morir son más grandes que cualquier cosa que sienta en ese instante - la chica lo miro por unos segundos, tratando de descifrar su rostro, habían más de mil sentimientos en él... era toda una poesía.

-No es tan fácil... - susurro mirando el suelo, pero nuevamente lo miro con una sonrisa - pero hablaré con él... no te prometo nada... solo... lo intentaré.

El joven sonrió amargamente, sabia que ella aún amaba a la comadreja, pero no podía obligarla... ha nada, si las cosas se podían dar, se darían por si solas, no podía obligarla, se levanto del suelo y le ofreció una mano, ella vacilo unos instantes pero al final la tomo. Draco la tomó de la cintura atrayéndola a su cuerpo, sus pies se movían al compás de la música, en aquel momento único, no pensaban en nada más que no fuera el otro, en lo maravilloso que se sentía estar a su lado. Pero al terminar la canción, ambos debieron volver a la realidad, a ambos lo esperaban en sus respectivas mesas. Con pena se separaron y volvieron a su lugar, al lado de sus amigos.

-¿Dónde estabas Herms? - pregunto el pelirrojo no muy interesado.

-Yo... tomaba aire fresco.

-ya veo... - la chica dudaba si decirle lo que en realidad sucedía en ese momento, pero antes de siquiera tomar una decisión el chico la había tomado de un brazo y le había pasado una mano por la cintura encaminándola a la salida del gran comedor.

-ya es hora - pensaba el pelirrojo que unos segundos antes había visto a Pansy salir con un Draco un poco adormecido por la puerta.

Inconsciente de lo que le esperaba, Hermione seguía a Ron con mucha paciencia, decirle lo que le pasaba con Draco seria duro, para ambos, pero su mente se nublo al ver semejante escena en el pasillo opuesto al gran comedor.

Pansy besaba a Draco, mientras este bajo alguna extraña poción aturdidora trataba de separarla con vanos intentos.

 

Las lágrimas se asomaron por sus hermosos ojos, no podía creerlo, eso no le podía estar pasando.

De pronto, Draco logro soltarse de la morocha en cuanto el efecto de la poción hubo pasado, pero lo único que alcanzo a ver, fue una melena castaña desapareciendo por una esquina que conducía a las escaleras.

Sin pensarlo dos veces, emprendió una carrera detrás de ella, subió las escaleras con la mayor velocidad posible, entro a la sala común en donde ella lloraba en el sillón frente a la gran chimenea.

-Granger... lo que viste allá, déjame explicártelo...

-¡¿Qué vas a inventar?! Me has dicho que me querías, ¡casi termino con Ron por ti!, y me sales con esto... ¡suéltame! - exclamo cuando el joven trato de tomar uno de sus brazos.

-Granger escúchame...

-¡No!, no me pidas que te escuche, no tienes ni idea de lo que me has hecho sentir, y lo peor, lo que mas odio ¡es que te sigo queriendo!, eres un idiota Malfoy, no quiero que vuelvas ha hablarme, no quiero que te me acerques.

La chica subió corriendo por las escaleras cerrando la puerta con un portazo, las lágrimas se deslizaban por su rostro sin poder reprimir sus sollozos mientras la imagen de Draco y Pansy torturaban su mente.

El joven subió las escaleras con el corazón partido, se sintió morir al escuchar los sollozos de la chica, se dejo caer en frente de la puerta Gryffindor, su corazón se redujo hasta casi desaparecer y un nudo en su garganta creció de forma incontrolable, ahogándolo, quitándole el poco aire que le quedaba.

-Granger... por favor... abre - suplicó con voz débil y ronca.

-Vete Malfoy... no quiero verte...

-No me iré hasta que me abras...

-entonces... dormirás allí... - susurro entre sollozos.

Era inútil, ella no le abriría, pronto dejo de escuchar esos sollozos que tanto le dolían, pero el silencio fue aún más desesperante.

Abrió la puerta con delicadeza... ella estaba allí, como un ángel, dormida en su cama. Se acerco despacio para no causar ningún ruido que perturbara su sueño, sus ojitos aun estaban rojos e hinchados, y sus mejillas adornadas con sus gélidas lagrimas, como quería abrazarla, decirle que la amaba a ella, que tan solo ella era por quien se desvelaba ¿en que momento beso a Pansy?, ¿Cómo se dejó engañar por ella? Acomodó a la castaña para que no sintiera malestar al día siguiente, la arropo y le dio un ligero beso en su frente, deseando poder quedarse allí, velar por su sueño, protegerla de cualquier cosa o persona que la dañara, pero ni el mismo se perdonaría lo que le hizo.

Bien, espero que no me asesinen, ¡comenten!. Chicos junto con una amiga y escritora, he hecho un nuevo fic, pasen por ahí, tal vez les guste.

se llama Gracias a ti, esta en mi cuenta. Gracias

Atte:

Rose J

Un tenue rayo de sol se colaba por la ventana de una pequeña habitación de color rojo y dorado. La castaña se levantaba con un terrible dolor de cabeza, nuevamente las ganas de llorar al recordar todo lo sucedido la noche anterior invadieron el pequeño cuerpo de joven.

Se levanto de la cama con pesadumbres, abrió la puerta y lo vio allí, dormido frente a ella, se había caído ya que estaba totalmente apoyado contra la puerta, se dejo caer junto a el sin contener su llanto, el chico despertó y la escena le partió el poco corazón que le quedaba en ese momento.

 

Se sentó a su lado e intento abrazarla, pero ella se safó de sus brazos.

-Déjame... lo que hiciste ayer... no tiene perdón - susurro entre sollozos.

Lo que más le dolió es que ella tenía razón, él había arruinado todo con ese beso, sin saber en que momento ella se había ido, nuevamente se encontraba solo.

Y los días seguían así, tan fríos, a veces se levantaba sin ganas de seguir viviendo, soñaba constantemente en el futuro que pudo haber tenido con ella, y que se había ido a la basura gracias a Pansy.

Ya habían pasado dos meses desde aquella horrible noche, la que se llevo todos sus sueños con la chica, ella seguía ignorándolo, ya no preparaba sus deliciosas comidas, las que tanto lo deleitaban, ahora ambos bajaban al gran comedor - a horas diferentes - con sus amigos, quienes habían estado preocupados por ambos - cada grupo por su respectivo amigo - lo peor era que Hermione y Ron aún seguían juntos.

Hermione caminaba por uno de los pasillos mirando el vació, quien la mirara en ese momento la confundiría con algún fantasma. Estaba más delgada, pálida y sin ninguna expresión en el rostro.

-Herms, ¿te encuentras bien? - pregunto Ron al chocar con ella, aunque últimamente era muy normal.

-Sí, es solo que... he estado pensando que..., Ron me iré.

-¿cómo que te iras? ¿A dónde?

-Me iré a casa, ya no puedo más... lo nuestro, no esta funcionando - tal vez ese no era el único motivo de su partida, ella sabía que al único que amaba era a Draco, todavía lo amaba, y no sabía si estaba dispuesta a perderlo.

-Yo... - dijo el pelirrojo, pero sabía que ella tenía razón, sobretodo porque desde hacía dos meses, que su mente vagaba alrededor de cierta slytherin - tienes razón Herms - el chico la abrazo y luego acuno su rostro entre sus manos, poso delicadamente sus labios sobre los de ellas, ese sería su último beso, su beso de despedida.

En ese momento, Draco Malfoy doblaba el pasillo y miraba aterrorizado la escena, la furia inundo sus venas, ella era suya, solo suya... al menos eso era lo que el quería, sin poder controlarse un poco se lanzo contra el pelirrojo pegándole un puñetazo en la cara. Hermione lo miro petrificada, él la miro con dolor en su rostro, pero no duraron dos segundos en contacto ya que el puño lanzado por Ron había sido el doble de fuerte que el de él, que fue más bien débil, y por el mismo hecho no pudo levantarse del suelo, los días sin comer ahora estaban notándose.

-¡Imbécil!, ¿acaso estas loco Malfoy?, no me digas que... ¡Ja!, te gusta Hermione ¿no es así? - el chico no le respondió, tan solo le sostenía la mirada con rencor, la carcajada de Ron resonó en sus oídos como si se tratara de una bomba que acabara de explotar junto a su cabeza - no puedo creerlo... ¡y tú fuiste tan estúpido de creer que Hermione te correspondería, de verdad te falta un tornillo Malfoy! - se burlo con el mismo tono arrogante.

-Basta Ron... - susurró la chica con lagrimas bañando su rostro, no era muy linda la escena y menos si Draco tenia la cara bañada en sangre.

-No Hermione, este idiota ¿Qué es lo que se ha creído?, ¿de veras creíste que Herms se iba a enamorar de una serpiente rastrera como tú? - nuevamente el silencio demostraba la afirmación de una respuesta, otra vez el chico estalló en carcajadas, pero no las aguantaría de nuevo.

 

Se levanto con pesadez del suelo apoyándose en las paredes para no caer, ya no le importaba que lo vieran llorar, no después de que las primeras hileras gruesas de agua salada salieran de sus ojos, su corazón ya no palpitaba, y parecía que no volvería a palpitar más nunca. Caminó lo más veloz que pudo a su sala común, al llegar en ella lo único que hizo fue tumbarse en el suelo contra la dura pared, recostó su cabeza en el mármol pulido dejando escapar más lágrimas que se mezclaban con la sangre.

La puerta de la sala se abrió por segunda vez, el joven cerró los ojos como si así pudiera esconderse, sintió las manos de la chica en su rostro, mientras su aliento descompasado chocaba contra el suyo.

-Draco... yo... yo no quise que eso pasara... - lograba articular entre sollozo y sollozo- por favor.... perdóname... fui una tonta... yo... yo... - ¿pero que decía, cómo le decía que ella tan solo a él lo quería?

-Basta Granger... - la voz sonó ronca y dura.

-pero Draco... - susurro con un hilillo de voz.

-¡No!, ya basta Granger ¡Basta!, - decía volteando la cara, le dolía verla, mirar aquella belleza prohibida.

-Draco... mírame - pero él la ignoro, ella tomo su rostro entre sus débiles manos y lo obligo a mirarla -¡Mírame!... dime que vez.

El observo su rostro durante unos instantes, podía ver la amargura en el angelical rostro, su dolor, pero muy en el fondo aquel brillo lleno de amor, de amor por él. Pero volteó su rostro con el ceño fruncido mirando a la nada.

-He dicho que te vallas, no te quiero cerca - la sensación que habían causado sus manos sobre su rostro le había quemado la piel, y no lo soportaría más - no vale la pena que sigas aquí Granger, ya vete.

Ella sabía que no cedería, lo había arruinado todo, lo había lastimado y tal vez no se lo perdonaría. Al fin y al cabo ella se iría, ya había hablado con McGonagall, quien insistió en vano que le diera por lo menos una explicación, pero al verla llorar, no pudo negársele, saldría temprano por la mañana, así ya no sufriría, no tanto como sufría ahora.

Salió tratando inútilmente reprimir sus sollozos, Draco la miro salir arrepintiéndose de cada una de las palabras que le había dicho, quiso ir por ella, pero no pudo, la había perdido. Mas una vocecilla cruel dentro de su cabeza le dijo que nunca la perdería, porque nunca había sido suya, porque aquellos besos no habían significado nada, porque aquellas caricias habían sido en vano, porque la había lastimado demasiado, había destruido su pequeño corazón, y no había nada que pudiera remediarlo.

Corto y triste lo sé, no me maten, solo acepto cruciatus y hechizos desarmadores J Jajaja... espero que les guste el capitulo de hoy, también quería comentarles mi nuevo fic à "Gracias a ti" no lo he hecho yo sola, es mi primer fic compartido. Junto con AliceMalfoyG he hecho posible una nueva historia y me gustaría tanto que la leyeran y apreciaran como han apreciado los anteriores.

Despertó, no quería recordar lo que había pasado la noche anterior, había sido horrible, se levanto y empezó a pisotear todo. Había sido un estúpido, y lo peor, fue que su orgullo le había echo perder lo más valioso que tenia, que era ella.

 

Camino a paso torpe por el pasillo que conllevaba a las escaleras, su puerta estaba cerrada, quiso abrirla, pero sería inútil, ella debía odiarlo por todo lo que le había dicho y echo.

Bajo forzadamente las escaleras, se sentó en el sofá y miro la chimenea apagada, ¿en que momento todo se había puesto tan horrible?, en el momento en que él no quiso escucharla, en el momento en que ella beso a Ron, en el momento en que ambos habían decidido separarse por supuestamente "El bien de cada uno", ¿en que momento se quedo dormido?, ni Morfeo lo sabía, pero cuando despertó, los rayos de sol caían directamente al centro de la sala, miro el gran reloj enzima de a chimenea 4:50 PM, era tarde, había dormido todo el día, no había asistido a clases, echo un vistazo a la habitación de la chica, estaba abierta, ella no estaba allí, seguramente estaba en clase o con sus amigos.

Entro al baño y se ducho, las imágenes de la chica vinieron a su mente, aquella tarde en que había tenido la suerte de ver su hermoso cuerpo, aquel primer beso, ella estaba asustada, el solo quería probar sus labios, pero ahora... por causa de esos malditos besos, el se había enamorado de ella, y había cometido un error al dejarse llevar por Pansy, la había perdido.

Salio de su sala común, la buscaría, le pediría perdón, le diría que la ama... pero ¿Por qué no la encuentra?, ¿Dónde esta?, ¿Por qué no fue a clase?

Comenzaba a desesperarse, ¿Dónde rayos se había metido Granger?, vio pasar a la pelirroja Weasley con la cabeza gacha ¡Claro, debió preguntarle a ella desde un principio!

-¡Weasley! - gritó para que lo escuchara, ella levanto con pena su cabeza y lo miró - ¿Has visto a Granger?

-¿No te lo dijo? - Preguntó confusa y con el seño fruncido - ella no esta, se ha ido - eso último lo dijo con melancolía.

-¡¿Qué?¿Cómo que se ha ido? ¿A dónde?

-a su casa... en Londres muggle, no creo que vuelva, Malfoy debes hacer algo.

-¿yo? Y ¿Qué le voy a decir?, ella me odia... - lo dijo más para él, que para la pelirroja.

-Por favor, tú eres el único que la hará entrar en razón.

-Bien, digamos que valla, ¿Cómo diantres voy a salir de hogwarts?

-pídele permiso a McGonagall.

- ah ¿si?, y que le voy a decir, profesora McGonagall, déjeme salir de la escuela, tengo que ver a Granger - bufó - no seas tonta Weasley.

-Bueno... ya veremos como te sacamos del colegio, solo dime si iras.

-Yo... esto, no lo sé, y ¿si no quiere verme?, esta enojada conmigo...

-No seas tan cobarde Malfoy, si de verdad la quieres, tienes que ir.

Ha pasado una semana desde que se fue del colegio, en su casa todo es normal, tan normal como la vida de cualquier muggle, sin magia.

Había retomado su mediocre empleo en la cafetería de los Thompson.

Limpiaba las ultimas mesas vacías, observo su reloj 7:59, su turno había terminado. Estaba cansada, pero... ¿Cómo no estarlo?, no había dormido bien desde que abandono hogwarts, cada vez que cerraba los ojos veía aquellos ojos grises, que destellaban dolor... aquel momento tan doloroso para ambos, sus ojos se llenaron de lagrimas, últimamente, eso era lo único que hacía, llorar.

Se quito su delantal con el escudo de los Thompson y lo dejo sobre el perchero.

-Herms, ¿ya te vas? - pregunto la amable voz de la señora Thompson, era como su segunda madre.

 

- Sí señora, además, mis padres todavía no llegan de su junta, y debo llegar a preparar la cena en casa.

- a claro... ¿donde dijiste que se encuentran ahora?

-En Ámsterdam, volverán en una semana, tengo que escribirles una carta... digo, aún no saben que he llegado de hog... de mi internado.

-Claro... bueno, no te retengo querida, además, debes descansar, esas ojeras ya tocan el piso, cuídate cielo, ya es tarde y los ladrones están al acecho.

-No se preocupe señora Thompson, además, recuerde que vivo a dos casas de la cafetería, estaré bien, gracias de todos modos.

-No hay de que, ve con Dios hija.

Asintió con una sonrisa, esa mujer le caía muy bien, la conocía desde pequeña, salió de la cafetería, ella tenía razón, las calles estaban solas, y era muy peligroso a estas horas, caminó rápido ha su casa, y entro suspirando. Sus ojos volvieron a humedecerse, ni siquiera sabía porque estaba llorando ahora, pero el dolor impregnaba su alma, y llorar era de la única manera en la que podía desahogarse.

Se quitó su abrigo y lo dejo en el mueble, lo llevase o no daba igual, sentía el mismo frío, se sentía desprotegida.

Subió las escaleras, ¿para qué cenar?, no tenía ni ganas de cocinar, ni hambre. Abrió la puerta de su habitación sin mirar el interior de esta, tan solo recargó su frente en la madera mientras dejaba que su lágrimas salieran libres, así estuvo durante un rato, pero le dolía el cuello por no cambiar de posición, secó sus mejillas y volteo dispuesta a tumbarse en la cama.

Pero no pudo, su cama estaba ocupada, y no precisamente por su gato naranja, si no más bien rubio, trato de dar dos pasos atrás pero termino golpeándose con la puerta. Él la miraba con la angustia reflejada en su bello rostro. Por simple inercia se acerco a él y se sentó a su lado con los ojos desbordados en lágrimas. Quería preguntarle que hacía ahí, pero de su boca no salía una sola letra.

Él la miraba, no podía dejar de hacerlo, toda esa semana había sido una tortura, para ambos. Se levanto de la cama y se puso en frente de ella, Hermione intento levantarse, pero sus piernas flaquearon y cayo, pero antes de siquiera tocar el piso, él sostuvo sus brazos, impidiendo la caída, y entonces... la abrazó.

Necesitaba sentir su calidez, necesitaba sentir su corazón acelerado, y su respiración agitada por causa de los nervios.

-Vuelve Granger... vuelve, te necesito - susurro con una voz casi inaudible, la sentó nuevamente en su cama. Y se dejo caer de rodillas frente a ella, apoyando su cabeza entre sus piernas, soportando aquel dolor que lo consumía lentamente.

-Para que... - susurro con voz quebrada, dejo de retener sus sollozos y lágrimas, los dejo libres. Él la miró - para verte besuqueándote... con Parkinson... en los pasillos... ¿para... eso?... - dijo entre sollozos.

-Tú también besaste a Weasley - se defendió. Ambos se levantaron.

-Pero a diferencia de TI, Ron era mi novio, a diferencia de TI yo no te acababa de decir que te quería, a diferencia de TI, seguía queriéndote en ese...momento - su voz se quebró, y sus lagrimas volvieron a salir - ¿Por qué lo hiciste?, yo te quería... con toda mi alma, y ahora solo te odio, ¡te odio!, ¡TE ODIO! - dijo golpeando su pecho, su corazón se destruía en mil pedazos con cada <> tomo el rostro de la chica obligando a mirarlo, se acerco lentamente a su rostro mezclando su aliento con el de ella.

 

-¿por qué me odias? - para que se lo preguntaba.... solo él lo sabía.

-¡Por mentirme!, ¡Por decir que me querías!, ¡Por besarte con Parkinson!, ¡Por haberme echo quererte con todo mi ser!, Y por no poder odiarte... - susurro con la voz quebrada -¿Por qué lo hiciste? - dijo sin reprimir sus sollozos.

-¿Qué no te das cuenta? - pregunto con una sonrisa sin un gramo de felicidad.

-¿De que?

-Ellos querían eso, querían separarnos.

-¿Ellos? - preguntó confusa, ¿A que se refería con ellos?

-Weasley y Pansy. Pero su plan no les salio del todo bien - volvió a reír sin ganas.

-ha ¿no?, ¿no lograron separarnos, Draco?

-No me refiero a eso... - admitió con pesar - pero no sabes la rabia que sentía cuando los descubrí juntos, debajo del lago. Mientras que ellos eran felices, nosotros... - no término la frase - te amo Hermione.

Lo dijo, al fin lo había dicho. Petrificada, posiblemente era la palabra que más definía el estado en el que estaba ella, no podía creer lo que estaba escuchando.

El se acerco lentamente a ella y acuno su rostro entre sus manos. La miro a los ojos, los de ella aún seguían húmedos, seco con su dedo pulgar la lagrima que se resbalaba por su mejilla, se acerco a su rostro mezclando ambos alientos, presionó sus labios contra los de ella, sintiendo como volaba hasta alcanzar las estrellas, succionó sus labios con desesperación, no quería dejarlos ir, los necesitaba.

En un impulso, la tomo de la cintura pegándola a su cuerpo, y ella.... ya no estaba enojada, algo mareada por el beso, pero completamente feliz.

Hundió sus dedos en el rubio pelaje, profundizando más el beso, que pasaba de lo dulce a lo apasionado.

Las ansiosas manos del blondo acariciaron su cintura y espalda, la ropa empezaba a estorbar, quería acariciar cada parte de su cuerpo, besar cada centímetro de piel.

La chica soltó un suspiro cuando él cambio los labios de ella, por el hueco debajo de su oreja, su lengua saboreaba el delgado cuello de la joven robándole mil suspiro que incitaban al rubio a continuar.

No supieron en que momento su ropa se había deslizado abandonando su cuerpo. El chico la recostó sobre la cama mientras besaba lo que estaba al alcance de sus sedientos labios. La chica suspiro cuando el rubio desabrocho su sostén dejando al descubierto la totalidad de su torso. La miro un segundo, preguntándose si estaba bien lo que harían, obtuvo un dulce beso como respuesta.

Las sabanas fueron testigos del amor que se tuvieron, de cada gemido, de cada espasmo. El chico se sorprendió cuando descubrió que aquello ronco que nacía de su garganta eran los gemidos que ninguna chica había logrado sacar, la miro nuevamente, ella sonreía, sus ojos estaban nublados y su mente en blanco, pero se sentía feliz, mientras una lagrima llena de amor puro se deslizaba por sus sienes. ¿Quién diría que algún día sentiría tanta felicidad, de tan solo escuchar su nombre gemido por la castaña mientras hacían el amor?¿o aquellos inocentes rasguños que le indicaban que era la primera vez para ella? La alegría de saber que era el primer hombre en su vida fue interminable, hermosa.

Rendido, callo sobre el frágil cuerpo de la castaña, con su cabeza acomodada en sobre su pecho.

 

Los delicados dedos de la castaña dibujaban líneas sobre su columna vertebral mientras que su otra mano se aferraba a la rubia melena, cada vez que subía o bajaba aparecía un cosquilleo en el vientre del chico, que subió un poco su rostro recargando su frente en la de ella.

-Eres tan linda Hermione... - bien eso lo había dicho inconcientemente.

-Tú eres tan perfecto Draco... - le siguió el juego, pero entonces... cayó en cuenta - Me... me has llamado Hermione...

El chico la miro sorprendido, era cierto, pero sonrió.

-Creo que ya era hora ¿no? - la chica asintió con una sonrisa y luego beso los labios del chico que estaban demasiado cerca de los suyos, fue un beso más dulce tranquilo, el chico giro sobre si mismo dejando a Hermione sobre él, era su turno de ver y acariciar su espalda mientras saboreaba sus labios.

Se separaron poco a poco dejando sus frentes unidas.

Se miraron segundos que fueron eternos, y luego ella, hundió su rostro en el hueco de su cuello mientras besaba su piel.

-...Te amo Draco... - esa afirmación detuvo el vaivén de caricias sobre su espalda. Él chico abrió los ojos como plato y la miro tratando de verle la broma a sus palabras, pero la sonrisa que poseía la chica en ese momento, no era de burla, si no de sinceridad, sinceridad absoluta.

La apretó más a su cuerpo, no quería que ese momento terminara nunca. Ambos se abandonaron en los brazos de Morfeo, aún inconcientes sabían que no estaban solos, que estaban juntos, los dos, dos cuerpos, un solo corazón.

Bien chicos aquí está el nuevo capitulo, espero que les guste... otra cosita, en el capitulo anterior se los había mencionado, ahora es oficial, junto con una gran amiga hemos publicado un nuevo Fic (Dramione por supuesto) me ha gustado mucho y he decidido comentárselo, para aquellos que desde Sin Recuerdos ha estado conmigo, claro, también es algo nuevo, es para todos lo que quieran leerlo, y espero recibir su apoyo con ese fic, como con los dos anteriores

Mil Gracias.

Rose.

Capitulo 14

Bueno empiezo el capitulo comentándoles, que estoy un poco decepcionada, no sé si de mi misma, o de algunos lectores, y no sé si continúe con el nuevo fic (Gracias a ti) parece que no ha llamado mucho la atención del publico como quería que fuera.

El joven despertó temprano gracias a los tenues rayos de sol que golpeaban su rostro, sintió un ligero peso sobre su pecho, abrió los ojos. Su corazón dio un vuelco al ver el cuerpo de la castaña pegado al suyo, saber donde terminaba un cuerpo para empezar el otro era una tarea bastante difícil. Acaricio la melena castaña mientras acariciaba su espalda. La chica se removió un poco, pero no despertó. Él se deshizo con cuidado de sus frágiles brazos, con toda la pena del mundo se levanto de la cama, debía irse antes de que notaran su ausencia en el colegio, se puso nuevamente su ropa y tomo un pergamino en el cual le dejo una nota a la castaña.

Se acercó a ella con un nudo en la garganta y acarició su rostro. Se inclinó y la beso dulcemente para que no despertara... le costo más de lo que pensaba salir de la habitación de la chica, y es que... tan solo verla, sentía deseo de quedarse allí contemplándola hasta que despertara, pero tenía que volver, antes que McGonagall notara su ausencia.

 

Despertó una o dos horas aproximadamente después de que su amado se hubiera marchado, abrió los ojos y su sonrisa feliz cambio por una mirada de tristeza, vio la carta que llevaba la impecable letra del slytherin, la tomo con los ojos llorosos como ya era de costumbre desde los últimos días, sus manos temblaron al abrirla, pero al fin lo consiguió

Hermione:

Perdóname por dejarte así, pero me he venido a escondidas de McGonagall, no sabes como me hubiera gustado, quedarme para verte despertar y dibujarte mariposas en tu vientre, pero debía irme. Habrá una fiesta de navidad hoy y siendo premio anual McGonagall me ha pedido que la organice junto con los prefectos, no sabes cuanta falta me haces, y cuanto te eche y te seguiré echando de menos, por favor vuelve y acaba con este sufrimiento que me esta consumiendo en cuerpo y alma, te amo.

Draco Malfoy.

La chica tuvo que leer varias veces la carta sobretodo porque las lagrimas no dejaba ver bien las letras, dobló la carta y la puso sobre la mesa, dudaba mucho en volver, no quería sufrir de nuevo, pero aquella dulce voz en su cabeza, le recordó que el la ama, y que jamás dejaría que ella volviera a sufrir, que primero daría su vida antes que ver derramar una lagrima por sus mejillas.

*Ese día en la noche*

Ella no llegaba, no había respondido su carta, ni un saludo... nada. Se estaba desesperando.

Salio de la sala común con su traje de gala, ni siquiera quería ir a esa fiesta, ¿para qué?, si la principal razón de su existencia no estaba allí, se choco con alguna pareja que caminaba en dirección contraria hacía el gran comedor.

-Lo siento - murmuro siguiendo de largo, pero con quien se había tropezado lo miro extrañado, ¿él pidiendo perdón? Lo paro del brazo y Draco volteo.

-Hermano, ¿te encuentras bien? - el rubio no se había dado cuenta, de que había chocado con Blaise Zabini que iba abrazado de... ¡Luna Lovegood!

-Yo... - lo miro extrañado, sabía que la chica le atraía pero... ¡invitarla al baile!, buen... no hacían mala pareja - es solo que ella... no vuelve, y... no se si lo hará.

-Oh, Granger - Luna lo interrumpió.

-No te preocupes Draco - lo tranquilizo con su voz soñadora - ella te ama, lo sé, desde que tiene aquel brillo en los ojos, sospeche que ocultaba algo, nada malo... sino, todo lo contrario - insinuó mirándolo - entonces me di cuenta hace poco, que ese alguien eras tú, para serte sincera, ella sufrió mucho después de la fiesta de Halloween, parecía un fantasma, creo que se debía a que no estaba saliendo con la persona correcta - volvió a lanzarle una mirada perspicaz - no pierdas las esperanzas - terminó con su discurso dejándolo un poco atontado por sus palabras, dándose cuenta de que esa chica podía ser muy insinuante y atrevida, pero tenía toda la razón.

-Luna tiene razón, bueno... nos vemos Malfoy - dijo mirando de manera ¿tierna? A Luna, ¿Quién lo diría?, un slytherin enamorado de la lunática de Ravenclaw.

Ron caminaba por los jardines del colegio, llevaba buscando cerca de una hora a Pansy, y por fin la vio. Estaba sentada bajo el gran árbol, estaba hipando... había llorado. Se acerco a ella preocupado, nunca la había visto llorar.

 

-Pansy, ¿Qué ocurre? - preguntó preocupado.

-¿Qué?... oh, no... Nada Ron - vacilo al decirle, pero no pudo retener sus lágrimas, estaba desconsolada.

-Pansy, ¿Qué es lo que sucede? - ella se apoyo en su pecho dejando caer las lagrimas que salían por simple inercia.

-¿Qué voy ha hacer? Oh Ron,... ¿que haré?, mis padres me matarán... - logro decir entrecortadamente, lloraba a cantaros.

-pero si no me dices que pasa, no podré ayudarte - dijo con voz tranquila para no desesperarla.

-Yo... no sé como decírtelo, no sé como lo tomarás, aunque aún no este segura yo...yo... reo, Ron creo que estoy embarazada.

Segundos, minutos, horas, el chico no sabia cuanto tiempo se había quedado inmóvil digiriendo la noticia, una suave sonrisa se dibujo en su rostro mientras un brillo nunca antes visto se incorporaba en sus ojos.

-es... ¿es mió? - preguntó como un niño pequeño al que le ofrecen un regalo.

-Yo... solo he estado contigo... este año - susurro más para ella que para él, su sonrisa se ensancho más, cuando estuvo con Pansy, tenía claro que ella ya había estado con otros anteriormente, pero no le importo, la quería demasiado - ¿Por qué estas tan feliz?

-¿tú no lo estas? - la sonrisa se borró de su cara, tal vez ella no quería ese bebé.

-Ron, yo lo amo - dijo poniendo una mano en su vientre - es mi hijo, nuestro hijo - se corrigió - pero tengo miedo...

-¿miedo?, Oh, Pansy, bueno imagino que tendrás miedo al parto y eso es normal pero no es para que llores...

-No le tengo miedo a eso, si no... A mis padres.

-a ¿tus padres?

-Sí, mira... ellos siempre han sido de la alta sociedad y muy selectivos con su familia, si se enteran de que estoy embarazada me desheredan, pero eso no me preocupa, es solo que... si se enteran de que el bebé es tuyo... oh, no quiero ni imaginar lo que le haría, tengo miedo de que se lo lleven, de que lo alejen de mi y... y... - rompió a llorar de nuevo abrazándose a si misma, Ron la abrazó.

-No dejaré que te pongan un dedo enzima, Pansy, no permitiré que te hagan daño o al bebé... vendrás conmigo, no creo que mi madre se oponga, a fin de cuentas, soy su hijo, y quieren que sea feliz, y si es contigo y el bebé, no se interpondrán.

-Ron estas seguro que... - pero el aludido la interrumpió.

-No más Pansy, yo estoy contigo y el va ha ser feliz - dijo posando una mano enzima de la de Pansy, la que estaba sobre su vientre. La chica sonrió, se imagino en una gran casa, rodeada de pequeños pelirrojos como él, a su lado, seguro que sería muy feliz.

-Y si no... Lo estoy - esta vez había una nota de tristeza en su voz.

-No te preocupes, si no lo estas, me encargare de regalarte otro - sonrió seductor - Pansy, te estaba buscando... hace un rato iba a pedirte algo... - dijo más serio.

-Claro Ron, ¿Qué pasa?

-Este... Pansy, yo quería... rayos... hum - estaba nervioso y balbuceaba Pansy rió.

-Ron, no voy a comerte - dijo con una linda sonrisa mostrando sus perfectos dientes.

-Pansy... ¿quieres... tú... bueno... te casas conmigo?

El joven rubio caminaba por los pasillos, la fiesta había empezado, pero el no quería ir, no podía dejar de pensar en ella, y ella... no aparecía.

Se aflojo la corbata, subiría a su habitación, ¿para que seguir allí? Camino unos metros más hasta que una voz lo saco de su pensamiento.

 

-¡Alto allí!, ¡ni lo creas Draco Malfoy! - volteo con el ceño fruncido a ver quien se atrevía a detenerlo, pero casi no pudo ver nada, solo el rostro sonriente de la castaña que corría hacía él con una enorme sonrisa, luego se tumbo abrazándolo por el cuello, ambos cayeron al suelo, ella enzima de él.

-Has vuelto - susurro antes de que ella lo atacara ha besos, el chico se aferraba s su cintura sin intenciones de levantarse, poco a poco se separaron, tenían la respiración agitada, y una gran sonrisa pintada.

-¿Cómo creer que no vendría? No puedo dejarte aunque lo quisiera, te amo demasiado - le sonrió la chica, él le devolvió la sonrisa y la abrazo de nuevo apoderándose de sus dulces labios.

Aquí les dejo el nuevo capitulo, bien ustedes tienen esta situación en sus manos, ustedes deciden lo que pasara... ¿acepta o no Pansy?, ¿esta embrazada o no?, ¡ah!, pero no solo deciden aquí, si no... ustedes también deciden si continúo o no con Gracias a ti. ¡Comenten!

Rose

Se levantaron del suelo sin dejar de abrazarse, el chico la miraba con anhelo, aún no podía creer que ella estuviera ahí. Ella llevaba un lindo vestido blanco hasta un dedo arriba de la rodilla unas sandalias romanas del mismo color y el pelo suelto cayéndole sobre su espalda dejando libres sus hombros.

-¿Qué tanto miras Draco? - preguntó la chica que empezaba a sonrojarse.

-Es que... no puedo creer que estés aquí, conmigo... Hace dos meses que mi vida es un desastre sin ti.

-Draco, solo hace una semana que me fui, eres un exagerado.

-Pero es como si no hubieses estado, hace dos meses me ignoras y estabas con Weasley - ella bajo su mirada y se detuvo en la puerta del gran comedor, él tenía razón, lo había ignorado, y además estaba ennoviada con Ron. Sus ojos se llenaron de lagrimas al recordad el sufrimiento que ella sentía, pero al menos ella tenía amigos que la apoyaban pero él... tenía pocos amigos, y no lo comprenderían.

El chico tomo su rostro al ver aquellas lágrimas que se escapaban de él, y se las seco con delicadeza regalándole una sonrisa.

-No llores, eso esta en el pasado, ahora estamos nosotros juntos, y eso es lo que importa, solo este momento es real.

Ella asintió y le sonrió, lo abrazo hundiendo su rostro en al pecho de chico. Cuando se separaron, la chica miro por enzima de sus cabezas y rió, un pequeño muerdago crecía enzima de ellos, el chico miro en dirección al muerdago y sonrió al ver las mejillas sonrojadas de su amada.

Tomo su cuello y la atrajo a él.

-¿puedo? - pregunto rozando sus labios, mareándola y nublando su mente, se atinó a asentir, y él, se apodero de sus labios, no les importó que alguien los mirara, no les importo su sangre, en ese momento, eran ellos dos, juntos, y nadie más podría separarlos, por que separados no eran nada, juntos... lo eran todo. El beso era suave, tierno... lleno de aquel amor que tanto anhelaban, así, el león y la serpiente unieron sus vidas, ¿en que momento?, tal vez en aquel mismo en que habían sido nombrados premio anual, o cuando el chico se confundió de baño, o tal vez aquel primer beso robado.

La pelinegra lo miraba con los ojos abiertos, no daba crédito a lo que acababa de escuchar, él, Ronald Weasley acababa de pedirle que fuera su esposa, ella tal vez estaba esperando un hijo suyo... por un momento sintió como se desvanecía y todo se volvió oscuro, no podía creerlo, ¡se desmayo de la emoción! Ron la tomó en brazos preocupado y ¿si el bebe estaba en peligro?, no quería ni imaginárselo, la entro al castillo y corriendo entro en la enfermería.

 

-¡Madame Pompfrey! - grito el chico, al llegar a la enfermería la piel de Pansy se había puesto de un blanco hueso casi traslucida.

La mujer corrió preocupada al escuchar los alaridos desesperados del pelirrojo.

-¿Qué pasa querido? - Preguntó preocupada y al ver a la chica lo entendió - oh Dios, ¿Qué le sucedió?

-Yo... bueno, estábamos en el lago y... se desmayó -balbuceó a causa de la preocupación.

-Ya... tendremos que ver que tiene - la enfermera le pidió que saliera un momento mientras le hacia unas pruebas.

Impaciente, el joven esperaba afuera con su túnica de gala mal puesta, se supone, que deberían estar adentro de la fiesta, juntos, como una pareja, ¡¿Por qué le pasaba eso ahora, que le pedía matrimonio?!, con la cabeza entre sus manos, echándose la culpa de todo, ¿Quién sabe que le pasaba a ella?, y el bebé... ¿y si le hizo daño su propuesta? No, no, no ¡No! No debía pensar en eso.

-¿querido? - la voz de madame Pompfrey lo saco de sus cavilaciones. El chico la miro preocupada - necesito que me digas algo - el asintió - ¿eres el novio de la jovencita? - el dudó, pero volvió ha asentir - entra por favor.

No lo dudó, entro y se dirigió a la cama de la chica, aún estaba dormida, se veía hermosa.

-Joven Weasley, la razón por la que la señorita Parkinson se ha desmayado es... que esta esperando un hijo - en ese mismo instante, todo desapareció, su rostro se iluminó, sus ojos brillaron como lámparas, estaba confirmado, tendrían un hijo, nunca se había sentido así en su vida, la felicidad inundaba sus venas, acaricio el rostro de la chica y luego puso su mano en el aún plano vientre. La chica se removió con lentitud en la cama y empezó a abrir sus ojos.

-Ron... ¿Dónde...? - pero el la cayo con un dulce beso.

-No hables, estamos e la enfermería, te has desmayado, pero estas bien, todo el alboroto fue por él, dijo tocando su vientre, ella abrió los ojos de par en par.

-Yo... Yo si... estoy... - el chico asintió y los ojos de la pelinegra, por primera vez, se anegaron de lágrimas sinceras llenas de felicidad - ahora recuerdo... por que me desmaye... - sonrió - y claro que sí, claro que quiero casarme contigo... te amo, Ron.

Se que el capitulo esta corto, lo siento mucho, pero es que tengo que decirles algo ¡PRÓXIMO CAPITULO EPILOGO! No me maten, pero esta historia llegara a su fin el próximo capitulo, no sé si la continuaré, no sé si la dejare hasta allí, todo depende de lo que pueda, ya que tengo otra historia además pronto entraré al cole, así que... ¡Reviwes!


Ya que varios de ustedes me han pedido que no termine la historia, y a las nuevas ideas que se me han ocurrido, desde el próximo capitulo será la segunda parte de cueste lo que me cueste.

Espero que les guste mucho, también quiero comentarles que estoy trabajando en una nueva historia LA BAILARINA por supuesto Dramione espero que les guste y la lean, gracias por todo el apoyo resivido, por parte de ustedes, y por parte de Potterfics. se los agradesco de todo corazón.

 

Giigii.

El poema que le dedica Draco si existe, es una canción de Alex Acha.


La pequeña sala era su refugio.

Aquel espacio en el que podían amarse sin importar el tiempo o lugar.

La chica acariciaba los finos cabellos dorados del joven que una vez odio y que ahora amaba con toda su alma y corazón, mientras leía los poemas que desde pequeño, él se había acostumbrado a escribir, y así descargarse cuando lo necesitaba. Sonreía con las expresiones, que utilizaba desde que era un niño - y aún lo seguía haciendo - se molestaba un poco cuando mencionaba a "las comadrejas repetidas" o "al cara rajada" Pero noto que no habían términos despectivos con ella..., bueno pudo haberlos quitado. Le daba nostalgia cuando hablaba de su mama, con expresiones como: "La mejor mamá del mundo" cuando era un niño y grande la describía como una santa... Narcisa Malfoy debió ser una gran persona, para que el la amara de ese modo... de su padre... casi no hablaba, tal vez lo mencionara una o dos veces, pero no más.

-Son hermosos los poemas y escritos, Draco -comentó la castaña.

-No has leído los que son para ti.

-Claro que si.

-No los últimos - le sonrió, ella entrecerró el ceño, sonrió y salto hasta las ultimas páginas.

Te amo
más que a un nuevo mundo, más que a un día perfecto
más que a un suave vino, más que a un largo sueño
más que a la balada de un niño cantando
más que a mi música, más que a mis años
más que a mis tristezas, más que a mis quehaceres
más que a mis impulsos más que a mis placeres
más que a nuestro juego preferido
más aun que esto te amo

más que a un largo viaje, mas que a un bello campo
más que un viejo amigo, mas que a cualquier santo
más que a tu pureza adornada de errores
más que a tu tenacidad que no se rompe
más que a tu alegría mas que a tus colores
más que a tu sensualidad que crees que escondes
más que a nuestro beso primero
más aun que esto te amo

Una pequeña lágrima resbaló por su mejilla al mismo tiempo que una sonrisa se dibujaba en su rostro.

-Es un poco tonto, pero necesitaba descargar aquella emoción que sentí al levantarme contigo entre mis brazos.

El secó con ternura la gota salada de su mejilla y le sonreía con devoción.

-¿Cómo que tonto? l le reclamó -¡Deja mi poema en paz!, no te atrevas a meterte con él - el chico rió y se levantó para abrazarla

-Hoy estas un poco sentimental ¿no princesa?

-Claro que no... Además, ¿a quién encontré escribiendo poemas? - sonrió sabiéndose ganadora.

-Eso no es justo... - bufó - tienes que ir a dormir cariño.

-¿Qué, por qué? - preguntó fingiendo enojo.

-Por que si, no vas a desvelarte leyendo poemas.

-Son tus poemas - se cruzó de brazos.

-Aún así, es tarde y debes dormir, y... no hay discusión.

La subió a su cuarto mientras ella refunfuñaba.

Dos meses habían pasado desde el baile, ambos se habían "mudado" a la habitación del chico, más no habían pasado más allá de besos y abrazos, él aún no le había pedido oficialmente que fuese su novia, no sabían lo que eran, pero afán no tenían.

 

Ambos se acostaron en la cama matrimonial del Slytherin, a pesar de que de besos no pasaban, de noche no se atrevían a separarse, tan solo imaginarse solos en medio de la fría madrugada les ocasionaba terror y el pánico de no encontrarla a su lado al despertar, el pánico de perderla..., otra vez.

-¿En que piensas? - pregunta abrazada al pecho del joven.

-En el miedo que me da perderte.

-Draco... eso no pasará, yo estoy aquí, contigo... y eso, nunca cambiará - lo tranquilizó, él la miro y le sonrió, tomó su rostro y beso aquellos finos labios perdiéndose en ellos, deseando pasar así su vida entera, ambos se refugiaron entre las mantas de Morfeo en una tranquilidad que no les duraría para siempre.

En la sala de Menesteres, una peculiar pareja se abrazaban y se miraban con ternura y amor, la pancita aún se podía disimular con la túnica pero no se la podía quitar, por que cualquiera se diera cuenta de la barriguita de ya casi cuatro meses.

Los calidos dedos del pelirrojo contorneaban el vientre abultado de su prometida.

-El sábado iré a San Mungo - comento Pansy con una sonrisa soñadora.

-¡¿Qué pasa, te sientes mal, el bebe está bien?! - preguntó alarmado.

-Cálmate Ron, no seas tonto... - Rió la chica.

-¿Cómo quieres que me calme?

-La cita es para saber como esta él - dijo acariciando su vientre - y saber si es niño o niña...

-¿De veras?

-Sí... ¿Quieres ir? Es el primer control.

-¿Qué si quiero ir? ¡Claro que quiero ir!, pero... ¿Cómo vamos a salir del colegio?

-Ya hable con McGonagall, ella y pompfrey son las únicas que saben.

-¿De la cita, o de él?

-De ambas...

-Deberías decírselo a tus amigas... ya sabes... ¿Qué tal si te sientes mal?

-Tienes razón... no debo andar sola en mi estado, además... se mueve mucho...- Sonrió acariciando la zona en la que el pequeño golpeteaba.

-¿De verdad? ¿Crees que...? - su manó se levantó pidiendo permiso para sentirlo, ella tomo su calida mano y la colocó en el lugar en el que un eufórico niño se hacía notar.

Él joven abrió los ojos al sentir el pequeño pie por medio del estómago de ella.

-Es... es...- Balbuceó.

-Impresionante...- completó - Lo sé.

Él chico se arrodillo frente a ella quedando a la altura de su vientre, y pego la oreja al lado de su ombligo, podía sentir un bajo ronroneo en aquel glorioso lugar, era él, su hijo, se pronto, un ruido de madera cayendo llamó su atención, volteó rápidamente a donde provenía aquel ruido, una cama matrimonial, pero... alzó la mirada y Pansy le sonrió.

-Lo siento... - bostezo - creo que fui yo, estoy algo cansada...

-Lo hubieras dicho antes... Te llevaré a tu sala común

-¡No!, es decir..., estoy... demasiado cansada... ¿no quieres quedarte? - él sonrió sabiendo que la verdadera razón era que no quería separarse de él.

-¿Estas segura? - Por supuesto que quería, pero no quería incomodarla.

-Sí... ¿Vamos? - Él asintió contento y la ayudo a levantarse del sofá

Ambos se recostaron sobre la cama, entregándose a su pequeño, que yacía protegido en el vientre de su madre, cubierto por los brazos de su padre.

*Al día siguiente*

*entre las seis y seis y media PM*

*Draco*

Entre en la sala común en busca de mi princesa para llevarla a cenar cerca del lago, la imagen que me llevé me hizo saltar el corazón.

 

Ella estaba recostada sobre el mueble abrazada a la serpiente que él le regaló en una de las salidas a Hogsmade, dormía placidamente con aquella ternura que jamás se escapaba de su rostro, se acerco a ella y acarició su cabello mientras esta lentamente abría sus ojos, y sonrió al encontrarse con el mercurio fundido. Un picoteo en la ventana llamó la atención de ambos, era una espeluznante lechuza negra que más parecía un cuervo viejo, un nudo se formo en la garganta del chico dificultando su respiración, lo que más temía, lo que veía venir estaba a punto de suceder. Se levanto con temor y tomo la carta del pico del horrible animal y leyó con temor el contenido.

A lo lejos pudo escuchar un: ¿Qué pasa, Draco? De parte de la castaña, pero sus ojos se habían nublado, no veía con claridad, lo único que pudo hacer en ese instante fue abrazarla, abrazarla y no apartarla de allí, se sus brazos, de donde el destino la quería alejar, pero debía evitarlo, cueste lo que le cueste debía impedir que se la quitaran.

Calló en el suelo por aquel vació en su pecho, aquel agujero que se empezaba a formar, era miedo... pánico puro, Hermione trato de moverse para ver que le pasaba, pero él en vez de soltarla, la estrecho más casi lastimándola.

Hundió su rostro en el hueco de su cuello, enredando sus lagrimas en los bucles de la castaña que horrorizada buscaba una explicación a lo que sucedía.

-¿Qué es lo que pasa Draco? - susurró la chica que temió haberle causado daño, porque el chico la apretujó contra el, pero luego la soltó y tan solo tomo con delicadeza sus brazos.

El chico la miro a los ojos, ella se estremeció, sus ojos estaban impregnados de lágrimas y convulsionaba constantemente por los sollozos, me extendió el pedazo de pergamino que había arrugado al caer al suelo.

Draco:

Hijo, le he pedido al ministro, que me de el placer de decir, te que me han librado de azkaban por mi buena conducta, no sabes lo mucho que me afectó la muerte de tu madre, espero que cuando vuelvas podamos arreglar nuestra relación padre-hijo que no era muy buena.

Te he echado mucho de menos, y creo que no podré superar la muerte de Cissy, no olvides hijo, que a pesar de todo... te quiero,

Espero verte pronto al finalizar la escuela

Lucius Malfoy.

La castaña al principio quedo confundida, ¿Lucius Malfoy, libre?, pero entonces entendió por que tanto temor, porque Draco se encontraba en esa situación, él los separaría, los obligaría a terminar... por los estúpidos prejuicios de sangre pura, miro a Draco que observaba con terror y odio la carta.

-Como puede ser tan hipócrita... - mascullo enojado.

Pero ella ignoro sus palabras y empezó a negar con la cabeza...

-No... No, no... El no puede estar libre... ¿Qué pasará con nosotros Draco?

Fue una mala idea preguntárselo, el nuevamente empezó a hiperventilar, se rasco la nuca en una señal desesperada y miro al cielo en busca de un concejo, una ayuda... ¡Algo!

Sus ojos nuevamente se llenaron de lágrimas que empezaron a caer por sus mejillas, lo que más temía... era ahora inevitable.

Tomó el rostro de la castaña entre sus frías manos y la obligo a que lo mirara a los ojos, y con voz suplicante hablo:

 

-Prométeme que pase lo que pase... me seguirás amando... prométeme que nunca me olvidaras... Por favor - no sabía por que se lo pedía... pero necesitaba hacerlo... necesitaba saber que ella lo seguiría amando...

-Draco... - dijo entre sollozos - no digas eso... tenemos que solucionarlo... hemos pasado por tantos obstáculos. No te rindas... - pero él le selló los labios con un beso desesperado.

-Solo dímelo Hermione... dime que me amas... dime que nunca me olvidaras - suplicó con la voz quebrada.

-Jamás haría eso - respondió tratando de infundirle serenidad - jamás te olvidaría - acaricio los mechones del chico.

El volvió a besarla, a apoderarse de esos labios que le revolvían los pensamientos, a succionar aquel néctar que era su elixir vital, que era lo que le mantenía con vida necesitaba sentirse en ella, hacerle el amor hasta estar seguro de que nadie los separaría.

*Draco*

Bajé de su boca a su cuello, mientras aspiraba ese exquisito olor a vainilla y chocolate que reinaba en su piel... enrosque sus piernas en torno a mi cintura y subí hasta mi habitación.

Recosté su delicado cuerpo sobre el elegante dosel y mire su rostro... se veía la angustia y la felicidad mezcladas, en ese rostro de niñita siendo mi mujer, porque lo era... y sería la segunda vez que me pertenecería.

Ambos despojamos nuestra vestimenta.... u camino de besos interminables y mis labios ya no tenían límite, necesitaba tanto de ella en aquel momento, abrí paso entre sus piernas...

Aquella noche vivimos nuevamente nuestro amor desenfrenado... entre sus gemidos... mis suspiros, sus rasguños y espasmos...unas pequeñas gotas de sudor aparecieron sobre nuestros cuerpos... pronto llegamos hasta el cielo y nos devolvimos abrazados... caí rendido sobre ella que apretaba mi espalda y cabello, susurrándome sus pensamientos, ambos temblábamos bajo la sabana... hacía frío, pero no era ese el motivo...

Acaricié su desnuda espalda mientras ella se arqueaba por las cosquillas que le causaban el suave roce e mis dedos contra su tersa y gélida piel..., sentí una lagrimita sobre mi pecho y se me formo un nudo en la garganta cuando escuche el primer sollozo.

-No llores mi vida... ya verás como todo se solucionará... ya veras cariño... - ella asintió y se resguardo entre mis brazos, me sentía tan afortunado al tenerla allí... al sentir aquella gloriosa anatomía junto a la mía... no la merecía... pero la amaba demasiado para dejarla ir... y ella me amaba más de lo que imaginaba que alguien alguna vez... sentiría por mí.

Lo que sentíamos era demasiado fuerte... y si nos separamos... lo más seguro es que ambos muriéramos de dolor, y eso no lo permitiría.

Hay chicos se que está un poco corto... pero no he tenido tiempo de escribir, les prometo que en cuanto pueda actualizo, ahh también quiero decirles que estoy trabajando en dos nuevos Dramiones El primero es: La bailarina y el segundo: El farolito. ...los espero por hay...

Rose/Giigii

Ya no quedaba nada para terminar el curso, dos almas entristecidas pasaban la mayor parte del tiempo, juntos, sentían horror al pensar que el fin de curso podría también llegar a ser el fin de su relación.

Ambos perdidos en un silencio lleno de incertidumbre, fingían observar el lago, abrazados el uno al otro, cada día que pasaba se acercaba más la recta que definiría lo que el destino le traería.

 

Draco, por su parte, abrazaba a la castaña que estaba recostada en su pecho, mientras rogaba a Merlín que no los separará. Él la necesitaba, y luchó tanto por estar junto a ella, que el echo de que se separarán le causaba un gran dolor en el pecho, y el odio a su padre iba creciendo con tal rapidez que tan solo oír su nombre, le daban ganas de romper su rostro.

Su corazón estaba a punto de morir, de desprenderse en el vacío, sin ella solo era cuerpo, pero su alma colapsaría, con cada segundo sentía que su vida iba terminando, la bella imagen que un día imaginó, de una familia junto a ella, iba desapareciendo poco a poco. Su alma lloraba en silencio, entonces una vocecita en su cabeza le dijo, que tal vez era lo mejor para ella, que él no la haría feliz como quería, que a su lado ella solo sufriría, que si en verdad la amaba, la dejara ir, dejara libre aquella mariposa, para que desplegará sus alas y volara libre.

Ella verdaderamente no sabía que hacer, quería morir, sin él no era nada, por que él era la razón de su vida, era su todo, era el motivo por el cual cada mañana despertaba, por la cual había vuelto a esa escuela, por lo que renunciaría a todo, ella no solo le había entregado su alma, sino, que le había entregado lo más valioso como mujer digna, su virginidad.

Cada noche soñaba en como sería su vida junto a él, junto al amor de su vida, imaginaba una gran casa, un pequeño niño jugando a quidditch con su padre, una niña leyendo y ayudando a su madre, pero aquel sueño se volvía una pesadilla, de pronto, en el aire resonaba una explosión, y la casa se quemaba con los integrantes dentro, y allí terminaba aquel trágico sueño, en medio de la oscuridad, el la abrazaba y le decía cuanto la amaba.

El fatídico día llegó, sus baúles estaban listos, hace dos días había sido la ceremonia de graduación, ella podría entrar al ministerio en la parte de leyes mágicas, uso indebido de la magia, ambos se miraban en silencio, habían decidido que ella iría junto a Draco a la Malfoy Manior, pero ambos rogaban que Lucius Malfoy no desatara una tormenta en la mansión, ambos estaban asustados, y muy ansiosos, ese encuentro definiría el resto de sus vidas.

En el pequeño compartimiento, dos cuerpos, con una sola alma trataban de ver un punto positivo, algo que les hiciera ver, que nada malo pasaría, que solo era un tropezón, pero mientras más avanzaba el tren, el miedo crecía.

De pronto, la turbulencia paró, ya habían llegado, ambos estaban nerviosos, a Draco le sudaban las manos y ella había comenzado a hiperventilar, bajaron del tren y pasaron por la estación 9 y ¾ Draco la tomó de la mano y cerró los ojos.

-¿No crees... que es mejor que... que yo valla a mi casa y así tú... tú y tu padre...?

-No - la interrumpió - no me importa si me deshereda, al fin y al cabo, ya terminó con la vida de... de mi madre, pero no destruirá la mía ni la tuya.

-Pero Draco... y si él, ¿y si te hace daño?

-Eso no importa, además, no creo que sea tan estúpido como para atentar contra tu vida o la mía, lo mandarían de nuevo a Azkaban.

Ella no dijo más nada, y tan solo confió en él, por que no podía hacer más nada, Draco era bastante testarudo, y no serviría de nada tratar de convencerlo, por otro lado ella tampoco quería dejarlo solo.

 

Desaparecieron y al cabo de unos segundos estaban en la gran mansión, Draco entro sin soltara un solo segundo.

-Amo, el amo Lucius ha salido ha comprar cosas para darle la bienvenida, dice que no tardará mucho, que por favor lo espere para poder saludarlo - la elfina domestica winky había salido de la cocina para darle la noticia s su querido amo.

-Gracias winky.

Ambos subieron hasta el cuarto del chico, donde las maletas aparecieron gracias a winky. Hermione le dio las gracias y la elfina casi se tira ha llorar de la emoción, al saber que la salvadora del mundo mágico le había agradecido.

En cuanto estuvieron solos, Draco tomo a Hermione por los hombros y la miró durante segundos que fueron eternos.

-Prométeme que no bajarás, prométeme que te quedarás mientras que hablo con mi padre... si te hace daño, te juro que me moriría, y no sabría detenerme, por favor, prométemelo.

La chica asintió varías veces con los ojos inundados, entonces un ruido en la chimenea y una voz grave que dictaba - Draco, hijo ¿Has llegado ya? - les indicó que Lucius Malfoy estaba en casa, Hermione lo abrazo y soltó un sollozo, el beso su cabeza.

-Estaré bien - le prometió y bajó.

-¡Hijo!, que bueno que has llegado, ¿cómo estás?

-¿Qué es lo que quieres, padre? - escupió como si la palabra le causara dolor.

-¡No he visto a mi primogénito en casi dos años! ¡Y me preguntas que quiero!

-Como si eso te alegrara, ¿no estás ya contento con lo que le ocurrió a mi madre?

-¡¿Qué dices, Draco?! No sabes lo mucho que sufrí cuando me entere de lo de Cissy, ¿Qué es lo que te ocurre?

-Hay por favor, si le pegabas, ¡golpeabas a mi madre en mis narices!

-¡¿Acaso te has vuelto loco?!¡Nunca la lastimé!, ¡Jamás golpearía a una mujer!

-Ahórrate tus mentiras padre ¿acaso crees que no vi los moretones que le dejaste?

-¿Qué? ¿Cuá-cuáles moretones? Jamás la toqué, podría jurar una inquebrantable.

-¿entonces, quién lo hizo?

-No lo sé, pero en cuanto lo averigüe, lo pagará, esto nunca lo supe... ¿Cómo es que nunca me lo dijo?

Draco no sabía si creerle o no, tal vez sobrestimaba a su padre, la verdad, es que Lucius siempre le recalcó que a una mujer no se le lastimaba ni con el pétalo de una rosa, y ahora... el parecía no tener idea de lo ocurrido, el tampoco podía decir que lo había visto, pero lo había supuesto, porque... ¿Quién más golpearía a Cissy Malfoy?

-Tienes otra cosa que decirme... - preguntó Malfoy al ver que su hijo, se había quedado en silencio.

-Sí. Arriba, en mi cuarto, está Hermione Granger...

-La sa... ¿hija de muggles? - Se corrigió, Draco se sorprendió al escucharlo pero asintió - ¿Qué hace aquí? Creí que la guerra ya había acabado, ¿Por qué tienes secuestrada a una impura?

-No la tengo secuestrada - masculló, ¿Cómo osaba pensar eso?, aunque hace un año hubiera sido muy posible.

-¿Entonces...?

-Salgo con ella - el hombre abrió los ojos de par en par, y entonces cuando creyó que nada podría ser peor... - le pediré que se case conmigo.

¿Que tal chicos? ¿Cómo están? Bueno que les parece... ¿le creen a Lucius o solo miente? ¿Qué hará ahora que su hijo le ha dicho esto que para el puede ser una gran deshonra?, veamos si le atinan a lo que ocurrirá

 

Rose J

La castaña contemplaba la Luna llena que brillaba en el oscuro cielo, ¿Qué habrá dicho Lucius Malfoy? Draco aún no regresaba, y ella empezaba a preocuparse.

¿Y si Lucius le había hecho daño? ¿Y si lo obligaría a dejarla? Las lágrimas de angustia y desespero se anidaron en su rostro.

Unos brazos se enroscaron en su cintura y se sobresaltó pensando que podría ser el fin.

Pero los delicados besos en su cuello lograron sacarla del mundo unos segundos... pero pronto aterrizaba con brusquedad en la dura tierra.

-Draco... - susurró - Draco, ¿Qué ocurrió?

-De... que... - susurró entre beso y beso.

-Tu padre... tú... ¿Qué dijo...?

-Ahh... eso... no importa... - masculló sin dejar de besarla.

-¿Cómo... como que no importa? - dijo separándose de él, mirándolo a los ojos.

-No no importa, ahora... si me disculpas... - volvió a lanzarse a su cuello y pronto su mano empezó a acariciar su rodilla...

-Draco... No me hagas esto... Draco... por favor...

-Hmghgh... ¿Qué es lo que quieres saber?

-Quiero saber que te dijo... ¡Ya basta Draco Malfoy! - se separo de él con brusquedad y lo miro ceñuda. Él sonrió y se tumbo en la cama vencido.

-Ya no nos molestará... debo admitir que se puso histérico... ¡Empezó a gritar en español!... Pero le dije que nada en este mundo me separaría de ti... y que hiciera lo que hiciera, no conseguiría separarnos... buenos, después de discutir un rato se rindió... pero me dijo que no esperara su bendición, pero me importa poco...

-Como lo siento Draco... - susurró la joven con la voz quebrada, él se levantó, y notó que ella lloraba, se levantó rápidamente y seco sus mejillas negando con la cabeza.

-No Hermione, no llores... esto no es tu culpa. El muy hipócrita ha negado que golpeaba a mi madre... imbécil, no quiero que llores por él.

Ella asintió y se acurrucó en su pecho, las lágrimas seguían cayendo, no podía evitarlo, pero luego de un rato, estas cesaron dejándole los ojos hinchados y adoloridos,

Pronto empezó a entrarle el sueño.

Él se recostó en la cama, con ella en su regazo, aún lanzaba suaves hipidos que iban cesando poco a poco.

Draco acaricio su espalda que se encontraba en posición fetal y la contemplo un largo rato.

-Hermione... - susurró, ella le respondió un leve -¿Hum?

-¿Me darías la dicha, de convertirte en mi esposa?

Ella abrió los ojos como platos, no podía creer lo que él le estaba proponiendo.

Su corazón empezó a bombear con desquiciada felicidad, lo miró incrédula, observo su sonrisa a medio lado, sus perfectos dientes, sus grises ojos... no podía ser cierta tanta alegría ¿Dónde estaba la trampa?

Pero una vocecita en su cabeza le reclamaba su idiotez ¡Claro que no había trampa! Él estaba allí, ofreciéndole su amor, ofreciéndole una vida junto a él, ofreciéndole la felicidad eterna.

Las palabras no salían de su boca, beso sus suaves labios con ternura, él sonrió satisfecho y le devolvió el beso cambiando la tranquila atmósfera, por un cambio pasional.

Ella entreabrió la boca permitiéndole el paso de su lengua, una danza sincronizaba batallaba dentro de ambas cavilaciones.

El la recostó quedando sobre ella, Hermione deslizo su mano hasta rozar los botones de la camisa del blondo, que empezaron a desabrocharse con lentitud, inquietándolo.

 

Él en cambio, se deshizo de la ropa de su amada con extrema rapidez, la chica soltó un gemido cuando este empezó a besar su pecho, irguiendo los mismos.

Cada suspiro, cada roce, lo incitaban más, necesitaba de ella, necesitaba sentirse en ella... la ropa ya había desaparecido, y las sabanas eran la única barrera y testigo de su amor.

Suavemente se deslizó en ella, la castaña se estremeció debajo de él por el dolor.

Pero pronto empezaba a cambiarlo por descontrol, por deseo, por todos los sentimientos encontrados.

Él besaba su cuello ahogando sus gemidos, ella no luchaba por retenerlos, los dejaba libres, cada uno de ellos alumbraba la habitación de una armoniosa danza.

Sus calidos cuerpos se rozaban en un vaivén de movimientos, en los que dejaban su alma grabada en el cuerpo de su acompañante.

-Draco... - susurró la chica apunto de llegar a la cúspide de aquella pirámide de sensaciones.

Un ronco gemido por parte del blondo y todo terminaba...

Él se dejaba caer satisfecho sobre el cuerpo de su adorada, y ella disfrutaba sentir su peso...

-Claro... que... quiero.... ser.... tu esposa... - contesto entre jadeos, el sonrió y beso la piel que estaba a su alcance.

-Te amo Hermione Granger, Nunca lo olvides...

-No... Nunca mi vida... te lo prometo.

La mañana se mostraba solada, dos cuerpos abrazados despertaban con dulzura.

-Buenos días hermosa - saludaba el rubio mientras besaba los parpados de su mujer.

-Hola...- susurró - ¿Cómo estás?

-Mejor, porque estas tú.

Ella rió y lo abrazó con más ganas hundiendo su carita en el fornido cuerpo de su amado.

-Te amo Draco...

-No tanto como yo te amo a ti... ¿Tienes hambre?

-Un poco - logro articular en un bostezo.

-Espera aquí.

-¿A dónde vas?

- A traerte el desayuno princesa.

-No... Yo voy contigo...

-No a mi me gusta consentirte...

-Me malcriaras - se quejó.

-No me importa, vuelve a dormir - era inútil, volvió a arroparse en las gruesas colchas, a pesar del sol, la temperatura era bastante baja...

Se quedó dormida en un santiamén, y soñaba con él, con él día de su boda... con su perfume varonil que embriagaba sus pulmones, soñó con la noche anterior, cuando hicieron el amor... de la forma más especial y tierna.

Entre sueños, sintió unos besos en su rostro, unos dedos acariciando sus muslos, el delicioso aroma a café recién preparado... termino abriendo sus ojitos, descubriendo el causante de su despertar.

-¡Draco! - masculló enojada y tapándose con las sabanas.

El rió con ganas y empezó ha hacerle cosquillas al bulto bajo las sabanas.

Ella se retorcía de la risa, él también, hasta que cayeron nuevamente abrazados.

-No me gustan las cosquillas - se quejó con una sonrisa.

-Disculpa... te traje el desayuno...

-Que bueno... - dijo al sentir el retortijón de fatiga en su estomago, al ver la enorme pila de pancakes fresas y miel, junto con los huevos estrellados y el café dejo caer con torpeza su mandíbula.

-Dra-Draco ¿Qué-e es todo es-to? - susurro aterrada, el sonrió.

-Tienes cara de tener mucha hambre... - bromeó.

-Pero esto... ¡Es exagerado!

-Come hasta donde puedas - ella lo miró ceñuda, pero para su sorpresa, se lo comió casi todo.

 

-Ves te dije que tenías hambre...

-Esto... ¡Como me engorde será solo tu culpa!

-Vamos, hasta gorda te verás hermosa.

Hermione se sonrojó, y volvió a mirar su anillo de compromiso, sonrió.

-No puedo creerlo... es qué... me parece mentira que nos casemos, es como... un cuento de hadas.

-Pero es mejor así ¿No lo crees? Yo sí.

-Y yo...

Ambos se dieron un suave beso, un par de meses después, ambos se encontraban sobre un hermoso altar, apunto de convertirse en marido y mujer.

¿Qué tal este cap? ¡Comenten! ¿Qué creen que pasará en el próximo capitulo "la boda"?

Una joven castaña despertaba con el canto de las aves, Draco Malfoy estaba a su lado abrazándola mientras aún dormía, la chica lo miró con una dulce sonrisa, y beso la punta de su nariz despertándolo de sus sueños.

-Hmghgh - refunfuñó sin abrir los ojos - ¿qué?

-¿Sabes que día es hoy? - el joven la abrazó más y hundió su rostro en los suaves rizos de su amada.

-Sí... - dijo flojo - déjame dormir una rato más ¿sí?

-No - sonrió.

-Vamos Hermione, ¿Por qué disfrutas despertándome?

-Porque... hoy nos casamos - susurró al oído del chico, quien pareció despertar por completo, la miró con una sonrisa y se apoderó de los rozados labios, que cambiaron su sonrisa para devolverle el beso.

-Es cierto... - susurró el blondo casi sin aire.

-Sí... y más... te vale... que... vallas ha... arreglarte.... además... - susurró tratando de safarse del desesperado beso - yo también tengo... que arreglarme... ¡Draco! ¿Quieres parar?

-No... - mascullo lanzándose a su cuello, pero ella se deslizo por debajo de las sabanas y comenzó a gatear tratando de safarse de él.

Pero el joven ni corto ni perezoso se escabullo detrás de ella y la tomó de la cintura haciéndola caer y para su suerte, quedo encarcelada entre la cama y él.

-Ahora no tienes escapatoria... - sonrió seductor.

-Eso es lo que tú crees - susurro dándole un besito en el cuello, luego lo miro con una sonrisa triunfante.

-¡Hermione! - gritó una chica en el primer piso.

-¿Qué? - susurró confundido el rubio, ella volvió a sonreírle y en un rápido movimiento se salió de la cama.

La joven bajo las escaleras, allí al pie de ella, Ginny Weasley la esperaba con una caja grande, que por su aspecto, parecía maquillaje.

-Hola Ginny, llegaste temprano.

-¿Estas loca? Es muy tarde.

-¿tarde para que?

-Herms ¿Ya viste la hora? ¡Son casi las doce del día!

-¡¿Qué?! ¡Rayos lo mataré!

-Después, ahora tienes que arreglarte.

-Pero tengo hambre... - gimió.

-le dije a winky que seguramente no has desayunado, ya te traerá comida, ahora sube, ¡anda!

Las chicas subieron dirigidas por la pelirroja, quien echo a un confundido Draco de la habitación, y se encargo de embellecer la apariencia ya de por si hermosa, de la joven novia, que disfrutaba de su desayuno como si fuera el ultimo de su vida.

Después de jalones cierres y maquillaje, la chica estaba lista, claro, se llevaron casi dos horas en eso, y ahora los nervios estaban a flor de piel.

-¿Y si algo sale mal Ginny?, ¿si me caigo? O peor... ¿si se arrepiente? O no... Me duele la panza de nuevo...

 

-¿de nuevo? O vamos has estado así toda la semana.

-Pero... es que estoy muy nerviosa y si... - pero la chica de solo imaginar una horrible idea salió corriendo al baño y empezó a vomitar... la pelirroja sostuvo el velo para que no se arruinara.

-Vamos no pienses en eso Herms, aunque... si fuera tu estuviera en las mismas. O peor, estuviera vomitando desde ayer.

-No creas... ayer en la noche también vomite un poco.

-No te preocupes, es por los nervios, ya estarás mejor.

-No lo sé Ginny, me siento fatal.

-Sí, pero ahora tendrás que bajar ¿o dejarás al novio plantado?

-¡Por supuesto que no! - dijo volteando a ver a su amiga.

-Por Dios Herms, estas pálida ¿quieres tomar algo de té?

-No, será mejor que no coma nada por ahora, creo que me pase con el desayuno eso es todo.

-Bien, ahora vamos.

Ambas bajaron con mucho cuidado para no dañar el delicado vestido de la novia, en esos dos meses, habían tratado con Lucius Malfoy, y había cedido con la bendición, pero no se veía muy contento cuando la chica lo eligió de padrino de su boda, ni siquiera Draco se mostraba feliz, por parte de él, ni siquiera se hubiera molestado con hacer acto de presencia.

El viejo Malfoy tomo el brazo de la castaña a regañadientes y empezó a caminar hacía su hijo al ritmo de la marcha nupcial, volteó a ver a su nuera y se dio cuenta de su palidez, y solo por simple "cortesía" intervino.

-¿Se siente bien Granger?

-Sí es solo que... ya sabe, estoy algo nerviosa y... comí demasiado en el desayuno - respondió recelosa, pero contenta de que su padrino de bodas, por fin empezara a mostrar interés en todo eso.

Cuando llegó al encuentro de su amado, este la tomó del brazo rebosando de felicidad, pero su aspecto cambió a preocupación al ver lo mismo que su padre.

-Hermione... ¿cariño, te encuentras bien?

-Sí... ¿Por qué a todos se les da por lo mismo?

-Es que... estas pálida.

-Son solo nervios ¡Ya se los dije! - masculló enojada.

-Bien... - se rindió, discutir con ella era pelear con el aire.

La ceremonia concurrió con el ansiado beso, del que ninguno quería acabar, sobretodo por parte del chico que la besaba con euforia, hasta que un carraspeo por parte del público llamó su atención, entonces ambos se separaron sonrojados.

La fiesta fue casi igual que la ceremonia, tranquila. En el vals, por supuesto el señor Granger tomó la mano de su hija y la sacó a bailar, la señora Granger por su parte, bailo con su nuevo yerno.

-Te ves preciosa cariño - susurró su padre que luchaba por no echarse a llorar.

-Tu también te ves bien papá - sollozó la castaña derramando algunas lágrimas.

Después de finalizada el tradicional vals, Draco tomo a su reciente esposa y la abrazó moviéndose de aquí allá en un intento de disimular que no estaban bailando.

-Te ves hermosa mi amor.

-Tú te ves increíble.

-Entonces..., veo que se te pasaron los nervios.

-Eso creo... - ambos "bailaron" el resto de la fiesta, entre besos y abrazos, ninguno cabía de la felicidad.

Ya en la noche, ella estaba recostada sobre él, descansando de su día, del acto reciente de amor, pero sin dejar de amarse.

-Me han ofrecido un empleo en el ministerio... - susurró Draco con los ojos cerrados y acariciando la columna de su esposa.

 

-Eso es excelente mi amor, ¿Cuándo empezaras?

-La próxima semana.

-Mmm... Lastima que nuestra Luna de miel sea tan corta.

-¿Quién lo dice? Además, la disfrutaremos al máximo - susurró coqueto, ella rió.

-No lo dudo Malfoy.

-¿Malfoy?

-Así te llamas ¿no?

-Sí así me llamo, Malfoy.

Ella rió, ahora también llevaba ese apellido, loa abrazó más, y cerrando sus ojos, descansó en los brazos de su amado.

¿Qué les parece el capitulo chicos? Bueno, también quería decirles de mi nuevo fic, El farolito. Pásense por ahí.

¡Reviews!

Los días de la Luna de miel habían transcurrido lentos, pero ya habían acabado.

Hermione despertaba al escuchar movimientos por toda la habitación, abrió los ojos y se dio cuenta de lo que ocurría.

Draco caminaba por toda la habitación, vistiéndose, peinándose, se le notaba bastante nervioso.

-Cariño ¿estás bien?

-No... No encuentro mi corbata nueva, y estoy atrasado.

-Cielo, la corbata nueva esta sobre el mecedor - susurró graciosa viendo la silla frente de Draco, él le sonrió y tomo la corbata, la puso alrededor de su cuello, pero era inútil, sus manos temblaban y no podía anudarla.

La chica se levanto y con una sonrisa lo hizo por él.

-Cálmate ¿quieres? Estás muy nervioso.

-Lo siento, es solo que... es mi primer día de trabajo y yo... estoy... ansioso - terminó encontrando un término un poco menos vergonzoso.

-Ya, pero todo saldrá bien, ya lo verás, además, si no, tu padre y yo no nos opondremos a que nos ayudes con los negocios de tu familia, son muchos y bastante exitosos.

El gruñó, la idea que había tenido su mujer al decidir ayudar a su padre con los negocios no le agradaba mucho, aún no le creía ni cinco a su padre, aunque este hubiera intentado miles de veces.

-Listo - susurró la chica y le dio un corto beso en los labios, pero el tomó su cintura y la aprisionó entre sus brazos, convirtiendo en pasión el dulce beso.

-Draco... tienes que... irte ya... cariño...

-Un minuto más - suplicó el joven rubio, ella sonrió y dejo pasar el minuto, pero pronto el insistía e desabrochar su pijama.

-No, cariño, ya debes irte, o llegarás tarde - sugirió la chica.

El bufó y salió de la habitación, no sin antes darle un último beso a su esposa.

Ella sonrió mientras que lo observaba marcharse, negó con la cabeza.

-Nunca cambiará... - pensó y se echo a reír.

Bajaba las escaleras ya que su estómago pedía algo de comida, winky subía las escaleras con una bandeja de comida.

-Oh, ama, aquí le traigo su desayuno.

-Ya... no debiste molestarte - dijo tomando la bandeja - iba a bajar en este mismo instante.

-Es un placer servirle a su ama, winky esta orgullosa de hacerlo.

La relación de estas dos era muy buena, Hermione hasta le había obsequiado un vestido más cómodo que esas viejas y sucias prendas, winky se lo estuvo agradeciendo casi todo un mes entero.

La castaña subió con su desayuno, hasta la habitación matrimonial.

Le había pedido a Draco, que la dejara instalar un televisor, le importaba mucho lo que pasaba en el mundo muggle, y por supuesto, tenía de hobbie, algunos de los programas que pasaban.

Se recostó sobre la cama y lo encendió, pronto estaba comiendo su exquisito desayuno.

 

Pero al probar el pan de dulce, las tripas se le revolvieron, tal vez tenía demasiada azúcar, pero tuvo que salir al baño en el que vomito varias veces.

Abrió el grifo y se lavo la cara, tomó el cepillo de dientes, pero tuvo que optar por otro medio, porque al tratar de lavarlos, las nauseas volvieron y tuvo que dejarlo.

Se toco su vientre y su cabeza, el primero le mareaba y la segunda le dolía.

Bajó en busca de una aspirina o un baso de agua, pero se sentía terrible.

Lucius Malfoy no se encontraba en casa, tal ves salir de la mansión le haría bien.

Iría a la madriguera, hace mucho no visitaba a los Weasley, y ya era hora de hacerlo.

Después de tomar un baso de leche, que para su sorpresa le calmo el mareo, se bañó y cambió.

-Winky, voy a salir a la madriguera, si Draco manda algo, me lo haces saber - mencionó amablemente la castaña mientras tomaba un puñado de polvo flu y se introducía en la chimenea.

Pronto estaba en la chimenea Weasley, y cuando se dieron cuenta de su llegada, una ola pelirroja recayó sobre ella.

-Hermione, cielo ¿Cómo has estado? - preguntó Molly Weasley con su típica voz maternal.

-Muy bien señora Weasley.

-¡Herms! - saludó Ginny mientras la abrazaba - que bueno que pases por aquí.

-¡Hermione! - la voz de Ron Weasley le sorprendió, los últimos meses se había desaparecido.

-¡Ron! Oh Ron te eché mucho de menos - dijo abrazándolo.

-Sí bueno, he estado algo ocupado.

De la cocina, salió Pansy Parkinson, que lucía con orgullo, su abultado vientre de ocho meses.

Por supuesto, Hermione sabía lo que pasaba, Ron, su amigo fiel, le había contado todo... y ella claro, lo había perdonado, le sonrió con ternura a su pelirrojo amigo, mientras veía con una pizca de envidia, como ambos acariciaban a su hijo aún en el vientre.

Todos los Weasley, sobretodo Molly y Ginny, parecían haberlo tomado de maravilla, no dejaban un segundo a Pansy, y cada ves que ella hacía una mueca volteaban preocupados, y ella sonreía diciendo que tan solo había sido una patadita, la castaña encontraba la escena adorable, y sonreía contenta por la pareja.

Molly Weasley repartía la torta de calabaza que recién sacaba del horno, todos lo degustaban mientras charlaban animadamente.

-Herms ¿Dónde dejaste a Draco?

-Hum - sonrió tragando el pedazo de torta que tenía en la boca para contestar -: hoy ha entrado a trabajar en el ministerio.

-Eso está muy bien - sonrió Pansy acariciando su vientre - creo que nunca quiso seguir con el negocio familiar.

-No, ahora yo soy la nueva encargada de eso, digo, el señor Malfoy ya es muy mayor y necesita de alguien que lo ayude, y pues... Draco aún no me lo perdona.

Los Weasley y la pelinegra sonrieron, pero un quejido hizo que todos voltearan su vista.

-Pansy ¿estás bien? - preguntó el futuro padre preocupado, la chica sonrió.

-Ron... creo que... que ya va ha nacer.

-Pero... ¿Cómo...? no será solo....

Pero un chorro de agua entre las piernas de la joven los sobresaltó, no era una falsa alarma, la fuente estaba rota.

-Creo que no es solo una patada.

A todas estas, los Weasley empezaron como locos a buscar la forma más segura de trasladarla a san Mungo, y ella era la más tranquila, en medio de sus contracciones se quejaba con una sonrisa, no podía creerlo, ya pronto vería a su pequeño, no podía estar más feliz.

 

-Cielo, ya mandé una lechuza a tus padres, ¿estamos listos para irnos? - molly Weasley entraba nuevamente en la sala luego de mandar una lechuza a los Parkinson.

Ron estaba realmente nervioso y no lograba quedarse quieto, andaba de aquí para allá, verificando que todo estuviera bien, y que no faltara nada para el viaje.

Ya en san Mungo, Pansy esperaba en una camilla, aún no estaba completamente dilatada, pero ansiaba el momento en el que su pequeño naciera al fin.

Ron entraba y salía de la habitación, estaba muriéndose de la intranquilidad, preocupación y felicidad.

Hermione estaba sentada afuera en compañía de Ginny, los padres de Ron y los Parkinson se encontraban charlando dentro de la habitación, el pelirrojo se sentó entre las dos chicas y empezó a mover los dedos ansioso.

-Calma Ron, todo saldrá bien...

-Es solo que... ¡solo tiene ocho meses! ¿Y si algo le ocurre a ella o al bebé?

-Nada va ha ocurrir... algunos embarazos no llegan a los nueve, es normal Ron, ya verás que será un bebé sano.

El chico asintió e hizo que la pierna derecha le temblara, una manía vieja.

-¿Señor Weasley? - llamó un doctor saliendo de la estancia donde se encontraba la ojiazul.

-¡¿Sí?! - preguntó levantando la cabeza subiendo el tono de voz un poco a causa de los nervios.

-Mmm... La señorita Parkinson esta a punto de pujar, y me pidió que lo llamara.

-¡¿Ya?! De acuerdo, ya iré - el pelirrojo se levantó y entró apresurado a la habitación.

Las chicas esperaban ansiosas por la llegada del nuevo miembro, pero entonces a la castaña la ataco un fuerte dolor de cabeza.

-Uy, Ginny, ¿me acompañas por una aspirina, mira que desde esta mañana me siento fatal?

-Claro, pero... ¿es solo hoy?

-No, ¿recuerdas la mañana de la boda? No creo que hubieran sido solo nervios.

-Tal vez un virus ¿quieres que te revisen? Aprovechando que estamos aquí.

-Claro, pero vallamos por la aspirina y algo de comer... no sabes el hambre que tengo.

La pelirroja rió y fueron hasta la cafetería donde vendían la pastilla, se sentaron a charlar, pero el dolor se hizo más insoportable y ya no solo era la cabeza.

-Ginny... creo que voy a vomitar.

Pero antes de que la pelirroja pudiera decir algo, nuevamente, ella corría para poder llegar al baño, que para su suerte estaba cerca.

-¿Herms...?

-Dime - dijo lavándose en el lavamanos después de haber vomitado un par de veces.

-Tú crees que... - pero en el transcurso de dos segundo, la castaña había colocado sus manos en la cabeza y de pronto estaba en el cuelo inconciente.

La pelirroja paliqueada, gritó para pedir ayuda, un sanador que pasaba por allí se dio cuenta de lo que sucedía.

Levantaron a la ahora, señora Malfoy y la recostaron en una camilla.

Draco llegaba preocupadísimo a su casa, le habían dicho que Hermione había tenido un desmayo, estaba bien, pero aún así...

-¿Hermione? - fue lo primero que dijo al entrar.

-La señora está en el cuarto de arriba, no ha querido decir a Winky ni a la señorita Weasley lo que tiene.

-Gracias Winky - si antes estaba preocupado, ahora estaba al borde de un colapso nervioso, subió corriendo y de dos en dos las escaleras.

 

Entro a su habitación sin tocar, y la vio allí tendida. Recostada en la mitad de la gran cama, dormida pero con lágrimas marcadas en su rostro.

El corazón del rubio se encogió imaginándose lo peor, se recostó a su lado y la observo unos minutos rogándole a merlín que nada grave hubiera sucedido.

De pronto ella abrió los ojos y lo miró por una fracción de segundo, luego se acurruco en los brazos del chico y empezó a sollozar.

El joven apretó los ojos, ¿Qué ocurría? Que hablara ya, lo estaba matando.

-Hermione... mi amor ¿Qué pasa?

-Oh Draco, mi Draco, te amo tanto... no se como agradecerte todo lo que has hecho por mí, todo lo que me has hecho sentir, y lo que vendrá...

-¿Qué es lo que sucede, Hermione?

El chico estaba desesperado, ¿Por qué sus palabras sonaban a despedida?

-Oh mi vida, me haces tan feliz cada día, y ahora la felicidad va ha ser mayor - la chica se acerco al oído del muchacho y lo besó - mi cielito... vamos a ser padres.

El mundo se detuvo y el no supo que hacer, si saltar de la emoción, si decirle lo mucho que la adora, que la ama.

Ella sonrió al ver el desconcierto del chico, pero rió cuando el se levanto de la cama con ella en brazos y la abrazo como si de eso dependiera su vida.

-No puedo creerlo... no es posible que me hagas tan feliz... ¡Es inhumano! ¡Es ilógico que cada día te ame más, y tú me hagas cada día más feliz! Y esta criatura - acarició el vientre de su amada - será el o la pequeña más feliz del universo... te lo juro, te amo, te amo ¡Te amo! - la chica rió de la emoción y felicidad, pero fue callada por el tierno beso de su esposo, al que amaba con todas sus fuerzas y con cada célula de su cuerpo.

¿Qué les pareció el capitulo? Muy lindo ¿no? Draco y Ron son unos amores... en el próximo capitulo lo más probables es que conozcamos el pequeño hijo o hija de Ron y Pansy.

¡Reviews!

Chicos este no es un capitulo, pero como ya saben, Draco y Hermione van ha ser padres, y quería darles la oportunidad de que todos participen en esta encuentas:

Principalmente es para saber sus preferencias si quieren que sea niña o que sea niño él nombre podra ser escogido por ustedes recuerden que es por voto; aquí tienes algunas opciones:

Scorpius

Marie

Cissy

Isabell

Elioth

Luicius

Abraxas

Hyperion

Melody

Amelia

Amanda

Amapola

Rose

Hugo

Joseph

Edmonth

RECUERDEN QUE LOS MÁS VOTADOS DERÁN LOS ELEGIDOS

-NIÑO-NOMBRE

-NIÑA-NOMBRE

O SI DESEAN QUE SEAN GEMELOZ O ALGO ASÍ TAMBIÉN PUEDEN PONERLO, AL IGUAL QUE PUEDEN AGREGAR OTRO NOMBRE, RECUERDEN QUE LOS MALFOY TIENEN ALGUNAS TRADICIONES.

MUCHAS GRACIAS VOTANTES Y LECTORES

GIIGII/ROSE.

Los tenues y extrañamente fríos rayos de sol daban contra la espalda desnuda de la castaña quién se estremeció ante el contacto y pronto abrió sus ojitos avellana que dieron contra un blanco y bien formado torso.

 

Ella sonrió al recordar el día y la noche anterior, el mejor día de su vida hasta ese momento, en el que la dicha de ser padres se apoderó de sus corazones, alma y mente.

Besó con ternura el blanco pecho y sonrió mientras hundía su rostro en este.

-Valla, si la princesa de mi cuento ya despertó - el joven llevaba tiempo mirando con incredulidad aquel hermoso regalo que la vida había puesto en sus manos.

La joven inclino su cabeza y pudo ver el rostro sonriente de su marido, sus mejillas se sonrojaron recordando que la noche anterior, el le hizo el amor con tanta devoción que el tiempo perdió lugar, sus almas se habían fusionado en una sola.

-¿Cómo está la mamá más hermosa del mundo?

-Basta Draco - susurró la chica que no podía con la pena y sus mejillas amenazaban una explosión.

-No me digas que pare, no sabes lo feliz que me haces... - acarició la mejilla de su musa - mejor dicho, que me hacen - esta vez paso su mano por el vientre de la chica.

-Ni que lo digas, valla, no sabes como me puse cuando lo supe.

-¿Por qué no le dijiste nada a la Weasley?, seguro ha de estar preocupada por ti.

-Es que... primero, quería que fueras tú, el primero en enterarte y segundo... wow, - suspiró - es que ni yo misma me lo creía y no cabía en mi felicidad, y lo único que puede hacer fue echarme a llorar de emoción.

-Pero ¿sabes? Al parecer ella no tomo tus lágrimas como una muestra de alegría, su pergamino tenía impresa angustia.

-Bueno, también quería que ella disfrutara con su hermano de... -¡oh Draco! ¡Draco!

-¿Qué? ¿Qué pasa? - se alarmó el joven al ver la cara de angustia de su castaña.

-No, nada... es decir ¡Toda! Mira que ayer... ayer Pansy dio a luz a su hijo...

Ante esto, el joven puso los ojos en blanco, él había estado bastante distanciado de la chica, sobretodo por el enfermizo comportamiento de esta.

-... y bueno, es de Ron el pequeño, o pequeña, la verdad es que no puede quedarme por... bueno, por culpa de tu hijo.

Ambos sonrieron, pero pronto regresaron al tema principal.

-Creo que deberías ir... al fin y al cabo, fue ella tu amiga durante muchos años y... bueno, Ron es mi amigo.

-No lo sé, yo... aún estoy muy molesto con ella, sobretodo por lo que hizo, bueno, lo que nos hizo.

Ella suspiró, si bien recordaba que por causa de la morena ambos estuvieron a punto de separarse... pero pasado era pasado, y para Hermione Granger le es difícil no perdonar, porque para ella, eso era algo... casi instintivo.

-Ya podrás... se que lo harás, amor - susurró la joven acariciando la mejilla de su esposo.

Al fin pudo convencerlo, después de insistir un buen rato, y antes de que se marchara al ministerio, el acepto ir a cenar esa noche con los Weasley.

Ella bajó al despacho de su suegro en donde revisaban las finanzas y los procesos de sus negocios. Ahora estaban en busca de un nuevo proyecto.

-Creo que los magos y brujas... bueno, deberían, es decir, la tecnología muggle es muy útil.

El mago enfrente la miro escrutando su rostro.

-¿Qué te hace pensar eso, Granger?

-Bueno señor Malfoy, en ciertos aspectos es mucho más rápido, por ejemplo, las lechuzas pueden tardar minutos, hasta horas en llegar a un lugar, por lo contrario, un teléfono muggle tan solo toma segundos, un minuto como mucho.

 

El viejo Malfoy analizó la posibilidad unos instantes.

-Tienes razón - aceptó sorprendiendo a la chica que se esperaba una negativa - pero sería muy complicado convencer a magos de que es un buen recurso, y...

-De eso no se preocupe - lo interrumpió con una sonrisa, sonrojando las blancas y gastadas mejillas del adulto - en escala, la tendencia a que la gente considere lo que propongo es alta, soy muy persuasiva - sonrió y el viejo no lo dudó ni un instante - además, tal vez Draco no ayude en eso, puede ofrecer esto en el ministerio.

-Es una gran propuesta, y conlleva una gran responsabilidad, me enorgullece mucho su valentía Granger, y ahora entiendo por que mi hijo la tomó como esposa.

Fue el turno de la chica para sonrojarse.

-Bueno... solo quiero que los negocios salgan bien, eso es todo.

-Lo está haciendo de maravilla.

La chica volvió a sonrojarse, pero de un momento a otros, se le subió la bilis a la garganta y empalideció, cosa que el hombre no pasó por alto, y llevaba viéndolo semanas atrás.

-Granger ¿se encuentra bien?

-Oh, sí, no se preocupe señor Malfoy - le sonrió al anciano con una mano en su estomago - solo son los típicos síntomas, pero puede llamarme Hermione.

-Claro... - susurró el rubio - perdona ¿síntomas de qué?

Ella lo miró con el ceño fruncido.

-¿Qué Draco no le ha di... - ¡Pero claro!, la relación de estos dos era de perros y gatos, y bueno... tal vez el marido de la muchacha no quiso compartir su momento de dicha con su procreador.- Oh, bueno, es que... - le daba un tanto de pena decirle a su suegro lo que pronto sucedería en su familia.

Y más que pena, miedo. Si bien en los últimos meses se había dado cuenta de que el hombre no era "tan malvado" como ella lo creía, la versión de Lucius Malfoy que se había creado en su mente, era la de un viejo huraño y antipático, además de amargado y realmente tenebroso, y bueno... huraño, tal vez, pero grosero, grosero no es, y mucho menos tenebroso, aunque muchos, no solo ella tendrían que dudar en darle ese puesto al hombre.

-... Draco y yo, bueno - se sonrojo y acarició su abdomen - bueno, nosotros... estamos esperando un bebé.

Las palabras dichas por su nuera habían salido con tanta dulzura y amor, que el se contagió una pizca, pero... seguía en su mascara de indiferencia, solo que un poco menos notoria ya que se quedo en nada durante unos segundos.

-Valla, bueno... yo..., no sé que decir, felicitaciones Gra... es decir, Hermione.

La chica sonrió con entusiasmo al oír las (seca, y cortas) pero sincerar palabras de su suegro.

El resto del día se dedicaron a arreglar el asunto de los instrumentos muggles, y uno que otro negocio pendiente.

Al dar las seis, Winky anunció que la comida ya estaba servida, pero por supuesto, la chica se disculpo con Lucius explicándole la cena con los Weasley.

El hombre no puso mucho problema, al fin y al cabo, le agradaba la soledad, aunque a veces le partía el alma no estar con su bella Narcisa.

La chica se mostraba siempre de lo más afectuosa con el viejo, cosa que a veces enojaba a su marido, pero es que ella podía percibir aquel dolor acumulado en la despechada alma de este, y trataba de suavizar el sufrimiento.

Después de acompañarlo a cenar (a pesar de que él le insistía que estaba bien) subió a su habitación para arreglarse.

 

Ya casi estaba lista, faltaba tan solo ponerse el vestido.

Se miraba al espejo entero del baño, ¿cómo no se dio cuenta de que estaba embarazada? El gran apetito, las nauseas... ¡todo!, desde hacía dos meses presentaba los síntomas, y ella ni siquiera en el periodo se había concentrado.

Es más, se podía ver un diminuto bulto debajo del ombligo, bulto que no estaba allí antes.

Acarició esa pequeña parte de su cuerpo cerrando los ojos, dejándose llevar por la fantasía, e imaginaba aquel pequeño ser que se refugiaba en su vientre, aquel niño angelical que un día dormiría entre sus brazos, aquel niño que ambos amarían con toda su alma.

Sintió unos brazos atrapar su cintura, y no tuvo que abrir los ojos para saber quién era, porque el olor lo delataba, además de los pequeños besos que dejaba en su cuello sumado por las tiernas caricias que surcaban su estómago.

-Draco... - susurró complacida por los roces que este le regalaba - mi amor... ahora no, tenemos un compromiso.

- Hmghgh - refunfuñó sacándole a Hermione, una reluciente sonrisa.

-Vamos amor, además... luego podremos hacer lo que tú quieras - susurró Hermione con una sensualidad que ni ella misma reconoció.

-¿lo prometes? - jugueteó abrazándola, levantándola unos centímetros del cuelo.

-claro que sí - le dio un corto beso en los labios.

-Bueno... - suspiró resignado.

Después de unos minutos, ambos estaban listos, y la madriguera esperaba por ellos.

Al llegar al lugar, se vieron envueltos en una calida atmósfera, en la que el centro de atención eran la dichosa pareja y su pequeño verdugo.

Al ver llegar a los jóvenes, todos esbozaron sonrisas nerviosas, era la primera vez que un Malfoy pisaba su humilde hogar.

-Draco - saludó la única pelinegra del lugar, que sostenía un pequeño bulto azul en sus brazos.

-Pansy - saludó el rubio nervioso siendo desde siglos detestados por los Weasley.

Hermione se acerco tomada de la mano de su esposo, hasta donde se encontraba su amigo.

-Pansy, ¿me permites...? - la pelinegra vaciló pero le ofreció su pequeño con alegría.

¿Pequeño? No, es más correcto decir pequeña. Era una preciosa niña de cabello negro y ojos azules, la imagen grabada de su madre, pero con pecas salpicando su piel, que era pálida, pero cremosa, como la de su padre.

-Es preciosa... - susurró la castaña con alegría enfocada en sus lágrimas, imaginó a su pequeño o pequeña así de bonita, tan preciosa, tan... tan, inexplicable. - es hermosa Ron.

-Lo sé, es lo mejor que me ha pasado... - susurró con voz soñadora - claro, también su madre - abrazó a su prometida y beso la frente de esta apretando los ojos.

El matrimonio Malfoy y la pequeña Weasley se sentaron junto a lo padres de esta ultima.

El chico frotaba sus dedos con ansias, quería cargar a esa pequeñita, pero temía a la reacción de los Weasley, pero Hermione, que como hoja de papel leyó su deseo le sonrió.

-¿quieres cargarla, mi amor? - el asintió nervioso, hubo un segundo de tensón que fue olvidado por las risillas al ver como Malfoy acomodaba sus nerviosos brazos de una forma adecuada para sostener a la criatura.

Cuando la tuvo en sus brazos, sintió felicidad ajena, felicidad que jamás creyó llegaría a sentir, y menos por un Weasley, y al mismo tiempo, igual que a Hermione, las ansias por tener también a su hijo en brazos se hizo presente.

 

Draco miro a Hermione, con una sonrisa que solo ella pudo entender, una sonrisa que le decía a gritos que dentro de poco, tendrían a su pequeño hijo con ellos.

-Es... es preciosa... Weasley, los felicito.

Con nervios entrego la pequeña a sus padres, y abrazó a Hermione.

-Bueno... nosotros, nosotros también tenemos algo para decirles.

Ella sonrió con felicidad y unió una mano con la de su marido, para luego situarla en su abdomen.

Las mujeres allí presentes entendieron enseguida el mensaje, y pronto, fleur, Ginny, Audrey, Molly y Angelina abrazaban a su amiga.

Los chicos entendieron unos segundos después, cuando sus mujeres les explicaron.

-¡Enhorabuena Malfoy! - sonrió el menor de los Weasley dando un abrazo a su amiga y un apretón de mano a el chico.

-¡Que bueno Draco!, los felicito - abrazo a ambos, la relación entre Pansy y Hermione se había estrechado los últimos meses.

-¡No puedo creerlo! - Exclamó Harry - Soy tío al cuadrado, Ginny, van a dejarnos atrás - le sonrió pícara a la pelirroja.

-¡Harry! - exclamo esta apenada.

-Muchas felicitaciones chicos - los abrazó el también.

Y así pasó el resto de la noche, la cena y luego se marcharon.

Ambos sentían algo inexplicable en el pecho, y la alegría de ser padres aumentaba con cada segundo.

Ya estando en la comodidad de su habitación, el joven no tardó en abrazar a su pequeña, y besar cada centímetro de piel al descubierto, mientras ella veía venir el encuentro de pieles.

Se lo debía y eso la hizo sonreí, el jamás, pero nunca, olvidaría algo como eso, y por supuesto, esa noche al hacer el amor, fue tan especial como la anterior, porque ahora su futuro se enfocaba en su hijo, y en el amor que darían recibirían y no se cansarían jamás de demostrarlos ante su pequeño

La mañana nublada de finales de agosto dejaba entrar uno que otro rayito a la habitación en la que un par de magos descansaban en sus aposentos.

En realidad, tan solo ella seguía dormida, ya casi eran las doce del medio día, y Hermione no despegaba un parpado.

El chico que ya se había levantado en un par de ocasiones, una de ellas para alimentar su cuerpo, pero que regresaba ha hacerle compañía a su musa, acariciaba la espalda de la misma.

Al fin logrado su cometido, la chica empezó a removerse hasta despertar.

-Hmghgh ¡Draco! - refunfuño molesta.

-¿Qué? - rió el muchacho sin dejar de acariciar la espalda de su esposa.

-¿Por qué me has despertado? - replicó con el ceño fruncido, el volvió a sonreír y beso la frente de la castaña.

-No te desperté.

-¿Ah, no?

-No, tan solo te acariciaba, además.... amor, ¿sabes que hora es?

-No, ni quiero saber, es domingo y no tienes que ir a trabajar - abrazó nuevamente a su marido y hundió su rostro en el pecho de este.

-No te gusta que valla a trabajar ¿Eh?

Ella negó con su cabeza hundiendo aún más su cabeza en el costado del blondo.

-No porque me dejas solita - susurró con vocecita diminuta y quebradiza, después hipó.

-Mi amor... ¿No estarás llorando de nuevo? - sonrió.

Ella negó de nuevo, pero el tomó su rostro entre las manos y lo escruto negando con la cabeza.

 

-No es justo, todo es por él - dijo acariciando con ternura su vientre, el soltó una de las manos del rostro de la joven para colocarla encima de la de ella, la que reposaba en su abdomen.

Se acercó al rostro de su amada y secó las lágrimas con pequeños besos en sus mejillas.

-Ya no llores ¿Quieres? - ella asintió.

-Pero es que es verdad, te vas y me dejas solita... - volvió a hipar.

-Ya, pero antes no me decías eso, cuando acepte el cargo - la abrazó y hundió su cabeza en los rizos castaños.- creo que él te afecta más ahora que antes.

Presionó un poco las manos que reposaban sobre el vientre de la castaña, ella sonrió.

-Pero ya tenemos que salir de aquí, son casi las 1:00 del medio día cariño.

-¿¡QUE?! Y ¿CÓMO NO ME HAS DESPERTADO ANTES?

-Pero si te pones mal cuando te despierto, te pones peor cuando no ¿Quién te entiende?

-Bueno, pero ya basta, vamos... - dijo levantándose de la cama y tomando a su blondo esposo por el brazo, pero se detuvo sonrojada y mirando al suelo - Yo... quería preguntarte sí... - ¿Por qué estaría nerviosa? Vamos, han compartido el mismo aire desde hace ya, casi un año, desde el comienzo del 7º curso, además de que compartían muchas cosas ya hasta ese momento.

-¿Qué pasa, mí amor? - le sonrió con ternura, ella seguía ruborizándose y no dejaba de demostrar las mas inocentes sonrisas que demostraba cuan enamorada estaba.

-Bueno... Hum... solo quería saber sí... si querías darte una ducha conmigo.

Pudo oír las carcajadas de su amado, mientras que este la tomaba de la mano, ella alzó la vista apenada.

-No debes preguntar eso - dijo arrodillándose frente ha ella para quedar un poco más cerca de su estatura, aunque tuviera que levantar el rostro.

-Es solo que... - nuevamente desvió su mirada ruborizándose hasta la entrada de su cabello.

El joven rió y recordó que por esa inocencia fue la principal razón, por la cual él estaba infinitamente enamorado de esa castaña.

Se inclino sobré los dulces labios de su mujer y los besó con devoción, entregándose a esa pequeña figura que tanto lo mataba día y noche.

Levantándose con ella entre sus brazos, ambos caminaron hasta el baño, en donde dieron rienda suelta al amor que se tenían, mientras intentaban "asearse" entre besos y caricias.

Al salir del baño, ambos agotados y rodeados por una toalla, se tumbaron en la cama, abrazados, y se miraron con ternura y amor.

-No era tan difícil de pedir.

Ella frunció el ceño pero sonrió.

-Hay que levantarnos ya.

Ambos se vistieron y bajaron a almorzar, ya que era muy tarde para desayunar, además la barriguita de cierta chica pedía comida.

Al pasar a la cocina, alcanzaron a ver a Lucius Malfoy leyendo el periódico y tomando una taza de té.

-Seguramente no ha almorzado ¿Lo llamo, Draco? - preguntó la castaña sin quitar la vista del hombre.

-No - respondió tajante.

-Pero se ve tan solo, es sólo un rato, Draco...

-Hermione... - volteó para mirarla - escucha, yo aún no puedo perdonarle lo que hizo, y menos cuando sigue negándolo.

-Pero es tu padre... - susurró llorosa, el apoyo su frente en la de ella, y la calló con un dulce beso.

-Sí, pero... - suspiró - Para mí, no es tan fácil... no sabes cuando tengo que aguantar para no golpearle en la cara.

 

-¡Draco! - exclamó en un susurro, mientras una lágrima caía por su mejilla. Él la secó.

-Por favor, Hermione - suplicó - ponte en mis pies ¿Cómo estarías tú, si te enteraras que tu padre golpea a tu mamá, porque ella quiere un mejor futuro para ti?

Ella suspiró y se secó las lágrimas rendida mientras terminaba de comer.

-Quiero mostrarte algo - comentó Draco tomándola de la mano, cuando se levantó de la mesa.

-Claro - sonrió Hermione, él aún se sorprendía de sus constantes cambios de ánimo, pero amaba verla sonreír.

Caminaron varios pasillos en la mansión hasta hallar una puerta de cristal.

-Mi madre solía pasar la mayor parte del tiempo acá - mencionó abriendo la puerta.

Era un hermoso despacho, realmente acogedor para ser de un Malfoy.

Los muebles eran de colores vivos y técnicamente el suelo era de alfombra y no de baldosa.

Tenía una pequeña salita dentro de este, con muebles y mesita de té.

Un escritorio al fondo y pequeños cojines como asientos.

-Es hermoso, Draco - él sonrió con amargura y se sentó en uno de los sofás cercano, ocultando el rostro entre sus manos.

Ella se sentó al lado de él, y acarició la espalda de su joven esposo.

-solo ella y yo entramos aquí, mi padre jamás llego a pisar este lugar - la miró con ternura y luego la abrazó - era este el lugar de mi madre y yo, ahora quiero que sea el nuestro.

Ella lo miró incrédula, y con ojos llorosos lo abrazó sin que el se lo esperara.

-También será de él - susurró acariciando el ya abultado vientre de su mujer.

-Ya te oí - le susurró - estás llorando de nuevo - Hermione soltó una risa y con voz aún patosa inquirió.

-Así que... aquí es donde vienes casi todas las noches...

-¿Cómo...?

-No eres muy sigiloso que digamos.

Draco la miró con una sonrisa de oreja a oreja, mientras que ella extrañada levanto una ceja.

-¿Qué?

-No lo sé... es solo que... aún no sé como... es decir, no merezco nada y aún así.... me lo has dado todo.

Ella lo abrazó negando con la cabeza.

-Claro que no... Tú mereces todo esto y más... a veces dudo que te lo esté dando todo.

-No vuelvas a suponer algo así ¿entendiste?

Ella asintió y salieron del despacho.

Habían planeado ir hace unas cuantas semanas, a visitar el sepulcro de Narcisa Malfoy, ya que Draco no había tenido tiempo de visitarla, y era difícil encontrar un día libre trabajando en el ministerio.

Hermione tenía aproximadamente media hora de estar buscando una prenda de vestir adecuada, pero no encontraba ni una sola.

-¡No tengo nada que ponerme! - exclamó enojada.

-¿De que hablas cielo? Si así te ves hermosa.

-¡Te has vuelto loco Draco! ¿Cómo se te ocurre que iré vestida así?

Draco la miró de arriba abajo, buscando algo negativo en su vestuario. Un vestido, sencillo pero muy hermoso y elegante, de color blanco hasta un poco arriba de la rodilla, y con la pancita le daba un aire de ternura.

-Mi amor, estás perfecta.

-¡No lo estoy! ¡Nada me queda bien! - dijo al borde de lágrimas llenas de cólera.

-¡Pero si vas bien así!

-¡No! ¡Me veo terrible con la panza! ¡Estoy muy gorda! ¡Nada me queda!

-¡¿Pero que pretendes?! ¡Estás embarazada Hermione!

 

-¡sí claro, como no eres tú el que lo lleva!

-Entonces te molesta... Bien. ¿Ya te aburriste de esto? Tan solo querías ilusionarme con el hecho de ser papá ¿Era eso Hermione?

Pero antes de que ella pudiera arrepentirse de sus palabras, él se había marchado de la habitación.

¿Qué había hecho? ¡Fue una tonta! Con lágrimas bañándole el rostro se recostó en la pared del dormitorio.

-Mi pequeño - susurró acariciando su vientre - mi hijo, claro que no me aburro, jamás lo haría... yo te amo, es sólo que... he estado... un poco... es decir, ni yo misma me reconozco, pero te amor, a ti y a tu padres, ustedes son mi vida y...

Pero calló, había sentido un golpecito en su estómago ¿sería posible? ¿Sería ese su bebé? Se limpió las lágrimas, tenía que disculparse con su esposo, y además contarle lo que recién había ocurrido.

Bajo casi corriendo las escaleras, lo busco por la cocina, el despacho, por todos lados, hasta que cayó en cuenta.

Se dirigió al gran despacho de Cissy, y entró en el esperando encontrar a su amado, pero el no estaba allí.

Agotada, se sentó en el sofá un rato, par luego volver a pararse, pero cuando iba a salir, tropezó.

Volteó para ver que objeto había obstruido sus pasos, y se dio cuenta que una parte de la alfombra estaba como... ¿rota? No, no estaba rota, era una pequeña trampilla.

La curiosidad pudo con ella y levanto la entrada, llevándose con ella también parte de la madera.

Había una pequeña escalera, bajó con mucho cuidado de no resbalarse, pronto llego al piso.

Era como un mini salón, solo que habían muchas fotos y armarios, bastante parecido a la sala de menesteres.

Al parecer, hace mucho no entraban allí, porque había una gruesa capa de polvo sobre los objetos, pero eso no lo hacía menos hermoso.

Era un pequeño mundo, una linda utopía, recorrí con mis traviesos dedos algunos estantes, arrastrando parte del polvo, dejando mis dedos pintados.

Me detuve en un pequeño sobre blanco, sacudí un poco el polvo, y leí la prefecta caligrafía.

Narcisa Malfoy

Septiembre 10.

Le di la vuelta y saque el contenido del sobre.

Espero no tengas nunca que leer esta carta, pero lo más probable es que muera, no puedo con el dolor impregnado en mi alma, y el problema de mi corazón no ayuda demasiado.

Lo único que quiero que sepas, es que aquellas veces que me descubriste llorando, y los hematomas en mi cuerpo, no son lo que tu siempre, o creo que piensas.

Se que sospechas que esto me lo hizo tu padre, pero Lucius jamás me ha lastimado ni me lastimaría nunca, tu padre es un hombre frío y a veces pude ser cruel, pero no sabes como nos ama Draco, y como lo amo yo a él.

Es momento de que sepas, quién me maltrataba de manera brutal, porque anteriormente no estabas preparado, además, podías tomar decisiones que acabarían con tu vida, y eso jamás me lo perdonaría, hijo.

Voldemort, fue él quien me lastimaba, como amenaza y castigo.

Amenaza, para que nunca le dijera nada a tu padre, castigo, por querer salvarte de ser un mortifago.

 

Hijo, voldemort abusaba tanto física como sexualmente de mí, y por eso me maltrataba, para que no le dijera nada a tu padre, y me mantuviera callada.

Espero que seas lo suficientemente racional y no cometas una locura.

Te amo hijo mío.

Narcisa M.

La joven tuvo que sentarse para no caer al suelo, le dolía el corazón de tan solo pensar en lo que la pobre mujer había sufrido, en algunas partes, la tinta estaba corrida, señal de que lloraba mientras la escribía.

Lloró sabiendo lo mucho que lucho su fallecida suegra por proteger a su familia, y por inercia acarició su abultado vientre, sabiendo que era capaz de morir por el ser que dentro se refugiaba, y por el padre del mismo.

Y a él era a quien debía buscar, y ahora... quería pedirle perdón y además, darle el mensaje que seguramente nunca había leído.

Subió por la trampilla y abrió la puerta de cristal, pero al hacerlo se quedo estática.

Allí estaba él, su amado, con un gesto de dolor impregnado en su atractivo rostro.

Sin poder evitarlo, nuevas lágrimas llegaron a sus ojos, y se abalanzó a él en un abrazo.

-Perdóname, perdóname, perdóname... - suplicó - fui una tonta, nunca quise decir eso... yo te amo, y a nuestro hijo también... por favor, no te vallas, no me dejes.

-¿De qué hablas?

-Te iras... pero por favor, yo no quería...

-Hermione - la interrumpió - yo jamás me iré de tu lado... soy yo quien te debe unas disculpas, debí entenderte...

-No, yo jamás debí comportarme así... soy una estúpida...

-Ya basta - la interrumpió nuevamente - no quiero volver a escucharte diciendo esas tonterías.

Ella lo miró aún acongojada, e hipó.

-Lo siento tanto Draco... claro que no me molesta llevarlo, ¡Es nuestro pequeño!

El sonrió.- Lo sé, amor.

Ella sonrió, pero recordó lo último que había visto.

-Draco... hay algo que debes saber.

Capitulo 8.

Dentro de la pequeña trampilla, el joven estaba asombrado de que nunca la hubiera encontrado, y a la vez, estaba muy orgulloso de su esposa, la que en un par de veces que había entrado al despacho, había descubierto el pequeño pasadizo.

Pero la sorpresa cambió por ira y arrepentimiento al leer la carta que había dejado su madre.

Se sentó en el mueble más cercano, y apoyo su cabeza en las manos, la mujer a su lado acarició su rubio cabello, y beso el hueco de la oreja del chico.

-Vamos, no tienes la culpa - ella sabía muy bien, que el joven estaría echándose la culpa en todo, por tratar mal a su padre, por no vengarse cuando pudo... - Solo debes hablar con tu padre.

-Me he portado como una mierda con él, no sé como pude... no darme cuenta antes.

-Tropecé con la trampilla, yo tampoco la había visto.

-¿Te has hecho daño?

-No, solo... - pero la joven dejó de hablar, algo dentro de ella... se movía, sus ojos se llenaron de lágrimas, por segunda vez lo sentía, sentía a su pequeño.

-¡Hermione! ¿Qué pasa? Mi amor... ¿Te duele? - ella le sonrió y negó con la cabeza dejando caer un par de lágrimas.

Tomó la mano de su marido y la puso en donde su pequeño se removía, al rubio se le secó por completo la boca al sentir el movimiento.

 

-Es... es él - susurró, la chica asintió sonriendo.

-Te ama muchísimo Draco - Hermione paso la mano de su marido en movimientos circulares por el centro de su estómago - serás su ídolo.

Al joven se le llenaron los ojos de lágrimas, pero las secó.

-¡Estás llorando! - susurró Hermione impresionada, él no solía llorar... y menos delante de ella.

-¿Qué? ¡No! Solo... sólo se me ha metido el puñetero polvo en los ojos, eso es todo.

-Claro... y peeves es un gran poltergeist.

-¿Qué insinúas, Hermione?

-Nada querido, vamos... tenemos que hablar con tu padre.

Draco asintió y se levanto del sofá, caminó de la mano de Hermione hasta llegar a la puerta del despacho de Lucius Malfoy. La castaña tocó la puerta.

-¿Sí? - se escucho desde adentro.

-Somos nosotros, señor Malfoy.

La puerta se abrió al cabo de un segundo, el hombre miraba con extrañeza a su nuera y a su hijo.

-Papá, siéntate... debo hablar contigo.

La castaña hizo ademán de salir para que hablaran en privado, pero el joven le tomó la mano.

-Te necesito, ahora. No me dejes solo.

La chica sonrió y tomó la mano de su marido llenándolo de valor para hablar con su progenitor.

-¿Qué querías decirme, Draco?

-Yo... - miró nervioso a su amada, ella asintió con una linda sonrisa - bueno, hum - se aclaró la garganta - te debo una disculpa.

-¿Ah, sí? - el hombre no salía de su asombro - y... eso ¿cómo por qué?

-Yo bueno... ya sabes, por decir que tú golpeabas a... a mi madre.

-Ya veo... y ¿Qué te hizo cambiar de opinión.

-Bueno... - volvió a mirar a Hermione, esta vez ella apretó su mano y le dio un suave beso en la mejilla, que por un segundo lo desconecto, pero le aclaró un poco la mente - Padre, encontré esto en el despacho de mi madre - señaló extendiendo la carta.

El hombre vaciló al tomarla, pero la leyó de pies a cabeza.

Draco se levantó y se puso enfrente de Hermione, Lucius Malfoy estaba morado de la ira, por decirlo así, y su hijo temía que fuera a estallar.

-Padre, cálmate - gritó cuando su padre había lanzado el posillo de té - eso no va a devolvérnosla, escucha... ¡Papá! - gritó cuando este no le prestaba atención.

Su esposa se había escondido tras él, con miedo a que ocurriera algún accidente, Lucius Malfoy estaba hecho una furia.

El hombre mayor se detuvo con la respiración agitada, y las aletas de la nariz le tiritaban de rabia.

-¡¿CÓMO PUDE ALGUNA VEZ CONFIAR EN ESE DESGRACIADO!? ¡¿CÓMO?! - La joven dio un respingo y un sollozo indicó que lloraba.

-¡PAPÁ! ¡Cálmate ya! ¿Quieres? Estás asustando a Hermione, y ella está embarazada.

El hombre miro a su nuera, que lloraba detrás de la protección que le brindaba su esposo.

-Lo siento hija, es solo que... - apretó el puño y cerró con fuerza los ojos para tratar de tomar nuevamente el control de sus acciones. Se sentó en el sillón en el que se encontraba unos minutos atrás - no sabes como la extraño, hijo.

-Lo sé, yo también la echo mucho de menos.

-Y pensar que todo fue mi culpa... por obedecer a ese pobre imbécil, ¡Maldito mestizo!

-Papá, por favor.

El joven se había sentado al lado de la castaña que abrazada a él, ocultaba su rostro en el pecho de Draco.

 

* * *

Corto el capitulo, lo sé... pero son los ÚLTIMOS CAPITULOS.

EN LA ENCUESTA DE LOS NOMBRES HA HABIDO UN EMPATE, LO QUE HE DECIDIDO ES QUE NO LO HAREMOS POR VOTACIÓN SI NO POR ARGUMENTO.

¿CÓMO ASÍ?

USTEDES PONDRÁN EL NOMBRE QUE DESEEN Y DIRÁN EL PORQUÉ ESE NOMBRE DEBE SER ESCOJIDO.

Y ESTA VES NO HABRÁN GEMELOS, PORQUE ASÍ SE COMPLICAN MÁS LAS COSAS, UN SOLO PRIMOGÉNITO.

ASÍ QUE ADELANTE, PARTICIPEN, EL ARGUMENTO O EL NOMBRE QUE MÁS ME CONVENSA SERÁ EL ELEGIDO.

¡MUCHA SUERTE FANFICTIONS!

ROSE.

Había pasado ya un largo mes desde el descubrimiento de la trampilla en el despacho de Cissy.

Ese día, Hermione tenía su primer control, sabía que debía haberlo hecho hace mucho, pero Draco no había tenido tiempo, y quería que él también estuviera presente, al menos la razón de espera había sido buena... habían aceptado la propuesta de los Malfoy, para introducir tecnología muggle en el mundo mágico. Y eso había sido un gran avance.

Hermione terminaba de alistarse y Draco no dejaba de jugar con sus dedos, a señal de nerviosismo, Hermione salió del baño ya preparada para salir a san Mungo, tenía puesto un vestido sencillo color celeste y unos zapatos del mismo tono.

-Draco ¿Vamos?

El chico que estaba sumido en sus pensamientos, se asustó al escucharla, pero sonrió ansioso y la tomó de la mano.

Habían decidido irse en auto, porque podía ser peligroso para el bebé aparecerse, o utilizar la red flu, y no se arriesgarían.

Pero a Hermione le parecía que no era muy buena idea, porque Draco estaba demasiado nervioso para conducir.

-Draco... Creo que mejor nos vamos en taxi, no creo que puedas manejar así de nervioso.

El joven se atinó a asentir y pidió un taxi de la estación más cercana. No pasaron más de cinco minutos antes de que este llegara.

-A el hospital san Mungo. Por favor.

Para su suerte, esa estación era para magos, así no tendrían que parar dos cuadras atrás de san Mungo para poder ingresar a la parte mágica de Londres.

-Draco, cálmate... es solo una revisión... todo estará bien.

La castaña acariciaba las manos de su joven esposo tratando de controlar sus nervios, pero tuvo una nueva idea al sentir que su bebé empezaba a moverse.

-Ven aquí - susurró palmeando sus piernas, el joven apoyó su cabeza en estas y la miró - siente, siéntelo Draco.

Draco levantó su mano y la apoyó en el vientre de ya cinco meses, pegando también su oreja. Cerró los ojos disfrutando del momento, adoraba sentir a su hijo, adoraba saber que ese pequeño, era fruto de su amor con la castaña, beso con ternura el abultado abdomen, sin dejar de acariciarlo y sentirlo.

Hermione observaba con ternura el rostro de su amado, que cada vez que tenía la oportunidad de sentirlo, se entregaba con devoción al pequeño, como suele también hacerlo con ella, acariciaba los mechones rubios, sintiendo ella también los movimientos de su hijo.

Cuando llegaron a san Mungo, Draco parecía más relajado. Tomado de la mano de su esposa, ambos se sentaron en la sala de espera.

Al cabo de un rato, un hombre de edad los llamo:

-¿Sr. y Sra. Malfoy?

Ambos se levantaron y entraron al consultorio, nuevamente Draco se ponía nervioso, lo demostraba apretando la mano de Hermione, que estaba entre divertida por su actitud, y emocionada por el bebé.

 

-Siéntense por favor.- ambos magos se sentaron - bueno... ¿Vienen para revisión?

-Sí, doctor - respondió sonriente la castaña.

-Bien ¿Primera revisión?

-Sí.

-Han tardado un poco... pero al parecer no ha tenido molestias ni nada por el estilo ¿O sí, señora Malfoy?

-No doctor, todo ha ido perfecto - sonrió acariciando su vientre, el doctor sonrió.

-Muy bien, creo que no tendremos problemas, póngase esta bata sra. Malfoy, puede cambiarse en el baño - añadió entregándole un bata azul verdoso, mientras señalaba una puerta de madera.

Cuando estuvo lista, salió del baño y camino hacía su marido y su medimago, que la esperaban cerca de una camilla, en la que tuvo que acostarse.

El doctor soltó las cintas de la bata, en la zona del vientre, y lo descubrió.

-Sentirás el gel, algo frío - ¿Qué si era frío? Apenas se lo colocó, a la castaña se le erizó la piel y dio un brinquito, cosa que al parecer al médico le causó gracias, pero a Draco... parecía que alguien estuviera muriendo, cada vez eran más los nervios.

El hombre pasó "el extraño aparato muggle" para poder ver el eco del bebé, las imágenes al principio eran negruscas, y al rubio le costaba entenderlas, pero pronto fueron adquiriendo forma.

-Esa es la cabeza, y esas son sus manitos, y pronto sabremos si es niña o niño - Hermione apretaba la mano de su marido, mientras pequeñas lágrimas se derramaban por su rostro, y él... él estaba absorto, sin poder creer que estaba viendo a su pequeño - es un niño - dijo el doctor wishes, y Draco no pudo evitarlo, una cálida lágrima se deslizó por su pálido rostro, llena de felicidad, emoción, llena de amor, de ilusión.

Hermione alzó su vista para mirarlo a él, y sonrió al ver esa lágrima llena de sentimientos, apretó su mano y la besó.

-Nuestro pequeño Draco, nuestro hijo - Draco la miró con los ojos aún llenos de lágrimas, pero sin dejar escapar alguna, se inclinó y besó su nuca.

-Te amo Hermione, no sabes cuanto - susurró bajito para que solo ella lo escuchara.

Ya en la casa, Lucius Malfoy los esperaba ansiosos en la sala de la Malfoy Manior. Se levantó al ver entrar a su primogénito y a su nuera por la puerta de la mansión.

-Hijos, ya han llegado ¿cómo les fue? - preguntó acercándose.

-Muy bien, papá - sonrió Draco que ya había dejado los nervios atrás, para dejar paso a todos los demás sentimientos que se formaron al ver a su pequeño.

-Va a ser varón - susurró la chica acariciando su vientre.

-¡Que alegría! Hay que celebrarlo. ¡Winky! - llamó emocionado a la elfina.

Esta apareció un rato después con el hermoso vestido que le había dado su ama unos meses atrás.

-¿Sí, amo?

-¡Trae vino! Hay que celebrar la gran noticia.

-Disculpe si Winky es entrometida señor, pero ¿Qué celebramos, señor?

-¡Que mis hijos tendrán un varón! ¡Un varón Winky! - exclamó emocionado, la elfina se contagió de la alegría, y miró a sus amos, que se habían sentado en el sofá, por que Hermione se encontraba ya un poco cansada.

-¡Felicitaciones amor Draco! ¡Ama Hermione!

-Gracias Winky -sonrió Draco, y Hermione también agradeció.

-¿Cómo lo llamaran? - preguntó el hombre, Draco estuvo a punto de contestar que aún no tenían un nombre, pero la castaña lo interrumpió.

 

-Abraxas Malfoy. Abraxas Lucius Malfoy.



Bueno chicos, espero que hayan quedado satisfechos con el resultado de la encuesta...

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Draco la miró con los ojos como plato... Abraxas, su abuelo ¿cómo sabía ella...? esa chica había sido el mejor regalo de su vida, no entendía como hacía que todo fuera tan perfecto.

-¿Cómo...? - preguntó el chico, pero fue interrumpido por su esposa.

-Lo mencionas mucho en tu libreta - la libreta de poemas ¡Claro! ¿Cómo no lo había imaginado?

-No puedo creerlo - sonrió el rubio - eres muy lista. Ese nombre es perfecto.

-Muchas gracias Hermione - agradeció Lucius - ya sabes... el segundo nombre.

-Decidí llamarlo Lucius, porque tendrá un abuelo ejemplar ¿No es así?

-Pero... ¿Y que hay de tu familia?

-No creo que a mi padre le moleste, al fin y al cabo, está muy agradecido con ustedes.

El hecho de que introdujeran tecnología muggle al mundo mágico había hecho las cosas más fáciles para los señores Granger, que solían venir de seguido a ver a su querida hija y a su yerno, y por supuesto a su consuegro. Además, el señor Granger se había encontrado enfermo, y desde que se instaló la tecnología muggle, era más fácil ir a la Malfoy Manior sin necesidad de usar la red flu.

-Oye amor, deberías invitar a tus padres a cenar.

-¿Tú crees?

-¿Por qué no? Además así se enteran personalmente de la nueva noticia - comento acariciando con cariño el abultado vientre de su joven esposa.

-está bien - sonrió enternecida acariciando la mejilla de su marido. El la miró con una hermosa sonrisa y la besó en los labios.

Al rato llegó Winky con la botella de champagne y tres copas de vidrio.

Lucius Malfoy se tomó un par de copas, y al poco rato ya estaba riendo como un tonto, Draco lo ayudo a subir a su habitación, mientras que Hermione y él trataban de controlar la risa, ante los actos de su padre.

-Claro draquito... tenías que casarte con la chica más sexy de hogwarts...

-Ya basta padre - decía Draco ahogando una risa.

-Pero si es cierto... ¿o me vas a decir que tu mujer no es linda?

-Es hermosa, pero ya entra y duérmete.

-No quiero... - hizo un puchero cuando su hijo lo tumbó en la cama, pero no había tocado la almohada cuando ya estaba profundo.

-Tu papá está loco - sonrió la chica abrazando a su marido por la espalda.

-Pero tiene razón - comentó entrando al cuarto, ella lo miró ceñuda sin entender - eres preciosa - le sonrió antes de besarla.

No supo como, no supo cuando, sus botones iban desapareciendo, y él empezaba a acariciar cada centímetro de su piel.

Ella empezaba a suspirar, y sin poder evitarlo, roncos gemidos salían de la garganta del rubio.

Aquel bulto no fue obstáculo para entregarse en cuerpo y alma, ambos disfrutaba de las caricias y espasmos que les brindaban sus cuerpos.

-Te amo - gimió Hermione aproximándose al borde del clímax.

Una ultima embestida y todo terminaba, el chico, a diferencia de las veces anteriores, se tumbó al lado de la chica, por miedo a que si se apoyaba sobre ella le haría daño a su hijo.

-No sabes como te amo yo a ti - sonrió abrazándola por la espalda, acariciando el vientre donde su pequeño aventuraba.

 

Ella entrelazó sus dedos con los de él antes de sumirse en un profundo y mágico sueño, más sin embargo, hubo algo que retrazo el de Draco, un suave movimiento al entrelazar su mano con las de ella, le recordaban la presencia de su hijo.

La volteó con cuidado, provocando que ella quedase en frente, miró ese rostro de niña, parecía que no estuviera preparada para ser madre, y es que para él se veía tan inocente, pero detrás de ese rostro angelical y esa dulzura impenetrable, estaba el carácter y madurez de una mujer, de una madre.

Sonrió y besó la frente de su ser más querido, y abrazándola se quedó dormido, soñando con ella, soñando con su pequeño y un futuro que pronto llegaría.

OoOOoO

-Hija... se acerca tu cumpleaños ¿No piensas hacer nada?

-Hmm... No en realidad papá.

-¿Por qué no, cariño? Además será tu último cumpleaños antes de ser madre.

-Sí pero... a mi no me molesta serlo.

-Lo sé, pero es algo importante ¿no crees?

-Querida ¿Y si le hacemos cumpleaños y Baby Shower? Sería algo muy especial.

Hermione miró a su madre suplicante, nunca le fue bien con las fiestas y dudaba que alguna vez eso fuera a cambiar.

-Me parece una estupenda idea - habló Lucius Malfoy, abriendo por primera vez su boca desde que se terminó el almuerzo - el bebé que está por venir será todo un Malfoy, y como tal, debe darse a conocer desde antes de su nacimiento ¿no hijo?

-Claro, padre... - admitió incomodo, sabía que tanto a Hermione como a él, no es que les gustara mucho el tema, y menos sabiendo que estos armarían una gran fiesta.

Esa misma tarde los señores Granger y el señor Malfoy empezaron a organizar los preparativos para "El condenado baby shower" como lo llamaba Draco, pero para suerte de la joven pareja, los Potter - casados recientemente - los habían invitado a cenar.

Llegaron a la hora indicada, Draco tocó la puerta aún con el ceño fruncido por los recientes sucesos en la mansión, Hermione le tomó la meno y le sonrió.

-Vamos cariño, a mí tampoco me gusta mucho la idea, pero piensa que todo es por él. - sonrió llevando la otra mano del rubio a su estomago, el chico sonrió y acarició el vientre formando pequeños círculos.

-Lo sé... pero es que... ¡¿no entiendo como hace tanto alboroto?! Es solo un pequeño, además él ni siquiera habrá nacido.

-Sí, pero cuando nazca, será muy pequeño para llevarlo a fiestas como estas, tan solo querrá dormir y comer, y mucho amor... - le sonrió a su marido, al segundo, una chica pelirroja, abrazada de un joven ojiverde se asomaron por la puerta.

-¡Herms! - Exclamó abrazando a su mejor amiga - valla, ¿cuánto tiempo tienes ya?

-casi seis - sonrió.

-Falta poco para la llegada del bebé - añadió con dulzura.

-Ginny, amor... déjalos pasar ¿no? - comentó el pelinegro - lo siento chicos, ha estado ansiosa.

-No te preocupes, Harry - sonrió su amiga saludándolo con un beso en la mejilla - también he estado emocionada por verlos. ¿Cómo va todo? - preguntó sentándose en el cojín de la sala, tomada de la mano de su marido.

-Muy bien... - sonrió Harry.

-Más que bien - añadió la pelirroja.

-¿ha que se debe tanto bienestar? - sonrió la castaña bromeando.

 

-Bueno... se supone que íbamos a decírselo cuando llegara el resto.

-¿El resto? - preguntó el rubio.

-Sí, viene el resto de los Weasley.

-Valla, así que es una noticia importante.

-Ya lo creo - sonrió Ginny mostrando una sincera mueca de felicidad.

Y los demás pelirrojos no se hicieron esperar, claro, un par de pelinegras que conformaba la familia del menor de los Weasley.

-Anette ¿Quieres quedarte quieta? - preguntó Pansy tratando de sostener a su hija de cinco meses que más bien parecía de diez.

-Dámela a mí - pidió Ron tomando a su pequeña hija que se abrazó a él en cuanto la sostuvo - Hazle caso a tu madre cielo.

La niña balbuceó y negó con la cabeza haciendo un puchero.

-Sí señorita, pórtate bien

-Bghgh - la niña frunció el cejo y se sentó en los brazos de su padre. Era increíble la inteligencia y astucia de la pequeña que con tan solo un corto tiempo de vida, entendía a la perfección las ordenes de sus padres.

Pero la niña no había fijado los ojos en sus padrinos, sí, Hermione y Draco habían sido elegidos los padrinos de la pequeña Anette, y en cuanto esta los vio, soltó un aullido de alegría y estiró los brazos hacía ellos aunque se encontraran a más de 6 metros de distancia.

-¿Quieres ir con tío Draco y Tía Mione? - preguntó Pansy sonriéndole a la pareja, la niña asintió contenta.

Su madre la timó en brazos y la llevó hacía la castaña sentándose al lado de esta. La niña se apoyó en el vientre de su madrina, sabía que allí se encontraba el pequeño Abraxas, y a veces, los mismos adultos llegaban a pensar que podían comunicarse de una manera especial, porque la niña podía pasar horas balbuceándole y murmurándole al estómago, y Hermione sentía como el bebé se movía cuando ella le hablaba.

-Parece que serán buenos amigos cuando el pequeño Abie nazca.- comentó Hermione.

-Sí... ¿Crees que Annie sea telépata o algo así? - preguntó Pansy mirando con curiosidad a su hija, Ginny, que se encontraba cerca, abordo la conversación.

-Eso lo sabremos ahora - añadió ofreciéndole los brazos a Anette que vaciló en despegarse de su futuro amigo, pero algo hizo que Ginny le llamara la atención.

La niña se acomodo en los brazos de la pelirroja, y cuando esta se sentó, no duró dos segundos para que la niña se deslizara a su vientre, Ginny sonrió con emoción.

-Tu hija tiene un don, Pansy.

-¿Por qué lo dices?

-Mírala... está apoyando su cabecita en mi barriga.

-Sí pero... - la chica la miró sin comprender.

-Estoy embarazada.

Draco llegaba corriendo al hospital, había recibido una llamada de su padre, indicándole que su hijo estaba a punto de nacer.

Con preocupación, se dirigió a la secretaria del primer piso.

-La paciente Hermione Malfoy... Por favor... es mi esposa, está a punto de dar a luz - Draco balbuceaba rápidamente explicándole a la mujer, mientras esta confundida le entregaba le pedía sus datos para luego indicarle la habitación.

Draco corrió tres pisos hasta la habitación 305, su padre se encontraba sentado fuera de esta, y antes de siquiera preguntarle como estaba Hermione, sintió el gemido de dolor que esta soltaba.

Entró en la habitación y la vio allí, su madre estaba a un lado de ella, ella apretaba con fuerza la camilla, tratando inútilmente de no gritar, pero era en vano, los dolores cada vez aumentaban, y sentía como se le reventaban todos los huesos.

 

Él se acercó a donde reposaba, al verlo entrar, ella sonrió, aunque sin quitar su mueca de dolor.

-Draco... Pronto va a nacer.

Draco miró los ojos mieles de su esposa, irradiaban emoción, alegría. Después de unos minutos, una enfermera se acercó a examinarla.

-diez centímetros, estamos listos para empezar - anunció mirando a sus compañeras, luego se acercó a Draco - señor, necesitamos que salga.

-Pero...

-Vamos a trasladarla de habitación, y ella necesita concentrarse, por favor...

El rubio terminó cediendo, los señores Granger los saludaron al salir de la habitación.

-¿Cómo estás, querido? - le preguntó la madre de su esposa.

-Eh... Yo... ¿Qué? - la señora Granger sonrió.

-Supongo que nervioso, va a salir todo bien... ya verás.

Draco le sonrió agradeciendo la amabilidad, pero eso no hizo que se sintiera menos ansioso.

...

Ya habían pasado cerca de dos horas desde que Hermione había entrado, y seguían sin saber nada.

Solo se escuchaban los constantes quejidos de la castaña, daba vueltas en el pasillo esperando por una simple noticia, pero no pasaba nada más.

Lucius Malfoy se levantó y lo hizo detenerse al tomarlo de los hombros.

-Hijo, vas ha hacerle un agujero al suelo. Ya siéntate. - pero entonces... justo en ese instante, el llanto de un bebé los hizo a todos contener el aliento.

-¡Ha nacido! - vertió la señora Granger emocionada, dando pequeñas palmaditas.

Draco apretaba los puños, mientras miraba fijamente la puerta. Y unos minutos (que a él se le hicieron horas) después, una enfermera abrió la puerta con una sonrisa.

-Puede pasar señor Malfoy, su esposa y el bebé se encuentran en perfecto estado.

Pero Draco no se movió, no porque no quisiera verlos, ¡ansiaba estar con ambos! Pero había olvidado como utilizar las piernas.

-Vamos hijo, entra - susurró Jane dándole un empujoncito, entonces el pudo caminar.

Y supo que era la imagen con que viviría el resto de su existencia.

Hermione miraba con ternura a su bebé, mientras este era amamantado, las lágrimas y el sudor aún corrían por su rostro, pero se veía hermosa, él la veía aún más hermosa.

Se acercó a ella con la elegancia que lo caracterizaba, entonces ella lo miró.

Lo miró y le sonrió contenta, emocionada, feliz de tener a su hijo en brazos.

-Se parece tanto a ti.- comentó en un susurro, sin dejar de mirar a su hijo.

Era precioso, una copia exacta de su padre, sus ojos eran como dos luceros, dos luceros grises, en su cabecita casi no se podía ver el platinado cabello, pero estaba allí, tan rubio y claro como el de su padre.

-Tiene tu nariz, y tus labios, tan rozados y sensuales como los tuyos - Hermione se sonrojó.

-¿Sensual? - preguntó. Entonces... Draco pensaba que sus labios eran sensuales. Él asintió y la besó... nada los interrumpió, nada a excepción de una sonora carcajada, que provenía del bulto entre los brazos de Hermione.

Draco sintió como si su corazón corriera en una gran maratón, su hijo se reía, y su risa parecía el canto de los ángeles.

-¿Te gusta, mi amor? - Preguntó Hermione a su pequeño que aún se destornillaba de la risa, mostrando sus lindos hoyuelos - ¿te gusta papá? A mí, también me gusta.

 

Hermione, que cuando sintió la risa de su bebé, supuso que ya no tenía hambre, se subió la bata de hospital, y miró a su marido que no había despegado los ojos de su pequeño.

-¿Quieres cargarlo?

-Yo... hum... eh... ¿Y si... y si lo dejo caer? - preguntó temeroso.

-No se caerá, vamos... míralo, quiere ir contigo.

El pequeño Abraxas miraba a su padre con la cabeza ladeada, curioso.

Draco extendió sus manos hacia él, y Hermione le enseñó como agarrarlo, cuidando su cabecita, al fin él pudo tomarlo.

Se sintió en el cielo, tener ese calido cuerpecito en sus brazos, era como tener un angelito sin alas, lo acercó a él, y le plantó un beso en la frente.

-Es hermoso - susurró.

-Sí que lo es - añadió Hermione - no me cansaré nunca de verlo.

-Hola pequeño - lo saludó cuando este le sonrió, dejando ver sus rozadas encías - yo soy tu papá, y ella - miró a Hermione, y como si hubiera entendido, Abraxas volteó a mirarla - ella es tu mamá.

El niño amplió su sonrisa, y levantó su manita, quería tocar a su padre, Draco bajó su cabeza para facilitarle las cosas, entonces el niño volvió a reír.

OoOOoO

Abie corría por toda la casa en sus pequeños bóxer, evitando que su madre lo atrapara.

-Vamos Abraxas, tu padre llegará en cualquier momento y tú no estás listo.

El niño acababa de cumplir dos años, y parecía de cinco, además de que no obedecía.

Hermione, se sentó agotada en el sofá, había estado un poco agripada.

-¿Mamá? - el niño miraba a su madre, sentado en el piso, con sus ojitos preocupados.

-Así que ya estás cansado ¿eh?

El niño sonrió mostrando una hilera de dientes blancos, Hermione le sonrió.

-¿Vamos? - la joven se agachó y lo tomó de los brazos, Abie se recostó en el pecho de su mamá, escuchando los latidos de su corazón.

Hermione por fin pudo terminar de cambiarlo, con la ropa nueva que le había dado Nana Jane, una camisa negra de algodón, y un pantaloncito blanco.

Después de esa movida mañana, cuando Draco anunció su llegada, ya Abraxas se había quedado dormido.

Hermione bajó al primer piso para encontrarse con su amado, que la atrapó de la cintura, dándole un cálido beso.

-Se ha dormido, no era de extrañarse, corrió y jugo toda la mañana.

-Supongo que de nuevo, no quiso vestirse.- sonrió tomando al bebé, que se removió entre sueños, pero no despertó.

-No... Tal vez sea una costumbre hereditaria - dijo mirando divertida a Draco.

-¿Qué?... vamos, tú no pareces molesta cuando me paseo desnudo contigo a cuestas.

Ella se sonrojó, Draco sonrió victorioso, y la apretó más contra sí.

-Te amo... - le susurró en el oído - a ti, a Abraxas, y al bebé que viene en camino.

Draco acarició el vientre abultado de su mujer, mientras ella disfrutaba de la tierna caricia, sintiendo su corazón elevarse en el viento.

Cuando ambos pensaban que su hijo estaba dormido profundamente, este se levantó, dando una risotada, como era su costumbre.

-¿Qué te parece, Abie? Un nuevo hermanito o hermanita.

El niño pidió que lo bajaran, y caminó hasta el sillón.

-Ab, debemos salir...

-¡Má! Mamá...- Hermione suspiró y se sentó frente a donde el se hallaba parado.

El niño subió a sus piernas, y se abrazó al vientre de su madre, mientras esta le acariciaba la cabeza.

-¿Qué pasa Abie? - El niño la miró con carita de preocupación.- ¿Te sientes mal?

El asintió.

-¿Qué tienes, amor?

-Y zi... ¿mi 'lmanito no me quele? - la castaña lo miró con ternura, sonriendo mientras sus ojos se anegaban de lágrimas.

-Claro que te querrá, Ab, además... quien no te querría, yo te amo, y tu papá también.

El niño sonrió alentado, y volvió a cerrar sus ojitos, esta vez ya no despertó hasta la tarde, y cuando lo hizo, estaba su abuelo Lucius para consentirlo.

Hermione, que se encontraba sentada en el verde pasto del jardín, apoyando su espalda contra el grueso tronco del almendro a sus espaldas, acariciaba su vientre con los ojos cerrados.

Draco, la miraba enternecido desde el salón, echo un vistazo al bebé, que jugaba con sus abuelos (También se encontraban allí los señores Granger), entonces decidió salir a hacerle compañía a su amada.

Abrió los ojos al sentir la fría, pero a la vez cálida mano de Draco en su estómago, el le sonreía con ternura, con agradecimiento, con amor.

-Sabes amor, jamás creí que sería feliz... hasta que me enamoré de ti.

Y allí se quedaron juntos, un par de almas que se juraban amor eterno, que daban la vida por sus hijos, por su ser querido, y por la felicidad que jamás acabaría.

Fin.

¡Oh! Le he dado fin a esta historia, voy a llorar L bueno pues sí... los quiero mucho, gracias por seguir mi historia.

Cueste lo que me cueste - Fanfics de Harry Potter

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La batalla final había terminado, nuevamente la paz reinaba en el mundo mágico, por lo menos para la gran mayoría era así.

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2023-02-27

 

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