Decisiones - Potterfics, tu versión de la historia

 

 

 

Voy corriendo porla acera, al salir no me molesté en sacar el paraguas o ponerme más abrigo, nome importa nada. Solo quiero estar conmi mejor amigo, necesito su compañía, su apoyo, su ayuda. Lo necesito a él.

Las personas meven correr desesperada, y ellas asustadas miran a todos lados para ver si estoyhuyendo de algo o de alguien. Pero de lo único que quiero huir es de larealidad.

Cuando veo queestoy como a una cuadra de su casa, corro más rápido y al llegar toco la puertacon fuertes golpes. Por culpa de la fuerte tormenta estoy totalmente empapada ymis lágrimas se mezclan con las gotas de lluvia. Trato de limpiarlas con el dorsode mi mano pero es en vano, porque nuevas lagrimas empiezan a ocupar el lugarde las anteriores. Gale me abre la puerta, esta con una taza de lo que supongoes café, abre los ojos como platos al ver el estado en el que estoy.

 

-Gale
- mi voz secorta con tan solo verlo. ¿Cómo voy a decirle lo que tengo que decirle?

-¡Katniss! ¿Quépasa?- me dice asustado y se hace a un lado para que entre.

Trato de hablarlepero se me hace un nudo en la garganta, impidiendo que diga palabra alguna. Élme conoce lo suficiente como para saber que por estos minutos me es imposiblehablar, por lo que espera a que me tranquilice. Cierra la puerta detrás de él,mis ojos me vuelven a picar, no quiero que me vea llorar, así que bajo lamirada y me abrazo a mí misma para transmitirme calor, la ropa que llevo puestaestá muy mojada y hace que tiemble un poco.

Gale se retiraunos segundos y vuelve con una manta, me la coloca en los hombros y me guía al sofá de su sala. Prende la chimenea en unos minutos y sesienta a mi lado, sus ojos muestran toda la preocupación que tiene por mí.

-Gale yo
yo
- lacobardía me invade.

-¿Qué tienes?¿Por qué has venido llorando? ¿Alguien te hizo daño? Si alguien te hizo daño,yo voy y le parto la cara, solo tienes que decírmelo- me dice sujetándome delos brazos

-Gale, ayúdame,no sé qué hacer- mi respiración se empieza a agitar. Y las lágrimas salen sin mi permiso. Por suexpresión, sé que se está impacientando, pero no puedo soltar lo que quierodecir así no más.

-Créeme quequiero ayudarte, pero cómo crees que voy a hacerlo si no me dices lo quetienes.

-Yo
yo
-tratode decir. Si tan solo se me fuera más fácil hablar, o en este caso: confesar.

- Katniss, ¿quépasa? ¡Joder! Por favor dime

-Es que yo
porfavor, no me odies, yo
yo no estaba pensando, solo ocurrió- lo suelto casi sinrespirar. Una presión en el pecho va surgiendo y hace que me ponga más nerviosade lo que ya estoy.

-No entiendo,¿cómo que solo ocurrió? ¿Qué está sucediendo, Katniss?- dice rápido y creo quecon miedo en los ojos.

Subo mis piernasal sofá y las abrazo, apoyo mi frente en mis rodillas. Tengo que hacerlo. Tupuedes, vamos, solo dilo.

Sin respirar, con los ojos cerrados y sindar más rodeos digo:

-Estoy... Estoy embarazada.


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Hola!

espero que les haya gustado este primer capitulo de mi nuevo fanfiction. estaré actualizando todos los viernes. si les gusto pónganla en sus favoritos y recomiendenla :D comenten si les gusto o no les gusto. sus comentarios me ayudaran a seguir la historia, así sean positivos(para ver si lo estoy haciendo bien) o negativos(para mejorar).

 

Flashback

-Haymitchse dejo olvidado una botella- me dice levantándola. La botella es de un colorverde oscuro y tiene un cuello largo. Peeta se ríe bajito y yo lo miro alzandouna ceja.

- ¿Quépasa? ¿O es que ya te volviste loquito?

- Nada.Solo que me imagine a ti tomando de esta botella y como tu no soportarías elardor del licor serias bien graciosa.

- ¿Meestas retando, Mellark?- finjo estar molesta, me cruzo de brazos y lo miroentrecerrando los ojos. Y el cae redondito.

- ¿qué?No, no,
yo no estaba

Learrebato la botella y tomo del pico. Cuando el licor pasa por mi garganta escomo si pasara fuego, suelto la botella y pongo todo mi esfuerzo por no toserescandalosamente o ir corriendo a la cocina por un vaso de agua.

- A vertu toma como hice yo- le doy la botella.

Cuandotoma del pico veo en su rostro que esta dando todo de sí por no votar labotella, el dura más que yo y sigue tomando haciendo una mueca.

- ya ok,ok. Tú si puedes. -le quito la botella de su boca y él me mira triunfante perocon una mueca en la cara.

- tu noaguantas nada, Katniss

-¿perdón? A que tu no puedes tomar como hace Haymitch porque eres un crío - loprovoco. Él me mira entrecerrando lo ojos, luego se dirige a la cocinacaminando de espaldas para no soltar la mirada. Abre un estante y saca unabotella igual que la que tengo en la mano. Lo miro confundida. No sabía quehabía eso allí.

- tepropongo algo. El que acabe más rápido la botella de un solo trago gano, gana.Si despegas la botella de tus labios, pierdes.

Pone sumano enfrente mió para cerrar la propuesta. Yo le estrecho la mano.

-hecho.

- A lacuenta de tres tomamos. Uno.

-Dos

-Tres.

*unosminutos después*

- Termine

-Termine- digo alzando la botella vacía con una mano

- Yo fuiprimero.

- ¿Quéhablas, Mellark? Yo fui primera.

- No, yofui.

-Entonces es un empate- digo encogiéndome de hombros

Nosquedamos en silencio.

Después,como si nos hubiéramos leído la mente, nos miramos cómplices.

-Revancha -decimos al unísono.

Peeta vade nuevo a la cocina y trae consigo dos botellas más.

¿Desdecuando tenemos tantas botellas en la casa? ¿Acaso me perdí de algo?

Peeta meda la nueva botella y yo suelto la anterior que esta vacía.

- Ala de tres.- digo- Uno. Dos. Tres. ¡Ahora!

*mediahora después*

No sé cómo consigue dejarme delicadamente enla cama pero cuando va a enderezarse para irse siento un gran vacío en miinterior y no quiero dejarlo ir. Aprovecho que él esta mareado tanto como yo:En una milésima de segundo cojo la parte baja de su camisa y la jalo hacia mi,haciendo que el caiga encima mío. Ambos reímos como tontos. Le rodeo el cuellocon mis brazos, pego mí frente a la suya y le digo:

 

- No medejes- susurro ¿rogándole?

¿Qué mepasa? Una sensación extraña se apodera de mí. Algo que nunca en mi vida hesentido
es como un calor en mi vientre.

- No mevoy a ir- su voz suena adormecida, huele a alcohol (igual que la mía de seguro).

No sécuantas botellas del licor de Haymitch hemos bebido. Trato de hacer la cuentapero me duele la cabeza y me rindo.

Sentir supeso encima de mí me gusta
No, no me gusta. Me encanta.

Mueve susdedos en mi abdomen, haciendo círculos. Pongo mi mano encima de la suya paraque no pare. Tengo que admitir que es una sensación muy placentera.

Peeta muypocas veces me acaricia. Y cuando digo que me acaricia me refiero a que jueguecon mi cabello o que me sobe los brazos.

Muevo mimano con la suya para que su caricia no se limite en mi abdomen.

Sientocalor. La ropa la siento en abundancia y me ahoga. ¿Peeta se sentirá igual?

Llevo mismanos al borde de su camiseta y se la saco. Él no protesta. Se la saco por lacabeza, y rió porque se ha despeinado. Me toma de sorpresa cuando Peeta estampasus labios en los míos, en un beso efusivo, impaciente. Si antes dije quesentía un calor en mi vientre, pues ahora siento fuego. Peeta me acaricia loscostados y ni me doy cuenta de que también esta tratando de sacarme lacamiseta. Yo me incorporo un poco para darle más accesibilidad, quedando frentea él solo con sujetador. No siento vergüenza. Es la primera vez que me ve contan poca ropa pero lejos de avergonzarme me gusta.

Siento sumirada fija en mis pechos y veo a pesar de la oscuridad que se relame los labios. Mi espalda se arquea cuandosiento sus besos en mis pechos, le acaricio los mechones de cabello de la nuca.Un gemido se me escapa. Le acaricio toda la espalda, notando sus músculos. Lebeso el hombro, su cuello y su mandíbula.

Ydespués, solo nos dejamos llevar

Fin del Flashback



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Hola de nuevo,

Supongo que se preguntaran por qué he subido un capítulo hoy cuando anteriormente dije que solo actualizaría los viernes. Bueno, lo he estado pensando y me he dado cuenta que mejor actualizare los Martes y Viernes, por`que si solo subo capítulos cada viernes pasaría mucho tiempo y la historia se demoraría en avanzar.

Espero que les haya gustado el capítulo! no olviden comentar :D

En el capítuloanterior:

-Es que yo
porfavor, no me odies, yo
yo no estaba pensando, solo ocurrió.

-No entiendo,¿cómo que solo ocurrió? ¿Qué está sucediendo, Katniss?

-Estoyembarazada.

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Tengo la cara cubierta por mis manos,apoyando la frente en mis rodillas, voy alzando la mirada poco a poco con miedoa ver su rostro. ¿Me gritará? Seguro que sí. ¿Se molestará tanto que me votará?No, no lo creo, es mi mejor amigo y yo he venido aquí por su apoyo, él no puede ser tan egoísta como paradejarme. O al menos, eso es lo que creo y espero.

 

Su rostro es todo un poema, veo pasarmuchas emociones, desde la confusión hasta el enfado, pero luego pareceincrédulo

-No, no, tú no puedes
tú no puedes estar

-Gale yo
-digo en un susurro acompañado delágrimas, trato de tomar su mano pero la retira con brusquedad- necesito tuayuda, por favor.

Se queda mirando la alfombra unos segundosque me parecen eternos. Nunca me ha gustado tener que necesitar el apoyo de alguien, pero en este momento eslo que más quiero de parte de Gale, necesito sus brazos alrededor mío, que mediga que todo va a estar bien y que no tengo que preocuparme por nada. Pero porsu expresión no creo que lo consiga, al menos no hoy

-Dime que es una broma -me pide mirándomefijamente a los ojos, casi rogándome con la mirada y me duele verlo así. Perome quedo en silencio y bajo la mirada tímida-, ¡dímelo!

Empiezo a sollozar y niego lentamente conla cabeza.

- no, no puede ser esto posible ¡Joder!- selevanta, coge su taza de café que la había apoyado en la mesita de centro y laestrella contra la pared, haciendo que haga un fuerte ruido y caiga en pedazos-Voy a matarlo
- susurra furioso y con la respiración agitada.- él te toco, seatrevió a tocarte
y encima te embaraza. Lo va a pagar
y muy caro.

Nunca lo había visto así, recuerdo que algoparecido hizo Peeta cuando estamos en el tour de la victoria, estábamos en eldistrito 11 y Haymitch nos condujo a una habitación llena de polvo y cosasviejas; ahí yo le conté sobre la visita que me hizo Snow, Peeta se puso tanfurioso que arrojo una lámpara
Tal vez Peeta y Gale no son tan distintos.

-Gale, cálmate
por favor.

-¡¿Qué me calme?! Por Dios, Katniss. ¿Eresconsciente de lo que va a pasar de ahora en adelante?

-yo

-oh, por supuesto que no sabes. Eres una
-dice furioso pero luego se calla. Él nunca me había insultado y creo que ahoraiba a ser una excepción

-¿acaso estas con la hormona revuelta queno resististe y tuviste que meterte en la cama de Mellark?

-No te permito que me hables así, Gale.Vine porque necesito ayuda.- le dije alzando la voz y tratando de buscar sumirada.

-¿Por qué te acostaste con él?

No se cómo responder eso. Siento mismejillas arder.

- Joder, ¡¿y ahora Katniss?! ¡¿Que vas ahacer tú con un bebe?!- me grita y empieza a caminar como un león enjaulado

- Aun no lo he pensado.

Meencojo más en el sofá y cubro mi rostro en mis rodillas y brazos. Quiero que meabrace, sé que merezco que me grite pero también necesito un consuelo.
------------------------------------------Hola!! He aquí el nuevo capitulo bien puntual. Espero que les haya gustado el capi y la peleita de Gale y Katniss.Por favor por favor por favor comenteeenn, se los agradecería un montón. Nos vemos el martes, o más bien, nos leemos jajajaja

En el capítulo anterior:

- Joder, ¡¿y ahora Katniss?! ¡¿Que vas ahacer tú con un bebe?!

- Aun no lo he pensado.

Me encojo más en el sofá y cubro mi rostroen mis rodillas y brazos. Quiero que me abrace, sé que merezco que me gritepero también necesito un consuelo.

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- gracias a Dios, sete ocurrió tener un crío ahora, y no antes de la guerra, porque si no, se tehubiera hecho imposible salvarlo de las cosechas cada año.

-lo dices como si lo hubiera planeado, comosi hubiese querido embarazarme a propósito- digo molesta, limpiándome laslágrimas. ¿Cómo puede pensar eso? Nunca creí que Gale, mi mejor amigo desde queéramos niños, mi compañero de caza, pensara eso de mí. - ¿y qué hubiese ganado?Porque si lo hubiese querido planear es porque ganaría algo.

- Amarrar a tu novio ese- dice con ojosacusadores.

-¡¿Qué?!- grito y me pongo de pieinmediatamente, haciendo que la manta caiga en la alfombra. Estoy furiosa y conganas de llorar. Este Gale no es mi Gale, no puedo creer que piense eso.

-eso es lo más obvio, Katniss- dicegirándose.

- ¿Cómo puedes
?- avanzo hacia él,dispuesta a tirarle una bofetada, pero me interrumpe

- recuerdo como te pusiste cuando unaschicas del distrito 4 vinieron de visita acá, empezaron a coquetearle a Peeta ytú te pusiste como una leona protegiendo a su cría.

- no te reconozco Gale. Yo vine aquí en buscade tu ayuda.

- eres desconfiada de la gente. Por eso lohiciste. Tanta es tu desconfianza e inseguridad que te embarazaste para que asíya no se te pueda escapar.

- hablas tonterías, Gale. Yo nunca haríaeso. Tu sabes más que cualquier otra persona lo que opino de los bebes.

- sí, lo sé. Pero también sabía lo queopinabas de relacionarte tanto con una persona, y lo hiciste
con Mellark. Todofue Mellark. Yo quería darte tu primer beso, yo quería que me veas a mí conotros ojos pero no fue así
vino él y lo cago todo. Yo estuve primero en tuvida, no él. Yo cuide de tu familia cuando tú fuiste a los juegos.

-Cuidaste de Prim y mi madre cuando yo nopude hacerlo y no sabes cuánto te lo agradezco, pero ahora no estamos hablandode eso.

-Sí, si estamos hablando de eso. Tal vezMellark fue el primero que hiso todo, pero no olvides que yo estuve primero.Ahora mismo llevas un hijo suyo en tu vientre. Yo quería ser el padre de tushijos, Katniss
Pero Mellark se me adelanto otra vez.

-Gale
yo
yo no sé qué decirte.

-No tienes nada que decir, no podemoscambiar el pasado- suspiró, un poco más tranquilo. Camine hacia él y tome sumano para guiarlo al sofá. Nos sentamos uno al lado del otro, en silencio ymirando el fuego de la chimenea. Me acurruco a su costado, apoyando mi cabezaen su pecho, y él paso su brazo por mis hombros, hace tiempo que no estábamosasí.

Respiro hondo, y me dejo sumergir en elcalor de la chimenea y en el abrazo protector que me da Gale. Necesitabaesto, sentirme protegida. He cambiado muchodesde los juegos y la guerra. Antes no hubiese querido sentirme protegida,porque en ese momento estaría demostrando mi debilidad y eso era algo que nuncaquisiera demostrar, pero ahora ya no haya nadie a quien necesite probarle quesoy fuerte.

-¿se puede saber en qué estabas pensando?-se pasa la mano por el cabello, como hace siempre cuando se molesta y no sabequé hacer.

-No estaba pensando, eso es lo que pasa-trato de defenderme.

-quisiera creerte, vaya que quisiera- selevanta, camina hasta la ventana y se apoya en el marco, dándome laespalda, mirando la lluvia que no hadejado de cesar.

Nos quedamos unos minutos en silencio,oyendo como el carbón de consume por el fuego de la chimenea, oyendo las gotasde lluvia caer, oyendo nuestras respiraciones.

 

-Gale
- susurro cuando nuevas lágrimasvuelven a caer por mis mejillas. Él se voltea y camina hacia mí, yo aún estoysentada en el sofá, abrazando mis piernas con mis brazos, se pone de cuclillasenfrente mío y suavemente me limpia las lágrimas con el pulgar.

Cierro los ojos y voy tratando de que mirespiración se calme.

-¿Qué vas a hacer?- me pregunta, pero noabro los ojos, ya no quiero pelear con él.

- no lo sé- susurro. Eso es lo que más mepreocupa: no sé qué hacer.

-¿cómo que no lo sabes?- abro los ojos y meencuentro con unos ojos asustados.

Quiero darle una respuesta más clara, fija,una respuesta de verdad. Pero no me salen las palabras, y solo digo:

-aun tengo que pensar.

- ¡¿Pensar en qué?! No hay nada en quepensar. Ya esta hecho y no puedes cambiarlo. ¡No puedes! Solo
solo tendrás queaprender a vivir con ello.

Tiene razón. ¿Ahora que pasará? Toda mivida dará un gran giro.

Hubiese querido que mi hijo o hija no hayasido creado en mi primera vez y borracha

Sé que el quería tener hijos pero lo decíapara un futuro. ¿Decirle que vamos a tener uno dentro de unos 9 meses cambiariasu opinión de los hijos?

¿Qué me dirá mi madre? ¿Qué dirá Haymitch?

¿Cómo reaccionara Peeta?

Una corriente eléctrica me atraviesa por lacolumna.

¿Cómo reaccionara Peeta?

Mi mente empieza a dar vueltas y vueltas.

¿Cómo reaccionara Peeta?

No sécomo ni en qué momento pero me siento caer en un pozo. Y luego, todo se vuelveoscuro. Y en silencio.
-------------------------------------------------------Les adelanto el capítulo ya que mañana no podre subirlo, ah, lo olvide: Holaaa!!!!Espero que les guste y comenten :D Si eres nueva leyendo esta historia, ponla en tu favoritos para que te avisen en cada actualización que doy. Oigan Oigan Oiganvoten por The Hunger Games como mejor libro en Nickelodeon Kid's Choice Awards (Link: https://kca.mundonick.com/votar#category:Favourite_Book ) Hasta el viernes!!

En el capítuloanterior:

¿Cómo reaccionara Peeta?

No sé como ni en qué momento pero me sientocaer en un pozo. Y luego, todo se vuelve oscuro. Y en silencio.

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¿Despierto?

Tengo que volver a cerrar los ojos paraadecuarme a la luz. Los abro lentamente, pero es en vano, la luz es demasiadofuerte y opto por mantener los ojos entrecerrados.

¿Dónde estoy?

El piso es de baldosas blancas impecable ylas paredes son igual de blancas. Me encuentro en una sala de espera, de lo que pareceser un hospital. Alrededor mío las personas caminan pero no me ven, algunas meempujan pero parece que no se dan cuenta, como si yo no estuviera ahí o como sifuera invisible.

¿Porqué estoy aquí? ¿Cómo llegue?

Me levanto y me dirijo corriendo a lapuerta, pero esta se abre fuertemente haciendo que tengaque retroceder rápidamente para que no me dé en la cara. Una mujer con unosocho o nueve meses de embarazo entra llorando de dolor, a su lado está unhombre que parece de su misma edad que la ayuda a caminar, le susurra algo queno logro escuchar pero logra calmar un poco a la mujer. El hombre gritallamando a una enfermera para que ayude a lo que supongo es su esposa.

 

Dos enfermeros vienen corriendo y lasientan en una silla de ruedas. La mujer empieza a rogarle a su esposo que sequede a su lado, y él le responde dándole un beso en los labios y le susurra un"estarán bien, tranquila" a lo que ella le responde "te amo" y él le dice "yolas amo". No entiendo porque el hombre habla en plural, ¿a qué se refiere?

Después, los enfermeros la llevan a unasala donde dice: "Partos". Al hombre le dan un uniforme de enfermero de colorazul marino y cuando termina de colocárselo entra a la sala de partos.

Termino de ver la escena, no me había dadocuenta que mi respiración se había hecho agitada y mis palmas habían empezado asudar. Me seco las manos en mi pantalón. Y ahora sí, me dirijo a la salida.

Salgo y un fuerte viento me golpea la cara,me coloco bien la casaca de cazadora de mi padre y me encamino a mi casa en laaldea de los vencedores. En el camino me encuentro con Annie cargando unbultito con una manta verde.

-Hola, Katniss ¿Qué haces por acá? ¿Nodeberías estar cazando, como haces todas las mañanas?- me dice curiosa.

-yo
yo, no lo sé- digo confundida- ¿quiénes?- pregunto señalando al bultito. Seguro le está haciendo un favor a unaamiga de cuidar a su bebé.

-¿quién más va a ser? Es Finnick Junior-responde divertida. Y me destapa al bebé para poder verle su rostro. Y si,afirmativo. Es Finnick Junior. Con su carita blanca y sus cejas y cabellocobrizo.

No, esto no es posible.

-pero él ya tiene 13 años. Fuimos Peeta yyo hace unas semanas a visitarlos por su cumpleaños- digo alzando la voz,tratando de convencerla. Estoy confundida ¿Cómo que Finnick volvió a ser unbebé?

-¿Qué cosas dices, katniss?- dice riéndosey luego se aleja.

Abro los ojos. ¿Qué está sucediendo?

Empiezo a correr y a correr, ya no quieroir a casa, prefiero ir al bosque donde puedo tranquilizarme y pensar las cosasmejor. Cruzo la plaza que esta atiborrada de personas. Voy haciéndome paso,empujando a unos cuantos, me empiezan a gritar cosas pero yo los ignoro, doblopor una calle y casi choco con un cochecito.

-Hey, ten más cuidado- me grita la madrecon ojos acusadores- casi atropellas a mi bebé.

-perdón, yo no quería
-trato de disculparmey retrocedo de espaldas pero me choco con algo o alguien, me giro asustada y meencuentro con una mujer con un bebé en brazos.

-mira por donde caminas- me gesticulaamarga y se entra a una tienda.

Doy un gritito, ¿Qué a todo el mundo se leocurrió tener hijos?

Me cierro la casaca por el frio y veo queestán cayendo copos de nieve. No me gusta el invierno, hace que los animalesbusquen refugio para invernar y se me hace más difícil la caza.

Me giro para volver a casa y refugiarme delfrio. Al momento de que me doy la vuelta me encuentro con un montón de madrescon niños en brazos, padres tratando de calmar el llanto de sus hijos, mujerescaminando con sus cochecitos, parejas con sus bebés y hablándoles en diminutivoy haciendo caras raras para que sus bebés se rían. Todos. Me empiezan a rodear,haciendo que me dolor de cabeza. El olor a bebé impregna el ambiente, ese olorsuave, a colonia y a talco

Me empiezo a marear, la gente con sus niñosse me pegan mucho y me empiezan a empujar, haciendo conducir por otro camino,trato de salir pero no lo logro, hay muchas personas a mi alrededor.

 

-¡Katniss!- grita alguien a lo lejos. Yluego ese mismo grito se va multiplicando por múltiples personas. Me giro y veoque todas esas personas tienen bebés- ¡Katniss!- gritan, tratando de que sostenga a sus bebés. Esto esuna pesadilla. Retiro las manos, pero ellos me ponen sus hijos en la cara.

-¡Aléjense!- grito desesperada, pero ellosparecen no oírme.

-¡Katniss! ¡Katniss!- siguen gritando y seme acercan demasiado, para salir tuviera que tumbarlos pero no puedo hacerlo.Gracias a dios que no soy claustrofóbica, porque de ser lo contrario ya mehubiera dado un paro cardiaco.

-¡Aléjense!- pido pero ellos hacen locontrario. Me agacho y empiezo a gatear para salir, me es casi imposible perolo consigo. El llanto de los niños inunda toda la plaza y siento que me retumbalos oídos, veo dos manos estiradas dispuestas a ayudarme, son dos manosdistintas, lo veo por el color de piel. No dudo en tomarlas, y en cuanto lohago, ellas me jalan y me sacan de toda la multitud.

De repente ya no estamos en la plaza, sinoen la cocina de mi casa en la aldea de los vencedores. Las manos eran de Peetay de Gale. Siempre me he sentido nerviosa tenerlos a los dos en la mismahabitación y esta vez no es la excepción.

Dos niños entran corriendo a la cocinadándose manotazos pero riendo. Uno es castaño y de ojos grises. El otro esrubio, de ojos grises y debe llevarle uno o dos años al castaño. El rubio letoma la mano a Peeta y el castaño le toma la mano a Gale.

Abro lo ojos como platos y tartamudeo

-¿qui
quiénes son?- pregunto intercambiando miradas con losdos niños, Gale y Peeta.

-¿Te golpeaste la cabeza, cariño? Son nuestros hijos- dice Gale

-Deberías descansar, cielo- dice Peeta

-¡¿qué?! No, no, no, ¿qué les pasa atodos?- grito y ellos se quedan como si no hubiera gritado ni nada, se quedanquietos y sonriendo a igual que
mis hijos. Mi respiración se hace rápida ysiento como si hubiera corrido una maratón- ¡¿quieren dejar de actuar así?!¡¿Qué les pasa?!

-¡Katniss! -gritan ambos pero solo veo susbocas moverse, el sonido lo escucho como si estuviera a kilómetros- ¡Katniss!¡Katniss!

De repente me siento como si estuvierapasando por un túnel. La luz se va haciendo cada vez más pequeña y máspequeña
hasta que todo es oscuro. Tranquilidad. No siento mi cuerpo. Sientopaz, nada me molesta ni incomoda, ni mepone feliz ni triste, no siento nada
pero luego una fuerte luz me da de llenoen la cara, haciendo que de un grito de dolor por mis ojos que siento que mearden.

Ahora sí despierto.

Tomo una bocanada de aire, como si mehubiera estado ahogando. Gotas de sudor caen por mi frente.

¿Qué fue eso?

-Katniss, por fin despiertas- me encuentrocon la mirada preocupada de Peeta, cada vez que tengo una pesadilla siento lanecesidad de abrazarlo para que me tranquilice. Y hoy no es la excepción.Quiero lanzarme a sus brazos para que me envuelvan y me acunen como si fuerauna niña pequeña, sus brazos siempre han sido mi fortaleza. Y siempre lo serán.Pero por alguna extraña razón me siento rígida e incapaz de moverme hacia él.

-¿Qué
qué paso?- pregunto confundida yviendo a todos lados.

-me preocupe porque no llegabas a casa,pregunte a los vecinos si te habían visto y me respondieron que la última vezque te vieron habías venido corriendo hacia aquí, entonces, no dude en venir.Cuando llegue Gale te estaba echando aire con un libro, y me dijo que te habíasdesmayado.

 

Miro por encima de su hombro y veo a Galemirándome con más preocupación que Peeta, él sabe el estado en el que meencuentro y que es peligroso desmayarse cuando estas embarazada, en cambioPeeta no lo sabe.

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Buenooooo, aquí esta el nuevo capítulo bien puntual.

Muchas muchas muchas gracias a las personas que comentan y que han puesto esta historia en sus favoritos.

Hasta el Martes!!! :D

En el capítuloanterior:

Miro por encimade su hombro y veo a Gale mirándome con más preocupación que Peeta, él sabe elestado en el que me encuentro y que es peligroso desmayarse cuando estasembarazada, en cambio Peeta no lo sabe.

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Después de lasinsistentes preguntas de Peeta por si me sentía bien, o si comí algo en malestado; Gale se ofreció a invitarnos a cenar. Peeta muy terco solo me dejotomar una sopa, en una cierta parte me molesta que me trate como a una niña quetiene que cuidar, pero en otra parte me gusta porque así siento que lepreocupo.

Durante la cena, Gale estaba con la mandíbula tensa y trataba de contradecirle todo a Peeta, yole lanzaba miradas de reproche pero él solo esquivaba la mirada.

- ¿y qué planeashacer en el verano del próximo año?- pregunta Peeta, al notar el ambienteincómodo.

-No lo sé, puesacabamos de empezar el invierno. ¿Y ustedes, han pensado en algo?- dice Galemirándolo fijamente

-No, no hemospensado en nada o al menos yo no lo he hecho, supongo que hare lo habitual:cazar en el bosque, al inicio de la primavera los animales de salen de invernarasí que hay más oportunidad de caza- digo, cruzando las manos sobre la mesapara que no se note que están temblando, me incomoda y me pone muy nerviosatenerlos a los dos juntos, y aún más hoy.

-Cuando llegue elverano trata de no embarazarte de nuevo- gesticula con la voz ronca.

No, no ¿Cómopudiste, Gale? Giro la cabeza rápidamente asustada para ver la expresión dePeeta.

Peeta suelta eltenedor haciendo que caiga en el plato y alza la mirada hacia Gale con los ojosabiertos más de lo normal.

-¿Qué has dicho?

-le dije a Catnipque cuando llegue el verano trate de no embarrarse de nuevo, ¿acaso norecuerdas como siempre llega hecha mugre después de cazar?- dice Gale tranquiloy divertido por la expresión que puso Peeta.

-oh, habías dichoeso... Yo
yo escuche que
no, no es nada - dice en voz baja frunciendo el ceñoextrañado.

Suspiro aliviada,bajando la mirada. ¿Desde cuándo Gale es así? Le he pedido que me ayude, y él está haciendo lo contrario.

-Bueno, creo queya nos tenemos que ir- dice Peeta levantándose de la mesa, me mira para queconfirme nuestra salida, a lo que yo afirmo moviendo la cabeza.

-Yo lavo lostrastos, no te preocupes- dice dándole una falsa sonrisa a Peeta.

-Está bien. Luegonos vemos, Gale- le da la mano a Gale, pero Gale aprieta más de la cuenta, peroPeeta no es tonto y le estrecha aún más fuerte y luego retira la mano. Noquiere pelear, él no es de los que pelean. Peeta se para en la puerta,aguardando a que valla.

 

-Hasta luego,Gale- me acerco y le doy un beso en lamejilla- gracias por todo, en serio -puedo molestarme por lo que ha hechoenfrente de Peeta, pero le debo las gracias por todo lo que hizo antes.

-Adiós, Catnip.Cuídate- eso ultimo lo susurra solo para que yo lo oiga. Sé a qué se refiere,estoy segura que de ahora en adelante me va a estar tratando como si me fuera aromper. Me incomoda un poco el pensar que Gale va a ser el que me cuide. Quieroque sea Peeta...

Me giro y meencuentro con unos ojos azules esperándome. Tomo su mano y él entrelaza susdedos con los míos. Nos encaminamos en un silencio cómodo hasta nuestra casa enla aldea de los vencedores. Pasa subrazo por mis hombros y me apega a él, me impregna su olor a canela y hace querelaje los músculos y me deje llevar por sus pasos.

- ¿Trajistellave?- le pregunto cuando llegamos a la casa.

- no cometo elmismo error dos veces, Katniss- dice fingiendo estar ofendido, haciendo quesuelte una carcajada.

La abre y se hacea un lado para que yo pase primero. Cierra la puerta detrás de él y deja susaco encima del sillón.

- Ah no, no, dejaeso en su sitio, Mellark- digo señalando la casaca tirada.

Él me miradivertido y la levanta.

<< Dile >> me recuerda una voz en mi cabeza.

Mi pulso seempieza a acelerar. Es cierto, tengo que decirle, no puedo ocultárselo

- Peeta
- lollamo en un susurro.

- Un rato, yavengo- comienza a subir las escaleras para dejar su casaca en el dormitorio.

Yo lo sigo. Entraal dormitorio, coloca su casaca en un colgador y lo pone dentro del armario.

Si pude decirle aGale, entonces claro que puedo decirle a Peeta.

Pero puede que la prueba haya
fallado o seguro miré mal. Seguro por el nerviosismo y por las lágrimas en losojos no vi bien, o mi cabeza me hizo una mala pasada y vi lo que temía. Lasdudas comienzan y me entra la inseguridad.

Peeta se voltea yse dirige al baño seguro para bañarse.

La prueba la dejeen el baño. En el piso.

Se me abren losojos como platos y siento la adrenalina correr por mis venas. Voy corriendo a la puerta y me apoyo de golpeen ella, quedando entre la puerta y Peeta. Su cara es de sorpresa y creo que lamía es más una mueca.

- ¿Qué pasa?-pregunta y trata de alejarme delicadamente

- No, no entresahí -digo poniendo las manos en su fuerte pecho y empujándolo- yo voy a entrar primero. Recuerda que hoy medesmaye, así que quiero ir al baño.

No sé sidesmayarse tendrá algo relacionado con las ganas de ir al baño, pero igual lodigo.

Él se ríe acarcajadas y se da la vuelta y sale de la habitación pero cuando está en elumbral de la puerta mira por encima de su hombro y me dice riéndose:

- ¿estas mal delestómago? ¿Quieres que después ponga un aromatizador? Ya sabes
por el olor.

Peeta ha cambiadomucho, ahora es más gracioso, molestoso,atrevido, pero no ha dejado de ser cariñoso, gentil y romántico. Me gusta estenuevo Peeta.

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Holaaaa de nuevooo.

Perdón por subirlo un poco tarde, pero es que enserio he estado ocupada por diferente motivos. y buenooo, no me voy a ir por las ramas, aquí esta su nuevo capítulo y espero que les agrade.

Quiero dar muchas gracias a las personas que comentan y que han puesto esta historia en sus favoritos. He visto que varias están deseando el momento en el que Peeta se entere de que Katniss esta embarazada, pero esa parte tardará unos capítulos más, todo a su tiempo jajajaja

 

Esto es todo lo que les quería decir. nos leemos el Viernes, bye!! :D

En el capítuloanterior:

Él se ríe acarcajadas y se da la vuelta y sale de la habitación pero cuando está en elumbral de la puerta mira por encima de su hombro y me dice riéndose:

- ¿estas mal delestómago? ¿Quieres que después ponga un aromatizador?

Me arranca unasonrisa al oír eso, Peeta ha cambiado mucho, ahora es más gracioso, molestoso, atrevido, pero no ha dejado de sercariñoso, gentil y romántico. Me gusta este nuevo Peeta.

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Entro al baño yla cierro detrás de mí en un golpe sordo.

Se borra misonrisa al bajar la vista y encontrarme con esa pequeña cosa alargada, blanca ycon una pequeña pantallita gris. La prueba de embarazo.

Rezo mentalmentepara que en verdad me haya confundido y visto mal el resultado por causa de laslágrimas que impregnaban mis ojos.

Recojo la pruebacon manos temblorosas, cerrando los ojos. Siento el frió plástico en mis manosy hace que me de escalofríos.

Por favor que mehaya equivocado.

Por favor, Dios.Sé que no pienso mucho en Dios, pero se supone que él siempre esta con nosotrosy nos cuida ¿no? No sé que hice mal para merecer todo esto, ya pasé por dosjuegos del hambre, una rebelión, las terribles pesadillas -y que aun perduranpero en menor intensidad, gracias a los brazos de Peeta que me hacen sentirprotegida-, y la peor de todas: la muerte de mi hermana.

Por favor, quetodo esto sea una confusión y que no este embarazada.

Por favor

Abro los ojoslentamente, con miedo.

Dos rayitas,positivo.

Cojo la pruebacon fuerza. Maldición. ¿Por qué? ¿Por qué todo lo malo me tiene que pesar? Detantas personas en el mundo
a mí, me tienen que malograr la vida.

Suelto la pruebade embarazo en el lavadero y miro mi reflejo. Me pongo de perfil en elespejo y subo mi camiseta para ver mivientre. Pronto se pondrá mas abultado y no podré ocultárselo a Peeta. Me dejocaer en el piso, apoyando mi espalda contra la fría pared de azulejos blancos.Dejo que las lágrimas caigan libremente. Tengo miedo. No podré cuidar de estebebé. Si no pude mantener a mi hermana pequeña viva ¿Cómo diablos podré mantenera este bebé que en cada segundo se va desarrollando más dentro de mí?

<>

Eso es lo quesiempre me digo a mi misma y trato de expresar a los que me rodean. Pero es unagran mentira, no soy fuerte. Soy débil. Y una de las pruebas es cuando meentere de que Peeta no me reconocía, me sumí en depresión, di por vencido todo.Pensé que jamás volvería a ver a mi Peeta, porque ese Peeta no era él que yoquería. Recuerdo claramente lo que pensé:

<< Se acabaron todos esos meses en los quedaba por sentado que Peeta me consideraba un ser maravilloso. Por fin me vecomo soy en realidad: violenta, desconfiada, manipuladora y letal. Y lo odiopor ello >>

Nunca pensé enluchar y hacer todo lo posible para que Peeta sane. Me di por acabada y dejéque los doctores hagan lo que tengan que hacer. No le mostré mi apoyo. No fui fuerte por él. Si no pude ser fuerte por el hombre que ame yque sigo amando, ¿cómo puedo ser fuerte y cuidar de un bebé?

 

Y ahora querecuerdo, también soy incapaz de cuidar de alguien. No pude cuidar a mihermana, no pude cuidar a Peeta, yo me había prometido sacar a Peeta sano ysalvo de nuestros segundos juegos, y pasó todo lo contrario. Ahora con mayorrazón no puedo tener a este bebé. No puedo traer a una pequeña criatura a un mundocomo este, porque luego tendría que explicarle el porqué de mis pesadillas, elporqué en ocasiones su padre aprieta los ojos con fuerza y se aferra alrespaldar de una silla, tendré que contarle que tiene una tía que murió porcausa de una bomba, que tiene dos tíos que murieron en el bombardeo al distritodespués del vasallaje y entre muchas más cosas. Cosas de las que no me sientocómoda hablando. Cosas que trato de olvidar.

- ¿Katniss? ¿Estátodo bien?- la voz de preocupada dePeeta del otro lado de la puerta me saca de mis pensamientos.

No sé cuandoempecé a llorar, pero siento el rastro húmedo de las lágrimas en mis mejillas.Tampoco sé cuanto tiempo he estado aquí metida. Me pongo de pie rápidamente,miro mi reflejo en el espejo y me seco el rastro de lágrimas. Cojo la prueba yla voto al basurero. Pero quedaría muy a la vista, por si Peeta vota algo.Decido coger trozos de papel, arrugarlos como si fueran basura y tratar detapar la prueba de embarazo.

- Si
si, estoybien
en un momento salgo - digomientras hago mi trabajo, espero haber sonado convincente. Cuando termino medoy cuenta que estoy ventilando, me miro en el espejo y trato de relajar mirespiración, aunque me es difícil, lo consigo después de unos minutos.

Abro la puertalentamente y me encuentro a un Peeta con ojos preocupados, sentado en el bordede la cama, mirándome fijamente. No sé porqué pero esa mirada me intimida unpoco y hace que quiera encogerme y desaparecer. Él se preocupa por mi, no meoculta nada, me cuenta lo que le preocupa, él confía en mí
y yo no haga nadamás que ocultarle el embarazo.

-Peeta
yapuedes
puedes entrar - no sé porque me tiembla la voz.

Él se levanta,aun mirándome con ojos preocupados. Me conoce lo suficiente como para saber quealgo me pasa. Trato de relajar los músculos de la cara y parecer relajada ydespreocupada, pero creo que más me sale una mueca.

Camina hacia milentamente, seguro pensando en que en cualquier momento saldré pitando.

-Katniss, no sabes disimular
- trato dedesviar la mirada pero me coge el mentón entre el dedo índice y pulgar,obligándome a mirarlo. Ver sus ojos azules en cierta parte me tranquiliza ycalma, son como un sedante o morfina, pueden liberar o calmar cualquier tension que tenga, pero también mirar susojos me hace sentir culpable y me doy asco ocultándole algo así, se supone quedebo confiar en él más que en cualquier persona, incluso más que en Gale.-sabes que puedes contarme cualquier cosa,
te quiero Kat y no quiero que nada te este teniendo así- me coje el rostro con su manos y sobamis mejillas con sus pulgares. Eso solo hace que me sienta aun más culpable yque sienta un dolor en el pecho. Roza su nariz con la mía, haciendo que sientauna corriente eléctrica en todo mi cuerpo. Siempre es así, cada toque, cariciao roce, hace que mil mariposas se concentren en mi vientre. No sé quesignifica, pero lo siento. - ¿me prometes que estarás bien? -Asiento - sé que te pasa algo, si es algo que se hablaentre mujer a mujer, puedo llamar a Johanna o a Annie -me aterroriza la idea -bueno, por la cara que has puesto, ya me confirmaste que te pasa algo y que noquieres que las llame. Bueno, no voy a hostigarte
Voy a darme una ducha.

 

Me suelta elrostro, no sin antes darme un corto beso en la coronilla, y se adentra alcuarto de baño pero cuando esta a punto de cerrar la puerta a sus espaldas sedetiene y me mira por encima de su hombro.

- Te quiero...-susurra. Baja la cabeza, ruborizándose un poco- Nunca lo olvides
- y cierra lapuerta.

- Y yo a ti
-susurro, aunque sé que no me ha oído.

Una tímidalagrima baja por mi mejilla. No puedo más con esto. Tengo que terminar con estamentira cuanto antes.

En el capítuloanterior:

- tequiero - susurra. Baja la cabeza, ruborizándose un poco y cierra la puerta.

- Y yoa ti
- susurro, aunque sé que no me ha oído.

Una tímidalagrima baja por mi mejilla. No puedo más con esto. Tengo que terminar con estamentira cuanto antes.

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Esa noche no duermo bien, me levanto cadamedia hora no sé por qué. No es por causa de pesadillas y la verdad es que esome sorprende porque normalmente solo me levanto por eso. Y si afortunadamenteno sufro pesadillas duermo como un oso en hibernación.

Por la mañana no siento los brazos de Peetarodeándome y eso hace que me preocupe. Me giro y no lo encuentro al otro ladode la cama. Frunzo el ceño. ¿y si algo malo le ha pasado? Por Dios, Katniss noseas tan paranoica ¿y si he hablado en sueños y se ha enterado del embarazo?Puede que se haya molestado tanto que ha tenido que alejarse. Me duele el pecho de solo pensarlo. Descartoesa idea antes de agobiarme porque las probabilidades de que haya dicho queeste embarazada en sueños son 1 en un millón. No puedo tener tanta mala suerte¿o si?

Tan rápido como puedo me cambio la pijamapor unos vaqueros, un jersey azul oscuro y me calzo las botas que usa para cazar porqueson las que más cerca tengo. Bajo las escaleras como un rayo con la esperanzade encontrármelo en la cocina preparando el desayuno. Pero no esta ahí. Caminohacia el refrigerador para ver si me ha dejado una nota como siempre hacecuando se va antes de que yo despierte. Nada.

Miro el reloj que tenemos en la pared. Sonexactamente las seis de la mañana. Seguro esta en la panadería. Si, seguro estaahí y se olvido dejarme una nota.

Salgo de la casa y el frió viento me golpeala cara. Me jalo las mangas del jersey para cubrirme los dedos antes de que seme congelen. El invierno ya ha llegado y creo que más fuerte que nunca.

Llego a la panadería en menos de cincominutos pero cuando pregunto por Peeta, los trabajadores que están bajandocostales de harina de un grande camión me dicen que no ha llegado aun. Mesiento cada vez más nerviosa y mi respiración se va haciendo más agitada.

Katniss cálmate, seguro esta dondeHaymitch. Pero ¿por qué mierda estaría donde HaymitchFlojo,vago,apestoso,borracho Abernathy?.

Pero pudo haber dejado una nota ¿no? ¿Porqué justamente ahora se olvide de escribir una entupida nota? ¿A caso se leadormecieron las manos y no podía escribir? ¿O es que Buttercup le comió la lengua y no pudo avisarme de quese iba?

¡¿Y si el viejo panzón (Snow) revivió deentre las cenizas?! Me doy una cachetada(literalmente) por pensar semejante idiotez. Una señora que pasaba por la acera de enfrente se asusta dehaberme visto tirar una cachetada a mi misma y se esconde en su casa.

 

Pero que cuando encuentre a este maldito Mellarklo voy a votar al suelo de una sola cachetada.

Me dirijo rápidamente a la casa de Haymitch,tropiezo unas cuantas veces por culpa de la nieve, pero me levanto ágilmente.Cuando llego a la puerta, toco tan fuerte que me duelen los nudillos, pasan unossegundos y me harto. Abro la puerta con la llave que siempre tiene escondidabajo el felpudo que dice "Bienvenido" (él no sabe que sé su "majestuoso"escondite). Cuando entro el olor a alcohol me invade y hace que tosa.

- ¿Haymitch? - no tengo respuesta

Me paseo por la sala. Me cruzo con variasbotellas de licor vacías, las voy pateando para dejarme paso. Me da lastimasaber que no puede dejar el alcoholismo, quisiera ayudarlo pero no sé cómo. Aparte, no es que me lleve fantásticamente con Haymitch Flojo,vago,apestoso,borracho Abernathy.

- ¿Haymitch? No te hagas el sordo y ven acá-camino por todo el primer piso de su casa y nada. Tenia la sospecha deencontrarlo tirado o sentado en el piso durmiendo después de una más de susborracheras.

Voy subiendo las escaleras y voy viendocada una de las habitaciones pero solo hay cajas allí. Me pregunto que guardaráahí, por qué por la apariencia de las cajas se nota que han estado ahí desdehace muchos años y no han sido para nada abiertas. Llego a la última habitación (que es donde deseguro él duerme). Pero cuando estoy apunto de abrir la puerta con una fuerzabrutal y entrar chillando: ¡¿donde demonios esta Peeta?!. Escucho una vozhablando preocupado. No, no es solo una voz. Son dos voces.

-tengo miedo, Haymitch. Tengo miedo de quenuestra relación se eche a perder

Es Peeta. Es la voz de mi Peeta. Un momento. ¿He dicho "Mi Peeta"?

Pego mi oreja a la puerta para oír mejorque dicen.

-tranquilo, niño. Ya vas a ver que todoesto va a pasar en cuanto menos te des cuenta. A parte, no es la primera vez que ella se comporta así. Tú sabes tantocomo yo de que ella se agobia por cualquier sonserita. -Oh, Haymitch. Teaseguro de que te estas equivocando en esa parte- O tal vez le va a venir elperiodo y por eso esta así.

Por eso Peeta no dejo la nota. Porque noquería que yo supiera que iba a venir acá a hablar con Haymitch.

-Haymitch

- ¿Qué?
-Peeta no le responde- ¡pero hablapues! No te quedes callado

-hay algo que tengo que decirte

No, no te atrevas Mellark. No puedecontarle de que nuestra primera vez fue producto de una borrachera estúpida porquerer probar quien puede imitar mejor a Haymitch cuando toma. Nunca me iba apoder imaginar que yo perdería la virginidad estando ebria.

- Déjate de suspenso y habla. Por tu carasupongo que es algo que si vale la pena escuchar- me imagino a Peeta todosonrojadito. Me hace gracia pero no me rió porque pudieran escucharme y porqueno quiero que Peeta le hable de nuestra primera vez a nadie. Y estoy segura quedespués Haymitch nos estará molestando.

- lo que pasa es que...es que Katniss
queKatniss y yo
Haymitch ahora que lorecuerdo, ya se esta haciendo tarde y tengo que ir a la panadería. Mejorhablamos luego a la hora de siempre ¿si?

¿A la hora de siempre? ¡¿A la hora desiempre?! Entonces eso significa quePeeta le ha estado contando cosas al viejo verde. Joder. Pero que este rubio melas va a pagar.

Antes de que Peeta salga y me pilleespiándolos, me escondo en una de las habitaciones vacías. Oigo a Haymitchrecriminarle a Peeta mientras bajan las escaleras, seguro lo esta insultandopor dejar la conversación a medias. Luego oigo la puerta cerrarse

Salgo de mi escondite y verifico queHaymitch también se ha ido. Afirmativo. Los dos no están en la casa. Bajo lasescaleras dando saltos y cuando estoy por salir me doy cuenta que mejor essalir por la puerta de atrás. Pero antes de irme cojo una botella llena delicor y la aviento contra una de las paredes.

- Eso es por hablar de mí a mis espaldas -digo a voz alta.

Salgo de la casa como dije: por la puertade atrás. Camino por el pequeño jardín con plantas muertas. Y salto por lapequeña valla, para llegar a mi propio jardín. Como la casa de Haymitch y lamía son continuas, nuestros jardines se dividen por una sola valla de maderablanca.

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Ho-Hola Soy Claudia. y te apuesto un unicornio a que... okno ._. (he estado viendo mucho a HolaSoyGermán) alguien más ve sus videos??

Aquí esta el primer capitulo de la semana y espero no aburrirlas por el tema de que Peeta aún no se entera de que Kat esta embarazada, preñada, en cinta o como quieran llamarlo.

Que tengan buen día y hasta el viernes

Al entrara mi casa, lo primero que hago es subir al baño para lavarme los dientes,cepillarme el cabello y todo lo que no pude hacer por ir a buscar a Peeta.

Peeta.Pensar en él me duele y me amarga. Sé que no debería amargarme con él, por quedespués de todo yo le estoy ocultando mi embarazo. Se pondrá furioso cuando seentere. Y lo peor es que él se sentirá más dolido al saber que el primero enenterarse fue Gale y no él, que es el padre de la criaturita. Me aterra pensaren eso. Me da miedo. ¿Amará a nuestro bebé? Claro que lo amará. Sé que él en unfuturo deseaba tener hijos. ¿Yo también lo amaré? Si yo era protectora con Prim,con un hijo seria aun más. Si fuera niña quisiera que tenga los ojostranquilizadores de Peeta. Y si fuera niño también quisiera que tenga losbonitos de Peeta. Peeta se vería tan tierno meciendo al bebé. Ya me lo imaginohaciendo carantoñas para hacerlo o hacerla reír.

Paso ahacerme mi trenza habitual cuando me doy cuenta que mi cabello ya esta libre denudos. Si mi bebé fuera una niña también le haría trenzas, no porque sea unafanática de las trenzas, sino porque es el único peinado que se hacer.

Mesorprendo de mi misma al pensar en eso. Creo que me estoy poniendo blandenguepor el embarazo. Debo dejar de fantasear en cosas bonitas con el bebé ypreocuparme por los peligros.

Tengo queser realista.

Si estebebé naciera estaría en constante peligro porque en caso de que haya signos derebeldía en el país, mi hijo o hija serian el objetivo para destruirme a mí y aPeeta. Mi bebé no seria normal. Tendría a una madre histérica y dañada por losfantasmas del pasado. Tuviera a un padre que tiene que estarse drogando paraevitar sufrir crisis mentales. Solo tuviera una abuela. Su único "abuelo" vendríaa ser un borracho que pasa la mayor parte del día tomando y durmiendo.

Esta noes la vida que quiero para un hijo mío.

El sonidode que alguien toca la puerta, me saca de mis pensamientos. Bajo rápidamentelas escaleras y cuando abro me sorprende la persona que estaba detrás.

 

- HolaKatniss- me saluda una sonriente Delly.

-¿Quieres algo?- su cara me delata de que no he sido educada - ah, perdón. HolaDelly
-la saludo a regañadientes.

- Hola -¿no se ha dado cuenta que ya ha dicho Hola? - ¿Esta Peeta?

- NO-creo que alcé mucho la voz. Solo que me molesta a horrores que ella todo elrato quiera estar al pendiente de MI Peeta.

<> pienso.

- oh,bueno. Entonces
este
-la miro fijamente -yo
mejor vuelvo más tarde.

- seguroesta en la panadería

-ya pasepor ahí, y no estab
-la interrumpo.

- ¿y sepuede saber por que lo estas buscando?

- ¿Pasaalgo?- pego un salto al oír la voz de Peeta a mis espaldas.

Giro micabeza y me lo encuentro mirándonos con una ceja alzada. ¿Pero por dónde entro?

-Katniss, me habías dicho que él no estaba aquí - maldita Delly.

- Hey,Catnip - de repente se aparece Gale detrás de Delly. -Hola, Delly. Bueno días, Mellark.- saluda aeste ultimo con un semblante serio.

- ¿Quétal, Hawthorne? - ¿porqué mierda Peeta y Gale siempre se tratan por susapellidos? Ellos son los que ponen elambiente tenso o más tenso de lo que ya esta.

- ¿se teofrece algo? - dice Peeta mirando fijamente a Gale, rodeándome la cintura conun brazo.

Gale mirael brazo de Peeta rodeándome y luego me mira a mí. No sé porqué pero meintimida su mirada. Me mira como si yo estuviera haciendo algo malo.

- si note importa, Mellark. Tengo que hablar con Katniss- no me ha nombrado por miapodo característico de él, de seguro esta molesto.

Yo ya sé dequé quiere que hablemos. Y aun no me siento muy cómoda hablando de eso.

-Entonces, hablen - me sujeta un poco más fuerte. Es obvio que no quiere que mevaya con Gale. ¿En serio no me va a dejar ir?

- Peeta
-lo llamo suavemente pero me ignora, le sobo el brazo haciendo círculos con lasyemas de mis dedos para tranquilizarlo.

Gale mirala caricia que le estoy dando a Peeta y frunce el ceño. Dejo de hacerlo.

Delly seha quedado muda, intercambiando miradas entre Peeta y Gale.

-es asolas. -Gale se esta cansando. Sé que es capaz de cogerme del brazo y soltarmede Peeta

- ¿acasoes algo tan importante?

- Peeta
-¿desde cuando tengo que pedirle permiso a Peeta para hablar con mi mejor amigo?

Peeta mesuelta pero antes de que yo pueda irme con Gale, él estampa sus labios con los míosen un apasionado beso. Yo me quedo sorprendida por un micro segundo pero luegole correspondo, aunque timida, su lengua delinea mi labio inferior pidiéndomepermiso para entrar, y yo sin saber qué hacer, le doy ese permiso, luegonuestras lenguas hacen una danza juntas, siento mis piernas temblar. Peetasiempre tiene ese sentimiento en mí. Hunde sus dedos en mis caderas y me pega aél. Sigo moviendo mis labios sobre los suyos pero Peeta para de repente.Dejándome con ganas de más. Me giro cuandoescucho un carraspeo. Lo suelto a regañadientes y veo a Gale un poco sonrojadoy apretando la mandíbula.

Me duelesaber que Peeta solo me ha besado así para darle a entender a Gale que soysuya. ¿Acaso duda de mí?

-Regresopara comer -le digo a Peeta, dándole un beso en la mejilla.

 

Me girohacia Gale y le hago una seña indicándole de que ya podemos irnos.

Sus pasos son rápidos y tengo casi trotar paraseguirle el paso. Por el camino quetoma, sé que quiere que hablemos en el bosque. Donde nadie pueda oírnos.
---------------------Hola de nuevo!Primeramente les quiero agradecer mucho mucho mucho a las personas que comentan y que han puesto esta historia en sus favoritos :D sin ustedes no pudiera saber si lo estoy haciendo bien o mal.Lo siguiente sería que estaba pensando cambiar el horario de actualización de capítulos, y tranquilas tranquilas, no hablo de un horario más comprimido, sino de uno más amplio, es decir, subir tres capítulos a la semana. Aunque aún estoy pensando esa idea porque el colegio me tiene atareada (¡¡Maldita escuela!! Algún día lo quemaré... ok no).Buenooo, hasta el martes!

En elcapítulo anterior:

Me girohacia Gale y le hago una seña indicándole de que ya podemos irnos.

Sus pasosson rápidos y tengo casi trotar para seguirle el paso. Por el camino que toma, sé que quiere quehablemos en el bosque. Donde nadie pueda oírnos.

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Cuandocruzamos la valla eléctrica (que ya no funciona) Gale me jala del brazocorriendo.

-Gale
-no me responde - ¡Gale! No te hagas el sordo- me mira por encima de su hombropor un segundo pero luego sigue corriendo sujetándome más fuerte el brazo.

Trato deno caerme a causa de las piedras, raíces de los árboles y enredaderas. Perotropiezo algunas veces.

Cuandoparamos, veo que hemos llegado a un prado.

Me quedohipnotizada con el maravilloso paisaje que tengo delante, aunque todo estacubierto de nieve, el cielo esta gris y los árboles no tienen hojas, para mi eshermoso. Es uno de los pocos paisajes en invierno que me gustan.

Aspiro el aroma a bosque, me gusta. Siempre meha gustado. Me recuerda a la primera vez que mi padre me enseño a cazar.

Cierrolos ojos, respiro hondamente y trato de hablar mentalmente con mi padre. Si esque existe un cielo.

< me siento desesperada eincapaz. Por favor ayúdame. Protégeme. Guíame. >>

Cuandoabro los ojos siento paz, como si la preocupación por todo se haya idotemporalmente.

Me sientoen la nieve y acaricio la nieve. Se me congela los dedos pero yo sigotocándola.

-Catnip
-escucho la voz de Gale llamarme. Había olvidado que no estaba sola.

Melevanto y me sacudo los rastros de nieve que se han quedado en mi ropa.

 

Cuandotermino de limpiarme, incorporo la vista hacia Gale. Y en menos de un segundoel jala mis brazos hacia él y junta sus labios con los míos. Sus labios semueven ferozmente. No es un beso tierno, ni cariñoso. Es uno apasionado ydemandante. Yo me quedo estática de pies a cabeza. No sé que hacer. Sus labiosno son como los de Peeta. No me gusta. Pongo mis manos en su pecho paraalejarlo.

- Gale
no

- medeseas

- ¿qué?

- tu mequieres, Catnip. Y aunque no me hayas correspondido de la misma forma, sé quete ha gustado.

- Gale
yo, yo no
-tartamudeo al hablar- yo amoa Peeta.

Es laprimera vez que le digo que lo amo.

- No. Túno lo amas. Lo que tu sientes por él es costumbre. Costumbre, Katniss. Es muydiferente.

- tu no puedes decirme lo que yo siento.

Dicho esome voy corriendo del bosque. Las ramas me golpean los brazos y parte de la carapero yo solo pienso en irme. ¿Para esto me ha traído al bosque? ¿Eso era loimportante que tenia que decirme?

Cuandocruzo la alambrada me seco las lágrimas. No había dado cuenta que estaballorando.

¿Lo quesiento por Peeta es amor o costumbre?

MalditoGale.

Estoy losuficientemente preocupada por el embarazo y ahora él no ha hecho más queponerme otra preocupación en mente.

¿Lo quesiento por Peeta es amor o costumbre?

¿Amor o costumbre?
---------------------------Sorpresaa! hoy Lunes 17 he subido capitulo! durante estos días he estado pensando en un nuevo horario y bueno, el que más me acomoda es:1era Semana: Lunes. Jueves. Domingo.2da Semana: Martes. Viernes.y así va consecutivamente. espero que les agrade el capitulo y el horario :3

En elcapitulo anterior:

¿Lo quesiento por Peeta es amor o costumbre?

¿Amor ocostumbre?

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¿Cómopuedo saberlo?

Al entrara mi casa, el olor a pan recién hecho me inunda.

Peetaesta aquí.

Ya mesentía culpable por ocultarle el embarazo y ahora me siento el doble deculpable.

¿Le hesido infiel?

No, no lohe sido, porque Gale es el que me ha besado. Claro, no tengo de que sentirmemal. Yo no fui la que inicio ese beso. Fue él.

Pero no melo quite de encima hasta después de un segundo

Maldición.

Aunquesolo fue un beso me siento como una perra. Y encima le soy infiel estandoembarazada de él. Si, soy una perra. Una completamente perr

- ¡Katniss!

Pego unsalto y me llevo la mano al corazón.

-Dios,Peeta. Me has dado un susto de muerte.

- ¿yo?Mas bien, tú me has asustado estando ahí parada en la puerta con la miradaperdida ¿estas bien? ¿Te pasó algo? ¿Te hizo algo? -Me besó- ¿necesitas algo?-necesitodormir en tu pecho- ¿Te duele alguna parte de tu cuerpo?

-soloquiero hacer pis

<>.

-¿quieres que te acompañe?

¿Qué? Unmomento. Retroceso y pausa. ¿Él quiere verme hacer pis?

- ¿Quédijiste?- le pregunto alzando una ceja

- que siquieres que te acompañe
ah, eso sonó mal
yo quise decir
este
.no es quequiera verte con el pantalón abajo
esdecir, yo solo quise decir que

Susmejillas toman un bonito color rojo claro. Me gusta cuando se sonroja, lo hacever tierno.

 

- Peeta
tranquilo. -llevo mi mano a su mejilla, acariciando su rubor. Luego de unossegundos mirándonos a los ojos, él toma mi mano que esta en su mejilla y se lalleva a los labios.

- Tetengo un regalo -susurra sonriente.

- ¿Qué?Pero aún no es mi cumpleaños

- Notiene que ser tu cumpleaños para que pueda regalarte algo, Kat. Aguarda aquí,solo cierra los ojos y espérame.

- ¿Almenos, puedo entrar a la casa y no quedarme aquí en la entrada congelándome?-le digo riéndome, señalando con los brazos el lugar en el que estoy parada.

Peeta mehace un gesto con la cabeza para que pase y cierra la puerta a mis espaldas. Mesiento en el sillón. Ha prendido la chimenea y hace que el lugar este máscalido y cómodo.

-Kat, tedije que cierres los ojos - suelto una risita y los cierro.

Oigo suspasos subir las escaleras rápidamente.

Me sientomal. Sucia. Parece que el mundo esta decidido ha hacerme sentir culpable.

Nodebería aceptar el regalo. No me lo merezco.

<>

Recuerdola voz de Haymitch cuando me lo dijo.

Muevo lacabeza para alejar ese pensamiento. Respiro hondo y trato de sacar todas lastensiones pero es en vano

Empiezo ajugar con mis dedos en un gesto nervioso. Es una manía de la que deberíalibrarme.

Cuandooigo los pasos de Peeta bajar, siento que voy a estallar.

Emoción.Culpabilidad. Ansiedad. Y muchas másemociones se mezclan

-Aun noabras los ojos
- susurra.

Suscalida manos se ponen en mi nuca y siento un hilo de metal bordearme el cuello,sus manos en mi nuca tratan de anudar o abrochar o no sé que cosa. Luego retirasus manos y me toma desprevenida cuando me da un delicado beso en la coronilla.

-Ahorasi, abre los ojos -cuando los abro me encuentro con unos ojos azules llenos deternura, cariño y ¿amor?

Bajo lavista y veo un lindo collar, pero no es un simple collar, es una fina cadena deplata y colgando tiene algo como una jaulita esférica con detalles, entrecierrolos ojos para ver que tiene adentro. Parece una bolita o

La perla.Es la perla.

- es laperla que te regale en el vasallaje- me lee el pensamiento.

- Peeta,es
es hermoso pero qué es exactamente. -me siento avergonzada al no descifrarlo que realmente es.

- suponíaque no ibas a saberlo. Es un llamador de Ángeles

Mi carade confusión debe ser muy notoria porque Peeta sonríe.

- Ytambién suponía que no ibas a saberlo.- sonrío - Los llamadoresde ángeles producen un sonido armonioso y agradable, como el de unascampanillas, que según la leyenda, es un sonido que avisa a nuestro "Ángel de la Guarda", de quien siemprenecesitamos su presencia. A los ángeles de la guarda les encanta este sonido, porque transmiten vibraciones metálicas y gráciles, pero si además deesto es utilizado por una persona, los ángeles reciben un mensaje que lesinforma de que están siendo llamados por alguien al que aman y deben proteger.

- Tú eresmi ángel de la guarda.

-Entonces, agita la esfera cuando me necesites. Así, aunque este alejado de ti, siempre estarécontigo y me recordaras.

Me tomade la barbilla y me besa los labios. Es tierno, lleno de cariño como él.

 

Cuando seva a alejar tomo su cara con mis manos y continúo el beso. Es una de las pocasveces en la que yo pongo la iniciativa. Lo quiero junto a mí. No quiero que sevaya.

-pareceque te gusto el regalo- dice contra mis labios

Yo losilencio besándolo más ferozmente pero como no sé hacerlo muy bien, vuelvo alritmo de antes. Siento su sonrisa en mis labios y hace que yo también sonría.No quito mis manos de su cara, le voy acariciando sus mejillas, pómulos, hastaque termino con mis brazos rodeándole el cuello.

Pongotodos mis sentimientos en este beso.

El dolorde todo lo que hemos tenido que pasar. Los nervios que siento por el embarazo.La culpabilidad por estarle ocultando esto ultimo y por dejar que Gale me bese.El miedo a la reacción que él llegue a tomar cuando se entere de todo. Pero eneste beso le demuestro todo el cariño que he llegado a tenerle.

Sus manoshacen círculos en mis caderas y yo jugueteo con los mechones de su cabello.

Paso debesarle los labios a besarle la mandíbula que se siente un poco rasposa por elrastro de la barba. Luego voy bajando hacia su cuello. Suelta un pequeño gemidocuando uso mi lengua para besarle ahí.

¿En quemomento me puse a horcadas en él?

Paro debesarle el cuello cuando siento sus labios ahora en mi cuello. Al sentir elmero contacto doy un jadeo, y siento mis mejillas arder. Es la sensación másplacentera que he sentido en toda mi vida. No quiero que pare.

Pero parami gran mala suerte mi estomago emite un gruñido, haciendo que Peeta pare susbesos y se ríe sonoramente.

- Vaya forma de cortar el romanticismo. Tieneshambre.

- No hedesayunado

- Puesque bueno que he horneado bastante

Cuandopasamos a la cocina me quedo totalmente sorprendida por encontrarme con todo unbuffet. Hay todo tipo de cosas: tortitas, cupcakes o magdalenas, bollos dequeso (mis favoritos), tostadas, huevos revueltos, jugo de naranja,waffles, galletas con chispas dechocolate en un lindo jarrón de vidrio, entre otras cosas.

-Mi Dios,Peeta. ¿En que tiempo has preparado todo esto?

- Cuandoestoy nervioso
ya sabes
se me da por cocinar bastante.

-¿nervioso?

- Tu.Gale. Solos. Bosque.

- Tepusiste celoso- no le pregunto, le afirmo.

- como tucada vez que me ves con Delly

- Eso esdiferente. Ella te busca cada quince minutos. Pasas más rato con ella en eltrabajo que conmigo en casa. Y te come con la mirada

- Ella nome come con la mirada.

- Peeta,soy mujer. Noto cuando a alguien le gusta una persona.

- perosin embargo no te diste cuenta cuando yo te observaba todos los días al salirde la escuela y cuando
-el gruñido de mi estomago lo interrumpe- mejor come.

Todo eldesayuno se pasa entre bromas por parte de Peeta. Y hace que me olvide de todo.Solo me centro en él.

¿Amor o costumbre?

En elcapitulo anterior:

Todo eldesayuno se pasa entre bromas por parte de Peeta. Y hace que me olvide de todo.Solo me centro en él.

¿Amor ocostumbre?

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Toda lamañana y parte de la tarde me la pasé carcomiéndome la cabeza pensando si todolo que sentía por Peeta era amor o pura costumbre. Pero
pero es tan difícilsaberlo. Observe todos sus movimientos, y me sorprendí de como yo respondía asus actos. Él era capaz de arrancarme una sonrisa en los momentos másdifíciles. Y para mi este es un momento difícil. Y podía hacerme sonreír, sonrojar por sus cumplidos, inclusolograba que ría.

 

¿Escostumbre? ¿Cariño de amigos? ¿O amor de amante?

Me giroen la cama y quedo frente a frente con Peeta. Su brazo me rodea la cintura yhace que estemos más juntos.

- Penséque estabas dormido- susurro como si alguien pudiera oírnos

- Nopodía dormir.

- ¿Porqué? -le acaricio un mechón rubio que cae en su frente.

-Me gustaverte dormir. Y tambien estaba observando el cielo. A parte, sabes que no puedodormir en la tarde.

Miro porencima de mi hombro y veo parte del cielo por la ventana. Vuelvo la vista haciaél y se me ocurre una idea.

- ¿sabesdonde se ven mejor?

- En elbosque

Lo miroalzando las cejas para que descubra mi idea.

- ¿Deverdad?- me pregunta como si fuera un niño que le acaban de ofrecer ir a unparque de diversiones y no se lo puede creer. Me gusta verlo así.

- Voy atraer nuestros abrigos- digo sonriente y a Peeta se le instala un brillo en losojos. Son pocas las veces en las que vamos al bosque los dos juntos. Bueno, enrealidad solo hemos ido al bosque los dos una o dos veces. Y la última fue haceunos cinco meses si mi memoria no me falla.

Al salirde casa, un viento frió viene a nuestro encuentro. Peeta me pasa un brazo porlos hombros para estar más juntos y no enfriarnos tanto. Caminamos en un cómodosilencio en el que solo se oye nuestras respiraciones, cada vez que exhalamosse forma una nubecilla blanca. Peeta me coloca un gorro de lana negro que tieneun pompón blanco.

- Me veoridícula con ese gorro- digo sacándomelo

- Déjatelo,te ves tierna- me lo vuelve a poner. Yo bufo pero luego sonrío.

Al llegara la alambrada Peeta me deja que pase primero. Cuando él la cruza lo hacetorpemente y me río.

Caminamossin rumbo por el bosque tomados de la mano, que están cubiertas por unosguantes que me mando La presidenta Taylor el año pasado por mi cumpleaños, yono quise aceptarlos pero ella no cedió.

Por elcielo supongo que serán las seis de la tarde, aunque como es invierno y elcielo anochece más rápido. Así que seguro son las cinco y media.

Llegamosa una parte en la que hay menos árboles. Peeta coloca una manta gruesa encimade la nieve y nos quedamos tumbados ahí. En silencio. Solo observando el cielo.Tomados de las manos. Sintiendo nuestra cercanía.

No sécuanto tiempo ha pasado pero cuando abro los ojos Peeta me esta acunando comosi fuera un bebé. A nuestro costado hay una fogata.

-Me quededormida- le aviso aunque es obvio.

-Me dicuenta. No quise despertarte, te ves tremendamente adorable dormida entre misbrazos y con ese gorro.

Leacaricio el pecho y hundo mi cara en él. Me sigue meciendo. Algún día meceráasí a nuestro bebé.

Nuestrobebé.

Se sientetan raro decirlo
o más bien, pensarlo.

Nuestrobebé. Mió y suyo.

El calorde la fogata y el del cuerpo de Peeta me reconforta y hace que me quede dormidade nuevo

Sueño enun mundo en el que nuestro hijo vive feliz y a salvo. Donde no hay nada de laque protegerse y no hay que preocuparse por sobrevivir.

Estoy enmi casa, sentada frente a la ventana. Mirando a Peeta caminar hacia aquí desdela panadería. Peeta sostiene con una mano unas cuantas bolsas que parecen muypesadas y con la otra mano sostiene la manita de nuestra hija. Si, es una niña.Una bella niña con su cabello castaño como el mió y con una mirada tierna comola de Peeta, ella trae cargando en su espalda su pequeña mochila. Parece quePeeta le cuenta algo gracioso porque nuestra hija se ríe. Se ve tan bonitasonriendo. La mirada de él es diferente, es de ternura, protección y de uncariño infinito, como si nuestra hija fuera el ser más preciado del universo. Yen cierto modo lo es, tanto para Peeta como para mí. Es la imagen perfecta:Peeta y su hija.

 

Acariciocon las yemas de los dedos el vidrio de la ventana. Y una sonrisa se me escapa.

Peetaentra y cierra la puerta detrás de si, pone la mochilita en el sofá y caminahacia la cocina, donde deja las bolsas, y luego regresa.

- ¿y laniña? ¿No venia contigo?- le pregunto al no verla

- se haquedado afuera, para montar su bicicleta.

Giro mirostro y la veo, pedaleando en su pequeña bicicleta rosa con rueditas de apoyo.Ella lleva un lindo vestidito blanco y unas converse rosadas.

Refunfuñacuando a veces se le hace difícil montar, y frunce el ceño para concentrarse.Se parece a mí.

Veo aPeeta y me lo encuentro tumbado en el sofá dormido, de seguro a tenido un díaatareado en la panadería, debí ir yo a recoger a nuestra hija del colegio. Cuandovuelvo la vista a la ventana para seguir admirando a mi pequeña, no la veo.Solo veo su bicicleta tirada en el piso. Pero no hay rastro de ella

Asustadame levanto y cruzo la puerta como un rayo.

Giro micabeza a todos lados para buscarlo pero no la encuentro. Siento los latidos demi corazón ir más rápido cada segundo que pasa.

- ¿Hija?-la llamo asustada, pero no tengo respuesta - ¡Hija! -ahora grito.

Camino omás bien, corro por los alrededores pero nada. Juro que si en verdad esta esuno de sus juegos no voy a gritarle ni nada parecido, solo llorare de felicidadporque solo ha sido un susto y no algo serio.

- ¡Mamá!-escucho su grito de terror a la distancia.

Como simutos me persiguieran, corro lo más rápido que puedo hacia la voz. Pero luegome pierdo, y no sé a dónde ir. Siento una gota de sudor resbalar por mi frente.

- ¡Mami,por favor! Por favor
ayúdame - ahora es llanto.

Ahora séde donde viene su voz. Corro y corro, no había corrido así desde la guerra.

Losgritos de auxilio y el llanto se van haciendo más claros. Me voy acercando. Mesorprendo tomando el camino que diariamente hacia el bosque. Y cuando llegodonde esta mi niña, el alma se me cae a los pies.

Estasentada en una silla de madera, su pelo esta revuelto y noto que sus manosestán atadas y ensangrentadas al respaldar de la silla. Una lágrima cae por mimejilla. Pero la furia y el pánico me llenan cuando veo a su costado a Snow.Esta vestido con un traje negro y camisa blanca impecable. Mi pequeña tiene ensu regazo una rosa blanca, diría que es una rosa preciosa pero para en realidadme produce nauseas ver esa maldita flor en mi hija. Cierro los puños.

Cuando estoy por cruzar la alambrada me detengoporque escucho es zumbido, significando que esta electrificada.

Estoyasustada. No puedo llegar a mi hija. No puedo protegerla porque no puedoalcanzarla.

-Señorita Everdeen, no sabes cuanto me alegro por volver a verla. ¿Y que mejorencontrarme con su hija?

 

- Porfavor, no le hagas nada
haré lo que me pidas, pero
pero no la lastimes. Todoslos problemas del pasado son entre tú y YO. Ella no tiene nada que ver.

- Ay,señorita. ¿No te das cuenta que esto no es por mi?

Noentiendo, ¿a que se refiere? Si él no quiere conseguir nada, entonces por quéhace esto. ¿Por qué con mi hija?

El parecever mi confusión porque luego dice:

- Esto espor ella- dice mirándola, le acaricia la cabeza.

- NO LA TOQUES - no sé de dónde me salio tanta fuerza en lavoz.

Mi hijase queda llorando en silencio y mirándome pidiéndome auxilio. Me destroza elalma no poder hacer nada. Reúno fuerza de valor y trato de cruzar la alambrada.No me importa si esta electrificada. Corro y cuando hago contacto con ellasiento como si me hubieran tirado un terrible latigazo que se esparce por todomi cuerpo y hace que me tire de espaldas. Mi cuerpo completo tiembla y veoborroso, trato de ponerme de pie pero solo consigo ponerme de pie por unsegundo y luego caigo de bruces contra la nieve, eso hace que me retumbe más lacabeza. Me apoyo en los antebrazos y mantengo la vista en Snow.

- Mírate,das pena. ¿Cómo piensas cuidar de esta niña si no eres capaz de mantener convida a los que más quieres?

Mearrastro hacia la alambrada y trato de pasar por debajo pero no funciona. Megolpea de nuevo hacia atrás y me siento peor de lo que ya estaba. Lagrimas defuria, dolor y pánico mojan mis mejillas.

- Nopuedes proteger a nadie. ¡¿Quién más morirá?! Todas las personas que estaban a tu cuidado terminan muertas. Primerofue tu aliada y pequeña amiguita Rue. Después tu querida hermana Primrose. Yahora tu pequeña hija

- NO, porfavor
por favor
-digo entre llanto. No quiero llorar, no quiero que me veadébil. Pero no puedo contenerlo, a tocado mi punto débil.

- teestoy haciendo un favor, Everdeen. Te estoy adelantando el dolor, esto iba apasar de todos modos. ¡Eres incapaz de cuidar! ¡No puedes! ¡Todo te sale mal! Teestoy dando un grandísimo favor. Te estoy dando la oportunidad de que me odiesy me culpes a mí por la muerte de tu hija y no que te culpes a ti misma por nopoder salvarla de un accidente de automóvil o tal vez de una enfermedad o porque se callo de las escaleras o yo que sé.

La va amatar. Esta más que claro. Con todas mis fuerzas me pongo de pie y me apoyo enun árbol medio muerto.

Y luegopasa lo más temido. Veo son los ojos aterrorizados de mi cielito, mi pequeña,mi cariño, mi dulce princesita, mi hija

Ydespués, oigo el disparo.

-¡Katniss! -oigo la voz de Peeta. Pero no respondo. No quiero a nadie. Soloquiero matar. Eso es lo que soy: una maquina de matar. Quiero destrozar a Snow

-¡Katniss! ¡Katniss! ¡Katniss, cariño!

Abro losojos. Despierto.

Instintivamenteme llevo las manos al vientre.

Peeta estasujetándome los hombros y su mirada es asustada, logro notar hasta lagrimas ensus ojos.

- Peet
yo
solo fue
- tartamudeo a causa de la emoción del sueño, me restriego losojos con las manos y veo que aun seguimos en el bosque. Todo esta oscuro y solonos ilumina la fogata.

-Luegohablaremos de eso ¿si?- no, no quiero hablar de este sueño.

No lecontesto y con las manos temblorosas me limito a ponerme de cuclillas yayudarlo a enrollar la manta que usamos para tumbarnos en ella.

 

Peetaapaga la fogata con nieve y luego nos encaminamos hacia casa. Caminamos entrelos árboles con la ayuda de una pequeña lámpara que maneja Peeta. El frióviento nos golpea y hace que me estremezca. Me pego a Peeta y el me rodea consus brazos, el lo hace para que yo entre en calor, peor yo más lo siento paraque me proteja, como si sus brazos fueran la barrera que me aleja de los miedosy pesadillas. Al llegar a la alambrada me pego más a él y me tiemblan lasmanos. Que bueno que es invierno para que Peeta pueda confundir mireacción. En el momento que Peeta medeja pasar primero por debajo de la alambrada, agudizo el oído para escuchar elzumbido pero no oigo nada.

Solo fueun sueño, Katniss. Tienes que calmarte.

Al entrara casa, siento una gran satisfacción por haber llegado.

Peeta mepregunta qué quiero cenar, pero yo le respondo que no quiero comer. El insistee insiste pero yo termino ganando.

Aprovechoque Peeta esta cenando para cambiarme en la habitación y no en el baño mi ropallena de nieve por mi cómoda pijama. Metumbo en la cama y me cubro hasta la barbilla. Apago la luz y me pongo cómodapara dormir pero no puedo. No quiero volver a soñar eso. Me destapo e incorporo abrazando misrodillas.

Unosminutos después Peeta viene, coge su ropa de dormir y se dirige al baño paracambiarse. A pesar de que ya tuvimos nuestra primera vez, es como que no cuentaporque no recuerdo ni la mitad de esa noche y aparte, no hemos vuelto hacerlo.Y aun yo no me siento cómoda para verlo desnudarse enfrente mió y yo desnudarmea su vista. ¿Cómo será ver su cuerpo desnudo? Siento mis mejillas arder porpensar en eso.

Cuandovuelve se acuesta a mi lado y se me queda mirando

- ¿Quépasa? ¿Tengo algo en el cabello o en la cara?- digo palpando mi cabello suelto.

- No, notienes nada. Solo que estas hermosa con ese rubor - si supiera de a qué vieneese rubor.

Mesonrojo aun más por oírlo decirme que me veo "hermosa" aun no llego aacostumbrarme completamente a sus cumplidos. A pesar, de que ya ha pasado unbuen tiempo de oírlos.

-¿Enserio?

-¿Enserio qué?

- Te has puesto más sonrojada ¿es por habertellamado hermosa?

Norespondo. El conoce la respuesta.

- pues tediré eso y muchos más cumplidos hasta que te hartes de escucharlos.

Me rióbajito y dejo de abrazar mis rodillas para recostarme en su pecho. Es la únicaposición en la que tengo la seguridad de que no sufriré pesadillas.

Pasansegundos, minutos, horas
y no puedo dormir.

Esapesadilla me tiene intranquila.

<<¿Cómo piensas cuidar de esta niña si no eres capaz de mantener con vida a losque más quieres? >>

Recuerdoclaramente esas palabras. Y lo que más me duele es que es cierto. Estacriaturita que esta creciendo en mí no se merece como madre a una chica comoyo.

Aborto.

Lapalabra viene a mí de la nada. Y me da un escalofrió

¿Eso estapermitido en Panem? He oído de campañasque van en contra de eso. También he escuchado en la plaza a una chica platicando con su amiga sobre quetuvo que abortar a su bebé porque se acostó con tantos tíos que no sabia cualseria el padre. O sobre chicas que simplemente se les rompió el condón y ahoratienen que "solucionar" el "problema".

Yo no sési Peeta uso condón y se rompió. No recuerdo casi nada de esa noche. Yoesperaba mi primera vez con Peeta como un cuento: la habitación llena de velasaromáticas, la cama con pétalos de flores y un montón de cursilerías así. Porque sabiendo lo romántico y a veces cursi que puede llegar a ser Peeta eraobvio que iba a ser así.

 

< >>

Ese dialogome asalta de la nada.

Si yo
siyo lo hiciera, ¿le haría un favor? ¿Siyo abortaría al bebé le haría un favor?

Así mi hijo ya notuviera a una madre y a un padre un poco anormales.

Estemundo es malo. Lleno de sufrimiento por el pasado. Cada persona con su dolorinterno.

Este no es el mundo que quiero para mi hijo
y tengo que hacer algo al respecto.
-----------------------Holaa queridas lectoras. Aquí les dejo el capitulo del día antes sus ojos, espero que lo disfruten. Bye, que tengan buen día

En elcapitulo anterior:

Este noes el mundo que quiero para mi hijo

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Quito el brazo de Peeta que merodea, con zumo cuidado para no despertarlo, deben ser las cuatro y media de lamañana. El pensamiento del aborto me ha penetrado y he llegado por fin a lasolución de que voy a hacerlo. No quiero que mi hijo o hija crezcan en un mundocomo este. No quiero que a ellos también los persiga mis fantasmas del pasadopor culpa de mis pesadillas.

Espero que el doctor Aureliusya este despierto.

Bajo las escaleras descalza ysin hacer el menor ruido (cosa que consigo sin cuidado).

Busco en una libreta quetenemos en un cajón el número de teléfono del doctor.

Cuando lo hallo sonríotriunfante.

Lo marco en el teléfono de pared que tenemosen la cocina.

Al primer timbre no contesta.

Tal vez aun no esta en suconsultorio.

Al segundo timbre tampoco.

Seguro esta ocupado.

Pero al tercero va la vencida.

- ¿Hola?- contesta el doctorcon voz tranquila

- Buenos días, doctor. SoyKatniss Everdeen

- Katniss, que sorpresa ¿Cómoestas?- embarazada. Omito su pregunta - ¿Qué tal esta Peeta?

- Peeta esta muy bien, no hasufrido ningún ataque en estas últimas semanas

- Me alegro. No es por serfijado pero no has respondido mi pregunta sobre ti

Fijado.

- es que
-trato de buscar unarespuesta pero me quedo en blanco al acordarme que al final lo terminaradescubriendo porque yo misma se lo contare.

- Oh, entiendo
a eso se debetu llamada. ¿Quieres decirme ahora o prefieres sacar una cita?

- Mejor una cita

- ¿Tienes alguna fecha enmente?

- Yo lo llamo cuando tengauna.

- Esta bien, hasta entoncesseñorita Everdeen. Mis más cordiales saludos al joven Mellark.

- Adiós doctor, gracias.

A último minuto, un segundo antesde que cuelgue llego a decir:

- ¡Doctor!

- ¿Si? Ya iba a colgar.

- ¿Puede hacer esta llamadaconfidencial?

- Por supuesto
espero que nosea nada grave lo que tenga, señorita.

Y cuelgo apenastermina de hablar y sin despedirme.
---------------Chan Chan Chaaaannn....la cosa se pone tensa e interesante. el capítulo ha sido tremendamente corto, lo admito. pero lo he dejado así porque creo que lo resume. nos vemos el vierneesshh.pdt: No me odien, la culpa es de la tonta Katniss ._. ok no...

En elcapitulo anterior:

 

- ¿Puede hacer esta llamadaconfidencial?

- Por supuesto
espero que nosea nada grave lo que tenga, señorita.

Y cuelgo apenas termina dehablar y sin despedirme.

-------------------------------------------------------------------

Vuelvo ala cama con las manos temblando. Tengo una sensación extraña en el pecho, escomo si tuviera un gran peso encima o como si dos manos invisibles meaplastaran la caja toráxico.

Cuandotrato de abrazar a Peeta la extraña sensación va en aumento. No puedo. Me doyla vuelta, quedando de espaldas a Peeta.

Ladecisión esta tomada. No habrá vuelta atrás. Abortaré y todo volverá a ser comoantes.

Con esepensamiento en mi mente caigo dormida.

Aldespertar siento como si solo hubiera dormido unos cuantos minutos. Palpo aciegas la cama en busca de Peeta pero no lo encuentro. A penas doy unmovimiento para incorporarme mi estomago suena y tengo que ir corriendo albaño, tapándome la boca con una mano, abro como puedo la puerta y me dejo caeren el frió suelo, levanto la tapa del retrete y vomito. Es asqueroso. Meproduce unas arcadas fuertes, y que me tiemblen las manos. Odio vomitar. Merecuerda a cuando no teníamos nada que comer y vomitar lo poco que recibíamosera lo más triste que nos podía suceder.

Escuchounas pisadas subir las escaleras. Sin duda es Peeta. Reconozco sus pisadas.

Al vermeen este estado corre rápidamente hacia mí y me sujeta el cabello para que no semanche.

- Peetavete- me incomoda que me vea así.

- sshh,tranquila- me soba la mejilla con la mano que no sujeta mi cabello.

Justocuando voy a responderle me asalta otra arcada. Cuando paro de vomitar respiropor la boca, ya que el olor es horrible. Me levanto débilmente hasta el lavabopara cepillarme los dientes.

¿Sesupone que tengo que darles las gracias a Peeta? No lo sé.

Clave lavista en el lavabo mientras me lavo los dientes, siento su mirada fija en minuca. Siento un leve calor en mis mejillas. ¿Por qué me sonrojo? Odio hacerlo.Pero a él parece gustarle.

Cuandotermino, no sé que hacer. Si salgo del baño en este momento sin dirigirle lamirada pareceré una desagradecida. Pero si lo miro tendré que decirle algo yenfrentarme a sus preguntas. Opto por la primera opción.

Con lamirada baja, empujo levemente su pecho con mi hombro para que me deje salir delbaño. Él se hace a un lado dándome espacio. Pero luego me toma el brazo,involuntariamente lo miro atenta por unos segundos.

- ¿Estas bien? -me pregunta con aspectopreocupado.

<> dice una voz en mi cabeza.

- Si. Porsupuesto. Claro que estoy bien. Muy bien diría yo
¿por qué lo preguntas?

Soy unaestúpida.

- ahbueno, yo subía tranquilamente para preguntarte que querías desayunar y te meencuentro prácticamente arrojando tu estomago por la boca. Eso no es estarbien.

- Peeta,no es nada. Estoy bien.

- Talvez, deberíamos hablar con un doctor.

Creo quecasi se me salen los ojos de sus cuencas. No puedo ir donde un doctor conPeeta. Porque sino el maldito doctor se daría cuenta que estoy embarazada, yasí Peeta se enteraría.

 

- Este
quiero decir, yo estoy
estoy bien. Bueno, ya sabes
- Vamos, Katniss. Piensaen algo- seguro
seguro
.seguro comí algo en mal estado. Si, eso.

- Kat, hecomido lo mismo que tu y a mi no me ha pasado nada.

¿Por quétienes que ser listo, Peeta?... Aunque en realidad no se tiene que ser tanlisto para averiguarlo.

- pues,tal ves tu sistema inmune es más fuerte que el mío. Cada persona es diferente.

-Entonces, necesitas vitaminas. Iremos donde un doctor.

Maldición.Tengo que encontrar una solución.

¿Pero quéle digo? Nunca he sido buena en las palabras.

Tengo quedetenerlo.

- Peet
-me interrumpe antes que pueda terminar de decir su nombre.

- No,Katniss. ¡Ya basta! Iremos a la clínica si o si. ¡Y no voy a hablar más delasunto!

Me quedo quieta, mirándolo sorprendida. Nuncame había hablado así

Abro laboca para decirle algo pero no se me ocurre nada, tengo la mente en blanco,cierro la boca.

- No,kat, yo
perdón, no debí hablarte así. Solo que
veras, estoy preocupado
-sepasa la mano por el cabello- Primero te encuentro desmayada en la casa de Gale.Luego, actúas como si me estuvieras ocultando algo. Veo tus gestos, tusmovimientos, noto cuando tu respiración se acelera mientras estas pensando enDios sabe que. Estoy preocupado, Katniss. Preocupado por ti.

Mis ojosse llenan de lágrimas al escuchar aquello.

Me sientoasquerosa recibiendo sus disculpas por haberme alzado la voz cuando yo le estoyhaciendo algo mucho peor.

¿Cómopuedo ser tan cruel?

Nunca meperdonará haberle escondido el embarazo y el aborto.

Perotengo que hacerlo. Es lo mejor.

- Peeta,no tienes que disculparte.

Sinesperar respuesta salgo de la casa y me encamino en silencio hacia la estaciónde tren para preguntar cuanto cuesta un pasaje hacia el distrito cuatro, dondese encuentra el doctor Aurelius.

Al llegarla señorita detrás del mostrador se sorprende al verme. Luego se concentra enbuscar cuanto cuesta un pasaje al 4. Resulta que son 16 dólares. Tengo dinerode sobra así que le digo que me reserve un pasaje para dentro de dos días.Mientras más rápido sea todo mejor. Ya quiero salir de todo este problema ycontinuar con mi vida.

Todo elregreso a casa me la paso acariciando el llamador de ángeles que me dio Peeta.

Peeta merecibe con un delicioso desayuno que no disfruto mucho. Tengo demasiadas cosasen la cabeza.

Cuandoambos terminamos de desayunar yo me ofrezco para lavar los trastos.

Todo eldía se pasa en indirectas por parte de Peeta hacia mí sobre la confianza y todoeso. Trato de ignorarlo pero no puedo. Me es difícil.

Perocuando consigo calmarme y olvidar todo por unos minutos, aparece ante mi lo queGale me ha hecho preguntarme.

¿PorPeeta siento amor o costumbre? ¿Cuándo voy a saberlo? ¿Y como voy a saberlo?

Luegorecuerdo el beso entre Gale. Sin duda fue muy diferente al que me dio Peetacuando me regalo el llamador de ángeles. ¿Tengo que contarle a Peeta sobre elbeso que me dio Gale? Eso lo lastimaría, y tengo que admitir que me duele más amí verlo lastimado a él. Pero si no le cuento seria como si lo estuvieratraicionando de una cierta forma.

 

Pensar entodo eso hace que me retumbe la cabeza.

Deben deser las seis de la tarde cuando llamo a Aurelius para comunicarlo que iré alcuatro dentro de dos días para ir a su consultorio. Él como siempre, mepregunta por la salud de Peeta y de Haymitch y por supuesto, de la mía. Tratode no darle mucha información sobre mí, por si Peeta llega a escuchar.

La tardellega rápido, y en cuento menos me doy cuenta ya estoy en la cama, durmiendo allado de Peeta pero sin tocarnos. No me atrevo a hacerlo. Caigo rendidarápidamente.

Esa noche no sueño nada

En elcapitulo anterior:

La tardellega rápido, y en cuento menos me doy cuenta ya estoy en la cama, durmiendo allado de Peeta pero sin tocarnos. Caigo rendida rápidamente.

Esa nocheno sueño nada

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POV Peeta:

Me duele haberlementido a Katniss diciéndole que iba a la panadería cuando en verdad iba a lacasa de Delly, pero tenia que hacerlo, es por su bien y en cierta parte, por elmío.

Todos estos días han sido muy confusos para mí. Cuando leregale el llamador de ángeles, me besó de una manera que me sorprendió, pero misorpresa fue mayor cuando se puso a horcadas encima de mí. Si no hubiese sidopor mi fuerte autocontrol hubiera tenido una gran erección ahí mismo. Y bueno,teniéndola en esa posición creo que hubiera sido un poco difícil ocultarlo. Yluego, ella se porta de una manera extraña, como si algo la atormentara y nosabe cómo solucionarlo. Esa es mi mayor preocupación.

- pasa algo extraño. Sé que algo oculta, pero por más quetrato de averiguarlo
no consigo nada. -digo, pasándome la mano por el cabello.

- ¿y por qué piensas que pasa algo? Tal vez es soloimaginación tuya.

- creo que no me quiere decir nada por que es un tema demujer a mujer.

- en tal caso, pide a Annie que hable con ella.

- No quiero molestarla pidiendo que haga un largo viajesolo para que me haga un pequeño favor, a parte, ella tiene a su hijo y tieneque ocuparse de él, no puede dejarlo solo.

- Ah, entiendo.

La miro fijamente, se me escapa una sonrisa verlasonrojada por el frío.

- ¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?

- no pudieras
no sé, tal ves
ir donde Kat, pasar la tardecon ella y

- ah, no, no, no, no, no, pídeme cualquier cosa pero noeso.

- Delly, por favor

Odio hacer esto, pero no me queda de otra.

- No, Peeta. No pongas tu cara de cachorrito abandonadoen plena lluvia. Esa mirada no funciona conmigo.

La sigo mirando, e intento que mis ojos parezcan que voya llorar.

- Maldición, Peeta. Esta bien, me convenciste. Pero queno se te haga costumbre.

Sostengo su cara entre mis manos y le doy un beso en lacoronilla.

- iuuu, ¡¡Peeta!!- se queja alejándose.

Yo me río con ganas y vuelvo a besarla en la frente,cuando me alejo ella hace como si fuera a vomitar. Eso es lo que me gusta deella. Que a pesar de todo lo que hemos tenido que pasar, ella sigue o trata deactuar normal. Y lo que más me alegra es que no ha perdido su sentido del humorcaracterístico de ella.

- Bueno, como voy a tener que ir a pasar la tarde conKat, ¿me ayudas a elegir un vestido?

- ¿un vestido para qué? ¡Estamos en invierno! Además, note estoy pidiendo que vayan a una ceremonia o una fiesta y mucho menos un bar.

 

- solo ayúdame a buscar un vestido bonito en mi armario.

En ocasiones Delly me pide que la ayude. Sé que esto va ademorar.

Me tiro en su cama y cubro mi rostro con una almohada.

- no tardes mucho ¿si?

- No te prometo nada. A parte, yo te estoy ayudando conKat, por lo tanto tu tienes que pagar un poquito - dice divertida. Ella adoraverme sufrir.- hey, ¿cómo pretendes ayudarme si te estas cubriendo el rostro?

Mis horas de tortura comienzan en 3
2
1

* * *

POV Katniss:

Al día siguiente Peeta me dice que estará en la panaderíala mayor parte del día, cosa que agradezco, porque ahora más que nunca me esimposible mirarlo a los ojos. Pero sé que esto terminará pronto.

Aprovecho que Peeta no esta aquí para ir empacando unascuantas mudas de ropa para el viaje al 4.

Como obviamente Peeta no debe saber mi verdadera razón deir allá, le diré que voy a visitar a mi madre. Sabe que tengo una difícilrelación con ella.

Cuando termino de empacar todo me doy cuenta que hesoltado unas tímidas lágrimas. Me siento muy cansada, seguro es por toda lapresión que he tenido estos días.

Escondo la pequeña maleta detrás del armario y merecuesto en la cama.

Estaba a punto de caer profundamente dormida cuando escuchoque alguien toca la puerta insistidamente.

¿Qué nadie se da cuenta que tenemos un maldito timbre allado de la puerta?

Me pongo mis pantuflas a mala gana y bajo rápidamente.

Cuando estoy por abrir la puerta escucho unos susurros.

- hay Dios, hay Dios... que todo salga bien- por la vozdelicada y femenina sé que es Delly.

¿a que se refiere con que todo salga bien?

Abro la puerta de un portazo.

- ¡Hola, Katniss! - dice con una sonrisa.

Esta vestida con un bonito vestido blanco que le llegapor la rodilla o a mitad de esta, no veo bien. ( https://www.polyvore.com/delly_fanfiction/set?id=115046905)

- Buenos días, Delly- trato de no sonar fastidiada.

- ¿tienes algo que hacer hoy?

- No- creo que soné cortante, pero me da igual.

- que bueno escuchar eso, por que yo tampoco haré algohoy.

<> pienso.

- ¿No quieres ir al cine? Solo nosotras dos.

La miro entrecerrando los ojos. Veo como traga saliva. Parecenerviosa

Si no fuera por que es la mejor amiga de Peeta le tiraríala puerta en la cara.

- Delly, perdón pero
-me corta antes que termine dehablar.

- No digas nada aún, paso por ti a las 3 de la tarde.

Y dicho eso ella misma cierra la puerta.

Oigo sus pasos alejarse ¿acaso esta corriendo? Wow, estachica es la persona más rara que he visto.

(
)

Después de plantearme un millón de veces la idea de ir ono al cine con Delly, decido aceptar su invitación. Pero solo por que quierotraer que se trae ante manos

Ella viene puntual y ambas partimos hacia el cine (elúnico que hay). Han pasado los años y el doce ha dado un giro radical. Lascalles son limpias, las casas están en mejor estado, han construido parquespara los niños, etc

- ¿Te importa si pasamos por la guardería? Ahí trabaja mihermano y quiero avisarle que no estaré en casa.

- ¿Tu hermano trabaja en una guardería?

- Si, lo sé. Solo que a él le gustan los niños y todoeso. A igual que a Peeta.

 

Me duele el pecho de solo escuchar eso último.

Decenas de bebés. Eso es lo que veo apenas cruzar laentrada de la guardería.

- Espérame aquí, ya vuelvo. Si quieres siéntate - diceseñalándome un sillón que supuestamente es para las madres que esperan por sushijos.

Me siento y examino el lugar: no es pequeño pero ni muygrande, tiene unas grandes ventanas a una altura que no alcancen los niños. Portodo el piso hay esparcidos miles de juguetes. La risa de los niños y niñasinunda el lugar, pero lejos de ser molesto, es adorable y tierno.

¿Adorable y tierno? ¡¡Tierra llamando a Katniss!!

Una pequeña niña de no más de 3 años se abraza de mipierna como un koala. Quiero que se quite. No me gusta. Me pone nerviosa. Meagacho para que se quite, pero veo sus bracitos tan delicados y frágiles que meda miedo. Ella me mira a los ojos y se ríe.

- Lisa, cariño. Deja a la señorita y ven- dice una vozdelicada no muy lejos de donde estoy. Miro a los lados para buscar la dueña dela voz. Cuando la hallo me encuentro con una chica de 17 años aproximadamente,es muy joven para ser madre. Eso es lo primero que pienso.

La niña se suelta de mi pierna rápidamente y gatea hacia su madre, soltando risitas.

- Hey, Katniss. Ya podemos irnos - no me había dado cuenta que ya había llegado.

No digo nada y solo la sigo a la salida. Ella para untaxi, que nos lleva en menos de 10 minutos al cine.

Al llegar al cine, unas cuantas personas me reconocenpero no me toman importancia, algo que agradezco.

Delly eligió ver una película llamada "Titanic". Le dijeque a mí no me gustaba mucho lo romántico peor ella insistió e insistió.

En el transcurso de la película Delly me dijo que elchico de adelante era lindo. Rodee los ojos y seguí viendo la película, aunqueno le prestaba mucha atención.

- Quiero llamar su atención- susurraba Delly

- ¿y cómo pretendes hacerlo?

- Solo observa

Delly cogió un puñado de palomitas y una a una le ibatirando al chico.

- Nos van a sacar por tu culpa- dije parándola, aunque mecausaba risa lo que estaba haciendo.

- No seas aguafiestas, Katniss. Mira, es divertido, cogeun poco y apuntale.

Prácticamente me arrojo las palomitas para que yo también"jugara" con el pobre chico.

Al principio me pareció raro peor luego se fue tornandodivertido. Lo más gracioso es que el chico volteaba a todos lados para verquién era.

- Apuntale a la cabeza y yo le doy en la nuca- le dijesin poder aguantar la risa en mis susurros.

La escena fue de lo más graciosa. Yo sentía que mederretía en mi asiento, causa de la risa.

- No entiendo por qué la chica no dejaba que el chicotambién suba a la tabla esa-dije cruzándome de brazos.

- Se llamaba Rose

- ¿Qué? ¿Quién?

- La chica, se llama Rose. Y no había espacio en la tablaesa.

- ¿Cómo pudiste prestar atención a la película si estabastodo el rato molestando al tipo ese- exclame divertida.

- Tengo ojo para todo jajaja. Oye y bueno, cambiando detema. He notado que has estado un poco
mmm tensa o algo así, ¿Qué pasa?- dice,a la vez que para un taxi y ambas nos subimos a este.

- y
¿Qué pasa? Quiero que sepas que puedes confiar enmí. Sé que no tienes muchas personas para contarle tus cosas, así que
aquíestoy yo. Olvídate de Delly, la amiga de Peeta. Solo mírame como Delly.

 

Su mirada me transmite confianza, algo que no veo enninguna persona que conozco, excepto en Peeta y Gale. Pero no me siento cienpor ciento segura como para contarle algo, así sea algo mínimo. Ella me miraesperando una respuesta.

- No es nada, solo que
yo
he estado pensando en míhermana. Si, eso. He estado sufriendo pesadillas y no me siento muy bien poreso.

No me pregunta más sobre el tema, algo que agradezco.

¿Soy tan obvia?

(
)

- Peeta tengo algo que decirte- le digo jugando con mismanos.

Él levanta la vista de la pintura que esta haciendo.

- Dime.

- Voy a tener que ir al cuatro, para visitar a mi madre.

- ¿qué? Ah, entonces, ¿Cuándo tienes planeado ir? ¿Yacompraste los pasajes? No olvides que antes tenemos que ir a la clínica. Nocreas que me he olvidado.

- Peeta, no estas entendiendo

- ¿cómo que no entiendo?

- voy a ir sola, lo necesito.

- Ah

- Y lo de la clínica, Peeta eso es una estupidez, notengo que ir, vas a gastar dinero por gusto.

- tu salud no esuna estupidez.

- Te estas preocupando por gusto.

- Kat, ya hablamos de esto. No quiero discutir

Me quedo en silencio. Yo tampoco quiero pelear con él. Éles el que rompe el silencio.

- ¿Cuándo te vas?

- Mañana, mañana por la mañana

En elcapitulo anterior:

Me quedo en silencio. Yo tampoco quiero pelear con él. Éles el que rompe el silencio.

- ¿Cuándo te vas?

- Mañana, mañana por la mañana

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Entrego mi boleto a la señorita antes de subir al tren,la puerta se cierra detrás de mí automáticamente en un sonido sordo. Aquíadentro huele a vainilla. Un chico uniformado viene hacia mí y se ofrece allevarme las maletas hasta mi vagón habitación.

Yo acepto su oferta y me acompaña, deja mis maletasdentro de un armario y se retira.

Literalmente me tiro a la cama. Respiro hondo, tratandode tranquilizarme. Pero no sirve, no estoy tranquila.

Peeta no sabe que estoy aquí. No quería despertarlo. Silo hubiera hecho, al mirar sus ojos se me caería el alma a los pies. Se mehubiese sido imposible subirme al tren.

Espero que cuando se despierte no se angustie ni nada porel estilo.

Siento una presión en el pecho que no me deja dormir, niestar quieta. Cojo fuertemente las sabanas entre mis puños. No sé si me estarémareando o es que el tren ya esta en marcha. Creo que es lo segundo.

Quisiera decir que caigo dormida en un profundo sueño, apesar de que acaba de amanecer, pero eso no pasa. Dudo que pueda dormir, almenos por estos días.

Me levanto de la cama y voy hacia el baño. Lleno la tinacon agua tibia y me sumerjo en ella.

Juego un rato con las burbujas, como si fuera una niñapequeña. En ocasiones me siento como una niña pequeña, pero luego recuerdo portodo lo que he tenido que pasar y me entristece haber crecido tan rápido.

Tomo aire profundamente y me hundo, de manera que estoytotalmente bajo el agua. Aquí abajo no escucho el silbido que hace el tren alavanzar, ni ningún mínimo ruido. Quisiera poder bloquearme así de la vida.Seria como un descanso.

 

Las horas pasa rápido, en el almuerzo no como mucho. Casinada. Pero algo es algo.

Ahora me encuentro tumbada de lado en la cama, mirando laventana. Seguro estamos por el distrito nueve, o talvez ocho. A través de laventana todo se ve como flashes debido a la velocidad del tren. Miro el pequeñoreloj que hay en la mesita al lado de la cama, son exactamente las 5 de latarde.

Peeta debe estar en este momento en la panadería, juntocon Delly. No me agrada esto ultimo pero qué se va a hacer, ellos son amigos ytrabajan juntos. A pesar de que Delly se mostró como una buena persona ydivertida en el cine, aún no confió en ella.

Gale seguro esta en el bosque, apañándosela solo. Es durocazar en invierno.

Haymitch ya debe de estar borracho a esta hora.

El sonido de mi celular interrumpe mis pensamientos, veoel identificador y leo el nombre de Haymitch.

Hablando del rey de Roma

Pulso el contestador.

- ¡¿se puede saber dónde coño estas?!- su fuerte grito mesorprende y hace que aleje el celular de mi oído.

- Pensé que Peeta te lo había dicho. Voy a ir a visitar ami madre. -no me molesto en saludarlo.

- No. Peeta no ha dicho nada. Es más, ni siquiera lo hevisto.

- ¿no ha ido a dejarte pan como siempre hace?

- Te estoy diciendo que no lo he visto en todo el malditodía- eso me empieza a preocupar.

- ¿No has ido a buscarlo? Si le pasa algo será tu culpa,Haymitch. Dios, si sabes que eso no es habitual en él, debiste ir en su buscaen el primer moment
- me corta antes que termine

- hey hey hey tranquila. Peeta no es un niño pequeño.

- ¿Cómo me dices que tranquila? ¡Cuando me estas diciendoque esta desaparecido!

- en primera parte, no te he dicho en ningún momento queesta desaparecido, solo que no lo he visto. Segundo, agradece que antes no hayaido a hacerte la bronca por haber votado una de mis botellas de licor y manchartoda la pared.

- ¿algo más? Tengo que colgar, estoy ocupada- miento.

Al final, él es el que me cuelga. Coloco el celular en lamesita y me pongo boca abajo en la cama. Cuando casi milagrosamente quedodormida, el ruido de la puerta me despierta, haciendo que pegue un salto. Lapuerta se abre lentamente y se asoma una cabeza. Es el chico que me atiende.

- ¿Interrumpo, señorita Everdeen?- su voz es cariñosa

- No, no, adelante- le digo. Él solo asoma un poco más lacabeza.

- ¿desea cenar ahora?

- Pero si deben de ser las 5:10 de la tarde
- digoalzando una ceja

- Son las ocho y media, señorita.

Me giro confundida para confirmar en mi reloj. Es cierto,ya son más de las ocho. ¿En qué momento han pasado las horas?

- Ahora voy.

Calzo mis botas y ambos nos dijimos en silencio hasta el vagóncomedor. Al llegar yo me siento y el se pierde entrando a una puerta, de seguroes la cocina. Después de unos minutos vuelve con una grande bandeja.

- ¿le importa si ceno con usted?

- ah, no. Tranquilo. - en realidad, hubiese preferidoestar sola, pero no quiero ser descortés negándole, a parte en la bandeja yaesta su plato.

Cenamos Lasagna a la bolognesa, un plato que hasta ahorano conocía su existencia.

El ambiente se llena solo del sonido de los cubiertoschocar con el plato, pero lejos de ser incomodo y aburrido, es tranquilizador.

 

No me había dado cuenta que era simpático. Su cabello esde un color castaño claro y sus ojos verdes, es muy lindo

Él me pilla observándolo y yo bajo la mirada ruborizada.

- no tiene porque avergonzarse, señorita Everdeen- dicesonriendo, solo alzando las comisuras de los labios, sin mostrar los dientes.Es una bonita sonrisa.

- Puedes llamarme Katniss- digo, no me gusta que metraten con formalidades.- Ahora que lo pienso, no sé cómo te llamas

- Isaac. Isaac Lahey.

- Es un bonito nombre, ¿Quién te lo puso?

Y así se va pasando la cena, entre risas y anécdotas decada uno. Resulta que su turno de trabajo termina cuando lleguemos al cuatro,lo que quiere decir que bajaremos juntos.

Esa noche no duermo, me la paso con el celular en mano,esperando una llamada de Peeta. Aunque sea un "¿Katniss cómo estas?" o algo.Pero nada, no me llama.

Al día siguiente es igual: desayuno, almuerzo y ceno conIsaac y por la noche espero la llamada de Peeta pero es en vano.

Van pasando los días y de un momento a otro ya estamos enel distrito cuatro.

Isaac se apaña para llevar las maletas de ambos él solo,yo trate de ayudarlo pero el se negó. Isaac me acompaña a la casa de Annie parasaludarla. Cuando llegamos él parece un poco ansioso, tal ves no puede creerseque esta viendo a dos vencedoras de los juegos del hambre y al hijo del sexsimbol de Panem.

- ¿Dónde es tu casa? - pregunto mientras caminamos por laplaya, estoy descalza, llevando mis sandalias en mano, y llevo un vestidoblanco que me presto Annie. Isaac se remango la basta de su pantalón y sedesabotono su camisa blanca, eso último también hizo ruborizarme pero hice todolo posible para que no se note.

( https://www.polyvore.com/katniss_at_beach_fanfiction/set?id=116417534)

- No tengo casa, soy huérfano, Salí del orfanato alcumplir los quince y luego unos años después hubo lo de la rebelión y bueno,
ya sabes,
nunca tuve tiempo y dinero suficiente para comprar una casa.

- oh, pero no me digas que dormirás en la calle- digollevándome una mano a la boca.

- No, por supuesto que no, dormiré en un hotel. Me paganlo suficiente como sirviente en el tren.- me responde riéndose.

- ah, que alivio. Me asuste por un segundo. Yo también dormiréen un hotel.

- Hace unos añossolo me ganaba la vida falsificando firmas. No tienes ni idea de cuanta genteme llamaba para falsificar. Un momento. ¿dormiras en un hotel? Pensé que tequedarías con Annie.

- no quiero incomodarla, ella tiene que atender a suhijo, no quiero darle un peso más

- Buen punto.

- entonces, con que falsificador de firmas ¿eh?

Él se ríe y yo le sigo.

Me siento en la arena, abrazando mis piernas. Mirando elhorizonte. El sol esta justo en el punto en el que le encanta a Peeta.

Isaac se sienta a mi lado y ambos nos quedamos ensilencio, mirando el atardecer.

Tener su cercanía me reconforta, así sea un poco. No séque tiene que da un efecto tranquilizador.

- ¿Problemas con tu esposo?- me toma de sorpresa supregunta y parece notarlo porque trata de retractarse, a lo que yo digo:

- La verdad es que
bueno, uno no vive en un color derosa.

De repente toma un aire frío y triste, su cara pareceotra, y no sé por que me siento culpable. Tal vez es porque en estos últimosdías todo lo malo que ha pasado es por mi culpa.

 

El agua del mar me toca la punta de los pies y se aleja,para luego volver.

- Isaac
- susurro su nombre, no para decirle algo, sinopara saber como se siente decir su nombre.

- no es isac,se pronuncia ay sac. pero junto "aysac"

- suena mejor.

- ¿y porqué "Katniss"? ¿Por la planta?

- Diciéndolo así suena ridículo - nuestras risas semezclan en una sola.

Cuando esta por anochecer ambos nos dirigimos a un hotelcercano. Como pagamos al mismo tiempo, nuestras habitaciones quedan una al ladode la otra.

Nos despedimos con un beso en la mejilla y acordamos desayunarjuntos.

Mi habitación es muy acogedora, lo que más me gusta esque por la ventana tengo vista al mar, y el ruido de las olas romper contra laorilla y las grandes piedras inundas la estancia. Había olvidado lo relajanteque es venir al cuatro.


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Hi !!!!

hace días que no les escribía aquí abajo, pero bueeeno, aquí estoy.

Muchas gracias para ustedes chicas que escriben seguido en los comentarios. y a todas en particular por seguir leyendo mi historia y ponerla en sus favoritos.

volviendo al tema principal,.... BAM BAM BAAAMMM ¡nuevo personaje! ¿que les pareció? ¿sorprendidas por la entrada de este nuevo ser humano? El personaje no es mio, lo saque de la serie Teen Wolf (¿les he dicho que amo esta serie? en caso de que no, SI, AMO ESA SERIE *-* )

Nos vemos el Viernes, bye. Cuídense y que nos les pise el tren

El espantoso sonido de la alarma interrumpe mi sueño, aciegas palpo el celular para apagar el fuerte sonido, al final me rindo y medestapo para ver donde esta el maldito celular. Cuando lo hallo, lo apagoinmediatamente.

La realidad me da una bofetada cuando recuerdo que hoy tengoque ir donde el doctor Aurelius.

Me doy una ducha rápida, me visto y de un momento a otro yame encuentro saliendo del hotel con los nervios de punta. Espero un largotiempo en la parada del autobús, no tengo suficiente dinero como para pagar untaxi. Agradezco que el distrito cuatro hay un clima caluroso y no como en eldoce que es para congelarte.

Justo cuando me estoy dando por vencida e ir caminando hastala clínica, un bus de color blanco con verde se detiene enfrente de mí.

- ¿pasas por a la clínica?- le digo al conductor fuertementepara que me escuche sobre el ruido del motor.

- Sí, sube- dicho eso entro en el bus.

Aquí adentro hay bastantes personas, algunas al no encontrarasiento no les queda de otra que estar parados sosteniéndose del respaldar delos asientos ocupados. Un joven de no más de 15 años al verme, me sede elasiento, yo lo miro dudando pero él me responde con un movimiento de cabezaintercambiando una mirada conmigo y el asiento que acaba de desocupar y luegoasiente. Esta vestido con una camisa de a cuadros roja y unos jeans pitillonegro. Algo tiene en su mirada que lo hace especial.

Muevo mi cabeza para quitarme esos pensamientos y esperopacientemente que llegue el bus hasta la clínica.

Al llegar, el chico de camisa a cuadros me ayuda a bajar, yme sorprendo al verlo acompañarme hasta la puerta de la clínica, él es quien meabre la puerta para que yo entre primero.

- disculpa, ¿Por qué
- antes que pueda terminar meinterrumpe una voz femenina

 

- oh, Peter, cariño, viniste temprano, ven, tu psiquiatra teespera.- dice una enfermera con ojos sonrientes, yo miro a "Peter" frunciendoel ceño confundida, él me mira y sonríe tiernamente. De su bolsillo saca untrozo de papel higiénico y toma un lapicero que había en la mesa de lasecretaria. En la servilleta escribe algo, lo dobla y me lo da. Luego el sepierde en un pasillo junto con la enfermera.

Abro la servilleta y leo:

Gracias

Luego todo toma sentido en mi mente.

Peter era un avox.

El "Gracias" es porquepor la rebelión: derrotamos al capitolio y los avox ya no sirven como esclavoso empleados. Ahora son personas normales y con derechos. Pueden trabajar yrecibir un debido sueldo. Él ahora es libre, y aunque tenga traumas y tenga queestar visitando a una psiquiatra, esta tranquilo y en paz espiritualmente.

Aun en estado de shock me dirijo a la secretaria.

- Buenos día, ¿se encuentra el doctor Aurelius?

- ¿De parte de quién?- pregunta de mala gana ys in soltar lamirada del ordenador.

- De Katniss Everdeen- ella al escuchar mi nombre levanta lamirada, abre los ojos más de lo normal y veo como traga saliva. Odio tener eseefecto en las personas. Quiero que se olviden de la Katniss que fue dos vecesa los juegos del hambre y que fue cara de la rebelión. Quiero pasardesapercibida como era antes.

- oh, señorita, perdone. ¿Tenia alguna cita pendiente el díade hoy? Oh, si, aquí esta. Su consultorio esta en el segundo piso, sigua elpasillo y a la derecha, ahí vera la puerta número 20.

Asiento con la cabeza y subo al ascensor. Busco la puertanúmero 20 y cuando la encuentro, toco dos vecez.

-Adelante- me responde la voz ronca del doctor.

Abro la puerta.

- Buenos días, doctor.

- Señorita Everdeen, es un placer volver a verla. ¿Qué talvan las cosas en el doce?- dice sonriendo.

- Bueno, ha empezado a nevar. Y como cada invierno, Haymitchse emborracha para según él "mantener el calor".

- Nunca cambiará. ¿Cómo se encuentra Peeta?

Escuchar su nombre hace que un vacío se instale en mi pecho.No quiero dar más vueltas al asunto y él lo sabe. Reúno toda mi fuerza devoluntad para decir:

-Necesito hacer un aborto.

Al escuchar eso no parece sorprendido, cómo si ya losupiera.

- Temía que mis sospechas sean ciertas
He recibido muchasllamadas del tipo que me dio usted. Y todas son mujeres. Vienen y me dicen eso,algunas incluso tengo que rogarles para que me digan lo que yo ya sé. Otras melo dicen soltando un mar de lágrimas. Pero usted

- No soy débil, no me voy a desvanecer en llanto. - no séporque sueno cortante.

- no le voy a dar una charla como de padre a hija, porque séque aquí el más indicado aunque cueste creerlo sería el señor Abernathy. Sé queen el fondo lo quiere como a un padre. No la voy a convencer para que cambie deidea porque estoy seguro que usted no me diría eso si no esta segura y no se loha pensado más de dos veces.

- gracias- digo seria.

- aquí están todos los papeles que se necesitaran - de uncajón saca un portafolios.

- ¿Qué requisitos tengo que dar?- me sorprende mi seriedad yseguridad al hablar.

- primero tengo que hacerle unos exámenes médicos, tendráque llenar unos documentos que pertenecen al ministro de Salud del país y al deJusticia que apoya la ley de Pre-libre elección. Necesito una copia de sudocumento de identidad. - dice observando los documentos del portafoliosamarillo pastel. Luego cierra los ojos, frunciendo el ceño y presionándose elpuente de la nariz entre el dedo índice y el pulgar

 

- ¿Nada más?

- Bueno, sigue lo más difícil. -mis nervios salen a flotecuando escucho aquello.

- No quiero rodeos.

- Necesito la autorización del padre

Voy caminando sin mirar algo en específico. Con la miradaperdida. El viento mueve mi cabello en ondas. No sé cuantos días han pasadodesde que salí de la clínica, después de ver a Aurelius. Paseo por las calles,sin un rumbo fijo. Las personas a lo lejos me identifican y se quedanasombradas de verme. Como si yo fuera una celebridad.

<< Piensatelo, Katniss. Lo que quieres hacer no esalgo que se toma a la ligera>>

Pensar. Eso es lo último que quiero hacer. Tengo miedo.

Un señor de mediana edad me choca el hombro al pasar y pidedisculpas sin mirarme, inmenso en la conversación que tiene por celular.

- No, no te estaba pidiendo disculpas a ti. No te lamereces- dice molesto, me giro sorprendida, y me doy cuenta que eso no ibadirigido a mi sino a la otra persona tras el teléfono.

Sigo caminando, con la mente en blanco.

Camino y camino, a paso lento. Viendo mis pies como semueven.

La fresca brisa golpea mi rostro, y al levantar la vista meencuentro con el gran mar.

Unos brazos me rodean por detrás. Volteo asustada, dispuestaa golpear con el codo el estomago de mi agresor.

-hey, tranquila, soy yo- dice rápidamente Isaac. Yo me río yél se une a mí luego de asimilarlo.

- perdón, yo pensaba que

- ¿Que era un violador psicópata? Solo soy Isaac. ¿y que hacesaquí solita?

- vagando

- vaguemos juntos, me he pedido unas vacaciones. Tengodinero suficiente para mantenerme. Y lo suficiente para invitarte a comer hoy.

A pesar de que conozco a Isaac desde hace poco, se ha vueltomi amigo. Es un chico muy agradable y gracioso. Él como yo, era tímido, notenia a nadie, y tenia que valerse la vida por si mismo. La diferencia es que,al ser huérfano solo tenia que cuidar de si mismo, en cambio yo, tenía queocuparme de dos personas.

Él ha sido el único que me ha hecho olvidar, al menos por unmomento, el lío que tengo en mi cabeza sobre el embarazo y Peeta.

Ha pasado como una semana, no recuerdo, y no tengo noticiasde cómo esta Peeta o algo. Es mejor así.

- hey hey, te me estas yendo de nuevo- mueve la mano enfrentede mi cara.

- ah, perdón.

- ¿hay una fiesta el viernes, quieres venir? Yo si voy, va aestar espectacular. Va a haber música,alcohol, chicas, digo, comida.

- aah, me temo que no voy a poder.

- ¿Por qué no? te noto muy estresada y angustiada, la fiestate va a relajar- posa sus manos en mis hombros, dándome un masaje, me tenso alprincipio porque no estoy acostumbrada a que un hombre me toque, pero luego meobligo a no parecer rígida.

- yo
yo no se nada de fiestas, mejor anda tu nomás. Tedivertirás más sin mí, te lo aseguro.

Las horas se pasan rápido, entre bromas, insistencias en quevalla a la fiesta, aunque me niego rotundamente en cada ves que menciona eltema.

 

(
)

El viernes llega más rápido de lo previsto y mi preocupaciónde que Peeta ni Haymitch ni Gale ni nadie en el maldito distrito 12. Deberíaestar tranquila por ese hecho, pero por alguna extraña siento una extrañasensación en el pecho.

- ¿Me veo bien?- me pregunta, sin dejar de mirarse en elespejo.

- por milésima vez si. Estas bien.

- mentira- dice girándose y apuntándome con el dedo índice

- sabes que no.

- ¿segura segurísima que no quieres venir conmigo?- me pidehaciendo un puchero.

- yo no caigo como todas las chicas de aquí en el cuatro,Isaac.

- ¿qué? Pero si yo no estoy haciendo nada- se hace el santo.

- si Isaac, como digas. Bueno, ya es hora, te acompaño a lapuerta.

Bajamos en el ascensor al primer piso. Al salir nosencontramos con la recepcionista con una sonrisa encantadora dirijida a Isaac,aunque él ni la nota. Lo sigo hasta la puerta del hotel y ahí me detengo.

- aun puedes cambiar de opinión

- aunque iría a esa tal fiesta ¿Qué haría? No sé bailar, nosoy sociable como tu y no tomo alcohol- él recuerdo de Peeta y yoemborrachándonos asalta mi mente pero lo despejo rápidamente.

- sé que tienes un pasado no muy agradable y no quierohostigarte con preguntas sobre porqué estas aquí en el distrito 4 y no en el 12con tu esposo

- Peeta no es mi esposo- lo interrumpo. No sé porqué sentíla necesidad de aclarar eso.

- lo que sea, el punto es que esto te distraería.

- hace frío. Tengo que entrar- con eso doy punto final.

- llamo a tu celular cuando vuelva

- eso será a las

- no lo sé, si la fiesta esta buena tal ves a las 3 o 4 dela madrugada.

- wow, okay.

(
)

Isaac se va a la fiesta y yo vuelvo a mi habitacióncansadísima, me tiro literalmente a la cama como si fuera una piscina. No sabíaque tenía tanto sueño. Bueno, era de hecho que después de haber pasado más detres noches sin pegar ojo mi cuerpo iba a cobrar venganza.

Antes de quedarme dormida, me levanto a regañadientes paracepillarme el cabello y lavarme los dientes. Apenas doy un paso siento comotodo mi estomago se revuelve y voy corriendo hacia el retrete. Es asqueroso.Doy unas cuantas arcadas que hacen que me duela el abdomen. Cuando termino melavo los dientes unas tres veces, hasta que ya no hay rastro ni olor delvomito. Mi reflejo me impresiona, tengo más ojeras de las que ya tenia y estoymás delgada, aunque esto último no me desagrada por que con Peeta y susgalletas multi-sabores habían producido en mí unos kilos de más.

A duras penas voy hacia la cama, arrastrando los pies.

Tengo sueño. Quiero dormir. Lo necesito. Pero no puedo
trato pero no lo consigo.

Me rindo frustrada conmigo misma y prendo la TV.

Voy pasando los canales, hasta que algo me llama laatención, tanto como para despertarme totalmente.

Son las noticias. Hay un cuadradito donde sale el video deuna pequeña multitud con carteles y gritando frente a las puertas delministerio de Salud. Al costado hay otro cuadradito donde aparecen otra pequeñamultitud protestando afuera del ministerio de Justicia. La mayoría son mujeres,que no pasan los 35 años.

<> dice el reportero al costado de toda la revuelta, tratando deque la cámara capte a todas las personas que están presentes. De repente unajoven rubia y con los ojos verdes le quita el micrófono al reportero y dice:

 

<< Todas nosotras estamos aquí. Para sacar cara portodos los niños y niñas que no pudieron tener el privilegio de venir al mundopor culpa de sus madres que decidieron matarlos. Si. He dicho matarlos. Porqueeso es lo que es el aborto>> dice furiosa. El reportero trata de quitarleel micrófono pero ella no se lo concede.

<< NO al aborto. SI A LA VIDA>> primero grita lajoven y luego de unos minutos todas las mujeres detrás de ella se le unen yforman una gran voz.

La cámara vuelve al estudio del canal donde hay un señor demediana edad sentado frente a un escritorio de vidrio.

- como acabamos de presenciar. Mujeres y jóvenes se unen ala campaña "No al aborto. Si a la vida". Esta campaña se origino recién haceunos días, pero hoy por la mañana recién tuvieron su primera presencia publica.Aunque en el país es permitido el aborto gracias al acuerdo de Pre-libreElección. Este tema da mucho de que hablar, pues

Apago la TV. Me quedo rígida, abrazandomis piernas.

Ahora si que no podre dormir.

<>

Matar. Seria matar. Yo mataría a mi hijo a hija.

Yo lo mataría.

Yo lo

Yo

Mi vista se nubla, yno es por causa de lágrimas. Mi cabeza me da vuelta y de repente todo seoscurece totalmente.

(
)

Él sonido de mi celular me despierta. Me levanto rápidamentepero luego mi cabeza me retumba. Me desmaye. Si, es eso.

La luz esta apagada y busco a ciegas el celular que no estadejando de sonar. Cuando lo encuentro veo en la pantalla que es Isaac.

- ¿Isaac?

- Hola, Isaac esta un poquito fuera de sí, no creo que seacapaz de ir por si solo a su casa. Yo podría dejarlo en la puerta del hotelpero ya luego tu te ocupas de subirlo, cambiarlo y todo eso que hace una niñera¿si?

- perdón ¿tú quién eres?

- Soy Lydia. Una amiga de Isaac. Isaac estaba balbuceando tunombre y diciendo que tenia que llamarte. Así que no dude en hacerlo. ¿tu quieneres? ¿Kathy? Creo que escuche eso.

- Soy Katniss

- oh, como la pajarraco -dice riéndose.

- ¿perdón? No creo que eso sea objeto de burla. Y preferiríaque no me digas por ninguno de mis apodos y menos por pajarraco. Solo KatnissEverdeen.

- un momento
¡¿tú eres Katniss Everdee?!
.Mil disculpas,lo siento. No quería burlarme

- no te preocupes, ahora el tema es Isaac.

- ha sí. Son las 3:30 am. Por lo que de ninguna maneradejaría a Isaac irse solo y encima borracho.

- llama a este numero cuando estén en la puerta. Gracias- noquiero seguir hablando con esa tal Tydia ¿o era Lydia? Bueno, no sé. Tampoco meinteresa.

(
)

El timbre del celular hace que pegue un salto. Casi me quedodormida. Que ironia. Cuando quiero dormir no puedo, y cuando tengo quemantenerme despierta, siento que el sueño me vence.

Sin contestar el celular, salgo rápidamente de mihabitación, tomo el ascensor y luego voy corriendo a la entrada.

Ahí me encuentro con la tal Tydia y a un Isaac bastantealcoholizado apoyándose en el hombro de la chica.

 

Ella esta de espaldas a mi, mirando a Isaac de una maneramuy tierna y no de forma tierna como lo haría amiga.

Toso disimuladamente para que se de cuenta que ya estoy aquí. Ella se gira torpemente portener el peso de Isaac en ella y al verme traga saliva.

- oh, hola.

- hola.

Ella esta muy bien vestida (https://www.polyvore.com/lydia_martin/set?id=117695599)
y yo aquí con mi pijama de ositos.Joder, me veo ridícula la lado de ella.

La tensión se puede hasta palpar en el ambiente. Pero yocorto el silencio incomodo que se forma.

- A ver pásamelo- extiendo mis brazos hacia Isaac que parecemedio dormido pero puede sostenerse al menos un poco por si solo de pie.

- Con cuidado- me dice.

El brazo de Isaac me rodeo los hombros. Y luego cuando Lydiapuede por fin despegarse de él, a mi me deja con todo su peso encima.

Isaac empieza a balbucear algo que no entiendo. Lydia sueltauna risita al escucharlo y luego se sonroja.

- gracias por traerlo.

- Isaac y yo nos conocemos desde hace años. No te preocupes.

Dicho eso prácticamente huye del lugar y me deja a mi solacon el borracho Isaac.

- Isaac
- lo llamo sacudiéndolo para despertarlo un poco.

El murmura algo como un jsdgvtughwefdgsfda.

Le doy una suave (aunque no tan suave) cachetada para quereaccione un poco.

- osh ¿por quegolpeash?

- estas borracho

- un poquito- dice arrugando la nariz.

Lo suelto un rato, dejándolo de pie por si solo. Se tambaleaun poco pero si puede mantener el equilibrio.

- por falsificar unas filmitas
digo firmitas, me pagabanmuy biieen. Extraño esos tiempos- hablade la nada. Se ríe bajito y luego se va de costado. Yo corro a su lado para queno se caiga.

Falsificar firmas. Parece un trabajo flojo y sinimportancia. Pero según él, era muy buen trabajo. Como ser traficante dedrogas, solo que en mucha menor magnitud. A veces difícil, pero al fin decuentas, se gana más dinero que en un trabajo normal. Y más rápido.

- Ashí que
si necesitas mis servicios, llámame. Diosh, sonécomo si me prostituyera- se ríe más fuerte y se tumba en mi cama.

Yo lo miro alzando una ceja.

- saca tu trasero de mi cama, Lahey- digo cruzandome debrazos.

- ja! Mi trasero. Has pensado en mi trachero. Pequeñapicaronaa. Tranqui, yo también he visto tu boñito trasero.

- Isaac tu eres el que no recordará nada mañana, yo si. No hableseso. - siento mis mejillas arder.

Él no recordará nada.

Una idea surca mi mente.

- Isaac

- ¿si?

- ¿conoces la firma de Peeta?

- ¿Qué si la conozco? Ja! Antes yo vendía los "autógrafos dePeeta"
en verdad yo los hacia. Conozco su letra y su firma. Aunque hay queaceptar que Peeta no tiene una firma tan extraordinaria o difíchil. -hablatartamudeando.

Sonrío al escuchar eso.
-----------------------------Hi!Casi no subo capitulo hoy.Maldito colegio. Malditos exámenes. Malditos profesores. Malditos trabajos. hahaha ando super atareada. les voy avisando tristemente que tal vez, solo tal vez, el viernes no pueda subir capitulo. mi madre dice que me va a cortar el Internet si no subo mis calificaciones. y eso que mis calificaciones ya son buenas. espero que les haya gustado el capitulo. muchas gracias a todas las que siguen leyendo mi historia! enserio muchas gracias. y obviamente muchas graciaaass por comentar cada capi. Las quiero! bye.

Mi plan fue un plan fallido.

 

Cuando le iba a alcanzar el documento para que lo firme. Sequedo dormido tal cual tronco viejo. Refunfuñe al ver mi plan yendo por elretrete. Maldito Isaac. Maldito alcohol. Estuve tan cerca

Como Isaac se quedo dormido en mi cama, no me quedo de otraque dormir en el pequeño sofá.

Por la madrugada escucho como unos pasos van corriendo albaño y cierran la puerta de golpe. Luego, no escucho nada. Gracias a dios. Noseria muy lindo escuchar como vomita.

Mi maldita alarma suena a eso de las siete de la mañana.Isaac ya no esta. De seguro ya fue a su habitación, al lado.

Hago tronar los huesos de mi espalda, y arrastrando los piesvoy para apagar la alarma.

Apago la alarma de un golpe. Siempre olvido reprogramar laalarma a las ocho. Sobo mis ojos con los puños, y noto que mi cama estaperfectamente tendida.

Que bueno. Hoy no tengo ganas de hacer absolutamente nada.

A regañadientes me dirijo a la ducha.

Cuando ya estoy dentro, me siento en los azulejos, abrazandomis piernas. Dejando el agua caer en mi cabeza. Salgo de la ducha cuando creoque voy a caer dormida.

Me pongo algo simple. Nunca he sido de esas chicas que sehacen todo un mundo por saber qué se pondrán hoy y si la ropa combina o no.

Ese día es uno de los más aburridos que he pasado. Solo meocupo de vagar por las calles. Pensando. Malditamente pensando.

Siento una sensación en el pecho. Es diferente a las otras

Es como si
como si algo estuviera por pasar, pero no sé quees.

Decido volver a mi habitación en el hotel. No estoy muylejos, así que llego rápido.

Saludo a la recepcionista y ella me sonríe. Me subo a ascensor y oprimo el botón quelleva al tercer piso. El elevador es muylento para mi gusto. Cuando llegamos la puerta se abre súper lenta. Me harto y lasempujo para salir más rápido. Cruzo el pasadizo y cuando llego a mi puerta laabro sin mucha delicadeza. La puerta choca con algo blando.

- ¿pero qué diablos?

Asomo la cabeza y veo a Isaac cogiendo su nariz.

- auch

- perdón, no me fije. Lo sien
un momento. ¡¿Qué haces aquídentro?!

- Este
puedo explicarlo, no te alteres.

- No estoy alterada.

- Tu expresión dice otra cosa.

- solo responde.

- ¿responder qué?

- ¿Qué haces aquí Isaac?

- Luego te darás cuenta

Dicho eso, pasa por mi costado y sale de mi habitación.

La parte trasera me palpita, llevo mis manos a la zona ycierro los ojos, frunciendo el seño. Trato de calmarme y alejar todas las malasvibras que siento en mi interior. Abro los ojos respirando hondo.

Abro las ventanas para que entre un poco de aire. Me quitolos zapatos y dando una patada los tiro lejos.

Llego a mi cama y me tumbo como si me hubiera desmayado, elsonido de un papel arrugarse llega de debajo de mí, me incorporo y saco unahoja que estuvo apoyada en la cama.

La leo

- ¿pero
qué?- titubeo. Esto no puede ser cierto

Como si me echaran un balde de agua fría, me levanto ydescalza voy a la habitación de Isaac. Trato de abrirla pero esta cerrada conllave, empiezo a tocar la puerta con los puños.

 

- ¡Isaac! ¡Isaac, abre! -llamo a gritos.

- Dios, Katniss. Casi me matas del susto- dice al abrir lapuerta.

- ¿Qué es esto? ¿Cómo
cómo?- eso ultimo lo digo conlagrimas en los ojos, siento que voy a desvanecerme

Él me toma de los hombros para que no me venga abajo

- tranquila ¿si?

- Pero
- digo en voz baja. Todo me da vueltas y tengo ganasde llorar.

- sshh sé que lo necesitabas, no me pidas explicacionesahora. Tómalo como un favor

Me quedo muda, débil, con ganas de llorar, y con la miradaperdida. Me doy media vuelta y vuelvo a mi habitación. Con el documento deautorización firmado.

No puedo creerlo

Llego a mi habitación, cierro la puerta detrás de mí y mederrumbo.

Abrazo mis piernas.

Isaac ha firmado por Peeta
a falsificado su firma

Ahora puedo hacerlo

Pero
¿en verdad quiero hacerlo?

No lo sé
en este tiempo he estado pensando
y no he llegadoa ninguna conclusión

No sé en que momento me quede dormida o desmayada
pero ungolpe en la espalda me despierta. Luego de un micro segundo me oriento y me doycuenta que estas aporreando la puerta.

Al levantarme, siento que las piernas me tiemblan. Abro lapuerta.

- ¡Katniss! Hay una chica gritando tu nombre en las calles.Esta gritando como si fuera el fin del mundo.

Sin esperar a que responda me jala del brazo hasta lasescaleras. Bajamos corriendo o mas bien, él corriendo y yo siendo arrastrada..Pudimos tomar el ascensor, pero tanta es la desesperación de Isaac que se leolvida.

El frío aire me golpea el rostro, y mi cabello vuela enondas por la fuerte corriente de aire.

- ven- Isaac me jala más fuerte del brazo. No se da cuentaque me esta haciendo daño.

Caminamos (o mas bien, corremos) hacia la plaza central. Veouna pequeña multitud alrededor de alguien o algo. Mi respiración se aceleramientras nos vamos acercando.

- hija, primero calmate- dice una señora escondida entre lamultitud.

- ¡Dios! ¡Que no soy una loca! ¿Solo díganme donde estaEverdeen?- dice una voz femenina chillona.

- ¿la enfermera? Si es así, pues esta trabajando en elHosp
.

- ¡No, ella no! la idiota, la de la trenza.- responde lachillona.

Por más que me paro de puntas y asomo la cabeza, noencuentro a la dueña de la voz.

Isaac me coge más fuerte el brazo y empuja a los demás consus hombros, asiéndonos paso.

La chica habla de mí. Y la muy desgraciada me ha llamaidiota y "la de la trenza". La idota es ella.

Cuando llegamos al centro de la multitud veo a la dueña dela voz, esta de espaldas por lo que no veo su rostro. Esta hablando en tonoamargo con una señora, que asegura que es una loca escapada del manicomio.

- ¿me buscas?- digo seriamente a la chica.

Las personas se giran hacia mí.

- ¿ya ven? Les dije que sí la había visto aquí en eldistrito- dice un chico pecoso, orgullosos de sí mismo por haber acertado.

La chica chillona se gira hacia mí y

- ¿Delly?- digo sorprendida.

Ella me mira con furia en los ojos ¿por qué? ¿Por qué memira así? ¿Y porqué ha hecho un escándalo para encontrarme?

 

Ella camina lentamente hacia mí. Mirándome fijamente, tanfijamente que me da miedo. Y luego, se planta enfrente de mí, tanto que sientosu respiración. Es más alta.

Después todo pasa rápido.

Me tira una cachetada tan fuerte, que hace que gire mi caraa un lado. Luego, se aprovecha que estoy aturdida para abalanzarse encima de míy darme duros golpes en los hombros y la cara. Me jala el cabello tan fuerteque grito. La cojo de los hombros y trato de pararla.

De la multitud logro escuchar:

- ¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!

- ¡Se van a matar!

- ¡Oye, tio! ¡Grábalo todo!

- ¡les dije que era una loca!

Alguien, no sé quien, la saca de encima mío.

Trato de pararme. Una gota de sudor surca por mi frentehasta caer por el parpado de mi ojo, haciendo que tenga que cerrar ese ojo. Conmi mano, me limpio el sudor, pero al retirar la mano, veo que es sangre.

Es Isaac quien tiene sujetada a Delly.

- ¡¿Qué te pasa, maldita?!

- ¿qué me pasa a mí? ¡¿Qué te pasa a ti?! Eres una maldita,él nunca te lo perdonará. Y si te llegará a perdonar, ya no te amaría.

Me quedo estupefacta.

- ¿de
de qué hablas?- hablo tartamudeando.

Toda la gente se queda mirándonos, en silencio. Es Isaacquien rompe el silencio.

- ¡Ya váyanse! No hay nada que ver, aquí- Isaac trata desacar a la pequeña multitud. Y milagrosamente la gente le hace caso, murmurandocosas para sí mismos.

Cuando todos ya se han ido Delly habla:

- Eres una maldita, y lo sabes

- Delly, no te entiendo.

- Ahora no te hagas la santa. Porque de Santa no tienesnada. Es más, eres una idiota, una maldita, también una mentirosa de mierda
¿se me olvida algo? Ah sí, también eres una puta y una zorra.

Toda la furia me inunda. No la reconozco, la última vez quenos vimos ella se porto como una amiga conmigo. ¿Qué cojones le pasa? ¿Por quévino aquí?

- Cállate, Delly. Cállate si no quieres que te rompa lacara.

- Aquí la que tiene que romper una cara es yo. Y la dueña dela cara que debo romper es tuya. Pero no lo voy a hacer.

- ¿Quién eres?- pregunta Isaac, poniéndose a mi lado.

- Soy Delly Cartwright- dice Delly inspeccionando a Isaac.Pero no de forma lujuriosa, algo que me alivia, no sé porqué.

- ahora sí, Delly. Basta de insultos ¿Qué haces aquí?

- He venido para ayudarte.

Ahora si que no entiendo. ¿Ayudarme? Pero si más bien havenido a insultarme, humillarme frente a esa multitud y a golpearme.

Hago una mueca de dolor al sentir recién el dolor de laherida sangrante que tengo arriba de la ceja.

- ¿eso te duele? Eso no es nada, a comparación de dolor quevas a sentir. Y no, no hablo de un dolor físico.

- Ve al grano.

- tu gran amigo Gale ya le contó TODO a Peeta. No te darédetalles, porque es lo de menos. El punto es que Peeta sabe que estabasembarazada y que has venido aquí para abortar. Mañana a primera hora Peetaviene aquí al distrito. Yo he salido antes, para avisarte de su llegada, sinque nadie se entere. He venido aquí ha hurtadillas. Y digamos que Gale no fuemuy discreto para decirle la gran noticia a Peeta, sino que lo dijo en lapanadería, cuando Peeta estaba trabajando. Se lo dijo frente a los clientes yde los empleados. No sabes la gran pelea que hubo. Peeta es mi mejor amigo, escomo mi hermano. Yo he sido quien a tenido que calmarlo cuando le vino unacrisis. Se puso como loco. Estuve a punto de llamar a la presidenta Paylor paraque vengan a llevárselo al central medico del Capitolio. Y todo esto pasó portu culpa. ¡Por tu maldita culpa!

 

Las lagrimas surcan por mis mejillas. Peeta lo sabe. Lo sabetodo.

He perdido a Peeta. Por mi maldito miedo de tener un hijo.

Odio a Gale. Estoy preocupada por Peeta. Tengo miedo. Mismanos empiezan a temblar y siento como si me fuera a desmayar pero no lo hago.

Ya ha anochecido.

Isaac nos lleva al hotel, junto con Delly. Pues ella notiene donde pasar la noche.

Como Isaac teme que Delly me vaya ahorcar a mitad de lanoche, decide que Delly dormirá en su habitación. Ella se niega a dormir juntoa Isaac, pero él la alivia diciendo que él dormirá en el sillón.

La noche pasa entre llantos por mi parte. No duermo nada. Mequedo mirando el techo. Imaginándome que pasará mañana.

Peeta vendrá. Y meodiará...


---------------------------------

BAM BAM BAAMMM

Hi! perdón por la desaparición el viernes, en verdad lo siento muchoo

peor he estado muy ocupado por el colegio y encima comí un pan con hamburguesa en mal estado y me malogro el estomago (aunque debo aceptar que el sandwich estaba delicioso)

Bueno, dejando mis asuntos personales...

aqui les dejo el décimo noveno capitulo de mi historia. por fin esta sucediendo lo que tanto esperaban: el panadero se entero que La de la trenza esta preñada xD okya. Peeta por fin POR FIN se entera del embarazo oculto de Katniss. Y luego, por otro lado, esta la entrada TRIUNFAL de nada más y nada menos que Delly jajaja ¿que les pareció la pelea ? jajaja

hasta el miércoles, las quiero. que tengan buen inicio de Semana Santa a las que son cristiana católicas

Reviso mi historial de llamadas perdidas en mi celular:

19 llamadas pérdidas de Delly

8 llamadas pérdidas de Gale.

45 llamadas pérdidas de Peeta.

5 llamadas pérdidas de mi madre.

Él número de llamadas me sorprende. ¿Cómo no me di cuentaque me habían llamado? No puedo haber estado tan distraída.

Tengo los nervios de punta, quiero llorar, me sudan lasmanos y lo peor es que me estoy imaginando miles de formas en las que voy a vera Peeta hoy. Hoy. Él llega hoy. ¡Santos cielo! Y encima, todo el distrito 12 sabede mi embarazo. Cuando vuelva todos me van a matar con la mirada. Pero
¡unmomento! Delly piensa que yo ya aborte. Pero eso no es cierto. Eso aun no lo hehecho.

Un suave golpecito me distrae de mis pensamientos. Me calzomis pantuflas rosa palido y voy arrastrando los pies a abrir la puerta. La abrolo suficiente como para ver por una delgada linea.

- Kat
¿te estas escondiendo? - dice bajito y con un tonocariñoso, como si yo fuera una niña pequeña que tiene miedo que un monstruosalga de debajo de su cama- soy yo. Tranquila.

- Buenos días
- lo saludo tímidamente. Por lo que dijo Dellyayer, él ahora me debe de ver como la persona más cruel del mundo.

- ¿Me dejas pasar?- susurra, sonriendo tiernamente. Se vetan tierno así, parece un peluchito.

Abro más la puerta para que pase.

Él entra y se sienta en el sillón, apoyando sus codos en susrodillas y su mentón en sus puños.

Yo miro mis manos entrelazadas, nerviosa.

 

- y bueno

- bueno
- le sigo.

- siento mucho lo de

- no, no te disculpes. No importa.

- Delly es insoportablemente chistosa. Ayer se la ha pasadodurante toda la noche hablando. ¿Y sabes qué? Ella no se hace la graciosa. EllaES graciosa. Dice cosas que dan risa sin querer.

- ¿TE GUSTA DELLY?

- ¿Qué? No, no, no me gusta. Solo digo que es graciosa. Yo
yo me estoy reservando para alguien especial
- dice sonrojándose.

- y
¿se puede saber de quien se trata? - esto si meinteresa, y levanta mi curiosidad.

- te lo diría, enserio. Pero
bueno, si te lo cuento, luegoentrare en mi locura de haber podido decírselo a alguien y entonces, se locontaré a todos y
mi gran secreto ya no será un gran secreto.

- wow

- lo mismo digo. Ah, casi lo olvidaba: Delly dice que Peetaya se dio cuenta que Delly no está en el doce y que está aquí.

Espero a que continúe.

- él ya esta a por mitad de camino. Ahora debe estar por eldistrito 8. solo le falta cruzar cuatro distritos para llegar.

- gra
gracias por
por el dato.

Él se levanta y camina hacia mi. Me toma desprevenida cuandome rodea con sus brazos.

- Kat, no te pongas así. Yo estaré ahí, contigo. Si elmomento se torna muy tenso o violento, yo mismo le diré a Mellark que se retirey que vuelva al día siguiente.

- él no te dejaría que mandes, ni te conoce.

- pues él me conocerá. Yo voy a estar a tu lado, Kat. Comosi fuera tu guardaespaldas. Claro que te daré tu espacio para que hables conPeeta. Ya que es un tema muy personal entre ustedes.

- Isaac...

- ¿qué?

- ¿Por qué no me odias?

- ¿odiarte? ¿Como podría?

- después de todo lo que dijo Delly ayer en la plaza sobremí.

- sshh, no pienses en eso. Ahora vamos a desayunar. Me muerode hambre y estoy seguro que tu también.

Desayunamos en el restaurante del hotel. El ambiente estabacalido. Pero tenso. Comíamos tostadas, huevos revueltos, pancakes con miel yjugo de naranja.

- Katniss
quería disculparme por lo de ayer. Enserio, meporte como una niñita. No sé qué me pasó
-dice avergonzada dándole vueltas asu tostada.

- No importa

- No, si importa. Se supone que debía venir para ayudarte ytodo lo demás, pero cuando baje del tren me entro toda la rabia. Peeta es comomi hermano, como ya te lo dije antes. Y el saber de que era por ti que Peetaestá sufriendo en este momento, me entro una furia y una gran rabia que nohabía sentido desde que lo secuestraron. No debí decirte que eras un zorron, yno debí abalanzarme encima de ti, perdón

- tranquila, no te culpo.

Isaac se mantuvo callado. Delly lo inspeccionabadetenidamente. Y yo,.. yo solo me ocupaba en comer y en pensar en lo que pasarádentro de unas horas.

(
)

Isaac, Delly y yo nos encontramos parados como estatuas enla espera del tren de Peeta.

Isaac esta detrás de mi, sujetándome de los hombros paratransmitirme fuerza. Durante el desayuno no me ha quedado de otra que contarleTODO. Y él me a apoyado en todo. En el corto tiempo que nos conocemos, puedoafirmar que es un verdadero amigo.

Veo a lo lejos un tren aproximarse cada vez más, el vello dela nuca se me eriza. Y Isaac me presionamás lo hombros.

 

- Ese no es el tren- dice Delly, fastidiada.- ¿Tanto sedemora en llegar?

Van pasando los minutos y como el tren no llega, nossentamos los tres en una banca que es solo para dos. Estamos apretados perocómodos.

- ¿Saben que hay una banca para tres al costado, no?- diceDelly.

- Si, la note desde hace dos minutos- digo despreocupada.

- Entonces,
ajam, ¡¿Por qué cojones no vamos a esa silladonde entramos todos?! Medio trasero mio esta al aire

Isaac se ríe.

- Me da flojera- dice Isaac arrugando la nariz.

- Isaac, ¿enserio? Esta a menos de dos metros- dice Dellyalzando una ceja.

Luego de un segundo de silencio, los tres estallamos enrisas. Creo que estamos tan nerviosos que todo lo vemos divertido.

Un nuevo tren se acerca, pero no le tomo importancia.

- ¿Es ese?- pregunta Isaac estirando el cuello.

- No lo creo- digo mirando mis manos.

- si, te apuesto 10 dólares a que no es el tren- dice Dellysegura de sí misma-
un segundo
creo que
¡Joder, ese es!

Isaac y yo nos paramos tan rápido que Delly se cae de labanca. Golpeándose la cara con el pavimento.

- ah, gracias. Me encanta irme de cara- dice sarcásticarobándose la nariz.

Yo no reparo en asegurarme de que Delly esta bien. Cojo lamano de Isaac y emprendo la carrera hasta la bajada de pasajeros.

Los recuerdos pasan como diapositivas en mi mente.

Desde que me entere de que estaba embrazada hasta ahora.

Las lágrimas me asaltan y mi corazón se acelera.

Al llegar, decenas de personas salen del tren. Busco con lamirada a Peeta pero no lo encuentro. Me paro de puntitas para poder ver mejorpero es en vano. Luego, justo cuando voy a decirle a Isaac que nos hemosequivocado de tren, veo un mechón de cabello rubio cenizo.

Suelto la mano deIsaac.

Peeta. Esta aquí.

Se para en frente mío, mirándome fijamente. Sin decirpalabra. Solo mirándome.

Creo que hubiese sido menos doloroso si me hubiera dado unabofetada. Pero sé que él nunca se atrevería a golpearme.

Abro la boca para decirle algo pero luego la cierro. Tengoun nudo en la garganta.

- ¡Peeta!- dice Delly al llegar donde estamos. Pero luego,al ver la situación, se calla. Intercambia miradas con Isaac.

Peeta sigue mirándome. Serio.

Tiene ojeras, y tiene un moretón en el pómulo, no tengo niidea de quien se lo ha hecho y me preocupa. Para no seguir mirándolo a losojos, bajo la mirada a sus manos, tiene marcas moradas y verdes como si hubieseestado dando puñetazos a una pared.

- Peeta
- digo a punto de echarme a llorar.

- No,
no ahora - dice. Su voz es neutral. No puedodescifrar su mirada, y eso me desespera ¿qué estará pensando?

- vamos al hotel, Peet- dice Delly cariñosamente sobándoleel hombro, Peeta la mira y asiente con la cabeza.

Él mira a Isaac detenidamente frunciendo el ceño. Luegocamina golpeándole el hombro al pasar. Isaac traga saliva, apretando los puños.

Yo bajo la mirada y los sigo hasta la puerta del hotel.

Peeta va a la recepción y le sonríe naturalmente a laseñorita, entregándole dinero para su estancia aquí y ella le da la llave deuna habitación.

Subimos al ascensor en un silencio incomodo, el ascensor esmuy pequeño y yo quedo de modo que Peeta esta pegado a mi espalda. Es incomodo.Mi trasero esta apoyado en su
(Bueno, ya saben a lo que me refiero) siento quemis mejillas se encienden.

 

El ascensor se abre y suspiro aliviada.

- yo
yo creo que ustedes deben de hablar y
- dice Dellytratando de escoger las palabras más adecuadas- ah, diablos. Isaac ven- serinde y coje del brazo a Isaac y vuelven al ascensor.

Peeta y yo no decimos nada. Luego, cuando Isaac y Delly yase han ido, Peeta vuelve su mirada hacia mí y dice:

- ¿Quieres ayudarme a poner mi ropa en los cajones?- llevauna pequeña mochila, sé que no necesita ayuda para hacerlo y que solo quieresacar una excusa para iniciar nuestra conversación pendiente.

- Sí
si, claro- pongo mis manos en mis bolsillos y espero aque Peeta abra la puerta de su nueva habitación.

La abre y se hace a un lado para dejarme entrar.

(
)

Pasa un día, dos días y aún no he podido hablar con Peeta sobre eltema. Ambos estamos evitándolo. Lo acepto. Es muy duro para mí y sé que para éles el doble, porque aquí él es la victima y yo la agresora que causó todo esto.

Es de noche. Y no puedo dormir. Doy vueltas en la cama, sinlograr encontrar una posición cómoda. Mi cara esta ardiendo, no sé por qué.

Unas tímidas lágrimas me asaltan. Peeta tiene cortes

Más lágrimas me inundan. Él se ha estado auto lastimando yes por mi culpa.

¡Joder! Todo esto es por mi culpa.

Se instala un dolor en mi pecho. No puedo más con esto.

Me levanto y sin hacer el menor ruido me dirijo a la habitaciónde Peeta.

Asomo mi cabeza por la puerta de su habitación. No estadormido.

¡Mierda! Al escuchar el chillido de la puerta él se girahacia mí. Está parado enfrente de la ventana, seguro estaba apreciando la vistaal mar.

- ¿Tampoco puedes dormir?- me dice amablemente.

- He
este
yo, yo solo- no sé que decir. Fue mala ideavenir ¿para que vine? ¿Qué tenia en la cabeza?

- tranquila, ven

Me adentro en la habitación y cierro la puerta delicadamente detrás de mí.

----------------------------

Reviso mi historial de llamadas perdidas en mi celular:

19 llamadas pérdidas de Delly

8 llamadas pérdidas de Gale.

45 llamadas pérdidas de Peeta.

5 llamadas pérdidas de mi madre.

Él número de llamadas me sorprende. ¿Cómo no me di cuentaque me habían llamado? No puedo haber estado tan distraída.

Tengo los nervios de punta, quiero llorar, me sudan lasmanos y lo peor es que me estoy imaginando miles de formas en las que voy a vera Peeta hoy. Hoy. Él llega hoy. ¡Santos cielo! Y encima, todo el distrito 12 sabede mi embarazo. Cuando vuelva todos me van a matar con la mirada. Pero
¡unmomento! Delly piensa que yo ya aborte. Pero eso no es cierto. Eso aun no lo hehecho.

Un suave golpecito me distrae de mis pensamientos. Me calzomis pantuflas rosa palido y voy arrastrando los pies a abrir la puerta. La abrolo suficiente como para ver por una delgada linea.

- Kat
¿te estas escondiendo? - dice bajito y con un tonocariñoso, como si yo fuera una niña pequeña que tiene miedo que un monstruosalga de debajo de su cama- soy yo. Tranquila.

- Buenos días
- lo saludo tímidamente. Por lo que dijo Dellyayer, él ahora me debe de ver como la persona más cruel del mundo.

 

- ¿Me dejas pasar?- susurra, sonriendo tiernamente. Se vetan tierno así, parece un peluchito.

Abro más la puerta para que pase.

Él entra y se sienta en el sillón, apoyando sus codos en susrodillas y su mentón en sus puños.

Yo miro mis manos entrelazadas, nerviosa.

- y bueno

- bueno
- le sigo.

- siento mucho lo de

- no, no te disculpes. No importa.

- Delly es insoportablemente chistosa. Ayer se la ha pasadodurante toda la noche hablando. ¿Y sabes qué? Ella no se hace la graciosa. EllaES graciosa. Dice cosas que dan risa sin querer.

- ¿TE GUSTA DELLY?

- ¿Qué? No, no, no me gusta. Solo digo que es graciosa. Yo
yo me estoy reservando para alguien especial
- dice sonrojándose.

- y
¿se puede saber de quien se trata? - esto si meinteresa, y levanta mi curiosidad.

- te lo diría, enserio. Pero
bueno, si te lo cuento, luegoentrare en mi locura de haber podido decírselo a alguien y entonces, se locontaré a todos y
mi gran secreto ya no será un gran secreto.

- wow

- lo mismo digo. Ah, casi lo olvidaba: Delly dice que Peetaya se dio cuenta que Delly no está en el doce y que está aquí.

Espero a que continúe.

- él ya esta a por mitad de camino. Ahora debe estar por eldistrito 8. solo le falta cruzar cuatro distritos para llegar.

- gra
gracias por
por el dato.

Él se levanta y camina hacia mi. Me toma desprevenida cuandome rodea con sus brazos.

- Kat, no te pongas así. Yo estaré ahí, contigo. Si elmomento se torna muy tenso o violento, yo mismo le diré a Mellark que se retirey que vuelva al día siguiente.

- él no te dejaría que mandes, ni te conoce.

- pues él me conocerá. Yo voy a estar a tu lado, Kat. Comosi fuera tu guardaespaldas. Claro que te daré tu espacio para que hables conPeeta. Ya que es un tema muy personal entre ustedes.

- Isaac...

- ¿qué?

- ¿Por qué no me odias?

- ¿odiarte? ¿Como podría?

- después de todo lo que dijo Delly ayer en la plaza sobremí.

- sshh, no pienses en eso. Ahora vamos a desayunar. Me muerode hambre y estoy seguro que tu también.

Desayunamos en el restaurante del hotel. El ambiente estabacalido. Pero tenso. Comíamos tostadas, huevos revueltos, pancakes con miel yjugo de naranja.

- Katniss
quería disculparme por lo de ayer. Enserio, meporte como una niñita. No sé qué me pasó
-dice avergonzada dándole vueltas asu tostada.

- No importa

- No, si importa. Se supone que debía venir para ayudarte ytodo lo demás, pero cuando baje del tren me entro toda la rabia. Peeta es comomi hermano, como ya te lo dije antes. Y el saber de que era por ti que Peetaestá sufriendo en este momento, me entro una furia y una gran rabia que nohabía sentido desde que lo secuestraron. No debí decirte que eras un zorron, yno debí abalanzarme encima de ti, perdón

- tranquila, no te culpo.

Isaac se mantuvo callado. Delly lo inspeccionabadetenidamente. Y yo,.. yo solo me ocupaba en comer y en pensar en lo que pasarádentro de unas horas.

(
)

Isaac, Delly y yo nos encontramos parados como estatuas enla espera del tren de Peeta.

 

Isaac esta detrás de mi, sujetándome de los hombros paratransmitirme fuerza. Durante el desayuno no me ha quedado de otra que contarleTODO. Y él me a apoyado en todo. En el corto tiempo que nos conocemos, puedoafirmar que es un verdadero amigo.

Veo a lo lejos un tren aproximarse cada vez más, el vello dela nuca se me eriza. Y Isaac me presionamás lo hombros.

- Ese no es el tren- dice Delly, fastidiada.- ¿Tanto sedemora en llegar?

Van pasando los minutos y como el tren no llega, nossentamos los tres en una banca que es solo para dos. Estamos apretados perocómodos.

- ¿Saben que hay una banca para tres al costado, no?- diceDelly.

- Si, la note desde hace dos minutos- digo despreocupada.

- Entonces,
ajam, ¡¿Por qué cojones no vamos a esa silladonde entramos todos?! Medio trasero mio esta al aire

Isaac se ríe.

- Me da flojera- dice Isaac arrugando la nariz.

- Isaac, ¿enserio? Esta a menos de dos metros- dice Dellyalzando una ceja.

Luego de un segundo de silencio, los tres estallamos enrisas. Creo que estamos tan nerviosos que todo lo vemos divertido.

Un nuevo tren se acerca, pero no le tomo importancia.

- ¿Es ese?- pregunta Isaac estirando el cuello.

- No lo creo- digo mirando mis manos.

- si, te apuesto 10 dólares a que no es el tren- dice Dellysegura de sí misma-
un segundo
creo que
¡Joder, ese es!

Isaac y yo nos paramos tan rápido que Delly se cae de labanca. Golpeándose la cara con el pavimento.

- ah, gracias. Me encanta irme de cara- dice sarcásticarobándose la nariz.

Yo no reparo en asegurarme de que Delly esta bien. Cojo lamano de Isaac y emprendo la carrera hasta la bajada de pasajeros.

Los recuerdos pasan como diapositivas en mi mente.

Desde que me entere de que estaba embrazada hasta ahora.

Las lágrimas me asaltan y mi corazón se acelera.

Al llegar, decenas de personas salen del tren. Busco con lamirada a Peeta pero no lo encuentro. Me paro de puntitas para poder ver mejorpero es en vano. Luego, justo cuando voy a decirle a Isaac que nos hemosequivocado de tren, veo un mechón de cabello rubio cenizo.

Suelto la mano deIsaac.

Peeta. Esta aquí.

Se para en frente mío, mirándome fijamente. Sin decirpalabra. Solo mirándome.

Creo que hubiese sido menos doloroso si me hubiera dado unabofetada. Pero sé que él nunca se atrevería a golpearme.

Abro la boca para decirle algo pero luego la cierro. Tengoun nudo en la garganta.

- ¡Peeta!- dice Delly al llegar donde estamos. Pero luego,al ver la situación, se calla. Intercambia miradas con Isaac.

Peeta sigue mirándome. Serio.

Tiene ojeras, y tiene un moretón en el pómulo, no tengo niidea de quien se lo ha hecho y me preocupa. Para no seguir mirándolo a losojos, bajo la mirada a sus manos, tiene marcas moradas y verdes como si hubieseestado dando puñetazos a una pared.

- Peeta
- digo a punto de echarme a llorar.

- No,
no ahora - dice. Su voz es neutral. No puedodescifrar su mirada, y eso me desespera ¿qué estará pensando?

- vamos al hotel, Peet- dice Delly cariñosamente sobándoleel hombro, Peeta la mira y asiente con la cabeza.

Él mira a Isaac detenidamente frunciendo el ceño. Luegocamina golpeándole el hombro al pasar. Isaac traga saliva, apretando los puños.

 

Yo bajo la mirada y los sigo hasta la puerta del hotel.

Peeta va a la recepción y le sonríe naturalmente a laseñorita, entregándole dinero para su estancia aquí y ella le da la llave deuna habitación.

Subimos al ascensor en un silencio incomodo, el ascensor esmuy pequeño y yo quedo de modo que Peeta esta pegado a mi espalda. Es incomodo.Mi trasero esta apoyado en su
(Bueno, ya saben a lo que me refiero) siento quemis mejillas se encienden.

El ascensor se abre y suspiro aliviada.

- yo
yo creo que ustedes deben de hablar y
- dice Dellytratando de escoger las palabras más adecuadas- ah, diablos. Isaac ven- serinde y coje del brazo a Isaac y vuelven al ascensor.

Peeta y yo no decimos nada. Luego, cuando Isaac y Delly yase han ido, Peeta vuelve su mirada hacia mí y dice:

- ¿Quieres ayudarme a poner mi ropa en los cajones?- llevauna pequeña mochila, sé que no necesita ayuda para hacerlo y que solo quieresacar una excusa para iniciar nuestra conversación pendiente.

- Sí
si, claro- pongo mis manos en mis bolsillos y espero aque Peeta abra la puerta de su nueva habitación.

La abre y se hace a un lado para dejarme entrar.

(
)

Pasa un día y aún no he podido hablar con Peeta sobre eltema. Ambos estamos evitándolo. Lo acepto. Es muy duro para mí y sé que para éles el doble, porque aquí él es la victima y yo la agresora que causó todo esto.

Es de noche. Y no puedo dormir. Doy vueltas en la cama, sinlograr encontrar una posición cómoda. Mi cara esta ardiendo, no sé por qué.

Unas tímidas lágrimas me asaltan. Peeta tiene cortes

Más lágrimas me inundan. Él se ha estado auto lastimando yes por mi culpa.

¡Joder! Todo esto es por mi culpa.

Se instala un dolor en mi pecho. No puedo más con esto.

Me levanto y sin hacer el menor ruido me dirijo a la habitaciónde Peeta.

Asomo mi cabeza por la puerta de su habitación. No estadormido.

¡Mierda! Al escuchar el chillido de la puerta él se girahacia mí. Está parado enfrente de la ventana, seguro estaba apreciando la vistaal mar.

- ¿Tampoco puedes dormir?- me dice amablemente.

- He
este
yo, yo solo- no sé que decir. Fue mala ideavenir ¿para que vine? ¿Qué tenia en la cabeza?

- tranquila, ven

Me adentro en la habitación y cierro la puerta delicadamente detrás de mí.

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Por ustedes y solo por ustedes es que sigo escribiendo cada día los capítulos. Gracias por todos sus comentarios, me ayudan mucho.

¡¿vieron los Mtv Movie Awards?! Gano En Llamas como película del año!! :') me siento orgullosa...

Que pasen una bonita y reflexiva Semana Santa a las que son cristiano católicas. nos leemos el viernes. bye.


En la oscuridad de la habitación se encuentra Peeta sentadoen el pequeño sofá que hay enfrente de la ventana. Su cabello rubio se veincreíble iluminado a la luz de la luna. Él sin apartar la vista del mar mehace una seña con la mano para que me acerque. Con pasos sigilosos -como siestuviera en el bosque- me acerco.

- Es hermoso- dice, mirando las olas romper en la orilla.

- Lo es

Nos quedamos un minuto en silencio. Sin mirarnos. Bueno, yolo miro a él, pero el ocupa toda su atención a la maravillosa vista.

 

¿Qué estará pensando?

Tenerlo aquí. A pocos centímetro de mí. Tan cerca
pero almismo tiempo tan lejos. Me frustra. y me pone nerviosa.

Mis manos me sudan a montones. Joder, es horrible. Y creoque hasta Peeta puede escuchar el ritmo de mi acelerado corazón.

Decido romper el silencio.

- Peeta
-lo llamo cuidadosa, como si en cualquier momento sevaya a abalanzar hacia mí- No podemos evitar este tema por más tiempo

Él respira hondo. Pero no me mira.

- Yo al principio no creí nada de lo que Gale me decía. Eramuy irrealista. Y para empeorar, no recéis llamadas. Entonces llamé a tu madre,le pregunte si tú habías estado con ella y me respondió atónita que ni siquierasabia que estabas en el cuatro. Esa fue la gota que derramo el vaso. Eracierto. Todo encajaba perfectamente
y cómo no iba a encajar si todo era verdady te seguí llamando. Y seguías sin contestar el maldito celular. No podía sercierto. No podía creer que podías ser tan ruin.

Me dolió. Espero a que continúe. Quiero decirle algo perosiento un nudo en la garganta.

- tenia un hijo. Un hermoso bebé
y tu ibas a matarlo.

- No lo digas así
-digo dolida.

Y el por fin se gira para mírame. Desearía que no lo hubierahecho.

- Pero si es la verdad. Ibas a matarlo. Tener un bebé tuyoera mi sueño desde que tenía 11 años. Sí, como lo escuchaste. Un crío de onceaños ya pensando en tener críos. Y ahora. Tú, la mujer que amo, la mujer queadoraba desde que tengo uso de razón
destruía mi sueño justo cuando estaba apunto de cumplirse. Y de la peor forma posible.

- Peeta, por favor
- sus palabras me hieren. Y muy en elfondo.

- Solo dime por qué, Katniss. ¿Por qué me hiciste esto?

- Peeta

- ¿es porque no estamos casados?- pregunta Peeta, pasándose una mano por el cabello.

- sabes que no necesitamos firmar un trozo de papel paraestar casados. Nosotros ya somos esposos. Tú me tratas como si yo fuera tuesposa. Y yo te siento como si fueras mi marido.

- Entonces, ¿por qué te besaste con Gale estando embrazadade mí? -me quedo helada al escuchar eso- ¿Por qué mataste a nuestro bebé?- en eso estaequivocado. Venta de Minerales

- Peeta, escúchame
-digo pero me corta.

- ¡Escúchame tu a mi!- levanta la voz, parándose y acaminando de un lado a otro-. No sé qué hice. Qué mierda hice para merecermeesta puta vida. ¡Lo mataste!... -suelta aire, como si estuviera aguantando larespiración desde que comenzó a hablar. Las lágrimas me vencen y las suelto ensilencio. Peeta se da cuenta y se pone de cuclillas frente mío, me toma lasmanos entre las suyas y sin despegar la vista de nuestras manos dice:- Sabes, pudimoscriarlo juntos, mi amor. Era nuestro bebé
-suelta una lágrima - Haymitch noshubiera apoyado. Sé que sí. Tendríamos todo el poyo que necesitemos: Tu madre,Haymitch, Johanna, Delly, el doctor Aurelius. Ayuda no nos faltaría. Y amor,amor a ese bebé hasta le sobraría.

Suelta mis manos y se pone de pie. Se apoya en la mesa,dándome la espalda. Luego de unos segundos que me parecen horas, se gira y memira con rencor.

-Pero tu solo pensaste en ti. Sé que te da miedo ser madre,Katniss. Sé que con solo imaginártelo te aterra
Pero no tenias que hacer unacosa así. Olvidaste que también era mi hijo. No hubieras pensado solo en ti.Has matado un ser inocente por tu miedo. Y también
también has matado unaparte de mí por dentro.

 

Me levanto y sin pensar me abalanzo hacia él, llorando en suhombro. Su calidez y aroma me inunda y me hace sentir en casa. En mi refugio.Por un momento creo que va a alejarme un poco para besarme pero
eso ultimo nopasa. Solo me aleja para decirme:

- No. No me toques
quiero que te vayas.

- Peeta, ¿cómo puedesdecir
- me interrumpe.

- Vete, Katniss. No me siento bien. Lárgate.

El llanto no me deja ni respirar. Las piernas se medebilitan y hago todo lo posible para no venirme abajo. Es difícil, pero lologro. Me doy la vuelta y salgo de la habitación. Mientras camino por elpasillo, voy analizando todo lo que me ha dicho. Piensa que yo ya aborté. Peroeso no es cierto. Tengo que decírselo. Me imagino dándome la vuelta y volviendoa su habitación. Pero eso no pasará. Me siento agotada y rendida. A parte, yame ha dejado bien en claro que no quiere verme. Y eso duele más que ningunaotra cosa.

Voy arrastrando los pies por el pasillo, sosteniéndome a lapared con una mano para no caerme.

No sé cuanto tiempo pasa. Solo que cerré los ojos por unsegundo y luego me despierta la voz de alguien.

- ¿Katniss?

Alzo la vista y a pesar de la oscuridad del pasillo y laslágrimas que aun inundan mis ojos veo que se trata de Isaac. Esta en pijama.Bueno, la mitad de su pijama, por que no trae camiseta.

- ¿Qué haces aquí?- dice poniéndose en cuclillas para estara mi altura.

No me había dado cuenta que mis piernas estaban recogidaspegadas a mi pecho, mis manos enterradas en mi cabello y recostando la espaldaen la puerta de quién sabe quién.

-
- No le responde, solo lo miro sin expresión alguna.

- Hey, ¿estas llorando?¿Estas bien? Dios, qué preguntas hago. Claro que no estas bien. Ven aquí- metoma en brazos y me lleva hasta la puerta de mi habitación. Me sorprendo yestoy a punto de decirle que me baje, pero luego pienso que es absurdo. Estoymuy cansada como para caminar. Cierro los ojos y apoyo mi cabeza en su hombro. Esperando queabra la puerta y me deje echada en mi cama, como si yo fuera una niña pequeñaque se quedo dormida en el auto.
- déjala- dice una voz al fondo del pasillo.
- ¿qué?- dice Issac confundido. Se gira conmigoy veo que es Peeta.
- suéltala- dice Peeta firme.
Soy un tomate.
- estoy muy seguro que ella está así por algoque le has dicho. - Issac me deja en el suelo, y apunta a Peeta con el dedoacusador- Mejor vete y no tendremos problemas.
- ¿me estas amenazando?
- tus palabras, no mías.
- sal de acá. Ella es mi mujer, yo me ocupo deella.
- pero si bien noto, hace menos de media hora lehas hecho daño.

- ¡eso a ti no te incumbe! Vete a dormir.

- tu no vas a decirme que hacer

Y en segundos Peeta se acercahacia mí. Me toma en brazos -doy un gritito por la sorpresa-, se adentra en mihabitación y cierra la puerta poniendo el pestillo. Dejando a Issac fuera.
- hey, ¡sal de ahí! -grita Issac- Mellark osales o tumbo la puerta y te saco a rastras.
- ¿tumbar la puerta?- dice Peeta con burla, losuficientemente alto para que Issac lo oiga todo el edificio- ¡Ja! Quisieraverlo.
- No me retes, Mellark. Por que te juro que...
Y es entonces cuando lo vecinos se despiertany... bueno, dicen eso:
- ya cállate, oye.
- ¡¿otra vez tu, Lahey?!
- ¡te callas o te castro con mis propias manos!
- puta madre, deja dormir.
Y le dicen muchas otras cosas más que no logrodescifrar.
- si si si, ya me voy. Viejos verdes, que solopiensan en dormir.- oigo a Isaac gritarles a los vecinos. Luego todo sequeda en silencio.
Me río con ganas. Creo que hasta me van a salirlágrimas. No me reía tanto desde, bien, no sé desde cuando. Mi risa se detienecuando me doy cuenta que aún sigo en los brazos de Peeta.

 

- este
- digo jugando con mismanos.

Peeta se da cuenta, abre susojos más de lo normal y me deja en el piso.

yo sigo jugando con mismanos, con la vista baja.

Esto es incomodo y confuso.

A caso se puso
¿celoso?

¡Santo cielo! Si. Se pusoceloso. ¿Pero acaso eso significaría algo? Claro que significa algo, aunque meodie, aun le sigo importando ¿qué otra cosa más podría ser?

Y él dijo claramente "Ella esmi mujer". Pero minutos antes él me votó de su habitación y no de muy buenamanera.

Un tosido me devuelve a larealidad. Yo lo miro con la cara ardiendo, me he quedado pensando mirándolo.

- Yo creo que ya me voy- dicerápidamente haciéndome a un lado para salir. Abre la puerta lo más rápidoposible y sale. Yo me quedo embobada mirando como se aleja.

- Peeta, espera
- logro decirantes que entre a su habitación.- ¿qué fue todo eso?

Él se queda analizando mipregunta durante un segundo, abre la boca para contestar pero luego se tragasus palabras.

Bajo la mirada cuando veo quese adentra a su habitación sin responderme

A la mañana siguiente me despierta el sonido de mi puerta.Por un momento me nace la esperanza de que sea Peeta, pero descarto la idea.Así no toca Peeta. Cuando él se fue, deje la puerta sin cerrojo con la fantasíaque él luego venga y se eche conmigo en la cama y que me abrace como siemprehacía al dormir. Obviamente eso no paso. Isaac vuelve a tocar la puerta pero norespondo. Él abre la puerta lentamente y asoma su cabeza un poco. Luego entra ycierra la puerta delicadamente detrás de sí.

- ¿Cómo lo vas llevando?- pregunta, sé que me esta mirandopero yo no le devuelvo la mirada, solo escondo mi cara en la almohada.

Isaac se pone de cuclillas a un lado de la cama.

- Bien
bueno, a pesar de las nauseas, el no poder dormirbien, el miedo constante y la sensación de que algo esta a punto de estallar enmi cabeza
si, creo que estoy bien.

- Lamento que estés pasando por esto

- No necesito el lamento de alguien- me incorporo molesta.

- No pretendía que suene así

- Lo sé

(
)

Tengo el documento firmado. Lo sujeto con manos temblorosas.¿Debo decirle esto a Peeta? ¿Cómo se lo diría? "oye Peeta. Necesito tu firmapara abortar a nuestro hijo, pero no te preocupes, mande a que la falsificaran"No, definitivamente no puedo. Pero tengo que hacerlo.

Dejo el documento en un cajón de mi mesa de noche y medirijo a la habitación de Peeta. Tengo que obligar a mis piernas amoverse.

- Hey, Katniss- grita alguien a mis espaldas.

 

Me giro y encuentro a Isaac salir del ascensor y corriendohacia mí.

- ¿qué pasa? Tengo que

- ¿quieres ir a desayunar?

- no puedo. Tengo que

- ¿cómo que no puedes? Primero la salud y luego todo lodemás. Anda, vamos- dice insistiendo.

- Isaac no puedo ahora, después que vaya a hablar con

- pero Katniss

- ¡déjame terminar!

- ay, que gritona- dice fingiendo estar ofendido

- tengo que hablar con Peeta.

- Hubieras empezado por ahí- ruedo los ojos.

- Bueno, si me disculpas, tengo cosas que hacer- digodándome la vuelta.

- dale su espacio, Katniss. Estoy seguro que en este momentoél desea estar solo y analizar las cosas.

Aunque no me guste aceptarlo, Isaac tiene razón. Me giro,con la mirada gacha y vuelvo. Él no me dice nada, solo me pasa un brazo por lohombros, transmitiéndome tranquilidad, y yo apoyo mi cabeza en su hombro,cerrando los ojos.

Pov Delly:

-seguro solo son amigos. Y él la apoyó como amigo que es -digo refiriéndome a Isaac y Katniss. Al ver a Peeta ponerse nervioso, le cojolas manos para tranquilizarlo.

-¿amigos? ¿Que clase de amigos son esos?

-Peeta, como que tú no eres el más indicado para decir eso. -le recuerdo riéndome.

Él sesonroja fuertemente.

-Lo de esa vez
no sé que me había pasado. Estaba molesto...no, no estaba molesto, estaba furioso. Y confundido...

- ¿yquerías demostrar que tu no eres un santo? ¿Que tu también puedes besar a otra?¿Como un acto de rebeldía?- termino por él.

- niyo mismo lo sé, Delly. No quiero pensar, me duele la cabeza
- murmura tapándosela cara con las manos y gruñendo como un niño de cinco años que esta molesto.Peeta puede actuar tan tierno a veces, y él ni cuenta se da.

- ya, tranquilo. Perdón. A parte, lo que nosotros hemos hechono es tan malo después de todo... - digomoviendo la cabeza a un lado.

- no, no es tan malo... aparte, yo no lo hice a propósito- concluye él.

Flashback

Salgo de la ducha de Peeta, envuelta en una toalla. Me heestado duchando aquí desde que se fue Katniss a visitar a su madre en eldistrito cuatro, digo, a abortar al distrito cuatro... Aún no asimilo la idea.Pero no me queda de otra que creer todo lo que Gale nos dijo. Se me pone lospelos de punta de solo recordarlo. Alejo esos pensamientos antes de ponerme agritar barbaridades sobre Katniss.

Al salir del cuarto de baño, me encuentro a un Peeta con laspupilas dilatadas, tan dilatadas como cuando tiene una
crisis

-Peeta... tranquilo...-digo nerviosa, poniendo mis manos ensu pecho.

-no tengo una crisis, Delly- dice. Aunque claramente estamintiendo.

Retrocedo lentamente, adentrándome de nuevo en el baño. Élsolo me mira con una sonrisa socarrona. Levanto la mano hasta dar con unpequeño mueble donde están las jeringas con el medicamento de Peeta. Mismovimientos son lentos y ágiles. Una de las ventajas de ser bailarina de balletpor diez años. Cuando doy con la jeringa, la tomo y la escondo detrás de mí.Doy unos pasos lentamente hacia Peeta, con mirada tranquila, o al menos lointento.

-Te ves muy bonita así... con solo una toalla cubriéndote-dice, recorriendo la mirada por mi cuerpo.

¡¿Perdón?!Creo que me perdí de algo. Y parami gran bella surte, la toalla solo me llega a cubrir hasta la mitad del muslo.¿Por que mierda no compre toallas más grandes?

 

De repente, Peeta rodea un brazo en mi cintura, me saca delbaño y me estampa en la pared del pasillo en un sordo golpe. La jeringa se mecayó. Maldición. Peeta ve la jeringa en el suelo blanco del baño y luego memira.

-dije que no tengo una crisis- dice. Miro de reojo como unade sus manos acaricia mi mejilla. Micorazón no se para, sino late a mil cuando pega su cara a un lado de mi cuello,repartiendo besos por la zona.

¡¿Que clase de crisis es esta?! Él nota que tengo clarasintenciones de alejarlo de mí, por lo que en un segundo con una mano toma mismanos y las pone encima de mi cabeza. Estoy indefensa. Genial. Perfecto (que senote el sarcasmo) El da un lametón a mi cuello, haciendo que pegue un grititopor la sorpresa.

- sshh a este paso te van a escuchar los vecinos- susurra ami oído con voz
¿seductora? ¿A caso piensa que he gritado de placer?

-Peeta, aléjate de mí- digo firme. Wow soné más madura de loque creía.

- déjate hacer
- besa mi mandíbula- te aseguro que cuandohagamos "lo otro" disfrutarás

¿Lootro? ¡¿Quiere seguir?! Pues claro, Delly. A pesar de que Peeta sea lo máseducado, cariñoso y respetuoso posible, igual es hombre. Y como hombre, tienesus necesidades, y esas necesidades acumuladas se están evidenciando ahora
Puesque esas necesidades se las de Katniss, ella es su novia o esposa o amante o loque sea que sean. Tienen una relación rara.

Supongo que al tener la crisis, lo vuelve más animal. Comocuando un macho siente ganas de aparearse, no le importa buscar a la hembra quele ha dado su primera camada. El macho irá a por cualquier hembra que se lecruce, cegado por su necesidad. Y así justamente esta Peeta. Cegado. Cegado porsu crisis y por sus ganas de
eso.

<> dice mi consciencia.

Regreso a la realidad cuando Peeta me saca el cabello de latoalla. Mi cabello aun mojado cae en ondas por mis hombros.

-huele delicioso- dice tomando una de las puntas yllevándosela a la nariz.

-Peeta, esto...-digo incomoda.

-tranquila,... solo, déjate llevar.

Dicho eso, estampa sus labios en los míos, en un fuerte beso.No es uno lento y dulce, sino salvaje y rudo. Prefiero que sea así. Sinsentimientos, ni emociones de por medio. Pega sus caderas a las mías. Y yo gimoal sentir su erección. Esto esta mal. Creo...

-Katnissse besó con Gale -dice luego de morder mi labio inferior- entonces, yo puedobesarte.

Con que era eso. Un acto de ojo por ojo, diente por diente.Bien. Katniss se lo merece. Safo mis manos de las suyas, que aun estaban sobremi cabeza, y lo pongo en su cadera. Voy desabrochando su camisa. Y él se deja.Su camisa cae al suelo, en el momento que la toalla que era lo único que mecubría también cae al suelo. Mi sonrojo no tarda en aparecer. No es que seafea, sino que da vergüenza. Peeta es como mi hermano. Y bueno, los hermanos nohacen esto... Esto nos convertiría a amigos con derecho a roce, al menos poruna noche. ¡Dios! Nunca creí quellegaríamos a ser eso.

-Dios, Delly- gime- eres tan...

Yo lo callo con un beso fuerte. Su lengua juega con la mía enuna danza caliente. Siento como me humedezco ahí abajo. No sabía que Peetapodía tener ese efecto en mí.

 

Él me toma las piernas y hace que las envuelva en suscaderas.

-vamos
a la
habitación- dice entrecortadamente.

Findel flashback

(
)

Terminamos de desayunar. Peeta pidió al servicio del hotelque nos traigan el desayuno a la habitación. De seguro es porque no quiereencontrarse con Katniss en el restaurante del hotel. A veces Peeta puede serpara más cobarde y tímido.

- Peeta
¿te vas a quedar aquí metido como un hongo?

- no quiero salir

- al menos, salte de la cama. Pareces una oruga en sucapullo.

- me siento mal
me duele el brazo

Me siento en el borde de la cama y tomo su brazodelicadamente.

Veo los cortes a medio cicatrizar. Me da un escalofrío alrozarlo con los dedos. Él hace una mueca de dolor.

- nunca. Pero escúchame bien ¡nunca! Vuelvas a hacerte esto¿si?

Él no me responde solo baja la mirada. Todo es por la culpade Katniss

No la entiendo. ¿Cómo pudo hacerle esto? Me da rabia de solopensarlo.

Me levanto, voy a por mi maleta y saco algodón, aguaoxigenada y unas vendas. No soy enfermera y no sé nada del asunto, pero hago loúnico que se me ocurre.

Vuelvo y me siento en el mismo lugar que antes.

- ven, dame el brazo- digo en voz baja, como si alguienpudiera oírnos.

- ¿me va a doler?

- seguro un poco, solo voy a tratar de desinfectarlo.

Hago mi trabajo en silencio. Él no dice nada y yo tampoco.

Envuelvo su brazo en la venda y le digo que ya esta. Élrecoge su brazo en su pecho y se lo queda mirando.

- ¿qué pasa?- pregunto, mientras vuelvo a poner las cosas enla maleta.

- nada

- Peeta, no me gusta que me ocultes las cosas. Tu eres muybuen mentiroso pero conmigo no.

- yo solo
solo estaba pensando en que
ah, olvídalo- dicegruñendo al final y tapándose hasta el cuello con las mantas.

- Peeta
¿a caso no confías en mí?- digo dolida

- Empiezo a creer que ya no puedo confiar en nadie
Todosterminan ocultándome cosas.

Siento un dolor en el pecho al escucharlo.

Aunque le dijera algo, él no cambiaria de opinión. Suspiro yme meto en la cama a su lado. Aquí dentro esta calentito y acogedor. Peetaapoya su cabeza en mi hombro y yo le doy un besito en su cabeza.

- tengo miedo
- susurra, su voz suena débil.

Hago que me mire. Tiene lágrimas en los ojos pero se esfuerzapor no soltarlas.

- ¿a qué le tienes miedo?- le acaricio la mejilla con eldorso de mi mano.

- a lo que pasará

- no tienes por qué tener miedo
-limpio el rastro de unalagrima con mi pulgar- yo voy a estarahí. A tu lado.

- eso es lo único que me tranquiliza
luego, todo meangustia
siento como si
como si estuviera ahogándome y cada vez más me hundo-explica.

- eso es porque te estas dejando hundir y no pones suficientefuerza de voluntad para salir.

- ¿y qué se supone que tengo que hacer?- me preguntaexasperado.- ¿quieres que vaya y le diga que todo esta olvidado y que actuemoscomo si nada hubiera pasado? No puedo, Delly.

- Estoy amarga con Katniss. No te lo voy a negar. Pero sinembargo
No puedo creer que vaya a decir esto
Quiero que ahora mismo labusques. Quiero que hablen lo que tengan que hablar. Y traten de solucionar lascosas. ¿Entendiste?

 

- si, pero

- ¡Nada de peros!- me levanto de la cama rápidamente- Sal deesa cama ahora mismo.

Me obedece.

- Delly, de verdad, yo no

- ¡Que te salgas dije! Límpiate esa cara, que no se de cuentaque has llorado. Date una ducha. Ponte algo con mangas para que no se note lavenda.

- estoy cansado

Me acerco a él y le sujeto los brazos con mis manos (teniendocuidado con su brazo derecho).

- sé que estas cansado, tanto físico como mental
pero tienesque hacer un esfuerzo.

Él parece pensarlo, dirige la mirada a la ventana, mirando elmar. Luego, cierra los ojos y al abrirlos suspira con pesadez.

- esta bien

Yo le doy una mirada de ánimo y prácticamentelo empujo al cuarto de baño y yo misma le cierro la puerta, metiéndolo de unempujón dentro.
------------------------------Primeramente, perdón, perdón, perdón, perdón x100de verdad, que se me ha hecho super difícil actualizar xc ahora, por culpa del colegio estoy con unas ojeras enormes ¡parezco un oso panda!Bueno, dejando mis asuntos de panda... ¡¿que tal el flashback de Delly?! Seguro me odian, lo entiendo jajaja. Pero tenia que aclarar que Peeta no es ningún pisado y que se queda atrás.Y como digo en casi todos los capítulos, muchas muchas gracias por los comentarios! y por poner esta historia en sus favoritos! Nos leemos el viernes si no me equivoco o creo que era el jueves... estoy confundidaBye.

Pov Peeta.

Me doy una ducha rápida con agua fría. No sin antes quitarmela venda del brazo para que no se moje. Cuando termino, me pongo una toallaalrededor de la cintura. Con otra toalla voy secándome el cabello de mala gana.No quiero ver a Katniss. Me duele hacerlo

Trato de despejar mi mente, pero es por gusto. No puedoestar calmado. Mi mente me atormenta en cada minuto desde que Gale me contótoda la verdad.

Abro el pequeño estante para sacar mi ropa. Pero loencuentro vacío. Me acomodo bien la toalla y salgo del baño.

Encuentro a Delly, de espaldas a mí. Esta sentada con lacabeza baja en la pequeña mesita. Me acerco para ver que esta haciendo.

De un momento a otro tropiezo con una silla y la lámparacae, haciéndose añicos en mi brazo lastimado. Clavando trozo de cristal en loscortes que ya tenia.

Delly se gira rápidamente y al verme da un gritito.

- ¡Peeta! -exclama. Se pone de rodillas a mí y sacude losrestos de la bombilla de mí.

- Tendré que pagara por la lámpara - trato de bromear. Pero alver la sangre que bombea de mi brazo, me pongo serio.

- ¡Dios, Peeta! Estas sangrando

Y para empeorar mi suerte, Delly no tiene ni una vena deenfermera y cuando se preocupa o se pone nerviosa se le nubla la mente. Laherida me produce un escozor agudo en el brazo. Recuerdo el baño de sangre enlos primeros juegos. Cato cortándome la pierna con su espada. Katniss con sufrente sangrando luego de haber recogido mi medicina. Un escalofrío me recorrede pies a cabeza.

- Peeta, no sé que hacer
-dice preocupada a punto deasaltarle las lágrimas.

La sangre cae como agua. A montones

Mancho la cara alfombra de un color rojo oscuro. Trato detranquilizar a Delly con la mirada pero creo que mi cara es más una mueca dedolor.

 

- ah
- suelto involuntariamente.

- ¡Las vendas!- se le prende el foco a Delly.

Se para rápidamente y busca en la maleta las vendas.Prácticamente tira todo de su maleta con el fin de hallarlas más rápido pero nofunciona.

Un trozo de cristal de la bombilla esta incrustado en mibrazo. Lo saco lentamente con las manos temblorosas. Cuando lo sacocompletamente me doy cuenta que no era un trocito de vidrio, sino un trozote.La hemorragia crece.

- Peeta no las encuentro - Delly vuelve y me mira con losojos más abiertos de lo normal. Le da miedo la sangre. Siempre le ha dado miedover heridas.

- ¡Mierda, duele demasiado!- trato de ponerme en pie perotoda la alfombra esta llena de pequeños cristales, haciendo que me clave unoscuentos en la palma.

De repente, Delly hace algo inesperado.

Se saca la remera por la cabeza, quedando en sujetadorfrente mío. ¡Y vaya que sujetador! Es negro y con un poco de encaje. No puedoevitar pensar en que su sujetador hace muy buen conjunto con su piel blancapálida y que se le ve muy sexy.

La puerta se abre y al girarme encuentro a Katniss.

Veo a Delly y ella esta con la misma expresión que yo.

Una lagrima rueda por la mejilla de Katniss y después sealeja corriendo.

No. Debo ir por ella antes de que siga pensando cosas que noson.

Me levanto torpemente pero Delly me pone una mano en elhombro.

- ¡Peeta, no! tu brazo.

Miro mi brazo ensangrentado y hago una mueca.

- No me importa el brazo. Tengo que ir a por Kat
¡ah,Joder!

Él dolor como si me clavaran un cuchillo en el antebrazo meinterrumpe. Delly a rasgado su ramera y uno de los trozos me lo envuelve en elbrazo. Lo engancha con un imperdible y por seguridad volvió a vendar de nuevoel mismo brazo con el trozo sobrante.

- creo que eso evitará la hemorragia. Tengo que llevarte alhospital.

- Delly. No seas exagerada.

- Peeta, ¡tienes una hemorragia!

- Tengo que ir donde Katniss

- Lo sé. Te entiendo. Pero ahora más importante es tu brazo.Cámbiate rápido. Voy a ir buscando un taxi.

Sale dando un portazo.

Con el brazo aún sangrando, busco mi ropa en la maleta y mecambio lo más rápido posible. Es difícil hacerlo con solo una mano, pero lologro.

Delly entra justo cuando estoy terminando de abrocharme lacamisa.

Me pone una mano en la espalda y me guía o más bien meempuja hasta el ascensor. Va maldiciendo el elevador por ser tan lento. Alsalir, un taxi amarillo nos espera. Delly le recuerda al conductor la direcciónde la clínica y este nos lleva rápido.

Al bajar del taxi, una enfermera nos espera en la puerta conuna silla de ruedas.

- Delly, ¡¿enserio?! Estas exagerando- digo mirando a Dellycon los ojos como platos.

- Peeta, ¡mira tu brazo! -bajo la mirada y veo como mi brazono para de emanar sangre- ¿ahora, crees que estoy exagerando?

- La silla de ruedas no es necesaria- le digo a la enfermeray cuando entro a la recepción todos se giran. Me reconocen. Luego, bajan lamirada a mi brazo y ahogan un grito. ¿Por qué se sorprenden? Todos ellos ya mehan visto sangrar en los juegos.

- ¿usted ya ha sido propenso a hemorragias? ¿Ha sufridoalgún corte en la zona afectada? -dice una enfermera captando toda su atenciónen un portafolios. Su voz me parece familiar.

 

- Sí.

- ¿sí qué? ¿Propenso a hemorragia o a

- ¡Señora Everdeen!- exclamo, al reconocerla.

Levanta la mirada y abre los ojos tanto como yo.

- ¡Peeta, que sorpresa! Puedes explicarme qué es eso de quemi hija esta
- frunce el ceño, cambiando su expresión de enfermera neutral auna madre furiosa, pero luego parece que se traga su amargura y solo dice:- alfondo, a la derecha, ahí te atenderán, seguro necesites puntos.

(
)

- Bueno, creo que eso es todo- dice abrochando la nueva vendablanca a mi brazo- Ten cuidado, la próxima vez.

Me da una sonrisa dulce. Como si fuera una madre que acabade curar a su hijo. Hubiese querido tener una madre amorosa.

Katniss hubiese sido una madre perfecta

Pov Katniss

No lo puedo creer. Quiero quitar de mi mente la imagen dePeeta prácticamente desnudo junto con Delly solo en sujetador sentados en laalfombra de su habitación. Justo cuando iba a decirle de una vez por todas aPeeta todo lo que tengo que decirle, pasa esto.

Miro mi reflejo en el espejo y me decepciono de mi misma.Antes era una chica fuerte. Ahora no soy nada

No quiero ser nada.

Me lavo la cara amarga. Furiosa conmigo misma. Respiro hondoy suelto el aire despacio. Acomodo mi cabello en mi trenza habitual y salgohacia la habitación de Peeta.

Toco su puerta y no responde.

Espero unos segundos y nada.

En uno de mis tantos golpes conseguí sacarme sangre de losnudillos, nada grave, solo eran unos puntitos rojos.

Vuelvo a tocar la puerta, ahora con la punta del pie. Nada.

Hubiera seguido así por horas, de no ser por escucha la vozde Isaac a mis espaldas:

- No esta ahí- dice con las manos en los bolsillos.

- ¿y tú cómo sabes?

- lo vi salir. Estaba con Delly. Fue hace como media hora omás. No vi mucho pero se les veía nerviosos.

Oh, claro que estaban nerviosos, si los he pillado a ambossemidesnudos.

Las lágrimas me apañan los ojos pero no dejo las dejo caer.

- ¿Katniss? ¿Qué sucede?

- No
no pasa nada

Con la mirada baja, tomo el ascensor sola y me dirijo a laplaya. Ya me canse de estar entre cuatro paredes. Necesito aire.

(
)

Pov Peeta

Cuando logro librarme de la clínica y de una Delly con losnervios a estallar, desesperado voy a la habitación de Katniss.

Tenemos que hablar.

Ahora sí. Aclarar todo. No puedo vivir más con la angustiade no saber lo que somos.

¿Aún somos novios? No lo sé.

Toco la puerta de su habitación y no contesta. La puertaestá sin cerrojo, por lo que entro cuidadosamente.

- ¿Kat
?

No obtengo respuesta. Lamentablemente

Decido buscarla en casa de Annie, pero Annie me recibe conuna negación. Luego voy a la casa de la señora Everdeen, no llego ni a tocar lapuerta, solo espio por las ventanas. Tampoco está ahí.

Me siento en una banca solitaria y vieja de la plazacentral. Esta repleta de gente. Hoy es domingo, era de hecho que iba a estarlleno, hoy los niños no tienen clases, y los padres no trabajan. Ahora todos sepueden dar el lujo de pasar en familia el domingo. Cuando yo era niño, mi papáno podía permitírselo. Yo lo ayudaba en la panadería, amasando la masa de lospanes. Ese era el único momento en el que mi papá y yo conectábamos. Nuncaolvidaré esos momentos.

 

A igual que nunca olvidaré el momento en el que Katniss y yotuvimos nuestra primera vez. No recuerdo exactamente todo lo que pasó, pero losrecuerdos vagos que tengo son muy preciados para mí.

Pov Katniss

Estoy sentada en la orilla, contemplando el calmado mar.

Él sol esta por caer. La brisa es fresca, golpea mi cara deuna manera increíblemente tranquilizante, es como un soplo de paz.

Entierro mis dedos en la arena.

Pienso en Finnick. Cuanto daría por que esté aquí y ahoraconmigo.

Él fue muy especial para mí. Y estoy segura que también paratodo aquel que tuvo la preciosa oportunidad de conocerlo verdaderamente no. Noal Sex simbol de Panem, ni al ganador más joven de los juegos del hambre, a eseFinnick no, sino al verdadero Finnick. Y tengo mucha suerte de ser testigo dela gran persona que era Finnick.

A igual que nunca olvidaré a mi hermana, tampoco olvidaré aFinnick.

Tengo tanto que agradecerle.

Le debo tanto

Una ola rompe con las piedras del muelle. Las gaviotaschillan. Él sonido del viento me inunda. Cierro los ojos para poder sentir mejortodo lo que me rodea.

- ¿También piensas en Finnick? Yo también a menudo lo hago-susurra alguien a mis espaldas.

Miro por encima de mis hombros. Mis ojos se encontraron conlos de Peeta.

Sin decir nada se sentó a mi costado.

- Gracias a él yo estoy aquí respirando
A veces sueño conél.

No sé si para él el ambiente se había vuelto tenso, peropara mí sí que lo era.

- sabes
en ocasiones pienso en cómo sería si nunca nos hubiéramosemborrachado.

No sé por qué, pero me dolió.

No respondí. Tampoco lo miré. Por que si lo mirará. Y él memirará
me pondría a llorar.

- Pienso en qué hubiera pasado si no hubiera ido a tu casaese día. Si no viviera al lado tuyo en la Aldea de los Vencedores. Si nunca me hubiesesanado de las rastrevíspulas. Si no hubiese sido rescatado del Capitolio. Sihubiese muerto cuando me golpeo el campo de fuerza. O si yo hubiese muerto amanos de Cato. Si mi nombre no hubiera salido en la cosecha de nuestrosprimeros juegos. Y finalmente
pienso en que hubiese pasado si nunca me hubiesefijado en ti en aquella clase de música.

Me quedo impactada por la emoción que pone en sus palabras.

- No seriamos lo que somos ahora- contesto con la miradafija en el horizonte.

Sé que esa no es la respuesta que esperaba, pero no me giropara ver su expresión.

- Sí. Tal vez ni siquiera estaríamos acá. Es decir, tal vezestaríamos muertos. Seguro al fin de todo, a Prim si la hubiera escogido comotributo para los 74 juegos, tú te presentabas voluntaria y si yo no hubiesesalido como tributo, ya no hubiera habido estrategia de los amantes trágicos.Tú hubieras muerto. Tal vez al siguiente año yo hubiera salido como tributo ymoriría.

No sé a dónde quiere ir a parar.

Se pasa la mano por el cabello y respira hondo, para luegodecir:

- Aunque no lo creas, estoy feliz que todo lo que hemostenido que pasar haya pasado.

Trago saliva. Siento que me mira.

- Katniss
mírame.

Lentamente -con miedo a saber qué expresión tiene su mirada-me giro.

Bajo la mirada a mis manos. Me toma de sorpresa cuando él metoma de la barbilla y me obliga a mirarlo. Sentir su contacto hace que micorazón lata a mil.

 

Sus ojos se ven llenos de
de cariño creo. No puede seramor. No después de lo que le he hecho. Pero en su mirada también hay unatristeza oculta en ellos

- Quiero que sepas que
que yo
yo no me arrepiento de loque pasó esa noche y que- dice en un susurro. Lo interrumpo

- Peeta. Peeta yo también
tengo que decirte algo

- Un momento. Y también tengo que decirte que yo seguiréamándote como siempre. No te voy a decir que no me importa lo que haz hechoporque estaría mintiéndote
pero, a pesar de todo
yo nunca, y te lo digo enserio, nunca podría dejar de quererte.

Su confesión me dejo sin respiración. Él no podía estardiciéndome eso. No después de todo lo que le he hecho.

De repente, el aire era otro.

Era consiente del cuidadoso espacio que había entrenosotros, y de su tranquila respiración ¿Cómo podía hacerlo? ¿Cómo podíamantenerse tranquilo en una situación así?

Por un momento desee ser una parte de él y tener el valorsuficiente de decirle todo. Porque lo sabía. Este era el momento. No debíaretrasarlo más. Nos estábamos haciendo daño.

Él lleno el silencio que se estaba formando.

- y talvez tú creas que para mí nuestra relación ya estaacabada pero
yo no quiero eso. Podemos seguir adelante. Aún podemos- suspalabras estaban haciendo que mis ojos se empañen. Y una presión en mi pecho seestaba formando- Si me das otra oportunidad, tal vez
podamos volver a ser loque éramos antes- dijo con tal sentimiento que me hizo querer venirme abajo.¿Qué estaba diciendo? Era él el que tenía que darme una oportunidad a mí.

Trate de decírselo pero el nudo en mi garganta no me dejaba.

-Haría lo que fuera para que puedas confiar en mí para todo.Empezaríamos de nuevo, como si nada hubiera pasado. Y

- Aún estoy embarazada

Y solté la bomba en una voz casi audible.

Él iba a seguir hablando, pero al entender lo que habíadicho, cerro su boca y me miro confundido. Sin expresión, solo frunciendo elceño a medias.

Desee que reaccionara, gritará, discutiera, algo. Esperé aque me hablara como hizo Delly cuando recién vino al distrito. Pero no lo hizo.No me quedo de otra que esperar hasta que saliera del estado de shock.

- Tú

- Sí
aún estoy

Y es cuando comenzó a soltar lágrimas. Quise abrazarlo. Perono tenía el valor

Solo le sonreí de una manera tímida, retirando su rubiocabello de su frente. Sin darme cuenta, yo también estaba llorando.

Él me miro y yo tuve la intención de lanzarme a sus labios. Peroaún no era el momento. Aún

Esto era difícil de asimilar para él. Lo comprendía. Le tomelas manos entre las mías, y le acaricie las mejillas, limpiando sus lagrimas, ytratando de calmarlo con la mirada.

- Di algo
-le dijen un susurro. Me estaba comenzando a ponernerviosa por su silencio.

- ¿por
por qué no me
no me lo dijiste?

Me quede pensando por un momento

- porque soy una cobarde.

Pude decirle miles de cosas, millones de excusas, peroresumiendo todo esa era la verdadera respuesta: Por cobarde.

 

Una ola golpeó fuerte contra la orilla, salpicándonos susaguas. Por instinto me escondí en el pecho de Peeta, estrujando su blancacamisa. Sentí sus brazos rodearme y fue en ese momento que me di cuenta queasí, entre sus brazos, me sentía realmente en casa.

Luego de unos minutos, él trato de ponerse de pie,obligándome a separarme de él. Y al hacerlo, sentí un gran vacío en miinterior.

Se dio la vuelta y empezó a alejarse. Dejándome ahí.

Sonaré tremendamente cursi y dramática pero juro que escuchémi corazón romperse.

Baje la mirada a mis pies descalzos cubiertos de arena. Nosé si serán las hormonas, pero estaba a punto de explotar en llanto, y agritarle que me abrace fuerte y nunca, nunca me deje ir.

- hey, ¿qué haces ahí? Ven, esta empezando a hacer frió.Ahora tengo que cuidarte más que nunca.

Despierto.

Siento una sacudida en mis hombros y voy abriendo los ojospoco a poco.

- Katniss
¡Dios! Casi haces que me de un infarto.

Sus palabras retumban en mi cabeza. Me llevo las manos a lacabeza y hago una mueca de dolor.

- ¿qué? Pero
¿qué paso? No entiendo nada- digo confundida.

- Te desmayaste. Y tu cabeza choco con esa entupida piedra.

Me giro y efectivamente hay una piedra ahí. Que buen golpeme habré dado, porque siento el dolor hasta por zonas de la frente y la nuca.

- Ven, déjame ver si tienes algún moretón

Él mismo me incorpora.

- Estaba a punto de llamar a tu madre.

- ¿A mi madre?

- Ella es enfermera ¿no?

- O sí, si claro.

- Ven. Párate. Es mejor volver- dijo él, ayudándome apararme.

Me paso el brazo porla espalda, sosteniéndome, como si me fuera a desmayar en cualquier momento.

Llegamos al hotel en silencio. Ambos no estamos preparadospara iniciar una conversación de verdad.

Al entrar, veo en una esquina a Isaac, este abre la bocapara decir algo (tal vez el por qué de mi cara pálida) pero cuando nos vejuntos a mi y a Peeta cierra la boca. Él alza las cejas, sorprendido, se ríepor lo bajo y luego se pierde en unos pasadillos. Peeta no lo ha notado, algoque agradezco.

Miro de reojo a Peeta, y me sorprendo al ver que él tambiénme esta mirando. Soy la primera en apartar la mirada.

En menos de cinco minutos ya estamos en la puerta de mihabitación.

- Bueno,
-dice, pasándose la mano por el cabello (algo quesiempre hace cuando esta nervioso o no sabe que decir)- creo que yo
yo ya mevoy. Adiós.

Se da la vuelta y antes de que se aleje saco el poco valorque tengo y dejo a un lado mi cobardía para decir:

- Peeta no.

Él se gira, alzando las cejas. No va a contestarme, así queprosigo:

- te
tenemos que hablar- tartamudeo al principio. Pongotodo mi esfuerzo para no sonrojarme.

Suelta un respiro, como si hubiera estado reteniendo larespiración.

Me hago a un lado para que entre.

- Siéntate- le ofrezco el pequeño sillón (él único para sermás especifica) que tengo en frente de la ventana.

- si es por lo que te dije en la playa

Frunzo el ceño.

- ¿crees que no tengo los mismos sentimientos hacia ti?Pues, si es eso, estas muy equivocado- me tapo la boca con ambas manos al darmecuenta de lo que le he dicho.

- Quisiera poder creerte
- apoya los brazos en sus rodillasy apoya la frente en sus puños.

 

No puedo creer lo que ha dicho

¿No me cree? ¿Piensa que le estoy mintiendo? En vez desentir tristeza y una sensación de depresión por lo dicho, siento rabia nacerdesde mi pecho.

- ¡¿Pero qué dices?! ¿Cómo puedes decir eso?

- ¿Cómo quieres que te crea, luego de haberme estadomintiendo desde sabe Dios cuanto tiempo?

Eso me hace soltar lágrimas de rabia. Rabia conmigo misma.No debí decirle que venga.

- hay una gran diferencia entre mentir y ocultar. -digoentre lágrimas, casi gritando- Yo en ningún momento te he mentido, soloocultado. Hay una diferencia

- Pero ambas cosas producen el mismo dolor- levanta lamirada y veo nuevas lagrimas en sus ojos. Sus lagrimas a igual que las mías,son de rabia, de dolor.

Permanecí callada, llorando en silencio. Me senté en la camay cubrí mi rostro con mis manos.

- Pero, a pesar de todo
lo que más me duele es en lo quenos hemos convertido. Antes estábamos bien, nos queríamos, confiábamos el unoal otro, o al menos eso yo creía, y luego, de repente me doy cuenta que hevivido en una mentira ¿tienes siquiera idea de cómo me sentí cuando Gale mecontó todo?

A pesar que tenia el rostro cubierto, sentía su penetrantemirada.

Al ver que yo no respondía, él continuó.

- me sentí como aquella vez en el tren, cuando me dijisteque todo lo que habíamos pasado en los juegos era una actuación. Me sentítraicionado
y ahora, me siento igual. Igual de engañado.

Escuchaba con atención cada palabra que iba diciendo.

- ¡si quieres hacer que me sienta peor de lo que ya me hesentido en todos estos días, estas consiguiéndolo! ¡Por que no tienes idea decómo la he pasado durante este tiempo! ¿Crees que ha sido fácil mantenerme unsecreto de esa magnitud yo sola y sin ayuda? ¡a sido muy difícil, Peeta! -estallé. Mi voz salió más como una vocecita asustada.

- Sé que ha sido difícil

- No, no lo sabes. Nadie puede saberlo.

- Esta bien, puede que no tenga una idea de cómo se habrásentido. Pero ahora imagínate el gran esfuerzo que estoy haciendo para dejartodo esto atrás, y poder continuar con nuestras vidas. ¡Porque esto tampoco esfácil!

Ahora él estaba de pie, caminando en círculos por toda lahabitación, con las manos en puños.

- ¡y eso es lo que más me irrita!

- ¡¿qué es lo que te irrita?!- preguntó gritando,exasperado.

- esto. Lo que estas diciendo, por que estas equivocado.

Volvió a fruncir el ceño.

- ¿pero qué mierda hablas, katniss? ¿Entonces, tú no quieresque te perdone?. ¿Quieres que te odie y qué no nos demos una oportunidad? ¡¿Esoes lo que quieres?!

- NO- suelto más rápido y fuerte de lo que creía.

- ¿Entonces?- ahora él esta amargo y confundido.

- Trato de decir que
- me trabé. Permanecí de pie, aún conla palabra en la boca- que
-di un gruñido- ¡Trato de decir que aún sigo embarazada! Y nunca he dejado de estarlo.¡No he abortado! ¡En ningún puto momento lo he hecho!

Se quedó estático. Con la mirada pausada en la ventana. Suceño se tranquilizó, y luego de un segundo volvió a fruncirse.

Sus ojos volaron a los míos abiertos como platos. Él corazónse me paró.

Al cabo de unos segundos, hizo acto el pánico.

 

¡Lo había dicho! ¡Por fin, ya le había dicho la verdad! Yesta vez no era un sueño producto de un desmayo. Ahora era real.

Lo miré, expectante.

- No, esto no puede ser verdad
- dijo finalmente. Y podíaver como su pecho subía y bajaba. Y su mirada se posaba en un punto ciego.

- Gale te contó mal. Ahora todos piensan que he abortado¡pero no, no lo he hecho!

El rostro de Peeta se veía demacrado. Lo miré a los ojos yme dolió hacerlo. Todos sus sentimientos estaban ahí. Me sentí una total idiotapor ser la causante. Pero toda la culpa tampoco era mía. Yo no pedíembarazarme. A igual que tampoco pedí tener relaciones con Peeta. Toda la culpala tiene el alcohol.

El alma se me cae a los pies al ver a Peeta caer de rodillasy taparse la cara con ambas manos, llorando.

Verlo sufrir de ese modo me rompía el corazón.

No pude soportar más y me arrodille junto a él.

Tome su rostro, que estaba húmedo por sus lágrimas y cuandoestoy apunto de decirle cualquier cosa reconfortante, una voz a mi espalda meinterrumpe.

- ¿no sabes aguantar la realidad, Mellarkcito?

- Gale
-digo sorprendida. Está aquí. Parado en el umbral demi puerta, bien erguido y con un semblante serio. Quiero golpearlo. Arañarletodo el rostro hasta sacarle sangre, pero Peeta se me adelanta.

- ¡Eres un maldito cabrón!- grita acorralándolo contra lapared.

- ¡Peeta!- digo más por la impresión que cualquier otracosa.

- ¿Te duele no?- dice Gale como puede, ya que Peeta estapresionando su antebrazo en el cuello de él- Te duele saber que tu hijo estamuerto- prácticamente le escupe en la cara.

- ¡Callate idiota!

Veo como Peeta presiona más el cuello de Gale con suantebrazo. Gale trata de sacarlos con ambas manos pero no puede. La mandíbulade Peeta esta tensa a igual que su espalda y sus ojos fijos en Gale.

Esta en una crisis. Puedo reconocerlo.

- Pee
Peeta- tartamudeo por los nervios- debes calmarte.

El rostro de Gale torna un color verde.

- ¡Peeta, Dios!- mis manos tiemblan y me molesta no sercapaz de decir algo más util.

En la puerta se aparece la "perfecta" Delly, con un vestido deflores a la altura de la rodilla y con una coleta alta.

Al ver la escena se le abren los ojos bastante, y mueve losbrazos como si fuera a volar ¡¿Pero qué hace?!

Luego de hiperventilar por unos segundos, sale disparada.

Gale rasguña el brazo de Peeta, y trata de patearlo pero nologra hacerlo. Sin pensarlo me tiro a la espalda de Peeta y pongo las manos ensu cara para distraerlo, pero de un empujón me tira al suelo en un golpe sordo.Mi espalda y parte trasera de mi cabeza llevan la peor parte.

Mi visión va volviéndose borrosa, y antes que caiga en laoscuridad, veo como Delly entra y le clava algo a Peeta en el cuello en un rápidomovimiento, luego poco a poco Peeta va soltando su agarre de Gale y cae alsuelo, inconsciente. Oigo un tosido ronco, un suspiro, y nada más.

Despierto con un fuerte dolor de cabeza. Dos golpes en undía. Nada mal.

Estoy sobre una superficie suave y calentita. Abro un pocomás los ojos y noto que la luz es tenue. Como si ya estuviera atardeciendo oamaneciendo

Palpo la superficie y de casualidad choco con el brazo dealguien, me incorporo y me doy cuenta que el brazo es de Peeta. Estoy en lacama. Me giro y veo a Gale al otro lado de la cama. Frunzo el ceño confundida.

 

- ¿sabes lo difícil que fue subirlos a la cama? A LOS TRES-termina gritando Delly riéndose.

Esta sentada en el pequeño sofá, con las piernas recogidasde un lado.

No le respondo. No me importa hacerlo.

Bajo de la cama como puedo, ya que me siento totalmentemareada.

- hey, a dónde vas- pregunta Delly, acercándose.

- No te interesa- digo cortante.

- La verdad es que sí- dice interponiéndose entre la puertay yo- No puedes salir.

Con un hombro la empujo y salgo, tirando la puerta de unportón. A los segundos me arrepiento por la bulla, ya que Peeta esta dormido.

Mi estomago me duele demasiado. No sé porqué. No recuerdohaber comido nada en mal estado.

Tomo el ascensor y lo maldigo por ser tan lento. Mientrasestoy dentro, me dejo caer en el piso alfombrado. Abrazo mis piernas de modoque me deja de doler el estomago.

Al abrirse las puertas, tengo que obligarme a ponerme depie.

Salgo del hotel lo más rápido que puedo. La fresca brisa megolpea la cara, y me despeina. Prácticamente corro por la calles, parándome encada esquina para tomar aire y ver el nombre de la calle.

Paro en seco al ver una casa sencilla, con un jardínprecioso y las ventanas relucientes. No puedo creer que este así. Veo el númeropara asegurarme. 652. Es esa casa. Frunzo el ceño mientras cruzo el cuidadísimojardín.

Toco la puerta y no me contesta. Al tercer intento fallido,ya estoy por darme la vuelta y marcharme por donde vine, pero de repente veocomo la manija se gira y luego se abre completamente.

La miro con ojos esperanzados. Esperando que me abrace oalgo. Pero nada. Solo se hace a un lado para que pase. Y lo hago casi contemor.

Cierra la puerta y se posesiona en frente mío, a unadistancia prudente. Se cruza de brazos y me mira casi con asco. Ahora me duelealgo más que el estomago.

- mamá
- susurro. Y me sorprende el manotazo que se gana mimejilla.

La miro con los ojos rojos, con lágrimas a punto deestallar. Y me doy cuenta que sus ojos están iguales que los míos. Solo que losde ella, si dejan caer las lágrimas libremente.

- No puedo entender cómo pudiste
-dice sin titubear y conrabia en la voz, y dejando más lágrimas caer - no te crié así

Pongo mi mano en la mejilla golpeada, de seguro la piel yase estará tornando de un color rojizo

-Tú no has criado a nadie. ¡Ni a mí, ni a Prim!- digofirmemente.

- ¡No trates de cambiar el tema! ¡¿Tienes idea de lo queacabas de hacer?! ¡¿es que estas loca?!

- Mamá, no. Déjame explicarte- digo ahora también conlagrimas, tomando sus brazos para que deje de hablar.

- ¿Explicar qué? ¡No puedes poner excusa ante lo que hashecho!

- ¡Mamá, escúchame!

¿Por qué nunca nadie quiere escucharme? Es irritante.

- Eso es lo menos que quiero hacer. No quiero escuchar tusfalsos lamentos. Me decepcionaste, hija. Y de la peor forma. ¡¿Es que teníasmiedo?! Yo también tuve miedo cuando te tuve. ¿Crees que todo fue de color derosas?

- No, sé que no lo fue. Pero por favor, mamá, escuchame-digo casi rogándole

- Y lo peor es que no hayas podido decírmelo. ¡Yo, que soytu madre! Sé que no tenemos la mejor relación del mundo, pero pudiste decirmealgo. Te hubiera ayudado. Pero no, te fuiste por el camino fácil. ¡No tienes niidea de cuanto vas a sufrir más adelante cuando recuerdes esto! Por que nuncalo olvidarás ¡Jamás podrás olvidarlo ni por un segundo!

 

- ¡Aún estoy embarazada!- grito sosteniendo más fuerte susbrazos.

Ella al captarlo me envuelve en sus brazos en un rápidomovimiento, llorando en mi cabello. A igual que yo. La abrazo fuertemente,porque es el apoyo que necesito.

- No sabes cuanto me alegra haber escuchado eso- susurra.

Me lleva hasta el sillón y me acuna en sus brazos, a igualcomo hacia cuando era pequeña y mi padre aún no había muerto. Como quisiera queeste aquí.

- Mi niña
- escuchar eso hace que llore más fuerte. Cuantoextrañaba oír su voz diciendo eso.

- per
perdóname - digo entre sollozos.

- sshh, tranquila, cariño - me susurra reconfortante,sobándome el cabello.

Y me dejo mimar, porque vaya que lo necesitaba.

(
)

Entro a mi habitación del hotel. No hay nadie.

Me acerco a la cómoda y sostengo el contrato de aborto conambas manos. Lo leo con atención y luegolo guardo al fondo de la gaveta.

Me tiro en la cama y me tapo con la calida manta, que aúnguarda el olor de Peeta.

El dolor en mi estomago vuelve pero lo ignoro.

Duermo como hace tiempo que no lo había hecho. Ya no tengoun gran peso encima. Claro, que hay problemas que solucionar, pero son menores.Ya pase los dos malos tragos.

(
)

Al parecer, no duermo tan bien como pensaba. A mitad de lamadrugada una terrible pesadilla me despierta. Veía como mi vientre aún planosangraba y la sangre corría por mis piernas. No sé si grite, aunque creo quesí. Pero ahora estoy callada, el único sonido que escucho es el de mi corazón. Ycon mi mirada fija en él. Peeta esta parado en el umbral de la puerta con losojos atentos y asustados, a igual que los míos. Su cabello esta alborotado y su pecho sube ybaja por la respiración agitada.

- ¿estas bien?

- s
si- tartamudeo. Y al hacerlo dejo en claro en que no loestoy. Y mis manos temblando son otra prueba de que estar bien es lo ultimo quesiento en este momento.

Él asiente con la cabeza, baja la mirada y se da la vuelta.Pero mi corazón late más rápido al ver su intención de irse.

- ¡Peeta!

Él me mira por encima de su hombro.

- Peeta, yo
quisiera
- mi voz tiembla por más que trato de sonarnormal.

Sin decir más el se acerca a mí. Yo me hago a un lado parahacerle espacio en la cama.

Su calidad me inunda a penas se sienta en la cama. Y tengoque cerrar los ojos para disfrutar la calidez de su cercanía. Me llega elrecuerdo del tren cuando estábamos en la gira de la victoria. Alejo esepensamiento lo más rápido que puedo. Esos eran momentos malos. Este
bueno, nosé como calificar este. Pero es todo menos malo para mí.

Se tumba mirando mi espalda.

No decimos nada. Las palabras sobran.

Palpo detrás de mí en busca de su brazo. Lo cojo y lo colocodelicadamente y con miedo alrededor de mi cintura. Necesito sentirlo. Me pegomás a él. Necesito sentir que esta conmigo de nuevo. Él no retira su brazo, esmas, me sujeta más fuerte. Como protegiéndome.

Y ahora sí puedo decir que dormí como hace semanas que no lohacia. Con Peeta a mi lado. Y sin cosas ocultas.

 

Entre abro los ojos al despertar. Deben ser las seis o seisy media de la mañana. Siempre me levanto a esa hora. Es una maldita costumbre.Quisiera despertar a las diez, once o incluso al medio día. Me incorporo en la cama, rascándome los ojoscon los puños a la vez que doy un gran bostezo. Palpo el otro lado de la camaen busca de Peeta mientras mis ojos se adecuan a la brillante luz que inunda lahabitación. Mis manos solo encuentran sabanas revueltas.

Se ha ido.

Casi con desesperación busco alguna nota por algún lado.Pero es en vano. No ha dejado nada. Solo se ha ido.

Suelto el aire, que sin pensar había acumulado.

Luego, de unos largos 10 minutos, de pensar en todas lasrazones posibles de su huida. Cuando fui a lavarme los dientes, no mesorprendió la línea de preocupación en mi frente. Me restregué el agua por lacara, con el fin de quitar la expresión de ansiedad de mi rostro, pero no loconseguí.

Voy deslizando la ropa por mi cuerpo, para tomar un baño.

Recorro mi cuerpo con los ojos. Siendo sincera, no entiendoel punto de vista de Peeta ¿Qué me vio? No logro entenderlo. No me veoatractiva, ni siquiera linda. Solo veo carne, huesos y piel. No tengo nadaespecial. Mi personalidad es fría y aburrida. Mi cuerpo es simple. Me meto enel chorro de agua fría de golpe. Doy un pequeño gritito pero luego voyacostumbrándome a la temperatura. Esparzo el jabón por mi cuerpo, evitando lazona de mi vientre. Me da nervios.

Pero algo inesperado pasa

Salgo lo más rápido de la ducha. Casi me tropiezo por mi ropaesparcida en el suelo. Tomo una toalla y me envuelvo en ella como puedo.

El dolor en la zona baja de mi estomago va aumentando. Medoblo en el suelo por el dolor. Estiro un brazo para abrir la puerta. Pero solologro quitarle el cerrojo.

Escucho la puerta de la entrada abrirse, seguido de la vozde mi madre.

- ¿hija? Vine a

- ¡Mamá!- grito como puedo, ya que no me sale la vozclaramente.

- ¿Katniss? ¡¿Dónde estas?!

Solo doy un golpe en la puerta con mi puño, ya que tengo unnudo en la garganta.

La puerta se abre y hace que me caiga de lado, ya que estabaapoyada en esta.

-¡Jesús!

Se pone de cuclillas y trata de ponerme de pie. Pero solologro ponerme de rodillas.

- Me duele- susurro en voz apenas audible, pero ella silogra escucharlo.

- ¿Dónde, hija? Señálame la zona

Con manos temblorosas le indico.

- Tengo que llevarte al hospital. Trata de ponerte de pie.-me ordena.

- no
no puedo.

Ella parece pensarlo por unos segundos.

Luego sus ojos se abren más de lo normal, abriendo la boca.Me asusta su expresión repentina.

-mamá
¿qué?

-tus piernas

Dirjo la mirada y estas y soy un grito sordo. El latido demi corazon aumenta a mil al ver un hilode sangre correr por ellas.

-¡Peeta! ¡Peeta!- empieza a llamar mi madre.

Él no puede verme así.

Mi cabello, aún derramando gotas de agua, se golpea a loslados de mi cara cuando niega desesperadamente con la cabeza,

-No
no, mamá.

- ¡Peeta!- grita mirando por encima de su hombro. - Quédateahí. Ya vuelvo- me ordena.

Me deja sentada en una silla y sale a paso rápido. Apoyo lafrente en las rodillas y aplasto mi abdomen con los antebrazos. No sé que mepasa, ni que me pasará. Y eso me asusta.

 

Luego de unos dos o tres minutos llega un Peeta bastantealterado y al verme puedo ver como su desesperación sale a flota.

- ¡Katniss, dios!- corre hacia mi y hace que apoye un brazopor su hombro y él me sujeta por la cintura.

Empiezo a llorar cuando los enfermeros me suben a unacamilla y me meten dentro de una ambulancia. Mi madre permite que Peeta vengaconmigo. Y no sabe cuanto se lo agradezco. En el camino al hospital unaenfermera joven, de cabello castaño y con pecas en los pómulos, me interrogasobre lo que comí, si bebí, tomo drogas, si sufrí alguna caída, entre otrascosas. Cuando llegamos al hospital, otros enfermeros me reciben, y me trasladanpor un largo pasillo. Peeta corre al lado de la camilla, susurrándome cosascomo "todo estará bien", "tranquila" y "no te preocupes". Pero luego, antes queabran las grandes puertas de una habitación un doctor de mediana edad lodetiene y lo deja fuera.

Nuestras manos, que antes estaban sujetas una con la otra, se van separando, mientras meadentran a la habitación.

"te quiero" es lo único que logro escuchar antes de que eldoctor me inyecte algo en el brazo derecho.

(
)

Pov. Peeta.

Una hora.

Una hora de espera, de angustia, de nervios, de ganas degolpearme a mi mismo. No debí irme antes que despierte. Debí quedarme ahí paracuidarla. Pero el miedo a que me diga, que solo me dijo que me quede a dormircon ella solo había sido por el miedo de la pesadilla, me asustaba. Y ese miedogano.

La señora Everdeen se fue hace diez minutos, porque era suturno en el hospital. Y de paso iba a ver los resultados de los exámenes que lehan hecho a Katniss.

Me paso la mano por el cabello, caminando de un lado a otro.No puedo estar quieto.

Conforme pasaban los segundos, minutos en incluso horas, mipreocupación iba en aumento.

No era normal que las embarazadas se retuerzan de dolor, amenos que estén de parto. No era normal que sangren

Al final, mis piernas que cansaron tanto de caminar, que nome quedo de otra que sentarme a malas ganas. El olor a hospital me producíanauseas. Me recuerda mucho a cuando sufría las crisis de gran intensidad.

Aquí en la sala de espera, la gente ha dejado de murmurarrezos por sus familiares que han sido ingresados a urgencias, a igual queKatniss. Ahora el ambiente esta cargado de tensión. Solo tensión.

-Familiar de Katniss Everdeeen- llama un señor vestido conuna bata blanca.

Las personas alzan la mirada al identificar el nombre y alverme empiezan a cuchichear.

El doctor no parece impresionarse, ni por los más mínimo.

Me guía a una esquina y ahí me cuenta lo que ha pasado conKatniss.

(
)

Al despertar, la fuerte luz blanca me aturde, y tengo quevolver a cerrar los ojos. Mientras mi cuerpo va despertándose, voy sintiendo undolor por el antebrazo y abdomen, pero no es el mismo dolor que antes.

Entre abro los ojos y veo una sala de hospitalimpecablemente blanca. Al recordar del porqué estoy aquí, mi corazón valatiendo a cien. Y eso lo compruebo por la maquinita que esta a mi ladoindicando mi ritmo cardiaco.

Trato de levantarme, pero no puedo ya que hay un tuboconectándose a mi brazo, introduciendo un líquido blanco por este.

Mi bebé.

No puedo haberlo

Pero he conocido varios casos de chicas que han abortado deesa manera.

 

Una enfermera, aún más joven que yo, entra con la miradafija en unos portafolios, al darse cuenta que estoy despierta, ahoga unaexclamación, para luego salir.

Nunca tuve tanto miedo como ahora. La desesperación meconsume y no me deja estar quieta. Mis pies se mueven por los nervios y juegocon mis dedos, incapaz de tenerlos quietos.

Las puertas se abren, dejando pasar al mismo doctor quedetuvo a Peeta.

-doctor, por favor
por favor dígame que
- empiezo asollozar y mis manos tiemblan.

-me alegro verla despierta, pensábamos que tardaría más endespertar.

- ¿Tardaría más?- pregunto frunciendo el seño.

- Bueno, normalmente después de las operaciones de este tipo,las pacientes demoran más en despertar- dice lo más tranquilo posible.

¿Operaciones de estetipo? ¿Las pacientes?

Las lágrimas desbordan mis ojos. No digo nada. Me quedomirando a la nada.

Mi madre entra con los ojos llorosos, seguido de Peeta consemblante preocupado pero no lloroso. Y eso me duele. Porque significa quehaber perdido al bebé no le afecta tanto como a mí.

Me derrumbo y empiezo a llorar fuertemente, tapándome elrostro con una mano, y con la otra dando puños a un lado de la cama.

Peeta corre a mi lado y pasa un brazo alrededor mío,abrazándome. Pero yo lo aparto.

- Señorita Everdeen, tranquila, ahora todo esta bien. No hayde que preocuparse.

- ¡¿Cómo que no hay nada de que preocuparse?!- Le grito- ¡Ytú! ¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?!- ahora miro a Peeta con toda la rabiaque tengo dentro.

Mi madre se acerca y me soba la espalda.

- Pudo haber sido peor.

-Es cierto
- concluye Peeta en un susurro.

-Usted es una de las pocas de las que la operación sale conéxito. Es usted muy afortunada.- sonríe el doctor.

Mi mundo se va cayendo al oírlo decir eso. ¿Esto es lo que querías no, Katniss?Pienso. Pero más lágrimas resbalan por mis mejillas al darme cuenta que esjustamente esto lo que quería. El corazón se me encoje al pensar en la perdida.

-Deberías alegrarte, hija. Ahora todo esta en orden. Pudistehaber perdido el bebé

Me quedo estática al oír eso ultimo.

- ¿q
qué?

- Aún esta aquí, cariño- giro la mirada al escuchar a Peeta.Lo miro a los ojos y veo unos ojos cansados pero con tranquilidad y cariñoinfinito.

No he abortado. Mi bebé esta aquí
conmigo.

Me tiro a los brazos de Peeta sin pensarlo. Y el me sujetaen ellos. Me sujeta fuerte y llora, escondiendo su rostro en mi pelo. Y yo mepresiono contra él, para sentirlo.

Peeta respira hondo contra mi pelo y luego me aleja de él.

-Tranquila
-Toma mi cara en sus manos, y me seca una lágrimacon su pulgar.

Yo asiento, mordiéndome los labios.

El doctor se toma unos segundo para luego hablar.

-Practicar la operación realizada es muy riesgosa, ya que puedeque salga todo a nuestro favor, como puede que empeoremos la situación.- creoque nota mi cara de asustada, porque se apresura a decir:- pero
todo salioexcelente.

- ¿a qué se debe el sangrado?- pregunto.

- Las causas son diversas. Una deellas y la más frecuente son por un daño en el cuello uterino luego de tenerrelaciones sexuales.-me sonrojo fuertemente. Es muy incomodo que el doctor digaeso frente a mi madre- En el caso de usted, el sangrado se produjo por unaborto natural. -un escalofrió recorre mi cuerpo- Elaborto natural es un suceso que puede ocurrir en cualquier momento durante laprimera mitad del embarazo. La mayoría de las veces ocurre en las 13 primerassemanas. Su madre nos ayudó mucho al decirnos el síntoma que usted presentaba.Si no nos lo hubiera dicho no hubiéramos sabido que tratar específicamente. Dosde los síntomas de sufrir un aborto natural es el sangrado vaginal y cólico enla parte inferior del abdomen. Muchas mujeres con sangrado vaginal sienten pocoo ningún dolor. A veces el sangrado o dolor cesa y el embarazo continúa. Otrasveces, el dolor en el abdomen se intensifica y se produce un aborto natural.Hace unos minutos me han informado que usted quiso practicar un aborto.Necesito saber si aún desea hacerlo para ir preparándola. Ya que cuanto menoscrezca el feto, mejor será la operación.

 

Escuchosus palabras, pero mi mente esta en otro lado. Pude perderlo. Mi pecho me duelede solo pensarlo. Tenían razón cuando decían que las personas solo aprendemos alos golpes. La vida me ha dado una bofetada muy fuerte hoy. Pero le agradezcoporque me hizo entrar en razón. No puedo dejar a este bebé. Recuerdo el pánicoque sentí cuando pensé que lo había perdido. Recuerdo las palabras de mi madre.Ahora entiendo cuan equivocada estaba. No voy hacerlo
no puedo.

-Katniss
quiero que sepas que
- toma mis manos entre las suyas, con la mirada fija enestas- que yo voy a apoyarte sea cual sea la elección que elijas. Ahora siestaré contigo.

Solose me ocurre una manera de decir lo que ya sé. Acuno su rostro entre mis manosy le digo:

-¿Prometes que no te iras corriendo cuando este más enorme que una vaca? ¿Qué note quejarás cuando este pidiéndote comida a mitad de la noche? ¿Qué mesoportarás con todos mis cambios de humor?

Nosé cuando las lágrimas fluyeron, pero una de ellas cae en mi mano.

Élalza la mirada y en sus ojos veo toda la esperanza posible. Asiento, sonriendo,a los pensamientos que deben estar surcando su mente. El como respuesta asienteansioso con la cabeza, mientras sus ojos se van tiñendo de rojo.

-Bueno,
creo que ya sé la respuesta- dice riéndose y mirándonos de una forma tierna-con permiso
- dice antes de salir.

Buscoa mi madre con la mirada pero no la encuentro.

(
)

Pov.Peeta:

Cinco,son las personas que nos visitaron ayer.

Cuatro,son lo días que Katniss va pasando internada, para tener absoluto reposo. Y asu vez, son cuatro días en los que duermo solo.

Tres,son las horas que me permiten acompañarla.

Dos,son los días que faltan para que le den de alta.

Una,es la angustia que siento.

-hey¿estas bien? Te noto
mmm ¿Cómo decirlo? -se esfuerza por decir la palabraadecuada.

-Estoybien- trato de sonar convincente.

-Deberíasdormir, te han salido ojeras- dice mientras se acerca a mí y me inspecciona elrostro, con sus dedos.

-No es nada

-Deberías descansar.

-Luego será. Ahora no tengo tiempo -digo alejándome de ella y cogiendo mi abrigodel perchero- No te preocupes. Ya me voy.

-¿A dónde vas?

-Voy a ver a Katniss- digo, mientras reviso en mi billetera si tengo dinerosufriente para tomar un taxi. La guardo en el bocillo trasero de mi pantalón.-vuelvo a eso de las nueve.

 

-Primero es tu salud, Peeta.- dice, interponiéndose entre la puerta y yo.- Teveo más delgado, debes cuidarte. -su rostro parece preocupado.

-Primero es Katniss. -la alejo suavemente de la puerta y salgo.

Meabrazo a mi mismo para mantener el calor, mientras camino por la acera. El solalumbra destellante pero la corriente de aire es helada. No hay mucha gente enla calles. Algo extraño porque siempre la plaza esta atiborrada de gente. Todoparece calmado. Como si hoy fuera el día oficial de quedarse en casa.

Sonlas 6:25 cuando llego al hospital. 25 minutos tarde. Estuve esperando como diezminutos un taxi. Pero al ver que no venia ninguno, no me quedo de otra quecaminar. Mi celular estuvo sonando cada cinco minutos. Lo dejé sonar. De seguroera Delly diciéndome que debía cuidar de mi salud. A veces se porta como mamáoso. Siempre ha sido así. Desde que la conozco. De niños, cuando me caía y mesacaba sangre, ella corría dando vueltas diciendo "¡Sangre! ¡Peeta!¡Peeta-sangre! ¡¡¡Mamáaa!!" era muy chistoso verla así.

Nome molesto en ir primero a la recepción, paso de frente hacia el pasillo dondeesta Katniss.

A113.

Estaes.


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PERDÓN POR LA TARDANZA!!!!

Listo. Necesitaba escribirlo.

Pov. Katniss

Despierto, después de haber estado sedada por no sé cuántotiempo. Hay veces en las que me es imposible dormir, y tengo que tomarsedantes. Pero a diferencia de las pastillas somníferas que normalmente yotomo, las que me dan aquí no le harán daño al bebé.

Miro el reloj metálico de la pared. Hace diez minutos quedebería estar aquí Peeta. Seria la primera vez que llegaría tarde. Me sorprendía mi misma encontrarme decepcionada por su ausencia.

Me quede mirando la puerta como una estatua. Esperándolo.¡Dios! Pero cuánto dependía de ese hombre.

Las consecuencias de estar mucho tiempo echada surgieron,cuando traté de sentarme.

La buena noticia, es que mañana me dan de alta. Si pudierapararme, estaría dando vueltas de felicidad. Por otro lado, ya me imaginaba aJohanna dar vueltas por algún lado, pensando nuevas bromas para hacernos aPeeta y a mí, cuando volvamos a casa.

Odio estar aquí. Todo es tan blanco, metálico y frío.

Entusiasta, alce la cabeza con una enorme sonrisa, alescuchar la puerta abrirse.

Una cabeza castaña se asomó y sus ojos grises meintimidaron.

Mi sonrisa se borro.

-Por la cara que has puesto, está más que claro que no meesperabas
- dijo cerrando la puerta detrás de sí.

No le dije nada. No sabia que decirle.

-Ahora, eres muda- dio una falsa risa.

Camino hasta la ventana, que daba una increíble vista al mary se apoyo en el marco de esta.

- ¿por qué estás así? Antes que salga del doce estábamosbien, y ahora no sé qué te ha pasado.

- ¿y encima lo preguntas?- se giro hacia mi, y se sentó enla silla giratoria que había a mi lado.- te fuiste a escondidas del distrito.¿Sabes como me sentí? No tenia ni idea de donde estabas. Estaba aterrado.Incluso empecé a creer que te había pasado algo mientras cazabas. Tal vez una caídafuerte, un oso agresivo, una bala perdida de algún cazador, algo
y luego,Annie me llama, diciendo que hace como diez minutos habías ido a saludarla.Sonaré como amiga pinky, pero
creí que nos contábamos todo. Que no nosocultábamos cosas de tal magnitud. Tehubiera ayudado.

 

- No tuviste porque decirle a Peeta del tema- le suelto.

- Si yo no le decía. ¿Quién iba a hacerlo?

- Yo. -dije casi gritándole- pude habérselo dicho de unmejor modo, ¡y no como tú lo hiciste!

- ¿y cómo se suponía que ibas hacerlo? ¿Llamándolo porteléfono? ¿Un mensaje de texto? ¿O es que tienes telepatía e ibas a decírselode ese modo?

No supe que responderle. Tenía razón. Cubrí mi rostro conmis manos, apoyando los codos en mis rodillas. Solté un suspiro e intentedecirme que eso ya pasó. Que no gano nada discutiendo algo que ya fue.

Me sobresalte al sentir una gran mano sobándome la espalda.

- Eso ya no importa ahora
-susurró

Asentí con la cabeza.

- ¿Me perdonas?- pregunte casi con timidez.

- No hay de que disculparse.- dijo, seguido de un beso en lacoronilla

- Entonces,
¿todo bien?

- Como siempre - me dedico una tierna sonrisa y salio por lapuerta en silencio.

Cerró la puerta detrás de sí.

Solté un respiro e involuntariamente di una sonrisa. Poco apoco las cosas se iban arreglando.

No paso ni dos minutos, para que la puerta vuelva a abrirse.

Mi sonrisa se ensanchó al chocarme con esos ojazos azules.

-Hola

-Tardaste- lo acuso, pero sin quitarme esa sonrisa tonta dela cara. Con solo verlo, me siento otra.

-Lo sé. En serio, perdóname. Estuve parado, esperando untaxi, en una esquina como diez minutos. Me sentí como un prostituto. -Esbozauna sonrisa-. Y todo fue por gusto. Tuve que venir a pie.

-No tenias por qué molestarte, debiste quedarte en el hotel.-digo, cuando él se sienta en la misma silla que se sentó Gale.

-Tú y ese pequeño bebe son mi prioridad ahora. Ni quecaminar unas cuantas cuadras fuera gran cosa. - dice moviendo su mano pararestarle importancia.

Sostengo esa mano y me la llevo a los labios. Esas cosas quedice siempre tienen un efecto singular en mí. Es como un calido escalofrío yque me hace querer tenerlo conmigo cada minuto, cada hora, cada día.

- Siempre haces que me sonroje
dices unas cosas

- Pues vete acostumbrando, porque estaré diciendo cosas asípor un laaargo tiempo.

Ante la confesión me convertí en un tomate oficialmente.

Me lo pensé dos veces antes de hacerme a un lado en la cama. Di dos suavesgolpecitos en el espacio vacío.

Él dudo al principio pero luego acepto. Sonreí, cuandocomenzó a quitarse los zapatos. No sé porqué pero me acomode el cabello y lehice más espacio para que se tumbe a mi lado. Iba a ser la segunda vez que compartíamoscama. Tragué saliva. ¿Porqué demonios se demora tanto?

Sus manos se detuvieron. Alzó la cabeza y susurró:

-Ahora no. Perdón

Mi corazón se detuvo por un segundo. ¿Me había rechazado?Inmediatamente me sentí tonta.

-No
no tienes porqué
no importa.- digo, avergonzada.

Por un momento sentí la necesidad de sacarle en cara cuandopille a Delly y a él
en su habitación. Ambos medios
desnudos. Sentados en laalfombra.

Me da nauseas la escena. Pero me contengo porque Delly vinoayer a aclararme todo. Y me pidió por favor que no le pregunte a Peeta porquétenia un brazo vendado. Ese asunto ella también ya me lo explico.

 

Con el pulgar y el índice presiono el puente de mi nariz. Meha comenzado a doler la cabeza. Las enfermeras me han dicho que es normal. Yque soy afortunada al no seguir con las nauseas.

- Cuento los minutos para salir de acá- dije, golpeando lacama con mis puños.

- En cuanto menos te lo esperes, ya estaremos en casa. Te loaseguro- me dijo aunque con voz ausente.

Sentí que era otro. Su semblante era distinto.

- Tengo que irme. Mañana vuelvo

Peeta ya estaba parado en la puerta.

- ¿Tan pronto? Pero Peeta

- Mañana vuelvo.

Y se fue. Dejándome con la palabra en la boca y con un brazoalzado. Si pudiera pararme, saltaría de esta maldita cama y lo arrastraría delos pelos y lo amarraría a la silla. Pero no debía. Podía pero no debía.

Pov. Peeta

¿Cómo podía mirarla a los ojos? ¿Cómo pudiera tumbarme a sulado? No. No iba a hacerlo. No cuando

- ¡Hey, Peeta!¿me estas escuchando?.- la voz de Dellyinterrumpió mis pensamientos.- bueno, como te seguía diciendo

- ¡La cagamos, Delly!

- ¿Qué?

- ¡Que la cagamos!

- Si. Eso ya lo escuché. ¿Pero de qué estas hablando? ¿Quécagamos?- termino riéndose. Siempre le daba risa cuando alguien o ella decía"cagar"

- La culpa me carcome. ¿Ahora qué hacemos?- prácticamente legrito, sacudiéndola de los hombros.

- oh ya te entendí
¿Pero de qué culpa hablas? Si gracias amí, no hicimos nada.

Podía imaginarme una bombilla prenderse encima de mi cabeza.

- Cierto
no hicimos nada.

- Así es
solo fue puro toqueteo, pero de ahí ya nada.Gracias a mi autocontrol. Y por ser precavida de tener inyecciones al alcance.

Lo pensé durante unos minutos. No tenia porqué sentir culpa.Pero aún así sentía una presión en mi pecho. Porque aquella crisis no fue unanormal. Era la primera crisis donde admitía que no tenia una crisis, cuando sila tenia. Y la primera donde intenté acostarme con alguien

-Ahora relájate
-dijo sobándome los brazos - quítate esasmalas vibras. Y solo siéntete feliz porque tendrás la oportunidad de tener a tubebé en brazos

Y poco a poco fui lográndolo. Con solo nombrar a
mi bebé.Sonaba tan raro decirlo. No estaba acostumbrado a la palabra ¿Katniss sesentiría igual?

Una hora después, yo me encontraba en la estación de tren. Comprandoboletos para volver al doce. Claro, el boleto no era solo para mí, también erauno para Katniss. De ninguna manera me iría sin ella. No la dejaría sola. Nuncamás. Las cosas estaban resueltas. O al menos eso es lo que creo. Comenzaríamosde cero
sería difícil volver a acostúmbranos el uno al otro, pero lo lograríamos.

(
)

Pov.Katniss

-Mamá creo que
-trato de decir pero me interrumpe.

-ah y no olvides que debes tomar estas vitaminas. Son enpolvo, así que puedes mezclarlas con agua, leche o incluso yogurt.- diceagitando el frasquito y guardándolas en la maleta.

Hoy Peeta y yo volvemos al distrito. Mi corazón late a milpor la emoción. Ya quiero estar en la tranquilidad de mi casa. Pero nos esperanmuchas horas en tren.

Haymitch se quedará por unos dos días más y anda a saber porqué. Johanna y Delly salieron ayer al doce. Solo faltabamos yo y Peeta.

 

-si, lo sé, mamá

-Peeta, estate pendiente que duerma toda la noche. Ya sabesque necesita bastante reposo- le dice mi madre señalándolo con el dedo índice.

-Si, señora. Yo la ¿vigilare?

-Si. Vigílala.

-Hey, tan poco es para tanto- digo pero me ignoran

-no dejes que

-Cargue cosas pesadas- termina Peeta por ella, asintiendocon la cabeza.- Es más, no dejaré que cargue peso alguno.

-No soy un bebé- digo más para mi misma, porque igual no me estánescuchando. Me cruzo de brazos.

-No, pero tienes uno dentro- señala Johanna entrando,seguida de Isaac.

-Lo dices como si tuviera un tumor dentro- bromea Isaac.

-Tú lo dijiste, yo no.

-Hola Johanna
-digo agitando las manos. Estos dos se venmuy juntitos

-Descerebrada- saluda con un gesto de cabeza- Señora. Bolitade algodón.

- ¿Bolita de algodón?- pregunta Peeta, extrañado.

- Eres tú, Peeta- dice mi madre, riéndose.

- ¡Ja! Hasta la señora se da cuenta y tú nada, Peeta- seburla Johanna.

El sonrojo no tarda en aparecer en las mejillas de Peeta.Mientras todos -menos yo- se ríen.

-Como que mucha confianza ¿no crees, Johanna?- trato desonar indiferente.

- uuhhh alerta Katniss celosa, repito, ¡Alerta Katnisscelosa!- dice Isaac haciendo un megáfono con sus manos.

(
)

-Tren rumbo al distrito 12 saliendo en cinco minutos- diceuna voz mecánica.

Me cuelgo una pequeña mochila al hombro.

- Ah no, no, no, yo llevo eso- dice Peeta quitándome lamochila.

Me río ante el cuidado excesivo.

- Los visitaré tan pronto como pueda- dice mi madre, apretandomis manos entre las suyas.

- No te preocupes mamá, Peeta va a cuidarme como una mamáoso- digo divertida.

- Ultimo llamado a los pasajeros del tren rumbo al Distrito12- dicen por los parlantes.

- Bueno, ya tienen que irse. Cuídate, hija- susurra, dándomeun último abrazo.

- No te preocupes; hasta pronto, mamá.

Luego que Peeta y mi madre se despiden, ambos corremos paraalcanzar el tren. La escena es muy graciosa porque Peeta corre chueco por lasmaletas y gritando que no corra y que puedo caerme, pero yo no le hago caso ycorro más rápido riéndome.

(
)

Tumbados en la cama, muertos del cansancio por la agitaciónde todos estos días, descansamos uno al lado del otro. El silencio inundaba entre nosotros, y doy gracias a que no era unsilencio incómodo porque si lo fuera
bueno, digamos que no soy muy buena en esos momentos.

Traguésaliva. ¿En qué estaría pensando? ¿Qué habría estado haciendo mientras yoestaba internada en la clínica? La duda hacia que me suden las manos y noparaba de jugar con mis dedos.

El movimiento del tren nos balanceaba en un movimientoapenas notable, de izquierda a derecha.

Casi pego un salto al sentir los dedos de Peeta enrollarseen un mechón de cabello que se escapaba de mi trenza habitual. Di un sonororespiro y me acomode en su pecho con timidez. Me tranquilizaba en cierta parteque me tocara. Eso significaba que estaba a gusto conmigo. No seria capaz desoportar lo contrario. No podría aguantarlo. Miraba por la ventana el distrito cuatro alejarse poco a poco. Cerré loojos y aspire su dulce aroma. Sentí su mejilla apoyarse en mi cabeza. Se sentíatan bien sentir su calor rodearme.

 

Estaba segura que luego lamentaría interrumpir el cómodoambiente.

- ¿Por qué actuaste distante la última vez en la clínica?¿Por qué no me visitaste al día siguiente?- pregunte con rapidez.

Él se incorporó, haciendo que tenga que ponerme a mi lado dela cama.

- Eso ya no importa ahora
ya pasó.

- Dime porqué

- Katniss, mírame
- tomo mi barbilla entre el indice ypulgar- no tienes de qué preocuparte. Prométeme que no te preocuparas de nadade ahora en adelante ¿si?

Baje la mirada.

- No puedes evitar que deje de preocuparme por ti.

Me tomo de un hombro y me pego a su pecho. Pego su mentón ami cabeza e inspiro hondamente.

Cinco minutos después, ambos quedamos profundamente dormidos.Despierto al sentir un cosquilleo en el estomago; aún adormilada por el sueño,jalo del borde de la camiseta de Peeta para despertarlo.

- Hmm
¿qué hora es?- murmura bostezando.

- siento algo aquí- poso mi mano en mi barriga y hago unamueca.

Él parece despertarse de un tope y se pone en alerta.

- ¿te duele? ¿Sientes un pinchazo? ¿o cómo algo que te jala?¿Exactamente donde te duele?

- Peeta

- ¡Dios! Debimos quedarnos en el hospital más tiempo. Sabíaque algo iba a pasar. ¿Quieres agua? Voy a ir por ayuda.- dice calzando suszapatos rápidamente.

- ¡Peeta!- le jalo el brazo para que me mire.

- ¿qué?

- Creo que
es hambre- no sé porqué pero rompo encarcajadas.

Él suspira y se tira en la cama. Pone una almohada en sucabeza, sin decir nada.

Tomo de la punta la almohada entre el pulgar e índice y lavoy alzando poco a poco. Él me mira por un ojo y veo como la comisura de suslabios se eleva. Luego, se hecha a reír. Y yo también.

- No, Peeta. De verdad. Tengo hambre.

- ¿y qué quieres comer?- pregunta sonriente, apoyándose ensus codos.

- mmm
déjame pensarlo.

Aunque la mirada de Peeta me distrae, enumero con mis dedostodas las cosas deliciosas que se me vienen a la mente. Primero pienso en losbollos de queso, luego en un tarta de fresa ¡y odio las fresas! Después piensoen un pastel pero es remplazado por una gran

- ¡Sandia!- grito moviendo las manos.

- ¡¿sandia?!- dice estupefacto- Son las
- mira el reloj dela mesita- ¡son las tres de la madrugada! ¿Dónde demonios voy a conseguir una?

- yo que sé. Tú eres el hombre. Soluciónalo- lo empujo hastala puerta.

Pego mi oreja a la puerta. Escucho sus pasos avanzando porel corredor y luego nada. Me deslizo lentamente y pego las rodillas a mi pecho.Una helada brisa atraviesa el vagón-habitación. Había olvidado que Peeta dormíacon las ventanas abiertas.

Pov. Peeta:

Veo sonriente como Katniss come o más bien, devora un trozode Sandia. Va escupiendo las pequeñas pepas en un toalla roja que traje delbaño.

No fue tarea fácil conseguir la sandia. Primero toque lapuerta que da a los camarotes de los empleados, pero nadie me contesto. Todosestaban profundamente dormidos y no iba a ser yo quien tumbe la puerta y lesdiga si pueden darme la fruta. Para mi suerte, la puerta estaba entrecerrada,por lo que pude escabullirme y robar, no, robar no, tomar prestada la tarjetade ingreso a la cocina del bolsillo de una camisa que estaba colgada en unpequeño armario. Me dirigí a hurtadillas por la cocina; buscando por estantes,canastas y el gran congelador que tienen instalado, una bendita sandia. No loentiendo. De todos los postres deliciosos que hay, tenía que escoger unasandia. Si fuera una manzana o una mandarina fuera más sencilla la situación.Pero no, ella quería una sandia. Felizmente la suerte estaba de mi lado yencontré una sandia enorme. No sabia cuánto tiempo abría pasado. Por lo quebusque un cuchillo, un plato grande y con la gran sandia en un brazo, corríhasta la habitación. Los chefs del tren se darán una pequeña sorpresa alencontrar su cocina un poco revuelta mañana por la mañana.

 

- ¿ya estas contenta?- pregunto acariciándole el cabello.

Ella escupe una pequeña pepita negra y luego dice:

- Si, me moría de hambre.

- ¿Terminaste?- digo, mirando sorprendido la sandia.

- Hmm, no. un momento- prácticamente ya no hay nada peroella sigue raspando con su cucharita, tratando de sacar lo más mínimo.

Me tapo hasta la barbilla y la observo, admirándola,apreciándola. Pronto su cuerpo cambiará, a igual que su humor. Me gusta. Megusta el saber que es por mí. Suena egoísta, e incluso machista, pero no puedoevitarlo.

Despierto de la mejor manera posible: entre los brazos dePeeta y con mi oreja apoyada en su pecho, escuchando los casi sordos latidos desu corazón. Cierro los ojos nuevamente y aspiro su dulce y tranquilizadoraroma. Él se remueve un poco y lentamente despierta.

-Buenos días...- susurra acariciando mi mejilla.

Beso sus dedos como saludo. Me impresiona creer que ya hapasado un mes desde que estuvimos en el distrito cuatro. Un mes donde pudimosderrumbar el muro invisible que se había formado entre nosotros.

-Tengo que levantarme- dice riéndose al notar mi clara intenciónde no soltarlo.

-Hmm... cinco minutos más- murmuro acurrucándome más a sulado.

Cuando volvimos al distrito me lleve la gran sorpresa de quela poca ropa que tenía Peeta en mi armario había desaparecido y vuelto a sucasa. Eso me dolió. Porque fue una de las pruebas de la magnitud de enojo quetuvo Peeta al enterarse la verdad.

Su ropa aún está en su casa, y cada noche él trae solo lonecesario para ponerse la mañana siguiente. No me gusta eso. Quiero abrir miarmario y encontrar toda la ropa de Peeta mezclada con la mia. Quiero que en mibaño esten todas sus cosas de aseo personal. Quiero que se instale aqui... Perotodo a su tiempo, hemos logrado superar una situación difícil y tenemos queequilibrarnos.

El desayuno -como siempre- resulta delicioso y una vez másme doy cuenta de la gran suerte que tengo que Peeta sea panadero. Escucho comoalguien llama a la puerta y a regañadientes me levanto del sofá, dejando mi tazónde pop corn a un lado.

-ya voy... ¡Ya voy!- grito al insistente golpe.

Abro la puerta y bufo al verlo.

-yo también me alegrode verte- dice siguiéndome al sofá.

-¿necesitas algo? -pregunte regresando el tazón a mi regazoy prestando más atención a la película que pasan por la Tv.

-Al punto como siempre.-ríe- pues nada, solo vine a hacer compañía.

-Si como no.

Él se queda en silencio y toma un trago del pico de subotella de lo que supongo es cerveza.

-puedo darte un vaso, ah

 

- nah no te molestes- dice con voz ronca y moviendo la mano,restándole importancia.

- ¿Peeta te mando? -apago el televisor.

- dicho así suena malo.

- Haymitch, estoy emb... emba -se me hace difícil decirlo,aun no me acostumbro a la palabra, antes esa palabra y mi nombre erantotalmente opuestos pero ahora...- no enferma, no necesito atención a cadamomento. Puedes irte a casa Haymitch, yo estaré bien

- Pero no te molestes con él, solo está siendo cuidadoso.Sabe que a veces puedes ser torpe.

- Él... él dijo eso- pregunto ofendida.

- No tenía que decirlo para que lo sepa.

Gruño y voy a la cocina. Todos los días Haymitch ha estadoviniendo por la tardes, y solo cuando Peeta no está. No tuve que comerme lacabeza para atar cabos.

***

Pov Peeta

Pongo el cartel de cerrado en la puerta de la panadería.

- ¿Cómo fueron las ganancias de hoy?- pregunto a Delly, yaque es la encargada de la caja registradora

- No hubo muchos clientes pero bien. Ahora lo cuento todo-dice dándome una sonrisa para calmarme. Solo asiento con la cabeza y voy altaller.

- ya pueden irse chicos, que tengan buenas noches- les digoa los empleados dándoles una palmada en la espalda. Ellos se despiden de miamablemente y cansados se van. Guardo los costales de harina en el grancontenedor, al igual que todos los ingredientes que han sido usados.

Silenciosamente Delly me ayuda a barrer el piso, mientras yolimpio la larga mesa de metal.

- deberías decirle a los chicos que ayuden a limpiar. Ellosensucian y luego se van bien felices.

- ya trabajan muy duro todo el día como para que les de otratarea más y vuelvan más tarde a sus casas.

- ¿Y? Para eso les pagas ¿no?- dice amarga.

No le contesto. Solo bajo la mirada y sigo limpiando. Luegode unos minutos ella hace lo mismo. Ya muy entrada la noche, ambos cerramos latienda, cansados a más no poder. La acompaño en silencio hasta su casa y luegoyo voy trotando a la mía. Busco la llave en el bolsillo trasero de mi pantalóny abro la puerta teniendo cuidado de no hacer ruido. Me llevo tal sorpresa alencontrarme a una Katniss dormida en el sofá y con muchas envolturas de dulcesa su alrededor. Me conmueve la escena y suspiro, tranquilo de haber llegado ala tranquilidad de mi hogar. A pesar de que no me he mudado oficialmente acá,yo siento que esta es mi casa.

La tomo en brazos y la subo a la habitación. La depositodelicadamente en la cama y me quedo un rato observándola, sentado en la sillamecedora que hay al lado, observo desde su relajado rostro hasta su vientremedio plano. Una sensación de ternura acompañada de nerviosismo me inundaprofundamente. Respiro hondamente para alejar el nerviosismo y solo dejar laternura y felicidad que me da solo el saber que pronto veré su vientre grande.

Me estiro para acomodar un mechón de cabello detrás de suoreja, pero me arrepiento luego porque hago que despierte. Entre abre los ojosy dice mi nombre en un susurro casi audible, sonrío como bobo y beso sus dedosa igual como ella me hizo en la mañana.

-Ya es tarde, duerme- susurro.

-Duerme conmigo

Dicho eso, da un pequeño bostezo y cae dormida.

Lentamente y con pesar, me levanto y salgo del cuarto, entrecerrando la puerta.

Salgo de la casa y me dirijo a la mía. Después, ahí dentrome ocupo en limpiar un poco y separar mi ropa de dormir y la que usaré mañana.No tardo en notar que Haymitch estuvo aquí, ya que los estantes de mi cocina estánabiertos y revueltos, seguro andaba en busca de licor o de comida. Suspiro y me apuro a limpiar todo. Son la unade la madrugada cuando vuelvo a la cama con Katniss, que sigue igual como ladeje. Me quedo mirando el techo por un largo momento, pensando en que tengo quecoordinar muchas cosas y que voy atratar de buscar la forma de pasar más tiempo con Katniss, ya que la panadería estáconsumiendo todo mi tiempo.

 

Por más que trato, no puedo lograr dormirme, y eso memolesta bastante porque estoy muy agotado. Cierro los ojos frustrado. Desdehace unas semanas he estado así y desconozco la razón. Antes bastaba con tenera Katniss a mi lado para sentirme bien pero ahora ni eso ayuda.

Siento la temperatura subir por mi cuerpo a pesar de tenerla ventana abierta a mi lado como es habitual. Me destapo fastidiado y decidoir a la cocina a por un vaso de agua.

Me quedo ahí un rato, apoyando los codos en la mesa y tapando mi rostro. Respiro hondo. Recuerdoque cuando era niño y mi padre me encontraba en esta posición, él siempre medaba una palmada en la espalda y decía: "Tranquilo muchacho, no sufras aún, esodéjalo para cuando te enamores" pero élno sabía que yo ya estaba enamorado de aquella pequeña niña de dos trenzas. Pory con Katniss hemos pasado por grandes situaciones que nos han hecho ser lo quesomos ahora. Los grandes problemas ya sucedieron y ahora solo nos queda vivir. Vendránproblemas, eso no lo dudo, pero los solucionaremos de la mejor forma
juntos. Y bueno, si en la vida todofuera color de rosa, no fuera vida.

Con el recuerdo de mi papá y la ilusión de tener ya a mibebé en los brazos, logro calmarme y regresar a la cama.

Hoy apenas despierto, corro al váter para vomitar. Con una mano me sujeto del borde y con la otra sujeto mi cabello. Doy otra arcada y ahí se va toda mi cena. Me quedo temblorosa arrodillada en el baño. Peeta ya debe estar en la panadería, trabajando. Me cepillo los dientes tres veces con tal de quitar el mal sabor y olor. Decido bañarme y cuando salgo me quedo mirando en el espejo de cuerpo entero. Mi vientre se ha hinchado un poco, no sé si es por el embarazo o por comer mucho. Últimamente he estado comiendo harto, pero hoy a sido la primera vez después de semanas de la ultima vez que vomite. Me pongo un jean no muy ajustado, una blusa blanca suelta, seguida de un casaca negra para el frio. Quisiera estar en el distrito cuatro, donde ellos todo el año pasan verano. En cambio nosotros, al estar por llegar a Diciembre, hace más viento y nieve. Cansada de estar la mayor parte del día tumbada en el sofá, viendo películas y comiendo palomitas (que son muy deliciosas por cierto) me encamino a la panadería. Tardo más de lo normal en llegar por la nieve, ya que a cada paso que daba, mi pie se hundía más cada vez. Abro la puerta, haciendo que una campanita suene. La panadería se ha extendido y ahora también es cafetería y repostería. Por lo que tengo que sortear unas cuantas mesas para llegar al recibidor. Una larga fila de personas me espera, pero como yo no voy para comprar, me hago a un lado. -¿Sabe donde esta Peeta?- pregunto tocandole el hombro a un mesero que pasa. - En un momento la atiendo- dice sin siquiera escuchar mi pregunta y sin detenerse. Tendré que buscarlo por mi misma. Me cuelo detras de un mesero al gran taller, que es donde preparan todo. El calor de los grandes hornos me choca y busco con la mirada a Peeta. Veo una cabeza rubia a lo lejos y me encamino a él. - Peeta- lo llamo pero no voltea, esta muy concentrado en batir una mezcla. Estoy por alcanzarlo pero un señor grandote, y con camisa me detiene. - señorita no debe estar aquí- dice poniéndose en mi camino. Antes que pueda contestarle, ya me esta votando. Argh ¿y este quien se cree que es para botarme? Me cruzo de brazos y vuelvo a entrar a la panadería. Estoy por entrar a la cocina-taller pero otra vez el señor se pone enfrente mio, trata de botarme de nuevo pero yo me pongo tiesa y no me muevo. -Yo no me voy a mover hasta ver a mi esposo- digo firme para dar autoridad. No sé porque digo que es mi esposo pero sin darme cuenta ya lo haba dicho. - Señorita no haga las cosas más difíciles y retírese. ¿No sabe que esta prohibido entrar a la cocina? Puedo denunciarla por entrar a un acceso restringido. -¿Hay denuncia para eso? Fijese que si no me dice, yo ni cuenta- le digo riéndome, tratando se distraerlo. Él frunce el ceño y aprovecho para pasar por debajo de su brazo. Entro a la cocina y lo busco con la mirada rápidamente. Lo localizo ahora frente a un horno graduandolo. -Hey Peeta- llamo agitando mis brazos por encima de mi cabeza. Él se voltea y me llevo una gran decepción al ver que no es él. Me giro para irme, cuando me doy cuentan que todos los empleados me están mirando. Esto es incomodo. -Tú- me señala molesto el señor calvo de camisa. - ya okay, okay-digo alzando las manos en señal de rendición- me voy. Me jala de un brazo fuera de la cocina.-Pelón- me burlo de su calvicie. apenas lo digo salgo corriendo. No sé que me pasa. Me siento capaz de todo y me importa una mierda si termino en la comisaria. Quiero reír y burlarme de todo y todos. me detengo en seco al chocarme con alguien. me golpeo fuertemente la nariz y la cubro con mis manos. - ¡Katniss!alzo la mirada y veo que con quien me choque era Peeta, que me mira sorprendido y confundido. -Hola... digo.- ¿Peter que esta pasando? -dice Peeta.yo me cruzo de brazos, al lado de Peeta, mirando al señor alzando una ceja.* * *-Katniss, deberías ir a casa- susurra, moviéndome suavemente un brazo para que despierte.me rasco los ojos con los puños, seguido de un bostezo. miro a mi alrededor, aún estoy en la panadería.-¿qué hora es? -pregunto en un susurro, adormecida por el sueño.- Cerca de las once de la noche- dice sentándose a mi lado, y poniendo los codos en la mesa.- ¿Cómo es posible que a estas horas aún tengas clientes? - Nunca es tarde para darse un gusto. A parte, últimamente me están llegando varios pedidos de reservaciones de mesas para citas románticas. parece que al fin el distrito ya es capaz de dejar el pasado atrás y seguir con sus vidas. Río y me acurruco a su lado. él me pasa un brazo por los hombros, da un suave beso en mi coronilla y suspira hondamente.- ¿y ese suspiro?- Estoy cansado...- Vamos a casa, Peeta. Ya me duele la espalda de haber dormida sentada.- No puedo, como dueño del local, tengo que quedarme hasta que cierre. Tú anda, luego yo voy. Primero dudo pero el cansancio que tengo es tan grande que termino accediendo.A pasos lentos y cansado, llego a mi casa. Siento mis parpados pesados pero me niego a dormirme, por lo que me siento mirando por la ventana, a espera de Peeta.Como se demora mucho en venir, me puse mi bata y salí al porch. Un corriente fría de aire me atravesó, he hizo que tiemble un poco.A lo lejos veo la cabeza rubia de Peeta acercarse, sonrío y me giro para abrir la puerta. es cuando estoy girando la manija que escucho una risa aguda que conocí muy bien.Delly... Espero a que lleguen hasta el porch, para mirar a Peeta pidiendo una explicación. Él mueve sus manos nervioso y Delly solo sonríe tratando de ocultar su propio nerviosismo o eso me parece ver. Estos dos se traman algo... Luego de que Peeta me roge con la mirada que salude cordialmente a Delly, lo jalo de la manga de la camisa hasta la cocina.- ¿Peeta, puedes explicarme que hace ella aquí? No sé ah, pero creo yo que no son horas de visita.- Lo que pasa es... aahh... ella esta... ¡Sin luz! Si, a su casa le cortaron la luz, y bueno, le tiene miedo a la oscuridad y yo como amigo de ella, le ofrecí pasar la noche aquí donde hay luz...Lo miro entrecerrando los ojos.- ¿No me mientes?- pregunto. ¿Qué? No, por supuesto que no- dice sobandome los brazos. Volvemos a la sala, donde Delly esta comiendo de MIS palomitas, sentada en MI sofá. Okay, debo relajarme. Suspiro y lo dejo pasar, pero solo por Peeta y porque no quiero que pase un mal rato.Luego de una conversación sin importancia y de que ambos rubios preparen una cena ligera, nos dirigimos a dormir. - Delly, tú puedes dormir ahí- digo señalando la que antes era la habitación de mi madre.- Oh gracias, que duerman bien- se despide de ambos dándonos un beso en la mejilla. No sé si es por mi antipatía reciente con ella pero me parece notar que su beso en la mejilla de Peeta es muy lento. Luego de que Delly se vaya a su habitación contoneando las caderas. yo bufo y jalo a Peeta del cuello de su camisa y lo meto a NUESRTRA habitación. Peeta es mio. ¿Es que no se da cuenta? Si es que tiene un interés en él, pues que pena porque ya perdió. Y estoy decidida a que mañana en la mañana ella note por si misma que tan mio es Peeta. Lo pego a mis labios con fuerza, mientras que con un pie empujo la puerta para que se cierre. Él al principio no me responde por la impresión pero luego parece que algo hace click en su cabeza porque comienza a mover sus labios tratando de seguir mi ritmo. Sus labios son tan suaves y cálidos que me hacen sentir dichosa por poder besarlos. Posa sus manos en mi cadera y comienza a dibujar círculos en ellas Últimamente no nos hemos besado tanto que digamos, es más, casi nunca pasábamos de besos en la cabeza y abrazos, por lo que este beso hace que me tiemblen las piernas y que una sensación cálida se apodere de todo mi cuerpo. Paso los brazos alrededor de su cuello, para pegarme más en él.. Kat...- dice entre besos, mientras le acaricio los pequeños pelitos de su nuca.- kat...- ¿Qué?- digo, pegando mi frente a la suya.- No, no deberíamos... Delly esta a una pared de nosotros.oir su nombre en este momento hace que me fastidie un poco. me amarga saber que esta pensando en ella, cuando sus pensamientos debería concentrarse solo en mi. En vez de contestarle, lo que hago es dar un saltito y envolver las piernas en su cintura. - Lo haces por ella ¿no?-Deja de nombrarla- digo amarga dandole un golpe suave en el hombro.él ríe y dice:- Estas celosa. Por eso estas haciendo esto. -En eso te equivocas. Te deseo Peeta... Llevo mis labios a los suyos ya hora es él quien toma la iniciativa al besarme como si no hubiera mañana. Eso parece excitarlo porque deja de hablar y me besa fuertemente en los labios y posa sus manos en mi trasero para evitar que resbale. Delinea mi labio inferior con su cálida lengua, pidiendo permiso para entrar a lo que yo la recibo gustosa. Sus pies van retrocediendo, hasta llegar al pie de la cama. Se sienta, quedando conmigo encima. Acomoda mi cabello suelto a un lado. Jadeo al sentir sus labios besar desde mi clavícula hasta el lóbulo de mi oreja.No teníamos un contacto tan intimo desde la noche en que concebimos al bebé, y eso que ambos no recordamos mucho de aquella noche. Tengo que admitir que me da un cierto miedo al pensar en esa noche porque no séd lo que hice o dije.-mmmh... Peeta- jadeo, tirando la cabeza para atrás. me vuelve loca sentir sus labios en mi cuello. No sé cómo pero terminamos tumbados en la cama. masajeo sus hombros con tal de que este lo más relajado posible. pero soy yo la que se pone nerviosa cuando siento cierta parte de su anatomía despertarse. y él parece notarlo porque se sale de encima mio y pasa una mano por su cabello.-Perdon... yo... debí controlarme- trata de disculparse, con la respiración agitada.-No quiero que te controles- le suelto. Y me sorprende la sinceridad que sale de mi voz.-No quiero hacer algo que no quieras...
----------------------------Wow cuánto tiempo ha pasado.Espero que no hayan olvidado esta historia. Primeramente, como se habrán dado cuenta, ya no puedo seguir el horario de actualizaciones que había dejado antes, ya que el colegio esta exprimiendo todo de mi, y bueno, estoy teniendo algunos problemas en mi casa y argh estoy cansada. Pero tranquilas, seguiré escribiendo esta historia si o si. Ya tengo escrita la mitad del capitulo siguiente y seguro este subiéndolo mañana a más tardar. luego nos leemos, las quiero!! Flashback - No quiero hacer algo de lo que luego te arrepientas, Katniss. -Pero yo si quiero. Quiero que cuando quieras besarme, lo hagas. No me importa donde estemos. Quiero que cuando quieras tocarme, lo hagas. Quiero que hagas lo que tú quieres hacer y no te reprimas o te lo guardes. -No tienes ni idea de lo que a veces quiero hacerte.-confiesa. Oír eso de sus labios me sorprende y hace que sienta el calor subir por mis mejillas, pero más me impresiona es ver como toma su abrigo y se va a trabajar. ¿enserio? ¿Va a irse a la panadería cuando le he dado paso libre a hacer algo más que besarnos? Hombre tenia que ser. Con todos los sentimientos a flote, vuelvo a la cama. Me envuelvo con las sabanas como si fuera un capullo y yo la oruga. No puedo creer que le he dicho eso. ¿Donde esta mi timidez a hablar de esos temas? Con miedo a ver su rostro por la tarde, me duermo. Fin del flashback
El recuerdo me asalta al escuchar justo lo mismo que dijo meses atrás. Resulta muy irónico, porque esa misma noche lo hicimos, aunque alcoholizados pero lo hicimos. -Pero yo si quiero, Peeta. Quiero que cuando quieras besarme, lo hagas. No me importa donde estemos. Quiero que cuando quieras tocarme, lo hagas. Quiero que hagas lo que tú quieres hacer y no te reprimas o pongas limites.-repito. Supongo que si no estuviera embarazada y tuviera todas las hormonas revueltas, probablemente o mas bien, nunca le diría algo así de nuevo. A pesar de la oscuridad de la habitación, logro ver sus ojos dilatados. Supongo que los míos estarán igual. Acaricio su mejilla y hago que vuelva a ponerse encima mio. Nos besamos por un largo rato, pero yo quiero más. Quiero sentir a Peeta como nunca lo he sentido. Y estoy dispuesta a lograrlo esta noche. Me importa una mierda si Delly nos escucha. Poco a poco voy llevando mi mano por debajo de su camisa, observando sus hipnóticos ojos. Entreabriendo los labios, respira por la boca. Siento mi corazón palpitar rápidamente cuando cuela sus manos por debajo de mi camiseta y soba delicadamente mis caderas y abdomen. Su rostro se pega a un lado de mi cuello y me atraviesa un cosquilleo extrañamente calido al sentir sus labios. Jadeo involuntariamente y eso parece excitarlo porque con una de sus rodillas empuja mi pierna hacia fuera y se cuela entre ellas. Con mi pie, acaricio torpemente su pantorrilla, dándole mi aprobación. Peeta levanta un poco mi camiseta, y levanto mis brazos en señal de que me la saque por la cabeza. Siento el calor subir fuertemente por mis mejillas al sentir la mirada fija de Peeta pasearse lentamente por mi torso desnudo, solo cubierto por el sujetador. Pero la vergüenza se hace a un lado, para dejar paso a la excitación. Soy yo la que guía su mano a mi pecho, porque no aguanto sentir su mirada penetrante y con sus manos quietas, sin tocarme. Su cabeza vuelve a esconderse en mi cuello para besarle. Sé que le molesta tocarme por encima de la copa y no me sorprende cuando pregunta: -¿puedo? -susurra entrecortadamente, pidiendo permiso para desabrochar el sujetador. Eso es lo que me encanta de Peeta. Que es caballero ante todo. Levanto un poco mi espalda para que tenga más acceso pero no lo hace. Gimo al sentir las yemas de sus dedos hacer una danza en un punto fijo de mi espalda, averiguando como diablos se saca. Gruñe y da unos cuantos tirones pero por más que intenta no logra desabrocharlo. Sus músculos se tensan, frustrado, por lo que decido ayudarlo. Mi sujetador termina en el suelo en un respiro. Inmediatamente su mano estruja mi pecho libremente, a lo que yo arqueo la espalda. Pasa a besar mi clavícula y yo solo soy capaz de envolver mis dedos en sus cabellos. -Eres preciosa... Mi corazón se acelera al tener los labios de Peeta besándome el valle de mis pechos. Froto mi cadera con la suya para incrementar el placer. Nuestros besos se vuelven más pasionales y nuestras caricias más bruscas. La ropa empieza a sobrar y las prendas van cayendo o volando poco a poco. Yo termino completamente desnuda ante él, que solo porta su boxer negro. Peeta se frota contra mi y yo enrollo mis piernas en él. El bulto en su ropa interior va creciendo más y más y yo comienzo a sentir más necesidad de liberarlo y sé que el también piensa lo mismo. Juego maliciosamente con el elástico de su boxer, y sus jadeos van en aumento. Finalmente me rindo y voy bajándolo, rozo mis manos con su trasero y siento mojarme más. Era grande. Nunca había visto una, pero sabia que eso era enorme y me asusto un poco. Una curiosidad de saber su tamaño exactamente, su textura e incluso saber su saber me invadió. Solo había visto una por las imágenes que nos ponían en el colegio y era en dibujos, pero aún así yo siempre evitaba mirar. Me avergonzaba mucho en las clases de educación sexual y durante esas clases yo procuraba no prestar atención y ocuparme en otras cosas. -No... no va a... -Si entro una vez, podrá de nuevo... Reí y sonroje ante lo dicho. Pero tenia razón. A parte, no tendría porque dolerme. Esta no seria mi primera vez, pero a la vez si lo era, porque esta si la recordaríamos. Pero igual no pude desechar el miedo y él lo notó. - Kat... si tú no quieres... voy a entenderlo- dijo con una sinceridad que me hizo saber cuanto amaba a este hombre. - No... hazlo- dije entrecortadamente. - tranquila...-dijo, posicionándose en mi entrada. Empujo un poco, a lo que cerré mis ojos- Kat... -gimió- Mírame -me pidió. Abrí los ojos y me encontré con unos ojos casi negros y llenos de lujuria, pero pude notar la calma que trataba de transmitirme. Empujó un poco más y gemí. Él parecía concentrado, como controlándose a hacerlo despacio. Tenia los antebrazos apoyados en la cama, y yo con un brazo alrededor de su cuello. De repente se deslizo y entro todo en mi, presione las sabanas en mi puño. Supongo que ese dolor mínimo fue por los nervios. Nos quedamos así unos segundos. Acostumbrándonos el uno al otro. Peeta deposito un tierno beso en mi coronilla y luego fue esparciéndolo por todo mi rostro, evitando los labios, algo que me molesto.-Te amo...- susurró. Era la primera vez que me lo decía en meses. Las ganas de besarle se incrementaron pero no por deseo sino por cariño. Porque sé que no mentía, y si me lo decía ahora era porque me había perdonado todo. Y me sentía muy aliviada y agradecía pero en lo hondo de mi, sabia que no me lo merecía.-Y también amo a este pequeño o pequeña- dijo, deslizando su mano por mi vientre. Eso más que nada hizo que me sienta increíblemente afortunada por tenerlo a mi lado. Sus palabras me conmovieron y me llenaron de cariño, por lo que estuve muy segura cuando dije: -Yo también te amo, Peeta. Y no pudiera dejar de hacerlo. Finalmente, sus labios llegaron a los míos en un tierno beso, que yo respondí con todo el amor que sentía. Nuestras lenguas se encontraron y mis manos recorrían su espalda cuando él comenzó a moverse dentro mio, a lo que ambos no pudimos retener los gemidos. Primero se movía en círculos y yo giraba mis caderas al sentido contrario. Gruñí al ver sus intenciones de retirarse de mí, y alcé las caderas para evitarlo. -Te va a gustar- dice y sale completamente de mí, dejando un extraño vacío que nunca había sentido hasta ahora. Iba a recriminarle pero entonces él entra de golpe, a lo que yo arqueo la espalda. Se le escapa un sonido gutural, un gemido hondo, y pasa a chupar uno de mis pezones con suavidad y juguetea con el otro. -Aahh Peeta- jadeo. Acaricio su pecho, delineando sus músculos bien definidos y besando, o mas bien chupando su cuello y hombros. Saca su pene de nuevo y vuelve a penetrarme con fuerza. Repite esa acción varias veces seguidas y nuestros gemidos y jadeos inundan el ambiente. Es cuando el cabecero de la cama choca contra la pared, que siento algo explotar en mi. Algo que me hace gritar de placer y arañar la espalda de Peeta. Acto seguido, él se derrama dentro mio en un gruñido.Peeta cae rendido. Yo me siento agotada y sin fuerzas. Se hecha a mi lado y retira un mechón de cabello de mi cara. -Te ves preciosa. Me acurruco en su pecho, sin antes darle un ultimo besos de buenas noches. Oyendo nuestras respiraciones calmarse, ambos caemos dormidos profundamente. Y podía afirmar que esta sería la mejor noche que pasaría con Peeta...
--------------------Hi, lectoras! que les pareció el capitulo?.... se lo esperaban? bueno, con el final del capitulo anterior creo que ya era predecible jajaja Nos leemos luego, bye!
Pov Peeta
Recién amanece. Eran pocas -casi nulas- las veces que despertaba y Katniss me abrazaba, siempre era yo el que abrazaba mientras dormía. Pero esta vez es diferente. Ella esta dormida en mi pecho, con una mano abrazándome y otra sujetando mi mano. Acaricio su cabello mientras duerme. Se ve tan relajada... Varias sabanas se encuentran en el piso y solo una delgada nos cubre. Recordar la noche anterior hace que la temperatura suba y se concentre en una cierta parte de mi cuerpo que no quiero alterar. Por un momento me entra pánico el solo pensar en ver sus ojos con confusión y arrepentimiento. No lo soportaría... no de nuevo. Pero descarto ese pensamiento y suspiro aliviado, al ver a Katniss removerse un poco y abrazarme más fuerte. Mi corazón se hincha de cariño por ella. Abre los ojos lentamente y alza la mirada hacia mi.
-Hola...- dice dando una sonrisa tímida y algo sonrojada.
-Buenos días... Acaricio su mejilla. Ella se acerca y pega su rostro al mio. Sobo mi nariz con la suya y beso suavemente sus labios. Observo sus dulces ojos. Hoy parecen diferentes. Y me encantan.
-Ya tenemos que levantarnos.-aviso, aunque me cuesta.
- eehh... levántate tu primero, yo seguiré durmiendo... No puedo evitar una carcajada al verla echarse boca a bajo, subiendo la manta hasta su barbilla. Sé lo que pasa. Le da vergüenza que la vea desnuda. Se ve tan tierna con sus mejillas sonrosadas y los ojos cerrados con fuerza y frunciendo el ceño. Aún tumbado en la cama, busco con la mirada mi bóxer. Encuentro el sostén de Katniss en la otra punta de la habitación ¿Cómo llegó ahí? Me quedo mirándolo por un largo rato... anoche no me había fijado que era rojo y de encaje... Quiero besarla. Quiero tocarla... Soy hombre, no puedo evitar tener las ganas de hacerla mía de nuevo. ¡Peeta! ¡Concentrare! Encuentro mi bóxer. Afortunadamente esta cerca, y solo tendré que alargar el brazo, sin necesidad de pararme. Me lo pongo y me meto rápidamente en el baño. Peeta Junior se ha despertado y no quiero que Katniss lo note. Seria muy vergonzoso... porque delataría mis recientes pensamientos de ella. Si que necesitaré una ducha de agua fría.

Pov Katniss
No lo creo.
No lo creo.
No lo creo.
No PUEDO creerlo. Es decir, yo no pude hacer eso. ¡Pero lo hice! Cuando Peeta se levanto para irse al baño, vi su ancha, musculosa, escultural, perfecta espalda. Bueno, el punto es que estaba con arañazos que... yo hice. Anoche. Haciendo... eso. Wow. Soy un tomate. De eso estoy segura. No sé cuanto tiempo paso repitiendo eso en mi cabeza. La manija del baño gira y antes de que se abra, actúo que estoy dormida. Escucho sus pasos acercarse a mí, me pasa el cabello por detras de una oreja, su olor a jabon y a frutos tropicales me inunda. Creo que debo comprarle un shampoo más varonil a él. Luego oigo el armario abrirse y la ropa descolgarse. -¿No vas a ducharte?- me pregunta. Abro un ojo para mirarlo, solo tiene puesta una pequeña toalla al rededor de su cintura. Alejo mi mirada para no sonrojarme. -Este... luego...- murmuro mirando el techo. -Kat... sé lo que pasa. Trago saliva. -No tienes que tener vergüenza. Ven, párate...- dice susurrando. Me toma por los brazos y me pone de pie, instintivamente trato de cubrirme con los brazos- Eres hermosa Kat, no tienes de que avergonzarte.-retira levemente mis brazos y los pone a cada lado, él no se aprovecha ni nada de eso, me mira fijamente a los ojos. Sonrio levemente- Ahora prométeme que no habrá vergüenzas entre nosotros. - Lo prometo...
- Como tú misma dijiste anoche, haremos lo que queremos en el momento que queremos sin reprimirnos nada ¿si? -asiento con la cabeza, tomo su rostro y lo beso dulcemente. Agradeciéndole por ser tan... tan él.***
-¡Haymitch!- grito tocando la puerta insistentemente. Me tiene paraba aquí no sé cuántos minutos. Sus fuertes pisadas se acercan y abre la puerta. Saca un brazo y me jala dentro.-¿Qué te pasa? No seas tosco conmigo- digo molesta sobandome el brazo.- Si, si, si ahora dame eso. Le tiendo la cesta con su almuerzo recién preparado. - Ayer Peeta por alguna extraña razón no me trajo la cena. No puedo evitar sonrojarme. - Uff hace calor aquí ¿por qué no abres las ventanas?- digo disimulando. - ¿Calor? Más bien, yo me estoy pelando de frío. Seguro el embarazo ya te esta afectando. - he estado comiendo bastante...-digo, mirando mi vientre y sonriendo como tonta. - Ya ya ya, deja de poner esa cara. Sabes me da nervios que estés embarazada...- ¿qué? ¿a a qué te refieres?- pregunto tartamudeando. - Veras, Peeta y tú son como mis hijos... y es muy raro verte a ti embarazada de él, es como si hubieran practicado incesto- dice rompiendo a carcajadas al final. Yo me sonrojo fuertemente y le doy un golpe en el hombro. Haymitch me pasa un plato y compartimos la comida.

Pov Peeta
-Richard, pedido listo para la mesa 6- grito, poniendo la bandeja en el recibidor. Él la toma y se va rápido. Vuelvo a la cocina. Todo es ruido. El pitido de los hornos; los platos chocar al lavarlos, las batidoras y licuadoras, la voz de Peter dirigiendo a los cocineros, los murmureos de los empleados quejándose de Peter, y muchos más. Pero este ruido no me aturde ni molesta, más bien, me gusta y me hace sentir orgulloso de mi local. Delly y yo trabajamos uno al lado del otro en las cajas registradoras. La razon por la cual trabajo en la caja y no en la cocina es porque (y me da pena decirlo) no confío en nadie lo bastante como para encargarlo de manejar el dinero. -¡Dios! Ya era hora- dice Delly. -Tenia que ayudar en la cocina y ver que las cosas estén en orden- me excuso. Al ser medio día, los clientes suben. El doce se ha ido poblando impresionantemente y personas de diferentes distritos han estado llegando para quedarse. Por lo que tenemos más clientes y por lo tanto, más horas de trabajo. Una pelirroja se acerca y me dice su pedido a lo que yo educadamente la recibo. Al menos ella no me da una sonrisa hipócrita como la mayoría hace. -Le gustaste a la rojita- bromea Delly, codeandome. -Que sea educada no significa que le guste. A parte, mi relación con Katniss esta progresando. -Entonces... eso significa que... ¡Nuestro plan funciono! -Baja la voz- digo, tapándole la boca, nervioso de que alguien escuche. -No, no me refería a eso- miento. -¿Quieres decir que no funciono? Un cliente se acerca a ella, salvándome de la pregunta. Por más mejores amigos que somos, no puedo contarle lo de la noche, eso queda entre Katniss y yo. Las horas van pasando, y los clientes van y vienen. El sonido de la campanita de la puerta de entrada suena constantemente. Pero sin embargo no hay más ganancias fuera de lo común. -Peeta, ¿Me cubres un momento? Voy al baño -Si, claro- le respondo un poco adormilado. Ella se va casi corriendo. Río por lo bajo. Pasan unos minutos en los que estoy muy atareado, trabajando solo. ¿Porque tarda tanto?-hey...Escucho que alguien me llama pero no volteo. Debo haberme equivocado. -hey ps ppss Me giro extrañado. -Peeta... ¿ya vino?- pregunta Delly susurrando detrás de la cortina que da a la cocina. -¿Qué haces escondida? ¿De quién hablas? -Tomare eso como un no. Ya vuelvo. -Hey Dell, tienes que ayudarme- la llamo pero antes que termine de hablar ella ya se fue. La gente sigue viniendo y viniendo. Parece que hoy cerraremos tarde. Eso es algo que lamento porque hoy más que nada quiero estar al lado de Katniss. No quiero que piense que me importa más el trabajo que ella. -Hola- saluda un castaño alto. -Hola, bienvenido a... -¿esta Delly? Frunzo el ceño y lo inspecciono con la mirada. No lo he visto antes. -¿tú eres...? -Jackson. Y tú eres Peeta, reconocería tú cara en cualquier lado. ¿Delly trabaja aquí cierto? ¿Ella... ella no te hablo de mí?- habla rápido, pero lo ultimo lo dice despacio y en voz baja, incluso parece dolido. Estoy a punto de responderle pero... -¡Jackson! Que sorpresa. Quiero decir, no es que haya olvidado que vendrías, solo... Mira que hora es, ya es tiempo de irnos. Peeta gracias por cubrir mi puesto, bye. ¡Te quiero!Primeramente... ¿Qué? Probablemente este con cara de pocker. Sacudo mi cabeza y trato de concentrarme en el trabajo, pero es casi imposible. ¿Quien era él? ¿acaso han salido para tener una... cita? ¡¿desde cuándo Delly tiene citas?! Y no es que este celoso, ella es como mi hermana... una hermana que casi me llevo a la cama. Pero una hermana después de todo. Y ahora que lo pienso bien... ¡¿Acaso estaba maquillada?! A no, a no, esta niña si que me va a escuchar. Y aparte, yo le dije que cubría su lugar solo porque se iba al baño, ¡no a una cita! -Cuidado, que te va salir humo por la orejas. Pego un salto al oír la voz de Richard, uno de los meseros. -Muy gracioso, Richard. Mejor anda a trabajar. -No tengo a nadie que atender, y cuéntame ¿qué paso? Iba a negarme a decirle algo y obligarlo a que haga algo útil pero recuerdo que él para más atento a las personas que vienen aquí, así que aprovecho. -¿Sabes quién es Jackson? ¿A venido anteriormente aquí? ¿Es amigo de Delly? -Okay, si que tenias preguntas. De nombres no sé nada, solo sé por físico. Descríbeme cómo es y te responderé todo. -Cabello castaño como excremento, ojos verdes claros y de estatura masomenos alta. -Emm... déjame recordar... Espero ansioso. -Listo. Si, a estado viniendo por lo menos tres veces a la semana, antes Delly siempre lo observaba y él a ella. Recién, desde hace como un mes que se han estado escabullendo en la parte de atrás de la panadería. Me quedo pensativo y analizando las cosas. Le agradezco a Richard por la información y lo mando a trabajar. Las horas se pasan y llega la hora de cerrar. Esa noche vuelvo a casa solo, con mil pensamientos en mente. Abro la puerta, cansado. Arrastro los pies hasta el sofá y no dudo en tumbarme boca a bajo. El calor de la chimenea y el sonido de las brazas arder me relaja del estrés del trabajo. Por más que me encanta mi trabajo, cansa y agota. Voy cerrando los ojos lentamente y no sé cuándo caigo dormido.
-------------------------Hola, lectoras! que les pareció el capitulo? para mi que lo veo medio sdjkbduhebn no sé, algo flojo. Sé que Delly no les cae muy bien que digamos jajaja por lo que tan tan tan va a venir un nuevo personaje. Vayan imaginandose que pasará jajaja. Nos leemos luego, bye

Pov Peeta
Entre abro los ojos al sentir unos finos dedos acariciar mi rostro. Cuando sus dedos acarician mis labios, los beso. Unos grandes y bellos ojos grises me miran, y aunque solo veo la miro la mitad de su rostro, sé que esta sonriendo.
La chimenea esta apagada y todo a nuestro al rededor esta oscuro. Tengo una manta encima y Kat recostada en mi pecho. Tardo en darme cuenta que estamos en el sofá.
-¿Qué hora es?
-No lo sé, seguro las dos o tres de la madrugada.- dice apoyando su cabeza en mi corazón y colando una de sus piernas entre las mias.- No tenia como despertarte, y de ninguna manera yo iba a dormir arriba solita, así que vine.
-Pues, ya estoy despierto, vamos a la cama.
-Hmm estoy cómoda aquí.
-Mañana me lo agradecerás, así que vamos.
La sorprendí al cargarla en brazos, por las escaleras, como si fuera una novia. La próxima vez que haga esto, yo estaré de terno y ella con un precioso vestido blanco.
Llegamos a la cama, donde nos acomodamos a igual como estábamos en el sofá.
-Hoy llamó mi madre...
-Eso es genial- digo abrazándola. Me gusta que estén reconstruyendo su relación, lo necesitan ambas.
Ahora más que nada, porque Katniss necesitará una guía sobre como llevar su embarazo.
Siendo sincero, al principio su madre me cayo muy poco, por la misma razón que Katniss le tiene rencor. Pero las cosas cambian, y hay que aprender a dejar el pasado y tratar de llevar el presente.
-¿No vas a preguntar que me dijo?
-¿Que te dijo?- pregunto, y ambos reímos.
-Este... me dijo que deberíamos, o más bien, tenemos que ir a... un control
La noticia me toma por sorpresa. Lo había olvidado por completo.
-Mi madre ya contacto a un medico para que sea él quien lleve a cargo todo, por estos meses. Sé que es pronto para nosotros, porque es algo nuevo -explica mirando el techo, y jugando con su dedos- pero la verdad es que debimos ir a un control desde que lo supimos, y... ah lo que quiero decir es que tengo que ir mañana, a las 10:45 de la mañana.
Me quedo en silencio. Analizando lo que dijo.
-¿Tienes?
-Sé que ultimamente te estas ahogando en trabajo y... no quería molestarte.
Me pongo de lado, y la observo. Ella al sentir mi mirada, me mira de reojo y vulve a fijarse en el techo.
Sin poder evitarlo, me lanzo a sus labios, casi con desesperación. Sostengo su suave rostro con mis manos; ella parece tímida al llevar sus brazos al rededor de mi cuello. Me gusta que me abraze así cuando estamos echados. Relajo el beso a uno más suave, sus labios sonríen y los míos la imitan.
-tontita...-susurro.
Me tumbo a su lado de nuevo y beso sus dedos.
-¿cómo crees que me molestaría? Te acompañaré, Katniss. Por supuesto que iré contigo. ¿Qué clase de hombre sería sino?
La jalo a mi lado; para que mi pecho choque con su espalda y nuestras piernas se enreden.
Me duermo pensando en qué cosas a parte habrá hablado con su madre.
Despierto solo. El otro lado de la cama esta frío. Todo esta en silencio, como si yo fuera el único en la casa. Me paro de golpe, y corro al baño para ver si Kat esta ahí. Mi pulso se acelera al no encontrarla. Pero me relajo casi inmediatamente al oír el sonido de una sarten (creo que es eso) caer al suelo, seguido de una maldición.
Bajo las escaleras descalzo y suspirando. Entro a la cocina y me encuentro con una Katniss llena de harina y con el cabello manchado de huevo crudo.
Ella nota mi presencia luego de unos segundos; a pesar de la harina, puedo ver como sus mejillas toman un color rosado.
-Se suponía que no tenias que ver esto...- murmura avergonzada.
Suelto una risa y me acerco a ella para limpiarla.
-Creo que sería más conveniente dejar el tema de la comida para mí.
-quería darte una sorpresa...- dice un poco desanimada.
Juntos limpiamos la cocina y terminamos de preparar los waffles que Katniss quería hacer en un principio.
-¿A qué hora teníamos que ir?- pregunto, tomando su mano por encima de la mesa.
-10:45
-Entonces es mejor que nos vallamos cambiando. -digo y ella da un ultimo sorbo a su taza de chocolate.
Ambos nos cambiamos y abrigamos.
Hoy, a pesar de que el cielo esta más claro y despejado, hace viento. Mucho viento. Pero la nieve a comenzado a derretirse y ya son pocos los dias en los que nieva. Por fin, el invierno esta terminando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pov Katniss
-oh señoria Everdeen, buenos días joven Mellark, pasen. Soy el doctor Manuel Barrios- nos dice el doctor alegremente, haciendo una seña para que entremos a su consultorio. Me impresiona que él sea del 20% de personas que no creen que estamos casados y tienen el valor para decirlo.
Me siento asustada. El olor a hospital me penetra profundamente y me marea. Quiero irme de aquí pero no puedo.
Nos hace sentarnos frente a su escritorio. Comienza diciéndonos cosas sin importancias, cosas como que el distrito a cambiado mucho y el clima esta mejorando, cosas que solo responde Peeta. Él siempre sabe como mantener una conversación agradable. Peeta trata de meterme en la conversación pero yo solo respondo con monosílabos.
-bueno, pasando al tema central- dice, sacando una carpeta con muchos documentos dentro, supongo que será mi historial médico.
Aprieto la mano de Peeta, nerviosa. Y él me devuelve el apretón.
-Como has pasado por muchos accidentes en los que has expuesto tu cuerpo ha lesiones, voy a tener que...
Dejo de escuchar.
Sé que se refiere a los juegos del hambre, solo que no quiere decirlo directamente porque sabe que nos afecta.
Me produce un escalofrío oírlo, todo mi cuerpo se tensa; trato de calmarme pero los recuerdos me asaltan y mi respiración se va agitando.
-¿Katniss? -me llama Peeta.
Es como si un alfiler reventara la burbuja de mis pensamientos. Bajo la mirada y veo que estoy apretando una mano en puño, haciéndome daño en la palma.
-Ah perdón, yo...- no sé que decir.
El doctor me mira con una expresión que me incomoda. No quiero que me vea como loca, o como si mi salud mental estuviera decayendo. Peeta como siempre, me salva de las miradas incomodas.
-Entonces, cuándo pudiéramos hacer la ecografia.
-Ahora mismo, si les parece bien.
-¿qué dices, Kat?
-bueno...
Me perdí la mayor parte del tema, pero acepto.
A Peeta y a mi nos guían a una sala donde hay una camilla como de dentista pero más cómoda y enfrente hay unos cuantos aparatos. Encima de todos ellos, hay colgada una pantalla, supongo que es ahí donde veré al bebé.
Quiero a mi madre aquí, me siento un poco cobarde. Miro a Peeta en busca de apoyo. Y él me devuelve la mirada, sonriendo tiernamente. El doctor se va a traer no sé que cosa, pero antes, me dice que me vaya poniendo cómoda en la camilla.
Peeta me ayuda a quitarme las dos casacas que traigo puesta.
-Peeta...
-¿Tienes miedo?
Bajo la mirada. No puedo evitarlo, todo esto me asusta.
-Estoy aquí, Kat. No tienes de que tener miedo ¿si? -murmura sosteniendo mi rostro con delicadeza. Yo solo asiento con la cabeza, porque sé que si hablo, se me quebrará la voz.
-Sabes... hay momentos en los que yo también siento miedo...
Eso me llama la atención. Él siempre fue mi fuerza, no pensé que había momentos en los que incluso él también necesitaba una fuerza de dónde sostenerse.
-Sé que esa noche no fue planeada, sé que estar aquí ahora tampoco estaba planeado, pero... no quiero... no quiero que me tengas... rencor... no lo soportaría, Kat.
-Peeta, yo nunca...- digo con los ojos empañados en lágrimas- no pudiera tenerte rencor, Peeta. Porque esto lo hicimos los dos... a parte, yo ya no lo veo a este bebé como un error... ahora para mi es...-quiero decirlo, pero no me salen las palabras- es...
-un pequeño milagrito?
Asiento la cabeza apoyando mi cabeza en su hombro y mis brazos alrededor de su cuello. Pequeñas lagrimas resbalan por mi mejilla pero el calor de Peeta me reconforta.
Luego de unos minutos logro calmarme.
-Uff perdón por la tardanza. Bueno, por favor échese en la camilla- me dice el doctor no mas entrar.
Alzo mi camiseta hasta donde es necesario. Noto la sonrisa de Peeta al ver mi vientre abultado. Me estremezco cuando el doctor esparce un gel frío por mi vientre.
-Perdón debí avisarle- se disculpa, yo solo niego con la cabeza para que no se preocupe.
Una pequeña maquinita parecida a un huevo me soba por todo el vientre y en la pantalla solo sale manchas negras.
-¿Donde esta?- pregunto nerviosa al no verlo- ¿doctor, dónde esta?-comienzo a alterarme
-Un momento...
Me sujeto fuertemente de Peeta, y me incorporo un poco para ver mejor la pantalla.
La habitación se llena de un silencio que me asusta.
-¿doctor?- lo llama Peeta con ojos asustados.
Ambos sentimos el mismo miedo. El doctor no responde, solo frunce el ceño mirando la pantalla y presionando más la maquinita en mi vientre. La sola idea de que el bebé ya no este me llena de pánico. Comienzo a sudar y a respirar más rápido.
-Ahí...-susurra señalado unas manchitas- Ahí esta...- dice sonriendo, y a igual que Peeta y yo, suspira aliviado y sonriendo.
***
-llorón- me burlo de Peeta, abrazándolo del brazo.
-fue la emoción- se excusa avergonzado y luego besa mi coronilla.
Cruzamos la recepción y Peeta se detiene.
-¿Qué pasa?
No me responde, veo como tensa los hombros y aprieta la mandíbula. Sigo su mirada y veo a Delly con un chico castaño, hablando en la recepción.
Peeta se desprende de mi agarre y camina a paso rápido hacia ellos.
Todo pasa rápido. Peeta golpea al castaño. Él se defiende. Delly grita que paren. Un guardia me toma del brazo fuertemente y me aleja cuando yo trato de intervenir entre Peeta y el castaño.

 

 

Pov Katniss
Ya sé quien era el castaño, era un tal Jackson. Delly me lo dijo, justo unosminutos después de que se llevaran a Jackson y a Peeta para curarlos de lasheridas que se hicieron. Sentía que mi pecho se rompía al analizar las cosas.Si Peeta había hecho eso, era por celos. No había otra explicación.
Con las lágrimas a punto de salir, me dirijo a mi casa casi corriendo.
Al llegar, subo corriendo las escaleras y me encierro en mi habitación, dandoun portazo y echando el cerrojo. Me tiro en la cama y lloro contra la almohada.¿Por qué siente celos de ella? No lo entiendo.
Si dice que me ama, por qué hizo eso? ¿Por qué cuando las cosas estaban tanbien, tuvo que pasar esto? Y por último... cómo puede ser que me duela tanto?
Te odio Peeta.
Te odio por haber hecho que te ame.

Pov Peeta
Estoy sentado en una cama de la clínica y al rededor de esta hay cortinascomo paredes que me separan de las otras camas.
Siento mi pómulo derecho inflamarse, pero no me duele. Lo único que siento enestos momentos es rabia. Algo extraño en mí, porque no soy del tipomalhumorado.
La enfermera termina de desinfectarme la mordida que me dió Jackson en elbrazo. Hay que admitir que el tipo tiene buenos dientes. De nuevo, tendré elmismo brazo vendado que hace dos meses.
-Creo que eso es todo. Ya puedes ir tranquilo- me da una cálida sonrisa y seva, cerrando la cortina detrás de sí, para que me ponga la camiseta.
La cortina se abre lentamente y aparece una colorada Delly.
-¿se puede saber qué mierda te pasa?- espeta molesta.
-Sabes muy bien, lo que pasó ahí. No soy sonso, sé porque ese tal Jackson tetrajo aquí.
-Si tanto sabes, haber di...
-No me hagas decirlo.
-Argh -golpea el piso dando una patada con la planta del pie. Parece una niñahaciendo su rabieta- Si, Peeta; ayer Jack y yo nos acostamos y olvidamos usarprotección. Y me acompañó aquí para que me receten la píldora del día después.
-Es un completo idiota.
-Pero me trajo, Peeta. Cualquiera se hubiera largado, dejándome a mi sola conel asunto.-sus ojos se empañan- Deberías estar aliviado por mi. Incluso felizde que tenga novio. Yo te ayude la noche anterior dándole celos a Katniss paraque te acerques más a ella ¿o acaso ya lo olvidaste?
Niego con la cabeza, apoyando mis antebrazos en las rodillas y bajando la cabeza.
-¿ves? Ahora es tu turno de apoyarme.
Se sienta a mi lado y suspira.
-Me da rabia que te haya tocado- susurro esquivando su mirada.
-Y a mi me molesta tener un hermano celópata. Ya tengo un hermano que essobre-protector, no necesito uno más, Peet.
Sonrío y ella me la devuelve. No necesitamos palabras para disculparnos el unoal otro. Aunque siento un extraño sentimiento al llamarme hermano.
-Entonces... es tu novio? -casi me obligo a decirlo,
-No oficialmente, pero estamos en eso. Es un muy buen chico, Peeta. Deberíasconocerlo. Ustedes son lo más importante que tengo y quiero que se lleven bien.A parte, viene de una muy unida familia.
-Se nota que ya se conocen bastante.
-Un poco. Pero ha sido suficiente para hacerme saber que es el correcto.
***
Busco a Katniss por la clínica pero no la encuentro, incluso me meto en el bañode mujeres pero nada.
-Ya la cagaste, chico
Me giro y encuentro a Haymitch.
-¿Qué...? ¿de qué hablas?-pregunto tartamudeando.- ¿Qué haces aquí?
- Me llamaron diciendo que estabas haciendo un escándalo. Parece que la gente siguecreyendo que soy su mentor- dice sentándose tranquilamente y bufando.
-No entiendo... ¿qué cage?
-Todo. Katniss a salido como alma en pena y con los ojos más rojos quemarihuanera.
Apenas dice eso, salgo corriendo.
No, no, no, no debe malentender las cosas. Debo llegar antes que sigaimaginando cosas y creyéndolas.
Me golpeo la nariz al querer abrir la puerta de nuestra habitación. Esta concerrojo.
Golpeo insistidamente.
-Katniss... por favor abre la puerta, no es lo que tú piensas.
-Vete- grita llorando.
-No es lo que tú piensas...
-¿y que pienso supuestamente?
-Primero déjame pasar, por favor...
-No...- dice. Escucharla llorar me hace sentir un idiota.
-Kat...
-¿Para ti que es lo que estoy pensando?- pregunta amarga en medio de sollozos.
-Que me he puesto celoso de ver a Delly con alguien más. Pero no, Katniss. Noes así como lo estas...
-¡¿y a caso no es eso?! ¿A caso no te amarga verla con alguien más?
-Katniss ábreme la puerta- le pido.
Se hace un silencio, pasan minutos, minutos en los que ya no sollozafuertemente, pero temo que siga llorando.
Termino de rodillas y apoyando la frente en la puerta, agotado. Escucho sus débilespasos acercarse y me entusiasmo al pensar que me va abrir la puerta, pero se mecae el alma a los pies al escucharla preguntarme:
-¿tú... tú me quieres?- su voz suena rota.
-Kat, por supuesto que te...
-¿pero me amas?
Lo dice de golpe y me sorprende la tonalidad en que me pregunta. Parecedesesperada por saber la respuesta. No sé si ha pasado un segundo o varios enlos que por primera vez... dudo. ¿Por que estoy dudando? ¿Qué me pasa?
-Respóndeme- ruega y mi respiración se agita al no saber que decir.
-Kat... yo...-quiero decirlo, pero tengo un nudo en la garganta que no me deja-yo...
-Lo sabia...- finalmente abre la puerta y yo me pongo de pie de una salto.
Tiene una maleta detrás suyo...
-Kat, no... no tienes porque...
Me empuja a un lado cuando trato de ponerme frente a ella.
-¿Sabes? No quiero que seamos un estorbo para ti.- sus palabras son como dagas.
Baja las escaleras y sale rápido de la casa, tengo que seguirla casi corriendocuando ya ha avanzado como dos calles.
-Katniss, por favor... no lo hagas.
-Tú la amas. ¡La amas, Peeta! Ya no tengo nada que hacer...
-No me hagas esto. Katniss por favor...- llego alcanzarla y la tomo de losbrazos.- Eso no es cierto, Kat. No lo es.
-Si lo es. Solo que estas confundido. Déjame- ordena, con los ojos vidriosos-¡Peeta, suéltame!- me empuja fuerte y se suelta.
Unos brazos anchos me sujetan del cuello de la parte de atrás de la camisa, megiro y veo a Haymitch.
-Se esta yendo, Haymitch. Tengo que ir...
-Tú te quedas aquí.
Me siento débil. Creo desmayarme pero no lo hago. Solo caigo de rodillas ycubro mi rostro con mis brazos. Haymitch me da una palmada en la espalda y melevanta a la fuerza por las axilas. No hablo nada. Cuando me giro para regresara mi casa, veo a Delly que me mira con una expresión que no sé descifrar. Bajola cabeza, evitando su mirada. Seguro ha escuchado todo...
Haymitch me acompaña hasta el porch, pero parece pensárselo mejor y me acompañadentro.
Sin decirle nada, subo a mi habitación y me encierro. Tomo una ducha fría y meenvuelvo entre las sabanas. Las cortinas parecen danzar por el viento y veocomo la nieve de la rama de una árbol de derrite y cae una gota en el borde dela ventana.
Caigo dormido sin darme cuenta. No sueño nada. Solo oscuridad. Soledad.
La puerta se abre. Había olvidado que Haymitch tiene las llaves de toda lacasa.
Me deja un tazón de sopa humeante en la mesita de noche.
-No sabia que sabias cocinar.
-Hay muchas cosas que no saben de mí...- se sienta a mi lado, quejándose de sushuesos.
-Viejo- me burlo.
-Ni digas mucho. Yo aún tengo para unos veinte años más- me sigue la broma.
El cielo ya esta oscuro y las estrellas no han salido. Una fría brisa atraviesami cuerpo.
-Debí haberla seguido...- me reprendo a mi mismo.
-No. Tenias que dejarla. Por eso te detuve. Ambos deben pensar las cosas...
-No hay nada en qué pensar.
-Si, si que lo hay, y tú más que nadie.
-Escuchaste todo ¿cierto?
-Lo necesario... - nos quedamos un momento en silencio, solo oyendo nuestrasrespiraciones. Cada uno inmerso en su mundo- Bueno, tengo que irme. Aunque nolo creas, yo también tengo una vida- ríe roncamente, pero antes de salir, seaclara la garganta y dice:- ah y Peeta, solo piensa en quien verdaderamente tehace feliz y sentir ese algo que no sabes explicar con palabras. Solo en eso. Ysabrás a quien verdaderamente quieres a tu lado...

 

 

Pov Katniss.
Tiro las maletas y me abalanzo a ella.
-Mamá...- lloro en sus brazos.
-Katniss, mi niña- me acaricia el cabello.
-oh mamá. Me siento tan... tan destrozada.-le digo sollozando en su cuello. Sucalor maternal me reconforta pero no lo suficiente para aclamar el dolor quesiento.

Pov Peeta

Pasan días...

Días en los que no trabajo,en los que no salgo, en los que no tengo ganas de nada. La única vez que salí,fue por obligación de Haymitch.

Sentir la soledad enaislamiento es horrible. Te sientes encerrado. Encerrado en ti mismo. Comoperdido en tu mente. Pero más doloroso es saber que todo eso es por culpa tuya.Eso te destroza. Y peor aún cuando no tienes una solución trazada.

<< Tú la amas>> aún recuerdoclaramente como lo dijo y su voz rota al decirlo.

Pero... ¿Cómo saberlo? Comouno puede saber si lo que tú creías que era un cariño de hermanos, en verdad resultabaser amor de pareja pero oculta. Y si todo ese cariño que le fui dando a Delly,no era cariño, sino amor? ¿Cómo saberlo?

Cansado de pensar me levantotorpemente. Camino hacia la ducha y pongo el agua tibia. No miro mi reflejo. Medeshago de mis ropas y me meto bajo el chorro de agua. Me siento muy cansadocomo para estar de pie, entonces me siento, apoyando la espalda en la fríapared. No sé qué día es hoy. Es difícil saberlo cuando no vas a algún lado ysolo duermes. Antes era yo el que cuidaba de Haymitch y le mandaba su comida.Ahora es al revés.

 

Salgo de la ducha cuando meentra frío a pesar del agua tibia. Me siento en la ventana, una vez ya cambiadode nuevo con mi pijama. Aspiro fuertemente el frío viento.

Un sinsajo se para en elborde la ventana. Me quedo quieto para no asustarlo. Mueve su pequeña cabecitaa ambos lados y da un silbido, camina hacia todos lados, mirando hacia dentrode la casa. Esta buscando a Katniss... Esta esperando que ella cante paraescucharla y luego repetirlo.

-No está, pierdes tu tiempo- esperaba que seasuste y salga volando al oír mi voz, pero hace todo lo contrario, se posa enmi mano y se queda ahí. La puerta se abre y el sinsajo vuela. Entra un limpio yarropado Haymitch. Por un momento veo la imagen de mi padre en él, pero tanrápido como llego la ilusión, igual se va...

-Que bueno que estas bañado, pero
en pijama?Son las cinco de la tarde, chico. No son horas para que estés así. Anda, sube ycámbiate.

-Por gusto...-digo desganado.

-Vamos a salir, es mejor que te abrigues unpoco. Le digo con la mirada, que no tengo ganas. Pero él me hace una seña paraque suba. Con él es imposible pelear. Llego a mi habitación con un humor deperros. Me pongo una camisa celeste dejando sin abotonar los dos primerosbotones, encima me pongo una casaca marrón vieja, y una chalina que Effie meregalo hace tiempo. Termino de ponerme el pantalón y los zapatos y bajo sin ánimos.

-¿Donde vamos? -preguntocuando pasamos cinco minutos caminando sin rumbo.

-Bueno, a partir de aquí,ponte esto- me pasa una tela negra.

-¿Qué es esto?

-Tápate lo ojos- sin esperara que conteste, él ya me esta vendando. Pone sus ásperas manos en mis hombros yme guía. No sé cuanto caminamos, solo me dejo llevar. Me siento muy cansadocomo para decirle algo.

-Derecha... ahora gira...ahora, cuidado con la cabeza.

-Auch...-me golpeo la frente fuertemente conalgo duro y frío, parecido a un metal o fierro.

-Eso consigues por no hacermecaso.

Camino robándome la frente ycon ganas de regresar al calor de mi cama.

-listo, abre los ojos-susurra. Me quito la venda, sin mucha paciencia y me deja sorprendido lo queveo. Estoy en la parte de atrás fuera de la casa de Delly, donde se ponen losbotes de basura. En frente mío, hay una pequeña y vieja ventana donde puedoverla.

-Mírala...-susurra Haymitch detrásde mí.

Ha dejado su cabello rubiosuelto con una vincha delgada dorada, trae un vestido rosa pálido, que le llegaa mitad del muslo, con una pantys negras. Esta sentada en un armchair, leyendoun libro. Se ve muy relajada, de vez en cuando frunce el ceño o da una ligerasonrisa. Eso me hace reír porque lo mismo hago yo cuando leo algún libro que meha regalado. Hay muchas cosas en las que nos parecemos. Perdería la cuenta silas contara todas.

-¿Qué sientes en estemomento?- susurra.

La miro fijamente, tratandode buscar algún sentimiento pero solo encuentro confusión y me empiezo a ponernervioso. No aguanto más esta presión y esta angustia y salgo corriendo. Pasola tarde encerrado. Caminando de una lado a otro. No logro entender porqueHaymitch me ha llevado ahí. Que pretendía? Confundirme más?

 

Las horas se pasan volando ycuando veo por la ventana, ya es de noche. Abro un poco la ventana, suficientepara que entre una delgada brisa, y sin congelarme. Agotado de las emociones dehoy, me tiro en la cama, sin retirar las sabanas.

Por un momento, miimaginación fluye en mis sueños, y estamos nosotros dos. En la panadería. Unoal lado de otro, atendiendo la caja. Delly y yo. Ambos hablamos de lo que sea ynos gastamos bromas infantiles junto con nuestros compañeros de la cocina y losmeseros. De una momento a otro ya no estamos en la panadería, sino en mi cama,ambos besándonos. No, no nos estamos besando. Nos devoramos mutuamente.Nuestros cuerpos calientes se frotan entre si y nuestros jadeos y gemidosinundan la estancia. Pero de repente todo cambia.

Sus toques que me da ya no sontocamientos bruscos, sino caricias, caricias dulces y delicadas. Su olor ya noera de perfume. Su piel ya no era blanca y pálida como la mía, sino oliva. Sucabello ya no era rubio, ahora era castaño oscuro y en ondas. Alce la vista yno era Delly a la que estaba besando su abdomen, era Katniss.. Su abdomen ahoraestaba hinchado, y no le estaba besando el abdomen con pasión. Estaba besandosu pancita con ternura y amor.

Una sensación en el pecho ibacreciendo, y me sentía el hombre más feliz que pudiera existir. Estaba conKatniss y mi hijo.

Y sabia que ya nada me podíafaltar...

--------------

sé que muchas me están odiando pero bueeno, yo también me odiaria jajaja y les aviso que ya estamos por el final de esta historia. sip, así como suena. Ya-Se-Acerca-EL- Final.

-nada...-susurro, sin alzarla vista de mi sopa con verduras.

-¿Qué? -pregunta confundido,alzando una ceja.

-Ayer. No sentí nada...cuando vi a Delly, me refiero.-confieso sin poder mirarlo.

Él se queda en silencio y elúnico sonido que escucho es de la cuchara chocar con el cuenco. Alzó la vistasorprendido. Esperaba que se impresionara, o incluso que me recriminara porhaber hecho todo esto por gusto. Pero no, no hizo nada. Me quede mirándolo porun buen rato, frunciendo el ceño, sin entender.

-Apura, que se enfría- meanima señalando mi sopa con su cuchara.

-¿Has escuchado al menos algode lo que te he dicho?- le pregunto ofendido.

-Si, he escuchado.

-Entonces?

-No me sorprende- lo dicecomo si le valiera.- Ya lo sabia.- lo miro pidiendo una explicación, elsuspira, se recuesta más en la silla y continua: -Mira, si en verdad sintierasalgo por esa rubia, no hubieras estado llorando y lamentándote como niñita enapuros, por la confusión de tus sentimientos. No te hubieras encerrado en tuhabitación, hubieras ido todos los días a trabajar para encontrártela. Incluso,hubieras estado más tranquilo de no tener a Katniss cerca, para que pudieraszafar a ese tal Jackson de "tu amada"-decía haciendo comillas en elaire y como si fuera lo más obvio posible- Pero noo, no hiciste nada de eso.Nada. Y sabes que? Tu no te has deprimido por la confusión...-lo miro sinentender- Te has deprimido por Katniss. Porque se ha ido con tu bebé.

Me quedo pasmado, entendiendotodo.

Nunca ame a Delly... gracias a mi sueño losupe. Supe que lo máximo, lo máximo que pudiera sentir por ella, seria unaatracción carnal. Pero con Katniss era diferente; con ella... para ella yo todolo hacia con amor.

-Dime, qué quieres ahora?-preguntó recostando los codos en la mesa.

 

-Solo quiero irme. No aguantomás.

-Pues vete... Anda.Recupérala.

* * *

Del distrito uno al distritocuatro se llega más lento de lo que creí, pero claro, no tanto como del doce aluno. Es media noche cuando salgo de la estación del tren. Me hospedo en el mismohotel. Espero hasta la mañana para buscarla pero no puedo. Me ducho, paracalmar mis nervios. Mientras estoy bajo el chorro de agua fría, pienso en quédecirle. En cómo pedirle que me perdone.

Tengo que recuperarla. Solode eso estoy seguro.

Las calles están vacías ysolo están alumbradas por la tenue luz amarilla de los faroles. Dicen que denoche, la brisa del mar es más fría que nunca. Y vaya que lo es. Estaba tanapurado en ir a buscarla que olvide traer mi casaca. La piel se me pone degallina por solo traer una camisa ligera y bueno, también por los nervios y laansiedad.

Cuando veo la casa de lamadre de Katniss, me sudan las manos. En la habitación de arriba, detrás de lascortinas, se ve una pequeña lampara prendida. Seguro ahí duerme Katniss. Siempretuvo problemas para dormir, y me dan ganas de golpearme por saber que ahora soyyo el responsable.

Toco la puerta dos veces.

Nada.

Cuando estoy por dar latercera, se abre. Es la señora Everdeen quien me recibe, y al ver quien soy,frunce el ceño y da un paso a mí. No me impresiono mucho al recibir el golpe desu palma en mi mejilla.

-Perdón, pero tenia quehacerlo- me dice desviando la mirada y frunciendo el ceño.

-No importa. Me lo merecía
-digosincero.

-Pensé que nunca vendrías.Pero mírate, aquí estas. Con ojeras y delgado- hace una larga pausa y luegorespira hondo y dice- Le has hecho daño. Nunca la había visto así
tan
destrozada, avergonzada. Espero que nunca más le hagas tanto daño cómo ahora.

-de ninguna manera. Hacerledaño es lo que menos quiero. He venido para pedirle perdón. Por favor
déjemepasar.

Ella se hace a un lado.

-Tendrás suerte si lograperdonarte. Esta arriba, la segunda habitación de la izquierda.

Subo con cuidado de hacer elmenor ruido posible, pero mi pierna no ayuda mucho.

Entre abro la puerta y mi corazónpalpita desesperadamente cuando la veo. Sentada en una mecedora, tejiendo algode lana rosado pálido. Esperaba oírla tararear alguna nana pero solo haysilencio. Un triste silencio.

Ella al percatar mi presencia,niega ligeramente con la cabeza y gracias a la tenue luz de su lámpara veo comose le empañan los ojos. Se me rompe el corazón verla así.

-Katniss
- susurro entrando.Cierro la puerta detrás de mí.

-No, no, vete-dice en unsusurro casi audible.

-Kat, por favor

-No me llames así.-dice conla voz cortada.

Me quedo estático, con laespalda pegada a la puerta y ella como a cinco pasos de mí.

Ella se para, me mirafijamente y puedo notar como le tiembla el labio inferior.

Luego, pasa algo que no me esperaba.

Ella se deja caer de rodillasy tapa su rostro con el pulgar e índice en el puente de la nariz. Llora con talsentimiento que parece que lo hubiera estado aguantando y por fin a explotado.

Yo salgo de mi aturdimiento yme agacho a ella.

Ella tiembla cuando le pongouna mano en la espalda y eso hace que sienta un dolor en el pecho. Verla así
tan débil, tan delicada, me hace sentir un miserable. Solloza fuertemente y mehace abrazarla. Ella golpea mi pecho con sus puños, pero sus golpes son débiles,y no hace más que quiera abrazarla más fuerte. No voy a dejarla, no de nuevo.Puede golpearme, gritarme, rogarme que me largue, pero no lo haré. Y Si lohago, no lo haré verdaderamente; estaré cerca, donde pueda cuidarla.

 

-Sshh tranquila- susurro abrazándola.Ella sigue tratando de apartarme pero luego, se cansa y se deja mecer.

No sé cuánto tiempo pasamosasí, solo sé que me siento completo al tenerla entre mis brazos, protegiéndola.Cuando siento su respiración más calmada, sé que ha dejado de llorar.

Jalo una manta de la cama, ynos tapo a los dos. Yo apoyo mi espalda en el lado de la cama y ella se recuestaen mi pecho, con las piernas un poco recogidas. Quisiera saber que estapensando.

Deben de ser las tres ocuatro de la madrugada, y no e pegado ojo en ningun momento y sé que ellatampoco lo ha hecho. Me la paso embelesado observándola y acariciando sucabello.

-Kat -la llamo, llevandouna mano a su mejilla, para que me mire. Ella se deja acariciar e inclina sucabeza para sentir más mi mano. El corazón se me hincha con el solo saber queme extrañaba.

-No sabes...cuánto...-dice entre lágrimas pero la interrumpo.

-Sshh. Antes que nada... -lasiento en la cama y yo me siento de cuclillas frene a ella, para estar a sualtura- Soy un idiota ¿si? Soy un tarado y un completo imbecil por haber dejadoque te vayas. Lo acepto... y no tienes ni idea de lo mal y arrepentido que mesiento por haber causado esto. Pero ahora, sé con toda la seguridad posible quete necesito, que no puedo respirar un aire donde tú no estés. -respiro hondo- Yque... te amo Katniss. Te amo y eso nunca cambiará. -tomo sus manos entre lasmías- Hemos pasado juntos momentos terribles, pero también hemos compartidomomentos dignos de recordar toda la vida. Y estoy dispuesto a darte másrecuerdos hermosos que seria pecado olvidar.-tomo su rostro delicadamente entremis manos- Por que te amo, te amo en cuerpo y alma, y ahora mi amor por ti esmás por tener a ese hermoso bebé que llevas en el vientre.

-¿de
de verdad piensas eso?-pregunta insegura tartamudeando.

-Si, Katniss. Y no quiero quedudes de esto, de lo que siento- arrastro su delicada mano a mi pecho, dondeesta mi corazón.

-¿me amas? ¿De verdad?- y ahíesta. De nuevo, el mismo tono de desesperación por saber la respuesta.

-Y te lo vuelvo a repetir,Kat. Te amo ¿si? Te amo y no puedo sentir nada más que amor por ti.- mis labiosse acercan involuntarios a los suyos, pero me contengo para no besarla.- ¿ytú...? ¿Tú me amas?

La miro esperanzado y ellaasiente ansiosamente con la cabeza, mordiendo sus labios. Limpio sus lágrimascon mi pulgar, y sonrío.

-Y quiero compartir mi vidacontigo como una familia, una familia donde cuando yo vuelva de trabajar, teencuentre haciendo la cena y en un brazo cargando a nuestro pequeño o pequeña. Peropara eso... -hinco una rodilla en el suelo. Tomo todo el valor que tengo y sacodel bolsillo la sortija que compre en el distrito uno- Katniss Everdeen, elamor de mi vida... ¿aceptas ser mi esposa?


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y aquí esta el gran momento *suenan fuegos artificiales*. Antes que todo, muchas gracias a las que comentaron en el capitulo anterior. me ayuda mucho leerlo para que en cierto modo pueda inspirarme y no crea que las estoy aburriendo o lo estoy haciendo mal. Me da una cierta pena terminar esa historia porque uuff he puesto bastante trabajo en ella, pero bueno, como toda en esta vida, tiene que terminar. Quería decirles que estoy escribiendo otra historia, pero no tiene nada que ver con THG, sino es una historia heemm cómo decirlo ¿particular? no sé jajaja

 

Regresando a la historia, no sé si escribirle un epilogo o algo, ya tengo unas ideas pero no sé me falta ponerlo en orden y todo eso. Espero que les haya gustado el capitulo. Bye, nos leemos luego. <3

Pov Katniss.

Acaricie mi vientre por encima del vestido, mirándome alespejo. Ya llevaba siete meses de embarazo. No podía creerlo. Aquí estaba yo.Katniss Everdeen a punto de casarse con el amor de su vida y nada más y nadamenos que... embarazada. Increíble.

-¿nerviosa?- me dijo Johanna, detrás de mí mirándome por elreflejo del espejo.

-Aterrada- admití. Me dio una sonrisa tranquilizadora yacomodo mi peinado. Ya no traía mi trenza habitual, sino un gran moño. Un mechónde cabello en ondas caí al lado de mi rostro. Octavia y Flavius me habíanpedido casi de rodillas maquillarme en este día. Cómo podía decirles que no.Gracias a Dios me hicieron caso cuando les dije que me maquillen lo más naturalposible. Ahora ellos, a igual que todos, estaban esperándome, sentados en laiglesia.

Entro la indicadora, una chica joven de cabello negro ylacio; ella también traía un vestido, era sin mangas, ni tiritas y por encimade la rodilla y de color perla.

-Señorita, ya debe salir- me dijo, haciendo una seña haciala puerta. Traía un aparatito en la oreja y de este salía un micrófono pequeño.Seguro lo usaba para comunicarse con los guardias y demás. Si, había guardias.Me había obligado a ponerlos porque la prensa quería intrometerse. Eso me traíamalos recuerdos. Recuerdos como cuando éramos las marionetas de Snow. Trato de desecharesos pensamientos lo más rápido posible. Miro a Johanna, mi dama de honor. Ellame da un abrazo y sale por la gran puerta, ya que ella debe salir primero. Unbrazo se enrolla en el mío. No necesito voltear para saber quien es. EsHaymitch.

-Tu gran día, preciosa. Suspiro y asiento, pegándome un pocoa él.

Haymitch es lo más parecido que tengo a un padre, por lo queél me llevará al altar.

Pasa el minuto que teníamos que esperar. Ya es hora. Esnuestro turno. Mi respiración se agita y siento los nervios subirme por todo elcuerpo. Haymitch nota que estoy híper ventilando. Me mira a los ojos fijamentey me toma de los hombros, para que lo mire.

-Sabes que nunca te merecerás a ese chico -eso no ayuda. Estoypor replicarle, pero sé que es cierto- Y por eso mismo, no solo quiero que lohagas feliz, sino que tú seas feliz. Porque tu felicidad, es la de él. Y quecuando piensen... que su amor esta desmoronándose, recuerden todas las cosasque los hicieron amarse ¿si? -asiento con las lágrimas a punto de estallar- Nollores, preciosa. -me abraza- Les deseo lo mejor del mundo, ahora con ese nuevobebé. Se lo merecen.

Me pone el velo sobre el rostro. Las grandes puertas seabren, dándome el camino al altar, por una larga alfombra roja. Todas lasmiradas se giran hacia mí, pero yo solo me fijo en una. En la de Peeta.

* * *

-hey tu rubia, pásameel puré- dice Johanna a Delly. Yo río al ver la cara intimidada de la amiga dePeeta.

 

-Chico, Preciosa -se nos acerca Haymitch y nos abrazaefusivamente, como casi nunca hace-Por fin se me casaron. -bromea.

-Cuidado que me lo aplastas- bromea Peeta sobre migigantesco vientre.

Los tres reímos. Luego viene mi madre, dándonos su bendicióny un regalo. A mi madre, le sigue Annie, el viejo Beetee, Johanna, Delly ymuchos más. Para la ceremonia si hemos invitado a todos. A todo el distrito y aquienes hayan querido venir de otros distritos. Todos disfrutan de la comida yde la música. Bromean y ríen, cuando comenzamos a contar nuestras anécdotas porun micrófono. Una idea de no sé quién. Varios niños, algunos huérfanos y otrosno, se me acercan para ver mi vientre y preguntarme si quiero un niño o unaniña, o como lo voy a llamar. Varios rostros los reconozco y me alegra saberque han sobrevivido. Peeta se acerca y les regala cupcakes.

* * *

Me llevo la gran sorpresa cuando encuentro un camino develas, desde la sala hasta perdiéndose por las escaleras. Debe ser media noche.Todos ya se han ido a sus casas y solo quedamos Peeta y yo. Mi corazón sehincha ante lo esperado.

-No me digas que tu planeaste esto- digo sonriendo,señalando las pequeñas velas esparcidas.

-¿Me creerías si digo que no?

Ambos reímos.

-Hey, mira. Una nota... -la coge y la lee en silencio.

-¿y qué dice? -pregunto curiosa al notar su sonrojo.

-Ehmm... no nada.

Doy un pequeño gritito cuando me carga en brazos.

-Peeta... Peeta, no.... ay Dios... No es mi culpa si terompes los brazos.

Estoy en brazos de Peeta, subiendo las escaleras. Llegamos ala habitación. Mi corazón palpita al darme cuenta que ahora es "Nuestrahabitación"

Se posiciona detrás mío -Por fin solos...-susurra en micuello.

-Si... estoy agotada- gimo cuando besa el lóbulo de mi orejaderecha.

-¿mucho? -Actúo que lo pienso- hmm... no. La verdad es queno.

Envuelvo mis brazos en su cuello y dejo que bese la longitudde mi cuello. Me guió delicadamente al borde de la cama y él se sentó a mispies, la corbata estaba suelta y los tres primeros botones de su camisa estabandesabotonados. Lo mire a los ojos y en ellos pude ver un brillo diferente, creoque nunca había visto sus ojos así. Tan oscuros y con un gran brillo. Él se empezóacercar poco a poco a mí, hasta que junto su frente con la mía. Su mano se dirigióa mi mejilla, acariciándola. La textura de su mano era inigualable, erancalidas, suaves, pero también se sentían fuertes. Nos empezamos a besar,primero lento para luego tornar un ritmo más como si quisiera marca elterritorio de mis labios como suyo. Y lo era.

-quiero que sepas que... -se detuvo al sentir mis manosdebajo de su camisa recorriendo su fuerte pecho. Dio un jadeo. - esta noche teamare, a igual como en todas las noches- dijo en un susurro.

* * *

Ambos desnudos. Bajo las sabanas, yo descansaba en su pecho,tanto como mi abultado vientre me lo permitía. La ventana estaba semi-abierta.Ya había acabado el invierno. Hoy oficialmente comenzaba la primavera, aunqueya había comenzado a hacer calor desde hace días. Aspire el delicioso aroma dePeeta, mezclado con sudor y su olor natural a canela. Entrelace mis piernas conlas suyas, pero me detuve. Lleve mi mano sigilosamente a mi entrepierna ycuando ka alce, esta chorreando de agua. Tarde unos segundos en darme cuentaque... no era agua. Alarmada moví a Peeta.

 

-Peeta... Peeta, despierta. El bebé...

-Hmm... ¿Se movió?- murmuro adormecido por el sueño, y dandouna sonrisa con los labios.

-No, Peeta... el bebé -lo sacudí como pude- el bebé... va anacer.

A penas lo dije Peeta abrió los ojos de golpe.

-¡¿Que?!

-Rompí aguas- dije riendo de los nervios.

-Pe... Pero aún solo llevas siete meses.

Apreté su manofuertemente cuando tuve la primera contracción.

-Tranquila, amor. Voy a llamar a... a...

-Mi mamá...-dije con un hilo de voz al sentir la segundacontracción.

-Si. si. Eso.

Se levanto de la cama, alcanzo su boxer y se lo puso.Genial. Voy a estar en trabajo de parto y estoy desnuda, y seguro oliendo asexo. Fantástico. Di un grito cuando sentí como si algo se rompiera dentro demí. Estire mi mano a Peeta, quería tenerlo cerca. Pero no alcanzo a verme ysalio. Las contracciones pararon y respire hondamente, tratando detranquilizarme. Aproveche el tiempo para abrocharme el sujetador. Quería aPeeta aquí. ¿Donde demonios había ido?

Justo una contracción volvió cuando mi mamá entro corriendoa mi habitación, sola.

-Hija, dios mío.

-Mamá...-dije, sujetando mi vientre. Me paso un camisón.

-Ven, apóyate en mi. Peeta ya esta en el auto y ya llamo ala clínica.

Pase un brazo por su hombro y bajamos lentamente por lasescaleras, aunque no me apoyaba mucho en ella, ya que estaba vieja. Peeta nosalcanzo a mitad de la sala y me ayudo, en él si me apoye completamente. Élestaba vestido solo con su pantalón y zapatos. Me abrió la puerta del auto y meayudo a acomodarme, mamá se sentó a mi costado. Y Peeta en el asiento delpiloto. Hace unos meses había aprendido a manejar, ya que sabia, que ahora conel bebé y cuando este crezca, íbamos a necesitarlo.

-Respira hija...

Apreté su mano fuertemente.

-Inhala, exhala... Así, muy bien... Inhala...

-Peeta tu no- dije, ya que oía su respiración hasta aquí. Mecauso risa, algo que necesitaba.

Llegamos al hospital, y una enfermera nos recibió ya con unasilla se ruedas. Me condujeron a mí y a Peeta hasta la sala de parto, a mamá ledijeron que tenía que esperar. Me inyectaron no sé qué cosa en la espalda y medieron un camisón blanco adecuado, a igual que a Peeta, pero a él en celeste,con gorro y tapaboca.

* * *

Escuchar su llanto. Con solo escucharlo, sentí como tododesaparecía y solo estábamos Peeta y el llanto de nuestro bebé.

-Es una niña- dijo el doctor alegremente. Peeta saco denuestra mochila (que ya teníamos preparada hace meses) una manta rosa pálido.En la mochila también traíamos una mantita azul pálido por si nacía un niño.

Él doctor la envolvió y me la alcanzó.

Peeta se deshizo del tapaboca.

La sujete con ambos brazos, como si fuera lo más frágil delmundo, y la pegué a mi pecho. Peeta la destapo un poco, para ver bien surostro. Estaba con los ojos cerrados y movía sus pequeñas manitos. Ambos laadmirábamos. Mire a Peeta, con lagrimas en los ojos, y no me sorprendí cuandovi que él estaba igual que yo. Me sonrió, y yo a él. No dijimos nada, soloescuchábamos nuestras respiraciones un poco agitadas.

Una enfermera se nos acerco.

-Tenemos que limpiarla, señora Mellark. Pronto se ladevolveremos; no tardaremos, se lo prometo.

 

Con el dolor de mi corazón, se la entregué.

Los dedos de Peeta acariciaron mi cabello.

-es hermosa
- susurro.

-¿cómo no va a hacerlo, si se parece a ti?- me dijo,besándome la coronilla.

-Peeta...

-¿si? -ya se habia quitado el gorro de hospital que leobligaron a ponerse.

-¿seré una buena madre?- pregunte con timidez.

Atrapo mi mentón con su pulgar e índice, y me obligo amirarlo.

-La mejor de todas.

Se acerco a mí, y atrapo mis labios en los suyos. Lleve unamano a su mejilla y otra a su nuca, para pegarlo más a mí.

Fuimos interrumpidos por el sonido de la puerta. Entraron mimadre, Johanna, Annie y Delly y su novio Jackson.

Johanna estaba vestida con unos mini shorts, camiseta sinmangas y holgada, encima una bata y unas pantuflas. Traía tres globos de helioque decían "It's a girl!"

-Joder, Katniss. Cómo se te ocurre dar a luz HOY?! Y en lamadrugada?! -dijo Johanna con los ojos como platos. Yo rodeé los ojos y Peeta rió-Suerte que ya tenia comprado estos -señalo los globos.

Todos nos unimos a las risas de Peeta.

-Felicidades, Peeta- lo abrazo mi madre.

Delly solo me saludo con una sonrisa tímida, y yo la saludecon un movimiento de mano flojo. Annie nos felicito a ambos, con un abrazo deoso. Era pequeña, pero fuerte.

Entro la enfermera, con la bebé en una pequeña cuna conruedas del hospital. Nos la entrego y la habitación se lleno de halagos.

* * *

El sonido de la puerta de nuestra habitación nos interrumpía.

Peeta gruño y siguió besando mi cuello. Enterré mis dedos ensu cabello para que siga y reprimí un gritito cuando volvió a entrar en mí,fuertemente.

Volvieron a tocar la puerta.

-No vallas
ya se cansará -dije con la respiración agitada,cuando sentí que se separaba de mí.

-Sabes que no se cansará- rió.

Solté un suspiro cansado y luego reí.

Una vez ya vestidos, abrí la cortina, la ventana y acomodéun poco las sabanas, mientras Peeta le abría la puerta.

Entro como un torbellino -Hola papi, hola mami- saludo enuna exhalación y salto a la cama, con su oso de peluche en un brazo.

-Buenos días, cariño- saludo Peeta cargándola en su hombro.Ella reía gritando que la bajara.

Cinco años.

Habían pasado cinco años desde que nació nuestra hija.

Peeta era un papá choco, la consentía en todo. Ella queríaalgo, y Peeta corría a traérselo. Definitivamente, estábamos criando a unaconsentida y caprichosa. Y Peeta no era el único, también estaba mi madre, quele tejía tal cantidad de abrigos, chalinas, calcetas, gorros y cualquier cosaque pudiera tejer. Y aunque es difícil de creer, también estaba Haymitch. Paraél, mi hija era su favorita y única nieta.

Luego de saludarla, besando su frente y peinando sucabello castaño en una cola de caballo, fui al baño.

Saque del pequeño cajón, mi calendario.

Tres semanas. Tenia un retraso de tres semanas.

Me mordí los labios.

No podía ser. Yo era un reloj. Un relojito. Pertenecía algrupo de chicas que no se adelantan, ni atrasan.

Nerviosa tome la prueba de embarazo.

Solo puedo decir, que fueron los cinco minutos más largos demi vida. Estaba entre ansiosa, temerosa, y esperanzada.

-¿Kat?- escuche a Peeta un poco preocupado, al otro lado dela puerta.

-¿estash bien, mami?- intervino mi hija.

Abrí la puerta lentamente, escondiendo la prueba detrás demí.

Peeta estaba sentado en la cama y con nuestra hija sentadaen su regazo.

-Creo
creo que vas a tener un hermanito, hija.-susurre conlagrimas en los ojos.

Peeta abrió los ojos como platos.

-Si. Si, Peeta. Ahora si estoy segura.- dije antes que se mecorte la voz.

Él corrió hacia mí, para atraparme en sus brazos.

Habíamos estado quedar embarazados desde hace tres años.Pero nunca resultaba. Y ahora, cuando ya habíamos perdido las esperanzas, lolográbamos sin querer.

Llore en su pecho. Me agache un poco para cargar a mi hijaen un brazo, y nos abrazamos los tres.

Éramos una familia. Por fin, una familia. Y no podía estarmás feliz.


FIN


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Hola, lectoras!

muchas gracias a todas quienes siguieron esta historia y no la dejaron, gracias por comentar, poner en sus favoritos. Comenten que les pareció!

Decisiones - Potterfics, tu versión de la historia

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Voy corriendo porla acera, al salir no me molesté en sacar el paraguas o ponerme más abrigo, nome importa nada. Solo quiero estar conmi mejor amigo, necesito

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2024-09-19

 

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