Draco Malfoy odiaba a Harry Potter.
No era ningúnsecreto, todo el mundo en Hogwarts lo sabía, igual que sabían también que laaversión era mutua. Era una constante en la vida en el castillo, rutinaria yesperada como la clase monótona del profesor Binns, o los gruñidosincomprensibles de Filch. Si por casualidad se oía por algún pasillo olvidadosus voces airadas, los niños de primero y segundo sabían que en caso deescuchar el inicio de la retahíla de insultos de Malfoy había que buscar otrocamino para llegar a clase antes de que Potter comenzara a lanzar conjuros.
Pero lo que nadieexcepto Draco sabía, era lo fuerte que podía llegar a ser esesentimiento. A veces le costaba conciliar el sueño por su causa.
Cuando todos suscompañeros de habitación ya se habían dormido él permanecía despierto y Potterera el protagonista absoluto de esas horas de vigilia. Con los ronquidos deCrabbe y Goyle como telón de fondo se dedicaba a imaginar toda clase de formasde fastidiarle. Inventaba nuevos insultos para soltarle la próxima vez que secruzaran en un pasillo, preparaba comentarios hirientes con los que lohumillaría durante la clase de pociones, maquinaba jugarretas que si salíanbien terminarían con Potter en el despacho de Filch o de alguno de losprofesores.
A veces se leocurría algo realmente brillante y entonces se quedaba dormido satisfecho, conuna sonrisa en los labios, anticipando el éxito de su plan. Aunque después, confrecuencia, venía el viejo caduco y hacía que Potter se fuera de rositas.
El año que DoloresUmbridge llegó al colegio él fue feliz.
Para aquelentonces Draco odiaba a su némesis más que nunca. Una de las razones era lasospecha de que aunque sin duda Potter también lo detestaba no ponía en latarea ni la mitad del esfuerzo y el entusiasmo que él mismo desplegaba, lo quesin duda le situaba en desventaja. La segunda razón era cierta Ravenclawfacilona y de rasgos orientales. A ella también la odiaba, aunque de otramanera.
¡Qué feliz año! Losinsultos afloraban solos, tan bien ligados y tan hirientes, un talento digno dealabanza que en cambio no consiguió nada, nada más que la vida y la guerra lepasaran encima. Aún después de que todo terminara siente que algo le falta,cuando se queda solo en la mansión, tendido en su cama y observando el techosin mirarlo realmente, le gusta imaginar que está eh Hogwarts, que Crabbe noestá muerto y que al día siguiente verá a Potter cabizbajo y patoso deambularpor el castillo. A veces, cuando está realmente inspirado, tiene una fantasíasecreta. Se imagina a Potter estrechando su mano, aceptando su amistad, seimagina que hubieran podido martirizar a los demás conjuntamente, que podríanhaber jugado al Quidditch juntos y casi ni le hubiera importado perder elpuesto de buscador, que hubieran podido desafiar las reglas juntos, inventarinsultos y hechizos desagradables que lanzar a los pequeñajos de primero. Recetas faciles y rápidas
Que tal vezpodrían haber hecho cosas que no se pueden mencionar en voz alta, que haríanque todos sus antepasados se revolcaran en sus tumbas por estar haciéndolo conun sangre sucia (termino que no utilizaría, al menos enfrente de él). Cuando sepone a imaginarlo con detalle, sus manos donde más las quiere, su cabello negropegado a su cara con sudor, y el olor de su cuello, termina limpiándose la manoque Harry Potter nunca estrechó con las finas sábanas de la mansión.
Sí, Draco Malfoyodiaba a Harry Potter. Lo odiaba casi desde el principio, cuando le tendió lamano para ofrecerle su amistad y él hizo algo impensable, algo que nadie habíahecho nunca: Le rechazó.
Y por si eso nofuera bastante humillante, eligió a Ron Weasley en su lugar.
De eso hacía muchotiempo. Seguramente ya nadie lo recordaba. Nadie, excepto él. Porque a veces,en la intimidad de sus sábanas, llamaba a Potter estúpido por haber rechazadosu mano tendida y jugaba a imaginar cómo habrían cambiado sus vidas si en lugarde irse con el pelirrojo hubiera aceptado su oferta.
De madrugada yagotado, cuando sentía que el odio se metamorfoseaba en algo más, algo para locual no tenía insultos ni sarcasmo, cerraba los ojos y se esforzaba en dormir.Mañana sería otro día para recordar Hogwarts y cuanto odiaba a Harry Potter.
Draco Malfoy odiaba a Harry Potter - Fanfics de Harry Potter
No era ningúnsecreto, todo el mundo en Hogwarts lo sabía, igual que sabían también que laaversión era mutua. Era una constante en la vida en el castillo,
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2023-02-27
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