Debería ser incierto aquello a lo que se estaba enfrentando. La navidad era un tiempo de amor, alegría y prosperidad. La nieve adornaba los tejados y las copas de los árboles. Las grandes cristaleras estaban llenas de suaves escarchas y el césped estaba cubierto de una capa gruesa blanca, que se asemejaba a la nata montada.
Ginny estaba sentada en el sofá mullido y viejo de la sala común. Sus pies, estaban cubiertos por unos calcetines gruesos. Abrió el libro, perdiéndose entre las letras.
El árbol del deseo: Nunca se conoció su procedencia, ni tampoco como nació. Se cuenta la leyenda que un antiguo hechicero muy poderoso, que viajaba por el mundo, encontró a una hermosa mujer bajo aquel árbol maltrecho, sin hojas y totalmente apagado. Por algún motivo su corazón palpito, tan fuerte y con un ritmo tan acelerado, que aquella mujer notó su presencia y quedo prendida del mago. A pesar de la poca belleza del árbol, él lo bautizó como el árbol del deseo, pues había encontrado todo lo que había buscado durante toda su vida.
Algún hechizo, totalmente indetectable para la magia actual, hizo que aquel árbol perdurara entre los siglos y que solo apareciese en épocas de cambio, deseos y buenos propósitos. El poder del árbol no es más que cumplir aquello que tanto deseas.
Subrayo aquel párrafo con una pluma, para no perder de vista aquello. Había leído aquello mil veces en todos los libros de la biblioteca, pero ninguno mostraba más allá. ¿Qué poder podía llegar a desempeñar aquel árbol? Continuó leyendo, sin encontrar algo de verdadera utilidad que no fuese un mero mito. Necesitaba saber como se utilizaba el árbol. Desesperada terminó de pasar las páginas y dejo caer la gruesa contraportada sobre las hojas. El tiempo corría en su contra y no podía contar con la ayuda de nadie.
Ella sería quien traicionaría a Harry Potter, el único que podía derrotar al ser más inmundo y despreciable del mundo mágico, Lord Voldemort. Nuevamente se encontraba entre las manos de aquel malogrado hombre. Tiró el viejo tomo al suelo, haciendo un ruido seco y que resonó en la sala vacía. Era navidad. Debía disfrutar de la compañía de sus amigos y no estar encerrada en la torre buscando como funcionaba un ridículo árbol.
Todos sus pensamientos se vieron interrumpidos por la tos de alguien. Bajo el arco aparecieron Harry y Hermione, con sus rostros inundados de preocupación. No le gustaba cuando el moreno tenía aquella expresión de tristeza en sus rostro, pues sus ojos perdían el brillo de felicidad que caracterizaba aquellos ojos verdes. El remordimiento carcomía su interior, culpándola de que él fuese infeliz.
-Últimamente estás muy ausente. ¿Qué pasa Ginny? Estamos preocupado por ti.-comentó la castaña.-Si nos cuenta que está ocurriendo, tal vez podamos ayudarte. No hay nada que se nos resista y menos si es para nuestra pelirroja preferida.
-No pasa nada. Es más no deberían preocuparse por mi, simplemente tengo curiosidad y estoy haciendo una investigación.-le explicó tranquilamente.-Se que es navidad, pero es bastante importante. A veces hay prioridades en la vida y esta es una de ellas.
-Si nos cuenta podríamos ayudarte a buscar. Seis manos hacen más que dos.-inquirió el chico.-Somos bastante útiles y agilizarías más esa búsqueda que te tiene sin comer.
-No quiero vuestra ayuda. He avanzado mucho y solo necesito algunos datos reales, nada más. Prefiero hacerlo sola.-se levantó.-Me marcho a dormir.
-Ginny
-la llamo antes de que se perdiese por la escaleras.
Hermione se volvió a sentar y vio el viejo libro tirado en el suelo, se agacho a cogerlo y miró con el cejo fruncido a Harry."El libro de los poderes ocultos" Ese titulo se podía leer escrito en letras doradas sobre la piel rojiza de la portada. Abrió y pudo ver la primera página subrayada.
-El árbol del deseo.-releyó las letras subrayadas y levantó la cabeza.-¿Qué es todo esto?
-No lo se. A lo mejor estaba ahí cuando Ginny llego, no tiene que ser de ella.-se encogió de hombros.-Hay mucha gente entrando y saliendo.
-Harry todo el mundo estaba en el comedor y ese libro en medio hubiese estorbado en el paso. ¿No crees que alguien se habría dado cuenta? No se que busca Ginny en esto, pero parece ser que es magia muy antigua.-se levantó.-Voy ha hablar con ella. Que me cuente de una vez que es lo que esta pasando, porque no me trago nada. Ella nunca jugaría con la magia y mucho menos sabiendo que no se sabe sus efectos.
Subió las escaleras, seguido del moreno que se quedo a las puertas de la habitación. La castaña entro, interrumpiendo el silencio sepulcral que se había instalado allí. Tiró el libro a los pies de la cama.
-¿Qué es eso Ginny? ¿Puedes decirme que haces buscando magia tan antigua? ¡Es peligroso!-le advirtió.-¿Qué está pasando? Harry y yo podemos ayudarte.
-¡No! ¡Es imposible que me ayudéis! ¡Será mejor que dejes el tema de lado, olvida lo que has visto y no pasará nada! ¡No quiero ponerte en peligro!-estaba nerviosa y bastante enfadada.-¡Harry ya está en peligro, no quiero que seas la siguiente! ¿Lo entiendes?
-No será nuevo que pongamos en peligro nuestra vida. Es muy sencillo, cuenta que pasa y te ayudaremos.
-----Recuerdo-----
Solo faltaba algunos días para navidad. El trimestre había pasado con bastante rapidez. La mayoría de los alumnos estaban esperando la llegada del expreso para pasar las navidades en su casa, junto a sus familiares y la pelirroja se despedía de Luna Lovegood.
Cuando el viejo tren comenzó a andar una ráfaga de aire frío hizo tiritar a la chica. Se restregó las manos sobre el jersey, intentando dar calor a sus brazos. Se disponía a regresar a Hogwarts y un hombre de rostro deformado, pétreo y níveo la detuvo. Sin decir palabra la tomo del brazo, arrastrándola hacía el interior del espeso bosque.
Las ramas rasgaban la piel de las mejillas de la pelirroja, dejando la sangre surcar por su rostro. En un instante se quedo quieta frente a un árbol demacrado y blanco. Miro hacía su adversario, buscando alguna respuesta.
-No se como funciona.-dijo una voz ronca y apagada.-Necesito respuestas, que tú pequeña traidora me darás. Con el poder de ese árbol podré conseguir a Harry Potter. Tienes hasta el día después de navidad, cuando el sol este en su esplendor.
En ese instante desapareció dejando estupefacta a Ginny.
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Hermione se quedo boquiabierta al escuchar aquel pequeño relato. Podía imaginar como se sentía Ginny ante todo aquello y ella misma sentía frustración.
-Necesito encontrar la manera de manipular ese árbol, de que no le haga nada a Harry. Me sentiría muy culpable si él acabase mal en esta ocasión.-las lágrimas se derramaban por las pecosas mejillas de la pelirroja.-Necesito tu ayuda, pero sin que él se intrometa. Para mi sería muy doloroso ver rencor en sus ojos, me partiría en dos.
-Vamos ha ir a la sección prohibida.
La pelirroja sonrió y la abrazó con mucha efusividad. Se secó las mejillas, que aun permanecía húmedas por su llanto. Salieron y se encontraron de frente con el moreno, que esperaba impaciente a ambas. Se acercó a ellas y Hermione le hizo un gesto a Ginny para que fuese yendo.
La pequeña de los Weasley miro fijamente, unos instantes, a los ojos del moreno y bajando la mirada fue hacia la sala común. Estaba tan impaciente e intranquila, que aquellos minutos en los que su amiga se deshacía de Harry se hicieron eternos. Cuando Hermione bajo la escaleras, se dirigieron hacia la salida. Caminaron por los pasillos, intentando no hacer mucho ruido. Llegaron a las puertas de la sección prohibida, corrieron el pestillo provocando que este chirriase y entraron sin problema alguno.
Hermione tenía claro que debía buscar en la sección de magia antigua, pero no sabía exactamente que era lo que hacía aquel extraño árbol. Esta arrastró a su amiga a través de las estanterías hasta llegar a una que tenía un viejo cartel que ponía "Magia Antigua"
-Será mejor que comencemos por algo sencillo. "La magia de Mileto"-le enseñó un antiquísimo libro, que tenía la portada medio rota.
Ambas comenzaron a buscar en la historia de los libros, sumiéndose entre las letras y perdiendo la noción del tiempo. Los primeros rayos de luz se filtraban entre los ventanales llenos de polvo y telarañas, dando un tono anaranjado a la estancia. Hermione tenía entre sus manos un libro algo extraño y que a ella le parecía algo absurdo, pero continuaba leyendo por simple curiosidad. "Poder más allá de la magia"
Pasaba las páginas hasta que encontró lo que buscaba. Leyó en voz alta para que la pelirroja escuchase aquello.
"El árbol del deseo es el poder mayor encontrado en la historia de la magia. Se conoce que muy pocos pudieron usarlo y se pudo comprobar que todo el poder residía en el interior de la persona. Este árbol no puede ser usado por personas de mal corazón, que solo pretenden hacer daño y que desean obtener poder y venganza. La última persona que pudo despertar el poder del árbol fue Marc Thomas Drew en la navidad de 1879, después de que su mujer muriese por un grave incidente. Consiguió devolver la vida a Marilyne Drew."
Ambas chicas se miraron cómplices, adivinando entre líneas lo que estaba por ocurrir. Voldemort nunca podría acceder a ese poder tan inmenso que escondía en su interior el árbol. Aunque nada había terminado aun. Aun faltaban algunas horas para que dieran las doce
Estaba nerviosa, mientras esperaba en la parada del expreso. Seguramente allí sería donde se presentase y así ocurrió. Todo parecía una patética predicción. Nuevamente los largos dedos la tomaron del brazo, tirando fuertemente de ella. Parecía tener más prisa que la vez anterior. Nuevamente ese paisaje inundaba todo su alrededor y frente a sus ojos el árbol del deseo.
-¿Cómo funciona?
-Es muy sencillo. Solo tienes que desearlo en el fondo de tu corazón.-su voz apenas era audible.-Al parecer su comienzo fue porque un mago se enamoró de una mujer bajo él. Así que está relacionad con el amor.
-Invócalo.-apuntó con su varita a la chica.-¡Ahora!
-¿Qué quieres exactamente?
-Quiero que desees que Harry Potter se entregue, ahora mismo.-apretó la punta de la barita contra su cuello.-¿No querrás morir verdad?
El miedo corría por sus venas y comenzó a pensar en Harry. Quería que estuviese allí, que Voldemort lo matase y todo aquello acabase. Su mente lo deseaba con tanto entusiasmo que se cumplió. Aunque no era eso de lo que se trataba. Ginny podía pensar lo que quisiera, pero su corazón no podía controlarlo. El moreno empuñaba con rabia la barita en su mano.
-¡Suéltala!
-Al fin nos volvemos a ver, Harry Potter.-apuntó con mayor fuerza en la yugular de la chica.-Tú o la chica.
-¡No Harry, confía en mi! ¡Él solo quiere manipularte! ¡Solo debes desearlo con el corazón!
-¡Crucio!
La pelirroja se revolvía de dolor y eso hacía daño a Harry. Ella era su vida, la mujer que quería y siempre iba ha estar en el punto de mira de su peor enemigo. ¿Qué mejor propósito para navidad que amar a alguien que se entrega por ti? ¿Qué mejor deseo de navidad que salvar a la mujer a la que amas?
El dolor se filtraba por su piel, cruzando sus músculos, entumeciéndolos y llegando hasta sus células nerviosas. El deseo de salvarla, de tenerla entre sus brazos y poder protegerla crecía en su corazón. El poder se extendía en su interior, recorriendo toda terminación nerviosa y salió a través de la varita. El extraño hechizo dio de lleno en el pecho del hombre, tirándolo hacia atrás. Aunque Ginny seguía tirada en el suelo, se acercó a ella y la tomo en sus brazos.
-Ese es el poder del árbol, el que tú deseas con tu corazón. Solo el amor puede conjurar algo así.-entonces se desmayó.
El moreno la tomo en bazos, la beso y así cruzo todo el bosque. Cuanto queria a aquella pelirroja. Si aquel era su regalo de navidad que no le hiciesen más durante su vida. Ella era el regalo de su vida.
El árbol del deseo. - Fanfics de Harry Potter
Debería ser incierto aquello a lo que se estaba enfrentando. La navidad era un tiempo de amor, alegría y prosperidad. La nieve adornaba los tejados y las cop
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2024-10-30
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