Aquella noche yo me había quedado en mi oficina, trabajando. No había nadie más y el silencio de la noche solo era roto por mi máquina de escribir.
No había un alma en la calle ni se oían los ruidos acostumbrados, cosa rara en la ciudad. Yo no entendía por qué. De la noche a la mañana todo se había vuelto así, silencioso.
Lo que más deseaba era irme a casa y ver a mi familia. Pero tenía trabajo que terminar y estaba decidido que no me iría hasta terminarlo.
Decidí prender el televisor a blanco y negro que había en mi oficina desde hacía muchos años. Me llevé una gran sorpresa al comprobar que no era posible ver el telediario. Cambié de canal. Nada. Ajusté la antena. Nada. Qué raro, pensé, nunca antes había fallado.
Fue entonces cuando decidí encender la radio. Solo llegué a escuchar unas cuantas palabras antes de que fallara también: ... asesino suelto
Intenté tranquilizarme. Seguramente se trataba del título de un nuevo sencillo, no había razón para alarmarse.
Ya era casi media noche.
Decidí volver a mi máquina de escribir y seguí trabajando.
Doce en punto. Sonó la primera campanada.
Aparté la vista de mi trabajo y volteé hacia la puerta.
Segunda campanada.
Bostecé, cerrando los ojos. No pude ver nada.
Tercera campanada.
Me froté los ojos para mantenerme despierto.
Cuarta campanada.
Respiré profundamente el aire de la noche, sin abrir los ojos.
Quinta campanada.
La luz se apagó. Seguramente era una rata.
Sexta campanada.
Me levanté.
Séptima campanada.
Encendí la luz de nuevo.
Octava campanada.
Mi vista se desvió hacia puerta por segunda vez.
Novena campanada.
Entonces lo vi. Iba armado con un revólver.
Décima campanada.
Me apuntó y oí el disparo.
Onceava campanada.
Caí al suelo, sentía un dolor insoportable en el pecho.
Doceava campanada.
Estaba muerto. El asesino miró los papeles en los que había estado trabajando y empezó a escribir en mi máquina.
Los papeles eran la redacción de una nueva ley. Ahora el asesino la podría cambiar a su antojo.
Nunca debí haber aceptado el empleo.
El asesino. - Fanfics de Harry Potter
Aquella noche yo me había quedado en mi oficina, trabajando. No había nadie más y el silencio de la noche solo era roto por mi máquina de escribir.No habí
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2024-10-03

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