No tenía sentido, nada de lo que ocurría a su alrededor parecía tenerlo, ninguno. Rayos salían despedidos de las varitas, recorriendo a su alrededor cada espacio del castillo, era difícil el definir a donde se dirigían, o si estos chocaban contra el objetivo incorrecto. Piedras caían del techo, provenientes de los rasguños que estos recibían.
No sabía a dónde dirigirse, no recordaba cómo es que había llegado a todo esto. Solo sabía que ahora se encontraba ahí, y que estaba del lado en que sus padres estaban, y que los defendería aun cuando esto no fuera lo correcto. Se ocultóen uno de los libreros alojados en aquel lugar, esperando evitar los hechizos, habían tenido la suerte de quedar atrapados en la gran biblioteca.
-¡Esto ya es ridículo!- grito el chico rubio apartándose del mueble, y lanzando a Goyle a un lado, mientras este se ocultaba detrás. Al mismo instante, un hechizo salió en su dirección fallando por escasos centímetros y siguiendo su trayectoria. Se ocultó de nuevo tras el librero.
-Draco. Tenemos que encontrar a Potter- mencionó Crabbe, como si esto no se le hubiera ocurrido antes.
-¡Crees que no lo sé Crabbe!- grito el Malfoy una vez más. Sacó la varita cuidadosamente de su bolsillo, como si, en un descuido, pudieran quitarla de sus manos. Levantó la varita frente a él, sin tener un objetivo fijo.
Sus manos temblaban a cada paso, no podían seguir ahí, ocultándose de la batalla que inevitablemente se presentaba, y de la que había formado parte. Se arrepentía, se arrepentía de todo ello y de todo por lo que había, y ahora pasaba. Tenía culpa de lo ocurrido y de lo que ocurría pero, ¿qué alternativa quedaba? ¿cómo podía acaso evitarlo?
La voz de Voldemort hizo eco entre las paredes y en cada espacio del castillo, esperaba que alguien le entregara a el elegido, esperaba terminar con aquello de una vez, y que alguno de sus aliados, o quizás no-aliados, le entregaran a Potter. Se apartó del estante, visualizando la puerta frente a ellos, no habría más tiempo que perder.
Se abrió paso entre los magos que lanzaban hechizos al son en que sus brazos se agitaban, evitó tantos de ellos como pudo, e incluso regresó un par mientras seguía su camino. Los libros complicaban el paso, destrozados o caídos de los mismos estantes. Hojas se alojaban en el piso o simplemente flotaban alrededor de la sala.
Llegó a la puerta, y tras breves instantes se hallaban fuera en los pasillos. El caos parecía aun peor en aquella estancia. Rayos verdes y rojos llenaban los corredores, magos y brujas, mortífagos y aurores, aliados y no-aliados, se batían aun a duelo. Figuras de piedra recorrían los corredores y se abalanzaban sobre figuras oscuras de capucha negra, se batían contra cada mortífago a su vista, dirigidos por la profesora Mcgonagall. No sabía qué rumbo tomar.
-Malfoy. ¿Qué es una deduma?- preguntó una voz a sus espaldas. Observó a Crabbe y Goyle detrás de él y a sus espaldas a aquel al que había estado buscando.
Corrió en su dirección casi sin pensarlo, sin preocuparse si habían o no seguido su paso, por ahora eso no importaba, tenía que alcanzarlo y tenía que llevarlo ante el señor oscuro, no tenía alguna otra opción. Se detuvo, frente la alta puerta en el pasillo, la misma le había llevado a la sala de conserjes en más de una ocasión.
Un sonido se presentó en los corredores, tan alto que logró aturdir a cada mago a su paso, y detuvo el duelo por breves instantes. Se llevó las manos a los costados, cubriendo sus oídos de tan estruendoso ruido. Y entonces lo supo, aquello se había tratado de una explosión, una explosión proveniente de aquella guerra, que la habría causado un hechizo o cualquier otro percance de la batalla. Todo sobre Golf
Una densa nube de polvo cubrió todo el lugar, complicando la vista además de la ya perdida audición. Entró a la puerta aun visible para él, para encontrarse con una amplia sala de objetos. Crabbe y Goyle ya se hallaban ahí, y por supuesto, unos pasos más adelante aquel al que buscaba.
-¡Detente Potter!- gritó Draco habiendo entrado a la sala. Harry se hallaba con el brazo estirado y los pies de puntillas, en un intento por alcanzar la diadema de Ravenclaw.
Todo ocurrió muy rápido desde entonces. Cuando esté se volteó sacando de su bolsillo una varita curiosamente familiar, su varita. La misma que había perdido en la mansión, cuando un montón de haraganes encontraron a un Potter desfigurado y a sus amigos, que de alguna forma lograron escapar.
Cuanto se habría ahorrado de no ser por aquel día, sin mencionar el tiempo en que el-que-no-debe-ser-nombrado apareció en el lugar. No, no era tiempo de pensar en ello. Crabbe había lanzado un hechizo a los objetos, los que caían riesgosamente ante el suelo. Cuando Harry los hubo detenido, estaba por lanzar el hechizo otra vez.
Lo detuvo, al igual que lo había hecho tantas otras veces, en general estaba arto de salvar a Crabbe de sí mismo, y de las tonterías que usuaba hacer. Pero bien, las cosas no terminaron ahí.
-¿A quién le importa lo que tú pienses? Yo no sigo tus órdenes, Draco. Tú y tu padre están acabados.-
Buscó una excusa para no atacar a Crabbe en ese instante. Bien, no esperaba que el comentario le molestara a tal grado; pero lo hizo. Todo empeoro, de la nada los amigos de Potter aparecieron en el asuntó, lanzando hechizos más rápido de lo que atinaran. Sacó su varita, aunque en realidad no sabía a dónde apuntar. Sus ojos se fijaron en Harry, quien seguía de espaldas buscando la tiara.
Estuvo por pronunciar el hechizo, cuando Crabbe tropezó contra él, buscando protegerse de un rayo que amenazaba con golpearle. Su varita cayó al suelo, girando hasta ocultarse por debajo de los muebles. Pronto, la varita de Goyle también termino perdida entre el atrio y, cuando menos lo esperaban un montón de criaturas de fuego los seguían por los pasillos.
Perdió rastros de Harry, o de los otros mientras huían del hechizo y de las llamas que se extendían detrás de ellos. Agravándolo, Goyle continuaba aturdido, luego de que uno de los hechizos impactara contra él, por lo que el paso era más lento.
Fue entonces que lo escucho de nuevo, aquel sonido ensordecedor volvió a aparecer, los cimientos parecieron moverse o, ¿acaso había ocurrido?. No lo sabía con certeza, pero todo lo llevo a una sola conclusión, habían de ocultarse, sería la forma de protegerse al menos por ahora. Luego notó lo equivocado que estaba, cuando terminaron bajo un viejo escritorio, destrozado por la misma batalla. Mientras las llamas oscilantes destruían todo a su paso desde cuadros, hasta aquellos objetos y piedras que habían caído de los magos.
Todo parecía llegar a su fin, no había más una salida. Las llamas se habían acercado lo suficiente y sus fríos ojos lo miraban con fiereza. Apartarían el escritorio de ahí, para dar un fin a Draco Malfoy. Aquel que había arriesgado muchas cosas, y no se hallaba más ahí más por ayudar a su familia, no. De alguna manera aquello no era cierto, se hallaba ahí por estar en las filas de Voldemort, por ayudar a los mortífagos a entrar al castillo, al que alguna vez asistió como otro estudiante, y llego a entrar a la casa de Slytherin como el resto de su familia.
Todo parecía perdido, hasta que una figura se hizo tangible en la nube de polvo. ¿Era acaso Potter el de ahí arriba?
El fin de la batalla. Mi fin - Fanfics de Harry Potter
No tenía sentido, nada de lo que ocurría a su alrededor parecía tenerlo, ninguno. Rayos salían despedidos de las varitas, recorriendo a su alrededor cada e
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2023-02-27
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