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El Gran Final
Harry y Ron corrían apresuradamente por los desiertos pasillos del castillo. Debían llegar lo antes posible al despacho de Dumbledore. Quedaban pocos minutos; si no llegaban a tiempo, sería demasiado tarde. Cuando estaban frente a la gárgola que ocultaba la entrada al despacho de Dumbledore, se acordaron de que no sabían la contraseña.
-¿Cómo lo hacemos? Debemos avisar a Dumbledore - dijo Ron.
De repente escucharon una voz atrás de ellos:
- ¿Qué tienen que avisarme?-.
Era el director. Harry, sin rodeos, contestó:
- Profesor, Voldemort tiene capturadas a Ginny y Hermione y piensa matarlas si usted no se presenta ante él antes de medianoche.
- ¿Pero cómo se han enterado?- preguntó Dumbledore.
- Colagusano nos lo dijo antes de morir. Pensó que debía pagarme el favor que le hice cuando iba en tercero - respondió Harry -. Voldemort lo había atacado y, según dijo, tiene que hablar algo muy importante con usted.
Dumbledore se quedó pensando un momento y luego dijo:
- Ron, envía una lechuza a Sirius y dile lo que sucede. Él le avisará a alguien - y agregó -.
Harry, ven conmigo.
Mientras Ron partía a toda prisa a la lechucería, Harry y Dumbledore se dirigían rápidamente a las mazmorras. A lo lejos se escuchaba una voz fría y silbante:
- ¿Asustadas? Ja, luego vendrán a salvarlas sus novios y ese loco amigo de los muggles... - pero no pudo seguir hablando. Harry y Dumbledore habían entrado en el calabozo, golpeando la puerta con la pared. Dumbledore lanzaba chispas por los ojos.
- ¡Y hablando del rey de Roma! Te estaba esperando, Dumbledore. Y a ti también, Harry. Sabía que Colagusano les revelaría mis planes; era demasiado débil. Por eso lo maté. Pero no hablemos del pasado, si no del presente - prosiguió Voldemort, con sus rojos ojos fijos en Harry -. Tenemos deudas pendientes; en especial contigo, Harry. Hace unos años nos batimos, pero escapaste. Ahora terminaremos.
- ¡No lo permitiré!- gritó Dumbledore, levantando la varita.
- ¿Que no me lo permitirás? - dijo Voldemort con tono burlón -. Ya verás quién es el que manda aquí. Primero, apartaremos al señor Potter, ya que primero es el turno de este papanatas de nariz aguileña
- y con un movimiento de su varita amarró a Harry junto a Hermione y Ginny. Harry trató de moverse, pero las fuertes ataduras lo habían dejado paralizado -. Luego llegará su turno, señor Potter, no se preocupe. Veamos, ¿qué te puedo hacer? ¿Qué tal un poco de dolor? Sí, creo que eso es lo indicado - y, levantando su varita con sus manos, largas como arañas, dijo: - ¡Crucio!-
Harry nunca pensó que presenciaría un espectáculo tan espantoso. Dumbledore se retorcía por el suelo gritando como si cada centímetro de su cuerpo se estuviera quemando y su varita había caído a los pies de Voldemort, que, a su lado, reía, pero con una risa tan aguda que no parecía natural. Por cada minuto que pasaba Harry sentía cómo su odio por Voldemort se iba intensificando.
Cuando Voldemort dejó que Dumbledore descansara un momento, exclamó;
- ¿Duele? Siempre te quise ver así, Dumbledore, sufriendo ante mis pies. Creo que ahora dejarán de decir que eres el único mago al que temo, ¿no? - y rió con una risa más aguda que la anterior.
De repente, se escuchó un golpe en la entrada de la mazmorra: eran Sirius y Lupin.
- ¿Más visitas? ¡Qué bueno! ¡Tendremos más diversión! ¿No es cierto Dumbledore? - preguntó
Voldemort, mirando al director que se hallaba tendido en el suelo del calabozo.
- Claro, que tendremos más diversión, Voldemort - dijo Sirius, temblando de cólera -, muy divertido será verte desaparecer.
Voldemort no se había percatado que Lupin se encontraba desatando a Harry, Hermione y
Ginny. Estas ultimas intentaban escapar por la puerta de la mazmorra, pero Voldemort, al notarlo, gritó:
- ¡¿Adónde van?! ¡Nadie les ha dicho que pueden salir! - y cerró la puerta con un movimiento de su varita -. Pero mejor dejemos de distraernos. Quédense quietos un momento - y ató firmemente a Sirius,
Lupin y las chicas -. Tú también, no creas que podrás escapar - e igual que a los otros, atrapó a
Dumbledore -. Ahora, ¿Dónde está el invitado de honor? Vamos Harry, no seas cobarde.
Harry, mientras tanto, se encontraba escondido entre los bancos de la mazmorra. No tenía la
varita y Voldemort se acercaba cada vez más... debía hacer algo...
¡BUM!
La puerta se vino abajo y tras ella apareció Ron, que, con la varita en la mano, parecía capaz de hacer cualquier cosa.
Voldemort se dio vuelta y miró fijamente a Ron:
- Conque tenemos invitados... ¿piensas eliminarme? Veamos si consigues aunque sea que me sangre la nariz. Ja, ja, ja- rió con su fría y aguda voz, que erizó los pelos de la nuca de Ron.
Era la oportunidad de Harry. Debía escabullirse por entre las mesas para llegar a donde estaba su varita. Lento y sin hacer ruido, llegó al lado de su varita. Voldemort no lo había notado.
Ron, temblando de ira, levantaba lentamente la varita, listo para lanzar un maleficio...
- ¡NO! - gritó Harry levantándose - Ron, no hagas nada, déjame a mí. Esto debería haberlo hecho hace mucho tiempo...-. Iba a lanzar la maldición asesina. No había otra manera de eliminar a Voldemort
y no le importaba si lo mandaban a Azkaban por lanzar una maldición imperdonable a un ser humano.
Además, para él Voldemort no era un humano, sino un monstruo...
- ¡Avada Kedavra! - gritó Harry.
Pero no fue el único que dijo esas palabras. Desde la puerta, alguien había lanzado el mismo maleficio a Harry. Dos rayos verdes cegadores iluminaron la mazmorra. Un segundo después, Harry y
Voldemort caían sin vida en el frío suelo.
- ¡¡¡Harry!!!- gritaron todos. Ron corrió hacia el cuerpo inerte de Harry, que estaba tendido con las piernas y brazos extendidos. Sus ojos estaban abiertos e inexpresivos.
- ¿Quién lo ha hecho? - preguntó entre sollozos Ginny, que seguía amarrada junto a los demás.
- ¡Yo lo he hecho! - gritó una voz familiar.
Todos se voltearon para ver quién había respondido. Era Gilderoy Lockhart, pero no estaba igual a como lo habían visto la última vez. Estaba vestido con una oscura capa de mortífago y se quedó mirando a Voldemort, que yacía junto a Harry. Con los ojos llenos de rabia, Lockhart dijo:
- Ahora los mataré a todos ustedes, para vengar la muerte de mi Señor Tenebroso...
- ¡Desmaius!
De repente apareció un rayo de luz roja que dio en Lockhart, el cual cayó de espaldas al suelo. En la puerta se encontraban los profesores McGonagall y Snape.
- ¡Potter! - gritó la profesora McGonagall, al ver los cuerpos de Harry y Voldemort, mientras
Snape desataba a Dumbledore, Sirius, Lupin y las chicas -. ¡Está muerto! ¡Potter está muerto!
Ginny lloraba desconsoladamente, mientras abrazaba el cuerpo de Harry. No podía aceptarlo.
- Vamos, Ginny - le dijo Ron a su hermana -. Ya no podemos hacer nada.
- Ahora deberíamos ir a la enfermería - dijo Dumbledore.
Mientras se dirigían adonde la señora Pomfrey, con Lockhart desmayado y los cuerpos de Harry y
Voldemort, Snape preguntó:
- Dumbledore, ¿cómo ha sucedido todo esto?
Dumbledore comenzó a contarles lo que había sucedido desde que Ron y Harry habían llegado a
la entrada de su despacho.
-...y entonces llegaron ustedes. ¿Cómo supieron que estábamos aquí, Minerva? - preguntó el director al terminar su relato.
- Encontramos el cuerpo de Peter Pettigrew en el vestíbulo y nos dimos cuenta de que algo ocurría. Luego - siguió la profesora McGonagall -, sentimos que alguien iba a las mazmorras. Como todos estaban cenando, nos pareció extraño que alguien se dirigiera para allá. Después escuchamos que alguien gritaba Avada Kedavra y lanzamos los encantamientos aturdidores.
- Harry no merecía morir, no lo merecía - decía entre lágrimas Hermione, que caminaba junto a
Ron, el cual lloraba silenciosamente. Sirius no hablaba. Al igual que Ginny, no podía aceptar que Harry, su ahijado, hubiera muerto. Lupin intentaba consolar a su amigo.
Cuando todos llegaron a la enfermería, la señora Pomfrey gritó al ver los cuerpos:
- ¡Potter y El-que-no-debe-ser-nombrado muertos! ¿Cómo ha sucedido todo esto, señor director?
- Antes que nada, Poppy, debería examinar a estos estudiantes, que han estado frente a frente con
Voldemort - dijo Dumbledore.
Aunque Ron, Ginny y Hermione decían que estaban ilesos, la señora Pomfrey no les hizo caso y
comenzó a examinarlos uno a uno.
Al día siguiente, en el Gran Comedor, Dumbledore se dirigía a todos los alumnos:
- Alumnos de Hogwarts, hoy tengo que decirles algo que incumbe a todo el mundo mágico.
Voldemort, el mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos, ha muerto. Ya sé que les parece una
excelente noticia, y que no entienden por qué los profesores y yo estamos tan tristes, pero ahora lo
comprenderán. Al mismo tiempo en que Voldemort desapareció para siempre, también lo hizo un alumno que Hogwarts no olvidará: Harry Potter.
Todos los alumnos empezaron a mirar a la mesa de Gryffindor que había estado silenciosa desde
el comienzo del desayuno. Entre todos los alumnos resaltaba Ginny, que no dejaba de llorar.
- Pero Harry Potter - siguió Dumbledore- no fue asesinado por Voldemort, como la mayoría de ustedes creerá, sino que el asesino fue un ex-profesor de ustedes: Gilderoy Lockhart, que hace un tiempo se unió a Voldemort. Ayer fue trasladado a Azkaban y fue condenado a cadena perpetua.
"Harry Potter era un joven muy valiente y se enfrentó muchas veces a Voldemort. Era un mago que representaba las cualidades de Gryffindor y siempre fue amable con sus compañeros. Ahora brindaremos por el joven que dio su vida para traer la paz a todos los magos y brujas. Por Harry Potter - terminó
Dumbledore, levantando su copa de oro.
Todos los estudiantes imitaron al director, excepto algunos de Slytherin, que siguieron sentados.
En la tarde se realizó el funeral. Todo el colegio se reunió en la orilla del lago. Ron tenía abrazada a Hermione, que lloraba apoyada en su hombro. Sirius se encontraba al lado de éstos. Los de Gryffindor eran los más silenciosos, ya que jamás olvidarían a aquel joven que les había dado tantos triunfos. Los de Hufflepuff y Ravenclaw se mantenían callados en señal de respeto a los de Gryffindor.
Los de Slytherin se mantenían quietos sólo por miedo a que si se reían, los castigaran.
Cuando el ataúd de Harry caía lentamente en la fosa, Ginny no aguantó más y se abrazó al féretro. No podía soportar que Harry, aquel chico del que se había enamorado desde la entrada de Ron a
Hogwarts, se fuera para siempre.
Llegó el final del curso y todos los alumnos de Hogwarts partieron en el Hogwarts Express.
Hermione, Ron y Ginny iban solos en un compartimento. Ginny no hablaba. Ron y Hermione pensaban en cómo le explicarían a los Dursley que su sobrino Harry había muerto. Aquel chico que había llegado a
Hogwarts sin conocimientos del mundo mágico y había logrado eliminar al mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos. Aquel chico de cabello negro azabache y ojos verdes y brillantes. Aquel chico que tenía en su frente un recuerdo de su trágico pasado: una cicatriz.
El Gran Final - Fanfics de Harry Potter
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2024-09-25
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