Lily vagaba tranquilamente por los pasillos del castillo. No tenía un lugar presido a donde ir. Solo caminaba para hacer algo. Para que su mente desapareciera y así ella no pensar más. No quería recordar esas palabras. Esas palabras que le habían dolido más de lo que mostraba su cara. Esas palabras que se había marcado en su mente y que las recordaba perfectamente, como lo estaba asiendo ahora.
"Lily, yo
yo
Yo te amo. ¡Por las barbas de Merlín, tú sabes que eso es cierto!. Te amo tanto, que te e dado el tiempo que me has pedido. ¡Pero no lo puedo soportarlo más!, quiero que todos sepan de lo que tenemos nosotros dos. Lily, yo no me quiero seguir escondiendo del mundo como si estuviéramos cometiendo un pecado. Lils, amar no es una maldición, es una bendición. Y yo lo único que espero que te des cuenta luego de eso, puesto que no quiero que abras los ojos cuando yo no este a tú lado. Yo te amo, pero no puedo pasar escondido contigo toda la vida. Y por si no lo sabes, tarde o temprano se va a saber todo."
Y cuanto se odiaba a ella misma, al recordar la respuesta que le había dado a James.
"Lo se, James, lo se. Pero por el momento quiero seguir manteniendo en secreto esto. Por favor"
¡Por Merlín!, ella no tenía idea de que hacer. Quería ir donde James y gritarle que lo amaba, pero tenía miedo. Tenía miedo de que la gente hablara mal de ella. Tenía miedo de que la gente pensara que ella había caído en los encantos del Merodeador, aunque eso fuese cierto. Tenía miedo de entablar una relación con él, no por que pudiera serle infiel, puesto que eso no pasaría, si no que le daba miedo pensar que dependía de ese chico. Si, Lily Evans no se imaginaba una vida sin James.
Con una sonrisa triste en sus rostro, Lily decidió dirigirse hacía los terrenos. Quería que el viento le azotara en la cara y con la misma facilidad que le revolvía su cabello, quería que se llevase también sus pensamientos. Por ahora, lo único que quería era un poco de paz. Nada más.
Lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo, se fue deslizando por los pasillos de su escuela. Esa escuela que llevaba conociendo 7 años. Esa escuela que conocía de memoria. Esa escuela que dentro de sus muros, había conocido la amistad, la tristeza, la alegría y también el amor. Esa escuela que se había convertido en algo muy importante para ella.
Lily estaba tan sumergida en sus pensamientos, que no se había dado cuenta que ya no pisaba piedra, si no que pasto. Que ya no iluminaban sus caminos unas antorchas y velas, si no que el sol. Que ya no tenía un cielo plomo, si no que un hermoso celeste. Que ya no estaba encerrada entre muros, si no que estaba al aire libre. Pero no fueron estos cambios lo que hicieron que Lily saliera de su ensueño, si no que fueron unas risotadas femeninas.
Poco a poco Lily fue aterrizando en la realidad y se dio cuenta que había preferido seguir soñando. En las horillas del lago negro, se divisaban unas figuras femeninas y dos masculinas. De inmediato Lily supo de quien se trataba. Eran nada más y nada menos que Sirius, James y el club Jamesie-Pooh. Tuvo que apretar sus puños y respirar un sin fin de veces para tratar de calmar su lado salvaje. Pero al ver que esto no tenía resultado, se recordó.
"Tú has sido la que quiso dejar en secreto todo. Tú has sido la que le dijo que siguiera comportándose como normalmente lo hacía. Tú eres la culpable y nadie más que tú."
Una vez que se pudo calmar con esas palabras, decidió tomar asiento bajo un árbol donde podía ver perfectamente a ese grupito tan singular y sin ser detectada.
Cuando se había acomodado en su escondite, ojo que ella solo se escondía en ese lugar para asegurar su orgullo, no por que estuviese celosa, los miro atentamente. Desde ese lugar tan lejanos, no lo podía escuchar, pero si que los podía ver claramente.
Al parecer todo estaba normal. Sirius coqueteaba con las chicas, las chicas coqueteaban con James y este último se lucía con una de sus mejores sonrisas. Pero poco a poco la vista fue cambiando. El famoso Club, de estupidas sin neuronas, se empezó acercar cada vez más a James, SU James, y a Lily le fue costaba cada vez más soportar estar escondida sin lanzarse sobre esas chicas y lanzarles una maldición prohibida. Fue tal el acercamiento, que sutilmente, una por una, le fueron regalando besos a James. Las más "recatadas" le besaban la mejilla, las que estaban intermedio, le besaban el cuello y las más osadas le mordían su oreja. ¡La oreja que ella era la única propietaria para morder y besar!
De repente, se acerco una y le beso en los labios. Lily vio que James se trato de alejar de esa chica, pero para ella había sido la gota que había rebalsado el vaso.
Sin esperar un segundo más, el demonio que tenía Lily en su interior, se revelo. Más enojada que en toda su vida, se acerco al grupo. Lily sabía que estaba dando un susto de muerte, no por que se viera fea, si no que por que se veía como un verdadero demonio. Su cabello rojo flotaba por su alrededor como una verdadera llama que incitaba a tocarlo y ser quemado. Sus ojos brillaban con tanta malicia, que parecían dos esmeraldas con un fuego propio en su interior. Sus mejillas estaban coloradas por el enojo y el ceño que demostraban sus cejas, no se lo podía sacar nadie y parecía haber nacido con el.
Las chicas al percatarse de su presencia, ya que los chicos en ese momento le estaban dando la espalda, se encogieron de miedo al verla así. Y Sirius, al percatarse de la notoria perturbación de las mujeres, se dio vuelta para ver que pasaba. Este al ver a Lily, se quedo blanco y dijo:
-¡Diablos, Evans
!
James al escuchar el nombre de su amada, como si tuviera un resorte, se volteo. Pero al parecer, James no se había percatado del enojo Evans, puesto que sonrió de lado y dijo:
-Hola, Evans. ¿Vienes a rogar para que te concediera una cita?
Lily lo fulmino con su peligrosa mirada y le grito a pleno pulmón:
-¡CÁLLATE, POTTER!
Este de inmediato hizo caso a la chica.
Lily le dirigió una mortal mirada y lo recorrió con su mirada. Al darse cuenta de las notorias marcas de labios por su cuello, mejilla, oreja y uno en el labio, Lily, como si estuviera poseída por el demonio, se giro hacía las chicas, que en ese momento corrían hacía el castillo, y gritó:
-¡USTEDES, MALDITAS DESGRACIADAS, QUÉDENSE DONDE ESTÁN!
Pero al darse cuenta que ellas no le tomaban en cuenta y seguían corriendo como si sus vidas dependieran de ellos, y eso era verdad, Lily decidió salir corriendo detrás de ellas, pero antes que eso, se dirigió hacía James y en un susurro mortal, le dijo:
-Ya arreglaremos cuenta. Solo tú y yo.-Se giro a Sirius y continúo.- Y mejor que tú corres o también saldrás herido.
Y sin esperar a ver el temblor que se había apoderado de James y Sirius, salio corriendo detrás de las chicas. Al parecer por el enojo, la rabia contenida y la sed de venganza, eso todavía es una incógnita, Lily corrió más rápido que lo había hecho en toda su vida. Corrió tan rápido que con tan solo unos segundos había alcanzado a las chicas.
En verdad, ella no estaba poseída por el demonio, ella era el domino en persona.
Como las chicas se habían dispersado para distraerla, eso significaba que solo podría torturar a una, si que Lily decidió elegir a la chica que había tenido la osadía de besar a su James.
Cuando Lily la estaba alcanzando, esta dio un salto y, como si estuviera atrapando un cerdo, la agarro por los pies, cayendo, en una nube de polvo, las dos al suelo. Poco a poco la nube de tierra que las rodeaba, fue despareciendo. Cuando Lily pudo ver claramente a su alrededor, se puso de pie y miro a su victima. Había dado justo en el clavo, la chica estaba desmallada en el piso.
Se sonrió y se sacudió sus manos, en forma de regocijo. Lentamente levanto su vista de la victima y recorrió el patio del castillo. Las demás chicas ya había escapados. Miro el lago y sonrió cuando vio a James y Sirius respingarse por el miedo. Los dos estaban blancos y con la boca y los ojos abiertos por la impresión y el miedo. Y estos dos, al ver que ella se comenzaba a acercar hacía donde se encontraban ellos, comenzaron a correr, sin antes escucharse el grito de Sirius.
-¡Corre, James! O sino tú novia asesina nos mata.
Y como Lily estaba corriendo más rápido que en sus 17 años de vida, no se demoro mucho en alcanzarlos y como eran dos, se recordó de su varita y también se maldijo por no haberla ocupado contra ese estupido Club de fan. Con un delicado movimiento de esta, de ella apareció una cuerda. Se volvió a guardar la varita y se detuvo. Anudo la cuerda y como si estuviera en el lejano oeste, la lanzo. Como los dos chicos estaban corriendo hombre contra hombro, Lily los capturo a los dos. Tiro de la cuerda y esta se tenso alrededor de los dos cuerpos, haciéndolos caer al piso.
Con una sonrisa de autosuficiencia, se acerco a ellos, sin dejar de soltar la cuerda que tenía entre sus manos. Cuando llego a su lado, tomo a James por la corbata y lo acerco peligrosamente a su cara.
-Desde hoy, ninguna mujer, excepto yo, tendrá el derecho de acercarse a ti. ¿Entendido?
James, que tenía un nudo en la garganta por dos motivos, solo pudo asentir con la cabeza. Lily al darse cuenta de ese movimiento, le sonrió y le dio un beso, fue solo un roce de besos, pero con eso se demostraba que estaban de novios. Se alejo un poco de James, para mirar a Sirius y mientras se iba acercando a él, Sirius iba preguntando con voz temblorosa:
-James, ¿Estas seguro que tú novia no me va hacer nada? ¿Qué no me va a tocar un pelo? ¿Qué no me va gritar? ¿Qué no me va a violar?
Lily sonrió y dijo:
-Yo puedo responder esas preguntas. Lo único que te puedo decir es que estoy segura que no te voy a violar, pero si voy hacer las demás cosas.
Y después de haber dicho eso, siguió acercándose al amigo de su novio. Sirius al recibir esas respuesta, se dio cuenta que ese día iba hacer su funeral. De un modo muy, muy, muy desesperado comenzó sacarse la cuerda que lo rodeaba, sin perder de vista los movimientos de la chica. Cuando pudo desatarse, no perdió el tiempo y salio corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían.
Con un suspiro de molestia, Lily sacó su varita y lo comenzó a seguir.
Mientras se producía la carrera, Sirius iba pensando un lugar para esconderse, pero fue obligado a salir de sus pensamientos, cuando algo exploto a su lado. Más asustado que hace unos segundo, trato de correr más rápido. Y cuando creyó que Lily se había rendido y ya no lo perseguía, sintió que algo se amarraba a sus pies y caía lentamente al duro suelo.
Sirius golpeo tierra y Lily llego a su lado. Esta última, con un movimiento de varita, hizo que los brazos quedaran amarrados a su espalda. Con otro movimiento más, el chico tenía un trapo en un boca, que le impedía cerrar su boca y decir alguna palabra.
Lily se acerco a su cara, y le dijo:
-No quiero ver otra vez a James con ese estupido Club o sino te va a pasar lo mismo que esa chica.- Apunta a la chica que todavía seguía desmallada en los terrenos.- Desde ahora, la fidelidad de James será tu responsabilidad, ¿Entendido?
Sirius cabeceo afirmativamente y Lily le mando una sonrisa, mientras se daba media vuelta para ir donde estaba un James muy complacido. Esta llego hasta el lado de su novio y mientras lo ponía de pie, dijo:
-Y desde ahora, James Potter, como tú me lo has pedido, serás solo de la propiedad Evans. Ninguna mujer se podrá acercar a ti. ¿Estas de acuerdo?
James le sonrió, le agarro por la cintura y la besó al frente de toda la gente que se había reunido para ver el espectáculo. Más complacida que en todo el día, Lily se alejo de él. Y con una última mirada mortal a las mujeres de la escuela, dijo:
-¡Desde hoy tienen estrictamente prohibido acercarse a mi novio! Ahora, él es mío y de nadie más. ¿Entendido?
Al ver que ninguna mujer reclamaba, Lily agarro a James por la corbata y se lo llevo de regreso al castillo, junto a ella. Por que ya no tenía miedo, ahora solo sentía felicidad por haber reclamado lo que era suyo, por derecho propio, desde hace 7 años.
El huracán Evans. - Fanfics de Harry Potter
Lily vagaba tranquilamente por los pasillos del castillo. No tenía un lugar presido a donde ir. Solo caminaba para hacer algo. Para que su mente desapareciera
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2023-02-27
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