-Gabriel, Luthien...-musitó una figura con la voz rota.
La figura se alzaba entre las tumbas de un cementerio, como una sombra. Su pelo oscuro caía sobre sus hombros y sus ojos oscuros parecían poder ver más allá de lo visible. Su tez era muy pálida, pero no enfermiza, como un delicado cristal. Vestía siempre de negro, como si estuviese de luto.
-Perdonadme.
Harry caminaba por Hogwarts, acompañado de Hermione y Ron, discutiendo sobre el regalo que le había hecho Jade.
-Harry, no vayas. ¡Podría ser una trampa!.-le aconsejó Hermione, convirtiéndose como siempre en la voz de la razón.
-¿Entonces por qué se molestó en regalarme una capa de invisibilidad si no es para que no me atraparan?
-Quizás quiera que consigas algo que ella no pueda conseguir.-comentó Ron.
Harry y Hermione se giraron y clavaron una mirada asombrada en Ron, que pareció un poco molesto por la atención.
-¿Qué? A veces se me ocurren buenas ideas.
-Iré esta noche.-propuso Harry.-Vosotros vigilad a mi padre. Si lo que Jade dijo es cierto, tenemos que tenerlo vigilado.
Eriond miraba la oscuridad de su habitación. Era un vampiro, y como tal, no podía salir a la luz del día, pero había conseguido una poción que le permitía hacerlo, pero ese día no le apetecía salir. Notaba que algo marchaba mal, y no le gustaba. Tendría que investigar. Cuando se pusiese el sol...
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Breve, pero si sabéis leer entre líneas, explicativo, jajajaja. ¡Qué continue el viaje!
Bsos de la Chica Dragón
Harry caminaba con un inusitado sigilo entre los oscuros pasillos de la bibliotea hasta dar con la puerta vetada a los alumnos. La sección prohibida. Harry habrió la puerta y nada más entrar, notó un frío helador que recorría cada palmo de su ser. Con un esfuerzo sobrehumano, se encaminó hacia el lugar que Jade le había indicado y cogió el libro. Un libro viejo y desgastado, cuya cubierta era de un color rojo encarnado. En la cubierta se podía leer aún las viejas letras doradas del título: "Principios básicos de la alquimia" por Sorcere Zow.
-¿Entonces, el libro que te dio era de uno de sus antepasados?.-preguntó Ron antes de meterse una loncha de pollo en la boca.- Nof fienert ningurnf fsefntido (no tiene ningún sentido)
-Lo sé.-corroboró Harry, extrañado.
Vieron a Hermione acercándosse con paso ligero a la mesa, donde puso un libro de enormes dimensiones, incluso para Hermione.
-Después de lo que me dijistes del libro decidí investigar. La familia Zow tiene una larguísima tradición de genios alquimistas. Todos y cada uno de sus miembros eran alquimistas. Pero lo más curioso es que, según un periódico de alquimistas, nunca habían ido a estudiar magia a ningún sitio.
-¿Y qué tiene eso de raro?
-¡No lo entiendes! En su familia todo se trasmitía de generación en generación. ¿Por qué de repente, aparece en Hogwarts, un año después, en segundo año? Además, otro dato interesante. Según el periódico, Jade Zow es una de los más grandes alquimistas del mundo, perfecta conocedora de la magia. ¿Por qué vendría a Hogwarts entonces? ¿Qué tiene de especial el libro que te mando buscar? Lo leeré y te contaré algo más.
Cogió de nuevo el libro y se marchó sin decir nada más. Una chica de cabello plateado y ojos dorados apareció derepente y se sentó al lado de Harry. Era Darunnia Dragen.
-¡Mirad lo que me ha regalado Jade por Navidad!
Mostró un wyrm de escamas plateadas y ojos dorados, que los miraba con una expresión dulce y conciliadora.
-¡Valgame el cielo!.-se escuchó a lo lejos.
-Se llama Riu.-dijo Darunnia, acariciando las escamas del wyrm.
-Los wyrms son extremadamente caros y difíciles de amaestrar.-dijo Ron, mirando el wyrm con ojo crítico.- Mi hermano Charlie me habló de ellos. Este debe de ser un buen ejemplar. Debe de valer una fortuna. Sin duda es un buen regalo.
-Sí, sin duda lo es.-dijo una voz a su espalda.
Ron se giró y vio a Jade Zow detrás suyo con expresión fría y distante. Se asustó tanto que se cayó de espaldas.
-Cuídalo, Dar. Aunque parece que le caes bien.
Las vacaciones de Navidad acabaron, los alumnos regresaron a Hogwarts y la vida volvió a bullir en los pasillos del colegio. Las conversaciones hablaban de las vacaciones y los algunas parejas celebraban su encuentro de manera "muy expresiva"...
-¡Dracooooo!.-se escuchó a Pansy a cinco kilometros de distancia.
Draco se giró y no tuvo tiempo de esquivar la embestida-abrazo de Pansy.
-No creo que a nadie le guste ser abrazado por Pansy.-comentó Jade, que observaba la escena desde un rincón.
-A mí me daría un asquito...-añadió Darunnia, fingiendo que temblaba.
-Lo bueno es que Draco está siendo torturado de la forma más horrible que me imagino.-dijo Harry entre las risas de Ron y Darunnia.-Vamos, toca pociones.
Llegaron al aula y Hermione les esperaba allí con una no muy agradable expresión. Les indicó que se acercaran.
-Mira a tu padre, Harry.-dijo Hermione.
Severus Snape tenía un aspecto abatido y enfermizo. Su piel, antes hermosa, se había algo cetrina. Sin duda no tenía un buen aspecto.
-Es normal.-comentó Jade a su espalda.- Muchos hombres más sanos que él ya habrían caido a estas alturas.
La clase siguió con normalidad, aunque todos se habían dado cuenta del aspecto del profesor.
-Jade, ¿puedo hablar contigo un momento?.-dijo el profesor al finalizar la clase.
-Por supuesto.
-Quiero saber... ¿Cuál es el componente principal?
-No puedo decírtelo... Lo juré hace tiempo con el juramente inquebrantable. Puede que me obligases a venir a Hogwarts, pero yo no habría venido si ello no estuviese tambien en mis planes. Tus chantajes no tienen efecto en mí...-rozó una mesa y de repente se convirtió en un montón de astillas.- Si así lo quisiese, podría matarte.-dijo con frialdad.-Podría matarte con solo el hecho de desearlo... No lo olvides...
Sin decir nada más, se marchó, dejando solo al profesor con un montón de astillas.
Jade miraba la hermosa luna llena alzarse sobre el cielo nocturno, junto a las estrellas del cielo. La Luna... Tan hermosa, tan inalcanzable... El símbolo de los sueños.
La asaltaban los recuerdos de una noche com aquella, donde unos ojos dorados brillaban allí, dulces y feroces.
-¡Cómo ha cambiado el mundo desde entonces!
-No tanto, madre.-replicó una voz a su espalda.
Jade esbozó una dulce sonrisa y se giró. Dos muchachos de unos quince años de edad se erguían ante ella. El que había hablado tenía los ojos dorados, cabello rubio y expresión seria. El otro tenía el cabello castaño-dorado y unos dulces ojos grises-verdosos. Ambos tenían el pelo largo, recogido en una coleta, o en el caso del muchacho de los ojos dorados, en una trenza.
-No has cambiado nada, Edward.-musitó Jade al de los ojos dorados.- ¿Y tú, Alphonse? Has crecido.-le dijo al de los ojos grises.
Sin decir nada más, el aspecto de Jade cambió. Se hizo más adulta, más mayor, su cabello se hizo más largo, hasta la cinturra, y su belleza se volvió más lejana, más diferente, más inalcanzable. Como la Luna.
-Al, ¿qué te aflije?
-Es muy peligroso, madre. Si nos descubriesen...
-No nos descubrira, Alphonse.
-Pienso lo mismo que mi hermano. Es muy peligroso.-replicó Edward, mirando con sus feroces ojos dorados a Jade.
-Este lugar está prohibido para los alumnos. Y ni siquiera Hagrid se atreve a entrar en el bosque oscuro en Luna Llena. Decidme, ¿qué ha sido de vosotros todos estos años?
-Huimos. La Cábala intenta seguirnos los pasos, pero van muy atrasados y son pocos. La época de los alquimistas pasó.
-Pero nosotros seguimos aquí.-comentó Jade, con expresión dulce en el rostro. Se escuchó un aullido a lo lejos que helaría la sangre a los más valientes.- Marchaos.
Sin mediar palabra, Jade les abrazó con fuerza. Hacía mucho que no se habían visto, y ahora tenían que volver a separarse. Quizás nunca volviesen a verse. Pero siempre era así. Se habían acostumbrado. Pero eso no hacía que la despedida fuese más fácil.
Harry lanzó un largo bostezo y sacó los libros de Defensa contra las Artes Oscuras. Ron lanzó una mirada cansina al profesor y sacó tambien sacó su libro.
-No os preocupéis.-dijo Lockhart con una sonrisa de las suyas.- Hoy no hace falta que saquéis los libros. El señor Eriond Emrys, un famoso vampiro entre los suyos, os dará una, espero, instructiva clase. Yo me marcho.
Harry se alegró al oir que Lockhart no les daría clase y guardó el libro todo lo deprisa que su mente dormida le permitió. Eriond entró, y con su entrada se hizo un gran silencio. Su presencia era imponente y todos lo notaron.
-Buenos días a todos. Hoy no vamos a hablar de vampiros, así que pido disculpas a aquellos que pensasen que así fuese. Lo daréis el año que viene. En su lugar, en exclusiva, hablaremos de la magia. Sí, señorita Granger...
-¿A qué tipo de magia se refiere?
-A la magia natural. Pero a la clase de magia que se encuentra en la naturaleza. Sino a la magia que hay en nuestro interior, y, recalco en esto, podemos exteriorizar sin ayuda de una varita. Sin duda todos habréis hecho magia involuntaria cuando érais pequeños, pero no me refiero a esa. Me refiero a aquella a la que podemos recurrir voluntariamente.
Con un leve movimiento de la mano, dos muchachos jóvenes entraron en la sala.
-Os presento al señor Edward y al señor Alphonse. Han venido porque se lo pedí para hacer una demostración. Continuemos... Hasta los muggles poseen magia, aunque no sean capaces de exteriorizarla. Eso es lo que nos diferencia. Pero, algunos de ellos la pueden usar. Son los curanderos, pero, en su mayoría, soñadores. Cuando duermen, se relajan y les permite usarla, de forma incosciente. Es una forma de adivinación, que daréis el año que viene, supongo. Pero, en casos más extremos, incluso siendo magos, las habilidades que pueden llegar a demostrar son asombrosas. ¿Señor Edward, le importaría?
-En absoluto.-dijo Edward, adelantándose.
Inconscientemente, su mirada se fijó en Jade. Toda la clase se dio cuenta de su forma de mirarla, algo extraña. Además, con su cabello dorado y sus ojs dorados, parecía el hijo de Eriond. Pero era imposible, porque los vampiros no pueden concebir hijos y Eriond ya era un vampiro cuando debió nacer Edward. (NA: Edward NO ES HIJO DE ERIOND. Lo digo para que luego no preguntéis) Edward juntó las palmas de sus manos y con un destello verdoso, un montón de árboles comenzaron a crecer, y, con un chasquido, las plantas ardieron. Sin ningun gesto, el fuego se apagó, y solo quedaron cenizas. Los alumnos estaban impresionados, menos uno.
El rostro de Edward no parecía inmutarse por lo que acababa de hacer. Sin decir nada más, se colocó junto a Alphonse. Eriond carraspeó, intentando llamar la atención de los alumnos.
-El señor Edward, que nos acaba de hacer una "pequeña" demostración.-explicó Eriond, recalcando la palabra "pequeña".- Posee el don de controlar los elementos. Ahora, señor Alphonse...
Los alumnos se echaron hacia atrás, temiendo que algo peligroso sucedería. Alphonse señaló hacia Lavender, que se acercó temblando como una hoja. Alphonse le dedicó una cálida sonrisa y los ojos verde-grisaceos de Alphonse tranquilizaron a Lavender.
-Piensa...-dijo Alphonse.- Piensa algo, algo que solo sepas tú... Bueno, si tú crees que el cabello del señor Malfoy es algo que solo sabes tú, valdrá. Ahora, relájate. Si te resistes es peor.
Entonces, Lavender comenzó a correr por la clase, pero era como si fuese una marioneta que hace lo que le dicen. La gente estaba de piedra.
-Como habréis imaginado, el señor Alphonse es un telépata. Lee la mente, de una manera tan poderosa, que habría que ser un gran experto oclumántico para ocultarle algo. Puede hacer que tu cuerpo se mueva contra tu voluntad, pero lo que puede hacer, más peligroso, es poner ideas que antes no estaban en tu mente. ¡Imaginad lo terrible que sería si el Señor Tenebroso tuviera el poder de Edward y de Alphonse! Por suerte, estos señores, a pesar de tener solo quince años, pertenecen a una organización que lucha por la libertad...
Harry no escuchó nada más, sino que centró su atención en Edward. Miraba con una extraña expresión a Jade. Era algo extraño y familiar...
Darunnia se retorció en su cama, en sueños. Su rostro estaba perlado de sudor y contraido en una mueca de dolor.
-¿Qué le ocurre?-preguntó Hermione a la señora Pomfrey, preocupada.
-No lo sé. Parece que está dormida y tiene una pesadilla. Lo que no comprendo es por qué no despierta.
-Es el awen.-dijo Jade con expresión seria.- El awen es lo que permite a los videntes ver cosas del pasado, presente y futuro. Darunnia, al parecer es una soñadora.
-¿Cómo dijo el señor Edward?-musitó Hermione preocupada. Jade asintió.
-Sería muy peligroso despertarla ahora. Solo podemos esperar a que despierte...
"Recuerda". La misma palabra una y otra vez, pero carente de sentido para ella. ¿Qué tenía que recordar? Un rostro apareció de entre las sombras. Era el rostro de Jade, pero contraido en una mueca de rabia y un dolor, un intenso dolor. Luego apareció el suave rostro de Eriond, pero con expresión tranquila y calmada. Era Eriond y a la vez no lo era.
Lo que le sorprendió fue ver el rostro del hombre de ojos azules con el que se enfrentó, pero sus ojos no eran fríos e inhumanos, sino cálidos y con vida en su interior. Recordar. Tenía que recordar algo, ¿pero el qué?
-¿Y no sabes nada que pueda despertarla?.-preguntó la señora Pomfrey.
-No... -repitió Jade. Sin una palabra más, salió de la habitación.
Hermione y la enfermera se miraron extrañadas y dejaron a Darunnia sola con sus sueños. En medio del silencio de la enfermería, Jade volvió, con algo entre las manos. Se sentó en una silla y afinó la guitarra que había traido.
-Quiero que escuches esto Dar... Despierta...
Arrancando unas notas de su guitarra, comenzó a tocar una canción, la que sus manos y se corazón le decían que tocase.
The Cranberrys- Animal instint
https://www.youtube.com/watch?v=pbhbBcWxD4M
"Suddenly something has happened to me
As I was having my cup of tea
Suddenly I was feeling depressed
I was utterly and totally stressed
Do you know you made me cry
Do you know you made me die
And the thing that gets to me
Is you'll never really see
And the thing that freaks me out
Is I'll always be in doubt
It is a lovely thing that we have
It is a lovely thing that we
It is a lovely thing, the animal
The animal instinct
So take my hands and come with me
We will change reality
So take my hands and we will pray
They won't take you away
They will never make me cry, no
They will never make me die
And the thing that gets to me
Is you'll never really see
And the thing that freaks me out
Is I'll always be in doubt
The animal, the animal, the animal instinct in me
It's the animal, the animal, the animal instinct in me
It's the animal, it's the animal, it's the animal instinct in me
The animal, the animal, the animal instinct in me
It's the animal, the animal, the animal instinct in me
It's the animal, it's the animal, it's the animal instinct in me
The animal, the animal, the animal instinct in me
It's the animal, the animal, the animal instinct in me
It's the animal, it's the animal, it's the animal instinct in me"
(Traducción)
"Repentinamente algo me sucedió
Mientras tomaba mi taza de té
Repentinamente me sentí deprimida
Estaba completamente y totalmente tensionada
¿Sabes que me hiciste llorar?
¿Sabes que me hiciste morir?
Y lo que me llega
Es que tu nunca verás realmente
Y lo que me asusta
Es que siempre estaré en duda
Es una cosa encantadora la que tenemos
Es una cosa encantadora la que
Es una cosa encantadora, el animal
El instinto animal
Así que toma mis manos y ven conmigo
Cambiaremos la realidad
Así que toma mis manos y nosotros rogaremos
Que no te lleven lejos
Ellos nunca me harán llorar, no
Ellos nunca me harán morir
Y lo que me llega
Es que tú nunca verás realmente
Y lo que me asusta
Es que siempre estaré en duda
El animal, el animal, el instinto animal en mí
Es el animal, el animal, el instinto animal en mí
Es el animal, es el animal, es el instinto animal en mí
El animal, el animal, el instinto animal en mí
Es el animal, el animal, el instinto animal en mí
Es el animal, es el animal, es el instinto animal en mí
El animal, el animal, el instinto animal en mí
Es el animal, el animal, el instinto animal en mí
Es el animal, es el animal, es el instinto animal en mí "
Severus Snape entró en ese momento y la vio allí sentada, pero no vio a la Jade segura que veían siempre. Vio la parte oculta de ella. Sus hombros estaban hundidos y sus ojos destilaban pena y amargura. Y al ver su amargura, recordó la suya propia y supo que no eran tan distintos.
Mientras, Darunnia abrió los ojos lentamentente y vio una cosa extraña. Jade estaba llorando.
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¡He vuelto!¡Cómo los malos en las pelis! Muajajajaja. Recomiendo sinceramente que veaís el videoclip de la canción. Es... increible. Se me hace un nudo en el estómago. Debía y quería hacer un capítulo con esta canción. Muestra sinceramente lo que siente Jade. Actualizaré pronto.
Bsos de la Chica Dragón
Jade miró a Darunnia y al ver su rostro asombrado se dio cuenta de que había llorado. Sin mediar palabra se marchó, cruzándose en el camino de Severus Snape. Pero no le dijo nada, ni le dirigió la palabra. Simplemente se fue.
Jade se sentó en la sala de los Menesteres y meditó sobre lo que había ocurrido. Casi se había repetido la historia. Pero por suerte no había pasado. Darunnia seguía en el mundo de los vivos y la historia podía continuar. Por un momento, sintió como si fuese a pasar lo mismo que tiempo atrás.
Notó el susurrar de una túnica, pero no se movió. Solo había unas pocas personas en Hogwarts que conocían la existencia de la "sala que viene y va" o Sala de Los Menesteres. Y solo una llevaba túnica.
-¿Otra vez aquí, Jade? Tendremos que trasladar tu cuarto aquí, te pasas más tiempo aquí que en la sala común.
-Me gusta este sitio, Albus...
-Te recuerda a tu hogar, ¿no? Después de todo, los Zow la construyeron...
-Me pregunto como lo descubriste, Albus...
-Sencillo... Los registros de alumnos... Tu ya estuvistes aquí, estudiando... Lo que no sé es, como haces para parecer tan joven. Doce años es tu edad de apariencia...
-Trucos de familia...
-Espero que algún día me cuentes alguno. No te preocupes, puedes quedarte en Hogwarts el tiempo que quieras. Después de todo, se habrá convertido en tu casa.
-Por supuesto, Albus...
Jade estaba sentada en un cómodo sillón de la Sala de Los Menesteres. Meditaba sobre el hecho de que Albus conocía su secreto, pero no le preocupaba. Su secreto estaba seguro con Albus.
La puerta se abrió y Jade pensó por un momento que era Dumbledore, pero al escuchar el peculiar sonido de las pisadas, supo quien era.
-Hola, Edward.
-¿Por qué no has recuperado tu aspecto?-le espetó el muchacho de ojos dorados. Su rostro estaba contraido en una mueca de dolor.-Desde la muerte de Luthien...
-Sé que te duele verme con el aspecto de Luthien... Pero, al principio lo hacía porque sentía que así no la había perdido del todo... Pero, hace tiempo que no puedo recuperar mi aspecto... Creo que hace tanto tiempo que intento ser Luthien que he olvidado quien soy en realidad.-movió molesta el brazo.
-¿Aún te duele?
-Tendré que llevarlo a arreglar de nuevo... Ya no hacen autoimplantes como antes. ¿Y tú pierna? Parece que no te dá problemas, pero se nota que no es de verdad cuando pisas. Suena a metal...
Se hizo un silencio incómodo. Hacia años que no hablaban con tanta naturalidad.
-Cuida de tu hermano... Después de todo, eres el mayor.
-Por cinco minutos.
-Pero lo eres igualmente...
Sin decir nada más, Jade se fue de la sala, dejando solo a Edward con sus pensamientos.
Darunnia Dragen leía un libro de dimensiones colosales en la orilla del lago. Con un suave movimiento de su varita pasaba las hojas a una velocidad alarmante para Hermione Granger, que estudiaba a su lado.
-¿Cómo puedes entender lo que lees? Vas demasiado deprisa.-se quejó Hermione, aunque en el fondo estaba celosa por la velocidad de lectura de Darunnia.
-Es natural en mí. Aprendí a leer con casi tres años (NA: Estoy, en mi caso es cierto. Aunque, con tres años no leía mucho, pero me encantaba jugar a cifras y letras, jejejeje)
-¿Eso es posible?
-Vamos a dejar esta conversación en breve. Oigo como unos pasos alarmantemente rápidos se acercan.
-¿Cómo...?
Darunnia esbozó una sonrisa complice. En ese momento, Harry, acompañado por Ron, se sentó junto a ellas.
-¿¡Te lo puedes creer!?-gruñó Harry con expresión hosca.-Aún no tenemos ni una pista sobre lo que trama mi padre...
-Estoy leyendo todo el libro de arriba a abajo, pero no consigo sacar nada en claro.-musitó Hermione. Cogió el libro de nuevo y lo miró con expresión de odio.
Entonces, Darunnia cogió el libro y lo estudió con interés. Abrió una de las páginas al azar y leyó su contenido.
-Este ya me lo he leido.-dijo, dejándolo a un lado, con expresión aburrida.
-¿Lo has leido? ¿Dónde?-preguntó el trío al unísono.
-En mi casa. En una estanteria estaba ese libro, junto a más de ese tipo. Todos hablan de la alquimia y... Bueno...No creo que esto os interese...
-¡¡NOS INTERESA!!
-Bueno...-murmuró Darunnia, asustada por la reacción del trío.-Uno hablaba de los círculos de transmutación prohibidos... Algo que los alquimistas no debían hacer por ningún motivo.
-Y...
-¿Y qué?
-¡Cuales eran!
Darunnia dejó vagar su mente por las hojas del libro que había leido mientras Harry, Ron y Hermione la miraban con expresión esperanzada. Una chispa iluminó la mirada de Darunnia cuando recordó el libro en cuestión.
-"No se debe intentar transmutar cualquier material en oro, pues el cambio no es equivalente y al poco tiempo el oro vuelve a su estado original. Hacer esto esta penado con el castigo de cortar un dedo al alquimista".-recitó Darunnia.-Por eso inventaron la piedra filosofal... "No se debe intentar curar heridas, porque es completamente inútil y un fallo puede conllevar la muerte del alquimista. tampoco se debe intentar una transmutacion humana..."
-¿Una qué?
-Que no se puede intentar resucitar personas."A menos que..."
-"A menos que..." Y aquí se acaba el libro.-concluyó Darunnia con expresión solemne.
-¿¡Quéeeee!?-exclamó el trío, increiblemente decepcionados.-¿Por qué?
-Las últimas páginas estaban quemadas. Su contenido se debió perder hace mucho tiempo. Pero había otro que hablaba de los artilugios utilizados por los alquimistas. Grababan en objetos círculos de transmutación para poder recurrir a ellos con facilidad. Collares, anillos, tatuajes... ¡Sin hablar de los geniales relojes de los alquimistas nacionales!
-¿Cómo este?-dijo una voz a su espalda.
Ante los ojos de Darunnia se paseo un reloj de bolsillo con un león grabado.
-¡No me lo puedo creer!¡Un auténtico reloj de alquimista nacional! ¡Potencia el poder de la alquimia del portador!¡Es precioso! me encantaría tener uno...
-Lo siento, es mío.
Darunnia se giró y vio a Alphonse que tenía, como siempre, una dulce sonrisa en los labios. En su mano estaba el reloj alquímico.
-¿Dónde lo conseguí?-dijo Alphonse, leyéndole la mente. Se ruborizó al oir lo que había dicho.-Lo siento, es la costumbre... Estos relojes ya no se hacen. Me lo gané por mérito propio. La única forma de conseguir uno es ganándoselo. No hay mucha gente en este mundo que posea uno de estos... ¿Estábais hablando de alquimia? ¿Y eso es un libro de alquimia? Debe ser uno de los pocos que quedan después de...-se cortó a medio de la frase. Darunnia le miró con ojos inquisitivos y Alphonse sintió una intrusión en su mente. La expulsó con facilidad.
-Después de que los alquimistas desapareciesen...-concluyó Darunnia, como si le hubiese leido la mente. Sacó un libro de historia de la magia y lo abrió por una página señalada.-"El cinco de agosto del año 1892, misteriosamente, todos los alquimistas desaparecieron. Nadie sabe que fue de ellos, y aún en nuestros días sigue siendo un misterio. MIsteriosamente, las dos grandes familias de alquimistas, los Zow y Flamel, fueron los únicos que quedaron en todo el mundo... Con ellos, desparecieron libros, material, e incluso las casa de todos y cada uno de los aluimistas desaparecieron con ellos..." ¿No es misterioso que tengamos un libro de alquimia entre nuestras manos?
-Alphonse Elric se inclina ante tí.-musitó, burlón. Consultó en su reloj la hora y frunció el ceño.- Falta poco para que empiece la clase de DCAO.
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He decidido colgar una foto de Edward y de Alphonse, para que podáis imaginarles.
Este es Edward, ¿a qué se parece a Eriond? Pero su rostro es más serio y severo.
Y este es mi querido Alphonse, tan dulce como el solo.
En fin, espero que os haya gustado.
Bsos de la Chica Dragón
Jade miraba distraída la ventana de la clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras. Había caído la noche y el cielo mostraba una hermosa Luna Llena. Estaba sentada en un taburete y a sus pies había un cubo de madera con algo extraño en su interior de un intenso color encarnado. Era piel.
Su brazo derecho, que debería ser una masa sanguinolenta sin piel, era en realidad una compleja máquina de color plateado.
-¡Mi autoimplante!-chilló la mecánica, aterrada.- ¡Mi precioso autoimplante de última generación! Ann, te dije que tus días de polimorfia habían acabado. Cada vez que lo haces lo desajustas.
-Deja de quejarte, Riky.-replicó Jade calmada.-Sé que te encanta que me lo estropee para venir de Shambala a arreglármelo.
La muchacha de pelo verde y ojos grises gruñó enfadada, pero no dijo nada. Sin una palabra, se acercó a Jade y desenganchó el brazo de metal de la plataforma del hombro. Se sentó en el suelo y comenzó a examinar más detenidamente el miembro de metal.
-¿Qué tal tu pierna?
-Está bien.
-¿Y los implantes de Edward?
-Creo que están bien. Está aquí, en el castillo.
-¿¡Está aquí!?-exclamó Riky con una inmensa alegría.- ¿Crees que lo veré?
-Riky, él ama a Elisabeth
-Pero ella está muerta.
-Pero él la sigue amando
Supongo que debe de ser cosa de familia.
Riky no dijo nada más, algo avergonzada, y se concentró en arreglar el brazo. Se produjo un silencio incómodo entre las dos.
-¿Y Luz?-comentó Riky sin haber
Las facciones de Jade se contrajeron y se pusieron tensas. Su puño se cerró.
-Murió.
-Eso no es lo que dicen.
-Orgothia la mató. Relicali Algrioz, ponte a trabajar.-replicó Jade con voz acerada.
Riky hundió su cabeza de nuevo la cabeza y siguió trabajando, algo melancólica. Estaba convencida de que Alphonse le diría la verdad, pero Alphonse no tenía ningún autoimplante, por lo que apenas lo veía.
Finalmente, alzó el brazo, examinando su trabajo, orgullosa. Con un aire ceremonial, se acercó a Jade y le colocó el brazo en la plataforma de metal.
-Voy a conectar los nervios, Ann.-le avisó Riky, algo tensa.
-Hazlo de una vez.-replicó Jade, molesta.
Riky, con una bocanada de aire, giró la llave inglesa. Y, donde todos y cada uno de los hombres se desmayaban de dolor, Jade seguía en silencio, con un único respingo como señal de que lo había hecho bien.
Jade movió el brazo y comprobó que todo estaba en su sitio. Había hecho un buen trabajo, como siempre.
-Bien hecho. Hasta luego.
-Espera. No lo toques mucho. Es temporal. Dentro de tres días te traeré un brazo y una pierna nuevos.
-Es totalmente innecesario. Me marcho.
Riky se mordió el labio y suspiró agotada.
-Es un experimento.-admitió Riky de mala gana.-Es un material nuevo. Puede volver a tomar su forma original sin variaciones ante los cambios
Podrías volver a usar la polimorfia.
Jade se giró lentamente y ladeó la cabeza pensativa. Sin decir nada, se marchó. Riky esbozó una sonrisa. Sabía que había conseguido su permiso.
Jade meditaba la propuesta de Riky por los pasillos cuando escuchó un chillido de auxilo en las escaleras. Corrió hacia allí y vio una sombra oscura sobre un alumno. La sombra s giró. Era una mujer de cabellos rojos como lenguas de fuego y ojos dorados, que podrían haber sido hermosos si no hubiese habido en ellos un tinte cruel.
-Buenas noches, madre.
-Orgothia
-Veo que lo vas asimilando
He oído que estabas buscándome. Aquí me tienes.
Jade avanzó un paso, pero se detuvo al ver que la mujer de cabellos de fuego sostenía al alumno, agarrado de sus delicadas manos, sobre la escalera. Con una sonrisa siniestra, Orgothia soltó la camisa y el alumno cayó.
Fue como una repetición. La misma historia que se repite. Un cuerpo que cae. La sombría figura mirando su caída complacida. Y Jade mirando con impotencia como cae.
Pero esta vez algo cambió. Su cuerpo se movía con elegancia y precisión y saltó, pegando sus brazos al cuerpo, cayendo más velozmente. El alumno caía inconsciente a su lado. Era Neville. Agarró su cuerpo y lo pegó al suyo. Entonces comenzó a cambiar.
Unas alas de suave plumaje blanco nacieron de su espalda y se extendieron, frenando su caída y depositándoles suavemente en el suelo. Jade soltó a Neville en el suelo y las alas se introdujeron de nuevo en su cuerpo. Él había perdido mucha sangre. No sobreviviría.
Dio una rápida palmada y golpeó su pecho con fuerza. Jade comenzó a notar arcadas y vomitó lo que esperaba. Una piedrecita de color rojo y de aspecto gelatinoso.
La cogió entre sus manos y esbozó una triste sonrisa. Dio otra suave palmada y la piedra se convirtió en un líquido rojizo en las palmas de sus manos. Vertió el líquido en la boca entreabierta de Neville y se convulsionó ligeramente. La sangre dejó de manar y las heridas sanaron.
Orgothia salió de entres las sombras a su espalda. Jade se giró como el rayo y agarró su garganta, levantándola del suelo.
Sintió satisfacción al saborear su miedo, su terror. Pero en los ojos esmeraldas vio algo más. Algo que le impidió acabar apretar el puño. Vio a Luz.
La empujó y se giró. Miró a Neville, que estaba inconsciente. Le levantó con facilidad.
-Sé donde está.-dijo Orgothia.
Jade no dijo nada. Aunque supiera donde estaba, no podía llegar hasta él.
-Para él será una pesadilla, nada más.-susurró Jade, mirando a Neville. Aunque era un susurro, sabía que Orgothia la escuchaba.- Un mal sueño
Ojalá
Se marchó, dejando sola a Orgothia en el suelo. Pero escuchó la última palabra de Jade.
-Ojalá lo nuestro hubiese sido un mal sueño.
"Que no está muerto lo que puede yacer eternamente, y con los extraños eones incluso la muerte puede morir.". Inscripción de la tumba de H.P. Lovecraft
"Que no está muerto lo que puede yacer eternamente, y con los extraños eones incluso la muerte puede morir." Palabras sabias de un hombre sabio. Fue un niño prodigio en su campo, la literatura. Quizás sabía más cosas de las que están permitidas ver a los mortales, con la vista puesta al futuro, a su muerte. Eso es lo que hace humildes a los hombres, y, posteriormente, los convierte en sabios.
Estas palabras estaban escritas en el diaro de Darunnia, que, a cada paso que daba, descubría cosas nuevas en ese mundo nuevo al que había ido a parar, e intentaba con todas sus fuerza absorber todo lo que podía, y, a la vez que descubría las cosas maravillosas que había en el mundo, descubría sus abismales carencias. Quizás ella fuese una niña prodigio, quizás no. Quizás solo fuese alguien con una insaciable curiosidad, como lo fueron muchos de los grandes de cualquier mundo.
Su vida transcurría en la biblioteca, y devoraba con pasión todos los libros que caían en sus manos. Y se daba cuenta de lo privilegiada que era. Ella había vivido con los hermosos elfos, de larga y longeva vida; había conocido a algunos enanos, gruñones sí, pero igualmente fascinantes. Había visto cosas que muchos desearían que existieran en los dos mundos. ¿No habían deseado muchos muggles y magos poder ver al pueblo silvano? ¿No habían deseado los habitantes de su mundo los grandes avances del otro, más allá incluso de sus propios deseos? Ella había visto las dos cosas. Sin duda era afortunada. Pero, los sabios no suelen ser felices, solo porque saben. Y ella sabía, y ya no era feliz.
Darunnia lo notaba. Notaba que Jade no era nada feliz, que veía sin ver, introduciéndose en su propia mente, sin salir nunca. Jade sonrío al escuchar la cita del escritor y solo murmuro un sordo: "Le recuerdo, era inteligente"
-Esta noche tuve un sueño muy extraño.-le comentó Neville Longbottom a Dean Thomas, recuperado de las heridas tras meses de convalecencia.
Darunnia ignoraba la historia que Neville no paraba de contar, mientras acariciaba a Riu. Meditaba pensativa su propio sueño... "Recuerda... ¿Qué tengo que recordar?"pensaba Dar, confudida. Entonces recordó el extraño hombre con el que se enfrentó en las sala de armaduras. Quizás él supiera algo.
Se levantó sin decir nada(se le estaba pegando esa costumbre de Jade, la "despedida a la francesa") y comenzó a caminar por el castillo, esperando notar unos ojos observándola desde las sombras. Cuando se acercó al segundo piso, notó una mirada aguda que la obserbaba.
-Sal, sé que estás ahí.
-Lo sé.
Dar se asustó al darse cuenta de que la voz estaba justo a su espalda. Se giró y ante ella se erguía una esbelta figura de tez hermosa y suave. Su cabello castaño estaba muy corto, pero le favorecía. Sus ojos azules, la miraban con una expresión de curiosidad.
-¿Qué sabes?-preguntó Darunnia, envalentonándose.
-Sé.-dijo simplemente.-Sé muchas cosas de tí, cosas que ni tú misma sabes.
-¿Como qué?
-¿Nunca te has preguntado porque mi cara te parece tan familiar, como si me hubieras conocido antes? ¿Nunca te has preguntado porque la cara de ese vampiro y la chica de ojos oscuros te parece tan familiar?
-¿Te refieres a Jade?
-Así que ahora se llama Jade.-comentó este en tono burlón.-Dile a "Jade" de mi parte que tenemos una cita pendiente...-se giró sobresaltado.
Una figura envuelta en negros ropajes apareció de entre las sombras. Sus cabellos rojos y su tez blanca era hermosa, pero sus ojos esmeraldas tenían un tinte cruel que estremeció a Dar.
-Artemis, ¿quién es esa muchacha? ¿No será quien yo creo que es?
-No le vas a hacer daño. Ni se te ocurra hacercarte Orgothia...
"¡Orgothia!"pensó la asustada mente de Darunnia... Su mente se fue a todo lo que durante su infancia había oido del temible y terrible Orgoth, dios de los orcos y las criaturas corruptas y corrompidas, las aterradoras historias de las torturas que les ocurrían a todos aquellos que tenían las desgracia de caer bajo su mano, y que eran llevados a la tierra negra, donde nada crece, donde una niebla eterna impide la luz del sol, y que son llevados al centro de la Tierra Tenebrosa, a su fortaleza... El nombre de Orgothia estaba relacionado con el de Orgoth y Dar comenzó a temblar de miedo.
-La alquimista está temblando como un flan.-comentó Orgothia burlona.-Mi madre me hablaba mucho de ella...
-Déjala en paz...
-Mátala.
-No.
-Nos descubrirá, y todo lo que hemos planeado fracasará...
-No lo hará.
-¿Cómo lo sabes?
-Lo sé...
Agarró a Darunnia y la levantó entre sus fuertes brazos (NA:¡Ay oma qué ricoooooo! Ejemmmm... Sí, me gustan los tios de brazos fuertes, ¿algún problema?) y la llevó afuera, a los terrenos del colegio, entre las sombras y sin hacer ruido alguno al moverse. Allí, la dejó en el suelo e intentó irse, pero Dar le agarró del brazo.
-No te vayas...-le dijo, angustiada. Sentía una gran tristeza y no podía explicarla.
-Me quedaré un rato, si es lo que quieres.-aceptó el hombre con tranquilidad. Se sentó en el suelo a su lado y se produjo un silencio incómodo.
-¿Te llamas Artemis?
-Supongo que es un nombre tan bueno como otro. Artemis Daenre...
-No diré nada... Si es eso lo que preguntas... Aunque no debería. Cualquiera que lleva a Orgoth en el nombre no debe de ser bueno.
-Yo estoy en su bando.
-Lo sé... Pero no lo comprendo. Tú eres bueno...
Artemis se giró y clavó sus ojos azules en Darunnia, y por un momento, Dar sintió temor.
-No, Dar... Te equivocas
Edward Elric miraba el cielo azul tumbado en la hierba de los terrenos de Hogwarts. Hacía frío, y todo el mundo estaba dentro, pero a él le gustaba el frío, le recordaba a ella. El frío le llevaba al pasado, donde ella estaba. Porque Elisabeth pertenecía al pasado. Donde él no podía llegar. Se miró la pierna metálica y recordó aquello que se la había llevado.
Sufrió un terrible estremecimiento. Unos malvados ojos purpúreos poblaban sus recuerdos. Un cuerpo deforme que le miraba suplicando que acabase el dolor... Y a su madre acabando con el sufrimiento.
Su vida estaba poblada de sufrimiento y de dolor. Estaba harto de este mundo. Pronto se irían a Shamballa, y ya no habría vuelta atrás. Pero él no marcharía. Se quedaría a morir aquí, al mundo que había sentido los pequeños pies de Elisabeth en la hierba. Al viento que había escuchado su risa y arrastraba su voz como un recuerdo, su aroma dulce y único. La luz de sus ojos estaba en los refrejos del sol sobre el agua cristalina. la suavidad de su piel estaba en la suave caricia de un pétalo de rosa.
Nunca podría marcharse de ese lugar. Ese mundo era su hogar.
"Ya has decidido" oyó la voz de su hermano en su mente, y notó la figura de su hermano tumbándose a su lado.
"Sí" respondió con la mente.
"Te apoyo. Pero no te comprendo."
"Tú nunca te has enamorado, Al... Nunca podrás comprenderme."
Edward se levantó sin decir nada más y se marchó hacia el castillo. Alphonse le vio marcharse en silencio. Entonces alguien se sentó a su lado.
-Déjale, Alphonse. Hasta que no se dé de morros nunca se va a dar cuenta.
Alphonse miró extrañado a su lado. Un hombre que parecía sacado del s.XVI, de la corte francesa, le miraba y le sonreía.
-Hola, Alphonse, ¡cuanto tiempo!, ¿no?
-Simkin...-balbució Alphonse, incrédulo.
"Soy un ladrón... Soy un mentiroso... Admírame" pensó turbado Artemis mientras observaba desde la más absoluta oscuridad el cabello blanco de Darunnia, que leía un colosal libro en su habitación. "Pero es igual a ella. Y Ann está a su lado siempre. Como antes." Se deslizó entre las sombras para salir, pero se encontró unos ojos negros, acerados y envueltos en un odio que aterraría a cualquiera. Pero Artemis no era cualquiera. Ni siquiera era humano.
-Supongo que debería empezar a llamarte Jade, Ann.-comentó Artemis en voz alta.
-Haz lo que gustes. Pero no tendrás tiempo para hacerlo. Te mataré antes.
-No entiendo porque quieres hacerlo. Solo quiero una cosa... Lo mismo que le hicistes a "Eriond", aunque siempre me gustó su otro nombre... Orgullo... Un buen nombre. Mejor que el mío, sin duda... Avaricia...
-Eres un error, Avaricia... Un error de Flamel... Y yo debo eliminarte.
-Lo cuel es innecesario. Conviérteme en humano. Y desapareceré. Jamás volveras a verme y nunca volveré a hacer nada.
-Haré contigo lo mismo que hice con Lujuria y con Ira. Gula ya es inofensivo... Acabó devorándose a si mismo...
Artemis frunció el ceño molesto. De todos ellos, Gula era el que menos merecía morir. Seguía siempre las órdenes de Lujuria. Se podría decir que estaba enamorado de ella. Si eso era posible en seres como ello.
-¿Y Pereza?.-comentó Artemis con una sonrisa burlona.- A esa la matastes justo después de que tu necio hijo la creara. La gente debería hacerse cuenta de sus errores, Ann.
Entonces, Artemis desapareció entre las sombras. No era el momento de enfrentarse a Jade. Al menos antes de conseguir su propósito.
-Adios, Andonathiel.-se despidió con un deje burlón.
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Bueno, para aquellos que live in the Moon, Andonathiel se encuentra en otros de mis fics, jajaajajajaja. En fin...
Bsos de la Chica Dragón
Jade leía con expresión concentrada un libro de pastas viejas que tenía entre sus brazos. Alguien entró en la Sala de los Menesteres, pero Jade no alzó la mirada. Ya sabía quien era.
-Buenas noches, Eriond.
-¿Qué haces aún despierta? Los alumnos no deben estar despiertos a estas horas.
-Dumbledore te envía... Siempre se ha preocupado excesivamente por mí... Ahora no debo dormir. Cosas más importantes me llenan la mente.
-¿Y qué puede ser tan importante como para no dormir?
-¿De verdad me lo estás preguntando? Si es así, eres un estúpido y un necio si piensas que te voy a responder...
-Soy un profesor.-replicó con tono autoritario.
-No, eres un vampiro y antes de eso eras un muggle... Un muggle que hizo cosas de las que se arrepiente...-una idea fugaz y luminosa se le cruzó por la mente.- Espera un momento... Resumen de Libros
Se levantó con la elegancia y suavidad que la caracterizaban y se fundió entre las sombras de un lugar oscuro. Cuando volvió, llevava un vaso de delicado cristal, con un líquido rojozo que era sangre. Pero no era normal. no era de un intenso color encarnado, sino que poseía un hipnotizador tono dorado que parecía que algo luminoso se movía dentro.
-Bebe.-le dijo tendiéndole la copa.
Eriond no lo pensó, y bebió el líquido rojizo. Pronto, comenzó a sentirse mal, como si se ahogase y cayó en la inconsciencia.
Cuando Eriond se despertó, la suave caricia de la mañana le acarició la piel. Suspiró calmado, cuando se alejó aterrado a un rincón oscuro.. Respiró con tranquilidad al ver que no se había quemado. Entonces se dio cuenta de que su piel estaba caliente, y de que hacía una cosa que no hacía desde años atrás. Respiraba.
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¿Os ha gustado? Espero que sí. Os recomiendo que os paséis por mi coautoria con Alba Potter, "Nunca jamás".
https://www.potterfics.com/historias/41105
Bsos de la Chica Dragón
Jade estaba comiendo tranquilamente en el comedor, aunque este estaba desierto. Era demasiado temprano para que cualquier ser del castillo estuviera despierto.
Pero no para el que había sido un vampiro.
-¿Qué hicistes?
-¿Acaso no lo ves?
-Me has convertido en humano... ¿Cómo lo has hecho?
-El sol ahora puede tocarte... Deberías agradecérmelo y dejarme en paz después.
-Pero no me siento humano del todo. No me siento diferente.
-Yo te he dado lo que te arrebataron, pero no puedo quitarte lo que te han dado.
-Eso significa que sigo siendo un vampiro.
-Tienes la fuerza de un vampiro, su vista aguda, su sigilo... Pero no eres un vampiro. Porque tú respiras y tu tienes alma.
-Ya... ¿Alguna vez nos hemos visto? Antes de esto.
-Claro que sí...
-Pero no lo recuerdo...
-No quieras recordar... No es agradable.
-¡Pero yo deseo recordar!
Jade le hizo callar, posando sus labios en los suyos. Eriond se sorprendió, pero comenzó a dejarse llevar por los suaves labios de Jade. Notó su frustración, y su ira, pero también notó una calidez que le quemaba y le enbriagaba. Entonces recordó.
"Era una noche fría y gris, y sentía mucho dolor. Miró su cuerpo, y se vio cubierto de una sustancia violácea. Le costaba respirar, su cuerpo le dolía. Se miró al espejo y se aterró al verse a si mismo. Sus ojos eran de color violeta, pero estaban vacíos. Porque no tenía alma.
Escuchó un chillido agónico, como si muchas personas murieran a la vez. Jade sostenía a Edward entre sus brazos. Ambos sangraban. A Jade le faltaba una pierna, que no paraba de sangrar. A Edward le faltaba el el brazo, y se agarraba la herida, con apariencia agónica.
Escuchó muchos gritos, pero no puedo aguantar más. Su propio dolor era demasiado y cayó en la inconsciencia."
Eriond volvió en sí. Jade aún estaba delante de él, lo que le extrañó. Era más propio de ella irse sin hacer ruido.
-No lo entiendo...
-Orgullo... Ese era tu nombre. No recordarás nada más. Yo me encargué de borrarlo. Aunque siguen ahí, en tu cabeza. Puedes intentar recuperarlos, si lo deseas... Pero yo no lo haría. Será doloroso.
-Entonces cuentámelo... Por favor.
Jade le miró, dudando. Pero entonces parpadeó, como burlándose de sí misma.
-No debería haberte contado nada... Tú no eres él... Y pensar lo contrario es una tonteria.
Sin decir nada más, se fue, como acostumbraba a hacer, en silencio y con increible sigilo y elegancia.
Mientras se iba, miró su reloj de alquimista, odiándose a sí misma mientras lo miraba. En el interior, grabado en la parte interior de la tapa se leía:
"Nunca olvidar. Porque los Imladris nunca olvidan."recordó una frase que dijo hace muchos años.
Jade estaba sentada en el borde del lago, mirando el gris reflejo de su figura. Pero sabía que no era la suya. Porque no eran suyos los cabellos negros que caían descuidadamente por sus hombros, como tampoco lo era su piel sedosa o sus ojos negros como el ónice. Porque esa no era ella.
Tantos años, y siempre con la desgracia como invitada en su hogar. Hacía tantos años que no había sido feliz, que ya no lo recordaba. Pero estaba harta. Ya no podía más. Tenía que acabar todo de una vez. Probablemente muriera haciéndolo, pero, ya estaba cansada de vivir. Antes sus hijos la mantenían viva, pero el nido estaba vacío, y ya era hora de arreglar los asuntos pendientes.
Se levantó con lentitud y con una sencilla palmada, desapareció entre una densa niebla que comenzó a formarse.
Darunnia miró hacia la ventana y bostezó con aburrimiento ante tanta niebla. Ya hacía rato que había acabado de estudiar, y no se le ocurrió nada que hacer. Entonces se percató de una cosa.
-¡Qué curioso! No hay nadie en la sala común, y Harry no aparece por ninguna parte... ¿Qué estarán haciendo?
-¿Estás seguro de todo, Hermione?
-Segurísimo, Harry... Si seguimos hacia el interior, encontraremos el laboratorio.
-¿¡Por qué el Bosque Oscuro!? ¿Nunca pueden esconder un laboratorio en un prado?.-masculló Ron, algo asustado.
El trío caminaba con paso apresurado por el bosque, evidentemente amedrentados. Un niebla densa e imprenetable les cubrió y les impidió continuar.
-¡Genial! Dejemos que las bestias nos devoren...
-Calla, Weasley.-susurró una voz a su espalda. Era Eriond.-¿Qué demonios estáis haciendo aquí? Está terminantemente prohibido para los alumnos entrar en el bosque. Corremos peligro. Con la niebla somos una presa fácil.
-Podemos ir al laboratorio...-sugirió Hermione.
-No sabía que hubiese un laboratorio... Vamos allá...
Harry no se podía creer que Eriond les dejara continuar hasta el laboratorio, aunque supuso que sería por la densidad de la niebla y el miedo a las criaturas del bosque.
Encontraron una enorme puerta de hierro, de aspecto viejo y desgastado, pero al parecer había sido abierta recientemente. ¿Quién más sabría de la existencia del viejo laboratorio?
-¿Qué es este sitio? .-masculló Eriond, algo suspicaz.
-Es el antiguo laboratorio de alquimia. Fue cerrado cuando todos los alquimistas desaparecieron.
-Pues alguien ha estado aquí... Entremos...
La estancia se introducía en la tierra y era de dimensiones colosales. Las paredes tenían grabadas miles de simbolos y de círculos de transmutación. Gran cantidad de mesas con los más complejos aparatos que sus ojos viesen jamás.
-Bienvenidos...-dijo una voz lúgubre nada más entrar...
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¡¡Chan chaaaaan!! Lamento informar de que el fic está acabando. No sé cuanto le falta, pero es poco...
Bsos de la Chica Dragón
Una oscura sonrisa miraba a Jade desde la oscuridad. Se había adentrado en el viejo laboratorio alquímico, y miles de recuerdos golpeaban su mente. Recuerdos de hacía tanto tiempo... Se recordaba a si misma dando clase en aquel lugar, mientras cientos de futuros alquimistas la miraban con reverencia, pues estaban con una leyenda de la alquimia. La mejor alquimista que había conocido el mundo. Y ahora, después de tantos años, solo quedaba la sombra de lo que había sido una vez.
Jade cogió con delicadeza un viejo decantador de cristal, y le limpió la espesa capa de polvo que la cubría. Bajo el decantador, escrito en la madera de la mesa, una vieja frase del viejo Aristóteles: "Somos lo que hacemos día a día. De modo, que la excelencia no es un acto, sino un hábito." Un poco más alejado, había otra inscripción: "El miedo a saber es, en el fondo, miedo a hacer, porque todo conocimiento entraña una responsabilidad." de Abraham Maslow, padre de la psicología humanista, cuya madre fue una de las últimas alquimistas en estudiar en el laboratorio alquímico de Hogwarts.
-¿Recordando a tu edad, madre?.-rió una voz a su espalda. Jade se giró con tranquilidad. Sabía perfectamente quien era.
-Orgothia, deberías saber que no tengo no tiempo ni ganas de pelear contigo.
-Al igual que nunca tuviste tiempo ni ganas de criarme. Todo se volcaba en mi hermana Luthien y mis hermanos. Pero a mí nunca me quisiste.
-Eso no es cierto, y lo sabes.
-Pero ya es tarde, madre. ¡Ha llegado la hora de morir!
Un viscoso líquido negro salió de entre las sombras y se deslizó por el cuerpo de Jade, que intentó desesperadamente liberarse pero no pudo.
-Es inútil, madre.-replicó Orgothia con un perverso brillo en sus ojos de oro.-Es la oscuridad de una draraña.
-¿¡Una Draraña!?:-chilló, aterrada. Las drarañas eran drows convertidos en un ser parecido a una acromántula, pero eran seres oscuros, perversos y desgraciados, que servían a las sacerdotisas drow. Era algo peor que morir.
-Sí, madre. Lentamente te convertirás en una de esos seres que aborreces. Y me marcho. Padre ha venido. Quizás quiera compartir tu destino.
-Él no es tu padre. Simplemente es parecido a él.
-No, madre... Él es REALMENTE él. Una transmutación humana perfecta. Su alma está allí, en el cuerpo de vampiro Eriond. Un homúnculo perfecto...
-Déjale en paz, maldito fruto de mi sangre. Pues, si lo haces, no habrá lugar en el que puedas esconderte. Ni en esta vida ni en la otra.
Orgothia se marchó con una sonrisa en los labios, dejándola sola. Sentía como el líquido viscosa se introducía en su cuerpo y un dolor le atravesaba el pecho. No podía escapar.
Darunnia leía uno de los libros que había sustraido de la biblioteca. Era un viejo libro de tapas desgastadas que había pasado años mejores. Hablaba de la historia de los alquimistas, hasta su desaparición. Pero había algo que no le cuadraba en toda la historia. Algo extraño que no acababa de cuadrarle. Entones su mente se iluminó.
Jade abrió los ojos con dificultad, y la luz la cegó, pero aún así abrió los ojos, hasta que sus ojos se amoldaron a la cegadora luz. Un rostro atemporal la miraba con una sonrisa pícara, ojos castaños y pelo broncíneo con destellos dorados y rojizos.
-¡Has vuelto, Andonathiel!-dijo la encantadora muchacha, aunque Jade no supo si era una muchacha, una mujer joven, o una anciana. Su rostro no desvelaba su edad.
-¿Dónde estoy?
-Estás en casa.
La siniestra voz que les había hablado, surgió desde las sombras. Un rostro hermoso y conocido sorprendió a Harry, que no podía creer lo que estaba viendo.
-¡Papá!
-Hola, Harry.
-Papá... ¿Eres tú el responsable de todo esto?
-Yo solo estoy busando el secreto aquí guardado. Aquella que tu crees una simple chica, es una gran alquimista. Y posee el secreto que ansío... El de devolver la vida a los muertos... La piedra filosofal... Sé lo que vas a pensar, Harry, y estás equivocado. La piera filosofal no solo es el elixir de la eterna juventud, sino que es un objeto, que, en manos de un alquimista, puede otorgar un poder ilimitado... Y Zow tiene lo que yo ansío.
-Pero...
-Harry, estoy harto de pasar mi vida solo... Solo quiero que tu madre vuelva...
-¿Y Voldemort?
-Voldemort no puede llegar hasta aquí, porque me protege algo más poderoso que el propio Voldemort... Me protege Orgoth...
-Este es tu hogar, el sitio donde deberías haber nacido, pero por un lamentable error, no fue así...
-¿Qué lugar es este?
La hierba de color esmeralda, con flores que ni la imaginación puede soñar. El lugar está lleno de enormes palacios como trozos de cielo y cristal, y muchas personas de belleza delicada y pura vivían allí. Era mucho más maravilloso que el reino de los Sindar.
-Este es tu hogar, Andonathiel... Después de todo, eres una maiar.
Darunnia corrió hacia la Sala de los Menesteres, pero al entrar, cayó al suelo.
-Perdón, ¿se ha hecho daño, señorita? ¡Darunnia!.-excalmó con quien se había golpeado. Darunnia alzó el rostro y ahogó una excalmación de asombro.
-¡Samah!
El rsotro de Samah estaba igual que la última vez que le vio. Sus ojos púrpuras seguía siendo los mismos que la última vez, y brillaban con la misma fuerza. Pero había un hilo de terror en su rostro.
-Samah, ¿qué ocurre?
-Es Orgoth, Darunnia...
-Tengo que volver.
-Es innecesario, lady Andonathiel. Son mortales. Nada de lo que hagáis puede cambiarlo.
-Mis hijos están allí...
-Y serán correspondientemente traidos hasta aquí.
-Entonces...¿Está Luthien aquí?.-preguntó con el alma en vilo.
-Lo siento.
-Entonces este no es mi sitio.-replicó llena de furia. Sus ojos negros destilaban odio.
-Sois una maiar. No tenéis opción. Ya no hay vuelta atrás...
Harry se negaba a creer que su padre intentase conseguir la piedra. Era algo que ni se le había pasado por la cabeza, ni en la más alocada y absurda de todas las teorías sobre la misteriosa actitud de Severus.
-No te preocupes, Harry. Pronto veremos a mamá...
-¡Dejadme!-vociferó Jade, enfuercida.
-¡Sujetadla!-chilló la extraña muchacha.
Las hermosas gentes que pasaban a su alrededor la agarraron con fuerza y apenas podía moverse. Pero sus hijos la necesitaban. Gabriel la necesitaba. Entonces se notó arder. Y su cuerpo se volvió más ligero que el aire, y se alejó de ese extraño mundo al que podría haber llamado hogar. Se quedaron atónitos, sin poder detenerla, porque... ¿Quién puede detener un rayo de luz?
Entonces, una sombra se acercó tras Harry, que no notó nada, no sentía nada. Estaba confundido. Por un lado sabía que estaba prohibido resucitar a las personas, pero ansiaba conocer a la madre que no había conocido. Además, era su padre, no era Voldemort.
-Pobrecillo.-se rió la sombra tras su espalda. Harry se giró alarmado y vio a una hermosa mujer de cabellos de fuego y ojos de oro.-Soy Orgothia, muchachito... La hija de tu amiguita... Jade creo que la llamáis... Jade... ¡Terrible nombre para una mujer!-se burló con un cruel destello en sus ojos dorados. (NA: Jade, en inglés, es un vulgarismo que significa, en palabras poco hirientes "mujer de mala reputación")
-Déjales en paz, Orgothia.-replicó Severus, con un tono cansino.
-Excepto a este.-corrigió, acercándose a Eriond.-Debe de ser extraño ser un ser como tú, ¿no, Gabriel?
-No sé quien es Gabriel...
-¡Claro que sabes! Después de todo, tú eres Gabriel, padre... Supongo que Madre no te lo contó, ¿no?-dijo burlonamente.
Eriond sintió una punzada de dolor, y por alguna extraña razón, sabía que lo que decía era verdad.
-El homúnculo perfecto...-susurró Orgothia, acariciándole la suave mejilla.-Madre hizo un buen trabajo resucitándote... Y la genial idea de mandar a los vampiros para convertirte en uno de ellos fue sencillamente genial. ¿Sabes que Madre dio su pierna izquierda dio su brazo derecho para hacerlo? Entonces no contaban con la piedra... Y dieron más cosas, ¿sabes? Murieron todos los varones de los hijos de mi hermano Edward... Y todo por tí...
Eriond abrió los ojos, aterrado. Era un ser extraño... Y Jade, que había sacrificado todo aquello, solo por él... Era un monstruo...
Entonces se abrió la puerta, y Darunnia entró corriendo, seguida por un joven alto y esbelto, de cabllos blancos y ojos purpúreos.
-¡Harry!-chilló intentando advertile. Al ver el rostro de Orgothia, gruñó con rostro sombrío.
-¡Mirad quien apareció! Más familia. La única superviviente de la familia Zow... Hija de Laia, la nieta favorita de Jade... Soy tu tía abuela... No me extraña que pongas esa cara... No es nada agradable pensar que tu familia va a ser quien te mate.
-Ni se te ocurra ponerle un dedo encima, Orgothia...-susurró una voz que surgió de entre las sombras.
-Vamos, Artemis... ¿Ni un poquito?
La fuerte figura de Artemis salió de entre las sombras, con sus fríos ojos azules mirando con fiereza a Orgothia.
-¿No querrás que te mate cuando estás tan cerca de conseguir tú propósito?
-¡Oh, vamos, James!
-No me llames así. Yo no soy ese hombre. Solo soy el homúnculo de él.
-¿Por qué te importa tanto esa muchacha? ¿No será por lo que yo creo? Lo cierto es que se parece mucho a Laura Flamel, ¿verdad?
-Cállate, Orgothia...
-Es clavadita.
Una bofetada cruzó el hermoso rostro de Orgothia, que le escupió en la cara con expresión divertida. Con ese acto, Artemis acababa de decir que todo lo que había dicho era verdad.
-Bueno... Hora de la venganza...
Darunnia no salía en sí de su asombro. Aturdida, consternada y confudida era el extraño estado en el que se quedó tras la extraña revelación de Orgothia. Pero no le sorprendió demasiado. Hacía días que sabía que Jade (o Andonathiel) era mucho más vieja de lo que aparentaba gracias a el registro de alquimistas de la sección prohibida (se podría decir que había conseguido amaestrar a su wyrm para hacer otras cosas que para entregar cartas que nunca son enviadas). Lo que le sorprendía era que, ella, un ser de otro mundo, fuese familia de Jade. ¿Cómo es eso posible? ¿Acaso los alquimistas sabían como viajar entre los mundos? ¿O acaso era un producto de un extraño experimento fallido? Muchas dudas y ninguna respuesta.
-Bueno... ¿Dónde está la alquimista?-murmuró Snape con rostro huraño.
-Digamos que ya no está... Y a la vez está...-respondió Orgothia con una sonrisa ambigua.
-¿Qué quieres decir?
-En estos momentos debe de estar convirtiéndose en una draraña. Y cuando se convierta en ese ser oscuro, mi señor podrá controlarla y obligarla a contárnoslo todo...
Darunnia ahogó un chillido aterrado. Las arañas son seres oscuros deformes, a los que se les ha hecho, por un cruel catigo drow(elfo oscuro), que sean convertidos en un ser entre una araña y un ser humano. Son seres horribles y terriblemente peligrosos, leales a un líder...
-¿Cómo demonios has logrado el hechizo para convertir en Draraña?-gruñó Snape, algo asustado.
-¡No te preocupes, querido! Te necesito vivo. Solo un alquimista puede realizar la transmutación, y, sinceramente, ese tipo de alquimia no es mi especialidad... Las drarañas no pueden usar alquimia ni magia, así que... Es hora de invocar a mi señor...
Orgothia sonrió de forma siniestra y alzó los brazos. De sus carnosos labios se escuchó una extraña lengua imposible de pronunciar en labios humanos. Era una lengua dura y terrible, que provocaba miedo y terror solo de escucharla. Darunnia se estremeció entera y chilló de terror. Era la lengua de Orgoth...
Las sombras se unieron en un círculo frente a Orgothia, y estos se abrieron, dejando ver un enorme túnel que parecía sacado del mismo infierno. De allí, surgió una enorme sombra que sonreía de forma perversa. Era un rostro hermoso y repulsivo, atrayente y a la vez terrible. Era el rostro de Orgoth, el más poderoso de los hijos de Ilüwe, el señor tenebroso... El Dios de los Orcos...
Una figura plateada empujó a Orgothia y se puso frente a Orgoth, con una mirada desafiante. Samah le escrutó con sus ojos púrpuras y desenvainó su espada. Estaba radiante. Todo su ser destilaba luz, que apartaba la negrura de Orgoth
Orgoth sonrió y desenvainó su terrible espada y comenzaron a luchar. Parecía una lucha de titanes, con golpes que podrían arrancarle la cabeza a un jabalí, y no parecía haber un claro vencedor. Pero poco a poco, Samah fue perdiendo fuerza y cayó al suelo. Todo parecía perdido cuando un fuego infernal rodeó a Orgoth.
Era Edward Elric, que con su control sobre los elementos, ponía su grano de arena en aquella extraña lucha. Orgothia gruñó e hizo uso de su poder. Su cuerpo esbelto comenzó a deformarse hasta transformarse en un enorme dragón rojo, con dientes afilados como espadas y ojos ambarinos que brillaban con odio y furia. Con un rugido que hizo temblar el suelo, el dragón embistió a Edward, pero algo realentizaba su avance. Alguien intentaba controlar su mente, y el dragón sabía perfectamente quien era: Alphonse Elric estaba al lado de su hermano, concentrándose todo lo que podía para parar el avance del dragón.
Samah y Orgoth seguían luchando con ferocidad. Orgoth lanzaba tajos a diestro y siniestro, mientras Samah los esquivaba e intentaba lanzar una estocada , pero Orgoth cubría bien sus puntos débiles, y Samah empezaba a cansarse.
Entonces una luz dorada apareció en medio de tran cruenta lucha y una figura se condensó en medio de los contendientes. Una mujer de cabellos ardientes y ojos dorados estaba allí en medio, ataviada con una delicada armadura dorada y plateada. Era Jade, y a la vez no lo era. Sus ojos brillaban como soles, y con una mirada, Orgoth retrocedió aterrado. Con un chillido, la muchacha dio una palmada que golpeó el pecho de Orgoth, que ardió en llamas que no apagaban. Quemado y debilitado, Orgoth se introdujo de nuevo en el túnel, que se cerró con rapidez.
El dragón chilló con frustración y se volvió contra la mujer de ojos dorados, pero apenas pudo acercarse, porque sus patas se hundieron en el suelo, que se había convertido en arenas movedizas, para luego convertirse en piedra.
Pero esto no le detuvo, sino que, lleno de furia, sacó las piernas con fuerza, extendió las alas, rompiendo el techo, con lo que cascotes cayeron al suelo. Agotado, el dragón, volvió a su forma original, volviendo a ser Orgothia.
-¡¡No es posible!! ¿¡Cómo!? ¡Es imposible!
-Todo es posible, Orgothia... Sobretodo si eres un maiar...-replicó Andonathiel con un tono neutro.-Márchate, Orgothia. Orgoth es un mal señor, y volverá por tí...
-Pero... ¡Estaba tan cerca de conseguir la piedra!
-¿No te has dado cuenta aún! Para conseguir la piedra es necesario el sacrificio humano de millones de personas... Fue forjada dos veces. Una en la época de la peste, por Flamel y yo... Yo forjé otra, con cientos de años... Y la tienes en frente y aún no te has dado cuenta.
-¿Qué? ¿Tú...?
-Sí... Yo soy la piedra, el mejor escondite que pude encontrar. Mi sangre tiene poderes curativos, y puede devolver la vida a los no-muertos.-dijo con un mirada significativa a Eriond.-Pero no puedo devolver la vida a tu esposa, porque ella no quiere volver, Severus... No quiere ir en contra de todo lo que ha pensado, y una piedra que se alimenta de vidas humanas va en contra de todos sus principios...
-¿Cómo lo sabes?
-Porque la he visto. Cuando venía hacia aquí. Para atravesar los distintos mundos hay que atravesar la Puerta...
-¿La Puerta?
Se escuchó un chillido, y todos giraron la vista. Un enorme cascote estaba sobre el cuerpo de Edward, que respiraba con dificultad. Alphonse estaba a su lado, lívido como una sabana.
-¡¡Ed!!
Jade y Orgothia se acercaron a él y levantaron el cascote con alquimia. Pero no había nada que hacer. Estaba al borde de la muerte.
-¡Hermano!-musitó Orgothia.-Perdoname... Si no hubiese tirado los cascotes...
-Luz...-balbució Edward.- Te veo de nuevo...
Orgothia estuvo al borde de las lágrimas. Luz era su nombre, aque que tenían antes de matar a su hermana, Luthien. Entoces unas manos cogieron a Luz de los tobillos e intentaron arrastrarla hacia en interior del túnel que se había llevado a Orgoth. Samah y Eriond la agarraron con fuerza, pero apenas podían. Cuando las manos se soltaron, una daga voló, acertando en el corazón de Luz, muriendo en el acto. La daga era de Andonathiel.
-¿¡Qué has hecho!?-chilló Eriond enfurecido.
-Lo mejor. Si la hubiese dejado ir, habría pasado toda la eternidad sufriendo torturas innombrables. Ahora irá a donde debería estar: con Luthien...
-Madre...-balbució Edward.-No os preocupéis por mí... Por fin veré a Elisabeth...
-No digas eso, hermano.-replicó Al con lágrimas en los ojos.
Cerró los ojos suavemente y expiró.
-¡No"-chilló Alphonse.-Todo lo que hemos hecho... ¡Para esto!
Entonces Andonathiel abrazó al cuerpo de Edward y hebló a una voz interior. "¿Sabéis lo que habéis de hacer?" Las voces asintieron y con una palmada se golpeó su cuerpo.
-Me da igual lo que toméis esta vez.-chilló Andonathiel.-Pero devolverme a Edward.
Notó como alguien se aferraba a ella y entonces la vio de nuevo. La puerta. allí estaba otra vez la misma figura indeterminada y a la vez determinada, nada y todo...
-Intercambio equivalente.-rió la figura.
La puerta se abrió y unos brazos se aferraron a ella, pero no se resistió. El intercambio era equivalente.
Edward saltó de golpe, como si hubiese tenido una pesadilla, y allí estaba todos. Pensó que iba a morir, pero estaba vivo. Tendría que esperar para ver a Elisabeth. Entonces escuchó unas voces en su interior. Eran las voces de las almas cuyo sacrificio había formado la piedra. Y entonces supo que hacer.
Notó una fría brisa salada golpeándole el rostro y escuchó el murmullo de las olas del mar. Las gaviotas graznaban sobre su cabeza, volando libres. Abrió los ojos y vio una figura frente al mar, con una expresión aturdida y confusa.
Se levantó con dificultad y se sacudió la arena de su cuerpo.
-¿Qué haces aquí, Eriond?-le preguntó.
-Ya no soy Eriond
Ni soy nada
No sé ni quién soy... Y sé que tú puedes responder a mis dudas.-entonces se fijó en Jade, pero esa no era ella.
Sus cabellos eran de una oscuridad distinta, eran una oscuridad atrayente y seductora, no la fría oscuridad de antes. Sus ojos seguían siendo oscuros, pero brillaban con vida, inocencia y picardía. No eran los fríos pozos oscuros que veían sin ver que una vez había tenido. Su piel también había cambiado. Poseía una blancura nacarada, sugerente y suave, no el frío blanco marmoleo de las estatuas griegas. Esa era la auténtica Andonathiel de Wildantor, no Jade, bajo el aspecto de Luthien Elric.
Eriond quedó embobado por su sonrisa dulce y el brillo de sus ojos, por su suave piel blanca, que prometían sueños.
-¿Qué te preocupa?-le preguntó Eriond.
-Dijo que el intercambio era equivalente.-le mostró su brazo. Eriond no vio nada distinto, pero ella sabía que era un brazo humano auténtico, no un automail. Y ello la descolocaba.-Incluso contigo, debería haber muerto. Sacrifiqué mi vida para recuperar a Edward y aún así sigo viva. ¿Puede ser que haya ganado algo sin tener que pagar nada? O acaso Ed sigue...
- Viajaste mucho. Toda la gente que conociste... Todo lo que viste... Todo el dolor y el trabajo duro.... Todo lo que aprendiste... ¿No es suficiente sacrificio?
Andonathiel esbozó una ligera sonrisa y se fue caminando por la orilla.
Darunnia miraba su reflejo en la orilla del lago, preguntándose si Jade estaría bien en algún lugar que llamamos Cielo. Porque es el sino de los hombres morir sin saber a donde van, pero uno nunca puede evitar no preguntarse por ello. ¿Pero a donde van los que no son humanos? ¿Hay un lugar para ellos?
Una sombra sigilosa se coloca tras Darunnia en completo silencio. Sonríe con una sonrisa complacida. Con un movimiento rápido, Darunnia cae al lago, pero una mano la agarra y evita que caiga al agua
-¡AAAhhh!!-chilló Darunnia asustada.- ¡Artemis! ¡Para ya!
-No he perdido facultades, por lo visto.-comentó Artemis con una sonrisa y un brillo en sus ojos azules.- ¿Qué pasa, canija?
-¡Yo no soy canija!
-Eso es lo mismo que dice Edward
Pero es demasiado bajito para su edad, si consigues averiguar cual es. Es tan canijo que hay que mirarle con lupa.
-¡Artemis!-le regañó Darunnia.- No deberías insultar a aquel que te ha convertido en humano. Aunque el deseo fuese de Jade.
-¡Esto es nuevo! No sabía que los canijos se protegen entre ellos.
-¡Artemis! ¡Ya basta! ¿Qué vas a hacer ahora?
-Creo que me meteré en el ejercito y cuando llegue a los más alto
Ese día
¡Ese día las oficiales llevarán minifaldas!
-¡Artemis! ¿No puedes tomarte nada en serio?
-¿Para que malgastar una vida amargándose? ¿Acaso no es mejor disfrutar y ser feliz? Ahora que soy humano
No voy a malgastar esta vida.
-¡Ei!-les llamó una voz a su espalda. Una muchacha de cabellera verde y soñadores ojos verdes.- ¿Eres Darunnia Dragen?
-Yo soy.
-Mi nombre es Relicali Algrioz, alquimista de la vida artificial. Andonathiel de Wildantor, alquimista de las estrellas, nos dijo que tú sabías alquimia.
-Bueno, si sé un poco.
-Ella deseó que tuvieras esto.-le entregó un paquete marrón. Darunnia lo abrió con además ceremonioso. Era un reloj de alquimista
-Gracias
-No tienes que dármelas.
-Harry
Perdóname
-Padre, yo te perdono. Siempre que no vuelvas a intentar hacerlo de nuevo.
-No creo que pudiera. Me he dado cuenta de una cosa: que al intentar hacerlo traicionaría a las personas que más me importan en el mundo.
Darunnia gruñó frustrada en el bosque. Todo se acababa y cuando eso ocurriera, todo sería nada más que un bonito recuerdo, nada más. Enfurecida, pegó una patada al árbol con todas sus fuerzas, que cayó y comenzó a retorcerse hasta tomar la forma de un humano.
-¡Simkin!
-¡Ayyyyyy! ¡Me has matado, Darunnia! ¡Ayyyyyy! Todo se vuelve oscuro
-Vamos, Simkin, no es para tanto
-Me estoy muriendo, Dar
-¡Levántate ya, Simkin!-gruñó Darunnia, cabreada.
-Bueno, da igual. ¿Qué es un asesinato entre amigos?
-Hola, Ed
-murmuró Relicali, algo sonrojada.- ¿Cómo te encuentras?
Edward estaba tumbado en una cama, agotado por todo lo acontecido en las últimas horas.
-Estoy bien, Algrioz. Dejad de preguntarme todo el mundo lo mismo, no soy de cristal, no me voy a romper.
-Pero
Tu madre acaba de
-Sé lo que sé, Algrioz. No es necesario que me lo recuerdes. Mi madre nos amó desde el mismo momento que supo que íbamos a nacer y siempre nos cuidó, aunque lo que lamento es no haber podido estar más tiempo con ella. Pero era necesario. La Cábala la perseguía y ella habría sufrido mucho si nosotros hubiéramos muerto
Siempre nos decía que un padre jamás
Jamás
Debe sobrevivir a los hijos
Por eso le destrozó la muerte de Luthien
La mayor, la primera, la más dulce
Luego llegamos Alphonse y yo, siendo yo el mayor
Siempre me dijo que debía de cuidar de mis hermanos, pero
No lo supe hacer. Podría haber evitado que Luthien muriera, pero no lo hice. Me cegó el hecho de que
-Era tu hermana
Uno nunca se imagina que su hermana sea una asesina.
-Eso no importa. Siempre pensé que me odiaba por dejar que ella muriera
Pero me ha salvado
-Ella no te odiaba
Es tu madre. Ella nunca te odiaría.
-Eso no cambia el hecho de que me odie a mi mismo. Al igual que me odio por lo de Elisabeth
-Era humana, Edward. Los humanos mueren. Es su sino
Deberías dejar de echarte la culpa por cosas que están fuera de tu control. "Uno es todo y todo es uno", ¿recuerdas?
-Eso no quita que duela igual
-Cuando dejes de lamentarte de ti mismo, estaré esperándote.-musitó Relicali, cansada. Se marchó de la habitación dejando a Edward solo.
-Simkin, todo ha acabado. Dentro de poco todos volveremos a casa.
-¿Acaso no quieres volver?
-¡Claro que quiero! Pero sé que una vez me marche, quizás jamás vuelva a este lugar
No sé ni que hacemos aquí
Ahora que lo pienso
¿¡Tú que haces aquí!?
-Es una historia muy larga que estaré encantado de contarte. Fui a casa de mamá y luego vine aquí, y me encontré con la abuela que me llevó a no sé donde y luego me enteró de que no está, lo cual es una pena, porque siempre me han gustado sus tartas de queso
-¡Para el carro! No me entero de nada. ¿Tu madre? ¿Tu abuela? ¿Tartas de queso?
-Claro
Mi abuela es Andonathiel
Creo que también es tu abuela
¡Qué digo! Es tu abuela, después de todo, somos medio-hermanos, eso sí, por parte de madre, por supuesto, lo cual es realmente desconcertante, ¿verdad?
Harry despedía a sus amigos Ron y Hermione que subían al tren de vuelta a casa. Darunnia les despedía a su lado, vestida con un sencillo blanco que le había prestado Relicali.
-Es una lástima que tengas que irte, Dar.-dijo Ron compungido.
-Sí
¿Seguro que no te puedes quedar? Dumbledore seguro que querría que te quedases.-dijo Hermione.
-No puedo. Los alquimistas van a cerrar el espejo que me permitiría venir a este mundo
-Pero, allí no tienes a nadie. Y aquí esta Edward Elric y Alphonse, que aunque lejanos, son tu familia.
-Y en mi mundo está mi medio-hermano
Que aunque sea un desastre es algo. Además, yo nací allí y crecí allí. Este mundo es nuevo y extraño para mí. Echaría de menos la sombra de los Silverins en verano y recoger sus hojas plateadas para decorarlas para las fiestas.
-Lo comprendemos y lo lamentamos
¡Ah!-chilló Harry al ver que alguien le toca por la espada.
-No he perdido facultades.-sonrió Artemis.-Ha sido un placer asustaros, muchachos, yo me monto en el tren.
-¿Te vas?
-He decidido redescubrir este mundo que no visitaba desde
Bueno, ¡muchos años!-rió Artemis ante la imposibilidad de contabilizar los años.-Adiós, muchachos
Sin decir nada más, se subió en el tren. Hermione y Ron hacen lo mismo, pues el tren estaba a punto de salir.
Artemis estaba sentado en el vagón del tren, mirando distraídamente la ventana. Se giró y vio una figura frente a él.
-Pierdes facultades, Avaricia.-le dijo la figura.
-Vaya, Pereza. Pensaba que Andonathiel te había asesinado.-replicó este, ligeramente asombrado. Una hermosa mujer de ojos como el cielo y el cabello como el trigo sonrió complacida.
-Hay que sobrevivir en este mundo, Avaricia, tú lo sabes muy bien. Además, ella no me mató. Me hizo humana. Algo bastante agradable, ¿verdad?-miró inconscientemente por la ventana como si buscase algo.
-¿Aún le amas?
-¿Amar? ¿Nosotros? ¿Amas tú a esa muchacha que se parece a Laura Flamel?-replicó incómoda. Artemis estaba algo incómodo también.- He de marcharme
Solo venía a darte la enhorabuena. Bienvenido a la humanidad.
-Espera, Pereza
¿Están los demás vivos?
-Andonathiel no era tan malvada como la pintan
Gula y Lujuria tienen unos hijos preciosos
Viven en Estocolmo
Quizás deberías pasarte.
-¿E Ira?
-En casa, tan irascible como siempre. Creo que desde que se apuntó al boxeo está más tranquilo.-sonrió con tranquilidad.- Adiós, Avaricia.
-¿¡Y Envidia!?
Pereza le miró con una expresión lúgubre y con una ira contenida.
-Sigue con vida, pero ya sabes como es. No parará hasta vengarse de Hohenheim.
-No lo conseguirá. Hohenheim está en Shamballa.
-Adiós, Avaricia.
Pereza se marchó con lentitud y sigilo, con pereza. Entonces alguien vino y se sentó frente a él.
-¿Quién era esa?
-Una vieja amiga. ¿Qué haces aquí, Darunnia?
-Ver mundo.
-¿Y tu equipaje?
-Le pediré a Harry que me lo envíe
-Canija, el mundo es muy grande para ti.
-¡¡¡No me llames canija!!!
Los hermanos Elric miraban como el tren se alejaba. Entonces, Alphonse vio como una muchacha miraba el tren con frustración. Lo había perdido. Tenía los ojos grises, que parecían mirar en cada parte de tu alma. Su cabello era castaño, con destellos rojos y dorados.
-Genial
-¿Te puedo ayudar?
-No sé como
El tren ya se ha ido.
-No del todo.-Alphonse se concentró y entonces, ante los ojos anonadados de la chica, el tren se paró. Entonces, Alphonse la agarró de la mano y corrieron hacia el tren. Cuando llegaron, cansados y sin alientos, se sentaron en el primer vagón vacío que encontraron.- ¿Podía o no?
-Muchas gracias. Justo el último año y pierdo el tren
Me llamo Maya Brooks.
-Yo soy Alphonse, Alphonse Elric.
Edward sonrió ante la carrerita de su hermano y la chica. A su lado Relicali, no podía para de reír.
-Rikki, yo
Quería pedirte perdón
Tienes razón
La muerte es algo que escapa de mi control
-Me alegro de que después de tantos siglos te hayas dado cuenta
-Bueno
Soy viudo
¿Podríamos intentarlo? Quizás funcionaría.
-Supongo que sí
-Aunque ahora que no tengo automail, supongo que seré muy aburrido
-Jamás me aburriré de ti.-sonrió Rikki. Por fin todo era como debía.
Andonathiel miraba el horizonte del mar, quizás sin final, quizás no. En un mundo nuevo, ¿quién sabe nada?
-Ann.-le dijo Eriond, mirando su cabello mecerse con el viento.- ¿Qué crees que hay en este mundo? Lo hemos dejado todo allí
¿Qué nos queda? No nos queda nada
-Te equivocas, Gabriel. Nos queda todo
-replicó con una embriagadora sonrisa.
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Una aclaración... ¿Cuándo dije yo que Jade había muerto? ¿Matar a mi personaje favorito? ¡Yo no soy como Rowling! Bueno, queda el epílogo...
Be original, my friend!
Bsos de la Chica Dragón
Harry James Snape dormía tranquilamente en su cama de la habitación de Griffindor. De repente la ventana se abrió de golpe, despertando a Harry de sopetón. Se levantó para carra la ventana cuando una figura se abalanzó desde la ventana sobre él...
To be continued...
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Bueno, este es el principio de la tercera parte. Espero que os haya dado ganas de más. Es un pequeñísimo adelanto, pero vamos a lo que vamos. Voy a dedicar este último capítulo a resolver las dudas y los secretos que hay por resolver y que no influyan en la tercera parte...
1.¿Cúantos años tiene Jade? Esa es una buena pregunta, pero como no quiero arriesgarme preguntándoselo(por una patada ninja o algo así), lo calcularé... Si en 1382 Flamel ya había conseguido transmutar el plomo en oro y Jade tenía en esa época dieciseis o así... ¡¡Alaaa!! ¡Qué vieja! Ejem... Quiero decir... ¡Qué venerable ancianidad! ejem... Para tener siescientos cuarenta y tres años... Por esa regla, Edward y Alphonse tiene seiscientos veinticuatro y Luz(o Orgothia) seiscientos veintitres.
2.¿Qué es la alquimia? Bueno... Dejaré que Alphonse os lo expliqué... Alphonse... Mediante la alquimia se varía la forma y organización de la materia, incluso hasta el nivel subatómico, pudiendo cambiar por ejemplo, los átomos de plomo por otros de oro, o transformar una barra de plomo en una estatua de la misma masa de la barra que se tenía. Para la alquimia se precisa un Círculo de Transmutación, medio para canalizar la energía del Alquimista a lo largo de la reacción de transmutación. Esta reacción se basa en el Principio del Intercambio Equivalente, ya explicada en el fic... ¡Excelente, Alphonse! ¿Os a quedado claro? (Sonido de grillos de fondo) En fin, la siguiente parte se indagará más, no os preocupéis...
3.¿Qué es un homúnculo? Bueno, para aquellos que no hayan leido mi fic de "La hija del Fénix" os diré que un homúnculo es un ser humano artificial, que carece de alma y nacen de una transmutación humana fallida(osease, que intentas resucitarla y fallas)
4.No acabo de pillar lo de la piedra filosofal... Bueeeeno, no pasa naaaada. La piedra filosofa, a parte de otorgar la juventud y ser la Panacea universal(que cura toda enfermedad), es un amplificador del poder alquímico, que permite ignorar el Principio de intercambio equivalente.(Osea, que los alquimistas se vuelven superpoderosos) Esta permite a los homúnculos convertirse, además, en humanos completos(con alma y todo)Sin embargo, completarla implica un enorme gasto: una cantidad muy alta de vidas humanas han de sacrificarse para ello. Dado que la Piedra es la condensación de la energía almacenada en los humanos, cada vez que se usa, y dependiendo de las dimensiones y carácter de la transmutación, se consume parte de dicha energía, y por tanto parte de la Piedra desaparece. Osea, que cada vez que Jade usaba la piedra filosofal, encerrada en su propio cuerpo, perdía parte de su fuerza... Por que la piedra filosofal es energía, y no necesariamente una piedra, por lo que una persona puede albergarla en su interior.
5.¿QUé es la Puerta de la Verdad? Esto... ¡Edward! La Puerta de la Verdad es algo que existe dentro de cada ser humano, y que los alquimistas abren inconscientemente cada vez que realizan una transmutación. Cuando una persona realiza alquimia humana, su alma es llevada directamente ante esta puerta. Allí recibe los elevados conocimientos que se requieren para la transmutación humana, pero al coste de algo muy preciado para él, por lo general, parte de su cuerpo. Sin embargo, aquellos que han visto el contenido de la puerta y sobrevivido tienen la capacidad de realizar alquimia sin círculo de transmutación. Esto se debe a que canalizan de forma inconsciente la energía por su cuerpo de la misma forma que se haría por un círculo, porque recibieron toda esa información de la puerta una vez, aunque no la recuerden explícitamente. Tras chocar sus manos, el círculo se activa, y se inicia la transmutación. Además, la puerta de la verdad permite introducirse en otros espacios dimensionales, ya sea solo el alma o el cuerpo y el alma. ¡Sí es la mar de sencillo!
6.Principio del Intercambio equivalente. Para obtener algo, es necesario sacrificar algo de un valor equivalente, es el enunciado de este principio, que rige todas las transmutaciones en la alquimia. Se traduce en que para conseguir algo de una determinada masa y composición, se ha de partir de esos mismos materiales en cantidad y proporción, de tal forma que la reacción se limita a cambiar la forma en que están ordenados. Es la primera y única ley a tener en cuenta por un alquimista, y lo primero que se aprende.Sin embargo, ignora uno de los principios fundamentales de la física moderna: la transformación de masa en energía y viceversa. En una reacción no sólo se aplica la masa a transmutar, sino también energía, y esa energía que sale "de la nada" invalida el principio. Sólo al final se sabe de dónde se obtiene esa energía. Sin embargo, éste principio no sólo se aplica a la alquimia o a la ciencia, pues tiene un valor filosófico en el que se basa el flujo, el porqué, y el motivo de las cosas en el mundo. Pero está ley está incompleta.
Bueno, para más dudas, ¡¡comentad!!
Be original, my friend!
Bsos de la Chica Dragón
El pasado siempre vuelve - Fanfics de Harry Potter
La figura se alzaba entre las tumbas de un cementerio, como una sombra. Su pelo oscuro caía sobre sus hombros y sus ojos oscuros parecían poder ver más all�
potterfics
es
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2023-02-27
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