El placer culpable de Ted Lupin
Todohabía empezado hacia mucho, cuando él tenía un matrimonio feliz, cuando todo ensu vida era perfecto.
Harryle había pedido que viajara a Francia por temas de trabajo, y allí habíasurgido la idea de alojarse en la casa de Dominique, su cuñada.
Pocorecordaba él de ella, solo tenía memorias de una pequeña y dulce pelirroja quesolía hacer travesuras, sabía que se había ido a vivir a lo de su tía Gabriellepara estudiar en Francia, y la había visto el día que se caso con Victoire,pero de eso ya hacían muchos años.
No pudoevitar verse sorprendido ante la belleza de la joven, que con sus veinte añosrecién cumplidos era la chica más bella que hubiera visto, incluso más que suesposa.
Dominique,era una joven de cabellos rojos como el fuego con pequeñas ondas en las puntasy que le llegaban hasta la cintura, poseía unos ojos color cielo quehipnotizaban a cualquiera. Un rostro perfecto, lleno de pecas que también teníaen todo el cuerpo, en lugares que hacían suspirar a los hombres de tan soloimaginarlo.
Sucarácter era otro tema, fuerte y decidida, despertaba suspiros a su paso yamaba hacerlo, sabía que los hombres caían ante sus encantos y eso lefascinaba.
Por esocuando Ted llegó y no demostró gran interés en ella se sintió ofuscada, despreciaday eso le generó una terrible atracción hacia el hombre.
Y así,durante el largo mes que Ted permaneció en su casa se dedicó a seducirlo.Aunque al principio sintió culpa por su hermana, debía admitir que nunca sellevó bien con esta.
Solíacaminar por el apartamento luciendo su ropa interior de encaje y ajustadasblusas, o en otros casos prendas transparentes sin ropa interior debajo.
Y Tedhacia todo lo posible por evitarla, por no verla. Pero la belleza de ella eraimpresionante, lo turbaba, verla casi desnuda lo hacia desearla cada vez más. Muchasveces se despertaba por las noches, luego de intensos sueños que le despertabanmucha culpa.
Hastaque un día no aguanto más, simplemente dejó que sus hormonas lo manejaran.
Apretujoa la pelirroja contra el mueble de la cocina, comiéndosela con los ojosmientras ella se mordía el labio, encantada de haberlo hecho caer.
-¿Qué pasa,Lupin?-Susurró en su oído con voz sensual, cargada de pasión.
Tedsoltó un suspiro y acarició la tersa piel de las piernas de ella, y una vez quehubo comenzado ya no pudo detenerse.
Seacercó más hasta rozar sus labios con los de ella para luego darle un profundobeso, saboreando esa boca que era prohibida para él.
Ella,como la experta que era, introdujo su mano en el pantalón del hombre y comenzóa acariciar su miembro, provocando que él soltara incontrolables gemidos.
Tedmetió su mano por debajo de la blusa de la chica y apretó uno de sus pechosentre estas, deleitándose ante el tacto de sus manos.
Másbesos se sucedieron, la ropa voló lejos, Ted la cargó contra su cuerpo, dejandolas largas piernas de ella enrolladas en su cintura y se encaminó hasta elcuarto donde la dejó caer sobre la cama, completamente desnuda. Noticias del cadiz
Dominiquelo dejó observarla extasiada, por fin había logrado su acometido y eso lallenaba de dicha. Pero no iba a dejar las cosas así, no, una vez que ellacomenzaba algo lo terminaba. A toda costa.
Searqueo sobre la cama y con movimientos sexys se arrodilló frente al hombre, queseguía en su lugar, medio desvestido y completamente excitado. Su parteracional le pedía a gritos que se alejara de allí, pero en cambio su otra partele decía que debía seguir, que eso recién empezaba.
Mandandotodo a la mierda, se acostó junto a la pelirroja, dejando que ella terminara dequitarle la ropa.
Salvajesbesos se sucedieron, ambos exploraban el cuerpo ajeno con infinita pasión deleitándosecon cada beso, con cada caricia, sin poder contener los gemidos que seescapaban de sus bocas.
Ted laacostó con fuerza, excitado a más no poder, ella le sonrió salvajementeacariciando con sus manos el torso del hombre.
Seacercaron más, sus labios se encontraron una vez más en un beso desesperado, unbeso salvaje.
Élacarició los pechos de la chica entre sus manos para luego darle pequeñosbesos, saboreando la piel a su paso.
Dominiquese hallaba en el cielo, acababa de descubrir que Ted era un dios en la cama,que la hacía sentir cosas que nadie antes había logrado.
Sin podersoportar un segundo más y con una fuerte envestida Ted la penetró, saboreandoestar dentro de ella, de esa mujer que lo volvía loco. Dominique gritó extasiada,clavando sus uñas en la espalda del hombre, pidiendo más y más.
Ambosse dejaron llevar, llegando al climax incontables veces, dejando que suscuerpos se conocieran a la perfección, dejándose llevar por el instinto, por lapasión.
Y asípaso el tiempo, todos los meses, sin faltar nunca, Ted Lupin partía a Franciapor temas de negocios
aunque todas las veces terminaba igual, durmiendo junto asu cuñada luego de una larga noche de pasión desenfrenada.
¿Indebido?¿Morboso? ¿Incorrecto?
Quizás, peroeso no iba a cambiar lo que pasaba entre ellos.
¡Hola!
Bueeeeno, me siento pervertida D:
Pero la idea vino a mi mente y simplemente fue algo que no pude evitar escribir...
Ojala les guste, es la primera vez que escribo de esta pareja por lo cual me siento nerviosa....
Es corto y soy consciente de ellos pero simplemente me salió así...
Si les gusto o por el contrario les pareció una aberración, dejen un comentario y prometo que no vuelvo a torturarlos con otra historia así xD
Besos, Paz
El placer culpable de Ted Lupin - Fanfics de Harry Potter
Todohabía empezado hacia mucho, cuando él tenía un matrimonio feliz, cuando todo ensu vida era perfecto. El placer culpable de Ted Lupin El placer culpable
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2024-05-19
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