Quedábamos pocos, sólo cinco.Recapitulemos, piensa por millonésima vez y toma una dirección: queda el muchacho fortachón del 11, el salvaje del 2, los dos del 12; el camaleón y la arquera. Toma una decisión, Marissa, vamos, no has llegado tan lejos para no saber qué hacer, piensa.
Escuché algo, algo viene. Me tensé contra el tronco del árbol donde estaba y esperé a que lo que fuera que pasara debajo hiciera algún ruido, el mínimo sonido y sabría de quién se trataba.Puse atención a las pisadas: estaba herido, cojeaba. Escuché un gruñido. Era el del 12. Jamás notaría que estaba justo sobre él, nadie nunca lo nota.Lo observé por un rato mientras él recolectaba de los arbustos que estaban debajo de mi árbol, si tan sólo supiera que esas bayas podrían matarlo en un segundo, cualquiera lo sabría, cualquiera que se hubiera tomado el tiempo de pensar en el tipo de arena nos pondrían y las formas de sobrevivir en ella. Pero no, todo el mundo estaba muy preocupado en las mil y un formas de matar con un cuchillo, como si la fuerza fuera lo único que te mantuviera vivo. ¿Qué tal el cerebro, y la habilidad? No, nadie se había detenido a pensar en eso.
No dejé de prestar atención al muchacho del doce, estaba esperando a que las bayas lo tentaran lo suficiente como para que se tragara una de una vez por todas.Hora de repasar el plan, Marissa, no olvides que debes tomar una decisión y rápido, por que ya no puedes esperar a que se maten entre ellos, los que debían morir ya murieron y sólo quedamos los más ''fuertes'', en menos de veinticuatro horas las personas del Capitolio querrán que haya un poco de acción y pondrán un final a estos Juegos del Hambre. El final no será bonito, yo lo sé, el final nunca es bonito.
Pon las cartas sobre la mesa, ¿crees realmente que podrás sobrevivir? Sobrevivir, es lo que he estado haciendo todo este tiempo, he evitado a los demás tributos, y he evitado las pruebas que puede poner el capitolio gracias a los trágicos amantes del doce... Trágicos amantes, debería agradecerles, por ellos llamo muy poco la atención. ¿Qué? ¿La chica del cinco, hablas de la pelirroja, no había muerto ya?, sí, ya podía imaginar a las personas del Capitolio. Bien, ¿qué tal si la chica del cinco gana?¿Podría ganar? Seamos honestos, no ganaré. Soy inteligente, eso lo sabemos todos, puedo pensar y organizar ideas y probabilidades rápidamente, pero ¿ganar? Tendría suerte si el chico del 12 se matara por accidente con esas bayas, yo no puedo matar a nadie, quizá podría ahorcar, quizá incluso golpear con una rama en la nuca, pero las probabilidades de que logre algo así son nulas. No me puedo imaginar tratando de matar al del 2 o al del 11, la del 12 tiene el arco, y el 12 es fuerte. Vamos, no tienes ninguna posibilidad.Comida... sí, ya no había comida. ¿Recolectar? Puedo recolectar, ¿pero con qué sentido? Igualmente a más tardar esa misma noche el Capitolio soltaría algo en la Arena para acabar con todo esto de una vez. ¿Qué podrían soltar? Siempre nos sorprenden... Y yo no tendría ninguna posibilidad de sobrevivir...
Así que todo se resume a esto, ¿cierto? Vaya. El Capitolio lo ha hecho otra vez, la última alternativa es siempre morir o matar, y ya está claro que no podré matar a nadie. Tendré que morir. Suena horrible, lo sé, lo sé, pero es la única salida. Vaya, me he puesto fría de sólo pensar en morir... ¡por favor! Son los Juegos del Hambre, ¿crees que ibas a sobrevivir? Sí, lo creí por un segundo, pero bueno, también creí que los más fuertes iban a acabar unos con otros al principio, pero no ocurrió, debí haberlo previsto.Morir, morir, morir... No puedo bajar del árbol y pedirle al del 12 que me mate sin dolor, eso sería morir sin dignidad, tampoco puedo ir y ponerme al frente del muchacho del 2, eso sería morir con dolor, no quiero eso. Creo que sería lo mismo con el del 11, y la del 12... sí, quizá ella podría darme un flechazo en el pecho y todo acabaría.
Miré hacia abajo, el del 12 seguía recolectando esas bayas envenenadas. Me sobresalté cuando descubrí la mejor manera de morir, justo ahí abajo de mi árbol, en los dedos manchados del muchacho del 12 y el arbusto. Suicidio. Bien, eso sería, no había vuelta atrás. Da miedo, pero es lo que debes hacer, Marissa. Puedes hacerlo, debes hacerlo, y es lo que quieres hacer, lo harás y punto. Sí, eso es.
Bajé del árbol de un salto y aterricé con suavidad, justo como quise, no hice ni un sólo sonido con los pies. El del 12 siguió recolectando como si nada. Respiré hondo, y tomé un puñado del montón que tenía recolectado el muchacho. Corrí y me escondí detrás de mi árbol y unos matorrales.Respira, respira, todo acabará pronto. Escuché el sonido vibrante de una cámara saliendo de una flor cercana. Excelente, quiero que vean esto, el Capitolio no acabará conmigo, y tampoco lo harán otras personas. Lo puedo hacer yo misma, no necesito a nadie para acabar con mi propia vida.Respira, Marissa, relájate. Miré a la cámara con odio, y ella me devolvía la mirada esperando a que hiciera lo que todo el mundo esperaba que hiciera... Al final, lo hice.Mastiqué las bayas y sentí que lágrimas saldrían de mis ojos, pero lo evité, no lloraría frente al Capitolio. Yo moriría sin lágrimas.Yo, Marissa, la tributo del Distrito 5, moriría por mí y por nadie más...
Todo se puso negro justo después de tragar, y mis juegos terminaron.
El Plan Maestro de La Comadreja. - Fanfics de Harry Potter
Quedábamos pocos, sólo cinco.Recapitulemos, piensa por millonésima vez y toma una dirección: queda el muchacho fortachón del 11, el salvaje del 2, los dos
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2024-05-17
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