El Romance de Severus - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Capítulo Uno: La Nueva Profesora de Adivinación

Severus Snape, profesor de Pociones de Hogwarts, caminaba absorto en sus pensamientos por el Callejón Diagón, en busca de los ingredientes necesarios para un nuevo curso que ya despuntaba por el norte, desde el cual llegaba un viento frío que hacía caer las hojas de los árboles, anunciando la llegada del otoño, el fin de las vacaciones.
Severus entró en " Potion House", una nueva tienda en la cual se vendían ingredientes para pociones de todo tipo y algunos libros y utensilios muy interesantes.
Compró patas de araña, sangre de dragones de todo tipo, substancias líquidas procedentes de flores y hierbas, polvos de muchos colores y grandes paquetes rebestidos en cuero, los cuales contenían diversos órganos procedentes de animales mágicos.
Salió con todo de la tienda, y volvió a sumergirse en sus pensamientos, como cada año para esas fechas; recapacitando sobre la excusa que le había dado Dumbledore de nuevo, negándole el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en pro de un miembro nuevo. Pero este año, dicho profesor ya era conocido por él, y muy bien además.
" Vamos a ver, Remus Lupin de nuevo vuelve al trabajo. Bueno, sin duda ha sido el mejor de todos estos años, pero Dumbledore debió darme el puesto. Siempre la misma razón...." No he encontrado a nadie mejor que tú para dar Pociones" Siempre la misma excusa. Además tendré que hacer de nuevo Luparia. No me molesta pero...En cuanto a Sybill... ¿ quién será la nueva loca que ocupe su salón? "
- Seré yo.
Severus se giró y vislumbró a una mujer joven, toda ataviada de negro, de los pies a la cabeza, como él. Tenía una piel muy pálida y su rostro desvelaba que era joven, muy joven. De hecho, no debería tener más de 25 o así. La mujer tenía una peculiar belleza, recordaba a una veela, pero de alguna manera era distinta, muy distinta.
- No Severus Snape, no soy una veela. Soy la nueva profesora de Adivinación de Hogwarts, encantada de conocerlo profesor de Pociones, mi nombre es Gloria Villó.
Severus se quedó sorprendidísimo. Nunca había conocido a alguien que fuera capaz de adivinar sus pensamientos aunque Sybill siempre estaba con el mismo cuento de " Severus veo negro tu destino "
- Yo no diría eso.
- Vaya, veo que Dumbledore ha escogido correctamente esta vez, una clarividente real. Hay pocas.
- También hay pocos profesores de pociones con clase, yo lo tomaría como un halago.
- Le rogaría que no leyera más en mis pensamientos - su asombro había comenzado a disiparse para pasar a ser un tal desdén por alguien que podía introducirse en su alma, a la cual protegía con uñas y dientes. No le gustaba darse a conocer.
- Esta bien, lo he hecho porque no me contestaba. Pero a veces me resulta muy difícil no ver. Su aura es fuerte Severus.
- Bueno, supongo que viene en busca de su material.
- Sí, así es. Lo adivinó.
- No hace falta ser adivino para... um, disculpe.
La mujer esbozó una gran sonrisa para sorpresa de Severus y tendiéndole una mano le dijo:
- Le veré en Hogwarts.
- Lo mismo digo - y Severus estrechó su mano.
La mujer cerró su ojos como si estos le escocieran.
- ¿ Qué le sucede? - el asombro volvió al tono de Severus.
- Nada. A veces es irremediable no tener una premonición, a veces no se controlan. Ya sabe. - Gloria le esbozó una enorme sonrisa de felicidad.
- ¿ Qué vio?
- Oh, pensé que no le gustaba que viera en usted.
- ¿ Sobre mí?
- Nos veremos en Hogwarts.
Dicho esto la mujer dio media vuelta y prosiguió su camino en dirección a una tienda donde se vendían cartas del tarot. Severus pensó que era muy mística, pero que hubiera de haber sido más considerada con su compañero. Bueno, ya no le interesaba saber lo que había visto en él, probablemente odio, rencor...mil cosas podían ser, pero nada bueno, nada. De eso, no tenía la menor duda. Capítulo Dos: Algunos encontronazos

Era 1 de Septiembre. Los alumnos ya deberían estar montados en el Expresso de Hogwarts, camino del castillo para formar parte en el banquete de bienvenida, y algunos de ellos, los de primer año; ser seleccionados.
" Debo redecorar este salón" - pensó Gloria, la nueva profesora de Adivinación. Era un sitio muy oscuro: vapores de diversos colores cargaban la habitación, no entraba ni un ápice de luz por las gruesas cortinas y los sillones desprendían un fuerte olor a te. " Sybill eras un medium clásica" - sonrió para sus adentros Gloria. También pensó que muchos de sus alumnos no habrían estado seleccionados para la materia, es decir, habría muchos en su clase a los cuales no les podría jamás hacer ver el futuro o los pensamientos y habría muchos otros, corriendo por los pasillos de Hogwarts para ir a Aritmancia o Runas, a los cuales desentrañar los misterios y vaticinar, les era un don natural. ¡ Vaya pena! Pero este año Gloria si que iba a hacer un selección.
Así que salió de su pequeño salón a través de la trampilla y se dirigió hacia el despacho de Dumbledore, debía pedir un examen para acceder a la materia.
***
Severus estaba en su despacho, lúgubre y húmedo, en las mazmorras donde daba clase. En su regazo tenía un interesante libro sobre " Pociones Conjuradas", lo había comprado hacia poco, y decidió que para último curso debía ser un libro imprescindible. Dumbledore de esto no sabía nada. Debía pedirle que le dejara enseñar Pociones Conjuradas, porque a él siempre le habían gustado y era dónde realmente se veía si el alumno poseía dotes para esa asignatura.
Empezó a leer la primera de las pociones conjuradas.
" Poción Conjurada del Sueño "
Ingredientes: cola de tritón, sangre de toro bla bla bla... Severus deslizó su dedo hasta llegar donde le interesaba: " Conjuro"
Ya cae la niebla,
ya cae el Sol,
ahora despierta
en la oscuridad del sueño
y no vuelvas a la Tierra
hasta que pase un tiempo.
Severus esbozó una sonrisa. Era de las primeras Pociones Conjuradas que aprendió. La palabra " tiempo" se podía substituir por la palabra " milenio" y hacer de la Poción Conjurada, una malignidad, una arte oscura.
" No, Dumbledore no me lo concederá " - pensó, " Bueno, quizá sí, ¿ qué es lo único que no me ha concedido en todos estos años? El puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras, pero nada más. Nada "
Salió de su despacho y se encaminó escaleras arriba, en busca del director.

***
- Ahh!!!!
El profesor de pociones y la profesora de adivinación de Hogwarts acababan de chocarse el uno contra el el otro delante de la gárgola que conducía al despacho de Dumbledore.
- Pero Severus, mire por donde anda.
- ¿ Qué!? - Severus ya le estaba cogiendo manía a la profesora de adivinación, a la cual, él veía como toda una entrometida, como todas las profesoras de adivinación y para colmo, esta vez, dicho adivina era real. - Se supone que usted es clarividente y que puede adivinar el futuro, ¿ por qué no lo evitó? - le espetó Severus.
- Usted me aconsejo entre líneas que estaría bien que no usara tanto mi poder.
- Ja! se jacta de poderosa y pone una excusa barata.
- Perdone que le diga que es usted un amargado, Severus ¿ no cree que si desarollara su profundos sentimientos le iría mejor todo? Y esto no lo digo porque lo haya augurado en su aura si no que..
Severus ardió de rabia y no pudo aguantar soltarle a Gloria:
- ¡ Vaya pretenciosa! ¿ dónde cursó usted los estudios de magia? ¡ Qué vergüenza para la escuela!
- Tranquilo Severus, a mí no me puede quitar puntos. - Gloria le esbozó otra sonrisa y Severus pensó que era un completa estúpida.
- ¿ Va a entrar al despacho o lo hago yo, Profesora Villó? - Severus puso el tono más sombrío, como cuando daba clases a los Gryffindors.
- Perdone. No sé la contraseña. Pase usted.
Severus iba a hacer una mueca triunfal pero recordó que el tampoco sabía la nueva contraseña del despacho, que habitualmente siempre era una receta culinaria, predilección pasajera de Dumbledore.
- Um..tengo mucho trabajo para antes de mañana, Pociones es una asignatura laboriosa - dijo con tono sarcástico. - Ya he perdido mucho tiempo. Bueno...
- Tenga su libro. - Gloria se lo dio a Severus y éste por primera vez notó que era de tacto suave, cosa en la que no se fijó en el Callejón Diagón puesto que la mujer iba ataviada en duros guantes de cabritilla. Preciosas se dijo. Bah! que sandeces.
- Gracias.
Se dispuso a marcharse pero la mujer le paró.
- Por cierto, Adivinación también es laboriosa y no se enseña con ella, se nace. Buenos Días Profesor Snape.
Severus se giró para decir algo pero la mujer ya no estaba. Durante todo el día pensó en esa mano, qué fría era, qué extraño. A cerca de las Pociones Conjuradas, decidió darlas a modo de apuntes, así sería más trabajo para su alumnado y por su parte, Gloria, decidió que enfocaría Adivinación a la interpretación de ésta en aquellos que no tenía el don natural y en aquellos que si lo presentaban, haría duros trabajos ocultos en clases numerosas para que ellos sintieran la fuerza de la psiquis, más trabajo sí, Gloria, más trabajo, mejor. Durante ese día no paró de pensar que cada vez que tocaba la mano de Severus, lo había hecho dos veces ya, notaba algo extraño, muy extraño y no sabía qué era.
Capítulo Tres: La Primera Clase de Adivinación

La primera clase de Gloria era 5º curso: Slytherin y Gryffindor. " Genial, veremos como de astutos son los Slytherins y como de valientes son los Gryffindor "
Alzó la vista de su mesa y vio el Salón, como había quedado redecorado. Las gruesas cortinas de terciopelo rojo habían dejado paso a unas ojivas de piedra sin ningún tipo de cortina, por donde se filtraba el Sol de un nuevo día. Las butacas de orejas con fuerte olor a te negro habían sido substituidas por cómodas butacas de madera con olor a naturaleza. El techo estaba conjurado, como el del Gran Comedor, y reflejaba un cielo de brillantes colores, como si fuera la propia aurora. Todo desprendía un perfume delicioso y rezumaba pulcritud. Las mesas redondas con manteles de colores estrambóticos eran sencillas mesas de piedra revestidas por los cantos con hiedra y madreselva. La oscuridad dejó paso a la luz. Las bolas de cristal refulgían, una en cada mesa, junto a piedras y gemas de diversos colores y elementos. En el suelo se había hecho grabar una trinqueta y en las paredes, triskeles grabados en plata, que eran símbolos druidas, aunque eso sus alumnos lo ignorarían. El Salón estaba puro y límpido, incitando a las buenas vibraciones y aunque Gloria sabía que jamás lo utilizarían, el mismo Salón podía ser recinto de sueños oscuros, escritos en púrpura y emisarios de las Artes Oscuras. Pero eso no iba a pasar, no, mientras ella estubiera allí.

***

La palabra más común entre todos sus alumnos al entrar fue ¡ WOW! . Gloria les dedicó una esplendida sonrisa y les dijo:
- Queridos alumnos, es vuestro tercer año de Adivinación. Soy vuestra nueva profesora y voy a seros sincera desde el principio. Muchos de los que estáis aquí poseis de cierto talento y predisposición para estudiar esta ciencia inexacta, pero muchos otros, jamás lograréis ver nada. Mas no desesperéis queridos y estimadas, a pesar de todo, hay ciertas cosas que aprender a interpretar y os abriré la mente lo máximo posible para que sepais a que enfrentaros. Empezaremos por las Vibraciones. ¿ Alguien sabe que son?
Ron y Harry, se miraron esbozando una sonrisa de complicidad. Si Her...
- Pero la señorita Granger considera esta materia una estupidez - interrumpió la profesora Villó. Todo el mundo la miró sorprendida - Es una bruja, muy buena, pero muy lógica y la adivinación, no actua por lógica, no señor. Actua por la psiquis, la psiquis inconsciente. Quizá el señor Malfoy que ríe con descaro pueda explicarnos que significado tiene mi frase, a no ser que prefiera perder la clase riendose de alguien que no está aquí para defenderse.
Los Gryffindor estubieron apunto de aplaudir a la profesora Villó por su acto justo y noble, porque como siempre Malfoy había aprovechado cualquier ocasión para reírse de Hermione. Harry y Ron le otorgaron a su nueva profesora una gran sonrisa en apremio por su consideración y ésta les devolvió el gesto con un vaivén de su mano.
- Bien alumnos coged las piedras de granito...

***

Severus Snape estaba en su clase corrigiendo las pociones de los Hufflepuff y los Ravenclaw de tercer año. Mas bien, se podía decir que estaba suspendiendo el trabajo hecho por los alumnos que tenía a última hora, pues miraba a todas las pociones y las olía con desagrado. ¡ Toc! ¡ Toc!
- Adelante - dijo en un susurro sin apartar la vista de su trabajo.
Draco Malfoy entró por la puerta con cara de desagrado y se dirigió a la mesa de su profesor favorito, el jefe de su casa.
- ¿ Y bien que es lo que desea Señor Malfoy?
- Verá Profesor, es sobre la nueva profesora de Adivinación. Nosotros...
Draco le contó lo sucedido en la nueva clase, añadiendo nuevas florituras. Le contó lo de Granger y como minutos después se le sustrajo a Slytherin 20 puntos porque él, Goyle y Crabbe habían vuelto a cuchichear sobre la sangre sucia.
- No desespere Señor Malfoy, yo mismo hablaré con la profesora Villó. Vaya ultraje no poder hablar en una estúpida clase de Adivinación... Adivinación.. ¡ puaj! almenos Sybill era parcial con todos aquellos, a no ser que fueran pelotas.
Malfoy esbozó una sonrisa y se encaminó a su Sala Común.
- No, no me cae gorda - dijo Snape para sí mismo - es una inaguantable. Ya era suficiente con McGonagall, siempre favoreciendo a Gryffindor para tener que soportar a otra.
Capítulo Cuatro: Severus, sonríe.

Era viernes por la tarde y Gloria, después de haber terminado con sus clases, decidió ir a hablar con el profesor Snape, para comentarle algunas cosas. Pero no hizo falta que caminase mucho pues se encontró por el camino con éste, que venía echando humos. A saber por qué, Gloria no quiso entrometerse en su mente, no otra vez, pues no quería suscitar la furia de un hombre como Snape.
- Profesora Villó, veo que es cierto que usted lo sabe todo. Esperaba mi visita. ¿ Usó la bola o los posos de te?
- Pues ni uno ni otro Severus. La bola no es lo mío y los posos de te me parecen una verdadera pérdida de tiempo. De hecho, yo era quien le buscaba y no le esperaba.
- Intuición pues.
- No exactamente, pero eso debió ser. Vayamos a mi Salón, está más cercano que sus mazmorras.
Cuando Severus entró en el Salón, redecorado por Gloria, se sorprendió muchísimo. Y le agradó. También se extraño de la decoración porque Gloria como él le gustaba vestir de negro y en ese salón que irradiaba luz, ella parecía una mota en un lugar, ineadecuada.
Ella le sonrió. Severus supo entonces que estaba de acuerdo con él, aunque la maestra en una anterior ocasión le había dicho que no volvería a entrometerse en su mente. Quizá le era inevitable. Bueno, cuanto acabara con el asunto de favoritismo a Gryffindor mejor, no sabía por qué, pero en aquellos momentos alguna cosa le hizo que aquella mujer le despertara simpatía y en lugar de acusarla, cambió de opinión y decidió preguntarle abiertamente sin sarcasmos, quizás.
- He tenido quejas de mi Casa - comenzó Severus - al parecer, usted es ...digamosle más partidaria de la Casa de Gryffindor, y casi todos mis alumnos comparten clases con dicha casa en sus horas.
Gloria le había estado mirando con fascinación. Severus no sabía si se burlaba de él o bien procesaba cada palabra buscando cada tono, con sumo cuidado, preparando sus palabras.
- Sin lugar a dudas, el señor Malfoy habló con usted el lunes. Porque si lo hubiera hecho hoy, no creo que usted me hubiera venido a buscar para hablar de este asunto. Sí, le quité puntos a su Casa, como hoy le quité a Gryffindor, si eso es favoritismo...que así sea.
Severus la miró consternado, vaya metedura de pata. Malfoy... Podría haber añadido bien, dejar de cavilar e irse, pero alguna fuerza le retenía en aquella habitación. Quizás era ese par de ojos fríos que lo observavan, escrutando su propio rostro.
- De acuerdo, esto último no lo sabía, pero el caso es...los alumnos tienden a cuchichear y unos a otros se critican, no creo que eso sea suficiente motivo para quitarle puntos a las Casas. Creo que usted no sabe utilizar, perdone que se lo diga, la asignación de los puntos.
Gloria se levantó y estalló en un carcajada. Su risa llenó toda la circular habitación. La risa fue cada vez a más, y a más, y Severus comenzó a enfurecerse. Se reía de él.
- Fue a hablar Severus Snape... el hombre que dio puntos y quitó. Ja ja ja
- Me parece usted una maleducada señorita Villó, es una barbaridad que entre...
- Oh oh vamos Severus, hace mucho que no ríe. ¿ Por qué no lo intenta?
- Porque solo un estúpido se ríe de sí mismo - había ido de buenas y la profesora Villó se había reído en su cara, ya no le daría ningún tipo de pie a una conversación satisfactoria, podía ser muy muy desagradable.
- Entonces ríase de mí, aquí, una mota negra en un Salón de Adivinación, redecorado al estilo del claro de un bosque de maravillas, para transmitir buenas vibraciones a los alumnos - dijo esto con un tono burlón - Una mota negra, en un lugar inadecuado, cuando lo que realmente deseo es una fría mazmorra y un caldero chorreando humo y burbujas. Se lo dije a Dumbledore, se lo dije, y él alegó que ya tenían a un buen maestro de Pociones, muy bueno, sin darme oportunidad de demostrarle que quizá yo era mejor. Adivinación...siempre fue mi cruz ser clarividente. - su tono cambió, y Severus se identificó con su deje sarcástico. - ¿ Son nuestras historias parecidas no? Qué hago? Vamos Severus, más vale reir y no castigarse.
Severus no supo que decir. Se había quedado mudo. Se dio cuenta de que aquella mujer era por naturaleza igual de sarcástica que él y que estaba aparentando ser una mística profesora de Adivinación, todo el tiempo. Así que le gustaba Pociones...bien, a él Defensa Contra las Artes Oscuras y el puesto era para otro. Pero en cierto modo ella tenía razón. La tenía.
- Severus, sonríe.
Y por primera vez en mucho tiempo, Severus hizo una mueca parecida a una sonrisa, para una mujer toda ataviada de negro, negro riguroso. Rídicula,. como ella misma insinuó, impartiendo Adivinación cuando no le gustaba. Pero se le daba bien, como a él, dar Pociones mientras deseaba dar Defensa. Simple y ridícula particularidad común entre ambos. Motivo de risa, ¿ por qué no? Capítulo Cinco: Sucedió en Halloween

Desde aquel día, y sin que nadie nunca hubiera apostado por ello; Gloria y Severus iniciaron una amistad. Todos los profesores y los alumnos se quedaron anodados por el buen humor y complicidad que surgió de Severus hacia la nueva profesora de Adivinación, la cual ya había demostrado a sus alumnos que la asignatura no era de su agrado, pero lo aguantaba lo mejor posible. Las clases de Snape no cambiaron en absoluto, exceptuando, que éste igualmente reacio y tedioso, a veces compartía el buen humor hacia la nueva profesora con algunos alumnos de sus clases.
Pero todo fue más allá. Los dos profesores compartían muchas cosas que el resto del equipo docente y alumnado ignoraba. Largas charlas sobre Pociones, algún que otro duelo enmedio del bosque, preparación de Pociones Conjuradas, sesiones de espiritismo... Severus, que siempre creyó que sabía casi todo sobre la magia, descubrió que un sinfín de cosas se le escapaban, y viceversa. Gloria descubrió en Severus un experto en Pociones. Años y años de experiencia que le enseñaron nuevas técnicas e interesantes historias sobre las Artes Oscuras.
Además Severus, empezó a verla de una manera diferente. Su pálida y fría sonrisa y sus vestimentas de negro le atraían cada vez más y ésta, se dejaba seducir por un irónico Severus, que competía con ella en sarcasmos. Sí, y aunque la naturaleza que es prodigiosa y paciente desistió de amenizar la mente de Severus, éste, el frío y calculador profesor de Pociones de Hogwarts; que antaño fuera un Slytherin y en el presente seguía odiando a todo alumno de Gryffindor; se enamoró. Mas no quiso el hielo deshacerse, hasta que las calabazas eran calaveras y el día brujo emanaba fuerza para todo aquél que tenía en su interior una pizca de magia. Era Halloween.
Los profesores en su mesa conversaban entre sí. Severus estaba callado, pensando en Gloria, sentada a su derecha; ¿ cómo iba a evadir ese sentimiento? ¡ Bah! Severus... si tú no sientes nada, son tonterías.
- Severus - la dulce voz de Gloria lo distrajo de sus pensamientos. " Además es muy joven"
- Sí - dijo con voz queda.
- ¿ Has visto que bonito está todo con las calaveras flotantes y luminosas?
- La decoración de Halloween siempre es la misma, te sorprende porque es tu primer año aquí. - algunos profesores los miraban extrañados, él, no solía hablar mucho en la mesa. Hasta hacía un tiempecito.
- Ya, supongo - dijo ésta en un tono más bien triste.
Severus se giró para mirarla, ignorando por un momento que hacían los alumnos de Slytherin, a los cuales vigilaba; y la vio. La vio muy triste.
- ¿ Qué le pasa profesora Villó? ¿ Augurios de muerte? - dijo con sarcasmo. Un sarcasmo que a la profesora no le molestaba en absoluto, a diferencia de los demás.
- No. Otro tipo de augurio. Dísculpame.
Dicho estó se levantó y se marchó; y Severus se percartó de que ese día iba guapísima. Su túnica era negra hecha a pedrería muy fina y estaba especialmente pálida. Quien la viera, diría, que tétrica. Severus encontraba a las personas tétricas como Gloria, elegantes.
Severus en un arrebato de vitalidad se marchó detrás de ella, por la puerta de detrás de la mesa de los profesores y ¡ plaf!
- Volvemos a tropezar, Gloria.
- Yo ya he visto esto antes, en una premonición. Antes, en el comedor. He querido evitarla pero... no entendí bien, y ves...estoy en el lugar y el momento. Va a pasar.
- ¿ Ah sí? ¿ Qué has visto?
Gloria puso los ojos de gata, como mostrando interés. Y en un tono mortuorio , en un susurro, dijo:
- He visto como me besabas. ¿ Lo harás?
Severus se quedó muy sorprendido, iba a decirle que eso era una estúpida premonición, pero en lugar de eso, se vio juntando sus labios con los de la profesora. Cálido y frío beso a la vez, ¿ qué haces Severus?
Se apartaron, el pensó que a Gloria le molestó, pero la profesora, fue la que ahora le besó a él.
- Ven conmigo esta noche, Severus.
- ¿ Estas loca?
- Pensé que sabías que sí.
Y le volvió a besar, fría y cálida a la vez, hasta que la noche se hizo día, en la torre de Gloria, en un cielo bajo las estrellas más brillantes que haya dado el universo. Toda la noche, y entonces, Severus, por primera vez en su vida, se sintió querido, se sintió estúpidamente...feliz. Capítulo Seis: Las marcas del pasado no perdonan

Era una diáfana mañana del mes de diciembre, en concreto, la última antes que los alumnos regresaran a sus hogares o se quedaran en el colegio para las Navidades.
Severus Snape se acababa de despertar, y esta vez, como muchas otras atrás desde hacía unos meses, empezaba un nuevo día en compañía. Ya no era un secreto para nadie que había iniciado un romance, un tórrido romance ( aunque esto no lo sabía nadie), con la profesora de Adivinación, Gloria. Aunque su humor con sus alumnos seguía siendo estricto, Severus ya no sentía su corazón lleno de amargura, una nueva luz había irradiado en su vida. ¿ Cuánto duraría? se preguntaba con frecuencia, la obsesión por el fin de las cosas siempre le había amedrentado. En el otro lado de su cama, Gloria seguía soñando, más bien y aunque ella no lo supiera, utilizando con potencia sus poderes clarividentes....

" Silencio. Otra vez respira. El bosque está muy oscuro, la luz de la luna no penetra por las copas de los frondosos árboles, pero en un claro se ve un resplandor verde. Silencio. Basta de divagaciones Gloria, camina. Camino. Dios mío, se lo que me voy a encontrar, lo llevas augurando hace tiempo Gloria y no lo quieres reconocer. Deberías hablar. Deberías dar oportunidad a la salvación. ¿ Pero y si intervienes y gracias a esto sucede lo augurado? Una vez pasó. Fue un beso, esto no lo era. Silencio. Camina hacia el claro. Es un sueño, si no te ven, no te harán daño, no morirás. Si despiertas, te habrás salvado, pero son mortífagos, una reunión... un ajuste de cuentas. La víctima...No, no, lo sabes pero no quieres reconocerlo. La víctima es....Severus. Recuerdas el último sueño, la frase de Voldemort:
- Severus, las marcas del pasado no perdonan. "


- Ahhhhhhg! NO PUEDO SOPORTARLO MÁS! - Gloria se despertó dando un bote en su lecho. Estaba empapada en sudor y eso que era invierno.
- ¿ Qué te pasa? - Severus salió del cuarto de baño, recién duchado. Su expresión era afligida y tenía los ojos como platos - Estás muy demacrada, ¿ te encuentras ...
Quiso tocar a Gloria pero ésta le rehuía totalmente.
- Esta bien no me lo digas , me tienes acostumbrado a no contarme que te pasa.
- Sueños.
- ¿ Sueños? Los sueños son sueños nada más. Olvídalos.
- Los míos no, Severus. Yo auguro mientras duermo.
- Augurar.¿ Cuántas veces habré escuchado ese verbo en lo que llevo contigo..có.. - Severus sonrió sarcásticamente. - Bueno, eso mismo.
- No eres capaz aún de decir que somos pareja.- dijo Gloria medio afirmando medio preguntando.
- ¿ Afirmas? ¿ Preguntas? Tú no eres capaz de contarme tus sueños.
- ¿ Te interesan?
- ¿ Te interesa contármelos?
- Sí y no.
- ¿ Por qué?
- Porqué son sueños y no deseo asustarte.
- Ja, ja , ja. Asústame.
- Esta bien- Gloria se acercó a Severus hasta casi rozar sus labios en la nariz aguileña de éste - Hubo el silencio.... - empezó- y luego Voldemort te dijo " Severus, las marcas del pasado no perdonan" ¿ Te he asustado?
- Eso ya lo sabía.
- ¡¿ Lo sabías?! - exclamó sorprendida ésta.
- Mira mi tatuaje, fuego puro. Quema, hierve. El hielo ya no hace nada ni la poción refrigeradora tampoco. Hay una persona con Voldemort, entra en mis sueños y...
- ¿ QUÉ ENTRA EN TUS SUEÑOS?- Gloria comenzaba a alarmarse.- ¿ ¡Cómo es?! Descríbemela exactamente. Vamos.
- ¿ Por qué, qué pasa con esa persona? Nunca la llego a ver. ¿ La conoces?
- Te veo más tarde.
Gloria se levantó y se metió en el lavabo. Al cabo de unos pocos minutos salió de él y se fue aprisa, hacia su torre. También estaba acostumbrado a eso también...La voz. La voz que le hablaba era de hombre, pero no era Voldemort. Debió hablarle a Gloria antes de esa voz, quizá hubiera evitado esa reacción y la mañana hubiera sido realmente preciosa. Pero la voz, ya se lo había dicho:
" Polvo serás al fin como todo, pero te metiste en el pasado donde no debiste y elegiste vivir antes de morir, sabes que si no hubieras sido mortífago, habrías caído. Pero las marcas del pasado Severus, no perdonan, no perdonan las que son de Voldemort. No es mi señor, pero si mi mecenas más preciado. Ahora soy tu voz, y hago mi trabajo pues...te estoy asustado. Severus, las marcas del pasado no perdonan, lo sabes, lo intuyes, lo verás con tus propios ojos. Pronto. No llegarás a un nuevo año y si lo haces...tu suerte habrá sido un sacrificio humano. ¿ Adivina qué mujer? "
Cuando esos sueños le acometían, solía estar solo y se despertaba gritando. No, no no. ¿ Por qué a él? y es más, ¿ por qué ahora? ahora...era feliz. Capítulo Siete: La Extraña Voz

Ya está. Había dado su última clase del año. " Quizás la última en mi vida " Pensó en la voz y su alma se apesumbró. No había visto a Gloria desde la diáfana mañana interrumpida y tampoco tenía ganas. Ésta había suspendido sus clases y se había encerrado en su salón, dejando tan sólo un tablón con notas e instrucciones para sus alumnos: algún que otro trabajito extra.
Mojó la tinta en su tintero y sobre una hoja de papel comenzó a escribir una carta. No sabía porqué pero la voz le daba demasiada certeza y su brazo parecía estar apunto de serle amputado, la marca tenebros quemaba demasiado. Empezó así:
" Querida Gloria..."
- Quizás no sea necesario después de todo, Severus.
Un destello sacudió sus ojos y de pronto se encontró en un jardín. Estaba en una especie de cúpula hecha de madera y madreselva, junto a su mesa y a sus enseres de escritura; mas enfrente de él había una persona: él, su voz. La luz era imperiosa y cristalina y el hombre que estaba sentando frente a él era muy viejo, mas tenía cuerpo de joven. Era de largos cabellos castaños y ojos penetrantes, muy blanco y sus ropajes eran del mismo tono que el de su cabello, llevaba un bastón de madera muy antiguo y le sonreía en una mueca seria.
- Al fin, tú, Severus. Al fin aquí.
- ¿ Q...Qué?- Severus no podía más que balbucear y un sudor frío empezó a recorrer su cuerpo. En ese lugar hacía mucho frío.
- Estamos en tu mente. - le aclaró el extraño ser.
- ¿ Quién eres? - preguntó al fin recuperando la serenidad.
El extraño ser sacudió la cabeza y posó su mirada en la marca, parecía verla a través del ropaje de Severus.
- Tenemos poco tiempo, tú no eres dado a la magia a través de la psiquis...así que haz las preguntas adecuadas.
Severus titubeó un poco, pero al fin pudo pensar con claridad. No quería perder su vida, ahora estaba en paz.
- ¿ Por qué no es necesario que yo muera?
- Comienzas a mostrarme tu inteligencia - dijo el extraño - Sabía que la tenías.
- Contesta.
- Ummm...el duro profesor de Pociones. Me gusta. - el extraño hizo otra mueca y después prosiguió.- Es muy fácil. Si Gloria muere, tú estarás salvado, almenos durante un tiempo.
- Entonces prefiero morir yo. Adiós.
- No. ¿ Por qué te fias de ella? ¿ Sabes si son puros sus sentimientos?Ella trabaja con la psíquis, recuerda.
- Ja. De ti voy a fiarme....un protegido de Voldemort, un siervo más - casi escupió estas palabras de su boca
- Te equivocas. No me quisiste entender. Sólo dije que Voldemort era mi mejor mecenas, nada más. Te metí miedo, pero no significa que yo no desee ayudarte o que en resumen no sea yo quien desea matarte.
- Explícate mejor. ¿ Eres un mortífago con privilegios?
- Yo no trabajo al servicio de nadie. Vamos porqué no preguntas más cosas y más acertadas. Eso que tienes en la mente...sí, sí, yo soy como Gloria. La misma apariencia. Esa piel tan pálida que parece brillar, los ojos penetran...esa gélida piel.
- Ella no es gélida. Lo sé.
- ¿ Por qué ? ¿ Por qué la has tocado? ¿ Seguro que a ella? ¿ Seguro que era Gloria el alma y la mente, o tan sólo un cuerpo al que tus manos calientes....
- Es imposible. ¡ Mientes! - Severus estaba comenzándose a enervar. Iba a levantarse de su silla pero...
- ¡ Espera! Ella te traicionará. - por la cara del extraño comenzo a resbalar una lágrima - Somos diferentes, mago más antiguos, Hermosas Gentes o elfos o como quieras llamarle, pero lo que realmente somos es Guardianes de la Psíquis, pues ese es nuestro trabajo. EL poder de un mago dícese que reside en tres lugares: Manos, Ritus y ... Mente. Creéme, yo no te miento. Voldemort es mi mejor mecenas porque son sus víctimas a las cuales yo protejo, un ser desterrado pues de mi especie o con mi cualidades quedan pocos. Ella es una de ella, ¿ por qué no la miras de verdad?
- Me estás intentando engañar. Si todo esto es cierto, ¿ por qué la balanza cae sobre mí o sobre ella?
- Si no te mata, morirá.
- No entiendo el interés que tienes en mi Voldemort para cometer semejante pretensión...es una estupidez.
- Tú serías el espía de Voldemort, justo lo que hiciste antes.
- Estupidez!
- Si Gloria te saca el corazón, eres el muerto en vida a través de un ritual.
- No te creo.
- Está bien, entonces, has de verlo.
Silencio. Capítulo Ocho: Los Guardianes de la Psíquis

Silencio. Severus abrió los ojos y se vio dentro de un bello prado, en una tarde de luz de plata, rodeado por altos árboles de frondosas copas. El veía esto como si todo fuera un libro, un libro gigante, que dejaba las imágenes justo enfrente de sí...el libro pasaba sus hojas pero él, Severus, no podía moverse. La noche comenzó a llegar y el prado comenzó a llenarse de gente. Entonces la vio, a ella, Gloria, en un lado toda vestida de blanco y justo en la parte inversa a la gente de Gloria; su voz, el extraño ser todo vestido de oro y muchos y muchas como él. Era una reunión. Entonces, la voz comenzó a relatarle una historia, que empieza así...
Cuando las noches ancestrales reinaban, las copas de los árboles nos protegían y el temor a Voldemort aun quedaba lejos en los siglos, nosotros, los Guardianes de la Psíquis nos vimos desterrados. Había dos pueblos en nuestra especie. Uno de ellos eran los Siveron, guardianes de los cuerpos durmientes, actuaban por la noche, en la cabeza de los que sueñan, con la única pretensión de evadir a los mortales, magos o muggles, de las pesadillas. Por otro lado, estaba la estirpe del Sol Naciente, a la cual pertenecí orgulloso durante cuarenta siglos. Nosotros, nos encargábamos de velar de las tentaciones a las que sucumbían los mortales mientras caminaban bajo la luz solar, cuando todavía el mundo no era mundo y reinaba La Antigua Tradición , la era de la magia, que se apagó, y al hacerlo dejó de existir para la historia del hombre, excepto para los libros de los magos que siguieron añorándola. Todo era paz, todo era armonía.
Pero los Siveron, descubrieron que el poder de la durmiente era muy poderoso y que podían utilizarlo con otros fines y comenzaron poco a poco, a rendirse a los pies de la bruja más tenebrosa de toda la era: Mag, la cual utilizó a casi todos los Siveron para matar a través de sus sueños a aquellos que no permitían que Mag detuviera el fin inminente de la era donde comenzaba a erguirse Reina Suprema.
Ante un acto de tal desasperación, nosotros, ya cansados de un tiempo sin cambios decidimos despertar por la noche, acostumbrarnos a ella y aunque muchos de nosotros murimos bajo los efectos del rayo de Luna, aprendimos a sobrevivir, así como los durmientes ya paseaban bajo la luz del Sol; y nos reunimos con los pocos que no habían sido persuadidos, para acabar con todo, desapareciendo. Ahora verás... a que se llegó en nuestras asamblea y luego te explicaré, porque acabamos siendo...desterrados.

Severus se introdujo en la asamblea, aunque nadie podía percibir su presencia. Gloria estaba justo a su izquierda, más atrás y la voz, justo a su derecha, vestido de oro y hablando con un hombre de túnica plateada y largos cabellos canos. Éste dijo:
- No. No aceptamos poner fin con nuestra desaparición. Ninguno.
- Es lo único que puede detener a Mag. Sin los durmientes, no podrá persuadir a ningún mago o bruja blanca y todo acabará. El mundo dará un giro de 180 grados como los astros han dicho que tiene que ser y todos nosotros nos quedaremos aquí, en la muerte.
La voz, vestida con una armadura de oro, rogaba al hombre de pelo cano pero éste fruncía el ceño, no daría su aprobación, Severus lo sabía. Gloria estaba allí, por una vez, allí, ausente le pareció mucho más irradiante que en la realidad. ¿ Realidad?
- Tú, caballero de El Sol Naciente, no tienes nada que perder. Paseas por los bosques y no sabes que es vivir tan sólo en la mente y los mundos macabros del ser que duerme. Ella dio una oportunidad de cambiar a los nuestros..aunque...
- Ahora están muertos. - acabó la voz.
- Buen Caballero Cillus - Gloria acababa de intervenir - nos turbéis la mente de mi padre y dejadle descansar. Verás, cada uno de nosotros ha ido cayendo y no porque seamos fáciles de persuadir, sabed, que vosotros no sois capaces de imaginar lo que soportamos, pues la mente despierta a veces no piensa cosas fradulentas por pavor, mas cuando duermen...se torturan en infiernos y lo único que pedimos es ser libres.
- ¿ Libertad a cambio de vida, mi señora Viria? - Severus ya ni se extrañaba que Gloria, no fuera Gloria y se llamara de otro modo. - Si somos libres a cambio de muerte y con la muerte somos libres porque no morir sabiendo que el hombre va a tener la oportunidad de escribir su propia imagen, su propio camino.
Seguimos discutiendo durante días - Severus sintió que se alejaba y ahora estaba viendo las imágenes de un tenebroso castillo bajo un lago - días y días. Y nuestra resolución fue acabar con nuestras vidas, con las de los durmientes, y a pesar de que los caballeros y damas de El Sol Naciente hubiéramos resistido el giro de la tierra, decidimos no hacerlo y sacrificarnos en honor a nuestro pueblo hermano, los Siveron. Pero el Padre de Viria de Montana, la cual se hacer llamar Gloria Villó; nos traicionó. ël fue a ver a Mag y le contó todo, todo...
En efecto, Severus pudo ver como el hombre hablaba con una bruja de largos cabellos negros, que acariciaba a un búho negro y estaba sentada en un trono de piedra amatista. Era Mag, y se disponía a hablar.
- En efecto mi amigo, gracias, muchas gracias. Pero Arthar se alza peligroso y no parará hasta mi muerte y con ello dará la vuelta a nuestra era, La Antigua Tradición - el tono de su voz era emfático e imperioso - Pero sabes, si voy a morir, no dejaré que los Guardianes de la Psíquis sobreviváis, no os sacrificaréis no. Todos - y dicho esto tiró unos polvos en un caldero- todos, el pueblo plata y el pueblo oro, sobreviviréis al paso de esta era que arrastrará a casi todos que la habitan.
- Gracias mi señora, gracias ... - el padre de Gloria se disponía a irse pero las palabras de Mag le detuvieron.
- Pero sabed que no os salvo la vida. Yo os maldigo por intentar traicionarme - su tono comenzó a enervarse- A los Siveron, les castigo con la no muerte y su poder poderoso, que escucha y lo ve todo, y le doy muerte si alguien sabe quienes son y de su nombre pronuncian en alto. Y sabed que seréis fáciles de ser siervos pues si no pagaréis con la muerte en vida, la de vagar como espectros sin alma por los caminos de nieblas.
Y al Sol Naciente, poderosos caballeros, damas nobles y arqueros y arqueras rápidos, les castigo a la durmiente y una vida maldita a través de los siglos en las mentes de las personas y te aseguro que allí morirán todos, uno a uno.


Capítulo Nueve: No te vayas de mí, Severus

Severus abrió los ojos. Estaba en el aula de Pociones y delante de su mesa, su voz, como a él le gustaba llamarle.
- Entonces... - empezó a excursarse.
- Veo que comprendes. Yo soy el último Sol Naciente, todos cayeron. - comenzó a explicar el Guerrero que fue antaño, con voz orgullosa - Y Gloria, la última Siveron. Está en las redes de Voldemort. Él sabió de ella por culpa de adversidades del destino, pues Gloria, en su afán de sobrevivir, adquirió vida humana en contra de una vida en las sombras. Quiso ser feliz y buscar el consuelo de su desgracia, y en su busca de otros se encontró magos que no la convenían, dándoles su secreto...su tesoro.
- ¿ Gloria puede hacerme un espía de Voldemort, un allegado de Dumbledore y un profesor del chico Potter, y no se notaría, verdad?
- Verdad.
Severus bajó la mirada y al subirla su voz ya no estaba allí. Sólo escuchó en su interior " Ya estás precavido ". Lloró amargamente, lloró como un niño, lloró por lo que era ahora, lloró porque sabía que volvía a su estado de amargura y lloró... por Gloria, su amor enemigo.
En un arrebato de furia y ego masculino Severus se dirigió a la Torre de Adivinación, donde sabía que encontraría a la mujer que amaba y a la que iba dispuesto a odiar, porque así tenía que ser, el ridículo Severus, nunca se debió enamorar. Jamás.
Abrió de un portazo la puerta y allí la encontró, sentada, en unos de sus sillones de mimbre y madera, con la cabeza cabizbaja, parecía esperarle a él, pero no como en encuentros nocturnos, parecía comprender. Entonces se miraron. Ella tenía un deje triste, lágrimas surcaban su rostro, ahora más radiante que nunca, Severus tuvo la certeza que veía su verdadera expresión por primera vez. Él refulgía, aunque debajo de su cáscara, sólo quería abrazarla y hacer que dijera que todos los íntimos besos habían sido ciertos. Lo sabía. Él había sentido a Gloria y no importaba que dijera esa voz impertinente que ya no estaba. Gloria no era mala, lo sabía. Pero, como siempre, iba a arruinarlo todo.
- Entonces... - intentó empezar Gloria, con un deje salvajemente melancólico.
- Lo sé todo - Severus se asustó de su propia furia y su voz subió aun más de tono - ¿ POR QUÉ?
Gloria solo pudo más que decir:
- Asomaba a sus ojos una lágrima
- ¡ Gloria contéstame! Ni siquiera era tu nombre - Severus intentaba no llorar y Gloria lloraba, sin parar, y seguía murmurando.
- Y a mi labio un frase de perdón
- No puede ser , dime que me amabas, porque yo sí , ah!
- Ha ...ha - Gloria empezaba a tartamudear, esta vez miraba de frente a Severus - Habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró.
- No sé de quien son esos versos, pero dime algo más productivo - Ya estaba. Severus perdió todo su deje de esperanza, había vuelto a la amargura, murió al amor.
Gloria lo miró con ojos tristes, se puso de pie y frente a él , le dijo:
- Yo voy por un camino: ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún, ¿ por qué callé aquel día?
Y ella dirá, ¿ por qué no lloré yo?
- Ya no llores - dijo fríamente - adiós.
- Es un poema de Bécquer...y esto te lo digo yo - Gloria cogió la mano de Severus - No me digas adiós hasta que haya muerto porque sé que la llama está ahí dentro, y aunque la envuelvas de tinieblas y nieve, me amas como te amo yo indudablemente. Quiero que lo sepas. Al principio cuando te saludé en el...
- Basta!
- No.... escúchame. Al principio, cuando te saludé en el Callejón Diagón, te buscaba era mi misión. Pero no, me tuve que enamorar de Severus Snape, cuando me diste el primer beso, porque nadie nunca antes lo hizo por nada a cambio. Tú sí. Por favor... ahora que has llegado...
- Cállate.
Gloria se asustó, su ojos reflejaron tristeza.
- Pero Severus...porque has perdido tus ganas de vivir, te habías perdonado. Sabías amar de nuevo...
- A una mentirosa.
- Por favor, no me perdones, pero no te vayas de mi lado. - Gloria le cogió la mano y él la soltó bruscamente. Ella triste agachó la cabeza y dijo - No te vayas de mí Severus y repróchamelo todo,. por favor.
Severus tenía mil cosas que decirle y espetarle y después deseaba perdonarla, sacarlo todo y saber que era verdad que le quería pero la tristeza que alberga un corazón en invierno, pronto regresa cuando el verano deja paso al otoño y no dijo nada.
Dio la vuelta y cerró la puerta sin mirar, nunca había hecho eso. Se paró en el umbral de ésta, y aun lado estuvieron durante mucho rato Severus y Gloria en el otro lado. Uno no regresó y la otra, no corrió tras él.
- Adiós mi amor, adiós - dijo Gloria, triste - Yo pagaré con mi vida la tuya, ya no me amas....
Y Severus en su cuarto, volvió a llorar.
- Adiós mi amor, adiós - dijo - Yo pagaré con mi vida y así acabaré con este sufrimiento, en año nuevo, sabré donde estás e iré a tu encuentro...aunque ya no me amas... Capítulo Diez: Cuando llega la noche...

Era el último día del año. Habían sido cuatro meses estupendos, cuatro meses de su vida ...felices. Porque antes no había sabido que era felicidad. Porque antes ni soñaba con abrazarla. Porque antes era un ser frío en apariencia, seguía siéndolo, y en realidad. Parecía volver a serlo. Porque lo había fastidiado todo. Ya no habían más lágrimas, ya el río de su pena estaba seco. Había perdido a su enemiga, pero ella no lo era. No como él la conocía. Él había tenido su romance con ella. Él había tenido su felicidad junto a ella. Y al caer la noche, aunque le había dado a entender a Gloria que la odiaba, iba a dar su vida por ella. Ya no había chico Potter, ya no había devoción a Dumbledore, ya no había sus queridos serpientes...sólo estaba ella y la había alejado. Pero esta noche, como una noche especial por ser la que da punto y final a un año, lo iba a dar todo por ella. Cuando llegara la noche...

Había traicionado a su pueblo y era el último vestigio viviente que quedaba de los Siveron. Hubo dado su nombre a un vil siervo del Señor Tenebroso porque creía amarlo y él, la traicionó. El Señor Tenebroso la quiso para fines perversos y uno, castigar a un mortífago. Tuvo que ser él, Severus Snape. Severus...fuertes brazos y gélida mirada que esconde la fría noche cuando está estrellada. Las estrellas, ya eran sus únicas compañeras pero no las iba a volver a ver...pues ya había comenzado el último día de su vida, ya que en esa noche, cuando ella debía arrancarle el corazón a Severus y luego ir al encuentro de su Señor para hacerlo un muerto viviente en vida y tenerlo como espía, ella, no iba a hacerlo. Voldemort la mataría...pero que más importaba si ya nada tenía. No se debió enamorar...No debió enamorarse de él...él.... Cuando caía la noche...siempre estaban juntos, siempre. Fue el primer beso quien la enamoró...cuando caía la noche...

Miraba por la ventana. Tenía un cuarto en la torre más alta para casos de urgencia en que la melancolía acompaña las estrellas. La luz ya era ténue y desde ahí podía vislumbrar perfectamente como la mujer a la que amaba iba en busca de su Señor... a darle su vida, sus misterios, no lo sabía. La muerte iba a ser segura y fatídica. Las historias nunca acaban bien. No las de su vida. Todo lo hubo perdido, todo lo que hubo amado se había extinguido y el último golpe...había sido ella. Ya iba a caer la noche.

Ya era de noche. La capa negra, la larga cabellera dorada escondida para no llamar la atención. La triste mirada. Levantó su mano y abrió la pesada puerta de madera que daba a las afueras del castillo, la cual le conducía a su castigo por ser confiada. Faltaba una hora para el fin de año, quizás, con suerte viera ese cambio. Llevaba todos los misterios de su pueblo en una mano y en la otra...ardiendo en fuego un pequeño retrato de Severus. ¡ Estúpida cosa la suya! Pero contra más lejos estaba de él más lo necesitaba. A cada minuto, a cada segundo.
Se dirigió con paso tranquilo hacia el Bosque Prohibido. ¿ Exhauriendo las horas? Tal vez... Ya caía la noche, ya estaba plena, ya la gente en el Salón Comedor, festejando una gran cena.

Y salió la figura de la mujer que amaba. Ninguna hebra de sus dorados cabellos se veía. Cogió su negra capa y con su negra vida salió veloz afuera. Todavía se la veía, justo en la margen del bosque. Miró al suelo.
- Ja! mi amor...me has dejado tus huellas.
Severus echó a correr y cuando la alcanzó se movió lentamente entre los árboles, para que ella no le vislumbrara.

Tengo miedo. Pero mi paso ha de ser como ha de ser. Vamos, decidido. Príncipe del El Sol NAciente, me has traicionado, no. Lo he hecho yo, pero no me arrepiento pues nunca hubiera conocido a Severus. Te quiero...

Adonde vas peregrina.? Quédate conmigo esta noche de nuevo. Sí, sí, a la luz de las velas como antaño lo hiceramos.

No es un secreto. Te quiero.... ¿ Por qué no te lo he dicho? Te quiero...

Yo.. yo.. nunca te dije : Te quiero.

Gloria se paró en seco. Había notado unos pasos detrás de sí. Muy ténues pero... algo era. Estaba segura de que alguien o algo la seguía. En cuanto a Severus, al notar que ésta se detenía, él había hecho lo mismo. ¿ Y si había notado su presencia? Ella estuvo a punto de girarse y mirar aunque tontamente a la oscuridad que quedaba a sus espaldas. Pero siguió y enfrente de sí, pronto, vislumbró el claro. Una figura alta y que desprendía crueldad estaba enfrente de ella. Sólo alcanzó a decir...
- A..Amo.
- Llegas muy temprano - la voz habló con severidad.Capítulo Once: ¿ Dónde estáis pareja?

Los sitios de Severus y Gloria estaban vacíos en el Gran Comedor. Las mesas de Ravenclaw y Hufflepuff estaban totalmente vacías. Slytherin contaba con siete u ocho miembros y Gryffindor con Harry, los Weasley y alguno que otro más.
Dumbledore miraba con fijación y pensativamente los sitios de Severus y Gloria. ¿ Dónde estarían? Noches atrás hubiera pensado que estaban en su cuartos, en la intimidad de sus almas...pero hacía varias noches que ya ni se miraban. Algo andaba mal. Algo andaba muy mal pues Severus volvía ser el mismo que antes y aunque éste quisiera aparentar su frialdad natural, él, Albus, sabía que su vida había mejorado en muchos sentidos. Pero volvía la amargura en su forma de vivir. ¿ Dónde estáis? Voldemort está con ellos.
Dumbledore se levantó de un brinco.
- ¿ Profesor adónde va? - preguntó alarmada McGonagall.
Pero él no dijo nada y se dirigió a la puerta, hacia el bosque sin decirle nada a nadie. Andó lo más rápido que pudo y supo que tanto McGonagall como Lupin iban detrás suyo. Corrió a toda prisa, pero el bosque parecía más grande que nunca. Sí, lo era, hechizo o embrujo, pero lo era. Estás en un laberinto, piensa

- A..mo.
- Eso ya lo has dicho, dámelo.
- No.
- ¿ Qué?
- No te daré a lo que más amo en mi mísera vida, habrás de terminar conmigo y con mi sufrimiento. Vamos - Gloria empezó a llorar y Severus pensó que se moriría de júbilo, así que ella lo amaba, lo amaba.
Voldemort sacó su varita y apuntó al corazón de ésta, que abría los brazos con determinación y pena.
Severus.... la voz había vuelto. Haz algo...vamos. Lucha por lo que nunca has tenido, no lo pierdas.
- ¿ De qué parte estás ? maldita seas.
Cuando la voz de Voldemort gritó ¡ Crucio! Severus pegó un gran salto y se colocó enmedio, parando el hechizo que se dirigía a torturar a su amada. El dolor fue insoportable y cayó en los brazos de una estupefacta Gloria. Su Gloria...
- Ja ja ja... - solo se oía la estruendorosa voz de Voldemort. - Pero si lo tengo en bandeja... yo mismo daré mi venganza.
Severus hizo acoplo de todo el valor que tenía, el cual había acrecentado y le dijo a Voldemort:
- Acabarás conmigo y acabarás con ella, pero más acabado que tú....no existe ser en la Tierra.
- Qué tierno...¡ Crucio!
- Severus notó una cabellera rubia en su boca...ella se había puesto delante de él, y cayó sobre él.
- Gloria...Gloria...- la levantó como pudo. Le tomó el pulso, solo se hubo desmayado, el impacto había sido más agresivo que la anterior vez. - No..no..no me dejes. Te quiero.
Voldemort miraba a la pareja con repugnación y en sus labios asomaba ya el mortal ' Avada Kedavra! Dos pájaros de un tiro...apuntó y....
Capítulo Doce: La trágica noche

Quien cayó al suelo también era de piel pálida, pero no era hombre y sin embargo no era Severus. Era el Príncipe Sol Naciente, su voz. Cayó lentamente al suelo, muerto. Pero Voldemort aun seguía ahí, enfrente. Gloria luchaba entre la vida y la muerte, la tortura psíquica iba ligada al hechizo recibido. La rabia de Severus acrecentó y se puso en pie.
- ¿ Qué harás estúpido? - dijo Voldemort tajantemente.
Severus había levantado la varita, dispuesto a dar muerte o a morir en el intentó.
- Voy a matarte...o almenos voy a hacer que recuerdes quien soy.
- Y yo. - era la voz de Dumbledore.
Severus se giró. Él director iba escoltado por McGonagall y Lupin. Los cuatro se miraron y sacaron su varita. Juntos...gritaron ¡ Experlliamus! Y la varita de Voldemort llegó a las manos de Severus. Éste...se vio indefenso, tenía poder, pero no ante cuatro y desarmado.
- Solo me queda hacer una cosa....
Los cuatro miraron inflexibles a Voldemort. Y éste..dijo alto y claro:
-Viria de los Siveron, te doy la muerte como castigo a darme tu nombre.
Y entonces Voldemort se desapareció. Del cuerpo de Gloria surgió un grito más que ahogado, casi exhalando y abrió los ojos agitando los brazos..
- Noooooo - gritó Severus arrodillándose a su lado. - Nooo, no , no no... - las lágrimas brotaban de sus ojos.
- Se..ver.
- No hables, no hables. Te pondrás bien. Lo siento, lo siento, no te odio, yo te quiero. Te quiero. Te quiero. Eres y serás la única. No me dejes, no por favor.
- Severus... - decía ésta con voz de ultratumba - Es mi final, me has de dejar ir.
- No. Por favor. Por favor... no me hagas esto, yo moriré contigo.
- No. No. Escúchame..prométeme que vas a seguir tu vida como si yo estubiera a tu lado.
- No.. no
- Prométemelo. - gritó ésta con sus pocas fuerzas.
- Esta bien , aunque me duela.
- Aunque te duela...yo soy .. Aaggg Gloria.
- Escucha..escúchame por favor.
- Te quiero, adiós mi amor.
La vida de Gloria había expirado. Ya no habrían más besos helados. No más sesiones de espiritismo. No más labios buscando la lengua compañera. No más corazones enamorados...se fue. Había su vida exhalado.
- ¿ POR QUÉ!!!!!!!!!!!!!?
Severus agitó los puños al aire y comenzó a llorar amargamente en el cuerpo de su amada. Al soltarla, ya no había nada solo polvos plateados que se fueron con el viento.
- Vámonos SEverus, ya no puedes hacer nada - dijo Dumbledore.
Él cogió un poco de ese polvo plateado y se enjuagó las lágrimas.
- Vamos. Tengo una promesa a cumplir.
Con el alma rota de dolor se adelantó a una McGonagall demacrada y sollozando y a un Lupin descorazonado. Puso su más fría mirada. Su más gélida actitud. Gloria... Gloria....Yo estaré contigo amor. Epílogo: Aún navegas en mis sueños

Severus cogió un pesado libro de una estantería de su escondite secreto: la torre más alta del castillo. Si era tradición dar clases de Pociones en las mazmorras también lo era que los grandes alquimistas tuvieran un laboratorio en la torre más alta y Severus, no iba a ser menos. El libro era muy pesado, descarillado por las puntas, de hojas mugrientas y con ilustraciones doradas. Lo apoyó por la mesa y mirando como se ponía el Sol y se alzaba la noche en su plenitud, abrió el libro por la página indicada y con delicadeza y destreza comenzó a colocar una serie de ingredientes alrededor de él y del libro y en el centro: un caldero que ya burbujeaba agua caliente.
- Cuando se ponga el Sol, ramas de arce secas... - empezó a musitar sin mirar al libro y mientras hacía lo poción - después, vino añejo para que la sangre fluya...
Miró de nuevo al libro y exhaló un suspiro, estaba cansado, muy cansado, pero pronto lo solucionaría.
- La pluma de un fénix y la de un cuervo... son la sutileza de la hiel. La niebla de un pantano es el hedor de un cuerpo... y ahora en frío...haré el veneno.
Sacó del caldero una gran cantidad del líquido que se iba coloreando en púrpura y lo colocó en una gran copa de cristal .
- Ahora la sangre de un vástago - dicho esto Severus se cortó un poco el brazo con un cuchillo afilado y su sangre penetró en la copa. - Y la pena...
Una lágrima resbaló de su rostro hasta la copa que ahora contenía un líquido más oscuro. Esperó mucho tiempo de pie y pasaron las horas, faltaba ya poco para dar la medianoche cuando Severus cogió la copa y salió al balcón de su torre.
- Lo más importante ahora es la vida pasada - y de su bolsillo extrajo un saquito de terciopelo del que abocó a la copa unos polvos plateados - y la luz de Luna por la que debajo caminabas.
Severus alzó la copa a la Luna Llena y ésta iluminó la copa que tenía en su mano.
- Y ahora te daré la voz y un cuerpo presente...te amo.
Se acercó la copa a los labios y bebió toda la poción, que había adquirido una semblanza a licor muy oscuro. Severus, se acercó a un pequeño lecho que tenía en su torre y durmió, durmió.
Despuntaba el alba y abrí los ojos. Sabía que me iba a encontrar allí, sabía que lo había conseguido y a pesar de que para algunos sería un ente consumido para mí era la belleza suprema y el saber máximo a lo que un hombre puede aspirar.
- Y a la mañana... mi princesa. Esta noche te veré. - Alguien sonreía a Severus en su mente, alguien en especial, pero al levantarse y despertarse éste alguien desapareció.

Un día cansado y un día demasiado largo. Esperaba su logro, buscaba su hallazgo. Subió corriendo a su torre y se quitó sus ropas, demasiado gruesas para las noches de primavera. Abrió las suaves sábanas de satén fino y se metió, cerró los ojos....
- Ya estás aquí mi amor - era una voz muy femenina.
El mismo bosque de luz de plata en el que Severus vio a su voz, Cillius, pero esta vez la persona que ocupaba el lugar de la durmiente era su ocupante real. Severus que estaba de pie con sus vestimentas habituales no cabía en su asombro y sentía algo parecido a la felicidad.
- ¿ Por qué deseas venir vestido querido? - ella le sonreía picaronamente.
- Eres tú... - dijo él con un hilo de voz y comenzó a llorar. - Aún navegas en mis sueños . - se tapó la cara por la emoción y ella con una mirada de triste consuelo lo abrazó.
- Pero tú lo has hecho, vivo en tus sueños...en tu mente. Estoy junto a ti. Nos veremos...cada noche, pues tu cuerpo descansa y tu mente también y cuando despiertes no sabrás nada y al dormir será como si no hubieras despertado. Es una magia muy antigua, de la Antigua Tradición. Sabía que encontrarias ese libro que te trairía a mi mundo y supe siempre que lo conseguirías.
- Per..pero..- Severus encontró que las coincidencias encajaban, como el libro llegó a sus manos por la página señalada. Ella lo dejó siempre en un lugar en su escondite por si acaso. - Antes...yo...tú ...
- Ya , ya - ella le acarició los cabellos como si se tratase de un niño y no de un hombre - no es lo mismo, nada lo es. Cielo, este es mi hogar y hasta que tú no me eches no me iré.
Él alzó la vista y se acercó al rostro de la hermosa dama con una expresión varonil distante de la anterior, la besó cándidamente en los labios y le dijo en un susurro:
- Gloria, siempre estarás en mis sueños.
Los amantes pasaron largas horas de tórridos abrazos y al llegar la mañana Severus se despertó con una sonrisa en los labios. Pronto sería la hora de dar clases de nuevo, pero no sabiendo por qué se sintió estúpidamente y sinceramente...feliz.
Aún le espera alguien con una sonrisa en su sueños...aún. El amor viaja más allá de la muerte.

FIN

N/ de la autora: Quiero dar las gracias y dedicar este primer fic a todos aquellos que lo han seguido y lo han leído. Lamentablemente no he podido contestar a los mensajes que hay en el Libro de Visitas porque no puedo entrar en él, ( ni idea de porqué), por eso os invito a que si quereis decirme algo sobre el fic, etc. escríbanme a [email protected] . Me haría mucha ilusión.( Por favor, hacerlo y decirme que os ha parecido!!!!!!!)
En próximos fics....mmmm, secreto de confesión pero pronto iniciaré otro y espero que os guste .

 

El Romance de Severus - Fanfics de Harry Potter

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Capítulo Uno: La Nueva Profesora de Adivinación Severus Snape, profesor de Pociones de Hogwarts, caminaba absorto en sus pensamientos por el Callejón Diagó

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2024-11-25

 

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