El sabor de la Venganza - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

El sabor de la Venganza.

Elsalón estaba perfectamente decorado. Los candelabros bañaban el lugar con unatenue luz blanca y los lazos color salmón resaltaban la palidez de las telas.La verdad era que las mujeres se habían esmerado bastante con la decoración.

Él estaba en la mesa central, sentado junto asu familia, aguardando el momento en que convocaran a su padre al escenariopara asumir su nuevo puesto como director del hospital local.

La ceremonia concluyo con éxito al cabo de unahora. El doctor Salvatore se llevomontones de aplausos y felicitaciones por parte de sus compañeros y familiares.

Mozos con esmóquines aparecían por todaspartes entrando con la cena. Ya con todas las mesas servidas y después dearrojar champaña como en las carreras de autos todos se dispusieron a comer.Menos él, ya que una sombra aterradoramente familiar le quito el apetito. Se levanto excusándose con su padre y comenzóa seguir a esa sombra. Sombra. Porque era una sombra del pasado, una sombra desu pasado que creía haber dejado atrás para siempre.

 

Ella lo condujo hacia fuera del salón, a losjardines traseros y se interno en el laberinto de arbustos. Él seguía el borrónazul que dibujaba su corto vestido cada vez que giraba.

A pesar de tener tacones echo a corrersoltando risitas infantiles. Tratando de seguirla y gritándole que pararaconsiguió solo más risas. La siguió corriendo por un tiempo más hasta que se detuvoen el corazón del laberinto, junto a la fuente, y comenzó a hablar aunque permanecía de espaldasa él.

-Nos volvemos a ver Stefan- parecía que decir el nombre de aquel muchacho decabellos oscuros y ojos verdes como las esmeraldas le causaba gracia- pero estavez vas a ser vos el que se va a quedar llorando- una maligna sonrisa seapodero del rostro de la joven mientras se giraba para enfrentarlo.

Estaba tal cual como él la recordaba. Inclusomas hermosa aun, algo que si se lo hubieran dicho hacia siete años habríaconsiderado imposible. El cabello ondulado de la joven caía como una cascadadorada hasta la mitad de su espalda y ese corto vestido azul marino dejaba aldescubierto sus largas piernas. Elena. Ella era la muchacha que una vez estuvoa punto de convertirse en su esposa.

Elvestido de bodas le quedaba precioso. Era ajustado hasta la cintura y luego se abríacayendo pesadamente al suelo en una voluptuosa falda. Los encajes y sedas hacíanaun más delicada su piel de porcelana. Parecía una de las muñecas que tenia suhermana en la pieza, sobre la cama, que había heredado de su abuela materna. Definitivamenteesa mujer había nacido para usar ese vestido. El vestido que había usado sumadre hacia tantos años atrás.

La boda seria la fiesta del año, la hija de unreconocido accionista y dueño de una de las cadenas hoteleras mas grandes del paísse casaba con el hijo de un reconocido cirujano. De hecho, la fiesta se haría en uno de losjardines del mejor hotel de la familia.

No estaba dispuesto a unir su vida parasiempre a la de la mujer que amaba hasta que ella no supiera lo que él había echo.Aunque sabia que las cosas podíanterminar mal, junto coraje y entro en la habitación donde ella se preparabapara la ceremonia.

Trato de taparse el vestido pero él ya alhabía visto. "Ver el vestido de la novia antes de la boda trae mala suerte", decíasu madre, y hasta ese momento no sabía cuanto estaba en lo cierto.

 

La sentó en la cama y tomando aire le contó loque había tardado días en comprender. Hacia dos semanas había tenido ladespedida de solteros y sus amigos lo habían llevado a las vegas. No sabe bienlo que sucedió porque termino el viaje realmente tomado, pero hacia unos díashabía aparecido una muchacha asegurando estar embarazada de él. Se habían hecholos exámenes pertinentes de ADN y evidentemente, el niño era de él. Lagrimas caíanpor los ojos de la muchacha sentada en la cama. Arrodillado frente a ella ytomándole la mano le juro amor, le aseguro que el ni siquiera se acordaba deesa mujer y que seguramente el niño había sido el resultado de una noche dealcohol, que eso no era motivo suficiente para arruinar su felicidad. Lamuchacha del vestido blanco no lo quiso escuchar más y salio corriendo de lahabitación y luego del hotel. Él trato de seguirla pero fue inútil, se habíasubido al coche de su padre y había partido. Esa fue la última vez que la vio.Te recomendamos Cambiar bañera por plato de ducha | Mamparas - Bricoducha

Tratode acercarse a la muchacha de ojos celestes pero ella se alejo.

-¿me recuerdas?- dijo la muchacha mientras sacaba de la cadenita que llevaba enel cuello un anillo que tenia diamantes incrustados y se lo ponía en el dedo.Levanto la mano para que ambos la pudieran contemplarla y suspiro con aplomo.Ese simple peor hermoso anillo era el que él, hacia ya ocho años, le habíaentregado cuando le propuso matrimonio.

-podríamos haber sido tan felices
pero tu no quisiste. Mal por vos, te loperdiste. ¿Cómo va todo con tu nueva esposa? ¿Y el niño? ¿O es niña?- preguntoen el tono de una niña de cinco años.

-ellamurió hace tres años- susurro el. Después del incidente de su boda trato deaferrarse a esa mujer y a su hijo para poder vivir y tratar de olvidar elpasado que tanto dolor le causaba.- y fue niño. Ignacio se llama. Estamos todosbien.

-Quepena. Te doy mi pésame- dijo con fingida angustia. El parecía hechizado. Estabapetrificado en su lugar y contestaba como un autónoma y sin emoción a laspreguntas de la muchacha.

-esofue hace mucho tiempo- dijo él.

-nolo decía por eso mi querido Stefan- le contestó ella. Confundido la siguiómirando hasta que hablo- estaba hablando de lo que va a suceder ahora. Yo tedije que ibas a llora. Es tu turno ahora, es lo justo ¿no?- se encogió dehombros y volvió a reír. Parecía estarlo pasando muy bien jugando de ese modo.-No me iba a quedar de brazos cruzados. Mientras vos disfrutabas de tu familiayo lloraba por todos los rincones de la casa, hasta que un día me harte y medije que si yo sufría
vos también lo harías.- saco de algún lugar un pequeñocontrol remoto, como el de las alarmas- y vos serás el responsable de lo que vaa suceder ahora.- la muchacha presiono el botón rojo del control remoto y conuna risa salio corriendo de allí en dirección contraria por donde habíaningresado. Una explosión se sintió. El muchacho, asustado, volteo y vio enllamas el salón donde se celebraba la fiesta.

Lasala velatorio estaba atestada de gente. Amigos y familiares de los difuntos seempujaban para llegar al ataúd y llorarle un poco al ser querido. Él por suparte estaba aovillado en un rincón abrazándose las rodillas. Había perdido asu padre y su hermano menor en la explosión, ya que se habían quedado a sacargente y un pedazo de techo les cayó arriba. En su momento había perdido a lamujer que amaba y ahora reaparecía para vengarse de la peor manera, y sinembargo no podía odiarla, porque sabía que todo había sido culpa suya. Cuandopensaba que no podía caer más en el pozo una pequeña mano le acaricio el rostrollamando su atención.

-nollores papi- le dijo un niño de siete años que lo abrazo con fuerza. Todavíatenia un motivo para seguir viviendo.

Muylejos de allí estaba una muchacha al borde de un acantilado, llorando a lafamilia de la que una vez, hacia ya mucho tiempo, había pensado formar parte.En el pasado había sido herida muy profundamente y quiso herir del mismo modo,aunque reconoció que se le había pasado la mano. Sabía que matarlo a el no tendríael mismo efecto. Se decía a ella misma que era porque no sufriría, y ellaquería hacerlo sufrir como él la había echo sufrir a ella. Pero muy en el fondosabia que, no lo había matado porque seguía amándolo con locura y que no podríavivir en un mundo donde el no existiera. "La venganza es dulce" dicen, peroella comprendió aquel día, el de la explosión, que era del sabor mas agrio quehabía probado en su vida. Por vengarse había acecinado a montones de personasinocentes y se sentía tremendamente miserable por ello.

Yano tenía más ninguna razón para seguir viviendo. Recreo en su mente el rostrode Stefan y se arrojo al vació, sonriendo, porque solo así lograría liberarsedel dolor y la culpa.



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Elsalón estaba perfectamente decorado. Los candelabros bañaban el lugar con unatenue luz blanca y los lazos color salmón resaltaban la palidez de las telas.

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2024-11-12

 

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