EL SECRETO DE DUMBLEDORE
CAPÍTULO PRIMERO: UN SECRETO
CALIFICACIÓN: VARIOS
Albus Dumbledore se mesaba la barba mientras miraba a través de la ventana de Hogwarts. El invierno había llegado, y las tierras del colegio estaban cubiertas de nieve. Hacía poco había sido nombrado director de Hogwarts, su sueño durante toda su vida. Junto a él, grandes profesores se reunían a su alrededor: La joven Minerva McGonagall, una ilusionada animaga; Flitwick, su confesor, que se negó a ser director del colegio en beneficio de Albus; y Arabella Figg, una guapísima y recién salida del frente de batalla profesora de Pociones y Defensa.
- El frente...
La Gran Guerra Mundial muggle acababa de terminar. Dumbledore recordó sus visitas a los campamentos nazis. Salvó a muchos judíos, pero no se olvidaría nunca la mirada de aquel niño cuando le metieron en la cámara de gas. Ojos de sufrimiento, ojos de tristeza, ojos de que una larga y próspera vida se ha terminado de repente por la egolatría y la estupidez de algunos hombres.
Sin embargo, eso no fue nada comparado con la gran guerra mágica librada durante más de treinta años. Una guerra que empezó con los deseos de Grindewald, ese brujo tenebroso salido del mismísimo infierno, eso creían todos, por conquistar el mundo mágico. Él y sus más de cincuenta mil mortífagos habían luchado durante ese tiempo, destrozando familias, poblados mágicos y muggles, vida en sí.
Dumbledore en persona fue nombrado líder del grupo de la paz.
- Que cosas...
El grupo por la paz tuvo que emplear la guerra para vencer a esos mortífagos. Y también las malditas imperdonables. Esas cuatro maldiciones... El incanto era un poderoso golpe que te rompía a la vez todos los huesos del cuerpo, ocasionando heridas internas y la muerte. El imperio, la favorita de los mortífagos...control mental. Crucio, dolor mortal. Dumbledore había recibido varios de esos. Y el Avada Kedavra. Muertes sin dolor, sin secuelas, sin marcas. Lo peor.
Ahora la guerra mágica había finalizado ya. Pero, sin embargo, el Hitler mágico, Grindewald, seguía vivo y escondido, recuperando poder. Dumbledore sabía que su combate contra él sería inevitable. Tarde o temprano el combate daría lugar, y solo uno de los dos sobreviviría, si es que sobrevivía alguno. Eso siempre que su plan no funcionase bien.
Miró su reloj. Las ocho de la tarde. Pronto sería hora de cenar. Se levantó de su mesa y se acercó al brillante fénix. Le entregó un pergamino, que le ató la pata.
- Fawkes, lleva este pergamino a George Potter.
Los Potter eran una familia de mortífagos que se salieron del lado tenebroso, haciendo de espías para el Ministerio y para Dumbledore. Desafortunadamente, los mortífagos se enteraron y mataron a casi toda la familia, dejando solo a dos de los nueve hermanos. George Potter era el hermano menor. El otro hermano era Harry.
Dumbledore abrió a la ventana y siguió con la mirada como Fawkes se alejaba. Luego, se sentó en su sillón. Tenía cien años, y era uno de los magos más respetados del mundo. Descubrió las aplicaciones de la sangre de dragón, estudió la piedra filosofal con su amigo Flamel, y aprendió las forma de invocar al dragón negro.
Se quitó sus gafas de media luna y las dejó sobre la mesa. Se restregó los ojos y bajó la cara. Por primera vez en su vida, se sentía cansado. Sabía que tarde o temprano tendría que luchar contra ese terrible brujo, era su destino. Conocía la leyenda:
Una vez al siglo, aparecerán en el mundo dos varitas gemelas, dos personas de carácter opuesto, pero muy parecidas. Sus poderes serán casi los mismos, y la forma de emplearlos dependerá de cada uno. Gemelos, cada uno con un poder diferente.
Dumbledore dijo estas palabras en voz baja. Grindewald era su opuesto. Pero no era su opuesto precisamente porque hubiera sido así...
- Bueno- pensó- los primeros gemelos opuestos fueron Gryffindor y Slytherin. Así que no tengo elección. Yo soy Gryffindor, ese brujo es Hupplepuff.
Se levantó de la mesa y se puso de nuevo las gafas. Agarró la varita, que estaba encima de la mesa, y se la guardó en el bolsillo derecho de su túnica.
Salió de la sala, diciendo la contraseña secreta , y bajó las escaleras lentamente hasta llegar al comedor. Tenía la costumbre de entrar por la puerta principal, y no por la de profesores, como debería. Llegó a la puerta del Comedor. El murmullo de los alumnos le reconfortaba. Eso significaba que todo iba bien, o, por lo menos, no demasiado mal.
Minerva lo saludó al entrar con la mano. Albus cruzó el pasillo despacio, haciendo caso omiso a los comentarios de los escasos alumnos que allí había. Llegó a la mesa de los profesores y se sentó, presidiéndola. Minerva le pasó un trozo de pergamino:
- Debes leerlo.
Albus se ajustó las gafas y leyó la carta, cuyo contenido le dejó sobrecogido:
Estimado profesor;
Esto no ha terminado.
Esta noche, cuando la luna alcance su esplendor, te quiero en Hogsmeade, en la cueva de las afueras. Ve solo y te aconsejo que lleves la varita.
Tenemos una cuenta pendiente, recuerdas?
Grindewald.
Dumbledore tragó saliva.
- Iras, no?- Preguntó McGonagall, preocupada.
Dumbledore se calló y la miró a los ojos.
- Es la única forma de que el mundo vuelva a ser libre.- Y se puso a cenar.
Terminada la cena, reunió a todos los profesores y prefectos y les comunicó la carta. No les dejó decir nada, tan solo fue un monólogo con la risueña voz de siempre:
- Esta noche el mal se acabará, tenedlo por seguro. Espero que, dentro de unas horas, volváis a verme desayunar las tostadas de todos los días.
Dicho esto, y viendo las caras de todos, cogió a Fawkes y salió de su despacho, dejando pesimismo y esperanza a partes iguales.
Hogsmeade, 11:59 p.m.
Dumbledore estaba en la entrada de la cueva. La cueva donde se escapó tantas veces junto a sus amigos, especialmente junto a su mejor amigo.
Estaba sorbido en sus pensamientos, cuando vio acercarse una figura negra. Fawkes salió volando hasta un árbol. La figura negra era muy alta, y portaba una especie de daga en la mano. En ese momento dieron las doce campanadas de la medianoche.
Dumbledore se mesó la barba.
- Llegas tarde, Arnold.
La figura se estremeció un poco.
- No me llames así, Albus. Mi nombre no es ese.- Respondió la figura, quitándose la capucha.
Un gesto serio y humano, unos ojos azules y una larga mata de pelo rubio que cubrían casi la totalidad de su cabeza. Una ancha cicatriz, proveniente de un cuchillo, tatuaba su pómulo izquierdo.
- No te he matado hasta ahora, Arnold. No he querido. Fuimos grandes amigos en Hogwarts. La diferencia entre las casas nos hizo todavía más amigos.
- Así son las cosas, Albus. Y no me has matado, es cierto. Pero no me has matado no por que seas mi amigo, sino porque tienes interés en mí. Y porque así lo dijimos.
- Cierto.- Dumbledore se mesó la barba, un gesto muy común en él.
- Y por qué Albus Dumbledore, el todopoderoso director de Hogwarts, tiene interés en Arnold Malfoy, Grindewald, un peligroso brujo, creador de los mortífagos? Me necesitas por mi poder.
Los ojos le brillaron a Dumbledore.
- Eres astuto, Arnold.- Y sonrió.
Arnold Malfoy y Albus Dumbledore fueron grandes amigos. Tal vez porque eran algo extraños. Malfoy ha sido, a lo largo de la historia, el único miembro de su familia que no fue a Slytherin; y a Dumbledore le pasó lo mismo, pero fue a Gryffindor en vez de a Ravenclaw.
Se miraron a los ojos.
- Qué quieres exactamente, Albus?- Preguntó Arnold
- Te quiero a ti.- Respondió Ambus, tranquilamente, mientras Arnold le dirigía una mirada de extrañeza.- Quiero tu poder, tu fuerza, tu vitalidad. Te necesito para llevar a cabo mi plan.
Arnold sonrió.
- Ese estúpido plan que queríamos llevar a cabo me llevó a esto, Dumbledore.- Arnold quitó la sonrisa de su cara.- Pero no me arrepiento.
- Ya lo veo.- Dumbledore torció el gesto.- Esta Guerra...obra tuya, no?
- Si, pero recuerda, Albus, las palabras del juramento: Hacer el papel que me toque hasta las últimas consecuencias Yo lo he cumplido, y tú?
Dumbledore frunció el ceño.
- Todavía no. Acabaré contigo y me apropiaré de tu poder, como acordamos. No crearemos un ser nuevo, yo me quedaré con todo.
Arnold movió los brazos, entre exasperado y confundido.
- Cómo?- Su cara era de total aturdimiento.
- Si, Arnold. Me vas a dar todo el poder.
- No recuerdas el juramento?- Arnold estaba a punto de un ataque de nervios.
- Crucé los dedos.- De los ojos de Dumbledore hubo una especie de resplandor, como fuego, mientras sonreía maliciosamente.
----- Flash-Back-----
- Ya está todo decidido, Albus.- Dijo un joven chico de unos veinte años.
- Bien, Arnold, ya voy.- Dijo otro, éste todavía más alto y un brillante pelo blanco.
Los dos chicos se juntaron. Ambos llevaban una túnica blanca y una gran varita en su mano. Albus, además, llevaba un fénix. Por su parte, Arnold llevaba lo que parecía una cría de jaguar. Se juntaron alrededor de una fogata. En el suelo había una moneda muggle, un dólar de plata, una pequeña daga y dos capas, una negra y una celeste. Se miraron a los ojos. Albus, con sus pequeñas gafas de media luna; Arnold, con sus potentes ojos negros. Sonrieron.
- Preparado?- Preguntó Albus.
- Más que tú.- Dijo Arnold.
- Ya sabes el objetivo. La moneda muggle decidirá nuestro destino. El año 1945 nos reuniremos y nos juntaremos creando uno solo, el ser más poderoso del mundo: el poder del bien de uno y el poder del mal del otro.
- Y que uno será el mago tenebroso más poderoso y el otro el mago blanco más poderoso.
Se volvieron a mirar y se quitaron las túnicas, quedando completamente desnudos. Se dieron la mano y leyeron el ritual aprendido hace ya mucho tiempo, en torno a la fogata:
El poder del mundo estará en nuestras manos,
Uno tendrá el poder de la salvación,
Otro el poder de la destrucción.
Juramos por nuestras almas
Hacer el papel que me toque hasta las últimas consecuencias
Por este hechizo conjuramos
A brujos, magos y hechiceros de pasado, presente y futuro
Para que el poder que sembremos no nos ataque
Y que en el futuro la unión de poderes
Nos convierta en dioses
Dumbledore dijo todo el hechizo con los ojos cerrados y cruzó los dedos al soltarse, haciendo para él inviable el cumplimiento. Cogió la daga y se cortó la mano. Dio la daga a Arnold y repitió el proceso. Mezclaron su sangre y la echaron a la fogata. Acto seguido, la daga siguió el mismo camino.
Arnold cogió la moneda, y le dijo a Albus lo siguiente:
- Cara, tú lanzas primero; cruz, yo
- De acuerdo.
Lanzó la moneda. Salió cruz. Arnold la volvió a coger.
- Elijo yo... Si sale cara, el lado del bien será mío; si sale cruz, el lado del mal.
Tiró la moneda. Volvió a salir cruz.
- El lado del mal.- Dijo Arnold.- Albus, tú tienes que defender el mundo del bien de mí.
Albus sonrió. Se dieron la mano y tiraron la moneda al fuego. Albus cogió la túnica azul, dando a Arnold la negra.
- Bien, esto es una despedida. Hasta 1945.- Dijo Arnold, poniéndose la capucha de la túnica.
- Adiós.- Dijo Albus, poniéndose él también la capucha.
Cada uno se fue por un lado. El fénix se posó de nuevo donde Dumbledore:
- Fawkes, todo sale bien por ahora.
Arnold habló a su puma.
- Tiger, recuerda. Mi nombre es Grindewald, el demonio más terrible de la historia.
-----Fin Flash-Back-----
- Dónde está Tiger?- Preguntó Dumbledore, divertido.
- Murió hace diez años, en la guerra.- Dijo Arnold, siguiéndole el juego a Dumbledore.
- Ahora tu poder será mío.- Dijo Dumbledore.- No te vas a defender?
Arnold todavía no se lo creía. Sacó su varita.
- Lucharemos, Albus.
Albus Dumbledore también sacó la varita. El reloj de la iglesia de Hogsmeade dio la una de la mañana. Esa noche iba a cumplirse el juramento que hacía casi 100 años la sangre de ambos habían sellado.
CONTINUARÁ...
By D.R.B.
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EL SECRETO DE DUMBLEDORE
CAPÍTULO SEGUNDO: EL PLAN
- Y llámame Grindewald.- Dijo Arnold, desafiante.
- Bien.- Dumbledore se puso en posición de duelo.
Los dos se enfrentaron, varitas en alto. Arnold estaba bastante nervioso, no se esperaba eso. Sin embargo, mantuvo la calma y apuntó a Dumbledore, con la mano firme.
- Incanto!- Gritó Arnold.
- Crucio!- Devolvió Dumbledore.
Los rayos chocaron en el aire y crearon una gran onda expansiva, que expulsó a los dos para atrás. Dumbledore se levantó el primero:
- Crucio!
Dio directamente a Grindewald, que apenas se inmutó. Se levantó de un salto.
- Crees que eso me va a hacer daño?- Dijo, mirando la cara de estupor de Dumbledore.- Cresshum!
Dumbledore vio como sus gafas se rompían, y su cara comenzaba a sangrar. Se puso la mano intentando cerrar la herida y apuntó a Arnold.
- Ited amer!- Y Arnold perdió su varita, que cayó al suelo.- Crucio!
Esta vez, Arnold recibió un fuerte impacto. Se cayó al suelo de un fuerte golpe, destrozando su varita. Pero eso no le preocupó. En vez de pedir clemencia, como esperaba Dumbledore, gritó unas extrañas palabras:
- Deus vitre intervaliam!
Una nube, o simple humo, cubrió el terreno. Dumbledore miró, despectivo.
- Humo? Un simple hechizo de humo?
Pero Arnold estaba confiado. La nube de humo cambió de color, y Arnold habló:
- Mi querido Albus, poco sabes.
En ese momento, los dos fueron transportados a un extraño punto, cerca del mar. Dumbledore se cayó al suelo. El suelo estaba blando, parecía barro. Arnold se puso de frente suyo.
- Cómo puede ser?
Arnold rió.
- Claro, no te he hablado de El Grimorum.
Dumbledore abrió la boca, entre aterrado y sorprendido. Pensaba que El Grimorum era una leyenda. Según sabía, ese libro era el libro de Merlín, el libro que el Rey Arturo llevó a Ávalon, y que protege la isla de los ataques y de los barcos. Otra leyenda es que ese libro fue robado por un mago rival de Merlín, y que la antigua Congregación de la Rosa Negra buscaba junto a la Excálibur, como medio de encontrar el poder total del mundo. Pero eran leyendas...
Dumbledore volvió a mirar a Arnold, que sonreía.
- Los cuatro poderes: tele-transporte, magia total sin ningún elemento que lo canalice, vuelo e invisibilidad voluntaria. Por eso no hay forma de ganarme. Crucio!
El rayo, que salió de la mano de Arnold, golpeó a Dumbledore de frente, y le rompió las gafas. Se levantó dificultosamente.
- Crees que eres el único?- Tiró la varita al suelo.- Golpeoo!
Dumbledore también utilizaba magia sin varita. Arnold se sorprendió al recibir ese débil hechizo de ruptura. Se rió.
- Solo puedes hacer eso? Crucio duplix!
Dos rayos simultáneos golpearon a Dumbledore en pecho y espalda. Sus huesos crujieron. Arnold volvió a lanzar la maldición, esta vez en su cabeza. Dumbledore cayó al suelo, como si se hubiera muerto.
Arnold se rió, sin darse cuenta de que Fawkes iba hacia Dumbledore. Le curó con sus lágrimas. Se levantó.
- Crucio infinittem!
La gran maldición, que consistía en que el sufrido recibiera cientos de rayos simultáneamente, golpeó a Arnold, que gritó.
Pero levantó la mano, entre los gritos de dolor, y una luz le cubrió, como si de un escudo de tratara. Dumbledore levantó la mano, y los rayos cesaron.
- Estamos en Ávalon, Dumbledore. Yo soy el heredero de Arturo, el Rey de Inglaterra y de Camelot. He intentado recuperar mi poder mediante una guerra. Hasta los mortífagos, que realmente son los seguidores de Arturo cuando él reinaba, me apoyaron. Pero el Ministro no comprendió. Y la guerra fue inevitable.
- Ávalon.- Dumbledore parpadeó, mientras veía como la luz desaparecía, y a un Grindewald curado.- Existe?
- Si, y estamos aquí. Mi tierra. Ahora lucharemos, y yo en casa. Por cierto, soy inmortal. Solo puedes quitarme el poder, y depositarlo, para luego conseguirlo de nuevo.
Dumbledore se quitó toda su ropa, quedando desnudo. Un musculoso cuerpo contemplaban sus ya casi cien años. Grindewald hizo lo mismo.
- Lucharemos como cuando éramos jóvenes.- Dijo Dumbledore, con un brillo en sus ojos.
- Pero esta vez sin varitas.- Apuntó Arnold, con las manos abiertas, fijas en Dumbledore.
Dumbledore puso sus manos como las de Arnold. Ambos se miraron. Hacía mucho tiempo que no se enfrentaban. Hoy era el día, entre las nubes de Ávalon y la húmeda tierra que cubría sus pies.
Mientras, en Hogwarts
La profesora McGonagall fumaba un cigarrillo, y apuraba cada filtro como si fuera el último. A su lado estaba un joven alumno de Slytherin, Tom Riddley. Ese año, el joven y guapo premio anual de Slytherin (el primero en cien años) estaba en séptimo. El año anterior acabó con una especie de complot, y capturó a un joven Hupplepuff de trece años que escondía al monstruo de Slytherin. O, por lo menos, esos decían todos. Tanto a McGonagall como al resto de los profesores nunca les gustó ese chico. Demasiado siniestro, decían.
Pero Dumbledore mandó expresamente a McGonagall eso. Y también le mandó, que si a las tres de la mañana no estaba allí, que le entregara una carta, precisamente una carta igual de la que mandó a George Potter, y que Fawkes entregó en unos segundos. Pero Tom sabía que era lo que pasaba. Era un secreto, pero él y Dumbledore tenían un plan, un brillante y oculto plan.
Pronto todo volverá. Ya sabes lo que te pido. El plan, cuando el mal haya acabado, será el mismo de siempre. Todos tendremos que seguir nuestro rol, y nada impedirá que se cumpla. Solo espero que no haya traiciones.
Tom sonrió. Dumbledore le había ayudado mucho el año pasado a ocultar el secreto del basilisco. Incluso le ayudó a guardar sus imágenes en un diario-pensadero, dando una versión falsa y creíble sobre Hagrid. El pobre gigante. Sin embargo, sabía que estaba siendo utilizado por ese gran mago, llamado Albus Dumbledore.
- Viejo...Me las pagarás todas juntas. Lord Voldemort será el mago más importante y tenebroso de la historia.
Godric Valley: Número 15
George Potter le leyó a su hermano pequeño Henry la carta que Dumbledore le envió:
Pronto todo volverá. Ya sabes lo que te pido. El plan, cuando el mal haya acabado, será el mismo de siempre. Todos tendremos que seguir nuestro rol, y nada impedirá que se cumpla. Solo espero que no haya traiciones.
- El viejo profesor cree que nos puede engañar...- Dijo Henry, contento.
- Si, hermanito. Él no sabe que conocemos lo que pretende.- Dijo George, tirando la carta al fuego.
- Sabe que soy el Heredero de Agripa. Pero no les diré nada a mis descendientes, y les ayudaré mediante hechizos a que Dumbledore no les domine.- Dijo Henry.
George torció el gesto.
- Dumbledore es demasiado buena persona, lo sabes. Puede hacer todo el bien del mundo buscando un beneficio y tú lo sabes.
- Si, y se que él pronto sabrá lo que pretendemos, y lo impedirá.
- Bueno... Pero crees que él realmente lo sabe?
- Lo sospecha.- Dijo Henry, poco convencido.- Y si no, pronto lo sospechará.
- Tienes razón, hermanito.- Dijo George.- Sospechará que me muestre reticente. Por cierto.- Cambió de tema.- Quién puede ser su otro elegido?
- Me imagino que alguien poderoso.- Dijo Henry.- Me acuerdo que un tal Tom Riddley, o algo así. El año pasado, mi último año, él acabó con el Heredero y con Hagrid, el pobre. Inocente, pero culpado.
- De que casa es?- Preguntó George.
- Slytherin.- Las sílabas silbaron el la boca de Henry.
George le miró preocupado.
- Sabemos que Grindewald ha dejado un heredero, no?
- Si, el Heredero de Camelot. Pero no puede saber que influirá...
- Llama a Longbottom. Él sabe mucho sobre genealogía.
- Lo haré.- Y Henry cogió la pluma de encima de la mesa...
El plan de Dumbledore
Dumbledore tenía un gran plan a dos bandas: utilizar a Tom Riddley, un aliado de Slytherin al que ayudó a conocer la Cámara Secreta y el secreto del pársel y del basilisco. También utilizó a George Potter, porque sabía que su hermano Henry era el heredero de Agripa, y eso valía mucho. Él, heredero de Merlín, junto al heredero de Morgana y de Salazar Slytherin, y junto al Heredero de Agripa, podría conquistar el mundo.
Para ello habría originado un plan de engaño, que los dos habían aceptado, eso creía Dumbledore. Fue algo maestro...
Ayudó a Tom Riddley a conquistar al basilisco, y le enseñó los trucos del pársel y de Slyhterin. A George Potter le estaba utilizando para llegar a Henry Potter, un hombre sabio pero alocado. Lo único que quería era que descubriera poco a poco su poder, hasta llegar un punto en que explotaran y no podría controlarlos. Entonces, le controlaría. Lo mismo con Tom. Le controlaría hasta que no pudiera más. Pero un dicho típico confirma que las cosas nunca son como se las planea.
Ávalon
La batalla estaba a punto de terminar. Dumbledore puso sus manos encima del ya inerte cuerpo de Grindewald, que sangraba. Sin embargo, Dumbledore también sangraba. La batalla había sido muy cruenta. Había durado tres horas, en las que ambos habían dado la mayor parte de su fuerza y toda su casta. Sin embargo, Dumbledore utilizó la varita, a pesar del compromiso de no utilizarla.
Grindewald abrió los ojos. Seguía vivo. Abrió la boca y susurró unas palabras.
- Eres un traidor, Albus. La venganza se cebará, estate por seguro. Te traicionarán, y perderás.
Dumbledore le puso las manos encima de su pecho, y una brillante luz salió, convirtiendo en polvo el cuerpo del mago tenebroso.
Se levantó, mirando el polvo.
- He perdido el libro, pero ya nada evitará la conquista del mundo.
Como si alguien hubiera oído sus palabras, y mientras se curaba las heridas con hechizos y se ponía sus ropajes, las cenizas de su antiguo amigo se juntaron, como haciendo un libro. Dumbledore se ajustó las arregladas gafas, y miró el libro con estupor. Lo recogió del suelo.
La portada era de cuero oscuro, con recubiertas de oro, con una gran G gótica en el centro. Lo abrió. El libro estaba escrito en un cuidado latín antiguo, con una bonita letra. Volvió a la primer página, donde encontró, en color sangre, un mensaje en inglés, su idioma, que decía lo siguiente:
Busca a los 14 herederos del bien, no todo será fácil. Recuerda, traidor. Mi hijo nunca se pasará al lado del mal, a tu verdadero lado. Los herederos del bien no te tendrán como líder, y el heredero de Morgana acabará contigo.
Avisado estás traidor
~~~~Grindewald~~~~
Dumbledore leyó eso una y otra vez, incrédulo. Cerro el libro y se lo puso bajo la axila.
- Nunca pasará, lo tengo todo controlado.
Y abrió el libro.
- Deus vitre intervaliam!
Y una nube de humo le depositó en la cueva de Hogsmeade. A paso lento, bajó hasta el Colegio. Los primeros rayos de Sol asomaban por el limpio y oscuro cielo. Miró al cielo, con una sonrisa diabólica pero con un brillo en los ojos. Todo era suyo. O por lo menos, eso creía.
Ávalon
El viento susurraba a los álamos, que miraban con desesperación el quemado escenario de la brutal batalla, en la que el mal y el ¿bien? Se enfrentaron por última vez. Una figura alta y esbelta se acercó, reflejando su sombra en el terreno. Una lágrima cayó en el suelo, cubriéndolo del salado líquido y haciendo que surgieran flores. Clavó su espada en el suelo e hizo que surgiera una roca.
- Espada Excálibur, vete a tu lugar. Tus herederos, hijos del bien, te poseeran y acabarán con tus enemigos.
La espada desapareció. La figura, ya sin su larga espada, se fue a paso lento, como rememorando el momento.
Notas del Autor:
Me está saliendo harto complicado, pero... ¿Quién dijo que Dumbledore es bueno?
Espero opiniones ;-)
D.R.B.
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EL SECRETO DE DUMBLEDORE
CAPÍTULO TERCERO: EL LIBRO
Dumbledore entró en el castillo por la puerta principal, y fue, ocultando el libro con un hechizo de invisibilidad, en el despacho de McGonagall. Abrió la puerta. Se encontró a la dueña del despacho junto a Flitwick y a Tom Riddley, que dormía. Dumbledore miró al chico.
- El chico, fuera.
McGonagall despertó al chico y le invitó a ir a desayunar. Mientras, Dumbledore se sentó en la silla en la que estaba sentado Tom y les contó la batalla a los profesores, pero no lo que pasó realmente, sino lo que él quiso. Esa la única forma de mantener a salvo su secreto. La historia que les contó fue, básicamente, que Grindewald podía hacerse invisible y que le atacó una y otra vez por la espalda. Incluso les enseñó unas heridas que no se curó a propósito, para hacer creíble la historia.
Cuando terminó, habló la profesora McGonagall.
- Llamemos al Ministro de Magia. Seguro que te dan la Orden de Merlín, primera clase.
- Seguro!- Corroboró Flitwick.
Dumbledore se disculpó.
- Necesito descansar.
- Vete a la enfermería.- Sugirió McGonagall, con una expresión de susto.
- No es necesario.- Y salió de la habitación.
Fue rápidamente a su habitación, donde se sentó en la mesa y deshizo el hechizo de invisibilidad que hizo a el Grimorum.
Le abrió y volvió a leer esa nota, que sin embargo no hizo caso. Concluyó que eso era imposible. Siguió leyendo las cuidadas notas y hechizos en latín, pasando las hojas como si fueran de un material que de deshiciera al tocarlas. Una reliquia, el Grimorum. Llegó a una página. El título le llamó la atención: Invisibilidad
Godric Valley.
Longbottom llamó a la puerta de la casa donde vivían los dos Potter que seguían vivos. Abrió la puerta Henry, que ayudó al chico con sus libros.
- Hola, Jack.- Dijo Henry, cogiendo un pesado mamotreto titulado Las familias mágicas tenebrosas- Pues vaya con el librito...
- Hola, Henry. Espero que sea algo importante, para mandarme traer todos mis libros sobre genealogía.
- Lo es.- Y le invitó a entrar.
Dentro estaba George, que cogió todos los libros.
- Gracias por venir, Jack. Te necesitamos. Quieres tomar algo?
- Un té, gracias.- Jack sonrió.
Henry dejó los libros sobre la mesa, y entró a la cocina, donde tomó la tetera y la dio unos golpes con la varita.
Después de servir té, George fue al grano:
- Sabes quién es Tom Marvolo Riddley?
Jack parpadeó.
- Me suena. Es un chico de Slytherin, el que acabó con el Heredero de Slytherin, no?
Los dos hermanos se miraron.
- Bueno, eso dicen.- Sonrió Henry.- Tú acabaste dos años antes que yo, no?
- Si.- Jack abrió los ojos.- Recuerdo a ese chico. Es huérfano, y vive en un asqueroso orfanato muggle. Pero era de Slytherin, no?
- Si, eso es verdad.- Sonrió George de nuevo.
- Queréis que busque relación entre Salazar Slytherin y Tom Riddley?
A pesar de su cara de incredulidad, los dos hermanos movieron la cara a modo de afirmación. Jack palideció.
- Pero eso es...es...una tontería!
- No creas.- Henry aclaró la voz.- Supuestamente, el Heredero de Slytherin es Rubeus Hagrid, un alocado alumno de tercero de Slytherin.
- Expulsado desde que pasó eso.- Recordó George.
- Si, bueno. Ese chico era muy simpático y valiente, pero, desgraciadamente, un poco inútil a la hora de la magia. Solo se le daban bien Pociones y Criaturas Mágicas. Y eso no es suficiente.
- Y otra cosa.- Continuó George.- El supuesto monstruo era una araña, o algo parecido. Y Hagrid perjuraba que ese animalillo inocente no mató a nadie porque él se lo prohibió.
- Y Hagrid es tonto, pero no mentiroso.- Terminó Henry.
Jack tenía la cabeza llena de las ideas de los dos Potter, así, que para evitar líos, les siguió la corriente sin más. Cogió el libro y abrió por el índice.
- Qué buscáis?
Los hermanos se miraron, complacidos.
- Salazar Slytherin.
Jack consultó el índice y consultó el libro. Ese libro era una auténtica reliquia mágica, que se renovaba automáticamente cada veinte años, una generación mágica. Los Longbottom los había tenido en su poder desde hacía cuarenta generaciones, ochocientos años. En unos meses sería la nueva actualización.
En el libro aparecían más de tres mil árboles de familias mágicas de sangre limpia. Estaban, entre otros, la familia de Merlín y la de Agripa, aunque esas solo podían ser leídas por alguien mayor de cien años de edad.
Jack llegó a una página, encabezada por el escudo de Hogwarts y las palabras Salazar Slytheryn. El número 857 y el color negro estaban al lado. Eso significaba el número de árbol del libro y el destino del personaje y sus descendientes. Leyó lentamente, ante las miradas de sus compañeros. Levantó la vista
- Salazar Slytherin tiene, como último descendiente, una mujer, que cuando se actualizó, estaba embarazada, seguramente de tres o cuatro meses. Generación número sesenta y dos la que nacería de esa mujer.
- Ya.- George estaba nervioso.
- Es decir, el chico ese, Riddley, podría ser el hederero. La mujer se apellidaba...Merxs, y su padre era de nombre Marvolo.
Los dos se estremecieron.
- Es él.- Dijo George.
- Si, es él.- Dijo Henry, apurando su té.
- Esperad.- Jack interrumpió ese ambiente.- Hay otras tres descendencias desconocidas. No actualizó hace veinte años, puede que estén muertas.
Los chicos, ya esperanzados, se volvieron a estremecer. Slytherin podía tener cuatro herederos.
Jack se impacientaba ante las miradas que los hermanos se dirigían.
- Algo más? Si no, me voy.
Los hermanos le miraron.
- Por qué no buscas a Gryffindor?
- No creo que pueda. Es página restringida.
- Qué?- George era un manojo de nervios.- Imposible.
- Hay imposibilidad de ver según edades.- Explicaba Jack a los hermanos.- Páginas de treinta años, páginas de cincuenta, el caso de Gryffindor, y páginas de cien, Merlín, Agripa y Arturo, creo. El resto se pueden.
- Busca los cuatro herederos finales.- Sugirió Henry.
Jack le miró con incredulidad.
- Eso no es una estúpida leyenda, la de la Congregación?
- Si, pero tengo curiosodad.- Insistió Henry.
Jack suspiró, dijo algo como niños y miró en el índice.
- Si no recuerdo mal, Hyrule, Moon, Dragon y Seiya.
- Si.- Henry estaba mirando el libro, ante la incrédula mirada de su hermano, que tomaba un té caliente.
- Bueno.- Jack habló, leyendo el libro.- Las cuatro estirpes están extinguidas.
- Qué?- Henry no se lo creía.
- Si, según el libro, hace tres generaciones que no actualizan. Eso significa que la sangre se extinguió o se mezcló tanto que se volvió impura.
- Y la última pista?- Inquirió Henry, con un hilo de esperanza en su voz.
- España, exactamente el territorio de Melilla. Ya sesenta años. Algo más?
- Bueno.- George iba a aprovechar ese libro.- Ya que Merlín, Gryffindor y todos esos no se pueden ver, que tal Morgana?
- Bien. Esto es ya más interesante.- Jack pasó lentamente las hojas del pesado libro, era notorio que conocía la ubicación de esa página.
- Ya está?
- Si. Y siento decirte que esta rama está mezclade con otras mágicas, por lo que se dispersa a lo largo de los años y de los árboles. Entre ellos, Slytherin, Malfoy, Goyle y Blaise.
- Bien, gracias. Nada más, no?
- No.- Henry cogió la tetera.- Otro té?
- No, gracias, tengo prisa.- Cogió su libro, se despidió de los hermanos y se fue de casa
Jack Longbottom iba paseando por la calle, su casa estaba unos números más abajo que la de sus amigos. De repente, sintió hielo en la espalda. Se tocó el pecho y se notó la sangre. Poco antes de perder el sentido dijo unas palabras:
Podus atreous intervalias vitres!
Incormodem intresmaun ercomonum wareta
Jack cayó al suelo, muerto, sin saber que el mago más poderoso de la historia, y el vencedor del tenebroso mago Grindewald, ya de cien años, tenía ya su poder. Sus gafas de media luna brillaron ante los primeros rayos del Sol de la mañana. Movió una mano y todas sus huellas desaparecieron. Llamó al libro:
- Accio!
Desapareció. Dumbledore, el asesino del peor brujo tenebroso de la última generación, por fin tenía el libro de las generaciones. El futuro era suyo. Y pronto, la Orden de Merlín, de su ascendente.
- Menos mal que mi tatarabuelo no me ha conocido. Me mataría.- Ese comentario rompió el silencio del despacho.- Ahora, a recibir los honores y a esperar.
Pero durante esos años, no todo pasó como Dumbledore esperaba. Incumpliendo su pacto, TomRiddley desapareció durante veinte años, y Dumbledore no se preocupó en buscarle. Sabía que su poder sería el superior. Tenía los árboles genealógicos, el Grimorum y los libros secretos de Gryffindor. Por otra parte, Herny Potter, el último heredero de Agripa, dejó a Dumbledore, y se casó con Julia Martínez, bruja proveniente del Centro Mágico Español Tizona, teniendo un único hijo, James. Sin embargo, y cuando James Potter entró junto a su amigo Sirius en el colegio, Henry Potter murió, traspasando sus poderes a James. Esa muerte se explicó como uno de los primeros actos de un hombre llamado Tom Marvolo Riddley, al cual decían que se llamaba Lord Voldemort, un ser terrible. Pero eso nunca se aclaró.
Dumbledore, mientras tanto, sonreía. James Potter le estaba traspasando silenciosamente sus poderes, ya que al morir su padre necesitaba una fuente, y Dumbledore le ayudó mucho, incluso a la hora de ayudar a Lunático. Pero lle´go el momento de la boda de James, con una hija de muggles llamada Elizabeth Evans. En ese momento, Dumbledore perdió su control sobre Potter. Y el nacimiento de Harry fue el alejamiento definitivo en cuestión del poder.
Por eso Voldemort intentó matar al joven Henry James, para evitar que el heredero de un mago superior lograra superarle y vencerle. Pero Agripa siempre tenía un as en la manga...
-FIN-
Notas del Autor:
¿Quién dijo que Dumbledore era bueno? Para los que piensen un poco, eso no está confirmado en ningún momento en los libros. Y, definitivamente, este fic es es alegato final a todas mis teorías.
Gracias a todos por leerme ^^ Ya casi 5.000 visitas!
Un saludo!!!
D.R.B. [email protected]
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(Este fic y todos los que he escrito han sido, son y serán sin ánimo de lucro, por mera diversión)
El Secreto de Dumbledore - Fanfics de Harry Potter
EL SECRETO DE DUMBLEDORECAPÍTULO PRIMERO: UN SECRETO CALIFICACIÓN: VARIOS Albus Dumbledore se mesaba la barba mientras miraba a través de la ventana de Hogw
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2023-02-27
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