Era una noche fría y glacial. Seis personas estaban reunidas en torno a una mesa redonda con patas en forma de serpiente. Los delgados y blancos dedos de Lord Voldemort apoyaron la copa en la mesa, mientras, mirando a los presentes con sus ojos rojos decía:
- Ustedes cinco serán los primeros en conocer mi nuevo plan. Lo inauguraré con Ulises y Marlene McKinnon. Tengo entendido que ellos pertenecen al grupito de amigos de ese viejo defensor de los muggles: La Orden del Fénix. El plan es bastante simple, aunque requiere gran fuerza mental. Cuando tengamos que encargarnos de los miembros de la orden ya no los mataremos. Pronunciaremos las palabras avada kedavra, pero de manera no verbal realizaremos el encantamiento transportador inventado por nuestra Bella. Inmediatamente, sin demorar ni un segundo haremos aparecer un cadáver falso de la víctima. Nadie la buscará. Sus amigos la creerán muerta. Pero estará viva. En el sótano de la casa de Bellatrix y Rodolphus. Allí los anfitriones los persuadirán de la manera que ellos ya saben para que nos revelen los planes de su grupo. Les sumaremos traidores a Albus Dumbledore.- Una risa aguda y fría cerró el comentario.
Los oyentes adularon la maravillosa idea. Y también felicitaron a Bellatrix. El encantamiento transportador lanzaba un chorro de luz verde. El plan no podía ser mejor. Ni siquiera alguien que viera lo que sucedía creería que esa víctima no estaba muerta.
Tres días después, el plan se llevó a cabo. Los McKinnon ya estaban en el sótano de los Lestrange. La Orden del Fénix lloraba su muerte. Nadie iría a rescatarlos.
-Lily, James, tienen que esconderse. Lord Voldemort los buscará hasta encontrarlos. Les sugiero que realicen el encantamiento Fidelio y no salgan de la casa. Esta vez está más decidido que nunca.- El tono en el que Albus Dumbledore les dijo estas palabras a la pareja demostraba una gran preocupación.
- Pero Voldemort va tras todos los miembros de la Orden - objetó James - Y si nos escondemos todos y no salimos de nuestras casas no creo que tengamos grandes posibilidades de vencer. Sabemos a lo que nos arriesgamos, y estamos dispuestos a enfrentarlo.
- Entonces - dijo la voz serena del anciano - deben saber que a quien busca Lord Voldemort no es a ustedes. A quien busca, más que a ningún miembro de la Orden... Es a Harry.
James Potter se quedó mudo. Con la vista clavada en el niño que tenía en brazos. Ese bebé era lo más preciado de su vida. Y el mago más tenebroso de todos los tiempos iba tras él...
- Pero... ¿Por qué? - Lily Potter habló con un hilo de voz - ¿Por qué va tras un niño de meses? No puede ser tan repugnante... ¿Acaso hay criatura más indefensa que un bebé?
- Hay formas de proteger a un bebé. Por eso les digo que se escondan. Y el motivo por el que Voldemort va tras él es una profecía según la cual el único con poder de derrotarlo nacería a fines de julio.
- ¿O sea que también va tras el niño de Alice y Frank? - Lily no podía creer, Voldemort tras su hijo y su ahijado.
- No - Corrigió Dumbledore y luego de relatarles todo el contenido de la profecía explicó- Voldemort señaló a Harry como su igual. Está convencido de que él es quien podrá derrotarlo.
- ¿Y el final? - Era la primera vez que James Potter sentía lo que era realmente el miedo. Nunca temió por sí mismo, a pesar de haberse expuesto a grandes peligros... Pero su niño...- ¿Harry tiene que morir a manos de Voldemort o matarlo?
- Nunca creí que desearía que mi hijo mate a alguien
- Eso depende de cómo actúe Voldemort. No todas las profecías se cumplen.
Días más tarde...
Sirius y James estaban sentados en el sillón de la sala de estar de la casa de los Potter. Un bebé de cabello negro azabache y ojos verdes daba sus primeros pasos tomado de las manos de su madre. Al apoyarse sobre la mesita retona tiró la botella de cerveza de manteca de su padrino.
- ¡Reparo!- exclamó Sirius. Acto seguido la botella volvió a estar como nueva.
Las manitos del bebé trataban de alcanzar la varita mágica. Sirius hizo el encantamiento levitatorio y el niño reía a carcajadas mientras volaba por la sala.
- Canuto, Lily y yo tenemos que pedirte un enorme favor. El más grande de nuestras vidas.
Sirius Black dejó de hacer volar al pequeño para observar atentamente a su amigo. Mientras el último rayo de sol de ese día de septiembre le iluminaba la cara, Sirius se dio cuenta de que Cornamenta nunca le había hablado de una manera tan seria y nunca una expresión de tanta preocupación se había dibujado en ese rostro. Entre su amigo y Lily le explicaron la conversación que habían tenido con Dumbledore.
- Por eso decidimos llevar a cabo el encantamiento Fidelio. Y queremos que seas el guardián secreto. Si hay alguien en quien confiamos es en ti.- explicó James.
- Gracias por esa confianza. Te aseguro que no te defraudaré. ¿Cuándo quieren realizarlo?
- Pensamos que tal vez dentro de pocos días. Podría ser mañana o pasado.
Sirius aceptó ser el guardián de sus amigos y la conversación tomó temas bastante más agradables y relajados.
- ¿Oíste lo del buscador de las Avispas de Wimbourne? Le cobraron una multa de setecientos galleons por utilizar el encantamiento Confundus contra el buscador de los Tornados en la final de la liga de Inglaterra. - Comentó Sirius
- ¡Sí! - respondió James - Y el muy idiota alegó que lo hizo bajo efectos del maleficio imperius. Dijo que un mortífago fanático de las avispas le...
- Cornamenta, tengo una gran idea. sobre el fidelio. ¿Sabés cuál creo que sería la mejor opción? ¡Usar a Colagusano! Nadie creerá que ustedes dos eligieron a alguien tan débil. - Interrumpió Sirius.
- Mmm...Puede que tengas razón. Es débil, pero es un amigo. ¿Tú que piensas Li?
- Ya te dije - respondió mientras se ataba su rojo cabello - Tengo plena confianza en nuestros amigos. Tanto Sirius, Remus, Peter, Alice y Mary me parecen excelentes guardianes.
La mañana del 24 de octubre amaneció nevando. Una rata gris cruzaba la placita del Valle de Godric. Minutos más tarde, un hombre petizo y regordete era recibido por James Potter en su casa.
- ¡Peter! ¿Cómo estás?
Peter Petigrew, Lily y James Potter levantaron sus varitas. Un haz de luz turqueza los envolvió a los tres cuando el matrimonio aceptó a Colagusano como guardián secreto. Al instante, la casa desapareció de la vista de todos. Para verla, Colagusano debía informar su ubicación.
Era una mañana muy hermosa. Un día soleado, algo fresco porque el invierno estaba cada vez más cerca. Lily Potter leía un libro de encantamientos. "El encantamiento del amor desesperado, es un arma que proporciona una increíble protección. Para realizarlo no es necesario tener una varita mágica al alcance. Lo importante es estar concentrado en lo que se desea. Muchos magos prefieren el sacrificio de amor a este encantamiento ya que el amor desesperado proporciona protección frente a una sola persona..." Un llanto en la habitación del bebé interrumpió la lectura.
En cuanto su madre cruzó el umbral de la puerta de la habitación, Harry Potter dejó de llorar. Lily dejó al niño en el suelo mientras fue a abrir la puerta.
- ¡Bathilda! ¿Cómo está?
- Más o menos. ¿Te enteraste lo de los Prewett?
- ¡No! ¿Qué les pasó? ¿Están... - Lily no pudo terminar la frase. La cara de Bathilda se lo estaba confirmando. Gideon y Fabian estaban muertos.- ¡Oh, dios mío! ¿Ellos no tenían una hermana menor? ¡Pobre mujer!
- Sí. La hermana menor de Gideon y Fabian debe estar destrozada. No la conozco muy bien. Pero aparentemente ella quería entrar a la Orden y ellos no la dejaron. Lo que pasa es que tiene un montón de niños, y todos muy pequeños. La menor es una beba nacida hace días, luego un pequeño de un año, dos gemelos de tres (por lo que dicen son dos atorrantes), le siguen el de cinco, el de ocho y el de diez. Así que creo que ellos tenían razón en impedirle entrar a la Orden. Imagínate que les pase algo a ella y a su esposo... ¿Quién cuidaría a siete pequeños? ¡No puedes separar a unos hermanitos! Pero quien se haría cargo de siete chiquillos...Aparte de eso venía a avisarte que hoy a la siesta hay reunión en la casa de Arabella Figg.
- Bueno, iremos.
La puerta se abrió y se cerró. Las dos mujeres giraron la cabeza rápidamente. En cuanto James Potter deshizo el encantamiento desilusionador se tranquilizaron.
-¿Encantamiento desilusionador? - se extrañó Lily - ¿Y la capa?
- Se la presté a Dumbledore. ¿Oyeron lo de Gideon y Fabian prewett?
Siguieron conversando de lo ocurrido, hasta que a la siesta fueron hacia lo de Arabella Figg.
La reunión estaba terminando cuando Remus gritó:
- ¡Miren! ¡Es la Marca!
- Pero... - empezó Arabella - aquí sólo viven muggles. O eso creo.
Lily abrió los ojos bien grandes. Ahogó un grito. Le pasó el bebé a su marido y desapareció.
Mientras el resto de la orden estaba en la incertidumbre ella ya estaba en el dormitorio de su sobrino. Un bebé chillaba y se retorcía horriblemente en el suelo, mientras una mujer atada de pies a cabeza gritaba por su hijo.
- Muggle asquerosa me vas a decir ya mismo donde vive tu hermana o seguré torturando a tu nene hasta la muerte - la voz de Bellatrix Lestrange demostraba una crueldad inusitada.
-¡Expelliarmus!- Bellatrix se dio vuelta sorprendida. No había oído a Lily.
- Si me buscas a mí, acá estoy. No puedo creer que hayas caído tan bajo. ¡Cruciatus a un bebé!
- Hermosas lecciones de moral, sangre impura. No te esperaba. Creí que no querrías defender a tu familia. Ya sabes que cada vez será peor tener la sangre tan sucia. Yo en tu lugar buscaría una familia de sangre pura que quisiera adoptarme. Con ese color de cabello podrías ser Weasley, y ellos son unos traidores a la sangre. Ya verás... En cuanto mi amo tome el ministerio... - Pero Bellatrix se calló con el encantamiento aturdidor que le lanzó Lily. Rodolphus iba subiendo la escalera con Barty Junior. Lily los aturdió antes que la vean. Les modificó la memoria para que olviden haber estado ahí. Hizo un traslador y los envió a los tres a la otra punta del país.
- ¡Lily! ¿Cómo se te ocurre venir sola? - James y Sirius acababan de llegar.
- No podía perder tiempo. Estaba torturando al bebé.
- Si ya está todo tranquilo las dejamos charlar... entre hermanas. Te esperamos donde estábamos.
Lily desató a Petunia. Alzó al bebé que aún lloraba. Le dio una poción que sacó de un frasquito de su túnica. El niño se calmó lentamente. La madre aún estaba paralizada de miedo. El niño se fue quedando dormido y Lily se lo entregó a su hermana.
- ¿Está bien? - Preguntó Petunia con un hilo de voz.
- Sí. Ahora está bien. No te preocupes. me aseguraré de proteger tu casa. No podrán volver. Además les hice olvidar donde queda.
- ¿Cómo apareciste tan rápido?
- No sé si lo recordarás... Pero soy una bruja, aparecí mediante magia.
- ¡Oh... No! ¡Si Vernon se enterara de lo sucedido!
- No tienes que decírselo. Yo ya me iré...
- ¡Espera! Nos salvaste la vida a mi hijo y a mí. Creo que nunca podré agradecértelo. Pero si hay alguna forma... ¡Haré lo que sea por devolverte este gran favor! Creo que hasta podría dejar de odiarte...
La última frase hizo reír a Lily...
- Hay una forma. Como te habrás dado cuenta esta tarde, los mortífagos...o sea, esa gente nos persigue a James y a mí porque...- Lily le contó a su hermana todo lo referente a Voldemort y que perseguía a Harry. A continuación agregó - Se me ha ocurrido una forma de protegerlo. Pero eso me costará la vida. En ese caso, quisiera que criaras a mi hijo. Eso le salvaría la vida.
Lily le explicó a su hermana por qué era ella quien debía cuidarlo.
- Lily - preguntó Petunia - ¿Tú crees que ese guardián los delatará?
- ¡Por supuesto que no! ¡Peter es una buena persona y jamás haría algo así!... Pero creo que Voldemort podrá encontrar la casa, es muy poderoso y tal vez encuentre la forma de burlar el encantamiento...
Petunia le aseguró a su hermana que cumpliría ese deseo. Le deseó que se cuide, que no quería verla muerta. No sabían que esa era la última vez que se verían en mucho mucho tiempo. Tampoco sabían que lo que Bellatrix había hecho y como Lily salvó a Dudley y petunia sería lo que un chico de quince años viera en su cabeza cuando un dementor lo atacara. Y que al enterarse cómo su tía lo salvó y ver que su primo lo salvaba de los dementores cambiaría totalmente su actitud hacia Harry Potter. Pero para eso aún falta mucho...
El lunes amaneció frío y algo nublado. Cuando Lily Potter bajó a desayunar encontró a su marido leyendo El Profeta y mientras su bebé perseguía al gato en una escoba de juguete. Harry Potter fue atrapado por su madre en el aire y colocado en su sillita. Una mamadera llena de leche y una porción de pastel llegó a la mesita del pequeño.
James Potter levantó la vista del diario y saludó a su mujer con un beso. El desayuno transcurrió muy tranquilo. El matrimonio se alegró de que no aparecieran muertes en el diario.
- Tal vez esté de vacaciones- bromeó James - lo único que informa este diario son las fiestas muggles por noche de brujas ¡Qué ridiculez!
Lily esbozó una sonrisa ante el comentario de su marido.
Durante la mañana, James se dedicó a jugar con su hijito. Había encantado una pelota de tenis y hacía que Harry tratara de atraparla desde su escoba. Cuando su mujer preguntó qué hacía contestó:
- Estoy entrenando al futuro buscador de Gryffindor.
- Bueno, procura que durante las sesiones de entrenamiento no destruya los adornos.
La pequeña familia almorzó tranquilamente y a la siesta, Harry Potter dijo sus primeras palabras.
- ¡Ma má!- dijo entrecortadamente - ¡Cuento! ¡Pá!- Los Potter lo entendieron a la perfección. como todas las siestas Lily agarró un libro de cuentos infantiles, acostó a su bebé entre ella y James y leyó hasta que los tres se quedaron dormidos.
La tarde pasó tranquila. El niño jugaba y reía alegremente. Verlo feliz era lo que hacía que James soportara el encierro y el aislamiento. Lamentando que los ciervos no fueran animales comunes por la zona se limitó a mirar por la ventana como iba y venía la gente. Sintió un poco de envidia por Sirius y Peter. Ni un perro ni una rata llaman la atención... Pero él no podía transformarse e irse a dar una vuelta. Eso no debe importarme - se dijo a sí mismo - Harry está a salvo y eso es lo que sí me importa.
Ninguno de los Potter tenía demasiado hambre. Cenaron algo rápido y mientras Lily ordenaba la cocina, James jugaba con Harry.
Cuando su esposa volvió a la sala, él sólo tuvo tiempo de intercambiar unas pocas palabras con ella. Escuchó un ruido en la puerta. ¿Quién sería a esa hora? Lo que vio le paralizó el corazón... Lily y Harry estaban muy cerca.
-¡Lily, coge a Harry y vete! ¡Es él! ¡Vete! ¡Huye! ¡Yo lo detendré!- mientras gritaba eso pensaba en Peter... ¡No! ¡No podía ser! Tal vez... James Potter vio un rayo de luz verde y oyendo el grito de su mujer en el piso de arriba cayó al suelo.
Lily apilaba cajas en la puerta...
- Lily pensá tranquila. Esto no lo detendrá. - se dijo a sí misma. Abrazó a su bebé fuertemente. Comprendió que no sería ella quien lo viera crecer. Le dio un beso y derramó unas lágrimas sobre su rostro. No estaba triste por ella. Estaba tranquila, ahora - pensó mientras Voldemort entraba en a habitación del bebé - sólo queda realizar el encantamiento del amor desesperado.
Y lo realizó...
Sirius Black corría por la plaza del Valle. En cuanto vio la calavera sobre la casa lo comprendió...
- ¡Nooo!- mientras gritaba corría hacia la casa de los Potter. Se detuvo frente a la verja. No podía entrar. Imaginaba los tres cuerpos allí. No iba a entrar, iba a encontrar al maldito traidor de Colagusano y...Oyó un llanto proveniente de la habitación de su ahijado.
- ¿Harry? - No podía creerlo. Creyó que se le partía el alma cuando vio el cadaver de su mejor amigo. Pero siguió... No podía dejar a ese bebé llorando. En la habitacion del pequeño comprendió lo que Lily había hecho... Su cuerpo yacía al lado de la cuna. Sus brazos estaban abiertos y un gesto de súplica inundaba su rostro. El cuerpo inerte de Lily parecía que todavía quería proteger a su bebé.
Al ver a su padrino el bebé extendió los brazos. Pero Sirius no pudo consolarlo. Lo alzó, lo abrazó y comenzó a llorar impotentemente con el niño en brazos, senatdo en el suelo, al lado del cuerpo de su amiga.
- Ya sé que es horrible. - Hagrid lo ayudó a levantarse. Él también tenía el rostro marcado por las lágrimas.
Silenciosamente los hombres se dirigieron a la cocina. Ese lugar no había sido atacado. Estaba limpia y ordenada como Lily Potter la había dejado la noche anterior. En un mueble había un portarretrato. La última foto de la familia. Lily, James y Harry sonreían en ella.
- Dame a Harry, Hagrid - dijo Sirius. El bebé estaba en brazos del gigante. Había dejado de llorar - Yo lo cuidaré. Soy su padrino.
- Mira, Sirius, lo siento. No puedo. Dumbledore me dio la orden expresa de que lo llevara a la casa de sus tíos. Dijo que deberá crecer allí.
- ¿Sus tíos? ¿Te refieres a la hermana de Lily? Tenía entendido que casi ni se hablaban...
- No lo sé. Sólo te digo lo que me dijo Dumbledore. Habla con él. Tal vez te deje llevarlo a tu casa.
- Claro que hablaré con él. Pero primero debo encargarme de un asunto. - Sirius abrazó a Hagrid, saludó al bebé y salió de la casa. Iba a buscar a Peter. le iba a demostrar que...
Albus Dumbledore entró a la casa de los Potter. No hizo ningún comentario, salvo saludar a Hagrid hasta que llegó a la habitación del pequeño. Allí observó atentamente la forma en la que estaba el cuerpo de Lily. Bajó a la cocina.
- Hagrid... ¿Cuando vos llegaste Harry estaba en la cuna?
- No. Lo tenía Sirius en brazos. Pero creo que lo había levantado de la cuna. A propósito, Profesor, Black quiere cuidar al niño. Creo que ahora fue a hablar con usted.
- Bueno, que venga a hablar. Tú lleva al niño al número 4 de Privet Drive, en Surrey. Esta noche a medianoche nos encontraremos allí. - dicho esto desapareció.
Los amigos de los Potter comenzaron a llegar. Alice Longbottom, madrina del pequeño, también se ofreció para cuidar al bebé. Habló con Dumbledore y comprendió por qué el chiquito debía estar con su familia. Pero el Profesor le pidió que pase el día con el bebé. Recién amanecía. Alice llevó a su ahijado a su casa.
Harry Potter y Neville Longbottom pasaron el día jugando. Indiferentes de cómo cambiarían sus vidas. Indiferentes de que uno era "El Elegido" y que otro se había salvado de serlo, sólo Voldemort sabe por qué.
A las 11 de la noche. Harry Potter y Hagrid surcaron el cielo en la motocicleta de Sirius. Rumbo al número 4 de Privet Drive.
Lily temblaba. Estaba muerta de frío. No sabía en donde estaba. Ni siquiera podía abrir los ojos. Igual daba lo mismo. La oscuridad era total. Sentía un suelo frío y duro bajo su cuerpo. Le dolía un poco la espalda, como si hubiera caído de una gran altura. ¿Le dolía? Eso significaba... Lily sintió que el mundo se le caía a los pies. Si le dolía la espalda, sería que no estaba muerta. Si no estaba muerta... El plan más importante de su vida había fallado. Había dejado a su bebé, solo e indefenso frente a Lord Voldemort. No, no entendía qué había hecho mal. Había seguido las instrucciones al pie de la letra... Pensar con todas sus fuerzas que Harry era la persona a la que más quería en el mundo. Asegurar que haría cualquier cosa por él, e impedir que lo ataquen. ¡Eso era! Lily no pudo impedir que lo ataquen porque Voldemort... Eso tampoco tenía sentido. Había oído las palabras "Avada Kedavra", había visto el haz de luz verde... Pero no estaba muerta. ¿O sí? Si lo estaba, ¿por qué no estaba con James? Una punzada de dolor la atravesó... James estaba muerto. Ella lo había visto. No podía estar segura de que estaba viva o no... Pero James no había sobrevivido. El hombre que la había amado desde la adolescencia había muerto por ella. Por ella y Harry. Y Lily lo entendía perfectamente. "Él no podía vivir sin nosotros dos".
Arriba se oían gritos. Se abrió el techo. Apareció una escalera y por ella entró una de las mujeres que Lily más detestaba.
- ASQUEROSA SANGRE SUCIA ¡¿QUÉ HICISTE?! ¡ME VAS A DECIR YA MISMO QUE HECHIZO UTILIZASTE PARA DESTRUIR A MI AMO. ¿CÓMO HICISTE PARA QUE ESE MOCOSO SE SALVARA CON SÓLO UN RASGUÑO! - Bellatrix estaba fuera de sí.
- ¿Qué...-Lily no entendía de que hablaba.
- TE ESTOY DICIENDO QUE QUÉ HICISTE PARA QUE MI AMO QUEDARA DESTRUIDO Y TU BEBÉ SANO Y SALVO EN SU CUNA ¿UN HECHIZO PROTECTOR A LA CUNA? ¿AL MOCOSO? ¿QUÉ HICISTE?
Ahí Lily comprendió. No todo estaba perdido. Su plan había funcionado. Harry estaba bien, y no sabía qué había pasado con Voldemort. Pero por el humor de Bellatrix, nada bueno. Pero él no importaba. Harry estaba a salvo. Una oleada de orgullo, tranquilidad y alegría la invadió. El encantamiento del amor desesperado había funcionado.
- Bueno - dijo respondiendo tranquilamente a Bellatrix - parece que mi hijo aprendió a defenderse.
- ¡Crucio!
Cada partícula de su cuerpo comenzó a dolerle desesperadamente. La piel le ardía, le dolían los huesos, la garganta se le iba a salir de tanto gritar y la cabeza le iba a estallar. Oía gritos a lo lejos. James gritaba su nombre. Pensó que estaba por morir. James la llamaba para que se reuniera con ella.
Pero no murió. El dolor cesó lentamente. Otra vez estaba sola. Recorrió el lugar. Era muy pequeño. Sólo podía dar un par de pasos. La oscuridad y la humedad lo invadían todo. Nunca se había sentido tan desgraciada. Lo que más quería era morir, ella había elegido morir, morir por su hijo, morir por su bebé, morir por el mayor tesoro que la vida le había dado, y que Voldemort le había arrebatado. Estaba feliz porque su niño estaba bien pero...
Harry Potter no crecería volando en una escoba de juguete y riendo con su madre, su padre, Sirius, Alice... Crecería con Petunia. Lily sabía que su hermana lo iba a proteger, pero también sabía que lo iba a odiar y a tratar como una bomba que puede explotar en cualquier momento... Dejó volar su imaginación. Imaginó a su hermana, dentro de diez años, gritándole a Dumbledore, McGonagall o quien fuera que no dejaría que su sobrino vaya a Hogwarts. La escena casi le causó gracia. De repente se preguntó ¿Qué sabría su hijo de ella y James? No imaginaba a su hermana explicándole el ataque de Voldemort, ni el encantamiento Fidelio, ni nada de eso. No, Tuney sólo le diría que los asesinaron, posiblemente en un asalto. Algún mago o bruja le diría a Harry quien mató a sus padres...¡Pero si ella no estaba muerta! Tenía que salir de ahí... Eso es lo que todos querrían ¡Hasta Petunia! Debía salir de ahí e ir a buscar a su niño. Pero era imposible. Estaba encerrada entre cuatro paredes sin puertas y no podía aparecerse. Tampoco llevaba su varita mágica.
Bellatrix entró riendo. Lily logró darse cuenta de que era de día.
- Veo que tu humor ha mejorado - exclamó Lily fríamente.
- Sí - contestó la mortífaga - ¿Quién diría que mi querido primo iría a Azkaban y yo no?
- ¿Cómo?- No podía ser. Sirius en Azkaban...
- Escucha - dijo. y comenzó a leer el Profeta.- "En la mañana de hoy, miembros del escuadron de operaciones mágicas especiales capturaron al mortífago Sirius Black. El hombre asesinó a Peter Petigrew y a doce muggles en una calle de las afueras del Valle de Godric. Según los testigos oculares, Black era el guardián secreto de Lily y James Potter. Lo último que Petigrew llegó a gritar fue "A Lily y James, Sirius ¿Cómo pudiste?"
Ahora Lily tenía dos motivos para huir de allí: buscar a su bebé y decirle a todo el mundo mágico que Sirius era inocente. Pero si había matado a Peter y a doce muggles... No veía forma de evitarle Azkaban.
Lily y James Potter no sabían en donde estaban. Sabían que ese lugar tenía que ver algo con los Lestrange porque oían sus voces. Provenían del techo. El lugar era apenas más grande que una cama de una plaza. Se sentían encerrados en una caja de zapatos. Pero lo que ninguno sospechaba era que sólo una pared separaba a uno de otro. Ambos creían que el otro había muerto. Lily estaba segura de haber visto morir a James. Y James había oído que harry se había salvado porque su madre dio la vida por él. Lo que ninguno sabía era que tendrían que pasar diecisiete años allí encerrados.
Durante ese tiempo, cada uno oía algunos estractos de conversaciones de arriba y recordaban o pensaban algunas cosas. Cada tres días aparecían alguno de los Lestrange, o Luxury, su elfo doméstico y llevaban algo de comida. Un día James se sorprendió de que quien apareciera fuera Lucius Malfoy.
- ¿Tus cuñados ya se hartaron de mí? - preguntó.
- No - respondió secamente Malfoy - están en Azkaban. Los atraparon por aplicarle cruciatus al matrimonio de Aurors, Longbottom, hasta dejarlos locos. - James abrió los ojos horrorizado. Frank y Alice... Horrible.- Pero se lo tenían merecido. Casi descubren que tenemos gente aquí escondida y algo muy importante referido al Señor de las Tinieblas.
Otro día, James se acababa de despertar cuando oyó la voz de Lucius Malfoy.
- Draco es un niño muy inteligente y habilidoso - le decía a alguien - ¡Imagínate! ¡Con sólo tres años ya vuela en su escoba de juguete!
- ¡Ja! - dijo James a sí mismo - ¡Harry hacía eso con sólo un año!- Y pensó cuánto tiempo haría que él estaba allí. Había intentado escapar tantas veces, pero era imposible...debería haber aprendido a transformarse en mosca, no en ciervo, así cuando abrían el techo se iba volando antes de que lo vean... Imaginó qué edad tendría su niño. Pero eso no pudo saberlo hasta mucho tiempo después, cuando Draco Malfoy estaba de vacaciones de invierno, en su primer año en Hogwarts y acompañando a su padre a la casa de los Lestrange, le decía:
- ¡No voy a fingir que Potter me cae bien! ¡Es tremendamente detestable! Es el niño preferido de todos los profesores, todo porque tiene esa maldita cicatriz. Vive dando vueltas de noche por el castillo y jamás lo descubren, hay quienes dicen que es porque tiene una capa para voverse invisible. Se junta con los Wealeys, traidores a la sangre como ninguno, además se junta con una sangre sucia insoportable, ¡Y lo dejaron participar en el equipo de Quiditch de Gryffindor estando sólo en primer año! ¡Tiene su escoba propia! No jugó al Quidditch en su vida, pero en el primer partido le atrapó la snitch antes que Slytherin. ¡Yo también quiero que me compres una capa para hacerme invisible y una Nimbus 2000 como la de Potter! Artículos de danza y ballet
James pensó: - Comprate la escoba que quieras,Malfoy, pero nunca atraparás la snitch antes que mi nene. ¡Y me encantaría que trates de tener una capa como esa! ¡Es única!- Estaba realmente feliz. Harry estaba en Hogwarts, era buscador de Gryffindor, había heredado su espíritu travieso. Se preguntó si alguna vez Harry podría recuperar el maravilloso mapa que Filch les confiscó a Sirius y él la última noche de luna llena que estuvieron en el colegio. Recordó esa anécdota...
------FLASH BACK---------
- ¿Y qué más da? - decía Sirius mientras subían la escalera que daba al dormitorio de los chicos - Cincuenta puntos los recuperás en la final de Quidditch, y el mapa... Podríamos hacer otro, pero ya no quedan más noches de luna llena, no tiene sentido.
- Tenés razón, Canuto.
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Cuando Lily oyó las quejas de Draco esbozó una amplia sonrisa. Harry estaba bien, estaba en Hogwarts, jugaba al quidditch... Recordó la primera vez que vio a James jugando al quidditch...
----FLASH BACK------
Un sol radiante entraba por la ventana de la habitación de chicas de segundo año.
- Lily, bajemos ya. Sino nos vamos a perder el partido. - La cabellera rubia de Alice ondeaba mientras la niña movía su cabeza.
Lily la siguió. Una vez en el estadio, se ubicaron y comenzaron a mirar el partido.
- ¿James no es muy chico en comparación con el buscador de Slytherin? Ese chico es de sexto. - Preguntó Lily.
- No importa. Igual confío en que Potter atrape la Snich antes que Lucius malfoy.
El partido duró 7 horas. Ganó Griffindor.
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En más de una ocasión, Draco Malfoy, sin saberlo, les dio a Lily y a James datos sobre Harry. En otras fue Lucius mismo, con maldad.
Draco volvió de las vacaciones de su primer año de clases indignado.
- ¡Es obvio que Dumbledore prefiere a Gryffindor! ¡Les dio un montón de puntos a último momento! ¡A Potter le dio como sesenta puntos por enfrentarse al Señor de las Tinieblas en...
- ¡Silencio! - le ordenó su padre.
James estaba durmiendo, así que no oyó el comentario de Malfoy. Pero Lily sí. Se quedó helada... ¿Que Harry se había enfrentado a Voldemort? ¿Qué había pasado? ¿Cómo estaba Harry?
Otra vez, Lucius entró diciéndole a Lily.
- Si te interesa, a tu hijo le mandaron una nota por hacer magia en lo de tu hermana... Espero que lo expulsen. Creo que incendió toda la casa. Un encantamiento muy grave, en presencia de muggles. - Por supuesto, sólo la primera oración era cierta. Y ya sabemos que el responsable fue Dobby.
Cada tanto, Lucius Malfoy o Luxury comentaban noticias del diario El Profeta a los Potter. Al rubio le fascinaba comentar aquellas en las que hablaban de Harry, ya que muchas veces eso preocupaba a Lily o James, en julio del 93, el diario no hablaba del niño que sobrevivió, sino de su padrino.
- Bueno, Potter -decía Malfoy con un tono malicioso- Parece que este es el fin de tu amiguito. Todos los dementores van tras él. Pero serán cariñosos, le darán un rico y apasionado beso.
Sin embargo, la maldad de Lucius sólo alegró a James. "¡Increíble! ¡Logró escapar de azkaban! - pensó para sí mismo - Convertido en perro nadie lo descubrirá. Capaz que hasta pueda ir a contarle la verdad a harry" Aunque no se le ocurría manera en que Sirius podría convencer a su ahijado de la verdad, le gustaba hacerse la idea de que eso ocurriría.
Unos días más tarde, Lucius visitó a Lily.
- Parece que el pequeño niño Potter es travieso como su padre - Malfoy sabía que los nervios de Lily temblaban cada vez que él decía esa frase - Anoche escapó de lo de los muggles. Pero antes infló a su tía. Bueno, al menos algo rescatable, un ataque a una muggle. Aunque no creo que su mami sangre sucia lo apruebe.
Lily imaginó a Petunia inflada, y lo difícil que sería convencerla de que no eche a su sobrino de la casa. Dumbledore lo lograría, pensó para sí misma, obligándose a no caer en la desesperación.
Ni Lily ni James podían creer cuánto tiempo habían pasado en esa horrible prisión. Las esperansas de escapar ya eran nulas para ella y bastantes difíciles para él. Pero Cornamenta tenía una esperanza. "Los Lestrange también fueron a Azkaban, si a alguno se les escapó la existencia de esta prisión, Sirius lo sabría." Así que depositando todas sus expectativas en su mejor amigo, James Potter pasaba los días sin mayores sobresaltos. El único había sido cuando casi extranguló a Lucius por reírse a carcajadas de que Gryffindor había perdido un partido de Quidditch porque Harry se había desmayado a causa de los dementores.
Pero un año después de eso, los Potter tuvieron sus buenos motivos para preocuparse, y mucho.
Lily ya estaba bastante pálida durante su estadía en el sótano. Pero si era posible, su cara palideció aún más cuando vio quien estaba frente a ella. ¡Había vuelto!
- Veo que la sangre sucia ha sobrevivido aquí trece años - dijo la voz fría y aguda de Voldemort ante la paralizada mujer - Eso simplificará mucho las cosas. Sólo tendrás que decirme unas palabritas y lograrás salir de aquí.
- No creo que eso sea posible - dijo Lily firmemente, haciendo un gran esfuerzo para que su voz no temblara.
- A ver, "El único con poder para derrotar al Señor tenebroso se acerca... Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes..." Estoy seguro de que la mami de don mocoso Potter sabe como termina ¿O me equivoco?
- No te equivocas. Pero jamás te voy a decir el final. Creo haberte demostrado que haría cualquier cosa por Harry. Mi postura no ha cambiado.
- ¡Crucio!
Cada partícula de su cuerpo comenzó a dolerle desesperadamente. La piel le ardía, le dolían los huesos, la garganta se le iba a salir de tanto gritar y la cabeza le iba a estallar. Oía gritos a lo lejos. James gritaba su nombre. Pensó que estaba por morir. James la llamaba para que se reuniera con ella.Pero no murió. El dolor cesó lentamente.
- Hace sólo unas horas he recuperado mi cuerpo. Logré sacar al superprotegido Harry Potter de Hogwarts, lejos de Albus Dumbledore. Logré quitarle sangre para que tu protección corriera por mis venas también. Pude tocarlo. ¡Pero no pude matarlo! Necesito saber el final de esa profecía. ¡Tú me la vas a decir o te torturaré hasta la muerte! ¿Te gustaría hacerle compañía a tu amiguita? Alice Longbottom sigue en San Mungo.
- Si es necesario - murmuró Lily con un hilo de voz - Pero no seré yo quien te diga como destruir a Harry.
Lily pasó el año recibiendo el maleficio cruciatus. Cuando Voldemort decidió que ella no hablaría, Bellatrix pidió encargarse del asunto.
James estaba desesperado. Estar ahí encerrado y oír los gritos de su mujer era terrible.
Un día la pared que separaba a los Potter desapareció por efecto del hechizo de Bellatrix. Ella y Rodolphus estaban allí.
- Sí, esta será la mejor manera. - dijo Rodolphus - Vos torturá a la sangre sucia mientras yo le pregunto a éste la profecía. - Y luego añadió mirando a James - Bella no parará hasta que me la digas.
James no sabía que hacer. No podía dejar que maten a Lily. Pero tampoco podía entregar a Harry. Por suerte no tuvo que decidir...
- Bella, Rodolphus, eso puede esperar. Debemos ir ya al ministerio. Bebé Potter y sus amiguitos de guardería ya están ahí.- dijo Rabastan.
Todos los mortífagos desaparecieron dejando a la pareja encerrada nuevamente en la oscuridad.
-¿De verdad sos vos?- Preguntó Lily con lo que le quedaba de voz. Era imposible. ¡James vivo!
- Lily, soy James Lee Potter. Esposo de la bella pelirroja de ojos verdes Lilian Stephanie Evans. Padre del famoso Harry Potter. Apodado Cornamenta. Animago ilegal que se convierte en ciervo y a partir de su quinto año en Hogwarts pasaba las lunas llenas con el hombre lobo Remus John Lupin. Ex buscador y capitán del...
Sus palabras fueron interrumpidas por un abrazo fuerte de su esposa
- Creí que estabas...-Pero no pudo continuar. Lágrimas de felicidad inundaban sus ojos verdes. Era la primera vez que se sentía feliz en ese lugar.
- Yo también lo creí. Hasta que escuché como te torturaba Bellatrix.
- ¡Claro!- Lily entendió - ¡Vos gritabas! Creí que oía tu voz en mi cabeza.- De repente lo recordó - ¡Harry! Esos asesinos se fueron a buscarlo.
James la abrazó. Ambos temblaban. Pero también sabían que no podían hacer nada. Lily empezó a sollozar inconteniblemente.
- Li, amor, tranquila. Harry no está solo. Seguro que la orden va a ayudarlo. No le pasará nada.- Lo dijo más para convencerse a sí mismo que por convicción.
- Si le pasa algo es mi culpa.
- Sí - James sonreía - Porque si no fuera por vos a Harry no le pasaría nada hoy. Estaría enterrado en un tumba. Te recuerdo que gracias a vos está vivo.
Lily se tranquilizó un poco. El aire en el ambiente era muy tenso. Ambos pensaban lo que podría estar pasando en el ministerio. Escucharon pasos arriba.
-Amo - decía la voz de Bellatrix - ¿Qué haremos con el cuerpo del animago Black? Sigue inconsciente pero ¿donde lo ponemos?
- Uní todas las celdas del sótano. Que estén todos juntos. Cuando despierte quiero interrogarlo.
El espacio se convirtió en una habitación de tamaño mediano. Y los Potter se encontraron con otra pareja, perteneciente también a la orden.
- ¡Ulises! ¡Marlene!
- ¿James?
- Sí, Marlene, Lily también está aquí.
Enseguida apareció Bellatrix.
- Muy emotivo... - dijo con un tono malicioso - Potter, te notaba aburrido. Acá te dejo un amiguito para que se diviertan.
- ¡No me digas que tenés a Harry acá! - Sirius se acababa de despertar - Te voy a matar.
- Tranquilo primito. A tu querido ahijado lo salvó Dumbledore. Parece que al niño Potter no le gustó mucho creerte muerto. Intentó hacerme un maleficio imperdonable. Pero no le salió.
- Lástima. - murmuró Sirius.
Los cinco se quedaron en la habitación mudos.
- ¿Qué tal el mundo exterior Canuto?
- Debo estar loco. ¡Hace catorce años te vi muerto!
- Pero te equivocaste. - Dijo Lily entre risas.
- ¿Lily? ¿Están seguros de que no estamos en el mundo de los muertos?
- Completamente - aseguró Lily - ¡Hasta el peor de los infiernos es mejor que esto!
- Explíquenme qué pasa. Lily, no te ofendas... Pero vos no podés estar viva. - Sirius no entendía nada.
- ¿Por qué no? - preguntó la mujer riendo.
- Porque si así fuera... Harry no hubiera sobrevivido. Según Dumbledore, Harry vivió porque vos diste tu vida por él: El hechizo del sacrificio de amor.
- ¿Sabés, Li? Es una buena pregunta - era James quien hablaba - ¿Cómo sobrevivió Harry?
- No realicé el hechizo del sacrificio de amor.- Lily hablaba en un susurro, al oído de James y Sirius. Temía que alguien de arriba la escuchara - Sino el encantamiento del amor desesperado. Es necesario concentrarse en lo que se desea. Por supuesto, me concentré en salvar a mi bebito de la muerte. Entonces el encantamiento le proporciona protección ante la muerte, pero sólo frente al primero que intentara matarlo desde que actúa el encantamiento.
Los dos oyentes se quedaron impresionados.
- ¿O sea que los mortífagos - James empezó la pregunta pero Lily le respondió
- Sí, los mortífagos podrían matarlo.
- ¡Ja! - Este era Sirius - ¡Lily, eres increíble! Voldemort cree que sólo él puede.
- Canuto, ahora te toca a vos contar. Contános de Harry.
- ¿Tienen tiempo? Es larguísima la historia.
- Salvo que tengas una idea de como salir de acá... Tenemos tiempo, amigo - dijo James.
- Después de que ustedes murie... Bueno, de la traición de la rata sucia, pestilente, maloliente, digna de despellejamiento y decuartizamiento en vida y...
- Sirius, creo que sabemos a quién te referís - interrumpió Lily - queremos saber de harry, no de Peter.
- Bueno, Harry fue a vivir a lo de tu hermana. Creció sin saber que era un mago. Creyendo que ustedes habían muerto en un accidente de auto. Peleando con su primo. Cuando tenía once años, como sus tíos no le dieron la carta de Hogwarts, Hagrid fue a donde estaban, tiró abajo la puerta y le contó todo.
- ¡Cómo me perdí ver la cara de Petunia en ese momento!- Interrumpió Lily - Seguí Sirius.
- Fue a Hogwarts. Conoció a sus dos mejores amigos. Ron y Hermione. Ron es sobrino de Gideon y Fabian. La segunda semana de clases ya era buscador de Gryffindor.
- ¡Fantástico! - James no cabía en si de orgullo. Una cosa era oírlo de los Malfoy. Pero sabía que Sirius le decía la verdad.
- Y a fin de año se enfrentó con Voldemort y salvó la Piedra Filosofal.
Lily ahogó un grito y James abrió los ojos como platos.
- Les juro que es cierto. ¿Qué más? - dijo para acordarse...
- ¿Y las clases?
- Es muy buen alumno. La materia que más le gusta es Defensa contra las Artes Oscuras aunque este año le pusieron a una imbécil del ministerio. Y odia pociones y a su estimadísimo profesor.
- ¿No es Slughorn? ¿Por qué lo odia? - Preguntó Lily.
- Li - respondió Sirius - Horace se retiró hace dieciseis años. Ahora un idiota tomó su puesto.
- ¿Quién es? - Preguntó la mujer.
- ¿James estás sentado?
- Sí ¿Por? ¿Yo conozco a ese idiota?
- Creo que una u otra vez le lanzaste alguna maldición. Y yo traté de matarlo. ¿Te acuerdas de Quejicus Severus Snape?
- ¡PERO DUMBLEDORE PERDIÓ LA CABEZA! ¿POR QUÉ DEJA QUE SEMEJANTE IMBÉCIL DÉ CLASES? ¡CREÍA QUE HOGWARTS ERA UN COLEGIO DECENTE! ENCIMA CON ESE PELO SUCIO PUEDE INTOXICAR A TODOS LOS ALUMNOS, Y PROFESORES. HASTA A LAS ACROMÁNTULAS DEL BOSQUE PUEDE INFECTAR.
- Como venía diciendo. En segundo año Harry le salvó la vida a la hermana de Ron rescatándola de la cámara de los secretos. Habla parsel. Harry estaba en tercero cuando me escapé de Azkaban y decidí ir a matar a una ratita. Estuve en el Bosque de Hogwarts.
- ¿Por qué en Hogwarts? - Preguntó Lily.
- Porque Colagusano era Scabbers. La rata mascota de Ron.
- ¿Casualmente era la rata del mejor amigo de Harry? - preguntó James.
- Sí, Cornamenta, aunque no lo creas fue casualmente. Porque la rata era mascota de ese chico mucho antes de que se conocieran con Harry. La cuestión es que lo reconocí en una foto en El Profeta y me enteré que estaba en Hogwarts. Vivi en el Bosque. Salvo cuando veía partidos de quidditch. Harry vuela maravillosamente como James.
- ¿Esperabas otra cosa de mi hijo?
Y Sirius le relató a sus amigos todas las aventuras de Harry.
Enseguida se acostumbraron a estar todos juntos en ese sótano. Para los cuatro que llevaban mucho tiempo allí, estar juntos era una mejora. Sirius solía decir en broma que prefería estar allí a seguir encerrado en Grimauld Place.
Sin embargo, la estadía no era nada placentera. Especialmente para Sirius y los Potter. A Lily y a James los mortífagos los torturaban diariamente para saber el final de la profecía y los motivos certeros por los que Harry había sobrevivido. A Sirius lo torturaban para averiguar cuáles eran todos los métodos de protección de su ahijado y los últimos planes de la Orden.
Voldemort decidió que los McKinnon ya no le podrían dar información relevante, así que, como estos se negaron a ser mortífagos, los mató.
Nuevos huéspedes fueron llegando a medida que avanzaba el verano. Emmeline Vance apareció en el sótano unos días antes que Amelia Bones. Al poco tiempo apareció el heladero Florean Fortescue y el fabricante de varitas Ollivander.
Por los relatos de los recién llegados, se iban dando cuenta que las cosas afuera estaban cada vez más oscuras. Pero lo que realmente les preocupó a todos fue cuendo se enteraron de la muerte de Albus Dumbledore. Ahora sí que veían las cosas complicadas. Muy complicadas.
Cuando el techo se abrió y vieron a quien dejaban en el sótano. Nadie lo podía creer. ¡Habían atrapado a Ojoloco!
- Sí, soy yo. Y el sorprendido debería ser yo, no ustedes. ¿Qué ocurre aquí?¿Qué hacen ustedes vivos? - gruñó.
Entre todos estaban por contar lo ocurrido cuando se abrió el techo y apareció Voldemort.
- LA VARITA DE HARRY POTTER DESTRUYÓ A LA DE LUCIUS. ¡NUEVAMENTE SE ME ESCAPÓ ESE MOCOSO! HACE DIECISEIS AÑOS QUE QUIERO MATARLO Y NO PUEDO. VEN AQUÍ. VOS ME DIRÁS CÓMO DESTRUIR A ESE NIÑO.- dijo y se llevó a Ollivander.
Todos se quedaron mudos un rato. Hasta que Lily se atrevió a hablar.
- Ojoloco, ¿Sabés qué pasó?
- Estábamos sacando a Harry de lo de tu hermana. Utilizamos señuelos. Siete Harrys diferentes. Pero el cielo estaba lleno de mortífagos. Tranquila, Lily. Por lo que oímos, Harry está bien. Ya debe estar en La Madriguera.
- ¿En donde? - Preguntó James.
- El nuevo cuartel de la orden.
Tiempo después un nuevo integrante de la orden se les sumó.
- ¡Ted! - Sirius era el único despierto. Pero cuando escucharon su voz todos se despertaron.
- Si no supiera que estás muerto, creería que eres Sirius.
- Soy yo.
Por Ted Tonks se enteraron de la boda entre Remus y Ninphadora, como así también del niño que esperaban.
- ¡Remus va a ser padre! - Exclamó Lily emocionada.
- ¡Ya tenemos un nuevo heredero para el mapa del merodeador!- Exclamó James entre risas.
- Hum... No sé - murmuró Sirius - Tal vez salga muy Lupin y sea un niño bueno y obediente.
Cuando Voldemort le preguntó a Lily por la profecía, antes de la battalla final en Hogwarts. Ella ya sabía que debía hacer. Debía decirle el final de la profecía. Debía decirle la verdad. Voldemort no podría matar a Harry. Pero Lily tenía que asegurarse de que esa misión no fuera encargada a ningún mortífago. También tenía que hacerlo creíble. Le tenía que revelar la profecía sin revelarle que en realidad quería decírsela.
Tras una buena dosis de cruciatus.
- Está bien - apenas podía hablar - te diré una parte.
Y así, de a partes, le reveló la profecía que se había hecho hacía casi dieciocho años.
Nadie sabía que faltaban sólo unas horas para que Lord Voldemort, el mago tenebroso más temido, fuese derrotado por un joven de diecisiete años. Ese joven al que Voldemort no había podido matar a la edad de un año. Pero todos sabían que algo pasaba. Se había corrido el rumor de que en Hogwarts se libraría una feroz batalla. El ministerio había enviado al hospital la orden de que al recibir heridos debían darle prioridad a los mortífagos. Esta orden asqueaba a muchos sanadores.
Dos de ellos eran Catherine Stevens y Alfred Holmes. Hacía un año que compartían un gran secreto. Debían encontrar la posibilidad para llevar a cabo su plan. Sin que eso sea suicida. De lo contario, los matarían pero no lograrían ayudar a sus amigos.
- Cathy, creo que esta es la noche en que debemos suministrarles la poción a Alice y a Frank.
- ¿Ahora? - Los ojos azules de la mujer se abrieron bien grandes
- Ya mismo. Todos prestan atención a lo que pasa en Hogwarts. No sé cuando tendremos otra oportunidad.
- Pero Alfred, ¿y Augusta? ¿Y Neville?
- Cathy, no podemos buscarlos para avisarles. Se enterarán después. ¡Vamos!
Una hora más tarde, Alice y Frank Longbottom estaban en perfecto estado de salud.
Pasaron unos segundos hasta que recordaron lo sucedido. Enseguida Catherine y Alfred les contaron rápidamente lo que estaba sucediendo por esos días y lo que se rumoreaba ocurría en Hogwarts. Pero el relato fue interrumpido por un grito de Alice.
- Frankie, la casa de los Lestrange ¡El sótano! ¿Y si aún lo usan?
- ¿Crees que puede que aún haya prisioneros allí? - Preguntó su marido.
- Veamos - Y desaparecieron los dos aurors.
Mientras Cathy y Alfred se quedaban pasmados y preocupados por cómo habían desaparecido sus amigos. En el sótano de los Lestrange empezaban a llegar nuevas personas.
El primero fue un hombre de cabello castaño, bastante joven.
-¡Remus! - Lily no podía creer quién estaba ahí. Y el hombre lobo tampoco.
- ¿Lily? ¿Sos vos? ¡Debo estar loco!
- No - respondió Sirius - Los locos del grupo siempre fuimos Cornamenta y yo.
- ¿Sirius? - Remus Lupin entendía cada vez menos.
- Un placer verte, Lunático, viejo amigo. Lástima que este lugar no sea muy placentero. - Exclamó James.
- Definitivamenete estoy loco. - Él sabía que sus amigos habían muerto
- Eso es posible ¿Donde estamos?- Preguntó una voz de mujer, que recién aparecía en el lugar.
- ¡Dora!
- ¡Remus!
- Lily, James - dijo la voz de Sirius - les presento a Nymphadora Tonks, bueno, ahora Nymphadora Lupin. Es la mujer de Lunático.
- ¿Sirius? - preguntó la voz atónita de Tonks.- ¡Lumos! - En medio del alboroto de Hogwarts, Bellatrix olvidó desarmar a Dora entes de enviarla a su casa.
- ¿Cómo estás Tonks? ¡Tanto tiempo sin verte! - Exclamó Sirius como si se hubieran encontrado en el Callejón Diagon - Te presento a dos amigos, Lily y James Potter, los padres de Harry. A Ojoloco ya lo conoces. Y creo que alguna vez has visto a Ted Tonks ¿No?¿verdad?
- ¡Papá! - Tonks corrió a abrazar a su padre.
Llevó varios minutos que los recién llegados entendieran la situación en la que se encontraban. Apenas lo entendieron, les contaron lo que ocurría en Hogwarts.
- Lamento interrumpir tan agradable conversación,- dijo Lily - pero ya que Dora tiene varita, tendríamos que tratar de salir de aquí de inmediato. Antes de que venga un mortífago y la desarme.
- Sí, pero ¿Qué hacemos? Un traslador no servirá, este lugar está protegido contra apariciones y trasladores. Apenas lo hiciéramos vendría algún Lestrange.
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Luego de haber pasado por su antigua casa y recuperar una varita mágica (ni Alice ni Frank pudieron encontrar la de éste último), la pareja de aurors se dirigió a la mansión Lestrange. Como todos sus habitantes estaban peleando en Hogwarts, estaba vacía. Luxury, el elfo, estaba demasiado ocupado buscando a Kreacher para ver cómo ayudar a su ama, sin saber que Kreacher era ahora fiel a Harry.
- Bueno, el rumor que habíamos oído era el sótano, ¿cierto? - preguntó Alice.
Revolvieron toda la casa sin encontrar rastro del sótano. Alice y Frank ya estaban revisando cajones cuando encontraron un extraño mapa. En él se veía toda la casa, y un sótano.
- ¿Lo ves? ¡Aquí aparece un sótano! - Dijo Alice, sin darse cuenta señaló el sótano con la varita.
Inmediatamente ocurrieron dos cosas.
En el piso se abrió un boquete y apareció una escalera. Y por la puerta aparecieron Rodolphus y Rabastan Lestrange.
Alice empujó a su marido hacia el interior del sótano y lanzó un encantamiento de desarme a Rabastan. Vio alguien que corría a su lado y desarmaba a Rodolphus. Era Tonks. Alice ató a los dos mortífagos. Y por si acaso, Tonks los aturdió.
- ¡Vamos ya! - les gritó la metamorfomaga a los que estaban en el sótano, que no necesitaron oírla dos veces. Salieron corriendo, se encontraban a media cuadra de la mansión cuando decidieron que deberían aparecerse.
- Yo llevo a Lily - dijo James - Está muy débil por el cruciatus. ¿Dónde vamos?
- Creo que ahora el lugar más seguro es la casa de mis padres. ¿Todos saben dónde es?
Todos menos los Potter sabían donde estaba. Sirius guió a Lily y James. No lo podían creer ¡Estaban libres!
Andrómeda Tonks tardó varios minutos en asimilar quienes entraban a su casa. Estaba empezando a desesperarse por no tener noticias de Hogwarts, por eso ver a Remus y a Dora fue un alivio enorme... ¡Pero los demás! ¡Era imposible!
- ¿Cómo estás primita? - saludó Sirius - ¡Un placer verte! Y ese bebé debe ser el pequeño Teddy - exclamó al ver al niño que Remus levantaba de un moisés.
- Explíquenme que ocurre - dijo con una sonrisa enorme, casi sin poder hablar de la emoción.
Entre todos, y con esfuerzo, le contaron todo.
- Lily, te armo una cama así descansás y...- comenzó Andrómeda.
- Gracias, pero no quiero. Quiero saber qué está pasando en Hog...
- Andrómeda - se escuhó desde la chimenea. Era la voz de Minerva McGonagall - ¿Puedo ir para allá? Tengo que hablar de... algo.
- Sí, Minerva ¡Cómo no! Además creo que la alegrará ver quienes están aquí.
Andrómeda comenzó a explicarle a McGonagall lo ocurrido. Pero Lily interrumpió.
- ¡¿Qué está pasando en Hogwarts?! ¿Cómo está Harry?
- Harry está muy bien. En Hogwarts hubo una gran batalla. Hace un rato Harry Potter mató a Lord Voldemort. - Finalizó con una enorme sonrisa, mirando a Lily a los ojos.
La sala estalló en un griterío. La voz de Sirius resonaba con un "¡Ese es mi ahijado!". Lily y James estaban mudos y paralizados de la emoción. Dora y Remus saltaban y se abrazaban. Frank y Alice felicitaban a los Potter. Andrómeda tenía en sus brazos a su nieto "Menudo padrino te eligieron, chiquitín".
Lily, James, Sirius y McGonagall fueron al despacho de esta última en Hogwarts.
- Voy a buscar a Harry - dijo la profesora y salió de la habitación.
- No puedo creer que esté acá - dijo Lily mirando alrededor - ¡Otra vez en Hogwarts!
- Yo no puedo creer que esté acá con James y no sea por un castigo - dijo Sirius.
Un minuto más tarde, Harry Potter entró al despacho. Entre abrazos y lágrimas de felicidad, se reencontraron. Ese fue el mejormomento de la vida de Harry. Ya no había peligros. Todo estaba tranquilo, y pasaría unas hermosas vacaciones junto a su familia.
El secreto de Lord Voldemort - Fanfics de Harry Potter
Era una noche fría y glacial. Seis personas estaban reunidas en torno a una mesa redonda con patas en forma de serpiente. Los delgados y blancos dedos de Lord
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2023-02-27
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