Eltecho del Gran Comedor estaba invadido por las estrellas que con sus opacosresplandores, bañaban con su luz a los estudiantes repartidos en las largasmesas de cada casa. A su vez, las antorchas en las paredes oscilaban yalargaban las sombras de los estudiantes por el suelo de piedra.
Nose necesitaba ser inteligente para notar la fuerte tensión que se vivía en laestancia, un silencio amodorrante que los incomodaba.
ColinCreevey estaba sentado en la mesa de Gryffindor, al lado de su hermano quellevaba el semblante oscuro y macilento, como si el regreso a Hogwarts lehubiese afectado.
- ¿Dóndeestá Harry Potter?- le pregunto Dennis Creevey con voz apagada- ¿Por qué novino este año?
- Sieres tonto, Dennis, ¿Cómo se te ocurre?- le espeto su hermano sin dejar deapartar la mirada de los demás estudiantes- ¡Hogwarts ya no es seguro paraHarry!
CuandoDennis iba a responder, las puertas del Gran Comedor se abrieron en silencio yentro un hombre de estatura mediana y con una túnica negra que le caía hasta elsuelo.
Colinahogo un grito de terror al ver de quien se trataba, de Pius Thicknesse,desaparecido hacia días y creído muerto, que con su mata de cabello negrocayéndole por los hombros y sus ojos hundidos les confería terror a losestudiantes.
Caminopor entre las mesas como si estuviese desfilando y quisiese que todos lovieran, dejando su estela de maldad tras de sí y una incomodidad que impacientoa muchos.
- ¡Buenasnoches, alumnos!- dijo con una voz fría y macabra, como si otra voz hablase porel- ¡Bienvenidos a otro año en Hogwarts!- añadió y acto seguido, las llamas delas antorchas se medio apagaron y la luminosidad descendió, dejando el GranComedor en una semi oscuridad- ¡Me enorgullece ser yo quien les notifique quienocupara el nuevo puesto de director!
Amedida que hablaba, Colin tomo la mano de su hermano, temiendo por él y pormuchos de los presentes. Sus latidos palpitaban con fuerza, certeza de que algomalo se aproximaba.
- ¡Aplaudana
Severus Snape!- grito con voz autoritaria y con una radiante sonrisa malvadaen el rostro, al tiempo que las puertas volvían abrirse y entraba Snape conporte elegante, con su túnica ondeando a los pasos que daba y una seriedad quele hacía temer- ¡Nuevo Director del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería!
Todoel salón enmudeció al instante, sin creer ni parpadear en lo que oían. Solo losalumnos de Slytherin gritaron al unisonó y vitorearon la victoria de su antiguoprofesor de Pociones.
Alllegar al atrio, Snape se volvió hacia la audiencia, batiendo su túnica hacia un lado.
- ¡Graciaspor sus expresiones!- dijo arrastrando las palabras en un siseo continuo-¡Hogwarts seguirá siendo un lugar seguro
para todo aquel que cumpla lasordenes!
Seinterrumpió cuando un alumno de Gryffindor se levanto entre los demás, y gritoa voz en pecho.
- ¡¿Cómote atreves a volver a Hogwarts?!- grito Seamus Finnigan haciéndose oír y antela expectación de los demás- ¿Cómo te paras ahí, donde antes, se paraba elprofesor Dumbledore?
Snapeobservo a Seamus con expresión ausente, como si estuviese digiriendo laspalabras del joven. La conmoción vino después
Losgrandes ventanales del Gran Comedor estallaron entre una lluvia de cristal yastillas, creando dispersión entre los alumnos de cada casa. Las llamasoscilantes se apagaron al instante, dejando su humillo tras sí, y unas grandesformas oscuras, parecidas a un murciélago penetraron por las puertas abiertas.
Losalumnos de Gryffindor se vieron obligados a esconderse bajo las mesas ante losataques de los mortifagos que sobrevolaban el Gran Comedor, mientras que los deSlytherin disfrutaban con el dolor ajeno.
ColinCreevey supo casi al momento, muy a su pesar, que Hogwarts ya no sería elmismo.
Lavoz de Voldemort retumbando en las paredes hizo que Colin temblara, apoyado desu hermano Dennis mientras oía a la profesora Mcgonagall informar de queevacuarían a los alumnos. El Gran Comedor se había vuelto un batiburrillo deexclamaciones, alumnos que corrían y otros se desmayaban y una tensión cada vezen aumento.
- ¡Porfavor en orden!- concluyo Mcgonagall desde el atrio, rodeaba de Harry y unAuror de aspecto fiero- ¡Sigan a sus prefectos!
Colinse vio empujado por la multitud de estudiantes que salían en tropel por laspuertas dobles hacia el vestíbulo y pronto perdió de vista a Dennis, y aquellolo asusto. Tenía que estar a su lado, mas en aquel momento tan peligroso en elque estaba a punto de comenzar una guerra.
Voldemorthabía dicho que tenían plazo hasta la medianoche y consultando su reloj,descubrió que faltaban cinco minutos.
Aunentre los asustados compañeros de clase, se vio obligado a subir las escalerasen dirección a la sala de menesteres, pero él no quería huir. ¡Necesitabaencontrar a su hermano!
Llegadoa un punto, se abrió camino a empujones y entro corriendo a un pasillo fuera dela vista de los prefectos. ¡Perfecto, había logrado burlarlos!
Corriópor el pasillo, con los pedestales abandonados ya que las estatuas habían sidoconvocadas a luchar. De pronto, ocurrió lo que esperaba.
Unfuerte temblor sacudió el colegio completo, haciendo que trastabillara y seapoyara de la pared de enfrente. Del techo cayo polvo que le hizo picar losojos, pero él siguió corriendo con la varita en alto, buscando un escondrijodonde buscar a Dennis.
Abrióla puerta al final del pasillo y salió hacia las escaleras movibles, con eltecho retumbando y gritos en los pisos inferiores. Blog sobre salud
Sucorazón comenzó a palpitar con violencia, sin creer lo que estaba viviendo, ydescendió sin miedo, o no queriendo sentirlo.
Alllegar al vestíbulo, descubrió a varios combatientes luchando a duelo, con loshaces de luz iluminando las muecas de sus rostros.
Elantiguo profesor Lupin se enfrentaba con Pius Thicknesse y sus varitasretumbaban ante cada Avada Kedavra ycada Protego. Un poco más alla,Seamos Finnigan se enfrentaba contra el hombre lobo Greyback, el que tantosproblemas les había propiciado. Se agacho con rapidez al un hechizo color ámbarvenir hacia él, pero se estrecho contra la figura oscura que venía volando trasColin, haciendo que cayera con estrepito.
Agitosu varita incansablemente lanzando hechizos y protegiéndose de los que lelanzaban, mientras buscaba con la mirada a Dennis por todos lados.
Elcolegio volvió a temblar, y estando ahí en el vestíbulo, distinguió en losjardines los grandes y gruesos pies de dos gigantes que se chocaban, haciendoel golpe de un gong y el chocar de dos piedras. Mas alla, en el linde delBosque Prohibido, Colin distinguió que las copas de los arboles se batían conferocidad y tras un segundo, salieron hileras e hileras de gigantescas arañaspeludas y huesudas escapando de los instigadores que se habían adueñado delBosque y les habían obligado a luchar.
Cayode bruces al un Desmaius pegarle enel pecho, se retorció, busco a tientas su varita entre el desorden y
- ¡Levicorpus!- exclamocon voz ahogada pero seria y el mortifago acechante salió despedido haciaatrás-.
Seseco el sudor de la frente y salió al jardín, esquivando arañas o lanzándolesmaldiciones que las hacían desaparecer o saltando los grandes peñascos quehabían caído del techo del colegio.
Lacontienda no había acabado.
Elcielo estaba oscuro, plagado de unas espeluznantes nubes grises que formabanuna calavera con la boca abierta como tragándose a Hogwarts y sus defensas. Elver aquello en el cielo, justo sobre la Torre de Astronomía, le trajo amargosrecuerdos del día de la muerte del director Dumbledore.
Formasoscuras danzaban en el aire por aquí y por alla, y solo se distinguía las lucesde sus hechizos al salir de la varita.
Colinno descubrió ni rastros del profesor Snape, pero si vio a Bellatrix Lestrangesaltando y esquivando los hechizos de dos Aurores imponentes. A pesar de estarluchando a muerte, la sonrisa no se desaparecía en el rostro de la mujer yaquello le impresiono, le vino a la mente el desear el coraje y valentía deaquella mortifaga.
Depronto hubo un estallido, observo de reojo el terreno de la esquina paraobservar una ola de polvo que se avecinaba y como el sonido de la lucha, losgritos de los combatientes, el siseo de los hechizos, habían cesado.
Observola lucha desde el punto de vista sordo, como si estuviese viviendo una aventuramuda en la que su destino era incierto. Cuando se volvió hacia la entrada derruidadel vestíbulo, distinguió a Dennis luchando contra un mortifago flaco y deprimente. Los hechizos deambos hacían temblar sus varitas y una mueca apareció en el rostro de Dennis.
A mi hermano no dijoen su mente, tropezando con una roca,trastabillando pero no cayendo. Se encontró corriendo hacia el vestíbulo, sin percatarsede lo que sucedía a su alrededor y poco a poco todo iba tomando sonido, todo volvía a la normalidad de una formaferoz que le hizo tintinear los tímpanos.
ColinCreevey no tuvo con certeza en que parte del cuerpo fue que le impacto el Avada Kedavra, solo supo que sintió unadescarga eléctrica que le recorrió todo el cuerpo paralizándole su sistema pasoa paso.
Cayode rodillas aun con expresión ausente y con la vista puesta en su hermano,pensando en todo lo que habían compartido de pequeños, en cómo había llegado a Hogwartsy su vida había cambiado, como conoció a Harry Potter y entablo amistad con él.
Cerrósus parpados con lentitud, con un millón de pensamientos y recuerdos cruzandosu cerebro, como líneas informáticas que navegan en el ciberespacio.
HarryPotter se detuvo en el centro del Gran Comedor con un cansancio en el cuerpo,como si miles de kilogramos estuvieran sobre él. Las mesas de las casas estabanvolcadas a los laterales, con los grandes peñascos haciendo de obstáculo. ¡Trasun largo tiempo, había logrado al fin vencer a Voldemort! ¡Se había ido! ¡Eralibre!
Sefloto los ojos con ambas manos y sonrió. Aun había un mañana por el que luchar,un mañana que depararía muchas sorpresas.
Observoel suelo destruido y se extraño al ver un pedazo de papel tirado en el suelo,como si se hubiese caído por casualidad.
Lorecogió con pesadez para saber que era una fotografía donde se mostraba unHarry Potter a la edad de doce años, un antiguo profesor Lockhart y un ColinCreevey de mirada inocente y soñadora, que sonreía con alegría a la cámara como silo hubiese pasado en grande.
Harry,teniendo aquella fotografía en sus manos, sonrió de placer. La volvió, y al dorso, en la sección sin nadaestaba escrito en pulcra letra la frase:
El mejor día de mi vida.
Harrylevanto la mirada hacia el blanco cielo, salpicado de nubes azules y avescantoras y pensó
Colin.
Fin. ockhart
El ultimo dia de Colin Creevey. - Fanfics de Harry Potter
Eltecho del Gran Comedor estaba invadido por las estrellas que con sus opacosresplandores, bañaban con su luz a los estudiantes repartidos en las largasmesas
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2023-02-27
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