EL VINCULO DESTRUIDO: NEVILLE LONGBOTTOM... ¿ASESINO? - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

PROLOGO


En un lugar sin ubicación... en un tiempo carente de fecha...


Ignoraba si sus ojos estaban abiertos o no, de cualquier manera no percibía la sensación de luz, a decir verdad era incapaz de ver, oír, oler o sentir cualquier cosa, desconocía su propio paradero ni que fecha era, se encontraba ignorante de cualquier noción espacio temporal, ni siquiera sabía si se encontraba sobre el suelo o flotando, había olvidado quién era o quien fue, lo único que le quedaba era su pensamiento y uno que otro recuerdo vago y antiguo.

Por su mente desfilaban una y ora vez cientos de imágenes que parecían haber sido su propia vida, pero que no le provocaban ninguna sensación, como si fuese algo en la vida de otro, rostros, lugares, enseñanzas, hechos, por sobre todo hechos, irrumpían en su mente si provocarle reacción alguna, como si ante el exhibiesen una película.

Pero su percepción displicente cesó con la última visión, todo a su alrededor era caos, muerte y destrucción, era de noche, no habían estrellas, sólo una extraña luz en el cielo, luego una batalla, muchos peleando y muriendo en la tierra y en el cielo, el fuego y el humo opacaban las imágenes, pero la sensación de pánico que aquella noche había respirado era aún vívida en su mente. Fue lo único que generó una reacción en su memoria emotiva, antes de que aquella poderosa luz le indicara el fin de los recuerdos y el comienzo de la nada, una ausencia de todo tan eterna como la confusión en lo que se suponía era su mente, ¿acaso estaba muerto?, ¿esto era lo que sucedía después del final de la vida?, ¿un desesperante vacío absoluto pero conciente?

Quería gritar, pero no existía el sonido, moverse, pero no existía el movimiento, intentar escapar, pero ignoraba donde estaba, no sentía que tuviese algo corpóreo para ejecutar, era sólo conciencia, pero no acción, su desesperación lentamente comenzaba a decrecer e intentaba controlar su propia ansia, hasta aletargarse en la monotonía, a olvidarse nuevamente en la indescifrable nada y en ella permanecía por tiempos incalculables, segundos, días, décadas, cómo saberlo, hasta que nuevamente los recuerdos acribillaban nuevamente su memoria, haciéndolo frustrarse nuevamente, para caer en un círculo cuyo inicio había olvidado y cuyo final estaría condenado a ver por más de una eternidad, de nada serviría gritar, en aquel lugar no existía el sonido, en vano era luchar por liberarse, en aquel lugar no existía el movimiento, frustrante era intentar escapar, no había donde ir, sólo le restaba flotar en el vacío y esperar una nueva arrepentida de torturantes recuerdos que, se repetirían imperecederamente.

Entones lo vio, en una de tantas proyecciones de ajenos recuerdos, reconoció una imagen, un grupo de seis jovenes que parecían reir animadamente, tres hombres y tres mujeres, uno en particular le resultaba dolorosamente familiar, pero ignoraba por qué, sólo intuía que de alguna manera habían influido en su condenada eternidad, las imagenes dejaronde avanzar, era como si pudiese congelar el moento, sus joviales sonrisas, sus noveles rostros le provocaban una extraña sensación algo que había olvidado que podóia sentir y que era incapaz de poder catalogar.

Las imagenes cambiaron, pero ya no eran iguales a las de siempre, habían cambiado, los mismos seis jovenes ahora lucían mucho más mayores y estaban separados, no avertía unidad en sus rostros, como si algo se hubiera debilitado hasta el extremo de estar por romperse, una señal que parecía haber esperado toda una eternidad, ua opción, sólo tenía que concentrarse más y lograr ver las imagenes a su propia elección, encontrar el nexo apropiado.

Y ese nexo llegó mucho iempo después, pudo ver la imagen de uno de esos jovenes, ahora adulto, corriendo por oscuros y lñugubres bosques, persguido por luces y explosiones de color verde, en su rostro reflebaja un pánico que le resultaba al icorpóreo espectador sorprendentemente embriagante, podía imaginarse bebiendo el miedo en esos ojos, casi podía sentir lo que esa imagen pensaba, ignoraba aún quién era en si mismo, desconocía quien había sido antes de convertirse en la nada que ahora era, no sabía como iba a suceder, la única certeza que tenía era que lo iba a ocurrir ya había empezado.
PRIMERA ETAPA: La cacería del asesino


Capítulo uno: El principio del resto de las cosas


Lunes primero de Septiembre, la estación King Cross, el andén nueve tres cuartos y el expreso que conduce al primer día de clases en el colegio Hogwarts de magia y hechicería, conserva para lo mellizos Lucien y Lirioh el mismo sabor agradable de la primera vez, a pesar que este sea su último año, ya son prácticamente adultos, dentro de unos cuantos meses rendirán sus EXTASIS y podrán estudiar lo que ellos quieran, Lucien es un joven alto y corpulento de rostro amplio, levemente redondo y ojos castaños que tras su corto cabello negro dejan ver un distraído semblante, soñador por naturaleza, lleva en su uniforme la insignia de Gryffindor, a diferencia de Lirioh, su hermana, que viste los colores de Ravenclaw, un tanto más baja y de largo cabello rubio, con un rostro gentil de mejillas levemente prominentes y enormes ojos azul grisáceo que parecen nunca cerrarse - Me sorprende que por fin nos hayamos librado de mamá, por fin se dio cuenta que ya somos lo bastante grandes como para que nos venga a dejar, como si fuéramos niños de primer año - habla en tono triunfal Lirioh y su hermano asiente distraído, como mirando entre los metales del tren.

- ¿Estás segura hermanita?, sabes que para mamá seguimos siendo sus pequeños... -
- Lefindirums de alas blancas - dijo una voz femenina apareciendo de entre la densa niebla, para dar lugar a una mujer de pálida piel y largos cabellos rubios que al quitarse los anteojos dejan ver sus enormes ojos azul grisáceos y delgadas pestañas que parecen nunca cerrarse, idénticos a los de Lirioh - ¿Pensaron que nos los vendría a acompañar en su último viaje de comienzo de año al colegio? -

- ¿Por un momento?... sí - dijo la joven Ravenclaw resignándose finalmente a su pequeña y efímera independencia - pero... ¿Cómo es que no te vimos en casa al levantarnos?... nos vinimos sin tomar desayuno -
- El desayuno... - dijo la mujer mirando hacia su muñeca desnuda y después hacia el cielo, como chequeando el clima - desayuno... sí... tengo hambre... me encantaría desayunar... tal vez unos huevos de Juntums a la copa... -
- Con una taza de infusión de avellanas como la que hace papá... tú sabes... le agrega hojas de Pertix... delicioso - continuaba Lucien con la divagación de su madre, al parecer era Lirioh la única que no compartía semejante dispersión.

- ¡Mamá... Hermano! - el tren está por partir... nos tenemos que ir -
- Supongo que tienen que partir - sentenció la mujer sin reparar aparentemente en lo dicho por su hija, pero sacando de su bolso dos pequeñas cajas envueltas en un hermoso papel celeste - también supongo que no vieron la nota sobre nuestra mesa pentagonal en la que les decía que partiría temprano para reportear el hallazgo de Zomters en un poblado cerca de Manchester -
- Mamá... - reclama inquieta la melliza - todos saben que los Zomters no... -
- Imagino que tampoco leyeron que dejaba sus desayunos en la gabeta - dijo alcanzándoles los paquetes, tuve que pasar a casa a recogerlos, por eso llegué tarde -

- ¿Ves... mamá siempre piensa en todo? - concluyó Lucien mientras los tres se regalaban un amoroso abrazo de despedida - ahora sí tenemos que ir, los demás ya tienen que haber subido -
- Espera... aún falta... - apremió Lirioh, pero se interrumpió a sí misma cuando divisó entre la niebla la figura de a quién esperaba, alto, delgado, elegantemente vestido, con su desordenado cabello cobrizo y los ojos color esmeralda que tanto le fascinaban protegidos tras unos pequeños anteojos ovalados y una elegate insignia de la casa de Godric - Rowen - exclamó la muchacha emocionada.

- Hola Lirioh, Hola Lucien - saludó el recién llegado con un tono altanero pobremente disimulado - ¿Van a subir?... tuve que apresurarme y dejar atrás a mamá, ya que el tren está por partir - en ese mismo momento el expreso anunciaba por última vez su partida y hacia el comienzo de la estación una esbelta figura femenina de lagos cabellos pelirrojos se acercaba -
- Mira Lucian, es la mamá de Rowen, saludémosla - sugirió Lirioh, pero su madre negó con la cabeza.
- ya es hora que se vayan hijos, el tren está partiendo, suerte este año Rowen -
- Gracias... - contestó el pelirrojo mientras los tres subían al vagón sin comprender muy claramente la reacción de la madre de los mellizos.

Cuando el tren ya se había ido, las dos mujeres se miraron las caras, rostros que durante años se habían visto casi como hermanas, las mejores amigas y compañeras de incontables aventuras, ahora una sombra de desconfianza opaca cualquier otrora manifestación de afecto, frente a frente la rubia y la pelirroja intentan disimular sus impulsos, limitándolos a tan sólo un protocolar e impersonal saludo.

- Hola Luna -
- Hola Ginny - dijeron ambas sin mirarse.
- ¿No les has dicho nada? - preguntó la pelirroja enseriando su rostro.
- ¿Por qué tendría que decirles algo que es mentira? - le contestó severamente la rubia.
- Las evidencias son contundentes Luna -
- ¿Y donde quedó la confianza? -
- Hacemos nuestro trabajo, tú lo sabes -
- ya veo... el deber ante todo... -
- sabes que se van a enterar igual y te recriminarán por no haberles advertido -
- No puedes pedirme que le diga semejante patraña a mis hijos -
- Mañana saldrá en El Profeta Luna... debió salir hoy, pero en consideración a nuestra amistad lo aplazamos un día -
- ¿En consideración a nuestra amistad... Ginny? - cuestionó sarcásticamente la rubia.
- Si no colaboras te meterás en problemas, por favor, ayúdanos -
- ¿Lo están buscando... él y tú? - preguntó Luna a la que fuera su mejor amiga.
-Sí... lo estamos buscando... por favor... no creas que no es difícil para mí.... sabes muy bien que... -
- Digas lo que digas Ginebra no te voy a ayudar -


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Ya habían transcurrido unos minutos del viaje camino a Hogwarts y algunos alumnos aún deambulaban por los pasillos en busca de un vagón donde instalarse, hacia el final del corredor en uno de los compartimentos tres jóvenes depositaban sus pertenencias, el joven Rowen y los mellizos Lirioh y Lucien conversaban animadamente de cómo habían sido sus vacaciones.

- Y papá entonces hizo levitar el pez con un Wingardium Leviosa... debieron ver como se movía... era enrome - contaba animadamente el pelirrojo Gryffindor acerca de sus vacaciones, Lida lo contemplaba encantada mientras Lucien leía un pequeño libro sobre un muggle que vestía de azul, usaba una capa roja y volaba sin escoba.
- ¿No crees que hubiera sido más reconfortarte que lo hubieran pescado usando métodos menos... mágicos Rowen? - dijo finalmente sin quitar los ojos de su lectura.
- ¿Para qué? - lo cuestionó su hermana sin quitar los ojos - si podemos usar la magia -

- A veces el trabajo físico es notoriamente más gratificante Lirioh - dijo un joven mientras abría la puerta del vagón, vestía con el uniforme de Hufflepuff, alto, macizo, incluso un tanto obeso y de piel mucho más morena que cualquier otro alumno, cabello corto y crespo de color negro y ojos pequeños rodeados de ojeras, lo más extraño era su acento, no era inglés, parecía ser proveniente de Sudamérica - me preguntaba si podía quedarme aquí... todos los vagones están repletos, digo... si a nadie le incomoda - agregó mirando de reojo a Rowen que observaba por la ventana sin darse por aludido.

- ¡Solomon! - exclamó alegre Lucien poniéndose de pie y saludando afectuosamente al recién llegado - claro que puedes quedarte... mira Lukyan, es... -
- Sí se quién es - contestó cortantemente la aludida saludándolo con frialdad - hola Salomon -
- Hola... Lirioh - contestó sonrojándose de repente y sentándose al lado de su amigo - Y... ¿cómo pasaron sus vacaciones? -

El resto del viaje fue extrañamente incómodo, los cuatro jóvenes se conocían desde primer año, pero era notoria la indiferencia entre Solomon y Rowen y la displicencia de Lirioh hacia este último, pero Lucien parecía no haberse percatado y conversaba animadamente con el joven Hufflepuff acerca de las imposibles criaturas que había descubierto junto con su madre durante el verano, su hermana lo miraba avergonzada y buscaba complicidad en los ojos del pelirrojo Gryffindor, pero este continuaba con la cara pegada en la ventana. Esta situación se había dado casi desde el primer día de clases, no se podía decir que los cuatro fueran precisamente amigos, pero lo eran a su manera.

Entonces la, cada año más anciana, señora del carro de los dulces anunció su llegada, Lucien y Solomon salieron al pasillo a comprar algunas ranas de chocolate, había una larga fila para comprar, tendrían unos segundos para hablar a solas.

- ¿Tu hermana me odia cierto? -
- No es eso amigo... Lirioh es... tú sabes... como un Kinricz francés cuando... bueno... -
- Cuando está con Rowen - completó Solomon - es que no comprendo... yo no he hecho nada para que ella sea así conmigo -
- Aparte de que sabe te gusta desde primer año, de que cuando pasabas las navidades con nosotros te preocupabas de traerle los mejores regalos... recuerdo una vez que tallaste un Gerdyroot en madera y a ella le pareció... -
- Horrible.... gracias por tus ánimos - dijo irónicamente Solomon - además... no se a qué te refieres... nunca he reconocido que... que... -
- Pero ese detalle del poema... fue bastante decidor... bastante cursi y tradicional de tu parte ¿cómo decía?... tus cabellos son... -
- Si continuas te haré oler a Gerdyroot todo el semestre Lucien... además no era mi idea que ella se incomodara -
- No es eso... si no escribiste nada malo... de hecho mamá y papá lo leyeron y les pareció de lo más dulce - dijo finalmente aguantando la risa -

- ¿Tus papás lo leyeron? - preguntó Solomon con un rostro que parecía el de alguien que hubiera sufrido un infarto - no puede ser... y no me digas que también lo leyó... -
- Claro que Rowen no... aunque mi hermana se lo quería enseñar, ya ves como es ella, no mide mucho sus acciones - le contestó Lucien provocando un inmenso alivio en el joven Hufflepuff - lo que me lleva a preguntarte... porque no se hablan con él, siempre se llevaron relativamente bien -
- Es una larga historia... digamos que... no me gusta la frialdad con que trata a Lida, ella está loca por él y pareciera que no le importa, una vez... bueno, se lo hice saber... no de muy buena manera, ella salió en su defensa... y desde ahí es así conmigo -

- Ustedes los latinos... impetuosos de sangre... y dices que ella no te... - pero las palabras dejaron de salir de la boca de Lucien... por un eterno segundo su aliento se extinguió y su corazón latía vertiginosamente. Seguida de una escolta de estudiantes de Slytherin, mediana estatura y esbelta, su piel color mate parecía reflejar la luz del ocaso y su cabello negro y corto se ondeaba graciosamente con la escasa brisa del pasillo, sus ojos eran grandes y de un profundo color miel, su rostro, que concluía en una sutil barbilla partida, le parecía a Lucien que había sido labrado por los duendes, su arrogante caminar y sus despectivas maneras parecían hipnotizarlo y ella lo sabía, pasó al lado de Lucien y Solomon sin siquiera mirarlos pero haciendo un ademán a sus esbirros para que no les molestasen, desapareciendo finalmente entre la multitud y dejando una sublime estela de su aroma, cuando el espectáculo había concluido Solomon tuvo que golpear las costillas de su amigo con el codo para que este reaccionase y comprasen finalmente las ranas de chocolate, la fila tras ellos había aumentado.
- ¿Tienes algo para decirme Laurent? - preguntó divertido el joven Hufflepuff.
- No... bueno... sí... hace años que no hay estermones de piel cetacea en los jardines del colegio... -

Cuando llegaron finalmente a Hogsmade los cuatro bajaron sus pesados baúles y se dirigieron a los carruajes, en el camino se encontraron a Hagrid el semigigante, su larga y desordenada cabellera estaba pintada de blanco pero su imponente presencia era la misma de siempre, dejó de lado a los alumnos de primer año por unos segundos y se acercó a saludar a los recién llegados - ¡Hola Lucien, Lida, Solomon... ROWEN... pero que crecido estás, cada año te pareces más a tu padre, excepto por tu cabellera, es como la de tu madre! ¿Cómo están ellos? -

- Bien... mandan saludos - contestó Rowen sonriendo - no los he visto mucho estos días, están trabajando en un caso muy especial, pero ignoro de que se trata -
- Yo sí lo se - dijo el semigigante para sí mismo, dándose cuenta muy tarde que los cuatro muchachos lo habían escuchado.
- ¿Lo sabes? - preguntó la joven Ravenclaw, adquiriendo una maliciosa mueca de curiosidad y acercándose por el costado del enorme guardabosques - ¿Y nos vas a contar Hagrid? -
- ¡No puedo! - negó exageradamente el semigigante, su rostro lucía exageradamente alarmado y evitaba mirar a los mellizos - ¡ya es hora que vayan al castillo... los veré en la cena! - dicho esto se despidió rápidamente y volvió con los alumnos de primer año, pero permanecía ensimismado en incomprensibles divagaciones - No debí decir eso... no... no debí decir eso... pobres muchachos... no debí decir eso -

- ¿Alguien entiende lo que le pasa a Hagrid? - interrogó Lirioh volteándose hacia los demás, pero tanto Lucien como Rowen se encogieron de hombros y se apresuraron en abordar uno de los carruajes, únicamente Solomon se quedó para responderle.
- Quisiera decir que él siempre es así pero la verdad es que tengo el... presentimiento...- antes que hubiese terminado su reflexión la joven había pasado a su lado sin siquiera mirarlo y subía al transporte junto a su hermano y su amigo. El joven Hufflepuff intentó no lamentarse y se dispuso a subir, no si antes pasar por la parte delantera de la carroza y alargar su mano hacia el aire y sacudirla lentamente diciendo unas palabras en voz baja - es bueno verte por fin Tenebrus - dijo antes de que partieran.

El ceremonia de bienvenida era el acontecimiento más esperado del primer día, los alumnos antiguos toman ubicación en sus respectivas casas esperando la ceremonia, en la mesa del fondo los profesores observan expectantes a los recién llegados, en la mesa de Ravenclaw Lirioh escapa de su soñadora contemplación de Rowen y repara en el hecho de que su hermano no se encuentra en la mesa Gryffindor.

- ¿Me extrañaste hermanita? - preguntó Lucien pasando por su costado y haciéndola saltar del susto - me demoré un poco porque pasé a los invernadero a saludar a Mimi... no tienes idea de lo enorme que está -
- Imagino... mañana iré a verla... y ya que anduviste por esos lados... ¿viste a...? -
- No... - contestó inmediatamente el mellizo - pero tendría que estar... -
- Pues no - contestó Lirioh apuntando hacia el final del salón.

Lucien tuvo que ir rápidamente a su asiento en la mesa Gryffindor, la ceremonia de selección había comenzado, el señor Preston, el conserje, traía sobre una almohada el viejo y apolillado sombrero seleccionador, el cual saludaba amablemente a los alumnos a medida que lo llevaban al espacio destinado para él frente a la mesa de los profesores. Una vez posicionado en su lugar, haciendo todas las carrasperas posibles y tomando una exagerada bocanada de aire, comenzó su tradicional canto.

"Veintitrés años han pasado
desde la leyenda de los seis,
seis cuyo valor se hizo eterno
y mantuvo vivo el ideal del colegio
venciendo con la única fortaleza
de sus espíritus y del amor
a las fuerzas de la oscuridad
y aquel a quien, gracias a ellos
nunca más habríamos de nombrar.

El sacrificio de los seis
engrandece en los más alto
el legado dejado por los cuatro fundadores
y la unión hace tanto rota
entre los cuatro poderosos magos
fue finalmente reparada
viviendo dos décadas de paz.

Mientras las amistad sea el lazo
el mal nunca volverá...
pero ay de nosotros
cuando los vínculos se rompan
vendrán momentos de oscuridad
la amenaza de un antiguo temor se levantará,
la confianza no debía de romperse
todo será oscuridad y miedo.

Pero no teman estudiantes de Hogwarts
en ustedes está la clave de la salvación
tal como hace veintitrés años,
sólo la unión del valor de Godric Gryffindor,
la astucia de Salazar Slytherin,
la inteligencia de Rowena Ravenclaw,
la tenacidad de Helga Hufflepuff
Y el reflejo de la unidad
podrán iluminar nuestra hora más oscura,
sólo juntos lo harán...



Nadie aplaudió, todos se miraban asombrados unos a otros, el canto del sombrero seleccionador había sido casi el mismo durante todos esos años, y ahora no sólo lo había modificado sino que su mensaje era tremendamente pesimista, oscuro y sobre todo confuso, Desde la mesa de Gryffindor Rowen y Lucien se miraban y miraban a sus compañeros, a Lirioh en la mesa de Ravenclaw y a Solomon en el sector de Hufflepuff, en vano buscaban los ojos de la jefa de su casa y Directora del colegio, ellos no podían saber cuantas batallas tenía Minerva McGonnagal en el cuerpo, su arrugado rostro y plateada cabellera siempre denotaban seguridad y solvencia, pero tras sus gafas sólo podían apreciar una expresión de miedo y decepción, esos jóvenes no podían saber lo que ella sabía, lo que ella había jurado proteger, el legado que se les había sido ocultado por su propio bien y que ahora peligraría más que nunca

La ceremonia de selección dio lugar a continuación, los confundidos alumnos de primer año pasaron a tomar ubicación entre los nerviosos aplausos y vítores de sus nuevos compañeros, aún persistía el recuerdo de lo dicho por el sombrero seleccionador. Ante el clima de tensión generalizada la profesora McGonnagal se puso de pie y pronunció su discurso de bienvenida, debía de hacerlo al principio, pero había sido necesario esperar.

Bienvenidos a un nuevo año en el colegio Hogwarts de magia y hechicería, he dispuesto que este año el sombrero seleccionador hablase antes, ya que él tenía algo que deciros, les ruego que acojan su mensaje con tranquilidad y destinen todos sus esfuerzos al estudio, se les recuerda no salir de sus casas después de la hora de dormir ni adentrarse en el bosque prohibido. Dicho esto haré las presentaciones correspondientes de los nuevos profesores, lamentamos la partida de nuestro maestro de Defensa contra las artes oscuras, el señor Martins, luego de más de veinte años de noble desempeño, ha enfermado gravemente y opta por su retiro prematuro, en su reemplazo damos la bienvenida a la señorita Ethien Montalbán - una atractiva mujer, alta y de cabellera castaña, de unos treinta años de edad, enfundada en un ajustado y corto vestido negro y unas largas botas del mismo color se puso de pie y saludó fríamente al alumnado que la contemplaba embobado - además damos la bienvenida a vuestro nuevo profesor de Herbología, el señor... - pero ni Lirioh ni Lucien escucharon su nombre, los mellizos se miraban asombrados, sin comprender un ápice de lo que había pasado, el injustificado cambio de profesor de Herbología los había impactado a ellos más que a nadie - Bien... hechas las presentaciones... - dijo finalmente la directora aplaudiendo dos veces - ¡a cenar! -

- No puedo creer que lo cambiaran - dijo Rowen acercándose a los mellizos una vez terminada la cena - ¿Ustedes no sabían nada? -
- No - contestó consternada Lida - no nos dijo nada -
- tengo un mal presentimiento - susurró Solomon al oído de Lucien.

A primera hora de la mañana siguiente los mellizos se dirigieron al invernadero, necesitaban respuestas, pasaron al lado de la enorme Mimbulus Mimbletoria que parecía reconocerlos y alargaba cariñosamente dos de sus poderosasa ramas similares a tentáculos hacia ellos - Es bueno verte Mimi - dijo Lirioh sonriendo obligada, llegaron hasta el despacho del profesor de Herbología y miraron por la ventana, nada estaba como ellos lo recordaban, todos los libros y pertenencias regados por el suelo y en la puerta una placa con el nombre del nuevo docente - esto no me gusta hermano -
- A mí tampoco -

Cuando los mellizos llegaron al gran comedor, todos ya estaban sentados, cuando cruzaron el umbral un silencio generalizado les dio la bienvenida y centenares de ojos seguían expectantes cada uno de sus pasos, ellos no comprendían que pasaba, en el sector de Gryffindor Rowen los miraba preocupado y Solomon cruzó todo el comedor con un ejemplar de El profeta en sus manos, mismo que todos y cada uno de los alumnos tenía, el joven Hufflepuff los observaba con profunda compasión, intentando brindarles todo el apoyo posible - pase lo que pase, tienen que estar tranquilos, esto debe ser una mentira -

Lucien y Lirioh cogieron el periódico y de pie entre las mesas de Gryffindor y Ravenclaw se quedaron pasmados con la foto de la portada, la foto de un rostro que ellos habían conocido y amado desde siempre bajo un cruel encabezado.



SALVAJE ASESINO PROFUGO

"Durante la madrugada de ayer los aurores del ministerio de magia encontraron el cadáver del eminente mago Justin Finch Fletchey, desollado y descuatizado a las afueras de Hogsmade, Finch, famoso por sus libros de historia de la magia moderna, se encontraba en medio de una investigación respecto a los acontecimientos ocultos de la gran batalla contra las fuerzas de Lord Voldemort hace veintitrés años, cuando fue visto por última vez la noche del sabado.

Las investigaciones hechas por los aurores del Minsterio han arrojado irrefutables resultados, la evidencia es contundente y el salvaje asesino ya tiene nombre, ni más ni menos que el Doctor en Herbología y profesor de la misma Disciplina en Hogwarts durante los últimos siete años... Neville Longbottom. Se ha descubierto que los encantamientos que provocaron la horrenda muerte a Finch Fletchey provenían de su varita, además de las huellas, restos de sangre del sospechoso y decenas de testigos oculares que lo vieron con la victima la noche anterior a su deceso, en el mismo lugar donde la mañana de ayer apareció la marca tenebrosa, convocada por la misma varita.

Lamentamos informarles que Neville Longbottom se encuentra prófugo de la justicia y su paradero es actualmente desconocido, sin embargo, el Minsterio de Magia a dispuesto para la persecución, captura y ejecución a sus mejores aurores, los señores Harry y Ginebra Potter. Prometemos infor..."



Pero no fueron capaces de continuar, el trozo de papel parecía escurrirse de las manos de un apesadumbrado Lucien, mientras su hermana estaba apunto de desmayarse de no ser por Solomon que la sujetó rápidamente - reacciona Lirioh... reacciona - pero la joven Ravenclaw sólo podía llorar desconsoladamente buscando el abrazo de su hermano mientras le hablaba gritando.

- No puede ser él... no... papá no es un asesino... ¡¡PAPÁ NO ES UN ASESINO!! -


CAPÍTULO DOS: La persecución del asesino



- Señor y señorita Longbottom... acompáñenme a mi oficina - habló con autoritaria voz la profesora McGonnagal apareciendo por las espaldas de los mellizos, al parecer los había estado esperando, pero no logró interceptarlos antes de que llegasen al gran comedor, hubiese preferido evitarles la mortificante sensación, al menos apartarlos de las inquisidoras miradas de sus compañeros, pero ya era demasiado tarde.

Iban camino a la dirección cuando la experimentada bruja advirtió que los estaban siguiendo, esperó en la esquina y sorprendió a dos muchachos, era Rowen y Solomon - ¿Se puede saber que hacen ustedes aquí? Deberían estar en el comedor -
- Lucien y Lirioh son mis amigos - contestó el pelirrojo Gryffindor - además son mis padres los que han sido enviados a buscar al señor Longbottom, creo que merezco respuestas -
- Ellos también son mis amigos... y usted sabe lo importante que es el tío Neville para mí profesora McGonnagal - agregó Solomon con sorprendente decisión - la Directora optó por no reprenderlos, sabía que tenían razón.

Llegaron hasta la puerta custodiada por la Gárgola de roca - inteligencia - pronunció la Directora y la enrome estatua se deslizó suavemente dejándolos pasar, subieron por la elegante escalera de caracol y llegaron finalmente a una enorme oficina de blancas paredes con decenas de retratos animados de los antiguos directores de Hogwarts - tomen asiento jóvenes - invitó la profesora conjurando con su varita siete tazas de té - beba esto señorita Longbottom, se sentirá mejor - en efecto Lirioh aún sollozaba y respiraba con dificultad sin soltarse del brazo de su hermano.

- Creo que necesitamos respuestas profesora - dijo Rowen cogiendo una de las tazas y sentándose en una esquina.
- ¿por qué hay siete tazas? - preguntó Lucien, que siempre reparaba en los detalles aparentemente sin importancia, en efecto ellos eran cinco y había dos tazas más, pero la respuesta a su pregunta quedaría respondida cuando de la chimenea comenzaran a salir chispas verdes anunciando la llegada de alguien. Entre el humo resultado del uso de la Red Flú apareció una figura femenina de largo y desordenado cabellos rubio, vestida con una túnica celeste con astros plateados bordados en sus ribetes, los mellizos la reconocieron de inmediato - ¿Mamá? -

- Lucien, Lirioh - exclamó Luna al ver el desolado estado en que sus hijos estaban y corrió a abrazarlos - tranquilos... todo saldrá bien -
- Papá no es un asesino mamá ¿cierto?... ¿papá no es malo? - hablaba Lirioh con un hilo de voz -
- Claro que no hija, tiene que haber un error - contestó Luna mirando fríamente a la profesora McGonnagal - pero antes que la Directora pudiese responder algo, ruidos y chispas verdes provenientes de la chimenea indicaron que alguien más había llegado, vestida con la túnica de los aurores del ministerio y su larga cabellera roja recogida en una cola de caballo una mujer hacía su ingreso.
- Madre... - dijo Rowen acercándose a Ginny y mirándola con severidad - ¿Por qué no me dijiste lo que había pasado con el profesor Neville? ¿Y que tú y papá tienen que capturarlo?... ¿y donde está mi padre? - la mujer miraba a su hijo sorprendida por unos segundos y luego le contestó enseriando su rostro.
- ¡Rowen Potter!... en primer lugar no me faltes el respeto, soy tu madre... sabes que no podemos divulgar asuntos de trabajo, además tú ya... digo... tu padre ahora está ocupado -
- ¿Ocupado cazando a mi esposo como si fuera un criminal Ginebra? - inquirió con rabia Luna acercándose a la auror - ¿cómo te atreves a venir hasta aquí? ¿Acaso ahora vas a encerrar a mis hijos o a mí? ¿A usarnos de señuelo para capturarlo? -
- ¡Mejor cálmate Luna, recuerda que soy la autoridad aquí! - contestó severa la pelirroja, ahora las que antes fueran las mejores amigas se miraban con odio y de no ser por sus respectivos hijos que las sujetaron, por Solomon que se arriesgó a sí mismo poniéndose en la línea de fuego y por la Directora que logró imponer orden era más que probable que hubiesen envainado sus varitas en ese mismo instante -
- ¡Les ordeno que se calmen, recuerden que esta es mi oficina! - ordeno con su imponente voz la profesora McGonnagal y apuntando a ambas con su propia varita - ¡Ahora todos cálmense y tomen asiento! - lentamente fueron tomando ubicación - así está mejor, la situación que estamos viviendo es muy delicada, Neville Longbottom es uno de mis mejores profesores y me cuesta creer que él sea responsable de un asesinato como el que describen, aunque... -

- ¿Dónde está el cuadro? - preguntó Luna mirando hacia el espacio rectangular vacío que estaba detrás del escritorio de la Dirección - ¿Donde está el retrato de Albus Dumbledore? -
- Esa es una de las razones por las cuales les hice llamar, resulta que... -
- ¿Por qué está mi hijo aquí? - interrogó Ginebra mirando a Rowen en una esquina y volteándose después hacia donde estaba Solomon con extraño desprecio - ¿Y por qué está este joven también? - el muchacho cambió su visual del suelo para enfrentarla.

- El Tío Neville fue amigo de mi padre... señora... tengo derecho a preocuparme por él - contestó con severidad Solomon ante la sorpresa de Rowen y los mellizos que estaban acostumbrados a su habitual conducta pasiva - ¡Y no voy a permitir que continúe tratándome de esa manera, no es mi culpa que...! -
- ¡Cómo te atreves mocoso insolente! -
- ¡No te permito que lo trates así Ginnevra! - la interrumpió Luna - Solomon, ¿Por qué dices que Neville Fue amigo de tu padre, acaso Alejandro ha...? -

- ¿Muerto...? Sí Tía Luna... hace unos días... pero no quiero hablar de eso ahora - nadie de los presentes tenía idea de lo que el pobre Solomon había estado cargando a sus espaldas, la profesora McGonnagal lucía bastante apenada por la noticia, también Luna que quiso saber más -
- Cuánto lo siento Solomon... ¿cómo estás?, ¿Cómo esta tu madre? - por alguna razón que los mellizos no entendieron, por unos segundos el aire que se respiraba dentro de la oficina se tornó extremadamente denso, Ginebra miraba severamente a Luna y la profesora McGonnagal, al advertir lo que podía suscitarse interrumpió la escena.

- Lamento sobremanera lo que me cuenta señor Santos - dijo finalmente la Directora al joven Hufflepuff - estimaba mucho a tu padre, fue un gran maestro para esta escuela el poco tiempo que enseñó aquí y fue también clave en la guerra hace veintitrés años - lo último lo dijo mirando a Ginny y Luna - pero ahora debemos hablar sobre otro asunto... me cuesta creer lo que dicen del Profesor Longbottom, pero... respecto a la desaparición del cuadro de Albus,... la noche anterior a la vuelta a clases... los retratos de los demás directores me informaron que le vieron entrar a mi oficina y... robarse el retrato -

- ¡Imposible! - exclamó indignada Luna - ¡Neville jamás haría algo así! -
- Justin Finch Fletchey fue asesinado esa misma noche - reflexionaba Ginny - y después vino a Hogwarts y robó el retrato... esto puede tener sentido -
- ¡Basta señora! - interrumpió gritando Lirioh - ¡Basta de tratar a mi padre de asesino! -
- Las pruebas son contundentes Lirioh, no creas que no es doloroso para mí y para Harry ser quienes tienen que capturarlo -
- Pues no parece dolida señora Potter - agregó fríamente Lucien, sin pensar en moderar sus palabras - pareciera más bien deseosa de atraparlo, ¿tan poco trabajo tienen que necesitan mantenerse ocupados cazando a un hombre inocente? -
- Las pruebas dicen lo contrario - contestó severamente Ginebra - encontramos fibras vegetales que corresponden a una Mimbulus Mimbletoria, como la que tu padre tiene en el invernadero -
- Esa prueba no es concluyente -interrumpió Solomon - ese tipo de planta puede estar en cualquier otra parte -
- No con el nivel de evolución de la que está en Hogwarts, esa es única, además encontramos restos de sangre en la escena del crimen que corresponden a las de Neville, lo cual nos indica que la víctima se defendió, tenemos una decena de testigos muggle que afirman haberlo visto salir de la casa de Justin esa misma noche, además... - acá Ginebra hizo una pausa, como si estuviese considerando decir lo siguiente - la víctima fue torturada con el cruciatus, luego muerta con el Avada Kedavra, descuartizada y desollada con el Sectusempra, finalmente la marca tenebrosa fue convocada sobre el lugar del crimen -
- ¿No te das cuenta? - inquirió Luna con un dejo de esperanza - todos son hechizos de magia oscura, de los que realizaban los mortífagos y tú sabes que Neville no... -
- Revisamos los detectores de magia oscura, actualmente pueden rastrearse hasta su origen sin necesidad de tener la varita... los hechizos salieron de la varita de Neville - Ahora Ginny lucía finalmente apenada - lo lamento Luna -

Todos en el salón guardaron sepulcral silencio, las evidencias en contra de Neville eran irrefutables, sólo podían mirarse a las caras esperando alguna explicación, finalmente fue Lirioh la que rompió el incómodo silencio poniéndose de pie dispuesta a agredir a Ginebra de no ser por su hermano que inmediatamente la sujetó con fuerza - ¡USTED MIENTE, MI PADRE NO ES UN ASESINO! -
- Cálmate hermana, no empeores más las cosas, tiene que haber una explicación -
- Hemos tratado Lucien, créeme, pero las evidencias apuntan a tu padre, por eso es que he venido, él está prófugo ahora... si usa su varita aunque sea una vez más lo encontraremos entiendan que si Harry y yo pedimos este caso es para asegurarnos que se haga lo correcto, han pasado muchos años desde que Voldemort y sus mortífagos asolaron el mundo mágico, el Ministerio no quiere tener ningún indicio de aquello y ha dispuesto la captura de Neville a cualquier costo, de ser posible impediremos que pase lo peor -

- ¿Lo peor? - interrogó Lucien enfureciéndose por primera vez - ¡acabo de leer en el diario que deben matarlo! -
- Esas son las ordenes del Ministerio, pero ni Harry no yo queremos hacerlo, por eso estoy aquí, necesito que me ayuden a encontrarlo, antes que sea demasiado tarde -
- ¿Qué te hace pensar que te ayudaremos si nos acabas de decir que deben matarlo? - cuestionó Luna parándose de su silla -
- Deben ayudarnos Luna sino el Departamento de aurores los acusará de ser cómplices -
- ¿Y qué vas a hacer... mandarnos a Azkaban... o nos usarás a mis hijos y a mí de señuelos para capturar a mi esposo? - Ginebra trató de contestar pero un extraño sonido los hizo voltearse, frente al escritorio de la profesora McGonnagal una intensa luz apareció de la nada para dar forma a un magnífico ciervo plateado que hablaba con una voz masculina.
- Ginny... ven de inmediato... ha habido otro asesinato... mismo modo, Ginny... es Dean... Dean Thomas está muerto - y dicho esto el patronus de Harry desapareció. La pelirroja se puso de pie de inmediato y se dirigió a la chimenea sin siquiera despedirse pero recordándoles a los presentes que debían colaborar antes que ocurrieran más muertes.

Creo que ustedes también deben irse - ordenó la Directora a los cuatro estudiantes - Luna y yo tenemos asuntos que hablar en privado - los mellizos miraron a su madre y esta les sonrió forzadamente, como diciéndoles que estuvieran tranquilos, que todo saldría bien.
- lamento lo de tu padre Solomon - dijo Luna al joven Hufflepuff antes que este abandonase la sala - era un gran hombre, fue profesor mío y de Neville... si necesitas hablar cuenta conmigo - el muchacho sólo asintió sin mirarla - espero que tu madre esté bien -
- No lo está tía... no lo has estado nunca - dijo Solomon antes de abandonar la oficina.

Rowen, Lirioh y Lucien ya llevaban varios metros lejos de la oficina de la Directora cuando Solomon finalmente los alcanzó, pero antes que cualquiera pudiese reaccionar el moreno se dirigió hacia el pelirrojo, lo tomó de las solapas y lo empujó contra una pared con violencia -

- ¡MISERABLE! -
- ¿qué te pasa Solomon? - habló Lucien intentando en vano moverlo.
- ¡suéltalo! - gritó furiosa Lirioh a punto de lanzarle un hechizo con su varita.
- ¡Suéltame asqueroso...! - exclamó Rowen tratando inútilmente de liberarse.
- ¡Tú ya lo sabías! - dijo Solomon interrumpiendo lo que sea que iba a decir Rowen - ¡vi como te miró tu madre cuando la increpaste, ella te había dicho lo que pasaba y tú trataste de aparentar no saber nada... no me engañas - el pelirrojo no fue capaz de decir nada en su defensa, su silencio indicaba que Solomon tenía razón, el robusto Hufflepuff finalmente lo soltó, se volteó hacia Lirioh que aún sostenía la varita hacia él, pero con su rostro sorprendido por semejante revelación - ¿De veras ibas a atacarme Lirioh? - dijo Solomon antes de perderse por el pasillo.

- Entonces sabías lo de mi padre Rowen - aseveró Lucien fríamente.
- Sí... mamá me lo dijo la mañana de ayer, pero no podía decir nada, por favor entiendan - pero Lucien simplemente se dio media vuelta y los abandonó - Lirioh... tú me entiendes -
- Debiste decirnos Rowen - contestó en voz baja la joven Ravenclaw antes de partir en otra dirección.


Lucien caminó lentamente hacia la clase de adivinación, intentaba disipar los tristes pensamientos de su mente, su padre era acusado de matar no a una, si no a dos personas, dos personas que fueron compañeros suyos en la juventud, no había un buen porvenir en todo lo que pasaba, pero confiaba en que su padre era inocente y que sería cuestión de tiempo para que se revelase la d de todo este misterio, por lo pronto debe preocuparse de sus deberes , en particular su próxima clase, adivinación, aunque la asignatura no le resultaba desagradable, no le gustaba la idea de que la profesora Trelawey lo utilizase como nuevo modelo para sus fatídicas predicciones considerando su recién adquirida condición de hijo de un sospechoso de asesinato, intentaba distraerse buscando criaturas imaginarias en las esquinas del techo, son darse cuenta a tiempo que chocaría con alguien más.

- ¡Este es nuestro día de suerte! - exclamó un corpulento estudiante de Séptimo año de Slytherin llamado Connor Montague, era alto, delgado y encorvado, su cabello negro lo llevaba rapado en un costado y largo y caído como una lengua en el otro, detrás de él estaban los hermanos Peter y Louis Frenk, dos rubios orangutanes de sexto año que se encargaban de agredir a los alumnos de cursos menores y Dorothy Vander una regordeta y desagradable alumna de sexto con desordenada cabellera verde - ni más ni menos que Longbottom Júnior, el hijo del asesino... ¿les vas a pedir a tu papá que nos mate también a nosotros? -

- Siete años como abusivo del colegio Connor y aún no aprendes a inventar insultos creativos, pero que se puede esperar de alguien que cree que la Snitch vuela porque tiene una abeja adentro - respondió Lucien poniéndose de pie y sacudiéndose los pantalones - además, mi padre no es un asesino - agregó sin mirarlos e intentando continuar su camino, pero los hermanos Frenk se pusieron frente a él y lo empujaron contra el suelo violentamente entre las risas de los Slytherin.
- Mi padre me contó como era el tuyo cuando estudiaban - dijo Montague con evidente intención de humillarlo - era un idiota, un retardado que solo era feliz con sus plantas, ignoro como es que ha sido profesor nuestro y me cuesta creer que haya tenido la inteligencia para matar a alguien -
- No hables así de mi padre - contestó Lucien incorporándose de un salto y con su tono de voz más firme.
- Y tu madre, recuerdo que me dijeron que estaba loca, siempre buscando cosas inexistentes en los baños... parece que sacaste lo peor de tus padres, la estupidez de uno y la locura del otro -
- ¡Te dije que no hablaras a sí de mis padres! - gritó Lucien empuñando su varita, pero los cuatro Slytherin hicieron lo mismo y rápidamente lo rodearon, riendo como hienas ante una zebra moribunda.
- ¿Crees que podrás con todos nosotros Longbottom? no está tu amigo, el gran Rowen Potter para ocultarte tras su espalda, ni tu hermanita, ni el sangre sucia de tu amigo Santos -

- ¿Sangre sucia? - habló irónicamente Solomon Santos pasando entre los hermanos Frenk y poniéndose al lado de su amigo - mis padres eran hijos de muggle y fueron mejores magos de los que ustedes serán jamás Montague y no... Lucien no está sólo -
- El gordito vino a ayudar al idiota de su amigo - exclamó burlonamente Peter Frenk, sin reparar en el hecho que su hermano y él eran mucho más gruesos que el joven Hufflepuff, sólo que más altos y de cabezas más pequeñas.
- esto será divertido - agregó Dorothy Vander haciendo una señal para que cuatro Slytherin más se acercaran - supongo que si lastimamos seriamente a Longbottom y le mandamos a San Mungo el criminal de su padre irá a verlo y entonces lo capturarán, le haremos un bien al mundo mágico - dicho esto los ocho estudiante se pusieron frente a Solomon y Lucien y apuntaron con sus varitas.

- ¿Estás pensando lo mismo que yo Lucien? - preguntó el joven Hufflepuff mirando de reojo a su amigo.
- Sí... ¿cómo podré capturar los Humits azules? - contestó el Gryffindor sin mirarlo pero con una sonrisa leve en su boca - ¡Ahora! -

Los ocho Slytherin lanzaron toda clase de maldiciones hacia Lucien y Solomon, pero en ese mismo instante estos se agacharon y dieron una vuelta hacia adelante, quedando a tres metros de sus oponentes con las varitas en mano. Ante las atónitas miradas de los atacantes y sin escuchar ningún hechizo, todas sus varitas salieron despedidas de las manos cayendo por las ventanas de los costados. Se pusieron de pie y apuntaron hacia los desarmados, pero no lanzaron ningún hechizo.
- Mejor las van a buscar Montague - habló Lucien mirando hacia el techo - no vaya a ser que alguien se las robe.
- ¡Ignoro como lo hicieron Longbottom! - respondió furioso el aludido - ¡pero me las van a pagar! ¡AHORA! -

Cuando Lucien volteó hacia atrás sintió su corazón estallar, Montague le había indicado a ella que los atacase, tan hermosa como el día anterior en el tren, tan bella como cada vez que la miraba desde el primer día de clases hacía tantos años, la joven Slytherin de corto cabello negro y penetrantes ojos color miel avanzaba lentamente hacia ellos con su varita semilevantada, Solomon apuntó dispuesto a atacarla, pero Lucien lo obligó a bajar su varita mientras ella continuaba avanzando sin ninguna expresión en su perfecto rostro.

- ¿Qué rayos haces?... ¡Atácalos! - insistían sorprendidos Montague y los hermanos Frenk, pero ella no atendía a sus súplicas, pasó finalmente entre Lucien y Solomon, sin siquiera mirarlos y quedó frente a los ocho Slytherin desarmados y los observó severa con su varita en alto.

- ¡Qué vergüenza! - habló la joven con una firme pero sensual voz que erizaba la piel a Lucien - no sólo atacan a sus oponentes en superioridad numérica... si no que estos los humillan desarmándolos sin hacerles ningún daño... y se hacen llamar Slytherin, mejor vayan por sus varitas o yo misma los maldeciré - dicho esto la mujer pasó entre los ocho y se perdió en una esquina del final del pasillo seguida por su menospreciado séquito -

- ¿Por qué hizo eso? - reflexionaba Solomon - ¿por qué no nos atacó? -
- Porque es más bella que un Loamenk dorado flotando en un lago a la luz de la luna - contestaba Lucien mirando hacia el vacío por el cual ella había pasado.
- Y dicen que yo soy el cursi.. Mejor vete a tu clase Lucien, yo aún tengo que llegar hasta la cabaña de Hagrid, me toca cuidado de las criaturas mágicas, nos vemos -
- Solomon... ¿estás seguro de lo que dijiste... que Rowen sabía lo de mi padre? -
- Lo estoy, pero, aunque yo no pueda entenderlo, tú si debes Lucien -
- Pero nos mintió, a mi y a Lirioh -
- No es el error el no habérselos dicho, tal vez tenía ordenes de no hacerlo, lo que estuvo mal, y por lo cual yo lo increpé, es el aparentar indignación ante su madre, eso no se hace -
- Pensé que no te agradaba la madre de Rowen, no considerando como te trató hace unos minutos -
- El Hecho de que me desprecie no desmerece mi concepto de ella - mis padres siempre me hablaron bien de Ginny Weasley - dijo finalmente Solomon antes de perderse por un pasillo.

Lucien llegó tarde a la clase adivinación, pero la profesora Trelawey no pareció darse cuenta, no así los demás alumnos que lo miraban con desconfianza, sin embargo él no se dio cuenta, su mente aún permanecía en el rostro de ella.

- Ahora les voy a enseñar un método de adivinación nuevo - habló la profesora, trayendo varias cajas pequeñas y repartiéndoselas a los estudiantes, dentro había varias cartas con curiosos dibujos de personas y objetos - estas son las cartas del Tarot, es un método que inventaron unas brujas gitanas hace cientos de años, no es muy usado por lo magos actualmente. Ha sido relegado sólo a los muggles, que dejaron algunas cartas de lado al no comprenderlas, pero es en mi opinión muy efectivo, les enseñaré a leer todas las cartas del mazo original, ahora hagan parejas, uno tirará las cartas y el otro intentará interpretarlas - los alumnos se juntaron de a dos en los diferentes rincones del ático, pero nadie quiso trabajar con Lucien - parece que tendrá que trabajar conmigo señor Longbottom - resolvió la profesora sentándose ambos en mullidos cojines frente a una mesita.

- Percibo una gran aura negativa a tu alrededor joven Longbottom dijo la profesora con sus habituales ademanes esotéricos de adivina - algo malo pasa a tu alrededor -
- Supongo que será el hecho de que acusan a mi padre de algo que no hizo - respondió Lucien un tanto irónico.
- tu padre... Neville Longbottom... no fue un alumno muy... brillante en mi asignatura - reflexionaba Sibil Trelawey - pero de buen corazón, en cambio tu madre... ella sí, excelente alumna, tenía su tercer ojo muy desarrollado, igual que tú, ¿cómo está ella? -
- ¿cómo espera que esté con todo esto? - contestaba un tanto molesto con las preguntas - dígame mejor qué tengo que hacer con estas cartas -

- El ansia por aprender el futuro - enunció la adivina revolviendo las cartas con notable habilidad, haciéndolas volar de una mano a otra - esa es una gran ventaja en el arte de la adivinación, toma siete cartas al azar y déjalas boca abajo en la mesa... eso es, ahora déjame ver... esta carta eres tú, eres de mente abierta y soñador - eso se lo podría haber dicho sin necesidad de las cartas, pensaba Lucien - pero estas cartas... sí... acá aparece tu padre, te preocupa, pero no desconfías de él - esto también era obvio - aquí hay una mujer, alguien que te importa mucho y aquí... la carta de los enamorados - Lucien estaba rojo en este momento, por un segundo aquel hermoso rostro con la barbilla tenuemente dividida en dos desfiló por su memoria - esta carta es tú futuro... ¡O no...! la torre y el... muchacho... algo muy malo te va a pasar -
- ¿algo malo me va a pasar? - cuestionó más preocupado el joven Gryffindor - ¿qué es lo que me va a pasar? - pensó en su padre, temiendo algo malo sobre él.

- No lo se, el futuro es confuso, algo va a pasar, algo que temen, el vínculo se ha roto -
- ¿vínculo...? ¿qué vínculo? -
- algo que hace mucho era sólido e importante, ahora se ha roto... pero espera - la profesora Trelawey volteó la última carta y contemplo pensativa la última figura - esto es extraño... -


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Horas antes, lejos de Hogwarts...


Miedo, infame emoción primaria, Neville Longbottom corría salvajemente entre los enormes árboles de aquel bosque desconocido para él, ya no recordaba cómo había llegado ahí, ni cuanto tiempo llevaba huyendo, habría sido más sencillo usar su varita y transportarse hacia un lugar seguro, pero sabía que podrían detectarlo, al menos Harry lo haría, sabía que él sería comisionado para capturarlo, era el mejor en eso, bastaba que Neville convocara unas míseras chispas para hacer fuego y Potter estaría al frente suyo con la varita apuntándole. No le mataría, no Harry, tampoco Ginny ella fue su mejor amiga, tantos años habían pasado, tantas aventuras, cuando todos eran estudiantes y juntos lucharon contra el señor tenebroso, pasaron casi veinte años sumidos en el anonimato protegiendo desde las sombras al mundo mágico de la magia oscura y ahora, es a él a quien buscan. Neville lo sabe, el Ministerio habrá dado órdenes de matarlo apenas lo atrapen, pero no puede creer que Harry y Ginny sean capaces. ¿En qué momento empezó todo esto?, hacía sólo unos cuantos días disfrutaba de los últimos días de sus vacaciones junto a su esposa y sus hijos y ahora era perseguido por el asesinato de Justin Finch Fletchey, lo único que podía hacer era huir, nadie podría ayudarlo, sus padres agonizan en San Mungo si haberse curado nunca de su locura, su abuela falleció hace diez años sin haberlos visto recuperados, sus amigos ahora son los que le persiguen, su mentor Alejandro Santos ha muerto hace poco, su propio hijo Solomon se lo confirmó horas antes que todo esto pasara, está totalmente solo. Se sienta en las raíces de un enorme árbol, al costado de un charco para recuperar el aliento, tiene cuarenta años y su cuerpo ya no es el mismo, descubre que sus piernas están repletas de dolorosos cortes, por la sangre lo encontraran, Ginny es una experta rastreadora, debe curar sus heridas rápidamente. Hay aves bebiendo, el agua debe ser limpia, lava la sangre de sus piernas y bebe un poco para apagar la sed, se detiene unos segundos para contemplar su rostro, su negra y larga cabellera lisa tiene un mechón planteado que cruza su frente, una vieja cicatriz que cruza verticalmente la mitad izquierda de su cara hasta donde inicia su barba forma candado negra y blanca, le recuerda lo que hicieron hace tantos años, al alejarse del agua encuentra unas raíces y unas hojas que le pueden ser útiles, mastica la planta para aliviar el dolor y el resto lo aplasta junto a las raíces en un cuenco formado en el tronco con ayuda de una piedra, para luego aplicarlos sobre las heridas e improvisar vendajes, el alivio de las hierbas le trajo recuerdos agradables, nostálgicos, se imaginaba a Lirioh saliendo con sus amigos y tratando de hacer que su hermano Lucien tenga vida social, pero a él no le interesa, su mundo interior es tan grande que casi no necesita compañía, sus hijos son lo más importante y daría lo que fuera por estar con ellos en ese preciso instante, también pensaba en Luna, su mujer, su compañera, su esposa, quien había estado con él desde el principio, ahora tendría que ser fuerte ella sola y proteger a los mellizos, Neville desea con todas sus fuerzas llegar a ella, abrazarla, besarla, decirle cuanto la ama, pero la iba a estar vigilando, si quería proteger a su familia debía alejarse.

Puede ver luces a los lejos, luces que se mueven lentamente en todas direcciones, los aurores están cerca, no sólo Harry y Ginny lo están buscando, muchos más quieren el premio de capturar al asesino y detener el primer atisbo concreto del retorno de los tiempos oscuros. Neville tendría que correr una vez más y huir de sus perseguidores, hacía tan sólo un par de días preparaba el programa de estudios de Herbología y ahora era un prófugo de la justicia, todo cambió en tan sólo unos segundos, ya tendría tiempo de comprender toda la dimensión de lo que estaba pasando.

Las luces a lo lejos lo alentaban a correr, pero la fría brisa de la mañana aclaraba su mente un poco, necesitaba pensar, orientarse, entre los enromes robles aparecían algunas tármicas - tármicas - reflexionaba Neville mientras seguía corriendo - en esta época del año... sólo se dan en... el bosque mágico de Frai James en Leeds - ahora ya recuerda donde se encuentra y el por qué casi instintivamente había llegado hasta allí, buscaba a alguien.

Corrió hasta llegar a un claro en el bosque, en el centro había una pequeña y sencilla casa de madera, pero hermosamente pintada, avanzó a toda velocidad hasta la entrada principal y golpeó la puerta desesperadamente, pero nadie atendió, si no se ocultaba pronto sus perseguidores le encontrarían, la puerta no estaba con llave, no había tiempo, debía entrar.

El interior de la casa estaba repleto de bocetos y pinturas a medio terminar, por todas partes habían pinceles y oleos mágicos, en la chimenea, una tetera hervía su contenido, el dueño de c asa estaría por regresar. Continuó mirando alrededor las magnificas e incompletas obras de arte, mujeres semidesnudas, paisajes, animales mágicos y alegorías abstractas de imaginaciones imposibles, todos formaban un túnel por el cual Neville avanzaba y que lo llevaría hasta la entrada del dormitorio del dueño de casa, sin cuestionarse abrió la puerta lentamente, la cama aún estaba desordenada, ropa masculina tirada por doquier y más bocetos inacabados a un costado, pero lo más llamativo y vistoso era el enorme lienzo sobre la cabecera de su cama, una joven de tal vez unos dieciséis años volando sobre una escoba con el uniforme de Quiditch de Gryffindor, era blanca pecosa y de larga cabellera cobriza - ¿Después de tantos años aún la amas? - reflexionó Neville, percatándose en ese mismo instante que alguien habría la puerta tras de él, era un mago alto y de piel oscura con el cabello largo y rizado de color negro con trazas plateadas, vestía un overol manchado de pintura al igual que sus manos , los hombres se miraron extrañamente por varios segundos hasta que el recién llegado y dueño de la casa rompió el silencio.

- Hola Neville -
- Hola... Dean -
CAPÍTULO TRES: El Vínculo que no debió romperse


Cuando Harry Potter entró a la pequeña cabaña en el medio del bosque de Frai James en Leeds, no sabía qué era lo que iba a encontrar, como auror del Ministerio tenía cientos de batallas en el cuerpo y ya a sus cuarenta años creía haberlo visto todo, se consideraba a sí mismo un hombre duro, pero pronto pondría a prueba aquella aseveración.

En la sala central habían una roja sustancia por todos lados, un encantamiento simple le permitió confirmar que era sangre, los bocetos a medio terminar que descansaban sobre rústicos atriles habían perdido su oportunidad de ser concretados al verse recubiertos del rojo líquido vital, incluso en las paredes la sangre parecía haber estallado, el olor a oxido era casi insoportable, pero Harry no conjuró un casco burbuja para protegerse, necesitaba todos sus sentidos alertas, quien sea que hubiese hecho semejante atrocidad todavía podía estar dentro- mantenía en alto su varita mientras avanzaba por el, cada vez más claustrofóbico, pasillo, se detuvo unos segundos y volteó hacia las manchas en la pared y los cuadros, su capacidad para recordar información importante en el momento preciso era una de sus mayores virtudes, el patrón de distribución de las manchas le indicaba que habían sido producto de heridas cortantes, bastante profundas - Sectusempra - dijo para sus adentros, evocando desagradables recuerdos, a sus pies había un sendero rojo desde aquel lugar hasta el fondo de la casa, habían arrastrado algo y ese algo dejó su huella, sus pasos lo llevaron hasta una puerta que parecía estar sólo puesta en el marco, había sido arrancada con una explosión desde dentro, las quemaduras en el centro así se lo indicaban, pensó en usar la varita para retirarla, pero podría perder valiosos segundos si es que alguien estaba dentro, así que con un pañuelo tomo el borde de la puerta y al jalarlo esta simplemente cayó.

La resistencia de Harry fue probada al máximo al aparecer ante sus ojos semejante atrocidad, sobre la cama, bañado en un lago de sangre se encontraba un cuerpo descuartizado y distribuido de extraña manera. Harry se mantuvo impávido, resistiendo el impulso inicial de vomitar, tenía que mantenerse firme y analizar todos los detalles, fue ahí cuando levanto sus ojos hacia el fondo de la habitación y encontró un cuadro de una hermosa joven de cabello rojo que flotaba elegante sobre una escoba y vistiendo los colores del equipo de Quiditch de la casa Gryffindor - Ginny - murmuró sorprendido Harry y como si hubiese estado esperando ese momento, desde el techo de la habitación cayó un bulto sobre él, manchándolo de sangre y rodando hasta quedar en la esquina inferior de la cama, Harry se recuperó de la impresión y se agachó para ver bien el objeto, era la cabeza del cuerpo descuartizado sobre la cama, al reconocer el rostro tras la mueca póstuma de espanto, entendió por qué estaba el cuadro de su esposa sobre la pared, salió de la cabaña para respirar un poco de aire puro, levantó su varita y conjuró su patronus para llamarla, el mensaje era conciso, Dean Thomas estaba muerto.

Tan sólo quince segundos después la pelirroja apreció frente a Harry en la entrada de la cabaña, este la detuvo inicialmente intentando advertirle de lo grotesca que era la escena, pero ella le devolvió una fría mirada y avanzó por su costado. Ginny era tan experimentada como su esposo en la lucha contra las artes oscuras, su inteligencia y astucia eran inigualables, así como su frialdad en situaciones extremas y esta era una, procesaba en voz alta la información de lo que observaba, reparando en los más mínimos detalles, detrás suyo flotaba una pequeña caja negra, una grabadora muggle hechizada para funcionar a base de magia - patrones de sangrado diagonales descendentes, cuatro en total, dos en la pared y dos en los cuadros a mi derecha, dos más altos que los otros, cortaron cuatro cosas usando... - hizo un movimiento con su varita sobre las manchas de sangre - la maldición Sectusempra, lo que sea que cortó cayó aquí y acá . Arrastraron el cuerpo por este lugar hasta el fondo, las gotas pequeñas a los costados indican que llevaba flotando lo que cortó, tal vez los brazos y piernas de la victima, y esta mancha es más gruesa, como si... estuviese aún vivo a pesar de las heridas y gritaba de dolor - Ginny llegó el marco de la puerta y entró a la habitación. Abrió sus ojos al máximo ante la impresión de la horrible escena, pero inmediatamente recobró la calma y llamó a Harry - ¿Te diste cuenta? -

- ¿De que estás pintada en aquel cuadro en la pared y de que es lo único que no está manchado de sangre en toda la habitación? -
- De eso y de que los restos de la víctima semejan juntos la marca tenebrosa - contestó impávida la pelirroja - en efecto el torso estaba deformado hasta semejar un tabique nasal, los brazos eran las cuencas oculares, las piernas la boca y las vísceras con la cabeza de Dean al final eran como una serpiente.

- Neville está loco - aseveró Harry.
- ¿Neville? - cuestionó Ginny - ¿Cómo sabes que fue él? - ¿Hiciste las pruebas? -
- No pero... ¿te queda alguna duda? -
- La forma en que encontramos el cadáver de Dean Thomas es distinta a como encontramos a Justin Finch Fletchey Harry, debemos asegurarnos - dijo la pelirroja empuñando su varita y haciendo unos movimientos en espiral - Nicto Revelio - pronunció y una estela de humo verde salió de la punta de su varita y se extendió por toda la casa para después concentrarse en algunos lugares y formar palabras - las marcas de la sala principal son producto del Sectusempra, al igual que esta, Dean estaba vivo hasta que le cortaron la cabeza, luego el asesino abrió su pecho y le extrajo el corazón, posteriormente utilizó la maldición Contempro para deformar los brazos y piernas, los puso sobre la cama y usó el hechizo Cofringo para hacer estallar su corazón, es distinto a como encontramos a Justin, esto fue más calculado y detallista, pero no sabemos si fue... -

- Nicto nominate Revelio - pronunció Harry y de su varita emergió humo azul que se expandió por todo el sector y se redujo hasta formar frente a ellos las palabras Neville Longbottom - ¿Te queda alguna duda? Primero Justin, ahora Dean, debemos detenerlo antes que mate a más personas -

- Dos víctimas que conocimos y que él también - reflexionaba Ginny - esto es un patrón Harry, tal vez él está matando a gente que fue compañera nuestra de aquella época, pero ¿por qué? -

- Porque se ha vuelto loco Ginny, no queda otra explicación, con todo lo que ha tenido que vivir, con todas las batallas que sostuvimos estos últimos seis años no me sorprende que haya perdido el juicio, recuerda que él ya era emocionalmente inestable cuando estudiábamos juntos, lo que pasó con sus padres y todo eso - contestaba fríamente Harry Potter.

- Luna y los demás también participaron en aquel entonces y no les pasó lo mismo y recuerda que Neville no fue el único emocionalmente inestable - contestó Ginny con ironía, intenando recordarle a s esposo que él también había perdido a sus padres de cruel manera y no por eso había perdido el juicio - esto significa algo más, toda esta magia oscura, la forma en que mataron a cada uno, las marca tenebrosa -

- Temo que Neville está planeando algo mucho peor Ginny, esto no se va a terminar hasta que lo atrapemos, ¿tuviste suerte con Luna y los mellizos -
- No creo que digan y aunque los interrogáramos con los métodos que a ti tanto te gustan dudo que sepan algo, Neville es astuto y no debe haber informado a nadie de su paradero, de no haber sido por los hechizos que realizó no habríamos ubicado esta cabaña... - lo último que la pelirroja dijo la hizo meditar en una opción que no habían contemplado hasta ese momento - Harry... todo esto debe haber demorado demasiado tiempo, más de el que el Ministerio se habría tardado en localizarlo, ¿Qué está pasando aquí? -

- No pierdas el tiempo con preguntas innecesarias hermana - habló una poderosa y ronca voz tras ellos.
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A varios Kilómetros del bosque de Frai James, en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

- ¡Lirioh! - gritaba Rowen Potter acercándose a la rubia Ravenclaw - ¡Espera Lirioh, tenemos que hablar! -
- No creo que tengamos algo que hablar Rowen - le contestaba forzosamente indolente la joven.

- Es que tengo que explicarte, a ti y a Lucien , sobre lo que dijo Solomon - ahora Lirioh se detuvo y lo miraba con los brazos cruzados, le era casi imposible ocultar su fascinación hacia el pelirrojo, a pesar de lo decepcionada que debería estar - mira... yo no podía decirles nada, era un secreto, yo... -
- Debiste habérmelo dicho Rowen, es mi padre al que persiguen -

- Por favor Lirioh, perdóname - Rowen suavizó su voz y se acercó a la joven acariciando su rostro, ella no pudo disimular su nerviosismo y deshizo su postura indiferente, le era imposible enfadarse con Rowen y él lo sabía - ¿Me perdonas? -
- Sí - le contestó ella en un suspiro cuando tenía sus ojos cerrados y sentía la boca del pelirrojo cerca de la suya, pero en el momento que debió concretarse lo que tanto ansiaba Rowen se alejó súbitamente y la tomó de los hombros -

- ¡Excelente, amigos de nuevo entonces! - exclamó satisfecho consigo mismo - tengo clases ahora Lirioh, cuídate - dijo antes de marcharse velozmente dejándola en las nubes a pesar de que no hubiese pasado nada. Oculto tras unos pilares, Solomon observaba la escena y movía la cabeza de lado a lado resignado.

El primer bloque horario del día Lunes los cuatro tendrían asignaturas diferentes, Lucien tomaba adivinación, Solomon Cuidado de las criaturas mágicas, Lirioh Herbología y Rowen Encantamientos, era el tiempo para arreglárselas por su propia cuenta.

Rowen Potter era el alumno más popular del colegio, los hombres lo admiraban y las mujeres lo perseguían, Capitán del equipo de Quiditch de Gryffindor y uno de los mejores alumnos, favorito de la mayoría de los profesores hijo ejemplar, amigo modelo y su novia, Jane Federman, estaba entre las más bellas del colegio, siempre lograba hacerse querer y perdonar por casi todo el mundo, excepto cuando se trataba de la clase de adivinación - Llega tarde señor Potter - sentenciaba la profesora McGonnagal al verlo entrar a hurtadillas - la reunión en mi oficina fue hace quince minutos, supongo que los hábitos se heredan - el pelirrojo se disculpaba avergonzado mientras la Directora escondía una sonrisa tras su impávido rostro, Rowen le recordaba demasiado a su célebre padre, sólo que con la fineza en los hechizos de la madre y por eso mismo debía mantenerlo a raya, so pena de eventuales rebeldías - continuemos con la clase. Con este hechizo ustedes podrán transformar cualquier criatura mágica de enormes dimensiones en un insecto temporalmente, ahora formen parejas tomen un cojín y párense frente a las estatuas - Los alumnos tomaron las almohadas mientras la profesora conjuraba decenas de enormes estatuas de Erumpents por toda la sala, cada uno era del tamaño de un Rinoceronte y era difícil comprender cómo podían caber dentro del salón de encantamientos, los alumnos se pusieron frente a las estatuas y alzaron sus varitas, Rowen hizo pareja con Conrrad Creevey, un joven bajo, de cabello y rubio y sonrisa infantil que era su compañero en el equipo de Quiditch de Gryffindor.

- ¿Así que tus padres son los encargados de atrapar al profesor Longbottom? - preguntaba Conrrad con un grado de devoción hacia Rowen sólo superado por el que su padre Collin Creevey sentía por Harry Potter.
- Sí - contestaba tajantemente el pelirrojo - y no creas que me agrada la situación -
- Lo imagino Rowen, mal que mal es nuestro profesor y los mellizos son tus amigos -

- ¡Señores Potter y Creevey! - llamó la atención la profesora McGonnagal desde la silla donde estaba sentada haciendo ruborizar a los aludidos - gracias por dignarse a participar de la clase. Ahora fíjense bien, muevan la varita de esta manera y pronuncian Ento - Reducio - fors - cuando la Directora terminó de hacer las extrañas florituras con la varita, un rayo plateado salió de esta y dio de lleno en el centro de la enorme estatua reduciéndola al tamaño de un escarabajo, todos los alumnos asentían asombrados, la profesora McGonnagal lucía cansada y apoyada pesadamente sobre la silla - ahora ustedes y recuerden lo que conversamos antes -

- Yo iré primero Rowen - insistió Conrrad Creevey y avanzó hacia la estatua de roca, el pelirrojo lo miraba preocupado, como había llegado tarde no tenía idea que era lo que la profesora habría dicho antes de que él llegase. No alcanzó a reaccionar cuando Conrrad ejecutaba el encantamiento reductor y transformador logrando que la estatua sólo se encogiese hasta la mitad, pero haciendo que el pequeño Gryffindor se desmayase y cayese pesadamente al suelo, Rowen miraba hacia todos lados, la razón por la que debían trabajar en parejas era porque el encantamiento debilitaba a tal nivel que tenían que sujetarse para no caer y él no había amortiguado la caída de Conrrad.

- El hechizo Ento Reducio fors es muy útil, pero debilita enormemente al mago que los ejecuta, por eso debía sujetar al señor Creevey, señor Potter - dijo serenamente la profesora acercándose al cuerpo inconsciente de Conrrad y pronunciando Ennervate, inmediatamente el rubio despertó e incorporó pesadamente - ahora cambien -

- No te preocupes Rowen, no fue tu culpa - hablaba Conrrad pasando su mano por la nuca con señales de dolor - ahora es tú turno, no te preocupes, yo te sujetaré - el pelirrojo Gryffindor miraba a su compañero co n un poco de desconfianza, lo consideraba un tanto bajo como para poder sujetarlo en caso de que se desmayase, levantó su varita, imitó perfectamente los movimientos hechos por la profesora y pronunció la palabras mágicas

- Ento Reducio fors - Sorprendentemente la enorme estatua del erunpent se encogió hasta el tamaño de un escarabajo al premier intento y el permanecía en pie a pesar de la repentina debilidad, miraba hacia sus costados y veía a sus compañeros caer pesadamente frente a estatuas pobremente encogidas, había sido el único que había logrado el encantamiento y sin debilitarse demasiado.

- Bien hecho - celebró la profesora McGonnagal, ejecución perfecta y resistencia al decaimiento, diez puntos para Gryffindor y diez para Slytherin - Rowen se sorprendió sobremanera al escuchar lo último, rápidamente escudriñó con la mirada el salón y constató que no había sido el único que había ejecutado el hechizo a la perfección, en el otro extremo un alumna de Slytherin de corto cabello negro, ojos color miel y la barbilla sutilmente dividida se mantenía en pie solemne sin mirarlo siquiera, era la líder de los Slytherin y estos la aplaudían orgullosos a pesar de su displicencia. L clased terminó y los alumnos abandonaron la sala, el séquito de estudiantes de la casa de la serpiente seguían a su líder sin que esta pareciera notarlos, tampoco a Rowen que estaba a un costado siendo felicitado por los Gryffindors.

- ¡Genial Rowen! - celebraba Conrrad Creevey junto a los demás - hiciste el encantamiento a la primera y sin desmayarte -

- No fui él único - contestó el pelirrojo abandonando también la sala.


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- Muy bien estudiantes, nos veremos en la próxima clase - indicaba el nuevo profesor de Herbología a los pocos estudiantes de Ravenclaw y Hufflepuff que cursaban séptimo año en esa materia, Lirioh Longbottom era una de ellos, esperaba un año más aprendiendo todo lo que pudiera sobre su asignatura favorita de manos del mejor profesor que había tenido en los años como estudiante, su padre.

Pero no sería así, no este año, ni siquiera había memorizado el nombre del nuevo docente y ya le parecía absolutamente incompetente, sentía que sabía mucho más sobre Herbología que él y era porque Lirioh había heredado el talento y la pasión por las plantas de su padre, lo único que sentía tener e común con alguno de ellos, Lucien al menos era extremadamente soñador como Luna y retraído como Neville, pero ella no sentía haber heredado ninguna característica fuera de las semejanzas físicas. Pensaba esto mientras abandonaba el invernadero, no sin antes pasar a saludar a Mimi, la longeva Mimbulus Mimbletoria que había criado Neville, a veces sentía como si la enrome planta de flores de diamante pudiese entenderla y estuviese preocupada por el peligro que corría su amo, ya que lucía algo marchita y endeble - todo saldrá bien Mimi, papá es inocente, estoy segura - le susurraba Lirioh acariciando uno de sus brillantes pétalos y derramaba un lágrima.

Entonces se dio cuenta que la oficina del profesor de Herbología estaba abierta sabía que él no se encontraba por aquel momento y tuvo el impulso de entrar. El lugar estaba cambiado desde la última vez que lo visitó el curso anterior, nuevos retratos y diplomas adornaban las rústicas paredes de madera, incluso el escritorio era distinto, metálico y de mayor envergadura - se llevaron todas las cosas de papá - reflexionaba preocupada, recordaba las palabras escritas en el periódico de esa mañana captura y ejecución, la fama de los Potter como aurores era sabida por todos, eran los más calificados para encontrar t atrapar a cualquier mago oscuro - pero si había alguien en el mundo mágico capaz de escapar de ellos, ese es papá - pensaba en voz alta con orgullo.

Recordó entonces el escondite secreto de su padre, él mismo se los había contado a ella y a su hermano hacía tan sólo unos días, corrió hacia el pasillo del colegio donde estaba el retrato de un mago intentando hacer bailar a un grupo de trolls vestidos con tutú, la entrada al salón de menesteres, el lugar que estaba siempre para las necesidad es de los alumnos que lo encontrasen, sólo debía pronunciar las palabras correctas y se abriría el taller de su padre - espinacas azules con Gerdyroots cola esponjosa - la idea la había tomado de su madre, de la época en que eran estudiantes, para que nadie supiera como convocarlo, la puerta se transformó hasta tomar un color musgo y se abrió para darle paso.

Nunca habían entrado al taller de su padre en la sala de los Menesteres, una amplia sala con aspecto de invernadero, con amplios mesones con las más exóticas variedades de plantas, iluminadas por hermosas lámparas semiesféricas en el techo, a un costado un ancho estante con toda clase de libros y revistas de Herbología y Defensa contra las artes oscuras, a lado un mesón con cientos de papeles y en la esquina opuesta, un colchoneta de ejercicios muggle donde yacían tiradas una decena de pelotas de colores al lado de un panel cuadrado de color plateado que prefirió no tocar por el momento. Hurgó entre los papeles alguna evidencia que ayudara a probar la inocencia de su padre, pero fue en vano, sólo eran anotaciones y dibujos sobre preparados diversos hechos con plantas y unos amarillentos apuntes de cómo estimular el desarrollo máximo de la Mimbulus Mimbletoria - ¡Nada! - exclamó furiosa Lirioh lanzando una patada que sorprendentemente chocó contra el aire, se agachó por debajo del escritorio, no había nada con lo cual chocar, pero instintivamente alargó sus manos y estas palparon algo invisible y rectangular que al levantarlo hacia la luz tomaba la forma de una caja metálico color rojo con un sapo plateado gravado en su sello y que decía secretos del botánico. Durante varios minutos intentó todos los encantamientos que conocía para abrir el sello, pero fue imposible, tendría una contraseña mágica y tendría que averiguarlo, pero no ahora, guardó el cofre bajo la túnica y abandonó la sala sin darse cuenta que aquel tablero tirado en el suelo comenzaba a emitir chispas azules.


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En la entrada del bosque Prohibido los alumnos de Séptimo año de Hufflepuff y Ravenclaw que cursaban Cuidado de las Criaturas Mágicas, cinco en total, terminaban de aprender como cuidar tres Abraxan (caballos palominos voladores inmensos) que Madame Olimpe Maxim, la Directora del colegio Beaubaxtons de Francia le había enviado a Hagrid de regalo, era tan alto que debía usar escaleras para espillarlos minetras les daban de beber Whisky de Malta en enormes tambores, a pesar de su enrome tamaño eran dóciles y para Solomon Santos, el único de la casa Hufflepuff que había tomado la asignatura resultaban ser excelentes mascotas, mientras sus compañeras se daban mañana para darles de beber, él se subía con la larga escalera de madera sobre el lomo de los Abraxan y con un gigantesco pero liviano cepillo se encargaba de alisar sus crines, era curioso el hecho que a pesa de ser de contextura obesa Solomon fuese tan ágil al momento de treparse en los gigantescos palominos alados y saltar de un lomo a otro usando los crines como lianas mientras emitía un potente grito que constaba de mantener el fonema o variando su tono, como a manera de un grito de guerra que él, al ser criado como muggle a pesar de ser hijo de magos, era él único que entendía el chiste.

Hagrid dio por terminada la clase y ordenó a los alumnos que se marchasen, las cuatro Ravenclaw se marcharon de inmediato despidiéndose afectuosamente de Solomon mientras este bajaba un tanto vacilante por la endeble escalera - ¡Solomon... eehhh... quisiera hablarte un momento! - habló el semigigante mientras el robusto Hufflepuff lo seguía hasta su cabaña.

- ¡No puedo creerlo profesor Hagrid! - exclamó sorprendido Solomon cuando habían llegado a la cabaña - ¿Cómo es que sigue vivo? - preguntó arrodillándose para acariciar a un viejísimo Gran Danés que descansaba sobre un colchón, largos pliegues de piel cubrían sus ojos, pero al olfatear al muchacho movía su cansada cola - aunque esto se lo vengo preguntando desde primer año -

- Solomon... Fang ya era viejo cuando tus padres estudiaban aquí, de hecho lo tengo de cuando tus abuelos estudiaban aquí, pero no me creerías si te contara por qué sigue vivo a pesar, digamos que la leche de Unicornio prolonga la vida de algunas especies. Pero, pasa, tomemos un té - ambos entraron en la cabaña y se sentaron en las enormes sillas de madera, Hagrid le acercó un gran tazón con una infusión que olía a zanahorias.

- ¿Este té profesor Hagrid... es la receta que hizo mi tío Neville? -
- Sí, me la dio cuando se hizo cargo de Herbología hace siete años -
- ¿Usted cree que él es culpable de lo que se le acusa? -
- Por supuesto que no muchacho, Neville me salvó la vida una vez y confío plenamente en él, lamento lo que está pasando y espero que Harry y Ginny descubran la verdad antes de que... -

- ¿De que lo maten? - completó la pregunta Solomon con molestia - todo esto apesta, tiene que haber alguna explicación -
- Si alguien puede descubrir la verdad de todo esto esos son Harry y Ginny Solomon, de eso estoy seguro, por cierto, ¿cómo están Lucien y Lirioh? -
- Como debieran supongo, Lucien parece más tranquilo, pero Lirioh... -
- Lo imagino, pero no es de eso que quiero hablarte... no sé cómo decirte esto... la profesora McGonnagal me informó lo de tu padre... lo lamento -
- También yo - contestaba Solomon mirando hacia el suelo y esforzándose por no apenarse.

- Conocí a Alejandro cuando estudiaba aquí, el primer estudiante proveniente de Sudamérica, siempre solitario, a excepción de los Longbottom y Rita Skeeter, ellos eran sus amigos, la pasó mal a veces, recuerdo que lo discriminaban por ser de otro país, al igual que... - Hagrid se obligó a sí mismo a callarse, pero era demasiado tarde.

- ¿Igual que a mí?, lo se profesor, no tiene por qué incomodarse, uno termina acostumbrándose y si él aguantó yo también lo haré -
- Después vino a hacer clases de Defensa cuando Harry estaba en séptimo año, fue muy importante para el colegio dados los acontecimientos que ese año pasaron, estaría orgulloso de ti si te viera, el primer Hufflepuff en ser premio anual desde que él lo fuese, digno heredero suyo eres Solomon Santos -

- Gracias, lo del premio anual trato de tomármelo con calma, tiendo a pecar de arrogante si no me controlo la verdad - contestaba Solomon tratando de sonreír -
- No necesitas tanta humildad muchacho, eres el mejor alumno de tu casa y posiblemente de todas las demás, me recuerdas tanto a tu... - Hagrid hizo nuevamente una incómoda pausa, había estado apunto de mencionar otro tema - Solomon... yo... -

- Ella está bien profesor Hagrid -


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En la lóbrega sala común de Slytherin un grupo de alumnos de sexto y séptimo año prorrumpía en quejas y reclamos mientras entraban, sólo una persona ocupaba los sillones de cuero negro de la sala de fondo se escuchaba una canción: claro de luna, la joven que estaba sentada era de piel pálida y negro cabello hasta el inicio de los hombros, ocultaba su hermoso rostro con la barbilla sutilmente dividida verticalmente tras un libro de historia de la magia, su nombre: Eden Baltezar.

- ¿Se puede saber por qué no atacaste a ese par de idotas cuando te lo pedí? - exclamaba furioso Connor Montague, secundado por los hermanos Frenk y Dorothy Vander, pero la muchacha ni siquiera se inmutó ante la afrenta, continuaba leyendo su libro - ¿no me oíste? - insistió aún más molesto el delgado Slytherin - ¡CONTÉSTAME EDEN O...! -

- O qué... - contestó calmadamente la joven sin mirarlo.

Todos guardaron silencio luego de las palabras de Eden, de hecho ninguno podía hablar siquiera, se tomaban sus gargantas con dolor y parecían respirar con dificultad, la muchacha bajó unos segundos el libro para contemplarlos con sus preciosos ojos color miel, luego se puso de pie, dejándoles ver que tenía su varita oculta entre las hojas de lo que leía, se acercó a Montague, a los hermanos Frenk y a Dorothy Vander y paseándose elegantemente entre ellos, les habló con voz firme.

- ¡No vuelvan a hablarme así o haré que todos ustedes hablen como gallinas hasta final de curso y sabes que puedo hacerlo cierto, sí... los sabes, pero no te preocupes, no lo haré hoy, me siento particularmente... misericordiosa - hablaba con voz lenta y desquiciada la hermosa Slytherin mientras deslizaba su varita por el ojo derecho de uno de los hermanos Frenk, sus actitudes justificaban por qué los de su casa le temían y obedecían en todo - pero respondiendo a tu pregunta Montague, ¿por qué no ataqué a los que los humillaron?... por eso mismo, porque los humillaron y me recordaron lo patéticos que son ustedes, creyéndose dignos representantes de la casa de Salazar porque andan por ahí golpeando a alumnos muggle de cursos inferiores, creen que eso les da poder, no Connor, poder es cuando ellos saben que puedes despedazarlos si te da la gana sin que tengas que mover un solo dedo y te temen por ellos, como ustedes ahora, mira a Luis por ejemplo, regordete y con la cabeza del tamaño de una bolita, puedo sentir su temor, o tal vez no controla sus esfínteres. Dorothy y Peter, tiemblan como si fuesen dos enormes jaleas, en verdad es cómico verlos así mientras intentan respirar y tú Connor... Connor, siempre has querido ser el líder, mandar, pero no tienes lo que se requiere, incluso esos dos que los humillaron hace un rato son más valientes que tú y eso sí es humillante ¿no crees? - continuaba hablando pausadamente Eden mientras los cuatro Slytherin estaban azules por la falta de aire - Anapneo - pronunció la joven devolviéndoles el aire a sus pulmones - ¡Ahora déjenme sola! -

Los cuatro abandonaron la sala común corriendo descoordinados y chocando entre sí, mientras Eden Baltezar retomaba su lectura, pero no podía leer, su mente seguía en la escena que había presenciado en la mañana, tratando de entender cómo dos magos que parecían tan insignificantes como Lucien Longbottom y Solomon Santos habían Logrado hacer los Expeliarmus múltiples, más aún, la consternaba el por qué la escena le resultaba tan extrañamente familiar, tarde o temprano tendría que comprobarlo por sí misma.

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Cuando Harry y Ginny voltearon hacia el lugar desde donde alguien les había hablado, se encontraron con un hombre más alto y corpulento que Harry a pesar de ser de la misma edad, su pálida y pecosa piel tenía decenas de cicatrices y su larga cabellera pelirroja caía por un costado del rostro cubriéndole un parche donde debía de haber estado su ojo izquierdo, vestía una variante del uniforme de los aurores, sólo que agregaba gruesos brazaletes de cuero negro con remaches grises que terminaban en enguantadas manos, botas negras con hebillas del mismo color y puntas de acero, correas de cuero que cruzaban su torso, en una de las cuales guardaba su varita y un abrigo café oscuro, a la escasa luz de la cabaña hubiera sido una perfecta representación del fallecido Ojoloco Moody cuando este fuera joven, pero se trataba de alguien que la célebre pareja de aurores conocía perfectamente - La pregunta debe ser cómo atraparemos a este demente - habló el recién llegado.

- ¡Ron! - exclamó la pelirroja al ver a su hermano, sólo que su expresión no era precisamente de agrado ni alegría de verlo.
- ¿Se puede saber qué haces aquí? - cuestionó Harry con molestia, era imposible creer que aquellos magos que ahora se miran con frialdad fueran antes los mejores amigos del mundo.

- Si de mi dependiera no te lo diría Potter - contestó secamente Ronald Weasley - pero debo hacerlo. El Ministerio de Magia, ante los incompetentes resultados de ustedes dos en la captura de Neville Longbottom, me ha comisionado a mí para ayudarlos, piensan que no van a tener las agallas de hacer lo que sea necesario cuando llegue el momento -

- No puedo creerlo - cuestionaba la pelirroja.
- Pues créelo hermanita, este caso requiere a alguien de mis características y con mi experiencia en la lucha contra las artes oscuras-

- ¿De qué hablas Ron?, tú ya no eres un auror, eres sólo un mercenario, un caza recompensas, dejaste de seguir los códigos de justicia desde hace años -

- Pero yo seré el mago que le entregue la cabeza de Longbottom al Ministro - concluyó Ronald Weasley antes de desaparecer en una negra voluta de humo ante los Potter.


CAPÍTULO CUATRO: La nueva maestra


- ¡No puedes hablar en serio Kingsley! - alegaba furioso Harry Potter luego de prácticamente derribar la puerta del departamento de aurores y dirigirse a la oficina del Director. Frente a él estaba un mago de unos sesenta años, alto, delgado, de piel oscura, ojos grandes y calvo; Kingsley Shacklebolt es el jefe directo de Harry y peleó en la batalla de hace veintitrés años, uno de los pocos sobrevivientes de la antigua generación de magos. El experimentado auror lo observaba fríamente, esperaba esa reacción y tenía preparadas las palabras que iba a decir. Apoyó sus codos en la mesa de ébano y le habló con su ronca voz.

- Te recomiendo que te calmes Harry - habló Kingsley con sorprendente deferencia - no querrás que te suspendan en este preciso momento, aún tienes mucho por hacer -
- ¡Sólo quiero que me digas por qué lo mandaste a él! -
- ¡Yo también quiero saberlo! - agregó Ginny apareciendo por la entrada.
- Tanta hostilidad hacia él me entristece, considerando que hablamos de tú hermano y tu mejor amigo - dijo Kingsley mirándolos -
- Él ya no es mi amigo - contradijo Harry.
- Yo casi no lo siento como un hermano - agregó Ginny un tanto dubitativa, le costaba aún asumir semejante concepto.
- Es una pena que las cosas llegaran a tal extremo. Pero no hay nada que puedan hacer, es una orden directa del Ministerio que Ronald Weasley trabaje con ustedes en la captura de Neville Longbottom -
- No entiendo señor - cuestionó Ginny sentándose en una banca - ¿Por qué el Ministerio lo envía precisamente a él? -

- Ante todo Ginnevra yo no tengo ninguna queja ni reclamo en contra de ustedes, desde que trabajan para mí su desempeño siempre ha sido sobresaliente. Pero esto es diferente, el Ministro piensa que el vínculo afectivo que tienen con Neville Longbottom al haber sido amigos durante tantos años puede... menoscabar vuestro desempeño - los Potter miraban a su jefe indignados - cree que con la ayuda de Ronald Weasley podrán disipar sus emociones y actuar profesionalmente -

- ¡No puedo creerlo Kingsley! - refutó irascible Harry - ¡Ron dejó de seguir las normas del Ministerio desde hace años tú mismo por eso lo expulsaste, es un caza recompensas, no tiene escrúpulos en usar los medios más bajos para llegar a su presa... recuerda lo que hizo con...! -

- ¡Es por eso que el Ministro me quiere a mí para el trabajo Harry! - señaló Ron Weasley apareciendo por la espalda de su hermana - Hola Kingsley ¿Me extrañaste? - habló sarcásticamente al moreno jefe de la división de aurores - Ustedes no atraparán a Longbottom hasta que sea demasiado tarde, cuando ya haya matado más gente, lo único que harán será jugar a ser criminalistas muggle y recoger las migajas que les va dejando y si por milagro algún día dieran con él... recuerda lo que ordenó el Ministro Harry, no desea el más mínimo indicio de magos oscuros, Neville Longbottom ni siquiera tendrá derecho a un juicio de ser capturado, la orden implica ejecutarlo isofacto -

- ¿Crees que no sé cuales son las ordenes del Ministro Ron? - intentó cuestionar desafiante Harry - ¿Crees que no seguiremos nuestras órdenes llegado el momento? -
- Claro que no lo harán... los años los han puesto... blandos no tienen lo que se necesita no podrán matarlo, pero yo sí, lo atraparé a él y a su cómplice -
- Ron - intentó contradecirlo su hermana - Alejandro Santos no puede ser cómplice de Neville, ayer su hijo me dijo que había muerto hace unos pocos días -
- ¿El hijo de ese miserable está en Hogwarts? - inquirió Ronald Weasley enfureciéndose de improviso - ¿desde cuando? -
- Desde hace años - contestó Harry - entró junto con Rowen y los hijos de Neville -
- ¿Y NO PENSABAN DECÍRMELO NUNCA? -
- ¿Para qué? - habló Ginny - No hemos tenido mucho contacto últimamente y sabemos que ese tema no te es muy agradable -
- Así que el hijo de Alejandro santos está en Hogwarts - concluyó el pelirrojo generando una maliciosa expresión - y te dijo que su padre había muerto hace poco. Sólo hay una forma de confirmarlo.


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Un nuevo día de clases ha dado comienzo en el colegio Hogwarts y con él nuevas noticias sobre el tema de moda, irónicamente hablando, en todo el mundo mágico; la persecución del asesino Neville Longbottom. Al igual que el día anterior, cada alumno en el gran comedor tenía en sus manos un ejemplar de El Profeta con la noticia encabezando la primera página, en esencia era lo mismo: Neville Longbottom sospechoso de asesinato usando hechizos de magia oscura y los Potter eran los encargados de atraparlo y ejecutarlo de ser necesario. Pero había tres datos nuevos: volvía a usar el término El que no debe ser nombrado, para referirse a Lord Voldemort en una clara demostración del temor generalizado que comenzaba a crecer en la comunidad mágica; el nombre de víctima esta vez era Dean Thomas, pintor de renombre que vivía sólo en una cabaña en el corazón del bosque Frai James en Leeds; Mencionaban el nombre de Alejandro Santos, antiguo profesor de Defensa contra las artes oscuras de Hogwarts y actual Director de la escuela de Magia San Salvador en Sudamérica, como posible cómplice Longbottom; por último a los Potter se sumaba en la persecución de Longbottom el ex - auror Ronald Weasley.

- Es mi tío - habló preocupadamente Rowen Potter desde su asiento en el gran comedor, su tono de voz evidenciaba que no veía como buena noticia la incorporación de Ron a la cacería, pero se obligó a sí mismo a callarse cuando advirtió que sus compañeros lo miraban extrañados. Intentó desviar su mirada y se encontrón con Lirioh en la mesa de Ravenclaw afortunadamente más calmada que el día anterior, volteó hacia la mesa de Hufflepuff y se encontró a Solomon estrangulando el periódico con rabia - pero ayer dijo que su padre murió hace poco... ¿por qué lo mencionan como sospechoso? - pensaba Rowen mientras volvía a su taza de leche, con la idea de dejar existía algo que aún no advertía.

- David no está - le susurró Lucien al oído - la profesora McGonnagal debe habérselo llevado -
- ¿David.. qué David? - interrogó Rowen logrando un elevación de ojos de su amigo en señal de contrariedad, en vano le indicaba un nombre en el diario, iba a tener que decírselo.
- Y dices que yo soy el distraído... David Thomas... el hijo de Dean Thomas... el pintor que fue asesinado... va en cuarto año en nuestra casa... ¿No lo recuerdas? El niño alto moreno y crespo que siempre hace los dibujos de los carteles del equipo de Quiditch -
- ¿Y se llama David? - preguntó nuevamente Rowen, demostrando su poco conocimiento de los nombres de sus compañeros.

- Claro que sí genio - susurró molesto el joven Longbottom - y si te acuerdas de lo que dice en el diario encontraron a su padre muerto y se supone que fue mi padre quien lo mató; si te das cuenta ahora no está porque la Directora debe habérselo llevado para evitarle lo que nos pasó a mí y a mi hermana ayer -

- Ya... ya entiendo, pero por qué me lo dices -
- porque él te admira, eres su ídolo Rowen, debes hablar con él, darle tu apoyo en estos momentos, lo haría yo pero probablemente no quiera verme, mal que mal mi padre es sospechoso de matar al suyo -
- No exageres Lucien... nadie te condena por nada, no es tu culpa si el profesor Longbottom hizo o no hizo aquello por lo que le acusan - pero Rowen estaba mintiendo, él había escuchado a los demás murmurar sobre el profesor Neville y de que sus hijos, Lucien y Lirioh debían saber dónde estaba. El pelirrojo sí notaba las miradas desconfiadas de los demás en la mesa, pero no querría que su amigo se diese cuenta.

Los ruegos de Lucien de que el desayuno terminase pronto fueron escuchados y la orden fue dada, rápidamente fueron a sus respectivas salas comunes ya que la primera clase comenzaría pronto, para los de séptimo año era Defensa contra las artes oscuras - ¿Te diste cuenta? - apremió Solomon acercándose a su amigo Longbottom - esta va a ser la primera asignatura en que las cuatro casa trabajarán juntas, al menos desde que nosotros estudiamos aquí - efectivamente desde hace siete años que absolutamente todas las asignaturas se dividieron en dos bloques, Hufflepuff con Ravenclaw y Gryffindor con Slytherin - al parecer la nueva maestra pidió esta modificación para tener más tiempo de clases con nosotros -

- Lo que me faltaba, más horas de Defensa - y era que a Lucien le desagradaba esa materia más que ninguna otra no porque no fuera hábil, mal que mal había llegado hasta séptimo, sino que no le gustaba la confrontación. Pero todas sus frustraciones se disiparon cuando la vio. Moviéndose con la elegancia de un ninfa entre los Slytherin que parecían abrirle paso como quien despliega la alfombra roja para que pase una reina, su figura esbelta y piel pálida parecían las de un ángel ante los soñadores ojos de Lucien. Eden Balthezar se sabía a sí misma blanco de las miradas de todos, pero parecía no importarle, como si no existiera más nadie en todo el salón que ella. Solomon miraba a su amigo divertido y lo sacaba del camino de la joven Slytherin antes que esta se diese cuenta de lo idiotizado que estaba Lucien.

-Tú definitivamente estás enamorado de ella amigo - concluyó el robusto Hufflepuff cuando logró que Lucien reaccionara - mejor pasemos, la profesora Montalbán ya debe estar esperándonos -
- ¿Cómo es que recuerdas el nombre? - preguntó el joven Longbottom.
- ¿Cómo es que tú no lo recuerdas? -
- ¿Montalbán? - preguntó Lirioh apareciendo por la espalda de ellos en un insipiente intento de limar asperezas con Solomon después de haberle apuntado con una varita el día anterior - ese apellido no es inglés ¿No es acaso de donde tu vienes, no es...? -
- ¿Latino? - completó la pregunta con un dejo de mordacidad - lo dices como si fuera de otro planeta - la rubia Ravenclaw lo advirtió y se sintió avergonzada, pero Solomon no le dio tiempo a discutir ya que entró en la sala dejándola con la palabra en el aire, como tantas veces ella había hecho con él.
- ¿Estás bien? - interrogó Lucien que a pesar de lucir siempre distraído había notado la reacción - Nunca eres así con mí hermana, ni siquiera cuando te desprecia -
- No pasa nada... estoy bien - le contestaba Solomon tratando de sonreír
- ¿Es por lo que salió en el diario... cierto? - cuestionó Rowen apareciendo tras las espaldas de ellos, su tono de voz era deferente y preocupado - ¿sobre tu padre? - Lucien y Lirioh hubiesen esperado una reacción violenta de Solomon, pero este se limitó a asentir con la cabeza sin mirarlos mientras espontáneamente los cuatro entraban juntos en el salón de Defensa.

La sala de defensa contra las artes oscuras lucía cambiada en relación a otros años; con un encantamiento amplificador aumentaron sus dimensiones al doble; en las paredes retratos animados de diferentes criaturas mágicas relacionadas con lo oscuro, algunas de las cuales sólo habían oído hablar pero de las que se sospechaba estaban ya extintas; diversos accesorios de detección de magia oscura; en el centro se extendía un largo tablero de duelos y hacia el fondo las sillas frente a una tela blanca. Los estudiantes tomaron asiento, eran muchos que tomaban la asignatura, pero el espacio era suficiente.

Una mujer apareció por la puerta del despacho del profesor, tendría más de treinta años, sumamente atractiva y aquello era obvio al producirse un silencio generalizado de los alumnos que no eran capaces de cerrar sus bocas, su silueta voluptuosa estaba enfundada en un ajustado y corto vestido negro de dos piezas que combinaba con dos largas botas, su atuendo era más del estilo muggle que una simple túnica mágica. Su cabello era castaño largo y liso, su piel trigueña perfectamente bronceada y hermosos rasgos latinos, a pesar de que habló con un perfecto inglés - Buenos días a todos, mi nombre es Ethien Montalbán y este año impartiré la asignatura de Defensa contra las artes oscuras para todos los cursos. Imagino que se preguntarán de donde vengo, cual es mi experiencia y por qué junté a las cuatro casas en una sola clase; vengo enseñando desde hace diez años en la Escuela de Magia San Salvador en Sudamérica y mi competencia académica es reconocida en todo el mundo mágico, por eso la profesora McGonnagal me buscó específicamente a mí para la materia; mi especialidad es el uso de la magia en objetos muggle porque como han de imaginar soy de ascendencia muggle; y como tengo mucho que enseñarles he pedido que junten las casas para duplicar los horarios de clase y así aprendan verdadera defensa - la profesora Montalbán continuaba relatando su currículo, con toda la soberbia que podía tener alguien con su experiencia, se notaba gran experticia en sus ideas, pero la verdad era que sólo las mujeres escuchaban lo que hablaba, la mayoría de los hombres la miraban y asentían con la cabeza embobados. La profesora dejó su bolso sobre la mesa y los miró decididamente - ¡Saquen sus varitas y hagan parejas, haré un examen práctico diagnóstico! - con un movimiento de su varita apartó las sillas y el enorme tablero de duelos se hizo aún más ancho, lo suficiente para que todos cupiesen sobre él - ¿No me escucharon? ¡Hagan parejas! - insistió la profesora un tanto consternada por la lentitud de reacción de los estudiantes, lentamente fueron haciendo parejas. Alguien tocó la puerta del salón y esta se abrió, era la profesora McGonnagal que hacía su entrada saludando solemne a la profesora Montalbán - Me he tomado la libertad de invitar a la Directora para que vea este diagnóstico y de paso me ayude con algunas cosas. Bien... sólo encantamientos de desarme... ¡Ahora! - los alumnos no estaban acostumbrados a los duelos así que no sabían muy bien cómo enfrentarse salvo Lirioh Longbottom, Rowen Potter y la Slytherin de apellido Balthezar por parte de los de su casa - No esta mal, pero podría estar mejor... tal ves si le añadimos complicación extra... Silencio - pronunció mientras sacudía su varita y todos perdieron la capacidad de habla, algunos intentaron lanzar los encantamientos pero les fue imposible y era realmente irrisorio ver sus cómicas caras de esfuerzo al intentarlo - Interesante - habló la profesora, pero veámoslo con más dificultad... Diffindo - exclamó y el tablero de duelos se dividió en tantas porciones como parejeas de alumnos habían - Wingardium Leviosa - pronunció nuevamente y todas las minitablas comenzaron a flotar independientes unas de otras, la profesora McGonnagal comenzó a hacerlas moverse en todas direcciones.

La mayoría cayó inmediatamente entre risas y gritos de dolor enmudecidos por el encantamiento silenciador sólo unos pocos se mantuvieron sobre sus tablas hasta el final; Rowen y Lirioh utilizaron un encanta miento adhesivo para sujetar sus pies a la tabla y se equilibraban jactanciosamente, Lucien perdió el equilibrio al fijarse por escasos segundos en la joven de Slytherin, pero logró conjurar el hechizo adhesivo a tiempo quedando en posición cuadrúpeda, Solomon se mantuvo semi hincado y transformó su mano izquierda en una garra de metal e incrustándola en la tabla. Las profesoras se miraban entre ellas y a los alumnos con muecas de satisfacción.

- Hace años que no veía algo así - comentó la directora - es como si la historia volviera a repetirse -
- Lo sé... el parecido es asombroso, en horma y actitud - contestó la profesora Montalbán -
- ¿Pero... no le parece que fue un tanto... rudo para su primera clase profesora? -
- Lo fue profesora McGonnagal... pero era necesario -
- Si lo que me dices es verdad... Ethien, sí es necesario -
- Es muy probable que así sea, al menos ahora sabemos algo... -
-¿Podrás con esto? - preguntó finalmente la profesora McGonnagal con una mezcla de informalidad con clemencia, haciendo que su colega se pusiera nerviosa y tragara un poco de saliva - y sabes a qué me refiero -

- Debo hacerlo... - respondió la profesora de Defensa mientras hacía descender a los que habían resistido sobre los tableros. Primero habló con los demás, indicándoles una a una las falencias que había visto en ellos y que esperaba mejorasen, luego habló con los cinco. - ustedes se mantuvieron en pie - ¿qué utilizó señor Potter? -
- Hechizo Epoximise profesora Montalbán - contestaba Rowen orgulloso de que la bruja supiese su nombre.

- Ya veo... e imagino que los señores Longbottom y la señorita Balthezar también hicieron lo mismo... en el caso de usted joven Lucien, fue poco ortodoxo el quedar con los codos y rodillas adheridos a la mesa y no señor Potter, no es su apellido el único que memoricé antes de venir a clases - los tres aludidos asentían con sus cabezas, Eden más despectiva, mientras los de Slytherin reían a costillas de Rowen que lucía del color de su cabello por la respuesta que le dio la profesora - pero usted señor Santos, no sólo no usó ese encantamiento, sino que arruinó mi tablero de duelos al incrustar una metálica versión su mano en él - efectivamente Solomon no había usado el hechizo adherente sino que se mantuvo semi hincado y con su mano izquierda transformada en una garra metálica que incrustó a manera de ancla sobre el tablero - ¿puede explicarme por qué? -
- Profesora... porque e hechizo Epoximise es de carácter adherente y permanente, si lo hubiera usado no habría forma de despegar mis zapatos luego - contestó Solomon haciendo que los mellizos Longbottom, Rowen y Eden mirasen simultáneamente a sus pies en señal de desilusión.

- Correcto - habló la profesora Montalbán - ¡Muy bien clase es todo por hoy ustedes tres tendrán que irse descalzos y lamento lo de su ropa señor Longbottom! -

Minutos después Rowen, Lirioh, Solomon y Lucien abandonaban la sala de Defensa, este último quiso quedarse un poco más al darse cuenta que la joven Balthezar aún permanecía descalza sobre una mesa, pero habría sido incapaz de entablar una conversación con ella, desde el primer día de clases que le ha gustado y jamás a sido capaz de articular en su presencia más que incoherentes sílabas. Ahora sólo se podía limitar a contemplarla desde el marco de la puerta mientras ella miraba uno de los retratos. Para Lucien era la primera vez que la encontraba sola, sin la tropa de Slytherin que la acompañaba siempre, no tendría otra oportunidad de hablarle, su cerebro enarbolaba los más sublimes versos de amor para recitarle, este era el momento.

- ¡Lucien! - gritó su hermana desde el pasillo haciéndolo saltar de la impresión, sus ojos se toparon con los de la joven que ahora lo miraba inexpresiva desde la silla donde estaba sentada, el joven Longbottom se ruborizó al máximo al verse en evidencia y se fue lo más rápido que pudo.
- ¿Qué estabas haciendo allá? - le preguntó divertida Lirioh haciendo que este volviera a enrojecerse.
- ¿Acaso ibas a hablarle por fin amigo? - agregó Solomon palmeándolo en la espalda.
- Ni siquiera me lo recuerdes - concluyó Lucien cuando unas Slytherin corrían hacia la sala de Defensa llevando un par de zapatos.


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La mañana transcurrió rápidamente entre el resto de las clases habituales, Rowen publicó las fechas de las pruebas para el Equipo de Quiditch ya que como digno hijo de sus padres él era el Capitán y buscador estrella. Muchos se acercaban a él intentando convencerlo de que les eligieran, pero Rowen Potter no se dejaría convencer por baratas zalamerías, en las pruebas se vería todo.

Durante la tarde Lucien, Lirioh y Solomon se reunieron en la Biblioteca para estudiar la tarea que le habían dejado en la clase de Defensa, investigar todo o que pudieran acerca de los Dementores - No entiendo por qué la profesora nos mandó a investigar esas cosas - alegaba Lirioh mientras cerraba un grueso y polvoriento libro de criaturas oscuras - los Dementores fueron extintos durante la Gran batalla de Hogwarts hace veintitrés años -

- Perdón por la demora - dijo Rowen llegando recién a la Biblioteca - tuve que deshacerme de los del Equipo que querían discutir sobre las nuevas incorporaciones - y es que Rowen Potter era bastante popular como para dedicar mucho tiempo a los estudios.

- Antes que empecemos - habló Solomon mirando al pelirrojo - Rowen... quiero disculparme contigo por mi actitud el otro día... por haberte insultado -
- No te preocupes - contestó el Gryffindor - entiendo por qué lo hiciste, yo les había mentido al no contarles que sabía que el Profesor Longbottom era buscado... Lucien, Lirioh... perdóneme - los Mellizos lo miraban sorprendidos ante semejante muestra de humildad, fue la rubia Ravenclaw quien habló primero.

- No tienes por qué disculparte Rowen, no podías revelérnoslo - contestó la muchacha sonriéndole radiante, luego miró al robusto Hufflepuff - Solomon... yo... nunca te atacaría - el moreno sonrió levemente y asintió con la cabeza.

- A mí no me miren... yo no le he hecho nada malo a nadie - dijo Lucien sonriendo - claro... salvo cuando una vez Connor Creevey me escondió las corbatas y yo puse Hertimps en su almohada - los tres lo miraban y reían entre ellos, ya que era habitual que Lucien lanzara ocasionalmente nombres de criaturas que sólo existían en su imaginación - ahora bien... respecto a la tarea de los Dementores... - pero sus amigos lo miraban con picardía - ¿Qué? -

- ¿Hoy ibas a hablarle? - abrió el fuego el pelirrojo.
- Por fin, después de casi siete años - continuó Lirioh.
- Eden Balthezar - agregó Solomon golpeándolo suavemente en el brazo.
- ¿no crees que es un poco... difícil que tengas suerte con ella? - dijo Rowen - digo... es bastante desagradable, siempre rodeada de sus vasallos, siempre arrogante y soberbia -
- No sé a quien me recuerda - concluyó Solomon mirándolo de reojo y haciendo que los tres rieran hasta que la Bibliotecaria los obligara a callarse, pero continuaban mirando a un abochornado Lucien que intentaba desviar la vista hacia la pared.

- Miren - habló finalmente el joven Longbottom tratando de cambiar el tema - allá al fondo, debajo del Powind - efectivamente en la esquina más lejana de la Biblioteca, rodeada de libros y debajo de la estatua disecada de un cóndor que Lucien había identificado como un Powind, estaba la profesora Ethien Montalbán.
- ¿Pero qué hace aquí? - cuestionó Lirioh en voz baja - los profesores guardan sus libros en sus oficinas, nunca bajan aquí -
- Ayer también estaba aquí - añadió Solomon - vine a hacer una tarea de runas antiguas y me la encontré en esa misma mesa leyendo -
- Es linda - reflexionaba Rowen con picardía en s mirada y haciendo que Lirioh se molestara un tanto - digo... no es como las demás niñas que estudian aquí... es... -

- Solomon Santos - la recia voz de la profesora McGonnagal los hizo asustarse a todos, en la puerta de la Biblioteca estaba la experimentada bruja dirigiéndose al robusto Hufflepuff - venga a mi oficina por favor - este se asustó un tanto mientras se ponía de pie, algo en los ojos de la Directora lo preocupaba, fuese lo que fuese no serían buenas noticias para él, notó como la bruja miró unos instantes hacia el fondo de la sala y vio como la profesora Montalbán los miraba disimuladamente preocupada - y venga sólo... ustedes quédense aquí - habló finalmente anticipándose a los tres amigos que iban a pedir acompañarle.

Solomon y la Profesora McGonnagal subieron rápidamente por las escaleras en camino a la Dirección - ¿Por qué me lleva a su oficina profesora? -
- Lo sabrá cuando lleguemos -
- ¿Hice algo malo? -
- No es ese el asunto -
- ¿Entonces qué hice? -
- Lo sabrá pronto señor Santos -
- ¿Va a llamar al profesor Foe? - refiriéndose al profesor de runas antiguas y jefe de la casa Hufflepuff.
- El profesor Foe tuvo que hacer un viaje a escocia por motivos familiares, volverá la próxima semana y por favor no me haga más preguntas por ahora señor Santos, ni siquiera yo sé el por qué - ante semejante respuesta Solomon intentó cuestiona nuevamente pero la Directora lo hizo callar con una sola mirada. Finalmente legaron hasta la gárgola de roca que señalaba la entrada a la Dirección - conejo lapifors - pronunció la bruja y la enorme estatua de roca de desplazó dejándolos entrar.

Cuando Solomon llegó hasta la oficina se encontró con dos aurores que lo miraban fríamente, eran Harry y Ginny Potter - Buenas tardes señor Santos - habló el mago - lo mandamos a llamar porque tenemos que hacerle algunas preguntas, tenga la bondad de tomar asiento - era evidente el desprecio con que los Potter lo observaban y Solomon lo sabía.

- Usted me mintió señor Santos - habló Ginny - usted me dijo que su padre, Alejandro santos había muerto hace días, en aquel momento opté por creerle ya que tuve que partir con urgencia si ha de recordar, pero a la luz de la nueva evidencia nos hemos viso obligados a hablar con usted, creemos no sólo que su padre está vivo, sino que es cómplice de Neville Longbottom y que usted sabe donde de ocultan -
- Se equivoca señora Potter, en efecto mi padre falleció hace poco, es imposible que sea cómplice del Profesor Longbottom -
- ¿ESTÁS DICIENDO QUE MI MUJER MIENTE? - interrogó ofuscado Harry acercándose bruscamente al asiento de Solomon y apoyando las manos en el respaldo de la silla para acercarse más - ¡MEJOR SERÁ QUE DIGAS LA VERDAD! -
- ¡Señor Potter! - interrumpió la profesora McGonnagal antes que la situación se descontrolara - ¡Le recuerdo que se encuentra en mi despacho! -
- El sabe donde están Minerva - agregó Ginny acercándose también al robusto muchacho - ¡Deja de mentirnos! -
- Les digo que no se nada - contestaba Solomon aterrado al verlos tan furiosos y tan cerca -
- Creo que tendremos que sonsacarle la verdad - habló Harry sacando su varita y apuntándola hacia Solomon - ¡Hablaras por las buenas o por las malas!... podría usar Veritaserum contigo, pero demoraría un poco... prefiero este método, es más efectivo... ¡Apneo! - Solomon comenzó a ahogarse mientras estaba aterrado, resistiendo los deseos de llorar, no dejaría que lo doblegarse.

- ¡HARRY POTTER! - exclamó la Directora al ver que estaba por lanzar una maldición contra el alumno - ¡Se lo advierto! - pero Ginny se puso frente a ella interrumpiéndole el paso.
- ¡El Ministerio nos autorizó para interrogar al señor Solomon Santos sobre el paradero de los sospechosos, por los medios que consideremos pertinentes Minerva... te sugiero que no te metas! -
- ¡Este es mi colegio y no voy a permitir que torturen a uno de mis estudiantes! - exclamó furiosa la Directora apuntando su varita hacia Harry que mantenía el hechizo asfixiante contra Solomon. Pero una pequeña explosión verde desde la chimenea los hizo detenerse a todos. Entre el verde humo de la Red Flú un alto y fornido mago con un abrigo de cuero color café y largo cabello cobrizo contemplaba divertido la escena, era Ronald Weasley.

- ¡Vaya Vaya! - habló el pelirrojo - ¡Por fin entendiste como hacer las cosas Harry!... pero debieron avisarme que vendrían por el mocoso a interrogarlo, yo también quiero participar... pero la Profesora McGonnagal tiene razón, no es educado torturar a sus cachorros en su oficina, por lo tanto me lo levo al Ministerio - ahora su ojo derecho miraba desquiciado al pobre de Solomon que al fin podía respirar - ¡Allá sí que vas a hablar miserable! -
CAPÍTULO CINCO: El Sótano que no está en el Minsterio


- ¡NO! - gritó enardecida la Directora al ver a las intenciones del ex - auror - ¡No tienen la autoridad para llevarse a un alumno fuera del colegio sin mi autorización... y tengan por seguro que la niego! -
- Por favor... - contestaba lacónicamente el pelirrojo sin apartar su colérico ojo derecho del aterrado Solomon y atándolo con una soga mágica - esas excusas baratas guárdelas para los tiempos en que nosotros estudiábamos aquí... ¡además! - y Ron se puso de pie ahora mirando soberbiamente a la profesora McGonnagal - ¡No le estoy pidiendo su autorización... le estoy informando que me lo llevo! -
- Si este muchacho puede darnos alguna pista de donde está su padre o Neville Longbottom debemos... - habló Ginny pero fue interrumpida.

- ¡LES DIGO QUE MI PADRE ESTÁ MUERTO! - insistió desesperadamente Solomon, intentando ponerse de pie, pero recibió un violento codazo en el rostro por parte de parte de Harry que lo obligó a sentarse.
- Como decía mi mujer antes que muchacho la interrumpiese tan maleducadamente... debemos interrogarlo y como dijo el señor Weasley hace unos minutos en el Ministerio tendremos los recursos apropiados... pero no se preocupe profesora McGonnagal, se lo devolveremos - la Directora no daba crédito a lo que sus ojos veían, ignoraba donde habían quedado los nobles y valientes jóvenes a quienes tan gustosamente había enseñado años atrás, la gélida parsimonia de Harry Potter ante la conducta salvaje de Ronald Weasley y la indiferencia de Ginny una de sus alumnas más queridas... qué había pasado en todos estos años que los había convertido en lo que ahora eran.

- ¡He dicho que no se lo llevarán! - habló decidida la profesora McGonnagal sacando su varita y apuntándola contra los tres magos que hicieron lo mismo.
- ¡No pierda su tiempo profesora... - añadió sardónicamente el pelirrojo - no está en edad para duelos... y se encuentra en desventaja... el muchacho se encuentra atado como una res y somos tres contar uno -

- ¡CUENTA DE NUEVO RON! - Una resuelta voz femenina emergió de la chimenea, entre chispas y humo verde, la silueta de Luna Longbottom aparecía con varita en mano apuntando directamente al pelirrojo - Te falta demasiado azúcar en tus Rejumts para parecerte a Alastor Moody... ¿por qué no mejor te quitas ese abrigo, te cortas el pelo y vuelves a correr tras la sombra de Harry Potter? -
- Ya me parecía raro que no vinieses Lunática - contestó el pelirrojo intentando ser hiriente, ya que las palabras de la rubia había lastimado su orgullo - pero no hay nada que puedas hacer para evitar que me lleve a este muchacho -
- Por favor Luna... no te entrometas - solicitaba Ginny a la que fuese su amiga - debemos llevarnos al muchacho... -
- ¡O te llevaremos a ti! - completó Harry la frese ahora apuntando su varita contra ella.

- Dejen ir a Solomon... el no sabe nada - habló con seguridad Luna mirando de reojo a Solomon que estaba amordazado y la miraba aterrado - ¡Déjenlo ir ahora! -
- ¿Sabes una cosa Luna? - habló Harry subiéndose lentamente la manga de su antebrazo izquierdo - una de las cosas que aprendimos de cuando luchábamos contra Voldemort... ¿recuerdas?... eran buenos tiempos, tú eras más sensata y Neville no era un asesino sanguinario... bueno, él convocaba a sus mortífagos con la marca tenebrosa tatuada en el antebrazo, nosotros tenemos la nuestra - ahora dejaba ver un tatuaje de una espada que partía en dos una calavera - con tocarla con mi varita decenas de aurores llegarán por esa chimenea... así que no insistas... nos llevaremos al muchacho de aquí -
- Y ya que estás tan preocupada por él Lunática - agregó Ron acercándose un poco - y ya que viniste voluntariamente... te llevaremos al Ministerio también... verás que divertidos son los artefactos de interrogación que manejan los aurores... por cierto... ¿Es esta tu varita - el muchacho asintió con la cabeza pero se espantó cuando rompió en dos su varita - Era tuya - Luna abrió sus enromes ojos azul grisáceo en señal de miedo pero mantuvo su postura de pelea, no permitiría que se llevaran a Solomon - Llama a tus hombres Harry, esto será divertido -

- ¡Anulo Portego! - se escuchó una voz femenina desde la entrada de la oficina y una rayo celeste que golpeó la chimenea sin ocasionara ninguna reacción aparente, cuando los tres aurores miraron se encontraron con una mujer a quien no conocían - Creo que no llegará ningún auror por esa chimenea - habló la profesora Ethien Montalbán - el hechizo que lancé anula la Red Flú, así que no recibirán ayuda - aunque su voz sonaba firme y solvente la profesora de Defensa estaba aterrada por dentro al ver a Harry, Ginny y Ron, más aún cuando vio al pobre Solomon atado y amordazado - ¡Suelten al Señor Santos ahora! -
- No se quien eres... pero eres linda - contestó Ronald mirándola con el ojo derecho - tal vez seas una profesora nueva... vendré a visitarte otro... -

- ¡Ron (deja de hablar tantas estupideces...)! - exclamó en español la profesora obligándose a sí misma a callar, pero el pelirrojo la había escuchado llamarlo por su nombre.
- ¿Cómo sabes mi...? -
- Sé todo sobre ustedes tres; Harry y Ginny Potter los mejores aurores del Ministerio y Ronald Weasley... el niño terrible de la división de lucha contra las artes oscuras -
- Eso sería antes... - agregó Luna luego de aprovechar un descuido de los antagonistas y desaparecer las amarras que apresaban a Solomon - ahora sólo son un trío de magos que como no tienen nada contra que pelear inventan enemigos para perseguirlos -

- ¿NADA CONTRA QUÉ PELEAR LUNA? - interrogó furioso Harry y acercándose a una gaveta donde él recordaba guardaban el pensadero de Dumbledore, llevo su varita a la propia sien y extrajo un hijo de luz plateada dejándolo caer en la fuente - ¡Ve con tus propios ojos la verdad! -

Uno a uno todos los presentes observaron el recuerdo que Harry había dejado en el pensadero, era de cuando habían encontrado los restos mutilados de Justin Finch Flentchey y Dean Thomas - El que hizo esto está más allá de lo que podamos diferir ahora Luna... todas las evidencias apuntan a tu esposo y debemos detenerlo antes que vuelva a matar -
- ¿Y cómo lo piensan detener... matándolo? - preguntó ahora la Directora.
- Esa es la parte divertida de la historia - contestó Ron intentando atar nuevamente a Solomon con la varita, pero siendo detenido con brusquedad por la profesora Montalbán.
- ¿No eran amigos antes acaso... después de tantas cosas que debieron compartir juntos... sólo lo matarás y ya? -
- Son las órdenes del Ministerio profesora... Montalbán - contestó Ginny - y este muchacho puede saber el paradero de su padre, quien está ayudando a Longbottom -

- Alejandro Santos está muerto - contestó la profesora de Defensa - puedo dar fe de eso... yo trabajaba con él en la Escuela de Magia en Sudamérica -
- ¡Entonces...! - reflexionaba Harry mirando a la bruja proveniente de Sudamérica - ¡si tú enseñaste allá... entonces debes conocer a...! -

- ¡BASTA! - exclamó Solomon poniéndose entre los aurores y las mujeres que lo defendían hasta ese entonces - ¡Esto no se trata de si yo sé o no algo acerca del paradero de mi tío Neville... es acerca de u rencor que ustedes tres guardan hacia mí por algo de lo cual no tengo culpa! - no Harry, ni Ginny ni Ron se atrevieron a negarlo, sólo lo miraban impávidos - mi padre está muerto... ya se los he dicho... por favor... no insistan más con eso... es demasiado... - Solomon no podía contener las lágrimas, la profesora Montalbán y la Directora intentaron ir a consolarlo, pero Luna estaba más cerca -

- Nada mejor que una dosis de melodrama barato para abrir el apetito - dijo Ron despertando la ira en los ojos de Ethien y Luna - pero no les creo... así que me llevo al muchacho... y a ti también Lunática... ¡Y si no deshaces el hechizo que hiciste en la chimenea para largarnos de aquí te juro que te lanzaré una Maldición! -
- No creo que puedas - recusó firmemente la profesora de Defensa apuntándolo.
- No... - la mano de Solomon bajaba la varita de la profesora Montalbán, el robusto alumno de Hufflepuff se encontraba de pie frente a ella con los ojo irritados por el llanto pero con la voz más segura que podría tener - profesora McGonnagal... profesora Montalbán... tía Luna... no se arriesguen más por mí... iré con ellos -
- ¡No Solomon! - contradijo la profesora de Defensa - no tienes que hacer esto -
- Tengo que hacerlo, es la única forma de limpiar el nombre de mi padre de que paren los rumores de que es cómplice de un asesino... y No tía Luna... confío plenamente en el profesor Neville... y no señor Potter... no se donde está, Lucien y Lirioh tampoco así que no necesitará interrogarlos... así que llévenme de una vez -
- Muy bien - respondió Ron Weasley - si insistes... incarcer... - pero antes que conjurase las cuerdas su varita salió disparada de la mano.
- No lo ates como a un criminal... que no lo es - habló la profesora Montalbán - ¿No ves que va voluntariamente? -
- Yo también iré voluntariamente - agregó Luna poniéndose al lado del joven Hufflepuff y abrazándolo cálidamente - no dejaré a mi sobrino en manos de ustedes tres y si con esto evito que mis hijos tengan que ser interrogados iré gustosa -
- Perfecto - ultimó la pelirroja acercándose a la chimenea - entonces deshaz el hechizo sobre la chimenea para que nos vayamos -
- ¡Un momento! - exclamó la profesora McGonnagal - ¡yo iré con ustedes! -
- De ninguna manera - objetó Harry - usted no es sospechosa ni puede abandonar el colegio -
- Pero yo si puedo - contradijo la profesora Montalbán - no se preocupe Minerva, yo cuidaré a Luna y Solomon... no dejaré que este trío de desquiciados les hagan daño - la experimentada bruja sopesó la situación unos segundos y asintió con la cabeza, no sin antes decir unas palabras para Harry, Ginny y Ron -
- ¡No quiero volver a verlos en esta escuela! -
- Nos va a tener que perdonar... pero no creo que podamos acceder a su petición - le contestó de forma extremadamente ácida Ron Weasley - ahora... lindura... si nos haces el favor de retirar tu hechizo de la chimenea... - Ethien Montalbán lo miró con molestia mientras pasaba por su costado hacia la chimenea donde arrojo un puñado de polvos Flú.
- ¡Ministerio de Magia... división de aurores! - gritó la bruja por la entrada de la chimenea cuando una llamarada verde apareció.
- ¿Acaso no la habías hechizado para no poder usarla? - le preguntó sorprendida Ginny.
- Era lo que quería que ustedes pensaran - Ethien le contestó con total naturalidad - no te apartes de mi lado Solomon cuando lleguemos al Ministerio -


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Minutos después la Red Flú los envió a una de las entradas alternas el Ministerio de Magia. El salón de recepción era inmenso con inmaculadas paredes blancas en las que colgaban enormes retratos de antiguos Ministros de Magia y un techo encantado tan magnifico como el del Gran comedor de Hogwarts reflejaba a la perfección el fondo del mar. Funcionarios corrían e todas direcciones acarreando papeles y cajones, todos luciendo elegantes túnicas azul piedra como si fuese el uniforme de los trabajadores, sólo algunos magos y brujas más ancianos ostentabas ropajes negros que indicaban su rango superior, todo en un orden y disciplina inquebrantable.

El nuevo Ministerio de Magia no era dirigido por una sola persona sino por cuatro magos ancianos originarios cada uno de una de las cuatro casas de Hogwarts, de esa manera se aseguraría la total equidad y variedad de criterios en las decisiones, se llamaban así mismos la Gran audiencia mágica y el miembro originario de la casa Gryffindor era ni más ni menos que Arthur Weasley, el padre de los pelirrojos y uno de los pocos aún vivos del antiguo orden ministerial.

Harry Potter encabezaba la caravana, detrás suyo iban Solomon, Luna y la profesora Montalbán escoltados por Ron y Ginny que mantenía sus varitas en alto en espera de alguna reacción por parte de los prisioneros. El robusto Hufflepuff contemplaba todo a su alrededor para intentar disipar el miedo de lo que le iba a pasar y Luna no le quitaba la mano del hombro para intentar tranquilizarlo - tranquilo... todo saldrá bien -
- Lo dudo tía - contesta el muchacho - usted sabe que no me quieren mucho, en especial el señor Weasley... dudo que todo salga bien -
- No dejaré que te pase... nada - dijo la profesora de Defensa intentando calmarlo pero ella misma lucía bastante aproblemada, mantenía constantemente una mano en la cabeza y la otra en el pecho con notable expresión de dolor.
- Te sucede algo - le preguntó Luna advirtiendo su malestar.
- Hace mucho que no hago esto... no... estoy bien... sólo es un dolor de cabeza -
- Guarden silencio ustedes dos - ordenó el pelirrojo que iba tras ellas - que yo recuerde no se los permite hablar a los prisioneros -
- No somos prisioneros... copia barata de Ojoloco - contradijo Luna volteándose hacia él con fiereza - vinimos voluntariamente -
- Aún así deben guardar silencio - interrumpió la pelirroja - son sospechosos de encubrir a dos asesinos - Solomon estuvo a punto de voltearse e insultar a Ginny diciéndole que su padre estaba muerto y que no podía ser cómplice de nada, pero la profesora Montalbán le hizo un sutil gesto para que se desistiera.

- Dobla a la derecha Harry - ordenó el pelirrojo ex-auror.
- la oficina de los aurores está al final del pasillo Ron - refutó su hermana pero este sonreía maliciosamente.
- No iremos allá todavía -
- ¿De qué hablas? Kingsley esperará que... - intentó cuestionar Harry pero a comprender la expresión de su ex-amigo comprendió - me parece bien -
- ¿Adonde nos llevan entonces? - interrogó Luna preocupada por los misterioso semblantes de los dos.
- No los levamos Lunática... lo llevo - mirando al asustado Solomon para luego sujetarlo de la ropa y arrastrarlo por una esquina
- ¡SUELTALO RON...! - gritó desesperada la profesora Montalbán pero Harry las detuvo a ella y Luna con un encantamiento paralizador.
- Que Ron se divierta con el muchacho Ginny - indicó el auror - tengo la impresión de que ellas saben más -
- Entonces hagámosles Legilimancia Harry... si intentan resistirse sabremos si ocultan algo



Ronald Weasley y Solomon Santos doblaron por la derecha y abrieron una puerta negra sin rotulo, el pelirrojo murmuró unas palabras y esta se abrió dando paso a una escalera descendente. encendió sus varita para obtener algo de visibilidad ya que no había luz en las paredes; bajaron rápidamente un trayecto que duró varios minutos hasta llegar a una oscura y lúgubre estancia, luego encendió las antorchas en las sucias y rocosas paredes para permitirle a su prisionero ver ahora un tétrico escenario: las paredes manchadas de sangre seca, estacas de oxidado hierro de las que colgaban jirones de tela ensangrentada, pequeñas jaulas con púas en cada barrote y sucios grilletes colgando de la pared posterior, por pequeñas rendijas en la parte superior de las paredes entraba una gélida brisa - ¿Sabes donde estamos? - preguntó Ronald Weasley al muchacho que emitió un sonido de espanto al recordar aquel lugar -
- Por favor... le juro que no sé nada señor... no me haga daño - suplicaba el robusto Hufflepuff pero el pelirrojo no hacía caso y continuaba hablando

- Este es el Calabozo del Colegio de Magia Durmstrang en Finlandia este sector en particular está invisible para los estudiantes de Durmstrang, gracias a un ingenioso hechizo transportador conecta con el Ministerio de Magia y únicamente los aurores de más rango, entre los cuales estaba yo por supuesto, conocen la palabra mágica... usamos este lugar para interrogar a los sospechosos... pero hace tiempo que no lo utilizan... así que siéntete orgulloso.
- ¡Por favor señor Weasley... se lo juró... no se nada sobre el profesor Longbottom y mi padre está muerto... por favor déjeme ir! -

- No puedo creerte aún muchacho podrías estar mintiendo... sólo puedo estar seguro de tu palabra luego de interrogarte... Ja pero que idiota... ya te interrogamos y tú juras no saber nada y que tu miserable padre está muerto - agregaba irónicamente el pelirrojo ex-auror - tendré que probar con métodos más mágicos... Legilimens -

Durante varios minutos Ronald Weasley intentó infructuosamente explorar la mente de Solomon, pero el muchacho no iba a dejársela tan fácil y al parecer dominaba la Oclumencia mucho mejor de lo que Weasley dominaba la Legilimancia y esto lo enfurecía más - ¡VAMOS ASQUEROSA BASURA NO CIERRES TU MENTE! -
- No... no dejaré... que lo haga - le contestaba agotado pero aún desafiante el muchacho. El ex-auror continuaría intentándolo por mas tiempo, pero ya se estaba agotando y no lograba nada.
- ¡Si no cooperas no saldrás vivo de aquí! -
- Ya... le he dicho... la verdad... pero no dejaré... que lea mi mente... usted no es capaz... no tiene el suficiente poder para... hacerlo - las palabras del robusto estudiante de Hufflepuff enfurecían más al pelirrojo que apuntó su varita hacia la cabeza del joven y pronunció la maldición torturadora.
- ¡CRUCIO! -

El dolor debía de ser insoportable para el desdichado muchacho, Ronald Weasley mantenía el maleficio y reía esperando los gritos de dolor. Pero estos no llegaron, apretaba sus dientes y ojos con fuerza intentando resistir. Solomon sabía cuanto lo odiaba ese mago y de ahora ese odio era mutuo, no le iba a permitir la satisfacción de su sufrimiento y afortunadamente en parte su umbral de dolor era bastante alto. Pero sufría y bastante, cuando el pelirrojo cesó la tortura y reinició la Legilimancia su mente difícilmente mantenía el bloqueo y un recuerdo escapó. El de una joven de rubios cabellos, mejillas prominentes y enormes ojos azul grisáceo sonriéndole dulcemente - pero qué tenemos aquí... - celebraba triunfante - si no me equivoco esa debe ser la hija de Longbottom y Lunática... Lirioh creo que se llama... ¿estás enamorado de ella?... ni siquiera es tan bonita... tiene la cara de idiota de Neville - Solomon lo miraba furioso ahora pero estaba muy débil aún para luchar - Vaya... sí que la amas... e imagino que no te gustaría verla sufrir como tú... porque si no ogro nada contigo esa mocosa y su hermano serán los siguientes -

- ¡MISERABLE TE MATARÉ SI LE HACES ALGO! - gritó Solomon con lo que le restaban de fuerzas.
- ¡Entonces coopera!... ¿Dónde están Neville Longbottom y Alejandro Santos? -
- ¡Ya le dije que no sé donde está el Profesor Longbottom y ya le dije que mi pare está muerto! -
- ¡MENTIRA... CRUCIO! - continuó torturándolo el ex-auror, pero el robusto Hufflepuff continuaba resistiendo la Maldición Cruciatus sin quejarse y mirándolo con furia.
- ¡Basta! - exclamó finalmente Ronald Weasley - si continúo torturándote te dejaré tan loco como los padres de Neville y así no me sirves... tal vez después... estaba pensando... eres un jovencito muy fuerte, resistes el dolor y la Legilimencia... tengo que debilitarte... tal ves si te quito un poco de sangre... ¡Sectusempra! - un invisible corte atravesó diagonalmente el pecho de Solomon tiñéndolo inmediatamente de rojo, otro más en los muslos sangraba profusamente - comenzarás a marearte entonces lo intentaré de nuevo - lentamente la visión de Solomon se nublaba así como el resto de sus sentidos. Luego sintió una enorme presión e la cabeza como si tratasen de abrirle el cerebro con una cuchara, Ronald Weasley estaba tratando de leer su mente nuevamente, debía resistir.

- ¡MOCOSO INSOLENTE! - gritaba frustrado y enfurecido el ex - auror - ¡INCLUSO AL BORDE DE DESANGRARTE TE RESISTES... CRUCIO! - el odio en Ronald Weasley era tan grande que la maldición cruciatus era insoportable, Solomon sentía millones de clavos al rojo vivo clavarse en cada centímetro de su cuerpo y su cuerpo se retorcía entre las cadenas que lo apresaban, pero no le daría el gusto de oírle gritar. Resistió el impulso de quejarse con todas sus fuerzas p ero sentía cómo su conciencia lo comenzaba a abandonar.

- ¡Alto Ron! - exclamó la Ginny cuando apareció por la entrada a las mazmorras de Durmstrang - ¿Qué rayos estás haciendo? -
- ¡Mi trabajo! - contestó su hermano sin retirar la maldición hacia Solomon.
- ¡Estás loco... no se suponía que debías torturarlo, sólo lo íbamos a asustar! -
- ¡Eso lo decidieron Harry y tú... no yo! -
- ¡Pero lo estás matando Ron... se está desangrando y más aún lo torturas! - la pelirroja le apuntaba con la varita esperando que deshiciera la maldición, y lo hizo.
- ¡Stupefy! - el pelirrojo le lanzó un hechizo aturdidor golpeándola en el pecho y lanzándola contra una de las jaulas inconsciente - perdóname hermanita... pero debo continuar con mi trabajo... ¿En qué iba?... ah sí... ¡CRUC...! -

- ¡Expeliarmus! - una voz se escuchó en el final del pasillo y una rayo rojo golpeó de lleno en la varita del pelirrojo haciéndola volar de su mano. Solomon, apunto de quedar inconsciente reconoció la voz de quien le había ayudado y rogaba porque escapase antes de que lo mataran.

- ¿QUIÉN ERES? - Interrogó el ex - auror luego de haberse incorporado y tratar de recoger su varita, pero ante toda respuesta un silueta apareció entre las sombras y pronunció otro hechizo - ¡Coffringo! - y la varita de Weasley estalló. La figura avanzó hacia la tenue luz de las antorchas para que pudiesen ver su ojeroso, cansado pero resuelto rostro cruzado por una cicatriz en la mitad izquierda largo cabello negro con trazas blancas una barba candado y dos varitas en las manos empuñadas con ira.

Pocos minutos después Harry Potter entró violentamente listo para atacar a quien los detectores de magia habían localizado, allí bajo sus propias narices, pero no le vio por ningún lado, tras Harry corrieron Luna y la profesora Montalbán e dirección a Solomon a abrazarlo e intentar despertarlo, estaba gravemente herido con dos largos y profundos cortes en su pecho formando una cruz. - Sectusempra - murmuró al profesora de defensa, sin pensar que Luna la escuchaba. pero extrañamente las heridas estaban cicatrizadas y cubiertas por una verde pasta aparentemente hecha de hierbas - no sólo conoce los preparados curativos, sino que también las palabras que curan la maldición cortante -

- Ennervate - pronunció Harry y su esposa despertó con un fuerte dolor de cabeza - ¿Qué fue lo que pasó Ginny? -

- ¡Es lo mismo que yo quisiera saber hija! - pronunció la voz de un anciano de blancos cabellos con trazas cobrizas que entró de último por la puerta de la mazmorra, era uno de los cuatro Ministros de Magia: Arthur Weasley - ¿Qué hacían en esta mazmorra?... ¿no se supone que yo mismo la había clausurado hace años?... ¿Sabías algo de esto Kingsley? - preguntó al moreno jefe de la división de aurores 1que venía tras de él.
- No señor... actuaron sin mi consentimiento y a mí también me gustaría saber por qué -

Y mientras discutían sobre las pertinentes responsabilidades Luna y la profesora Montalbán lograron reanimar a Solomon que les sonreía aliviado - él me salvó tía... -

- Lo se muchacho susurró la rubia mirando de reojo hacia atrás y sonriendo, como si supiera que alguien estaba allí. Se puso de pie y dio unos pasos hacia la pared y alargó levemente su mano sin que nadie más la viera
- yo estoy bien - murmuró apenas Luna - los niños también... no sé cómo supiste que estábamos aquí... pero gracias a ti Solomon está bien... debes irte ahora... antes que noten tu presencia... yo los distraeré... te amo Neville -

- Por favor Ginny... diles la verdad - interrumpió Luna la conversación que el Ministro tenía con ellos - diles que ustedes querían interrogarnos a mí, a una profesora de Hogwarts y a mi sobrino sólo por las sospechas infundadas de tu hermano, diles también que tu hermano tiene motivos personales para ensañarse con Solomon, diles que trajo al muchacho hasta este lugar y lo torturó y diles que tú trataste de detenerlo pero que él te atacó ¿me equivoqué en algo? - la pelirroja dudaba en admitir o no lo que la rubia decía, hacerlo implicaría una importante sanción para ellos

- ¡No... es mentira! - contradijo Ronald Weasley desde el piso - Fue Neville Longbottom quien torturó al muchacho y te atacó a ti y a mi me hizo... ¿qué demonios me hizo? - inquirió desesperadamente al darse cuenta de que no podía mover ni sus brazos ni piernas - ¡Diles Ginny... diles que fue él! -

- ¡No! - habló Solomon mientras avanzaba apoyado e el hombro de la profesora Montalbán - ¡fue usted quien me torturó y la atacó... diga la verdad señora! - Ginny estaba acorralada, debía decir algo de inmediato

- Llegué cuando nos dimos cuenta que Ron no volvía y me lo encontré... torturando al hijo de... Santos, se suponía que lo íbamos a asustar solamente... no causarle daño, traté de detenerlo y él me atacó -
- Ron... eres un... ¿Qué demonios te pasó? - interrogó Harry a un todavía inconsciente pelirrojo al ver el estado en que se encontraba - ¿y qué te pasa en los brazos y piernas... parecen... gelatina?

- Dos palabras... - habló la profesora Montalbán - Brackium emendo al parecer quien lo haya atacado... según ustedes Neville Longbottom, se desquitó con Ronald Weasley por haber torturado al joven Santos y se preocupó de castigarlo no sólo golpeándolo hasta dejarlo peor de lo que estaba sino también de hacer que todos los huesos de sus brazos y piernas desaparezcan.

- ¿Te das cuenta Ron que si en verdad Neville fuese un asesino te habría arrancado la cabeza por torturar a Solomon? Pero en lugar de eso se preocupó de curar os efectos de la maldición que tú le lanzaste - increpó Luna al pelirrojo agachándose hasta quedar a la altura de su cabeza - y por tu estúpida y penosa actitud de niñito rencoroso al que un compañero le roba un dulce... tendrás que soportar varias semanas de regeneración ósea en San Mungo... espero lo disfrutes -

- No me quedan más dudas - concluyó el Ministro - no sólo violaron los reglamentos, sino que torturaron a un joven inocente, dejaron que el sospechoso Neville Longbottom entrase a este calabozo, atacase a Ron y más aún huyese sin que lo advirtieran... esta es mi decisión... ninguno de ustedes tres volverá a acercarse ni a este muchacho ni a la familia de Longbottom, ya han demostrado desconocer el paradero del sospechoso; quiero que lleven a Ronald a San Mungo para que reparen sus huesos... va a ser muy doloroso hijo pero te lo mereces... Kingsley hágame el favor de suspender de sus servicios a los Potter hasta nuevo aviso y mande a otro aurores a atrapar a Longbottom -

- ¡Pero papá! - cuestionó la pelirroja sonando más como una niña de quince años que como una mujer de casi cuarenta.
- ¡Señor Weasley - intentó insistir Harry pero el Ministro no daría su brazo a torcer.
- Mis disculpas por las acciones de ellos señor Santos - habló finalmente Arthur Weasley a Solomon que lo miraba con desconfianza - señora Longbottom... le garantizo que no la volveremos a molestar más ni a usted ni a sus hijos -
- Espero poder confiar en su palabra señor Ministro.

Minutos después Luna, Solomon y la profesora Montalbán se aparecían a la entrada de Hogwarts - espero que no te queden cicatrices Solomon, dile a Lirioh que te pase la pomada que le enseñó a hacer su padre, es perfecta para desaparecer las marcas -
- Hablando de eso tía... tome - el robusto Hufflepuff le entregó u trozo de papel que estaba en su bolsillo y tenía el nombre de Luna escrito - lo encontré hace unos segundos... parece que mi tío lo dejó para usted -

Solomon y la profesora Montalbán entraron en el colegio mientras Luna caminó hasta Hogsmade con la carta en sus manos.

"Amada Luna

No sabes cuanto ansío poder verte, estos días prófugo del Ministerio han sido un infierno, sólo deseo que ustedes estén bien y que confíen en mí. Si entregarme fuera la solución a los problemas y a tu sufrimiento con gusto lo haría, aún a costa de que me maten, pero tengo un motivo demasiado poderoso para continuar oculto. Algo que sólo yo puedo hacer y algo que no puedo explicarte ahora, sólo puedo decirte que ahora que el vínculo se ha roto pueden pasar cosas horrendas a menos que me haga cargo. Te juro que cuando todo esto acabe volveré a ti y a los mellizos, diles que los amo y que pienso todos lo minutos en ustedes... cuida también a Solomon".

Te ama
Neville


CAPÍTULO SEIS: El tablero y la revelación


De vuelta a Hogwarts una agotada y lastimada profesora Ethien Montalbán llevaba al joven Solomon Santos a la enfermería para que descansase, la enfermera intentó que ella también se atendiera, pero la profesora de Defensa se negó para no alarma a nadie. Ahora se arrastraba apenas por las paredes en dirección a su oficina, intentando no ser vista por nadie, después de lo que había tenido que pasar no deseaba dar explicaciones. Aún desfilaban en su memoria los acontecimientos acaecidos hace pocas horas, los desquiciados rostros de los tres aurores mientras intentaban llevárselo, lo que le hicieron al pobre de Solomon, él no sabía nada sobre el paradero de Neville Longbottom y sin embargo se atrevió a torturarlo con maldiciones imperdonables; nunca imagino que llegarían a tanto, mucho menos Ronald Weasley, lo había llevado a ese oscuro y horrendo lugar para ensañarse contra aquello que el pobre muchacho no tenía ni culpa ni conciencia. La profesora de Defensa derramaba dolorosas lágrimas entre tanto se sujetaba de una estatua de bronce con la forma de un delfín, ella misma había sido atacada violentamente por Ginnevra mientras Harry Potter hacía lo propio con Luna, pero nada comparado con lo que Ronald Weasley le había hecho a Solomon, eso era lo que más la mortificaba, la impotencia de no poder hacer más para protegerlo ni decirle que todo iba a estar bien, sólo podía hacer lo necesario y esperar a que el destino la pusiera frente al torturador para hacer justicia por su propia mano.

¿Pero había sido Neville Longbottom quien lo rescató? ¿Fue él quien llegó hasta aquel calabozo en Durmstrang? ¿Cómo podría saber de la conexión entre el Ministerio de Magia y aquel horrendo lugar a través de una simple puerta? ¿Cómo llegó hasta allí y se marchó si ser detectado? ¿Cómo logró un sencillo profesor de Herbología derrotar a quien fuese uno de las más poderosos aurores del nuevo Ministerio? ¿Cómo había logrado curar las heridas en el pecho de Solomon que no podían ser obra más que del Sectusempra? ¿Lo estaba ayudando alguien? Lo cierto era que la profesora Ethien Montalbán conocía más de alguna de esas respuestas, pero su analítica mente le impedía a toda costa aceptar todo aquello fuera del alcance de la lógica incluso aquello de lo que ella misma era responsable, en momentos así envidiaba la simpleza de Luna ante esas situaciones, para la rubia mujer no había duda alguna de que su esposo Neville había llegado hasta ese inhóspito lugar por el simple hecho de que había estado en él hace años y había derrotado a Ronald Weasley desarmándolo antes que este se diera cuenta, curando a Solomon y escapando antes que los demás llegaran. Tan imposiblemente simple que podría ser verdad.

- ¡Profesora Montalbán! - salió una estudiante de Ravenclaw de rubios y desordenados cabellos acompañada de un alto muchacho de cara redonda con el uniforme de Gryffindor, eran lo mellizos Longbottom y Lirioh quien hablaba - ¿Dónde está Solomon? - la profesora los miró por unos instantes y aplacó la mueca dolorosa en su rostro para adquirir una nostálgica expresión de dulzura.
- Ahora está bien mellizos Longbottom... pero ha pasado por algo terrible, lo dejé en la enfermería y ahora debe estar durmiendo. Vayan con él más tarde estoy segura que necesitará de sus amigos - dijo la profesora entrando finalmente a su oficina y cerrando la puerta.

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Pasaría un día entero antes que Solomon despertara del largo sueño inducido por los calmantes. Para cuando abrió sus pequeños ojos pardo rodeados de enormes ojeras que le daban, junto a su regordete rostro ahora pálido por las heridas, la tragicómica impresión a quién lo miraba de estar frente a un oso panda, o como les llamaba Lucien Longbottom...

- Oxeritium chino, viejo amigo... eso es lo que pareces - le hablaba riendo Lucien apenas despertó Solomon - si quieres puedo traerte unas hojas de eucalipto del invernadero... debes comer JE JE JE -
- Hola Lucien - contestó el robusto Hufflepuff bostezando sonoramente y frotándose sus oscuros párpados - imagino que pasaste toda la noche planeando algo lo suficientemente... jocoso para alegrarme el día -
- Te equivocas en eso amigazo... yo no pasé toda la noche velando tu sueño, fue Lirioh la que tuvo que tolerar tus estridentes ronquidos -
- ¿Lirioh dices? - inquirió Solomon en lo que había parecido un minúsculo paro cardiaco - dices que ella... ella... -
- Claro que sí... desde que te trajeron te hemos estado cuidando, tú sabes que a cierta hora tenemos que irnos a dormir pero ya conoces a mi hermana, se inventó un dolor de estómago para poder acompañarte - Solomon se sentía a sí mismo en una nívea nube flotando en el paraíso sólo para caer en el más aterrador de los infiernos.
- Pero Lucien... que yo... -
- ¿Qué hablas dormido?... ¿No crees que tantas navidades de invitado en mi casa compartiendo dormitorios no me han alertado de tus problemas para dormir, de tus ronquidos selváticos y tu costumbre de dialogar entre sueños? Si incluso hasta contestas cuando te preguntan - luego Lucien hizo ademán de estar dormido y haciendo una notable imitación de su amigo continuó la broma sin reparar en lo extremadamente ruborizado que se encontraba el regordete Hufflepuff a esta altura - no... Lirioh... no me... rechaces... oh... Lirioh... eres tan... bella... Lirioh... -

- Ya déjalo en paz hermano - interrumpió Lirioh entrando en a enfermería con una bandeja - me alegro que despertaras Solomon te traje el desayuno... y no te preocupes por lo que este bufón dice... no dijiste nada... nada que no sepa al menos - Solomon ahora estaba mucho más avergonzado ante la franqueza de la joven, pero lejos de lucir enfadada ella sonreía - quiero decir... nada referente a mí... nada... -
- Gracias por... todo... Lirioh - logró finalmente balbucear Solomon aceptando la bandeja que traía una taza de leche y unas galletas.
- En todo caso hermano, no lo molestes más - increpó molesta a su hermano, pero luego miró por encima de su hombro y sonrió maliciosa - además... no querrás que te dejemos en vergüenza frente a... ella -

- ¿Frente a quién? - interrogó Lucien en voz alta volteándose hacia donde su hermana estaba mirando. No debió hacerlo, sus músculos se paralizaron de inmediato al verla, su esbelta figura le daba la espalda pero reconocía su perfecto cabello y su irresistible aroma. A varios metros de la cama donde reposaba Solomon, en el despacho de la enfermera lograba ver tras la ventana a la joven de Slytherin que le robaba el aliento, Eden Balthezar. Ella parecía no notar que alguien más estuviese a su alrededor, ni siquiera a unas pequeñas Slytherin de segundo que hacían las veces de sus mandaderas saliendo y entrando de la enfermería - ¿Qu... qh... qué hace... ella... aquí? -
- No lo sé - le contestó su hermana mientras se aguantaba la risa junto a Solomon - tal vez vino porque estabas aquí... je je je -
- Mira como luces Lucien - continuó molestándolo Solomon - pareces una jaiva, son crustáceos que se dan en las costas de mi país, se ponen igual de rojos... JE... y ahora qué recuerdo... tú también hablas dormido -
- Es verdad - agregó la joven Ravenclaw - Oh... Eden... tu piel es del color de las Guntex noruegas y tu cabello negro como el yernan de... -
- No en serio - interrumpió Lucien - ¿Qué hace ella en la enfermería a esta hora de la mañana? -
- Practicando - contestó Rowen Potter entrando en la enfermería con aquella arrogancia que tanto fascinaba a todas las mujeres, Lirioh incluida. Pero apenas vio a Solomon cambió de inmediato su semblante - Hey Solomon... ¿Cómo estás? -
- Mejor gracias - le contestó el Hufflepuff con algo de desconfianza.
- Me alegro... - concluyó Rowen intentando cambiar el tema - como les decía yo también noté que la Slytherin venía siempre a la enfermería sin estar enferma, entonces mandé a Connor a investigar y me dijo que viene dos veces por semana a ayudar a la enfermera en la preparación de pociones curativas... ¿raro no? -
- ¿Qué tiene de raro? - cuestionó Solomon - tal ves quiera ser medimaga, recuerda que es la mejor en pociones -
- ¿Eden Balthezar, la mejor alumna de Slytherin medimaga? - contradijo Lirioh - eso es imposible, no crees Lucien - pero su hermano seguía absorto en contemplarla a lo lejos.
- Es tan... -
- No puedo creer que estés enamorado de ella Lucien - lo cuestionó fuertemente Rowen Potter mirándola con desdén - además no es por eso que todos estamos aquí ¿no? Sino para que Solomon nos cuente qué fue exactamente lo que pasó -
- ¡Rowen!... no lo presiones de esa manera - le debatió Lirioh, pero el pelirrojo tenía razón.
- Sabes que es así Lirioh, además temo que mis padres están de alguna manera involucrados en lo que te pasó Solomon, necesito saber -

- En algo tienes razón Rowen... ellos vinieron a arrestarme porque sospechaban que mi padre está vivo y ayuda al profesor Longbottom, ¡Incluso el gran Harry Potter trató de asfixiarme en la oficina de la Directora! sino fuera porque mi tía Luna y la profesora Montalbán aparecieron para ayudarme no sé que habría pasado - tanto los mellizos como Rowen Potter escuchaban perplejos el relato de Solomon -
- ¿mamá vino a ayudarte? - preguntó absorto Lucien.
- no puedo creer que mis padres llegaran a tanto - hablaba Rowen mirando el suelo avergonzado.

- ¡Pero eso no fue nada! Finalmente llegó uno más que trató de estrangularme con cuerdas mágicas hasta que la profesora Montalbán le enfrentó, uno que me llevó al Ministerio junto a los Potter, mi tía y la profesora, pero que después me raptó llevándome a un horrendo e inmundo calabozo que apestaba a sangre y donde el muy infeliz trató de leerme la mente torturándome incluso con la maldición cruciatus para debilitarme... ¡pero yo me resistí, no iba a dejar que ese miserable me doblegara, entonces trató de desangrarme usando la maldición Sectusempra!... Ese maldito es tu tío Rowen... ¡Ronald Weasley! -

Lo tenso del ambiente y las furibundas palabras de Solomon se vieron interrumpidas por el sonido de vidrio estrellándose contra el suelo. Venía del despacho de la enfermera donde una solitaria Eden Balthezar había dejado caer un frasco de poción crece huesos y tenía sus manos en la boca pero sin dejarse ver el rostro y dándoles la espalda. Inmediatamente su séquito de Slytherin corrió a auxiliarlas pero con un frío movimiento de su dedo les ordenó que se marcharan.

- ¿Vieron eso? - inquirió Lirioh en voz baja - tal vez nos estaba escuchando -
- Estamos algo lejos... lo dudo - rebatió el pelirrojo Gryffindor - además ya es hora de la clase de defensa así que vámonos -
- Yo también voy... - trató Solomon de incorporarse pero la herida en su pecho aunque cerrada aún dolía bastante así que sus esfuerzos se vieron interrumpidos a mitad de camino - creo que no -
- No te preocupes - le dijo Lucien despidiéndose junto a los demás para irse de la enfermería - la profesora Montalbán entenderá, mejor reconstrúyete para mañana, hasta luego -
- Lirioh - dijo Solomon antes que la joven Ravenclaw abandonase la sala - yo... quería... agradecerte por todo -
- ¿Para qué están los amigos? - contestó con una radiante sonrisa la muchacha antes de marcharse -

Solomon la observó hasta donde pudo y cerró los ojos apenado, amigo, eso sería siempre para ella. Tan absorto se encontraba en su melancolía que no advirtió hasta que ya era muy tarde que alguien lo observaba de pie frente a su cama, Eden Balthezar lo miraba fríamente golpeando suave y repetidamente su varita contra la palma.
- Necesito respuestas - habló la joven Slytherin.


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A la clase de defensa contra las artes oscuras fue rápida y sencilla, sólo se dedicaron a escuchar la exposición que la profesora realizaba sobre los Dementores mientras desfilaban decenas de imágenes de los antiguos y oscuros seres proyectadas desde un disco suspendido en el aire y que giraba velozmente emitiendo por el agujero central una luz que impactaba sobre el telón del fondo proyectando las imágenes con sonido, ninguno de los alumnos había escuchado nunca los grotescos y aterrado res sonidos que emitían y a pesar de tratarse sólo de una imagen era inevitable sentir la sangre congelarse.

- Me parece inaceptable que su anterior profesor de Defensa contra las artes oscuras nunca les haya enseñado a hacer patronus - aseveraba indolente la profesora Montalbán mientras los alumnos la contemplaban extrañados - tendré que enseñarles la próxima clase -
- Pero profesora - cuestionó Rowen Potter con su habitual tono de autosuficiencia - no tiene sentido que usemos patronus, los Dementores están extintos, se supone que acabaron con todos en la segunda gran guerra mágica hace veintitrés años - la docente lo miró sorprendida y luego decepcionada negó suavemente con la cabeza mirando uno de los cuantiosos libros que estaban sobre su escritorio.
- Supongo que me va a preguntar por qué en los próximos segundos descontaré cinco puntos a Gryffindor por su causa señor Potter - contestó displicente la bruja ante el asombro de todos, pero sobre todo de Rowen a quien jamás le habían descontado puntos para su casa - la respuesta es simple... el hecho que no se hayan visto Dementores en décadas no significa necesariamente que estén extintos, para que usted sepa existe la teoría que los antiguos guardianes de Azkaban son capaces de reproducirse, cómo, no quieren saberlo, semejantes criaturas de magia oscura no pueden simplemente desaparecer por lo tanto es necesario que siempre estén preparados, además el Especto Patronus es una de las técnicas más poderosas de la magia no sólo iluminan la oscuridad con su plateada luz sino que pueden combatir criaturas mágicas diferentes a los Dementores, ¿alguien sabrá decirme otra? - inicialmente nadie levantó la mano todos se miraba confundidos ante la pregunta, era una de esos momentos donde una ahora ausente Solomon Santos hubiera levantado desesperadamente su mano para responder antes que nadie. Finalmente Lucien Longbottom levantó tímidamente su mano.
- ¿El Lethifold profesora? - la reacción inicial de sus compañeros fue reírse, aparentemente Lucien había inventado nuevamente una de sus criaturas imaginarias.
- Correcto señor Longbottom - celebró la profesora ante el asombro generalizado - acaba de recuperar los cinco puntos que su compañero perdió. Muy bien clase pueden irse, como tarea para la próxima clase quiero que piensen en el recuerdo más feliz que tengan y señor Longbottom hágame el favor de avisarle al señor Santos que lo que los apuntes de esta clase los puede encontrar en el capítulo veinte de Las bestias malignas en el capítulo cincuenta del tomo dos de Criaturas de magia oscura y en ensayo hecho por Finnegan sobre Dementores y Banshees. Pueden irse -

Los alumnos abandonaron el salón y caminaban inquietos por el pasillo que daba a los jardines, algunos hablaban de Quiditch, otros hacían planes para la primera salida a Hogsmade dentro de pocas semanas, Rowen Potter despotricaba contra la profesora Montalbán en compañía de los mellizos Longbottom que se limitaban a mirarlo.
- ¡Cómo se atreve esa mujer a descontarme puntos a mí... A MÍ! - ¡Esperen a que mis padres se enteren, se está ensañando conmigo por lo que ellos le hicieron! -
- No exageres Rowen - intentaba calmarlo Lirioh con su dulce voz - no es para tanto, además Lucien recuperó los puntos... por cierto hermano ¿ De donde sacaste eso de los Let... Letihhh? -
- Lethifold Lirioh, son como alfombras vivientes de color negro que cuando cubre algo lo devoran, ¿No te acuerdas de cuando éramos niños y mamá nos contaba esa historia de tres de los seis legendarios cuando se internaron en un sector oculto de Hogwarts para recuperar un objeto mágico y tuvieron que enfrentarse a unos Lethifolds? -
- Tienes razón Lucien, recuerdo esa historia, pero pensaba que sólo era leyenda -
- Mi mamá también me la contó cuando niño - evocaba Rowen mirando sorprendido hacia alguien que venía detrás de ellos.
- Mis padres también me la contaron - agregó Solomon Santos entrando a escena, en total contraste a cómo había estado los últimos días ahora lucía perfectamente sano y animoso - la enfermera me dijo que podía irme de la enfermería, peor no pregunten cómo, no quieren saberlo, respecto a lo que decían respecto a las historias de los Seis importantes lo que cuentan no es leyenda, en verdad sucedió no han pasado muchas generaciones para que lo narrado se distorsione, ahora si me disculpan debo ir a la Biblioteca -
- Solomon la profesora Montalbán me dijo que debías revisar los... - intentó avisarle Lucien paro el robusto Hufflepuff ya se estaba alejando.
- ¡Lo sé... Bestias malignas, criaturas de magia oscura y el ensayo de Finnegan! - gritó a lo lejos antes de entrar en la Biblioteca.
- Lo que me recuerda que tengo entrenamiento de Quiditch dentro de diez minutos - dijo Rowen marchándose también dejan do a los mellizos Longbottom solos en medio del jardín.
- ¿En qué piensas hermano? -
- En una clase de adivinación, la profesora Trelawey nos enseñaba a leer las cartas, ella misma analizó las mías -
- Y qué con eso... todo el mundo sabe que esa mujer es un fraude, siempre predice que alguien va a morir o que algo muy malo te va a pasar... pero son sólo mentiras -
- Yo no estaría tan seguro Lirioh me dijo muchas cosas extrañas, de un vinculo que había sido destruido, del fin del mundo como lo conocemos y mi papel en todo esto -
- ¿No lo ves acaso Lucien? Son tontas supercherías apocalípticas para asustarte -
- No lo se hermana... es que pienso que... aquello del vínculo que fue destruido... por ejemplo antes los Potter, los Weasley y los Longbottom eran grandes amigos ¿no? -
- Sí... en la época de nuestros abuelos cuando lucharon contra Lord Voldemort la primera vez -
- También en la época de nuestros padres, recuerda cuando mamá nos contaba que de jóvenes papá, ella Harry Potter, Ginny y Ronald Weasley y Hermione Granger, eran los mejores amigos - continuaba hablando Lucien entusiasmado con la deducción que armaba.
- Incluso ahora sus hijos, nosotros seguimos siendo amigos - agregó su hermana.
- Pero ellos ya no Lirioh -
- Un vínculo que ha sido destruido - reflexionaba la rubia Ravenclaw - Yo estaba pensando en otra cosa Lucien, Solomon piensa que fue nuestro padre quien lo rescató, para eso tuvo que enfrentarse a Ronald Weasley quien estaba torturando a Solomon, si en verdad papá fuera un asesino lo habría matado, pero no lo hizo ¿Ves? Esa es la prueba de que él no mató a esas personas -
- Entonces debemos alertar a los aurores para que no le hagan daño -
- No aún Lucien... no ganaremos nada intentando convencerlos, ellos quieren a toda costa matar a nuestro padre, necesitamos alguna prueba y creo saber donde comenzar -


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Lejos de Hogwarts, en el hospital San Mungo de enfermedades mágicas un hombre sólo en una habitación maldecía a los cuatro vientos por el dolor que sentía, el ex - auror y actual caza recompensas Ronald Weasley llevaba días sufriendo el dolor de la regeneración ósea, cuando Neville Longbottom lo desarmó por la espalda y lo atacó hizo desaparecer todos los huesos de sus brazos y piernas transformándolo en un verdadero torso viviente - ¡MALDITO SEAS LONGBOTTOM... JURO QUE CUANDO SALGA DE AQUÍ TE ARRANCARÉ LA PIEL! -
- Tranquilízate hermano - habló Ginnevra entrando a la sala donde el pelirrojo se recuperaba, primero debes recuperarte -
- La regeneración ósea es larga y dolorosa Ron - agregó Harry Potter entrando también a la habitación - yo también lo sé. Pero no es por eso que vinimos, realmente te extralimitaste con el chico, por tu culpa nos suspendieron a Ginny y a mí -
- Cierra la boca idiota - contestó desafiante el pelirrojo - no hables como si fueras mejor que yo, la única diferencia entre nosotros es que yo lo acepté -
- No soy como tú Ron -
- ¿No lo eres hipócrita? Recuerda Potter, recuerda lo que tú y yo le hicimos a Draco Malfoy hace años - las palabras del pelirrojo calaron hondo en Harry y estuvo a punto de acatarlo de no ser por su esposa que lo detuvo - ¿ves viejo amigo? Eres igual a mí, también quieres la cabeza de Longbottom -
- Respecto a eso hermano - interrumpió la pelirroja - ¿Por qué Neville no te mató simplemente cuando te desarmó? Digo... te golpeó hasta cansarse, hizo desaparecer tus huesos y todo eso, pero no te mató -
- ¡En lugar de pensar en la inocencia de ese infeliz Ginny deberían estar atrapándolo!
- No podemos - contestó ofuscado Harry y golpeando con su puño la pared - ¡Nos suspendieron, tu padre dio la orden y Kingsley no se opuso! -
- Nunca has sido amigo de seguir las reglas - agregó el pelirrojo con maliciosa sonrisa.
- Me conoces Ron... es por eso que he mandado a alguien a seguirle la pista e informarme exclusivamente a mí cuando lo localice, en su calidad de fotógrafo del Profeta tiene acceso a todos los registros de avistamientos, si alguien puede encontrar a Neville es él -
- ¿A quién enviaste? - preguntó su pelirroja esposa.
- A mí - contestó un mago sonriente de baja estatura y rubios cabellos con una cámara mágica colgando de su cuello - lo que sea para mi amigo Harry Potter -
- ¡Collin Creevey! - exclamó asombrada la pelirroja - no estarás pensando en arriesgarlo a ir en busca de Neville -
- Exacto Ginny, yo encontraré a Longbottom - contestaba el mago de la cámara -
- Tienes que estar bromeando Harry - alegó Ronald Weasley desde la cama y mirando despectivamente a Creevey - cómo esperas que este bufón lo encuentre -
- tengo mis métodos Ron... por cierto te ves bastante bien sin extremidades, déjame tomarte una foto -
- ¡Ni se te ocurra Col...! - pero antes que el pelirrojo lo detuviese ya había disparado su cámara y en sus manos aparecía una foto animada de Ron.
- Mejor será que comiences ya Collin - le indicó Harry Potter palmeándolo fuertemente en la espalda - No podrás comenzar sin ayuda así que te daré acceso a todos nuestros datos para que lo investigues, pero esto quedarán entre nosotros... apenas encuentres a Neville envíanos un patronus y estaremos allí, yo seré quien lo atrape -
- No te preocupes Harry, yo lo encontraré - y dicho esto Collin abandonó la habitación del hospital.
- ¿Cómo esperas que encuentre a Neville? - cuestionó Ginny, aún disconforme por la idea de poner en peligro a Collin - además... hace días que no ha habido asesinatos -
- Precisamente - murmuró Harry con una insipiente sonrisa.


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Lucien y Lirioh lega ron hasta la sala de los Menesteres - Espinacas azules con Gerdyroots cola esponjosa - pronunció la rubia Ravenclaw y la abrieron transformada en el taller de su padre.
- Es primera vez que entro hermana -
- Yo no, vine aquí hace dos días, aunque me pregunto por qué papá nunca nos habló de este lugar antes -
- Tienes razón sólo nos contó cuando faltaban pocos días para volver a clases - dijo Lucien maravillado con la cantidad de cosas que en ese lugar habían - tal vez sabía lo que estaba por pasar -
- Y nos dejó una pista para probar su inocencia y creo que es esta - Lirioh sacó de su túnica una caja metálica color rojo con un sapo plateado gravado en su sello que decía secretos del botánico - he tratado de abrirlo pero es imposible no sin saber la contraseña, intenté todas las palabras que podrían servir y nada... tal vez tú tengas mejor suerte -

Durante la siguiente hora trataron todas las palabras que se podían significar algol sus nombres los de sus padres y abuelos, de las mascotas de plantas, criaturas mágicas reales e imaginarías, todo en vano. Los mellizos Longbottom estaban ya al borde de la frustración prácticamente acostados sobre un tatami de duelos en una esquina del taller, Lucien jugaba con unas pequeñas pelotas de colores y Lirioh recorría con sus dedos un panel de un metro cuadrado cuya cubierta parecía estar hecha de un centenar de envoltorios de dulces y ranas de chocolate, todas perfectamente unidas y alisadas como si fuesen baldosas. De pronto la rubia estudiante de Ravenclaw escribió inconscientemente el nombre de su padre en la superficie y pequeños rayos de azulina luz comenzaron a manifestarse sobre la brillante estructura ante el asombro de los mellizos. A cada segundo más y más rayos aparecían y rebotaban en todas direcciones sobre el tablero generando una intensa luz azul brillante que se eleva rectangular hasta el techo e iluminaba toda la sala, Lucien y Lirioh intentaron alejarse inicialmente pero algo en esa luz lejos de asustarlos les transmitió un sentimiento de confianza y calidez, una voz femenina emanó de la luz materializándose en ondas que la distorsionaban en cada vibración, una voz que dijo solamente dos palabras envolver a los asombrados mellizos haciéndolos desaparecer.
- Minte Fragmenti -


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Efectivamente Collin Creevey era el indicado para localizar a Neville Longbottom, sólo necesitaría los daos recopilados por los aurores y que siempre ocultaban a la prensa, con esa información ahora él tenía acceso no sólo a la investigación de Longbottom, sino a todos los casos que ha investigado e investiga la división de aurores del Ministerio de Magia. Si bien Collin apreciaba y admiraba a Harry Potter por sobre todas las cosas desde que eran sólo estudiantes él había aceptado esta misión principalmente por conveniencia, su célebre amigo estaba tan ofuscado por sus infructuosos y denigrantes resultados que no había reparado en el peligro de darle plena accesibilidad a toda esa información a un fotógrafo que veía una mina de oro en sus manos. Sólo había un secreto que jamás divulgaría, uno que juró junto a muchos más jamás revelar.

Collin era más que un simple fotógrafo mágico, era un excelente investigador, combinando la magia con sus conocimientos muggle era capaz de localizar a cualquiera y tomarle una foto, podía sorprender al Ministro de magia intimando con una secretaria o capturar la imagen de una criatura extinta, en fin él podía hacerlo. Pero no fue su magia la que le dio una teoría de donde encontrar a Neville sino su habilidad detectivesca la que tomó u mapa y determinó uniendo los lugares de los asesinatos y avistamientos la posible ubicación - Bosque Black Mathew... York - pensó en avisar a Harry y Ginny y que ellos fueran por él, pero debía asegurarse, intentar atraparlo él mismo de ser posible, los llamaría si necesitara ayuda.

En cuestión de segundos Collin se apareció a la entrada de un lúgubre bosque, tantas horas había asado recopilando los archivos de la división de aurores que no se dio cuenta de que la noche había llegado, decidido a continuar a pie desde allí sujetó con fuerza la varita en su mano derecha y la cámara colgando del cuello como un amuleto. El bosque Black Mathew no era muy diferente en lo aterrador al bosque prohibido de Hogwarts, a medida que se adentraba los árboles eran más altos y parecían moverse por voluntad propia, cientos de inquietantes sonidos animales por todos lados y los escasos rayos de luna que lograban atravesar las espesas ramas del os gigantescos árboles rebotaban en la niebla dándole un fantasmagórico carácter. Collin estaba aterrado y arrepintiéndose cada vez más de haber aceptado la oferta de Harry, pero ya había llegado demasiado lejos para desistir, seguiría buscándolo aunque su propio temor comenzara a trastornarlo.

- Yo... Yo lo encontraré... sí... Yo Collin Creevey... el mejor fotógrafo que jamás haya tenido El Profeta... sí... yo encontraré a Longbottom... yo lo atraparé... mañana saldrá en todos los periódicos del mundo mágico... Collin Creevey, el famoso fotógrafo, capturó a Neville Longbottom... Ja Ja... suena bien Collin, luego usaré todo lo que robé de la división de aurores... desenmascararé todos sus secretos... y culparán a Harry por entregármelos... eso es... tú puedes... sólo tienes que encontrarlo - comenzaba ya a hablar en tercera persona, en clara evidencia de su repentina enajenación, Collin se aferraba cada vez más a su varita mientras avanzaba errático por el bosque, su otrora alegre y gentil rostro se hallaba ahora enjuto y cadavérico, su piel comenzaba a erizarse en la cercanía de algo que estaba frente a él. Una irresistible y adictiva fuerza lo empujó a perseguir ese camino, su instinto aún le decía que la verdad estaba allí - vamos Collin... falta poco... tú serás quien lo atrape... tú los vengarás... vengarás a tus padres... a tu hermano... todos serán vengados cuando mates a Longbottom - a esta altura Collin ya estaba al borde de la locura tergiversando sus propios recuerdos, culpando a Neville de la muerte de sus padres y hermano, los primeros en la matanza de familias muggles a manos de mortífagos y a Dennis en la gran batalla de Hogwarts - yo te encon... -

Collin sintió su sangre estancarse súbitamente al ver lo que se encontraba en el centro de un pequeño claro en el corazón del bosque, de pie a unos cinco metros, eclipsado por la sombra de una fogata color verde una alta y corpulenta silueta le daba la espalda, largo cabello negro y algunas canas reflejaban el verde del inquietante fuego, lentamente la cabeza del desconocido se volteó hacia Collin con lo cual ahora pudo ver parte de sus rasgos - Eres tú... - dijo temerosamente el fotógrafo - he venido por ti - la luz de la fogata se extendió ahora por todo el pequeño claro permitiéndole ver su rostro, peor algo había extraño, algo extrañamente maligno en sus ahora ennegrecidos ojos, una mirada aterradoramente familiar, una perturbadora voz que nunca pensó volver a escuchar, en vano intentó gritar, levantar su varita un conjurar un patronus para que viniera Harry a ayudarlo, estaba paralizado ante esa perversa voz.

- Tú... sangre sucia... ¿Eres uno de los seis? -


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Lucien y Lirioh adaptaron finalmente sus ojos a la extrema cantidad de luz que los rodeaba, pero ya no estaban en el taller de su padre, sino dentro de una gigantesca burbuja de fríos colores que danzaban alegres combinándose y separándose casi rítmicamente. Los mellizos caminaron hacia el único punto que lucía diferente, al otro extremo de la burbuja una especie de agujero - debe ser la salida - pensaba Lirioh.
- es probable hermana - le contestaba su hermano también sin hablar.
- ¿Qué dijiste? -
- nada Lirioh fuiste tú la que me habló -
- mentiroso -
- no me digas así -
- yo no dije nada... sólo lo pensé - reflexionaba la rubia Ravenclaw - ¿escuchas lo que estoy pensando? -
- sí - contestó Lucien sin mover siquiera los labios - tú también puedes oír lo que pienso -
- genial... ahora tengo a mi hermanito hurgando en mis ideas -
- En primer lugar Lirioh, no creo que encuentre mucho allí y en segundo debemos llegar a ese agujero rápido - haciendo esfuerzos por no pensar en nada comprometedor los hermanos Longbottom corrieron velozmente hasta llegar a lo que ellos pensaban era un agujero. Pero se trataba más bien de una especie de imagen proyectada en la pared de la burbuja, una que mostraba un bosque desconocido para ellos, una enorme fogata de color verde y dos hombres que se miraban. Lucien reconoció al más bajo y que temblaba aterrorizado como Collin Creevey, fotógrafo de El Profeta y padre de Conrrad, el segundo era más alto y vestía una negra túnica que ocultaba sus manos, su largo pelo negro con trazas blancas le cubría desordenadamente todo su rostro, pero los mellizos lo reconocían- sin que pudieran hacer nada el mago más alto saco dos varitas de cintura y con extraños movimientos centrífugos en forma de cruz hizo que las extremidades del mago más bajo comenzaran a estirarse grotesca y dolorosamente como si fueran haladas por cuatro poderosos caballos, fue cosa de milésimas de segundo para escuchar el crujido de huesos romperse y las cuatro extremidades del desdichado fotógrafo volar en cuatro direcciones distintas. Lirioh y Lucien intentaron desviar la vista pero una extraña fuerza los obligaba mirar cómo el mago que seguía en pie y observaba el cuerpo descuartizado pero aún vivo de Collin Creevey, efectivamente estaba vivo aún y sufriendo el mayor de los dolores. Fue entonces que se escuchó un estruendo que sacudió las paredes de la burbuja en que los mellizos estaban y el mago que antes daba siempre la espalda se volteaba ahora mirándolos de frente. todos los temores de Lucien y Lirioh se habían hecho realidad, ese hombre que ahora los miraba desde la imagen y se acercaba lentamente a ellos tenía un rostro que ellos conocían de toda su vida, el rostro de su padre, sólo que sus ojos estaban completamente negros como si no hubiese nada en ellos, su sonrisa era proterva y desquiciada y sus movimientos eran grotescos e insanos, alternando pasos lentos con violentas sacudidas para volver nuevamente a esa enferma mirada.

Cómo quien despierta de una espantosa pesadilla los hermanos Longbottom despertaron en el taller de su padre en la sala de los Menesteres, sudorosos, ahogados, con el corazón apunto de estallar pero principalmente destrozados emocionalmente, sólo atinaron a abrazarse llorando desconsolados.
- ¿Lo viste Lucien... Lo viste? Era papá... papá lo mató y casi nos mata a nosotros -
- Tranquila hermana... todo saldrá bien - pero ni siquiera creía en sus propias palabras, lo que acababan de ver cambiaba todas las cosas.

CAPÍTULO SIETE: La princesa de las serpientes


- Debemos hacer algo Lirioh - susurraba Lucien sin soltar el abrazo que sostenían hermano y hermana - si lo que vimos fue verdad alguien más a muerto... debemos alertar a los aurores... -
- ¿Estás loco? - le contestaba la rubia con la voz aún sollozante - ¿No te das cuenta que vimos a nuestro padre matar a alguien? -
- No podemos quedarnos sin hacer nada Lirioh, era Collin Creevey, el padre de Conrad, debemos avisarles -
- Pero... - intentó discutir nuevamente la rubia Ravenclaw pero su hermano se incorporaba decididamente ayudándola a ella también.
- Tranquila Lirioh... todo estará bien - le hablaba con absoluta tranquilidad, como si una plantación de cualquier cosa que existiese en su imaginación fuese más importante que lo que acababan de ver - no me preguntes ahora... pero estoy seguro que todo tiene una explicación -

Pero lo que no tenía explicación era el hecho que si habían entrado a la sala de los Menesteres poco después del almuerzo ahora los alumnos corrían hacia el gran comedor nuevamente, más aún se sorprendieron al caer en la cuenta de que estaban sirviendo el desayuno - ¿Cuánto tiempo estuvimos allí dentro? - cuestionó el joven Gryffindor -
- Espero que sólo haya sido un día como mínimo, me muero si estamos a fin de año - le contestaba su hermana escrutando todo a su alrededor con los ojos mientras se sentaban en sus respectivas mesas pero cercanos entre sí - mira... allí está Conrad - en efecto el aludido venía detrás de un grupo de jugadores de Quiditch de Gryffindor encabezados como siempre por Rowen Potter - tenemos que decirle... -
- Demasiado tarde Lirioh - Lucien tenía razón, en ese preciso instante decenas de lechuzas irrumpían volando en el gran comedor trayendo cartas, encomiendas y ejemplares del profeta, uno fue a dar a las manos de los mellizos.

La noticia era la temida por ellos, un nuevo asesinato, la victima el famoso fotógrafo de El profeta Collin Creevey, M.O. coincide con crímenes anteriores, sospechoso Neville Longbottom ex - profesor de Hogwarts y una sarta de frases e ilativos para completar la plana con una foto de la víctima en vida con su amplia y sincera sonrisa. Párrafo aparte merecía su familia, había dejado atrás a una esposa y dos hijos uno de ellos estudiante de Hogwarts.

El joven Conrad Creevey sentía sus fuerzas superadas mientras sus compañeros lo acribillaban a impertinentes preguntas y torpes intentos de pésame y consuelo, rodeándolo hasta el extremo de sofocarlo - ¡Déjenlo tranquilo! - ordenó con imponente voz el pelirrojo Gryffindor a los que acosaban a su amigo - vamos Conrad... te llevaré a la enfermería - la escena era casi dramática, todos guardaban silencio cuando el joven Creevey lloraba de impotencia sin ser capaz de pararse por sus propios medios, sus compañeros de equipo lo asían con fuerza casi arrastrándolo fuera del comedor entre llantos y gritos desesperados de Conrad.
- ¡¡¡NNNOOO!!!!!... ¡¡¡¡PAPÁ!!!! -

- Pobre Conrad - se lamentaba Lirioh - Debe estar deshecho -
- Mejor preocúpate por nosotros hermana - le dijo Lucien al percatarse de los ojos de todos los alumnos de Hogwarts encima de ellos, cada uno de los estudiantes que ocupaban en ese momento el gran comedor los observaban acusadoramente, como si ellos fuesen responsables de lo que le había pasado al padre de Conrad - ¿Dónde está la profesora McGonnagal para ordenarles que tomen asiento? -
- No está Lucien... ni ella ni ninguno de los profesores - efectivamente la mesa de los docentes se hallaba vacía en ese instante, cualquier esperanza de eventual protección se había esfumado.

No tuvieron ánimos de toma su desayuno, sólo querían ocultarse de las miradas inquisidoras de sus compañeros, los mellizos Longbottom se encaminaron hacia una pérgola en un lugar oculto de los jardines de Hogwarts, en el centro una estatua del anguila de Ravenclaw brillaba al contraluz de los rayos matutinos. Pero no habían llegado solos: Algunos Slytherin se acercaron a los mellizos como verdaderas serpientes alrededor de un par de conejos, Connor Montague encabezaba el grupo, secundado como siempre por los hermanos Frenk y Dorothy Vander secundados de media docena de alumnos de sexto, Montague se adelantó al grupo y los miró con irónica alegría jugando con su varita y haciendo una señal para que los demás les apuntasen. Los dos se pusieron en guardia para enfrentarlos, pero sus oponentes eran demasiados y habían dejado olvidadas sus varitas en la sala de los Menesteres, la mala memoria era una lamentable herencia de su padre.

- Ni siquiera ustedes podrán ahora negar que su padre es un mísero asesino, conversábamos hace unos minutos y sospechamos que deben saber donde se encuentran así que les extraeremos la verdad a la manera antigua. Será más aburrido sin sus varitas claro... ¿Listos? - indicó a sus compañeros que apuntaban hacia los mellizos - ¡ahora! -

Instintivamente Lucien y Lirioh se cubrieron esperando recibir el impacto de una decena de maldiciones lanzadas por los Slytherin, pero esto nunca ocurrió, incluso la sonrisa triunfal de Connor Montague languideció lentamente al darse cuenta que no lo habían obedecido - ¿Qué están haciendo idiotas? ¡les dije que dispararan! - gritó furioso el Slytherin mientras se volteaba hacia sus esbirros en espera de una explicación. Pero cuando finalmente quedó cara a cara con los suyos había otro rostro frente a él obligándose a sí mismo a callarse inmediatamente y haciendo que Lucien casi sufriese un infarto cuando miró finalmente. Eden Balthezar no dijo nada, sólo pasó entre sus compañeros y su sola presencia bastó para que desistieran de atacar y bajaran sus varitas.

- Eden... pero... ¿por qué? - la hermosa Slytherin no contestó nada, seguía mirándolo impávida hasta obligarlo a bajar la cabeza y retroceder. Eden miró fugazmente a los mellizos y abandonó la pérgola seguida de los Slytherin.
- ¿tienes una idea de lo que acaba de pasar? - preguntó Lirioh a su hermano, pero este ni siquiera la escuchó hipnotizado por el elegante alejar de Eden Balthezar; pero esta vez era diferente, la joven que le había arrancado el alma con su mera indiferencia desde primer año ahora lo había defendido.

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Horas después en la lóbrega sala común de Slytherin la discusión iba a continuar, Connor Montague intentaba a toda costa recuperar algo de la hombría perdida durante la mañana al ser literalmente humillado por Eden Balthezar e intentaría a cualquier costo resarcirse ante los ojos de los que veía como sus legítimos seguidores. Decidido bajó las escaleras y la encontró como siempre sentada en el sillón principal de la estancia siempre solitario cuando ella así lo pedía, ni siquiera los fantasmas se atrevían a molestar su tranquilidad cuando así lo solicitaba.

- Me debes una explicación Eden - sentenció rígidamente Montague, pero al joven ni siquiera parecía haberlo notado, continuaba absorta en un libro en sus manos - ¡EDEN... TE HE DICHO QUE...! - pero antes que terminase la exclamación ella ya estaba en pie mirándolo inexpresivamente.
- ¿Cuál es tu problema Montague? -
- ¿Qué cual es mi problema?... ¿acaso ya olvidaste la humillación que me hiciste pasar frente a los Longbottom hace unas horas? ¡Me desautorizaste frente a los demás! ¡Yo había dado la orden de atacar y tu me refutaste! -
- Pensabas atacar a dos personas desarmadas y en superioridad numérica Montague, no hay honor en eso, deshonras a la casa de Salazar -
- ¿Qué sabes tú acerca de Slytherin Eden?, mi padre luchó junto al Señor Oscuro cuando apenas había dejado la escuela -
- ¡No me hables del señor tenebroso como si no supiese su historia! - ahora Eden lucía extrañamente ofuscada, como nunca antes la había visto cualquiera de sus compañeros, su iracundo rostro asustó incluso a Montague - ¡Sé más sobre él de lo que tú, tu padre o toda tu familia sabrán jamás y sé que prefería asesinar a sus enemigos más poderosos batiéndose a duelo con ellos, no atacándonos estando desarmados! -
- ¿Acaso dices que los Longbottom son rivales fuertes?... no me hagas reír, Lirioh está más preocupada de buscar que Rowen Potter la tome en cuenta y Lucien es un pedazo de inútil in capaz de hacer un buen hechizo, tan torpe en la magia come lo era su padre según me contó el mío - pero sus palabras sólo hicieron enfadar aún más a Eden Balthezar que sacó su varita del cinturón, pero en lugar de maldecir a Montague con ella la lanzó lejos y se paró en el centro de la sala común.

- Atácame Montague-
- ¿Qué? -
- ¡Ya escuchaste miserable pelele, estoy desarmada... atácame! - decenas de alumnos de Slytherin se agolparon en la parte superior de la sala común para presenciar el duelo, Montague sintió una oleada de ira y venganza y la oportunidad que había esperado durante tanto tiempo de humillarla.
- ¡Stupefy! - exclamó el Slytherin pero ella lo esquivó con sorprendente facilidad - ¡Depulso!... ¡Sectusempra!... ¡Crucio!... ¡Avada...! - pero antes de que terminara de pronunciar la última maldición y luego de haber fallado todas las demás ella ya estaba frente a él y lo tomaba de la muñeca que sujetaba la varita, doblándosela dolorosamente y apuntándola hacia su propia cara.
- Dime Montague... ¿qué maldición quieres que te lance con tu propia varita? - el Slytherin miraba aterrado la desencajada expresión de cólera en la joven - trataste de lanzarme la maldición torturadora, incluso intentaste matarme... ¿qué maldición quieres que te lance? -
- Por favor Eden... - suplicaba temblando el muchacho - perdóname... yo no... -
- ¡O sí Montague... tú sí! - exclamó la muchacha lanzándole una maldición no verbal. El Slytherin prorrumpió en un desgarrador gritó de pánico ante el refulgente rayo color púrpura luego del cual todo fue silencio.

Nadie en la sala común emitió siquiera un sonido durante eternos segundos, pero eso acabaría al aflorar las primeras y tímidas risas, luego todos estallaban en sonoras carcajadas al darse cuenta de lo que pasaba. Montague los miraba confundido, trataba de preguntarles de qué se reían sólo para darse cuenta de que no podía hablar con facilidad, sus dientes delanteros crecían velozmente llegando hasta el pecho en ese momento y continuaban su inexorable avance. Desesperado y humillado salió corriendo de la sala común entre las humillantes risas de sus compañeros que no se dieron cuenta e qué momento Eden se había marchado.

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Eden Balthezar tenía una poderosa razón para haberse marchado tan rápido de la sala común de Slytherin, no quería que nadie la viese herida. Aunque había esquivado la maldición Sectusempra que Montague le lanzó, esta alcanzó a impactar su brazo izquierdo, lo sentía húmedo y tibio como si sangrara y la ropa había evitado que se notase en primera instancia, no quería ir a la enfermería ni pedir ayuda a ninguno de los profesores, su orgullo se lo impedía así que encontraría un lugar seguro y lo arreglaría ella misma.

Llegó hasta el invernadero y se ocultó en uno de los más pequeños en espera de que nadie la viera allí. Sentía su brazo cada vez más húmedo y comenzaba a latir, estaba débil y agotada, su visión se nublaba paulatinamente. Con sorprendente dolor se quitó como pudo el abrigo y contempló el daño, la sangre seca tenía de oscuro rojo su pálida piel y continuaba emanando a borbotones el vital líquido rojo a través de varios y profundos cortes. Aunque a primera vista era impactante debía concentrarse a como de lugar en curarse antes que la pérdida de sangre fuese mayor e irremediable; intentó toda la variedad de hechizos curativos pero fue en vano, entre la desesperación y los mareos lentamente Eden cayó en un peligroso pero lenitivo sueño hasta que inexorablemente se quedó dormida.

No sabía cuanto tiempo había pasado, cuando abrió sus ojos no distinguía su entorno con claridad ni tenía fuerzas para incorporarse a causa de la pérdida de sangre, intentó hablar pero las palabras no articulaban claramente, lo único que sabía a ciencia cierta era que ya no había dolor. Cuando finalmente adaptó los ojos descubrió que aún estaba en el invernadero y que ya era tarde porque los rayos del solo crepuscular se colaban por los enormes ventanales acariciando su rostro, a un costado escuchaba un extraño sonido, como si aplastaran algo con una piedra, apenas pudo voltear su cabeza hacia la fuente del sonido y notó que no estaba sola; una silueta masculina le daba la espalda y el sol ocultaba su imagen.
- ¿Quién
es? - musitó débilmente y la figura se volteó hacia ella, en la mano llevaba una escudilla de madera con algo que olía a óxido. Se hincó a su lado y le levantó con delicadeza.
- Bebe
te hará bien - habló el desconocido, Eden no tenía fuerzas para oponerse así que bebió el salado brebaje que le ofrecían. En escasos segundos comenzó a sentirse mejor, el calor llegaba hasta sus extremidades como oleadas de torrencial vida, se sentía fuerte y vigorosa como nunca, advirtió que estaba tapada con un abrigo negro con bordes rojos, los colores de Gryffindor.

- ¿Quién eres? - preguntó nuevamente Eden, esta vez apuntándolo con su varita.
- No
tranquila - intervino nerviosamente el desconocido, sólo que ahora su voz le resultaba más familiar, aquel inseguro pero soñador tono de voz lo había escuchado antes en algunas clases, nunca se imaginó que sería él -
- ¿Lucien Longbottom? -
- Sí
- contestó nerviosamente el muchacho dejando ver su rostro a la luz del atardecer - vine al
invernadero a
cuidar las
plantas de mi
padre y
-
- ¡Deja de tartamudear como un
! - exclamaba molesta la muchacha pero al darse cuenta de que su brazo antes periodo por la maldición Sectusempra estaba vendado, sin sangre y sin dolor se obligó a si misma a inhibir su habitual irritabilidad - perdón
¿qué fue lo que pasó? -
- Como
te decía
estaba cuidando las plantas de mi padre, el nuevo profesor de Herbología ni siquiera las riega así que lo hago a diario. Entonces te vi en el suelo inconsciente y en un charco de sangre, me asusté y pensé en llevarte a la enfermería pero ni la enfermera ni el resto de los profesores están en Hogwarts por el momento y asumí que no querrías ser vista
por eso te ocultaste aquí supongo -
- Tienes razón - admitió la hermosa Slytherin con algo de vergüenza de verse descubierta por un estudiante de otra casa.
- Revisé tu brazo, reconocí las marcas de la maldición Sectusempra y traté de curarte yo mismo -
- ¿Pero cómo pudiste? Traté de hacerlo yo misma y no pude
¿y cómo fue que la reconociste? -
- Mi padre me habló de ella alguna vez, me contó de cuando Harry Potter la aprendió de un libro escrito por alguien y la utilizó contra un tal Malfoy -
- Draco Malfoy - agregó Eden.
- Un profesor logró detener el sangrado con unos canticos, después supo que él mismo había creado el hechizo y sólo él podía sanarlo. Mi padre tardó años en averiguar ese cantico y después se dedicó a buscar la forma de sanar las secuelas -
- ¿Secuelas? - preguntó Eden, preocupada por su propia condición y sorprendentemente interesada en el relato de Lucien, el muchacho sentía que estaba a punto de fragmentarse de los nervios al hablar con ella por primera vez, pero siempre podía dispersarse un poco como lo hacía su madre cuando disimulaba los nervios.
- Eehh

queda algo de las marcas a pesar de los ungüentos tradicionales, y está el hecho de que una vez que recibes el Sectusempra pierdes mucha sangre, te la pueden restablecer con magia pero nunca vuelves a ser la misma -
- ¿Y qué fue lo que hiciste conmigo? -
- Limpié las heridas, detuve el sangrado y cerré las heridas con el cántico y te apliqué un compresa de Fuiltums con hojas de Rempings, eso hará que no que den cicatrices, luego te vendé y comencé a preparar la mezcla que te di -
- ¿Y qué tenía la mezcla? - preguntó Eden.
- agua y raíces de Gyrfentex, aunque la mayoría la llama
-
- raíces de sangre - completó la respuesta la joven y durante unos segundos Lucien se quedó sin habla, había esperado una mirada de extrañeza al escuchar esos nombres de plantas en los que sólo él y su madre creían y que si cualquier otro los hubiera escuchado le habría tildado de loco, pero ella no, era como si entendiese de alguna manera los nombres que él mencionaba - por eso el olor a óxido
- Eden se quitó la venda y descubrió para su sopresa que no había una sola marca de las heridas que antes había sufrido.
- limpié la sangre de tu abrigo con Gerdyroot y jugo de Gutad - dijo Lucien acercándoselo a Eden - también lo arreglé un poco para que nadie se diera cuenta y no te preocupes por mí
no diré nada de esto, aunque si quieres puedes borrar mi memoria de estas últimas tres horas.
- ¿Tres horas estuve
? No
no te borraré le memoria
pero
¿por qué me ayudaste? -
- Hice lo que tenía que hacer
además tu nos ayudaste a mí y a mi hermana temprano, era lo menos que podía hacer para agradecerte -
- Me gustan los duelos justos y ustedes estaban desarmados, no hay honor en eso -
- ¿Por eso fue que Montague te atacó? Pasé hace horas por la enfermería y lo vi con los dientes hasta los pies - Eden asintió con la cabeza y esbozó una tenue sonrisa, por alguna extraña razón no se sentía capaz de mostrarse altanera con ese muchacho de soñadora mirada. Lucien se puso de pie y le alargó la mano para ayudarla a incorporarse. Por escasos pero mágicos segundos la luz del agonizante sol teñía de cálidos colores sus rostros, el fantasioso Gryffindor y la soberbia Slytherin había quedado atrás y frente a frente eran sólo dos almas disímiles que encontraron un segundo en el tiempo - tu abrigo - dijo mientras se acercaba a la puerta - me iré ahora, espera unos minutos y haz lo mismo, no querrás que te vean conmigo
y no te preocupes, sé que cuando cruce esa puerta todo será como antes, no espero que seas amigable ni nada -
- Espera
Lucien
gracias - el joven Gryffindor sonrió aunque sentía sus piernas derrumbarse de la emoción, pero hizo acopio de su entereza y se marchó dejando a Eden sola con sus propias contradicciones.

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En la sección de daños por hechizos mal empleados del hospital mágico de san Mungo Ronald Weasley aún padece la lenta y dolorosa regeneración ósea, el dolor de sentir sus propios huesos crecer nuevamente a través de su carne lo hacía particularmente irritable, al extremo que ninguna enfermera iba gustosa a atenderlo sin recibir toda clase de improperios por parte del ex auror.
- ¡Asquerosos burócratas, déjenme ir! - Gritaba constantemente el pelirrojo desde su cama sin poderse aún mover - ¡Denme mi varita e iré por ti Longbottom! -
- Con ese aspecto tan deplorable Ron sólo lo matarás de la risa - irrumpió Harry Potter en la habitación con un triunfal semblante.
- ¿Se puede saber a qué se debe esa cara de satisfacción tuya? - pero antes de que el mago respondiera su esposa Ginnevra entró furiosa en la habitación -
- ¿¡¡Cómo pudiste!!? - interrogó furibunda la pelirroja - ¡¡todo es tu culpa!! -
- ¿Podrías ser más específica querida? - preguntó Potter con flemática tranquilidad.
- ¡Sabes a qué me refiero Harry! - Atacó otra vez su esposa - ¡Enviaste a Collin Creevey a seguir a Neville Longbottom y ahora Collin está muerto! -
- ¿Escuchaste eso Ron? - Habló Harry aparentando sorpresa - Collin murió -
-Es una pena - agregó el pelirrojo sin disimular tanto la ironía en sus palabras - no sé que hará el mundo mágico si Collin Creevey -

- No puedo creer que estén hablando así - cuestionaba Ginny al darse cuenta la nefasta actitud que tomaba su esposo al estar nuevamente al lado de su hermano.
- Tranquila cariño
las cosas pasan por algo y el sacrificio de Collin no será en vano
verás, cuando lo envié a ese bosque era porque según mi teoría Longbottom debía encontrarse allí esa noche, es como un patrón que está siguiendo, no sólo de lugares sino de personas -
- ¿Personas? -

- Claro Ginn, se está moviendo en busca de los que recuerdan, de aquellos que saben lo que nosotros hicimos hace más de veinte años y los está matando -
- Tiene lógica hermanita
está matando a los que eran nuestros compañeros y que pelearon junto a nosotros en la batalla de Hogwarts, lo que no me calza es el por qué -
- Lo sabremos cuando lo atrapemos, ahora podremos anticiparnos a sus movimientos, asumiendo que nos dejará a nosotros para el final y que ya asesinó a los que estaban más cerca creo que los siguientes serán
Los Finnegan -
- ¿Seamus y Lavender? - Agregó Ginnevra para sus adentros - tenemos que hacer algo, avisarles para que se pongan a salvo -
- No haremos eso Ginn - contradijo su esposo con inquietante parsimonia - no los alertarás de nada
vigilaremos su casa y cuando Neville ataque lo atraparemos -
- No sólo tu idea es insensata Harry, sino que olvidas que mi padre nos prohibió participar de este caso -
- Nunca he sido amigo de seguir ordenes y tú lo sabes, además ni tu padre ni Kingsley se deben enterar cierto? - Preguntó Harry observando fijamente a su esposa - bien
veo que entendiste, ahora nos vamos, que tengas un buen día Ron -
- Antes que te vayas Harry
¿Los padre de Neville siguen confinados en San Mungo? -
- No - contestó el mago - el mismo Neville lo trasladó a otro hospital hace años -
- ¿Y crees que el Ministerio de magia pueda dictar un decreto para traerlo de vuelta a San Mungo? -
- ¿Por qué? - cuestionó Ginny dudosa de la pregunta que acababa de hacer su hermano.
- Sólo respóndanme si es factible -
- Supongo que sí - contestó nuevamente Harry
¿por qué? - Pero Ronald weasle sólo sonrió condescendiente ante la pregunta hecha por el auror, un maquiavélico plan estaba maquinándose en su cabeza pero no lo haría público hasta estar él mismo recuperado para poder ejecutarlo. Sea como fuere no iba a ser benéfico para nadie con el apellido Longbottom.

Capítulo Ocho: Momentos y verdades


El día que todo ocurrió
en un desconocido lugar de Irlanda...

Neville Longbottom estaba herido, severos cortes en sus extremidades y dos costillas fracturadas eran el saldo de la descomunal caída que había sufrido; el piso de apolillada madera de la antigua casona se había fracturado en cientos de astillas dejándolo caer en una profunda y oscura caverna. Instintivamente encendió su varita e intentó vislumbrar el lugar sólo para darse cuenta de dos cosas, que no había salida y que no estaba solo. Entre las sombras delgadísimas siluetas comenzaban a sacudirse lenta y espásticamente, un olor a podredumbre se hacía cada vez más tangible a medida que las siluetas se ponían de pie y avanzaban hacia él; Neville sentía un temor que hacía años no experimentaba, no el que se genera frente a lo desconocido, sino el de recordarlo.

La luz de su varita iluminaba en los extremadamente pálidos y cadavéricos cuerpos de los Inferis, sus rostros eran carentes de expresividad, salvo grotescas muecas póstumas, sus mandíbulas imposiblemente abiertas y sus blancos ojos se sumaban al torpe andar de los no-vivos. Neville estaba rodeado en lo que parecía haber sido una trampa, intentó transportarse pero fue inútil, tendría que salir de ese agujero peleando así que sacó la otra varita de su conto y con una en cada mano gritó el conjuro Piro Serverus para transformarlas en poderosas espadas de fuego, el único pensamiento que colmaba su mente era el de la promesa que hizo de volver con su esposa y sus hijos.

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Cinco días antes
En el Colegio Hogwarts



- ¡Esto es absolutamente inaceptable! - Exclamaba indignado Rowen Potter a la salida de la clase de Defensa contra las artes oscuras, a su lado venía Lirioh que simplemente asentía con la cabeza y detrás de ellos Lucien y Solomon negaban con las cabezas riéndose - ¿Cómo puede darnos tanta tarea cuando el partido de Quiditch contra Ravenclaw está tan cerca? -
- No exageres Rowen - dijo Lucien planeándolo en la espalda.
- ¿A quién le puede interesar un trabajo sobre los Inferis? Más aún, uno de dos pergaminos como mínimo, esas cosas no se han visto en años -
- Lo que no significa que no las veamos otra vez - contradijo Solomon que miraba por los ventanales del pasillo - además no es tan difícil, la profesora Montalbán dio una lista de todos los libros que podemos utilizar, no nos tomará más de una tarde -
- Ese es el problema - agregó el pelirrojo Gryffindor - esta tarde tenemos entrenamiento con el equipo, hay muchos nuevos y necesitan ponerse en forma, no tengo tiempo para esa tarea
necesitaré
ayuda
- lo último lo dijo mirando persuasivamente a Lirioh - ¿Lirioh
tú me prestarías la tarea? -
- No puedo creer que trates de aprovecharte de Lirioh
tú tienes que hacer tu propia
- pero Solomon no alcanzó a terminar cuando la rubia estudiante de Ravenclaw ya asentía gustosa a la propuesta del pelirrojo.
- Por supuesto que sí Rowen - habló fascinada Lirioh - yo te la presto cuando la termine -
- Es que Lirioh - agregó Rowen sonriéndole con un tono mucho más Zalamero que antes - no tendré tiempo para copiarla
podrías hacer una copia extra para mí
- Lirioh lo miró dubitativa durante unos segundos pero al ver sus ojos verdes tras los cristales que la miraban como sólo él podía fue incapaz de negarse.
- Sí claro Rowen, haré una copia para ti
juntémonos después de la cena y te la doy -
- Eres un sol - exclamó agradecido Rowen pellizcando suavemente las prominentes mejillas de Lirioh y alejándose por la esquina - No te olvides que tienes que colocar cosas distintas en los trabajos para que no se note que los hiciste tú
y si puedes trata de cambiar la letra - solicitó Rowen antes de perderse por la esquina dejando a Lirioh aún sumida en la ensoñación que le provocó el que la hubiese tocado y le haya dicho que era un sol, Lucien y Solomon, en especial este último, la miraban compasivos y decepcionados. Sí bien no era un secreto el platónico amor que sentía por Rowen desde primer año, siempre como su amiga, respaldándolo y asintiéndolo en lo que él quisiera sin recibir a cambio más que someras caricias y palabras de afecto, Rowen tenía novia, Jane Federmann era una alumna de sexto año, la más hermosa y popular de toda la casa Gryffindor, era lógico que estuviesen juntos, colegios mágicos o muggle las normas sociales siguen siendo las mismas y eso Lirioh lo sabía.
- No tienes por qué hacer su tarea Lirioh - habló Solomon poniéndose frente a ella - las tareas son para que los alumnos se esfuercen en hacerlas, mi madre siempre decía eso -
- No es tu asuntó Solomon - interrumpió Lirioh dejándolos a él y a su hermano en medio del pasillo.
- No te compliques amigo - dijo Lucien al ver lo apenado que quedó el Hufflepuff - ella eligió esa forma de quererlo, así como tu elegiste la forma de quererla
ahora vamos a hacer nuestra tarea -


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De vuelta al presente, en aquel desconocido lugar de Irlanda
pero horas antes



- ¿Está seguro que están allí? - interrogó Neville Longbottom a alguien que estaba frente a él, la voz extrañamente cálida de un anciano le contestaba.
- Por supuesto que lo estoy Neville, tal vez en mis actuales condiciones no soy ni la décima parte de lo que era antes pero mis pensamientos permanecieron perfectamente, es la única manera de evitar lo que está por pasar, debes hacerlo - Neville lo observaba desesperanzado, hubiese querido una mínima bruma de esperanza en la sabia voz que le hablaba.
- Es que señor
no creo que pueda esta vez -
- Claro que puedes
ya lo has hecho antes, la primera vez siempre es la más difícil, por eso que te indiqué a uno que no te costara tanto -

- ¿¡Qué no me costara tanto!? - Exclamó furioso Neville poniéndose de pie y apuntando la varita contra su interlocutor - ¿Tienes una idea viejo miserable de lo que significó para mi matar a Justin?... ¿A Dean?... ¿A Collin? ¿Crees que ha sido más fácil cada vez? -
- ¿Y qué vas a hacer ahora
matarme? - Replicó con severidad la voz del anciano - por si no te has dado cuenta llevo muchos años muerto, sólo soy un retrato - y no cualquier retrato, sino que la pintura mágica del anterior Director de Hogwarts, Albus Dumbledore
- Sí profesor Dumbledore
un retrato, pero único en su clase, el único suyo y solo los que entramos en su oficina sabemos de su existencia
ese hechizo suyo que hace que al salir de la sala lo olvidemos es una buena manera de mantenerse seguro, hasta ahora
porque desde que usted me pidió que lo sacara de Hogwarts ya no está en la comodidad de su pared, sino en este oscuro y helado bosque de Irlanda ¡¡¡DONDE USTED QUIERE QUE VUELVA A MATAR!!! - Neville se había descontrolado, los extremadamente cansino ojos del retrato de Albus Dumbledore lo miraban fríamente, finalmente el ex profesor de Herbología se tumbó contra un árbol y sollozaba contenidamente mientras llevaba sus manos a la cabeza con fuerza
- No puedo matar a Seamus
no puedo matar a Lavender
no puedo matar a nadie más
¿Por qué no le pidió eso a Harry?... él siempre fue su favorito -
- Porque sólo tú puedes hacerlo Neville, ya te lo dije antes, ya te dije todo esto antes, en verdad que tu memoria nunca mejorará, cálmate y escucha
desde que te cié aquella tarde en la oficina de Minerva cuando ella no estaba y te explique lo que iba a pasar, te dije que los demás tal vez sería parte del problema, que sólo tú podías hacer este trabajo y sobre todo te dije que las cosas no serían como parecen, no es tan simple como piensas, no se trata sólo de matar a los que fueron tus amigos, es algo más -
- ¿Pero qué más? - Interrogó Neville al borde de la desesperación - ¡desde que comencé a hacer este trabajo que me prometió respuestas! -
- No lo se Neville, recuerda que soy sólo un retrato, mis aprontes son limitados, pero se que algo se está generando en el inframundo mágico -
- ¿El Inframundo mágico
qué es el inframundo mágico? -
- Esa
Neville Longbottom
es la pregunta que debes hacerme -

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Tres días antes
en el Hospital San Mungo para enfermedades mágicas


Ginnevra Potter acababa de abandonar la sala donde reposa su hermano aún recuperándose de la desaparición de huesos que aparentemente le causó Neville Longbottom, su esposo le pidió que los dejara solos, que tenían cosas que hacer, pero Ginny no era una mujer acostumbrada a obedecer órdenes así que dejó una oreja extensible debidamente oculta en una esquina y se dispuso a escuchar desde la habitación de junto.
- ¿Por qué Ginny no puede escuchar esto Ron? - Preguntó Harry Potter - ella es de mi entera confianza -
- Lo sé - contestó con ronca y gastada voz el pelirrojo - pero en este caso en particular es mejor mantenerla al margen -
- Creo entenderte Ron, Ginny es tu hermana pero no es
-
- ¡Ni se te ocurra mencionarla! - Exclamó furioso el ex-auror - ¡No quiero volver a escuchar ese nombre nunca más! -
- ¿Tanto la odias? - Cuestionó Harry - alguna vez los tres fuimos inseparables -
- ¡Tú lo dijiste
antes
antes de que me traicionara como lo hizo! -
- Las cosas no fueron así y lo sabes Ron -
- ¡Las cosas sí fueron así Harry
jamás la perdonaré por lo que me hizo! - pero lejos de intimidarse Harry sonrió maliciosamente.
- Tu ira hacia ella sólo demuestra que aún la
-
- ¡¡¡NO TE ATREVAS A DECIRLO!!! - gritó con tal cólera el pelirrojo que incluso su hermana que escuchaba desde la pieza de al lado emitió un gemido de temor.
- Esta bien, no nos desviemos más del asunto
háblame de tu plan -
- Antes respóndeme, ¿Lograste que el Ministerio los trajese a San Mungo? -
- Obviamente - contestó Harry con notoria satisfacción en sus palabras - ¿Ahora me dirás por qué? -

- No
te lo diré cuando esté en condiciones de moverme
yo mismo quiero ser el encargado de ejecutar este plan, ese bastardo merece que lo castigue por lo que me hizo, además
es sólo una medida de contingencia, por si falla lo que estamos planeando para tres días más -
- ¿En tres días más ocurrirá
cómo lo sabes Ron? - la mirada del pelirrojo era extrañamente oscura al momento de escuchar la pregunta de Harry, saboreó los segundos previos a responderse como si estuviese por revelar un gran secreto.

- Hay cosas Harry que no te enseñan e la academia de aurores, cosas que ninguno de ustedes sabrá nunca, una ventaja de haber sido expulsado fue la de tener acceso a todo ese conocimiento
Artes oscuras Harry, secretos a los que ni siquiera los mortífagos conocían, la existencia del Inframundo Mágico
en él todo está perfectamente claro, los asesinatos que ha cometido Longbottom, los lugares, los tiempos, todo, por eso te pedí que enviaras a Collin sin que tu esposa lo supiera, tenía que ir a ese lugar en ese preciso momento y en tres días más, en un lugar en Irlanda volverá a pasar, y esta vez será dos Harry, Seamus Finnegan y Lavender Brown son los siguientes en morir -
- Pero la idea es que lo detengamos Ron, por eso es este plan, para que yo pueda atraparlo y evitar que ellos mueran -
- Hay cosas que no se pueden evitar Harry, lo importante es prevenir el mayor de los males -
- ¿Cuál es ese mal mayor que debemos prevenir? -
- El mal y el bien coexisten en equilibrio y nunca dejará de existir uno sin el otro - ahora Harry comenzaba a entender, su recio y frio rostro enarboló una sutil mueca de preocupación, preocupación de que aquel temor casi olvidado pueda volver a amenazarlo - Veo que ya lo entiendes viejo amigo
veo que ya lo entiendes -

Pero Ginny no lo entendía, o tal vez no quería entenderlo, muchas cosas había escuchado oculta e la aviación vecina, por primera vez en años los había escuchado hablar de ella, a pesar de todo lo que había pasado y del rencor que en todos generaba era inevitable sentir un dejo de melancolía, había sido su mejor amiga, su confidente y le hubiera gustado tenerla cerca en estos momentos tan difíciles
¿Pero habría apoyado lo que Harry y Ron estaban por hacer, se habría unido a ellos como tantas veces antes, o se habría opuesto?.

Sin darse cuenta de adonde la levaban sus pasos fue a parar al pabellón de lesiones mágicas permanentes, el último lugar dentro de todo el Hospital al cual hubiese deseado ir. La larga fila de camas a ambos lados del elegante parqués ostentaban toda clase de grotescas rarezas confinadas algunas ya durante años, algunos rostros ella los conocía, desde la época en que fueran estudiantes, incluso uno que otro jugó con ella e el Equipo de Quiditch de Gryffindor, que cayeron durante la gran batalla de hace veintitrés años, sin embargo ella nunca volvió a visitarlos, era mayor su miedo que su remordimiento, miedo a lo que vería en una de esas camas en particular, la octava de la fila de la derecha, siempre oculta tras elegantes biombos verde oscuro con ribetes plateados de los cuales emergía una mujer de rubios y largos cabellos, enormes ojos azul grisáceo y un rostro soñador pero agobiado por los problemas.

- Hola Ginny - saludó la mujer con total naturalidad - ¿Qué haces por aquí?... ¿visitando amigos? -
- Luna
- musitó finalmente la pelirroja - Pero
¿Qué haces tú aquí? -
- Siempre vengo a ver a los enfermos, antes venía con Neville a ver a sus padres hasta que los trasladó, entonces seguí viniendo
están muy solos aquí, vengo y les traigo dulces, revistas, ejemplares del Quibbler y les cuento historias, la verdad ninguno habla mucho así que son excelentes receptores, incluso él - dijo la rubia apuntando al pabellón tras los biombos del que acababa de salir - es como cuando tienes una Fyntiks en un macetero, le hablas todos los día mientras la riegas y así crecen más saludables
mi esposo me enseñó
ah verdad que lo estás buscando por asesinato -

- No hablemos de eso ahora Luna, no he venido a interrogarte, estaba con mi hermano y
-
- ¡Aaahhh
te refieres al misérrimo pedazo de estiércol de Rumbitumds que torturó a mi sobrino hace unas semanas
así que aún está aquí
espera a que lo encuentre pagará por lo que le hizo a Solomon! -
- No puedes amenazarlo Luna
- pero en ese preciso instante la pelirroja encajó una de las piezas del rompecabezas que estaban armando su esposo y su hermano - ¿Dijiste que los padres de Neville no están en San Mungo? -
- Claro que no
Neville se los llevó a un hospital en Francia donde tienen mayores avances en medicina mágica para los ancianos, tú sabes, los Longbottom están algo viejos y requieren cuidados intensivos y
¿Adonde vas? -

Pero la pelirroja ya corría hacia la puerta de salida del pabellón de lesiones mágicas permanentes, había algo que debía investigar.

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En aquel desconocido lugar de Irlanda
el día en que todo ocurrió
cuarenta minutos antes


- Eso es lo que sé acerca del Inframundo mágico - concluyó el retrato del profesor Dumbledore.
- Es demasiado absurdo profesor - contestaba dubitativo Neville - si un lugar así existiese lo sabríamos -
- El hecho que no sepas de la existencia de algo no significa que no exista Neville Longbottom, tu esposa siempre dice eso - contestó el anciano con cierto aire a broma en sus palabras - El Inframundo Mágico es una teoría que se maneja entre los eruditos de las artes oscuras, probablemente Voldemort lo sabía pero nunca se preocupo, técnicamente era imposible el vínculo entre ambos -
- ¿Era imposible? -
- Los científicos muggle hablan de la materia y antimateria Neville, el fallecido Alejandro Santos era un científico también, tal vez se acercó a la verdad y por eso lo mataron -
- Mientes
Alejandro no fue asesinado, Solomon me lo habría dicho
el murió de
-
- ¿De qué murió Neville?... ¿Ves? No lo sabes, tal vez el hijo de Alejandro te lo habría dicho de no haber tenido que escaparnos, además seguramente ella le indicó guardar silencio -
- Probablemente profesor
ella siempre pensaba en todo -
- ¿Pensaba?... que yo sepa no ha muerto - contradijo el anciano del retrato con una seguridad tal en sus palabras que parecía saber algo que Neville no - recuerda
todo lo que has visto no es lo que aparenta, incluso la noche que mataste a Collin Creevey tiene una explicación -
- ¿Pero cual es esa explicación profesor? -
- Lo sabrás esta noche Longbottom, hoy sabrás por qué eres el único capaz de enfrentar lo que está por venir
te sentirás tentado por tus ojos y tus emociones, pero recuerda
confía en tu olfato, él te dirá la verdad
ahora ve a encontrar tus respuestas -

Neville ocultó el retrato del profesor Dumbledore mediante un encantamiento transformador y llegó hasta un puente de roca al final del bosque, a sus pies se extendía un tranquilo lago de negras aguas en el que se reflejaba el cuarto creciente, más allá de su camino se encontraba su objetivo, una enorme mansión enclavada sobre una meseta al otro lado del río, de rusticas paredes de madera y totalmente desprovista de luz, en la parte más alta ostentaba un pararrayos con forma de león. Neville se acercó sigilosamente hacia el costado de la casona, no se escuchaba nada, sólo el crujir de la madera por la humedad y el frío; llegó hasta la puerta entonces escuchó pasos, erráticos y cansinos, casi incorpóreos; Longbottom notó que la puerta no estaba cerrada y la empujo suavemente.

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El día en que todo pasó
casi al mismo tiempo
pero en la comunidad mágica de Hogsmade

El día de visita a Hogsmade para los alumnos de Hogwarts estaba por terminar, más tarde que ningún otro año curiosamente, los estudiantes ya se encaminaban de vuelta al colegio, pero algunos de sexto y séptimo, específicamente los del equipo de Quiditch de la casa Gryffindor encabezados por su capitán Rowen Potter, se las habían ingeniado para pasar un poco más de tiempo refugiados en el cabeza de cerdo, acompañados de cerveza de mantequilla, sus novias y cánticos alentando a su equipo los jóvenes celebraban en una euforia tal que no distaba mucho de la que acostumbran los jugadores de equipos deportivos muggle. Incluso exhibían petulantemente elegantes chaquetas con los colores de Gryffindor. Rowen se sentaba a la cabecera de la mesa al lado de su novia como si fuesen los reyes de la inusual y enfiestada corte. Jane Federmann era una joven de rubio y liso cabello, hermosa piel blanca y ojos verdes, tenía el rostro, figura y estampa de una modelo, así como el rango intelectual, pero ambos eran populares y debían de estar juntos.

- Rowen
es Hagrid - hizo la salvedad Jane - efectivamente el anciano semigigante se acercaba raudo al cabeza de credo en busca de los rezagados.
- ¡Tenemos que irnos! - indicó el pelirrojo a sus seguidores, los cuales huyeron por la puerta de atrás, salieron a un oscuro pasaje por detrás del bar y largaron a correr, Jane iba a hacer lo mimo cuando la mano de su novio la detuvo - nosotros vamos por otro camino -

Rowen Potter y Jane Federmann llegaron hasta un costado de la Biblioteca de Hogsmade, donde podrían estar cómodamente tranquilos - ¿No deberíamos volver a Hogwarts Rowen? -
- Tranquila cariño, conozco un camino secreto -
- ¿Por qué me trajiste aquí? - preguntó coquetamente su novia, pero el pelirrojo por toda respuesta la tomo del cuello y comenzaron a besarse apasionadamente, pero cualquier eventual y agradable futuro se vio lamentablemente interrumpido cuando las puertas de la Biblioteca comenzaron a abrirse, rápidamente se ocultaron tras uno de los pilares de la entrada. En ese momento Rowen no daba crédito a sus ojos, no sólo la Biblioteca estaba abierta fuera del horario de atención, sino que la que había salido tras las puerta era su madre, la bruja llevaba un trozo de papel en la mano que arrugaba inquieta, lucía extrañamente nerviosa, pero antes que su hijo pudiese dejarse ver la pelirroja desaparecía en una voluta de humo.
- ¿No era tu madre Rowen? - inquirió Jane tratando de decir algo.
- Sí
¿Pero qué estaba haciendo en la Biblioteca? - reflexionaba el pelirrojo acercándose al lugar donde Ginnevra había desaparecido. En el suelo estaba tirado un trozo de arrugado papel, el quela bruja tenía en su mano antes de marcharse, al abrirlo encontró una lista de nombres de lugares que llevaba por título las iníciales I.M., los tres primeros estaban tarjados, el cuarto tenía una equis al final.

- Hogsmade.
- Bosque Fray James
- Bosque Black Mathew
- Bosque de san Agustín. Irlanda (X)
- Bosque


La lista continuaba pero Rowen se detuvo en los tres primeros nombres, por alguna extraña razón le resultaban familiares, como si hubiera escuchado hablar de ellos hace muy poco. Tardó segundos en comprender el misterio de los lugares, los tres primeros eran los sitios donde habían asesinado a esas personas.
- Jane
debes volver a Hogwarts -
- Pero Rowen
¿Cómo voy a
? - pero antes que su rubia novia terminase de formular la pregunta el pelirrojo desaparecía ante sus ofuscados ojos.

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El Bosque de San Agustín
Irlanda
escasos minutos antes



Neville Longbottom entró a hurtadillas en el salón principal de la enorme casona, en las paredes colgaban cuadros de una feliz familia, reconoció los rostros de sus antiguos compañeros, Seamus Finnegan y Lavender Brown, ahora casado y con dos hijos, una niña de la edad de los mellizos y un niño de unos siete años, por un segundo trató de sonreír, pero su nostalgia se vio apagada al recordar el motivo por el cual estaba allí - ¿Confiar en mi olfato profesor Dumbledore? - Pensó el ex profesor de Herbología mientras avanzaba por el salón central.

- Te estábamos esperando Longbottom - habló una voz desde el balcón del segundo piso, Neville miró hacía a arriba y vio dos siluetas entre las sombras, un hombre y una mujer que lentamente bajaban las escaleras ocultando sus rostros en la oscuridad, pero Neville reconocía ese curioso acento irlandés.
- Seamus
Lavender
-
- ¿Viniste a matarnos Neville? - preguntó la voz femenina, sonaba igual a Lavender Brown.
- No sé cómo responderles eso - contestó asustado Neville mientras se acercaba a ellos.
- ¿Te gusta nuestra casa? - Preguntó Seamus, sólo que esta vez algo en su tono de voz le resultaba misteriosamente inquietante - Tiene muchos secretos, más de los que siquiera hubiéramos imaginado - Los Finnegan continuaban amparados en la penumbra, a medida que Neville se acercaba a ellos comenzaba a sentir un extraño aroma, mezcla de azufre y óxido. Sabía que lo había olido antes
en casa de Justin, con Dean y después con Collin - Confía ante todo en tu olfato Neville - le había dicho el profesor Dumbledore.

- Ustedes no deberían estar aquí - habló Longbottom sin titubear - He venido para arreglar eso. Entonces las siluetas de los Finnegan se acercaron a la luz de la varita de Neville, había algo aterrador en sus caras, eran los rasgos de Seamus y Lavender, pero ligeramente trastocados como si los hubieran borrado parcialmente y sus ojos era completamente negros.

- Has llegado muy lejos Longbottom - habló la mujer que parecía ser Lavender, sólo que ahora su voz era espantosamente ultra terrena, casi gutural, se acercaban lentamente a él con las varitas en alto, sus pasos eran lentos y cansinos, casi incorpóreos - Tu camino termina aquí -
- No lo creo - contestó resueltamente Neville mientras empuñaba sus varitas, estaba listo para pelear, el mismo Dumbledore a través del retrato le había enseñado mucho en las semanas que habían transcurrido, pero aún así había algo que lo consternaba. ¿Por qué Seamus y Lavender lucen distorsionados en comparación a Justin, Dean y Collin? Ellos lucían perfectamente normales, salvo por el olor a azufre y óxido, sólo había visto esos rasgos una vez antes, la noche en que Creevey murió, en el rostro de alguien más.

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En el mismo bosque de San Agustín
en Irlanda
simultáneamente
pero fuera de la casona


Guiado más por su instinto que por cualquier conocimiento previo Rowen desobedeció todas las normas y se transportó desde Hogsmade hasta aquel bosque donde sospechaba estaba su madre; no tuvo tiempo de pensar en lo correcto de sus actos, su mente trabajaba demasiado rápido sacando lo más impulsivo de su carácter, después vería cómo arreglárselas para volver al colegio.
Temía que su madre pudiese estar en peligro, vio su rostro al salir de la Biblioteca, estaba asustada, como si temiera algo horrible que estaba por pasar y ese algo tenía relación con los asesinatos, con el profesor Longbottom y ese papel con los nombres de bosque, montañas y otros lugares. - Vamos mamá
dónde estás - pensaba en voz alta el pelirrojo mientras recorría el frondoso bosque con sólo su varita iluminada como guía - Sí estás rastreando a alguien no debes hacerte evidente - repetía una de las enseñanzas de su padre y apagó su varita, ahora caminaba a ciegas entre frondosos árboles que ocultaban cualquier atisbo de luz. Tendría que confiar en sus demás sentidos. Ruidos de toda clase de animales mágicos se mezclaban con el viento jugueteando con las ramas una sensación de humedad y una aroma a flores que destacaba entre los demás olores - ¿Flores? - pensaba Rowen recordando algo que su amiga Lirioh Longbottom le había dicho una vez, era curioso que se acordara de ella en ese preciso instante - Los bosques mágicos de Irlanda no tienen flores en esta época del año - Y Lirioh sabía demasiado de Herbología así que debía ser verdad - Entonces
ese olor
flores silvestres - divagaba el pelirrojo a medida que el olor se hacía cada vez más presente, más familiar, cálido como un recuerdo de infancia - ¿Mamá? -

Fue entonces que se escucharon explosiones a lo lejos y ruidos de pasos corriendo delante de él; Rowen corrió hasta la fuente del sonido sin percatarse de los cortes que las ramas hacían en su ropa rostro, lo que fuera que su madre pretendía evitar ya estaba pasando si sus sospechas eran ciertas Neville Longbottom estaba matando otra vez.

Llegó hasta el final del bosque, frente a él un enorme y extremadamente tranquilo lago con aguas completamente negras cruzado tan solo por un puente de roca, al otro lado una enorme casona de la que salían potentes luces de varios colores entre más explosiones, a lo lejos vio la silueta de su madre corriendo hacia la casona y ahogó un grito de desesperación cuando vio un luminoso rayo escarlata golpearla por la espalda arrojándola varios metros hacia adelante - ¡MAMÁ! - gritó el pelirrojo alzando su varita y corriendo furioso y dispuesto a ajusticiar a quien la había atacado por la espalda. Vio otra figura emerger desde un costado de la casa, las luces del fiero combate que se sostenía dentro no dejaban ver quien era, pero era un hombre con una túnica, ese hombre se acercó al cuerpo inmóvil de la madre de Rowen mientras este aún corría hacía ellos, fue entonces, cuando estaba a tan sólo unos metros que pudo ver reflejos de la luz en los cristales de su rostro, quien había atacado a su madre usaba anteojos al igual que él.

- ¿¡PAPÁ!? - Dijo el muchacho en una mezcla de grito con pregunta.
- ¿Rowen?... por las barbas de Albus ¿Qué demonios haces aquí? - pero ante toda respuesta el muchacho se abalanzó sobre su padre e intentó estrangularlo.
- ¡LA SEGUÍ
DESDE HOGSMADE HASTA AQUÍ
AHORA TÚ RESPONDEME
¿POR QUÉ LA ATACASTE?! - Luego de un forcejeo y ante el acreciento de las explosiones dentro de la casa Harry Potter logró liberarse de los brazos de su hijo y lo apuntó con la varita para controlarlo.
- ¡Cálmate hijo
tu madre está bien, sólo la desmayé para que no entrara en ese lugar, despertará en pocos minutos! -
- ¿Qué es lo que está pasando padre
quienes están dentro de esta casa luchando
acaso el profesor Longbottom? -
- ¡No me preguntes ahora hijo, toma a tu madre y llévatela de aquí, no debe interferir! -
- ¿Interferir con qué? - Preguntó el muchacho parándose frente a su padre con decisión - Si lo que sospecho es cierto, el profesor Longbottom está allí dentro tratando de matar a alguien más y tú no lo piensas detener -
- Tú no entiendes hijo, tiene que ser así, debo atraparlo desprevenido y necesito las pruebas -
- No padre eres tú el que no entiende
se supone que eres Harry Potter, el gran auror y defiendes a la gente, pero ahora estás dispuesto a sacrificar a más inocentes con tal de atraparlo más fácilmente - dicho esto Rowen se puso de pie y contra todo intento de su padre por detenerlo el continuó avanzando dentro de la casa - tal vez mi padre sea un cobarde
pero no su hijo -

Rowen entró en el salón central y rápidamente tuvo que agacharse para esquivar un sillón que volaba hacia él, pero el mueble impactó a su padre que había entrado en la casa con tal de detenerlo, Rowen corrió a asistirlo y lo arrastró fuera de la casa dejándolo al lado de su madre - Está bien
allí vamos - dijo el joven Gryffindor envainando su varita antes de entrar nuevamente.

Dentro del salón central era todo un caos de fuego, humo y rayos de todos los colore, Rowen pudo distinguir la silueta de Neville Longbottom que luchaba desesperadamente contra dos magos más, un hombre y una mujer que se movían extrañamente por el piso, como si sus pies no tocaran el suelo, es más sus piernas estaban levemente flectadas y las puntas de los pies siquiera rozaban la madera del piso; el pelirrojo se acercó más al campo de batalla para apreciar mejor la escena, peor sin atreverse a tomar parte, quien fuera que fuesen los que luchaban contra Neville lucían bizarramente diferentes, sus rostros lucían borrosos como si los viera debajo del agua, sólo sus ojos eran distinguibles, profunda y aterradoramente negros, sus voces guturales y ultra terrenas se escuchaban inquietantes a través de sus poco exactas bocas.

- No puedes detener lo que está por comenzar Longbottom - habló la figura del mago.
- Tal vez
pero al parecer ustedes fallaron también
pero eso no importa - contestó Neville abriendo sus manos con las dos varitas y describiendo un enorme círculo con ellas.
- ¡LUMUS DIO! - gritó Neville y una potente luz emanó de su cuerpo a través de sus varitas y proyectándose por su cuerpo hacía sus enemigos la diáfana luz parecía disolver los cuerpos de los que debían ser los Finnegan entre horrendos e inhumanos gritos, pero ni a Neville ni a Rowen les provocaba más que una molestia en los ojos, al cabo de un par de segundos los contrincantes de Longbottom habían desaparecido, pero este cayó de rosillas profundamente agotado - Gracias por el truco profesor Dumbledore -

- ¡No debiste hacer eso! - habló otra inquietante voz desde el balcón del segundo piso, Neville lo vio y le reconoció de inmediato, aquella demente sonrisa y aquellos ojos totalmente carentes de luz, ahora sabía por qué los rostros distorsionados de los Finnegan le resultaban familiares, había visto esos malignos rasgos en la figura que ahora bajaba de un salto el balcón y se dejaba ver entre los el fuego de los muebles. Rowen no daba crédito a sus ojos, aunque lo estaba viendo ni siquiera él se lo creería iguales. Nuevamente el desconocido habló - No debo matarte ahora, no es el momento
pero mientras tendrás algo con qué entretenerte
allá abajo - Antes que Neville pudiese preguntar el suelo a sus pies comenzó a temblar hasta que se resquebrajó dejándolo caer por un profundo agujero entre sus propios gritos de desesperación. Rowen salió al encuentro del desconocido sólo para encontrarse cada a cara con el horror mismo. No sólo flotaba a unos centímetros del suelo, sino que sus piernas están flectadas, su riostro parecía haber sido parcialmente borrado y sus ojos eran negros y vacíos; pero lo más aterrador fue que detrás de los inquietantes detalles, era exactamente igual al profesor Longbottom, el desconocido rió con una enfermiza y casi metálica carcajada y desapareció en una voluta de humo dejando a Rowen con un desagradable olor a azufre impregnado en su nariz.


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En este preciso instante
en la oscura caverna debajo de la casona a las afueras del bosque San Agustín
Irlanda


- ¡Vengan por mí! - Exclamó Neville al ver la decena de Inferis que se acercaban lentamente desde todas partes, hacía girar las espadas de fuego en sus manos, ansioso por el momento en que la batalla comenzara, viendo los vacíos y agónicos rostros de los No-vivos, tal vez eran muggles que algún mortífago mató y enterró en esta cueva bajo la casa que Seamus y Lavender comprarían después
pero algo estaba mal, por alguna extraña razón cuando les lanzaba ese hechizo a los demás sus cuerpos terminaban inevitablemente desmembrados pro todo el lugar, pero ahora simplemente desaparecieron; pero habría tiempo después, los Inferis se lanzaban contra él.

Con innarrable salvajismo Neville comenzó cercenar e incinerar los extremadamente pálidos cuerpos de los No-vivos, el olor a carne descompuesta quemada hubiera desmayado a cualquiera, peor Neville estaba abandonado a sus instintos, como si sus peores recuerdos lo azotaran de golpe enfureciéndolo cada vez más al ritmo de los ardientes filos cortando carne muerta. Habría tal vez cien Inferis dentro de esa cueva, no importaba, Neville continuaba destrozándolos con las espadas de fuego. Lentamente los recuerdos de odio y muerte comenzaban a dar paso a la tenue imagen de Luna su esposa y los mellizos sonriéndoles, lentamente la imagen se hacía más vívida, tranquilizándolo, cuando reaccionó y cayó agotado a su alrededor no había más que ceniza.

Miró a su alrededor en busca de una salida, sólo el agujero por el cual había caído, apuntó su varita hacia arriba y pronunció el hechizo Carpe Retractum pero estaba tan débil que sólo pudo sujetarse de su varita mientras el hechizo lo subía lentamente hasta la superficie. Cuando por fin pudo arrastrarse fuera del agujero vio un par de botas negras frente a él, al levantar la vista negó decepcionado con la cabeza.
- Llegó tu hora Neville - habló Harry Potter apuntándole con la varita - me has humillado demasiado escabulléndote, ahora entregaré tu cadáver al Ministerio y me devolverán mi honor -
- Harry
habló Neville con un hilo de voz - no
entiendes
no es
lo que
parece
debes
dejarme ir
- pero el auror reía sarcásticamente y hundía su varita e a espalda de un agotado Neville.
- Ron quería matarte él mismo, de hecho fue él quien me dijo que te encontraría aquí
pero no puedo darle ese gusto
has matado a mucha gente Neville
mereces pagar por eso - hablaba Harry con una expresión casi demente en su rostro y poniéndole la bota en la espalda par no dejarlo escapar, casi no parecía el Harry que había sido su amigo por tantos años - ¡Debes morir Longbottom
AVADA KED
! -

- ¡Stupeffy! - gritó otra voz y un rayo escarlata golpeó en la nuca de Harry antes que este terminase de pronunciar la maldición asesina derribándolo contra los escombros en una esquina. Neville, que ya se veía a sin mismo como muerto sintió una mano que lo ayudaba a incorporarse, cuando vio quien le había ayudado se sorprendió.

- ¿Rowen Potter? - interrogó Neville.
- Sí profesor Longbottom
veo que me reconoce -
- Por supuesto que sí
no fuiste precisamente mi mejor crédito en Herbología pero igual te conozco
¿Por qué me ayudaste? Se supone que soy un asesino -
- Sé la verdad profesor
lo vi - Neville solo negaba con su cabeza - y no podía permitir que mi padre lo matara de esa manera -
- Ya veo
¿Qué haces lejos de Hogwarts? -
- Vine siguiendo a mi
¿Mamá? - Rowen recordó que su madre aún estaba afuera y corrió a socorrerla, debía de haber despertado ya pero seguía inmóvil, no respiraba -¿Mamá
MAMÁ? -

- Déjame ver Rowen - ordenó Neville al muchacho arrodillándose al lado de Ginny y revisándola - al caer se golpeó en la décima vertebra, su cuerpo resistió pero ahora está sufriendo un paro cardio respiratorio -
- ¿Un qué? - preguntaba un aterrado Rowen.
- Conceptos de medicina muggle muchacho, digamos que su corazón se detuvo, colocó una varita en la boca de Ginny y la otra en su pecho, pronunció Aeros y una especie de burbuja pequeña cubrió su nariz y boca; liego pronunció Electro2 y una descarga eléctrica salió de la otra varita al pecho de la pelirroja. Ginnevra abrió sus ojos y comenzó a respirar desesperadamente, Neville la había revivido y Rowen la abrazaba al borde de las lágrimas.
- Gracias profesor Longbottom
no olvidaré esto - agradecía el muchacho mientras abrazaba a su madre
- De hecho sí lo harás muchacho
- Neville susurró un conjuró y Rowen cayó en trance sin soltar el abrazo a su madre - perdóname muchacho, pero es muy peligroso que andes por ahí con este recuerdo - acto seguido colocó su varita en la sien del pelirrojo y saco un hilo de humo plateado para guardarlo en una botella que llevaba en su bolsillo - No te preocupes Rowen, sólo te extraje el recuerdo de lo que viste allí dentro, no es seguro que lo sepas por ahora - Neville se puso de pie y se alejó un poco para desaparecer.
- Alto
Neville - Habló la pelirroja que había despertado y apenas levantaba su varita en dirección a Neville - Sé que
algo está mal
quiero ayudarte
pero debes entregarte primero
prometo que tendrás un juicio justo - Neville sólo la miraba con una sonrisa condescendiente.
- El retrato de Dumbledore está en el tercer árbol a la derecha del puente, lo transformé en un clavo, recupéralo y llévalo de vuelta a Hogwarts y llévate a tu hijo de paso - Ginnevra miró hacia s derecha y encontró a su hijo que volvía en sí en ese mismo instante, cuando volteó nuevamente Neville había desaparecido.
CAPÍTULO 9: Cinco partes de una misma trampa (Primera parte: Fragmentos)

Bosque de San Agustín
en Irlanda


- ¡¡¡ROWEN HARRY POTTER!!! - Exclamó furiosa Ginnevra cuando su hijo reaccionó del trance en que lo había sumergido Neville, su tono no distaba en absoluto con el que su madre usaba cuando reprendía a sus hermanos mayores, hay cosas que se heredan - ¿¡¡Qué estás haciendo aquí!!? -
- Te Vi en Hogs
- El pelirrojo intentaba responder pero la pelirroja no tenía intención de escucharlo, no al menos hasta que hubiese desfogado toda su ira y frustración - ¡¡Se supone que debes estar en el colegio y en lugar de eso te encuentro aquí
en medio de una peligrosa misión!! -
- Pero
mamá
-
- ¡¡¡NADA DE PEROS, ESPERA A QUE TU PADRE SE ENTERE DE ESTO!!! -
-¿Mi papá? La última vez que lo vi te lanzaba un conjuro por la espalda, te dejaba inconsciente y después entraba en la casa -
- ¿Harry me lanzó un hechizo? - Interrogaba Ginnevra sin convencerse - Recuerdo que sentí un golpe mágico en la espalda
¡Me las va a pagar!, pero
¿Qué más viste? -
- Lo seguí hasta la casa
pero
no recuerdo más -
- No puedo creerlo - Ginnevra tomo su varita y exploró los últimos recuerdos de su hijo, efectivamente alguien había extraído un fragmento. Miró hacia su costado y encontró las huellas de que alguien se había arrodillado a su izquierda, advirtió un fuerte dolor en la espalda, tal vez el golpe fue demasiado fuerte y tuvo que recibir ayuda. - Neville
-

- ¡MAMÁ! - Gritó Rowen desde dentro de la casa - ¡Papá está aquí! - la pelirroja siguió la voz de su hijo e ingresó en la ahora derruida casona, signos de una feroz batalla estaban pro todas partes, en el centro un agujero y a un costado Harry Potter inconsciente.
- ¡Harry! - Exclamó aterrada Ginny temiendo lo peor, pero comprobó que sólo estaba inconsciente pronunció un encantamiento y descubrió que fue su hijo quién había disparado pero que no lo recordaba; Ginny se acercó al bordo del agujero y comenzó a leer las pistas a su alrededor como si estas le contasen lo que había pasado - ¿Qué es lo que estaba allá abajo Harry
Neville quizás...? Él peleó en esta sala y cayó después, pero
¿Dónde están los cadáveres
y la marca tenebrosa? - Reflexionaba antes de reparar nuevamente en su hijo - no me has dicho cómo es que llegaste hasta aquí -
- Te vi saliendo de la Biblioteca en Hogsmade y transportándote, entonces encontré un papel en el suelo conde salían unos nombres de lugares
pensé que vendrías a este bosque y te seguí - Ginny se asustó al darse cuenta de lo que su hijo había descubierto.
- ¿Tienes el papel contigo? -
- No mamá, lo perdí en el bosque -
- ¿No consideraste el hecho de que y que podrían expulsarte por esto? -
- Tenía el presentimiento que estarías en peligro mamá - Ginny finalmente aplacó su rabia y lo miró maternalmente.
- Eres igual de impulsivo que tu padre a tu edad Rowen
pero eso no siempre fue bueno, a veces terceros salen perjudicados
vamos, te llevaré a Hogwarts -
- ¿Pero
y mi padre? - interrogó el joven Gryffindor mirando el cuerpo aún inconsciente de Harry Potter.
- Tu padre me lanzó un hechizo aturdidor, merece que lo dejemos aquí como castigo, además está por despertar y no queremos que sepas que te escapaste del colegio y que lo aturdiste - El muchacho sintió con la cabeza y juntos desaparecieron justo antes que Harry despertase.

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De vuelta en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería


Rowen había llegado con éxito hasta el viejo túnel que conectaba Hogsmade con Hogwarts, había pasado más de una hora desde que todos se habían ido a dormir cuando llegó la entrada tras la joroba de la bruja tuerta; caminaba sigilosamente por los oscuros pasillos en dirección de la sala común, si lo atrapaban lo iban a castigar.
Cuando estaba a una esquina de llegar hasta el retrato de la Dama gorda y celebraba para sus adentros el que no lo hubieran descubierto un balde de agua fría aplacó su pequeña victoria, junto al retrato la profesora de Defensa contra las Artes oscuras lo esperaba con varita en mano y mirándolo severa - profesora Montalbán -
- ¿Cuál es su pretexto para haber llegado a estas horas a la sala común señor Potter? -
- Es que
estaba cansado después de la visita Hogsmade profesora
y
luego de cenar fui al baño principal
y
me quedé
dormido, sí, dormido - evidentemente la profesora no se creía semejante escusa, más aún al notar las rodillas del pelirrojo sucias y marcas de ramas en su ropa y rostro.
- Vaya a dormir señor Potter
mañana discutiremos esto con la Directora - Rowen intentó rebatir, pero un solo gesto de la profesora Montalbán bastó para obligarlo a obedecer - cuando el pelirrojo había entrado a su sala común la bruja caminó por los pasillos donde sospechaba él había estado; llegó hasta la estatua de la bruja jorobada y pronunció la contraseña - Dissendium - Caminó por el oscuro túnel con su varita iluminada con la corazonada de que encontraría algo. Finalmente descubrió un trozo de papel arrugado en el suelo, al abrirlo reconoció la letra de inmediato y lo que estaba escrito la impactó sobremanera, guardó el papel en su bolsillo y corrió fuera del túnel llegando luego de unos minutos a la lechucería, tomó un pergamino y una pluma especial de su bolso, escribió dos cartas y las ató a la tapa de una de las lechuzas más grandes - Tú viaje será muy largo pequeña, pero debes llegar a tu destino tan pronto como puedas - La profesora Montalbán contemplaba angustiada cómo el ave se perdía en la negrura de la noche en dirección Oeste.

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A la mañana siguiente
En el Hospital San Mungo


- Pero si no es mi entrañable amigo Harry Potter el que viene a visitarme - proclamaba sardónicamente Ronald Weasley al verlo entrar a la habitación - Por tu frustrado semblante presiento que no traes buenas noticias -
- No las traigo Ron
anoche no pude atrapar a Neville - El pelirrojo ex-auror cambió el semblante enrojeciéndose de la rabia-
- ¡¡¡ESTÚPIDO
ERES UN DÉBIL
SÓLO TENÍAS QUE ESPERAR A QUE ESTUVIESE CANSADO Y REMATARLO!!! -
- ¡No me insultes Ronald o haré desaparecer tus costillas y te ahogarás
estuve a punto de acabarlo cuando alguien me atacó por la espalda! -
- ¡Eres un idiota Potter! - Exclamó nuevamente el pelirrojo - ¡Alguien te siguió! -
- No lo creo, pero cuando estaba oculto fuera de la casa apareció Ginny
tuve que aturdirla para que no se entrometiera -
- ¡Y aseguras que nadie te siguió
Gran torpe, ella debió atacarte! -
- No lo creo, no podría haber despertado tan pronto, además conozco a mi esposa, sé que ese hechizo no fue suyo -
- Sin embargo no podemos confiarnos, mi hermana es muy astuta y puede descubrir la verdad, debemos apresurar nuestros planes
¿Cuándo tendrás la orden de traslado que te pedí? -
- No es fácil Ron, recuerda que estoy suspendido y no cuento con tantos privilegios -
- ¡Sigues actuando como un débil Potter!... El Harry que yo recuerdo nunca se detenía con nada para obtener lo que quería - los insultos y palabras desafiantes calaban hondo en la cabeza de Harry, detestaba sentirse retado - ¡No me importa cómo lo hagas
pero deben estar aquí en menos de una semana! -
- ¿En una semana? - Inquirió sarcásticamente Harry - ni siquiera puedes mover tus gelatinosas extremidades ahora ¿qué te hace pensar
? - pero ante su sorpresa Ron apoyaba las manos en la cama, se sentaba y se ponía en pie con leve dificultad -
- ¡Hace ya varios días que me he recuperado Harry y nadie lo sabe, si me he quedado aquí es sólo en espera de cumplir mi plan, así que moviliza tu patética humanidad hacia el Ministerio y consigue esa maldita orden! -
- No veo un motivo para no hacer desaparecer tus huesos de nuevo Ron, pero haré lo que me pides, tal vez me seas de utilidad al momento de atraparlo - sentenció Harry antes de abandonar la habitación.

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Dos días después
En Hogwarts


Los alumnos acaban de terminar su desayuno, Lirioh, Lucien y Solomon se encontraron a la salida como cada mañana para sus acostumbradas pláticas, sólo que esta vez faltaba alguien.
- ¡Otro asesinato más! - Comentaba molesto Solomon al leer un artículo de El Profeta - La pareja de magos conformada por Seamus y Lavender Finnegan fue encontrada esta madrugada muerta en su propia casa a las afueras del Bosque San Agustín en Irlanda, el Auror Harry Potter declara que el Modus Operandi concuerda perfectamente con el resto de crímenes cometidos por el prófugo de la justicia Neville Longbottom
bla, bla, bla siguen escribiendo estas estupideces.
- El Quibbler respalda en un cien por ciento a mi padre - Agrega Lucien que tenía dicho periódico en su mano.
- ¿Alguien sabe por qué Rowen no vino a desayunar? - Interrogó Lirioh sin haber reparado en nada de lo que su hermano y amigo habían dicho.
- Temprano llegó la profesora Montalbán a la sala común y se lo llevó, quizás sabe que llegó hasta muy después del regreso desde Hogsmade - le contestó su mellizo.
- Lo van a castigar - agregó Solomon a lo comentado por su amigo.
- Me suspendieron del próximo partido de Quiditch - sentenció Rowen que bajaba por la escalera que conducía a los pisos superiores - pudo ser peor - De no ser porque llamaron a mi madre y ella les explicó que la estaba acompañando -
- Pero exactamente a qué la acompañaste - inquirió Solomon como advirtiendo algo que no les contaba. Rowen titubeó unos segundos antes de contestarle.
- No aquí
nos vemos en la Biblioteca en la próxima hora - sentenció el pelirrojo.

Una inusitada ansiedad fastidiaba a los cuatro amigos durante la primera hora de clases, en Adivinación Lucien contemplaba extraviado las cartas que le habían tocado esta vez, el sacerdote, la emperatriz, la torre, la rueda de la fortuna, la muerte y aquella extraña carta que en su centro tenía una estrella, las demás variaban frecuentemente menos esta última - ¿Qué significará? -
- Mi muchacho - contestó la profesora Trelawey pasando por su espalda y arrastrando la última letra como acostumbraba - La adivinación es un arte de infinitos resultados -
- Profesora
ese discurso sobre las inconmensurables limitancias de la adivinación, las palomitas de maíz y los Funjirs Guarinos ya me lo sé, lo que no me explico es ¿Por qué siempre me sale esta carta? -
- El pentasol del mañana presente - contestó la adivina - La única carta del tarot de las brujas que no varía en su interpretación al estar derecha o invertida, siempre significa lo mismo -
- ¿Pero qué significa? - insistió Lucien.
- Es una estrella de cinco puntas - contesto con tal cercanía y solemnidad la profesora y que Lucien pudo percibir el olor a Jerez que sus ropas expelían.
- Eso ya lo veo profesora
pero ¿Qué significa? - La divina lo miró a través de sus extremadamente gruesos cristales por unos segundos antes de contestar lo obvio.
- La adivinación es un arte con muchos caminos aún por descubrir - con esto Lucien entendía muy a su pesar que ella no tenía idea.

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En un sector abierto del Bosque Prohibido los únicos cinco alumnos que se preparaban para el EXTASIS de Cuidado de criaturas mágicas buscando huevos de Ashwinder, pequeñas serpientes que nacen de fuegos mágicos mal cuidados, han tenido una hora desde que Hagrid los liberó para encontrar esos huevos y congelarlos antes que quemen el lugar donde están, Solomon Santos y las cuatro Ravenclaw (Mary, Sue, Celine y Kon) que eran sus compañeras buscaban desesperados en los graneros ya que se estaba acabando el tiempo y un incendio ahí sería de trágicas consecuencias - Deben estar allí
debajo del forraje - indicó Sue al advertir el humo que comenzaba a percibirse en la parte más alta del granero, pero no tenía intención de subir.
- No
lo digan - dijo Solomon para evitarse las zalameras palabras de sus compañeras - yo lo haré - el robusto Hufflepuff trepaba por la escalera que conducía al segundo nivel del granero, pero la había dejado demasiado vertical y esta comenzaba a inclinarse hacia atrás, pero un fuerte empujón lo devolvió a lugar y cuando el muchacho volteó vio que una de sus compañeras subía detrás de él -
- ¿Kon
por qué subes? - preguntó Solomon a la estudiante que estaba subiendo la escalera ahora y que este ayudaba a incorporarse. La verdad es que Kon más que un nombre es un diminutivo y es que no muchos sabían cómo se llamaba en verdad esa pequeña jovencita de piel blanca cabello negro, ojos celestes y lindo rostro picaresco, así que Solomon optaba por llamarla simplemente Kon.
- Porque quedan treinta segundos para que esos huevos exploten y necesitas más ojos para encontrarlos - contestó la Ravenclaw sumergiéndose en el follaje, saliendo pocos según dos después con un puñado de pequeñas y rojizas perlas en su mano - ¿ves
tenía que venir una mujer y hacer tu
? - pero antes que la joven terminase de celebrar su triunfo las perlas rojas, que no eran otra cosa que huevos de Ashwinder comenzaron a eclosionar y arder sobre la mano de Kon, esta en un grito lanzó los huevos hacia la pared con tal fuerza que perdió su propio balance justo en el borde del segundo piso del granero, sus tres amigas gritaban desesperadas en esos escasos segundos en que Kon perdía la noción de espacio y que un grueso y fuerte brazo la rodeaba por la cintura, era Solomon que lograba sujetarla antes que cayera, pero como en ese mismo instante los huevos estaban por chocar contra la pared y generar un enorme incendio el muchacho sacrificó su propia estabilidad y la de su compañera por apuntar su varita hacia los huevos de Aswinder.
- ¡Glacius! - exclamó Solomon y un rayo de huelo congeló los huevos antes que chocasen, pero ahora los dos caían por el borde del segundo piso, lo único que Solomon atinó a hacer fue contorsionarse para que él chocase primero contra el suelo y proteger con su cuerpo a Kon, mientras apuntaba su varita hacia unos paquetes de forraje y pensaba en convocarlos.

La caída hubiera sido estrepitosamente dolorosa de no ser porque Solomon y Kon habían caído sobre los enormes paquetes de forraje que el Hufflepuff había convocado de forma no verbal, la paja prácticamente los rodeaba y cubría. Por los escasos segundos que transcurrieron entre que las tres compañeras de Solomon y Kon reaccionaban y Hagrid llegaba el robusto Hufflepuff se lamentaba del dolor en su espalda y advertía que la muchacha había caído encima de él.

- ¿Kon
estás bien? - preocupado preguntó el muchacho a su compañera pero ante toda respuesta la linda jovencita levantó la cabeza sonriente y lo miro de una manera que nunca lo había mirado una mujer antes.
- ¡Mi héroe! - exclamó Kon abrazando su cabeza y plantándole un largo y agradable bezo en la boca que dejó sin aire a Solomon, (su primer bezo hay que agregar) por esos segundos se olvidó del dolor en su espalda, del destino de la humanidad, de Lirioh Longbottom, de todo.

- Veo que están
bien - habló impertinente Hagrid asomándose entre el forraje, Kon simplemente se levantó se sacudió la paja de su ropa y se fue junto con sus compañeras que no habían visto nada - ¿Al menos conseguiste los huevos Solomon? -
- ¡Accio huevos de Ashwinder! - pronunció el muchacho y una docena de lo que parecía ser trozos de hielo volaron hasta la mano de Solomon que aún miraba lo que quedaba de las siluetas de sus compañeras - ¿Entiendes a las mujeres Hagrid? -
- JA
¿Se lo preguntas a un semigigante que hace más de veinticinco años mantiene una relación a distancia con otra semigigante?... Aaahhhm hablando de distancia
esta carta llegó a mi cabaña esta mañana, pero va dirigida a ti Solomon, proviene de Sudamérica. El robusto estudiante tomó el sobre de las enormes manos de Hagrid, tenía el sello de la escuela de Magia de Sudamérica y su nombre escrito en el anverso. Al abrirlo encontró tres cartas, una para él, una para los mellizos Longbottom y una para la profesora Montalbán, esta última le sorprendió más ya que no se explicaba por qué se la habían enviado a él y no directamente a ella; con una distraída despedida hacia Hagrid se fue leyendo la carta que era para él, no tenía remitente salvo una extraña firma que parecía un número 76 en manuscrito, pero él sabía quién le había escrito y se emocionaba de leer una vez más esas letras. Pero eso no bastaría para satisfacer su curiosidad, así que leyó lo que había en las cartas dirigidas a los mellizos Longbottom y a la profesora Montalbán; ambas básicamente decían lo mismo y no era precisamente una buena noticia, de hecho era algo sumamente malo.

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Lirioh Longbottom se había propuesto fastidiar todo lo que fuera posible al nuevo profesor de Herbología, de hecho aún no se aprendía su nombre y ya lo despreciaba, sentía que sabía mucho más de Herbología que él y se divertía haciéndole las preguntas más complicadas para verlo sucumbir a la presión, sólo que esta vez el profesor no soportó sus recurrentes faltas de respeto y la obligó a abandonar el Invernadero con quince pun tos menos para Ravenclaw. Pero a la rubia estudiante esto le daba lo mismo, prefería mil veces pasar tiempo a solas con la Mimbulus Mimbletoria de su padre que en esas aburridas clases.
- No es fácil Mimi - platicaba Lirioh con la enorme planta de cuerpo tuberculoso, gruesas ramas similares a tentáculos y magníficas flores parecidas a diamantes - Todo este tiempo sin saber de mi padre, ellos lo siguen buscando, todos piensan que él es un asesino
una noche lo vimos, Lucien y yo, entramos en su taller secreto, había un tablero plateado que despedía una luz y entramos en él, era como estar dentro del cerebro de alguien, sentía que nos estaban mirando pero no estaba asustada, llegamos a un punto, como una ventana, vimos a través de ella un bosque, una llamarada, al papá de Conrrad
y
lo vimos a él
a papá
- ahora Lirioh no podía contener las lágrimas - él
mató
al padre de Conrrad
fue horrible
después se volteó hacia nosotros
como si nos fuera atacar
pero su rostro era extraño Mimi
sus ojos eran totalmente negros, su rostro estaba borroso y parecía flotar
y esa sonrisa
que horror
tal vez nadie me crea, pero estoy segura que ese no era mi padre - La enorme planta alargó una de sus ramas hacia la joven, como si pudiera percibir su dolor y dulcemente acarició su dorado cabello, fue entonces cuando Lirioh descubrió algo; en la misma rama hacia el final de su largo había una inscripción, escrita con algo cortante había quedado indeleble en la sólida corteza de la Mimbletoria, la joven estaba intrigada, ya que era imposible que alguien pudiese acercarse a esa planta sin recibir un corrosivo chorro de su sistema defensivo, menos aún gravar con un cuchillo en su corteza, sólo una persona en todo el mundo mágico podría haberse acercado a la planta y escrito eso sin recibir ningún daño - Papá - concluyó finalmente Lirioh acercándose más para poder ver lo que estaba inscrito - Minte Frangmenti - una oleada de antiguos recuerdos ya olvidados invadieron su mente, se veía a sí misma a los dos o tres años de edad, junto a Lucien, su madre y padre, entraban en el taller y su papá les enseñaba el mismo tablero plateado, pronunciaba las palabras Minte Fragmenti y este se iluminaba hasta formar un portal de azulina luz, por el cual la familia Longbottom entró. Estaban en ese mismo lugar de blancos e infinitos bordes, la misma sensación familiar que hace poco había sentido, sólo que esta vez frente a ellos, se materializaban dos esferas de luz que oscilaban con cada sonido que emitían. Lirioh no recordó nada más, rápidamente corrió hasta donde debía de aparecer la puerta a la sala de Menesteres y conjuró el taller de su padre. Todo estaba tal cual lo dejó la última vez, pero lo que le interesaba era el tablero se arrodilló junto a él, escribió el nombre de su padre con el dedo y pronunció las palabras Minte Fragmenti. Apareció en el mismo lugar y aquellas esferas de luz frente a ella ya no le causaban ningún temor.

- Hola pequeña Lirioh - habló una dulce voz femenina.
- Ha pasado mucho tiempo - habló la segunda voz, ronca y masculina pero increíblemente acogedora, ahora la joven recordaba más, habían pasado casi catorce años desde la última vez, el hechizo se debilitaba le había dicho su madre, cada vez tardaría más en restablecer contacto con ellos.
- ¿Abuelos? - preguntó dudosa la joven al entender que esas voces pertenecían a los espíritus de Frank y Alice Longbottom, los padres de Neville cuyas mentes habían sido desbaratadas hace años atrás y sólo en ese tablero existía un remanente de conciencia
- Me alegro que nos recuerdes cariño - habló la voz de su abuela - esperamos demasiado tiempo para verlos nuevamente, más ahora que nos queda poco tiempo.
- ¿Poco tiempo abuela
qué quieres decir? -
- Nuestros cuerpos terrenales no vivirán por mucho tiempo cuando eso ocurra nuestro puente con este mundo se cortará y tendremos que partir - agregó la voz de Frank Longbottom - Lirioh
hay algo que tienes que hacer por nosotros, escucha con atención.

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La clase de transformaciones estaba por terminar, la Profesora McGonnagal los había reunido en el patio principal del colegio y les enseñó un hechizo nuevo para convertir objetos enormes en migas de pan, los tenía trabajando individualmente sólo en el aprendizaje de los complicados movimientos de la varita y después les hizo un aprendizaje práctico conjurando enormes rocas que caían sobre ellos (aunque en realidad pesaran menos que una pluma los alumnos no lo sabían) y estos debían transformarlas en migas de pan con el encantamiento recién aprendido. Al final del ejercicio la mayoría de los alumnos habían quedado sepultados por las enormes y livianas rocas y se levantaban avergonzados, casi todos excepto dos que permanecieron en pie rodeados de migas de pan, en un extremo Rowen Potter y en el otro Eden Balthezar.
- Felicidades a ustedes dos - habló la profesora - veinte puntos para sus respectivas casas, ahora pueden retirarse - la líder de los Slytherin abandonó primero el lugar seguida de su séquito, incluido un todavía resentido Montague, los de Gryffindor se marcharon luego tras recibir unas palabras por parte de la Profesora McGonnagal.
- Como ya han de saber, la inesperada partida del Jefe de su casa me obligó a retomar el cargo simultáneamente con la Dirección, pero en estos momentos es demasiado trabajo y luego de larga meditación he encontrado a mi reemplazante - los alumnos se miraban entre ellos y murmuraban sobre qué profesor asumiría tal labor - y la elegida será vuestra profesora de Defensa contra las artes oscuras: Ethien Montalván -
- ¿Profesora? - Interrumpió de inmediato Rowen Potter - pero
ella no puede ser jefa de la casa Gryffindor, ni siquiera estudió aquí - la Directora intentó rebatir lo dicho por el pelirrojo pero hizo una pausa como retractándose de algo y luego sentenció con voz firme.
- Esa es mi decisión y a ustedes les toca acatarla - sentenció la profesora McGonnagal en el mismo instante que las puertas que conducían a ese patio se abrían y la mencionada profesora de Defensa se acercaba rápidamente a la Directora.
- Tenemos que hablar Minerva - dijo la recién llegada con la voz preocupada y el acento un tanto diferente al que siempre le escuchaban - Urgente -
- Pueden retirarse - ordeno McGonnagal y los alumnos abandonaron el lugar - puedes decirme ahora -
- Mirá
- la profesora Montalbán le enseñó una carta - Solomon me la acaba de entregar, viene de Sudamérica
va a pasar algo horrible lo sé -

Rowen abandonó de ultimo en sector y alcanzó a escuchar esas últimas palabras por parte de la profesora Montalbán - Solomon le hizo llegar esa carta
algo horrible va a pasar - meditaba el pelirrojo sin darse cuenta que sus pies lo habían llevado cerca de las mazmorras de Slytherin.
- Debe ser nuestro día de suerte - celebró Connor Montague junto a los grandotes hermanos Frebk y la rolliza Dorothy Vander - el gran Rowen Potter se digna a visitarnos -
- No me hagas perder el tiempo Montague - habló el pelirrojo sin siquiera mirarlos.
- No
te irás - habló ahora uno de los Frenk.
- Qué sorpresa - contestó desafiante Rowen - no sabía que ese gorila pudiera articular más de dos frases juntas, ¿cuantas dice el otro simio? ¿O la salamandra de pelo verde? -
- estás insultándonos en nuestro territorio - sentenció Connor Montague levantando su varita al mismo tiempo que todos - estás en territorio de serpientes Potter, esta vez nadie te ayudará - pero cuando ya había terminado su amenazante discurso sintió una corriente gélida cruzarle la espalda y cualquier satisfacción en sus intenciones desapareció.
- ¿Por qué tanto miedo Montague? - dijo Eden Balthezar apareciéndose como una sombra tras las espaldas de los cuatro Slytherin.
- Eden
nos insultó - dijo temblando el otro hermano Frenk.
- Aaaahhh
ya veo
tienen una presa
y los insultó - agregó Eden sin siquiera mirara a un cada vez más indignado Rowen - ningún espantajo puede venir a insultar a un Slytherin en su propia casa ¿cierto? -
- ¡No te atrevas a insultarme Balthezar! - exclamó furioso el pelirrojo - ¡cuando te dirijas a mí hazlo por mi nombre! -
- pero la bella Slytherin ni siquiera lo miró, pasó entre sus compañeros y
- ¿Y tú quién eres? - le preguntó indiferente la bella Slytherin - Aaahhh
ya recuerdo, el sobrevalorado hijo de Harry Potter
no eres digo de que te mire siquiera, si insultaste a un Slytherin deberás pagar, pero estás de suerte, no tengo tiempo para castigarte yo misma, así que se los dejo a ustedes Montague, limpien su honra - y Eden se perdió por el oscuro pasillo mientras Rowen aún furioso por el displicente desprecio de la Slytherin envainaba su varita dispuesto a enfrentarlos.
- Si ustedes son serpientes yo soy una mangosta -

Eden Balthezar estaba preocupada, un susurro en la sangre le advertía que algo iba a pasar, habían muchas cosas de ella misma que desconocía, cosas que era capaz de hacer y que jamás le explicaron, su propio poder era un misterio para ella, más aún el origen del mismo; desde pequeña fue capaz de hacer cosas que ningún otro mago era capaz, cosas que involucraban gran poder y magia para una niña. Haber entrado a Slytherin era la opción obvia, tradición familiar pensaba ella así como el desprecio hacia las restantes casas, fue criada y educada para imponerse frente a sus pares y rivales, entrenada desde siempre en todas las artes oscuras siempre sería la mejor de su casa, ni siquiera el hijo de Harry Potter le representaba un adversario respetable pensaba, nadie lo era.

Hasta este año
algo cambió en ella desde la última navidad en sexto grado, cuando una tía se pasó de copas y le reveló un detalle de su origen y sus progenitores que destrozó la mitad de sus propias creencias, nunca olvidaría aquella noche cuando el odio se apoderó definitivamente de su alma, el odio y el juramento de una lenta, cruel y despiadada venganza el. Meses después, antes de entrar a séptimo grado un presentimiento comenzó a inquietarla, la sensación de que algo sin precedentes se acercaba, algo maligno y antiguo que cambiaría al mismo mundo mágico, podía presentirlo como si fuera ella misma parte de todo. Cuando leyó la noticia de los asesinatos perpetrados por Neville Longbottom un hierro caliente atravesó su mente, aunque el había sido el profesor de Herbología desde hace años, en ese momento fue como si decenas de recuerdos ajenos comenzaran a atormentarla, memorias de otros tiempos, pero los mismos lugares y el presentimiento de que esos crímenes estaban relacionados con el resto de las cosas.
Pero lo que más la intrigaba era por qué de vez en cuando aparecía entre sus oscuros y misántropos pensamientos la imagen de un muchacho de soñadora mirada, hablar alegre y atento trato, uno que siempre había estado allí pero que nunca lo había notado hasta ahora, tal vez al único a quien no podía tratar con desprecio. ¿Estarían todas estas cosas relacionadas?

- ¡A ti te estaba buscando - la voz detrás suyo la hizo ponerse en guardia, tan absorta estaba en sus divagaciones que no supo cómo había llegado hasta aquel pequeño parque con el águila de Ravenclaw esculpida en el centro, cuando Eden se volteó hacia quién le había hablado se encontró con la robusta fi gura del Hufflepuff Solomon Santos.
- ¿Qué buscas aquí? - contestó molesta la joven.
- Hace tiempo viniste a mí exigiendo respuestas Balthezar y yo te las di, hoy vengo por lo mismo - contestó Solomon levantando una carta y acercándosela - ¿sabías algo de esto? - Aunque sus costumbres Slytherin le ordenaban que ni siquiera debía mirar descendiente de muggles simplemente tomó la carta de las manos del Hufflepuff y rápidamente la leyó -
- ¿Por qué tendría que saber algo de esto? - Contestó altanera la bella Slytherin - Vete de aquí antes que te lance una maldición -
- No sería tan fácil
Balthezar - contestó Solomon empuñando su varita al mismo tiempo que Eden, al parecer la notable experiencia vivida hace pocos minutos le había brindado bastante valor extra.
- ¿Por qué te molestas en sostener un duelo que no podrás ganar? - inquirió Eden adquiriendo su postura de combate.
- ¡Porque tenemos algo en común Balthezar
la persona a quien tú buscas con tata vehemencia fue quien mató a mi padre y quien está detrás de lo que dice en esa carta! - la respuesta de Solomon impactó a un nivel inimaginable a Eden, como si todas aquellas piezas que hasta ese momento no calzaban ahora empezaban a tener sentido, pero a un nivel que era imposible de aceptar.
- ¡Mientes! - gritó la Slytherin apuntando su varita hacia Solomon dispuesta a maldecirlo, pero en la fracción de segundo antes que ambos lanzasen sus respectivas maldiciones, sus varitas volaron de sus manos.

- Espero que esto forme parte de un entrenamiento para cazar Lopacas Belesteris y no que estuvieran a punto de batirse a duelo - habló sonriente Lucien Longbottom al tiempo que las varitas de Eden y Solomon llegaban a su mano, tanto la Slytherin como el Hufflepuff lo miraban sorprendidos, en especial ella que jamás había sido desarmada con un Expeliarmus, pero más inquieta se sintió cuando Lucien se acercó a ella tranquilamente y le acercó la varita a pesar de las quejas de Solomon - si te entrego tu varita ¿prometes que no atacarás a mi amigo?, él no es mala persona, tampoco tú - las dulces e inocentes palabras de Lucien en verdad habían afectado a Eden que al recibir su varita bajó la guardia.
- ¿Estás loco Lucien? Ella podría haberme atacado - reclamaba Solomon al recibir su varita de último.
- No te preocupes, ella no te hará nada, ahora
¿podrían decirme qué pasa? -
- Tu amigo me mostró esta carta, pero es para ti Lucien
- contestó Eden ante la sorpresa del robusto Hufflepuff que nunca la había escuchado mencionar a nadie por el nombre, Lucien tomó la carta de manos de Eden y la leyó por varios segundos antes de comenzar a inquietarse con su contenido.
- ¿Por qué no me la enseñaste antes a mí o mi hermana Solomon? - interrogó el Gryffindor con un tono que ya no era en lo más mínimo condescendiente.
- Por tres razones: primero la acabo de recibir hace pocos minutos en un sobre que venía dirigido a mí, dentro estaba una carta para ti y Lirioh, una para la profesora Montalbán y otra para mí; segundo porque los busqué en sus respectivas salas y no estaban y tercero, porque ella sabe algo al respecto, estoy seguro - en ese instante el rostro de Lucien se paralizó y miró a la joven a quién siempre había adorado en silencio con más que decepción.
- Tú
Eden
¿lo sabías? - la frustración en el rostro del Gryffindor la incomodó y no fue capaz de negar algo que en parte era verdad - ¡Responde! -

- ¡Aquí estás Balthezar! - Exclamó Rowen Potter que había llegado en ese mismo instante al oculto parque - ¡Me encargué de tus débiles lacayos
ahora te toca a ti! - pero Eden estaba más concentrada en repeler el sentimiento de culpa que le causaba el rostro de Lucien.
- ¡Rowen! - gritaba Lirioh que lo había seguido hasta ese lugar - ¿pero qué
? - cuando la joven Longbottom dimensionó la escena se encontró a Rowen apuntando hacia la líder de los Slytherin, esta le daba la espalda y miraba hacia su hermano que lucía bastante decepcionado y en el otro extremo Solomon se acercaba a Lucien le quitaba un papel de la mano y se lo llevaba a ella.
- Llegó esto para ustedes Lirioh - dijo Solomon al entregarle la misma carta - es sobre tus abuelos -
- Ya lo sé Solomon, ellos están muriendo y ordenaron su traslado desde el hospital en Centro América hasta San Mungo - todos se quedaron mirándola impactados algunos por la sorpresa misma de la noticia, otros por el sólo hecho de que la supiera - esto es una trampa para nuestro padre Lucien y tenemos que hacer algo.
- En eso estamos de acuerdo Lirioh - dijo la profesora Montalbán que llegaba en ese mismo instante - y baje su varita señor Potter, no atacará a la señorita Balthezar en mi presencia - pero la bruja no había llegado sola, detrás de ella venía la Directora McGonnagal y otra mujer de largos cabellos rubios y enormes ojos azul grisáceo.
- No pensarán que los dejaríamos hacer esto solos hijos - dijo Luna Longbottom - pero ahora tenemos que conversar, ustedes cinco saben cosas referentes a lo que va a pasar, por separado no servirán de nada, pero si las unimos tal vez hagamos algo más que proteger a los padres de Neville.

CAPÍTULO DIEZ: Cinco partes de una misma trampa (Parte dos: La carnada)


Luego de tensos momentos en aquel oculto claro en los jardines de Hogwarts, los cinco estudiantes y las tres brujas adultas se dirigieron a la oficina de la profesora McGonnagal, la directora convocó sillas para todos, pero los jóvenes permanecían de pie mirándose entre sí, Rowen y Solomon observaban inquisitoriamente a Eden Balthezar, esta mantenía su mano firma en la varita, lista para contraatacar
- No - indicó Lucien a sus amigos y les quitaba las varitas de las manos - lo que tengan que resolver por su cuenta háganlo después, ahora necesito respuestas de todos -
- Y las tendrás hijo - contestó Luna intentando acercarse, pero un solo gesto en el ahora impávido semblante de su hijo la hizo detenerse, nunca lo habían visto tan frío y decidido como ahora - pero ahora tenemos que preocuparnos de tus abuelos -
- Mamá tiene razón hermano - añadió Lirioh tratando de calmarlo - Los abuelos están muriendo, me hablaron a través del tablero de las mentes de papá, gastaron su última oportunidad de comunicarse en darme este mensaje
sus cuerpos no resistirán el viaje -
- Debiste decirme que irías a verlos Lirioh -
- No hubo tiempo, no sabía
no
-
- ¡Todos me han ocultado cosas últimamente! - agregó el joven Longbottom mirando directamente a Eden - piensan que por ser amable y distraído no soy capaz de soportar la presión, cuanto se equivocan; tú sabías que Weasley y Potter tramaban algo contra mis abuelos ¿cierto? Ignoro cómo pero lo sabías ¿verdad? Y no me dijiste nada -
- Es por eso que la estaba increpando Lucien yo
- intentó decir Solomon, pero Lucien se volteó rápidamente hacia él con una dolorosa expresión de decepción.
- Tú también Solomon, hablabas con ella hace tiempo y me lo ocultaste, independiente de cualquier interés mío eran cosas que debía saber estamos hablando de los que buscan la cabeza de mi padre, lo viste venir y no nos alertaste; tú Lirioh habías establecido contacto con nuestros abuelos y no me permitiste hablar con ellos, eres tan impulsiva que no pensaste en buscarme antes; y tú Rowen, se me hace difícil creer ahora que no te hubieran dicho nada o que tu padre no te tuviera como espía por si papá nos contactaba, todos me mintieron - cuando Lucien terminó de expulsar todo su ira y frustración se puso de pie y abandonó la oficina sin atender las palabras de nadie más, Lirioh trató de ir tras él, pero Luna la detuvo.
- Necesita estar sólo hija, acaba de aprender una lección importantísima sobre los amigos -
- Qué los amigos fallan- agregó la profesora Montalbán bastante apenada por lo sucedido.

- Nos preocuparemos por el joven Longbottom después - habló la profesora McGonnagal - El Ministerio de Magia dictaminó una orden para trasladar a Frank y Alice Longbottom desde Sudamérica hasta el Hospital San Mungo, ¿alguien puede explicarnos por qué? - fue la rubia madre de los mellizos quien tomó la palabra.
- Hace pocos meses que Neville los envió hasta allá, los padres de Solomon le escribieron sobre unos nuevos tratamientos para curar su enfermedad
pero pienso que tal vez sospechaba lo que iba a pasar
y ahora esos malditos quieren traerlos de vuelta - sentenciaba Luna con notoria preocupación.
- Es una trampa - habló ahora Solomon - saben que trayendo a los padres del profesor Longbottom lo obligarán a revelarse, Ronald Weasley y tus padres Rowen
ellos son los culpables - todos habrían esperado a que el pelirrojo se hubiera abalanzado furibundo en contra del robusto Hufflepuff, pero en lugar de eso vieron como su atlético cuerpo se tambaleaba levemente ante la manifestación de una verdad que él mismo no querría admitir.
- No
mi madre no
- fue lo único que Rowen pudo decir antes de ser interrumpido por Eden.

- La madre no tiene nada que ver en esto - habló la joven Slytherin ante las miradas incomprensivas de los demás - ella está dándose cuenta de todo, son ellos
ellos son los responsables - luego la joven cerraba los ojos y apuntaba su rostro hacia el suelo negando con la cabeza - hay mucha maldad en todo esto, oscuridad como hace décadas no se veía.

- Claro que hay mucha maldad en todo esto - habló desafiante Lirioh Longbottom - eres una Slytherin, no sólo puedes oler el mal alrededor, tal vez tú misma lo has generado, por tu culpa Lucien se enojó con todos -
- Deja de actuar como una chiquilla malcriada Longbottom - contestó nuevamente altanera Eden - él está decepcionado porque ustedes le fallaron -
- ¡Tú me obligaste a mantenerme callado Balthezar! - arremetió ahora Solomon.
- Si no le dijiste nada a tu mejor amigo es porque no confías en él, al menos de mí no esperaba nada, ¿pero de ti? -
- ¡Hiciste esto apropósito Balthezar! - Exclamó Rowen - ¡Querías dividirnos, debilitarnos, para algún macabro plan tuyo! - pero en lugar de enfadarse la hermosa Slytherin largo una sarcástica carcajada.
- Has leído demasiadas novelas sobre niños mago
Potter - en la vida real no existen buenos ni malos, todos somos una mezcla, ahora Lucien se dio cuenta de ello
y si quieres encontrar planes macabros, mejor búscalos en tu familia - ahora sí que Rowen estuvo a punto de lanzarse contra Eden furibundo, de no ser porque Solomon se lo impidió.

- No nos has dicho por qué tienes tanto interés en el miserable de Weasley - interrumpió airado Solomon - cuando me recuperaba de la tortura que él me infringió me obligaste a contarte todo lo que sabía sobre él y parecías enfurecerte cada vez más a medida que te hablaba
¿qué es lo que ocultas? -
- ¡No tengo nada que decirles a ninguno de ustedes! - contestó altanera Eden, pero la mano de la profesora Montalbán en su hombro la inhibió.
- Ya no necesitas tus barreras Eden, esto le importa a él tanto como a ti - fue lo único que la profesora de Defensa le dijo, la joven se apoyó contra una pared y luego de un profundo suspiro habló.

- Ronald Weasley me ha hecho más daño que nadie - dijo la bella Slytherin en algo que parecía desgarrar su gélida coraza emocional - y he jurado que aunque fuese con mi último hálito de vida él pagaría por lo que me hizo -
- ¿Pero qué fue lo que te hizo? - preguntó impertinentemente Lirioh lo cual le ganó un fuerte codazo en el brazo por parte de su madre
- Ya veo - concluyó Rowen sin mirarla - algo muy malo debió haber hecho
pero qué relación tiene eso con Solomon, recién la profgespora Montalbán dijo que eso le importaba tanto a Solomon como a ella
¿Qué nos ocultas? -

- Ronad Weasley fue el que asesinó a mi padre - agregó tajantemente Solomon con tal rabia contenida que su puño remeció la roca de la estatua del águila, los demás lo miraban sorprendidos, ya que hasta la fecha nunca había hablado de eso - por eso ayudé a Balthezar sin importarme sus motivos, desde ese día hasta ahora, compartiendo con ella todo lo que sabía acerca de ese miserable - Lirioh trató de preguntarle algo más, sobre cuando cómo o por qué Ronald Weasley había asesinado al padre de Solomon, pero si hasta el momento él no les había dicho nada tampoco lo podría hacer ahora. Finalmente fue Luna quien tomó la palabra.

- Hubo un tiempo en que Neville, Harry. Ginny, Ronald, Hermione yo fuimos los más grandes amigos, juntos vivimos muchas aventuras, inclusive peleamos en la batalla final de Hogwarts donde Lord Voldemort cayó definitivamente. En ese entonces Neville y yo recién comenzábamos a estar juntos, los Potter ya eran pareja y Ronald con Hermione eran
más que amigos
a decir verdad si no estaban juntos por completo era porque eran demasiado torpes emocionalmente para admitirlo - y con esto Luna apenas aguantó una pequeña risita mientras las profesora Montalbán y McGonnagal la miraban incómodas - en fin, en esa época el padre de Solomon nos enseñaba defensa contra las artes oscuras y según recuerdo a pesar de su carácter hosco y sarcástico a Hermione le fascinaba y ella no le resultaba para nada indiferente, y si en ese entonces no paso nada fue única y exclusivamente porque Alejandro respetaba los sentimientos de Ron. Pasaron los años y Ron con Hermione estuvieron juntos, incluso se casaron, recuerdo haber ido a la boda y todo eso, ese día yo llevaba un vestido
-

- ¡Luna! - Exclamó la profesora Montalbán ya bastante incómoda por las divagaciones de la rubia editora del Quibbler - ¡Por favor basta! - pero Luna sólo se limitó a adelantar los hechos hasta llegar a los más importantes.
- Con el tiempo Ron se convirtió en Auror al igual que Harry y Ginny después, pero él se fue tornando frio e insensible, bastante cruel debo agregar, hubo algo que hizo, algo que Hermione nunca pudo perdonarle y ella lo abandonó, se marchó lo más lejos que pudo de todo lo que recordará a él -
- Se marchó a Sudamérica - agregó al profesora Montalbán - Alejandro le había dicho que si algo malo pasaba y necesitaba alejarse de todo él la protegería, tu padre siempre la amó Solomon.
- Eso lo sé profesora y a veces quisiera creer que ella también lo quiso a su manera, pero más bien creo que ellos fueron algo así como amigos, amigos con un hijo en común - y con esto Solomon le revelaba a sus amigos una verdad que nunca les había contado en los años que lo conocía, la verdad sobre su quien es su madre - ¡Y ese desgraciado de Weasley se vengó matándolo, los buscó por años hasta que dio con ellos y lo mató ante mis propios ojos! - y con esto el muchacho rompió en lágrimas arrodillándose en el suelo mientras Lirioh lo confortaba con su mano en el hombro.
- Y el muy canalla tuvo el cinismo de acusar abiertamente a Alejandro de ser cómplice de los crímenes de los que se acusa a mi esposo - agregó molesta Luna - cuando el mismo lo había asesinado.
- La muerte de Alejandro Santos es algo que lamento profundamente - dijo la profesora McGonnagal - pero es sólo una arista de algo
- pero un viejo y cansino carraspeo a la espalda de la Directora la hizo silenciarte, era la voz del retrato de Albus Dumbledore quien tomaría la palabra.

- Lamento interrumpir todo este coloquio damas y caballeros, pero debo informarles dos cosas, primero respecto a lo que ha pasado con el profesor Neville Longbottom
creo poder ilustrarlos mejor
¿lo segundo?... Aaahhh sí
ya recuerdo, tenemos visitas - no terminaba de hablar cuando de la chimenea comenzaron a salir chispas verdes y entre el humo se vislumbraba la figura de una mujer de cabello rojo y uniforme de auror.

- ¿Madre? - Habló Rowen cuando el rostro de Ginnevra Potter se hizo visible - ¿Qué haces aquí? -
- Lo mimo quisiera saber - agregó Luna poniéndose frente a ella.
- Vengo en son de paz - habló la pelirroja - sé que no confías en mí Luna, pero ahora es importante que lo hagas, hay algo que debo decirte -
- ¿Qué ustedes ordenaron el traslado de los padre de Neville hasta San Mungo aún a sabiendas de que eso les costará la vida? -
- Yo no tuve nada que ver en eso
fueron ellos los que lo hicieron, acabo de enterarme cuando los vi legando a San Mungo, están fuertemente custodiados y tienen órdenes de matarlo si se atreve a aparecer.
- Subestimas a mi esposo Ginny, tal como hace veinte años todos lo subestiman -
- Luna, esta es una batalla que no puede ganar, es por eso que estoy aquí -
- Por qué tendríamos que confiar en usted señora - interrumpió Solomon mirándola desafiante - por qué tendría que confiar yo en usted cuando desde que llegue a este colegio su familia me ha despreciado -
- Mi hermano amaba a tu madre muchacho y nunca le perdonó el haberlo dejado -
- ¡Sabes bien por qué lo dejó! - Agregó la profesora Montalbán - ¡en esas mismas paredes donde ahora Frank y Alice Longbottom agonizan está la prueba viviente de lo que él hizo! - Ginnevra miró sorprendida a la profesora de Defensa ante lo exaltado de su actitud.
- No queda tiempo para más recriminaciones Ethien, Ginnevra está aquí para ayudar, confío en ella - habló la profesora McGonnagal.
- No veo cómo nos puede ayudar - agregó Lirioh - sólo tenemos que ir hasta San Mungo y sacar a mis abuelos de allí -
- Ese es el problema - contradijo Ginny - los aurores han cerrado todas las entradas habituales, la red flu y las apariciones, no hay forma de llegar hasta ellos a no ser que confíen en mí - luego se acercó a Solomon y le habló - cuando todo esto acabe te pediré perdón por cómo te he tratado todos estos años, tú no tienes culpa de nada, es mi hermano quien perdió la razón y a contagiado con su odio a mi esposo, Neville debe ser detenido y llevado a la justicia, no asesinado a sangre fría -
- ¿Aún piensas que mi esposo cometió todos esos crímenes? - inquirió molesta Luna, pero Lirioh la interrumpió nerviosa -
- Mamá
Lucien y yo
entramos una vez al tablero de las mentes
vimos cómo alguien igual a papá mataba al señor Creevey, sé que es imposible de creer, pero sé lo que vi - Luna no daba crédito a lo que su hija decía, al extremo de derrumbarse contra un sillón.
- Tienes que estar equivocada hija, tu padre no pudo haber sido -
- señorita Longbottom - habló ahora el retrato del profesor Dumbledore - ¿recuerda si quien piensa era su padre lucía
extraño? - la muchacha hizo un esfuerzo por reparar en los detalles, efectivamente habían diferencias.
- su rostro parecía borroso, sus ojos estaban pintados de negro
flotaba y su risa
su risa no parecía humana - todos atendía impresionados el retrato de Lirioh, incluso Eden que parecía entender lo que pasaba -
- Señorita Balthezar - habló nuevamente el profesor Dumbledore - ¿sería tan amable de ilustrarnos sobre lo que los jóvenes Longbottom vieron esa noche? Podría hacerlo yo mismo ya que estuve allí en compañía de Neville, pero presiento que usted sabe más sobre el tema - la joven Slytherin si bien se incomodó con el comentario hecho por el mago del retrato no tuvo más alternativa que hablar de lo que sabía -

- Ese no era el profesor Longbottom, según la descripción se trata de un inframagus -
- Leía algo de eso - habló la profesora Montalbán - pero se supone que no existen -
- O sí, claro que existen, así como todo un Inframundo mágico del cual provienen, es una leyenda que se conoce entre los cultores de las artes oscuras más antiguas, se remonta hasta la época del mismísimo Salazar Slytherin -
- ¿Y qué se supone que son? - interrogó luna más preocupada que antes.
- Es como una versión de nuestro propio mundo pero totalmente alterado, un lugar donde habitan las más malignas entidades primigenias y donde cada uno de nosotros tiene una versión mala
lo que Lucien y su hermana vieron no fue a su padre si no al inframagus correspondiente -
- Y es ese Inframagus el que ha estado matando a sus ex compañeros durante él último mes aunque desconozco el motivo - agregó el profesor Dumbledore - y son los Inframagus de los asesinados los que Neville ha debido de matar por órdenes mías a fin de que no terminen habitando este mundo -
- ¿Matar
profesor? - habló luna con un hilo de voz -
- Bueno
sí y no, sí porque ha debido de hacerlo, pero no porque no ha matado a nadie que viva en este mundo, los restos encontrados son los que el Inframagus ha dejado -
- Entonces eso absuelve a papá de todo - mencionó triunfal Lirioh.
- No tenemos cómo probarlo - contradijo el anciano del retrato, del momento que le pedí a Neville que hiciera esto él sabía que no habría vuelta atrás, para el resto del mundo él seguirá siendo un asesino -
- ¿Y por qué lo obligó a él? - Interrogó furiosa Luna - ¿Por qué no se lo pidió a Harry o a Ron que siempre fueron sus predilectos?.
- Porque el Inframagus que traspaso esta dimensión es el de tu esposo, Neville debía de ser el encargado de detenerlo -
- Pero ha fallado hasta ahora - contradijo Ginnevra - han seguido matando magos y no ha sido capaz de llegar a tiempo, ahora Seamus y Lavender están muertos -

- En eso te equivocas Ginny - sentenció la profesora Montalbán - los Finnegan están perfectamente bien dedicándose a la docencia en Sudamérica, llegaron de vacaciones hace unos meses y cuando me vine a Hogwarts les pedí que me reemplazaran. Y con las notas que tomaste y que tu hijo me entregó por error ahora sabremos donde será el siguiente ataque -
- Podremos probar la inocencia de papá - celebraba Lirioh abrazando a su madre, pero antes que Luna pudiera haberse sumado a la alegría de su hija un estrepitoso portazo seguido de potentes y pesados pasos la obligó a incorporarse, era Hagrid quien entraba desesperadamente a la habitación.

- ¡Señora Directora
él
él! - pero estaba tan agotado que jadeaba sonoramente mientras casi aplasta un sillón al trata de apoyarse en él - él
Lucien
lo vi
tomó un Thestrall
traté
quise detenerlo
se marchó
volando - Luna ahogó un grito desesperado al igual que su hija, los demás se miraban preocupados, incluso Eden parecía intranquila, pero el anciano del retrato tomó la palabra.

- Si ese muchacho heredó tan sólo un poco de espíritu de sus padres estoy seguro que estará bien, además de seguro se dirige a San Mungo para proteger a Frank y Alice mientras nosotros jugamos a los detectives, les recomiendo que lo alcancen -
- Hay un cambio de guardia en media hora - agregó Ginny, si tenemos suerte podemos alcanzarlo ahí -
- ¿Podemos? - Inquirió Luna aún desconfiada - ¿piensas ir con nosotros? -
- Si Neville es inocente te juró que lo probaremos Luna, pero ahora debemos ayudar a tu hijo antes que cometa una locura - con estas palabras el rígido semblante de Luna comenzó a alivianarse, fue como si por escasos segundos volviera a estar frente a la que fuera su mejor amiga, se limitó a asentir con la cabeza y se dirigió a la Red Flú -
- pero no te dije que la Red Flú estaba clausurada hacia San Mungo - intentó disuadirla la pelirroja.
- ¿No te había contado que tenemos una distribuidora del Quisquilloso justo a frente del hospital? - sonreía ahora la rubia.
- Entonces vamos - dijo resueltamente la profesora McGonnagal seguida de Hagrid y la profesora Montalbán -
- ¡Esperen! - Exclamó Lirioh poniéndose de pie - ¡Yo también voy, es mi familia la que está en peligro! -
- Yo también voy - agregó Solomon.
- Y yo - continuó Rowen

- Los hábitos se heredan - sentenció la profesora McGonnagal mientras alzaba su varita y realizaba amplios movimientos circulares conjurando una pared de cristal entre los jóvenes y ellos - pero siguen siendo alumnos, deben quedarse aquí - y dicho esto los magos adultos se marcharon por la chimenea.
- ¡No nos dejen aquí! - gritaba desesperada Lirioh mientras golpeaba con furia la impenetrable pared, Rowen y Solomon lanzaron toda clase de hechizos pero estos se disipaban al impactar el cristal.
- ¿Adonde vas? - inquirió Solomon al ver a Eden abandonando a puerta de la Dirección.
- Si Lucien uso un Thestrall para irse también lo haré yo, esta noche Weasley pagará por lo que ha hecho. Los demás se miraron entre ellos antes de seguirla por la puerta de la Dirección.

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Lejos de Hogwarts, entre las sólidas y níveas paredes del hospital San Mungo el experimentado auror Harry Potter se pasea por uno de los pasillos meditando en lo que iba a suceder.
- ¿Todo listo camarada? - preguntó Ronald Weasley acerándose por el fondo de la estancia, a pesar de lo desagradable de su aspecto desaliñado y el parche en su ojo disimulado por algunas greñas cobrizas que caían grasientamente por su rostro, se veía perfectamente repuesto luego del largo tiempo postrado producto de la regeneración ósea.
- Tal cómo te lo dije antes Ron
todo está en su lugar, la carnada en su sitio y los caminos listos para que la presa caiga en nuestra trampa, no sólo aurores custodian San Mungo esta noche, Neville no sobrevivirá -
- ¿Qué te parece si le echamos un vistazo a nuestros invitados de honor? - sugirió el pelirrojo abriendo las puertas del pabellón de daños permanentes por el cual en ese mismo instante pasaban - Neville debería estar agradecido, conseguiste que los colocaran en las mismas camas que antes
aún no entiendo
¿cómo lograste traerlos tan rápido? -
- Cuando eres yerno de uno de los cuatro Ministros de Magia se abren muchas puertas -
- Ja Ja Ja
respeto la astucia Harry
- celebraba el pelirrojo con roncas carcajadas - ¿Pero cómo lograste que Arthur y Kingsley te autorizaran a desplegar todo este operativo? -

- No lo saben, envié invitaciones falsas a tu padre y a Kingsley de parte del Ministerio de Magia japonés, y en su ausencia el jefe de la división de aurores soy yo, para cuando se den cuenta del chasco ya tendremos a Neville envuelto y con tarjeta - ahora los dos reían maliciosamente vanagloriándose de su maquiavélico plan mientras se acercaban a las dos camas al fondo del pabellón donde dos ancianos en lamentables condiciones con los ojos blancos y extraviados, las bocas caídas de las que escurría saliva espesa, ya no quedaban plateados cabellos en sus cabezas envueltas en insípidos pañuelos del mismo color que sus camisones, su piel parecía derretida entre los huesos hasta formar moretones y escaras en las prominencias que evidenciaban el nulo cuidado que habían recibido durante las últimas horas - Hola señores Longbottom - saludo sarcásticamente Harry a los dos ancianos frente a él - soy Harry Potter y este es mi amigo Ron Weasley - el pelirrojo hacía una exagerada reverencia antes de largar en más carcajadas - no creo que lo entiendan, de hecho dudo que exista algún cerebro digno de ser llamado así detrás de sus gastadas cabezas, pero fuimos amigos de su hijo
sí de Neville - ahora los ancianos parecían mirar a Harry pero sin perder su ausente expresión.
- Gracias a ustedes podremos tener una especie de encuentro de viejos amigos - agregó el pelirrojo - su hijo vendrá a rescatarlos y entonces Harry y yo nos encargaremos de él
pero no se preocupen señores Longbottom, les prometo que si no lo matamos lo dejaremos igual que a ustedes para que les haga compañía - y dicho esto ambos rieron estrepitosamente sin darse cuenta que los ancianos habían cambiados sus semblantes a los de un evidente pavor.

- ¡Harry
mira! - exclamó Ron que ya se había alejado unos meros del final del pasillo y se detenía en una de las camillas rodeada de un biombo con elegante tela verde con ribetes plateados - un viejo amigo - Harry se acercó a donde estaba el pelirrojo y descorrió la cortina.
- Me sorprende que siga con vida Ron
¿recuerdas ese día? -
- jamás me divertí tanto como aquella vez - contestó el pelirrojo mirando nuevamente al interior del cubículo, luego sacó la cabeza y miró maliciosamente a Harry - ¿te parece un poco de diversión?... por los viejos tiempos - Harry lo miró durante unos segundos y sonrió tan bellaco como su amigo.

- Por los viejos tiempos - dijo Harry antes de quitar de golpe las cortinas y dejar al descubierto a su infame ocupante - tanto tiempo sin verte - dijo antes que ambos apuntaran sus varitas hacia el aterrado enfermo.
- ¡¡¡CRUCIO!!! -

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La oficina distribuidora del Quibbler quedaba a una calle de la entrada tradicional al Hospital San Mungo, en una pequeña casona de dos pisos que los muggles pensaban estaba embrujada porque durante todo el día escuchaban sonidos de prensas y guillotinas cortando papel, pero cuando algún curioso se acercaba no encontraba nada, era un buen lugar para ocultarse y de su chimenea ahora emanaban chispas y humo de color verde para dar lugar a cuatro brujas y un semigigante que apenas lograba agacharse para no destruir el techo.

- Cuidado Hagrid - apremió la profesora Montalbán con entrañable ternura al hablarle - recuerda que esta habitación es la mitad de tu cabaña -
- Creo que mejor esperaré afuera señora Directora, avísenme cuando tengan un plan -
- Ve Hagrid - autorizó la veterana profesora de Transformaciones - te avisaremos en cuando sepamos que hacer. ¿Este es el lugar Luna? -

- Exacto
este es mi lugar de trabajo - dijo Luna haciendo un movimiento de varita para que todas las cosas que permanecían invisibles ya no lo fuesen, prensas, mesones y cajas repletas de diarios y revistas abarrotaban todo el primer piso - tuve que despachar a los trabajadores temprano por razones obvias, pero terminaron de imprimir los ejemplares de mañana, tenemos un artículos sobre los Ghjumtz Egipcios y sus propiedades curativas - la profesora McGonnagal y la profesora Montalbán se miraban entre ellas ante los imposibles comentarios de Luna, sólo Ginny parecía sonreír al darse cuenta que algunas cosas nunca cambiarían - si uno los hierve por un día y después los deja al solo por otros tres se puede hacer una poción para que crezca el cabello - continuaba hablando mientras sacaba de una caja lo que parecían ser papayas - este es un Ghjumtz Egipcio -
- Eso es una papaya Luna - intentó contradecirla la profesora Montalbán pero tanto Ginny como la profesora McGonnagal le hacían ademanes de que era inútil.

- ¿Todavía guardas ese feo Jarrón rosado con forma de gnomo? - preguntó la pelirroja mirando hacia el techo - ese que tienes en tu sala de estar allá arriba -
- Claro
lo tengo en la mesita triangular al lado de los maceteros de Nev
- pero Luna se detuvo unos instantes al reparar en cierto detalle - ¿Cómo lo sabes
cómo sabes que tengo ese jarrón arriba? -
- ¿Ya lo olvidaste? ¿Recuerdas cuando nacieron los mellizos y nos invitaste a verlos? Harry y yo les trajimos ese Pegaso de juguete en el que les gustaba
- ahora era Ginny quien entendía la reacción de Luna - si yo conozco este lugar
-

- Harry también - fue lo último que dijo Luna antes que un estridente grito de Hagrid desde el jardín de la casa anticipara a una enorme explosión que silenció cualquier otra voz.

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De vuelta a Hogwarts, en un sector del Bosque Prohibido cuatro estudiante corrían entre la maleza sin importarles si las ramas les arañaban el rostro o la ropa, debían llegar lo más pronto posible a su destino. Eden Balthezar iba más adelante seguida por Rowen, Lirioh y más atrás Solomon que corría con bastante dificultad. Finalmente llegaron a una pequeña cueva con la entrada tapizada de huesos de animales pequeños. Para cuando los demás llegaron Eden ya se había subido a un Thestrall y emprendía rauda el vuelo, no tenía ninguna intención de esperarlos.

- Esa mujer tiene demasiada sed de venganza - concluía Lirioh mientras la veía perderse en el atardecer.
- No creo que sea sólo eso - refutó Solomon sacando un pañuelo de su bolsillo.
- ¿Me vas a decir que está preocupada por Lucien? - dijo Rowen que miraba hacia todos lados sin saber por qué estaban allí - Esa mujer no se preocupa por nadie -
- Dos cosas Rowen - replicó Solomon al tiempo que tomaba una navaja de plata y se hacía un corte en la palma para dejar caer gotas de sangre en el pañuelo - primero
ella nunca se refiere a nadie por su nombre, excepto con Lucien
segundo, ¿por qué no admites que no puedes vera los thestrall y que te sorprendió verla volando sin escoba? -
- ¿Eso me da una idea? - Agregó Lirioh acercándose a sus amigos - ¿Por qué no vamos en escobas? - la verdad es será la primera vez que las pueda ver, pero me han dicho que son horrendos.
- Lirioh
yo peso demasiado para una escoba convencional, tú no sabes volar y a Rowen le confiscaron su saeta de fuego 3000, además no te asustes con ellos, a pesar de su aspecto son sumamente dóciles y mucho más rápidos - dicho esto Solomon se acercó a la cueva y dejó caer el pañuelo ensangrentado - a los pocos segundos tres enormes criaturas de color negro, aspecto esquelético similar al de los caballos pero con alas y cabezas como de dragón emergieron de la cueva para olfatear la sangre, Solomon se acercó al más grande de ellos, ante la estupefacta expresión de Lirioh y la sorpresa de Rowen al ver como el pañuelo era hecho jirones por extrañas fuerzas invisibles. - Hola Tenebrus - saludó Solomon al mayor de los Thestrall - tenemos que ayudar a mi tío Neville, ¿lo recuerdas? Sí
claro que sí, mamá me habló grandes historias de ti, ahora él está en peligro y necesito que nos lleven a San Mungo - el inquietante caballo pareció asentir con la cabeza y bajar su lomo como invitación a que lo montase.

- Tú montarás a Dédalos - indicó a Rowen mientras lo llevaba hasta que pudiera tocar el costado del caballo, para su mayor sorpresa al no ver lo que sus manos tocaban tuvi que subirse a tientas a lo que parecía ser un lomo y sentir entre sus piernas la respiración potente de algo que no podía ver - Tú Lirioh irás con Desdémona - llevándola muy contra su parecer hacia un Thestrall hembra que bajaba su cabeza para ayudarla - Muy bien Tenebrus, tú eres más fuerte, tú me llevarás a mí -
- Espera un momento Solomon - interrumpió Rowen que aún no lograba sujetarse del caballo invisible a sus ojos - ¿Tenebrus. Dédalos, Desdémona? ¿cómo sabes sus nombres? -
- EXTASIS de cuidado de criaturas mágicas, me toca alimentarlos dos veces por semana junto a Kon
- y por ese segundo recordó que hace muy pocas horas esa pequeña y linda muchacha de Ravenclaw le había dado su primer bezo, esperaba tener tiempo después para meditar en lo sucedido - Muy bien
¡Al Hospital San Mungo amigos! - y los tres Thestrall despegaron velozmente del suelo y se alejaron por el cielo en dirección norte.

En menos de una hora los tres jóvenes sobrevolaban el techo del hospital, lentamente descendieron por uno de los costados y ocultaron los Thestrall, dos más se encontraban en el pequeño cobertizo en el sector Oeste del edificio, los que habían usado Lucien y Eden para llegar allí.
- Muy bien genios - habló Lirioh desenvainando su varita - ¿Por donde? -
- A veces lo más obvio es la mejor opción - sentenció Rowen caminado con seguridad hacia el pasillo frente a ellos - vamos por aquí, ellos deben haber usado ese mismo camino -
- No lo sé
me parece demasiado sencillo - reflexionaba Solomon, dubitativo en seguirlos o no.
- Confía en Rowen - le decía Lirioh empujándolo suavemente - él siempre sabe que hacer -
- te comportas como toda una Grouppie - habló para sí mismo antes de seguirlo de mala gana.
- Seguimos por este pasillo y cruzamos esa puerta al fondo, nos llevará al salón principal, esta es la salida de los enfermos menos vistosos por así decirlo - continuaba Rowen con el parque temático mientras Solomon se sentía cada vez más incómodo y desconfiado por el camino que recorrían, pensaba que si el pasillo era tan largo hubieran visto a Eden Balthezar más adelante y o único que encontraban era más y más oscuridad.

- Solomon - le susurró Lirioh caminando a su lado entretanto Rowen continuaba hablando consigo mismo - sé que no he sido muy amable contigo este año -
- No necesitas decirme eso ahora Lirioh -
- Claro que lo necesito - insistió la rubia - no sé
todo ha pasado tan rápido y yo
bueno
sé lo que te pasa
sé lo que sientes por mí - de no ser por la enorme oscuridad que abarcaba el pasillo Lirioh hubiera visto lo ruborizado e incómodo que estaba Solomon - y me apena no poder corresponderte, es sólo que eres muy
-
- Basta - habló el robusto Hufflepuff - no digas lo que estabas pensando, ya es demasiado tarde para que tengamos esta conversación, si nunca te lo dije es porque en el fondo siempre lo supiste, y ahora entiendo la forma en que te hiciste cargo de la situación. Pero eso ya no importa, ya es demasiado tarde -
- Por favor Solomon, déjame decírtelo, esto me apena demasiado, me pone muy triste -

- A mí también me entristece
- En ese instante Solomon se dio cuenta de que estaba extrañamente triste y no por las palabras de Lirioh, también advirtió que ella estaba profundamente apenada por algo que jamás parecí a haberle importado, incluso Rowen había dejado de hablar y camina cabizbajo con las manos en los bolsillos, hacía demasiado frío y estaba totalmente oscuro y todos, absolutamente todos exhalaban vapor por sus bocas, no estaban solos.

- ¡¡¡CORRAN!!! - grito Solomon cuando se dio cuenta que las sombras alargaban sus cadavéricas y pútridas manos llenas de pústulas hacia ellos.

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Lucien había dejado el Thestrall en aquel cobertizo y frente a él diviso un largo y profundo pasillo que daba hacia el centro mismo del hospital, una corazonada le indicó que no tomara ese camino, así que se dirigió hacia la entrada principal; esta estaba fuertemente custodiada por decenas de aurores dispuestos en todos los rincones, no tuvo más remedio que esperar entretanto discurría algún plan, si no en contaba un brecha por donde pasar inadvertido tendría que batirse a duelo con todos ellos.

- ¿Pretendes jugar al Vikingo abriéndote paso entre todos esos aurores? - la voz a su costado de Eden Balthezar lo hizo sobresaltarse, más que por encontrársela allí por el hecho de haberle escuchado un intento de broma.
- ¿Qué haces tú aquí? -

- Tú bienes a rescatar a tus abuelos y proteger a tu padre, yo vengo por Ronald Weasley, por como lo veo tenemos caminos similares, tal vez podamos ayudarnos -
- No sabía que aceptabas ayuda de nadie, no me imaginaba que confiaras en alguien más que en tu espejo - con esto Lucien le recordaba su molestia y Eden lo entendió así -
- Ronald Weasley destruyó mi vida Lucien, si te hubiera contado antes habría terminado hablándote de todo lo que eso me genera y no soy capaz aún de hablar del tema, no es por desconfianza hacia ti, es sólo que es demasiado dolor -
- No digas más Eden - le sonrió dulcemente el joven Gryffindor - ya tendrás tiempo de hablarme de lo que te pasa, en el fondo sabes que puedes confiar en mí
pero ahora me interesa saber cómo pasaremos entre esa treintena de aurores -
- De la forma más sencilla - concluyó la joven poniéndose de pie y entrando tranquilamente en el salón seguida de un preocupado Lucien.

- ¿Qué hacen aquí? - inquirió uno de los aurores, Lucien miraba hacia todos lados a los aurores que los rodeaban, noto entonces que muchos se parecían entre ellos, es más eran idénticos - ¡¡¡Respondan!!! - insistió el guardia. Eden levantó los ojos displicente y le susurró algo al oído de su acompañante.
- Cuando te de la señal ataca a los que son diferentes -
- ¿Diferentes
señal
qué señal? -
- ¡Esta! - exclamó la joven Slytherin empuñando furiosa su varita y lanzándose contra los aurores frente a ella.CAPÍTULO 11: Cinco parte de una misma trampa (parte tres: Honrarás a tu padre y a tu madre)


Hospital San Mungo
Salón central, primer piso.


- ¡Stupeffy! - gritó Eden Balthezar lanzando rayos de color rojo contra los guardias que avanzaban inexorablemente hacia ellos, Lucien no pudo preguntar nada, se vio a sí mismo rodeado de decenas de manos que lo sujetaban y cubrían como una marea humana de olor salino, sentía su propia desesperación apoderarse de él a medida que los atacantes lo iban aprisionando, el oxigeno se enrarecía con ese desagradable olor y los sonidos guturales de sus atacantes.

- ¡NNNOOO! - exclamó con los restos que le quedaban de fuerza y se obligó a sí mismo a incorporarse, impensablemente su propia energía se canalizó a través de su varita, generando un domo de azulina energía, sus atacantes desaparecieron en montículos de polvillo plateado. No hubo mucho tiempo de pensar, había conjurado un campo de protección simple y extrañamente sus atacantes se habían desintegrado; el alarmante mensaje mental de que había asesinado a todos esos guardias se vio afortunadamente silenciado al fijarse por una fracción de segundo en cómo Eden lanzaba encantamientos aturdidores a sus adversarios y estos desaparecían en montículos de polvo también. Muchos más iban apareciendo y sucumbiendo ante sus hechizos sin siquiera atacarla con magia, todos erráticos y exactamente iguales entre sí.
- ¡Busca al que sea diferente Lucien
es la única manera! - le gritó la joven Slytherin desde el otro extremo del salón. Que buscara al que era diferente, ese era el mensaje.

- Mitosis generus - las palabras iluminaron la mente del muchacho como un esperanzador recuerdo, su madre le había hablado de magos que estudiando las artes oscuras a fondo obtenían el estatus de Mitosis generus, la capacidad de generar copias de sí mismos, cada una independiente del original pero sin las habilidades mágicas. Sólo atacando al original se detendría la multiplicación. Recordó al que había hablado antes, ese debía de ser y no estaría en pleno campo de batalla sino oculto para continuar replicándose - vienen de ese escalera - vio Lucien a las réplicas bajar desde una escala, se abrió camino entre los atacantes hasta quedar justo al final de esta y levantó su varita en el preciso instante que más venían bajando.

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Pabellón de lesiones mágicas permanentes



- La idea de colocar bombas mágicas en las oficinas del Quibbler fue genial, pero
¿replicantes en los salones principales Harry? - Le preguntaba Ronald Weasley - Nunca se me hubiera ocurrido, ¿De donde los sacaste? -
- Hace unos meses tuvimos una misión en Hosk Truman, un poblado Muggle a las afueras de Chelsea, tienen una mina de plata abandonada cerca de ahí y los lugareños reportaron actividad minera y extraños ruidos en las noches, sabes tan bien como yo lo mucho que embelesa todo lo muggle a tu padre, así que nos envió a Ginny y a mí a investigar, encontramos un centenar de personas iguales entre sí que nos atacaron e cuanto nos vieron, no tienes idea de lo terapéutico que puede resultar convertir a esas réplicas en columnas de polvo plateado, dejé a Ginny divertirse un rato y fui en busca de los replicantes y los encontré, trataron de resistirse pero les fue inútil. En el informe oficial figura que los destruí -
- Pero en la vida real te los quedaste como mascotas ¿cierto? - le preguntó el pelirrojo a lo que Harry simplemente sonrió -
- Nunca sabes cuando puedes necesitar un ejército instantáneo -
- ya veo, pero ¿Cómo es que los demás aurores no saben nada de esto ahora? -
- Los nuevos aurores son unos idiotas que se paran en una mano si yo se los ordeno Ron, para ellos soy una leyenda, me idolatran
los dejé en otro sector del hospital custodiando, para cuando Arthur o Kingsley lleguen ya será muy tarde, Neville estará muerto y yo tendré lo que busco -
- ¿Lo que buscas tendrás relación con ese ejército de replicantes y la sumisión de los aurores hacia ti? Si tu quisieras podrías tomar control del Ministerio - Harry escuchaba las palabras del pelirrojo y sonreía maliciosamente, la respuesta era más que clara.

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De vuelta al Salón central, primer piso.

- ¡Incendio! - Exclamó y una llamarada comenzó a subir por los escalones consumiendo a las replicas que iban descendiendo, tuvo que mantener el fuego ya que más aparecían a cada segundo, era como si el replicante supiera que Lucien iba por él y se multiplicaba cada vez más rápido, el calor y el cansancio lo invitaban a detenerse y descansar, pero la imagen de lo que estaba en juego lo mantuvo firme, su padre y sus abuelos dependían de que él llegase pronto y en el salón Eden seguía luchando con las cada vez más numerosos replicas, no resistiría mucho tiempo más.

Finalmente llegó hasta el segundo piso, una amplia estancia plagada de más replicas que parecían generarse desde el otro extremo y que saltaban directamente hacia el salón principal, miró por escasos segundos hacia donde debía de estar Eden y la vio en una esquina rodeada de enemigos y defendiéndose con exhaustas fuerzas, concentró lo que le quedaban de energía y levantó su varita con ambas manos para dejarla caer en un seco golpe contra el suelo, como un leñador descarga el hacha contra la madera - ¡ENERGO! - exclamó y una onda de energía sacudió el suelo como una ola desintegrando a las réplicas que le obstruían el paso; casi pierde el conocimiento producto del cansancio y sintió como las piernas le fallaban, por uno segundos la respiración le faltó y su vista comenzó a nublarse, la fatiga lo iba a desmayar y al final del pasillo quedaban cinco más que caminaban lentamente hacia él con sus varitas en alto, uno de ellos debía de ser el replicante; inhaló profundamente y se plantó firme sobre sus pies, probablemente le quedaban fuerzas para un ataque más, debía elegir el blanco correcto.

Eden perdió la cuenta de a cuantas réplicas había destruido, los montículos de polvo plateado alrededor le cubrían ya los tobillos ralentizando sus movimientos, estaba agotada y sus enemigos crecían a cada minuto - apresúrate Lucien - pensaba en voz alta luego de lanzar más maldiciones a las réplicas que se esfumaban en polvo plateado, el desagradable olor salino y el polvillo mismo le dificultaban la respiración, cada hechizo que lanzaba se llevaba consigo un fragmento de su propia energía y el cansancio era evidente, así como el insipiente deseo de rendirse.

Pero no se rendiría, no ella, era una Slytherin y lucharía hasta el final, aún en contra de las enseñanzas de su casa que rezaban que era más astuto huir, ella no escaparía, además estaba demasiado cerca de su venganza, Ronald Weasley estaba en ese lugar, podía oler su podredumbre y eso la motivaba a continuar, aún a costa de su propia vida no descansaría hasta verlo pagar.

- ¡Expeliarmus! - Escuchó desde el segundo piso al otro extremo y un bulto cayó pesadamente sobre los montículos de polvo plateado, luego del impacto todas las réplicas dejaron de moverse y lentamente fueron descascarándose como si estuviesen hechas de arena, ahora el polvo legaba hasta sus rodillas. Eden estaba exhausta pero de cualquier forma se acercó como pudo hacia quien había caído. Era el replicante que se tomaba la cabeza en señal de dolor por la caída, cuando se dio cuenta que la joven lo estaba mirando rápidamente busco su varita, en vano ya que ella la había encontrado antes y la quebraba en ese preciso instante.

- ¡Ahora miserable sabandija, dime donde está Ronald Weasley o te transformaré en un cucaracha y disfrutaré descuartizándote segmento por segmento! - la mirada furibunda de la muchacha, su agresivo tono de voz y su propia bota sobre el pecho del replicante bastaron para hacerlo confesar.
- En el quinto piso, pabellón de lesiones mágicas permanentes -
- Los Longbottom - advirtió la muchacha antes de aturdirlo con un hechizo y conjurar cadenas a su alrededor. Luego ascendió por la escalera por donde ante Lucien había subido, a pesar de sus ansias por vengarse no pudo evitar asegurarse de que él estuviera bien.

- ¿Por qué tardaste tanto? - le preguntó el joven Gryffindor al verla aparecer, estaba sentado en el piso apoyado la espalda contra la pared y bebiendo agua que emanaba de su propia varita. La joven lo miró contrariada, en cualquier otro momento y con cualquier otra persona lo habría considerado una falta de respeto, pero la naturalidad con la que el muchacho le había hablado le resultaba incluso graciosa - ten, necesitas hidratarte - le dijo luego de acercarle una copa y llenarla con agua también - vamos
bebe - la muchacha lo miró una vez más contrariada y se tomó un sorbo de la copa, sólo para darse cuenta que estaba sedienta, al extremo de tomar dos copas más.

- ¿Cómo supiste cual era el replicante? - preguntó Eden al verse ya repuesta.
- Cuando lancé la onda de energía vital quedé agotado, entonces vi a cinco de esas cosas acercándose a mí con las varitas apuntándome, uno de ellos debía ser el original pero sólo me quedaban fuerzas para un tiro más, tuve que elegir en el instante.
- ya veo
¿pero cómo supiste cual era?, yo te dije que buscaras al que era diferente pero yo no me habría dado cuenta de haber sido tú - insistió la joven.
- El mitosis genero era el único que sudaba -
- ¿Mitosis genero? -
- Es como mi mamá le llama a los magos replicantes - Eden no tenía ánimos de cuestionar nada, ya habían perdido bastante tiempo y aún debían continuar.
- Ronald Weasley está en el pabellón de lesiones mágicas permanentes -
- Lo imaginé - concluyó Lucien - por esta puerta llegamos al segundo nivel, desde allí continuamos subiendo - el muchacho se acercó a las enormes puertas a su derecha y las abrió.

- ¿Ustedes qué hacen aquí? - se escuchó una voz entre la decena de guardias que custodiaban el salón central del segundo piso, diferentes en aspecto a los que eliminaron antes, pero todos iguales entre sí, un nuevo replicante, un desafío más.

- ¿Misma estrategia? - preguntó Lucien empuñando su varita y adquiriendo postura de duelo.
- Ahora tú luchas y yo busco - añadió Eden tomando su propia actitud de combate.

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Pabellón de lesiones mágicas permanentes


- Dementores Ron - hablaba Harry Potter, un tanto impresionado por la revelación de su amigo - ¿Cómo los conseguiste? -
- Recordarás que desde la batalla de Hogwarts que no se vieron más Dementores, todos pensábamos que estaban extintos, cuando me expulsaron de la división de aurores por aquello que tú y o sabemos me dediqué a caza recompensas, tuve que mezclarme con la lacra misma del mundo mágico y me acostumbré, mi aspecto fue cambiando hasta el extremo de que ya nadie me reconocía -
- Fue en esa época que perdiste tu ojo -
- No
ese fue el miserable de Alejandro Santos, cuando lo encontré allá en Sudamérica, estaba demasiado viejo para darme buena pelea, pero se las ingenió para dejarme este pequeño recuerdo - el pelirrojo se quitó el par che para que Harry pudiera ver lo que estaba detrás, cualquier otro se hubiera perturbado por el asco, no Harry Potter, que incluso se largó a reír.
- Qué poético Ron
¿Y no la encontraste a ella? - el pelirrojo se puso serio de repente y se tomó la frente en señal de mucho dolor y rabia, finalmente le contestó -
- No Harry, la busqué por todo ese mugroso colegio, destruí salas y oficinas, pero fue inútil, ni Her
ella ni su bastardo estaban por ningún lado -
- Y cuando torturaste a su hijo la última vez, aludiendo que querías atrapara al padre pro ser cómplice de Neville, la verdad es que querías llegar a ella ¿me equivoco? -
- No te equivocas -
- Bien
luego de tu
nostálgica retrospectiva ¿podrías decirme cómo rayos encontraste a los Dementores? -
- En unas cuevas en Yorkshire, cerca de unas aldeas, al parecer algunos sobrevivieron a la batalla de Hogwarts hace años y se ocultaron ahí, alimentándose de los despojos emocionales de los aldeanos, me llegó la noticia de que en ese lugar ocasionalmente aparecían lugareños convertidos prácticamente en vegetales, sin conciencia ni movimiento -
- Sin alma - completó Potter.
- Exacto
cuando me enteré de la noticia fui de inmediato a ese poblado y entré en las cuevas, encontré a los Dementores, eran demasiado, todos ocultos y apretados en su asqueroso refugio, al parecer se habían reproducido nuevamente, pero permanecían escondidos por temor a aquel que casi los extinguió hace más de veinte años, no advirtieron mi presencia esa noche, ya no hay felicidad en mí de la cual alimentarse supongo, así que me marché y conservé el secreto de su existencia hasta que legara el momento -
- O sea ahora - agregó Harry
- Mientras tú te encargabas de traer a los Longbottom desde Sudamérica yo me escabullí hasta esas cuevas y los busqué, les prometí que si me ayudaban tendrían la oportunidad de vengarse de aquel que casi los destruyó hace años, podrían acaban con Neville Longbottom

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En el mismo Hospital, pero en otro lugar, un largo y oscuro pasillo que conduce hasta el edificio mismo


Los agónicos quejidos de las oscuras criaturas resonaban entre las estrechas paredes del pasillo por el que Lirioh, Rowen y Solomon corrían, el frío era cada vez más imponente así como el creciente deseo de rendirse, los Dementores se alimentaban de su felicidad y optimismo, pronto buscarían sus propias almas.

- ¡Les dije
que me parecía
mala
idea! - exclamaba Solomon con una cada vez más exhausta voz, su gruesa contextura le impedía resistir tamaña carrera.
- ¡Demasiado tarde para quejas! - Le contestaba Lirioh - ¡tenemos que hacerles frente!.
- ¡A la cuenta de tres conjuramos los patronus! - habló finalmente Rowen apagando la luz de su varita y deteniéndose de golpe para plantar cara a los Dementores - ¡tres! -

- ¡EXPECTO PATRONUM! - Gritaron los tres muchachos y de sus varitas emergieron tres esferas de luz plateada que repelieron parcialmente a los Dementores, ahora los tres jóvenes pudieron advertir cuantos espectros los habían perseguido, más de diez figuras fantasmales carentes de rostros alargaban sus macilentas manos llenas de pústulas hasta los patronus sin poder tocarlos, pero su cantidad y cercanía mermaban las fuerzas de los tres estudiantes, así como el poder de sus patronus, de veían obligados a retroceder lentamente como si los Dementores los empujaran hacia una trampa mayor.
- ¡La salida está detrás nuestro! - Proclamó Rowen al chocar con la puerta - ¡Mantengan la barrera! - dijo antes de deshacer su patronus y concentrarse en abrir la puerta con magia - ¡Ahora! - indicó el pelirrojo y los tres cruzaron velozmente la puerta. Rowen la selló mágicamente y cayó exhausto sobre el helado suelo.

Habían llegado a un enorme salón repleto de camillas sin ocupar dispersas por todos lados, algunas volteadas sobre el piso, otras manchadas de sangre y algunas hasta quemadas, daban en su conjunto un inquietante escenario a la luz de unas débiles lámparas sobre ellos, tras la puerta que habían cruzado los Dementores golpeaban salvajemente intentando entrar .

- Una horrible pelea debió ocurrir aquí - sentenciaba Rowen al sopesar los daños a su alrededor.
- Esta debe ser la sala de ingreso y salida de los pacientes complicados - apuntó Solomon poniéndose de pie y recuperando fuerzas.
- ¿Pacientes complicados? - cuestionó Lirioh y Rowen le respondió.
- son aquellos enfermos que por su condición no son muy
agradables a la vista, no tiene que gustarte, es política del hospital -
- Me parece denigrante - sentenció la rubia Longbottom - seguramente a mis abuelos los hicieron pasar por aquí para que nadie se incomodará esta política del hospital apesta -
- Creo que deberíamos continuar en lugar de criticar el sistema de salud del mundo mágico -
- Es una buena idea Solomon - le contestó con ligero sarcasmo el pelirrojo - cuando nos digas por dónde salir - en efecto no había ninguna puerta en todo el salón, ni en las paredes, ni en el piso ni en el techo, la única puerta era la que llevaba a los Dementores.
- Esta era la trampa - reflexionaba Solomon luego de haber buscado entre las paredes algún mecanismo oculto - ¡Bombarda! - Exclamó generando una explosión en una de las paredes, mas esta permaneció intacta - Están protegidas mágicamente, no hay forma de escapar -
- ¿Por qué ya nos los escuchó golpear la puerta? - preguntó incómoda Lirioh al percatarse que los Dementores ya no intentaban derribarla.
- Por eso les decía, es una trampa - insistió el robusto Hufflepuff - si esas cosas hubieran querido entrar lo habrían hecho hace bastante y por cualquier
- nuevamente se dio cuenta que podía ver su propio aliento congelarse al salir de su boca, vio cómo Lirioh y Rowen inconscientemente se frotaban los brazos y lo que era peor, las luces de la estancia se había apagado lentamente - están aquí -

Decenas de demenciales e infrahumanos gritos resonaron en el interior de la habitación, entre las sombras de las paredes las horrendas criaturas comenzaron a emerger, alrededor de treinta Dementores ahora sobrevolaban el techo formando a la luz de las varitas de los tres muchachos un enorme remolino de negras y deformes siluetas.
- Solomon sabía que tenían que luchar, el precio de no hacerlo era impagable, su padre le había hablado del bezo de la muerte y de cómo se alimentaban del alma de sus víctimas, a su lado vio cómo Lirioh presa del pánico abrazaba a Rowen, a pesar de las circunstancia la escena le resultaba igualmente incómoda y entristecedora, no podía apenarse, no en ese momento, debía encontrar un recuerdo feliz; pero qué recuerdo feliz podría tener él, el muchacho gordito del cual sus compañeros se burlaban por encontrarlo lento y débil, el muchacho a quien le habían asesinado el padre sin que él pudiera hacer nada, el muchacho al que su madre no le había escrito en semanas y cuando lo hace es sólo para advertirle que algo estaba por pasar, el muchacho que siempre estuvo enamorado de la hermana de su mejor amigo y que se conformaba sólo con los constantes desprecios de ella que sólo tenía ojos para el más popular, sabía que esos pensamientos tristes eran la influencia de los Dementores, tenía que detenerse, el muchacho al que ninguna compañera siquiera consideraba

- Espera - se dijo a sí mismo en un rayo de nimia esperanza, sí tenía un recuerdo lo suficientemente feliz para darle nuevas energías y había ocurrido esa misma mañana, en la clase de cuidado para las criaturas mágicas, por primera vez lo habían besado, recordó su lindo rostro, su cabello negro y largo adelgazado en la mitad más distante, sus ojos azules y su son risa radiante - Kon - bastó pronunciar su nombre para evocar toda esa energía, se puso delante de sus amigos y levantó su varita hacia el remolino de Dementores en el techo.

- ¡EXPECTO PATRONUM! - Exclamó el robusto Hufflepuff y de su varita emergió una enorme esfera de luz plateada que fue tomando la forma de un oso gigante, el patronus de Solomon era imponente e iluminaba toda la estancia obligando a los Dementores a retroceder, Rowen y Lirioh, presas del influjo de la luminosa criatura se pusieron de pie y empuñaron sus varitas.
- ¡Expecto patronum! - gritaron ambos y de sus varitas emergieron de patronus corpóreos más, un ciervo y una liebre que se unieron al oso plateado para proteger a los tres muchachos.
- ¡Parece que estamos ganando! - exclamaba Lirioh al ver cómo las criaturas retrocedían. Pero sus aires triunfalistas se verían aplacados cuando miró hacia el techo en el preciso instante que este se derrumbaba, por fracciones de segundo logró empujar a sus amigos del centro de la sala antes que los escombros los aplastasen, al perder la concentración los patronus se deshicieron, era lo que los Dementores esperaban al hacer ese agujero, decenas más entraron a raudales por el boquete y comenzaron a atacar a los muchachos, eran tantos que ya no pudieron convocar los patronus corpóreos, sólo débiles esferas de luz que sucumbían a cada violento embate de las criaturas, Rowen, Lirioh y Solomon estaban de rodillas apunto de rendirse. Finalmente tres Dementores tomaron a cada uno de los hombros y los elevaron, los aterrados ojos de los jóvenes se posaron en las putrefactas bocas, ese sería el fin.

No pudieron precisar el momento exacto, tampoco el cómo fue posible, sólo sintieron sus cuerpos caer pesadamente contra el suelo y vieron cómo tres criaturas de color plateado habían impactado de lleno en los Dementores que los tenían prisioneros, Rowen vio con sorpresa cómo un zorro plateado se ponía entre él y las criaturas para protegerlo y le hablaba con una voz femenina que él reconocía tanto como al patronus mismo.
- Párate y pelea Rowen Potter -
- ¿madre? - preguntó el pelirrojo aunque ya sabía la respuesta.
- No te rindas hija
voy en camino - habló una voz femenina desde la lechuza plateada que volaba alrededor de Lirioh para protegerla, ella reconoció también el patronus de Luna.

Solomon se demoró más en incorporarse, su mayor peso lo hizo golpearse duramente y la cabeza le daba vueltas, su visión estaba borrosa y sólo podía ver una pequeña figura platead a frente a él, larga y esbelta con las extremidades similares a aletas, al enfocar bien la vista lo supo, era una nutria.
- ¿Mamá? - cuestionó impactado al reconocerlo, ante toda respuesta la nutria plateada volteó su cabeza hacia él y pareció sonreírle.
- Recuerda que el oso puede gruñir hijo - fue todo lo que la voz dijo antes que el patronus se lanzara contra más Dementores que amenazaban a Solomon. Era todo lo que necesitaba oír y toda la felicidad que necesitaba para hacerse más fuerte, convocó nuevamente al oso gigante que se paró en sus patas traseras para verse aún más imponente y esta vez se puso detrás de él.
- ¡Exclamación patronum! - gritó y el patronus de Solomon emitió un potente gruñido que impactó a los Dementores cómo un rayo, dañándolos violentamente y desintegrándolos. Entre la exclamación patronum y el resto de los guardianes plateados lentamente fueron acabando con buena parte de los Dementores, muchos quedaban aún, pero como eran criaturas cobardes, huyeron por el boquete en el techo.

Luna fue la primera en llegar, corrió hacia donde estaba su hija y la abrazó al borde de las lágrimas - debiste quedarte en Hogwarts hija -
- Lo sé mamá
pero Lucien está en peligro, esos Dementores pueden ir por él ahora - la bruja miró hacia el agujero en el techo justo cuando el último de los monstruos se escurría por él. Sintieron un temblor y polvo cayendo del techo, como si algo muy grande hubiera caído sobre él. Luego escucharon un potente sonido, algo diferente a cualquier criatura mágica conocida, pero extrañamente muy similar al rugido de los dragones, luego el cielo a través del boquete se iluminó como si fuese de día y una ráfaga de fuego plateado se coló dentro del salón sin provocar ningún daño ni en Luna ni en los tres jóvenes, luego el ruido cesó lo que sea que estaba allí arriba desapareció, la luz artificial retornó apareciendo incluso una puerta donde antes estaba una pared y comenzó a caer un delgada nube de ceniza. Luna miró hacia arriba y sonrió dulcemente, pronunciando en su mente el nombre del único capaz de haber hecho semejante hechizo.

- ¿Dónde está mi madre? - Preguntó Rowen al recuperarse de la impresión de lo que acababa de ver, Luna simplemente apuntó hacia la puerta donde ahora Ginnevra entraba arrastrándose por las paredes - ¡Madre! - gritó el pelirrojo corriendo hacia ella y abrazándola - ¿qué te pasó
estás bien? -
- Una explosión
en el diario de Luna - le contestó apenas la pelirroja que estaba bastante herida - la profesora McGonnagal conjuró un campo protector
pero quedó mal herida, Hagrid se la llevó de vuelta a Hogwarts

debiste quedarte allá -
- Y tú debes descansar madre - le dijo Rowen tomándola en brazos y dejándola sobre una de las camillas más limpias - nosotros terminaremos esto.
- Ustedes nada - lo contradijo Luna sólo para tomarse el costado con notorias muestras de dolor, se había fracturado una costilla - van a ir de regreso a Hogwarts -
- No mamá - le contestó decidida Lirioh, debo ir a rescatar a los abuelos y a Lucien, tú quédate aquí - vamos Rowen - Luna trató de detenerla pero el dolor la obligó a recostarse, mientras Rowen y Lirioh se marchaban por la puerta recién aparecida.
- ¿Dónde está? - preguntó Solomon a su tía, pero ella sólo pudo apuntar hacia el pasillo por el cual había llegado, el muchacho corrió hasta el pasillo desesperado y vio como un sombra caminaba lentamente hacia él, empuñó su varita esperando que fuera un Dementor, pero no lo era.
- Tranquilo muchacho - le habló una voz masculina, Solomon se quedó paralizado mientras veía como la silueta se acercaba hasta tomar la forma de un hombre que cargaba en brazos a una mujer inconsciente.
- Tío Neville
- ya había reconocido su voz pero fue inevitable preguntarlo - ¿Cuál es su patronus? -
- Alejandro te enseñó bien - contestó sonriendo Neville - es un sapo -
- Sí
es usted - dijo aliviado Solomon, pero luego reparó en la mujer que llevaba en brazos, era la profesora Ethien Montalbán - ¿Cómo está ella? -
- Bastante mal debo admitir, al parecer conjurar su patronus la dejó mal herida
y no me pongas esa cara de impresión en el fondo siempre lo supiste -
- supongo que sí
dígame por favor que la puede sanar -
- hay muy pocas cosas que un buen preparado de hierbas no pueda arreglar - contestó Neville mientras la dejaba sobre una camilla, al lado de Ginny y Luna - tengo mucho que hacer ¿podrías decirme donde están mis hijos? -
- Lucien
dejó el colegio temprano, pensamos que debe haber venido para evitar que le hagan daño a sus abuelos o a usted tío
Lirioh estaba aquí
debió ir con Rowen a alcanzarlo, Eden Balthezar también vino, creo que debe haber alcanzado a Lucien, ella desea vengarse de Ronald Weasley, tanto como yo -
- La venganza no soluciona nada muchacho
es justicia lo que debes perseguir - le contestó Neville al tiempo que comenzaba a moler unas raíces sobre un pocillo - ¿Eden Balthezar, la líder de los Slytherin aquí, con mi hijo? No se si puedo decir que me sorprende
Solomon, ve y alcanza a mi hoja, van a necesitar toda la ayuda posible, apenas me encargue de las señoras aquí presentes te alcanzaré, esto termina esta noche -
- ¿No me va a decir que vuelva a Hogwarts? - cuestionó Solomon sorprendido.
- ¿Me harías caso?... claro que no, además eres el hijo de mi maestro, veo su fortaleza en ti y también la mente de tu madre así que eres más poderoso de lo que piensas, además él confió en mí cuando yo tenía tu edad, es justo que yo haga lo mismo, ¡Ahora vete! -
- Cuídela - dijo Solomon acariciando el cabello de la profesora Montalbán y saliendo por la puerta que antes había usado Lirioh y Rowen.

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Pabellón de lesiones mágicas permanentes


- Parece que han pasado las defensas que pusimos - sentenciaba Ron Weasley luego de mirar por una bandeja de cristal frente a ellos.
- Sí
pero está debilitados, no serán problema para nosotros - le contestó Harry - Es a Neville al que queremos y ahora sabemos que está cerca, el dragón de plata rugió por última vez esta noche -
- Están también los hijos -
- Débiles como el padre, sin la motivación que él tuvo para superarse, el dragón de plata rugió por última vez esta noche -
- También está tu hijo y el hijo de ella -
- Rowen hará lo que yo le ordene..., y en cuanto al sangre sucia
imagino que querrás hacerte cargo personalmente, el dragón de plata rugió por última vez esta noche.
- Me encantarás extinguir la semilla de Santos, aunque tengo otro asunto pendiente esta noche
¿por qué repites tantas veces: el dragón de plata rugió por última vez esta noche? -
- ¿Recuerdas cuando estábamos en séptimo año? Mientras tú yo y Hermione nos jugábamos el pellejo buscando los Horcrux para acabar con Voldemort, él se quedó en Hogwarts y se hizo famoso al convertirse en su protector
¡En la nueva esperanza del mundo mágico! Yo hice todo el trabajo sucio durante ese año, recuerdo esa noche, durante la batalla de Hogwarts los animé a luchar por todo en o que creíamos, pero luego estábamos sitiados dentro del castillo, todos tenían miedo y querían huir, y no fue a mi a quien pidieron que hablara
¡Fue a él!, y luego
cuando nos enfrentamos a Lord Voldemort, ¡De no ser porque él bloqueó su maldición yo no podría haberlo acabado! ¡Y ESE PATRONUS
ESE MALDITO DRAGÓN PLATEADO
He intentado hacer lo mismo con mi ciervo y a sido inútil!... por eso te digo Ron
el dragón de plata rugió por última vez esta noche -
- Definitivamente me impresionas Harry Potter
pensaba que yo era el chico malo
¿pero tú?... lo tuyo es diferente
nunca te había escuchado antes referirte a alguien como sangre sucia y esa envidia que le tienes a Neville
-
- ¡NO ES ENVIDIA! - exclamó Harry, furioso hasta el extremo de que su rostro casi se desencaja.
- Como tú digas entonces - sentenció Ron finalmente - de cualquier manera todo se adecua a nuestros objetivos
alguien viene - En efecto por el pasillo se escuchaban pasos en dirección hacia ellos, dos magos jóvenes, un hombre y una mujer, con los uniformes de Gryffindor y Slytherin respectivamente, Lucien Longbottom y Eden Balthezar.
- ¿Un Gryffindor y una Slytherin juntos? - Inquirió irónicamente Harry - ¿De qué me perdí estos últimos años? -

- ¡Llegó tu hora Ronald Weasley! - exclamó la joven Slytherin dando un paso al frente y adquiriendo postura de duelo -
- Por favor pequeña
sabes que nunca te haría daño - contestó sarcásticamente el pelirrojo, lo cual enfureció aún más a Eden que lanzó una maldición contra él.
- ¡CRUCIO! - gritó la joven y en ese preciso instante una oleada de incontable dolor recorrió su cuerpo, como si millones de clavos al rojo vivo se incrustasen en cada centímetro de su piel, obligándola a caer de rodillas, de fondo Ronald Weasley reía a carcajadas.
- ¡Déjala en paz! - prorrumpió Lucien poniéndose entre ella y el pelirrojo, pero Eden lo tomó del hombro y lo empujó.
- No
te metas - dijo apuntando nuevamente su varita hacia Weasley y lanzándole toda clase de maldiciones que sin embargo parecían afectarla a ella misma dejándola cada vez en peores condiciones, finalmente Eden cayó exhausta en los brazos de Lucien que se esforzó al máximo en no bajar la guardia.

- ¡JA JA JA! - Reía con locura Ronald Weasley, regocijándose en el lamentable estado en que la joven estaba, luego miró a Harry que se había mantenido quieto - ¡Harry
tengo el honor de presentarte a mi hija! -

- ¿Qué? - inquirió absolutamente sorprendido Lucien que miraba a Eden sin que esta fuera capaz de decir nada, Harry sólo reía con más gusto.
- ¿Tú hija Ron?... Ja Ja Ja, ni siquiera se parece a ti? -
- Tampoco a su madre puedo asegurártelo, de hecho si no fuera porque estoy completamente seguro que así es podría pensar que esa asquerosa bruja hubiera tratado de engañarme -
- Usted está mintiendo - negaba Lucien alejando a Eden de la línea de fuego - ella no puede ser su hija -
- Muchacho insensato, tus emociones nublan tu juicio
¿O crees que ella está aquí buscando venganza por otra razón?... para tu noviecita, mi estimado yerno yo soy el maldito canalla que abusó de su madre y por ese pecado nació ella
¿O no querida? -
- Cállate miserable
yo te voy a destruir - contestaba desafiante a pesar de lo mal herida que estaba - tú destruiste la vida de mi madre y la mía también
por eso nunca me quiso, por eso me abandonó, por la vergüenza que le causaba el verme -
- JA JA JA- rió nuevamente el pelirrojo - y seguramente eso debieron decirte las inmundas serpientes de tu familia ¿cierto? Que ingenua has sido, yo no la tomé por la fuerza
¡Ella me rogó de rodillas hacerla mía! -
- ¡MIENTES! - gritó Eden con mezcla de furia y llanto, lanzó otra maldición en contra de su padre, sólo para recibirla ella misma y haber sido impelida hacia atrás de no ser por Lucien que la sujetó.
- ¿No te dije por qué no pueden dañarme tus hechizos?... déjame explicarte hija cuando me enteré de los pormenores de tu nacimiento me preocupé de protegerme en caso de una eventual venganza por parte tuya, así que te lancé una maldición espejo, o sea que eres incapaz de tocarme sin que el daño se devuelva en contra tuya
es algo como lo que tu madre hizo contigo Harry, sólo que basado en otros principios - Eden escuchaba e intentaba seguir atacando a Weasley, per o esta vez fue Lucien quien la detuvo.

- Tiene espíritu de lucha Ron - habló Harry que contemplaba divertido toda la escena - no se parece a ti en ese punto
¿Estás seguro que es tuya? -
- ¿Si te refieres a si fui yo quien colaboró en su gestación?... sí, de eso estoy seguro, pero no es tan simple -
- ¿a qué se refiere? - interrogó Lucien que ahora se paraba enfrente de ellos en posición de duelo.
- Mejor baja tu varita joven Longbottom, si note mataremos antes de que sepas la verdad - le contestó el pelirrojo sin siquiera mirarlo - mírala Harry, mírala y dime que es primera vez que vez ese rostro - Harry se fijó por unos segundos en los finos rasgos de la joven, en su pálida piel y su perfecto cabello negro - ¿la recuerdas? -
- No -
- Yo tampoco
pero por alguna razón estoy seguro que deberíamos recordarla y presiento que Neville si puede, necesito esa respuesta para entender la razón del nacimiento de ella -
- No
no entiendo
¿Qué tiene que ver mi padre en esto? - cuestionó Lucien.
- estoy de acuerdo
¿qué tiene que ver todo esto con que seas padre de esta preciosa niña?, no se parece en nada a ti -
- Eso lo sé - concluyó el pelirrojo acercándose a donde estaba Eden y se acercó para hablarle con claridad - mírame
no te pareces en nada a mí, tampoco a tu madre, ¿crees que ella huyó por vergüenza?... Mentira, cuando entendió lo que habían hecho, lo que te habían hecho a ti, perdió la cordura y se la llevaron, quieres justicia
no es en mí que la encontrarás -
- Mientes
es tu culpa
tú me la
- trataba con todas sus fuerzas de hablar, pero Eden estaba demasiado débil, agonizando tal vez; Lucien la tomó en brazos y la dejó en una de las camas libres, cerca de sus abuelos, sin importarle darles la espalda a sus enemigos se acercó a los ancianos y acarició sus rostros.
- No dejaré que les pase nada malo - luego envainó su varita y se dispuso a hacerles frente a Harry Potter y a Ronald Weasley.
- Trajeron a mis abuelos aún a riesgo de que no resistieran el viaje, todo para atraer a mi padre a una trampa
todo esto que han hecho va más alá que el deseo de hacer justicia
ustedes buscan algo más
y yo no se los permitiré - pero en lugar de enfadarse, los dos magos rompieron en sonoras risotadas.
- Muchacho tonto - dijo Harry - Ron y yo hemos sido los mejores aurores que egresaron de la academia y créeme, somos mucho mejores ahora
¿qué esperanzas tiene un débil estudiante como tú contra nosotros dos? -

- ¡Deténgase! - Desde el otro extremo de la sala se escuchó la voz de Lirioh Longbottom, la joven cruzaba la puerta seguida de Rowen y adquiría postura de duelo - dejen en paz a mi hermano y mis abuelos -
- Ahora si que estamos de suerte Harry - dijo Ron poniéndose al lado de su amigo - ahora tenemos cuatro carnadas para atraerlo
incluso podríamos matar a alguno por diversión -
- ¡Ni se te ocurra! - exclamó Lucien a apuntando su varita hacia el pelirrojo cuando este se volteó hacia sus abuelos.
- ¿Qué estás haciendo padre? - interrumpió Rowen mirando la extraña actitud de Harry.
- No debiste venir Rowen
no entenderás lo que estoy haciendo ´-
- No creo que llegue a entenderlo después padre
tu obsesión por atrapar al profesor Longbottom ha puesto en riesgo no sólo la vida de mis amigos, sino que la de mi madre y la mía -
- ¡No estás listo para entender Rowen
grandes cosas exigen grandes sacrificios! -
- ¿sacrificios?... no puedo creerlo, no te reconozco padre - habló Rowen con decepción - pero debo detenerte -
- No harás nada de eso hijo
de hecho vas a ayudarme encargándote de esa mocosa - Harry apuntó su varita hacia Rowen antes que este reaccionara y pronunció una maldición imperdonable - ¡Imperio! - Rowen sintió como su conciencia lo transportaba a una especie de limbo donde solo escuchaba la voz de su padre que le ordenaba cada vez con más fuerza: ¡Mátala!. Trató de resistirse, luchar contra la orden, pero el influjo de su padre era demasiado poderoso.
- ¿Rowen
Rowen? - Intentaba hacerlo reaccionar Lirioh al ver la lucha que hacía contra sí mismo Rowen - ¡resiste! - pero era demasiado tarde, el pelirrojo se volteaba hacia ella con la mirada perdía y los ojos completamente en blanco. Rowen había caído bajo la maldición Imperius y ahora atacaba a Lirioh, le lanzó una maldición que apenas ella logró esquivar pero que dejó u enorme hueco en la pared, Lirioh sólo pudo hui r de la habitación seguida de quien ahora era su enemigo.

- ¡LIRIOH! - gritó Lucien intentando correr tras de su hermana, pero Ronald Weasley lo detuvo.
- Si vas tras ella no podrá proteger a tus abuelos de mí - dijo el pelirrojo.
- Si te quedas aquí no podrás proteger a tu hermana de lo que mi hijo le haga
le ordené matarla - agregó Harry - decide qué vas a hacer -
- Decidas lo que decidas no salvarás a nadie - sentenció finalmente Weasley. Lucien estaba entre la espada y la pared, no podría defenderlos a todo el sólo; detrás suyo estaban sus abuelos agonizando de dolor y desesperación, a su derecha estaba Eden bastante mal herida y por aquel agujero en la pared su hermana huía de una muerte segura
¿Qué iba a hacer?.
- Por favor papá
haz algo
-

Entonces se escuchó una estruendosa explosión desde la entrada al pabellón de lesiones mágicas permanentes, haciendo que Harry, Ronald y Lucien perdieran e l balance momentáneamente y cayeran; el humo y el polvo llenaban toda la estancia, pero pudieron ver cómo una figura masculina, alta y corpulenta se acercaba hacia ellos con imponente andar y sujetando una varita en cada mano, con un movimiento disipó el humo que lo cubría para que pudieran verlo, para Lucien a esperanza había vuelto.

- ¿Me buscaban? - dijo con firme voz Neville Longbottom.


CAPÍTULO 12: Cinco partes de una misma trampa (Parte cuatro: Duelo de verdades)


- Neville Longbottom - habló con ansias Harry Potter, parándose de un salto y apuntándole con su varita - te estábamos esperando -
- Por fin pagarás por todos tus crímenes - agregó Ronald Weasley poniéndose en posición de ataque, pero Neville no los miraba a ellos, toda su atención estaba enfocada en sus padres y en su hijo.
- ¿Estás bien hijo? -
- Sí - contestó Lucien emocionado.
- ¿Tus abuelos? -
- Creo que están bien papá -
- ¿Y tu hermana? -
- Se fue por ese agujero, Rowen va a matarla, está bajo la maldición imperius -
- Ve con ella - ordenó Neville, Lucien titubeó por unos segundos, pero la decisión en las palabras de su padre lo convencieron de obedecer, pero Ron Weasley le cerró el paso -
- ¡Quieto ahí mocoso
tú no das las órdenes aquí Neville, ríndete y dejaremos que tu
-
- Nadie te ha permitido rebuznar Ron - lo interrumpió de repente Neville con total tranquilidad ¿No te han dicho que es malo interrumpir una conversación entre padre e hijo?... aaahhh, perdón, olvidaba que tus méritos como padre dejan mucho que desear - concluyó mirando brevemente a la joven que estaba en una de las camillas - ¿Qué
pensaste que no lo sabía? -
- Tú hijo no irá a ninguna parte Neville - irrumpió Harry Potter apuntando su varita hacia el pecho de Lucien, pero si estaba preocupado o asustado Neville no lo hizo notar, simplemente apuntó cada una de sus varitas hacia él y Ron.
- Tus asuntos son conmigo Harry, deja a mis padres y a mi hijo fuera de esto; además, si te atreves a lanzarle un hechizo te juró que lo pagarás -
- No puedes con ambos Neville - agregó desafiante Ron Weasley.
- Y yo te dije que no rebuznaras hasta que te lo permitiéramos Ron
además, por si no sabes contar tengo dos varitas, y apunto cada una de ellas a ustedes, recuerda que puedo lanzar dos hechizos simultáneamente
así que Harry, deja ir a mi hijo - Harry continuaba apuntando su varita hacia Lucien mientras Neville le apuntaba con la suya.
- Aunque logres darnos a ambos Neville de cualquier manera mi hechizo te matará - añadió Ronald Weasley.
- Y usted será castigado el mío - dijo Lucien que ahora colocaba la varita en la nuca del pelirrojo.
- Bien pensado hijo - lo felicitó Neville - como ven caballeros esta es una situación sin salida, podríamos matarnos en este momento
pero tú no me quieres muerto aún ¿verdad Harry? -
- ¿Qué
de qué habla Harry? - Inquirió Ron algo perturbado - se suponía que lo íbamos a matar - pero Harry no contestó, se notaba que pasaba por un momento de intensa duda.
- Lucien
ve a ayudar a tu hermana, ellos ya no te detendrán - le muchacho avanzó entre sus captores lenta y desconfiadamente, sin dejar de apuntar su varita hacia el pelirrojo hasta perderse por el agujero hecho en la pared y por el cual su hermana había desaparecido antes con Rowen.

- Muy bien
ya que nos pusimos de acuerdo con respecto a mi hijo
¿serían tan amables de dejarme pasar para ver a mis padres? - Demandó Neville pasando con total tranquilidad entre sus rivales pero sin dejar de apuntarles con sus varitas, se acercó a las camas de sus padres les susurró unas palabras en los oídos y besó sus frentes, luego se incorporó - Llegaste demasiado lejos Harry -
- Era la única forma de atraerte - contestó el aludido con una irritante sonrisa - cuando el Ministerio nos prohibió acercarnos a tu esposa e hijos, no nos quedó otra alternativa -
- Cuando los trasladaste hasta aquí debilitaste sus cuerpos
mis padres se están muriendo y es por tu culpa -
- Es un precio que estoy dispuesto a pagar - las palabras de Harry rompieron por unos segundos la parsimonia de Neville, sintió la ira apoderarse de su cuerpo y el deseo de destrozarlos, pero debía luchar por controlarse, era la única forma de salvarlos.
- Tú locura llega hasta aquí Harry Potter -
- ¡Qué frase más cursi Neville! - Interrumpió sarcásticamente el pelirrojo - ¿Qué te hace pensar que podrás derrotarnos?, somos aurores entrenados
en cambio tú, no eres más que un profesor de Herbología -
- En eso tienes razón - contestó irónicamente Neville - por cierto ¿cómo están tus huesos? - el pelirrojo se enfureció de repente y se puso frente a Harry para atacar primero
- Detente Ron - le ordenó Harry sujetándolo con el brazo.
- ¿ves?... no has cambiado nada en todos estos años, sigues siendo el lacayo de Harry Potter -
- ¡Cállate Longbottom! - gritó el pelirrojo furiosamente, Neville comenzó a alelarse de donde estaban sus padres y avanzó en trayectoria circular hasta quedar de espalda a uno de los costados, justo al lado de una de las camas, una cubierta por telas de color verde y bordeados plateados
- Toda un vida de lealtad hacia él Ron
qué lástima; podría comprenderte, yo mismo lo admiré más que a nadie cuando éramos jóvenes, sólo que yo hice mi propia vida, en cambio tú
ni siquiera pudiste hacerla feliz. Y cuando pasó aquello, recuerda aquella noche, tú te adjudicaste la culpa para protegerlo y a ti te expulsaron de la academia de aurores mientras él continuaba ascendiendo
¿Acaso te devolvió la mano o intentó protegerte?... ¡No, sólo se olvidó de ti!, hasta este año, ¡Cuando eliges olvidar todo lo que te hizo para ser nuevamente su perro faldero! -

- ¡¡¡CALLATEEEE!!! - Esto hizo que Ron se enfureciera aún más, obligando a que Harry lo sujetara con más fuerza, era lo que Neville estaba esperando, apuntó su varita hacia ellos y lanzó un potente rayo luminoso que los cegó por algunos segundos. Harry y Ron estaban desorientados y lanzaban rayos en todas direcciones, escuchaban pasos por todos lados y voces de mujeres distantes, luego una extraña fuerza pareció sacudirlos desde sus propias cinturas.

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Solomon subió por eternas escaleras que conectaban los pisos entre sí, debía de llegar al séptimo y ayudar a sus amigos, se odiaba a sí mismo por no poder ir más rápido, pero su pesado cuerpo se lo impedía, sólo podía continuar sin detenerse. Para cuando llegó al piso indicado aún le quedaba un largo pasillo llenó de más puertas, la última era la del pabellón de lesiones mágicas permanentes; pero apenas comenzó a avanzar una explosión desde aquel lugar lo hizo detenerse, a lo lejos vio a Lirioh salir corriendo y esquivando rayos de color verde, su impresión fue aún mayor cuando vio que quien le lanzaba los hechizos era Rowen que corría tras ella hasta que ambos se perdieron por una esquina. Asustado Solomon corrió con todas sus fuerzas hasta el lugar por el que habían doblado, el rastro de destrucción le indicaba por donde seguir; no comprendía la situación, ¿Por qué Rowen estaba atacándola? Debía de estar bajo la maldición Imperius. ¿Por qué esos rayos de color verde que lanzaba Rowen le resultaban familiares?, Avada Kedabra fue la primera idea que se le vino a la mente, la única maldición que representaba rayos de ese color y el recuerdo de esos mismo rayos cuando vio a su padre morir, su preocupación fue en aumento cuando a pesar de su avance no los podía encontrar. Llegó finalmente a una pequeña estancia que se abría a tres pasillos más, todos igualmente destruidos, no se escuchaba ningún ruido más; el temor de que hubiera pasado lo peor no era una opción, Lirioh tenía que estar aún viva y debía salvarla, pero para eso debía elegir por cual pasillo continuar.

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Lirioh gritaba en nombre de su amigo para que este dejara de atacarla, Rowen estaba irreconocible e incontrolable, era tal su ímpetu que destruía todo a su paso con tal de matarla, la joven apenas lograba esquivar los rayos que el pelirrojo le lanzaba, rayos de color verde rodeados por un aura de frío y muerte que ella jamás había visto antes pero sabía que significarían si alguno la interceptarla.

Finalmente llegó hasta un pequeña estancia que se abría en tres pasillos más, cuando trató de tomar el de la derecha Rowen lo hizo derrumbarse con una explosión, misma que utilizó cuando quiso tomar el del centro; estaba jugando con ella, desesperándola y obligándola a tomar el último pasillo libre.
- ¡Rowen basta! - exclamó exhausta Lirioh, pero el muchacho ante toda respuesta sonrió diabólicamente.
- Corre
haz que sea divertido - habló con una voz que no le pertenecía mientras la varita en su mano comenzaba a generar brillantes chispas verdes, Lirioh tenía que pensar rápido; se concentró en un estatua de mármol a su derecha y sutilmente apuntó la varita hacia ella.
- ¡Opuggno! - exclamó en el mismo instante que Rowen lanzaba una nueva maldición asesina, pero cómo la estatua iba demasiado rápido, cuando la maldición la hizo estallar los fragmentos dieron de lleno en el rostro de Rowen haciéndolo retroceder y perder la visual momentáneamente, Liroh aprovechó la distracción para salir corriendo por el pasillo de la izquierda mientras el pelirrojo aún ciego lanzaba rayos en todas direcciones destruyéndolo todo.
- ¡TE VOY A MATAR MALDITA! - gritaba nuevamente con aquella extraña voz que no le pertenecía, era ronca y casi metálica, como si tocaran un contrabajo con un ladrillo, diferente a cualquier sonido que jamás hubiera escuchado, pero que erizaba cada pelo de su cuerpo. Lirioh sentía como su perseguidor se acercaba nuevamente, comenzó a derribar todos lo objetos que decoraban el pasillo para detenerlo pero parecía sólo enfurecerlo más. Finalmente llegó hasta un amplio balcón que daba hacia una cascada que no parecía tener fondo, en el cielo las nubes comenzaron a gritar el anuncio de lluvia; Lirioh no tenía donde más ir ni donde más ocultarse, había llegado a un callejón sin salida, miró en todas direcciones, la única forma de abandonar ese balcón la conducía hacia Rowen, aunque no lo quisiera, aunque significara tener que lastimar al hombre que amaba, Lirioh iba a tener que luchar.

Cuando Rowen llegó hasta el balcón se encontró con Lirioh en postura de duelo, lo enfrentaba de lado, con el cuerpo apoyado en la pierna derecha flectada y la izquierda semiflectada, el brazo izquierdo apuntaba directamente hacia adelante y el derecho sujetaba la varita a la altura de su rostro, la misma postura que usaba su padre - ¡Veo que por fin te has decidió a enfrentarme! - habló Rowen adquiriendo postura de batalla.
- ¡Stupeffy! - exclamó Lirioh y un rayo salió de su varita, pero el pelirrojo lo desvió indiferente, Lirioh volvió a atacarlo y nuevamente desvió sus hechizos.
- Nada mal - dijo Rowen - mi turno
¡Incarcero! - exclamó y unas cuerdas salieron de su varita en dirección a Lirioh, pero ella era bastante ágil y las esquivó de un salto. El pelirrojo comenzó a lanzar toda clase de maldiciones contra ella, Lirioh las bloqueaba y desviaba no sin dificultad y sin darse cuenta que iba retrocediendo hasta que su espalda chocó con el borde del balcón, podía sentir como las gotas de agua provenientes de la cascada acariciaban su espalda - ¡Avada Kedabra! - gritó y Lirioh apenas evitó que el hechizo le diera en pleno estómago pero el rayo había dado en el borde del balcón haciéndolo estallar. Cuando trató de ponerse de pie perdió el equilibrio y casi cae por el precipicio de no ser porque se sujetó un trozo del esqueleto metálico del balcón destruido.
- ¡Hasta aquí llegaste! - gritó Rowen desde el balcón mientras la veía colgar.
- ¡Rowen
no lo hagas
soy yo
Lirioh! - pero el pelirrojo ignoró las súplicas de la joven Ravenclaw, esbozó una sádica sonrisa y levantó su varita hasta que de ella comenzó a emanar una luz de color verde. Comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia y esta se hizo torrencial en pocos segundos, Lirioh vio como la luz verde ahora era un llama que no era extinguida por la lluvia, entre el agua que se escurría por su rostro sintió el frío de la muerte invitarla a seguirle, ya no había esperanza.

Entonces algo captó la atención de Rowen y este se perdió de su vista, vio luces de varios colores en el balcón sobre ella y sonidos de explosiones que se pedían entre los truenos que iluminaban el ahora negro cielo, una batalla se estaba desarrollando allá arriba. Pero el agua que caía por el borde destruido del balcón la empujaba lentamente y la hacía perder la sujeción que tenía de aquel trozo de metal, en vano gritó que la ayudaran, su voz no era más fuerte que los truenos y explosiones y tampoco tenía su varita para salir por su propia cuenta, lenta e inevitablemente iba resbalándose cada vez más, hasta que su mano izquierda perdió el contacto con el metal.

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Cuando Ronald Weasley despertó todo estaba confuso, luces y sombras eran todo lo que sus ojos le podían ofrecer, trató de moverse, pero fue inútil y no había más sonido que el de su propia respiración, hasta ahora.
- Hola querido - habló una voz femenina que él no había escuchado en años, pero que reconocía perfectamente, frente a él una silueta femenina se hincaba para quedar a su altura, ahora sus ojos comenzaban a adaptarse y la mujer comenzaba a tomar rasgos, una larga y desordenada cabellera color castaño y un rostro que jamás pudo olvidar.
- ¿Hermione? - Preguntó con mezcla de odio y temor - ¿Qué haces aquí? -
- Lo que debía haber hecho hace meses
justicia por la muerte de mi esposo y por lo que casi le haces a mi hijo -
- Se lo merecían - contestó jactancioso - ¡Él me quitó lo que más amaba, por eso lo maté y ese bastardo es el fruto de lo que tú me hiciste! -
- ¡No insultes a mi hijo, él no tiene la culpa de nada, pero tú lo torturaste
casi lo matas, por intentar limpiar la honra que tú mismo te ensuciaste! -
- ¡ME DEJASTE POR ESE ANCIANO! - gritó desesperado el pelirrojo -
- Cuando me fui con él no era tan viejo Ron
de hecho a pesar de sus años Alejandro fue y será más hombre de lo que tú jamás pudiste ser - con esto sabía que lo hería en su más privado orgullo y era lo que buscaba - Y no te dejé por él
Me fui por tu culpa -
- ¡MIENTES
MALDITA P
! -
- ¡CALLATE! - lo interrumpió de golpe la mujer - ¡Aún ahora no entiendes por qué te abandoné!... te amaba Ron
por eso me casé contigo, pensé que seríamos felices
pero en lugar de eso convertiste mi vida en un infierno, desde el primer día me atormentaste con tus celos hacia el fantasma de Alejandro, aún cuando él ya no estaba en nuestras vidas; empezaste a involucrarte en las artes oscuras a pesar de lo que yo te decía, lentamente el odio fue poseyéndote; cuando los seis tuvimos que luchar juntos de nuevo tu ya no eras el mismo, no sólo atacabas a nuestros enemigos con más furia que un mortífago, sino que tus celos Ron
¡Tus malditos celos hacia Harry, Neville, incluso Viktor Krum a quien no volví a ver desde la escuela y nuevamente el recuerdo de Alejandro! -
- ¡Tú te metiste con todos ellos
como una cualquiera! -
- ¡Mentira Ron, eso sólo lo veías en tu mente, la magia oscura te fue cambiando y si yo estaba distante contigo era porque te tenía miedo! -
- ¡Eso lo dices para justificarte, para inventarte una razón por la cual haberme dejado! -
- No Ron - habló Hermione poniéndose de pie y dirigiéndose hacia una de las camillas sin que el pelirrojo la perdiese de vista, ahora ella estaba frente a aquella cama que estaba siempre cubierta por un biombo de color verde oscuro y con finos ribetes de hilo plateado - Hemos sacado a todos los enfermos de esta habitación Ron, menos a este
recuerda aquella noche, recuerda ese cabello rubio y ojos grises, recuerda ese rostro pálido lleno de terror que suplicaba piedad, ya no era el enemigo de la escuela ¿cierto?, era sólo una persona más tratando de vivir su vida
pero ustedes lo encontraron, lo atraparon
¡¡Castiguemos al mortífago decían, Draco Malfoy
el último de los mortífagos
!! - Y Hermione movió la tela verde para que Ron pudiera ver al ocupante de esa cama. Quien en otra época fuese el más arrogante de los Slytherin ahora estaba reducido a una paupérrima copia de ser humano, a pesar de la fina ropa que lo vestía su cuerpo era más pálido que la misma sábana y no quedaba nada de aquel cabello rubio que ostentaba soberbiamente, su antes atlética figura ahora no era más que huesos forrados en piel y sus ojos antes grises ahora eran blancos y vacíos al igual que su perenne mueca de espanto. - recuerda cuando lo torturaron hasta la locura. Neville, Luna, Ginny y yo misma llegamos muy tarde esa noche, los encontramos a ambos regocijándose en su decadente victoria con él a tus pies tomándose la cabeza con las manos y contorsionándose como un animal indefenso, tú te adjudicaste la proeza y Neville estuvo apunto de estrangularte de no ser porque Luna y yo lo detuvimos, le habías hecho a Draco lo mismo que antes le habían hecho a sus padres, fue por eso que te abandoné - pero en lugar de sentir algún resabio de culpa el pelirrojo reía con satisfacción a pesar de no ser capaz aún de moverse.
- No tienes idea de lo catártico que fue haberlo torturado Hermione
deberías probar, vamos, adelante, Harry y yo lo torturamos hace algunas horas y fue divertido -
- Sólo te lo mostré para darte una última posibilidad de arrepentirte, pero estuve equivocada
una vez más -
- Qué lástima
ahora desátame para que terminemos con esto -
- No estás atado
cariño - contestó la castaña con total tranquilidad.
- ¿Entonces por qué no me puedo mover? - inquirió el pelirrojo algo inquieto por la extraña sonrisa en el rostro de Hermione.
- Cuando a una madre le dañan el hijo es capaz de hacer cualquier cosa, ¿sabías eso Ron? -
- ¿Por qué no puedo moverme? -
- Y tú torturaste al mío Ron -
- ¿Hermione? -
- Cuando a una mujer le matan el hombre busca retribución ¿cierto Ron? -
- ¿Por qué no me puedo mover? - preguntaba una vez más le pelirrojo, ahora un tanto asustado por la forma en que ella lo miraba, cómo si saborease cada segundo previo a un verdad.
- Y tú mataste a Alejandro Ron -
- ¿Qué fue lo que me hiciste Hermione? -
- Todo para vengarte de mí Ron -
- ¿HERMIONE? - ahora estaba desesperado, sus extremidades no le obedecían.
- ¿Recuerdas que yo quería ser medimaga Ron
usar la magia para sanar a la gente?... pero como soy de padres muggle también sé bastante de medicina no mágica -
- ¿POR QUÉ NO PUEDO MOVERME? -
- y aprendí que dentro de la columna vertebral está la médula espinal y de ella salen los nervios que conducen las órdenes de tu cerebro para que tu cuerpo se mueva y sienta -
- ¡NO TE ENTIENDO! -
- Tranquilo querido
ya entenderás, resulta que aprendí que si la médula se daña en alguna parte de la columna toda la sensibilidad y movimiento debajo del daño se pierde -
- ¿QUÉ ME HICISTE? -
- Y que si el daño es a la altura del cuello se produce algo que los muggle llaman
cuadriplejia o tetraplejia o sea no puedes mover ni tu tronco ni tus brazos ni piernas -
- ¡¡¡HERMIONE!!! -
- Así que lo que hice fue usar un pequeño pero efectivo hechizo para dañar tu médula ¿adivina a qué altura?... sí, a la altura de tu cuello - ahora el pelirrojo estaba aterrado - y en casi todos los casos el daño es irreparable
pero no te preocupes, no soy tan mala, en tu caso eventualmente podrías volver a caminar, tendrás mucho tiempo para recuperarte en Azkaban
Aaahhh, olvidaba decirte que algunos familiares de Draco están aún presos allá, seguramente les encantará recibirte y ayudarte en tu
Rehabilitación
¿crees que es demasiado?, ¡Pregúntaselo a Draco, a los padres de Neville, a Alejandro, a mi hijo y a todos aquellos cuyas vidas destruiste! - Dicho esto Hermione se puso de pie y dio la vuelta para marchase de la habitación sin escuchar los gritos e insultos de Ron que en vano trataba de moverse, tal vez nunca más volvería a hacerlo.

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- ¡Sujétate Lirioh! - gritó una voz desde el balcón, la joven ya se había abandonado a su suerte y hubiera caído de no ser porque en el último segundo una mano la sujetó de la muñeca, cuando reaccionó miró hacia arriba y vio que alguien la halaba con fuerza hasta dejarla en suelo firme.
- ¿Solomon? -
- No
soy un Gerd
- intentó contestar de forma irónica, pero Lirioh se le colgó del cuello llorando, el muchacho no pudo evitar acariciar su espalda, se alegraba demasiado de saber que ella estaba viva - tranquila, ya estás a salvo -
- ¡Rowen
trató de matarme
lo hubieras visto, era irreconocible! -
- Lo sé, también lo vi -
- ¿Dónde está? -
- Lo ataqué por sorpresa y lo aturdí, lo dejé en esa esquina amarrado con cadenas mágicas -
- ¡Solomon
ya no lo está! - advirtió la joven al darse cuenta que hacia donde el Hufflepuff le había señalado Rowen estaba de pie y rompía las cadenas como si estas fueran de papel.
- Lirioh
vete -
- ¿Qué dices? No, no voy a dejarte sólo con él -
- Le prometí a tu padre que te protegería -
- ¿Mi padre está aquí? - preguntó la joven con esperanza e sus ojos.
- Sí
y si quieres volver a verlo debes irte -
- No Solomon
no puedes vencerlo, es demasiado fuerte para ti -
- No pretendo hacerlo
sólo gano tiempo para que estés a salvo -
- Me quedaré a ayudarte Solomon -
- ¡Ya has tenido demasiado Lirioh
hazme caso y vete! -
- ¡No te atrevas a darme ord..! - intentó rebatir la muchacha pero Solomon la empujó con fuerza hacia la puerta en el preciso instante que Rowen les lanzaba una maldición.
- ¡CORRE! - gritó cerrando la puerta tras ella.

- ¡No podrás conmigo! - habló Rowen nuevamente con aquella inquietante voz metálica -
- No sabía que los prisioneros de la maldición imperius cambiaran su tono de voz - contestó Solomon aparentando total tranquilidad - pero no creo que lo tuyo sea solamente eso ¿cierto? Algo más te controla Rowen y voy a ayudarte -
- ¡No puedes ayudarlo! - habló nuevamente, pero ahora como si fuera alguien más -
- ¿Quién eres? -
- No eres digno de saberlo, no te diremos nada -
- ¿No me dirán nada? - inquirió Solomon al darse cuenta que la voz se refería a más de uno.
- ¡Pero tendrás el honor de morir por nuestra mano y luego iremos por ella! - exclamó la extraña voz y Rowen adquirió su postura de duelo, sólo que en lugar de rayos, de su varita comenzaron a salir extrañas y brillantes prominencias tentaculares de color negro que se movían todas juntas hacia él.
- ¡Protejo! - gritó Solomon, pero el escudo apenas frenó el impacto, saliendo disparado hacia atrás y chocando contra uno de los bordes del balcón, entre los relámpagos Solomon advirtió que la luz provocaba en Rowen no una sombra, si no varias, cinco en total. Y que donde los tentáculos mágicos habían impactado el suelo parecía erosionado y oxidado. Nuevamente el pelirrojo lanzó aquellos tentáculos de color negro, sólo que esta vez se movían independientes uno del otro, como si Solomon fuese un héroe mitológico que lucha contra un calamar gigante de brillante color negro.
- ¡Piro Serverus! - conjuró una espada de fuego a partir de su varita y comenzó a rodear los tentáculos para intentar atacarlos uno por uno, a su alrededor todo parecía derrumbarse, el metal de los balcones se oxidaba y el piso parecía deshacerse a cada paso suyo, como si cada punto que esos tentáculos tocasen envejeciese prematuramente. - ¡No te acercarás a ella! - gritó el muchacho blandiendo su espada de fuego como en todas esas películas muggle de valientes guerreros que luchaban contra imposibles bestias para proteger a su amada - ¡No te lo permitiré! - gritó nuevamente cortando algunos tentáculos con su espada de fuego, las voces que se escuchaban desde Rowen gritaban de dolor con cada corte y ordenaban la aparición de nuevas ventosidades mágicas que avanzaban salvajes hacia Solomon - pero ahora ya no podía ver a su amigo, sino que veían una enorme bruma negra que se retorcía insanamente mientras por su intangible forma serpenteaban rayos de diversos colores, pero de su amigo ya no quedaban rastros.

- ¡ROWEN! - gritó asustado y comenzó a lanzar hechizos directamente a la etérea masa en el centro, pero esta sólo parecía absorberlos, un chispazo de conciencia lo hizo reaccionar, si algo de su amigo permanecía dentro sus hechizos lo podrían dañar - ¡Stuppeffy! - Pronunció Solomon y el hechizo dio en pleno pecho de Rowen, que se hizo visible en ese momento, pero sólo lo hizo retroceder - ¡Stupeffy! - lanzó varias veces más con el mismo efecto, sólo hacían que Rowen se tambaleara pero no lo aturdían.
- Nuestro control sobre el heredero es cada vez más fuerte, tus hechizos no pueden dañarnos -
- ¿Heredero? - Interrogó Solomon - ¡Ustedes deben ser los Inframagus de los que habló Eden!.
- ¡Muere! - gritaron las ultraterrenas voces que nuevamente cubrieron con su negra bruma a Rowen, sólo que esta vez los brillantes tentáculos que salían eran de color verde, Solomon presintió que si alguna lo tocaba moriría inmediatamente ya que eran del mismo color que el Avada Kedabra, sólo pudo agacharse antes que le dieran en pleno y comenzar a moverse lo más rápido posible para que no lo tocaran y cortándolas con su espada de fuego.
- No podrás esquivarlos toda la vida
te estás cansando - hablaron a coro las voces nuevamente, mientras el cuerpo de Rowen se hacía visible una vez más entre la informe neblina oscura - mejor entrégate a tu destino, que será el mismo que de todos en este mundo, ser el vehículo de nuestro dominio -

- ¿Y dejar que me usen como marioneta?
mejor no - contestó Solomon acompañado de un término en español antes de rodar hacia adelante para quedar justo frente a Rowen y darle un fuerte puñetazo en el rostro, luego le lanzó un Expeliarmus para que perdiera momentáneamente el control de su mano y por ende de los tentáculos - por favor que esto resulte
¡LUMUS DIO! - y de su varita emergió una luz tan fuerte como la del sol que hizo que Rowen comenzara a retorcerse de dolor y las sombras que se proyectaban por la luz se contorsionaban salvajemente Y gritaban con locura, como si la luz fuese ácido para ellos.

Cuando estaban en el pabellón de pacientes complicados hace una hora y Neville le dijo a Solomon que fuera a ayudar a Lucien y Lirioh, este se devolvió y le preguntó si era verdad lo de los Inframagus, el mago se lo confirmó y le enseñó ese hechizo como la única arma para detenerlos. Ahora se arriesgó a usarlo y en efecto logra dañar a los Inframagus. El problema era que mantener ese hechizo demandaba demasiado esfuerzo para una sola persona, más aún cuando se enfrentaba a más de un espectro, las voces sabían esto y comenzaban nuevamente a hablar.
- ¡NO RESISTIRÁS MUCHO
DETENTE O MATAREMOS A ESTE CUERPO -
- ¡LIBEREN A ROWEN Y YO SOLTARÉ EL HECHIZO! - contestó aún firme Solomon, aún sabiendo que si soltaba el encantamiento igual los matarían.

- ¿QUÉ HECHIZO ESTÁS USANDO? - preguntó una voz a la espalda de Solomon.
- ¡LUMUS
DIO! -
- ¡Bien!, ¿Lista hermana?... ¡LUMUS DIO! - cuando Solomon logró ver quienes estaban a su lado lanzando también rayos luminosos se encontró con Lucien y Lirioh. - ¿Por qué tardaste tanto? - preguntó Solomon casi riéndose.
- Cosas de padre e hijo, no te habría encontrado de no ser porque Lirioh insistió -
- ¿No te dije que te pusieras a salvo? - preguntó ahora a la rubia Ravenclaw.
- ¿Y desde cuando me das órdenes tú Solomon Santos? - contestó Lirioh con una sonrisa.
- Tenemos que expulsar a los espectros que lo están poseyendo - Indicó el Hufflepuff antes que todos redoblaran sus fuerzas en mantener el hechizo, Ahora los Inframagus se retorcían con más violencia al tiempo que Rowen se contorsionaba más allá de lo humanamente posible.
- ¡Lo estamos matando! - advirtió Lirioh preocupada por el bienestar de Rowen.
- ¡Si no lo hacemos nos matarán a todos! - contestó Solomon.
- ¡Tenemos que hacer algo! - añadió Lucien.
- ¡Rodéenlo! - habló una cuarta voz que pasó al lado de Lucien hasta quedar por detrás de Rowen. Cuando hicieron lo que esa voz les sugirió el Gryffindor se encontró que se trataba de Eden Balthezar que se había unido a ellos y también lanzaba el Lumus Dio.
- ¡Eden! - exclamó jubiloso Lucien - ¡Estás bien! - la joven no pudo evitar alegrarse un poco al verlo también.
- ¡Tu madre me curó
tus abuelos están bien! - Contestó la joven Slytherin - ¡Ahora escúchenme, debemos levantar lentamente los hechizos, ahora! - los cuatro jóvenes comenzaron a levantar los hechizos luminosas y la sombras que aún se retorcían empezaron alargarse como si la luz los comenzara a halar hacia arriba, el mismo Rowen fue elevado desde el suelo como si las sombras no quisieran desprenderse de él, los gritos de los inframagus eran cada vez más desgarradores - ¡CUANDO LES INDIQUE SEPARAREMOS NUESTROS HECHIZOS HACIA AFUERA SIN DESHACERLOS! ¿LISTOS? ¡AHORA! -

A la señal de Eden los cuatro, sin deshacer los hechizos los separaron del centro y los desviaron velozmente hacia sus respectivas espaldas, se escuchó el sonido de una tela rasgándose, pero amplificada mil veces más y distorsionada por los agónicos gritos de los Inframagus al verse separados de su huésped, el ruido desapareció de un segundo a otro dando paso sólo a la lluvia, en el centro del balcón estaba Rowen inconsciente.
- ¡Rowen! - gritó Lirioh corriendo hacia él para abrazarlo llorosa - ¡Reacciona Rowen
reacciona! - lentamente el pelirrojo fue abriendo los ojos, ya no eran blancos como antes sino que había recuperado el color verde heredado de su padre.
- Lirioh
te oía, traté de detenerlos, pero eran demasiados, no pude hacer nada
por favor perdónenme, perdónenme todos -
- Tranquilo viejo - le contestó Lucien - todo está bien -
- Solomon, gracias por salvarla y por
-
- ¿Por haberte golpeado en la cara?, claro
cuando se te ofrezca - las risas duraron escasos segundos, ya que nuevamente se escucharon aquellas roncas y metálicas voces, sólo que esta vez venían del cielo. Entre el oscuro y lluvioso firmamento e iluminados por esporádicos relámpagos cinco figuras bajaban lentamente hacia ellos, sus rostros borrosos, ojos pintados por completo de negro y piernas semifletadas con los hombros proyectados hacia adelante daban un inquietante y aterrador todo a la escena.
- ¿Esas son las cosas que estaban dentro tuyo Rowen? -
- Sí - contestó Solomon - son los Inframagus -
- Son nuestros Inframagus - corrigió Eden al percatarse de que cada una de las figuras que ahora estaban a escasos tres metros de ellos eran exactamente iguales a cada uno de los cinco jóvenes.

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De un momento a otro Harry se encontró a sí mismo lejos del pabellón de lesiones mágicas permanentes, no reconocía el lugar, estaba rodeado de arboles, plantas de diversos tipos, el oscuro y nublado cielo como techo y un riachuelo que se escuchaban a lo lejos, podría haber pensado que estaba en un bosque, de no ser porque el suelo era de sólido cemento.
- ¡Bienvenido a los jardines de San Mungo Harry! - Habló la voz de Neville desde algún lugar que Harry no pudo precisar - me permitieron construirlo en el techo del Hospital cuando les expliqué las posibilidades terapéuticas para los pacientes
¿Te gusta? -
- ¡Déjate ver Neville
o quemaré cada árbol y planta de este mísero lugar! -
- ¡Tranquilo Harry, antes tenemos que hablar... dime la verdad! -
- ¿A qué verdad te refieres? -
- ¡La verdad de por qué me has estado persiguiendo todos estos meses! -
- ¡Porque eres un asesino! -
- ¡Sabes que no es así
estuviste en la casa de Seamus y Lavender, viste a lo que tuve que enfrentarme, sabías lo que yo estaba haciendo, lo sabías desde mucho antes y aún así enviaste a Collin a su muerte! -
- ¡Tú lo mataste! - contestaba Harry con desafío en su voz mientras buscaba alguna sombra entre los árboles que le indicara el paradero de su enemigo.
- ¡Deja de engañarte! - replicó Neville y cada vez que hablaba la voz parecía provenir de un lugar diferente - ¡Todos los que han muerto eran parte de la ED, más aún, eran custodios del secreto! -
- ¡No trates de confundirme Neville
hazte visible para que terminemos con esto! -
- Ellos lo sabían - habló nuevamente y Harry sintió como si una sombra hubiera pasado velozmente por su espalda pero al voltearse no había nada - sabían que nosotros fuimos los seis legendarios, los que acabamos con Lord Voldemort hace casi treinta años.
- ¿Por eso los mataste
para que el secreto muriera con ellos? -
- ¡Ya te dije que yo no los maté
fue ese demonio, el Inframagus! -
- ¡Sabes bien que no existen Neville! -
- ¡Y tú sabes que sí Harry, tú ya los habías visto!... - increpó Neville dándose cuenta de algo nuevo - debió buscarte a ti también
debiste enfrentarte al tuyo, estoy seguro y lo destruiste
pero cometiste un error, no lo hiciste de la manera correcta y su energía te ha contaminado, te ha estado corrompiendo! -
- ¡JA JA JA!... ¿Quieres decirme que un espectro proveniente de una versión maligna del mundo mágico me está controlando? - Inquirió Harry con sarcasmo mientras lanzaba hechizos arbitrariamente en todas direcciones - ¡Estás demente! -
- ¡No Harry
no te controla, sólo ha revelado pensamientos que siempre tuviste ocultos, que todos tuvimos ocultos
No se destruye a un mago tan poderoso como Lord Voldemort sin pagar un alto precio y nuestro precio fue cargar con esa maldad en nosotros mismos! -
- ¡Nada de lo que dices tiene sentido
nunca seré como él
JAMÁS SERÉ COMO ÉL! - gritaba Harry con furia y volteándose rápido hacia todos lados en busca de la fuente de la voz - ¡Déjate ver Neville! -
- ¡No debíamos ser como él Harry, por eso era importante que todos permaneciéramos unidos siempre, nuestra amistad nos mantendría limpios
pero si el vínculo se rompía la oscuridad volvería a amenazar nuestro mundo
Ronald y tú rompieron el vínculo! -

- ¡Déjate de hablar estupideces y entrégamelas! - Interrumpió desafiante Harry, ya su rostro no era el mismo, no usaba sus anteojos, profundas y venosas ojeras que rodeaban sus cuencas, su piel era pálida y su rostro lucía maligno e inquietante, lo que fuera que estuviese influenciando a Harry se hacía cada vez más fuerte - ¡Entrégame las piedras! -
- ¡Por fin lo admitiste! - Le contestó Neville con una voz cada vez más cercana - ¿Quieres que te de tu piedra sagrada? -
- ¡LAS QUIERO TODAS! -
- ¡Cuando ustedes me pidieron que las guardara fue para evitar que cayeran en manos equivocadas! ¿Qué te hace pensar que te las daré? -
- ¡POR QUE SI NO ME LAS DAS DESTRUIRÉ TODO LO QUE AMAS NEVILLE LONGBOTTOM! - gritó con demencial furia Harry Potter, tanta furia que no reparó en quien estaba detrás suyo.

- ¡Entonces ven por ellas! - dijo Neville por su espalda haciendo que Harry se volteara sólo para recibir un rayo en pleno pecho y salir disparado contra unos árboles.
- ¡JA JA JA JA
No puedes derrotarme Neville Longbottom, yo soy el mago más poderoso de todos los tiempos y tú eres sólo un profesor de Herbología! - Contestó Harry parándose de un salto y derribando las ramas con sus manos como si fuera papel.
- Qué extraño
pensaba que Albus Dumbledore era el más poderoso de todos los tiempos - dijo Neville haciendo un movimiento de su varita que no lanzó ningún hechizo pero que envió un grueso tronco hacia Harry en violento impacto que lo azotó contra más árboles - Soy un simple profesor de Herbología que está rodeado de plantas
¿Crees que te será tan fácil? -
- ¡Incendio! - gritó Harry y violentas lenguas de fuego atacaron hambrientas a los árboles, pero si bien el fuego permanecía los árboles no se quemaban.
- ¡Hechizos anti incendios Harry! Protegen a las plantas de cualquier tipo de fuego -

- ¿Incluso de este
? - Dijo Harry sujetando su varita como si fuese un mango - ¡Deimos Serverus! - exclamó y de su varita emergió una espada de fuego purpura y negro con pequeñas descargas eléctricas en su filo, Harry sonrió al ver el rostro de su rival, levantó su espada y cortó los árboles a su alrededor, estos se consumieron en fracciones de segundo entre llamaradas de color negruzco - ¿La recuerdas Neville?... -
- No podría olvidarlo - contestó Neville mientras de sus varitas emergieron dos espadas de fuego sin que él las conjurara verbalmente, la espada de fuego oscuro que Harry había conjurado era la misma que hace años atrás Bellatrix Letsrange usó contra él en su última batalla, nunca pensó que su amigo usaría semejante hechizo ahora. Todo a su alrededor ardía en llamas, aunque los árboles no se quemasen era el oxígeno que se consumía y el calor era cada vez más insoportable. - ¿Si es así como quieres terminar esto? - concluyó Neville antes de empuñar sus espadas de fuego y lanzarse contra Harry.

Si alguien hubiera estado cerca hubiera escuchado temblar la tierra en cada choque que producían los filos llameantes de ambos magos, habían renunciado a la opción de un duelo de magia para resolver sus destinos por la espada, dos sables de purificadora llama se blandían fieros contra el soberbio poder del fuego negro de la Deimo Serverus, su mismo portador parecía poseer la fuerza de una legión en cada golpe que asestaba, como si la tierra gritase cada vez que su maligna hoja la desgarraba. Pero Neville no se iba a rendir, a pesar del increíble poder de la espada de su contrincante, del momento que el renunció a la magia como herramienta de duelo las cosas eran más parejas, ganaría la espada más fuerte y la mano más hábil. Harry lanzó un seco golpe vertical y Neville tuvo que cruzar ambas espadas para protegerse ya arrodillarse para amortiguar la fuerza, parecía como si cargase con un peso tal que todos sus huesos podrían colapsar en cualquier segundo y sentía como la cercanía el calor de las espadas de fuego lastimaba su piel

- ¡No puedes ganarme Neville
siempre he sido el más fuerte y tú el más débil -
- ¡El fuerte gana hasta que el débil lo enfrenta! - contestó Neville haciendo acopio de todas sus fuerzas para resistir el embate del filo negro e incorporarse hasta quedar frente a Harry y empujarlo solamente violentamente hacia atrás con sus espadas. - ¡Y esta noche he decidido enfrentarte! -
- Podrás enfrentarme Neville Longbottom, pero morirás en el intento - contestaba un cada vez más irreconocible Harry que tomaba su sable de negro fuego con ambas manos y lo apuntaba directamente hacia adelante
- Tal muera... pero te detendré -
- ¡Vas morir Neville Longbottom
y yo tendré las seis piedras sagradas
en tu mundo reinará nuestro caos! - Neville vio cómo Harry adoptaba una posición para hacer un ataque frontal manteniendo la espada de fuego recta hacia adelante, su voz se escuchaba muy similar a las de los Inframagus y sus ojos era completamente negros, la energía maligna del espectro lo estaba consumiendo casi por completo.

- Perdóname Harry
pero esto tiene que terminar - sentenció Neville deshaciendo una de sus espadas de fuego y quedándose sólo con una, adquirió una postura lateral y recargó su cuerpo en la pierna derecha y la pierna izquierda estaban semiextendida hacia adelante, formando una larga L con los pies. En su mano derecha portaba la espada de fuego y la izquierda la apuntaba hacia el frente con la mano abierta. La lluvia comenzaba a caer desde el oscuro cielo y su benevolente agua extinguía el fuego que los rodeaba, ahora sólo quedaban ambos, en medio del oscuro jardín, rodeados de gigantescos árboles que dejaban apenas un pequeño claro donde se enfrentarían por última vez, el agua caía por su rostro y entorpecía su visual, pero Neville podía ver la desquiciada sonrisa en el rostro de quien antes fuera su mejor amigo iluminada por los relámpagos y la llamarada negra de su espada que evaporaba cada gota de lluvia que sobre ella caía. Lo siguiente que sucedió fue que magos corrían velozmente con sus espadas empuñadas y exclamando desgarradores gritos de guerra para encontrarse en el centro de un último y mortal abrazo.

CAPÍTULO 13: Cinco partes de una misma trampa (Parte Cinco: Muerte y Reemplazo)


Las cinco oscuras figuras con sus negros y ajados ropajes descendían en una perfecta equidistancia, como si formasen una estrella moribunda. Cinco jóvenes estudiantes de magia contemplaban el inquietante espectáculo desde lo que quedaba del inmenso mirador.
- ¿Qué harán ahora? - Inquirió el Hufflepuff
- Para establecer su estancia en este plano necesitan un cuerpo huésped, y nosotros somos compatibles con ellos
-
- No necesitas seguir Balthezar - sentenció Rowen empuñando su varita y poniéndose frente a los demás la levantó con una postura heroica - ¡Lucharemos contra ellos! - pero en lugar que le respondieran con gritos y vítores los demás se quedaron mirándolo consternados, su amigo Lucien fue el primero en hablar.
- Creo que estás exagerando un poco amigo
eso de ¡Lucharemos contra ellos!
como un super equipo destinado a defender la humanidad
sólo falta que asignes a cada uno un traje de spandex de color diferente, nos pongamos máscaras y adoptemos poses ridiculas -
- O como esos grupos muggle que cantan y bailan - agregó Lirioh con igual ironía que su hermano - aunque la mayor parte de las veces son solamente hombres. -
- ¿Cómo los de los afiches que tienes en tu habitación hermanita? - dijo riendo el mellizo y ganándose un codazo en las costillas.
- O si quieres volvemos a la idea de los héroes enmascarados, después convocamos robots gigantes con forma de animales y nos combinamos en un Megarobot que destruye al monstruo gigante con la ciudad de paso y adopta una posición solemne - concluyó Solomon en un comentario que ninguno de sus compañeros entendió, no tenían idea lo que era un robot.
- Si ya terminaron con sus jocosas manifestaciones de nerviosismo
- interrumpió Eden - los inframagus están tomando posiciones, parece que la idea del trabajo en equipo afortunadamente queda descartada
cada uno tendrá que enfrentar a un rival - Eden tenía razón, los cinco espectros tomaban diferentes ubicaciones dentro y fuera del balcón y llamaban a cada uno de los jóvenes a un duelo - recuerden debilitarlos antes de usar el Lumus Dio es la única forma de matarlos -
- ¿Matarlos? - cuestionó Lirioh.
- Es esa cosa o yo
filosofía básica Slytherin -
- Esperen un momento - habló Lucien sacando algo de su bolsillo, un mazo de cartas - escojan una - los demás miraron el puñado de cartas y lo contemplaron apesadumbrados.
- ¿Acaso la bruja loca de Trelawey te está enseñado a leer el Tarot? - Inquirió Solomon sin dar crédito a sus ojos - ¿Qué sigue después?, ¿quiromancia, el signo del zodiaco? -
- No entienden
es un Tarot mágico, saca una carta y se transformará en tu avatar representante, todo lo que está pasando lo he visto en las cartas desde hace meses
pero no lo entendía, hasta ahora - concluyó sacando una carta donde aparecía una estrella de cinco puntas sobre un fondo totalmente negro.
- Mejor explícate - apremió Lirioh - que mi gemela malvada me espera para tomar el té -
- Esta es el pentasol del destino
creo que somos nosotros; no me pregunten ahora, sólo hagan lo que les digo - sin mucho convencimiento cada uno de los jóvenes tomó una carta al azar y la volteó para que Lucien pudiera verlas - En cada una de las cartas aparecerás una imagen que nos representará, nuestro avatar, junto un mensaje específico para cada uno de nosotros

Rowen
tu carta es el heredero y la frase es
Ninguna flor será perdonada por desdeñar a su hermano.
Eden
la princesa de las serpientes
El temor asesina a la mente
Solomon
El pensador
esto es raro, dice: ¡No hay banda!
- ¿Qué se supone que significa eso? - cuestionó el robusto Hufflepuff.
- No tengo idea, Lirioh
La Ninfa Dríade
Conozco el agujero negro en que puedes caer
- No es muy optimista ¿Y cual es la tuya? - le preguntó su hermana.
- El Profeta creo que significa
El que duerme tiene que despertar.
- Gracias por las lecciones de cartomancia, pero si no hay nada más en que perder el tiempo? - concluyó Eden Balthezar antes de ir tranquilamente contra su contrincante, Rowen no quiso ser menos y empuñó su varita para ir en busca de su rival.
- Tu novia tiene carácter - susurró Solomon al oído de Lucien.
- No es mi novia
pero sí que tiene carácter -
- ¿Te das cuenta de que probablemente muramos? - comenzó a hablar el Hufflepuff.
- ¿Sí? -
- ¿Y que sólo se muere una vez en la vida? -
- Sí - contestó el joven Gryffindor con una sonrisa ante el comentario - ¿Por qué a pesar de todo estás tan contento? - Solomon se limitó a acercarse al oído de su amigo y murmurarle algo en un tono tan bajo que Lirioh que aún estaba cerca no pudiera oírlos.
- ¡¡¡WOW!!! - exclamó Lucien sin contener la risa y ruborizando al robusto Hufflepuff que recibía las sacudidas de pelo y palmadas en el hombro - ¿Y en los graneros? Ahora sí que lo he visto todo, puedo morir en paz - dijo finalmente el Gryffindor armándose de su varita para ir en busca del Inframagus que lo llamaba.
- Supongo que también estoy listo - Solomon tomó su varita entre las manos y miró la esquina donde el espectro lo esperaba, se persignó (costumbre aprendida de su padre), inspiró profundamente y fue en busca de su destino.
- Sólo quedamos tú y yo - dijo Lirioh a la Inframagus que la esperaba en el centro mismo del balcón.
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Eden Balthezar había visto muchas cosas en su joven vida, manifestaciones de la magia oscura más maligna que era conocida, pero nada se comparaba a esto. La Inframagus era idéntica a ella en cada rasgo de su rostro y figura, como si se mirase frente a un espejo, pero uno que reflejase lo más oscuro y bajo de alma, aquellas negras y venosas ojeras que rodeaban globos oculares totalmente negros sin ninguna expresividad más allá de un incomprensible odio, su rostro mismo lucía un tanto borroso, como si Eden lo estuviese viendo a través de un velo, pero podía distinguir perfectamente esa desquiciada sonrisa carente de virtud. La Inframagus se elevó nuevamente mientras retrocedía hacia el borde del balcón frente a la imponente cascada, voló por encima de la estructura y de un momento a otro comenzó a descender; cuando Eden se acercó al borde del balcón y miró hacia el vacío vio a la Inframagus a varios metros abajo, parada en lo que parecía ser un disco de luz roja y llamándola con la mano.
- ¿No tendrás miedo de bajar
o sí? - interrogó la negra figura desde su arena luminosa, con una voz que podría ser perfectamente la de ella de no ser por escucharse metálica y distorsionada.
- No le temo a nada - habló la joven para sí misma y saltando por el borde del balcón; cuando estaba por llegar al disco de luz pronunció las palabras Aresto Momentum y su cuerpo comenzó a descender lentamente hasta que sus pies se posaron suaves sobre la superficie luminosa que la recibía con ruidosas pero indoloras descargas eléctricas a cada paso que daba.
A su alrededor todo era oscuridad, sólo el potente ruido de la cascada a su espalda le permitía orientarse, el disco luminoso en el que estaba parada tendría casi unos diez metros de diámetro y frente suyo estaba la Inframagus con su fantasmal aspecto - joven Slytherin - habló la Inframagus entre violentas y veloces sacudidas esporádicas de su cabeza. - No eres muy distinta a nosotros
ocultas en tu interior una maldad que no te pertenece, pero que usas -
- No sabes nada de mí -
- Sí que lo sé
tú no eres más que una cáscara joven Slytherin, una simple figura de barro con un secreto dentro -
- ¡Cállate y pelea! - insistió a joven impacientándose por lo que el espectro le decía.
- Tu mayor temor es lo que hay en tu interior, es recordar cosas que tú no viviste pero que forman parte de quien eres -
- ¡No le temo a nada! -
- Claro que temes y más que el resto
por eso te escondes tras tus mascaras y no dejas que nadie se te acerque
esa soledad será tu condena
princesa de las serpientes -
- ¡Tus insultos terminan aquí! - Exclamó la joven lanzando un rayo azul hacia el espectro, impactándolo en pleno centro pero sin derribarle.
- Tu miedo te hace débil joven Slytherin - habló nuevamente la Inframagus con su bizarra y destemplante voz - sólo te acercas más a tu ruina
pronto tendré tu cuerpo - y del suelo comenzaron a salir unas ventosidades rojas que que se pegaron rápidamente al cuerpo de Eden xomenzando a liberar enromes descargas eléctricas. La muchacha no recordaba haber sentido tanto dolor hasta esa noche, era como si le aplicasen una maldición Cruciatus desde esas ventosidades rojas, como si le incrustaran millones de agujas calentadas al rojo vivo en cada poro de su piel, el dolor era insoportable, incontrolable y tan revelador como dormirse.
Estaba boca arriba en una oscura estancia iluminada por antorchas a lo lejos, era incapaz de moverse más allá de su cuello, miraba en todas direcciones y sentía su propia mente distante así como los ruidos y voces alrededor; sus ojos comenzaron a adaptarse y a la escases de luz y distinguió sombras que deambulaban alrededor suyo, sombras que pasaron a ser personas enfundadas en negras túnicas que ocultaban su rostro pero que estaban riendo maliciosamente. Los encapuchados le hablaban aunque no podía entenderlos, intentaba obligarse a sí misma a no temer, pero el presentimiento de que algo muy malo le estaba por pasar la inquietaba cada vez más, fue entonces que reparó en el hecho que no sentía su cuerpo, se atrevió a levantar su cabeza y lo que vio hizo que por primera vez en su vida, gritara de terror.
- ¡¡¡NNNOOOOOO!!! - Gritó de repente y se liberó de la prisión de terror en que estaba, dio un salto hacia atrás y cayó con una rodilla flectada en posición de ataque - ¿Qué fue lo que me hiciste? -
- Fuiste tú misma la que recordó joven Slytherin - contestó el Inframagus - el dolor te reveló algo que tú ya sabías, pero que temes recordar
temor sí
puedo sentir tu miedo, me alimenta y me hace más fuerte
dame más - habló el espectro y de la luminosa superficie salieron nuevas ventosidades rojas que Eden no consiguió esquivar y nuevamente se pegaron a su cuerpo liberando enormes e insoportables descargas de dolor que la torturaban hasta que su conciencia nuevamente la abandonaba - ¡La agonía de tu miedo y tu dolor derrumbarán tu mente
princesa de las serpientes! -
Ahora estaba en un amplio salón hecho de antigua y gris roca que se extendía más allá de su vista hasta perderse en las sombras del techo, a los costados rústicos pero sólidos pilares servían de apoyo a extraños candelabros con formas indescifrables, más allá de los pilares todo se tornaba en sombras, sombras formadas por decenas de figuras de negro y máscaras que brillaban a la tenue luz del fuego, se veía a sí misma caminando por el pasillo central de lo que debía ser el salón principal de algún castillo medieval, cuando miró sus pies estos flotaban sobre una alfombra de color verde, mismo color de los estandartes que ahora aparecían colgados de los pilares. Voces entre las sombras musitaban cánticos e inquietantes letanías a su paso, todo comenzaba a llenarse de una energía poderosa, era la cercanía de lo que estaba más allá de sus pasos, al fondo del salón y delante de una enorme chimenea con la forma de la cabeza de un dragón hecha de roca se encontraba un trono dando la espalda, el temor pugnaba por invadirla, la creciente cercanía hacia el trono la inquietaba, tal vez porque se negaba a sí misma el saber quien la esperaba detrás. Aunque no pudiera mirar sabía que sobre ella habían personas colgando en grotescas jaulas de clavos, víctimas o condenados ya no importaba, el trono comenzaba a voltearse hacia ella.
- El temor asesina a la mente - escuchó una voz que la llamaba a lo lejos y le permitía liberarse de la fuerza que la aprisionaba, se volteó antes de ver quien ocupaba el trono y sus ojos se toparon con una imagen de esperanza. La fuerza de ese pensamiento fue suficiente para romper el trance y retornar.
- Eres más fuerte de lo que pensaba, joven princesa
sólo uno más y se habrá acabado -
- ¡No! - Exclamó Eden dando un salto hacia atrás en el momento que nuevas ventosidades rojas aparecían en el lugar donde había estado parada - ¡Incendio! - gritó la joven y de su varita emergió una enorme llama que incineró en segundos a las ventosidades que se retorcían espasmódicas hasta consumirse.
- ¡No puedes ganar Princesa
el dolor te ha debilitado haciéndote presa fácil para mí y si me destruyes esta plataforma se destruirá conmigo, pase lo que pase no ganarás! - habló la Inframagus apuntando sus largas manos hacia adelante y llenándolas de rojas descargas de energía. La joven no dijo nada, sólo conjuró una brillante luz de su varita antes de avanzar hacia la Inframagus, ya no tenía miedo.
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Rowen Potter estaba furioso y decepcionado, había sido humillado, hechizado por su propio padre para matar a su mejor amiga y poseído por cinco espectros provenientes de una versión maligna del mundo mágico dentro de los cuales uno era exactamente igual a él, justamente contra el que ahora se iba a enfrentar. Avanzó decidió hacia el Inframagus en busca del duelo, pero este sólo soltó una bizarra carcajada y atravesó la pared que daba nuevamente al interior del hospital. - ¡No huyas cobarde, sal y pelea! - Gritó el Gryffindor al ver como su contrincante había escapado - ¡Vuelve miserable espantajo! - con frustración lanzó un puñetazo contra el sólido cemento de la pared sólo para darse cuenta que esta no era para nada sólida sino blanda como una gelatina, Rowen sonrió al comprender que el Inframagus no había huido sino que le señalaba el lugar donde se enfrentarían - ¡Tu arena, tus reglas, mi triunfo - dijo antes de atravesar la pared.
Cuando apareció al otro lado de la pared Rowen se encontró con un salón largo, angosto y bajo, el suelo a sus pies era esponjoso haciendo que sus pasos fuesen lentos y el aire que se respiraba enrarecía a cada paso suyo; al otro extremo del salón lo esperaba en Inframagus, vestido con una negra y gastada túnica que ondeaba ante un inexistente viento, su cabello rojizo era mucho más oscuro pero exactamente del mismo largo que el de Rowen, su piel era pálida como una calavera y a través de sus indefinidos rasgos inquietaban dos negras manchas donde debían de estar sus ojos.
- ¡Ven a mí heredero! - Habló con aquella disonante y metalizada voz el espectro - ¡Ven a que ocupe tu lugar! -
- ¡Lo único que harás es morir asqueroso monstruo! - contestó Rowen avanzando sin preocuparse de su derredor.
- ¡No hay forma de que tú me derrotes heredero! - Insistía el inframagus haciendo enfadar aún más a Rowen que avanzaba a toda velocidad - Estuve ya dentro tuyo
eres débil -
- ¡No soy débil
nunca he sido débil, soy el más fuerte de Hogwarts y voy a vencerte! -
- ¡No puedes heredero
tu falsa fortaleza es tu mayor debilidad
y tu condena! -
- ¡CÁLLATE! - gritaba furioso el Gryffindor a medida que avanzaba por el cada vez más largo pasillo. En su frustración y cólera Rowen olvidaba que a su alrededor el entorno había comenzado a cambiar desde que emprendió su marcha. Las paredes comenzaban a angostarse así como el techo que se hacía milimétricamente más pequeño, además del esponjoso suelo que cada vez era más espeso en su resistencia y haciendo los pasos del pelirrojo cada vez más pesados y lentos, lo peor era que la distancia entre él y su rival no se había acortado en absoluto.
- ¡No podrás llegar a mí heredero
no tienes lo necesario para enfrentarme! - Continuaba provocándolo el Inframagus en lo que sabía, enfurecía mucho más a Rowen - ¡tú mismo no te permites llegar! -
- ¡Basta
pronto llegaré a ti
y acabaré
contigo - contestó entrecortado Rowen con mucha menos energía, cuando tomó conciencia de sí mismo ya no estaba en una enorme sala sino que tenías que avanzar hincado por un pasadizo cuyo techo estaba a menos de un metro sobre él, cuyas paredes laterales están repletas de oxidadas púas que se acercaban lentas y cuyo piso antes esponjoso ahora era densa y caliente arena negra - Sólo
déjame alcanzarte -
- No llegarás heredero
tampoco dejaré que mueras aplastado, necesito tu cuerpo para asegurar mi estancia en esta tierra, el aire que respiras te envenena lentamente, debilita tus sentidos y tu conciencia, eres débil heredero y estarás muerto muy pronto -
- No
- contestó Rowen con los resabios de fuerza que ostentaba, su propia soberbia lo impulsaba a continuar, lo que no sabía era que esa misma arrogancia no lo dejaría avanzar.
- Conozco quién eres heredero
- habló una vez más el Inframagus, sólo que esta vez emulaba la voz de su madre - vives bajo el peso de ser su hijo - ahora imitando la voz de Harry - Estás obsesionado con ser el mejor - hablando como las voces de sus compañeros - para no decepcionarlo - nuevamente la voz de Ginny - Pero le avergüenzas - continuó con la voz de su padre - siempre exigiéndote la perfección y jamás queriéndote
porque nadie te quiere heredero, nadie quiere a los arrogantes -
- Yo
no soy
arrogante -
- Oh sí
claro que lo eres y cada acción tuya lo demuestra, ahora mismo, en la Jaula del ego tu has caído bajo el peso de tu propia arrogancia, por eso nunca podrás vencerme -
Sus propias fuerzas los abandonaban en cada bocanada de viciado aire que respiraba, sus músculos contracturados no le obedecían como antes y su propia visual parecía engañarlo; todo pasaba tan lento tan rápido a la vez que Rowen no se permitía comprender cuanto tiempo llevaba en ese cuarto, cuanto había caminado por un pasillo que jamás lo acercaba a su contrincante no recordaba en que momento la enorme habitación se había transformado en una claustrofóbica jaula
en su cada vez más ausente mente sólo resonaban las cada vez más distantes palabras del Inframagus
No puedes derrotarme
tu soberbia será tu condena de pronto esa palabra tenía especial relevancia, en verdad siempre se había sentido superior a los demás, siempre ocultándolo bajo la máscara del estudiante y amigo perfecto pero en el fondo sólo compartía con ellos como una especie de caridad, porque no los valoraba, ni siquiera a sus amigos; ahora sabía que estaba próximo a su muerte y hubiera deseado despedirse de ellos pero tendría que conformarse con recordarlos.
Y en recordarlo estaba la clave
- La jaula del ego - recordó de repente, una tarea que les habían dado en Defensa contra las artes oscuras y que, para variar había hecho Lirioh por él - si salgo de esta prometo compensarte - se dijo a sí mismo mientras hacía un esfuerzo por recordar, era una trampa mágica antigua que consistía en un cuarto que absorbía la energía de una persona soberbia y transformaba el cuarto haciéndolo cada vez más pequeño; el Inframagus debía de haber puesto una allí para atraparlo y si quería salir debía pensar en algo pronto - Ninguna flor será perdonada por desdeñar a su hermano - Recordó con una sonrisa lo que su amigo le había dicho al leer su carta - he despreciado a mis pares por sentirme importante
mi soberbia termina ahora.
- ¡Estás débil y cansado heredero, deja de luchar de una vez y acepta que no puedes derrotarme! - habló con tono triunfal el Inframagus que ahora se escuchaba extrañamente cerca.
- Tienes razón - contestó Rowen ante la sorpresa de su rival, estaba de rodillas con los ojos cerrados - no puedo derrotarte
pero debo hacerlo si quiero que mis amigos estén bien - Dicho esto Rowen abrió sus verdes ojos y comenzó a incorporarse al tiempo que las paredes que lo aprisionaban comenzaban súbitamente a alejarse así como el piso adquiría una agradables solides y el Inframagus estaba a sólo un metro de distancia y no a la eterna lejanía de antes, empuñó su varita y de esta emanaba una brillante luz blanca, sólo tendría fuerzas para un último ataque.
__________________________

Lirioh Longbottom fue la única que permaneció en el balcón, frente a ella la Inframagus se paseaba taciturna e inquietante esperando que hiciera el primer movimiento estudiándola.
- ¡Sabes que perderás! - habló la Inframagus con su disonante voz - ¡Tu esencia se perderá en los mares del oscuro olvido y yo tomaré tu cáscara para habitar este mundo! -
- Lo dices como si fuera tan fácil - contestó desafiante la joven Ravenclaw lanzando un hechizo hacia la inframagus que le dio en pleno vientre derribándola.
- Nada mal
Ninfa Dríade
contestó el espestro levantándose como si no pesase y lanzando una enorme esfera roja hacia Lirioh absorbiéndola antes que la joven pudiera reaccionar.

Cayó sobre una inmensa telaraña de color rojo brillante que lo abarcaba todo a sus ojos, una telaraña cuya roja luminiscencia teñía la negra nada bajo y sobre ella, tampoco había más sonido que el de su respiración y palpitar; Lirioh miraba hacia todos lados buscando un motivo, una explicación, una salida, pero sólo había telaraña donde sus ojos llegasen y un tenue y disarmónico claqué comenzaba a hacerse audible a lo lejos.
Un claqué que fue haciéndose cada vez más fuerte a medida que la telaraña comenzaba a acompañarlos con temblores, sonidos crecientes de millares de insectos, una incómoda sensación de humedad, un fétido olor a podredumbre y un repentino oscurecimiento de sus alrededores, Lirioh miró hacia su retaguardia y entendió
aquel extraño y disonante ruido era el sonido de patas que se movía rápidamente, patas que no estaban distantes sino que a pesar de la finesa de la caída soportaban demasiado peso, peso que generaba temblores, peso lógico en algo de ese tamaño, tamaño que eclipsaba todo cerca suyo, la humedad de asquerosa saliva negra, el aliento insoportable de cientos de presas pútridas y un sonido insectil que correspondía al que harían las arañas de ese tamaño.
Lirioh pensó que era un acromántula, pero nunca eran tan grandes y esta era del porte de una cabeza humana promedio
si Lirioh fuera del tamaño de una mosca, sin perder el coraje la joven lanzó potentes hechizos hacia el monstruo sin provocarle ninguna reacción.
- ¡No puedes ganar joven Ninfa! - habló con una desesperante y ensordecedora voz la ciclópea araña, con una voz que coincidía con su espantosa cabeza, ocho ojos completamente negros y una velluda piel blanca y lo que antes podría haber sido una boca humana deformada hasta lo indescriptible y una maraña de rubio y sucio vello abarcando lo que parecía una espalda medianamente humana.
- ¿Eres tú? - Inquirió Lirioh al reconocer entre las abominables facciones del monstruo a la Inframagus transformada - ¿Cómo hiciste todo esto? -
- ¡Te lo dije antes joven Ninfa, yo controlo la magia oscura y transformo la realidad a mi voluntad
y me transformé en tu mayor temor! - contestó el ingente arácnido sin necesidad de rodear a Lirioh, ya que abarcaba todo su alrededor.
- Ja Ja - contestó la rubia Ravenclaw sin dejarse intimidar por el tamaño del monstruo - no le temo a las arañas, tengo diez en mi habitación -
- ¡No me refería a eso! - exclamó la araña gigante lanzando un monumental hálito de putrefacción que hizo que Lirioh su cubriese el rostro. Pero cuando abrió sus ojos algo macabro había cambiado; a escasos metros uno del otro, envueltos en sanguinolentos capullos negros y colgando de inexistentes cuerdas estaban los cuerpos inconscientes de su padre, su madre, sus abuelos, su hermano, Solomon y Rowen; todos dispuestos como la tétrica merienda de la gigantesca araña.
- ¡¡¡NNNOOOO!!! - exclamó la joven gritando cada uno de los nombres de sus seres queridos atrapados en los mortales capullos e intentando correr hacia ellos para salvarlos, pero al intentar mover sus pies se dio cuenta de porqué no lo había hecho en todo ese rato, estaban fuertemente pegados a la roja telaraña - ¡¡¡SUELTAME
ESPEREN YA VOY
SUELTAMEEE!!! - la joven luchaba por librarse de la viscosa seda roja que se pegaba cada vez más a ella a medida que forcejeaba por librarse; en pocos minutos estaba prácticamente cubierta por la pegajosa sustancia sin poder moverse.
- ¡¡¡LIBERA A MI FAMILIA!!! - Respondió Lirioh sin perder la actitud desafiante - ¡¡¡NO JUGARÉ NINGÚN ESTÚPIDO JUEGO TUYO!!! -
- ¡Pero sí jugarás! Ninfa Dríade - ¡Porque tu familia es el premio! - En ese instante la joven dejó de luchar, miró hacia donde estaban sus seres queridos, estos habían despertado y la miraban desesperados - ¡Tienes que escoger a uno! -
- ¿CÓMO
ACASO QUIERES QUE ELIJA A QUIEN QUIERO SALVAR? -
- ¡No
escoge a cual vas a sacrificar, sabes que necesito tu cáscara para preservarme en este mundo y la tomaré muy pronto, pero también debo alimentar a mis hijos! - dijo el Monstruo y Lirioh se fijó que ahora bajo los capullos en que estaban apresados sus seres queridos se habría un agujero que comunicaba con un gigantesco foso repleto de arañas más pequeñas (todas del tamaño de un sillón) - Escoge cual quieres que sea alimento de mis bebés y tal vez deje ir al resto-
- No
no puedes pedirme que sacrifique a uno de ellos -
- ¡¡¡HAZLO O ME ALIMENTARÉ DE TODOS!!! - Gritó el monstruo con tal potencia que la telaraña vibró con el impacto del sonido - Lirioh miraba a sus seres queridos con consternación mientras la Inframagus no dejaba de hablar.
- ¡A quien elegirás como mi alimento
! ¿a tu abuelo o abuela?... nunca los has querido y están muriendo de todas maneras, ¿a tu padre que te abandonó cuando más lo necesitabas para irse en búsqueda de un imposible?... ¿O tu madre que en el fondo te odia por no parecértele en nada?... ¿O a tu hermano? El inútil que te ha retrasado toda tu vida y que te avergüenza ante tus amistades?... ¿O su mejor amigo? El obeso asqueroso que toda la vida has despreciado porque se atrevió a enamorase de ti
¿O tu gran amor que te trata como un trapo sucio?... elige joven Ninfa, ¿Quien es más sacrificable?.
Lirioh permanecía inmóvil entre las telarañas que la apresaban hasta que la Inframagus la liberó; ahora de pie miraba los rostros de sus seres queridos que intentaban articular palabras para ella, la Inframagus le había dado poco tiempo para decidir quien era menos importante para ella, quien debía ser su alimento para que el resto se salvara; instintivamente llevó su mano al bolsillo y encontró algo parecido a una tarjeta, pero era más bien un carta de tarot mágico, la que Lucien le había dado antes - Conozco el agujero negro en que puedes caer - fueron las palabras que dijo su hermano, ahora debía de sacrificar a alguno para salvar al resto, o tal vez

- ¿A quien escogerás princesa? - Nuevamente la gigantesca araña preguntó - Lirioh miró fijamente a los ocho ojos de la monstruosa araña, luego caminó hacia el borde del enorme agujero y se volteó hacia el Inframagus.
- ¡Me escojo a mí! - contestó Lirioh conjurando una brillante luz con su varita y dejándose caer de espaldas al profundo poso repleto de arañas.
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El Inframagus se elevó hasta el techo del segundo piso desde allí invitó a Solomon a unírsele en lo que sería su arena de duelos, el robusto Hufflepuff trepó por un costado de la pared, no sin dificultad y alcanzó a su contrincante - ¿No pudiste buscar un lugar más asequible? -
- Este no es el lugar pensador, es sólo el camino - Contestó el Inframagus extendiendo sus brazos hacia adelante y ejecutando un amplio y sonoro aplauso cuyo potente onda derribó a Solomon cayendo de espaldas y golpeándose fuertemente en la nuca. Para cuando logró reincorporarse todo a su alrededor estaba cambiando.
Era como si el cielo y la tierra fueran inmensas pinturas que se disolvían con el caer del agua, todo a su alrededor parecía derretirse lentamente dando paso a la más absoluta oscuridad, lo que antes era un hospital ahora era un líquido gris que escurría por el suelo del lo único aún sólido a su alrededor, el piso donde Solomon y el Inframagus estaban parados.
- ¿Qué estás haciendo?... ¡Detente
! - habló débilmente el robusto Hufflepuff en un intento por incorporarse y detener al espectro, pero fue cuando vio sus propias manos que comprendió que él mismo era víctima del inusitado fenómeno, presa de un incontable dolor observaba como su propia piel se había derretido hasta dejar su carne al descubierto que ahora se caía en inservibles colgajos no muy diferentes a embutidos ante la atónita mirada de Solomon que no lograba siquiera reaccionar ya que ahora él mismo parecía estar perdiendo altura, al convertirse la mayoría de sus músculos en rojo líquido su cuerpo se derrumbó como un costal de piedras, desesperado veía como el resto de su cuerpo se derretía hasta sólo quedar una masa informe y sanguinolenta, lo último que sus oídos escucharon antes de disolverse fue la demencial risa del Inframagus.

Parecía que despertase de una espantosa pesadilla, su corazón estaba al borde de estallar y la entrecortada respiración tardó en calmarse, constató que su cuerpo era nuevamente sólido y que podía moverse, fue entonces que reparó en que ya no estaba en el techo del segundo piso del Hospital San Mungo ni en ningún lugar mágico conocido, de hecho dudaba de estar en algún lugar propiamente tal. Estaba de pie sobre una especie de fiordo flotante, uno más de un centenar que flotaban en todos los planos y direcciones, cuando advirtió que su ropa colgaba hacia arriba se dio cuenta que él mismo estaba parado de cabeza y comenzó a caer lentamente como si no pasease más que una pluma, los fiordos flotantes se desplazaban en todas las direcciones, sentidos y velocidades imaginables, extrañamente sin que chocasen nunca entre ellos, por su derecha veía un tronco planeado lentamente y chocó contra él sólo para que este lo arrastrara a una velocidad insoportable que lo obligó a soltarlo y comenzar nuevamente a desplazarse en cámara lenta. Solomon ya no tenía certeza de si estaba cayendo o se estaba elevando, había perdido totalmente la noción de arriba o abajo así como de la gravedad misma ya que esta cambiaba impredeciblemente.
- ¡Esta es sólo una parte de mi mundo, Pensador! - se escuchó la atronadora y destemplada voz del Inframagus desde algún lugar cercano pero inubicable - ¡Te conozco
eres diferente a los demás, tú no crees en la Magia solamente, tu mente está dividida
Ciencia y Magia jamás podrán unirse! -
- ¡Te equivocas! - contestó desafiante Solomon mientras empuñaba su varita liso para atacar.
- ¡Tu lógica no sirve en este lugar
pronto perderás la razón frente a los horrores que aún no te he mostrado
y cuando eso pase, entonces me alimentaré de tu cerebro y tu cuerpo será mi receptáculo! -
- ¡Esto es obra tuya
tratas de confundir mi mente, deshaz este hechizo y enfréntame! - increpó enérgico el muchacho segundos antes que su cuerpo súbitamente cambiase de dirección.
- ¡No es una alucinación Pensador y tú también lo sabes
si esto fuera una pesadilla no podrías leer esto!, y frente a Solomon un centenar de fiordos se reunieron y combinaron para formar la palabra MUERE.
- Una alucinación viene del hemisferio no dominante, contrario al centro de lectura, pero esto no puede ser real - hablaba para sí mismo el muchacho antes de caer suavemente en un fiordo que parecía estar inclinado hacia abajo y que apenas lo tocó su fuerza de gravedad casi lo incrusta contra la roca - ¡Esto
no
es
real! - continuaba hablando Solomon que sentía pesar una tonelada, pero antes que sus pulmones quedarán convertidos en hojas secas salió disparado lejos del fiordo a un velocidad indescriptible.
- ¡Un cuerpo no resistirá mucho tiempo Pensador
en cualquier momento caerás en una cuerda más rápida que la velocidad luz y tu cuerpo se desintegrará! -
- ¡No existe nada más rápido! -
- ¡Aquí sí Pensador
todo lo que no debería ser es, una realidad que tu mente no podrá asimilar, pronto habrás perdido la cordura y yo tomaré tu cáscara! -
Sonidos jamás antes escuchado por cualquier persona eran perceptibles en ese lugar para Solomon, sonoridades y frecuencias por debajo y por sobre lo que un humano puede percibir, en una demente asincronía que taladraba su cerebro y sacudía espasmódicamente su cuerpo. A su alrededor mezclas de inverosímiles colores se mezclaban y separaban a un ritmo impredecible; cada segundo de lo que ya parecía una eternidad la realidad se distorsionaba cada vez más.
- ¡Basta
Basta! - Exclamaba Solomon mientras era víctima de las diferentes gravedades y velocidades que regían ese mundo, su mismo cuerpo parecía alargarse y contraerse ocasionalmente, pero su mente no podía ceder, la única manera de protegerla era a través del pensamiento - física cuántica - ahora algunos fiordos comenzaban a fragmentarse en pequeña partículas que salían impelidas en diferentes direcciones y velocidades hasta extinguirse como pequeñas estrellas fugaces, otros golfos flotantes comenzaban a abrir la tierra como enromes y dentadas bocas, algunos se contorsionaban en espirales que se alargaban indefinidamente y otro mantenían su impredecible ritmo, Solomon no debía perder la razón, aunque su mente se abandonaba en elevadas divagaciones.
- Los colores, mezcla de elementos químicos en estado gaseoso, no todos juntos, diferentes temperaturas, disímiles estados; Teoría del todo, gravitación, electromagnetismo, interacción fuerte, interacción débil, todas juntas en un todo, imposible; teoría del caos, no aquí, caos basado en el equilibrio
no puede ser real; Todas las cosas nacen de combinaciones numéricas con el número Pi
3,141592, infinitos decimales; electromagnetismo, constante de Planck; Gravitación, variable según el lugar, no debería ser diferente, no puede ser variable; fuertes interacciones que desaparecen en microsegundos; débiles que se combinan con pinturas, colores, el blanco no
- Solomon estaba hablando al borde de lo incoherente a medida que el caos a su alrededor aumentaba a cada segundo - Principio de la incertidumbre: No es posible predecir la trayectoria futura de un electrón; sonidos sin ritmo, sin tono
- Ya había perdido la coherencia, así como abandonaba su propio ser y estar en una divagante locura -¡NO HAY BANDA! - La frase dicha por Lucien antes ahora aparecía súbitamente en lo que quedaba de su cordura como una explicación más lógica que cualquiera, una salida - ¡No hay banda
! ¡No hay sonido y sin sonidos no hay ondas, ni magnetismo, ni gravitación ni fuerzas
! ¡¡NO HAY NADA!! negación lógica
decir que no hay nada es decir que existe algo
todo esto tiene lógica
¡¡¡PORQUE ES IMCOMPRENSIBLE!!! - Gritó finalmente el muchacho apuntando su varita contra su propia cabeza - ¡Confundus! - conjuró y el hechizo en lugar de confundirlo le entregó la noción perfecta de todo su alrededor. Solomon se incorporó rápidamente y saltó a otro Fiordo antes que acababa de explotar y sorprendentemente quedó suavemente posado sobre los restos de partículas que flotaban entre las multicolores nubes de gas - inestabilidad de los enlaces - Rió saltando a otro fiordo que volaba a toda velocidad y se sujetó de él como si montase un caballo - principio de incertidumbre, gases irrespirables, colores más allá del espectro humano - a medida que pensaba en voz alta era como si comprendiera todo lo que a su alrededor pasaba, como si todo fuese ahora perfectamente normal aunque más caótico.
- ¡Sorprendente! - Proclamó la invisible voz del Inframagus - ¡Has aprendido a entender el Inframundo Mágico! -
- ¡No sólo eso! - Contestó Solomon apareciendo a la espalda del Inframagus y levantando su varita iluminaba con una blanca luz - ¡También pude encontrarte! -
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Lucien cruzó la puerta que daba de vuelta hacia el interior del hospital en búsqueda del Inframagus, se culpaba a sí mismo por no haberlo previsto, por no haber advertido las señales; cada clase de adivinación que había tenido este semestre le había mostrado de diferente maneras lo que iba a pasar él sólo lo tomó como una humorada
hasta esta noche.
- ¡Sé que estás ahí! - gritó y el eco se hizo aún más fuerte a través del largo y derrumbado pasillo, desde algún lugar se escuchaba una dulce y melancólica melodía al piano - Claro de Luna - murmuró para sí mismo, recordó su más tierna infancia cuando estaba junto a su familia en las noches de luna llena y su padre escuchaba un disco mágico que le había regalado el padre de Solomon cuando era estudiante
el tema era Claro de Luna, un fragmento de una composición de un músico muggle de apellido Beethoven; era la canción favorita de Lucien. Siguió el sonido hasta donde se hacía más fuerte, hasta llegar a unas puertas dobles semi abiertas. Al entrar se encontró con una réplica perfecta del living de su casa, sólo que en el centro del salón había un enorme y elegante piano y ante él el Inframagus tocaba absorto en su meditación
- Sabía que entenderías el mensaje Profeta
sé tanto de ti como tú mismo y quería regalarte esta canción antes de matarte -
- Escogiste bien - contestó el joven Gryffindor acercándose al costado del piano con la mano firmemente sujeta a su varita. - Y el detalle de la decoración se agradece -
- Pero no está terminada - contradijo el Inframagus sin dejar de tocar pero adquiriendo una variante un tanto más inquietante en el ritmo, cuando el muchacho dio un vistazo alrededor algo nuevo había. Cinco cadáveres dispersos por todo el salón y exhibiendo aterradas muecas póstumas a pesar de las cuales Lucien pudo reconocer a sus abuelos, sus padres y a Lirioh - ¿Te gusta la decoración Profeta? - inquirió el espectro cambiando radicalmente el ritmo, tocando con infame abandono la teclas como si fuesen cuchilladas.
- Tratas de jugar con mi mente
pero no podrás - contestó el Gryffindor convenciéndose a sí mismo de que no era su familia la que yacía muerta a sus pies.
- Eres fuerte Profeta
disfrutaré mucho quebrando tu espíritu - habló tranquilamente el Inframagus pero acelerando el ritmo de lo que sus largos y esqueléticos dedos tocaban, ahora frente a Lucien aparecían las figuras de Rowen y Solomon que caían muertos ante sus asombrados ojos, muertos a manos de una hermosa joven con el uniforme de Slytherin que ahora lo miraba con crueldad y apuntaba su varita iluminada de color verde ahora hacia él.
- ¡NO
No es verdad
Eden no haría eso! - contestó el muchacho retrocediendo ante la amenazadora postura de Eden.
- ¿Estás seguro profeta? - preguntó el Inframagus justo cuando la Slytherin comenzaba a iluminar su varita. - esto es sólo una muestra de lo que va a pasar.
- ¡Coffringo! - Exclamó Lucien pero apuntando al piano haciéndolo explotar, en ese instante las ilusiones desaparecieron y quedaron él y el Inframagus frente a frente en un amplio salón de recepciones.
- ¡Me impresionas Profeta
pero no esperaba menos de ti
pudiste romper el mi influjo alucinatorio!
En este momento tus amigos se enfrentan a las ilusiones que mis hermanos les están provocándolos, así los debilitan para darles el golpe de gracia final y tomar sus cuerpos así como yo lo haré contigo, pero tú resististe -
- ¡Deja de hablar incoherencias y pelea pedazo de
! -
- ¿Estiércol de Funfurwings?.... Ja Ja, conozco más de ti que tú mismo Profeta, no has manifestado tu poder, pero eres digno de enfrentarte a mí sin trucos
cara a cara - Lucien se distrajo con la asombrosa transformación del entorno, ya no estaba dentro de las frías y blancas paredes del hospital sino sobre una invisible plataforma en medio del espacio, las estrellas estaban tan cercanas y brillantes que podría haberlas tocado, pero era distracción lo que su contrincante esperaba lograr.
A tiempo sintió el calor acercándose a su espalda dio una vuelta sobre sí mismo antes que una enorme bola de fuego azul lo hubiese convertido en cenizas, el muchacho desde el suelo lanzó un rayo de color rojo que el Inframagus desvió con algo de dificultad pero sin perder su sádica sonrisa - ¡Me impresionas Profeta
si así eres estando en tu mínima capacidad no puedo esperar hasta verte en el máximo! - dijo el espectro lanzando otra esfera de fuego azul que esta vez Lucien bloqueó con un campo de fuerza.
- ¡Ya cállate, hablas demasiado! - Contestó el Gryffindor devolviéndole ese mismo hechizo con un formidable lance - ¡Terminemos esto de una vez
Dio Serverus! - Exclamó conjurando una
Magnífica espada de blanco fuego que iluminaba el negro y vacío espacio con más fuerza que cualquiera de los soles cercanos, el Inframagus se inquietó al sentir semejante energía. Y Lucien no sabía por qué había pronunciado esas palabras, pero algunas vez las había soñado.
- ¡Me impresionas profeta
! eres más poderoso de lo que pensaba
disfrutaré mucho ¡MATANDOTE! - El inframagus se rodeó de una negra aura llameante que lo cubrió por completo hasta desaparecer en una voluta de humo; ahora el espectro lucía diferente, más grande e imponente su rostro ya no se parecía al de Lucien, era más bien una enfermiza y deforme versión de sí mismo, con una grotesca y rígida mueca de locura y ojos completamente negros prácticamente incrustados en las oscuras y sanguinolentas cuencas, sus largos brazos ahora parecían verdaderos robles forrados en lastimosos jirones de negra túnica que se elevaban desde el suelo como si una fuerza los levantara, sus poderosos pasos remecían el invisible piso de la bóveda de cristal en que estaban luchando y de sus manos ahora emergían dos largas y pesadas espadas de fuego, una negra y una verde.
- ¡ESTA ES MI REAL APARIENCIA PROFETA! - Habló el Inframagus con su disonante y metalizada voz aún más estridente y demencial que antes -
- ¡Eres más feo que un gusano de
olvídalo! - Exclamó Lucien lanzándose con todas sus energías contra el Inframagus. Su espada de blanco fuego chocó contra las espadas del Inframagus que a pesar de ser mucho más grande y fuerte resintió el impacto, luego se reincorporó y elevó sus enormes espadones para descargarlos sobre Lucien con incontenible furia, pero su mayor tamaño lo había hecho más lento y el muchacho aún lograba esquivarlos.
- ¡No puedes ganar esta batalla profeta
no estás listo para asumir tu misión! ¡Tu negación será tu condena profeta, huyes de tu destino
ja ja ja no hay esperanza para tu mundo! -
- ¡Cállate! - Nuevamente Lucien atacó pero con tanta ira que no medía ya sus fuerzas, era lo que el Inframagus esperaba. Lo levantó de una patada y en el aire le infringió una herida espada de fuego negro en pleno pecho lanzándolo contra una de las invisibles paredes de la bóveda estelar. El dolor era suave pero creciente, como si algo comenzara a quemar por dentro lenta y sutilmente.
- ¡Qué lastima por ti Profeta
si te hubiese cortado con la espada de fuego verde hubieras muerto de inmediato
pero la negra te consumirá lentamente por dentro hasta que suplique que te mate
tus amigos morirán al no estar tú, lástima que sea muy tarde para que lo entiendas! - El Inframagus le dio la espalda y se alejó de él, ya no representaba ningún peligro.
La Fiebre y el dolor aumentaban a cada segundo con mayor rapidez, Lucien sentía como su vida lo abandonaba lentamente, pensaba en todos los rostros que jamás volvería a ver, rostros a los que extrañamente sentía haberles fallado, las palabras Profeta y Destino surcaban sus pensamientos a lo lejos y la conciencia de que al morir ese monstruo tomaría su lugar y destruiría a todos los que más ama.
- El que duerme tiene que despertar - fue la frase que había leído en su carta, tal vez ahora no entendía su significado pero sabía esto; Si tenía que morir ese monstruo se iría con él. Hizo acopio de fuerzas que ya no tenía y se puso de pie, con una temblorosa mano sujetó la espada de resplandeciente fuego hasta que sus débiles dedos recobrasen la fuerza y se plantó firme y digo sobre sus pies en espera del final.
- ¡No
he terminado
contigo! - Exclamó Lucien esperando a que el Inframagus lo mirara de frente.
- ¡No puede ser! - musitó el espectro al verlo venir con semejante determinación en su mirada; levanto sus enormes espadas y se preparó para un último ataque, uno que definiría más que un ganador.
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Desde el techo del último piso del Hospital, amparado entre las sombras que la noche generaba entre los árboles que allá arriba se erigían, una oscura figura se mantenía incólume en el borde y a su costado el cuerpo inerte de quien había sido su contrincante. Contemplaba el negro entorno frente suyo en espera de que lo demás se consumase.
CAPÍTULO CATORCE: Adimensional

El otrora virginal y bucólico jardín del techo del Hospital San Mungo ahora había sido reducido a cientos de astillados troncos de calcinados árboles, el nefasto saldo de una increíble y dramática batalla que habían sostenido dos poderosos magos que en un tiempo fuesen grandes amigos y ahora enemigos mortales. Harry Potter y Neville Longbottom habían conjurado espadas de fuego mágico para batirse en un duelo más allá de las habilidades con la varita; se habían infringido dolorosas y quemantes heridas el uno al otro en pos de la ansiada victoria y apenas se sostenían en pie para la siguiente arremetida, al final de la cual sólo uno quedó en pie.

- Te lo dije Neville
no puedes ganarme - habló la ronca y distorsionada voz de Harry que permanecía de pie mirando burlonamente al mago que yacía en el suelo.
- No
no ha terminado - replicó desde el suelo intentando levantar su lastimada cabeza.
- Oh sí, claro que ha terminado Neville, mientras tú perdías tu tiempo intentando enfrentarme, tus hijos y sus amigos está perdiendo las vidas a manos de mis hermanos, para cuando el sol salga habrán tomado sus cuerpos y comenzaremos nuestra conquista.
- También está Rowen
tu hijo también está luchando
¿También dejarás que muera? - pero contra cualquier respuesta Harry deshizo la espada de fuego negra y apunto su varita hacia el Herbólogo.
- ¡CRUCIO! - exclamó Harry y Neville comenzó a retorcerse de dolor entre desgarradores y desesperados gritos que eclipsaban las risas por parte del auror - ¡No me importan ellos, no me importa nadie, sólo quiero las piedras
Entrégamelas o sufrirás hasta la locura! -
- ¡NUNCA
AAAAYYYY! - contestó Neville desafiante y haciendo que Harry aumentara aún más la intensidad del hechizo.
- ¡ENTONCES SUFRE! - Gritó Harry aumentando el castigo hacia su contrincante.

- ¡BASTA HARRY! - Se escuchó el gritó de Ginny desde el otro extremo del quemado jardín, a su lado estaba Luna que lo miraba furiosa y amabas apuntaban sus varitas hacia el auror
- ¡Aléjate de mi esposo! - Exclamó enérgica la rubia haciendo que el mago rompiera en bizarras y estridentes carcajadas.
- ¡Qué humana es su reacción
lástima que es inútil
mejor vayan a lamentar las muertes de sus hijos en lugar de perder su tiempo aquí! -
- ¿Qué dijiste? - Inquirió la pelirroja en una ahogada frase de espanto.
- ¡Mientes! - contestó Luna apuntando su varita inquieta.
- ¡Pronto los espectros habrán tomado sus cuerpos, así como yo tomé este y otros tomarán los de ustedes
dejaron a los niños solos peleando, en una batalla que no pueden ganar! -
- ¡NNNOOO! - gritaron ambas mujeres en una dramática negación y sintiéndose desorientadas y deshechas, era lo que Harry esperaba, se arrodilló y hundió su mano izquierda en el cemento del piso como si este fuera mantequilla y al segundo siguiente enormes y robustos tentáculos emergieron del suelo debajo de las mujeres comenzando a estrangularlas con violencia mientras las levantaban por los aires.
- ¡No tienes salida Longbottom, entrégamelas y morirás rápido, no quiero estropear tu cuerpo hasta que él lo tome
pero si no lo haces tu mujer y tu amiga morirán lentamente ante tus ojos! - exclamó Harry sin quitar la mirada hacia el espectáculos que contemplaba, las mujeres a pesar de la presión que ejercían libre ella los tenáculos luchaban fieramente para liberarse, tan absorto estaba en los tentáculos que se dio cuenta demasiado tarde de la enorme mano de Neville que volaba velozmente en dirección a su rostro mientras se volteaba. Harry cayó unos metros hacia atrás a causa del portentoso golpe que había recibido en plena nariz rompiéndosela de inmediato. Neville pasó a su lado corriendo y conjurando sus espadas de fuego cortó en instantes los tentáculos que aprisionaban a Ginny y a Luna.
- Neville
- susurró con hilo de voz su esposa cuando abrió los ojos.
- descansa
yo terminaré
-

- ¡CRUCIOOOO! - Gritó Harry desde la espalda apuntando directamente hacia Neville con toda la energía que el odio podía generar, sólo que contra todas sus expectativas el mago no gritó ni se retorció d con innegable dolor, sólo se volteó hacia Harry furioso y lentamente se puso de pie - ¡NNOOO
NO ES POSIBLE! - Pero Harry había olvidado que cuando Neville entró a la Academia d e Herbología fue gracias a su descubrimiento sobre una mezcla de hierbas que lo hacían imune al dolor, mezcla que había tomado antes de este duelo; pero Neville no le djo nada, simplemente levantó una de sus espadas de fuego y con un rápido y sacante movimiento cortó en dos la varita de Harry antes que este pudiera reaccionar y lanzándole una patada en pleno estómago.
- Se acabó Harry, no tienes tu varita, ríndete antes que en verdad tenga que obligarte -
- ¡No
No necesito una varita para matarte! - contestó dolorosamente Harry que se ponía de pie tomándose el vientre con una mano y tratando de lanzar un golpe con la otra.
- Era lo que esperaba - contestó Neville deshaciendo las espadas de fuego y tirando las varitas justo a tiempo para bloquear el puñetazo de su rival - ¡Haremos esto al estilo muggle! -
Harry Potter era el mejor de los aurores y sus habilidades con la varita eran casi insuperables, pero sin ellas, a mano desnuda, era tan torpe como cualquier mago; en cambio aunque Neville tampoco sabía mucho sobre pelear era físicamente más grande y fuerte; así que castigo a Harry con tanta fuerza que le hizo recordar las golpizas de su primo cuando era niño. Finalmente lo tomó del cuello de la camisa, lo levantó como si fuera un niño de diez años y o miró iracundo - ¡Dime donde están mis hijos Harry! -
- ¡Voy a matarte! - contestó Harry con la boca llena de sangre - ¡Y él tomará tu lugar! -
- ¿ÉL
de quién hablas? - pero el auror se limitó a sonreír haciendo que Neville se enfureciera más y lo arrojara con violencia contra los calcinados árboles.

- ¡SE ACABÓ! - Gritó Harry parándose de entre las cenizas e iluminando con destellos verdes sus manos que ahora lucían largas y huesudas, el Inframagus dentro suyo había tomado el completo control y ya no necesitaba su varita para el ataque final - ¡AVADA
! - pero una potente luz de la varita de Neville comenzó a quemarlo y hacerlo gritar de dolor, no eran gritos humanos sino de ultraterrenas criaturas que se convulsionaban dentro suyo al ser quemadas por esa energía, Neville se acercó aún más aumentando la luz de su varita y la otra la presionó contra el costado del auror.

- Perdóname Harry - dijo con los ojos húmedos y dejando escapar una lágrima - ¡LUMUS DIO! -
La otra varita la había enterrado en una herida que antes le había hecho al costado de su ombligo y una vez dentro liberó la luz del hechizo, Harry comenzó a gritar desgarradoramente y su cuerpo parecía iluminarse como aquellas luces cubiertas por figuritas de loza que los muggles cuelgan en los árboles de navidad; la luz comenzó a escaparse por todos los orificios de su cabeza con tanta fuerza que parecía un faro y su cuerpo se elevó por los aires entre las convulsiones y los gritos de la bestia que dentro suyo se consumía por la luz; luego exhaló una enorme ráfaga de humo negro que se sacudió violentamente antes de disolverse entre la luz de las varitas. Al final el cuerpo del auror cayó inerte sobre el suelo y Neville permaneció de pie mirando hacia el horizonte, incluso contra sus propios pronósticos había ganado.

Sabía que los niños estaban luchando por sus vidas y era muy tarde para protegerlos, pero confiaba en sus hijos y en los demás para que hicieran su parte, así estaba escrito. Miró hacia abajo por el borde del techo, donde debían estar y esperó que le quedara suficiente vida para ver todo consumado. Y es que las heridas que había recibido a manos de la espada de fuego negro eran mortales, lentamente lo consumían por dentro robándole la vida, pero no caería hasta que su propia alma lo abandonara, había sufrido lo indecible durante los últimos meses, perseguido, cazado, había matado seres que eran idénticos a sus amigos con la promesa de que estaba haciendo lo correcto, su propia esposa e hijos sufrieron su persecución e incluso sus padres a quienes hacía pocas horas vio morir; su mente se abandonó a aquel doloroso recuerdo mientras la oscuridad de la noche comenzaba a extinguirse.

Luego de rescatarlos del pabellón donde Harry los tenía prisioneros los llevó a un desolado pasillo y los acomodó en el suelo, ellos apenas respiraban y sus rostros ostentaban las mínimas muestras de vida que les quedaban. Neville los había abrazado llorando y suplicándoles perdón por los que les había pasado; en ese instante, por primera vez en años las envejecidas y huesudas manos de sus padres acariciaron el negro cabello de Neville sus gastadas bocas se acercaron a los oídos de su hijo y le susurraron privadas palabras que él sólo su corazón sabrá, pero que podrían resumirse en perdón, tranquilidad y amor, luego le regalaron sus últimas sonrisas y dejaron de respirar.

Luna llegó corriendo hacia donde estaba Neville con sus fallecidos padres y lo abrazó llorando, desde que los conoció cuando eran tan sólo estudiantes ella siempre iba a visitarlos al hospital y les platicaba por horas sobre cualquier cosa contándoles anécdotas y respondiendo a preguntas que se imaginaba que ellos le harían, sin importarle nunca que para el resto ellos estuvieran desconectados del mundo, sentía la muerte de ellos tanto como su esposo.
- Neville
- Intentó hablar Luna pero el mago se puso de pie sin mostrarle su rostro y se alejó por el pasillo.
- ¡Cuídalos por mí
yo iré a terminar eso, Harry tiene que pagar! - dijo antes de marcharse hacia el duelo que estaba por tener.

No había dolor en sus heridas pero sabía que estaba muriendo, ya sus piernas sólo se mantenían erguidas a fuerza de su propia voluntad, voluntad de tener vida suficiente para ver a sus hijos a salvo. Sintió por unos momentos estar en una escena que ya había vivido antes. Hace casi treinta años, cuando estaban en el techo de Hogwarts después de la batalla final contra Voldemort, todos moribundos y regados por el derruido cemento del piso, esperando a que sus espíritus los abandonasen; pero las brillantes lágrimas de un milagro de llameantes alas los había salvado aquella vez. Ahora Neville sabía que no sería igual, miró hacia el cuerpo de Harry que respiraba suavemente al menos, varios metros más allá Luna Ginny comenzaban a despertarse, todos estaban bien, sólo rogaba tener la suficiente vida para ver a sus hijos sanos y salvos, pero tal vez la muerte no estaría de acuerdo.

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Mientras Lirioh Longbottom caía por el poso repleto de enormes arañas pegó su varita contra el pecho y conjuró el hechizo Lumus Dio rodeándose de un aura de brillante luz que la transformaba en una pequeña estrella fugaz que caía entre los monstruosos arácnidos desintegrándolos; había sido una peligrosa idea, pero había comprendido que la única forma de derrotar al Inframagus era sacrificándose ella misma, lo que no sabía era que el monstruo no esperaba eso, tampoco que el agujero donde estaban las enormes arañas no era más que la verdadera boca de la del monstruo, la telaraña misma y no la ciclópea bestia era la Inframagus ; así que cuando conjuró el luminoso hechizo era al verdadero monstruo a quien quemaba por dentro hasta matarlo.

Sacrificándose había derrotado a su oponente, ejecutando el acto de altruismo máximo fue en contra de lo que esperaba el espectro que hiciera ella sellando su destino con. Aunque ahora quedaría atrapada en un eterno abismo que era el Inframundo - Lo que más lamento es no haberme despedido - era lo único que vocalizaba mientras cpmtemplaba la cantidad de cosas que pasaban a su alrededor, nacimiento y muerte de en ormes estrellas en una velocidad sin tiempo ante la cual era sólo un inmóvil espectadora. Entonces vio una brillante luz al fondo del negro espacio por el que inexorablemente caía. Una luz que se hizo más grande a medida que velozmente se acercaba, pero Lirioh no tuvo miedo, aunque la luz se hacía cada vez más grande y se dirigía directamente a ella no tuvo miedo, menos cuando aquella cálida energía terminó abrazándola cálidamente al impactarla.

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Solomon Santos miraba tranquilamente al Inframagus , a su alrededor todo era caos y locura, pero a él parecía ya no importarle, no cuestionaba ni analizaba todo, simplemente se dejaba llevar por su instinto y ese instinto lo había conducido hasta su oponente.
- ¡No podrás ganar Pensador
este sigue siendo mi mundo! -
- Lo sé
y gracias por invitarme - contestó el robusto Hufflepuff empuñando su varita - Pero ahora debo regresar -
- ¡NO! - Exclamó el espectro abriendo sus brazos y hundiéndolos en el espeso vapor violeta que flotaba a sus costados; Inmediatamente aparecieron dos gigantescas manos a la derecha e izquierda de Solomon que se cerraron sobre él con violencia triturándolo entre sangre y crujir de huesos.

- ¡Estás muerto pensador! - Exclamó triunfal el Inframagus al ver el reguero de sangre en que había convertido a su oponente, perdió la posibilidad de habitar su cuerpo pero eso ya no importaba - ¡Te dije que no podías derrotarme! -
- ¿A ustedes como que les gusta mucho esa frase no? - inquirió una voz a la espalda del Inframagus, era Solomon que se apoyaba tranquilamente en un fiordo flotante como si este fuera un mueble.
- ¡No puede ser
te vi morir pensador! -
- Se supone que un objeto no puede estar en dos lugares al mismo tiempo y que dos objetos no pueden ocupar el mismo lugar al mismo tiempo, eso es física elemental
ahora bien, en tu mundo todo es al revés así que
bueno tú entiendes - respondió el Hufflepuff dando suaves golpes de varita en su palma.
- ¡Te destruí pensador, con mis propias manos de destrocé hasta hacerte polvo! - Exclamó perturbado el Inframagus, pero eso sólo hacía que Solomon disfrutase aún más su desesperación.

- No fue a mí a quien pulverizaste con esas manos gigantes - cuando el muchacho le indicó el espectro se miró a si mismo y vio su propio cuerpo destrozado y prácticamente convertido en una cascara aplastada entre las gigantescas manos que aún se mantenían alrededor suyo, sus propias manos.
- ¡Tú
hiciste
esto
pen
! - habló entrecortado el espectro tomando conciencia de su propio dolor ahora, peor el muchacho sólo se paró frente a él y lo desintegró con la poderosa luz de su varita, justo cuando a su espalda una brillante puerta se abría.

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Eden Balthezar conjuró la brillante luz con que pensaba eliminar a la Inframagus que la había torturado con esos dolorosos recuerdos, pero en ese instante notó que el hechizo no sólo dañaba a su oponente sino que también el piso que se descascaraba y caía hacia el abisal espacio bajo ella, la Inframagus sabía esto y reía con satisfacción.
- No puedes derrotarme princesa, si lo haces esta plataforma desaparecerá y tú caerás inevitablemente al abismo
lo que no te dije que allá abajo está el mundo del que vengo y en él caerás eternamente princesa -

- La otra opción es dejar que me mates y utilices mi cuerpo para vivir en mi mundo - respondió irónica la joven Slytherin mientras enarbolaba una tenue sonrisa - lo siento, pero prefiero la uno
¡Lumus Dio! - exclamó con tal poder que la luz de su varita desintegró a la Inframagus en una fracción de segundo junto con el resto de la roja y brillante plataforma en la que estaban. Quedó flotando en un adimensional vacío ausente de sonidos y color ya no habían sonidos de cascadas ni sombras de rocas, pero Eden no tenía miedo.
- Y nunca te di las gracias - pensaba Eden recordando el único rostro que le transmitía restos de paz a su alma atormentada; ahora ya no había temor, por primera vez en su vida tenía esperanza.

Y la esperanza llegó en la forma de una brillante luz que volaba velozmente hacia ella iluminando la negrura alrededor hasta que sus ojos vieron como una luminosa mano se alargaba hasta la suya tomándola con delicadeza.

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- ¡TE MATARÉ! - Exclamó el espectro antes de abalanzarse hacia Rowen que venía en dirección contraria, el Gryffindor estaba exhausto y al borde del desmayo, pero resistiría u poco más, suficiente para un último ataque. El inframagus alargó su cráneo hasta parecer un grotesco ariete rodeado de descargas y luces verdes que se paseaban por su oscura y viscosa superficie, las mismas extremidades comenzaron a robustecerse y adquirir carácter animal. Ante sus ojos Rowen encontró un verdadero monstruo corriendo hacia él para destrozarlo.
Pero el pelirrojo era buscador del equipo de Quiditch de Gryffindor y heredó la habilidad de sus padres en dicho puesto, así que cuando el monstruo estuvo a escasos centímetros de el se giró sobre sí mismo evitando por centímetros que el mortal cuerno de la bestia lo matase, luego saltó sobre su esquelético lomo sujetándose con fuerza entre las bruscas sacudidas del Inframagus.

- ¡Esto es por haberme usado de marioneta
! - Exclamó el pelirrojo enterrando iluminando su varita con el Lumus Dio e incrustándola violentamente en el punto donde el cráneo se une con el cuello, la bestia dio unos pocos pasos más antes de caer pesadamente al suelo; Rowen usó el hechizo nuevamente para desintegrar el cuerpo sin vida del Inframagus, ya todo estaba hecho.

Excepto porque el entorno su alrededor rápidamente comenzó a colapsar sobre sí mismo y reducirse a una desesperante velocidad, Rowen largó a correr hacia la pared por la cual había entrado sólo para darse cuenta que la distancia ahora era mucho más grande e inalcanzable, sólo que esta vez no alcanzaría el tiempo el techo sobre él caía vertiginosamente y el muchacho se vio a si mismo siendo aplastado por la enorme estructura, no lo oba a lograr.
Entonces vio una maravillosa luz y dentro una luminosa silueta que sujetaba el techo con una mano para que este no cayera y con la otra tomaba el hombre de Rowen desapareciendo en ese mismo instante.

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La adimensional bóveda de cristal en que ambos flotaban surcaba velozmente galaxias jamás antes vistas por los humanos se había detenido súbitamente frente a un enorme pero agónico sol, fue en el momento en que la espada de blanca luz de Lucien Longbottom voló grácil en las manos de su portador en el momento en que este usaba como rampa el gigantesco muslo del Inframagus y saltaba sobre él para enterrarla verticalmente en el centro de su cráneo hacia abajo. La bestia no emitió un solo grito sólo elevó sus ojos hasta que la pupilas se perdieron tras las cuencas y el enorme cuerpo del Inframagus dejó de moverse.

Aún no entendía cómo era que podía haber conjurado un hechizo que jamás había escuchado, su padre le había enseñado a hacer una espada de fuego, pero no una como esta, que llameaba fiera y nívea a partir de su varita pero no quemaba su piel al tocarla, sí lo hacía contra el Inframagus que ahora estaba reducido a cenizas - el sólo golpe de la espada bastó para destruirlo
¿Qué clase de poder es este? -
- Tendrás todas las respuestas Lucien - le hablaron al unísono dos voces provenientes de dos esferas de blanca luz que se materializaban sobre él, el hombre y la mujer que le hablaban le resultaban enormemente conocidos aunque en ese momento no lo sabría - Ahora hay algo que tienes que hacer - proclamaron nuevamente y las antes transparentes paredes de la bóveda dejaron de reflejar el infinito espacio sobre cada superficie apareció una imagen distinta. En cada brillante y etérea pared se veían a sus amigos luchando por sus vidas frente a los Inframagus y en lo que debía ser el techo la imagen de su padre luchando a muerte contra el padre de Rowen - Ellos necesitan tu ayuda -

- Lirioh, Rowen, Solomon
Eden
papá - pronunció sus nombres a medida que paseaba sus ojos por las imágenes de peligro y dolor - ¿Qué puedo hacer? -
- Tu padre tiene su propia batalla, no debes inmiscuirte, tus amigos deben superar sus desafíos, sólo así serán puros y dignos Lucien
pero recordárselos es tu deber -
- No entiendo - respondió el muchacho a las luminosas voces que le hablaban a coro.
- Debes recordarles lo que ya les haz dicho -
- ¿Qué
qué fue lo que les dije? - pero esta vez las luces no se movieron y no se escuchó ningún sonido más, el mensaje estaba entregado y le correspondía a Lucien entender. Puso la mano en su bolsillo instintivamente y palpó el mazo de cartas mágicas, esa era la respuesta y la llave que su mente esperaba para abrirle una ventana a la expansión de su propio poder, fue cuando las voces nuevamente hablaron.

- Nuestro viaje acabará pronto Lucien
es nuestro deber enseñarte lo que podamos, pero en este plano el tiempo no tiene importancia, aprenderás de nosotros y sabrás que hacer; esta noche un camino ha terminado y otro comienza, hoy tu padre termina su cruzada e inicia la tuya, de ti depende la unión y el futuro del pentasol -
- ¿El pentasol del destino? -
- Tú eres la punta que representa lo etéreo, lo que va más allá de este plano, podrás recorrerlos a voluntad y llevar a otros contigo
no necesitarás tu varita para hacerlo, sólo concentrarte en las palabras -
- ¿Qué palabras? -
- Las mismas que enseñamos a tu padre, él podía comunicarse con nosotros, tú harás mucho más
Minte Fragmenti
Univer Fragmenti -

Las luces rodearon a Lucien y lo envolvieron con su inmaculado manto durante una eternidad condensada en dos segundos, cuando Lucien pudo ver se acercó a una de las difuminadas paredes donde se reflejaba su hermana sobre una gigantesca telaraña enfrentándose al monstruo que la había creado, un foso en el centro lleno de arácnidos más pequeños en busca de comida y ella con la obligación de elegir a cual sacrificar. Lucien tocó la imagen de su hermana y pronunció en voz alta - Conozco el agujero negro en el que puedes caer -

Luego se dirigió a la imagen de Solomon que luchaba contra una versión imposible de su propio mundo gritando y retorciéndose ante lo que su mente no podía explicar, escuchaba sus balbuceos y reflexiones ininteligibles acerca de complicados principios y leyes y cerca de él su enemigo rondándolo, esperando su locura para asesinarlo. Lucien alargó su mano hacia la imagen de su amigo y nuevamente se concentró, esperando que él entendiera aquel confuso mensaje.
- ¡No Hay Banda! -

Vio a Eden sumida en una alucinación causada por el dolor de la tortura, una que le mostraba sus temores más ocultos, ella misma dentro de un enorme salón de roca caminan do por una oscura alfombra con decenas de encapuchados arrodillados ante ella que continuaba su inexorable avanzar; hasta llegar a un enorme trono dándole la espalda, Lucien percibió el terror en la joven Slytherin al darse cuenta que era inútil intentar detenerse; rápidamente tocó su imagen y habló en tono nuevamente solemne.
- El temor asesina a la mente -

Y Vio a Rowen dentro de una extraña habitación que se encogía alrededor suyo, envenenado por un enrarecido aire y sin ser capaz de moverse, las palabras Jaula del ego resonaron en la memoria de Lucien, como si las hubiera escuchado antes a pesar de no estar tan seguro - Es tu soberbia la que te encierra allí Rowen
véncela - el joven Gryffindor se acercó a la imagen de su moribundo amigo y la presionó con su mano - Ninguna flor será perdonada por desdeñar a su hermano Rowen
. Recuérdalo -

Retrocedió unos pasos hasta que todas las imágenes quedaron frente a sus ojos y con templó con orgullo cómo sus amigos superaban sus pruebas y destruían a sus enemigos, pero advirtió con temor que los lugares colapsaban alrededor de ellos condenándolos a quedar atrapados eternamente en aquellos planos atemporales - Debo ir por ellos - se dijo a sí mismo Lucien antes de rodearse por una diáfana luz y entrar por una de las imágenes como si se tratase de un portal.

Los cinco estudiantes aparecieron súbitamente en el balcón del segundo piso del Hospital, temblaban de frío y tosían exageradamente como si sus cuerpos no se acostumbrasen; al ponerse de pie se miraron los unos a los otros e instintivamente sacaron sus varitas. Cada uno de ellos sabía que el de al lado podría ser un Inframagus que había tomado el cuerpo de su amigo y estaba listo para atacar, pero antes que ninguno dijese nada una potente y blanca luz los rodeó como un llamado al más allá; cuando la luz se marchó encontraron a Lu cien Longbottom en el centro y sonreía alegre, comenzaba a amanecer.

- Si algunos de nosotros fuese un Inframagus no podría haber resistido el Hechizo Lumus Dio, tranquilos, todo está bien - pero los demás muchachos lo miraban anonadados frente al impresionante espectáculo que coronaba todo lo que había pasado esa noche.
- Las voces - dijo Solomon.
- La figura de luz - continuó Rowen.
- los mensajes - habló Lirioh, pero antes que cualquiera terminase la pregunta Lucien enserió su inocentón rostro y apuntó hacia el techo del hospital.

- Están arriba
Rowen
lo lamento - el pelirrojo no cuestionó ni preguntó nada, la claridad en los ojos de su amigo le dijo todo - Eden
está donde tú sabes, ya no es un peligro para nadie pero a ti te corresponde decidir
- la bella Slytherin lo miró con sus almendrados ojos color miel y empuñó con firmeza su varita para perderse por el pasillo que conducía nuevamente al Hospital - Solomon
ella está donde debe estar - y el robusto Hufflepuff sonrió emocionado para luego dirigirse hacia donde sólo él sabía - Lirioh
papá
-
- No me digas eso - negó al joven Ravenclaw mientras de sus ojos comenzaban a estallar lágrimas - Él está bien -
- La batalla fue dura, y se sacrificó para liberar al padre de Rowen
él está allá arriba, mirándonos orgulloso, sólo esperaba poder resistir lo suficiente hasta vernos a salvo -
- ¡Deja de hablar estupideces
papá se pondrá bien! - comenzó a negar al borde de la desesperación, Lucien tuvo que sujetarla con fuerza de los brazos y hablarle golpeado -

- ¡Lirioh
sólo un milagro podría salvarlo, sabes que los magos no creen en
! - pero él mismo Lucien se vio interrumpido por un refulgente canto que prevenía desde las montañas frente al Hospital, el sol terminaba de asomar su dorada corona y junto a él unas llameantes alas surcaban el horizonte en dirección hacia ellos, una grácil ave que volaba libre por os cielos y rodeaba de un perenne fuego que prolongaba su grandeza emitía un maravilloso canto que llenaba de satisfacción los corazones de Lucien y Lirioh. La majestuosa ave voló sobre sus cabezas hasta perderse de sus ojos; un magnífico milagro de llameantes alas.
CAPÍTULO QUINCE: El Final de un Principio

Más veloz que nada en sus vidas Lucien y Lirioh llegaron hasta el techo del Hospital, hacia el jardín que su padre había creado, con una corazonada como única motivación ambos corrieron por las interminables escaleras del ala este, su padre estaba allá arriba, no importaba el dolor en los músculos, la escases de aire o las graves heridas de Lucien a causa de su combate, los mellizos debían llegar.
Cuando sus pasos los dejaron en el antes inmenso jardín del Hospital sólo contemplaron calamidad, donde en un tiempo se erguían orgullosos árboles en los que de niños jugaban ahora cenizas atestiguaban una horrenda batalla, el mismo aire se espesaba con las partículas grises que flotaban obnubilando su visual. - Mira - dijo el muchacho apuntando hacia el horizonte donde el sol ya surgía optimista, una luz más fuerte que el amanecer mismo los cegaba y el maravilloso canto de una mítica ave les indicaba. Lucien y Lirioh corrieron hasta el borde del techo del hospital justo en el momento en que la luz desapareció dejando ante sus ojos a dos hombres tirados en el suelo y a dos mujeres llorando al lado de sus cabezas.
- No - escucharon la voz de Rowen que venía tras de ellos y corrió hasta arrodillarse al lado de uno de los caídos, Lirioh hizo lo mismo acercándose al otro hombre y abrazando a la rubia mujer que le acompañaba; sólo Lucien permaneció de pie sin ninguna tristeza, es más miraba alegre a la magnífica ave que se alejaba imponente hacia la lejanía de la cual provino.
- Vaya
parece que me equivoqué después de todo - dijo Lucien sin dejar de mirar el horizonte.
- ¿Te equivocaste? - le espetó su hermana entre sollozos - ¿Por qué no estás llorando como mamá y yo? ¿No ves que papá está
? -
- No, no lo está - interrumpió Lucien volteándose hacia ellos y sonriendo - tampoco tu padre Rowen - el pelirrojo y su madre lo miraron sorprendidos, efectivamente ambos hombres en el suelo, Harry Potter y Neville Longbottom estaban sólo durmiendo y los demás acababan de darse cuenta - ¿No lo vieron acaso? -
- ¿Ver qué? - preguntó Liroh que ahora abrazaba emocionada a su padre; en ese momento Lucien comprendió que su hermana nunca lo vio y que nadie excepto él la había visto.
- Hija
no tan fuerte - susurró apenas Neville haciendo que Lirioh le soltara el cuello - estoy bien
no lo entiendo
-
- Escuchamos un canto Neville - le contestó Luna acariciando su rostro - hace años que no lo escuchaba, se hizo cada vez más fuerte y de pronto
no se, aparecieron los niños -
- No es posible - negó el mago - las heridas que me hizo Harry eran mortales, sólo
- se interrumpió a sí mismo al recordar aquella hermosa luz que volaba hacia él antes de perder el conocimiento - supongo que es un milagro
¿Harry cómo está? -
- Duerme también Neville - le contestó Ginny con los ojos enjugados en lágrimas.
- Sabes lo que tienes que hacer - le dijo Luna con seriedad.
- Tiene razón mamá
a pesar de todo mi padre hizo mucho daño y debe responder por sus crímenes al igual que el tío Ron - ante toda respuesta la pelirroja tocó el tatuaje en su muñeca con la varita y en pocos segundos media docena de aurores llegaban hasta ellos.
- Pongan a mi esposo bajo custodia - fue todo lo que dijo la auror antes de ponerse de pie y marcharse junto a Rowen.
- ¿Ya todo terminó papá? - Preguntó Lirioh ayudándolo a incorporarse - ¿Ya puedes volver con nosotros? - pero Neville no le respondió, simplemente besó fraternalmente su frente y le habló con dulzura.
- Hijos me alegro verlos sanos y salvos, sé que el desafío que enfrentaron esta noche fue muy peligroso
y sí Lucien, sabía que lo iban a tener tarde o temprano, el Profesor Dumbledore me habló del Inframundo Mágico, de los Inframagus y de vuestra participación en todo esto - hizo una pausa antes de continuar - Hice todo lo posible para evitarles esto, me alejé de ustedes y de todo lo que me importaba, dejé que me acusaran injustamente y me persiguieran como a un delincuente para que no tuvieran la lucha que tuvieron esta noche, pero parece que fue inevitable
y no Lirioh
no puedo volver, mi camino aún no ha terminado, debo encontrar al resto de los espectros y proteger a los testigos -
- ¿Testigos? - preguntó Luna y el mago hizo un esfuerzo para recordar las palabras exactas de lo que estaba por decir.
- El vínculo debe romperse y los testigos destruirse
sólo así la sombra del exiliado inundará vuestro mañana es parte de una profecía oscura que el profesor Dumbledore me contó cuando me llevé su retrato fuera de Hogwarts -
- ¿Tú te lo llevaste? -
- Sí Luna, tuve que hacerlo, era la única forma de romper el hechizo desmemorizador que lo protegía y así recordar sus enseñanzas
lo cual me lleva a ustedes hijos, mi camino aún no termina, pero el de ustedes comienza pronto - Lucien intentó preguntar acerca de aquel camino del que su padre les hablaba, pero Neville le hizo un gesto de que esperara - aún debo proteger a los testigos, a los que estuvieron junto a nosotros en la batalla final de hace casi treinta años, eso es lo que ha estado pasando, una vez que todos ellos mueran y ya con el vínculo de nosotros seis destruidos temo que algo muy malo suceda -
- ¿Te refieres a que tal vez vuelva
? - preguntó nuevamente su esposa y los mellizos no comprendieron de que hablaba.
- No lo sé Luna, tal vez sea algo o alguien mucho peor, tal vez ambas cosas, no lo sé, sólo sé que debo evitarlo -
- ¡Yo iré contigo padre! - exclamó decidida Lirioh y secundada por su hermano, pero su padre sólo les contestó con una sonrisa y una negación.
- No hijos
ustedes deben volver al colegio, en especial tú Lucien, las heridas que traes son graves
y prefiero que te las atiendan e Hogwarts
hijos, aprecio su preocupación pero
de ahora en adelante ustedes tendrán otro rumbo, este es mi camino, mi misión - nadie se atrevió a discutir, en el fondo Neville tenía razón.
- Tanto trabajo en este jardín papá, se ha perdido - Neville la observó dulcemente sacando una pequeña bolsa de tela de su túnica y espolvoreando su contenido sobre un montón de cenizas luego de unos complicados movimientos de su varita comenzó a emerger un pequeño y delicado tallo de una nueva planta.
- Lo que me recuerda Lirioh
el profesor Phillum fue mi asistente en la Academia de Herbología mientras enseñaba ahí, yo mismo arreglé todo para que en mi eventual ausencia él me reemplazase, sé que no le debes hacer el trabajo fácil
te pediría que fuer as más amable con él - la rubia Ravenclaw sólo asintió avergonzada y se abrazó una vez más a su pequeña familia, lo peor ya había pasado.

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La oficina de reuniones del Alto Consejo Mágico no era más que un roñoso cuartucho en el segundo piso de la Cantina El Caldero Chorreante, el lugar era tan obvio que a nadie se le hubiera ocurrido nunca que desde hacía décadas los magos más influyentes se reunían en secreto para delimitar los destinos del mundo mágico. El cuarto de madrea pintada de gris y con un piso cubierto por una capa de polvo albergaba en su centro un rústica mesa de madera con una jarra y algunas tazas y siete sillas alrededor, todas ocupadas por personas que mantenían sus rostros ocultos entre las sombras que brindaban una única vela flotando sobre ellos. Una mujer ya mayor con una cabestrillo en su brazo derecho cubría su rostro con un sombrero de bruja clásico, a pesar de su avanzada edad no perdía su temple altanero, a su lado un mago de contextura gruesa, sin cabello en su cabeza pero con una descuidada barba blanca con algunas raíces cobrizas jugaba con un pequeño aparato metálico entre sus dedos al que los muggle llamaban sacapuntas en su pecho colgaba un medallón dorado de forma cuadrangular con un león gravado en su centro; al frente otro mago con una elegante túnica verde oscuro con bordados plateados lo miraba de reojo con contenida furia, su cabello era largo y platinado a pesar de la creciente calva más allá de su frente, también llevaba un ostentoso medallón cuadrado sólo que con la figura de una serpiente; las dos brujas sentadas a sus respectivos lados también llevaban medallones uno con el dibujo de un águila y un tejón en el otro, vestidas ambas con oscuras y costosas túnicas que enmascaraban su rollizo aspecto conversaban en voz baja evitando ser escuchadas por los anteriores y por el nervioso caballero que vestía uniforme de medimago y se frotaba las manos repetidamente como si quisiera lacarse la suciedad de ellas. Al otro extremo de la mesa la bruja más anciana de todas, pequeña, encorvada, casi son cabello debajo de la pañoleta rosada que cubría su huesudo cráneo y bebía con dificultad de la humeante taza de té en su temblorosa mano. Esta última fue la que inició la reunión, su ascendencia entre los demás así lo ordenaba.
- Tenemos mucho que discutir acerca de los hechos - indicó la anciana con una cansina y arrastrada voz - Muchas cosas han ocurrido y debemos tomar medidas al respecto.
- ¡A mí me interesa saber sí los señores Potter y Weasley serán encerrados esta vez! - dijo con notoria molestia el hombre con la serpiente en su medallón. - ¡Ya una vez este consejo les perdonó sus faltas, pero ahora exijo justicia! -
- Y justicia recibirán - le contestó el calvo mago sin mirarlo en principio pero lentamente elevando los ojos hacia él para terminar la frase - Pero lo que tú buscas es venganza -
- ¡También lo haría si fuese tu hijo el que se pudre en una cama sin poder moverse! -
- ¡No es muy distante de la realidad! - Exclamo ahora el mago con la insignia del león y parándose de su asiento para quedar frente a frente a su interpelado.
- ¡Silencio! - Ordeno la bruja que estaba entre ellos con los brazos vendados - ¡A nadie le hace bien esta discusión!... Ronald Weasley será encerrado por el asesinato de Alejandro Santos y Harry Potter será expulsado del Departamento de Aurores -
- ¿No lo enviarás a Azkaban también? - preguntó la bruja con el medallón del tejón.
- ¡Claro que no! - Le contestó una nueva voz que provenía de las sombras, la ronca y gastada voz de un hombre que se había mantenido oculto hasta ese momento y cuya alta y corpulenta silueta apenas era visible entre las penumbras - Su nombre sigue siendo un aliciente para las nuevas generaciones, un héroe al que no pueden encerrar, harán que paresca un tretiro temporal o unas vacaciones, lo ´tipico... además, técnicamente no hizo nada ilegal, él sólo se aprovechó de sus influencias en el Ministerio para traer a su muerte a dos indefensas personas cuya avanzada edad y demacrada salud los tenía recluidas en un hospital acorde y de paso poner en riesgo la vida de cinco estudiantes que de paso sea dicho no debían de estar allí
Harry Potter y Ronald Weasley hicieron mucho daño, pero al amparo de las leyes que ustedes mismos crearon - un murmullo general comenzó a crecer entre los miembros del secreto consejo mágico - De un suegro Ministro de Gryffindor que prácticamente lo idolatra, de una Directora que lo tenía como su predilecto desprotegiendo a sus propios alumnos, de un Ministro de Slytherin que usaba el desprecio para enmascarar su admiración
admiración tal que aún no puede creer lo que hiso hace años contra su propio hijo, de un incompetente Director de San Mungo que no vio las atrocidades que se cometían dentro de su Hospital, de dos Ministras de Hufflepuff y Ravenclaw que prefirieron no interferir cuando era necesario y de una legendaria jefa del Wizengamot
que sabía que todo esto iba a ocurrir - las voces entre los presentes se exaltaron ante la indignación, pero esta vez fue la bruja más anciana la que impuso la calma.
- En todo lo que has dicho tienes razón
nuestros propios errores han acarreado lo que pudo haber sido una gran catástrofe
y sí, sabía que esto iba a pasar, conozco las profecías así como las conoció Albus y al parecer también tú, sólo temía que fuese tan pronto. Por ti no te preocupes, tu nombre será limpiado, recibirás las disculpas públicas por parte del Ministerio de Magia así como un reconocimiento por lo que hiciste
podrás volver a tu vida - pero a pesar de la dignidad y en la sinceras palabras de la anciana el desconocido entre las sombras rió sarcásticamente provocando otro molesto murmullo de parte de los demás a la mesa.
- Mi nombre será limpiado, disculpas públicas
como si eso importase ahora, de todas formas iba a seguir con mi labor
pero esto sí les diré Alto Consejo de Magia
si aquella noche no pasó lo que debía de pasar, no fue gracias a mí, sino a aquellos muchachos; protéjanlos ya que en ellos descansa el futuro del Mundo mágico, ustedes y yo estamos obsoletos en comparación a lo que ellos enfrentaron esa noche, fuerzas oscuras que ni el mortífago más avezado sería capaz de controlar, poderes que hacen que
aquel que ustedes temían nombrar parezca un infante y sólo ellos podrán hacerle frente - dicho todo esto el hombre entre la sombras se alejó aminado por la esquina más oscura de la habitación hasta llegar a ala pierna de salida cuando fue detenido por uno de los integrantes del consejo, el que llevaba el medallón del león.
- ¿Adonde irás ahora?
- Mi misión aún no termina, debo llegar a aquellos que ustedes no pueden proteger
y si quiero que esos muchachos tengan una oportunidad no puedo volver a mi vida pero no se preocupen, nos veremos antes del final - y dicho esto el hombre cerró la puerta tras de sí.

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El inmaculado techo de la Enfermería de Hogwarts fue lo primero que Lucien vio al abrir sus ojos, se había despedido de su padre luego de jurarle que sería menos arrebatado en el futuro y que esa era una característica más propia de Lirioh que de él, luego perdió el conocimiento; entre los que parecían ser delirantes pesadillas imagines y sonidos disociados desfilaban por su mente en forma de dolorosos flash, su hermana, sus amigos y sus padres aparecían y desaparecían de su atención con preocupadas expresiones mientras él se percibía a sí mismo horizontal y ausente; imágenes de las cruentas batallas libradas horas antes, desfiles de poderosas luces extinguiendo malignas sombras vivientes y frases que parecían al azar ahora cobraban un macabro sentido
- El que duerme tiene que despertar - sonó como un mantra e su mente y de pronto todo volvía a hacerse claro y coherente. Ya despierto miró hacia los lados y se encontró con Solomon sentado al borde de la cama de su derecha.
- Ya era hora que te dignaras a despertar - le dijo el robusto Hufflepuff mientras le entregaba ropa limpia - llevas más de veinticuatro horas durmiendo -
- ¿Un día entero? -
- Bravo
al menos te acuerdas de eso - le contestó irónicamente Solomon - tuvimos que traerte levitando desde San Mungo
más bien dicho tuvieron, ya que yo igual estaba herido aunque no tanto como tú así que sólo guardé reposo
estaba esperando que despertaras para preguntarte qué había pasado esa noche -
- Ya lo sabes Solomon
nos enfrentamos a cinco Inframagus que eran iguales a nosotros y les ganamos, eso es todo -
- No se refiere a eso - lo contradijo Lirioh que en ese momento entraba a la enfermería en compañía de Rowen - se refiere a lo que pasó después -
- A aquella luz que vimos cuando todo estaba por venirse abajo - agregó el pelirrojo - esa luz tenía forma humana y nos sacó de ese lugar -
- Esa luz eras tú Lucien - dijo Eden Balthezar que venía desde la oficina de la enfermera y se acercaba a él colocando una compresa verdosa sobre su hombro aún lastimado - Lo que no sé es cómo - el joven Gryffindor se sentó en la cama mientras ella terminaba de aplicar la compresa e intentaba aclarar sus pensamientos.
- Cuando luché contra el Inframagus estábamos en unas especie de bóveda de cristal que flotaba en el espacio, cuando lo destruí comenzaron a aparecer imágenes de todos ustedes en peligro
no me pregunten cómo, simplemente pensé en ustedes
y fui -
- Eso es un viaje astral Lucien - concluyó Solomon - es algo en lo que los muggle creen, pero se supone que es sólo un mito, ningún mago ha podido transportarse a otros planos, mucho menos de forma física
¿puedes hacerlo ahora? -
- No lo creo, debió ser solamente el lugar donde estaba, nada más -
- También está lo de las cartas que nos leíste hermano, extrañamente mostraban la forma de sortear esos desafíos, incluso escuché tu voz decírmela en el momento más difícil - los demás asintieron a lo dicho como si les hubiera pasado lo mismo, pero Lucien negó con la cabeza, más por auto convencerse que por desconocer.
- Ese
Pentasol del destino que nos enseñaste - continuó Rowen con el interrogatorio - ¿En verdad tiene que ver con nosotros? -
- ¿Algo así como de cinco guerreros escogidos para proteger al mundo mágico como dijo Solomon esa noche? - le contestó riendo el joven Longbottom - con trajes de spandex de colores y haciendo poses ridículas
no, eso es estúpido - hizo una pausa para ordenar sus ideas, sabía lo que tenía que decir pero ignoraba el cómo - pero si tiene que ver con nosotros; ¿recuerdan las palabras del sombrero seleccionador a comienzos de año? ¿Sobre el vínculo que se destruiría y la amenaza que venía desde la oscuridad? -
- Y qué sólo la unión de las cuatro casas podría detenerlo - continuó Lirioh pensativa.
- Cuando estuve en ese lugar aprendí muchas cosas, puedo decírselas pero deben jurar silencio. Hace casi treinta años Lord Voldemort estuvo a punto de acabar con el mundo mágico que la batalla final fue en Hogwarts, un puñado de alumnos junto a algunos profesores y aurores lucharon contra mortífagos y toda clase de engendros
eso ya lo sabemos por las clases de historia de la Magia
sabemos que seis jóvenes lo enfrentaron al final y j untos lograron destruirlo ofrendando sus vidas a cambio, no se sabe sus nombres pero sí los recordamos como Colacuerno, Jaque Mate, Giratiempo, Botánico Flecha Roja y Fantasía
hasta ahí todo lo sabemos. Lo que no sabíamos era que aquellos seis valientes no murieron, sino que crecieron, se casaron, tuvieron hijos y que sus nombres fueron olvidados para que pudieran vivir en paz, se supone también que los que lucharon a su lado fueron los únicos en recordar la verdad y jurar nunca divulgarla, es por eso que los Inframagus empezaron a matar a aquellas personas, porque ellas pelearon junto a los seis legendarios, al morir todos el hechizo de protección se rompería y podrían encontrar a los originales para destruirlos -
- ¿Y esos originales son
? - preguntó dubitativamente Rowen, aún sabiendo la respuesta. Extrañamente Lucien cerraba los ojos y entraba e una especie de trance.
- Colacuerno y Flecha Roja tuvieron un hijo y se convirtió en el Heredero; Botánico y Fantasía tuvieron dos hijos
el Profeta y la Ninfa Dríade; Giratiempo y Jaque Mate debían estar juntos, La Princesa de las serpientes y el Pensador debieron de ser hermanos: seis destruyeron el vínculo, cinco lo restaurarán -
Nadie en la enfermería dijo una palabras más, los jóvenes sopesaban lo escuchado y se miraban entre ellos, había descubierto más de si mismos y de sus padres de lo que hubieran esperado, sin embargo fue Lucien que continuó hablando, esta vez consiente.
- No digo que formemos un equipo que se enfrente a las fuerzas de la oscuridad y al Inframundo Mágico, pero llegado el momento tendremos que hacerlo, lo único importante es que mientras eso pase, al menos estemos en paz; cada uno de nosotros tuvo que superar algo de sí mismo para sobrevivir esa noche, esto debe ser más sencillo. Rowen, Eden
nadie quita que continúen compitiendo si eso los hace mejores magos, pero recuerden que ahora son primos, aunque lo nieguen y nunca pasen festividades juntos; Lirioh, Solomon son ante todo amigos, ya no necesitas estar a la defensiva con él
ya perdiste tu oportunidad - lo último lo dijo con un maliciosa sonrisa dirigida al robusto Hufflepuff que se ruborizaba de repente.
- ¿Mi oportunidad? - cuestionó la rubia Ravenclaw ante las palabras de su hermano, pero nadie la escuchó, ya que en ese mismo momento la puerta de la enfermería se abría nuevamente y una linda jovencita de cabello negro y ojos celestes se acercaba sonriendo hacia ellos.
- Solomon - dijo con cantarina y dulce voz - te he estado buscando por todos lados, tienes clases de runas antiguas y me dijeron que no habías llegado, vamos - le dijo tomándolo delicadamente de la mano y llevándoselo de la enfermería. Rowen miraba asombrado a Lucien que sonreía radiante, incluso Eden sonreía levemente aunque estaba de espaldas, la única que estaba seria, contrariada y un poco molesta era Lirioh.
- ¿Kon?... ¿Solomon Santos y Kon? - se preguntaba a sí misma como si la reafirmación misma anulase la realidad ante sus ojos - pero ella, no me lo dijo -
- Se besaron la mañana de anteayer hermanita
y parece que ahora están juntos; pero deberías alegrarte hermanita, ya no necesitas despreciarlo porque piensas que está interesado en ti, por fin te olvidó - las palabras de su hermano eran tan agradables como la sal sobre una herida fresca: Lirioh se puso de pie indignada y se marchó de la habitación.
- Bueno
después de lo que vi puedo decir que lo he visto todo - sentenció Rowen poniéndose de pie y despidiéndose de su amigo, luego se dirigió a Eden y le habló honestamente - Al menos estaremos en paz, es un buen comienzo - la joven asintió sin sonreír y el pelirrojo abandonó también el lugar.
- Tú también deberías ir a tus clases - le dijo a Eden cuando esta se acercó a quitarle la compresa del hombro.
- Lo sé, pero hable con la enfermera y le dije si podía ausentarme de la clase de pociones para atender a los pacientes, quiero decir al paciente
y como es la única clase que tengo en el día
- la joven ahora sonreía de forma tal que Lucien se sentía perdido en el aura de su belleza, pero no de la forma distante a la que estaba acostumbrado, sino a una novedosa y cercana, casi íntima.
- Gracias Eden -
- por nada -
- No
en serio, gracias; por cuidarme, por quedarte aquí, por todo - esa muestra de sinceridad le ganó otra mágica sonrisa de parte de la bella Slytherin.
- Tú ya me has cuidado muchas veces Lucien, deja que lo haga yo ahora -
- Pero cuando abandone esta sala todo volverá a la normalidad, tú volverás a ser la líder de os Slytherin y fastidiarás a los alumnos de las demás casas y todo eso, yo en cambio seguiré entre mis búsquedas que nadie cree y tratando de existir -
- Tal vez tengas razón Lucien
aunque tal vez podeos cambiar quien somos, sólo te diré esto
cualquier cambio para bien que yo tenga será gracias a ti -
No hicieron falta más palabras, sólo se quedaron allí mirándose, como si nada más fuera importante, como si con sus ojos bastara.

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Neville casi había olvidado lo que era un baño caliente, una cena recién servida y dormir en una cama, Luna prácticamente lo había obligado a descansar al menos un par de días antes de marcharse y en el fondo su esposo lo apreciaba, habían sido demasiados meses de infierno y vendrían muchos más, ese pequeño remanso de calma y amor era lo único que necesitaba.
Sin que nadie lo viera dejando Luna durmiendo y amparado entre las sombras de la noche visitó Hogwarts, pero sólo para dar un largo y relajante paseo por el Invernadero; las plantas parecían alegrarse con su presencia y alargaban sus ramas hacia él como saludándolo, se alegró al ve que las habían estado cuidando bien - de seguro que Lirioh ha hecho un buen trabajo con ustedes - dijo con una sonrisa mientras se acercaba sigilosamente al edificio del fondo, donde ahora el profesor Phillum ocupaba la que había sido su oficina, no era su idea hacerle una visita nocturna al nuevo profesor de Herbología, sino acercarse a la gigantesca planta que estaba a costado, con tentáculos en lugar de ramas y enormes flores con pétalos de diamante, era su Mimbulus Mimbletoria, la planta sintió su presencia y agitó sus tentáculos en señal de alegría luego bajo una de las ramas más pequeñas hasta él para que la acariciara.

- Hola vieja amiga
no podía irme nuevamente sin pasar a verte - la Mimbletoria emitía un extraño sonido por el gran tallo central que parecía un órgano enfermo - sí
sé que me hechas de menos, yo también, pero sabes que es lo que tengo que hacer, además mis hijos cuidarán de ti
pero ahora tú también deberás cuidarlos
temo por ellos en el futuro próximo y sé que si está en tus
raíces protegerlos lo harás - y como quien converza con su mejor amiga de toda la vida Neville se sentó a hablarle a la gigantesca planta de todo lo que le había pasado durante los últimos meses. Las largas horas transcurridas apenas le dejaron tiempo para despedirse de la Mimbletoria, abandonar el invernadero y escabullirse a la sala de los Menesteres, luego se fue del colegio por el viejo pasadizo secreto y volver a su cama antes que Luna se diera cuenta.

Ya se acababa el tiempo, el sol despuntaba sobre las montañas indicándole que su misión no había terminado, que debía continuar persiguiendo a los Inframagus que fueran apareciendo y proteger a los testigos que aún quedaban con vida, al menos hasta que atrapase al peor de todos, el espectro que era igual a él. Estaba en el balcón de su antigua casa dejando que los rayos del sol alimentasen su piel como si fuese una planta, recargándose de energías para el largo viaje que estaba por comenzar. Ya todo está en orden, me voy -
- Querrás decir nos vamos - interrumpió Luna sonriendo y entregándole un bolso mágico con toda su ropa - y no querido
no me convencerás de lo contrario
y no te preocupes, Otis y Olga cuidarán el periódico en mi ausencia así que te acompaño -
- Eres más terca que un
-
- Hubizants costoyus, lo sé Neville por eso me casé contigo - le dijo dándole un tierno bezo y colgándose al hombro su propio bolso - ¿Nos vamos? -
- Yo diría que sí - agregó Ginny apareciendo de pronto por la chimenea a su espalda y llevando también un bolso de viaje, Luna y Neville la quedaron mirando por algunos segundos sin ser capaces de decir nada, finalmente fue la pelirroja la que tomó la palabra.
- Hermione también quería venir, pero le hice ver que tenía que volver a Sudamérica a proteger su propio colegio, además de mandar a Hogwarts a la verdadera profesora Montalbán para que se hiciera cargo de las clases -
- Creo que aún no te entiendo - le dijo finalmente Neville a lo cual la pelirroja sólo le mostró el bolso mágico de viaje y otro más pequeño que sacudió como si fuese un llavero.
- No se preocupen por las noches, raigo mi propia tienda
no esperarán hacer esto sin mi
cometí muchos errores antes y es tiempo de enmendarlos, sobre todo contigo Neville, debí confiar en ti ante todo -
- No te culpo Ginn, cualquiera lo hubiera hecho -
- Luna no desconfió nunca -
- Pero por otras razones Ginny
yo soy su esposa y debo apoyarlo siempre, además tú siempre quisiste hacer las cosas bien, fueron
ellos los que arruinaron todo - nadie dijo nada por unos segundos, habían muchas cosas de que hablar -
- Sé cual es tu misión Neville, también sé lo que los niños tendrán que hacer si es que no lo logras, si ayudándote puedo proteger a Rowen te juro que lo haré -
- Pero
¿No crees que estamos un poco viejos para estos viajes de aventura? - inquirió Luna finalmente sin dejar de sonreír.
- si no lo hacemos ahora no lo hacemos nunca - le contestó Ginny totalmente animada - en un par de años tendremos que usar magia hasta para ir al baño - todos rieron nuevamente y acordaron que este viaje lo harían juntos, los tres, tan unidos como siempre debieron estarlo. El sol ya emergió entre las montañas, indicándoles el camino que debía seguir.
- Aún conservas el papel que sacaste de la Biblioteca - le preguntó Neville y la pelirroja lo agitó despreocupada - Muy bien chicas
siguiente parada
Bulgaria - los tres se tomaron de las manos y desaparecieron del balcón de la Residencia Longbottom.

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EPÍLOGO


Todo transcurrió ante lo que pensaba eran sus ojos, con tal lentitud que parecía haber durado una eternidad, desde que vio al hombre huir al bosque perseguido por sus amigos, hasta ahora que vio todo consumado; ignoraba aún donde estaba, desconocía cuanto tiempo había pasado, había olvidado como era tener sustancia, lo único cierto era que sabía su nombre, quien había sido quien podía volver a ser.

Quien durante lo que pareció una eternidad no fue más que el despojo de una sombra flotando en el infinito vacío sin sensaciones y no conciencia ahora tenía un nombre; un nombre que inspiraba temor entre quienes lo pronunciaban aún cuando ya habían pasado muchos años, un nombre que le recordaba a los débiles por qué debían morir, una leyenda entre los mortales
una leyenda.

La satisfacción que le provocó ver todas aquellas muertes en su nombre fue su primera emoción, ver todos aquellos cuerpos mutilados y el sello de su dominio estampado en el cielo lo llenó de una maligna y embriagante dicha que creó olvidada, la palabra vasallo resonó en su mente como una descarga de poder antigua, estaban matando en su nombre para recordarlo, para invocarlo, para traerlo de vuelta.

Con asco vio los rostros adultos de quienes habían sido sus enemigos, uno que era perseguido por los demás y otro a quien despreciaba más que a ninguno, si fuese capaz de hablar gritaría su nombre como una maldición para destruirle, pero sólo podía limitarse a ser un mero espectador de los hechos frente a sí. El mago a quien odiaba ya no era como antes, tampoco su compañero, sus corazones eran fríos e insensibles y eso agradaba a quien los observaba desde la nada, como si parte de su propia maldad se hubiera quedado con ellos.

Entonces los vio, y sintió como su incorporeidad se sacudía y convulsionaba de ira, vio a aquella sombras, a aquellos espectros adjudicarse la gloria que a él pertenecía por derecho, vio a esos seres asesinando y mutilando a los magos y convocando la que era su marca como propia y nuevamente sintió furia, una rabia tal que el deseo de gritar fue incontrolable
y gritó. Cayó en la propia cuenta de que podía gritar, y ahora tenía una boca, junto a esa boca el resto de un rostros, un rostro que era tocado por unas manos, unas manos unidas a un cuerpo; finamente era en sí mismo una realidad. Miró nuevamente hacia la nube de imágenes frente suyo y descubrió a cinco jóvenes con los rostros de sus enemigos y con un poder más allá de lo que él recordaba y aceptaba, pero un poder basado en la tan despreciada para él unidad; entonces descubrió que aquellos espectros eran iguales a ellos y buscaban sus cuerpos para habitar la tierra, gritó de nuevo ante la ira de impotencia de vera aquellos espectros intentar concretar su propio trabajo, más aún al percibir el tremendo poder que había en cada una de sus batallas a pesar de ser derrotados por los jóvenes. Y se fijo después en uno de esos cinco jóvenes y algo dentro de él comenzó a bullir por una idea, un plan creado por otros pero en su nombre
ya la eternidad no era desesperante, tenía un nombre, un cuerpo y la certeza de que regresaría.


De un momento a otro se dio cuenta de que estaba de pie y lo que estaba alrededor suyo era tierra, tan basta y eterna como sus ojos le permitían ver, nada alrededor más allá de la tierra y una noche carente de astros y sonidos, sólo existía. Y de pronto a su propia sombra se unieron muchas más que emergían desde la penumbra circundante, y esas sombras adquirieron corporeidad y solides ante sus ojos y sus oídos le dijeron que se estaban riendo, pero no con risas humanas sino con metálicas y gorjeantes amasijos de lo que podrían ser risas humanas, sus mismos rostros eran borrosos y horrendos entre los negros y sucios girones de sus túnicas, vio también como aquellas sombras flotaban con las piernas dobladas y colgaban sus brazos hacia adelante y abajo; descubrió que los había visto antes, en aquellas visiones que su eternidad le había brindado y su furia fue en aumento al sentirse nuevamente poderoso.

- ¡Tiemblen ante mí patéticos despojos
yo soy el! - intentó hablar pero fue interrumpido por una potente y ultraterrena voz a su espalda.
- ¡Sabemos quien eres, quien has sido y quien serás! - le contestó el más alto e imponente de los espectros y que ocultaba su rostro bajo una deshilachada capucha - ¡Eres tú quien no lo sabe Estás en el Inframundo Mágico, o al menos así lo laman ustedes, los muggle lo llaman de distinta forma
inferno, tártaros
su verdadero nombre no será oído jamás por los indignos! -
- ¡Si sabes quien soy sabes de qué soy capaz! - Contestó con arrogancia al recordar que no necesitaba su varita para liberar su gran poder - ¡Póstrate ante mí o los destruiré a todos! - pero el espectro ignoró sus advertencias y se le acercó cada vez más notorio, más inquietante.
- ¡Esa arrogancia motivó tu caída
en tu mundo fuiste temido y venerado
aquí, en mi mundo
no eres nada - y dicho esto el espectro se quitó la tela que cubría su rostro.

La muerte había sido su único temor, y la vivió en carne propia, pero lo que sus ojos e generaban era algo más alá de lo que pudiese recordar, detrás de aquellos deformes y borrosos rasgos pudo reconocer un rostro, uno que había viso antes, en aquellas visiones y que ahora identificaba la perfección; pero era imposible, nunca él.

 

EL VINCULO DESTRUIDO: NEVILLE LONGBOTTOM... ¿ASESINO? - Fanfics de Harry Potter

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PROLOGO En un lugar sin ubicación... en un tiempo carente de fecha...Ignoraba si sus ojos estaban abiertos o no, de cualquier manera no percibía la sensació

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2024-10-04

 

EL VINCULO DESTRUIDO: NEVILLE LONGBOTTOM... ¿ASESINO? - Fanfics de Harry Potter
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