Embarazada de mi mejor amigo - Fanfics de Harry Potter

 

 

 


Capítulo 1:

Sabía que esto no iba a funcionar.

Una chica con el pelo color castaño se encontraba sentada en el sofá. Tenía las manos juntas y le temblaban las piernas. Su mirada estaba perdida. El reloj marcaba las 3 a.m y él aún no había vuelto.

-¿Dónde diablos estará este hombre?

Hacía ya bastante tiempo que ella y Ron se habían mudado a Australia, y, gracias a la ayuda de él y Harry, encontraron a sus padres y juntos consiguieron que recuperaran la memoria. Hermione estaba feliz de haber recuperado a sus padres y estar junto a su novio y sus amigos. Ella y Ron pudieron encontrar un pequeño apartamento a las afueras de la ciudad, su cuñada y su mejor amigo vivían dos calles más abajo. Además tanto ella como Ron trabajaban en el Ministerio de Magia junto a Harry, en esa ocasión es cuando los amigos se desaparecían en Londres, el resto de sus actividades cotidianas las culminaban en su nuevo hogar, en Australia. Hermione trabajaba en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas pues desde lo del P.E.D.D.O sintió verdadero interés en las criaturas del mundo mágico, mientras que Ron y Harry trabajaban en el Departamento de Seguridad Mágica. Ginny montó su propio negocio "muggle" en Australia al estilo "Las Tres Escobas" de Hogsmeade.

 

Desde que vivían juntos, las peleas entre Hermione y Ron aumentaban en masa y, cada vez que eso pasaba, Ron tomó la costumbre de irse cada noche de copas para "despejarse" un poco. Y como todas las noches que se peleaban, ahí se encontraba Hermione, sentada en el sofá esperándolo a él. La sacaba de quicio, no creía aguantar mucho más así y encima tener que esperarlo hasta altas horas de la madrugada. Entonces escuchó el ruido de las llaves y se levantó de golpe.

-Ah, estás despierta-dijo Ron que acababa de entrar por la puerta y luego se giró para cerrarla con llave- pensaba que ya estarías acostada.

-No, Ronald, no puedo dormir sabiendo que estas por ahí de parranda - Hermione estaba con el semblante serio y con los ojos fijos en el pelirrojo.

- Hermione no puedes quedarte siempre despierta esperándome, tienes que descansar que si no al día siguiente no rindes en el trabajo - Ron se dirigió a la cocina y se sirvió un poco de agua en un vaso.

-Y tú no deberías irte por las noches a beber Ron, por favor, no puedes tenerme aquí en ascuas, me preocupo por ti.

-No empiezes a decirme lo que tengo o no tengo que hacer Hermione, después de pelearme contigo lo único que quiero es salir de esta casa- Ron dejó el vaso- me voy a la cama.

-¿Cómo?- Ron se proponía a subir las escaleras- ¡Ronald Weasley ven aquí ahora mismo! Esto no se puede quedar así- Hermione empezó a derramar pequeñas lágrimas.

- ¿Y qué quieres Hermione? ¡Dime qué demonios quieres! Estoy harto de aguantar tus sermones, cuando te pones en plan mandona no te aguanto, enserio- Ron comenzó a alzar la voz.

-Pe...pero Ron lo único que intento es que esto salga bien, me preocupo por ti, ¡te quiero! - Hermione empezó a llorar.

- Mira Hermione ahora no estoy de humor, mañana será otro día- Ron se dirigió hacia la habitación.

Hermione se quedó ahí parada en medio del salón. Las lágrimas no paraban de salir. ¿Por qué era todo tan difícil? No soportaba más estar así, las peleas con Ron eran cada vez más fuertes, y ella ya no lo aguantaba.

 

-Ya basta de sufrir- se dijo a si misma. Subió a la habitación. Apartó las sábanas y se metió en la cama, Ron estaba dándole la espalda, pero ya le daba igual, tenía que descansar sino mañana sería un día muy largo.

Harry se despertó de golpe. Eran ya las 7 a.m. El hueco de su lado de la cama estaba vacío, supuso que Ginny se fue temprano.

El ojiverde se dirigió a la ducha. Le relajaba sentir el agua caliente sobre su cuerpo, era exquisito por las mañanas. Cuando acabó de ducharse bajó a desayunar.

-Tengo un hambre voraz- se dijo así mismo mientras se preparaba unas tostadas con miel y un café con leche.

Una vez terminó de desayunar, se desapareció de su apartamento.

-Buenos días Harry- le saludó su compañero Eric.

-¡Hola Eric! ¿Hay mucho trabajo por aquí?

-Pues más o menos, Kingsley me ha pedido que le entregué unos informes.

-Ah bien, yo voy ahora a mi despacho a seguir con mi trabajo, no doy a basto.

-Pues entonces nos vemos tío.

-Hasta luego Eric- Harry alzó la mano para despedirse.

Entró en el ascensor y se encontró con alguien.

-¡Hermione!- dijo Harry con una sonrisa abrazándola.

-Buenos días Harry- dijo la castaña esbozando una suave sonrisa.

Su amiga tenía el pelo recogido en un moño y le caían algunos tirabuzones. Se fijó en que tenía las ojeras más marcadas de lo normal.

-Herms, ¿has tenido mala noche?- preguntó el moreno con preocupación.

-Bueno, más o menos, pero no te preocupes- dijo la castaña con la voz algo quebrada.

-Si me dices eso me preocupo, vamos Herms, somos amigos desde hace años, y sabes que me puedes contar todo.

"Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas"

-Harry lo siento esta es mi planta, tengo que dejarte.

-De acuerdo, pero después de trabajar te recogo en tu despacho y vamos a comer al bar de Ginny, ¿vale?

- Claro Harry

-Hasta luego entonces, Herms- Harry la vio alejarse por el iluminado pasillo.

Al llegar a su planta caminó hacia su despacho y justo en la puerta se encontraba Ron.

-¡Harry! Te estaba buscando, venía a darte estos papeles.

-Oh gracias Ron, oye, ¿sabes lo que le pasa a Hermione?- preguntó abriendo la puerta de su despacho e invitándolo a pasar.

-Eh...bueno, tuvo mala noche, supongo- dijo sin darle mucha importancia, pues aún seguía molesto por su pelea de anoche.

-Eso ya lo he notado, pero, ¿por qué?- Harry lo miró- al fin y al cabo, eres su novio y vives con ella.

- Bueno es que...anoche nos peleamos- Ron bajó la mirada.

-¿Otra vez?- Harry meneó la cabeza- no podéis seguir así tío.

-¿Y qué hago Harry? Me pone de los nervios cuando se pone en plan mandona, y ya sabes que tengo un mal pronto.

-Os tenéis que sentar a hablar las cosas, de verdad. Os estáis haciendo daño.

-Lo sé, hoy después de trabajar hablaré con ella.

-Te la he robado amigo, le he dicho que la recogería para ir a comer al bar de Ginny, quería que me explicará porque estaba mal, pero bueno ya me has adelantado algo.

-¿Ah si? Pues bueno no importa, queda con ella, y cuando llegue a casa, estaré esperándola para hablar con ella.

-Bien- Harry se acomodó en su asiento- Ron lo siento tengo mucho trabajo hoy, ¿nos vemos luego?

-Claro- Ron se levantó de la silla- hasta luego Harry.

-Hasta luego.

La mañana transcurrió con normalidad para los tres amigos, aunque a Hermione le costaba trabajo concentrarse en su tarea, y ya se había imaginado que esto le iba a pasar, después de lo de anoche no se esperaba otra cosa.

La castaña estaba recogiendo sus cosas cuando alguien pegó a su puerta.

-Adelante.

-¿Estás lista?- el moreno apareció en su puerta con una sonrisa.

-Sí, vamos- por una vez en todo el día, la castaña esbozó una perfecta sonrisa. A Harry le encantaba ver sonreír a su mejor amiga.

Los dos amigos se desaparecieron en un callejón cerca del bar de Ginny. En pocos minutos se encontraban dentro del establecimiento. Cogieron una mesa para dos.

-¡Harry! ¡Hermione! - Ginny los vió de lejos y se dirigió donde se encontraban su amiga y su novio.

-Hola cariño- Harry le dio un dulce beso a la pelirroja- ¿qué tal el día?

-Mm bueno nada del otro mundo, como siempre, y bien, ¿que queréis de tomar?

-A mi ponme un poco de puddin y de beber una cola, Gin- dijo Hermione

- A mi un huevo frito con patatas y cerveza.

-¡Marchando!- Ginny se alejó.

-Oye Herms, ya sé porque estás así- Harry puso sus manos sobre las de su amiga.

-¿Ah si?- la castaña se sorprendió.

-He estado hablando con Ron esta mañana.

-Uhm- Hermione bajó la mirada.

-Herms, escúchame, no podéis seguir así.

-Lo sé Harry, yo...yo...- Hermione no pudo evitar que una lágrima corriera por su mejilla.

-Eh eh, ¿no llores vale? - Harry le pasó la mano por su mejilla- habladlo luego, bueno Ron por lo menos quiere hablarlo, me lo dijo antes.

-Sí será lo mejor, así podemos aclarar de una vez por todas las cosas- Hermione se secó la lágrima.

Ginny llegó con los pedidos.

-Aquí tenéis- dijo dejando los platos y vasos en la mesa.

-Gracias Gin- dijo Hermione fingiendo felicidad.

-Gracias amor- dijo Harry- ¿te veo luego en casa?

-Claro cariño, hasta después- la pelirroja le dio un beso en los labios a su novio y se marchó.

Harry y Hermione comieron tranquilamente. Hermione se sentía tan bien estando con Harry, por un momento se había olvidado de Ron y de que estaba mal. Con Harry ella era diferente. Él la hacía sentirse viva y eso le encantaba.

-Ay Herms- Harry la abrazó- todo saldrá bien.

Hermione le rodeó la cintura y posó su cabeza en el pecho de su amigo. Harry le besó la cabeza.

-Gracias- dijo Hermione sonriéndole.

-Ya me contarás- Harry se apartó de ella- adiós Herms.

-Adiós- Hermione se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su apartamento.

Mientras caminaba volvieron a su mente las imágenes desagradables de la pelea que tuvo con Ron. No podía seguir así, ya no. Bastantes años había aguantado. Iba a dejar las cosas claras.

-Será lo mejor- pensó mientras abría la puerta.

Ron se levantó del sofá y se quedó mirándola.

-Hermione- el pelirrojo la abrazó,

Hermione le correspondió el abrazo. A los pocos minutos se apartó.

-Tenemos que hablar-dijo la castaña.

-Sí- el pelirrojo y ella se sentaron en el sofá.

-Cariño yo...-empezó a hablar Ron- lo siento muchísimo de verdad. Siento ser así, te prometo que voy a cambiar- el pelirrojo le cogió las manos- perdóname.

-Ron- comenzó Hermione, intentando no llorar- te perdono, de verdad, pe-pe...pero- la voz se le quebró- esto no puede seguir así.

 

-Lo sé mi amor. Cambiaré.

-No- Hermione lo miró fijamente- no Ron. No...no lo entiendes. Yo ya no puedo más, no quiero sufrir más. Te amo. He vivido momentos increíbles contigo enserio, pero lo mejor es....-no pudo evitarlo, unas lágrimas salieron de sus ojos marrones- es...dejarlo.

Ron la miró por unos segundos, luego se pasó las manos por el cabello pelirrojo.

-Ron...-sollozaba Hermione posando sus manos sobre la pierna del pelirrojo.

-Tienes razón- la voz de Ron estaba ronca- nos estamos haciendo daño. Yo...yo creía que podríamos habernos dado otra oportunidad, pero no va a ser posible- Ron se levantó y se arrodilló delante de Hermione. Ella lo miró con los ojos anegados en lágrimas y balbuceaba palabras que el pelirrojo no logró a entender.

-Te amo Hermione, pero a partir de ahora quiero que seas feliz, aunque lo nuestro no haya funcionado, quiero que sigas viéndome como tu mejor amigo ¿vale? al que conociste en aquel vagón de tren.

-Oh Ron- Hermione lo abrazó- seguirás siendo mi mejor amigo, te lo prometo.

-Y espero que así sea por mucho tiempo. Además, he de decir que sabía que esto no iba a funcionar.

-¿Qué?- Hermione estaba confusa.

-Hermione, yo sé que siempre has sentido por Harry algo más fuerte que una amistad. Lo he visto durante 7 años. Lo sé. Creí que lo nuestro iba a funcionar, pero me equivoqué como lo suponía. Has sido mi novia y mi mejor amiga, te conozco, y veía y veo como eres con Harry, cuando estás con él eres diferente. Espero que pronto puedas encontrar tus verdaderos sentimientos- Ron se levantó, le besó la cabeza a la castaña y se dirigió a la habitación.

Hermione rompió a llorar. Le dolía demasiado todo esto, y se había quedado muy confundida con lo último que le había dicho el pelirrojo. Pero en el fondo de su corazón sabía que algo nunca había encajado.


¿Qué les ha parecido el capítulo? Espero sus respuestas para seguir con la historia :)

Capítulo 2: Seguiremos siendo los mejores amigos.

-La película era muy buena- comentó una pelirroja que se encontraba sentada en el sofá de un acogedor apartamento. Estaba abrazada a su novio de cabello negro azabache.

-Sí, bastante- dijo Harry abrazándola.

-Harry-Ginny rompió el abrazo y lo miró.

-¿Uhm?-Harry se quedó mirándola confuso

-¿Te pasa algo?

-¿A mi? No, ¿por qué lo dices?

-Es que...-la pelirroja no pudo terminar su frase porque el teléfono la interrumpió.

-Ya lo cojo yo- Harry se levantó rápidamente y contestó.

-Harry, soy yo Hermione- su voz sonaba ronca, como si se hubiera pasado toda la tarde llorando.

-¿Herms? ¿Estás bien?

-La verdad es que no, ¿podemos hablar en persona?

-Claro, ¿te recojo?

-No no hace falta, quedamos en el parque que hay al lado de mi casa.

-Vale, voy para allá.

-Gracias Harry. Adiós.

Harry colgó el teléfono y cogió su cartera.

-¿A dónde vas?- preguntó Ginny, algo molesta de que no le hubiera prestado atención.

-Voy a ver a Hermione, me ha pedido que quede con ella. Creo que le ha pasado algo, su voz sonaba ronca.

-¿No habrá discutido con mi hermano otra vez?

 

-Quizás sí. Bueno amor, ¿te veo dentro un rato vale?- Harry salió por la puerta.

Estaba muy preocupado por Hermione, ¿que habría pasado?, ¿habrían tenido otra pelea fuerte sus dos mejores amigos? sea lo que sea, no quería ver a la castaña mal, eso le partía el alma.

Cuando llegó al parque la vió. Estaba sentada en el banco con la cabeza gacha. Tenía el pelo recogido en el mismo moño de esta mañana, pero estaba más alborotado.

-Hermione- dijo Harry cuando llegó cerca de donde estaba la castaña.

Ella se sobresaltó y lo miró. Tenía los ojos hinchados y varios tirabuzones le caían sobre la cara.

-Harry- sollozó Hermione, que no tardó en correr y abrazar a su amigo, rompiendo a llorar de nuevo.

-Shhh. Herms, tranquila, cuéntame que ha pasado. Ven- Harry la cogió de la mano y juntos se sentaron en el banco. Se quedaron mirándose por unos segundos.

Hermione intentó serenarse, se secó las lágrimas y habló.

-Oh Harry, yo lo siento, no quería molestarte, pero es que necesitaba hablar con alguien.

-Herms, ¿no seas tona vale? Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea. Ahora cuéntame. Es sobre Ron, ¿o me equivoco?

-No, no te equivocas. Hemos hablado esta tarde como te dije que haría y...-su voz se le quebró- bueno...hemos decidido dejarlo.

Harry se quedó mirándola unos segundos. Hemione bajó la mirada.

-Herms- el moreno le cogió las manos- lo siento, enserio. No pensaba que llegariaís a ese paso.

-Yo tampoco lo esperaba, pero no podía más Harry, las peleas eran constantes y yo no quería seguir viviendo así. Lo quiero muchísimo, pero creo que ha sido lo mejor ¿para qué seguir haciéndonos daño? Eso sí, esto no afectará nuestra amistad, seguiremos siendo los mejores amigos.

-Como tú y yo lo somos- dijo Harry.

-Si...como tú y yo...-Hermione no se atrevía a decirle lo que le había dicho Ron. Era una locura. Nunca se había imaginado que ella sintiera algo más fuerte por Harry, simplemente era su mejor amigo y se preocupaba por él...¿o no? Ahora mismo debía ordenar sus sentimientos.

-¿Herms?- Hermione se quedó sumida en sus pensamientos- ¡hey Herms! - Harry la tomó de la barbilla. La castaña no se lo esperó.

-Oh perdona Harry- por un momento se quedó mirando esos ojos verdes. No se había dado cuenta que su amigo era guapísimo. Llevaba el pelo alborotado y sus ojos tenían un brillo especial.

-¡Ah Harry! Perdona, estaba pensando en mis cosas...

-¿Pero estás ya mejor? - el moreno le sonrió.

-Sí, gracias Harry de verdad.

-Para eso estamos, y ¿en qué pensabas?

-¿Eh? Ah nada...en lo que iba a hacer de cenar esta noche- no le ocurrió otra cosa para mentirle a su amigo.

-Oye tengo una gran idea, ¿por qué no os venís tú y Ron a cenar a casa?

-Oh eres muy amable Harry, no es necesario...

-Bobadas, a las 9 en punto en mi casa ¿de acuerdo?

-De acuerdo- Hermione le sonrió.

-Estupendo- Harry se levantó del banco- pues entonces te dejó, que tengo que comprar la comida, ¿nos vemos luego?

-Claro Harry- ella se levantó y Harry la abrazó. ¿Por qué de repente se sentía tan cómoda abrazando a su mejor amigo? Ahora mismo no quería romper ese abrazo, se sentía tan bien...

-Adiós Herms- la castaña vio alejarse a su mejor amigo, entonces se dio la vuelta y volvió a casa.

 

-¿Ron?- preguntó mientras entraba en casa.

-Dime Hermione- Ron bajó las escaleras.

-Esto...Harry nos ha invitado a cenar a casa de él y tu hermana. Tenemos que estar allí a las 9.

-Guay. Oye Hermione, me voy a mudar a un apartamento que he encontrado a muy buen precio.

-¿Por qué?

-Es mejor así, después de...bueno ya sabes, lo mejor es no vivir juntos y llevar una vida por separado, pero seguiremos en contacto por supuesto.

-Me sabe mal Ron...pero bueno si es tu decisión, la respeto.

-Gracias Hermione. Eres la mejor- el pelirrojo la abrazó.

-¿Has recogido tus cosas?- preguntó la castaña.

-Sí, está todo arriba, cuando acabemos de cenar en casa de mi hermana volveré a por mis cosas y me iré esta noche.

-Está bien. Voy a arreglarme- Hermione subió las escaleras.

Una hora después Ron se encontraba en el salón dando vueltas.

-¡Hermione! -la llamó- vamos que llegaremos tarde.

-Ya voy- Hermione apareció bajando las escaleras.

-Estás preciosa- dijo Ron con una con sonrisa.

-Gracias Ronald- ella le devolvió la sonrisa.

Salieron por la puerta y caminaron hacia la casa.


Aquí les dejo el segunda capítulo, es cortito, ¡pero aún así espero que lo disfruten!

Capítulo 3:

Quédate esta noche conmigo

-¡Ron!- la pelirroja se abalanzó sobre su hermano cuando lo vio.

-Hola hermanita.

-Me alegro de verte- Ginny se volvió hacia Hermione- ¡Hermione!

-Hola Ginny- la castaña abrazó a su amiga.

-¡Estás guapísima! - exclamó la pelirroja.

-Muchas gracias Gin, tu también luces preciosa.

-Vaya preciosidades tengo en mi casa- Harry bajaba las escaleras mientras contemplaba a su novia y a sus amigos.

-Gracias tío, yo también te quiero- dijo Ron riendo.

-Qué pasa tío- Harry abrazó a su amigo.

Hermione los miró, y cuando se separaron Harry clavó la vista en ella.

-Wow...-Harry se acercó a ella- Hermione estás preciosa.

-Gracias Harry- la castaña le sonrió de oreja a oreja y le abrazó.

-Bueno vamos vamos que la centa está lista, por aquí- Ginny les indicó sus asientos.

Una vez se sentaron en la mesa, Ginny habló.

-Ron, Hermione - comenzó a hablar Ginny- Harry me ha contado, bueno lo que ha pasado. Lo siento de verdad, yo pensaba que ibaís a durar y...

-Gin, tranquila. Hemos acabado sí, pero seguimos siendo los mejores amigos, ¿verdad Herms?

-Por supuesto- Hermione le dedicó una sonrisa cómplice al pelirrojo.

-Eso sí, yo me voy a mudar a un pequeño apartamento que he encontrado a muy buen precio, ya que resultaría un poco incómodo seguir viviendo juntos- comentó Ron mientras pinchaba patatas de su plato.

-Ron, ya te dije que no hacía falta que te mudaras, no me incomoda vivir contigo, eres uno de mis mejores amigos.

-Hermione no insistas, y no te preocupes que nos seguiremos viendo a menudo, no te librarás de mi tan fácilmente.

-Eso es lo que temo- Hermione esbozó una sonrisa picarona. Todos rieron a carcajadas.

La cena transcurrió con tranquilidad. Los cuatro amigos charlaban y reían recordando anécdotas de cuando eran unos críos, de su estancia en Hogwarts y de las aventuras que habían vivído juntos.

-Es un poco tarde, he de irme chicos- dijo Hermione levantándose de la silla- muchísimas gracias por la cena, ha estado riquísima.

 

-Vamos Herms, quédate un rato más- pidió Harry- además mañana es sábado, no tenemos que trabajar.

-Es cierto Hermione-dijo Ron- ¡Eh tengo una idea! ¿Por qué no nos vamos de fiesta? Necesitamos despejarnos un poco.

-Que gran idea tío, hace tiempo que no salgo a tomar algo por ahí-decía Harry.

-Chicos ya sabéis que yo no soy mucho de ir de copas...-Hermione frunció el ceño.

-Oh vamos Hermione- dijo Ginny- una vez no hace daño ¿no?

Harry y Ron la miraron con la típica mirada de "perrito abandonado".

-¡Sabéis que no puedo resistirme a esa mirada!- replicó Hermione- oh está bien.

-Esa es mi Hermione- dijo el ojiverde- entonces ¿vamos? Las damas primero- Harry se levantó de la silla y se dirigió a la puerta.

-Muy amable- la pelirroja le sonrió y salió por la puerta seguida por Hermione y los chicos.

Mientras caminaban en la oscura noche de las calles de Australia minutos después entraron a un bar de copas que Ron conocía, pues lo frecuentaba bastante. El bar estaba a rebosar de gente y la música estaba a todo volumen. Los chicos se hicieron paso entre la gente y llegaron a un lugar de la barra que estaba algo despejado.

-¿Qué queréis de beber chicos?- preguntó Ron.

-Vodka- dijo Harry.

-Ron con miel- pidió Ginny.

-¿Y tú Herms?- preguntó el pelirrojo dirigiéndose a su amiga.

-Eh...pues lo mismo que Ginny.

-Bien. Señorita cuando pueda póngame dos vodkas y dos ron con miel, por favor.

-Enseguida- respondió la muchacha.

La gente bailaba alegremente en la pista, Hermione sentía que le iban a explotar los oídos.

-¡Eh Herms!- le gritó Harry, ya que con el ruido apenas se escuchaba así mismo.

-Dime Harry- Hermione también alzó la voz.

-¿Has bebido alcohol alguna vez?

-Ehm bueno, la verdad es que solo lo probé una vez en Nochebuena, pero solo un poco. Tampoco me va mucho ese rollo.

-Ya veo. Pues eso está bien la verdad, pero bueno una copita al año no hace daño ¿no?

-Pues no jajaja- Hermione rió ante el comentario de su mejor amigo.

La muchacha apareció con los cuatro vasos.

Ron bebió de su vaso y lo dejó a la mitad. Hermione se quedó con la boca abierta.

-¡Ronald!- le gritó su amiga castaña.

-No te preocupes Herms, estoy acostumbrado- Ron le sonrió.

Ron veía que su amiga solo bebía pequeños sorbos, no le entraba tanto como a él y Harry.

Había transcurrido una hora desde que los amigos llegaron al bar. Hermione y Ginny observaban como Harry y Ron llevaban varias copas, y los dos estaban demasiado felices.

-Creo que ya tienen el puntillo- le gritó Ginny en medio del ruido a su amiga.

-Ya lo veo- respondió Hermione mirándolos preocupada.

-¡Heeeermanitaaaaaa, vamos a bailaaaaaaaar!- Ron estaba rojo como un tomate y se tambaleaba a veces.

Hermione miró a Ginny desconcertada.

-Sí, sí vamos Ron- Ginny miró a Hermione- me lo llevo un rato afuera a ver si se despeja.

Hermione asintió y vio como su pelirroja amiga se alejaba con su hermano entre el gentío.

Ella se quedó observando a Harry.

-Harry, por favor, para de beber, ya has bebido suficiente. Mira como estás- Hermione le arrancó la copa de la mano.

-Hermi-mione- balbuceba Harry- no seas aguafiestas-tas, ¿te han dicho alguna vez que estás buenísima con ese vestido?

 

-Harry por dios, estás completamente borracho. Te llevo a casa ahora mismo.

Hermione jaló a su amigo del brazo y lo llevó fuera del bar. Se encontró con Ginny agarrando a Ron para que no se desplomara en el suelo. Sus pies parecían gelatina.

-Creo que no ha sido muy buena idea esto de ir de copas- comentó Hermione pasándose el brazo de Harry por el hombro- mira como están.

-Tienes razón- decía Ginny- llevaré a mi hermano a mi casa, no creo que esta noche esté en condiciones de mudarse a su nuevo apartamento.

- Yo llevaré a Harry a la mía -dijo Hermione- si no te importa Gin. Le voy a hacer una valeriana para que se espabile.

-De acuerdo Hermione, no me importa- Ginny le sonrió.

-Mañana por la mañana te lo mando a casa, no creo que esta noche tenga cuerpo para trasladarse de un sitio a otro.

-No te preocupes Hermione. Sé que está en buenas manos contigo. Yo me ocuparé de Ron.

-Hasta mañana entonces Gin- dijo la castaña.

-Hasta mañana- Ginny se fue alejando con su hermano a cuestas.

A Hermione se le hizo eterno el camino a casa, pues llevar a su mejor amigo a cuestas sin casi poder caminar le resultaba agotador. Dió gracias cuando llegó a la puerta y la abrió con llave.

-Her-Hermione- decía Harry.

-Tranquilo Harry, te llevaré arriba para que te acuestes y te prepararé una valeriana- Hermione empujaba a Harry por las escaleras- te hará sentir mejor.

Cuando llegó a la habitación en la que solía dormir con Ron acostó a Harry en la cama. Le quitó los zapatos para que pudiera estar más cómodo.

-Ahora vuelvo Harry, tú descansa.

Hermione sintió que Harry la agarró del brazo.

-No-no te vayas Herms- balbuceaba Harry, aunque ella le entendía perfectamente- quédate conmigo, por favor.

-Pero Harry voy a prepararte algo para que te sientas mejor.

Harry se incorporó en la cama. Parecía que al menos podía moverse por sí mismo.

-No Hermione. Quédate conmigo esta noche, te necesito- Harry la tomó del rostro con ambas manos- necesito que estés a mi lado una vez más, como siempre lo has estado todos estos años.

Hermione empezó a sentir cosquilleos por su cuerpo ¿por qué demonios le ponía tan nerviosa tener a su mejor amigo tan cerca? Sólo era él, Harry, su mejor amigo de toda la vida. ¿Qué diablos había cambiado?

-Harry, tranquilo. Estás ebrio, escúchame, yo estaré contigo siempre ¿vale? Como siempre lo he estado- Hermione lo miraba fijamente a los ojos.

-No, no es solo siempre, quiero que estés conmigo ahora mismo. Necesito tenerte cerca- a Hermione le dio la sensación que Harry se estaba acercando demasiado a ella.

-Está ebrio -pensó la castaña- no sabe lo que dice.

-Harry, escucha...

-No.Escúchame tú- Harry la miró a los ojos- Hermione estoy harto de fingir, no solo siento que eres mi mejor amiga, siento que eres algo más, siento que estoy perdido si tú no estás conmigo, no puedo vivir sin ti, Hermione.

-¿Harry pero qué...- Hermione se calló de repente, pero no porque ella lo quiso, sino porque su mejor amigo la estaba besando. ¿Qué estaba pasando? Esto no podía ser, no podían besarse, Harry estaba con Ginny, él era su mejor amigo...lo más extraño es que la castaña no hizo nada por apartarlo. Ella abrió un poco la boca para dejar paso a la lengua de él...¡demonios fue un acto reflejo! Pero ella no se detuvo, seguía el ritmo del beso.

 

Harry se separó de ella y la miró.

-Harry esto...

-Shhh- Harry le puso un dedo en los labios- no estropees este momento. Te quiero Hermione. No me dejes solo esta noche.

Hermione no podía articular palabra, quería decir algo, parar esto, pero Harry de nuevo se lo impidió. Sentía como la tumbaba en la cama y él se ponia sobre ella. Empezó a desabrocharle el vestido mientras la besaba...Hermione no podía pensar, además ni siquiera le desgradaba lo que Harry estaba haciendo, al contrario, se sentía ... muy bien, así que solo dejó que el tiempo transcurriera por sí solo.

La luna brillaba a través de la ventana. Hermione clavaba sus uñas en la espalda de Harry, sentía que iba a explotar de deseo. Sus suspiros y gemidos se ahogaban en la oscura habitación.

-Harry...-el gemido de Hermione retumbó en la habitación. Ella temblaba bajo él. Ambos llegaron al placer extremo.

Harry se apartó de ella y la abrazó. Hermione se sentía en el cielo, fue la mejor experiencia de su vida.


Gracias por leer y espero que les guste el capítulo (:

Capítulo 4:Una pequeña fiesta

Hermione abrió los ojos debido a que el sol le molestaba en la cara. Todavía recordaba la experiencia de anoche, miró a su lado y vio a Harry profundamente dormido. Aún no podía creer lo que había pasado, no podía creer que Harry le hubiera hecho el amor, ella había compartido esa experiencia con Ron, pero con Harry fue diferente, jamás se había sentido tan bien en su vida...pero recordó que Harry estaba borracho...¿y si todo lo que le había dicho era debido su borrachera? ¿Y si solo fue una noche tonta? Para ella por lo menos no lo fue.

-Harry no puede saber lo que ha pasado- pensó. Se levantó rápidamente, recogió su ropa y se dirigió a la ducha.

Tapó a Harry con la sábana, cuando se despertara ya se inventaría lo que decirle.

Bajó las escaleras y se preparó un café cargado. Necesitaba despejarse.

Mientras en la habitación Harry se despertó. Sentía que la cabeza le iba a explotar.

-¿Qué demonios...?- Harry apartó la sábana y vio que estaba desnudo. ¿Dónde estaba? ¿Y qué paso anoche? Lo único que recordaba es que estuvo en un bar con sus amigos y que se sentía muy mareado. Se dio cuenta que no estaba en su cama, se levantó, recogió su ropa del suelo, que ni siquiera sabía como había acabado ahí, se vistió y bajó las escaleras.

El ojiverde vio a su mejor amiga sentada en la mesa desayunando. ¿Estaba en casa de Hermione? ¿Pero cómo?

-¿Hermione?-Harry acababa de llegar a la cocina.

-¡Harry!- Hermione se sobresaltó- ¿estás mejor? ¿has dormido bien?

-Sí...bueno me duele un poco la cabeza. Hermione- Harry la miró- ¿puedes explicarme por qué estoy aquí en tu casa, he dormido en tu cama y estaba desnudo?

Hermione se levantó de la silla y empezó a retorcerse las manos.

-Harry ven, siéntate.

Harry obedeció a su amiga y se sentó a su lado. Él la miró y esperaba una respuesta.

-A ver Harry-empezó Hermione- ¿te acuerdas de algo de lo que hiciste anoche?

-Pues lo único que recuerdo es que estaba con vosotros en un bar, que Ron y yo empezamos a beber y me sentía mareado.

 

-¿Nada más?- insistió su amiga.

-No, nada más.

-Bien- Hermione agachó la cabeza y luego lo miró- pues bueno tú y Ron empezasteis a beber y os pusistéis totalmente borrachos- Harry se avergonzó un poco- y Ginny y yo os tuvimos que sacar fuera y llevaros a casa. Ginny se llevó a Ron a vuestra casa, pues como comprenderás no estaba en condiciones para hacer mudanzas, y yo te trajé aquí para hacerte una valeriana y que te espabilaras un poco, porque no quería que Ginny cargara con los dos en ese estado, y...

-¿Y?- insistió Harry, que estuvo atento a toda la historia.

-Te llevé a la habitación y cuando llegué con la valeriana estabas dormido, y no quería despertarte, así que dormí en el sofá.

-Ya veo...pero ¿por qué estaba desnudo?

-Uhm, pues no sé, tendrías calor y te quitarías la ropa, yo no sé nada porque cuando te deje dormido estabas con la ropa puesta, y yo he pasado toda la noche aquí en el salón- Hermione se sentía rarísima mintiéndole, pero debía hacerlo, no sabría como reaccionaría Harry si le decía la verdad, y no quería imaginarse como lo haría Ginny.

-Todo esto es tan raro- dijo Harry confuso.

-Ya dije que no era buena idea irse de copas- Hermione se levantó del sofa- mira como acabásteis.

-Herms- Harry la alcanzó- siento haberte causado tantas molestias, ¿me perdonas?- le cogió las manos y la miró.

Hermione sintió que se iba a derretir cuando Harry la miró. Recordó como estaba su amigo sin ropa...¡por dios Hermione no pienses en eso!- se dijo a si misma- respira hondo.

-No es ninguna molestia Harry- dijo la castaña con toda la normalidad del mundo- soy tu amiga y estoy aquí para que lo necesites, y no iba a dejarte solo estando en ese estado.

-Gracias Herms- Harry la besó en la mejilla.

Nada comparado con lo de anoche, pensó Hermione.

-Ginny debe de estar preocupada, debo irme- Harry la abrazó- gracias por todo Hermione.

-No hay de qué- la castaña sonrió, le encantaba tenerlo cerca.

-Bueno, nos vemos Herms.

-Adiós Harry- Hermione se quedó parada en la puerta hasta que se fue.

Ella cerró la puerta. Algo había cambiado, ya no veía a Harry como su mejor amigo, sino como algo más, como siempre lo había visto y nunca se había dado cuenta, y ahora supo que Ron tenía razón.

* * *

-Ya estoy en casa- dijo Harry dejando las llaves encima de la encimera.

-¡Harry!- exclamó Ginny- ¿estás bien? Estaba preocupada- la pelirroja lo abrazó.

-Tranquila Gin, estoy bien, Hermione me ha ayudado- dijo Harry rodeándola con los brazos.

-Lo sé, anoche te llevó a su casa, le tengo que dar las gracias- decía Ginny- Ron está arriba durmiendo en nuestra cama, aún no se ha despertado, creo que estaba peor que tú.

Harry rió.

-Creo que no fue buena idea lo de salir de copas, bebistéis demasiado- dijo la pelirroja.

-Sí creo que nos pasamos un poco ¿no?- Harry la miró mordiéndose el labio.

Ginny lo miró seria.

-Lo siento- Harry no pudo evitar sonreír.

-No te preocupes, pero durante un tiempo no volváis a pisar un bar- le dijo la pelirroja.

-Te lo prometo- Harry la besó, de repente sintió algo muy extraño, mientras besaba a Ginny pensó Hermione. Él se despegó rápidamente.

-¿Estás bien?- preguntó Ginny preocupada.

-Si si, es solo que me duele un poco la cabeza.

 

-Eh, buenos días- Ron acababa de bajar las escaleras y se encontraba en el salón. Tenía los pelos alborotados y las ojeras marcadas.

-Qué mal aspecto tienes Ronald- comentó Ginny mirándolo.

-¿Qué ha pasado? No recuerdo nada...auch mi cabeza- el pelirrojo compuso una cara de dolor.

-Normal, anoche acabásteis borrachos los dos, anda sentaos que os voy a preparar algo- Ginny se dirigió la cocina.

-¿Harry que nos pasó anoche?- preguntó Ron sentándose en la silla.

-Pues como bien ha dicho Ginny acabamos ebrios y nos tuvieron que llevar a rastras ella y Hermione- dijo Harry que al cabo de un segundo soltó un bostezo.

-Ya veo...¿y Hermione?- preguntó el pelirrojo.

-Pues estará en casa, le tengo que dar las gracias porque se ocupó de Harry mientras yo me ocupaba de ti Ronald- Ginny se sentó en la mesa con ellos- aquí tenéis unos cafés cargados.

-Gracias- Ron bebió un sorbo- así que Hermione se ocupó de ti- dijo el pelirrojo mirando a su amigo.

-Así es- Harry removió el café- me llevó a su casa y me quedé allí dormido como un tronco, la pobre tuvo que dormir en el sofá.

-Pobre Herms- dijo Ron mientras bebía otro sorbo de café.

-Sí, y me he levantado con un dolor de cabeza impresionante, menuda resaca- Harry se bebió el café de un trago- bueno me voy a dar una ducha, la necesito- el moreno se levantó de la mesa y subió las escaleras.

Ron y Ginny se quedaron en silencio.

-Bueno Gin, lamento haberte causado tantas molestias- el pelirrojo se levantó y puso su vaso en el fregadero- he de irme a recoger mis cosas a casa de Hermione para mudarme al apartamento.

-Claro hermanito, hasta luego entonces- la pelirroja se acercó a su hermano y lo besó en la mejilla.

-Adiós Gin- Ron desapareció por la puerta.

* * *

Hermione había estado nerviosa toda la mañana. No paraba de darle vueltas a lo que ocurrió anoche. ¿Con qué cara miraría a Harry sabiendo que se acostó con él? No sabía si era peor que no lo recordara, aunque por otra parte le dolía, pues todas aquellas palabras que le dijo el moreno jamás se las había dicho nadie, ni siquiera Ron. ¿Y si había sido un sueño? No, imposible, ella lo recordaba todo a la perfección, Harry se despertó desnudo en su cama...¡diablos que vergüenza pasó! Aún no asimilaba la situación, bueno a lo mejor no era tan grave como parecía, se acostó con su mejor amigo una noche, ¿y qué? Nadie lo sabría...

-Oh es imposible estar tranquila habiendo cometido ese error- Hermione dijo esto en voz alta sin pensarlo y en ese momento se sobresaltó al oír su nombre. La castaña se giró y vio a su amigo pelirrojo parado en el salón.

-¡Ah Ron! Me diste un susto de muerte- exclamó la castaña con la mano en el pecho.

-Lo siento Herms- dijo el pelirrojo esbozando una sonrisa- yo venía a por mis cosas para mudarme.

-Ah si, tu maleta está arriba, espérame que te la bajo.

La castaña subió las escaleras hacia la habitación, mientras cogía la maleta olió algo...era un olor familiar para ella. Instintivamente se acercó a las sábanas, aún deshechas, y las olió. Olían a él. Olían a Harry.

-Maldita sea- se dijo así misma, a los pocos minutos se apartó de la cama y bajó dando trompicones con la maleta.

-Gracias Hermione- le dijo Ron cogiendo su maleta- Oye, esta noche he pensado en organizar una pequeña fiesta para la "inauguración" del apartamento.

 

-¿De nuevo piensas en fiesta Ronald? Te aseguro que...

-Hey Herms- Ron se pusó frente a ella y la miró- tranquila, va a ser una cena, invitaré a nuestros antiguos amigos de Hogwarts y pasaremos una noche agradable todos juntos, ¿te parece?

Hermione respiró hondo.

-Oh está bien- dijo ella dedicándole una sonrisa cómplice al pelirrojo.

-Así me gusta- Ron la abrazó- oye Herms, ¿te ocurre algo? Cuando he llegado te he visto nerviosa.

-¿Nerviosa?- nerviosa empezaba a ponerse en ese mismo instante- ¿yo? No no para nada, por qué iba a estar nerviosa- Hermione empezó a mirar de reojo.

-Herms, te conozco demasiado bien. Algo te precoupa.

-Ron- ella le sonrió- de verdad estoy bien.

Ron frunció el ceño.

-Confía en mí, estoy bien- Hermione le tomó una mano- anda vete ya, esta noche nos vemos.

-Está bien, esta noche a las 9 en mi apartamento, dos calles más abajo de la casa de Ginny y Harry, portal 12- el pelirrojo le hizo un ademán con la mano- adiós Herms.

-Adiós- cuando Ron se hubo marchado ella cerró la puerta.

* * *

El reloj marcaba las 20:55. Harry se encontraba en frente del espejo de su baño dándose el visto bueno. Llevaba unos pantalones negros lisos, una camisa blanca cuyas mangas llegaban a los codos y zapatos negros. Algunos botones desabrochados de su camisa hacían que su pecho quedara al descubierto. Intentó arreglarse el pelo con gomina, con buen resultado consiguió domarlo y que le quedara "medianamente" decente.

-¡Harry llegaremos tarde!- Ginny le gritaba desde el piso de abajo.

Harry se dio un último vistazo al espejo y bajó rapidamente las escaleras.

Ginny llevaba un vestido de satén color rojo que le llegaba hasta las rodillas. Las mangas de tirantas terminaban en un escote triangular. Su pelo rojo estaba perfectamente liso.

-Wow, estás preciosa amor- el moreno se acercó a su novia para tenderle el brazo.

-Gracias- Ginny sonrió, le tomó el brazo y juntos salieron de la casa.

En el apartamento del pelirrojo había gente de un lado para otro, algunos abrazaban a los viejos amigos, otros iban de allá para acá con bebidas en la mano y otros charlaban tranquilamente en el jardín.

-Una agradable velada, Ron- Luna Lovegood se había acercado al pelirrojo- me encanta estar de nuevo con los viejos amigos y pasar un rato juntos, además, Australia es preciosa.

-Gracias Luna- dijo Ron- por cierto, estás guapísima.

Luna no llevaba uno de sus vestidos extravagantes. Llevaba un fino vestido de tirantas hasta las rodillas de color esmeralda, con algunas lentejuelas negras, y se había alisado el cabello rubio.

-Gracias Ron- la rubia le sonrió- me enteré de lo tuyo con Hermione, lo siento mucho. Hacíais una bonita pareja.

-Oh, eso es agua pasada. Ahora somos los grandes amigos que siempre hemos sido, y creo que es mejor así.

-Qué bonito- dijo Luna con voz soñadora- me gusta cuando las parejas acaban así de bien.

Ron sonrió a la rubia.

-¿Te apetece bailar? - el pelirrojo le ofreció la mano.

-Oh será un placer- Luna dejó su copa en una mesa cercana y fue con Ron hacia el centro del salón.

El timbre sonó. Dean Thomas se acercó a abrir la puerta.

-¡Harry, Ginny!- exclamó el muchacho.

 

-¡Hola Dean!- el ojiverde abrazó a su amigo.

-Dean- Ginny le sonrió y lo abrazó.

-¿Cómo estáis? ¿Qué tal os va?- preguntó Dean mientras se acercaba con sus dos amigos a la mesa de las bebidas.

-Muy bien, la verdad- Harry se echó whysky en una copa- nos va fenomal, ¿y a ti?

-Bastante bien- Dean bebió un sorbo de su vaso- acabo de empezar a trabajar como editor en el Diario el Profeta.

-¿Sí? Me alegro por ti Dean- dijo Ginny.

Ron se acercó a ellos.

-¡Estáis aquí!- el pelirrojo los abrazó- me alegro que hayáis venido.

-No podíamos faltar- decía Harry- además te hemos visto un pelín ocupado con Luna- su amigo sonrío pícaramente.

-Oh si- dijo Ron- solo fui amable y la invité a bailar.

-Claro- Ginny rió y miró su vaso- por cierto Ron, he invitado a alguien a tu fiesta.

-¿A quién?- preguntó Ron bebiendo de su copa.

-A Viktor Krum.

Ron escupió la bebida y casi se ahoga. Dean le dió unas palmaditas en la espalda.

-¿Qué hiciste qué?- exclamó Ron exasperado. De todos era sabido que Viktor Krum no era muy del agrado de Ronald Weasley, ya no solo porque intentara "ligar" con Hermione en el baile de Navidad de cuarto año, sino también porque él lo consideraba creído y arrogante que se las daba de machote en el Quidditch.

-Ron no seas crío- le espetó Ginny- es amigo de Hermione, y a mi me cae muy bien, además estuvo con nosotros en Hogwarts en cuarto año y lo considero alguien conocido como para reunirse aquí con nosotros. A todos les cae bien.

-Ya claro- dijo Ron con sorna- a todos menos a mí, Ginny.

-Hazlo por Hermione- dijo Ginny- ella se alegrará de verlo.

Ron bufó.

-No frecuentaba mucho la biblioteca en la escuela por los libros- dijo Harry serio.

-Vamos- dijo Dean- no es tan malo ¿no?

Ron iba a replicar pero en ese momento se oyó el timbre de la puerta.

-Ya abro yo tío- dijo Harry, viendo que Ron no estaba ahora mismo muy amigable.

Harry pasó entre la gente y abrió la puerta.

-¡Hola Harry!- Hermione le sonreía desde el umbral de la puerta.

Harry se quedó embobado mirando a su amiga. Estaba espectacular. Recordó cuando la vió en cuarto año en el baile de Navidad, pero no tenía ni punto de comparación a como la estaba viendo ahora.

Hermione llevaba un vestido palabra de honor blanco, con rayas color azul marino que le llegaba más o menos a las rodillas. Su pelo estaba compuesto de rizos perfectos que caían sobre sus hombros. Su amiga ya no era la chica de 14 años que vio en el baile, era ya toda una mujer.

-¿Harry?- Hermione le instó con la mirada.

-¡Herms! Perdona -Harry sacudió la cabeza- es que...estás espectacular- concluyó Harry mirando a su amiga de arriba a abajo.

Hermione bajó la mirada al suelo y luego lo miró a él.

-Vamos- sonrió- no es para tanto.

Ambos rieron y se abrazaron. Luego Harry condujo a su amiga hacia donde estaban los demás.

Todos se quedaron mirando a la castaña. Ella esbozó una suave sonrisa.

-¡Hermione estás guapísima!- Ginny la abrazó.

-Oh gracias Gin.

Ron se acercó a ella y le dio también un fuerte abrazo.

-Gracias por venir Herms. Estás espléndida.

-Gracias Ron. No podía faltar a tu velada- su amiga le sonrió.

Hermione los dejó un momento para saludar a los demás invitados.

 

En ese instante volvió a sonar el timbre. Ginny fue a abrir la puerta y luego apareció con Viktor Krum.

-Hola a todos- saludó el búlgaro.

Ron intentó no poner cara de asco.

-¿Qué tal Viktor? Me alegra verte- Harry fue el primero en saludarlo y le estrechó la mano.

-También me alegro de verte- respondió Krum- Hola Ron- el búlgaro se acercó al pelirrojo.

-Qué tal Viktor- Ron le estrechó la mano, no quería ser desgradable en su propia fiesta.

En ese instante Hermione llegó donde se encontraban los chicos.

-¡Viktor!- la castaña se abalanzó a abrazarlo- ¿qué haces aquí?

-Ron lo invitó- dijo Ginny.

Ron descompuso la cara. Ginny le guiñó un ojo al búlgaro.

-¿De verdad Ron?- su amiga se giró hacia él con una gran sonrisa.

-Esto...yo- el pelirrojo recibió un codazo de su hermana- sí sí, yo lo invité, sabía que te alegraría verlo- Ron carraspeó.

-Oh, gracias Ron- dijo su amiga- es un detalle de tu parte.

-¿Bailas conmigo Hermy?- Krum le ofreció el brazo.

-Claro- Hermione lo tomó del brazo y ambos fueron al centro del salón.

Ron y Harry veían como se alejaban.

-Ya empezamos- bufó Ron.

-¡Vamos a bailar Harry!- dijo Ginny tirándole del brazo.

-Vamos- respondió Harry y poco después él y Ginny se unieron al baile.

La noche estaba siendo divertida y alegre. Los invitados bailaban, comían, bebían y se lo pasaban en grande con sus amigos.

Mientras, Harry observaba a Hermione y Krum. La música era algo movida. Hermione reía mientras bailaba con Krum. Ella empezó a danzar mientras él la giraba sobre sí misma.

De pronto la música cambió a una lenta. Todas las parejas pegaron sus cuerpos y empezaron a bailar lentamente.

Krum tomó de la cintura a Hermione y entrelazó sus dedos en la otra mano con los de ella.

-Eh Gin- dijo Harry de repente- ¿te importa que baile con Hermione? Me apetece estar un rato con ella.

-Harry pero esta canción es tan romántica y quiero bailarla contigo- suplicó la pelirroja.

-Vamos Gin, solo será un momento- Harry le sonrío.

-Está bien- la pelirroja accedió. Harry la besó en los labios y fue a buscar a Hermione.

Hermione se sobresaltó al oír a Harry.

-¿Te importa que te robe a mi amiga unos minutos?- el ojiverde miraba a Krum.

-En absoluto- dijo Krum, que en ese instante soltó a Hermione- toda tuya. Así aprovecho y charlo un rato con tu novia.

Krum se alejó y empezó a bailar con Ginny.

Harry cogió a Hermione y la tomó por la cintura, empezaron un baile lento. Ella apoyó la cabeza en su hombro.

-¿No te importa que te haya arrebatado de tu amado verdad?- habló Harry con ironía.

Hermione soltó una risotada.

-¡Vamos Harry! Claro que no me importa- ahora ella se quedó frente a él mirándolo- además, no es mi amado- ella sonrió.

-Oh, de acuerdo- el moreno sonrió.

Mientras la música sonaba los dos amigos iban danzando lentamente en medio del salón. Los ojos verdes encontraron a los castaños, y se contemplaban durante un buen rato.

-Sabes Harry- dijo Hermione- me siento muy bien contigo.

-¿Enserio?- el moreno puso cara de sorpresa. La castaña rió.

-Yo también estoy muy agusto contigo, Herms- Harry le sonrió- sabes que te quiero muchísimo.

 

A Hermione se le aceleró el corazón. Tener a Harry tan cerca bailando con ella la ponía un poco nerviosa. No entendía por qué, jamás se había puesto nerviosa estando cerca de Harry, es más, habían tenido mucho contacto durante todos estos años. Contacto. Quizás ahora estaban teniendo demasiado.

-Oh Harry- ella esbozó una suave sonrisa.

-Eres mi mejor amiga- decía Harry- siempre has estado ahí cuando lo he necesitado.

La música seguía sonando.

-Siempre me has ayudado y has estado a mi lado. Hasta el final, y aquí seguimos.

Hermione sonrió, pensó que se iba desmayar, pues de repente le entró un malestar horrible...


Aquí estoy con un nuevo capítulo, disfrútenlo.

Capítulo 5: Embarazada

-¿Hermione?- Harry empezó a preocuparse.

La castaña sintió que se mareaba.

-Harry discúlpame, tengo que ir al baño.

Hermionse se pusó una mano en la boca y salió corriendo dirección hacia el baño. Tenía unas arcadas horribles.

Nada más llegar al baño se arrodilló en el inodoro y devolvió. Se sentía fatal. ¿Habría comido algo que le había sentado mal? No recordó haber comido nada en casa, y tampoco al llegar aquí.

-Ey Harry- Ron llegó al lado de su amigo- ¿dónde está Hermione? Te he visto bailando con ella hace unos minutos.

-Pues ha ido al baño. Pero tenía muy mala cara, estaba pálida- Harry le explicó a Ron el malestar que de repente empezó a sentir Hermione.

-Vaya, ¿estará bien?- preguntó el pelirrojo mirando hacia el baño.

-Estoy preocupado. Lleva un buen rato ahí- dijo Harry.

-Vamos a mirar- dijo el pelirrojo.

Ron y Harry se hicieron paso entre la gente y llegaron al baño.

-Hermione- Harry pegó en la puerta.

Nadie contestó.

-¡Hermione!- Ron alzó más la voz- ¿Estás bien Hermione?

Sin respuesta. Harry y Ron empezaron a aporrear la puerta.

-¡Hermione por favor abre la puerta!- gritó Harry.

Al cabo de unos minituos la puerta se abrió. Hermione tenía muy mala cara.

-¿Herms?- Harry la miró preocupado- ¿qué te ha pasado?

-No-no lo sé- balbuceó la castaña- me encontraba fatal, acabo de devolver.

-Nos tenías preocupados- dijo Ron- será algo que te ha sentado mal.

-Ven, ven, vamos a sentarnos

Harry y Ron condujeron a Hermione al sofá.

-Voy a traerte un vaso de agua- Ron fue hacia la cocina.

Harry miraba a Hermione con preocupación.

-¿Sigues mareada?- preguntó el moreno tocándole la cabeza.

-Un poco- respondió Hermione.

Ron llegó con el vaso de agua.

-Gracias- la castaña le sonrió y bebió un sorbo. Ron se sentó al otro lado del sofá.

En ese momento aparecieron Ginny y Krum.

-¡Harry vamos a bailar!- pidió- no he estado nada de tiempo contigo.

-Ahora no, Ginny- Harry parecía molesto- tengo que quedarme con Hermione.

Ginny se acercó a ella.

-¿Qué ocurre?- Ginny miró a su hermano y a Harry- ¿qué le pasa?

-Se ha mareado- explicó Ron- ha devuelto hace poco, le habrá sentado mal algo que ha comido.

-Por favor, nos preocupéis por mí- dijo Hermione- estoy mejor, iros a bailar.

-No Hermione estás...- pero Krum interrumpió a Harry.

-Yo me quedaré con ella- dijo el búlgaro- descuidad, la cuidaré. Ustedes disfrutad de la fiesta.

 

-Pero..

-Oh vamos Ron- replicó Ginny- está en buenas manos. ¡Vamos a bailar!

La pelirroja tiró de Harry y de su hermano y se perdieron en medio del salón.

-¿Estás mejor Hermy?- preguntó Krum.

-Sí, gracias. Ya no estoy tan mareada- dijo Hermione sonriéndole.

Aunque eso no era del todo cierto. Volvió a dolerle la cabeza. La castaña hizo una mueca de dolor.

-¿Te llevo a casa?- insisitió el búlgaro mirándola.

-No hace falta, ya voy yo...

-Tonterías- replicó Krum- dame la mano.

Hermione le dió su mano.

-Vamos, te llevaré a casa.

Hermione le pasó el brazo por los hombros y Krum la tomó de la cintura, a los pocos minutos salieron del apartamento.

-¿Dónde queda tu casa?- preguntó Krum.

-Tres calle más arriba- le indicó Hermione.

Hubo unos minutos de silencio mientras caminaban, apenas había luces, solo pequeñas farolas que alumbraban débilmente la calle.

-No me he despedido de mis amigos...- habló Hermione.

-Hermy- dijo Krum- no estabas en condiciones para despedirte de la gente, necesitas descansar. Yo los avisaré que te traje a casa.

Hermione solo asintió.

* * *

-¿Dónde está Hermione?

Harry se preocupó al llegar con su novia y su amigo al sofá y no ver a la castaña.

-¡Hermione!- gritó Ron entre la algarabía de gente.

-Hermione se fue- Seamus Finnigan se acababa de acercar a ellos.

-¿Cómo que Hermione se fue?- le espetó Harry.

-La acabo de ver hace unos mintutos saliendo por la puerta con Viktor Krum. Iba agarrada de su hombro, parecía que estaba mal- explicó Seamus.

Harry y Ron se miraron perplejos.

-¿Dónde habrán ido?- dijo el pelirrojo.

-Pues seguramente la habrá llevado a casa, Ron- dijo Ginny.

-Voy a buscarla- dijo Harry- vamos Gin te llevaré a casa.

-Voy con ustedes- dijo el pelirrojo.

-Ron no puedes irte, eres al anfitrión- dijo Harry.

-Pero quiero saber como está Hermione- replicó Ron.

-Ron- habló el moreno- te prometo que te llamaré en cuanto la vea, ¿de acuerdo?

Ron asintió a regañadientes.

-Vamos Ginny- Ron vio como su cuñado y su hermana salían por la puerta.

* * *

Hermione se encontraba sentada en el sofá de su apartamento, Viktor la acompañaba.

-¿Quieres que te prepare algo?- le dijo.

-Si pudiera ser una valeriana, por favor- respondió la castaña- en ese cajón de la derecha hay algunas bolsitas- Hermione le indicó con el dedo donde estaban.

El búlgaro fue hacia la cocina y se puso manos a la obra. En ese instante el timbre sonó. A los segundos aporreaban la puerta.

Hermione se levantó y abrió la puerta.

-¡Hermione!- Ginny la abrazó- ¿estás bien?

-¿Por qué te fuiste sin avisar?- Harry la tomo de los hombros, estaba aparentemente molesto- estábamos preocupados.

-Tranquilos, estoy bien- les dijo la castaña- Viktor me trajo a casa.

Harry y Ginny dirigieron la vista hacia la cocina. El búlgaro les saludó con un gesto de manos.

-Pero podías habernos avisado- replicó Harry.

-Harry- terció Hermione- no quería preocuparos, además no estaba en condiciones de despedirme de nadie. Anda, pasad.

Hermione se abrió pasó y sus dos amigos entraron.

-Llama a Ron- dijo Ginny- estará preocupado.

Hermione cogió el teléfono y marcó el número de Ron.

 

-¡¿Si?!- preguntó Ron intentando hacerse oír entre el jaleo.

-Ron, soy Hermione- ella intentó alzar la voz.

-¡Hermione!- gritó el pelirrojo- ¿estás bien? ¿por qué no nos avisaste de que te ibas? Viktor te ha...

-Ron, tranqulízate- lo interrumpió Hermione- estoy bien, Viktor se ofreció a llevarme a casa y yo no estaba en condiciones de despedirme de nadie. Harry y Ginny están aquí, cálmate.

-Está bien- cocluyó el pelirrojo- mejorate, si necesitas algo ya sabes donde estoy.

-Gracias, Ron. Hasta mañana.

-Hasta mañana Herms.

Hermione colgó el teléfono y se sentó en el sofá.

-Aquí tienes la valeriana.

-Gracias Viktor- ella tomó el vaso y comenzó a beber pequeños sorbos- chicos, es muy tarde, id a descansad- la castaña se dirigió a sus amigos.

-¿Estás segura Hermione?- Harry posó su mano en la pierna de su amiga- a mi no me importa quedarme esta noche...

-Por favor Harry- dijo Hermione- vete con Ginny a casa y descansad, estoy bien de verdad.

-Si necesitas algo llámanos Herms- dijo Ginny.

-Sí, gracias Gin- la castaña le sonrió.

-Cuídate- Ginny la abrazó.

La castaña le correspondió el abrazo. Luego Harry se acercó a ella.

-Ay mi Hermione- Harry la abrazó y le dio un beso en la cabeza- ¿cuídate vale? Lo que necesites solo llama, estamos aquí para lo que sea.

-Gracias Harry- Hermione apoyó la cabeza en su hombro y al cabo de unos segundos se separaron.

Harry y Ginny hiceron un ademán con la mano a Hermione y Krum y salieron por la puerta.

-Tú también deberías irte Viktor- le dijo Hermione.

-¿Estarás bien?

-Sí- dijo ella.

-Hasta pronto entonces- Krum le dió un beso en la mejilla y se desapareció en el apartamento.

Hermione subió a su habitación, se puso el pijama y se acostó. Estaba rendida, había sido una noche muy larga.

 * * *

Unas semanas después...

El sol atravesaba las ventanas de la habitación. No había podido dormir en toda la noche, como otras muchas desde la fiesta en casa de Ron. Hermione se levantaba cada dos por tres al baño para devolver y se mareaba a veces. ¿Qué demonios le pasaba? Si fuera un empacho ya se le habría pasado. Llevaba unas semanas horribles.

-Tengo que ir al médico- se dijo así misma.

Se levantó de la cama, se dio una ducha relajante y bajó a desayunar.

Mientras le pegaba un mordisco a la tostada con mermelada sonó el teléfono.

-¿Diga?

-Hermione, soy Ron, ¿cómo estás hoy?

-Oh, hola Ron. Pues bueno regular, anoche tampoco pegué ojo.

-¿De nuevo? - preguntó el pelirrojo preocupado.

-Sí. He estado devolviendo casi toda la noche otra vez. Cuando acabe de desayunar iré al médico.

-Eso deberías haber hecho hace ya días- dijo el pelirrojo preocupado- ¿quieres que te acompañe?

-No Ron, no hace falta, gracias.

-Está bien, pero avísame con lo que sea.

-Lo haré

-Cuídate Herms

-Gracias Ron. Hasta luego.

Hermione terminó de desayunar y se fue al médico.

Hace años cuando llegaron a Australia pudieron conseguir un médico de cabecera.

Al llegar a la consulta Hermione preguntó por el doctor Gutierrez.

-Dígame su nombre- preguntó una muchacha.

-Hermione Granger.

-Un momento por favor.

 

Hermione esperó a que la mujer terminara de hablar por el telefonillo.

-Mmm sí de acuerdo- colgó- pasé a la consulta 21 señorita.

-Gracias.

Hermione entró en la habitación. Había un hombre de cabello canoso y con gafas sentado en el escritorio. Cuando vio a Hermione sonrió.

-Señorita Granger- dijo- que alegría tenerla por aquí, siéntese.

-Gracias- Hermione se acomodó en la silla frente al doctor.

-Y bien, ¿qué le trae por aquí?

-Vera doctor- empezó la castaña- hará ya algunas semana que estoy enferma, pues estoy con vómitos, no pego ojo por las noches debido a las arcadas y a veces me mareo, siento como si me fuera a desmayar.

-Mmm ya veo- dijo el doctor- sígame, le haremos algunas pruebas.

Hermione acompaño al anciano hombre a la sala de observaciones. Le hicieron todo tipo de pruebas. Se sentía incómoda, pues hacía bastante tiempo que no iba al médico, ya que contadas veces se había puesto enferma.

-Espéreme en la consulta, enseguida le llevaré los resultados.

Hermione salió de la sala de observaciones y volvió a la consulta, se sentó en la silla y esperó. Estaba nerviosa, pero no sabía por qué.

-No será nada grave- pensó- seguro es algún virus que he pillado.

Hermione se retorcía las manos en el asiento y miraba por la ventana. No podía engañarse, estaba asustada.

Al cabo de unos minutos el anciano hombre llegó y se sentó frente a ella. Tenía unos papeles en la mano.

-¿Qué me pasa doctor?- preguntó Hermione con preocupación.

El hombre miró una vez a Hermione y luego a los papeles.

Hermione comenzó a ponerse nerviosa.

-Señorita Granger- comenzó el doctor- los síntomas de los vómitos y mareos son bastante normales en su estado.

-¿Mi estado?- preguntó la castaña.

-Sí- afirmó el doctor- está usted embarazada.

Hermione abrió los ojos como platos.

-¿Perdón?

No daba crédito a lo que acababa de oír. Era imposible que estuviera embarazada.

-Doctor- dijo Hemione con tono de preocupación- debe de haber un error.

-Las pruebas son claras señorita Granger, usted está embarazada de 3 semanas- el hombre le puso los papeles en la mesa.

Hermione cogió los papeles con las manos temblorosas. ¿Cómo era posible? Ella siempre había tomado precauciones con Ron y después de él, no hizo...

Hermione paró en seco sus pensamientos.

-No puede ser- dijo en voz alta.

-Sí que lo es- dijo el doctor- ahora le recomiendo que vaya a ver a menudo a su ginecólogo, deberá verlo al menos una vez al mes para cuidar su embarazo.

Hermione se levantó de la silla. No aguantaba allí un minuto más. Se estaba asfixiando.

-Gracias doctor- fue lo único que dijo antes de salir por la puerta.


¿Le contará Hermione a Harry esta verdad tan grande? Nos leemos en el próximo capítulo :)

Capítulo 6: Esto no es un adiós

El sol brillaba en la ciudad de Australia y la temperatura era agradable. Mientras en el apartamento de Harry el joven bajaba las escaleras y se dirigía hacia la cocina.

-¿Vas a salir?- preguntó Ginny desde el sofá.

-Sí- Harry cogió la botella de agua de la nevera- he quedado con Ron.

-¿Volverás tarde?

-No lo creo- Harry bebió un poco de agua- volveré temprano cariño.

 

-Está bien- Ginny se levantó y le dio un beso- nada de beber ¿eh?

-Después de aquella expreciencia, no tomaré nada- rió Harry.

Ginny sonrió y se despidió de él.

Harry salió por la puerta y fue caminando tranquilamente hacia el café en el que había quedado con Ron. Llevaba varios días dándole vueltas a lo que pasó el sábado por la noche, después de su borrachera. Todavía no lograba entender por qué se desnudó cuando se quedó dormido en la cama de Hermione, y lo más raro es que cuando besó a Ginny aquella vez, pensó en ella ¿por qué? Sentía como si hubiera probado los labios de Hermione...pero eso era imposible, el jamás había besado a su mejor amiga, además él estaba con Ginny, el la quería.

-Esto es tan confuso- pensaba para sí mismo.

¿Estaba seguro de sus sentimientos? Creo que no lo sabía con certeza. La noche en casa de Ron cuando bailó con Hermione se sentía...diferente. No era como cuando estaba con Ginny, era algo mucho más fuerte. Estar cerca de su mejor amiga lo hacía sentirse la mar de bien. Cuando bailaba con ella recordó la noche en la carpa, hace años, cuando estaban en busca de los horrocruxes que Ron los dejó y él la sacó a bailar para consolarla. En ese tiempo sus sentimientos estaban hechos un lío, pero al final supo como ponerlos en orden, él sabía que ella amaba a Ron y Ginny lo amaba a él. Y así ha sido durante todo este tiempo, aunque sus dos amigos al final no hayan acabado como esperaba, pero él aún seguía con Ginny. Y era feliz, ¿o quizás no?

Cuando llegó al café Ron lo sacó de su ensimismamiento.

-Hola Harry- le dio un abrazo- ¿qué tal tío? Siéntate.

-Hola Ron- Harry se sentó- pues bien, muy bien.

La camarera les atendió.

-¿Qué van a tomar?

-Dos cafés con leche, por favor- pidió Ron.

La camarera asintió y se alejó de allí.

-¿Sabes algo de Hermione?- preguntó Harry a su amigo.

-Sí, la llamé esta mañana- comentó el pelirrojo- dijo que iba a ir al médico.

-¿Al médico?- Harry se extrañó- ¿no se le ha pasado el malestar o qué?

-Pues no, me dijo que ha estado estas semanas devolviendo y sin pegar ojo.

-Vaya, pobre Herms- Harry se preocupó- ¿y si vamos a verla después?

-Me parece buena idea- la camarera apareció con los cafés- gracias. Además quiero saber que le dijo el médico.

-Sí- asintió Harry mientras bebía un poco de café- oye Ron, ¿no te has dado cuenta que Hermione ha cambiado mucho?

Ron lo miró con curiosidad. -¿A que te refieres?- preguntó.

-A que ha crecido- comentó Harry- anoche en tu casa estaba espectacular, está hecha toda una mujer.

-¿Ahora te das cuenta tío? Hermione es una mujer increíble- dijo Ron

-Lo sé- Harry sonrió- ¿crees que saldrá con Viktor?

-¿Eh?- Ron se sorprendió a la pregunta de su amigo

-Es que anoche cuando Ginny y yo nos fuimos, él se quedó con ella...

-¿Ah sí? Pues no tengo ni idea, pero creo que nos lo habría contado, ¿no?

-Sí...pero no sé me parece raro, después de tanto tiempo que la conoce, y que estuvieran saliendo ahora, no encaja...

-Harry- terció Ron- ¿te molestaría que Hermione estuviera saliendo con Krum?

-¿A mí?- Harry puso cara de sorpresa- qué va...solo que me molesta ese tío, al igual que a ti.

- Pero a mi ese tío desde siempre me ha caído mal- Ron bebió otro sorbo- incluso cuando me gustaba Hermione, y me sigue cayendo mal, pero a ti nunca.

 

-Ya...pero ahora me cae mal- concluyó Harry.

-¿Por qué?

-No lo sé

Ron se quedo mirando a su amigo.

-Harry- Ron se acomodó y miró al ojiverde- te voy a ser sincero, todos estos años que hemos estado juntos siempre he visto una conexión especial entre ustedes, no sé, veía que os entendíais con solo una mirada, no os entendéis igual conmigo, ustedes dos sois diferentes- Harry miraba a su amigo con el semblante serio- cuando me gustaba Hermione y empezé a salir con ella, a veces me molestaba un poco ver que estabáis tan unidos, y que ella no se entendia igual conmigo a como lo hacía, y lo hace contigo.

Harry se quedó en silencio unos minutos.

-¿Qué intentas decirme?- preguntó al fin.

-Intento decirte que no creo que veas a Hermione solo como una amiga. Creo que Hermione es demasiado importante para ti, le tienes mucho cariño, demasiado...

-Ron- lo interrumpió Harry- Hermione es mi mejor amiga, y la tuya también. La quiero muchísimo es como mi hermana...además yo quiero a Ginny y por eso estoy con ella.

-No te engañes Harry- dijo Ron- te estás contradiciendo a ti mismo, ve la realidad.

-Basta Ron-pidió Harry- esto ya me saca de mis casillas.

-Está bien- Ron desistió y bebió su último sorbo de café.

Se quedaron un buen rato en silencio.

-Yo te invito- dijo Harry dejando el dinero en la mesa.

-No Harry no hace falta que...

-Gracias por su visita- la camarera llegó y se llevó el dinero.

-Te debo una- dijo Ron.

-Bah tonterías- Harry se levantó de la silla- vamos a ver a Hermione.

* * *

El salón de aquel apartamento estaba iluminado por la luz del sol. Hacía un día caluroso.

-Esto no me puede estar pasando a mí.

Hermione estaba sentada en el sofá con ambas manos en la cabeza, llorando sin parar y lamentándose de lo tonta que había sido. ¿Cómo no pensó en tomar precauciones aquella noche? El deseo del momento fue el culpable. Lo peor es que su mejor amigo estaba borracho y no era consciente de lo que hacía, y él ahora mismo estaría muy tranquilo en casa viviendo tan felizmente con Ginny, sin imaginarse si quiera que su mejor amiga esperaba un hijo suyo, por culpa de su borrachera, por culpa de haberse dejado llevar, por culpa de las hermosas palabras que le dijo, por su culpa, su amiga acababa de descubrir que estaba enamorada de su mejor amigo. Desde siempre, y nunca se había dado cuenta hasta ahora.

¿Sería verdad todo lo que le dijo aquella noche? No puede ser...si hubiera sido verdad él no seguiría con Ginny.

Ginny. Otro gran problema. Con qué cara iba mirar a su amiga, reconcomiéndose la conciencia sabiendo que se acostó con su novio y encima se dejó embarazar.

Hermione lloraba sin parar.

No iba a decírselo. No podía, por lo menos no ahora. Le arruinaría la vida. De todas maneras tarde o temprano se tenía que enterar, ¿qué le iba a decir cuando le preguntara

que le dijo el médico? Se inventaría alguna excusa. No podía decirselo así como así. Era algo demasiado grande.

-Me iré de aquí, lejos de él.

Fue lo primero que se le pasó por la cabeza. Volvería a Londres a casa de sus padres. Les contaría lo ocurrido, seguro que ellos lo entenderían.

 

En ese momento sonó el timbre. Hermione se sobresaltó, corrió a mirarse al espejo. Estaba horrible, se le había corrido el maquillaje. Se secó las lágrimas y se desmaquilló, se cogió el pelo en una cola de caballo y fue a abrir la puerta.

-Chicos- se quedó sorprendida al ver a Harry y Ron parados en el umbral de la puerta.

-Herms, estábamos preocupados por ti- Harry la abrazó. Precisamente era el menos indicado para hacer eso.

-No tenéis porque- se separó de Harry y abrazó a Ron. El pelirrojo le correspondió el abrazo.

-Pasad- la castaña cerró la puerta y se sentó junto a ellos en el sofá.

-Estás muy pálida- comentó Ron- ¿que te ha dicho el médico?

-Que tengo estrés- fue lo primero que le paso por la cabeza.

Harry y Ron se miraron.

-¿Estrés?- repitieron los dos.

-Sí, y he decidido volver a Londres a casa de mis padres- cuanto antes lo soltara, más peso se quitaba de encima.

-¡¿QUÉ?!- Ron y Harry se quedaron embobados con la noticia que le acaba de dar su mejor amiga.

Hermione solo asintió con la cabeza.

-¿Pero por qué?- preguntó Harry notablemente nervioso- no lo entiendo Hermione.

-Harry, es...lo mejor. Quizás estar un tiempo con mis padres me venga bien. Necesito despejarme.

-Pero Hermione vinimos a esta ciudad para cambiar de aires, todos. Comenzamos una nueva vida aquí, y ahora nos vienes con esto- replicó Harry, que empezó a disgustarse.

-Lo sé Harry- dijo Hermione con tristreza- pero lo necesito, os prometo que volveré- dijo mirando a Ron- pero os tengo que pedir un favor...no me busquéis.

-¿Cómo?- Ron se levantó del sofá- ¿nos estás pidiendo que nos alejemos de ti? ¡Es absurdo Hermione!

-Ron por favor...-Hermione comenzó a derramar algunas lágrimas- me lo estás haciendo más difícil.

-Estoy de acuerdo con Ron- Harry la miró seriamente- Hermione podemos comprender que quieras irte a vivir con tus padres un tiempo, pero no que nos alejes de ti.

-Me lo estáis haciendo más difícil- sollozaba Hermione- por favor solo hacedme caso, confiad en mi.

Ron y Harry se miraron.

-No es solo el estrés ¿verdad Hermione?- Harry la miró- hay algo más ¿a qué sí? Hay algo más que te pasa que nos quiere separar de ti.

Hermione estaba aguantándose demasiado. Se moría de ganas de contarle a Harry la verdad, pero no podía, sabía que eso iba a ser peor.

-No hay nada más...

-¡Lo de tus padres es una trola!- espetó Ron- ¡te vas a ir a vivir con Viktor Krum, estáis saliendo en secreto!

Hermione abrió los ojos como platos. Harry miró a Ron.

-Pero ¿qué? ¡Ron de dónde te sacaste semejante estupidez!- chilló Hermione.

-Anoche cuando Ginny y yo nos fuimos te quedaste a solas con él...- empezó Harry.

Hermione no podía creer lo que sus amigos estaban diciendo.

-¡No hay nada!- gritó Hermione que empezó a ponerse de los nervios- ¡dejad de decir estupideces! Viktor es solo un amigo que se quedó un rato más, y después se fue- esto último lo dijo mirando a Harry con el semblante serio.

Harry y Ron bajaron la cabeza avergonzandos.

Hermione suspiró.

-Iré a recoger mis cosas- dijo levantándose del sofá- me voy ahora mismo.

-Herms- dijo Harry, pero Hermione ya había subido las escaleras.

Al cabo de unos minutos Hermione bajaba las escaleras a trompicones con la maleta.

 

-Hermione- Harry se puso frente a ella.

Hermione suspiró.

-Despedidme de Ginny, ¿va-vale?- Hermione no pudo aguantar, y comenzó a llorar.

Harry la abrazó. Ella soltó la maleta y le correspondió el abrazo. Hermione apretó con fuerza a Harry, sintiendo que era lo último que haría, mientras él le acariciaba el pelo y apoyaba la cabeza en su hombro. Él también derramo algunas lágrimas.

-Herms, te echare mucho de menos- dijo Harry con la voz ronca.

Hermione se separó un poco de él y le acarició la mejilla.

-No llores- ella esbozo una débil sonrisa- no quiero verte así, se me esta haciendo muy difícil esto.

-Más difícil lo es para mí Hermione- Harry derramaba lágrimas por sus ojos verdes.

Hermione sollozó.

-Te quiero- dijo Harry.

Hermione respiró hondo.

-Yo también te quiero Harry- dijo Hermione- él también te quiere- pensó tocándose el vientre.

Harry se separó de Hermione. Ella se acercó a Ron.

-No me hagas esto más difícil- dijo Ron con la voz quebrada, pues estaba a punto de derramar lágrimas también.

-Oh Ron- Hermione se abalanzó sobre él- siento no haber sido la mejor novia.

-Eh eh- dijo Ron separándose un poco y mirándola a los ojos- no digas eso, has sido la mejor, pero ahora eres mi mejor amiga- dijo dándole un beso en el cabello castaño- Te echaré de menos.

-Y yo a ti- Hermione se separó de su amigo y cogió la maleta.

-Bueno- suspiró.

-Escríbenos- dijo Harry- prométemelo.

-Lo prometo- dijo la castaña- hasta entonces chicos, nos veremos pronto.

Lo último que Harry y Ron vieron fue la sonrisa de su mejor amiga antes de desaparecerse.


Este capítulo es cortito, aún así espero que lo dsifruten y gracias por los comentarios ^^

Capítulo 7:Te echamos de menos

Hermione acababa de aparecerse en casa de sus padres. Lo primero que vio fue a su madre sentada en el sofá.

-¿Hermione?- Jane Granger no podía creer lo que estaba viendo.

-¡Mamá!- Hermione corrió a abrazar a su madre con lágrimas en los ojos.

-Mi niña- decía su madre abrazándola- pero ¿qué haces aquí con esa maleta?

-Es una larga historia.

Madre e hija hablaron durante casi dos horas. Hermione le contó a su madre todo lo que le había pasado, la ruptura con Ron, que se había enamorado de Harry y el hijo que esperaba de él, el cual era el motivo por el que estaba ahí.

-Hija mía- dijo su madre, que apenas podía creerse todo lo que le había contado su hija- sabes que me tienes aquí para todo, y yo te ayudaré a criar a mi nieto- dijo tocando el vientre de su hija. Hermione aún tenía lágrimas en los ojos.

-Gracias mamá- dijo la castaña- me ha costado mucho no decírselo a Harry- sollozaba- yo...no quería arruinarle la vida, no quería romper su relación con Ginny, no podía...

-Te entiendo mi niña- decía su madre- pero Harry tarde o temprano se va a tener que enterar que tiene un hijo, este bebé no puede crecer sin padre.

-¿Pero y si él no me corresponde mamá? ¡Él está con Ginny, llevan años juntos! No voy a llegar y chafarle toda su relación.

-Escúchame Hermione, tú no vas a chafar nada, te has quedado embarazada de Harry, y ya no puedes volver el tiempo atrás, además le tenías que haber contado a Harry lo que hizo esa noche que estaba borracho, hija, eso es un secreto muy grande.

 

-Lo sé mamá, pero por ahora no quiero decirle nada, a nadie.

-¿Cuándo piensas decírselo?

-No lo sé, pero por ahora no.

-Respeto tu decisión cariño.

-Mamá voy a dejar el trabajo en el Ministerio- dijo Hermione- me pondré a trabajar contigo y con papá en la consulta, si sigo trabajando allí Harry y Ron me verán, y no quiero que me vean, no quiero que se enteren aún.

-Está bien cariño, nosotros te daremos trabajo allí como auxiliar de dentista, ¿de acuerdo? Pero también tienes que cuidarte de tu embarazo, hay que ir al ginecólogo varias veces al mes.

Hermione asintió y abrazó a su madre.

-Voy a desempaquetar mis cosas y a acostarme.

Le dió un beso a su madre y subió a su habitación.

Estaba tal y como la dejó hace años, supuso que sus padres recuperaron los muebles. Deshizo la maleta y se tumbó en la cama. Ahora lo único que quería era dormir.

* * * 

Harry no podía concentrarse. Saber que él ahora mismo estaba en Londres trabajando y Hermione estaba en esa misma ciudad lo atormentaba. ¿Por qué habrá dejado el trabajo en el Ministerio? Seguramente para que él y Ron no la vieran ni la buscaran. Todavía no se creía que Hermione hubiera hecho eso, irse a si sin más y ni siquiera dar una explicación coherente. ¿Estrés? Poco creíble. Algo más había, ¿pasó algo aquella noche cuando estaba borracho que Hermione no le contó? ¿Ocultaría algo más su amiga? Iba a averiguarlo tarde o temprano.

Alguien pegó en la puerta de su despacho.

-Adelante.

-Hola Harry- Ron apareció por la puerta y la cerró detrás de él- te traigo nuevos informes para redactar.

-Déjalos en la mesa, ahora me pondré con ellos.

-¿Has terminado lo que te mandó McLaggen?

-Sí ya casi está listo, el ministro lo necesitará dentro de unos días.

-De acuerdo, yo tengo también que terminar el informe.

-Oye ¿comemos luego juntos en el bar de Ginny?

-Por mí perfecto.

-Bueno Harry, te dejo que sigas con lo tuyo- Ron se levantó de la silla- nos vemos después en la salida.

-Hasta luego Ron.

En Londres lucía un día nublado y las primeras gotas empezaron a caer. Harry sacó su paraguas y esperaba a Ron a la salida del Ministerio.

-Ya estoy aquí- Ron llegó al lado de Harry- perdón por la tardanza, me han retenido unos cuantos minutos más.

-No te precoupes, vámonos que tengo hambre- dicho esto Harry y Ron se desaparecieron de Londres.

Caminaron varios minutos hasta llegar al bar y cuando llegaron buscaron una mesa libre.

-Allí hay una- señaló Ron, y él y Harry se dirigieron hacia la mesa.

Harry le hizo señas a su novia para que se acercara.

-¡Hola chicos!- Ginny besó a Harry- ¿Qué os pongo?

-Dos filetes de ternera y dos cervezas Gin- pidió su hermano

Ginny asintió y se dirigió a la barra.

-¿Has recibido alguna carta de Hermione?- preguntó Ron.

-Aún no- respondió Harry- solo hace dos días que se ha ido y ya la echo de menos, aunque estuve pensando el motivo por el que se fue...

-¿Y cual es es motivo?- preguntó Ron con curiosidad.

-¿Te acuerdas cuando el día que nos emborrachamos Hermione me llevó a su casa?

-Sí- Ron asintió con la cabeza.

 

-También te dije que ese día me desperté desnudo, pero Hermione me dijo que yo me quedé dormido en cuanto me llevó a la habitación y que ella durmió en el sofá toda la noche.

-Ajá

-Pero...hay algo extraño, no sé que pasó esa noche, no recuerdo haber dormido mucho, la verdad, ni recuerdo haberme desnudado porque tenía "calor"- explicaba el ojiverde.

-Mmm ya veo, ¿crees que te habrá violado? pfjajajajajaja- Ron soltó una risotada.

Harry no pudo evitar reírse.

-Ron para no tiene gracia, estoy hablando enserio- dijo Harry intentando serenarse.

-Vale vale, ya paro- Ron volvió al semblante serio.

-Ni si quiera he podido hablar con ella sobre eso- dijo Harry.

-¿Hablar de qué con con quién?- Ginny acababa de acercarse a la mesa para dejar el pedido.

-¿Eh?- Harry se sobresaltó- ah nada, de Hermione, que no he podido hablar con ella sobre una cosa del trabajo...

-Hablando de eso, no entiendo por qué ha dejado el trabajo, y por qué ha querido alejarse de nosotros- dijo la pelirroja.

-Sus razones tendrá- dijo Ron cortando su filete.

-Pues somos sus amigos- dijo Ginny seria- y ustedes dos son sus más íntimos, no entiendo por qué se ha ido sin dar si quiera explicaciones.

-Basta Ginny- Harry se alteró.

Ginny lo miró con el ceño fruncido, y sin decir una palabra más se alejo de la mesa,

-¿Por qué le has dicho esa trola sobre lo de Hermione?- preguntó Ron.

-Porque no quiero que saque sus propias conclusiones- dijo Harry bebiendo un sorbo de cerveza- ya has visto como se ha puesto, ahora le ha dado por sacar el tema de Hermione todos los días, porque se fue sin dar explicaciones y sin despedirse de ella, y todos sabemos que Hermione no es así- Harry suspiró- debe haber una razón más grande.

-Tienes razón- Ron pinchó un trozo de filete- deberías enviarle una carta y preguntarle.

-¿Crees que en la carta me lo dirá? Si ni siquiera nos lo dijo en persona- dijo Harry notablemente molesto.

-Harry tú y yo la conocemos mejor que nada, y ambos sabemos que ella no es así. Hay algo más- sentenció Ron mirando al ojiverde.

Harry lo miró y suspiró. Estaba dispuesto a averiguar el motivo por el que Hermione se fue.

* * * 

Era un día lluvioso en la ciudad de Londres. Plaf plaf. Las gotas resonaban en las ventanas de la consulta de los señores Granger. Hermione empezó a trabajar en la consulta de sus padres al día siguiente de llegar a Londres, no tenía pensamiento de quedarse todo el día encerrada en casa. Aunque estuviera embarazada ella quería trabajar y ganarse su sueldo, quizás ya cuando el embarazo estuviera más avanzado sí que debería tomarse la baja.

-Buenos días- acababa de llegar un joven a la consulta. Era alto, su cabello era castaño y algo alborotado. Sus ojos castaños se clavaron en los de Hermione.

-Buenos días- le respondió Hermione- ¿en qué puedo ayudarle?

-Tenía cita para hoy- dijo el muchacho.

-Muy bien, usted será el siguiente, espere unos minutos por favor- dijo Hermione.

El joven asintió, pero no se sentó si no que se acerco a Hermione.

-¿Eres nueva verdad?- preguntó el muchacho con curiosidad.

-Eh...sí- respondió Hermione- soy la hija de los dueños, y he venido una temporada aquí a Londres a trabajar con ellos.

-¿No eres de aquí de Londres?

 

-Sí, pero hace años me mudé- Hermione suspiró- es una historia un poco larga.

-Si quieres un día quedamos y me la cuentas- el joven le guiñó un ojo y sonrió.

Hermione rió.

-Perdona mi atrevimiento- dijo el muchacho- soy Jack- el joven le tendió la mano.

-Encantada Jack- ella le estrechó la mano- yo soy Hermione.

-Hermione- dijo el joven- un nombre un tanto peculiar, nunca lo había escuchado. Es original.

-Vaya gracias- Hermione rió.

Una mujer acababa de salir de la habitación.

-Es tu turno Jack- dijo Hermione.

-Sí- afirmó él- por cierto, ¿mañana estarás por aquí?

-Sí claro, vengo todos los días a trabajar- dijo la castaña.

-Cierto- Jack rió- que pregunta más tonta- ¿te apetece que te invite a comer mañana cuando salgas de trabajar?

Hermione lo miró sorprendida.

-Oh bueno si no quieres no pasa nada- el chico movía las manos- comprendo que no quieres quedar con chico que no conoces de nada.

-No, no me importa- sonrió Hermione- así conozco a gente.

-Está bien, ¿te recogo mañana aquí a eso de las dos?

-Perfecto- Hermione asintió.

-De acuerdo- él sonrió y entró en la habitación.

Hermione se quedó un poco sorprendida. Era un chico simpático, nunca pensó que iba a conocer a alguien. Aunque en su estado no podía andar de parranda.

La castaña siguió atendiendo a clientes y concertando citas entrado ya el mediodía. Se despidió hacía ya una hora de Jack cuando salió de la consulta. Se moría de hambre.

¿Estaría empezando a tener antojos?

Sus padres la invitaron a comer cuando acabaron su trabajo en la consulta. Los tres fueron a un restaurante que había cerca de allí, era italiano, el favorito de Hermione.

Se sentaron en una mesa cerca de la ventana.

-¿Qué tal el primer día de trabajo?- preguntó su padre mientras cogía la carta.

-Muy bien- respondió Hermione.

-Al menos no estás de un lado para otro, así no te cansas tanto en tu estado, eso no es bueno- dijo su madre.

-Mamá deja de preocuparte- la tranquilizó Hermione- tampoco me apetece estar todo el día sentada. Ya sabes que a mi me gusta moverme, soy muy hiperactiva.

-Pues eso no puede ser, y más ahora en tu estado cariño- dijo la mujer con preocupación.

-Jane deja a la niña- replicó su marido.

-Ya no es una niña, Ted- replicó Jane.

-Exacto mamá- la interrumpió Hermione- ya no soy una niña, sé cuidar de mi misma, y de él también-añadió tocándose el vientre.

Sus padres solo pudieron sonreír ante ese gesto.

* * * 

Harry no pegaba ojo. Quería echarse una siesta para poder descansar, pero no lo lograba. Se encontraba tumbado en el sofá mirando al techo.

Ginny lo sacó de sus pensamientos.

-¿Qué haces?- dijo la pelirroja sentándose a su lado.

-Intentar dormir.

-Mmm- Ginny se acercó a él y empezó a besarlo.

El moreno le correspondió tomándola de la cintura y correspondiendo sus besos, pero a los pocos minutos se separaron y quedaron abrazados.

-¿Y si esta noche invitamos a mi hermano a cenar?- cuestionó Ginny.

-Me parece buena idea- respondió el moreno.

-Genial. ¡Entonces haré las compras!- Ginny se levantó del sofá para coger su bolso- hasta ahora cielo- la pelirroja le dio un beso a su novio y salió por la puerta.

 

Harry se levantó del sofá y empezó a andar de un lado para otro. Se metió las manos en los bolsillos mientras caminaba. Echaba de menos a Hermione, ¿qué estaría haciendo? ¿cómo le íria? Solo hacía dos días que se había ido y sentía como si la hubiera perdido para siempre. Ella dijo que le escribiría, y si no la hacía ella, lo haría él.

La noche era fresca en Australia. Ginny preparaba la mesa para la cena, mientras Harry terminaba de vestirse.

El timbre sonó. Ginny fue a abrir la puerta.

-Hola hermanita- Ron abrazó a Ginny.

-Pasa y siéntate- Ginny se apartó para que Ron pasara- la cena está lista.

Ron se sentó en la mesa.

-¿Y Harry?- preguntó dejando la chaqueta en la silla.

-Está aún arriba, ¡Harry!- llamó Ginny.

Harry bajó las escaleras rápidamente.

-Qué tal hermano- Ron abrazó a su amigo.

Los pelirrojos y Harry se sentaron en la mesa.

-Mmm- Ron se relamió- esta sopa está buenísima.

-Ya deberías aprender de Harry, Ron- Ginny miró al moreno y le sonrió.

-¿La hiciste tú Harry?- preguntó Ron.

-Sí- afirmó Harry- para ser la primera vez no está mal.

-Se tendrá que acostumbrar a cocinar, yo todo no lo puedo hacer- dijo la pelirroja.

Los tres comían en silencio.

-Oigan- comenzó a hablar Ron- no les he dicho que mañana he quedado con Luna ¿verdad?

Ginny y Harry lo miraron.

-¿De verdad?- preguntó Ginny.

-Sí, la he invitado al cine

-Vaya- dijo Harry- jamás pensé que tendrías una cita con Luna Lovegood.

-Es una chica encantadora- comentó Ron.

Ginny rió

-¿Te gusta Luna?- preguntó la pelirroja.

-¡No!- exclamó Ron- sólo es una amiga, ¿qué malo tiene?

-Nada, nada malo- Ginny rió por lo bajo. Ron bufó.

La noche transcurrió entre risas. El tiempo volaba cuando se lo pasaban tan bien.


Capítulo 8:

Miedos

Hermione acababa de terminar de trabajar. Salió fuera de la consulta a esperar a Jack.

Tras varios minutos de espera, el joven apareció girando la calle, clavado como un reloj.

-Hola, ¿Hermione?

-Sí- Hermione sonrió y le dió dos besos en las mejillas.

-Soy un poco malo para los nombres- el muchacho rió- ¿dónde te apetece ir a comer?

-Donde quieras.

-Conozco un restaurante muy bueno.

Hermione y el joven caminaron durante varios minutos por las calles ajetradas de Londres hasta llegar al restaurante.

-"La Belle Avenue"- leyó Hermione- no sabía que por aquí hubiera un restaurante francés.

-Pues ya ves, conozco bastante Londres.

Hermione y Jack se sentaron y comenzaron a mirar la carta.

-¿Qué te apetece comer?

-Mmm no sé- Hermione miraba pensativa la carta- ¡oh, tortilla francesa! Me encanta.

-Yo pediré una pizza de cuatro quesos.

La camarera llegó y les tomó nota.

-Enseguida tendrán su pedido.

La mujer se alejó.

-Bueno Hermione- dijo Jack- háblame de ti, así que me dijiste que eras de aquí de Londres ¿no?

-Sí, pero me mudé hace unos años.

-¿Y eso?

-Pues verás- comenzó Hermione- en ese momento mi ex-novio, mis dos amigos y yo queríamos cambiar de aires e irnos a vivir a otro lugar.

-Mmm ya veo. ¿Pero ya no estás con tu novio?

-No, rompimos hace ya tiempo, pero lo conozco desde hace años y es uno de mis mejores amigos, y lo sigue siendo. Se llama Ron.

 

-Ajá. ¿Y tus otros dos amigos? Deben de ser íntimos para que os decidiráis mudaros a la misma ciudad.

-Sí, así es- dijo Hermione- mi otro mejor amigo se llama Harry, y lo conocí al mismo tiempo que Ron. Hemos sido inseparables, somos los mejores amigos, y la hermana de Ron, Ginny, es también una de mis amiga, y novia de Harry.

-Vaya- Jack escuchaba atento la historia- así que todos sois amigos, y emparejados ¿no?

-Sí, algo así, solo que yo rompí con Ron, pero Harry y Ginny siguen estando juntos.

-¿Y por qué volviste a Londres?

-Porque lo echaba de menos. Y también a mis padres. Así que me he tomado unas "vacaciones"- Hermione no le contaría el verdadero motivo, no podía decirle que estaba embarazada de su mejor amigo y más aún que se había enamorado, por lo menos no aún.

-Interesante. Aunque hemos hablado poco, eres una chica encantadora Hermione.

-Gracias, tú también eres muy simpático- Hermione sonrió.

La camarera llegó con el pedido.

-Pero ahora háblame de ti- pidió Hermione.

La castaña escuchó atentamente como el joven le contaba su vida, en qué trabajaba, sus aficiones y demás. Era empleado en una empresa de envasados, soltero y vivía solo en un apartamento a las afueras de Londres.

-¿Nunca has tenido novia?- preguntó Hermione.

-Oh sí- dijo Jack- solo que las relaciones fracasaban. Será porque aún no he encontrado a mi mujer ideal.

-Tranquilo, seguro que llegará.

-Y no lo dudo- Jack acarició la mano de Hermione. La castaña esbozó una débil sonrisa, no se esperaba ese gesto por su parte.

Mientras comían, el joven no paraba de mirar a Hermione y la castaña empezó a sentirse incómoda.

-Sabes Hermione- dijo Jack mirándola a los ojos- me gustaría conocerte más.

Hermione solo sonrió.

-¿He sido muy atrevido verdad?- Jack rió.

-Oh no, no te preocupes- respondió la castaña.

-Presiento que nos vamos a llevar muy bien- Jack sonrió y ella le devolvió la sonrisa.

 

 

 

 

 

 

 

Tres meses después

 

 

Iba a llegar tarde. Hermione corrió a coger su bolso y bajó las escaleras.

-¿A dónde vas hija?- preguntó su madre.

-He quedado con Jack- respondió la castaña.

-Os habéis hecho muy buenos amigos- dijo Jane.

-Sí. Es un chico encantador, mamá- respondió Hermione.

-No lo dudo. ¿Le has contado que estás embarazada?

-Aún no.

-Pues creo que debería saberlo hija. Pronto se te va a notar.

-Lo sé, creo que se lo diré hoy.

-Por cierto cariño, ha llegado esta carta para ti.

Hermione cogió la carta que su madre tenía en la mano. La abrió y comenzó a leer:

Querida Herms,

Hace mucho que no sé de ti, ¿qué tal te va la vida con tus padres? Por aquí todo va muy bien, bueno ¿sabes que Ron se ha echado novia?, ¿a qué no adivinas quién? ¡Nada más y nada menos que nuestra querida amiga Luna! Jamás pensé en ellos como pareja, pero la verdad es que han hecho muy buenas migas, les va muy bien la relación y ya llevan dos meses. Bueno además de eso, poco más que contar. Te echamos de menos. Aún sigo con la duda de por qué te fuiste en realidad, y ya son tres meses que no te veo y se me han hecho eternos, espero que nos podamos ver pronto en persona y me digas el verdadero motivo por el que te fuiste. Saluda a tus padres de mi parte.

 

Te quiero,

Harry.

Hermione no pudo evitar tocarse el vientre. Ya estaba de tres meses, en pocos meses más nacería su bebé y el de Harry. La castaña no pudo evitar que una lágrima corriera por su mejilla al leer la carta.

-¿Estás bien cariño?- preguntó su madre.

-Sí- Hermione se secó la lágrima- nos vemos luego mamá.

Hermione le dio un beso a su madre y salió por la puerta. Al cabo de varios minutos llegó al parque donde había quedado con Jack.

-Hola linda- Jack le dio un beso en la mejilla.

-Hola Jack.

Ambos se sentaron en un banco cercano.

-¿Qué tal estás?

-Bien. Muy bien- respondió la castaña.

Jack sonrió.

-Oye Hermione- Jack cogió las manos de Hermione- ya hace tres meses que nos conocemos, y quería decirte que eres una chica increíble, de verdad. Ya te considero una amiga, y en estos meses que te conozco me he dado cuenta que eres muy especial.

Hermione no se esperó aquellas palabras.

-Oh vaya Jack- dijo avergonzada- tú también eres un gran chico, y me alegro mucho que nos hayamos conocido.

-Te quiero Hermione.

Hermione abrió los ojos como platos. Eso sí que no se lo esperaba.

Jack se acercó a Hermione, pusó una de sus manos en la mejilla de ella y la besó. Hermione cerró los ojos al contacto. La acercó más a él, sus labios se iban abriendo poco a poco, saboreando la boca de ella. Pero Hermione paró el beso a tiempo.

-Jack, espera- dijo Hermione separándose de él.

-¿Qué pasa Hermionne? ¿No te gusto?

-No es eso. Eres un chico muy guapo y encantador pero...-Hermione suspiró- tengo que decirte algo que aún no sabes de mí.

Jack la miró. ¿Qué pasa?

-Yo...-empezó Hermione- yo... estoy embarazada de tres meses Jack, embarazada de mi mejor amigo y es a él a quien quiero.

Jack se quedó pálido.

-¿Que estás...emba-barazada?- preguntó atónito.

Hermione asintió.

-¿Y por qué no me lo dijiste antes?

-Porque me resultaba difícil decírtelo, además no tenía la suficiente confianza contigo como hasta ahora, y yo no creí que me ibas a querer de esa manera.

-Y si estás embarazada de él, ¿qué haces que no estás junto a él y estás aquí?

Hermione le explicó lo que pasó aquella noche, y el verdadero motivo por el que volvió a Londres.

-¿Qué? - exclamó Jack- Osea, se acuesta contigo estando borracho, te embaraza, y encima no se acuerda de nada. No te ofendas Hermione, pero una persona que hace eso no está en su sano juicio.

-Él no era consciente de lo que hacía, Jack- replicó Hermione.

-¿Y por qué te quedaste callada? Un bebé es algo muy grande Hermione, en vez de huir debiste decírselo.

-Porque tenía miedo- Hermione empezó a llorar- él tenía y tiene pareja, ¿cómo crees que iba a enfrentarme contra eso? Además si él sigue con Ginny, es que solo me sigue viendo como su mejor amiga, nada más. Mi bebé no tiene la culpa de que su padre no me quiera de esa manera- sollozó Hermione.

-Pero Hermione, si le hubieras contado la verdad, quizás él lo hubiera comprendido. Además no lo entiendo, por todo lo que me has contado este tiempo, se ve que sois grandres amigos. No puedes ocultarle que tiene un hijo.

 

-Lo sé. Pero ¿qué iba a hacer? No quería arruinar la relación de mis dos amigos.

-¿Tú lo amas Hermione?- preguntó Jack.

-Sí. Lo amo- balbuceó Hermione- pero no creo que él sienta lo mismo por mí.

-Nunca lo sabrás si no se lo dices. Mira Hermione, yo no te voy a mentir te quiero, pero un hijo es algo muy grande, además de que tu corazón le corresponde a él, yo no me voy a meter en medio, te ayudaré en lo que haga falta.

-Gracias por comprenderlo- sollozó Hermione- eres el mejor Jack.

-Vamos no me las des- dijo Jack tomándola de las manos- para eso estoy.

Hermione sonrió.

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El viento azotaba las ventanas de la habitación. Harry miraba por la ventana. Necesitaba tiempo para pensar, no estaba seguro de dar aquel paso tan grande. Ya llevaban muchos años juntos y algún día tendría que formalizar su pareja. Ginny acababa de pedirle matrimonio, pero el ojiverde no le dio un sí inmediato, y eso molestó a la pelirroja.

No sabía que hacer. Estaba demasiado confuso.

-Necesito hablar con Hermione - pensó.

Aprovecho que Ginny no estaba en casa y bajó rápidamente las escaleras. Cogió el teléfono y marcó el número.

-¿Diga?

Escuchar a Hermione era lo único que necesitó en aquel momento.

-Hermione, soy yo Harry.

Al otro lado del teléfono, Hermione se quedo paralizada.

-¿Ha-Harry?- balbuceó Hermione.

-Hermione necesito verte, por favor- suplicó el moreno.

-Pero Harry ahora yo...

-Hermione basta ya de juegos, tenemos que hablar- la voz de Harry se quebró.

Hermione sujetaba el teléfono con fuerza.

-¿Qué quieres hablar Harry? No hay nada qué hablar- la castaña sabía que tarde o temprano tenía que enfrentarse a esto.

-Hay mucho de que hablar y lo sabes Herms- terció Harry- quiero que te aparezcas en mi casa, o si no me apareceré yo en Londres e iré a buscarte, cueste lo que me cueste, y sabes que lo haré, Hermione.

-Está bien- dijo Hermione- estaré ahí en un minuto.

Ella colgó. Llegó la hora de enfrentarse a la realidad.

La castaña se vistió rápidamente y se recogió el pelo en una trenza. Una vez lista, cerró fuertemente los ojos y se desapareció de casa de sus padres.


¿Le dirá por fin Hermione la verdad? Lo veremos en los siguientes capítulos. Gracias por los comentarios ^^

NOTA: Las letras en cursiva/negrita son los pensamientos de Harry.

Cuando lean este capítulo les recomiendo que escuchen el audio de este video

https://www.youtube.com/watch?v=IFn2ZjmTjrg&list=FL9nZb1cHXilzY2AkmKF_isA&index=8&feature=plpp

No es mío, pero cuando lo ví y lo escuché me encantó, me ayudo a inspirarme en este capítulo. Es cortito, pero espero que lo dsifruten. Gracias por seguir la historia.


Capítulo 9:

Siempre te he amado

¡CRACK!

La castaña acababa de aparecerse en Australia, en el apartamento de su mejor amigo.

Harry se sobresaltó al verla. Al fin la vió, después de tantos meses.

-Harry.

Hermione corrió a abrazarlo. Harry la agarró con fuerza.

Iré contigo

De repente Harry se acordó de aquellas palabras, las palabras que su mejor amiga le había dicho el día de la batalla final. Ella estuvo dispuesta a morir con él.

 

Harry cerró los ojos y respiró el perfume de su amiga. Ese perfume que le pidió que no se pusiera, aún sabiendo que le encantaba.

Lo harás bien Harry. Eres buen mago.

No tanto como tú

¿Yo? Libros e inteligencia. Pero hay cosas más importantes, como el valor y la amistad.

Su amiga lo abrazaba y no lo soltaba. La escuchaba sollozar en su hombro.

¿Cúando te va a entrar en la cabeza? ¡Estamos juntos en esto!

Harry comenzó a derramar lágrimas por sus verdosos ojos sin poder evitarlo. Él tampoco quería soltar a Hermione. Le parecía increíble estar abrazándola.

Lo sé. Me he fijado en como la miras. Eres mi mejor amigo.

Ahora fue Harry el que empezó a sollozar.

Siempre he admirado tu valor, Harry

Harry se separó poco a poco de Hermione y se quedó frente a ella. La castaña derramaba lágrimas sin parar.

-Ha-Harry- balbuceó Hermione- lo siento de verdad.

Harry la cogió de la mano y la obligó a sentarse junto a él en el sofá.

-Te he echado de menos- dijo Harry al fin intentando secarse las lágrimas.

-Y yo a ti- dijo la castaña- me dolió mucho tener que irme, créeme, pero lo hice por una razón.

Harry la miró.

-Dime esa razón, Hermione- pidió Harry- te conozco demasiado bien como para saber que lo que nos dijiste era una trola.

Hermione intentó serenarse.

-Está bien- dijo la castaña- algún día te lo tenía que decir, además te ibas a acabar enterando.

La respiración de Harry era agitada. Hermione se tocó el vientre y cerró los ojos con fuerza. Nuevas lágrima caían por sus mejillas.

Harry la miró desconcertado

-Harry- dijo Hermione cogiendo la mano de su amigo- estoy...- sollozó de nuevo- estoy...embarazada.

Harry se quedó mirando fijamente a su amiga. Abrió la boca para decir algo, pero las palabras no salieron.

Podríamos quedarnos aquí, Harry...hacernos mayores.

Hermione lloraba.

-Estoy esperando un hijo tuyo, Harry.

El ojiverde se levantó del sofá y se tocó la frente. Sudaba en frío. Empezó a respirar agitadamente. ¿Cómo podía ser posible? Volvió junto a su amiga y la miró a los ojos.

-Hermione- dijo con la voz ronca- ¿pasó algo esa noche verdad?

Hermione asintió.

-Estabas borracho- decía Hermione aún con la voz quebrada- me...me dijiste que me querías, que no podías vivir sin mí, y que me quedara contigo para siempre. Y pasó lo que pasó- concluyó Hermione.

-Cómo pude ser tan miserable- espetó Harry- ¿por qué no me paraste?

Esas palabras atravesaron a Hermione como cuchillos afilados.

-Porque te quería, te quería mucho Harry y yo...yo pensaba que no estabas demasiado borracho como para decir eso, pero cuando me dijiste a la mañana siguiente que no te acordabas, me di cuenta de que todo fue pasajero.

Harry seguía sorprendido con cada palabra.

-¿Por qué no me has dicho esto antes Hermione?

-¿Te crees que era fácil? ¡Dime cómo te iba a mirar a la cara y decirte que me dejaste embarazada! ¡Dime cómo podía seguir mirando a la cara a Ginny, sabiendo que había estropeado vuestra relación! Tenía miedo Harry- Hermione se puso de los nervios, tenía la cara roja como un tomate- miedo de darme cuenta de mis verdaderos sentimientos, y al final lo supé. Te amo, Harry. Siempre lo he hecho, todos estos años, y me di cuenta demasiado tarde.

 

Hermione se pusó ambas manos en la cara y empezó de nuevo a llorar. No sabía cuantas lágrimas estaba derramando esa tarde.

Harry se acercó a ella y la abrazó.

Tengo miedo por ti

-Lo siento Herms- dijo Harry- lo siento tanto de verdad.

-¿Por qué lo sientes?- preguntó ella mirándolo.

Harry respiró hondo y habló.

-Ginny me ha pedido matrimonio- dijo por fin.

Hermione abrió los ojos como platos.

Eres brillante, Hermione. Enserio

-Entiendo- dijo la castaña, esas palabras eran las que nunca querría haber escuchado- ¿qué vas a hacer?

-No lo sé- dijo Harry- por eso quería hablar contigo, quería saber tu opinión, y preguntarte el verdadero motivo por el que te fuiste, y ahora lo sé.

Hermione se secó las lágrimas.

-Harry- dijo Hermione- cásate. No soy nadie para impedirte que no lo hagas. Sé feliz.

-¿Y el bebé? Y nuestro hijo, Hermione.

-Lo criaré yo sola. Mis padres me ayudaran.

-Hermione, no...

Hermione se levantó del sofá.

-Esperaré la invitación- Hermione esbozó una débil sonrisa.

Harry iba a replicar pero Hermione lo interrumpió.

-Hasta pronto, Harry- Hermione le besó en la mejilla, se separó poco a poco de él, y se despareció de la casa.

-¡HERMIONE!- pero ya era demasiado tarde. El moreno se derrumbó en el sofá...


Capítulo 10:

La boda de mi mejor amigo

 

-¡HERMIONE!

Ron pegó un brinco al ver a su amiga aparecer en su casa.

-Ron...-Hermione corrió hacia el pelirrojo y lo abrazó.

-Herms, ¿qué haces aquí?- Ron le acariciaba el pelo- ¿ha pasado algo?

Hermione asintió. Miraba a su amigo con los ojos hinchados.

Ron la ayudó a sentarse en el sofá y Hermione le contó todo lo que acaba de ocurrir.

El pelirrojo abrió la boca. Parecía atontado, pues no daba crédito a lo que su mejor amiga le acababa de contar.

-Esto es...esto es...increíble- dijo Ron. Le costaba respirar.

Hermione se tocó el vientre. Ron puso su mano sobre la suya.

-Lo amo Ron, tú tenías razón.

-Lo sé. Pero esto no se puede quedar así Herms, yo hablaré con Harry...

-No- terció Hermione- yo no voy a interponerme en medio de una boda.

-¡Pero Hermione estás esperando un hijo de Harry!

-Pero él no me corresponde Ron, él ama a Ginny y por eso se casará con ella.

-Hermione, Harry te ama a ti- le espetó su amigo- lo sé, lo conozco. Os conozco, lo he visto durante 7 años. Cometerá un error si se casa con mi hermana.

-Gracias Ron- Hermione le sonrió- solo quería que lo supieras, y también la decisión que he tomado.

-¿Y cuál es?

-Alejarme de Harry y criar a mi hijo sola. Me veréis el día de la boda, pero por ahora no. Volveré con mis padres, solo he venido porque Harry me lo pidió, y ahora que todo está hablado, ya nada hago aquí.

 

-¿Cómo que nada haces aquí?- le espetó Ron- Hermione tienes que tener a Harry a tu lado y criar a vuestro bebé juntos.

-Harry se va a casar con Ginny, Ron, no hay más que hablar.

-¡Hermione...!

-Hasta pronto Ron.

La castaña se desapareció de la casa.

 

* * *

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hermione estaba casi de ocho meses. La castaña no había vuelto a Londres desde que habló con Harry contándole que ella esperaba un hijo suyo.

Por otro lado, Jack la había estado ayudando en todos estos meses, la acompañaba al médico y procuraba que siempre estuviera bien, él había sido un gran apoyo para ella todo este tiempo.

Hacía ya dos meses que había pedido la baja, así que hoy se encontraba sola en casa, pues sus padres se marcharon temprano a la consulta. Hermione se vistió para estar más cómoda y bajó a desayunar. Al llegar al salón se encontró con el correo encima de la mesa, se acercó a mirar si había alguna carta para ella y, para su sorpresa, se encontró con una carta de Harry. La sostuvo entre sus manos unos segundos, y luego la abrió:

Querida Hermione,

Aún no he olvidado la última conversación que tuvimos, lo he pensado mucho estos meses, de verdad, y he decidido darle el sí a Ginny. No creas que me he olvidado de nuestro hijo. Nuestro hijo, resulta tan raro decirlo, habría sido precioso criarlo juntos, pero estoy seguro que serás una buena madre para él, eres increíble y lo sabes. Espero que asistas a la boda, nos harías muy felices a Ginny y a mí, será el próximo día 6 de Agosto en La Madriguera a las 12:00 a.m. Como sé que no te veré hasta entonces, te deseo lo mejor del mundo y que te cuides mucho...y cuides de él.

Te quiero Hermione,

Harry.

Hermione rompió la carta, las lágrimas amenazaban con salir, pero ahora no podía venirse abajo, ella mismo le dijo a Harry que se casara y quizás su opinión fue la que más le importo a él. Herramientas y Apps IA

-Tu papá sa casa mi niña- Hermione se tocó el vientre, ya podía sentir que su hija daba pataditas.

Hermione terminó de desayunar pero el timbre de la puerta la sobresaltó. Se dirigió a abrir la puerta.

-¡Jack!- Hermione se puso muy feliz al verle.

-Hola Herms- dijo el joven- ¿cómo estás?

-Bien. Muy bien, pasa

Jack se sentó en una de las sillas junto a Hermione.

-¿Jack te gustaría acompañarme a la boda de Harry?- Hermione lo soltó sin pensar.

-¿Decidió casarse?

-Sí. Yo le dije que lo hicera, no vale la pena destrozar una relación de tantos años por culpa de un embarazo que nadie esperaba, lo mejor para él es que sea feliz con la mujer que ama, y yo simplemente me apartaré de su lado después de eso y criaré sola a mi hija.

-Sola no- Jack posó su mano en la de ella- me tienes a mí y lo sabes.

-Y te dio las gracias por eso- Hermione le sonrió. Ahora mismo le agradecía demasiado a Jack, la estaba ayudando mucho.

-Te acompañaré. ¿Cuándo es?

-Dentro de un mes.

-Justo cuando tú sales de cuentas, ¿estás segura de qué quieres ir?

-Por supuesto. No les fallaré a mis amigos.

 

* * *

 

Hermione y Jack pasaron prácticamente todo el mes juntos. Jack iba a casa muy seguido a verla y le acompañaba a las consultas. Hermione estaba muy agradecida pues, estando con él, olvidaba el dolor que sentía tan solo al pensar que Harry iba a casarse. No podía creer como su vida había cambiado tanto, quien diría que tuvo que alejarse de sus amigos para que ellos pudieran ser felices, jamás se imaginó quedarse embarazada de su mejor amigo. Nunca buscó eso, lo único que buscaba era ordenar sus sentimientos como Ron le dijo el día que rompieron, él lo sabía más bien que nadie, y ella fue tan tonta que creyó que su relación con el pelirrojo podría haber durado. Siempre sintió algo más fuerte, pero nunca quiso darse cuenta, su amistad era tan grande, tan maternal, que llegó a ser mucho más, tanto que hasta podría morir por Harry, y quién observó esa relación de amistad lo sabía. Ahora todo había cambiado, amaba a Harry y él no le correspondía pero lo peor es que le diría a su hija cuando creciera sin su verdadero padre, pues aunque Jack se había ofrecido a criarla con ella, al fin y al cabo, no lo era.

 

El mes pasó demasiado rápido, y ella pronto daría a luz.

Se miró frente al espejo y suspiró, hoy era el día en el que perdería a Harry para siempre. Terminó de arreglarse los tirabuzones que le caían por los hombros y bajó las escaleras. Jack la esperaba abajo mientras hablaba con sus padres.

-Cariño- dijo su madre al verla- ven aquí.

Jane abrazó a su hija y la besó en la cabeza.

-Estás preciosa- le dijo- quiero verte sonreír ¿de acuerdo? Seguro que eres la embarazada más guapa de la fiesta. Dale las felicitaciones a Harry de nuestra parte.

-Gracias mamá- Hermione le besó la mejilla.

-Jack cuida de ella- el señor Granger se había dirigido al muchacho

-Eso no lo dude, señor Granger.

Jack le tendió el brazo a Hermione.

-Iros ya o llegaréis tarde.

-No llegaremos tarde, papá.

-Es lo bueno de ser amigo de una bruja- Jack miró a la castaña y le guiñó un ojo.

Hermione le devolvió la sonrisa y en pocos segundos dejaron atrás la casa de sus padres.

Cuando Hermione pusó los pies en el jardín de La Madriguera sintió como le agarraban muchas manos.

-¡HERMIONE!

-¡Eh mirad ha llegado Hermione!

La primera en abrazarla fue Luna. La castaña le correspondió el abrazo.

-¿Cómo estás?- preguntó Luna- ya me ha contado Ron sobre tu estado.

-Estoy muy bien Luna, muchas gracias.

Ron acaba de llegar.

-¡Hermione!- su amigo pelirrojo esbozó una sonrisa de oreja a oreja.

-¡RON!- exclamó Hermione que no tardó en abalanzarse sobre él.

-Pero mírate- Ron le tomó las manos- estás espectacular, preciosa Herms.

-Gracias Ronald- ella le sonrió. Estaba muy feliz de volver a verlo después de tantos meses.

Ron se volvió hacia Jack.

-Ehm, Hermione, ¿quién es?

-Oh perdona. Este es Jack, Ron. Es un amigo que conocí estando en Londres y me ha acompañado a la boda.

-Encantado Ron- Jack le estrechó la mano.

-Lo mismo digo.

Ron guió a Hermione y a Jack hacia donde estaban todos los invitados. Hermione no paró de recibir abrazos y halagos, y cuando le preguntaban sobre su estado decía que Jack era su novio y el padre de su hija, tenía que salvar el pellejo de alguna manera. Mientras saludaba a los invitados miraba de un lado para otro por si veía un par de ojos verdes entre la multitud, pero lo único que llegó a ver fue una melena roja que se acercó a ella.

 

-¡Herms!- Ginny acababa de llegar. La pelirroja lucía un hermoso vestido largo de color blanco brillante palabra de honor. Su pelo estaba recogido en un elegante moño y en su cabeza tenía la diadema que llevó Fleur el día de su boda.

-Estás preciosa Gin- dijo Hermione abrazándola.

-Tú también, me acabo de enterar de tu estado, felicitaciones Herms. Llevas genial el embarazo, ¿de cuanto estás?

-De nueve meses.

-¡Vaya! Entonces estás a punto- Ginny se volvió hacia Jack- oh este debe de ser tu novio.

-Así es- dijo Jack- encantado de conocerte Ginny.

-Igualmente. Y enhorabuena, tienes a una chica increíble a tu lado.

-Lo sé- Jack sonrió.

Hermione seguía saludando a los invitados, no se había dado cuenta que Harry la observaba desde la carpa.

No podía creer lo hermosa que estaba, incluso estar embarazada le estaba sentando muy bien.

¿Pero quién era el chico que la acompañaba? ¿Sería su novio? Solo de pensar en eso Harry se ponía furioso, y no sabía por qué, al cabo de unos minutos se casaría con Ginny, ¿por qué demonios dudaba? Al ver a Hermione en ese estado se le pusieron los vellos de punta, su bebé estaba en el vientre de su mejor amiga. En ese momento se arrepintió de haberla dejado escapar aquel día después de que ella le contara la verdad, pero la opinión de la castaña sobre su decisión fue la que más le importaba a Harry. ¡Ella le dijo que se casara! Pero sabía que Hermione no quería eso, su amiga se preocupaa tanto por él que lo único que quería era su felicidad, y era capaz de sacrificarse apartándose de su lado, aún esperando un hijo de él. Harry sabía que ella lo amaba, y ese amor era tan grande que rompía todas las barreras. Ese gran amor que fue alimetándose durante todos estos años, al fin y al cabo Hermione Granger siempre había estado a su lado.

Harry no pudó evitar acercarse hacia donde estaba ella. Su sonrisa era hermosa, le encantaba verla sonreír. Y por fin, sus ojos verdes se encontraron con los de la castaña.

-Harry- Hermione pronunció su nombre al verlo. Los invitados que estaban alrededor paseaban las miradas entre los dos amigos.

Está guapísima.

Harry se acercó a ella y la abrazó.

-Gracias por haber venido.

-No iba a fallarte, Harry- Hermione le sonrió, luego se volvió hacia Jack- Harry este es Jack mi...mi novio- pareció que a Hermione le costó pronunciar la palabra.

A Harry se le congeló la sangre.

-Encantado Harry- Jack le estrechó la mano- Hermione me ha hablado mucho de ti.

Harry le estrechó la mano, aunque ahora mismo sentía un odio sin-sentido hacia ese joven.

-Encantado- dijo Harry más serio de lo normal.

Después de todos los saludos entre los recién llegados llegó la hora. Todos los invitados ocuparon sus asientos. Harry se colocó junto al altar mientras Arthur Weasley llevaba a su futura esposa del brazo.

-Harry, haz feliz a mi hija- dijo Arthur mirando al ojiverde.

-Lo haré.

Ginny se agarró al brazo de Harry. La ceremonia transcurrió con normalidad, aunque para Hermione cada palabra que decía el cura era un infierno.

-Ginevra Molly Weasley, ¿quieres a Harry James Potter Evans como tu legítimo esposo para amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

 

-Sí, quiero- Ginny miró a Harry. Nunca había visto tan feliz a la pelirroja como en aquel momento.

-Y tú Harry James Potter Evans, ¿quieres a Ginevra Molly Weasley como tu legítima esposa para amarla y respetarla todos los días de tu vida?

Harry inconscientemente se giró. Veía todas las caras de los invitados expectantes esperando el gran momento. El ojiverde miró a su mejor amigo. Ron no estaba para nada feliz, lo miraba con preocupación y se mordía el labio, vió como Luna le apretaba la mano. Pero la cara que de verdad quería ver era la de su mejor amiga. Y la vió. Hermione se tapaba la boca con la mano y podía ver como las lágrimas caían por sus mejillas. Se fijó en que Jack la agarraba de la mano.

-Harry- Ginny lo miró con preocupación- ¿estás bien?

Harry asintió.

¿Qué distinto será todo ahora verdad?

A Harry le recorrió un escalofrío.

-¡HERMIONE!

Pero un grito desgarrador lo sacó de sus pensamientos. El ojiverde dirigió la mirada hacia donde estaba su amiga y vió, aterrado, como los invitados la rodeaban y Ron le sostenía la cabeza.

Su amiga estaba tirada en el suelo.


Quiero agradecer a todos los que siempre comentan y siguen la historia, de verdad que me alegra muchísimo que les esté gustando, pues la verdad nunca me he considerado ser buena escribiendo, pero es algo que me gusta hacer y, sobretodo, poder compartirlo con los demás. Un fuerte abrazo, nos leemos en el próximo capítulo

Capítulo 11:

Nacimiento

Sin pensarlo dos veces, Harry salió corriendo hacia donde estaba Ron.

El ojiverde miró, horrorizado, la mancha de sangre que tenía Hermione sobre el vestido.

-¿SE PUEDE SABER QUE HACEN AHÍ PARADOS?- el grito de Harry se escuchó en todo el jardín- ¡MALDITA SEA QUE ALGUIEN LLAME A UNA AMBULANCIA!

Minutos después, que a Harry le parecieron eternos, una ambulancia de San Mungo apareció en el jardín de la Madriguera. Los médicos aparecieron con una camilla y ayudados por Harry y Ron colocaron a Hermione sobre ella.

Ginny llegó corriendo con lágrimas en los ojos.

-¡Harry!- lo llamó.

-Quiero acompañarla, por favor- dijo Harry a uno de los medimagos, haciendo caso omiso a la pelirroja.

-Está bien, pero solo una persona.

Los medimagos arrastraron la camilla y la subieron rápidamente a la parte trasera de la ambulancia.

-¡Harry!- Ginny gritaba y corría tras él- ¡HARRY! ¿Y NUESTRA BODA?

-¡Ginny no es el momento! Lo siento- fue lo último que dijo Harry antes de que las puertas se cerraran y la ambulancia comenzara a alejarse.

La pelirroja se tiró de rodillas al suelo.

-Ginny ven conmigo- Luna la ayudó a levantarse

Los invitados aún seguían quietos en el jardín y con la cara descompuesta, pues lo que acababa de pasar fue algo que nadie se esperaba.

-¿Por qué no ha ido el novio de Hermione con ella? ¡Porque tiene que ir Harry!

-Ginny por favor- le espetó su hermano- ¡Hermione puede perder a su hijo y tú solo piensas en tí y en tu estúpida boda!- el pelirrojo estaba rojo de ira.

-¡NO ES CIERTO!- chilló la pelirroja- ¡pero Jack es quién debería haber ido! ¡Es su hijo!

-No- dijo Jack.

Todos los invitaron voltearon hacia él. Ron se mordió el labio.

 

-Hermione no habría querido que dijera esto pero, dadas las circunstancias, es hora de enfrentar la realidad- terció el muchacho.

Ginny se deshizo del agarre de Luna y se acercó a Jack con los ojos llorosos.

-¿De qué hablas?- preguntó confusa.

-Hermione no es mi novia- dijo al fin- y el hijo que espera no es mío.

Todos se quedaron perplejos. Ginny no daba crédito a lo que oía.

-El padre es Harry- dijo Jack con el semblante serio mirando a todos los invitados y luego a Ginny.

-¡¿CÓMO?!- gritó Ginny.

-Es la verdad Ginny- dijo Ron cogiéndola de los hombros.

Ginny miraba a su hermano sin comprender nada.

-¿Ustedes están mal verdad? ¡USTEDES ME ESTÁN TOMANDO EL PELO! - gritaba Ginny- HERMIONE NO PUEDE ESTAR EMBARAZADA DE HARRY, ÉL NUNCA ME HARÍA DAÑO.

-Ginny cálmate por favor- Ron la agarraba de los brazos.

-¡NO!- Ginny se deshizó del agarre de su hermano- ¿tú lo sabías? ¡LO SABÍAS!- Ginny lloraba descontroladamente.

-Yo...- Ron no sabía como empezar- yo...sí, lo sabía.

-¿QUÉ? - Ginny lo miró con furia, en sus ojos se reflejaban la ira y el odio.

-Ginny lo siento- dijo Ron mirando a su hermana.

-Me has decepcionado Ronald, eres mi hermano yo...- Ginny balbuceaba- yo pensaba que confiábamos el uno en el otro...

-Y yo confío en ti Gin, pero esto, esto es mucho mas grande...

-Por supuesto que lo es- Ginny se rió con ironía- tú y este tal Jack me acaban de decir que Hermione espera un hijo de Harry, nada más y nada menos que el día de mi boda, ¡todo este tiempo he sido engañada! Ahora lo entiendo todo, ahora entiendo porque la estúpida de Hermione se fue...

-No vuelvas a insultar a Hermione en mi presencia, Ginevra- Ron miró a su hermana como si quisiera fulminarla con la mirada.

-¡Ah la defiendes a ella! ¡SIEMPRE LA DEFIENDES A ELLA! - los gritos de Ginny se escuchaban por todo el jardín.

-Cariño, por favor cálmate, vamos dentro- Molly Weasley intentaba tranquilizar a su hija.

-¡No quiero calmarme! Ahora mismo voy a hablar con Harry- Ginny se zafó del brazo de su madre y con un fuerte crack desapareció de allí.

-Hay que ir a buscarla- Arthur Weasley le pasó un brazo por los hombros a su esposa- no sabemos de lo que es capaz esta niña.

-Ron- su madre se dirigió al pelirrojo- por favor busca a tu hermana y evita que cometa una locura.

Ron se desvaneció del jardín de la Madriguera.

* * *

 

Harry se deslizaba de un lado a otro en la sala de esperas del hospital San Mungo. Le acababan de decir que Hermione había perdido mucha sangre y eso podía ser perjudicial para ella y el bebé. Se sentía culpable por haberla abandonado, nunca debió hacerlo. ¿Cómo podía haber aceptado ese matrimonio con Ginny? En el momento en que comenzó a tener dudas lo supo, cuando Hermione le contó lo que pasó la noche que estaba borracho, él no era consciente, pero sabía que en alguna parte de su interior todo lo que le dijo era verdad, y así era. Para él, Hermione era mucho más que su hermana y más que su amiga, lo era todo para él, no se imaginaba una vida sin ella. Nunca se había dado cuenta, fue estúpido, todos estos años ella le había demostrado cuanto lo quería estando a su lado, luchando, preocupándose por él, dando su vida sin importar lo que pasara. Se arriesgo a perder a sus padres y solo por acompañarlo. ¿Cómo había podido estar tan ciego?

 

El moreno se sentó en uno de los asientos y se desabrochó la corbata, le estaba asfixiando. Sudaba frío y no paraba de retorcerse las manos. En ese momento se oyó un fuerte crack en la sala y eso lo sobresaltó. Frente a él apareció Ginny, tenía los pelos alborotados y lo miraba con odio. El ojiverde la miró de arriba a abajo y se dió cuenta que tenía los puños apretados.

-Ginny...-Harry se acercó a ella.

-Me has traicionado- Ginny apretaba los dientes y derramaba algunas lágrimas.

-Ginny yo...yo no sabía...

-¿No sabías? Ah claro, la típica excusa- Ginny hablaba con sarcasmo- no sabías y la dejaste embarazada, muy lógico.

-Estaba borracho- terció Harry.

-Claro y ella te llevo a su casa, lo tenía todo pensado la muy resbalosa- la pelirroja arrastraba sus palabras.

-¡NO TE ATREVAS A INSULTAR A HERMIONE GINEVRA!- Harry apretó los puños y miraba a la pelirroja con frialdad. Las luces de la sala empezaron a parpadear y los papeles de los mostradores volaron por los aires. Harry estaba empezando a perder el control.

Pero a Ginny eso no le preocupó.

-¡SIGUE DEFENDIÉNDOLA!- gritó Ginny- debí haber sabido que Hermione siempre fue un obstáculo para mí, iba de amiga del alma, pero yo sabía que en realidad te quería a ti, y no como a un amigo precisamente. Ella utilizó a mi hermano como tapadera. ¡ELLA SIEMPRE QUISO SER PARA TI MÁS DE LO QUE YO LO ERA!

-¡Basta Ginny, no permito que hables así de Hermione!- Harry empezó a alterarse- ella no planeó nada de esto, todo fué un accidente.

-¿Accidente? ¿Entonces te arrepientes de lo que pasó aquella noche aunque no estuvieras consciente?

-No, no me arrepiento.

Ginny lo fulminó con la mirada.

-¡ENTONCES LA PREFIERES A ELLA, TODO ESTE TIEMPO ME HAS TENIDO ENGAÑADA!

-No Ginny, yo te quería, y te quiero, pero nunca me dí cuenta de la manera en que quería a Hermione, siento haberte hecho daño, no era mi intención, debí darme cuenta antes...

-Ya da igual, me has traicionado Harry- la voz de Ginny retumbaba en la sala- yo creía que algo grande nos unía, pero fuí una estúpida, debí prever que algo así iba a pasar- las lágrimas volvieron a correr de sus ojos- ¡ella siempre estaba pegada a ti!

-Ella era y es mi mejor amiga, y una mujer increíble, y eso no lo puedes cuestionar Ginny.

-¡ELLA SOLO SE HIZO TU AMIGA POR QUE ERAS FAMOSO! ¡ELLA NO TE QUIERE!

-¡NO DIGAS ESTUPIDECES, ELLA ME QUIERE POR COMO SOY, SIEMPRE HA SIDO ASÍ!

-Estabas borracho, ¡NO LA AMAS!.

-¡LA AMO CON TODA MI ALMA!

Todo se quedó en silencio. Las luces aún parpadeaban y los empleados del hospital observaban la escena sorprendidos.

En ese momento se escuchó un fuerte crack de nuevo.

-¡GINNY BASTA!- Ron acababa de aparecerse en la sala de espera.

-Esto no es asunto tuyo Ronald- dijo la pelirroja mirando a su hermano con frialdad- no sabéis quién soy yo, y no voy a permitir que esa estúpida se salga con la suya.

-GINEVRA NO VUELVAS A INSULTAR A HERMIONE TE LO ADVIERTO- el grito de Harry retumbó en toda la sala.

Los empleados soltaron un grito al ver como una bombilla acababa de explotar. Ron agarraba de los brazos a su hermana, la cual intentaba zafarse.

 

-¡TE ARREPENTIRÁS DE ESTO HARRY JAMES POTTER!- gritaba la pelirroja- NUNCA SERÁS FELIZ CON ELLA, ¡ESTO NO ACABA AQUÍ!.

Con un fuerte chasquido la pelirroja desapareció.

Ron se acercó a su amigo y le dió una palmada.

-Lo siento- dijo el pelirrojo- sabía que iba a montar un numerito.

-No te preocupes, se veía venir- dijo Harry- sabíamos que podía reaccionar así.

-Hablaré con ella y haré que entre en razón- dijo el pelirrojo.

Harry solo asintió.

Después del espectáculo que formó Ginny, en el hospital todos los empleaos volvieron a su trabajo. Ron se sentó junto a Harry mientras éste se llevaba las manos a la cabeza.

-¿Y Hermione?- preguntó Ron.

-Ha perdido mucha sangre- dijo Harry con la voz ronca- puede perjudicar a ella y al bebé.

Ron le pasó el brazo por el hombro.

-Todo saldrá bien. Ella es fuerte.

-Lo sé- Harry esbozó una débil sonrisa.

Habían pasado ya dos horas desde que se llevaron a Hermione al quirófano. Harry estaba de un lado para otro, no podía estarse quieto. Las manos le sudaban, sentía que en cualquier momento le iba a dar algo. Tenía miedo. El ojiverde miró a su amigo que estaba sentado con las manos juntas y la mirada perdida.

-¿Familiares de la señorita Granger?

-¡Sí!- Harry y Ron se sobresaltaron- ¿cómo están Hermione y el bebé?- preguntó Harry.

-Bien- dijo el medimago- ambas están muy bien. La señorita Granger ha dado a luz una preciosa niña.

Harry puso una mano en su pecho y soltó un suspiro. Sintió como su amigo pelirrojo lo tomó el brazo y lo abrazó.

-¡Enhorabuena!- exclamó el pelirrojo sonriéndole a su amigo.

Harry no pudo más que sonreírle agradecido.

-¿Podemos verlas?- preguntó el ojiverde.

-Claro, las hemos trasladado a la habitación 112, ese pasillo a la izquierda.

Harry y Ron corrieron a paso ligero hacia la habitación. En cuanto estuvieron frente a la puerta entraron, y allí estaba su amiga. Hermione tenía a su hija en brazos mientras la miraba con ternura, pero al escuchar la puerta se sobresaltó y vió a sus dos amigos, a los cuales sonrió.

Harry fue el primero que se acercó a ellas. El ojiverde se arrodilló ante la cama.

-Lo siento muchísimo- fue lo único que logró decir al mirar a la castaña.

-No tienes por qué, no fué tu culpa- dijo Hermione.

-Sí lo fué, yo estaba borracho.

-Pero no sabías lo que hacías, y yo debí pararte, en parte también es culpa mía.

-Y no me arrepiento de nada Hermione, todo lo que te dije aquella noche es cierto, sé que lo es porque en mi interior siempre lo he sentido.

Hermione lo miraba sin comprender.

-Harry, tu tienes que casarte con Ginny...

-No- Harry la interrumpió- habría cometido el mayor error de mi vida, yo te quiero a ti Hermione, y no solo como mi mejor amiga, he sido un estúpido al no haberme dado cuenta en todo este tiempo.

-Harry- la castaña empezó a derramar algunas lágrimas- estaba tan asustada. Pensaba que ibas a casarte con Ginny y no querrías saber nada de nuestra hija.

-Eso jamás- Harry le acarició la mejilla- Hermione escúchame bien, por nada del mundo voy a alejarme de ti, y mucho menos de nuestra hija. Nuestra niña se criará con su madre y su padre, juntos.

Hermione sonrió.

-¿Cómo está...Ginny?- preguntó la castaña.

-Pues imagínate, está muy alterada y bueno, ahora te odia- dijo Harry- pero olvídate de ella, no lo comprende, y creo que nunca lo comprenderá, supongo que algún día podría llegar a perdonarnos, pero por ahora lo único que importa es nuestra hija- el ojiverde acarició la cabecita de la bebé.

-Me siento una miserable, he arruinado vuestra relación.

-Eh- Harry la tomó de la barbilla- ¿no digas eso vale? Esa relación no iba a ninguna parte, suerte que me di cuenta a tiempo, Ginny no era para mí, nunca lo ha sido. Tú sí lo eres todo para mí.

-Oh Harry- Hermione esbozó una débil sonrisa- te amo.

-Y yo a ti Hermione.

Harry se acercó a la castaña y la besó. Hermione cerró los ojos al contacto de los labios de Harry con los suyos, y esta vez, ambos estaban conscientes. La castaña sintió un escalofrío por su cuerpo al sentir la lengua de Harry acariciando la suya, en aquel momento no podría expresar con palabras lo feliz que se sentía. Lo único que necesitó fue un beso sincero de los labios del ojiverde.

-Ejem- Ron carraspeó y se acercó a ellos.

Harry y Hermione se separaron y sonrieron a su amigo.

-Siento haber interrumpido este momento tan bonito- el pelirrojo sonrió a sus amigos- pero quisiera conocer a mi preciosa sobrinita.

Ron acarició la cabecita de la bebé y la miró con ternura.

-Hola preciosidad, ¿sabes que eres tan guapa como tu mamá?

-Oh vamos, ella es mucho más guapa- dijo Hermione mirando con ternura a su hija.

-Ni hablar, sois las dos unas preciosidades- dijo Harry mientras le pasaba el brazo por el hombro a Hermione y contemplaba a su hija.

-Cógela- Hermione pusó a la bebé en los brazos del moreno.

Él la cogió y la meció en sus brazos. La pequeña abrió los ojos, los tenía verdes como él. Harry estaba muy feliz al tenerla en sus brazos, le embargaba una sensación de orgullo y satisfacción.

-Creo que se va a dormir- dijo Harry mientras la mecía.

-Entonces ponla en la cuna, necesita descansar- dijo Hermione.

Harry se acercó a la cuna que había junto a un sillón negro y acomodó a la niña en ella, poniéndola boca abajo.

-Buenas noches mi niña- dijo el ojiverde en voz baja.

-Enhorabuena de verdad- dijo Ron- sé que seréis unos buenos padres. Me alegro muchísimo por vosotros, sois mis mejores amigos.

 

-Oh Ron- Hermione sonrió a su amigo, ya que no podía levantarse para darle un abrazo.

-Gracias tío- Harry lo abrazó- has sido un gran apoyo para mí, y gracias también por habernos acompañado.

-Faltaría más- el pelirrojo esbozó una sonrisa- bueno chicos, tengo que marcharme a casa, he de ver como está Ginny y bueno...intentaré hablar con ella. Mañana volveré para verte Herms.

-Está bien Ron, gracias.

El pelirrojo se acercó a su amiga y le besó la mejilla.

-Hasta mañana- Ron se dirigió a Harry- ¿te quedas esta noche?

-Por supuesto- respondió el ojiverde- hasta mañana Ron.

Ron le estrechó la mano a su amigo y luego salió por la puerta.

 

-¿Sabes que estás muy sexy con ese camisón?- dijo Harry que se había acercado a Hermione.

-¡Harry!- exclamó Hermione, que no pudo evitar soltar una risita por el comentario del ojiverde.

-Es la verdad, y soy consciente de lo que digo- el moreno se acercó a los labios de la castaña. Ella lo miró a los ojos.

 

-Eres la mujer de mi vida- susurró Harry contra sus labios. Hermione no pudo más que corresponder al beso que Harry le estaba regalando, y una vez más sintió escalofríos por su cuerpo, y ya no fue solo por el beso, porque la boca de Harry se deslizó hasta su cuello y comenzó a darle pequeños mordiscos.

-Harry...-susurró Hermione que no pudo evitar suspirar.

-¿Mmm?- ahora Harry empezó a besar el cuello de la castaña.

-Que nos pueden ver...-decía Hermione intentando no gemir al sentir la mano de Harry bajo su camisón.

-Vamos, ¿sabes cuanto tiempo deseaba tenerte así sin tener que estar borracho?- susurró Harry mientras su boca seguía recorriendo el cuello de Hermione.

-Sí pero...

-¿No te gusta?- dijo Harry que clavó sus ojos verdes en los castaños de Hermione.

-Demasiado, y lo sabes- la castaña se mordió el labio inferior.

-Entonces solo relájate un poco.

Harry se disponía a aprisionar su boca, pero en ese momento un carraspeo los sobresaltó.

Hermione agachó la cabeza avergonzada mientras Harry se retiraba rápidamente de su lado.

-Venía a decirle a la señorita Granger que esta noche debe reposar, y que seguramente le daremos de alta mañana- dijo la enfermera mirando a Harry de arriba a abajo.

-Oh sí, gracias enfermera- dijo Hermione esbozando una débil sonrisa.

La enfermera los miró a ambos y luego cerró la puerta tras ellos.

Harry se sentó en el sillón y soltó una risotada.

-¡Te lo dije!- dijo la castaña en un susurro.

-¿Viste su cara? Pfjajajaja- Harry no paraba de reír.

-¡Shhh, vas a despertar a la niña!- dijo Hermione.

-Lo siento- susurró el ojiverde sonriéndole.

Hermione tampoco pudo evitar reírse ante aquella situación.


¿Les gustó el capítulo? Espero que sí, les propongo una pregunta, ¿cómo os gustaría que se llamara la niña? Espero vuestros comentarios. ¡Un saludo!

Capítulo 12:

Desaparición

La noche había llegado, todo en el hospital era tranquilo. Los empleados se paseaban por los pasillos para vigilar que todo estuviera en orden en las habitaciones donde se encontraban los enfermos. En la habitación 112, Harry dormía profundamente en el sillón de cuero negro. Al principio le había costado conciliar el sueño, pues ese sillón no era muy cómodo, pero el cansancio lo venció. Mientras, a unos pocos metros de él, Hermione también dormía en la cama, ambos llevaban varias horas descansando y agradecieron que su pequeña también durmiera plácidamente sin causar ninguna molestia.

La puerta de la habitación se abrió sigilosamente, pero parece que solo fue el viento. La habitación estaba en penumbra, y el viento azotaba la ventana. El llanto de un bebé interrumpió la tranquilidad de la estancia...

- ¡NO!

Hermione se despertó de golpe, su respiración era agitada y las gotas de sudor le chorreaban por la frente. Acababa de tener una pesadilla horrible. Miró la hora, eran las 9 de la mañana. ¿Había dormido tanto? Miró en dirección al sillón y allí estaba Harry, aún dormido, ni siquiera se inmutó al oír su grito. Deseaba irse ya de aquel lugar, no le gustaban nada los hospitales, esperaba que hoy le dieran el alta. La castaña se levantó de la cama con cuidado para no despertar a Harry, y se dirigió a la cuna donde dormía su pequeña. Le extrañaba que no hubiera llorado en toda la noche, tendría que tener hambre.

 

Cuando se acercó a la cuna se llevó las manos a la boca, su hija no estaba. Hermione se acercó rápidamente a Harry y lo zarandeó.

-¡Harry! ¡Harry!

-¿Mmm?- el ojiverde abrió los ojos y se incorporó en el sillón.

-¡¿Harry donde está la niña?!

-¿Qué?

Harry se levantó rápidamente del sillón y echó un vistazo a la cuna. Su hija no estaba ahí.

Hermione se llevó las manos al pecho y empezó a hiperventilar.

-Mi niña...-decía la castaña.

-Hermione- Harry la tomó de los brazos y la ayudó a sentarse en la cama- tranqulízate, quizás se la llevó alguna enfermera.

-¡Me habrían avisado!

En ese momento la puerta se abrió.

-Buenos días- saludó la enfermera.

Hermione se acercó a ella y la agarró de los hombros.

-¿Dónde está mi hija? ¿Usted se la ha llevado?- dijo la castaña desesperada.

-¿Disculpe?- la enfermera estaba confusa.

-La niña no está en la cuna- terció Harry- ¿usted se la ha llevado?

-Por supuesto que no- dijo la enfermera- no estoy autorizada a llevarme a los niños y menos sin el permiso de la madre.

Hermione miró a Harry horrorizada. Las lágrimas no tardaron en salir de sus castaños ojos.

Harry se acercó a la castaña y la abrazó.

-¿Entonces pueden explicarnos dónde está nuestra hija?- dijo Harry furioso- ¡es que aquí no vigilan las habitaciones!

-Yo...yo no entiendo lo que ha pasado- dijo la enfermera- yo me he paseado esta noche por la habitación y la niña estaba en la cuna, no sé que ha podido ocurrir.

-¡Haga algo!- lloraba Hermione- ¡encuentren a mi hija!

La enferma solo asintió y salió corriendo de la habitación.

Mientras, el ojiverde abrazaba a la castaña e intentaba tranquilizarla.

-Harry, nuestra hija...-balbuceaba Hermione- y si le ha pasado algo...

-Shhh, tranquilízate- le decía Harry, aunque ni si quiera él podía estar tranquilo- no te preocupes, nuestra hija aparecerá, todo habrá sido un mal entendido, ya verás...

La enfermera entró de golpe en la habitación.

-Hemos buscado a su hija por todo el hospital, ha desaparecido- dijo la enfermera con la voz ronca.

-¡NO!- gritó Hermione- ¡no puede ser!

La castaña se tiró de rodillas en el piso.

-¿COMO ES POSIBLE?- Harry estaba furioso- ¡CÓMO HA PODIDO PASAR ESO!

-No-no lo sé señor Potter.

-Voy a denunciar al hospital por su pésima seguridad- terció Harry mirando desafiante a la enfermera.

-No, por favor, le prometo que haremos todo lo posible por encontrar a su hija. Ahora mismo llamaremos a la policía y les ordenaremos que busquen en cada rincón de Londres...

-Más les vale.

La enfermera asintió.

-La señorita Granger ya puede irse a casa, solo tiene que pasarse por recepción y firmar el alta, buenos días- fue lo último que dijo antes de marcharse.

Harry se pasó las manos por la cabeza. ¿Cómo podían ser tan incompetentes en este hospital?

El ojiverde ayudó a Hermione a levantarse.

-Herms vámonos a casa- dijo Harry- tienes que descansar...

-No sin mi hija- dijo Hermione seria, aún con lágrimas en los ojos.

-Ya oíste a la enfermera, más les vale que la encuentren, llamaran a la policía...

 

-¿Y mientras tanto qué Harry?- espetó Hermione- nuestra hija está desaparecida, y yo no voy a quedarme tranquila hasta saber que es de ella, quisiera morirme...

-¡Eh!- Harry la tomó del rostro- basta de decir tonterías, por nada del mundo nos podemos venir abajo ahora, tenemos que ser fuertes, tenemos que tenernos el uno al otro y ahora más que nunca, por nuestra hija- el ojiverde no pudo evitar derramar una lágrima.

-Explícame cómo soportar este dolor- dijo Hermione- mi hija no tenía la culpa de nada, ¿por qué se la llevaron?

-No lo sé- dijo Harry- alguien quiere hacernos daño.

-¿No hemos sufrido ya bastante? Demasiado daño nos hemos hecho ya- decía la castaña

-Lo sé. Pero ahora es cuando aún tenemos que mantener fuerzas.

-Quiero salir de este horrible lugar- dijo Hermione.

-Yo también, vayámonos a casa, pediré que te traigan la ropa.

Minutos después Harry apareció con una bolsa que le entregó a Hermione, ella entró en el pequeño baño que había en la habitación y se cambió.

-No quiero volver a Australia- dijo Hermione cuando salió del baño- no al menos hasta que aparezca nuestra hija.

-Estoy de acuerdo contigo- dijo Harry- nos trasladaremos a Grinmmund Place y estaremos allí el tiempo que haga falta.

Hermione asintió, Harry la tomó del brazo y juntos salieron de allí.

* * *

 

-¡RON!- Luna acababa de llegar al apartamento del pelirrojo, que hasta hace poco compartía con la rubia.

-¿Qué ocurre Luna?- preguntó el pelirrojo alzando la vista hacia la rubia.

-N-no...no sabes lo que ha pasado - la rubia se pusó la mano en el pecho, le costaba respirar.

-¿Qué ha pasado? - el pelirrojo se levantó y la ayudó a sentarse en el sofá.

-Esta mañana he ido al hospital para ver qué tal estaban Hermione y la niña, y...y...me han dicho que a Hermione ya le habían dado el alta y que...que la niña ha desaparecido- conlcluyó la rubia. La angustia se reflejaba en sus ojos azules.

-¿QUÉ?- exclamó Ron- ¿cómo es eso que la niña ha desaparecido?

-Al parecer ocurrió anoche, mientras Harry y Hermione dormían en la habitación. Nadie vió nada ni se dieron cuenta.

Ron se levantó del sofá y caminó de un lado para otro.

-Tengo que hablar con ellos- dijo el pelirrojo- imagino que deben estar en un sin vivir.

-Sí- asintió la rubia.

Sin pensarlo dos veces, Ron llamó a Harry a su móvil.

-¿Dígame?

-¡Harry! ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estáis? ¡Iré a veros...!

-Ron, tranqulízate- dijo Harry- imagino que ya te habrás enterado, Hermione y yo nos hemos mudado a Grinmmund Place un tiempo hasta que aparezca, no podíamos quedarnos en Australia.

-Entiendo- dijo Ron- Luna y yo vamos para allá ahora mismo.

Rápidamente después de colgar, Ron tomó a Luna de la mano y se desaparecieron.

¡CRACK!

Harry se sobresaltó y se dirigió hacia donde venía el sonido.

-Ron, Luna- Harry corrió hacia ellos y los saludó.

-¿Estáis bien?- preguntó Luna.

-La verdad es que no- dijo Harry- esto qué ha pasado ha sido una puñalada.

-Es lógico tío- dijo Ron dándole palmaditas- ¿dónde está Hermione?

-En el salón, ha estado toda la tarde de bajón.

Los tres amigos fueron al salón y allí vieron a Hermione sentada en el sofá.

 

-Herms- dijo Ron que corrió hacia su amiga y le dió un abrazo. La rubia hizo lo mismo.

-Todo va a salir bien- dijo Luna tomándole las manos.

-Eso espero- dijo Hermione con la voz ronca- ella no tenía la culpa, es tan solo un bebé apenas tiene un día de vida...-la castaña rompió a llorar.

Harry se sentó junto a ella y le besó la cabeza.

-¿Hay alguna novedad?- preguntó Ron.

-Nada- dijo Harry- cuando salimos del hospital fuimos a la comisaría, por lo visto el hospital ya los había puesto al tanto de la desaparición de la niña, nos dijeron que empezarían la búsqueda cuanto antes y que nos avisarían con cualquier cosa.

Ron asintió.

-No he podido hablar con Ginny- dijo- esta mañana he ido a casa y mis padres me han dicho que no ha ido por allí, no coge el móvil y no saben donde puede estar.

-¿Habéis ido a nuestro apartamento de Australia?- preguntó Harry.

-Sí, y nada- terció Ron- ni rastro de ella, y además sus cosas no estaban allí, la casa estaba patas arriba.

-Puede que se haya ido- comentó Luna.

-Lo doy por hecho- dijo el pelirrojo- se ha ido sin decir nada a nadie, y no sabemos a dónde.

-Seguramente aún estará dolida por lo ocurrido- dijo Hermione, que llevaba un buen rato callada.

-Pues tendrá que aceptarlo- terció Harry.

-Yo estoy preocupado- dijo Ron- que se haya ido así sin más...la conozco y ella no haría eso.

-Cielo, creo que deberíamos volver a Londres- dijo Luna- en Australia ya no hacemos nada, además tenemos que estar cerca de ellos- miró a Harry y Hermione- y apoyarlos, y con la desaparición de tu hermana...

-Tienes razón- dijo Ron- hablaré con mamá y nos mudaremos a La Madriguera mientras buscamos algún apartamento.

Luna sonrió a Ron y lo besó en la mejilla.

-Me alegro por vosotros- dijo Hermione- de verdad, se os ve muy felices.

-Gracias Herms- dijo Ron- sí, la verdad es que nos va muy bien, creo que por fin he encontrado a la mujer de mi vida.

-Oh Ronald- la rubia lo besó en los labios.

Harry y Hermione no pudieron más que sonreír al ver tan felices a sus dos amigos, fue el único momento de felicidad que pudieron sentir en medio de ese gran vacío que les habían dejado.

* * *

 

 

 

Nueva York era una de aquellas ciudades que ansiaba visitar, siempre quiso vivir allí. Y qué mejor lugar para alejarse del mundo que ése. Aunque ahora mismo no diría que estaba de "vacaciones". La habitación estaba oscura, la única luz que atravesaba las ventanas de aquella estancia era la de las farolas de la calle, y el único sonido eran sus sollozos y los coches pitando en la carretera de la Gran Manzana. Ni si quiera se preocupó de comer, ¿qué más daba? A estas alturas ya nada le importaba.

Basta de sufrir. Basta de mentiras y de engaños, era hora de poner las cosas en su lugar, era hora de que la felicidad llegara de verdad a su vida. No era justo que las personas que le arrebataron la felicidad fueran felices, porque se llevaron su felicidad sin ni siquiera importarles nada. Ya no le importaba nadie, le rompieron el corazón y todos estos años la mentira y la falsedad estuvieron presentes en su vida. ¿Cómo pudo permitirlo? ¿Cómo no pudo darse cuenta? ¿Por qué no luchó por lo que era suyo?

Ya daba igual, había desperdiciado el tiempo, ahora quería estar en soledad, reflexionar y pensar en frío las cosas. Sus sentimientos hacia esa persona no habían cambiado, pero le dolía pensar en esa persona. Siempre creyó en sus te quiero, en sus besos, en sus caricias, creyó que empezaría una nueva vida con esa persona. Pero no fue así, todo sus sueños se desvanecieron, y esa persona le hizo daño, mucho daño. ¿Se arrepentiría de lo que había hecho? Quién sabe, pero en el instante en que hizo aquello no se arrepintió ni un poco, ni siquiera sintió lástima o pena, no se apiadó de nadie ni de nada. No lo haría. ¿Tan difícil era ser feliz? Al parecer sí que lo era. Había vivido tantas cosas, había sufrido tanto, todo este tiempo había sido tan inocente, tuvo que tragarse su orgullo millones de veces y hubo momentos en los que se calló cuando tenía mucho que decir.

 

Lo peor es que las personas que la querían, o eso creía, consiguieron que se comportara como lo estaba haciendo ahora, y nunca fué así. Ahora sufrirían ellos, por todo el daño que le habían hecho, estaba cansada de ser la estúpida, ahora ella se vengaría. Y si ella no era feliz, ellos tampoco lo serían, pues al fin y al cabo, la venganza es un plato que se sirve en frío.

* * *

 

Ya habían pasado dos semanas desde que la niña desapareció. Hermione apenas dormía por las noches y Harry se pasaba en vela casi todas tan solo para tranquilizarla. La castaña solía tener pesadillas y al ojiverde le recordó cuando él las tenía con Voldemort. ¿Es que el mal iba a seguir persiguiéndoles? Bastante sufrieron pasada la guerra, en la cual perdieron a muchos seres queridos y cada vez que lo recordaba se le rompía el alma.

Hermione se acababa de despertar de golpe, de nuevo. Harry la miraba desde el otro lado de la cama.

-¿Estás bien?- preguntó Harry mirándola con preocupación.

-No mucho- respondió Hermione, que apenas podía respirar bien- ¿qué hora es?

-Las siete de la mañana- respondió el ojiverde.

-Tengo que arreglarme para ir a trabajar- dijo Hermione levantándose de la cama, pero el brazo de Harry se lo impidió, ella lo miró desconcertada.

-¿Estás segura que quieres ir a trabajar?- dijo Harry- no has dormido nada.

-Lo estoy Harry, necesito distraerme- dijo Hermione zafándose del brazo del moreno- además, quiero volver al Ministerio, ya no es necesario que vuelva a la consulta con mis padres.

-Puedo decir que estás enferma...

Hermione negó con la cabeza.

-No insistas Harry- dijo Hermione con firmeza- no puedo dejar que esto pueda conmigo, tú bien dijiste que teníamos que ser fuertes, y así será, así que levántate que vas a llegar tarde.

Harry vió como Hermione cogió su ropa y bajó las escaleras. El ojiverde suspiró. Hermione tenía razón, ahora no podían venirse abajo, tenían que superarlo y ser fuertes, tenían que hacerlo por su hija.

El moreno se levantó de la cama y decidió preparar el desayuno mientras Hermione terminaba de arreglarse. Se dirigía a la cocina cuando un fuerte CRACK lo sobresaltó.

-¡KREACHER!

El elfo doméstico acababa de aparecerse en la cocina. Kreacher escudriñó la mirada de Harry con el semblante serio que siempre le caracterizaba.

-Kreacher ha venido a servir al amo Harry Potter de nuevo- dijo el elfo con aquella voz ronca y apagada.

 

-Cuanto tiempo sin verte- dijo Harry mirándolo- gracias Kreacher, pero no es necesario, puedo preparar el desayuno solo.

-Kreacher debe servir al amo Harry Potter. Kreacher preparará el desayuno para el amo Harry Potter y la señorita Hermione Granger.

Sin que Harry pudiera evitarlo, el elfo se dirigió a la cocina y se pusó manos a la obra. El moreno no pudo más que suspirar y sentarse en el sillón del salón.

-¿Qué ha sido ese ruido?- Hermione acababa de salir del baño.

-Ha sido Kreacher- dijo Harry- insistió en preparar el desayuno.

-¿Qué?- exclamó Hermione- ¡no tiene por que hacer eso, no es nuestro sirviente! Ahora mismo voy a decirle que pare.

-No lo vas a convencer Herms, sabes que los elfos están acostumbrados a servir a los dueños de la casa.

-Lo sé pero...

-Vamos, siéntate- dijo Harry.

La castaña se desplomó en el sofá al lado de Harry.

-¿Vas al turno de las ocho?- preguntó Harry.

-Sí, quiero hablar cuanto antes con Kingsley y pedirle que me readmita- dijo Hermione- ¿y tú vienes conmigo?

-No, hoy entro una hora después, McLaggen hará mi turno a primera hora.

-Oh vaya, tendré que irme sola entonces- dijo Hermione apenada.

-Puedes usar la red flu de la casa.

-No me apetece, prefiero ir andando y así hago un poco de ejercicio.

Harry sonrió y la besó en los labios.

-¿Y eso?- dijo Hermione mirándolo con una sonrisita.

-¿Qué pasa? ¿No puedo besar a mi novia?- dijo Harry riendo.

Hermione esbozó una sonrisa y le devolvió el beso.

-Me encanta verte así- dijo Harry mirándola con ternura.

-¿Cómo?- preguntó la castaña.

-Feliz.

Hermione esbozó una débil sonrisa pero luego bajó la cabeza.

-Solo puedo ser feliz cuando tenga a mi hija junto a mi- dijo Hermione con la voz apagada.

Harry la abrazó y le besó la cabellera castaña.

-Muy pronto estará con nosotros, te lo prometo- dijo el ojiverde.

Kreacher acababa de llegar con una bandeja en la que había dos zumos y cuatro tostadas con mermelada.

-Gracias Kreacher- dijo Hermione- no tenías porque hacerlo.

-Kreacher ha de servir a los amos. Kreacher siempre servirá a la noble casa de los Black.

-Puedes retirarte Kreacher, gracias- dijo Harry. El elfo se desapareció.

Harry y Hermione desayunaron tranquilamente. Momentos más tarde, el reloj de la sala marcaba las ocho menos veinte. Herrmione se levantó rápidamente con una tostada en la boca.

-Debo irme ya o llegaré tarde. ¡Nos vemos luego Harry!- la castaña le dió un corto beso al ojiverde y salió por la puerta.

Aún llevaba el último trozo de tostada en la boca que se comió rápidamente. Mientras caminaba hacia el Miniserio, la castaña no dejaba de pensar en su hija. No podía imaginarse donde estaría ahora y con quién, le estaba resultando muy duro estar sin ella, eran ya demasiados días y no sabía si podría aguantar mucho más el dolor de no tenerla a su lado. Pero debía ser fuerte y ahora más que nunca. Se consoló al pensar que tenía a Harry a su lado, como siempre ha estado durante toda su vida. Ella lo amaba con todas sus fuerzas y agradecía que él también lo hiciera estando a su lado y ayudándose mutuamente a ser fuertes, y a pensar en que su bebé aparecería pronto.

De repente alguien le vinó a la cabeza, cierta pelirroja que hacía ya bastante tiempo que no veía, y eso le preocupaba. ¿Le habría afectado demasiado la situación? Sería algo lógico, pues que el amor de tu vida se vaya con tu mejor amiga de un día para otro no es muy agradable, y menos enterarse de que él es padre de un bebé que no es suyo. Se sentía demasiado culpable por Ginny, tenía que saber algo de ella, rogaba por que no hubiera hecho ninguna locura, pues la conocía demasiado bien como para saber que esa pelirroja era capaz de todo.

 

Alguien apareció por detrás y le tapó los ojos. La castaña se sobresaltó.

-¿Quién soy?

-¡¿Jack?!

Hermione se apartó las manos del muchacho y lo miró de frente.

-¡Jack!- exclamó Hermione que se abalanzó sobre él.

-Hola Herms- dijo Jack sonriéndole.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Hermione- ¿no trabajas hoy?

-Tengo el día libre- dijo Jack- Herms, me he enterado de lo que ha pasado...lo siento de verdad, estoy aquí para lo que necesites, si puedo ayudar en algo...

-Gracias Jack- dijo Hermione- no te preocupes, puedo sobrellevarlo.

-No me gusta verte así Herms...

-Estoy bien- dijo la castaña esbozando una suave sonrisa.

-Te he echado de menos- dijo Jack acariciándole la mejilla.

Hermione se puso nerviosa.

-Esto Jack...tengo que dejarte, debo ir al trabajo- dijo Hermione separándose de él.

-Eh claro, ¿nos vemos pronto?- dijo Jack notablemente decepcionado.

-Sí, claro, hasta luego.

La castaña prosiguió su camino hacia el Ministerio. No se esperaba encontrase con Jack, lo que si le resultó extraño fue su comportamiento, esperaba que no estuviera intentando de nuevo algo, pues su corazón le pertenecía a Harry, y sobretodo ahora que estaban saliendo juntos, y más, siendo el padre de su hija. Pensó que Jack lo había comprendido, al fin y al cabo era su amigo y así debía seguir siendo.

* * *

Su móvil empezó a sonar retumbando en la habitación. Se despertó de golpe y saltó de la cama para cogerlo.

-¿Dígame?

-Por fin consigo contactar contigo, ¿se puede saber dónde te has metido?

-¿Y a ti que más te da?

-Simplemente quería contactar contigo, no te he vuelto a ver desde la boda.

-¿Cómo has conseguido mi número?

-Eso no importa- el muchacho hablaba en voz baja- me interesa hablar contigo, quiero que nos veamos.

-Eso es imposible, no quiero que nadie me vea.

-¿Qué te traes entre manos? Puedes confíar en mi.

-¿Por qué debería confiar en ti? Apenas te conozco de un día.

-Porque sé lo que quieres, yo también lo quiero.

-¿De qué hablas?- la muchacha comenzó a ponerse histérica.

-Conmigo no te hagas la santa, aunque te conozca de un día pude ver el tipo de carácter que tienes, y seguro que no me equivoco pensando en que eres capaz de hacer cualquier cosa por lo que quieres.

-¡Ve al grano! Estoy perdiendo mi tiempo.

-Sé que te has ido lejos porque no quieres verlos felices, y a mi tampoco me agrada verlos así.

-¿A ti? Creí que eras su amigo.

-Y lo soy, pero no puedo sacármela de la cabeza. Y ahora es cuando tengo que meterme en medio como el buen amigo que soy y ayudarla a sobrellevar el peso que carga.

-Se lo merece.

-Estás alimentando demasiado odio, no hagas nada de lo que después puedas arrepentirte.

-Demasiado tarde, ya he actuado y no me arrepiento de nada.

 

-¿Qué has hecho?

-No tengo porque decirte nada.

-Confía en mí, deseo lo mismo que tú, lo sabes.

La muchacha se quedó un rato en silencio.

-Está bien- dijo por fin- recibirás una llamada mía para concretar día y lugar.

Sin decir una palabra más, la joven colgó.

No sabía si confíar en aquel chico, ya no quería confiar en nadie. Ella podía sola con esto, podía salir adelante, aunque quizás al oír que él deseaba lo mismo que ella, cosa que le extrañó, su tentación por conocerlo un poco más aumentó. Incluso se le estaba pasando por la cabeza que quizás él podría ayudarla, ¿por qué no? al fin y al cabo estaba cerca de ellos y podría hacerles la vida imposible, aunque podía ser que el no quisiera hacerlo, después de todo se había enamorado de su ahora enemiga, aquella que no tuvo reparo en traicionarla. Poco a poco las cosas irían tomando el rumbo que ella quería.


Siento no haber actualizado pronto, he estado ocupada, y lo estaré más ya que el jueves comienzo las clases. Intentaré actualizar lo más pronto que pueda. Mil besos y gracias por sus comentarios.

Capítulo 13

: El cambio radical de Ginny

Un nublado grisáceo encapotó el cielo durante toda la mañana, y no era de extrañar, la ciudad de Londres no se caracterizaba por un sol reluciente.

La castaña acababa de terminar su trabajo, estaba feliz porque Kingsley la había readmitido, incluso le había dicho que hizo mucha falta en este puesto, pues cuando ella decidió dejarlo nadie lo ocupó. Esperaba no tener que hacerlo de nuevo, porque le encantaba su trabajo.

Mientras caminaba por los pasillos para dirigirse a la salida vió a una figura pelirroja acercándose a ella rápidamente.

-¡Herms! Menos mal que te encuentro.

Su mejor amigo pelirrojo se paró frente a ella y le dió dos besos.

-¡Ron! ¿Qué pasa?- preguntó Hermione.

-Bueno lo primero de todo es darte la bienvenida de nuevo, te echábamos de menos por aquí y sabes que me alegro muchísimo de que hayas vuelto- dijo el pelirrojo esbozando una radiante sonrisa.

-Oh muchas gracias Ron- la castaña se abalanzó sobre el pelirrojo y lo abrazó- eres el mejor.

-Bah no es para tanto, es la verdad- dijo separándose un poco de ella- ¡ah! casi se me olvida, venía a decirte que mamá nos ha invitado a almorzar en La Madriguera todos juntos, y me dijo que era importante que fuéramos todos.

-De acuerdo, ¿has avisado a Harry?- preguntó la castaña.

-¡Mierda! Ya no me da tiempo, he quedado en recoger a Luna, ¿puedes decírselo tú?- le pidió su amigo.

-¡Está bien!- su amiga soltó una risotada al verlo tan nervioso- de todas maneras habíamos quedado en irnos juntos a casa así que se lo diré y estaremos allí cuanto antes.

-En cuanto salga Harry de la oficina id para allá, ya sabes como es mamá- dijo el pelirrojo.

-Sí no te preocupes, nos vemos allí Ronald.

-Gracias- el pelirrojo le dió un beso en la mejilla y se alejó por el ajetreado pasillo.

Hermione suspiró. Su mejor amigo no había cambiado, seguía siendo igual de nervioso que siempre.

La castaña se dirigió a la salida, una vez allí se sentó en un banco cercano a esperar a Harry. Minutos más tarde el ojiverde apareció por la puerta, se paró en medio de la calle mirando hacia los lados y pudo ver la mano de Hermione que le hacía señas para que se acercara.

 

-Siento haber salido tan tarde- dijo el moreno dándole un beso a la castaña- tenía que terminar unos informes.

-No te preocupes- dijo Hermione levantándose del banco- por cierto, antes me he cruzado con Ron en el pasillo y me ha dicho que Molly nos ha invitado a almorzar.

-Genial- el ojiverde sonrió- ¿nos vamos entonces?

Harry tomó la mano de Hermione y juntos se desaparecieron.

Cuando sintieron el aire fresco azotando sus cabellos, ambos no pudieron más que sonreír, habían echado de menos sus estancias en esa casa.

Pegaron en la puerta y una sonriente Molly les saludó.

-¡Queridos! Cuanto me alegro de veros, pasad no os quedéis ahí.

Harry y Hermione pasaron por el largo pasillo atravesando la cocina.

-Nosotros también nos alegramos de verte Molly- dijo Hermione sonriendo.

-Oh vamos vamos, Ron y Luna ya están en el salón- la mujer les dió pequeños empujoncitos mientras conducía a los muchachos al salón.

Allí se encontraban efectivamente Ron y Luna, además de Arthur Weasley.

-¡Harry, Hermione!- exclamó Arthur que se levantó del sillón para saludarlos.

-Señor Weasley- dijo Harry estrechándole la mano.

¡Oh, vamos Harry!- exclamó el hombre- me conoces desde muchos años, ya es hora de que empiezes a llamarme por mi nombre.

-Oh lo siento- dijo Harry esbozando una sonrisa.

-¿Qué tal todo Arthur?- preguntó Hermione sentándose en el sofá tras saludar a sus dos amigos.

-No muy bien, si te soy sincero- dijo el anciano pelirrojo- Molly y yo estamos muy preocupados por Ginny.

Harry se sentó junto a Hermione y la miró durante unos minutos.

-¿Qué ocurre con Ginny?- preguntó Harry- Ron nos dijo...bueno que no se supieron nada de ella desde después de la boda.

-Así es hijo- dijo Molly- al día siguiente después de que se llevaran a Hermione al hospital, nos encontramos la casa patas arriba pero ni rastro de ella. La llamamos varias veces pero no nos cogía ese trasto muggle...

-Móvil querida, móvil- la corrigió su esposo.

-Lo que sea, nunca entenderé esos aparatejos- replicó Molly- bueno, el caso es que estuvimos contactando con ella, pero nada, no ha dado señales de vida. Ni una carta, ni una llamada, nada.

-Yo estuve en Australia y fuí a su bar, pero estaba cerrado- intervino Ron- como os dije, también me acerqué al apartamento que compartían ella y Harry, y también estaba todo patas arriba.

-Todo es culpa mía- dijo Hermione apenada.

Todos fijaron la mirada en la castaña.

-No digas tonterías- terció Harry- tú no tienes la culpa de nada.

-Sí la tengo- dijo Hermione con el semblante serio- he tenido una hija tuya Harry, de alguna manera la he traicionado, y la vida me ha devuelto la jugada arrebatándomela de mis brazos...-la castaña comenzó a derramar lágrimas por sus mejillas.

-Hermione querida no digas eso- dijo Molly acercándose a ella y abrazándola- tú no tienes la culpa de nada, mi hija nunca comprendió la relación tan estrecha que tú tienes con Harry.

-Mírame- Harry tomó a la castaña del rostro y la obligó a mirarlo- la culpa es mía, no debí aceptar casarme con Ginny sin estar seguro de mis sentimientos, porque yo siempre te he querido a ti Herms, solo que me dí cuenta demasiado tarde.

 

-¡Pero yo me dejé embarazar!- sollozó Hermione.

-Ni hablar, te dejaste llevar por el momento porque me amabas, y eso no es ningún pecado- dijo Harry- y nuestra hija es lo mejor que nos ha podido pasar, y donde quiera que esté ahora mismo, la vamos a encontrar, te lo juro.

Hermione lo miró con los ojos anegados en lágrimas. Sabía que Harry tenía razón. No podía culparse, el amor que sentía por Harry era más fuerte que todas las cosas, y ahora más que nunca debía enfrentarse a la realidad y encontrar a su hija.

-Harry tiene razón- Luna le tomó la mano a Hermione- tener un hijo es algo precioso, y no puedes culparte por ello, además como bien dice Harry, os amáis y contra eso nadie ha podido ni nadie puede, desde siempre os habéis tratado con tanto cariño que yo sabía que os unía algo más que una simple amistad- la rubio miró con sus intentos ojos azules a la castaña.

Ella no pudo más que sonreír y abrazar a su amiga.

-Que mi hermana no haya aceptado nunca vuestra estrecha relación, no es culpa vuestra- dijo Ron mirando a sus dos mejores amigos.

-Gracias a todos, de verdad- dijo Hermione sonriendo a todos los presentes.

-De nada cielo-dijo Molly- así que secate esas lágrimas que a ninguno nos gusta verte triste, y ahora, ¡todos a comer!

La señora Weasley, ayudada por Hermione y Luna, cubrió la mesa de su famosa comida casera, que a todos les encantaba. Disfrutaron de aquellos deliciosos manjares y pasaron un rato agradable todos juntos charlando y recordando viejos tiempos.

* * *

-¿Estás loca?

Un muchacho caminaba de un lado para otro algo nervioso. Se encontraba en una habitación en penumbra que solo era iluminada por una pequeña lamparita. El joven miraba con los ojos desorbitados a una muchaha que se encontraba sentada en la cama.

-No lo estoy- la joven lo miró con el semblante serio- simplemente es mi venganza, y como ya te dije, no me arrepiento de haberlo hecho.

-¿Sabes en el lío que te puedes meter por esto? Pensé que eras un poco más sensata.

-Nadie lo tiene porque saber, y tú mantendrás la boca cerrada, sobretodo al estar cerca de ellos.

El joven aún mantenía la mirada fija en ella. No podía creer lo que había hecho, estaba perdiendo totalmente el juicio.

-Por supuesto que no diré nada, no quiero que me vean involucrado.

La joven se levantó de la cama y caminó hacia la venta. Se quedó un rato en silencio observando a lo lejos, luego se volvió al joven.

-¿No vas a ayudarme?- preguntó suplicante.

-Te ayudaré mientras no me involucres en lo que has hecho-el muchacho rodó los ojos- ¿qué quieres que haga?

-Que los separes, o por lo menos intenta que ella muestre más interés en ti.

-¿No están sufriendo ya bastante? Además, no creo que ella vaya a volcar interés en mí, ya me lo dejó bastante claro, solo me ve como un buen amigo, nada más.

-Lo que sufren es poco a lo que he sufrido yo- la joven arrastró las palabras, y sus ojos derramaron algunas lágrimas- no puedo creer que los defiendas.

-La defiendo a ella, él me da igual- dijo el muchacho- porque ella no se merece esto que le estás haciendo.

-La defiendes porque la quieres- dijo la joven- pero es una resbalosa que me quitó lo que más quería.

-Sabes que, tus razones tendrás, no pienso discutir contigo.

 

El llanto de un bebé interrumpió la conversación.

-¡Maldita sea!- chilló la joven- no se calla, me pone de los nervios.

El muchacho se acercó al bebé y lo tomó en los brazos.

-¿Y qué creías, que iba a estar callada para tí? Sabes las consecuencias que conlleva lo que has hecho, y las que quedan por venir- dijo el muchacho serio mientras mecía a la bebé en sus brazos.

-No me importa. Si yo no soy feliz ellos tampoco lo serán- sentenció la joven.

El joven suspiró.

-¿Y se puede saber que piensas hacer con ella?- dijo el joven mirando a la bebé, que se había callado y lo miraba fijamente.

-Nada. Retenerla el tiempo que sea posible.

-¿Y tú la alimentarás?

-Sí, la criaré junto a mí, esta niña solo tendrá una madre.

-¿Harás creer a la niña que eres su madre?- preguntó atónito el joven.

-Así es.

-Eso es una crueldad. No podrás seguir mucho tiempo con este juego.

-Todo el que sea necesario- concluyó la joven.

Le importaba muy poco lo que él pensara, ella sabía que podía seguir adelante con esto, y así lo haría. Estaba en una ciudad lejana, lejos de su familia y de los que, quizás, creyó sus amigos, y no dejaría que nadie la encontrara. Le arrebataron la felicidad, así que ahora ella les arrebató la suya. A la pequeña recién nacida. A su hija. Porque Ginevra Weasley no se rendía ante nada.

* * *

 

-¡Despierta dormilona!

Harry zarandeaba a Hermione. La castaña se movió bostezando y maldiciendo al ojiverde por haberla despertado, estaba demasiado agusto.

-Cinco minutos más- pidió Hermione abrazándose a la almohada.

-¡Vamos, te he traído el desayuno!- dijo Harry.

Hermione se enderezó y se sentó en la cama. Pudo ver a un Harry sonriente con una bandeja en las manos, la cual depositó encima de sus piernas.

-¿Y esto?- preguntó la castaña, que aún por la sorpresa, no le hizo ascos a las tostadas.

-Un desayuno especial para la cumpleañera- sonrió Harry sentándose junto a ella.

-Oh Harry, muchas gracias- dijo Hermione dándole un beso en la mejilla- aunque celebrar los cumpleaños me hace sentir más vieja.

-Bobadas, sigues igual de guapísima que siempre- dijo el ojiverde.

-¿Enserio lo crees?- dijo Hermione- pensé que el embarazo me habría dejado secuelas pfjajaja- la castaña no pudo evitar reírse.

-¡Anda ya! Yo creo que el embarazo te ha sentado la mar de bien, es más, el hecho de ser mamá te hace aún más linda- dijo Harry mirándola mientras ella mordía una tostada.

-Eso es porque me ves con buenos ojos.

-Ajá.

Harry se acercó a Hermione y comenzó a besarla. Ella le tomó el rostro entre las manos y el beso fue intensificándose...pero el timbre de la puerta los interrumpió.

-Parece que nos interrumpen- dijo Harry riendo divertido.

-Será mejor que vayas a abrir- dijo la castaña- así me dejas desayunar.

Hermione le sacó la lengua a Harry y este no pudo más que sonreír. La dejó en la habitación y bajó corriendo las escaleras para abrir la puerta.

-¡Hola Hola!- Ron saludó a su amigo y entró en la casa, seguido de Luna.

-Me alegra verte tío- dijo Harry abrazándolo- a ti también Luna.

-Y a nosotros también nos alegra verte Harry- dijo la rubia- ¿y dónde está la cumpleañera?

 

-Arriba desayunando, ahora bajará-dijo Harry- pero pasad, sentaros.

Los tres amigos andaron por el largo pasillo hasta llegar al comedor donde se sentaron a esperar a Hermione. Al cabo de una media hora la castaña apareció por la puerta.

-¡FELICIDADES!-Ron y Luna fueron corriendo hacia ella y la abrazaron.

-¡Oh gracias chicos!- dijo Hermione radiante de felicidad.

-Tu regalo- Ron le ofreció algo al parecer cuadrado envuelto en papel.

Hermione lo abrió.

-Oh Ron...

-Es el libro que querías, el que nunca tuviste oportunidad de comprar.

-Muchísimas gracias- la castaña abrazó a su amigo pelirrojo- no sabes las ganas que tenía de conseguirlo.

Ron sonrió a su amiga.

-Este es el mío Herms- ahora fue Luna quien le ofreció el suyo.

La castaña abrió el regalo, eran unos guantes de lana.

-¡Qué bonitos!- exclamó.

-Los he tejido yo misma- dijo la rubia.

-¿En serio?- dijo Hermione sorprendida- muchas gracias Luna, ya me hacían falta unos nuevos.

-De nada- respondió la rubia.

Harry se acercó donde estaban sus amigos.

-Ahora es mi turno.

Harry le ofreció a Hermione su regalo. Ella arrancó el papel y descubrió una bonita caja de madera. La abrió, dentro había un colgante engarzado en plata, que rezaba "Hermione" con unas pequeñas letras colgando.

-Harry es precioso- dijo Hermione- ¿me lo pones?

-Por supuesto.

El ojiverde tomó el colgante y se lo colocó alrededor del cuello a la castaña.

-Muchas gracias- dijo Hermione que se acercó al ojiverde y le dió un corto beso.

-De nada, todo es poco para ti- respondió Harry.

-Bueno, ¿vamos a celebrarlo no?- sugirió Ron.

Luna le dió un codazo a Ron.

-Esto Hermione...vamos a La Madriguera, Molly nos dijo que fuéramos, quería decirnos algo- dijo Luna rápidamente. Ésta le guiño un ojo a Harry.

-Está bien- dijo Hermione.

Los cuatro amigos se aparecieron en el hogar de los Weasley.

-¡SORPRESA!

El salón de La Madriguera estaba decorado con globos de todos los colores y guirnaldas. A la entrada se podía apreciar unas letras colgando de la puerta que decían "Feliz Cumpleaños Hermione". El lugar estaba abarrotado de gente, entre ellos se encontraban compañeros del colegio, además de los padres de Hermione y parte de la familia Weasley.

-Oh dios mío- dijo Hermione que aún estaba con la boca abierta.

-¿Te ha gustado la sorpresa?- preguntó Ron dirigiéndose a su amiga.

-Me ha encantado. Muchísimas gracias a todos, no me lo esperaba.

Hermione recibió todo tipo de felicitaciones y afectos por parte de sus amigos y familia.

-Muchas felicidades cariño- Jane Granger se acercó a su hija y la abrazó- sé que ahora mismo estás pasando por un mal momento, pero pensamos que quizás esto te animaría.

-Muchas gracias mamá.

-Felicidades Herms- un chico apareció tras ella. Era Jack.

-¡Jack!- Hermione lo abrazó- ¿tú por aquí?

-Me llamaron tus padres- dijo el joven sonriente- toma tu regalo.

-Oh no tenías porque hacerlo- dijo Hermione mientras lo abría.

La castaña se encontró con un par de pendientes de plata en forma de corazón.

-Son preciosos, gracias- dijo ella dándole un beso en la mejilla.

Harry observaba la escena desde la puerta. No sabía porque, pero ese tipo no le daba buena espina.

 

-Herms, ¿podemos hablar a solas?- le preguntó Jack.

-Eh...sí claro, vamos fuera.

Hermione y Jack se hicieron paso entre la gente y, tras varias felicitaciones que recibió la castaña mientras atravesaban el salón, salieron al jardín.

-¿Y bien, que querías hablar?- dijo Hermione.

-Mira Herms- comenzó Jack- sé que hace meses que te dije que no me interpondría entre tú y Harry, a pesar de mis sentimientos...pero estos meses he estado dándole vueltas y reflexionando, y he llegado a la conclusión de que no puedo hacer lo que me pediste, porque me he enamorado de ti . De veras que he intentado verte como una amiga, pero no puedo.

Hermione lo miró y suspiro.

-Jack- dijo ella- de verdad que lo siento, pero sabes que yo no puedo corresponderte. Estoy con Harry porque lo amo, además de que tenemos una hija, y en estos momentos lo estamos pasando muy mal por su desaparición y lo único que yo deseo en estos momentos es tenerla junto a mí.

-Lo sé Herms, solo me estoy sincerando contigo- dijo Jack tomándola de las manos- y he de decirte que no pienso renunciar a ti, no me importan las consecuencias. Lucharé por ti Hermione.

-Jack por favor...

-No me vas a convencer. Te ayudaré a buscar a tu hija.

-La policía ya se está encargando.

-¿Y crees de verdad que ellos la van a encontrar?

Hermione lo miró y luego bajó la cabeza. En ese momento alguien la estaba llamando.

-Por ahí viene tu amigo- dijo Jack.

Hermione giró la cabeza y vió a cierto pelirrojo corriendo hacia ella.

-¡Hermione!- dijo Ron que apenas podía respirar- Harry me dijo que estabas aquí con él- tras decir esto el pelirrojo le dirigió una mirada de indiferencia a Jack.

-Sí, ¿qué pasa?

-Creo que he llegado a una conclusión de donde podría estar Ginny- comenzó- he hablado con mis padres, y ambos mencionaron por casualidad que Ginny siempre quiso ir a la ciudad de Nueva York.

Por algún extraño motivo la cara de Jack se tornó a un rosa pálido.

-¿Ah sí? ¿Y que conclusión has sacado de eso?

-Si no lo sabes tú que eres la inteligente...

Hermione miró a su amigo pelirrojo durante unos minutos.

-¿No estarás insinuando que Ginny podría estar en Nueva York?

-Eso es exactamente lo que creo.

Hermione sonrió a su amigo, pues al fin y al cabo, ella no era la única que podía estrujar un poco su cerebro.

-Vamos dentro- dijo Ron tomando el brazo de su amiga- ¿vienes?- ahora se dirigió a Jack.

-No, voy en un rato- respondió el joven.

Hermione y Ron entraron rápidamente en la casa y con la mirada buscaron a Harry. El ojiverde los divisó a pocos metros.

-¿Se lo has dicho?-preguntó cuando llegó hacia donde estaban ellos.

-Sí- afirmó Ron- tendré que aparecerme en la ciudad y averiguar si de verdad está allí.

-¿Vas a ir solo?- preguntó Hermione.

-Así es, si con suerte la encuentro intentaré que entre en razón y que vuelva. Todos estamos muy preocupados.

-No tienes porque ir solo amigo, te acompañaremos- dijo Harry- en parte tenemos la culpa de que se haya ido.

-No tenéis la culpa de nada- terció Ron- es ella la que entró en una paranoia, yo sé como arreglármelas con ella.

-Tampoco estás tan seguro de que esté allí- intervino Hermione.

 

-Lo sé, pero hasta ahora es la única pista a la que podemos aferrarnos.

Hermione sintió un gran alivio. Al menos tenían la esperanza de poder encontrar a Ginny y evitar que hiciera alguna locura.

* * *

Una pelirroja caminaba de un lado a otro mientras mecía a una bebé entre sus brazos.

-Tranquila, conmigo estás a salvo- decía la pelirroja mirando a la niña.

De repente el móvil le vibró en el bolsillo.

-¿Qué quieres?

-Más vale que te vayas de ahí, van a descubrir tu paradero- Jack hablaba al otro lado del teléfono.

-¿De qué hablas?

-Tu brillante hermano ha llegado a la conclusión de que quizás te encuentras en Nueva York.

-¿Y como ha llegado a esa conclusión?- preguntó Ginny asustada.

-Tus padres le dijeron que Nueva York era la ciudad que más deseabas visitar.

-Maldita sea- dijo la pelirroja- bueno al menos no les resultará fácil encontrarme.

-Yo que tú no subestimaría a los magos.

-Olvidas que yo también soy bruja.

-Cierto. Ten cuidado.

-Lo tendré.

* * *

En La Madriguera todos se encontraban recogiendo el salón tras la fiesta de Hermione.

Harry y Ron bajaron rápidamente las escaleras.

-Estamos listos- dijo Harry.

-¿Para qué?- preguntó Bill.

-Para ir a Nueva York a buscar a Ginny- dijo Ron.

Hermione acababa de entrar en el salón. Tenía su pequeño bolsito de cuentas en la mano.

-Por si acaso- dijo mirando a Harry y Ron.

-Como en los viejos tiempo- dijo Harry sonriéndole.

-Hijo- Molly se dirigió a Ron- si la encontráis hazla entrar en razón, y traedla de vuelta.

-Lo haremos mamá- dijo Ron.

-Buena suerte- les dijo Bill.

Los tres amigos se tomaron las manos y se desparecieron. Todo les daba vueltas, sintieron unos retortijonens horribles en el estómago, y al fin pisaron el centro de Nueva York. Al aparecerse en una ciudad más lejana el viaje fue algo más movido.

-¿Cómo vamos a encontrarla aquí?- preguntó Harry- ¡esto es enorme!

Hermione sacó su varita del bolsillo y dijo en voz alta: ¡Accio colgante de Ginny!

-Brillante- dijeron Harry y Ron al unísono.

-¡Mirad!- señaló la castaña.

De la ventana de un edificio cercano salía el colgante de Ginny, el cual flotó hacia ellos.

-¡Allí tiene que estar!- exclamó Ron exasperado- ¡vamos!

Los tres amigos corrieron hacia el portal de aquel edificio que, con suerte, estaba abierto. Tomaron el ascensor y subieron hasta el sexto piso.

-¿Y ahora qué puerta es?- preguntó Ron.

De repente escucharon un llanto tras una de las puertas. Hermione miró alarmada a Harry.

-No puede ser- dijo la castaña, que no tardó en salir corriendo hacia donde provenía el llanto.

-Hermione no sabemos si...

-¡ABRAN LA PUERTA!- la castaña comenzó a aporrear la puerta. Nadie contestó pero el llanto de ese bebé le atravesó el pecho.

Ron apartó a Hermione y gritó: ¡Alohomora!

Los tres entraron rápidamente en el apartamento. No había nadie, pero el llanto del bebé provenía del dormitorio.

-Vamos- susurró Harry.

Ron y Hermione siguieron al ojiverde con las varitas en alto. Harry empujó la puerta. Los tres amigos se sobresaltaron ante la imagen que veían sus ojos: Ginny Weasley se encontraba en medio de la habitación con la varita en alto apuntándoles, y con la mano libre sostenía a la niña.

 

-¡¿TÚ?!- gritó Hermione.

La niña rompió en llanto de nuevo.

-No os acerquéis- amenazó la pelirroja.

-¡GINEVRA MOLLY WEASLEY!- chilló Harry- ¡DEVUÉLVENOS A LA NIÑA!

-Ni lo sueñes- dijo Ginny con frialdad.

-Ginevra-empezó Ron- no me puedo creer lo que has hecho, tú no eres mi hermana.

-Me importa un bledo lo que sea o no sea para ti- terció Ginny- ¿creías que iba a ser la tonta e inocente Ginny? De eso nada. Me he vengado de todo el daño que me habéis causado.

-Ginny, por favor- rogó Hermione con los ojos anegados en lágrimas- devuélveme a mi hija.

Hermione miraba a la pequeña. Su hija paró de llorar al ver a la castaña, la pequeña alzó los brazos en dirección a ella.

-Sufre Hermione- dijo Ginny- ¡sufre como yo he sufrido!

Harry dió un paso adelante mientras apuntaba a Ginny.

-Sabes que no puedes hacerme nada Harry- dijo la pelirroja- si me haces algo, se lo harás también a tu hija.

-Eres una maldita traidora Weasley- Harry arrastró las palabras con desprecio.

-¿Por qué haces esto Ginny?- preguntó Ron.

-Já- rió Ginny con sorna- te diré el porque querido hermanito. Ustedes me hicistéis demasiado daño. Harry me engañó con la que creía mi amiga, y lo peor...¡lo peor es que la deja embarazada! ¿y yo qué? Os importó una bledo como me sentía, el día que iba a ser todo maravilloso, el día de mi boda, de repente todo se volvió negro. Corristéis todos a ver a Hermione al hospital, y os olvidásteis de mí. No pensastéis en cómo me sentía...

-Tienes que entender de una vez por todas que nunca te amé como amo a Hermione- la interrumpió Harry- nunca debí aceptar casarme contigo, iba a cometer un gran error. Mi intención nunca fue hacerte daño Ginny.

-El daño ya está hecho- dijo Ginny- si yo no soy feliz, vosotros tampoco lo seréis. Esta es mi venganza por todo el daño que me habéis causado.

-¡ELLA NO TIENE LA CULPA!- gritó Hermione.

-Oh por supuesto que no la tiene- terció la pelirroja- pero ella es vuestra felicidad, y yo os la arrebato.

-Se acabo el juego- dijo Harry- suelta a mi hija Ginevra.

La varita de Harry apuntaba amenazadoramente a la pelirroja.

-Dejadme en paz- dijo Ginny con la voz ronca- ¡Desmaius!

Un chorro de luz roja atravesó el pecho de Harry y lo derrumbó en el suelo.

-¡HARRY!- gritó Hermione que se arrodilló junto a él.

Ahora fue Ron el que apuntó a la pelirroja, pero para su sorpresa, había desaparecido.

 

-¡Se ha ido!- gritó Ron.

Hermione no podía asimilar aquella situación. Harry estaba inconsciente junto a ella, mientras que Ron solo sabía soltar gruñidos. Aún no podía quitarse de la cabeza la imagen de Ginny con la niña en brazos. Jamás se habría imaginado que la pequeña de los Weasley fuera capaz de hacer semejante barbaridad. Ahora que sabían su paradero no podría ir muy lejos, la encontrarían sea como sea.

Harry comenzó a moverse.

-Harry- dijo Hermione volviéndose hacia él.

El ojiverde se enderezó. Tenía un dolor de cabeza insoportable.

-¿Q-que ha pasado?- dijo llevándose ambas manos a la cabeza- ¡auch, mi cabeza!

-Ginny te lanzó un desmaius- dijo Hermione mirándolo con preocupación.

 

-Maldita sea, ¿dónde está ese demonio?- exclamó Harry enfurecido.

-Se ha ido tío- Ron se arrodilló frente a él- ha vuelto a escapar con la niña.

-¡NO!- gritó Harry- auch...la mataré.

-Ahora que sabemos su paradero no debe andar lejos- dijo su amigo pelirrojo, el cual le tendió una mano y lo ayudó a levantarse.

-No dejaré a mi hija en manos de esa loca- espetó Harry.

-Paró de llorar cuando me vió-la voz de Hermione retumbó en la habitación- alzó sus brazitos...

La castaña comenzó a derramar lágrimas sin poder evitarlo. Harry le pasó un brazo por el hombro y la estrechó contra él.

-Tranquila, la encontraremos y pronto la tendremos con nosotros- le decía Harry mientras la abrazaba.

-Será mejor que volvamos a casa- dijo Ron- aquí ya no hacemos nada.

-Tienes razón- dijo Harry, que apenas podía moverse sin poner una mueca de dolor.

Los amigos se tomaron de las manos y desaparecieron de allí.

¡CRACK!

La señora Weasley corrió escaleras abajo al escuchar ese sonido. En el comedor se encontró con Harry, Hermione y Ron, y a juzgar por sus caras temió que traerían malas noticias.

-¿Qué ha pasado?- preguntó Molly desesperada.

-Hemos encontrado a Ginny- respondió Ron. Su cara no expresaba el menor indicio de felicidad.

-¿Y dónde está?- volvió a preguntar la anciana bruja.

-Se...se fue- fue lo único que logró decir el pelirrojo antes de desplomarse en una de las sillas.

-¿Cómo que se fue? Será mejor que seas más concreto querido- repuso la señora Weasley.

-Mamá- dijo Ron, que no sabía como empezar a hablar, las manos le sudaban y no era capaz de mirar a su madre- encontramos a Ginny en un apartamento de Nueva York, y ella estaba...ella ha...

-Suéltalo ya Ronald- le espetó su madre, que empezó a perder la paciencia.

-Ginny fue la que se llevó a la hija de Harry y Hermione- soltó por fin, quitándose un gran peso de encima.

Molly Weasley cerró los ojos con fuerza, no sin antes mirar a su hijo, y luego a Harry y Hermione durante unos minutos, que a los muchachos les parecieron eternos. Minutos más tarde se sentó en una de las sillas frente a Ron, se llevó las manos al pecho y comenzó a respirar agitadamente.

-Eso no...puede ser- dijo casi sin respiración- mi hija no es así.

-Mamá no sabes cuanto siento tener que decirte esto, pero es la verdad- dijo Ron, cuya voz sonaba más ronca de lo normal- esto es tan difícil para ti como lo es para mí. Ginny ya no es la misma. Ha cambiado. Nos guarda demasiado rencor a todos, y según ella, como venganza, fue capaz de hacer lo que hizo.

-No puedo creer que Ginny haya sido la culpable de la desaparición- dijo la señora Weasley, ahora un poco más calmada- ¿y a dónde se fue?

-No lo sé- dijo Ron- no pudimos detenerla, ella...ella nos estaba apuntando con la varita cuando la encontramos, intenté detenerla pero ella...se desapareció de allí.

Molly se quedó un rato en silencio, y luego con gesto de desaprobación, movía la cabeza negativamente de un lado a otro.

-Creemos que no ha podido ir lejos- intervino Harry sentándose junto a Ron- ahora que sabemos su paradero seguramente haya huído a algún lugar cercano.

-Lo siento muchísimo- dijo Molly dirigiéndose a Harry y luego a Hermione- siento tanto que mi hija haya cometido esa locura...

 

-Molly- dijo Hermione que se había acercado a ella y le pasó un brazo por el hombro- no es culpa suya, sino de su hija. Ha perdido completamente el juicio.

-Querida me imagino como te sientes ahora- dijo Molly tomándole la mano a la castaña- pudiste ver...bueno, ¿pudiste ver a la niña? ¿está bien?

Hermione respiró hondo, pero tardo unos segundos en poder contestar.

-Sí, la vimos- dijo por fin- Ginny la tenía en brazos, no quería soltarla y... se la llevó de nuevo.

Hermione tuvó que morderse el labio para evitar llorar, de nuevo. Odiaba que la vieran llorar en público.

No sabía cómo, pero tenía que encontrar a su hija ahora que ya sabía quién se la había arrebatado. Sea donde sea que estuviera Ginny, iba a encontrarla, esa pelirroja aún no había conocido la ira de Hermione Granger.


Esta capítulo ha sido más largo, para compensarles jejeje, pues estoy ya en clases y no sé cuando voy a poder actualizar. A la historia le queda poco, 3 capítulos más o así. Gracias por seguirla. Un beso

Capítulo 14:

El encuentro

 

La luz de la luna destelleaba a través de las ventanas de la oscura habitación. Un muchacho de cabello castaño entablaba una conversación con cierta pelirroja.

-No puedes quedarte aquí- Jack andaba de un lado para otro estrujándose las manos debido a su nerviosismo- ¡me pueden involucrar!

-No tengo otro sitio a dónde ir- replicó Ginny- descubrieron mi paradero en Nueva York.

-¡Te lo dije!- exclamó Jack haciendo aspavientos con las manos- te dije que te descubrirían, ¿para qué crees que te avisé?

-Ya lo sé- espetó la pelirroja con un resoplido- y te doy las gracias por avisarme, pero por favor deja que me quede.

Jack se paró frente a ella, el joven suspiró.

-¡Está bien!- dijo- pero bajo ninguna circunstancia salgas a la calle, y tendrás que quedarte en la habitación de huéspedes con la niña. Yo te llevaré la comida y lo que haga falta pero por favor, no andes a tus anchas por la casa porque podrían llegar a verte.

-De acuerdo- dijo Ginny- gracias por ayudarme- la joven se acercó a Jack y le abrazó.

-De nada- respondió Jack, aunque no estaba muy convencido de lo que acababa de hacer.

La joven pelirroja tomó su vaso de agua y se lo tomó de un trago.

-¿Cuánto tiempo piensas quedarte aquí?- preguntó Jack alzando una ceja.

-El que haga falta.

-Creo...que no es buena idea- le espetó el joven- si estás aquí será más fácil que te vuelvan a encontrar.

-¿Hermione sabe dónde vives?- preguntó la pelirroja.

-No, nunca la traje aquí.

-Entonces juego con ventaja- decía mientras observaba a la niña, que dormía plácidamente encima de la cama- mientras ella no sepa donde vives no creo que pueda descubrirme fácilmente.

-Aún así no me gusta nada esto, Ginny- repuso Jack, en cuyos ojos se podía reflejar la preocupación.

-Tranquilo. Tú solo haz lo que te dije.

Jack se hundió en el sillón de la habitación para después dirigirle una mirada a la pelirroja.

-Lo haremos a tu manera.

 

* * *

 

Hermione parpadeó varias veces. Ya era de día. Un pequeño rayo de sol atravesaba las ventanas de la habitación. Apenas pegó ojo en toda la noche, su mente repasaba una y otra vez la imagen de Ginny con su hija en brazos. Sus lágrimas luchaban por salir, pero ella no lo permitió. Miró a su lado y vió a Harry profundamente dormido. No quería despetarlo, así que se levantó de la cama con sigilo y bajó las escaleras en dirección al baño.

 

La ducha de las mañanas era lo único que le relajaba en todo el día. Tras ducharse se vistió rápidamente y fue a hacerse un café cargado. Agredeció que Kreacher no estuviera por allí, pues no le agradaba que él hiciera todas las tareas de la casa. La castaña se acomodó en el sofá mientras bebía a sorbos su café. Tenía que aprovechar el domingo y ponerse manos a la obra, tenía que averiguar de una vez por todas el nuevo paradero de Ginny. ¿Pero por dónde empezar?

El móvil de la castaña comenzó a sonar. Se inclinó hacia la mesita donde se encontraba y contestó.

-¿Dígame?

-Hola Herms.

-¡Hola Jack! ¿Qué tal te va todo?

-Muy bien. ¿Estás ocupada?

-Qué va, estaba aquí tomándome un café.

-Genial, ¿te apetece que nos veamos? Si quieres podemos ir a ese parque que tanto te gusta.

-Está bien. ¿Te veo allí dentro de veinte minutos?

-Allí estaré.

-Hasta luego Jack.

Hermione terminó de tomarse el café y fue a vestirse rápidamente. Le dejó escrita una nota a Harry encima de la mesita de noche, y luego salió de la casa.

Fuera hacía una temperatura agradable, mientras caminaba sentía que el viento le azotaba los rizos. Tras varios minutos caminando llegó al parque y pudo ver una figura a lo lejos sentada en un banco. Lo reconoció enseguida.

-Hola Jack.

-Hola Herms- el muchacho la besó en la mejilla- ¿cómo estás?

-Pues bueno, no del todo bien, no te voy a mentir- respondió la castaña con un deje de melancolía en su voz.

-¿No sabes nada de ella?- preguntó Jack mientras invitaba a la castaña a sentarse en el banco.

-Sí- respondió sentándose a su lado- y sé quién es el culpable de su desaparición.

-¿Y quién es?- preguntó fingiendo sorpresa.

-¿Te acuerdas de la hermana de Ron? La que se iba a casar con Harry.

-Uhm, Ginny, ¿no?

-Sí- asintió Hermione- ella robó a mi hija.

-¿Estás de guasa no?- Jack sabía fingir a la perfección.

-¿Crees que lo estoy?- respondió Hermione alzando una ceja.

-No no, claro que no...simplemente me sorprendió.

-Tengo que encontrarla y recuperar de una vez por todas a mi hija.

Jack se quedó un rato en silencio, mirándola. Empezó a ponerse nervioso, y eso no era propio en él. Debía hacer lo que le dijo ella...tenía que intentar separar a Hermione de él.

-Sé cómo debes de sentirte- dijo Jack tomándole la mano a la castaña.

-No lo sabes- dijo Hermione, que no pudo evitar soltar un gemido- tú n-no sabes lo que es que aparten a tu hija de tu lado...y lo peor, que sea tu amiga la que lo haga, bueno, la que creías tu amiga...

Las lágrimas no tardaron en salir de sus castaños ojos. Jack le tomó la barbilla.

-Tranquila ¿vale? Estoy aquí para lo que necesites- decía el joven mirándola a los ojos- encontrarás a tu hija, ya lo verás.

Hermione lo miró. Sus ojos aún anegaban lágrimas que se morían por salir.

-No quiero verte así- Jack le acarició la mejilla- no me gusta ver a la mujer de mi vida llorar.

Hermione cerró fuertemente los ojos y sollozó, después fijó la mirada en los castaños ojos de Jack. El joven se acercó a milímetros de la boca de Hermione, sentía la respiración agitada de la castaña. Esperó unos segundos, y la besó. Hermione no movió un ápice de su boca, ni se apartó. En ese momento estaba dolida, dolia porque Jack seguía intentando conquistarla, aún sabiendo que su corazón le pertenecía a Harry. Sentía que Jack movía pausadamente su boca sobre la suya, y en ese instante reaccionó y lo apartó de un empujón.

 

-¡¿Se puede saber que haces?!- dijo Hermione mirando incrédula al muchacho.

-Yo...yo- Jack no encontraba las palabras adecuadas- yo...lo siento Herms, lo siento, pero te quiero. No he podido evitarlo.

-Ya habíamos hablado de esto Jack, me dijiste que no intentarías nada conmigo- dijo Hermione con el semblante serio.

-Ya lo sé- respondió el joven- pero no puedo cambiar mis sentimientos Hermione, y créeme, te mereces a alguien mejor.

-¿Qué insinúas?- dijo Hermione frunciendo el ceño.

-Que él solo te quiso para acostarse contigo- espetó Jack.

Esas palabras le sentaron a Hermione como un jarro de agua fría. Empezó a perder la paciencia con Jack.

 

* * *

 

Harry se removió en la cama. Acercó su brazo al otro lado de la cama para abrazar a Hermione...pero su mano seguía tocando el colchón. Abrió sus ojos y se dió cuenta que ella no estaba. Se incorporó de la cama y se inclinó sobre la mesilla para coger sus gafas, y entonces, vió una nota. La cogió y leyó en voz alta:

Harry:

He salido un momento al parque con Jack. No te preocupes si no me ves en casa.

Te quiero

Hermione

 

Harry estrujó el papel entre sus manos. No le hacía ni pizca de gracia que Hermione se viera con ese tío. No sabía porque, pero desde el día de la boda le dió mala espina. Dió un salto de la cama y corrió al baño para ducharse y vestirse. Una vez estuvo listo, cogió algo de la nevera para desayunar y luego salió de la casa.

Imaginaba en que parque estarían. Caminaba a paso ligero, esperaba que con suerte los encontrara allí. Estaba nervioso, y no entendía porque. Ese tal Jack no le gustaba un pelo, cuando supo que se había hecho pasar por el novio de Hermione le dió mucha rabia, y lo peor es que lo hizo para que él no se enterara de que estaba embarazada. Pero ya no importaba, él estaba con Hermione y criarían a su hija juntos, como debe ser.

El ojiverde se paró frente a la puerta del parque y, a lo lejos, pudo ver dos figuras una frente a otra. Se acercó un poco más y los vió. Jack jalaba del brazo a Hermione.

-Hermione por favor- Jack tiraba de Hermione- él no te merece.

-¿Cómo te atreves?- dijo Hermione furiosa deshaciéndose de su agarre- tú no conoces a Harry.

-No lo conozco pero por lo que me contaste así solo se comporta un miserable- terció Jack, que ya había perdido la paciencia.

Hermione no daba crédito a lo que oía. Miraba a Jack con ira, no podía creer que su amigo estuviera hablando así.

-¡No hables así de Harry!- chilló Hermione.

-Yo habría sido mejor padre, podríamos haberla criado juntos Hermione- dijo Jack, ahora su mirada era de súplica.

-Harry es el único padre de mi hija- terció Hermione. Su mirada reflejaba odio.

-Yo sé donde está tu hija- Jack habló sin pensar.

 

-¿QUÉ?- dijo Hermione, ahora acercándose más a él.

-¡HERMIONE!

Harry acababa de llegar corriendo hacia donde estaban ellos. Ambos muchahos se giraron al verlo llegar.

-¿Harry?- dijo Hermione, que lo miraba confusa- ¿qué haces aquí?

-Leí tu nota y vine en cuanto pude- dijo el ojiverde- ¿estás bien? ¿te está haciendo algo este imbécil?

-Cuidado con lo que dices- dijo Jack, que se volvió desafiante hacia Harry.

-No me digas lo que tengo que hacer- Harry sacó su varita.

El viento empezó a soplar más fuerte de lo normal, y el día se nubló a un gris oscuro.

-¡Harry por favor!- pidió Hermione- aquí no, pueden verte los muggles.

El moreno bajó su varita, aún con la vista fija en Jack.

-No le estaba haciendo nada a Hermione, nunca le haría daño.

Hermione se giró hacia él.

-Qué es eso que dijiste de que sabías donde estaba mi hija.

-¿Cómo dices?- preguntó Harry paseando su mirada entre Hermione y Jack sin comprender nada.

-Yo...no dije nada de eso- espetó Jack. Intentó evadir el tema, cómo pudo ser tan tonto de soltar eso delante de Hermione.

-¡No lo niegues!- gritó Hermione. La castaña se acercó a él y lo zarandeó de los hombros- ¡¿dónde está mi hija?!

-¡YO N-NO LO S-SÉ!- Jack intentaba zafarse del agarre de Hermione.

Harry agarró a Hermione de la cintura, pero ésta intentó zafarse del agarre.

-¡SUÉLTAME HARRY!

-¡Está loco!- chilló Harry esquivando los golpes de Hermione- ¡no le hagas caso, te está atormentando con lo de la niña!

Jack no se le ocurrió otra cosa que salir corriendo de allí. Hermione gritaba furiosa.

-¡Harry tenemos que seguirlo!- Hermione se logró deshacer del agarre de Harry y ahora corría tras él.

-¡Hermione espera!

El ojiverde corrió tras ella. De repente la perdió de vista, y entonces, sintió como alguien tiraba de su brazo.

-¡Hermione pero qué...

-Shhh. Se ha parado allí, ahora podremos seguirlo más fácilmente. Cree que nos hemos ido.

Harry y Hermione observaban tras un matorral como Jack miraba a todos lados por si aún le seguían, pero al ver que no estaban a su alcance, continuó con su camino a paso ligero.

-Vamos- susurró Hermione.

Tomó el brazo de Harry y ambos siguieron con sigilo a Jack haciendo todo lo posible para que no los descubriera.

-¿Puedes explicarme por qué seguimos a este imbécil?- bufó Harry.

-Dijo que sabía donde estaba nuestra hija.

-¿Y te lo creíste? Hermione, eres inteligente, no deberías creerte las trolas de...

-Sé que decía la verdad- lo interrumpió Hermione- lo conozco de hace algunos meses, y pude ver en sus ojos el miedo...algo nos está ocultando.

Harry solo se limitó a seguir a Hermione. Pasados varios minutos andando tras Jack, llegaron al claro de un jardín donde había una pequeña casa. Vieron como Jack abría la puerta y se metía en la casa.

-¡Solo iba a su casa!- replicó Harry.

-Vamos Harry- susurró.

Hermione tiró de Harry y juntos fueron caminando sigilosamente hacia la parte trasera de la casa. La castaña se acercó a una pequeña ventana y asomó sigilosamente la cabeza. Pudo ver a Jack, pero no veía con claridad a la otra persona. Parecía que estaban discutiendo.

-¡Psst! ¡Hermione!- la llamó Harry.

 

Pero ella le hizo caso omiso. Volvió a asomarse en la ventana y, justo en ese instante, la otra persona se giró lo suficiente para que la castaña pudiera reconocer al instante de quién se trataba. Sus castaños ojos se abrieron como platos. Era imposible. ¿Era Ginny Weasley la que se encontraba en casa de Jack y discutiendo con él?

-Es ella- dijo Hermione apretando los dientes.

-¿Quién?- susurró Harry, pero el ojiverde observó como su novia sacaba la varita y apuntaba con ella a la ventana.

-¡BOMBARDA!

Los cristales de la ventana saltaron por los aires y parte de la pared trasera de la casa explotó en pedazos.

Dentro de la casa, Ginny y Jack pegaron un grito desgarrador. La niña rompió a llorar en la cuna.

Hermione entró rápidamente apartando los trozos de escombros y cuando pudo disipar el humo no daba crédito a lo que veían sus ojos: Jack se encontraba tirado en el suelo cubriéndose con los brazos, mientras que Ginny de pie delante de él, apuntaba con la varita.

-¡MALDITA!- gritó Ginny.

En ese momento Harry apareció tras Hermione, también empuñando su varita.

-Sabía que te encontraría pronto- espetó Hermione con frialdad, dirigiendo a la pelirroja una mirada furtiva.

-Y esta será la última vez que me veas- dijo la pelirroja esbozando una sonrisa triunfal.

Un chorro de luz roja iba directo al pecho de Hermione, pero Harry se interpuso y gritó: ¡Protego!

Una bola de luz rodeó a Harry y a Hermione, y el hechizo de Ginny rebotó en el armario. La pelirroja se había apartado a tiempo.

Aprovechando la confusión del momento, Hermione se abalanzó sobre la cuna y con un rápido movimiento de varita hizo aparecer una cobija. Cogió a su hija y la cubrió con ella.

-¡QUÍTASELA!- gritó Ginny- ¡QUÍTASELA JACK!

Jack aún se encontraba tirado en el suelo, horrorizado observando aquella catástrofe. Rápidamente dió un brinco y se abalanzó sobre Hermione agarrándola de un brazo.

-¡DEPULSO!

El hechizo dió de lleno en el pecho de Jack y éste chocó contra el armario, echándolo abajo.

-¡RON!- gritó Hermione- ¿qué hacéis aquí?

Ron y Luna acababan de aparecerse en la casa, ambos estaban con las varitas alzadas. La rubia ayudaba a Harry a levantarse del suelo.

-¡Os encontramos a través del hechizo localizador!- gritó Ron.

Ginny se levantó del suelo y se disponía a abalanzarse sobre Hermione.

-¡HERMIONE CORRE!- gritó Harry- ¡LLÉVATE A NUESTRA HIJA LEJOS DE AQUÍ!

Hermione, presa del pánico, estrechó a la pequeña contra su pecho y salió corriendo de la casa, pero la pelirroja fue tras ella.

-¡NUNCA SERÁS FELIZ HERMIONE!- gritaba Ginny con la varita en alto.

Hermione corría todo cuanto su cuerpo le permitía, ni si quiera pudo saber como estaban Harry y los demás, ahora lo único que le importaba era proteger la vida de su hija.

De repente, la castaña sintió que algo la golpeó por detrás y se derrumbó en el suelo.

-¡HERMIONE!- la castaña escuchó el grito de Harry tras ella.

-¡ARESTO MOMENTUM!

Fue lo último que Hermione escuchó antes de caer inconsciente sobre la hierba.


¡Ya les debía un capítulo! Tengo que deciros que el próximo capítulo aún no está terminado, así que disfruten de este mientras, intentaré terminar la historia lo antes posbile, aunque las clases me ocupan tiempo. Un saludo a todos, y gracias.

 

Capítulo 15:

Juntos de por vida

Luna, que acababa de lanzar el hechizo, corrió hacia dónde estaba Hermione y cogió a la niña que se había quedado suspendida en el aire gracias al hechizo de la rubia, que evitó que la pequeña cayera de golpe en el suelo.

-¡HERMIONE! ¡HERMIONE DESPIERTA!

Luna zarandeaba a Hermione mientras agarraba a la pequeña.

Hermione abrió los ojos y lo primero que vio fueron unos llorosos ojos azules.

-L-Luna...

-¡Hermione! - la rubia se abalanzó sobre su amiga y la abrazó.

-¡¿Dónde está mi hija?!

La rubia le acercó a la niña. La castaña rompió a llorar y acogió a la niña en sus brazos.

-Mi niña...te he echado tanto de menos...

-¡BASTA DE TONTERÍAS!

El grito de la pelirroja alertó a Hermione y a Luna, que se encontraban arrodilladas en el césped del jardín.

-¡DEVUÉLVEME A LA NIÑA HERMIONE! ¡ES MÍA Y DE HARRY, COMO SIEMPRE DEBIÓ SER!

-¡ESTÁS LOCA! ¡JAMÁS TE PERDONARÉ LO QUE HICISTE GINEVRA MOLLY WEASLEY!

-¡TE ARREPENTIRÁS DE HABERME QUITADO LO QUE MÁS QUERÍA!

Ginny apuntaba con la varita a Hermione.

-¡Basta Ginny! - gritó Luna- ¡pueden verte los muggles!

-La casa está rodeada de un hechizo anti-muggles lunática estúpida.

-¡NO VUELVAS A INSULTAR A LUNA!

-¿Te crees que te haré caso Hermione? ¡Me importa una mierda lo qué digas! Se acabó el juego. Si Harry no está conmigo tampoco lo estará contigo, y menos con esa mocosa. ¡DESMAI...!

Pero antes de que Ginny pudiera articular palabra un fuerte chorro de luz le impactó en la espalda. Su varita salió despedida por los aires y la pelirroja se derrumbó en el suelo.

-¡HARRY! - gritó Hermione.

El ojiverde corrió hacia donde estaban las dos amigas y se arrodilló frente a Hermione. La castaña sintió como el cuerpo de Harry se abalanzaba sobre ella, con cuidado para no aplastar a su hija. Cuando se separaron Harry le tomó el rostro con ambas manos y la miró con los ojos llorosos.

-¿Estás bien?

-Ahora sí.

Hermione sonrió y miró a su hija, que ahora la miraba con sus pequeños ojos verdes y sus manitas alzadas. Harry la tomó entre sus brazos.

-Mi niña, me hace tan feliz que estés bien y de nuevo junto a nosotros.

El moreno estrechó a su pequeña entre sus brazos llorando de felicidad.

-¡SUÉLTAME!

Mientras, la pelirroja intentaba zafarse del agarre de su hermano.

-¿No has hecho ya bastante daño Ginny? ¡Basta ya!

La pelirroja no pudo evitar el llanto. Por su rostro corrían lágrimas de rabia e impotencia.

-¿Sabes que pueden llevarte a la cárcel por esto?

-¡NO!

-¡GINEVRA!- Ron la agarró de los hombros- ¿SABES LO QUE HAS HECHO? ¡POR FAVOR ENTRA EN RAZÓN Y MADURA DE UNA PUÑETERA VEZ!

Ginny paró de llorar al escuchar las palabras de su hermano. Lo miró fijamente, pero el odio había desaparecido.

-No quiero ir a la cárcel Ron, por favor...

Su hermano la miró con frialdad.

-Solo si me prometes que jamás te vuelvas a acercar a Hermione y a Harry, y mucho menos a su hija.

-¿Y a ti?

Se quedaron un rato en silencio, mirándose.

-Podrás contactar conmigo, pero lejos de aquí.

 

-¿Me estás pidiendo que me vaya de Londres?

-Sí, así es Ginny. No creo que seas de buen agrado por aquí...

-¿Y mamá y papá? ¿Nuestros hermanos?

-Contacta con nosotros a través de cartas o de lo que tú quieras, pero lo mejor es que empiezes de nuevo en un lugar lejos de aquí, si no quieres acabar en la cárcel.

La pelirroja lo miró horrorizada, y luego agachó la cabeza asintiendo.

-Está bien. Volveré a Nueva York y empezaré una nueva vida. Diles a papá y mamá que los quiero, y a nuestros hermanos también, y que...estaré bien - la pelirroja no pudo evitar que una lágrimas cayeran por su rostro.

Ron asintió.

-Hasta pronto, Gin.

Con un fuerte crack, su hermana se desvaneció, entonces Ron se acercó hacia donde estaban sus amigos.

-Ya todo pasó.

Luna suspiró aliviada y abrazó al pelirrojo, después ambos ayudaron Harry y Hermione a levantarse.

-¿Qué pasó con Ginny?- preguntó Luna mirando al pelirrojo.

-Se ha ido, para siempre.

Hermione se acercó al pelirrojo y le dió un apretón.

-¿Tú cómo estás? Después de todo es tu hermana- dijo la castaña.

-Estoy bien Herms, no te preocupes. Aunque sea mi hermana jamás le perdonaré lo que os hizo, aún así mantendré el contacto con ella pero me prometió que jamás se acercaría a vosotros, ni a la niña.

Hermione asintió y abrazó a su amigo. El pelirrojo le correspondió el abrazo.

Mientras sostenía a su hija en brazos, Harry se acercó a Hermione.

-Es hora de que seamos felices, ¿no crees?

Hermione lo miró y sonrío. Jamás había estado tan de acuerdo con Harry en todos estos años.

 

 

 

* * *

 

Hacía un día espléndido, el sol brillaba con fuerza, filtrándose por las ventanas de la gran casa de los Weasley. En la habitación, que un día fue de la pequeña de los pelirrojos, se encontraba una Hermione radiante de felicidad, mirándose frente al espejo, mientras su amiga Luna terminaba de arreglarle el cabello.

-Estás preciosa, Herms- dijo su amiga mirándola de arriba a abajo.

-¿Tú crees?- preguntó la castaña.

-¡Oh por favor!- exclamó la rubia- ¡por supuesto que sí! Mírate, el vestido te hacer ver como una princesa.

-Creo que la última vez que me ví así fue en el baile de Navidad de cuarto año- dijo suspirando.

-Herms, tú siempre has sido preciosa, así que deja de sacarte defectos ¿quieres?- replicó su amiga- y ahora vamos, todos están esperado fuera.

La castaña no pudo más que sonreír ante el comentario de su amiga mientras la seguía hacía el jardín.

Fuera, todo estaba decorado con flores y guirnaldas, había una gran carpa al igual que en la boda de Bill y Fleur, y una alfombra que llevaba a un pequeño altar.

Hermione llegó al principio de aquella alfombra, donde su padre la esperaba.

-Estás preciosa cariño- dijo su padre tomándola del brazo, mientras que Luna se dirigió a su asiento junto a Ron.

-Gracias papá.

Mientras, junto al altar, Harry observaba, feliz, como se acercaba Hermione a brazos de su padre, vestida con un largo vestido blanco y con el cabello recogido en un elegante moño, mientras unos tirabuzones caían sobre su rostro.

La marcha nupcial comenzó a sonar, y todos los invitados esperaban expectantes la llegada de la novia al altar. Ron y Luna estaban sentados en la primera fila, ya que eran los padrinos. La rubia sostenía a la pequeña Lily Jean, que ya tenía un año de edad. Sus pequeños ojos verdes fijaron la vista en su padre, que la miró con ternura, y su cabello castaño relucía al sol.

 

Hermione y su padre acaban de llegar al altar.

-Harry, te entrego a mi hija. Hazla feliz, y ámala como ella se merece.

- No tenga ninguna duda sobre ello, señor Granger.

Ted besó a su hija y luego se alejó de allí.

Harry tomó a Hermione del brazo, y la miró sonriente.

-Estás preciosa, aunque siempre lo has sido.

Hermione no pudo más que sonreír.

Un año atrás, Harry y Hermione encontraron un apartamento en Londres y se mudaron juntos con la pequeña. Habían decidido casarse cuando la pequeña cumpliera un año, pues querían dedicarle a su hija todo el tiempo que habían perdido, antes de unir sus vidas para siempre. Aunque no era necesario, pues ellos habían estado unidos desde siempre.

-Y por el poder que me ha sido otorgado...

Hermione miró a Harry con los ojos llorosos. El moreno le sonrió, apretándole la mano.

-...yo os declaro juntos de por vida.

El jardín estalló en aplausos, cuando, por fin, Harry y Hermione compartieron un dulce beso, uniendo sus vidas para siempre.

En ese momento, la rubia soltó a la pequeña en el suelo, y Lily corrió, a pequeñas zancandas, junto a sus padres.

-¡Mami, papi!

Hermione vió a su hija corriendo hacia ella, y no pudo más que reír, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. La castaña la cogió entre sus brazos.

-Mi amor- dijo mientras la estrechaba junto a ella.

Hermione miró a Harry, y este se acercó a la pequeña.

-Tu papá es el más feliz del mundo, ¿sabes Lily? Porque se ha casado con la mujer de sus sueños, con la que ha sido su amiga incondicional desde que tenían apenas doce años, con la que ha sido como una hermana, con la que ha estado ahí por y para él y con la que habría dado su vida por él, sin importarle nada.

Luna miró a Ron, enternecida. El pelirrojo le pasó el brazo por el hombro y le besó la cabellera rubia. No hacían falta las palabras para sus dos amigos, pues solo con verlos juntos con su hija, con eso bastaba.

 

Hermione no podía evitar mirar a Harry mientras pronunciaba aquellas palabras, aquellas palabras que la estaban haciendo llorar en aquel momento.

Harry miró a su hija, pudo ver que esbozó una pequeña sonrisilla, y le besó su pelo castaño, como el de su madre. El moreno dirigió la vista hacia su esposa.

-Deberías estar feliz en este día- dijo Harry pasando su dedo por las mejillas de la castaña, en el intento de secar sus lágrimas.

-Y lo estoy- respondió ella, posando su mano sobre la de Harry- estoy llorando de felicidad, Harry, porque por fin te tengo junto a mí, porque te quiero muchísimo, infinito, y porque tenemos a nuestra hija junto a nosotros.

-Como debe ser- respondió el moreno, sonriendo- te amo Hermione, y siempre lo he hecho, y lo haré, por la eternidad.

-Te amo muchísimo, Harry James Potter.

Harry rodeó a Hermione entre sus brazos, y la besó, la besó con amor, con ese amor que siempre le había tenido a aquella castaña de pelos alborotados que conoció en aquel vagón del tren.


¡SIENTO MUCHÍSIMO LA TARDANZA! Pero aquí les traigo el último capítulo de esta historia, no podía dejarles colgados, me hubiera gustado alargarla más, pero la falta de tiempo me lo impide.

Quiero dar las gracias a todos y cada uno de los que han seguido esta historia, gracias por los comentarios y por aguantar hasta el final. Hasta la próxima.

Un beso fuerte a todos.

Embarazada de mi mejor amigo - Fanfics de Harry Potter

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Una chica con el pelo color castaño se encontraba sentada en el sofá. Tenía las manos juntas y le temblaban las piernas. Su mirada estaba perdida. El reloj

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2023-02-27

 

Embarazada de mi mejor amigo - Fanfics de Harry Potter
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