La luz comenzó a filtrarse por la ventana de la amplia habitación de los Gryffindor de sexto curso, cuyas paredes estaban adornadas con los colores de su casa, rojo y dorado. Las cuatro camas de la estancia, dentro de cada una de las cuales, dormia un adolescente, también lucian los colores de Gryffindor, la casa de los valientes.
El suelo de madera hizo un ruido extraño, aunque los chicos ya estaban acostumbrados, a principios de diciembre, hacia mucho frio , y el desgastado suelo comenzaba a contraerse.
Uno de los muchachos, Remus Lupin despertó , molesto por los rayos de sol que chocaban contra su rostro.
Tenía unos preciosos ojos miel, casi dorados, y el cabello castaño, muy, muy claro. A sus casi diecisiete años no era muy alto, y estaba muy delgado, a pesar de que comia el doble que un muchacho de su edad... ¿Entonces... si tanto adoraba comer, por qué no engordaba? Remus estaba maldito... un hombre Lobo lo habia mordido, once años atrás, y, desde ese momento, cada noche de luna llena, sufria una dolorosa transformación en un enorme lobo, y perdia el control de sus actos. Días antes de su cambio , estaba irascible, saltaba a la mínima, y, tras la luna llena, durante dos o tres dias, estaba agotado, el lobo dañaba su cuerpo, y habia ocasiones en los que ni siquiera poda levantarse de la cama.
Por suerte, tenia a sus amigos, aquellos que compartian el cuarto con él. Conocian su condición desde principios del año pasado, y, desde entonces, lo acompañaban a la casa abandonada en la que se encerraba para no hacer daño a los humanos. Sus amigos habian aprendido, ilegalmente, a transformarse en animales, pues, de esa forma, no les atacaba durante las horas en las que se transformaba en una fiera. Remus les estaba profundamente agradecido a sus amigos, por aceptarlo, por no abandonarlo...
Otro de los cuatro chavales que dormia en el cuarto despertó e instantaneamente, se puso las gafas que le permitian ver con claridad. Tenía el cabello negro, revuelto, y unos bonitos ojos cstaños se escondian detrás de las lentes. Era atractivo, al igual que su escuálido amigo, y podria tener a cualquier chica, pero él, solo tenia ojos para la única de su curso que no le prestaba atención; Lily Evans, una bonita e inteligente pelirroja de ojos verdes. Su mote, Cornamenta, se debia al precioso ciervo en el que era capaz de convertirse.
-Buenos días, Lunático -dijo saludando a su amigo. Entre ellos, la mayoria de las veces se llamaban por sus apodos, y solo usaban el nombre de pila para asuntos serios. -¡Lunático! - esta vez, casi gritó, pero su amigo lo ignoró las dos ocasiones. Lupin observaba con la boca entreabierta dormir a Sirius Black, su mejor amigo, y el chico más sexy y popular de Hogwarts . - ¡Mira! ¡Una carta de Hannah Miller para Canuto!
-¿Qué? ¿Dónde? -Lupin giró bruscamente la cabeza, para ver, sorprendido , como James reia tumbado en su cama. -¿Qué es lo que tiene tanta gracia, Cornamenta? -Pregunto enojado.
-Oh, vamos... ¿Has visto como lo miras? -Remus se ruborizó... -Es como si te gustara - La cara del licántropo era un poema.
-¿A mi... ? ¿Sirius?... Cada dia tienes más imaginación, James -dijo con voz temblorosa. Potter abrió la boca y caminó hasta la cama de su amigo
-Lunático, actuas muy mal. Y ... ¿Desde cuando me llamas James? No me digas que... -Remus agarró de la camisa del pijama a su amigo, con violencia, y le susurró al oido:
-Potter. Como le digas algo...
-Tranquilo, Remus - dijo el moreno con un tono serio mientras se libraba del agarre. -Somos amigos ¿No? Tranquilo. No le diré nada. -Remus suspiró.
-Gracias.
En ese momento los dos chicos que quedaban por despertarse abrieron los ojos.
Uno de ellos era extremadamente atractivo. Sus cabello, negro, llegaba a la altura de la barbilla. Sus ojos, grises, contrastaban perfectamente con su piel pálida. Era arrogante e infantil, pero también inteligente, y, daria cualquier cosa por sus amigos . Casi todas las chicas (y algunos chicos) de Hogwarts suspiraban por él, lo que aumentaba su enrme ego. En las noches de luna llena en las que acompañaban a Remus, se transformaba en un bonito perro negro, enorme. Como ya habreis deducido, ese era el dueño de los pensamientos del ¡obito; Sirius Black.
El otro muchacho se llamaba Peter Pettigrew. Era bajito, regordete, de pelo castaño y diminutos ojos negros, que recordaban a una rata. De hecho, el animal en el que se convertia, era ese roedor. Menos inteligente que sus amigos, era un chico interesa, que solia juntarse con los más fuertes... (ese habia sido el propósito por el cual se habia echo amigos de los otros mucahcos) La primera impresión cuando le conocias, era la de un chico desagradable, pero, cuando le conocias, era agradable, simpático, gracioso, y, realmente, verdaderos lazos de amistad lo unían al resto de los Merodeadores, nombre que recibia el grupo que formaban.
-Buenos dias... -susurraron Peter y Sirius al mismo tiempo, adormilados.
-Hola... -James no pudo evitar ver que las mejillas de Remus se teñian de rojo.
-Lunático... ¿cuando es la próxma luna Llena? -pregutó Black mientras Peter se desperezaba.
-En cinco dias... ¿Por qué lo preguntas?
-Hannah Miller me ha invitado a salir... no queria que coincidiese con la luna llena...
-¿Y si tuvieras que elegir? -dijo Remus mientras sentia una sensación extraña, no era celoso, pero tuvo que reconocer que tuvo ganas de matar a la chica que habia quedado con su amigo. Incluso tuvo que apretar los nudillos para no golpear la pared. El lobo de su interior comenzó a altenarse.
-¿Cómo?
-Si tuvieras que elegir... salir con ella o acompañarme ¿Qué harias? -Sirius sonrió y se sentó en la cama de su amigo. James ymumuró algo, cogió del cuello de la camiseto con la que dormia a Peter, y salieron de la habitación.
-¿Tú que cres, Lunático. Sabes que la primera regla de los Merodeadores es anteponer nuestras reuniones a cualquier cosa. - Remus sonrió e, impulsivamente lo abrazó.
Estaba confuso... ¿Si le confesase todo a Sirius, se lo tomaria bien?
Lo siento si hay alguien a la que no le gusta esta pareja.... pero es mi favorita... ¡Ya no podia resistir la tentación de hacer un fic sobre ellos!
Se agradecen los comentarios!!
Besos!!
Remus sentia como las entrañas le ardían.
Estaba en la Casa de los Gritos, una vieja vivienda abandonada en la que se encerraba para no hacer daño a los humanos. Estaban en una sala amplia, que antaño fue un comedor. Ahora las paredes estaban cubiertas de polvo, ya no se distinguia su antiguo color. Lo mismo pasaba con el antiguo suelo de madera, cuyos listones comenzaban a resquebrajarse, mugrientos. Habia, también, algunos muebles, inservibles hacia mucho tiempo, amontonados junto a los paredes, todos ellos llenos de marcas de mordiscos y arañazos. La casa era enorme, pero esa era la única habitación en la que el lobo podia moverse sin sentirse encerrado. A través de las numerosas ventanas, sin cristales, pero tapadas con listones de madera, se podia ver la hermosa luna llena, que asomaba entre las nubes que esa noche la cubrían. Subiendo por las escaleras, igualmente envejecidas y sucias, dispuestas a la izquierda de la habitación, se podia llegar a la única alcoba en la que era posible habitar. Los Merodeadores la habian preparado para que Remus pudiese descansar después de sus transformaciones.
A Remus le acompañaban sus amigos, Peter, Sirius y James, que pronto se transformarian en su forma animaga para evitar que Lupin les dañase.
Poco a poco, de la piel del adolescente comenzaron a salir gruesos pelos grisáceos, las extremidades se convirtieron en patas, su rostro se transformó en el de un canino y la dentadura camibó, ahora dos enormes colmillos asomaban por os lados de la boca. Lo único que no cambió fue la tonalidad de sus ojos, aunque estos se volvieron vacios, inexpresivos.
El espléndido lobo de ojos dorados aulló. Atrás quedaba el dolor que segundos atrás habia sufrido el adolescente; la sensación de que la piel le era arrancada habia sido olvidada, y la consciencia ya no volveria hasta que la luna llena se ocultase.
El lobo gruñó, olisqueando el ambiente, y clavó sus ojos en los animales que le acompañaban; una rata, un ciervo, y un perro.
El cánido se acercó a él, tratando de averiguar de que humor se encontraba la bestia ese dia. Sabia que, a pesar de que el lobo solía tranquilizarse cuando ellos estaban, en ocasiones se rebelaba, mordia y arañaba, desgarrando la carne de sus acompañantes, produciendo profundas heridas que luego dejanban cicatriz en la piel de los muchachos, y, sin embargo, estos no se quejaban.
Cauteloso, el perro, al ver que su amigo no se movia, avanzó hasta estar en frente de él. El ciervo y la rata se quedaron quietos, al fondo de la polvorienta habtación, eran demasiado débiles como para hacercarse al lobo hasta que el cánido les hiciese la señal que decia que no habia peligro. Sirius se atrevió a rozar al lobo con su cuerpo, y este no refunfuñó, es más, se moivió hasta quedar frente a frente con el can, y le lamió el cuello.
Sirius miró a sus amigos; tenian luz verde para acercarse.
Esas noche nunca eran divertidas; Remus casi siempre acababa dañándolos, pero no les importaba. Sabian que si dejaban solo al lobo Lupin podria morir, la bestia tenia mucha fuerza y, si no tuviera a sus amigos vigilándose, podria internarse en el Bosque, en el que habiataban mil criaturas que devorarian a Remus en cuanto recuperase, al llegar el amanecer, su forma humana. Se las habia arreglado solo hasta los quince años, pero en ese momento, en el que comenzaba a alcanzar la edad adulta, el lobo se volvia más fiero.
Si hubiera tenido su forma humana, el ciervo hubiera suspirado. Le esperaba una noche en vela, caminando en círculos alrededor de su amigo, acercándosele a veces, siempre y cuando, éste se lo permitiese.
Cuando la luna comenzó a dejarle paso al sol, el efecto de la maldición se revirtió. El pelaje griasáceo comenzó a ocultarse entre la piel del muchacho castaño, mientras las garras y patas eran sustituidas por extremidades humanas, y el rostro recuperaba su forma habitual.
Dolia, muchísimo, incluso más que en el momento de la transformación.
Agotado, cayó sobre el raido suelo de madera, desnudo, mientras jadeaba. A pesar de que el lobo no habia sufrido uno de sus aranques de furia, nuevas heridas se habian abierto en su espalda, junto a las antiguas, ya cicatrizadas. Sus amigos recuperaron su forma original, y, mientras Peter suia para buscar algo con lo que envolverlo, Sirius y James se acercaron a él, acariciándole la frente. Estaban a principios de octubre, y ya empezaba a hacer frio, por lo que Remus temblaba.
Cuando Peter volvió, poco después, con una manta amplia entre sus regordetas manos, fue el muchacho moreno el que cubrió el escuálido cuerpo de su amigo, para luego cogerlo en brazos, y subir las escaleras para posarlo en la cama.
La habitación era pequeña, pero acogedora. Era el único lugar de la casa en el que hubiera sido posible vivir. Las paredes estaban pintadas de azul, y el suelo, de madera, no crugia no se resquebrajaba. Apenas habia mobiliario, tan solo una cama, en la que, ahora, Remus dormia, y tres butacas, donde los otros Merodeadores también trataban de conciliar el sueño.
Gracias a todos los que hayan leido el capitulo.
Se aceptan comentarios !!!
Besos!!
Angustia.
Angustia y dolor, mucho dolor.
Con esas simples palabras se podia definir los sentimientos de Remus Lupin en esos momentos, cuando veia a su amigo, Sirius, besar con fervor a una rubia un curso inferior al suyo.
Solo hacia dos dias de la luna llena y el lobo todavia palpitaba en su interior. Y las heridas escocian, pero él ya no las sentia, porque lo que más daño le causa era oir los tenues gemidos de la chica, que le metia mano al apuesto mago sin importarle que estuvieran en medio de la sala común, rodeados por veinte o treinta personas de todos los cursos, y, Merlin, eso era lo único que dolia.
Harto de ver tal espectáculo, cerró bruscamente el libro que trataba que habia dejado de leer media hora atrás, cuando Sirius llegó cogido de la mano de la rubia.
Subió casi corriendo las escaleras que lo llevaban a su habitación, mientras miles de lágrimas amenazaban con salir de sus hermosos ojos.
Llegó, y no le importó ver como James lo miraba interrogatoriamente, con una chispa de preocupación en su mirada. Simplemente, cerró la puerta, y se dejó resbalar hasta sentarse en el suelo, sollozando, mientras su cuerpo temblaba incontrolablemente.
Luego, sintió unos brazos fuertes y cálidos rodeándole, mientras le susurraban al oido "No pasa nada, Remus... " , luego, una sensación caliente y efímera en la mejilla, que no eran otra cosa que los labios de James posándose sobre su piel suavemente, le devolvió el sentido de la situación. Recordó quien era, y el motivo de su llanto.
Se separó de James, enjugó sus lágrima y se fue a la cama, a pesar de que apenas eran las siete de la tarde. No queria hablar. No ahora.
Soñó con el dia en el su supo que sus amigos conocian su secreto...
Estaban en tercero...
Remus estaba sentado en su cama, leyendo, como de costumbre. Acababa de encontrar una posición cómoda, que permitia que ninguna de sus recientes heridas, provocadas la noche anterior, le doliesen.
De pronto, con brusquedad, el dosel de su cama se abrió, dando paso a sus amigos, que tenian expresiones muy serias.
Remus se estremeció, eso no presagiaba nada bueno.
-Lo sabemos... - murmuró James.
-¿Qué? No sé de que me hablais.
-No disimules, Remus - siguió Sirius - Te vimos entrar al Sauce Boxeador.
-No entiendo como has podido... - Peter clavó su mirada negra en la dorada de Remus.
Los ojos de Lupin se llenaron de lágrimas. Temblando inconteniblemente, se soltó el libro y los miró con terror.
-Yo... lo siento chicos... entiendo que... os alejeis de mis... pero no... no se lo digais a nadie... por favor... - estaba desesperado. Las únicas personas con las que habia entablado amistad, desde que el lobo le mordió, sabian su secreto. Ya no volerian a hablarle y él tendria que aprender a vivir con ello.
-¿Como pudiste creer que nos importaria? - Dijeron los tres simultaneamente, sonriendo y , tras dar un segundo a Remus para asimilar la última frase, se abalanzaron sobre él, abrazándolo hasta el punto de casi asfixiarlo.
Dos días después, le dijeron que se convertirian en animagos ilegales, para que jamás pasase una de esas noches de luna llena él solo.
Cuando despertó, habia alguien observándole, y acariciando su rostro, posando suavemente os mechones castaños tras sus orejas.
Antes de abrir los ojos, pensó que era James quien habia velado su sueño, y le estaba agradecido.
Pero cuando sus ojos se abrieron no era su amigo de mirada castaña el que le observaba.
Eran dos hermosas orbres grises, propiedad del dueño de su corazón:
-Sirius... -susurró -¿Qué haces aqui? - el chico sonrió, y murmuró, sin deterner sus caricias:
-James me dijo que estabas mal, que habias subido a la habitación llorando... - su tono se volvió un poco más serio y dijo- ¿Qué te pasa, Remus?
El licántropo bajó la mirada, incapaz de sostenerla, pero Sirius tomó su rostro entre las manos, obligándolo a levantar la cabeza.
-¿No confias en mi?
-Claro, Sirius, es que...
-¿Si?
-Verás, tú... tú me...
Se lo contará ???
O se arrepentirá en el último momento??
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BeSoS!!!!
-Verás Sirius, tú... tú me... - En sus ojos se agruparon algunas lágrimas. Se acurrucó más contra él y Sirius le envolvió entre sus brazos, acariciándole lentamente la espalda. Lupin sintió, a pesar de la sensación de vacio en el estómago, que podria morir en ese instante.
-Remus, no llores... - murmuró dulcemente Sirius, con una chispa de preocupación en su voz- ¿He echo algo que te hiera?- Le levantó el rostro y lo mitó a los ojos- Sabes que nunca te haria daño a propósito ¿verdad? - Remus asintió. Tomó aire para decir una de las frases que sellarían su destino, mientras su corazón latia frenéticamente.
-Tú me...
-¡Tengo una cita con Lily Evans! -Dijo James entrando bruscamente a la habitación, sin molestarse en llamar a la puerta.
Sirius soltó el abrazo y se levantó bruscamente de la cama de Remus, acercándose a James para darle la enhorabuena.
El joven Potter le sonrió, ignorando la mirada asesina y los deseos homicidas que nacían en el interior de su amigo licántropo.
"Desde este día estoy a favor de la caza de los ciervos" pensó Lupin mientras el también se levantaba, limpiando las pocas lágrimas que habian osado asomar por sus ojos.
-Canuto ... - dijo con voz peligrosa- ¿Te importaria salir un segundo?
Sirius lo miró, extrañado por la ira que desprendian los ojos dorados, pero asintió y salió rápidamente de la habitación, murmurando un "Os espero en la Sala Común..." , mientras ´se preguntaba que era lo que Remus intentaba decirle apenas dos minutos atrás.
-¿Y bien, Lunático? ¿Para qué has echado a Sirius?
Remus se levantó, caminando hacia James, que casi sintió miedo al sentir la mirada furibunda de su amigo clavada en él.
-¿Qué por qué? ¡Porque me has jodido la declaración, Cormamenta?
-¿Qué?
-LO que oyes... - bufó cruzándose de brazos y dándole la espalda .
-Oh, lo siento, Remus.... - dijo avergonzado, mientras trataba de abrazar a su amigo por la espalda, con lo que sólo consiguió un codazo de parte de Remus, que, a pesar de su aparente fragilidad, tenia mucha fuerza.
-Potter... no te acerques o te quedas sin descendencia... -James tragó saliva, nunca lo habia visto tan enfadado. Mientras, se tocaba la zona en la que habia recibido el golpe.
-Remus, te ayudaré. Pero perdona... -Lupin gruñó, pero lo miró. -Te ayudaré a conquistarlo, pero perdoname... ¿Si? - El licántropo esbozó una sonrisa. Sus amigos siempre lograban su perdón en cuanto le rogaban un poco. Era demasiado blando y lo sabia.
-Esta bien. Pero quiero algo más a cambio. - James supo enseguida de que se trataba; no hicieron falta palabras, conocia demasiado bien a Remus. Se avalanzó hacia su baúl y comenzó revolver, hasta que sacó tres barras de chocolate de Honeydukes, que puso en las manos de Lupin, ganándose una sonrisa cálida, sin muestra alguna de rencor.
Otra de las cualidades de Lupin; si perdonaba algo, era sincero, jamas trataria de vengarse.
-¿Amigos?
-Amigos. -Cédió, mientras desenvolvía el chocolate y se metia una porción en la boca. Los dulces, y más ese en particular, siempre fueron, eran y serían su punto débil.
Yo, personalmente, he tenido ganas de matar a Jame scuando ha entrado en el cuarto... (si, me encanta fastidiar momentos románticos:..!!! )
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Bessos!!!
El pequeño Remus, de poco más de seis años, estaba de acampada con sus padres y Rómulo, su hermano gemelo.
Lo estaban pasando estupendamente. Pescaban su comida, dormían en tiendas de campaña. Incluso, los hermanos, después de mucho rogarles a sus padres, habían conseguido dormir ellos solos en una, de forma que, cuando sus padres dormían, ellos contaban historias, reían y hacían combates con los almohadones. Los hermanos eran uña y carne. Inteligentes y serios para su edad, no dejaban de ser niños.
Aquella noche, la quinta de las siete que iban a pasar en el bosque, Remus despertó en mitad de la madrugada. No debían de haber pasado más de dos horas desde que se durmiera.
La quietud de la noche era interrumpida por el suave ulular de las aves. Pero, claro, el pequeño Remus era demasiado joven como para saber que animales emitían esos curiosos sonidos. Acostumbrado al mundo mágico, en su mente se formaba imágenes de animales fantásticos que había visto en fotografías, como los centauros y unicornios.
Decidió que había llegado el momento de explorar.
Zarandeó a su hermano hasta despertarlo, y le explicó, excitado su deseo de salir al bosque. Su hermano aceptó encantado.
Era verano, pero hacia frió en el bosque, cosa que los hermanos descubrieron al instante. Caminaron poco más de una hora, hasta que las piernas comenzaron a cansárseles.
-Rem
volvamos
-Si, claro ¿Por donde se vuelve? - Rómulo miró dudoso a los ojos marrones de su hermano, y luego señaló hacia un claro del bosque, sin saber si ese era el camino correcto.
-Por ahí. - De pronto, un gruñido interrumpió el silencio que habitaba en esa zona del bosque.
Se oyeron pasos, acompañados por más gruñidos.
Y lo vieron, a lo lejos. Parecía un lobo, solo que mucho más grande. Aunque desde esa distancia no podían apreciarlo, sus ojos eran de color dorado.
Se miraron, y supieron al instante lo que debían hacer. Corrieron, y el lobo los siguió, aumentando, apenas, su paso.
En medio de la frenética carrera, Rómulo tropezó con una enorme rama del camino. Se quedó ahí, gimiendo de dolor.
Seguramente, se había roto el tobillo. Ambos hermanos, aunque extremadamente rápidos, tenían los huesos muy débiles.
-Vamos, Rómulo -gimió Remus intentando levantar a su hermano. El lobo se acercaba. Ya era posible ver relucir unos afilados colmillos que salían del interior de la boca.
-No, corre. Yo
vete.
-No voy a dejarte aquí. -Miró a los ojos de su gemelo. Y lo comprendió. Nada salvaría ya a su hermano, pero, si se apresuraba, el tendría una oportunidad. Rómulo se estaba sacrificando. Por él.
-Vamos, corre
- no hubieron más palabra. Remus corrió lo más rápido que pudo.
No se dio la vuelta cuando los gritos de su hermano resonaron por el bosque, n cuando el olor a sangre envolvió el lugar.
Nadie vió como los ojos de Rómulo se volvía dorados, justo después de que el hombre lodo le mordiera el hombro, transmitiéndole su maldición.
Segundos después, el licántropo le desgarró las tripas al joven Lupin , que ni siquiera habia tenido tiempo de comprender que fue lo que le arrebató la vida.
El lobo, después de sentir que el corazón de su víctima dejaba de latir, salió en busca del segundo.
No le interesaba desfigurar más el cadáver del pequeño. Cazar le entretenía. Y su nueva presa era el gemelo del niño que acababa de perecer bajo sus fauces.
En esos momentos, Remus estaba detrás de un árbol, sollozando.
Estaba seguro de que el lobo no lo encontraría allí.
Se equivoca.
La bestia estaba muy cerca, pero era tan sigilosa que Remus no la oyó.
Lentamente, avanzó hacia el pequeño, que estaba sentado en el suelo, mientras sus ojos marrones se llenaban de lágrimas.
Lo mordió. Avanzó alrededor del árbol en el que estaba apoyado el pequeño y hundió sus colmillos en el hombro de Remus, que gimió de dolor y cayó desmayado. Sus ojos se volvieron dorados al instante.
Justo antes de perder la consciencia, el pequeño hubiera jurado que algo se abalanzaba sobre el licántropo, liberándolo de los dientes que apresaban su hombro.
Era su padre. Que haia entreado su vida para salvarlo. Mientras, su madre, lo alzó y huyó lo más rápido que pudo.
En ese momento, comenzó a amanecer, y el aullido lastimero del hombre lobo resonó en el bosque.
Remus despertó. Empapado en sudor, como siempre.
Todos los meses, poco después de la luna llena, su pesadilla se repetía.
Y, a pesar de que ya llevaba diez años soportando la maldición, ese escalofriante sueño siempre conseguía que sus ojos, dorados, se llenaran de lágrimas.
Se sentó en la cama, tratando de tranquilizarse. Sollozó. Abrazó sus rodillas y hundió el rostro en ellas para tratar de callar sus lamentos.
-Remus
¿Qué te sucede? -Era la voz de Sirius.
-Nada
Duérmete, Canuto. - Murmuró con la voz temblorosa.
Oyó murmurar un suave "Lumus" , y una luz tenue envolvió la habitación.
Varita en mano, Sirius avanzó hacia la cama de Remus.
Se sentó en la cama de su amigo. Dejó la varita sobre el colchón y lo abrazó muy fuertemente, dejándolo reposar la cabeza en su pecho.
Después de unos treinta minutos, el llanto de Remus cesó. Todavía algunas convulsiones recorrían su cuerpo, pero ya no lloraba.
Sirius le sonrió. Abrió el baúl de su amigo y rebuscó hasta encontrar lo que buscaba. Chocolate. Siempre lo animaba, daban igual los motivos de la tristeza del licántropo.
Se lo tendió a Remus, que lo cogió al instante y lo devoró casi con furia, mientras Sirius se sentaba a su lado y le acariciaba el fino cabello.
-Rem
-susurró cuando su amigo terminó de comer.
-¿Si
?
-¿Por qué
? ¿Por qué siempre tomas chocolate cuando
?
-¿Cuándo me deprimo? - Sirius asintió. Lupin se acercó a su amigo y murmuró con melancolía.
-Tú
bueno, sabes que yo tenia un hermano gemelo, que
murió el día del accidente
-Sirius volvió a asentir. Sólo Peter, James y él sabian la existencia del hermano de Remus.
-Recuerdo que a Rómulo le encantaba el chocolate. Lo comía a todas horas. A mi también me agradaba, pero él
estaba obsesionado. - Paró brevemente. Miró los ojos grises de Sirius y continuó. - Cuando murió
pasé mucho tiempo en cama, sin querer salir al exterior. No era solo por lo de mi licantropía
lo que realmente me dolía era su ausencia. - Hizo una nueva pausa. Tembló. Sirius lo tomó de la mano, animándolo a continuar.
-Por aquella época, comencé a comer chocolate, casi tanto como mi hermano. Poco después me di cuenta que el motivo de mi nueva adicción era que
mi hermano olía a chocolate. Y
cuando cerraba los ojos y dejaba que ese olor me inundara
parecía que él volvía a estar conmigo. - Miró de nuevos a Sirius. Remus había comenzado a llorar de nuevo, y su amigo le limpió las nuevas lágrimas, para luego, besarlo en la frente.
-Todavía hoy sigo teniendo la sensación de que me acompaña. Y
cuando saboreo el chocolate
recuerdo cuando él me sonreía, ofreciéndome un poco. Yo era al único al que le permitía tocar sus dulces. -Una sonrisa amarga apareció en su rostro.
Sirius lo abrazó. Se tumbaron en la cama, mientras el licántropo se apoyaba en el pecho del otro y sollozaba.
Dolía. Y siempre lo haría.
Pero había dos cosas que aplacaban su dolor. Sus dos únicas adicciones. El chocolate
y Sirius .
Cuando despertó, envuelto entre los brazos de su amigo, le pareció ver a un muchacho idéntico a él sonreírle
y luego desaparecer.
Rómulo siempre lo acompañaría.
¿Qué? ¿Me he pasado de cursi al final del capitulo? XD
Ya me direis... hacia tiempo que no escribia algo tan... no sé como definirlo ¿sentimental?
Creo que me he acostumbrado demasiado a los finales dramáticos...
Y, por si algún lector de este fic también seguia mi otra historia: "Diario de una mente desquiciada" , os digo que ya está la segunda parte.
La encontrareis aqui:
https://www.potterfics.com/historias/37754
¡Espero vuestros comentarios!
Besos!!!
Remus, lentamente, quitó el fuerte brazo que lo abrazaba protectoramente y se incorporó en la cama.
Habían dormido juntos. Él y Sirius
Lupin quería bailar, correr, saltar
gritar a los cuatro vientos la experiencia vivida por la noche.
Vale, no hay que pasarse. Sólo habían dormido, pero, para él había sido
mágico.
Un gruñido le hizo salir de su ensoñación. Era Sirius, que también había despertado.
Clavó sus ojos, grises, en Remus, que lo miró, sonriente.
-¿Has dormido bien, Lunático? - le preguntó, susurrando, mientras él también se incorporaba y esbozaba una sonrisa.
-Bien
-murmuró cohibido y enrojeciendo ligeramente. - Esto
Gracias, Sirius.
-Para eso están los amigos. Sabes que puedes contar conmigo. - "Amigos
" Esas palabras se clavaron en el fondo de su corazón y Remus volvió, por fin, a la realidad. Un amigo, eso era lo que significaba él para Sirius. No pudo evitar que la sonrisa se borrara de su cara.
-¿Remus? ¿Estás bien? -preguntó Sirius frunciendo el ceño, al ver la expresión seria del rostro de su amigo, que, al escuchar esa nueva pregunta, compuso una sonrisa poco creíble y dijo:
-Si, claro. Emmm
. Será mejor que me duche
- Sirius gruñó ligeramente y tomó de la mano a su amigo, para evitar que se levantase. Clavó sus ojos, que parecían la más pura de las platas, en los dorados de Remus.
-A mi no me engañas
Y no se me ha olvidado que ayer, justo antes de que James gritara que iba a salir con Evans, ibas a decirme algo
-Mientras decía eso, Sirius se iba acercando poco a poco a su amigo, hasta el punto de que sus rostros estaban, ahora, a menos de diez centímetros.
Remus comenzó a temblar ligeramente. Si movía un poco su cabeza hacia delante, alcanzaría sus labios.
-Verás
Si
Sirius
yo
-Tartamudeó Lupin. Sirius se acercó un poco más a él. Cinco centímetros separaban sus bocas.
-¿Si
? - cuatro centímetros.
-Yo
tú
me
- dos centímetros. Lupin perdió la capacidad de hablar.
Los dos cerraron los ojos. Un centímetro
estuvieron asi unos segundos, con los labios, casi, rozándose, hasta que
Sintieron como la cama de James crujía y el chico se incorporaba. Sirius y Remus se separaron al instante, totalmente ruborizados.
-Bien
creo que yo
voy a la ducha. - Balbuceó Black, omitiendo el detalle de que Remus había reclamado el primer turno en el baño, y se encerró en el que tenían la habitación.
-Lunático, estás muy callado
¿Te ocurre algo? - James se levantó de la cama, sin percatarse de que Remus apretaba fuertemente los puños para no golpearle. Él
estaba a punto de besar a Sirius
¿O había sido solo una fantasía más
? No, había sido real, estaba seguro.
-James
¿Por qué eres tan noportuno...?
-¿Cómo? - Lupin respiró hondo, contó hasta diez y dijo, en un tono peligroso.
-James
¿Puedo asesinarte? - Potter pegó un brinco, y dijo:
-¿Qué? - Luego, ató cabos. El rostro enrojecido de sus amigos, la forma en la que Sirius se había retirado
La proximidad de ambos antes de separarse.- ¿He interrumpido algo? - Remus bajó la mirada. Se acercó a su amigo, ya sin furia en su interior, lo tomó de los hombros y dijo:
-Iba a besarle. O él a mi
o
no sé, la cuestión es que
digamos que por tu culpa
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-Oh, lo siento
- James bajó el rostro
Si había alguien que tenía un don especial para fastidiar escenitas románticas, ese era él (N/A: Y yo misma xD). Bueno, y Peter, que una vez, en cuarto curso, creyendo que los gemidos que salían de su habitación eran signos de que había alguien siendo torturado, irrumpió en medio del cuarto, varita en mano, para encontrarse con un Sirius completamente ruborizado, besando apasionadamente a una Ravenclaw de quinto, a la que ya estaba comenzando a desabrochar la camisa
y, además, hay que decir que Black nunca había llegado tan lejos con una chica...Pero eso es otra historia.
¿Por donde íbamos?¡Ah, si! Estábamos hablando del extraño don de James.
Volviendo a la realidad, y saliendo de sus reflexiones sobre quien era más mete-patas, si él o Peter, James formuló una pregunta.
-¿Todavía tengo que ayudarte a conquistar al perrito? - Remus esbozó una sonrisa.
-Si, bueno
pero
de una forma diferente. Verás, este es el plan. - Como la rata gigante de la cama frente a la ventana estaba comenzando a despertar, y Lupin no quería arriesgarse a que se enterase de su asunto con Sirius, le susurró su estrategia a James en el oído.
Cuando acabaron, Potter esbozó una sonrisa.
-Eres un genio, Lunático
- hizo una breve pausa, y compuso la mejor de sus sonrisas. -Supongo que para que me perdones totalmente tengo que pagar el tributo habitual
¿no? - Remus asintió riendo, ya de mejor humor. Segundos después, James puso entre sus manos una caja de chocolate.
Había cosas que nunca cambiarían.
Bueno, hasta aquí!!
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Besos!!!
pd: ¿Sabeis? Hay un botoncito muy, muy mono hay abajo. Si, mirar unos centímetros debajo de estas palabras... dice "Comenta este capítulo".
Si yo fuera vosotros lo pulsaria...
Remus estaba junto a sus amigos, "disfrutando" de una clase de Historia de la Magia, impartida por el profesor Binns, el fantasma de un hombre anciano, que no paraba de soltar palabras monótonas durante toda la clase, sin importarle que sus alumnos estuvieran dormidos.
Ese era el caso de James y la rata (véase, Peter), mientras Sirius y Remus, sentados entre los otros dos, se lanzaban miradas furtivas, rezando porque el otro no se diera cuenta.
La mente de Remus estaba llena de pensamientos sobre lo ocurrido el día anterior. Ni Black ni él habían hablado de eso. De hecho, ni siquiera se habían dirigido de palabras.
"¿Será el fin de nuestra amistad?" pensaba el licántropo "Pero
yo
No hice nada, fue él
fue Sirius
¿Podría
? No, no puede ser, él ha salido con la mitad de chicas del planeta
¡Es imposible! ¡No es como yo!.... Entonces
¿Por qué casi me besa?? " En esos momentos, volvió a lanzarle una mirada al moreno, que también lo observaba a él. ¿Resultado? Sus ojos chocaron. Gris contra dorado, plata contra oro. Mantuvieron el contacto visual unos segundos, que les parecieron horas, días, incluso siglos
No les importaba.
Luego, unos sonoros ronquidos simultáneos de James y Peter los sacaron de su ensoñación. Enrojecieron con una rapidez increíble y apartaron la vista, azorados. (N/A: Es que
estos dos los tienen que interrumpir hasta durmiendo)
"¿Se puede saber que me pasa?" se preguntaba el joven Black, mientras Lupin parecían muy interesado en su pluma (la de escribir) "Primero, casi beso a Remus, y ahora
¿Por qué ese impulso
? Sí, vale, siempre me había pasado lo mismo
me atrae hace mucho
pero.. ¿Cómo he podido arriesga nuestra amistad de esa manera
? No quiero imaginarme lo que piensa ahora de mi." Recordó las veces que había reflexionado sobre ello. Recordó las veces que había pensado en lo que ocurriría si, por algún extraño motivo, fuese correspondido.
Él no era fiel. Nunca había salido con una chica más de un mes. Si Remus y él estuviesen juntos
estaba seguro de que pasaría lo mismo.
Y no podría perdonarse que por una relación de pocos días o semanas, su amistad desapareciese.
Ruido. Humo. Alcohol, lo que conlleva, chavales de catorce años para arriba que no saben ni como se llaman.
La sala Común de Gryffindor estaba de celebración, incluso se habían colado la mitad de los Ravenclaw, Hufflepuff e, incluso, algún Slytherin.
James no estaba seguro de porque, pero creía que era el cumpleaños de una tal Vanesa no-sé-que
La verdad, tampoco era que le importase.
Estaba sentado en una vieja butaca de la Sala, con una Lily Evans borracha, con la que salía desde
¿hacía cinco minutos? No lo recordaba, pero, la verdad, estaba en el séptimo cielo.
Remus los vio escabullirse por el retrato, seguramente, en busca de un aula vacía.
El no había bebido, el alcohol afectaba más a los licántropos. Estaba en una mesa apartada, intentando leer su nuevo libro. Claro, que, podría haberlo echo en su habitación, donde no habría tanto ruido, pero, de hacerlo, no hubiera podido vigilar a Sirius, que bailaba provocativamente con una Hufflepuff de su mismo curso.
Remus apretaba fuertemente la mandíbula, haciéndose daño. Evidentemente, le era imposible leer una sola palabra.
Quince minutos después, cuando Sirius y la Hufflepuff ya no bailaban, si no que se dedicaban a otros "asuntos" Remus se hartó y subió, corriendo a su habitación.
Cuando se tumbó bocabajo en su cama, sintió como finas lágrimas resbalaban por sus delicadas, y casi ambiguas, facciones.
Suspiró profundamente. Había quedado con James en que lo mejor era tratar de darle celos a Sirius, para descubrir si era correspondido, pero, esa noche, Lupin había obtenido su respuesta, y, ahora se sentía estúpido
¿Cómo pudo pensar que él
?
Entonces, oyó chirriar la puerta de su habitación, y luego sintió unos finos y largos dedos que conocía a la perfección, enterrándose entre sus cabellos castaños.
-¿Sirius
? - susurró, alzando la mirada. Su amigo estaba frente a él, con expresión seria. Había bebido, y no era plenamente consciente de lo que hacía.
Pero Lupin no se dio cuenta de la embriaguez de su amigo.
-No me gusta que llores, Remus. -Le dijo, simplemente. El licántropo se incorporó, sentándose en la cama, y se perdió en el mar de plata que se escondía tras los ojos de Sirius. -Prométeme que no lo harás de nuevo. -musitó el animago acercándose un poco más a él, y acariciándole la mano.
-¿Qué tengo que prometerte? - balbuceó Remus. Black se acercó un poco más, entremezclando sus alientos.
-Qué no volverás a llorar. - respondió Sirius, ya rozando los finos labios.
-Te lo prometo. - Y, por fin, sus labios se fundieron, dulce y cálidamente. Y
lo mejor era que esta vez no había ningún muchacho moreno con gafas para interrumpirlos.
Un simple roce
y Remus sentía como su corazón iba a salírsele por la garganta.
Poco a poco, el licántropo trató profundizar el beso, y ese fue el momento en el que Sirius entró en razón.
Se apartó totalmente ruborizado, y salió dando un portazo y dejando a Remus plantado, con los labios todavía entre abiertos, sin saber lo que había echo mal.
Bien, aquí acaba el capítulo...
¿Qué será ahora de la amistad de estos dos...???
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Besos!!!
pd: Os invito a leer mi nuevo fic sobre los fundadores "Érase una vez, hace mil años..."
¿Qué había echo mal? Se preguntaba una y otra vez el joven licántropo.
Estaba ahí, en su cama, mirando la puerta, desde hacía diez minutos. Finas lágrimas caían por su rostro, los dorados ojos se volvían opacos, perdían su brillo, y se enrojecían.
Temblaba. Sentía una presión increíble en el pecho, no podía respirar
"Tranquilízate, Remus" se dijo a si mismo, tratando de regular su respiración. El corazón le latía frenéticamente.
Conteniendo los sollozos, cerró los doseles, se tendió en la cama, y enterró el rostro en la almohada.
No sabía que hacer
la incertidumbre lo mataba
¿Se atrevería a mirarlo a los ojos de nuevo
? ¿Seguirían siendo amigos?
-¿Lunático? - preguntó una voz que conocía a la perfección. Oyó como los doseles de su cama eran abiertos.
-¿Te encuentras bien? - preguntó James, sentándose en la cama de su amigo. Remus lo miró, mientras se incorporaba, sin tratar de contener las lágrimas.
-James
si
Estoy bien -balbuceó. Miró a su amigo, que lo miraba con expresión seria. Tenía el cabello revuelto, más de lo normal. La corbata, que colgaba de su cuello, lleno de marcas rojizas, estaba desgarrada, la camisa mal puesta
Los labios, hinchados y enrojecidos
Saltaba a la vista que la cita improvisada que había tenido con Evans había ido bien.
-¿Qué te ha hecho Sirius esta vez? - Preguntó, levantando una ceja. El aliento le olía a alcohol, había bebido bastante, pero conservaba la lucidez.
-¿Cómo lo
? - susurró Remus, sorprendido.
-Somos amigos haceseis años
Te conozco. Vamos
habla. - Remus no pudo más. Abrazó a su amigo con fuerza, escondiendo la cabeza en su hombro mientras sollozaba. James no se extrañó por ese comportamiento. Es más, se lo esperaba. Correspondió el abrazo y, cuando su amigo se calmó un poco, se separó de él muy suavemente. Le miró a los ojos y susurró:
-Cuéntame, Remus. - Lupin negó con la caeza, se alejó de James y musitó:
-Hablaremos mañana.
-Pero
-Por favor
- suplicó - Necesito pensar
estar solo. - James no insistió. Asintió levemente, se acercó de nuevo a Remus, abrazándolo brevemente, y luego se marchó, cerrando de nuevo los doseles.
Mil pensamientos se arremolinaban en la mente de Remus, pero
faltaba una semana para la luna llena y
comenzaba a sentir sus efectos. Comenzaba a sentirse cansado, intentando contener al lobo que habitaba en su interior. Así que, después de llorar durante largas horas, comenzó a sentir que los ojos le pesaban
y no pudo evitar quedarse dormido, todavía con surcos de lágrimas en el rostro.
Sigilosamente, Sirius entró a la habitación que compartía con sus amigos.
Era las once de la mañana, sábado.
Sentía como si la cabeza le fuese a explotar, había bebido mucho la noche anterior, en la fiesta, y no había dormido.
Pero se acordaba de lo sucedido con Remus.
No sabía que pensar... ¿Qué le diría ahora?, ¿sería el fin de su amistad?
Sabía que Lupin estaba en la cama contigua a la suya
los doseles estaban echados, así que no sabía si su amigo estaba durmiendo, pero prefirió no comprobarlo.
Se reprochó a si mismo haber herido al dulce e inocente Remus.
Finalmente, decidió que lo mejor sería dormir un poco y hablar cuando los efectos del alcohol hubieran desaparecido totalmente. No convenía tocar en esos momentos un tema tan delicado, cuando ni siquiera él sabía lo que quería o lo que había significado el beso.
Despertó horas después, cuando el Sol comenzaba a ocultarse entre las montañas.
Alguien lo zarandeaba. Abrió los ojos lentamente, ya sin dolor de cabeza.
La luz le molestaba en los ojos, pero enseguida supo quien era la persona que había interrumpido su sueño; James.
-¿Se puede saber que quieres, cuatro ojos? - le preguntó, molesto, mientras se daba la vuelta, dándole la espalda.
Al instante sintió como su amigo lo cogía violentamente de la camisa, obligándolo a girarse. Cuando volvió a mirar el rostro de su amigo, se sorprendido al ver su expresión seria.
-¿Qué? - le preguntó, incorporándose. James se sentó en la cama y dijo, simplemente:
-Remus. - Sirius apartó la vista de los ojos castaños de su amigo, que parecían atravesarle.
-¿Qué le has hecho? - insistió al ver que Sirius no decía nada.
-Yo
no le hice nada, James. - El chico rodó los ojos.
-Ya. Quiero que me lo cuentes. Ahora. -exigió. Y, claro, Sirius no pudo negarse. Nunca podía hacerlo cuando era su amigo el que lo interrogaba.
-Ayer
ya sabes en la fiesta
Estuve con esa chica de Huffleppuf. La verdad es que no recuerdo su nombre
-James lo miró con reproche. - Da igual. La cuestión es que
noté como Remus se subía a nuestra habitación y
como noté que su actitud era extraña
dejé plantada a la chica. Ya sabes
los amigos son lo primero. - El otro chico asintió, y frunció el ceño. - Y
- Sirius se retorció las mano, nervioso.
-¿Y
? - Black tomó aire, y susurró.
-Él... Cuando subí estaba llorando. No sabía porqué pero
me acerqué a él y
No se como pasó, pero le besé
o me besó
no estoy seguro. - Las últimas palabras fueron casi inaudibles. Esperó los gritos de James, reprochándole el haber arriesgado su amistad con Remus. Pero los gritos no llegaron. Cuando miró de nuevo el rostro de su amigo, este lo miraba más seriamente que antes, si eso era posible.
-Y
¿Qué sentiste?
-No lo sé, James
-Aclárate. Y habla con él. No le hagas daño.
-Tú
sabes algo ¿Verdad? - James negó con la cabeza.
-Sólo
Habla con él. - se levantó de la cama y se marchó, dejando sólo en la habitación a Sirius, que todavía se preguntaba como hablaría con Remus.
Bueno, aquí acaba el capítulo, Vosotros direis ¿Bueno, Malo? ¿Pésimo...?
En fin... dentro dos dias me voy de viaje, no es mucho, sólo un par de semanas...intentaré actualizar, pero no sé si será posible...
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Besos!!!
Sirius estaba echo un lío
Había pasado una semana desde que James le dijera que debía hablar con Remus y
por supuesto, no había podido.
Todo le resultaba más lioso desde que descubrió aquel libro junto a la cama del lupino.
Suspirando, Sirius subió con parsimonia las escaleras que llevaban a las habitaciones de los chicos de sexto.
Trataba de reunir valor para hablar con su amigo pero
¿Qué decirle, si ni siquiera él sabía lo que quería?
Nunca le había atraído un chico. Nunca.
Pero
con Remus era diferente. Quizá lo mejor era plantearse una relación
no. Si saliese mal perderían la amistad
Confuso, abrió de golpe la habitación en la que dormía.
Sintió como su corazón se detenía, como perdía la capacidad para respirar.
Ante él se abría la hermosa visión de su escuálido amigo, durmiendo en su cama. El pelo revuelto, la boca entreabierta, la camisa del uniforme desabrochada
Una fuerza desconocida le obligó a aproximarse a la cama
No sabía que fue lo que le impulsó a sentarse junto a Remus y acariciar suavemente uno de los mechones castaños
Tomó su mano
acarició los dedos lentamente
Remus, entre sueños, esbozó una sonrisa. Sirius también lo hizo
Un ligero ronquido por parte del lupino y el hechizo se rompió. Srius fue, de nuevo, consciente de sus acciones, y se alejó con rapidez de su amigo.
Con la respiración agitada , ruborizado , buscó con la mirada algo con lo que entretenerse, y lo primero con lo que su mirada chocó fue un libro, a los pies de la cama de su
¿Amigo?
Con curiosidad, cogió el tomo. La plata de sus ojos brilló con la sorpresa cuando hubo leído el titulo.
" Aspectos cotidianos de la vida de los hombres lobo. ¿Qué hará Remus con esto?" se preguntó.
Echó una rápida mirada a su amigo y se sentó en su propia cama. Abrió el libro por la página señalada, y comenzó leer.
" CAPITULO 13: DESARROLLO DE LAS RELACIONES AMOROSAS DE LOS HOMBRES LOBO"
Sirius leyó sin mucho interés los primeros párrafos. Decían lo que todos los libros: Que los hombres lobos eran solitarios, unos monstruos de la oscuridad, sanguinarios
Indignado, Sirius pensó como Remus era capaz de leer eso. Estaba a punto de cerrarlo, cuando hubo unas frases que le llamaron la atención:
"No obstante, si un hombre lobo (o, en su defecto, una mujer loba, mucho menos abundantes) logra formar una relación estable de pareja, le será imposible romper los lazos de afecto con su compañero, aunque dicha relación se rompa o el otro muera. En otras palabras; los hombres lobo solo pueden tener una pareja en su vida"
Esas palabras hicieron pensar a Sirius
aunque se decidiese a entablar una relación con si amigo
¿Sería capaz de hacerlo durante
toda su vida?
Dieciséis no es una edad para pensar en relaciones a tan largo plazo.
Desde ese día
su vida era caótica. No comía, apenas dormía y no prestaba
atención en las clases ( Menos de lo normal, claro) .
Ahora, estaba en los pasillos del tercer piso
era sábado, así que no tenía clases
James estaba con Evans y Peter estaba persiguiendo a las amigas de esta última
definitivamente, ese chico estaba desesperado.
Unos sollozos interrumpieron sus pensamientos. Provenían de un aula próxima, con la puerta entreabierta. Como es natural, Sirius se aproximó a ella.
Era Remus el ser del que provenían los sollozos
Estaba allí, agazapado contra la pared, mientras susurraba un nombre
"Sirius
."
Como movido por un resorte, Black se aproximó a su amigo, y trató se abrazarlo
pero éste lo aparto con un manotazo.
Se levantó bruscamente y miró enfurecido a su amigo.
-¿Se puede saber que haces aquí, Black? - Sirius no sabía que decir. Remus estaba ahí, y su mirada dorada relucía por la ira, y la sorpresa, al verse sorprendido por su amigo.
-¿Qué ocurre? ¿Te has cansado de espiar? ¿Cuánto tiempo llevabas ahí?- Sirius no dijo nada, sólo bajó la mirada. Remus continuó hablando.
-¿No te basta con besarme y luego no hablarme en una semana?, ¿Por qué vienes aquí? ¿Quieres humillarme más
? ¿Decirme lo poco que te importo? - Remus había ido bajado, poco a poco, el tono de voz, hasta que se convirtió en un susurro.
-Yo
Remus, comprende que
estaba echo un lío. No sabía lo que había significado aquello, pero
No digas que no me importas
- Sirius miró los ojos dorados, que, ahora, lo observaban con temor.
-¿Qué quiere decir eso
? ¿Lo intentaremos, Sirius
? - bajó la mirada. Se preparó para la negativa, pero
Sólo oyó como la puerta se cerraba con brusquedad.
Hola!!!
Os hablo desde Toledo, mañana iré a Portugal
No sabía si me iba a ser posible tener conexión, pero, si. Voy a tener acceso la gran parte del viaje, y voy a poder actualizar con normalidad
Cambiando de tema
¿Sabíais que los comentarios son gratis e inspiran a la persona que los lee?
Besos!!!
"¿Qué quiere decir eso
?... ¿Lo intentaremos, Sirius?" Aquellas palabras resonaban en sus oídos una y otra vez.
Hacía unos minutos que Remus estaba frente a él, confesándole su amor, aunque no de la forma que él hubiera querido
¿Por qué había huido?, ¿Tan difícil habría sido acercarse a él y contestarle?
Se apoyó en la pared del desierto pasillo
y lloró. Lloró como hacía mucho que no lo hacía.
No estaba preparado para mantener una relación seria. Él, Sirius Black, estaba acostumbrado a salir con las chicas, como mucho, durante una semana
Y Remus querría más. Y, entonces, solo podrían pasar dos cosas; La relación avanzaría, se fortalecería
y duraría años y años o
tras un tiempo juntos, se separarían y no podría mirar a la cara a su amigo.
No podría hacerle eso al lobito
no podría romperle el corazón
y no tenía garantías de que sus sentimientos fueran los mismos pasados un tiempo
La única opción era dejarlo pasar
Remus y él acabarían olvidando ese asunto, y, entonces todo sería igual.
Pero
¿y si era no era así? ¿Y si no eran capaces de olvidar aquello? ¿Y si Remus ya no le permitía acompañarlo en las noches de luna llena? ¿Y si no podía volver a abrazarlo cuando todo acabase
?
Solo le quedaba una opción. Se alejaría de Remus
estaba decidido. Por mucho que doliese, ya no volvería a dirigirle la palabra a su amigo
Así, sería mucho más fácil para ambos olvidar.
Sollozó de nuevo. ¿Por qué las cosas eran tan complicadas
?
Remus no podía creerlo
hacía unos minutos, Sirius estaba frente a él
confesándole, aunque no de una forma muy directa, lo que sentía
¿Por qué se había marchado
? No lograba entenderlo.
Si su amigo no quería estar con él
¿Tan difícil hubiera resultado rechazarlo?, ¿Tan complicado hubiera sido decir "no"? Así, al menos, ya no se haría ilusiones
Caminó con dificultad hacia la puerta, y la abrió con lentitud. Se sorprendió mucho al ver a Peter, ahí.
-¿Qué haces aquí
? - preguntó Remus con miedo. Todavía tenía los ojos enrojecidos por el llanto, y surcos de lágrimas en el rostro. No quería que su amigo lo viera así.
Peter frunció el ceño.
-Eso ahora no importa
Lunático
¿Has visto la pinta que tienes
? ¿Qué te ocurre? - Remus esquivó la mirada inquisidora que su amigo y murmuró.
-¿De que habla, Colagusano? Estoy ¡muy bien! -
-Ya
- Remus suspiró. - ¿Se trata de Sirius, verdad?, ¿Qué te ha hecho esta vez?
-¿Co
cómo...? - Tartamudeó el licántropo- ¿De donde te has sacado eso?
-Bueno, evidente que te gusta- gruñó Peter. -siempre te ruborizas y sonríes como un tonto cuando se te acerca, y te deprimes mucho cuando discutís. No me mires así, Remus. Aunque no lo creáis, mi cerebro funcioana -Remus abrió la boca y boqueó un par de veces, intentando buscar argumentos para contradecir a su amigo. Como se dio cuenta de que eso no era posible, optó por murmurar:
-¿Desde cuando
?
-En primero ya notaba cosas raras, pero no me di cuenta hasta tercero
Creo que James ha tardado mucho más en darse cuenta
. - Remus suspiró, resignado. Le contó todo a su amigo, que se limitó a asentir con la cabeza y ha decir:
-Habla con él. Resolverlo. Liaros o dejarlo como si nada hubiera pasado
pero no podeis estar a sí. - Y se marchó. Remus lo tuvo claro; debía aclarar las cosas con su amigo.
Estaba
Estab
Estaba en su cuarto, tumbado en la cama, con la larga melena negra inusualmente despeinada, y con los ojos hinchados y enrojecidos. "Romper todo lazo de amistad con Remus
" pensó, y suspiró. Tenía que hacerlo
debía separarse de Remus. Por mucho que le doliese
Sabía que era lo mejor para los dos.
Había sido un estúpido
un estúpido por liarse con él. Cuando no sabía si era capaz de corresponderlo
un estúpido por haber arriesgado su amistad.
Y, ahora, no había vuelta atrás.
La puerta chirrió, y Sirius alzó la mirada, casi le da un infarto cuando descubrió quien era la persona que había entrado en la habitación era Remus, con un aspecto tan o más deplorable que el suyo propio.
-Sirius
-susurró, los ojos dorados brillaron con temor, y con algo que a Black le daba miedo identificar. Le dio la espalda a su amigo, que frunció el ceño y se llevó una mano a la sien, intentando calmarse.
-Sirius, por favor
escúchame. No podemos ignorar lo sucedido
por el bien de nuestra amistad
-su voz se quebró. Carraspeó ligeramente y dijo con un hilo de voz. -Mira yo
Olvidémoslo todo, ¿Vale? -Se acercó a la cama de Sirius, éste se incorporó, mirando a su
"amigo".
-No podemos olvidarlo, Remus. -su expresión era, muy seria. -Y lo sabes
solo hay un solución, Lupin. -tomó aire. -No podemos seguir siendo amigos
A partir de hoy, considérame un desconocido.
-Pero
-Sirius levantó la mano, pidiéndole tiempo para explicarse.
-No hay otra solución
No más Merodeadores, Lupin. Ya no somos Canuto y Lunático
¿Me oyes? -miró los ojos dorados, llenos de lágrimas; las mismas que él trataba de contener. -Yo
lo siento si cuentas con una persona menos en luna llena, pero te las apañarás con James y Peter
-clavó de nuevo sus ojos grises en los del licántropo.
-Pero
-Lo siento. -repitió, y trató de cerrar los doseles de su cama, pero Remus se lo impidió.
-No lo sientes, Sirius. -La tristeza de Lupin dio paso a la furia; furia por saber que ya no lo tendría a su lado; que ya no volvería a ayudarle con los deberes, ni a cederle el cuarto cuando quisiera subir a una chica.
Se oyeron unos pasos, y Peter, James y Lily entraron a la habitación; sus risas se apagaron en cuanto observaron las expresiones de los dos amigos.
-¿Qué ocurre aquí? -preguntó Lily, nerviosa. Sirius bufó, y Remus esquivó la mirada verde de la chica.
-Yo sé lo que pasa
-intervino James, y miró con dureza a sus dos amigos. - Estos dos son lo suficientemente estúpidos como para dejar lo que tienen por un pelea.
-¡James! -replicó Remus. El moreno negó con la cabeza.
-¿Acaso he mentido? ¡Vamos!, ¿Por qué hacéis las cosas tan complicadas? -Ambos esquivaron los ojos castaños; Peter y Lily dejaron sus cuchicheos. James sonrió.
-Llevo desde primero repitiéndoos que algún día me casaría con Lily
A principios de este año, ni nos hablábamos, y ahora
-la miró. Ella alzó su anillo de compromiso-Si nosotros lo logramos, ¿Por qué no vosotros? - Sirius se levantó de la cama, se acercó a Remus. Algo acababa de hacer clic en la mente de ambos.
-Anda, vámonos. Aquí ya hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano. -susurró James a la rata y a Lily.
-Y
¿No nos podemos quedar un poco más? Veamos como acaban.
-No seas cotilla, Colagusano. -el chico hizo un puchero. James lo agarró por la túnica, y salieron de la habitación, seguidos por Lily, que cerró la puerta tras ella.
Parecía que el tiempo se hubiera detenido. Estaban los dos ahí, frente a frente.
-Yo
-Remus le hizo callar.
-¿Por qué no hacemos caso a James, Sirius? No podemos perder nada.
-¿Y nuestra amistad, Remus? ¿Qué ocurrirá si algún día rompemos?
-Nos arriesgaremos
-le miró a los ojos, y rompieron la distancia que los separaba.
Asomados por la puerta, ligeramente abierta, los dos Merodeadores restantes y Lily sonreían.
-¿Ves? Al final, os convenci para espirar -susurró Peter. James suspiró, alegre, mientras cerraba la puerta, quedándose con la imagen de sus dos amigos unidos, por fin.
Habían pasado tres años y medio.
Tres maravillosos años, en los que su relación se había consolidado y se había visto convertidos en "tíos", gracias a James.
Claro, que, desde que nació el pequeño Harry, un año atrás, no todo era tan maravilloso.
Voldemort los buscaba. Más de la mitad de la Orden había caído.
Las últimas víctimas eran Alice y Frank Longbottom, que nunca volverían a decir una palabra coherente. Afortunadamente, Neville, su hijo, había sobrevivido.
Y, además, ahora los Potter se habían visto obligados a permanecer recluidos en su casa, para tratar de salvar la vida de Harry, que se veía amenazado por el Señor Oscuro.
-¿Sirius
Estás despierto? - susurró Lupin en la oscuridad de la habitación.
-¿Qué ocurre, Remus? -le preguntó, preocupado. El chico se acurrucó más contra él.
-Lo lograrán
¿verdad? - necesitaba oírlo
no podría dormir hasta que no lo oyese decir de unos labios que no fueran los suyos.
-Sí , Rem. Estoy seguro de que, en unos meses, Voldemort caerá
Y Lily y James volverán a ser libres, y Harry será un niño normal
Y nosotros podremos envejecer juntos
-Remus suspiró, aliviado. Cerró los ojos y se entregó a los brazos de Morfeo.
Ahora era Sirius el que no lograba dormir.
Se engañaban. Ambos lo sabían, pero la única forma de concebir el sueño era vivir en esa mentira.
No derrotarían a Voldemort. No, al menos, en unos pocos meses. Y, aunque quisiera pensar que Lily y James sobrevivirían, y que su hijo tendría una infancia normal, no le era posible.
En el fondo sabía que, probablemente, los Potter caerían, como tantos otros antes, y, si Harry tenía la suerte de escapar de la muerte, el futuro que le esperaba sería tormentoso.
También sabía que no envejecería junto a Remus, aunque no desease otra cosa más que eso. Lo sabía porque, probablemente, ni siquiera tendrían tiempo de envejecer demasiado.
Miró el calendario, que marcaba el 31 de octubre de 1981, y se convenció de que Sí habría un mañana.
Cerró los ojos, y , por fin, cayó en un profundo sueño.
Bueno... el próximo capítulo, el epílogo, será el último.
Besos!!!
Los años pasan, como todo en la vida, claro.
Y
como todos sabéis, no hubo un final feliz
ese tipo de finales solo existen en los cuentos de hadas.
El verdadero final de esta historia está plagado de dolor, y sufrimiento
El dolor... El dolor por la pérdida de Sirius, que cayó a manos de su prima, cuando había sido liberado y comenzaba a vivir de nuevo.
El dolor que le llevó a cometer errores.
Remus Lupin ha cometido muchos errores durante su vida; desde los más pequeños, en asuntos triviales y sin importancia hasta algunos que cambiaron su vida por completo, como lo fue adentrarse en el bosque junto a su hermano, aquella noche de luna llena de 1966.
Ahora, acaba de cometer uno de los errores más grandes de su vida, y prefiere no pensar en ello.
La mayoría del tiempo prefiere no pensar en que se casó con Nimphadora Tonks. Prefiere imaginar que no es su frágil cuerpo el que se estremece bajo sus manos, sino uno mucho más fuerte, de músculos más definidos. No quiere pensar que no es una voz masculina la que gime cada noche, gracias a sus caricias, y que los labios que besa no son carnosos, sino mucho más finos y frágiles, como la porcelana.
"Ella no es Sirius" de repite el lupino una y otra vez, pero no puede evitar olvidarse de sus palabras cuando su mujer entra a la habitación, y se pierde en los ojos grises de ella, que tanto le recuerden a los de Black.
Ahora está ahí, en la batalla de Hogwarts. Recorriendo los pasillos, ahora en ruinas, en los que vivió sus correrías de adolescente.
Dolohov
Dolohov se acerca a él. Y Lupin no se resiste; está cansado; cansado de vivir de recuerdos,
El hombre grita unas palabras que Remus no puede o no quiere entender.
Y sucede.
Un rayo de luz verde sale de la varita corta que aferra el mago, que, ahora, sonríe.
Y Lupin también lo hace. Su corazón se acelera; sabe con sus últimos latidos. No piensa en su esposa o en su hijo; la quiere, por supuesto, pero los lobos solo tienen una pareja en su vida; y él ya la tuvo.
En su mente se forma la imagen de un rostro alargada, de unos increíbles ojos grises y una cabellera morena y ondulada, no puede evitar sentir alivio al saber que va a reunirse con él.
El momento llega, y, en sus últimos segundos, los labios del licántropo se curvan por última vez para susurrar su epitafio:
-Sirius.
En ese instante, en el que sus latidos se extinguen, ya nada importa;
No importa que Remus, con treinta y ocho años, haya sido el último Merodeadore en caer.
Por que, eso sí, sería un Merodeador para siempre.
Esa noche, nadie se fijó en el cielo; nadie se percató que, desde ese dia, la luna y la estrella del Canis Majo, Sirio, brillan con mucha más fuerza, como compensando los años que estuvieron separados.
El fic es para todos los que comentaron la historia o simplemente la leyeron.
Gracias a los que la añadieron el fic a favoritos:
Adara_Black Amilckar asami_black brujaloka camilleCS CAROGUERRERO14 Chica_Luna_Black Darunnia diana_liz fatyriddle Frank06 hemion hermychii iharalu jhanny josefinaharry katy_snape lilysnape little_owl lulupotter lusinatra majogama maria potter weasley Nosferatu Olivia parvatti princesagitana SarithaRS Shulix sincerelove xWonderlandx X_Mary_Cullen_xD_X yaiza Granger Yinaa Potter
Mención especial a Darunnia, que ha seguido casi todos mis fics, y este no es una escepción.
Os invito a pasaros por alguno de mis nuevos fics: "Severus no es feliz", y "Peter también era humano"
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Besos!!!
Enamorado de mi mejor amigo - Fanfics de Harry Potter
La luz comenzó a filtrarse por la ventana de la amplia habitación de los Gryffindor de sexto curso, cuyas paredes estaban adornadas con los colores de su cas
potterfics
es
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2024-10-18
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