Todo empezó a ponerse claro de repente,una chica de cabello largo negro estaba parada en un pasillo largo, volteóhacia la derecha, luego hacia la izquierda; al parecer ningún lado tenía fin,lo único que había en la pared del frente era una puerta, de metal corrediza,pequeña.
Ella sabía lo que tenía que hacer, siempre hacía lo mismo, sonrió almismo tiempo en el que abría la puerta ylo que había dentro no correspondía con lo que había fuera de ella. Era una pequeñahabitación, con paredes de diferente color, dentro sólo había un sillón azulcon grandes cojines de colores. Un chico moreno la esperaba recargado sobre lapared. Ella sonrió aún más al verlo y lo saludó como si lo conociera desde hacetiempo.
-¿En verdad piensas que esto es un sueño?- le preguntó la chica mientrasél se acomodaba el dobladillo de sus pantalones. La noche anterior, habían idoa un parque y estuvieron platicando sobre lo que realmente pensaban que eraeso, la única conclusión que llegaron fue que era una especie de sueño.
-La verdad, ya no estoy muy convencido- elchico se separó de la pared y se quedó pensando unos minutos. -¿No se te hace extraño que cada noche nosencontremos exactamente en el mismo lugar y que esto siempre termine del mismo modo?-. Él empezó acaminar y salió de la habitación, le hizo señas a la chica para que lasiguiera.
Al salir de la habitación, el exterior había cambiado; ahora parecíacomo si hubieran salido a la ciudad, calles por todos lados. Ninguno de los dosse sorprendió con ese cambio, no era la primera vez que caminaban por esascalles.
-Pero es divertido ¿no lo crees?- dijo ella alcanzándolo para caminar asu lado -¿a dónde vamos a ir esta vez?- le preguntó ansiosa.
-Esta noche
día, bueno, tú me entiendes ¿no? Sabes a lo que me refiero-contestó como si fuera obvio y siguió caminando por las calles que al parecereran todas iguales. Éstas estaban vacías, no había ni un solo ruido más que elde sus zapatos al hacer contacto con el pavimento. Para ellos hacía un clima agradable,como todos los días desde que se conocían, exactamente como les gustaba: frío,nublado y con una llovizna que apenas se sentía. Caminaban entre edificiosgrises de tamaños similares que se alzaban sobre sus cabezas y cada esquinaparecía ser la misma. No había letreros que indicaran el nombre de cada calleni señalamientos de tránsito. Pasaban un pequeño tramo y se encontraban siemprecon los mismos árboles, arboles de rosas laurel que le daban un toque de colora las calles; si no estuvieran tan acostumbrados a esas calles, pensarían queestaban caminando en círculos.
-Sí, te entiendo- ella seguía con la sonrisa en los labios.
-Bueno, ¿te parece si hoy mejor decides tú?- le dijo él arqueando unaceja.
-¿Yo? ¿Pero por qué otra vez yo? Yo decidí ayer y también antier- lecontestó la chica con tono cansado.
-Lo sé, pero yo decidí una semana completa- le respondió encogiéndose dehombros.
-Bueno, ya que- ella levanto los brazos y puso sus manos en su nuca ysiguió caminando mientras pensaba a donde ir esa noche. -¿Te parece si hoyvamos a tomar un café?- contestó después de unos segundos.
-Vale, me parece bien. Sólo una cosa, ¿sabes dónde hay uno por aquí? Queyo sepa nunca hemos visto alguno-.
-Este
no, pero se supone que esto es un sueño ¿no? ¡Entonces quiero quehaya uno en la siguiente esquina en la que giremos a la derecha!- gritó lachica de un sopetón.
-¡Ay si! ¿Y eso va a pasar no?- respondió él girando los ojos al mismotiempo.
-Pues claro porque esto es un sueño, es mi sueño- le contestó poniéndoselas manos en la cadera y deteniéndose en medio de la calle.
-¡Hey, pero si también es el mío!- dijo el chico poniéndose de frente aella y copiando sus movimientos.
-Bueno, bueno, vamos entonces- le dijo ampliando aún más su sonrisa. Ledio la vuelta y siguió caminando por la calle.
Ambos caminaban por las calles iguales, mientras platicaban de lo queiban a tomar cuando llegaran al café.
-Yo quiero uno con vainilla, bien espumoso, de los que te dejan bigotes;esos son mis favoritos- le decía la chica mientras lo cogía del brazo.
-Pues yo prefiero uno descafeinado, con muchas cremitas y azúcar. ¿Te parecesi damos la vuelta aquí?- le preguntó él al llegar a una esquina de las que notenían árboles.
-Sí, creo que me agrada esta calle como para que haya un café ahí.
-Pero cómo crees que de la nada va a
- Justo cuando daban la vuelta, unpequeño local pareció crecer del suelo, con pequeñas mesas en la entrada y unmontón de plantas alrededor y colgando del techo que servía para que se taparande la pequeña llovizna. El chico se quedó pasmado y con la boca abiertaobservando el café aparecer ante sus ojos. Riendo, ella lo jaló para quepudieran entrar.
Cuando llegaron a las mesitas de la entrada, ella dijo señalando unamesa del fondo -¡Mira, ahí estánservidos ya los cafés!-. Se acercaron a una mesa, alta pero pequeña, de maderacon 2 sillas altas también, una frente a la otra. Entonces él le reclamó: -¿Esque cómo lo haces? Yo siempre trato de que pase y ya ves que nunca lo consigo.Se supone que también es mi sueño y además siempre hago lo que tú haces paraque parezcan las cosas que tú quieres, en donde exactamente tú las quieres.¡Pero no funciona!- el chico parecía frustrado -Y siempre terminas diciendo loque yo pido y se cumple. Aprender a programar con ejemplos
-Ya te dije que es porque yo soy una bruja- le contestó ella porcentésima vez mientras probaba su café.
- ¡Oh sí, es cierto! ¿Pero cómo pude olvidarme de eso?-dijo él dándoseuna palmada en la frente, la expresión en su rostro había cambiado, ahorasonreía. -¿Ya te dije que soy un vampiro?- comentó en un susurro mientras leponía crema a su café.
-Dah, algún día me vas a creer, ya lo verás- le contestó la chica untanto divertida pasándole el azúcar.
-Bueno, si tú lo dices- él removió su café y lo probó.
-Oye, como dices que
-Carlos- se adelantó él. -Todos los días me preguntas lo mismo.
-Lo sé, pero lo que no comprendo es por qué nunca puedo recordarlo, ¿túsi recuerdas mi nombre?
-Te llamas Victoria, incluso lo recuerdo cuando despierto-. Le dijo enun tono presumido y poniéndose la mano sobre la barbilla.
-¡Ay cálmate!- contestó Vicky tomando una galleta que acababa deaparecer en su plato. -Me agradaría no tener que preguntártelo todos los días.¿Crees que algún día nos conozcamos realmente?- preguntó ella borrando susonrisa y agachando la cabeza.
-Eso espero, realmente me caes muy bien-. La sonrisa regresó a la carade Vicky, lo volteó a ver y le respondió - ¡Y tú a mí! Me la paso muy bien contigo, eres mi amigo.Nunca había conocido a alguien como tú.
Carlos no daba crédito a sus oídos -¿De verdad? Pero si sólo nosconocemos en sueños- le contestó.
-Lo sé, pero me agrada como eres. Cómo me gustaría que nos conociéramosrealmente-. Lo miró directo a los ojos,pero Carlos decidió mirar su café en ese preciso momento. Vicky lo siguió mirandopor un rato, pero él seguía sin decir palabra. Decidió terminar con su café ydeseó más que nunca escuchar ese peculiar sonido de llaves, como siempresucedía.
Cuando por fin bajo la taza a la mesa, dio una rápida mirada endirección a Carlos. No pensó que la estaría observando y menos con esos ojos,los más sinceros que jamás había visto. -Realmente me agrada estar contigo. Hellegado a confiar en ti. En verdad me gustaría que esto no fuera un sueño-.Vicky saltó de su silla y lo abrazó, de pronto tuvo una idea.
-¡Ya se! Como yo nunca puedo recordar tu nombre en la vida real y como tampoco puedo recordar tu rostrocuando despierto, vamos a hacer un pacto ¿vale?- extendió su mano y escupiósobre ella. Carlos la miró asombrado.
-¿Qué, a caso nunca habías visto a una chica hacer esto?- Vicky lo miróy señaló la saliva que estaba en su mano.
-¡Realmente no!- le contestó con una gran sonrisa. Él también escupió ensu mano y la miró. -Ahora, ¿sobre qué será el pacto?
-Si nos llegamos a encontrar en la vida real, la clave para saber quesomos nosotros será
"escaleras infinitamente cortas"- dijo Vicky emocionada.
-¿Escaleras infinitamente cortas?- preguntó Carlos extrañado. Ella se encogió de hombros y le dijo -Se meacaba de ocurrir, además es fácil de recordar, ¿te parece bien?
-Me parece perfecto.
Chocaron las manos y la saliva escurrió entre sus dedos. -¡Esto es tangenial! - exclamó ella.
-Nunca, ni en mis sueños más locos, creí hacer esto alguna vez con unachica- dijo Carlos alzando las manos y viendo como escurría la saliva y caía alpiso.
El sonido de unas llaves empezó a escucharse. Ellos se miraron, sabíanlo que ocurriría enseguida; aún podían sentir la saliva entre sus manos.
-Escaleras infinitamente cortas, no lo olvides- le dijo Carlos. Lasllaves sonaban cada vez más fuerte.
-No te preocupes- ella le guiñó un ojo -estoy segura de que esto si lorecuerdo- terminó diciendo aún con su amplia sonrisa.
De pronto, todo se volvió oscuro y lo único que podía escucharse era esesonido, el eco de unas llaves por un pasillo.
Hola a todos!!! primero que nada, gracias por leer!!!
Esta es una pequeña historia que se me ocurrió hace ya un rato pero la intención era hacerla larga. Era para el cumpleaños de mi mejor amigo, el que aparece en la historia precisamente, pero dado a que no le gustó como continuaba se me fue la inspiración y las ganas de seguirla.
Así es que siendo una especie de One Shot se quedará así por siempre... pero si alguien me motiva chance y la continuo... aunque no prometo nada.
Saqué la idea de Ojos De Perro Azul de Gabriel García Márquez.
Me harán muy feliz si me dejan comentarios!!!
besos de limon... abY
Escaleras Infinitamente Cortas - Fanfics de Harry Potter
Todo empezó a ponerse claro de repente,una chica de cabello largo negro estaba parada en un pasillo largo, volteóhacia la derecha, luego hacia la izquierda;
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2024-11-19
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