Era aterrador, lo admitía con todas sus fuerzas.Pero también admitía que jamás se había imagino en una situación parecida aesa. Su propia familia le había dicho "No festejes Halloween. Son tiempos terroríficos;sobretodo para ti". Aunque ella, la famosa Lily Evans, no le importaba en loabsoluto desde que se entero que era algo sobrenatural, una bruja, un disfraz típicoen ese día tan esperado por ella.
Era las doce en punto del mediodía, faltaba diezhoras exactas para que la música suene en el amplio Gran Comedor de Hogwarts.El hecho de que se programara para ese momento era desconocido tanto para ellacomo para Albus Dumbledore, su profesor de Transformaciones, que era la manoderecha del actual director.
Sus manos se movían grácilmente sobre los adornos delas mesas, inspeccionando que todo este en su debido lugar. Su varita permanecíaentre los dedos, esperando el momento ideal para agitarla y ordenar todo eldesastre. Aun así cada adorno, cada minúsculo detalle estaba perfecto en surespectivo lugar. Generalmente siempre terminaba regañando a alguien en asuntosimportantes, como lo era ese, pero no había pasado en toda la mañana. El equipocon el que estaba trabajando hace poco tiempo se había retirado con el ruido yla emoción para prepararse desde ya. Ella se había quedado. No tenia ganas deencontrarse con sus compañeras de cuarto gritando "¡No sé qué ponerme!""¿Cuánto falta?" "¿Me disfrazo de bruja?" "¿O de mujer araña?" "¿O de hawaiana?""¿Cuánto falta?" "¡Dios mío, Lily! ¡Ponte algo!" "¿Cuánto falta?". O bueno, esohabía escuchado mientras se despertaba de un brinco de la cama.
- - ¡Maldita sea! ¿Qué haces todavía aquí? - unavoz familiar para la pelirroja sonó desde la puerta del Comedor.
La joven giro la cabeza, asustada y sorprendida,hasta identificar a su mejor amiga y cambiar el semblante a despreocupada. Era Makenzie Blake, su amiga desde que habíaempezado sus primeros años en Hogwarts. Tenia una cabellera envidiosa, susmechones negros caían en cascadas hasta mitad de la espalda donde se transformabanen rubios intensos. No tenía ningún pariente conocido con el mismo estilo depelo; era natural, no teñido como la burlaban los de Slytherin. Sus ojos eran de una inmensidad infinita,cafés por siempre y encantadores. Su piel era medianamente morena. Era buenaamiga, leal y simpática. Nada salía de su orbita cuando se trataba de fiestas.Y nada, ni nadie, podrían arruinarle la idea de ser la primera chica con el tanpreciado vestido de Halloween que había visto en Hogsmeade. Ni tampoco ser laprimera que convesca a la sabelotodo Lily Evans.
- - Trabajo ¿Qué no te dije? - rodeó los ojos y volvióal conteo de todos los adornos. Todo debía estar perfecto.
- Sí. Pero ahora no es el momento adecuado - latomó del brazo -. Iremos a Tiros Largos para comprar lo necesario para ti. - laaferró más - Y mas vale que no te escapes.
- Keni - la llamó por su sobrenombre, el cualse lo puso en segundo año -, no sé si quiero ir. Ya sabes que yo no soy
- Chitón. Iras a voluntad o no tendré otra quearrastrarte por los pelos. - la ojiverde sonrió y, a continuación, la abrazó.
- Gracias. - se limitó a decir.
- Vamos - le dedicó una sonrisa Makenzie cuandose separaron -, te tienes que ver hermosa para que te vea el inmaduro dePotter.
- ¿Para qué voy a querer que me mire? -preguntó dudosa, enarcando una ceja - No me gusta.
- ¿No? ¿Esta segura? - Lily asintió a la últimapregunta.
- No sé por qué todos piensan eso. - agitó lavarita para arreglar unas extrañas flores negras con las que estaba peleando alprincipio de la discusión.
- Bueno
está bien. - sujetó la mano de suamiga y la separó de la mesa de Ravenclaw - ¡Ahora, vamos!
Ambas chicasdesaparecieron tras la gran puerta del Comedor como lo habían dicho el restodel equipo de trabajo. Las compañeras de habitación no se dieron cuenta quefaltaban dos jóvenes brujas. Por ende, nadie supo nada de ellas en el resto deldía hasta que se cumplieron las 8:45.
Él ya estaba vestido. Élya estaba apuesto. Él ya estaba preparado para la fiesta que, según suinstinto, seria la mejor de su corta vida. Estaba emocionado. Aunque un pocopreocupado de su mejor amigo. Remus Lupin no podía salir a la luz de la luna,de lo contrario, sufriría las consecuencias. Ya lo había discutido con él y consu grupo de amigos. Lupin no debía ir a la fiesta, aunque le doliera en lo másprofundo; por lo menos, estaba en un lugar seguro en aquellos momentos, en laCasa de los Gritos.
De nuevo, se acomodó eltraje de gala que se había comprado esa misma tarde. Se miró al espejo comotodas las mañanas y se echó el poco de perfume que le quedaba a su otro mejoramigo y casi hermano.
- ¡James! - le gritó Sirius desde la puerta delbaño - ¡Es mío! - corrió hacia la mano del pelinegro, arrebatándole labotellita.
- ¡Oh, perdón! - se encogió de hombros y caminóhasta su cama. Luego de un temporal silencio, habló - ¿A quién llevarás?
- ¿Qué? - Black parecía sorprendido ante lapregunta inusual de su compañero. Se apoyó contra la pared cruzando los brazosdelante de su pecho. Respiró hondo - Había planeado en invitar a
- cerró laboca.
- ¿A
? - lo insinuó para que continuara.
- A Blake. - dijo con rapidez y sonriendo contriunfo.
- ¿La amiga de Evans? - por alguna razóndesconocida, ambos llamaban a las chicas, sobretodo a ellas, por sus apellidos.Sirius asintió energéticamente y con orgullo.
- ¿Y tú? - Potter se encogió de hombros, denuevo. No le importaba nada en aquellos momentos, excepto el estado de Lupin.
- Invité a una chica de Hufflepuff que meacosaba siempre. - respondió con simpleza.
- ¿Tienes idea de cómo se llama?
- No - esa fue la única conversación quetuvieron hasta que llegó Peter Pettigrew elegante y emocionado, tarareando unacanción muggle. Ambos pelinegros alzaron una ceja.
- Te ves contento - exclamó Black, acercándosea su amigo.
- Así es. - una sonrisa se deslizó por elrostro de Colagusano - ¡Por fin tengo pareja, amigos! ¡Y es nada menos que JenniferReaser!
- ¿La de Slytherin? - lo interrogó luego dechocarle los cinco con la mano. Colagusano asintió.
Se terminaron de vestir,de perfumar, de mirarse al espejo y de prepararse. Ya estaban más que listos.Estaban perfectos, impecables. Ninguno se había imaginado de esa forma, alistándosepara una fiesta de Halloween, la fiesta de Las Criaturas de la Noche, la fiestaideal para ellos. Cada uno de los magos y brujas, en especial el Ministro deMagia, estaban emocionados para su propia día en el que tanto muggles y seresmágicos lo celebraban.
Bajaron tarareando la canciónmuggle de Peter, quien les había dicho el nombre "This is Halloween" ("Esto esHalloween") de una tal banda llamada Marilyn Mason. Era pegadiza, sobretodo enese día tan importante. A los pies delas largas escaleras se encontraban dos bellas chicas, hablando y riendo, comode costumbre, con sus largas y hermosas prendas.
Makenzie llevaba unvestido delicado, elegante, formal y brillante de color rojo fuego, capaz de identificarlaen medio de una multitud. Llevaba el cabello atado con elegancia sobre sucabeza, brillos dorados se desprendían de este. Algunos mechones negros descendíanpor delante de las orejas, mientras que otros, detrás de su nuca. Se podían identificarfácilmente los rubios. En los pies, unas sandalias con aguja de taco bastantescaras se asomaban por entre el corte del vestido; tenían diamantes pequeños yplateados. Blake desprendió la mirada de su amiga de Slytherin para observar aSirius, su pareja. ¡Vaya que esta guapo!,pensó la bruja. *
Mientras que Peter sólo teníaojos para Jennifer. Ella tenia como prenda un corto y provocativo vestido azul,lo contrario a Makenzie; le llegaba poco antes que las rodillas, dejando aldescubierto las largas piernas. Su melena dorada se desprendía cayendo pordetrás de la espalda, como solía estar, solamente que ahora una hebilla celesteaferraba unos pocos mechones. Tenía unas sandalias parecidas a las de Makenzie,excepto que estos tenían brillos dorados. En el instante que vio a su compañeragirar la cabeza, la imitó. En el lado izquierdo de James Potter estaba supareja de baile, Peter Pettigrew con su atuendo de gala, mostrando sus dientesblancos. Valió la pena, sonrió anteese pensamiento. *
Al mismo tiempo queSirius y Peter cortejaban a sus respectivas compañeras, James se sorprendió alver que su admiradora por siete años no se encontraba. Definitivamente, no lepensaba dar una segunda oportunidad. No se puso a lloriquear o con berrinche alno verla cerca de él. Se acercó a Makenzie. Quizás ella, como conocía a todo elcolegio, sabía por qué no estaba la de Hufflepuff.
- ¿Sabes dónde está
Jaime
Jenn
Jenna
? -dudó por unos instantes, tratando de recordar su nombre.
- ¿Jenny Clostford? - James asintió - No
sé
-Makenzie quiso desviar el tema lo más pronto posible - Creo que se quebró lapierna ¿No te lo ha dicho? - Potter negó con la cabeza - Bueno
¡Qué mal!Supongo que te quedaras sin pareja hasta que Lil
alguien aparezca. - Blake lededicó una mirada astuta y se volteo para seguir acomodando el corbatín de suchico.
James quedó perplejo.¡Lo habían plantado! ¡En el medio de la noche! Se sentía peor que de costumbre.Nadie jamás le había hecho lo mismo. Generalmente, cada una de las chicas delcolegio quedaba rendida a sus pies, listas para ser su esclava. Aunque habíauna joven brujas que no se gastaba en mirarlo, o en mandarle cartas de amor, o sonreírlecuando pasaba, ni siquiera en registrarlo en las clases de Defensa Contra lasArtes Oscuras
- ¿Todo listo? - le preguntó en un susurro Siriuscon una sonrisa a la pelinegra mientras ésta le prendí la flor roja en lachaqueta negra.
- Todo listo - su tono de voz era misterioso ydivertido. Sirius le guiñó el ojo a Peter y a Jennifer desde su posición sinque lo note James.
- Será mejor entrar, Cornamenta. Faltan veinteminutos. - le sugirió a su amigo.
Peter tomó de la mano aJennifer sin timidez y Sirius le rodeó por los hombros a Makenzie. Ambasparejas querían poner a James deprimido, y lo estaban logrando. El pelinegrobajó la mirada, avergonzado de lo que pensarían los demás alumnos al ver al muypopular y casanova sin pareja alguna. Aunque una esperanza de que algunahermosa jovencita abandonara a su mago y vaya corriendo hacia él, seguía vivaen su interior.
Pero no reaccionó cuandoestuvieron a una milésima de empujar la puerta del Gran Comedor. Su rostro palideciópor completo y sus miembros no respondían. Dejó de sentir su alrededor. Nunca podíapasar una semejante vergüenza como esa. Se vengaría de esa tal Jenny. Siriusnotó el comportamiento de su amigo y no tuvo otra manera que detenerse e irhacia él, arrastrando a Makenzie consigo. Jennifer y Peter comprendieron alinstante y, después de sonreírse con complicidad, se internaron en la multitud.
- ¿Qué pasa?
- No pienso ser el "hazme-reír" de Hogwarts poruna pendeja que no se quiso presentar. - se quejó como un niño pequeño. Porsuerte no había nadie más por allí para verlo patear el suelo con el pie.
- Ya te dije que se quebró el cuello
- ¿No era la pierna? - interrumpió Potter consospechas.
- ¡Oh! ¡Sí! ¡La pierna! - se corrigió a simisma con rapidez, tratando de disimular.
- ¡Me da igual! ¡No pienso entrar allí! ¡Esinaudito que no me avisara! ¡La odio! ¡Me arruinó la vida social! - pero algoque no se había dado cuenta era que Sirius y Makenzie lo habían dejado deescuchar para fijar la vista por detrás de la espalda de Potter - ¡Canuto! - lollamó, pasándole una mano en frente de los ojos - ¡Makenzie! - repitió lo quehizo con su casi hermano. Pero aún ninguno reaccionaba. Se dio por vencido y quisover lo que sus amigos observaban. Se volteó y vio al mismísimo ángel enpersona.
Un ángel celestialpelirrojo bajaba por las escaleras con lentitud, tratando de no caer. Sucabello fuego le llegaba hasta por la mitad de la espalda, como el de Makenzie.Este estaba libre, al viento. El vestido inexplicable y tentador que tenía era indescriptible.Descendía hasta las rodillas, dejando al descubierto las piernas. Era de colorverde bosque, el color favorito de James desde que él lo había visto en susojos. Por su cintura se distinguía una faja con unas pequeñas joyas azules yplateadas. Unas sandalias negras con piedras blancas y brillantes llamaban laatención de cualquier persona. Un collar con un amuleto extraño se posaba sobresu cuello. Estaba perfecta e impecable. *
- ¿Te quejabas de no tener pareja, James? - rioMakenzie en el oído de Potter. A continuación, Sirius y ella desaparecieron pordetrás de la espalda de Cornamenta sigilosamente. Calefactor electrico
No podía ser ella. No podíaser la autentica Lily Evans, hija de muggles. Pero aunque lo analizara concautela y con detenimiento, todo encajaba en su lugar. La chica que lo haciaponerse nervioso, balbucear cuando la veía pasar, tonto cuando ella lo miraba,estaba frente a sus ojos y, al parecer, sin una pareja en el pie de lasescaleras. Era su turno de brillar para ella.
Se acercó lo másposible. Por unos momentos, se había olvidado de respirar. Unas pequeñas gotassudorosas lo delataron.
- ¡Hey
Evans! - tartamudeo por el nerviosismo.
- ¿Si, Potter? - la pelirroja desvió la miradaal notar que unos ojos cafés no la dejaban de mirar con brillos especiales. Se sintióruborizar.
- ¿Tienes pareja? - se animó a preguntar,bajando la cabeza.
- No, ¿y tú?
- Tampoco - respondió rápidamente. La esperanzavolvió a el.
- Perfecto
Es decir, podríamos entrar los dospara
como amigos
si es que lo somos, claro
lo que quiero decir
- ya notenia escapatoria, y eso lo sabia.
- De acuerdo. ¿Quieres? - una sonrisa simpáticafue lo único que hizo mejorar el estado del mago.
Como pudo, James ignorósu timidez y tomó de la mano a la pelirroja, quien no se quejo en ningúnmomento de tal acción. Entraron con ganas de divertirse al gran salón. Ningunose imagino, ni siquiera Lily, de la decoración del estupendo lugar.
Unas calabazas naranjasy perforadas con un objeto de punta flotaban por los aires, sobre las cabezasde todos los alumnos, exceptuando algunas que se encontraban apoyadas sobre lasmesas. Las cortinas negras tapaban las ventanas y con ello, la noche lunar. Lasmesas de las diferentes casas habían desaparecido por completo, dejando en sulugar unas redondas, adornadas y elegantes con cubiertos y platos. Una enormepista de baile se encontraron todos los estudiantes y una música extraña ypegadiza sonaba en el ambiente. El director no había encargado un grupo musicalpor el miedo al destrozo, era muy cuidadoso con todo. La luz no era la mismaque el Baile de Navidad, era todo lo contario. En lugar de luminosidad blanca habíapocas velas que resplandecían en el techo. No se podía ver bien, pero a medidaque pasaba el tiempo, Lily y James, al igual que todos, se adaptaron.
Buscaron a suscompañeros con la mirada hasta que los encontraron sentados en una mesa. Seacercaron a ellos con paso veloz.
- ¿Ya te dije antes, Lily, que estas preciosa?- la cortejo Sirius desde su asiento, sin molestias de levantarse, pero lededico una sonrisa. Makenzie le dio un codazo en las costillas.
- Gracias - fue lo único que logro pronunciarla pelirroja antes de sentarse del otro lado de su amiga de la infancia - ¡Québien te ves, Jenn! - aduló a Jennifer, quien estaba al lado de Peter - Por finencontraste a alguien como ella, Pet - le susurró a Pettigrew, que le guiñó elojo.
- ¿Me puedo sentar aquí? - le preguntó James,señalando la silla libre que estaba junto a Evans. La timidez había vuelto.
- Claro - se ruborizó como su propio cabello.
- Alumnos - carraspeo Albus Dumbledore desde elasiento del director. A la ojiverde le pareció extraño. Todos voltearon a ver yun silencio sepulcral se extendió por el Gran Comedor - Primero en especial,quiero decirles ¡Feliz Día de Brujas! - los menores estallaron en aplausos -.Lo segundo, anteriormente han sufrido unos incidentes extraños hoy en día,pocos estudiantes están en Enfermería, por lo que les pido que si ven algoextraño no duden en contactarme. Durante la fiesta estaré en
- algo lo interrumpió.
De pronto, una ráfaga deviento inesperada y misteriosa sofocó a cada persona que se encontraba allí.Las velas se apagaron súbitamente, sorprendiendo y asustando. Se oyeron gritos,murmullos, risas y sollozos. La oscuridad invadió cada cuerpo. No se veía nadaen absoluto. Lily se aferró a la mano de James con miedo. Si tan solo estuviera Severus aquí, no sucedería nada malo, se dijola pelirroja, pero no. Se tuvo que ir devacaciones justo ahora, se quejó mentalmente. Más gritos inundaron el lugary todavía ningún profesor daba señal de tranquilidad.
A James se le vino a lamente una imagen muy conocida. ¡Tenia la varita en su bolsillo! ¿Cómo habíasido tan tonto de no haberse dado cuenta antes? Deslizó su mano desocupada porla chaqueta hasta encontrar un palo puntiagudo.
- Lumos - susurró, apuntando a la oscuridad.
Un rayo de luz celestese desprendió de su varita, iluminando la mayor parte de su alrededor. Aunque habíabastante luz no pudo localizar ninguno de sus amigos en los asientos. Sirius,Peter, Jennifer, Makenzie, todos se habían desvanecido. Temió lo peor. Giró lacabeza y, fue entonces, cuando pudo respirar aliviado. No se dio cuenta de quetenia aferrada la mano con la de Lily. Se levantó, arrastrando con él a suamiga. Ambos estaban preocupados y asustados. No estaban sus amigos. No estabanadie. Aun seguían escuchando los gritos, pero por mas que quisieran seguirlos,esos llamados de suplica se fueron agotando.
Entonces, se dieroncuenta que estaban atrapados. Se encaminaron hacia la puerta pero no laencontraron por ninguna parte. Dumbledore, McGonagall, Black, Blake, Pettigrew,Reaser
no estaban. ¿Cómo?
- ¡Canuto! ¡Colagusano! - gritó con miedoJames. Nadie contesto - ¡Vamos! ¡No da risa! ¡Si es una broma ya la puedencortar! - su voz se fue apagando a medida que cada palabra salía de su boca.
- ¡Por favor, Keni! ¡Sabes que no me gustanestos juegos! - sollozó Lily en vano. Se acurrucó al pecho de Potter, tratandode aguantar las lágrimas.
Esquivaron como pudieronlas mesas que se interponían en su camino. Giraron sobre un eje, buscando unaseñal de vida. Trataron de iluminar el salón, pero, aunque lo logaron, noencontraron a ninguna persona. Y sabían que en ese baile se encontraba todo elcolegio. No tuvieron otra alternativa que permanecer en el centro de la pistade baile. Lily flaqueo y cayó al suelo por los temblores de sus piernas.Arrastro al suelo a James, todavía estaba tomado de su mano. Tenían un miedoinsoportable. Jamás lo habían sentido. Miles de gotas cayeron por la mejilla dela ojiverde. Sollozó en silencio mientras se escondía entre los brazos de sucompañero. La varita aun seguía iluminando el vacio.
¿Cómo era posible quepasara semejante apagón en el principio del baile? ¿Por qué pasaba eso? ¿Dóndeestaban sus amigos? ¿Qué le había pasado a todo el mundo?
- James - un susurró tenebrosose oyó en la oscuridad. Esa voz puso en alerta a ambos. Evans dejo de llorarmientras que a Potter se le ponía los pelos de punta - Lily - un par de ojos rojos carmesí se distinguieron. La pelirroja sintióel peor miedo de su vida. De lejos, un aullido de un lobo penetró las paredesde la Casa de los Gritos - Muerte -esa palabra basto para que la joven volviera a desesperarse. Se paró de unbrinco.
- Quédate aquí, Lils. - la bruja se sorprendióde que él usara el mismo apodo que le decía Makenzie. Más lagrimas surgieron delos hermosos ojos verdes - No llores. - quiso tranquilizarla el pelinegro - Iréa ver qué es eso. - definitivamente, había sido escogido para Gryffindor.
- ¡No! - sollozó más fuerte la chica - ¡Novayas! - tenia de frente a su amigo, viéndole los resplandecientes ojos.
- Calma. - respiró hondo - ¿Tienes la varita? -preguntó con tranquilidad.
- No - negó con la cabeza.
- De acuerdo. Quédate con esta. - le pasó suarma por la mano. Pero cuando estaba dispuesto a voltearse, algo lo detuvo.
- Por favor, James, no me dejes. - sollozó - Noquiero estar sola. Por favor. - necesito la ayuda de los brazos del otro paraseguir en pie.
- No te dejaré. - la sujetó de los brazos y laabrazó con fuerza infinita. Lily lloró con mucho miedo en su hombro - Jamás loharé.
- Muerte
Muerte
Muerte
Muerte
Muerte
Muerte
Muerte
- las palabras tenebrosas sonaban en laoscuridad, pero ya no era una voz, eran muchas. Y ente ellas, James pudoidentificar la de Sirius.
- ¡No! - gritó Lily, rodeando con la varita sucuerpo y el de James. No había nada detrás de su espalda - ¡Cállense! - elmiedo y la desesperación la atormentaron.
- ¡Calma, Lily! ¡Todo está bien! - la abrazó y tranquilizó,lo último en vano.
- ¡No te vayas! - suplicó de nuevo.
James lo tomó el rostro entrelas manos. Aunque estuvieran en una oscuridad infinita, sus ojos se distinguíanfácilmente. Café con verde encajaban a la perfección. Una chispa de alegría,amor, cariño y deseo se desprendían de estos. Cuando las interminables vocesdel vacio parecían tragárselos, ocurrió algo inesperado para los dos. Suslabios estaban tan cerca como jamás. Las respiraciones casi se volvían una. Derepente, James posó su boca sobre la suya. Un beso esperado por siete largosaños tanto como para ellos como para los estudiantes, y profesores, de todoHogwarts. Sincronizaron con armonía. Se amaban, y eso era lo importante en una relaciónmágica. Estaban unidos.
No llego a un segundoplano el beso, cuando una luz sofocante y sorprendente se prendió sobre suscabezas. Era tremendamente lumínica. Se separaron por la sorpresa. La luz habíavuelto y con ella los alumnos y maestros del colegio. Cada uno de los presentestenía ojos para la hermosa parejita feliz. Miles de pares de miradas observabanal casanova Potter y a la sabelotodo Evans, besándose con amor.
Ambos se pusieron rojoscomo el cabello de la joven. El miedo se había transformado en nervios. Los habíanagarrado en una situación bastante prometedora. Alejaron el cuerpo del otro ybajaron la mirada, avergonzados. Los aplausos de los espectadores llenaron ellugar. James localizó a Sirius entre la multitud; él aun seguía junto aMakenzie, parecía que tenían algo mas que una amistad. También estaban Jennifery Peter, tomados de la mano.
- Parece que fue todo
- le susurró James aLily en el oído, provocando que ella se estremeciera.
- Una broma - Sirius se acercó, seguido deMakenzie, Jennifer y Peter hacia donde estaban ellos -. Pero con buena intención.- Black le dedicó una sonrisa a la pareja.
- Parece que sí - murmuraron a la vez Potter yEvans, sin el sonrojo en sus rostros. Habían tomado una sorpresiva confianza eluno con el otro.
- Muy bien
- quiso desviar la tensiónJennifer.
- ¿Qué les parece si vamos a bailar? - de pronto,la música comenzó a escucharse de fondo y Dumbledore se encontraba cerca de lamesa de profesores, observando con detenimiento la escena producida momentosatrás. Definitivamente, darle el permiso a Black para hacer todo eso fueexcelente.
- De acuerdo
- la emoción de la rubia Reasercontagió a Peter, quien lo arrastro hasta la pista del baile, que se encontrabarepleta de demás estudiantes.
- ¿Me concedes este baile, Keni? - Sirius tomóde la mano a Makenzie y se le llevó donde Pettigrew y Reaser.
- ¿Vamos a
? - James fue interrumpido por unbeso de Lily sobre sus labios. Ya estaba claro, él estaba enamorado y no lo podíareprimir.
Luego del beso, Evansaferró su mano contra la de él y se instalaron en el baile. No se supo nada deellos hasta 3:45 de la mañana, la hora en la que se debía terminar la fiesta.
Lily Evans y JamesPotter tuvieron el honor de conocerse más de lo que ya se conocían en un díaespecial para ellos, Halloween.
Porque el Día de LasBrujas, reemplazó el Día de San Valentín. Para esa pareja, sus primeros días devida acababan de empezar.
..
Hey! Mi Primer Fic deMerodeadores!
Tenganme paciencia
! Yase que fue de lo peor
Solo quiero saber si memerezco un comentario o un favorito..
Graciias..
Espero que les hayagustadoo
Vestido de Makenzie: https://www.aquimoda.com/wp-content/uploads/2011/04/rojos1.jpg
Sandalias de Makenzie: https://www.tengounafiesta.com/blog/wp-content/gallery/zapatos-de-15/sandalias-plateadas.jpg
Vestido de Jennifer: https://www.vestidosde.info/wp-content/uploads/2010/11/Vestidos-azules-cortos-2.jpg
Sandalias de Jennifer: https://img.chicade15.com/wp-content/uploads/2010/03/monet-12.jpg
Vestido de Lily: https://img.chicade15.com/wp-content/uploads/2009/02/verde-2.jpg
Sandalias de Lily: https://1.bp.blogspot.com/-d12XjDqtErM/TdibCdtRhYI/AAAAAAAAANY/tNngmNLTDgc/s1600/sandalias_brillantes.jpg
Besooss
Los Ama, Sky
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Esto es Halloween - Fanfics de Harry Potter
Era aterrador, lo admitía con todas sus fuerzas.Pero también admitía que jamás se había imagino en una situación parecida aesa. Su propia familia le hab�
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2023-02-27
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