¡Feliz cumpleaños, Min! - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Albus Dumbledore miraba el calendario, con una sonrisa suave. No era evidente para muchos alumnos, puesto que su despacho estaba repleto de un sin fin de cosas. ¡Resultaba imposible enfocar la vista en un solo punto! Era mejor deshacerse de algunas cosas, aunque él resultaba ser un poco atávico y se le hacía complicado deshacerse de una larga cadena de objetos acumulados por la sucesión de directores que pasaron a través del castillo.
En fin, seguramente si alguien viera lo que estaba escrito sobre las fechas con enormes y descoloridos círculos rojizos, se darían cuenta de que los profesores solían celebrar sus cumpleaños y muchos niños los atosigarían hasta volverlos locos.
Bueno, no los celebraban. Él los obligaba a celebrarlo. ¡Era muy divertido y amaba comer pastel! Los elfos hacían un delicioso pastel de moras rojas y fresas. El preferido de Minerva McGonagall.
Como fuera, ese año tenía que ser especial. ¡Algo nuevo se le tenía que ocurrir! Pero ya no tenía muchas ideas. Bueno, si eras tan viejo como él, seguro mirabas muchos cumpleaños.
Tenía que pensar en algo. Y mientras estaba de espaldas, contemplando el cielo raso a través de un largo ventanal, junto a Fawkes, Severus Snape entraba en el despacho. Con su usual rostro que decía algo similar a: "Más vale sea algo importante, estoy muy ocupado y no tengo tiempo para divagaciones".
Señor...
¡Ah, Severus! Qué bueno que ya estás aquí. ¡Ya estaba comenzando a creer que no querrías venir, pese a que es la segunda vez que te mando a buscar!
He estado algo ocupado. Ya sabes, muchos informes que corregir y muchos ceros que colocar. No es sencillo, aunque así lo creas.
Dumbledore sonrió dándose la vuelta y caminando de regreso a su silla. Se sentó allí mientras Fawkes se posaba en el respaldar de la silla que Severus ocupaba, mientras el hombre le acariciaba el largo plumaje rojo fuego.
Un día hablaremos de eso, pero por ahora... meditó, llevándose un dedo a la barbilla. como sabes, hoy es el cumpleaños de Minerva. Ya pedí que hornearan su pastel favorito e incluso, que adornaran en salón de maestros. Estaba pensando en adornar el comedor, para que los niños coman ese pastel en el banquete y podamos brindar por ella. ¿Qué piensas?
Reverenda estupidez. Normalmente sin consultarle a la mujer. Pero bueno, ¿por qué se iba a inmiscuir? Con tal de que no le pidiera ayuda, todo estaba bien. No le interesaba.
Como sea comentó Snape, apoyando un brazo en la mesa y su cabeza sobre su mano. Dando la apariencia de estar aburrido.
Sabía que te encantaría la idea. ¡Ahora, el problema es el regalo! suspiró con una sonrisa. le hemos dado tantas cosas. No creo que podamos superar la fiesta del año pasado.
Severus Snape inspiró en su asiento y recordó lo que había sucedido el año pasado. Dumbledore se había ido de viaje y había regresado con una absurda idea muggle Una subasta. había ofrecido su "cuerpo" al profesorado femenino y Snape a sabiendas de que nadie lo compraría, se sentía confiado.
Pero se había equivocado. Minerva había "pagado" por él y había tenido una tarde "romántica" con aquella mujer. ¡Y no había sido agradable! Estaba seguro de que ella le hacía "ojitos", mientras estaba sentado frente a ella, en una cena de cumpleaños.
Y desde entonces, cuando pasaba por los pasillos, de vez en cuando, solía suceder eso. Ojos brillantes. ¡Suprimió un escalofrío! Y detestaba pensar en el cumpleaños del resto de las mujeres en Hogwarts. Porque no eran "hermosas" como para soñar con ellas. Incluso Sinistra.
¿No me harás desnudarme esta vez, cierto? suspiró Snape y Dumbledore rió suavemente.
Esa poppy. Fue un año divertido.
Snape respiró pesadamente y Albus negó con la cabeza, volviendo a sonreír y levantándose de la silla para pasear alrededor de su joven pupilo.
No, Severus. Esta vez tenemos que hacer algo distinto. Algo más "tradicional", tú entiendes.
Pues no sé qué es lo que quieres que haga. Además, sabes que no tengo imaginación para estar pensando en regalos a tus admiradoras.
Minerva no era su admiradora. ¿O sí? Negó suavemente con la cabeza y observó a su alrededor. Ella era muchas cosas. Una excelente profesora, una gran mujer aunque muy seria y poco sensible de vez en cuando. Estricta. Además de que su forma metamórfaga era un gato.
Sabía muchas cosas de ella, pero no tenía idea de qué se ajustaba más a su perfil. Y Snape negaba cuando hablaba de una foto suya utilizando eso que los muggles llamaban: "traje de baño".
¡No se le ocurriría nada a tiempo! Y el almuerzo estaba por comenzar. Habían cocinado los platillos favoritos de Minerva y bueno, tenía que entregar el regalo en el mismo momento en el que diera sus acostumbradas palabras.
Severus decía que resultaba bochornoso, pero él creía que solo estaba celoso.
Bien, habían dado vueltas y vueltas alrededor del despacho durante dos horas. Todas las sugerencias, Snape las consideraba como tontas. Eso de una poción de amor. Esas mujeres eran capaces de rociarlo con eso.
¡Me rindo, Severus! Creo que mejor será que le de el acostumbrado beso en la mejilla o que bailemos algo en medio del comedor con los niños.
Mejor así, sí. Nada que lo comprometiera.
Aquel almuerzo iba a resultar el peor. ¡Quería darle algo muy bueno a Min! Pero supuso que se resignaría a lo planificado. Severus asintió en silencio, mientras comenzaba a caminar de vuelta hacia las escaleras de mármol y hacia su despacho.
Bueno, quizá probaba un poco de ese pastel y luego volvía a las correcciones. Estaba en un dilema. Si ponerle "cero" al ensayo de Neville o poner algo como: "Eres un descerebrado inútil y bueno para nada".
Sonaba tentador, pero Albus le leería la cartilla de buenos modales, etc etc.
Inspiró, caminando de regreso a su despacho. Mientras caminaba, escuchó una especie de "meep". ¡Sabía lo que significaba! Esa condenada Sra. Norris y ese bendito Filch. ¡Por Merlín! Detestaba que esa gata husmeara en sus cosas, dentro de las mazmorras. La excusa de Filch era la misma de siempre:
"Lo siento, profesor Snape. Ella solo busca ratones y las mazmorras es un buen lugar para que ellos se oculten"
¡Tonterías!
Continuó su camino y encontró la puerta entre abierta. ¡Bien, esa bendita señora Norris! Iba a terminar cociéndola en una poción o algo por el estilo. se adentró en el despacho y miró a los alrededores. El meep se hacía cada vez más ruidoso, conforme se acercaba a su escritorio.
Y lo encontró. Era un pequeño gatito negro, que metía las patas y prácticamente la cabeza, sobre un tintero que había dejado encima del mueble, y rodaba sobre los ensayos, dejando todas sus huellas.
Parecía divertido.
¡Pero qué demonios! ¡Tú, saco de pulgas sarnoso...¿de dónde has salido?!
El gatito se echó en la mesa y giró sobre sí mismo, esperando que Snape rascara su panza. Negó con la cabeza y caminó de regresó a la puerta. Señaló la salida.
¡Sal de aquí!
Pero el gato se había bajado de un salto y corrió hasta sus pies, ronroneando, pasando entre ellos.
No. No te tendré aquí ni serás mi mascota. ¡Sal de aquí, he dicho!
Se había inclinado para tomarlo, mientras el gatito lamía y mordisqueaba sus manos.
¡Detente de una buena vez! ¡Basta! dijo, cuando intentaba lamerle el rostro. Te llevaré con Filch...él sabrá qué hacer.
Caminó a través de los pasillos, hasta el almacén del conserje. Filch organizaba una gran cantidad de cosas. Cosas de la fiesta mientras gritaba que no limpiaría el papelillo ni los lacitos.
¡Filch! He encontrado esto en mi despacho y a no ser que tú no sepas de dónde vino, será mejor que te deshagas de él o ella. ¡Pronto!
Filch miró al animal, que Snape sostenía apenas por el lomo. maullaba, mientras él trataba de identificarlo. Hogwarts solo tenía un gato. Y esa era Norris.
Lo siento profesor Snape, en mi vida he visto un animal como ese.
Antes de que Snape pudiera hablar, el gatito había resbalado de sus manos y caído sobre sus patas, de forma aparatosa. Corrió dentro del almacén y Filch observó como revolvía las cajas que tan meticulosamente, había organizado.
¡No, bestia! ¿Qué crees que haces?
Había dejado huellas de tinta por todas partes y algunos lazos se habían enredado en su cabeza, mientras este luchaba por quitárselos, con las patitas. Muy torpemente.
No había solución más que dárselo a algún niño o soltarlo en el bosque prohibido.
¿Y que fuera comida de algún animal salvaje?
Tal vez.
Sí, Severus podía ser retorcido cuando quería.
Y mientras caminaba con aquel pequeño gato, por los pasillos, Minerva caminaba en sentido contrario. Usualmente muchos dirían algo como: "¡Felicidades por tu cumpleaños!". Pero él no era de esas personas usuales.
Apenas pasaba, sin prestar mucha atención.
Pero Minerva lo detuvo.
Severus, ¿podrías decirme qué quiere Albus? Dice que vaya al gran comedor, pero el almuerzo no empieza sino dentro de media hora. Dice que es algo muy importante.
¿Lo decía?
¿Le arruinaba la sorpresa?
Y yo que sé. ¡Ha de estar planificando alguna tonta celebración! Merlín sabe, de donde saca esas festividades extrañas.
¡Claro! Eso era...¡su cumpleaños!
¡Oh, es entonces eso! Por supuesto, ahora comprendo. Aunque supongo que tendrá uno de esos regalos bochornosos. ¿No es cierto, Severus?
Snape inspiró, llamando a su paciencia. No iba a desnudarse/venderse o cualquier estupidez que se les ocurriera.
En realidad...aún no tiene...
Seguramente resultará ser algo adorable. ¡Albus tiene buen gusto para esas cosas!
Claro. Y ella no veía el resto. Demasiado devota.
¡No puedo esperar para ver el regalo!
Pues se iba a llevar una gran desilusión, puesto que no tenía uno. Meditó. Una lástima. Pero bueno, no siempre se podía. Quizá para el próximo año...y...
¡Pero no podía pensar con ese ruidoso meep! Tenía que deshacerse de ese bendito gato...
Y entonces...¡un momento!
¡Claro!
En realidad, lo tengo en los brazos. Estaba más limpio, pero ya sabes como son estos animales. No dejan de hacer desastres. Dumbledore sabe cuánto te gustan los gatos y lo compró. Tómalo.
No sabía de dónde rayos había salido, pero bueno, al menos se podía deshacer de él.
¿Y tú mismo me lo has traído? Sin duda, eso es muy agradable de tu parte, Severus.
En realidad...¿y qué diablos importaba?
Pues...eso creo. Y ahora bueno, te espera en el comedor. Si pregunta, te encantó el regalo.
Minerva asintió en silencio y con una sonrisa suave. Antes de que se alejara por el pasillo contrario, suspiró y se dio la vuelta.
¡Ay Severus, cada año más atractivo!
Negó con la cabeza en cuanto la mujer no lo veía y reprimió un escalofrío.
Iba a matar a ese anciano. ¡Un día! Y bueno, al menos se había librado de aquel misterioso visitante.
Curiosidades del destino, que le tocara a él entregar el regalo.
Y en la cena, Albus no lo comprendía. Ella estaba encantada con un gatito que él ni siquiera había comprado. Pero fingía que sí, mientras Minerva depositaba un beso en su mejilla y bueno, eso lo hacía feliz.
Alzó la mirada para observar entre los profesores y allí estaba Snape, comiendo un poco de pastel.
¡Seguro él lo había hecho todo! Ahora le debía una.
Quizá para su cumpleaños, podría traerle algo muy especial. Quizá una hermosa dama que le hiciera compañía. O tal vez, le podía regalar una pluma con tinta que nunca se secara, para que siguiera poniéndole ceros a los estudiantes.
Algo especial. Cosas suyas.

 

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Albus Dumbledore miraba el calendario, con una sonrisa suave. No era evidente para muchos alumnos, puesto que su despacho estaba repleto de un sin fin de cosas

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2023-02-27

 

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